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13 Un precursor en la renovación de métodos de enseñanza de la lectura y escritura a finales del Antiguo Régimen A forerunner in the renovation of teaching methods of reading and writing at the end of the “Ancien Régime (1) Luis M. Casas García, (2) Ricardo Luengo González (1) Departamento de Ciencias de la Educación de la Universidad de Extremadura (2) Departamento de las Ciencias Experimentales y las Matemáticas de la Universidad de Extremadura (Fecha de recepción 05-03-2008) (Fecha de aceptación 10-07-2008) Resumen En este artículo presentamos el trabajo realizado a partir del análisis de un libro de uso escolar en España a finales del siglo XVIII, la “Guía del niño instruido y padre edu- cado” y sus propuestas para la enseñanza de la lectura y escritura. Su autor, Francisco Gabriel Malo de Medina, presenta nuevos métodos para el apren- dizaje de ambas técnicas, que resultan muy avanzados en su época, entre los que desta- ca el aprendizaje simultáneo de la lectura y la escritura o el uso de nuevas técnicas de enseñanza de la escritura. La aparición de estos nuevos métodos, que no acabaron implantándose de forma generalizada hasta muchos después, estuvo motivada por las exigencias de una época, la de la Ilustración, que no renunciaba a extender el conoci- miento y el uso de la lectura y la escritura a todas las clases sociales. Palabras clave: Métodos de enseñanza. Lectura y escritura. Antiguo Régimen. Libros escolares. Summary In this article we present the work carried out from the analysis of a school book used in Spain at the end of the 18th century, the "Guía del niño instruido y padre educado" ( Guide for the Educated Child and Parent) and its proposals for the teaching of reading and writing. Its author, Francisco Gabriel Malo de Medina, presents new methods for the learn- ing of both skills, which were very advanced for their time. Among these methods we can single out the simultaneous learning of reading and writing or the use of new techniques for the teaching of writing. The appearance of these new methods, which were not total- Campo Abierto, vol. 27 nº 2, pp. 13-29, 2008

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Un precursor en la renovación de métodos de enseñanza de lalectura y escritura a finales del Antiguo Régimen

A forerunner in the renovation of teaching methods of readingand writing at the end of the “Ancien Régime

(1) Luis M. Casas García, (2) Ricardo Luengo González(1) Departamento de Ciencias de la Educación de la Universidad de Extremadura(2) Departamento de las Ciencias Experimentales y las Matemáticas de la Universidadde Extremadura(Fecha de recepción 05-03-2008)(Fecha de aceptación 10-07-2008)

ResumenEn este artículo presentamos el trabajo realizado a partir del análisis de un libro de

uso escolar en España a finales del siglo XVIII, la “Guía del niño instruido y padre edu-cado” y sus propuestas para la enseñanza de la lectura y escritura.

Su autor, Francisco Gabriel Malo de Medina, presenta nuevos métodos para el apren-dizaje de ambas técnicas, que resultan muy avanzados en su época, entre los que desta-ca el aprendizaje simultáneo de la lectura y la escritura o el uso de nuevas técnicas deenseñanza de la escritura. La aparición de estos nuevos métodos, que no acabaronimplantándose de forma generalizada hasta muchos después, estuvo motivada por lasexigencias de una época, la de la Ilustración, que no renunciaba a extender el conoci-miento y el uso de la lectura y la escritura a todas las clases sociales.

Palabras clave: Métodos de enseñanza. Lectura y escritura. Antiguo Régimen. Librosescolares.

Summary

In this article we present the work carried out from the analysis of a school book usedin Spain at the end of the 18th century, the "Guía del niño instruido y padre educado" (Guide for the Educated Child and Parent) and its proposals for the teaching of readingand writing.

Its author, Francisco Gabriel Malo de Medina, presents new methods for the learn-ing of both skills, which were very advanced for their time. Among these methods we cansingle out the simultaneous learning of reading and writing or the use of new techniquesfor the teaching of writing. The appearance of these new methods, which were not total-

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Campo Abierto, vol. 27, nº 2 - 2008 Luis M. Casas García, Ricardo Luengo González

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1. Un breve repaso histórico de laenseñanza de la lectura y escritura.

1.1. La enseñanza de la lectura y laescritura en el Antiguo Régimen.

La enseñanza de la lectura y de la es-critura han sido, desde los orígenes delsistema escolar, quizá las tareas más im-portantes de la enseñanza primaria, y alas que más tiempo y esfuerzo han dedi-cado los maestros de todas las épocas.

Las técnicas de enseñanza de estasdestrezas y las prácticas escolares aso-ciadas a las mismas han sufrido cambiosa lo largo del tiempo, pero de forma lla-mativa, estos cambios sólo han comen-zado a producirse en una época relativa-mente reciente.

Si consideramos que los primerosorígenes de la escritura alfabética pue-

den establecerse hacia unos 700 años a.de C. los métodos para su enseñanza,prácticamente no variaron en 2500 años,hasta finales del siglo XVIII (Viñao,2002).

En la escuela, desde la época de losgriegos, los niños aprendían a leer envarias etapas, que se prolongaban por unperiodo de tres, cuatro o más años. Enprimer lugar aprendían a deletrear, unapor una las letras, diciéndolas primeropor orden alfabético, después al revés ypor último por pares formados por unaletra del principio y otra del final delalfabeto. Los ejemplos que a continua-ción reproducimos corresponden a untexto escolar del que más tarde tratare-mos, la “Guía del niño instruido y padreeducado”, obra de Francisco GabrielMalo de Medina, de finales del sigloXVIII.

ly established in a generalized form until many years later, was motivated by the require-ments of the Age of Enlightenment which insisted on extending knowledge and the use ofthe reading and writing to all social classes.

Key Words: Teaching methods. Reading and writing. Ancien Régime. School books.

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Pasaban tras esta etapa de deletreo aotra de silabeo, en la que pronunciabantodas las posibles sílabas que se podían

formar, aún aquellas de muy escaso uso,no sin deletrearlas previamente.

Este ejercicio era sumamente impor-tante para los maestros, y se insistía es-

pecialmente en él, dedicándole muchassesiones.

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Se pretendía que el alumno adquirie-ra un dominio suficiente de esta técnica,sin importar para nada, como podemos

ver en el ejemplo siguiente, el significa-do de lectura:

Posteriormente, los alumnos comen-zaban a leer palabras, desde las monosí-

labas a las más difíciles, repitiendo lasetapas anteriores de deletreo y silabeo:

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Al final de este proceso, el alumno, comenzaba a leer textos breves:

La escritura se acometía únicamentetras el aprendizaje de la lectura. El méto-do de enseñanza hacía especial énfasisen la copia y reproducción de modelos,pues el objetivo que perseguía era obte-ner, ante todo, una hermosa caligrafía,más que la aplicación a la vida diaria de

la escritura, reservada a las clases socia-les altas y a determinados profesionales,como escribanos, clérigos o docentes.

De tal modo, era muy frecuente el ca-so de personas, incluso maestros, que sa-bían leer en letra de imprenta, pero noescribir ni leer manuscrito, como se re-

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fleja en la siguiente cita, correspondien-te a un documento de la época (Interro-gatorios de la Real Audiencia de Extre-madura), en el pueblo de Piedras Albas,en la provincia de Cáceres:

“Ay necesidad de poner escuela de pri-meras letras por haver muchos niños y aun-que estos asisten algunos a dar leccion encasa de un vezino, este es yncapaz, no sabeleer manuscripto, escrivrir ni deletrear y solopor que estén quietos se los mandan.”

Del mismo modo, había escuelas enlas que se enseñaba a leer, pero no se lle-gaba a enseñar a escribir, como se reco-ge en un documento de otro pueblo de lamisma provincia, Plasenzuela:

“Los niños estan confiados para su ins-trucción en las primeras letras a un jornalero,que aunque cuida de enseñarlos la doctrinacristiana y a leer alguna cosa, no es capaz deperfeccionarlos y mas principalmente enescribir, …”

La enseñanza de la lectura y la escri-tura estaba tan compartimentada en lasanteriores prácticas de deletrear, leer yescribir que incluso algunos centros seorganizaban en “Escuela de Cartilla”,“Escuela de Deletrear” y “Escuela deLeer”, cada una de ellas organizada ensus correspondientes clases (Laspalas,1994).

1.2 Los cambios en la enseñanza dela lectura y escritura

Este sistema de enseñanza, en formamuy parecida, aún utilizando materialesdiferentes continúa en nuestros días bajootros nombres (onomatopéyico, silábico,sintético,…) aunque coexistiendo conotros (global, analítico, … ).

Sin embargo, existen dos grandes di-ferencias que quizá hoy nos pasen desa-percibidas:

La primera gran diferencia es quehoy, en la práctica de nuestras escuelas,la enseñanza de ambas habilidades se ha-ce de forma simultánea, disociándose tansólo en muy pocos y justificados casos,como puede ser el de alumnos con espe-ciales dificultades, sobre todo de tipomotriz.

Otra gran diferencia, que quizá tam-bién nos pueda parecer incomprensiblehoy en día es la distinta orientación quehoy se concede a la enseñanza de la escri-tura, que en su uso social ha pasado de seruna técnica a la que pocos accedían, a unapráctica habitual que todos utilizamoscon frecuencia en nuestra vida diaria.

Algo que hoy en día nos parece tanhabitual, que incluso nos parece incon-cebible que pudiera hacerse de otra for-ma, empezó a ser cuestionado y lenta-mente puesto en práctica tan sólo a fina-les del siglo XVIII.

En este artículo trataremos de reflejaralgunos de estos iniciales cuestiona-mientos, a través de un texto que sirviópara la enseñanza en las escuelas en di-cha época, y de las reflexiones que su au-tor hace sobre los métodos empleados ysus resultados.

2. Un catón del siglo XVIII: “Guíadel niño instruido y padre educa-do”

2.1. Los catones.

En la época que estamos tratando (fi-nales del siglo XVIII) los libros escola-res más utilizados eran los conocidos co-mo “catones”.

En nuestro lenguaje cotidiano, aun-que ya algo en desuso, el término “ca-

tón” hace referencia a un libro con lectu-ras sencillas, a menudo de contenido mo-ralizador, que se utilizaba para enseñar aleer a los principiantes. Este término lle-gó a extender su uso de modo que se lle-gó a aplicar a cualquier manual sencillode una disciplina.

Aunque en los siglos III-II a. de C.Catón el Censor compuso y escribió unahistoria de Roma para que su hijo practi-cara las primeras nociones de la lectura yla escritura, por lo que a veces se relacio-na erróneamente a este autor con el ori-gen de estos libros, el auténtico origenestá en la obra del moralista y gramáticolatino del s. III Dionisio Catón, autor deuna recopilación de sentencias moralesen verso y prosa.

El “Catón”, traducido a las lenguasromances, fue imitado y comentado porotros autores. Uno de los que más difu-sión alcanzó en España fue el libro "Cas-tigos y enxemplos de Catón" (Medinadel Campo, 1543) al que pertenece estaestrofa:

“Hijo, a tu maestro mucho lo deves temer,vergüença y mesura en ti deves aver,con tu buena campaña no deves contender,

mas de buenas costumbres los deves guarnecer.”

El Catón fue empleado durante si-glos, y ha llegado prácticamente hastanuestros días. Hasta los años 40 del siglopasado se siguieron utilizando, y entrelos más extendidos estuvo el “Catón Mo-derno” de la editorial Luis Vives.

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Este Catón fue utilizado como libropara el aprendizaje de la lectura, la escri-tura y elementales nociones de religión,

moral y formación política por gran nú-mero de escolares:

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2.2. Un Catón del siglo XVIII.

A partir de finales del siglo XVIII, elCatón seguía utilizándose como libro detexto en las escuelas, aunque hubo deadaptarse a los nuevos tiempos, y pasó,en muchos casos, de ser únicamente, uncompendio de máximas y sentenciaspara que los niños aprendieran a leer, a

una auténtica “enciclopedia” en que secompendiaban todos los saberes que seestimaban como adecuados para un es-colar, e incluso en la vida adulta.

Uno de los libros de texto utilizadosen la época fue la “Guía del niño instrui-do y padre educado, cartilla y catón paratodas artes”

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Esta obra fue publicada en 1787. Suautor fue Francisco Gabriel Malo de Me-dina, era un presbítero de la villa de Vi-llacañas, en la provincia de Toledo, y supreocupación por la enseñanza debía deser grande, porque fundó centros educa-tivos como las Escuelas de Penitencia,las de Caridad de primeras letras y elReal Colegio de Huérfanos Educandosdel priorato de San Juan.

Según la descripción que figura en suportada, este Catón incluye un

“Abecedario y Silabario con reglas parapronunciar bien los vocablos: nuevo métodopor el que se logra aprendan los Niños conbrevedad á leer y escribir : documentos deDoctrina Cristiana, y de educación para La-bradores, Pastores, Artesanos y Menestrales,útiles á todas personas con las Cuentas de lasCinco Reglas, Tablas para todas, otras curio-sas y otras instrucciones de importancia á be-neficio del público”

El libro, muy completo, está dedica-do no sólo a transmitir conocimientos re-lacionados con la práctica de la lectura yla escritura, sino otros relacionados conlos contenidos científicos elementales dela época, e incluso lo que podríamos hoyen día denominar “formación profesio-nal”, pues ofrece informaciones útilespara distintos oficios, además de los ha-bituales de otros libros del mismo estilo,relacionados con la moral o la doctrinacristiana.

3.- Los cambios en la enseñanza dela lectura y la escritura.

Uno de los aspectos que queremosdestacar en este libro es el cambio que yaanuncia en su portada: “nuevo métodopor el que se logra aprendan los Niñoscon brevedad a leer y escribir” y que lla-

ma la atención por ser uno de los precur-sores en el cambio de los métodos que,como antes hemos señalado, continua-ban prácticamente invariables desde ha-cía veinticinco siglos. Es pues, en estesentido, un texto pionero en su época.

Critica aspectos de la enseñanza desu época y ofrece soluciones a los pro-blemas que plantea. Deja traslucir en to-das sus afirmaciones una gran preocupa-ción no sólo por los problemas concretosde lo que podríamos llamar la “didácti-ca” de la lectura y escritura, sino tambiénpor la función, la utilidad y el sentidoque habían de tener en la sociedad de laépoca.

3.1. La necesidad social de unaprendizaje más rápido de la lectura yla escritura.

Una de las principales críticas que elautor hace a las escuelas de la época es elexcesivo tiempo que, con el método queutilizaban, se hacía necesario para ense-ñar la lectura y la escritura. Si tenemosen cuenta que, primeramente se enseña-ba a leer, y tan sólo cuando se había con-seguido esta destreza, se enseñaba a es-cribir y que se tardaban tres o cuatroaños en aprender lo primero, se entiendela preocupación porque, entre las clasespopulares, se abandonara este últimoaprendizaje, que era más caro y menosprovechoso en términos de utilidad so-cial:

“No se le obscurece á Vm amigo mío,que la causa de mirar nuestros paisanos conhorror las Escuelas, no pende de otro princi-pio, que de ver se eternizan en ellas losMuchachos. Todo padre, por desdichado quesea, por la propia conveniencia que le traepoder tener dentro de casa quien lleve las

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cuentas de ella, apetece darles Escuela á sushijos; pero como ven que para lograr que leanmedianamente, tienen que privarse de ellos yde sus trabajos tres, quatro ó mas años sin verel fin conseguido, se aburren, retiran sus hijosal manejo del hazadon, ó el arado, y hacen lacruz a ella y al Maestro. …”

Para el autor, era necesario no sóloagilizar el proceso de enseñanza de lec-tura y escritura, sino hacerlo agradable alalumno, utilizando recursos lúdicos, ha-bituales hoy en nuestras escuelas:

“Siendo dos ó tres los Niños (ó Niñas), sepuede hacer aprendan con facilidad las letraspor otro método mas sencillo. Se hacen vein-te y seis bolitas de madera, ó se cortan otrastantas tablillas ó cartones e una pulgada enquadro, y en cada una se sienta una letra delas veinte y seis del abecedario, al modo quese hace con los números de Lotería: toma elpadre, madre, ó el que las conozca, el ligerotrabajo de echarle al Niño para que juegue sies bola, una á rodar, haciéndole la trayga: conalhago se le enseña á que conozca la letra queen ella hay escrita: se le echa otra bola; y asícelebrándole quando acierta la letra, se conti-núa hasta que las sabe todas. Si los Niños sondos ó tres, ellos mismos se emulan, y lasaprenden ántes, y mas si media cuando acier-tan darles alguna chocheria. Si se hace contablillas, se colocan en un sombrero ó caxatodas juntas, y se les combida vayan trayén-dolas una á una.”

“ M. A mas de formarse las letras en lapiedra de la pared, hay otro modo por dondeel Niño pueda soltarse á hacerlas en ella ó enel papel?

D. Si: el de hacerlas con el dedo en la tie-rra ó en la pared de la calle, en lugar de lasrayas con que de ordinario los de su edad seentretienen ó sobre el muslo, la rodilla, ó suropa, aun quando se halle en la cama, puestodo le facilita el rasgueo y soltura de lamano.”

Como podemos suponer, Malo de

Medina lo que hace es responder a de-mandas sociales de la época que se gene-ralizarán casi un siglo después de él.

3.2. Las dificultades del aprendizajede la lectura.

La preocupación del autor por intro-ducir métodos que hicieran más eficaz,más rápido y menos costoso en todos lossentidos, el aprendizaje le lleva a criticarotros aspectos de la enseñanza de laépoca.

Una gran parte del problema radica-ba, como indica el autor, en las limitacio-nes de una ortografía que aún no estabafijada (Escolano, 1988), de modo queaún palabras escritas iguales se pronun-ciaban de distinto modo:

“A Vm. Le consta hay algunos de la fa-cultad que ignoran la pronunciación de mu-chas sílabas, y que las rompen y enseñan ámedida de su capricho: propondré las mas co-munes, y su modo de pronunciarlas.

Unos ca, ce, como Ka, Ke: otros como za,ze: ga, ge, como xa, xe: algunos ga, gue: ha,he como cha, che: ja, je, dicen, yjota, yia,etc.: qua, que, como cua, cue: va, ve, comogua, gue: gran, gren, xran, xren: gua, gue, co-mo ga, ge, y así otros yerros.”

La raíz de este problema estaba, se-gún su opinión, en la deficiente enseñan-za de la lectura:

“No ignora Vm. son muchos los defectosde pronunciar que notamos en los Maestrosde Niños del país, y que los mismos poseensus Discípulos: que lo que se les sigue teneruna locución basta, mal coordinada, y tanconfusa, que muchas veces no se entienden loque dicen. La raíz de este lenguaje no esmenester ahondar mucho para encontrarla;porque como su principio dimana de no ense-ñarles á leer bien, por no herir la sílaba delvocablo con la pronunciación correspondien-

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te al eco que debe hacer, se sigue de ello sersu modo de hablar tan zafio como el del pas-tor mas rústico.”

La solución que propone es enseñarde manera metódica y especializadaaquellas sílabas que solían pronunciarsemal, que coinciden con las que, inclusohoy para nuestros alumnos presentanmás dificultades de enseñanza, por no te-ner una exacta correspondencia entre so-nido y grafía:

“El medio de ocurrir á remediarlos, com-prendí cuando los advertí, era hacer un sila-

bario, en el que fixando por el Ba-ba las letrasde estas sílabas mal pronunciadas, y otrascualesquiera del abecedario, que se quieranjuntar en una, ó mas (como lo significo eneste modelito que le dirijo), encontré en él loque juzgaba. Notará Vm. Pongo en tres ren-glones con tantas casillas como son las letrasvocales: en el último ó tercero, que es el pri-mero en órden para principiar á silabear,pongo la sílaba según se escribe: en el si-guiente como se habla ó pronuncia; y en elpostrero voy cargando sílaba sobre sílaba delas que se van pronunciando, con las mismasletras que en el antecedente.”

Insiste, como vemos, en la pronuncia-ción de algunas más difíciles, y que de-bieran ser tratadas con especial cuidado:

“Me parece conducente dar a Vm. tam-bién en sílabas algunas voces, que aunque tie-nen poco uso, alguna vez suelen pronunciarse.

Ph suenan lo mismo que f, y los que por

tal no la conocen con estas letras, por Joseph,Josepha, Phelipe, Philipinas, Philadelphia,dicen Josepe, etc.

S en principio de diccion, si no se le siguevocal, se pronuncia como es; hay algunos quecon ellos ó sin ella la rompen de una mismaforma: por ejemplo, si leen spíritu, scala,dicen sepíritu, secala.

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La h por sí sola no tiene pronunciación:se lleva su voz la letra inmediata que la tiene;pero si subsigue á la c, y la vocal que la siguees a, se dice cha. Si ántes de esta y ella hay r,como chra, ya pierde su sonido, y se dice cra.Con que para evitar que confundan los queson de cada sílaba, silabearé á Vm. una yotra.

Tambien se hallan otras letras, que aun-que puedan silabearse, y darles en algun suherido ó eco, se hace preciso, para que seacon propiedad, estar á la voz de quien sepapronunciarlas: diré de una. La ps juntas to-man su pronunciación de una y otra, y hacer-lo perfectamente, es difícil.

La R es imposible, si no se conoce por di-ferente de la r, explicarla sin voz viva. Enprincipio de dicción siempre e dice como R;pero dentro de ella, como no esté con dos rr,es r, con que á los que siempre (como hay al-gunos) la pronuncian de una forma, ¿cómo esposible hacerles ver los diferentes heridos, sino hay letras diferentes que los demuestren?Lo mismo en ga, ge, y otras.”

Por ello, y para corregir los erroresde pronunciación que debían ser muyfrecuentes, insiste en la necesidad de unaenseñanza individualizada:

“Y por regla general, para corregir el di-ferente modo de pronunciar mal, que tendránmuchos, como Vm. conocerá, no es posiblehacerlo sin oirlos: serán acaso tantos sus ye-rros, como hay sílabas, sin que por esto se en-tienda poderla dar fixa, para que estas, ó lasletras guarden siempre un mismo sonido: v.g.gue, se pronuncia indiferente forma en guer-ra que en güero, esto es, huevo güero: x algu-nas veces como s v.g. cosquillas, y así deotras muchas.”

Pero donde el autor incide más espe-cialmente es en la crítica que hace delmétodo habitual de enseñanza de la lec-tura, basado primeramente en el dele-treo, que se hace mirando todos losalumnos a un cartel en la pared, y reci-

tando de memoria las que señala elmaestro. Llama la atención a que, efecti-vamente, las aprenden de memoria, y enel orden en que están, pero que no las co-nocen aisladas:

“Está bien esté Vm. instruido de las ven-tajas que encuentran los Niños con ponerlosdelante, en la Cartilla grande del testero de lapared de la Escuela, todas las letras mayúscu-las y menores del abecedario: mas le preven-go no se fie tanto e este método, que abando-ne el antiguo de la natural pequeña delChristus (acá tenemos de estas quarenta ymas): porque si se confía que al apunte con lacaña responden á quantas en ella hay, pregun-tándoselas al derecho ó al rebes, encontrará,que al pasarlos á que las digan salteadas, sehalla burlado y advertirá no conocen ningu-na; porque el decirlas era solo de memoria”

También señala los problemas que elaprendizaje de algunas letras presenta, ypropone técnicas nuevas, como enseñara la vez mayúsculas y minúsculas:

“…con Muchachos que sacándolos de laCartilla de palo, y ponia al Ba-ba, me gastabamuchos días para que conociesen las letrasmayúsculas con que principian las sílabas dela de papel. Ahora encuentro con ese estilo,que con ponerles en ella unas y otras, adelan-tan este tiempo; pues como las conocen to-das, luego que se los busca á que las junten ensílabas, no hallan en qué detenerse.”

Indica también algunas críticas a laexcesiva, a su juicio, insistencia en el de-letreo, que considera una pérdida detiempo, una vez que los niños ya conoz-can las letras, pues observa, que, de for-ma natural, en la práctica, los niños tien-den a utilizar rápidamente, el silabeo. In-dica además, que, respetando lo que losniños tienden a hacer, aprenden más rá-pido. Hoy en día llamaríamos a esto“partir de lo que el alumno ya sabe”:

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“Para leer, conocidas ya las letras, y sa-biendo silabear de golpe, no se debe despre-ciar el método de enseñar los Niños á hacer-lo por sílabas secas, y no por deletreo; pues ámas de ser mas fácil, se ahorran de tresrepeticiones en el vocablo mas simple qual esel de dos sílabas, y de muchas mas en los quetienen tres, quatro o cinco, comoFloridablanca. El exemplito siguiente lodemuestra: Rita: por sílabas secas con dosgolpes de voz pronuncian el vocablo Ri-ta; ysi se los enseña (como lo hacemos) por dele-treo, que propiamente es nombrar todas lasletras, tenemos a lo menos cinco voces, qua-tro para nombrarlas, y una para decir el voca-blo, si no es que acaso las hagamos que seansiete, como sucederá quando se deletree porsílabas. Estoy persuadido, que la ventaja quehallan estos Niños en principiar á leer conprontitud, pende del continuado silabeo, y noestoy fuera de hacerles lo ejecuten sin dele-treo; pues ha notado, que ellos mismos sinllamarlos á ello, se combidan é inclinan á irjuntando las sílabas de los vocablos sin dele-trearlas.”

Malo de Medina incluso aprovechala tendencia natural de los niños a leer deforma “global”, pues ya sugiere aprove-char esta inclinación para leer las abre-viaturas frecuentes que suelen apareceren los libros, precisamente los que másusan los alumnos:

“Tambien se advierte detenerse los Mu-chachos al tiempo de principiar á leer, luegoque encuentran abreviaturas, que por lo regu-lar las tienen todos los libros de antigua im-presion, y de ordinario andan estos en los lu-gares, con especialidad en las manos de ellos.

Para cortarles este atraso, he dado en estaEscuela, antes que rompan a leer los míos,conocimiento individual de las mas usua-les…”

Hay otra propuesta, que como otrasque aparecen en su obra, quizá pueda pa-recernos ya obvia, pero que supuso en su

época una importante novedad. Y es el he-cho de recomendar la lectura silenciosa:

“Para que los Niños no gruñan, masquenó tomen tonillos quando leen, es un bello ar-bitrio no dexarlos en la Escuela repasen laleccion en tono alto; pues la algarabía quemeten, se les impresiona de tal forma, quenunca pierden estos impropios ecos.

En esta, fuera de quando estan en el paso,que entonces por precision, para entenderseunos á otros, han de hablar recio, siendo masde ciento y ochenta los que hay ya, advertiríaVm. era tal el silencio, como si no hubieramas de uno: en voz mental ó imperceptiblerepasan su leccion; y así al tomársela les in-funde le Maestro el eco proporcionado a lavoz natural.”

Hay que tener en cuenta que una delas finalidades de la lectura, quizá al mis-mo nivel que la comprensión de los tex-tos, era su reproducción en voz alta paraque otros los escuchasen, y de ello se se-guía la importancia de adquirir una ade-cuada pronunciación, un adecuado“eco”.

En esta recomendación de la lecturasilenciosa para el aprendizaje de la lectu-ra, Malo de Medina se anticipa muchosaños a su época, pues como indica Viñao(2002) no sería hasta las primeras déca-das del siglo XX cuando empezaría aconvertirse en el objetivo final del apren-dizaje lector.

3.3. La enseñanza simultánea delectura y escritura.

Pero la gran propuesta del autor, lamás novedosa para la época, tras muchossiglos de práctica escolar, es la enseñan-za simultánea de la lectura y la escritura.

Efectivamente, y como hemos seña-lado antes, ambos aprendizajes se hacían

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por separado, y en ello, además de razo-nes de inercia escolar (Viñao, 2002),también había otras de orden crematísti-co, pues al maestro se le pagaba una can-tidad por enseñar a leer, y otra máselevada por enseñar a escribir o a calcu-lar. Este aspecto se refleja en numerososdocumentos de la época, como en éstarespuesta a los Interrogatorios de la RealAudiencia de Extremadura, correspon-diente a la localidad de Pasarón, en Cá-ceres, ejemplo de otros muchos simila-res:

“ … que fuesen libres los niños de pagarcomo lo ejecutan cada mes un real el que lee,dos el que escribe y tres el que cuenta, y mu-chos vecinos pobres que no pueden contribuircon este corto emolumento no ponen los hijosa la escuela, …”

Malo de Medina manifiesta de modobien claro que él considera que el apren-dizaje simultáneo de lectura y escrituraes la clave del rápido aprendizaje:

“…poner en su Escuela á los Muchachosla pluma en la mano para hacer letras al mis-mo tiempo que deletrean: golpe, con el qualse consigue todo.”

Este sistema es, ante todo más rápi-do, su gran preocupación:

“Piensa Vm. bien: es el método de ponerlos Niños á escribir al tiempo que deletreande beneficio conocido para su adelantamien-to. La experiencia me hace ver ganan tierraen esto, y el continuado uso de silabear, y dela pluma (sin omitir) ninguno), prometen loharán de leer con brevedad bien y velozmen-te, con que sin miedo de perder tiempo,puede con seguridad echar á escribir lossuyos quando deletreen;…”

Pero tiene también otras ventajas pa-ra un mejor aprendizaje, como la deaprender a la vez la letra manuscrita y lade imprenta (“de la estampa”, la llama),

por lo que insiste en varios lugares dellibro en su propuesta:

“ M. Quando conviene poner los niños áescribir?

D. Luego que conocen las letras del alfa-beto, y saben juntarlas en sílabas.

M. Qué ventajas se halla en ello?

D. Habilitarse la mano para el manejo dela pluma en escribir: conocer al mismo tiem-po las letras que ella forma, y las de la estam-pa: ser doble el ejercicio para soltarse á leer,y adelantar tiempo en aprender uno y otro.”

3.4. La enseñanza de la escritura.

La otra gran propuesta que se hace eneste libro, muy novedosa también parasu época, es un nuevo sistema de escritu-ra, que hace más fácil y rápido su apren-dizaje.

Hasta entonces, éste se basaba en lacopia de ejemplos, las “muestras”. Malode Medina, por el contrario, propone unnuevo método en el que todas las letras,en lugar de imitar modelos, se forman apartir de unos pocos trazos, que él resu-me en los de las letras ce, i y ele:

“ M. Quántas letras son necesarias paraaprender a escribir?

D. Tres; porque á estas para su formaciónestan sujetas todas las de la cartilla.

M. Quáles son?

D. La c del rebes y del derecho, la i y la l.

M. Y sabiéndose ejecutar ya estas letras,qué ha de hacerse con el Niño?

D. Estrecharle á que por la tabla aprendala formación de las demas.

Y a continuación explica su método,por el que forma todas las letras, utili-zando únicamente los cuatro trazos indi-cados anteriormente:

Un precursor en la renovación de métodos de enseñanza de la lectura y la escritura a finales del Antiguo Régimen

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Campo Abierto, vol. 27, nº 2 - 2008 Luis M. Casas García, Ricardo Luengo González

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Lo que propone en su método, bási-camente consiste en que se puedan trazarlas letras con unos rasgos elementales,de la misma forma que lo hacemos ac-tualmente, sin recurrir al método tradi-cional de la copia, sino insistiendo másen la producción personal:

“ M. Y sabiendo el Niño formar las letraspor el método que explicas, de qué pautasusará para escribirlas en el papel?

D. De ninguna; porque el continuadoexercicio de escribir, juntamente con el cui-dado de hacer las letras iguales, y á igual dis-tancia una de otra, y el de dexar el hueco enlos vocablos, se consigue saber escribir porcualquiera Niño ó adulto que no pisa la Es-cuela.”

Para el autor, el método tiene, denuevo, la ventaja de la rapidez, a la queañade la de los costos sociales y econó-micos de un adecuado aprendizaje:

“ Duda si llevarian á bien los padres delos Muchachos tanto gasto de papel, que élno podía suministrarles ninguno, por ser unpobre infeliz, que se mantenia solo del realdel mes, y el quarto del sábado, y que el prac-ticarlo así era bueno para esta Escuela, que dáa los suyos de valde la enseñanza, papel, yquanto para ello necesitan: principie Vm., yejecútelo así, que concibo no habrá padre, porinfeliz que sea, ya que costea la educación desu hijo, no dé por bien empleado el mediopliego de papel diario, quando experimentelas ventajas que consigue este; y él la de aho-rrarse muchos meses de pagarle.”

Pero la diferencia entre este método ylas prácticas usuales en la época no esta-ban solamente en el trazado de las letras,sino más en el fondo, en el uso social po-pular que se daba a la escritura, hasta en-tonces reservado a especialistas comolos escribanos:

“ M. Pues para qué es el modo de escribirque aquí se señala?

D. Para aprender á hacerlo brevemente,sabiendo formar las letras desde luego, y selogra con adelanto de tiempo al que se gastapor el método de hacer palotes, con la venta-ja tambien, que sin saber escribir por las re-glas del arte, mal, y con ella cualquiera sinmas que la tabla sabrá firmar y escribir paraentenderse.”

En este sentido, el autor, también vapor delante de lo que era usual en su épo-ca, y trata de extender el uso de la escritu-ra a toda la población, consciente de laimportancia de “escribir para entenderse”.

4.- Conclusiones.

El texto que hemos estudiado la“Guía del niño instruído y padre educa-do”, de Francisco de Gabriel Malo deMedina, se inscribe dentro de los inten-tos que se produjeron durante los finalesdel siglo XVIII por cambiar los métodosde lectura y escritura que habían estadovigentes durante muchos siglos.

El motivo de estos cambios, como sedeja traslucir a través de las palabras delautor, fue principalmente, la exigenciade una sociedad que iba dando cada vezmás importancia a un conocimiento quehasta la época estaba reservado a unaclase social muy concreta.

Por ello, en este texto se hace refe-rencia a la implantación en las escuelasde nuevos métodos que hagan conseguira los alumnos el aprendizaje lector y laescritura con mayor rapidez y agrado. Elobjetivo final de estos cambios era, a lalarga, la extensión de la alfabetización atoda la sociedad, algo que, desgraciada-mente, no se consiguió en España hastamuchos años después, pero que fue unade las grandes ilusiones de los hombresde la época de la Ilustración.

Las exigencias de la sociedad, enaquellos tiempos, al igual que en losnuestros son las que hacen que la educa-ción se vaya adaptando, aunque sea muylentamente, con nuevas propuestas ynuevos métodos. Hoy en día, en la prác-tica escolar utilizamos diariamente pro-puestas que en otros tiempos se hicierony que nos parecen naturales por lo asu-

midas y trilladas que nos resultan. Peroen su momento resultaron auténticamen-te revolucionarias.

Estas pequeñas revoluciones, quecuesta introducir en la práctica de la en-señanza que, a veces tardan muchos añosen implantarse de manera generalizada,son las que hacen avanzar, en cualquierépoca, nuestro sistema educativo.

Un precursor en la renovación de métodos de enseñanza de la lectura y la escritura a finales del Antiguo Régimen

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