Zubir y Heidegger Cornejo_2012 Copia

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33 The Xavier Zubiri Review, Vol. 12, 2010-2012, pp. 33-46 Introducción a la lectura del texto El hombre y Dios de Xavier Zubiri Juan Patricio Cornejo Ojeda Isla de Montreal, Canadá Abstract Man and God by Xavier Zubiri is a book that must have a place of honor place in the history of philosophy. But just what does “and” mean in its title: Man and God? The main thrust of the book is to decipher the meaning of the word “and”. Understanding this book necessarily takes our research back to the very root of “human existence”. In this paper, I present a simple way of clarification: to point out Zubiri’s position regarding some key is- sues in Heidegger that function as a starting point for the reading of this book. This is ac- complished in three brief studies: I. The problem of the word “and”. II. On “Erschlossenheit”. III. From “Geworfeinheitto “religation”. Resumen El hombre y Dios de Xavier Zubiri es una obra que por derecho propio ha de ocupar un sitial en la historia de la filosofía. ¿Qué significa esta “y” del título del texto El hombre y Dios? Toda la clave del libro radica en descifrar qué sentido tiene esa “y”. Acceder, pues, al texto El hombre y Dios, implica forzosamente retrotraer nuestra investigación a la raíz mis- ma de la “existencia humana. Pretendo presentar una humilde vía de esclarecimiento. Mostrando la postura de Zubiri frente a Heidegger en ciertos puntos que considero capita- les como “puerto” de acceso a la lectura de El hombre y Dios. Por tanto, llevaré a cabo esta investigación en tres breves navegaciones: I. El problema de la “y”. II. Sobre la “Erschlos- senheit”. III. De la “Geworfeinheit” a la “religación”. Introducción Xavier Zubiri, nació en San Sebastián el 4 de diciembre de 1898. Cercano ya a los 85 años, estaba en plena producción filosófica, a punto de terminar un libro sobre Dios, cuando repentinamente muere el 21 de septiembre de 1983. 1 La humani- dad pierde irremediablemente uno de los filósofos más importantes del siglo XX. Zubiri fue discípulo de Ortega y Gasset, de Husserl y de Heidegger y además un pro- fundo conocedor de todas las ciencias y lenguas orientales e historia antigua. Poco más de un año después de su muerte, somos testigos de un extraordinario, genial y estremecedor libro. Es el primero de los libros póstumos de Zubiri, El hombre y Dios. 2 I. El problema de la “y” Su más cercano amigo, colaborador y discípulo, Ignacio Ellacuria, estuvo a cargo de la preparación del texto para su publi- cación. Es un libro de Zubiri desde el principio hasta el fin, sometido tan sólo a un levísimo arreglo redaccional. 3 El hom- bre y Dios, es un texto apasionante. Es

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Filosofía

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    The Xavier Zubiri Review, Vol. 12, 2010-2012, pp. 33-46

    Introduccin a la lectura del texto El hombre y Dios de Xavier Zubiri

    Juan Patricio Cornejo Ojeda

    Isla de Montreal, Canad

    Abstract Man and God by Xavier Zubiri is a book that must have a place of honor place in the

    history of philosophy. But just what does and mean in its title: Man and God? The main thrust of the book is to decipher the meaning of the word and. Understanding this book necessarily takes our research back to the very root of human existence. In this paper, I present a simple way of clarification: to point out Zubiris position regarding some key is-sues in Heidegger that function as a starting point for the reading of this book. This is ac-complished in three brief studies: I. The problem of the word and. II. On Erschlossenheit. III. From Geworfeinheit to religation.

    Resumen El hombre y Dios de Xavier Zubiri es una obra que por derecho propio ha de ocupar un

    sitial en la historia de la filosofa. Qu significa esta y del ttulo del texto El hombre y Dios? Toda la clave del libro radica en descifrar qu sentido tiene esa y. Acceder, pues, al texto El hombre y Dios, implica forzosamente retrotraer nuestra investigacin a la raz mis-ma de la existencia humana. Pretendo presentar una humilde va de esclarecimiento. Mostrando la postura de Zubiri frente a Heidegger en ciertos puntos que considero capita-les como puerto de acceso a la lectura de El hombre y Dios. Por tanto, llevar a cabo esta investigacin en tres breves navegaciones: I. El problema de la y. II. Sobre la Erschlos-senheit. III. De la Geworfeinheit a la religacin.

    Introduccin

    Xavier Zubiri, naci en San Sebastin el 4 de diciembre de 1898. Cercano ya a los 85 aos, estaba en plena produccin filosfica, a punto de terminar un libro sobre Dios, cuando repentinamente muere el 21 de septiembre de 1983.1 La humani-dad pierde irremediablemente uno de los filsofos ms importantes del siglo XX. Zubiri fue discpulo de Ortega y Gasset, de Husserl y de Heidegger y adems un pro-fundo conocedor de todas las ciencias y lenguas orientales e historia antigua. Poco

    ms de un ao despus de su muerte, somos testigos de un extraordinario, genial y estremecedor libro. Es el primero de los libros pstumos de Zubiri, El hombre y Dios.2

    I. El problema de la y Su ms cercano amigo, colaborador y

    discpulo, Ignacio Ellacuria, estuvo a cargo de la preparacin del texto para su publi-cacin. Es un libro de Zubiri desde el principio hasta el fin, sometido tan slo a un levsimo arreglo redaccional.3 El hom-bre y Dios, es un texto apasionante. Es

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    una obra que por derecho propio ha de ocupar, sin duda alguna, un sitial en la historia de la filosofa. Cada una de sus lneas, con sus 383 pginas, posee una riqueza filosfica desbordante. Sin em-bargo, su contenido plantea enormes pro-blemas. Es un libro muy difcil de com-prender y de analizar. Introducirse en la filosofa de Xavier Zubiri es todo un desa-fo intelectual y una aventura espiritual. Mxime si se trata de un problema que ocup la mente de Zubiri por ms de seis dcadas.

    i) En lneas muy amplias el esquema del libro El hombre y Dios se articula en sus tres momentos o partes. I La realidad humana. II La realidad divina. III El hom-bre, experiencia de Dios. En la Primera Parte, Zubiri busca determinar qu es ser hombre y cmo se es hombre. En la Se-gunda Parte, Zubiri necesita ver que lo que ha encontrado en su bsqueda es Dios. En la Tercera Parte, Zubiri desde el plan-teamiento de lo que es el hombre y de lo que es Dios nos lleva a discutir el proble-ma de Dios y el hombre. Estas tres par-tes estn articuladas por una bisagra que requiere nuestra atencin.

    ii) Quiero dejar consignado que Zubiri comentaba a Jorge Eduardo Rivera Cru-chaga que el libro, El hombre y Dios, esta-ba ya en lneas generales listo en 1972.4 Pero; no es de extraar, de parte de Zubiri, las minuciosas revisiones que padecera este libro en ms de una dcada. Es im-portante destacar, adems, tres puntos centrales, que corresponden respectiva-mente a las tres partes del libro, y que debe tener presente todo lector al introdu-cirse en la lectura de El hombre y Dios. Muchos comentaristas pasan de largo las advertencias de Ignacio Ellacuria en la Presentacin (HD, i-x., 24 de marzo de 1984). De no observar bien este punto, esto puede levantar, sin lugar a dudas, una enorme ola de inadecuadas interpre-taciones del texto. Esta presentacin es muy importante, pues, en ella quedan indicadas las Tres Partes del libro. La Primera Parte: iniciada y concluida en la primavera y verano de 1983. La Segunda

    Parte: realizada de regreso de Roma, a finales de 1973 y casi todo el ao 1974, incluso principios de 1975. La tercera Parte: sera la transcripcin del curso de Roma explicado en el otoo de 1973. Des-de esta interesante perspectiva pregunt-monos: No cabra la posibilidad de acce-der a toda la obra zubiriana desde esta Primera Parte finalizada ya en el verano de 1983?

    iii) He de advertir que mi esquema no es exactamente el que sigue Zubiri, sino que se aparta ligeramente de ste. La ra-zn de ello es el deseo de simplificar el acceso a este libro, ya de suyo muy difcil de leer. Empero -y estoy consciente de ello y el lector lo advertir inmediatamente- hay temas que desbordan considerable-mente el propsito de esta breve investiga-cin.

    As pues, desde el captulo primero que versa sobre el hombre brota inexora-blemente el captulo segundo, que trata sobre Dios, hasta el florecimiento del cap-tulo tercero, el hombre y Dios. Y, en este sentido, este esquema refleja lo abordado en el texto El hombre y Dios de Xavier Zu-biri, esto es, El hombre, Dios, y. Qu significa esta y del ttulo del texto El hombre y Dios? Esta es la pregunta axial de esta investigacin. En qu con-siste esa y con que decimos el hombre y Dios? Toda la clave del libro radica en descifrar qu sentido tiene esa y. En una frase apretada y muy difcil de diluci-dar, dice Zubiri en la Introduccin: La y` del hombre y Dios es una versin constitu-tiva experiencial.5 Qu significa esta y? Qu significa que sea una versin consti-tutiva experiencial?

    Grosso modo, el problema de la y del hombre y Dios es el ms alambicado pro-blema filosfico que Zubiri tiene en sus manos. La y es abertura a algo ms. Zubiri quiere desentraar esta versin constitutiva experiencial en la realidad en hacia.6 (Permtaseme, una breve frmu-la: El hombre y Dios = El hombre ha-cia Dios. Este punto lo he tratado en otro lugar, slo lo dejo consignado aqu, indi-cando que hay un grave problema en esta

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    y, para una posterior revisin). Siga-mos, pues, navegando en dos puntos esenciales: A) El problema filosfico de Dios. B) La existencia humana.

    A. El problema filosfico de Dios

    El problema filosfico de Dios, fue una permanente preocupacin de Zubiri ya desde los aos de Bachillerato, hasta los ltimos das de su vida. Pues bien, acce-der al texto El hombre y Dios, implica for-zosamente retrotraer nuestra investigacin a la raz misma de la existencia huma-na.7 Qu quiere decir aqu existencia humana? En qu sentido hay que con-cebirla? Acaso sta existencia humana coincide con lo que dice Zubiri en El hombre y Dios: la realidad humana? No voy a entrar a desentraar todo el proble-ma de la existencia humana. Slo quiero indicar el orto del problema de Dios en un primer artculo de Zubiri.

    En torno al problema de Dios,8 ar-tculo publicado en la Revista de Occidente 149 (1935) 129-159., constituye la prime-ra formulacin del problema de la religa-cin, y, que junto a otros artculos apare-ci ya recopilado.9 Este texto fue corregido y ampliado en Roma por Zubiri en marzo de 1936, que es el que definitivamente apareci en Naturaleza, Historia, Dios (NHD, 417-454). Es un hermoso, conciso y profundo ensayo que constituye la primera formulacin del concepto de religacin, en el cual se inscribe el problema religioso y, sobre todo, la posibilidad del atesmo. Zubiri, dicho sea de paso, est viviendo situaciones dramticas en torno a la fe, la religin y Dios.

    La religacin -nos dice- religatum es-se, religio, religin en sentido primario -es una dimensin formalmente constitutiva de la existencia.10 En otras palabras, el problema de Dios est inscrito en la cons-titutiva y ontolgica religacin de la exis-tencia.11 Qu significa esto de que la religacin es una dimensin formalmente constitutiva de la existencia? Es el ates-mo un modo de estar des-ligado? El te-ma de Dios, pues, el problema filosfico de

    Dios en Zubiri lleva un largo camino de elaboracin.12

    B. La existencia humana

    Forzosamente, he tenido que embar-carme en este ensayo, pues, la lectura del texto El hombre y Dios se torna inaccesible e intolerable, justamente, al ingresar a la Segunda Parte, La realidad divina. Por-que, esta obra no est con la figura que Zubiri hubiera querido presentarla al mundo filosfico. En efecto, al principio, incluso el mejor deseo tropieza con insos-pechadas dificultades y se encuentra con sorpresas impensadas. Sin embargo, este ensayo de 1935 es el umbral necesario para iniciar la navegacin en El hombre y Dios. Teniendo presente que hay una dis-tancia de ms de cuatro dcadas de este ensayo en relacin al primer texto pstu-mo.

    En su estancia en Roma, se le pidi a Zubiri autorizacin para una versin fran-cesa en Recherches Philosophiques. Intro-dujo para ello algunas leves modificacio-nes de detalle, especialmente en el acpite IV. As, la forma definitiva la alcanzo en marzo de 193613. A pesar de las modifica-ciones que sufri el texto base que apare-ci en Naturaleza, Historia, Dios, el texto base de 1935 es lejos definitivamente mu-cho ms inteligible que su posterior modi-ficacin de 1936.

    As, En torno al problema de Dios (1935), en esta breve investigacin posibi-lita el ms accesible puerto desde donde desplegaremos velas y elevaremos ancla con el concepto de religacin, con el fin de navegar hasta la forma que alcanz su reformulacin definitiva,14 en su libro pstumo El hombre y Dios.

    Zubiri realiza un anlisis de lo que l llama la existencia humana. En el ensa-yo: En torno al problema de Dios (1935), sealaba: ....la posibilidad filosfica del problema de Dios consistir en descubrir la dimensin humana dentro de la cual ha de plantearse (...) La existencia humana, se nos dice, es tal que consiste en encon-trarse entre las cosas y, cuidndose de

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    ellas y arrastrada por ellas, hacerse a s misma.15

    Y aos despus en el artculo: Intro-duccin al problema de Dios (1963), Zubi-ri hace una expresa referencia a la exis-tencia humana, como punto de partida del problema de Dios: Es menester -nos dice- partir de un anlisis de la existencia hu-mana.16 Recoge, sin duda, ideas heideg-gerianas,17 pero no se queda en ellas repo-sando, sino que radicaliza ms su pensa-miento, desentraando penosa y lenta-mente el concepto de religacin. Aqu Zubiri se propone anclar, como dira Mar-tnez18, el problema de Dios en la entraa, en la raz misma del existir humano.

    Zubiri, tiene presente en su reflexin la estructura de la Geworfenheit, que literalmente significa el estar arrojado.

    Sin embargo, pienso que no es slo sta estructura heideggeriana la que est presente en Zubiri y la nica que tena in mente en su ensayo En torno al problema de Dios (1935). Hay otras estructuras que juegan, tal vez, en mayor o menor medida, un papel ms importante que la Gewor-fenheit.

    Zubiri establece claramente, y, dicho sea de paso, dos direcciones en torno al problema de Dios. De un lado, en la di-reccin de la sistematizacin del problema de Dios. De otro lado, el momento estruc-tural del hombre, es decir, la dimensin teologal.19

    Con lo anterior es suficiente para de-jar enmarcado globalmente el problema del hombre y Dios. Pasemos, pues, a nues-tro segundo apartado.

    II. Sobre la Erschlossenheit

    Heidegger en Ser y tiempo en el 28 habla de una Erschlossenheit, aperturi-dad. Das Dasein ist seine Erschlossenhe-it,20 El Dasein es su aperturidad,21 Qu es esta Erschlossenheit? La pala-bra que en alemn es Erschlossenheit, significa el hecho de que el Dasein, est abierto, entindase: abierto al mundo, abierto a s mismo, abierto a los dems Dasein y, maxime, abierto al ser.22 Es un abrir radical en que consiste el ser del

    Dasein. La existencia est abierta a s misma y lo est en y por s misma. Esto es, la aperturidad forma parte de la exis-tencia en cuanto tal.

    Esta Erschlossenheit est constitui-da bsicamente por la disposicin afecti-va, Befindlichkeit y el comprender, Verstehen, articulados ambos por medio del discurso, por medio de la Rede. Qu es eso de Befindlichkeit? Qu es eso de Verstehen?

    Veamos ms de cerca esta disposi-cin afectiva y el comprender.

    A)Befindlichkeit.

    Befindlichkeit, disposicin afectiva.

    Es la condicin segn la cual el Dasein siempre se encuentra en algn estado afectivo, estado de nimo. El Dasein se encuentra, se siente consigo mismo en sus estados de nimo. Tengo una manera de estar dispuesto en mis estados de nimo. No es una inteleccin intelectual, teorti-ca, sino un estar abierto al ser de las co-sas, a las dems personas, a mi mismo, por ejemplo, cuando percibo la inocencia de mi sobrino de once meses. Slo lo sien-to en un determinado sentimiento. Aqu el sentimiento descubre la inocencia. La Befindlichkeit me abre al pasado, yo ya estoy instalado en una situacin particu-lar. Die Befindlichkeit erschliet das Da-sein in seiner Geworfenheit. La disposi-cin afectiva abre al Dasein en su condicin de arrojado.23 Qu es esta condicin de arrojado? Ms adelante veremos este punto.

    Cuando hay un sentimiento ya estoy en una situacin determinada y, desde ah me abro. Expresaba San Buenaventura en el Itinerarium mentis in Deum: magis exercitatio affectus quam eruditio intellec-tus.24

    En este sentido va a decir Zubiri: El hombre no puede sentirse ms que religa-do o bien desligado.25 As, la posibilidad del atesmo se abrocha en esta posibilidad de la Befindlichkeit, de sentirse des-ligado. La existencia que se siente desli-gada es una existencia atea.26 Heidegger

    Ulises Amaya

    Ulises Amaya

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    indica en Ser y tiempo, que el Dasein est abierto a su propio ser, pero al mismo tiempo lo encubre, lo distorsiona. Al Da-sein existente le pertenece el ser-cada-vez-mo como condicin de posibilidad de la propiedad e impropiedad. El Dasein existe siempre en uno de estos modos o en la indiferencia modal de ellos.27 Es intere-sante que Zubiri sostenga en la Segunda Parte de El hombre y Dios, que, ante Dios, adems, de tesmo, atesmo, agnosticismo, hay tambin, in-diferencia.28 La Befindli-chkeit abre al hombre en su Geworfen-heit.

    Desde Heidegger y ms all de Hei-degger podramos preguntarnos: La Be-findlichkeit abre al hombre positivamente en su ser religado y cierra negativa-mente su ser al sentirse desligado? Por lo pronto, esta cuestin desborda plena-mente lo expuesto.

    Pues bien, la Befindlichkeit, est en-tretejida con el Verstehen. Este ltimo, no es un comprender terico, sino un comprender vital de s mismo.

    Zubiri va a cambiar esta postura de la Befindlichkeit, de sentirse religado o desligado. Hay un notable progreso de su pensamiento en El hombre y Dios. La religacin ya no est inscrita en un puro sentimiento, sino que la religacin es esen-cialmente el acontecer del problematismo de la fundamentalidad. Estoy afectado, por ejemplo, porque previamente ya estoy en la realidad.

    Es decir, la religacin no es un senti-miento de dependencia incondicional. Porque todo sentimiento tiene un momen-to intrnseco y formal de realidad. Hay afeccin. En el sentimiento el hombre est afectado. Esta afeccin es un modo de estar en la realidad., ...para que haya un sentimiento de dependencia tiene que ac-tualizarse el momento de realidad como algo a lo que estoy ligado, como algo ante-rior al sentimiento mismo (...) Toda depen-dencia incondicional presupone una reali-dad relativamente absoluta. Es decir, pre-supone la religacin.29 La religacin no es mera vinculacin ni es un sentimiento de dependencia sino la versin constituti-

    va y formal al poder de lo real como fun-damento de mi vida personal.30 Pasemos, pues, a nuestro segundo aspecto. Qu se entiende, en lneas ms amplias, por Verstehen?

    B) Verstehen.

    Verstehen, comprender. Puede

    ser entendido verstehen, comprender, en un sentido terico? Nada ms alejado de lo que Heidegger quiere decir. No es una comprensin terica. Con el trmino comprender - dice Heidegger- nos referi-mos a un existencial fundamental, y no una determinada especie de conocimiento, diferente, por ejemplo, del explicar y del concebir, ni en general, a un conocer en el sentido de aprehensin temtica.31 El Verstehen, heideggeriano es estricta-mente un comprender de s mismo, me abro a mi mismo, a las cosas, a los otros hombres, en ltima instancia al ser. Esa abertura a mi ser, de mi mismo, es cuan-do, de algn modo, comprendo mi situa-cin, desde la situacin en la que ya estoy, por ejemplo, estoy leyendo. El ser se abre al futuro. En ese sentido la Befindli-chkeit es el pasado. Porque precisamente me encuentro ya en un determinado es-tado de nimo, y desde ah me abro a las posibilidades futuras de m ser. Hay un pasado radical. En cambio, en el Verstehen me encuentro abierto al futu-ro. Concebido -seala Heidegger- en for-ma existencial originaria, el comprender es el proyectante estar vuelto hacia un poder-ser por mor del cual el Dasein existe cada vez. El comprender abre el poder-ser de cada Dasein (cf. 31, p,166 ss), de tal ma-nera, que, comprendiendo, el Dasein sabe cada vez, de algn modo, qu pasa con l.32

    Verstehen es futuro. En otras pala-bras, la vida del ser humano es un quehacer. Es un hacer que hay que ha-cerlo, y eso es mi existencia. Cuando es-toy haciendo algo en mi vida aparece el futuro. La palabra quehacer tiene una riqueza innegable en castellano. En Orte-ga leemos: De toda circunstancia, aun la

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    extrema, cabe evasin. De lo que no cabe evasin es de tener que hacer algo y, sobre todo, de tener que hacer lo que, a la pos-tre, es ms penoso: elegir, preferir. Cuntas veces no se ha dicho uno que preferira no preferir? De donde resulta que lo que me es dado cuando me es dada la vida no es sino quehacer. La vida, bien lo sabemos todos, la vida da mucho que hacer. Y lo ms grave es conseguir que el hacer elegido en cada caso sea no uno cualquiera, sino lo que hay que hacer -aqu y ahora-, que sea nuestra verdadera voca-cin, nuestro autntico quehacer.33

    En el ensayo En torno al problema de Dios(1935) casi al final del acpite II, lee-mos: El hombre al estar abierto a las co-sas, va hacia ellas y las encuentra. Al estar religado el hombre viene desde Dios y est ya en l.34 Qu es esto de que el hombre est abierto a las cosas? En qu sentido va hacia ellas?

    En primer lugar, vemos el papel im-plcito de la Erschlossenheit, aperturi-dad. El hecho, de que el hombre est abierto a las cosas. Es decir, su ser est abierto.

    En segundo lugar, observamos en el pasaje ya incoado el hacia, estructura zubiriana absolutamente capital y tan recurrente en El hombre y Dios. Este ha-cia va a ir cobrando un volumen enorme y al mismo tiempo imperceptible- al inte-rior de El hombre y Dios. Esto detonar ms adelante que Zubiri afirme que: ...nos encontramos lanzados del hombre a Dios....35 Para enmarcar esto de mejor manera vase un par de textos: La reali-dad de Dios es por lo pronto una realidad en el modo de hacia`.36 En esta dimen-sin de apertura religada, el hombre est lanzado desde el poder de lo real hacia` aquello en que ste se funda, hacia Dios.37

    En tercer lugar, aparece la disposi-cin afectiva, Befindlichkeit, y el com-prender, Verstehen. En efecto, repase-mos nuevamente el pasaje: El hombre al estar abierto a las cosa, va hacia ellas y las encuentra. Al estar religado el hombre viene desde Dios y est ya en l.38 En

    Heidegger vemos un pasaje clave: El com-prender se funda primariamente en el fu-turo; en cambio, la disposicin afectiva se temporiza primariamente en el haber-sido.39

    Zubiri en El hombre y Dios, al sostener que el hombre es constitutivamente una esencia formalmente abierta a su propio carcter de realidad,40 sin duda, tiene in mente el ensayo En torno al problema de Dios (1935). Zubiri fue discpulo de Hei-degger por los aos 30. Zubiri parte de la situacin abierta por Heidegger, pero va ms all de Heidegger. Declaraba Zubiri: ...se ha visto que el ser del sujeto consiste formalmente, en una de sus dimensiones, en estar abierto` a las cosas.41

    No hay duda, sobre la referencia im-plcita a la Erschhlossenheit de Heideg-ger. Zubiri est haciendo mencin perma-nentemente a nociones heideggerianas. En efecto, no es que el sujeto exista y adems` haya cosas, sino que el ser suje-to consiste en estar abierto a las cosas.42

    Pero, Zubiri reprocha a Heidegger la insuficiencia de su anlisis, pues, siempre hay algo ms. Adems de cosas hay` tambin lo que hace que haya.43 En esta poca el hay ocupa el lugar de la reali-dad.

    Para Zubiri lo radical no es la propia existencia. Lo radical no es un hecho en-tre otros, sino algo previo a todo hecho, esto es: la realidad misma. Y esta realidad inexorablemente se me hace presente no en un comprender existencial, sino en un acto fundamental de la propia realidad humana, el sentir.

    Zubiri abrir una va ms radical que Heidegger: Es de Heidegger -nos deca- la tesis de que das Dasein, la existencia hu-mana tiene una Erschlossenheit, est abierta a s misma y a las cosas por algo que es Seinsverstndnis, la comprensin del ser [cf. SuT 18 y 31] (...) Pero es verdad que el hombre est abierto a las cosas primariamente por comprensin? Toda comprensin es un acto de inteligen-cia -Heidegger no emplea este vocabulario, pero no importa para el caso-. De esto no hay duda ninguna. Pero no es ese el acto

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    elemental y radical de la inteligencia, que primariamente no aprehende la realidad por va de comprensin sino en un sentir del que la inteligencia es inteleccin in-trnseca y que la convierte, por consiguien-te, en inteligencia sentiente.44 Teniendo presente estos breves pasajes se entiende que Zubiri en El hombre y Dios, exprese que: ...por ser una realidad sustantiva dotada de inteligencia, el hombre es cons-titutivamente una esencia formalmente abierta a su propio carcter de realidad. (...) la esencia abierta est formalmente religada.45 Su apertura es, en consecuen-cia, una apertura religada.46 As, vemos que, gracias a la atenta mirada que Zubiri puso en la Erschlossenheit, radicaliza el acto elemental y radical de la inteligencia. Que primariamente no aprehende la reali-dad por va de comprensin, sino en un sentir intelectivo o inteligencia sentiente. Observa Zubiri en un pasaje iluminador, Y as como el estar abierto a las cosas nos descubre, en este su estar abierto, que hay` cosas, as tambin el estar religado nos descubre que hay` lo que religa, lo que constituye la raz fundamental de la existencia.47

    A eso que hay y que religa Zubiri lo llama: Dios, es decir, aquello a que es-tamos religados en nuestro ser entero.48 Zubiri pasa muy rpido a la identificacin con Dios. Cosa que no suceder en El hombre y Dios. El camino ser mucho ms largo, penoso y complejo. Qu es esto de estar religados en nuestro ser entero? Qu alcance tiene este en? Pues bien, lo que me ocupa a radice es indicar la cercana por estos aos entre Zubiri y Heidegger y que lo podemos cons-tatar con ms claridad al seguir navegan-do, en la Geworfenheit.

    III. De la Geworfenheit a la reli-gacin

    La Geworfenheit ha sido considera-da49 el umbral desde dnde arranca la compleja idea de la religacin. El concep-to de la religacin no florece slo y exclu-sivamente de la Geworfenheit.50 Pero si es su detonante fundamental. Ya hemos

    visto la insuficiencia de la existencia hu-mana como Erschlossenheit, y como irrumpe esta idea del sentir intelectivo. En el sentido que el hombre primariamente no aprehende la realidad por va de com-prensin, sino en un sentir intelectivo. Para Zubiri el hecho radical no es el len-guaje, pero tampoco la propia existencia. Lo radical para Zubiri no es un hecho en-tre otros, sino algo previo a todo hecho, esto es: la realidad. Y esta realidad se hace presente en nosotros no en un compren-der existencial, sino en un acto funda-mental de la propia realidad humana: el sentir. (Analizar minuciosamente cada una de las articulaciones de toda esta teora de la inteligencia sentiente51 es una tarea titnica que muy bien lo estn ha-ciendo los comentarista y discpulos de Zubiri).

    i) Volvamos a la Geworfenheit y su

    repercusin en Zubiri. Demos algunos pasos que configuren de mejor manera lo que quiero con ms precisin indicar.

    Leemos en el ensayo de 1935: ...el fe-nmeno de estar arrojado` que otros a que voy a referirme, no pueden adquirirse sino en el anlisis mismo de la existencia. Todo el sentido de lo que va a seguir con-siste en tratar de hacer ver que no est descrita la existencia humana con sufi-ciente precisin.... .52

    La existencia humana, pues, -dice Zubiri- no est solamente arrojada entre las cosas, sino religada por su raz.53 Este es el texto axial de este apartado. Qu significa que la existencia humana no est solamente arrojada sino que est religada por su raz? De qu raz se trata?

    Vemos, ante todo, que la Geworfen-heit est ntimamente inscrita en Zubiri. La existencia humana est arrojada entre las cosas, y en este arrojamiento cobra ella el arrojo de existir.54

    Martnez de Pisn, nos deca: La cla-ve Zubiriana para abordar el problema de Dios se encuentra en la religacin del hombre al poder de lo real. La existencia humana, pues, no solamente est arrojada

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    entre las cosas, sino religada por su raz` (NHD, 373). Esta es la posicin de Zubiri como contraposicin, o complemento, al ser arrojado heideggeriano.55

    ii) Al carcter fctico del existir hu-

    mano Heidegger lo llama el estar arroja-do, Geworfenheit. Rivera hablando so-bre la facticidad y su articulacin con la religacin, nos dice: La facticidad no es un mero factum, sino una estructura de ser, y como tal tiene una funcin positiva en la constitucin de ser del Dasein. Hei-degger no ha explotado plenamente este aspecto positivo de la facticidad. En cam-bio, s lo ha hecho Zubiri, para quien en la estructura del tener que` se manifiesta una ligazn al ser (o a la realidad) que Zubiri llama religacin`, y que es el fun-damento que nos lanza a la bsqueda de esa realidad enigmtica que llamamos Dios. (...) Al carcter fctico del existir humano Heidegger lo llama tambin el estar arrojado (Geworfensein o Geworfen-heit). Este concepto implica, adems de la facticidad del tener que` ser, el que el Dasein tiene que ser cada vez en una si-tuacin absolutamente concreta, en aque-lla en que fcticamente es.56

    As, de un lado, la Geworfenheit, es-tar arrojado, indica que el hombre en el primer acto de inteligencia ya est exis-tiendo. Es decir, yecto: es el pasado ra-dical ya. Es el primer momento. A mi ser le pertenece mi yectidad. No se arro-ja l. Es, estar arrojado. Es tener ya dado o recibido el ser desde el primer momento. No lo pongo yo; estoy arrojado en la existencia humana.

    iii) Hay, de otro lado, una pequea

    distincin con la facticidad. Esta es la concretizacin de la existencia humana. Estoy arrojado, en un lugar concreto y muy determinado. En efecto, normalmen-te yo hago muchas cosas, me levanto por las maanas, leo, camino, me alimento, etc, etc., pero hay algo que est permanen-temente presente en lo ms hondo de mi vida y que no est expuesta explcitamen-te. Es la existencia. Me encuentro que yo

    tengo una deuda con mi propia existencia, la cual yo no me la he dado; me encuentro con ella, nac en un hermoso pas, Chile, en Chuquicamata, en 1966, en el desierto ms rido del mundo y en el cielo ms difano de la tierra; con unos padres, con una determinada lengua materna, etc, etc., es decir, me encuentro en este mundo existiendo ya, estoy arrojado a la existen-cia, mi vida es una facticidad. Y de todo eso yo soy deudor. Es mo y no soy ple-namente dueo, esa es la paradoja: la deuda. Tengo algo que es mo, pero no es mo. Es lo que en Heidegger es el ser cul-pable. Ser culpable y estar en deuda son exactamente iguales. Si yo tengo una cosa que me pertenece, pero no es mo, es pres-tado, es una deuda, mi ser es un ser pres-tado. Volvamos a Zubiri, leamos comple-tamente un pasaje clave: La existencia humana, se nos dice, es tal que consiste en encontrarse entre las cosas y, cuidn-dose de ellas y arrastrada por ellas, hacer-se a s misma. En este su hacerse, la exis-tencia humana adquiere su mismidad y su ser, es decir, en este su hacerse es ella lo que es y como es. La existencia humana est arrojada entre las cosas, y en este arrojamiento cobra ella el arrojo de existir. La constitutiva indigencia del hombre, ese su no ser nada sin, con y por las cosas, es consecuencia de estar arrojado, de esta su nihilidad ontolgica.57

    Este texto es clave de En torno al pro-blema de Dios, del acpite II, que refleja las emanaciones de Heidegger en Zubiri.

    iv) Nuevamente: Qu es esto de la

    existencia humana? Por qu Zubiri habla en El hombre y Dios de realidad humana y no de existencia humana? Qu es esto de que la existencia humana est arrojada entre las cosas? Qu papel estn ju-gando las cosas para el hombre?, el Da-sein -dice Heidegger- es una existencia arrojada, no se ha puesto a s mismo en su Ah.58 Cmo entender una existencia arrojada?

    Heidegger quiere mirar la existencia del hombre tal como se da de facto, antes de toda filosofa, de toda ciencia, de toda

    Ulises Amaya

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  • Introduccin a la lectura del texto El hombre y Dios de Xavier Zubiri 41 ___________________________________________________________________________________________________

    XAVIER ZUBIRI REVIEW 2010-2012

    teora. Lleva a cabo lo que llama la anal-tica existencial. Es decir, al ser slo se llega a travs de un anlisis del Dasein, de una analtica existencial. Es lo ms difcil de llevar a cabo. Lo ms grave es que el ente que va a ser analizado, la existencia humana, se escapa tenazmente a todo anlisis. La existencia humana rehsa ser, por decirlo de algn modo, fotografiada. Ella huye a ser escaneada.

    Este ente que es el hombre es huidizo. Pero, adems, la dificultad crece, pues, es difcil de hacer porque la existencia hu-mana es en s misma inanalizable; porque para analizar algo tengo que mirarlo y pa-ra mirarlo tengo que tenerlo al frente y detenerlo.59

    v) Dialogando con Heidegger -dice

    Diego Gracia- es como en 1935 describe Zubiri el fenmeno de la religacin, su doctrina ms conocida del gran pblico. Pienso que este concepto surgi a partir del heideggeriano de Geworfenheit, pero para transformarlo y superarlo interna-mente. Geworfenheit es un sustantivo abs-tracto alemn, derivado de un verbo, el verbo werfen, que significa lanzar`, tirar hacia adelante`. De l procede tambin el sustantivo Entwurf, proyecto`, que Hei-degger eleva a categora ontolgica en su libro Sein und Zeit. Geworfenheit puede traducirse como propone Gaos, por estado de yecto`(a). Jorge Eduardo Rivera lo traduce por condicin de arrojado`(b). Las dos traducciones son correctas, pero la primera tiene la ventaja de que permite conservar en castellano el juego Entwurf, proyecto`. Por eso convendra traducir Geworfenheit por estar yecto o yectado` ms que por estar arrojado`, o tambin por yeccin`. En tanto que ser yectado, yectivo o yecto, el hombre no puede no estar realizando continuamente pro-yectos y ser responsable de ellos. De ah la cate-gora de Sorge o cuidado, tan ubicua en el libro de Heidegger. ste advierte expre-samente que no se trata de tica`(c), como tampoco la yeccin tiene que ver directa-mente con la religin, sino que se trata de algo previo, de su propia condicin de po-

    sibilidad. Ese algo previo es destino` y es entrega`. Existencia significa estar des-tinado al ente, como tal, en una entrega al ente que le est destinado como tal`(d). No se entienda Geworfenheit de un modo ne-gativo, como si el ser humano estuviera lanzado o arrojado sin ninguna considera-cin. Nada de eso. Se trata de una Ge-worfenheit o experiencia fundamental, que Heidegger llama tambin Offenbarung, revelacin o patencia.60

    Diego Gracia tomando como base los anlisis heideggerianos de la Geworfenheit piensa que Zubiri pretende ir ms all, es decir, profundizar en el carcter yectivo de la existencia humana. Sin embargo, por otra parte, condicin de arrojado podra reflejar ms hondamente la previa condicin del existir del Dasein.61 Pero, estar arrojado en rigor es lo que Zubiri afirma en su texto de 1935. Dice Zubiri: Cul es la relacin del hombre con la totalidad de su existencia? Cul es el carcter del hombre de este estar arrojado [Geworfenheit]* entre las cosas? Es un simple` encontrarse o es algo ms? No ser algo ms honda y radical an su constitutiva nihilidad ontolgica?.62 Qu es eso de algo ms?

    Observando Zubiri la insuficiencia del anlisis hecho por Heidegger de la existen-cia humana, ha transitado ms all de Heidegger -la prueba de ello es su ensayo de 1935-.

    As, ganado lo anterior. Hemos visto sucintamente que Zubiri va ms all que Heidegger. Podemos concebir de modo ms claro lo que expresa Zubiri al sostener que: El hombre, al estar abierto a las co-sas, va hacia ellas y las encuentra. Al estar religado el hombre viene desde Dios y est ya en l.63

    vi) La cuestin central aqu es: qu

    sentido, entonces, tiene que Zubiri preten-da en El hombre y Dios en la Segunda Par-te realizar una marcha intelectiva si ya estamos en Dios, (teniendo, sobre todo, presente, adems, el ensayo de 1935)? Qu sentido tiene buscar algo, en este caso Dios, si ya Dios est en mi ser?

  • 42 Juan Patricio Cornejo Ojeda __________________________________________________________________________________________________

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    Eo ipso, cualquier intento de encon-trar a Dios, al parecer, es absurdo. El hombre, no puede, propiamente hablando encontrase con Dios. Porque, Dios no es una cosa ms. Pero el hombre lo puede encontrar en s mismo, en su propio existir. Es tan claro esto? Existir -dice Zubiri- es, en una de sus dimensiones, estar habiendo descubierto ya a Dios en nuestra religacin.64 Lo anterior se abro-cha con lo siguiente: El hombre se en-cuentra a s mismo en las cosas, bosque-jando un mundo de posibilidades, de ha-cerse algo con ellas; se encuentra a s mismo en Dios al estar ya teniendo que hacerse.65

    Lo anterior, y dicho sea de paso, echa por tierra todo posible debate, estril por lo dems, que especula que Zubiri pro-mueve un cierto elitismo religioso al ha-blar del encuentro con Dios en la plenitud humana, y no en la fragilidad humana.66 Porque Zubiri, desde sus inicios est apuntando a un anlisis ontolgico.67 Zubiri apela a la situacin limite, esto es, a la muerte sbita de un ser querido, no en el sentido que no somos nada, sino en aquellos casos en que el que muere lo ha-ce haciendo suya la muerte misma, acep-tndolo, como justo coronamiento de su ser. Ah sentimos la realidad, el funda-mento de la vida.68

    Pues bien, lo que Zubiri ha llamado el problema de Dios no es una demostra-cin -es una declaracin permanente de Zubiri en sus obras-, sino que es un an-lisis ontolgico de una de nuestras dimen-siones. El problema de Dios no es una cuestin que el hombre se plantea como un problema cientfico o vital, algo que en ltima instancia podra o no ser plantea-do, sino que es un problema planteado ya en el hombre por el mero hecho de hallar-se implantado en la existencia.69

    vii) Qu es esto de implantado? Zu-

    biri piensa a la altura de 1935, que el hombre se encuentra en algn modo im-plantado en la existencia.70 Pero, la pala-bra existencia para l es bastante equvo-ca; prefiere hablar de ser.71 El hombre

    se encuentra implantado en el ser. Qu significa implantado? Qu significa que el hombre est implantado en el ser? Volviendo al ensayo de 1935, nos dice Zu-biri: ...la persona es el ser del hombre. La persona se encuentra implantada en el ser para realizarse.72

    Ahora bien, Lpez Quints, comen-tando el punto de partida de Zubiri sostie-ne que el uso del trmino arrojado impli-ca la conviccin de que el entorno en que se halla situado el hombre le es extrao, hostil. En cambio, el trmino implanta-do sugiere, ms, bien, que el entorno jue-ga el papel de tierra acogedora en que el hombre puede y debe echar races y des-plegarse fecundamente.73

    Sin embargo, Rivera advierte que la imagen de implantacin se presta a equvocos. Porque no se trata de que el hombre est plantado en la realidad, sino que, justo al revs, jams est quieto en ella: tiene que ejecutar actos precisa-mente para estar en la realidad y por es-tarlo. En esos actos estriba lo que llama-mos vida humana`. Tomados todos ellos a una, constituyen el efectivo poseerse del hombre como realidad propia, esto es, personal.74

    En El hombre y Dios, nos dir que el hombre, la persona, es un modo de estar implantado en la realidad.75 Ms, bien, el hombre esta implantado en la divini-dad.76 Esto levanta una tormenta de gra-ves problemas. Acaso esto de estar im-plantado en la divinidad no arrastra una oleada de pantesmo? Cmo de estar el hombre implantado en el ser pasa a estar ms adelante implantado en la divinidad? Divinidad coincide con ser? Son lo mismo?

    As, en Zubiri lo radical no es la pro-pia existencia. Lo radical no es un hecho, sino algo previo a todo hecho, esto es: la realidad misma. Y esta realidad se me hace presente no en un comprender exis-tencial, sino en un sentir. En un sentir intelectivo. La denuncia de Zubiri es evi-dente, la existencia humana no est des-crita con suficiente precisin, pues, la re-lacin del hombre con la totalidad de la

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  • Introduccin a la lectura del texto El hombre y Dios de Xavier Zubiri 43 ___________________________________________________________________________________________________

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    existencia no es simplemente estar arro-jado, hay algo ms. Porque la existen-cia humana no est solamente arrojada, sino religada. Y este es el fundamento que nos lanza a la bsqueda de esa reali-dad enigmtica que llamamos Dios. Esta

    investigacin finalmente- que pretenda ser la introduccin a la lectura del texto El hombre y Dios se ha convertido slo en una humilde introduccin a la Introduc-cin del texto mismo.

    Notes

    1 Se pueden leer las sinceras y hermosas pala-

    bras sobre la vida de Zubiri que Jorge Eduardo Rivera Cruchaga escribiera en el artculo: Recordando a Xavier Zubiri, Anua-rio Filosfico-Volumen XVII/1-1984. Univer-sidad de Navarra.

    2 Xavier Zubiri, El hombre y Dios, Alianza Edi-torial. Sociedad de Estudios y Publicaciones, Madrid, (Primera edicin: 1984; Segunda edicin: 1985 (febrero); Tercera edicin 1985; Cuarta edicin: 1988. [HD] Con esta ltima edicin trabajaremos en esta investigacin). En un diario espaol, dicho sea de paso, en el lanzamiento de este libro, sealaba Carlos Baciero: No cabe un tratamiento del hombre sin un tratamiento de Dios: y a su vez un tra-tamiento de Dios forzosamente ha de ir incur-so en un tratamiento del hombre, porque des-de s mismo se encuentra el hombre con Dios, El hombre y Dios, obra pstuma de Xavier Zubiri, artculo aparecido en: Cultu-ra Ya, Madrid, 1 de Diciembre de 1984., p. III.

    3 cf. HD, x. 4 Conversaciones que hemos tenido en el Semi-

    nario de doctorado en la Pontificia Universi-dad Catlica de Chile, Primer Semestre 2001. Vase nuevamente este artculo. Jorge Eduardo Rivera Cruchaga: Recordando a Xavier Zubiri, Anuario Filosfico-Volumen XVII/1-1984.,p.178. Universidad de Navarra.

    5 HD, 13. 6 HD, 103. Vase: Juan Patricio Cornejo Ojeda.

    Tesis de Doctorado en Filosofa. El hombre y Dios en Xavier Zubiri. Pontificia Universi-dad Catlica de Valparaso. 2004. Director: Dr. Jorge Eduardo Rivera Cruchaga.

    7 Esta idea aparece claramente expuesta en dos artculos de Zubiri. Uno del ao 1963: es una cuestin que afecta a la raz misma de la existencia humana. (Naturaleza, Historia, Dios [NHD], 398). En 1963, un ao despus de publicado, Sobre la esencia, se public en

    NHD este artculo, que lleva por ttulo: In-troduccin al problema de Dios. Vase: Xa-vier Zubiri, Naturaleza, Historia, Dios, 9 edi-cin, Alianza Editorial/Sociedad de Estudios y Publicaciones, Madrid, 1987, pginas 393-416. En adelante trabajaremos con esta edi-cin. El otro publicado en 1936:En torno al problema de Dios. (Revista de Occidente 149 (1935) 129-159; NHD, 429). Dice Sez en una nota sobre este ltimo artculo: Sobre el significado de este artculo, cf A. PINTOR-RAMOS, Dios y el problema de la realidad`, en Cuadernos de Pensamiento 1 (Madrid 1987) 110. Una interpretacin diferente pue-de consultarse en M. ROVALETTI, Voluntad de fundamentalidad. Enigma y transcenden-cia en el ltimo Zubiri, en Universitas Philo-sophica, n 9 (1987) 20; quien supone que este artculo recoge una leccin dada 15 aos antes. Por lo cual debera ser encua-drado en 1949, Jess Sez Cruz, La accesi-bilidad de Dios: su mundanidad y transcen-dencia en X. Zubiri, Universidad Pontificia de Salamanca, 1995, p. 191. (En adelante cita-remos este texto de Sez con las siglas AD).

    8 Madrid, diciembre de 1935. 9 Xavier Zubiri, Sobre el problema de la filosofa

    y otros escritos (1932-1944), Alianza Edito-rial, S.A. Fundacin Xavier Zubiri, Madrid, 2002, pginas 215-241, y que en adelante identificaremos con las siglas (PF).

    10 PF, 225; No hay variacin con la versin de 1936. Salvo, la nota al pie de pgina que precisa este concepto de religacin, ...ha podido verse que resulta mucho ms proba-ble derivar religio de religare..., en NHD, 430.

    11 cf. PF, 241. 12 Deca Zubiri, y dicho sea de paso, que la

    religacin lleva a la religin como la morali-zacin lleva a una tica cf. SSV, 404. Para Juan Baon uno de los problemas filosficos centrales que tiene que afrontar la inteligen-cia sentiente zubiriana es el acceso a Dios,

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    nos dice: La posibilidad de probar la exis-tencia de Dios en el ltimo Zubiri depende del carcter intrnsecamente sentiente de la inteligencia. Vase: Juan Baon Pinar, Me-tafsica y noologa en Zubiri, Publicaciones Universidad Pontificia Salamanca, 1999, p. 112.

    13 cf. NHD, 9 edicin. Hay una gran cantidad de estudios de este artculo vase, por ejem-plo: Ignacio Ellacuria, S.J. La religacin, acti-tud radical del hombre, ASCLEPIO. Archivo Iberoamericano de Historia de la Medicina. Vol. XVI, Ao, MCMLXIV. Ceferino Martnez Santamarta, El hombre y Dios en Xavier Zubi-ri, Ediciones Universidad de Salamanca, 1981. Mara Lucrecia Rovaletti, La dimensin teologal del hombre, Editorial Universidad de Buenos Aires, 1979.

    14 Es realmente definitiva? Cmo saberlo si Zubiri estaba todava trabajando en este li-bro cuando lo sorprendi la muerte?

    15 PF, 219-220. 16 NHD, 410. (Introduccin al problema de

    Dios 395-416.) 17cf. Martin Heidegger (1889-1976). Vase, su

    texto fundamental: Sein und Zeit, Vittorio Klostermann, Frankfurt am Main, 1977. (Si-glas: SZ). Martin Heidegger, Ser y tiempo, Traduccin, prlogo y notas de Jorge Eduar-do Rivera Cruchaga, Editorial Universitaria, Santiago de Chile, Primera Edicin, 1997. (Siglas: ST). Indicaba Heidegger, dicho sea de paso, en un texto muy posterior a Ser y tiempo que slo a partir de la verdad del ser se puede pensar la esencia de lo sagrado, la esencia de la divinidad, y decir lo que signi-fica la palabra Dios., cf. Martn Heidegger, Brief ber den Humaniamus`, Vittorio Klos-termann, Frankfurt am Main, 1967. p.181-182. Cf. PFHR: 24. Vase adems el intere-sante estudio de Juan Antonio Estrada, Dios en las tradiciones filosficas, Editorial Trotta, S.A, Valladolid, 1994, pp. 141-167.

    18 cf. Ceferino Martnez Santamarta., op.cit. 19 Vase: NHD, Prlogo a la traduccin ingle-

    sa (Madrid, noviembre 1980, pgina 10); HD, 13.

    20 SZ, 28. 21 ST, 28, 157. 22 cf. ST, 474. Qu es el Dasein? El Dasein -

    dice Rivera- es un estar (sein) en el Ah (Da)

    del ser. No un ser ah`, como a veces se dice, sino un estar en el Ah del ser`. El ser hu-mano no es un animal dotado de una capa-cidad pensante llamada razn, sino que con-siste en el estar` mismo o, lo que es igual, en el habitar` en el ser, Jorge Eduardo Ri-vera Cruchaga, La verdad implcita en Ser y tiempo, Heidegger y Zubiri, Editorial Univer-sitaria. Ediciones Universidad Catlica de Chile, 2001, pp. 16-17. (En adelante citare-mos este texto de Rivera con las siglas HZ).

    23 SZ, 29, 181; ST, 29, 160. 24 ms el ejercicio del afecto que la instruccin

    del intelecto, Itinerarium, Prolugus, 5 25 PF, 238. 26 PF, 236. 27 ST, 12, 79 28 HD, 277. 29 HD, 94. 30 HD, 128. 31 ST, 68, 353, prrafo 1. 32 ST, 68, 353, prrafo 2. 33 Jos Ortega y Gasset, El Hombre y la Gente,

    Revista de Occidente. Madrid. 1964, pp. 69-70.

    34 PF, 226. 35 HD, 111. 36 HD, 182. Segunda Parte. 37 HD, 182. 38 PF, 226. (El subrayado es mo). 39 ST, 68, 357, prrafo 2. Vase: SZ 68,

    450. Das Verstehen grndet primr in der Zukunft, die Befindlichkeit dagegen zeitigt sich primr in der Gewisenheit.

    40 ...el hombre es constitutivamente una esen-cia formalmente abierta a su propio carcter de realidad... (HD, 182)

    41 PF, 217, NHD; 421. 42 PF, 217; NHD, 421. 43 PF, 225; NHD, 428. 44 SR, 195 [1966]. 45 HD, 182. 46 HD, 182. 47 PF, 226. 48 PF, 226. 49 Vase: Diego Gracia, Zubiri y la experiencia

    teologal, en La Filosofa como pasin. Home-

  • Introduccin a la lectura del texto El hombre y Dios de Xavier Zubiri 45 ___________________________________________________________________________________________________

    XAVIER ZUBIRI REVIEW 2010-2012

    naje a Jorge Eduardo Rivera Cruchaga en sus 75 cumpleaos. Editorial Trotta, S.A. 2003. Pgina, 252. Ramn Martnez de Pisn Li-banas, La religacin como fundamento del problema de Dios en Xavier Zubiri, Religin y Cultura, XXXIX (1993) p. 560., cf. Alfonzo Lpez Quints, La metafsica de X. Zubiri y su proyeccin al futuro, en Realitas. Semina-rio X. Zubiri. Tomo I: Trabajos (1972-1973), Sociedad de Estudios y Publicaciones, Ma-drid, 1974.

    50 Condicin de arrojado, en alemn, Gewor-fenheit (destacado en el texto original), que literalmente significa el estar-arrojado.(ST, 475; Vase. 29, 55, 57, 58).

    51Los tres volmenes: Xavier Zubiri, Inteligencia y Realidad. Alianza Editorial/Sociedad de es-tudios y publicaciones, Madrid, 1980. Xavier Zubiri, Inteligencia y Logos. Alianza Edito-rial/Sociedad de estudios y publicaciones, Madrid, 1983. Xavier Zubiri, Inteligencia y Razn. Alianza Editorial/Sociedad de estu-dios y publicaciones, Madrid, 1983.

    52 PF, 220. 53 PF, 225. 54 PF, 220. 55 Ramn Martnez de Pisn, La religacin

    como fundamento del problema de Dios en Xavier Zubiri, Religin y Cultura, XXXIX (1993) p, 558.

    56 Jorge Eduardo Rivera, HZ, 36-37. Dice Hei-degger: Faktizitt ist die Bezeichnung fr den Seinschharakter unseres` eigenen` Da-seins. Genauer bedeutet der Ausdruck: jeweiling dieses Dasein..., ONTOLOGIE, Hermeneutik der Faktizitt, Vittorio Kloster-mann, Frankfurt am Main, Germany, Band 63,1988, p.7. En una traduccin al caste-llano (versin de Jaime Aspiunza), leemos: Facticidad es el nombre que le damos al ca-rcter de nuestro` existir propio`. Ms exac-tamente, la expresin significa: ese existir en cada ocasin, Martin Heidegger, Hermenu-tica de la facticidad, Alianza Editorial, S.A., Madrid, 1999. p.25

    57 PF, 220. 58 ST, 58, 303. 59 Dice Rivera:...para examinar el propio ser es

    necesario no empezar por ponerlo delante de nosotros, como si fuera un objeto, porque el Dasein jams se nos da primariamente como

    un simple objeto, sino que siempre se nos da en la efectiva ejecucin del existir, y slo de esta manera. Para examinar el propio ser es necesario sorprenderlo, por as decirlo, in fraganti, o sea, tomarlo all donde est y tal como est Jorge Eduardo Rivera, HZ, 39.

    60 Diego Gracia, Zubiri y la experiencia teolo-gal, en La Filosofa como pasin. Homenaje a Jorge Eduardo Rivera Cruchaga en sus 75 cumpleaos. Editorial Trotta, S.A. 2003. P-gina, 252. Notas del texto: (a) J. Gaos, Intro-duccin a El ser y el tiempo de Martin Hei-degger, FCE, Madrid, 1986, p. 148; (b) M. Heidegger, Ser y tiempo, traduccin, prlogo y notas de J. E. Rivera, Universitaria, San-tiago de Chile, 1997, p.475; (c) M. Heidegger, Kant y el problema de la metafsica, FCE, Mxico, 1973, p.196; (d) Ibid., p.190.

    61 En el 29 de Ser y tiempo, apreciamos que este carcter de ser del Dasein, oculto en su de-dnde y adnde, pero claramente abierto en s mismo, es decir, en el que es`, es lo que llamamos la condicin de arrojado [Ge-worfenheit](*) de este ente en su Ah; de mo-do que, en cuanto estar-en-el-mundo, el Da-sein es el Ah. El trmino condicin de arro-jado mienta la facticidad de la entrega a s mismo (ST, 159)

    62 PF, 220, (*la insercin de la palabra alemana es ma).

    63 PF, 226. 64 PF, 226. 65 PF, 226. 66 Vase: Jos Demetro Jimnez, Religacin,

    Religin, Cristianismo en torno a la triloga El problema teologal del hombre` de Xavier Zubi-ri, Religin y Cultura, XLVI (2000) pp. 522-523.

    67 PF, 227. 68 PF, 238. El subrayado es mo. 69 PF, 227. 70 cf. PF, 220 71 PF, 220. 72 PF, 223. 73 Cf. Alfonso Lpez Quints, La metafsica de

    X. Zubiri y su proyeccin al futuro, en Reali-tas. Seminario X. Zubiri. Tomo I: Trabajos (1972-1973), Sociedad de Estudios y Publi-caciones, Madrid, 1974, p. 464.

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    74 Jorge Eduardo Rivera Cruchaga, HZ, 200-

    201.

    75 HD, 23; 170. 76 HD, 163.

    Juan Patricio Cornejo OjedaAbstractResumenNotes