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Transformación social y creación de sentido en los testimonios
de maestros y alumnos de la segunda etapa del movimiento
Freinet en España
Carla Fernández Sarasa1
1) Universidad de Barcelona
Date of publication: October 23rd, 2015
Edition period: Edition period: October 2015-February 2016
To cite this article: Fernández Sarasa, C. (2015). Transformación social y
creación de sentido en los testimonios de maestros y alumnos de la
segunda etapa del movimiento Freinet en España. Social and Education
History 4(3), 287-308. doi:10.17583/hse.2015.1732
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HSE – Social and Education History Vol. 4 No. 3 October 2015 pp.
287-308
2015 Hipatia Press
ISSN: 2014-3567
DOI: 10.17583/hse.2015.1732
Social Transformation and Creation of
Meaning in Teacher’s and Student’s
Testimonies at the Second Stage of the
Freinet Movement in Spain
Carla Fernández Sarasa Universidad de Barcelona (España)
Abstract
______________________________________________________________
This paper begins with a brief overview of who was Celestin Freinet and how their
pedagogy was spread throughout the thirties at the Republican Spain and then focuses on
how their ideas were used again at schools during the Spanish democratic transition
through three testimonies. The reflections of two teacher members of Movimiento
Cooperativo de Escuela Popular (MCEP) and one student of the Valencian school that
achieved to meet the more Freinet's teachers following this perspective in their
classrooms, will be the leitmotif of some key issues of Freinet's pedagogy and will lead
us to detect renovating questions that Freinet formulated and which remain in force
today. Some of them are not fulfilled while others are part of the teacher's imaginary,
such as inserting the assembly with students, connecting the school with the environment
by going out for environmental research or having a library in the class.
_______________________________________________________________
Keywords: Freinet, Spanish democratic trasition, testimonies, social transformation,
creation of meaning.
HSE – Social and Education History Vol. 4 No. 3 October 2015 pp.
287-308
2015 Hipatia Press
ISSN: 2014-3567
DOI: 10.17583/hse.2015.1732
Transformación social y creación de
sentido en los testimonios de maestros y
alumnos de la segunda etapa del
movimiento Freinet en España
Carla Fernández Sarasa Universidad de Barcelona (España)
Resumen
_____________________________________________________________
Este artículo comienza con una rápida perspectiva sobre quién fue Celestín Freinet y
cómo su pedagogía se difundió en la España republicana de los años '30 para
centrarse después en cómo se vivió la vuelta de sus ideas a las escuelas durante la
transición democrática española a través de tres testimonios. Las reflexiones de dos
maestros freinetistas miembros del Movimiento Cooperativo de Escuela Popular
(MCEP) y de un alumno de la escuela valenciana que más docentes seguidores de
esta perspectiva consiguió reunir en sus aulas serán el hilo conductor de algunos
temas claves de la pedagogía del maestro francés y nos conducirán a detectar
cuestiones renovadoras que Freinet formuló y que continúan vigentes a día de hoy.
Algunas están por cumplir mientras que otras ya son parte del imaginario docente,
como insertar la asamblea con los alumnos, la conexión de la escuela con el medio
mediante salidas o investigaciones del entorno o contar con una biblioteca de aula.
_____________________________________________________________
Palabras clave: Freinet, transición democrática española, testimonios,
transformación social, creación sentido.
HSE – Social and Education History, 4(3) 289
l próximo año se cumplen 50 años de la muerte del pedagogo
francés Celestín Freinet, un hombre que centró sus esfuerzos en dar
vida a la escuela popular y crear unas técnicas de trabajo que
ayudaron a dotar de sentido su presencia en las aulas a miles de
niños y niñas, pero también la profesión de muchos maestros y maestras que
no querían resignarse a que las escuelas fueran centros de adoctrinamiento
de su alumnado y que creían que la realidad desigual en la que vivían podía
ser transformada gracias a la colaboración de toda la comunidad. En este
artículo presentamos cómo el Movimiento Cooperativo de Escuela Popular
(MCEP) resurge en la España de la transición y qué influencias tuvo en la
vida de varias personas a través de sus relatos: Ferrán Zurriaga, el maestro
que trajo de nuevo a Freinet a las escuelas a mediados de los años 60, Gaspar
Izquierdo su compañero de centro durante más de 15 años y maestro clave
en la integración de alumnos sordos de la historia de la escuela valenciana y
Lorenzo Cuesta, ex alumno de una escuela en la que se consiguieron reunir
al menos 6 maestros que ponían en práctica las técnicas y la pedagogía de
Freinet y que después se ha convertido en un pedagogo y maestro
comprometido con su profesión.
¿Quién fue Freinet?
Celestín Freinet fue un pedagogo y maestro de escuela francés de origen
campesino que desarrolló toda una pedagogía de escuela renovadora que
ponía el acento en los niños, en su contacto con la naturaleza, en el trabajo
manual y creativo compartido con otras escuelas y que dio un gran
protagonismo a la cooperación entre maestros y a la necesidad de que
mantuvieran una formación continuada y una actividad investigadora
constante en sus aulas. Freinet, en su práctica cotidiana, se da cuenta que la
escuela-prisión no tiene sentido para el alumnado que está desmotivado y es
ajeno a lo que sucede en las aulas (Freinet, 1972). Su objetivo de
transformación es para toda la sociedad. No busca sólo un cambio en las
escuelas, ni propagar un método concreto. La finalidad en esta educación es
que “el niño desenvolverá su personalidad al máximo en el seno de una
comunidad racional a la que sirve y que le sirve” (Freinet, 1972, p.23).
E
290 Fernández Sarasa – Testimonios Freinet
Una de las bases de su trabajo fue el tanteo experimental, pues consideraba
que el aprendizaje se basaba en el ensayo-error del niño cuando ponía en
práctica las enseñanzas que recibía. La duda constructiva no dejaba de poner
a prueba las adquisiciones que se daban durante un aprendizaje. La idea de
su enseñanza no era tanto la transmisión de conocimientos estancos, lo que
Paulo Freire rechazó también después llamando a este tipo de enseñanza
“educación bancaria” (Freire, 1970), sino una pedagogía basada en el
descubrimiento que rechazaba de frente la escolástica que siempre trataba de
resurgir. La idea de Freinet estaba en sintonía con esta premisa y es que hay
que dudar de lo que es cierto, ya que hasta el momento, en las escuelas no se
había permitido la existencia de ese espíritu inductivo-deductivo propio de la
ciencia. Siempre buscando mejorarse a sí misma, no es una pedagogía
cerrada. Como Freinet (1972, p. 9) explica: “Nuestro objetivo no es el éxito
de un método ni la difusión de un material por perfecto que sea. Nuestra
finalidad es la renovación y modernización de la Escuela popular” Esta
pedagogía siempre ha sido abierta y él mismo nunca escondió las influencias
que otros pedagogos habían ejercido en su concepción de escuela popular,
reconociendo las aportaciones del trabajo de pensadores de la Escuela de
Ginebra como Ferrière y la escuela activa o Claparède y el tanteo
experimental; la importancia de buscar el ambiente adecuado en el que se
debe desarrollar el niño de la italiana María Montessori; la perspectiva del
estadounidense Dewey y sus técnicas democráticas de mejorar la escuela;
adaptaría el método de los centros de interés y el método global de lectura
del médico belga Decroly y su afán por unir la teoría con la práctica; haría
también una adaptación de las ideas sobre el trabajo individual de Winnetka;
de Makarenko valoró la vocación comunitaria del trabajo compartido y de
Cousinet la cooperación del trabajo libre por equipos (González, 1988). El
verdadero objetivo de sus esfuerzos fue siempre renovar la escuela popular.
Para conseguirlo Elise Freinet, la compañera de Celestín Freinet, quien tuvo
un papel muy importante en la continuación de su obra, advirtió de la
necesidad de un cambio profundo en la formación de los maestros y
maestras. Elise explica que se debe sustituir la escolástica por una formación
con raíces en el pueblo pero ligándola:
al gran pensamiento humano, a todo lo que el progreso nos ha traído
de positivo y de definitivo, así como a las grandes corrientes de
HSE – Social and Education History, 4(3) 291
civilización que, a través de los siglos, por medio de la religión y la
tradición, han comenzado el movimiento hacia delante que nosotros
tenemos la misión de reforzar y de continuar” (Freinet 1972, p.11).
La pedagogía Freinet reclamaba asuntos que mantienen su actualidad y
muchos siguen vigentes hoy en día, como una formación continua y de
calidad del profesorado basada en las grandes aportaciones de lo que hoy
conocemos como la comunidad científica internacional, pero unida a las
necesidades que se plantean día a día en un aula. El maestro debe aprender
de quienes aprenden de él, al igual que la escuela debe impregnarse del
tejido social que la rodea para modificarlo. Freinet otorga protagonismo al
trabajo conjunto y cooperativo, a la solidaridad y al intercambio entre los
alumnos y alumnas sin importar el contexto del que provienen. El maestro
toma conciencia de la dependencia de la escuela respecto a su medio y
desarrolla una visión integrada de la educación: la pedagogía no es nada sin
la salud psicológica, física o moral de los niños. Freinet promulga que el
niño, la niña son personas iguales al maestro y no seres inferiores. Esto
supone un verdadero cambio de enfoque, ya que pasamos de la escolástica
centrada en la materia a estudiar, a la pedagogía popular centrada en el
desarrollo de todas las potencialidades del niño o niña (Imbernón, 2010).
Estas ideas se recogen en L’école moderne française, obra publicada poco
antes de su muerte, en la que se plasma la esencia de las escuelas Freinet.
En un mundo donde la globalización todavía no era un hecho, Freinet
abre la escuela a nuevos modelos, referencias y realidades diversas mediante
la correspondencia e intercambio con escuelas lejanas e introduce múltiples
inteligencias mediante la participación de las familias narrando por ejemplo
sus trabajos cotidianos. También, mediante las salidas e investigaciones de
ambiente (Freinet, 1974). La escuela está fuertemente ligada a su contexto,
no es autónoma de la familia, la sociedad y la política en la que se ubica por
lo que comienza a cobrar sentido para los que en ella trabajan y participan.
Freinet reconoce que la escuela siempre ha ido por detrás de las conquistas
sociales y que le cuesta adaptarse a los cambios, lo que espera suprimir tras
la puesta en marcha de esta perspectiva popular (Freinet, 1972).
En su afán por hacer llegar estas ideas de la escuela viva a todos los
centros comenzó a idear lo que se conocen como las técnicas Freinet, entre
las que destacaría el texto libre, el cálculo vivo o la correspondencia entre
292 Fernández Sarasa – Testimonios Freinet
escuelas, inicia la promoción de cooperativas campesinas para defender los
derechos de los trabajadores, promueve congresos, publica libros y organiza
un movimiento pedagógico internacionalista que extenderá por el mundo
una visión vanguardista de la educación.
Cómo las Técnicas Freinet Llegan a España por Primera Vez
En torno a las ideas de Celestín Freinet comenzaron a aglutinarse a
principios de los años ’30 en España personas relacionadas con la docencia e
interesadas por las técnicas y el método de enseñanza del maestro francés.
Una Escuela Moderna que se fue conformando en Francia con base en la
CEL, la Cooperativa de Enseñanza Laica, gracias a la suma del trabajo del
maestro Freinet y las aportaciones de todos y todas los miembros de este
movimiento que fueron enriqueciendo esta perspectiva educativa, que tuvo
eco en muchísimos países del mundo.
En varios momentos de finales de la década de los 20 y por diferentes
vías territoriales, las ideas de Freinet fueron llegando a España. Es en
Cataluña donde más repercusión obtienen, pues la existencia del grupo Batec
formado por maestros leridanos que se reunían para auto formarse y
profundizar en las cuestiones que les preocupaban de su profesión sería el
caldo de cultivo ideal para las ideas del pedagogo francés (Jiménez, 2007).
La influencia de Freinet fue creciendo a pesar de que el número de maestros
que se han registrado ascendía tan solo a 137 antes de iniciarse la Guerra
Civil en 1936 y hubo un total de ciento cuarenta y nueve localidades que, en
algún momento de la década de 1930, conocieron las técnicas de la Escuela
Moderna francesa (Hernández y Hernández, 2012). Si bien es cierto que su
heterogeneidad y la influencia que varios miembros habían conseguido
ejercer debido a su posición privilegiada nos da a entender que su
penetración en el imaginario docente fue quizás más amplia que la
proporción de estos números.
Nos gustaría destacar aquí la figura de Herminio Almendros, un inspector
escolar de Almansa que ejerció en Lérida, afín al grupo Batec, que impulsó
la puesta en práctica entre los maestros de las zonas rurales más alejadas y
pobres de técnicas innovadoras creando un modelo de inspección basado en
la colaboración, que difundió gracias a los artículos que publicó en Revista
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de Pedagogía sobre las técnicas Freinet (Hernández, 2012). En sus propias
palabras, “había que ayudarles a mejorar su labor docente, a levantar su
espíritu profesional. Yo sabía que esa era mi función como inspector;
función de ayuda técnica fundamentalmente” (Almendros, 1979). Almendros
constituye uno de nuestros antecedentes próximos. Sus análisis, reflexiones
y actuaciones están todavía vigentes, ya que aborda cuestiones que nos
mantienen preocupados hoy en día (Blat, 1998).
En el contexto republicano se llegó a crear la Cooperativa Española de la
Imprenta en la Escuela y la revista Colaboración (Jiménez, 1996) que se
retomaría durante la transición y se publicaría entre 1976 y 1985 (Hernández
y Gómez, 2014).
La “Depuración” de los Maestros Freinetistas
El trabajo que muchos maestros y maestras habían comenzado aplicando en
sus aulas las técnicas de la imprenta escolar, además del impulso renovador
que supuso en el contexto republicano la ILE, la Institución Libre de
Enseñanza, se vio truncado por el golpe de estado franquista. Durante la
guerra y la posguerra comenzaron a producirse las “depuraciones” de
maestros republicanos, muchos de los cuales fueron asesinados o sufrieron el
exilio (Hernández y Hernández, 2009). En este proceso de exilio, varios
maestros Freinet como Patricio Redondo, José de Tapia y Ramón Costa,
hicieron un trabajo de difusión de esta pedagogía popular por América
Latina, especialmente en México, donde todavía hoy en día existe con fuerza
esta corriente de enseñanza aglutinada en el MEPA (Movimiento por una
Educación Popular Alternativa). Muchos participantes de las escuelas
Freinet republicanas fueron acogidos por los compañeros franceses
freinetistas, que colaboraron con ellos no sólo con donaciones materiales
sino buscando posibilidades de trabajo adecuadas a las capacidades
profesionales de estos maestros y maestras (Alcobé, 1979).
¿Cómo se retoma la pedagogía Freinet en la transición?
A mediados de la década de 1960, resurgió en España el movimiento
Freinet, primero como pequeños grupos sin cobertura legal que se reunían en
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diferentes puntos de la geografía estatal y más adelante bajo el nombre de la
Asociación para la Correspondencia y la Imprenta escolar (ACIES), formada
en Valencia el 13 de mayo de 1974. Una vez que el contexto político cambió
y permitió la existencia de agrupaciones como esta, en el IV Congreso de
Escuela Moderna que tuvo lugar en Granada en 1977, cambiaron su nombre
a Movimiento Cooperativo de Escuela Popular (MCEP), título con el que se
identificarían mejor sus componentes desde entonces.
El MCEP se considera uno de los más influyentes movimientos de
renovación pedagógica que convivieron en el final de la dictadura de Franco
y durante la transición y entre los que destaca el papel que en muchas
regiones tuvieron las “Escuelas de Verano”. Estos movimientos fueron
diversos y complejos y defendían una escuela innovadora, democrática,
pública y partidaria de los métodos activos (Hernández, 2011).
El origen de este nuevo impulso se sitúa en Valencia. El maestro Ferrán
Zurriaga participa en un campo de trabajo en un pueblo de Francia en 1962
en el que tomará contacto con las ideas de Freinet al conocer a una maestra
que practicaba estas técnicas y con la que establece correspondencia. Las
trae de vuelta para compartirlas con un grupo de trabajo de compañeros de
magisterio que se había comenzado a reunir al abrigo de la asociación
cultural Lo Rat Penat. En el testimonio que hemos recogido de Zurriaga
explica:
Con algunos alumnos de magisterio, dinamizamos un grupo que era la
juventud de Lo Rat Penat (...) También yo tenía un tío, Ismael Roselló
i Zurriaga, que estaba de tesorero y me animó a participar. Hacían
bailes, hablaban del valenciano... Poco a poco coincidimos una serie
de personas, que venían a hacer cosas en esta línea... Y decidimos los
que éramos maestros reunirnos a hablar de cosas de la escuela.
Justamente la biblioteca de Lo Rat Penat estaba como un almacén, no
estaba ordenada... desde que acabó la guerra, parece que alguien
depositó allí los fondos de la Sociedad Protectora de la Enseñanza
Valenciana. Esto fue un encuentro excepcional. Encontramos libros de
la escuela de verano, de la pedagogía de María Montessori, sobre todo
problemas del bilingüismo y nos hizo empezar a trabajar esos temas.
Así hicimos un grupo de trabajo de enseñanza.
HSE – Social and Education History, 4(3) 295
Tras ese primer contacto revelador que tuvo con Freinet, Zurriaga decide
ahondar más en esta visión de la escuela, apasionante y renovadora, ya que
considera que se aproxima a lo que ellos están buscando:
Yo fui en la Pascua siguiente a un stage en Andorra. Y cuando volví le
dije a los compañeros, esto es una cosa parecida a lo que nosotros
queremos hacer: son maestros que se juntan, discuten, se auto forman
y van aprendiendo técnicas diversas para modificar su clase. Así
establecimos el contacto con el grupo catalán francés, de la parte de
Perpignan-Roselló que llevaba la coordinación. Nos entendíamos muy
bien hablando en catalán y ellos nos adoptaron y dijeron “no hay
problema, nosotros pasamos la frontera y desde Figueres os enviamos
el material”. Y así fue como se inició la relación.
En estos años la información circulaba de manera escasa y la represión
franquista permanecía férrea. Estos maestros no habían recompuesto todavía
la historia de Freinet en España y desconocían aún el trabajo que muchos
otros ya habían impulsado en los años 30.
Se ponen en contacto con los maestros del País Vasco que estaban
promoviendo las Ikastolas. Encontraron también a la gente que quería crear
Rosa Sensat en Cataluña y el maestro Pere Fortuny de Sabadell les contacta.
La actividad va cogiendo forma y amplitud con los tres frentes de Euskadi,
Cataluña y Valencia, donde recaerá la coordinación. El movimiento surge en
un inicio vinculado a maestros interesados en llevar el bilingüismo a las
escuelas. Llevar la lengua materna a las escuelas es una prioridad en estas
regiones que buscaban crear escuelas con sentido para miles de niños y niñas
que no tenían el castellano como lengua habitual en su día a día:
El grupo de Valencia siempre nace vinculado al tema de la enseñanza
en valenciano. Quiero decir, nosotros tenemos el espíritu del año 32,
de Enric Soler i Godes, de Carles Salvador, casi sin saberlo... la
casualidad fue que nos reunimos en Lo Rat Penat y encontramos la
biblioteca y después se uniría a nosotros Soler i Godes.
Enric Soler i Godes fue un maestro nacido en Castellón de la Plana que
ya en la época republicana inició una labor fundamental de difusión de las
ideas y técnicas de Celestin Freinet. Supuso un nexo de unión entre las dos
296 Fernández Sarasa – Testimonios Freinet
etapas, la republicana y la de la transición y una referencia clave para el
MCEP. En la Universidad Jaume I se encuentra la sede de la fundación que
lleva su nombre y donde se pueden encontrar todos los materiales que la
familia del maestro y el Movimiento de Cooperativas de la Escuela Popular
Valenciana han donado. Desde entonces van tomando forma los grupos de
otras regiones, que arrancan con fuerza ya que se articularán en muy poco
tiempo. En 1969 organizaron en Santander el que será el primer encuentro
peninsular de técnicas Freinet, en el que participaron unos 50 maestros de
Valencia, Cataluña y País Vasco y alguno menos de Santander, Asturias y
Madrid (Zurriaga, 1979). También asistieron maestros franceses y varias
familias de la cooperativa Mondragón. Estuvo presente el maestro catalán
Josep Alcobé (antiguo miembro de la Cooperativa Española de la Técnica
Freinet) que representaría la unión entre los dos intentos que hubo en
España, reconciliando pasado y presente. Durante todo el encuentro se
mantuvo un clima de cooperación entre maestros y de enorme emoción por
protagonizar su propia formación. La ilusión y la motivación por ejercer su
profesión de otra manera era muy fuerte. Habían encontrado el camino que
transformaría su práctica y que les ayudaba a terminar con el individualismo
imperante en la docencia tradicional. El entusiasmo les trajo algún momento
de tensión dado el contexto represor, pero que afortunadamente se quedó en
anécdota:
Justo del grupo de Santander, hablamos con una directora de una
escuela infantil que se ofreció para hacer allí el primer encuentro,
porque su padre era muy amigo del gobernador civil y ya teníamos allí
una especie de cobertura legal... Así nos encontramos en Santander.
Hubo algún problema porque hicimos una excursión a Santillana del
Mar e hicimos la primera “investigación de ambiente”. Nos dividimos
en grupos y unos miraban Santillana desde el punto de vista histórico,
económico, otros geográfico, educativo. Los del grupo económico
fueron al ayuntamiento. Los del educativo descubrieron que había una
guardería dentro de un convento de clausura, entraban los niños pero
nadie más porque era de clausura y le hicimos una entrevista a la
monja que lo llevaba, lo grabamos. Íbamos vascos, catalanes,
valencianos y allí cada uno hablaba su lengua y... la policía de
Santillana al rato ya estaba llamando a ver que eso qué era, que qué
quería decir...
HSE – Social and Education History, 4(3) 297
Lo Rat Penat cambiaría mucho a principios de la década de los ’70 y el
grupo Freinet de Valencia ya no se siente identificado con la asociación, por
lo que abandonan su sede y crean ACIES (Asociación para la
Correspondencia y la Imprenta Escolar). El movimiento es asambleario y
sigue creciendo. Se organiza en grupos de trabajo, tanto territoriales como
temáticos. Un grupo de trabajo estaba formado por educadores que desde la
práctica cotidiana realizan una investigación colectiva y permanente de una
actividad escolar y se comprometen a compartirla en las diversas
herramientas que existían para ello, como la revista “Colaboración”, que se
retoma en septiembre de 1976. En este primer número podemos leer por
ejemplo, una experiencia de escuela Freinet en Fuerteventura en la que 8
maestros cuentan paso a paso la organización del centro, los tiempos de
aprendizaje, las técnicas empleas, la puesta en marcha de una asociación de
padres para potenciar relaciones entre escuela y familia. El grupo territorial
de Murcia aporta en este número una reflexión sobre su experiencia con el
cálculo vivo, las dificultades halladas, las soluciones generadas, etc.
Los servicios que recibían los socios por ser miembros de ACIES consistían
en mantenerles informados; acceder a la oferta de formaciones locales,
nacionales e internacionales; participar de los intercambios de periódicos
escolares, cartas y otros y contribuir a la redacción y publicación de las
publicaciones “Documento”, donde se reflejan los resultados y conclusiones
de un grupo de trabajo. Ferrán Zurriaga nos explica cómo eran esas
formaciones:
Organizábamos stages, que eran encuentros de sábado a domingo,
hacíamos noche. Preparábamos a los nuevos, en un grupo de
iniciación que les dábamos toda la formación y les enseñábamos
alguna técnica. Y después el resto del día hacíamos intercambio de
experiencias, cómo iban las asambleas, el plan de trabajo, cómo
trabajábamos las matemáticas, el conocimiento del medio... Todo esto
en convivencia, lo cual ayudaba mucho porque después de cenar
siempre había un poco de recreo, introducíamos juegos,
escenificaciones sobre cómo trabajábamos los cuentos, alguna
actividad manual, cómo hacer la imprenta, los grabados de linóleo...
todo eso eran los stages.
298 Fernández Sarasa – Testimonios Freinet
Las actividades consistían en: estrechar relaciones entre educadores,
organizar intercambio de material para enriquecer la actividad del aula,
divulgar estas técnicas de correspondencia e imprenta escolar y formar a los
asociados bajo un espíritu de cooperación. Estas cuestiones que hoy nos
parecen tan naturales no lo eran en su momento e introducir esta perspectiva
en la escuela fue un logro de los movimientos de renovación pedagógica,
especialmente del MCEP. Los maestros que se fueron uniendo al
movimiento eran diversos y a pesar de ser un grupo abiertamente laico,
formaban parte de él, por ejemplo, personas de las juventudes católicas:
Es un movimiento laico, pero siempre ha encontrado cobijo en
maestros católicos que se interesaban por Freinet y han desarrollado
su trabajo. Ideológicamente éramos diversos, había comunistas,
socialistas y católicos de comunión diaria. Por ejemplo, uno de los
sitios religiosos a los que accedemos es a los albergues disponibles
para la JARC (Juventud agrícola y rural católica) en la que estaba
Rosa Raga y Roser Santolària.
La diversidad y la apertura eran características del grupo. Sin embargo,
Ferrán nos comenta que desde fuera algunas personas recelosas del buen
ambiente que existía, la cooperación desinteresada en la que se basaban, el
intercambio de materiales y sus ganas de mejorar la vida de todos sus
alumnos y alumnas despertaban ciertas envidias que hacía que les tildaran de
cerrados y opacos. Las continuas publicaciones sobre su organización y su
trabajo son prueba de un enorme ejercicio de transparencia llevado a cabo
desde el inicio de su creación:
Era una pedagogía muy abierta, no eran estrictos en su aplicación.
Además tenía influencias de muchos autores y no se escondía a nadie.
Desde fuera podíamos parecer cerrados, porque lo organizábamos
todo muy bien en encuentros, formaciones o stages... pero era porque
a algunos les interesaba mirarnos así.
La formación del magisterio en las escuelas normales no respondía a las
necesidades que los maestros requerían. No se estudiaban a los clásicos y
HSE – Social and Education History, 4(3) 299
por otro lado, estaban también muy alejados de las realidades de las aulas.
Más allá de la formación institucional, el grupo cree en la auto formación
continuada durante todo el ejercicio docente, por lo que consideran
oportunas estas reuniones periódicas donde intercambiaban preocupaciones
y posibles soluciones:
Yo estudio y mi ilusión era ir a un pueblo, ser maestro y enseñar y
enseñar. Sabía y era consciente de que mi manera de enseñar no era la
correcta, porque no nos habían enseñado eso. Mi formación en la
Normal fue pésima y eso nos hizo buscar métodos y cosas para que
nuestra formación fuera más eficiente. No sabíamos nada sobre
pedagogía, no habíamos leído a los clásicos... Yo siempre decía... yo
llevaba siempre debajo del brazo libros con ideas (...) Es necesario que
el maestro participe con otros, no puede abandonar la formación
permanente. Y la formación permanente es reunirse con otros, hablar,
ensayar, buscar caminos nuevos y leer...
Ferrán Zurriaga conoció la pedagogía Freinet al finalizar sus estudios, por
lo que este legado le acompañó durante toda su trayectoria e impregnó toda
su práctica docente. Comenzó trabajando en la escuela valenciana “Ruíz
Jimenez”, un centro de educación especial en el que fue compañero de
Gaspar Izquierdo. Ambos llevaron a esas aulas muchas técnicas Freinet y
coinciden en resaltar que el texto libre, los rincones de trabajo, la imprenta,
etc., facilitaban el aprendizaje a sus alumnos así como la regulación de la
conducta gracias a la participación tan activa de la que disfrutaban mediante
las asambleas o el diseño de sus propios planes de trabajo. Izquierdo
comenta: Gracias a la participación se limaban, prácticamente desaparecían, los
problemas de conducta. Además, durante el curso, poco a poco, se
iban instaurando unas leyes que regían la clase, que se decidían entre
todos y que si continuabas con los mismos alumnos varios años, se
mantenían y ampliaban.
Ambos compañeros coinciden en señalar que uno de los grandes
impedimentos con los que se encontraban es que no existían escuelas
Freinet, sino que los maestros y maestras que querían seguir estas técnicas
las desarrollaban de manera aislada en su aula durante el periodo que tenían
300 Fernández Sarasa – Testimonios Freinet
a ese alumnado y ese trabajo no tenía ninguna continuidad, ya que al pasar
con otros profesores mantenían la enseñanza tradicional. En la Valencia de
esta época, estos maestros introducían las técnicas que consideraban o
podían en sus clases, pero eso implicaba siempre una metodología activa,
mantener las raíces con el medio y el ejercicio de la asamblea (Agulló,
2015). Estos maestros coinciden también en apuntar que parte de estas
técnicas han pasado al imaginario colectivo docente, especialmente en la
educación infantil, como señala Zurriaga:
Hoy en día si vas a cualquier escuela pública del País Valencià y si
hay gente joven, verás que el aula de infantil tiene rincones y practican
la asamblea. Pues todo eso viene de Freinet. Ahí dependerá de la auto
formación del maestro, de la formación permanente que tenga.
Al trabajar en un centro especial, ambos coinciden en señalar que desde
los cargos más elevados de las jerarquías docentes les daban total libertad
para desarrollar un método u otro. Esa coyuntura les facilitó poder ofrecer
esta pedagogía a los alumnos durante varios cursos, ya que se organizaron
entre ambos y pudieron generar cierta continuidad. En su afán investigador,
ambos maestros hicieron un seguimiento sobre el éxito de su alumnado en el
mercado laboral y de los más de 100 alumnos que localizaron, el 30%
estaban trabajando, varios de ellos en puestos de cierta responsabilidad como
la gerencia de una empresa de vino o las relaciones públicas de una
constructora. Gaspar Izquierdo nos comenta sobre sus alumnos:
Los alumnos sobre todo lo que tienen es el recuerdo de la creación, de
ir a la escuela a disfrutar, porque participaban, decidían, eran
protagonistas. Para ellos la escuela tenía sentido porque participaban
en la toma de decisiones, su autoestima era elevada porque todos
tenían un papel que desempeñar, nadie estaba fuera de la dinámica de
clase. Las técnicas manuales les motivaban mucho y había un fuerte
sentimiento de pertenencia al grupo.
En el colegio “Sara Fernández” ubicado en el barrio periférico de San
Marcelino de la ciudad de Valencia consiguieron reunirse al menos 6
maestros que aplicaban las técnicas Freinet: José Bisbal, Antonio Eslava,
HSE – Social and Education History, 4(3) 301
Teresa Hermoso, Tere Pitxer, Carmen Rivelles y Roser Santolària. Este
centro supone una de las experiencias que se aproximaron más a lo que
podría haber sido una escuela Freinet en Valencia. Lorenzo Cuesta,
pedagogo y maestro de educación infantil y educación especial, es ex
alumno del colegio y tuvo como maestros a casi todos los freinetistas que
allí ejercieron. San Marcelino era un barrio dormitorio en el que la mayor
parte de la población estaba constituida por inmigrantes de clase media baja
provenientes de Cuenca, Albacete y pueblos de la comarca de L’Horta.
Lorenzo Cuesta recuerda a sus maestros con mucho cariño. En sus clases
reinaba el buen clima y la familiaridad:
Era curioso que a José Bisbal le llamábamos Don José, luego estaba
Don Antonio, pero no era una distancia de Don... en el barrio a los
chavales les sorprendía, pensaban que eran de esos profesores que aún
pegaban con regla, que en mi barrio se hacía en algunos colegios en
aquella época. Destacaría la familiaridad con la que te trataban, la
comodidad con la que estabas en clase, cómo se trataban los
problemas. Las clases se planteaban siempre muy en positivo. Era
muy natural. No tenías la conciencia de todo lo que estabas
trabajando.
Recuerda que le encantaba ir al colegio, no recuerda a nadie que se
aburriese o se quejara de ir al colegio. Incluso solían alargar los tiempos de
la escuela llegando antes de hora. La motivación y la participación estaban
muy presentes. El trabajo se hacía en clase y los alumnos no se llevaban
trabajo a casa, ni los exámenes se planteaban como tal. Trabajaban en torno
a un tema y todas las asignaturas cobraban sentido dentro de éste. Lorenzo
comenta que esto hizo que algunos padres desconfiaran del método y
pidieran un cambio al centro por miedo a que no se adaptaran al instituto, ya
que algunos alumnos estaban teniendo problemas en los ciclos superiores. El
propio Lorenzo tuvo problemas en BUP y COU, aunque finalmente superó
esta etapa con éxito:
Y cuando fui al instituto me pegué un batacazo porque era “codos,
codos, codos” y me tuve que poner las pilas (...) Intentaba prestar
mucha atención y mi mente de manera natural intentaba relacionar
302 Fernández Sarasa – Testimonios Freinet
unos aprendizajes con otros porque era a lo que estaba acostumbrado y
no lo conseguía. No encajaba en ese modelo de asignaturas inconexas.
El ambiente entre compañeros en el aula era excelente. Siempre se
trataban bien. Lorenzo explica que no había diferencias entre ellos, que no
existían las burlas entre compañeros y que si alguno pensaba en hacer una,
recibía el rechazo por parte de todo el grupo. Él considera que las asambleas
en las que todos participaban y que guiaban la vida del aula y la propia
organización de los alumnos por parejas o equipos ayudaba a mantener ese
ambiente. Además, en las horas del mediodía se abrían espacios para ayudar
de manera voluntaria a los compañeros que no habían comprendido alguna
cosa:
Nosotros hacíamos lo que ahora se llaman co-tutorías. De doce a una
menos cuarto al que le apetecía se quedaba en clase ayudando a
fulanito y al final nos quedábamos todos porque nos apetecía, porque
queríamos. En la forma de distribuir a los alumnos igual. Eso no lo
elegías, no siempre era democrático. El profesor mezclaba y si veía
que alguien necesitaba ayuda, siempre le sentaba con quien pudiera
ayudarle (...) Era una manera en una clase de más de 30 niños y niñas
hacer más natural el apoyo. A un chaval que le cuesta un poco más es
más agresivo que siempre le esté ayudando un profesor en lugar de
tener un colega en quien apoyarse y además, acababa yo repasando lo
que había aprendido al explicárselo al otro y aprendiéndolo mejor y
todos integrados, porque no había nadie separado del grupo principal
En el colegio se vivía un buen ambiente. El trato entre familias y
docentes era cercano y éstas participaban asiduamente en el centro,
fundamentalmente llevando las actividades festivas. Sin embargo, la elevada
movilidad de los maestros interinos típica de la escuela pública y la
especialización por materias de los cursos superiores de la EGB propiciaron
que se fuera perdiendo la cercanía y el sentimiento de comunidad:
El colegio estaba siempre abierto, las familias entraban libremente y
participaban en muchas cosas. El AMPA tenía un papel muy
importante en el centro. Había trasiego de padres siempre. El tipo de
relación entre familias y docentes que yo recuerdo era más propia de
HSE – Social and Education History, 4(3) 303
un pueblo que de un barrio de ciudad (...) En mi grupo recuerdo
mucho ese sentimiento de comunidad. En el último ciclo de primaria,
cuando los maestros tenían que especializarse en una o dos materias,
todo esto comenzaba a diluirse un poco. Entraban profesores interinos
que al poco se iban y eso comenzaba a reflejarse en la relación con las
familias, que no identificaban a los maestros de sus hijos, solo al tutor,
y ya no tenían tan claro el referente, ni era tan familiar.
Lorenzo reconoce que este tipo de escuela ha marcado tanto su formación
universitaria como su actitud vital. Al estudiar pedagogía y después
magisterio fue cuando comenzó a comprender que su educación había sido
diferente a la del resto de niños de la ciudad y que la imprenta en el aula o la
correspondencia entre centros no era habitual en los colegios. A pesar de la
distancia que separa el paso de Ferrán Zurriaga y Gaspar Izquierdo por la
Normal de Valencia y el paso de Lorenzo Cuesta por la Facultad de Ciencias
de la Educación y la Escuela de Magisterio, ambas generaciones coinciden
en señalar que la formación de los maestros debe mejorar y que algunas de
las mejoras que pedían Ferrán y Gaspar siguen teniendo total vigencia para
Lorenzo: Lo que está ahora de moda es que como sales de la universidad sin
saber nada, te ofrecen miles de cursos por todas partes, que son
carísimos y que te cuentan cosas que existen desde hace décadas pero
que les ponen un nuevo nombre y como no las conocíamos, las
convierten en innovación. Se ha comercializado la educación y al
acabar la universidad no hemos sabido diferenciar qué es trabajar de
maestro, no sabemos qué estamos haciendo, recurrimos a un material
elaborado por una editorial y nos dejamos llevar por lo que está
haciendo la de al lado, pero no sé lo que está haciendo porque no hay
comunicación. Hay miedo a entrar en las aulas de los compañeros.
Ferrán Zurriaga nos comenta al final de nuestro encuentro que va
apuntando en una agenda las pedagogías nuevas que van saliendo en los
medios de comunicación. Está haciendo un trabajo comparativo entre estas
innovaciones y las enseñanzas de Freinet. Nos adelanta que las coincidencias
son muy amplias, pero que, sin embargo, nadie nombra al maestro francés
en sus bibliografías.
304 Fernández Sarasa – Testimonios Freinet
Ambas generaciones coinciden en señalar también que en la escuela
pública hay muchas personas que conciben el magisterio como un trabajo
cómodo o un sueldo para toda la vida, además de que continua reinando un
gran miedo al intrusismo de los compañeros en nuestras aulas. Queda
camino por recorrer para contagiar la pasión de un trabajo bien hecho y
eliminar el miedo a cooperar con otros colegas para ser mejor en tu práctica
cotidiana.
Algunas Conclusiones
Las transformaciones que Celestín Freinet introdujo en la escuela forman
parte hoy en día en gran medida del imaginario colectivo de la profesión. El
acento en crear una escuela centrada en el niño y la niña y no en los
maestros, enseñar a pensar y cultivar el espíritu en lugar de instruir y
adoctrinar, son ideas asentadas y deseables por el cuerpo de docentes.
Freinet transformó profundamente también el individualismo que imperaba
en la docencia y en el trabajo de cada alumno y alumna, introduciendo la
necesidad de organización cooperativa en diversos niveles y promoviendo la
solidaridad entre compañeros.
Además, una de las transformaciones que debemos reconocer traída por
su organización del trabajo docente es la introducción de materiales diversos
en las aulas, las bibliotecas de trabajo temáticas, la ingente cantidad de libros
y revistas editadas que ofrecían ventanas abiertas a conocer y descubrir el
trabajo de otros compañeros y que introducían reflexiones sobre la propia
institución escolar. Cuestiones que hasta la fecha no formaban parte de las
preocupaciones de los maestros y maestras de escuela.
A pesar de que el número de maestros que han llevado a la práctica las
técnicas Freinet en las dos etapas que ha tenido el movimiento ha sido
reducido, la asamblea de aula, la biblioteca de la clase, las salidas para
conocer el medio o la organización del aula por rincones, forman parte de la
vida cotidiana de casi la totalidad de nuestro alumnado y podríamos decir
que son patrimonio de la profesión docente.
Si bien es cierto, que las referencias bibliográficas y el conocimiento de
la propia figura de Celestín Freinet es más escaso que sus técnicas.
Posiblemente la vinculación comunista que Freinet mantuvo con sus más y
HSE – Social and Education History, 4(3) 305
sus menos, ha hecho que no se hable de él en las escuelas de Magisterio, a
pesar del fin de la dictadura. El profesor Imbernón señala que:
Celestín Freinet se merece ser recordado y homenajeado como uno de
los maestros más importantes del siglo XX. Lo peor que nos puede
pasar en la educación, en esta época de posmodernidad galopante, es
olvidar a aquellas personas que lucharon para cambiar las cosas.
(Imbernón, 2010, p. 124)
A pesar de todo ello, la puesta en práctica no fue sencilla. Las estructuras
burocráticas a las que progresivamente se ha ido sometiendo a la escuela no
han permitido la libertad de método y de organización de aula que hubiera
permitido una mayor expansión de estas técnicas. Como Ferrán Zurriaga y
Gaspar Izquierdo apuntan, en su caso resultó mucho más sencillo aplicar las
técnicas freinetianas ya que al ser un centro de educación especial, las
inspecciones eran permisivas con los métodos.
Los maestros con formación en las técnicas y pedagogía Freinet del
MCEP en Valencia actuaban normalmente de manera aislada en una escuela.
Es decir, no existieron las escuelas Freinet como tal, por lo que los alumnos
gozaban durante apenas un curso o a lo sumo dos de esta manera
democrática y participativa de concebir la escuela. En algunos casos
concretos, como el que hemos visto en este artículo, en el colegio Sara
Fernández de San Marcelino, se consiguió que al menos 5 o 6 maestros
Freinet trabajasen en el mismo centro, acercándose al máximo a lo que sería
una educación Freinet. Estos testimonios puntuales reflejan el espíritu de los
maestros del MCEP que trataron de difundir las ideas de Freinet por toda la
geografía y que influyeron notablemente en sus compañeros de profesión.
Señalar también que el MCEP en el País Valencià concentró sus esfuerzos
en torno a las luchas por conseguir una escuela en valenciano, ya que en
gran medida eran los mismos militantes los que defendían ambas causas.
Estos maestros consideraban que para crear una escuela con sentido para los
niños y niñas, además de ser democrática y participativa, debía construirse
en base a sus referentes adultos cercanos, el medio en el que se insertaba y
las enseñanzas debían ser en su lengua materna.
Por último, señalar que ambas generaciones inciden en que la formación
de los maestros y maestras sigue siendo insuficiente o de poca calidad.
306 Fernández Sarasa – Testimonios Freinet
Freinet apostó por una perspectiva de formación permanente del
profesorado, gestionada por los propios usuarios, quienes deben practicar
una actividad investigadora desde su práctica de manera constante y
colaborativa que les ayude a superar el individualismo (Zurriaga, 2012). A
pesar del paso de los años y las cuantiosas mejoras logradas, queda mucho
camino por recorrer, el cuál caminaremos más rápido y con menos tropiezos
si somos capaces de no perder la perspectiva del trabajo de todos aquellos
que han luchado por transformar las escuelas y dotarles de sentido mucho
antes que nosotros.
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308 Fernández Sarasa – Testimonios Freinet
Carla Fernández Sarasa, Doctoranda Departamento de Sociología. Universidad de Barcelona. ORCID: http://orcid.org/0000-0001-8118-4937 Contact Address: [email protected]