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IntermédialitésHistoire et théorie des arts, des lettres et des techniquesIntermedialityHistory and Theory of the Arts, Literature and Technologies
Introducción. La intermedialidad es a la vez mapa y territorioCaroline Bem
Number 30-31, Fall 2017, Spring 2018cartographier (l’intermédialité)mapping (intermediality)
URI: https://id.erudit.org/iderudit/1050893arDOI: https://doi.org/10.7202/1050893ar
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Publisher(s)Revue intermédialités (Presses de l’Université de Montréal)
ISSN1920-3136 (digital)
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Cite this documentBem, C. (2017). Introducción. La intermedialidad es a la vez mapa y territorio.Intermédialités / Intermediality, (30-31). https://doi.org/10.7202/1050893ar
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Trad uc c i ón d e
El mapa es abierto, conectable en todas sus
dimensiones, desmontable, alterable, susceptible de
recibir constantemente modificaciones. Puede ser roto,
alterado, adaptarse a distintos montajes, iniciarse por un
individuo, un grupo, una formación social. Puede
dibujarse en una pared, concebirse como una obra de
arte, construirse como una acción política o como una
meditación1.
a publicación del número «Cartografiar (la intermedialidad)» marca los 15
años de la revista Intermédialités. Para introducir y acompañar este número, en
este texto haremos un paseo meditativo en y sobre el mapa intermedial. Se trata
tanto de captar el potencial intermedial del objeto-mapa como de cartografiar la
intermedialidad en toda su indisciplina 2 . Para guiar este periplo metodológico,
geográfico y mediático, una serie de palabras-clave que se han adaptado (a verbos en
infinitivo, evidentemente, en concordancia con el espíritu de la revista) siguiendo la
1 Gilles Deleuze y Félix Guattari, Mille plateux. Capitalisme et schizophrenie, Paris, Les
Éditions de Minuit, 1980. p. 20. [Edición en español: Mil mesetas. Capitalismo y esquizofrenia. Valencia, Pre-Textos, 1988.
2 «Indisciplina» se entiende aquí en el sentido que le da el historiador del arte W.J.T. Mitchell cuando afirma que el campo de la cultura visual debe comprenderse «as an “indiscipline, a moment of turbulence ar the inner and outer borders of stablished disciplines» [en inglés en el original]. W.J.T. Mitchell «Interdisciplinary and Visual Culture», Art Bulletin, vol. 77 n° 4, diciembre 1933, p. 542.
L
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definición de mapa que se desprende del epígrafe nos servirán de puntos de anclaje:
abrir, conectar, desmontar/trastocar/modificar, dibujar/concebir/construir,
meditar…
¶2 Cartografiar la intermedialidad es reflexionar, evidentemente, sobre el
territorio de un método, por muy vasto e ilimitado que éste sea; pero también es hacer
la pregunta sobre el mapa sui generis. Pregunta doble que interroga a la vez sobre el
mapa como objeto material y mediático y sobre el mapa como operador de
mediaciones3. Es en las primera páginas de Mil mesetas (1980), justo donde Deleuze y
Guattari catalogan los elementos constitutivos del rizoma, donde el mapa –a la vez
figura y estructura, objeto material y conceptual– aparece de tal manera que no pasa
desapercibido para aquellos que se interesan tanto en los territorios materiales como
en los conceptuales. Para los dos filósofos el mapa es parte integral del rizoma –esta
arborescencia sin jerarquías ni límites– y, como él, es símbolo de apertura, de
conexión, de fecunda y nada estéril repetición, de transformación. Ahora bien, si la
consideramos atentamente, la definición que ellos ofrecen es profundamente
intermedial: como objeto material en primera instancia («conectable en todas sus
dimensiones, desmontable»), el mapa es siempre presa de su propia destrucción
(«roto, alterado»), pero también es capaz de mostrar y entrelazar lugares. A
semejanza de numerosos objetos intermediales que han sido tratados en las páginas
de esta revista, el mapa de Mil mesetas es, por tanto, a la vez cuestión de materialidad
(es un objeto) y de socialidad [socialité], incluso de política (él puede «iniciarse por
un individuo, un grupo, una formación social»). Deleuze y Guattari se ocupan de la
intermedialidad sin saberlo: su mapa no solo da por sentado que diferentes medios
pueden movilizarse para darles corporalidad (puede «dibujarse en una pared», se
concibe como una «obra de arte») sino que, igualmente, pueden hacer las veces de
un hecho social (puede tomar la forma de una «acción política» o de una
«meditación»)4.
3 Utilizo el término en el sentido en que lo utiliza Marion Froger para designar esos objetos
que llevan en sí mismos las herramientas teóricas necesarias para su propio desciframiento. En particular, en una ponencia titulada «El debate teórico en los “estudios de caso” de la revista Intermédialités», que fue ofrecida por Marion Froger y por mí misma durante el congreso de la International Comparative Literature Association [Inglés en el original] el 26 de julio de 2016 en Viena.
4 Desde su nacimiento, la revista Intermédialités se interesa en cuestiones propiamente mediáticas, sin embargo, lo hace también en la dimensión social de las relaciones intermediales. Ver en particular los números «Incluir (el tercero)» [Inclure (le tiers)], nº 21, primavera 2013, bajo la dirección de Marion Froger; y «Habiter (la nuit)», n° 26, primavera 2015, bajo la dirección de Luc Gwiandzinski y Will Straw.
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¶3 La intermedialidad montrealesa, aquella que se ha desarrollado desde hace
veinte años en el seno de las páginas de la revista y alrededor del Centro de
Investigaciones Intermediales en las artes, las letras y las técnicas [CRIalt, por sus siglas
en francés], interviene justamente en esta zona de contacto entre el cuerpo de los
medios y su rostro social. Desde sus títulos, los cuales, según la idea original de su
fundador Éric Mechoulan, toman la forma de un verbo en infinitivo (Nacer, Narrar,
Amar, Transmitir, Jugar, Edificar, Archivar, Rehacer…), la revista afianza desde el
inicio el hecho mediático en su lado humano, en un campo de relaciones que desborda
ampliamente el de una simple tecnicidad de la transmisión5. Algunos artículos de la
revista han tenido la voluntad explícita de contribuir a una teorización del método
intermedial, mientras que muchos otros han participado implícitamente en ello por
la calidad, inventiva y diversidad de sus estudios de caso6. Así, con sus 29 números
aparecidos entre 2003 y 2017, la totalidad de la revista puede ser considerada como una
vasta empresa de cartografía del método intermedial in progress.
¶4 Sin embargo, la intermedialidad está lejos de ser un asunto puramente
montrealés. Desde sus inicios, ella ha sido objeto de teorización, simultáneamente, en
diferentes lugares; y los grandes nombres de la primera ola –Jürgen Müller, Werner
5 El número «Incluir (el tercero)» es quizás el que lleva más lejos la reflexión sobre la
importancia de la socialidad en la intermedialidad. Como lo escribe Marion Froger en la introducción a ese número: «Tres momentos clave –la mediación, la reserva, el aglutinante– que, entonces, se pueden detectar fácilmente en las prácticas sociales: los roles del mediador, las posturas de reserva y la capacidad aglutinante pueden distribuirse o atribuirse tanto a los actores sociales como a sus obras. Sin embargo, las cosas se complican un poco bajo el ángulo de la medialidad, porque nos haría falta entonces considerar las operaciones que insertan terceras partes en la dinámica social y cultural. Entonces, no es tanto un asunto de actores y roles sociales (personas, grupos, instituciones) como de operadores de terceridad». Marion Fogler, «Introducción. Socialidad y medialidad: incluir el tercero» Intermédialités «Incluir (el tercero)» n° 21, primavera 2013, para. 10, https://www.erudit.org/fr/revues/im/2013-n21-im01011/1020617ar/ (consultado el 10 de mayo de 2018).
6 La riqueza de los estudios de caso publicados por la revista y su contribución a la elaboración del pensamiento intermedial ha sido comentado por Marion Froger y por mí a lo largo de muchas ponencias (en nuestra ponencia en el marco del congreso ICLA Viena 2016, durante los cursos de verano sobre la intermedialidad animados por Rémy Besson y Claudia Polledri en mayo de 2017, o aún en nuestra reciente intervención en el marco del seminario sobre la intermedialidad ofrecido por Philippe Despoix en el semestre de invierno 2018). La importancia de los estudios de caso ha sido igualmente resaltada por Éric Méchoulan de manera notoria en un artículo reciente: «Intermedialidad: parecidos de familia» Intermédialités «Rythmer» n° 16, otoño 2010, para. 58, https://www.erudit.org/fr/revues/im/2010-n16-im1514743/1001965ar/ (consultado el 10 de mayo de 2018).
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Wolf, Irina Rajewsky, François Jost, Larse Elleström, Hans-Jürgen Lüsebrink,
Leonardo Quaresima, André Gaudreault, Éric Méchoulan, Phillipe Despoix,
Silvestra Mariniello–representan así mismo una variedad de disciplinas (literatura y
literatura comparada, cine, filosofía…) como de territorios (Francia, Italia, Alemania,
Austria, Suecia, Québec). Así, desde sus comienzos, la intermedialidad se ha
preocupado en su definición, sobre todo, con el fin desmarcarse de otras corrientes de
lo «inter-» que han sido una influencia para sus fundadores, tales como la
intertextualidad o la interdisciplinariedad. Sin pretender establecer una lista
exhaustiva, recordemos que la puesta en marcha se da con el texto pionero de Jürgen
Müller, «Intermedialität und Medienwissenschaft: Thesen zum State of the Art»
(1994), que será seguido, cerca de una década más tarde, por la obra Intermedialtät de
Irina Rajewsky (2002), por la introducción al primer número de Intermédialités
firmado por Éric Méchoulan («Intermedialidades: el tiempo de las ilusiones
perdidas», 2003), por la contribución de Henk Oosterling a ese mismo número
(«Sens(a)ble Intermediality and Interesse: Towards an Ontology of the In-
Between», 2003), por el artículo de Hans-Ulrich Gumbrecht en el segundo número
de la revista (« Why Intermediality — if at all », 2003) y por las contribuciones de
François Jost e Irina Rajewsky al número 6 «Remédier» de Intermédialités
(respectivamente, « Des vertus heuristiques de l’intermedialité » y « Intermediality,
Intertextuality, and Remediation: A Literary Perspective on Intermediality », 2005),
así como por la entrada titulada «Intermedialität » de Werner Wolf en el diccionario
que aparece en el Metzler Lexicon Literatur und Kulturtheorie (2004)7.
¶5 Si la apuesta de estos primeros textos era delimitar el territorio de la
intermedialidad – establecer un perfil de sus especificaciones metodológicas y
también de sus objetos y sus origines disciplinarios, incluso debatir el interés mismo
7 Jürgen Müller, «Intermedialität und Medienwissenschaft: Thesen zum State of the
Art» montage AV, vol. 3 n° 2, 1994, p. 119–38; Irina Rajewsky, Intermedialität, Tübingen, Franke, 2002; Éric Méchoulan, «Intermédialités : le temps des illusions perdues», Intermédialités «Naître», n° 1, primavera 2003, p. 9–27; Henk Oosterling, «Sens(a)ble Intermediality and Interesse: Towards an Ontology of the In-Between», ibid., p. 29–46; Hans-Ulrich Gumbrecht, «Why Intermediality — if at all», Intermédialités, «Raconter», n° 2, otoño 2003, p. 173–178; François Jost, «Des vertus heuristiques de l’intermédialité», Intermédialités «Remédier», n° 6, otoño 2005, p. 109–119; Irina Rajwesky «Intermediality, Intertextuality, and Remediation: A Literary Perspective on Intermediality», ibid., p. 43–64; Werner Wolf, «Intermedialität», Metzler-Lexikon Literatur- und Kulturtheorie : Ansätze — Personen — Grundbegriffe, Ansgar Nünning (ed.), Stuttgart, J. B. Metzler, 2008 (2º ed.), p. 327–328.
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del enfoque intermedial, tal como lo hizo Gumbrecht en su contribución al primer
número de Intermédialités –una segunda corriente de escritos más recientes se dedica
a rastrear sus aplicaciones y sus contornos tanto en un plano interdisciplinario como
internacional. En «Remains to be Seen: Intermediality, Ekphrasis and Institution»,
James Cisneros, otro miembro de la primera generación de la escuela intermedial
montrealesa, establece un nexo entre la crisis de la universidad, que él describe
siguiendo la propuesta del libro de Bill Readings The University in Ruins (1997), y la
aparición de la intermedialidad8 . Según Cisneros, debido a su heterogeneidad y su
capacidad de pensar las conexiones, así como por el momento histórico en el que
emerge, la intermedialidad serviría simultáneamente para provocar y dar sentido al
colapso de las grandes disciplinas y, más globalmente, de la institución universitaria
en un sentido amplio9.
¶6 En «Intermedialität – une affaire allemande ? Interkulturelle Annäherungen
an die Intermedialitätsforschung in Deutschland und Frankreich» (2013), Cristoph
Vatter se interesa no solamente por las formas en las que la intermedialidad se practica
en Francia y Alemania sino que busca igualmente cuantificar su impacto en las dos
esferas lingüistico-culturales. Sus conclusiones: las obras en lengua alemana son las
que dominan ampliamente las búsquedas en los grandes portales como Google o
Amazon, ellas dominan también los catálogos de las bibliotecas nacionales alemana y
francesa y la bibliografía sobre intermedialidad establecida y publicada en línea por el
CRIalt 10 . Según Vatter, este desajuste se explica por una diferencia cultural
8 Bill Readings, The University in Ruins, Cambridge, Harvard University Press, 1997;
James Cisneros, «Remains to Be Seen: Intermediality, Ekphrasis and Institution», Marion Froger y Jürgen Müller (dir.), Intermédialité et socialité. Histoire et géographie d’un concept, Münster, Nodus Publikationen, 2007, p. 15–28.
9 Ibid., p. 15–16. 10 Para las investigaciones intermediales en lengua alemana, el autor a censado 374
resultados en Amazon y 303.000 páginas en Google, contra 12 resultados en Amazon y 65.200 páginas en Google en francés. Una investigación en el catálogo de la Deutsche Nationalbibliothek revela 486 resultados, mientras que el catálogo de la Biblioteca Nacional de Francia (BNF) no ofrece sino 74 resultados. En la breve bibliografía sobre intermedialidad
propuesta por el CRIalt, (http://crialt-intermedialite.org/fr/pages/), de un total de 22 textos en el repertorio, el autor cuenta 17 libros y 7 artículos en alemán contra 12 libros y 6 artículos en francés. Christoph Vatter, «Intermedialität – une affaire allemande ? Interkulturelle Annäherungen an die Intermedialitätsforschung in Deutschland und Frankreich», Zwischen Transfer und Vergleich. Theorien und Methoden der Literatur- und Kulturbeziehungen aus deutsch-französischer Perspektive, Christiane Solte-Gresser, Hans-Jürgen Lüsebrink et Manfred
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fundamental: no solamente la práctica de la tesis de habilitación en Alemania empuja
a los investigadores a hacer más estudios en una escala «macro» (en contraste con lo
que Vatter caracteriza como un interés francés por lo «micro») que son luego
publicados en forma de libro, sino que existe igualmente una diferencia importante
entre los dos países en el desarrollo de los estudios mediáticos. En Francia, se
concentran en la información y la comunicación mientras que los intermedialistas
alemanes se mantienen fieles a su formación en estudios literarios, inscribiendo así sus
trabajos en la línea original de los estudios intermediales11.
¶7 En 2009 aparece la obra colectiva Intertextualité, interdiscursivité et
intermédialité, que reúne numerosas contribuciones quebequenses y francesas, así
como otros textos provenientes de Bélgica, Italia, Dinamarca e incluso de Corea y
Estados Unidos12 . Aún cuando su perspectiva no se enfoque exclusivamente en la
intermedialidad, y que la definición que allí se preconiza se mantenga cercana a la de
intertextualidad (a saber, que apunta sobre todo a describir las relaciones entre al
menos dos medios distintos), hoy en día es una de las obras panorámicas más variadas
en lo que concierne el origen tanto geográfico como disciplinario de sus
colaboradores.
¶8 En 2010, Larse Elleström edita también una obra colectiva titulada Media
Borders, Multimodality and Intermediality, que reúne los textos de investigadores
esencialmente suecos y alemanes (no aparece en el sumario ningún nombre de los
estudios intermediales franceses, italianos o hispánicos) 13 . En «Intermedial
Topography and Metaphorical Interaction», artículo con el que contribuye Axel
Englund a este volumen, se establece una comparación entre una teoría de los medios
cuyo objetivo, inspirándose en la topografía, es delimitar las fronteras que separan las
artes de los medios, y un modelo metafórico que daría lugar a una concepción más
fluida de los objetos intermediales. En «Border Talks: The Problematic Status of
Media Borders in the Current Debate about Intermediality», Irina Rajewsky
establece un paralelo entre dos situaciones de reciente desarrollo: por un lado, ella
observa que, desde sus inicios, la intermedialidad acumula definiciones paralelas,
escapando así a toda teorización exhaustiva; por otro lado, nos recuerda que esta
Schmeling (dir.), Stuttgart, Franz Steiner Verlag, col. «Vice Versa. Deutsch-französische Kulturstudien», 2013, p. 403–405.
11 Ibid., p. 407. 12 Louis Hébert et Lucie Guillemette (dir.), Intertextualité, interdiscursivité et
intermédialité, Québec, Presses de l’Université Laval, col.«Vie des signes», 2009. 13 Lars Elleström (dir.), Media Borders, Multimodality and Intermediality,
Houndmills/Basingstoke/Hampshire/New York, Palgrave Macmillan, 2010.
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época, marcada por la convergencia de medios, es la misma noción de media border
la que desaparece. Paradójicamente, mientras la intermedialidad es criticada
frecuentemente por su incapacidad para captar la especificidad de un medio único, las
fronteras entre diferentes medios continúan desapareciendo, tal como lo demuestran
diferentes ejemplos de prácticas artísticas intermediales citadas por la autora.
Rajewsky concluye que es propio de las obras intermediales acentuar la particularidad
de los diferentes medios que ellas movilizan. Su conclusión en buena medida está
implícita: la intermedialidad se mantendrá como la disciplina a elegir para
comprender esas border zones entre los medios y las preguntas que suscitan14.
¶9 En 2015, la revista estadounidense SubStance publica, bajo la égida de Éric
Méchoulan, un número especial sobre la intermedialidad. Bajo el título
«Intermediality: Axis of Relevance», Rémy Besson responde al texto de Rajewsky y,
debido a su mirada historicista, el autor allí se hace igualmente eco de la contribución
de Jürgen Müller a Media Borders en la que el «padre alemán» de la intermedialidad
proponía una serie de aforismos que pretendían fijar un estado de la situación del
vasto campo internacional de los estudios intermediales15. Allí donde Rajewsky no
pone en duda la primacía del medio y ve la intermedialidad como la ciencia que
estudia las fronteras fluctuantes entre los medios, Besson percibe la intermedialidad
como central y destaca su carácter polisémico: al igual que la intertextualidad o la
interdirscusividad, la intermedialidad no se resguarda en una definición única de
medio sino que pone de relieve el aspecto relacional de un ambiente mediático 16 .
Aquí, Besson concuerda con el objetivo de Méchoulan cuando, en un artículo
reciente, éste último sugiere:
Lo que está en juego [en la intermedialidad] es el hecho general de poner en
relación maneras de conectar, modos de transmisión o de comunicación,
maneras de inscribir o de rastrear experiencias, en fin, se trata de un método.
Se podría también perfectamente imaginar como abordar problemas
intermediales en un único medio, incluso hacia un solo «y mismo» objeto17.
14 Irina Rajewsky, «Border Talks: The Problematic Status of Media Borders in the Current
Debate about Intermediality», ibid., p. 64–65. 15 Jürgen Müller, «Intermediality Revisited: Some Reflections about Basic Principles of
this Axe de pertinence», ibid., p. 237–252. 16 Rémy Besson, «Intermediality: Axis of Relevance», SubStance, vol. 44, n° 3, #138, 2015,
p. 139–140. 17 Éric Méchoulan, «Intermédialité, ou comment penser les transmissions», Fabula / Les
colloques, Création, intermédialité, dispositif, para. 11, http://www.fabula.org/colloques/document4278.php (consultado el 11 de abril de 2018).
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¶10 Así se despeja una diferencia fundamental entre la «escuela montrealesa» y
las otras maneras de concebir la intermedialidad aludidas más arriba. Al privilegiar el
aspecto relacional tanto en las estructuras sociales como en los objetos intermediales
únicos, la escuela montrealesa se desmarca de dos corrientes centrales que, como lo
remarca, entre otros, Christoph Vatter, tienden a caracterizar los estudios
intermediales generalmente como: por un lado, una visión de la intermedialidad
como ciencia de los medios y, por otro lado, una intermedialidad cercana a la
intertextualidad y concentrada en los aspectos literarios y artísticos de las relaciones
entre los medios18. Quizás es la razón por la que la revista montrealesa ha podido, en
15 años, reunir tan amplia variedad de concepciones y prácticas de la intermedialidad
que representa hoy un espacio diseñado para la elaboración de una cartografía
intermedial cuyas posturas difieren de aquellas que se resaltan en los panoramas
mencionados más arriba.
¶11 El breve panorama propuesto aquí permite una serie de observaciones:
primeramente, es evidente que la intermedialidad se parece a una tendencia que suele
caracterizar a las «nuevas disciplinas», a saber, que desde el establecimiento de su
territorio ella es objeto de una compulsión por la definición que, muy temprano,
produce numerosos panoramas y retrospectivas. Además, hay una tensión visible
entre una visión europea de la intermedialidad, caracterizada por el binarismo,
descrito más arriba, en el que se contraponen los estudios de los medios a los estudios
literarios o artísticos, y una visión norteamericana, cercana a los media ecology de los
Estados Unidos, que se concentra en la amalgama de medios y en la cuestión de sus
relaciones en un sentido amplio. En fin, las teorizaciones existentes sobre el método
intermedial ocurren ampliamente en el eje de Europa del norte (en la que incluyo
Francia) y Quebec. Las investigaciones intermediales publicadas en otras lenguas
diferentes del inglés, alemán y francés son ampliamente excluidas de estos states of the
18 Como lo señala Christoph Vatter, estas dos tradiciones intermediales se toman
relativamente poco en cuenta entre ellas: «Sowohl die eher medienwissenschaftlich orientierten als auch die eher literatur und kunstwissenschaftlichen Konzeptionen von Intermedialität berücksichtigen trotz einer Reihe von Gemeinsamkeiten und Konvergenzen die jeweils andere Tradition in vielen Publikationen nur wenig.» Vatter, «Intermedialität – une affaire allemande ?», p. 410–412. [Yo traduzco] Tanto las concepciones de la intermedialidad orientadas hacia el estudio de los medios como aquellas más cercanas a la literatura del arte, se toman muy poco en cuenta una a otra, a pesar de un gran número de puntos en común y de ejes de convergencia.
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art. En parte esto se debe a un asunto generacional –el desarrollo de la investigación
intermedial en América del Sur en particular es bastante reciente– y, por otra parte,
es muy probable que también sea un problema de acceso lingüístico e institucional.
En efecto, así como la revista Intermédialités aparece en la plataforma Érudit, a la que
tienen acceso de manera casi exclusiva las instituciones francófonas, las
investigaciones que se hacen en italiano y español no son de fácil acceso para lectores
francófonos, anglófonos o germanos.
¶12 Por ello el doble desafío de este número que nace de una convocatoria abierta
internacionalmente y en cuatro idiomas (francés, alemán, inglés y español): sin
pretender ser exhaustivo, se pone el acento en contribuciones que provienen de
campos (teatro africano, videojuegos…) y de zonas geográficas (Inglaterra, América
Latina, Europa del Sur, África del Sur…) menos reconocidas por su investigación
intermedial que los grandes centros alemanes, suecos, franceses y quebequenses. Así,
se tiene por objetivo abrirle un lugar a una investigación intermedial otra, aquella que,
sin definirse necesariamente como «intermedial» representa, no obstante,
tendencias, objetos y apuestas relevantes para la intermedialidad. Aquella que
depende también más del porvenir que del pasado –para encarar el futuro de la
investigación intermedial hay que, en efecto, reunir ciertos indicios sobre cómo se
trabaja hoy en día la intermedialidad, se definan esas investigaciones bajo el nombre
de intermedialidad o no. Así, este número quiere ser, ante todo, una vitrina de
presentación para las investigaciones efectuadas por la «vanguardia» actual de la
intermedialidad y, de esta manera, seguir la evolución que tienen los métodos,
herramientas y objetos al estar ellos en contacto con una generación joven formada
desde sus inicios en la intermedialidad. Debido a su eclecticismo (tanto por sus objetos
como por los métodos empleados), los artículos presentes en este número sugieren
que la intermedialidad tiene todavía mucho porvenir en las ciencias humanas
(principalmente por su aporte a los Memories Studies, a la filosofía, a las ciencias
políticas). Más aún, la intermedialidad es también una aproximación que despliega,
cada vez más, un análisis de objetos (conferencia, juego de video, cine de género, etc.)
que surgen, conjuntamente con ella, en el terreno de las vanguardias artísticas. Así, la
intermedialidad 2.0 incita a los investigadores a actuar de forma intermedial con el fin
de aprovechar al máximo los modos de cuestionamiento que esta práctica introduce
en la investigación.
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¶13 El artículo que abre este número parte de una frase pronunciada por el
fundador de Intermédialités, Éric Méchoulan, durante el primer coloquio del CRI en
1999 que introdujo la noción de inmedialidad [immédiateté] en una reflexión sobre
la función filosófica de la intermedialidad. En este sentido, Fabien Dumais propone
un análisis sobre la importancia del aporte de la filosofía deleuziana para la teoría de
la intermedialidad, esencialmente en su línea montrealesa; haciendo una reflexión
sobre el aporte formalista de la intermedialidad o aún sobre su relación con la
condición del acontecimiento [événementialité], este texto contribuye a los raros
escritos que abordan la intermedialidad desde una perspectiva puramente filosófica.
¶14 Esta reflexión filosófica es seguida por dos estudios de caso con valor histórico.
«‘Arts Once More United’: Bridging Disciplines through Creative Media Research,
Toronto, 1953–55», de Michael Darroch, enfoca su interés en un objeto social que
marca igualmente un momento de innovación en la historia de los estudios de los
medios: la producción, entre 1953 y 1955, de una serie de conferencias y de una revista
(Explorations, 1953–1957) de la mano de un grupo de investigadores de la Universidad
de Toronto, entre ellos el teórico de los medios Marshall McLuhan y el antropólogo
Edmund Carpenter. A través del análisis de documentos de archivo producidos por
ese grupo de investigación experimental, Darroch ofrece como contribución una
pieza importante del rompecabezas de la «prehistoria» intermedial. Aún antes de
Deleuze y Guattari, los teóricos de la Universidad de Toronto practicaban ya la
intermedialidad sin saberlo; esto es lo que nos revela Darroch cuando descifra las
modalidades según las cuales ese grupo percibía los medios como formas artísticas,
estableciendo así un primer paralelo entre infraestructuras mediáticas y modos de
comunicación humanos. Claire Holdsworth, por su parte, se interesa en otra instancia
de los recorridos preliminares de la intermedialidad: Readings, una revista británica
de breve existencia (solo se publicaron tres números en 1977) representa un cronotopo
intermediático que hace visibles las relaciones entre medios y formas artísticas.
Además, como en el artículo de Darroch, el objeto mediático devenido archivo no
tiene como única función dar a conocer un mundo intermediático sino, también,
cristalizar las complejas relaciones que se tejen alrededor de este objeto.
¶15 Los estudios de caso de Darroch y Holdsworth, cuya apuesta es la de proponer
«prehistorias intermediales» concretas, son seguidos por tres panoramas teóricos
que comparan el método intermedial con otras aproximaciones teóricas. En una
contribución que hace eco con el artículo de Éric Méchoulan «Intermédialités:
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ressemblances de famille»19, en el que fundador de la revista establecía un panorama
de «concepciones teóricas» que precedían a la intermedialidad, Jean-François Vallée,
por su parte, añade un elemento adicional a la lista de aproximaciones que se ocupan
de lo intermedial sin asumirla directamente: la corriente de la ecología de medios
(media ecology), que le debe sus orígenes nada menos que a la revista Explorations.
Según Vallée existen numerosas similitudes históricas y conceptuales entre la ecología
de medios y la intermedialidad (particularmente en su definición montrealesa, citada
más arriba), al igual que hay diferencias significativas en su aprehensión del rol de los
medios. En su conclusión, Vallée sigue la huella de Cisneros al sugerir que debido a su
interdisciplinariedad, las dos corrientes –la ecología de medios y la intermedialidad–
siguen ofreciendo herramientas reflexivas para repensar las técnicas y las instituciones.
¶16 Sébastien Fevry establece un paralelo entre la intermedialidad y los Memories
Studies, otro territorio de estudio multidisciplinario. Allí donde Vallée busca ilustrar
los paralelos y las maneras en que se complementan los dos métodos, tomando en
cuenta que la media ecology constituye, sin nombrarla, una forma de intermedialidad
norteamericana (hay que notar que en los Estados Unidos la perspectiva intermedial
es aún poco conocida), Fevry usa la intermedialidad a manera de prisma disciplinario:
para él, el acercamiento a los medios es lo que permite marcar una distinción entre los
Memory Studies, más cercanos al problema de la mediación, y los estudios de
memoria franceses, que se interesan más bien en la noción de memorialización. La
apuesta del texto de Phillip Rousseau es de cierta manera similar: tomando como
punto de partida la Convención sobre la protección y la promoción de la diversidad
de las expresiones cultuales (UNESCO, 2005), este último adopta un concepto
intermedial –el de la interfaz– con el fin de adaptarlo a la diversidad cultural según la
concibe UNESCO. Así, el autor crea un concepto híbrido, el de convención/interfaz,
que Rousseau concibe a la vez como objeto de estudio y clave metodológica: un objeto
que contiene en sí la fuente de su propia teorización y que, simultáneamente,
encuentra la manera de conciliar en él los dos campos –la intermedialidad y la
diversidad cultural.
¶17 Estas reflexiones teóricas son seguidas por un trío de puestas en práctica
intermediales cuyo carácter nacional y regional abren otra ventana hacia la
investigación intermedial actual. En su contribución, Catherine Makhumula parte
del artículo «The Politics of Intermediality» de Jens Schröter y de la obra colectiva
19 Éric Méchoulan «Intermédialité : ressemblances de famille », Intermédialités,
«Rythmer», n° 16, otoño 2010, p. 233–259.
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Intermediality in Theatre and Performance (2006)20 para proponer un panorama
del teatro contemporáneo en Suráfrica –una vez más, esta es una aproximación
intermedial que se pone en práctica sin nombrarse forzosamente de esa manera.
Siguiendo a Schröter, Makhumula demuestra que la cuestión de las relaciones
intermediales, tal como aparecen en el discurso sobre el teatro de Suráfrica, lejos de
plantearse preguntas puramente teóricas o estéticas, apunta igualmente a plantearlas
con connotaciones políticas. «Thinking Intermediality in Mexico through artistic
input», la contribución de Susana González Aktories y María Andrea Giovine Yáñez,
representa una respuesta a los estados del arte de la investigación intermedial en
Europa y en la América del Norte anglófona y francófona que se habían publicado
anteriormente. Para las autoras, la creación artística mexicana es la que, desde los años
cincuenta, habría servido de puerta de entrada a la intermedialidad: la que, de entrada,
será parte integral del proceso creativo de numerosos artistas mexicanos antes de
integrarse al discurso sobre el arte por medio de conceptos y escritos tales como
intermedia de Dick Higgins21 . En la producción artística reciente de México, las
autoras identifican una efervescencia del lenguaje de la intermedialidad. Su reflexión
se abre a una interrogante final más amplia: habría que preguntarse si, a partir de
ahora, la evolución de estos planteamientos dará lugar a un «giro intermedial» más
generalizado. Finalmente, con «Intermedial Products for Digital Natives: British
Theatre Cinema on Italian Screens», Maddalena Pennachia tiene como punto de
partida un objeto mediático y culturalmente específico –la recepción por las nuevas
generaciones italianas de las adaptaciones cinematográficas de piezas importantes del
repertorio teatral inglés– para, de esa manera, dirigir su mirada hacia la relación que
mantiene la industria cinematográfica y su público joven con la noción de
intermedialidad. Apoyándose en un estudio del público (la autora analizó los hábitos
y reacciones en una muestra de adolescentes italianos), concluye que las prácticas
intermediales fundamentales (tales como la remediación del libro a la pantalla bajo la
forma de subtítulos) son aun altamente legibles para una joven generación de
espectadores italianos que comprenden intuitivamente el mundo mediático que los
rodea como un mundo profundamente intermedial.
¶18 Los escritos que giran alrededor de los problemas nacionales en el corazón de
la investigación intermedial dan lugar a las contribuciones de Rémi Lauvin y de
Christophe Duret, que retoman el concepto de mapa como metáfora heurística: aquí,
20 Freda Chapple and Chiel Kattenbelt (eds.), Intermediality in Theatre and Performance,
Amsterdam, Rodopi, 2006. 21 Dick Higgins, Intermedia, New York, Something Else Press, 1966.
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el estudio de caso mediático es el que sirve para revelar nuevas facetas de aquello que
permite una aproximación intermedial. En «Cartographie/Thermographie. Regards
et corps instruits dans Hollow Man (Paul Verhoeven, 2000)», Lauvin propone una
lectura minuciosa del film de Verhoeven para ilustrar cómo allí se pone en escena la
termografía, una forma de cartografía mediática, con el fin de representar las técnicas
de vigilancia con relación a los medios digitales. Si la termografía da lugar a lo que
Lauvin llama un estado «impuro» y «primitivo» [primal] de la imagen
cinematográfica, esta imagen, a su vez, se pone al servicio de una transformación de lo
real en «materia prima» a través de lo que Lauvin llama una «intermedialidad
propiamente tecnológica» implementada por el cine hollywoodense. Duret, por su
parte, quiere ampliar la noción de transmedialidad–concebida, entre otros, por
Henry Jenkins– revelando su dimensión intermedial. Para ello, el autor toma como
ejemplo las relaciones entre el videojuego y los otros medios en el seno de las
franquicias transmediáticas. De esta manera, el autor cuestiona ciertos preceptos de la
teoría de la transmedialidad como, por ejemplo, la idea de una sinergia entre los
medios. Usando como ejemplo varias franquicias, Duret levanta un panorama de
diferentes modalidades intermediales en los relatos transmediáticos antes de
proponer, como conclusión, dos conceptos hermanos que hacen visible el
componente intermedial en esos relatos: «transficción intermedial» e
«intermedialidad transficcional».
¶19 Finalmente, como conclusión a este número encontramos dos documentos
que, cada uno con una marca distintiva, atestiguan el futuro de la investigación
intermedial. «De la critique des dispositifs à la intermédialité pour approcher les
productions artistiques : bilan des travaux du seminaire Intermédialités (Université
Toulouse-Jean Jaurés, France)» es el fruto de una colaboración entre varios
miembros hispanistas del grupo de trabajo LLA-CREATIS en la Universidad
Toulouse-Jean Jaurés. En este documento, que toma la forma de «notas de
laboratorio» producidas en momentos importantes, como coloquios, pero también
en encuentros artísticos que los investigadores han podido hacer, los autores
documentan su formación en estudios intermediales y el impacto que estos han
tenido en sus investigaciones. El texto capta el entusiasmo de una joven generación
por un método flexible y heurístico que les permite acercarse a todas las obras de arte.
¶20 Por su parte, los cuatro jóvenes investigadores del CRIalt, autores de un
performance audiovisual titulado «La nouvelle sphère intermédiatique (colloque du
CRI–1999) à l’épreuve de la remédiation : supports, approches et discours» que se
presentó durante el congreso de la International Society for the Study of
Intermediality en mayo de 2017, dan cuenta, a la vez, de un procedimiento intermedial
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–el de montar un performance como tal– y del hecho de haber sido formados por el
CRIalt. El performance, cuya grabación en video está disponible en el sitio de
Intermédialités junto con la aparición de este número, toma la forma de un montaje
sonoro que yuxtapone breve extractos de los archivos del coloquio sobre
intermedialidad organizado por el CRI en 1999 y las reacciones que tuvieron los
«antiguos» investigadores del CRIalt al escuchar de nuevo estas grabaciones
históricas. Durante entrevistas que le hicieron a varios intermedialistas de aquellos
comienzos, los jóvenes investigadores del CRIalt pudieron plantear una serie de
preguntas sobre el impacto que ha tenido la intermedialidad en estos investigadores.
Más aún, Suzanne Beth, Rémy Besson, Claudia Polledri y yo nos hemos grabado a
todo lo largo de nuestro performance. Dos extractos revelan así nuestras propias
posturas, miedos y expectativas de cara a la intermedialidad, asumida por igual como
método científico y como un territorio disciplinario.
¶21 La entrada al salón estaba bloqueada por una gran cartelera, dejando a un lado
un corredor de dos metros, en donde Jed había fijado de un extremo al otro
una foto satelital tomada en los alrededores del Balón de Guebwiller y la
ampliación de un mapa Michelin «Departamentos» de la misma zona. El
contraste era asombroso: mientras que la foto satelital no mostraba sino una
sosa mezcla [la soupe] de verdes más o menos uniformes, salpicada de unas
difusas manchas azules, el mapa revelaba un tejido fascinante de caminos
departamentales, rutas pintorescas, puntos de vista, bosques, lagos y pasajes.
Sobre las dos ampliaciones, en mayúsculas negras, figuraba el título de la
exposición: «EL MAPA ES MÁS INTERESANTE QUE EL
TERRITORIO»22.
Jed Martin colecciona mapas de rutas motivado por una fascinación formal que,
como a menudo en Houellebecq, roza la perversión. Gracias a los esfuerzos de su
compañera, terminó montando un proyecto borgesiano que ha hecho furor en el
mundo del arte contemporáneo parisino: una exposición en la que fotografías
gigantes de paisajes se ven eclipsadas por los grandes mapas de los territorios en
cuestión. No sin presagiar la exposición «Rester vivant» que, en 2016, reunió obras
22 Michel Houellebecq, La carte et le territoire, Paris, Flammarion, 2010, p. 81–82.
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visuales de gran formato23, instalaciones y poemas de Houellebecq en el Palacio de
Tokyo, la exposición imaginaria «El mapa es más interesante que el territorio»
constituye el anclaje de esta novela profundamente intermedial. La adecuación
tautológica entre mapa y territorio (el aspecto propiamente borgesiano del proyecto
de Jed, que moviliza las convenciones del modernismo para llevarlo más allá del
postmodernismo) es también, ante todo, un asunto de medialidades. Después de
todo, es la fotografía la que va al encuentro de la cartografía en esta novela donde la
forma de la escritura le es suficiente para reproducir el entretejido, retomando el
término de Houellebecq, entre formas mediales y artísticas. La fascinación del
protagonista por la estructura rizomática del mapa de rutas genera una composición
en abismo [mise en abîme] de la superfici(e)alidad contemporánea –aquello que,
refiriéndose a la moda, Agamben llama «la intrazable frontera entre el “no aún” y el
“no más”»24.
¶22 Si bien la metáfora impuesta por el título de la exposición imaginaria de
Houellebcq parece irónica –el mapa eclipsa el territorio, el mercado elimina el arte–
ella escenifica un debate filosófico que apunta hacia la estética: la «sosa mezcla de
verdes más o menos uniformes, salpicada de unas difusas manchas azules» se refiere
a una estética modernista y abstracta que evoca los lienzos de Rothko e incluso la vista
aérea de los famosos versos de Sylvia Plath: «And a head in the freakish Atlantic /
Where it pours bean green over blue / In the waters off beautiful Nauset»25 . En
contraste, el mapa y su «tejido fascinante de caminos departamentales, rutas
pintorescas, puntos de vista, bosques, lagos y pasajes» se refiere, como en todas las
novelas del autor, a una estética realista y, si se quiere, naturalista. Un debate similar
parece animar la investigación intermedial, de donde se desprenden dos prácticas: una
utiliza los tintes de la intermedialidad para pintar las relaciones entre los medios en
todo detalle (estudios de caso) así como su proliferación dentro de su totalidad
(tipologías en la gradación de sus préstamos y los tejidos entre los medios). El otro
debate se dedica a rastrear los caminos del método y de sus objetos con el fin de
establecer un mapa tan amplio como los territorios geográficos y disciplinarios en los
que tienen lugar estas investigaciones.
23 Nos referimos a una fotografía gigante en blanco y negro en la que la palabra «Europa»,
escrita en bloques de concreto que tienen como fondo una zona industrial, evoca siniestramente la crisis contemporánea del viejo continente.
24 «l’insaisissable frontière entre le “pas encore” et le “ne plus”». Giorgio Agamben, Qu’est-ce que le contemporain ? trad. Maxime Rovere, Paris, Rivages, 2008, p. 29.
25 Sylvia Plath, « Daddy », Ariel [1965], Londres, Faber et Faber, 1999, p. 48.
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¶23 De hecho, algunos días antes de escribir esta introducción llegó a mi bandeja
de entrada el anuncio de un coloquio publicado por Ágnes Pethő, profesora de cine
en la Universidad Sapientia de Cluj-Napoca en Rumania. Allí se nos informaba que
en octubre de 2018 un reciente grupo de investigadores abordará el asunto
«Intermediality Now: Remapping In-Betweenness»26 de lo cual, con plena certeza,
surgirá un conjunto de artículos sobre el tema. Allí vemos el dinamismo de esta
segunda corriente dedicada a cartografiar la intermedialidad: rampante, sin
estructuras ni límites definidos, ella se propaga y se repiensa según el empuje de los
vientos disciplinarios y lingüístico-culturales. Pensar el mapa intermedial lleva a
pensar la intermedialidad como objeto intermedial en sí misma. Los límites que
definen la intermedialidad nos preocupan poco: como lo muestran los artículos
reunidos en este número, que pasan por Deleuze y McLuhan hasta llegar a los teóricos
contemporáneos de la media ecology estadounidense, se puede practicar la
intermedialidad sin saberlo, así como, en sentido contrario, la intermedialidad puede
servir de punto de partida para una reflexión, en un plano internacional, sobre el
futuro de sus métodos y de las disciplinas de las ciencias humanas.
26 http://film.sapientia.ro/en/conferences/intermediality-now-remapping-in-
betweenness, (consultado el 20 de abril de 2018).
I N T E R M É D I A L I T É S • N O S 3 0- 3 1 A U T O M N E 2 017 – P R I N T E M P S 2018
holds a Ph.D. from McGill University and is currently a postdoctoral
researcher at Université de Montréal. Her research focuses on questions of formalism,
aesthetics, ethics, and narratology. Her articles have appeared in Screen (vol. 57, no. 1),
in Cinema Journal (issue 58, no. 2, forthcoming) and in edited collections. She is the
editor of the special issue "Mapping (Intermediality)" vol. 30-31
(Fall 2017 ‒ Spring 2018) of Intermédialités and she has published reviews in Border
Crossings, Canadian Art and Ciel Variable.
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