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    Keywords: Literature, digital literature, net art,cyberculture, recombination technologies, cooperationtechnologies.Submission date: October 1, 2008

    Acceptance date: October 27, 2008

    Digital dreams o an author:Digital convergence or the benet ocreative writing

    The emergence o interactive digital technologies hasbegun to aect discursive practices as solid as literatureor creative writing. On the one hand, the circulation ocommentary o literary works has become massive and

    even the license o the reader to intervene such texts isnow open; on the other hand, the expression modesand base has been enhanced thanks to the creativeuse o recombination technologies, even i this meansthat the resulting products cannot be labelled as liter-ary works and should thereore be placed within therealm o that emerging eld where works based ondigital interactive technology are now being assignedto, the so called net-art. Furthermore, the numberso producers is also widening, that is, more and morepeople have the skills to generate new work (even i

    they are small works); and, nally, the modes oproduction o such works are also widening to includeworks that manage singularities as well as collaborativeand collective work. This article refects on possiblescenarios or such transormations.

    La emergencia de las tecnologas digitales interactivasha empezado a aectar prcticas discursivas tan slidascomo el ejercicio literario. Por una parte, la circulacinde comentarios de obras se ha masicado (incluso se

    ha abierto la licencia para que el lector las transorme);por otra, se ha ampliado la base de expresin, graciasal uso creativo de las tecnologas de la recombinacin,aunque esto signique que los productos resultantesno puedan etiquetarse como obras literarias y debanalojarse en ese campo emergente adonde estn yendoa parar las obras basadas en tecnologa digital interac-tiva, llamado el net art. Adems, se ensancha la basede productores, es decir, personas con capacidad paragenerar nuevas obras (as sean pequeas obras) y,nalmente, se extienden los modos de produccin,

    incluyendo ahora las obras de gestin de singularida-des y el trabajo colaborativo y colectivo. Dados estosescenarios, este artculo muestra y refexiona acerca deun escenario posible de tales transormaciones.

    Palabras Clave: Literatura, literatura digital, net art,cibercultura, tecnologas de la recombinacin, tecno-logas de la cooperacin.Recibido: Octubre 1 de 2008Aceptado: Octubre 27 de 2008

    Origen del artculo

    Este artculo es una refexin derivada del proyecto de investigacin terminado: Relato digital y cibercultura(1998-2000), de la Ponticia Universidad Javeriana, que a su vez anticipa el marco conceptual de otro proyecto,actualmente en marcha:Narratopedia, nanciado por Colciencias y la Universidad Javeriana.

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    Jaime Alejandro Rodrguez Ruiz*

    *Jaime Alejandro Rodrguez Ruiz. Colombiano. Doctor en Filologa, UNED, Espaa; magster en Literatura, Pontifcia Uni-versidad Javeriana, Bogot, Colombia; ingeniero qumico, Universidad Nacional de Colombia. Proesor asociado, PontifciaUniversidad Javeriana, Bogot, Colombia. Correo electrnico: [email protected].

    El ordenador es un ngel de la historia. Lotextualiza todo. Reduce el multimedia a la uni-

    media, una corriente de bits, colapso de espacio ytiempo [] Pensamiento y lenguaje persiguenuna sntesis mayor, la representacin de una idea

    en el contexto de su verdad.

    Edward Barret

    El hipertexto est dentro de nosotros mismos.Manuel Castells

    Sueos digitales de un escritor:la convergencia digital al serviciodel ejercicio literario

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    Ms que a un texto de una sola dimensin, oincluso a una red hipertextual, estamos rente a un

    espacio multidimensional de representaciones din-micas e interactivas. Al cara a cara de la imagen

    ja y del texto, caracterstico de la enciclopedia, lacosmopedia opone un gran nmero de ormas deexpresin: imagen ja, imagen animada, sonido,simulaciones interactivas, mapas interactivos, sis-temas expertos, ideograas dinmicas, realidades

    virtuales, vidas articiales, etctera.

    En ltima instancia, la cosmopedia contienetantas semiticas y tipos de representaciones comose pueden encontrar en el mundo mismo. La cos-mopedia multiplica los enunciados no discursivos.

    Pierre Lvy

    Sueos digitales

    Me encuentro en el estudio de mi casa, suriendoel amoso sndrome de la pgina en blanco. Sloque al rente no tengo ni un cuaderno, ni una

    resma de papel, ni una mquina de escribir, sinola pantalla de un computador porttil que muestrala tpica interaz del tablero de administracin deuna plataorma deblogs. Llevo ya varios minutosintentando escribir el ttulo de mi entrada, sinxito; tampoco he podido empezar a llenar laplantilla de contenidos. Estoy varado en mediodel camino creativo, pero no por alta de ideas opor desconocimiento del ocio (la publicacin detres novelas y de dos libros de relatos me ubican, sinambages, en el campo de los escritores), sino por

    la dicultad que encuentro para tomar decisionessobre la mejor manera de articular las distintasuentes de inormacin de las que me he armadopara construir la entrada.

    Tengo abiertos en mi explorador la pginade bsquedas de Google, la pgina de YouTubedonde he construido mi propio canal, el portal deFacebook en la pgina del grupo que me acom-paa en esta empresa (narrar el planeta nmada)1,

    un portal depodcasts donde he seleccionado variasaudioconerencias, y varias pginas de inormacin(incluida la correspondiente en Wikipedia), deltema sobre el que quiero hacer la entrada; tambinestn en proceso de descarga dos videos y variascanciones en ormato mp3 y, debido a que noalcanc a copiar en mi usb algunos archivos queahora debo consultar, estoy conectado remota-mente al computador de mi ocina, donde buscolo que necesito. De ondo suena la msica de una

    emisora de msica clsica que emite va web.Pero eso no es todo; en este momento escucho

    la voz de un amigo mexicano (a quien no conozcopersonalmente), quien me anuncia por Skype queha enviado por el chat varios enlaces a su pginapersonal, donde ha escrito sobre el asunto que estoydesarrollando y que puedo hacer uso libre de loscontenidos; que puedo hacer enlaces desde miblog,que haga lo que quiera con eso, que ese es mi rollo;slo quiere que le cuente cmo me termina yendo.No acabo de despedirme del manito, cuando suena

    mi Iphone: recibo un mensaje sms que contiene unvideo callejero enviado por mi esposa, mi cmplice,y que llega simultneamente comodrat a miblog.

    Por un momento aparto la mirada delcomputador y pienso si todo esto tiene sentido;es decir, si podr completar la tarea, si vale lapena. Y aunque este pensamiento me agobia alcomienzo, enseguida me reconorta y despus

    1. Me refero al ejercicio de blogliteratura que puede se-guirse en Nmadas y Rebeldes (http://nomadasyrebel-des.net/), un ejercicio narrativo conversacional(es decir,compuesto por historias abiertas no slo a los comenta-rios y a la inormacin de muchos otros sitios de la red,sino a los aportes de quienes se quieran integrar y, enese sentido, se ir convirtiendo en un ejercicio colectivo)ymultimedial(pues har uso no slo de la palabra, dela imagen, del sonido y del video, sino de todo lo que serequiera para sensibilizar y dar cuenta de los temas quese van a tratar aqu) sobre el nomadismo y la rebeldacomo actitudes motoras en el hombre.

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    me desconcierta; me agobia, pues me enrentaal antasma de mi incapacidad; me reconorta,porque me conrma que a pesar del cambio de

    soporte (del papel a la pantalla) sigo suriendo lossntomas inequvocos de quien se ha autoasignadola tarea del arte: comunicar para otros las expe-riencias que nos unen, tender puentes; pero medesconcierto porque siento que no debera estar en

    stas (agobiado, indeciso, preocupado por mi inca-pacidad, acosado por el imperativo de la expresinartstica): acaso no me he convencido ya de queel cambio de soporte es mucho ms que eso, uncambio radical en el modo de representarnos, dearmarnos? Acaso no deba sentirme aliviado

    por el hecho de estar acompaado y apoyado portanta gente en el proyecto, por haber restablecidoel dilogo en tiempo real?

    Todo converge en mi computador, es cierto,todo se ha digitalizado (imgenes, voces, movi-mientos, amistades, inormaciones). Siento elpoder de la corriente de bits que espera en lapantalla mis decisiones, pero no logro convertirlosen algo concreto, no soy capaz de dar el paso de lavirtualidad a su actualizacin, estoy varado

    Es curioso, ahora recuerdo lo que denun-

    ciaba Castells hace unos aos (2001): la inevitablepostergacin, por razones bsicamente econmicas,del sueo de Xanad (esa imagen del hipertextoque cre Ted Nelson como un sistema interactivo,digitalmente comunicado y electrnicamente con-trolado). Se supona que la convergencia entre losmedios de comunicacin e Internet y la utilizacinde las tecnologas de la realidad virtual haran quese cumpliera el sueo; pero la dicultad tcnica(que es tambin econmica y, de algn modo,

    cultural) de contar con ancho de banda sucienteha aplazado la posibilidad de dar el paso de larealidad multimedia a la visin del hipertexto.

    Sin embargo, el propio Castells describe unaalternativa para el hipertexto: la construccin delo que l llama elhipertexto mental, convergenciaentre la capacidad material de nuestra mente paraprocesar y capitalizar posibilidades culturales, y lainteroperatividad basada en Internet. Por un lado,la capacidad de nuestras mentes para absorber elinventario de expresiones culturales y, por el otro,el acceso tcnico con el que contamos hoy, vaInternet, a toda clase de textos, imgenes, sonidos,contenidos, y la posibilidad de recombinarlos.

    As, gracias a Internet, y a pesar de los mul-

    timedia, podemos decir en eecto que tenemos un

    hipertexto: pero no el hipertexto, sino un hipertexto,

    su hipertexto y el hipertexto especco de cada

    persona. (Castells, 2001, p. 230)

    Pero es ah donde surge el otro apuro, segnCastells: si la posibilidad de construir hipertextoses slo mental y no material (por ahora), cmocompartimos, entonces, el signicado de cada

    uno de los hipertextos mentales? Somos libres,dice el acadmico cataln, pero potencialmenteautistas! Cmo hacer dialgicos los hipertextospersonales?

    Del dialogismo y otras yerbas

    Hay una pista. Ese ue tambin el problema parala escritura (una suerte de comunicacin virtual)que parece haber sido resuelto. Ya lo sabemos: la

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    plataorma semitica de la escritura logr, no sinuna buena dosis de articio (y a un alto costo),crear las condiciones para validar una comunica-

    cin dialgica por medio del texto. En eecto: elescenario natural del dilogo es la comunicacinverbal directa, donde es posible (Cuesta Abad, 1991)reconocer, con toda evidencia, los cuatro elementospragmticos del dilogo: su carcter ritual intersub-jetivo, regido por unas reglas de comportamientosocial y de actuacin verbal; la implicacin de unyo y un t que se maniestan en el discurso pormedio de ndices personales; la alternancia en laemisin y recepcin de mensajes, a travs de lo cual

    se retrocomunican no slo mensajes lingsticos,

    sino paralingsticos; y, nalmente, una doblecontextualizacin y codicacin producidas porcada hablante en los movimientos interactivos.

    Si la escritura es, bsicamente, un modo decomunicacin en tiempo dierido (es decir, queno se da en vivo y en directo), cmo podemoshablar, entonces, de dialogismo? Ah es donde seda el articio, el cual es, bsicamente, un articiocultural, y que consiste en denir y posicionar eltexto como un dispositivo capaz de anticipar lasinteracciones lingsticas (obligado a ello por su

    operacin undamental: suprimir al interlocutordirecto en avor de una proyeccin en el espacio yen el tiempo, que hace posible la lectura e inter-pretacin de los textos en contextos temporal yespacialmente separados de sus contextos de pro-duccin). De este tenor, siguiendo a Cuesta Abad,es el valor cultural atribuido al texto escrito:

    Al aceptar que un texto es o puede ser un

    ragmento activo de una cultura histrica, puede

    admitirse que toda accin que recaiga sobre l,

    enriquecindolo o distorsionndolo, aecta a unaproporcin simblica de dicha cultura, en su per-

    duracin histrica. (1991, p. 175)

    Es decir, el texto (y sobre todo el literario)adquiere, por va de un posicionamiento culturaly apoyado por operaciones de tipo discursivo ypedaggico, un carcter dialgico, a pesar de quesu comunicacin se realiza en dierido. En este

    proceso, los momentos de produccin y recepcinde textos se ven conducidos a garantizar ciertascondiciones. As, por ejemplo, el texto debe

    orecerse como una estructura potencialmenteexplicante (o autorreerente); es decir, debe anti-cipar las preguntas del lector, de modo que stepueda aventurar sentidos globales, slo si puedeconrmarlos o recticarlos por las inormacionessurgidas a medida que vaya recorriendo el textomismo. Pero esta anticipacin que estructura lacomunicacin textual signica que a ningn textole es indierente la historia de su comprensiny, por tanto, debe disear eectos dialgicos otareas para el lector, quien debe ocuparse de una

    lectura adecuada y penetrante, que ample loscontenidos textuales y determine sus conexionescon los mundos de reerencia, y, al mismo tiempo,debe establecer cmo el texto se deende de lasinvasiones de sentido. En sntesis:

    La interaccin, imposible en su sentido literal

    uera del lenguaje (verbal), de ormas de vida separa-

    das por el tiempo, se torna actible a travs de relacio-

    nes lingsticas y hermenuticas. Ciertamente se da

    una asimetra uncional de sujetos: el texto no puede

    actuar como un agente en las mismas condiciones delintrprete y este no puede negar palabra y accin al

    texto por ms que lo considere errneamente como

    un objeto. (Cuesta Abad, 1991, p. 174)

    Pero la escritura pertenece a esa dinmica quePierre Lvy llama de lo universal totalizante,cuya pragmtica pareciera haber sido hoy disueltapor un nuevo dispositivo de comunicacin: elciberespacio2.

    2. El ciberespacio puede defnirse como una cierta manerade usar la inraestructura digital que apunta a un tipo par-ticular de relacin entre personas y que soporta aquellastecnologas intelectuales, que amplifcan, exteriorizan ymodifcan numerosas unciones primitivas humanas: lamemoria (bases de datos, fcheros, hipertextos), imagi-nacin (simulaciones), percepcin (telepresencia, reali-dades virtuales), razonamientos (inteligencia artifcial) yque avorecen nuevas ormas de acceso a la inorma-cin y nuevos estilos de razonamiento.

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    En eecto, segn el lsoo rancs, la evolu-cin cultural podra describirse como la sucesinde tres ases:

    Las sociedades pequeas y cerradas, decultura oral, que vivan una totalidad sin univer-salidad.

    Las sociedades civilizadas, imperiales,que utilizaban la escritura e hicieron surgir unauniversalidad totalizadora.

    La cibercultura, que corresponde a la mun-dializacin concreta de las sociedades, e inventauna universalidad sin totalidad.

    Lo comn de estos tres tipos de cultura esla idea de universalidad. Mientras en el primero

    era posible el sentido, ste (la totalidad del cono-cimiento) era apenas local, restringido ala tradicin, cerrado. En las sociedadesmodernas, debido al descubrimientode la escritura, se hace posible unaprctica de la universalidad, entendidacomo la jacin del sentido (clausurasemntica, segn Lvy). As es comolos textos adquieren valor en la medidaen que sus mensajes pueden circular portodas partes, independientemente de su proceso

    de produccin: la obra escrita se hace autoexplica-tiva y lacondicin de universalidad, as entendida,se extiende a otras dimensiones de la cultura, enla medida en que su base se hace textual.

    En la tercera ase, el concepto de totalidad (ytambin las estticas de la totalidad) es relativi-zado. Sin embargo, la idea de universalidad nodesaparece, sino que se comprende de otramanera: ya no depende del cierre del sentido(de la clausura semntica), de la posibili-dad de completar un trayecto, sino de la

    posibilidad de conectar muchos: lainterconexin generalizada. Esenuevo universal no lleva a cabo suempresa totalizadora a travs delsentido, sino que relaciona pormedio del contacto, de la inte-raccin general. Y estemodo de relacionarya no es totalizador.

    Lo universal propio de la cibercultura sera, pues,el deseo, la necesidad del conjunto y comunin delos seres humanos:

    El mayor acontecimiento cultural anunciado

    por la emergencia del ciberespacio es el desembrague

    entre estos dos operadores sociales o mquinas

    abstractas [] que son la universalidad y la totali-

    zacin [][el ciberespacio]nos devuelve, en eecto,

    a las situacin anterior a la escriturapero a otra

    escala y en otra rbita en la medida en que la

    interconexin y el dinamismo en tiempo real de

    la memorias en lnea hacen de nuevo compartir el

    mismo contexto, el mismo inmensohipertexto vivo

    con los interlocutores de la comunicacin. (Lvy,2007, p. 91) [Cursivas mas]

    As que la cuestin sobre el dia-logismo hipertextual se encuentratensionada por dos rentes. Uno utu-rista: eltecnoeconmico (alcanzar unauniversalizacin del ancho de bandasuciente) y otro de recuperacin: lavuelta (a otra escala) a las condiciones

    dialgicas originarias. La leccin

    es contundente: tenemos al rente un horizonteutpico cuyo costo de concrecin (viabilidadeconmica, consolidacin tcnica, posicionamientocultural, universalizacin real) es incierto, aunquepareciera menor que el costo de consolidacin cul-tural de la plataorma semitica de la escritura:

    Cualquiera que sea el mensaje abordado,

    est conectado a otros mensajes, a comentarios,

    a crticas en evolucin constante, a las personas

    que se interesan, a los oros de debate aqu y

    ahora [] la comunicacin [en el ciberespa-cio se hace] recproca, interactiva,

    ininterrumpida. Bajoel rgimen

    clsico de la escritura, el lector

    est condenado areactualizar el

    contexto de manera costosa []

    La interconexin generalizada

    surge como una nueva orma de

    lo universal [][que] no es la

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    misma que en la escritura esttica. (Lvy, 2007, pp.91-92) [Cursivas mas]

    Ms all de la noche posmoderna

    Altos costos y tambin altos benecios; pero altoscostos, tambin, no slo por el esuerzo social queha implicado el proceso de armacin de la escri-tura como medio hegemnico de comunicacin

    del saber (alabetizacin generalizada, viabilidadtcnica y econmica de la lectoescritura, extensinde saberes especializados, cultura de la imprenta),sino por ciertos eectos perversos, especialmentelos relacionados con la exclusin de los saberesno letrados.

    Siguiendo a Castro-Gmez (quien en suartculo Los vecindarios de la ciudad letradasintetiza, de una manera til a esta refexin, alFoucault deLas palabras y las cosas), sabemos quela escritura instaura la necesidad de interponer

    entre las palabras y las cosas (es decir, entre susimilitud ontolgica) un tercero: el signo, queaparece directamente a la mente humana comoel representante de la realidad emprica. As, elconocimiento ya no est denido por la reerenciadirecta al mundo de las cosas empricas, por supresentacin, sino que se acude a su representa-cin, y la relacin de lo signicante con lo signi-cado termina alojada en el espacio del saber.

    Pero esta segunda naturaleza del cono-cimiento genera socialmente la necesidad de

    legitimar e incluso imponer violentamente unasciertas prcticas discursivas (las del letrado), ydeja excluidas las que ngel Rama (1984) lla-mar prcticas de la ciudad real (oralidad). Y larepresentacin ya no slo ser representacin delas cosas, sino que se establece un nuevo nivel derepresentacin: el del autor. El autor se instaurarcomo el representante privilegiado del saber e,incluso, del arte (el dueo de el gran estilo)3, y

    el eecto ser la divisin del trabajo y la denitivay costosa particin de productores y consumidoresde letras y saberes.

    Ahora, es curioso que haya sido desde la litera-tura (expresin sublime del nuevo canal comunica-tivo) desde donde se hayan dado, desde el comienzo,las inconormidades en relacin con el estrechocerco de la letra y de su soporte, el libro. El libroue visto por muchos poetas y narradores como un

    ormato que impeda una representacin adecuadadel mundo. Se congura, entonces, una bsqueda,una autntica utopa del ms all del libro.

    Al respecto, la hiptesis que manejo es lasiguiente: la escritura y su inraestructura tcnica,la imprenta, conguraron el dispositivo propio dela comunicacin moderna, y la novela se constituyen su modelo expresivo ms logrado. Sin embargo,el ejercicio novelesco estuvo siempre tensionadopor una especie de conciencia a medias de quelo narrativo no poda lograr su mejor expresin

    inmersiva e interactiva bajo las condiciones de unmedio que, como el libro, limita dichas uncionesa la imaginacin de mundos posibles por parte dellector. De ah se desprendi toda una tradicin deexperimentacin que algunos hacemos correspon-der a un momento posmoderno de la literatura, yque tuvo como rontera el propio dispositivo dondese desarrollaba dicha experimentacin: el libro. Sibien las innovaciones derivadas de esta tradicinhan contribuido mucho a la diversicacin del

    3. Menciono aqu la expresin el gran estilo, utilizada porClaudio Magris (2001, p. 8), para hacer reerencia a unode los valores de la modernidad, que consiste, precisa-mente, en la afrmacin del letrado como portador deun estilo, de un gran estilo que debe ser reconocido porsus lectores. Magris hace ver que la crisis del gran estiloes paralela a la crisis de la modernidad y se preocupapor el eecto sucedneo: la anarqua de los tomos; esdecir, por la desaparicin del gran arte y la aparicin delarte pequeo.

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    gnero, no se lograron los objetivos entrevistos (el

    ms all del libro). Eso explica esta armacin deGeorge P. Landow, terico del hipertexto:

    La mayora de los postestructuralistas dice

    Landow, y yo agrego: de los posmodernos escriben

    al crepsculo de un anhelado da por venir; la mayo-

    ra de los escritores de hipertexto [y yo agrego: de los

    escritores en tiempos de cibercultura] escriben sobre

    muchas de las mismas cosas, pero al alba. (1995)

    Pues bien, yo me sumo a esta posicin y

    considero que con la emergencia de la posibilidadenunciativa hipertextual e hipermedial, y con laconsolidacin del ciberespacio como inraestruc-tura de dicha enunciacin, hemos superado lanoche posmoderna y tenemos buenas razones paramirar adelante con entusiasmo.

    De hecho, J. D. Bolter (2006) orece un inte-resante panorama de anticipaciones de lo que hoypodramos llamar literatura digital, con base enejercicios literarios modernos y posmodernos (Bol-ter, 2006), entre los que el terico norteamericano

    menciona e ilustra: la retrica de lo multilineal(James Joyce), la tradicin de lo experimental(surrealismo, posmodernos), la novela como con-versacin (Sterne), el recurso al palimpsesto (JamesJoyce), las guras del agotamiento de la literaturaimpresa (Borges), la narrativa ragmentada (MarcSaporta) y la escritura mltiple (Borges, Cort-zar). Pero aqu me interesa, ms que detallar loscasos concretos de estas anticipaciones, resaltarlas armaciones con las que Bolter constata quedichas anticipaciones encarnan plenamente en una

    literatura de la cibercultura (de la que la ccinhipertextual sera su expresin pionera).

    Estos son ejemplos del talante de sus ar-maciones: 1. el hipertexto reelabora, reevala y

    potencia estas tcnicas que ya haba desarrollado

    la ccin impresa; 2. tanto los escritores modernoscomo los posmodernos tenan la intencin de reha-cer la ccin escrita desde adentro; 3. los autoresde hipertexto han remediado esa tradicin desde laperspectiva proporcionada por una nueva tcnicade la escritura; 4. es necesario revisar toda esatradicin de experimentacin a la luz de la nuevatecnologa;5. el medio electrnico proporciona unnuevo conjunto de tcnicas para transmitir la ten-sin (explorada y prevista por la ccin impresa)entre la corriente lineal de la narracin y la serie

    de pensamientos asociativos provocados por sta;6. las obras de autores que van desde LaurenceSterne hasta Borges no slo son exploracionesde los lmites de la pgina escrita, sino, tambin,posibles modelos para la escritura electrnica; 7. laescritura electrnica no nge al autor mltiple o allector participativo: los exige; 8. las exploracionesmodernas y posmodernas pertenecen al espaciode la ccin impresa, constituyen imgenes dealgo irrealizable en ese medio, pero deseado comoposibilidad; 9. podemos considerar muchas de

    estas obras como cciones interactivas que operanbajo las limitaciones impuestas por la imprenta;10. la ccin hipertextual pidi prestado y reme-di el sentido de rebelda, y logra sin esuerzoaquello que los escritores experimentales del textoimpreso slo conseguan con grandes dicultades;11. en todos estos ejemplos, la ccin impresa seve orzada a trabajar contra su medio: surge unconficto entre el volumen como marco y el textoenmarcado, conficto que el computador no tiene,pues orece un marco que se afoja siempre que

    el texto lo empuja; 12. como eecto, los lectores dehipertexto ya no slo pueden escribir en l (no slosobre el texto), sino que incluso pueden alterar ocompletar episodios; todo lo cual se traduce en una

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    cesin de responsabilidad que hace el autor. Esta

    cesin es tanto un desao como una armacin deque dicha orma electrnica de lectura-escritura esms autntica que la participacin que una novelatradicional permite a sus lectores.

    Todas estas armaciones se dirigen a demos-trar que slo bajo un nuevo dispositivo tcnico(ciberespacio), enunciativo (hipertexto) y cultural(cibercultura) se pueden realizar muchas de lasanticipaciones, deseos y guras de la tradicinrebelde (posmoderna) de la escritura.

    El dispositivo comunicativo propio de una

    cultura dinamizada por el ambiente de las nuevastecnologas de la inormacin y la comunicacin(cibercultura) es el ciberespacio. Mi incursintanto acadmica como creativa en el enmenode la cibercultura y mi creciente comprensin desu programa me han llevado a comprobar queestamos obligados a enrentar denitivamente uncorte, un punto de no retorno.

    En eecto, mientras cmodamente atrinche-rados esperbamos desde el campo literario undesenlace a las tensiones surgidas por la irrupcin

    de las nuevas tecnologas, en prcticamente todoslos campos de la cultura han empezado a surgirotras pragmticas, otras estticas, otros gneros.Comienzan a aparecer y a extenderse, desdeambientes inditos no necesariamente ligados a latradicin (literaria), obras altamente interactivasque promueven la implicacin de aquellos que lasusan y donde el interactuante (gura que en el cibe-respacio reemplaza a la del lector) participa inclusoen la estructuracin del mensaje que recibe.

    Se trata de eso que Lvy (2007)4 llama

    obras-fujo, obras-proceso, obras metamr-cas, obras acontecimiento. Es decir, obrasque ya no responden a los imperativostradicionales de la escritura y del libro,

    obras que ya no necesitan legitimarse por una

    signicacin vlida, obras que pierden la necesidadde autor (en el sentido de garante de un sentidoestable), y que se desarrollan en entornos en esen-cia inacabados; obras que promueven no slo lossentidos variables que sus exploradores descubren,sino que les ceden las tareas de construccin delorden de la lectura y de las ormas sensibles.

    Pero demos un paso atrs: esto es utopa orealidad? Qu tan lejos estamos de contar verda-deramente con la capacidad tcnica y cultural paraarriesgarnos a usar y extender las nuevas maneras

    y ormas que nos orece la cibercultura? Tal vezya tengamos esas condiciones

    Empoderamiento real mediante lavirtualidad. Subjetividades emergentes.Web 2.0

    El trmino web 2.0 ha surgido por oposicina la existencia supuesta de una web 1.0, que seidenticara con el estado de las posibilidades deInternet entre 1984 y 1999. De hecho, la web 1.0

    puede identicarse con las primeras aplicaciones,como Altavista, el correo de Hotmail, el alberguede pginas gratuitas de GeoCities, la enciclopediaEncarta o el navegador Netscape Navigator 4.7,cuyo lugar toman progresivamente equivalentes2.0, como Google, Gmail, Blogger, Wordpress,Wikipedia y Fireox, respectivamente.

    El gran valor de la web 2.0 es que ha redu-cido eectivamente la distancia entre los queacceden a la web y los que publican inormacinen ella. Mientras que en la web 1.0 slo se poda

    acceder con acilidad a la publicacin de pginas

    4. En el captulo El arte de la cibercultura.

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    rudimentarias, actualmente cualquier usuariopuede acceder, de orma gratuita, a un gestorde contenidos en la orma de un blog, que se ha

    convertido en la aplicacin por excelencia del en-meno, publicar imgenes en Flickr e incluso videosen YouTube. Adems, las barreras tecnolgicas yeconmicas para acceder a soluciones personali-zadas de mayor potencia, o para establecer unaidentidad nica y propia en la web prcticamentehan desaparecido. Esto se suma al hecho de quela web se est convirtiendo en la plataormasobre la que se ejecutan nuevas aplicaciones, cadavez de manera ms independiente del sistemaoperativo del ordenador utilizado, con lo que

    cambian radicalmente las normas del mercadodelsotware.

    Esas tecnologas y el consecuente cambio deactitud que exigen, presentan una multitud deoportunidades estticas. Entre ellas se destaca elconcepto desotware social, el cual se reere al usode la comunicacin mediada por ordenador parala ormacin de comunidades (llamadas redessociales o comunidades virtuales de prctica).As, una aplicacin basada en la web se pone

    como los blogs,cuyo uso creativo incrementa laecacia de la actividad comunicativa, pues aportansencillez de uso y muchas posibilidades de comuni-

    cacin. El otro dispositivo web2.0 de gran potencialcomunicativo es la plataorma wiki, entendiday utilizada en dos sentidos: como un repositoriocolaborativo de conocimiento y como espacio parala construccin colectiva de textos; de manera queel trabajo en grupo se simplica y se desarrolla endimensiones realmente inesperadas5.

    Ahora, todo este panorama de nuevo repertoriotecnolgico tiene su correlato cultural: la ormacinde nuevas subjetividades. En eecto, la emergenciade la cibercultura (y su mejor expresin tcnica

    hasta ahora: la web 2.0), asumida como enmenocultural ms que como determinismo tecnolgico,potencia y propicia la creacin, el empoderamientoy el vnculo social. Es ms: la constitucin de sub-jetividades en este escenario se aparta, por primeravez, de la dinmica de vigilancia del individuo, laclasicacin de los anormales o el disciplinamientodel cuerpo, como ocurri bajo el escenario delproyecto moderno (Foucault, 1981)

    Siguiendo a Juan Carlos Amador6, es posiblearmar hoy que procesos como la toma de deci-

    siones rente a temas de la vida cotidiana, la inter-creacin, la produccin de la experiencia esttica(de la pequea obra de arte, dira Roco Gmez) 7,la elaboracin y circulacin de inormaciones,los trayectos y desplazamientos de los productossemiticos y sus mltiples ormas de recreacin, la

    5. Hay que tener en cuenta, tambin, la impresionanteevolucin de sistemas degestin de contenidos (CMS),como Drupal, que est revolucionando no slo la acili-

    dad de publicacin, sino la constitucin de comunidadesalrededor de proyectos de expresin.6. Proesor de la Universidad Distrital de Bogot, con quien

    hemos discutido, en el seno del seminario Ciberculturay educacin, las nuevas ormas de subjetivacin en losentornos de la cibercultura.

    7. El proyecto de Tesis Doctoral de la proesora Roco G-mez (y que tuve el honor de evaluar recientemente)donde se presenta esta idea y otras mencionadas ade-lante tiene por ttulo: Procurarse sentido en la ciudadcontemporanea: usos emergentes y heredados de nue-vos repertorios entre jvenes urbanos integrados.

    a disposicin de una multitud de usuarios queaportan inormacin y comunicacin a cambiode un incentivo.

    La web 2.0 orece nuevas uncionalidadesque permiten hablar de Internet no slo comogran uente de recursos, sino, adems, como laplataorma dnde trabajar con esos recursos, lo quele da un potencial muy grande. As, por ejemplo,teniendo cuenta que una de las caractersticaspropias de la web es la acilidad de compartir inor-macin, dicha caracterstica se ha reorzado con laaparicin de herramientas de gestin de contenidos,

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    adquisicin de nuevos reerentes identitarios paravivir otras experiencias en los mrgenes de la virtua-lidad, la generacin de nuevas escrituras mediante la

    hipermedia o el hipertexto, entre otros enmenos,constituyen la conrmacin de este acontecimiento,por el cual el sujeto regula (por primera vez?) suspropios tiempos y espacios, y se hace visible.

    La idea del proesor Amador de que una esti-lstica de la propia vida en la que la subjetivacin yano slo surgira de los regmenes de saber y poder(como parte de una historia de abricaciones de lasubjetividad), sino de unas tecnologas del yo, queel sujeto construir particularmente, en la medidaen que sus experiencias con el mundo posibiliten

    el advenimiento de stas, resulta muy rerescante yorece un horizonte realmente esperanzador. Esto,adems, se suma a la convergencia de dos enmenosque puede estar generando la condicin de nuevossujetos de la accin y que estaran por primera vezrompiendo el cerco de las subjetividades modernas(tan ligadas a la escritura como expresin):

    Son [ellos], en primer lugar, la conguracin de

    una esttica propia que demarca una vida no regu-

    lada, por lo menos, en el ciberespacio; y en segundo

    lugar, la proclividad del sujeto a la creacin colectiva,ms que a la individuacin propia de la sociedad de

    control. Los seguidores de Michel Foucault podran

    armar que lo que se est produciendo con la vir-

    tualidad es sencillamente una transormacin del

    dispositivo de disciplinamiento y de control y que

    el ciberespacio es el nuevo contexto en el que tienen

    lugar las prcticas del nuevo control biopoltico. Sin

    embargo, vale la pena arriesgarse respondiendo ante

    esta posible premonicin, armando que la redeni-

    cin de la nocin de poder no necesariamente supone

    el cambio del rostro de quien controla; se trata msbien de considerar que bajo estas nuevas realidades,

    es dicil identicar quien con-

    trola. Quiz, eso molecular y

    rizomtico que caracteriza la

    experiencia de la cibercultura es

    la potencia para responder a la

    emergencia de un nuevo sujeto,

    un sujeto de la accin, que, al decir de Heidegger,

    ser capaz de ocultarse y des-ocultarse en el mundo,

    existiendo de otro modo (Amador, 2008).

    Conclusiones: metatecnologas de larecombinacin y la cooperacin

    Es hora de volver al comienzo: por qu me sientomal? Realmente me siento mal? Cmo procurosentido a mi tarea? Cmo supero la sensacin deimpotencia?

    Tengo ahora conciencia de dos retos, los retosque posiblemente Magris derivara de su ansiedadpor el n de el gran estilo (el encomendado a los

    escritores y a los artistas en tiempos de escritura ymodernidad: el de la homogeneidad y la marcaindividual del genio) y la aparicin consecuente deuna anarqua de los tomos (de una ragmenta-cin de contenidos, de una desterritorializacin delarte y de unadeyoizacin que avorece los colectivos,de una prolieracin de pequeas obras de arte).Y esos retos concretos son: 1. desarrollar (actuali-

    zar, dira Lvy), a partir de la ragmentacin decontenidos y uentes que tengo ahora en rente, enmi computador, virtualmente dispuestos, pero an

    sin condensacin, un hipertexto, mi hipertexto. 2.garantizarle a ese hipertexto un protocolo de sig-nicado, su carcter dialgico, su impacto real.

    Lo primero no debe ser dicil: basta unpoco de ensayo y error, un poco de pensamientocatico8, la puesta en prctica de las tecnologas

    8. Me refero aqu a lo que han desarrollado y extrapoladoGmez y Gonzlez (2003), para dar cuenta de untipo de pensamiento que brinda una base lgica

    comn al vagabundeo del viajero urbano, a laexploracin del que examina los recursosdigitales disponibles y a la disposicin delnavegante de Internet. Un pensamiento depor s ragmentario, no lineal y recursivo(rico en recursos, recurrente y rico en so-luciones), que parecera acilitar un ha-bitar esttico del mundo tcnico, quepodra estar orecindonos unasalida epistemolgica, perotambin esttica a la nuevasituacin de la cibercultura

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    de la recombinacin (bajar videos de YouTube,explorar y plagiar otras pginas9, capitalizar loscomentarios del blog y los aportes de mis invi-

    tados al proyecto); pero lo segundo es ms sutil,msquizinquietante.Si la alternativa de Castells a la ausencia del

    hipertexto material es el hipertexto mental, creo quela alternativa al autismo que tanto teme el expertoespaol essla garanta de una participacinvirtualmente real; asegurar que cada experienciasea compartida (como en el artes seor, sloque entendido elarte como una experiencia exten-dida a toda la poblacin; es decir, como n de losprivilegios del autor), y esto se logra con el ciberac-

    tivismo, con la construccin de redes sociales.Las redes sociales son actividades humanas que

    aunque dependen de inraestructuras tcnicas decomunicaciones, es decir, no basta con la presenciao con la disposicin de cada individuo, y son tcnicas(procedimientos y estrategias que garanticen sumovilizacin y su ecacia) y tecnologas (dispositivoscomo las aplicaciones web 2.0 mencionadas arribay otras que han venido surgiendo cada vez msorientadas al modo de tecnologas de la coopera-cin) necesarias para que realmente uncionen, son

    tambin espacios humanos colectivos concretos,autnticas tecnologas de la cooperacin que impli-can la movilizacin virtual y social

    Lo que se est dando hoy, segn Rheingold(2004), al menos en su aspecto positivo (porquetiene tambin su lado oscuro)10, es una eliz con-vergencia entre actitud y valoracin de la accincooperativa y tecnologas de la cooperacin. Faltaan la consolidacin de una metatecnologa(cultura o modo de hacer naturalizado) queextienda los valores y viabilidades del nuevo

    poder de las redes sociales. Esa es la dimensinproyecto que descubre Rheingold, la dimen-sin cultural, pues l cona en la extensin

    y pereccionamiento de las tecnologas dela cooperacin y en la inevitable necesidad demutar hacia la accin cooperativa como modode ser realmente humano, con todo lo queimplica esa humanidad, es decir, los peligros

    y los desaos.

    Para el caso de la literatura, poner en marchay asegurar una accin cooperativa a travs deestas tecnologas no debera resultar extrao:

    debera, por el contrario, constituir una oportu-nidad para ese sueo del ejercicio literario, queconsiste en: 1. garantizar la circulacin de comen-tarios de obras e incluso su transormacin porparte del lector11; 2. ampliar la base de expresin(asegurar un ms all del libro y un ms all dela palabra escrita que enriquezca la expresin),gracias al uso creativo de las tecnologas de larecombinacin, aunque esto signique que losproductos resultantes no puedan etiquetarsecomo obras literarias y deban alojarse en ese

    campo emergente a donde estn convergiendolas obras basadas en tecnologa digital interactiva,llamado el netart; 3. ensanchar la base produc-tores, es decir, de personas con capacidad paragenerar nuevas obras (as sean pequeas obras);y 4. extender los modos de produccin de obras,incluyendo ahora las gestin de singularidades yel trabajo colaborativo y colectivo (la superacinde la anarqua de los tomos) 12.

    9. Sobre el plagio utpico, vase el captulo de mi libro Trecemotivos para hablar de cibercultura (Rodrguez, 2004);en el que, recogiendo lo expuesto por el grupo Critical ArtEnsemble, se resume precisamente el sueo del plagiarioutpico as: El sueo del plagiario es poder hacer apare-cer, trasladar y recombinar texto con simples comandos -ciles de usar, algo que en la cultura poslibro ser natural.

    10. La vigilancia, el control, la manipulacin.11. Un ejemplo de la capacidad de transormacin que

    puede alcanzar el lector literario gracias a las nuevastecnologas es el enmeno de las fcciones de ans,obras de admiradores (ans) de una obra o de un autorliterario que se atreven a escribir extensiones (fctions)de sus obras admiradas, como sucede en el portal de

    Fanfction (disponible en http://www.anfction.net/).Este tipo de ejercicio literario ha sido capaz de promo-ver y desarrollar autnticas comunidades virtuales deescritores apcrios, que son, ni ms ni menos, prefgu-raciones del escrilector.

    12. Es el caso del proyecto Narratopedia (disponibleen http://recursostic.javeriana.edu.co/narratopedia/bienvenidos-a-narratopedia/), una plataorma prepa-rada para que cualquier persona cuente sus historiasmediante diversos ormatos (palabras, imgenes, ani-maciones, videos, otograas, audios), a partir de variosmotivos diseados para propiciar narraciones.

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    Ahora debo ponerme en accin, debo dejarde escribir este artculo (que slo podr ser ledoampliamente en unos meses, sin garanta de que se

    me entienda del todo); debo aprovechar el tiemporeal, congurar mi blog de modo que pueda seraccedido cilmente, de modo que se pueda conec-tar y conectarse con otrosblogs; debo terminar deconormar la lista de autores invitados; debo incluiragentes nobloggers que sean capaces de generar opi-nin en los entornos anlogos; debo consolidar unared de comentaristas habituales, de oristas, de;debo ponerme a analizar las redes de infuenciapara saber y predecir cmo se van a transmitir ydiundir los mensajes y la imagen de miblog dentro

    de redes sociales; debo incorporar estrategias deposicionamiento, tal vez presentaciones, ruedasde prensa, demostraciones y pruebas, dossieres deinormacin, etc.; debo ustedes entendern

    Referencias

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