Apuntes Historia de la Filosofía Guillermo García Domingo

U. D. 13. El materialismo histórico de K. Marx.

No son pocos, cada vez menos, eso sí, los que se

consideran herederos de la visión de la sociedad y las

aspiraciones de transformarla que promovió K. Marx

(1818-1883). Desde que K. Marx participara en la I

Internacional socialista en 1864, Lenin, Trotsky pero

también Stalin, Mao en China, los socialdemócratas de

toda Europa, la escuela de Frankfurt y al mismo tiempo

el monstruo de Pol Pot en Camboya o Fidel Castro en

Cuba, todos ellos han declarado sentirse en deuda con

Marx, e incluso seguir al pie de la letra su praxis

revolucionaria.

Con frecuencia se nos olvida que Marx es un filósofo ilustrado porque compartió

con este movimiento ilustrado la fe en el progreso racional de la sociedad. Suele, en

cambio, ponerse más énfasis en la influencia que Hegel ejerció sobre él. Por lo menos

su método dialéctico fue plenamente asumido por Marx aunque éste fuera un

convencido materialista frente a la dialéctica idealista de Hegel. En estos apuntes apenas

nos detendremos a explicar el materialismo dialéctico (conocido coloquialmente como

Diamat) porque este parece que fue defendido más bien por su compañero inseparable y

mecenas económico F. Engels (1820-1895). También el socialismo utópico fránces y la

economía política inglesa que conoció en su exilio de Londres son influencias muy

reconocibles en sus escritos.

Antes de exiliarse en Londres (donde estudió de manera increíblemente

provechosa la economía anglosajona), K. Marx desde su Alemania natal tiene que

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marcharse por su comprometida labor periodística a París donde entra en contacto con

el ya citado Engels, decisivo en su vida a partir de entonces. En esta época (1844), llena

de viajes y vicisitudes, Marx ya expone en sus primeras obras algunos de sus más

imperecederas aportaciones en sus Manuscritos, en La Ideología alemana o el

Manifiesto comunista (estos últimos escritos junto a Engels), en 1849 se exilia

definitivamente a Londres (donde vivirá hasta el final de su vida y está enterrado) y allí

su pensamiento alcanza su madurez con libros imprescindibles como Contribución a la

crítica de la economía política y los varios volúmenes de El capital .

Queda así suficientemente demostrado que Marx cumplió de sobra la obligación

de todo filósofo, que se precie de serlo, de molestar con su pensamiento; además Marx

tuvo el valor añadido, si cabe, de molestar a los más poderosos y ponerse del lado de los

más débiles, los trabajadores. Todas estas son razones más que suficientes para

entusiasmarnos con su pensamiento que a continuación vamos a conocer.

Foto panorámica (tomada por el autor de estos apuntes) de la sala de lectura de la biblioteca del Museo

Británico en la que Marx pasó muchas horas de su vida leyendo y estudiando.

13.1. La esencia humana es…el conjunto de sus relaciones sociales (El ser

humano según Marx):

Los seres humanos somos seres naturales, en cuanto que producimos

nuestros medios de vida transformando la naturaleza, y así nos proveemos del

sustento que necesitamos para vivir.

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El ser humano tiene que producir su vida en relación con la naturaleza pero

también en relación con los demás seres humanos en sociedad, por eso, él mismo

consiste y se constituye en la sociedad (tal y como decía Aristóteles).

“El hombre mismo se diferencia de los animales a partir del momento en que

comienza a producir sus medios de vida” dice en La ideología alemana, de modo que el

trabajo, entendido como actividad práctica y transformadora de la naturaleza, es

la principal actividad humana.

Ahora bien, aquello que el trabajador produce en su acción transformadora no le

pertenece al trabajador, se convierte en propiedad de otro; no es raro así que el producto

del trabajo sea para él algo extraño o ajeno. Esta situación es la alienación

(Entfremdung)1: el extrañamiento que siente el trabajador respecto al producto de

su trabajo. Junto con ello, el trabajador como se expresa trabajando, se entrega a sí

mismo en la actividad productiva, desarrolla sus potencialidades como ser humano, y se

pierde a sí mismo en la medida en que el fruto de su trabajo no le pertenece porque es

propiedad del capitalista. Este considera el producto del trabajo como una mercancía. Y,

de paso, el trabajador, como el producto que hace es parte de sí mismo, también se

reifica, se convierte en un objeto, en una cosa entre otras cosas. Es así como el

trabajador se convierte en mercancía. Por lo tanto la alienación es la enajenación

del producto del trabajo y la enajenación de sí mismo del trabajador.

“El obrero es más pobre cuanta más riqueza produce, cuanto más crece su

producción en potencia y en volumen. El trabajador se convierte en una mercancía

tanto más barata cuantas más mercancías produce. La desvaloración del mundo

humano crece razón directa de la valorización del mundo de las cosas…cuantos

más objetos produce el trabajador, tantos menos alcanza a poseer y tanto más

sujeto queda a la dominación de su producto…

1 Esta es la alienación económica, que es el fundamento de otras “alienaciones” como la social, política o religiosa. Nosotros sólo nos ocuparemos de la alienación económica. Por cierto esta expresión ya había sido utilizada antes de que lo hiciera el propio Marx, en todo caso él ofreció una acepción hasta entonces desconocida de lo que según él es la alienación del trabajador.

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Todas estas consecuencias están determinadas por el hecho de que el

trabajador se relaciona con el producto de su trabajo como un objeto extraño.

Partiendo de este supuesto, es evidente que cuanto más se vuelca el trabajador en

su trabajo, tanto más poderoso es el mundo extraño, objetivo que crea frente a sí, y

tanto más pobres son él mismo y su mundo interior…

¿En qué consiste, entonces, la enajenación del trabajo? Primeramente en

que el trabajo es externo al trabajador, es decir, no pertenece a su ser; en que, en

su trabajo, el trabajador no se afirma, sino que se niega; no se siente feliz, sino

desgraciado; no desarrolla una libre energía física y espiritual, sino que mortifica

su cuerpo y arruina su espíritu. Por eso el trabajador solo se siente en sí fuera del

trabajo, y en el trabajo fuera de sí. Está en lo suyo cuando no trabaja y cuando

trabaja no está en lo suyo. Su trabajo no es, así, voluntario, sino forzado, trabajo

forzado. Por eso no es la satisfacción de una necesidad, sino solamente un medio

para satisfacer las necesidades fuera del trabajo. Su carácter extraño se evidencia

claramente en el hecho de que, tan pronto como no existe una coacción física o de

cualquier otro tipo, se huye del trabajo como de la peste…

De esto resulta que el hombre (el trabajador) solo se siente libre en sus

funciones animales, en el comer, el beber, engendrar, y todo lo más en aquello que

toca a la habitación y al atavío, y en cambio en sus funciones humanas se siente

como animal. Lo animal se convierte en lo humano y lo humano en lo animal”.

K. MARX: Manuscritos. Economía y filosofía.

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Atrévete a saber

La reducción del animal humano, así se llama un artículo terrible y lleno de

inspiración del filósofo Víctor Gómez Pin, en el que retrata la alienación en nuestro

tiempo:

http://elpais.com/elpais/2012/02/27/opinion/1330368877_113454.html

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Ante esta situación no cabe otra que una teoría que conduzca a una praxis

transformadora o revolucionaria, por eso Marx en 1845 ya escribió en las tesis sobre

Feuerbach (en la undécima): “Los filósofos no han hecho más que interpretar de

diversos modos el mundo, pero de lo que se trata es de transformarlo”.

Por eso a partir de su exilio en Londres Marx se va a entregar al estudio para

elaborar una teoría semejante: el materialismo histórico, del que a continuación nos

vamos a ocupar.

13. 2. El materialismo histórico (La sociedad según Marx):

El materialismo de Marx consiste en considerar la realidad como el proceso

dialéctico e histórico de producción real de los medios de vida. Esta proceso dialéctico

(tesis-antítesis y su superación en la síntesis final) es histórico y material (no espiritual

como pensaba Hegel)

En el anterior apartado hemos aclarado que Marx afirma que en la producción de

los medios que los seres humanos necesitan para vivir a lo largo de la historia, el ser

humano contrae una doble relación: con la naturaleza y con los otros seres humanos.

Este necesita producir socialmente su vida y no le queda otra alternativa que establecer

unas relaciones de producción. El conjunto de estas relaciones de producción

forma la estructura económica de una sociedad. Estas relaciones son las que

establecen unas personas con otras y las personas con las llamadas fuerzas productivas

que son en primer lugar los medios de producción que incluyen los instrumentos de

producción (herramientas, máquinas, edificios), las materias primas y los espacios que

contribuyen a la producción, y en segundo lugar la fuerza del trabajo de los

trabajadores. Las relaciones de producción se expresan jurídicamente en las relaciones

de propiedad, que es el control que una persona ejerce sobre otra (su fuerza de

trabajo) o sobre los medios de producción. Los proletarios en la sociedad capitalista

son dueños de su fuerza de trabajo, se la alquilan al patrón, sin embargo no son suyos

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los medios de producción. Estas relaciones de propiedad determinan la clase social a la

que cada persona pertenece.

La estructura económica determina la sobreestructura o superestructura

política y jurídica, y las ideologías (formas de conciencia) filosóficas y religiosas

vigentes en la sociedad (la suma de la estructura y la superestructura es el modo de

producción de cada época y sociedad). Esta superestructura es la expresión de la

estructura económica y contribuye a defenderla y justificarla. Esto aparece resumido de

manera extraordinaria en las palabras que el propio Engels dedicó a Marx en su funeral:

“Así como Darwin descubrió la ley de desarrollo de la naturaleza orgánica,

Marx descubrió la ley de desarrollo de la historia humana: el hecho, tan sencillo, pero

oculto, hasta él, bajo la maleza ideológica, de que el hombre necesita, en primer lugar,

comer, beber, tener un techo y vestirse antes de poder hacer política, ciencia, arte,

religión, etc.; que, por tanto, la producción de los medios de vida inmediatos,

materiales, y por consiguiente, la correspondiente fase económica de desarrollo de un

pueblo o de una época es la base a partir de la cual se han desarrollado las

instituciones políticas, las concepciones jurídicas, las ideas artísticas e incluso de las

ideas religiosas de los hombres y con arreglo a la cual deben explicarse y no al revés

como hasta entonces se había venido haciendo”.

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Atrévete a saber

La religión, el suspiro de la criatura oprimida

Uno de los elementos de la superestructura ideológica del modo de producción

capitalista es la religión. A continuación puedes leer el texto más importante de Marx

sobre la religión y su papel en la sociedad:“El fundamento de la crítica irreligiosa es: el hombre fabrica la religión; la religión no hace

el hombre. En otras palabras, la religión es la conciencia de sí y el sentimiento de sí del hombre que

aún no se ha encontrado o que ya ha vuelto a perderse…

La miseria religiosa es, por un lado, la expresión de la miseria real, y por otro, la protesta

contra la miseria real.

La religión es el suspiro de la criatura oprimida, el corazón de un mundo sin corazón, así

como es el espíritu de una situación carente de espíritu. Es el opio del pueblo.”

Contribución a la crítica de la filosofía del derecho de Hegel de K. Marx

Apuntes Historia de la Filosofía Guillermo García Domingo

“Al llegar a una fase determinada de su desarrollo, las fuerzas productivas

materiales de una sociedad chocan con las relaciones de producción existentes o, lo

que no es más que la expresión jurídica de esto, con las relaciones de propiedad dentro

de las cuales se han desenvuelto hasta allí” dice Marx. Como las fuerzas productivas

se desarrollan gracias al aumento de la fuerza del trabajo o a que se introducen

nuevos medios de producción pero las relaciones de producción frenan este avance

(los propietarios de los medios de producción no quieren ceder su enorme poder) se

produce un colapso que abre paso a un período de revolución social que traerá

consigo la sustitución de unas relaciones de producción por otras, es decir, la

desaparición de la estructura económica vigente y el desmoronamiento de la

superestructura erigida sobre ella.

Ícaro en el Empire State Building de Lewis Hine, el fotógrafo que retrató la dignidad de los trabajadores

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Esta es la ley principal del desarrollo histórico y socioeconómico y es, en

definitiva, el motor de la historia. Según Marx, el modo de producción capitalista y

burgués que estaba vigente durante el tiempo en el que él vivió y que sigue vigente, dará

paso, después de un período revolucionario, a un nuevo modo de producción, basado en

una estructura económica en la que las relaciones de producción habrán cambiado y los

proletarios, que antes tenían que “alquilar” la fuerza de su trabajo, ahora son los dueños

de los medios de producción, que antes detentaban los patrones de la clase burguesa.

Así se alumbrará la sociedad comunista del futuro en la que habrá una única clase

social, la de los trabajadores. Aunque esto ocurrirá inevitablemente a causa del

desarrollo de las fuerzas productivas y el estancamiento de las relaciones de producción,

Marx no se olvida del papel activo que la clase social proletaria puede desempeñar

con el fin de adelantar y precipitar este cambio. Es la conocida lucha de clases. En

este contexto se comprende mejor aún el compromiso de Marx con la I Internacional

socialista y el movimiento obrero en general.

El prólogo a La contribución a la crítica de la economía política (1859) de Marx

es un inmejorable resumen de todo lo que hemos intentando explicar en este apartado:

“El resultado general al que llegué y que una vez obtenido sirvió de hilo

conductor a mis estudios puede resumirse así: en la producción social de su vida los

hombres establecen determinadas relaciones necesarias e independientes de su

voluntad, relaciones de producción que corresponden a una fase determinada de

desarrollo de sus fuerzas productivas materiales. El conjunto de estas relaciones de

producción forma la estructura económica de la sociedad, la base real sobre la que se

levanta la superestructura jurídica y política y a la que corresponden determinadas

formas de conciencia social. El modo de producción de la vida material condiciona el

proceso de la vida social política y espiritual en general. No es la conciencia del

hombre la que determina su ser sino, por el contrario, el ser social es lo que determina

su conciencia. Al llegar a una fase determinada de desarrollo las fuerzas productivas

materiales de la sociedad entran en contradicción con las relaciones de producción

existentes o, lo que no es más que la expresión jurídica de esto, con las relaciones de

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Apuntes Historia de la Filosofía Guillermo García Domingo

propiedad dentro de las cuales se han desenvuelto hasta allí. De formas de desarrollo

de las fuerzas productivas, estas relaciones se convierten en trabas suyas, y se abre así

una época de revolución social. Al cambiar la base económica se transforma, más o

menos rápidamente, toda la inmensa superestructura erigida sobre ella. Cuando se

estudian esas transformaciones hay que distinguir siempre entre los cambios materiales

ocurridos en las condiciones económicas de producción y que pueden apreciarse con la

exactitud propia de las ciencias naturales, y las formas jurídicas, políticas, religiosas,

artísticas o filosóficas, en una palabra las formas ideológicas en que los hombres

adquieren conciencia de este conflicto y luchan por resolverlo. Y del mismo modo que

no podemos juzgar a un individuo por lo que él piensa de sí, no podemos juzgar

tampoco a estas épocas de transformación por su conciencia, sino que, por el

contrario, hay que explicarse esta conciencia por las contradicciones de la vida

material, por el conflicto existente entre las fuerzas productivas sociales y las

relaciones de producción. Ninguna formación social desaparece antes de que se

desarrollen todas las fuerzas productivas que caben dentro de ella, y jamás aparecen

nuevas y más elevadas relaciones de producción antes de que las condiciones

materiales para su existencia hayan madurado dentro de la propia sociedad antigua.

Por eso, la humanidad se propone siempre únicamente los objetivos que puede

alcanzar, porque, mirando mejor, se encontrará siempre que estos objetivos sólo

surgen cuando ya se dan o, por lo menos, se están gestando, las condiciones materiales

para su realización. A grandes rasgos, podemos designar como otras tantas épocas de

progreso en la formación económica de la sociedad el modo de producción asiático, el

antiguo, el feudal y el moderno burgués. Las relaciones burguesas de producción son la

última forma antagónica del proceso social de producción; antagónica, no en el sentido

de un antagonismo individual, sino de un antagonismo que proviene de las condiciones

sociales de vida de los individuos. Pero las fuerzas productivas que se desarrollan en la

sociedad burguesa brindan, al mismo tiempo, las condiciones materiales para la

solución de este antagonismo. Con esta formación social se cierra, por lo tanto, la

prehistoria de la sociedad humana”.

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Apuntes Historia de la Filosofía Guillermo García Domingo

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Atrévete a saber

Uno de los artistas que mejor ha sabido describir, sin palabras, la

alienación en el trabajo fue Charles Chaplin quien en 1936 estrenó “ Tiempos

Modernos”, su última película muda (el cine sonoro había comenzado hacía una

década) en el papel de Charlot, a quien situó en una fábrica “fordiana”, en medio

de los episodios que siguieron a la Gran Depresión norteamericana y mundial

después del Crack del 29, que condujo al desempleo y la miseria a una gran parte

de la población en todo el mundo.

Vamos a ver el comienzo de esta genial película:

Para saber más podemos consultar el siguiente enlace de Filópolis:

http://www.xtec.cat/~lvallmaj/barrinou/modtime2.htm