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Yogui Occidental: Una autobiografía espiritual Christopher Sartain Copyright © 2012

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Yogui Occidental:Una autobiografía espiritual

Christopher Sartain

Copyright © 2012

Traducido por Paz BascuñánTodos los derechos reservados.ISBN:ISBN-13:

DEDICATORIA

Este libro está dedicado al iluminado linaje de los Gurús del Yoga Kriya.

VIDA TEMPRANA

Me reencarné en Atlanta, Georgia, el 4 de agosto de 1997. Ya estaba familiarizado con el sureste de los Estados Unidos, por reencarnaciones previas que experimenté en ese lugar. Pertenecí a una tribu llamada Muskogee, donde solía tomar una bebida negra y fumar tabaco alrededor de la fogata con los demás hombres. Tengo vívidas memorias de varias vidas pasadas, que no me fueron reveladas en regresiones hipnóticas o experiencias de meditación profunda, simplemente han estado ahí desde siempre. Toda mi vida he tenido gran fascinación por las montañas; he vivido en tres cadenas montañosas diferentes: en los Apalaches, en las Rocosas y en los Andes. En una vida pasada habité en lo profundo del Himalaya, como un monje tibetano, donde alcancé los siddhis de la levitación y caminar sobre arcoíris. Cuando sueño por las noches, todavía levito y camino regularmente sobre ellos. Esta vida pasada fue confirmada por un Lama nepalés, que vivió con mi esposa y conmigo durante un tiempo. Desde muy temprana edad, existía la sensación de que el verdadero “Yo” estaba siempre mirando y observando, siendo Chris un mero personaje de la película.

La primera parte de mi infancia fue bastante normal, a pesar de que contraje meningitis a los dos años y tuve que vivir la recuperación en el hospital. Los doctores dijeron a mis padres que no sobreviviría, pero por la gracia de Dios pude salir adelante. Debido a las grandes dosis de antibióticos que me administraron, sufrí daños neurológicos que provocaron la pérdida de la capacidad auditiva en mi oído izquierdo, la cual, por medio de avanzadas prácticas de yoga, he recuperado de manera parcial. Mis primeros recuerdos de infancia son en el hospital, con mis pies envueltos en vendajes y cinta adhesiva, por donde me administraban todos los medicamentos. El resto de mi primera infancia la pasé en los suburbios de Atlanta yendo al colegio, jugando con mis amigos del vecindario y asistiendo a misa tres veces por semana.

Había estado en el oficio de nuestra sureña iglesia bautista cuando tenía alrededor de diez años y recuerdo haber pensado que la prédica del pastor era absurda. ¿Cómo podía Dios castigar a sus hijos que tanto amaba, enviándolos al infierno por toda una eternidad? También pensé, por qué tantos miembros de la iglesia tenían tantos problemas, si es que la mera creencia en Jesús suponía solución a todo. ¿Por qué sólo los miembros de la iglesia Bautista lograrían entrar al Cielo y el resto del mundo estaría condenado a vivir una eternidad en el Infierno? ¿Por qué estamos todos siendo castigados por lo que supuestamente Eva hizo en el jardín del Edén? ¿Acaso Dios tendría problemas para

manejar su ira? ¿Por qué un Dios todopoderoso permitiría la existencia de un diablo? ¿Por qué se nos presionaba a predicar y forzar la historia del evangelio sobre los no creyentes? ¿Por qué parecía que todos pensaban que Dios quería que nos pasáramos todo el tiempo adorándole? ¿Acaso era una especie de megalómano arrogante? ¿Por qué teníamos que esperar a morir para experimentar a Dios? ¿Por qué el predicador de nuestra iglesia vivía en una casa mucho más bonita que la gran mayoría de todos sus miembros? Estas eran las preguntas espirituales que me hacía a temprana edad.

Desde mi infancia, nunca pude aceptar el dogma que se predicaba en mi iglesia. Siempre supe que yo era parte de Dios y que no estaba separado de Él. Desde muy pequeño sentí que podía experimentar a Dios directamente, más que sólo adorándolo. Sentía una presencia benévola trabajando en mi vida, que me guiaba hacia un entendimiento más elevado. Desde un principio he postulado que el Cielo es un estado de consciencia y no un lugar en las nubes salido de un cuento de hadas, donde se va el yo de nuestra personalidad cuando morimos. Yo sabía que Jesús quisiera que fuéramos como él y que vino a la Tierra como un ejemplo a seguir. Sabía que no le importaba si creíamos en él o si lo adorábamos. Hasta el día de hoy, nunca he escuchado una explicación racional para esta repetida y frecuente afirmación: “Jesús murió para redimir nuestros pecados”. Nadie me ha podido explicar de manera elocuente lo que realmente eso significa. Se lo pregunté a un Doctor y autor cristiano bastante famoso, y ni si quiera él pudo responder de manera satisfactoria. Algunas veces, al condicionar a las personas para que repitan un concepto muchas veces, hacemos que lo crean real, sin siquiera cuestionárselo de una manera lógica.

Más adelante, descubrí los textos de varios cristianos gnósticos que llamaron mi atención. A mí nunca me dijeron al crecer que había otros libros sagrados que fueron sacados de la Biblia por la iglesia romana. Es muy probable que los predicadores de templos a los que yo asistí, ni siquiera estuvieran enterados. Por ejemplo, el Evangelio de Tomás es un texto muy revelador, escrito en la época de Cristo, que expone una filosofía de iluminación o gnosis. Desafortunadamente, el concepto de salvación de San Pablo llegó a dominar el mundo cristiano y el resto de la historia.

Incluso hay una teoría fascinante que plantea un viaje de Jesús por Asia en los años faltantes entre los doce y los treinta. Hay muchos textos bien documentados de la India, Cachemira y Tíbet que dan cuenta legítima del tiempo de Isha (Jesús) en Asia, aprendiendo de yoguis y sabios hindúes y budistas. Es muy probable que Jesús haya sido un asiduo viajero y que haya traído lo aprendido en el Himalaya de vuelta al antiguo Israel, para luego enseñarlo a sus discípulos y seguidores allí. Hay muchas similitudes entre el yoga, budismo y cristiandad, como para eliminar esta teoría del todo.

Cuando tenía doce años, asistí a un campamento de verano pentecostal con un amigo. Me atemorizaron con “ser salvado” por los consejeros, que todas las noches antes de irnos a dormir, nos contaban historias de terror sobre los demonios y el fuego del infierno. Casi un mes después fui bautizado en mi iglesia, lo cual no me hizo sentir diferente en lo absoluto y me trajo una gran decepción espiritual. Todos hacían gran alarde sobre el bautismo, pero éste no cambió nada. La única diferencia es que después pensé que iría al Cielo cuando muriera. No había nada espiritual al respecto; de hecho, nunca he vivido una experiencia espiritual en una iglesia. Desde muy pequeño supe que las creencias son sólo un fenómeno

mental y que la espiritualidad no tiene nada que ver con creencias o sistemas de religión organizada. Desde ese momento comenzó mi búsqueda del verdadero sentido. Comencé a pasar más tiempo solo en la naturaleza, contemplando los grandes misterios de la vida y el universo.

Todos los veranos durante una semana, solíamos pasar las vacaciones en la casa de playa de mi tío, en Orillas del Golfo, Alabama. Yo me pasaba el tiempo sentado en la arena, mirando y escuchando las olas del mar, sumergiéndome en una profunda paz. Claro que en ese entonces no tenía ni la más remota idea de que estaba meditando. Comencé a desarrollar teorías y a escribir cuando tenía alrededor de catorce años, tratando de explicar por qué la playa provocaba tanta paz. Postulaba en ese entonces, que había algo especial en la energía de la playa que calmaba el alma. Escribí un breve libro acerca de un ciclo de inspiración que existe entre la naturaleza y el alma humana, que nos hace crear arte y música. Si bien más tarde descubrí que el alma está siempre calma y tranquila, y que no requiere de un lugar especial para sentirse en paz, esta temprana introducción a la meditación fue formativa y me inspiró a profundizar.

Un poco después de mi bautizo, nos trasladamos con mi familia a Pensilvania, por motivos laborales de mi padre. Pasé la mayor parte del tiempo tratando de encajar y hacer amigos. Hice un gran esfuerzo para sentir que pertenecía a muchos y muy diferentes sub grupos, hasta que finalmente encontré mi nicho con los “hippies” a los quince años. Fumé marihuana por primera vez y cambió todo. La marihuana puede ser un obstáculo en el camino espiritual, pero también puede ser un buen catalizador, un excelente desprogramador que ayuda a romper los condicionamientos. Honestamente, es un buen primer paso en el viaje espiritual, aunque no siempre es necesario, pero de ser utilizado de la manera correcta, puede ayudar a catalizar las ansias de un mayor crecimiento espiritual. Durante este tiempo pude trascender muchos de los condicionamientos sociales y religiosos, con los cuales fui programado de niño. Lamentablemente, al tiempo después, me volví adicto a la marihuana y me costó algunos años poder dejarla del todo. Éste es el riesgo que se corre al incursionar con cualquier tipo de drogas.

En esta misma época en Pensilvania, fui introducido a los textos de Thoreau y Emerson en la escuela. Leí “El Espíritu de la Naturaleza” de Emerson y “Walden” de Thoreau, dos libros que tuvieron un profundo impacto en mi forma de ver la vida. Me sentía identificado con el deseo de Thoreau de vivir una vida simple y solitaria en el bosque, lo que me atraía por varias razones. Según algunas lecturas astrológicas védicas que he recibido, en vidas pasadas fui ermitaño durante bastante tiempo, razón por la cual, probablemente, sentía afinidad con Thoreau y explicaba mi personalidad altamente introvertida. Esta fue también mi primera introducción al pensamiento y a la religión oriental. La idea de la iluminación tenía mucho sentido para mi mente joven e impresionable; supe entonces que había más en el universo que el pecado original y la salvación a través de una creencia en Jesús. Fantaseé con la construcción de mi propia ermita en algún lugar de la naturaleza y con perder contacto con el mundo. Sin embargo, sólo tenía quince años en ese momento y mi sueño tendría que esperar. Durante este tiempo, y a la luz de las velas en mi habitación, comencé a leer más libros de otros naturalistas hasta altas horas de la noche. Una profunda paz invadió mi ser mientras comenzaba a hundir mis pies en la extensión Infinita, aunque mis fijaciones nocturnas eran sólo un fugaz destello de las realizaciones que vendrían.

A los dieciséis años tuve mi primer acercamiento al LSD, una experiencia que potenció mi evolución espiritual y expandió mi consciencia ampliamente. Sin embargo, no tuve un guía o profesor en ese momento que pudiera explicarme los varios estados de consciencia que estaba experimentando, por lo que el uso de psicodélicos rápidamente pasó a ser algo que consumiría en conciertos o fiestas. Incluso usé LSD para ir al colegio o a trabajar. Volví a Georgia a los dieciséis años y rápidamente encontré más gente interesada en psicodélicos, así es que el viaje continuó.

Para mi cumpleaños número dieciocho tuve una profunda experiencia con LSD. Estaba tratando de quedarme dormido esa noche (lo cual es muy difícil bajo la influencia de cualquier psicodélico) y mi ego comenzó a autodestruirse. Realmente pensé que iba a morir; y es que en ese entonces, como ya mencioné, no tenía un guía ni cómo saber que era sólo mi ego enfrentando la muerte y no mi esencia. Me di cuenta que el ego era un mero compuesto de otros egos y que mi personalidad estaba basada en otras personalidades con las que había tenido contacto, como mis padres, otros miembros de mi familia, etc. Me descorazoné cuando me di cuenta de que mi personalidad era un completo fraude y que no tenía un sello único, sino que estaba compuesta por las personalidades de otros. Cómo me vestía, cómo hablaba, lo que me gustaba y lo que no, estaba todo basado en la personalidad de otros. Este viaje desafortunado me llevó a una profunda depresión durante los siguientes meses mientras que trataba de resolverlo en mi cabeza. No recomiendo el uso de drogas psicodélicas a tan temprana edad, especialmente sin una guía o el contexto adecuado. A mí me produjo una gran confusión no poder explicarme lo que estaba experimentando y fue más bien una especie de entretenimiento, en vez de una práctica espiritual real. La mayoría de la gente que utiliza psicodélicos lo hace por las alucinaciones, las visiones y la entretención que producen. Estas substancias y plantas pueden tener un beneficio espiritual real, sólo si se utilizan en un contexto adecuado.

Una vez tuve una reflexión muy interesante al consumir hongos alucinógenos. Estaba en un pequeño lago de noche mirando una bandada de patos flotar cuando de repente me di cuenta de la importancia del agua en la conciencia del ser humano. Pensé, “qué interesante que el agua sea necesaria para que exista vida y a su vez sea también un espejo.” La misma agua que proporciona la vida es también la responsable de que esa misma vida la observe después y despierte ante su propia existencia. Estoy seguro de que así es como el hombre primitivo se dio cuenta por primera vez de su propia existencia, un escalón importante en el despertar de cualquier forma de vida. Se me dio una visión del funcionamiento interno de la mente de Dios, sin embargo, cabe señalar que una vez que uno descubre el camino de la meditación super-consciente diaria, la idea de usar drogas para el beneficio espiritual parece superflua.

Durante este mismo año decidí intentar meditar formalmente, bajo la tutela de un maestro zen en Atlanta. Había estado leyendo varios libros de Jack Kerouac en esa época, autor al que también le gustaba la cultura zen así es que me sentí inspirado en practicar esta disciplina. El libro Dharma Bums tuvo un especial poder sobre mí, fascinándome con las historias de Kerouac mochileando y meditando en las montañas de California. Comencé a soñar con viajar al oeste y pasar la mayoría de mi tiempo en la naturaleza en contemplación silenciosa. También leí muchos textos zen y taoístas durante esta época; incluso, en mis dos

primeros años de universidad, me especialicé en religiones orientales. La meditación zen que aprendí fue una meditación de ojos abiertos, en que básicamente la única instrucción era mirar una pared durante una hora sin moverme. De vez en cuando, cuando comenzaba a decaer, el maestro pasaría por detrás y me azotaría en los hombros con un palo de bambú. No me gustaron todas las reglas de postura ni la falta de enseñanza y explicación, y sinceramente, esta experiencia me disuadió de intentar la meditación nuevamente hasta nueve años más tarde, cuando me reuní con mi Gurú y pude sentarme durante largos períodos en profunda meditación bajo su guía divina.

Asistí a la Universidad de Georgia, en Atenas, durante cinco años, y luego a Piedmont College, también en Atenas, durante tres años. Recibí una licenciatura en Ciencias Políticas y una maestría en Educación. La mayor parte de mis primeros años universitarios los pasé en demasiadas fiestas y persiguiendo mujeres. Toqué en una banda de rock, pero debido a mi falta de confianza, pereza y desorden excesivo la banda nunca prosperó, más que tocar en un par de fiestas. Acumulé más karma durante mis años universitarios que lo que la mayoría de la gente tiene para lidiar en varias encarnaciones. Aun así, Dios me tocó con su gracia en una profética tarde a mis veintitrés años.

Iba en camino a una gran fiesta en Milledgeville, a una hora y media de Atenas. Estaba conduciendo por la carretera, a unos veinte kilómetros por hora por sobre el límite de velocidad, cuando la policía me detuvo en Madison, Georgia. El impetuoso oficial decía oler marihuana, así es que me arrestó. Si bien pagué mi fianza y me pusieron en libertad tan pronto el oficial me terminó de fichar, me dieron fecha para asistir a la corte y comencé a vivir con miedo a que me hicieran un examen médico de drogas, así que me abstuve de cualquier uso de éstas durante aproximadamente seis meses. Durante este tiempo, comencé a ver a un consejero que me recomendó que comenzara a practicar yoga para relajarme, ya que nunca había aprendido a relajarme sin drogas. Ésta fue mi primera introducción al Yoga, aunque antes lo había oído en una clase de Religión del Este en la universidad. Suponía que habría mucha meditación, canto de mantras y trabajo de respiración, pero en su lugar las clases eran sólo una serie de posturas físicas, lo cual me decepcionó bastante, aunque continué haciéndolo durante seis meses porque en realidad me ayudaba a relajarme, especialmente la postura de savasana al final de cada clase. Cuando llegó el día de citación a la corte se levantaron todos los cargos en mi contra por falta de evidencia y entonces volví al dañino camino de las drogas, fiestas y mujeres, aunque ya se había plantado una semilla. Una semilla que crecería y florecería unos años más tarde.

Cuando tenía veinticinco años, me mudé a las montañas de Georgia del Norte, obtuve mi primer trabajo como profesor y conocí a mi futura esposa. Todo cambió cuando me casé. Me vi forzado a crecer y madurar increíblemente rápido; los días de fiesta habían terminado. Además, tener la responsabilidad de enseñar a niños me dio una razón suficiente como para dejar atrás mis viejas costumbres. El matrimonio con mi encantadora esposa marcó un renacimiento en mi vida del cual estoy profundamente agradecido. Ella me ha enseñado a ser una persona madura, responsable y desinteresada.

Después de casarnos, descubrimos que compartimos un interés común en los extraterrestres y los ovnis. Siempre me ha fascinado la idea de que no estamos solos en el universo. Al crecer, solía ver mucho Star Trek con mi mamá. ¡Incluso se podría decir que mi primer

gurú fue Jean Luc Picard de la Nave Enterprise! Los fundamentos filosóficos de Star Trek fueron muy influyentes en mi anhelo de hacer contacto con extraterrestres, con el fin de dar lugar a una nueva era de conciencia cósmica, donde los seres humanos ya no pelean ni discuten por sus insignificantes diferencias.

Un día decidí formar un grupo en Internet para conocer a otras personas interesadas en ovnis y extraterrestres; el mismo día y casi a la misma hora que formé mi grupo, noté que otra persona había formado un grupo similar. Tomé esto como una señal y me puse en contacto con el líder del otro grupo que resultó ser Renato Longato, un peruano que dijo haber sido contactado por extraterrestres. Resultó que vivía aproximadamente a media hora de nosotros en Georgia del Norte, así es que después de juntarnos decidimos unir nuestros grupos y tener sólo uno. Comenzamos a entablar reuniones semanales que duraron cerca de dos años, en las cuales Longato nunca cobró nada. Algo por lo que estoy profundamente agradecido fue su altruismo durante este tiempo y sus enseñanzas sobre la historia del contacto extraterrestre en Sudamérica y el rol que él cumplió. Nos mostró cómo usar un conjunto específico de protocolos para establecer una interacción básica con un grupo de extraterrestres con los que él estaba en contacto. También nos enseñó a limpiar nuestras mentes para que pudiéramos tener un transmisor/receptor claro con el cual comunicarnos telepáticamente en presencia extraterrestre. Esta fue mi re-introducción a la meditación después de un lapso de nueve años. Nuestras meditaciones eran cortas y concisas, pero fueron una excelente forma de volver a introducirme en la práctica que tanto tiempo atrás había probado. Comencé a sentir una profunda relajación que nunca había podido sentir sin los efectos sedantes de la marihuana y otras drogas.

Con los años, he tenido la oportunidad de tener una interacción básica con un grupo de extraterrestres, que esencialmente es pedirle a las naves espaciales que aparezcan en el cielo y se dejen ver. Con algo de suerte se podría capturar esta interacción en fotografías y videos. Renato tiene pruebas fotográficas y grabaciones de México, Costa Rica, Perú, Georgia y Washington de sus interacciones con ovnis. Este es un fenómeno absolutamente real y debe ser tomado en serio. El grupo de extraterrestres con los que interactuamos tiene los mejores intereses para la humanidad y está interesado en la evolución de nuestra raza y la expansión de la conciencia humana. No se nos permitirá abandonar nuestro sistema solar hasta que hayamos madurado y ascendido a un nivel de conciencia global en el que podamos poner nuestras diferencias a un lado. Hasta que no pongamos fin a la guerra, a la explotación económica y a la destrucción medioambiental, permaneceremos atrapados en este planeta sin la oportunidad de participar en los asuntos de nuestros hermanos y hermanas más viejos del espacio.

En varias ocasiones me he comunicado con naves espaciales usando una linterna. Por ejemplo, he prendido mi linterna un cierto número de veces y la nave ha respondido con el mismo número de destellos. También le he pedido telepáticamente a una nave espacial que se mueva en una dirección determinada y ha respondido haciéndolo. Esto es lo que se conoce como una interacción básica. Nunca he tenido contacto cara a cara con un extraterrestre, pero Renato y otros miembros del grupo RAMA de Sudamérica sí lo han hecho. Estos extraterrestres son muy avanzados tecnológica y espiritualmente, y están aquí como antropólogos cósmicos estudiando la humanidad y el planeta. No nos desean ningún mal, pero no se presentan ante la humanidad porque hay leyes universales que gobiernan la

no injerencia en los asuntos de las formas de vida sensible de otros planetas. En Star Trek esto se conoce como la directiva principal y pareciera que esta ley no se queda sólo en la ciencia ficción.

La humanidad está dividida por una conciencia nacionalista/tribalista que se basa en una idea de nosotros versus ellos. Hay una larga historia de enemigos que han dejado sus diferencias de lado cuando se ven enfrentados a un nuevo enemigo en común. Sin embargo, tengo la esperanza de que no veamos a los extraterrestres como un enemigo, sino como un nuevo amigo en común. Este nuevo "ellos" u "otros" nos obligará a dejar nuestras diferencias de lado y a darnos cuenta de lo que nos une como seres terrenales que habitamos uno de los tantos planetas que albergan vida inteligente.

Durante mis interacciones con extraterrestres he sentido una profunda sensación de paz y fraternidad, en las cuales envían ondas telepáticas de armonía, luz y cooperación. Creo que yo, junto con muchos otros, jugamos un papel importante para establecer una relación de trabajo temprana con extraterrestres en este planeta para poder elevar nuestra conciencia y existencia a niveles cada vez más altos. No recomiendo que grupos de personas inexpertas se reúnan en la noche para intentar interactuar con extraterrestres. Esto requiere de una práctica muy avanzada, una dieta específica, un estilo de vida determinado, entrenamiento mental y meditación.

Cuando tenía veintiún años, compré un poco más de dieciséis hectáreas de tierra en el sur de Colorado. Después de mi primera visita a esas tierras, me enamoré inmediatamente de los colores, las texturas y los paisajes del norte de Nuevo México y el sur de Colorado. A los veinticinco años fuimos de camping con un amigo a estas tierras y vimos nuestro primer ovni. Ese avistamiento catalizó mi interés por estos fenómenos y me mantuvo cautivado durante los próximos años aunque, últimamente, he perdido cierto interés en los avistamientos y las interacciones. Para la mayoría, las experiencias con ovnis son sólo una luz en el cielo; para mí, fueron un despertar. La mayoría de la gente con la que he observado el cielo en búsqueda de ovnis, lo ha hecho para satisfacer su curiosidad y nada más. Debemos ser claros con nuestras intenciones al interactuar con nuestros hermanos y hermanas mayores, ya que ellos no tienen interés en perder su tiempo satisfaciendo nuestra curiosidad. Ellos desean establecer una interacción básica con nosotros para demostrar su existencia y ayudar en el despertar de la humanidad.

Entre mis veinte y veinticinco años pasé bastante tiempo acampando en mis tierras en Colorado y haciendo varios viajes de carretera inspirados en Kerouac por toda la parte oeste de los Estados Unidos. Podría contar infinitas historias, pero hay una, cuando una vez unos amigos y yo tuvimos un encuentro casual que forjó un impacto definitivo en mí. Nos encontramos con un vagabundo en un supermercado en el Valle de San Luis, al sur de Colorado, que no paraba de hablar de su gurú. Hasta ese momento, nunca había conocido a alguien que realmente tuviera un gurú. Para mí la idea de un gurú era extraña y abstracta, pero después de conocer a este divino vagabundo, pude observar lo que sería mi futuro como discípulo de un gurú iluminado.

Al nunca construir nada en mi propiedad más que una pequeña choza para acampar, pudimos fácilmente vender las tierras cuando necesitamos el dinero con mi mujer. Tuvimos

suerte y vendimos un mes antes de la recesión económica de 2008; si hubiésemos esperado unos meses más, es muy probable que no hubiéramos podido vender la propiedad a tan buen precio. Con ese dinero compré monedas de oro, que literalmente duplicaron su valor al año, y las vendí. Pude vivir de ese dinero durante dos años sin tener que trabajar, lo que me dio tiempo para una intensa introspección y establecer una práctica de meditación profunda. Todo en mi vida ha ocurrido exactamente cuando mi crecimiento espiritual lo ha necesitado; he vivido altibajos y momentos de calma espiritual, pero en general, ha sido una trayectoria ascendente, especialmente después de conocer a mi Gurú. Siento la presencia constante de la Divinidad trabajando en y por medio de mí, incluso cuando estoy en mi estado más inconsciente. La gracia de Dios siempre ha sido predominante, llevándome a Su unificación.

He pasado muchas encarnaciones pisando el camino espiritual y esta encarnación es la culminación en mi búsqueda de la liberación. Cada vez, en cada cuerpo, estoy expuesto a las enseñanzas de la iluminación a una edad cada vez más temprana y mi camino se ha hecho cada vez más fácil por mis circunstancias. Esta vez nací en un hogar de clase media en el país materialmente más rico de la Tierra, en una ciudad multicultural llena de oportunidades para el crecimiento y la evolución. Empecé a rechazar las enseñanzas de mi iglesia fundamentalista a temprana edad y busqué enseñanzas de iluminación desde que tuve aproximadamente catorce años. Ninguno de mis amigos estaba interesado en la iluminación o la espiritualidad, pero siempre me debía a experiencias en encarnaciones anteriores. También fui "bendecido" con una rara y debilitante enfermedad autoinmune que me ha obligado a ser muy estricto con mi dieta y estilo de vida. Aunque esta enfermedad ha sido un gran obstáculo, también ha sido un gran maestro. Sinceramente deseo que esta sea mi última encarnación en este planeta. Después de esta vida, encarnaré en otro planeta de vibración más alta o posiblemente un reino astral para continuar mi viaje. No tengo ningún interés en volver a este planeta excepto para experimentar la fascinante belleza de su naturaleza.

Mi amor por ella nunca ha disminuido. Desde el momento en que pude decidir dónde vivir, he elegido lugares realmente hermosos: la región montañosa de Georgia del Norte con sus colinas y valles verdes y frondosos, proporcionó un escenario perfecto para comenzar mis prácticas de meditación y espiritualidad; Colorado, con sus altos y escarpados picos nevados, fue un lugar maravilloso para profundizar mis prácticas, especialmente bajo la alta vibración de las altas montañas de Sangre de Cristo, en Crestone, donde viví durante dos años; y por último, al sur de la cadena montañosa de Los Andes, en Chile, que me ha proporcionado la soledad divina y la belleza insuperable para terminar mi entrenamiento espiritual en esta vida. Hay razones por las cuales los yoguis eligen vivir y practicar en hermosas y remotas regiones del planeta, por ejemplo, en áreas montañosas que facilitan la meditación y los estados superiores de conciencia, como por la vibración especial, quietud, paz y soledad que se puede encontrar en ellas. No es coincidencia que los primeros yoguis eligieran vivir en cuevas de montaña y ashrams en el Himalaya.

Durante el tiempo que viví en Georgia del Norte, decidí retomar las clases de yoga debido al rigor y el estrés que me producía en ese momento mi trabajo como profesor. Asistía regularmente con mi esposa y los dos nos enamoramos de la práctica. Nuestro profesor enseñaba una clase física desafiante, pero con matices filosóficos y espirituales, una

maravillosa mezcla de ejercicio físico y práctica espiritual. Cada clase concluía con pranayamas y meditación, y recuerdo haber sentido una conexión real con mi Ser superior, aunque no era nada comparado con lo que iba a venir, pero me dio la esperanza de que el Yoga era una legítima práctica espiritual. Durante un año asistimos religiosamente a estas clases, que me llevaron a hacerle muchas preguntas a nuestra profesora sobre la filosofía y la espiritualidad del Yoga. Desafortunadamente, ella no tenía esos conocimientos y fue entonces cuando decidí hacer un viaje a la librería local para ver si podía encontrar un libro sobre esta materia.

EL GURÚ

El libro Autobiografía de un Yogui casi saltó de la estantería en mis manos. Los ojos de Paramahansa Yogananda miraban profundamente hacia mi alma. Compré el libro y lo leí en apenas unos días, y hasta el día de hoy es todavía el libro más importante que he leído, que hizo parecer a Dharma Bums un cuento para niños en su comparación. Este era un libro de un verdadero yogui indio que había visitado y conocido algunos de los más grandes sabios y gigantes espirituales del mundo, siendo él mismo un gigante espiritual por derecho propio. El libro tiene un poder mágico y no se le parece a ningún otro que yo haya leído. Literalmente, tiene el poder de transformar vidas y conciencias. Está empapado del espíritu y el Ser de Yoganandaji. Leerlo es como estar en presencia de un maestro espiritual, sentado a la divinidad de sus pies. Nunca he conocido a nadie que lo haya leído y no lo haya tocado profundamente. Es la obra maestra literaria de la era moderna del Yoga y es el

libro espiritual más apasionante y poderoso que se ha escrito en los últimos cien años. Al leerlo, supe inmediatamente que al fin había encontrado mi camino o que, mejor dicho, mi camino me había encontrado a mí.

Le pedí al Señor que me enviara un verdadero gurú, uno que me pudiera guiar de la misma manera en que el gurú de Yogananda lo había guiado a él. A la semana siguiente me encontraba leyendo una revista metafísica local, cuando vi un anuncio de un retiro de meditación en las montañas del norte de Georgia, cerca de donde vivía, ¡ofrecido por un discípulo directo de Paramahansa Yogananda llamado Roy Eugene Davis! ¡Sabía que esto no era una coincidencia y que mis oraciones habían sido contestadas! Mi esposa y yo asistimos al retiro y, desde ese momento, mi vida cambió para siempre.

Desde la primera vez que entré en la sala de meditación en el Centro de Conciencia Espiritual (CSA por sus siglas en inglés, Center for Spiritual Awareness), todo allí, incluyendo los olores y sonidos, se me hicieron completamente familiares. Es difícil ponerlo en palabras, pero no era extraño estar allí, me sentí como en casa. Además, cuando fui iniciado en el Yoga Kriya y aprendí sus técnicas, fue como si las recordara y no como si las aprendiera por primera vez; sólo era la primera vez que las aprendía en esta encarnación. Todas las técnicas fluyeron suavemente y de inmediato comencé a producir el néctar del soma en mi cerebro y boca; pude sentir fácilmente sensaciones en mi espina dorsal con las prácticas del pranayama. El soma es un fluido que se produce en el cerebro típicamente después de muchos años de meditación, que baja a la boca y luego puede ser tragado. Tiene un efecto purificador y rejuvenecedor en el cuerpo físico y astral. Finalmente, este néctar baja hacia el resto del cuerpo y se convierte en amrita, que es una ambrosía que se puede sentir como una sutil felicidad que fluye en cada célula del cuerpo. Yo produzco soma casi cada vez que me siento a meditar; ha sido mi compañero fiel durante años.

Desde la primera vez que conocí a mi Gurú, supe enseguida que una cosa es leer acerca de las personas iluminadas en un libro y otra cosa muy distinta es experimentar la presencia iluminadora de un verdadero maestro espiritual en persona. El Roy E. Davis emana una energía llamada shakti-pat que es palpable y llena el espacio a su alrededor con omnipresencia. Sentimientos de omnipresencia, omnipotencia y omnisciencia me desbordaron al conocer a mi Gurú por primera vez. Después de mi primera meditación en su presencia, no cupo duda de que él era mi Gurú y que nuestra reunión había sido divinamente arreglada y ordenada.

Davis dice lo siguiente acerca del gurú:Algunas personas inclinadas a proteger sus actitudes egocéntricas y comportamientos influenciados por hábitos y estados de ánimo, se equivocan al pensar que los procesos de crecimiento espiritual han cambiado con el pasar de los siglos o que las circunstancias culturales los determinan. Una persona común, muy frecuentemente tendrá la idea errónea de que en nuestra era moderna, el sentido de la individualidad y la inclinación asertiva a demostrar la independencia auto-determinada, requiere una relación diferente con un maestro de la verdad: uno que podría hacer posible la adquisición de un conocimiento superior y un rápido crecimiento espiritual, a la vez que permite la conservación de la condición

egocéntrica, aunque un profundo análisis de esta idea irracional revelará que la autoconsciencia fijada por el ego y la iluminación de la conciencia, no pueden coexistir.

Las leyes universales que rigen el proceso de iluminación no cambian con el tiempo. Las normas y costumbres culturales no alteran los principios básicos del camino hacia el despertar espiritual. El papel del gurú es tan importante ahora en nuestra cultura moderna como lo era hace cinco mil años en la antigua India. Los yoguis iluminados o semi-iluminados siempre han trabajado con grupos muy pequeños de discípulos en cuevas y ashrams, transmitiendo apaciblemente el despertar de conciencia a la siguiente generación de maestros; es esta transmisión directa de maestro a discípulo, la que ha mantenido una línea ininterrumpida de despertar de conciencia durante milenios. No hay necesidad de cambiar algo que ha funcionado desde siempre, sólo porque nuestra cultura moderna valora la independencia arrogante en lugar de la devoción sin ego a un maestro sabio.

Es importante señalar que en el Yoga tradicional, históricamente los gurús siempre han trabajado con pequeños grupos de discípulos, y cualquier gurú moderno que tenga miles (o incluso millones) de seguidores no está enseñando Yoga, sino más bien está siendo el líder de un culto o religión de personalidad. El Yoga no puede ser transmitido ni aprendido sin la disponibilidad de un gurú altamente accesible. Un maestro que constantemente debe hacer frente a las demandas de miles de seguidores, no estará a disposición para responder preguntas y transmitir su conciencia a un devoto hambriento de conocimiento espiritual. Los textos tibetanos tienen listas con las cualidades que un verdadero gurú debe poseer, siendo una de las principales la accesibilidad. Estos mismos textos también mencionan que un gurú no debe tener ningún deseo de renombre o fama y que debe tener pocos estudiantes. Sin embargo, en nuestro mundo moderno debemos hacer excepciones por la alta demanda de millones de buscadores espirituales -número cada vez mayor-, y una disponibilidad increíblemente pequeña de maestros legítimos que pueden enseñar, por lo que Paramahansa Yogananda dividió su enseñanza en dos categorías: cantidad y calidad.

Yogananda habló en grandes reuniones en todos los Estados Unidos en auditorios repletos de buscadores espirituales y tuvo muchos miembros en su organización que siguieron su doctrina. Esta parte de su enseñanza, era la cantidad. Creía necesario plantar semillas en la mente de la gente donde quiera que fuera, pero también sabiamente se dio cuenta de que podrían pasar muchas encarnaciones antes de que esas semillas comenzaran a brotar. Sus enseñanzas de calidad fueron sólo para un pequeño grupo de devotos que ya estaba listo para despertar en su actual encarnación y con los cuales pasó mucho más tiempo en privado guiándolos, preparándolos y enseñándoles una línea más tradicional del Yoga. Mi Gurú enseña de una manera similar. Ha iniciado a más de diez mil personas en el Yoga Kriya, pero trabaja tras bambalinas y de manera más íntima con un pequeño grupo de devotos seguidores. Este debería ser el modelo de cualquier gurú de Yoga moderno, pero con demasiada frecuencia el gurú moderno está más interesado en la fama y la riqueza, preocupándose principalmente de aumentar su número de seguidores.

Hay tantos ejemplos de la corrupción moral y financiera de gurús de Yoga modernos y escándalos sexuales que involucran la manipulación de jóvenes devotas, que no me atrevo siquiera a entrar en ese camino. Detallar los diversos abusos de muchos famosos gurús

modernos que practican la tradición del Yoga, sería realmente ir más allá del alcance de este libro, pero no hace falta decir que hay innumerables ejemplos. Debido a la abundancia de escándalos, muchas personas asumen que todos los gurús son charlatanes manipuladores que sólo se preocupan de sí mismos; sin embargo, sólo porque alguien descubre algunas manzanas podridas en el cajón, no significa que haya que tirar todas las manzanas.

La mayoría de los gurús no son perfectos y sólo trabajan desde un estado semi-iluminado, lo que significa que todavía tienen karma por resolver. Actualmente, debido a que hay tan pocos gurús totalmente liberados en el planeta Tierra, la mayoría de nosotros no nos queda más que trabajar con seres que todavía están trabajando en su karma, por lo tanto, siempre y cuando tengamos esto en consideración desde el principio, no hay realmente ningún problema. El problema radica en el más común de los errores que cometemos cuando asumimos inmaduramente que un gurú debe ser perfecto e implacable. Debemos darnos cuenta de que hay muchas etapas sutiles dentro de la iluminación y de que cada gurú está trabajando en una etapa diferente dentro de ese amplio espectro.

Los gurús no son perfectos y no deben ser adorados. Adorar algo es admitir la separación entre uno y el objeto de adoración, entonces para que ocurra la adoración, el sujeto debe adorar el objeto, lo que evidencia la dualidad. El Yoga, en cambio, es el entendimiento de la unión del sujeto con el objeto y la comprensión de que la dualidad es una gran ilusión y, por lo tanto, la adoración no tiene lugar en la tradición del Yoga. Naturalmente, uno debe tener una buena relación con su maestro y estar dedicado a seguir sus enseñanzas, pero la adoración del gurú se da generalmente entre personas emocionalmente dependientes e inmaduras que tratan al gurú como una madre sustituta o una figura paterna.

Davis dice lo siguiente sobre la adoración al gurú:No todos los Maestros Espirituales y santos que han aparecido en la escena mundial a través de los siglos han sido reconocidos o comprendidos, y otros han sido divinizados y adorados por devotos intelectualmente deficientes y emocionalmente dependientes, que eligieron admirarlos en vez de ser como ellos.

He conocido a muchas personas que no paran de hablar sobre cuán iluminado está su gurú. Nunca he entendido este tipo de orgullo y adoración. ¿Cuál es la relación entre la iluminación del gurú con la iluminación de su devoto? Somos los únicos responsables de nuestra propia iluminación. Es altamente beneficioso tener un maestro que sea auténtico y bien informado, pero la iluminación del maestro es la suya propia y no es un reflejo de nuestro estado de conciencia. Conozco a devotos que pasan más tiempo hablando sobre cuán iluminado está su gurú, que meditando para ser más como él o ella.

Hay muchos cultos de personalidad basados en la adoración de gurús ya fallecidos. El cristianismo es un ejemplo, pero hay cientos de cultos similares en todo el mundo. Para obtener beneficios de las enseñanzas de un gurú, él o ella debe existir en carne y hueso. No le podemos hacer preguntas a un muerto. Además, muchas de las enseñanzas atribuidas a ciertos maestros no son confiables, porque es imposible saber lo que una persona puede o no haber dicho. En cambio, cuando aprendemos de un maestro encarnado podemos saber con certeza cuáles son sus enseñanzas exactas y podemos participar en un diálogo activo y significativo con ellos. Además, hay una transmisión energética y de consciencia directa

que ocurre entre el maestro y el discípulo que no puede ocurrir a menos que ambos estén vivos. No siempre es necesario contar con la presencia física del maestro, especialmente ahora con la tecnología (correo electrónico y otros medios de comunicación similares), pero de ser posible, es preferible entonces pasar tiempo en presencia del maestro. Sin embargo, un error de muchos yoguis es volverse adictos y apegados a la presencia física constante del gurú; esto es igual que cualquier otro tipo de adicción y puede ser un obstáculo importante en el camino del crecimiento espiritual.

Es importante discernir al elegir un gurú. Hay muchos charlatanes e impostores en el mundo del yoga moderno y la espiritualidad.

Davis explica lo siguiente:Se debiera evitar a los individuos carismáticos o persuasivos que hacen afirmaciones extravagantes sobre su logro espiritual, habilidades o enseñanzas, cuyos delirios personales sean obvios o cuyo interés propio sea la principal motivación para atraer seguidores. Si bien los gurús proporcionan consejos prácticos y tratan de sintonizarse con la mente y la conciencia de sus discípulos receptivos con el propósito de transmitir su realización interior, no deben ser considerados como magos a quienes uno puede acudir u orar, con las expectativas de resolver problemas instantáneamente o presenciar milagros realizados en su nombre.

Paramahansa Yogananda una vez le dijo a mi Gurú que en el futuro habría mucha gente buscando la iluminación y que no habría suficientes maestros calificados para servirles. Hemos llegado a tal momento. Encontrar un gurú verdaderamente calificado, es cada vez más difícil y no son suficientes para servir a la creciente población que busca la verdad. El Bhagavad Gita afirma que sólo una de cada mil personas posee la capacidad de iluminación y de cada mil de esas personas, sólo una se ilumina completamente. Por lo tanto, de acuerdo con el Gita, sólo uno en un millón está potencialmente experimentando un estado muy avanzado de iluminación en este planeta. Dado que la población mundial actual es de alrededor de siete mil millones de personas, si extrapolamos estos números podemos llegar a la conclusión de que posiblemente hay alrededor de siete mil personas en la Tierra que están experimentando un estado muy avanzado de conciencia iluminada (y no todas las personas iluminadas eligen enseñar). Obviamente, para los millones de buscadores de la verdad y yoguis en el camino de la iluminación, no hay suficientes gurús iluminados para todos. Sin embargo, cuando un buscador está adecuadamente preparado, un gurú aparecerá en su vida; siempre ha sido así.

Uno no necesita pasar años buscando un gurú, ya que una vez que el discípulo está listo, éste aparecerá. Si un yogui pasa años buscando un gurú sin encontrarlo, es porque su conciencia todavía no está preparada para asimilar las enseñanzas que una persona iluminada tiene para ofrecerle. Del mismo modo, hay quienes escuchan sobre el gurú de un amigo y quizás asisten a algunas conferencias o satsangs, sin obtener ningún beneficio. Incluso pueden participar en una o dos conversaciones con el gurú, sólo para darse cuenta rápidamente de que sus enseñanzas no les resuenan o no se avienen con él o ella. Cuando el buscador está listo, el gurú aparece. Esta ley universal de causa y efecto no ha cambiado a lo largo de los siglos.

Davis comparte sus pensamientos sobre el asunto de la siguiente manera:Aquellos que desean una relación casual con un gurú o una tradición de iluminación, son como voyeristas que disfrutan observando el objeto de su interés desde un punto de vista privilegiado; o también como aficionados, cuya participación es superficial y propia de un amateur. No están sinceramente interesados en aprender a crecer espiritualmente y si se les permite la interacción personal con un maestro, estarán desperdiciando tanto su tiempo y energías, como las del maestro.

He visto como esto ocurre una y otra vez con participantes del retiro de meditación en el Centro de Conciencia Espiritual, muchos de los cuales mantienen sólo una relación casual e inmadura con el Sr. Davis. Recientemente él me contó que de las más de diez mil personas que ha iniciado, sólo alrededor del diez por ciento mantuvo algún tipo de relación a largo plazo con él, y sólo un porcentaje de ellos estaba totalmente comprometido con su práctica y la iluminación espiritual. La mayoría de las personas están tan profundamente arraigadas a la identificación de su personalidad, que no tienen la capacidad de poner en práctica lo que el gurú les puede ofrecer por medio de sus enseñanzas.

Muchos buscadores se sienten atraídos por los gurús que inflan, nutren y miman sus egos, y muchas personas espiritualmente inmaduras acuden a ellos porque creen que son muy espiritualmente avanzados. Muchos gurús falsos, en un intento de atraer y mantener seguidores, llenan las cabezas de sus devotos con cumplidos y garantías de que son seres altamente avanzados debido a su relación con él o ella. Incluso, dichos gurús le dan a sus devotos nombres especiales en sánscrito o crean "círculos cerrados", donde sólo los mejores y más avanzados discípulos pueden pertenecer. Con un poco de investigación, se hace bastante evidente que estos círculos cerrados generalmente están compuestos por los seguidores con más dinero o aquellos que tienen una mayor capacidad para atraer a más seguidores. Muchos gurús son maestros, pero no de la espiritualidad sino de la manipulación a un grado casi maquiavélico. No es tarea del gurú cultivar el ego o el yo de la personalidad, muy por el contrario: el deber sagrado del gurú es cortar la identificación del discípulo con su ego. A veces esto requiere que el gurú sea bastante severo o incluso brusco, pero encontramos que el amor bruto es lo que se necesita para destruir el dominio del ego sobre nosotros.

Mi Gurú nunca ha pedido dinero a nadie y su pequeña organización siempre ha operado con donaciones voluntarias de personas que asisten a los retiros de meditación y de sus devotos. Los buscadores siempre deben tener cuidado con cualquier gurú u organización que cobre altos precios por retiros, talleres, conferencias y seminarios, especialmente cuando hay una excesiva presión por asistir a los eventos por temor a ser "excluidos" o aislados. La relación entre el gurú y su discípulo no es un negocio lucrativo, es un intercambio espiritual basado en el respeto mutuo y el amor incondicional. Una vez que hay dinero de por medio, generalmente se dañan tanto la pureza y la santidad de la relación, como el libre intercambio de energía y de conciencia.

Se debieran evitar las grandes organizaciones espirituales que requieren enormes sumas de dinero para operar. Debiésemos preferir las pequeñas organizaciones que promueven al maestro y sus enseñanzas a bajo costo. Antes, no había organizaciones para los gurús del

Yoga, pero en nuestra era moderna con la creciente población y los medios de comunicación, se ha convertido en una necesidad. Sin embargo, como yoguis, debemos protegernos contra el crecimiento incontrolado de organizaciones cuyo principal interés es el crecimiento. Una vez más, cuando las organizaciones se vuelven demasiado grandes, comienzan a formar nuevos movimientos religiosos y cultos a la personalidad que niegan el propósito mismo de la relación entre un gurú y su discípulo. Las enseñanzas del Yoga deben ser transmitidas del gurú al discípulo por el acto de la iniciación; luego, aquellos que se convierten en maestros, pasan por el acto de la ordenación. Así ha sido siempre, y la llegada de nuevas tecnologías y/o normas culturales y costumbres no cambian esto.

La iniciación es una faceta indispensable en la relación gurú-discípulo. Es a través de la iniciación del Yoga que recibimos las bendiciones del gurú y la transmisión de la conciencia que se produce entre el gurú y el discípulo. Muchas personas que se hacen llamar yoguis ni siquiera son conscientes de que la iniciación es una parte integral de la tradición del Yoga. Asumen erróneamente que pueden obtener información de libros y videos y no necesitan ser iniciados personalmente por un gurú. La información en los libros es útil, por supuesto, pero no hay transmisión energética cuando se aprende de un libro o video. El auténtico Yoga ha sido siempre una práctica iniciática. De hecho, si uno se considera un yogui, pero nunca ha participado en una ceremonia de iniciación con un gurú de Yoga genuino, de donde se pueda rastrear un linaje legítimo de maestros iluminados, es como considerarse doctor sin haberse graduado de un colegio médico.

Existe una transmisión directa de fuerza espiritual y conciencia en el linaje de los gurús, dentro de una tradición de Yoga legítima. Yo soy maestro en la tradición del Yoga Kriya y cada vez que hago un servicio de iniciación siento la oleada de esta Divina transmisión fluyendo a través de mí como un río furioso. Esto sólo ocurre en las tradiciones auténticas del Yoga, donde la facultad del despertar de conciencia se transmite de maestro a discípulo, de generación en generación. Mientras más iluminados son los maestros de una tradición, más poderosa es la transmisión de la conciencia que ocurre de gurú a discípulo. Es importante destacar que esta transmisión ocurre sólo cuando y si es que el discípulo es receptivo; de no serlo, ya sea que su sistema nervioso no está lo suficientemente preparado o quizás debido a su apego a las creencias provinciales, entonces la transmisión no fluirá. Esto es similar a tener estática en una señal de radio. Debemos prepararnos completamente para recibir lo que un gurú tiene para ofrecer, de lo contrario nuestra antena espiritual no será capaz de "sintonizar" con la emisora donde el gurú está transmitiendo.

Todo en el multiverso manifiesto es vibratorio. Toda la materia emite una frecuencia y, profundizando aún más, toda la materia viene de la frecuencia. En realidad, hay dos maneras en que podemos discutir el reino manifiesto: en términos de partículas o en términos de ondas vibratorias, pero con el propósito de describir temas metafísicos, usualmente utilizamos ondas y no partículas. Incluso el vacío del espacio, que normalmente consideraríamos simplemente vacío, oscila a una frecuencia increíblemente alta. De hecho, dentro de este vacío, un centímetro cúbico tiene el potencial energético suficiente para alimentar toda la electricidad del planeta. Todo es vibratorio, con la excepción de la Conciencia Pura, que no vibra, que es la quietud total. Han habido muchos experimentos recientes que lo demuestran a través de la cimática, cómo las frecuencias de sonido se unen en formas específicas basadas en los medios utilizados, de los Hz y el volumen del sonido.

Estar en la presencia física de un verdadero Maestro es una real sinfonía de transmisiones divinas que tienen un efecto físico y energético sobre nuestro Ser, elevando nuestra vibración y vitalizando nuestra conciencia. Sin embargo, debemos hacer el trabajo espiritual para que cada capa de nuestro ser sea capaz de recibir las frecuencias transmitidas por el gurú. Existe una técnica en particular dentro de la tradición del Kriya conocida como Omkar Kriya que es especialmente útil para sintonizar nuestro Ser con las frecuencias divinas que un Maestro transmite. Si el lector aún no está iniciado en la tradición del Kriya, recomiendo altamente que busque a un maestro de Kriya calificado para aprender sus antiguas y poderosas técnicas.

He escuchado a muchas personas en el camino espiritual que dicen no requerir un gurú, pues afirman que el "gurú interno" es el verdadero gurú, y pueden aprender todo lo que necesitan saber desde su interno. Si bien esto es verdad, la gente que lo dice no está preparada para oír lo que su gurú interno tiene que decir, porque no ha hecho el trabajo previo con un gurú externo primero. De hecho, la mayoría de las personas que me han dicho esto, ni siquiera meditan o hacen cualquier tipo de trabajo espiritual en absoluto. Es simplemente otra excusa para no comprometerse en una relación madura con un gurú o realmente seguir un camino de crecimiento espiritual. Es la verdad suprema y absoluta que dentro de nosotros tenemos todo el conocimiento del universo y sus procesos, y no necesitamos nada del exterior para despertar la Auto-Realización. Sin embargo, en un sentido más práctico y realista, un gurú externo puede conducirnos al gurú interno. En algún momento de nuestro viaje espiritual, el gurú externo puede quedar obsoleto, una vez que hayamos aprendido todo lo que necesitamos aprender de él o ella; sin embargo, ésta es una etapa más avanzada del proceso del despertar espiritual y no es el primer paso como algunos buscadores inexpertos e ingenuos piensan.

Me parece interesante pensar que en Occidente estemos tan acostumbrados a solicitar la experiencia de un experto para casi todos los aspectos de nuestras vidas, ya sea un instructor de fitness, un profesor universitario, un tutor privado, un instructor para aprender a conducir, un coach de carrera o en cualquier otro campo y, sin embargo, dudamos en buscar un maestro espiritual que nos ayude a comprender y desbloquear los secretos de la conciencia y del universo. Si nuestro objetivo principal en la vida no es entender nuestra relación con el Infinito y descubrir los funcionamientos secretos del cosmos, entonces estamos desperdiciando nuestras vidas. Se nos ha dado la increíble oportunidad de vivir en este planeta, en estos cuerpos, para explorar y descubrir el gran misterio de la vida y despertar todo nuestro potencial y sin embargo, la mayoría de nosotros estamos más preocupados de lo que ocurre en las vidas de las celebridades y en los resultados de los eventos deportivos.

La reunión con mi Gurú fue predestinada; no es una coincidencia que haya nacido en un lugar a dos horas de su ashram. Por desgracia, tuve que esperar veintiocho largos años para reunirme con él; no obstante, tuve que aprender muchas lecciones de vida antes de estar realmente preparado para entablar una relación seria con una persona iluminada. Solía pensar que los primeros veintiocho años de mi vida habían sido desperdiciados, pero ahora veo que a veces debemos experimentar primero la oscuridad para poder percibir mejor la luz.

Mucho de mi karma se quemó al entrar en contacto con el Sr. Davis. Paramahansa Yogananda le dijo una vez a mi Gurú, que cuando él llegó ante su presencia, la mitad de su karma había sido quemado. Esto es exactamente lo que sentí cuando re-entablé mi relación en esta encarnación con mi Guruji. Reconocí al Sr. Davis inmediatamente al momento de conocerlo, lo que significa que debí haberlo conocido en una vida anterior, así como me ha pasado con todas las personas importantes en mi vida. Con Guruji no fue diferente.

Davis tiene el poder de transformar y sanar con una simple mirada. Mirar a sus ojos es como mirar en los misterios del universo. Uno puede literalmente ver la eternidad sólo a través de sus ojos divinos. Sus palabras son siempre perfectas y exactamente las que uno necesita escuchar, en el momento adecuado. Sus enseñanzas son claras, lógicas y coherentes; es un verdadero Jnanavatar o avatar de sabiduría y conocimiento, aunque he aprendido más de su silenciosa presencia, que de cualquier palabra que haya hablado o escrito. Su silenciosa presencia dice mucho y uno podría aprender todo lo que necesita saber simplemente fundiéndose en su Ser. Doy gracias a Dios por haberme proporcionado un maestro tan noble como modelo a seguir en esta vida. Sé que seguiré aprendiendo de él en otros reinos cuando esta vida en la Tierra haya terminado. Estoy seguro de que nuestros caminos se cruzarán de nuevo en circunstancias más benevolentes en la próxima encarnación.

Después de mi iniciación en el Yoga Kriya, comencé una rutina de meditación diaria por primera vez en mi vida. Tenía veintiocho años en ese momento y trabajaba como profesor en una escuela. Me despertaba alrededor de las seis de la mañana para practicar los Kriyas y luego beneficiarme del par avastha (los efectos después de los Kriya). Al principio me sentaba normalmente durante unos treinta minutos y después de unos meses, empecé a oír la vibración om, no sólo durante la meditación, sino que en todo momento. Hasta el día de hoy, me rodea la presencia constante del om dentro y fuera de mi cuerpo. Cuando estoy en un entorno silencioso, lo puedo oír, así como uno puede oír un suave arroyo que fluye en las montañas. Om es el sonido del sustrato de todo el poder manifiesto de Dios y es lo más cercano que podemos llegar a él en este reino manifiesto. Fue durante este tiempo que también comencé a ver una luz interior al practicar un Kriya específico conocido como Yoni Mudra. Con el tiempo, cada vez que cerraba mis ojos en mi vida cotidiana, podía ver esta luz interior. Incluso ahora continúo viéndola y se ha vuelto más brillante con el pasar de los años. Dependiendo del estado de mi sistema nervioso diario, el color de la luz que vea puede variar de blanco a azul u oro. Yo uso tanto la vibración om como la luz interior, como una forma de dharana o concentración durante mis sesiones de meditación.

Después de pasar cinco años estudiando con Guruji muy de cerca, decidí volver a enseñar, por lo que postulé a varias escuelas en Colorado debido a mi amor por las Montañas Rocosas. Pero antes de mudarnos, mi esposa y yo pedimos la ordenación como ministros de su organización, y en ese mismo momento y de manera improvisada, nos ordenó sin ninguna ceremonia ni ritual. Normalmente, las personas son ordenadas en las ceremonias de iniciación, pero a nosotros simplemente nos ordenó como ministros en ese mismo entonces y nos dijo que comenzáramos a enseñar. La fecha era 5 de julio de 2012, sin embargo, fue un año más tarde que recibí su bendición para poder comenzar a iniciar yo mismo en Yoga Kriya, labor que he llevado a cabo responsablemente desde entonces.

He tenido muchas reuniones privadas con el Sr. Davis, donde me ha bendecido con su sabiduría espiritual, sentido del humor y presencia espiritualmente sobrecogedora. Estar sólo con él en su shala de Yoga privada es intoxicante. Recuerdo una vez haber salido tan intoxicado que no pude conducir. Me tuve que sentar en la sala de meditación durante algunas horas hasta que volví a tener la capacidad para conducir y funcionar normalmente. Muchos yoguis hablan de “llegar a la gloria”, sin embargo, mis experiencias privadas con el Sr. Davis van más allá de la gloria. Hay una sabiduría y una bendición inexplicable en palabras. No le puedo describir al lector el éxtasis divino que siento cuando estoy en su presencia. En un momento dado visitaba a Guruji semanalmente, lo que me hizo sentir que me estaba volviendo demasiado dependiente de su presencia física, una de las razones por las que decidimos salir del estado.

Durante mis reuniones privadas con Guruji, compartió conmigo muchas historias de sus experiencias con santos, sabios y maestros iluminados. Davis pasó tiempo en presencia de Swami Muktananda, Satya Sai Baba, Indra Devi y muchas otras potencias espirituales, independientemente de que la mayoría de sus historias se centraban en su relación con Paramahansa Yogananda, su Gurú. He pasado muchas horas escuchando sus experiencias con su maestro espiritual y me dan ganas de haber podido conocer a Yoganandaji; sin embargo, sé sin duda, que escuchar las historias personales desde la perspectiva de mi Gurú, es la siguiente mejor oportunidad. Escuchar sus relatos de poderes y habilidades sobrenaturales y los milagros realizados por los grandes maestros, me dieron la esperanza para pensar que todo lo que fue escrito en los textos antiguos fue real.

Puedo recordar vívidamente mi primera reunión privada con mi Gurú, durante mi segundo retiro en su ashram. Solicité una reunión privada con él y aceptó reunirse conmigo en la sala de meditación. Había otras personas alrededor, pero pudimos tener una conversación tranquila e ininterrumpida. Lo primero que hizo fue mirar mi muñeca donde llevaba cuentas de oración unidas por una banda elástica. No tardó en comprobar su elasticidad, tirando del brazalete y azotándolo contra mi muñeca con fuerza. Me sonrió con cierta satisfacción y luego me preguntó: "¿Qué puedo hacer por ti?" Le dije que quería ser su estudiante y él dijo que le parecía bien. Le dije que en un tiempo planeaba trasladarme a Sudamérica y establecer un centro de Yoga y meditación allí, y dijo: "Bueno, entonces tenemos mucho trabajo por hacer", implicando que todavía no estaba listo para manejar la responsabilidad de tener mi propio centro y guiar a los estudiantes en el camino espiritual. Llegué a Guruji como un bebé espiritual y a través de los años me ha moldeado en un adulto espiritual. Sin su influencia divina en mi vida, todavía estaría volando en las brisas de la inmadurez espiritual, sin ninguna dirección real.

Sirvo a mi Gurú como un deber espiritual. Nunca espero nada a cambio, porque el Sr. Davis ya me ha dado tanto, que es lo mínimo que puedo hacer para retribuir su compasión, sabiduría y amor a lo largo de los años. En realidad, nunca podré pagarle, pero los maestros iluminados no esperan nada de sus estudiantes. Una vez cuando Yoganandaji huyó para estar en el Himalaya, regresó a su Gurú Sri Yukteswar y le preguntó si estaba decepcionado de él, a lo que Yukteswar respondió: "¿Cómo puedo estar decepcionado cuando no tengo expectativas?" Todos debiésemos practicar esta forma de karma Yoga o servicio desinteresado, sin ego.

Ser un ministro para una persona iluminada es una gran responsabilidad, para la cual no siempre he estado a la altura. Sin embargo, a medida que crezco y evoluciono espiritualmente, veo mi rol como un maestro espiritual creciendo y evolucionando a la vez. La expansión de mi ministerio a lo largo de los años, me ha enseñado a ser un modelo a seguir más responsable para mis estudiantes, nunca sintiéndolo como una carga, sino como una bendición divina. El aprendizaje real comienza desde el momento en que se nos pide que enseñemos algo. He aprendido más desde que me volví ministro que en todos los años anteriores, porque siento una gran responsabilidad de enseñar las cosas de la manera correcta y es mi deber estar lo más informado posible.

Hay una enorme responsabilidad en representar el linaje de Yoga Kriya de los gurús, que incluye a Babaji, Lahiri Mahasaya, Sri Yukteswar, Paramahansa Yogananda y Roy Eugene Davis. Estoy consciente de que todas mis acciones, públicas y escritas, son reflejo de este linaje y tengo cuidado de no desacreditar a los grandes Gurús de ninguna forma. Sin embargo, no soy perfecto y he cometido errores a lo largo del camino. Afortunadamente, tengo a Guruji para que me guíe y me corrija. Es un gran honor representar este poderoso linaje de maestros iluminados y siento una fuerte conexión con él en todo momento. Hay un flujo ininterrumpido de energía y conciencia que fluye desde los Gurús hacia mi Ser, impulsándome hacia adelante y manteniéndome en marcha incluso cuando los tiempos son difíciles. Nunca he dicho que comunico o canalizo a los Gurús, ni deseo hacerlo. Babaji y el resto de los maestros enseñaron a sus estudiantes todo lo necesario para alcanzar la iluminación y no hay absolutamente ninguna necesidad de comunicarse desde un reino astral o causal a cualquier persona que actualmente vive en el planeta Tierra. A menudo escucho a gente en Sudamérica decir que están en contacto con Babaji o Yogananda, lo que me hace pensar que es muy interesante que tengan tantas preguntas para mí con respecto a Kriya, porque si estuvieran en contacto directo con Babaji no tendrían ninguna pregunta para mí. Además, antes de que Yogananda dejara esta vida terrenal, le dijo a mi Gurú que nunca se comunicaría a través de canales o intentaría comunicarse telepáticamente con alguien desde el otro lado. Y le creo.

Mi esposa y yo abrimos y operamos un estudio de Yoga en el norte de Georgia y también di clases en muchos centros diferentes. Fue un momento interesante en mi vida y estuve fuertemente involucrado en la escena de las posturas durante un par de años. Con los años, he perdido el interés en las posturas, ya que se ha vuelto cada vez más competitivo y comercial, a pesar de que junto a mi esposa continuamos ofreciendo cursos de formación de maestros de Yoga centrados principalmente en asanas. Hacemos todo lo posible para impartir las enseñanzas espirituales del Yoga lo mejor que podemos, pero la mayoría de las personas simplemente están interesadas en el Yoga como un medio para tener un cuerpo más bonito y quizás relajarse un poco, sin darse cuenta de que están perdiendo el foco. Sin embargo, todos tenemos que empezar nuestro camino en alguna parte y continúo viendo en las posturas una buena introducción a la senda espiritual.

Ser dueño de un estudio de Yoga y poder dar clases de manera regular, me hizo sentir cómodo para pararme frente a un público. Nunca he tenido problemas para estar al frente de un aula enseñando a niños, pero siempre me he sentido tímido enseñando a adultos; y forzarme a dar clases de yoga, me dio confianza en mí mismo y rápidamente superé mi miedo de hablar en público y aparecer delante de grandes grupos. A lo largo de los años he

tenido la oportunidad de enseñar a más de cien personas en grandes festivales de Yoga y reuniones, y si bien todavía me pongo un poco nervioso delante de los grupos, he sido capaz de trascender en gran medida mi timidez y mi introversión. Sin embargo, prefiero trabajar con pequeños grupos de estudiantes serios. Sólo tengo unos pocos estudiantes que están realmente interesados y con ellos trabajo hoy en día; no tengo ganas de enseñar el Yoga Kriya a grandes grupos de estudiantes. Prefiero seguir el enfoque más tradicional de trabajar en estrecha colaboración con pocos alumnos, pero dedicados y devotos.

Poco después de conocer a mi Gurú comencé a sentir movimientos de energía en la columna vertebral y el cuerpo. Esto ocurría generalmente después de extensas sesiones de respiración y cantos. Una vez, después de un kirtan en Birmingham, Alabama, volví a casa y me fui a acostar. Cuando estaba a punto de quedarme dormido, en un estado de ensueño, en algún lugar entre el dormir y el despertar, de la nada mi espina dorsal se enderezó a la fuerza, como si estuviera teniendo un intenso ajuste quiropráctico. Me senté en la cama, pero no por mi propia voluntad. Había un poder que obligaba a mi cuerpo a sentarse erguido. Todas las vértebras de mi columna se agrietaron y saltaron violentamente y mi atención fue atraída hacia el ojo espiritual o chakra ajna. Una oleada de energía fluyó por mi espina dorsal hacia la parte superior de mi cabeza. Miré profundamente en el tercer ojo, vi la inmensidad del espacio y literalmente vi en el infinito. Entonces, el infinito se precipitó sobre sí mismo en mi tercer ojo y tuve un orgasmo de cuerpo completo. Sin embargo, este orgasmo no era de naturaleza sexual. No hubo erección ni eyaculación. Simplemente una liberación intensa de energía en mi cuerpo y una fuerte sensación en mi columna vertebral y sushumna nadi. Toda la experiencia duró alrededor de un minuto; luego me acosté y me quedé dormido. He tenido esta misma experiencia ya varias veces. Estas experiencias kundalini son muy interesantes y beneficiosas, pero debo admitir que no me siento más iluminado después de que la experiencia ha terminado. Es simplemente una parte del proceso del despertar que ocurre en el cuerpo energético o astral.

La energía Kundalini es inteligente. Se encuentra inactiva hasta que es estimulada por nuestro sadhana. Una vez que arrebatamos al gran dragón de su cueva, él empieza a trabajar en nuestro cuerpo. A veces funciona muy vigorosamente, como la experiencia recién descrita; en otras ocasiones, funciona muy lenta y gradualmente, durante largos períodos de tiempo. Nunca deberíamos intentar forzar o acelerar estos procesos. Kundalini sabe qué hacer en nuestro cuerpo físico y astral. Es muy inteligente, sabe cómo moverse a través de nuestro sistema y lo hace como estime conveniente. A medida que nuestro proceso de despertar continúa, kundalini hace los cambios apropiados a nuestra envoltura física, química y astral, con el fin de crear un recipiente más propicio para la iluminación espiritual.

El proceso de iluminación, de muchas maneras, es un proceso fisiológico. A medida que meditamos y nos involucramos en prácticas espirituales, importantes cambios ocurren en nuestro cerebro y sistema nervioso. La neurociencia está demostrando esto a medida que se hacen más descubrimientos con respecto a la neuro plasticidad. Es un hecho que la meditación cambia la estructura física del cerebro y del sistema nervioso, facilitando la iluminación. Se podría decir que la meditación es el proceso de la reinstalación de los cables del cerebro y del sistema nervioso, para acomodar estados superiores de conciencia. La energía Kundalini es la fuerza inteligente que regula estos cambios. También hay

cambios importantes en los nadis, chakras y el resto del cuerpo astral, que preparan nuestro ser para lograr estados superiores de conciencia y nuestro desarrollo espiritual.

EL DESPERTAR

Antes de mudarme a Colorado experimenté mi primer Samadhi. Estaba participando en un retiro de meditación de una semana, como parte de un programa de formación de maestros de yoga de 500 horas. Nuestro profesor, Graham Fowler (bastante famoso en los círculos de Yoga del sureste de los Estados Unidos), llevaba a cabo uno de los programas de entrenamiento para maestros de Yoga más prestigiosos de esa parte del país, en el Centro de Yoga Peachtree, en Atlanta. Me considero   increíblemente bendecido por haber podido aprender de él y haber establecido una relación de amistad.

Durante el retiro, Graham nos condujo a través de un proceso conocido como “rondas de sadhana”, que implica posturas, savasana, respiración, meditación y cantos. Hacíamos seis rondas al día durante seis días seguidos. Fue increíblemente intenso, por decir lo menos; hasta el momento, el sadhana más fuerte que he hecho en mi vida. Se suponía que debíamos usar una técnica de meditación específica basada en el mantra enseñado por Graham, pero para mis adentros usé durante todo el retiro las técnicas de Kriya que aprendí del Sr. Davis. En la mañana del quinto día del retiro tuve un repentino avance.

Cuando los estudiantes salían de la habitación para ir a almorzar, yo seguí meditando. Escuchaba a unas de las chicas reír en la sala del lado, mientras esperaban su almuerzo y, literalmente, me convertí en su risa. Yo era su risa... no había separación entre mí y el sonido de su risa. No escuchaba su risa a mi alrededor, sino en mí y yo me convertí en la risa misma. Me acosté en el suelo en éxtasis ante esta nueva revelación. Esto es lo que se conoce como Samadhi con apoyo. Hay dos tipos de Samadhi: con apoyo (savikalpa) y sin apoyo (nirvikalpa). En el primer tipo de Samadhi, la conciencia de uno está completamente unida con un objeto, generalmente la luz interior o la vibración om (o en mi caso la risa). En el segundo tipo de Samadhi sólo hay unidad divina, sin el apoyo de ningún objeto.

Al principio, yo era el sonido de la risa de las chicas, pero luego me di cuenta de que su risa era conciencia y que todo era conciencia y que yo era esa conciencia también. Pude ver en 360 grados a mi alrededor con mi ojo espiritual y me sentí tan grande como el universo y tan pequeño como un átomo. Yo era todo y todo era yo. Este era Samadhi sin apoyo, una unidad imposible de describir. Yo era eso. Me di cuenta de que todo en el reino manifiesto es la conciencia y que sólo hay una cosa y yo era esa cosa. No hay diferencia entre lo no manifiesto y lo manifiesto... ¡solo hay una cosa! ¡Lo finito y lo infinito son uno! Olas de dicha fluyeron por todo mi cuerpo, sentía mi cara sonrojarse con el néctar de ambrosía. Después de aproximadamente unos veinte minutos (estoy estimando porque perdí el sentido

del tiempo por completo) salí a los bosques en el éxtasis de Samadhi y me senté desnudo debajo de un árbol durante las siguientes tres horas. No estoy seguro de por qué me sentí impulsado a quitarme la ropa, pero me pareció espontáneo y apropiado en el momento. Me perdí el almuerzo y la ronda después del almuerzo. Me senté debajo de ese árbol en un estado completamente libre de pensamientos, en unión con la totalidad del universo. Las palabras me fallan al describir la experiencia, porque el Samadhi es un sentir directo que va más allá del lenguaje y del pensamiento dualista.

El éxtasis duró varias horas. Sólo había unidad. La experiencia fue transformadora y dejó un residuo que quedó en mí hasta el día de hoy. Puedo recordar todo vívidamente, aunque no era consciente del personaje de Chris en ese entonces. No había cómo encontrar a Chris en ninguna parte durante esta experiencia. No había sentido de existencia independiente o separación... sólo había unión y plenitud. El yo de mi personalidad se desvaneció y todo lo que quedó fue el Ser en toda Su gloria y misterio. No tuve visiones ni me encontré con ninguna deidad. Sólo había unidad, más allá de toda medida. Esta fue la experiencia culminante de mi vida y todo en ella me había conducido a ese momento. Antes de esta experiencia, no entendía nada y después entendí casi todo. Y digo casi, porque en mi experiencia siempre hay un nivel superior en el camino espiritual que nos espera. Seguimos creciendo y evolucionando incluso después de vivir una experiencia de despertar como ésta. Nunca termina. Incluso después de despertar, todavía tenemos que limpiar. Una experiencia de Samadhi, por profunda que sea, no erradica todo nuestro karma y en casi todos los casos, volvemos a la conciencia del ego.

Después de varias horas, tuve un pensamiento y me gustaría compartir esta energía y experiencia con otros. Dado un momento, lentamente comencé a descender de regreso a la Tierra y el ego se volvió a hacer presente y antes de que me diera cuenta, me identifiqué nuevamente con Chris y la experiencia se había acabado. Sin embargo, la experiencia se quedó conmigo y he permanecido despierto desde entonces, aunque voy y vengo entre la conciencia pura y la conciencia del ego. Ahora hay algo en el fondo que antes no estaba allí: conocimiento del Ser. Las ondas superficiales cambian, pero hay algo detrás de la cortina que nunca cambia; y la unidad con ello es algo imposible de describir. Sigo sufriendo y me veo involucrado en los pequeños dramas de la vida cotidiana, pero cuando estoy quieto y en silencio, sólo hay una Santa Unión. Es realmente sorprendente cómo una experiencia puede durar toda una vida y lo que dicen los textos espirituales es cierto. Samadhi es sin duda transformador.

Muchos yoguis creen equivocadamente que Samadhi es el objetivo final de la práctica espiritual. Sin embargo, hay que entender que Samadhi es una experiencia transitoria y fugaz. El verdadero objetivo de la práctica espiritual es la auto-realización permanente o la iluminación. Samadhi es un período temporal de la conciencia iluminada y es parte de la naturaleza humana volver a los estados modificados o borrosos de la conciencia del ego. En los Yoga Sutras, Patanjali afirma que las repetidas experiencias de Samadhi resultan en la iluminación permanente. En el camino, muchos buscadores cometen el error de creer que están iluminados después de un episodio de Samadhi nirvikalpa. ¡Yo era uno de esos buscadores! De hecho, después de mi primera experiencia de Samadhi, desarrollé un serio ego espiritual y pensé que necesitaba ponerme túnicas naranjas, conseguir un nombre en sánscrito e irme a vivir a la India. Ahora, mirando hacia atrás, me parece bastante ridículo,

pero llegué a descubrir que tales reacciones son normales después de tener la primera experiencia de Samadhi.

Otra experiencia esclarecedora ocurrió durante la misma formación de maestros de Yoga. Un profesor de Francia que vivió con brahmanes durante muchos años, nos enseñó a cantar el Sama Veda. Muy pocos occidentales han tenido la oportunidad de cantar el Sama Veda, la canción más antigua cantada continuamente en el mundo. Tiene una vibración sagrada con el poder de alterar la conciencia. Habíamos estado cantando durante dos días seguidos y al final del segundo día, empecé a tener profundas visiones. Durante el canto del Soma Veda (una parte de éste) comencé a ver el sonido. Podía ver cómo me rodeaban las ondas multicolores de luz y sombra, formas y patrones geométricos. Las paredes, la gente, los objetos en la sala, todo se convirtió en ondas de luz y vibraciones que pulsaban con energía y frecuencia. Me di cuenta que en la naturaleza toda existencia manifiesta es vibratoria y del tipo sonora. Todo es vibración, moviéndose en diferentes frecuencias e interactuando con diferentes resonancias armónicas. La visión duró hasta bien entrada la noche y sólo volví a la normalidad al día siguiente. Hasta el día de hoy veo todo como un juego vibratorio de luz y sombra, lo que no significa que vea paredes moviéndose todo el tiempo, pero veo el reino manifiesto como una combinación de vibración, frecuencia y armonía.

Poco después de esta experiencia, mi esposa y yo nos mudamos a Crestone, Colorado, una pequeña comunidad espiritual situada en la base de la cordillera de Sangre de Cristo de Colorado del sur, cerca de la frontera con Nuevo México. Es un lugar majestuoso bendecido con el arte de Dios. Hay muchos templos budistas, ashrams hindúes, monasterios católicos, santuarios sintoístas, estupas, etc., donde todo el mundo vive en paz y armonía y no hay disputas religiosas entre los diferentes centros.

Durante el tiempo que pasamos en Crestone, tuvimos la bendición de conocer gente de diferentes orígenes espirituales. Fue realmente un paraíso donde la espiritualidad y las prácticas espirituales se fundían. También fuimos bendecidos por la presencia de un monje nepalí llamado Tenzin Lama Sherpa, que vivió con nosotros por un par de meses. Mi esposa y él se había conocido en un taller en Atlanta y había vivido en Chile por algún tiempo (mi esposa es chilena) por lo que se convirtieron en amigos rápidamente.

Tenzin me transmitió enseñanzas importantes sobre el cuerpo de arcoíris tibetano y me mostró videos personales de arcoíris circulares gigantes que se formaban en los cielos al momento de la muerte de un gran Lama Tibetano o Rinpoche. Tenzin es también un curador de energía y tuve la suerte de recibir algunas curaciones milagrosas de su parte durante una crisis de salud, que probablemente me salvaron de un daño mayor. Aún seguimos en contacto.

Cuando vivimos en Crestone también tuve la oportunidad de trabajar con alguien involucrado en el Yoga de los Sueños tibetano. Aunque no profundicé tanto con este profesor como me hubiera gustado, pude tener experiencias formidables. Este maestro en particular fue estudiante de un gurú en Taos, Nuevo México, que es un maestro del Yoga de los Sueños tibetano. Se comunicaban regularmente a través de sus sueños, transmitiéndose las enseñanzas y la información en un estado de ensueño. En ese momento me pareció un poco invasivo y no me habría gustado que alguien mirara en mi mente y penetrara en mis

sueños en las noches, por lo que fui reacio a aprender mucho más al respecto. Sin embargo, tuve un sueño en el que fui visitado por un maestro que me enseñó cómo usar una técnica de respiración específica para regular mi altitud y velocidad durante la levitación de los sueños, técnica que sigo utilizando hasta el día de hoy cuando practico la levitación al dormir. Es una técnica muy eficaz, pero sólo funciona cuando estoy lúcido durante mis sueños.

Antes de partir de Colorado, regalamos todas nuestras pertenencias a amigos y vecinos. En ese entonces teníamos un gran Buda dorado en nuestra sala de meditación y decidí dárselo a mi maestro de Yoga de los Sueños. Un día fui a su casa para sorprenderlo con el Buda, pero nadie contestó a la puerta principal. Él estaba en su sala de meditación en ese momento, así que decidí simplemente colocarlo en la puerta de su sala de meditación, para que cuando saliera lo pudiera ver. Lo que yo no sabía en ese momento, es que su Gurú le había estado enseñando una técnica específica de meditación donde se suponía que debía visualizar en su mente un gran Buda de oro. Me contó que cuando salió de su sala de meditación y vio el gran Buda de oro sentado allí, ¡casi perdió la cordura!

Crestone es un lugar maravilloso para vivir y practicar. Tuve muchas experiencias espirituales fuertes cantando kirtan en el ashram Babaji y pasando tiempo en las estupas tibetanas. Desafortunadamente, en Chile, la madre de mi esposa se encontraba delicada de salud y sólo iba a empeorar, por lo que tomamos la decisión de trasladarnos a Sudamérica para estar más cerca de su familia. Escribí mi primer libro en Crestone y me llevaba muy bien con mis estudiantes de secundaria. Ese lugar siempre estará en mi corazón, pero la Cordillera de los Andes me estaba llamando. Las montañas de Sangre de Cristo fueron en realidad la preparación perfecta para la grandiosidad y enormidad de la Cordillera de los Andes, lugar donde vivo actualmente.

Mi esposa continúa ofreciendo cursos de formación de instructores de Yoga en Chile, donde hemos tenido mucho éxito. Yo también he continuado mis esfuerzos ministeriales y he iniciado muchas almas hermosas en la tradición del Yoga Kriya en el nombre de mi Gurú. En general, vivir en Chile no ha sido una experiencia fácil para mí, por el idioma y las diferencias culturales, pero ha sido un buen ejercicio de desprendimiento. Cuando uno se traslada a una tierra extranjera, se hace necesario salir de la propia zona de confort y descartar la vida anterior. Este ha sido un proceso lento para mí. Pensé que había abandonado los apegos como los amigos, familia, país y cultura, pero aparentemente no lo había hecho. Sin embargo, en los últimos meses se ha vuelto más y más fácil, ya que me encuentro cada vez más en paz en Dios. Cuando uno aprende a simplemente descansar en lo Divino, cosas como la nostalgia comienzan a desaparecer rápidamente. Es imposible estar solo cuando Dios está siempre contigo.

Poco después de mudarnos a Chile, mi esposa y yo compramos cerca de seis hectáreas en el sur de Chile, en un sector alejado, cerca de la región de la Patagonia. La propiedad está situada en un majestuoso valle fluvial lejos del bullicio y de la vida citadina. Tenemos pocos vecinos y no hay mucho más que hacer que contemplar las montañas, que afortunadamente es uno de mis pasatiempos favoritos. Tenemos un arroyo que corre a lo largo de uno de los costados de la propiedad y una vista imponente de uno de los muchos volcanes en el sur de Chile. Hay muchas aguas termales curativas en la zona, que

disfrutamos regularmente. La energía está cargada de altas vibraciones espirituales y el silencio y la quietud son idílicos para la meditación y un profundo trabajo interior.

La primera vez que acampamos en la propiedad, nos quedamos un mes durante la temporada de verano, época del año opuesta a la del hemisferio norte. Durante nuestra estadía, meditaba cada mañana durante aproximadamente dos horas en un lugar encantador al lado del borboteo primaveral del arroyo. Este lugar se ha convertido en mi "cueva" de meditación. Después de leer “Viviendo con los Maestros del Himalaya” (Living with the Himalayan Masters) de Swami Rama, sentí una súbita necesidad de dejar todo atrás para ir a vivir en una cueva en alguna parte. En vidas anteriores, pasé tiempo en cuevas aprendiendo de varios maestros y anhelaba regresar. Sin embargo, mi karma en esta encarnación no me permite vivir en una cueva o incluso un ashram. Tengo un hogar, estoy casado y vivo en el mundo.

En el camino del Yoga hay dos opciones: o tienes un hogar o eres renunciante, aunque una vez mi Gurú me dijo en una reunión privada que su papel mundano era simplemente una máscara que se pone, ya que, para todos los propósitos y objetivos, él vive como un monje. Este ha sido mi objetivo también. Vivo mi vida en el mundo como un actor lo hace en una obra de teatro: entre bastidores, vivo una vida tranquila y renunciada. Así también vivió Lahiri Mahasaya y es la forma ideal para cualquier yogui que tiene un hogar. En el exterior, usamos la máscara de un hombre mundano cualquiera, pero en el interior, existimos en un plano diferente al del hombre común. En el interior, nuestra conciencia está despierta y estamos en el mundo, pero no somos de él.

No hace falta usar trajes sueltos o tener una larga barba para demostrar la espiritualidad. De hecho, ese tipo de demostraciones de devoción son superficiales y pueden ser un obstáculo en el camino espiritual. No importa cómo uno se vea en el exterior, porque lo que está ocurriendo en el interior es lo importante. Probablemente la mayoría de la gente no piense mucho de mí por mi apariencia, pero esto es intencional. No tengo ningún deseo de llamar la atención sobre mí, lo que no quiere decir que en mi vejez pueda seguir la tradición hindú de renunciar completamente a lo mundano y convertirme en un swami o un monje de otro orden –algo completamente posible–, pero por el momento, desempeño mi rol mundano en el exterior y me sumerjo profundamente en el interior como un desconocido para los que tienen contacto conmigo. Sólo mis amigos más cercanos, mis lectores y mis alumnos saben la verdad. ¡Podrías decir que soy un yogui encubierto!

Un día, mientras meditaba en mi lugar favorito, tuve una visión profunda. Típicamente, las visiones son un fenómeno producido por la mente y debemos usar el más alto discernimiento para determinar qué es una visión real y qué es sólo un fenómeno producido por la mente. Lo que estoy a punto de describir, siento en mi corazón que fue una verdadera visión. Había estado meditando durante casi dos horas cuando comencé a sentir mi cuerpo disolverse y llegar a ser uno con el entorno. Era como si cada átomo individual de mi cuerpo se hubiera disuelto y mezclado con los átomos de todo lo que me rodeaba. Entonces, comencé a verme en el estado previo al nacimiento, flotando sin esfuerzo en un reino astral sin un cuerpo físico. Sólo había energía y conciencia, sin materialidad ni personalidad, aunque había una búsqueda activa. Estaba buscando mi próxima encarnación. De inmediato, vi a mis padres y a mi hermana, pero no de la edad actual, sino de la edad que

tenían al momento de mi concepción; y recuerdo vagamente haberlos seleccionado como una opción adecuada para mi próxima vida. Puede que haya tenido otras opciones, pero no tengo recuerdo de ellas. No necesariamente elegí a mi familia, pero sí hubo un poder de atracción que me llevó hacia ellos.

Siguiendo este fuerte poder de atracción hacia mis padres actuales, mi yo astral comenzó un espiral descendente hacia la existencia manifiesta. Entré en el cigoto recién formado y pude recordar a mi ser fecundando y las moléculas de ADN, envolviéndose alrededor de la estructura física de doble hélice. Mi ADN astral se fusionó con el ADN físico y se inició un nuevo ciclo de vida. El proceso ocurrió increíblemente rápido. No hubo un largo período de deliberación en el que intentara tomar una decisión, fue simplemente la ley de atracción haciendo su magia. Mi yo astral encontró su par kármico y fui empujado inmediatamente a otra encarnación física. Todo ocurrió en un abrir y cerrar de ojos. He oído a muchos profesores de la nueva era decir que "elegimos" nuestra familia y las circunstancias en cada vida, pero mi experiencia no se sintió tanto como una opción, sino más como una ley u obligación kármica.

Creo que se nos dan pocas opciones en cada encarnación, porque hay muy pocas coincidencias kármicas para cada persona. Cada uno de nosotros posee una constitución kármica muy específica y el ADN de los padres debe tener coincidencia kármica con nuestro ADN astral. Todos tenemos un ADN astral que llevamos de una vida a otra, el cual lleva consigo su constitución kármica e incluso alberga recuerdos sutiles y experiencias de vidas anteriores. Cuando nos encarnamos, nuestro ADN astral encuentra su par físico apropiado para fusionarse. Es posible que muchas almas deban esperar un período de tiempo más largo que otras para descubrir su par apropiado. Gran parte de la reencarnación sigue siendo un misterio para mí y uno de los misterios que me gustaría resolver en esta encarnación actual con mi sadhana. Sólo obtuve un vistazo a este misterio durante mi visión, pero no me contaron toda la historia. Hay mucho sobre los procesos del universo que sigue siendo un misterio, ¡pero eso es lo que hace que el viaje espiritual sea tan entretenido! Siempre existe la posibilidad de un nuevo descubrimiento, a la vuelta de la esquina.

Durante toda nuestra vida, nuestro ADN astral hace una copia de nuestro ADN físico y añade esas experiencias, recuerdos y karma a sí mismo. Cuando morimos, nos llevamos esta copia con nosotros al reino astral, mientras nos preparamos para nuestra próxima encarnación. Cuando nos encarnamos de nuevo, este ADN astral se marca en el nuevo ADN físico y el proceso continúa hasta que ya no tenemos necesidad de encarnarnos en planos físicos. Es por esto que los gemelos idénticos a menudo tienen personalidades completamente diferentes, a pesar de que comparten el mismo ADN físico. No hay otra explicación lógica para estas diferencias. Uno debe aceptar la reencarnación como una realidad al examinar las diferencias en gemelos idénticos. Tengo sobrinos que son gemelos idénticos y los he visto crecer a lo largo de los años y sus ojos son completamente diferentes, a pesar de que el resto de su apariencia física es idéntica. Cuando los miro a los ojos, veo a dos seres completamente diferentes y sus personalidades han sido siempre muy distintas. Las ciencias físicas y sociales no pueden explicar estas diferencias. Se han realizado estudios en la Universidad de Virginia que, en mi opinión, demuestran la existencia de la reencarnación. Sería sabio aceptarla como realidad; incluso los primeros

cristianos creían en la reencarnación hasta que fue violentamente estigmatizada como herejía por la Iglesia Romana de los antiguos tiempos.

He vuelto varias veces a casa para estar con mi Gurú y para ver amigos y familiares. En el primer viaje, pasé una semana entera solo en el ashram de Guruji. Siempre he disfrutado estar allá cuando no hay nadie más allí y tengo todo el lugar para mí. La sede del Centro de Conciencia Espiritual (CSA) está ubicada a los pies de las Montañas Apalaches en el lago Rabun, un hermoso y pintoresco lago de montaña en el noreste de Georgia. Es un lugar perfecto para experimentar el silencio, la paz del entorno natural y sumirse en profunda meditación. Durante esa semana estuve meditando durante una hora tres veces al día en un horario muy estricto. Era invierno y sólo había una persona trabajando en la oficina del CSA, así que tuve la suerte de estar en completa soledad. El día después de una reunión privada con Guruji, tuve una profunda experiencia después de mi meditación de la tarde.

Durante esta sesión de meditación en particular, tomé la decisión consciente de entregarme completamente al Señor. Me ofrecí completamente a Dios y rezaba intensamente por la comunión con Él. Había meditado durante una hora y al terminar salí de la sala de meditación para dar un paseo por las instalaciones. Tan pronto salí, comencé a mirar los árboles y tuve la sensación de que estaba mirando el cuerpo de Dios. Desde entonces, comencé a ver todo el reino manifiesto como el cuerpo de Dios. Fui elevado a un estado de conciencia cósmica, donde vi el universo entero como la manifestación física del espíritu de Dios. Después de eso, vi mi propio cuerpo como una manifestación de mi espíritu. Vi el macrocosmos de Dios y el microcosmos de mi propio cuerpo. Me di cuenta de que el cuerpo humano físico es un microcosmos de Dios y del universo entero. Literalmente, tenemos todo dentro de nosotros. Me di cuenta de que, así como Dios se manifiesta como el universo, nosotros nos manifestamos como una versión en miniatura de este universo dentro de nuestro propio cuerpo físico. Todo el conocimiento del universo y de Dios está dentro de nosotros mismos. Vi mi cuerpo como un microcosmos del universo y mi alma como un microcosmos de Dios y entonces me di cuenta de que no había separación entre mi alma y Dios, que son lo mismo. Yo era una ola en el océano divino del espíritu todopoderoso de Dios.

Esta experiencia fue distinta de mis experiencias anteriores de Samadhi, porque era mucho más grande en alcance. Es increíblemente difícil de describir con palabras, pero me di cuenta de que el microcosmos y el macrocosmos son uno. No existe separación entre Dios y yo. Esto es lo que se conoce como conciencia de Dios. Se me dio la oportunidad de ver la realidad de Dios y vi mi relación con el infinito en claridad cristalina. Esta realización fue el resultado de todos mis sadhanas anteriores y quizás de todos mis nacimientos anteriores también. Si existe una realización más alta, todavía no sé cómo podría ser. Sin embargo, esta fue una experiencia temporal y mi realización aún no es permanente mientras escribo este libro. Esta experiencia duró varias horas y fui devuelto a la Tierra porque me empezó a dar hambre. Fui a almorzar y la experiencia poco a poco comenzó a desvanecerse hasta que el estado de éxtasis desapareció. No recuerdo lo que comí al almuerzo, ¡pero recuerdo que estuvo absolutamente delicioso y fue como si estuviera probando la comida por primera vez en mi vida!

Muchas de mis experiencias espirituales más profundas han sido durante retiros.

Recomiendo encarecidamente ir a uno o dos retiros al año si el estilo de vida y trabajo lo permiten. Los retiros nos dan tiempo para separarnos de nuestros deberes y responsabilidades durante un tiempo para que podamos practicar la meditación sin distracción. Durante estos interludios podemos experimentar más profundamente con las técnicas dadas por un gurú. He descubierto que cuando concentramos nuestro sadhana durante los retiros, podemos lograr en una semana lo que normalmente nos tomaría un año llevar a cabo en nuestra cotidianeidad. En el retiro le damos a nuestra mente la oportunidad de separarse completamente de las preocupaciones mundanas. Una de las maravillas del ashram de Guruji es que no hay servicio de teléfono celular. Personalmente, paso mucho tiempo conectado a Internet, por lo que siempre es maravilloso desconectarse durante los días que estoy en CSA para que no me distraiga la constante estimulación sensorial de la pantalla.

La última experiencia que me gustaría compartir con el lector ocurrió en otro viaje a los Estados Unidos en 2016. Esta vez, me estaba quedando con mis padres en Carolina del Sur. Estaba acostado en la cama, comenzando a quedarme dormido, pero, tal como en mis otras experiencias kundalini, estaba en un estado de sueño entre el despertar y el dormir. Mi cuerpo de repente comenzó a vibrar incontrolablemente. Al principio estaba desconcertado, pero cuando me di cuenta de lo que estaba ocurriendo simplemente me dejé fluir. Había leído acerca de experiencias fuera del cuerpo antes de que supiera lo que estaba a punto de suceder, así que perdí todo el miedo. Mi cuerpo astral salió del cuerpo físico y comenzó a elevarse hacia el techo. Sentí mi ser y mi conciencia astral separados y distintos de la forma física que yacía debajo de mí. No había ninguna característica ni personalidad de Chris asociada con esta parte de mi ser, sólo energía y conciencia. Continué elevándome hasta que traspasé el techo. Tuve una sensación como cuando el cuerpo físico entra lentamente en una tina de agua mientras yo me abría camino. Una vez que traspasé el techo, tuve una súbita sensación de miedo, como si todavía no estuviera listo para dejar el cuerpo permanentemente y de inmediato regresé a mi forma física. Me desperté levemente confundido, pero escribí todo lo ocurrido para que no se me olvidara, y luego me fui a dormir. Toda la experiencia sólo duró unos treinta segundos. No vi el cordón plateado, conectando mi ser astral con mi cuerpo físico, que muchas personas describen en experiencias de desdoblamiento. Hablé con mi Gurú más tarde acerca de lo ocurrido y me contó su propia experiencia fuera del cuerpo y fue casi idéntica a la mía. Esto me tranquilizó, saber que era genuino y no un sueño o una alucinación.

Aunque esta experiencia no me condujo necesariamente a una existencia más iluminada, contestó algunas de mis preguntas con respecto a qué sucede después de la muerte de la forma física. Ahora tengo más conocimiento sobre los estados después de la muerte. Ahora sé sin duda alguna, que el cuerpo astral y la conciencia continúan después de la muerte física. Sé lo que se siente al morir y estoy más preparado para mi propia muerte física. Muchos maestros iluminados saben cuándo van a morir y lo hacen sentados en meditación, mientras están en Samadhi. Espero sinceramente que este también sea mi destino. No tengo ni idea de cuándo podría pasar, pero dada mi experiencia fuera del cuerpo y mis experiencias de Samadhi, me siento bien preparado para cuando llegue el momento. La preparación para la muerte es uno de los objetivos de nuestra sadhana. Sin embargo, como mi Gurú dice, no debemos pasar toda nuestra vida como lo estamos haciendo, "esperando la hora final", sino debemos pensar y reflexionar sobre la muerte regularmente mientras

hacemos nuestro camino espiritual.

Espero con sinceridad que el lector se sienta inspirado con esta breve autobiografía espiritual. Es mi deseo más sincero demostrar al lector que gran parte de lo que se habla dentro de las antiguas escrituras es real. El samadhi, la conciencia cósmica, el kundalini, los maestros iluminados, la vibración om, las visiones y las experiencias fuera del cuerpo: todo es auténtico. A través de la narración de mi historia, espero legitimar la verdad de la iluminación. Todo es posible en esta encarnación. Se nos ha dado una forma divina para lograr el despertar en este cuerpo. Nuestro ser posee todo lo necesario para despertar plenamente en una vida. Todo lo que necesitamos es disciplina y bastante paciencia. Ha sido mi experiencia que cuando he concentrado mis esfuerzos espirituales, los resultados hablan por sí mismos. En otras ocasiones, cuando soy menos disciplinado, no pasa mucho. Existe una relación definida de causa y efecto entre nuestro esfuerzo y los resultados. Sin embargo, también hay otro elemento involucrado: la gracia de Dios. Conozco algunos yoguis que han practicado durante más de cincuenta años sin una sola experiencia Samadhi. Hay algo misterioso acerca de la gracia de Dios que aún no entiendo completamente. Sin embargo, puedo decir que cuando Dios está listo para que alguien tenga una experiencia, así será. No puede ser forzado. Debemos rendirnos plenamente al proceso y esperar pacientemente con la sutil expectativa de la realización espiritual. Disciplina, entrega, gracia y paciencia: ésta es la receta para el éxito en el camino espiritual...