17362892 Beashley W G Historia Contemporanea de Japon 5

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Beashley, W.G., Historia Contemporánea de Japón. Alianza, Madrid, 1995. Capítulo 10 Soldados y patriotas, 1818-1933 Como portavoces de un monarca «trascendental», en teoría absoluto pero en la práctica una hechura de sus ministros, los dirigentes de la era Meiji, concretamente los integrantes del Genro, se habían autoasignado la tarea de coordinar un sistema de gobierno cuyos diferentes elementos eran individual y no colectivamente responsables ante el trono. Era su autoridad personal, extra-constitucional y ejercida en nombre del emperador, lo que conjuntaba en un todo funcionable a ministerios, fuerzas armadas, Consejo Privado y Dieta. Al llegar los años veinte, esa autoridad, por la edad y por la muerte, había desaparecido. Ningún sucesor — ciertamente tampoco Saionji, el único superviviente del Genro— fue capaz de heredarla intacta. Lo que es más, el gabinete, instrumento principal del ejercicio de esa autoridad, demostró ser ahora demasiado débil para imponer prioridades, quizá porque el Genro lo había mantenido así. La consecuencia fue una situación en la que era más fácil mantener el orden entre el pueblo que entre los gobernantes. Varios componentes de la maquinaria del gobierno —especialmente el ejército, pero también la cámara baja de la Dieta gracias a Hara— competían entre sí para controlar las decisiones de política o, si no lograban ese control, reclamaban el derecho al veto en aspectos particulares de la politica en virtud de sus poderes designados. Hay semejanzas entre esta situación y la existente en los últimos años de la era Tokugawa. En los dos periodos demasiado poco de lo que ocurría era por mandato de los gobernantes nominales de Japón. En los dos también la gente estaba dividida por creencias a las que se aferraba fanáticamente y que estaba dispuesta a poner por encima de la ley. Incluso las cuestiones eran aproximadamente las mismas. En los años treinta del siglo xx, como en los sesenta del siglo xix, había dos cuestiones en el candelero: la capacidad japonesa de mantener un «buen» lugar en el mundo de cara a enemigos externos, y el grado en el cual el ser «japonés» debía ser sacrificado para ser «moderno». Pese a todos los cambios efectuados en la sociedad y en la economía entre uno y otro periodo, no era inapropiado que los activistas de la primera parte de la era Showa (es decir, el reinado del emperador Hirohito, 1928-1989) hablaran de otra Restauración y usaran un vocabulario que evocaba el de los «hombres de espíritu» del tiempo de los Tokugawa. De esos activistas, de sus aliados y de sus ideas se va a ocupar principalmente este capítulo. La cuestión china China, como se ha visto, se presentaba como una cuestión muy importante en el conjunto de las ideas japonesas sobre el mundo exterior. Para algunos japoneses, los dos países, habiendo compartido la experiencia de estar sometidos a los tratados desiguales, tenían el deber de colaborar para resistir el dominio de Occidente en el Asia oriental. La revolución contra los manchúes les había alentado a creer que China podía estar preparada a asumir esa tarea. Tarea que otros consideraban un deber primordial de Japón, pues China había demostrado ser demasiado débil para hacer algo más que ofrecerse como mercado y fuente de materias primas que, por otro lado, a Japón le servirían muy bien para poder llevar a cabo tal tarea. El corolario de los dos razonamientos era que Japón necesitaba proteger a China de las potencias extranjeras al tiempo que mantenía sus privilegios en este país y que convencía a su pueblo para que los aceptaran. 1

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  • Beashley, W.G., Historia Contempornea de Japn. Alianza, Madrid, 1995.

    Captulo 10

    Soldados y patriotas, 1818-1933

    Como portavoces de un monarca trascendental, en teora absoluto pero en la prctica una hechura de sus ministros, los dirigentes de la era Meiji, concretamente los integrantes del Genro, se haban autoasignado la tarea de coordinar un sistema de gobierno cuyos diferentes elementos eran individual y no colectivamente responsables ante el trono. Era su autoridad personal, extra-constitucional y ejercida en nombre del emperador, lo que conjuntaba en un todo funcionable a ministerios, fuerzas armadas, Consejo Privado y Dieta. Al llegar los aos veinte, esa autoridad, por la edad y por la muerte, haba desaparecido. Ningn sucesor ciertamente tampoco Saionji, el nico superviviente del Genro fue capaz de heredarla intacta. Lo que es ms, el gabinete, instrumento principal del ejercicio de esa autoridad, demostr ser ahora demasiado dbil para imponer prioridades, quiz porque el Genro lo haba mantenido as. La consecuencia fue una situacin en la que era ms fcil mantener el orden entre el pueblo que entre los gobernantes. Varios componentes de la maquinaria del gobierno especialmente el ejrcito, pero tambin la cmara baja de la Dieta gracias a Hara competan entre s para controlar las decisiones de poltica o, si no lograban ese control, reclamaban el derecho al veto en aspectos particulares de la politica en virtud de sus poderes designados.

    Hay semejanzas entre esta situacin y la existente en los ltimos aos de la era Tokugawa. En los dos periodos demasiado poco de lo que ocurra era por mandato de los gobernantes nominales de Japn. En los dos tambin la gente estaba dividida por creencias a las que se aferraba fanticamente y que estaba dispuesta a poner por encima de la ley. Incluso las cuestiones eran aproximadamente las mismas. En los aos treinta del siglo xx, como en los sesenta del siglo xix, haba dos cuestiones en el candelero: la capacidad japonesa de mantener un buen lugar en el mundo de cara a enemigos externos, y el grado en el cual el ser japons deba ser sacrificado para ser moderno. Pese a todos los cambios efectuados en la sociedad y en la economa entre uno y otro periodo, no era inapropiado que los activistas de la primera parte de la era Showa (es decir, el reinado del emperador Hirohito, 1928-1989) hablaran de otra Restauracin y usaran un vocabulario que evocaba el de los hombres de espritu del tiempo de los Tokugawa. De esos activistas, de sus aliados y de sus ideas se va a ocupar principalmente este captulo.

    La cuestin china

    China, como se ha visto, se presentaba como una cuestin muy importante en el conjunto de las ideas japonesas sobre el mundo exterior. Para algunos japoneses, los dos pases, habiendo compartido la experiencia de estar sometidos a los tratados desiguales, tenan el deber de colaborar para resistir el dominio de Occidente en el Asia oriental. La revolucin contra los manches les haba alentado a creer que China poda estar preparada a asumir esa tarea. Tarea que otros consideraban un deber primordial de Japn, pues China haba demostrado ser demasiado dbil para hacer algo ms que ofrecerse como mercado y fuente de materias primas que, por otro lado, a Japn le serviran muy bien para poder llevar a cabo tal tarea. El corolario de los dos razonamientos era que Japn necesitaba proteger a China de las potencias extranjeras al tiempo que mantena sus privilegios en este pas y que convenca a su pueblo para que los aceptaran.

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  • Hasta 1917 esa proteccin se haba ideado como orientada a limitar el crecimiento de las esferas de influencia occidental en China y a prevenir la particin territorial. Sin embargo, al estallar la Revolucin Rusa, la situacin cambi. No se trataba slo de que los bolcheviques podian renunciar a los acuerdos entre Japn y la Rusia zarista de cooperar en la defensa de sus respectivos intereses en Manchuria, sino que adems exista el peligro muy real que para la estabilidad de todo el Asia oriental podran tener las ideas comunistas si penetrara en China el movimiento revolucionario. Esto, a su vez, hara peligrar los privilegios econmicos inherentes al sistema de tratados portuarios y del cual dependa la prosperidad japonesa. Cmo responder a la Revolucin Rusa era, por lo tanto, un test para la poltica japonesa en su sentido ms amplio.

    Dentro de Japn, las opiniones al respecto estaban muy divididas, como cabra esperar por los desacuerdos surgidos en los ltimos diez o quince aos. Los estadistas ms altos y el Ministerio de Exteriores, apoyados por los lideres de los partidos polticos, ponan de relieve la cooperacin con Gran Bretaa y Estados Unidos sealando los beneficios econmicos que de ello se derivara. El ejrcito, especialmente el ejrcito de Kuantung, contemplaba la perspectiva de una intervencin contra los bolcheviques a nivel ms continental, como algo que ofrecera la posibilidad de crear un estado ttere anti-bolchevique en las provincias orientales de Rusia, dotndose as a Manchuria de un tapn en su frontera del norte. Como haba ocurrido en otras ocasiones, en Tokio predomin el planteamiento internacional, si bien el ejrcito vio que era ms fcil perseguir sus objetivos en el campo.

    El no ponerse de acuerdo en la va a seguir tuvo paralizada varios meses la toma de decisiones polticas, y Estados Unidos, cuya cooperacin se juzgaba esencial, empez a re-celarse algo de los motivos japoneses. Despus, en junio y julio de 1918, las tropas checas, logrando abrirse paso en la Rusia europea en un intento de proseguir la guerra contra Alemania pese a la rendicin rusa, capturaron Vladivostock y las secciones orientales del ferrocarril transiberiano. Esto dio motivo a Estados Unidos para proponer operaciones li-mitadas con el fin de cubrir la retirada checa. El gobierno de Terauchi accedi, consintiendo el 2 de agosto en que cada pas enviara a Siberia una divisin apoyada por una fuerza ms pequea en el norte de Manchuria, mientras otros aliados aportaran contribuciones simblicas.

    A pesar de este arreglo, lo que en realidad se llev a cabo fue el plan anterior del ejrcito japons o algo muy parecido. Antes de acabar el ao 1918, haba cuatro o cinco divisiones japonesas operando en la cuenca del Amur y en el control del ferrocarril que en direccin al oeste llegaba a Baikal. Pero ni siquiera esto represent ms de un xito parcial. El coste fue enorme; los altercados entre los aliados eran constantes y no hubo ningn grupo de rusos anti-bolcheviques capaz de establecerse en la zona como gobierno estable. En noviembre de 1919, la marcha de los soviticos hacia el este desde la ciudad de Omsk era ininterrumpida. En enero de 1920, Washington llam a sus tropas con el pretexto de que los checos haban sido evacuados y de que no poda hacerse ya nada til. El ejemplo fue rpidamente seguido por Gran Bretaa, Francia y Canad, quedando solamente Japn, que poco despus extendi sus operaciones a Sajalin como represalia por una masacre de japoneses en Nikolaevsk. Pero ni siquiera los japoneses estaban dispuestos a aguantar mucho tiempo el peso ellos solos. En octubre de 1922 se replegaron del Amur y en 1925 evacuaron Sajalin.

    Mientras tanto quedaban sin resolver otras cuestiones tocantes al Asia oriental y que afectaban muy de cerca a ingleses y americanos. Japn y Estados Unidos estaban embarcados en una disputa sobre la emigracin a California. Tanto el gobierno de Gran Bretaa, como el de Estados Unidos buscaban formas de reducir o limitar las ganancias chinas que haba

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  • realizado Japn durante la guerra y de proporcionar un mejor marco para los derechos del sistema de tratados portuarios a la luz del aumento del nacionalismo chino. Estados Unidos estaba adems alarmado por las implicaciones de la alianza anglo-nipona en el contexto de un posible conflicto con Japn, como tambin por la competencia por armamentos navales desatada entre las potencias. En consecuencia, Estados Unidos invit a los representantes de los pases con algo en juego en estos asuntos, incluyendo a China, para que se reunieran en una conferencia en Washington que comenz en noviembre de 1921.

    En los tres meses siguientes se lleg a varios acuerdos importantes. Sobre armamento naval se decidi limitar el volumen y la capacidad artillera de los navos ms importantes y fijar el tonelaje de la marina norteamericana, britnica y japonesa en una proporcin respectiva de 5 :5 : 3. Japn, a requerimiento de un poderoso grupo de su alto mando naval, haba empezado pidiendo ms, pero le convenci a aceptar, a cambio, la promesa de que se detuviera la construccin de las fortificaciones navales en Guam, Hong Kong y Singapur, con lo cual lograba la hegemona naval en el Pacfico occidental. En contra de esto tuvo que situar la prdida de su alianza con Gran Bretaa. El Pacto de las Cuatro Potencias, en diciembre de 1921, sustituy esa alianza por un acuerdo ms vago en virtud del cual Gran Bretaa, Francia, Japn y Estados Unidos concertaban el respetarse los derechos en Asia oriental y el consultarse en caso de crisis.

    En cuanto a China, el Tratado de las Nueve Potencias, firmado por Blgica, Italia, Holanda y Portugal, adems de China y las partes del Pacto de las Cuatro Potencias, fue firmado en febrero de 1922. Se prometa en l reconsiderar las provisiones arancelarias y de extraterritorialidad del sistema de tratados portuarios y corregir los tpicos relacionados con la poltica de Puerta Abierta. Las potencias se comprometan a respetar la independencia y la integridad de China y evitar cualquier ingerencia en los esfuerzos de China para desarrollar y mantener por s misma un gobierno efectivo y estable (artculo 1). No se estableca ninguna estructura para hacer cumplir esas promesas, pero al menos los delegados chinos y japoneses pudieron llegar en este contexto a un acuerdo aparte sobre Shantung. Japn prometa devolver el territorio arrendado de Kiaochou y retirar sus tropas del ferrocarril de Tsingtao-Tsinan, y China se comprometa a comprar el ferrocarril y a transferir los antiguos derechos mineros alemanes a una compaa sino-nipona.

    Este acuerdo dejaba entrever que el objetivo de Japn despus de la Conferencia de Washington era instalarse en China. El arquitecto de la nueva poltica sera Shidehara Kijuro, diplomtico de carrera y ministro de Exteriores en 1924-1927 y 1929-193 1, cuya esposa, como la de Kato Takaaki, perteneca a la familia Iwasaki, propietaria de Mitsubishi. Esta conexin contribuy sin duda a su fe en la diplomacia econmica, es decir, la promocin en ultramar de las inversiones y del comercio japons. En cuanto que esto se refera al continente asitico, las implicaciones, a su entender, significaban una negativa a emprender aventuras territoriales que pudieran daar al comercio (Manchuria slo era un caso especial). En otras palabras, Shidehara buscaba conservar en lo posible el sistema de tratados portuarios, colaborar estrechamente con ingleses y americanos y entenderse con el nacionalismo chino.

    Lamentablemente, los diversos ingredientes de esta poltica demostraron ser incompatbiles. Las Veintin Peticiones, las negociaciones de Versalles y la presencia constante de Japn en Manchuria, en donde el cabecilla militar, Chang Tso Lin, tanto dependa de la ayuda japonesa, haban hecho de Japn un blanco del resentimiento chino. Por ser el nacionalismo de los aos veinte una fuerza capital en la poltica china, ningn gobierno de Pekn podra permitirse el lujo de ignorarlo en sus relaciones diplomticas. Adems, la interpretacin de

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  • Shidehara de la diplomacia econmica le dificultaba a l mismo el proseguir con la revisin de los tratados desiguales, lo cual socavara las ventajas japonesas no obstante las promesas hechas en Washington. En esto Shidehara se vio en discrepancias con Gran Bretaa y Estados Unidos. Por eso, cuando en 1925-1926 se iniciaron las discusiones sobre reforma arancelaria, insisti en adoptar medidas que protegieran los mercados textiles de Japn y ofrecieran alguna esperanza de devolver los prstamos de Nishihara. De forma parecida, en la negociaciones sobre extraterritorialidad de 1929 y 1930 intent poner aparte la posicin de Japn en Kuantung y en el sur de Manchuria. Ninguna de esas cuestiones haba quedado solucionada de forma satisfactoria antes de que en 1931 ocurriera el incidente de Manchuria, modificndose toda la estructura de las relaciones sino-niponas.

    De esa forma, con toda su voluntad de trabajar y dentro de un orden en China que a muchos japoneses les pareca pensado sobre todo en beneficio de ingleses y americanos, Shidehara consigui bien poco. Arriesg determinados derechos japoneses que por definicin eran vitales para la economa nacional. Lleg incluso en parte a sacrificar smbolos de status internacional, como la extraterritorialidad, que haban sido penosamente adquiridos a lo largo de los aos una vez que se puso fin a los tratados desiguales que sufra el mismo Japn. Y con todo ello aparentemente no haba hecho nada para reducir la hostilidad de China, pues los boicots y las huelgas anti-japonesas siguieron siendo sucesos regulares. Si era esto lo que en-tenda por cooperacin internacional decan sus crticos Japn podra pasar sin ella. Le ira mejor optando por una autonoma de accin.

    La reaccin nacionalista

    Dentro de Japn, la politica de Shidehara era defendida por los liberales en trminos que resultaban ofensivos para los conservadores y nacionalistas. Ishibashi lanzan, por ejemplo, se haba opuesto a la intervencin en Siberia argumentando que Japn tena que evitar enemistarse con nuestros vecinos, que tambin eran clientes, con el uso imprudente de las tropas. Este argumento lo convirti despus en un ataque al imperialismo japons en un sentido mucho ms general. Segn l, los beneficios sacados de las colonias eran inferiores a los que se sacaran del comercio; adems, la accin militar que deba emprenderse para adquirir colonias pona en peligro al comercio y, al necesitarse un alto nivel de gastos militares, la misma posesin de un imperio era un estorbo para el crecimiento de la economa interior del pas. Por lo tanto, la fuerza en forma de autoridad politica y de derechos exclusivos fuera de Japn resultara mucho menos deseable que la riqueza definida como inversiones y comercio exterior.

    Se trataba, pues, de un liberalismo de ms alcance que el de Shidehara, pero uno y otro hacan mofa de los prejuicios de los tradicionalistas que contemplaban la riqueza en su guisa moderna como causa de un despilfarro indeseable. Adems, y en opinin de estos tradicionalistas, su desigual distribucin provocaba ideas peligrosas, como el comunismo y el socialismo, la existencia de las cuales implicaba que haba algo muy grave en el organismo de la poltica. As, los salones de baile, el lujo, la corrupcin, el comercio en gran escala, los sindicatos, las huelgas, la inquietud en el campo y tambin la poltica exterior de Shidehara poda ser todo ello y en ltima instancia empaquetado y etiquetado como el producto de la excesiva tolerancia ante las costumbres extranjeras. Producto que amenazaba no slo la posicin de Japn en el continente asitico, sino tambin las mismas bases de la vida nacional como el sistema imperial, la tica confuciana y los valores del samurai.

    Hasta ms o menos el ao 1930, los portavoces ms notorios de esas opiniones constituan una influyente minora de japoneses, miembros de las denominadas sociedades patriticas,

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  • que siempre haban reconocido la existencia de una estrecha relacin entre la naturaleza de la sociedad japonesa y los vnculos del pas con el mundo de fuera. La Kokuryukai, por ejemplo, haba anunciado desde el principio que sus fines eran renovar el sistema actual, fomentar una politica exterior dirigida a la expansin en ultramar, revolucionar la poltica interior para aumentar la felicidad del pueblo y establecer una poltica social que resolviera los problemas entre trabajo y capital. Algunas de las organizaciones posteriores, como Dai Nihon Kokusuikai (Sociedad de la Esencia Nacional de Japn), que databa de 1919, y Kokuhonsha (Sociedad de la Fundacin Nacional), de 1924, apuntaban claramente a salvar a Japn de los peligros del socialismo. La ltima de las mencionadas era especialmente respetable e influyente. Entre sus miembros se contaban tres futuros primeros ministros (Saito Makoto, Hiranuma Kiichiro y Koiso Kuniaki) y varios generales clebres (Ugaki Kazushige, Araki Sadao y Mazaki Jinzaburo), adems de polticos de partido, altos burcratas y representantes de las empresas de zaibatsu.

    En marcado contraste haba un nmero de grupos extremistas ms pequeos con existencia al borde de la poltica y dependientes financieramente de los que no eran miembros por mtodos que iban del halago al chantaje moral y estructuralmente del liderazgo de caciques. Con frecuencia, no eran mucho ms que escuadrones al mando de un hombre fuerte que sacaba partido de la moda del patriotismo en lugar del crimen. A veces, sin embargo, contaban entre sus partidarios con hombres polticamentee mucho ms peligrosos, fanticos con ideas tan violentas como los medios con que intentaban propagar-las. Uno de stos era Kita Ikki, escritor y revolucionario, ejecutado en 1937 por participar en una intentona de gol-pe de estado. Con Okawa Shumei fund en 1919 Yuzonsha (Sociedad para la Conservacin de la Esencia Nacional), siendo el hombre inspirador de varios como l.

    La principal contribucin de Kita fue la ideolgica. En 1923, con cuarenta aos, public un libro muy celebrado que, con el ttulo de Nihon kaizo hoan taiko Un anteproyecto para la reorganizacin de Japn, postulaba cambios radicales a fin de hacer de Japn el lder de una Asia revolucionaria que Kita crea habra de venir. El primer paso sera un golpe militar que posibilitara la desaparicin de las elites existentes en el pas y su sustitucin por un rgimen basado en una relacin directa entre el emperador y el pueblo. Despus vendra la confiscacin de todas las fortunas de ms de un milln de yenes, la nacionalizacin de las principales industrias, la toma y redistribucin de las propiedades rsticas de valor de ms de 100.000 yenes y la renuncia del emperador a sus fincas familiares. Purificado de esa manera, Japn estara preparado para actuar en los asuntos del exterior con ms vigor que el demostrado por los ltimos gobiernos. Despus de todo, afirmaba Kita, Japn, como miembro del proletariado de naciones, tena el deber de sacar la justicia de los ricos (Gran Bretaa, la millonaria; Rusia, la gran terrateniente) emprendiendo una poltica expansionista en el continente asitico y apoyando por doquier los intereses de los asiticos en contra de Occidente.

    Se trataba, lgicamente, de un revoltijo, pero fue popular. Lo mismo pas con las ideas de Gondo Seikyo, apstol de un nacionalismo ruralizante que eriga a la aldea y no a la ciudad como ncleo de la vida poltica y econmica. Como Kita, Gondo subrayaba el papel del emperador en la poltica nacional y aceptaba la doctrina de la misin racial de Japn en ultramar. Pero, a diferencia de Kita, no pretenda socializar la industria, sino mantenerla baja, pues era la culpable de la explotacin capitalista del campo. Centralizacin, burocracia y casi todo lo occidental era reprobable. En otras palabras, rechazaba el logro Meiji de haber creado un Estado moderno, pues ello contradeca e incluso haba contribuido mucho para destruir la verdadera japoneidad de la familia y del linaje tal como deban hallarse en las comunidades agrarias.

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  • Las ideas de Gondo, publicadas por primera vez en 1920, se propagaron a travs de un instituto establecido por l mismo al efecto. Con grandes parecidos, otro nacionalista agrario, Tachibana Kosaburo, fund una escuela comunal cerca de Mito e inaugur una escuela en donde enseaba una mezcla de agricultura y de patriotismo a un puado de estudiantes adictos. A diferencia de Gondo, lachibana no dudaba en servirse de la fuerza. Desde 1929 aproximadamente, haba establecido relacin con el grupo Ketsumeidan, de Inoue Nisho, una hermandad de parentesco dedicada a imponer el milenio agrario asesinando a determinados financieros e industriales.

    Las actitudes y los intereses representados en tales sociedades eran demasiado variados para posibilitarles el trazado de un programa concreto o la cooperacin necesaria para promocionarlo. Adems, lo reducido de su nmero y la falta de fondos regulares tena que hacerlas ineficaces a la hora de actuar solas. De ah que su importancia fuera cataltica, como los hombres de espritu de los aos sesenta del siglo anterior, con quienes a menudo gustaban de compararse. Pero fueron capaces de comunicar sus prejuicios anti-capitalistas y anti-occidentales a numerosos oficiales jvenes del ejrcito, cuya capacidad de ejercer influencia era mayor que la de ellos. Muchos de estos oficiales, como consecuencia de las reformas realizadas por el gabinete de Kato en 1924-1925, procedan de familias de pequeos comerciantes, de terratenientes y de funcionados secundados sin la misma fidelidad al orden establecido que sus predecesores ex samurais, pero que no estaban dispuestos, pese a ello, a abrazar la causa del socialismo o de los pobres de la ciudad. Eran hombres con tendencia a la derecha extremista como los haba en otras naciones industriales. Abrigaban tambin quejas concretas como miembros del ejrcito. A su entender, el control civil, ejercido por los partidos polticos, haba contribuido a una merina del prestigio de las fuerzas amadas; las buenas relaciones con los vecinos en el extranjero y las economas en casa se haban juntado para amenazar sus carreras; y la manera de vivir que disfrutaban los ricos, sobre todo en las ciudades, contrastaba de forma extraa con el bajo salario y las costumbres espartanas que tenan que aceptar en la vida castrense.

    De ese modo, bastantes militares oficiales empezaron a entablar relaciones con el movimiento nacionalista a un nivel claramente distinto del utilizado en las vas reconocidas existentes entre el alto mando, los burcratas de posicin ms alta y los polticos. Algunos se pusieron de acuerdo con Kita fldd, Okawa Shumei y otros por el estilo y fundaron grupos conjuntos civil-militares para tratar la posibilidad de lograr la reforma por la fuerza. Otros establecieron nuevas sociedades slo con miembros del ejrcito y la marina. De stas, la ms famosa fue Sakurakai (Sociedad de la Flor del Cerezo) del teniente coronel Hashimoto Kingoro, fundada en septiembre de 1931 y que lleg a contar en sus mejores tiempos con unos cien afiliados, todos con el grado de teniente coronel para abajo. Procedan la mayora del Ministerio de la Guerra y del Estado Mayor, as como de los centros de formacin militar situados en la zona de Tokio.

    Haba dos expresiones que se repetan constantemente en los discursos y libelos de estos patriotas, fueran militares o civiles. Una era Kodo (la va imperial), la otra Showa Ishin (la Restauracin de Showa). Las dos daban a entender que el emperador tena un lugar especial en la estructura poltica del pas, pero ninguna precisaba lo que en realidad el emperador tena que hacer. Por lo dems, la de va imperial posea connotaciones de alto contenido moral y de medidas encaminadas a restaurar los valores tradicionales de Japn; por su parte la de Restauracin de Showa volva la vista al ambiente de mediados del siglo xix cuando Japn se hallaba asediado de enemigos por fuera y de desuniones por dentro, igual que pareca estarlo otra vez en los aos veinte y treinta del nuevo siglo. Lo que haca falta, mantenan los nacionalistas, eran medidas tan radicales y decisivas como las que haban salvado al pas en

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  • 1868. Pero en esta ocasin deban dirigirse contra lo que tipificaba la nueva corrupcin: el gran comercio, sobre todo el zaibatsu, los polticos de partido y los burcratas que trabajaban con ellos. Y quienes deban emprender tales medidas seran los hombres de espritu modernos, patriotas dispuestos a recurrir a la fuerza a riesgo de su propia vida en contra de personas o gobiernos.

    Esta vertiente del pensamiento nacionalista se refera a lo que deba hacerse dentro del pas, pero haba otra que se centraba en el lugar del pas en el mundo. Segn el planteamiento de, por ejemplo, Ishiwara Kanji, uno de los jvenes estrategas ms capaces del ejrcito y que enseaba historia militar en la Academia del Estado Mayor en 1926, el ejrcito japons tena la funcin de guardin de la mstica kokutai poltica nacional, estando como tal desti-nado a salvar al mundo del marxismo y de otras ideologas occidentales por medio de una guerra justa. Japn aparecera como el campen de Asia y la lucha que librara ira dirigida al fin contra el archirrepresentante de la corrupcin capitalista, Estados Unidos. Pero antes de que este nuevo Armagedn bblico llegara, sera primero necesario deshacerse de las otras potencias que tanto tiempo haban explotado a Asia, especialmente Gran Bretaa y Rusia. De hecho, esas campaas preliminares seran esenciales para la victoria final: la guerra puede mantener la guerra y cada etapa victoriosa dotara de fuerza y de recursos a la siguiente. Por esto, Ishiwara crea que deba empezarse en Manchuria, regin que no slo era la clave para defender-se de Rusia y para expansionarse en China, sino tambin la fuente de los alimentos, del carbn y del hierro que Japn precisaba con urgencia.

    Ishiwara no era solamente un visionario militarista, como tantos contemporneos suyos, pues reconoca que las tareas a emprender exigan una cuidadosa organizacin de los recursos del pas. Haba que desplegar y poner bajo riguroso control a toda la poblacin y a toda la economa. En atencin al armamento, deba haber una direccin central de las finanzas y de la industria; en atencin a la unidad, deban eliminarse los pensamientos peligrosos y la corrupcin de la poltica. En otras palabras, el Estado moderno no tena que ser desmantelado, como propona Gondo Seikyo, sino disciplinado y purificado a fin de ser un mstrumento apropiado para el desempeo de la misin asitica de Japn. Era un planteamiento que atrajo el apoyo y la simpata general.

    El incidente de Manchuria

    A fines de los aos veinte, la lucha por el poder entre las diferentes facciones y jefes militares de China empezaba a afectar a Manchuria. En 1926, Chiang Kai Shek, que dos aos antes se haba hecho con la direccin del Kuomitang (Partido Nacionalista), inici una serie de campaas orientadas a ganarse el control del valle del Yangtse y del norte de China. En la primavera de 1927 tena establecida la capital en Nanking y nuevas victorias ese ao y el siguiente extendieron su autoridad hacia Pekn. Entonces entr en conflicto con Chang Tso Lin, a quien Japn desde 1921 haba estado apoyando en Manchuria. Pareca inevitable una confrontacin entre los dos lderes chinos que amenazaba, no slo con implicar a Manchuria en una guerra civil china, sino con poner a Chiang Kai Shek, si ganaba la guerra, frente a frente de Japn en el reducto que este pas tena al norte de la Gran Muralla, enfrentamiento que el gobierno de Tokio deseaba evitar a toda costa.

    El gabinete de 1927 era el del general Tanaka Giichi, con funciones tambjn de ministro de Exteriores. En junio, en una junta de altos mandos militares y de diplomticos celebrada en Tokio, se acord una vez ms que mantener a Manchuria como esfera de influencia, al margen de la inestabilidad poltica de China, deba seguir siendo un objetivo principal de la poltica japonesa. Se dej a un lado la propuesta del ejrcito de Kuantung que contemplaba

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  • alguna forma de autogobierno en la regin bajo Chang Tso Lin; pero cuando Chang Kai Shek visit Tokio en noviembre, Tanaka intent convencerle de que detuviera su avance en la frontera de Manchuria. Japn envi tropas a Shantung a principios de 1928 amenazando las comunicaciones de los nacionalistas chinos, con lo que qued reforzado el aviso de Tanaka. Tuvieron lugar entonces choques contra los chinos en Tsinan, seguidos una vez ms de la ocupacin japonesa del ferrocarril Kiaochou-Tsinan.

    Al hacerse evidente que los nacionalistas pronto iban a tomar Pekn, Tanaka apremi a Chang Tso Lin para que se replegara del norte de China a Manchuria en donde las tropas japonesas podran protegerlo. Chang acept sin entusiasmo. Sin embargo, algunos miembros del ejrcito de Kuantung seguan descontentos, pues pensaban que Japn necesitaba un dominio en Manchuria ms directo del que proporcionara un cabecilla ttere. Uno de ellos, el coronel Komoto Daisaku, decidi urdir un pretexto para conseguir algo mejor, y orden a unos subordinados suyos que hicieran explotar una bomba debajo del tren en el que la maana del 4 de junio de 1928 viajaba Chang Tso Lin cerca ya de la ciudad de Mukden. A las pocas horas Chang mora de las heridas provocadas por la explosin.

    El incidente no desencaden de hecho la intervencin japonesa en las provincias manches, como buscaba Ko-moto, pues ni los superiores de ste ni el gabinete de Tokio deseaban autorizarla. Adems, Komoto se libr por los pelos de un consejo de guerra. Mientras, la situacin en el continente haba vuelto a la normalidad: el hijo de Chang, Hsueh Liang, tom el control de Mukden llegando a un acuerdo con Chiang Kai Shek; las tropas japonesas fueron retiradas de Shantung. As y todo, los compaeros de Komoto en el ejrcito de Kuantung no cejaron en sus ambiciones. Dos nuevos oficiales del Estado Mayor se hicieron cargo de la planificacin, el teniente coronel Itagaki Seishiro y el nuevo jefe de la seccin de operaciones, el teniente coronel Ishiwara Kanji.

    Mientras que en Tokio el ministro de Exteriores en el gabinete del partido Minseito, Shidehara Tanaka haba dimitido en julio de 1929, reanudaba las negociaciones sobre extraterritorialidad y aranceles chinos, en el continente Ishinara e Itagaki tomaban medidas de prevencin para una ocupacin de Manchuria si se presentaba una coyuntura favorable. Los cambios que estaban ocurriendo en la escena poltica dentro de Japn debido a la crisis econmica daban carcter urgente a esas medidas. El colapso del mercado de acciones norteamericano en 1929, seguido de la depresin mundial, tuvo un efecto devastador para la empresa y la agricultura japonesa, a causa sobre todo de que una inoportuna vuelta al patrn oro en junio de 1929 haba subido el yen a niveles incmodamente elevados. El total exportado cay de 2.513 millones de yenes en 1929 a 1.426 millones en 1931. Para muchas pequeas empresas del sector textil esto presagiaba el desastre. Los agricultores lo pasaron peor. El ndice de los precios de la seda cruda (1914 = 100) cay de 151 a 67 en 1929-1931, mientras que los precios del arroz, afectados por la competencia colonial y por la consecuencia de varios aos de buenas cosechas, descendieron ms del 50 por ciento slo en la segunda mitad de 1930. El resultado fue empobrecer ms todava al campo, causar bancarrotas y un desempleo ya evidente en las ciudades. Para los rivales del Minseito la leccin estaba clara: los dirigentes del gobierno y sus polticas ya no eran tolerables. El grito de protesta vino del ejrcito y de las sociedades patriticas para las que, despus de todo, el campesinado y el agro japons encarnaban la esencia nacional.

    La polmica se centr primero en las negociaciones tocantes al armamento naval. Las propuestas iniciales para llegar al Tratado Naval de Londres de 1930, encaminadas a incluir a los buques ms pequeos en las limitaciones ya concertadas en Washington en 1922 para los navos ms grandes y portaaviones, fueron rechazadas por el Estado Mayor de la Marina

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  • japonesa en base a que su aplicacin dificultada ms algunos decan imposibilitada la ta-rea de defender el Pacifico occidental contra Estados Unidos. Estas objeciones fueron desautorizadas por el gabinete del Minseito por motivos econmicos y por el deseo de mantener buenas relaciones con las potencias. As, el tratado fue firmado y ratificado. Para muchos oficiales en funciones y no slo de la Marina, esta decisin fue un uF traje. Es decir, la consideraron inconstitucional, adems de imprudente desde el punto de vista estratgico. Los ministros militares que eran miembros del gabinete y los jefes del Estado Mayor que no lo eran desempeaban funciones diferentes que podan ser distinguidas grosso modo como administrativas, por un lado, y de planificacin, por otro. Podra argirse, por lo tanto, que no era de la competencia del ministro tampoco del colega civil que tena en el gobierno el desautorizar al jefe del Estado Mayor sobre asuntos operacionales de los que como comandante en jefe era responsable ante el emperador. El nivel del armamento naval de defensa, se afirmaba, era un caso significativo.

    En los diez aos siguientes se acudi varias veces al mismo razonamiento para justificar a los jefes militares en el extranjero cuando ignoraban o evitaban las rdenes de Tokio. Sin embargo, en 1930, las repercusiones inmediatas fueron nacionales. En noviembre, el primer ministro, Hamaguchi Yuko, cay bajo las balas de un joven relacionado con una de las sociedades patriticas menores, falleciendo a causa de las heridas al ao siguiente. Al no producirse ningn cambio en la poltica le sucedi Wakatsuki Reijiro, con ideas y formacin semejantes los patriotas fueron ms lejos: la sociedad Sakurakai, de Hashimoto, con algunos extremistas civiles, proyect un golpe de estado destinado a imponer la ley marcial y un gobierno militar. La conspiracin tuvo que ser abandonada en marzo de 1931, al negar-se a participar algunos altos oficiales; pero en el otoo el plan resurgi a una escala induso mayor. Esta vez se eliminara en un ataque areo al gabinete reunido en una de sus juntas; en la confusin resultante, a la intentona se unira una divisin de la polica y el ministro de la Guerra quedaba aislado hasta que hubiera quedado declarada la ley marcial. Aunque la conspiracin fue abortada y sus autores detenidos en octubre, el patriotismo de sus motivos mereci al parecer de los jueces un tratamiento indulgente.

    En este contexto hay que ver lo que Itagaki Seishiro e Ishiwara Kanji estaban haciendo en Manchuria. Estaban convencidos de que la posicin japonesa en el continente asitico estaba siendo seriamente minada, no slo por las seales de que Chang Hsueh Liang poda pasarse el Kuomitang, sino tambin por la depresin mundial que haba mermado sustancialmente las ganancias de la Compaa Ferroviaria de Manchuria del Sur. El colapso de esta empresa, de sobrevenir, pondra en peligro el suministro japons de alimentos y de importantes materias primas justo en el momento en que aumentaba su necesidad ante el crecimiento del proteccionismo a escala mundial. Adems, una Manchuria dominada por el Kuomitang sera una amenaza a la frontera coreana. Desde el punto de vista militar, estas consideraciones hacan imperativo el tomar medidas, y pronto.

    Estas medidas, al entender del ejrcito de Kuantung, consistan en la ocupacin de lugares claves de Manchuria, un paso que podra justificarse con el apao de algn incidente en el ferrocarril de Manchuria del Sur. En el verano de 1931 finalizaron con los planes para llevar esto a cabo, despus de haber conseguido la cooperacin de compaeros del Ministerio de la Guerra y del Estado Mayor de Tokio y de Corea con las mismas ideas que ellos. Atendiendo al nmero de los implicados no es de extraar que llegaran rumores a funcionados de la Corte Imperial y del gabinete. Se pidi prudencia a los altos mandos y a principios de septiembre se despach un mensajero a Mukden para ordenar a los conspiradores que desistieran o, al menos, que postergaran sus planes hasta la celebracin de consultas ms amplias. Desgraciadamente, el enviado elegido, Tatekawa Yoshitsugu, un oficial del Estado Mayor,

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  • estaba de parte de los conspiradores, as que, despus de dar aviso a Itagaki y a Ishiwara de que iba, hizo el viaje lentamente para dar tiempo a que llevaran adelante sus planes. Y los llevaron. La noche del 18 de septiembre de 1931 explot una bomba en la va frrea fuera de Mukden. Inmediatamente se movilizaron las tropas para tomar la ciudad y la maana siguiente haba empezado la ocupacin del sur de Manchuria. En cuestin de das llegaron refuerzos de Corea con lo que las operaciones pudieron abarcar a las tres provincias manches.

    Todo esto se haba hecho no solamente contra los deseos bien conocidos del gabinete, sino tambin sin la autoridad del alto mando militar y posiblemente sin la del mismo jefe del ejrcito de Kuantung (no se tiene certeza de lo que ste saba sobre las rdenes dadas en su nombre). Pero una vez emprendida, la accin demostr ser incontenible. El Estado Mayor y el Ministerio de la Guerra, ahora en sus esferas ms altas, insistieron en que las tropas ya en el campo de batalla tenan que ser apoyadas totalmente, consiguiendo as que fueran ignoradas las instrucciones del gobierno relativas a un alto del avance. En efecto, al acabar el mes de enero de 1932 las hostilidades se haban extendido ms al sur de China, y un choque entre soldados chinos y japoneses en Shanghai fue seguido del bombardeo naval de Nanking.

    En slo un aspecto fueron capaces las autoridades civiles de imponer cierta dosis de moderacin. El trupo Itagaki-Ishiwara del ejrcito de Kuantung haba anticipado que cuando todo estuviera hecho Manchuria quedara bajo el control militar japons. Esto lo rechazaba Tokio, en parte porque sera una afrenta a los intereses burocrticos creados (del Ministerio de Exteriores, por ejemplo), en parte porque ello supondra arrojar el guante a las otras poten-cias de los tratados con intereses en China. El ejrcito de Kuantung, por consiguiente, adopt mejor un arreglo con el visto bueno del gabinete ya intentado antes repetidamente: un rgimen ttere personificado en un manch. Pu Yi, el emperador manch depuesto en 1912, fue sacado de donde viva retirado en Tientsin e instalado como jefe de Estado (marzo de 1923) en lo que fue rebautizado como Manchukuo. Seis meses despus, Japn reconoci al nuevo rgimen. El comandante en jefe del ejrcito de Kuantung fue nombrado embajador japons responsable de la defensa del pas y del mantenimiento de la ley y el orden. Para todos los puestos claves de la nueva administracin manch se nombraron asesores japoneses.

    Mientras, la diplomacia japonesa estaba haciendo lo que poda para paliar la mancha en la reputacin internacional del pas. El 21 de septiembre de 1921, China haba apelado a la Liga de Naciones sacando de Japn una declaracin en la que ste negaba tener ambiciones territo-riales en el continente y prometa retirar sus tropas. Pero era una promesa que Tokio se vea imposibilitado para cumplir a la vista deja intransigencia del ejrcito. La Liga nombr a su tiempo una comisin investigadora dirigida por lord Lytton y cuyos miembros llegaron a Yokohama a principios de 1932 para ser recibidos casi de inmediato con la noticia de la creacin del Estado de Manchukuo. Nada de lo visto u odo en sus viajes subsiguientes daban fe a la pretensin japonesa de que se trataba de una eleccin espontnea por parte de la poblacin manch. De aqu que el informe por ellos elaborado, a la vez que era prudente y moderado en el tono, apenas dejaba entrever la posibilidad de que la Liga declarase contra China. Y, cuando el asunto sali por fin a debate en Ginebra en febrero de 1933, Japn eligi retirarse de la Liga antes que escuchar una condena.

    Al explicar esta decisin, Uchida Yasuya, ministro de Exteriores, afirmaba que la culpa estaba en los disturbios de China y no en las ambiciones de Japn. El mundo, escriba, debe reconocer que China no es un Estado organizado, que sus condiciones internas y relaciones exteriores estn caracterizadas por un extremo confusionismo y complejidad, as como por

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  • numerosos rasgos anormales y excepcionales; y que, en consecuencia, las costumbres y los principios generales del derecho internacional que rigen las relaciones normales entre las naciones, ven considerablemente alterado su funcionamiento en China~. Teniendo esto en cuenta, conclua, Japn busca seguir su propia va para conseguir en el Asia oriental el orden y una paz duradera.

    Captulo 11

    El nuevo orden de Japn, 1931-1945

    Tras la captura de Manchuria en 1931, la vida japonesa conoci un nivel de turbulencia sin igual desde la dcada que sigui a los tratados de 1858. En el extranjero, la guerra era casi constante. Hasta el verano de 1937 continuaron los combates intermitentes en el norte de China, que despus se convirtieron en campaas a gran escala en todo el pas. Aunque al principio se esperaba que fuesen breves no estando dignificadas con la designacin de guerra por el gobierno japons las hostilidades prosiguieron de hecho hasta 1945, confundindose en los ltimos cuatro aos con un conflicto ms amplio, la Guerra del Pacifico. Esta se inici en diciembre de 1941 cuando Japn atac a Estados Unidos y a los territorios coloniales de las potencias situados en el Sureste Asitico.

    En su sentido ms general, la finalidad de los polticos japoneses al montar estas operaciones era crear un orden internacional en el Asia oriental que dominado por Japn sustituyera al que, segn ellos, Occidente haba ideado en el siglo xix para su propio beneficio. Este aspecto del periodo ser el tema del captulo siguiente. En ste, en cambio, nos ocuparemos de los sucesos ocurridos en el pas que tambin fueron violentos, incluyendo bastantes asesinatos e intentonas golpistas. La mayora de estas acciones las realizaban patriotas que buscaban regenerar la sociedad japonesa, limpindola de los elementos de corrupcin occidental que se haban acumulado desde la Restauracin de Meiji en la bsqueda nacional de riqueza y fuerza.

    Una manera de mirar estas actividades polticas es compararlas con las que estaban teniendo lugar en la Alemania y en la Italia de la poca, pues en las de estos pases se daba tambin un rechazo a la democracia parlamentaria, adems de la imposicin de un rgido control en las finanzas y en la industria con el objeto de levantar una economa de guerra. En este contexto, a los sucesos de Japn se les ha puesto con frecuencia la etiqueta de fascistas. Es cierto que Japn no tena un dictador carismtico ni un Estado genuinamente unipartidista que hubiera sustituido al antiguo orden atrayendo a sectores descontentos. Tampoco se dio una destruccin masiva de la instituciones establecidas. Pero aun as, existe entre los tres regmenes una semejanza general en otros aspectos, un parecido suficiente para que Maruyama Masao describa lo que suceda en Japn como fascismo desde arriba (poniendo de relieve la dependencia de los dirigentes de sectores militares y burcratas).

    Otro planteamiento a aquellos aos treinta sera uno de tipo particularista, contemplando el papel del nacionalismo (o mejor, del ultra-nacionalismo, pues era elevado a un podio en que ningn otro valor poda competir). El vocabulario de la poltica japonesa en ese tiempo era tradicionalista: los hombres buscaban autoridad en la divinidad imperial y una poltica nacional nica (kokutai), a la vez que justificaban la expansin como una misin cultural y racial. Resulta, por tanto, tentador caracterizar la confrontacin que libraban como la pugna entre una va japonesa y otra extranjera, y no entre ideologas polticas en el sentido europeo. As es como ciertamente lo vea la mayora de los patriotas japoneses. Tambin es el

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  • planteamiento que ha resultado ms atractivo para los revisionistas desde el final de la guerra.

    Militares en la poltica

    Una premisa de aceptacin casi universal para los historiadores es que despus de 1930 la influencia de los militares en la poltica japonesa aument hasta convenirse en un dominio. Pero pasar de ah y preguntarse quin tomaba las decisiones y por qu, es meterse en un atolladero. La complejidad de la rivalidad ejrcito-marina, de las facciones de uno y otra compitiendo entre s, de las alianzas cambiantes con el paso del tiempo y de las confusas rela-ciones existentes entre oficiales, burcratas y polticos dificultan la formulacin de cualquier exposicin resumida.

    Para intentar poner en claro la situacin es til empezar distinguiendo entre altos oficiales (principalmente los que ocupaban altos cargos en los Ministerios de Guerra y Marina, en los dos Estados Mayores y en el ejrcito de Kuantung) y los llamados oficiales jvenes con categora de teniente coronel para abajo al iniciarse este periodo, la mayor parte de los cuales estaban apostados en Tokio o en sus alrededores en ocasiones relevantes. Todos estos hom-bres compartan la conviccin de que las fuerzas armadas tenan el deber de defender Japn, lo cual poda invalidar en ciertas circunstancias lo que deban al gobierno civil. Una mayora estaba convencida de que la tarea comprenda tanto reformas polticas como eficacia militar. Ms all de eso, sin embargo, los militares estaban divididos. En las esferas ms altas ms en la marina que en el ejrcito la actividad poltica se contemplaba como encaminada ms al control de las instituciones de poder existentes que a la destruccin o al cambio radical de las mismas. En las esferas ms bajas, o bien por impaciencia o por compromiso revolucionario, el modelo se tomaba ms frecuentemente de los hombres de espritu de la Restauracin de Meiji; eran, en otras palabras, fanticos dispuestos a recurrir a la violencia para que sus superiores complacidos hicieran su tarea.

    Dentro del ejrcito haba en definitiva dos facciones. Una, la faccin del Control (Tosei-ha), tena orgenes en el movimiento de reforma militar instituido bajo Ugaki Kazushige y Minami Jiro, que ocuparon sucesivamente la cartera del Ministerio de Guerra entre 1929 y 1931. El objetivo primario de esta faccin era acelerar la modernizacin del equipo y de la estructura militar, especialmente de tanques y aviones, de manera tal que se consiguiera una mayor fuerza atacante sin un aumento en el nmero de las tropas. Otro era prepararse para la clase de movilizacin nacional, econmica y poltica necesaria en el arte militar moderno. En el centro de esta faccin estaba un oficial del Estado Mayor, Nagata Tetsuzan, asociado al cual se contaban varios de los ms clebres militares y polticos-militares del periodo posterior a 1937: Matsui Iwane, Tojo y Koiso Kumiaki.

    Sus rivales principales eran los miembros de la faccin de la Va Imperial (Kodo-ha), centrada en tomo a los generales Araki Sadao y Mazaki Jinzaburo, que ponan su confianza mucho ms en las virtudes marciales tradicionales de la moral y del esprit de corps. Politicamente, su preocupacin era con un fenmeno comparable, la unidad nacional, que conceban como hallar su foco espiritual en el emperador, ms que en un gobierno burocrtico o parlamentario. No est del todo claro hasta qu punto estaban preparados para tolerar la rebelin como medio para lograr sus fines, pero muchos patriotas, tanto militares como civiles (vase captulo 10), que crean que a Japn deba drsele una nueva pureza y sentido de finalidad con otra Restauracin, vean sin duda en ellos a los lderes capaces, cuando una crisis les diera ocasin, de declarar la ley marcial y de reformar la poltica del pas.

    Tal como result despus, los patriotas iban a sufrir una desilusin. La primera de una serie

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  • de conspiraciones sobrevino en marzo de 1931, cuando la sociedad Sakurakai de Hashimoto Kingoro, en colaboracin con Okawa Shumei y otros civiles, maquin asesinatos politicos para llevar al poder a Ugaki Kazushige. Abandonado por falta de apoyo de los altos oficiales, el plan resucit en octubre como una ampliacin a nivel nacional de las acciones del ejrcito de Kuantung en Manchuria. Esta vez fue Araki Sadao la figura elegida para acaudillar el rgimen militar que sustituira al gabinete existente, pero una revelacin prematura le permiti al alto mando poner freno al asunto. A los participantes en el complot slo se les castig de forma leve. Y una consecuencia fue que Araki, que pareca no haber tenido conocimiento de lo que se haba estado tramando en su nombre, fue nombrado ministro de Guerra en diciembre con la idea dentro de los crculos del gobierno de que tal medida era necesaria para tener sujeto al grupo de exaltados.

    A principios de 1932, los extremistas civiles prestaron una nueva dimensin a la violencia cuando la hermandad de Inoue Nisho se dedic a lanzar ataques contra aquellos a los que culpaba del malestar en el campo. En febrero fue asesinado Inoue Jonnosuke, antiguo ministro de Finanzas; y, en marzo, Dan Takuma, jefe ejecutivo de la empresa Mitsui. Dos meses despus (15 de mayo), un grupo de jvenes oficiales de la marina, al lado de un puado de cadetes del ejrcito y de otro de extremistas agrarios, con Tachibana Kosaburo a la cabeza, llevaron a cabo frecuentes ataques a ministros y oficinas del gobierno de Tokio. El primer ministro, Inukai Tsuyoshi, fue una de las victimas.

    El desorden que de repente haba entrado en la vida politica del pas se puso claramente al descubierto con los juicios que siguieron a esos incidentes: juicios civiles separados para Inoue Nisho y Tachibana Kosaburo, cada uno con sus partidarios; dos consejos de guerra, uno del ejrcito y otro de la marina, para los oficiales implicados. Todos fueron pblicos, largos y sonados, permitindoseles a los defensores lanzar feroces diatribas, que a veces duraban dos o tres das, contra todo y a quienquiera que sus defendidos, segn ellos, tenan razn para odiar. Su defensa, en suma, constituy una asercin de los motivos patriticos. Lo que es ms, a los defensores les daban alas jueces y fiscales. Las sentencias que se fallaron, habida cuenta de la naturaleza de los crmenes, fueron mnimas: de cuatro aos de crcel para los cadetes a cadena perpetua para Tachibana. Esta indulgencia no pas inadvertida a los que tenan razones para temer ms ataques.

    La siguiente fase de la lucha tom la forma, no de patriotas contra gabinetes, sino de una faccin contra otra. Desde finales de 1931, con Araki como ministro de la Guerra y Mazaki como subjefe del Estado Mayor, la faccin de la Va Imperial tena una fuerte posicin en el seno del ejrcito. En enero de 1934, sin embargo, Araki dimiti por motivos de salud y su sucesor, Hayashi Senjuro, empez a caer bajo la influencia de Nagata Tetsuzan.

    En julio de 1935, Mazaki, que haba sido nombrado director general de Formacin Militar slo el cargo de ministro y de jefe del Estado Mayor eran de mayor importancia, fue destituido, siendo asesinado al mes siguiente Nagata por el teniente coronel Aizawa Saburo, partidario de Mazaki. Enseguida, los lderes de la faccin del Control llevaron a Aizawa a juicio.

    Las dificultades que estaba encontrando la faccin de la Va Imperial para llegar a los altos cargos provocaron otra intentona de cambiar el curso de la historia poltica. Sus autores fueron los Oficiales Jvenes. A primeras horas de la maana del 26 de febrero de 1936, mil hombres de la Primera Divisin, conducidos por jefes militares simpatizantes de la Va Imperial, se hicieron con el centro de la capital. Algunos atacaron la residencia del primer rninistro, Okada Keisuke, matando a su cuado al que confundieron con l. Otros asesinaron

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  • al ministro de Finanzas, al guardin del Sello Privado y al nuevo inspector general de Formacin Militar (el sucesor de Mazaki). Se distribuyeron panfletos en los que se propona el establecimiento de un rgimen reformado encabezado deseablemente por el mismo Mazaki. Pero ni ste ni Araki dieron ningn paso, al tiempo que el alto mando a instancias del emperador llam a unidades de la marina y a la guardia imperial que rodearon a los rebeldes y les instaron a rendirse. La rendicin tuvo lugar a primeras horas de la tarde del da 29.

    Esta vez la rendicin no signific publicidad ni sentencias nominales. Trece de los insurrectos, entre ellos Alzawa, fueron juzgados y ejecutados en secreto y con prisas; a cuatro de los contactos civiles, entre ellos Kita Ikld, les ocurri lo mismo al ao siguiente; a Araki y a Mazaki se les pas a la reserva (impidindoseles regresar a la poltica al volver a entrar en vigor la antigua ley, abandonada en 1913, que exiga estar en activo al titular del Ministerio de Guerra). A los Jvenes Oficiales radicales que no haban estado directamente implicados en el golpe, se les envi con diferentes destinos al extranjero o a las provincias.

    Tomados en conjunto, los estallidos de violencia ocurridos entre 1932 y 1936 no slo llevaron a la victoria de la faccin del Control dentro del ejrcito al menos en Tokio, pues la situacin a veces era diferente en las colonias sino tambin cambiaron el equilibrio del poder en la poltica japonesa. Un resultado fue el relegar los partidos de la Dieta a una posicin de impotencia. La formacin del partido Minseito en junio de 1927, integrando los elementos de la Cmara Baja que se oponan al Seiyukai, haba dado por un tiempo a Japn el aspecto de un sistema bipartidista. El premio por este xito parlamentario, se pensaba, sera la formacin a partir de ahora de gabinetes partidistas. En julio de 1929, la administracin del Seiyukai de Tanaka Giichi fue sustituida por una del Minseito con Hamaguchi Yuko a la cabeza. Al caer ste asesinado en 1930, su cargo lo ocup Wakatsuki Reijiro, de su mismo partido; y, a fines de 1931, cuando la posicin de Wakatsuki haba quedado debilitada por su impotencia en controlar los sucesos de Manchuria, el poder pas a Inukai Tsuyoshi, del Seiyukai. Y ah se acab la secuencia, pues desde entonces la direccin de cualquier partido, debilitada por asesinatos y amenazas, se mostraba incapaz de asegurarse la lealtad de otros segmentos de la elite gobernante las fuerzas armadas, la burocracia en un periodo indudablemente de crisis nacional. En lugar de gabinetes partidistas, los gabinetes tenan una proporcin de representantes de partidos cuyo nmero fue reducindose con el paso de los aos. Tampoco alter mucho la situacin la emergencia de un grupo ms fuerte de izquierdas, el Shakai Taishuto (Partido Social de las Masas) que, constituido en 1932 segn directrices anti-comunistas y anti-capitalistas, consigui medio milln de votos y 18 escaos en 1936, duplic esos resultados en 1937, pero no gan voz en la poltica. De hecho, despus de 1932 se dio una vuelta al tipo de gabinetes trascendentales que haba habido aos antes. Sus primeros ministros eran mayoritariamente militares: el almirante Saito Makoto, en 1932-1934, asesinado en febrero de 1936 cuando ocupaba el cargo de guardin del Sello Privado; el almirante Okada Keishuke, en 1934-1936, que no corri la misma tragedia por pura casualidad; el general Hayashi Senjuro, a quien el ejrcito hizo ocupar brevemente el cargo en 1937 para que no lo ocupara el general Ugaki Kazushige; el general Abe Noboyuki, en 1939-1940; el almirante Yonai Mitsumasa, en la primera mitad de 1940; el general Tojo Hideki, principal dirigente de la guerra, en 1941-1944; el general Koiso Kuniaki, en 1944-1945, y el almirante Suzuki Kantaro, en los meses anteriores a la rendicin en el verano de 1945. En esa lista slo qued sitio para tres civiles: dos ex burcratas, Hirota Koki, en 1936-1937, antiguo diplomtico, y Hiranuma Kiichiro, en 1939, llegado del Ministerio de Justicia; el tercero fue un noble de la Corte, Konoe Fumimaro, que presidi el gabinete en 1937-1939 y nuevamente en 1940-1941.

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  • No todos los militares que acaban de ser mencionados eran portavoces de sus compaeros de filas. A algunos les haba elegido el Genro y la Corte con la esperanza de que pudieran mantener la frgil disciplina del ejrcito. Los almirantes eran a veces figuras de compromiso cuando el ejrcito y los civiles andaban de pique. Aun as, la ley que exiga que los ministros del ejrcito y de la marina estuvieran en activo, les daba a los altos oficiales de los dos cuer-pos una voz colectiva en la composicin del gabinete, una voz que no dudaban en usar. Y era precisamente la influencia militar en este sentido lo que ms preocupaba a los que todava buscaban mantener el sistema de Meiji.

    En este grupo de defensores del orden establecido se distingua Saionji Kinmochi, ltimo superviviente de los estadistas veteranos (Genro). Su tarea haba sido asesorar al emperador en elegir de vez de cuando al primer ministro. Como protegido de Ito, Saionji haba sido l mismo primer ministro a principios de siglo. La experiencia diplomtica, incluyendo sus funciones al frente de la delegacin japonesa en Versalles, le haba dado relaciones estrechas con el Ministerio de Exteriores, mientras que como miembro de una distinguida familia cortesana mantena una buena relacin personal con el emperador. Se sirvi de esos contactos para asegurarse que los hombres con cargos cercanos al trono compartieran sus mismas simpatas polticas Makino Nobuaki, guardin del Sello Privado, hijo segundo de Okubo Toshimichi, es un ejemplo sobresaliente y a veces para convencer al emperador en persona a que diera un codazo de atencin al mandatario civil o militar de turno. Hasta su muerte en 1940, Saionji seguira usando esos medios para hacer lo que poda por mantener a su pas dentro del orden internacional anglo-norteamericano y por preservar la continuidad de la mo-narqua constitucional segn el modelo de Meiji.

    Pero ese hacer lo que poda no result ser suficiente al mediar la dcada de los aos treinta. Quienes estaban dispuestos a usar tropas contra el gobierno parecan ms inclinados a hacerse con la persona del emperador que a obedecer a los allegados a ste. Adems, en 1935, sus aliados civiles empezaron a criticar por primera vez abiertamente a Saionji y a sus amigos, alegando que la forma de usar su influencia estaba siendo contraria a la poltica nacional (kokutai). Makino dimiti como guardin del Sello Privado. Saionji cambi de rumbo alejndose ms de la poltica de Tokio y consagrndose ms a mantener la institucin imperial para el da en que las tendencias de la poca le permitieran volver a desempear el papel debido. A su entender, esto quera decir que el emperador deba tambin ser separado lo ms posible del acontecer poltico. El emperador no debe de ningn modo... participar en las decisiones, ni sus opiniones personales deben presentarse como si fueran decisiones imperiales. En estas circunstancias, Saionji acudi a otro noble cortesano, Konoe Fumimaro, del que se crea que sera aceptable para el ejrcito por sus ideas sobre poltica exterior, como el hombre capaz de plantear un compromiso que pudiera salvar la monarqua. Lo que haca falta era reconciliar de alguna forma sin cambiar fundamentalmente las instituciones polticas los planes de la faccin del Control relativos a un estado de defensa nacional (kokubo kokka), las nociones de la Va Imperial sobre el trascendentalismo del emperador, y el deseo de los polticos y burcratas civiles de conservar por lo menos algunas de sus prerrogativas existentes. Era una tarea formidable. Konoe, como despus result, careca de la personalidad y de la decisin capaces para realizarla con xito. Por un lado, se declar dispuesto a combatir el veneno con el veneno, es decir, dispuesto a dar responsabilidades a los extremistas con objeto de controlar a los dems. Por otro, resolvi poner a los burcratas, comerciantes y polticos en una misma organizacin, ms amplia que los partidos, pero de estructura ms flexible que el sistema global de un nico partido favorecido por los totalitaristas (segn el modelo alemn). Fue la Asociacin de Auxilio al Gobierno Imperial (Taisei Yokusankai), fundada en octubre de 1940.

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  • Ni una medida ni otra, sin embargo, consiguieron dotar a Japn de la estabilidad y la coherencia poltica que Konoe deseaba. La primera lanz a hombres que a la postre se mostraron dispuestos a ignorar los deseos de Konoe, como Tojo Hideki que fue adems su sucesor. La segunda result ser totalmente ineficaz como medio de frenar a los militares al menos fuera de Japn. En casa, es cierto, le ayud a garantizar la superviviencia en cierta medida de aspectos del sistema de Meiji: dentro de la Asociacin de Auxilio al Gobierno Imperial, por ejemplo, los polticos de los partidos seguan dirigiendo los asuntos de la Dieta y conservaban el prestigio derivado de conferir legalidad a las regulaciones de la guerra; los funcionarios de los gobiernos regionales de hecho aumentaron sus poderes (como el administrar los racionamientos, ahorros para la guerra, defensa civil) ejercindolos a travs sobre todo de asociaciones de vecinos (tonarz guma) establecidas en septiembre de 1940; finalmente, los burcratas siguieron con la mayora de sus viejas prcticas y procedimientos usndolos a veces para frustar las aspiraciones de los militares a la asignacin de los recursos econmicos. En otras palabras, mientras que Japn despus de 1937 estaba sometido a una incmoda serie de controles y prohibiciones, segua siendo demasiado pluralista para ser completamente totalitario. Tampoco era todo lo militarista que los militares hubieran deseado.

    Ideas peligrosas

    Cualquier pas en guerra echa mano a la censura y trata de suprimir las ideas que se piensa amenazan la estabilidad poltica, pero el uso de la polica contra los socialistas y los comunistas de Japn no empez solamente en 1931 con el estallido de las hostilidades en Manchuria. Aparte de la legislacin que se blanda en contra del movimiento de derechos populares de los aos ochenta del siglo xix y del sindicalismo de principios del xx pese a la relevancia de estos dos precedentes la Ley para el Mantenimiento de la Paz de 1925 haba dotado a la polica ideolgica (tokko, bajo el Ministerio del Interior) y a la polica militar (kempei, bajo el Ministerio de la Guerra) de amplios poderes para combatir a cualquier organizacin que persiguiera el derrocamiento de la forma de gobierno o la abolicin de la propiedad privada. Estos poderes fueron ejercidos en marzo de 1928 cuando la polica acorral a unos mil comunistas y simpatizantes del comunismo. Un ao despus, en una nueva serie de redadas se detuvieron tambin a muchos extremistas no comunistas; y desde entonces hombres y mujeres de conocidas tendencias izquierdistas estaban siempre expuestos al arresto, prisin y a menudo tortura sin mediar aviso o motivo aparente. Antes de 1945 se haban detenido en virtud de esa ley a ms de 75.000 personas, aunque a juicio slo se llev a 5.000, la mitad aproximada de los cuales segua detenida cuando en 1945 acabaron las hostilidades.

    Pero tampoco acabar con la subversin poltica a cualquier precio era todo lo que se prevea. Araki Sadao, siendo ministro de la Guerra a principios de 1934, recomend al gabinete imponer un rgido control en la publicacin de libros y peridicos con el objeto de prohibir las ideas que pudieran daar la poltica fundamental nacional, al mismo tiempo se fomentaran las que contribuyeran a la prosperidad del Estado, al orden social, a la buena marcha de vida nacional y al saludable esparcimiento de la poblacin. Se impondran restricciones a los grupos que propagaran ideas antibelicistas y antiimperialistas. Adems, se movilizara a la hostilidad popular contra las ideas peligrosas de todo orden a travs de la Asociacin de Reservistas Militares, de la Asociacin Juvenil, de los Jvenes Exploradores (Boy Scouts), de la Cruz Roja y de varias organizaciones femeninas as como mediante cuerpos religiosos y sociales.

    La censura a las editoriales y a la prensa se hizo cada vez ms rigurosa en los, aos que siguieron y era manejada por la polica, aunque con respecto a libros parece haber ido

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  • dirigida principalmente contra los autores con suficiente fama como para ejercer influencia en el pblico en general. As y todo, el efecto fue ms omnipresente de lo que tal cualificacin pudiera dar a entender. La autocensura, que reflejaba el miedo a la prisin o amenazas de los patronos, existi indudablemente aunque no era fcil de identificar. Tampoco era el material abiertamente poltico el nico que se pona bajo la lupa del censor. Eran objetos de sospecha tambin los escritos sobre historia antigua de Tsuda Sokichi, pues se trataba en ellos del origen del linaje imperial, y las novelas como Sasameyuki (traducida al ingls con el ttulo de The Makioka Sisters), de Tanizaki Junichiro, que presentaba dudas sobre valores convencio-nales. A su tiempo, la referencia de Araki al saludable esparcimiento de la poblacin lleg a justificar la desaprobacin oficial de la msica de jazz, de la escenas de amor en el cine y en el teatro occidental, y de las expresiones americanas empleadas en el bisbol.

    Es difcil juzgar el impacto de todo esto. No cabe duda de que al pueblo japons se le mantena ignorante de muchos de los sucesos ocurridos dentro y fuera del pas que pudieran mostrar a un Japn poco agraciado. Adems, la presin era muy considerable sobre el ciudadano inconformista o sobre el portavoz de ideas impopulares. Por ejemplo, de la gente detenida en este periodo unos 1.800 eran cristianos, sobre todo de un grupo de los menos or-todoxos y sumisos como el de los Testigos de Jehov. Se tomaron tambin medidas contra algunas sectas budistas y sintostas cuyas creencias eran crticas del Estado o de la guerra, o que aprobaban normas sociales, o cuyas costumbres eran indebidamente heterodoxas. El sintosmo estatal, por el contrario, nunca haba recibido ms apoyo del gobierno que ahora, no slo por su compromiso con la divinidad del emperador, sino tambin porque se le consi-deraba como el tipo de ideologa verdaderamente japonesa que poda utilizarse para impulsar el imperio en ultramar. Holtom cita a un oficial japons en Corea que en 1936 intentaba justificar las instrucciones recibidas de Tokio para que los coreanos participaran en los ritos sintostas, y lo haca con el argumento de que no se trataba de un acto religioso, sino de patriotismo y lealtad que reflejaba las virtudes morales bsicas de nuestra nacin64. En 1938, el Ministerio del Interior estableci que los santuarios sintostas en el extranjero deban estar dedicados a Amaterasu, la progenitora del linaje imperial, y no a deidades menores, tener una arquitectura de estilo japons aunque sujeta a variaciones adecuadas al clima y al lugar y contar con sacerdotes japoneses.

    Cuando el contexto era directamente poltico, el requisito de conformidad era casi absoluto. El asunto Minobe lo ilustra perfectamente. Minobe Tatsukichi, profesor de Derecho Constitucional en la Universidad Imperial de Tokio y miembro por nominacin de la Cmara Alta, recibi crticas histricas en la prensa y en la Dieta en 1934-1935 por haber descrito al emperador en algunos de sus escritos como un rgano del Estado, descripcin que los tra-dicionalistas juzgaron como falta de lesa majestasd. En un sentido la campaa iba dirigida contra todos los que, como Saionji Kinmochi, se haban servido de las teoras de Minobe para defender la monarqua constitucional. En el plano personal, la campaa era un preludio de persecucin. A Minobe se le oblig a dimitir de la cmara alta y a renunciar a todos sus honores. Sus libros se prohibieron y a principios de 1936 le falt poco para ser asesinado.

    Incidentes como se, sumados al conocido rigor de las condiciones de las crceles y a la sospecha de torturas a manos de la polica, contribuyeron a explicar la reaccin de muchos otros intelectuales. Frecuentemente, hacan declaraciones de tenko o renuncia a ideas anteriores, un fenmeno definido por Tsurumi Shunsuke como conversin ocurrida bajo la presin del poder estatal. Y la renuncia no la hacan como resultado slo del miedo y de las privaciones, aunque esto tambin contaba, pues las declaraciones solan efectuarse al salir de la crcel. Estaba tambin el hecho de que las autoridades eran capaces de hacer que la persona arrestada e interrogada se diera perfecta cuenta de que estara incomunicada con casi

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  • todos sus compatriotas, es decir, la atacaban en el sentimiento de pertenencia tnica y nacional. Un caso famoso fue el de dos comunistas, Sano Manabu y Nabeyama Sadachika, a los que en 1933 les hicieron renegar de los elementos antiimperialistas de sus ideologas en cuanto aplicables a Japn. Puesto que, explicaron, Japn estaba liderando a Asia contra el capitalismo occidental era legtimo que se extendiera por la atrasada China y pusiera a Manchuria, as como a Corea y Taiwn, bajo su dominio. En esta tarea, las nociones de independencia para las colonias y de autodeterminacin nacional son ideas burguesas desfa-sadas.

    No todos los radicales japoneses sucumbieron a este tipo de presin, aunque pocos pudieron resistirla una vez que eran seleccionados como blanco. Algunos se replegaron a un retiro intelectual, otros a desviaciones eruditas ms esotricas y otros siguieron criticando en revistas de produccin privada. Ninguno de ellos, sin embargo, como tampoco ninguno de los disidentes polticos supervivientes se involucraron en protestas activas o crearon un movimiento de resistencia en Japn. Una razn importante era el peso de la propaganda pblica y privada desplegada para mostrar que el individualismo y la antipata al consenso de aqu, el liberalismo, el votar, las polticas de confrontacin era algo no japons. El proceso empezaba en las escuelas en donde el profesor de tica se preocupaba ms que nunca de mostrar que esas cosas eran iniportaciones indeseables de Occidente. Junto con una fuerte dosis de admiracin por los logros militares del pas, pasados y presentes, administrada con el estudio de la historia y la literatura, al alumno se le enseaba en el principal texto de tica, Kokutai no Hongi Principios de Poltica Nacional, publicado en 1937) a poner siempre a la nacin por encima de uno mismo. La persona, se le deca al alumno, no es esencialmente un ser humano aislado del Estado, sino que tiene su destino asignado como parte formante del Estado. Concebir esto de otro modo, como hacan algunos pensadores polticos de Occidente, equivala a promover la creacin de una lucha entre individuos y entre clases. En efecto, los males ideolgicos y sociales del Japn de hoy podan ser atribuidos al hecho de que desde los das de Meiji haban sido importados y a una celeridad excesiva tantos aspectos de disciplinas, sistemas y culturas de Europa y Estados Unidos. Lo que haca falta, en lugar de eso, era algo japons, una armona conseguida porque haba bajo el emperador un cuerpo de personas con una sola sangre y una sola mente.

    En esta va a la unidad nacional haba, sin embargo, un escollo. Lo que Araki Sadao llamaba movilizacin espiritual tena sus limitaciones. Si el esfuerzo de la guerra de Japn iba a ser efectivo, el rechazo al pensamiento occidental no poda extenderse a la ciencia occidental como lo demuestra la proporcin creciente de estudiantes graduados de las facultades japonesas de ciencia y de ingeniera: del 15 por ciento del estudiantado universitario en 1931-1935 al 23 por ciento en 1941-1945. Tampoco a la organizacin de una economa de guerra era posible aplicarle principios puramente nativistas.

    Una economa controlada

    Las medidas que ms contribuyeron a sacar a Japn de la crisis econmica provocada por la gran depresin mundial fueron obra de Takahashi Korekiyo, ministro de Finanzas de fines de 1931 a comienzos de 1936. El primer paso (diciembre de 1931) fue abandonar el patrn oro a fin de reducir el valor del yen y estimular las exportaciones. En 1932 aument sustancialmente el gasto pblico, gran parte del cual se destin a ayudar a la agricultura. Aunado a una reduccin de los tipos de inters, esto ocasion a lo largo de unos cuantos aos un resurgir gradual de la demanda y, en consecuencia, de la inversin privada. La produccin agrcola, cuyo ndice (1925-1929 = 100) segua siendo slo de 103 en 1935, habiendo cado de 110 en 1930, empez a remontar de nuevo. En el captulo manufacturero, el ndice por

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  • volumen (1910-1914 = 100) casi se duplic entre los periodos 1925-1929 y 1935-1939 y al-gunos sectores superaron con creces ese promedio. El ndice del sector del metal y de la maquinada en particular subi de 255 a 920, el qumico y cermico de 453 a 1.255. En la construccin naval, el tonelaje anual bruto se recuper de 106.000 toneladas en 1929-1933 a 259.000 en 1934-1937, o sea, a un nivel aproximadamente igual que durante la guerra de 1914-1918.

    Esta recuperacin econmica estuvo acompaada de varios cambios importantes vinculados sobre todo a la posicin de Japn en la economa mundial. El descenso del valor del yen, que hizo ms caras las importaciones y menos gananciosas las exportaciones, anim a los comerciantes a buscar fuentes de abastecimiento all donde el cambio de moneda les era favorable, y mercados en donde haba menos trabas a las ventas japonesas. Esto produjo un crecimiento del comercio con el este y sureste de Asia, sobre todo con las dependencias japonesas, en lugar de con Europa y Amrica. En 1934-193 6 (los aos tomados generalmente como norma de antes de la guerra, ya que las cifras de los aos siguientes estn deformadas por factores militares), casi el 60 por ciento de las exportaciones japonesas fueron a China, Corea, Taiwn y el sureste asitico, mientras que el 50 por ciento de las importaciones proce-da de esas mismas partes.

    Otro cambio fue el desarrollo ms acelerado de la industria pesada dentro de Japn, lo cual reflejaba el aumento del gasto militar y una tendencia a la sustitucin de las importaciones para evitar las fuentes de abastecimiento ms caras. Hubo un desarrollo significativo de las industrias elctrica y de maquinaria, ms el crecimiento de nuevas empresas en los sectores de la aviacin y automviles. Esto hizo crear un nuevo campo manufacturero dominado por lo que se llam el nuevo zaibatsu. Las antiguas corporaciones a las que se refera este trmino haban concentrado su atencin en las finanzas y el comercio, incluyendo el comercio exterior. A la espera de tiempos dificiles, decidieron atrincherar su posicin con el uso creciente de carteles y acuerdos comerciales semejantes, y no con la ampliacin de sus actividades en la industria. En este campo, pues, la iniciativa vino de gente nueva junto con algunos que haban sido antiguos socios del zaibatsu Nitrgeno de Japn (Nihon Chisso) tena relaciones con Mitsubishi, Toyota con Mitsui y otros que haban surgido independientemente, como Nissan. Todos ellos se beneficiaran de la expansin de la industria militar posterior a 1936. La planta de automviles de Nissan en Yokohama, por ejemplo, fue eclipsada completamente en importancia por sus intereses en Manchukuo.

    La victoria en el seno del ejrcito de la faccin de Control, comprometida a un programa de modernizacin militar, junto con el brote de hostilidades a gran escala en China en 1937, dieron pie a nuevas oportunidades y tambin a problemas econmicos. El gasto militar se elev de poco ms del 9 por ciento del gasto nacional bruto en 1933-1937 al 38 por ciento en 1938-1942, es decir, a 11.900 millones de yenes de un total de 31.000 millones. Baba Eiichi, nuevo ministro de Finanzas al caer asesinado Takahashi en la intentona golpista de febrero de 1936, fue incapaz de vencer la tendencia que acab llevando a una crisis en la balanza de pagos. Y si bien es cierto que la expansin territorial en el continente asitico le dio a Japn acceso al tan necesitado carbn y hierro a precios cmodos, gran parte de lo que se requera mquinas herramientas, petrleo, algunos metales raros usados en aleaciones de acero vena de pases en donde era difcil aumentar o incluso mantener el poder adquisitivo. Slo quedaba una opcin: equilibrar la oferta y la demanda con un sistema de planificacin y control.

    Durante 1936 y 1937, el Estado Mayor del Ejrcito llev a cabo el primer intento coherente para solucionar este problema. Ishiwara Kanji, en colaboracin con Miyazaki Masayoshi,

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  • antes de la Compaa Ferroviaria de Manchuria del Sur, elabor un Plan Quinquenal para 1937-194 1 con objetivos de inversiones y de produccin de hierro, acero, petrleo, carbn, energa elctrica, productos qumicos, maquinaria y otras industrias vitales para el podero militar. Aunque el gabinete no le dio el visto bueno final hasta principios de 1939, su contenido era ampliamente conocido entre los funcionarios y provoc un flujo constante de capital y de recursos de uso civil a militar bastante antes de esa fecha. Se establecieron nuevas instituciones para supervisar el proceso. En el Ministerio de Comercio e Industria exista ya un instrumento para la intervencin asistencial del gobierno en la recuperacin si-guiente a una depresin econmica y en el fortalecimiento de las empresas japonesas de cara a competidores extranjeros (principalmente mediante el fomento de la formacin de crteles). Con este objeto, en octubre de 1937 se agreg el Consejo de Planificacin Interministerial, cuya tarea primordial era coordinar a los distintos ministerios afectados por el esfuerzo de la guerra en China. Su personal abarcaba a oficiales militares en traslado temporal y burcratas del gobierno central con aquilatada experiencia en economa. En 1943, al aumentar los problemas de la guerra, se fundi con el Ministerio de Comercio e Industria para constituir el Ministerio de Municiones. Los miembros de estos organismos deban cooperar con el Cuartel General Imperial (Daihonei), que haba sido activado en noviembre de 1937 para concertar los objetivos estratgicos y por tanto las necesidades econmicas del ejrcito y la marina.

    A finales de 1937 se establecieron controles en el capital y comercio extranjero con la mira de dar prioridad a las exigencias militares. El Decreto de Movilizacin Nacional de abril de 1938 puso stas dentro de un marco ms general de poderes de emergencia, estipulndose la direccin de la mano de obra y del material, la regulacin de salarios y precios, el funcionamiento por parte del gobierno de las industrias clave, si fuera necesario, e incluso un mecanismo de ahorro obligatorio. Algunas de sus estipulaciones permaneceran cierto tiempo inactivas, pero en teora le dieron al gobierno. las armas con que enfrentarse a todos los problemas capitales relativos a la produccin de material blico, asignacin de recursos y balanza de pagos.

    Pese a la existencia de ese Consejo de Planificacin Interministerial, la maquinaria del gobierno japons de los aos treinta careca de un cuerpo central capaz de identificar y de poner en vigor las prioridades econmicas. La insistencia del ejrcito y la marina, en conjunto y por separado, en que sus necesidades fueran en primer lugar; la presencia en la Corte y en el Ministerio de Exteriores de hombres poderosos en desacuerdo con los militares en cuanto que ponan al comercio exterior por delante de la expansin territorial; la reticencia del viejo zaibatsu y de otras grandes empresas a sacrificar sus ganancias por lo que les decan ser de inters nacional o a doblegarse ante la interferencia estatal en sus negocios; todo esto compli-caba excepcionalmente las cosas para los que intentaban planificar. Tampoco es de extraar, habida cuenta de la gran influencia poltica de todos esos grupos a los que les resultaba dficil el aguantar imposiciones, que hubiera varias innovaciones constitucionales en estos aos consagradas a buscar una unidad en la toma de decisiones y su puesta en vigor. La Conferencia de Enlaces (Renraku Kaigi) constituy un foro en el que los ministros del gabinete podran debatir sobre poltica de alto nivel con representantes del ejrcito y de la marina. La Conferencia Imperial (Gozen Kaigi), que se reuna en presencia del emperador, tena una funcin parecida, aunque en ella se trataban temas especialmente crticos. Sin embargo, lo ms que casi siempre poda lograrse en estas juntas, por distinguidas que fueran, eran compromisos verbales que se desmoronaban tan pronto como se sometan al test de la puesta en marcha.

    El hecho es que la situacin no daba de s para compromisos, slo para resoluciones que

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  • exigan un nivel de autoridad del que en ltima instancia se careca. Las fuerzas armadas, ocupadas en una guerra en China mucho mayor de lo que haban previsto, necesitaban ms y ms material, la mayor parte del cual se compona de acero. Conseguirlo solamente era posible a costa del capital, la mano de obra y la capacidad industrial que de otra manera se hubieran destinado a las industrias de consumo. A su vez, esta situacin pona en peligro dos cosas: una, las exportaciones de textiles, por ejemplo- que constituan el nico medio que tena Japn para pagar las importaciones de materias primas estratgicas (como el petrleo, hierro y carbn); otra, la moral de la poblacin civil, que en parte dependa del nivel de vida. Por si fuera poco, el choque entre las necesidades a corto plazo (municiones para la guerra en China) y los objetivos a largo plazo (la expansin de los recursos para una confrontacin con Estados Unidos y Rusia) provoc disputas entre los mismos estrategas. As, en abril de 1941, estas contracorrientes alcanzaron un punto en que el ejrcito lleg a insistir en el arresto de algunos miembros civiles del Consejo de Planificacin Interministerial, dando como razn que se haban pronunciado en nombre de los industriales, lo cual equivala a descubrirse como simpatizantes de la izquierda poltica.

    Las implicaciones de esta situacin en la poltica exterior japonesa se tratarn en el captulo siguiente. Por ahora baste aadir a guisa de conclusin que las experiencias de la guerra en este contexto contribuyeron grandemente a determinar el tipo de desarrollo industrial de la postguerra. Por ejemplo, por una ordenanza de agosto de 1939, se dispuso que los fabricantes del pas se sometieran a crteles obligatorios encabezados por empresarios prominentes bajo la gua del ministerio incumbente, una decisin que robusteci en gran medida el poder de los burcratas y el de los conglomerados sobre las empresas ms pequeas. Asimismo, la uecesidad de poner en marcha los controles sobre salarios y el movimiento laboral hizo surgir un programa patrocinado por el gobierno de servicio industrial a la nacin (sangyo-hoko/eu, abreviado como sampo), a tenor del cual las asambleas laborales sustituan a los sin-dicatos. Esto dio estmulo al proceso por el cual la empresa ms que la industria se iba convirtiendo en la unidad clave de las relaciones industriales. Aceler tambin esto la tendencia hacia un sistema salarial basado en la veterana y el empleo de por vida, hacindolas alternativas aprobadas en lugar de las huelgas. A corto plazo, la transformacin de la industria de consumo en industria de guerra tuvo un fuerte impacto en el nivel de vida, como, por otro lado, estaba ocurriendo en la Europa de la misma poca. La premisa resultante tambin sera importante para la situacin de la postguerra. La gente aprendi a trabajar ms que nunca, pero a cambio de una gratificacin material menor. Productos de consumo de la variedad y calidad de antes de 1937, como ropa y artculos domsticos, se fueron haciendo inalcanzables; los alimentos escaseaban a causa de los precios de control y de la caresta de fertilizantes agrcolas; el hacer cola pas a ser una escena cotidiana en la vida urbana; comer en restaurantes y comprar en el mercado negro lleg a ser para los ricos un medio de evadir prohibiciones. Hay al menos un testigo que afirma que las condiciones eran peor en Japn que en la Inglaterra de la guerra. Se trata de John Morris, que no fue repatriado hasta el verano de 1942 y que recuerda que a su regreso a Londres una de las cosas que me impresionaban era la abundancia de alimentos.

    Captulo 12

    Un imperio ganado y perdido, 1937-1945

    Este captulo va a tratar de las relaciones exteriores de Japn entre 1937 y 1945, es decir, del nuevo orden en el Asia oriental y de la esfera de coprosperidad del Asia oriental mayor,

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  • junto con las guerras que las instauraron. Llamar a este periodo una fase de construccin de un imperio, aunque es habitual entre los historiadores, no ha sido siempre aceptable para la opinin pblica japonesa ni entonces ni despus. Algunos japoneses han preferido describirlo como una bsqueda de la autonoma, ya que el pas lo que buscaba era una libertad de accin en el Asia oriental que antes se le haba negado por su dependencia de un orden internacional dominado por Gran Bretaa y Estados Unidos. Otros lo han puesto en el marco de un conflicto cultural y poltico entre Asia y Occidente, en el que Japn tena el deber de ponerse del lado de Asia.

    Este segundo planteamiento ha presentado siempre problemas de definicin. En los aos treinta, la mayora de los japoneses estaban de acuerdo en que la igualdad e independencia para los pueblos de Asia deberan ser mgredientes en cualquier sistema que llegara a sustituir al imperialismo occidental; de aqu la importancia que daban a la coexistencia y coprosperidad (kyoson-kyoez) Por otro lado, crean que China y los dems pases del sureste asitico y del Asia oriental haban sido reducidos a tal debilidad y desunin por los sucesos de los ltimos cien aos, que en realidad no podan ser tratados como socios iguales de Japn. De hecho, si la lucha para liberarlos significaba una guerra a gran escala, como pareca ine-vitable, Japn entonces tendra que proporcionar la direccin y casi toda la fuerza efectiva. Se segua que para ello Japn necesitara tener a su disposicin la mayor parte de los recursos de la zona ofrecidos de buena o mala gana. A su vez, esto implicaba que el camino hacia la independencia de Asia pasaba por algo muy parecido a un imperio japons.

    El nuevo orden en el Asia oriental

    Despus de 1932, el Estado Mayor del ejrcito de Kuantung tena el plan de avanzar ms en las provincias limtrofes con el sur de Manchukuo. Una razn era que la posicin japonesa en la zona nunca estara muy a salvo con los nacionalistas chinos de Chiang Kai Shek al otro lado de la frontera. Otra era que un avance relativamente corto por el norte de China y la Mongolia Interior significara un incremento sustancial de las reservas de carbn y hierro, con lo cual Japn dara un paso ms a su auto-suficiencia econmica. Con ambos argumentos, los dirigentes del ejrcito contaban con el respaldo de Tokio. Ciertamente en el ambiente poltico dominante en la capital en los aos siguientes (vase captulo 11), era difcil ver quin podra impedir que se repitiera lo de 1931; esta vez por razones nuevas.

    En las primeras semanas de 1933 se encontr un pretexto para aadir Jehol a Manchukuo. En mayo de ese ao, una tregua en Tangku, negociada sin referencia al Ministerio de Exteriores, cre una zona desmilitarizada, aislando los territorios ocupados por los japoneses en el norte de los controlados por los nacionalistas. Esta medida dio pie en junio de 1935 a que se exigiera la retirada de las tropas chinas de las provincias de Hopei y Chahar en el inters de mantener la paz. Se trataba de una conocida forma de imperialismo de frontera, que se reforzaba concediendo el reconocimiento a los movimientos polticos chinos de la zona que estuvieran dispuestos a aceptar la autonoma bajo patrocinio japons. El resultado ms llamativo de esta estrategia fue el establecimiento del Consejo Poltico de Hopei-Chahar en diciembre de 1935.

    En Tokio, los gobiernos intentaban colocar algn marco poltico a estas acciones. En abril de 1934, un portavoz del Ministerio de Exteriores anunci que la relacin entre China y Japn no se consideraba de la incumbencia de la Liga de Naciones ni de ninguna potencia. A fines de 1935, se indicaron las condiciones aceptables para un acuerdo con China: el reconocimiento chino de Manchukuo, la supresin de las actividades antijaponesas en China y una alianza anticomunistas sino-nipona. Finalmente, en agosto de 1936, Tokio aprob una

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  • declaracin conocida como Fundamentos de la Poltica Nacional, a partir de la cual acabaran desarrollndose las directrices del nuevo orden