University of Texas at El Paso University of Texas at El Paso
ScholarWorks@UTEP ScholarWorks@UTEP
Combined Interviews Institute of Oral History
5-24-2006
Interview no. 1319 Interview no. 1319
Adolfo Valdez Verduzco
Follow this and additional works at: https://scholarworks.utep.edu/interviews
Part of the Oral History Commons, and the Social and Behavioral Sciences Commons
Recommended Citation Recommended Citation Interview with Adolfo Valdez Verduzco by Alma Carrillo, 2006, "Interview no. 1319," Institute of Oral History, University of Texas at El Paso.
This Article is brought to you for free and open access by the Institute of Oral History at ScholarWorks@UTEP. It has been accepted for inclusion in Combined Interviews by an authorized administrator of ScholarWorks@UTEP. For more information, please contact [email protected].
University of Texas at El Paso
Institute of Oral History
Interviewee: Adolfo Valdez Verduzco
Interviewer: Alma Carrillo
Project: Bracero Oral History Project
Location: Heber, California
Date of Interview: 24 May 2006
Terms of Use: Unrestricted
Transcript No.: 1319
Transcriber: GMR Transcription Services
Biographical Synopsis of Interviewee: Mr. Adolfo Valdez Verduzco was born on September
9, 1931, in Casa Blanca, Sinaloa, Mexico; he is one of six siblings; his father worked in
agriculture and his mother was a housewife; when he was a young boy, he helped his family by
working in the fields and caring for animals; he was formally educated through the third grade;
in 1954, he became a bracero and remained working as such until 1962; as a bracero, he labored
in the fields of Imperial Valley, California, Medford, Oregon, and Aguila, Arizona; he later
immigrated to the United States.
Summary of Interview: Mr. Valdez Verduzco talks about his hometown of Casa Blanca,
Sinaloa, Mexico and what his life was like growing up; his parents moved from Sinaloa to
Mexicali, Mexico in search of employment; in 1946, he crossed into the United States illegally;
in 1954, he went through the hiring process to become a bracero; in addition, he mentions going
through centers in El Centro, Bella Vista, and Santa Clara, California, Mexicali, Mexico and
Empalme, Sonora, Mexico; his first contract took him to work in the potato fields of Stockton,
California; he returned to Mexico and renewed his contract in Empalme, Sonora, Mexico; he
details the harsh conditions he and other men endured while waiting there; the camp was
overcrowded; he recalls the entire process, including lists of eligible workers, waiting times, and
modes of transportation; as part of the process, he was medically examined and deloused; he
recalls that one of the requirements for the braceros was to have calloused hands; many men
would rub stones against their hands in order to meet this requirement; his second contract sent
him to work in the orchards of Medford, Oregon; he recalls that the braceros were forced to
remain stooped over while working in the lettuce fields; he goes on to detail the camp size, living
conditions, provisions, duties, payments, deductions, remittances and correspondence; he gives
his opinion of the braceros from Oaxaca, Mexico; he married and had children after his time as a
bracero; in 1966, with the help of his boss, he became a legal United States resident; in 1972, he
was able to do the same for his family; although he did suffer as a bracero, his overall memories
of the program are positive.
Length of interview 40 minutes Length of Transcript 39 pages
Nombre del entrevistado: Adolfo Valdez Verduzco
Fecha de la entrevista: 24 de mayo de 2006
Nombre del entrevistador: Alma Carrillo
Mi nombre es Alma Carrillo. Hoy es 24 de mayo del año 2006 y estoy platicando con
Adolfo Valdez Verduzco. Y este proyecto es sobre el Proyecto Historia Bracero.
AC: ¿Cómo está don Adolfo?
AV: Bien, bien, bien, gracias.
AC: Qué bueno. Don Adolfo, le agradezco mucho que venga aquí a contestarme
algunas preguntitas, a platicar rico y tendido.
AV: Sí. (risas)
AC: A ver, don Adolfo, ¿de dónde es usted?
AV: De Sinaloa; Casa Blanca, Sinaloa.
AC: Y, ¿en qué año nació?
AV: En 1931.
AC: ¿En el [19]61?
AV: [19]31.
AC: [19]31.
AV: Sí. (risas)
AC: Oiga, y, ¿qué recuerda usted de su niñez?
2 de 39 Adolfo Valdez Verduzco
AV: ¡Uh! Pos todo de allá de Sina… de Sinaloa todo.
AC: A ver, pues cuénteme.
AV: Pero pos no, pos nomás cuando andaba ahí en la escuela, jugando con los
muchachos, con los chamacos, con todos. De todo me acuerdo como si fuera ayer
y de lo más reciente, no me acuerdo.
AC: Oiga, pero usted me dice que se acuerda cuando estaba en la escuela.
AV: Sí.
AC: ¿Sí fue a la escuela usted?
AV: Sí.
AC: ¿Cuántos años fue?
AV: Hasta tercer grado nomás de primaria, sí.
AC: Y, ¿aprendió bien a leer y escribir?
AV: Sí, pos regular digo yo. (risas) Pues sí, ¿vedá? Sí, pos, puros recuerdos de esos
nomás tengo. Cuando trabajábamos, ahí empezamos a trabajar cuando nos
vinimos para acá. Cuando empezaba a trabajar yo con las mulas, los arados, ey.
Nos vinimos aquí a Mexicali. Ahí duré un tiempo, allí el [19]60 y… el [19]54.
AC: ¿Cuántos años tenía usted?
AV: Veintitrés, me parece. Me parece cuando me contraté, el [19]54. Fuimos aquí al
Valle Imperial a piscar lechuga y anduve de cargador, casi me moría. (risas)
3 de 39 Adolfo Valdez Verduzco
AC: ¿De veras?
AV: Sí.
AC: ¿Estaba pesado?
AV: Muy pesado, muy pesado el trabajo ese, porque muchas cajas y el troque
caminando y teníamos que echar arriba y arriba. Después, fuimos a Sacramento, a
la isla de Stockton, al tomate también, también de cargador. ¡Hijo! Sí, al último
fuimos a Oregón a la pera y después a Utah a la papa. Y también pura friega todo
el tiempo. (risas) Yeah. Y es, pos esto… lo que he trabajo en tamás(??) y
últimamente trabajé cuando arreglé la migración, estaba trabajando aquí en
Holtville con unos filipinos, ahí duré tres años.
AC: Oh, ¿sí?
AV: Tres o cuatro años con ellos y ellos me arreglaron.
AC: Cuándo, ¿cuándo arregló usted?
AV: El [19]62.
AC: Y antes de eso, ¿siempre anduvo de bracero?
AV: Sí, sí.
AC: ¿Le dieron muchos contratos?
AV: Sí, varios. Nos vinimos a, una vez renovamos contrato aquí dos veces, me parece.
AC: Aquí, ¿en dónde? ¿En Heber?
4 de 39 Adolfo Valdez Verduzco
AV: Sí, aquí. Sí, aquí en El Centro. Y otra en Bakersfield y dos veces fui a Empalme,
dos veces me parece que a Empalme. Y otra aquí en Bella Vista, en Mexicali me
contrataron. Y la primera vez ahí fue en Bella Vista.
AC: En Bella Vista.
AV: Sí. El [19]54.
AC: Oiga, me estaba diciendo. Pues, ¿cómo le…? ¿Se vino usted con su familia a
Mexicali o se vinieron todos?
AV: Sí, todos, toda, toda la familia.
AC: Y, ¿por qué se vinieron?
AV: Pues, a buscar mejor vida, pues sí.
AC: Pues, ¿cómo era la vis…?
AV: Allá nos quitaron todas las tierras los agraristas, a mi papá. Le quitaron, nomás le
dejaron dos hectáreas, dos hectáreas, ¿para qué servían?
AC: Y, ¿qué hacían en las hectáreas ustedes?
AV: Pos sembrar ahí, pero no alcanzaba para nada eso, ey. Y mejor nos vinimos pa
acá. Pos yo venía chico, yo todavía no cumplía ni los quince años. Y ahí
anduvimos trabajando en el valle en Mexicali. Y últimamente ahí estuvimos en La
Carranza. Mi padre fue mayordomo ahí en La Carranza. Ahí es [d]onde duramos
más y de allí estaba yo cuando me contraté, ya el [19]54.
AC: El [19]54.
5 de 39 Adolfo Valdez Verduzco
AV: Sí.
AC: Oiga. Y cuando estaba allá en México, ¿usted era…? ¿En dónde fue a la escuela
entonces?
AV: Allá en Sinaloa.
AC: ¿En Sinaloa?
AV: En Sinaloa, sí.
AC: Y, ¿sus hermanos? ¿Tiene hermanos usted?
AV: Sí, sí tengo, tengo otros dos menores que yo.
AC: Y, ¿ellos también fueron a la escuela?
AV: Sí, allá mismo. Todos en Casa Blanca, Sinaloa, por allá de Guasave.
AC: Y, ¿qué recuerda de Sinaloa?
AV: Pues, todo. Toda mi infancia allá.
AC: A ver, pos, cuénteme.
AV: No, pos, ¿qué voy a…? ¿Qué? Los caballos, todo, todo recuerdo. Los bueyes,
todo. (risas) Las mulas, todo recuerdo bien. No le digo que ya empezaba a trabajar
con el yaqui este, un tumor de que me golpeó el arado, la mancera del arado de las
mulas.
AC: ¿Eso es de Sinaloa?
6 de 39 Adolfo Valdez Verduzco
AV: Sí.
AC: Pues usted tenía, ¿cuántos años empezó, empezó a trabajar?
AV: Pos allá empezamos a trabajar a los doce años con las mulas, con los bueyes.
AC: ¿Sus hermanos también?
AV: Sí, todos, todos, toda la gente. (risas) Todos, yeah.
AC: Oiga. Y, la escuela que ustedes iban, ¿era pública o era…?
AV: Pública era, sí.
AC: Y, ¿cómo era la vida allá en Sinaloa? ¿Qué hacían?
AV: Y tengo presente al profesor, yo bien presente lo tengo.
AC: Oh, ¿sí? ¿Cómo se llamaba?
AV: Heriberto Urías Castro se llamaba, ey. Todo presente lo tengo, ey. Después de que
salíamos a veces, nos mandaba a Tamazula por el otro lado del río a llevarle
cartas o a buscar cartas a ver si había correo, porque no llegaba el correo para la
Casa Blanca. Seguido, una vez por semana íbamos. Sí, está muy presente todo
eso. Cuando íbamos al río, que había unos álamos muy grandes y había huecos,
palos muy grandes. Nos metíamos a agarrar huevos a las pichihuilas, se llaman
unos patos que hay.
AC: ¡Oh! ¿Así se llaman, pichihuilas? (risas)
7 de 39 Adolfo Valdez Verduzco
AV: Pichihuilas, ey. Todo eso lo tengo muy presente, yeah. Pos nomás. No, historia no
tengo nada de…
AC: Oiga. Y, ¿se ponían a jugar ustedes? ¿Qué jugaban?
AV: Sí, pos en aquel tiempo jugábamos a una cosa que le dicen el palillo.
AC: ¿El palillo?
AV: Sí, es como ese del golf, igualito a eso.
AC: Oh, ¿sí?
AV: Nomás que eran unas bolas así de, de, de palo, pues. Pero las quemábamos pa
que, en las noches jugábamos, en la noche iba la bola de lumbre así pegándole,
igualita al, al ése de ahora.
AC: ¿El golf?
AV: Ey. Igualito al golf.
AC: Ándele.
AV: Y poníamos una raya en el, el que llegara primero con la… porque la peleaba uno
con el, con el palillo. Palillo le decíamos al palo y lo peleaba el que ganaba y le
tocaba llegar primero a la raya, es el que ganaba.
AC: Oiga. Y eso… dígame.
8 de 39 Adolfo Valdez Verduzco
AV: Y otra, otra cosa, también jugábamos al ron chiflón. Era, nos escondíamos y
después se iba uno y le daba el mapa donde estaban y tenía que hallarlo y si no lo
hallaba, arrancaba uno y llegaba primero a la base y ya ganaba también.
AC: Oh, ¿sí?
AV: Pero en la noche también. (risas) Y una oscuridad. Pero oscuro allá, que no había
luz todavía en ese tiempo, pues (risas) y así jugábamos, yeah.
AC: Y, ¿cambió mucho su vida de cuando usted vivía en Sinaloa a cuando se mudó a
Mexicali?
AV: ¡Oh, sí! Cómo no, pos sí. Todo lo que me fijaba que no, no había allá. Aquí no
había, yo no, no conocía nada de… Como la luz, aquí vine a conocer la luz de, de
colores.
AC: ¿Cómo luz de colores?
AV: Sí, pos la luz esa, los foquitos verdes y azules y todo eso.
AC: Oh, ¿sí?
AV: Y yo decía: “Pos, ¿cómo le harán pa que salga la luz azul o pa (risas) que salga
verde?”. Sí, de veras.
AC: Sí.
AV: Porque llegamos en la pura Navidad y miraba los arbolitos, pos yo no los conocía.
Los arbolitos de navidad y si unos verdes, azules, y blancos, nomás decía yo:
“¿Cómo le harán?”. (risas) No sabía que eran los foquitos los que estaban
pintados, pues.
9 de 39 Adolfo Valdez Verduzco
AC: Sí. (risas)
AV: De a tiro, eran verdes uno de a más. Pos no conocía radio, nada.
AC: ¡Oh! ¿No conocía el radio?
AV: No. Nada, nada.
AC: ¿Qué hacía de diversión en Sinaloa?
AV: Nada, pos nomás eso que le digo, jugar, jugar ahí.
AC: ¿No había fiestas en Sinaloa?
AV: Sí, muy grandes. San Antonio ese que sale ahí el 13 de junio.
AC: Y entonces, qué, ¿qué hacían en Sinaloa para…?
AV: Pues…
AC: La música.
AV: Está la banda, la banda.
AC: Oh, la banda.
AV: Sí.
AC: ¿En vivo?
AV: Sí, sí, la banda, bailes, baile, ¿verdad? No, pos yo estaba chico en aquella época.
10 de 39 Adolfo Valdez Verduzco
AC: Y cuando se movió a Mexicali, había radio.
AV: Había radio.
AC: Había lucecitas de colores.
AV: Sí. (risas)
AC: Y a ver, ¿qué más?
AV: Luego luego salió la televisión también. Nosotros llegamos [el] [19]46 a
Mexicali, a fines, en diciembre, creo. Y ya pal cincuen… [19]48 ó [19]50, no me
acuerdo cuándo llegaron, vi la primera televisión.
AC: Y, ¿usted la veía?
AV: Sí, pos cuando me venía aquí a Mexicali, porque vivíamos en rancho. Cuando
veníamos, veníamos a Mexicali, la miraba en la mueblería La Malinche. (risas)
AC: Oh, ¿sí? (risas)
AV: Sí, nos hacíamos bola ahí. Yeah, yeah. Muy diferente todo.
AC: Y, ¿qué estaban trabajando ustedes en Mexicali?
AV: Yo empecé a trabajar en un tractor, un tractor de esos que tenían las llantas de, de
picos, fierro. En ese empecé barbechando ahí. Ahí me enseñó el patrón, el dueño
del tractor me enseñó. Pos yo hasta miedo le tenía y él me enseñó. Y ahí empecé y
toda mi vida fue también pura, pura maquinaria también, aparte de los siete años
que anduve de bracero.
11 de 39 Adolfo Valdez Verduzco
AC: Oiga. Y cuando, y, ¿sus hermanos también trabajaban con usted en el tractor?
AV: Pos sí. Ellos también trabajaban, uno mayor, porque los demás están más chicos.
AC: Oh. Pos, ¿cuántos hermanos tiene usted?
AV: Tengo ahorita otros dos y una mujer y ya murieron dos.
AC: ¿De los hombres?
AV: Uno mayor. No, uno, un hombre nomás y dos mujeres mayores que yo. Una
murió ya, ey. Quedan dos hermanos menores que yo y… No, pos esos todavía no
trabajaban. A ellos les tocó la escuela aquí en Mexicali. Yeah. Sí, pos es todo.
AC: Empezó a trabajar usted, me estaba diciendo sus hermanos en, en Mexicali.
AV: Sí.
AC: También. Hasta los más chicos.
AV: Sí. Sí.
AC: Y, ¿su papá?
AV: Mi papá se encargaba ahí en el rancho nomás. Sí. Nos ponía a trabajar allí y pos
allí le hacíamos todo, desde el azadón, hasta piscar el algodón, cultivarlo, regarlo,
y todo. Todo eso del fil.
AC: Y, ¿su mamá y las mujeres de su casa?
AV: En su casa.
12 de 39 Adolfo Valdez Verduzco
AC: ¿Sus hermanas?
AV: Todas en su casa.
AC: Haciendo, ¿qué?
AV: Pos el quehacer de la casa nomás, pos, ¿qué van a hacer en ese tiempo? Nomás
puro quehacer de la casa.
AC: Oiga. Y, ¿cómo usted se enteró del Programa Bracero?
AV: Pos anduvo bien caliente ahí. Toda la gente decía. Yo y otro muchacho nos
enlistamos, vinimos a Mexicali y nos enlistamos, ey. Nos contrataron ahí en Bella
Vista, Santa Clara, en Mexicali. Entramos y fuimos a parar hasta la isla de
Stockton, me parece, la primera vez a piscar papa.
AC: A las papas.
AV: Ey. Yeah. Después se nos venció el contrato de seis meses, vinimos y renovamos
y fuimos a la pera. Sí, sí. Pero nos daban ocho días que fuéramos a visitar nuestra
familia, parientes.
AC: Cada, ¿cuándo le daban los ocho días?
AV: Cada vez que se vencía el contrato, según el contrato. Había de tres meses, de
seis, había hasta de cuarenta y cinco días.
AC: Oh, ¿sí?
AV: Ey.
13 de 39 Adolfo Valdez Verduzco
AC: Y, ¿era difícil volver a tener otro contrato?
AV: Sí, bien difícil, difícil. Por eso tuve que ir yo para Empalme, porque se me
venciera el otro y ya no me recontraté. Y tuve que ir a Empalme otra vez a
contratar, en Empalme. Ahí sí fue feo y duro, porque pues, mucha gente, mucha
gen[te], mucho desorden. No había campo ni nada [d]ónde estar uno, ni ónde
dormir. Y duramos como una semana ahí.
AC: ¿Esperando que les dieran contrato?
AV: Ey. Esperando que nos hablaran, íbamos en lista de aquí de Mexicali, enlistado.
AC: Oiga. Y, ¿había mucha gente esperando ahí?
AV: ¡Sí! Miles, sí. Muchos, sí. Y por dondequiera, no nomás allí, todas las calles
llenas que no podía andar, ni el… Dormía uno parado en un pedacito que rentaba
uno en un lote, allí dormía. Un tenderete que así estaban en todo el patio así de la
casa, durmiendo.
AC: Y, y, ¿los atendían pronto? ¿Cuánto duraba el proceso?
AV: No, pos según, no le digo, nosotros duramos una semana, yeah. Y muchos
duraron meses allí.
AC: Y, ¿qué hacía la gente? ¿Cómo pagaba para vivir?
AV: Pos sí, pos sabe. Sabe cómo le harían. Nosotros ya al fin de la semana, íbamos a
pescar al, compramos anzuelos, íbamos a pescar ahí a la orilla del mar y
sacábamos cualquier botetes, que no le habían… crecía entre las hierbas y los
tiraban pa atrás. Nomás, pero no agarrábamos nada.
14 de 39 Adolfo Valdez Verduzco
AC: Y, ahí cuan… Ya que le, ya que entraban a hacerse el proceso, ¿qué hacían?
¿Cómo era el proceso?
AV: Ya de ahí los, los echaban al tren.
AC: ¿Los llevaban por tren?
AV: Sí, nos traían aquí a Mexicali.
AC: Y, ¿los llevaban a todos, o sea, había una forma de…?
AV: Nomás los que contra… Los, los que les hablaban al, a los que iban en la lista.
Pero eran muchas listas, muchas, mucha gente. Podríamos traer dos mil o mil
quinientos en un viaje, el tren aquí a Mexicali.
AC: Oiga, y cómo, ¿cómo se hacían las listas? ¿Eran las listas de otros lugares que las
llevaban ahí? Cómo, ¿cómo se enlistaron…?
AV: No, puedes salir, como aquí había unas… Yo me fui en una lista de doña… No
me acuerdo el nombre de ella, Paula, me parece. Enlistado con doña Paula y luego
había otro, muchos enlistados de otros jefes allí que necesitaban gente. Y lo
llevaban, había cinco, diez listas de Mexicali o cinco, diez listas de San Luis, de
Tijuana y así. Allí había mucha de todas partes y de todos los estados. Iban por
lista, pues. Y muchos que venían desde que agarraban la lista y no les tocaba,
hasta por allá dentro de un mes les tocaba la lista, ey.
AC: Fíjese.
AV: Iba por orden, yo pienso, iban por orden.
15 de 39 Adolfo Valdez Verduzco
AC: Oiga. Y, ¿usted conoció a mucha…? Cuando estaba en Mexicali, ¿conoció a otras
personas que tenían familiares que eran braceros?
AV: Sí, pos familia no, a ellos nomás, pos a ellos nomás, la familia no la conocía. Pos
andábamos solos allá, allá. Aquí sí conocí como, este, don Juan, Alfredo, ey. No
me acuerdo. Tengo otros que no me vienen ahorita. Pero allá en la bracereada,
allá onde andábamos trabajando no, no conoce, solamente los que llevaban de
compañeros con uno.
AC: Oiga. Y, ¿qué le decían del Programa Bracero? ¿Por qué usted dijo: “Yo a ese me
quiero, eso quiero hacer?”.
AV: No, ellos escogían a uno.
AC: No, pero digo, cuando usted decidió enlistarse.
AV: Sí.
AC: ¿Qué le dijeron que usted lo, que a usted lo convenció para enlistarse?
AV: Pos que [es]taba mejor aquí, ganaba más dinero uno, pues sí. Ganaba más dinero
que había ganado en un, en una semana, aquí lo ganaba en un día. Pues sí. Peor en
ese tiempo que, pos cuando no había trabajo piscaba uno algodón, a $0.20
centavos el kilo de algodón. Necesitaba hacer cien kilos uno pa agarrar $20 pesos;
pesos, no dólares. (risas)
AC: Y esos eran pesos.
AV: Ey.
AC: Esos sí eran pesos. (risas)
16 de 39 Adolfo Valdez Verduzco
AV: Sí.
AC: Oiga. Y cuando usted me dice que lo llevaron al ferrocarril, ¿a dónde lo llevaron?
¿Por dónde lo cruzaron?
AV: Aquí a Mexicali, a Mexicali lo traen y ya de aquí en Mexicali, lo fumigan a uno a
la entrada en, en ese tiempo.
AC: Me estaba diciendo un poquito, que, ¿qué es lo que hacen?
AV: Pos los, los examinan bien a uno todo, todo el cuerpo y aparte de eso lo examinan,
luego le fumigaban con un polvo que le echaban a uno aquí al cruzar la línea. Y
ahí lo echaban en buses y luego venían aquí al Centro, al corralón, a contratarlo,
pues. Llegaba un patrón y decía: “Yo quiero este, este y este y este otro”.
AC: Oiga. Y, ¿qué tipo de examinaciones les hacían?
AV: Pues, a ver si no estaba malo uno del miembro o de, de cualquier cosa; la vista,
todo eso, la boca.
AC: ¿Les revisaban la vista también?
AV: Sí.
AC: Sí.
AV: Los ojos, la boca, todo.
AC: ¿Cómo le, cómo les revisaban la boca?
AV: Así nomás abrieron de, enseñaba uno la boca.
17 de 39 Adolfo Valdez Verduzco
AC: Y, ¿usted vio que mandaban a gente, que regresaban a gente?
AV: No, nunca vi. Nunca.
AC: Oiga. Y, ¿les revisaban algo a ustedes?
AV: Sí, la mano, a ver si tenía callo, a ver si era cierto que, que era ranchero, que era
de la, de las milpas del trabajo.
AC: Oh, ¿sí?
AV: Sí.
AC: Y a usted, ¿a usted qué le dijeron?
AV: No, yo sí pasaba, porque yo trabajaba en ese tiempo. Pero venían unos que se
miraba a leguas que no eran del campo pues, ey. Y esos sí no, esos sí no los
contrataban. Ahí se pasaban tallando todo el día con ladrillos, con piedras pa que
se les hiciera, se le hiciera callo pa cuando les tocara entrar, ey. Como ahorita, ya
no tengo callo yo. (risas) Y tenía pero lleno de callos.
AC: Oh. ¿Tenía muchos callos usted?
AV: Oh, sí. Lleno de callos tenía. Pero ya, pos ya tengo más de… como doce años que
no trabajo.
AC: Fíjese. Oiga, usted me dijo que el primer trabajo, ya que había pasado, ya que le
habían hecho las examinaciones, ¿qué hicieron? Los, vino alguien, me estaba
diciendo y, ¿los escogió?
AV: Sí.
18 de 39 Adolfo Valdez Verduzco
AC: Y, ¿luego?
AV: De allí uno le hacen el examen, lo traen a uno aquí al corralón, un corralón así.
AC: ¿Al corralón?
AV: Sí. (risas)
AC: ¿Sí? (risas)
AV: Encerraban al ganado ahí, ey. Allí el patrón llegaba y: “Quiero a este, este y este
otro”. Y así él, él escogía. Él escogía. Y él, él nos pasaba a la oficina pa firmar los
contratos.
AC: Oiga. Y, ¿cómo le fue con los jefes, con los patrones?
AV: Pues casi no los conocía uno a los patrones, puro mayordomo pues.
AC: Bueno y, ¿cómo los trataba los mayordomos?
AV: ¡Uh! Pos en partes bien y en partes bien duro. Como la segunda vez que me
contraté yo, fue bien duro en la lechuga.
AC: Oh. ¿Esa estuvo muy mal?
AV: Ey.
AC: ¿Por qué?
19 de 39 Adolfo Valdez Verduzco
AV: Porque traían, exigían mucho pues. No quería que se enderezara uno nada, nada.
Todo el día agachado ahí cortando lechuga o empacando. Yo por eso, mejor
agarré de cargador.
AC: Oiga, ¿cómo agachado para…?
AV: Cortar la lechuga, pues.
AC: ¿Cortar lechuga?
AV: Sí, no quería que se enderezara uno, que parara por…
AC: Y, ¿cómo le quedaba la espalda?
AV: No, pos, ¿cómo le quedaba pues? (risas) Eso es lo que pregunta, ¿cómo le
quedaba?
AC: ¿Qué hacía si usted enderezaba la espalda?
AV: No, le pegaban un grito, le pegan un grito a uno: “Agáchense, háganse granpa”. Y
todo así, sí. Así.
AC: Oiga. Y, ¿usted vio que corrieran a alguien alguna vez?
AV: No, no, nunca vi. Éramos muy obedientes (risas) en ese tiempo.
AC: Oiga. Y, ¿cuál fue su mejor experiencia de bracero? O sea, ¿quién lo trató mejor?
AV: Ah, pos nadie. (risas)
AC: ¿Nadie? (risas)
20 de 39 Adolfo Valdez Verduzco
AV: No, pos el último, los filipinos aquí en, en Holtville, allá. Y después enseguida del
filipino, venía mi patrón, el último a que me prestaba él. El filipino me prestaba
con él pa que fuera a trabajar con él. Y ése era muy bueno de a tiro, muy bueno.
Fue el que, ahí me, duré veintitrés años.
AC: ¡Oh! Duró mucho tiempo trabajando para él.
AV: Ey. Después de que arreglé pos… De, pero él me, trabajaba con él desde que
estaba de bracero y allí duré los veintitrés años con él. Porque él y yo nomás
trabajábamos ahí en el rancho. Me, se me acumulaba el trabajo a mí y me ayudaba
él, ey. Veintitrés años duré ahí.
AC: Oiga…
AV: Y se hizo viejo él y rentó y vendió las tierras y me llevó aquí con Mateos, a la
compañía Brucherie. Y no le duré más de un mes ahí. (risas) Sí, era un alacranero
ahí.
AC: ¡Oh!
AV: Yo impuesto a, yo impuesto a trabajar solo allá con el patrón y voy llegando a ahí,
a la compañía esa, nombre. “Cállense, cállense, ahí viene el recomendado”,
decían. (risas)
AC: Oh. Alacranes, person…
AV: Sí.
AC: ¿Eran las personas?
AV: Sí, pues.
21 de 39 Adolfo Valdez Verduzco
AC: ¿No eran animales?
AV: No. (risas)
AC: Yo pensé que eran animales. (risas)
AV: No, no, personas.
AC: ¡Oh!
AV: Nomás me miraban que llegaba en la mañana, porque tenían una oficinita pa
tomar café y me miraban que llegaba: “Cállense, cállense, ahí viene el
recomendado”, decían. Porque mi patrón me trajo y me, me recomendó muy bien
ahí con Mateo, delante de ellos. Y decían: “Ahí viene el dedo o ahí viene el
recomendado”.
AC: Sí. ¿Usted se llegó a llevar bien con todos los braceros?
AV: Sí.
AC: ¿Sí?
AV: Sí, yo no, casi yo… Nunca he sido, nunca ni siquiera he alegado con nadie.
AC: Y, ¿a usted le daban problemas, como cuando le decía el recomendado?
AV: No, no les hacía caso nomás. No les hacía caso. Me hacía que no oía, pues. Por
eso no aguanté, pues.
AC: Sí.
22 de 39 Adolfo Valdez Verduzco
AV: Por eso mejor me salí, que echarme de enemigos, no.
AC: Oiga, me estaba diciendo que había un cuarto para café, ¿cómo? ¿Qué más les, les
daban otras cosas a ustedes como lugar para vivir, lugar para comer?
AV: No, no, no. Eso ya, ya fue cuando… Eso ya es cuando ya vivía yo aquí.
AC: Oh. Ya cuando…
AV: Sí, es cuando arreglé migración, pues.
AC: Oiga. Y, antes cuando usted era bracero, ¿les, sí les daban lugar para vivir?
AV: Sí, sí; cama, todo, cuarto.
AC: Y, ¿qué tal estaba?
AV: Pues bien, bien, taba bien.
AC: Cómo, ¿cómo era? ¿Cómo recuerda usted?
AV: Pos eran puras camas dobles, encimadas y una hilera así, otra hilera allá, ey. Pos,
muy bien todo. Le daban ropa, obvio, le daban baño donde bañarse uno, buena
comida.
AC: Oh. ¿Qué les daban de comer, a ver?
AV: Pos mucha carne de borrego.
AC: Mucha carne. (risas)
23 de 39 Adolfo Valdez Verduzco
AV: Mucha carne de borrego, ey. Todas las mañanas de esa avena, huevitos fritos y
muy bien, su jamón. Bien todo.
AC: Y, ¿ustedes pagaban o el jefe pagaba?
AV: No, el jefe pagaba.
AC: Por las comidas, ¿a usted no se las cobraban?
AV: No, no.
AC: Oiga. Y en el, ¿los cuartos tenían lugar para…?
AV: Sí la cobraban, pero pos a uno ya le daban el cheque, el cheque…
AC: Oh, no le, era antes, antes de pagarle a usted.
AV: Ey.
AC: Oh. Y no sabe, ¿usted sabía si le estaban pagando bien o le faltaba dinero?
AV: No sabíamos nada nosotros. Nomás abríamos el cheque. En ese tiempo no
sabíamos nada, no.
AC: Oh. Y era por cheque.
AV: Sí.
AC: Oiga. Y ustedes cuando vivían en sus lugares, este, ¿no tenían…? ¿Cómo se
llama?
24 de 39 Adolfo Valdez Verduzco
AV: Nada más la cama.
AC: Nada más la cama, ¿nada más?
AV: Nomás.
AC: ¿Les regalaban toallas?
AV: Ahí amarrábamos de los, del palito de la cama amarrábamos (risas) las esas
bolsas, los velicitos que traíamos, ahí las [a]marrábamos. Pero un cajoncito, un
buró, algo así, nada.
AC: Oiga. Y las toallas y eso, ¿no les daban?
AV: Ahí debajo de la almohada.
AC: Y, ¿se las daban a ustedes?
AV: Sí.
AC: ¿Les regalaban toallas? ¿Les regalaban?
AV: Sí, uno las lavaba, uno las lavaba. Cuando bañaban, lavaba y ya las tenía listas pa
cuando…
AC: ¿Usted las lavaba o se las lavaban?
AV: Sí, sí, cuando me bañaba, cuando nos bañábamos las lavábamos y la ropa
también.
AC: ¿Dónde lavaban su ropa ustedes?
25 de 39 Adolfo Valdez Verduzco
AV: Tenía, ahí daban dónde lavar, tenían lavaderos. (risas)
AC: Oh, ¿sí?
AV: Ey.
AC: Oiga. Y, ¿quién eran los cocineros de…?
AV: Ah, pos ahí dónde pagaban, del mismo bracero.
AC: Los mismos braceros.
AV: Sí.
AC: ¿A usted alguna vez le tocó cocinar?
AV: No. No, no.
AC: Oiga, usted puro trabajo me ha dicho, pero no me dicho que hacía dicho qué hacía
de diversión.
AV: Pos, ¿qué? En ese tiempo no hacía, diversión del trabajo era dormir nomás.
AC: ¿Nomás a dormir?
AV: Sí.
AC: ¿No tenían días libres?
AV: No, los domingos pero pos, ¿qué íbamos a hacer encerrado ahí? No nos dejaban
salir. No lo dejaban salir para, para otra parte, no.
26 de 39 Adolfo Valdez Verduzco
AC: ¿Nunca fue al pueblo usted?
AV: Pues sí, pero al pueblo, pero, ¿en qué íbamos?
AC: ¿Cómo llegaban al pueblo cuando iban?
AV: Pos en carros, pero y, ¿ónde están los carros? Solamente ellos tenían carros. Pos
sí, no podía ir uno.
AC: Y, ¿dónde compraban ustedes su ropa y sus necesidades?
AV: Allá en la, cuando… Pero ya hasta que ya nos veníamos. El señor Utah, ese señor,
me parece. Ahí llegó y ahí le cambiamos los cheques y ahí compramos ropa. Pero
ya hasta que venía.
AC: Oiga. Y, ¿usted de, tuvo, usted tenía, tuvo familia mientras estuvo de bracero?
AV: No.
AC: ¿No? Y, ¿le mandaba usted dinero a su mamá?
AV: Sí.
AC: ¿Le escribía seguido?
AV: Sí, por eso digo, a la mejor tengo cartas allá en la, una petaquilla que tiene mi
hermano vieja.
AC: Sí.
AV: A la mejor tengo cartas.
27 de 39 Adolfo Valdez Verduzco
AC: ¡Ay! ¡No sabe qué gusto me daría ver las cartas!
AV: Ey.
AC: Sí.
AV: Yo creo, quiero ir (ininteligible) en los rancho[s], dónde vivían, allá está la
petaquilla, porque ellos ya murieron, ya mucho, ey. Y ahí no la hemos abierto
desde que murió el [19]68.
AC: A la mejor están…
AV: Y quiero, quiero ir yo, a la mejor tengo ahí cosas que, que puedo comprobar que
anduve de bracero, pues. Porque ahorita no tengo nada de comprobante.
AC: Fíjese, a la mejor está lleno de tesoros.
AV: Ey.
AC: De recuerdos.
AV: Ey. Yeah.
AC: Oiga, y cuando, cuando usted le escribió a su mamá, ¿qué tan seguido le podía
escribir?
AV: No, pos cada quince días, cada mes cuando mucho, ey.
AC: Y su familia, ¿le escribía a usted?
28 de 39 Adolfo Valdez Verduzco
AV: Sí, pos por eso les escribía yo primero, les contestaba y ellos me contestaban, ey.
Taba en comunicación todo el tiempo.
AC: Oiga. Y, ¿les mandaba usted mucho dinero?
AV: No mucho, pero pos en ese tiempo no ganaba mucho uno.
AC: ¿Como cuánto le podía mandar?
AV: La mitad le mandaba todo el tiempo, la mitad de lo que ganaba. Pero en ese
tiempo no ganaba nada casi uno, $0.70 centavos la hora, me parece.
AC: Fíjese.
AV: Sí.
AC: Oiga. Y ahí este, ¿cómo…? Si uno era, si uno quería seguir su religión, ¿había
forma? ¿Había iglesias?
AV: Sí, sí había. Sí había, sí.
AC: Sí. Y, ¿los braceros iban?
AV: Sí, pos era lo único que nos entreteníamos, la iglesia, ir al servicio y iba el padre
el domingo, me parece que, yeah, el cura a dar misa, ey. Y pa cuando iba él, ya
teníamos limpio todo lo, la iglesita y el altarcito que tenía ahí el cura.
AC: ¡Oh, sí! ¿La hicieron ustedes?
AV: Sí, no. Ellos, ellos, ya estaba cuando venimos nosotros. Sabe quién lo haría.
29 de 39 Adolfo Valdez Verduzco
AC: Y venía, ¿podía venir todas las semanas o venía…?
AV: Venía los domingos, los domingos. Venía uno o venía otro, pero sí iban todos los
domingos.
AC: Fíjese. Oiga. Y, ¿usted, hacían celebraciones como para Navidad o para Semana
Santa?
AV: No, no, nada de eso.
AC: ¿Nada?
AV: ¿Ni si(quiera) para el día 16, 16 de Septiembre?
AC: No, nada, nada.
AV: No, nada.
AC: ¿Nadien tomaba ahí? ¿Nadien?
AV: Pues sí, cuando había tienditas onde estaba cercas onde, de onde estaba el campo
de braceros, iban a las tiendas y compraban cerveza.
AC: Sí.
AV: Yo todavía no tomaba en ese tiempo nada, taba muy joven.
AC: Sí. Oiga. Y, ¿había mujeres por ahí? Porque parece que este era, los braceros eran
muchos hombres.
AV: Sí.
30 de 39 Adolfo Valdez Verduzco
AC: Y, ¿había mujeres cerca de ahí?
AV: No, no.
AC: ¿No andaban de novieros?
AV: No, nunca. (risas) Nunca.
AC: Nunca. Oiga. Y, ¿usted se llegó a casar?
AV: Sí, pero ya después de que arreglé mi residencia.
AC: ¿Sí?
AV: Sí. Arreglé el [19]66, me parece, el [19]66. Yo arreglé migración el [19]62,
[19]66 me casé yo. Y me traje la familia el [19]72, sí, a Estados Unidos. Y desde
entonces estoy aquí.
AC: Fíjese. Me dijo que no se le hizo difícil arreglar, ¿verdad?
AV: No, yo le arreglé a toda la familia yo solo.
AC: Fíjese.
AV: En este tiempo no estaba batalloso. Y yo arreglé lo mío yo también. Nomás que el
filipino me ayudó.
AC: ¿A quién le arregló?
AV: El filipino me ayudó, mi patrón que tenía en Holtville. Él me dio la carta de
sostenimiento que le decían antes.
31 de 39 Adolfo Valdez Verduzco
AC: Y, ¿usted le arregló a su, a su mamá?
AV: No, no, a mi esposa.
AC: A su esposa.
AV: Y a mis hijos, sí.
AC: Oh, su esposa, su esposa estaba, ¿se casó mientras estuvo aquí o su esposa de
México?
AV: De Mexicali. Era de Culiacán también ella, pero ahí la conocí en Mexicali. Y ahí
me casé y mis padres anduvieron aquí el [19]23, cuando recién se casaron ellos.
Aquí nacieron dos hermanos míos, en el [19]21 y otro [19]23 y ellos sí pasaban
con la nacionalidad.
AC: Oiga. Y, ¿usted nunca se, nunca cruzó ilegalmente?
AV: Sí, cuando recién llegamos.
AC: Todos se cruzaron para acá.
AV: Entrando enero, nosotros llegamos en diciembre.
AC: En diciembre del [19]20 y…
AV: Del [19]46. Y a los ochos días ya estábamos pasando ahí donde está la garita
ahorita.
AC: ¿La qué?
32 de 39 Adolfo Valdez Verduzco
AV: La garita.
AC: La garita.
AV: Americana, ahí estaba tirado el alambre, allí agarrábamos los buses pa venir a
trabajar. (risas) Sí.
AC: Y, ¿cruzaban a diario?
AV: Sí, a diario nos veníamos. Nos subíamos al bus y en la tarde veníamos del trabajo.
AC: Y, ¿era difícil?
AV: No, ¿cuál difícil? Pos no había Migración, no había.
AC: Oh, nunca, ¿nunca fue?
AV: No, no.
AC: Oiga. Y la, cuando usted andaba de bracero, ¿alguna vez vio alguna Migración o
algunas autoridades mexicanas ir a verlos para hablar con ustedes?
AV: No.
AC: ¿Nada?
AV: Nunca, nunca. No.
AC: Oiga. Y, ¿usted nunca vio que alguien se quejara por algo? Por, ¿por donde
vivían? ¿El lugar donde, las camitas que les daban o por el trabajo?
33 de 39 Adolfo Valdez Verduzco
AV: No, no. Yo creo que… A mí no me tocó nada de eso, que… A mí todo el tiempo
fueron camas buenas, bueno el colchón, buena cobija, sí, sí. (risas) Y pos, se nos
hacían buenas de cansados que íbamos.
AC: Sí. (risas)
AV: Si hubieran sido palos, yo creo siempre nos hubieran gustado, porque nos
arrimaban unas friegas.
AC: Sí. Oiga. Y, ¿su papá? ¿Cuándo…?
AV: Ellos se quedaron en Mexicali, ahí trabajando ahí.
AC: Sí.
AV: Yo nomás me arreglé pa acá.
AC: Oiga. Y, ¿qué hacía su papá? ¿Qué se quedó haciendo su papá allá en Mexicali?
AV: Cuidaba a la gente, pues, él trabajaba….
AC: ¡Oh, sí! En el, en el rancho, me había contado.
AV: Sí.
AC: Sí, sí cierto.
AV: Sí.
AC: Y, ¿les fue mejor?
34 de 39 Adolfo Valdez Verduzco
AV: Pues regular, sí. Mejor que a él sí, yo creo sí. Sí.
AC: Y desp[ués], ¿el dinero que, que usted les mandaba…?
AV: No, pos era para ellos.
AC: No, pero, ¿les ayudó a comprar algo en especial?
AV: No, no, para ellos, pa la comida, para su vestido, para todo. Para ellos nomás.
Ellos sabrían lo que hacían, pero, no era… Que me lo guardaran, no, no, pa ellos.
AC: Sí. Oiga. Y viendo así sus recuerdos y toda su vida, ¿qué siente cuando alguien le
dice bracero o cuando escucha esa palabra? (risas)
AV: Al fregazo me acuerdo cuando anduve, cuando oigo la palabra bracero.
AC: Oh, ¿sí?
AV: Al fregazo me acuerdo cuando anduve allá de bracero. Pos nomás eso, ¿por qué
me voy a enojar?
AC: Y, ¿son buenos recuerdos? ¿Malos recuerdos? ¿Cómo lo ve?
AV: Pos yo, para mí son buenos. Buenos, porque conocí mucho, pos partes. Anduve
para Oregon, Utah, Idaho y Arizona. Y aquí, pos casi todo California, desde aquí
hasta Sacramento, todo piscando.
AC: Oiga. Y, ¿siempre fue en el algodón? I mean…
AV: No.
35 de 39 Adolfo Valdez Verduzco
AC: ¿Siempre fue en el, la agricultura?
AV: No, no, sí, todo el tiempo. Sí. Por cierto cuando anduve en la pera, en la manzana.
Esa no, yo creo no es agricultura eso. (risas) Toda mi vida ha sido pura
agricultura.
AC: Oiga. Me había dicho que fue en el… Ay, recuérdeme, porque tengo una memoria
pésima… El [19]46 cuando estuvo trabajando en la papa.
AV: No, eso fue como el [19]54.
AC: [Mil novecientos] cincuenta y cuatro, me equivoqué de década.
AV: Sí, cuando me contraté.
AC: Y luego, cuando estuvo en Oregón, ¿recuerda en qué año fue?
AV: Pos yo creo el siguiente año.
AC: ¿Como el [19]55 más o menos?
AV: Ey.
AC: Y, y, ¿en Arizona?
AV: Pos, ¿cuándo vinimos? Eso fue ya como a mediados, como el [19]58, yo pienso.
AC: Más o menos como el [19]58.
AV: Sí.
36 de 39 Adolfo Valdez Verduzco
AC: Oiga, ¿algo que me quiera contar usted?
AV: Pues nada, nada. No tengo nada qué contar.
AC: ¿Nada, nada?
AV: Nada.
AC: Oiga. Le iba a preguntar, porque ahorita me tocó alguna persona que, que era de
Oaxaca. ¿Usted no le tocó ver ninguna persona, personas indígenas allí cuando
estaba de bracero?
AV: Sí, oaxaquitas les decíanos en ese tiempo.
AC: Oh, ¿sí?
AV: Sí. Yo lo que tengo muy, muy a mal de ellos, muy a mal les tenían en ese tiempo.
AC: ¿Muy qué?
AV: Muy a mal.
AC: ¡Oh! ¿Por qué?
AV: Lo, lo tomaba a mal yo que anduvieran de a tiro herejes, más que yo. (risas)
AC: Oh, ¿sí?
AV: Sí, hombre. Unos sombrerotes, unos huarochotes y muy mal vestidos, así como…
no les importaba. Y andaban en manchas así y se dejaban ir cruzando la calle.
37 de 39 Adolfo Valdez Verduzco
Cómo les tomaba a mal yo que… Me daba vergüenza que dijeran los gabachos:
“Mira, ahí va uno de los mexicanos. Mira los mexicanos”.
AC: Oh, ¿sí?
AV: Ey. Pues de a tiro herejes, de a tiro brutos de a mal, ey.
AC: Oiga. Y, ¿les decían algo las personas que estaban ahí? O sea, los otros braceros,
¿le hacían burla o les decían nombres?
AV: Sí, porque, les decían: “Chingado Oaxaca”.
AC: ¿Cómo?
AV: Lo Oaxaca.
AC: ¿Lo Oaxaca?
AV: Ey. (risas) Pos los descriminaban por, a todos parejos, pues, parejos. Yeah. De a
tiro, hacíamos línea para ir al comedor y ellos se mataban por ponerse enfrente.
Hijo, de a tiro. Parecía que no iban a alcanzar. Eso no me gustaba nada a mí, nada
de eso.
AC: Y, ¿alguna vez les dije…? ¿Cómo? ¿Hablaban es[pañol]?
AV: Reclamarles nunca, no le reclamaba a nadie.
AC: Oiga. Y, y alguna vez, este, hablaban ellos, ¿aprendieron el español?
AV: Sí. Algunos, algunos muy poco, otros sí, bien. Se hacían entender siempre.
38 de 39 Adolfo Valdez Verduzco
AC: Y, ¿se hicieron amigos de la mayoría?
AV: Sí, allá todos eran amigos, ey. Todos eran amigos ahí.
AC: Y, ¿usted aprendió alguna de la, de su dialecto?
AV: No, nada.
AC: ¿Nada?
AV: No. (risas)
AC: Y, ¿nada más había oaxaqueños que eran indígenas o había otros grupos?
AV: No. No, eran bastantes, de todas partes. De Michoacán, de Puruándiro, de esos
también. Puros, había varios indígenas ahí.
AC: Oiga. Y, ¿cuando usted trabajaba, allí había como mexi… O sea, personas que
habían, que estaban trabajando con los braceros que eran ilegales con ustedes?
AV: No, no.
AC: No. Y, ¿qué tal personas como afroamericanos o méxicoamericanos que nacieron
aquí, este, trabajando ahí en el campo con ustedes?
AV: No.
AC: ¿No? ¿Nada?
AV: No, no. Puro bracero.
39 de 39 Adolfo Valdez Verduzco
AC: Puro bracero mexicano.
AV: Puro mexicano.
AC: Fíjese.
AV: Puro mexicano.
AC: No, pos qué interesante, oiga.
AV: Sí. (risas)
AC: Bueno, yo ya le robé mucho tiempo.
AV: No, pues, ¿cuál?
AC: Pero, muchísimas gracias.
AV: No.
AC: Estuvo muy, muy interesante. Voy a apagar la grabadorcita, ¿eh? A ver.
(Fin de la entrevista)