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“The Elusive Quest for Growth” - William Easterly (Angel David Osorio Muñiz) Introducción La introducción del libro “Apuntes de crecimiento económico” de Sala - i – Martin comienza con una afirmación categórica que podría sorprender para todo aquel que se acerca al conocimiento y estudio de la Economía, así como a mí me ha sucedido. “Sin ningún género de dudas, la teoría del crecimiento económico es la rama de la economía de mayor importancia y la que debería ser objeto de mayor atención entre los investigadores económicos”. La sorpresa alegre que me produjo la lectura de dicha afirmación debe ser explicada. Hace doce años y en mi último curso de carrera universitaria como Ingeniero Agrónomo, tuve la oportunidad de estudiar el programa de Développement Agricole del Institut. National Agronomique Paris- Grignon (INA-PG). Dentro del programa de dicho curso de especialización, viajé a Madagascar por un periodo de seis meses con el objetivo de realizar un estudio de investigación en desarrollo agrícola. Fue entonces mi primer contacto con conceptos como desarrollo, crecimiento económico, mejoras agrícolas y también, con la pobreza de las poblaciones del altiplano malgache. Desde entonces y movido por el interés por conocer sobre los factores que determinan la pobreza de tantos en el mundo, comencé a trabajar haciendo un poco de todo en países como Venezuela, Nicaragua, Indonesia o Costa de Marfil. Y todo esto para confirmar que algo tan simple como un grifo en la cocina o en el baño, es un autentico lujo para la gran mayoría de la población mundial, o que las enfermedades hídricas causadas por la ausencia de higiene y saneamiento publico es la principal causa de mortalidad infantil en países pobres. Y es éste interés el que me ha llevado hace ya unos años a estudiar la carrera de Economía. Tratar de entender si el suministro de agua potable y saneamiento es un factor fundamental de lucha contra la pobreza, o si el desarrollo agrícola e industrial es una solución a la falta de oportunidades de tantos, y que tiene todo esto que ver con conceptos tan complicados como inversión, ahorro, flujos financieros internacionales, etc. Por ello mi alegría por comprobar que la economía no es solamente banking, multinacionales, mercado de capitales y demás. Todavía en mi empresa mis compañeros británicos creen que estudio economía para tratar de encontrar un trabajo en Canary Wharf.

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“The Elusive Quest for Growth” - William Easterly

(Angel David Osorio Muñiz)

Introducción

La introducción del libro “Apuntes de crecimiento económico” de Sala - i – Martin comienza con una afirmación categórica que podría sorprender para todo aquel que se acerca al conocimiento y estudio de la Economía, así como a mí me ha sucedido.

“Sin ningún género de dudas, la teoría del crecimiento económico es la rama de la economía de mayor importancia y la que debería ser objeto de mayor atención entre los investigadores económicos”.

La sorpresa alegre que me produjo la lectura de dicha afirmación debe ser explicada.

Hace doce años y en mi último curso de carrera universitaria como Ingeniero Agrónomo, tuve la oportunidad de estudiar el programa de Développement Agricole del Institut. National Agronomique Paris-Grignon (INA-PG). Dentro del programa de dicho curso de especialización, viajé a Madagascar por un periodo de seis meses con el objetivo de realizar un estudio de investigación en desarrollo agrícola. Fue entonces mi primer contacto con conceptos como desarrollo, crecimiento económico, mejoras agrícolas y también, con la pobreza de las poblaciones del altiplano malgache.

Desde entonces y movido por el interés por conocer sobre los factores que determinan la pobreza de tantos en el mundo, comencé a trabajar haciendo un poco de todo en países como Venezuela, Nicaragua, Indonesia o Costa de Marfil. Y todo esto para confirmar que algo tan simple como un grifo en la cocina o en el baño, es un autentico lujo para la gran mayoría de la población mundial, o que las enfermedades hídricas causadas por la ausencia de higiene y saneamiento publico es la principal causa de mortalidad infantil en países pobres.

Y es éste interés el que me ha llevado hace ya unos años a estudiar la carrera de Economía. Tratar de entender si el suministro de agua potable y saneamiento es un factor fundamental de lucha contra la pobreza, o si el desarrollo agrícola e industrial es una solución a la falta de oportunidades de tantos, y que tiene todo esto que ver con conceptos tan complicados como inversión, ahorro, flujos financieros internacionales, etc. Por ello mi alegría por comprobar que la economía no es solamente banking, multinacionales, mercado de capitales y demás.

Todavía en mi empresa mis compañeros británicos creen que estudio economía para tratar de encontrar un trabajo en Canary Wharf.

Como señala William Easterly en el prologo de su libro, si los economistas fueran capaces de descubrir los medios por los cuales los países pobres pudieran llegar a ser ricos, este sería uno de los mayores triunfos intelectuales de la historia de la humanidad. Y si esto es así, y si somos capaces de poner en contacto a millones de personas alrededor del mundo vía internet, y de mandar al espacio a turistas, y a ingeniar complicadísimos mecanismos financieros, ¿cómo no somos capaces de asegurar el abastecimiento de agua “segura” de la población mundial? Quizás y en línea con el planteamiento expuesto por William Easterly,

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no hay incentivos suficientes para ello. Ni entre los economistas, ni entre el resto de los humanos.

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Del porqué del fracaso de la política internacional para luchar contra la pobreza.

Según expone el autor del libro, William Easterly, las políticas económicas llevadas hasta el presente por los organismos internacionales de desarrollo no han sido capaces en la gran mayoría de las ocasiones de conseguir el anhelado crecimiento económico de los países pobres del mundo. Las políticas iniciadas a nivel mundial para reducir la pobreza mundial tras la Segunda Guerra Mundial y durante la Guerra Fría parecen haber sido en un porcentaje altísimo, un fracaso.

Paul Collier, economista de la Universidad de Oxford dijo en 1997 que "Nadie que haya visto la evidencia de la eficacia de la ayuda externa puede decir honestamente que ésta está cumpliendo su objetivo." En 1998 un reporte del Banco Mundial concluyó que la ayuda externa había sido a menudo un "completo fracaso".

Esto parece ser confirmado también por los decepcionantes resultados conseguidos hasta la actualidad en la consecución de los Objetivos de Desarrollo del Milenio (2005-2015). Al menos en relación al objetivo de reducir a la mitad la población (1100 millones de personas) que no tiene acceso a suministro de agua “segura” y a saneamiento básico (2600 millones).

Con motivo de una presentación que realice durante un curso de verano en la Universidad de La Coruña en 2008, explicando los logros y fracasos de proyectos de ingeniería civil en situaciones de emergencia y crisis humanitaria, expuse las conclusiones a las que llego WHO/UNICEF Joint Monitoring Programme for Water Supply and Sanitation (JMP):

En relación con la evolución de la cobertura mundial de Agua Potable (1990-2004), La población sin acceso a un punto “mejorado” de agua salubre había descendido en 118 millones. Si la tendencia continuara, esta cifra disminuirá desde el 2005 hasta el 2015 en otros 150 millones de personas. Para alcanzar los Objetivos de Desarrollo del Milenio esta cifra debería disminuir en otros 900-1100 millones de personas.

En relación con la evolución de la cobertura mundial de acceso a saneamiento “mejorado” (1990-2004), la población sin acceso a un punto “mejorado” de saneamiento había descendido en solo 98 millones. Si la tendencia continua, esta cifra disminuirá desde el 2005 hasta el 2015 en otros 221 millones de personas. Para alcanzar los Objetivos de Desarrollo del Milenio esta cifra debería disminuir en otros 1600 millones de personas.

Tomando como referencia estos datos, se determinaba que:

Para alcanzar los ODM en cobertura de agua salubre se debería asegurar acceso a puntos mejorados a 300.000 personas adicionales cada día a la tendencia actual.

Para alcanzar los ODM en acceso a saneamiento “mejorado” se debería asegurar acceso a 450.000 personas adicionales cada día a la tendencia actual.

Si estos resultados pueden parecer posibles si las condiciones financieras se dieran, desde el punto de vista técnico no parece ser algo que se pueda conseguir de la noche a la mañana.

Como bien apunta el autor, no es solamente que muchas de las formulas llevadas a cabo por los especialistas de las agencias de desarrollo incumplen el principio económico básico de que la gente responde a incentivos económicos, sino que además se ha fallado a la hora de aplicar estos principios básicos en políticas practicas de trabajo en terreno.

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El poner mucho dinero sobre la mesa en ciertas oficinas no significa que el crecimiento económico vaya a surgir sobre el terreno, y si este se produce, no creo personalmente que éste siempre signifique una real mejora de las condiciones de vida de las poblaciones más vulnerables. Para fundamentar esta afirmación me concentrare más en los temas tratados por el autor, aportando pequeñas experiencias que he tenido la suerte de vivir en mis trabajos como ingeniero de salud publica en países pobres.

Ayuda externa para inversión en Capital Fijo,

En este primer capítulo, el autor expone que la primera de las políticas económicas internacionales para asegurar el crecimiento económico de países “pobres” fue el de dar mucho dinero para asegurar una inversión mínima en formación de capital fijo que no era cubierto hasta el momento ni por el estado (inversión en infraestructuras y servicios públicos básicos) ni por el sector privado (inversión en sectores productivos industriales y agrícolas). Inversión en “machinery”. Y como esta solución no ha dado los resultados esperados. Apunta el autor varias razones de ello:

El primer modelo de desarrollo aportado por Harrod daba demasiada importancia a la influencia del factor capital como motor del crecimiento económico, en tiempos (tras la Crisis del 29, caracterizada por altísimas tasas de desempleo) en el que el factor productivo trabajo no se consideraba ser un limitante del crecimiento económico. Esto hubiese llevado a la creencia errónea de que la capacidad productiva de un país es directamente proporcional al stock de capital existente en la economía.

Si esto fuese así, las agencias de desarrollo ya habrían encontrado la solución al problema. Teniendo en cuenta que los países pobres no son capaces de producir lo suficiente para ahorrar, y por tanto para invertir en capital necesario para el crecimiento, entonces este “financing gap” no cubierto por el ahorro interno debería ser financiado por ahorro externo. Como el sector privado no encontraría los incentivos necesarios en términos de rentabilidad y seguridad al inicio del proceso, el sector publico internacional (organismos internacionales) debería cubrir dicha diferencia.

Sin embargo la realidad demuestra que a pesar de la masiva cantidad de dinero que han recibido los países pobres para aumentar el stock de capital, estos se encuentran en peores condiciones en términos de renta per cápita que hace 20 años. Los motivos “teóricos” principales de este fracaso serian apuntados posteriormente por Solow:

La inversión en capital no es un factor determinante del crecimiento en el largo plazo. Esto se debe a que el crecimiento económico considerado como mejora del bienestar o condiciones de vida de las personas, requiere que la renta per cápita mejore, es decir, que aumente el producto per cápita o lo que es lo mismo, la productividad de cada trabajador. Y esto no se conseguiría automáticamente mediante el aumento del capital (machinery) disponible para cada trabajador.

El presupuesto neoclásico de los rendimientos marginales decrecientes del capital explicaría que el aumento de capital (La función neoclásica considera tres factores fundamentales explicativos de la producción, el factor capital, el factor trabajo, y el factor tecnológico) mientras el resto se mantiene fijos daría lugar a un incremento de la producción positivo pero decreciente a medida que aumenta el factor. Por lo tanto la productividad no aumentaría y consecuentemente el producto y la renta.

En el largo plazo y según el modelo neoclásico Solow – Swan, los rendimientos decrecientes del capital y del trabajo llevarían a que la productividad por trabajador no aumentaría y por tanto la tasa de crecimiento del producto per cápita, tal que la economía tendería al estado estacionario.

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En el caso de los países pobres en los que la capacidad de producir es baja, como apunta William Easterly, la producción no sería capaz ni siquiera de cubrir las necesidades de inversión que requiere la reposición y mantenimiento del capital existente, y la inversión adicional que se requiere para mantener el stock de capital por persona constante si la población aumenta. Entonces se tendría que las tasas de crecimiento podrían ser negativas.

Si estas son las explicaciones teóricas dadas al fracaso de la ayuda a la inversión en capital para conseguir el crecimiento económico, ¿son estas las únicas razones del fracaso o existen además otras razones “no económicas” desde el punto de vista de la aplicación práctica de dichas políticas que explicarían que tanto dinero no haya producido los resultados esperados?

Si las ayudas para la inversión en capital podrían ser buenas a priori y necesarias aunque no suficiente para el crecimiento económico, ¿realmente esta ayuda se invirtió en capital? Y si se hizo, ¿cómo se ha realizado? El autor pone el ejemplo del fracaso del “Milagro del Volta” en Ghana, donde la construcción de una presa iba a suponer un aumento enorme de la producción hidroeléctrica, industria del aluminio, producción agrícola gracias a la puesta de regadíos, mejora del transporte, etc, y todo esto se traduciría en un aumento del crecimiento económico del país. Al final y tras 50 años el proyecto parece ser un fracaso, mientras la economía de Ghana lleva todo ese tiempo estancada. Esta experiencia recuerda mucho al cuento de la lechera.

Mi experiencia personal trabajando para organismos no gubernamentales para el desarrollo, muestra que muchos expertos formulando proyectos de desarrollo desde oficinas occidentales, son muy dados a la creencia de que si hay dinero todo es posible. Y entonces no se hacen análisis realistas de los riesgos que conllevan todo proyecto de inversión (no solamente riesgos financieros, pero también políticos, legales o técnicos). Esta podría ser una de las mayores diferencias entre los proyectos formulados por el sector público en comparación al sector privado.

Mi empresa actual, multinacional de servicios de ingeniería y consultoría, tiene por principio no invertir en Latino América y en África. No es la falta de dinero o ganas de invertir lo que falta, pero si los altos riesgos que se corren cuando se invierte dinero privado en estas áreas. El riesgo de que las cosas no vayan como se planeo son muy altas, y por tanto el incentivo económico se debilita grandemente.

Aunque yo no tengo datos de fracasos de la magnitud del “Milagro del Volta”, mi experiencia personal como ingeniero trabajando en emergencias me ha mostrado que:

La ayuda para invertir en capital no siempre se invierte adecuadamente, tal que pueda inducir a algún cambio en las condiciones económicas de los supuestos beneficiarios. Un ejemplo sencillo aunque pienso da una imagen clara de la situación que pudiera suceder a mayor escala, es la donación de dinero para la inversión en ordenadores e internet para pueblecitos de la puna boliviana donde apenas había tendido telefónico y eléctrico. Los ordenadores quedaron almacenados en una habitación sin ser usados. Otra podía ser la construcción de canales de riego en la misma zona por donde nunca corrió ni una gota de agua. Los canales de riego en cemento construidos en laderas de gran pendiente estaban siendo cubiertos por deslizamientos de tierras. Sin embargo los indígenas del lugar me mostraron un canal construido a la vieja usanza por el que corría el agua en abundancia por los últimos cien años. Un caso paradójico podría ser el de la puesta de riegos del Valle Alto de Punata, donde infraestructuras importantes de regadío financiadas desde Europa no estaban siendo utilizadas porque el diseño no respondía técnicamente a los derechos tradicionales sobre el uso del agua de la comunidad indígena del lugar.

Aunque la inversión se haya realizado en capital, en muchas ocasiones no existen incentivos para el mantenimiento y reposición de dichas infraestructuras. En Venezuela (tras las inundaciones del 99) y en Indonesia (tras el maremoto de 2004)

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tuve la oportunidad de trabajar con las empresas locales de suministro de agua potable y saneamiento. Mi sorpresa fue grande cuando comprobé que en dichos países las infraestructuras hidráulicas no son diferentes a las de los países europeos, sin embargo, el estado de deterioro y abandono de muchas de ellas era alarmante. Si nos fijamos en la ecuación fundamental del modelo de Solow, y la relación entre inversión bruta e inversión de reposición, nos daremos cuenta que alguno de los problemas del crecimiento en ciertos países no es únicamente la falta de crecimiento de la tasa de inversión bruta, pero en ocasiones la ausencia total de inversión de reposición y de responsabilidad por lo “perdido”. Si no se mantiene, en el caso de que una nueva inversión esté disponible, es posible que la única solución sea el reemplazar completamente toda la estructura. ¿Cuál es el coste de reemplazar en comparación al coste de mantenimiento regular? ¿Qué implicaciones tiene en el crecimiento a largo plazo una tasa no constante de la inversión de reposición?

Fotos 1 y 2: (Indonesia) Presa para captación de agua vía pozos colectores. La falta de mantenimiento causo su colapso y la inutilización de los pozos. Las bombas tienen que bombear directamente desde el rio produciendo grandes pérdidas en términos de eficiencia económica y calidad del agua suministrada.

Ayuda externa para inversión en Capital Humano – Educación

Otro de los factores considerado como determinante por las agencias de desarrollo para impulsar el crecimiento económico y que no ha dado los resultados esperados es la inversión en educación. El autor demuestra mediante análisis empírico, que tampoco este es un factor determinante del crecimiento, al menos por sí mismo. Y centra su análisis en la explosión educativa acaecida durante los años 1960 y 1990 en muchos países pobres mientras sus tasas de crecimiento se estancaban o incluso disminuían.

Interesantes son los resultados obtenidos por Mankiw en los que defiende que la inversión en capital físico acompañado de inversión en capital humano puede hacer que los rendimientos decrecientes de ambos factores sean menores. Y por tanto, que países con mismo acceso a la tecnología pero con diferentes tasas de ahorro e inversión tengan diferentes niveles de renta per cápita en el largo plazo. Esto demostraría que el problema del crecimiento económico no es cuestión de un único factor económico, sino más bien de la combinación de diferentes factores, incluso de la combinación de factores no puramente económicos pero también quizás políticos (relaciones de poder), social y cultural.

Aunque la inversión en educación se demuestre como un factor no determinante por si solo del crecimiento económico, las ayudas y esfuerzos en este sentido se justifican por sí mismos. A este respecto quisiera apuntar la importancia que tiene para muchos niños y

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jóvenes pobres el poder estudiar. Muchos de ellos son conscientes de la falta de oportunidades futuras, pero no por ello dejan de prepararse. El poder estudiar para muchos significa que quizás algún día no se verán sometidos a otros, da sentido a sus días cuando no se tiene nada, les permite tener ilusiones o simplemente escapar de tener que ir a recoger madera o agua a largas distancias. A este respecto es importante señalar aunque no sea el objetivo del libro, el crecimiento económico no significa siempre desarrollo económico.

Fotos 3 y 4: Niños en Venezuela y en Costa de Marfil buscando agua y cuidando de los hermanitos.

Volviendo al libro, el autor señala como Solow llega a la conclusión que siendo los rendimientos del capital y del trabajo decrecientes, el único factor que determina tasas de crecimiento positivas de la productividad es el progreso tecnológico. Es decir, cantidades fijas de los factores capital y trabajo pueden presentar rendimientos crecientes si existen tasas de crecimiento positivo del factor tecnológico. La tecnología permitiría incrementar la productividad de los otros dos factores y por tanto sería el motor ultimo del crecimiento a largo plazo.

A este respecto y en base a mi experiencia personal me gustaría señalar:

En el trabajo práctico sobre terreno, como bien predice la teoría económica, el progreso tecnológico es básico para asegurar el aumento de la producción.

Un factor importante sería el organizativo, ¿Qué estructuras organizativas y de dirección requieren las empresas públicas para asegurar eficiencia y rentabilidad?, ¿Qué estructura financiera? ¿Qué opciones de sociedad (partnership) y colaboración existen entre el sector público y privado para asegurar rentabilidad y eficiencia en el largo plazo?

Otro factor seria el puramente técnico, ¿Qué tecnologías requieren los países poco industrializados? ¿Son las mismas tecnologías que las que proceden de países altamente industrializados? ¿Se requiere tecnología específica a las condiciones reinantes en el ámbito rural o urbano de África o de Asia? En Indonesia pude ver pozos y filtros técnicamente perfectos que no funcionaban porque los locales no sabían cómo utilizarlos, o porque no existían repuestos en el mercado a precios asequibles. Sin embargo, en Costa de Marfil, en vez de invertir en bombas eléctricas o de combustión, se repararon las bombas indias manuales que eran capaces de bombear a más de cien metros de profundidad y que fueron dañadas durante la

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guerra. El sencillo mecanismo de estas bombas manuales estaba al alcance del conocimiento técnico de los locales, y el coste de reparación y mantenimiento era sorprendentemente barato.

Fotos 5, 6 y 7: Trabi-Bu reparando bombas manuales en la zona conflictiva entre Costa de Marfil y Liberia (verano 2003).

Por último otro factor importantísimo desde el punto de vista tecnológico seria la inversión en capacidades técnicas y de gestión de los profesionales de los países pobres (¿inversión en capital humano o en tecnología?). Es impresionante la demanda de información que los profesionales locales (ingenieros, técnicos, etc.) nos piden. Por otra parte estoy convencido que la mayoría de las soluciones a los problemas específicos de los países pobres no está en los economistas e ingenieros occidentales, sino en los profesionales africanos, latinoamericanos y asiáticos. ¿Entonces porque tanta ayuda directa a los Gobiernos (ahorro para consumo) y tan poca a los profesionales (ahorro para formación capital humano)? ¿Es la tecnología verdaderamente un factor exógeno, o existe posibilidad de inducir el progreso tecnológico vía políticas económicas? ¿Están en lo cierto Romer y Lucas que la tecnología crece de forma endógena?

Ayuda externa para el control del crecimiento demográfico.

El tercer factor determinante que las agencias de desarrollo han probado como acicate del crecimiento económico es el control de la tasa de crecimiento demográfico. A este respecto no cabe señalar más de lo ya expresado por el autor. Quizás que dicha medida pone de evidencia el fracaso intelectual de Occidente por encontrar soluciones al problema del crecimiento económico mundial.

Si no somos capaces de incrementar la productividad per cápita, entonces la solución pasa por controlar o disminuir el número de personas que deben repartirse el pastel. En términos económicos, disminuir la tasa de ahorro que se requiere para mantener constante el stock de capital per cápita. Esto suena al dicho de “colocar la burra detrás del carro”. Quizás el carro avance algo pero la dirección es más bien imprevisible.

Conclusiones

Como bien expresa William Easterly en su libro, el fracaso de la comunidad internacional para encontrar y aplicar las políticas económicas adecuadas que aseguren el crecimiento económico de los países pobres, es un problema fundamental de creación de incentivos

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económicos positivos o negativos. Creación y mantenimiento (sustentabilidad) de incentivos que induzcan a procesos productivos, o por el contrario la creación de incentivos económicos que inducen procesos no productivos o despilfarradores de activos existentes.

Analizar y conocer de forma honesta y racional los incentivos que mueven a los gobiernos del “Primer Mundo” vía organismos internacionales y organizaciones “no gubernamentales”, a los gobiernos de los países del “Tercer Mundo”, y a los ciudadanos de ese “Tercer Mundo” (yo aquí también incluiría a los ciudadanos de los países industrializados, pues aparte de poner el dinero, sería importante conocer que incentivos nos mueve a hacerlo, si es que existen), permitiría aprender de errores pasados y quizás formular en el futuro políticas y formulas económicas más adecuadas, y particularmente, más eficaces y eficientes.

Para ello deberíamos empezar por entender que la pobreza no es un problema de caridad, ni de ayuda. Tampoco un problema cuya solución provenga fundamentalmente del “Primer Mundo”.

Otro problema sería entender como la Teoría Económica se relaciona con la realidad económica. Como ingeniero que trabajo a diario con modelos hidráulicos, se que los modelos no son más que simplificaciones de la realidad que nos ayudan a analizar sistemas y procesos complejos reales. Pero no por ello reproducen completamente la realidad y no por ello sus resultados se deben aceptar como infalibles. Aplicar de forma directa modelos económicos a realidades concretas que no se conocen en terreno, puede llevar a resultados nefastos semejantes al diseño de una presa sin haber pisado el terreno y sin tener idea alguna de las condiciones locales climatológicas o geológicas. Para torear bien hay que acercarse al toro. Es difícil creer que se hacen cosas por los pobres cuando solamente se les conoce vía datos estadísticos o vía informes oficiales.

La teoría económica puede ser condición necesaria para descubrir los condicionantes del crecimiento económico, pero quizás no suficiente para obtener resultados prácticos satisfactorios. Yo por mi parte afronto el estudio de la Teoría Económica como pilar fundamental para quizás una posterior acción adecuada.

Como William Easterly expresa al principio de su libro, los expertos en crecimiento económico a largo plazo no se preocupan del crecimiento del producto interior bruto por el mero placer del análisis teórico, sino por que cuanto mayor es el PIB per cápita menor es la proporción de gente que sufre las consecuencias de la pobreza. La pobreza en la realidad no son números ni estadísticas solamente, también y principalmente, son personas con nombre propio.

Ángel David Osorio Muñiz

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Fotos 8: “Las consecuencias que este tipo de cuestiones entrañan para el bienestar humano son sencillamente estremecedoras: una vez que uno empieza a pensar en ellas es difícil pensar en cualquier otra cosa”. Robert Lucas (1988)