Tamayo, M. - Charles Darwin y El Darwinismo en Chile

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19 CHARLES DAR WIN Y EL DAR WINISMO EN CHILE CHARLES DARWIN AND THE DARWINISM IN CHILE MANUEL TAMAYO HURTADO Instituto de Ciencias Básicas, Universidad Católica del Maule, Talca, Chile Avda. San Miguel 3605, Casilla 617, fono 203419, [email protected] RESUMEN Se analiza el viaje de Charles Darwin en la nave inglesa Beagle, su estadía en Chile y las contribuciones a la ciencia que hizo desde este país, así como su importancia para el desarrollo de sus ideas sobre la evolución biológica. Se revisan las reacciones producidas en Chile, a favor o en contra, las publicaciones y conferencias, la incorporación o eliminación del tema evolutivo en la enseñanza, así como los textos de estudio chilenos relativos a este tema publicados desde entonces. Palabras clave: Antidarwinismo, creacionismo, darwinismo, evolución biológica. ABSTRACT Discusses Charles Darwin‘s journey on the British ship “Beagle”, his stay in Chile and contributions to science that he made to this country and the importance for the development of his ideas about biological evolution. We reviewed the reactions produced in Chile, for or against, publications and conferences, as well as the addition or removal of the evolution topics in the teaching process and in the Chilean study texts related to them. Keywords: Antidarwinism, biological evolution, creationism, darwinism. Recibido: 06.03.09. Revisado: 15.04.09. Aceptado: 22.04.09. CHARLES DAR WIN EN CHILE A los 22 años, después de realizar sus estu- dios universitarios, Charles Darwin (1809- 1882) se embarcó en la nave inglesa H.M.S. Beagle, capitaneada por Robert FitzRoy, que realizó una vuelta al mundo de casi cinco años. Salió desde Inglaterra (Devonport, Plymouth), el 27 de diciembre de 1831, si- guió por las costas de África, océano Atlán- tico, Estrecho de Magallanes, costas sudame- ricanas, islas Galápagos, Nueva Zelanda, Australia, Cabo de Buena Esperanza y Sal- vador de Bahía, volviendo a Inglaterra (Falmouth) el 2 de octubre de 1836 (Darwin, 1951; Moorehead, 1980). Chile fue el país que más recorrió Char- les Darwin, estuvo aquí durante la tercera parte del viaje, desde el Beagle y en largas ex- cursiones en mula, a caballo o a pie (Darwin, 1951). El 21 de diciembre de 1832, el Beagle ingresa a aguas chilenas y retorna luego a Argentina y Uruguay; entre el 23 de enero y el 5 de marzo de 1834 recorre la zona aus- Ensayo / Essay Theoria, Vol. 18 (1): 19-33, 2009 ISSN 0717-196X

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CHARLES DARWIN Y EL DARWINISMO EN CHILE

CHARLES DARWIN AND THE DARWINISM IN CHILE

MANUEL TAMAYO HURTADO

Instituto de Ciencias Básicas, Universidad Católica del Maule, Talca, ChileAvda. San Miguel 3605, Casilla 617, fono 203419, [email protected]

RESUMEN

Se analiza el viaje de Charles Darwin en la nave inglesa Beagle, su estadía en Chile y las contribuciones a laciencia que hizo desde este país, así como su importancia para el desarrollo de sus ideas sobre la evoluciónbiológica. Se revisan las reacciones producidas en Chile, a favor o en contra, las publicaciones y conferencias,la incorporación o eliminación del tema evolutivo en la enseñanza, así como los textos de estudio chilenosrelativos a este tema publicados desde entonces.

Palabras clave: Antidarwinismo, creacionismo, darwinismo, evolución biológica.

ABSTRACT

Discusses Charles Darwin‘s journey on the British ship “Beagle”, his stay in Chile and contributions toscience that he made to this country and the importance for the development of his ideas about biologicalevolution. We reviewed the reactions produced in Chile, for or against, publications and conferences, aswell as the addition or removal of the evolution topics in the teaching process and in the Chilean study textsrelated to them.

Keywords: Antidarwinism, biological evolution, creationism, darwinism.

Recibido: 06.03.09. Revisado: 15.04.09. Aceptado: 22.04.09.

CHARLES DARWIN EN CHILE

A los 22 años, después de realizar sus estu-dios universitarios, Charles Darwin (1809-1882) se embarcó en la nave inglesa H.M.S.Beagle, capitaneada por Robert FitzRoy, querealizó una vuelta al mundo de casi cincoaños. Salió desde Inglaterra (Devonport,Plymouth), el 27 de diciembre de 1831, si-guió por las costas de África, océano Atlán-tico, Estrecho de Magallanes, costas sudame-ricanas, islas Galápagos, Nueva Zelanda,

Australia, Cabo de Buena Esperanza y Sal-vador de Bahía, volviendo a Inglaterra (Falmouth)el 2 de octubre de 1836 (Darwin, 1951;Moorehead, 1980).

Chile fue el país que más recorrió Char-les Darwin, estuvo aquí durante la terceraparte del viaje, desde el Beagle y en largas ex-cursiones en mula, a caballo o a pie (Darwin,1951). El 21 de diciembre de 1832, el Beagleingresa a aguas chilenas y retorna luego aArgentina y Uruguay; entre el 23 de enero yel 5 de marzo de 1834 recorre la zona aus-

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tral de nuestro país, y llega por tercera vez aChile el 21 de mayo de 1834. Su estadía nopasó inadvertida para autoridades ni inte-lectuales o científicos nacionales. José Joa-quín Prieto y Vial (1786-1854), Presidentede la República, extendió a Darwin y aRobert FitzRoy sendas cartas con el fin deque se les dieran facilidades para realizar sustrabajos. El 18 de marzo de 1835 Darwinescribe:

Los aduaneros se muestran muy corteses;esta cortesía quizás proviniera del pasa-porte que me había dado el Presidente dela República; pero, ya que trato de esetema, lo aprovecharé para expresar miadmiración por la cortesía natural de casitodos los chilenos (Darwin, 1951, p. 368;Darwin, 1996, pp. 208-209).

En aquellos años era muy influyente enel ambiente intelectual chileno el ilustre ve-nezolano Andrés Bello (1781-1865), radi-cado en Santiago, quien publicó en el pe-riódico El Araucano extractos del libro en elque Darwin y FitzRoy relatan su viaje, reco-nociendo la importancia de las observacio-nes realizadas (Bello, 1939, 1940).

Semanas después de llegar a Chile,Darwin desarrolla una interesante hipótesisgeológica. Sugiere que grandes bloques dela corteza terrestre se desplazan lentamentehacia arriba y abajo en relación al nivel delmar, y la cordillera se ha levantado por acti-vidad volcánica en tiempos geológicos rela-tivamente recientes, hipótesis que apoyó conevidencias. El 20 de febrero de 1835 un te-rremoto devastó gran parte de la costa.Darwin escribe:

El efecto más notable de este terremoto(sería probablemente más correcto decirla causa de ese terremoto) fue una eleva-ción permanente de la tierra. La tierra al-rededor de la Bahía de Concepción se le-vantó dos o tres pies. En la Isla SantaMaría la elevación fue todavía mayor: se

hallaron lechos de moluscos pútridos aúnadheridos a las rocas a una altura de diezpies sobre el nivel del mar. La elevaciónde estas regiones es especialmente intere-sante por haber sido el escenario de otrosviolentos terremotos y por el gran núme-ro de moluscos esparcidos por la tierrahasta una altura de 600 e incluso de 1000pies. En Valparaíso, moluscos semejantesse encontraron a una altura de 1.300 pies:es difícil dudar que estas grandes eleva-ciones se deban a pequeños levantamien-tos sucesivos (Darwin, 1951, p. 362;Darwin, 1996, pp. 203-204).

Cuando en 1834 ascendió al Cerro LaCampana, cerca de Valparaíso, observó lasterrazas marinas que le sugerían un solevan-tamiento del terreno e ideó una hipótesispara explicar el origen de los arrecifes cora-linos, que confirmó en Tahiti, islas Cocos yMauricio.

Además, Charles Darwin observó las si-militudes y diferencias entre especies que nopueden atravesar la cordillera, a ambos ladosde los Andes. Escribe el 23 de marzo de 1835:

La diferencia considerable que existe en-tre la vegetación de estos valles orientalesy la de Chile no deja de extrañar, ya queel clima y la naturaleza del suelo son casiidénticos, y la diferencia de longitud geo-gráfica es insignificante. La misma obser-vación puede aplicarse a los cuadrúpedos,y en grado algo menor a las aves e insec-tos. Puedo citar como ejemplo los roedo-res; en efecto, encontré 13 especies en lascostas del Atlántico y tan sólo 5 en las delPacífico; y ni una sola de éstas se parecen.Este hecho concuerda perfectamente conla historia geológica de los Andes; estasmontañas, en efecto, siempre han consti-tuido una infranqueable barrera desde laaparición de las razas actuales de anima-les (Darwin, 1951, p. 382; 1996, p. 226).

Esto demuestra que ya estaba analizandola distribución de las especies como conse-

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cuencia de la evolución biológica. En la zonapatagónica le llamó la atención que vivieranarmadillos y se encontraran fósiles degliptodontes, ambos mamíferos cubiertospor un mismo tipo de caparazón. Escribe:

Este sorprendente parentesco, en el mis-mo continente, entre los muertos y losvivos, arrojará muy pronto, no lo dudo,mucha más luz que cualquier otra clasede hechos sobre el problema de la apari-ción y desaparición de los seres organiza-dos en la superficie de la Tierra (Darwin,1951, p. 202).

Analizó las estrategias de plantas y ani-males, incluyendo seres humanos, para eva-dir o tolerar el frío extremo austral, fenóme-no relacionado con procesos evolutivos. Sutrato con los fueguinos, que eran considera-dos como los humanos más primitivos exis-tentes, le hizo apreciar un abismo entre hom-bres primitivos y civilizados, influyendo ensu concepción de un mundo en evolución.Entre sus hallazgos paleontológicos se en-cuentran los primeros ammonites sudame-ricanos, que halló en 1834 en el Monte Tarn,a 75 kms. de Punta Arenas. Entre sus con-tribuciones al conocimiento de nuestra fau-na se encuentran la llaca (Thylamys elegans),la ranita de Darwin (Rhinoderma darwinii)y el zorrito chilote (Pseudolopex fulvipes).

John Meehan (1971, pp. 169-170) co-menta:

Durante estos cinco años del viaje en laBeagle creció en importancia como cien-tífico y como hombre. América del Surle mostró el inmenso poder de la natura-leza en forma nítida, y la impresión querecibió diole una perspectiva certera de lavida y condujo su mente a estudiar la evo-lución del hombre y a estudiar su origen.

Darwin describió a la Patagonia comouna zona muy árida, semidesierto con vege-tación raquítica y espinuda, con poco agua.

Desde hace tiempo algunos escritores handenigrado a Darwin por estas palabras, acu-sándolo de que perdiésemos la Patagonia,señalando que su análisis pesimista de la zonahabría sido aceptado por Diego Barros Ara-na (1830-1907) y ello habría llevado a suentrega a la Argentina. El escritor EmilioVaisse (1860-1935) publicó bajo el pseudó-nimo de Omer Emeth (1931) una nota enla que plantea esta idea, diciendo que BarrosArana “se dejó engañar por Darwin”. Estaacusación es absurda, típica de antievolucio-nistas que buscan desacreditarlo. El escritorToby Green (2000 p. 139), señala que apar-te de un breve viaje a Santa Cruz, la zonainterior de la Patagonia permaneció inexplo-rada, de manera que las palabras de Darwinno podían considerarse como una caracteri-zación amplia de esa zona. Sergio Villalobos(1960) comenta que Charles Darwin no fueni el único ni el primero en hacer tal des-cripción de la Patagonia y que Chile perdióesta zona por razones más decisivas, comola incertidumbre con motivo de la Guerradel Pacífico. Además, son cosas distintas ladescripción de una zona árida y la afirma-ción de que cierta zona carece de futuro eco-nómico, aspecto sobre el cual Darwin no sepronunció. Carlos Keller (1959-1960, pp.117-118) afirma: “El que esto escribe cruzóel mismo territorio, del Pacífico al Atlánti-co, un poco más al norte que Darwin, entrePuerto Aisén y Comodoro Rivadavia. Si seme preguntara si el juicio de Darwin es acer-tado, lo confirmaría: su retrato correspondeexactamente al aspecto del territorio”. Porotra parte, si esa descripción fue importantepara Chile, ¿por qué no lo fue para Argenti-na o Inglaterra? Si aceptásemos los argumen-tos de Vaisse, podríamos agradecerle a Char-les Darwin que con sus palabras nos hayaevitado una guerra con Argentina, dado quesi hubiese manifestado que Patagonia teníaun gran futuro económico, ambos gobier-nos habrían luchado decididamente por ella.Carlos Keller (op. cit.) comenta que las opi-

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niones de Darwin fueron positivas porquealejaron a los intereses británicos por aque-lla “tierra de nadie” y recuerda que Gran Bre-taña ya había ocupado a las Islas Malvinas.

LA TEORÍA DARWINISTA

Y SU IMPACTO EN CHILE

Entre fines del siglo XIX y comienzos delXX surgieron los principales pronunciamien-tos a favor o en contra del evolucionismoentre la intelectualidad chilena. El químicopolaco Ignacio Domeyko Ancuta (1802-1889) llegó a Chile en 1838 y sucedió aAndrés Bello como Rector de la Universi-dad de Chile. Profundamente religioso, eraprofesor de Ciencias en el Seminario de San-tiago, dependiente del Arzobispado. Mien-tras Charles Darwin menciona los estudiosde Domeyko tanto en el Capítulo VIII deGeological Observations On South Americacomo en su correspondencia, Domeyko enElementos de mineralogía no menciona aCharles Darwin, ni siquiera en la segundaedición, editada en 1860, cuando Darwinya era famoso (Villalobos, 1970, p. 42). Ale-jandro Fuenzalida Grandón comenta que aDarwin la Universidad de Chile no lo nom-bró miembro honorario y nunca le efectuóun homenaje, de lo cual responsabiliza a Ig-nacio Domeyko (Fuenzalida, 1933, p. 103).

En 1866, Rodulfo Amando Philippi (1808-1904), médico alemán radicado en Chile, pu-blica el primer libro de Ciencias Naturales parala enseñanza secundaria, Elementos de historianatural. Se limitó a exponer las ideas de Char-les Darwin, sin apoyar al evolucionismo sinomás bien dudando de su validez: “El que estoescribe no cree en este cambio de una espe-cie en otra, a no ser de un modo muy limi-tado (…), pero un libro elemental como ésteno es lugar para la discusión de cuestionesde esta naturaleza”. Plantea que la HistoriaNatural “nos revela al Hacedor Supremo ensus obras milagrosas” (Philippi, 1866, p. 3).

No obstante, Diego Barros Arana comen-ta: “Apenas publicado su libro, se desatócontra él en la prensa conservadora i relijiosauna guerra implacable de dicterios i de ul-trajes por haber sostenido, se decía, i porenseñar que el hombre provenía del mono”(Barros Arana, 1904, p. 146).

El historiador Diego Barros Arana ini-cialmente expuso con mucha cautela las in-terpretaciones evolucionistas. En sus Elemen-tos de Jeografía Física (1871) se refirió a lasucesión de los fósiles y a la antigüedad delser humano, sin pronunciarse ni a favor nien contra. Quienes primero acogen clara-mente al evolucionismo darwiniano en Chileson dos médicos que publican artículos enla Revista Médica de Chile: En 1872, el ciru-jano Adolfo Valderrama (1834-1902) valo-ra los conceptos de la antropología evoluti-va y la evolución natural e histórica del serhumano (Valderrama, 1872). Dos años des-pués, Pedro Candia Salgado, cirujano mili-tar, escribe acerca de la generación espontá-nea y plantea ideas de Darwin:

La forma de los animales se transformalentamente según el medio en que viven.Los cambios que ha habido han sido len-tos y han transformado a los animales. Elhombre desciende de seres inferiores.Cada generación ha legado algo a la quele ha sucedido y los perfeccionamientosrepetidos durante siglos han dado comoresultado las formas de los seres superio-res que contemplamos hoy (Candia,1874).

La reacción no se hizo esperar. Los días23 de abril, 7 de mayo y 11 de mayo de 1874,el presbítero Luis Vergara Donoso (1842-1909), profesor del Seminario Pontificio deSantiago, dictó conferencias en la IglesiaMetropolitana sobre “La biblia y la arqueo-logía”, señalando que la teoría darwinianaes incompatible con el dogma cristiano y quecarece de base científica (Vergara, 1874).

El profesor Valentín Letelier Madariaga

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(1852-1919) dictó conferencias que publi-có en El hombre antes de la historia, defen-diendo la antigüedad del ser humano y alu-diendo a Charles Darwin (Letelier, 1877).En la introducción al tema, dice:

Hasta ahora nosotros hemos vivido acos-tumbrados a oír lanzar desde los púlpi-tos, inaccesibles al vulgo, imprecacionestremendas contra los adelantos científi-cos modernos por hombres que no sóloignoran hasta los rudimentos de la cien-cia positiva, sino también, como diceBüchner, están maniatados por artículosde fe para usar libremente de la inteligen-cia y aprender a distinguir la verdad delerror (Letelier, 1877, p. 4).

El mismo año Jenaro Abásolo Navarrete(1825-1884) publicó La Personalité, dondevalora los aportes evolucionistas de Darwin(Abásolo,1877). En 1878 el médico JuanSerapio Lois Cañas (1844-1913), dictó lasconferencias “Fases históricas de la nociónde la vida” e “Historia de las teorías biológi-cas”, que fueron publicadas por el periódicoEl Atacama desde el 4 de septiembre de1878.

Juan Enrique Lagarrigue (1852-1927)escribió Bocetos filosóficos y literarios, dondetambién habla del evolucionismo(Lagarrigue, 1878). En 1879, el médico JuanJosé Bruner (1825-1899), nacido en Varso-via y con residencia en Chile, criticó al da-rwinismo por dejar de lado al espíritu. En1879, el ingeniero y escritor Daniel BarrosGrez (1834-1904) publicó Escepciones de lanaturaleza, apasionada defensa del creacio-nismo fijista. Mientras otros antievolucio-nistas manifestaban la inexistencia de for-mas de transición, Daniel Barros Grez ma-nifiesta que los “animales intermediarios” sonverdaderas “escepciones de la naturaleza”,cuya existencia demuestra la intención divi-na de manifestar a los humanos la unidadde la creación.

En 1887 y 1889 se publicó Elementos de

filosofía positiva, de Juan Serapio Lois, quetrata ampliamente la evolución biológica.Escribe:

En el estudio de la evolución biológicahemos podido observar cómo la teologíai metafísica acometían desde mui tempra-no el estudio del hombre i de la vida enjeneral, buscando los causas íntimas delos fenómenos sin haber conocido prime-ramente los fenómenos más elementalesi sencillos del mundo inorgánico; acome-tían así la misma empresa que el que qui-siese en matemáticas emprender el estu-dio de las secciones cónicas sin conocerpreviamente las propiedades de las líneas(Lois, 1889, p. 111).

En 1888 se publicó Algo sobre el hombre,del agrónomo Luis Arrieta Cañas, en el quese desarrollan ideas evolucionistas. Según esteautor, “la única teoría que satisface las exi-gencias de la ciencia y de la razón es la deltransformismo, la de la evolución del mun-do orgánico” (Arrieta, 1888, p. 38). El mis-mo año aparece El darwinismo. ¿Cuál es laposición del hombre en el Universo?, del lin-güista Alberto Liptay. Su posición se mani-fiesta en frases como:

Me refiero al imperio orgánico en generaly al reino animal en particular y en estecampo de la indagación humana en don-de brillan en todo su esplendor las lucesde naturalistas como Huxley, Haeckel yotros, y por sobre todos ellos la antorchade Darwin, este pontífice en la jurisdic-ción de la verdad (Liptay, 1888, p. 48).

Según Alejandro Fuenzalida Grandón(1865-1942), aproximadamente en 1889 seleyeron conferencias sobre evolucionismo enel Club del Progreso, y el profesor Eduardode la Barra (1839-1900) compuso una poe-sía titulada “Darwin y el mono” (Fuenzalida,1933, p. 96).

En su discurso de incorporación a la Fa-

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cultad de Filosofía, Humanidades y BellasArtes, en 1892, el político e historiador LuisBarros Borgoño (1858-1943) se refirió a “Laenseñanza de la historia”, aludiendo a “to-dos los sabios modernos que han seguidolas huellas luminosas trazadas por Lyell yDarwin”. El mismo año, el naturalista in-glés Edwin C. Reed (1841-1910) publicóun compendio en el que cataloga las espe-cies de vegetales y animales chilenas. Llamala atención que incluye al ser humano, se-ñalando que “las cuatro razas de la especiehumana se encuentran representadas enChile” (Reed, 1892 p. 1), y refiriéndose a lospajarillos conocidos como turcos, reprodu-ce las opiniones de Charles Darwin, a quiencalifica de “el célebre Darwin” (Reed, 1892,p. 26).

El 2 de agosto de 1892, el geólogo AlphonseF. Nogués (?- 1895) expuso en la Bolsa Co-mercial de Santiago acerca de “Descenden-cia del hombre y darwinismo”, charla quese publicó al año siguiente. Expresó:

Señoras y señores: Las cuestiones relati-vas al origen del hombre y de los seresorganizados, son problemas de HistoriaNatural, de Biología, para los cuales lateología es incompetente, ellos deben serestudiados y discutidos por el métodocientífico, sin ninguna injerencia de losobrenatural, ellos deben ser resueltosmerced a la observación y a la experimen-tación, por la sola luz de la razón (Nogués,1893, p. 3).

En 1893, en Historia general de Chile,Diego Barros Arana (1830-1907) se refirióa Charles Darwin:

Es uno de los más altos genios de nuestrosiglo, que durante su residencia en Chileiba a fijar las bases fundamentales de lageología de nuestro país, y a ensancharsus conocimientos con hechos y con ob-servaciones que 25 años más tarde lo lle-varon a anunciar la teoría científica que

ha modificado todas las concepciones bio-lógicas, y abierto un camino luminoso alestudio de la naturaleza (Barros Arana,1893, Tomo XV, p. 329).

Diego Barros Arana planteó la gran anti-güedad de la Tierra, por lo cual recibió fuer-tes ataques por parte del conservador PedroNolasco Cruz (1857-1939), quien en el pe-riódico El Porvenir escribió:

La prudencia más cordura y el sentidocomún le aconsejaban abstenerse de tra-tar una materia que, sin tener relación conlos acontecimientos de la historia de Chiley estando íntimamente ligada con el dog-ma católico, habría de aparecer, en la for-ma que él la presenta, como una provo-cación a las creencias de la gran mayoríade los chilenos.

El agrónomo Luis Arrieta Cañas salió endefensa del historiador en un artículo pu-blicado en mayo de 1893 en “La libertadelectoral”, recopilado en 1926 en un libro.Escribe: “El señor Cruz es más bien un lite-rato que un crítico. Como crítico es dema-siado apasionado; su ilustración científica esdefectuosa y deficiente; su sistema es el deFray Simón: cariñitos para los que oyen misa,tajos y rebenques para los que no creen enlos milagros” (Arrieta, 1926, p. 209).

Juan Serapio Lois publicó en 1897 El cris-tianismo considerado científica, moral y polí-ticamente, en el que afirma:

A medida que la ciencia ha podido esplicarsela formación de los vejetales i animales, in-cluso el hombre mismo, a medida que hapodido esplicarse la formación de los astros,todo por causas naturales, la creencia enDios ha ido disipándose en muchas perso-nas de cierta ilustración (Lois, 1897, p. 6).

En 1901, el agrónomo Simón B. Rodrí-guez publicó una memoria sobre la carpofa-gia como alimentación natural humana de

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acuerdo con sus ancestros evolutivos (Ro-dríguez, 1901). Cuando Valentín Letelierpublicó el primer tomo de La evolución dela historia, Carlos Risopatrón (1901, p. 25)opinó:

En el libro titulado Evolución de la histo-ria por don Valentín Letelier se anula todolo que manda creer la Iglesia Católica, serenuevan todos los errores y ataques a susdogmas y enseñanzas, y en una palabrase ataca directamente la Religión Católi-ca, Apostólica Romana, que feliz y cons-titucionalmente es la del Estado. Es portanto uno de los más perjudiciales para laenseñanza de la juventud y de las máspeligrosas para las personas adultas quelo tomen en sus manos.

El presbítero Carlos Silva Cotapos dice:“La cuestión del origen del hombre y la pre-historia proporcionan al señor Letelier unanueva ocasión de atacar a la Biblia, su eter-na pesadilla...” (Silva Cotapos, 1901, p. 67).

En 1902 se publicaron dos textos de es-tudio evolucionistas: Teoría de la evoluciónde Otto Burger y La teoría biolójica de laevolución natural de los seres vivientes deBernardino Quijada Burr, que se reeditó 11veces hasta 1934. Otto Burger ponía en dudala herencia de los caracteres adquiridos ydefendía la posición del ser humano dentrodel reino animal. Su texto sobre evoluciónestá organizado en una primera parte deno-minada “El darwinismo o la teoría de la se-lección” y una segunda parte sobre “El trans-formismo o la teoría de la descendencia”. Eltexto de Quijada entrega argumentos a fa-vor del evolucionismo, no recoge ningunaobjeción creacionista, y acepta tanto la he-rencia de caracteres adquiridos como la evo-lución humana. Recibió fuertes críticas enla prensa conservadora.

El 16 de enero de 1903, el diario El Pro-greso de Copiapó publicó una acusación con-tra el profesor Juan Serapio Lois. El diarioLa Tarde comentaba:

Ha llegado a la Universidad un volumi-noso expediente en el que calumnia gro-seramente al distinguido doctor Lois, acu-sándolo por sus creencias científicas quedesarrolla en el Liceo de Hombres deCopiapó. Los acusadores son todos pa-dres de familia, pero afiliados en cuerpoy alma al partido conservador, clerical”(reproducido en Lois y Vergara, 1956, p.216).

La acusación no prosperó.En sus últimos textos, la posición favora-

ble de Diego Barros Arana respecto al evo-lucionismo es clara: “Por lo demás, la ‘evo-lución’ sobre la cual se espresaba entoncesPhilippi con tanta reserva, hoy se imponeirresistiblemente como la teoría más lumi-nosa en el dominio de las Ciencias Natura-les” (Barros Arana, 1904, p. 149). En 1904Alfonso Gumucio publicó El transformismodarwiniano, en el que escribe:

Pero, ¿tienen verdadero fundamento cien-tífico la concepción materialista del uni-verso y la teoría darwiniana? Demostrarque no lo tienen es el objeto del presentetrabajo, y espero poder producir en quienme lea el convencimiento de que la cien-cia nunca romperá los sellos de la natura-leza, ni suprimirá la necesidad de creeren lo misterioso (Gumucio, 1904, p. iii).

A principios del siglo XX comenzaron aincorporarse las ideas darwinistas en cursosde biología, antropología y sociología de laUniversidad de Chile y a publicarse artícu-los sobre estas materias en revistas chilenas.En este proceso cumplieron un importantepapel varios investigadores extranjeros, comoel profesor mexicano Alfonso Luis Herrera(1868-1942), el profesor alemán MaxWestenhöfer (1871-1957), el Dr. italianoJuan Noé Crevani (1877-1947), el profesorAlejandro Lipschutz Freidmann (1883-1980), nacido en Riga, el sociólogo alemánGeorg Friedrich Nicolai (1874-1964).

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Rafael Fernández Concha (1833-1912)planteó la compatibilidad entre el darwinis-mo y la Biblia. En su libro Del hombre en elorden sicológico, en el religioso y en el social,publicado inicialmente en 1900, y una se-gunda edición en 1910, expresa:

Otros opinan que el Génesis no se oponea toda transformación o evolución de lasespecies, fundándose, primero, en que laverdadera traducción del vocablo hebreoleminoh no es el que hace la Vulgata, se-gún su especie, sino ésta: con su semejan-te, y segundo, en que no consta que Moi-sés diera a las palabras de que se vale, elsentido técnico, de género y especies zoo-lógicas (Fernández Concha, 1910, 1:528-529).

Entre 1904 y 1909, el naturalista CarlosEmilio Porter Mossó (1867-1942) publicóen Revista Chilena de Historia Natural notasacerca de Darwin y de Lamarck (Porter,1904; 1908; 1909). El 12 de julio de 1908,José E. Pinochet Le Brun (1872-1952) dic-tó una conferencia en la Universidad deChile a favor de la evolución orgánica.

El 2 de enero de 1912 se decretó un nue-vo “Plan de Estudios y Programa de Instruc-ción Secundaria”, para Liceos del Estado. Seestablecen dos horas semanales de CienciasNaturales en cada año. Se aplica desde 1913en primer año de humanidades y cada añose implementa en el curso sucesivo, hasta queen 1918 se aplica por completo (Anónimo,1916, p. 8). En sexto humanidades se in-cluyó “Teoría de la evolución”, que incluye“Reseña histórica de las teorías establecidassobre el orijen de las especies, desde Linneohasta Darwin”, “Pruebas del transformismoi de la eficacia de la selección natural” y“Defectos i vacíos de la teoría darwiniana”(Anónimo, 1916, pp. 214-216).

En 1913 surge Elementos de zoología, ré-plica al texto de Quijada del sacerdote fran-cés Felix Jaffuel (1874-1939) que denomi-

na como mera hipótesis al transformismo yafirma que “aplicada al hombre, esta teoríano tiene fundamento alguno y es del todoinadmisible”. Bernardino Quijada publicónuevas ediciones de su libro, pero recibiógrandes presiones, lo que le llevó a suavizarciertas partes y a eliminar comentarios rela-tivos al ser humano en ediciones posterioresa 1917. Alejandro Vicuña dictó conferen-cias en el Liceo de Aplicación, en las quecomenta: “El Sr. Quijada no es un simpleexpositor de la hipótesis evolucionista; es sumás ferviente apologista; de modo que envez del modesto título con que encabeza suobra Teoría de la evolución debiera colocarseeste otro: ‘Defensa de la evolución’” (Vicu-ña, 1918, pp. 12-13). En un libro de unpedagogo alemán que se firma como C.D.Z.(1919) se opina:

…todo el móvil que ha impulsado al se-ñor Quijada a escribir su texto ha sidopara no ver, es decir, para no hacer ver alos estudiantes, en la naturaleza al pare-cer tan maravillosa, ningún plan sobre-natural trazado por un Ser Supremo To-dopoderoso, que habría dotado a los ani-males y plantas de cualidades útiles a ellos.

En 1923 se publicó La evolución orgáni-ca, de E. Santier Saint Gabriel, sacerdotesalesiano. Manifiesta: “Hechos claros quedemuestran la descendencia de las especiesorgánicas en el sentido de los evolucionis-tas, no hay ninguno” (Santier, 1923, p. 8).Luego escribe: “¿Por qué hay en el mundotantos evolucionistas? Es cierto que al ladode muchos sabios que son estabilistas, haymuchos que son evolucionistas. Las razonesde este hecho hay que buscarlas en el trata-do de la Lógica que estudia las múltiplescausas, a veces profundamente misteriosas,de los errores u opiniones humanas” (Santier,1923, p. 10). Contradice y ataca abiertamen-te a Quijada, a quien cita 40 veces. Por ejem-plo, “Aquí tenemos una prueba demasiado

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humillante de la poca honradez del mismoHäckel, del cual B. Quijada expresa un con-cepto tan honroso” (Santier, 1923, p. 61).

En 1923 se produjo una polémica públi-ca que causó gran expectación, entre el pres-bítero Julio Restat Cortés y el Dr. Hugo Lea-Plaza J. (1891-1963). Como consecuenciade esta polémica, Julio Restat Cortés publi-có el libro La existencia de Dios ante la filoso-fía y las ciencias (Restat, 1924), en el querebate todos los postulados evolucionistas.En 1925 se editó Compendio de la teoría dela evolución orgánica para el uso de colegios,de Theo Drathen, sacerdote alemán contra-tado por la Congregación del Verbo Divi-no, que argumenta que la evolución bioló-gica es una suposición no comprobada. Sinembargo, sus opiniones en favor del fijismoson más moderadas que las de Santier. Opi-na:

Los indicios que hablan a favor del cam-bio de las especies son tantos que, si nopor la fuerza persuasiva del uno y del otro,por lo menos por el acuerdo de tan grannúmero, se granjean fácilmente la adhe-sión de los sabios. Es un hecho que lamayoría de los sabios modernos son par-tidarios de la opinión que la especie no esestable (Drathen, 1925, p. 143).

En 1930 se publicó Algunos aspectos inte-resantes de la teoría de la evolución, de Hum-berto Vivanco Mora. Dice que la evoluciónbiológica es aceptada por los biólogos, aun-que reconoce que existen detractores. En una“advertencia” preliminar, manifiesta: “En laspáginas que siguen encontrará el lector loque más interesa conocer de la doctrinatransformista, piedra angular en que descan-sa todo el edificio de la educación moderna”(Vivanco Mora, 1930, p. 4). Daniel Martner(1880-1948) se refirió extensamente en 1931al evolucionismo en su libro El espíritu de laciencia, en los capítulos “El impulso científicodel evolucionismo de Lamarck” (Martner,

1931 pp. 100-103), “Los fundamentos cien-tíficos del darwinismo y su influencia en elpensamiento humano” (pp. 150-160) y “Elvalor científico de la filosofía evolucionistay la sociología de Spencer” (pp. 160-169).

En 1933 se publicó La evolución orgáni-ca: exposición y examen de las principales ideasevolucionistas, de Valentín Panzarasa, sacer-dote salesiano. Su título y contenido sonmuy parecidos, con muchos pasajes idénti-cos, al libro de E. Santier Saint Gabriel, ymantiene la misma posición contra Quija-da. Concluye:

Después del examen que hemos hecho delas pretendidas pruebas del Evolucionis-mo y de los distintos hipotéticos factoresque lo promovería, podemos notar conAgassiz, que no son los hechos que ape-lan la Teoría de la Evolución, sino que lateoría es preconcebida, y después por to-das partes penosamente elaborada paraque se adapte a los hechos” (Panzarasa,1933, p. 260).

En 1935, se incorporaron al programaoficial de biología para sexto año de huma-nidades los contenidos de evolución y degenética como Temas de biología general, yen 1936 se publicó Temas de biología gene-ral. Conforme al programa de 1935, del sa-cerdote jesuita Guillermo Ebel Beiler, deci-didamente antievolucionista. Ebel cita confrecuencia a Quijada con objeto de rebatir-lo. También en 1936 se publicó el libro Fun-damentos reales de la sociología, del sociólogoalemán Georg Friedrich Nicolai (1874-1964),en el que abordó ampliamente el origen evo-lutivo del ser humano (Nicolai, 1936). Elmismo año se publicó la primera edición deltexto Biología e higiene, de Carlos Silva Fi-gueroa, del cual se editaron 12 ediciones oreimpresiones, hasta 1957. En el programaoficial de Biología para sexto humanidadesde 1940 se incluía al creacionismo, de modoque Silva Figueroa lo presenta como una

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hipótesis. Incluso, parece inclinarse a favordel creacionismo en relación al origen de lavida: “En cuanto al origen de las formas es-pecíficas más sencillas, o sea, al origen de lavida, los evolucionistas no encuentran unaexplicación científica adecuada” (Silva Figue-roa, 1936 pp. 156-157; 1940, p. 171-172).

En la década de 1950 se siguen utilizan-do los textos de Ebel y Silva Figueroa. En laedición de 1952 del libro de Guillermo Ebelse lee: “A pesar de las manifestaciones de laSanta Sede, a fines del siglo pasado y princi-pios del presente, desfavorables a la opinióndel origen animal del cuerpo humano, susadherentes eclesiásticos declarados han idoen aumento en lo últimos cuarenta años”(Ebel, 1952, p. 566). En 1954, el profesorRoque Castro Gutiérrez (1905-1955), rec-tor del Liceo de San Felipe, invitó a dar unaconferencia sobre el origen del hombre alprofesor universitario Sinesio UrrestarazuFalces (1899-1958), español nacionalizadochileno. A la conferencia asistió el sacerdoteGuillermo Echeverría Moorhouse, profesordel liceo, quien tenía un texto inédito, Elorigen del hombre en el estado actual de la cien-cia. Polémica de invierno y primavera, y queprotestó a través del periódico local El Tra-bajo, lo que originó una serie de réplicas ycontrarréplicas con el conferencista, recogi-das y publicadas en un folleto (Urrestarazu,1954).

En 1960 surge Nociones de biología, textode estudio para sexto humanidades y luegopara cuarto medio, de los sacerdotes salesianosAlejandro Horvat Suppi y Carlos WeissRademacher. En las primeras ediciones, Weissy Horvat son profijistas, como se aprecia enel siguiente párrafo:

Es efectivo que el evolucionismo cuentaactualmente entre los Naturalistas conmayor número de adeptos que el fijismo.¿Se puede entonces, afirmar que éste dejóde ser científico, y que ya no tiene sinointerés histórico? En el estado actual de

los conocimientos al respecto, de ningúnmodo el fixismo es anticientífico, antesbien, por ahora, no obstante tantos argu-mentos que insinúan vivamente el evolu-cionismo, los argumentos que militan enpro del fixismo son más fuertes que loscontrarios (Weiss y Horvat, 1960, p.229).

Aceptando que el evolucionismo cuentacon muchos más partidarios, afirman queno es incompatible con el creacionismo:“Lecomte du Nuy (El destino humano) afir-ma que hoy es casi imposible no ser evolu-cionista, pero que la Evolución es imposiblesin la intervención de Dios” (Weiss y Horvat,1960, p. 226).

El 29 de enero de 1966 se dio a conocerel Nuevo Programa de Ciencias, dentro dela reforma educativa del Gobierno de Eduar-do Frei Montalva, siendo el texto “Biología”de Fernando Jara (1966) el primero enpublicarse en el área biológica de acuerdocon el nuevo programa. Del texto de Jara sededuce que la evolución es aceptada por loscientíficos aunque el autor avala al fijismocomo posición científica y opina:

Es interesante destacar por último que ladescendencia animal del hombre no seantepone de ninguna manera a la idea deDios Creador, ya que el relato bíblico,escrito en sentido figurado, admite dichaposibilidad. Por lo demás no interesa tan-to la forma como fue creado el hombresino la obra del Autor de la Creación (Jara,1966, p. 178).

A fines de la década de 1960, los progra-mas de Biología sufren amplias modificacio-nes, y se eliminó el tema evolutivo. Es sor-prendente que habiéndose inspirado la re-forma chilena en el proyecto BSCS, marca-damente evolucionista, en Chile se elimina-ran estos temas. En Revisión de los conceptosde biología contemplados en los programas deEnseñanza Media, de Luis Capurro Soto

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(1914 -), publicado a partir de 1973, no hayni siquiera una mención al concepto de laevolución biológica. En su introducción (“Alos Profesores”) se señala que comprende “losdatos, conceptos, leyes y generalizacionesbiológicas contempladas en los programasactualmente vigentes” (Capurro, 1973, p. 6),abarcando toda la enseñanza media. El pro-fesor Luis Capurro Soto fue uno de los res-ponsables de la reforma en los programas deBiología, desde el Centro de Perfecciona-miento del Ministerio de Educación deChile. No puede pensarse que la nula refe-rencia al proceso evolutivo en el su texto seaun simple lapsus (la desaparición se exten-dió casi por 20 años), ni que desconociera laimportancia de la biología evolutiva, por-que había trabajado en la división de “evo-lución biológica” del Centro de Investiga-ciones Zoológicas de la Universidad de Chi-le, publicando diversos trabajos sobre rela-ciones evolutivas de anfibios.

La eliminación del tema “evolución” delos programas de Biología de enseñanzamedia en Chile se mantuvo desde 1969 hasta1985. Sin embargo, textos que se editan enlos años ochenta son evolucionistas. En1982, Natalio Glavic y Graciela Ferradapublican Biología, que no sigue los progra-mas oficiales, pero su edición de 1986 sepublica “en conformidad con los nuevosprogramas”. En 1985 se publica Biología 4!Medio. De acuerdo al programa vigente, deMireya Molina y María Eugenia Zárate, tex-to declarado como “material didáctico auxi-liar de la educación chilena”, que se puedeconsiderar la nueva integración de la evolu-ción en la Enseñanza Media. También en1985 Bartolomé Yankovic Nola publicó Laevolución biológica, dentro de una serie detextos tipo apuntes para Educación Media.Así, el tema evolutivo fue repuesto duranteel régimen militar de Augusto PinochetUgarte. En 1989 se dieron a conocer nue-vos programas oficiales para la EducaciónMedia chilena. Los programas mantenían

fuera la evolución de los contenidos obliga-torios de enseñanza media, y sólo formabanparte del Plan Electivo de cuarto año. Eltema evolutivo se reintegró al currículumobligatorio en 1991, dentro del programade Biología de cuarto año medio. En 1994,los contenidos de Biología de 4º año mediose redujeron a dos capítulos: reproduccióny genética clásica y molecular. Los conteni-dos acerca de evolución biológica nuevamen-te se eliminan del currículum obligatorio ypasan a incorporarse a la parte electiva. Enesos años el Presidente de la República eraEduardo Frei Ruiz-Tagle (1942- ), hijo delpresidente Eduardo Frei Montalva, bajocuyo mandato ya se habían suprimido loscontenidos de evolución en la década de1960. En los planes y programas educacio-nales actuales de Estudio y Comprensión dela Naturaleza, para octavo año básico, seencuentran los temas “Evolución de la vidaen la Tierra” y “Procesos evolutivos en laTierra y en el Universo”, y en los programasde biología actuales, el tema “Variabilidad,evolución y adaptación” para tercer añomedio.

La posición de los sacerdotes católicossalesianos Alejandro Horvat Suppi y CarlosWeiss Rademacher, se había modificado en1979, aceptando el evolucionismo. Escriben:

Habiendo el evolucionismo sacudido tanvivamente el mundo científico, nos inte-resa conocer algo más de su historia. Unaserie de hechos en los diferentes camposde la Historia Natural sugieren insisten-temente el Evolucionismo, admitido elcual, esos mismos hechos parecen másfácilmente explicables (Weiss y Horvat,1979, p. 170).

En 1989 reconocen que las posicionesantievolucionistas predominaron sólo hastael siglo XVIII: “La idea de que el Universo yel mundo viviente no están hechos, sino quese hallan en continuo proceso de cambios yestructuración, se hizo paulatinamente pre-

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sente hasta predominar en el mundo cientí-fico” (Weiss y Horvat, 1989, p. 106). Enesta edición ya no dudan de la evolución delas especies: “Podemos afirmar que de la or-ganización simple se llegó a la extensa diver-sidad de la Naturaleza mediante la evolu-ción, precisamente por la unidad de la vida,que no es simplemente un modo de ser, sinoque implica dinamismo y un devenir” (Weissy Horvat, 1989, p. 106). Otros intelectua-les religiosos que anteriormente manifesta-ban posiciones antagónicas al evolucionismo,fueron cambiando sus opiniones tras modifi-caciones en las cúpulas de la Iglesia Católica,hasta transformarse en evolucionistas teístasde tipo teilhardiano. Fue el caso del ensayistaArturo Aldunate Phillips (1902-1985), quienescribió una serie de artículos y libros de di-vulgación relacionados con el tema (Aldunate,1953, p. 259; Aldunate, 1972, p. 133), in-tentando entregar una visión evolutiva con-cordante con la religión, al igual que, porejemplo, el sacerdote Carlos Hallet Collard,S.J. (Hallet, 1996). Frente a estas polémi-cas, en el ámbito universitario especializa-do, entre los biólogos, no existió en Chileenfrentamiento alguno. Existen en variasuniversidades de Chile diversos grupos deinvestigación que trabajan en el campo de labiología evolutiva, y se acepta entre los biólo-gos competentes, como en todo el mundo,que el tema evolutivo es la base de la biologíamoderna.

Al igual que en otros países, CharlesDarwin produjo un fuerte impacto en Chi-le. Existen actualmente en nuestro país di-versas denominaciones que honran a Char-les Darwin. Por ejemplo, la Bahía Darwin yel Canal Darwin en Aysén, el Paso deDarwin en la Duodécima Región, la Cordi-llera Darwin en el sudoeste de la isla de Tie-rra del Fuego y el monte Darwin, la cumbremás alta de la Isla Grande de Tierra del Fue-go. Existen el “Sendero de Darwin” en lazona de Olmué (por donde subió Darwin alcerro La Campana), y calles “Darwin” en

ciudades como Santiago, Quilpué, Valparaí-so, Rancagua, Curicó, Concepción, Temucoy Punta Arenas. Existe una “FundaciónDarwin” y una “Fundación Senda Darwin”.Hay colegios “Charles Darwin” en Villa Ale-mana, Santiago (Renca), Castro, Ancud yPunta Arenas, el centro turístico “El Para-dor de Darwin” en Olmué, el restaurante“Parador Darwin” en Chonchi, y hoteles“Charles Darwin” en Temuco, Punta Are-nas y Puerto Natales. Entre los hongos exis-te Cyttaria darwinii. Entre los vegetales chile-nos se encuentra el musgo Ulota fuegiana var.darwini, el helecho Hymenophyllum darwinii,el arbusto michay o calafate, llamado Berberisdarwinii y el cactus Maihueniopsis darwinii.Entre los animales, el lauchón orejudo deDarwin, Phyllotis darwini; la rana de DarwinRhinoderma darwinii, la iguana de Darwin,Diplolaemus darwini, insectos como loscoleópteros Orynipus darwini, Stictospilusdarwini y Aulonodera darwini, entre losmamíferos fósiles el milodón, Mylodondarwinii. El apellido inglés “Darwin” se sueleusar como nombre propio, como es el casode Darwin Contreras, conocido locutor yperiodista; Darwin Vargas, famoso profesory compositor musical; Darwin Troncoso,Seremi de Salud del Maule; Darwin Bratti,juez de Garantía; Darwin Arriagada, ex diri-gente del Colegio Médico de Chile; DarwinFlores, miembro de la red de Bioética deUNESCO; Darwin Castillo, secretario dela Asociación de Pescadores Deportivos dela Provincia de Concepción; Darwin Godoy,funcionario de CONAF de Vallenar; los es-critores Darwin Caris y Darwin Rodríguez;Darwin Sáez, microbiólogo de la Universi-dad de Concepción; Darwin Hernández,dibujante; Darwin Jara, técnico en construc-ción; Darwin Rubio, psicólogo; Darwin Mar-tínez, administrador general de DIPRECA;Darwin Herrera, secretario del Sindicato dePilotos Lanexpress; Darwin Alzamora,funcionario del Ministerio de Educación;Darwin Palma, oficial del Registro Civil;

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Darwin Méndez, técnico agrícola de Qui-rihue; Darwin Aguilera, cosmetólogo;Darwin Urrutia, gerente de una empresa decomputación en Concepción; DarwinEspinoza, director del conjunto folklóricoTrinar de Mulchén; Darwin Mora, intérpretede la Compañía de Danza Calaucán; DarwinBustamante, candidato independiente a laMunicipalidad de Tocopilla; los futbolistasDarwin Pérez y Darwin López; el basquet-bolista Darwin Toro; el tenista Darwin Prie-to; los ajedrecistas Darwin Schifferli, DarwinMuñoz y Darwin Bernal; el motoqueroDarwin Meza; el ciclista de Ovalle DarwinValdés; el atleta escolar de Arica DarwinAstudillo; Darwin Álvarez, alumno del Li-ceo Politécnico de Curicó; Darwin Burgos,alumno del liceo de Tomé; Darwin Abarca,alumno del colegio Juan Luis Undurraga deQuilicura; los bomberos Darwin Rojas,Darwin Silva y Darwin González; DarwinDíaz, miembro del Sindicato de Buzos yMariscadores de Lo Rojas; Darwin Tamayo,estudiante de Ingeniería en Valparaíso, quees mi hijo, etc.

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