VV. AA., La América abundante de Sor Juana

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Textos del Coloquio sobre Sor Juana Inés de la Cruz, Tepozitlán, Museo Nacionaldel Virreinato, 1995

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  • MUSEO NACIONAL DEL VIRREINATO

    IV Ciclo de conferencias 1995

    La Amrica abundante

    de Sor Juana.

  • 2 LA AMRICA ABUNDANTE" DE SOR JUANA

  • 3LA "AME RICA ABUNDANTE" DE SOR JUANA

  • L.-\ AMRICA ABUNDAl\TE DE SOR JUANA

    Consejo '..;acional para la Cultura y las ArtesRJbel Tm'ur y de Tt:'res~, presidenteInstituto "acional de Antropol.oga e Historia\1urJ Tere"J FrJnco \' Conzlez SJIJs, directora general\fu~eo :\acional del Virreinato\LHJ del COIl'llleio .\tIaqll\Jr, directora

  • IV CICLO DE CONFERENCIAS 1995

    La "Amrica abundante" de Sor Juana

    Mara del Consuelo Maquvar COORDINADORA

    M u s e o N a c i o n a l d e l V i r r e i n a t o

    IN STITUTO NACIONAL DE A N TRO POLO GA E HISTORIA

  • Di~eI1(1de portada: Jos Luis 5cnchez Riverafotografa: Palle Pallesen

    D.R. :[y!useO \:acianal del Virreinato' INAH

    15B\: 970-18-0005-2

    la. edicin 1995

  • PresentacinLa uAmrica abundante" de Sor Juana

    Que yo, seora, nacen la Amrica abundante;soy compatriota del oro,paisana de los metales

    adonde el comn sustentose da casi tan de balde,

    que en ninguna parte msse ostenta la tierra Madre.

    Sor Juana Ins de la Cruz

    CONMOTIVODEHABERSECUMPLIDOen 1995 trescientos aos de lamuerte de Sor Juana Ins de la Cruz (1651?- 1695), el MuseoNacional del Virreinato organiz diversos eventos en memoriade la clebre monja jernima, su obra y su poca: cincoexposiciones temporales, una de las cuales, cuyo ttulo fue elde Sor Juana y la Cultura Barroca, con ms de 60 obras de pintura,escultura, mobiliario y libros, tuvo lugar en el Centro CulturalIsidro Fabela-Casa del Risco. Otra ms, titulada La "Amricaabundante" de Sor Juana, con caractersticas similares a la anteriOl~fue montada en el propio Museo Nacional del Virreinato.Asimismo, en la Casa Borda de la ciudad de Taxco, Guerrero yen la Facultad de Estudios Superiores de Cuautitln-UNAM,se expuso la muestra Recuerdo Barroco de Sor Juana. Por ltimo,tambin en el Museo del Virreinato, el tema del mes denoviembre, la "Ofre'nda de Muertos", estuvo dedicada a lamemoria de Sor Juana.

    En este amplio programa de actividades tuvo especialimportancia la realizacin, durante el mes de septiembre, del40. ciclo anual de conferencias titulado esta vez, al igual que lasegunda exposicin temporal mencionada, La Amricaabundante" de Sor Jualla. En l participaron ponentes y

    7

  • 8 LA AMRICA ABUNDANTE., DE SOR JUANA

    presidentes de mesa de centros de investigacin, docencia ymuseos del Instituto Nacional de Antropologa e Historia, delInstituto Nacional de Bellas Artes y de la Universidad NacionalAutnoma de Mxico.

    El ciclo de conferencias se dividi en cuatro sesiones en lasque se abordaron los ternas de la vida conventual femenina, lapresencia femenina en la sociedad novohispana, el pensamientoy el arte, as corno las expresiones artsticas del barroco.

    La vida en los conventos femeninos fue tratada con base enfuentes bibliogrficas y documentales, pero tambin a partirde los hallazgos en las excavaciones realizadas en el ex conventode San Jernimo de la ciudad de Mxico. En la mesa sobre lapresencia femenina en la sociedad novohispana, se abordaronternas corno el de la falta de vocacin religiosa, las mujeresafromestizas, las viudas impresoras, y las monjas coronadas. Elpensamiento y el arte se vieron a travs de los rganos tubularesy de la famosa crtica de Sor Juana al padre portugus AntonioVieyra. Finalmente, con relacin a las expresiones del barroconovohispano, se habl del convivir cotidiano de las "otrasmujeres" que acompaaban a las monjas en los conventos, yde la relacin entre la msica y los retablos en los temploscatlicos.

    La presentacin de una temtica tan variada y sugerente, atravs de la cual nos asomarnos a la "abundante" Amrica deSor Juana, fue posible gracias a la desinteresada participacinde los ponentes, a quienes agradecernos ampliamente sucolaboracin. De igual manera, agradecernos la valiosaparticipacin corno presidentes de mesa a nuestros distinguidoscolegas y amigos Miguel Angel Fernndez, Carmen Gaitn,Julieta Gil Elourdy y Salvador Rueda. Por ltimo, vaya aqunuestro reconocimiento a los trabajadores del Museo que deuna u otra manera colaboraron en la realizacin de todos lose\'entos mencionados.

    JOS ABEL, RAMOS SORIANO

  • PRESENTACIN 9

  • 10 LA AMRICA ABUNDANTE" DE SOR JUANA

    Sor Juana Ins de la CruzAntonio Tenorio. Oleo sobre tela. Siglo XIX (1878).

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    "La ascesis y las rateras noticias de la tierra: Manuel Fernndez De Santa Cruz, Obispo de Puebla"

    M a r g o G l a n t z

    N o h a y m e j o r f r m u l a para describir este trabajo que la expresin inglesa work in progress: simples notas que a p u n ta n h acia un tra b a jo fu tu ro : el de u na e r tica conformada por el ascetismo, esa obsesin constante en el perodo barroco y, por tanto en el Mxico del siglo XVII: un ferviente deseo de vencer a la prisin corporal y aniquilar su materialidad; como consecuencia, un esfuerzo incesante por d e s tru ir el cu erp o . U n solo re su lta d o : su p re se n c ia insoslayable en el discurso. Podramos simplificar diciendo que si el cuerpo del mstico se desvanece, el del asceta se agiganta. La corrupcin del cuerpo es el presupuesto de su inm ortalidad, com o dira B arth es.1 Este deseo ha sido privilegiado por el discurso hagiogrfico que organiza una composicin de lugar, un discurso de virtudes y un repertorio anecdtico2 mediante el cual se da cuenta de m om entos singulares en que el cuerpo es el espacio escenogrfico de una erotizacin.

    1 Roland Barthes. Michelet p ar lui mme. Paris, Seuil, p. 78.Michel de Certeau. I.a escritura de lu historia. Universidad Iberoamericana,

    1985

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  • 12 LA ,-\YfRlCA ABC1\DA:-.iTE" DE SOR JUANA

    Labuena disposicin del cuerpo

    He elegido un personaje cuya vida ha sido aparentementereferida segn los cnones del discurso hagiogrfico clsico,durante el perodo colonial mexicano; un personaje muyimportante en su tiempo, Manuel Fernndez de Santa Cruz,nacido en Palencia, Espaa, en 1633, muerto en 1699 en suobispado de Puebla, y conocido hoy fundamentalmente porhaber publicado un texto que Sor Juana llam Crisis de unsermn, y rebautizado por el obispo se conoce hoy como CartaAtenagrica,3 y que va precedida por otro texto admonitorio

    'Cf. el inteligente comentario de Elias Trabulse a la edicin facsimilar de la Carlaalenagrica o Crisis de un sermn de sor Juana, publicada por Condumex, 1995,precedida por la nfaltable Carta de Sor Filolea del obispo de Puebla. Ese prlogo esuna "apasionada notician de las ya tambin centenarias especulaciones sobre uno de losms inquietantes misterios que rodean la vida y la obra de esta autora, su llamadaconversin. Yen ese prlogo Elias Trabulse da cuenta de un texto enigmtico deprxima aparicin, el manuscrito intitulado Carla que habiendo vislo la Atenagricaque con tanto acierto dio a la estampa Sor Filotea de la Cruz del convento de lasantsima Trinidad de la ciudad de los Angeles. escriba Serafina de Cristo en elconvento de YP.S Jernimo de .\1xico. Y es que con el renovado gusto por losEnigmas, tan curiosamente a la page desde su reedicin por Antonio Alatorre en 1994(C\1), es posible advertir que Sor Juana rompe en este texto autgrafo con todas lasconvenciones del discurso cannico y con la autoridad eclesistica constituida; adems,deja totalmente en claro y sin trabas, insisto: si somos capaces de adivinar los enigmas,lo que ya haba dicho antes con discrecin, respeto y cierta contencin en laAtenagrica y en su famosa Respuesta, formulada a peticin expresa de un obispotravestido de monja. ~o planteaba ella que al buen entendedor pocas palabras~ Y nose expresaba casi meridianamente asP: "Si el crimen est en la Carta Atenagrica, fueaquella ms que referir sencillamente mi sentir con todas las venias que debo a nuestraSanta \1adre 19lesia~ Pues si ella, con su santsima autoridad no me lo prohibe, porqu me lo han de prohibir otros~ L1cvar una opinin contraria de Vieyra fue cn matrevimiento, y no lo fue en su Paternidad llevarla contra los tres santos Padrcs de laiglesia~ \1i entendimiento tal cual ,no es tan libre como el suyo. pues viene de unsolar~ .. Dems que yo ni falte al decoro quc a tanto varn se debe, ... ni toqu a laSagrada Compaa en el pelo dc la ropa .... Si es, como dice el censor. hertica, porqu no la dclata~ y con eso l quedar vengado ~ yo contenta que aprecio, como debo,ms el nombre de catl iea y de ohedientc hija de mi Santa Madre Iglesia, que todos los

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    e intitulado Carta de Sor Filotea, nombre debajo del cual se ocultaba Santa Cruz. De l dice Octavio Paz, pueden adivinarse (en su biografa) dos pasiones: la teologa y las religiosas.4 Sin embargo, a pesar de que posee varios de los rasgos distintivos del discurso hagiogrfico, la vida del obispo de Puebla acusa ciertas diferencias si se compara con las hagiografas de otras figuras de la misma poca, entre otras la del jesuta Nez de Miranda, confesor de la monja jernima o la de el arzobispo Aguiar y Seijas, denonados perseguidores de la monja jernima.

    Fray Miguel de Torres, sobrino de Sor Juana, escribe la hagiografa de Fernndez que de manera hiperblica es

    aplausos de docta. 1.. (Respuesta a Sor Filotea, SJ, Obras completas, Mxico, FCE, T.IV, 1976, ed. de Alberto G. Salceda, pp. 468-469). Es cierto, entendemos perfectamente su defensa, sustentada en su libre albedro, en su propia capacidad para estudiar y comprender las sagradas escrituras y la patrstica, y verificamos su negacin a obedecer como si fuera divina, y por tanto infalible, la palabra autoritaria de la burocracia eclesistica de su tiempo, ya se tratara del obispo o de los soldados de la Compaa de Jess, pero no sabamos quines eran esos varones indignados, esos censores agraviados que la acusaban de hertica, esos impugnadores, mencionados indirectamente y que seguramente tanto el obispo como el padre Nez identificaban bien: Pero dnde voy. Seora ma? Que esto no es de aqu, ni es para vuestros odos, sino que corno voy tratando de mis impugnadores, me acord de las clusulas de uno que ha salido ahora, e insensiblemente se desliz mi pluma a quererle responder en particular, siendo mi intento hablar en general (Ibid. p. 469). Y, parecera que se trataba de un dato evidente: por eso nos decimos, es obvio, es meridiano, se trata del padre Nez y no de Vieyra. l es el censor, el calificador del santo oficio, el soldado encumbrado de la Compaa de Jess, quien interpreta las ordenanzas de Pablo como preceptos sin analizarlas y manda que las mujeres callen en la iglesia y lo extiende a todos los mbitos, es l. pero tambin Santa Cruz quien quiere verlas tan silenciosas que parezcan muertas, es l (y Santa Cruz, pero con cario) quien reprende a las m ujeres o ms bien a las monjas, o en realidad, y en particular a Sor Juana, cuando privadamente estudian, es l quien condena su natural habilidad para hacer versos, quien, en suma, la hace objeto de una encarnizada y larga persecusin. Pero esa verificacin slo pudo confirmarse cuando Trabulse desmont el tablado, deslind responsabilidades, defini estratagemas y ofreci datos histricos definitivos por su pertinencia.

    4 Octavio Paz. Las trampas de la fe. Mxico. FCE, 1990. pp. 521-522.

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    llamado Dechado de prncipes eclesisticos.5 De los primerosdatos consignados no es posible inferir ninguna diferenciacon el canon: el obispo es visto conforme al modelotradicional, puesto que se idealiza su condicin de prelado yde poltico, se le conceden antecedentes nobles y hericos,aunque sus mximas cualidades sean la humildad y laobediencia, en suma es dechado vivo y ejemplar admirablede buenas obras en doctrina, en integridad y en gravedad(f.s.n.)>>.De acuerdo con el modelo que tipifica a todas lasfiguras prominentes de su tiempo a quienes la fama consagr,los dones recibidos con infusos, son el signo de una eleccindivina, ya que, como asegura Torres, "por el orden de lanaturaleza hubiramos nacido todos igualmente nobles, ano haber invertido la culpa el orden sucesivo de la naturaleza(f.s)".Del pecado original proviene la desigualdad; la prdidadel Paraiso humilla, envilece, slo se salva quien estpredestinado. El castigo impuesto por el pecado original seredime a travs de su genealoga comprueba su grandeza,pues su padre proviene de una "noble y virtuosa estirpe,cuyas races se dilataron en el solar ilustre de los santa cruces":Fascinado, exclama en su

    ; Miguel de Torres, Dechado de Prncipes eclesisticos, vida del Seor doctor D:Manuel Fernndez de Santa Cruz 1722, a quien identificar con la abreviatura MT.Entre los mltiples ejemplos de este gnero hagiogrfico puede leerse a Juan Antoniode Oviedo, Vida exemplar, heroicas virtudes, y apostlicos ministerios de el V. P.Antonio Nuez de Miranda, de la Compaa de Jess, Mxico, herederos de la Viudade Francisco Rodrguez Lupercio, 1702. Y sobre monjas, Carlos de Sigenza yGngora, Parayso occidental, Mxico, Juan de Ribera, 1684, de.facsimilar, Mxico,UNAM - Condumex, Prlogos de Manuel Ramos y Margo Glantz, Cftambin CarolineWalker Bynum, Holy Feast and Holy Fast, The Religious Significance of Food toMedieval Women, Berkeley, The University ofCalifornia Press, 1987. Jos L. SnchezLora. Mujeres, conventos y formas de la religiosidad barroca. Madrid, FundacinUniversitaria Espai1ola, 1988, Ver asimismo mi libro Sor Juana Ins de la Cruz:Hagiografia o autobiografia?, Mxico, Grijalbo - UNAM, 1995, - Sobre este obispoha escrito - Marie - Ccile Benassy - Berling, Humanismo y religin en Sor Juana Ir.sde la Cruz, Mxico. UNAM, 1983. y especialmente en un artculo an inditopresentado en el congreso de Literatura Colonial del Instituto de InvestigacionesBibliogrticas de la UNAM, celebrado en septiembre de 1994.

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    Dechado de prncipes eclesisticos:

    ...porque a la grande hermosura de su nimocorresponda la buena disposicin de su cuerpo yperfeccin agradable de su rostro. Era ms altaque baja su proporcionada estatura, sin falta niimperfeccin algunas, antes si con perfectaorganizacin en todos sus miembros; el color erablanco, el rostro tena lleno y rozagante en lasmejillas y labios, los ojos negros y vivos, aunquecon su modestia mortificados. Con este semblantemanifestaba un natural tan agradable y benigno queslo con su presencia conciliaba los respetuososafectos de quien lo miraba ...(f.72).

    Por su parte, Francisco de la Maza remacha: Segn susretratos, a los sesenta aos conservaba su cara deadolescente.!> Un prelado que en varias de sus cartasdirigidas a religiosas insiste en abrazar la mortificacin ycultivar el ejercicio de la aniquilacin, se preocupa sinembargo por vigorizar los miembros y fortalecer la saludcon el ejercicio (MI, ff. 19-20>; la palabra ejercicio aqu seutiliza en su sentido literal, el cultivo del cuerpo, o sea unentrenamiento regular para robustecerlo, la legua diaria queel futuro obispo caminaba en Palencia con el fin de ~isitar auna media hermana, religiosa en un convento, quien loayud a dar los primeros pasos para perfeccionar su espritu.Desde una edad muy tierna es admirado por la capacidadde su espritu y la bizarra gallarda de su cuerpo (p. 44) y,en 1693, en plena actividad en su obispado, ante una posibleinvasin inglesa en el Caribe, intenta organizar un ejrcito

    ,. Francisco de la Maza. Sor JUOflO 'fls de la ene ol1le la hislorio. hiogro(osol1/iguas. I.a Fall/o de I iOO (Noticias de 1667 a 1892) Mxico. lJNAM, 1980. ed. deElas Trahulse. Mxico. lJNAM. p. 71.

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    para defender las posiciones espaolas y conmemora lanunca realizada hazaa, hacindose retratar vestido demosquetero con la espada al cinto, en franca nostalgia deuna profesin que lo hubiese podido consagrar como hroey, si caemos en la tentacin de hacer elucubraciones, en unapuesto caballero, bien dispuesto a emprender lancesamorosos (Maza, po 72)0 Y este guapo obispo tanperfectamente proporcionado en todas sus partes, lasespirituales como las corporales, cuidaba de que las jvenesvrgenes cuyo deseo era ser religiosas

    o.. haban de ser nobles y de buena gente y quefuesen de buena cara porque lo primero queprocuraba era saber si era de buena gente y tenanbuen parecer. stas eran las que admita en elConvento de santa Mnica ...?

    Son palabras de Mara de San Jos, religiosa de santaMnica, fundadora ms tarde de un convento de agustinasen Oaxaca y autora de una autohagiobiografa; palabras quetraducen las prefrerencias estticas y raciales de quien serafamoso por elegir un seudnimo femenino y monacal, yquien, al finalizar su clebre Carta de Sor Filotea, le asegurara,quiz conmovido, a Sor Juana:

    Esto desea a Vmd quien desde que la bes muchosaos ha la mano, vive enamorado de su alma, sinque le haya entibiado este amor con la distanciani el tiempo, porque el amor espiritual no padeceachaques ni mudanzas, ni le reconoce el que espuro, sino es hacia el crecimiento ...8

    7 Kathleell Myers, Wordfrom NelV Spain. The Spirilllal AUlobiography of Madre.'vIaria de San .los (1656-1719) Liverpool, Liverpool Ulliversity Press, 1993, p 154.

    , Carla de sor Filo/ea, en Sor Juana Ins de la Cruz, Obras comple/as, Mxico,FCE, 1976, T.lV. ed. de Alherto (j. Salceda, J1 421

  • LAS ASCESIS y LAS RATERAS NOTICIAS DE LA TIERRA 17

    Un alma enamorada? Sin duda, pero tambin un hombrecuya mxima obsesin sera la del propio cuerpo, concebidoste como el sobrescrito con que indica la naturaleza lasperfecciones del alma (MI, f. 189):

    Las nias de mis ojos

    La devocin que Santa Cruz tuvo por las monjas fue un signo,segn palabras de Francisco de la Maza, de ese trasladoplatnico que hacen los hombres castos de convertir susensualidad en amor espiritual, humano, legtimo y muchasveces provechoso(p. 72). y ciertamente esa devocin fueprovechosa: con obstinacin el pre~ado se preocup porproteger a las nias nobles y pobres, fundando colegios, delos cuales exclama admirado Torres:

    //...en menos de veinte aos pasan de cincuenta lascolegialas que han salido del humilde retiro desus colegios para subir al tlamo del DivinoCordero, su inmaculado Esposo (f. 185)...

    Muchos conventos o msticos jardines ... para flores devirginal pureza (f. 183)son fundados y sostenidos por SantaCruz; tambin casas de recogimiento para las mujeres

    ...que, antes pecadoras, haban sido pblicoescndalo de la repblica y, ya convertidas, eranejemplo vivo de penitencia, a imitacin de aquelbello asombro de la gracia, Santa Mara Egipciaca,su titular y patrona (MI, f. 178).

    Recogimiento transformado primero en colegio y luegoen convento, nada menos que el de santa Mnica. Asdelineado por una figura retrica perfecta, la de dechado

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    de prncipes eclesisticos, en la exaltada visin de su hagiobigrafo, Fernndez de Santa Cruz se dibuja corno un apasionado coleccionista, lno busca acaso ejemplar.es perfectos de vrgenes jvenes, bellas y nobles para encerrarlas en un sagrado recinto y protegerlas contra el mundo?

    Haba discurrido el Seor Don Manuel hacer colegios de nias doncellas, nobles y virtuosas la que era casa de mujeres recogidas, y luego que la tuvo desocupada puso en ejecucin su buena idea y, para que tuviese el colegio una comunidad en aquel nmero que juzgaba su ilustrsima proporcionado a su intento, solicit con diligente estudio en todo su obispado, informes desapasionados de aquellas nobles doncellas en quienes se hallaban las prendas de virtud, juicio, nobleza y hermosura, que suele ser muchas veces el sobrescrito con que indica la naturaleza las perfecciones del alma, y no puso menor estudio en que fuesen pobres de bienes de fortuna porque suelen ser stas las ms expuestas a los golpes de la desgracia. Con estas diligencias consigi el prelado tan crecido nmero de vrgenes que pudo elegir entre las que tena nominadas aquellas que por resplandecer ms en las prendas y calidades que se deseaban, llegaron a llenar con su conocimiento y experiencia el concepto del gran juicio de prncipe tan prudente (MF, ff. 189-190).

    Un mismo recinto alojara sucesivamente a esas mujeres pecadoras, ejemplo vivo de penitencia y, luego, a aquellas jvenes seleccionadas de entre el crecido nmero de vrgenes coleccionadas. Ser excesivo hacer algn tipo de asociacin? Toms Palacios Berruecos, el nico hermano

  • LAS ASCESIS y LAS RATERAS NOTICIAS DE LA TIERRA 19

    varn de la ya mencionada Mara de San Jos, y por tanto elJefe de una familia rural que contaba entre sus miembros auna madre viuda y a siete hijas solteras, responde conviolencia a una proposicin de Fernndez de Santa Cruz pararecibir en su colegio, insisto,antes recogimiento de mujeres,a sus hermanas y verbaliza de manera rotunda algo que yohe esbozado con timidez:

    Mi hermano Toms siempre fue muy entero en todassus cosas. Luego que vio lo que contena la cartacomenz a alterarse, diciendo que viviendo l,sera descrdito suyo el entrar a sus hermanas encolegio ninguno, que si fuera convento dereligiosas, que en tal caso se poda entrarnos,pero que de no, que por ninguna manera. Con estaresolucin respondi a la carta del seor obispoSanta Cruz, sin que mi madre pudiese impedrselopor ms que hizo, a pesar de todas, que aunque notodas nos inclinbamos a ser religiosas, sentamosmucho el que mi hermano se disgustase con suIlustrsima, porque a todas nos segua mucho daoy perdamos el bien que nos poda hacer. Luego queel seor Obispo vio la carta que mi hermano leescribi y la respuesta que en ella le daba, queluego alz la mano en procurar nuestro remedio, ynunca ms volvi a tratar con mi hermano enninguna materia, ni volvi a ponrsele delante,que con ser Su Seora tan benigno como era, msen enojndDse con una persona era terrible dedesenojarse (Myers, pp. 152-153).

  • 20 LA AMRICA ABUNDANTE DE SOR JUANA

    La piel de santidad

    S1 examinamos someramente las cartas que el Obispo de Santa Cruz escribi a varias religiosas entre las que se cuentan simples monjas, novicias o preladas,9 es posible advertir que sus preceptos travestidos de consejos, se encaminan primordialmente a dar gusto a Dios. Y ese deseo esencial se logra mediante el ejercicio de la aniquilacin, definido as:

    Hija ma el camino que has de llevar no admite sequedades, porque si el camino adonde caminamos es la aniquilacin y no quieres nada; quien tiene la sequedad quiere el consuelo y esta es falta en el ejercicio de la aniquilacin (MT, f. 401) . La falta de deseo por lo terrenal, ese dar gusto a Dios, es

    abandonarse totalmente a los designios del Seor, carecer de voluntad, nulificarla o tenerla slo para lograr erradicarla en su totalidad y aprender a obedecer ciegamente a Dios, por intermedio del confesor:

    El silencio interior no es discurrir ni pensar en cosas intiles ni en las indiferentes, pero siempre el pensamiento ha de estar empleado en Dios, o en las cosas de obligacin, y de la obediencia que Dios, tambin en el cielo, Infierno, Muerte y en las imgenes de Cristo (MT, f. 400) .

    . , Como apndice al libro de Torres se incluyen varias cartas de Fcrnndez de Santa Cruz dirigidas a distintas religiosas, entre las que se cuenta Sor Juana, pero si bien a ella le escribe con el pseudnimo de sor Filotea, las cartas dirigidas a otras monjas van firmadas con su nombre y cargo de obispo, primero de Guadalajara, y luego (la mayor parte de las cartas) de Puebla.

  • LAS ASCESIS y LAS RATERAS NOTICIAS DE LA TIERRA 21

    Estar en Cristo conduce a prescindir del afecto de todaslas criaturas, consiste en suprimir los afectos terrenales paratrasmutarlos en amor celestial:

    ...los vehementes deseos te deben templar, puesqueremos en dos das ser pacientes, humildes, yaunque este deseo trae piel de santidad, encierraen s una secreta presuncin. Contntate ahora conestar descontenta con estas inclinaciones y deja aDios que las guite cuando gustare (f. 400).

    Un desasimiento de lo terrenal para abrazarse a lo celestial,no poner oficio en criatura alguna para darle primacaabsoluta a Dios. Este desasimiento implica por lo tantoprescindir de todos los afectos humanos y practicar laabe de ciencia ciega, es decir, entrar en la pasividad msextrema, dejarse poseer y estar a la merced del nico y posibledueo, Dios, mediante el despojo total, la aniquilacin:

    No debes querer ms que el gusto de Dios, sinquerer ni quietud ni luces, ni otra cosa que elbeneplcito de Dios, que es lo que dice SanFrancisco de Sales de la estatua, que si tuvieraconocimiento y la preguntaran que haca en sunicho inmvil, respondiera que estarse all porquegustaba su dueo el estatuario, que aunque nohaca nada le bastaba que su dueo le mirarse,porque no quera ms que estar al gusto de sudueo (MI, f. 389).

    Nada nuevo se advierte en esta descripcin, numerosasveces repetida en textos hagiobiogrficos, pero en Santa Cruzse matiza: el desasimiento encuentra una imagen de bulto,una especie de estatua, la de quien por despojo total de si

  • 22 LA "AMRICA ABUNDANTE.> DE SOR JUANA

    mismo se ha transformado en objeto inerte, entregado a lamirada. Cmo, entonces, llegar a esa perfeccin, a esadisponibilidad, a la inercia integral? Una lectura concienzudaresalta las paradojas. Slo es posible al,canzar la aniquilacino el desasimiento -estar a la merced de Dios, a la medida desus deseos-, n) si se obedece ciegamente a los superiores e,implcitamente al confesor que tiene jurisdiccin total sobrelas preladas del convento -Pdele a la rectora licencia paratodo, hasta para beber (f. 394); b) si se emprende unadiestramiento cotidiano que consiste en un regulado juegode comportamientos; e) si se elabora un modelo para loshbitos de conducta; d) si 'se impone un cdigo de despojomatizado: a la cabecera pongas madera pero si te quitare elsueo tiempo considerable no la pongas (f. 394)>>;e) si seejecuta una coreografa domstica: Dormir en cruz slo losviernes, lunes y mircoles; j) si se codifica una burocraciavestimentaria que articula el concepto de la humildad:

    No tengas hbito hasta que la prelada te lo mande,ni lo pidas, sino remindalo, y adora y besa losremiendos, como la gala mayor con que se viste lasanta pobreza, que no s cmo no te da gran consuelo, enverte peor vestida que todas (f. 395)

    g) y, si se reglamentan los ayunos, que deben practicarse sinexageracin:

    No te desayunes el domingo, y el viernes debe elatole sin dulce, los dems das djalo a laprovidencia (f. 396)... En el comer sean doshuevos, el potaje del caldo y otro plato y en stono dejes nada, si dieren otro extraordinario ofruta, en eso caiga la mortificacin (f. 402).

    Burocracias claustrales, cuya unidad sustantiva es sinembargo la organizacin de una ascesis. Pero ya se ha visto

  • LAS ASCESIS y LAS RATERAS NOTICIAS DE LA TIERRA 23

    que se trata de un ejercicio moderado del castigo, pues setrata de una prctica cuidadosa que no daa demasiado elcuerpo, que mantiene su integridad y, en cierta medida, subelleza. 10 Es una mortificacin dosificada, un moderadoejercicio de santidad, una prctica que contrasta en susresultados con las encarnizadas prcticas que atormentan ylaceran los cuerpos ascticos tradicionales, el de Marina dela Cruz, el de Catarina de San Juan, el del arzobispo Aguiary Seijas. En verdad se trata de una prctica asctica que nodestruye la armona corporal.

    Les entreg su corazn...

    El convento de santa Mnica en Puebla y sobre todo susmonjas fueron siempre predilectas del obispo, al grado deque consideraba a las religiosas como lo ms cercano quetena, una de las partes ms preciadas de su cuerpo, las niasde sus ojos. Esta predileccin fue siempre manifiesta, y enel lapso transcurrido entre 1680, ao en que decidi darleuna nueva jerarqua a su colegio, hasta el de 1688 en querecibi las autorizaciones necesarias para convertirlo enconvento mediante una bula papal, trat de calmar, segnlo expresado por Torres, lamortificacin que caus al celosoprncipe la dilacin de sus ardientes ansias, mediantelimosnas que protegan a sus moradoras de los problemasdel mundo, e imponindoles de antemano las reglas y

    '" En cicrta medida, pero con mucha mayor moderacin, seguirla las reglas deIgnacio de Loyola. cn sus l'iercicio.v espirituales: Castigar la carne ... cs. a saber,dndole dolor sensible, el cUll se da trayendo cilicios y sogas o barras dc hierro sobrclas carnes. flagelndose o lIagmdose, y otras maneras de asperezas, lo quc parece mscmodo y ms seguro en la penitencia, es que el dolor sea sensible en las carncs y queno entre dcntro de los huesos, de manera que d dolor y no enlcrmedad; por lo cualparece que es lo ms conveniente lastimarse con cuerdas delgadas, que dan dolor defuera, que no de otra manera que cause enlcnncdad que sea notable, Ohras complefo.l'.prologadas y comenladas por el P. Ignacio Iparraguirrc. Madrid, Bac, 1963. p. 244.

  • 24 LA AMRICA ABUNDANTE DE SOR JUANA

    constituciones vigentes en cualquier convento de religiosasde velo negro y coro. Las manifestaciones de jbilo queorquestaron el triunfo de este obispo a quien se admirabapor su humildad dan cuenta ..(d)el estruendo producidocuando con un solemne repique participa(ro)sen las lenguasde las campanas de toda la ciudad. En realidad, mucho antesde recibir los permisos eclesisticos reglamentarios, el obispoya haba empezado a construir la fbrica del convento, una"primorosa arquitectura, y ya haba provisto

    ...para el sustento de las dichas seoras veintereligiosas (que) ... se fincaron sesenta mil pesosen posesiones seguras, para que con los rditostuvieron los alimentos necesarios sus hijas, yexpresa su Exa. Illma. en la escritura que suvoluntad es que dichas veinte dotes se perpeten ymantengan para que las nias nobles, virtuosas ypobres de bienes de fortuna a quienes Dios llamarea su convento de santa Mnica no tengan por faltade dote ninguna dificultad para corresponder a ladivina vocacin ...(MT,f. 207).

    Un amor obstinado, una devocin particular que pretendiproteger al convento y a sus habitantes de los embates deltiempo; sus disposiciones testamentarias incluyeroncuantiosos legados para permitir que se aumentase el nmerode religiosas y garantizar su bienestar terrenal. Pero el actoms significativo de esa devocin nos remite de nuevo a undato concreto y corporal, un dato que en su flagrancia pareceneu tralizar la espiritualidad, aunque sea evidente tambin

  • LAS ASC:::SIS y LAS RATERAS NOTICIAS DE LA TIERRA 25

    Dcese este legado ltimo respecto de los quepertenecen a bienes reales, que del tesoro msnoble, ms rico y ms apreciable que tena elgeneroso pecho de este pastor sagrado les hizoentrega y donacin por ltimo legado en sutestamento, el corazn, miembro principal delcuerpo, centro vivo del amor, palacio de lavoluntad, rgano de los espritus y parte la msnoble de todas las que componen el vivientehumano, y mucho ms noble por serlo de aquelprncipe tan heroico (MT,ff. 207-208).

    El gesto de Santa Cruz tiene antecedentes, sigue loslineamientos de un modelo, y es por ello una imitacin, ladel ejemplo codificado por San Francisco de Sales, el granPrncipe de Gnova, a quien (Santa Cruz) tuvo por patrono(MT, f. 53) Y quien haba adoptado como pseudnimo elnombre de Sor Filotea, mismo nombre usado por el obispode Puebla para amonestar a Sor Juana Ins de la Cruz. Laimitacin se acrisola cuando les hereda a las monjas de santaMnica el rgano ms preciado de su cuerpo. Al adaptar lasmismas prcticas del modelo, perfecciona la imitacin: sucorazn se convierte en reliquia del convento. Y las religuiasson fragmentos de un cuerpo sagrado, no dice acasoCovarrubias en su Diccionario que las reliquias son lospedacitos de huesos de los santos, dichas as porque siempreson en poca cantidad? y no se completa esta definicincon la que nos da el Diccionario de Autoridades cuando selee que las reliquias son por autonomasia la parte pequeade una cosa sagrada, como de la Cruz de Cristo, o decualquiera otra cosa que tocase a su Divinsimo Cuerpo, ofuese regada con su preciossima sangre? La reliquia es unaprueba concreta y visible de la santidad, un objeto que puedeconcentrar en su pequeez una devocin y una ritualidad.

  • 26 LA AMRICA ABUNDANTE DE SOR JUANA

    En una palabra, en el acto mismo de legar a los fieles unaporcin de su corporeidad, se transparenta un deseo, el devolverse santo.

    Esta fineza que fue la mayor que hizo endemostracin de la caridad con que amaba a sus msqueridas hijas, su pastor y padre amantsimo loacredita, no slo semejante al sol material,llamado Corazn (sub. orig.) del Cielo en divinasy humanas letras, porque colocado en el cuartocielo reparte como el corazn a todos los demsastros su luz e influye en todo lo criado conigualdad, sino al mejor sol de justicia quienentreg el corazn a su ms amartelada esposa,cuando herido el pecho, con los dulces arpones desu pureza hermosa, el dice en los Cantares que lesac el corazn de su centro (MT.,f. 209).

    Una observacin: Por qu a este acto de imitacin queenmascara un gesto de soberbia, se le denonmina fineza?Basta recordar la polmica suscitada por la Crisis de unsermn, en la que Sor Juana discuta las finezas de Cristo.San Francisco de Sales, escogido por Fernndez de SantaCruz como modelo de imitacin, imita a su vez el verdaderomodelo, Cristo, cuyo corazn sagrado es el trasunto de sudivinidad y tambin de su humanidad. El intento de SantaCruz para convertir a su corazn en una reliquia de lasmonjas de santa Mnica es de hecho y a la vez un acto degran amor y de soberbia pura; y, sin embargo, fray Miguelde Torres (quien ha jurado observar las disposiciones dictadaspor Urbano VIII que censuraban cualquier biografa quepudiese originar un culto sujeto a veneracin) califica eselegado como su mxima fineza, y transforma esa disposicin, testamentaria en un smbolo religioso, semejante en materia

  • LAS ASCESIS y LAS RATERAS NOTICIAS DE LA TIERRA 27

    yen espritu al ms excelso de los sacramentos: la eucarista,cuyo emblema es justamente el Sagrado Corazn de Jess,aunque ese culto no hubiese estado an sancionadooficialmente por la Iglesia. Entregar su corazn a sus amadasmonjas es perpetuar su memoria en una reliquia, conservadaan celosamente en ese convento; es volverse santo deinmediato e imitar de manera rigurosa -sacrlega?- no sloa su modelo, el obispo de Sales, sino tambin a Cristo.

  • 28 LA AMRICA ABUNDANTE,> DE SOR JUANA

    Imagen de la exposicin temporal "Sor !lIalla y la wltllrnbarroca" en el Centro Cultural Isidro Fabela-Casa del Risco.

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    El Exconvento deSan Jernimo:Lugar de entierro de Monjas

    MA. TERESA JAEN

    PODEMOS CONSIDERAR que son bastante escasos los estudiosantropolgicos encaminados a investigar sobre las costum-bres funerarias y los sistemas de entierro predominantes enMxico durante el periodo colonial. La causa de ello quizradique en el hecho de que haba pocas oportunidades pararealizar excavaciones dentro de los recintos religiosos dedicho periodo y cuando stas se efectuaron tuvieron comofinalidad concreta la localizacin de los restos mortales dealgunos personajes relevantes de nuestra historia.

    Sin embargo, estos trabajos fueron espordicos y dada sufinalidad no permitieron que se ampliaran hada la bsquedade otros restos que nos dieran una idea del sistema deentierros predominante en esos sitios. La primeraoportunidad de realizar este tipo de investigaciones sepresent a raz de la reconstruccin del llamado CentroHistrico de la ciudad de Mxico. Esta reconstruccin dediferentes edificaciones de la poca virreinal se logr graciasal llamado que hicieron un grupo de personas a lasautoridades para salvar de su total destruccin a importantesmonumentos histricos del primer cuadro de la ciudad,logrando que el 11de abril de 1980se declarara, por decreto

    29

  • 30 LA AMRICA ABUNDANTE DE SOR JUANA

    presidencial, una importante zona del primer cuadro y es 10que hoy conocemos como el centro histrico de la ciudad deMxico, la cual est formada por 668 manzanas, abarcandouna superficie de 9.1 km2, que comprende una serie deedificios de gran inters histrico y arquitectnico,contndose entre los primeros el exconvento de SanJernimo.

    Los esfuerzos por rescatar al exconvento de su totaldestruccin venan de tiempo atrs, uno de sus msconnotados defensores fue el historiador, ya fallecido,Francisco de la Maza, a quien se debe el haber logradointeresar al titular de la Secretara de Educacin Pblica deese entonces, ao de 1963, para que detuviera el saqueo delque vena siendo objeto el inmueble, en este caso particularel Coro Bajo, e iniciar su reconstruccin y conservacin. Estostrabajos se realizaron en el ao de 1963y culminaron en 1968(De la Maza, 1973).

    En el ao de 1971, a instancias de Doa Margarita LpezPortillo, se logra, tambin por decreto presidencial, rescatar10 que an quedaba del inmueble del exconvento de SanJernimo y su templo anexo. Dicho decreto expropiatorioapareci publicado en el Diario Oficial en el ao de 1975.

    A partir de este momento, se realizaron intensas yprolo.ngadas labores de investigacin arqueolgica,bioantropolgica, de consolidacin, restitucin, restauracinarquitectnica, de conservacin y limpieza, en las quecolaboraron miembros de diversas instituciones oficiales,entre las cuales estaba el Instituto Nacional de Antropologae Histria esto permiti un mejor rescate y conservacindel lugar.

  • EL EXCONVENTO DE SAN JERONIMO: LUGAR DE ENTIERRO DE MONJAS 31

    Algunos datos histricos

    El exconvento de San Jernimo, cuyo nombre original fueConvento de Nuestra Seora de la Expectacin del Ordende Nuestro Padre San Jernimo de la Ciudad de Mxico,fundado en el ao de 1585, segn consta en la portada dellibro de la fundacin, el cual, a raz de la exclaustracin acausa de la promulgacin de las Leyes de Reforma, fueenviado para su proteccin al convento de Santa Paula y SanJernimo en Sevilla, Espaa.

    La fundacin del convento se debi a la idea de Doa Isabelde Barrios y su segundo esposo Don Diego de Guzmn, lacual desde su primera viudez haba externado su deseo deser monja. Para tal fin, en el ao de 1584 Doa Isabel deGuevara y su hermano Juan de Guevara compran casas yotros bienes que conformaran el patrimonio del convento,habiendo hecho la peticin formal al arzobispo de Mxico,Don Pedro Moya de Contreras, para que autorizara sufundacin el 17 de septiembre de 1585, peticin que fueaceptada el 26 de ese mismo mes y ao. En otro documentofirmado por el mismo arzobispo y fechado e127de septiembrede 1585,se asienta que las monjas concepcionistas escogidaspara efectuar la fundacin del convento de San Jernimofueron: Mara de la Concepcin, Catalina de Santa Ins, Joanade la Concepcin, Cecilia de Buenaventura y les ordena quesalgan de la clausura acompaadas por el tesorero PedroGarcs, vicario del monasterio de la Limpia Concepcin deNuestra Seora de donde procedan dichas monjas, y sedirijan el 29 de' septiembre, da del glorioso San Miguel, a lacasa de Pedro de Ora donde seran recibidas por Doa Isabelde Guevara y otras doncellas que pretenden y desean serreligiosas de la orden de San Jernimo. Por lo antesmencionado puede considerarse que el 29 de septiembre de1585 es la fecha de la fundacin formal del convento de San

  • 32 LA AMRICA ABUNDANTE DE SOR JUANA

    Jernimo, siendo la fundadora y primera novicia del mismoDoa Isabel de Guevara, hija de Doa Isabel de Barrios.Posteriormente ingresaron sus hermanas: Doa Antonia,Doa Juana y Doa Marina, siendo todas ellas religiosas muydistinguidas (Muriel, 1946:253).

    Un aspecto relevante del convento de San Jernimo sedebe a que 84 aos posteriores a su fundacin profes en lla mxima poetisa mexicana y de Amrica, Sor Juana Ins dela Cruz a la juvenil edad de 21 aos. Fue entre sus murosdonde logr encontrar el lugar propicio para producir lamayor parte de su extraordinaria obra literaria. Fue aqutambin donde le alcanz la muerte el 17de abril de 1695alcaer vctima de una epidemia de peste que para esas fechasafect a la poblacin de la ciudad de Mxico (Muriel,1946:295-96).

    Es sin duda Sor Juana Ins quien le dio renombre alconvento de San Jernimo y a su templo anexo, pues comobien lo menciona el Dr. Francisco de la Maza (1967:7), suconstruccin es austera y sencilla, pero en l, en su Coro Bajo,fueron depositados los restos mortales de esta insigne mujerde letras.

    Las excavaciones

    El convento de San Jernimo y su templo anexo ocupan unasuperficie de aproximadamente unos 12,778 m2, estdelimitado por las calles que en la actualidad se denominan5 de febrero al oriente, Isabel La Catlica al poniente, JosMara Izazaga hacia el costado sur y la de San Jernimo alnorte, por este ltimo lado se encuentran situados susaccesos, como an se aprecian en el templo en el que susnicas entradas estn hacia el lado norte, lo cual era usualen este tipo de construcciones cOI;\Ventuales.

  • EL EXCONVENTO DE SAN ]ERONIMO: LUGAR DE ENTIERRO DE MONJAS 33

    Como era frecuente en estas construcciones, por lo pocofirme del terreno en el que se encontraban asentados, eranconstantes los trabajos de remodelacin, habindosedetectado en San Jernimo a partir del momento de sufundacin, hasta cinco etapas constructivas (Jurez Cosso,1989).Las primeras obras de excavacin en este lugar se iniciaron

    en el ao de 1976,habiendo intervenido nicamente la mitadsur de la nave, el lado sur del crucero y todo el presbiterio.Esta primera etapa de excavaciones tuvo una duracin decinco meses.

    La siguiente fue en el subsuelo del Coro Bajo, sitio exclusivopara entierro de monjas profesas fallecidas en esteexconvento. Los trabajos de excavacin se iniciaron en el mesde junio de 1978y se terminaron en agosto de i979.La tercera etapa se inicio una vez concludas las del Coro

    Bajo y abarcaron la mitad norte de la nave, y finalmente seexcav el rea correspondiente a la esquina formada por lascalles de San Jernimo y 5 de febrero, donde estuvieron lascasas compradas por la fundadora y las de Ortiz ElMsico,sitio ste en el que se instal el primer asentamiento religiosoy donde se hicieron las primeras inhumaciones de las monjasfallecidas pertenecientes a esta recin creada orden dereligiosas en la ciudad de Mxico. Las operaciones deexcavacin concluyeron a fines de 198!.Todas estas excavaciones bioarqueolgicas fueron

    realizadas por los suscritos, investigadores de tiempocompleto de la Direccin de Antropologa Fsica del InstitutoNacional de Antropologa e Historia.

  • 34 LA AMRICA ABUNDANTE,. DE SOR JUANA

    Las excavaciones en el Coro Bajo y los entierrosrecuperados

    El Coro Bajo del templo del exconvento de San Jernimoocupa una superficie de 136 m2, permitiendo por ello larealizacin de una excavacin emaustiva de los 525 m3,considerando una profundidad media de 3.30 m, desde elnivel 0.000.

    Durante los trabajos bioarqueolgicos de excavacin delCoro Bajo, en su inicio se tuvo que levantar una lpida demrmol que se encontraba ligeramente elevada sobre el niveldel piso, colocada por el doctor Francisco de la Maza, la cualtena la siguiente inscripcin:

    En este recinto/ que es el Coro Bajo/ y entierro/ de lasmonjas/ de San Jernimo/ fue sepultada! Sor/ Juana Ins/de la Cruz! el 17de abril de 1695/Ao de 1964.

    Esta lpida estaba en el centro geomtrico del piso del Coro,cuya fecha de de velacin sealaba el final de someras ybreves excavaciones inconclusas que iniciara el Dr. de la Mazadurante las obras de remosamiento de los Coros Alto y Bajode este exconvento y al que ya hicimos referencia.

    En el transcurso de estos trabajos de excavacin fue posibledetectar .hasta seis niveles o estratos de enterramientos,siendo el sexto el ltimo o ms reciente nivel de ocupacin,el cual estaba constitudo por fosas de mampostera de 1.95m de largo x 0.85m de ancho y 0.65m de profundidad. Estasfosas se encontraron distribudas en seis filas y siete hileras,dando un total de 42, hallndose 19 de ellas destrudas acausa de la construccin de una pileta hacia la tercera dcadade este siglo. Esta pileta se encontr hacia la mitad orientedel Coro y afect no slo las fosas, sino tambin

  • EL EXCONVENTO DE SAN ]ERONIMO: LUGAR DE ENTIERRO DE MONJAS 35

    enterramientos ms profundos correspondientes a los cinconiveles funerarios anteriores.Para la construccin de esta pileta se coloc un firme o

    piso, mismo que protegi en parte de la destruccin y saqueoa algunos de los entierros. Sin embargo, al centro y orientede esta pileta se encontr un enorme agujero, evidencia deactos de pillaje que provocaron la destruccin de atadesdepositados en los primeros y ms profundos niveles deenterramiento.

    De las fosas de mampostera slo 23 se salvaron de ladestruccin, mismas que fueron metdicamente exploradas,conteniendo 22 de ellas su respectivo atad. Este sexto yltimo estrato obviamente correspondi a la ltima etapade ocupacin funeraria del subsuelo del Coro, pudiendohaberse construdo a fines del siglo XVIII o principiosdel XIX.

    Estas fosas se encontraron asolvadas con lodo y huesoshumanos pertenecientes sin duda a los esqueletos deposi-tados dentro, as como a los de los estratos ms profundos.Las fosas estaban orientadas de este a oeste al igual que el

    eje general de la nave y coro del templo, los cadveres fueroncolocados con la cabeza hacia el oriente y los pis hacia elponiente o sea, dirigidos hada el altar.

    Entre fosa y fosa, donde se tocan sus extremos, seencontraron pequeas cistas dedicadas a contener los.huesosde exhumaciones previas, as como tambin pequeos duetosde forma rectangular que comunicaban lateralmente, a niveldel piso, unas con otras. En el interior tambin se encontraronrestos de gruesos cordeles o mecates que indudablementefueron utilizados para facilitar el movimiento de los atadesal momento de colocarlos dentro de estas tumbas. Algunosfretros descansaban sobre cortos travesaos de madera,quedando as 3 o 4 cms. por encima del nivel del piso. Esto

  • 36 LA AMRICA ABUNDANTE DE SOR JUANA

    permita la recuperacin fcil y rpida de las sogas de lasque se valan los sepultureros para pacer descender losatades a su ltimo destino.

    La forma de los fretros ha sido, en la mayora de los casos,la trapezoidal alargada, o s~a, ms anchos hacia el extremocapital que el caudal, siendo adems de menor altura hacialos pies.. , .

    En esta ltima etapa de inhumaciones y en algunos delquinto estrato, los atades fueron construidos a base deensambles en sus ngulos, con tapas de tres lados,hemiexagonales. Est~s dos ltimas, caractersticas no seobservan en los otros estra~os (4 all).

    En algunos atades de los seis estratos fue posible apreciarla presencia de adornos extE~riore,sa base de tachuelas decabeza hemiesfrica, formando flores o cruces, estas ltimasfueron colocadas hacia la cabecera de la caja. Probablementeestas tachuelas tuvferon una doble funcin: servir deelemento decorativo y ser adems sostn de forros exterioresde tela. En un solo caso se us corno elemento decorativopintura a la cal con pigmento azul.

    En todos los casos se utilizaron clavos para sostener loslados del atad a la base. Estos clavos fueron forjados a mano,son de forma cuadriltera, adel~azndose para terminar enpunta, con cabeza de forma cbica. En ningn caso seencontraron bisagras entre caja y tapa, ni cerraduras, siempreemplearon clavos. El labrado de la madera con la queconfeccionaron los atades se hizo a base de azuela.La mayora de los,atades se encontraron por debajo del

    nivel fretico, por lo que la excesiva humedad a la que sevieron sometidos propici su deterioro, siendo las tapas lasms afectadas, sobre todo por el peso de la tierra (ms bienlodo) suprayacente, provoc el hundimiento de las mismascon la consiguiente destruccin, ,en muchos casos, de laosamenta y otros elementos culturales contenidos en estas

  • EL EXCONVENTO DE SAN ]ERONIMO: LUGAR DE ENTIERRO DE MONJAS 37

    cajas de madera, contaminndose adems con materialesextraos a los entierros, aparte del lodo que lentamente losrellen y cubri.

    Muchos atades se encontraron aparentementesaqueados, ya que, adems de estar alterada la posicin dela tapa, el contenido funerario se hall parcial o totalmenteremovido, faltando en algunos casos la cabeza sea, as comotambin diversas partes del resto del esqueleto.

    Ladisposicin del cadver y objetos funerariosasociados

    Hemos mencionado que en todos los casos, tanto de lasinhumaciones ms tempranas como las ms tardas, loscadveres de las monjas jernimas fueron

  • 38 LA AMRICA ABUNDANTE" DE SOR JUANA

    restos de substancias como cera y probablemente papel, todoperteneciente a los ramos de flores y velas de gala que sinduda se colocaron sobre el cuerpo y entre las manos.

    Cabe sealar el hecho de que todos los restos mortalesencontrados en el subsuelo del Coro Bajo, al igual que lospertenecientes a la primera construccin conventual, son depersonas del sexo femenino sin excepcin, variandonotablemente las edades, habindose explorado los restosprimarios de dos nias de aproximadamente seis aos deedad al momento de la muerte, lo que confirma algunasmenciones escritas sobre la profesin de nias a muytemprana edad.

    En cuanto a los objetos asociados a los esqueletos, apartede los anteriomente mencionados, se encontraron de metalcomo tijeras, cuchillos, hebillas, arillos, medallas, crucespequeas, alfileres y alambres, estos ltimos formaban partede las armazones de los ramos y coronas con las que fueronsepultadas las monjas. Los alfileres fueron empleados parasostener, en gran parte, la mortaja. Tambin se hallaroncuentas de diversas formas, unas esfricas aprovechandosemillas, cbicas, torneadas en madera, que debieron haberformado parte del rosario. En cuanto a las cruces de losrosarios, aparentemente en los siglos XVI hasta mediadosdel XVIII, estaban formadas con cuentas del rosario yensartadas en alambre para darles la rigidez necesaria ymantener la forma.

    Como se aprecia en representaciones pictricas de la poca,las monjas jernimas ostentaban un medalln o escudoprendido en el pecho, en un hbito de gala. Es evidente queestos medallones no formaron parte del atuendo funerariode las monjas jernimas puesto que de 133 cajas funerariasexploradas en el subsuelo del Coro Bajo, slo en dos casos seencontraron este tipo de evidencias, uno de los esqueletos

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    que s 10 portaba corresponda al de una nia y el otro era deuna mujer adulta.

    Uno de los esqueletos explorados presentaba sobre elpericrneo restos de vendajes con alfileres includos queprobablemente sirvieron para sostener, en parte, la coronaflorida sobre la cabeza. Despus de retirar los fragmentos delas vendas qued al descubierto una pequea porcin decuero cabelludo, aprecindose que los cabellos no tenan msde 30 mm. de longitud. Este hecho corrobora la afirmacinde que a las monjas se les cortaba el cabello al profesar.

    Dentro de algunos atades se encontraron una serie depequeas tablillas, trozos de madera redondos y otros comocabezas de vigas, mezclados con uno o ms ladrillos de formacuadrada, dispuestos en el fondo de los fretros. Estoselementos no presentaban un ordenamiento definido, sudisposicin era irregular, aunque por 10 general los trozos demadera de mayor tamao, as como los ladrillos, se colocaronhacia la parte donde debi haber reposado la cabeza. En otroscasos, la distribucin de estos objetos fue a todo lo largo yancho del fondo del atad. Sobre estos materiales debieronhaber colocado almohadillas de diversos tamaos, lograndocon ello posiciones nada forzadas del cadver y hasta ciertopunto, realzarlo. Esta prctica fue ms comn en la ltimaetapa de entierros o sea, en los que se encontraron dentro delas fosas de mampostera.

    El empleo de la cal para recubrir los cadveres por todoslados se apreci en casi la totalidad de los fretros exploradosen los seis niveles de enterramientos. Eluso de esta substanciano fue privati"o para los casos de muertes ocasionadas porenfermedades infecto-contagiosas causantes de epidemiasya que se sabe que la cal inhibe las emanaciones de laputrefaccin, lo que resultara, de no haberlo hecho as, unambiente bastante desagradable en recintos cerrados como

  • 40 LA AMRICA ABUNDANTE DE SOR JUANA

    eran los lugares reservados dentro de los templos paraenterrar a los muertos. Adems, en los casos de muertesmasivas por epidemias, el sistema de enterramiento era biendistinto. El empleo de la cal dentro de los atades fuecostumbre trada de Europa por los primeros colonizadoresdespus de la conquista, los que tambin utilizaron el carbncon estos mismos fines, evidencias de este ltimo solo loencontramos en un caso de los entierros ms antiguospertenecientes a la primera etapa de ocupacin funeraria enel exconvento de San Jernimo.

    Cabe aclarar que por debajo del ltimo o ms reciente nivelde enterramiento, o sea las fosas de mampostera, no seencontr el mismo sistema. El depsito funerario se hizodirectamente sobre el subsuelo y en muchos casos, losatades fueron colocados, uno sobre el otro.

    Para proceder a la exploracin de los entierros que seencontraban por debajo de las fosas de mampostera, sedecidi anclar las fosas con pilares y vigas. Esto determinque la exploracin de los fretros de los niveles 5 all fuerams laboriosa. De las fosas slo se desmontaron las losas queformaban el piso, las que previamente se numeraron, y aspudo llegarse a los estratos inferiores, mismos que estabandentro del nivel fretico o de aguas constantes, lo que obliga emplear un sistema de bombeo contnuo que permitieralas labores de excavacin y exploracin. Una vez concludosestos trabajos y rescatados los materiales seos y culturalesse rellen el subsuelo con tepetate apisonado y se restitu-yeron los pisos de las fosas de mampostera.

  • EL EXCONVENTO DE SAN ]ERONIMO: LUGAR DE ENTIERRO DE MONJAS 41

    La Cronologa

    En todo el trabajo arqueolgico que presenta una estratigrafacon distintos niveles de ocupacin es necesario hacer unfechamiento empleando los diversos elementos culturalesque caracterizan a cada estrato. Al inicio de la excavacin enel templo y coro slo se saba que el nivel ms antiguo deenterramientos corresponda tericamente al ao de 1626,fecha que marca la terminacin de la construccin del templo.Como ya hemos mencionado, el ltimo nivel de ocupacinfuneraria en este sitio lo constituyen las fosas, las cualespudieron haber iniciado su construccin a finales del sigloXVIIIy culminado con elmomento de l~exclaustracin recininiciada la segunda mitad del siglo XIX.Al inicio de las excavaciones no contabamos ms que con

    la informacin cronolgica antes mencionada y parecaimposible obtener fechas intermedias, hasta que entre lagruesa capa de cal que cubra al esqueleto del Atad XXXIII,situado en el 4 nivel de inhumaciones, se encontr unapequea hoja de papel impresa por una de sus caras. Estepapel era una bula papal fechada en la ciudad de Mxico elda 20 de octubre de 1743 y con el espacio para anotar elnombre de la monja fallecida en esa fecha. La tinta empleadapara escribir el nombre de la monja se haba borrado. Porello se decidi aplicar luz ultravioleta de onda largaproducida por tubo a vapor de mercurio de baja presin antefiltro magenta y as se logr la fluorescencia de la tinta residualque permiti leer el nombre de la difunta religiosa: SorFeliciana.

    Con base en este hallazgo puede decirse, sin lugar a dudas,que todo lo encontrado en los niveles 3, 2 Y1 son anterioresa dicha fecha y que, lo hallado por encima del 4 nivel esposterior al 20 de octubre de 1743 hasta iniciada la segundamitad del siglo XIX, cuando se promulgan las Leyes de

  • 42 LA AMRICA ABUNDANTE DE SOR JUANA

    Reforma y se produce la exclaustracin de los conventos.Otro afortunado hallazgo que nos ayud a establecer con

    precisin la fecha en que comenzaron las inhumaciones ~nel subsuelo del Coro Bajo del templo de San Jernimo, sedi en el primero y ms antiguo nivel de ocupacin de estesitio. Se trataba de una fosa de mampostera de 0.96 m. deancho x 1.91m. de largo y 1.04m. de altura. Esta fosa estabaa 3.32 m. de profundidad a partir del nivel 0.000, hacia elcentro de la pared oeste del Coro Bajo, frente a la doble reja.Dentro de esta fosa se encontraron dos cajas o urnas demadera de diferentes tamaos que contenan restos seoshumanos. Por tratarse de restos reinhumados a todo esteconjunto se le consider como entierro secundario y se ledenomin Entierro Secundario CIl.

    La caja de mayor tamao fue colocada dentro de la fosaen direccin este-oeste, al igual que todos los atadesencontrados en este sitio. Dentro de la caja se encontraronlos restos esquelticos de por lo menos cinco individuos, endistintas etapas de la vida adulta, todos de sexo femenino.La otra caja era de menor tamao y fue colocada en direccinnorte-sur, en su interior se encontraron los restos seos deun solo individuo adulto de sexo femenino. Sobre esta caja ya manera de tapa se coloc una placa de plomo, grabada enambas caras con una inscripcin en latn, que traducidas alespaol dicen:

    ANVERSOIsabel del noble linaje de GuevaraFundadora del Monasterio del Divino JernimoMuri e14 del mes de marzo (en el) ao 1618Yace trasladada el 12 del mismo mes ao 1625(siendo) Sumo Pontfice UrbanoReinando Felipe 4Arzobispo Juan de la CernaVirrey Marquez de Cerraldo.

  • EL EXCONVENTO DE SAN JERONIMO: LUGAR DE ENTIERRO DE MONJAS 43

    REVERSOAo 1610 Paulo V Sumo PontficeArzobispo de Garca GuerraReinando Felipe TerceroVirrey Marques de Salinas D. Luis de Velasco.

    La grafa empleada en las dos inscripciones es distinta y ladel reverso se encontr tachada, lo que seala que dicha placadebi usarse en una primera ocasin para marcarprobablemente la conmemoracin del primer centenario dela promulgacin de la bula de fundacin de la rama femeninade la orden jernima, que se efectu en 1510. La inscripcindel anverso fue realizada con el objeto de sealar que losrestos que cubra eran los de Doa Isabel de Guevara,fundadora del convento y primera monja profesa, la fechade su deceso y la del traslado del sitio donde se encontraron,siendo esta ltima fecha, 1625, la de reinhumacin, la queocurre un ao antes de que se terminara la construccin deltemplo. Por esta circunstancia se considera que este entierroes el primero en realizarse en el subsuelo del Coro Bajo.Probablemente, entre los restos depositados en la urna demayor tamao se encuentren los de sus tres hermanas y unasobrina.De esta manera se logr establecer una cronologa para

    los seis niveles de ocupacin funeraria en este sitio.En el Coro Bajo del templo de San Jernimo se exploraron

    un total de 133 entierros, en su mayora primarios, solo unoes secundario, todos son indirectos. La mayora, excepto elcaso del entier.ro secundario mencionado, fueron colocadosdentro de los atades en posicin de decbito dorsalextendido, con los antebrazos flexionados y apoyados contrala parte baja del trax, orientados de este a oeste, o sea,mirando hacia el altar de la iglesia.

  • 44 LA AMRICA ABUNDANTE DE SOR JUANA

    La casi totalidad de los entierros explorados en el CoroBajo presentan claras evidencias de haber sido amortajadoshabindoles colocado, como parte de su atuendo funerario,los ramos y coronas de novicia, como ya se mencion. Estosatuendos se encuentran claramente representados en obrasde arte fechadas entre los siglos XVIII Y XIX, que hanpermitido realizar observaciones en cuanto al diseo, no solode los hbitos de gala, sino de sus complementos orna-mentales: ramos, coronas, velas complejamente adornadasy, en especial, los rosarios de 15misterios hechos con cuentasde diversas formas, unas esfricas aprovechando semillas otorneadas en madera. Las cuentas de algunos rosarios soncbicas, como se aprecia en algunas de estas representacionespictricas, habiendo encontrado evidencias de ello dentrode los atades explorados. En todas estas pinturas se apreciaque todas las monjas ostentaban un medalln o escudoprendido en el pecho, llegando en algunos casos de mayortamao a tocar el mentn. (Ruiz de Velasco, 1978).No todaslas rdenes religiosas portaban en su hbito de gala dichomedalln, las jernimas s lo incluan, pero por tratarse deverdaderas obras de arte estos medallones no fueroncolocados dentro del atad junto con el cadver, adems deque las monjas no fueron enterradas vistiendo el hbito degala, slo en dos casos se hizo esta excepcin. Se trataba deuna nia y una mujer adulta que por este simple hechopodemos inferir que eran personas de prestigio dentro de lacomunidad religiosa de este recinto que merecieron serenterradas con su hbito de lujo y, en el caso del individuoadulto, ste fue objeto de otro tipo de distinciones que lohacen diferente a todos los dems entierros explorados en elCoro Bajo y que a continuacin mencionaremos:

    Con fines de control todos los atades localizados en elCoro Bajo fueron numerados en forma corrida, habindolecorrespondido a este esqueleto el XXVI,el cual fue localizado

  • EL EXCONVENTO DE SAN JERONIMO: LUGAR DE ENTIERRO DE MONJAS 45

    en e12 nivel de enterramientos a 2.00 m. de profundidad apartir del nivel 0.000, fijado por los ingenieros de la obra afin de tener un punto fijo de referencia en la toma de lasprofundidades en toda el rea del exconvento y su temploanexo. Fue notable observar el hecho de que este atad XXVIse encontr al centro del rea del Coro Bajo y que nocolocaron sobre l ningn otro atad, excepto lo que fue laFosa 0-4 de mampostera, misma que, como ya lo mencio-namos, corresponde al ltimo estrato de ocupacin funerariaen este sitio y que se destruy al construir la pileta para agua,cuyo piso o fondo de cemento le sirvi de proteccin alsaqueo al que se vieron sometidos muchos de los entierrosde este sitio.

    El atad XXVIfue el nico de los encontrados en este lugarque presenta decorado exterior hacia el extremo capital contres filetes dorados cercanos al borde superior, cada uno deaproximadamente unos 3 mm. de anchura, los queaparentemente abarcaban' todo lo ancho de este extremo.Hacia este mismo extremo pudo apreciarse tambin lapresencia de una cruz formada a base de tachuelas.Desafortunadamente no fue posible la preservacin de estosmateriales a causa del avanzado estado de destruccin enque se encontraban y que haba sido provocada por lascondiciones del terreno en que se hallaron y por el material(madera), empleado en su manufactura. La tapa era plana aligual que los dems atades de este nivel funerario, seencontr fragmentada y hundida, apoyada sobre las partesms elevadas del esqueleto, lo que provoc la destruccinparcial de la porcin facial izquierda y parte de la snfisispbica. El esqueleto se encontr cubierto por gruesa capa delodo mezclado con la cal con la que le debieron cubrir elcadver.

  • 46 LA AMRICA ABUNDANTE DE SOR JUANA

    Las dimensiones de este fretro son las siguientes:Longitud total 1.90m.Anchura en la cabecera 0.60 m.Anchura en el extremo distal 0.27 m.Altura del extremo capital 0.30 m.Altura del extremo distal (destrudo) .. 0.15 m.

    Este atad, al igual que los otros localizados en este sitio,fue colocado siguiendo el eje longitudinal del templo y coro,o sea, de oriente a poniente.

    Una vez levantada la tapa se procedi a remover el lodo yla cal que cubra el esqueleto, el cual una vez limpio permitiapreciar que se trataba de un entierro primario indirecto, enposicin de decbito dorsal extendido, con orientacin iguala la totalidad de los entierros explorados en este sitio, o sea,de este a oeste de tal modo que el esqueleto quedabamirando hacia el altar.La longitud en posicin del esqueleto fue de 1.60 m.,

    aunque los huesos de ambos pies se encontraron removidospor causas naturales. De los miembros superiores seencontraron los antebrazos flexionados, cruzados y apoyadossobre la parte baja del trax y los inferiores separados yextendidos.

    El cadver all depositado correspondi por sus caracte-rsticas esquelticas a un individuo adulto de sexo femenino,cuya edad biolgica se calcula entre los 38 a 48 aos almomento de su fallecimiento.

    La filiacin racial indica que se trat sin duda alguna deuna persona de origen europeo dada la conformacin delcrneo facial.Los materiales culturales asociados a estos restos seos se

    encontraron diseminados a todo lo largo y ancho del fondodel atad, habindose encontrado 126 cuentas esfricaspertenecientes a un rosario de 15 misterios de cuya cruz

  • EL EXCONVENTO DE SAN JERONIMO: LUGAR DE ENTIERRO DE MONJAS 47

    formada por cuentas iguales pero con capuchones metlicosy ensartadas en alambre para darles rigidez, se encontr unaparte entre la cabeza del hmero y el omplato izquierdos, osea, a nivel del hombro de dicho lado.Sin embargo, consideramos que lo ms notable fue la

    presencia sobre el esternn de un medalln o escudo, mismodel que posteriormente se aclar estar tallado en carey. Estemedalln tiene 160mm. de dimetro mximo vertical y 140mm. de dimetro menor horizontal, es decir, es de formaoval, cuyo borde superior qued a 10 mm. por abajo delmentn. Elborde de esta pieza de carey presenta fino labradocon rayos de 14a 15mm. de longitud, siendo unos rectilneosy otros ondulados. Los extremos de estos rayos solaresquedan rematados con un fino reborde dentado. A su vezsobre el reborde dentado se encontr el tercio de un marcoque aproximadamente tiene unos 7mm. de ancho, tambintallado en carey y biselado hacia el borde cncavo"Por elreverso de este medalln se observaron una serie de detallesque seguramente se hicieron para sostener esta pieza alhbito de gala que debi portar el cadver, porque esta piezaslo se llevaba en el ropaje que no era de diario, al igual queel rosario con la cruz prendida al frente del hombro izquierdo,tal y como aparece en algunas de las pinturas de la poca.Esto nos indica que el cuerpo ya sin vida no fue amortajadocomo sucedi en la gran mayora de los dems entierrosexplorados en este lugar.

    No se encontraron restos de alambres que sealaran lapresencia de corona y de ramo, ni residuos de cera queindicaran la pr:esencia de una vela, as como tampoco restosde tela que hubiera servido de forro y mucho menos residuosde pintura en el atad.

    Una de las preguntas que nos hicimos los autores de esteartculo, y que a su vez eramos los responsables de lasexcavaciones, fue a quin pudieron corresponder estos restos

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    mortales. Slo a alguna monja que para esa poca tuvieragran renombre y prestigio, por lo que no podran corres-ponder estos restos seos a nadie ms que a Sor Juana Insde la Cruz.

    Sabemos que las reglas de la orden sealaban que lasmonjas muertas deban ser sepultadas en el subsuelo del coroanexo al templo del convento por lo cual no es factiblesuponer que a su muerte halla sido enterrada en otro sitio, sias lo hubieran hecho se sabra, pues su bien ganada fama yala haba inmortalizado en el mundo entero.Los votos de pobreza y humildad entre otros que hacan

    las monjas al momento de su profesin tambin seproyectaban al hecho material de la disposicin del cadver,debiendo ser en fretros de madera sencillos, cuando mspintados a la cal, o como el que nos ocupa, que solo tenaunos simples adornos a manera de cruz en uno de susextremos. La nica distincin que hicieron, sin contravenirla orden, fue haberlo colocado al centro del Coro y no haberpuesto sobre su atad ningn otro fretro. Quiz en el librode registro de defunciones se.haya anotado el sitio dentrodel subsuelo del coro donde fue sepultada Sor Juana Ins,pero hasta el momento este documento no ha sidoencontrado.

    Sin embargo, no existen dudas de que los restos de SorJuana Ins de la Cruz fueron, al igual que las otras monjasjernimas, depositados en el subsuelo del Coro Bajo. Comobien lo afirma el Dr. Francisco de la Maza, historiador derenombre, que cuando Sor Juana muri fue enterrada comolo ordenaban las reglas, en el subsuelo del Coro y as lo dejgrabado, aunque con otras palabras, en la lpida de mrmolque mand colocar sobre el piso del Coro y curiosamenterriuy por encima del lugar donde se encontraba el atad quecontena los restos de esta preclara monja.Tambin queda demostrada esta certidumbre con las calas

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    de saqueo efectuadas en el Coro a principios de este siglo, cuando personas aparentemente bien intencionadas trataron de dar con la tumbra donde fue sepultada Juana Ins, pensando que encontraran alguna evidencia material que les indicara el sitio, olvidando que el voto de pobreza y humildad que hacan las religiosas les impeda hacer distinciones de esta naturaleza.

    Este hallazgo para nosotros fue fortuito puesto que el proyecto de investigacin que habamos planteado en el que seguimos trabajando (Romano y Jan, 1985), no contemplaba esta bsqueda, aunque no se descart la posibilidad de que podran ser encontrados, motivo por el cual se extremaron las precauciones al momento de realizar las excavaciones, con los resultados antes anotados.

    Para reafirmar lo que desde el punto de vista del hallazgo se ha venido mencionando se decidi hacer un estudio detallado de los restos seos que nos permitieran confirmar o en su caso rechazar la autenticidad de este hallazgo. Es por ello que en este caso particular se decidi que ms que un estudio de osteologa antropolgica, que slo nos permitira dar las principales caractersticas fsicas de estos restos esquelticos, deberan aplicarse en este caso mtodos y tcnicas propias de la Antropologa Fsica Forense que permiten la individualizacin.

    Con base en la longitud de los huesos largos se calcul la estatura, dando 1.53 a 1.54 m., o sea la correspondiente a una mujer de talla media.

    La denticin para el momento de la muerte prcticamente haba desaparecido, excepto algunas de las piezas anteriores que estaban a punto de ser expulsadas por reduccin periapical y reabsorcin alveolar.

    Se observaron incipientes lesiones osteoartrticas en ambas cavidades glenoideas de los temporales y en los cndilos mandibulares. Este tipo de lesiones ms la prdida de piezas

  • 50 LA AMRICA ABUNDANTE" DE SOR JUANA

    dentarias son comunes en personas de la edad asignada aeste individuo. Los dems huesos que conforman el esqueletono presentan cambios, macroscpicamente se encuentransanos.Para proceder a la identificacin o mejor dicho, la

    individualizacin, se realiz la superposicin del contornocraneal sobre el contorno del retrato. Esta tcnica esmundialmente utilizada en investigaciones forenses congrandes aciertos en problemas de identificacin, motivo porel cual, en este caso, se decidi aplicarla para despejarcualquier duda sobre la identidad de los restos atribudos aSor Juana Ins de la Cruz. Pero, por razones obvias, nocontabamos con un retrato, debamos valernos de unapintura que se considerara la copia ms fiel de la fisonomade esta insigne mujer. La bsqueda no fue fcil puesto queexisten por lo menos 22 de ellas en las que se le representacon la cabeza ligeramente girada hacia el lado derecho, y 21de ellas no coincidan con el diseo del rosario y cruzencontrados asodados al esqueleto. Slo uno de estos retratoscontaba con las caractersticas adecuadas para ser aceptadocomo el original, el cual se sabe es un autoretrato que en laactualidad se encuentra en el convento de Santa Paula y SanJernimo en Sevilla, Espaa. Una fiely extraordinaria fotografade este autoretrato se reproduce en el libro: Estampas de JuanaIns de la Cruz La Peor,del que es autora Margarita Lpez Portillo(p. 131),misma que refotografiamos y amplificamos a tamaonatural. Como hecho curioso se observ que este autoretratopresenta un punto de color negro en la frente, muy visible porestar al centro de esta parte de la cara. Nadie saba de susignificado y hasta lleg a pensarse que se trataba de unamancha de la propia pintura. Por informacin verbal de unamonja agustina de la ciudad de Tlaxcala, se supo que estepunto significaba la presencia de Dios, costumbre que fueabolida desde hace ya bastante tiempo.

    . ~,. . .

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    Con los elementos necesarios para indagar si la cabeza sea en estudio corresponda o no a la persona del autorretrato seleccionado, se procedi a realizar la superposicin de los contornos de la pieza sea y de la pintura. Para ello fue necesario obtener a tamao natural el diseo del crneo y la del retrato, em pleando para ello las tcnicas in ternacionalmente aceptadas por los expertos en este tipo de investigaciones.

    La labor ms tardada consisti en encontrar la posicin y ngulo de giro hacia el lado derecho del crneo, sto se hizo em pleando el crneo foro cbico con pergrafo y el dioptgrafo de Martin, aparatos diseados especialmente para realizar este tipo de dibujos y que permite efectuar los trazos de la pieza sea a tamao natural. Considerando los espesores medios de las partes blandas, se procedi a realizar la superposicin de ambos contornos, verificndose la coincidencia que seala que los restos seos depositados dentro del Atad XXVI, localizado en el 2Q nivel de ocupacin funeraria en el Coro Bajo del templo del ex convento de San Jernimo, son los presuntos restos de Sor Juana Ins de la Cruz.

    Debemos sealar que la anterior afirmacin no se basa nicamente en la coincidencia de los contornos del crneo y la pintura, existen hechos culturales y biolgicos involucrados en esta investigacin que nos condujeron a efectuar esa aceveracin. Los primeros, o sean los culturales, se rfieren a que el esqueleto del Atad XXVI fue hallado dentro del contexto funerario correspondiente al rea de enterramiento de las monjas, profesas fallecidas en el claustro, que de acuerdo a las reglas de la orden, stas deban ser inhumadas en el subsuelo del Coro de su convento y no en otro sitio fuera de l. A lo anterior debe agregarse que el sitio de inhumacin correspondi casi al centro geomtrico del rea del Sotocoro y en el 2- nivel de enterramientos, mismo que

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    cronolgicamente corresponde a la poca en que falleci SorJuana Ins - finales del siglo xvn -.Otra observacin derivadade las minuciosas excavaciones que se realizaron, es que adiferencia del resto de los entierros aqu encontrados, sobreeste atad no colocaron otro, excepto el piso del 6 y ltimonivelo estrato de inhumaciones, conformado por fosas demampostera y a las que hemos hecho referencia conanterioridad. A lo anterior debemos agregar que no fueamortajado como el resto de los individuos explorados eneste sitio y por el contrario se le enterr con el hbito de lujo.Los hechos biolgicos a su vez ponen de manifiesto que

    los restos humanos encontrados dentro del Atad XXVIcorresponden a un individuo de sexo fe~enino, de acuerdoa sus caractersticas morfolgicas sexuales secundarias, laconformacin de la cintura plvica, del crneo o en generalde los huesos largos del esqueleto post craneal, indican, quesin duda alguna, esta osamenta pertenece a una mujer.Respecto a la edad al momento del deceso, tambin se

    observa en los diversos conjuntos seos, como pueden serlas suturas craneales, la metamorfosis de las carillas sinfisiariasde ambos iliacos, as como el estado de las carillas auricularesde estos mismos huesos y las correspondientes al sacro,sealan que se trat de un individuo fallecido entre los 38 y48 aos de edad, o sea que se trata de un adulto medio.

    Todas estas evidencias nos permiten reiterar que losmateriales esquelticos encontrados dentro del Atad XXVIson los presuntos y venerables restos de Sor Juana Ins de laCruz, que muri el17 de abril de 1695 a la edad de 47 aos.

    Las excavaciones realizadas en el subsuelo del Coro Bajoyen otras reas de entierro del exconvento de San Jernimo,permitieron realizar observaciones en cuanto a las cos-tumbres funerarias de esta comunidad religiosa y comprobarla inexistencia de una cripta que sirviera como osario paracolocar en ella los restos seos de las monjas profesas que

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    por necesidades de espacio fuera necesario su traslado a estesitio. Tampoco se encontr una fosa comn propiamentedicha para entierros primarios mltiples simultneos, nimosaicos o placas con los nombres y fechas de muertes delas monjas, dentro o fuera de los atades, como tradicio-nalmente se mencionaba. Pudo comprobarse que no existaun pequeo jardn donde se deca que inhumaban loscadveres de las monjas fallecidas por epidemias para queaos despus sus restos fueran exhumados y reinhumadosen la supuesta gran cripta, misma que suponan existira enel Coro Bajo para tal fin. Toda esta tradicin oral quedtotalmente denegada por no haber encontrado en ningunade las reas excavadas evidencias arqueolgicas de talnaturaleza.Las excavaciones bioarqueolgicas en el rea del

    exconvento de San Jernimo tuvieron una duracin de tresaos ininterrumpidos, durante este periodo se excav elsubsuelo del Coro Bajo, la nave yen la hoy esquina formadapor las calles de San Jernimo y 5 de Febrero. En este ltimositio se encontraron los cimientos del primitivo convento ylos entierros de las primeras monjas fallecidas. Durante todoeste proceso se obtuvo un cmulo de informacin referenteal tipo y modo de entierro de lasmonjas jernimas y a futurose tendr el relativo a las condiciones biolgicas de estaimportante muestra de la poblacin femenina de la ciudadde Mxico.

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    Bibliografa

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  • EL EXCONVENTO DE SAN JERONIMO: LUGAR DE ENTIERRO DE MONJAS 55

    Fides Romano de Velasco, (editora), Monjas Coronadas.Secretara de la Presidencia. Mxico, 1978.

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    Imagen de la exposicin tempo~al "La Amrica abundante"de Sor Jllalla en el Museo Nacional del Virreinato.

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    Sombras y voces desde el convento: vidaconventual femenina

    GRACIELA ROMANDA DE CANT.

    ENABRIL DE 1695,Antonio de Robles consign en su Diario deSucesos Notables la siguiente noticia:

    Muerte de la insigne monja de San Gernimo.Domingo 17, muri a las tres de la maana en el convento de

    San Gernimo, la madre Juana Ins de la Cruz, insigne mujer entodas sus facultades y admirable poeta; de una peste han muertohasta seis religiosas; imprimironse en Espaa dos tomos de susobras, y en esta ciudad muchos de sus villancicos; asisti todo elcabildo y la enterr el cannigo Dr. D. Francisco Aguilar.

    A este precursor de lo que es nuestro actual periodismo,Antonio de Robles, no se le considera haber sido una de laslumbreras literarias del siglo XVII.El inters de su Diario deSucesos Notables radica en las escuetas y breves noticias quefue registrando, el diario acontecer de su mundo, es decir, lapequea historia cotidiana de la sociedad virreinal quetranscurra ante sus ojos durante los 39 aos en que hizoanotaciones en su diario. Mas el breve informe de abril de1695, habla con elocuente voz de reconocimiento a lacelebridad que ya tena la personalidad de Sor Juana.

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    Diferente, controvertida, ya haba destacado corno capazintelectual a pesar de ser mujer y de haber cruzado el umbraldeJa puerta de un claustro que tena entrada mas no salida.Ah adentro, en la persona de Sor Juana, todo el vastoespectro de emociones humanas, de impulsos y necesidadeshaba adquirido ms brillante colorido, mayores matices ydefinicin. Ni Antonio de Robles, ni los altos prelados que lafrecuentaban, las autoridades del virreinato o suscontemporneos novohispanos fueron entonces conscientesde que, con la muerte de la monja jernima, daba fin el primersaln literario y filosfico que existi adentro de un conventoy en el continente americano.

    Gracias a Robles nos enterarnos de sucesos que entoncestambin se consideraron importantes, de las frecuentescelebraciones y festividades religiosas y civiles, la llegada devirreyes y prelados a la ciudad, de juicios inquisitoriales, delarribo de flotas de ultramar y tambin, de aquellascalamidades que preocupaban a los novohispanos: losconstantes ataques de piratas a las costas de la Nueva Espaa,las epidemias causantes de muertes y desolacin, las escasesesde maz y pan y los diversos temblores que azotaban la ciudady cuya duracin se meda por credos.

    Es todo un documento histrico, humano, un testimonioresumido de una variada gama de sucesos cotidianos, todoel amplio abanico de eventos que conformaron la vida en elsiglo XVII.

    En una sociedad dedicada a las prcticas de una profundafe religiosa, era de esperarse que esta obra est plagada denoticias relacionadas con el monacato femenino. Son vocesy sonidos ahora silenciosos, y sin embargo expresivos, quenos permiten atisbar en las sombras de los rinconesconventuales. Que nos hablan del murmullo de fervorosasoraciones y rogativas ante los altares, de profundasmeditaciones y disciplinas en las celdas, del ruido de pasos

  • SOMBRAS Y VOCES DESDE EL CONVENTO: VIDA CONVENTUAL FEMENINA 59

    en transitados corredores, de constante actividad en las salasde labor, huertos y jardines, de las notas de msica en loscoros y el ajetreo de las diligentes cocinas. De la vida y culturade la comunidad religiosa.Tal como hacemos con un colorido rompecabezas, queda

    a nuestra imaginacin el ir colocando las piezas, as iluminarlas oscuridades de un claustro y tratar de or las otras vocesde las vidas conventuales, las que no fueron clebres, ya quemuchas de ellas, la inmensa mayora, fueron annimas ysilenciosas.Hace medio siglo, la ausencia de informacin se empez a

    subsanar con las acuciosas bsquedas de investigadores ycronistas que reconocieron la importancia del papel quetuvieron los conventos de monjas y la influencia queejercieron en la historia virreina!. Crnicas y documentosolvidados en antiguos archivos, bibliotecas y polvososarcones fueron rescatados con inteligencia, paciencia ydedicacin. Se fue conformando la historia de los conventosque compone ahora un valioso acervo que aclara dudas eincertidumbres. Esta informacin inspir a varios escritoresque imaginaron vidas y hechos conventuales. Basndose enalgunos datos histricos, crearon personajes inolvidables yleyendas que, si fueron frl.lto de su entusiasmo y de suimaginacin literarios, son ahora ameno entretenimiento ydiversin.

    As se concibieron en Mxico los libros de Luis GbnzlezObregn y de Artemio de ValleArizpe, entre otros escritores,que valoraban el monacato femenino en la Nueva Espaa, yque ahora forman parte de la literatura mexicana. Assurgieron tambin en la Amrica espaola las obras deRicardo Palma con sus Tradiciones Peruanas y lasLeyendas de Guatemala del laureado con el premio Nobel,Miguel Angel Asturias.

    Mas cmo era, en general, la vida dentro de los conventos

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    femeninos? Llamaban a sus diarias actividades los gravessonidos del campanario de la CatedraC retomaban sus voceslas campanas de la Encarnacin, eran repetidas por los clarostaidos de Santa Teresa la Antigua, volaban por la calle deMoneda hasta Santa Ins, y repicaban e iban hacindoleseco las esquilas y campanas de los dems conventos y templosvecinos, hasta irse perdiendo en la distancia.y empezaba un da ms de activa vida conventual a la

    que llamaba la madre campanera por los corredores; ya fueraa rezos de maitines, de laudes, tercias o nonas, a rosarios,rogativas por enfermos y benefactores a salas de labor,refectorios y descansos.La abundancia de la Amrica barroca del siglo XVII est

    manifiesta en la influencia que ejerci en el modo de vidaconventual femenino en la sociedad y en las artes de la poca.Aquellos recintos aparentemente cerrados a influjosexteriores, donde parecera que no caban ms que plegariasy la actividad e industria cotidianas, no eran ajenos a laefervescencia cultural reinante, a los impulsos venidos deEuropa y Asia.En el mbito novohispano se perciba un constante

    germinar de ideas y de imgenes que la comunidad monacaladoptaba gustosamente y que se afirmaba en las bellas artesque propiciaba.

    Las influencias venidas de allende los mares se enriquecanconstantemente con la abundancia de los elementosamericanos.

    El rico manto de vegetacin que haba cubierto la superficiedel mundo prehispnico estaba ahora an ms adornadocon un nuevo semillero de vegetaciones extrajeras y yaintegrado al territorio de la Nueva Espaa. Esta fusin deflores y frutos no slo pas a formar parte del lenguajeconventual, sino que tambin sus imgenes fueron tema debordados monjiles y parte de los.ingredientes en su cocina.

  • SOMBRAS Y VOCES DESDE EL CONVENTO: VIDA CONVENTUAL FEMENINA 61

    La arquitectura de la poca testimonia el auge de lasconstrucciones que albergaron a estas industriosas colmenasy del uso de elementos constructivos que eran requisitos yexigencias especiales de las diferentes rdenes monacales. Ysi volvemos a Antonio de Robles, ste registra la colocacinde las primeras piedras sobre las que se iban a erigir susgrandes conventos, los nombres de generosos patronos quelos costeaban y,una vez terminado el edificio, de los trasladosde monjas desde un sitio temporal hasta el que iba a ser suclausura para el resto de sus vidas. El cronista se ocupa hastade las elecciones de abadesas de las nuevas construcciones yde registrar los robos y las aprehensiones de los ladrones delos valiosos objetos de sus templos.

    La pintura que propiciaron las monjas no est solamenteen el ingenio exvoto que registra la centella que entr por laventana del coro de un convento concepcionista y agradeceque, haciendo un zig zag por el muro, tan slo asust a lacomunidad y atarant a una monja. Tampoco en las sencillaspinturas que describen un refectorio con su hermana lectorao la de un coro en el que las novicias ayudan a una anciana yencorvada religiosa a sentarse y participar en las diferentesactividades que exigan las reglas de cada comunidad.Reconocidos artistas de la poca reciban encargos de pinturasque iban a adornar los conventos. De sus pinceles salan lasimgenes de los santos que pertenecan a la orden o aquellosque eran objeto de su devocin y representaban sus milagros.Edificantes escenas del Antiguo y Nuevo Testamento tambinornamentaron los altares y retablos. Y ellas mismas sedistinguieron como pintoras, decorando con exuberancia loslibros de profesin, de votos o ilustrando temas religiosos. Yel testimonio de su paso por los conventos est en losoriginales retratos virreinales de monjas enfloradas que sonuna prueba ms de la abundancia americana. Las coronas,velas e imgenes que portan en el da de su profesin o de

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    su muerte muestran el esplendor barroco que imperaba. Bajolas coronas, compuestas por una increble profusin de flores,ngeles y santos, aparecen sus rostros enmarcados por lastocas, adustos, serios, pocas veces agraciados por una vagasonrisa ..Las velas e imgenes que llevan en las manos sonigualmente abigarradas y coloridas. La admiracin estticaentonces cede a la reflexin y la curiosidad sobre lapersonalidad de la monja retratada. Si fueron silogismos decolores, son ahora cadver, sombra, polvo y nada. Los retratosson voces silenciosas cules fueron en realidad su cara ycorazn? qu sentimientos y qu pensamientos se agitaronen sus corazones y en sus mentes?Las inscripciones que acompaan los retratos registran sus

    complicados, y largusimos nombres, la orden a la quepertenecieron y su edad en el da de su profesin. Pocas vecesel oficio que desempearon en la comunidad. Sin dudahabrn seguido algunas con dedicacin las reglas que habanaceptado como postulantes, novicias y profesas de su orden.Mas en la vida diaria de aquella congregacin femenina,

    con el roce continuo de diferente procedencia, personalidad,edad y las diversas mentalidades: las superioras no habrnperdido alguna vez la paciencia y, a Sor Ana Josefa Marade Jess le habrn dicho en la cocina: - Sor Pepa, fjese queya se le est pegando la cocada en el fondo del cazo? -Y,aSor Soledad de Mara Santsima le habr comentado lamaestra de msica?: Ay!