Universidad de Oviedo · El propio E. Marcos, en fin, acaba admitiendo la posible compatibili-dad...

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SOBRE LA DIFERENCIACIÓN ENTRE ADITAMENTOS Y SUPLEMENTOS Y SOBRE EL COMPLEMEIVTO ADVERBIAL Antonio Fernández Fernández Universidad de Oviedo Abstract It seems to be generally accepted that the 'suplemento' is a verbal adjacent different from the 'aditamento' in Spanish; nevertheless, some verbs present a prepositional adjacent whose term can be either a noun or an adverb. The fact that we find a preposition governed by the verb is not a sufficient condition to include this prepositional adjacents —usually an adverb— in the class of the 'suplementos'. On the other hand, adverbs (or segments transposed to his category) must be analyzed, in our opinion, as 'aditamentos', in spite of their narrow relation with the verb. 1. Cuando E. Alarcos reveló en 1968 1 que los hasta entonces llamados complementos circunstanciales mostraban a un análisis formal su condición de funtivos heterogéneos, y, en consecuencia, propuso que debían desglo- sarse en dos clases de adyacentes verbales, suplementos y aditamentos, no dejó resueltos todos y cada uno de los muchos casos fronterizos; de hecho, aún hoy nos asaltan serias dudas a la hora de decidir si algunos adyacen- tes deben clasificarse entre los suplementos o entre los aditamentos. 2. E. Alarcos caracterizaba entonces el aditamento como un adyacente del verbo que puede muy bien coincidir con otros en cuanto al tipo de unida- des que establezcan la función (por ejemplo, preposición más sustantivo con artículo), pero que, a diferencia de todos los otros adyacentes del ver- Revista j e Filología. Universidad de La Laguna, n° 10, 1991, 139-158

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SOBRE LA DIFERENCIACIÓN ENTRE ADITAMENTOSY SUPLEMENTOS Y SOBRE EL COMPLEMEIVTO ADVERBIAL

Antonio Fernández FernándezUniversidad de Oviedo

Abstract

It seems to be generally accepted that the 'suplemento' is a verbaladjacent different from the 'aditamento' in Spanish; nevertheless,some verbs present a prepositional adjacent whose term can beeither a noun or an adverb. The fact that we find a prepositiongoverned by the verb is not a sufficient condition to include thisprepositional adjacents —usually an adverb— in the class of the'suplementos'. On the other hand, adverbs (or segments transposedto his category) must be analyzed, in our opinion, as 'aditamentos',in spite of their narrow relation with the verb.

1. Cuando E. Alarcos reveló en 1968 1 que los hasta entonces llamadoscomplementos circunstanciales mostraban a un análisis formal su condiciónde funtivos heterogéneos, y, en consecuencia, propuso que debían desglo-sarse en dos clases de adyacentes verbales, suplementos y aditamentos, nodejó resueltos todos y cada uno de los muchos casos fronterizos; de hecho,aún hoy nos asaltan serias dudas a la hora de decidir si algunos adyacen-tes deben clasificarse entre los suplementos o entre los aditamentos.

2. E. Alarcos caracterizaba entonces el aditamento como un adyacente delverbo que puede muy bien coincidir con otros en cuanto al tipo de unida-des que establezcan la función (por ejemplo, preposición más sustantivocon artículo), pero que, a diferencia de todos los otros adyacentes del ver-

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bo, «presenta una mayor movilidad de situación en la secuencia, lo quedemuestra una menor intimidad de relación con el núcleo»; señalaba tam-bién que «se trata de términos marginales al predicado, al cual encuadrano matizan» y que, por tanto, «no modifica la estructura del predicado» 2•Al año siguiente, 1969, en un nuevo artículo 3 volvía sobre la caracteriza-ción del aditamento: «(...) añaden, adicionan algo al contenido globalmanifestado, sin perturbar la estructura de la oración ni la de sus elemen-tos esenciales, o sea, el sujeto y el predicado», y la función «puede ser des-empeñada por unidades autónomas y mínimas (que serían los verdaderosadverbios), o bien por cualquier sintagma o grupo sintagmático conmuta-ble con aquéllas (en ocasiones acompañado por ciertos indicios funciona-les)» 4.

En definitiva, parece que para E. Marcos los aditamentos quedan fue-ra de los que él mismo llama «elementos esenciales» de la oración: el suje-to y el predicado. Al no considerarlos parte del predicado, y no siendo su-jetos, cabe preguntarse acerca de cuál es su lugar en esta jerarquía implíci-ta de los elementos oracionales. Por lo demás, si bien de lo que dice nopodemos sacar la conclusión de que el autor excluya de entre los adita-mentos a todos aquellos segmentos que ni se pueden sustituir por adver-bios ni lo son ellos mismos ('causales', 'finales', etc.), sí podemos concluirque piensa que, en relación directa con el núcleo verbal, la función de losadverbios y la de los segmentos a los que éstos puedan sustituir será siem-pre la de aditamento 5.

3. El suplemento, por su parte, quedaba caracterizado como uno de los ad-yacentes del verbo perteneciente al conjunto de los elementos esencialesde la oración, en concreto al de los que constituyen el predicado, puestoque su presencia o su ausencia modifica la estructura de éste 6.

En una situación o contexto donde resulte innecesario precisar la refe-rencia, cabe sustituir este adyacente por una unidad de mayor indetermi-nación léxica, pero no por un morfema objetivo —como en el caso delimplemento, del complemento o del atributo— sino por un sintagma que,además «conserva la llamada preposición» 7 . Señalaba, además, E. Alar-cos que los suplementos «son absolutamente incompatibles con los imple-mentos en un mismo predicado», aunque «ciertos verbos admiten el uno oel otro, pero no simultáneamente» 8.

Se ha dicho después que si bien se trata de un adyacente sistemática-mente preposicional, como el complemento, la preposición del suplemen-to no ha de ser siempre, sea cual sea el núcleo verbal, la misma (a), sinoque pueden aparecer otras, según el verbo. Ahora bien, dado un determi-nado verbo, la preposición que figura en su suplemento resulta ser la mis-

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ma siempre o, en todo caso, son más o menos intercambiables un númeromuy reducido de ellas 9.

4. Algunos autores han puesto en duda no ya la oportunidad y adecuaciónde la propuesta de E. Marcos, sino sólo el postulado de incompatibilidadcon implementos '°. En realidad no se trataba exactamente de un postula-do. La atribución de esa característica la basaba E. Alarcos en la observa-ción de que suplemento e implemento representan, desde el punto de vistadel contenido, determinaciones semejantes del lexema del verbo, de mane-ra que los verbos que pueden establecer ambas relaciones lo hacen alter-nativamente y, en algunos casos, no sin sufrir cierta modificación, ya seasólo de su contenido ya, a la vez, de su contenido y su forma (la incremen-tación reflexiva) ".

No obstante, en algunos predicados (Llena el vaso de agua, Ajústate altema, Redúcela a cenizas...) parece que la compatibilidad resulta incontesta-ble, puesto que los adyacentes preposicionales, aunque son suprimibles —como todos los adyacentes—, dejan en su lugar, en caso de elusión, un re-ferente de características similares al del suplemento. Con muchos verbos,además, tal sintagma preposicional no soporta la supresión del implemen-to, no sobrevive como adyacente único: *Llena de agua, *Ajusta al tema,?Reduce a cenizas; con otros verbos, sin embargo, puede presentarse con osin el implemento: Informa de lo ocurrido/ Informa a tus amigos de lo ocurri-do, Amenazó con retirarse/ Lo amenazaba con retirarse... 12

El propio E. Marcos, en fin, acaba admitiendo la posible compatibili-dad de uno y otro en el mismo predicado y, entre otras razones, señala elhecho de que no cabe, como él proponía, analizar como aditamentos estosadyacentes preposicionales que concurren con implementos, pues, a dife-rencia de aquéllos, no son elementos marginales al predicado. Proponellamarlos suplementos indirectos 9.

5. También resulta sumamente controvertida la clasificación entre losaditamentos de muchos sintagmas adverbiales, preposicionales o no 14.

Por una parte, en los adyacentes de oraciones como

1. Proceden de Francia2. Surgió de la oscuridad3. Provienen de América4. Sácalo de la caja

no sólo figura una preposición, como en la mayoría de los aditamentos, si-

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no que en los sintagmas que pueden reemplazarlos reaparece esa mismapreposición, como ocurre con el sustituto del suplemento:

la. Proceden de allí2a. Surgió de ahí3a. Provienen de allá4a. Sácalo de ahí

Por otra parte, los adverbios que aparecen como adyacentes en

5. Residen allí (de Residen en Vigo)6. Habitan ahí (de Habitan en el bajo)7. Desemboca allá (de Desemboca en Tortosa)8. Pon el libro aquí (de Pon el libro sobre /en/.. la mesa)9. Mete el coche ahí (de Mete el coche en /a/..el garaje)

podrían estar integrados en el predicado, esto es, no ser marginales, comolos aditamentos, sino parte de uno de los «elementos esenciales» de la ora-ción: el predicado.

G. Rojo propone que los adyacentes de 1-4 no deben ser analizadoscomo aditamentos sino como suplementos. Según este autor, lo que obligaa que la preposición esté presente junto al sustantivo obliga también a quereaparezca junto al adverbio: la rección verbal. En estos casos, consideraG. Rojo que el adverbio es sustituto sólo del sustantivo, y no de todo el sin-tagma preposicional ' 5 . Es decir, parecer ver en la rección, y sólo en unarección verbal, la causa única de que la preposición sea en estos adyacen-tes indefectible; y, por lo tanto, identifica el tipo de adyacencia con la delsuplemento (adyacente cuya característica es presentar una preposiciónregida).

Pero, como veremos, la existencia de rección preposicional no deter-mina un tipo de adyacencia concreto; cabe hablar de rección a propósitode preposiciones que, además, pueden tener otras funciones en el ámbitodel sintagma en que se integran (la transposición o la mera adecuaciónléxica del adyacente). Porque no debe ignorarse que la preposición, aun-que regida por el verbo, es parte del sintagma adyacente y no del sintagmaverbal.

Propone también el nombre de complementos adverbiales para losadyacentes de 5-9, respecto de los que cree que puede mostrarse mediantepruebas su condición de elementos centrales de la predicación, esto es, nomarginales a ella o «satélites» (como los aditamentos) sino nucleares (co-mo los implementos y otros). En su opinión, la necesidad de incorporaruno más al inventario de adyacentes diferenciados del verbo obedece a

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que, frente al suplemento, este nuevo adyacente no marginal se deja susti-tuir por adverbios, como el aditamento —que, sin embargo, es marginal; esdecir, a que se trata de un adyacente no marginal (frente al aditamento)que, además, se deja sustituir por adverbios que no conservan forzosamen-te junto a sí una preposición, debiendo, no obstante, si se trata de un sus-tantivo, presentarse con preposición '6.

Como puede verse, en la revisión que lleva a cabo, G. Rojo es, comosuele, agudo; con todo, algunos de los principios en que se basa y ciertasconsideraciones suyas nos parecen problemáticos y, por lo tanto, suscepti-bles de discusión. La intentaremos.

En primer lugar, acerca de la presencia constante de una determinadapreposición en oraciones como las del primer grupo (Proceden de Francia),sostiene que no cabe ofrecer otra explicación de la que habitualmente seacepta a propósito de la preposición de oraciones como Habla de política; yque, por tanto, debe aceptarse que los sintagmas que incorporen tal tipo depreposiciones establecen con el núcleo verbal la misma relación sintáctica,a saber, la de suplemento. Es decir, parece ignorar el hecho de que la ma-yoría de los sustantivos llevan una preposición cuando contraen la fun-ción de aditamento 17 , y por otras razones que la rección (aunque ésta pue-da ocasionalmente ser una razón concomitante).

Por otra parte, opera con la sustitución con el prejuicio de que sustitu-to y sustituido han de ser términos equifuncionales, cosa que los hechosdesmienten (Añoro París, aunque vengo precisamente de allí). Además, enProceden de Francia, por ejemplo, lleva a cabo la sustitución como si la pre-posición —pese a ser, como regida, una expansión del lexema verbal— nohubiera de considerarse integrada en el mismo sintagma que el sustantivoFrancia, con el que constituye una única unidad funcional; es decir, comosi el verbo y la preposición regida formasen una especie de locución y nofuese posible intercalar otras unidades entre ellos (como en Proceden habi-tualmente, dada la proximidad existente, de Francia) 18

En segundo lugar, presupone que la posible distinción entre elemen-tos nucleares o centrales de la predicación y elementos marginales a ella operiféricos (grosso modo, actantes vs. circunstantes en L. Tesniére) no sólosería una operación realizada en el mismo nivel de análisis en el que es da-ble reconocer y describir las relaciones o funciones sintácticas —y que, portanto, son homogéneos tanto los conceptos de predicación y relación sintác-tica como las unidades predicado y sintagma (o grupo sintagmático)— sinoque tal operación, en una ordenación de las distintas fases del análisis sin-táctico, debe ser previa (dos grupos básicos de funciones: internas y exter-nas a la predicación) a la caracterización , los diferentes tipos de adya-cencia verbal, y que deben prevalecer sus conclusiones acerca de si un ad-yacente es interno o externo a la predicación sobre el hecho de que dos ad-

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yacentes (uno interno y otro externo) respondan de la misma forma a otrotipo de pruebas posteriores. Es decir, concede pertinencia sintáctica preva-leciente a una jerarquía (implícita ya en E. Alarcos, como vimos) de rela-ciones y de funtivos de raigambre logicista, como no puede dejar de serlo,a saber, toda la que se base en distinguir lo que es y lo que no es del predi-cado —sin que tal concepto, el de predicado, haya sido sintácticamente(re)definido.

En lo que sigue, trataremos separada y sucesivamente cada una de es-tas cuestiones, con el propósito de reunir argumentos suficientes para deci-dir si debe considerarse suplemento el adyacente de oraciones como Proce-den de Francia (vid. 6), y si resulta adecuado reconocer una función sintác-tica diferente de la de aditamento en la que establece el adyacente de ora-ciones como Residen en Vigo (vid. 7).

6. Considerar que son suplementos todos los adyacentes verbales que pre-sentan la configuración de sintagma o grupo necesariamente preposicio-nal, en la presunción de que la persistencia de la preposición obedece sóloa que ésta se encuentra siempre regida y seleccionada por el verbo, lleva,por ejemplo, a analizar en todas las parejas de oraciones que siguen elmismo tipo de adyacente verbal, aunque sólo en las oraciones (b) es posi-ble la sustitución del sintagma preposición + sustantivo por un adverbio.

10a. Dista mucho de la verdad (/de eso/* de alh).10b. Dista mucho de Salamanca (/de allí).

11 a. Emanaba de su aplomo (/de eso/de él/? de ahí).lib. Emanaba de/piso vecino (/de allí).

12a. Aléjalo de la tentación (/de eso/2 de ahí).12b. Aléjalo del puente (/de ahí).

13a. Apártalo de sus obligaciones (/de eso/? de ahí).13b. Apártalo de la orilla (/de ah0.

14a. Parte de sus iniciativas (/de eso/? de ahí).14b. Parte de la estación central (/de allí).

15a. Procede de la decepción (/de eso/2 de ahí).15b. Procede del siglo anterior/ de Francia (/de entonces/ de allí).

16a. Proviene de su ambición (/de eso/2 de ahí).16b. Proviene de antiguo/ de América (/de entonces/ de allá).

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6.1 Sin embargo, nos parece que en cada caso no es sólo una y la mismasino varias y diferenciables las razones de la reaparición de la preposiciónen los sustitutos equifuncionales.

La persistencia, en el sintagma adverbial sustituto, de la preposiciónen las oraciones (b), parece deberse a la precariedad de la categoría de sin-tagmas adverbiales del español: si bien nuestra lengua dispone de algunosadverbios «direccionales» (acá, allá, afuera, adentro, adelante-alante, atrás,arriba, abajo), carece, no obstante, de los que serian adecuados para deli-mitar léxicamente y por sí solos —sin ayuda de una preposición que mati-ce su significado— la extensión semántica del lexema de verbos con signi-ficado de «procedencia» (como son los de las oraciones anteriores). Dedu-cir de una carencia léxica que acerca de las preposiciones de las oraciones(b) debe darse la misma explicación que acerca de las preposiciones de lasoraciones (a), supone obviar varios hechos que precisamente muestran có-mo una descripción adecuada no puede ignorar que la función de unas yotras preposiciones es diferenciable, aunque tengan algo en común: ciertavinculación con el significado del verbo.

6.2 Desde un punto de vista semántico: el lexema de estos verbos, como elde todos los verbos, normalmente podrá quedar delimitado por términoscuyo contenido léxico sea a su vez léxicamente congruente; por lo tanto,tratándose de verbos con significado de «procedencia», los adyacentes«locativos» o «temporales» deberán presentar su contenido matizado,además, con el rasgo «procedencia». Pues bien, ese matiz léxico, de noaparecer ya conformado como figura de contenido en el significado deladyacente (y no siempre aparece, en todas sus variantes, ni siquiera en elsignificado de algún adverbio de los de inventario), ha de proporcionarlouna preposición. Como, además, son verbos de los que se usan habitual-mente con un término adyacente, ya que la escasa concreción de su lexemahace que su aplicabilidad sea muy amplia —y, por tanto, su uso, sin ele-mentos que lo determinen y concreten, poco adecuado a casi cualquier en-torno imaginable— ' 9, resulta que en el decurso aparecen frecuentísi-mamente junto con algún sintagma preposicional. Pero no se ve la razónde que la explicación funcional de esa preposición deba ser una sola, váli-da para todos los contextos, pues podría tratarse de contextos estructural-mente diferentes.

6.3 En las oraciones (a) de la serie anterior, donde los verbos —como yaadvierte H. Martínez— 20 presentan un significado «no físico» o «inmate-

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rial», es muy dudoso, si no totalmente inadecuado, que los sintagmas pre-posicionales puedan ser sustituidos por adverbios (aun con preposición) 2ILas preposiciones, además de estar regidas, obedecen a un requerimientoestructural, están ligadas a la función que se establece (la de suplemento).

En las oraciones (b), sin embargo, donde los verbos presentan un sig-nificado «físico», los sintagmas preposicionales pueden quedar adecuadá-mente reemplazados por sintagmas adverbiales, los cuales, debido a que lalengua no dispone de adverbios de inventario con significado de «proce-dencia», han de adquirir la configuración léxica precisa para la congruen-cia mediante la aportación léxica realizada por una preposición, que lógi-camente figurará en ese sintagma adverbial; pero ahora se trata de un me-ro incremento léxico, y no de un «requisito funcional» ". No obstante, ca-be hablar aquí también de régimen preposicional, pero debe aceptarse queahora la preposición estaría regida tanto por el verbo como por el sustanti-vo o el adverbio, que la exigen para completarse léxicamente (aparte deque con el sustantivo desempeñe aún otra función, como veremos: 6.7.5).

6.4 Esos mismos adverbios que en las oraciones (b) aparecen como susti-tutos junto a una preposición, cuando se relacionan con verbos cuyo signi-ficado ya no es el de «procedencia», establecen con éstos sistemáticamenteuna función para la que no les resulta necesario el concurso de preposi-ción alguna. Y aunque se trate de verbos cuyo significado incluye la figurade contenido «destino», ya no han de permanecer las preposiciones juntoa los adverbios que pueden sustituir a los sintagmas preposicionales, pues-to que en este caso la lengua sí dispone de adverbios «direccionales» ade-cuados. Considérense, a propósito, estos otros ejemplos:

17a. Me dirijo a los que conmigo vais.17b. Me dirijo a la dirección que me dieron.

18a. Ahora voy a lo que realmente interesa.18b. Voy al exterior de la casa.

19a. Eso viene a (cuento de) que estoy ya harto.19b. Ven al interior del cobertizo.

En estas parejas de ejemplos los verbos también presentan un signifi-cado «no físico» en unos casos (a) y «físico» («locativo») en otros (b). Sóloen los casos (b) cabe la sustitución por un adverbio; pero ahora sí hayadverbios «direccionales» que engloban el significado conformado en lapreposición y, por lo tanto, ya no persiste la preposición en los sintagmas

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sustitutos: Me dirijo allá, Voy afuera, Ven adentro. Ello prueba que la prepo-sición, aunque en todos los ejemplos está efectivamente vinculada al signi-ficado del verbo, sólo en los casos (a) constituye un «requisito funcional»(persiste incluso en los sustitutos); mientras tanto, en los casos (b) puedeno aparecer: los posibles sustitutos adverbiales, que aquí también delimi-tan al lexema verbal, satisfacen por sí solos las restricciones léxicas del ver-bo.

6.5. Del mismo modo, tampoco es necesaria la preposición junto al adver-bio que puede sustituir al sintagma preposicional en las oraciones (b) delos ejemplos que siguen; mientras que persistirá en todo caso en los posi-bles sustitutos (ya no adverbiales) de los segmentos preposicionales de lasoraciones (a):

20a. El éxito reside en la habilidad20b. Reside en Vigo.

21a. Toda su euforia desembocó en una reprimenda.21b. El Tajo desemboca en Lisboa.

6.6 Si las razones de la presencia de preposición en los ejemplos (b) fuesenreductibles a una sola, y ésta fuese la misma que explica la presencia depreposición en los ejemplos (a) —la rección—, entonces habría que con-cluir que un verbo rige preposición en unas ocasiones (oraciones 17a-21a)pero deja caprichosamente de hacerlo en otras (oraciones (17b-21b, en lascuales es posible sustituir el sintagma preposicional por un adverbio queno se acompaña de preposición). O, si no, habría que concluir que, puestoque el verbo rige preposición en todos los casos, el tipo de adyacencia queestablecen los segmentos preposicionales tanto en las oraciones (a) comoen las oraciones (b) es el mismo, aunque en las oraciones 17b-21b resulteque la preposición regida queda subsumida en los posibles sustitutosadverbiales 23.

6.7 Sin embargo, ésta sería una explicación poco clarificadora, que noconcedería, además, la debida importancia a varios aspectos relativos a lapresencia de preposiciones en los diferentes adyacentes del verbo.

Además de la rección, entendida como repercusión del significado delverbo, hay otros hechos que deben tenerse en cuenta para dar cumplica ex-

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plicación de por qué figura una preposición en los diferentes adyacentesverbales en los que efectivamente figura una.

6.7.1. Por ejemplo, en el complemento figura siempre la preposición a jun-to a un sintagma o grupo de categoría sustantiva. Ningún segmento no sus-tantivo puede contraer la función de complemento; ningún sustantivopuede tampoco hacerlo sin acpmpañarse de la preposición a. Cabe inferir,por tanto, que la a del complemento obedece a razones estructurales, queconstituye una imposición sintáctica, un requisito de la función que debesatisfacer el funtivo. Además, puesto que no aparece otra preposición, cabeinferir que el significado del verbo no repercute en esa preposición, es de-cir, que no se trata de una preposición regida: no se comprueba que hayacorrelación entre una conmutación, en el ámbito de las figuras léxicas delsintagma verbal, y otra, la de preposición del funtivo complemento. Portanto, la preposición del complemento, siempre y sólo a, es un elementoque obedece exclusivamente a un requerimiento de índole estructural, sin-táctica.

6.7.2. En el implemento también aparece, aunque sólo ocasionalmente, lapreposición a. Todo implemento es un sintagma o grupo de categoría sus-tantiva; no todos los segmentos sustantivos que contraen esta función seacompañan de la preposición a, sino sólo los que, en determinados contex-tos, y por reunir determinadas condiciones, podrían resultar equívoca-mente aptos para la función de sujeto léxico. Aun en estos casos, la exigen-cia funcional de que en el complemento deba figurar esta misma preposi-ción constituye un obstáculo para su aparición en el implemento: de co-existir implemento y complemento, la presión estructural que actúa sobrela a del complemento prevalece sobre la presión meramente diacrítica queactúa sobre la a ocasional del implemento 24.

6.7.3. En el suplemento la presencia de preposición es constante, como enel complemento. Pero con cada verbo se fija en el suplemento una preposi-ción determinada, y ya no se trata siempre de la preposición a. Podemosinferir de ello que existe una relación entre el significado léxico del verbo yel hecho de que en el suplemento aparezca una preposición en concreto,aunque en la mayor parte de los casos esté hoy lejos de resultar evidentedicha repercusión 25 . Por tanto, cabe decir, en efecto, que la del suplementoes una preposición regida. Pero, además, puesto que no desaparece nisiquiera en los sustitutos, sea cual sea el verbo de que se trate y sean cuales

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sean las otras funciones simultáneamente contraídas con él, habrá que in-ferir que la preposición del suplemento, como la del complemento (en lacual, en cambio, como queda dicho, no repercute el significado léxico delverbo), obedece a una presión estructural. O sea que, sobre estar regidas,las preposiciones del suplemento constituyen una exigencia de la relaciónsintáctica.

Tanto la preposición del complemento como las del suplemento sonpreposiciones que satisfacen una exigencia estructural; las del suplemento,además, acusan una repercusión léxica de cada verbo: cabe comprobar, enefecto, una solidaridad entre una conmutación, en el ámbito de las figurasléxicas del sintagma verbal, y otra, la de la preposición del funtivo suple-mento. Por tanto, las preposiciones del suplemento obedecen a dos cons-tricciones: la rección verbal y la presión estructural o exigencia de la rela-ción sintáctica.

6.7.4. Algunos verbos con significado de «procedencia» llevan un adya-cente sustantivo que presenta una preposición regida (generalmente de).En unos casos, tal adyacente sólo puede reemplazarse, en entornos quepermiten una mayor indeterminación léxica, por otro sustantivo de signifi-cado más indeterminado (de aplicabilidad genérica), el cual presenta tam-bién la preposición regida (es un suplemento: 10a-16a). En otros casos, taladyacente, de ser posible una mayor indeterminación léxica, debe reem-plazarse por un miembro de la categoría de los adverbios, si bien junto aladverbio reaparece la preposición regida (i,es un suplemento?: 10b-16b).

Algunos verbos con significado de «destino» llevan un adyacente sus-tantivo que presenta una preposición regida (generalmente a y, a veces,también hacia y otras). En unos casos, tal adyacente sólo puede reempla-zarse, en los entornos propicios, por otro sustantivo de significado más in-determinado, el cual presenta también la preposición regida (es un suple-mento: I7a-21a). En otros casos, tal adyacente, si el entorno lo permite, de-be reemplazarse por un adverbio, pero ahora ese adverbio ya no se acom-paña de la preposición regida, puesto que en él figura conformado el mis-mo significado que la preposición añadía (17b-21b), es decir, ahora, es par-te del significado del adverbio, la figura «direccionalidad», lo que constitu-ye una repercusión del significado del verbo: son adverbios regidos(«clireccionales»).

Si un verbo, como los de significado de «procedencia», lleva un adya-cente «locativo», éste deberá presentar congruentemente el matiz de «pro-cedencia». Dado que en la lengua no existen adverbios con tal configura-ción léxica, resulta que los adverbios existentes deben incrementarse conla preposición que proporcione la configuración léxica adecuada. Pero es-

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te hecho, derivado del régimen verbal, no debe confundirse con lo quevenimos llamando exigencia estructural o requisito de una relación sintác-tica; se trata ahora de un fenómeno de índole léxica consistente en quedeterminadas figuras de contenido del verbo repercuten en determinadasfiguras de contenido de algunos de sus adyacentes. Sobre este fenómeno dela rección podrá superponerse (caso de las oraciones a) o no (caso de lasoraciones b) una presión estructural relativa a los requisitos que deben sa-tisfacer los adyacentes que contraen determinadas relaciones sintácticas.En el complemento sólo se produce la exigencia estructural; en el suple-mento se superponen ambos fenómenos; en los adyacentes de las oracio-nes (b), según se desprende claramente de los ejemplos 17b-19b (y aun de20b y 21b), parece que sólo se produce la repercusión del significado delverbo.

6.7.5. Sin embargo, ciertamente, en los ejemplos 10b-21b, aparece siempreuna preposición junto al sustantivo.

Lo que ocurre es que las preposiciones aparecen junto a los sustanti-vos casi siempre que una unidad de esta categoría debe contraer la funciónde aditamento 26. Ello se debe a que, en español, la categoría de sintagmascuyos miembros pueden contraer sin más la función de aditamento es laadverbial, aunque a veces incluso los adverbios, por razones léxicas, pue-dan tener que llevar una preposición que complete o matice adecuada-mente su significado. De manera que si un sustantivo, que en principio nopuede contraer la función de aditamento, sin embargo puede hacerlocuando se reúne con una preposición en un nuevo sintagma, podemos de-cir que el nuevo sintagma (preposición + sustantivo) resulta estar catego-rialmente igualado a un adverbio, habilitado como tal, puesto que tal fun-ción es propia de la categoría adverbial.

A tal hecho sintáctico, consistente en que un sintagma, al reunirse conciertas unidades en un nuevo sintagma, queda capacitado funcionalmentecomo los sintagmas de una categoría diferente de la suya, se le llama habi-tualmente transposición. En el caso que nos ocupa, el sintagma transpues-to (preposición + sustantivo) ya no es, a efectos de su relación con otros, unsustantivo sino un adverbio (que, eso sí, contiene un sintagma sustantivoque no ha perdido la posibilidad de combinarse con los adyacentes pro-pios de un sustantivo). En consecuencia, parece lógico que el nuevo sintag-ma adverbial pueda, virtual o efectivamente, alternar con otros sintagmasadverbiales, aunque estos ya no sean de los transpuestos, esto es, de los quecontienen otro sintagma (sustantivo) en su interior ".

Pero, si se da el caso de que un sintagma que es adverbial por albergaruna transposición, sólo puede alternar con sintagmas propiamente adver-

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biales (digamos, de inventario) siempre y cuando estos últimos incorporenel incremento de una preposición (la misma que actúa como transpositoren el primero), ¿deberemos deducir de ello que en realidad, ya que la pre-posición es la misma, las unidades que verdaderamente establecen una re-lación de alternancia son el sustantivo, contenido en 'el primer sintagmapreposicional, que alberga una transposición, y el adverbio del segundosintagma preposicional? Quizá.

De hecho, según G. Rojo, en Proceden de Francia, el sustantivo Franciapuede alternar con el adverbio allí (Proceden de allí). De manera que, pues-to que sostiene que el suplemento no es sustituible por adverbios (ni pue-den los adverbios contraer tal función), hay que suponer que de allí no essintagma adverbial sino una unidad integrada por una preposición másun adverbio. Pero, ¿cuál puede ser la categoría de tal unidad? Si el razona-miento lo llevamos hasta sus últimas consecuencias, deberemos atribuirlela misma categoría que al sintagma de Francia, es decir, la de sustantivo.

Ahora bien, si de allí es un sustantivo que contiene a un adverbio, en-tonces cabe deducir que, cuando el adverbio se asocia con una preposiciónen un nuevo sintagma, este nuevo sintagma puede ser sustantivo; es decir,que la preposición es transpositora de adverbios a la categoría de sustanti-vos, de la misma forma que lo es de sustantivos a la categoría de adverbios.

Sin embargo, resulta que en una oración como Procede del miedo no esposible sustituir miedo por allí o por otro adverbio cualquiera. Tampoco enuna oración como Pensaba en Francia podemos sustituir Francia por unadverbio. Ni tampoco puede hacerse eso en una oración como Dedico estacanción a Francia. En fin, parace ser que la sustitución de Francia por unadverbio sólo es factible en el contexto de Proceden de Francia, y que nisiquiera en ese contexto puede sustituirse por un adverbio cualquier sus-tantivo que aparezca (por ejemplo el miedo).

Si esto es así, hemos de concluir que la razón de tales restriccionesquizá se encuentre en que lo reemplazado por el adverbio no es, como pre-tende G. Rojo, el sustantivo —pues debería ser igualmente sustituible enotros contextos—, sino el sintagma que forma con la preposición, el cualsería de una categoría adverbial —un adverbio que contiene a un sustanti-vo en su interior—; y que el sustituto no es un sustantivo que contiene a unadverbio, sino un adverbio que se ve incrementado léxicamente por unapreposición. Y o bien se admite que el suplemento puede tener sustitutosadverbiales o, de lo contrario, el sintagma de Francia que aparece en Proce-den de Francia no debe analizarse como suplemento, sino como un adita-mento (como un sustantivo transpuesto a la categoría de los adverbios poruna preposición que, además de ser el transpositor, aporta el contenido lé-xico " preciso, el contenido léxico que también precisa cualquier adverbioque deba ser aditamento de un verbo como Procede) 29

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Hay casos, pues, en que la preposición, además de suponer un incre-mento léxico, desempeña un cometido sintáctico diferente del de «requisi-to funcional»: el de transpositor de sustantivos de la categoría adverbial.Así ocurre en las oraciones (b) de los ejemplos, donde es del sintagma pre-posicional (adverbio funcional) y no del sustantivo de lo que cabe decirque es reemplazable por adverbios. Lo cual, en nuestra opinión, es indicioinequívoco de que nos encontramos en presencia de aditamentos.

Donde la presencia de la preposición obedece a otras causas sintácti-cas, es decir, donde, sobre estar regida, es un requisito de la relación sintác-tica, y no un transpositor, no es factible reemplazar con un adverbio ni alsustantivo (no transpuesto) ni a todo el sintagma preposicional, ya que nose trata de ningún sintagma adverbial que contenga un sustantivo en su in-terior, sino de un sustantivo incrementado por una preposición cuya pre-sencia obedece a que satisface una exigencia estructural, es decir, a queconstituye un «requisito funcional» (como la a del complemento).

En resumen, si en Proceden de Francia podemos sustituir Francia porun adverbio equifuncional, es porque la preposición de no es un requisitofuncional sino un transpositor, y lo que verdaderamente sustituimos es eladverbio que resulta de tal transposición, es decir, el adverbio de Francia.Las razones de que en el sustituto adverbial aparezca también la preposi-ción son, en nuestra opinión, de tipo léxico exclusivamente, y no sintácti-co.

6.8. Por tanto, la preposiciones de 10a-19a son sin duda elementos regidos,como las de 106-19b. Pero, en los casos (a), la preposición es, además, unrequisito funcional; en los casos (b), sin embargo, lo que es además estranspositor de los sustantivos contenidos en un segmento ya adverbial(que puede alternar con adverbios, los cuales, en ocasiones, por razonesléxicas, no siempre ajenas a una especie de rección del propio adverbio, seincrementan, sí, con esa misma preposición).

7. Pero, si lo que venimos diciendo es correcto, entonces resulta que o bienhemos de considerar que de Francia es un elemento externo a la predica-ción en Proceden de Francia o bien que el hecho de no serlo no es óbice pa-ra analizarlo como aditamento.

7.1 En principio, debemos consignar que tanto de Francia, en Proceden deFrancia, como en Vigo, en Residen en Vigo, seleccionan, en oraciones inte-rrogativas parciales, palabras interrogativas de la misma categoría: adver-

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bios 30 . Lo mismo que un incontrovertible aditamento como el de Comeréen el restaurante.

22. ¿De dónde proceden?23. ¿Dónde residen?24. ¿Dónde comerás?

Debemos consignar también que en la construcción enfática llamadaecuacional los tres adyacentes imponen relativos de la misma categoríapara la relativa en que queda transformado el resto de la oración 3':

25. De Francia es de donde proceden.26. En Vigo es donde residen.27. En el restaurante es donde comeré.

Si a estos hechos añadimos que en los tres casos es posible la sustitu-ción por adverbios, sólo nos quedan dos pruebas en las que basar una hi-potética diferenciación funcional: una, la consistente en ver si es posible laeliminación de los tres adyacentes sin que resulte una secuencia agramati-cal " (vid. 7.2), y, la otra, la que nos indique en cada caso si el adyacenteforma parte del «predicado» o es marginal a él (vid. 7.3). Precisamente, ladiferente respuesta ofrecida por los adyacentes de los ejemplos a la segun-da de estas dos pruebas es lo que, en opinión de G. Rojo, justifica y hacenecesaria la incorporación de un adyacente nuevo al elenco de los del ver-bo (oracionales).

7.2 Efectivamente, la primera de estas dos pruebas no puede utilizarse co-mo criterio de diferenciación de funciones, si al mismo tiempo se postulapara el verbo su condición de núcleo oracional. Si algo es núcleo respectode otra cosa es porque precisamente aquello soportará la supresión o laausencia de ésta. La eliminación de adyacentes sólo nos permitirá com-probar la condición nuclear del verbo, pero no nos dirá nada acerca dequé tipo de adyacencia establece el verbo con cada uno de sus adyacentes.

El hecho de que Residen resulte un mensaje inadecuado en un númerode entornos muy alto, hasta el punto de que parece difícil ni siquiera ima-ginar una situación en la que su uso sea normal y eficaz, no debe llevarnosa concluir que ello obedece a que se trata de un mensaje agramatical. Ocu-rre simplemente que el lexema de ese verbo aporta en cualquier situaciónuna cantidad de información tan nimia que de su uso aislado resulta siem-pre un mensaje anómalo, por obvio ". Pero se trata de una anomalía se-

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mántica, o pragmática, pero no gramatical; desde el punto de vista del sis-tema gramatical, Residen es un mensaje posible.

Si sostuviéramos lo contrario, tendríamos que negarle incluso su con-dición de sintagma verbal; tendríamos que inventariarlo como signo inca-paz de constituir él solo un mensaje. Y, además, revisar la condición desintagmas de muchos otros verbos, de todos los que normalmente se usancon algún otro sintagma (ya no adyacente verbal, claro): tener, fruncir, con-sumar, hacen llevar, azotan usar, carecer, redundar, etc.

De otro modo: si la estructura de Residen en Vigo se diferencia de la deComeré en el restaurante en que, si bien cabe la deleción o supresión de en elrestaurante no ocurre lo mismo con en Vigo, entonces es que en Residen enVigo no hay realmente adyacente alguno, y ni residen es núcleo ni en Vigo esahí ninguno de los tipos de complementos del verbo de que hablamos.

En resumen, la prueba de la supresión de los sintagmas o grupos querodean al verbo en una estructura oracional, no nos permite saber nadaacerca del tipo de adyacencia que cada uno de aquéllos contrae con éste.

7.3 Ahora bien, la segunda prueba, la que se basa en distinguir lo que estáy lo que no está en la predicación, lo interno y lo externo a ella, tampoconos parece aceptable como mecanismo diferenciador de relaciones sintác-ticas. Plantea, en nuestra opinión, graves problemas teóricos relativos alnivel de análisis en el que operamos al desentrañar la urdimbre sintácticade una estructura dada; el cual, a nuestro modo de ver, es otro que aquel enel que cabe reconocer una jerarquía de los contenidos, esto es, de «lo quese predica».

Cuando decimos que el significado léxico de un sintagma adyacenteconcreta o restringe la aplicabilidad referencial del verbo, configurándoseasí una referencia unitaria, ello no quiere decir que la aportación de losotros segmentos no forme parte de «lo que se predica». Ocurre que el signi-ficado de unos adyacentes constituye una delimitación del lexema verbal,mientras que el de otros constituye una delimitación de los morfemas, in-tensos o extensos, del mismo verbo. De hecho, todos quedan bajo la cober-tura de los morfemas extensos que se expresan en el sintagma verbal. Sólode lo que pudiera estar en la estructura oracional pero fuera de la cobertu-ra de los morfemas extensos, sería apropiado decir que es un elementomarginal a la predicación verbal.

En todo caso, vincular la organización sintáctica de una oración conla organización de las referencias de la predicación que toda oración cons-tituye, es algo que precisa de una justificación teórica, la cual sólo será ade-cuada si se basa en la observación de que de hecho el significado de lasunidades que establecen unas determinadas relaciones constituye siempre

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una delimitación del lexema del verbo, mientras que el significado de lasunidades que establecen otras relaciones nunca constituye una delimita-ción del lexema del verbo. Si tal observación fuera empíricamente posible,podría aceptarse la división de las funciones sintácticas en dos tipos: cen-trales (o, digamos, lexemáticas) y periféricas (de hecho, en muchos casos,habría que llamarlas morfemáticas).

Ahora bien, en tal caso, tendría que ser posible, además, que una de-terminada unidad pudiera establecer alternativamente una de las funcio-nes sintácticas «centrales» (y por tanto constituir una delimitación dellexema verbal) o una de las «periféricas» (y, por tanto, no constituir unadelimitación del lexema). Y el caso es que, dados el verbo residen y el sin-tagma en Vigo, la relación establecida entre ellos es siempre la misma (qui-zá central), y, aunque quisiéramos, no podríamos evitar, haciendo que larelación sintáctica establecida fuese otra (periférica), que tal sintagmaconstituya una delimitación del lexema de ese verbo.

Por tanto, parece que el que una unidad constituya o no una delimita-ción del lexema verbal, no es algo que dependa de la relación sintácticaestablecida, al estar de algún modo significado por ésta, sino más bien delcontenido léxico de las unidades implicadas 34. Lo cual vendría a confir-mar la opinión de que son fenómenos reconocibles en niveles de análisisdiferentes y que estos niveles no son conformales. Lo que solemos hacer escomprobar una relación sintáctica, al margen de cuál sea el tipo de delimi-tación léxica que realiza la unidad así relacionada.

Manejar en el nivel sintáctico una unidad compleja, no definida niintegrada en la teoría sintáctica, que, además, en todo caso sólo es recono-cible como unidad semántica —tal nos parece la de predicado en el sentidoen que se habla de él— no resulta consistente en el marco de lo que en estetrabajo se entiende implícitamente por gramática funcional. Quizás ello seaposible en el marco de otra(s) teoría gramatical ". Por ejemplo, una teoríabasada en la necesidad de distinguir dos grupos de adyacentes, segúnmantengan con el verbo una relación más o menos estrecha al estar o noexigidos por la valencia del verbo; y ello como paso previo a la caracteriza-ción de los distintos tipos de adyacencia que quepa reconocer en cada gru-po. Antes de esto aún, se prescribe determinar el grado de obligatoriedadde los adyacentes (desde los obligatorios hasta los facultativos) 36. Pero, co-mo vemos, en esta teoría, de la que por cierto procede el concepto de «com-plemento adverbial» propuesto por G. Rojo ", tienen relevancia considera-ciones, acerca del grado de obligatoriedad de los adyacentes del verbo,que, según se desprende de lo dicho antes (vid. 7.2), nos parece que debenquedar relegadas, en todo caso," al estudio de los actos de habla concretos(i,a una gramática de la parole?). Un estudio así, registraría los verbos comounidades que intrínsecamente prefiguran la estructura que debe organi-

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zarse en torno a ellos. Y tal cosa, no obstante, no podría llevarse a cabo si-no a partir de un estudio lexicológico de cada verbo, y tras registrar, debi-damente descritos, todos y cada uno de los entornos posibles (situaciona-les y contextuales).

Con todo, el procedimiento que nos propone G. Rojo para llevar a ca-bo la comprobación de si una unidad constituye o no una delimitación dellexema verbal ", la transformación mediante la llamada proforma verbalhacer(lo), resulta poco clarificador en su aplicación al español, pues no esraro encontrar casos de complementos y suplementos que es posible expli-citar junto a la proforma. Y ello es lógico, pues hacer(lo) es un verbo másdel español y, como con el resto de verbos, es obligado adecuar sus usos alos diferentes entornos, en función de qué información deba aportarse yqué información pueda darse por consabida en cada caso. A la oraciónPediré dinero a la familia puede replicarse tanto No lo harás como No, loharás al banco; a Daré mi asentimiento a esas propuestas puede replicarse Yolo haré a estas otras o Yo no lo haré a éstas sino a estas otras o, simplemente,Yo no lo haré, según lo que quiera decirse exactamente. También puede de-cirse En vez de pensar tanto en los enemigos, hazlo de vez en cuando en los ami-gos; o Lo haremos ahí o donde prefieras para responder a ¿Residiremos enVigo?, etc. Y eso porque el verbo hacer o hacerlo, que desde luego puede serel representante genérico de un considerable número de referencias (no detodas), también puede precisar de determinaciones léxicas si, por ejemplo,lo que se quiere es modificar la referencia representada por él, ya sea porcorregirla ya por enfatizar algún aspecto parcial de ella. Asimismo, loslímites de la referencia que la proforma puede representar no excluyen alas unidades que en vez de concretar al lexema del verbo representado loque hacen es añadir información de la llamada «circunstancial»: Lo harépuede sustituir a Comeré en el restaurante, a Volveré tarde o, en fin, a Te que-rré siempre.

Por todo ello, hoy por hoy, aparte de otros inconvenientes teóricos quedeberán tratarse en otro lugar, no parece que pueda mostrarse —sólo in-tuirse— una correspondencia entre las relaciones sintácticas y eso que lla-mábamos una jerarquía de las referencias que constituyen la predicación.Por tanto, no creemos suficientemente justificado desgajar de los adita-mentos a los adyacentes que parezcan constituir una delimitación del lexe-ma verbal; sobre todo si eso es lo único que los diferenciaría.

8. En resumen, no creemos que pueda sostenerse, sobre la base de una in-terpretación maximalista del concepto de rección, la condición de suple-mento para el sintagma preposicional de Proceden de Francia (vid. 6); nique la razón en que se apoya la propuesta del complemento adverbial, es de-

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cir, una mayor intimidad léxica con el verbo, sea homogénea con los crite-rios a partir de los cuales, en un nivel estrictamente sintáctico, discrimina-mos los diferentes tipos de adyacencia oracional (verbal; vid. 7). En nues-tra opinión, tanto de Francia, en Proceden de Francia, como en Vigo, en la yamuy repetida Residen en Vigo, son adyacentes del tipo de los aditamentos, yello al margen del carácter más o menos «circunstancial» que pueda tenerla aportación léxica que realizan.

Notas

1. «Verbo transitivo, verbo intransitivo y estructura del predicado», Archivum, XVIII (1968).Citaremos por Estudios de gramática funcional del español, Madrid, Gredos, 19782, págs.109-123.

2. «Verbo transitivo, ...», págs. 116 y 117.3. «Aditamiento, adverbio y cuestiones conexas», Archivum, XIX (1969). Citamos por Estu-

dios..., op. cit., págs. 219-253.4. «Aditamento, adverbio...», pág. 221.5. Dejamos aparte ahora los hechos de que algunos atributivos también pueden sustituirse

por así y de que los adverbios pueden contraer la relación de atributo.6. «Verbo transitivo, ...», pág. 117.7. 'bid.8. «Verbo transitivo, ...», pág. 118.9. Parece existir un vínculo entre la categoría o, mejor, subcategoría de la unidad que haya

de contraer la relación y una preposición concreta de las posibles. Para esta y otras cues-tiones sobre el suplemento debe consultarse la única monografía existente hasta hoy: H.MARTÍNEZ, El suplemento en español, Madrid, Gredos, 1986.

10. R. CANO, Estructuras sintácticas transitivas en el español actual, Madrid, Gredos, 1981, pág.367; I. BOSQUE, «Dos notas sobre el concepto de 'suplemento' en la Gramática Funcio-nal», Dicenda. Cuadernos de filología hispánica, 2 (1983), págs. 147-156, y H. MARTÍNEZ,op, cit., capítulo VIII..

11. «Verbo transitivo, ...», págs. 118-120.12. H. MARTÍNEZ, op. cit., págs. 98-101; cfr. E. ALARCOS, Prólogo a H. MARTÍNEZ, op. cit.,

pág. 4.13. E. ALARCOS, prólogo citado en la nota anterior. Recuérdese que una de las peculiarida-

des señaladas para caracterizar el aditamento era su no pertenencia al grupo de adyacen-tes que configuran la estructura del predicado, uno de los «elementos esenciales», juntocon el sujeto, de la oración.

14. I. BOSQUE, art. cit., págs. 153-156 y G. ROJO, «En torno a los complementos circunstan-ciales», en Lecciones del 1 y 11 Curso de Lingüística Funcional (1983 y 1984), Oviedo, Univ. deOviedo, 1985, págs. 181-191.

15. Art. cit., p. 186. También!. BOSQUE, art. cit., págs. 155 y 156.16. ¡bid, págs. 183 y ss. Lo que no sabemos es si G. Rojo considera o no regidas las preposi-

ciones de Residen en Vigo, Desemboca en Lisboa... No obstante, cabe suponer que sí consi-dera regidas las de Reside en su ignorancia, Desembocó en trifulcas (suplementos).

17.J.A. MARTÍNEZ, «Acerca de la transposición y el aditamento sin preposición», Archi-vum, XXXI-XXXII (1981-1982), págs. 493-512.

18. No obstante, las razones fundamentales por las que en una gramáticafuncional debe ana-

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lizarse la preposición como parte del adyacente no son las relativas al lugar que ocupa elsignificante sino las que se derivan del hecho evidente de que su significado determina elsignificado global del adyacente (Visita Francia/Procede de Francia), sin perjuicio de quetenga otras funciones. Sobre la rección en general y sobre la relación entre la preposiciónregida y el verbo regente, podrá consultarse H. MARTÍNEZ, «Sobre la rección y el régi-men preposicional», Archivum, XXXV1I-XXXVIII (1987-1988); cfr. M L. LÓPEZ, Proble-mas y método en el análisis de las preposiciones, Madrid, Gredos, 1970, pág. 20.

19. E. ALARCOS, «Verbo transitivo, ...», págs. 111-114. También E. DEL TESO, «Mensajes,entornos y anomalías», Contextos, VI112 (1988), págs. 45-73.

20. Op. cit., págs. 113-119.21. Parecería que sólo la frecuencia del otro uso, con «locativo», hace que en cierta medida

sea normal, en algunos contextos léxicos al menos, la sustitución por adverbio en estos ca-sos (a). Podría invocarse como explicación de esto el efecto de la presión analógica.

22. Sobre el concepto de requisito funcional, frente a los de categorizador y transpositor, debenconsultarse las páginas 496-504 de JA. MARTÍNEZ, art. cit.

23. Esta parece ser la opción que propone E. Alarcos; en concreto, al menos en las oraciones176-21b, analizaría un suplemento inherente: E. ALARCOS, Prólogo a H. MARTÍNEZ, op.cit„ págs. 4 y 5.

24. Sobre todo esto, resultará útil la consulta de J.A. MARTÍNEZ, art. cit, págs. 499-504.25. Ciertamente, la preposición del suplemento es hoy, en la mayor parte de los casos, trans-

parente desde un punto de vista lexicológico, se encuentra, como la del complemento,desemantizada, «totalmente vacía de contenido». De ahí que sólo en raros casos sea posi-ble las alternancia de varias, y casi nunca por razones léxicas. H. MARTÍNEZ, op. cit,pág. 168.

26. Para las excepciones y las condiciones en que son posibles tales excepciones, JA. MAR-TÍNEZ, art. cit., págs. 504-512.

27. Así se explica la sustitución adverbial en las oraciones 176-21b.28. De hecho, ese papel es común a las preposiciones, transpositoras o no, que aparecen en

los aditamentos.29. Pues este verbo rige la figura léxica «procedencia» u «origen» en ciertos adyacentes su-

yos, la cual no se encuentra conformada en ningún adverbio.30. I. BOSQUE, «La selección de las palabras interrogativas», Verba, 11 (1984), págs. 245-273.31. JA. MARTÍNEZ, «Construcciones `ecuacionales': un dilema en gramática normativa»,

en Actas del II Simposio Internacional de Lengua Española (1981), Las Palmas de GranCanaria, Excmo. Cabildo Insular de Gran Canaria, 1984, págs. 99-112.

32. Es decir, la que consiste en comprobar la obligatoriedad o no de esos adyacentes.33. E. DEL TESO, art. cit., págs. 61 y ss.34. Más precisamente, de que las figuras de contenido afines se encuentren conformadas en

el verbo como parte del lexema o no.35. Por ejemplo, la conocida como gramática de dependencias. H. HAPP, «Théorie de la

valence et enseignement du francais», Le Francais Moderne, 46,2 (1978), págs. 97-134, cita-do ya por el mismo G. Rojo; puede consultarse también, del mismo autor, «Quelquesresultats et problémes de la recherche valencielle sur le verbe francais», Linguisticae Inves-tigationes, 1:2 (1977), págs. 411-434.

36. H. HAPP, «Théorie ...», págs. 107-112 y «Quelques resultats ...». Resumimos brevís-imamente lo que sin duda resulta mucho más complejo. Para los propósitos de este traba-jo, no obstante, creemos que queda recogido lo que interesa sin desvirtuarlo.

37. H. HAPP, «Théorie ...», págs. 121-123.38. 0 sea, el grado de intimidad con el verbo o lo que Happ llamaría el grado de experiencia

«valencia!» que el verbo ejerce sobre un adyacente («Théorie ...», pág. 108).