Tercera Edición - Revista Quito Capital Americana de la Cultura 2011

12
Mayo 2011

description

Tercera Edición - Revista Quito Capital Americana de la Cultura 2011 - Junio 2011

Transcript of Tercera Edición - Revista Quito Capital Americana de la Cultura 2011

Page 1: Tercera Edición - Revista Quito Capital Americana de la Cultura 2011

May

o 20

11

Page 2: Tercera Edición - Revista Quito Capital Americana de la Cultura 2011

EditorialCréditos

Índice

Al igual que el colibrí en busca de flores multicolores y con la misma sensación de un p icaflor, del pájaro más pequeño del mundo, R evista Quito Capital de l a Cultura 2011 presenta su tercera edición.

Porque en nuestro vuelvo por las alturas de l os s ueños s eguimos encontrando l a esencia del quiteño y la quiteña. Porque sentimos cómo los colores y las historias envuelven la c apital y nos dejamos suspender ante sus atractivos de l a misma forma en l a que el colibrí s e embelesa ante las maravillas de una flor.

Porque el viaje es un constante de sueños y fantasías. Porque al igual que el picaflor necesita del néctar de la flor para alimen-

tarse, el grupo que conforma Revista Quito Capital de la Cultura 2011, necesita del aroma tradicional de la calle La Ronda para contar l a historia d e la ciudad, precisa de una pareja de enamorados que mantiene el oficio d e sombrerería por más d e 50 años, requiere de l a modernidad quiteña para sentir l a evolu-ción d e los juegos y a luce a u n Pacto Climático para percibir l a valentía de alguien que se atreve a ser diferente.

En fin, porque queremos s eguir en el vuelo, s uspendernos y embelesarnos antes l as maravillas y el patrimonio de la ciudad, R evista Quito Capital de la Cultura 2 011 está lista para compartir y dejar que ustedes sientan lo mismo.

Sintiendo el vuelo Editoras:

Alejandra ArteagaAna María Valencia

Redactores:

Ana María ValenciaAlejandra ArteagaIsrael VizcaínoMichelle JátivaCarla León

Fotografía:

Alejandra ArteagaAna María ValenciaMichelle JátivaCarla León

Arte y Diagramación:

Fernando Salas

335588100188Agradecimientos: Distrito Metropolitano de Quito.

El amor bajo un sombrero.

Un paseo por La Ronda.

Entre tradición y vanguardia: La magia del juego.

¡Bicicleta: estilo y equilibrio de vida!

2

de un colibrí

¡No te olvides de visitar nuestra página web! En ella encontrarás fotografías, videos y más información sobre Revista Quito Capital Americana de la Cultura 2011. Entra a: www.quitocapitalcultural2011.wordpress.com

Page 3: Tercera Edición - Revista Quito Capital Americana de la Cultura 2011

Luz María Zambrano tenía 16 años cuando aprendió a tejer, coser y diseñar los detalles de un sombrero. Ahora tiene 65 y siente la misma emoción que cuando lo aprendió. Ella nació en Riobamba, una ciudad de calles adoquinadas, de iglesias de estilo europeo y donde cada domingo se escucha el sonido de la locomotora del tren. Fue en esa ciudad donde su tío Ángel Noboa le enseñó el oficio. “Él me regañaba por no saber utilizar el dedal. Con el tiempo aprendí, pero antes me lastimaba los dedos”.

Luz tiene el cabello churón y unas cuantas canas. Sus ojos son cafés claros. Es delgada y de baja estatura. Sonríe al hablar y cuando lo hace inclina la pierna derecha sobre el suelo.

En Riobamba también estaba Segundo Ocaña. Él tiene 69 años y hace 52 aprendió el mismo oficio que Luz. El tío de ella, Ángel Escobar enseñó al joven de 17 años en ese entonces a vaporar, engomar y modelar el sombrero. “Siempre me quemo las manos, pero ya estoy acostumbrado al calor”. Segundo tiene contextura

gruesa. El negro de sus ojos se intensi-fica por las ojeras marcadas en su rostro. Cuando habla, alza sus manos hasta su cabeza y acomoda el gorro de algodón negro que está puesto.

Mientras Segundo vivía en Quito e iba de vacaciones a su tierra natal, Luz María hacía lo contrario. Junto con su tío viajaba en las vacaciones a la capi-tal para vender sombreros en la Plaza Grande a sacerdotes y obispos.

En 1966, en uno de los viajes de Segundo a Riobamba, él conoció a Luz María. En una fiesta en homenaje a la ciudad, sus amigos comunes los presentaron. ¿Cómo la enamoró? Segundo no responde, solo sonríe. Luz María recuerda que cuando lo vio se emocionó, “sabía que era un hombre trabajador”.

Después de un año se casaron y decidieron continuar con el oficio. Él tiene un taller a lado de su casa, Luz María sigue tejiendo, cosiendo y diseñando los detalles de los sombre-ros en un local en el Centro de Quito, en la calle Rocafuerte y Cuenca.

La puerta de su casa es de metal con tonos verdosos. Por ahí sale Segundo con zapatos azules y pantalón plomo. Alza la mirada y a lo lejos observa la forma de las nubes en medio de la montaña del Pasochoa. Camina un metro, empuja una puerta de madera desgastada, alza su pierna para subir una grada y entra al taller.

Al entrar al taller, se huele el olor a goma caliente. El piso es de madera, y a cada paso de Segundo, el suelo rechina. Hay cintas negras sobre el piso. El taller tiene más de 40 años, y el tiempo ha permitido que este artesano guarde más de 25 moldes para hacer sombreros.

Con una mano toma el paño – material para hacer sombreros-, lo manipula, lo mueve y lo frota para colocarlo en el molde de madera. Segundo confeccionará un sombrero igual a los que usaba el emblemático cantante de tangos: Carlos Gardel, “el gran Carlitos” como dicen los argentinos. Con una tijera corta el borde del material porque “algunos son más duros que la suegra”. Después de unos minutos coloca el

El amor Crónica. Luz María Zambrano y Segundo Ocaña llevan más de 50 años trabajando en

bajo un sombrero

3

Quito Patrimonio

Por: Ana María Valencia

Fotografía: Ana María Valencia

Page 4: Tercera Edición - Revista Quito Capital Americana de la Cultura 2011

paño sobre la plancha y la goma caliente para vaporizar. Este es el primer paso para hacer sombreros. Espera unos minutos. Da vueltas por el taller, se coge la cabeza, sonríe. Con las dos manos retira el paño caliente y con un cepillo lo engoma. Deja caer el cepillo sobre la goma caliente. Las cerdas negras absorben ligeramente el líquido y Segundo empapa el paño. En este momento, Segundo da la forma al sombrero. Según el modelo del sombrero utiliza un martillo. “Está casi listo, solo falta que se seque”.

Segundo se levanta todos los días a las 04:00 de la mañana. Desayuna con Luz María. Él se queda en la casa para salir al taller y Luz María recorre 45 minutos para llegar al Centro Histórico, donde hace más de 8 años tiene un local donde vende su artesanía. El bus deja a Luz María en el ex Penal García Moreno, desde ahí baja hasta llegar a la calle Cuenca para abrir su local. En la calle Rocafuerte, las casas tienen balcones de colores y barandas de metal. La calle está trisada, a los lados laterales de la vía corre agua; la noche anterior llovió.

“Hoy tengo que hacer los acabados de seis sombreros”, dice Luz María mien-tras se sienta en una butaca de madera y debajo de un arco de la pared. Sostiene cintas en una mano y con la otra saca los sombreros de una funda. “Tienen que estar listos hasta el medio día, mañana mi esposo sale a la feria de Pintag”. Humedece un pedazo de cinta verde

en su boca. En su dedo coloca el dedal y pasa un hilo verde por la aguja. Estira un metro de cinta verde y comienza a hacer pliegues. Coloca la cinta en el sombrero, se detiene unos segundos. Se lleva el dedo a la boca, lo humedece y continúa. Estira el sombrero, cose la cinta en éste y ubica un lazo verde con un dije dorado. A las 18:00 horas, Luz María vuelve a recorrer el mismo camino para llegar a su casa. Entra por la puerta de metal verdosa, la cierra, saluda a su esposo con un beso en la mejilla y le dice: “Fernando nos invitó a almor-zar el fin de semana”, mientras Segundo contesta: “ya tengo listo el sombrero para el nieto”.

Luz María se demora 10 minutos en realizar los acabados de un sombrero.

En el taller de Segundo hay más de 30 sombreros, listos para ser vendedidos.

Fotografía: A

na María V

alencia

4

Luz y Segundo, además de seis hijos, tienen dos nietos. Después de 44 años de matrimonio, solo tienen el fin de semana para compartir con ellos, y aunque ninguno de los hijos practique el oficio “porque simplemente no les gusta”, los esposos regalan sombreros a los nietos con cierta intención.

Los que más se venden

El sombrero de copa tiene una cinta de tres centímetros de ancho alrededor del sombrero. Cuesta 15 dólares y tiene 30 centímetros de alto. La cinta del sombrero indiana está bordada con telas cafés, negras y habanas. Cuesta 8 dólares y tiene la caída atrás. El americano cuesta entre 8, 10 y 12 dólares, según la calidad del paño.

Segundo trabajando en su taller, antes de ir a la feria.

Fotografía: Ana María Valencia

Fotografía: Ana María Valencia

Page 5: Tercera Edición - Revista Quito Capital Americana de la Cultura 2011

paño sobre la plancha y la goma caliente para vaporizar. Este es el primer paso para hacer sombreros. Espera unos minutos. Da vueltas por el taller, se coge la cabeza, sonríe. Con las dos manos retira el paño caliente y con un cepillo lo engoma. Deja caer el cepillo sobre la goma caliente. Las cerdas negras absorben ligeramente el líquido y Segundo empapa el paño. En este momento, Segundo da la forma al sombrero. Según el modelo del sombrero utiliza un martillo. “Está casi listo, solo falta que se seque”.

Segundo se levanta todos los días a las 04:00 de la mañana. Desayuna con Luz María. Él se queda en la casa para salir al taller y Luz María recorre 45 minutos para llegar al Centro Histórico, donde hace más de 8 años tiene un local donde vende su artesanía. El bus deja a Luz María en el ex Penal García Moreno, desde ahí baja hasta llegar a la calle Cuenca para abrir su local. En la calle Rocafuerte, las casas tienen balcones de colores y barandas de metal. La calle está trisada, a los lados laterales de la vía corre agua; la noche anterior llovió.

“Hoy tengo que hacer los acabados de seis sombreros”, dice Luz María mien-tras se sienta en una butaca de madera y debajo de un arco de la pared. Sostiene cintas en una mano y con la otra saca los sombreros de una funda. “Tienen que estar listos hasta el medio día, mañana mi esposo sale a la feria de Pintag”. Humedece un pedazo de cinta verde

en su boca. En su dedo coloca el dedal y pasa un hilo verde por la aguja. Estira un metro de cinta verde y comienza a hacer pliegues. Coloca la cinta en el sombrero, se detiene unos segundos. Se lleva el dedo a la boca, lo humedece y continúa. Estira el sombrero, cose la cinta en éste y ubica un lazo verde con un dije dorado. A las 18:00 horas, Luz María vuelve a recorrer el mismo camino para llegar a su casa. Entra por la puerta de metal verdosa, la cierra, saluda a su esposo con un beso en la mejilla y le dice: “Fernando nos invitó a almor-zar el fin de semana”, mientras Segundo contesta: “ya tengo listo el sombrero para el nieto”.

Luz María se demora 10 minutos en realizar los acabados de un sombrero.

En el taller de Segundo hay más de 30 sombreros, listos para ser vendedidos.

Fotografía: A

na María V

alencia

4

Luz y Segundo, además de seis hijos, tienen dos nietos. Después de 44 años de matrimonio, solo tienen el fin de semana para compartir con ellos, y aunque ninguno de los hijos practique el oficio “porque simplemente no les gusta”, los esposos regalan sombreros a los nietos con cierta intención.

Los que más se venden

El sombrero de copa tiene una cinta de tres centímetros de ancho alrededor del sombrero. Cuesta 15 dólares y tiene 30 centímetros de alto. La cinta del sombrero indiana está bordada con telas cafés, negras y habanas. Cuesta 8 dólares y tiene la caída atrás. El americano cuesta entre 8, 10 y 12 dólares, según la calidad del paño.

Segundo trabajando en su taller, antes de ir a la feria.

Fotografía: Ana María Valencia

Fotografía: Ana María Valencia

5

La c alle L a Ronda lleva e l nombre debido a su similitud a las Rondas de España y porque en la antigüedad, l as autoridades r ondaban a caballo el sector con el fin d e informar l o que sucedía en toda la ciudad.

Este tradicional camino del Centro H istórico de Quito f ue r emodelado hace c inco años por el Municipio del Distrito Metropolitano de Quito. Sin embargo, aún mantiene l a arquitectura colonial: las casas tienen paredes de adobe,

acabados de madera, columnas de piedra, techos de carrizo y estrechos balcones.

A pesar de las remodelaciones que se han dado en e sta calle; cada rincón de L a Ronda cuenta una h istoria, llena d e encanto y cultura. Quien camina por esta calle tradicional no puede dejar de visitar tiendas de recuerdos y artesanías, galerías, a lmacenes, c afeterías, restaurantes, bares y hasta karaokes; en los que cada momento se vive y se crea la historia quiteña.

Un paseo por La Ronda

Tesoro de Quito

Por: Michelle Játiva

La Calle La Ronda se caracteriza por su infraestructura de estrechos balcones.

Page 6: Tercera Edición - Revista Quito Capital Americana de la Cultura 2011

6

El canelazo es la bebida típica de La Ronda. Los ingredientes son: puntas, naranjilla y agua de canela.

Las creaciones en hojalata de Humberto Silva, desde hace 56 años son denominadas “el pasado en miniatura”.

Page 7: Tercera Edición - Revista Quito Capital Americana de la Cultura 2011

7

El humor también tiene cabida en la calle La Ronda. Este niño de 8 años se disfraza de mimo para entretener a la gente.

Las artesanías de cerámica son elaboradas por Sonia Álvarez, propietaria del primer local de La Ronda.

Page 8: Tercera Edición - Revista Quito Capital Americana de la Cultura 2011

Entre tradición y vanguardia: La magia del juego

Las expresiones lúdicas son elemen-tales en las sociedades y forman parte de l a cultura e i dentidad d e las personas. La p sicóloga Catalina Martínez considera que los roles que se adoptan durante estas manifestaciones lúdicas, r epresentan aquello que e l niño teme o quiere ser.

Así, e s como l as a ctividades r ecrea-cionales t oman f uerza e n la ciudad mientras que l os n iños, mediante ellas, r eencarnan u n propio mundo teniendo l a posibilidad d e cambiar de papel continuamente.

Los juegos ancestrales permanecen de generación en generación y a pesar de que n o existe g ran documentación, muchos de ellos son trasmitidos por vía oral. El trompo, e l zumbambico, l as canicas y la soga; son a lgunos de los juegos tradicionales del Quito antiguo,

sin embargo, en la actualidad muchos de ellos, todavía se mantienen.

Martina Robles -por ejemplo- tiene seis años y le encantan las canicas. Su tío fue quien le enseño a jugar y desde ese momento, ambos s e reúnen para divertirse con estas pequeñas esferas; tingándolas para topar l as c anicas del oponente y apropiándose de éstas para obtener la mayor cantidad y ganar.

Caso contrario e s el de s u hermano Joel Robles, de nueve años, quien prefiere el play station y el wii a la hora de entretenerse. Sin embargo, opta por los juguetes tradicionales entre semana, pues su madre no le permite utilizar las consolas de videojuegos de lunes a j ueves. “Mi hijo pasa mucho tiempo e n el p lay station y eso le distrae de sus deberes y actividades, por lo que decidí ponerle ciertas

condiciones”, c omenta Ana C ristina Salas, madre de Joel Robles.

Bajo estas circunstancias, el balero se ha convertido en el juguete que más utiliza su hijo, inclusive l o lleva a su e scuela para poder d ivertirse en los recreos. El balero consiste e n un tallo de madera y una bola con hueco sujeta con una cuerda; y su objetivo es incrustar el t allo e n el agujero del mazo mediante varios intentos.

Y es que e n un Quito c osmopolita, moderno y d iverso; las actividades recreacionales también debía sufrir una transformación, que enseguida d ieron paso a los videos juegos y a las nuevas formas de entretenimiento.

Para Catalina Martínez este fenómeno surge debido a que los juegos , como elementos de la cultura, responden a

Reportaje: De policía a bombero; de madre a mascota; de doctora a bailarina; y en tan sólo unos pocos minutos. Todo esto y más, es posible en un mundo llamado imaginación y con una

herramienta clave: el juego.

8

Quito Moderno

Por: Alejandra Arteaga.

Page 9: Tercera Edición - Revista Quito Capital Americana de la Cultura 2011

Moreno, comenta que sus compañeros fueron David Antonio llega l as 14H00 de su escuela y después de almorzar y hacer l as t areas, s e reúne c on sus primos que v iven al lado de s u casa, para saltar soga e n el patio. “ Padre, soltero, casado, d ivorciado, viudo ( …) Policía, doctor, ingeniero (…)”, corean los niños m ientras uno de e llos se coloca e n medio de l a soga. “ Al momento en e l que se equivoca dejamos d e cantar y sabemos qué profesión v a a tener e n el f uturo y muchas o tras preguntas”, cuenta Jazmine Moreno , prima de Toño.

Además, l a soga es una de las activi-dades que le enseñan a David Antonio en l a materia d e educación física. Según Pamela Chaves, es vital que las escuelas y colegios fomenten las activi-dades l údicas. “ La m ejor m anera de aprender e s a través del juego, por lo t anto, e s muy necesario crear un c urrículo más flexible donde l a recreación s ea el pilar fundamental”, manifiesta Pamela Chaves.

Lo cierto, es que los juegos ancestrales han sabido acoplarse al Quito moderno, sin dejar d e lado su e sencia y s in quedarse en el olvido. Y es así como el juego oscila entre tradición y vanguardia; pero al final d e cuentas, siempre dejando risa, entretenimiento y diversión en cada uno de los niños.

parámetros éticos y estéticos de l a época. “ La m anera de v estir, las actividades s ociales, l as t endencias de consumo van c ambiando al pasar de l os años, entonces l as expresio- nes l údicas t ambién l o hacen”, afirma Catalina Martínez.

Asimismo, la parvularia Pamela Chaves opina que a ninguna manifestación lúdica se la puede clasificar como buena o mala, ya que tanto las tradicionales c omo l as m odernas “aportan en e l desarrollo d e la per- sona y cada una c onsta d e sus propias funciones y condiciones”.

De t odas f ormas, l as nuevas t enden-cias pedagógicas no implican grandes cambios. David Antonio Vargas de diez años, no posee n inguna c onsola de video juegos; su madre afirma no tener el dinero para comprársela. Sin embargo, “Toño” recurre a los deportes y a los juguetes tradicionales.

Al i gual que Joel Robles, tiene un balero y también dos trompos de madera que de vez en cuando los hace bailar. La madre de Toño, Ximena

Fotografía: F

ernando Salas

El playstation es el juego preferido de Joel Robles.

Las canicas son juguetes tradicionales que se mantienen hasta la actualidad.

9

Page 10: Tercera Edición - Revista Quito Capital Americana de la Cultura 2011

“Desde que mis padres me regal-aron un triciclo y me dieron la pauta para mantener el equilibrio y emprender pequeñas salidas en este medio de transporte; supe que andar en bicicleta era algo que realmente disfrutaba.

En mi época colegial me reunía con mis amigos para ir en bicicleta al colegio, y por las tardes solíamos ir a una batea en donde cada uno de nosotros se lucía con arriesgadas piruetas. Mi pasa-tiempo favorito, se convirtió en salir en bici a recorrer las calles de la ciudad y cada vez realizar nuevos trucos. Hace dos años, decidí estudiar Derecho en la Universidad de las Américas (UDLA) y como queda cerca de mi apartamento, lo que hago es ir en bicicleta. Primero, para evitar el tráfico y segundo porque me gusta sentir la bruma en mi rostro, actividad que sin duda, me llena de energía.

Tengo 20 años y hace uno aproximada-mente, viajé de Latacunga a Quito. Yo iba conduciendo cuando de repente un camión se impactó con mi auto y mis dos mejores amigos fallecieron mientras que yo tuve graves heridas. Rápidamente me llevaron a la clínica pues mi estado era muy delicado. Tenía fracturas en mi pie, en la rodilla y en la clavícula; pero a más de eso, lo que tenía era una gran depresión al saber que mis amigos habían fallecido. Pero sabía, que sea lo que sea, yo tenía que estar bien porque mi familia deseaba mi pronta recuperación. Fui sometido a varias cirugías de reconstrucción, donde me implantaron placas en mi pie izquierdo y esto me provocó dos meses en cama con el pie inmovilizado para así evitar el dolor.

Meses después hice la rehabilitación para retomar mi vida y empezar a caminar de nuevo. Pero, mi anhelo más grande era volver a manejar bicicleta. El empeño y la dedicación que tuve conmigo mismo para poder recu- perarme, me ayudaron a salir adelante por mis propios méritos. La bici se convirtió en mi mejor terapia y aunque el dolor era insoportable, mi espíritu aventurero me acechaba y nunca me rendí. Mi recuperación fue notable y los doctores me decían que estar en constante actividad física ayudó a mi cerebro a reaccionar favorablemente y así fue como pude superar retos

que parecían inalcanzables.

La bicicleta fue la mejor rehabilitación por la que pude haber optado. Gracias a ella mi pie recuperó su movilidad. Ahora voy y vuelvo de la Universidad a mi apartamento en la bici, o de igual manera, cuando me tengo que movilizar a otros lugares cerca. Mi vida por fin es normal, mientras que yo sigo trazando mi camino y mi aventura diaria con este medio de transporte que tantas satisfacciones me ha traído durante la vida, sobre todo porque a más de que me gusta, sé que estoy colaborando con el medio ambiente de la ciudad”.

¡Bicicleta: estilo y equilibrio de vida!

10

Quito Verde

Por: Carla León

Testimonio. Dentro de la acción número dos - Movilidad Sustentable- de la Cumbre Nacional de Autoridades Locales “Pacto Climático Quito”, se despliega el proyecto de BICI Q, un servicio de biciciletas de alquiler, con el objetivo de que el ciudadano reemplace el vehículo privado. Este proyecto se implementará dentro de un año en la ciudad. Sin embargo, para Andrés Álvarez -estudiante de la UDLA- andar en bicicileta es un pasatiampo des-de los ochos años y se ha convertido en su mejor terapia.

Page 11: Tercera Edición - Revista Quito Capital Americana de la Cultura 2011

11

La Primera Cumbre Nacional de Autoridades Locales “Pacto Climático de Quito” -que se llevará a cabo desde el 1 al 5 de junio en la capital- tiene el fin de promover acciones, compro-miso ciudadano y solidaridad frente a los efectos del cambio climático.

De esta manera, el Distrito Metropoli-tano de Quito lidera la lucha del cambio climático en el Ecuador y en América Latina y solicita a los gobiernos locales unirse a esta causa ambiental.

La Primera Cumbre contará con la presencia de 221 alcaldes, 24 prefectos provinciales del país, presidentes de las juntas parroquiales, sector académico y estudiantes, colectivos ciudadanos, fundaciones y organizaciones no gubernamentales, cooperación internacional, sector barrial y comuni-tario, jóvenes, sociedad civil, entre otros.

Los contenidos de “Pacto Climático de Quito” responden a la puesta en escena de 10 acciones para enfrentar la problemática mundial desde el Ecuador, partiendo de los paráme- tros políticos dictaminados en la Estrategia Quiteña al Cambio Climático y su Plan de Acción.

Entrevista. Según Vanessa Lanas, coordinadora de la primera Cumbre Nacional de Autoridades del Pacto Climático Quito, las 10 acciones han sido determinadas en ejes estratégicos con el objetivo de causar impacto y contar con la participación ciudadanaDe esta manera, cinco de las 10

acciones responden a la intervención de la población quiteña.

¿Qué se quiere lograr con la acción de movilidad sustentable ?

La movilidad sustentable es una nueva forma de transporte colectivo. En la ciudad se está llevando a cabo proyec-tos como: los nuevos buses articulados y la medida de pico y placa, pero se quiere lograr más. Existe un nuevo proyecto que no está vigente todavía, pero se implementará el año que viene: Bici Q, un servicio de bicicletas de alquiler, con el objetivo de que la gente reemplace al vehículo privado.

¿En qué consiste la valoración y conservación del patrimonio natural?

El propósito de esta acción es crear un sub sistema metropolitano -21 hectáreas- de áreas naturales donde se conserve y priorice su importancia, ya que hay que considerar que el 60% de la ciudad son áreas naturales.

¿Cuál es el propósito de la Red Verde Urbana ?

Que la gente pueda disfrutar la ciudad de una forma armoniosa. Para lograrlo se creará 17 terrazas en lugares específicos de la ciudad, pero en medio de la zona urbana. El objetivo es reconectar el área urbana con el área verde.

¿Cómo participará la ciudadanía en la consolidación de una cultura ambiental y de buenas prácticas ?

Se trabajará directamente con 200 colegios de la capital, con el objetivo de que se aplique prácticas ambientales, primero en planteles educativos y segundo en cada uno de los hogares.

¿Qué tipo de relación tiene las acciones dos, cinco, seis y nueve con la sensibilización y generación de conocimiento sobre cambio climático?

La relación está en el hecho promover participación ciudadana. A través de una Centro de Cambio Climático se generará información para ser difundida y se realizará un monitoreo de las acciones ejecutadas.

Quito Sede de La Primera Cumbre Nacional de Autoridades Locales

Por: Israel Vizcaíno

Conoce las 10 acciones para enfrentar la problemática mundial, según la Secretaría de Ambiente. Ingresa a www.quitocapitalcultural2011.wordpress.com

Page 12: Tercera Edición - Revista Quito Capital Americana de la Cultura 2011

Sabías que

Los españoles bautizaron esta elevación con el nombre de Panecillo por el

parecido con un pequeño pan.

En esta loma se encuentra la “Virgen de Q

uito”, una escultura gigante de alum

inio creada por el español Agustín de la Herrán M

atorras. Esta Virgen está com

puesta por siete mil piezas diferentes.

Se dice que su nombre auténtico es “Shungolom

a” que en quichua significa “lom

a de corazón”.

La loma del Panecillo tiene tres m

il metros de altitud sobre el nivel del m

ar.

La Virgen del Panecillo fue inspirada en la escultura de treinta centrimetros

realizada en el siglo XVIII por el artista quiteño Bernardo de Legarda.

En el lugar se encuentra la O

lla del Panecillo, una especie de cisterna circular de ochos m

etros de profundidad que funcionaba para el riego de sem

bríos.

El lugar fue utilizado como sitio de defensa de las tropas coloniales durante

la batalla libertaria de Pichincha el 2

4 de mato de 1822, ahora funciona

como m

irador natural de la ciudad.

La última película ecuatoriana “A tus espaldas” hace alusión a este lugar y

sobre todo a la Virgen del Panecillo: “Ella ubicó al norte a los ricos y encerró en el sur a los pobres”.