yage patrimonio

download yage patrimonio

of 25

Transcript of yage patrimonio

  • 7/23/2019 yage patrimonio

    1/25

    Revista Colombiana de Antropologa

    ISSN: 0486-6525

    [email protected]

    Instituto Colombiano de Antropologa e

    Historia

    Colombia

    Caicedo Fernndez, Alhena

    EL USO RITUAL DE YAJ: patrimonializacin y consumo en debate

    Revista Colombiana de Antropologa, vol. 46, nm. 1, enero-junio, 2010, pp. 63-86Instituto Colombiano de Antropologa e Historia

    Bogot, Colombia

    Disponible en: http://www.redalyc.org/articulo.oa?id=105015237003

    Cmo citar el artculo

    Nmero completo

    Ms informacin del artculo

    Pgina de la revista en redalyc.org

    Sistema de Informacin Cientfica

    Red de Revistas Cientficas de Amrica Latina, el Caribe, Espaa y Portugal

    Proyecto acadmico sin fines de lucro, desarrollado bajo la iniciativa de acceso abierto

    http://www.redalyc.org/articulo.oa?id=105015237003http://www.redalyc.org/comocitar.oa?id=105015237003http://www.redalyc.org/fasciculo.oa?id=1050&numero=15237http://www.redalyc.org/articulo.oa?id=105015237003http://www.redalyc.org/revista.oa?id=1050http://www.redalyc.org/http://www.redalyc.org/revista.oa?id=1050http://www.redalyc.org/articulo.oa?id=105015237003http://www.redalyc.org/fasciculo.oa?id=1050&numero=15237http://www.redalyc.org/comocitar.oa?id=105015237003http://www.redalyc.org/articulo.oa?id=105015237003http://www.redalyc.org/revista.oa?id=1050
  • 7/23/2019 yage patrimonio

    2/25

    ELUSORITUALDEYAJ:

    patrimonializacin y consumo en debate

    ALHENACAICEDOFERNNDEZANTROPLOGA. MAGSTERENANTROPOLOGASOCIALYDOCTORANTEENANTROPOLOGA

    SOCIALYETNOLOGADELAEHESS. PROFESORADELDEPARTAMENTODEESTUDIOSSOCIALES, UNIVERSIDADICESI

    [email protected]

    Resumen

    Desde hace cerca de 15aos varias ciudades colombianas como Bogot, Medelln,Cali y Pasto han presenciado la aparicin y diseminacin de rituales asociados a

    la toma de yaj, un psicotrpico usado tradicionalmente por varios grupos indgenasdel piedemonte amaznico. Estas prcticas convocan, en la actualidad, a personasde diferentes clases sociales, quienes acceden a estos espacios con propsitos di-versos, donde lo teraputico y lo espiritual predominan. Ofrecido bajo el rtulo demedicina tradicional indgena, el consumo ritual de yaj se promueve como una

    prctica legtima fruto de una herencia cultural compartida que debe recuperarse.Este artculo presenta algunas discusiones alrededor de la pregunta: es posiblepensar el uso ritual de yaj como patrimonio?PALABRASCLAVE: yaj, patrimonializacin, medicina tradicional indgena.

    THERITUALUSEOFYAJE: DEBATESABOUT

    PATRIMONIALIZATIONANDCONSUMPTION

    Abstract

    During the last 15years or so several cities in Colombia such as Bogot, Medelln,Cali, and Pasto have witnessed the appearance and dissemination of ritual practices

    associated with the consumption of yaj, a psychotropic, traditionally used by severalindigenous groups of the Amazon region. These practices summon people of differentsocial classes, who accede to these spaces, with different purposes, predominantlytherapeutic and spiritual. Offered under the label of indigenous traditional medicine,the ritual consumption of yaj is promoted as a legitimate practice, fruit of a sharedcultural inheritance that should be recovered. This article discusses some issues aroundthe question: Is it possible to think of the ritual use of yaje as patrimony?

    KEYWORDS: yaj, patrimonialization, indigenous traditional medicine.

    Rev is ta Co lombiana de An t ropo log a

    Volumen 46 (1), enero-junio 2010, pp. 63-86

  • 7/23/2019 yage patrimonio

    3/25

    El uso ritual de yaj: patrimonializacin y consumo en debate

    A lhena Caicedo Fernndez64

    La solucin del misterio siempre esinferior al misterio. El misterio participade lo sobrenatural y an de lo divino; lasolucin, del juego de manos.

    Jorge Luis Borges,Abenjacn El Bojar,

    muerto en su laberinto.

    LASTRAVESASURBANASDELYAJ1

    El 4de abril de 2001, el peridicoEl Tiempoanunciaba con re-vuelo la presentacin, al pblico capitalino, de un cdigo detica mdica de los mdicos tradicionales indgenas herederos

    de la cultura del yaj en el piedemonte amaznico. El artculoreseaba cmo:

    En nombre de Dios y de todos los dioses que existen para los hom-bres, los jerarcas indgenas de las comunidades de la Amazonia co-

    lombiana firmaron un documentoque plasma el compromiso de suspueblos por respetar los funda-mentos de la medicina tradicionalde sus antepasados y el uso ritualdel yag.

    El documento en cuestinhaca parte del trabajo de recupe-racin de la medicina tradicionalindgena iniciado por la Uninde Mdicos Indgenas Yagecerosde la Amazonia Colombiana,UMIYAC. Este grupo conforma-do por alrededor 60 curacas2 otaitas yajeceros de diferentesetnias de la regin del Putuma-yo, Caquet, en el piedemonte

    amaznico, manifestaban as suinquietud, no slo por el futurode sus culturas y tradiciones,sino que expresaba abiertamentesu preocupacin por el uso in-debido que se hace de ellas por

    1.Este artculo se apoya en la investigacin Losnuevos lugares del chamanismo en Colombia,tesis doctoral en desarrollo, de la autora, altiempo que es un avance del proyecto Mercado,consumo y patrimonializacin. Agentes sociales yexpansin de las industrias culturales en Colom-bia. Icanh-Colciencias, No743-2009. El presenteartculo pretende dar una idea general de lacomplejidad del fenmeno de urbanizacin delyaj en Colombia. En este sentido, se articulanvarias lneas de anlisis que por s solas mere-

    ceran un desarrollo por separado.2.Curaca es un apelativo introducido despus dela llegada de los espaoles, ampliamente exten-dido en el suroccidente colombiano para hacerreferencia al conocedor y especialista del manejodel yaj lo que podra denominarse un chamnen la terminologa clsica de la antropologa.Por su parte, la denominacin taita, padre,en lengua quichua, se utiliza tradicionalmenteentre varias comunidades indgenas para hacerreferencia a los hombres mayores a los que se lesdebe respeto (padres, abuelos, autoridades). Por

    eso tambin se denomina taita al curaca mayor.En los contextos urbanos que aqu describimos,se privilegia el apelativo taita para referirse a losespecialistas del yaj. El termino curaca no seutiliza en estos medios ya que est asociado alas representaciones populares sobre la brujerade los indios selvticos.

  • 7/23/2019 yage patrimonio

    4/25

    65Rev i s ta Colombiana

    de An t ropologa

    Volumen 46 (1), enero-junio 2010

    fuera de sus comunidades. Con el fin de presentar este documento

    ante los ministerios de salud y medio ambiente:[] importantes taitas o chamanes (mdicos indgenas) de la Ama-zonia, dejaron atrs sus lejanas tierras para venir a contarle al pasque su cdigo de tica mdica pretende rescatar una cultura ances-tral que se ha ido perdiendo. Por el yag, por sus culturas y por unamedicina milenaria, el cdigo al que denominaron El Pensamientode los Mayores, recoge las normas que de ahora en adelante estascomunidades harn respetar para que su medicina no sea utilizadapor personas que nada tienen que ver con sus culturas. (El Tiempo,

    2001.)

    El yaj, tambin conocido como ayahuasca, es una bebidapsicotrpica empleada por varios grupos tnicos (ingas, kament-s, kofn, siona y koreguaje). Sin embargo, desde hace algunosaos su consumo se ha diseminado de forma extraordinaria porvarias ciudades colombianas. A pesar de que hasta hace unadcada el yaj era prcticamente desconocido para la mayora dela gente de la ciudad, ahora su uso se ha extendido a sectores dela poblacin urbana que no haban tenido contacto alguno conprcticas de este tipo. Por lo general, quienes lo conocan eran lossectores populares de campesinos inmigrantes que habitualmenterecurren a curanderos para resolver algn tipo de enfermedado infortunio. As, aunque el yaj haya hecho presencia en laciudad desde hace tiempo, slo hasta hace poco empez a serreferenciado por las elites y la clase media urbana.

    La prctica del consumo ritual de yaj se conoce de manera

    popular como tomas de yaj. Se trata de encuentros privadosdonde se consume ritualmente el psicotrpico, bajo la gua deun especialista, por lo general, un taita yajecero proveniente dela regin del Putumayo. Concebidas como una prctica propia dela medicina tradicional indgena, en la actualidad, las tomas sepresentan al pblico urbano como una alternativa teraputica ode curacin con un importante componente espiritual y dirigidasen especial a la gente no indgena (Ronderos, J., 2001; Uribe, C.A.,

    2002; Weiskopf, J., 2002).El rtulo de medicina tradicional indgena bajo el cual apa-reci el consumo ritual de yaj en la ciudad fue introducido porintelectuales y acadmicos que iniciaron el proceso de urbaniza-cin-elitizacin de las tomas. Esta etiqueta se ha convertido en elprincipal gancho para promover legtima y legalmente el consu-

  • 7/23/2019 yage patrimonio

    5/25

    El uso ritual de yaj: patrimonializacin y consumo en debate

    A lhena Caicedo Fernndez66

    mo de yaj. No slo se le adjudic un estatus diferente al oficio

    de los taitas sino que se lo homolog con reas de conocimientooccidentales como el campo mdico-clnico. En ese sentido, llamala atencin cmo el nombre de mdico tradicional indgena hasido retomado por los taitas yajeceros para posicionarse y ganarreconocimiento y prestigio en la ciudad: Curaca, taita, mdicotradicional y, sobre todo, mdico indgena yajecero deben serledos con el mismo significado para identificarnos, reza elcdigo de tica de los yajeceros (UMIYAC, 2000, p. 4).

    As, podemos ver cmo prcticas que durante mucho tiempoestuvieron circunscritas a las representaciones sobre lo populary eran consideradas como creencias de incultos, supersticionesbaratas y brujera y hechiceras de indios, adquirieron un valorinverso, al ser retomadas por sectores de elite.

    Es, tal vez, desde finales de la dcada del 80 y principiosde los 90que se comienza a observar en ciudades como Pasto,Bogot, Cali, Medelln y Pereira la presencia de curacas o taitasyajeceros guiando tomas de yaj, entre grupos reducidos de

    intelectuales, acadmicos y artistas. Pronto, estas reuniones em-piezan a ganar adeptos entre estudiantes universitarios y sectoresmedios y las invitaciones y viajes de los taitas se vuelven cadavez ms frecuentes. Poco a poco, esta modalidad de consumodel yaj evidencia una importante fuente de ingresos y estatuspara los taitas yajeceros. Con la llegada del nuevo milenio, elconsumo de yaj entr en auge. Muchas personas de clase mediacomienzan a interesarse en estos rituales que se ofertan comorecurso teraputico propio de la medicina tradicional indgena.Ya no slo los taitas ms reconocidos y mediatizados viajan conperiodicidad de la selva a las ciudades a repartir yaj sino queotros indgenas, sobre todo de generaciones jvenes y con mso menos experiencia y formacin como curacas, empiezan aofrecer sus propias tomas. En pocos aos, la oferta de tomas deyaj se increment. En varios casos, las mismas organizacionesindgenas decidieron ofrecer tomas como estrategia de reivindi-cacin poltica e identitaria, utilizando la medicina tradicional

    indgena como punta de lanza de sus polticas culturales. Estees el caso de la Fundacin Zio-Ai, de la Mesa Permanente delpueblo kofn, institucin de apoyo creada para la canalizacin derecursos de cooperacin, que ofrece tomas de yaj cerca a Bogot.Tambin est la UMIYAC, organizacin financiada por la Ama-zon Conservation Team, ACT, que realiza brigadas mdicas, y la

  • 7/23/2019 yage patrimonio

    6/25

    67Rev i s ta Colombiana

    de An t ropologa

    Volumen 46 (1), enero-junio 2010

    Asociacin de mdicos indgenas kofanes, ASMIK, financiada,

    entre otros, por la WWF y tambin por la ACT.3

    As, en menos deuna dcada, el consumo de yajconquist un espacio de visibi-lidad y legitimidad difcilmentealcanzado antes por otra prcticade origen indgena.

    La coyuntura en la que seinscribe la reforma constitucio-nal de 1991enmarca el cambio enel imaginario sobre los gruposindgenas en la sociedad colom-biana que, como decamos, seevidencia en el inters crecientede los sectores de elite y de lasclases medias urbanas por loindgena. Ahora bien, en el an-lisis de dichos cambios de representacin se deben identificar

    y comprender los campos sociolgicos donde estos se ponen enjuego, ya que slo es posible a travs de las prcticas socialesconcretas diagnosticar cmo se conciben las alteridades tnicasy culturales. Es en este sentido que afirmamos que la expansindel consumo de yaj representado y reivindicado como medi-cina tradicional indgena se inscribe, de manera particular, enel campo de relaciones intertnicas construidas por indios y noindios a lo largo de la historia, al poner en juego representacionessociales dinmicas que posicionan a estos actores en campos depoder singulares.

    Detrs del yaj se levanta el mdico tradicional. De hecho,en la actualidad slo con esfuerzo es posible hacer referenciaal psicotrpico sin que medie esta paradigmtica imagen delrepresentante indgena decorado con majestuosa y coloridaparafernalia ritual, su particular performatividad en el canto, elsilencio de quien todo lo sabe y un halo de exotismo y respeto.Sin taita no hay yaj. A diferencia de pases como Brasil donde el

    campo ayahuasquero o yajecero es mucho ms amplio y variado(Labate, B.C., 2004), en Colombia el uso del yaj es indisociablede la matriz indgena. En ese sentido, hacer la pregunta por ellugar actual del yaj y sus usos es necesariamente interrogar ala nacin colombiana sobre las representaciones que ha cons-truido de sus indios y los diseos intertnicos que se elaboran

    3.El trabajo de estas dos organizaciones finan-ciadas por la ong Amazon Conservation Team,ACT, ha contado con la asesora permanente delmdico, acadmico y pionero en la visibilizacinde las prcticas teraputicas asociadas al usode yaj, Germn Zuluaga, quien coordin,entre otras cosas, la elaboracin del cdigode tica al que hacemos referencia. La ACT:Support the activities of UMIYAC including

    health brigades (groups of healers who travelto remote regions), management of medicinalplant gardens, healers gatherings, training ofapprentices, and the renewal and strengtheningof traditional medicinal practice. Stipends arealso provided to cover the most basic needs ofelderly shamans. (Disponible en: http://www.amazonteam.org/northwest.html.)

  • 7/23/2019 yage patrimonio

    7/25

    El uso ritual de yaj: patrimonializacin y consumo en debate

    A lhena Caicedo Fernndez68

    en ese campo. Diseos que, por supuesto, se actualizan de forma

    constante sobre las mltiples ficciones que hacen posible esamisma interetnicidad.

    SOBREELYAJYLASREPRESENTACIONESDELAINDIANIDAD

    Con justa razn los indgenas han preferido llamar a este cdigo

    el Pensamiento de los Mayores. Debemos reconocer que algohistrico se nos ofrece. Por primera vez en el planeta, un pue-

    blo, considerado por muchos como primitivo, nos habla y pone entela de juicio nuestra forma de entender lo otro [] Los autnticosaborgenes de esta hermosa regin an sobreviven y han logradomantener consigo una misteriosa y sorprendente sabidura, frutode su estrecho contacto con la naturaleza y de la comunicacincon el mundo invisible, gracias al siempre respetuoso empleo

    de su planta sagrada: el yaj. (UMIYAC, 2000, p. 6.).La imagen del taita yajecero es subsidiaria de nuevas for-mas de representar lo indgena. No slo desde el mbito so-ciopoltico que retoma el referente tnico como dispositivo deempoderamiento. Tambin desde otro tipo de discursos, ideas,representaciones e imgenes, que circulan en la actualidad porlos medios de comunicacin y a travs de industrias culturalescomo la Nueva Era. Hoy en da, a pesar de la negativa de mu-chos y el afn de otros por adoptar el trmino, el taita o mdicotradicional yajecero es identificado con la imagen del chamn.Es en esta direccin que poco a poco se ha convertido el temidocuraca indio de otros tiempos en el sabio sanador ecolgico dela actualidad (Ulloa, A., 2004). El chamanismo es una invencinantropolgica historizable, con sus elaboraciones tericas, suscambios paradigmticos y sus adalides acadmicos (podemosnombrar, entre otras, las obras de M. Eliade, R. Hamayon, M.Hoppal y G. Reichel-Dolmatoff). Es una invencin que comenz

    a circular por fuera del campo acadmico y que ha sido retoma-da por diferentes actores sociales, quienes han hecho un usoestratgico del trmino. Por eso resulta tan complicado unificarcriterios sobre el chamanismo como concepto. Es por esto quedesde diferentes mbitos del mercado, en los medios de comuni-cacin ligados a las industrias culturales, vemos cmo la figura

  • 7/23/2019 yage patrimonio

    8/25

    69Rev i s ta Colombiana

    de An t ropologa

    Volumen 46 (1), enero-junio 2010

    del chamn indgena encarna hoy en da un ideal de bienestar

    alternativo para el mundo moderno. El chamn-mdico cura lasenfermedades existenciales de la modernidad, el chamn-sabioconoce los poderes de la naturaleza, el chamn-mago desconocearbitrariamente los lmites de la razn, el chamn-ancestral nosrecuerda con nostalgia la herencia de un pasado olvidado. El cha-mn representa una alteridad radical.En este sentido, el cambiode valor de las representaciones sobre el ser y el mundo indgenano slo se evidencia en una coyuntura nacional. Se trata, comoafirma F. Coronil (1997), de la manera como se ha manifestado

    histricamente una suerte de Occidentalismo, entendido estecomo una prctica representacional, cuyo efecto es presentarpueblos no occidentales como el otro del occidental.

    La visibilizacin y el xito de las tomas ha tenido una rpidatransformacin en los ltimos aos. De un lado, el xito econ-mico que ha generado las tomas urbanas para los taitas yajeceros,ha revitalizado el aprendizaje y promovido nuevas generacionesde yajeceros jvenes. Sin embargo, tambin ha incidido en que

    muchos indgenas emigren a lasciudades a probar suerte comoimprovisados chamanes.4 Deotro lado, la transformacin delfenmeno en el tiempo demues-tra la aparicin de un sector de intermediarios que actan comopuentes y se mueven en la interfase entre la poblacin urbanainteresada en estas prcticas y los curacas indgenas y sus co-munidades. En efecto, esta interfase compuesta en un principiopor entusiastas urbanos dio lugar a otras formas de mediacincuando varios de estos mediadores comenzaron una carrera ini-citica como taitas yajeceros bajo la gua de esos curacas. As, enlos ltimos aos, el fenmeno de expansin del consumo ritualde yaj refleja un nuevo proceso relacionado con la emergenciade nuevos taitas yajeceros iniciados en las tradiciones indgenasy radicados en las ciudades. Estos chamanes como la mayorase autodenomina han capitalizado la demanda urbana al pro-

    poner una prctica ritual que, sin desarticularse de la ritualidadtradicional de la herencia indgena, acoge nuevos lenguajes ypropuestas dirigidas a un pblico principalmente urbano.

    4. Esto es muy sensible si tenemos en cuenta quelos lugares de origen de buena parte de estosindgenas son regiones de frontera del pas,aisladas por el conflicto armado y totalmentedesatendidas por el Estado.

  • 7/23/2019 yage patrimonio

    9/25

    El uso ritual de yaj: patrimonializacin y consumo en debate

    A lhena Caicedo Fernndez70

    YAJECEROSURBANOS

    Las motivaciones para acceder al universo yajecero urbano sonvariadas. Hay quienes asisten por problemas de salud, quieneslo hacen como un tipo de ejercicio espiritual, quienes van por

    gusto al placer psicodlico o quienes se dejan guiar por la modao la curiosidad, entre otros. Los motivos que llevan al consumodel yaj no son de un solo tipo, pero es posible destacar, parael anlisis, el papel central de las representaciones del mundo

    indgena y sus chamanes que inspiran las concepciones sobresalud y bienestar elaboradas por los seguidores urbanos delyaj. Muchas de estas personas son adultos entre los 25y los 50aos pertenecientes a las clases sociales media y de elite y conaltos niveles educativos profesionales y estudiantes universi-tarios. Eso no excluye, sin embargo, la creciente participacinde personas de sectores populares. A diferencia de otros nuevosmovimientos religiosos donde hay una gran cantidad de mujeres(Ghasarian, C., 2002) y de las ceremonias de yaj que se realizan

    al interior de las comunidades indgenas yajeceras donde la ma-yora son hombres (Langdon, E. J. y Bcer, G., 1992; Vickers, W.,1989;Weiskopf, J., 2002), en los nuevos escenarios el porcentajeentre hombres y mujeres es similar.

    Aunque la oferta de medicina tradicional sea el umbral deentrada, no es lo nico que demuestra la fuerza de este fenme-no. De acuerdo con varias entrevistas realizadas entre consumi-dores habituales, hay al menos tres dimensiones desde donde

    los seguidores de las tomas deyaj significan esta prctica: losagrado, lo tradicional indgenay lo teraputico.5El yaj se con-sidera sagrado y es concebido

    como un medio para acceder a dios y a lo divino (el camino delyaj es el camino de dios), adems, proviene de una tradicinindgena milenaria. Es un patrimonio ancestral compartido

    por los taitas del Putumayo, mximos detentores de este saber,que es necesario recuperar (los abuelos mayores son quienesguardan el saber del yaj). Por ltimo, a travs del consumo deyaj se obtiene curacin. En estas redes, el yaj es consideradouna medicina sagrada. De hecho, al interior del campo, el yajse conoce comnmente como el remedio.Los seguidores de las

    5.Las referencias citadas se basan en la observa-cin participante y en varias entrevistas realizadasentre consumidores habituales de yaj, sobretodo en las ciudades de Pasto y Bogot.

  • 7/23/2019 yage patrimonio

    10/25

    71Rev i s ta Colombiana

    de An t ropologa

    Volumen 46 (1), enero-junio 2010

    tomas piensan en esta prctica como una fuente alternativa de

    salud. Segn esta concepcin, el consumo ritual de yaj es unaprctica teraputica fundada en la descontaminacin regulardel cuerpo, la mente y el espritu. Se trata as de un ejercicio delimpieza en una acepcin amplia del trmino que contempladimensiones diferentes donde a travs del consumo del psico-trpico se barre la enfermedad (el yaj limpia, el yaj muestralo que est mal), se alivia el sufrimiento (el yaj ensea, el yajpone pruebas) y se alcanza la salud el bienestar, la felicidad(el yaj te permite vivir ms tranquilo y ms consciente).

    Para la mayora de yajeceros urbanos, la nocin de curacin escomprendida en funcin de un particular estado de enfermedadactual, inherente a la humanidad como gnero. La enfermedadse concibe como un estado de emergencia generalizado que sehace manifiesta, entre otras, en el deterioro ambiental, en losparadigmas capitalistas de la acumulacin y el prestigio, en laguerra, la intolerancia y en la angustia existencial frente a laincertidumbre. En este contexto, no es de extraar que hoy en

    da exista una verdadera obsesin por las terapias. La falta decredibilidad hacia las instituciones producto de las crecientesdesigualdades y exclusiones sociales; la aceleracin y las rutinasde la vida moderna que restringen los espacios vitales a la lgicade la productividad y el consumo; el individualismo y la erosinde los lazos sociales; son slo algunos de los factores que incenti-van, a los ojos de los yajeceros urbanos, la revitalizacin urbanade prcticas como el consumo de yaj. Desde esta perspectiva,es posible comprender que muchos de los yajeceros urbanossimpaticen con diferentes vertientes radicales del movimientoecologista en el mundo, las corrientes anticapitalistas y distintasvertientes de la Nueva Era.

    Es en este contexto que las creencias y prcticas de las tra-diciones indgenas son representadas como una alternativa decuracin, que considera a los indios como portadores de otraforma de relacin con el mundo y la naturaleza y como detentoresde un saber ancestral olvidado que debe rescatarse para formular

    un nuevo paradigma de bienestar. Estas imgenes sobre el sery el mundo indgena sirven de base para la promocin de estosnuevos escenarios alternativos.

  • 7/23/2019 yage patrimonio

    11/25

    El uso ritual de yaj: patrimonializacin y consumo en debate

    A lhena Caicedo Fernndez72

    NUEVOSTAITASYAJECEROS

    Hoy, la legitimidad de un taita yajecero frente a los yajecerosurbanos tiene que ver con ciertos marcadores de autenticidadindgena que se manifiestan en diferentes rdenes (prcticas,

    smbolos, imgenes) y pasan por diversos registros (regionales,nacionales, transnacionales). Un marcador importante tiene quever con la apariencia: la corona de plumas, la indumentaria, loscollares, etc., elementos que garantizan la verdadera alteridad

    del taita. Un taita sin toda la parafernalia ritual caracterstica notiene acogida y6esto no es exclusivo de las tomas de yaj. Laspuestas en escena de la indianidad tienen distintas manifesta-ciones. Basta con pensar en los indios pielroja que tocan msicaandina en las calles de Bogot. De otro lado, la performatividadritual y las representaciones de la autenticidad indgena en estenivel son ms amplias y variadas. Por ejemplo, hay escenariosdonde se privilegia e incentiva el uso de la lengua indgena comomarcador de alteridad. Pero tambin hay otras formas de apelar ala autenticidad indgena: los nuevos taitas acogen nuevos ritos.Ejemplo de ello es la adopcin, por parte de varios taitas y yajece-ros urbanos, de rituales de otras tradiciones indgenas al lado delas tomas: los inipis y temazcales lakota rituales de sweatlodgeo cabaa de sudar, las danzas sufs, las danzas de concheros7,etc. En estos nuevos escenarios hay todo un collagede tradicionesindgenas convocadas. Sin embargo, es importante sealar queel lugar de la tradicin yajecera se ha privilegiado, sobre todo,

    gracias a la participacin de reconocidos taitas mayores. Si porun lado podemos afirmar que los intelectuales y acadmicosblancos fueron, durante ms deuna dcada, quienes avalarony legitimaron la prctica de lostaitas del Putumayo en la ciudad,hay que reconocer que en pocasrecientes la ecuacin se ha in-vertido. En los ltimos aos, hansido principalmente unos pocostaitas mayores, reconocidos abue-los adalides de la urbanizacinde la medicina tradicional enlos 908 quienes han legitimado

    6. La mayora de los seguidores de las tomasignoran la especificidad cultural de los gruposyajeceros. La mayora de ceremonias de yaj sonpresentadas al pblico como encuentros con lamedicina tradicional indgena guiados por untaita del Putumayo, imagen por excelencia delpoder indgena en la cultura popular.

    7. Las danzas de concheros son prcticas rituales

    caractersticas del movimiento de la neomexicani-dad en proceso de translocalizacin. Sobre estetema ver el trabajo de R. de la Torre (2008).

    8. Este es el caso del taita siona Francisco Pia-guaje y el taita ingano Antonio Jacanamijoy,ambos fallecidos hace poco, el taita kofnQuerubn Queta y el taita kaments Martn

  • 7/23/2019 yage patrimonio

    12/25

    73Rev i s ta Colombiana

    de An t ropologa

    Volumen 46 (1), enero-junio 2010

    y apoyado la prctica de los nuevos taitas urbanos. Este hecho

    es muy significativo para entender el uso actual del yaj en elcontexto urbano.Volvamos de nuevo a la noticia publicada en la prensa: Im-

    portantes taitas o chamanes (mdicos indgenas) de la Amazonia,dejaron atrs sus lejanas tierras para venir a contarle al pas quesu cdigo de tica mdica pretende rescatar una cultura ancestralque se ha ido perdiendo (ElTiempo, 2001). Que la Amazonia seaconsiderada una tierra lejana no sorprende, pero que no haga

    parte de lo que se piensa como pas es revelador de otro tipo deimaginarios subsidiarios, en este caso, de las representacionessobre el exotismo de los indios yajeceros del Putumayo en elcontexto de construccin de la idea de nacin. No voy a entraren detalle en la discusin pero s a mencionar algunas de lasdicotomas sobre las que se fundamentan estas apreciaciones:centro y periferia, ciudad y selva, civilizacin y salvajismo. Comoya lo ha sealado M. Taussig (1988), estamos parados sobre unatopografa moral colonial construida tanto por indios como no-

    indios. Topografa que no slo ha ubicado histricamente a losms poderosos y temidos curacas indios en las profundidadesinhspitas de la naturaleza, sino que hoy pareciera acrecentarla distancia con el resto de la sociedad nacional.

    Lo extico no est en casa. Necesariamente implica despla-zamiento y despegue, nos recuerda A. R. Ramos (2005). A losindios hay que ubicarlos bien lejos para garantizar su poder.En Colombia, varios factores han permitido, en mayor o menor

    medida, esa distancia. No slo las representaciones estn enjuego, a la marginalidad histrica de los frentes de colonizacininterna se suman circunstancias como el conflicto armado, que haalimentado el alejamiento entre centro y periferia. Esto ha im-pedido el desarrollo de industrias culturales como el ecoturismotnico, en auge en pases como Ecuador y Per. En Colombia, lamayora de la poblacin urbanale teme a estas zonas del pas.

    Qu sucede entonces cuandolos exticos taitas del Putumayollegan a la ciudad? El principioconstitutivo de la separacin esla reafirmacin de la diferenciaentre los dos mundos. Lo indio

    Agreda. Ellos hacen parte de la generacinde los famosos curacas yajeceros que visibiliza-ron el yaj en las ciudades en los aos 90. Estoes, los abuelos mayores de varios grupos delPutumayo, los primeros yajeceros en salir a laciudad con el aval de especialistas no indgenas,aquellos que figuraron en los medios de comu-nicacin nacionales e internacionales y aquellosque fueron informantes de la mayora de trabajosrecientes sobre este tema.

  • 7/23/2019 yage patrimonio

    13/25

    El uso ritual de yaj: patrimonializacin y consumo en debate

    A lhena Caicedo Fernndez74

    y lo no indio se ven como polos inconmensurables, pero el

    proceso es mucho ms largo. Retomando otra vez a A. R. Ramosvemos como:

    Una vez que las diferencias culturales se crean y son admitidaspor la sociedad en su conjunto y aqu los medios cumplen un rolfundamental el distanciamiento artificial no es ms necesario yel exotismo da lugar al esencialismo. Mientras el exotismo en casapuede no durar, es precisamente en casa que el esencialismo comoprctica poltica prospera (Ramos, A. R., 2005, p.379).

    En el caso de los nuevos taitas urbanos la defensa de su auten-ticidad radica en la efectividad a la hora de construir la ficcin deuna distancia en funcin de un ideal de exotismo. Los nuevos taitasyajeceros se han dado a la tarea de elaborar una serie de marcado-res culturales a partir de los que guan sus prcticas y discursosfrente al pblico urbano. Por supuesto, la construccin de dichosmarcadores juega con registros diferentes. No slo con los registrosdel Estado (qu es ser indio de acuerdo con los diacrticos de la

    alteridad tnica establecidos por el Estado?), tambin con los delmercado, en los planos nacional y transnacional (qu vende laindianidad? o los recursos culturales como mercanca).

    QUIMPLICAPENSARELUSODEYAJCOMOPATRIMONIO?

    Patrimonializar quiere decir hacer de una expresin culturalun objeto de polticas de conservacin por parte del Estado.El patrimonio, no obstante, es una nocin reciente, objeto de

    diversas definiciones institucionales que se remontan a las pol-ticas de defensa del patrimonio de la humanidad de la Unesco,en la segunda mitad del siglo XX. Inspiradas en estas interven-ciones se han desarrollado una serie de definiciones y polticas

    de orden estatal e internacionalsobre el patrimonio.9 Despus

    se incluyeron dentro de la defi-nicin de patrimonio otras cate-goras que tienen que ver con elcapital simblico10de la gente.A partir de esta ampliacin delconcepto de patrimonio se hace

    9.En un principio, bajo la nocin de patrimoniode la humanidad se hace referencia a bienes

    muebles e inmuebles a los que se les otorgaun valor agregado de carcter esttico y se lesconvierten en objeto de conservacin.

    10.Desde la perspectiva de P. Bourdieu (1995) elconcepto de capital simblico alude a las formasen que se pueden expresar los distintos tipos de ca-pital cuando buscan su reconocimiento como

  • 7/23/2019 yage patrimonio

    14/25

    75Rev i s ta Colombiana

    de An t ropologa

    Volumen 46 (1), enero-junio 2010

    una distincin entre patrimonio cultural material y patrimonio

    cultural inmaterial o intangible. De acuerdo con el discursooficial, el patrimonio material incluye aquellos bienes mueblese inmuebles que, como resultado de polticas culturales e inter-venciones gubernamentales, aparecen como referentes cardinalesde memoria e identidad. Por su parte, el patrimonio inmaterial serelaciona con los sistemas de conocimiento y de transmisin quelas sociedades ponen en funcionamiento a partir de expresionesespecficas, de tal forma que constituye una de las maneras comola gente se vincula con su historia. En ese sentido, lo importanteson las relaciones, significados y usos que las personas hacen deestas expresiones ms que ellas mismas.

    En Colombia, el uso urbano de yaj es una prctica ligada anal imaginario sobre lo indgena. En esa medida, para entender lasdinmicas de esos usos urbanos hay que tener en cuenta la formaen que como nacin hemos construido una idea de indianidad.Una primera consideracin tiene que ver, entonces, con cmo lastransformaciones recientes de las representaciones sociales sobre

    los indgenas han tenido un efecto patrimonializante de la imagende lo indio y lo han vuelto una referencia fetiche de la diversidadbiolgica y cultural con que se identifica la colombianidad.

    Revisemos el Cdigo de tica mdica de la UMIYAC, queresume en 11puntos las disposiciones y normatividades consen-suadas por la Unin en varios frentes como: la identidad de losmdicos tradicionales, sus mecanismos de legitimacin, lasreglas del aprendizaje, la relacin con la comunidad, la conduc-

    ta de los taitas, la venta de servicios, la publicidad, la relacincon los mdicos occidentales y con las medicinas alternativas,la propiedad intelectual y el comercio de plantas medicinales,entre otros temas (UMIYAC, 2000).

    Este ejercicio incluye como propuesta la certificacin y carne-tizacin de los taitas como garanta de legitimidad y autenticidadfrente a posibles charlatanes (p. 8). El cdigo exige: la erradica-cin del uso de alcohol en las tomas de yaj (p. 25), la negativa a

    considerar la prctica de los taitas como ambivalente, es decir,con posibilidad de hacer tanto el bien como el mal (p.18), laprohibicin de hacer publicidady propaganda por el servicio (p.25), la prohibicin de migrar ala ciudad y el compromiso de

    legtimos. Este capital se basa en un acuerdosocial sobre el valor dado a determinadas prc-ticas, objetos, acciones y dems.

  • 7/23/2019 yage patrimonio

    15/25

    El uso ritual de yaj: patrimonializacin y consumo en debate

    A lhena Caicedo Fernndez76

    permanecer en la comunidad (p.23), la recuperacin del vestido

    tradicional (p.23), la renuncia a cualquier forma de desprestigioentre los mismos taitas (p. 28), la conformacin de un Tribunal detica (p.28), la exigencia de una legislacin nacional e internacio-nal para la conservacin de territorios, recursos y conocimientos(p. 29), la prohibicin a participar en el comercio y trfico deyaj, as como de la venta de yaj crudo o preparado para quesea distribuido entre la gente no indgena (p.37), la exigencia deque ningn tipo de medicina se atribuya el nombre, las prcticas,los smbolos y los vestidos de los mdicos yajeceros (p.31), entre

    otras disposiciones.Este intento de normatizacin y reglamentacin pone de ma-

    nifiesto varias cuestiones. En primer lugar, el hacer de la prcticade los taitas un objeto de reflexin encaminado a la regulacines, ante todo, un ejercicio de escencializacin dirigido a depurarsimblicamente las prcticas de sus contextos habituales, sobrela lgica de un exotismo primario que crea la ficcin de la otre-dad como inconmensurable Qu se considera contaminante en

    la prctica del uso ritual del yaj?, qu es una prctica pura?Por otro lado, ese ejercicio parte de entender la prctica de lostaitas como exclusiva de los indgenas y por lo tanto slo objetode legitimacin por parte de sus autoridades y organizaciones.Entonces qu sucede con los nuevos taitas yajeceros que definensu quehacer en funcin del pblico urbano?

    Como veamos ms arriba, una de las formas de representarlas tomas por parte de los yajeceros urbanos es como patrimonioindgena. Pero no por eso es considerado exclusivo de los indge-nas. La costumbre de las tomas como sincdoque de la medicinaindgena se considera un legado ancestral, entendido como unatradicin que es potestad de los indgenas del Putumayo. Y, msall, para los seguidores urbanos del yaj, el hbito ancestral deluso del yaj como tradicin indgena es tambin un legado oherencia que se reconoce como propia en un tiempo pasado: Esla herencia de nuestros ancestros indgenas. Como los indiosson patrimonio nacional su legado tambin nos pertenece, su

    herencia es tambin nuestra.Ahora bien, las formas de valoracin de la diferencia culturalindgena que se han promovido a partir de la expansin del con-sumo urbano de yaj en los ltimos aos ya tiene consecuenciassugerentes. La ms representativa tal vez sea, como lo sealamos,la emergencia de una interfase compuesta por nuevos taitas

  • 7/23/2019 yage patrimonio

    16/25

    77Rev i s ta Colombiana

    de An t ropologa

    Volumen 46 (1), enero-junio 2010

    yajeceros indgenas y no indgenas que han adaptado de

    mltiples formas la prctica tradicional de las tomas a los nuevoscontextos de la ciudad y a los intereses de un pblico urbanoperteneciente en su mayora a las clases media y alta. Aun as,el campo yajecero en Colombia es amplio e involucra a muchosactores. En esa medida, hablar de los usos del yaj, en trminosde patrimonio, exige mirar las relaciones y significados que laspersonas le dan a estos usos ms que los usos mismos.

    Frente a esta nueva situacin del yaj en la ciudad los reclamosno se han hecho esperar. Los mecanismos de legitimacin y lasjerarquas tradicionales del campo yajecero se modifican. Por eso,varias organizaciones indgenas, activistas y defensores del usoritual del yaj reclaman el reconocimiento de esta prctica enten-dida bajo la lgica de la medicina tradicional como patrimoniointangible de los grupos indgenas. Estas solicitudes dirigidas alEstado se relacionan en buena medida con la situacin actual deprdida del monopolio de las tomas urbanas de yaj. Con la apari-cin de nuevos taitas en la ciudad, muchos lderes y entre ellos

    varios taitas sienten amenazado su campo de accin. Aunque nose manifieste una competencia abierta como tal, las acusacionesde charlatanera son y han sido el mecanismo de regulacin porexcelencia de la prctica de los yajeceros. Sobre los viajes a laciudad el Cdigo de tica mdica de la UMIYAC recuerda:

    Vemos con preocupacin que muchas de esas medicinas alternati-vas estn hablando de chamanismo y de tcnicas de medicinaindgena. Muchos de los que practican esas medicinas quizs hanestado en algunas ceremonias con mdicos indgenas y entoncesdicen estar capacitados para trabajar como chamanes (p.31), [lasceremonias urbanas]con frecuencia se han convertido en actividadcomercial, con nimo de lucro y muchas veces con charlatanera(p. 23). En ese sentido, dice: Corresponde a nuestras autoridadestradicionales y a nuestras comunidades [] la potestad de reco-nocer a los mdicos tradicionalesindgenas (p.20).

    Otra historia es el psicotrpi-

    co. El yaj que se consume en lastomas proviene de las selvas dela regin del Putumayo-Caquetya que su produccin an est enmanos de indgenas y mestizos conocedores de los procedimientostradicionales de elaboracin de la bebida.11El yaj, al igual que

    11.Tanto el bejuco de yaj (Banisteriopsis caapi)como la chagropanga (Diplopteris cabrerana), laplanta complementaria con la que se elabora elyaj y que permite el efecto visionario del psi-

    coactivo (la pinta) crecen exclusivamente en laselva. Aunque hay adaptaciones a tierras altas,estas son de lento crecimiento y, por lo general,no se utilizan para la fabricacin de la bebida.

  • 7/23/2019 yage patrimonio

    17/25

    El uso ritual de yaj: patrimonializacin y consumo en debate

    A lhena Caicedo Fernndez78

    otras plantas, ha circulado desde las tierras bajas del Putumayo-

    Caquet hacia las ciudades andinas y al interior del pas a travsde redes de intercambio de saberes y productos entre indgenas ymestizos. Los inganos han sido reconocidos histricamente comodinamizadores de estas redes gracias a su tradicin itinerante comocomerciantes de plantas medicinales y portadores de saberes m-dicos y botnicos especializados (Langdon, E. J., 1991;Pinzn, C.Garay, R. y Surez, G., 2005). Sin embargo, desde hace alrededorde diez aos, el auge de las tomas en centros urbanos y el incre-mento de la demanda no slo ha generado periodos de escasezdel producto al interior de las redes, sino que ha originado ciertoscambios en las estrategias de circulacin y distribucin del yaj.12Las redes estn activas. Quienes trabajan en las ciudades recurrena sus vnculos de parentesco, a sus relaciones iniciticas y a lasamistades y alianzas con taitas de las tierras bajas que cocinanel yaj para abastecerse. En la actualidad, el yaj es transportadopor empresas de mensajera y encomiendas desde el Putumayoen especial hacia Bogot, pero ahora tambin hay intermediarios

    que redistribuyen en las ciudades el yaj que les envan desdela selva.13En promedio, un litro de yaj de buena calidad valealrededor de 100mil pesos un poco menos de 40euros. Incluso

    asistimos hoy a la exportacin deyaj hacia pases como Espaa,Blgica y Holanda en condicionesriesgosas desde el punto de vistalegal, teniendo en cuenta que en

    varios pases los componentesdel yaj en especial el DMTestn prohibidos y ha habido va-rios intentos de patentar el bejucopor parte de intereses privados.14As, a pesar de las adaptacionesurbanas que han ampliado elcampo de consumo de yaj, estasnuevas modalidades dependende las redes tradicionales deabastecimiento del psicotrpico,que an est en manos de yaje-ceros indgenas y mestizos delPutumayo-Caquet.

    12.En los ltimos aos, la produccin de yajkofn se ha incrementado. Varios taitas quetrabajan en las ciudades recurren a sus vnculospersonales con taitas kofanes que les vendenel yaj preparado. No obstante, la mayora deyaj que se consume en ciudades como Bogot,Medelln y Cali proviene de redes de producciny distribucin localizadas en la zona de Mocoa(capital administrativa del Putumayo) y de manos,principalmente, de inganos de tierras bajas.

    13.Es evidente que este proceso de redistribucines perjudicial para el yaj. Dentro del universoyajecero, el yaj se considera celoso. Estacualidad implica el estricto cumplimiento deprescripciones de tratamiento del psicotrpicoque incluyen el seguimiento de la normatividadritual en su preparacin, la prohibicin de po-nerlo en contacto con mujeres menstruantes, su

    conservacin en lugares apartados de la vistapblica, etc. Adems, se debe evitar la sobre-manipulacin y la mercantilizacin, ya que todasestas condiciones afectan la calidad del podervisionario del yaj.

    14. Sobre las referencias a los casos de patentever J. Weiskopf, 2002.

  • 7/23/2019 yage patrimonio

    18/25

    79Rev i s ta Colombiana

    de An t ropologa

    Volumen 46 (1), enero-junio 2010

    Esta realidad contrasta con otras voces que abogan por la

    patrimonializacin del bejuco (Banisteriopsis caapi). Existe porparte del Estado, pero no solamente, una obvia preocupacin porpreservar los hbitats y los recursos naturales. En este mbito,los resultados de las apuestas polticas de las organizacionesindgenas del piedemonte amaznico han sido fundamentales.No slo en casos como, por ejemplo, la retractacin de la patentedel yaj, sino tambin en el fortalecimiento de apuestas dirigidasa la preservacin territorial de los pueblos indgenas. Un casoreciente es la constitucin del Santuario de flora plantas me-dicinales Orito Ingi Andecomo estrategia de conservacin dela diversidad biolgica, dondese le reconoce por primera veza un parque natural un valor depreservacin cultural directo:la cultura del yaj.15An as,el terreno ganado en autonomapor esta va se pone en riesgo

    frente al vaco legislativo de de-rechos de propiedad intelectualcolectiva.

    Desde otro lado, y a pesar deque hasta ahora es un fenme-no menor, en otros escenariosyajeceros urbanos se reclama elderecho al uso teraputico del

    yaj por fuera de los marcos dela tradicin indgena. Mdicos,terapeutas, psiclogos, psiquiatras e incluso tomadores habi-tuales abogan por el uso del yaj en el marco de tratamientospsicolgicos, mdicos y contra las adicciones, entre otros.

    A nivel internacional podemos identificar otras tendenciasde consumo del yaj. En Amrica Latina, adems de los usostradicionales indgenas y mestizos de la regin amaznica (ve-

    getalistas, ayahuasqueros, etc.) (Luna, L. E., 1986) hay un boyantemercado etno y ecoturstico alrededor del consumo de ayahuascaen Ecuador y Per. Estn tambin las iglesias ayahuasqueras deBrasil (Unio do Vegetal, Barquinha y Santo Daime, por nombrarlas ms conocidas) con sus respectivas ramificaciones trasna-cionales. Tambin hay usos teraputicos liderados por institu-

    15. Segn la resolucin del Ministerio de Ambien-te, Vivienda y Desarrollo Territorial a travs de lacual se crea la reserva, el Ministerio reconocela importancia de proteger este territorio ensus dos dimensiones biolgica y cultural,dada la relacin recproca e indisoluble queune ambos propsitos y la forma como estos sefunden en la concepcin de territorio de estosgrupos tnicos, lo que implica el compromisode la autoridad ambiental por el respeto delderecho de uso material e inmaterial sostenibledel rea (p.7). De acuerdo con este documentoLa cultura del yaj, est constituida por todoslos elementos, tanto materiales, como simbli-cos, culturales y espirituales que hacen parte desu sistema de conocimiento, en este sentido elyaj es sin duda el elemento que cohesiona sucultura, la madre de todas las plantas, perosu sistema medicinal no depende nicamentede esta especie, en l estn presentes una gran

    diversidad de plantas (p. 4).

  • 7/23/2019 yage patrimonio

    19/25

    El uso ritual de yaj: patrimonializacin y consumo en debate

    A lhena Caicedo Fernndez80

    ciones como el centro Takiwasi16

    (Tarapoto, Per) del mdico fran-cs Jacques Mabit, tal vez el msreconocido en este mbito. En lospases del norte (en especial Es-tados Unidos y Europa) son mscomunes usos como el de los psi-conautas: redes de consumidoresde sustancias psicoactivas comoel yaj. Estos seguidores de los es-tados modificados de concienciason desde reconocidos cientficosque reivindican los usos cogniti-

    vos y teraputicos de la sustancia, como J. Ott17y J. Fericgla18,hasta los consumidores annimos que compran el psicotrpicoy sus anlogos por Internet. Adems de estas tendencias del usodel yaj a nivel internacional, podemos identificar las redes deconsumidores del neochamanismo de corte Nueva Era, entendida

    esta ltima como movimiento transnacional.19Esas redes circulaninformacin, publicaciones, webs, tours, msica, etc., e igual-mente conectan grupos de seguidores que realizan distintos tiposde rituales chamnicos en diferentes puntos del planeta. Entreotros, mencionamos el grupo de yajeceros holandeses y belgasque gua uno de los nuevos taitas yajeceros de ms trayectoriaen el neochamanismo, el antroplogo W. Torres mejor conocidocomo Kajuyali Tsamani.

    NUEVASLGICASDELAREPRESENTACIN

    Sin desconocer la heterogeneidad del escenario yajecero urba-no en Colombia, vemos como muchos de los espacios dondehoy en da se consume el yaj han desplazado poco a poco la

    presencia de especialistas indgenas. Los tratamientos que el

    taita segua con rigor para ciertas enfermedades hasta hace unosaos, hoy equivalen al cumplimiento de asistencia a los talleresy conferencias. Los rituales de limpieza personal que realizan losexpertos en el marco de las tomas, poco a poco han dado pasoa la libre experiencia de los asistentes. En la misma direccinllama la atencin como los nuevos taitas yajeceros han adoptado

    16. Este centro es reconocido internacionalmente

    por ofrecer tratamientos contra las adiccionescon base en el consumo de ayahuasca.

    17. Jonathan Ott fue el primero en proponeranlogos a la ayahuasca, es decir, combina-ciones qumicas similares en versiones sintticaso naturales.

    18. Joseph Fericgla es el director de la SdEA,Societat detnopsicologia aplicada i estudiscognitus, ubicada en Barcelona, que proponeterapias con base en el uso de anlogos del yajy otras tcnicas.

    19. Entre otros se puede mencionar la red delSendero Rojo (Nacin del fuego sagrado de It-zachilatlan), la red de Arte Planetario (CalendarioMaya), red de concheros, ayahuasqueros, etc.

  • 7/23/2019 yage patrimonio

    20/25

    81Rev i s ta Colombiana

    de An t ropologa

    Volumen 46 (1), enero-junio 2010

    lenguajes y prcticas propias de los discursos trasnacionales del

    esoterismo Nueva Era. Hoy, varios ofrecen adems de las tomascuras chamnicas, reiki, cristaloterapia, feng-shui, etc.La revitalizacin de prcticas rituales indgenas en contextos

    no tradicionales se inserta en un doble proceso de urbanizaciny elitizacin20cuyo resultado ms evidente es, hoy en da, lasimplificacin y estandariza-cin de esos rituales a favor dela ampliacin de la oferta en elmercado. Varias de las transfor-maciones de la prctica de lostaitas en funcin de los nuevosconsumidores urbanos de yajpone en evidencia un proceso demercantilizacin que ha sido analizado desde otras produccio-nes culturales(artesanales, musicales, etc.) (Garca Canclini, N.,1990). Es sobre esa lgica que se ha dado la consolidacin de unmercado internacional del exotismo (ethnic, world-music, etc.)

    que se manifiesta en la relacin entre no-indios consumidores eindios productores de recursos culturales-mercancas (Pinzn,C. y Garay, G., 2005a).

    La transformacin del consumo ritual de yaj en una ofertateraputica para el pblico urbano y su xito comercial, sin dudatambin ha generado nuevos procesos polticos de reivindica-cin identitaria en diferentes contextos. A travs de la ofertade tomas en Bogot, los kofanes, como lo sealbamos antes,

    han convertido su capital cultural en instrumento poltico devisibilizacin y canalizacin de recursos. Lo mismo han hecholos cabildos ingano de Santiago y kaments de Sibundoy entreotros, quienes estn apostando a la construccin de hospitalesindgenas y centros mdicos como oferta de servicios mdico-tradicionales para no indgenas.

    ALGUNASREFLEXIONESFINALES

    En Colombia, las nuevas formas de indianidad juegan con dife-rentes registros y el uso estratgico de ciertas representacionesque circulan por estos permite construir una imagen revalo-

    rizada de lo indgena. Por un lado estn aquellas representacio-

    20. La elitizacin aqu es entendida de dosmaneras. De un lado hace referencia a aquellossectores con alta formacin educativa (elite inte-lectual) que se interesaron en esta prctica desde

    finales de los 80y la dcada del 90, impulsandosu urbanizacin. Por otro lado, el concepto deelitizacin de manera ms general hace referen-cia al cambio cualitativo de clase social de losconsumidores de yaj.

  • 7/23/2019 yage patrimonio

    21/25

    El uso ritual de yaj: patrimonializacin y consumo en debate

    A lhena Caicedo Fernndez82

    nes propias de la cultura popular que ubican a los indios del

    Putumayo como brujos poderosos; estn las institucionalizadaspor el Estado para clasificar y definir la diferencia indgena yestn, tambin, los registros trasnacionales que circulan a tra-vs del mercado y los medios de comunicacin como Internet,que construyen una imagen idealizada de lo indio como nativoecolgico.

    Como producto cultural el uso ritual de yaj se produce comopatrimonio a la vez que como mercanca. La introduccin de

    la prctica en el mercado ha implicado unas transformacionesestructurales: la urbanizacin, como un fenmeno de desloca-lizacin de la prctica; la elitizacin o la relocalizacin de laprctica por parte de nuevos consumidores pertenecientes aotra clase social, en este caso de elite. Ambas transformacionesestructurales han dado lugar a procesos de simplificacin y es-tandarizacin de las prcticas que las ubican como marcadoresculturales convertidos en mercanca.

    Dentro del campo de poder del mercado alternativo-esotrico,la puesta en juego de capitales simblicos (en este caso las prcti-cas teraputicas indgenas) depende de la capacidad de convertirciertos productos culturales en fetiches. Simplificar y estandari-zar los usos rituales del yaj en la ciudad ha sido posible debidoa una lgica de economa simblica de las representaciones, queconstruye por un lado metforas del tipo: taita/chamn, y por otrosincdoques o metonimias del tipo la parte por el todo: el taita/lo indgena; la toma de yaj/la medicina tradicional indgena;

    el yaj/el pensamiento indgena; lo indgena/ideal de bienestaralternativo. A su vez estas sincdoques sirven de insumo a losmarcadores culturales a partir de los cuales los nuevos taitasyajeceros definen su prctica.

    En este orden de ideas, la creacin de marcadores identitariosexige tambin un trabajo sociolgico y cultural sobre s, para lareformulacin de ciertas prcticas culturales. A partir de este tra-bajo, dichas prcticas se convierten en un objeto de reflexin, se

    explicitan e incluso se ponen por escrito: entran al pensamientodiscursivo y voluntario, se vuelven facultativas.Por su parte, la coyuntura histrica en la que se da esta

    nueva situacin del yaj en la ciudad ha promovido el interspor preservar estas prcticas (por parte de diferentes actores ya diferentes niveles) al querer representarlas como patrimonio.

  • 7/23/2019 yage patrimonio

    22/25

    83Rev i s ta Colombiana

    de An t ropologa

    Volumen 46 (1), enero-junio 2010

    A pesar de que por el momento la condicin del yaj y sus usos

    no ha sido objeto de ninguna poltica por parte del Estado, s loha sido por parte de un grupo de lderes indgenas apoyados pororganismos internacionales: UMIYAC. Dicha poltica cultural sefunda en la representacin del yaj y sus usos como patrimoniode los indios yajeceros del Putumayo, es decir, como legado oherencia exclusiva de las anteriores generaciones sobre las quese constituyen consensualmente lo especfico y valorado de lasrepresentaciones de s. Las representaciones sobre nosotros ylos otros manifiestas en el Cdigo de tica mdica, estn media-das por ciertos diacrticos de la diferencia cultural estandarizadospor el Estado a partir de la constitucin de 1991. Pero tambinpor los marcadores culturales-mercanca que han permitido estanueva situacin. El efecto de simplificacin y estandarizacinse refuerza nuevamente.

    La sobreestimacin de la propia cultura no es un error a la-mentar sino un momento necesario de reafirmacin de lo propioen oposicin a la cultura dominante (Garca Canclini, N., 1982,

    p. 40). Como estrategia debe ser leda en trminos temporales,es decir, desde la misma dinmica histrica que construye esaoposicin. Por eso, convertir la prctica del consumo ritual delyaj en objeto de una poltica de conservacin slo conseguirmomificarla, hecho que es un despropsito y, sobre todo, unejercicio ms de poder.

    El esencialismo estratgico como uso poltico de la culturatiene un doble filo. Al convertir al indio en alteridad radical se

    presentan como atributos internos y separados de entidadescerradas lo que en realidad son productos histricos de pueblosconectados (Coronil, F. citado por A. R. Ramos, 2005, p. 372).En ese sentido, se consideran las diferencias culturales comoautnomas y contingentes en lugar de histricas y desiguales.Ese occidentalismo de base que, como afirma F. Coronil, tieneel poder de mostrar cierto ngulo de las relaciones asimtricasentre la sociedad nacional y lo indio, tambin tiene el poder de

    ocultar la gnesis de esa desigualdad, la historia de las relacionesintertnicas que la han hecho posible.Qu ha sucedido con el Cdigo de tica de la UMIYAC en

    aos recientes? La UMIYAC como organizacin sufri un perio-do de crisis generalizada a partir de 2004. Muchos de los taitasadscritos se retiraron por diferentes razones, entre otras, el des-

  • 7/23/2019 yage patrimonio

    23/25

    El uso ritual de yaj: patrimonializacin y consumo en debate

    A lhena Caicedo Fernndez84

    acuerdo con la prohibicin del consumo de alcohol durante las

    ceremonias. An as, la queja ms habitual tena que ver con ladisminucin del estipendio mensual que reciban por parte dela ACT, que en conjunto con el Instituto de Etnobiologa habainiciado el proyecto de recuperacin de la medicina tradicionalyajecera con el Encuentro de Taitas que dio origen a UMIYAC en1999. En otras palabras, la pertenencia a la Unin proporcionaba,entre otros beneficios, un salario para los taitas. La financiacindisminuy, la plata empez a escasear y asimismo a muchos lesdej de funcionar (entrevista con taita perteneciente a UMIYAC).A esta crisis se sum el fallecimiento de varios de los mayo-res. Sin embargo, UMIYAC retom fuerza en 2007con nuevasapuestas y proyectos. El Instituto de Etnobiologa desapareciy ahora la ACT tiene una sede en Mocoa desde donde apoya laconformacin del Santuario de flora y fauna kofn y la creacinde la ASMIK, Asociacin de Mdicos Indgenas Kofanes, en co-laboracin con otras agencias nacionales e internacionales decooperacin (WWF, la Embajada de Holanda, Gordon and Betty

    Moore Foundation y la Universidad del Rosario). Por supuesto,los taitas reciben sueldo de nuevo y por eso muchos volvierona vincularse a la unin. Por su parte el Cdigo de tica Mdicao como lo llamaron ellos, El Pensamiento de los Mayores velasilencioso las travesas urbanas del yaj.

    REFERENCIAS

    CAICEDOFERNNDEZ, A. (2007). Neochamanismos y modernidad. Lecturassobre la emancipacin.Revista Nmadas, 26, 114-147.

    CORONIL, F. (1997). The magical state. Nature, money, and modernity inVenezuela. Chicago: Chicago University Press.

    GARCACANCLINI, N. (1982). Las culturas populares en el capitalismo.Mxico: Editorial Nueva Imagen.

    ____________. (1990). Culturas hbridas. Estrategias para entrar y salirde la modernidad.Mxico: Grijalbo.

    GHASARIAN, C. (2002). Sant alternative et New Age San Francisco. EnR. Mass & J. Benoist (Dirs.). Convocations thrapeutiques du sacr(pp. 143-163). Pars: ditions Karthala.

  • 7/23/2019 yage patrimonio

    24/25

    85Rev i s ta Colombiana

    de An t ropologa

    Volumen 46 (1), enero-junio 2010

    LABATE, B. C. (2004). A reinveno do uso da ayahuasca nos centros

    urbanos. So Paulo: Editorial Mercado de Letras.LANGDON, E. J. (2007). Shamans and shamanism: reflections on anthro-

    pological dilemmas of modernity.Revista Vibrant, 4(2), 27-48.

    ____________. (1991). Intheretnic processes affecting the survival ofshamans: a comparative analysis. En Otra Amrica en construccin(pp. 44-65). Bogot: Universidad de msterdam, ICAN.

    LANGDON, E. J. & G. BAER(Eds). (1992).Portals of power: shamanism inSouth America. Albuquerque: University of New Mexico Press.

    LUNA, L. E. (1986). Vegetalismo. Shamanism among the mestizo popu-lation of the Peruvian amazon. Estocolmo: Almquist and WiksellInternational.

    PINZN, C. R. SUREZ& GARAYG. (1997a).Las nuevas construcciones sim-blicas en Amrica Latina. Entre lo global y lo local. Bogot: Equipode Cultura y Salud ECSA.

    ____________. (1997b). Violencia, cuerpo y persona. Capitalismo, multi-subjetividad y cultura popular. Bogot: Equipo de Cultura y Salud-

    ECSA.____________. (2005).Mundos en red. La cultura popular frente a los retos

    del siglo XXI. Bogot: Universidad Nacional de Colombia.

    RAMOS, A. R. (2005).Pulp fictionsdel indigenismo. En A. Grimson, G.Lins & P. Seman (Comps.)La antropologa brasilea contempornea.Contribuciones para un dilogo latinoamericano (pp.357-390). BuenosAires: Prometeo Libros.

    RONDEROS, J. (2001).Neochamanismo urbano en los Andes colombianos.

    Aproximaciones a un caso. Manizales y el eje cafetero colombiano.Recuperado de: http://www.etnopsico.org/textos/main.htm

    STAVENHAGEN, R. (2002). Los derechos indgenas. Algunos problemasconceptuales. En Carlos V. Zambrano (Ed.),Etnopolticas y racismo.Conflictividad y desafos interculturales en Amrica Latina (pp. 151-172). Bogot: Universidad Nacional de Colombia-UNIJUS.

    TAUSSIG, M. (2001). Chamanismo, colonialismo y el hombre salvaje. Unestudio sobre el terror y la curacin. Bogot: Editorial Norma.

    ULLOA, A. (2004).La construccin del nativo ecolgico. Complejidades,paradojas y dilemas de la relacin entre movimientos indgenas y elambientalismo en Colombia. Bogot: ICANH, Colciencias.

    UNINDEMDICOSINDGENASYAGECEROSDELAAMAZONIACOLOMBIANA, UMIYAC(2000).El pensamiento de los Mayores. Cdigo de tica mdica de los

    mdicos yajeceros del piedemonte amaznico. Bogot: Autor.

  • 7/23/2019 yage patrimonio

    25/25

    El uso ritual de yaj: patrimonializacin y consumo en debate

    A lhena Caicedo Fernndez86

    URIBE, C. A. (2002). El yaj como sistema emergente: discusiones y

    controversias(Documentos Ceso 33). Bogot: Departamento de An-tropologa, Universidad de los Andes.

    VICKERS, W. (1989).Lo sionas y secoyas. Su adaptacion al ambiente am-znico. Quito: Abya-Yala.

    WEISKOPF, J. (2002). Yaj. El nuevo purgatorio. Bogot: Villegas Edito-res.

    ZULUAGA, G. (1994). El aprendizaje de las plantas: En la senda de unconocimiento olvidado. Etnobotnica medicinal. Bogot: SegurosBolvar.

    Recibido: 9de junio de 2009Aprobado: 15de marzo de 2010