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Por
Jairo Veloza González
Idea Original
Nixon Alexander Aguilera González
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“EL ULTIMO GRAN CONDOR” La gran Alianza
PRIMERA EDICION
Editor y Director de Obra: JORGE ESLAVA BERNAL.
Ilustraciones y Portada: NIXON ALEXANDER AGUILERA GONZALEZ
Diagramación:JUAN PABLO ALVAREZFusionarte.
Corrección de Estilo: NESTOR BERNAL VERGARA
Prologo: RICARDO PUENTES MELO
Esta obra se termino de imprimir el día 15 de febrero de 2012 en los talleres de ACCION CULTURAL Y POPULAR ACTIVA NACIONAL.
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A Mercedes,
Mi madre e inspiración;
A Santiago,
Mi continuación.
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“EL ULTIMO GRAN CONDOR” La gran Alianza
“¡ A los que murieron
Sin poder defenderse;
A los que huyeron,
Dejando atrás su hogar,
A los que nunca volverán,
Y se extinguieron por siempre !”
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Agradecimientos
A mi familia, en especial a mi padre Flavio Veloza, por su pa-
ciencia y constancia, a mis hi jos Santiago y Johan, por su
inspiración, a mis amigos y demás que creyeron en mi y en mi
pluma para plasmar la mas asombrosa historia de aventuras y
valores del nuevo mundo.
A Jorge Emilio Rey Ángel, amigo y ejemplo para las juventu-
des, a Juan Eduardo Quintero Luna compañero en las bue-
nas y en las malas y a Pedro Vergara Charris y su naciente
empresa todo mi agradecimiento y mi fe por sus futuros pro-
yectos.
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“EL ULTIMO GRAN CONDOR” La gran Alianza
PRÓLOGO
El libro que ustedes tienen en sus manos es una combinación
alucinante de mito indígena y religión cristiana, junto con tra-
gedia griega y cosmogonía babilónica y vikinga para compren-
der la creación del mundo y la razón de la maldad humana; y
también como excusa para narrarnos muy vívidamente el cho-
que cultural de dos mundos.
Esta maravillosa simbiosis de poesía, historia y magia nos
regala una prosa que nos aterriza en una realidad terrible y
dolorosa que empezó a suceder hace poco más de quinientos
años y cuyos efectos aún cargamos a cuestas, tal y como los
protagonistas de esta historia hacían con los tesoros de Ne-
mequeme, causa paradójica de su proporcionada desgracia.
El interesante relato de nuestro contador de historias, Jorge
Veloza, seguro que va con la intención adicional de construir
la atmósfera necesaria para ponernos a reflexionar, mucho
más allá de la degustación de la vehemencia de sus páginas,
sobre una versión diferente de nuestra propia historia.
Primero nos muestra una batalla ferozmente épica donde ani-
males, chamanes y guerreros se unen todos para combatir al
invasor blanco. Esfuerzo, sin embargo, que es inútil porque el
invasor vence e impone su régimen del terror que destruye sin
piedad la paradisiaca paz y armonía del mundo invadido. No
existen reparos para esclavizar y asesinar.
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Luego, en un viaje maravilloso de narración vívida, el autor nos
traslada por las etapas de colonización, guerras intestinas y lu-
chas, siempre desde la óptica indígena. La resistencia indígena
no es develada como si el autor hubiera estado allí escuchando,
observando, describiendo con atenta nota para la posteridad.
Mientras avanzamos por esta pintura hecha con palabras -como
por casualidad- de la vida diaria de este lado del océano, sentimos
el desaliento y la angustia que debieron sentir los habitantes de
aquella época cuando esperamos por el inminente desenlace que
produjo esto que llamamos “América” gracias al capricho absurdo
–¿qué capricho no lo es?- de los invasores que siguen clamando a
voz en cuello que un “Nuevo Mundo” fue descubierto, cuando la
rotunda verdad es que este Viejo Mundo jamás tuvo la necesidad
de ser prendido ni avasallado, y que a pesar de las iniquidades y
atracos, jamás cerró sus puertas a los inmigrantes europeos que
llegaban a montones en barcos, repletos de sueños y tristezas,
y huyendo de un continente que se moría de hambre y que fue
salvado por éste, el continente aborigen.
Tal vez por eso, la historia narrada aquí no tiene todavía ese
final conocido, el de la victoria de los usurpadores. Al contra-
rio, Zaquesazipa es el vencedor.
La magnitud de la hazaña de la unión de los pueblos indígenas es
comprendida mucho más aquí. Sus diferencias internas son olvi-
dadas en aras de la derrota del hombre blanco, y por ello dejan el
pasado atrás para enfrentarlo, unidos como una gran nación.
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“EL ULTIMO GRAN CONDOR” La gran Alianza
Parece, este punto, un reclamo tácito a nuestras propias y ac-
tuales diferencias que no nos han permitido pensar y actuar
en la unidad necesaria para salir del subdesarrollo, sin perdo-
nes ni olvidos, pero sí con justicias y optimismo.
Por las mismas razones, Jairo Veloza nos aclara que, al final de
la tarde todos lloran la partida de Zaquesazipa; sus amigos, y
el pueblo entero lamentan su repentino viaje al más allá, en-
tendiendo que su líder no se ha marchado para siempre y que
algún día regresara, cuando el nuevo mundo esté en peligro.
De manera que esta historia no ha terminado con la partida
de Zaquesazipa. Sus batallas, sus enseñanzas y su amor por
el pueblo sobrevivirán para seguirnos entreteniendo y para
ayudarnos a recapacitar sobre los tortuosos episodios de
nuestra historia de locura y depredación.
Con este único propósito quedaría justificada la aparición de
este estupendo relato.
Ricardo Puentes Melo
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PRÓLOGO 2
Se tiene en esta publicación, una obra con un estilo único, un
lenguaje común y un tema complejo; pero que a su vez está car-
gado de historia y es asimilable para quien lo lea. El autor, con su
estilo particular al que se ha acostumbrado el lector, no pretende
desentonar, ya que en sus otras publicaciones se ha encontra-
do una amalgama perfecta entre lo histórico, lo costumbrista, lo
sentimental y lo cultural, y con una pequeña pero precisa pizca
de ficción que lo caracteriza. Se puede evidenciar en “El Últi-
mo Gran Cóndor” este particular estilo, que hace que el lector
con cada paso que avanza en la lectura de la obra, disfrute y siga
la historia con esa pasión que envuelve y absorbe cada vez más,
que hace que su imaginación vuele hacia la época prehispánica,
con sus mitos, leyendas, fauna, flora, y demás elementos que
enriquecían la mente, el cuerpo y el espíritu; de lo cual solamente
queda el recuerdo y una pequeña fracción de su magia gracias a
los pocos aborígenes que sobreviven actualmente.
Por esto, y por muchas cosas más que es dispendioso enume-
rar, dado el hecho de que no cuento con la habilidad prodigio-
sa de la escritura, con la cual se dota a los grandes hombres,
se abre formalmente una invitación para empezar una lectura
de la cual, su magia deja absorto frente a la espléndida rique-
za cultural y literaria que la pluma de nuestro autor nos regala;
y aplicar los elementos bellos y destacables de aquella cultu-
ra, al pensamiento y al espíritu.
JORGE ESLAVA BERNAL
Editor
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“EL ULTIMO GRAN CONDOR” La gran Alianza
Introducción
¡En el sexto día de la creación, el gran dios del nuevo mundo,
“Chibchacun”, inmaculado jerarca de los chibchas, pobló con
infinidad de criaturas cada rincón del paraíso, entregando al
cielo, la tierra y el agua, millones de especies dotadas de for-
ma y pensamiento propio, destinadas a vivir en un lugar espe-
cial para su evolución y que fue concebido mágicamente por
este dios.
Así nacía el nuevo mundo, majestuoso, imponente y fiel copia
del reino celestial, en el cual este gran dios se inspiro; miles
de mamíferos, reptiles, anfibios, peces, sin olvidar a los más
pequeños no susceptibles a los ojos, habitaron con divina or-
den su lugar indicado, una porción exacta de territorio vas-
to y fecundo en el cual vivirían libres y en pacifica lealtad; tal
creación, era sin duda la perfecta obra de un creador amoroso
que a su juicio y voluntad había diseñado una tierra enorme
para ser ocupada libremente por los hi jos de los hi jos y luego
por sus descendientes hasta el final de sus días y al cual ellos
llamaron “hogar”, lejanos de saber que en otro lugar muy dis-
tante, también existía una comarca igual, provista de animales
y muchos humanos.
Sin importar de que parte del mundo fuesen, muchos de es-
tos seres poblaron cada región, sin importar su condición o
distancia, por ello, a cada uno de estos seres, este dios les
otorgo ciertas virtudes hechas a su medida para ocupar su lu-
gar destinado, por eso y sin importar como sucedió, las aguas
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fueron fecundadas con millones de peces, todos ellos pro-
vistos de cualidades únicas para sobrevivir en ellas, millones
de siluetas y colores llenaron las aguas del mar, los ríos y las
pequeñas lagunas; de la misma forma, la tierra también recibió
a extraordinarios seres de todas los tamaños y formas, desde
los místicos reptiles hasta los mamíferos, insectos y el hombre
y ¡fue este, el ultimo, quien fue hecho a imagen y semejanza del
gran dios!, pobló sin temor cada uno de los lugares de la ma-
dre tierra, conquisto con donaire y arrogancia las tierras más
lejanas y ocultas y fue el único que asedio la cúspide de las
escarpadas montañas, ocupo además las heladas tierras del
polo y moro en los desiertos y las selvas, colonizándolas sin
importar los peligros que acecharan en esos lugares.
El gran “Chibchacun” en su infinito amor por sus criaturas,
creo a la par del hombre, un ser mágico que surco el cielo y
el cosmos, al cual y como hizo con el hombre, también le en-
trego extensos territorios provistos de riquezas naturales y
habitado por millones de especies, obedientes a su llamado
y postrados a sus pies, dicho ser era como el hombre, un ser
único y especial, creado para reinar a su pueblo de acuerdo a
su libre criterio, este ser a diferencia de la gran mayoría de los
humanos, era puro y aun no conocía la maldad.
! Finalmente el gran Dios “Chibchacún” hizo del hombre y de
este ser mágico, al cual llamo “Cóndor”, reyes absolutos de la
tierra y el cielo, dos seres diferentes, llenos de coraje y firme-
za, valientes en la lucha y devotos en el amor pero fuertemente
ambiciosos en el poder, cada uno diferente del otro, pero ca-
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“EL ULTIMO GRAN CONDOR” La gran Alianza
paces de alcanzar su propósito sin importar que convinieran
para lograrlo!
“Chibchacun” jamás imagino que su creación fallara por culpa
del lado lóbrego del hombre, mas sin embargo guardo siempre
la esperanza de que su creación regresara a la sensatez, pero
con el paso de los siglos, nada volvió a ser igual y dicha ilusión
se convirtió en una amarga pesadilla que azoto al mundo, que
siendo libre, vivió sometido a la voluntad de un hombre malva-
do llamado el “emperador”.
Repentinamente “Chibchacun” desaparece, partiendo muy
lejos a un lugar secreto y el mundo nunca volvió a estar al co-
rriente de él, era como si la creación que el mismo edifico se lo
hubiera tragado. Ante su ausencia, pronto sus hi jos lo olvida-
ron, reemplazando su imagen por otras deidades; la traición
de los hombres en el viejo mundo causaron en este dios, una
profunda pena, mas sin embargo no todo era dolor para el, ya
que en el nuevo mundo, muchas de las criaturas que él había
creado, se resisitian a olvidarlo y cada uno de ellas a su ma-
nera, lo recordaban, rindiéndole tributo a su gran amor, pero
el tiempo y el silencio de dicho dios, provoco también que el
paso angustioso fuera borrando su nombre, pronto las plega-
rias que nunca fueron respondidas se convirtieron en lamen-
tos que fueron creciendo a cada instante.
Con el paso del tiempo, uno de los dos reinos se convirtió en
un gran imperio que absorbía todo lo que estaba a su alrede-
dor, desplazando a muchas criaturas a lugares cada vez más
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lejanos y no muy aptos para ellos, dicho imperio sucumbía y
nuevamente se levantaba, su poder aumentaba con el triunfo
de las armas y las trampas de la guerra, sus redes de artimañas
engañaba a buenos reyes que caían vencidos a los pies del
“emperador”, el nuevo rey de los hombres y quien se llamo a sí
mismo ¡el dios del mundo!.
Mientras tanto en el nuevo mundo, el reino de los cóndores
renunciaba a su mandato y se retira para siempre a las cús-
pides de las cordilleras andinas, entregando su imperio a los
indios “Chibchas”, dejando su reinado de cien siglos a los
hombres, entregándoles a ellos toda la autonomía de gober-
nar a todas las.
En el viejo mundo, el poder del emperador crecía tanto que su
gran territorio no bastaba para soportar su ambición, se vio
obligado a explorar con demencia otras fronteras, masacran-
do a miles de hombres y animales, y a los pocos sobrevivientes
los obligo a huir lejos, pero estos, los desplazados no tenían a
donde ir y de nuevo caían en las garras del emperador, quién
los engañaba con promesas falsas de paz.
Con el paso de los siglos, cada una de las especies estableci-
das perdieron su esencia divina, en especial el hombre, quien
destruyo cada especie que podía competir con él, por el ali-
mento y el territorio, durante centurias elimino a muchas es-
pecies existentes en el viejo mundo y junto a ellas, devoro las
tierras fértiles; millones de bosques y selvas vírgenes fueron
arruinadas y habitadas al libre juicio del hombre, quien relevo
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“EL ULTIMO GRAN CONDOR” La gran Alianza
la naturaleza por grandes ciudades fortificadas que alberga-
ron el odio y el rencor del emperador y de sus crueles solda-
dos de la muerte.
Fueron miles de años, con sus noches y sus días, en los que
el hombre necesito para demoler los bosques, las lagunas y
todas sus riquezas, y fue en ese mismo lapso de tiempo que
necesito para extinguir a cada una de las especies que res-
guardaron estos santuarios; solo muy pocas familias de ani-
males sobrevivieron, prorrogando el legado de sus anteceso-
res, “proteger con su vida los lugares sagrados de su cultura”,
pese a la masacre del hombre, muchos de estos protectores
aun existen y que sin tener las armas de sus oponentes y los
adelantos de una burda tecnología, son los guardianes cen-
tenarios del nuevo mundo y lucharan hasta la muerte por su
libertad y su tierra.
Justo cuando “Chibchacun” dio la vida a los humanos, le en-
trego a el, toda las riquezas y dones suficientes que solo un
dios podía tener, pronto se convirtió en su consentido y en
su mayor orgullo, fue este su imagen y su igual y al que le dio
las mejores oportunidades para habitar la tierra y a quien le
encomendó en absoluto, una única misión, gobernar con leal-
tad el viejo mundo, pero este humano fallo en su labor y se
convirtió en un ángel negro, cuyo propósito era ser el dueño
del paraíso y de todo lo que existiera en el, dicho ángel recibió
los más terribles castigos y fue condenado con miles de sen-
tencias malditas, pero ello no fue suficiente y por el contrario,
este se fortaleció y creo en su alma un extraño sentimiento,
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llamado “ambición y venganza”, esta combinación de dos pe-
queños reinos dio a luz a un maligno ser que pronto se convir-
tió en el emperador del mundo entero, su ambición fue enor-
me y sin importar la vida, lucho contra sus propios hermanos
de sangre, despojándolos de sus tierras y desterrándolos a
otras más lejanas, donde también llego y continuo con su lega-
do de destrucción y terror, y fue tal la barbarie de su ambición,
que protagonizo cientos de grandes batallas, causando milla-
res de muertes a lo largo de su ruta conquistadora, fueron
muchas guerras que destruyo reinos y prolongo el suyo.
Ni los animales y los desterrados humanos se salvaron de la
guerra, fueron utilizados como un perfecto escudo que impe-
día que las flechas de la justicia hirieran el imperio; conquisto
el viejo mundo en una maldita guerra que cobro con intereses
muchas vidas y ahora deseaba con frenético anhelo el nue-
vo mundo. Así fue que el emperador humano olvidando toda
directriz de “Chibchacun”, gobernó con crueldad todas las
tierras a su alcance, esclavizo todas las especies y fue tal su
poder, que deseaba obtener más autoridad para extender
mas allá de los mares, sus fronteras y llevar sobre las aguas
su trono hasta el lugar más recóndito y desconocido por él, no
descansaría hasta que todo el mundo fuese suyo y no impor-
taría que debiera de hacer para lograrlo.
Dicho hombre fue el mayor esclavizador del mundo, miles de
hombres y animales sufrieron en carne propia los azotes bar-
baros por intentar no obedecer a su negro rey, pero la fuerza
y la demencia de su amo, los obligo a trajinar en miles de ofi-
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“EL ULTIMO GRAN CONDOR” La gran Alianza
cios no aptos para ellos, sus cadenas oprimieron tanto a sus
futuras generaciones, que pronto llevarian las cicatrices del
horror, jamás ellos, sus descendientes conocerán su historia
y su origen y vivirán relegados a adorar una cultura que no
es la suya. Fue tanto el desprecio del emperador por todo lo
creado, que toda especie que fue domesticada en contra de
su voluntad, fue utilizada para la guerra y obligada a pelear
en contra de su propia raza, cientos de especies estaban a
su servicio bajo su látigo de fuego; el hombre oscuro había
iniciado una era de terror difícil de olvidar por los hombres y
los animales.
Pocos hombres y animales sobrevivieron en el viejo mundo,
pero el hambre y el clima los fueron venciendo y no podían
enfrentar al rey, pero en el nuevo mundo, existían muchos se-
res libres capaces de enfrentar al emperador pero antes, la
aparición de una profecía, les avisaría de la trágica invasión,
entonces las especies y los indios deberán de soportar su em-
bestida, cada uno de ellos se enfrentara al hombre en feroces
batallas que acabaran con muchas especies y que dejaran a
otras a portas de la extinción, pero pese al horror de la guerra,
existen valientes guerreros que lucharan a los cientos de ejér-
citos extranjeros sin importar su ventaja en número y armas;
muchos animales batallaran solos sin lograr victoria alguna, lo
mismo sucederá con los indios que sucumbirán ante el poderío
del ejército imperial pero ante la disminución de sus ejércitos,
organizaran la primera alianza, “indios y animales”, se unirán
para luchar juntos contra el emperador, y pese a la derrota
y la hecatombe que ella produce, darán el tiempo necesario
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para que muchos de los jóvenes guerreros, sabios y hechice-
ros huyan lejos hacia otras latitudes para reorganizarse, pero
solo uno de ellos, “Saguanmachica” el viejo cóndor hechicero,
lograra llevar a salvo el tesoro más preciado del nuevo mundo
y tal como lo declara la predicción de los antiguos, este te-
soro será el único capaz de vencer al emperador y su terrible
magia, pero antes deberá ser ocultado y llevado lejos de las
garras de este humano.
Tal profecía que data de miles de años atrás y que fue guar-
dada con recelo por los antepasados del hechicero, y que no
son más que decenas de palabras que conjugadas entre sí,
forman cientos de verbos, muchos de ellos, angustiosos y vio-
lentos que alertan a los moradores del mundo, sobre futuras
catástrofes, guerras y hambrunas, pero entre tanto presagio
negativo se erige un escrito especial y único, que romperá en
miles de fragmentos el ciclo de la vida y su historia, dicha pre-
dicción iniciara en lo más alto del un pico de la sierra nevada,
antiguo lugar de preparación de los magos y hechiceros del
nuevo mundo, dicho vaticinio qué reposa secretamente en un
pergamino dorado, declara el nacimiento en medio de la nieve
y los andes de un pequeño cóndor, cuyo arribó estará marca-
do por la gigante estela de un cometa, un nacimiento que fue
profetizado miles de años atrás y que anuncia a un ser mágico
y valiente que enfrentara a un rey venido de otro mundo, un
ser majestuoso, enorme y libre, cuyas alas poderosas prote-
gerán a los indefensos habitantes del nuevo mundo; una pro-
fecía que es insulsa para muchos, incluso para los miembros de
su misma especie que declaran que dicha profecía es falsa y
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“EL ULTIMO GRAN CONDOR” La gran Alianza
lejana de la realidad, pero para la gran mayoría de las especie,
sus líneas son reales, mientras que al otro lado del mundo, el
emperador conoce con perfecto detalle dicho suceso y que
puede derrumbar su imperio.
Dicho augurio describía a este ser como el ultimo elegido de
su especie, “los cóndores” y quien capitaneara con coraje la
campaña libertadora que buscara zafar para siempre las ca-
denas que oprime a su pueblo.
Conformara un ejército poderoso que detendrá a su colosal
enemigo, el emperador, un ejército supremo, conformado por
todos los animales e indios de todas las tribus, viejos enemigos
y adversarios en el pasado y que se unen para conformar “la
gran alianza” de las especies, convirtiendo a este ejército en
la salvación de las futuras generaciones, protegiendo de esta
manera la historia de sus antepasados; tal como lo narrara el
escrito original, al final de la batalla y luego de la gran victoria
de la alianza, el ultimo gran cóndor se marcharia para siempre,
sumergiéndose en las aguas de la laguna de “Guatavita” para
reunirse con los héroes y valientes en torno a “chibchacun”.
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´ La llegada del imperio´
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“EL ULTIMO GRAN CONDOR” La gran Alianza
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“Las aguas del mar Caribe golpean con fuerza las costas del
litoral, un hedor espeluznante es traído por la brisa, un leve
murmullo que se escucha en la distancia aunque no es entendi-
ble no es propio del lugar; desde lo alto de una cima minúscula,
el ojo vidente de un ave guardián, divisa el horizonte escul-
cando cualquier anomalía, pese a que el sol poniente impulsa
con soberbia sus últimos lastres, impidiendo que el guardián,
agudice con acierto su vista, pronto una bandada de gaviotas
corren presurosas mar adentro, tal vez una pequeña cena de
peces y mariscos premien a estas oportunistas aves, pero ello
no inquieta al vigía. Varios minutos después el crepúsculo del
día se conjuga en el fondo profundo del mar azul, solo se divi-
san las estrellas, la luna y uno que otro astro que cruza raudas
el cielo, el vigía que oportuno presta su servicio es remplazado
por otro y que al igual que su compañero, está acostumbrado
a la pasividad, tal vez resignados a la calma del lugar y el océa-
no, creen vanamente que todo será igual y tal vez lo sea, pues
dicha tranquilidad lleva muchos siglos instalada allí, sin que
pase algo especial, solo se escucha las olas tímidas que temen
golpear la callada costa, pues no quieren despertar al guardia,
solo muy pocos seres se mueven secretamente en busca de
alimento y refugio; la noche se torna oscura y bastante húme-
da, de nuevo el hedor inmundo despierta al centinela, que tra-
ta de ubicar con leve deber el lugar de su procedencia, pero al
no descubrir el lugar exacto de la fuente, se entrega de nuevo
al sueño eterno de la noche.
Horas más tarde el grupo de gaviotas, regresa a tierra firme,
ellas también percibieron algo diferente en el aire y ello las
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“EL ULTIMO GRAN CONDOR” La gran Alianza
hizo renunciar en su clandestino viaje, su alboroto despierta
por segunda vez al guardia quien ordena silencio a los aves
locas, pero tal alboroto tiene su origen cuando en la distancia,
se asoman unas figuras negras poco visibles, levantándose
solitarias sobre el mar mezclándose con la oscuridad de la ma-
drugada, tal vez, dichas figuras traen un cargamento extraño
de frio y muerte pero nadie aun, se da cuenta de su presencia;
la brisa y los dioses de la noche, llevan el mensaje de lo desco-
nocido, pero este no es escuchado, de nuevo el olor extraño
que solo impregna la tierra lejana, llega en grandes ráfagas;
la noche termina, ocultando las estrellas y la luna también, los
animales nocturnos se camuflan, tal vez por descanso o por
temor, pues presienten que algo malo esta por suceder, las
olas del mar madrugan a bañar las arenas sedientas de su sal,
el guardia somnoliento ya se despertó e inmóvil observa fi jo
el horizonte, su remplazo, el guardia de día, observa atónito
en la distancia, sus ojos no dan crédito de lo que ven, el vien-
to frio y mortífero, congela sus cuerpos, tienen frente a ellos,
tres enormes embarcaciones de color negro y perfectas velas
blancas con franjas rojas; los guardias que inmóviles aun no
pueden creer lo que pasa frente a sus costas, escuchan con
perfecto detalle, cientos de voces claras que ordenan desem-
barcar, el brillo de las armaduras de los extraños seres encan-
dilan la conciencia de las guardias, sus aceradas armas pare-
cen volar ante el agite de los hombres por abordar los botes,
se divisa claramente la bandera militar de una corona real que
no es la suya, cientos de hombres, muchos de ellos armados
hasta los dientes, llevan en sus pechos y en sus entrañas, el
escudo perverso de un rey lejano, cientos de ellos llevan arma-
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duras de grueso metal, todos ellos fijan su mirada en la tierra
extraña que esta a sus pies, una tierra nueva a punto de ser
conquistada, una tierra lejana llena de tesoros y regalos solo
para su rey.
Los guardias desconcentrados no saben qué hacer, cientos
de animales y seres salen a la playa para ver el suceso de los
recién llegados, permanecen estáticos a la espera de lo igno-
rado, pronto el guardia veterano le ordena a su similar dar avi-
so rápido a los capitanes de la aldea, tal vez ellos sepan que
hacer, la gran ave despliega sus alas, cayendo en picada sobre
el acantilado, mientras la otra espera expectante, siguiendo
con detalle cada movimiento del grupo de hombres.
Las gaviotas salen de la protección de las rocas, desean sa-
tisfacer su curiosidad, vuelan sobre la cabeza de los hombres,
quiénes con esfuerzo, reman para llevar la pesada obligación,
una carga maldita de armas y soldados crueles, en orden mi-
litar preparan sus armas pues son muchos los animales curio-
sos, que no son más que un grupo de indefensos y pacíficos
seres que están sorprendidos al ver al hombre blanco y su
colosal armadura, mientras que este, el soldado, solo busca
empuñar su arma previniendo un supuesto ataque.
El hedor fétido de la muerte inunda todo el lugar pero ello no
parece incomodar a los animales, en la aldea de los cóndores
todo parece estar tranquilo, aunque en el interior de un bohío,
el anciano más sabio y con la virtud de interpretar el futuro
mediante la comunicación con los muertos, se encuentra in-
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“EL ULTIMO GRAN CONDOR” La gran Alianza
quieto, se mueve de lado a lado, habla solo y luego le habla al
cielo, algo o alguien lo tiene preocupado, consulta una y otra
vez el oráculo quien siempre le advierte lo mismo, el vigía de la
costa interrumpe violentamente la calma del lugar, todos salen
a investigar lo que está sucediendo, el aciano deja el oráculo y
sale de prisa, los capitanes y el líder de la aldea, salen también
-¡que sucede!- , pregunta el jefe, -¡han llegado seres extraños
a la costa y son idénticos a los indios, pero estos traen trajes
brillantes que reflejan al dios sol, traen animales pero son muy
diferentes a los nuestros!....., -¡han llegado¡, todos giran para
ver al anciano, quien ayudado por un bastón, se abre paso
entre la multitud -¡sabia que este momento llegaría algún día,
aquellos que vienen de lejos a conquistar y acabar con nuestra
raza!,.....¿Quiénes son ellos? preguntan confundidas la aves
más importantes del clan.-¡ pronto vamos a la costa, en el viaje
les contare lo que el oráculo me dijo!- una delegación com -
pleta de cóndores guerreros, ancianos y nobles aves parten
al encuentro del hombre; a unas cuantas lenguas de la aldea,
los humanos llegan a la orilla, dando inicio al gran desembarco
del imperio, muy cerca de ellos, se encuentra una gran multitud
de animales fisgones pero pronto esa curiosidad pagara un
alto costo, los hombres blancos pisan por primera vez la tierra
virgen del nuevo mundo, encontrando de frente a muchos pe-
queños animales, y estos a su vez, observan extasiados a los
seres enviados de las estrellas como muchos de ellos lo pensa-
ron; en la orilla del mar, los hombres en perfecta sincronización
pisan la sagrada tierra del cóndor, sus armaduras enceguecen
a los espectadores que cautivados por el brillo del acero y
sus lanzas siguen pensando que ellos son dioses, pronto lle-
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gan más humanos, cual corazas doradas de límpido color dan
ordenes a diestra y siniestra, invocando en sus hombres una
gran fuerza destructora capaz de enfrentar lo desconocido,
pronto los comandantes bajan de sus embarcaciones, pisan
la mágica playa, uno de ellos recoge mórbidamente la arena,
mientras otro hombre de mando más adelantado, implanta en
el suelo la soberbia bandera de su rey, ello provoca la euforia
colectiva de todos los soldados, dicho hombre toma entre sus
manos la arena blanca, la cual arroja violentamente al aire, -¡en
nombre del emperador, yo le doy a estas tierras inhóspitas
el nombre de ¨nueva Granada”!, luego toma su puñal y hace
una pequeña herida en la palma de su mano, chupa su sangre
y luego la escupe, -¡viva el emperador¡, los atentos curiosos
se acercan mucho más a los extraños, olvidando la premisa de
su especie “la seguridad”, motivados tal vez por el brillo de las
armas, en especial el arcabuz que no pierde la vista sobre sus
indefensos enemigos; desde otro punto, camuflados y muy si-
gilosos, se encuentra un grupo de avanzada de veinte indios
Caribes, conocidos por su sevicia y mortal forma de pelear,
que al igual que los cóndores están a la expectativa de lo que
pueda pasar con los supuestos dioses.
El capitán extranjero advierte la presencia de los curiosos, que
no son más que un poco de animales pequeños y débiles, ordena
a sus soldados sostener firmes sus armas, las flechas y las lan-
zas señalan matemáticamente el cuerpo de los intrusos, pero los
animales se acercan más, tal vez por la inocencia o la fantasía que
provoca lo desconocido pero un soldado asustado también por lo
desconocido, arroja la saeta sin orden alguna o por un inevitable
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“EL ULTIMO GRAN CONDOR” La gran Alianza
impulso que su cabeza no pensó, pronto la blanca arena se tiñe
de sangre, esto provoca una cadena automática de locura entre
los hombres que con sus armas acaban con la vida de los animales,
los indios caribes indignados miran como asesinan a estos seres,
salen de su refugio, cobrando con sus flechas algunas vidas pero
el arcabuz acaba con todos los indios; desde lo alto, los cóndores
más jóvenes y valientes lanzan su ataque pero al igual que los in-
dios, muchos perecen, nada pueden hacer contra este poderoso
enemigo, el cóndor más viejo desde lo más alto, llora en silencio el
nuevo destino de su tierra, el sol del primer día de la conquista se
pinta de rojo y permanecerá así, por miles de días más.
Por primera vez el aire marino se mezcla con la incertidumbre,
la sal se impregna con la muerte, el mortecino sabor de la gue-
rra y la venganza, cobran como suyas las nuevas tierras y que
pasaran a pertenecer a un emperador lejano y que de seguro,
pronto arribará a confirmar su dominio.
Explosiones de terror de la pólvora y los arcabuces, además
de los múltiples destellos de las espadas y las flechas, cobran
cobardemente la vida de muchos inocentes para rendir tributo
a sus amos, dichas armas arrebatan el futuro y el presente de
muchos indios y cóndores que indignados tratan de oponerse
a los soldados, protegiendo con su ser la vida de los débiles y
los indefensos pero lastimosamente sus armas jamás vencerán
el adelanto y la tecnología militar de los nuevos ocupantes.
El horizonte sombrío cubre los cuerpos inertes de todos
aquellos que vieron por primera vez a los visitantes, pronto los
29
soldados del mal, rodean el lugar, buscando milímetro a milí-
metro a cada ser que les pudiese ocasionar problemas, con
el pasar de los días llegan más embarcaciones y más hombres,
esta vez traen con ellos, caballos y perros que fueron adies-
trados para la guerra, un completo ejercito que después de
conquistar, colonizara todo el nuevo mundo, así tengan que
acabar con el ultimo de los animales e indios de estas tierras.
Los sobrevivientes escapan veloces, huyendo de las ráfagas
mortales de los cañones, todos sin excepción se dirigen hacia
el interior, dejando la playa y su riqueza a merced de los in-
vasores pero los cóndores ancianos y los indios planean con
urgencia la defensa para enfrentar al hombre blanco y hacerlo
desistir de su pensamiento de ocupar sus tierras, deben de
organizar un ejército y reunirlo en la gran ciudad de los cón-
dores y enviarlo con urgencia a enfrentar a su nuevo enemigo,
los capitanes y líderes deben rápidamente de tomar decisio-
nes y crear por primera vez un ejército con todas la especies
olvidando por un instante las antiguas rivalidades por agua y
alimento y unir a todos los clanes para enfrentar a un enemigo
mutuo.
Decenas de cóndores e indios salen como mensajeros a co-
municar el desastre que está por llegar, su misión legitima es la
de convocar antes de dos lunas a todos los ancianos, reyes,
caciques y sacerdotes, en el primer concilio de las especies,
donde deberán de tomar una trascendental decisión antes
de que sea tarde.
30
“EL ULTIMO GRAN CONDOR” La gran Alianza
Mientras tanto en la playa, un extraño ser, llamado por sus súb-
ditos como “el general rojo” y supremo comandante fiel del empe-
rador reúne todas las tropas en perfecta formación para impartir
las primeras ordenes antes de que los hombres inicien la invasión
tierra adentro, siguiendo el curso del gran rio madre mientras más
embarcaciones llegan a la playa; decenas de hombres talan los
bosques y edifican rústicos ranchos para albergar a los invasores,
otros preparan cuarteles y bodegas para almacenar sus armas y
otros buscan los víveres para el siguiente desafío.
En la aldea de los cóndores, “Ubate” la gran ave y los diez
ancianos cóndores se internan dentro de la maloca mística
donde en secreto consultan el oráculo, quien les advierte so-
bre las profecías que anuncian la llegada del demonio y sus
esclavos; reina la confusión en la aldea, pues algunos de los
sobrevivientes narran como seres mágicos poseedores del
trueno y el rayo, acaban con cualquier ser que se les cruce, y
que es cuestión de tiempo para que lleguen a la aldea.
En la playa un grupo numeroso de indios caribes se escurren
silenciosamente entre la selva como verdaderos profesionales
se camuflan para atacar por sorpresa a los invasores, solo es-
peran la orden de su capitán para emboscar a los conquista-
dores, ellos entienden que dicho intento puede ser el último,
pues los hombres blancos los superan en número.
No muy lejos de allí Ubate abre con sumo respeto el perga-
mino sagrado, el cual tiene todos los años del mundo y el cual
contiene la profecía más perfecta y legítima del mundo.
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Uno a uno los mensajeros fueron llegando a sus destinos,
dando aviso de la mala nueva, deben regresar pronto con cada
uno de los líderes de la aldea, es cuestión de tiempo para que
en cada aldea enciendan el fuego hierático, comunicando a
otras villas más distantes sobre la llegada del hombre blanco,
muchos acuden al llamado pero otros huyen hacia el interior.
La flota de barcos cubre toda la extensión del golfo, peque-
ñas carpas son levantadas a lo largo del litoral, el frenesí y el
acelere de los hombres por descubrir las tierras los lleva a en-
frentarse entre sí; en la aldea, Ubate abre el manuscrito anti-
guo, el viejo cóndor lee en un idioma extraño el contenido del
pergamino, una profecía única con miles de años de existencia
y que solo puede ser abierta en el momento y lugar indicado
y que sin duda, ese era el momento exacto y que daba inicio a
trescientos años de terror; no lejos de allí, existe otro perga-
mino que solo puede ser abierto, justo cuando se termine de
leer el primero y el cual profetiza el nacimiento de un mágico
ser que cambiara el mundo y pondrá fin al holocausto.
Solo una docena de clanes asisten al concilio de los cóndo-
res, pero un poco más de quinientas familias escapan, solo los
osos de anteojos, los jaguares, los tigrillos, las águilas, faras
entre otros se quedan en el conclave de las especies y entra-
ran a conformar el ejercito; en la playa una docena de indios
apuntan con sus flechas el corazón de sus enemigos, mientras
los demás indios cubren otros flancos en una pelea desigual
de veinte blancos por un Caribe; en la aldea se prepara todo
para la gran reunión de ancianos, capitanes, magos, sacerdo-
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“EL ULTIMO GRAN CONDOR” La gran Alianza
tes entre otros jerarcas, en la gran maloca, Ubate el cóndor
más anciano traduce el pergamino, y con la devoción que solo
un creyente siente, invoca al gran Chibchacun, luego del rito,
el viejo y sus compañeros en torno a una fogata, queman el
pliego divino, solo ellos conocen la verdad y el significado de la
profecía, hay mucho silencio, no se escucha el más mínimo que-
jido, la incertidumbre del futuro antecede a la destrucción, el
trance del anciano es interrumpido por el alboroto feroz de los
grandes osos de anteojos que fatigados llegan al lugar, varios
segundos después, el rugido enorme del jaguar y su comitiva
anuncian su llegada, la aldea que está asustada es desperta-
da por un nuevo rugido, se trata del jaguar jefe, “trueno de la
noche”; mientras que en otro lugar, en la playa se escucha el
grito de la muerte, es la voz del cacique Caribe que ordena a
sus indios atacar, la sorpresiva emboscada lleva a los caribes a
salir de su escondite, sus armas parecen tener alas al atrave-
sar el aire marino, las saetas están dirigidas con perfecta pre-
cisión, pero muy pocas de ellas logran su objetivo, pronto las
explosiones de los cañones cobran la sangre de los indios, la
mayoría de ellos huyen despavoridos entre el monte pero son
alcanzados y masacrados por los perros dementes y sus amos
a caballo, otros más son capturados, pero prefieren el suicidio
que servir al tirano; en la aldea se escuchan las explosiones,
todos allí sienten el terror de la guerra, saben que la invasión
no se detendrá y deben huir desesperados buscando un lugar
seguro, tales sonidos de la muerte son nuevos y horribles ni
siquiera la estampida de dantas y venados y su paso enfureci-
do, pueden igualar el ruido infernal, luego un fúnebre silencio
informa que todo ha terminado, el cielo se torna gris con los es-
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píritus de los indios muertos que se niegan a partir al más allá,
las mujeres y los niños lloran sin consuelo por la suerte que les
depara el destino y pese a que están lejos de la mano criminal
del invasor saben que todo acabara; Ubate sale a recibir a las
delegaciones de los clanes pero este se consterna al ver que
son muy pocos los que acudieron al llamado. ¡Son muy pocas
garras para enfrentar al hombre blanco, pero no tenemos más
remedio, debemos enfrentarlo, nuestro destino está escrito
con sangre en la profecía que anuncia la llegada de quien trae-
rá la esperanza, y aunque no es el momento para dar la buena
nueva, debemos todos entregar nuestras vidas, para que el
futuro de nuestro mundo, y el de nuestros hi jos sea una reali-
dad!,- ¡pronto, debemos reunir un ejército y frenar al enemigo
y evitar así la extinción de nuestros clanes, es la única manera
de que nuestras familias, mujeres, jóvenes y niños puedan huir
hacia el interior!; muchos de los animales se opusieron y hasta
pensaron en marcharse a otros lugares pero el gran Saguan-
machica, el hechicero cóndor, interviene diciendo a todos- ¡No
deben de temer, Chibchacun ha regresado y con él, “la espe-
ranza, su único hijo”, todo lo que hagamos hoy, será suficiente,
para que el viva!; Ubate queda sorprendido, ya que nadie sabe
el secreto de la profecía, aparte de los ancianos, sobre el sig-
nificado del último sello y que habla del hijo de chibchacun que
nacerá al séptimo día de la llegada del hombre blanco y que su
nacimiento se dará en lo más alto de las nieves perpetuas junto
a las sales del mar, será un advenimiento marcado por la humil-
dad que un rey no merece, alumbrado por la constelación de
Chía, quien guiara los corazones y las almas de todos aquellos
que desean obtener su libertad.
34
“EL ULTIMO GRAN CONDOR” La gran Alianza
Los ancianos cóndores se miran confundidos, no pueden creer
lo que dice el hechicero, de inmediato citan al hechicero para
preguntarle sobre sus palabras; así los diez sabios entran a la
maloca, para que el hechicero les confiese como El, se había
enterado del secreto, fueron dos largas horas de debates y
controversias donde los viejos entendieron que su sabiduría
no lograba descifrar por completo el significado del sello y mu-
cho menos podían dar crédito a que el hechicero estuviera pre-
sente en muchas de las líneas de la profecía, ya que El, sería el
elegido de recibir de manos de la madre tierra, al pequeño ser,
el príncipe de los aires y rey de la tierra, “el hi jo de chibchacun”;
pronto una pequeña alegría cubre por unos segundos la triste-
za que deja la guerra, una sensación extraña que solo se siente
cuando hay satisfacción, de que vale la pena entregar la vida
a cambio de la felicidad eterna, la alegría de Saguanmachica
contrasta con la incredulidad de los ancianos. Ubate el gran
anciano cóndor convoca a todos al concilio, el viejo ordena a
las mujeres, preparar un gran agasajo para dar a conocer la
noticia y despedir a los guerreros para que partan a la prime-
ra gran guerra de las especies, dicha reunión se prolonga por
espacio de dos días hasta que todos en común deciden enviar
a sus tropas a la guerra, una vez terminada la reunión, la cele-
bración de la gran unidad no se hace esperar, ya que es una
costumbre ancestral en el nuevo mundo, despedir a los guerre-
ros con música, comida y furtivas alegrías que serán opacadas
próximamente por la muerte de amigos y rivales.
Esa misma noche los líderes de los clanes viajan presurosos
a sus aldeas, para reunir el mayor número de tropas, mientras
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en la villa de los cóndores, los capitanes y generales de los
animales preparan la estrategia militar para repeler a los in -
vasores, varios espías son enviados a camuflarse entre la ve-
getación para vigilar los movimientos de los hombres blancos
y mantener informados a sus jefes militares.
Finalmente y ante la indignación de los ancianos cóndores,
Saguanmachica es escogido al lado de “Sagipa” el rey cóndor
y un pequeño grupo de guerreros, para viajar a la montaña sagra-
da, donde y según la profecía, llegara el hijo de Chibchacún, y
que de acuerdo al manuscrito, será en el momento en que pasara
el cometa; de acuerdo al hechicero, cuando lleguen a dicho lugar,
habrán pasado cinco de los siete días, entonces el ejercito de las
especies deberá interrumpir el paso de los hombres blancos para
darle tiempo a ellos de llegar al lugar y sacar al pequeño con vida.
Mientras tanto en la playa los hombres blancos terminan de
construir una gran fortaleza de madera dirigidos por el gene-
ral rojo quien ordena a sus hombres invadir inmediatamente el
interior sin importar que deban de hacer para lograrlo, a una
cuantas millas náuticas, otro barco de color rojo y negro, trae
un misterioso cargamento que también trae muerte y traición,
se trata de una bandada de cuervos negros venidos del más
allá, no hay duda que dentro de la nave yace un peligroso car-
gamento, que es mas malvado que los diez mil hombres blancos
que invaden el nuevo mundo.
A la aldea llegan las primeras tropas, centenares de osos de
anteojos en convulsionada estampida, revolucionan la tención
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“EL ULTIMO GRAN CONDOR” La gran Alianza
de todos los animales y frente al grueso y fornido pelotón
un gran general oso ‘’garra de fuego’’, cuya valentía y coraje
ha trascendido por toda la región, en perfecta formación los
grandes osos dan media vuelta y con saludo militar presentan
honores a los presentes, todos en la aldea están fascinados,
atónitos y no es para menos, pero por primera vez observan
un gran ejercito animal, minutos después y con la elegancia
de su danza, llega la fuerza felina, jaguares, tigrillos y pumas,
cientos de ellos, de límpida y perfecta piel, ojos centrados en
cumplir su misión, solo pierden su atención al girar su cabeza
para saludar a los cóndores y frente a ellos su comandante
máximo el gran jaguar negro “tormenta de la noche” seguidos
por sus capitanes ‘’ flecha veloz’’, el tigrillo, y ‘’sigilo’’ el enorme
puma; también llegan las dantas procedentes de la selva y el
litoral guiadas por ‘’tormento’’, también arriban los prístinos
armadillos cuyas corazas reflejan la antigüedad de la tierra
madre, llegan también los monos, los faras, los venados y tam-
bién los indios, en esta ocasión y por primera vez, dos familias
enemigas se unen en el gran ejercito, se trata de los Muiscas y
los Panches eternos contrincantes en guerras, tierras y poder
y que lucharan juntos bajo el pacto de sangre que solo Chib-
chacun y su heredero pueden otorgar, estas dos familias pro-
meten pelear por su tierra, dejando atrás un pasado maldito
de muerte y ambición.
En la noche “Saguanmachica” y los viajeros parten hacia la
montaña sagrada bajo el amparo de la luna, lejos de los ojos
cazadores de los conquistadores, con pocas armas y guardias
viajan durante toda la noche del quinto día, en los siguientes
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días que anteceden al nacimiento esperan pacientemente
prestando vigilancia y por supuesto orando para que todo
les salga bien; en el séptimo día y en medio de un rito secre-
to, Saguanmachica ayudado por Sagipa, enciende el fuego
azul, el hechicero entona cantos y oraciones por espacio de
varias horas y justo cuando el cometa pase por encima de la
gran montaña, el viejo Saguanmachica deberá de subir al pico
donde recibirá del cielo y la tierra al enviado de Chibchacun.
Cada estrella en el séptimo día anuncia abiertamente el ad-
venimiento del elegido de Chibchacun, la noticia se despliega
por todo el mundo, transportada mágicamente por el viento,
cada animal y cada indio lleva la buena nueva, incluso en el
otro hemisferio, el emperador negro maldice el suceso, necesi-
ta crear un plan para encontrar y eliminarlo al pequeño cóndor
antes de que sea tarde, entonces el maligno rey envía más tro-
pas al nuevo mundo, su única misión es asesinar con urgencia a
todo recién nacido, ya que uno de ellos será su peor enemigo,
de esta forma, la ambición y el temor de perderlo todo, llevan a
que se cometa la más cruel masacre de la historia, el futuro y el
destino de las especies está en la cuerda floja a punto de caer
en la extinción, pero el viejo Saguanmachica esta preparado
para evitar que el “elegido” fuese encontrado y asesinado por
el enviado malvado del emperador ‘’el general rojo’’ quien es
cruel y quien dice no conocer el miedo y su espada símboliza
el terror.
El emperador usando su clarividencia ordena al general rojo
dar inicio a la masacre, decretando que quinientos de sus me-
jores hombres todos ellos poseídos por un hechizo infernal,
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“EL ULTIMO GRAN CONDOR” La gran Alianza
asesinen al pequeño elegido de Chibchacun, todos estos
guerreros son dotados de poderes especiales que desafían
la propia física del universo, pese a la magia absoluta del em-
perador, este jamás supo el lugar exacto del nacimiento del
pequeño, ya que el poder de Saguanmachica y los demás
brujos logran ocultar al pequeño, mas sin embargo los quinien-
tos hombres cargados de odio y venganza parten en busca del
predestinado, mientras que un ejército enorme sale en direc-
ción contraria a conquistar el interior del nuevo mundo, dejan-
do en la playa una gran muralla que protege la primera edifica-
ción del nuevo emperador y su fiel vasallo, el emperador rojo,
el segundo hombre más despiadado del mundo y quien espera
el arribo de más tropas imperialistas.
En la aldea de los cóndores, un gran ejército se alista para
salir, son muchos animales e indios dispuestos a morir, solo
esperan la orden de Sagipa, el cóndor rey, un esbelto y for-
nido ser, conocido por su liderazgo y unión con otras espe-
cies quien pronto regresara de la montaña para llevar a este
ejercito a la guerra y cuando se creía que era todo, a último
minuto, llegan más animales e indígenas que son integrados de
inmediato al imponente ejercito de las especies, los generales
y capitanes de todas los clanes se reúnen en la gran choza
para trazar el plan de guerra, mientras que los soldados y los
habitantes de la aldea oran nerviosamente en busca de la pro-
tección del gran Chibchacun.
Desde un puerto lejano al otro lado del mundo, zarpan mil na-
víos, todos ellos colmados de soldados, armas y mucha maldad
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y muy cerca de allí, desde lo alto de un castillo, se encuentra
meditando el gran emperador, quien fija su mirada en la gran
flota de navíos que orgullosa ondea la bandera del imperio y
su dictador, los cañones anuncian su partida, un viaje de varias
semanas donde no conocerán ningún aliento de esperanza de
regresar, solo volverán a su casa, cuando el trono y el escudo
de su rey este izada en el nuevo mundo, los ojos del empera-
dor se fi jan en el horizonte, tratando de hallar con su magia
maligna, el lugar de advenimiento de su enemigo, que aun no
a nacido.
Desde la orilla del puerto de un continente viejo, se encuen-
tra el cruel emperador invocando todo tipo de conjuros que
viajaran con el viento y el agua, mil y una plagas destinadas a
destruir a todo ser vivo que esté en su contra, pronto una tor-
menta negra y huracanada viajara con los navíos, una fuerza
infernal jamás usada al servicio del hombre; en el nuevo mundo,
Saguanmachica presiente el extraño conjuro y sabe que lo
peor está por llegar, también invoca en muchas lenguas extra-
ñas una magia lejana y oculta que solo conocen los antiguos
dioses.
Solo faltan unas pocas horas para el advenimiento, Saguan-
machica se retira en una vigilia en torno al gran fuego, pronto
la magia y el oráculo anunciaran el cruel destino de su mundo y
de las especies pero también lo reconforta en parte, ordenán-
dole mediante una visión que deberá a toda costa mantener a
salvo al pequeño rey, -‘’llevad el pequeño al interior del país
de Bacata y allí ocultadlo por siete años en la gran cueva de
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“EL ULTIMO GRAN CONDOR” La gran Alianza
tena, donde los caciques y los Zipas de los chibchas, lo edu-
caran para guiar a su pueblo, una vez en esa cueva, nosotros
lo protegeremos, pero tú, Saguanmachica, deberás acompa-
ñadlo y protegedlo, deberás guiadlo con firmeza ya que este
pequeño deberá ser preparado para la guerra!, ¡luego de los
siete años deberás llevadlo a la laguna de Guatavita, y ungir
su cuerpo con aceites y oro y sumergirlo en sus aguas para
que sea declarado príncipe de chía!, declara el oráculo, final-
mente y en su último lapso de trance, ¡buscad a los guardianes
de los bosques, “los Mohanes”, ellos te ayudaran a proteger
al pequeño y cuando sea el momento, ellos invocaran a todos
los seres ocultos de las selvas, duendes, madre montes y todo
tipo de seres extraños que solo obedecerán al nuevo rey, por-
tador del arco, la flecha y la sangre de Chibchacun, para en-
frentar al emperador!.
En la aldea y en medio de canticos y arengas, el gran ejercito
parte a la batalla, en su rudimentario paso marcial, las muje-
res y las hembras arrojan flores, muchas de ellas bañadas con
las lagrimas tristes que se resisten a perder lo que más aman,
su paso militar contrasta con el que despliega sus enemigos,
quienes también anuncian su camino a la guerra, en otro lu-
gar y con un paso más veloz, los quinientos soldados, se abren
paso entre la maraña, esculcando cada centímetro de selva,
asesinando dementemente a todo niño y bebe, consumando
obedientemente una orden maldita. Una vez conjurado el ma-
leficio, una horda de aves negras comandadas por un cuervo
infernal servidor del emperador llegan al puerto, allí el cuervo
rinde respeto a su comandante próximo “el general rojo”, quien
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lo lleva al interior de su aposento, donde en el más completo
secreto entablan una siniestra conversación, luego de varios
minutos el cuervo y sus súbditos, alzan el vuelo con rumbo al
interior, su misión es desconocida para todos, pero los solda-
dos humanos apostados en el fuerte, saben que es una misión
maligna, la horda de aves negras se pierde entre la bruma de la
selva en perfecta formación militar.
En el nuevo mundo, el general rojo parte con cientos de cen-
tauros para apoyar las tropas conquistadoras, no lejos de allí,
el ejercito animal marcha hacia una llanura, donde sus capita-
nes piensan frenar el paso voraz del enemigo; Tenjo y Tabio,
los capitanes chibchas dan la orden de alto y organizan rápi-
damente el frente de batalla, envían varios indios y animales en
una avanzada. Al otro lado, los humanos marchan al compas
perfecto del tambor, divididos en sincronizados escuadrones,
cada uno de ellos, con un deber especial para cumplir en el
campo de batalla, en otro lugar, lejos de allí, Saguanmachi-
ca es advertido por el oráculo sobre la presencia cercana del
ejercito salvaje, le indica que una vez tenga en sus brazos al
elegido, debe abandonar la montaña y huir hacia el oriente, los
mohanes le ayudaran a escapar hacia tierras adentro.
En su paso, los quinientos soldados se convierten en demo-
nios gracias al conjuro lejano de su rey, ellos aniquilan a todo
aquel que intente proteger a los pequeños, es tal el extermi-
nio que atrás quedan aldeas vacías, muy pocos huyen hacia
tierras lejanas, su paso es devorador y es cuestión de tiempo
para llegar a la montaña ya que el emperador les orienta con
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“EL ULTIMO GRAN CONDOR” La gran Alianza
su magia su destino final. El ejercito animal se prepara para
la guerra, Sagipa vestido con telas de algodón y utensilios
de oro, pregona a sus comandantes las ultimas ordenes, an-
tes de hablarle a sus soldados, la avanzada logra detectar la
incursión del ejército humano, rápidamente avisan a los cón-
dores para que den la alerta, se siente el rumor de la batalla,
los tambores no dejan de anunciar “muerte”, en las filas de los
animales los nervios aumentan rigurosamente, convirtiendo
su esperanza en un cobarde pánico, la impaciencia y el poco
conocimiento de su enemigo se transforma en un sudor frio
que recorre sus temblorosos cuerpos, pronto la impaciencia
y el miedo hacen que los soldados piensen en abandonar el
frente, todos se miran entre sí, esperando que alguno tome
la alternativa para seguirlo rápidamente, pronto los golpes
de lanzas contra los escudos, alertan a todos que pronto la
guerra llegara, el ejercito humano estremece la tierra al tiempo
que los corazones de los animales quieren explotar de miedo,
entonces la deserción llega, pese al impedimento de sus capi-
tanes, -¡ No huyan, no sean cobardes!, exclama el rey cóndor;
-¡ por nuestros hi jos, familia y hermanos, no huyan, debemos
enfrentar a este nuevo enemigo y si es el caso dar nuestra vida
por esta tierra!, -¡ hoy es el día en que los humanos entenderán
que encontraran una gran resistencia orgullosa de su honor y
valentía, dispuesta a morir, pero si huimos, nos perseguirán y
nos mataran sin contemplación alguna!, ¡ hoy es el día en que
nuestros escudos se romperán y nuestras flechas atravesaran
el pecho de los hombres, pero si huimos, ellos nos mataran,
entonces ellos asesinaran a nuestras familias e hi jos y acaba-
ran con todas las especies y nos extinguirán para siempre!; los
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temerosos soldados escuchan la voz de su general, brota en
ellos una leve llama que se incrusta en su pecho, ¡por nues-
tros hi jos y por nuestras familias, no huyan, enfrentemos a la
muerte, mirándola a los ojos, para que ella y el hombre blanco
entiendan hasta la eternidad, que los animales y los indios so-
mos una sola especie dispuesta a morir, antes que ser escla-
vizados!, poco a poco la fe de los soldados retorna, el sudor
frio sube de temperatura, las manos temblorosas empuñan
firmemente sus armas, los corazones se sintonizan en un solo
tono,-¡ muerte a nuestros enemigos!, -¡muerte!, exclama el va-
liente Sagipa, -¡muerte! Contesta todo el ejército en un grito
monumental de batalla.
Uno a uno los escuadrones de la muerte conformados por
cien hombres cubren el frente de batalla, todos ellos armados
con arcabuces que obedientes esperan la orden de fuego,
apostados y por detrás de la primera línea de ataque, rugen
los gigantescos corceles y sus jinetes blindados, ellos llevan
a cuestas las venenosas lanzas y más atrás de la caballería, se
erigen rigurosos los cañones, muchos de ellos veteranos en mil
guerras victoriosas, y mucho más allá, se encuentra solitario,
un comandante frio y sin sentimiento, que espera el momento
indicado para dar la orden suicida.
Cada ejercito se despliega a lo ancho de la gran llanura, cien-
tos de almas cada una con un pensamiento y una proclama di-
ferente, portadora de un arma y el poder que ella da; cientos
de guerreros cada uno hermano y rival en espera de la orden
de atacar; de nuevo el gran Sagipa, sale al frente de sus gue-
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“EL ULTIMO GRAN CONDOR” La gran Alianza
rreros, -¡ hoy no conoceremos el miedo, tal vez la muerte pase
por nuestro lado, pero hoy no conoceremos el miedo!, se es-
cuchan las lanzas, las garras y los arcos golpear con coraje la
fértil tierra, -¡ por nuestros hijos y por nuestros abuelos, al
ataque!, grita excitado Sagipa, quien toma su lanza y corre al
encuentro con su enemigo, segundos después la desbandada
de furiosos y valientes soldados lo siguen, los jaguares y los
felinos, lo sobrepasan en su feroz carrera disputando entre
ellos, quien será el primero que tome por el cuello a su pre-
sa, los osos de anteojos y las dantas conforman una pesada
barrera que sigue a sus capitanes y mas allá, a la espera de la
orden marcial, cientos de cóndores cuyas afiladas garras, cas-
tigan la roca de su pedestal, los indios disparan sus flechas,
pronto los cañones retumban, cientos de explosiones dividen
el compacto ejercito animal, cobrando con ello, muchas bajas,
Sagipa corre fugitivo al encuentro de la muerte, los arcabu-
ces detonas sus primeras ráfagas, muchos animales e indios
caen heridos de muerte pero sus demás compañeros no miran
hacia atrás y continúan corriendo; una segunda descarga de
los arcabuces es interrumpida por la lluvia de flechas de los in-
dios caribes, cuyas puntas fueron envenenadas por las ranas
de la sierra, matando a varios carabineros, luego el comandan-
te humano ordena a la caballería atacar, cien caballos veloces
con cincuenta perros rabiosos se arrojan sobre los animales,
Tabio ordena el ataque aéreo que cubre por completo el cie-
lo, una maravillosa escena aérea de agiles y poderosas aves
que dirigen sus garras sobre los humanos, una tercera detona-
ción, esta vez de cañones, tumba a muchos héroes voladores,
obligando a su repliegue pero ‘’Viento de Cola’’, reorganiza
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el grupo y ataca la retaguardia, esto funciona pero no es su-
ficiente, los dos ejércitos se encuentran frente a frente, las
espadas y las lanzas aceradas de un mundo extraño quieren
coronar la victoria sobre las flechas y las lanzas arcaicas de los
indios, de nuevo la tierra madre se baña con la sangre de sus
hi jos y los invasores, un rio rojo cruza en medio del campo de
batalla, pronto el día se oscurece y las nubes fétidas, en pro-
cesión negra anuncian la tormenta maldita de la muerte, ¡rayos
y centellas, gritos de auxilio y de terror, palabras de aliento,
muerte y despedida, lagrimas de miedo y horror despiden a los
muertos al mas allá!, en toda la extensión de la llanura yacen
cientos de cuerpos mutilados y otros más susurran heridos su
lamento y otros más esperan que la espada del invasor remate
con su filo la resignación de nunca regresar a su hogar.
En medio del combate, Sagipa observa consternado la terri-
ble tragedia, mira hacia todos los lados y ve como sus amigos,
yacen muertos, otros más moribundos y otros más luchan por
sobrevivir en contra de dos y tres enemigos, sus ojos se hu-
medecen, su cabeza da vueltas, toma su lanza con más furia
y acaba con seis humanos, luego grita, -¡Retirada, retirada!,
¡corran hacia el bosque!, es apoyado por Tenjo, quien ordena
a sus indios huir, también lo hizo “Tormenta de la Noche” y
“Flecha Veloz”; ¡de miles que se enfrentaron a los guerreros
del mar, pocos sobrevivieron, la gran mayoría de ellos corren
despavoridos dejando atrás a los muertos y heridos, -!al bos-
que! grita Tenjo por última vez, a los que aun están luchan-
do, muchos de ellos se encuentran heridos, incluso el mismo
Sagipa, quien tiene una herida de espalda muy profunda; la
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“EL ULTIMO GRAN CONDOR” La gran Alianza
estampida de los corceles indomables dan cacería a sus vícti-
mas, decenas de animales caen abatidos entre sus cascos, la
rápida acción de los sobrevivientes del comando aéreo, evita
que Sagipa, los comandantes y los soldados sean tomados
prisioneros, logrando que el rey y sus hombres escapen entre
a la selva, son perseguidos de cerca por sus enemigos, pero su
inexperiencia sobre el lugar, hacen que pierdan el rastro.
En la montaña sagrada, Saguanmachica espera paciente el
paso del cometa, pero el aire fétido le anuncia, la trágica no-
ticia, el ejercito de las especies fue derrotado y muchos de
sus soldados “mueren por el rey que jamás conocieron pero
sienten la gloria de morir por él”, sus ojos se empapan y su
voz entrecortada maldice el suceso, mira hacia el cielo y no
entiende lo que ha sucedido, por enésima vez pregunta por
Chibchacun, sin recibir respuesta alguna.
En el viejo mundo, en una de sus costas, el emperador no cele-
bra el triunfo de su ejército, ya que se encuentra indispuesto
por no hallar el lugar del nacimiento de la profecía, enfurecido
golpea a sus guardias y blandea su espada, luego toma por las
ropas a su mago principal, un misterioso encapuchado, cuya
figura es delgada y frágil, encorvada y asquerosa, el hombre
toma su espada y la pasa por su cuello, cortándole un poco la
piel, el mago trata de usar su magia pero no puede, -¡amo hay
algo que interfiere con mi magia y me impide ver el lugar del
nacimiento!, el rey golpea al mago y le repite de nuevo el ulti-
mátum, el emperador se encuentra preocupado quiere a como
dé lugar, encontrar el lugar y evitar que ese pequeño llegue al
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mundo, trata de usar su magia que es más poderosa que la de
sus magos, pero fracasa, se encuentra bastante débil y decide
retirarse a sus aposentos, no sin antes enviar un mensaje men-
tal al cuervo para que sea él quien busque al pequeño, apoya-
do por su hermano y un segundo mago que se encuentra en el
nuevo mundo, finalmente el emperador se retira a descansar
dejando atrás a su mago herido de muerte castigado por su
fracaso.
La ruidosa horda de aves negras llegan al fuerte, vienen a com-
pletar la orden de su amo, buscan afanosamente a un segundo
mago para que este logre hallar el lugar, peor el general rojo
sale del interior y protesta por la acción del cuervo, al tomar
atribuciones que no son las suyas, pero el cuervo pasa por su
lado sin importarle los reclamos del alto oficial, el gran cuervo
negro, cuyos ojos rojos, semejan el mismo infierno, toma al frá-
gil mago y lo lleva al interior de la barraca, sin mediar palabra
alguna, el cuervo lo toma por el cuello y le ordena usar sus
visiones y fijar pronto el lugar del nacimiento del pequeño que
aun no ha nacido, el brujo obedece pero no logra ubicar el
paradero, esta acción la hace diez veces y una vez termina una
acción, se nota el fracaso y el miedo que siente el mago ante el
gran cuervo que a cada fracaso se enfurece mas con el mago,
al último intento del mago, el cuervo le exige que ubique el lu-
gar, pero este se rehúsa al afirmar que hay algo o alguien que
está cortando su visión, un tipo de magia muy poderosa que
es más poderosa que la suya, -¡mi visión llega hasta un límite,
existe una barrera entre el elegido y yo, que me impide verlo!;
el cuervo se enoja bastante, toma su espada y la coloca sobre
48
“EL ULTIMO GRAN CONDOR” La gran Alianza
el cuello del mago, -¡es mejor que tu magia funcione o mi espa-
da se manchara con tu sangre!.
En la selva, una fuerza extraña pero benigna empieza a actuar
entre la maraña del bosque, una fuerza mística, misteriosa y
peligrosa, que confunde a los invasores, incluso asusta al
mago del general rojo que le advierte al cuervo sobre esa peli-
grosa presencia, pero este no se inmuta; dicha fuerza protege
entre las entrañas de la manigua a los soldados animales que
huyen, esa misma fuerza protege extrañamente a una profecía
y a su elegido, de un ejército de quinientos soldados demo-
nios, tal energía enigmática y milenaria, supera el valor de diez
mil soldados imperiales logrando que ellos retrocedan y no lle-
guen a tiempo a su cometido, es como si ante ellos, una gruesa
pared de maleza y espinas se cruzara en su camino, impidiendo
su paso.
En la montaña sagrada, Saguanmachica usa la magia otorga-
da por el cielo y su creador, para entrar a una cueva, la cual se
ilumina por el paso fugaz del cometa, mil coros celestiales y mil
ángeles boreales presentan honores a la profecía, dando la
bienvenida al nacimiento divino de un ser perfecto y real, un
ser dotado de toda belleza, bondad y fuerza que romperá la
historia en dos partes, un ser especial, hi jo del viento y la tie-
rra, del agua y el fuego, hi jo sagrado de Chibchacun y quien
será el último gran cóndor, capaz de enfrentar al hombre más
poderoso del mundo; fueron varios segundos, eternos todos
ellos, para que el cometa surcara el cielo andino, segundos
necesarios para que en medio de la caverna brotara la des-
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tellante luz que envuelve al pequeño y frágil cuerpecillo de un
bebe que llora sin descanso, quien se imaginaria que ese pe-
queño ser, sería igual de poderoso al emperador y quien pen-
saría que ese pequeño bebe llorón, desataría en el futuro, los
sentimientos más puros de libertad por los suyos y su tierra;
pronto el cometa termina de cabalgar indomable sobre la gran
montaña sagrada, anunciando la llegada celestial del último
cóndor, todos sin excepción, desde los humildes animales, los
valerosos indios, los soldados diabólicos y el lejano empera-
dor ven la perfecta culminación de la profecía, no había duda
de que la predicción se había convertido en realidad, pasaron
algunos instantes y el cielo se lleno con miles de aves, venidas
de todo el mundo, guiadas por una fuerza extraña que los im-
pulso a ir a esa montaña y ver por sus propios ojos, el milagro
divino de la vida, el nacimiento de su libertador.
A pocos metros de allí, los soldados leviatanes, tratan de sor-
tear la extraña magia del monte, ello les causa bajas, pero su
descomunal fuerza diabólica sortea con frialdad las trampas
de un enemigo invisible, entonces de la tierra y el agua y fren-
te a ellos, surge un pequeño ejército de diez formas mágicas,
“Los Mohanes”, misteriosos seres encantados con la fuerza
suprema de cien hombres, su figura se camufla con la maleza
de los boscajes, ellos tienen el poder de invocar mil conjuros
que confluyen de estos lugares, entonces se desata una nue-
va batalla colosal, argumentada por la magia y la fuerza, sin
duda un encuentro bélico único en el mundo; el emperador
desde del otro lado del mundo, observa dicha escena en un
recipiente de agua, enfurecido trata de usar su magia pero no
50
“EL ULTIMO GRAN CONDOR” La gran Alianza
es suficiente, se enoja consigo mismo, camina como loco en su
habitación y es tal su cólera que destruye todo a su alrededor,
luego se detiene y frente a la pequeña ventana de su castillo,
usa su telepatía y ordena al cuervo y a su horda, viajar lo más
pronto a la montaña sagrada, aprovechando que la fuerza de
la magia de sus enemigos es descuidada por la lucha de los
Mohanes, el emperador cae sobre su lecho, tal vez resigna-
do o enfermo por tan cruel esfuerzo mental, trata de percibir
todo en absoluto, pero sabe que mientras esté lejos, sus tro-
pas no podrán de hacer algo para asesinar al elegido.
Pronto cientos de gigantes y diabólicas aves negras cubren el
improvisado campo de batalla, donde los diablos y los Moha-
nes se enfrentan hasta la muerte; en la cueva, Saguanmachica
cubre con una manta fina de algodón el delicado cuerpo del
recién nacido, sale de allí y frente a él y para su asombro, des-
cubre que centenares de animales y aves esperan impacien-
tes conocer al pequeño cóndor, mientras tanto el cometa y su
estela llegan a su ocaso, el viejo hechicero pronuncia un pe-
queño discurso -¡Aquí está El, el elegido, el que cambiara la
historia, la vida de todos nosotros, aquí está El, el ultimo gran
cóndor, el aliento de nuestra vida y nuestra libertad!, luego lo
levanta frente a todos, el jubilo es total, una alegría efímera
pero suficiente, para ser escrita por siglos y durante toda la
eternidad, reconfortando el alma de los tristes y los derrota-
dos, tal alegría es corta, ya que es interrumpida por la horda
del cuervo que ataca a Saguanmachica, pero las aves pere-
grinas venidas de todo el mundo, en especial las águilas cal-
vas blancas y gavilanes se cruzan en su camino y se inicia una
51
tercera nueva batalla en menos de una luna, dando tiempo a
Saguanmachica para huir con el recién nacido; mientras tanto
en tierra, los demonios y los Mohanes luchan cuerpo a cuerpo
en una pelea mágica, caen muchos demonios, pero ellos vuel-
ven a vivir, mas sin embargo a muchos de ellos se les acaban
las vidas pactadas y quedan inertes en el suelo de la jungla,
en la batalla épica más impactante de la historia, los demonios
también cobran la vida de los mohanes que son destruidos por
el fuego que se incrusta en medio de sus corazones; en un solo
día tres batallas únicas en el mundo, decidieron el futuro de
las nuevas generaciones y de su próximo rey; en el cielo como
en la tierra todos sin excepción lucharon con la última gota de
su sangre para proteger al elegido, el encargado de salvar a la
tierra, tres batallas que causaron muchas muertes y que trun-
co el paso de los invasores, al final los demonios derrotan a los
mohanes causando una gran devastación en el lugar, ya que
los mohanes son el alma de los bosques y las selvas, dejando
en su lugar un inmenso desierto; los soldados demonios co-
rren hacia la montaña, pero de las aguas límpidas del gran rio
madre surge un ser blanco y mágico como la luna y las estrellas
y tan poderoso como cien magos juntos, es el mohán blanco el
más poderoso ser de los bosques y rey de los mohanes, quién
con su báculo, provoca un fuerte huracán que consume a to-
dos los demonios y las aves enemigas y las arrastra lejos de
ese lugar, evitando que el bebe caiga en las manos de sus ene-
migos; en su lecho casi moribundo, el emperador se enfurece y
ordena inmediatamente alistar su barco y viajar con el resto de
su ejército al nuevo mundo.
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“EL ULTIMO GRAN CONDOR” La gran Alianza
53
´ El Régimen del Terror ´
II
54
“EL ULTIMO GRAN CONDOR” La gran Alianza
-¡Luego de la conquista llega una terrible plaga que desapare-
ció pueblos y aldeas, muchos animales e indios fueron masa-
crados y otros más fueron esclavizados, sus brazos y garras
construyeron grandes ciudades pero muchos de los parias,
murieron a causa de las largas jornadas de trabajo, jamás
descansaron, casi no comían; la tiranía del emperador devas-
to bosques, selvas, lagunas, ciénagas y montañas, su afán de
construir el imperio más poderoso y de hallar los más extraor-
dinarios tesoros, obligo a que sus soldados extinguieran a
muchas especies, destruyendo la vida en el gran continente
virgen, su aliento conquistador devoro centímetro a centíme-
tro la tierra fértil para dar paso a las grandes factorías del mal,
se abrieron caminos en los antiguos bosques sagrados, se
contaminaron los aires con los humos perversos de las chime-
neas de las siderúrgicas, se talaron millones de árboles para
convertirlos en combustible para sus largas jornadas de inva-
sión, sus ejércitos y emisarios poblaron cada rincón del nuevo
mundo, usurpando a sus verdaderos dueños, las llanuras, las
selvas, los bosques, los desiertos y las nieves perpetuas, en
su paso endemoniado transformaron el paisaje, fundando a
granel ciudades, levantando grandes cuarteles militares cuyas
poderosas fortificaciones albergarían al ejército más podero-
so del universo; en su afán de conquistar, de matar y esclavizar,
los soldados destruyeron todo, solo muy pocos sobrevivieron
a la barbarie y unos pocos sobrevivientes desaparecieron de
la faz de la tierra, es como si la tierra se los hubiera tragado;
luego de la batalla de las especies y ante el fracaso de encon-
trar al pequeño elegido, el emperador llego al nuevo mundo
y fue El, quien comando la búsqueda se su adversario, pero
55
cada intento suyo fue fallido y ello lo enfurecía, no dejaría pie-
dra sobre piedra, hasta hallar al pequeño y asesinarlo con sus
propias manos.
En su ingreso a las tierras extrañas del interior, parte de su
gran ejercito murió ante el indómito paisaje y el clima mal sano
de la región, otra parte de sus soldados murieron a causa del
veneno inyectado por las serpientes, arañas y chinches que
se oponían a ser invadidos; en una decisión macabra y como
decreto único, el emperador ordena a sus capitanes crear co-
mandos elites de búsqueda para hallar vivo o muerto al here-
dero de Chibchacun, tales ejércitos se desplegaron por todo
el nuevo mundo, mientras a la costa llegaban mas barcos car-
gados de provisiones y armas; La magia del emperador y las
visiones de sus magos poco funcionaban para lograr localizar
el paradero del pequeño cóndor, pero de nuevo una fuerza
extra natural desviaba la magia de los hechiceros imperiales, y
que según ellos, era como si algo o alguien se les cruzara, esto
enervaba al emperador quien ordenaba la ejecución inmediata
de sus magos, por considerarlos incapaces.
En su viaje al interior, el ejercito del emperador, capturo a un
grupo de Chibchas que fueron torturados hasta casi morir,
ante el dolor causado por el látigo mezquino del emperador,
no tuvieron más remedio que hablar de sus pueblos y tesoros
y así fue que uno de ellos “Guatavita” cacique de los “Sutás”
y guardián del portal a la “Ciudad del Dorado”, les indica un
lugar secreto más allá de las montañas del norte, en el centro
del nuevo mundo, donde existe una ciudad enorme, de tierras
56
“EL ULTIMO GRAN CONDOR” La gran Alianza
planas, rodeada de gigantes montañas, con muchas lagunas y
ríos, de abundante fertilidad y enormes tesoros y que es con-
siderada la capital de los indios, el emperador cree ciegamente
en las palabras del indio y decide hacer suya dicha metrópoli
e instalar allí su reino; fue el mismo emperador quien dirigió
la toma de la capital india y su gran tesoro, ordeno sin juez y
causa cientos de muertes al no recibir información precisa del
lugar del tesoro.
El emperador sobre su corcel de ojos de fuego llega cerca del
santuario de Chibchacun, en lo alto de una meseta, donde
instala su centro militar y lo acondiciona con todas sus perte-
nencias que trajo del otro lado del mundo, incluyendo su harem
de exóticas mujeres e invaluables tesoros; dicho emperador,
oscuro como el mismo fondo del mar, es considerado como el
hombre más poderoso del universo, fue adiestrado hábilmente
en el arte de la guerra, la defensa y la estrategia, su fuerza y
habilidad supera a cien soldados demonios juntos, su espada
ha cobrado la vida de diez mil enemigos, su arraigada conduc-
ta militar lo llevaron a odiar la vida, a disfrutar la muerte de
sus enemigos incluso muchos de sus hombres que le sirvieron
para entrenar sus ejercicios murieron bajo su espada, y fue su
mano resolutoria, que ordeno la conquista de medio mundo sin
importar lo que hicieran sus hombres para lograrlo.
Su ejército está conformado por su guardia personal de cinco
mil soldados demonios, temibles y malvados, casi inmortales,
letales con la espada y el escudo, forjados de la tierra infértil,
poseedores de una fuerza sorprendente, deformes y mons-
57
truosos, seres leales a su rey, el emperador oscuro; además de
sus demonios tenía un ejército de un millón de hombres, distri-
buidos por todo el mundo, hombres fuertes y creados para la
guerra, cubiertos con la sangre de los inocentes, dueños de
una armadura colosal e impenetrable, diestros en las armas y
obedientes al llamado de su rey.
El emperador fue más allá de las armas y utilizo la magia negra
de los más poderosos hechiceros y con el uso de ella, se ade-
lanto a sus enemigos venciéndolos fácilmente; recibió el apo-
yo del traidor cuervo y de su horda de aves negras, un cruel
asesino, vendido al mejor postor y como si esto no fuera sufi-
ciente, poseía además la enorme jauría de perros feroces, fie-
les compañeros de los guerreros que cegados por la magia de
los hechiceros, mataban con sus colmillos a otros de su misma
especie, también contaba con un regimiento enorme de cen-
tauros, una temible combinación de hombres y caballos sumer-
gidos en un hechizo maligno que asesina sin piedad, finalmente
y a la cabeza del ejercito y directo responsable ante su amo,
un malvado oficial entrenado para la guerra y delegado por el
emperador para la conquista del nuevo mundo, se trata del ge-
neral rojo, un maligno hombre poseedor de un enorme poder
tan igual al del emperador quien es además su hermano menor.
Del emperador poco se sabe, pues todo vestigio de su origen
fue borrado totalmente sobre la faz del mundo, aunque exis-
te una leyenda que habla de un par de niños huérfanos que
sobrevivieron en los fríos bosques de Asia con una manada
de lobos, logran ingresar al ejercito de un buen rey humano, su
58
“EL ULTIMO GRAN CONDOR” La gran Alianza
sacrificio y valentía los llevo a ascender vertiginosamente en
las filas, luego de alcanzar la cúspide de la tropa real, los dos
hermanos conciertan un siniestro plan junto con otros gene-
rales para asesinar a su rey ¡la razón de su crimen es obvia, su
rey es un hombre débil y el reino es vulnerable a los enemigos!,
sin despertar sospechas en la guardia y con sus propias ma-
nos, el emperador asesino a su rey, decapitándolo y llevando
su cabeza como trofeo insigne de poder por todo el reino, días
después y vaticinando cualquier traición de sus compañeros,
asesino uno a uno a todos los generales, al poco tiempo y va-
liéndose de un poderoso ardid, se proclama emperador abso-
luto de tan insignificante reino, meses después mediante en-
gaños, conquista certeramente los reinos vecinos, su naciente
ejercito supera la capacidad militar de los antiguos reinos, que
sucumben ante el nuevo emperador, conquisto sin vacilación
muchas tierras lejanas en el viejo continente, proclamo como
suyas las nieves y el polo, y solicito como suyo el desierto y la
selva, convirtiéndose en el hombre más poderoso de esa parte
del mundo, junto a su hermano conforma un gobierno autorita-
rio, fiel complemento de su poder, pero pese a que su hermano,
fue importante en su conquista, el emperador no confía en él, y
subestima su capacidad, humillándolo delante de sus hombres.
De acuerdo a la leyenda, fue siendo un niño, que el emperador
encontró en una cueva, un extraño artefacto que lo conecto
con un demonio cruel que necesitaba escapar de su prisión
y a cambio de lograr la ayuda del pequeño, este le entrega-
ría un amplio poder y la riqueza suficiente para conquistar el
mundo, pacto con él, la vida de cien hombres juntos y la fuerza
59
de doscientos mas para convertirse en un poderoso guerrero,
finalmente le dio el infante, dos mil años de vida para cumplir
su cometido, dicho pacto diabólico va mas allá del cielo y el
infierno y solo puede ser roto por alguien igual o superior a él,
cosa que no ha pasado hasta ahora, pues todo aquel que in-
tenta levantarse, es castigado ejemplarmente para que nadie
intente hacer lo mismo, antes de partir al inframundo, el diablo
le advierte sobre la aparición de una antigua profecía escrita
en miles de lenguas y que declara sin equivocación, el naci-
miento de un ser capaz de vencer al elegido del diablo, pero
para evitar que dicho vaticinio se haga realidad, es necesario
hallar a dicho ser y asesinarlo, antes que sea tarde.
De acuerdo a lo anterior y por mil años más, el emperador
busco por cielo y tierra al elegido, milímetro a milímetro escul-
co cada porción de tierra y mar, sin encontrar nada o al menos
hallar una pista que lo llevara al encuentro con ese ser y que
sin existir aun, le estaba ocasionando muchos problemas en su
propio reino, ya que sus súbditos hablaban de alguien o algo
fuera de este mundo que haría tambalear al emperador y esto
alentó a los esclavos y subyugados.
Dicho emperador se vale de artilugios y otras tretas mas,
para hallar el lugar exacto del nacimiento de su peor enemigo
pero nunca logra hacerlo, mas sin embargo, quinientos años
atrás en plena conquista del viejo mundo, captura a un viejo
tigre sabio de la india, quien confiesa bajo la tortura mortal, el
lugar de la llegada del nuevo rey, “el nuevo mundo”.
60
“EL ULTIMO GRAN CONDOR” La gran Alianza
Muchas vidas se pierden por esta predicción y muchas más
por protegerla, pero para detener la evolución de la profecía,
el emperador debe de enviar sus ejércitos al otro lado del mun-
do y llegar tan cerca como le fuera posible al lugar que relata
la profecía, para eliminar a su adversario aun no nacido y no
importaría cuántas vidas mas se perdieran en el intento, pe-
leara hasta el final por ser el único emperador y absoluto rey
del mundo.
61
´ El Misterio del Elegido ´
III
62
“EL ULTIMO GRAN CONDOR” La gran Alianza
63
Luego de la gran batalla de las especies y de la llegada del
emperador, las tropas humanas marcharon salvajemente, con-
quistando todo el nuevo mundo, con dicho arribo, una serie de
cambios llegaron, el surgimiento de crueles decretos y la im-
posición de leyes drásticas que condenaron sin misericordia a
todo aquel que se resistiera al imperio, pronto los anhelos de
libertad enmudecieron para siempre y un nuevo régimen del
terror implantarían los suyos.
Días antes de la llegada del emperador, Saguanmachica re-
cibe de la montaña, al elegido de la profecía, que no era más
que un diminuto y débil ser, que en su cuerpecito lleva impreso
el sello del destino del mundo, y que a simple vista, no entrega
la credibilidad suficiente a tan esperado vaticinio a todos los
que están allí y que pese a ser un pequeño cóndor que surgió
con el paso del cometa y la sangre derramada de los inocentes
y los injustos, entrega al mundo un nuevo aire de libertad.
Un pequeño pero simbólico acto, antecedió la llegada del pe-
queñín, en segundos el cielo se cubrió con millones de aves que
felices danzaban con la brisa marina por toda la montaña, pronto
todo el lugar se cubrió con muchos animales que se proclamaron
a sí mismos, como los mensajeros de la buena nueva y llevarla a
todos los rincones del mundo; no lejos de allí una segunda batalla
épica se da lugar, quinientos demonios se enfrentan a una decena
de poderosos mohanes, una batalla única de magia, poder y des-
treza, una batalla poseedora de una fuerza descomunal enviada
desde el otro lado del mar por el emperador, pero el talento del
viejo hechicero y sus amigos, logran llevar a salvo al elegido lejos
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“EL ULTIMO GRAN CONDOR” La gran Alianza
de las garras de los demonios y su ejército, tal escape se pago
a un gran costo, muchos murieron; mientras esta batalla se daba
lugar, en otro sitio, la voz de retirada del rey Sagipa y sus capi-
tanes era angustiosa, la derrota había cercenado la moral de las
tropas, muchos de los que trataron de huir, fueron alcanzados por
el fuego de los cañones y otros más fueron ultimados por la jauría
de los perros y los veloces corceles plateados, pero de la nada
y en un acto enorme de magia, aparece entre los sobrevivientes
junto a la entrada del bosque, la resplandeciente figura blanca
celestial de un extraño ser quien detiene de forma contundente a
los perseguidores, provocando el terror general de todos ellos y
protegiendo a los heridos, moribundos y despavoridos animales e
indios que llegan a su reino.
En la gran montaña, Saguanmachica huye con el pequeño
pero observa que el enemigo está a punto de capturarlos,
pero las aves peregrinas de todo el mundo salen al encuentro
de la horda de aves negras y se enfrentan en una batalla aérea
de grandes proporciones, mientras que en tierra, la sangre de
los místicos guerreros aumenta de caudal, muchos mohanes
mueren y muchos demonios mueren en el intento de pasar y
cuando los demonios soldados han vencido al último mohán
gris, de nuevo la figura del ser blanco, detiene con su báculo el
paso airado de los demonios, conjurando en lenguas extrañas
todas las fuerzas terrestres la fuerza de un huracán, llevando
por delante a los confundidos demonios, arrastrándolos muy
lejos de allí; en el cielo, la gran horda es repelida de forma efi-
caz por las aves, aunque esto fuera por poco tiempo pero el
suficiente para que el elegido escape.
65
Aunque el triunfo era real y certero, el emperador no está fe-
liz, sabe que ha fallado en su propósito y debe de hallar rápido
al escogido antes de que sea tarde, su coraje condena la vida
de un importante general, quien es castigado por la espada
de su hermano en la distancia, dispone luego un gran ejercito
conformado por grandes mercenarios, demonios y seres ex-
traños para hallarlo mientras el gran grueso de su tropa im-
pondrá el orden en el nuevo mundo.
Nadie supo a donde fue el viejo hechicero con el pequeño,
la última vez que fueron vistos, cuando tomo Saguanmachi-
ca toma entre sus alas al cóndor y parte hacia el sur, acom-
pañado por varios cóndores ancianos, se rumora demasiado,
incluso se especula que murieron en el intento de atravesar
las altas cumbres nevadas, nunca jamás se supo del enviado
de Chibchacun y durante setenta largos años, la tiranía del
emperador gobernó por todo el mundo, esclavizando y subyu-
gando a todas las especies, muchas aldeas desaparecen, los
sobrevivientes buscan lugares secretos e indómitos, donde
viven como muertos en el total silencio del anonimato, en cam-
bio otro sobrevivientes como capitanes y guerreros, protegen
a toda costa su legitimidad, combatiendo a los invasores en
una guerra de guerrillas, y que pese a ser muy pocos rebeldes,
logran hacer daño al emperador.
De esta forma los indios Colimas, Muzos y Caribes, apoya-
dos por jaguares, pumas, panteras, tigrillos, osos, cóndores,
dantas entre otros, asaltan las grandes caravanas de remesas,
armas y alimentos del rey, logran poner en jaque, el funciona-
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“EL ULTIMO GRAN CONDOR” La gran Alianza
miento del reino, llevando el caos y al desabastecimiento en
las nuevas ciudades y sus pobladores, y es cuando aparece
“Bacata” hi jo de “Nemequene”, quien en un largo viaje proce-
dente de otras tierras aprende todo lo referente de la guerra,
las armas y el enfrentamiento cuerpo a cuerpo, convirtiéndo-
se en un gran estratega militar, que junto con diez de los mejo-
res indios de cada tribu Chibcha, forma un ejército pequeño y
lo suficientemente entrenado para atacar por sorpresa a sus
enemigos, Bacata dar fuertes golpes a los viajeros imperiales,
que robo tantas armas de fuego y espadas, que el propio em-
perador teme por la seguridad de su reino y ofrece grandes
recompensas a sus soldados para capturar al cacique, incluso
ofrece el perdón a los esclavos si delatan al insurrecto, des-
ata entonces una desbandada de mercenarios y cazadores de
cabeza venidos de todo el mundo, atraídos por la recompensa
del emperador, con ellos se prolonga la era del terror. La re-
sistencia de “Bacata” es difundida a los cuatro vientos, que
otros indios y animales hacen lo mismo, forman pequeños re-
ductos de guerreros que causan daño al reino, de esta forma y
gracias al inconformismo, el pie de lucha crece en alto volumen,
despertando un extraño sentimiento de libertad.
Del enviado y sus protectores jamás se supo algo, incluso
los más allegados a Chibchacun, los Muiscas y los sacerdo-
tes de todas las especies, especulan mil versiones confusas
que señalan mil paraderos inciertos, ni siquiera el oráculo y el
emperador pueden ubicar al elegido, su paradero es un gran
misterio.
67
´ Guerra de Guerrillas ´
IV
68
“EL ULTIMO GRAN CONDOR” La gran Alianza
69
Con la llegada de “Bacata”, se da inicio a una guerra de
guerrillas que causa mucho daño al imperio y que en muchas
ocasiones colapsa su sistema financiero, de transporte y en
especial de alimentos y víveres, precisamente y tal vez por la
confianza del emperador, sus generales edifican su reino en
tierras altas de clima caliente donde pueden protegerse de
sus enemigos, pero ello no era así, pues estaban a merced de
los enemigos que conocían con detalle cada milímetro de la
región, esto obligo al rey, a redoblar su ejército y a custodiar
con más precisión la seguridad en los caminos y los alrededo-
res de sus ciudades, ya que eran objetivos predilectos de los
guerreros de los bosques, quienes fueron adiestrados con se-
veridad y rígido orden por el extraño indio, llamado Bacata,
un corpulento indígena con el alma blindada por el coraje y la
rudeza de sus antepasados, guarda en su su corazón el des-
precio por los invasores, una especie de sentimiento maligno
por todo lo que ellos hicieron y hacen en su tierra, ello lo lle-
vo a conformar un pequeño ejército que golpeo la estructura
del imperio, ataco con toda su energía las caravanas reales de
mensajerías, robando tesoros, alimentos, golpeando las escol-
tas y las guardias dándoles a ellos su justo merecido, esto cau-
so la furia del emperador quien toma medidas extremas para
exterminara al indio, pero no logra quebrar la estructura de los
rebeldes, jamás causo algún tipo de temor en el indio y por el
contrario, motivo su espíritu belicoso.
Ante el accedió de las tropas imperiales que lo encierran cada
vez más, “Bacata” idea miles de trampas diferentes para sor-
prender a sus enemigos, nunca jamás utilizo la misma trampa
70
“EL ULTIMO GRAN CONDOR” La gran Alianza
dos veces, y esto le favoreció mucho pero pronto su enemi-
go más cercano, el general rojo, también ejecuta sus propias
trampas para acabar con las milicias; las acciones de Baca-
ta, logran bloquear el centro del reino con el puerto y el viejo
mundo, incomunicando por completo al imperio, mermando su
normal movimiento, no había duda que un pequeño grupo de
rebeldes hacía temblar al gran imperio y esto motivo a otros a
seguir su ejemplo, pronto los futuros guerreros se enlistarían
en la lucha pese a que muchos de ellos, temen a la derrota; la
voz del emperador retumbo por todo el mundo, su orden era
inevitable, ¡acabar sin importar como a los rebeldes, en espe-
cial sus soldados deben traer vivo ante él a “Bacata”, para
que él, corte su cabeza y la lleve por todo su reino, para in-
timidar a todo aquel que intente seguir su ejemplo!, para ello
aumento mucho mas la recompensa de oro y esmeraldas, la
cual fue deseada por muchos mercenarios y ejércitos privados
leales al malvado emperador, pero esto no asusto al valiente
capitán Chibcha y causo en él y en sus hombres, una especie
de euforia que los alentó a luchar con más coraje.
La guerra de guerrillas comenzó con el asalto a las caravanas
de provisiones y tesoros, fueron muchos golpes certeros,
causando muchas bajas enemigas, su estrategia fue diferente
y eficiente, despistando siempre a su enemigo, atacando siem-
pre sin vacilar y sin importar el número superior de su enemigo,
emboscándolo en todos los lugares menos inimaginables, nun-
ca prefirió un lugar en especial, tomando por sorpresa a los
guardias de las caravanas, sus hombres apostados y muy bien
camuflados como camaleones, activaban sus lanzas y flechas
71
con perfecta precisión, arrollando en varios segundos el grue-
so de la infantería, no dando la oportunidad a sus enemigos
de reaccionar, este gran estratega utilizo los más impactantes
ataques sorpresas y suicidas, esto llevo a los invasores a utili-
zar nuevas rutas y mecanismos para evitar los saqueos, pero el
capitán indio atinaba con destreza toda su capacidad militar,
logrando robar mas de cien caravanas con suministros y ar-
mas, esto obligo a que el general rojo, asumiera personalmente
la operación de aniquilar a los rebeldes, entonces planeo la
trampa perfecta, la cual utilizaría pronto.
En los bosques y las selvas, pequeños grupos de simpatizan-
tes de la revolución forman cuadrillas que desean integrarse
al ejercito de Bacata, animales como los osos, los felinos, las
dantas, comadrejas, cóndores y aves rapaces, cada uno y sin
común acuerdo, actuando por su cuenta, provocan grandes
pérdidas económicas en el imperio; los jóvenes guerreros si-
guen con orgullo, cada una de las hazañas de Bacata, enton-
ces viajan lejos con la consigna de acabar con el emperador y
su régimen del terror, para ello entrenaron fuertemente para la
guerra, ya no serian los mismos que caerían inocentes ante el
ejército invasor, esta nueva raza de guerreros, eran más fuer-
tes, más osados y mas diestros en el manejo de las armas y de
la guerra.
Bacata y sus hombres son conocidos como los “fantasmas de
los bosques”, un apelativo que causaba miedo entre los sol-
dados y los oficiales del imperio, el cacique recibió el apoyo
incondicional de las aves andinas que apostadas en lugares
72
“EL ULTIMO GRAN CONDOR” La gran Alianza
claves, daban aviso a los guerreros en tierra, quienes agaza-
pados en el monte se ocultaron con mucha facilidad de los
invasores, llevando a sus enemigos a las mortales trampas
como las fosas, cuyo fondo estaba atestado con gruesas lan-
zas afiladas, cual acero se alza al cielo, luego cubrían el hueco
con maleza, en espera de cobrar algunos incautos soldados
imperiales; otra treta utilizada por Bacata era el de colocar
un señuelo vivo para distraer a los guardias y así generar una
dispersión del ejercito y atacar en cuestión de segundos, los
flancos más vulnerables de la caravana; el indio uso armas
poco convencionales como grandes troncos cubiertos con
afiladas estacas, colgados de los árboles y amarrados por lia-
nas que eran activados al paso de los soldados, provocando
una muerte instantánea.
Aunque Bacata y sus hombres atacaron las debilidades del
ejército invasor no logro evitar que se esclavizara a miles de
indios y animales, los cuales son torturados y obligados a tra-
bajar en los profundos túneles en busca de oro, plata y esme-
raldas; en el interior de estas cárceles del infierno, murieron
familias completas que en contra de su voluntad, satisfacían la
vanidad del emperador, un arrogante rey que cubría su cuerpo
y su imperio con la sangre inocente de un tesoro maldito.
Bacata en su tristeza infinita se sumerge solitario en un bos-
que donde por catorce días con sus noches, llora sin consuelo
por todos aquellos que cautivos mueren sin jamás recibir ayu-
da por parte de su Dios o su salvador, entonces cegado por el
dolor y la ira, en un frenético pacto de sangre con la tierra que
lo vio nacer, renuncia a Chibchacun y a su salvador, y a tomar
73
por sus propias manos, la justicia que su dios había olvidado.
-¡Te maldigo Chibchacun, a ti y a todos aquellos que tienden
redes de fe e ilusiones en cada uno de nosotros, renuncio a
seguirte y a seguir a tu hijo, que para mí ya no existe, porque
al igual que tu, también desapareció, igual que el cobarde que
huye de la batalla, abandonando a su fiel amigo a merced de
los lobos, te maldigo por siempre y renuncio a seguirte y a obe-
decerte, prefiero morir luchando, que vivir sumiso a la espera
de alguien que nunca vendrá!, luego de su sentida renuncia,
toma su cuchillo cuyo resplandor rompe en dos el firmamento
nocturno, se arrodilla entre las aguas del gran rio madre, luego
afianza su daga y en la palma de su mano izquierda realiza una
profunda incisión, la sangre sale por borbollones para mez-
clarse con el agua inocente del nuevo mundo -¡ por mi sangre
y por estas aguas, juro que acabare con todos aquellos que
causan mal a mi gente, lo juro por mis antepasados y por los
reyes que me antecedieron, que mi alma no descansara has-
ta ver a estos demonios lejos de mi tierra!, luego se escucha
un profundo sollozo, el Cacique se levanta y con su mirada
puesta en la luna, eleva sus manos y en su pecho sale un fuerte
grito de rabia, pronto los truenos retumban en la manigua que
alberga al valiente indio, una borrasca intensa oculta la tris-
teza ahogada en el rio, un sentimiento frio de venganza cubre
cada rincón de la jungla, la ira de un indio, sin Dios, dispuesto
a morir antes que vivir en la esclavitud, se escucha por toda la
selva.
Uno de los últimos ataques de Bacata fue inesperado, osa-
do y un total éxito, sus hombres, doscientos en total, atacan
74
“EL ULTIMO GRAN CONDOR” La gran Alianza
la caravana que lleva los elementos personales del emperador,
quien está preparando su incursión al centro de la gran sa-
bana, por eso había enviado sus pertenencias adelante, pero
nunca se imagino que sus más aguerrido enemigo se las robara.
Fue muy de mañana luego de un eclipse de luna cuando Baca-
ta espera el arribo de los carruajes custodiados por más de
mil acorazados soldados, el cacique apoyado por las aves ra-
paces, logra frenar la caravana mediante una distracción, co-
locando a varios de sus hombres como señuelos, pronto estos
son perseguidos por un grupo de guardias, esto conmociona
la caravana, la cual es aprovechada por Bacata quien ataca
con acierto la retaguardia, otro grupo de indios ataca uno de
los flancos en una proporción de uno a diez, pero ello no in-
timida a los indios que feroces se lanzan sobre su enemigo, la
batalla dura poco, ya que la estrategia y la sorpresa es decisi-
va para el triunfo, pronto los guardias del rey huyen despavo-
ridos por entre la maleza, seguidos por las águilas que logran
detener a muchos.
Sin duda esta era la primera hazaña militar de los naturales
en contra de los invasores, la primera gran victoria que desa-
fiaba el poder del emperador y que demostraba a todos los
inocentes, que el imperio era vulnerable y que los rebeldes
podían derrotarlo si todos se unían para luchar; la noticia so-
bre el triunfo se esparció con el viento por todos los lugares
del nuevo mundo, avisando a todas las especies de que había
germinado un nuevo grupo de aliados, capaces de enfrentar
el yugo del emperador; ¡entre los objetos personales del em-
perador se encontraba todo su ajuar, coronas, armas, joyas,
75
títulos, y muchas cosas más, que el malvado rey obtuvo a lo
largo de muchas campañas, esto era imperdonable para el
emperador y quería acabar con toda esta absurda guerra de
guerrillas, obligo a su hermano a dar con el paradero de sus
objetos y el indio Bacata, no sin antes advertirle, con un ul-
timátum, de que si no obtenía buenos resultados, el mismo se
encargaría de cortarle su cabeza.
En otro lugar más lejano, cerca de la selva, surge otro gue-
rrero, perteneciente a la tribu de los Chibchas y fiel a Chib-
chacun, un hombre fuerte, inteligente, sagaz, y gran guerrero,
el ultimo de su generación y criado por jaguares, de aspecto
noble y motivado por los triunfos de Bacata, conocido con
el nombre de “Tisquesusa”, hi jo del gran “cacique de Chía”, y
que se convertirá en el nuevo dolor de cabeza del emperador.
Al otro lado del continente, aparece otro guerrero, tan fuerte
como el primero, cruel y malvado, enemigo de los Chibchas,
antropófago y amante de la magia negra, su sevicia es bien co-
nocida, adiestrado para la guerra y designado por sus ante-
pasados y sus dioses, para ser el protector fiel de las esmeral-
das y las tierras que la custodian; hijo de las tribus Colimas y
Muzos, su nombre y su lanza causan terror en el nuevo mundo,
Su nombre es “Itoco, el cacique de las piedras verdes”, des-
piadado asesino y cruel guerrero, sus tierras a punto de ser
conquistadas, son protegidas a sangre y fuego por su gente,
para evitar la invasión se vale de miles de trampas colocadas
por todo su territorio, posee además un grupo numeroso de
guerreros, leales y valientes que defienden con su vida, su te-
rritorio y su legitimidad.
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“EL ULTIMO GRAN CONDOR” La gran Alianza
Pese a que han pasado cerca de setenta años, los sobrevivien-
tes del holocausto, recuerdan con nostalgia al gran guerrero
“Sagipa, el rey cóndor”, de quien y luego de la gran batalla no
se volvió a saber nada de Él, lo mismo sucedió con “Saguan-
machica” y el elegido, su paradero fue un total misterio, la de-
serción en la fe aumento a causa de la desaparición inexplica-
ble de sus líderes, muy pocos guardaron la fe sobre la llegada
del elegido y lo que significaría este episodio para las futuras
generaciones, en cambio otros, no creyeron en la profecía y
adaptaron sus propias tesis como principio de vida para alen-
tar a su aturdido y vulnerable pueblo.
Bacata deja de atacar las caravanas y toma la decisión de
liberar a los esclavos de su tribu, sin importar el precio que
tenga que pagar por ello, con un plan definido en su mente
y la furia de mil indios en su sangre, ataca el primer complejo
minero del emperador, donde los invasores tienen más de mil
prisioneros a su merced, todos ellos trabajando en el más im-
portante centro de abastecimiento de oro del nuevo mundo;
la mina era por obvias razones, un sitio muy protegido, vigi-
lado por cientos de soldados, cañones, caballería y muchos
demonios soldados, dicho lugar se encuentra en un lugar de
difícil acceso, esto no detiene al indio quien se oculta en el
bosque, a la espera de la noche, una fuerte lluvia anuncia el
inicio del ataque, Bacata y sus guerreros aprovechan su gran
conocimiento del lugar, para ganar una buena ventaja sobre
sus enemigos; el indio ordena el asalto, entonces sus indios de
forma milimétrica abordan estratégicamente cada una de los
puestos de vigilancia, hasta llegar al centro de mando, donde
77
se enfrentan cuerpo a cuerpo con un sólido bloque de solda-
dos, pese al número mayor de soldados imperiales, esta ba-
talla ya no será igual a las anteriores, ya que en esta ocasión,
existe un mano a mano claro y justo, y no era para menos, los
indios se habían armado con lo que habían robado de las ca-
ravanas, habían aprendido a manejar el arcabuz, la pólvora, y
además llevaban grandes escudos que blindaban su cuerpo,
blandieron la espada con la agilidad perfecta del experto, lo
anterior lo combinaron con la malicia de su sabiduría milena-
ria, no había duda que “Bacata” y sus hombres, son un serio
oponente a los intereses del emperador; el ataque dura poco,
muchos mueren, el plan perfecto del indio supera el numero
de los soldados, ni siquiera los inmortales demonios soldados
pueden evitar el avance de las fuerzas rebeldes que victorio-
sas liberan a su pueblo oprimido en la mina, esta misma proeza
la realizo diez veces más, todas ellas arrojan un contundente
éxito. El ejército rebelde aumenta con el paso de los días pero
aun no es digno oponente para enfrentar al emperador; lo que
no sabe “Bacata”, es que el general rojo está aguardando por
él con una dosis de su propia medicina.
Por su parte Itoco y los Colimas, luchan en las altas estriba-
ciones de la cordillera, evitando el paso de los soldados impe-
riales que siguen el rastro de las más bellas gemas, su valentía
forja una férrea barrera a las ambiciones del emperador; el co-
raje y la habilidad de sus guerreros para moverse entre el mon-
te, los hace indescifrables y peligrosos, en una decisión co-
barde, el general rojo perturbado por las continuas derrotas
envía al frente de estas expediciones a los prisioneros quien
78
“EL ULTIMO GRAN CONDOR” La gran Alianza
los hace pasar como soldados, estos también son asesinados
sin contemplación por “Itoco”; mientras tanto Tisquesusa y
el misterioso ser blanco, que en realidad es el “gran Mohán
blanco rey de los bosques, los duendes y los mohanes” cierran
el paso conquistador del emperador en busca de la Sabana
y su gran paraíso de tesoros y oro, ellos se apostan por todo
el valle para proteger cada centímetro de la eventual invasión,
pero su resistencia es vencida y deben de retroceder mucho y
dejar el camino libre al emperador; días después “Tisquesusa”
es vencido, el Mohán blanco y los suyos actúan para evitar el
desastre, ellos provocan grandes derrumbes que detienen el
rabioso paso de las fuerzas imperiales por un corto tiempo,
el emperador estaba triunfando en su avanzada, su ejército y
su espada dio muestras grandes de poder y odio, la resisten-
cia de sus enemigos cada día perdía solidez y seria cuestión
de días para tomar como suya, la gran ciudad capital de los
“Muiscas”, y aunque el malvado rey nunca supiera hasta ese
momento, “Tisquesusa” y el “Mohán blanco” tenían una orden
precisa, proteger a toda costa, el paso único hacia el interior,
en donde “Saguanmachica” tiene oculto al elegido, (El último
Rey de las especies).
Desde lo alto de las cumbres boscosas, se divisa altiva en me-
dio de una meseta, a la gran nación “Muisca”, una admirable y
única sociedad, leal y fiel a Chibchacun, organizada y justa,
con más de un millón de habitantes, trabajadores y artistas
que con su aporte, desarrollaron una familia perfecta pero
débil, ya que ellos no eran belicosos y amantes a las armas,
alarmados por la probable invasión acude a “Tisquesusa”,
79
quien se convierte en su primera y última defensa, es nombra-
do por los nobles como comandante máximo de la ciudad y en-
frentara al invasor sin temor a vacilar o a escapar horrorizado
por la pólvora y el hierro fundido de los cañones; este joven in-
dio, hijo de la diosa “Bachue” y el padre Sol “Zue”, de coraje
ilimitado y de fe ciega por su dios y el elegido, luchara hasta la
muerte para proteger a la ciudad y a su pequeño rey, el joven
indio se consolida como en el último bastión de protección de
una cultura perfecta pero vulnerable, dueña y protectora de
las mejores tierras, de grandes riquezas vírgenes y que aho-
ra alberga en el máximo secreto, al anhelado elegido hijo de
“Chibchacun”.
“Bacata” emprende una nueva campaña libertadora, seguro
de sí mismo y de su ejército, viaja lejos para atacar un campo
enorme de prisioneros, donde según sus vigías aéreos, han
divisado muchos esclavos que trabajan atados a pesadas ca-
denas en la fabricación de armas, el cacique ordena el avance
de sus guerreros pero en dicho lugar se fragua una horrible
artimaña para capturarlo, ideada astutamente por el general
rojo quien lo espera en el monte, lejos de saber que su ataque
será presa de una emboscada, Bacata embiste en medio de
una borrasca el lugar, pero es sorprendido por el arcabuz y las
flechas precisas, uno a uno caen sus guerreros, solo muy po-
cos llegan al campamento donde mantienen a su pueblo cauti-
vo pero en su lugar encuentra que los esclavos no son más que
centenares de soldados apostados entre las rocas, quienes
descargan toda la potencia de sus armas, las cuales impactan
el blanco perfecto, muchos indios mueren, la promesa de liber-
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“EL ULTIMO GRAN CONDOR” La gran Alianza
tad se desvanece con la derrota, la sangre de los héroes es
absorbidas por la bota de metal rígido del cruel general rojo,
“Bacata” logra escapar con pocos sobrevivientes, pero a los
doce días de su travesía, es alcanzado por la jauría de perros,
es capturado y llevado ante el emperador, el general rojo re-
cibe su recompensa y un jugoso pago por su hazaña, mientras
que el valiente indio es torturado y puesto preso, esperando
la decisión inequívoca del emperador sobre su castigo mor-
tal; la noticia de la caída de “Bacata” desanima a todas las
especies en el nuevo mundo, todo intento de nuevos grupos
rebeldes son repelidos por el general rojo, quien cabalga vic-
torioso por las tierras que eran dominadas por “Bacata”, su
nueva orden imperial es conquistar el interior y aniquilar todo
ser viviente que se interponga, ya que dichas tierras guardan
el mejor botín del mundo entero.
81
´ Siete Años de Preparación ´
V
82
“EL ULTIMO GRAN CONDOR” La gran Alianza
83
Cuando “Saguanmachica” toma al pequeño y lo protege en-
tre sus alas, observa a su alrededor la inmensidad de un mun-
do maravilloso a punto de desaparecer, agarra fuertemente al
pequeño y se alza al cielo, acompañado por los doce ancianos
sabios de las tribus aliadas, dejando atrás una horrible estela
de sangre y terror; las voces de júbilo se confunden con los
gritos de la muerte, las figuras oscuras de las grandes aves
se pierden en la penumbra de la noche, dejando atrás a sus
amigos y compañeros que lucharan hasta la última gota de su
sangre por proteger al pequeño elegido; las figuras de los an-
cianos y la de un pequeño se pierden fugaces hacia tierras
desconocidas, tierras del interior, tierras extrañas para ellos;
sus alas llevan consigo el gran tesoro de las especies, una res-
ponsabilidad infinita que no puede ser vulnerada por el ene-
migo que los persigue de cerca, pero sus aliados aéreos y en
tierra, impiden que los soldados del mal logren su oscuro obje-
tivo, finamente dichas figuras difusas se pierden para siempre
en el horizonte, desde ese día y por mucho tiempo después, se
pierde todo contacto con las aves y solo siete años después,
siete años largos de dolor y desolación, aparece de nuevo el
elegido.
De acuerdo a la tradición de los indios Muiscas, el nuevo rey
debería ser preparado rigurosamente y bajo una disciplina
austera, lejos del mundo y de todo acercamiento con otros se-
res, en el interior de una cueva sagrada, para tal fin, es llevado
a una tierra lejana de clima cálido, donde solo los dioses y el
gran “Chibchacun” pueden habitarla, llamada por los nativos
como “la villa de Tena”, paraíso celestial, y portal con el mas
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“EL ULTIMO GRAN CONDOR” La gran Alianza
allá y el mundo de los muertos y que solo puede dar albergue
a los elegidos y portadores de la verdadera sangre del gran
dios.
Dicha cueva incrustada en el seno de la madre tierra, protege-
ría de las tentaciones y las vanidades del mundo al pequeño, el
elegido deberá pasar un tiempo largo de siete años, para reci-
bir la preparación necesaria para convertirse en rey, allí reci-
biría una severa educación bajo un régimen que no contempla
condiciones o ventajas, soportara todo el rigor y la disciplina,
una vez en la cueva, jamás probara la sal y el maíz, solo toma-
ra agua y algunas frutas secas y solo cuando cumpla los seis
años vera el sol por primera vez; sus maestros, los doce ancia-
nos y “Saguanmachica”, tendrán la misión de formar al peque-
ño y orientarlo bajo las reglas de los “Muiscas y Chibchacun”.
Fue para finales del invierno más adverso y peligroso del mun-
do, cuando el consejo de ancianos, en un rito secreto y hasta
hoy desconocido, bautiza al pequeño en las aguas de una la-
guna sagrada en el interior de la cueva, dándole al pequeño, el
nombre de “Zaquesazipa”, cuyo significado es la unión de dos
mundos, “El de los hombres y los animales”.
Luego de los seis años de su permanencia en la cueva, “Zaque-
sazipa” sale por primera vez al exterior, su sorpresa es enorme
al ser enceguecido por el candente sol de la mañana, sus pe-
queñas manos cubren sus ojos, poco a poco fue retirándolas,
hasta que pudo ver con detalle la claridad de un paisaje per-
fecto, bordeado por el resplandor del arcoíris, no podía creer
lo que veía, dio algunos pasos pero regreso a la boca del túnel,
85
al ver muchas personas y animales frente a Él, todos le rinden
un honrado tributo, una reverencia sublime que solo un rey
merece, mira atónito a su alrededor, el viejo hechicero le toca
la espalda y le indica que camine un poco más allá, pero el ele-
gido no se mueve, entonces las risas infantiles interrumpen la
sorpresa del príncipe, su atención es enorme y maravillosa, no
entiende lo que sucede, por primera vez sus ojos, ven a otros
pequeños, igual a él, que ríen y juegan libres sin supervisión,
“Zaquesazipa” camina hacia ellos, pero el viejo hechicero gri-
ta enfadado para callar a los pequeños -¡Silencio!, los niños
callan y se miran entre sí y vuelven a reír, de nuevo les ordena
hacer silencio y un viejo anciano oso, los obliga a arrodillarse y
venerar al pequeño rey, ¡vaya sorpresa, tanto para ellos como
para el predestinado, el pequeño “Zaquesazipa” se acerca
tanto a los niños que él se arrodilla junto a ellos, los mira más
de cerca y les toca su rostro, entonces se levanta y regresa
hasta donde esta “Saguanmachica”!.
Dichos pequeños vienen de muchas tribus y familias de anima-
les y que en un futuro próximo se convertirán en “caciques” y
“usaques” y que al igual que el pequeño cóndor, deberán ser
preparados durante siete años en la “villa de Tena”, para que
asuman con responsabilidad el destino de sus pueblos y unir
sus pueblos junto al pequeño rey y romper las cadenas de la
maldad, todos ellos deberán conformar “la gran alianza” que
buscara derrotar al emperador. Los pequeños regresan a sus
juegos pese a las reclamaciones del hechicero, que exige res-
peto por el príncipe, pero el elegido se une a la travesura y
corre juguetón con los demás chiquitines, allí ríe y comparte la
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“EL ULTIMO GRAN CONDOR” La gran Alianza
edad infantil de su alma y aprende a reconocerlos y a confiar
en ellos, ellos son, “Usme” el pequeño jaguar negro, “Cajica”
el indio de tez blanca, “Yacopi” el oso de anteojos, y “Chinga-
za” el cóndor guerrero e hijo de “Sagipa”, ellos serán a partir
de ese momento, sus compañeros en su última fase de prepara-
ción y quienes además se convertirían, junto con otros héroes
y capitanes, en los gestores de la libertad del nuevo mundo.
Esa noche y en el más completo silencio, arriba el gran “Tis-
quesusa”, protector de la sabana y guardián hasta su muerte
de la seguridad del pequeño hasta que este tenga la suficien-
te edad para enfrentar su suerte; en el más profundo respeto,
“Saguanmachica” hace seguir al indio al interior de la cueva,
donde se encuentra el pequeño príncipe, la reacción del gue-
rrero no se hace esperar, corre hacia él, se arrodilla y luego lo
abraza -¡creí que jamás podría ver al hi jo de “Chibchacun”!;
el viejo hechicero trata de separar al indio, pero el pequeño
se aferra con un gran abrazo, -¡sabia que la profecía era ver-
dad!; exclama el indio, -¡alabado seas por siempre gran “Chib-
chacun”!, el pequeño lo mira de nuevo y el joven guerrero le
dice, -¡mi arco y mi flecha son tuyas, solo ordéname que debo
hacer y de inmediato lo hare!, el pequeño que fue curtido en
la soledad y la oscuridad le contesta como el viejo más sabio
de todos, -¡aun no es el momento!, “Saguanmachica” retira el
niño del lugar, con el pretexto de que el necesita descansar,
así exista otro motivo para sacar al niño de ese lugar, ya que ni
el mismo hechicero sabe que el pequeño ha llegado a un punto
muy alto en su formación que pronto buscara la independen-
cia de sus maestros.
87
Esa misma noche, los Chibchas realizan una ceremonia en
agradecimiento a “Chibchacun” por favorecer la suerte del
pequeño en los seis años de su aislamiento; una nutrida y
festiva celebración ataviada de flores multicolores, adornos
exquisitos, serpentinas brillantes, música alegre de flauta y
tambor y un coro celestial de mil y una indias vírgenes, ade-
más de abundante comida exótica y natural, chicha y agua de
frutas, mazamorra y arepas de maíz con sal, todo un banquete
especial para un ser celestial, los asistentes e invitados llegan
con sus mejores atuendos, hermosas mantas tejidas con el
más fino algodón, con diseños geométricos perfectos, por-
tan además joyas de formas sencillas pero macizas en oro y
esmeralda, llevan sobre sus cabezas, magníficas coronas con
plumas de aves y flores increíbles que solo los indios conocen;
la aldea completa y los alrededores presentan un hermoso
ambiente cultural, las chozas y las callecitas están adornadas
con guirnaldas de colores y campanillas de oro que al ser aca-
riciadas por el viento, regocijan con su música todo el lugar,
anunciando que “Chibchacun” está feliz, son muchos los in-
vitados, procedentes de muchos lugares y pertenecientes a
muchas familias legendarias que se creían extintas por la inva-
sión del imperio, y aunque sobrevivieron a la espada fétida de
la muerte, la recuperación de su pueblo es lenta.
En medio de la celebración llega una gran comitiva, encabe-
zada por “Sagipa”, el rey de los cóndores y de quien se creía,
había muerto en la batalla, su rostro y su cuerpo reflejan las
huellas marcadas por el acero y el plomo de las armas extran-
jeras, su visita es fugaz, solo el impulso desbocado de su co-
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“EL ULTIMO GRAN CONDOR” La gran Alianza
razón lo impulsa a ver con sus propios ojos al elegido, esa fe
ciega y única e imparable que lo lleva a seguir al pequeño en
esta nueva etapa de su pueblo.
El gran rey es recibido con un acto solemne, luego es presen-
tado frente al elegido, quien se sorprende al verlo, los dos
cóndores se observan de arriba abajo, luego en el más cor-
dial respeto el elegido le pregunta al monarca -¡he escuchado
tus grandes hazañas y como arriesgaste tu vida por mí, y te
lo agradezco, gran “Sagipa” rey de los cóndores y de la cos-
ta y la sierra!, -¡gracias mi señor!, “Sagipa” se arrodilla ante
el pequeño, -¡gran “Sagipa”, cuéntame un poco mas de tus
proezas!, el pequeño invita al rey a pasear por la aldea, donde
el rey le cuenta historias infinitas de valor de su pueblo y sus
guerreros; al cabo de un rato y luego de un ameno dialogo, el
pequeño es de nuevo internado en la cueva, donde los ancia-
nos lo vestirán con túnicas blancas y le impondrán los braza-
letes, pectorales y la corona que lo distingue como un noble
príncipe.
Los tambores anuncian el inicio de la fiesta, de la cueva sale,
“Saguanmachica” adornado con flores y plumas, viste una
túnica dorada que lo identifica como el máximo hechicero del
nuevo mundo, es seguido por los ancianos del consejo, osos
de anteojos, jaguares, dantas, tigrillos, faras, cóndores, arma-
dillos, cusumbos y venidos del norte, los grandes pumas y los
osos pardos, todos ellos vestidos con túnicas azules que los
identifica como los más sabios del mundo y detrás de ellos, y
seguido por hermosas doncellas indígenas, el gran elegido en
89
su primera aparición ante el mundo; el gran fuego se enciende,
sus llamas dejan ver la alegría del pueblo pero también presen-
ta un oscuro panorama, cubierto de sangre y muerte, el cual
deberá desde ahora ser afrontado por el pequeño príncipe.
“Saguanmachica” haciendo uso de sus poderes mágicos,
apunta su báculo hacia un frondoso árbol de eucalipto, pro-
nunciando palabras místicas, luego golpea su bastón contra el
piso, el árbol se prende en llamas, esto provoca pánico entre
los espectadores, luego la magia transforma el fuego y el ár-
bol en una sola gran imagen estelar que cobra vida, nadie pue-
de creer lo que ve, todos quedan congelados, conmovidos por
lo que están viendo, la figura extraterrestre se mueve un poco
hacia la multitud, pero la muchedumbre se asusta y retrocede
bastante de sus lugares, -¡no teman hijos míos, soy yo, “Chib-
chacun” y he regresado de nuevo!, los allí presentes quedan
perplejos, tal vez confundidos por el pánico que produce las
llamas y un ser desconocido; atónitos tratan de buscar res-
puestas, solo se escuchan preguntas sin respuestas, la mayo-
ría de ellas son murmullos que no son entendibles, -¡no teman,
estoy aquí y permaneceré por siempre con ustedes, “hoy re-
grese para entregarles mi mayor tesoro, mi hi jo!; “Saguanma-
chica” toma al pequeño y lo lleva hacia “Chibchacun”, donde
el extraño ser declara, -¡él es mi hi jo y ustedes también, no lo
abandonen y jamás El, los abandonara!; la magia termina con
una fuerte implosión de luz que Cega a todos en la aldea, lue-
go abren sus ojos y la sorpresa es general, cuando ven que el
árbol está intacto sin ninguna hoja rota, y que frente a este,
se encuentra hincado el pequeño cóndor observando la par-
90
“EL ULTIMO GRAN CONDOR” La gran Alianza
te alta del árbol; los abrazos y las frases de alegría no se ha-
cen esperar, los tambores anuncian el regocijo, la gran fiesta
da lugar, y no es para menos, pero las especies y los indios
vuelven a creer en una esperanza muerta, todos sin excepción
preparan el gran banquete, los comensales no paran de comer
y de sonreír, no hay duda, que ese es el mejor día de sus vidas
después del desastre.
Luego de la ceremonia, “Sagipa” y “Tisquesusa” son lleva-
dos ante el pequeño “Zaquesazipa”, allí en secreto dialogan
por espacio de varias horas, al final del día, cada uno de ellos
sale con una misión especial ordenada por el pequeño prínci-
pe y la cual debe ser cumplida a cabalidad para dar inicio a la
campaña libertadora, ambos guerreros reflejan en sus ojos, la
motivación especial que solo un ser supremo les puede dar;
ambos salen de la cueva, estrechando sus manos y luego dan-
do un cálido abrazo de despedida, cada uno toma un cami-
no diferente, embarcándose en destinos distantes y dejando
atrás, a un pequeño ser que les ha devuelto la motivación por
recuperar su tierra y aunque eso les genera temor, saben que
“Zaquesazipa” estará bien, asimismo saben que si cada uno de
ellos, cumple sus ordenes, el pequeño sobrevivirá y su pueblo
también.
El pequeño permanece en la cueva por espacio de doce me-
ses mas y luego es llevado cerca, a otro lugar recóndito, donde
convergen las más maravillosas montañas que dan albergue a
la más preciosa laguna de color verde, y será a partir de ese
momento y durante diez años más, su nuevo lugar de apren-
91
dizaje en esta nueva faceta de su crecimiento, allí aprenderá
todo sobre la milicia y la guerra, el manejo de las armas y las
estrategias, sus maestros serán únicamente dos aguerridos
sobrevivientes de la primera batalla y que conocen de cer-
ca los movimientos de las tropas del emperador, “Tenjo” y
“Tabio”, delegados por los ancianos, capitanes y hermanos,
pertenecientes a los “Chibchas” y que pese haber sufrido la
derrota, aprendieron todos los movimientos de sus enemigos,
ellos prepararan cerca de trescientos pequeños de todas las
especies y que fueron escogidos por el oráculo y su sabio de-
signio, recibirán de los capitanes, toda la educación necesaria
para protegerse en la guerra, su preparación será exigente y
no perdonara el retraso, ya que ellos son la última esperanza
de su pueblo.
92
“EL ULTIMO GRAN CONDOR” La gran Alianza
93
´ Los Juegos Infantiles y la Guerra suicida de
las especies ´
VI
94
“EL ULTIMO GRAN CONDOR” La gran Alianza
95
-¡Las risas lisonjeras de los pequeños animan el callado valle,
sus juegos inocentes y la ternura que ellos dan, hacen que el
viejo “Saguanmachica” sonría por primera vez después de mu-
cho tiempo; los cuatro pequeños caciques y el príncipe apro-
vechan un momento de descanso para jugar a ser héroes, unos
desean ser “Tisquesusa” y otros sueñan con ser “Sagipa” y
otro más quiere ser “Bacata”, armados con ramas de café que
usan como espadas, luchan contra seres imaginarios como el
emperador, todos y en común acuerdo anhelan acabar a su
enemigo en esta justa infantil, no importa quién sea el líder,
todos quieren enfrentar al emperador, pero surge en ellos la
rivalidad, ya que todos quieren terminar con el imperio y no
permiten que sus compañeros de juego se lleven la gloria, se
genera una riña alocada y muy infantil, todos contra todos,
incluso el pequeño “Zaquesazipa” se enfrasca en un lio de
puños y malas palabras, pronto el viejo hechicero se levanta
enojado y corre a separar a los pequeños, los empuja a todos
y los reprende fuertemente, les impone un severo castigo, en-
viándolos a todos cinco a la cueva de las almas en pena, duran-
te siete días y donde solo habitan los muertos no reconocidos
por sus familias y tribus, una vez cumplida la sanción, deberán
de ayudar en la construcción de una gran muralla para prote-
ger a la aldea.
Terminado el castigo, “Tenjo” lleva a todos los estudiantes a
un bosque cercano para que aprendan a convivir con la natu-
raleza, utilizando para su propio beneficio cada elemento que
tienen las plantas y que serán vitales para su supervivencia;
los prepara duramente para que puedan mantenerse con lo
96
“EL ULTIMO GRAN CONDOR” La gran Alianza
que los rodea y les advierte que para el fin de su preparación,
será en los más peligrosos bosques de la muerte, donde debe-
rán poner en práctica todo lo aprendido.
Por su parte “Tabio”, les enseña todo lo relacionado con el ma-
nejo de las armas y las estrategias, los capacita en la fabrica-
ción de armas con lo mas rudimentario e inútil que tienen a su
alrededor, les promete que muy pronto aprenderán el manejo
de las armas de los blancos, esto emociona a los pequeños
guerreros que desde ya sueñan con ellas, asumen como pro-
pias de su cultura dichas armas, el maestro les dice que la for-
taleza de los invasores esta en el manejo adecuado de sus ar-
mas, por ello es necesario aprender a usarlas correctamente;
por su parte “Saguanmachica”, enseña algunos trucos para
llamar ciertas fuerzas del universo y de la naturaleza en caso
de peligro; dichos estudiantes reciben una completa y surtida
gama de instrucciones que los preparara para proteger a su
pueblo, muy pronto estos infantes se convertirán en futuros
líderes y capitanes del nuevo mundo.
En el puerto llegan más barcos y más hombres, su destino es
el interior, mientras que a muchas leguas de allí, el emperador
reúne a sus generales para impartir nuevas y espeluznantes
ordenes, una de ellas, es trasladar con urgencia del cuartel del
general rojo a su castillo, al cacique “Bacata”, presiente su es-
cape, y no quiere dar oportunidad a que huya y será el mismo,
quien le de muerte y colgar su cabeza en lo más alto de una
asta, para que sea vista por todo el mundo, en señal de castigo
y evitar así mas actos rebeldes.
97
En otro lugar, “Itoco” continua repeliendo a los invasores que
quieren apoderarse de sus minas, con éxito logra ahuyentar a
los conquistadores en una guerra que no le ha dado tregua ni
descanso a su pueblo.
“Tisquesusa” escoge a treinta de sus mejores hombres y em-
prende un peligroso viaje, obedeciendo las primeras ordenes
del pequeño, lleva consigo muchas armas, la mayoría modifi-
cadas para atravesar el estaño de las armaduras, lleva tam-
bién arcabuces y otros elementos que les fueron quitados
varios años atrás a los despojos mortales de los invasores en
la primera gran batalla; por su parte “Sagipa”, con varios de
sus soldados y por orden del pequeño, recorre todo el nuevo
mundo en busca de las grandes tribus y clanes de animales,
su misión es vital y debe de apurarle antes que el emperador
rompa la férrea resistencia de “Tisquesusa”.
El general rojo dirige personalmente la operación de llevar al
rebelde “Bacata”, no quiere sorpresas, es vital para él y para
su hermano que el rebelde sea llevado a recibir la sentencia y
con ella desmoronar todo intento de sublevación.
En el rudimentario salón de clases, los pequeños estudiantes
reciben cien cátedras, muchas de ellas son lecciones de su-
pervivencia y defensa, pero también reciben clases de amis-
tad, compañerismo y lealtad, al final de cada cátedra, toman
un receso que es aprovechado por los infantes para jugar y
compartir algún alimento, estrechado cada vez más, sus lazos
de amistad, la confianza crece cada vez más entre ellos, dejan-
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“EL ULTIMO GRAN CONDOR” La gran Alianza
do atrás su rivalidad, aunque en ocasiones los chiquillos se en-
frasquen en discusiones, que pronto solucionan sin necesidad
de la intervención de sus maestros.
Luego de una relativa calma de algunas semanas, donde el em-
perador ceso aparentemente el paso conquistador, el pequeño
cóndor desaparece por espacio de trece días, esto provoca una
total emergencia en la villa, “Saguanmachica” y sus hombres lo
buscan con desespero, temen que haya sido capturado o peor
aún, asesinado; el hechicero despliega una búsqueda intensa
por todo el lugar, envía varios escuadrones a buscarlo, pero
no recibe noticia alguna sobre el pequeño, entonces y como
última alternativa, el viejo mago consulta el oráculo pero este y
por primera vez, hace silencio y esto lo preocupa, no sabe qué
hacer, todo intento de hallar al pequeño es infructuoso, hasta
algunos ancianos lo declaran muerto y esto genera desilusión
en el pueblo, pero un ave mensajera enviada desde un lugar
secreto, lleva noticias alentadoras, el príncipe se encuentra
bien, sano y salvo, aunque esto reconforta al viejo hechicero,
este se encuentra enojado con el pequeño por su irrespon-
sable actitud; esa misma noche, un grupo de indios vestidos
con túnicas azules llega a la aldea, llevan con ellos al pequeño
príncipe, “Saguanmachica” no puede creer lo que está viendo,
sus peores enemigos, la tribu de los “Panches” eternos rivales
y asesinos de los cóndores y de los “chibchas”, custodian al
cóndor, “Saguanmachica” teme lo peor, pero ellos desmienten
su fatal pensamiento, al rendirle tributo y reverencia al peque-
ño rey; cerca al hechicero, los “panches” le hacen un camino de
honor y allí en medio de ellos, surge imponente el elegido quien
99
lleva puesto una túnica azul, esto sorprende al mago pero in-
digna al consejo de ancianos, rechazan totalmente esa acción
y deciden retirarse pero el viejo los detiene con una expresiva
señal y estos se quedan, luego los panches se arrodillan ante
la presencia del pequeño, los viejos se encuentran perplejos y
aunque es clara la imagen, aun no comprenden lo que está pa-
sando, el pequeño se detiene frente a los ancianos y les dice,
-¡hay cosas que debo asumir personalmente, y hoy es uno de
esos días, y para “Chibchacun”, mi padre, todos los seres vivos
son iguales y tan importantes como cualquiera que le sigue y le
adora, para él y para mi, todos son iguales y en estos difíciles
momentos el sumar más lanzas, es vital para nuestra libertad!,
luego el pequeño se dirige hacia los “Panches”, allí les toca la
cabeza a cada uno de ellos y les pide que se levanten, -¡amigos
míos, gracias por su hospitalidad, aprendí mucho de ustedes
y hoy puedo declarar que nunca los olvidare!, los Panches se
encuentran felices y seguros de su nuevo amigo, finalmente el
pequeño rey declara solemne -¡no se preocupen mis amigos,
ustedes son una raza fuerte y resistirán, solo les pido que man-
tengan la fuerza de su corazón y aguanten lo que más puedan,
que yo los llamare para el momento justo que ya está predes-
tinado en el gran libro de Chibchacun, ustedes for jaran junto
con mi pueblo, el camino a la libertad!, luego de las palabras y
de la adhesión de los Panches, estos regresan a su territorio;
el viejo cóndor recrimina severamente al pequeño por su irres-
ponsable desaparición, pero el pequeño le exclama -¡no debes
de preocuparte hechicero por absurdas tonterías, hay cosas
de mi padre, que solo yo puedo resolver!; esto silencia al viejo
cóndor y tranquiliza al consejo.
100
“EL ULTIMO GRAN CONDOR” La gran Alianza
En la última noche del invierno, cerca de la media noche y
aprovechando la tormenta eléctrica, “Tisquesusa” y sus hom-
bres se apostan alrededor de un fuerte imperial, a la espera
de una buena oportunidad para ingresar al castillo, la lluvia
arrecia y esto hace que los vigías se resguarden, dejando des-
cubiertos varios accesos, esto es aprovechado por el guerre-
ro indio quien rápidamente y en cuestión de milésimas entra a
el lugar sin ser sorprendidos, ingresan rápidamente al interior
de la edificación, buscan las celdas, donde con éxito y sin cau-
sar ruido, sacan al cacique “Bacata” quien se encuentra dor-
mido, este trata de resistirse pero “Tisquesusa” en su lengua
nativa tranquiliza a “Bacata”, rápidamente salen de allí pero
dos guardias se cruzan con los indios y se forma un combate,
ágilmente son reducidos y llevados dentro de la celda que era
ocupada por Bacata, salen de allí, sin despertar la mas mínima
sospecha, llevando consigo al rebelde que coloco en jaque a
las caravanas del emperador.
Dos horas después, una gran caravana militar llega al fuerte,
las tropas acantonadas y su capitán aun no se han dado cuen-
ta del gran escape, abren la pesada puerta para que ingrese
el general y la caballería, los guardias reciben al oficial, ofre-
ciendo un acto protocolario, este es ignorado por el general
quien se dirige directamente a donde el oficial a cargo -¡donde
está el prisionero!, pregunta -¡en las barracas señor, está bien
vigilado señor!, contesta el hombre; el general y su escolta
caminan hacia los calabozos pero se lleva una gran sorpresa,
encuentra en lugar del rebelde a los dos guardias amarrados,
el general se aferra a los barrotes de la celda -¡en donde está
101
el indio!, -¡estaba aquí señor!, la indignación del general crece
y arremete contra el capitán, -¡que paso capitán con el prisio-
nero!, -¡ no lo sé señor, el estaba aquí señor!, el general rojo
sale de los barracas, montando su caballo blanco, antes de
partir, le entrega a su segundo al mando, su letal arcabuz, este
lo toma, lo carga y lo apunta en la humanidad del oficial -¡vivo o
muerto, quiero a ese indio antes de la media noche, a todos los
que están aquí, pagaran con su vida!, el capitán quien luego de
escuchar al general, teme por su vida, trata de tomar un segun-
do aire, pero el plomo envenenado por la venganza del general
atraviesa su corazón -¡escuchen bien, yo no admito errores, y
los errores se pagan caro, encuentren al indio y llévenlo ante
mí!, el general bastante furioso sale del castillo a todo galope,
a buscar al rebelde, sabe bien que su hermano no le perdonara
este grave incidente.
“Bacata” y “Tisquesusa”, huyen por varios días sin descan-
sar por las montañas, cuando creen que habían dejado atrás
el peligro o intento de persecución, descansan y preparan un
campamento para dormir temporalmente y reanudar su viaje
a la mañana siguiente, pero un grupo numeroso de hombres
camuflados por la noche y la vegetación, les apunta con sus
flechas, “Tisquesusa” y sus hombres quedan a merced de los
siniestros seres, “Bacata” reacciona pero la punta acerada
de una lanza lo detiene, -¡alto, no traten de hacer algo, o lo pa-
garan caro!, dice la voz grave de la misteriosa figura quien sale
de la oscuridad, dejando ver su identidad, un leve lastro de la
luna, refleja el rostro del hombre, “Bacata” se sorprende, y
no puede creer lo que está viendo, se trata de su archirrival y
102
“EL ULTIMO GRAN CONDOR” La gran Alianza
enemigo, “Itoco”, cuyo aspecto tosco no refleja sino muerte y
violencia, este ordena atar a los “Chibchas”, y llevarlos hacia
la aldea, -¡ya veré que hago con ellos!, pronuncia el indio “Co-
lima”.
Los vigías de la sabana detectan el paso de la horda de cuer-
vos y los demonios soldados, los cuales buscan al elegido,
pero su paso es truncado por el heroísmo de valientes anima-
les e indios, esto ha sido de gran ayuda para la nueva resisten-
cia, pero el avance de los demonios y el ejército imperial jamás
se detiene, y devora todo lo que hay a su alrededor, pese a la
férrea resistencia, su enemigo avanza unos metros más cada
día hacia el interior. “Saguanmachica” es avisado por una
águila, quien le advierte sobre la cercanía de las tropas a la
Sabana, de inmediato ordena a sus soldados y aliados, mar-
char a su encuentro y enfrentar a su enemigo y no dar tiempo
de llegar al pequeño. “Tenjo” y “Tabio”, preparan todo para
viajar a la llanura, donde existe un lugar seguro para ocultar al
príncipe, de esta manera y con la noche como su mejor aliado,
viajan presurosos en lo que se denomino como la gran travesía
por tierras extrañas, que ni los “Chibchas”, ni los cóndores
conocen, es un total desafío, donde todos los pequeños y el
príncipe deben de huir; “Saguanmachica” refleja de nuevo su
preocupación por la noticia de la invasión y no puede hacer
nada para detener la tormenta que rematara el paraíso y el
nido del gran cóndor, dicha preocupación es interrumpida por
el viento azufrado que anuncia la llegada de la horda del cuer-
vo, un grupo de águilas salen a su paso, pero son vencidas
de inmediato, una de las águilas llega a donde el hechicero,
103
-¡no logramos detener las aves negras, ya vienen hacia acá!,
“Saguanmachica”, levanta su báculo, pronuncia varias pala-
bras y de nuevo golpea el piso, el cielo se sacude, se cubre
todo el infinito con pesadas nubes negras, las cuales todas en
perfecta sincronización, estallan provocando una fuerte llu-
via de granizo y niebla, sórdidos y peligrosos rayos retumban
por espacio de tres días, obligando a que el cuervo y la horda,
desistan de entrar a la sabana y regresen de nuevo a su cam-
pamento, el mago obtiene tiempo suficiente para huir con los
pequeños hacia la llanura, y aunque logran escapar, su para-
dero de nuevo es incierto, y por segunda ocasión, el príncipe
desaparece, pero en esta ocasión todo será diferente.
104
“EL ULTIMO GRAN CONDOR” La gran Alianza
105
´ El Emperador Conquista el Interior ´
VII
106
“EL ULTIMO GRAN CONDOR” La gran Alianza
107
El general rojo es castigado severamente por su hermano, al
permitir el escape del indio Bacata, antes de enviarlo a las
barracas decide azotarlo cien veces cada día durante trece
noches, en frente de sus hombres y altos oficiales, una vez
terminada la tortura, lo humilla y lo maldice cien veces más, fi-
nalmente lo envía a una celda, sin agua, sin alimento y sin luz y
colgado de pies y manos durante treinta días, una vez termina-
do el castigo tendrá una segunda y última oportunidad para
capturar a Bacata.
En el pasado el general rojo, trato de ser un guerrero leal con
su rey pero su hermano lo llevo por el mal camino, obligándolo
a ser un cruel asesino dispuesto a morir por él; pese a ser el
mayor de los dos, fue siempre subordinado y repulsado por su
hermano menor, acepto en silencio sus decisiones y soporto
con dolor, las humillaciones que le hacia su hermano, todo esto
lo hacía por su hermano, así este solo buscara demostrar su
poder a él y a los demás súbditos que lo siguen; en el nuevo
mundo como en el viejo, el general rojo soporto en su espíritu,
el vano orgullo de su hermano, aguantando en su alma, la voz
de protesta y atropello que este hacia con él.
En una decisión arriesgada, el emperador ordena a todas
sus tropas marchar al interior y conquistar la tierra sagrada
de los Chibchas, la gran Sabana, dejando atrás las ciudades
recién fundadas y un reino en el viejo mundo abandonado y
sin protección a merced de posibles ataques de sus enemigos,
para lograr tal cometido, deberá de sortear el paisaje hostil y
enfrentar a los pocos rebeldes que protegen este territorio,
108
“EL ULTIMO GRAN CONDOR” La gran Alianza
esta decisión de última hora, obliga a que los puertos maríti-
mos queden prácticamente solos interrumpe indefinidamen -
te las caravanas que transportan los víveres por temor a que
“Bacata” los saquee, pero el emperador no prevé que al dejar
todas sus tropas en el interior y limitando la comunicación con
la costa dejara a sus tropas sin provisiones necesarias para
sobrevivir; la locura del rey crece tanto que sus oficiales y su
mismo hermano se encuentran desconcertados, solo quiere
conquistar el interior y que a diferencia de otros lugares en
el mundo, este le estaba tomando bastante tiempo y no era
bueno para él y su gran fama de conquistador implacable.
El emperador lleva algunas de sus pertenencias en su ingre-
so al interior que para su fortuna, no alcanzaron a ser hurta-
das por la milicia indígena, su imponencia y temperamento lo
llevaron a ser odiado, admirado y temido por sus hombres, y
pese a la conquista del nuevo mundo, se caracterizo por ser
un hombre excéntrico y derrochador compulsivo, se daba mu-
chos lujos fastuosos pese a las necesidades de su ejército,
consumía solitario exquisitos y enormes banquetes, consumió
exageradas cantidades de vino, mientras muchos de sus hom-
bres pasaron hambre y sed terribles, como si fuera poco, su
vanidad fue atendida por más de cien meseros y treinta coci-
neros y cerca de doscientos sirvientes que no daban abasto
a las solicitudes de su amo, se llamo así, un hombre perfecto
y dios de todo lo conquistado y por obtener estos títulos, te-
nía derecho a vivir en exceso la buena vida, ante esto, nadie
protesto en absoluto y pese a que las tropas pasaban necesi-
dades, todos aguantaron en silencio, mientras observaban los
increíbles festines del rey, incluso los altos oficiales callaron,
109
temían ser castigados al intentar pedir comida y agua para sus
hombres, la oscura figura del emperador los acobardo impi-
diendo acceder a sus derechos, de lo contrario podrían ser
juzgados como traidores y ser colgados sin justicia alguna.
Pese a sus extravagancias, el emperador era un gran guerrero,
el mejor del mundo entero, intrépido y peligroso, fuerte y dies-
tro en las armas y las artimañas, su habilidad le garantizaba
una gran ventaja ante el rival; en sus viajes y conquistas pro-
clamo a los cuatro vientos ser dios absoluto de la tierra, el mar
y el aire, pese a la profecía que lo mantenía preocupado, ma-
nifestó a sus hombres, no temer al elegido, y sería el misma con
sus manos, acabar con esa quimera absurda que confunde a
sus tropas y su basto reino, pero en el fondo sabia El, que el
pequeño príncipe seria un verdadero problema, recuerda con
más detalle las palabras del diablo que le advierten sobre el
peligro del príncipe, debe encontrarlo rápido y asesinarlo, y
mantener la fe de sus hombres en El, pero cada intento suyo
por encontrarlo es infructuoso, esto le produce ira y se obse-
sionaba cada vez más con el pequeño, ordena capturar a todo
nativo y animal y asesinarlo frente a su familia y amigos, para
que estos confiesen el lugar en donde se encuentra el cóndor,
muchos callan y mueren bajo su espada, otros declaran versio-
nes falsas para no sr asesinados, pero sus hombres no logran
encontrar una mínima pista sobre el paradero de su enemigo,
se indispone cada vez más, al recibir noticias negativas de las
tropas, trae al nuevo mundo todo tipo de delincuentes, de-
monios y hechiceros para que hallen al enviado, pero sufren
la misma suerte; desesperado por su suerte, arrasa con todo
en el interior, -¡no dejen sobrevivientes, los quiero muertos a
110
“EL ULTIMO GRAN CONDOR” La gran Alianza
todos, pequeños, grandes niños y ancianos, a todos los quie-
ro muertos!, -¡el tendrá que venir a mí, no soportara ver a su
pueblo morir cada día!, ¡el vendrá a mí, y cuando este en el filo
de mi espada, le cortare la cabeza!, exclama el malvado rey,
mientras sus hombres pasan al cadalso a miles de animales e
indios para ser asesinados.
-¡mi señor para lograr su cometido deberá de encontrar la sa-
bana y los grandes tesoros y solo llegando a ellos podrá en-
contrar a “Zaquesazipa”! le afirma un oficial, entonces ordena
entrar a la sabana sin importar la resistencia de los indios, más
de cien mil soldados rompen la defensa de Tisquesusa y los
aliados, los habitantes de la gran ciudad huyen horrorizados
a los bosques, finalmente el mismo emperador destroza la úl -
tima línea aliada a la entrada de la colosal urbe, ya no había
nada que hacer, la ciudad y la Sabana fueron tomadas por
el emperador, no queda más remedio que huir muy lejos fuera
del alcance de los soldados imperiales y la clarividencia de los
hechiceros.
Por fin y luego de muchos años, de intentos adversos y cientos
de fracasos, el emperador conquista la Sabana, la extensa y
fértil tierra de “Chibchacun”, que alberga todo tipo de fauna
y flora, tan abundante y especial, que el emperador se tran-
quiliza ante la escasez de alimento de sus tropas, ya que no
tendrá necesidad de traer alimentos y víveres al otro lado del
mundo. La conquista de la Sabana, se convierte en su mayor
éxito militar, sin enemigos que combatir, con muchos esclavos
que le servirán sin oponerse y con un absoluto poder que lo
declara un ser divino, decide edificar su imperio en la ciudad
indígena, deja a la deriva en el viejo mundo gran parte de su
111
reino por ocuparse del nuevo territorio, de acuerdo a lo que
su oficial, ordena incendiar la ciudad y a los indios capturados
los decapita, sus cabezas ruedan por todo el nuevo mundo,
esta acción terrible obligara a que el príncipe salga de su es-
condite y enfrente su ejército y evitar más muertes de inocen-
tes
La entrada del emperador fue por el norte de la Sabana,
luego de atravesar la cordillera, divisa orgulloso la gran pla-
nicie, verde y hermosa, extensa y única, con suficiente agua
transportada por riachuelos, lagunas, humedales, su paisa-
je es surcado en su totalidad por un gran rio, el rio “Funza”,
nombre que le fue dado a esta fuente de agua por el mismo
“Chibchacun”, en homenaje a los indios agricultores que vi-
ven en sus orillas; el emperador extasiado cabalga soberano
sobre su corcel negro, orgulloso de su victoria y de su nueva
adquisición, se detiene por un momento en la cima de una pe-
queña meseta, donde exhala el aire puro de la nueva tierra,
concentra su mirada al centro de esta e idealiza en ese lugar,
el ambicioso croquis de una ciudad de oro, la que tanto desea
y que por fin, frente a él, se erigirá sublime, sus tropas avanzan
rápido son sobrepasados por la caballería y la jauría de pe-
rros que neutralizaran cualquier ataque de los indios.
El emperador avanza junto con sus jinetes hacia la ciudad,
solo se detiene para recoger extraños frutos y plantas, las
cuales da a probar a sus hombres, confirmando si su origen
es benéfico o un letal veneno, observa en la distancia en un
humedal, una gran manada de venados, ordena a sus guardias,
iniciar la cacería que el mismo encabeza, quiere celebrar su
nueva posesión con un magno banquete, instalar su tienda y
112
“EL ULTIMO GRAN CONDOR” La gran Alianza
un cuartel provisional en el centro de la metrópoli, junto a una
ciénaga, allí implanta su bandera y escudo, y decide llamar a
estas tierras “La Portentosa ciudad de su majestad, el empe-
rador, la Milagrosa”.
Esa noche el emperador descansa hasta entrada la mañana,
reúne a sus comandantes en su tienda donde ofrece un gran
agasajo que sorprende a sus comensales, algo raro invade al
rey, una especie de alegría atrapa al hombre, su rostro refleja
tímidamente una extraña sonrisa que emociona a sus oficiales;
una vez terminado el singular homenaje, ordena a sus capita-
nes dividir la tropa y explorar cada centímetro de la Sabana
en busca de tesoros y prisioneros, ordena a sus ingenieros y
arquitectos levantar la ciudad amurallada.
Al día siguiente se inicia la construcción de una muralla y una
primera edificación, un castillo que soportara una torre alta y
un pedestal en oro, su cúpula izara una enorme bandera con
la imagen del emperador, para que esta, en la distancia pueda
ser observada; dictamina echar abajo el templo de “Chibcha-
cun” y levantar en su lugar, un imponente templo donde sus
hombres y sus esclavos le rendirán culto a Él, sus ingenieros
edificaran trescientas cincuenta barracas para albergar a sus
guardias y oficiales, construirán además setenta palacios, dos
coliseos para su recreación y una cárcel barracas que ence-
rrara a más de un millón de inocentes esclavos del nuevo mun-
do.
La entrada triunfal del emperador fue en la total soledad de la
entonces concurrida ciudad indígena, no se encontró siquiera
una leve resistencia, ni siquiera se hallo a un morador que es-
tuviera en su choza, una entrada triunfal que estuvo marcada
113
por el silencio y la tristeza del lugar, el emperador no fue reci-
bido con las flores rojas de la victoria, en su lugar aves negras
vuelan sobre la capital, presagiando que la muerte y el desas-
tre continuara con su camino por el resto del nuevo mundo.
El emperador busca en cada vivienda, cultivo y arroyo de la
Sabana, los grandes tesoros de sus dueños y que ocultaron
antes de su llegada, su exploración obtiene grandes cantida-
des de oro y piedras preciosas que rompen los sacos de su
ambición, dicho tesoro enloquece a los hombres y generales
que solicitan al rey, parte del tesoro para ser repartida entre
todos los soldados, pero este se niega y castiga a los pro-
motores del movimiento; la gran ciudad de los indios no era
más que un lugar baldío y solitario, pronto el adelanto social
de una cultura milenaria desaparecerá y en su lugar surgirá
la bandera invasora tejida en fino hilo blanco, que anuncia la
propiedad de un nuevo dueño ilegitimo; una tristeza infinita
marchito la belleza las flores silvestres y la inocencia de los
niños y pequeños animales, arruino para siempre la lamina do-
rada que coge orgullosa en la maloca del cacique, una triste-
za que fue causada por la desbandada de todos los indios a
otras tierras lejanas, donde preferirán morir de hambre y sole-
dad, antes que vivir esclavos para toda la eternidad.
Una vez conquistada la Sabana y construida parcialmente la
ciudad, el emperador ordena a sus capitanes, llevar a todos
los esclavos a explorar nuevas minas de oro a miles de leguas
en tierra caliente, pero el largo traslado, el hambre, el cansan-
cio y las criaturas ponzoñosas matan a muchos inocentes, los
114
“EL ULTIMO GRAN CONDOR” La gran Alianza
que logran llegar a las minas, se encuentran maltrechos y mori-
bundos, sin importar su salud, son obligados a buscar por pe-
ligrosos socavones un gramo de oro, en cambio otros esclavos
construyen sin descanso la gran muralla que rodeara la Sa-
bana, construcción que tardara poco, gracias a la experiencia
de los constructores invasores, los ingenieros realizan un ex-
celente calculo y diseño de la colosal pared, que mide cerca de
diez mil metros de largo y rodea toda la ciudad, además mide
diez metros de alto, convirtiéndola en una barrera impugnable
e impenetrable; los ingenieros realizan un trabajo profundo
para la edificación de la muralla, no descuidan un centímetro,
trabajan día y noche en cuatro turnos cada día, tal esfuerzo
arroja grandes resultados y que valorado positivamente por el
emperador; dicha construcción es rondada muy de cerca por
los vigías aéreos de “Zaquesazipa”.
Tal infraestructura es monumental y supera en grandes pro-
porciones a la fortaleza que construyera el Cacique Cajica al
norte de la Sabana, dicho trabajo no descuido detalle alguno
a excepción de un solo, los ingenieros habían obviado un lugar
en especial, se trataba de un humedal extenso y profundo que
no permitió construir bases que soportaran la gran pared, de-
bido al suelo fangoso que se sumerge bastantes metros hacia
abajo, sin el consentimiento del rey, sus súbditos determinan
que no se hace necesario construir la barrera para atravesar-
lo o rodearlo, ya que es difícil construir sobre el fango, y que
pese a su condición, las aguas del humedal constituían una
trampa natural para sus enemigos, en su reemplazo, varias edi-
ficaciones altas son levantadas, son dotadas de armas y caño-
115
nes para prestar una mejor seguridad en esa parte de la ciu-
dad; dichos humedales son lugares sagrados para los indios
que suplen buena parte de su vida en ella y que se constituyen
en buenas fuentes de alimento, lamentablemente en épocas
de invierno, las aguas de los humedales, obligaba a los indios a
refugiarse en partes de las montañas, debido a que sus tierras
se inundaban, terminado el estación, los aborígenes bajaban
a las riveras de las ciénagas para disfrutar de los abundantes
premios que tenían sus aguas; este humedal estaba dividido
por ciénagas más pequeñas que rodean la ciudad, su gran ri-
queza la constituye la fauna y flora, además de las tierras que
fueron inundadas en el pasado y que se convirtieron en gran-
des cultivos que hipnotizaron al emperador.
116
“EL ULTIMO GRAN CONDOR” La gran Alianza
117
´ Itoco, Bacata y Tisquesusa, juntos pero no revueltos ´
VIII
118
“EL ULTIMO GRAN CONDOR” La gran Alianza
119
En los territorios prohibidos del cacique “Itoco”, se encuen-
tran cautivos, “Bacata” y “Tisquesusa”, y pese a ser ellos,
los enemigos de “Itoco”, reciben un trato preferencial, caso
diferente para otros prisioneros que caían en sus garras, ya
que eran torturados en una especie de fiesta, luego les era
arrancado el corazón, el cual era consumido por el Cacique
Itoco, que de acuerdo a la tradición de la aldea, le entregaba
la fuerza de su antiguo dueño, luego el cadáver era decapita-
do y su cuerpo desmembrado, sus entrañas pasarían a ser el
plato fuerte de un horrible festín; las víctimas del salvaje Itoco
llegaron a los cien mil, la mayoría de ellos “Chibchas”, según
“Bacata”, “Itoco” era un indio enfermo y sádico, que necesi-
taba asesinar y vivir en contante pelea con sus enemigos, su
pasión era la guerra y vivía excitado para ella, le urgía el com-
bate y fue tanta la locura de este guerrero “Colima” y su cruel
fama, que nadie se atrevía a entrar a sus tierras, ni las culebras
y las alimañas se atrevían a cruzar en su camino, “Itoco” era un
hombre malvado casi demonio que seguía su instinto asesino
convertido en una religión, adorada por sus súbditos.
Cuenta la leyenda que el nacimiento de Itoco, surge justo cuan-
do su aldea es atacada por una tribu Caribe, quienes asesinan
a todos en ese lugar, su madre que era la autoridad máxima del
clan “la Matrona”, logra huir pero es capturada, sufre los ho-
rrores más terribles, y estando ella embarazada de “Itoco”, es
asesinada en las aguas del rio minero, el bebe nace antes que
su madre muera, su nacimiento es tomado por los indios caribes
como una señal de mala suerte, ya que él nació en medio de la
sangre que tiño las aguas transparentes del rio por espacio de
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“EL ULTIMO GRAN CONDOR” La gran Alianza
seis días, los asesinos de su madre al ver al pequeño sobrevivir
en las aguas sagradas, llaman a su reina para que sea ella, quien
decida qué hacer con él; ella lo toma entre sus brazos y delante
de su pueblo, anuncia que es un regalo de sus dioses y lo recla-
ma como suyo, cuida de él como a su propio hijo.
“Itoco”, es temido por muchas tribus, su nombre significa muer-
te y su destreza para el combate es brutal, utiliza las fuerzas
oscuras del universo para guiar a su pueblo, además de ser
guerrero se caracterizo por ser un experto minero, ya que en
su territorio se encuentran los más extraordinarios yacimien-
tos de esmeraldas del mundo entero; dicha riqueza es desea-
da por el emperador, pero el indio con su astucia no le permite
al rey ingresar a las minas, el indio protege a sangre y fuego
sus territorios, pronto se convierte en el mayor asesino de
blancos y por supuesto en la piedra en la bota del emperador;
se valió de muchas estrategias poco ortodoxas para defender
sus tesoros y pese a no tener los avances militares de los in-
vasores, su nombre y su lanza causaron el terror en el ejército
imperial; Itoco tenía cien mujeres, las cuales habían parido 10
veces cada una a valientes y peligrosos guerreros, concebidos
para matar y alimentados con la sangre de sus enemigos, tubo
además dos hi jas, “Ibama” y “Quipama”, reinas absolutas de
las tierras y de las esmeraldas de “Itoco”, su ejército estaba
conformado por tres mil lanzas, poderosos indios de robus-
tos brazos y pechos, de piel morena, cabello negro, usaron
taparrabos y Vivian humildemente en sus aldeas, aprendieron
a mimetizarse perfectamente entre el monte, vivieron la mayor
parte de su vida en cuevas y su máxima deidad era la diosa
121
lumbre, madre de ‘Itoco’, un indio diferente y con bastante po-
der para enfrentar a sus enemigos y quien había cobrado dos
preciados trofeos, “Bacata” y “Tisquesusa”.
Fue en esos días, que su territorio estaba siendo atacado por
los invasores que obligaron a “Itoco” a aplazar la muerte de
los dos Chibchas, estos fueron encerrados en una jaula de
guadua y bambú y elevada a varios metros del suelo, desde
allí los dos indios observaron todo el trajinar de la guerra y
el combate de “Itoco” para sacar a sus enemigos, desde allí,
en la estrecha jaula, reconocieron que el “Colima”, es un fiero
guerrero y verdadero estratega militar y que pese a sus ar-
mas, le sobra valor y el coraje para enfrentar al emperador,
dicha incursión conquistadora es repelida por décadas por
los hombres de “Itoco”, fueron muchos los guerreros que mu-
rieron por defender sus territorios, “Tisquesusa” pudo contar
quinientas cabezas de los invasores ensartadas en lanzas y
colocadas junto al dormitorio del guerrero.
Luego del banquete infernal que se prolongó por siete días,
“Itoco” ordena a sus hombres llevar ante él, a los “Chibchas”,
para que estos sean asesinados; antes son torturados y obli-
gados a tomar la sangre de los blancos, luego son atados junto
al fuego, donde “Itoco” alista su principal herramienta, un enor-
me cuchillo de hueso, para abrir la incisión en el pecho y poder
sacar sus corazones, y justo cuando daría la puñalada fatal, una
luz destellante enceguece a todos los invitados del convite, lue-
go el ruido de mil volcanes ensordece a los asistentes, una voz
fuerte y masculina llama por su nombre al “Colima”, todos sin
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“EL ULTIMO GRAN CONDOR” La gran Alianza
excepción se arrodillan golpeando con su cabeza el suelo, en
demostración de respeto y miedo, “Itoco” se levanta y se diri-
ge a donde está la luz, sus ojos no soportan el brillo, trata de
caminar a ciegas, los dos “Chibchas” tratan de observar lo que
está sucediendo pero también les es imposible; la luz y el indio
desaparecen, la conmoción termina y por supuesto el sacrificio
se suspende hasta que su rey regrese y reinicie la macabra ce-
remonia, la incertidumbre por la muerte ya anunciada, crece en
los dos indígenas como la música estridente de los tambores,
los sometidos sienten explotar su corazón en cada latido, están
asustados y no saben que les depare el seguro viaje al más allá.
Luego de un par de horas, “Itoco” regresa a la aldea, después
de reunirse con la extraña figura fluorescente, su cara no es
la mejor, ya que viene alterado, ordena a sus hombres, desatar
a sus presas más deseadas, ¡un delicioso trofeo jamás alcan-
zado y que por azar de la vida, dichas presas llegaban a él de
forma fácil y ahora de la misma forma se marchaban!, trato de
echar atrás su decisión pero recordó una promesa hecha por
el a la extraña figura de luz; el cacique les regresa sus vestidos
y armas y en su lengua nativa, les exige nunca regresar a sus
tierras o de lo contrario, el mismo se los comerá vivos, ordena
a tres de sus guerreros llevar a los “Chibchas” a la frontera
de su reino, “Bacata” y “Tisquesusa” no entienden la extra-
ña decisión, saben bien que todo lo que cae en las tierras del
Colima, no vive para contarlo.
Ambos indios caminan apurados sin voltear a mirar atrás, te-
men que su enemigo cambie su decisión y los asesine por la
123
espalda, caminan veloces y sin tregua por las extrañas tierras
hasta llegar a un lugar seguro, donde por última vez, los dos
indios “Chibchas, “Bacata y Tisquesusa”, tío y sobrino, he-
rederos directos de la tierra, el agua y la sal de la Sabana,
fieles guerreros de la tradición y la cultura, portadores de la
sangre real y hasta ese momento, enemigos de la fe, ya que
cada uno defiende su propia doctrina, cada uno tan fuerte
y valiente como el otro, uno mayor y el otro menor, familia de
sangre y corazón pero diferente en razón y opinión, una reu-
nión familiar que no midió palabra alguna, que no convenció y
que no obligo a ninguno a seguir su camino; ambos se separan
siguiendo la huella de su fe, perdiéndose en el monté del olvi-
do, desapareciendo uno del otro, lejanos de la realidad pero
tan cercanos de la libertad.
El emperador maligno, había logrado su mayor triunfo, justo
cuando su empresa conquistadora estaba en el peor momen-
to, sus hombres no tenían que comer, Vivian como lobos ham-
brientos, locos y en la absoluta ruina, comiendo excremento
y porquerías, y como mendigos esperaban que la madre natu-
raleza les arrojara una migaja de compasión, cien mil hombres
blancos, delgados, cansados, enfermos y devastados por las
heridas de viejas guerras, cien mil hombres y muchos genera-
les a punto de sublevarse y deponer la mano autoritaria del
emperador, cada uno con ilusiones y deseos pero todos en-
gañados bajo el hechizo maligno del emperador, ciego, tontos
y mudos, sin más remedio que el de obedecer, ¡su único juez y
verdugo, es su propia espada, la misma que concedió la vida y
la muerte y la misma que los castigara!.
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“EL ULTIMO GRAN CONDOR” La gran Alianza
Justo en el momento en que su hermano el general rojo, pla-
neara con otros capitanes, la perfecta insurrección, el em-
perador encuentra el paraíso para instalar definitivamente
su reino, justo en el momento en que iba a ser derrocado, un
golpe de suerte le entrega las mejores tierras del mundo para
continuar con su mandato del mal, sus cien mil soldados, y los
diez millones de súbditos en todo el mundo finalizan con su
movimiento y solo desean una porción de tierra perfecta con
la que siempre han soñado; el emperador recibe una supuesta
segunda oportunidad y en señal de agradecimiento, desde lo
alto de su torre a medio construir, recita un emotivo e hipócri-
ta discurso, que alienta a las tropas a seguir adelante, y por
arte de magia sus palabras han devuelto la voluntad extravia-
da, de nuevo y por enésima vez, el emperador es el salvador
para ellos, incluso los traidores regresan por la senda de la
obediencia, solo uno de ellos está inconforme y no estaba de
acuerdo con el emperador, su propio hermano, el general rojo
que no cree en sus palabras, mas sin embargo guarda lealtad
y su espada una vez más, le será fiel en la conquista del nuevo
mundo..
“Bacata” toma su propio camino hacia el sur en busca de la
selva, quiere hallar un refugio que le de protección y abrigo,
sin hombres y sin armas, sin familia y sin amigos, el cacique se
pierde en el monte, llevando con él, el grito ahogado de la li-
bertad, ¡su camino es incierto, lo conduce a buscar la ilusión
de muchos inconformes, deseosos de luchar por lo más que-
rido, su tierra y su familia, y eso no será fácil mas no imposi-
ble! ; “Tisquesusa” su sobrino, lo ve partir, llevando con él, la
125
oportunidad de reagrupar un poderoso ejército capaz de en-
frentar al emperador, se lleva con él, ¡la esperanza bendita y el
honor sagrado de combatir al lado de un “Chibcha” valiente
hasta la muerte!, un indio noble y arriesgado como su tío.
“Tisquesusa” regresa solo, viaja como alma perdida una larga
distancia hasta llegar a la cueva de Tena, en su camino en-
cuentra desolación, lo que ayer era una gran ciudad y un reino
perfecto, hoy es desastre y ruinas, en su lugar crece una gran
ciudad gris y marrón, de madera, hierro y latón, guarnecida por
una gran muralla capaz de soportar la embestida de diez mil
tapires; desde una cima perdida, divisa la capital del imperio
“Chibcha”, “Funza”, vencida y destruida, arrojada vilmente a
los brazos del emperador, también se compadece de la ciudad
de “Facatativa”, la primera fortaleza de piedra que protegió a
los “Chibchas” de los ataques de los “Panches”, sus murallas
soportaron mil historias y un millón de flechas, ahora vencida
y derrotada, hospeda en su interior a una milicia de cinco mil
lanzas que custodian la frontera de la ciudadela, “Tisquesusa”
paso por ese lugar sin ser visto, camina de noche y sin des-
canso, leguas más adelante observa con detalle la caída de
la ciudad de “Bojaca” y su cacique, leal a él y a su tío, sus
monumentos fueron reemplazados por otros, no propios de
su cultura, las chozas fueron incendiadas y los cultivos fue-
ron saqueados, el ingreso del emperador a sus tierras, altero
bruscamente el paisaje de su reino, Tisquesusa llora descon-
solado por sus muertos, se arroja a la tierra que lo vio nacer,
toma varios puñados de tierra y los arroja con furia al viento,
-!porque!, exclama el cacique, su dolor es profundo y difícil de
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“EL ULTIMO GRAN CONDOR” La gran Alianza
aliviar, su tristeza cubre todo el reino “Chibcha” y la tierra del
cóndor, entiende que es demasiado tarde y que sus tierras han
caído a los pies del emperador, llora sin consuelo por todo lo
bello y especial del paraíso sabanero, se arrodilla de nuevo y
besa con dolor la tierra de sus ancestros y sus descendientes,
luego se levanta y corre hacia el pueblo de “Tena”, en busca
de la cueva, el último bastión de su reino y de su fe.
“Tisquesusa” llega al lugar sagrado, donde encuentra a muy
pocos indios con sus familias, están asustados y se encuen-
tran escondidos entre los bosques desde hace semanas, en-
cuentra además muchos animales de especies menores que al
igual que los humanos no saben a dónde ir, el guerrero reúne
a todos los desplazados cerca a la mística laguna y allí los or-
ganiza, convence a unos cuantos guerreros para que no de-
sistan de la idea de luchar por la libertad, logrando que unos
pocos retomen de nuevo sus armas y lo sigan hasta el final del
mundo; el joven guerrero y todos los demás, animales e indios,
emprenden un viaje hacia el occidente donde presume que
pueda estar Sagipa, en un sentido acto reúne a sus nuevos
guerreros junto a sus familias para que se despidan, el sabe
que tal vez este sea un viaje sin regreso, el triste adiós embar-
ga de nuevo al joven guerrero, trata de disimular su estado al
ordenar a sus guerreros, prepararse para partir, -!hasta pron-
to, tal vez no regresemos, pero nuestro sacrificio regresara de
nuevo la libertad!, de nuevo “Tisquesusa” les anima para que
sigan adelante, ya que el camino es largo y peligroso, -!no te-
man hermanos, “Zaquesazipa” ya está aquí, yo le he visto y el
nos liberara, resistan en estos duros momentos, que los bue-
127
nos tiempos llegaran y de nuevo todos ustedes regresaran a
su hogar!.
“Itoco” en una decisión histórica, motivado por las visiones
del brujo de la tribu, ordena a sus guerreros, cerrar todas las
minas de esmeraldas sin importar el método y ocultar todo el
lugar con maleza y rocas, envía a sus hi jas, las hermosas don-
cellas de piel cobriza, muy lejos, para que no sean atrapadas
por los blancos; según el hechicero, los días de “Itoco” están
contados, pronto un hombre blanco destruirá lo más valioso
para El, dicho hombre es un capitán de apellido “Lancheros”
y comisionado por el emperador para destrozar las defensas
del cacique e invadir el duro territorio; “Itoco” cierra cerca de
cien minas de esmeraldas y oculta todos sus tesoros en la cue-
va sagrada de su madre y que de acuerdo a la tradición de su
pueblo, ¡en ella se había concebido la raza “Colima” y “Muzo”,
donde una bella diosa for jo del barro y el cuarzo, a un hombre
y a una mujer, quienes poblaron el mundo!; “Itoco” y sus hom-
bres disponen millares de trampas mortales a lo largo de su
territorio para detener a su enemigo, el indio gobierna treinta
y cinco tribus distribuidas en un amplio territorio, todas ellas
belicosas y entregadas a la minería, que obedientes esperan
la orden de partida de su cacique.
“Bacata” solitario, padece las inclemencias del tiempo y las
enfermedades, que no le permiten avanzar mucho, busca refu-
gio en una cueva, permanece allí por varios días, hasta que el
vendaval y su malestar cesa; como es su costumbre maldice y
culpa a “Chibchacun” por la desgracia de su pueblo y la suya
128
“EL ULTIMO GRAN CONDOR” La gran Alianza
propia, justo cuando va a tomar el ascenso a la cordillera, es
sorprendido por varios indios que tienen en su cuerpo pintu-
ras verdes y ocres, este reacciona con su lanza pero rápida-
mente es dominado, no puede creer que los atacantes sean
sus propios guerreros, la alegría es general, abraza a sus hom-
bres, estos le dan de beber agua y algo de comida; luego del
accidental encuentro, inicia el resurgimiento de “Bacata y su
guerrilla atrevida, los fantasmas del bosque”, quienes marchan
hacia el sur con cerca de cien hombres, con más pena que glo-
ria, piensa en acabar con los blancos y su mortal rey.
Para “Itoco” las cosas no son buenas, sus hi jas son captura-
das por el capitán “lancheros” y llevadas cada una a lugares
diferentes, donde son torturadas absurdamente por el ca-
pitán “Lancheros” en busca de alguna respuesta que lo lleve
directamente a su padre y las minas de esmeraldas; el capitán
busca que la separación de las hermanas afecte a su padre y
este se entregue, “Itoco” reacciona enviando guerreros para
hallar a sus hi jas, todo es en vano, mas sin embargo su decisión
de marchar es definitiva y envía a su pueblo hacia las cuevas
sagradas y el parte hacia el encuentro con sus hi jas, “Lan -
cheros” sabe que el indio caerá en la trampa, y que solo es
cuestión de esperar para apresarlo.
“Itoco” llega cerca a un campamento de los invasores, son presa
fácil para sus guerreros, pero teme que inicie un ataque y pueda
afectar la integridad de sus hi jas, se oculta entre los árboles y
espera un poco de tiempo para observar el movimiento de sus
enemigos; antes de tomar una decisión sobre un eventual ata-
129
que, su sangre eleva su temperatura al observar como miem-
bros de su tribu son masacrados, sin vacilaciones indica a sus
guerreros rodear el cuartel, la noche amenaza con lluvia, esto es
aplicado por el cacique para sorprender a los soldados, “Itoco”
y sus guerreros avanzan lentamente al ritmo de la lluvia, llegan a
pocos metros del campamento, percibe que algo no anda bien,
pero desiste de su pensamiento y continua avanzando, llega a
un lugar estratégicamente donde observa que el campamento
está prácticamente vacío, pero una gran llamarada se enciende
a un costado del campamento, de ese lugar salta “lancheros”,
“Itoco” ordena atacar, “Lancheros” grita a los soldados que es-
tán ocultos en el monte -¡fuego!, los cañones descargan toda
su furia, destruyen rápidamente las líneas del cacique, este re-
trocede y corre a los bosques, allí se desata un combate que
dura poco, los soldados imperialistas reducen rápidamente a
los Colimas; al ver su fracaso, “Itoco” huye despavorido a sus
territorios, es la primera vez que el cacique huye de la guerra y
probablemente sus ancestros no perdonaran su traición.
Su orgullo y valentía esta por el piso, arroja sus armas y amu-
letos que lo identifican como el rey máximo de su pueblo, re-
nuncia a su encargo y solo quiere aceptar la exigencia de su
enemigo para que le sean entregadas sus hi jas a cambio de las
minas de esmeraldas, su silencio es notable, no quiere hablar
con nadie y se encierra en su cueva, al poco tiempo sale de
ella, su pueblo le espera afuera, esperan ordenes inmediatas,
peo el cacique está conmocionado, finalmente y violando su
pacto con sus ancestros, les comunica la decisión de entregar
todo al emperador para recuperar a sus hi jas.
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“EL ULTIMO GRAN CONDOR” La gran Alianza
Horas más tarde el mismo “Lancheros” asesina a las hi jas del
cacique, cada una en un lugar diferente pero unidas por el
vinculo de la sangre y su padre, el capitán las liquida frente a
algunos prisioneros, luego los deja en libertad, para que lleven
la terrible advertencia, -¡“Itoco” tienes muy poco tiempo para
que me entregues las minas de esmeraldas, de lo contrario,
todo tu pueblo morirá!; “Itoco” es informado sobre la muerte
de sus hijas, casi pierde la razón, no sabe qué hacer, su ca-
beza da vueltas, en un acto de demencia, envía a su pueblo a
una cueva gigante y ordena a cinco de sus soldados preparar
todo para sepultar a su gente y junto con él, todo su tesoro y
los yacimientos y evitar que el malvado emperador y su lacayo,
encuentren su tesoro; “Itoco” quiere morir y reunirse pronto
con sus hi jas, la tristeza que desborda su corazón es terrible
y siente su pecho explotar en llanto pero soporta el dolor, en-
tonces el hechicero tiene una segunda visión que no es alen-
tadora, -¡es mejor enfrentar a nuestro enemigo antes de morir
en nuestras tierras sin hacer nada, es mejor enfrentarlos y que
les cueste a ellos vencernos, tu pueblo no quiere morir como
cobardes, quiere morir peleando a tu lado, reúne a tu ejercito
y enfrenta al hombre que mato a tus hi jas!, el brujo calla por
un instante luego en su trance le dice al cacique, -!recuerda
Itoco, tenemos una oportunidad, el enemigo de mi enemigo es
mi amigo, nunca lo olvides!.
La ira del cacique no tiene punto de comparación y solo pue-
de describirse con la erupción de siete volcanes juntos, de sus
venas brotan de nuevo el coraje, sus ojos expulsan sangre y
solo quiere venganza, reúne a todos los guerreros y marcha a
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la guerra, la convulsión de la venganza provoca una estampi-
da veloz de los indios, mientras corre en su corazón define un
objetivo, acabar con el asesino de sus hi jas, sale a toda prisa
de la aldea hacia el encuentro de “Lancheros”, lo acompaña un
ejército numeroso que no supera a su adversario, pero pese
a lo anterior, tiene una gran ventaja, conoce palmo a palmo, el
bosque y el lugar exacto de sus trampas.
En medio del desconsuelo infinito por la pérdida de sus hi jas,
corre altivo y erguido encabezando su ejército, empuña fuer-
temente su lanza, su sangre caliente siente a kilómetros a su
rival, su marcha se acelera y es seguido obedientemente por
todo su ejército, a medida que se acerca, su paso es más veloz,
sus piernas parecen tener alas, se escucha un millar de lati-
dos que parecen tambores de guerra, le es difícil respirar, sus
ojos húmedos por el sudor y el dolor, miran al frente en busca
de su enemigo, “Itoco” sabe que solo tiene una oportunidad
para atravesar con su lanza el pecho del homicida; metros más
adelante, las tropas invasoras entran al territorio del cacique
pero son sorprendidas por las trampas, cientos de soldados
caen en ellas, hasta el mismo “Lancheros” cae en un foso, pero
la fortuna le sonríe, tendiéndole un bejuco que detiene su caí-
da; el ejercito de “Lancheros” es golpeado fuertemente, pero
su capitán sigue adelante, su propósito lo enceguece y deja
atrás a la deriva a muchos heridos; “Itoco” ha recobrado su
talento para la guerra, se mantiene sujetado a una rama en lo
alto de un árbol, apuntando con su lanza, el lugar por donde
pasaran los soldados, sabe que si falla, su vida será recauda-
da por el arcabuz de su enemigo; faltan algunos minutos para
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“EL ULTIMO GRAN CONDOR” La gran Alianza
que se desarrolle una nueva lucha, serán entonces la luna y las
estrellas, las únicas testigos de un macabro combate, selecti-
vo y magnifico, que entregara la victoria a un solo bando.
En la sabana, el emperador en su visión futurista o tal vez
demente, construye todo tipo de edificios, monumentos y
templos de arquitectura exquisita, desafiando la geografía y
sus accidentes, no hay duda de ha levantado una magnifica
ciudad, dotada de avances culturales y sociales, custodiada
celosamente por la gran muralla, de seguro que causa descon-
cierto en los indios y animales, al comparar sus ciudades con
tan imponente obra.
Seguro de su poder, el emperador viaja por el interior en su
dorado trono, recorre cada metro de su reino, realizando un
conteo minucioso de sus reservas, clasifica y entrega a sus
comandantes y leales súbditos de alto rango, porciones de
tierra para que en ellas se levanten ciudades, que incluye un
buen número de indios y esclavos para que las ayude a edifi-
car, además entrega a cada uno de ellos, un centenar de sol-
dados, adelantados y escribientes que hagan las veces de no-
tarios, abogados y secretarios y completen el círculo feudal
que el emperador ha fundado.
El pueblo indio cautivo se entrega a la voluntad del rey, todos
los esclavos lo observan de rodillas y con la cabeza agacha-
da, temen ser sorprendidos al querer ver de frente al hombre
que los esclavizo, el emperador pasa el lado de los esclavos,
sirvientes, soldados y demás, quienes le ofrecen culto y de-
133
voción infinita a Él. Ante la llegada del rey a las ciudades y
pueblos, todo se paraliza, se silencia la convulsión y el agite
del trabajo y la construcción; sus vasallos obligan a los escla-
vos a rendirle tributo, entregándole a Él, sus pertenencias; el
pueblo resignado le otorga respeto que en el fondo no es más
que una fusión de sentimientos temerosos con la ira que pro-
duce la esclavitud.
El trono y su perverso ocupante es cargado por una veintena
de hombres que soportan a cada paso, el peso de la maldad,
este a su vez es escoltado por su guardia personal, los peli-
grosos soldados demonios que son llevados en coches hala-
dos por caballos; realiza una docena de visitas mas donde se
satisface del avance que ha tenido su reino en el nuevo mun-
do, olvida aparentemente la resistencia del elegido y el peligro
que le puede causar, si este continua con vida; termina su re-
corrido con la visita de las obras que se hacen en la ciudadela,
desde su palco imperial observa los avances en la construc-
ción de la muralla, el terrible hombre con solo mover su dedo
índice, ordena lo que se le antoje, y con otra señal de su dedo
pulgar, acaba con la vida de un ser o el destino de un pueblo
entero; en su última parte de la gira, inspecciona la muralla y
se da cuenta del grave error que los ingenieros cometieron al
no completar el tramo de pared que hace falta y dejando dé-
bil ese sector a la ciudad, recrimina a su ingeniero de máxima
confianza por el pésimo trabajo realizado, pero el experto le
explica que ese lugar es un gran pantano y es difícil construir
sobre él, el emperador no acepta la explicación y ordena al in-
geniero, llenar con tierra y piedra el humedal y levantar el muro
134
“EL ULTIMO GRAN CONDOR” La gran Alianza
antes de que se termine de construir la ciudad, pero dicha or-
den no es cumplida en su totalidad, dejando aplazada la obra.
La batalla en el bosque consume por igual a los guerreros de
los dos bandos, mas sin embargo, “Itoco” en una muestra de
fuerza sobre natural, liquida a sus adversarios, quedando
frente a “Lancheros”, sujeta su lanza y salta hacia él, el capitán
esquiva el ataque con su espada, trata de herirlo, pero la po-
tencia del cacique en su lanza, rompen en dos la espada, de-
jando desarmado al hombre, trata de correr hacia la seguridad
del bosque, pero el indio envía su lanza a la velocidad de la luz
y antes de que el capitán huya, este cae muerto por el certero
trueno, los soldados imperiales al ver mermada su fuerza y con
su capitán muerto, huyen despavoridos ante la ferocidad de
los “Colimas” y su cacique.
Finalmente “Bacata”, “Tisquesusa”, e “Itoco”, cada uno por
su lado marchan hacia el encuentro de la guerra, cada uno con
una consigna diferente, enfrentar al emperador y resistir al
máximo por el futuro de las generaciones de sus pueblos y el
nuevo mundo, y aunque los tres caciques son de pensamiento
y comportamiento diferente, los tres son valientes y no le te-
men a la muerte, pues cada uno de ellos, ya la ha visto a la cara.
135
´ El Imperio se Expande por todo el Nuevo Mundo ´
IX
136
“EL ULTIMO GRAN CONDOR” La gran Alianza
137
Luego de construir la imponente capital de su imperio en la
Sabana, el rey humano, envía misiones especiales de ingenie-
ros, y adelantados para que apoyen a las demás ciudades en
su culminación; en total son doce ciudades que el emperador
ordeno construir, todos ellas estratégicamente ubicadas para
defender y proteger el nuevo reino y su capital “la ciudadela”
dichas urbes estarán conectadas por amplias vías que facili-
taran el intercambio de productos y alimentos, y obviamente
estarán armados con imponentes murallas, allí desplegara su
ejército y parte de sus sirvientes, esclavos y colonos recién
llegados, provenientes del viejo mundo en busca de aventura,
atraídos por las historias fantásticas de oro y dinero, conta-
das por los marinos que viajan por el mundo.
El emperador sale de nuevo a visitar cada una de las doce ciu-
dades, para certificar su fundación, abre un inventario para
cada una de ellas, y saber cuántos tesoros y bellezas natu-
rales posee, es tanto el caudal de oro y fortuna que poseen
todas ellas, que el rey no sabe lo que tiene y mucho menos qué
hacer con todas esas riquezas.
Fue en ese viaje, donde el emperador se enfrento a un grupo
de rebeldes conformado por animales e indios, que no renun -
cian a sus tierras, lastimosamente el emperador vence al grupo
y manda a sus guardias ejecutar a los sobrevivientes, pero un
indio de mediana estatura, suplica por la vida de sus compañe-
ros, este no es escuchado por el emperador, y de nuevo confir-
ma su sentencia, justo cuando las lanzas mataran cobardemen-
te a sus víctimas, el pequeño indio se atraviesa entre el grupo
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“EL ULTIMO GRAN CONDOR” La gran Alianza
de prisioneros y los soldados, ¡no, por favor, no les haga daño,
a cambio te llevare a la ciudad de oro, “El Dorado”, el empe-
rador detiene la ejecución, es como si las palabras frágiles del
indio hechizaran la atención del rey, quien se interesa por la
propuesta. ¿Cómo te llamas indio?, ¡ “Guatavita” mi señor, ca-
cique de los “Sutás” y guardián de la laguna sagrada!, exclama
el aborigen, ¡muy interesante, dejen en paz a estos hombres!,
replica el emperador, quien su rostro refleja la malvada inten-
ción de apoderarse de dicha ciudad, ¡denles agua y comida, y
tu, mi pequeño amigo, me vas a contar todo sobre esa ciudad
de oro!, el emperador monta en su caballo, ¡dejen libres a los
prisioneros, pero tú, “Guatavita” vendrás conmigo, tú me lleva-
ras a la ciudad, de lo contrario, tu gente sufrirá las consecuen-
cias!, los guardias atan las manos del cacique con una cuerda
que es amarrada a la montura del emperador, quien apura a su
caballo de forma violenta, este sale del lugar a gran velocidad,
halando al indio que no puede seguir el paso del rey, este cae
al piso y es arrastrado varios metros, !capitán ya sabe que ha-
cer!, exclama el rey a su oficial.
La ciudad de El Dorado, contiene el mayor tesoro en oro y
piedras preciosas que el mundo jamás haya conocido, está
construida totalmente en oro y esmeraldas, que la convierte en
la más bella ciudad del mundo que supera todo lo construido
por el emperador; el rey hace silencio y recuerda una conver -
sación del pasado, un dialogo que sostuvo con un rey que el
mismo asesino y que hace referencia a una maravillosa ciudad
de oro que solo puede ser vista por la magia extraña de sus
moradores, dicho rey trato por todos los medios de usar su
magia pero esta nunca funciono, desilusionado dejo de pensar
139
en la ciudad y olvido el tema por siempre, pero estando en el
nuevo mundo y ante la confesión del indio, dicha historia co-
bra vida y decide creer en la historia de El Dorado. Aquellas
palabras lo animan tanto que de inmediato ordena su regreso
a la ciudadela y desde su castillo organiza la expedición, lleva
consigo a “Guatavita” quien es engañado por el emperador,
haciéndole creer que no le hará daño a los prisioneros, pero
estos son asesinados cobardemente, tal vez el rey, teme que
ellos entreguen a otros, el secreto de la ciudad de el Dorado.
Delega a su hermano toda la responsabilidad de culminar la
construcción de las ciudades, mientras que él, personalmente,
buscara la fantástica ciudad, no quiere dejar que otro halle lo
que por derecho le corresponde, sale de su palacio, con su
ejército de soldados demonios y cinco mil infantes mas, lleva
también a sus hechiceros y por supuesto, lleva a Guatavita el
guía en la ambiciosa travesía.
Durante años el imperio del terror sembró el miedo en cada
rincón del nuevo mundo, pero en esta ocasión, cesaría la bar-
barie, para centrar toda su energía en el hallazgo mas fantásti-
co de toda su existencia, el emperador centra toda su atención
en “El Dorado” y coloca en “Guatavita” toda la responsabili-
dad de hallar dicha ciudad, no sin antes amenazarlo, de que si
fracasa la expedición será pagada con la vida de los inocentes
pero él jamás morirá ya que los vera morir a todos ellos.
“Tisquesusa” como “Bacata”, conforman ejércitos propios y
atacan en ocasiones a su enemigo sin causarle mayor daño,
140
“EL ULTIMO GRAN CONDOR” La gran Alianza
mientras tanto “Zaquesazipa” se ha convertido en un hombre
fuerte e inteligente, capaz de llevar con acierto los destinos
de su pueblo, pero ‘Saguanmachica” no cree que sea aun el
tiempo y lo envía a la selva del sur, donde deberá terminar su
preparación y reunir un ejército con indios Embera y jaguares
que no siguen a ‘Chibchacun”; “Sagipa” continua recorrien-
do el nuevo mundo en busca de guerreros, pero no ha tenido
suerte, ya que las aldeas no apoyan al rey y desisten de for-
mar la alianza emancipadora, Sagipa regresa con el espíritu
vencido y con ganas de renunciar a la misión pero el espíritu de
sus ancestros y del príncipe, le ruegan que siga adelante por
última vez, que no importa cuántas veces fracase, que pronto
su pueblo entenderá que la unión de todos los pueblos, es la
ventaja ante el imperio, ¡se acerca el día señalado, no tene-
mos tiempo, “Sagipa” debes de reclutar el mayor numero de
guerreros, ya que el gran día de la libertad está por llegar!, le
replican los espíritus en su afligida alma, esta se reconforta y
se cubre de esperanza, al rey cóndor emprende de nuevo su
viaje solitario por lejanos caminos.
En su ruta ambiciosa, el emperador invade un pequeño case-
río Chibcha, ubicado en lo alto de una montaña de frailejones,
las pequeñas chozas rodean una gran maloca de oro que se
encuentra en la orilla de una pequeña laguna, donde los indios
rinden culto a su dios Chibchacun; el cruel emperador asesina
a varios indios de la tribu, el resto de nativos huyen pero son
apresados y llevados ante el rey, este ordena su ejecución y
con ello presionar a “Guatavita” para que no le mienta sobre
el camino que conduce a la ciudad de oro; entre los captura-
141
dos se encuentra el cacique de la tribu, “Nemequene”, este
suplicar para que no lo maten, a cambio le entregara todo el
tesoro de su familia y la tribu, el emperador acepta sin vacila-
ción, mientras observa algunas piezas de oro que lleva encima
el dicho indio; el emperador interroga al indio, este le dice que
tiene mucho mas oro y que está dispuesto a entregarlo todo a
cambio de la vida suya y la de su gente, ¡te entregare todo el
oro que nunca hayas imaginado, solo si mi señor permite que
sea yo y mi pueblo quienes extraigamos el oro de la laguna y
meterlo luego en el templo, bajo la condición que la hagamos
sin la presencia de tus hombres, ya que para nosotros es sa-
grado, el realizar un rito sagrado que nadie debe ver o de lo
contrario, todo el oro se ocultara en la laguna y nadie podrá
sacarlo. como garantía de mi voluntad, tendrás a mi pueblo,
hasta que llene del suelo hasta el techo, nuestro santuario!,
la condición es aceptada por el emperador, mas sin embargo
ordena a sus soldados vigilar de cerca a los indios y al cacique,
¡no pierdan de vista a estos indios, no confió en ellos!; ¡mi señor
necesito cuarenta días y cuarenta noches para sacar el oro
de la laguna!, ¡mi señor para nosotros es un sacrilegio lo que
vamos hacer, pero sin importar lo que tengamos que efectuar
para satisfacer su necesidad, pero necesitamos de usted y de
sus soldados, el mayor respeto para que nos dejen trabajar
tranquilos, y solicito a usted, que no haya ningún guardia en la
maloca!, el emperador acepta, no sin antes advertirle, ¡ acepto
tus condiciones y eres el único en el mundo entero que me ha
pedido algo así, estoy acostumbrado a tomar lo que se me dé
la gana sin pedir permiso, pero te advierto, que si me enga-
ñas, yo mismo te matare junto con tu gente!. Luego el cacique
142
“EL ULTIMO GRAN CONDOR” La gran Alianza
empieza a trabajar en la extracción del oro, es apoyado por
cientos de indios, mujeres, hombres y niños quienes trabajan
sin descanso, llevando a cuestas grandes recipientes de ba-
rro, repletos de oro y esmeraldas, los cuales meten con sumo
cuidado en el interior de la gran maloca, allí el cacique organiza
y acomoda todo el tesoro; durante cuarenta días el indio tra-
baja cumpliendo su promesa, tiempo en el cual el emperador
supervisa desde su tienda los movimientos del cacique, mira
como a cada los indios entran y salen del bohío, una edifica-
ción gigantesca elevada en madera y caña brava llevando mi-
les de objetos en oro que pronto empiezan a llenar el lugar, el
emperador está feliz pero obliga al cacique a llevar al limite a
su gente; el rey quiere entrar y ver por sí mismo el abundante
tesoro que no lo deja dormir, pero recuerda el pacto que tiene
con el indio y aguanta sus deseos hasta el cumplimiento de
la fecha límite y poder tomar tan exquisita fortuna. Mantuvo
cautivo a su lado a “Guatavita”, quien sufre horribles senti-
mientos al ver a sus iguales sometidos a la crueldad de ese ser
maligno; durante los cuarenta días y las cuarenta noches, los
indios llenaron los recipientes con el oro e ingresaban a su
templo, luego salían del bohío hacia la laguna con el recipiente
completamente vacío, esta misma tarea la repitieron mas de mil
veces, llevando ante los pies de un rey que no es suyo, todo
el oro de sus chozas, familias e incluso el oro de las tumbas de
sus seres amados,
En el día cuarenta, el emperador no resiste la tentación de
ver el gran tesoro y entra rompiendo la promesa, ante él, se
levanta una gran pila de oro y joyas, tan brillantes y diáfanas
143
como el mismo sol, sus ojos viajan enceguecidos por el mundo
maravilloso de la riqueza, pero tal estasis es interrumpido por
el cacique, quien le pide que salga de allí, pues aun no se ha
cumplido el plazo y aun le queda oro por entrar a la choza, el
rey sale pero toma un hermoso collar con esmeraldas, el caci-
que no se lo permite, el emperador lo observa con ira y sale sin
el precioso artefacto, ordena a sus hombres no descuidar a
los indios; ¡quedan unas pocas horas para que todo el oro sea
mío!; el cacique y la tribu trabajan al doble de su capacidad,
llevan a cuestas los pesados tesoros, un ir y venir perpetuo de
llevar y sacar, de cargar y descargar, una labor que se prolon-
ga hasta la media noche del cuarenta día; a la mañana siguien-
te el emperador entra a la gran maloca para recibir el tesoro,
pero valla sorpresa la que se lleva, no encuentra nada, llama
de inmediato a los guardias quienes no pueden explicar lo que
sucedió con el tesoro, solo le aseguran casi jurando, que “Ne-
mequene” trabajo toda la noche en la, esto enfurece al empe-
rador quien manda llevar ante él, al cacique, sus hombres lo
agreden y lo llevan prácticamente muerto, el rey hace lo mismo
con el indio, le exige amenazante una explicación, pero el indio
guarda silencio, entonces toma a varios mujeres de la tribu, las
cuales golpea sin parar, pero el cacique se rehúsa a confesar,
luego el soberano toma su daga y asesina a una anciana, el
cacique no soporta en el alma el dolor que sufre su pueblo,
y pese a ello, no piensa confesar, el rey toma a una segunda
mujer y justo cuando la va a apuñalear, el cacique grita, -¡ de-
tente, te diré en donde está el oro!, el emperador suelta a la
mujer y la arroja al piso, se dirige al cacique amenazándolo con
su cuchillo, -¡en donde está el oro!, el cacique le indica el cen-
144
“EL ULTIMO GRAN CONDOR” La gran Alianza
tro de la laguna, el emperador no cree en sus palabras y corta
la cara de “Nemequene”, causándole una lesión profunda; el
cacique es tomado violentamente por los guardias, quienes lo
arrodillan ante los pies de su amo, este lo toma del cabello y
lo levanta, -¡quiero mi oro!, grita el rey -¡está bien!, contesta el
indio.
El cacique es llevado a la laguna junto con su pueblo, es obli-
gado a entrar en sus aguas, para que saque todo el oro, los
indios también son obligados a entrar, pasan varios segundos
y no parece haber evolución, el rey se preocupa, los indios
vuelven a salir pero no sacan nada, de nuevo se sumergen pero
pasan más de cinco minutos y salen los primeros indios a la
superficie, pero estos se encuentran sin vida, y así y durante
varios minutos más, salen muchos indios que se han ahogado
a propósito, -¡no puede ser, entren y saquen a los indios, no
permitan que se ahoguen con mi oro!, decenas de soldados
entran a la laguna, pero nada pueden hacer, parte de la tribu
fallece, prefieren morir respetando su pacto con “Chibcha-
cun” y no entregar su cultura en las manos de un rey maldito;
el monarca se enfurece y envía a varios prisioneros quienes
emulan a los mártires de las aguas, uno a uno, y todos los in-
dios sin excepción entran al agua, acabando con sus vidas,
engañando de nuevo al emperador; los hechiceros tratan de
desviar la magia poderosa que obliga a los indios a morir en
esa laguna pero les es imposible, el rey envía a sus hombres a
buscar el oro en el fondo del estanque pero el encantamiento
del lugar se convierte en una terrible maldición y provoca que
los guardias corran con la misma suerte, enceguecido el empe-
145
rador envía más hombres una y otra vez, pero todos terminan
muertos. El cacique “Nemequene” sale de las aguas sin ser
descubierto, los guardias lo buscan como aguja en el pajar, el
emperador duda de que este muerto, -¡busquen bien debe de
estar escondido, presiento que no está muerto, nadie se burla
de mi y vive para contarlo!, al ver que no funciona envía a los
niños y ancianos a las aguas, quiere su tesoro y no descansa-
ra hasta obtenerlo, como los primeros, también estos mueren
ahogados, el sacerdote de la tribu se resiste a entrar, pero
el acero de las lanzas lo obliga a entrar, justo cuando se su-
merge una gran onda de agua surge del centro de la laguna,
la ondulación es cortada abruptamente por una gran explo-
sión que antecede la envestida de una serpiente gigantesca
de color verde que devora de un solo bocado al brujo, esto
a aterroriza a los soldados, -¡pero qué tipo de magia es esta!,
replica el confundido emperador, aprovechando el descon-
cierto, el cacique sale de la laguna y trata de escapar, pero
es capturado y llevado ante el emperador, -¡en donde esta mi
tesoro!, reclama el emperador, -¡nunca lo encontraras, jamás
podrás sacarlo de allí!, el emperador toma una lanza y la en-
sarta en el valiente corazón del indio, en su agonía de muerte,
“Nemequene” advierte al rey negro, -¡tu hora está cerca “así
como el viento trajo la maldad, mañana llegara el aroma de la
libertad; tu hora esta cerca!, el emperador incrusta aun más la
lanza provocando el deceso del indio, ordena lanzar a todos
los indios a las aguas, las aguas de límpido cristal, se tiñen de
rojo, el rojo de la sangre de todos los justos que entraron en
ellas, para sacar un tesoro que no es suyo, entonces y como
acto desesperado, ordena a tres soldados demonios entrar
146
“EL ULTIMO GRAN CONDOR” La gran Alianza
en la alguna y sacar su tesoro, pero también sufren la misma
suerte, el emperador desiste de buscar tal tesoro, su furia es
enorme, que el mismo decide azotar a “Guatavita”, y evitar ser
burlado de nuevo por un indio.
-“Guatavita” amenazado de muerte y atormentado por las tor-
turas, trata de llevar al emperador a otro lugar diferente, pero
el rey descubre el engaño, y toma venganza, destruye aldeas
y Cega la vida de miles de inocentes, que no hicieron nada por
defenderse, “Guatavita” se siente mal y decide llevar al empe-
rador a “El Dorado” olvidando su pacto con el dios Chibcha,
violando la tradición y ofendiendo a los espíritus ancestros de
su tribu, el pobre indio llora en silencio su tragedia, -“Guatavi-
ta” el cacique guardián designado por el mismo “Chibchacun”,
no aguanta más el dolor que produce El silencio y la impotencia
de no poder hacer nada y pide lo lleven ante el soberano, para
jurarle llevarlo a la gran ciudad de oro.
Lejos de allí, las aves mensajeras venidas de occidente, llevan
a “Zaquesazipa” la desafortunada noticia que arraso a su pue-
blo, el joven príncipe se enfurece y cita de inmediato a todos
sus aliados, por primera vez el niño noble de aspecto tierno
daba paso a un joven valiente y guerrero, capaz de enfrentar el
mal. Pese al miedo entre los indios y animales, “Sagipa” reúne
un ejército que le seguirá hasta el final del mundo, lastimosa-
mente a estos nuevos guerreros les falta algo, preparación mi-
litar ya que todos ellos, no habían nacido para la guerra, por
lo que debía prepararlos rápido, pues son ellos, la esperanza
de libertad del nuevo mundo; “Sagipa” junto con su insepara-
147
ble amigo, “Tenjo”, levantan un campamento en lo alto de una
sierra, donde podrán estar a salvo del ejército imperial, una vez
instalados, con poca comida y sin armas, los animales e indios
serán entrenados día y noche, sin descanso y con la consigna
sagrada de que sus manos y sus garras serán las que empuñen
la bandera del triunfo, aunque “Sagipa” ha cumplido su misión,
no estaba conforme, pese a tener un ejército enorme, sentía
que hacían falta lanzas, ya que las que tenía no son suficientes
para derrotar al ejercito del emperador. Pese a sus limitaciones,
el rey cóndor, solicita el apoyo de otras tribus que se dedican
a la orfebrería y aunque todo parece salir bien, “Sagipa” con-
tinua preocupado, ya que no tiene noticias de “Tisquesusa” y
“Bacata”, en quienes ve un posible refuerzo militar.
Pero lejos de saber los trágicos sucesos, “Tisquesusa” agrupa
un ejército con indios de tierra caliente, grandes y corpulentos,
salvajes y peligrosos, sin más que un taparrabos y una vistosa
corona de plumas marchan a la guerra, le deben al cacique, obe-
diencia y lealtad al joven indio, también logra reunir animales de
monte y selva, hi jos de los sobrevivientes y nietos de los héroes
que dieron su vida por ellos, y ahora ellos harán lo mismo por
sus hi jos, y de acuerdo a las órdenes de “Zaquesazipa”, el joven
indio deberá de regresar a la sabana con un ejército fuerte que
no conozca el miedo; “Tisquesusa” espera un tiempo prudente
antes de partir a la sabana, en espera de que Bacata, su tío se
una a su ejército y combatan juntos al emperador.
“Zaquesazipa” se retira por unas horas para pensar en la
soledad de la llanura, antes de salir de la aldea, discute con
148
“EL ULTIMO GRAN CONDOR” La gran Alianza
“Saguanmachica” quien le prohíbe salir del lugar, -¡anciano,
no puedo estar tranquilo en este lugar, mientras mi pueblo es
mutilado!, -¡mi señor, aun no es el tiempo!, -¡y cuál es el tiempo
según tu, hasta que el ultimo ser vivo de mi pueblo riegue su
sangre en esta tierra, yo no puedo quedarme aquí, sin hacer
nada, debo de hacer algo, antes de que sea tarde!, -¡ joven ca-
cique no puedes salir de aquí, como tu tutor te lo prohíbo!, ex-
clama el viejo hechicero, pero este es callado por el joven, -¡ya
no soy un niño, soy un hombre capaz de sostener la espada y
atravesar el trono de mi enemigo, te ordeno hoy, que me entre-
gues tu fidelidad y lealtad, ya que hoy saldré de aquí en busca
del emperador para salvar a mi pueblo!, el viejo cariacontecido
en silencio se queda, observa los ojos enormes y fuertes de
su rey, entiende, que él ya no es un niño y que su preparación
había terminado, luego se arrodilla, toma la mano del joven y
la besa, -¡mi rey pongo a tus pies mi vida, mi magia y mi báculo
para seguirte hasta el fin del mundo, así la pierda en el intento,
te seguiré con lealtad y orgullo, y será mi recompensa morir
luchando a tu lado, oh hi jo de Chibchacun mi gran rey!, lue-
go el joven se arrodilla frente a él, diciéndole, -¡será junto con
un amigo, levántate viejo amigo que el día al cual tanto le has
temido, ha llegado!, replica el príncipe, -¡ahora ve y diles a to-
dos, que el momento ha llegado, dile también a los trescientos
guerreros que se preparen para la guerra, que hoy el escudo
de nuestros enemigos se hará añicos con sus lanzas, que to-
dos me esperen, yo iré con mi padre a tratar asuntos que solo
yo puedo atender!, el joven se marcha dejando atrás el viejo
hechicero.
149
“Guatavita” con lagrimas en sus ojos lleva por el camino co-
rrecto al emperador, atraviesan enormes y escarpadas mon-
tañas, son seguidos por el ejercito del emperador pero su
esfuerzo los debilita incluso los demonios soldados están
exhaustos por la gran travesía, eso no desanima al empera-
dor que cabalga omnipotente halando al prisionero, su magia
crece cada día, el hombre se siente Dios y por primera vez
piensa en que es un inmortal, planea desde ya, buscar al otro
extremo del mundo, la fuente de la vida que le dé a él, la eterna
juventud, para convertirse en dios y ser dueño absoluto de
todo el mundo, sus ojos y su corazón saltan de júbilo sabe que
pronto llegara a la magnífica ciudad y sin importar lo que esté
sucediendo en sus imperio en el viejo mundo, levantara en es-
tas tierras su magnífica imperio.
En la capital de su imperio, su hermano el general rojo, dirige
la monumental construcción de la ciudad imperial, orgullo de
su hermano, aunque su admiración por ella, se halla desviado
por la ciudad de “El Dorado”, la voluntad del general rojo es
absoluta y definitiva, aunque siente gran desconfianza por el
proceder del emperador, ya que ha dejado un ejército débil y
pequeño en el viejo mundo que puede ser vencido fácilmente
por sus adversarios y peor aún, dividió en el nuevo mundo,
el gran ejercito en pequeños grupos que edifican ciudades,
buscan tesoros, cazan y capturan nativos y buscan a “Zaque-
sazipa” y como si fuera poco, la capital del emperador está a
medio edificar, desprotegida por la locura de su hermano de
buscar un tesoro que según él, no existe y que es otra patraña
de los indios para burlarse de él.
150
“EL ULTIMO GRAN CONDOR” La gran Alianza
“Zaquesazipa” llega a un lugar solitario a varios leguas de la al-
dea, donde es impulsado por su corazón, que le indica donde
debe reunirse con “Chibchacun”; ya que el joven príncipe bus-
ca su consejo y apoyo en estos momentos difíciles, se interna
dentro de una oscura cueva, la cual es alumbrada mágicamen-
te, dicha reunión no tarda más de dos horas, todo pasa tan rá-
pido y en el más completo secreto, su padre le entrega la lanza,
el arco y las flechas de oro, armas poderosas e indestructibles
que derribaran las barreras del mal -¡ con la lanza guiaras al
ejercito a la batalla y con el arco y la flecha atravesaras la co-
raza del emperador! replica su padre, el joven toma las armas
y sale de allí muy rápido, sabe que los mercenarios imperiales
están en el lugar, camina varios metros mirando para todos los
lados, presiente algo horrible, percibe en el aire el mismo aire
fétido de la muerte, corre tan rápido como puede, su mente
y su corazón han detectado al enemigo, se trata de un grupo
pequeño de mercenarios codiciosos que desean su cabeza y
cuerpo, multiplicado mil veces en oro, pronto una jauría de pe-
rros lo persigue, los mercenarios y algunos centauros toman
otro camino para cercar al joven, pero “Zaquesazipa” realiza
una maniobra perfecta, trepa a un árbol y salta a otro donde
despista a los perros, el joven toma la flecha y su arco y la apun-
ta con extrema frialdad, los animales feroces se dan cuenta de
la emboscada y tratan de reaccionar abalanzándose sobre él,
el joven rey suelta la dócil saeta que se incrusta en el pecho
de dos animales, aun quedan tres perros que no dan tiempo a
Zaquesazipa, pero este usa su lanza y logra defenderse con
éxito dejando fuera de combate el resto de la jauría, corre de
nuevo por entre la maleza, pero los hombres y los caballos lo
151
rodean a lado y lado mientras este corre, a unos pocos metros
frente a él existe un canal de agua no muy ancho, Zaquesa-
zipa, usa su lanza como garrocha y salta sobre el riachuelo,
los centauros logran sobrepasar también el obstáculo, están
a punto de apresar al rey pero el grito desaforado de “Caji-
ca”, su fiel amigo le grita, -¡Zaquesazipa tírate al piso!, luego
un nutrido grupo de guerreros jóvenes en perfecta formación
militar disparan cientos de flechas, confundido el joven rey,
mira para todos los lados, luego observa que delante de él, se
encuentra el primer capitán de su nuevo ejército, “Cajica”, su
amigo de infancia y compañero de preparación, pronto la voz
de alerta se escucha en la aldea, acude a la emergencia “Yaco-
pi”, “Chingaza” y “Suta”, sus amigos y capitanes; “Zaquesazi-
pa” se limpia el polvo de sus vestiduras, se para frente a ellos y
les dice, -¡ustedes son hi jos de grandes guerreros y valientes
héroes, ustedes son los mejores de los mejores y hoy guiaron
con responsabilidad a sus guerreros en este difícil momento,
gracias mis amigos, hoy ustedes se convirtieron en los líderes
militares del gran ejercito libertador; ustedes junto con otros
grandes guerreros serán la esperanza de los afligidos, ellos
se ungirán con su valor y vestirán sus ropas con la sangre de
los héroes, serán ustedes la voz de los que no tienen voz para
alentar a los heridos y los moribundos que renuncian a morir,
no sin antes vencer al emperador; hoy ustedes serán capita-
nes y responsables del ejercito que nos dará la libertad!, los
cuatro guerreros juran lealtad eterna al joven rey, -¡ahora mis
amigos debemos partir pronto, alisten todo para el viaje tal vez
sea lo último que hagamos juntos!, -¡si señor!, responden los
jóvenes capitanes, -¡Cajica, sepulta los cadáveres de estos
152
“EL ULTIMO GRAN CONDOR” La gran Alianza
hombres y busca otros más que quedaron atrás!, -!Chingaza
hi jo de Sagipa, envía varias aves a la sabana para que guíen
nuestro camino y nos mantengan informados!, -¡Yacopi dile a
las mujeres, niños y ancianos que lleven lo necesario, y orga-
niza todo para el viaje, nos vamos mañana con el primer rayo
de sol!, -¡si señor!, -¡Suta, organiza un banquete en homenaje,
a mi padre, tal vez no probemos bocado en muchos días!; ¡si
señor! responde el gigantesco jaguar; no había duda de que
el joven “Zaquesazipa” se ha convertido en el gran líder y rey
que tanto necesitaba su pueblo, camino solo hacia la aldea,
su figura y su estampa se observan desde el caserío, todos
se levantan de su sitio y observan en la distancia ardiente a su
líder, al gran rey “Zaquesazipa”, “Saguanmachica” también lo
observa y con la certeza de lo que ve, le dice a los demás, -¡eh
hay, al gran rey, el soberano y el elegido de la profecía, el hi jo
de Chibchacun, todos debemos a él, obediencia y respeto,
y no importa a donde valla, debemos seguirlo, no importa si
es hasta el mismo infierno, el es nuestro rey!, todos se arro-
dillan, grandes y chicos, animales y hombres, todos por igual
reverencian a su rey, “Zaquesazipa” llega a ellos, “Saguanma-
chica” declara en tono fuerte, -¡ha llegado el tiempo del hi jo
del cóndor, vientos nuevos anuncian cambios, el tiempo de la
libertad ha llegado, borrando todo vestigio de la crueldad y su
creador!. A bastante distancia de allí, “Bacata” reorganiza su
ejército apoyado por indios de tribus amigas y enemigas entre
sí, tales como los “Pijaos”, los “Tolimas”, “Panches”, y muchos
“chibchas”, y al igual que “Sagipa”, también se prepara para
la guerra, el mismo cacique diseña muchas trampas asesinas,
modifica sus armas y utiliza la venganza como única consigna
153
en los corazones de sus guerreros, su presencia en los bos-
ques alienta a otros indios a unírsele, con el pasar de los días,
“Bacata” recibe a muchos voluntarios deseosos de victoria
y fama, buscan que sus nombres sean narrados con orgullo
a sus descendientes, que lucharon al lado del gran guerrero
“Bacata”, el indio que renuncio a su dios para convertirse en
el vengador de su tribu.
La horda del cuervo, detecta los movimientos sospechosos de
los indios y los animales, de inmediato informa al emperador,
pero este no presta Importancia a las observaciones, final-
mente el emperador envía al cuervo para donde su hermano
para que él decida que hacer al respecto, ya que el emperador
está metido en la búsqueda de la ciudad de oro.
En la noche y antes de partir, “Zaquesazipa” comparte con su
pueblo un gran banquete, se le ve feliz, su alegría contagia a
los demás, pronto la música invita a la danza, el bullicio musical
de los tambores y las flautas armonizan el paisaje e invita a los
asistentes a bailar entorno al fuego, el joven príncipe baila ale-
gre, brinca de un lado para el otro, invita a otros a danzar, to-
dos salen con rítmico paso, hacía mucho tiempo que el pueblo
no estaba alegre y así fuera por unos instantes, todos olvidan
el dolor horrible que les ha dejado el emperador; durante ho-
ras compartieron un buen momento, luego se van a dormir, me-
nos “Zaquesazipa” que se queda junto a la fogata, observando
con detenimiento cada flama, concentrado en sus llamas que
queman los últimos trozos de madera, sus pensamientos pare-
cen fusionarse con las chispas que produce el fuego, permane-
154
“EL ULTIMO GRAN CONDOR” La gran Alianza
ce inmóvil hasta el alba. Al igual que el príncipe, el emperador
también permanece noctambulo junto a su carpa, observando
también el fuego, mira fi jamente el interior de las llamas, trata
de hallar en ellas, alguna señal, pero al parecer no le da ningún
resultado, vuelve y lo intenta y fracasa de nuevo, y así una y
otra vez, intentando usar sus súper poderes pero estos no fun-
cionan; a pocos metros frente a él, se encuentra “Guatavita”,
atado de pies y manos a un árbol, sus ojos y rostro reflejan una
cierta alegría que la logra disimular muy bien, “Guatavita” sabe
que están cerca de la ciudad de “El Dorado” y que por ser
esta, una “tierra bendita” aquí no funciona ningún poder, magia
o hechizo que venga del exterior; el emperador al ver que cada
intento suyo es infructuoso, llama a sus hechiceros, seis en to-
tal, quienes intentan usar su magia sin lograr resultado alguno,
entonces el emperador se dirige hacia donde está el indio y le
pone su espada en el cuello, lo mira desafiante, el indio reti-
ra su mirada, el emperador se marcha pero regresa, toma de
nuevo su espada y al coloca en su cuello, -¡que sucede en este
lugar!, pregunta enfadado en emperador, -¡porque mi magia no
funciona en este maldito lugar!, replica el emperador, pero el
indio no contesta, hunde mas su espada en la humanidad de
“Guatavita” pero este no responde, entonces el emperador
ordena a su guardia traer algo, -¡vamos a ver si con esta sor-
presa, no hablas!, el guardia trae a empellones a un pequeño
niño, el emperador le hace una seña para asesinar al infante, el
guardia toma su espada para cumplir la orden y justo cuando
el hombre alista a su víctima, el indio grita, -¡alto!, -¡ahora bien,
quieres decirme que sucede!, -¡está bien, pero no le haga daño
al pequeño!, -¡no estás en capacidad de exigir algo!, Exclama el
155
emperador, -¡habla indio!, dice el emperador mientras hace una
señal para que se lleven al niño, un vez seguro de que el niño
está bien, el indio le confiesa al emperador la respuesta que
tanto busca; -¡tu magia aquí no funciona, estamos en tierra sa-
grada, la tierra de “Chibchacun”, entramos a la frontera de la
ciudad de “El Dorado”!; -¡ya veremos si no funciona mi magia!,
argumenta el emperador, -¡llévenselo de aquí y azótenlo para
que recuerde siempre de quien es su nuevo dios rey!.
Un viento frio recorre la sabana, los visos oscuros de una gran
tormenta siguen los pasos del emperador, pronto un grupo de
avanzada llega ante el rey de mal, estos le informan que avista-
ron desde lo alto de una montaña lo que parece ser un ciudad,
-¡marchen rápido, estamos cerca, traigan al indio!, -¡veremos
cuánto dura su lealtad!, el emperador organiza a su ejército en
un gran acorazado bloque, encabezado por el mismo, su mira-
da negra no ve más allá de la ciudad, su mente y su alma desean
llegar a la ciudad, en su intento de lograr conquistar lo que
ya había sido conquistado, descuida las defensas de su reino,
mas sin embargo sus soldados son fuertes y muy bien entre-
nados para defenderlo; su guardia personal, los demonios
tan salvajes y tan malvados como su rey lo siguen hechizados,
empuñando la espada de fuego, sus dientes fungen como cu-
chillos oxidados y sus manos no son más que horribles garras,
su fuerza descomunal solo se compara con la de diez jaguares,
juntos son una fuerza devastadora, leal a su rey, pero letal con
los enemigos de su amo, y que están a punto de asediar la ciu-
dad de oro, orgullo de los indios y que por azares del destino
se convertirá en la capital del nuevo reino imperial.
156
“EL ULTIMO GRAN CONDOR” La gran Alianza
Su paso es brusco y acelerado, es guiado por el tambor me-
tálico que no para de cantar la oda de la muerte, su rey camina
rápido, impulsado por su afán de poder, su sangre hierve a
borbollones, sus hombres y demonios lo siguen con obedien-
cia y lealtad ciega, el indio “Guatavita” es halado por la cuer-
da que lo aprisiona del cuello y de las manos, su paso no es el
mismo pero el látigo cruel del emperador, lo obliga a continuar,
toda vez que sabe que sus pies y sus manos están llevando a
su pueblo a la extinción.
Al igual que el emperador, “Zaquesazipa”, también lleva a sus
hombres al frente de una guerra que está por iniciar, acom-
pañado de 300 guerreros de todas las especies, los mejores
de sus razas, preparados y educados para matar y morir por
la libertad y su tierra, lo acompaña también “Saguanmachi-
ca” y su magia, además de un ejército de cóndores y águilas
que también se diseñaron desde el vientre de sus madres para
combatir a su cruel enemigo, lo sigue además un grupo peque-
ño de guerreros animales, hijos de los sobrevivientes de la pri-
mera guerra, viene también su pueblo que trata de no perder
el paso de los guerreros.
“Tenjo” el viejo capitán Chibcha organiza el ejercito, en sus
ojos se observa el reflejo de la preocupación, quisiera que su
ejército fuese mil veces más grande, pero sabe que es lo único
que tienen y deben de luchar con todo para no caer vencidos,
sus gritos militares revolucionan el valle, organiza el ejercito
en pequeños grupos que caminan altivos hacia lo que fue una
vez su territorio; un pequeño ejército que soportara un largo
157
viaje, de seguro muchos de ellos no llegaran a su destino, sa-
ben que el frio y el calor, la selva y el paramo se los tragaran
vivos, pero su alma y su corazón los impulsa a seguir adelante,
siguiendo orgullosos a su rey, quien guía a su pueblo y a su
ejército por el agreste paisaje, “Zaquesazipa” sabe bien que
sus pasos llevan la historia de la nación a la guerra, y que solo
peleando obtendrán la libertad y sus tierras.
Un joven rey y un pequeño ejército que busca la gloria de sus
antepasados y devolvérsela a las nuevas generaciones, un jo-
ven rey que quiere gloria para su pueblo, un joven rey que no le
teme a la muerte, un joven rey que hoy asume con propiedad el
destino de su pueblo y de su ejército, su paso es el mismo que
el de el emperador, rápido, furioso, orgulloso y sin descanso,
impulsado por su espíritu y juventud, lleva encima sus armas
como una extensión perfecta de su ser, de la aldea, sale un
pequeño ejército, entrenado para la guerra y para soportar
la crueldad del emperador, un ejército pequeño cuya alma es
más grande que las de diez mil hombres y que solo obedecerán
a su rey, “Zaquesazipa”. Antes de partir el príncipe llama a
“Saguanmachica” y lo lleva a un lado, donde le imparte una
orden crucial, la primera desde su asunción como rey del nue-
vo mundo, -¡ve y busca al mohán blanco y dile que los hombres
y los animales los necesitamos, que ha llegado el día para que
luchemos juntos, antes que nuestra arrogancia y la rivalidad
de nuestros pueblos nos lleve a la extinción definitiva de nues-
tras especies, solo sigue el “rio Funza”, sus aguas te llevaran
a él, nos veremos en la gran muralla imperial de “Teusaquillo”
en la noche del trigésimo día, nosotros resistiremos hasta tu
158
“EL ULTIMO GRAN CONDOR” La gran Alianza
llegada, nuestras lanzas y flechas resistirán el acero, pero no
serán suficientes para soportar las gigantes manadas de hom-
bres y su fuego infernal!, aunque “Saguanmachica” se opuso
a sus órdenes, entendió que este era su rey y debía de obede-
cer y partir pronto para cumplir con el encuentro, de esta ma-
nera el joven rey queda solo y sin su mentor, “Saguanmachica”
vuela raudas por el horizonte gris, ante la mirada confusa de
todos los que quedan allí, -¡adelante mis guerreros, ni un paso
atrás, siempre adelante, nuestro camino nos llevara al encuen-
tro de nuestro enemigo, nuestros pasos y nuestros cuerpos
sentirán el calor del infierno, nuestros ojos sudaran la sal y la
sangre de nuestra tierra y de los valientes que lo dieron todo
por nosotros; el miedo nos horrorizara y aniquilara nuestros
sentimientos, pero hoy no es el día para que el miedo haga
de las suyas, hoy marcharemos con fuerza y nuestro conse-
jero será nuestra valentía, hoy no caeremos rendidos ante lo
desconocido, hoy caminaremos al encuentro de un emperador
conocido por su tiranía y que será derrotado por nuestra lan-
za y su escudo, hoy será el día para caminar firmes y llegar
a nuestro destino, para esto fuimos señalados, para devolver
a nuestras familias y al nuevo mundo, la libertad de nuestras
tierras que nos fue robada; “por nuestros hi jos, y antepasa-
dos, por nuestros muertos, vamos por la gloria y la libertad!,
se escucha un altivo grito, un grito de gallardía y valor que
señala la ruta de un ejército pequeño pero capaz de destrozar
el escudo y la muralla de un malvado rey.
Cerca a la ciudad de oro, los vigías imperiales divisan desde lo
alto, un numeroso grupo de indios que se encuentran escondi-
159
dos, de inmediato el emperador envía a un grupo de soldados
para capturarlos pero “Guatavita” le suplica que los deje en
paz, ya que ellos son pacíficos e inofensivos, pero su lamen-
to de nada sirve y el malvado rey envía a sus hombres, -¡mi
señor no les haga daño, ellos son una tribu pacifica y noble,
ellos no tienen armas, solo viven y sirven a su dios!, exclama el
asustado indígena, -¡y porque he de dejarlos en paz cuando
me pueden ser útiles para sacar todo el oro de esa maldita
ciudad!, exclama el emperador, -¡acaso no me has dicho toda
la verdad!, pregunta de nuevo, pero el indio trata de disimular,
balbuceando respuestas negativas, -¡está bien indio, máten-
los a todos!, ordena a sus soldados, -¡No, no, por favor!, su-
plica “Guatavita”, -¡porque son tan importantes estos indios
para ti, acaso no temes por tu vida!, el indio guarda silencio,
mientras observa que los centauros y perros se dirigen hacia
la montaña donde están los indios, -¡no dejen a ninguno con
vida!, ordena el emperador, -¡no mi señor, espere por favor, le
diré toda la verdad!, suplica de nuevo, -¡alto!, grita el rey mal-
vado, -¡quienes son ellos!, el indio mira hacia la montaña donde
está la tribu, la misma que el protege y la misma que el gobier-
na, luego regresa su mirada hacia el emperador y con el alma
rota le confiesa toda la verdad, -¡ellos son mi familia y al igual
que yo, ellos también son guardianes de El Dorado!, calla por
un momento, y luego habla, -¡nadie puede llegar a la ciudad
de Chibchacun sin nosotros, ya que somos un portal mágico,
que abre el paso a la ciudad del Dorado, si estamos todos
unidos, entrelazando nuestras manos y espíritus, el portal se
abrirá permitiendo la entrada a “El Dorado”, yo soy el caci-
que del pueblo de “Sutatausa”, y nosotros fuimos for jados
160
“EL ULTIMO GRAN CONDOR” La gran Alianza
para llevar esta misión!, exclama el indio, -¡por favor no les haga
daño, si usted asesina a uno de ellos, la cadena se romperá y
el portal jamás se abrirá, nosotros somos los seres más viejos
del universo, ya que “Chibchacun” nos dio la vida eterna para
estar aquí, en esa gran montaña, permitiendo o prohibiendo el
paso hacia El Dorado!, termina el indio; el emperador mira al
indio y ordena a su ejército avanzar rápido y capturar a todos
los indios, -¡los quiero a todos vivos!, ordena el emperador.
Muy lejos de allí, “Tisquesusa” ordena a su ejército partir, una
voz en el fondo de su corazón le avisa que el momento ha lle-
gado, envía a un mensajero, rápido y leal, hacia las estribacio-
nes de la cordillera oriental, donde presume que se encuentra
“Bachata”, y solicitarle a Él, lo acompañe en la última cruzada
de las especies en contra del emperador; el joven cacique par-
te con un nutrido grupo de indios y animales, feroces solda-
dos, cuya única consigna es la libertad, sus garras y manos
empuñan nuevas y mejores armas, capaces de resistir la des-
carga maldita de mil cañones; “Tisquesusa” viste sus mejores
prendas de algodón las cuales están pintadas con hermosas
figuras geométricas de color ocre, también lleva una hermosa
diadema de oro, además de brazaletes y tobilleras en oro que
lo diferencian del resto de los seres que lo acompañan; antes
de partir se arrodilla mirando hacia el cielo, es imitado por to-
dos sus guerreros, allí declama orgulloso, valientes palabras
que alienta el clímax de sus soldados -¡ha llegado el momen-
to de partir, atrás dejamos los malos recuerdos, los miedos y
nuestras familias, partiremos a lo incierto, a un viaje sin regre-
so para muchos, partiremos a la guerra, seguros de que vence-
161
remos al mal y que nuestra victoria alentara a nuestros hi jos y
familias a continuar el viaje que hoy iniciamos, porque tal vez,
ninguno de nosotros regresemos…..por “Chibchacun” y por
“Zaquesazipa”, hasta el final!, todos gritan confiados de que
esas palabras de valor blinden su alma para siempre.
Pronto la tarde acaece dando paso a una densa niebla carga-
da de frio, los soldados del emperador rodean la monumental
montaña en forma de mesa cuadrada cuyos precipicios son
altos y mortales y solo se puede acceder a su cima por un ca-
mino estrecho e inclinado, pronto los guardias suben el cami-
no sin recibir ningún tipo de resistencia; una vez en la cima los
guerreros tratan de rodear a los nativos, quienes se encuentra
asustados y no hacen nada para huir, desde la parte baja el
emperador ordena a un capitán rodearlos y llevarlos ante él,
antes de que anochezca; en el intento de capturar a los indios,
dicho capitán de tez amarilla, ordena a sus hombres atrapar a
los indios, sin dejar de apuntar sus armas, mientras el cuervo
llega por la retaguardia, -¡quietos y no les pasara nada¡, grita
el capitán a los cerca de mil indios entre hombres, mujeres, ni-
ños y ancianos, estos se abrazan, se escuchan miles de lamen-
tos, millones de lagrimas sofocan la esperanza moribunda de
los indios, todos en absoluto lloran, ruegan a Chibchacun por
sus almas, piden a él, que los cuide y los guie en su viaje al mas
allá; a cada paso de los soldados por intentar acercarse a los
indios, estos retroceden hacia el peligroso abismo, “Guatavi-
ta” trata de de gritar a su familia, para advertirles del riesgo
que corren pero es castigado por los hombres del emperador;
desde la cima, su hermana y su sobrino, observan aturdidos el
162
“EL ULTIMO GRAN CONDOR” La gran Alianza
salvaje episodio contra su líder, rápidamente ella corre hacia
la orilla, donde exclama a todo pulmón, -¡hermanos este es el
día que tanto nos hablaban nuestros antepasados, nos ha lle-
gado la hora, y segura de que la barca celestial nos llevara de
regreso en nuestro largo con Chibchacun, debemos enfrentar
nuestro destino y no permitir que estos salvajes, acaben con
nuestro mundo¡, grita la mujer, mientras el cuervo y sus secua-
ces tratan de tomar a los indios por la espalda, -¡por nuestro
pueblo y nuestros antepasados, muerte, muerte, antes que
ser esclavos!, grita la valiente mujer, luego se lanza al vacio,
entregándose a los brazos del dios del cielo y el universo, su
caída al vacío de doscientos metros es inevitable pero valien-
te, la templada mujer se aferra de las alas de un ave negra y la
arrastra al vacio con ella, el emperador grita -¡no!, pero es de-
masiado tarde, su acto heroico es imitado por su hi jo, por las
mujeres, los niños y los ancianos, todos en general, mil almas
se lanzan al vacio, muchos fueron tomados por las garras de
las aves, pero los aborígenes logran destrabarse, otros más
fueron agarrados por los soldados, pero logran liberarse; el
emperador y sus hombres no pueden impedir el suicidio co-
lectivo de mil indios valientes, ni siquiera su líder “Guatavita”
quien se lamenta profundamente por no evitar la tragedia,
de inmediato su alma es maldecida por el emperador quien lo
condena a vivir con ese tormento por toda la eternidad, nada
pudo hacer el emperador quien frente a sus ojos , vio como
uno a uno y mil veces más, se esfuma el sueño codicioso de la
gran ciudad, se lamenta reiteradamente, golpea al cacique y
único sobreviviente, -¡tú me darás esa ciudad, cueste lo que
me cueste!.
163
En el abismo de la celosa montaña queda sepultado el sue-
ño de un gran pueblo cuya cultura es única, nadie pudo ha-
cer nada, su amor propio por su vida y su legado, los obligo
a tomar la fatal decisión, en esa montaña mil “Sutatausas”
murieron y con ellos también murió su gran secreto, solo que-
da un sobreviviente que será forzado a vivir cuando lo único
que desea es morir, Según los hechiceros del emperador, esa
montaña y el valle que la rodea, es el mismo “Dorado” ya que
la magia es poderosa y se resiste a salir del lugar, mientras tan-
to los soldados tratan de buscar sobrevivientes pero todos
están muertos; el rey ordena levantar el campamento y buscar
centímetro a centímetro el famoso “Dorado”.
Durante días sin comida y sin descanso, buscan sin resultado
por todo el valle, el emperador usa su magia y esta es repe-
lida por el extraño poder que yace en las entrañas del lugar,
finalmente el rey malvado decapita a uno de sus hechiceros,
mientras tanto en la ciudad amurallada el general rojo, no sabe
nada de su hermano y se encuentra preocupado por lo que
le pueda pasar, así que decide sin su consentimiento salir en
busca de él, llevando con él , la mitad del gigantesco ejercito
y delegando a un hombre de su confianza, el mando del res-
tante que resguarda la ciudad y otras ciudades más peque-
ñas. Con diez mil hombres, el general rojo parte a buscar a
su hermano guiado por uno de los indios capturados y quien
tiene al parecer una remota idea del paradero del emperador,
su paso es rápido lleva consigo gran parte de la caballería por
tratarse de una emergencia, lleva también un nutrido grupo de
fusileros y cañoneros que disponen sus armas en improvisa-
164
“EL ULTIMO GRAN CONDOR” La gran Alianza
das carretas haladas por los caballos; el general rojo sabe que
su subordinación le costara la muerte, aunque lo único que
quiere es ayudar a su hermano, al igual que a “Zaquesazipa” y
“Tisquesusa”, el general rojo deberá hacer un viaje largo y pe-
ligroso con la confianza plena de que nada pasara en la ciudad
imperial en su ausencia.
165
´Zaquesazipa rodea la Ciudad Amurallada ´
X
166
“EL ULTIMO GRAN CONDOR” La gran Alianza
167
¡Durante veinticinco días largos y angustiosos, “Zaquesazipa”
atraviesa el nuevo mundo para llegar a la antigua capital de los
chibchas, en su intento muchos soldados, perecieron y otros más
renunciaron, esto no disminuyo la moral de los guerreros que están
dispuestos a luchar en contra del enemigo!, recorrió sin descanso
ciento de millas a través de todo tipo de geografías y junto con su
hombres resistió el clima y su adversidad; luego de la muerte de
los mil “Sutatausas”, la tierra fue afectada por una tormenta cruel
que se prolongo por veinte días que inundo buena parte de la sa-
bana, dejando a la ciudad amurallada restringida a un solo acceso,
los cultivos y la tierras fértiles fueron ocupadas por las aguas,
las montañas dejaran caer desde sus cimas gigantes avalanchas
que bloquearon los caminos incomunicando a las ciudades con el
puerto, al parecer “Zaquesazipa” al enterarse de la muerte de los
“Sutatausas” maldijo en mil lenguas la mala acción de su enemigo
y obligo a su padre a anegar toda la sabana e imposibilitar la vida
en ella, buena parte del territorio Chibcha sufrió las consecuen-
cias, en especial el ejército imperial que está sufriendo a causa
de que no tienen reservas de alimentos, esto los obliga a bajar la
guardia y buscar alimento en el exterior de la ciudadela.
“Zaquesazipa” llega en el día veintincinco de los treinta que
el dispuso para el ataque, dejando atrás los duros bosques
andinos y encontrando frente a él, la gigantesca ciudad amu-
rallada rodeada de agua y con un solo acceso, junto con sus
capitanes y generales estudia el lugar e idea un plan, su es-
trategia es sencilla utilizara el humedal, para llegar a la ciuda-
dela, ya que no tiene muralla, será peligroso pero es el único
acceso a la ciudad, pero para que el plan funcione, deberán
168
“EL ULTIMO GRAN CONDOR” La gran Alianza
de crear una distracción para llamar la atención de los guar-
dias del castillo y obligarlos a salir, una vez definida la primera
parte del plan “Zaquesazipa” entrara por sorpresa a la ciudad,
usando el humedal, una vez adentro atacara al ejército imperial
y desde adentro podrán abrir las puertas de la ciudadela al
resto del ejercito que llegara con “Saguanmachica”, es un plan
arriesgado y deben de actuar rápido y sin errores, acamparan
en las montañas que rodean la Sabana, desde allí podrán di-
visar con perfección todos los movimientos de la ciudad, “Za-
quesazipa” ordena a sus hombres descansar lo suficiente, ya
que en la mañana, en la puesta del sol, el ejercito se dividirá en
dos y deberán tomar caminos diferentes para rodear la mon-
taña y así empezar a llevar a cabo el plan.
Antes de ir a dormir “Zaquesazipa” se reúne con sus capita-
nes y entrega a cada uno de ellos misiones especiales, como
es el caso de “Tabio” el más experimentado y veterano guerre-
ro Chibcha quien guiara el grupo distractor, lo acompañara
“Yacopi” y sus 65 osos de anteojos, grandes y fuertes, ca-
paces de derribar de un golpe la pared de la ciudadela, por
su parte “Cajica”, y “Suta” el majestuoso jaguar negro entra-
ran a la ciudadela junto con “Zaquesazipa” y “Chingaza” con
su escuadrón de cóndores apoyaran a las fuerzas en tierra.
“Zaquesazipa” planea cada movimiento durante horas, casi
no durmió, analiza cada detalle y estudia con absoluto rigor
un posible fracaso y tener bajo la manga, un plan alterno que
pueda evitar los desastres que se puedan presentar, enton-
ces cambia mil veces de tácticas pero siempre prefiere el plan
inicial, es normal que el joven hiciera esto, como todos los sol-
169
dados de su ejército está ansioso, no quiere defraudar a su
pueblo con una derrota.
-¡Amigos y soldados de la gran alianza, está por llegar el momento
de la batalla, debemos estar seguros de lo que vamos a hacer cada
uno en el frente de batalla, mañana no podemos cometer errores,
cuando tenemos a la muerte como nuestro peor enemigo!.
-¡En el trigésimo día, por el sol poniente, aparecerá “Saguan-
machica” con un poderoso ejército que igualara las cargas, por
ahora debemos soportar su ventaja que es superior, somos
muy pocos pero más fuertes que nuestro enemigo, debemos de
aguantar y en el trigésimo día cuando el sol aparezca, Saguan-
machica y el Mohán blanco, igualaran la diferencia y tendremos
una lucha cuerpo a cuerpo, debemos de aguantar y resistir con
todo nuestro coraje a los enemigos, seguros de que “Saguan-
machica” no nos fallara!, exclama el joven príncipe.
-¡Ahora mis amigos descansen para que sus ojos divisen ma-
ñana con exactitud cada movimiento de nuestros enemigos!,
“Zaquesazipa” calla por un momento y de nuevo les habla,
-¡mañana nos dividiremos y ocuparemos posiciones estratégi-
cas, lleven lo necesario, permaneceremos ocultos hasta que la
señal nos indique el momento del ataque!, se levanta del circu-
lo y se despide de sus lugartenientes, retirándose a un claro
para tomar un merecido descanso.
“Tisquesusa” marcha de noche tratando de sortear los desas-
tres que dejo el fuerte vendaval, avanza sin rumbo ya que él y
170
“EL ULTIMO GRAN CONDOR” La gran Alianza
sus hombres desconocen el lugar, se detiene para analizar la
situación y entiende que se ha extraviado del camino y que sin
aves que lo orienten en la selva será difícil recuperar el camino
para unirse al príncipe, su preocupación es enorme quiere salir
de allí pero no puede, sus guerreros están exhaustos por la
larga caminata, al parecer han recorrido toda la noche la ma-
nigua entera en busca de la ruta correcta, decide entonces
descansar en ese lugar y levantar un campamento base y en-
viar en la mañana varios grupos de soldados que hallen una
salida de la selva, sin más remedio que el descanso, enciende
el fuego para calentar los húmedos cuerpos de los guerreros,
el silencio en la espesura contrasta con la preocupación de
“Tisquesusa” que se mortifica al no estar al lado de su rey y se
enfada consigo mismo, y se acusa por haber dejado solo y a la
deriva a “Zaquesazipa”
Fue antes de la media noche mientras Tisquesusa y sus solda-
dos duermen, cuando un furtivo grupo, asalta el campamento
tomando por sorpresa a cada uno de los agotados viajeros,
las armas aceradas apuntan sin piedad sobre las cabezas y
pechos de los guerreros, nadie puede hacer nada, la reacción
es lenta y tardía, tratan de evitar la emboscada pero la ven-
taja del siniestro enemigo es absoluta, “Tisquesusa” y “Ten-
jo”, tratan de oponerse, pero el filo de una lanza los obliga a
tomar asiento y obedecer, -¡no muevan ni un musculo!, replica
el oscuro asaltante, -! de lo contrario se arrepentirán!, refirió
de nuevo; “Tisquesusa” trata de ver el rostro de los hombres
pero le es imposible, la penumbra es total, le pregunta en va-
rias ocasiones -¡quienes son ustedes! pero la figura siniestra
171
no responde, “Tisquesusa” y sus hombres son llevados jun-
to a un gran árbol, donde son puestos de rodillas, el joven
“Chibcha” teme lo peor y por segunda vez en la misma noche,
se arrepiente de haber tomado el camino equivocado, quie-
re reaccionar tratando de zafarse de su enemigo, entonces le
habla al oído a “Tenjo”, -¡cuántos hombres son!, -¡tal vez trein-
ta o cuarenta!, contesta el capitán, -¡a mi señal, los atacamos
para quitarles las armas y damos la señal de alarma para que el
ejercito despierte!, exclama “Tisquesusa” -¡si mi señor!, al lugar
llegan más hombres armados con arcabuces y lanzas que se
apostan entre los árboles para capturar a otros soldados que
aun duermen.
-¡Vamos con todo!, grita “Tisquesusa”, su orden abre el paso
a la monumental batalla campal, en medio de la horrible os-
curidad los golpes sin destino, van y vienen, “Tisquesusa”
derriba a muchos pero más hombres le llegan por la espalda
para tratar de contenerlo, de nuevo el joven guerrero saca de
combate a sus adversarios y justo cuando pretende tomar el
arma de uno de sus enemigos, este es sorprendido por la es-
palda, su cuello es amenazado por una daga que es empuñada
fuertemente por un misterioso hombre, -¡quieto o te mueres!,
exclama el hombre, “Tisquesusa” trata de girar su cuerpo
pero el puñal se incrusta más en su cuello, -¡quieto o pagaras
caro con tu vida!, Tisquesusa trata de reconocer la voz y gira
su cuerpo, pero el puñal lo detiene, -¡te dije que no hicieras
nada!, el joven cacique reconoce la voz, -¡Bacata eres tú!, el
siniestro personaje retira su cuchillo del cuello y rodea a “Tis-
quesusa”, !si soy yo!, quien eres tu pregunta “Bacata” -¡Soy
172
“EL ULTIMO GRAN CONDOR” La gran Alianza
yo, “Tisquesusa”, tu sobrino!, “Bacata” se acerca al cacique
para reconocerlo, un leve reflejo de la luna revela su cara, -¡soy
yo, tu sobrino Tisquesusa!, ¿que haces aquí?, pregunta el ca-
cique “Bacata”, -¡dejen a estos hombres en paz, es mi sobri-
no Tisquesusa!, la orden es cumplida obedientemente, -¡para
dónde vas Tisquesusa!, exclama “Bacata” -¡estoy perdido en
esta selva, debo salir pronto de aquí, debo de reunirme con
Zaquesazipa para atacar la ciudad imperial!, -¡pero la ciudade-
la esta sola, estamos siguiendo al emperador que va rumbo al
Dorado!, “Tisquesusa” se sorprende con lo que le dice su tío,
-¡pero cómo es posible que el emperador deje su capital sola y
vaya a buscar una ciudad secreta que nadie conoce!, -¡es posi-
ble, está con él, Guatavita!, -¡Guatavita!, exclama confundido
“Tisquesusa”, -¡si el muy maldito nos ha traicionado!, refiere
enojado “Bacata”, -¡hace semanas que perseguimos al empe-
rador y este ha descuidado totalmente sus defensas, es cues-
tión de tiempo para que lo ataquemos!, -¿Bacata como salgo
de esta selva?, pregunta “Tisquesusa”, -¡es hora de que pelee-
mos juntos y acabemos con el emperador!, exclama “Bacata”,
-¡no puedo dejar solo a Zaquesazipa, debo partir pronto con
mi ejercito hacia la sabana y apoyarlo!, “Bacata” calla y lue-
go exclama -¿Zaquesazipa el supuesto hi jo de Chibchacun?,
¡el dios que renuncio a su pueblo y que se marcho lejos y que
ahora envía en su lugar a un niño a luchar una batalla contra
un enemigo que es superior a ese supuesto dios!, -¡debo leal-
tad a él y a Chibchacun, así tu ya no otorgues el respeto que
ellos merecen!, -¡querido sobrino esta es tu guerra y yo ten-
go la mía, ambos estamos luchando contra un enemigo común,
unamos nuestras fuerzas y luchemos juntos y dejemos que el
173
tiempo decida sobre lo que debemos hacer!, exclama “Baca-
ta”, -¡pero tío no puedo dejar solo a “Zaquesazipa” le hizo un
juramento sagrado, de que nunca lo dejaría solo y que lo pro-
tegería con mi vida!, -¡sobrino estas muy lejos de la sabana y
tal vez sea tarde para tu amigo si deseas enviare mensajeros
para que le avisen que estás conmigo, si esa es tu preocupa-
ción! Replica “Bacata” -¡Tisquesusa esta es la oportunidad
de acabar con nuestro enemigo, está en nuestras manos y no
lo podemos dejar escapar, oportunidades como esta, no son
de todos los días!, refiere el viejo cacique, luego de un largo si-
lencio, “Bacata” exclama finalmente a “Tisquesusa”, -¡esta es
la última oportunidad de nuestras vidas y de nuestro pueblo
,necesito que me apoyes, unidos somos más fuertes y somos
un solo ejercito , tu pueblo te necesita y yo te necesito sobri-
no!, exclama “Bacata” luego de un silencio y de tanto pensar,
“Tisquesusa” acepta, -¡está bien, te apoyare, pero debes de
prometerme que ayudaras a “Zaquesazipa”¡ , Bacata discrepa
pero también acepta mirando a su sobrino fi jamente a los ojos,
-¡está bien luchare a su lado pero nunca aceptare a Chibcha-
cun como mi Dios y entiende bien, que te apoyo a ti, pero no
quiere decir que apoye a “zaquesazipa”, te respaldare hasta
el final pero no me pidas que siga a este muchacho, renuncie a
Chibchacun y también renunciare a todo lo que venga de el!,
replica “Bacata” -¡luchare hasta el final y peleare hombro a
hombro contigo y si es el caso moriré por ti y solo por ti, no me
pidas nada mas, “Tisquesusa”; ahora muchacho descansemos,
mañana la travesía sera dura y debemos de recuperar toda la
energía posible, el futuro es incierto mas no nuestro destino!.
-¡descansemos Tisquesusa, en unas horas marcharemos tras
174
“EL ULTIMO GRAN CONDOR” La gran Alianza
el emperador, este es un enemigo muy peligroso y difícil de
vencer, tenemos más de 5 mil lanzas y garras que no serán su-
ficientes pero el valor de mis guerreros y de los tuyos, supera
a las tropas imperiales!
En la mañana, “Zaquesazipa” parte hacia la Sabana, toman-
do una serie de atajos que lo llevan hacia el humedal donde
tomara posiciones estratégicas para el ataque, lo mismo hace
“Tabio” quien toma el camino contrario y rodea la montaña
para llegar por el bosque al camino de acceso de la ciudade-
la; el entusiasmo y el valor se reflejan en los guerreros de la
gran alianza, pese a la ansiedad por lo desconocido, sus ojos
brillantes deseosos de libertad quieren luchar ya; en su tra-
vesía, el joven príncipe pide a su padre ilumine a cada uno de
los guerreros de la libertad y les conceda la fuerza necesa-
ria para que sostengan la espada y la lanza cuando reciban
la descarga del ejército enemigo, “Zaquesazipa” sabe que en
sus guerreros esta el espíritu capaz de derrotar al oscuro rey .
“Tisquesusa” se desliza con agilidad por la pendiente evitan-
do ser descubierto, de acuerdo al plan, el tendrá preparados
a sus guerreros para el anochecer y dar inicio al ataque, sus
hombres y guerreros animales sienten cerca el combate, el
tambor de la guerra vibra en sus corazones casi no les deja
respirar, sus manos expelen el sudor frio que solo puede con-
tener el azufre del mal, saben que pronto combatirán al hom-
bre más poderoso del mundo, el hombre que dice ser dios y se
adora a sí mismo, los guerreros de la alianza final saben que su
voluntad y orgullo sobrepasa la montaña más alta y que co-
nociendo su maldad, hoy no le temerán y así como de niños
jugaban a derrotar al emperador, hoy más grandes y fuertes,
175
desean vencer a su enemigo, así este supere con su magia, las
fuerzas letales de la naturaleza, los jóvenes guerreros buscan
castigar a un hombre malvado que justifico su vida creyendo
ser un dios, un dios hombre tan mortal como otro, pero con el
poder de engañar y matar; un hombre poderoso al cual medio
mundo lo sigue por temor y el resto del mundo no se atreve a
seguirlo por miedo, un hombre cuyos poderes superan a to-
dos los hechiceros del universo, un hombre poderoso que no
es dios, un hombre común y corriente poseedor de un ejército
de cien mil hombres, demonios y animales que destruyen todo
a su alrededor y ahora después de tantos siglos, un grupo de
fieles guerreros fruto de la gran alianza entre indios y anima-
les, están a punto de ingresar al santuario del perverso rey
negro, un grupo pequeño de guerreros cuyo coraje supera
todo lo imaginable, dispuestos a entregar su vida por su tierra
y por su nuevo rey.
En medio del bosque y con la dificultad de la geografía y el
agua, “Zaquesazipa” llega a las fronteras de la ciudadela, logra
entrar al gran humedal, utiliza camuflaje natural obtenido de
la espesa flora; él y sus hombres se sumergen por completo
en las aguas, nadan silenciosamente para llegar muy cerca a la
ciudadela y esperar el momento de la orden de ataque.
Por su parte “Tabio” y “Yacopi”, corren a toda prisa por la
montaña atravesándola horizontalmente, su recorrido es más
largo pero no tan peligroso como el del joven rey, es un re-
corrido de varias horas, logran pasar el bosque sabanero, el
cual está cubierto por una abundante niebla que impide que
176
“EL ULTIMO GRAN CONDOR” La gran Alianza
los guardias vean más allá de las murallas, todo marcha bien
de acuerdo al plan, “Tabio” y sus guerreros se ubican estra-
tégicamente a la espera de la voz de “Tabio” que de inicio al
ataque.
“Zaquesazipa” y sus fieros guerreros esperan la señal precisa
para atacar, solo hablan lo necesario procuran que su movi-
mientos sean lentos y suaves para no delatar su presencia en
el lugar, el joven príncipe esta pensativo, ve en sus guerreros
la fidelidad extrema de su raza pero sabe que son muy pocos
para enfrentar al enemigo, mas sin embargo mira a sus hombres
y les sonríe, quiere darles confianza y valor, ya que él sabe, que
esta incursión es una misión suicida; no lejos de allí ,entrando
por el norte, “Sagipa” comanda un ejército enorme de aves e
indios, es cuestión de horas para llegar a la ciudad amurallada
y tal como le había solicitado el joven cóndor, había logrado
conseguir en el menor tiempo, un ejército dispuesto para la
guerra, su paso es rápido y es antecedido por una fuerte bo-
rrasca que impide ver al frente, cerca de mil guerreros a pie y
otro tanto igual de aves de gran tamaño, provistos de armas
y un espíritu fuerte y combativo, marchan firmes, su valor y
su fe provee toda la fuerza necesaria para avanzar, “Sagipa”
encabeza el ejercito que está conformado por jaguares, dan-
tas, pumas, tigrillos, faras, cusumbos, cóndores, águilas entre
otros, un ejército que ayudara a Zaquesazipa a vencer a los
soldados imperiales.
“Zaquesazipa” espera pacientemente el momento para atacar,
en ese lapso de tiempo, piensa en todo lo que le ha pasado,
177
los bellos y buenos momentos con sus amigos que contras-
ta con el sufrimiento de su pueblo, muchos recuerdos pasan
por su cabeza, trata de disipar el tiempo recordando hasta el
más efímero sentimiento, una extraño emoción que inunda su
alma y que solo busca una sola cosa, libertad para su pueblo,
y será justo en ese momento, donde el joven dará el primer
paso para lograrlo.
“Zaquesazipa” y sus guerreros pasan varias horas sumergidos
en el humedal, hunden su cabeza en muchas ocasiones para no
ser vistos por los guardias apostados en las garitas que vigilan
la ciénaga, sus cuerpos están agrietados por el agua, llevan
mucho tiempo allí y justo cuando la tarde termina, la fuerte bo-
rrasca llega a la ciudadela, por poco y obliga a Zaquesazipa a
abortar el ataque ya que el nivel del agua aumenta demasiado
y cubre por completo a los guerreros; dicha tormenta se pro-
longa por tres horas interminables e infernales, era como si
la naturaleza a merced del emperador, aplazara el ataque de
los rebeldes y pese a esta mala jugada del agua, “Zaquesa-
zipa” y sus guerreros se mantienen inmóviles, expectantes al
momento del ataque, luego el frio consume los huesos de los
guerreros sumergidos, los mosquitos e insectos desesperan a
los rebeldes pero pese a lo anterior se mantienen firmes.
Pronto el sol se oculta y “Zaquesazipa” está preocupado por
el grupo de soldados al mando de “Tabio” que no aparecen
por el camino de entrada a la ciudadela, el joven príncipe está
desesperado y decide avanzar unos metros más, sus compa-
ñeros lo imitan, todos ellos están a una distancia prudente
178
“EL ULTIMO GRAN CONDOR” La gran Alianza
de la muralla, lejos del alcance de los cañones, “Zaquesazipa”
toma posición y espera la señal; en el horizonte, los guerreros
casi quinientos se alinean en perfecta fila, “Tabio” organiza el
ejercito en comandos pequeños que deberán de tomar el ca-
mino de acceso a la ciudadela, los guardias imperiales los avis-
tan y dan la alerta, -¡Nos atacan, nos atacan!, el revuelo en la
ciudad es general, alistan en minutos todas las armas, cargan
los cañones, preparan la munición necesaria para repeler a los
enemigos, un alto oficial humano organiza la artillería en va-
rias divisiones, cañones y arcabuces serán la primera línea de
defensa, los arqueros con sus flechas se ubicaran en la par-
te baja, esperando la orden de expulsar sus saetas en llamas
que buscaran surcar el cielo azul para impactar por millares a
los guerreros de la alianza; una tercera línea conformada por
cerca de cinco mil hombres armados con espadas, escudos y
lanzas, se constituye en el grupo de infantería que saldrá por
la puerta para enfrentar a los sobrevivientes de la descarga
de la artillería, se erige finalmente la caballería con mil jinetes
y mil feroces perros, todos ellos envenenados por la magia del
emperador.
Uno a uno, los guerreros de la gran alianza concentran toda
su energía en el momento del ataque, elevan desde su cora-
zón una sagrada plegaria por su familia, sus amigos y su tierra,
lo mismo hacen sus compañeros de escuadra, quienes luego
se abrazan, estrechan sus manos y hasta mensajes póstumos
envían a sus familias por si llegan a morir en el combate; la no-
che llega, el castillo entero y sus murallas se iluminan con miles
de antorchas, los arqueros encienden sus flechas y realizan
179
un primer anuncio de su poder letal, miles de saetas encien-
den el oscuro cielo, es como si millones de estrellas fugaces se
desplomaran del cielo, los rebeldes tratan de retroceder pero
“Tabio” y sus palabras de coraje, detienen el temor de los gue-
rreros, -¡No sientan miedo hoy, debemos enfrentar a la muerte
y verla directamente a los ojos, hoy debemos luchar ya que ma-
ñana será tarde; hoy no teman pues mañana, y cientos de días
más, serán igual a este, pero hoy no es el día para tener miedo,
hoy es el día para luchar y hacer frente a nuestro enemigo, hoy
veremos a la muerte a los ojos y lucharemos contra ella, desde
el cielo y la tierra, nos lanzaran flechas y truenos mortales y
nos causaran la muerte pero hoy no es el día para tener miedo!,
-¡Resistan!, exclama una y otra vez el capitán; las flechas caen
cada vez más cerca de los guerreros y los hace retroceder,
-¡Aguanten!, grita de nuevo “Tabio”, -¡Aguanten!, -¡Firmes!.
En el humedal, “Zaquesazipa” junto con sus hombres, se dirigen
hacia la ciudadela, pero uno de sus guerreros se alarma al ver a
lo lejos, a un extraño grupo de luces que llegan por la retaguar-
dia de Tabio, sin que este se dé cuenta, -¡mi señor, algo extraño
está llegando por la espalda de “Tabio”!, ¡los van a atacar mi
señor!, ¡estamos perdidos!, gritan los guerreros, “Zaquesazipa”
observa el conjunto de luces que corre a toda prisa a donde se
encuentran sus guerreros, -¡Pero qué es esto!, -¡No lo sé señor!,
le contesta “Cajica”, -¡Señor es “Sagipa” y su ejército!, -¡No
lo puedo creer!, exclama el príncipe, la confusión reina en la ciu-
dadela tienen un ejército peligroso listo para invadir la muralla,
el oficial humano, envía la infantería a las afueras del castillo, or-
dena además una segunda descarga, esta vez con los cañones
180
“EL ULTIMO GRAN CONDOR” La gran Alianza
y las catapultas, -¡Fuego!, grita el agitado oficial, en el otro lado
del campo de batalla, Sagipa estrecha el brazo de Tabio, -¡mi
señor, quinientos soldados se unen a sus guerreros, están pre-
parados para seguir sus ordenes!, refirió “Tabio”, -¡Envía a tus
hombres al flanco izquierdo y espera a que nos envíen todo su
fuego y luego atacamos mientras cargan de nuevo sus armas!,
-¡Si señor!, “Tabio” ordena a las dantas, los osos y los jaguares
ir adelante y atacar a los hombres a pie, los demás subirán por
las paredes, -¡Daremos tiempo a “Zaquesazipa” para que actúe
adentro y abra las puertas de la muralla!, -¡A mi voz, atacaremos
rápido y sin vacilación y no importa cuántos caigan a nuestro
lado, no importa que nos hieran, seguiremos de frente, sin ti-
tubear y sin mirar atrás, siempre adelante, empuñaremos nues-
tras armas con todas nuestras fuerzas, porque hoy venceremos
al mal, sin importar como!, grita altivo el gran “Sagipa”, -¡Por
Zaquesazipa y Chibchacun, muerte, muerte, muerte!, miles de
voces al unísono gritan -¡Muerte al emperador!, luego sus ar-
mas golpean el suelo, y su sonido uniforme retumba por toda la
sabana, los corazones del enemigo temen por lo desconocido,
-¡Muerte, muerte al emperador!, grita una vez mas “Sagipa”;
pronto el oficial humano grita fuego, una descomunal descarga
de pólvora, centellas, rocas y cohetes, surcan el cielo y caen
sobre la alianza, causando muchas bajas, -¡Resistan, no impor-
ta que la muerte cobre la vida de su compañero, resistan!, grita
“Tabio”, -¡Firmes, firmes!, grita “Sagipa”, mientras sobre su ca-
beza pasa muy cerca los meteoritos encendidos del enemigo.
Fueron cerca de veinte minutos de intenso fuego, dejando un
saldo de muchos muertos y heridos, pero el valor de los gue-
181
rreros no decae, “Sagipa” empuña su lanza y se hace al fren-
te del ejercito, con profundas palabras anima a sus hombres
para que marchen hacia la muralla, -¡Por Zaquesazipa y por
nuestros hi jos, al ataque!, “Sagipa” gira su cuerpo, levanta su
lanza y corre veloz, es seguido por “Tabio” y “Yacopi”, los feli-
nos los sobrepasan y se colocan al frente, los pesados osos y
las dantas estremecen las aguas que inundan la sabana, pron-
to todo el ejercito de las especies corre hacia la muralla, el
coronel del emperador, ordena a los arqueros, preparar sus
flechas, -¡Fuego!, muchas saetas impactan los cuerpos de los
guerreros, pero ello no trunca su paso veloz y por el contrario,
corren más rápido, una segunda ola de flechas sale de la mura-
lla y logra dar de baja a muchos guerreros pero como sucedió
anteriormente, la mayoría de los guerreros corren veloces, ya
tienen en frente a la infantería imperial, la voz marcial de un ca-
pitán ordena a sus hombres cargar los arcabuces, -¡Apunten,
preparados, fuego uno!, muchos caen heridos de muerte, de
nuevo la voz del oficial ordena, -¡Apunten, preparados, fue -
go dos!, mientras que los arcabuceros del fuego uno cargan
los rifles, de nuevo mueren muchos guerreros, pero esto no
asusta a los cientos de guerreros que se abalanzan sobre el
potente ejercito de infantería, el choque de los dos ejércitos
produce un fuerte temblor, gritos de odio y terror, se confun-
den con el choque de las espadas y las lanzas, mientras tanto
“Zaquesazipa” aprovecha la oscuridad y el desconcierto del
ataque, para lograr salir del agua, enfrenta a los primeros
incautos soldados imperiales, lo mismo hacen sus guerreros
que aprovechan la sorpresa para dar un fuerte golpe a la tro-
pa acantonada en el interior; de acuerdo a lo planeado “Za-
182
“EL ULTIMO GRAN CONDOR” La gran Alianza
quesazipa” lleva a cabo una segunda batalla, -¡Adelante mis
guerreros, no importa que sean más fuertes y poderosos que
nosotros, también son mortales!, exclama “Zaquesazipa” quien
se enfrenta a tres acorazados hombres; en el exterior de la
muralla, otra es la historia, “Sagipa” emplea toda su fuerza
para vencer la férrea defensa de la infantería, que es apoyada
por los arqueros desde lo alto de las paredes, -¡Tabio, ataca a
los arqueros, nos están acribillando!, rápidamente organiza un
grupo de guerreros diestros en el arco y la flecha y con suma
disciplina y puntería reducen gran parte de los arqueros; en
el interior “Zaquesazipa”, y “Cajica”, se abren paso por entre
las columnas de soldados, seguidos de cerca por los guerre-
ros, muchos de ellos quedan atrás muy maltrechos pero pese a
sus lesiones siguen combatiendo, “Zaquesazipa” desea a toda
costa llegar a la puerta, pero encuentra mucho resistencia que
le impide hacerlo; los primeros cien guerreros de la gran alian-
za logran llegar a la pared pero son recibidos por el arcabuz de
los hombres apostados en la muralla, “Tabio” ordena dar inicio
a la segunda parte del plan, el ataque aéreo, el indio emplea la
señal que avisa al resto de las fuerzas, iniciar el combate, las
aves entre águilas y cóndores alzan el vuelo llevando en sus
garras pesados artefactos de piedra y metal, se dejan caer
sobre el peligroso acantilado, es tal el peso que llevan que
caen al vacio en picada, pero la fuerza de sus alas y el coraje
que blinda su corazón, las impulsa hacia arriba para planear
con perfecta sincronización hasta la ciudad amurallada, su
objetivo, acabar con todos los hombres que escupen fuego,
pero son detectados de inmediato por el enemigo, que ya pre-
para los mortales cañones para derribarlos.
183
“Zaquesazipa” lucha con toda su fuerza igual que sus guerre-
ros, todos sin excepción enfrentan a cuatro o cinco soldados
imperiales y en la mayoría de ocasiones salen muy mal libra-
dos, “Cajica” ve con preocupación la disminución del ejercito,
reorganiza el grupo y emplea los escudos como defensa para
abrirse paso, mientras que “Zaquesazipa” continúa luchando
en la mitad de la ciudadela, el coronel imperial ordena a la ca-
balleria que está adentro desenfundar sus lanzas para matar
a los invasores; afuera la situación no es la mejor, hay muchos
muertos y “Sagipa” no logra penetrar las defensas de la in-
fantería; “Yacopi” se asusta tanto al ver la masacre fatal de
sus guerreros que piensa en ordenar la retirada, “Sagipa” le
grita sosteniendo en su mano la lanza manchada con sangre.
-¡Firmes, firmes, resistan un poco más!, sus palabras actúan
con valor al horrorizado cacique, quien junto con un grupo de
osos se dirige hacia la puerta y apoya a otros guerreros que
se encuentran en clara desventaja.
El escuadrón aéreo toma vuelo y se dirige hacia las murallas,
son recibidos por el fuego antiaéreo de los cañones que divi-
de el compacto escuadrón, un segundo fuego ataca a las aves,
provocando bajas considerables, esto no amedranta al grupo
que se dirige en clavada, fi jando sus garras hacia adelante,
bastaron pocos segundos para que el ataque aéreo desverte-
bre el flanco poderoso de arcabuces y arqueros, el capitán del
comando aéreo prepara un segundo ataque, esta vez dirigido
a los fuertes cañones y sus operarios, esto es aprovechado
por “Sagipa”, quien logra doblegar a sus adversarios y ganar
terreno a la espera de que “Zaquesazipa” abra el portón, pero
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“EL ULTIMO GRAN CONDOR” La gran Alianza
ello no es claro y cada vez es más difícil, ya que el comando
elite que aun se mantiene en lucha ha perdido a muchos gue-
rreros y los que quedan no son suficientes para enfrentar al
numeroso ejercito que se encuentra en la ciudad; “Sagipa”
ordena de nuevo trepar el muro, esta vez llegan muchos a la
cúspide de la muralla donde se desarrolla una nueva lucha.
La noche es larga, oscura y vacía, un enfrentamiento ilimitado
de poder y valor de dos ejércitos provenientes de dos partes
del mundo luchan por la propiedad de la tierra de uno de ellos,
“Zaquesazipa” pese a estar disminuido, lucha con todo y ha
producido en su enemigo una clara zozobra, mientras tanto el
comando aéreo en lo que se puede llamar una misión suicida,
trata de sortear el fuego cruzado del imperio, en su segundo
ataque, los héroes sobrevivientes entienden, que esta nueva
operación, será la última y que ella será suficiente, para que
“Sagipa” y “Zaquesazipa” tomen una importante ventaja, ya
que su propósito es romper la artillería en pedazos para que
ellos puedan entrar en una lucha cuerpo a cuerpo.
Los soldados de la alianza sienten el terror de la muerte, bue-
na parte de sus amigos yacen inertes en el suelo, pero estos
desean renunciar a la lucha, “Sagipa” grita de nuevo, -¡firmes,
hoy no es el día para tener miedo a nuestros enemigos¡, “Za-
quesazipa” logra llegar a la puerta pero tal valor a demanda-
do mucho sacrificio y pese a estar frente a ella, la pelea para
abrirla será mucho más difícil, ya que dentro de la ciudadela
se encuentra la mayor parte del ejército imperial y como era la
costumbre del rey perverso, lo mejor de su ejército siempre era
185
enviado para el final, el joven príncipe, sabe que debe de abrir
pronto la puerta para que el ejercito de “Saguanmachica” y
“el Mohán Blanco” ingresen a la ciudadela.
Las aves vuelan hacia la ciudadela, su consigna es bombardear
con pesados artefactos la artillería imperial, el fuego multi-
color retumba por todo la Sabana, los fuegos pirotécnicos
enlutan el cielo, muchos cóndores mueren en el intento a cam-
bio de que otros cumplan la misión; en las afueras, “Yacopi” se
repliega con varios guerreros ante la impotencia de no vencer
las solidas defensas, “Sagipa” le grita con desespero para
evitar su retirada pero este no hace caso y retrocede, dejan-
do al rey condor solo; adentro en la ciudadela, “Zaquesazipa”
logra que varios de sus hombres quiten varios aparejos de la
gran puerta, el ataque aéreo pasa por encima de la cabeza de
Yacopi y de sus asustados guerreros, estos observan el cielo,
la danza magnifica de las esbeltas figuras aéreas esquivando
los proyectiles, “yacopi” escucha con claridad al capitán del
comando suicida, -¡ por nuestra libertad, muerte a nuestros
enemigos!, luego las aves caen en picada en el centro de la ciu-
dadela, el fuego de los cañones se activa mucho mas, la gran
mayoría de cóndores caen derribados, pero su esfuerzo vale
la pena, destruyen por completo la artillería, las aves paga-
ron con un alto costo su misión; “Yacopi” se repliega, “Tabio”
quien lucha con todo lo observa resignado, mientras esquiva
la muerte con al menos tres soldados imperiales, el capitán in-
dio recibe golpes y heridas pero no desfallece, “Yacopi” da
un grito ahogado, -¡huyan!, “Tabio” lo mira y trata de gritarle
que no lo haga pero la espada brillante de su rival, se incrusta
186
“EL ULTIMO GRAN CONDOR” La gran Alianza
en su pecho, su corazón inhala su ultima plegaria, -¡Yacopi no
huyas, libertad!, cierra sus ojos ante la llegada inesperada de
un viaje que no quiere realizar, “Yacopi” cae en el suelo, su-
friendo por la partida del guerrero, su espíritu triste se niega
a huir, el indio se detiene, expresa una última y tajante orden,
-¡hermanos, ellos, los que dejamos atrás, están luchando por
nosotros, están dando su vida por nuestros hi jos y ahora no-
sotros los abandonamos, regresemos y rompamos la muralla
con nuestras lanzas, que su muerte no sea en vano, por ellos a
la carga!, sus guerreros se detienen, giran su mirada hacia las
murallas, confundidos observan a los guerreros de la alianza
que tratan de zafarse del asedió terrible de los imperialistas,
-¡Por nuestros hijos, y por esta tierra, matemos a nuestro ene-
migo!, “Yacopi” toma su lanza con furia y corre hacia las mura-
lla, hasta el más cobarde de los guerreros corrió con un nuevo
aire sostenido de valentía, su arremetida sacude la defensa
del enemigo, logra acabar con buena parte de las primeras
líneas de soldados, “Tabio” moribundo toma su lanza, se le-
vanta de su lecho y con una pequeña dosis de vida, combate a
los enemigos, pero su herida es grave y cae de rodillas, el indio
es levantado por su amigo “Yacopi” quien lo rodea con sus
brazos, -¡Amigo yo soñé con la libertad y la justicia muchas
veces y hoy estoy convencido de que ese día ha llegado, no
dejes solo al rey, el te necesita mucho!, “Tabio” toma su co-
llar, lo arranca de su cuello y lo entrega a “Yacopi”, finalmente
muere, “Yacopi” cierra sus ojos lamentando su muerte, -¡Buen
viaje mi buen amigo!, con sumo cuidado deja a su amigo en el
suelo, toma su lanza y se estrella con toda su energía con el
grupo de soldados que quieren asesinarlo -¡Muerte, muerte!,
187
grita una y otra vez, y por mil veces más, produciendo un efec-
to sicológico que activa automáticamente la moral de los gue-
rreros, el combate se prolonga por varias horas evidenciando
a un ejército imperialista de nunca acabar y un ejército de las
especies disminuido pero firme en la lucha.
Este episodio nunca se olvidara y quedara plasmado por
siempre en una sorprendente historia épica, donde el valor
de pocos se enfrento con arrojo al poder mayoritario del em-
perador; “Zaquesazipa” continua e la puerta, tratando de dar
paso a los suyos, lejano de saber que el ejercito que segura-
mente entraría por ella no es más que un puñado de guerreros
heridos, ya que no hay noticias del cóndor hechicero, mas sin
embargo su fe le prohíbe renunciar y está seguro que una vez
esté abierta la puerta, entrara por ella, un ejército podero-
so; afuera “Yacopi” está cansado y con bastantes heridas, su
lanza no es certera y con dificultad la levanta para alejar las
espadas enemigas, lo mismo sucede con el resto de guerre-
ros, de repente el indio presiente un leve susurro traído por el
viento, también lo siente “Zaquesazipa” ellos tratan de escu-
driñar el aire fétido y el joven príncipe entiende que ha llegado
el momento; muy cerca de la ciudadela, en el camino de acceso,
el conjunto de música de flautas y tambores anuncian la lle-
gada del ejercito de “Saguanmachica”, miles de antorchas ilu-
minan la llegada de un nuevo jugador, los soldados imperiales
tratan de ver de quien se trata, pero es difícil por la extrema
oscuridad del lugar, “Yacopi” hace lo mismo y no puede ver
claramente lo que sucede, luego una luz blanca casi fluores-
cente sale de los recién llegados, permitiendo que todos en
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“EL ULTIMO GRAN CONDOR” La gran Alianza
las murallas vean con claridad de quien se trata, son miles de
indios perfectamente armados que aguardan la orden del ata-
que, delante de ellos aparece el “Mohán blanco” y los “moha-
nes grises” acompañados por el gran hechicero, este toma su
báculo y golpea cada arco y cada lanza de los guerreros que
están allí, especialmente la lanza dorada del cacique “Itoco”,
fiero enemigo suyo y ahora su aliado, en una lengua extraña
propia de los “Muzos” y “los Mohanes” declara luchar al lado
de los Chibchas y los cóndores” y conseguir la libertad para
todos; en la muralla, el alto oficial imperial ordena a los centau-
ros y los perros defender la puerta y no permitir que “Zaque-
sazipa” la abra; el príncipe está solo y sus guerreros que no
están enterados de la llegada del refuerzo aliado, sienten la
derrota cerca, el joven los invita a que se entreguen sin temor
a la lucha, les asegura que el destino ha cambiado, ya que ha
llegado “Saguanmachica”.
El hechicero envía un discurso poderoso a sus compañeros
-¡Sin piedad y con coraje, que no quede escudo sobre es-
cudo, que sostenga la mano de nuestro enemigo, a la carga!,
este corre con toda su energía hacia la muralla, “Itoco” lo si-
gue llevando a dos manos su lanza y su escudo, miles de cora-
zones de guerreros violentos corren veloces a apoyar a sus
hermanos, esta vez no hay flechas y cañones que los deten-
gan, “Zaquesazipa” logra romper la puerta, dejando abierta
la entrada a la ciudadela, el oficial humano ordena a la caba-
llería salir y atacar a los recién llegados, pero el príncipe se
interpone a la salida, provocando que la caballería forme un
espantoso embotellamiento, haciendo que muchos jinetes cai-
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gan de sus corceles, -¡Ahora si comenzó la batalla!, exclama el
príncipe, quien ve desde la puerta al ejército aliado que corre
veloz hacia la muralla; basto pocos instantes para que el ejér-
cito aliado chocara de frente con la endeble infantería, esta
fue arrasada vorazmente, sin obstáculo alguno, “Itoco” y sus
hombres ingresan sin problema a la ciudad, se enfrentan a la
caballería y a sus malvados perros, “Zaquesazipa” comanda
heroicamente el ataque, logrando que sus enemigos se rindan
fácilmente, muchos soldados imperiales asumiendo la derrota
antes de tiempo, huyen por la ciénaga pero “Itoco” los captu-
ra, antes de que estos lleven la noticia a su rey; “Zaquesazipa”
y sus guerreros toman valientemente la ciudadela venciendo a
un ejército fuerte y numeroso, ahora su nuevo reto, es enfren-
tar al rey antes de que llegue a “El Dorado”.
-¡Victoria, victoria! Gritan muchos, -¡Los vencimos!, gritan
otros, abrazos de alegría y voces de felicidad se viven por do-
quier, la alegría es general aunque esta no es completa, “Za-
quesazipa” sabe que esto es apenas el comienzo de la guerra
y que apenas han ganado una batalla, más la guerra está por
definirse en otra batalla más cruel y horrible que la primera,
-¡Hoy no celebraremos esta victoria, ya que el emperador
arrasa y asesina a los nuestros, debemos defender a nuestros
hermanos y evitar su muerte, descansen un poco, mañana mar-
charemos, coman y duerman, posiblemente mañana estemos
frente a frente con el emperador del mal!, exclama el príncipe,
-¡Gracias a “Itoco” y al gran “Mohán blanco”, logramos derro-
tar a nuestro enemigo, y en especial a “Saguanmachica” sin él,
hoy estaríamos derrotados y tal vez vencidos para siempre!,
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“EL ULTIMO GRAN CONDOR” La gran Alianza
-¡Descansen todos mis buenos amigos, mis grandes aliados,
mañana necesitaran de toda su energía para continuar con la
travesía! -¡Sepulten a nuestros muertos en esta tierra y ja-
más olviden sus nombres para que vivan siempre en nuestros
hi jos y nuestras generaciones! Ese mismo día pasada la me-
dia noche, un grupo de aves negras solicita con urgencia una
audiencia con el joven rey, cita que es concedida pese a los
reclamos de los capitanes que desconfían de las aves por ser
estas desertoras de la horda del cuervo, terminada la reunión,
“Zaquesazipa” ordena que los tambores y las flautas anuncien
la partida, ya que el mensaje que trajeron las aves negras no
son los mejores, estas le aseguraron que el emperador logro
hallar la forma de entrar a la ciudad del dorado y que es cues-
tión de horas para que ingrese a ella y que ha logrado recupe-
rar sus poderes.
El joven príncipe convoca urgente a una reunión extraordi-
naria con los altos mandos de la alianza, les informa sobre la
gravedad de que el emperador descubra la ciudad y entre en
ella, les advierte severamente de la posibilidad de que todo el
nuevo mundo sea destruido ante dicho descubrimiento, ¡des-
pierten a los guerreros, partimos de inmediato!, a las tres de la
mañana el ejercito del nuevo mundo viaja hacia “El Dorado” a
librar tal vez, la última gran batalla del mundo, aprovecharán el
conocimiento del terreno y cortaran camino usando peligro-
sos y profundos abismos, dejando atrás la conquistada ciu-
dadela imperial, ahora fuertemente custodiada por la alianza,
regresándole a los Chibchas y a los animales autóctonos de
estas tierras, la libertad y la tranquilidad del pasado; serán
191
dos días de extenuante viaje para llegar a la ciudad de oro, de
acuerdo a las aves mensajeras aliadas, el ejército imperial es
monumental y diez veces más grande al que se combatió pri-
mero y marcha veloz hacia dicho lugar, Zaquesazipa sabe que
debe ser detenido a la brevedad posible y lo enfrentara, en el
“Valle de Ubate”, donde existe una extensa llanura, que será
usada para la gran batalla y detener el paso del emperador.
El joven cóndor encabeza el ejercito camina con gallarda
energía, sin jamás perder el paso, es seguido por “Itoco”,
“Yacopi”, “Sagipa”, “Saguanmachica” y los “Mohanes”, un
ejército enorme pero no suficiente, “Zaquesazipa” mantiene la
esperanza y siente muy en el fondo, que el desenlace de esa
batalla será definitivo y el más importante que la gran alianza
de las especies llevara a cabo; las flautas y los tambores ani-
man la dura travesía, canticos de guerra, de victoria y de sus
muertos, se escuchan a lo largo de la legión, el gran ejercito
es seguido de cerca por las mujeres y hembras, ancianos y ni-
ños quienes se rehúsan a abandonar a sus seres queridos, los
sacerdotes encabezan la extraña comitiva llevando a cuestas
los cadáveres de los guerreros más valientes de la tribu, supo-
niendo con ello, que sus muertos regresaran del mas allá para
luchar junto a la alianza.
“Zaquesazipa” apresura su paso, no le importa que muchos de
sus guerreros queden atrás rezagados, él sabe perfectamente
que si el emperador descubre la ciudad, todo se habrá perdido,
“Sagipa” lo alcanza y lo toma del brazo diciéndole: -¡De nada
sirve si llegamos pocos, esperemos al resto del ejercito, hay mu-
chos que están heridos y cansados, tu sabes que han pelea-
192
“EL ULTIMO GRAN CONDOR” La gran Alianza
do bastante y sus energías están agotadas!, replica “Sagipa”,
-¡enviare un comando aéreo para que nos mantenga informados
de todo lo que sucede en Ubate!, exclama el veterano cóndor,
-¡Esta bien, esperaremos a todos!, afirma “Zaquesazipa”.
En la región de “Ubate”, el general rojo y su ejército llegan a
donde está su hermano, lejano de saber que la ciudad imperial
fue tomada por los rebeldes, mientras tanto su hermano por me-
dio de su clarividencia se entera de que su gran ciudad ha caído,
esto lo indispone demasiado y agrade a los hombres que están
a su alrededor, solo espera tener en frente a él, a su hermano
para castigarlo por su grave error de abandonar la ciudad, el
general rojo es recibido por su hermano quien le informa con
enojo, la trágica noticia de la caída de la ciudad y otras más que
el mismo le había encomendado a él, para que las protegiera;
el emperador continua recriminando violentamente a su herma-
no, finalmente ordena a sus hombres atarlo a un cepo donde el
mismo lo azotara doscientas veces, humillado y pese al brutal
castigo, el general no da muestras de dolor, no pide clemencia,
aguanta el castigo y las burlas de los demás oficiales, casi muer-
to pero en pie, el general es llevado a una especie de prisión
provisional, donde el emperador determinara qué hacer con él.
El emperador se encierra por horas en su carpa, invoca mil
conjuros malditos, emplea al extremo toda la magia negra,
firma con su sangre un millón de pactos con demonios, para
que a cambio estos abran el portal de la ciudad, seguro de
su alianza sale orgulloso de su habitáculo y llama a todos sus
oficiales, solo les da una orden tajante, -¡reúnan a las tropas,
193
marchamos para “El Dorado!, sube a su caballo y cabalga ha-
cia una dirección ya definida, su cruel magia esta funcionado,
ella le ha indicado el lugar definido y que hacer una vez allí,
para abrir el portal.
Pasarían un par de horas, desde que “Sagipa” pidió un des-
canso para el ejercito, cuando el comando de aves irrumpe en
el lugar, cortando abruptamente el leve sosiego de los guerre-
ros -¡Mi señor, el emperador se dirige hacia Ubate!, Zaque-
sazipa ordena partir y llegar antes que el emperador llegue y
poder bloquear su camino, -¡Mi señor!, interfirió el gran
Mohán blanco, -¡Conozco un camino que nos llevara directo a
ese lugar, el único inconveniente es que tenderemos que rodear la
gran montaña negra donde existen los abismos más peligrosos del
mundo!, -¡Si no hay más remedio!, exclama “Zaquesazipa”, -¡toman-
do ese atajo llegaremos a la planicie, allí enfrentaremos al empera-
dor!, afirma el Mohán, -¡Entonces marchemos sin perder tiempo!,
-¡”Sagipa” organiza a los guerreros, Salimos de inmediato!, or-
dena el príncipe, -¡Esta bien mi señor!, “Zaquesazipa” preguntan a
las aves, -¿Cuántos soldados imperiales son?, -¡Son más de diez
soldados y llevan a cuestas una pesada armadura y grandes escu-
dos, su paso es muy lento, mi señor!, -¡marchemos pronto, nuestro
enemigo nos espera!, exclama “Zaquesazipa”, todos se ponen de
pie y alistan sus armas para reiniciar el viaje más peligroso que ser
viviente alguno haya hecho en el nuevo mundo.
El general rojo es atado de manos a un caballo que sigue al em-
perador, el resto del gran ejercito marcha en un solo compac-
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“EL ULTIMO GRAN CONDOR” La gran Alianza
to militar, sus armaduras brillantes enceguecen en la distancia,
sus pasos uniformes cual tambor, agitan la tierra levantando
un polvo denso, sus lanzas, espadas y arcabuces golpean sus
escudos, completando así, la armonía de la muerte, tal ejercito
causa impresión y horror, su dimensión y su capacidad de des-
trucción no es comparable con ningún ejercito en el mundo, la
tropa se ha dividido en escuadrones perfectos de doscientos
soldados, cada uno de ellos entrenado para una función es-
pecial dentro del campo de batalla.
“Zaquesazipa” pregunta a “Yacopi”, ¿Cuántos guerreros via-
jan con nosotros?, -¡dos mil setecientas lanzas mi señor!, -¡eso
no es suficiente para enfrentar al emperador!, Zaquesazipa
está preocupado, ¿Qué noticias tienen de Tisquesusa?, -¡nin-
guna mi señor!, -¡tal vez fue capturado o huyo mi señor ¡, excla-
ma un tercer personaje, se trata de “Cajica”, quien argumenta
su tesis -¡yo creo que el muy cobarde escapo y nos dejo solos
a nuestra suerte!, “Zaquesazipa” no hace caso y pide al escua-
drón de aves, dividirse y buscar algún rastro de “Tisquesusa”.
El emperador marcha hacia “El Dorado” la llovizna anuncia
una fuerte tormenta, de rayos y relámpagos que antecede-
rán al fuego que producirá la pólvora de los cañones, el día
se torna oscuro como el destino que sufrirá cualquiera de los
ejércitos, es cuestión de varias millas para que su tropa malig-
na llegue a la planicie, lo mismo sucederá con “Zaquesazipa”
que deberá sortear el más terrible abismo, cuya caída nunca
ha sido medida, el príncipe y sus guerreros se aferran como
monos a toda maleza que surge en la árida montaña, lamenta-
195
blemente varios caen al precipicio. En pocas horas, por pri-
mera y tal vez por última vez, el emperador y “Zaquesazipa” se
encontraran frente a frente y desenfundaran sus armas para
decidir cuál será el destino del nuevo mundo, aunque la ventaja
sea obvia, por la gran diferencia numérica del ejército imperial.
Las aves se despliegan por todas las regiones en busca de
“Tisquesusa” y sus guerreros, pero sus intentos por hallarlo
son negativos y regresan a donde marcha el príncipe, “Za-
quesazipa” no se desanima y mantiene el optimismo entre sus
guerreros, saca tiempo para contar historias heroicas de sus
antepasados y Chibchacun, mientras descienden de la pe-
ligrosa montaña, en medio de las fantásticas anécdotas, “el
Mohán blanco” se detiene en medio de la nada y observa el
lejano horizonte, detalla perfectamente el valle de “Ubate”,
-¡ mi señor, allá está la planicie, allá esperaremos al empera-
dor y lo atacaremos con todo!; “Zaquesazipa” divisa el lugar y
observa no lejos de allí, el imponente ejército imperial que se
abre paso por el bosque, -¡Vamos más rápido, el emperador
está por llegar a la planicie!.
-¡Mi señor, percibo una extraña fuerza maligna, que crece a
cada instante, es el emperador y su ejército, es como si miles
de hechizos blindaran a esos monstruos!, dice el hechicero,
-¡yo también la siento, es una fuerza gigante, debemos de es-
tar preparados!; Terminan el descenso y ya en tierra firme,
el príncipe corre a prisa para detener al emperador, nadie lo
sigue, sus guerreros se han quedado sin fuerza y a duras pe-
nas pueden mantenerse de pie, “Zaquesazipa” los apura con
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“EL ULTIMO GRAN CONDOR” La gran Alianza
urgencia, el segundo en correr es “Suta”, el jaguar negro, se-
guido por “Chingaza”, “Cajica” “Yacopi”, entre otros.
A pocos metros, el emperador cabalga en su diabólico corcel
negro, a su lado lleva a su hermano aun amarrado y junto a este,
a “Guatavita” que también está atado, detiene su caballo, or-
dena a sus capitanes avanzar más rápido, -¡envíen rápido un
grupo de avanzada!, siente la energía de sus enemigos acercar-
se a toda velocidad, -¡mas rápido ineptos, debemos llegar an-
tes que nuestros enemigos!, el emperador blandea su espada y
preocupado observa para todos los lados, afanado ordena de
nuevo, -¡apresuren el paso, ya estamos cerca del dorado!, -¡ ves
hermano, estos nativos creen que me pueden vencer!, -¡desaten
al general rojo y denle sus armas!, exclama el rey -¡espero y esta
vez no me falles, porque no habrá una segunda oportunidad!,
-¡traigan su caballo, hoy pelearas junto a mí!, exclama de nue-
vo, -!presiento que hoy pelearemos hasta la muerte!, replica el
emperador, -¡en cuanto a ti, “Guatavita” hoy morirás sin honor,
porque yo mismo te daré una muerte lenta y maldita que te arre-
pentirás de haber nacido!, “Zaquesazipa” corre tan rápido como
puede, esta vez no mira para atrás y no reclama a sus guerreros
por no seguirlo, su ejército trata con esfuerzo de alcanzarlo,
pronto el joven príncipe vera a los ojos a el emperador, su eterno
enemigo; un espeluznante fenómeno natural antecede al desas-
tre, un arcoíris circular rodea el sol, el cual es visto por todos allí,
cada uno da un significado especial, muchos lo catalogan como
un mal presagio, otros lo tildan como un amuleto de la buena
suerte, lo mismo hacen dos archí enemigos. Dándole cada uno
un significado especial, mientras que el emperador deduce que
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el fenómeno indica el lugar más deseado por él, -¡estamos cerca
a la ciudad!, repetía una y otra vez el emperador; el joven sabe
que es una señal de Chibchacun para que Tisquesusa halle el
valle; segundos después, el emperador ingresa a la meseta, su
ejército pronto se expande por todo el valle, su disposición es
enorme y colosal, no hay nada que se compare con esta imagen;
el emperador sabe con perfecta ciencia, que su enemigo llegara
frente a él, y que sin importar su número, pelearan contra él, con
toda su energía.
Luego de la visión del malvado rey, ordena a su ejército ocupar
el frente de batalla, dispone completas filas de soldados que
ocupan todo el ancho de la planicie; como era su costumbre,
el orden militar y la estrategia eran su principal prioridad, el
emperador envía por delante a la infantería, luego la caballe-
ría, finalmente coloca la artillería en posiciones altas, y que
era son consideradas su principal arma, con arqueros, arca-
buces y cañones, perfectamente sincronizados y con una letal
puntería que a lo largo de la conquista por el mundo, destro-
zan a su enemigo sin compasión.
Pronto los clarines se escuchan incitando a los guerreros a
golpear sus escudos, el bosque enmudece ante su infernal rui-
do, las banderas negras del emperador vuelan por el campo de
batalla, recibiendo a “Zaquesazipa” el único en llegar al campo
de batalla, que sin aire ve frente a él, al gran ejército que ya ad-
vierte su presencia; nuevos coros de muerte entonan los sol-
dados imperiales, motivados por el malvado rey, este observa
a su enemigo, se siente seguro y poderoso, cree que todo está
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“EL ULTIMO GRAN CONDOR” La gran Alianza
ganado y que esta será una presa fácil de derrotar, luego una
sonrisa malvada deja reflejar una aparente victoria.
Al lugar llegan “Chingaza”, el cóndor guerrero, “Cajica”,
“Suta” y “Yacopi”, quienes se sorprenden al ver el gigantes-
co ejercito, llegan también “Tormenta de la Noche” el jaguar
rey, “Flecha Veloz”, el tigrillo y cien guerreros mas, “Sigilo” el
puma venido del norte con un grupo de guerreros, “Garra de
Fuego” y sus osos de anteojos y pese al temor que produce al
tener un ejército superior en frente, se instalan valientes en el
frente de batalla, llegan finalmente “Itoco”, “Saguanmachica”,
“Sagipa” y el “rey Mohán”, quienes imparten de inmediato or-
denes para ubicar a sus tropas en el campo de batalla.
“Zaquesazipa” reúne a sus comandantes y les da instruccio-
nes precisas, el ejército de la alianza de las especies está lis-
to para lo inevitable, la guerra, el joven príncipe recorre toda
la línea de guerreros motivándolos a persistir en la batalla
sin importar las heridas o cuantos amigos mueran a su lado;
“Itoco” toma su lanza y la alza tocando con ella el firmamento,
luego golpea su escudo, se escucha el temblor de la guerra,
esta es alternada con el clarín imperial, fusionando la música
de dos mundos diferentes, con ideales contrarios, dos tipos
de guerreros distintos, unos que obedecen a un rey y otros
que anhelan la libertad, dos ejércitos extraños pero iguales en
muchas cosas, ambos sufren, sienten miedo y también mueren,
se puede notar en todos los guerreros, la preocupación y la
ansiedad por el futuro incierto, ambos saben que en la guerra
no hay ganador, solo existe muerte y destrucción.
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-¡Preparen los cañones!, ordena el emperador, cientos de hom-
bres corren apurados para alistar los más de cincuenta caño-
nes, estos son alineados por el cálculo físico del capitán de ar-
tillería, luego el emperador se acerca a su hermano diciéndole,
-¡espero no me falles hermano, porque sin importar que lleves
mi sangre, mi espada te partirá en dos; cubrirás la retaguardia
y solo atacaras a mi orden!, luego da la orden de iniciar con una
primera detonación los cañones, -¡Fuego!, la onda explosiva
hace que todo el lugar tiemble, los proyectiles caen muy cerca
de “Zaquesazipa”, -¡Capitán incline los cañones 30 grados!,
-¡Si señor!, -¡sabes hermano, siempre fuiste débil, pequeño a
mi lado y siempre serás inferior!, el emperador ordena una se-
gunda detonación, esta vez llega a los pies de “Zaquesazipa”,
quien no se inmuta, sin embargo sus guerreros a diferencia de
él, sienten el escalofrío natural de la muerte; el emperador se
siente orgulloso de su poder, -¡huelo el miedo que brota de
las venas de mis enemigos, capitán prepare los cañones a 40
grados y espere mi señal, quiero disfrutar por un instante este
placer que produce el miedo!, “Zaquesazipa” se dirige a sus
soldados diciéndoles -¡Firmes, que el miedo devora el bosque,
los ríos y el universo pero no nuestros corazones, que el miedo
aparezca en nuestro camino mañana o en cien años después
pero no hoy, firmes!, aquellas palabras como magia perfecta,
reconfortan a los guerreros que se mantienen inmóviles en es-
pera de una tercera descarga de fuego.
El general rojo toma tres mil hombres y obedeciendo a su her-
mano se ubica en la parte de atrás, el sabe que en su espada
esta la responsabilidad del imperio y el destino de esta gue-
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“EL ULTIMO GRAN CONDOR” La gran Alianza
rra, una tercera descarga llega a la fila de la alianza, matando a
muchos guerreros, esto vuelve a atemorizar a varios soldados
que pretenden huir pero “Zaquesazipa” y sus feroces palabras
detienen la ultima estampida de su ejército, -¡Si huimos, nos
perseguirán, y si nos alcanzan nos mataran, también lo harán
con nuestros hi jos, familias y sobrevivientes, si huimos hoy,
todo acabara y nadie nos recordara, de su valor depende
que nuestra historia resista mil años más, pero si huimos nadie
escribirá de ustedes, porque ya no habrá quien escriba!, los
asustados animales y los indios regresan a sus lugares, tres
descargas mas caen sobre las filas del ejército, cobrando mu-
chas vidas valiosas, mermando al ejercito, -¡buen viaje mis her-
manos, murieron con gloria!, declara “Zaquesazipa” al ver a sus
soldados moribundos gritar de dolor.
-¡Arqueros!, grita el emperador, mil arqueros cada uno con
cincuenta saetas se dirigen hacia el frente, -¡Preparen flechas!,
grita el comandante de la división, el príncipe cóndor también
hace lo suyo, -¡Escudos!, de inmediato todo el ejercito cubre
su cabeza y cuerpo con sus grandes defensas, las saetas solo
logran calentar la sangre de los guerreros, así y durante dos
horas, la lluvia interminable de flechas surca el cielo para ate-
rrizar en los escudos que ya parecen puerco espines, -¡Alto!,
grita el emperador, -¡Infantería al frente, arcabuces atrás!,
cinco mil hombres con gruesas armaduras, pesadas espadas y
grandes escudos, marchan con perfecto acorde marcial hacia
el frente, “Zaquesazipa” mira por entre los escudos, luego se
levanta y quita de su escudo las flechas, -¡De pie hermanos,
llego la hora de incrustar nuestra lanza en el enemigo!, “Itoco”,