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Signos Literarios yLingsticos
III.1 (cncro-junio,
2001),
107-1
EL MUNDO EN FUGA
DE
ALEJANDRO ROSSI.
UNA APROXIMACIN
L FBUL
DE LAS REGIONES
Goretti Ramrez
Brown University
E
l mundo de Alejandro Rossi es un mundoen fuga. Por varias razones:
no slo porsusingular trayectoria biogrfica, sino tambin por haber ido
hilando una obra que se resiste a clasificaciones, y, en suma, por su
original reelaboracin del principio de
pertenencia
al panorama intelectual de
Amrica Latina De origen venezolano nacido enFlorencia en 1932yeducado
en Argentina, M xico, AlemaniaeInglaterra), Alejandro Rossi ha decidido fi
nalmente adoptar la ciudadana
mexicana.
Su condicin, como hasealadoJulio
Ortega, no esladel cosmopolitismo sino la deun"exilio natural" ("Alejandro"
531).
Se trata de un exilio que desmitifica la idea traum tica
del
exilio mismo,
pueslepermite ubicarseenun mapa
en fuga,
es decir, en un mapaqueparad
jicamente no tiene unas
fronteras
delimitadas en la geografa
al
uso La suya no
es una geografa de la nacin, sino un espacio ms all de ella: un espacio inte
lectual o incluso lingstico Poreso el"exilio natural" de Alejandro Rossiesde
una audacia ejemplar una aceptacin consciente delacondicin traumtica del
desamparoposmoderno, para instalarseasien un deslizante mapa biogrfico e
intelectual por donde transitar y dispersarse sin temor a prdida alguna de la
identidad o
la
pertenencia.
Es precisamente esta d el iberad a^ ^a intelectual lo
que permiteaAlejandro Rossi el trnsito entre el territorio de lafilosofay el
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108 Signos Literarios y Lingstico
territorio de la literatura ' En este sentido,
Jos Ortega yGasset
apuntala
diferentes formas bajo las que puede presentarse lafilosofa(38). Tal osmosi
entreeltexto ensaysticobreve y eltextonarrativo(tambin breve) constituye u
de los rasgos msdelinitorios desuobra,y losita, por ejemplo, enlaestelade
maestro
Borges:
predileccin por
el cuento breve
pero de sbita iluminacin int
lectualyporlanota ensaystica breve pero de tono narrativo.
2
Msque enla lineatradicionaldel
filsofo
sistemticoy debiografa embebi
yabismada enlaactividad
filosfica,
Alejandro Rossi estmsprximoa laid
del pensador oelintelectual contemporneo.
3
C orrespondeesta idea a laexiste
CH de un pensad oriistakdo en una
mediana
biogrfica
que,
porsumisma co
dicin, desemboca en un abandono del proyecto romntico de alzar sistema
totales
para la explicacin del mundo:
se
mueve en la percepcin fragmentar
posmoderna En Regiones conocidas'
1
, texto incluido en
suM atinal del di
trado,
declara su preferencia por lo cercano conocidoysu rechazoalproyec
to de anlisis sistemtico de grandes panormicas, hroes nacionales o grande
sucesos. Podra aadirse que de ah deriva su opcin porelensayoyel cuento
frentealtratado filosfico ylanovela
extensa.
Su condicin intelectualse
cara
terizaasporunasensibilidad extrema antelossignos delocotidiano, una espe
cial receptividad ante
\a
discontinuidad
no
el
pantesmo romntico)
del
mund
1
Asi. junto a ttulos filosficos como
Lenguaje y significado. Ortega y Gasset
o
Filosofa de la filosof
Antologa de Jos Gaos.
Alejandro Rossi ha publicado los volmenes de relatos
El cielo de Solero
y
L
fbula de as regiones Su Manual del distrado, por otra parte, es una coleccin de textos breves ent
el pensamiento y la narracin
]
Alejan dro R ossi se inscribe adem s en lu estelu de la narraci n breve hispa noa m erica na, com o Rulfo
el mismo Borges. Frente a ellos, existe toda una tradicin de novelas largas:
Rayuelo
de Cor tza
Paradiso
de Lczama Lima, etctera. De hecho, la narrativa hispanoamericana tras el
boom
parece u
difcil equilibrio entre la extensin larga v l.i breve, apenas sin obras de una extensin intermedia.
' En
su Manual del distrado.
Alejandro R ossi incluye algu nas rcllcxioncs sobre la situacin del pensado r e
el mundo moderno: "A partir del siglo diecinueve la mayora de los filsofos son profesores. Luchan p
ganar las ctedras, se aferran a ellas, ahorran, envejecen y a ltimas fechas incluso se jubilan con un cier
decoro. Kn nuestra poca es dilicil encontrar la figura de pensador cuyo paradigma es Descartes: u
caballero que posee slidas rentas, \aja, vive retirado, elige sus am ista des Baillet nos cuenta que escri
en la cama hasta bien entrada la maana. carece de obligaciones pedaggicas, no dicta clases, no corrig
exm enes, dormita, escribe, inventa obra s maestras Sin duda que an existen personajes con entrad as fij
y herencias jugosas, solitarios que habitan casas h med as y austeras, que quiz meditan de vez en cua ndo
prob ablem ente planean algn tratado pequeo v decisivo Pero si descubr imos un hom bre con esa
caractersticas, de inmediato sospechamos extravagancia, ingenuidad, proyectos insensatos" (71).
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E 3 mundo en Inga Gorcm Ramrez
1 U >
Po r eso la cond icin intelectual de Alejan dro Rossi est pr xim a a p ro pu es ta s
in te lec tua les que de ent rada parecer an ms remotas , pero es tn igua lmente
abiei tas al m un do en su disc on tinu ida d Po r ejem plo, se pu ed e relaciona] ^on la
inuncin po t i ca de Mar a Z am bra no ins t an te (no to t a l idad) , notas de un
mtodo qu e 'no son anot acion es, sino no tas en sentid o musical, lo cual impon e,
m as qu e justifica, la discontinuidad*
1
(12 ) un pensa r
enjuga
Por otra p arte, el m un do de Alejandro Rossi es un m un do enjuga tamb in en
su sen tido musical C o m o en la "fuga bar roc a", adentra se en sus texto s es perci
bir slo nota s suel tas o mo tivo s qu e han de ser pe rse gu ido s de un lado a otro
Julio Ortega comenta
Los tres delgados volmenes de realos que lia publicado parecen adelantos tardos
de olro volumen que los incluye, no slo porque los realos del primero aparecen en el
segundo. > uno del segundo reaparece en el tercero; sino porque todos ellos s
como ii.i que nos Llevan de unapisiaaoira .deuna zona de experiencia a otra
de rel lc\ unan al modo de una figura profunda, que nunca se completa, > que
de la parcialidad su forma de elocuencia Leer a Rossi es elegir una rula en ese
territorio arcaico ) .1Iave2 reciente, remoto > en formacin (** Alejandro RossT
Uno de los l ibros en que ese mundo
enjuga
se prsen la co n ma yo r plenitud
es La fbula de as regiones Public ado en 1997 co m o una suite de seis cuen
t o s . funciona co m o una novela cuy os elem ento s hubieran de ser efec t ivamen te
pe seg uid os de un tex to a ol io Sin em ba rg o, es posible aislar o dete ner alg un os
de e sos e l ementos enjuga de un cu en to a ot ro y, a t ra v s de el los, ac ce de r a
una mejor comprensin del conjunto. El propsi to (pie guia las paginas que
siguen es ai inai esa "figura profunda, que nunca se completa" de la que habla
Julio Or teg a Para ello partir del anlisis de tres elem en tos las reg ion es, la idea
de A m ri ca v el lenguaje en su rela ci n co n la histo ria Se trata de ti es e lem en
tos que , por su d iscont inuidad y su carc ter incomple to , son adoptados por
Ale jandro Rossi como programa para la posmodernidad
' 111Alcjandi doderla idea Jcl I bro continuamente reordei p e r o .- l o t n
u n a d e a d e a p n n o l a c io n e s s u b l im e s J c l R o m a n t i c is m o d e l S i m b o l i s m o m a l l o r m c
c o n t in u a r e o r d c n a c n d e la o b r a J e A l e ja n d r o R o s s i , la A ; d e u n l ib r o n o t ro , c o r re
m s b i e n a la i d e a J e u n a m s i c a u u n l o n a q u e h a J e r c s o n a i e n e l c o n j u n t o J e
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Signos Literarios y Lingstico
Las regiones
Los seis cuentos de
La fbula de lasregiones
estn situados en un territori
a la vezfirmey pantanoso: las regiones. Delinear la cartografa de ese territo
rio no cartografiado es uno de los retos de m ayor complejidad del libro, sin
embargo, eslapuerta para internarse enl.Las regiones son un espacio
intuid
porellector apenasseadentra en el
libro,
pero que resulta difcilmente delimi
table. No estn ubicadas en ningn territorio geogrfico empricamente
localizable, pero a la vez estn en algn lugar que slo pod ra ser Amrica
Latina. Algunas descripciones podran ser el C aribe: "la C iudad carcomida
por el salitre
y
cargada de viejos cocoteros" (12), otras podran referirse a l
zona de selvas interiores, con sus "laberintos fluviales" (26) y "despiadados
aguaceros" (108). Tambin hay menciones a pramos extensos, comosever
ms adelante En cualquier caso, las regiones no quedan ubicadas en ningn
pas concreto de Am rica Latina
Frente a la pretensin del narrador realista de intentar que el lenguaje lo
diga todo , Alejandro Rossi hace suyo el proy ecto desugerirel paisaje. No
existe (ni cabra esperar) una definicin precisa de lo que son las regiones. Es
nuevamenteellector quien debe perseguir la
idea,
esparcida entre los diferen
tes cuentos.Alo largo de las pginas de
La fbula de las regiones
ellecto
slo ir hallando los pedazos de un mapa imposible, y ha de buscar "un hilo
que unieraalas regiones, una especie defiligranaocu lta" (17). En cualquie
caso,
es posible aislar tres elementos que s parecen referirse repetidamente a
las regiones: su condicin de cambio permanente, su extensin ilimitada y su
imposible cartografa. Se trata de tres elementos que, en otra nueva paradoja
definenlasregiones com o un territorio indefinible.
En cuantoala primera condicin, su cambio permanente, hay que apunta
que las regiones pareceran de entrada un espacio de quietud y lentitud extre
mas.
De este modo, el cambio slo sera concebido como una reordenacin
cclica del mundo. En "La lluvia de
enero",
Leonardo comenta:
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Elmundo enfuga.. G oretli Ranure/
111
En nuestropas.Mara, las guerrasno cambian nada Limpiamoslafrontera,esverdad.
salvaguardamos unos cientosdekilmetrosdeterritorio, impusimosel"silencio del
trabajo" como deca el catire Pcle/. el orador oficial, muy necesario para espabilara
nuestros soldados narcotizados con las balas y la caa de setenta grados, pero al
ao todo volva a comenzar (95-6)
Sin embargo, la imagen que predomina en el libro es la de unas regiones
efectivam ente so m etidas a un vertiginoso cambio En "El brillo de O rion ", don
Po (habitante de las regione s) advierte a Loren zo (forastero ) del carc ter d e
pe rpe tuo cam bio e imposible fijeza de las region es:
Los que no lian viudo aqu piensan que la regin es una zona esttica, como si
estuviera aturdida por
un
sol inamovible
J...|.
N ada
ms opuesto a la
verdad,
Lorenzo.
aqu vivimos un inundo de landos,deanimalesde vidabrevsima, de floresdeun da.
una especiedebiografa desbocada, acelerada,como siestuviramosen lacreacin de
las primerasespecies 63)
Lo s viajeros, por tant o, han de atravesa r las region es con la conc iencia de
qu e no existe una metaalfinal del camino C om o consecuenciadelimparable cam
bio,tam po co existe para ellos una imagen fija del paisaje qu e pueda ser hallada
En seg und o lugar, a ste car cter cam biante e inasible se aa de la imposibi
lidad de medir la extensin de las regiones Lo s viajeros del cue nto "L a es tatua
de C am arg o" desc ubren qu e una inmensidad sin lmites les impide cartografiar
la regin
Estaban como asombrados de que al cabo de quince das de viaje la Patria fuera
todava un mar i nacabable.Como situvieranmiedo de que noexistierao de que en esa
inmensidad fuera una idea simplemente ridicula [...] Losmapasdespiertan las fan tas as ,
la obsesin de las fronteras,
y
crean la ilusin de tener
al
mundo en un puo (24).
Ale jandro Ros si reelabo ra asi la idea de un paisaje qu e se im pon e so bre lo s
hombresyllega a engullirlos Sin em bargo , frente a la desm esu ra del paisaje de
la selva que acaba tragndose a los hombres en Ixt vorgine, o la geografa
La inutilidad de las guerras para producir cambios en las comunidades,por olra parte, contradiceIn idea de
Wallcr Benjamn segn
la cual todo pacto (incluso d mas pacfico)
se basa en la existencia de la violencia.
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Signos Literarios y Lingisticas
barroca deL a expresin americanade Lezama Lima, los cuen tos de.afa-
bula
de
las
regionessugierenelextravio de los personajes en un paisaje deso
lado yextenso de estirpe rulfianayfaulkneriana. C omo enelcuentodeBorge
titulado "L os dos reyes y los dos laberintos" (en el que el espacio infinito del
desierto
es el
mayor laberinto imaginable), las regiones son un territorio ms
peligrosoylaberntico precisamente por ese carcter de extensin ilimitada que
recuerdaalpramo
Finalmente,lasregiones son un territorio no cartografiable. Alejandro Rossi
devuelve as a las letras latinomericanas la visin de Amrica com o el Paraso
an no conocidonicartografiado Setrata de un Paraso de "anchas mariposas
[...] que se mecen en el aire, olvidadas e inocentes" (59) , donde se recrea "la
atmsfera adnica de una naturaleza en permanente murmullo" (122-23). En
"El cielo de Sotero", el cuento que abreel
libro,
seestablece que "la verdadera
Patria sonlasregiones, no esas fronteras de tinta china creadas por la diploma
cia"(16).De imaginarlas situadasenun mapa, acaso apareceran sealadas con
el"H ic Sunt Leones" delacartografa antigua Las regiones desapareceran de
inmediato en el momento en que fueran definitivamente cartografiadas, como
sucedi conElDorado tan largamente perseguido porlosespaolesenAmri
ca: un territorio que en la cartografa colonial se iba dibujando en un espacio
cada vez ms marginal del mapa, conforme se iba cartografiando la zona. El
Dorado desapareceen elmom ento en que se ha cartografiado Amrica, segn
observa
Humboldt.
Delmismo
modo,
tampocolasregionesdeAlejandro Ross
pueden ser cartografiadas. Los viajeros obtienen "un mapa incompleto de la
Patria. Los mapas despiertan las fantasas,laobsesin delasfronteras, y crean
la ilusindeteneralmundoenun
puo"
(24).Lasregiones pertenecen entonces
al espacio de lo incompleto, deloque esta an por hacerse.
Apesarde suimposible cartografa,elterritorio delasregiones sigue situado
en un espacio que slo puede ser Amrica Latina.
I.afbula de las regiones
ocupa por ello una posicin bastante peculiar en el panorama de las novelas
hispanoamericanas en las que se observa una preocupacin telrica. Frente a
las novelas quetratan de crearunimaginario latinoamericano
total
alzado com
talismn de la identidad,losbreves cuentos de
La
fbula de las
regiones
pro
ponen una Amrica apenas
sugerida.
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El mundo en fuga... G oretti Ramrez
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[Alejandro Rossi] Opone a la boba secesin de lo rural y de lo urbano, a las alegoras y
emblemasdel realismoamericano G allegos, Uslar
Pietri,
Carpentier fbulas intrincadas
y atroces, tramas sensibles como una tela de araa estremecida en sus centros por los
movimientos ms remotos, cuentos, en fin, donde las filiaciones fsicas o morales se
sugieren en el engrane de un puado de palabras exactas, sensibles como un pndulo
(Castan 84).
Portanto,el territorio delasregiones esaun tiempo esttico y fluido, exten
so e ntimo, indefinido y localizable. A cambio de asum ir que no es posible
definirnicartografiarelpaisaje, Alejandro Rossi recuperaelParaso.
Amrica
Partiendo de las tres caractersticas analizadas, resulla extrao que la crtica
apenas haya formulado algunos paralelismos entre Alejandro Rossi y algunos
otros autores hispanoam ericanosdelsiglo xx;pero,porelcontrario, nosehaya
ocupado de trazar los paralelismos entre la Amricadesus regiones y la Am
rica de las primeras crnicas coloniales. N o obstante, son m ltiples los puntos
de contacto entre ambos espacios. Una comparacin somera arrojar ms luz
sobreLa fbula de las regiones.
La Amrica de Alejandro Rossi, como la de las primeras crnicas colonia
les,cautivaydesconciertaaun tiempo. En ambos casossetrata de un territorio
no cartografiadoeindefinido. "Su aura de siesta, de lasitud no excluyeelpeli
gro,laambicin, el erotismo", seala Balza(534).Esedifcil equilibrio entre la
tranquilidady elmiedo enlasregionestieneefectivamentemucho encomncon
el ambiente de tranquilidad paradisaca que en el texto de C ristbal C oln no
puede b orrar el miedo a lo desconocido. Al tiempo que se marav illa ante la
naturaleza paradisacaa la queha llegado ysevanagloria de cmo va conquis
tando (nombrando, definiendo) todo con seguridad, C ristbal C oln no puede
ocultarenalgunos momentos su vulnerabilidad anteelpeligro latente. La situa
cin rem ite, en el fondo, al temoracaminar por un territorio que no se puede
controlar porque an no est cartografiado:
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[.,.] ni les crea lo que le dezan ni los entenda bien, ni ellos a l, y diz que avian el mayor
miedo del m undo de la gente de aquella isla [...]. M as com o oviese quedado con un solo
navio, no le pareca razonable cosa ponerse a los peligros que le pudieran ocurrir
descubriendo [...].Hizohazer tambin una escaramuza con la gente de los navios armada,
diziendo al cacique que no oviese miedo de los caribes aunque viniesen (12 0,1 58 -59) .
La misma sensacin de inseguridad invade
a
los viajeros que llegan a las
regionesdeRossi:
Estaban destanteados con nuestro desorden y nuestro exceso, como si entraran a un
inmenso mercado vegetal. Les gustaban los cuartos desnudos de nuestras casas y la
hondura de sus hamacas, un refugio tal vez frente a los espacios desconcertantes. Se
asombr ante la variedad de nuestros injertos y ante la abundancia de libros dispares
[...]. Se dio cuenta con rapidez fulminante de que aqu no hay paz sino tregua (72).
Este desconciertoante elmundo recin descubiertosemanifiesta, tambin,
enel asombro ante laflora,quelleva a la necesidad de establecer nuevas taxonoma
y organizaciones del mundo
natural.
De
hecho,
loscuentos de
La bula delas
regiones
estn poblados por botnicosqueintentan sin xito dibujar "la com pli
cadafloradelaregin"(27).Setratade unintento taxonmico bastante prximo
al delosnaturalistasde lapoca colonial. Sin em bargo, jun to al asombro de los
textoscoloniales,la deAlejandro Rossies"una selva dondenadie seasombra de
estarenuna
selva"
Villoro55).
T ambin como la Am rica
colonial,
la Amrica de Alejandro Rossi es un
territorio por hacer pero que ya tiene un pasado.
6
En el caso de C ristbal C o
ln, con frecuenciaseha sealado la existenciadeexpectativas literarias y cul
turales heredadas que funcionan
de
pantalla
y
filtroante
el
paisaje. Esa mirada
se dirige adem s no slo haciaelpasado, sino tambin haciaelfuturo, y que
igualmente acta
de
pantalla ante
lo
visto:
C ristbal C oln seala
a
menudo la
posible utilidad para la C orona espaoladesus hallazgos(islas,indgenas, es
pecias, etctera)
y,
de un modo especial, domina en todo su relatolaexpecta
tiva de qu habr despus de cada espacio explorado. Dom ina, en suma, la
pregunta porel futuro.
6
Compresecon lapareja adnicaperoincestuosaalfinde la historiaenPedroPramo,de JuanRu
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F.l
mundo en fuga... Goretti Ramrez
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Enlas"regiones" domina tambin esa pregunta acercadelfuturo, acerca de
loque an est por hacerse, aunque se tratadeun futuro que ya ha comenzado
hace
tiempo,
yalqueno sepuede msque
volver.
C omo sealaJulioOrtega, el
delasregiones noes unorigen adnico porque "cuando volvemosalcomienzo,
el comienzo ya ha concluido" (C astan 144).Significativo
es,
por otra parte,
queen sumayora sean ancianosy no niosquienes pueblan este mundo "minu
ciosoeindito"
(63).
Lasregiones pertenecenaun mundo que estalcomienzo
de la historia y queseofrece, del mismo modo que la Amrica colonial, como
espacio para trazar un "orden del m un do " (10) nuevo pero a la vez arcaico.
7
Sin embargo, frentealas crnicas coloniales, enLa fbula de las regiones
no hay lugarniparaelexceso del lenguaje ni paralaaporta} Por el contrario,
los cuentos son
una
leccin de sobriedad lingstica
y
precisin diamantina. Frente
a la desmesuradeuna granparte deldiscurso colonial, el querer
definir
ycata
logartodala
realidad,
Alejandro Rossi talla una prosa contenida: un callar don
de elexceso de palabras impedira orel"latido delasregiones"(42).Elcallar de
Alejandro Rossi propone una Potica de la contencin ajena tambin a una
buena parte de la literatura neobarroca latinoam ericana. En cualquier
caso,
en
losrelatos de Alejandro Rossi (como en muchas crnicas coloniales) todo des
emboca en
un
problema
de
lenguaje.
El lenguaje
Esprecisamente la concepcin del lenguaje lo que conduce al problem a m s
complejoqueimplicaladefinicin delasregiones:sucartografa verbal, ms all
de su cartografa
como
territorio en
el
mapa latinoamericano.
Al
desarrollarhis
torias en un territorio en proceso de bsquedade supropia definicin.La bu
la de las regiones
acaba planteando indirectamenteelconflicto de la identidad
de una comunidad alzada sobre el andamio del lenguaje. Se tratadeuna discu
sin planteada en unos trminosquedivergen delosusuales en una buena parte
Por otra parte, el mundo que descubren los viajeros en las regiones no est muy alejado del mundo que
descubren los viajeros en la pelicula
Viaje al comienzo del mundo,
del director portugus Oliveira .
' T amp oco hay lugar, por otra parte , para la subordinacin s intctica ordenadora del discurso de C orts .
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Signos Literarios y Lingsticos
de la actual teora, que normalmente establece como objeto de estudio una
com un ida d-n aci n cuy a base es el criterio de la etnia, la poltica, la historia, o
incluso el matrimonio (Som m er) o la muerte (N ancy). Por el contrario, la nacin
de Alejandro Rossi est asentada sob re un terreno m ove dizo y tam bin
enjuga.
La nacin " se com pon e de una serie de rostro s" (94), en una de las pereg rinas
definicione s qu e de ella se dan en el libro. La nacin d e A lejandro Ross i es una
nacin hetero gne a y disco ntinua , que obliga a replantearelconcepto m ismo
de nacin segn es entendid o por la m ayora de los teoriza dore s. Y se ac erca
m s a la nocin de
lugar
qu e Jos ngel V alente opon e a la de
patria:
H abra que buscar, para descongestin del lenguaje propioyajeno, el punto histrico
de sustitucin de la idea o el sentimiento del lugar por el ms abstracto de la patria.
Porque en lo moderno la patria ha absorbido o anulado al lugar y, siendo como es
nuestra pertenenciaa laviviente realidadde ste que a lacristalizada retricadeaqull
la impuesta nocin de patria en vez de ser ms universal lo es menos, y en vez de
realizarnosnosdesrealiza
(30).
Sobre las dif icultades de establecer el concepto de nacin como un todo
homo gneo e inmvil llama tambin la atencin H omi K. Bhabha, aunque de sde
una postura quiz s me nos metafsica y ms histrica. Parte B hab ha de la con di
cin migratoria del sujeto conte m por neo y de la heterogeneidad de las soc ie
dades contem porneas, probablemente tom ando el mod elo estadounidense o
el de las grandes urbes contem porne as de Europa y L atinoamrica. Es te punto
de partida lo lleva, de un mo do ba stante similar al de V alente , a po ne r en du da
la validez del discurso histrico lineal, hom ogen eizante, para dar cu enta de una
com unidad que se basa precisam ente en la heterogen eidad. Y prop one otro
tipo de lenguaje, otra
na rra)cin\
It is for this inconmensurability in the midst oftheeveryday that the nation speaks
its disjuntive narrative. It begins, if that's the word, from that anterior spacc uiilnn
the arbitrary sign which disturbs the homogenizing myth of cultural anonymity
From the margins of modernity, at the insurmountable extremes of storytelling, we
encounterthequestion of cultural difference as the perplexity of living, and writing.
the nation (311).
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I I m u n d o e n f u g a . . . G o r c t t i R a m r e z
1 1 7
En un espacio que guarda algunos paralelos con los "storytelling" y
"disjuntive narra tive" de lana rra)ci nde H omi K. Bhabha parece situar su
fbula Alejandro R ossi. Su visin de la identidad nacional est basada en el
lenguaje, y plantea la necesidad de un lenguaje oral, de un habla, de una
fbula, en suma, como asiento de la identidad; es decir, en una com unidad
basada en
el
lenguaje cotidiano , fluido, heterogneo y discontinuo en sume
diana.
m s que en el carcter homogneo de la lengua escrita de la historia
oficial. Por
tanto,La fbula de las regiones
deja suspendidas las reflexiones
del pensador israel Itamar Even-Z ohar, quien sostiene que la literatura (escri
ta) es la base para el nacimiento de la nacin moderna en el siglo xix.
9
N o es
ste, ciertamente, el caso de las regiones, pues no hay una literatura (escrita)
que las haga fraguar; al contrario, en el cuento "El cielo de Sotero", Lorenzo
C ruz decide re-educaraRemigio M aldonado, pero la literatura de las regio
nes no cuenta con libros cannicos donde asentar la historia oficia):
1
"
Le ensearon a leer en toscos manuales escolares. Hl primer libro que ley fue Los
Dioses de las Regiones,
una antigua com pilacin de leyendas y fantasas [...]. Un da le
trajeron un tomo grueso y mal encuadernad o: laH istoria de los Rios C entrales,la obra
maestra del sabio A ntonio R egueiro, un libro entre pedaggico y n ovelstico, que lo
mismo describe un pjaro indito que narra las marrulleras de Don Antonio para
sobrevivir en medio de un casero mstico y hambriento. Un libro acumulativo.
desordenado, que, sin embargo, deja una incmoda sensacin de inmensidad. Los
Recuerdos M ilitares,del C oronel Eusebio Andrade (15-6 ).
La historiaquenarrael"Libro de T exto" (repetidamente m encionado enLa
fbula deasregiones)es entonces desechable no slo por querer alzar una
verdad histricacomoverdad nica frentea las otrasverdades, sino sobre todo
por ser una historia
escrita.
H e aqu, entonces,
el
cogollo del problema: la histo
ria debe construirseapartirde
[afabula,
de una oralidad que
seafuga
del len
guaje escritoycannico.Frente a las visionespanormicas y globalesdel"Libro
" Al margen de es tas observaciones, cabria plantear que la nacin moderna que describe l lamar Evcn-
Zohar es una nacin burguesa. Pues, si surge a partir de la literatura (escrita), ha de ser necesariamente una
nacin letrada, no oral
10
H e aqu, de nuev o, un rechazo a la idea de ese Libro total en que se asientan las com uni dad es y las
religiones "de Libro".
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Signos Literarios y Lingsticos
de Texto"
de
la historia, Alejandro Rossi apuesta por una "mitologa
de
giraso
les y de ros interminables"
(107).La bula, el
habla
o
el mito son territorios
resbaladizos, y porelloms apropiados para alojarlasdeslizantes regionesen
fuga. Slo
el
carcter maleable
del
lenguaje
oral
podr enraizar una historia que
pretenda ser construida
con la
posibilidad
de
evolucionar
y
vencer el estatismo.
Recuerda Borges:
Aquella frase que se cita siempre: Scriptamanet verba volant no significa que la
palabra oral sea efmera, sino que la palabra escrita es algo duradero y muerto. En
cambio, la palabra oral tiene algo de alado, de liviano;alado y sagrado, como dijo
Platn. T odos los grandes m aestros de la humanidad han sido, curiosam ente, maestros
orales (1994:10 ).
afabula de lasregionesapunta adems un ltimo prob lema, derivado de
todos estos razonamientos. C onsiste en
el
papel que
la
poesa podra tener
a
la
hora
de
materializar
esafbulafrente
a
lahistoria.
Desmontando
la
idea romn
tica del poeta com o
hacedor
de la comunidad,
afabula de las regiones
deja
entrever cierto desencanto ante el posible protagonismo del poeta moderno en
el proceso de fundacin de
las
regiones. Ms que poetas sublimes,
las
regiones
tienen versificadores.
La
razn es simple: la labor
del
poeta moderno se plasma
en lo escrito, y por tanto su lenguaje no es ese lenguaje maleable que pueda
albergar
el
nacimiento, el cambio o la evolucin de unas regiones siempre en
proceso.
1
'
La
posicin de Alejandro Rossi es ambigua en
este
punto, pues deja
el problema slo esbozado precisamente
en el
ltimo de
los
cuentos. En "Luces
del Puerto", efectivamente,lapoesahabajado a los burdeles y slo sobrevive
ya en la
figuradeG abrielillo,
un versificador
de
nfimacategora.La poesa
se
ha
puesto al servicio de
la
historia:
[El poeta G abrielillo] Defendi a P izarro en largusimo s d iscurso s. Yo los recue rdo y
la verdad, doctor Manrique, es que eran bastante bobos. Los tpicos de siempre: la
soberana, la Patria indivisa, que la historia nos juzgar, que nuestros hroes nos
contemplaban, que Pizarro era el defensordela nacionalidad, que no debamos sucumbir
frente a la "civilizacin de los mercad eres", como si aqu todos furamos unos santos.
Qued ara al mar gen la posibilidad de confiar en el vate oral. Pero Alejand ro Rossi no explora esta idea.
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El mundo en fuga... G oretti R amrez 1 1 9
T amb in hablaba de que se queran robar nuestros maravillosos agu acates, los cuales
les servan de pretexto para su poesa descriptiva, una insoportable melcocha verbal
(133-34).
C omo en la
Repblica
de Platn,elpoeta parece habersidoexpulsado de las
regiones por una acusacin relacionadacon laoralidad.El poeta, segn analiza
Derrida, ha de ser expulsado de la repblica (delasregiones, podra aadirse)
porque la escrituraes unartificioqueva contrala
memoria:
los hombresconfan la
historiaala escritura, y pierdenas lacapacidadderecrearla constantemente en el
hablayen la memoria. La escritura fija la historia. Pero la historia hadeser una
construccinoralyfluida,enjuga,delafbula,parecesugerir Alejandro Rossi.
12
Su mundo
en fuga
resultaser,por
tanto,
deestirpe platnica.
Final
Lostreselementos analizados lasregiones, Amricay ellenguaje) permiten re
construir esa "figura profunda" deLafbula delas regionesa la que me refer
al comienzo deestas
pginas.
Yesa "figura profunda" resultante abre un espa
cio de reflexin sobre las nociones
absolutas
modernas
de
la nacin, Amrica,
la historia, la literatura, el lenguaje, etctera.
13
Es la puesta en duda de estas
nociones modernas lo que apunta, siquiera tmidamente, hacia la condicin
posm odem a de la narrativadeAlejandro Rossi: la propuesta de
lafbula,
la
oralidad, la discontinuidad, el sujeto a la intemperie del paisaje, el mundo
en
fuga
como nico
lugar
donde es posible renacer continuamente, pues lo que
estanpor definirse o completarse resulta, paradjicamente, el nico espacio
decertidumbre.
12
Con esla preocupacin por forjar un nuevo lenguaje para Amrica. Alejandro Rossi se acerca en algo
a las reflexiones de Carlos Fuentes en los artos del
boom:
"La nueva novela hispanoamericana se
presenta com o una nueva fundacin del lenguaje contra los prolo ngam ientos calcificado s de nuestra falsa
y feudal fundacin de origen y su lenguaje igu almen te falso y ana cr nic o" (31). Sin em barg o, el lenguaje
propuesto por Carlos Fuentes no apunta necesariamente a la
fbula.
15
A la cada de estas nociones en la posmodernidad se refieren, entre otros. Barth y Lyotard.
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