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UNIVERSIDAD AUTONOMA METROPOLITANA ETAPALAPA
(U.A.M.1)
TEMA: EL ARRABALENEUNSAYO EVARISTO IS BORGES
ALUMNA:
HORTENSIA LOPEZ CRUZ
PROFESOR:
S. RENE LIRA CORONADO
SEMINARIO DE INVESTIGACION
(NARRATIVA)
TESINA
Casa abierta al tiempo
.. . .. . . . .. -
INTRODUCCION .............................................................................. 1
1.- CARACTEREACION Y DESCRIPCION DEL ARRABAL DE BUENOS AIRES ............................................... 3
11.- BORGES Y EL ARRABAL ............................................................ 14
111.- LA CANCION DEL BARRIO .......................................................... 31
CONCLUSIONES .......................................................................... 41
NOTAS ......................................................................................... 43
BlBUOGRAFlA ............................................................................. SO
En este trabajo, me propongo analizar y definir el lugar llamado arrabal
0 barrio en el ensayo C a m de Jorge Luis Borges. He decidido
trabajar este tema, porque ocupa el arrabal un lugar de gran importancia en la
obra po6tica de este autor sobre todo, porque en 61 surge Evaristo Camego,
un personaje real muy interesante como ficticio, muy parecido al de otros
cuentos posteriores.
Examinad cixno est& estructurado el banio 8n el ensayo y las
caraden'sticas que lo conforman. los sucesos que lo determinan como lugar
donde concurren hefoes y canallas, víctimas y victimarios, con sus pasiones e
ideales.
En la obra de Borges, novelas, cuentos, poemas y ensayos s8 ha
nombrado muy a menudo al b a n i o ; sin embargo, c r e o , no existen numerosos
estudios acerca del tema. Por ello, he decidido trabajar sobre el mismo. El
poder estudiar este tema, me lleva a conocer tambien las caracteristicas de
los personajes, ya que de alguna manera son ellos los que ambientan el
barrio.
Estudiad, como apoyo principal, algunas leduras t m c a s y miticas
sobre el tema a desamollar, para tratar de llegar así a un anOlisis mOs preciso.
Analiza& la noci6n de espacio en el plano narrativo, ubicando los aspectos
mas importantes del arrabal, así como su estructura, sus características y
ante todo su definicibn.
El ensayo Evaristo Carriego está dividido en 12 capítulos, cada uno
contiene un pequeno comentario del barrio, por lo mismo ir6 estudiando
algunas partes importantes, que aúnque breves resultan interesantes.
Estudiar& como base para el desarrollo de este trabajo, algunas
tecturas de teoría literaria que nos puedan servir de apoyo. Entre estas están
las obras de Boumeuf, Roland y Real Ouellet LUQY& y la de Alfred0 Pavbn,
EL U n i v m del relato_literano. Profundizan$ en lo postulado por Matilde Albert
Robatto en su obra -nos Air- el TlemDo. así como m ! de J o V de Alicia Jurado, entre otras fuentes.
Yo mí, durante afios, haberme criado en un
subudio de calles aventuradas y de ocasos
visibles.
(Jorge Luis Borges)
Borges escribe su ensayo w o Cauieg~ en el aAo de 1930. Se
trata de un libro tradicionalista: sencillez y amenidad lo caracterizan. En este
ensayo; se encuentra descrito el viejo ambiente de Buenos Aires. Este libro
nos permite conocer en todo su esplendor, un lugar al que Borges ha querido
tanto, Pakrmo de Buenos A i r e s . San Benito de Palermo (l), un lugar muy
particular, en el que est&n presentes largas y sinuosas calles, enormes y
amplios caserones con hermosos p a t i o s , y, sobre todo, comercios o
almacenes y la carboneria, el traspatio, el conventillo o vecindad, la barbería,
el c o r r a l h , etc. Pero lo que hace vivo a este lugar, es la gente; gente que
canta milonga y baila tango. Toda la comunidad criolla que funda y crea la
ciudad a partir de un humilde y sencillo barrio.
Decía Borges:
Que nadie se anime a escribir suburbio sin haber
caminoteado largamente por sus veredas altas; sin
haberlo deseado y padecido como a una novia; sin
haber sentido sus tapias, sus campitos, sus lunas a
la vuelta de un almadn, como una generosidad (...)
(2).
Palabras de Borges bien claras.. Sin embargo, para conocer el banio,
no es necesario estar presente en éI, sino basta sentirlo en cada una de las
palabras del ensayista. A s í pues, comencemos a analizar la obra y el arrabal
de Buenos Ares, plasmado en ella.
En m C a m libro de ensayo, se cuenta la historia de un
joven poeta cantor de los banios humildes. Caniego fue un poeta de arrabal,
quien Borges conoció de cerca. Quiz& fue, dice Borges, el creador e
inventor del arrabal de Buenos Aires como tema literario:
Caniego, muchacho de tradici&n entremana criado en
las en las orillas del norte de Buenos Aires, detennind
aplicarse a una versidn @tics de esas orillas.
Publicd, en mil novecientos ocho, Misas Hemjes (. . .)
Creo que fue el primer espectador de nuestros
barros pobres y que para la historia de nuestra
poesía, eso importa. N primero, es decir el
descubridor, el inventor (3).
I3ot-g~ no deja de repetir una y otra vez en cada capitulo de este
ensayo, la importancia e influencia de los arrabales como sello distintivo de la
gran ciudad en que se comenzaba a transformar Buenos A i m s , a fines del
siglo pasado.
@mo eran y que había en esos barrios a los que Borges se refiere
repetidas veces en su obra?. Los arrabales eran los sitios preferidos que
caminaba Borges. El bamo era, sin m&, un sitio común y comente, adembs
compuesto de casas, esquinas, "veredas" (banquetas) y muros, pero, en este
lugar para el poeta esth concmtmdos los hhbitos, las querencias, las
pasiones y los vidos de ios hombres: amor, coraje, resentimiento, desdicha,
d e s e o , placer, etc. Qui& valga la pena hacer una dpida descripci6n de un
barrio de Buenos Aires de aquel tiempo. Se trataba de banios alejados del
centro , y, por lo tanto del M a g o cotidiano de la orbe. Generalmente eran
barrios humildes en la que encuentra una parroquia, casas. de humilde
condicih, calles polvorientas o pedregosas, esquinas y "almacenes" (tiendas
y bares a la vez) donde conversan hombres y mujeres de los suc8sos
cotidianos. Paralelamente, en la ciudad de M6>aico estbn los antiguos banios
de Tepito, la Lagunilla, Guerrero, Sta. Fe, Coyoadn, etc. Lugares que en las
horas quietas del atardecer en sus zonas mds tranquilas, todavía dan este
ambiente.
Matilde Albert Robatto en R-s Aires v el Tm nos menciona una ankdota, cuando Borges y su familia se mudan a un bamo de
Palema
Tanto su madrw Leonor Acevedo, como su padre
Jorge Guillenno Borges, van a tener un lugar
destacado y diferente en la vida del hijo. Sus ailos de
infancia pasan en el bamo de P a l e m .
Adrogue era el lugar donde residía la fsmilia en el
verano(4). e-.
En este barrio, se quedaron los sueks y pesadillas del pequefio
Borges, pero la importancia de Palermo para la literatura de Borges no d o
se basa en esto, sino en que el propio escritor nos invita a traves de su
poesía y este ensayo que nos ocupa a percibir y a sentir la plenitud del
arrabal.
El bamo de Palermo era un lugar humilde con casas de patios, pozos,
rejas a la entrada y balconcitos, en ellas, se observa como único adorno
algún jarrón de mampostería coronado áridamente de tunas. En un mundo,
sin televisi6n, sin radio, la gente buscaba sus propias diversiones. El propio
Borges muestra su experiencia del bamo:
Yo que me había criado en un b a M mds bien pobre,
como lo es como es P a l e m , vi primem bailar el tango
8 hombres poque ninguna mujer estaba dispuesta a
amesgarse bailando esa danza miserable y execrable
de la que lugones habld como de un "reptil del
lupanaf. P m como es común en latinoam&icana,
cuando se supo que en Paris lo bailaba la gente bien,
se 119Signam todos y lo bailamn con el mismo
entusiasmo de los europeos (5).
Palenno de Buenos Aires era un arrabal que verdaderamente
interesaba a Borges. Por supuesto, no era uno de las mejores; sin embargo,
era importante por su imperante pobreza que demostraba el conflicto de una
sociedad con un gran desajuste econ6mico y social. Cierta soledad y quizás
tristeza invadía el ambiente general, pero esto no es lo que observa Borges.
Acerqu6monos a observar Pa lem por un instante y veamos la firme
convicción de la gente al vivir en humilde barrio:
7
Palenno de Buenos Aires era una despreocupada
pobreza. La higuera oscumía sobre el tapial; los
balconcitos de modesto destino daban a días iguales;
la perdida cometa del manisero explotaba el
anochecer. Sobre la humildad de las casas no era
raro algún jandn de mamposteda, coronado
6ridamente de tunas: planta siniestra que en el dormir
universal de las otras parece corresponder a una
zona de pesadilla, pero que es tan sufrida realmente
y vive en los terrenos m6s ingratos y en aim desierto,
y la consideran distraidamente un adomo.
Había felicidades tambien; el ambte del patio, en
andar entonado del compadre, la balaustrada con
espacios de cielo (6).
Para Borges, no todo es pesimismo en el bamo; hay en 61 algo
misterioso; una invita- a detenerse entre las casas que lo forman y a
caminar sobre las piedras de las calles largas, que, a su vez, forman amplios
terrenos cuadriculados. El propio Borges, como poeta y prosista, encuentra
en el suburbio un espacio natural, que permite el recuerdo de sus años
pasados. Por ejemplo, el arrabal, para Borges, simboliza los recuerdos, el
asombro, senderos que llevan a un largo y sinuoso recuerdo que fluye
8
armoniosamente. En resumen, es el espacio físico donde reside la fuente de
la memoria. Veamos a5mo Borges se transforma en el yo lírico del barrio en
su poema que lleva significativamente el nombre "Arrabal", tomado de uno de
sus primeros libros, Fervor de Buanos Aires:
El anabal es el mtkp de nuestro tedio
Mis pasos claudicaron cuando iban a pisar el
horizonte y qued6 entre las casas, cuadriculadas
en manzanas diht-entes e iguales como si fueran
todas ellas mn6tonos IIBcuedos repetidos de una
sola manzana.
El pastito precario, desesperadamente
esperanzado, salpicaba las piedras de la calle y
divise en la hondura los naipes de cobres del
poniente y sentí Buenos Aires.
Esta ciudad que yo creí mi pasado es mi Wrvenic
mi presente; los afios que he vivido en Europa son
ilusorios, yo estaba siempre (y estad) en Buenos
Ai#S (7).
El tema del arrabal estd presente tanto en la prosa como en la poesía
borgeana. En ambas versiones, se alude al bamo como un sitio
aparentemente desordenado, pero en el que la quietud y la calma se pueden
recuperar.
Diría Borges: "El arrabal 8s el reflejo de la fatiga del viandante" (8).
Ciertamente es así: el arrabal es el largo conjunto de casitas en hilera, en las
que quMs un trausente pasa lento y cansado se detiene a pensar en las
circunstancias que le ha tocado vivir. El propio "Borges" de l o s poemas es
uno de tantos hombres que, a paso lento, se ha detenido para observar' y
percibir la esencia de su arrabal porteiio.
A este sitio, Borges, en su ensayo EwJsto C a m nombra de tres
formas: arrabal, bamo o suburbio. Deben entenderse como palabras
sencillas y de amplio significado en boca de Borges. En el bamo portefío
estan inmersos determinados tipos de gente; sobre todo, hombres de recio
temple, como el pmtagonista de esta historia, Evaristo Camego. Este
hombre, con su &la presencia, da vida y fonna al bamo. Y, por supuesto no negamos la afirmacih de Alfred0 Pavbn, cuando menciona la importancia de
espacio narrativo en 1
La noci6n de espacio narrativo se aplica a una
determinada estructura geogdfica, a un lugar físico
dande los objetos y los personajes se sumergen,
definiendo con su presencia al espacio mismo (9).
10
El barrio de Buenos Aires en el que alguna vez se escucharon l o s
pasos de Borges era un espacio de horas duraderas, ejemplo de modestia
pobreza y liviandad. Ahí la gente, pobre y humilde S 6 1 0 vive, sin importarle
muchas de las veces lo que acontece fuera de su ambiente. Sin embargo,
aún as', el barrio llama la atenci6n. Su estructura era la siguiente en otros
poemas de Borges: casitas de pequefias ventanitas, a las que de lejos se
nota una pequefia 1~ calles largas y polvorientas; esquinas que cortan una
calle m o t r a , y cuyas paredes fonnan una mura cuadrangular. O, bien, las
casas del arrabal eran pequeAas construcciones en medio de extensos
terrenos, expuestos en un atardecer triste. En su interior, un techo de adobe,
unas paredes de ladrillo rojo, un pequelio bala%, ausente, donde quiz& se
puede mirar un pequerio adorno que da vida. Por sus lados las calles,
solitarias y pedregosas, donde la gente pasa silenciosamente, sin fatga ni
preoc~paci6rr. En las esquinas, uno o varios "malevos" esperan el úttimo
atardecer haciendo bromas y buscando rifias. Las casas, las c a l l e s y las
esquinas son elementos que constituyen el arrabal poetic0 de Buenos Aires
de Bow. Tambih la critica Matilde Albert Robatto, en su estudio dedicado
a Botges, sefiala el gran i n t e e del esuitor argentino en manifestar en su
obra, esa preocupa&n de su barrio de Palermo y sus componentes:
La ciudad en sus calles, sus patios, sus tardes, el
organillo, la c a s a , el arrabal. Toda elle transmitida a
traves de la imagen creada por Borges (10).
11
El arrabal era un espacio mbs bien quieto y callado, pero en el que la
gente sabía vivir. El poeta no nada mbs lo ve como un barrio pobre y sencillo,
sino conoce las bondades que &te puede podía ofrecer.
Así lo trascedental en el barrio de Palenno , no era d o poder
percibirlo como lugar complejo con sus componentes, hay que conocer
tambih lo que lo hace ser un lugar único para las gentes que en 61 vivían.
N suburbio es el agua abombada y bs calkpnes,
pero tambidn la balaustrada celeste y la madreselva
va pendiente y la jaula con el canario. Gente
atenciosa, suelen las comadres decir. En las afueras
estan las involuntatias bellezas de Buenos Aims, que
son tambih las únicas-la liviana calle navegadora
Blanca Encalada, las desvalidas esquinas de Villa
Crespo, de San Cristdbal Sur, de Banacas, la
majestad misemble de las orillas de la estaddn de
carga (1 1).
La- ñaturaleza se hacía presente en en barrio de Palermo, y era esto,
lo que hacía suponer, que no se trataba de un lugar supremamente sencillo,
sino al contrario, existía en 41 un bello y hermoso paisaje, tranquilidad de las
orillas de Buenos Aires.
El bamo es un lugar tranquilo, situado fuera de la ciudad de Buenos
Aires, alejado de las prisas modernas . La gente que lo habita no est6
contaminada por el dum y excesivo trabajo, y es feliz, modestamente feliz.
En el arrabal e>ciste una tranquilidad inexplicable. Estando en &, se
puede contemplar la hermosa naturaleza y el cielo azul.
En el ensayo Borges nos invita a conocer todos
estos elementos, de este núdeo espacial y geogr6fíco de la ciudad, con una
imagen y estructura muy definida para el efecto po&co que busca el autor.
Se nos da así una visibn peculiar que importa analizar para comprender a la
obra pOetica de Borges mismo. En las m i n a s que siguen de este trabajo, se
intentará por 8so profundizar en el an8hsis de los rasgos del arrabal que
plasma en sus textos.
13
II .
El tema del arrabal es uno de los que mas ha preocupado a Jorge Luis
Borges. Tanto en su obra po6tica como en prosa, el bamo ha tomado una
importancia absoluta.
El bamo 8s el lugar discreto, donde dos compadritos (1) resentidos
muestran su coraje: lugar donde se enfrentan dos opuestos, dos carktems
de los hombres: timidez y coraje. Por b mismo, considero pertinente sefialar,
que el bamo es un lugar propicio para ciertos ados rebeldes y violentos de
los hombres. Sencillamente su ubicacidn a las orillas de Buenos A i r e s ,
permite damos pleno conocimiento, de que se trata de un lugar aislado,
solitario; alejado de toda civilizaci6n.
En el ambiente arrabalero todo es común: sus gentes, sus tradiciones
y costumbres; por tanto, no exkten reglas ni es preciso fijadas: la gente
simplemente se divierte y vive con lo poco que les puede proporcionar su
barrio; quizás les de lo mismo ver bailar el tango, escuchar una milonga o
entusiasmarse con una pelea entre dos compadritos (2). La crítica Matilde
Albert Robatto, nos menciona, la presencia de los compadritos como
elemento importante en el bamo:
14
N arrabal se compone de los siguientes
elementos: un lugar abjado, casas en hilera, los
compadritos rwsentkhs, un fuerte contraste entre le
resistencia para morir "el dum coml6n"y la
timidez en el vivir: Ya casita que no se anima a la
calle" (3).
Tanto los compadritos como la gente que vive en el b a r r i o , tienen
importancia en la obra de mes. Nada menos en su ensayo
Cameao. no se olvida de mostramos por un instante, lo que 8s barrio de
Palenno y sus gentes.
En el bamo de Palenno la gente se divierte a p e s a r de la pobreza en que viven. No tienen sentimientos de autmmiseraci6n ni de tristeza; sino
al contrario gozan; al igual disfrutan un velorio que una gran fiesta. Es quizhs
gente extraiia, pero lo m& impoftante es que se trata de seres humanos
demasiado sencillos y extraordinariamente interesantes:
El aniversario, el día de los muertos, el día del
Sanb, el dla patrio, el bautismo, la noche de San
Juan, una enfennedsd, las vísperas de a h , todo
se le hace ocasi6n de ver gente. La muerte da el
velorio: mversederr, general que no le oen6 a
nadie la puerta, visita a quien muri6 (4).
Entre toda esa gente de barriada, estA nuestro personaje que en
realidad nos interesa, el protagonista de este ensayo de an&lisis, Evaristo
Camego: un hombre integro, de emociones fuertes; demasiado amargado,
pero talentoso. Creador de la mejor poesía del bamo. A Caniego no le gust6
nada haber pertenecido a un arrabal insignificante. Era una persona
preparada, leía grandes cosas. Por lo mismo, 41 se daba cuenta de que su
vida, deti6 haber pertenecido a Francia; sin embargo, tuvo que aceptar, que
su vida perteneci6 a un mediocre arrabal sudamericano (5).
Muy a pesar de las ideas que tenía el joven Carriego acerca de su
origen, no lo considero un hombre totalmente contradictorio; sino al contrario,
a Camego lo considero el hombre, cuyo conocimiento se deb6 únicamente a
querer mostramos integramente, el lugar donde algún día diera sus primeros
pasos, el bamo de Palermo.
Adem& de haber conocido el bamo htegramente, Evaristo Camego
como personaje y poeta nos permite en este ensayo, visualizar y analizar
algunas de sus composiciones, que, por supuesto, son unas de las mejores
ya que tratan del tema que nos interesa, se trata de "Las misas herejes" Y
"La cancih del barrio" (6).
Con SU talento, comprendo que dichas composiciones procuran
enriquecer, aún mhs, el anhlisis del bamo: lugar donde hombres y mujeres
viven, sueiian, sufren, lloran con sus amargas experiencias que les ha
tocado vivir. Y por tanto, es precisamente en esas baladillas donde s8
cuentan las anecdotas m& comunes, vivencias de gente de barriada, que ya
m& adelante mencionate.
Mientras tanto, vuelvo a retomar el significativo y amplio barrio de
Palermo al que &lo Borges pudo conocer del todo. Para el poeta y ensayista
el lugar del bamo es el ancho sendero a las orillas de la ciudad, formado de
muchas callejuelas polvorientas; en ellas circulan los recios carretones
placeros donde viajan hombres que se dirigen a uno que otro bamo, &lo
para disfrutar la disputa entre dos compadres parados en una misteriosa y
p4lida esquina. El bani0 es tambhn el conjunto de casas, cuyas luces de las
ventanas, se miran a lo lejos como dispersas lucibmagas, que permiten al
viandante acercarse al bamo: casas construidas de adobe, de sólidos y
fuertes ladrillos rojos; de ventanas pequeiias y enormes zaguanes
construidos del mejor metal de la región; de patios enormes, cuya estructura
cuadrangular, la forma una hilera de plantas llamadas madreselva y dos o
tres higuerillas, cuyo olor se expande y amat iza el ambiente, donde en las
paredes deterioradas, cuelgan las jaulas con los canarios, que alegran con
su hermoso canto algún coraz4n destrozado; donde las mujeres se ocupan
de darle el mejor de los cuidados.
Pen, el barrio no es nada mas el conjunto de casas, sino tambhn se
entremezdan los almacenes y los llamados comerdos como !m: la
carboneria, la b o t i c a , la ferrem'a, la tienda de pintura y la estacih de
cargas: donde los hombres del banio esperan uno que otro trabajo, que les
permita obtener unas monedas para llevar a sus esposas e hijos de comer.
Esto ha sido y s8d el bani0 al que -es alude en la mayoria de sus
obras. En cambio, en el ensayo aparece el barrio, ahora,
mas cunpleto m8s integro. Oonde &te, no nada &S representa, una hiiera
sencilla de casitas, ni un lugar de silenciosas c a l l e s , ni un ambiente de gente
indecente. Arrabal es algo &S: es la o r i l l a de la ciudad de Buenos Aires,
donde se escuchan al comws de una alegre tonada, la canci6n del bamo y
el organillo de algún pobre aego, que sentado en una esquina olvidada, se
entusiasma al sentir la presencia de la gente que lo escucha atentamente: es el sitio donde los hombres se divierten con tango y milonga.
U tango em el baile que surgid en el año de 1912, en Palermo de
Buenos Aires; y es hasta la fecha el baile preferido de muchos argentinos. La
milonga, 8s lo m& representativo del bamo, se trata de una conversa&
alegre y significativa, donde los hombres acompafiados del cadencioso
am- de guitarra, cuentan alguna que otra historia; la milonga, la mayoría
de las veces está dedicada a personas y personajes típicos: su lenguaje es
~enCil10, expresivo, pero nunca artificioso: manifestación musical que se
origin6 desde 1875 en adelante.
El tango corno danza tradicional de la ciudad de Buenos A i r e s , y la
milonga como conversaci6n amena, fueron manifestaciones artísticas que
Borges manej6 a la p e M n . Nada menos en sus libros de poemas
t i t u l a d a s E l ( l m i s m o ) y P a r a ( 1 ~ 5 ) , ~ p o e t a n o s
recuerda &te primer libro, un poema donde suena la música que alguna vez
bail6 el compadrito, en una de sus tantas visitas al bani0 de Palmo. Nos
referimos a su poema "w, cuyos versos repiten detenidamente, la
influerrcia que este baile ejerce en la gente del arrabal; sobre todo en el
hombre de cuchillo, que parado en una esquina del suburbio, espera a su
contricante, quien q u a s le de muerte. Pero veamos algunos versos de este
poema:
Ahí estdn los sobehbs cuchilbms
Y el peso de la daga silendosa.
Esa rSfaga9 el tango, es8 diablum,
Los ataresdos aAos desafia;
Hecho de polvo y tkmpo, el hombre dura
Menos que la liviana mebdía.
Que ~ 6 1 0 es tiempo. N tango crea un turrbio
Pasado irmal que de algún modo es cierto.
N recuerdo imposible de haber muerto
Peleando, en una esquina del suburbio (7).
19
El tango es la música que representa la figura del compadrito y los
sencillos y humildes suburbios. En cuanto la milonga, es la conversacibn de
tipo popular que al ritmo de guitarra; cuenta la historia sencilla y humilde de
los hombres del barrio. En las coplas de milongas el cantor canta al hombre
humillado y desilusionado de la vida, al hombre de raza morena; al hombre
que algún día trajeron los ingleses y holandeses a comerciar. Borges en su
"Milonga de los morenos" de su libro de poemas titulado Para u werdas. se preocupa y manifiesta el destino dei hombre mno en el barrio:
Alta la voz y animosa
Como si cantara m. Hoy, caballas, k canto
A la gente de c o b .
Marfil negro b s llameban
Los ingleses y holandeses
Que aqui los desembarcaron
AI cabo de largos mses
En el banio del Retiro
Hubo mema& de esclavos;
De buena disposicidn
Y muchos &¡em bravos (S).
Cabe senalar, que despub de haber analizado a grandes rasgos los
poemas "El tango" y "Milonga de los morenos" de Borges. S 6 1 0 una cosa
pudo preocupar al ensayista argentino: creer y justificar la conducta del
hombre del barrio como bienhechor de una comunidad desintegrada. En
algunos de sus ensayos Borges, pone nuevamente de manifiesto la
revelacih del hombre de bamo, ante ciertas situaciones frustrantes que en
este lugar le han tocado vivir. Nombremos S 6 1 0 tres clasificaciones de
personajes, de quienes Borges pretendit5 aprender el coraje, la violencia y la
rebeldía. Nos referimos al hombre m o m , al mpadn to cuchillero y e(
arrabalero Evaristo Carriego. De &e nos agradaría saber y conocer muchas
cosas; sin embargo, cOnOcemos lo principal y lo que realmente nas interesa.
Sabemos que pertend6 al lugar del bamo; sitio sencillo y humilde; tan
sencillo y humilde que creó a uno de los personajes a quien Borges admiraba
y quería, me refiero al poeta del bamo Evaristo Camego:
N suburbio crea a Cam-ego y es recreado por 61.
Influyen en Cam-ego el suburbio Real y el suburbio
de Tejo y de las milongas; Cam-ego impone su
visidn del suburbio; esa visi6n modifica la malidad
(9)-
21
En este ensayo titulado Jiymsto Cameao. Borges a cada momento
hace hfasis de los m& minuciosos detalles que en arrabal ocurren. No se
olvida, por ejemplo de la pelea entre compadritos. Cuenta la historia de dos
hombres que a través del coraje se ven incitados a pelear. toda su ira y su
rencor están r e p m t a d o s en un puiial, arma portentosa y siniestra a la que
los hombres recurren en sus debilidades. El propio Borges, recuerda el puiial
en manos de Camego. Sobre todo recuerda, el nombre de Luis Melian
Lafinur, quien forj6 el puñal en Toledo. Para Borges, el puiial es una especie
de juguete con el cual debieran jugar todos los hombres, todos debieran
conocerlo; además su diseiio fue estructurado para alcanzar un fin preciso, la
muerte de los hombres. El metal fue creado para engrandecer la soberbia y
el orgullo de los hombres. A s í lo afirma el propio Borges:
Fue forjado en Toledo, a fines del siglo pasado;
Luis Melian Lafinur se lo di6 a mi padre, que lo
trajo de Utuguay ; Evaristo Cameego lo tuvo alguna
vez en la mano (...) Es m6s que una estructura
hecha de metales, los hombres lo pensaron y lo
formaron para un fin preciso, de algún modo
eterno, el pufial que anoche mat6 8 un hombre en
Tacuaremho y los punales que matamn a Cdsar.
Quiere matar, quiere derramar brusca sangre (10).
No sabríamos con certeza todo lo que un bamo de Palermo de
Buenos Aires podría abarcar. Pero puedo indicar que el arrabal al que
Borges se refiere en su ensayo &amto C m equivale a ser el m&
completo. Nada menos que en este libro, hemos tomado en cuenta al lugar
del bamo, como centro de toda atención: sencillez y humildad lo caracterizan.
Es el espacio donde los hombres pueden actuar libremente sin prejuicios, sin
ataduras. El hombre del barrio sabe vivir en su bamo. Pensemos por un rato
en el protagonista del ensayo -, lo consideran un personaje
autbntico. Que ademds de haber nacido en un bamo de Palenno de Buenos
A i r e s , sabe y conoce con exactitud, los m& minuciosos detalles que llegan a
ocurrir en su arrabal. Y por supuesto, no deja de manifestarlo en el
transcurso de la obra.
Lo que sí podría asegurar es que despub de haber tratado un poco
mks de cerca el ensayo -Sto Qmgg~ de Borges. Hemos llegado a la
condusi6n de que se trata de una obra que da mucho de sí. Se podrían
estudiar en ella diversos temas como son: el propio personaje Evaristo
Camego, d arrabalero, el compadrito, el tango, la milonga, etc. Nosotros &lo
hemos seieccionado al barrio o arrabal de Buenos Aires.
Por otro lado, considero pertinente estudiar brevemente en dos
cuentos de Borges, algunos ejemplos donde se insiste en la representacibn
del a&l y la influencia que 6sta ejerce en los personajes borgeanos. Entre
los cuentos seleccionados para trata el análisis del barrio estdn, sin duda,
"Funes el memorioso" y "Homb:e de la esquina rosada"; ambos relatos
escritos casi en la misma 6poca, 1930-1 935.
23
""_. . . .. - ." "
En "Furies el memorioso" el barrio se nombra pocas veces; Sin
embargo, creo tener la necesidad de estudiarlo. El cuento inicia, cuando el
narrador-protagonista comienza a relatar la historia del personaje Irene0
Funes "Lo recuerdo (yo no tengo derecho a pronunciar ese verbo sagrado;
sólo un hombre en la tierra tuvo derecho y ese hombre ha muerto)" (1 1).
Furies era un hombre de recio temple y de duras facciones; Solitario y
reservado para tratar sus propios asuntos. Era un hombre realmente
admirable, ya que tenía una memoria privilegiada. Era capaz de recordarlo
todo. Funes era un hombre, cuya memoria sobrepasa a la de otros hombres,
así lo dice: "Más recuerdos tengo yo solo que los que habrán tenido todos los
hombres desde que el mundo es mundo -y sigue diciendo- "Mis sueños son
como la vigilia de ustedes", Funes se resiste y sigue dando explicaciones
acerca de su prodigiosamemoria WI memoria señor, es como vaciadero de
basuras" (1 2).
Personaje ególatra era el t a l Funes. Solo que aquí, no es tan
importante seguir hablando de él. Sino ahora veamos, cómo el barrio
representa el sitio más importante en las meditaciones de este hombre.
Desde el comienzo de la narracibn, nos pudimos dar cuenta, de la insistencia
del narrador-protagonista en querer mostrarnos la elocuencia de un hombre
barrio. trineo Funes eso era, un hombre que pertenecía a un "pobre arrabal
sudamericano" (1 3) y que además, era hijo "de una planchadora del pueblo,
María Clementina Funes" (14). Pero su sencillez no lo era todo, este hombre
tenia un cierto talento, aúnque a veces exagerado. Bastaba con que solo se
sentara un rato a pensar y su mente comenzaba a divagar. AI igual podría
24 . - . .. "_.
estar imaginando las cosas que acontecieron en otros países "Notaba 10s
progresos de la muerte, de la humedad. Era el solitario y lúcido espectador
de un mundo multiforme, instantáneo y casi intolerablemente preciso.
Babilonia, Londres y Nueva York han abrumado con feroz esplendor la
imaginación de ¡os hombres ( lS) , como también imaginaba, las cosas
sencillas que en un momento dado sucedían a su alrededor. Funes no se
olvida de imaginar, la sencillez de su barrio que lo acompaña siempre, aún en
sus pensamientos exagerados. El bamo es el sitio donde fluye la memoria de
lrineo Funes y además es el sitio que lo hace ser un personaje misterioso y
pasivo "Hacia el Este, en un trecho no amenazado, había casas nuevas,
desconocidas. Funes las imaginaba negras, compactas, hechas de tiniebla
homogénea; en esa dirección volvía la cara para dormir. También solía
imaginarse en el fondo del río, mecido y anulado por la corriente" (16). Toda
reflexión y todo recuerdo de Funes están en un misterioso y humilde barrio
del arrabal.
-
Ahora bien, "Hombre de la esquina rosada" es uno de los mejores
cuentos de Borges, que mejor habla del arrabal. Desde el principio del
cuento, el narrador con sagacidad y seguridad sorprendente inicia la
narración, describiendo el origen de uno de los contrincantes de la esquina
rosada. Francisco Real, un hombre que viene de un barrio del norte, de un
lado de la laguna de Guadalupe y la Batería A este hombre, el narrador lo
conoce y sabe que pertenece a un barrio que no es el suyo "A mi tan luego,
hablarme del finado Francisco Real . Yo lo conoci, y eso que éstos no eran
barricis porque éI sabía tallar más bien por el Norte, por esos lados de la
25
laguna de Guadalupe y fa Batería (17). Real era un hombre diestro para el
manejo del cuchillo. Un día su llegada a un bamo llamado Villa Santa Rita
provoca el temor de los hombres. Real había llegado a este lugar única y
exclusivamente para retar a un hombre más valiente que éI, en realidad lo
encuentra , se trata de Rosendo Juárez; hombre de cuchillito filoso y
parecido a éI en el coraje. Los dos hombres se enfrentan y, acertadamente lo
hacen en un sencillo arrabal; lugar propicio para llevar a cabo sus fechorías.
El cuento "Hombre de la esquina rosada" es un ejemplo generalizador del
barrio. Su singular y sencilla narración hecha por el narrador, nos manifiesta
los hechos y acontecimientos que pueden suceder en el arrabal. A s í lo
considero y, por supuesto no dejo de advertir cada una de las acciones de
b s personajes que son básicas en esta historia. El barrio es el sitio.
preferencial de todos los personajes que aparecen en este brevísimo relato.
Su actuaci6n se considera y se acepta. Porque se trata de analizar
personajes en cuyo comportamiento se nota la influencia totalizadora del
barrio. En este cuento aparecen los personajes Francisco Real, Rosendo I
J u h z , la Lujanera y el narrador con su interesante e importante
participación en la historia. Todos ellos dejan ver lo acontecido en el barrio.
Su participación por tanto es sencilla y amena. Había dicho anteriormente,
ajmo los personajes Real y Juárez se enfrentan a muerte. Naturalmente se
trata de dos cuchiileros, hombres muy comunes en un barrio. Su actuación
durante la narración, hace que podamos demostrar más interés en el sitio o
espacio donde ellos comienzan su riña. Se trata del barrio, el lugar donde no
faltan dos o tres salones de baile, donde los hombres gozan y se divierten,
asegurando una botella de vino y la compañía de una mujer de su misma
condici6n. El sal6n de Julia era un lugar del bamo donde los hombres se
disponen para disfrutar cada noche -cuenta el narrador- "LOS muchachos
estábamos desde temprano en el salón de Julia, que era un galpón de
chapas de dnc, entre el camino de Gauna y el Maldonado (...) La Julia,
aunque de humilde color, era de lo más conciente y formal, así que no
faltaban musicantes, güen beberaje y compañeras resistentes pal baile" (18).
En el salón de Julia se reunían las mejores parejas de cuchilleros del bamo
de la comarca; su finalidad de estos hombres era llegar al sitio con pleno
rencor y coraje; buscar al rival y derrotado hasta satisfacer su gusto por la
pelea. La muerte merodea a estos seres y, lo más irónico en ellos era el
recibir a la muerte con plena satisfacción. Esto les llega a suceder a los
cuchilleros del barrio de este relato, en este MSO, Francisco Real y Rosendo
Juárez, llegan plenamente decididos a perder cualquiera de los dos su vida.
Sus destinos de estos dos hombres junto con el de la Lujanera, amante de
ambos; están decididamente en un humilde y pobre arrabal. Un día estando
la Lujanera con Rosendo Juárez en el salón de Julia, hace acto de presencia
su contricante, el cuchillero del bamo de Guadalupe y la Batería, Francisco
Real. Como es de suponerse, el enfrentamiento entre estos dos hombres se
lleva a cabo; Sangre, violencia y muerte, suelen ser los actos de estos
hombres del barrio. Los más extraño, es que a pesar de la tragedia en la que
se ven insertos estos dos arrabaleros, no existe en , ellos la menor
preocupación por perder su vida, No por eso debemos calificados de
PerSOnajeS inconsistentes; sino al contrario los cuchilleros Rosendo Juarez y
Francisco Real actúan de lo más normal, siendo 6stos originarios del bamo
de Santa Rita y del bamo de Guadalupe y la Batería, su conducta no debe
ser prejuzgada, porque caturalmente se trata de hombres cien por ciento
vatientes, actos para rifia; totalmente rebeldes en su manera de ser y actuar.
A s í lo considero, ya que durante su constante aparición en el cuento, estos
dos cuchilleros no dejan de resentirse, escuchamos una voz -la de un
cuchillero- "Yo soy Francis& Real, un hombre del Norte. Yo soy Francisco
Real, que le dicen el Corralero. Yo les he consentido a estos infelices a que
me alzaran la mano, porque lo que estoy buscando es un hombre" (19).
Verdaderamente el hombre tiene sed de sangre; se siente en éI la violencia,
el propio narrador es testigo de lo que sucede a este hombre, "Dijo esas
cosas y no le quitó l o s ojos de encima. Ahora le relucía un cuchiltón en la
mano derecha, que en fija to había traído en la manga. Alrededor se habían
ido abriendo los que empujaron, y todos l o s mirábamos a los dos, en un gran
silencio "mientras tanto el otro cuchillero se ponía a la, vanguardia para
contestarte la tiña. Rosendo Juárez, entra a la p e l e a como un tigre salvaje
"Con las dos manos recibió Rosendo el cuchillo y lo fili6 como si no lo
reconociera. Se empin6 de golpe hacia atrás y voló el cuchillo derecho y fue
a perderse ajuera, en el Maldonado. Yo sentí como un frío" (22). Esto era lo
que sucedía en el barrio. El barrio, el sitio perfecto donde uno de estos dos
hombres muere, lo que por supuesto suponíamos. Sólo que lo más extraño,
es que Francisco Real, el cuchillero mayor, no muere por haberse enfrentado
a su contricante, el cuchillero Rosendo Juárez. Sino que aparece en la
historia de este cuento, un personaje realmente tímido y discreto, que
cualquiera hubiera supuesto, que no era capaz de romper un plato. Se trata
qui&, del personaje protagónico más importante del cuento, el narrador de
la esquina rosada. El hombre del hamo de quien jamás hubiéramos
sospechado. Era el testigo principal, conocía io sucedido a esos dos
hombres, y por supuesto, conocia sus habilidades para el manejo del
cuchillo. Lo que no conocía en éI era su cobardía y su miedo.
Verdaderamente lo que este hombre quería era parecerse a esos dos en el
coraje, y lo logra, sólo que era lo suficientemente cuidadoso para llevar a
cabo sus planes. El narrador como espectador Único de la riña entre
cuchilleros, supone fríamente un pian, naturalmente se da cuenta que por ser
un hombre de barrio como esos dos, m podía dejar de ser valiente y, sobre
todo llevar el coraje dentro. El narrador era otro de los hombres del bamo,
sólo que a diferencia de los otros, se comportaba como un ser tímido y
cobarde. Nada menos uno de los CuchilEerOs, lo seiala y le da un mal trato,
"-Vos siempre has de servir de estorbo, pendejo- me resongó al pasar, no sé
si para desahogarse, o ajeno" (21).
Después de este insulto, el narrador no queda del todo satisfecho; el
hombre se rebela por primera vez y c o m d a darse cuenta de su terrible
error. Así mismo 61 inicia una reflexión donde por supuesto deduce, su
posible valentía, y es entonces como se ~eco~#x;e como uno más: se mira
como un hombre de barriada, listo para correr una aventura. Una aventura de
un guapo de barrio, así lo señala "y pew5 que yo era apenas otro yuyo de
esas orillas, criado entre las flores de sapo y las osamentas. ¿Qué iba a salir
de esa basura sino nosotros, gritones pero blandos para el castigo, boca y
atropellada no más?. Sentí después que no, que el bamo cuando más
aparriao, más obligación de s e r guapo" (22). Decididamente, el narrador, el
hombre de la esquina rosada toma una actitud machista, se defiende y
comete un crimen, en el crudo y penoso arrabal.
En el cuento "Hombre . d e la esquina rosada" resalto dos aspectos de
importancia: el primero, todos t o s personajes viven su penosa y liviana
experiencia en el suburbio: Rosendo Juárez, Francisco Real y el narrador,
forman el triángulo equidistante de cuchilleros; llegan al barrio sólo para
matarse: el segundo, al f i n a l del cuento ocurre un acontecimiento importante,
el narrador que un principio nama la historia, en su debilidad de arrabalero,
resulta ser nada más y nada menos que el propio Borges.
111.
En el ensayo Evaristo CamegQ aparece un capítulo dedicado a la
Canción del Barrio (1). Apartado interesante y ameno, ya que nos permite
analizar y visualizar el contenido de dichas composiciones.
La canción del bamo es la composición escrita en verso, cuya letra
debemos a Evaristo Carriego, creador e inventor de los desacreditados
barrios. Estas breves cancioncillas cuentan alguna que otra anécdota popular
de la gente que vive en el barrio. Su finalidad es dar a conocer las tradiciones
y costumbres de un sitio tan común como lo es Palermo de Buenos Ares,
bani0 tan privilegiado y querido de Borges.
La canción del barrio es sencilla, breve, sustanciosa, y divertida: sus
temas especialmente se refieren a las historias más comunes: su ietra
sensibiliza, pero sobre todo invita a reflexionar. Estas cancioncttas son
esencialmente un reflejo de la comunidad arrabalera, el hombre del barrio se
siente satisfecho al escucharlas; sobre todo cuando se da cuenta de que en
cada linea de estas composiciones está escrita su propia experiencia;
sufnmientos de la vida: pobreza, violencia, desamor, injusticia, infortunio,
muerte y muchas más. El propio Borges, define La Canción del barrio así:
31
Entiendo que la lacra sustancia de La cancddn de/
bamo es la insistencia sobre lo &finido por Shaw:
mera mortalidad o infortunio (Man and supeman),
XXXII). Sus paginas publican desgracias: tienen la
sola gravedad del desfino bruto, no menos
incomprensible por su escritor que por quien los
lee(2).
La canción del barrio es tristeza y melancolía; sin embargo, existe en
ella una invitacirjn a compartir las más duras experiencias a las que es
sometido el hombre del barrio.
A las orillas de Buenos Aires, suena La Canción del bamo; aquella
que alguna vez Carriego compuso a la Tierra del Fuego; lugar de los
compadritos cuchilleros; arrabal de arrabales; sitio pertedo donde se
despiertan las duras pasiones de los hombres. Nadie sabe describir el bamo
de Palermo como el propio Evaristo Carriego, gran poeta y prosista del
arrabal. Sólo éI sabe comentar las grandes historias que algún día
acontecieron en los miserables arrabales. Su amor de este hombre, se basa
en escribir los sentimientos y emociones de esta comunidad. Veámoslo:
32 .. .. . . ...... ..
El bamo era peleador en ese anteayer: se
enorgullecía que lo llamaran Tiena del Fuego y el
punzó mitolbgico del Palemo de San Benito aún
perduraba en los cuchillos de los compadres.
Habia compadntos entonces: hombres de boca
soez (...) Evaristo Caniego (el entremano evidente
que indiqu6 a principio de estos renglones) m i d
para siempre esas cosas y las enuncid en versos
que son el alma de nuestra alma. Tanto es así que
las palabras arrabal y Camego son ya sinónimos
de una misma visi&n (3).
Pero nombremos algunos títulos de Canciones del .Banio, entre ellas
están: "Has vuelto", una de las mejores composiciones ambaleras; "El alma
del Suburbio", "En el barrio", "Mamboretá", "U nene está enfermo", "Hay que
cuidarla mucho, hermana, mucho" y el fragmento t i lado "El otoño
muchachos". Todas estas canciones son interesantes y amenas, tomaré tan
solo tres para su análisis.
A Evaristo Camego siempre le preocup6 la mujer de bamo, para ella
escribe una breve tonada titulada "El otoño, muchachos". esta composición
en especial se refiere al tema de la mujer soltera. Es tan sólo en unos
cuantos versos, el poeta del barrio, nos explica cuidadosamente. los tantos y
33 ...-. .
" " . .. . . ._
muchos comentarios que hace la gente acerca de la mujer soltera. Es natural
que entre la gente de barrio existan ciertas charlas y sobre todo se dialogue
del destino de esta mujer. Veamos unos de los primeros versos:
... !Que tristona anda, desde hace dias, la vecina!
(4).
Recordamos a la gente del barrio, no siempre está dispuesta a
desempeñar una labor para eliminar su pobreza; sin embargo sí está
dispuesta a conocer y discutir la vida de ciertos indefensos. Veamos cómo
siguen la crítica hacia la mujer soltera:
i La tendfi asÍ algún nuevo desengaño? Otoño
melancdlico y lluvioso (. . .)
34 ."- .
"
Viene la breve tonada. El arrabalero comenta en los siguientes
versos el tiempo, ha llegado el otoño; y surge una que otra pregunta acerca
del destino de la soltera:
¿que dejaras, otoño, en casa este año?
'qué hoja te llevar&? Tan silencioso llegas que
nos das miedo (. . .)
En la canción del bamo, siempre hay un presentimiento por las asas
que habrán de suceder. En los versos existe una cierta tensión en las
palabras que la hacen duras y bruscas. Veamos la dureza de las palabras al
señalar la vejez de la tía soltera, la cual fue mujer del bamo:
Sí, anoche y fe sentimos, en la paz casera, entrar
sin un rumor.. . !C6mo envejece nuestra fía soltera!
35 .." . . . .,." ..,
"La costurerita que dio aquel paso, La luna, El ciego, El organito, La
esquina desmantelada". (5) Son símbolos frecuentemente mencionados en
La Canción del Bamo.
Analicemos una de las mejores composiciones de Caniego, me refiero
a la canción "Has vuelto", en ella están los símbolos el organito y el ciego.
Esta es una canción triste y melancólica, se escucha en una solitaria y
oscura esquina del barrio, Suena el organillo, se alegra la muchedumbre; hay
risas de gente en las viejas esquinas: el organillo ha vuelto a tocar triste.
Veamos los primeros versos de esta canción:
Has vuelto, organillo. En la acera hay risas. Has
vuelto llordn y cansado como antes.
El ciego te espera (. . .) (6)
El ciego toca el organillo, el Único instrumento de su pobreza. Este
hombre dedica su canción al arrabal. Se sienta en una esquina y escucha las
entrecortadas conversaciones de los que por ahí pasan:
(...) las m& de las noches sentado a la puerta.
Calla y escucha. Bomsas memorias de casas
lejanas evoca en silencio, de cosas (. . .)
Finalmente, la canción termina con dos versos dedicados al viejo
ciego del barrio. Esto nos recuerda al viejo Borges. Jorge Luis Borges, el
hombre de aspecto triste y meianujlico; el hombre de vista cansada y
agotada, cuya luz se pierde al paso de los años. Veamos los versos:
(...) de cuando sus ojos tenían mananas, de
cuando era joven.. . la novia.. .!qui& sabe!
El tema de la ceguera no deja de ser importante en la obra de Borges.
t o encontramos hasta en la Canción del Bamo. El escritor argentino es el
viejo del organito, sentado en una esquina del bamo: barrio de Palermo de
Buenos Ares.
"El alma del suburbio" es otra canción del bamo compuesto por
Camego. En esta melodia están los símbolos tuna, esquina, costurerita, y el
ciego del bamo. En esta canción aparece el pianito, instrumento de música
suave y armoniosa. El pianito se personifica y hace un breve recorrido de
calle a calle; su mlisica suena eterna en la calle del arrabal:
, . . Pianito que cruzas la calle cansado moliendo el
eterno (...) (7)
El pianito se escucha allá en las perdidas calles del barrio, en plena
luna de invierno.
(. . .) familiar motivo que et año pasado gemia a la
luna de invierno: (. . .)
Todos esperan el dulce sonar del piano; pero sobre todo, la
costurerita, la muchacha ingenua que dio aquel mal paso.
38 - . ."_ . ..
(...) Con tu voz gangoza di& en la esquina ía
cancidn ingenua, la de siempre, acaso esa
preferida de nuestra vecina la costurerita que dio
aquel mal paso (. . .)
El pianito se despide del barrio, sale triste y melandico de este sisia,
cruza la calle. y la gente se queda pensativa; solo mirando la luz de la luna.
Veamos los versos:
(. . .) Y luego de un valse te i h s como una tristeza
que cruza la calle desierta, y habrá quien se quede
mirando la luna desde alguna puerta (. . .)
El piano ha dejado de sonar, el barrio ha quedado en silencio; sólo se
escucha el gemido triste del ciego. Así dicen los últimos versos:
39 I. .. ~
... Anoche, después de que te fuiste cuando todo el
barrio volvía al sosiego q u e triste- lloraban los ojos
del ciego.
Hemos analizado en breves líneas La Canción del Barrio, composición
de Camego. Este tipo de melodia, no es del todo una composición de las
"desgracias" y "del destino bruto" de los hombres, como decía Borges. (8). La
Canción del Bamo es símbolo del arrabal, es penoso recuerdo de la
costurerita, es la tonada del compadre, es la música del ciego, es la
composición arrabalera de Evaristo Carriego , y, por supuesto es eterno
preludio de las tardes de arrabal. El arrabal, donde alguna vez Borges dirigió
sus pasos.
40 " - "" " .- .. . .
Evaristo Carriego es un ensayo donde aparecen el sentido común de
la creación de Borges. Todos tos 12 capítulos comprendidos en este texto
nos invitan a mirar de lejos lo que algún día fue et bamo de Palerrno de
Buenos Aires. San Benito de Palerrno es la tradición entrerriana ahí están -se
comenta en el ensayo- el viejo arrabal, los cornpadritos. las comadres. los
cuchilleros, el viejo ciego y por supuesto, Evaristo Carriego; creador e
inventor de los bamos. En el capítulo I. se estudió al bamo, su
caracterización y su dscripción. Como es de pensarse, jamás hemos estado
en un barrio de Buenos Ares. Sin embargo, he tratado de analizarlo,
basándome en la propia experiencia del escritor y en mi propia imaginación.
En et capítulo 11. Estudiamos el ambiente arrabalero. Aquí hicimos
hincapié en señalar a grandes rasgos la conducta de ¡os hombres en una
comunidad arrabalera. Se tomaron dos cuentos de Borges, en los cuales
aparece el barrio como sitio determinante: "Funes el Memorioso" y "Hombre
ae la esquina rosada", relatos básicos, donde Borges plasma la sencillez de
su creación.
En el capítulo 111, lo dedicamos a la "Canci6n del Barrio", breve
melodía de origen porteño, Su contenido escencialmente se basa en contar
historias de la gente del barrio. Esta canción la dedica Carriego a su viejo y
querido barrio de Palermo. El haberia estudiado y analizado sólo completa en
parte nuestro tema.
Hasta ahora, nadie ha analizado la obra de Evaristo Carrieao, quizás
por su carácter popular. Sin embargo creo, que aunque más sencilla y amena
parezca, debemos darte mayor importancia. El haber logrado un pequeño
estudio acerca del arrabal en este ensayo de Borges, es poder colaborar un
poco al trabajo de aquellos que quieten acercarse a tan profunda obra.
San Benito de Pafermo, al norte de la ciudad de Buenos Aires. donde
Rosas tenía establecido uno de sus cuarteles para castigo y ejecución
de los reos y enemigos políticos. Hemández. José. Martin Fierro Ed.
Kapeluoz, Buenos Aires. 1963., p. 18.
Borges, Jorge Luis. El tamaño de mi esperanza. 28 e d . Seix Barral,
Buenos Aires. 1926. p. 132.
Borges, Jorge Luis. Evaristo Camgo, Emeac, Buenos Ares, 1955.,
p. 1 OO.
Albert Robatto, Matilde. m a e s Buenos Aires y el Tiempo Ed. EDIL,
INC, Puerto Rico, 1972. p.14.
Vendugo Fuentes, Waldemar. En voz de Bomes (Conversadm con
Jorge Luis Borges). EOSA, México, 1986, p. 104.
Id. Borges. Evaristo Caniege p.21.
Borges, Jorge Luis. Obras Completas, EMECE, Buenos Aires, 1974,
p.32.
Esta frase define al bamo correctamente. Id. Robatto! Matilde.
Buenos y el Tiemw. p.86.
(9) Pavón, Alfredo. El Universo del relato literario. UNACH
México, 1989 (Colección macre, 3) p. 1 12.
(1 O) Id. Albert Robatto. Boraes Buenos Aires y el Tiempo, p. 64
(1 1) Id. Borges, Jorge Luis. Evaristo Camego, p.81.
CAPlTU LO I I
(1 ) Compadritos, son los hombres más comunes en el bamo. Son hombres
de pelea.
(2) Estos hombres tienen una única diversión, bailar tango y escuchar
milonga : la música popular de Buenos Aires. Estos pesonajes nos
recuerdan a los protagonistas del cuento "Hombre de la esquina
rosada".
Borges, Jorge Luis. La Muerte y la Brújula. EMECE, Buenos Aires,
1951, p.p 17-30.
(3) Id. Albert Robatto. B g e s Buenos Aires y el Tiempo, p.85.
(4) Id. Borges. Evaristo Carrieao, p.81.
(5) M., p.138.
(6) u p.71 "La canción del barrio" la estudiaré en el cap. Ill de este
trabajo.
(7) Id. Borges. Obras Completas. p. 888.
44 ~ _""
(8) m., p.965.
(9) Id. Borges. Evaristo Carriego., p. 137.
(10) m., p.134.
(1 1) De la cita 11 a la 16, cito ejemplos del cuento "Funes el memorioso".
Id. Borges. la muerte y la Brúju!a, p.p. 5568.
(17) De la cita 17 hasta la 22, cito ejemplos del cuento "Hombre de la
esquina rosada"
M., P.P. 17-30.
CAPITULO 111
(1) Esta breve tonada representa la alegría del bamo de Palermo.
(2) Id. Borges. Evaristo Carrieao, p.83.
(3) Id. Borges. El tamaño de mi esperanza, p.27.
(4) Todos esos pequeños versos correspopnden a la "canción del bamo".
Id. Borges. Evaristo CanieaQ, p.85
(5) Para Carriego son los símbolos más importantes. En su canción del
Barrio se sienten.
(6) Otra canción del Barrio, su tema corresponde al tema de la ceguera.
id. Borges. Evaristo Canieao, p.88
(7) A partir de estos versos observemos el análisis del "Alma del suburbio",
otra composición del Carriego.
m., p.89
BIBLIOGRAFIA
Borges, Jorge Luis. Evaristo CarriegQ. EMECE,
Buenos Ares, 1988, 157 p.p.
Borges, Jorge Luis. La Muerte y la Brújuta. EMECE,
Buenos Aires, 1951, 149 p.p.
Borges, Jorge Luis. Obras Completas. EMECE,
Buenos Aires, 1974, 1161 p.p.
Albert Robatto, Matilde. Boraes Buenos Aires y el Tiempo. EDIL, INC,
Puerto Rico, 1972, 159 p.p.
Jurado, Alicia. Genio y Fiaurc de Jorae Luis Borges. EUDEBA,
Buenos Aires, 1964. 188 p. p.
Paoletti, Mano. "brges y la Ciudad del Tango".
Revista de Occidente. Madrid, España., febrero de 1987, núm. . 69,
p.92
Verdugo Fuentes, Waldemar. En voz de Bomes, EDSA, México.
1986, p. 104.
48 " . . . .r "- "" -"
UNIVERSIDAD AUTONOMA METROPOLITANA ETAPALAPA
ALUMNA:
HORTENSIA LOPEZ CRUZ
PROFESOR:
S. RENE LIRA CORONADO
SEMINAR10 DE 1NVESTlGAClON (LIRICA)
TESINA
Casa abierta al tiempo
INDICE
INTRODUCCION ....................................................................................... 1
1 .. IMPORTANCIA Y PROBLEMATICA DEL ATARDECER EN FERVOR OF BUENOS AlRFS .............................................................. 3
11.- EL ATARDECER. NOSTALGIA DE UN PASADO EN ALGUNOS POEMAS DE LUNA DF, ENF- Y CUADERNO SAN MARTIN ............................................................ 16
HI.- LA IMAGEN DEL ATARDECER VISTA EN OTROS POEMAS ......... 29
CONCLUSIONES ................................................................................... 36
NOTAS ................................................................................................... 37
BIBLlOGRAFiA ....................................................................................... 39
..... .. - ..... "
En el presente trabajo, me propongo analizar el atardecer como motivo en
algunos poemas de Jorge Luis Borges, principalmente de sus primeros libros
Fervor de Buenos Ares (1 923), luna de Fnfrente (1925) y &demo San Martin
(1 929). En estos libros el atardecer es un motivo constante, reiterativo y que
seguramente apunta a significaciones especiales. Ya desde Fervor de Buenos
Ares, su primer libro, se insiste con el motivo del atardecer. Examina&, de éste,
tanto su importancia en los poemas mismos como ¡as significadones que implica
a nivel simMlico y general.
En b n a de Enfrente y Cuaderno San Marti& sus siguientes libros de
poesía, el atardecer surge como nostalgia de las horas pasadas: por ello en el
análisis, también examino, algunos poemas. A s í trato de llegar a una
interpretación de este motivo tan constantemente nombrado en la mayoría de la
poesía de Borges. Por razones de tiempo, estudiad el tópico e imagen del
atardecer solamente en sus primeros libros, aunque este motivo o tópico seguirá
apareciendo en otros poemas posteriores.
La insistencia del escritor por manifestar en sus poemas el amplio
significado del atardecer como espacio temporal me llevó a abordar este trabajo.
Me pregunto ¿Por qué, el atardecer y no el día o la noche?. Buscar la razón de la
insistencia del t6pico en los poemas; su importancia en los mismos, así como
otras imágenes que se comparan con el atardecer, serán algunos de los puntos a
1
tratar. Además de que no olvido tocar algunos aspectos de tipo retórico
relacionados con mi tema principal.
Tomaré como apoyo principal, algunas lecturas teóricas y críticas para
tratar de llegar así a un análisis más preciso. Me refiero a las lecturas Genio Y
Fiaura de Jorge Luis Borges de Alicia Jurado, mes el Doetihde Guillermo
Sucre, a la obra crítica de Emir Rodriguez Monegal m I uis BorQes. una
bioarafla lite rana B o m p o r el mismo, además de muchas otras que en la
biografía quedan enumeradas.
I .
1.- IMPORTANCJA Y P R 0 B L E M H E . L ATARDECER EK
Penumbra de la paloma llamaron los hebreos a la iniciación de
la tarde.
Jorge Luis k x g e s .
Borges escribe su Fervor de Buenos Aires en el año de 1923. En este primer libro se encuentran numerosos poemas donde constantemente se insiste en el motivo del atardecer. Hablar de la tarde en los poemas de Borges, significa examinar con detenimiento, vigilar un espacio temporal, en que ocurren la meditación, la paz espiritual, el relajamiento, la nostalgia a un recuerdo que aún vive en la memoria. Las tardes de la memoria de Borges son aquellas que vivió en los momentos de su inkncia en su natal Buenos Ares. El escritor, al pensar en el motivo de la tarde, quiere hacer un reencuentro con su país después de muchos años de ausencia. Borges no se olvida de esas tardes donde siempre estarán las calles y los barrios humildes que alguna vez recorrió en sus ratos de meditación. Así, su Fervor de Ruenos Aires es el reencuentro con su país, gracias a la atmósfera emotiva de la tarde. A s í lo señala Guil lem Sucre:
Ciertamente, el tono, la atmdsfera emotiva y el lenguaje del libm corresponden a una visan que ha surgido en Borges: el teencuentro con su pais, a m Buenos Aires de su infancia. Es significativa la ausencia a todo aim cosmopdlita. Borges no canta a la gran ciudad, sino al Buenos Aires ya fantasmal. Las calks y los bamos humildes son los preludios de su meditacidn; las noches y los ocasos en los suburbios acogen sus confidencias (1).
Así, el motivo del atardecer viene a ser una situación típica que se reme constantemente en los poemas de Fervor de Buenos Aires; llena por tanto, de significado humano. El motivo está concebido como cctncretización de un significado conceptual, como portador de un mensaje espiritual.
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Los atardeceres de los poemas representan espacios de tiempo espirituales llenos de nostalgia, donde lo importante es estar en constante observación, Una plaza, una calle, unas acacias o un hombre enlutado puedan representar el principio de una tarde. Veamos ajtno la tarde ocupa todo el tiempo que algún día recorrieron unos pasos al encuentro con otros elementos, por ejemplo plaza, calle, zaguán, acacia, hombre enlutado. Me refiero al poema "La plaza de San Martin" en Fervor de Buenos A i r e s :
En busca de la tarde fui apurando en vano las calles ya estaban los zaguanes entorpecidos de sobra con fino bruAimiento de caoba. La tarde entera se había remansado en la plaza serena y sazonada bienhechora y sutil como una lampara clara como una frente grave como ademdn de hombre enlutado todo sentir se quieta bajo la absolucidn de los Bdmles jacarandas, acacias- cuyas piadosas curvas atenúan la midez de la imposible estatua y en cuya red se exalta la gloria de las luces equidistantes del leve azul y de la tierra rojiza. ¡Qué bien se ve la tarde desde el fácil sosiego de los bancos! (2)
Como se ve, hay una mirada detenida en la tarde, cuya importancia radica en la nostalgia de un pasado que algún día tuvo un presente, en un futuro, Borges es el que quizás represente ese "hombre enlutado" del poema. El recuerda sosiego desde su banco, el pasar de la tarde; ella era serena, sazonada, sutil como una lámpara, clara como una frente. Comparación que quizás, tenga que ver, con el reencuentro de Borges con Buenos Aires. El escritor permanece tranquilo, sereno en busca de la tarde que llega a su frente con una luz chispeante, alumbrando su memoria.
El atardecer, en los poemas de Borges, se vuelve un tópico o elemento importante. Por eso, al referimos a éI, damos inicio a la búsqueda del significado que tiene un tiempo de indole muy espeual en sus poemas. La tarde es una parte del tiempo en la que el hombre, como ser pensante, reflexiona y medita los
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problemas que le han tocado vivir. Consecuentemente esta parte del tiempo radica en el hombre mismo y no fuera de él. Pueden pasar muchas tardes en la vida del hombre; sin embargo, todas ellas son diferentes. Cada una representa la nostalgia d? un pasado y el recuerdo constante en el presente. Así, el atardecer representa un tiempo de meditación en la mayoria de los poemas de Fervor de Buenos Aires. El propio Borges no deja de reafirmar la nostalgia que siente después ce regresar a su natal Buenos Cures. En su poema "La Vuelta", el retorno a su infancia se hace presente. hay un sentimiento de nostalgia, las cosas le parecen extrañas a su regreso:
Al cabo de los &os de desfiem volví a la casa de mi familia y todavía me es ajeno su ámbito.
El poeta se encuentra en reconocimiento de las cosas que de alguna manera dejó en su infancia. La naturaleza se hace presente. El poeta empieza a recobrarla, la observa, se da cuenta que han pasado varios años; pero los árboles están ahí, esperando ser tocados por sus manos que un día se alejaron. La luna nueva aparece. El poeta poca a poco empieza a familiarizarse con esa casa y reconoce cada uno de los elenentos que conforman ese ámbito; por supuesto no se olvida del espacio temporai, de atardecer, que al parecer le permite más la meditación del reencuentro con ese espacio perdido:
Mis manos han tocado los &holes como quien acaricia a alguien que duerme y he repetido antiguos caminos como si se recobrara un verso ohrldado y vi al despammarse la tarde la frágil luna nueva que se animó al amparo sombrío
A partir de esto, nos damos cuenta que no podemos dejar pasar desapercibido el breve lapso del atardece:, ya que verdaderamente muestra una parte del tiempo en el que el propio Borges se pregunta, reflexiona, medita del por qué, de las COSZIS: esas cosas, que representan los recuerdos más queridos de su ciudad. Una de esas cosas son. por wmplo, las calles; esas calles del arrabal que conforman su más esencial intimidad. El poeta las ha preferido porque le han permitido conmover su mundo interior, recordando así, aquellos barrios y casitas donde el atardecer se hace presente, enterneciendo el ambiente. Veamos el poema Las "Calles" de Fervor de Buenos Aires:
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Las calles de Buenos Aires ya son mi entraAa No las vidas calles incdmodas de turba y de ajetreo, sino las calles desganadas del bamo, casi invisibles de habituales, enternecidas de penumbra y de ocaso y aquellas más afuera ajenas de árboles piadosos donde austeras casitas apenas se aventuran, abrumadas por inmortales distancias a perderse en la honda visión de cielo y de llanura.
"Enternecidas de penumbra y de ocaso" son las calles de Buenos Aires que "ya son mi entraña", dice el poeta, refiriéndose a esas calles que algún día recorrieron sus pasos en el atardecer.
Como vemos, la tarde, es un parte importante del tiempo. puesto que indica una posición física del hombre dentro de la misma. que a su vez lo hace transformarse interiormente. El hombre piensa, reflexiona y medita sobre las experiencias de su vida en esta parte del tiempo. Además. toma en cuenta que todo momento del día es bueno para la meditación, pero aún más la tarde; la cual se muestra exigente e importante en cada verso escrito por el p o e t a .
En el atardecer sólo habrá anhelos de esperanza, recuerdos de un amor que se aleja, tristeza por el alejamiento de ese amor, firmeza para resistir su alejamiento. Sentimientos muy profundos en el hombre. Veamos cúmo nos lo muestra el poeta en su poema "Despedida" en Fervor de Buenos Ares:
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Entre mi amor y yo han de levantarse trescientas rToches como trescientas paredes y el mar ser una magia entre nosotros.
No habrá sino recuerdos Oh tardes merecidas por la pena. noches esperanzadas de mirarte, campos de mi camino, firmamento que estoy viendo y perdiendo.. . Definitiva como un mármol Entristecerá tu ausencia otras tardes.
En "Despedida", aparece la tarde. hay una espera; espera de un amor que se aleja y que jamás volver . La ausencia es tristeza de la tarde.
Como podemos observar, el atardecer. mismo io hacen reflexionar sobre las necesidades que acontecen dentro de su alma: sufrimiento, amor, soledad, desesperanza, angustia, tristeza. etc. Reacciones que sólo el cada ser humano sabe ccjmo manejar y por lo cual requiere un amplio y silencioso espacio de reflexión. Por tanto, podemos decir que la tarde a m o parte del tiempo, representa la reflexión del hombre más all de su sensibilidad. Por lo mismo, el propio Borges asienta que el problema del tiempo exige un análisis más allá de la realidad misma; un análisis quizás metafísico. Lo señalo así, porque el tiempo en el hombre es aparentemente complicado. AI igual puede ser estudiado el presente, el pasado, el futuro, o en determinado momento, la eternidad. Veamos lo que señala Sucre acerca del problema del tiempo:
N tiempo es un probiema para nosotros, un tembloroso y exgente problema, acaso el m& vital de la metafísica, asienta Borges. El tiempo radica en el hombre mismo, o fuera de él. Si en verdad el tiempo conforme pasa se wetve problemático, poque en 61 se incluye la nostalgia de un pasado y el recuerdo en el presente. Así lo manifiesta Borges: Nuestro destino ... no es espantoso por irreal; es espantoso poque es irreversible y de hiem. El tiempo es la sustancia de que estoy hecho. El tiempo es un río que me arrebata, pero yo soy río; es un tigre que me destroza, pero yo soy el tigre; es fuego que me consume, pero yo soy el fuego. N mundo, desgraciadamente es real, yo. desgraciadamente soy Borges. (3)
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_.. . " . ...
Guillermo Sucre nos dice que Borges no se mueve sino en este dominante horizonte de la temporalidad. Hasta llegar a formular que el hombre americano vive más directamente el problema del tiempo que cualquier otro. Para Borges, el hombre del continente americano tiende a depender del tiempo. Por lo mismo, todo el proceso, donde el hombre realiza determinada actividad se encuentra inmersa en éI: día, tarde, noche, amanecer; espacios temporales, por cierto muy trabajados en los poemas de Borges, principalmente en sus poemas de Fervor de Buenos Aires.
Como podemos observar, Borges mismo, por .ser de este espacio americano se preocupa por el acontecer del atardecer. ÉI mismo reflexiona en éste ámbito, medita, camina, conteniendo su arrabal portetio, fijando toda su atención en los límites que corresponden a la llanura de su Buenos Aires. De esto, nos comenta algo, Humberto Rasí:
Por entonces Borges se delimita un mundo poitico reducido como para poder abarcarlo con plenitud durante sus reflexiones, caminatas vespertinas. A partir del contemplado araba1 porteño, el escritor va ampliando paulatinamente los límites de su geografía favorita hasta abaracar tambi6n la llanura bonaerense y el litoral. (4)
La tarde en los poemas de Borges podría ser calificada como etema, frágil, misteriosa y clara; en ella, Ocurren una serie de an6cdotas reflejadas en esta parte del tiempo. En el poema "Atardeceres" de Fervor de Buenos Aires, la tarde entra misteriosa y clara, ha descubierto y exaltado la calle; aquella solitaria y aparentemente triste antes de la entrada de un atardecer.
La clara muchedumbre de un poniente ha exaltado la calle, (...)
La tarde es testigo de los elementos que componen el ambiente:
(...) ha exaltado la calle la calle abierta como un ancho sueño hacia cualquier azar La límpida arboleda pierde el último pájaro, el oro úffimo.
a
"La límpida arboleda" pierde el último pájaro, el oro último", lo cual se refiere al término de la tarde. Pero la tarde no termina así nada más porque si; sino hay algo más que la agrava:
(. . .) La mano jimnada de un mendigo agrava la tristeza la tarde (. , .)
En este mismo poema, la tarde no deja de tener una importancia definitiva. Esta es perturbada por el silencio; y además, se nota la entrada de la noche, la cual anuncia el sufrimiento, quizás, la desgracia. A su vez, la entrada de la noche borra definitivamente la presencia de la tarde, la cual "fue unos pobres colores". Veamos los versos que nos ejemplifican lo anterior:
El silencio que habita los espejos ha forzado su cárcel. La oscurid es la sangre de las cosas heridas. En el incierto ocaso la tarde mutilada fue unos pobres colores
Si la tarde ha pasado, "En el incierto ocaso", "la tarde mutilada" sólo de ella quedan breves colores, "fue unos pobres colores". Ha terminado el tiempo de la tarde. Ahora entra la oscuridad, la noche es otro tiempo trascedental.
Só10 Borges sabe lo que se dice de la tarde. El escntor reconoce con exactitud este espacio temporal. En éI surge su mirada hacia una extensa llanura, el Aleph, su sinónimo. La sensibilidad que va más allá del infinito vuelve a apoderarse del pensamiento de Borges.
Novaceau Darie, recuerda a Borges, precisamente en un atardecer; lo recuerda haciendo alusión a la tarde; aquélla que envuelve la llanura, la pampa argentina:
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Muchas veces me acuerdo de Borges en el umbral de aquél atardecer mío. Hoy descubro una frase suya: Hay una hora de la tarde en que la llanura está por decir algo; nunca lo dice infinitivamente y no la entendemos pero es introducible como la música (5)
Como podemos ver en la uta anterior, la tarde, no sólo envuelve la llanura; sino tambien le proporclona musicalidad. Veamos los versos que componen el poema "Ausencia", de -; en ellos, de alguna manera notamos la musicalidad:
Tardes que fueron nicho de tu imagen, músicas en que siempre me aguardabas, palabras de aquél tiempo. yo tendré que quebrarlas con mis manos.
Borges esta seguro de que esta pampa del atardecer es la más bella sección terrenal de la metafísica; la hace florecer en muchos de sus escritos. La "pampa" voz de origen quechua, pero tdentficada plenamente con la literatura gauchesca. Un poema suyo adivina el sin fin de la pampa en el rectángulo del patio amurallado y, para despistar una vez más, usa también la llanura.
El atardecer se personifica en esos campos de la pampa argentina. Las tardes no sólo fueron reflejos de una imagen; aquella que perdura en el recuerdo del poeta. También fue música y preludio en la espera de un ser querido. En ella sÓ10 hay palabras hermosas, que al pasar el tiempo se han tornado en el pensamiento del poeta como un penoso y triste recuerdo. Es un arcángel que de repente aparece y llena el camino. Veamos esto en el poema "Campos Atardecidos", de Fervor de Buenos &res:
N poniente de pie como un arcangel tiranizó el camino.
En este poema, "Campos Atardecidos", la tarde entra improvisadamente; de repente la soledad le acompaña y pasa demasiado desapercibida, como un sueño, cuya atmósfera divina ha rcdeado el pueblo;
l a soledad poblada como un sueño se ha ramansado alrededor del pueblo. Los cencerros recogen la tristeza dispersa de la tarde. La luna nueva (. . .)
"Los cencerros recogen la tristeza dispersa de la tarde". "La luna nueva". Son los versos, donde se ha dado a entender que el atardecer prevalece, aún estando por llegar la noche. La luna la anuncia y ésta se vuelve una breve aparición en el cielo: La tarde ha mido sobre los campos. Ademas entra lenta y silenciosa en el pueblo.
(. . .). La luna nueva es vocecita desde el cielo según va anocheciendo vuelve a ser campo el pueblo.
En el poema "Campos Atardecidos", la tarde se impone; se rebela, se lamenta ante la presencia de la noche. Esas pequeñas luces de la tarde iluminan las entrañas de las cosas:
(...) El poniente que no se cicatriza aún le duele a la tarde. Los tdmulos colo~es que guarecen en las entrañas de las cosas (. . .)
Finalmente, en el poema "Campos Atardecidos", la noche inicia; ha triunfado sobre la tarde. Llega la oscuridad y se acabarán las imágenes. Veamos esto en los versos siguientes:
(. . .) En el donnitono vacío la noche cemrá los espejos.
Las cosas pierden su mlor y su textura al apagarse la tarde. los espejos perderán su brillo. Borges a cada momento menciona el motivo atardecer en sus poemas, recordando con éI a su natal Buenos Aires, ciudad que para el escritor es triste y mefancdlica. Para Borges, la ciudad de Buenos Aires es gris, carece de luz; color del atardecer diríamos. Al menos así la mncibe el escritor cuando sabe de las visitas de otras gentes a su tierra natal. Sólo Borges sabe lo que
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realmente siente por su país. Es quizás, un amor muy grande lo cual, lo hacía sentir celoso de él. Veamos lo que dice el propio Borges de Buenos Aires:
Es un amor así, celoso. Cuando yo he estado fuera del pais, por ejemplo en Estados Unidos y alguien duo de visitar América del Sur, yo le bl? incitado a conocer Colombia, p o r ejemplo, o Montevideo. Buenos Aires, no. Es una ciudad demasiado gris, demasiado triste -les digo-, pero eso lo hago porque me parece que los otros no tienen derecho de que les guste. (6)
Hablar de la tarde en Borges significa, abstraer de esta parte del tiempo una meditación constante que trae como consecuencia la reflexi6n sobre las experiencias de la vida. MBs bien diría, sentimientos y emociones del ser humano prolongados en una corta duración del tiempo, el atardeser.. Angustia. soledad, tristeza, melancolía. Sentimientos en el hombre que se dan al fluir la tarde. Sobre todo cuando el poeta Jorge Luis Borges caminaba por las infinitas calles de Buenos Aires. Sus pasos suceden lentamente en esa atmósfera terrenal de la tarde; sólo ella está presente: y por tanto no se olvida éI mismo de manifestarlo en sus breves recorridos. El paso lo hace vivir sobre todo meditar de los recuerdos más bellos de su vida.
El atardecer, parte del tiempo imprescindible en los p m a s de Borges y por tanto escencial, como lo setialaba Alicia Jurado en Genio v Fiaura de Jorge Luis Rorges, cuando habla acerca del tiempo, ella dice:
El tiempo tema esencial en la obra de Borges. El hombre vive en el tiempo, en la sucesión, y el mágico animal, en la actualidad, en la eternidad del instante. (...) Lo es, porque está vinculado con el que fue tema de meditación. (7)
Nada menos en los poemas "Caminata" y "Sábados", de Fervor de Buenos Aires, nuevamente aparece el atardecer como testigo de las cosas que en un determinado momento suceden. En "Caminata", por ejemplo, se encuentra un yo lírico como único espectador de despejadas calles:
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Yo soy el único espectador de esta calle: si dejara de veda se moriría. (Advierto un largo paderdn erizadcj de una agresión de aristas y un farol amarillo 9ue aventura su indecisión del luz
A través de esas calles hay alguien que camina, con paso lento y firme; sólo su soledad la acompaña:
(...)Y despeja las calles que acompañan mi soledad (...)
Tarde y noche se unen en "Caminata". Y forman un espacio temporal cíclico, en éI sólo se funden un tiempo generoso, donde soñar aligera el alma:
(farde) En la cóncava sombra vierte un tiempo vasto generoso
(noche) los relojes de la medianoche magnlfica. un tiempo de anchura de alma: distinto de los avaros términos que miden /as tareas del día.
Tanto la noche como la tarde forman una realidad física temporal, donde lo único importante será el transcurrir de las horas que forman el alba, la tarde y la noche; el tiempo astronómico, que también sufnrá diversas modificaciones.
Conforme se da el transcurrir de las h c ; ~ , la tarde en el poema se va quedando atrás. La noche triunfa:
Olorosa como un mate curado la noche acerca agrestes lejanías (. . .) la noche pierde las mediocres calles
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En el poema I' Caminata" predomina un tiempo objetivo, lo cual deduzco, de la observación plena que hace el yo lirico, cuando comenta lo sucedido en los balcones de paso:
En vano la furtiva noche felina inquieta los balcones cerrados que en la tarde mostramn la notoria esperanza de las niñas
"En vano la furtiva noche felina", la noche se compara con una pantera salvaje que arrasa con todo; lo extermina todo. Hasta ta tarde, aquella, la que mostró I' la notoria esperanza de las niñas". Sólo la tarde en Borges trae buenos presagios; en ella hay un anhelo de felicidad y gratos momentos. No Ocurre lo mismo en el poema "Sábados", aqui la tarde no aparece como portadora del bien. El yo lirico pierde sus anhelos de esperanza; se siente despechado por un desamor. El de su patria:
A despecho de tu desamor (. . .) Ya casi no soy nadie soy tan s610 ese anhelo que se pierde en la tarde.
En "Sábados", existen aquellos sábados; aquellos que Borges hubiera querido recorrer al caer la tarde. El poema expresa el desgaste del tiempo al transcurrir de los años; por lo que Borges asienta con plena razón, el recuerdo de una ciudad que pocas veces lo miró en su infancia:
Afuera hay un ocaso, alhaja oscura engastada en el tiempo y una honda ciudad ciega de hombres que no te vieron.
El poeta se refier2 a su natal Buenos Aires, la que al pasar de los aiios se ha desgastado p o r el tiempo. Era aquella "de hombres que no te vieron", que Borges hubiera querido ver en su niñez.
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". . . - . ..
El poeta admira su ciudad con la plena seguridad de que ha pasado el tiempo y duda de su estancia temporal. Sin embargo, aún así su ciudad le parece hermosa:
La tarde cali’e o canta. Alguien descrucifica los anhelos clavados en el piano. Siempre. la multitud de tu hermosura.
Como nos pudimos dar cuenta, la problemática e importancia del tiempo del atardecer está resuelta plenamente. Sabemos que ésta responde a la propia situación del poeta. Borges al regresar a su país, después de haber pasado los años, se encuentra con un lugar absolutamente diferente; el atardecer lo invita al recuerdo. En éI reflexiona y medita. Numera una gran cantidad de elementos que hacen de la tarde el más bello espacio de su natal Buenos Ares. Baldíos, calles de arrabai. jardincitos. cance!es, patios y fuentes; elementos todos, vistos en su serie de poemas de &Nor de Buenos Aires.
Los demGs ptenso son a ¡a vez tan importantes ya que también en ellos de alguno u otra fmma se manifiesta el motivo del atardecer.
Todos eilos muestran a su máximo esplendor el breve lapso del tiempo del atardecer. Parte del tiempo donde el poeta reflexiona y medita. Todo es bueno en la tarde. En ella existe una pequeña luz en el lejano horizonte que rebela los secretos del alma. La de Borges.
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.” .”
11.- EL ATARDECER, NOSTALGIA DE UN PASADO EN LOS POEMAS DE
CUNA DF ENFRFNTE Y CUADEF,NO SAN MARTIN
Nuevamente el atardecer perdura en los poemas de ' U n a de Fnfrente", libro escrito en el año de 1925. En éi peristen los recuerdos, el amor. los lugares queridos, la personalidad, el mundo cotidiano, la ciudad, la soledad. el tiempo y la vida. Nosotros nos referimos a los poemas dedicados al tiempo, de los que tomaremos las partes que se relacionen con el motivo del atardecer. Aquellos que nos traen la nostalgia de un pasado. El atardecer la hora predilecta de Borges; donde hay finitud, fugacidad del fluir de las horas. El o c a s o , último resplandor de Fervor de Buenos Aires, donde la realidad existe pero también hace acto de presencia la noche. Las noches del diario vivir del hombre. En ellas el hombre sueña. De esto nos menciona algo impoftnte Albert Robatto Matilde, que a su vez cita a Ana María Barrenechea, wando ambas se interesan, en la concepción de Borges sobre la tarde.
La tarde, el ocaso, es la hora predilecta de Borges. Allí se siente triste y melancólico la finalidad, la finitud; la fugacidad del fluir de las horas. Ana María Barranechea señala la nota patética que acompaña a los ocasos borgeanos. Ultimo resplandor, de Fervor de Buenos Ares. es un ejemplo de esa dolorosa sensación de acabarse. Se siente ta falsia d e l t.2timo resplandor que daba la ilusión de realidad; hasta que la noche recuerda el eterno sueño del hombre. (1).
No cabe duda de que el problema del tiempo nunca deja de ser importante en Borges. El poeta se preocupa por manifestamos principalmente en sus poemas una parte de¡ tiempo; aquella en las que el hombre puede reflexionar y meditar sobre las cosas de la vida. El tiempo de la tarde, es el lapso de un día, es el momento más preciso. La relajación y tranquilidad se apoderaron del hombre en esta parte de t m p o . Lo invitan a meditar. Nos refeCr;s a esa parte del día, donde el sol se ha ocultado, y empieza la caricia, la ternura ae una tarde. Los árboles comienzan a soplar el aire, fresco y limpio.
Empecemos el análisis de los poemas de Luna de Enfrente. En ellos, al igual que los de Fervor de Buenos Aires, aparecen numerosos elementos de los cuales sólo la tarde es testigo. Recordemos uno de esos elementos: la calle sería uno de ellos. La tarde al igual que la noche la inquieta. quizás la hace más placentera o más triste. Veamos cómo la noche y la tarde se turnan para dar paso a un hombre en el camino. Me refiero al poema titulado "Calle am alrna&n rosado" de Luna de Enfrenk. Dicen sus primeros versos:
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. . . . . . ..- - .-
Ya se le van los ojos a la n,xhe en cada bocacalle y es como una sequía husmeando lluvia. Ya todos los caminos está7 cerca, y hasta el camino del milagro. El viento trae el alba entorpecida. El alba es nuestro miedo de hacer cosas distintas y se nos viene ercima Toda la santa noche he caminado y su quietud me deja en esta calle que es cualquiera. (. . .)
En esa calle, aparece un almacén rosado. la luna lo ilumina: aquella que alguna vez surgió en otra tarde. El almacén rosado está cerca de una esquina, enseguida un amplio y espacioso patio. Alguien admira esos elementos en una larga y sinuosa calle. El poeta recuerda con nostalgia aquella calle cm almackn rosado, que alguna vez miraron sus días pasados:
(...) y el almacén tan claro como la luna nueva de ayer tarde. Es familiar como un recuerdo la esquina como esos largos zdcalos y la promesa de un patio. !Qué lindo atestiguarte. calle de siempre. ya que miraron tan pocas cosas mis días! Mis afios recorrieron los caminos de la t iem y del agua. y sólo a vos te siento. calle dura y rosada. (. . .)
El poema cierra con la nostalgia que siente el poeta, al rmr re r esa calle con poca luz; aquella que alguna vez vio en sus años pasados:
(. . .) Calle grande y sufrida, eres la única música de que sabe mi vida. (2)
Alicia Jurado nos dice Borges se venga del tiempo. lo modela a su antojo, imponiéndole las formas que su voluntad dispone y, en los momentos más pesimistas, exigiéndole. El tiempo es real pa= Borges; por tanto sigue sumando crepúsculos. Es importante tomar en cuenta éste. sobre todo cuando en éI va incluida la pampa argentina. La tarde es el espacio de la pampa argentina. el cual está reservado a las hazañas de los héroes más queridos, a los de la histxia. del Coraje y de la sinceridad humana.
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La pampa está en la tarde. Se prende en el crepúsculo. Su interesante y enorme extensión hace vibrar nuestra imaginación. El arco iris de la pampa es la corona del atardecer.
Veamos lo que dice Novaceau Darie acerca de la pampa argentina en su artículo "Borges para Desconfiados".
La pampa, en cuanto paisaje, posee una estructura anómala ... La pampa vive de confin ... El paisaje bebe allí cielo, se abreva y embriaga de irrealidad y p o r esos el horizonte pampero vacila como borracho, flota, ondula, vibra. Y más adelante: "La pampa se mira comenzando por su fin, por su órgano de promesas, vago oleaje de imaginación se extenúa en gestos promisores. Ella no está en su material consistencia, sino en sus incesantes alusiones.(3)
Existe en Luna de Enfrente un poema donde podemos observar con toda claridad el atardecer en la pampa. En todo su esplendor; el tiempo de la tarde se hace presente, hay alguien que la observa:
Pampa: Yo diviso tu anchura 9ue ahonda las afueras. yo me estoy desangrando en tus ponientes. Pampa te oigo en las tenaces guitams sentenciosas y en altos benteveos y en mido cansado de los cams de pasto que vienen del verano
La pampa será para el poeta un ámbito plano da meditación; al observarla, siente nostalgia del tiempo transcurrido. La pampa ha sufrido deterioro, la han desgarrado las crueles batallas:
(. . .) Pampa: N 8mbito de un patio colorado me basta para sentirte mía. Pampa: yo sé, que te desganan surco y callejones el viento que te cambia. pampa sufrida y macha que ya est& en los cielos no sé, si eres la muerte. Sé, que est& en mi pecho
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El atardecer es la hora predilecta de Borges; y al parecer es verdad. Algunos críticos han pensado lo mismo; han dicho, que cuando piensan en el atardecer y en los elementos naturales que la acompañan, piensan en Borges.
En su artículo, "Borges para Desconfiados", Novaceau Darie, añade lo siguiente, cuando nota su preferencia por la tarde, al igual que Borges:
Lo del atardecer, el segundo elemanto de esta catedral borgiana, es algo mucho más. complicado. Fué un atardecer cualquiera, como todos los que conocí, pero se consumió en una llanura sin márgenes humanos, sin áholes, ni pájaros.
Tampoco hubo sol, pero si luz (!otra vez la luz!) que se marchitaba lentamente y el mismo instante en todas partes de modo igual, equivocándome el norte. Recuerdo que emped, a construir áh ies , vi pájaros y pensé, en Borges. (4)
Otro de los poemas a analizar es "Una Despedida", que nos muestra la nostalgia del poeta, al despedirse de su natal Buenos Aires. AI hacerlo recuerda la tarde como aquel último adiós:
Tarde que socavó nuestro adiós. Tarde acelerada y deleitosa y monstruosa como un ángel oscuro. Tarde cuando vivieron nuestros labios en la desnuda intimidad de los besos. El tiempo inevitable se desbordaba
Prodigábamos pasión juntamente, no para nosotros sino para la soledad ya cercana. (. . .)
sobre el abrazo inútil.
En "Una Despedida", el poeta siente nostalgia por tenerse que alejar de su país; la tristeza y la melancolía lo invaden. Piensa en una despedida donde la tarde fue testigo, y no pierde la esperanza de regresar nuevamente a su patria, en el atardecer.
(. . .) Como quien vuelve de un pedido prado yo volví de tu abrazo. Como quien vuelve de un perdido prado yo volví de tus Idgrimas. Tarde que dura vivida corno un sueño
Después yo fbí alcanzando y rebasando entre las otras tardes
noches y singladuras.
Las tardes son buenas para el p o e t a ; recuerda, anhela, espera un reencuentro con su tierra querida, de la que ahora se siente alejado. Pasemos a analizar otro poema de "Luna de Enfrente", me refiero a "Singladura", el cual nos
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manifiesta, el recorrido de Borges a otros países de Europa. La visión del poeta por ciertos lugares de paso, es del todo nostálgica. Nada menos, lanza su mirada al extenso mar, el cual lo compara con espada inmunerable:
El mar es una espada inmunerable y una plenitud de pobreza. (...)
Sí, el poeta siente la presencia del mar en su recorrido, el alba lo cubre y se extiende como un vapor. El mar permanece, no se borra de la vista del poeta, la tarde es la única que lo acompaña:
(. . .) En su hondura, el alba es una humilde tapia encalada. De su confín surge el calor, igual que una humadera. Impenetrable como de piedra labrada persiste el mar ante los muchos días. Cada tarde es un puerto. Nuestra mirada flagelada de mar camina por su cielo: (...)
Para el poeta sólo la tarde le proporciona consuelo, de esto nos damos cuenta con el verso "Cada tarde es un puerto", la esperada tarde, se hace presente en cada puerto. En "Singladura" el tiempo se alarga; el recorrido a otros países puede llevar mucho tiempo; la trayectoria se ha hecho larga para el poeta; por lo mismo hubiera querido pisar una última playa, al empezar la tarde. Veamos los versos que ilustran esto:
(...) Ultima playa blanda, celeste arcilla de las tardes. !Qué dulce intimidad la del ocaso en el huraño mar! Clams como una feria brillan las nubes. La luna nueva se ha enredado a un mástil. La misma luna que dejamos bajo un amo de piedra y cuya luz
agraciar3 los sauzales. (. . .)
AI final del poema, el poeta se ha resignado al pasado viaje, y entonces toma en cuenta la compañía de la tarde, pero sobre todo, toma en cuenta la compañía de su hermana, ambos se entregan a la tarde; y la comparten. Se entregan a la total compañia de la naturaleza.
(...) En la cubierta, quietamente, yo comparto la tarde con mi hermana, con un trozo de pan.
Analicemos otro poema de u n a de Enfrenta me refiero al poema "Mi vida Entera", poema que presenta el problema de la personalidad. Además presenta un lenguaje sencillo; muy fácil de interpretar. El poema nos manifiesta. la monotonía de la vida a la que se enfrenta el poeta. Pocas veces ha sido dichoso. eso sí, ha viajado ha conocido mucha gente, quizás se ha enamorado:
"Aqui otra vez, los labios memorables, Único y semejante a vosotros. He persistido en la aproximación de la dicha y en la intimidad
de la pena. He atravesado el mar. He conocido tierras: he visto una mujer y dos O tres
He querido una niiia akiva y blanca y de una hispánica quietud. (. . .) hombres.
En todos los anteriores versos, se nota la persistencia de la vida . S6Jo hay en el interior del poeta; perseverancia. constancia y sobre todo conformismo. En "Mi vida entera", el poeta sobrelleva su vida, trata de aceptarla tal a m o es. Se nota la monotonía de la vida; sin embargo, hay en éI como un leve recuerdo; los arrabales de Buenos Aires, aquellos que han sido infinitos, gracias a la presencia de la tarde. "eso es todo", asienta et poeta. Veamos el poema en uno de sus versos:
(...) "He visto un arrabal infinito donde se cumple una insaciada
He paladeado numerosas palabras. Creo profundamente que eso es todo y que ni veré, ni ejecuta&,
Creo que mis jornadas y mis noches se igualan en pobreza y en
inmoralidad de ponientes.
cosas nuevas.
riqueza a las de Dios y a las de todos los hombres.
No hay nada más importante para Borges que el atardecer en ,I arrabal porteño. El poeta conoce el tiempo del crepúsculo y lo trabaja de diferentes formas. Muchas de las veces, la tarde puede representar, toda felicidad. la nostalgia de un recuerdo o también muchas de las veces puede representar el término de un día en un determinado lugar. Esto nos muestra el poema, "Ultimo sol en Villa Ortuza", veamos c6mo la tarde cierra el término del día y las calles apenas si se ven:
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Tarde como de juicio final. La calle es una herida abierta en el tieio. Ya no sé si fue Angel o un ocaso la claridad que ardió en la
hondura. (. . .)
El poeta siente nostalgia por la distancia; su vista se dirige al atardecer, lo ve lo siente, la distancia le pesa:
(. . .) Insistente, como una pesadilla. carga sobre mi la distancia. Al horizonte un alambrado le duele. El mundo está como inservible y tirado. (...)
El poeta se siente confundido p o r la distancia, trata de comprender el cielo con su día y su noche; duda si su vista fija su atención en un árbol o en la imagen divina de Dios:
(. ..) En el cielo es de dia pero la nu&e es traicionera en las zanjas. Toda luz está en las tapias azuies y en ese alboroto de chicas. Ya no sé si es un ádo1 o es un dios. sé que se asoma por la verja hemmbrada. (. . .)
Demasiados países ha recomdo e! poeta, de los cuales sólo ha observado el campo, el cielo, las afueras. Siente nostalgia de estar en su pais. Sólo el recuerdo de las calles en el atardecer ie pueden poner optimista; finalmente piensa que la distancia sólo le traerá pobreza, que en realidad es tristeza. Veamos la última parte del poema:
(...) Cuántos países a la vez: et camp. el cielo, las afueras. Hoy he sido rico de calles y de la tade hecha estupor. Lejos, me devolve& a mi pobreza.
Nótese que a Borges siempre le interesó la integración exagerada de elementos en sus poemas. A éI le gustan Las calles, los patios, los arrabales y sobre todo la pampa, lugar donde predomina el atardecer. El poeta no se olvida de manifestarnos en su poema titulado. 'Versos de Catorce", los numerosos elementos que en éste existen; adem& m d o habla de la existencia de éstos en el poema, sino los menciona como io más importante en el mismo, ya que son
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parte de su ciudad, Buenos Aires. La ciudad de Buenos Aires es fantástica y natural. Sus patios, calles y esquinas forman el sencillo y humilde arrabal. A todos estos elementos los contempla la hermosa sombra de la tarde; pero sobre todo los hace más atractivos.
A mi ciudad de patios cóncavos como csntaros y de calle que surcan las lenguas como un vuelo, a mi ciudad de esquinas con aureola de ocaso y ambanales azules, hechos de firmamento. (. . .)
Pero también Borges recuerda de Buenos Aires, la pampa;aquella espesa y extensa llanura, alegre cuando sobre ella está el colorado color de ocaso.
(, . .) Y supe en las orillas, del querer, que es de todos y a punta de poniente desangre el pecho en salmos y canté la aceptada costumbre de estar solo y el retazo de pampa colorada de un patio. (. . .)
En este poema, Borges nos manifiesta el reencuentro con su ciudad natal; ha regresado después de muchos años de estar ausente. Se encuentra con una ciudad llena de luz; aquella luz leve como de atardecer.
(. . .) A mi ciudad que se abre clara como una pampa yo volví de las tiems antiguas del naciente y recobr6 sus casas y la luz de sus casas y esa modesta luz que urgen los almacenes. (...)
Finalmente en el poema “Versos de Catorce”. el poeta se muestra un poco resentido por haber estado tantos años fuera de su país. La felicidad está en éI, pero de repente se vuelve un poco tajante, al dirigirse a la omnipotencia divina, Dios. Veamos los dos últimos versos:
(. . .) Así voy devolviéndole a Dios unos centavos del caudal infinito que me pone en las manos.
Este ha sido el análisis de los poemas correspondientes a la sección titulada Luna de F.nfrente. Libro compuesto por dieciocho poemas. En todos ellos el atardecer prevalece; sin embargo no es posible estudiados todos, habrá que
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hacer un breve paréntesis para pasar al siguiente libro de poemas Cuaderno San Martin.
Cuaderno San Martin, de (1 929) es el tercer libro de poemas de Borges. En éI vuelven los mismos temas que en Fervor de Buenos Aires y Cuna de mfrente. Entre ellos tenemos: La ciudad de Buenos Aires como centro de la emoción poética, los sencillos lugares, la amistad, la angustk y sobre todo, nuevamente aparece el tiempo; esa parte importante del tiempo, el atardecer.
Cuaderno San Martin es el libro más breve en cuanto a la cantidad de los poemas. Sólo cuenta con nueve composiciones, las cuales son: "Fundación Mítica de Buenos Aires", "Elegía de los portones", "Cursos de los recuerdos", "lsidoro Acevedo", "La noche que en el Sur lo velaron", "Muertes de Buenos Aires", "A Francisco López Merino", "Bamo Norte, "El paseo de Julio". En todos aparece el atardecer, como enunciado, un tiempo exterior, al menos así se presenta la tarde en el poema que analizaré, me refiero al titulado "Fundación Mítica de Buenos Aires". En éI existe la imposibilidad de poeta para describir Buenos Aires racional, y el Buenos Aires poético, hay una insuficiencia lingüística, por lo que el poeta llega a crear la esencia misma de un mito. En "Fundación Mítica de Buenos Aires", la ciudad no puede estar sujeta -en la mente del poeta-, existe un proceso formativo, por tanto, hay un pensamiento fuera del tiempo. Veamos cómo inicia el poema:
i Y fue por este rio de sueñera y de ban, que las proas vinieron a fundarme la patria? Irían a los tumbos los barquitos pintados entre los camalotes de la comente zaina.
Y fué por este río de sueñera y de barro", donde río, significa el tiempo que pasa. Borges recuerda haber creado una fundación mítica de su propio país.
Sigamos el análisis en "Fundación Mítica de Buenos Aires", al igual que en la mayoría de los poemas, se presenta el atardecer.
Veamos cómo el poeta, al haber logrado su propia creación mítica de Buenos Aires, piensa en el espacio temporal que ha de prevalecer en ella:
(. . .) Pensando bien la cosa, supondremos que el rio era azulejo entonces como oriundo del cielo con su estrellita roja para marcar el sitio en que ayunó Juan Díaz y los indios comieron. (. . .)
La tarde no deja de existir en el poema. nos darnos cuenta de esto por los versos que dicen: "con su estrellita rop para marcar el sitio", "estrellita roja" significa la presencia del atardecer ahí donde "ayunó Juan Díaz y los indios comieron". Borges crea un ambiente ilusorio. en él existen hombres que arriban al mar con cinco lunas de anchura, crea sirenas e imanes que enloquecen la brújula. Todo es fingido pero veamos el cuarteto que b ejempiifica:
(. . .) Lo cierto es 9ue mil hombres y otros mil ambarn por un mar que tenia cinco lunas de anchura aun estaba poblado de sirenas y endriagos y de piedras imanes que enloquecen la bníjula. (. . .)
Después, el poeta en el siguiente cuarteto. añade los actos de esos hombres, que como asaltantes trémulos se apoderaron de unos ranchos, donde sólo la tarde es testigo del acontecimiento. El poeta la presenta, con la bella metáfora, la llama en el poema "la manzana entera". Veamos los cuartetos que lo ejemplifican:
(...) Prendieron unos ranchos thmulos en la costa durmieron extratiados. Dicen que en el Riachuelo. pero son embelecos fraguados en la boca. Fué una manzana entera y en mi bamo: en Pabermo.
Una manzana entera pero en mits del campo expuesta a las aumras y lluvias y sues?adas. La manzana pareja que persiste en mi banio: Guatemala, Sarrano, Paraguay, Gurmchanga: (. . .)
En "Fundación Mítica de Buenos Ares" todo es fingido, hasta ese almacén rosado de la realidad de Borges, aparece al revés como un naipe o sea forma parte de una realidad ilusxia. Después aparece en uno de los versos, otro de los elementos de la poesía de Borges, el compadrito: hombre resentido y de duro carácter que al parecer también forma parte de una irrealidad. Veamos el siguiente cuarteto:
(. . .) Un almacén rosado como revés de naipe brilló y en la trastienda conversaron un truco el almadn msado flornió en un compadre. ya patdn de la esquina, ya resentido y dum. (...)
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En el poema ha funcionado un tiempo ilusorio. T O ~ Q ha sido mentira en el pasado, en Buenos Aires no existe un organito que sa-gaba el horizonte ni un corralón, ni una cigarrería como una rosa. Hasta el a?a"r, no había ahondado en ayeres, los hombres compartieron un pasado i lm-c Sólo ha sido verdad existencia de la vereda de enfrente. Veamos l o s arartetcs
(. . .) N primer organito salvaba el horizonte con su achacoso porte, su habanera y su gn'ngc. N conalón seguro ya opinaba Yrigoyen. Algún piano mandaba tangos de Sabonds.
Una cigarrería sahumó como una rosa el desierto. La farde se había ahondado eis a y m s los hombres compartieron un pasado ilusorio. Sólo faltc5 una cosa: la vereda de enfrente. {. . .)
Todo ha sido fingido en "Fundación Míbca de Buenos Aires", el poeta mismo lo afirma cuando comenta, el mito del ongm de E-enos Aires y su sostén en el tiempo eterno:
(. . .) A mi se me hace cuento que empezó &enos X.-TS La juzgo tan eterna como el agua y el aim
Pasamos al análisis de otro poema petenedertt al libro, "Cuaderno de San Martin", me refiero al poema "Cursos de ks r e c a z - 5 ~ " . que representa la evocación de un pasado. Las estrofas de cuatro v e w s contribuyen a dar regularidad formal y estructural al recuerdo, que shlsclt? Y" tiempo cumbre de su vida de Borges. En "Cursos de los Recuerdos' el evoca una sene de elementos del recuerdo. Por si fuera poco. nuevame-rt aparece el atardecer, haciendo hincapié en el recuerdc. Veamos cómo ernpiers el poema:
Recuerdo mío del jardín de casa: vida benigna de las plantas, vida cortés de misteriosa y lisonjeada por los hombres. (. . .)
El poeta recuerda con placer, aquél jardín. tkno 32 ?=(antas cuidado por los hombres. De repente también recuerda el cdo cj:terto con una parra firmamental de uva negra, lo cual naturalmente se refkxe S la tarde; esa tarde en
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los días de verano. Después, en el siguiente verso, nuevamente aparece la tarde, ahora la llama "molino colorado", la cual hace honor a una casa. Veamos los cuartetos:
(".) Palmera la m& alta de aquél cielo y conventillo de gorriones; parra fim?amental de uva negra, los días de verano dormían a tu sombra.
Molino colorado: remota rueda laboriosa en el viento, honor de nuestra casa, poque a las otras iba el río bajo la campanita del aguatem. (. . .)
El poema continua haciendo mención del sótano del jardín con su calabozo de agua sutil:
(...) Sdtano circular de la base que hacías vertiginoso el Jardín, daba miedo entrever por hendija tu calabozo de agua sutil. (. . .)
Sólo el poeta conoce tan exactamente el jardín; aquél, que algún día se vio rodeado de gentes:
(...) Jardín frente a la veda cumplieron sus caminos los sufndus camros y el charro carnaval aturdió con insolentes murgas. (. . .)
Junto a ese jardín el poeta recuerda un almacén. aquél localizado en una esquina:
(. . .) El almac&n, padrino del malevo, dominaba la esquina; pero tenías caiiaverales para hacer lanzas y gorriones para la oración. (. . .)
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Los árboles se personifican y tienen sueño en el jardín. La noche los confunde. Aparecen las urracas, provocan, temor:
(. . .) N sueño de tus &boles y el mío todavía en la noche se confunden y la devastación de la urraca dejó un antiguo miedo de mi sangre. (. . .)
El jardín, lugar donde el poeta recuerda y añora su vida pasada. En el jardín sus viajes pasados, se han visto reflejados en las varas del fondo de una cerca; y la distancia de esos viajes en una "montaña de tierra". Veamos el penúltimo cuarteto:
(, . .,I Tus contadas varas de fondo se nos volvieron geografía; un alío era "la montaña de tierra" y una temeridad su declive. (. . .)
Finalmente el poeta termina su recuerdo en el jardín, y piensa sólo en la sombra de los árboles; los que quizá estuvieron expuestos al atardecer:
(. . .) Jardín, yo coda& mi oración para seguir siempre acorddndome: voluntad o de azar de dar sombra fueron tus Arboles.
En este capítulo, hemos analizando el atardecer como nostalgia de un pasado en los poemas correspondientes a los libros: Luna de Enfrente y Cuaderno San Martin. En ambos existen numeroso poemas, cuyo motivo importante es el atardecer, el cual, sólo lo hemos analizado como un tiempo transitorio, donde el poeta medita, reflexiona y recuerda las experiencias de su vida pasada.
111.- LA IMAGEN DEL ATARDFCER VISTA EN OTROS POEMS
La metáfora es uno de los tropos más importantes en la poesía. Este recurso ha estado presente en diferentes movimientos literarios, en uno con más intensidad que en otros. El Ultraismo es uno de los movimientos donde más se insiste en el uso de la metáfora.
La mayoría de los poemas pertenecientes a los libros Fervor de B r m Aires, Luna de Enfrente y Cuaderno San Martin, poseen características ultraistas; por eso en la mayoría de ellos se insiste en el uso de las metáforas. Pero veamos la definicidn de Ultraismo, dada por Cansinos Asséns, citado por Guillermo Sucre en su libro. Boraes F.1 poeta:
El Ultraismo, movimiento literario con sentido radical, explosivo y pehhador. Dentro de la poesia se refiere a la multitud de imhgenes penibidas dentro de la misma, las cuales pueden o no ser interpretadas. Cada poema puro calidoscopio de imhgenes, restando importancia a la coherencia e intensidad de la visidn creadora. (I)
Habiendo definido el concepto Ultraismo, podemos empezar a analizar las más bellas metáforas del atardecer en los poemas: "Calle Desconocida", "La plaza San Martin". "Atardeceres" y "Campos Atardecidos".
Borges utiliza demasiado el motivo del atardecer en sus poemas, emplea diferentes sinónimos para nombrarlo, entre algunos de ellos tenemos: el ocaso, el horizonte, el poniente, la sombra, la tarde, el atardecer; todos estos se convierten en las más excelentes metáforas. El poeta para referirse al atardecer, utiliza las metáforas más bellas, algunas veces lo nombra "Penumbra de la paloma" otras, "Plumaje oscuro de un Angel", "Estrellita roja'*, "Aureola", "Espejo de tenues esplendores", "Alhaja oscura", "Brillo desesperado y final", "Ocaso amarillo". "Oro último" y también, otras veces la tarde puede ser, "La manzana entera en mitad del campo".
Como podemos observar, las metáforas que Borges utiliza en sus poemas tienden a ser demasiado sencillas, a veces tradicionales, pero no por ello pierden vigor.
Ahora bien, pasemos analizar la metáfora del atardecer en el poema "Calle Desconocida". El poeta, al referirse a la tarde utiliza distintas gradaciones. Al comienzo del poema "el atardecer" así se expresa del atardecer:
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"Penumbra de la paloma llamaron los hebreos a la iniciación de la tarde cuando la sombra no entorpece los pasos y la venida de la noche se advierte como una música esperada y antigua". (2)
"Penumbra de la paloma", "llamaron los hebreos a la iniciación de la tarde"; metáfora hebrea con un alto contenido poétim. La tarde entra silenciosa y bondadosa, se extiende suavemente y cubre con su iu tenue los pasos que han de recorrer una calle desconocida. La tarde. al igml que una paloma con- su grato declive, alumbra directo con su leve resplandor. aquellos pasos en busca de una calle desconocida:
Penumbra de la paloma como un grato declive di con una calle ignorada" (. . .)
La tarde como hora única; hora de fina luz arenosa. Que alumbra con integra ternura, una calle desconocida:
(,. .) En esa hora en que la luz tiene una finura de arena, di con una calle ignorada, abierta en doble anchura de terraza. cuyas comisas y paredes mostraban colores blandos como el mismo cielo que conmovía el fondo (...)
En esa calle desconocida, desfilan las casas. las modestas balaustradas y Ilamadores. El poeta añora la presencia de una niña en l o s talcones; aquella que da una esperanza a su corazón:
(...) Todos- la medianía de la casa, las modestas balaustradas y llamadores, tal vez una esperanza de niña en los balcones entrd en mi vano corazón con limpidez de lágrima. (. . .)
Luego, la tarde alumbra la calle con inmensa tmura; la hace real.
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(. . .) Quizá esa hora de la tarde de plata diera su ternura a la calle, haci6ndola tan real como un verso olvidado y recuperado. (. . .)
Finalmente, el poeta en los últimos versos, advierte su reflexión sobre esa calle desconocida; le es ajena. Las casas están llenas de tenues luces, los hombres dentro, son pequeñas chispas de luz. Sólo ellos saben que caminan sobre un camino de sacrificio, sobre Gólgotas:
(. . .) Sólo despues reflexion&, que aquella calle de la tarde era ajena, que toda la casa es un candelabm donde las vidas de los hombres arden con velas aisladas, que todo inmediato paso nuestro camina sobre Gólgotas
El atardecer es una representación importante en los poemas de Borges, es un signo que tiene influencia anímica, y además, es el crepúsculo que modifica la visión y el objeto. Un ejemplo de ésto lo tenemos en el poema "La Plaza San Martin", de Fervor de Buenos Aires. En éI predomina la palabra tarde, la cual se repite y de alguna forma logra opacar al elemento "plaza". Veamos lo que señala Albert Robatto Matilde en su libro, Boraes Buenos Aires y el TiempQ:
La tarde, Es una de las representaciones temporales predilectas de Borges. No sólo el signo le es interesante al poeta, sino que el significado tiene, casi, siempre, una influencia anímica. El crepúsculo modmca la visión y objeto. Un ejemplo eficaz, que muestra estos efectos: lo encontramos en "La plaza San Martin", de "Fervor de Buenos Aires". La palabra tarde se repite tres veces y es tanta su importancia -en cuyo caso la relevancia temporal- que se impone la forma: la tarde, sobre el tema. La plaza queda opacada por efecto que en ella produce la repetición de la tarde. (3)
Analicemos el poema:
"LA PLAZA DE SAN MARTIN"
En busca de la tarde, fui apurando en vano las calles ya estaban los zaguanes entorpecidos de sombra. Con fino bmfiimiento de caoba la tarde entera se habia remansado en la plaza serena y sazonada, bienhechora y sutil como una lámpara, clara como una frente grave como ademán de hombre enlutado todo sentir se aquieta bajo la absolución de los árboles
cuyas piadosas curvas atenúan la rigidez de la imposible estatua y en cuya red se exalta la gloria de las luces equidistantes del leve azul y de la tiena rojiza. !Qué bien se ve la tarde desde el fácil sociego de los bancos! Abajo el puerto anhela latitudes lejanas y la honda plaza igualadora de almas se abre como la muerte, como el sueño.
jacarandas, acasias-
En "La Plaza San Martin", surgen también las metáforas del atardecer. En algunos versos el poeta llama a la tarde "bienhechora y sutil como una lámpara". Si verdaderamente buena es la tarde, con su breve luz, "clara como una frente" y "grave como ademán de hombre enlutado". "Hombre enlutado", perdido en el ocaso, siempre en constante reflexión; la soledad está en éI y lo acompañan los árboles, jacarandas y las acacias. Veamos los versos de ésta interpretación:
"bienhechora y sutil como una lámpara, clara como una frente, grave como ademán de un hombre enlutado. Todo sentir se inquieta bajo la absolución de los árboles jacarandas, acacias-.
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Esta diversidad de perspectivas, dentm de un tema o a.jpecto temporal tan circunscrito como la tarde, es ejemplo de la rica sensibilidad borgeana. Por medio de dos metáforas: "Penumbra de la Paloma", "Brillo Desesperado y Final", percibimos impresiones diferentes, pero ambas responden a un mismo objeto concreto: la tarde. (4)
Ahora bien, en el poema "Atardeceres" aparece una figura retórica más, me refiero a la personificación de la tarde. Que es junto con la metáfora otro de los recursos estilisticos que el poeta utiliza en su poesía, y sobre todo, lo utiliza para referirse a su natal Buenos Aires y al tiempo, así como lo señala Matilde Albert Robatto:
La metáfora y la personificación son dos recursos estilisticos que Borges usa, preferentemente, para referirse a Buenos Aires y al Tiempo.(S)
Veamos la personificación en el poema "Atardeceres": Composición en Silva dominan los versos de 7 y 1 l .
La muchedumbre de un poniente ha exaltado la calle la calle abierta como un ancho sueño hacia cualquier azar La límpida arboleda pierde el último pájaro, el oro último La mano jironada de un mendigo agrava la tristeza de la tarde N silencio que habita los espejos ha forzado su cdrcel La oscuridad es la sangre de las cosas heridas En el incierto ocaso la tarde mutilada fuUe unos pobres colores.
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"La tarde Mutilada", "Fué unos pobres Colores"; la tarde fué herida, ha terminado de alumbrar la calle, alguien ha borrado su tenue luz, sólo la noche ha sido, ella es la sangre que ha empañado la tarde. "Oro Ultimo", dice el poeta.
En "Campos Atardecidos" vuelve a aparecer tanto la metáfora como la personificación del atardecer. Veamos la estructura del poema:
El poniente de pie como un Arcángel tiranizd el camino la soledad poblada como un sueño se ha remansado alrededor del pueblo Los cencems recogen la tristeza dispersa de la tarde. La luna nueva es una vocecita desde el cielo Según va anocheciendo vuelve a ser campo el pueblo El poniente que no cicatriza aun duele la tarde Los tr6mulos colores se guarecen en las entratias de las cosas En el dormitorio vacío la noche cerrará los espejos.
El poema corresponde a una composición en silva, dominan los versos de
"El poniente de pie como un Arcángel" El atardecer permanece -de pie como una aparición divina, anuncia al
7 y 11 sílabas. En el primer verso notamos la personificación del atardecer:
pueblo la soledad, la quietud del día
El poniente de pie como un Arcángel tiranizó el camino La soledad poblada como un sueño se ha remansado alrededor del pueblo ! . .)
La tarde va triste por los caminos, llora y riega sus lágrimas por el camino; los cerros recogen sus lágrimas. Todavía no anochece, apenas la luna es una vocecita en el cielo. El pueblo se alegra porque aún hay secuelas de la tarde: así lo dice el poeta:
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, . .. - . . .
Los cencerros recogen la tristeza dispersa de la tarde. La luna nueva es una vocecita desde el cielo Segcin va anocheciendo vuelve a ser campo el pueblo (. . .)
Nuevamente notamos la personrfícación en el atardecer. El poniente no quiere cicatrizar, se aferra a su permanencia; la tarde está herida. Su color ya no ilumina las cosas. En el dormitorio vacío ya no entrará luz de la tarde y opacará los espejos; la noche ha llegado. Veamos los versos que ilustran ésto:
(. . .) El poniente 9ue no se cicatriza aún le duele a la tarde Los trémulos colores 'se guarecen en las entrañas de las cosas En el dormitorio vacío la noche cerrará los espejos"
En este capítulo hemos analizado las metáforas del atardecer en los poemas de la personificación en los mismos. Ambas figuras retóricas son de preferencia máxima para el poeta, sobre todo para referirse a los temas de Buenos Aires y al tiempo.
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CONCLUSIONES
He intentado analizar en los poemas de la sene de Fervor de Buenos Aires, Luna de Enfrente y Cuaderno San Martin, el motivo del atardecer.
La tarde, el ocaso, es la hora predilecta de Borges. Allí se siente la finitud, la fugacidad del fluir de las horas.
Ciertamente, en el primer capítulo hemos analizado la problemática e importancia del atardecer en los poemas. Sabemos que forma parte importante dentro de los poemas porque responde a los propios intereses del poeta. Borges ha seleccionado esa parte del tiempo como su hora predilecta; hora de reflexión, meditación y de recuerdo.
Borges se sienta a esperar aquellos atardece-s, como espacio de relajamiento y paz espiritual. Los ha seleccionado como los más maravillosos porque en ellos se ve reflejado su natal Buenos Ares.
El segundo capítulo, el atardecer fluye a través de las horas. El poeta lo reconoce como un espacio del recuerdo. Los poemas "Fundación Mítica de Buenos Aires" y "Cursos de los Recuerdos" representan, el curso de los recuerdos a los que enfrenta el poeta en el atardecer. A través de éste, Borges celebra las cosas de la naturaleza y los hechos de la hlstona.
En el tercer capítulo, hemos analizado la metafora de atardecer y la personificación del atardecer. Ambas figuras retóricas enriquecen la poesía borgeana, la hacen más sencilla en su contenido y en su sgnificado.
Así, los libros de la poesía de Borges sólo refiejan la esencia misma de su vida. El poeta nunca se olvida del atardecer porque en e: ve representados los más bellos recuerdos de su país, Buenos Aires.
Hemos hasta aquí, tratado de interpretar el motivo de atardecer como el tiempo efectivo en la poesía de Borges.
El haber logrado un pequeño estudio acerca del atardecer en los poemas de Jorge Luis Borges, es m e r colaborar un poco al trabajo de aquellos que quieren acercarse a tan profunda obra.
NOTAS
Capítulo I.
(1) Sucre, Guillermo. Borges el poeta, UNAM, México, 1967, pág. 3 (2) Todos los poemas citados en este capítulo forman parte de su
primer libro Fervor de Buenos Aires. Borges, Jorge Luis. Obras completas, EMECE, Buenos Ares, 1974, 1161 pp.
(3) Ibid, p.,87 (4) Rasí, Humberto. "Borges en Busca de la Patria" en Cuadernos
Hispanoamericanos. M,xico, D.F., Vol. CCVlI:XXXV, Julio-Agosto de 1976, núm.4, p, 205.
Hispanoamericanos, Madrid, España, enero de 1982, núm. 379, p. 185
(6) Paoletti, Mario. "Borges y la Ciudad del Tango". Revista de Occidente. Madrid. España., febrero de 1987, núm.69, pág.,92.
(7) Jurado, Alicia. Genio y Figura de Jorge Luis Borges. EUDEBA, Buenos Aires, 1964, p. ,93.
(5) Novaceu, Dane. "Borges para Desconfiados", en Cuadernos
Capítulo 11.
(1) Albert Robatto, Matilde. Borges, Buenos Aires y el Tiempo. EDIL, INC, Puerto Rico, 1972, p.. 127.
(2) Todos los poemas citados en este capítulo forman parte de los libros luna de Fnfrente y Cuaderno San Martin. Borges, Jorge Luis.Obras completas, EMECE, Buenos Aires, 1974, 1161 pp.
(3) Novaceu, Darie. "Borges para Desconfiados", en Cuadernos Hispanoamericanos, Madrid, España, enero de 1982, núm.379, p., 161.
(4) Ibid., p..154.
Capítulo 111.
(1) Sucre, Guillermo. Borges el poeta, UNAM, México, 1967, pág.,28 (2) Para este capítulo se tomaron los poemas de su libro Fervor de
Buenos Aires, págs. 20-23. Borges, Jorge Luis. Obras completas EMECE, Buenos Aires, 1974, 1 161 p.
(3) Albert Robatto, Matilde. Borges. Buenos Aires y el Tiempo. EDIL, INC, Puerto Rico, 1972, p..143.
37
(4) Ibid., p., 149. (5) Ibid., p., 158.
38 . . . . . .. ._ ".." - -
BIBLIOGRAFIA.
Borges, Jorge Luis. Obras Completas EMECE, Buencs Aires, 1974, 1161 p.p.
Jurado, Alicia. Genio y Fiaura de Jorge Boras. EUDEBA, Buenos Aires, 1964, 188 p.p.
Novaceau, Darie. "Borges para Desconfiados", en Cuadernos Hispanoamericanos, Madrid, España, enero de 1982, núm. 379, pág. 158.
Paoletti, Mario. "Borges y la Ciudad del Tango". Revista de Qccidente. Madrid, España., febrero de 1987, núm., 69, pág., 92.
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Sucre, Guillerrno. -S el poeta, UNAM. México, 1967, 125 PP.
Rodriguez Monegal, Emir. ,brae Luis Boraes. Una biografía literaria. F.C.E. M,xico, 1987, 475 pp.
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