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Fascículo No. 5: De Job a Cantar de los Cantares
1
INSTITUTO BÍBLICO DEL AIRE
FASCÍCULO INTERNACIONAL NÚMERO 5
Job, Salmos, Proverbios, Eclesiastés
y Cantar de los Cantares
Los Libros Poéticos
En este estudio comenzamos nuestra reseña de los cinco
libros de poesía del Antiguo Testamento: Job, Salmos, Proverbios,
Eclesiastés y Cantar de los Cantares. Los libros de poesía se
clasifican también como “los libros de sabiduría” o “los escritos”,
para distinguirlos de los libros de la ley, de historia y de los profetas
del Antiguo Testamento.
Los libros poéticos se incluyen entre las escrituras inspiradas
porque la poesía es el lenguaje del corazón. Dios sabe la importancia
de lo que la Biblia menciona como el corazón de su pueblo. En esta
parte de la Biblia, Dios habla al corazón de su pueblo cuando está
sufriendo (Job), adorando (Salmos), manejando las presiones
cotidianas del matrimonio, la familia, de ser padres y del mercado
(Proverbios), cuando duda (Eclesiastés) y cuando expresa
gozosamente las intimidades de la unión física entre esposos (Cantar
de los Cantares).
Dios demuestra su preocupación vital por nuestro corazón
cuando escribe cinco de los libros de esta biblioteca inspirada y
sagrada en poesía, el lenguaje del corazón. Al leer estos cinco libros
de poesía, debemos sentir el dedo de Dios presionando sobre nuestro
corazón –nuestro hombre interior– insistiendo en que seamos
auténticos en nuestra fe aquí, y que seamos cambiados por nuestra
experiencia de Dios, de adentro hacia fuera. Es por eso que Dios nos
dio cinco libros de poesía.
Fascículo No. 5: De Job a Cantar de los Cantares
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Capítulo 1
El Libro de Job
Según el primero de los libros poéticos, la vida es difícil y
puede estar llena de un sufrimiento abrumador y desconcertante. El
pueblo de Dios siempre ha sufrido, y han sufrido y muerto más
creyentes por su fe desde el final de la Segunda Guerra Mundial que
en todo el resto de la historia de la iglesia. El que tal vez sea el libro
más antiguo de la Biblia nos dice que el dolor y el sufrimiento son
inevitables, pero la desdicha es opcional. El Libro de Job es el mensaje
de Dios para el corazón de su pueblo cuando está sufriendo.
La mayoría de los estudiosos está de acuerdo en que Job fue
escrito en tiempo de los patriarcas. Leemos que Job vivió ciento
cuarenta años luego de haber sufrido, y que murió “viejo y lleno de
días” (Job 42:17). La extensión de su vida es similar a las edades que
vemos en el Libro de Génesis.
La forma literaria del Libro de Job
La pregunta acerca de la forma literaria del Libro de Job se
contesta cuando consideramos que este libro integra la biblioteca
sagrada de la Escritura. Este libro es uno de los más grandes poemas
escritos jamás. El libro de Job puede ser representado, y de hecho ha
sido representado, como una obra teatral. Piense en este profundo
mensaje de Dios a los corazones dolidos como una obra de tres actos.
Cuando se levanta la cortina para el Primer Acto, la primera escena
nos presenta el trasfondo de lo que tal vez sea la historia más antigua
de la Biblia.
Primer Acto
El trasfondo
En la primera escena del Primer Acto, Dios y Satanás tienen
un diálogo con relación a un hombre llamado Job. Esta primera
escena nos enseña una profunda verdad acerca de la batalla entre el
bien y el mal. El mal está personificado por Satanás, que cuestiona
los motivos que tiene este buen hombre Job para ser tan bueno. Dios
responde a este desafío con lo que los teólogos denominan “la
voluntad permisiva de Dios”. Él permite que el mal actúe dentro de
los límites que establece al permitir a Satanás tomar todo lo que tiene
Job, incluyendo sus diez hijos. Satanás ha hecho la acusación de que
Job es justo porque Dios ha bendecido su justicia con gran riqueza.
También ha declarado que si Dios le permite quitar todas las
bendiciones de Job, éste maldecirá a Dios.
Como resultado de la voluntad permisiva de Dios y los
designios siniestros de Satanás, Job pierde siete hijos, tres hijas, siete
mil ovejas, tres mil camellos, mil bueyes, quinientos asnos y muchos
sirvientes.
Si bien las pérdidas que soportó lo abrumaron, Job no maldijo
ni insultó a Dios en todo su sufrimiento. Job dijo: “Desnudo salí del
vientre de mi madre, y desnudo volveré allá. Jehová dio, y Jehová
Fascículo No. 5: De Job a Cantar de los Cantares
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quitó; sea el nombre de Jehová bendito” (Job 1:21, 22). Confucio
dijo: “Venimos a este mundo con nuestras manos cerradas, sin tener
nada, y dejamos este mundo con nuestras manos abiertas, sin llevarnos
nada”. Job nos dice que sus manos estaban abiertas cuando nació.
Todas sus posesiones fueron colocadas en sus manos por Dios, y Él
nunca cerró sus manos. Esas posesiones eran de Dios cuando las
colocó allí, y Dios tenía derecho de quitarlas cuando quisiera.
¡Job pasó esta primera prueba magníficamente! Deberíamos
señalar que Job estaba en parte equivocado al decir que el Señor le
había quitado sus hijos y todas sus posesiones. Sabemos, porque
hemos sido llevados detrás de bambalinas, que fue Satanás quien le
quitó todas sus posesiones.
Observe cómo Job perdió sus posesiones. Perdió sus diez hijos
como resultado de un viento siroco, o una tormenta del desierto, que
hizo que la casa del hijo mayor cayera sobre ellos. Perdió sus ovejas y
sus pastores como resultado de un “fuego del cielo”, que sería un rayo.
Las compañías de seguro denominan a estos sucesos “casos de fuerza
mayor”.1 Nosotros sabemos que estos no fueron casos de fuerza mayor
ni actos de Dios sino actos de Satanás, con el permiso de Dios; pero
Job no lo sabe.
Satanás y Dios tienen otro diálogo sobre Job. Dios lo muestra
por segunda vez como el modelo del hombre justo. De nuevo, Satanás
cuestiona los motivos de Job para ser justo. Declara que Job maldecirá
a Dios si Él le permitiera afligir a Job mismo. Dios permite esto, con
1 Nota del traductor: en inglés, “actos de Dios”.
una sola limitación. No puede quitarle la vida. Uno podría decir que
Dios permite a Satanás torturar a Job, porque esa es la definición de
la tortura: infligir el mayor sufrimiento posible sin quitar la vida de la
víctima. Job es afligido por una terrible enfermedad. Los eruditos
creen que fue algo similar a la elefantiasis, una forma de cáncer que
hace que la piel se vuelva del color de la piel del elefante y aflige con
heridas purulentas leprosas. Job sufre lo máximo que puede sufrir un
ser humano sin morir.
Job no reacciona ante esta segunda ronda de pruebas tan bien
como con la anterior. Su esposa le sugiere que maldiga a Dios y
muera. Él contesta: “¿Recibiremos de Dios el bien, y el mal no lo
recibiremos?” (Job 2:10). En esencia, Job estaba preguntando: “¿Qué
debe esperar un hombre justo que Dios ponga en su mano porque es
justo?”.
Esta pregunta que Job hace a su esposa es la introducción
para la sección más extensa del libro. Justo antes de que caiga el
telón para finalizar el Primer Acto, Job recibe la visita de tres sabios
y viejos amigos (2:11), que se han reunido para consolarlo. Como
Job, son hombres de edad madura y se los considera como sabios y
religiosos. Hoy los llamaríamos filósofos y teólogos. Están tan
pasmados por el aspecto físico de Job que se sientan con él, en
silencio, siete días. (Más adelante, Job les dirá que esa semana de
silencio fue la mejor terapia para su dolor que ellos pudieran haberle
dado.) Cae el telón del Primer Acto, con Job sentado en un círculo de
silencio con sus tres amigos.
Fascículo No. 5: De Job a Cantar de los Cantares
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Segundo Acto
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Cuando se levanta el telón del Segundo Acto, conocemos a los
tres amigos de Job: Elifaz, Bildad y Zofar. Mientras están sentados con
Job compartiendo su pena en silencio durante los primeros siete días
de su visita, son consoladores modelo porque simplemente lo
consuelan con su presencia. Cuando la gente sufre, la mera presencia
de un amigo suele ser más necesaria que las palabras.
Sin embargo, pronto los amigos de Job se convierten en
consoladores que no traen consuelo cuando comienzan a hablar acerca
del sufrimiento de él. Job comienza su acto, que llamo “Compartir”,
con un discurso en el que maldice el día en que nació y la noche en
que fue concebido. No maldice a Dios, como Satanás dijo que haría. El
patrón de esta sección, la más larga del libro, es que luego de que Job
da su primer discurso, uno de los amigos da un discurso que será
seguido por otro discurso de refutación de Job. Este ciclo se repite casi
tres veces.
Elifaz dice que ha recibido una palabra directa de Dios, en una
experiencia espiritual muy subjetiva, que muestra al hombre a la
merced a la justicia de Dios. Gracias a la revelación que ha recibido
directamente de Dios, puede decir a Job con gran autoridad que su
sufrimiento se debe a que tiene pecado en su vida (Job 4:12–21).
Bildad llega a la conclusión de que Job sufre y sus hijos han muerto
por los pecados de sus hijos (8:1-7). También deduce que Job es un
pecador. Zofar es un agnóstico y, como tal, sostiene que el hombre
no puede saber por qué sufre, pero dice que reflexionar sobre esto es
algo inteligente y piadoso (11:7–12). Se une al coro y concuerda con
sus amigos en que el origen del sufrimiento de Job tiene que ser el
pecado en su vida. Cada uno de estos tres “consoladores” exhorta a
Job a arrepentirse.
Como resumen de todos estos discursos, Job y sus amigos
abordan la pregunta que Job había hecho a su esposa: “¿Qué debe
esperar un hombre justo que Dios ponga en su mano porque es un
hombre justo?”. Todos están de acuerdo en que Dios pone cosas
buenas en la mano del hombre bueno y lo contrario en la mano del
malvado. Su problema es que Job parecía ser justo y Dios estaba
poniendo cosas obviamente malas en su mano. Su desacuerdo es muy
marcado y de a ratos acalorado, mientras intentan resolver este
problema.
A lo largo de todos estos discursos, los amigos de Job están
de acuerdo en que él debe de ser un hombre injusto. Dado que
parecía ser justo, todos concuerdan en que debía haber un pecado
secreto en su vida. Uno de ellos llama a Job “gusano” y le dice que
Dios lo estaba castigando mucho menos de lo que merecía. Otro cree
que el pecado en la vida de los hijos de Job fue lo que movió a Dios a
quitarles la vida y a castigarlo con su terrible sufrimiento. Todos
exhortan a Job a confesar sus pecados y arrepentirse. Usted puede ver
fácilmente por qué sus discursos no fueron de consolación para Job.
Fascículo No. 5: De Job a Cantar de los Cantares
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En sus discursos, Job insiste en que él era justo. Era tan
dogmático en su convicción de que él era justo que llegó a cuestionar
la justicia de Dios por poner este sufrimiento en su mano. Este diálogo
finaliza cuando los consoladores de Job llegan a la conclusión de que
nunca podrán convencerlo de que él es un pecador.
Si bien los amigos de Job eran hombres espirituales y cultos,
Dios les dijo más tarde, en esencia: “Estaban equivocados en lo que
dijeron de mí, y estaban equivocados en lo que dijeron de mi siervo
Job” (ver 42:7-9). Luego de que Dios habla con Job desde un
torbellino, escuchamos a Job, que durante todo el diálogo con sus
amigos ha insistido en que es un hombre justo, reconocer que es vil
(40:4). Al leer los discursos de los amigos de Job, recuerde que, al
final del libro, Dios les dice que todo lo que dijeron acerca de Job
estaba equivocado y todo lo que dijeron de Él estaba equivocado. Al
leer los discursos de Job, que están entrelazados con sus alegatos de
justicia personal, dese cuenta de que, al final del libro, Job ve a Dios y
se desprecia y se arrepiente en polvo y ceniza. Pregúntese: “¿Por qué
se despreciaba Job, y de qué se arrepintió?”.
Cuando leemos que los amigos de Job llegan a la conclusión de
que nunca podrán convencer a Job de que su pecado es la razón de su
sufrimiento, y cuando leemos que las palabras de Job han terminado,
cae el telón del Segundo Acto.
Tercer Acto
La solución
Cuando se levanta el telón del Tercer Acto, Job y sus amigos
siguen sentados en un círculo, pero hay otro hombre con ellos. Su
nombre es Eliú, y es mucho más joven que Job y sus amigos. El
joven habla y explica que se ha abstenido de hablar porque él es
joven y los demás son mayores. Sin embargo, por dos razones, ha
decidido hablar. Primero, se da cuenta de que la sabiduría viene del
Espíritu Santo, independientemente de la edad. Su segunda razón
para hablar es que se da cuenta de que nunca resolverán su problema,
porque están haciendo una pregunta equivocada.
La solución del problema de Job se encuentra en el discurso
de Eliú y la respuesta de Job a ese discurso. El corazón del discurso
de Eliú es una invitación para que Job mire hacia arriba y vea la
perspectiva que Dios tiene de su sufrimiento. Según este joven
obviamente inspirado, la pregunta que Job hizo a su esposa no era la
correcta, porque ponía la mano abierta de Job en el centro de su
sufrimiento. Eliú reemplazó esa pregunta errónea por la correcta:
“¿Piensas que es cosa recta lo que has dicho: Más justo soy yo que
Dios? Porque dijiste: ¿Qué ventaja sacaré de ello? ¿O qué provecho
tendré de no haber pecado? Yo te responderé razones, y a tus
compañeros contigo. Mira a los cielos, y ve, y considera que las
nubes son más altas que tú. Si pecares, ¿qué habrás logrado contra
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él? Y si tus rebeliones se multiplicaren, ¿qué le harás tú? Si fueres
justo, ¿qué le darás a él? ¿O qué recibirá de tu mano?” (Job 35:2–7).
Poner nuestra mano abierta como centro de nuestro sufrimiento
y preguntarnos “¿Qué va a poner Dios en mi mano?” es formularnos
una pregunta incorrecta y tener un esquema mental erróneo sobre
nuestra relación con Dios. El propósito principal del hombre es
glorificar a Dios. Eso significa que debemos poner la mano abierta de
Dios en el centro de nuestro sufrimiento y nuestras vidas, siempre
haciendo la pregunta: “¿Qué estoy poniendo yo en la mano de Dios?”.
Recuerde que la acusación de Satanás era que Job era lo que
hoy llamamos un creyente utilitario. Como los que siguieron a Jesús
por los panes y los peces, Job tenía su mano abierta mientras vivía una
vida justa. Recordará que anteriormente le pregunté: “¿Por qué se
despreció Job cuando vio a Dios?” y “¿De qué se arrepintió Job
cuando vio a Dios?”. Creo que Job se dio cuenta, a través del discurso
de Eliú, de que estaba poniendo su propia mano abierta en el centro de
su relación con Dios. No fue consciente de esto hasta que Dios usó el
sufrimiento para revelárselo. Fue cuando vio que estaba haciendo de
Dios un simple proveedor que se despreció y se arrepintió en polvo y
cenizas.
Si bien Job había estado muy en desacuerdo con los discursos
de sus consoladores, no está en desacuerdo con este joven. Hace lo que
el joven le exhorta a hacer. Mira hacia arriba y, cuando lo hace, ve a
Dios en un torbellino.
Él y Dios dialogan durante un tiempo y después de su diálogo
con Dios, Job exclama: “De oídas te había oído; mas ahora mis ojos
te ven. Por tanto me aborrezco, y me arrepiento en polvo y ceniza”
(Job 42:5, 6).
Luego del arrepentimiento de Job, Dios reprende a sus
amigos. Cuando ocurre eso, Job ora por ellos y, cuando lo hace, Dios
duplica todas sus posesiones. Cuando cae el telón en el Tercer Acto,
Dios ha duplicado exactamente toda la riqueza de Job y tiene siete
hijos más y tres hijas más.
La aplicación personal
Este primero de los cinco libros poéticos es la Palabra
inspirada de Dios para los corazones que están dolidos. En cierto
sentido, esta antigua saga de sufrimiento puede ser vista como una
ilustración vívida de una de las bienaventuranzas que enseñó Jesús en
su Sermón del Monte: “Bienaventurados los que lloran, porque ellos
recibirán consolación” (Mateo 5:4). Muy a menudo, una enseñanza
del Nuevo Testamento es amplificada e ilustrada en el Antiguo
Testamento. En el Nuevo Testamento, Jesús nos da esta gran
enseñanza en una frase, pero el Libro de Job aplica esa verdad a una
situación específica y enseña tres pasos que podemos dar para
obtener la consolación y la bendición que Cristo prometió a los que
lloran. Estos tres pasos son:
Primer paso: Permita que su dolor lo lleve hasta el punto en
que, tal vez por primera vez en su vida, usted haga las preguntas
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correctas. Observe cómo Job es un modelo para nosotros en esto. Al
leer este libro, observe cómo Job fue impulsado por su sufrimiento a
hacer preguntas como: “¿Ve Dios lo que me está pasando? Si mi única
esperanza es la tumba, entonces ¿dónde está mi esperanza? ¿Qué es el
hombre, que lo pruebas y piensas tanto en él? ¿Por qué me sacó Dios
del vientre de mi madre? ¿Puedo ayudarme a mí mismo? Cuando un
hombre muere, es puesto en tierra; expira y ¿dónde está? Si un hombre
muere, ¿vivirá de nuevo?” (ver 14:10, 14). Esta es la clase de
preguntas que Dios quiere que hagamos cuando estamos sufriendo y
llorando.
Segundo paso: Permita que su dolor lo lleve hasta el punto en
que usted escuche las respuestas de Dios a las preguntas correctas. Job
hizo la pregunta: “Cuando un hombre muere, ¿volverá a vivir?”. Dios
contestó esa pregunta cuando duplicó las posesiones de Job. Observe
que Dios duplicó exactamente el ganado, pero no duplicó, sino solo
agregó siete hijos y tres hijas más cuando duplicó las demás
posesiones de Job.
La explicación es que, cuando murieron los animales, quedaron
muertos, pero cuando murieron los hijos e hijas, todavía existían en el
estado eterno. Para duplicar los hijos de Job, Dios solo necesitó dar a
Job siete hijos y tres hijas más. Desde la perspectiva de la eternidad,
Job tiene catorce hijos y seis hijas. Esta es una forma en que Dios
contestó esa pregunta de Job: “Cuando muere un hombre, ¿volverá a
vivir?”.
En la Biblia, usted encontrará muchas respuestas a esa
pregunta, como la forma en que Dios contesta las preguntas de Job,
el Salmo 23 y, en el Nuevo Testamento, el pasaje donde Jesús nos
dice que Él es la resurrección y la vida, y que todo aquel que crea en
Él nunca morirá (Juan 11:25, 26). Cuando usted lee la Biblia,
encuentra muchas respuestas hermosas de Dios a las preguntas
correctas. Búsquelas en oración y luego escuche atentamente a
medida que Dios lo guía a través de esas hermosas respuestas a las
preguntas correctas en su santa Palabra.
Tercer paso: Permita que su dolor lo lleve hasta el punto
donde crea las respuestas de Dios a las preguntas correctas. Cuando
usted haga las preguntas correctas, escuche las respuestas de Dios a
esas preguntas y crea las respuestas de Dios a las preguntas correctas,
descubrirá la bendición y la consolación que Jesús prometió a los que
lloran. La Biblia llama a esa bendición y consolación “salvación”.
Capítulo 2
Treinta razones bíblicas por las que sufre el pueblo de
Dios
Durante milenios, el pueblo de Dios ha preguntado: “¿Por qué
sufren los justos?”. El Libro de Job es la respuesta más completa y
amplia a esa pregunta. Pero este libro no es la única respuesta que
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usted encontrará en la Biblia. Desde Génesis hasta Apocalipsis, usted
encontrará que el sufrimiento del pueblo de Dios está tratado en la
Palabra de Dios. En este capítulo, abordaré muy brevemente treinta de
esas explicaciones bíblicas del sufrimiento.
1. El sufrimiento puede enseñarnos que Dios mismo es la
fuente de toda consolación. Este es el pensamiento que dio consuelo
a Pablo cuando soportó una fuerte prueba en Asia: “Bendito sea el
Dios y Padre de nuestro Señor Jesucristo, Padre de misericordias y
Dios de toda consolación” (2 Corintios 1:3). El sufrimiento lo llevó a
descubrir que Dios estaba con él para consolarlo. Pablo nos desafía a
hacer el mismo descubrimiento cuando estamos sufriendo.
2. El sufrimiento nos capacita, nos equipa y nos prepara
para consolar a otros. Pablo continúa el pensamiento que comenzó
en el pasaje mencionado escribiendo: “El cual nos consuela en todas
nuestras tribulaciones, para que podamos también nosotros consolar a
los que están en cualquier tribulación, por medio de la consolación con
que nosotros somos consolados por Dios” (2 Corintios 1:4). Un
evangelista es un mendigo que le dice a otro mendigo dónde se
encuentra el pan. Un ministro de consolación calificado es un corazón
dolido que dice a otro corazón dolido dónde está la consolación.
Cuando descubrimos la consolación que puede encontrarse en Dios
mismo, nos convertimos en ministros de consolación calificados. Solo
quienes han experimentado el sufrimiento que los llevó a descubrir la
consolación de Dios pueden decir a otros corazones dolidos dónde
está el Consolador.
3. El sufrimiento nos impulsa a buscar la sabiduría de
Dios. De acuerdo con Santiago, cuando nuestro sufrimiento nos lleva
a ese punto en que simplemente no sabemos qué hacer, debemos
pedir a Dios la sabiduría que no tenemos. “Si alguno de vosotros
tiene falta de sabiduría, pídala a Dios, [...], y le será dada” (Santiago
1:5). Santiago nos asegura de que Dios derramará en nosotros la
sabiduría que necesitamos.
4. El sufrimiento nos lleva a la madurez espiritual.
Santiago enseña que el sufrimiento nos hace “perfectos y cabales, sin
que os falte cosa alguna” (Santiago 1:4). La prueba de la fe lleva a la
confianza de la fe. La confianza de la fe lleva al triunfo de la fe, o la
“corona de vida” (v. 12).
5. El sufrimiento nos da acceso a la gracia de Dios. Cuando
Dios nos da sabiduría porque no sabemos qué hacer, también
necesitamos la gracia de Dios para que podamos implementar la
sabiduría que Él nos da. Pablo escribe: “Poderoso es Dios para hacer
que abunde en vosotros toda gracia, a fin de que, teniendo siempre en
todas las cosas todo lo suficiente, abundéis para toda buena obra” (2
Corintios 9:8). Toda gracia, todos vosotros, siempre, todo lo
suficiente, abundéis, toda buena obra. Con razón Pablo nos dice que
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debemos regocijarnos en el sufrimiento que nos lleva a descubrir este
tesoro de sabiduría y gracia.
6. El sufrimiento produce carácter espiritual. El sufrimiento
produce una calidad de carácter en nosotros que no termina se acaba
cuando las cosas se ponen difíciles: “Nos gloriamos en las
tribulaciones, sabiendo que la tribulación produce paciencia; y la
paciencia, prueba; y la prueba, esperanza; y la esperanza no
avergüenza” (Romanos 5:3–5a). Estas palabras, perseverancia y la
prueba de nuestro carácter, describen a un carácter estable. Este es el
rasgo de personalidad que permite mantenerse firme pase lo que pase,
no importa cuán difíciles se pongan las cosas. Es así como una naranja
llega a ser una naranja. Se mantiene adherida al árbol hasta que es una
naranja. El sufrimiento puede desarrollar esta muy importante
dimensión del carácter espiritual.
7. Cuando sufrimos en nuestra juventud, obtenemos fuerza
para la adultez. Lamentaciones 3:27 enseña: “Bueno le es al hombre
llevar el yugo desde su juventud”. Cuando los jóvenes son probados y
examinados, desarrollan una fortaleza y estabilidad que necesitarán
para soportar las pruebas cuando hayan crecido.
8. El sufrimiento capacita a los ministros del evangelio.
Pablo escribe que el sufrimiento es la forma de probarnos que somos
ministros de Dios: “Nos recomendamos en todo como ministros de
Dios, en mucha paciencia, en tribulaciones, en necesidades, en
angustias” (2 Corintios 6:4). Entonces, Dios quiere que respondamos
“en el Espíritu Santo, en amor sincero, en palabra de verdad, en
poder de Dios” (vv. 6, 7a). El sufrimiento es la dinámica que usa
Dios para establecer su “seminario”, donde capacita a ministros para
el evangelio.
9. El sufrimiento produce “hitos milagrosos” en nuestros
viajes de fe. Cuando David oró pidiendo liberación en un tiempo de
gran crisis (Salmos 3:1-69), lo hizo con una fe y confianza ciertas,
porque él había comprobado la fidelidad de Dios en tiempos de crisis
en su vida anteriormente. Cada vez que comprobamos que Dios está
con nosotros en un tiempo de crisis, obtenemos un “hito milagroso”
que fortalecerá e inspirará nuestra fe para crisis presentes y futuras en
nuestra vida.
10. El sufrimiento despeja el camino para la salvación de
Dios. Isaías predicó que la vida del Mesías sería una carretera sobre
la cual Dios traería salvación a este mundo: “Todo valle sea alzado, y
bájese todo monte y collado; y lo torcido se enderece, y lo áspero se
allane. [. . .], y toda carne juntamente la verá” (Isaías 40:4, 5). La
vida de Jesús fue una carretera sobre la cual Dios y la salvación
entraron en este mundo. Ser como Cristo significa que debemos ser
una carretera sobre la cual Dios traiga salvación a este mundo a
través de nosotros. Dios puede traer salvación a otros cuando
Fascículo No. 5: De Job a Cantar de los Cantares
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nuestros montes de orgullo son bajados, nuestros lugares vacíos son
llenados, nuestros pecados torcidos son enderezados y nuestros puntos
ásperos de sufrimiento son suavizados.
11. El sufrimiento exhibe el poder de Dios. Cuando Pablo oró
pidiendo a Dios que quitara su aguijón en la carne, Dios le dijo:
“Bástate mi gracia; porque mi poder se perfecciona en la debilidad” (2
Corintios 12:9). Nuestra debilidad puede ser un exhibidor en el que
Dios muestra su fortaleza y poder. Esta puede ser una explicación de la
fatiga crónica que acompaña a muchos tipos de sufrimiento. Nuestra
incapacidad puede mostrar su capacidad.
12. Nuestra incompetencia puede mostrar la competencia
de Dios. El sufrimiento suele volvernos incompetentes. Pablo era
sumamente débil a causa de su aguijón en la carne (2 Corintios 12:7-
10). Pero, cuando nosotros somos débiles, Dios es fuerte. Cuando no
somos capaces, Él es capaz. Dios puede usar nuestro sufrimiento para
enseñarnos que nuestro poder termina donde comienza el poder de Él.
13. El sufrimiento puede ser una oportunidad para
aprender humildad. Pablo escribió que su aguijón en la carne fue
usado “para que no me enaltezca sobremanera” (2 Corintios 12:7) por
las fenomenales revelaciones que había recibido, y el aguijón en la
carne era un mensajero de Satanás “para doblegar mi orgullo”. Dado
que podríamos sentirnos tentados a aceptar la admiración que
despertamos cuando Dios nos usa, y robarle la gloria que Él se
merece, Dios a veces usa el sufrimiento para mantenernos humildes.
14. Las experiencias de sufrimiento a veces llevan a
experiencias gozosas. En el Salmo 126 leemos: “Los que sembraron
con lágrimas, con regocijo segarán” (v. 5). Las lágrimas que
vertemos en nuestro tiempo de sufrimiento son frecuentemente las
“semillas” que algún día darán fruto de gozo. Si bien el sufrimiento
dura un tiempo, produce gozo en la cosecha. A veces debemos
esperar el estado eterno para poder lanzar esos gritos de gozo.
15. El sufrimiento es una poda, aunque parezca una
herida. Jesús enseñó que nosotros somos las ramas y Él es la vid.
Para dar fruto, debemos estar continuamente en una relación con
Cristo, que es nuestra Vid, así como una rama está relacionada con la
vid. Para dar fruto, también debemos soportar el doloroso proceso de
ser podados, pero al ser recortados somos más fructíferos y tenemos
una vida más gozosa en Cristo (Juan 15:2, 11).
16. El sufrimiento revela a Cristo al mundo. Pablo escribe
que, cuando estamos sufriendo, somos vasijas de tierra (pequeñas
ollas de arcilla) que debemos soportar nuestros sufrimientos, para
que podamos revelar el precioso Tesoro de Cristo, quien es como una
gran Luz que brilla hacia el mundo a través de las rajaduras de
nuestras pequeñas ollas de arcilla (2 Corintios 4:7-10). Mientras
Fascículo No. 5: De Job a Cantar de los Cantares
11
sufrimos, “estamos atribulados en todo, mas no angustiados”, y
revelamos la gloria del poder de Dios en nuestra carne mortal.
17. El sufrimiento puede estimular el crecimiento de
nuestro hombre interior. El hombre exterior es solo temporal, pero el
hombre interior es eterno. Mientras nuestro hombre exterior se
descompone, nuestro hombre interior puede ser renovado día a día y
ser preparado para el estado eterno (ver 2 Corintios 4:16). Nuestro
sufrimiento es temporal, pero las consecuencias de nuestro sufrimiento
pueden ser eternas. Este es un concepto maravilloso para compartir
con quienes están sufriendo de una enfermedad que los conduce al
estado eterno.
18. El sufrimiento puede enseñarnos valores eternos. Se nos
dice que en los últimos días, la tierra se sacudirá hasta que solo
aquellas cosas con valor eterno, que no pueden ser sacudidas,
permanezcan (Hebreos 12:25-29). Dado que nuestras vidas son
temporales, y nuestros valores suelen estar fijados a las cosas
temporales de este mundo, Dios a veces usa el sufrimiento para
levantar nuestra mirada de aquellas cosas que son solo temporales,
para que nos fijemos en los valores eternos.
19. El sufrimiento puede refinarnos. Nuestro Dios es “fuego
consumidor” (Hebreos 12:29). A veces usa el sufrimiento para quemar
en nuestra vida lo que es contrario a su naturaleza santa. Este proceso
de refinamiento, que nos prepara para la eternidad, puede venir en
forma de sufrimiento.
20. El sufrimiento a veces es cosecha de malas elecciones.
Cosechamos lo que sembramos. Si sembramos corrupción,
cosecharemos corrupción. Una mente pervertida lleva a una vida
pervertida. A veces, cuando sufrimos, estamos cosechando un
“banquete de consecuencias”, porque hemos plantado las semillas
equivocadas en el jardín de nuestra vida (Gálatas 6:7, 8).
21. El sufrimiento confirma nuestra identidad como hijos
de Dios. Dios castiga fielmente a los que son sus hijos auténticos
(Hebreos 12:4-11; Juan 1:12, 13). Asume una responsabilidad por
sus hijos que no aplica a quienes no lo llaman Padre y Señor. Porque
es nuestro Padre y somos sus hijos, Él nos disciplina cuando
pecamos.
22. El sufrimiento a veces significa que Cristo desea
nuestra comunión. El Cristo resucitado y vivo está golpeando a las
puertas de quienes no son ni calientes ni fríos en su compromiso con
Él. Este golpear representa su reprensión y castigo porque estamos
llamándolo Salvador pero no lo estamos llamando Señor
(Apocalipsis 3:19, 20). Él desea acceder a cada área de nuestra vida y
tener comunión con nosotros allí. Este golpear de Cristo puede venir
en forma de sufrimiento.
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23. Las “pocilgas” suelen impulsar a los pródigos a volver.
Así como el hijo pródigo “volvió en sí” cuando sufrió en la pocilga, el
sufrimiento en las “pocilgas” de este mundo nos puede hacernos
volver en nosotros mismos, llevarnos al arrepentimiento y hacernos
regresar resueltamente a la comunión y a los valores del Padre.
24. Sufrir el castigo nos da una participación en la santidad
de Dios. Cuando nuestro Padre celestial nos castiga amorosamente,
leemos que: “Dios lo hace para nuestro bien, a fin de que participemos
de su santidad” (Hebreos 12:10, NVI). Dios es santo, y quiere que
nosotros seamos santos. Él a veces usa el sufrimiento para ayudarnos a
entender la importancia de la santidad en su carácter y en el nuestro.
25. Sufrimos porque el mundo odia a Cristo y sus
seguidores. El apóstol Pablo escribe: “Todos los que quieren vivir
piadosamente en Cristo Jesús padecerán persecución” (2 Timoteo
3:12).
26. El sufrimiento purifica nuestra fe. Pedro escribe: “...
aunque ahora por un poco de tiempo, si es necesario, tengáis que ser
afligidos en diversas pruebas, para que sometida a prueba vuestra fe,
mucho más preciosa que el oro, el cual aunque perecedero se prueba
con fuego, sea hallada en alabanza, gloria y honra cuando sea
manifestado Jesucristo” (1 Pedro 1:6, 7). Así como el oro es purificado
por fuego, nuestra fe, que es mucho más valiosa que el oro, es
purificada por el “fuego” de nuestro sufrimiento.
27. Cuando sufrimos, estamos siguiendo el ejemplo de
nuestro Salvador. Pedro escribe que somos llamados a “seguir sus
pisadas” (1 Pedro 2:21). Él sufrió la agonía de la cruz por nuestra
salvación. Nos dijo enfáticamente que debemos tomar nuestra cruz y
seguir su ejemplo (Lucas 9:23-25; 14:25-35). Estamos siguiendo sus
pisadas cuando soportamos el sufrimiento por Él.
28. El sufrimiento a veces abre la puerta al reino de Dios.
Cuando Pablo y Bernabé fueron perseguidos en sus viajes
misioneros, alentaban a otros creyentes diciendo: “Es necesario que a
través de muchas tribulaciones entremos en el reino de Dios”
(Hechos 14:22). Si bien no tenemos que sufrir para entrar en el
Reino, muchos son llevados a la fe por la puerta de la tribulación.
29. Todos debemos ingresar a la eternidad a través de la
muerte y la resurrección. Jesús dijo a una mujer en un funeral que
nuestros dos problemas mas difíciles de solucionar, la enfermedad y
la muerte, pueden ser el portal que nos lleve a vivir para siempre
(Juan 11:20-32). Podemos convertir estos dos problemas en un pasaje
al cielo si creemos que Jesús es la única solución a esos problemas.
Sin embargo, Dios no puede eliminar la enfermedad y la muerte
Fascículo No. 5: De Job a Cantar de los Cantares
13
porque eso nos quitaría la única salida de este mundo. Esta es otra
explicación bíblica de por qué a veces debemos sufrir.
30. La filosofía bíblica de la muerte. Para establecer su
autoridad como líder, un pastor suele pegarles a sus ovejas en la
cabeza con su cayado para hacer que se tiendan en el suelo y
descansen. Según David, Dios se convierte en nuestro Pastor al
hacernos descansar (Salmos 23:2). Una vez establecida esa relación,
Dios nos lleva a aguas de reposo, pastos delicados y a una copa que
rebosa. Cuando nos volvemos a levantar, esos pastos se vuelven
pardos, las aguas pasan a ser turbulentas y la copa se vacía.
La muerte es el Buen Pastor que nos hace descansar en la
muerte para que Él pueda darnos los pastos delicados que nunca se
vuelven pardos, las aguas tranquilas que nunca se vuelven turbulentas
y la copa que nunca se vacía. Para darnos estos valores eternos,
debemos experimentar estos dos problemas sin solución: la
enfermedad y la muerte. Esta es la explicación última de por qué los
hijos de Dios a veces tienen que sufrir.
La Palabra de Dios ciertamente tiene mucho que decirnos
acerca del sufrimiento, pero sigue habiendo mucho sufrimiento de los
hijos de Dios que no entendemos. Las palabras que más usamos en
esta vida son: “¿Por qué?”. La que más usaremos en el cielo será:
“¡Ah!”. Luego de haber dicho “¡Ah!” durante diez mil años,
comenzaremos a decir: “¡Aleluya!”.
Capítulo 3
El Libro de Salmos
El Libro de Salmos habla al corazón de los hijos de Dios
cuando están en adoración. Los Salmos son ciento cincuenta himnos
inspirados que eran cantados por el pueblo de Dios en el Antiguo
Testamento. Dios dio a su pueblo los Salmos para ayudarlo a
expresar su amor, alabanza y oraciones a Dios cuando adoraban.
Estos inspirados himnos lo llevarán a la divina presencia de Dios y lo
ayudarán a expresar su amor, alabanza y oración cuando al adorar a
Dios hoy.
Una breve perspectiva de los Salmos
Antes de que el Antiguo Testamento fuera traducido al
griego, el Libro de Salmos estaba dividido en cinco libros separados:
Salmos 1–41, 42–72, 73–90, 91–107 y 108–150. Setenta y tres de los
salmos fueron atribuidos a David, mientras que a Asaf se le atribuyen
doce, y a los hijos de Coré, once. Los estudiosos creen que Ezequías
escribió diez salmos, y Moisés, Esdras y Salomón, uno cada uno.
Muchos de los salmos son anónimos y muy probablemente fueron
escritos por levitas –ministros de música designados por David–, o
David mismo podría ser el autor de algunos de estos salmos
anónimos.
Fascículo No. 5: De Job a Cantar de los Cantares
14
Instrucciones musicales
Las inscripciones que preceden a los salmos contienen a
menudo instrucciones musicales, como nehilot, que indica
acompañamiento con instrumentos de viento, y neginot, que indica
acompañamiento con instrumentos de cuerda. La palabra Selah, que
aparece en distintos salmos, significa ‘hacer una pausa y pensar
reverentemente en esto’. Podría haber significado algo similar a
nuestro silencio musical. Algunos piensan que indicaba un lugar para
que los instrumentos musicales tocaran un interludio.
Para Quién y acerca de Quién
El antiguo e inspirado escritor de himnos, o un escritor
contemporáneo de himnos, a veces, habla a Dios acerca de Dios, que
es adoración; a veces habla a Dios acerca del hombre, en cuyo caso
está orando; o a veces no le habla a Dios para nada. También puede
hablarle al hombre, lo cual significa que está predicando. Cuando
usted lea las palabras de cada Salmo, pregúntese: “¿A quién está
hablando el escritor, y acerca de quién está hablando?”. Al formular y
contestar esta pregunta le dará perspectiva acerca del mensaje y la
aplicación devocional del Salmo que está leyendo.
Temas en el Libro de Salmos
Usted encontrará cuatro temas enfatizados en los Salmos, de
los cuales el más habitual es el del hombre bendito o bienaventurado.
Este tema recorre todos los salmos. Un Salmo que habla del hombre
bienaventurado explica que las bendiciones que este goza no son un
accidente o una coincidencia, sino un banquete de consecuencias que
son resultado de la fe y las prioridades espirituales del salmista.
Usted encontrará este tema tratado en los Salmos 1, 23, 32, 128 y
muchos más.
El tema emocional es, también, evidente en los Salmos. Estos
abordan emociones específicas y a menudo nos muestran la respuesta
apropiada a estas emociones. Sea cual fuere el clima emocional que
pueda estar experimentando cuando los lea, usted encontrará Salmos
que tratan con estas emociones y le muestran qué hacer con ellas.
Observe siempre qué hizo el autor de los himnos con sus
emociones, y luego haga lo mismo con las suyas. Algunos de los
salmos emocionales son el 3, 4, 32, 34, 51 y 55.
Sin duda, la adoración es otro de los temas de los Salmos. En
los salmos de adoración, el salmista no solo le habla a Dios acerca de
Él mismo, sino que nos exhorta a adorar y también nos enseña cómo
adorar. Algunos de los salmos de adoración son el 8, 63, 100, 103 y
107.
Los salmistas escribieron también como profetas en
ocasiones, creando lo que llamamos Salmos Mesiánicos. Estos almos
hablan proféticamente acerca de la venida del Mesías. David habló
proféticamente acerca de la primera venida de Jesucristo y su
resurrección en el Salmo 16. Pedro predicó, usando este salmo, en el
día de Pentecostés. Otros ejemplos de Salmos Mesiánicos son el 2, 8,
46, 22 y 110.
Fascículo No. 5: De Job a Cantar de los Cantares
15
El contexto histórico de los Salmos
El entorno histórico de muchos de los salmos suele encontrarse
en los libros de Samuel y de Crónicas. David escribió la mitad de los
salmos, y su biografía se encuentra en esos libros históricos. El
contenido de los salmos de David o las inscripciones que les sirven de
introducción suelen indicar su entorno histórico. Con esa información,
usted puede consultar estos libros históricos para tener información del
trasfondo. Aprender el contexto histórico de ciertos Salmos lo ayudará
a interpretarlos y aplicarlos a su vida.
Justo en la mitad de un hermoso contenido devocional, algunos
de los salmistas oran acerca de sus enemigos. En estas oraciones, los
salmistas a menudo le piden a Dios que les saque los dientes a sus
enemigos con su espada, o que los destruya con su arma. Esto
contradice la enseñanza de Cristo de “amar a sus enemigos y orar por
los que los persiguen” (ver Mateo 5:44).
Esta es otra razón por la que es importante tener una
perspectiva histórica al leer los Salmos. Estos antiguos e inspirados
himnos fueron escritos en tiempo de la Ley, que enseñaba que era
correcto odiar a los enemigos, especialmente si habían ofendido al
Señor (Deuteronomio 23:3-6). David, por lo tanto, no veía ninguna
contradicción cuando oraba: “¿No odio, oh Jehová, a los que te
aborrecen, y me enardezco contra tus enemigos? Los aborrezco por
completo; los tengo por enemigos” (Salmos 139:21, 22). La
perspectiva histórica afirma que estas oraciones eran apropiadas
cuando fueron escritas.
El Salmo 23
Cosas de ovejas
El Salmo del Pastor de David es el Salmo y el capítulo bíblico
preferido de millones de judíos, católicos y protestantes. En este
salmo, David está predicando, porque le habla al hombre acerca de
su Dios. La forma literaria del salmo podría llamarse “cosas de
ovejas” porque una oveja habla a otras ovejas acerca de la grandeza
de su Pastor:
“Jehová es mi pastor;
nada me faltará.
En lugares de delicados pastos me hará descansar;
Junto a aguas de reposo me pastoreará.
Confortará mi alma;
Me guiará por sendas de justicia
por amor de su nombre.
Aunque ande en valle de sombra de muerte,
No temeré mal alguno, porque tú estarás conmigo;
Tu vara y tu cayado me infundirán aliento.
Aderezas mesa delante de mí en presencia de mis
angustiadores;
Fascículo No. 5: De Job a Cantar de los Cantares
16
Unges mi cabeza con aceite;
mi copa está rebosando.
Ciertamente el bien y la misericordia me seguirán todos los
días de mi vida,
Y en la casa de Jehová moraré por largos días”.
Además de ser un salmo de predicación, el Salmo 23 es un
salmo del hombre bendito. En todos los salmos del hombre bendito,
las bendiciones que este disfruta son condicionales. En este salmo,
algunas de las bendiciones de David son delicados pastos, aguas de
reposo y una copa que rebosa. La condición sobre la que están basadas
esas bendiciones está en las primeras palabras del salmo: “Jehová es
mi pastor”. Todas las bendiciones que describe David en este hermoso
canto del Pastor surgen de su experiencia de Dios, al poder decir que
Jehová es su Pastor.
Los delicados pastos son una metáfora que se refiere a
bendiciones materiales. Cuando David nos dice que su copa “está
rebosando” (v. 5), usa una metáfora que representa la felicidad. Él es
un hombre feliz. ¿Cuál es la clave de la felicidad? Jehová es el Pastor
de David. Mientras Jehová sea el Pastor de David, él tiene todo lo que
necesita: delicados pastos, aguas de reposo, una copa que rebosa, una
mesa de provisión, etc. Todas estas cosas están basadas en la relación
que David tiene con su Pastor. Este Salmo, en realidad, trata sobre la
relación más importante del mundo: nuestra relación con Dios.
La relación establecida
Cuando nos damos cuenta de cuán importante es esa relación,
debemos preguntar entonces cómo puede establecerse. La respuesta a
nuestra pregunta se encuentra en el segundo versículo del salmo:
“Me hará descansar”. El pastor establece su autoridad como líder
sobre las ovejas golpeándolas en la cabeza con su cayado, con lo cual
les dice “¡Acuéstate!”. El Señor a menudo se convierte en nuestro
Pastor al golpearnos en la cabeza con un problema que no podemos
evitar o solucionar.
La relación en la práctica
Solo después que el Señor se ha convertido en Pastor puede
conducirnos. Dado que las ovejas solo pueden beber de agua que está
quieta, como el cristal, las aguas de reposo representan aquellos
lugares y situaciones que son adecuados para nosotros. Nuestro gran
Pastor no puede conducirnos a esos lugares hasta que nos acostemos
y confesemos dos cosas: que Dios es nuestro Pastor y que nosotros
somos sus ovejas. Los versículos siguientes explican cómo se
mantiene esta relación. Esto significa que nosotros nos levantamos y
jugamos a ser los pastores, y entonces debemos restablecer nuestra
relación con Dios.
La relación en perspectiva
Cuando David pone esta relación en perspectiva, nos da la
más hermosa descripción de la relación entre Dios y un ser humano
Fascículo No. 5: De Job a Cantar de los Cantares
17
que encontramos en la Biblia. Nos dice que no importa dónde su
Pastor lo guíe, él sabe que su Pastor estará con él, irá delante de él, lo
seguirá con amor y bondad incondicionales, lo sustentará, derramará
sus bendiciones sobre él, y hará que su copa rebose en su interior.
También sabe que esta relación continuará todos los días de su vida, ¡y
por siempre!
Aplique el mensaje del Salmo 23 a su propia vida. Tal vez
recuerde cuando hizo del Señor su Pastor. Usted pastó en delicados
pastos junto a aguas de reposo, y su copa rebosaba de bendiciones. ¿Se
ha vuelto pardo el pasto, o la copa vacía, desde entonces? ¿Se ha
apartado usted de las aguas de reposo porque decidió ser su propio
pastor?
Dese cuenta de que necesita ser restaurado. Permita que Dios
establezca una relación con usted, y que la mantenga por amor de su
nombre. Luego viva la vida sabiendo que su Pastor está con usted, va
delante de usted, lo sigue por detrás con su bondad y misericordia, está
preparando una mesa de provisión para usted, está bendiciendo su vida
con su aceite de unción, y está haciendo rebosar esa copa de gozo
dentro de usted. Viva con la seguridad de que Él puede hacer esto
todos los días de su vida, ¡y enfrente la eternidad con un optimismo
inextinguible, sabiendo que Él puede hacer esto para siempre!
Salmo 1
El hombre bendito
El Salmo 1 es el salmo por excelencia del hombre bendito o
bienaventurado. Todos los demás salmos del hombre bendito siguen
el patrón general del Salmo 1, y nos muestran que el hombre bendito
y sus bendiciones no son casuales o una coincidencia, sino resultado
de sus convicciones y elecciones muy intencionales. El primer salmo
dice así:
“Bienaventurado el varón
que no anduvo en consejo de malos,
Ni estuvo en camino de pecadores,
Ni en silla de escarnecedores se ha sentado;
Sino que en la ley de Jehová está su delicia,
Y en su ley medita de día y de noche.
Será como árbol plantado junto a corrientes de aguas,
Que da su fruto en su tiempo,
Y su hoja no cae;
Y todo lo que hace, prosperará.
No así los malos,
Que son como el tamo que arrebata el viento.
Por tanto, no se levantarán los malos en el juicio,
Ni los pecadores en la congregación de los justos.
Porque Jehová conoce el camino de los justos;
Mas la senda de los malos perecerá”.
Fascículo No. 5: De Job a Cantar de los Cantares
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¿Quién es el hombre bendito?
El Salmo 1 presente a dos hombres: el hombre bendito, o
bienaventurado, y el impío. Este salmo usa una forma de poesía hebrea
que afirma una verdad positiva diciendo algo negativo. David nos da
una descripción de quién es el hombre bendito presentando una
descripción de lo que no es. Por ejemplo, el hombre bendito “no anda
en consejo de malos” (v. 1a), lo que significa que anda en el consejo
de Dios. Encuentra el consejo de Dios en la Palabra de Dios, en la cual
“medita de día y de noche” (v. 2b).
Además, el hombre bendito no “se ha sentado en silla de
escarnecedores” (v. 1c). Esta afirmación negativa nos dice que el
hombre bendito se sienta en la silla del creyente; es un hombre
creyente. Él cree en la Palabra de Dios, y “en la ley de Jehová está su
delicia” (v. 2a). Él sabe que la clave para hacer de la Palabra de Dios
una fuerza en su vida es que la obedezca. Anda en los consejos de
Dios que encuentra en la Palabra de Dios.
Este salmo fue escrito por David, que fue el segundo rey de
Israel, y el mejor rey que tuvo Israel jamás. Según la ley de Moisés,
era deber del rey copiar diligentemente la ley y hacerla su compañera
constante: “Y lo tendrá consigo, y leerá en él todos los días de su vida,
para que aprenda a temer a Jehová su Dios, para guardar todas las
palabras de esta ley y estos estatutos, para ponerlos por obra”
(Deuteronomio 17:19). Basándonos en el primer salmo que leemos en
este inspirado himnario, podemos suponer que esta disciplina llevó a
David a amar la Palabra de Dios, y su amor por la Palabra de Dios lo
convirtió en un hombre bendito.
¿Cuáles son las bendiciones del hombre bendito? Luego de
mencionar las convicciones y elecciones que son las condiciones que
hacen bienaventurado al hombre, David presenta una lista de sus
bendiciones.
Estabilidad
El hombre bendito es “como árbol plantado junto a corrientes
de aguas” (v. 3a), donde el suelo es húmedo y las raíces corren
profundas. Sus raíces subterráneas se extienden bastante en cada
dirección. Si un camión de varias toneladas choca con un gran roble,
el vehículo queda destruido y el árbol ni se mueve. Es este tipo de
estabilidad –la de un árbol bien plantado y bien alimentado– la que
representa la estabilidad del hombre bendito. Jesús dijo lo mismo
cuando describió al hombre que escucha y aplica sus enseñanzas
(Mateo 7:24, 25).
Fertilidad
El hombre bendito es fructífero; el árbol que representa su
vida da su fruto en su tiempo (v. 3b). Esto significa que, en todas las
etapas de su vida, da el fruto apropiado para cada una. Porque es un
creyente y ama la Palabra de Dios, su conocimiento de Dios va más
allá de la página sagrada, se relaciona con la Palabra viva. Esta
relación es la clave de su productividad. Jesús enseñó que debemos
Fascículo No. 5: De Job a Cantar de los Cantares
19
permanecer en Él, así como una rama está en una vid, si queremos ser
fructíferos.
Longevidad
El hombre bendito no se vuelve un viejo amargado y marchito
en sus años avanzados. Leemos que “su hoja no cae”. Nos recuerda las
palabras del poeta, que escribió: “Envejece conmigo. Lo mejor está
por venir. Lo último, para lo que fue hecho lo primero”. Cada día que
vive lo prepara para el próximo. Su calidad de vida mejora
constantemente y se agregan años a su vida.
Prosperidad
También leemos que “todo lo que hace (el hombre bendito),
prosperará” (v. 3d). David no se refería aquí a la prosperidad material
sino a la prosperidad espiritual. Dado que los libros poéticos se centran
en el hombre interior antes que en el hombre exterior, podemos
suponer que la prosperidad del hombre bendito es la prosperidad de su
hombre interior, y afecta la calidad de su eternidad. Todo lo que
dejemos atrás cuando nos vayamos de este mundo son cosas por las
que no vale la pena vivir mientras estamos aquí.
Seguridad
La última de las bendiciones del hombre bendito es afirmada
también negativamente: “No se levantarán los malos en el juicio, ni los
pecadores en la congregación de los justos” (v. 5). El hombre bendito
tiene seguridad en esta vida y en la próxima porque camina de
acuerdo con el consejo de Dios que encuentra en la Palabra de Dios.
Se afirma en la obra terminada de Cristo en el juicio y se unirá a la
congregación de los justos por toda la eternidad por este motivo.
Como las bendiciones descritas en el Salmo del Pastor, las
bendiciones del hombre bendito en el Salmo 1 son “¡todos los días de
su vida y para siempre!”.
Hay dos tipos de hombre, ¿cuál es usted?
David describe al hombre impío escribiendo simplemente:
“No así los malos” (v. 4a). Los malos no creen como cree el hombre
bendito. Los malos no se deleitan en la Palabra de Dios, ni meditan
en ella día y noche. Como resultado, no tienen estabilidad, fertilidad,
longevidad, prosperidad ni seguridad, y no experimentarán la
eternidad de la forma que la experimentará el hombre bendito.
¿Por qué es bendito el hombre bienaventurado? Por las
elecciones que hace. Escoge creer en la Palabra de Dios y meditar en
ella, y escoge alejarse de los impíos y sus caminos infructuosos. Sus
bendiciones son un banquete de consecuencias.
El desafío de cada salmo del hombre bendito plantea esta
pregunta: “Hay dos tipos de hombre, ¿cuál es usted?”. Por la gracia
de Dios, ¿es usted el hombre bendito? ¿Se sienta en el banco del
creyente? ¿Cree en la Palabra de Dios? ¿Medita en ella día y noche?
¿Camina de acuerdo con el consejo que recibe de ella? Según el
Salmo 1, esa es la clave para las bendiciones del hombre bendito.
Fascículo No. 5: De Job a Cantar de los Cantares
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Salmo 128
¿Bienaventurados todos?
“Bienaventurado todo aquel que teme a Jehová,
Que anda en sus caminos.
Cuando comieres el trabajo de tus manos,
Bienaventurado serás, y te irá bien.
Tu mujer será como vid que lleva fruto a los lados de tu casa;
Tus hijos como plantas de olivo alrededor de tu mesa.
He aquí que así será bendecido el hombre
Que teme a Jehová.
Bendígate Jehová desde Sion,
Y veas el bien de Jerusalén todos los días de tu vida,
Y veas a los hijos de tus hijos.
Paz sea sobre Israel”.
¿Son todos bienaventurados?
A muchas personas les gusta entender las primeras palabras de
este salmo como “Bienaventurados todos”, porque creen que todos son
bienaventurados. Sin embargo, la Biblia nos dice que las bendiciones
del hombre bendito son condicionales: “Bienaventurado todo aquel
que teme a Jehová, que anda en sus caminos” (1). Como hemos estado
aprendiendo, el hombre bendito es bendito por sus convicciones de fe
y sus elecciones intencionales.
Este salmo enseña que todo el que teme al Señor es bendito,
pero esto plantea otra pregunta: ¿Acaso el libro de Job no enseña que
Dios no siempre bendice a las personas buenas? Cuando los amigos
de Job le dijeron que Dios castiga a los que pecan y bendice a los que
no pecan, Dios les dijo que estaban equivocados. Sin embargo,
podemos aprender de los salmos del hombre bendito que el hombre
bendito generalmente cosecha lo que siembra, y cuando personas
piadosas como Job sufren, son la excepción y no la regla.
La estrategia de Dios
El Salmo 128 enseña que el hombre bendito y sus
bendiciones son parte de la estrategia de Dios para impactar al
mundo. Como aprendimos del libro de Job, la respuesta adecuada a
nuestra bendición no es: “Señor, ¿qué me darás?”, sino: “Señor,
¿cómo te beneficia a ti el hecho de que yo sea bendito?”.
La estrategia de Dios sigue un patrón. Él encuentra un
hombre que cree en Él y le obedece, y escoge bendecirlo (vv. 1, 2).
La bendición de Dios entonces pasa a través de este hombre a su
esposa, y su esposa se vuelve fructífera en su casa (v, 3a). Luego la
bendición pasa a través del hombre y su esposa fructífera a sus hijos,
que leemos que se convierten en “plantas de olivo alrededor de (su)
mesa” (v. 3b). El olivo es símbolo de productividad.
La bendición de Dios pasa a través de la unidad familiar para
bendecir a Sion, que era la comunidad espiritual en el Antiguo
Fascículo No. 5: De Job a Cantar de los Cantares
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Testamento. A través de la comunidad espiritual (Sion), la bendición
de Dios sobre esta unidad familiar impacta a la ciudad (Jerusalén), la
nación (Israel) y finalmente al mundo. Este salmo enseña
esencialmente que Dios usa la unidad familiar para hablarle al mundo
de sí mismo. Cuando Él quiere impactar la ciudad, el país y el mundo,
comienza con un hombre bendito y una familia bendita.
Salmo 127
Prioridades providenciales
“Si Jehová no edificare la casa,
En vano trabajan los que la edifican;
Si Jehová no guardare la ciudad,
En vano vela la guardia.
Por demás es que os levantéis de madrugada,
y vayáis tarde a reposar,
Y que comáis pan de dolores;
Pues que a su amado dará Dios el sueño.
He aquí, herencia de Jehová son los hijos;
Cosa de estima el fruto del vientre.
Como saetas en mano del valiente,
Así son los hijos habidos en la juventud.
Bienaventurado el hombre que llenó su aljaba de ellos;
No será avergonzado
Cuando hablare con los enemigos en la puerta”.
Este corto salmo, que debe ser considerado como compañero
del Salmo 128, es el único escrito por Salomón. Dado que fue un
gran constructor, era de esperar que usara una metáfora de la
construcción en este salmo. Él construyó el templo que lleva su
nombre; construyó ciudades enteras, parques, establos y una flota de
barcos. Sin embargo, Salomón nos dice que es posible construir en
vano: “Si Jehová no edificare la casa, en vano trabajan los que la
edifican” (v. 1). Nos dice que es posible preocuparse, trabajar y
construir en vano, porque es posible preocuparse y trabajar por las
cosas incorrectas y construir las cosas incorrectas.
Este Salmo es similar a las últimas palabras de sabiduría, la
confesión de Salomón en Eclesiastés, donde predicó que gran parte
de lo que él había hecho en su vida había sido en vano. Cuando pasa
de la metáfora de la construcción a la hermosa metáfora sobre los
hijos, les está diciendo a los padres que lo más importante que
pueden hacer en su vida es construir la vida de sus hijos. Quizá nos
esté diciendo que desearía haber pasado más tiempo edificando las
vidas de sus hijos que construyendo todas las otras cosas que
construyó.
Salomón nos dice: “Como saetas en mano del valiente, así
son los hijos habidos en la juventud” (v. 4). Las saetas, en esta
metáfora, son sus hijos, y usted es el arco. El impulso y la dirección
Fascículo No. 5: De Job a Cantar de los Cantares
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con los que sus hijos salen a este mundo están determinados por el
arco que los envía al mundo. El arco es su hogar.
El mensaje esencial de este salmo se encuentra en su
declaración inicial: “Si Jehová no edificare la casa, en vano trabajan
los que la edifican”. Hay muchas cosas que solo Dios puede hacer.
Solo Dios puede crear nueva vida en sus hijos. Solo Dios puede darles
el don de la fe. En cierto sentido, Dios no puede construir la vida de su
hijo hasta que usted le permita hacerlo. Esta verdad está envuelta en
una metáfora hermosa. Salomón nos dice: “A su amado dará Dios el
sueño”. Mientras estamos despiertos, Dios no puede poner nueva
energía en nuestro cuerpo. Pero, cuando nos volvemos pasivos y
vamos a dormir, Dios se vuelve activo y pone nueva vida en nuestro
cuerpo. Aplique esa metáfora a las responsabilidades y desafíos de ser
padre.
¿Qué significa esto?
Es posible preocuparse, trabajar y construir en vano porque
tenemos prioridades erróneas. Este salmo nos desafía a invertir lo que
somos en nuestros hijos, porque es a través de la unidad familiar que
Dios impacta al mundo. Debemos dedicarnos a estas prioridades
porque el diablo sabe que Dios usa la unidad familiar para impactar al
mundo. La destrucción epidémica del matrimonio y la familia en la
actualidad es prueba de la trágica realidad de que él está dispuesto a
sabotear esta obra vital de Dios cortando las cuerdas de sus arcos.
¿Son todos bienaventurados? No, de acuerdo con lo que
aprendimos en los salmos del hombre bendito. Solo el hombre o la
mujer que cree y obedece es bendito, y sus bendiciones impactan a
este mundo a través de sus hijos. ¿Es usted ese hombre o esa mujer?
Piense en las condiciones del hombre bendito y sus bendiciones y
luego conteste esta pregunta: “Hay dos tipos de hombre; ¿cuál es
usted?”.
Salmo 4
Soluciones a su estrés
Luego de haber considerado varios salmos del hombre
bendito, ahora estamos listos para considerar algunos de los que yo
denomino salmos emocionales. Estos salmos suelen ser salmos de
oración, donde el salmista le habla a Dios del hombre; generalmente,
de él mismo. Uno de estos salmos es el Salmo 4:
Respóndeme cuando clamo, oh Dios de mi justicia.
Cuando estaba en angustia, tú me hiciste ensanchar;
Ten misericordia de mí, y oye mi oración.
Hijos de los hombres, ¿hasta cuándo volveréis mi honra en
infamia,
Amaréis la vanidad, y buscaréis la mentira?
Sabed, pues, que Jehová ha escogido al piadoso para sí;
Fascículo No. 5: De Job a Cantar de los Cantares
23
Jehová oirá cuando yo a él clamare.
Temblad, y no pequéis;
Meditad en vuestro corazón estando en vuestra cama, y callad.
Ofreced sacrificios de justicia,
Y confiad en Jehová.
Muchos son los que dicen:
¿Quién nos mostrará el bien?
Alza sobre nosotros, oh Jehová, la luz de tu rostro.
Tú diste alegría a mi corazón
Mayor que la de ellos cuando abundaba su grano y su mosto.
En paz me acostaré, y asimismo dormiré;
Porque solo tú, Jehová, me haces vivir confiado”.
¿Cómo deberíamos responder al estrés?
El clima emocional del autor del Salmo 4 es de aflicción. La
aflicción está muy relacionada con el estrés. El mundo estresado en el
cual vivimos hoy ha sido denominado “La era de la ansiedad”. Este
salmo nos muestra cómo encarar las tensiones que enfrentamos a
diario.
Oración
En el Salmo 4, David respondió a sus presiones emocionales
mediante la oración. Oró diciendo: “Respóndeme cuando clamo, oh
Dios de mi justicia” (v. 1). La oración es una conversación con Dios.
La conversación tiene dos dimensiones: hablar y escuchar. Dios
quiere que usted le hable, pero también quiere hablarle a usted. En la
mayoría de los salmos de oración, primero vemos al salmista
hablando con Dios, y luego escuchamos la respuesta de Dios. El
salmista hace un pedido a Dios y luego recibe la seguridad de que
Dios ha escuchado su oración, porque se la contesta.
David comienza esta oración contándole a Dios el origen de
su aflicción (v. 2). Dios responde dándole a David una revelación:
“Sabed, pues, que Jehová ha escogido al piadoso para sí; Jehová oirá
cuando yo a él clamare. Temblad, y no pequéis” (vv. 3, 4a). Cuando
Dios contesta nuestras oraciones, nunca deberíamos seguir siendo
igual que antes. Piense lo que significa una oración contestada.
Significa que el Dios del universo está interesado en nosotros, nos
escucha y nos contesta cuando tenemos una conversación con Él.
Una vez que hemos experimentado una oración contestada, la vida
para nosotros nunca debería ser igual.
Examine su corazón
Cuando Dios habló a David, le dijo que hiciera algo:
“Meditad en vuestro corazón estando en vuestra cama, y callad” (v.
4b). Cuando Dios dijo a David que callara, le estaba diciendo que lo
escuchara a Él. En un sentido, cuando dijo a David que “medite en su
corazón estando en su cama”, le estaba diciendo que examinara su
corazón, que tuviera una pequeña conferencia consigo mismo.
Fascículo No. 5: De Job a Cantar de los Cantares
24
Haga lo correcto
Al examinar David su corazón, Dios le mostró qué hacer con
su estrés. Dios le hizo saber a David que debía “ofrecer sacrificios de
justicia, y confiar en Jehová” (ver v. 5). ¿Por qué debía hacer esto?
Porque muchos estaban observando y preguntando: “¿Quién nos
mostrará el bien?” (v. 6a). La gente estaba observando a David.
Estaban aprendiendo de Dios a través del ejemplo de David.
Podemos suponer que David estaba enfrentando una decisión
que involucraba una elección. Podía hacer lo conveniente y sobrevivir.
O podía hacer lo correcto. Si hacía lo correcto, él creía que no podría
sobrevivir a su crisis. Dado que era un hombre de integridad, no podía
vivir con la culpa de hacer lo conveniente. Cuando tuvo su
conversación con Dios, se propuso hacer los sacrificios que tuviera
que hacer para hacer lo correcto. Sabía que las personas estaban
buscando algo bueno, es decir, alguien que hiciera lo correcto aun
cuando involucrara grandes sacrificios.
Cuando David se propuso ofrecer sacrificios de justicia,
experimentó una transformación emocional. Dijo: “Tú diste alegría a
mi corazón mayor que la de ellos cuando abundaba su grano y su
mosto. En paz me acostaré, y asimismo dormiré; Porque solo tú,
Jehová, me haces vivir confiado” (vv. 7a, 8).
Si usted se siente identificado con la aflicción de David, medite
en su propio corazón, y tenga una conversación con Dios. Si descubre
que el origen de su ansiedad es un conflicto espiritual entre lo
conveniente y lo correcto, propóngase en su corazón ofrecer los
sacrificios de justicia y poner su confianza en Dios. Compruebe que
la solución de David para el estrés puede cambiar sus emociones de
tensión moral, desasosiego y temor en un clima emocional del
descanso que surge de la confianza, la paz y de una buena noche de
sueño.
Salmo 139
El consejero todopoderoso
“Examíname, oh Dios, y conoce mi corazón; Pruébame y
conoce mis pensamientos; Y ve si hay en mí camino de perversidad, y
guíame en el camino eterno” (Salmos 139:23, 24).
Otro ejemplo de un salmo de oración, donde el inspirado
escritor del himno le habla a Dios del hombre, es la gran oración de
David en el Salmo 139. En este salmo, encontramos que Dios es el
gran Consejero de David. Cuando Dios dijo a Saúl, a través de
Samuel, que había encontrado un reemplazo para el primer rey de
Israel, Dios describió a David como “un varón conforme a su
corazón”, que hiciera toda la voluntad de Dios. Como David quería
andar en la voluntad de Dios para su vida, le hizo esta hermosa
oración. La esencia de la oración, en realidad, aparece en los últimos
dos versículos. Si dividimos el resto del salmo en párrafos, cada
párrafo nos mostrará Quién es el Dios a quien David hace esta
oración, y por qué David dirige esta oración a este Dios. Cuando
Fascículo No. 5: De Job a Cantar de los Cantares
25
David hizo esta oración, había muchos dioses e ídolos a quienes se
elevaban oraciones.
En el primer párrafo (vv. 1-5), David nos dice que él está
orando a un Dios que lo conoce. El conocimiento que Dios tiene de
David es ilimitado. David ora: “Oh Jehová, tú me has examinado y
conocido” (v. 1). Usted tal vez diga que conoce a una persona famosa,
tal vez hasta un líder político de su país. Sin embargo, ¿no sería mucho
más impresionante si esa persona famosa dijera públicamente que lo
conoce a usted? ¡David está impresionado por la gloriosa realidad de
que el Dios del universo lo conoce a él!
Cuando usted busca consejos humanos, la comprensión de las
personas está limitada por cuánto les ha contado acerca de usted. No
importa las condiciones que tenga la persona, la capacidad que tenga
para ayudarlo está limitada por cuánto le pueda decir usted acerca de
su historia social y su crisis actual. Pero Dios lo conoce
completamente. Él conoce sus pensamientos antes de que usted los
piense, y “todos (sus) caminos (le) son conocidos” (v. 3b).
Un segundo párrafo (vv. 6-12) nos muestra que David dirige su
oración al Dios verdadero y vivo, de quien él no puede huir. David
ora: “¿A dónde me iré de tu Espíritu? ¿Y a dónde huiré de tu
presencia?” (v. 7). ¿Qué tan rápido tendría que viajar para huir de la
presencia de Dios? ¿Qué tan lejos tendría que ir? ¿Qué tan alto y qué
tan bajo tendría que ir para huir de Él, evadirlo o ignorarlo? David
dirige su oración al Dios omnipresente de quien él no puede huir.
Un tercer párrafo (vv. 13-16) muestra que David está orando
al Dios que lo hizo. David se dirige a Dios y le dice: “Porque tú
formaste mis entrañas; Tú me hiciste en el vientre de mi madre. [...],
y en tu libro estaban escritas todas aquellas cosas que fueron luego
formadas, sin faltar una de ellas” (vv. 13, 16b). Antes que
existiéramos, Dios había programado todos nuestros días en un libro.
Piense en eso cuando usted programe sus días, semanas y meses en
su almanaque durante un año. Esto significa también que las
personas no nacen por accidente. Todos existimos gracias al designio
de la Providencia. Piense en esto cuando esté considerando un
aborto.
Un cuarto párrafo (vv. 17, 18) muestra que David dirige su
oración al Dios que piensa en él. Sabemos a través de David que los
pensamientos de Dios sobre nosotros son preciosos, y que son sin
número, infinitos (v. 17). Una de las expresiones más conmovedoras
de la intimidad es decir al ser querido que uno piensa en él o ella a
menudo. Dios piensa en nosotros más que lo que nosotros pensamos
en nosotros mismos.
Finalmente, David dirige su oración al Dios que lo protege
(vv. 19-22). Es en este contexto que pide a Dios que mate a sus
enemigos. Hace esta oración de protección con gran confianza en que
Dios lo ayudará a matar a sus enemigos.
Luego de establecer esta descripción del Dios a quien él está
orando, David llega a la parte esencial de su oración cuando pide a
Dios que lo “examine” y lo “conozca”, para ver si tiene algún camino
Fascículo No. 5: De Job a Cantar de los Cantares
26
de perversidad en él (vv. 23, 24). Él hace este pedido al Dios de quien
no puede huir, que lo conoce, lo hizo, piensa en él y lo protege.
Este es el Dios a quien dirigimos todas nuestras oraciones.
Cuando usted no está seguro de los motivos de su corazón, pero quiere
andar en el camino eterno de la voluntad de Dios para su vida,
acérquese al trono del Gran Consejero a quien David oró. Pídale a Él
que quite la tapa de su corazón y le muestre a usted los motivos que no
tendrían que estar en su corazón. Pídale a Él que quite la tapa de su
mente y que le muestre los pensamientos que no deberían estar allí,
porque usted quiere caminar por el camino eterno de la perfecta
voluntad de Él para su vida.
Salmo 100
“Cantad alegres a Dios,
habitantes de toda la tierra.
Servid a Jehová con alegría;
Venid ante su presencia con regocijo.
Reconoced que Jehová es Dios;
El nos hizo, y no nosotros a nosotros mismos;
Pueblo suyo somos, y ovejas de su prado.
Entrad por sus puertas con acción de gracias,
Por sus atrios con alabanza;
Alabadle, bendecid su nombre.
Porque Jehová es bueno;
para siempre es su misericordia,
Y su verdad por todas las generaciones”.
El Salmo 100 es el salmo de adoración por excelencia. Nos
dice lo que es la adoración. La adoración es presentarse ante la
presencia de Dios. La presencia divina de Dios existe, y presentarse
ante ella es y presentarse ante la presencia divina es la esencia de la
adoración. En este salmo de David, él no solo define la adoración
para nosotros sino, a través del uso de una metáfora, también nos
muestra cómo adorar.
En tiempos del Antiguo Testamento, había un protocolo
específico que debía seguirse cuando una persona tenía una
entrevista con un rey. Lo primero que hacía era entrar por las
elaboradas puertas del palacio del rey. Si este era un gran rey, el
visitante avanzaba por largos pasillos, cada uno bordeado por
soldados a ambos lados, antes de traspasar dos enormes puertas que
permitían que el visitante finalmente entrara en la presencia del rey.
Como rey, David conocía muy bien este protocolo, y lo
escogió como una metáfora para ilustrar su definición de la adoración
y el “cómo” de la adoración. Según David, la adoración es entrar en
la presencia de Dios.
La entrada en la presencia de Dios debería comenzar
“[entrando] por sus puertas con acción de gracias” (v. 4a).
Deberíamos comenzar nuestra experiencia de adoración
Fascículo No. 5: De Job a Cantar de los Cantares
27
agradeciendo a Dios todas nuestras bendiciones. El agradecimiento da
a luz la adoración. Un corazón agradecido es la “puerta” que conduce
a la presencia de Dios.
David encarna esta metáfora cuando escribe que las puertas del
agradecimiento llevan a los atrios de alabanza (v. 4b). Cuando
comenzamos nuestra experiencia de adoración con agradecimiento,
pronto nos encontramos alabando a Dios. Pasamos de agradecer a Dios
por nuestras muchas bendiciones a hablarle de Él mismo y alabarlo por
quién es. Al pasar por las puertas de acción de gracias, nuestro
pensamiento se concentra en la mano de Dios, de donde recibimos
tanto. Pero al entrar en los atrios de alabanza, el centro de nuestra
atención pasa a ser el rostro de Dios.
Durante siglos, las grandes almas del pasado nos han dicho que
la puerta que lleva a la presencia de Dios es la puerta de la alabanza.
En la inspirada metáfora de David, la puerta que lleva a la presencia de
Dios es el regocijo. David escribe: “Venid ante su presencia con
regocijo”. Fue David que unió la música y la alabanza. Tenía cuatro
mil levitas que no hacían otra cosa más que alabar al Señor con
instrumentos que David mismo había hecho para ese propósito (1
Crónicas 23:5).
Hay momentos en esta vida en que tenemos una necesidad de
expresar lo inexpresable. Es por eso que los amantes se llaman con
apodos ridículos que luego los avergüenzan. Están tratando de
expresar el amor inexpresable que se tienen. Esa necesidad nunca es
mayor que cuando estamos en la presencia divina de Dios. Él nos ha
dado el milagro de la música para expresar nuestra adoración
inexpresable en su presencia divina. Según David, es la música la
que abre la puerta a la presencia de Dios.
Cuando entramos en la presencia de Dios, podemos llegar a
conocer por experiencia cosas que solo hemos conocido
intelectualmente. Primero, sabemos absolutamente que Él es Dios.
Cuando adoramos, reconocemos que el Señor es Dios y que nosotros
somos solo ovejas de su prado (v. 3). Podría ser esto lo que quiso
decir el apóstol Pablo cuando escribió: “Nadie puede llamar a Jesús
Señor, sino por el Espíritu Santo” (1 Corintios 12:3).
Luego, sabemos a través de la experiencia que “Jehová es
bueno”. A menudo nos resistimos a comprometernos plenamente con
Dios porque, en vez de confesar que “Jehová es bueno”, decimos con
nuestras acciones que “Jehová es terrible”. Este salmo dice que, en la
presencia de Dios, no solo sabemos que el Señor es Dios sino que
“Jehová es bueno” (v. 5a). La voluntad del Señor para nosotros es
buena, porque Él mismo es bueno.
En su presencia también sabemos que Él quiere que las
personas de cada generación de todos los países de la tierra vengan a
su presencia y sepan lo que sabemos nosotros. El primer versículo de
este salmo finaliza diciendo “habitantes de toda la tierra”. El último
versículo finaliza diciendo “todas las generaciones” (v. 5c). Quienes
adoran en la presencia de Dios saben que Él quiere que las personas
lo conozcan. La Biblia y la historia de la iglesia están llenas de
Fascículo No. 5: De Job a Cantar de los Cantares
28
historias de personas que tuvieron una experiencia significativa de
venir a Dios que los llevó a un fructífero ir para Dios.
Este patrón de la experiencia de adoración está afirmado en la
segunda oración del salmo, cuando se nos exhorta a “servir a Jehová
con alegría”. Cuando realmente adoramos a Dios, lo servimos con
alegría, no porque sea nuestro deber servirlo. En este salmo de
adoración, hemos aprendido lo que es la adoración, cómo adorar, que
tendría que ocurrirnos cuando adoramos y los resultados de una
auténtica experiencia de adoración.
Salmo 34
Una receta para los fracasos
El Salmo 34 es uno de los salmos emocionales o de oración,
aun cuando sea también un salmo de adoración y de predicación. La
inscripción al principio del Salmo 34 nos da cierta perspectiva
histórica sobre él. Este salmo representa un capítulo oscuro a
principios de la vida de David, cuando huía de Saúl y se volvió un
fugitivo. Ese capítulo oscuro de la vida de David se relata en 1 Samuel
21 y 22. Cuando David huía de Saúl y se convirtió en el Enemigo
Público Número 1, para su propia seguridad y supervivencia, llegó a
pensar en unir sus fuerzas con un rey filisteo. Cuando esto fracasó,
David se convirtió en un fugitivo y vivió en cuevas en el desierto.
Entonces leemos que a David se le unieron, en el desierto, personas
que estaban endeudadas y disconformes (1 Samuel 22:2). Estar
endeudado, en las culturas antiguas, significaba que uno corría riesgo
de terminar preso por deudor, como lo ilustra la parábola de Jesús, en
Mateo 18. Es intrigante darnos cuenta de que este fue el primer
encuentro de David con los hombres que luego se llamarían “los
valientes de David”.
El Salmo 34 es un ejemplo y un resumen de lo que David
predicó a estos fugitivos y fracasos, que llegaron a ser valientes,
porque entendieron y creyeron la esencia de lo que David les predicó.
La receta de David para los fracasos puede resumirse así: “Tres
hombres en el banco, ¿cuál es usted?”.
El hombre esperanzado
El hombre que todavía tiene esperanza cree que hay algo
bueno en su vida, y él lo va a encontrar. Dios planta la esperanza en
cada corazón humano, y lo hace porque la esperanza puede llevar a la
fe. Es por eso que el capítulo de la fe de la Biblia comienza
diciéndonos que la fe da sustancia a las cosas por las que esperamos.
Es la fe la que nos conduce a Dios.
En Estados Unidos hay entre 25000 y 30000 suicidios al año.
Cuando a los psiquiatras y psicólogos se les pregunta la causa de
estos suicidios, una de sus respuestas es que las personas se suicidan
porque pierden la esperanza. Cuando las personas ya no creen que
algo bueno les va a suceder, se suicidan.
Fascículo No. 5: De Job a Cantar de los Cantares
29
Si bien es trágico que entre veinticinco mil y treinta mil
personas pierdan la esperanza cada año, ¿no es sorprendente darse
cuenta de que aún hay 250 millones de estadounidenses que tienen
esperanza? Tenemos esperanza porque nacemos con esperanza en
nuestro corazón. La intención de Dios es que la esperanza que Él
planta en nuestro corazón nos lleve a la fe, y es el plan de Dios que
nuestra fe nos lleve a una relación con Él.
Según el apóstol Pablo, las tres grandes cualidades duraderas
de la vida son la esperanza, la fe y el amor (1 Corintios 13:13). El
amor es la mayor de estas cualidades, porque el amor no es algo que
nos lleva a algo que nos lleva a Dios. Cuando experimentamos el tipo
de amor que describe Pablo, hemos llegado. Las conocidas palabras,
“Dios es amor”, significan que hay una cualidad de amor que es Dios.
El hombre que no tiene esperanza (34:16, 21)
Existe un tipo de hombre que es el hombre sin esperanza. El
hombre que intenta ir en contra de Dios no tiene esperanza. Si Dios es
por usted, ¿quién puede estar contra usted? Pero, si Dios está contra
usted, ¿quién puede estar a favor de usted? El apóstol estaba de
acuerdo con los viejos rabinos, como Gamaliel, cuando escribió: “Si
Dios es por nosotros, ¿quién contra nosotros?”. Lo contrario también
se cumple: “Si Dios está contra nosotros, ¿quién puede estar por
nosotros?” (Romanos 8:31; ver Hechos 5:34-40). El hombre que va
contra Dios se dirige en la dirección que hace que su vida no tenga
esperanza. David expresa esta verdad cuando escribe: “La ira de
Jehová contra los que hacen mal, [...] Matará al malo la maldad” (vv.
16, 21).
El hombre feliz (bendito) (34:15, 17-20, 22)
La experiencia y la observación nos muestran la felicidad y
las consecuencias positivas del hombre piadoso y las consecuencias
negativas y la infelicidad del hombre impío. Esa observación suele
ser cierta en esta vida. El libro de Job y muchos pasajes le advertirán:
“¡Nunca digas siempre” y “Nunca digas nunca!” (consulte “Treinta
razones bíblica por las que los hijos de Dios sufren”, que es un
suplemento del comentario del Libro de Job en este fascículo). En el
estado eterno, ¡la observación de David siempre se cumplirá (Salmo
73)!
Lo que ocurrió (34:3-8)
David cuenta a estos fugitivos y fracasos su propia
experiencia personal, de cómo pasó de no tener esperanza a tener
esperanza, y luego a ser un hombre feliz. Observe estas afirmaciones
personales de David: “Busqué a Jehová, y él me oyó, y me libró de
todos mis temores. [...] Este pobre clamó, y le oyó Jehová, y lo libró
de todas sus angustias”. Este es el testimonio personal de David de su
experiencia de conversión.
Fascículo No. 5: De Job a Cantar de los Cantares
30
La receta de David para los fracasos
“Gustad, y ved que es bueno Jehová”, y luego descubrirá que el
hombre que confía en Dios es bendito (v. 8). A través de una
experiencia de conversión personal, descubra que el Señor es el Bien
que usted esperaba experimentar en esta vida.
El pacto entre David y sus valientes
“Engrandeced a Jehová conmigo, y exaltemos a una su
nombre” (v. 3). Este pacto es una hermosa descripción de una
comunidad espiritual. Este es el tipo de predicación que produjo los
valientes de David. Nunca olvide que los valientes de David eran
fugitivos y fracasados cuando David se encontró con ellos. Estos
valientes estaban endeudados, afligidos y descontentos cuando se
encontraron con David.
En los valientes de David vemos nuevamente la verdad que fue
ilustrada en la vida de personas como Moisés, todos los jueces y David
mismo. Lo cierto es que Dios se deleita en hacer cosas extraordinarias
mediante personas muy comunes. Un salmo como el 34, y todo el
fenómeno de los valientes de David, muestran lo que yo llamo los
cuatro secretos espirituales. Estos secretos son:
Yo no soy, pero Dios es, y Él está conmigo.
Yo no puedo, pero Dios puede, y Él está conmigo.
Yo no quiero, pero Dios quiere, y Él está conmigo.
Yo no lo hice, pero Dios lo hizo porque estuvo conmigo.
Salmo 46
“Dios es nuestro amparo y fortaleza, nuestro pronto auxilio
en las tribulaciones. Por tanto, no temeremos, aunque la tierra sea
removida, y se traspasen los montes al corazón del mar; aunque
bramen y se turben sus aguas, y tiemblen los montes a causa de su
braveza. Del río sus corrientes alegran la ciudad de Dios, el
santuario de las moradas del Altísimo. Dios está en medio de ella;
no será conmovida. Dios la ayudará al clarear la mañana. [...] Estad
quietos, y conoced que yo soy Dios; seré exaltado entre las naciones;
enaltecido seré en la tierra. Jehová de los ejércitos está con
nosotros; nuestro refugio es el Dios de Jacob” (Salmos 46:1-5, 10,
11).
Para los hijos de Coré, los antiguos salmistas que escribieron
este salmo, el concepto de una montaña cayendo al mar era una
terrible metáfora de lo impensable. El corazón del mensaje
devocional de estos hermanos levitas es que, cuando nuestro mundo
literal o personal se está viniendo abajo, debemos estar quietos el
tiempo suficiente como para saber que Dios está, y que Dios quiere
(ver v. 10). En todo el mundo, las personas vieron la implosión de las
Torres Gemelas del World Trade Center. Fue el equivalente moderno
de una metáfora de lo impensable: la montaña que cae en el corazón
del mar.
Fascículo No. 5: De Job a Cantar de los Cantares
31
Tenemos que concentrarnos en la realidad de que en este
mundo hay valores temporales y hay valores eternos. La metáfora de
los antiguos escritores de himnos para este concepto de valores
temporales y eternos que coexisten es la de un río que fluye a través de
este mundo autodestructor, material y temporal, y ese río no puede ser
movido (destruido). Dios está en medio de este río, que fluye a través
de este mundo y trae gran gozo al fluir hacia la ciudad eterna de Dios.
Este río podría representar al pueblo de Dios, que tiene vida eterna
porque es de la familia de su Dios eterno. El anciano apóstol Juan
describió al pueblo de Dios de esta forma: “Y el mundo pasa, y sus
deseos; pero el que hace la voluntad de Dios permanece para siempre”
(1 Juan 2:17).
El hecho de que este río no pueda ser movido también podría
representar los valores eternos que fluyen a través de este mundo
material y temporal. Estos salmistas nos están diciendo que, cuando el
mundo esté literalmente o figurativamente deshaciéndose, tenemos que
estar quietos el tiempo suficiente como para concentrarnos en la
realidad de que Dios es, y que todo lo que está relacionado con Dios
es, ¡para siempre!
Se nos dice, en el Nuevo Testamento, que no podemos acudir a
Dios y no podemos agradarle a menos que creamos que Dios existe
(Hebreos 11:6). Según este gran salmo, cuando nuestro mundo se está
deshaciendo, luego de que hayamos afirmado la gran realidad de que
Dios existe, también tenemos que estar quietos el tiempo suficiente
como para saber cuál es la voluntad de Dios. Él quiere ser exaltado
entre las naciones y quiere ser exaltado en la tierra. El Salmo 46 nos
dice que, en un tiempo de calamidad, tenemos que estar quietos y
saber que Dios tiene una voluntad para nuestro mundo, y para nuestra
vida personal.
Este salmo tiene muchas más palabras de consolación y de
perspectiva espiritual para nosotros cuando nuestro mundo literal o
personal se está autodestruyendo. Las notas marginales de la versión
inglesa de la Biblia New American Standard Bible dice que estos
antiguos salmistas nos estaban diciendo que nuestro Dios está
“abundantemente disponible para ayudarnos cuando estamos en
apuros”. Cuando nos dijeron que estuviésemos quietos y supiésemos
quién es Dios, y cuál es la voluntad de Dios, en realidad estaban
escribiendo: “Relájate, deja de luchar, aflójate y sabe (por
experiencia y por relación) que Yo soy, y que soy todo lo que la
Palabra dice que soy. También sabe que estoy contigo en tu tiempo
de calamidad, y que tengo una voluntad acerca de la forma en que
debes responder a tus circunstancias caóticas”.
Cuando el pueblo de Dios sufre la pérdida de sus posesiones
terrenales a través de desastres naturales, como un terremoto, una
inundación, un incendio o a través de desastres causados por el
hombre, como una guerra, aun cuando no haya nada bueno en estas
tragedias, Dios a veces usa estas calamidades para enseñar a su
pueblo la diferencia entre los tesoros del cielo y los tesoros de la
tierra. Jesús nos enseñó a hacer tesoros en el cielo porque los tesoros
Fascículo No. 5: De Job a Cantar de los Cantares
32
de la tierra pierden valor y los ladrones nos los pueden quitar (ver
Mateo 6:19-21).
Este es considerado también un salmo profético, porque
presenta metafóricamente lo que los profetas y apóstoles llaman “el
Día del Señor”. Cuando los profetas predicen un suceso, a veces lo
presentan como si ya hubiera ocurrido. Esto se denomina el “tiempo
perfecto profético”. Los autores de este salmo presentan el Día del
Señor como si ya hubiera ocurrido, y están haciendo un recorrido para
observar la devastación, como un gobernador o jefe de estado haría al
sobrevolar un desastre natural para evaluar los daños. En ese contexto,
se repite el versículo inicial y el final, y somos desafiados a quedarnos
quietos y saber que Dios existe, y cuál es su voluntad (vv. 1, 10, 11).
Todos los pasajes bíblicos que nos hablan del Día del Señor enfatizan
la aplicación: “Puesto que todas estas cosas [materiales] han de ser
deshechas, ¡cómo no debéis vosotros andar en santa y piadosa manera
de vivir!” (2 Pedro 3:10, 11).
Cuando las dos torres del World Trade Center hicieron
implosión en Estados Unidos, además de la trágica pérdida de miles de
vidas, se destruyó totalmente un hito que representaba los valores
terrenales de millones de personas. Dios no tiene nada que ver con el
terrorismo, y no hay nada de bueno en las tragedias que sufrimos en
manos de personas malvadas. Sin embargo, Dios a veces usa una
catástrofe como una llamada para despertar y conmover a su pueblo
para que reflexione y adopte un sistema de valores espirituales y
eternos. Esta es la esencia del mensaje de este gran salmo escrito por
los hijos de Coré.
Capítulo 4
El Libro de Proverbios
Cuando uno hace transacciones comerciales, hay dos cosas
que uno adquiere: dinero y experiencia. Cuando las personas
piadosas hacen negocios en este mundo, a menudo las personas
seculares se llevan el dinero, y los hijos de Dios, la experiencia. Dios
nos dio el Libro de Proverbios para que no tengamos que ir por la
vida aprendiendo todo por experiencia.
El Libro de Proverbios es el libro más práctico de la Biblia.
Salomón escribió tres mil proverbios (1 Reyes 4:29-34). Compartió
casi mil de sus proverbios en este inspirado libro de la Biblia. Fue
considerado el hombre más sabio que haya vivido jamás. En este
libro él, y las personas más sabias de su tiempo, nos muestran cómo
vivir en todas las áreas prácticas de nuestra vida.
Salomón escribió también más de mil canciones. En
Proverbios, encontramos menos de mil de sus proverbios, y solo una
de sus canciones se incluye en la Biblia, el Cantar de los Cantares.
Salomón no escribió todos los proverbios que contiene el Libro de
Proverbios. Él compiló dichos sabios que fueron escritos por otros
sabios, y otros sabios compilaron algunos de los proverbios de
Salomón que encontramos en este libro.
Fascículo No. 5: De Job a Cantar de los Cantares
33
Los primeros nueve capítulos indican claramente el propósito
del libro, que es enseñar sabiduría. Los proverbios de Salomón se
encuentran entre 10:1 y 22:16. Los proverbios de los sabios se
encuentran en 22:17 y 24:34, y los proverbios que los sabios de
Ezequías compilaron constituyen los capítulos 25 al 29. El capítulo 30
contiene los proverbios de Agur, y el capítulo 31, los proverbios del
rey Lemuel, Los capítulos 1 a 10 fueron escritos para jóvenes; del 11
al 20, son para todos los hombres; y del 21 al 31, para los gobernantes
de los hombres.
Si bien Salomón fue conocido como el hombre más sabio que
haya vivido jamás (1 Reyes 4:31), también fue, en muchos sentidos, el
mayor fracaso que haya vivido jamás. Como señalé en nuestra reseña
de los libros históricos, el reino dividido y las cautividades son
consecuencia del pecado de Salomón, antes que del pecado de su
padre, David. ¿Cómo podía un hombre que fue un fracaso tan grande
enseñar al pueblo de Dios cómo vivir?
Hay varias respuestas a esa pregunta. La sabiduría de estos
proverbios no depende de si su autor los aplicó o no a su vida;
presentan una inspirada sabiduría de Dios. Además, estos proverbios,
junto con el Salmo 127 y el Libro de Eclesiastés, fueron escritos por
Salomón para enseñar a los jóvenes a no hacer lo que él había hecho.
Aprendió mucho de sus errores, y quería transmitir la sabiduría que
había aprendido con tanto esfuerzo a otros, especialmente a los
jóvenes.
Al indicar Salomón el propósito de estos proverbios, dice:
“Por el camino de la sabiduría te he encaminado, y por veredas
derechas te he hecho andar. [...] Comerán del fruto de su camino, y
serán hastiados de sus propios consejos. [...] El temor de Jehová es el
principio de la sabiduría, y el conocimiento del Santísimo es la
inteligencia” (4:11; 1:31; 9:10).
En cierto sentido, este objetivo de la misión de Salomón es un
resumen de su propia experiencia de vida. Él sabía que había
fracasado, pero quería que supiésemos que aprendemos sabiduría a
través del fracaso y sus consecuencias. Una de las formas más
eficaces de aprender es por reacción a las consecuencias de nuestras
elecciones necias y pecaminosas. Cuando sufrimos todo el terror de
los caminos que escogimos, pagamos un alto precio para conseguir
sabiduría valiosa, y demostramos por nuestra experiencia que “Una
vida de hacer el bien es la vida más sabia que existe”.
Cuando Dios nos dice que algo está bien, nos lo dice porque
nos ama. Él quiere que hagamos lo correcto porque sabe que las
consecuencias de hacer lo correcto son buenas. Cuando Dios declara
que algo está mal, lo hace porque sabe que las consecuencias de
hacer lo incorrecto.
Advertencias con relación a mujeres seductoras
Proverbios 5:15–19 está dirigido a hombres jóvenes, y les
advierte acerca de las tentaciones de las mujeres seductoras. Estos
versículos nos enseñan que la mejor defensa contra la inmoralidad es
Fascículo No. 5: De Job a Cantar de los Cantares
34
un fuerte ataque: un buen matrimonio. Los hombres jóvenes deben
estar embelesados por el amor de su esposa en todo momento.
Salomón dice a los hombres jóvenes: “Sea bendito tu manantial, y
alégrate con la mujer de tu juventud” (v. 18), para que cuando entren
en el mundo no sean vulnerables a los encantos de las mujeres
seductoras. Serán menos vulnerables porque sus necesidades sexuales
habrán sido satisfechas ya. La advertencia de Salomón al hombre que
se entrega a la inmoralidad es: “Y retenido será con las cuerdas de su
pecado. El morirá por falta de corrección, y errará por lo inmenso de
su locura” (22b–23).
Autodisciplina
Para enseñar acerca de la importancia de la autodisciplina,
Salomón dice: “Ve a la hormiga, oh perezoso, mira sus caminos, y sé
sabio; la cual no teniendo capitán, ni gobernador, ni señor, prepara en
el verano su comida, y recoge en el tiempo de la siega su
mantenimiento” (6:6–8). Cuando somos jóvenes, nuestros padres y
maestros están cerca de nosotros, nos muestran lo que esperan de
nosotros y nos hacen rendir cuentas. Sin embargo, cuando maduramos,
se espera que nos supervisemos a nosotros mismos y seamos
autodisciplinados. Según Salomón, podemos aprender autodisciplina
de la hormiga que, sin supervisión, hace provisión en el verano y la
cosecha para todo el año.
Dar y recibir
Hay una enseñanza de este Libro de Proverbios que tiene un
paralelo en las enseñanzas de Jesús (11:24, 25). Dice así: “Hay
quienes reparten, y les es añadido más; y hay quienes retienen más de
lo que es justo, pero vienen a pobreza. El alma generosa será
prosperada; y el que saciare, él también será saciado”. Este proverbio
enseña que nuestras almas son alimentadas cuando somos generosos,
y que son mal alimentadas cuando somos egoístas. Si nos aferramos
a todo lo que tenemos, podemos perder todo, pero si lo damos
generosamente, podemos volvernos más ricos. Jesús presentó este
mismo principio cuando enseñó que debíamos perder nuestra vida
para ganarla para siempre (Mateo 16:24-27; Hechos 20:35). Según
Jesús, si uno realmente quiere encontrar su vida, entonces debe
perderla deliberadamente, derramarla, o sacrificar su vida por Dios y
por otras personas.
Uno puede esperar obtener sabiduría del Libro de Proverbios
porque es un libro de dichos sabios. Recuerde que el propósito de
Salomón al compilar estos proverbios fue que los sabios pudieran
llegar a ser líderes sabios, los sencillos pudieran ser sabios y las
personas pudieran discernir cómo vivir bien.
Dado que hay treinta o treinta y un días en un mes, los
jóvenes deberían usar este libro como un calendario y leer el capítulo
de Proverbios que corresponde al día del mes. Recomiendo que usted
haga una tabla con una docena o más de columnas. En la parte
superior, al comienzo de cada columna, escriba temas como:
autodisciplina, mujeres, la disciplina de los hijos, etc. Al leer el libro,
Fascículo No. 5: De Job a Cantar de los Cantares
35
coloque las referencias de los proverbios que tratan ese tema. Cuando
termine, tendrá un índice de los principales temas que enseña este libro
de sabiduría.
Las palabras “corazón”, “espíritu” y “alma” se mencionan
setenta veces en este libro, lo que nos demuestra que Dios se dirige a
nuestro corazón, nuestro espíritu y nuestra alma cuando quiere
enseñarnos cómo vivir correctamente. Un proverbio contundente, que
es el favorito de muchos quienes leen este libro, es: “Fíate de Jehová
de todo tu corazón, y no te apoyes en tu propia prudencia. Reconócelo
en todos tus caminos, y él enderezará tus veredas” (Proverbios 3:5, 6).
Capítulo 5
El Libro de Eclesiastés
Eclesiastés habla al corazón del pueblo de Dios, cuando este
busca respuestas a los problemas desconcertantes. La palabra
“eclesiastés” significa ‘el predicador’, y el libro con este nombre es, en
realidad, un sermón que Salomón predicó para los jóvenes al final de
su vida. El tono de su sermón es que, si bien la experiencia es una
buena maestra, no es nuestra única maestra. No tenemos que aprender
todo por la experiencia. El predicador exhorta a una generación más
joven a aprender de la experiencia de él. Este sermón es el registro
inspirado de cómo un hombre que tuvo la reputación de ser el hombre
más sabio que haya vivido jamás buscó diligentemente con toda su
sabiduría encontrar el significado y el propósito de la vida. Dios usó
este sermón –“Las últimas palabras de Salomón”– para dirigirse al
corazón de su pueblo cuando está buscando, escudriñando,
cuestionando y aun dudando.
Una breve reseña del sermón
Eclesiastés es el segundo libro poético de Salomón. Salomón
predicó este sermón a los jóvenes de Israel cuando él era un anciano.
Como aprendimos del Salmo 127, cuando Salomón pasó revista a su
vida desde la perspectiva y la madurez de la vejez, con la sabiduría
aprendida durante tantos años, confesó que había trabajado muy
duro, se había preocupado y había construido muchas cosas en vano.
Este sermón es una versión ampliada del Salmo 127. Él dio ese
sermón porque esperaba fervientemente que los jóvenes que lo
escucharan aprendieran de sus experiencias trágicas.
Tres búsquedas de significado
En el Libro de Eclesiastés, Salomón dijo a los jóvenes de
Israel que él intentó encontrar el propósito y el significado de la vida
en tres áreas donde, al finalizar su búsqueda, no encontró más que
vanidad. Esto nos presenta su palabra favorita. En su breve salmo, en
el cual confiesa sus fracasos, lo escuchamos decir: “Es posible
preocuparse, trabajar y construir en vano. Si Jehová no edificare la
casa, en vano trabajan los que la edifican; Si Jehová no guardare la
ciudad, en vano vela la guardia. Por demás es que os levantéis de
Fascículo No. 5: De Job a Cantar de los Cantares
36
madrugada, y vayáis tarde a reposar, y que comáis pan de dolores”
(ver Salmo 127). Encontraremos que esa palabra se usa
frecuentemente en este sermón ampliado de Salomón sobre el
propósito y el significado de la vida.
Riquezas
Salomón predica que él buscó el significado y el propósito de
la vida a través de la acumulación de riquezas, y se volvió el hombre
más rico que haya vivido jamás. Sin embargo, cuando consideró su
riqueza a través de la lente de su mortalidad, dijo: “Asimismo aborrecí
todo mi trabajo que había hecho debajo del sol, el cual tendré que dejar
a otro que vendrá después de mí” (2:18).
Salomón se encontró con un necio en el mercado y vio que el
hombre que heredaría su riqueza podría ser alguien igual a ese necio.
La realidad innegable de esa posibilidad llevó a Salomón a tachar de
“vanidad” su muy exitosa búsqueda de riqueza.
Sabiduría
Cuando Salomón se dio cuenta de que la riqueza no era el
propósito o el significado de la vida, se entregó a la búsqueda de
sabiduría. Se convirtió en el hombre más sabio que haya vivido jamás,
pero no encontró propósito en esta búsqueda tampoco. Escribió
“vanidad” sobre sus riquezas porque no podía llevar sus riquezas más
allá de la tumba. Y no pasó mucho tiempo antes que rotulara su
búsqueda del significado y el propósito de la vida en la sabiduría como
vanidad. Esto fue porque encontró que no podía traducir en felicidad
su sabiduría: “En la mucha sabiduría hay mucha molestia; y quien
añade ciencia, añade dolor” (1:18).
La estatua del pensador no es la imagen de un hombre feliz.
La ignorancia es dicha y el contentamiento de los torpes es un
contentamiento que está basado en la ignorancia. Dado que una
intensa búsqueda del conocimiento no aumenta nuestra felicidad,
Salomón rotuló su búsqueda del propósito y significado de la vida en
la sabiduría como “vanidad”.
Placer
La siguiente búsqueda de significado y propósito de Salomón
lo llevó a la búsqueda de la sinrazón, la risa y la diversión. Participó
en todos los placeres que el mundo tenía para ofrecer: “No negué a
mis ojos ninguna cosa que desearan, ni aparté mi corazón de placer
alguno, porque mi corazón gozó de todo mi trabajo; y esta fue mi
parte de toda mi faena” (2:10a). Nadie nunca se dedicó a pasarla bien
tanto como lo hizo Salomón. Pero, después de todo su placer
hedonista, a Salomón solo le quedaron tres preguntas: “¿Qué tiene de
bueno? ¿De qué sirve? y ¿Qué estoy logrando?”. Salomón descubrió
que, en lo profundo de su corazón, sabía que había un propósito para
su vida, y que ese propósito no era ir de fiesta en fiesta, día y noche.
Fascículo No. 5: De Job a Cantar de los Cantares
37
El veredicto
Al finalizar su sermón, Salomón emitió su veredicto, al decir a
sus jóvenes oyentes que durante toda su vida había aprendido una
verdad principal: “El fin de todo el discurso oído es este: Teme a Dios,
y guarda sus mandamientos; porque esto es el todo del hombre. Porque
Dios traerá toda obra a juicio, juntamente con toda cosa encubierta, sea
buena o sea mala” (12:13, 14). El original hebreo da a entender que
temer a Dios y guardar sus mandamientos lo hacen un hombre
completo. El temor de Dios es el comienzo de la sabiduría, porque
hace que el hombre sea aquello para lo cual fue diseñado. Ese es el
propósito que Salomón buscó toda su vida.
La sabiduría de Salomón llegó a la conclusión de que,
indudablemente, debía haber un juicio absoluto, porque él razonó, a lo
largo de este sermón, que la vida estaba llena de injusticia. Los
hombres heredaban riqueza que no habían ganado, los oprimidos no
recibían consolación, y los que tenían mucho estaban descontentos a
menudo. Las injusticias, las disparidades, la explotación del pobre y
los indefensos en manos de los malos con impunidad, y muchos otros
males, hicieron que Salomón razonara que simplemente tiene que
haber un juicio absoluto.
Gemas de verdad inspirada en Eclesiastés
Al leer Eclesiastés, usted descubrirá un sistema de verdad de
dos vías. Por momentos, Salomón parece jugar el papel del hombre
escéptico, inquisidor y desconfiado que no tiene ninguna revelación de
Dios y está simplemente razonando como un hombre no espiritual y
completamente secular. En otros momentos, él piensa y habla como
un hombre espiritual con revelación de Dios. Si bien Salomón
expresó muchas dudas en el contexto del primer esquema mental, las
verdades que expresó como ese otro hombre son profundas, y nos
ayudan a obtener comprensión acerca del propósito y el significado
de la vida.
Hay un pasaje del capítulo tres que dice: “Todo tiene su
tiempo, y todo lo que se quiere debajo del cielo tiene su hora.
Tiempo de nacer, y tiempo de morir; tiempo de plantar, y tiempo de
arrancar lo plantado” (vv. 1, 2). Este pasaje es similar a otro en
Salmo 1, que nos dice que el hombre bienaventurado “da su fruto en
su tiempo” (v. 3b). La obra de Dios en la vida de una persona se
realiza en el tiempo de Dios.
Salomón nos dio también una hermosa perspectiva del
matrimonio cuando escribió: “Mejores son dos que uno; porque
tienen mejor paga de su trabajo. Porque si cayeren, el uno levantará a
su compañero; pero ¡ay del solo! que cuando cayere, no habrá
segundo que lo levante. También si dos durmieren juntos, se
calentarán mutuamente; mas ¿cómo se calentará uno solo? Y si
alguno prevaleciere contra uno, dos le resistirán; y cordón de tres
dobleces no se rompe pronto” (4:9–12).
Cuando Dios diseñó la relación matrimonial, Él quiso que el
hombre y la mujer fueran uno en mente, cuerpo y espíritu. Su plan
era y sigue siendo que las dimensiones más profundas del espíritu y
Fascículo No. 5: De Job a Cantar de los Cantares
38
la mente fueran expresadas alegremente a través de la relación física,
sexual. Tal vez Salomón tenía esto en mente cuando nos dijo que un
cordón de tres dobleces no se rompe pronto. Cuando se lo ve en el
contexto de esta perspectiva del matrimonio, el sexo es una forma
intensa de comunicación. Si la relación física en un matrimonio no es
una expresión de los niveles más profundos de mente y espíritu,
entonces el sexo en ese matrimonio está en un nivel de comunicación
animal.
En el capítulo nueve, Salomón describió una ciudad que fue
salvada gracias a los consejos de un hombre sabio: “Una pequeña
ciudad, y pocos hombres en ella; y viene contra ella un gran rey, y la
asedia y levanta contra ella grandes baluartes; y se halla en ella un
hombre pobre, sabio, el cual libra a la ciudad con su sabiduría; y nadie
se acordaba de aquel hombre pobre” (vv. 14, 15). Salomón describe el
olvido de la ciudad del hombre sabio como una injusticia. Si bien los
esfuerzos del sabio no fueron recompensados, igualmente concluyó
que: “Las palabras del sabio escuchadas en quietud, son mejores que el
clamor del señor entre los necios” (v. 17). Para él, terminar el trabajo
era más importante que recibir el crédito por hacer el trabajo.
Al finalizar su sermón, Salomón aconsejó a los jóvenes que “se
acuerden de su Creador en los días de su juventud” (ver 12:1). Él sabía
que la juventud era un tiempo de bendición y fruto, pero también sabía
que la edad avanzada se acerca inevitablemente: “... antes que la
cadena de plata se quiebre, y se rompa el cuenco de oro, y el cántaro se
quiebre junto a la fuente, y la rueda sea rota sobre el pozo; y el polvo
vuelva a la tierra, como era, y el espíritu vuelva a Dios que lo dio”
(vv. 6, 7). Los que están en su juventud harían bien en recordar a
Dios y vivir su vida bien, porque se presentarán delante de Él al final.
Y, después de todo, según determinó Salomón, el significado de la
vida se encuentra en su última afirmación: “Teme a Dios, y guarda
sus mandamientos; porque esto es el todo del hombre” (v. 13).
Capítulo 6
Cantar de los Cantares
Cantar de los Cantares es el último de los libros poéticos. Se
nos dice que Salomón escribió 1005 cantos, pero este es el único que
ha sido preservado para nosotros en la Biblia. Esta canción de amor
nos muestra el romance y las palabras de amor entre dos amantes.
Los jóvenes hebreos no debían leer este libro del Antiguo
Testamento hasta que tuvieran treinta años de edad.
Tal vez usted se pregunte por qué este libro se incluye en el
canon de las Escrituras inspiradas. Hay varias respuestas a esta
pregunta. Un libro como éste enseña la santidad del lecho
matrimonial. En el Libro de Génesis escuchamos a Dios decir que no
era bueno que el hombre estuviera solo. Así que creó a la mujer para
completarlo. Cuando Dios los creó varón y mujer, los unió en una
relación sexual. Según el relato de la creación, luego de crear Dios,
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39
declaró que lo que había creado era bueno. Cuando Dios creó el sexo,
dijo que era “bueno en gran manera”.
Aunque no hubiera ningún significa más profundo de este
canto de amor, el mensaje de la santidad del sexo es suficientemente
importante como para que este hermoso libro forme parte de la
biblioteca sagrada que llamamos “la Biblia”. Es muy importante que
los padres enseñen a sus hijos que el sexo es muy bueno. Es un desafío
enseñar a nuestros hijos que guarden el sexo para el matrimonio, sin
darles la impresión de que el sexo es pecado. Si convencemos a
nuestros hijos que el sexo está mal, podemos afectar su ajuste sexual
en el matrimonio. Pueden entrar al matrimonio con actitudes puritanas
hacia el sexo que podrían limitar seriamente su propia satisfacción y la
de su cónyuge.
Este canto de amor enseña que Dios bendice, aprueba y unge el
lecho matrimonial y la “dicha marital”. Al leer este canto de amor de
Salomón, usted verá afirmada la intención de Dios para la expresión
gozosa de las intimidades del amor sexual entre un hombre y una
mujer en el contexto del matrimonio.
Hay almas devotas que han visto un significado más profundo
en este canto de amor de Salomón. Ven profundos paralelos entre la
relación de estos dos amantes y nuestra relación con Dios y Cristo, que
suele presentarse como una relación matrimonial. Ellos creen que
Cantares fue colocado entre las escrituras como una alegoría del amor
que Jehová Dios tiene por Israel. Cuando usted lee el Nuevo
Testamento, descubre que esta metáfora de una relación de amor se
aplica también a Cristo y su iglesia. Cristo es el esposo y la iglesia,
su esposa (Mateo 25:1-13; Apocalipsis 21:2, 17).
Aplicaciones devocionales de Cantar de los Cantares
Una alegoría final que existe en este canto de amor se aplica a
nuestra relación individual con el Cristo vivo. En el Antiguo
Testamento, a Israel se le ordenó que amara a Dios con todo su
corazón. Jesús afirma esta enseñanza cuando se le pide que diga cuál
es el mandamiento más importante de la Ley (Mateo 22:35-40).
Nuestra propia relación de amor con Dios y con Cristo es
representada hermosamente y alegóricamente por la relación entre
estos dos amantes. Esta interpretación y aplicación de Cantares puede
hacer de este libro uno de los más devocionales de toda la Biblia, que
nos enseña mucho acerca de la relación íntima con el Cristo
resucitado y vivo.
Paralelos relacionales y devocionales en el canto de amor
El esposo en Cantares primero lleva a su esposa a su
recámara (1:4) y luego a la mesa de su banquete (2:4). Esto sugiere
que nuestra relación con Cristo debería ser íntima antes de ser
pública. Jesús le dio mucha importancia a esto en su Sermón del
Monte. Él criticó a quienes hacían oraciones públicas y practicaban
la caridad públicamente, porque sus oraciones y sus dádivas eran
realizadas para beneficio del hombre, y no para el de Dios (Mateo
6:5-7).
Fascículo No. 5: De Job a Cantar de los Cantares
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El énfasis de Jesús era que nuestras oraciones fueran hechas a
Dios en soledad y nuestras dádivas fueran como para Dios, anónimas.
Martín Lutero escribió: “Santo Jesús, dulce niño, hazte una cama,
suave, inmaculada dentro de mi corazón, para que sea un cuarto
silencioso guardado solo para Ti”. ¿Es su corazón un cuarto silencioso
guardado solo para Él?
Cada vez que se rompe la comunión entre los dos amantes en
Cantares, nunca se rompe por la voluntad del esposo. Este cuadro se
aplica a nuestra comunión con Cristo. Nuestra comunión con Él puede
ser una comunión continua, pero cuando sufre un cortocircuito, se
rompe porque nosotros la rompemos, no Cristo. Nuestra comunión con
Cristo nunca se rompe porque Él nos ha fallado, sino porque nosotros
le hemos sido infieles.
Cuando el esposo, en Cantares, visita la recámara de su esposa,
permanece afuera mientras ella está ocupada aplicándose perfume y
otros preparados de belleza. Cuando ella finalmente abre la puerta, él
se ha ido (5:1-6). A menudo estamos preocupados por la unción o los
dones del Espíritu, y pasamos por alto nuestra relación con el Dador de
esas bendiciones espirituales. En nuestra preocupación por esas
maravillosas manifestaciones del Espíritu Santo, dejamos a nuestro
Esposo, que quiere tener una relación íntima con nosotros, esperando
afuera parado.
La esposa en Cantares entiende el trabajo de su esposo:
“Levantémonos de mañana a las viñas; veamos si brotan las vides, si
están en cierne, si han florecido los granados” (7:12). Según lo que
Jesús dijo a Pedro en el Evangelio de Juan, nosotros también
podemos expresar nuestro amor por Jesús mostrando interés en su
rebaño, cuidando sus ovejas y amando las ovejas que Él ama tanto
(Juan 21:15–17).
¿Cuál es la principal aplicación de este hermoso poema? El
canto de amor de Salomón habla, el idioma del corazón, acerca de la
emoción más importante: el amor. Habla de la más importante
relación de amor que tendremos jamás –nuestra relación con Cristo–
describiendo alegóricamente su amor por nosotros, y nuestra
respuesta a su amor.
Para entender esta calidad única de amor, debemos comenzar
por el amor de Dios. Hay dos lugares en el Nuevo Testamento donde
encontramos que se analiza y se exhibe el amor de Dios. En el
capítulo del amor del apóstol Pablo y en el capítulo de amor del
apóstol Juan, el amor de Dios pasa a través del prisma de sus mentes
inspiradas y sale del otro lado como un racimo de virtudes (1
Corintios 13; 1 Juan 4:7-21). Juan y Pablo nos dicen que el amor de
Dios es: indescriptible, irreemplazable, incomparable, indestructible,
incondicional, irresistible, inspirador, espiritual, eterno y
sobrenatural.
Cuando amamos con esta calidad de amor, tenemos la
capacidad de amar a nuestros cónyuges, nuestros hijos, nuestros
padres y aquellos en nuestra vida que tal vez sean más difíciles de
amar. El Cantar de los Cantares nos enseña que el amor que
compartimos con Cristo es privado, íntimo, exclusivo, intenso,
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desinteresado, mutuo, satisfactorio, edificante, no amenazante,
fructífero e inextinguible.