Revista Cinosargo número XXVII agosto del 2010.

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AÑO III NÚMERO XXVII EDICIÓN DE AGOSTO DEL 2010

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Revista Cinosargo número XXVII - Edición de agosto del 2010. Ediciones Cinosargo. Editor: Daniel Rojas Pachas.

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AÑO III NÚMERO XXVII EDICIÓN DE AGOSTO DEL 2010

Editado en Arica- Chile 2010Diseño: Daniel Rojas Pachas y Milvia Alata

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Estrenamos el número XXVII de Revista Cinosargo con una frase de Bataille "Toda comunicación participa del suicidio y del crimen” que anuncia la publicación impresa de nuestro sexto título Necrospectiva VOL.1 de Pablo Espinoza Bardi.

La colección de cuentos de este autor emergente es importante para nuestra casa editorial pues marca un hito literario para el norte grande en la medida que se asume un género no antes explorado por los narradores de esta región del mundo, el terror y la fantasía. Además es la segunda obra de nuestra línea narrativa y un paso más en el desarrollo de este proyecto multimedia en que ha devenido Cinosargo.

Y sí bien esta suma de esfuerzos compuesta por la edición en papel con amplio tiraje, la gestión cultural y los viajes en que nos hemos embarcado en pos de la distribución y puesta en conocimiento de nuestro proyecto, han en alguna medida postergado la edición digital de nuestra revista y su hermana la Santísima así como también la otrora expedita actualización de la web que contaba con diez a doce notas diarias para mantener sólo cuatro o cinco en la actualidad, creemos que son sacrificios necesarios en la maduración y desarrollo de esto que ha llegado a ser más que un blog o sitio web, para devenir en una acción de arte y proyecto de intervención a la realidad que nos circunda y las fronteras tanto nacionales (el centralismo de Santiago) e internacionales que suelen escindirnos. Esta última situación atañe al diálogo constante con Perú y Bolivia y otros espacios más lejanos del continente con los cuales tenemos constante diálogo e intercambio, en este sentido vale la pena agregar a España, país con el cual acabamos de realizar una doble antología, gracias a la colaboración de Revista Groenlandia.

En definitiva la serie de esfuerzos que nos ha demandado esta producción de libros y realización de presentaciones va en concordancia con nuestra idea general de lo que debe ser Cinosargo por tanto pedimos a nuestros queridos lectores la comprensión del caso y la paciencia pues al perro Sargo le queda mucho por morder y ladrar en torno al arte...

Cinosargo tiene la palabra...

Daniel Rojas PachasDirector de Revista Cinosargo

27/10/10

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En 1999, en las « ediciones Alerce Oreste Plath », de la Sociedad de Escritores de Chile, apareció un ensayo denominado « Medio siglo de discriminación al pueblo mapuche ». El texto en cuestión fue ganador de ese certamen. Su autor : Luis Vitale.

Vitale abarcó temas diversos en sus estudios e investigaciones, fundamentalmente aquellos que tienen que ver con americalatina y los vacíos en cuanto a miradas, los pueblos y su rol, la identidad, los mitos « fabricados ».

Precisamente en este libro que acabo de citar el autor hace hincapié en el « descubrimiento de América », nombre que califica como un encubrimiento de la historia. Afirma férreamente que milenios antes de la llegada de españoles y portugueses, los pueblos originarios tuvieron toda una cultura forjada y que no es difícil de detallar.

Por otra parte y como ya es de dominio público, el historiador confirma que los verdaderos descubridores del continente americano son en estricto rigor los propios hombres y mujeres que cercano a los 50.000 años atravesaron el estrecho de Behring, el mismo que tiene cerca de 80 kilómetros de anchura y una profundidad de alrededor de 50 metros. Estos aventureros provenientes de Asia aprovecharon, según la mayoría de los estudios, uno de los últimos períodos glaciales sobre el planeta y que es conocido como Würm, donde ambos continentes quedaron unidos en una especie de puente. El mismo culmina con el Holoceno que viene siendo el fin de ese período que dio la ocasión casi bíblica para que los hombres entraran y avanzaran hasta ir poblando suelo americano. El Holoceno se produjo hace aproximadamente 12 mil años y con él nuevamente queda cerrado el paso, aumentando el nivel del mar, dando origen no sólo a lo que hoy es el estrecho de Behring, sino a la separación de Indonesia, Japón y Taiwan de Asia, el Reino Unido de Europa, entre otros.

Hoy por hoy la ingeniería pretende unir de nuevo estos continentes, ahora sin períodos glaciales, sino más bien con el ingenio y la proeza del hombre mediante un puente de magnitudes gigantescas.

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Vitale y sus orientaciones por Carlos Amador Marchant

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Vitale y sus orientaciones Cuento aparte, lo extraordinario de Vitale en este estudio es que se centra en la llegada de los españoles en 1492, entrelazando historias y civilizaciones, comparando la que ya se encontraba establecida en América por miles de años, en relación con Europa. Entra en cólera el historiador al sólo traer a colación que muchos otros de sus colegas han tratado a nuestros aborígenes de una manera bestial, incluso expresando que vivían en la prehistoria.

Para dar prueba fehaciente de estas atrocidades expresivas, actualiza los adelantos en la alfarería, el regadío de artificio, la cestería y la metalurgia, esta última centrada, por ejemplo, en los guairas, es decir la invención de los hornos de fundición y que desembocaron en la técnica de la soldadura, aleación de casi todos los metales a excepción del hierro. Los mixtecas y zapatecas se han consagrado como los mejores orfebres en el continente, pero no sólo acá, sino en todo el mundo, según lo grafica Alfonso Caso. Más aun, en el siglo XVI el artista plástico Alberto Durero se extasiaba al observar los tesoros que Hernán Cortés entregó al rey Carlos V : « En mi vida no he visto nada que de tal modo alegrara mi corazón...objetos artísticos que me han dejado atónito ante el talento de esa gente de tierras lejanas ».

Pero esto no termina acá, y por cierto justificada entrada en cólera de Vitale, puesto que los llamados a engrosar los terrenos de la prehistoria fueron capaces de crear el número cero (maya) diez siglos antes que los del viejo continente, además de aplicar los estudios sobre astronomía, levantaron ciudades como Tenochtitlán habitada por más de medio millón de seres. Tampoco podemos dejar de lado Machu-Pichu y las pirámides del Sol y la Luna, entre otras. Estamos, en consecuencia, hablando de una civilización que dejó legados imperecederos.

Luis Vitale, en este ensayo se encomienda al tema mapuche, por eso el título de este trabajo que deja al descubierto un sin fin de episodios que siguen sin resolver, o que la historia no ha querido, en su real dimensión, mirar con ojos certeros.

La cultura mapuche, si bien es cierto no alcanzó los niveles de desarrollo de otras sociedades americanas, se destacó por su trabajo agrícola, textil y alfarero. Además tuvieron un acercamiento notable frente a la naturaleza, una relación con el ambiente y los milenarios bosques del sur chileno. Tampoco hay que dejar de lado el conocimiento metalúrgico, la producción comunal. Vitale critica una serie de denominaciones que fueron aflorando y quedándose con el tiempo, sopesando incluso el tema de la identidad que está arraigada en todas las controversias que ha enseñado la historia. La codicia por el oro de los extranjeros, el deseo tenaz por el exterminio que le valió la muerte en circunstancias terribles a Valdivia, la usurpación de las tierras, la introducción del alcohol entre los aborígenes, la mal llamada Pacificación de la Araucanía, en fin. Pueblo gallardo que sin ser eminentemente guerrero defendió y defiende sus tierras y su cultura por más de quinientos años, y ocho levantamientos que hicieron escribir crónicas y poesía notables. Acá hay un tema que lleva a reflexionar no ahora sino que en todos los tiempos. La identidad es algo que siempre me ha apasionado, y este ensayo de Luis Vitale nos lleva a esto, a mirar incluso el racismo imperante, el asunto de mentiras piadosas en donde por un lado se enloda a un pueblo y por el otro, en circunstancias específicas, se les valora. Ejemplo de esto, en la Guerra del Pacífico, antes y después de las victorias, se les inculcaba a los soldados sobre la sangre gallarda de los araucanos. En más de otras, se les carcome con feas palabras como “indios flojos y borrachos”.

Esto ha conllevado, al mismo tiempo, a ser un país, una sociedad sin raíces y por ende, sin identidad. El alejamiento de nuestros ancestros nos ha otorgado la terrible e impiadosa expresión de no querernos mucho. Ejemplos de esto hay muchos, en lo social, en lo político y hasta en lo deportivo. ¿Quién se puede querer si no conoce sus raíces?. Ha sido la gran equivocación de todos los tiempos.

Pero de este asunto se podría hablar por varias y cientos de páginas.

Lo cierto es que Luis Vitale, historiador argentino nacionalizado chileno y con más de cien textos y estudios realizados al paso de su vida, se nos fue de esta tierra el pasado 27 de junio.

Tenaz y en consecuencia aguerrido en sus posturas e ideas, Vitale siempre se manifestó contrario a las usurpaciones, opresiones, y acompañó a la gente por muchas décadas.

Nacido el año 27 del siglo pasado en el país trasandino, se acercó a Chile para ejecutar una historia comparada sobre nuestro territorio y Argentina y se quedó desde el año 1954 acá, tras enamorarse de una chilena. Y como tal, también sufrió muchos sinsabores en nuestro suelo por sus ideas : torturas y cárceles. Exiliado en Venezuela, regresa después del año 1990.Fue profesor y recibió reconocimientos en distintas universidades del mundo. Este ensayo nos hace reflexionar y lo trajimos precisamente para eso, para reflexionar.

Virginia Vidal, quien conoció al autor, dice : « Más de cien son los títulos capitulares de su vasta obra; a ellos deben sumarse —porque los redactó con la misma acuciosidad, rigor y pasión— un número incalculable de opúsculos, folletos, manuales, trabajos de divulgación, en fin, repartidos con generosidad entre sus alumnos e integrantes de organizaciones populares. Todo sin olvidar uno de sus amores primeros: la música en general y el tango y la cumbia en particular en cuanto son expresiones directas de la cultura popular de nuestras sociedades.

Vitale murió el domingo 27 de junio; lo velaron en la Sociedad de Escritores de Chile —lo que honra a esa institución—, puesto que no existe en Chile un movimiento obrero para reclamar y despedirlo como se merecía. Gran lector y amante de la poesía —escribió una Sociología de la novela—, se sentirá orgulloso de zarpar a la mayor de las distancias desde la SECH.

Sus amigos lo echarán de menos. Su legado no será en vano. El resto, la razón y la descripción de sus tareas, llegará con el tiempo”.

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Gráfica para enfermos.Diego Leonardo González Rodríguez

Ha sobrevivido al tiempo, a la represión social junto con la policial, ha perdurado a la brutalidad de las pandillas y ahora muta en las calles generando nuevas ideas-criticas-apreciaciones, la raíz de la pintura urbana es la rebeldía misma de los artistas, llegando a utilizar cualquier arquetipo de instrumento para subvertirlo, darle otro significado, “ya que el espacio público no es público, es tan solo la sobra de la propiedad privada”, ante lo cual se debe poner la cara y con ella una protesta totalmente justificada.

El graffiti es una forma antigua de expresión en la cual los romanos se burlaban de algunas creencias de sus coterráneos, dibujando así historias por ellos conocidas en las cuales caracterizaban animales o antihéroes degradados por medio de los trazos; en lugares como África el graffiti es fiel testigo de cómo las civilizaciones han sido unidas por el eslabón de la escritura encontrados al norte y sur arábigo, del Proto-cananeo.

Ha llegado desde las estrías de las pirámides egipcias, pasado por los templos Mayas, ha dado algunas muestras de su repertorio en monumentos precolombinos, el graffiti demuestra con su corriente la universalidad, era entonces de esperar su evolución, la cual se presento en los setenta personificada en “Demetrius” el joven griego buscador de identidad, el cual encontró en el spray una pasión; al igual que muchos de sus contemporáneos de barrios populares neoyorquinos.

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Después vendrían días de dolor y persecución, las autoridades tomaron en sus manos el asunto, la sociedad se quejo de esta forma expresión, se condeno la venta no autorizada o responsable de pinturas y crayones, el metro fue pintado con un material resistente al encanto de los nobles esbozos, los artistas eran condenados por días a calabozos donde arañarían las paredes, viendo desaparecer la pintura de sus manos ya sin fuerza.

El Grafiti trascendió la luz de un modo fuerte y letal, una novedad en el mercado, en un idioma que nadie puede callar, lamio la textura con la belleza más pura del arte y la voz más clara de la calle, iba tomado de la mano del hip-hop y el alma siempre joven del rebelde punk, no era lo único guardado con recelo; con sus manos se había preparado de astucia, inteligencia, estética y apareado con la cultura, sólo una cosa avergüenza su historia, los muros tachados por las pandillas pidiendo a gritos un muerto más.

Ahora la gran alianza mundial de artistas callejeros se ha tomado las vías del mundo, desde la gran Berlín pasando por la tolerante Ámsterdam, tachando la corona británica y todo el resto de Europa. Han llevado el graffiti y el stencil a dimensiones más allá de lo imaginado, el graffiti no se quedo en grandes trazos de pintura y tags regordetes e indescifrables, conjuntamente tomo los elementos de la calle y con la creatividad de los alquimistas han arrebatado significados ocurrentes en momentos y circunstancias oportunas, volviendo el mundo un poco más virtuoso o por lo menos, más atractivo, satírico y curioso, al parecer no estamos tan muertos.

Los colectivos colombianos se unieron a la fiesta al igual a sus antepasados precolombinos, unidos por los valores implícitos de este arte que no se vende, los cuales se ven plasmados en su velocidad, ilegalidad, y rebeldía, se pretende romper con destreza la propiedad privada y valorizar el espacio público, viéndose perseguidos por una autoridad la cual tal vez ignora el por qué de sus actos, mientras lo único que se pretende reivindicar es el sentido noble del arte, el arte aun no encontrada en las galerías, el arte no comercial, el arte en pro de la gente, el arte respirada en el cotidiano eterno del ser urbano.

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Arturo Ospina es más conocido en la calle como “Seta”, fue estudiante de diseño grafico de la Escuela Superior de Artes de Bogotá, proviene de una familia humilde, Seta es uno de cientos de jóvenes que decidieron plasmar arte en los muros de la ciudad, aunque él no se alió a ningún colectivo, tal vez por eso mismo lo persigue una suerte de perro, como él mismo dice.

El joven artista sale a marcar las tapias con su sello a partir de las diez de la noche, cuando la ciudad empieza a descansar y los bohemios, prostitutas, celadores y graffiteros están hasta ese momento emprendiendo labores, dice que uno no se debe confiar de la calle vacía, en cualquier momento puede aparecer una persona para acusarlo con la policía, en ese momento se debe proceder con valentía y un poco de cinismo para resistirlos, -“ya que las personas delatan a los pintores de stencil o a quienes hacemos intervenciones urbanas, si estuviéramos cometiendo un crimen nunca se atreverían a delatarnos, tan sólo se quedarían en silencio detrás de las cortinas de sus casas y se acostarían a dormir sin intentar auxiliar a las víctimas”.

Hay días en los cuales, los dibujantes no alcanzan a huir, son descubiertos por la policía, sorprendidos al llevar el “pisquero” alborotado, como se le dice a oler exageradamente a pintura y el muro rayado se convierte en delator. Seta dice: - “graffitero que se respete debe llevar por lo menos treinta mil pesos en los bolsillos” para cuando el agente de ocasión, no comprenda las razones provenientes de la esencia del arte y de la nueva onda de la calle, por lo menos entienda el lenguaje corrupto de nuestra sociedad, EL SOBORNO así el agente de turno se gana treinta mil pesos por cabeza y los grafiteros tiempo para no caer noche a noche al calabozo.

En muchos colegios del distrito hay graffitis apoyados por la alcaldía cada una de las obras tiene costos hasta de seiscientos mil pesos, este artista callejero habla sobre la doble moral del gobierno, los arresta pero en innumerables ocasiones hace negocios con los escritores por tareas de bajo perfil artístico, no comparables a las realizadas por ellos, por mucho menos dinero y sin contratos. El stencil no tiene precio por ser un regalo para la ciudad “Quien cobra por rayar lo hace para comerciar o sea ha desviado la causa”

Seta retoma el tema del soborno a la policía y dice: “no todas las veces cobran, hay días en que son permisivos y dan el consentimiento con sólo decir que somos artistas, ¿Cómo nos van a llevar junto a asesinos o ladrones por hacer arte?”

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*¿Por cualquier pintada los podrían llevar al calabozo? - Si, pero la ley es laxa, un día planearon pintar una tienda de artículos de moda en la exclusiva calle de la 93 y fueron cogidos in fraganti por la policía, no los llevaron de inmediato a la Unidad Permanente de Justicia UPJ, los agentes del orden actuaron de un modo conciliador, los condujeron hacia dónde se encontraba la dueña del local quién los comprometió a borrar el graffiti que corrosivamente desafiaba: “La moda me incomoda” restauraron la pared está vez no con spray sino con rodillo, el plan salió por ciento veinte mil pesos dejando la fachada del negocio tal como la habían encontrado.

El graffiti es una de las artes salidas del lenguaje callejero, desde hace ya algún tiempo podemos observarlos a gran escala en Bogotá, en sus arterias, en las paredes de sus parques, se descubren dibujos de peces azules con un sólo ojo, de familias mutantes viendo televisión, jesuses fisicoculturistas, letreros indicando que los feos son más, hongos alucinógenos, mujeres con rostros de gato, grafitis advirtiendo la cercanía de un violador, un superman adicto a la cocaína, pulpos, colibrís tornasolados, tigres desprendiéndose de la cabeza de una amazona, un punk se toma el rostro con su mano izquierda, tras él un fondo verde recubre la textura de los ladrillos, una mujer fornida, pañoleta y camisa roja, pide que atiendas al mensaje: “NO PONGAS LA OTRA MEJILLA”, la pequeña de trenzas mira fijamente, mantiene sus manos arriba en las que encontramos un par de grandes ojos que te miran insistentemente, en la pared han dibujado al presidente Furibe con un tapabocas y abajo los caracteres “HP1N1”

las mujeres dibujadas por estos artistas callejeros son casi siempre sensuales, de bellos rostros y cuerpos de revista de moda, han sido expuestas orinando o lamiendo con sus puntiagudas lenguas una lata de espray, son apenas breves descripciones de algunos de miles de grafos decorativos de Bogotá, miles de formas, figuras, colores y mensajes uno de ellos me resulta prometedor el otro dará titulo a este relato: “Bailare sobre tu tumba” y “Gráfica para enfermos”.

Las pitadas evidencian la grandeza del lenguaje popular, aquel que todos conocen pero pretendían no entender, los grafos comunican sátira, acidez e inconformismo, incomodan a propios y extraños con gracia, las paredes desoladas de la metrópoli ya no lo son más, ahora han sido envueltas por el mismo fuego de la creación, develando el arte y dejándolo al alcance de todos, aunque para muchos aun sea simple vandalismo.

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Vendrá la muerte y tendrá tus ojos[Traducción: Víctor Sampayo]

Publicado originalmente en Rey Mono

Durante varias noches había estado pensando en este poema de Pavese. Finalmente no soporté más, lo busqué en la biblioteca de la universidad, lo releí en italiano (después de varios años en que sólo lo había visto en español), y me asombró quizá más que la primera vez. La siguiente traducción es mía, así que por supuesto la someto a la crítica. Sin embargo, espero que se disfrute. Helo aquí:

Verrà la morte e avrà i tuoi occhiVerrà la morte e avrà i tuoi occhiquesta morte che ci accompagnadal mattino alla sera, insonne,sorda, come un vecchio rimorsoo un vizio assurdo. I tuoi occhisaranno una vana parola,un grido taciuto, un silenzio.Cosí li vedi ogni mattinaquando su te sola ti pieghinello specchio. O cara speranza,quel giorno sapremo anche noiche sei la vita e sei il nulla.

Per tutti la morte ha uno sguardo.Verrà la morte e avrà i tuoi occhi.Sarà come smettere un vizio,come vedere nello specchioriemergere un viso morto,come ascoltare un labbro chiuso.

Vendrá la muerte y tendrá tus ojosVendrá la muerte y tendrá tus ojosesta muerte que nos acompañadel amanecer a la noche, insomne,sorda, como un viejo remordimientoo un vicio absurdo. Tus ojosserán una palabra vana,un grito acallado, un silencio.Así los miras cada mañanacuando te inclinas hacia ti mismaen el espejo. Oh amada esperanza,aquel día también nosotros sabremosque eres la vida y eres la nada.

Para todos la muerte tiene una mirada.Vendrá la muerte y tendrá tus ojos.Será como abandonar un vicio,como ver en el espejoel resurgir de un rostro muerto,como escuchar un labio cerrado.Descenderemos mudos en la vorágine.

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Pensando en que este texto sea la primera lectura crítica de algún joven poeta, reiteraré que todas las Antologías son arbitrarias. La amplitud del lenguaje, las realidades, los contextos y los paisajes, poseen relación independiente con el orden cósmico que señala Ernesto Cardenal en sus letras. De seguro más allá del cosmos existirá un lugar en que la palabra pueda gobernar, permitiéndonos comprender nuestra permanencia en el universo y el sentido de la poesía.

Julio Espinoza Guerra, identifica una manera propia de decir y entrega los antecedentes para que podamos comprender la aparición de los autores en esta antología. Una tarea difícil la de identificar una nueva vertiente entre tantas conjugaciones de la palabra a través de la historia. Espinoza Guerra se refiere a ellos de esta forma: “Autores que no hacen ni hacían una poesía fácil, dispuestos a reflexionar sobre la palabra, a cuestionar su realidad y a posicionarse de manera heterodoxa, completando un espacio mudo del lenguaje. Autores reflexivos. Poetas de la Búsqueda”. Sergio Rodríguez Saavedra a través de Ediciones Santiago inédito invita, a las letras de estos trece poetas convocados por el antologador, a pasear por las calles del Chile del Bicentenario.

Las encontré con el libro junto a un par de habanos de la Cuba en casa del poeta chileno José María Memet nacido en Neuquen en 1957, y que se nacionalizó chileno en 1970. Fumo, mientras escribo. Releo varias veces el prólogo, para poder situarme en la España contemporánea, y es cierto lo que se señala, los nombres no aparecen en el imaginario poético español.

Contingentemente también en nuestro Chile se esconden muchos nombres que no aparecen en las librerías ni en las editoriales de renombre. Mujeres y hombres que han elaborado caminos de representación que los sitúan, como a estos españoles en lugares, donde la bendición no los habría puesto aún, por su inexperiencia, falta de lectura y credo. Es necesario decir que los espacios de reconocimiento literario ni siquiera se abren para talentos que ya han pasado la barrera de la consagración, la frontera de la vida y de la muerte. Noble tarea entonces, es una antología que contribuye a la presencia en la historia de estos poetas, sus círculos y sus influencias. Las gaviotas han encontrado un lugar para expresarse, aquí en el Santiago de Chile, junto al río cerca de mi casa. Debe ser la bendición de las costas que nos muestra que no se acaba el universo.

Palabras sobre palabras [por Christian González Díaz]

Vivir de esta manera, leer de esta otra y escribir. La posibilidad que tienen los autodenominados, los establecidos y los honorables poetas, para alcanzar las herramientas y pertenecer a estas arbitrarias clasificaciones, son diversas. Los cánones establecidos abren de vez en cuando sus círculos para integrar por conveniencia histórica. Las antologías juegan un papel importante para la difusión de las nuevas expresiones del lenguaje. Dejando de lado las posibilidades perdidas y transformarlas en certeza que el lector ha sido convocado a la lectura.

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Cada uno de estos poetas, representa un universo particular, que sin duda no busca acoplarse a los cánones sino transformarlos. Por ello la selección de los comentarios a estos escritores es, lo permeable que se vuelve quién escribe con sus palabras. Como el suicida integra en la muralla la impronta de su salto, aguardas en la noche la sed de la caída, la astuta sucesión de la contienda. …Sucesión de cuerpos buscando las letras de una rima inalcanzable… Es el inicio de estas voces con Marta Agudo Ramírez nacida en Madrid en 1971, la que inaugura la selección de textos y nos toma de los ojos para que sigamos la lectura. “Pudiera el viento robar tanta presencia” dice en Fragmentos, 2004. Las letras de Marta se imprimen sobre las hojas del libro y sobre nuestro inconsciente que dibuja las imágenes, los cuerpos y la sensación del viento rodeándolo todo. “Habré de callarme para recomenzar, frotarme las manos para que desaparezcan las huellas dactilares y en la explanada abierta de la palma poder sembrar vocales de mi lenguaje propio”. Lenguaje propio del que habla el antologador en un su prólogo, esa nueva forma de decir, esa nueva expresión de la Palabra.

Benito del Pliego, 1971. Un Madrileño en el mundo se refiere a la poesía como el todo difícil a los ojos de quién no está consciente. Su poesía experimenta en las sensaciones y se desliza por la naturaleza en un viaje permanente. “La contracción precede al pálpito. El aliento se enreda deshecho en ramas. Es transitorio batallar buscar la Forma”. Es posible observar en sus letras en laborioso recorrido de un ávido lector que fluye su tinta sobre la experiencia y conocimiento del lenguaje. Busca en su experimentación lingüística el sentido, lo conjuga con la realidad para crear y referirse al mundo propio, incesante y necesario. “Palabras. Allí resurge el aliento contenido por décadas de polvo. Bien mirada es flor tenaz pues deshoja y construye la ciudad que habitas”. La vitalidad se desprende al llegar a su punto. Estamos frente a un debelador de interrogantes que despierta una realidad omnipresente y la hace caer desde la cama con una lluvia acida de preguntas. “su cuerpo derrama el alcohol que contuvo otro vaso”.

En el espacio del tiempo, el silencio mueve las cosas hasta que nos hablan. Patricia Esteban, 1975. Una prosa limpia que nos invita a pasear en sus aventuras. “Tenso el Arco. En el instante preciso del disparo despierto. Llaman a la Puerta. A tres manzanas de aquí la flecha da en el blanco-sueño de alguien que aún duerme”. El cántico aparece en los lectores y hace representación de la conciencia. Patricia Esteban sabe de su tiempo, despierta desliza las letras y alerta sobre el peligro de estar dormido.

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“y una verdad comienza con todos estos árboles esparciéndose entre los ojos”. Es lo que se desarrolla en la juventud lo que constituye el tesoro más preciado pues da inicio a la nueva mirada. “Algunos niños caminan derechos a una catarata allí arriba. Con el atardecer son muy brillantes. Sentimos el puente y la luz dobla las ramas. Ya regresaron los niños más juntos, han visto los surtidores de oro, entre peligros, y lo recuerdan como si fuera de nadie”.

Ana Gorría, nace en Barcelona en 1979. Su poesía no elimina otro tipo de conocimiento o revelación divina, desde el placer explora cautelosamente la razón. Nos muestra así su propia eclosión. “Es la cornisa rota y el mundo que se cae. Igual que el sueño, vuelve la tarde a ser carne apagada, cáncer en las paredes de la luz. Oscuridad que tiembla en un alambre”. El movimiento es permanente en su atajo para observar desde la razón sin alejarse de los hechos. La sensualidad de su discurso provoca magnetismo e impide la fuga, nos atrapa permanentemente en su red. “En la terraza, dos soles que naufragan a escondidas, como si nada hubiese interrumpido, como si nadie hubiese trastornado lo que queda del día entre sus zanjas. Resucita las sensaciones del letargo doloroso y las propaga hasta hacer de la mirada una profunda invitación a acompañarla en el recorrido de sus versos. Una reflexión de imágenes sensibles, que incluye al lector en la representación del acto que no se representa en la realidad. “Si estación transparente resuelta en luz herida, lento espacio sin voz abriéndose a la tierra. Canción hasta el dolor, sueño de cal: ardiendo, que hilo no nos separa de la nada”.

Cierro el libro después de varias lecturas, de varias líneas grafito, de marcas con papel de cigarrillos y demás presentes que leen el libro. Ya Julio Espinoza Guerra me lo había advertido, 13 poetas jóvenes de España, Marta Agudo, Marcos Canteli, Oscar Curieses, Benito del pliego, Patricia Esteban, Ana Gorría, Jesús Jiménez Domínguez, Luis Luna, Julia Piera, Goretti Ramírez, Julio Reija, Sandra Santana y Julieta Valero componen una expresión de la Palabra que no dejará indiferentes a los lectores. En el interés de difundir de la Editorial Santiago Inédito no se escatima sitios y la portada del libro contiene una obra de 1997 del Artista Plástico Alex Chellew que nos muestra el paisaje en su vista real y personalmente nos presenta con su pincel a los personajes. El lanzamiento realizado en el Colegio Intercultural Trememn en la comuna de Maipú en el Santiago de Chile, expresa las variadas formas de las carreteras que cruzan los mares y estrechan las visiones de conjunto en el mapa universal de la Literatura Hispanoamericana. “para el deleite y goce de nosotros los mortales lectores siempre sedientos de nuevos brebajes”. Nos dice el poeta chileno Horacio Eloy nacido en Santiago de Chile en 1955 que sabe de los pocos espacios democráticos que nos van quedando. Solo buenos comentarios para estos jóvenes en su satisfecha presencia en el silencio.

Christian González Díazhttp://christan.gonzalez.googlepages.com/home

Gramma de Daniel Rojas Pachas

Por Víctor Escobar Díaz

“Innombrables sont les recits du monde”; con esta frase comienza un hoy famoso artículo de Barthes que habría de sentar las bases para posteriores discusiones sobre la teoría de la “fábula”; comprendida ésta como el sustrato profundo de texto narrativo. Singular me resultó, entonces, el eco que esta frasecilla, a caballo entre lo teórico y lo poético, hizo en mí una vez finalizada la lectura de Gramma de Daniel Rojas Pachas (Editorial Cinosargo, 2009).

Ya en las postrimeras del siglo XIX, los estudiosos del arte de la “fabulación” (no de la “confabulación”, pasatiempo éste al que son asiduos muchos artistas de estas regiones chilenas oscuras) habían vaticinado la necesaria existencia de un supuesto de homología entre la estructura (lingüística) de la frase y la estructura profunda del texto narrativo, la fábula. Resonó en aquel entonces este supuesto de homologación (y resuena aún hoy) como la intencionalidad propia de una literatura más cercana al tropo místico o fundacional que al reflejo del vacío y voluntad propios de la narrativa posmoderna de ciernes del siglo XXI.

Sobre todo en occidente, sobre todo en cuanto nuestros autores han intentado copiar.

Quizá esa férrea voluntad de estilo que sobrepasa los juegos del barroco lingüístico, tan propios de la literatura de dos décadas anteriores en nuestro país, es la que produce un efecto de armonía y correspondencia en la obra de Rojas Pachas.

Salta a la vista, para el lector atento, la constante búsqueda de una nueva forma de expresión que ya no es un puro afán estético… es un afán fundacional. Un afán mítico en el sentido de refundar una visión a la vez propia y a la vez universal y fenomenológica, como toda visión mítica ha de ser.

La etimología Gramma nos remite al vocablo griego usado para letra y, además, en una lectura mucho más profunda, nos remite al Pablo que escribiendo en griego se dirige a los Corintios diciendo que la gramma escrita es muerta sino se hace espíritu vivo.

Ya sea por intención o por azar, Rojas pachas logra que su Gramma se levante en espíritu vivo y se transforme en amalgama de signo y sentido de un lenguaje que intenta dar cuenta del nuevo escritor de la zona norte chilena enfrentado al momento geo-social que le toca presenciar y dividido entre la experimentación de una lírica voluntariosa y la seducción culpable de las técnicas narrativas contemporáneas, a veces un tanto inocuas.

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Gramma da cuenta de esta división expresiva del artista; de la longitud del “procedimiento lírico”. Cabe recordar, en este punto, la pregunta de Todorov: ¿Cuáles son concretamente, estos procedimientos? Y luego la respuesta que él mismo aventura:

“Su identificación se desprende de la definición que Jakobson proporcionó de la poesía: un lenguaje que tiende a un devenir opaco. Por ende, los procedimientos serán todos los medios actualizados por los poetas que nos llevan a percibir el lenguaje en sí mismo y no como el substituto simple de las cosas o de las ideas. Las figuras, los juegos con el tiempo y el espacio, los epítetos, la derivación y la etimología poéticas, la eufonía, la sinonimia y la homonimia, la rima, la descomposición de la palabra…” (Todorov, 1971e: 279. Cit. en Hozven, 1987: 15)

Pregunta y respuesta ésta que da a la lectura de Rojas Pachas un nuevo foco de análisis y que pone en suma los “procedimientos” de la lírica al servicio de una “todo” que no es el reflejo de “algo” sino que se transforma en un método de descubrimiento de los significantes lingüísticos que el nortino escritor (hecho figura plural en el concierto de las letras) ha de afrontar, reflexionar y hacer suyo.

Así las cosas, Gramma se presenta como un objeto lírico sino fundacional, enraizado en el mito y la fabulación de un heterocosmos de significantes que hacen eco en el desierto, la frontera y la sed.

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La materia prima de una novela suelen ser tantos y variados asuntos como historias, que a veces se cruzan en una vida. Los poetas también son reciclados en novelas o en libros testimoniales. No son personajes nuevos en la ficción. Y en ocasiones suelen ser reales o simples cajas negras abiertas una y otra vez con la llave discrecional del narrador. Hay casos en que el autor de la novela ha resultado ser muy amigo del protagonista de la obra, como en esta ocasión. El autor apela en no pocas oportunidades a la realidad para luego ficcionar, como ocurre según su propia confesión de alguna manera. No hay un patrón, preferiría afirmar, porque podría existir o transformarse en una realidad. El autor, casi por medida de precaución o una manera de estirar el tiempo atrás, del pasado, prefiere a protagonistas muertos o acuartelados por los inviernos de la vida. No es materia prima siempre viva y coleando. El sujeto no está mano para consultarle, más bien es polvo enamorado sobre un montón de hojas o páginas escritas en un ordenador y libreta de notas. No estoy siendo muy directo, ni pretendo por ahora. No tengo en mis manos el móvil de mis palabras. Sin la novela no se puede hablar de la novela. Más bien un recorrido por el personaje que conocimos en vida, sobre algunos comentarios-opiniones del poeta y los poetas, entre ellos,- situaciones etc. etc. En mi libro Los poetas de Chile (2007), homenajeo con dos textos a E. Lihn, y hago mi historia personal, lúdica, irónica, personal, amical, con más de 30 poetas chilenos, incluido Alonso de Ercilla y Zúñiga. No es nuevo escribir sobre poetas.

Sólo lo divisé vestido de blanco en un pasaje en el centro de Santiago y lo volví a ver, escuchar, en uno de sus discursos políticos en la capital. Una amiga me preguntó una vez si lo conocí y le respondí que mi timidez y orgullo eran tales, que me impedían acercarme a tamaña tortuga gigante venerada por mares allende nuestras fronteras. Qué bobo fuiste, me respondió con una gran ternura. Eso me ha permitido leerlo con "objetividad", escribir una serie de notas, no obsesionarme con su personalidad mitológica, ni calumniarlo como deporte poético. Ni alistarme como un soldado a uno u otro lado, en ningún bando más que en el de la poesía. Lihn recitaba de memoria poemas de las Residencias nerudianas y Jorge Teillier se despedía cada noche con los versos nerudianos de la Canción desesperada de Veinte Poemas de Amor: Es la hora de partir, oh abandonados. Neruda gravitaba en la poesía como un barco anclado en la bahía, inmóvil, a veces, o de viaje, en otras ocasiones. Iba y venía, se había retirado a Isla Negra, donde recibía a sus amigos, pero no aconsejaba como escribir y él seguía escribiendo.

El propio Edwards y Enrique Lafourcade, chileno y de su misma generación, escriben sobre el vate de Isla Negra. Roberto Bolaño incluye a Neruda en su novela Nocturno de Chile, y Los Detectives Salvajes, dan cuenta también de una generación de poetas en el DF. Todo esto refleja que el referente de la poesía chilena, sin olvidar a Huidobro, Parra, Mistral, De Rokha, Rojas, Lihn, Teillier, Hahn, Millán y otros, sigue siendo el autor de Residencia en la tierra. Neruda el más leído, citado, criticado. Según Edwards, le decían Nerón, tal vez porque incendió la casa de la poesía. Confieso que no lo conocí personalmente, ni lo visité en Isla Negra, ni fui su amigo.

En Santiago se gestaba una nueva poesía con Parra y Lihn, contra Neruda. Jorge Teillier fundaba la poesía lárica, del lugar, más que una mirada nostálgica a la provincia, una manera de vivir la poesía. Hahn y Millán asomaban con sus peculiaridades, intimidad de la vida y la muerte, el amor. Gonzalo Rojas en su asfixia, oficio profundo, oscuro, erótico, otra vertiente de la "poesía chilena". Silva Acevedo en su cuerda, escapando de Parra. Waldo Rojas en París, imagen sobre la imagen. Búqueda, búsqueda, aquí no termina el listado poético chileno post Neruda y sus ramificaciones, aún en vida del vate de Isla Negra. Armando Uribe Arce, el inefable David Rosenmann Taub, Efraín Barquero y los que vienen atropella´ndose en una larga lista de "los nuevos" y no tanto. Es mejor que ellos se ubiquen y busquen en sus propias listas, pero ahí están, y de tan lejos imposible apuntarlos más que a ojo de buen cubero.

De las notas que suelen escribirse cuando una novela gana un Premio Planeta, Casa de las Américas, como La casa de Dovstoievsky, del narrador chileno Jorge Edwards, entrevistas, declaraciones, opiniones de paso, surgen estos comentarios, además de mi "conocimiento" de Enrique Lihn como persona y poeta. El autor dice que se trata de una novela de la poesía y el amor, las ganas de ser poeta y sostiene que el problema de esa generación fue su "incapacidad de asumir el compromiso en muchas cosas, en la política, en el amor". "En la novela, aclara, el Poeta se va varias veces de forma parecida, se va de muchas cosas, se va de Cuba. Yo quise retratar una actitud humana. La evasión es uno de los temas de la novela. Y la relación entre el amor y la evasión es característica. Hay algo generacional. Yo creo que toda la atmósfera del existencialismo, Sartre y qué sé yo, tenía que ver con eso". Edwards está hablando de EnriqueLihn, con quien se asocia, según dice en ocasiones, como personaje de la novela.

No todos recibieron con la misma fe y alegría el premio del autor de El Peso de la noche. Veamos lo que dijo un lector anónimo en Argentina, país donde el jurado falló en favor de J.E.: "Las bases de este premio dicen «con el objetivo de promover». Me parece una vergüenza que se lo adjudiquen a un escritor con un Cervantes. Lo único que puede ganar Edwards es el Nobel. Lo otro, que sería una ignominia, es pensar en su EGO. O en su arteriosclerosis. Sólo con una demencia se puede escribir acto tan abyecto. Culpo al jurado, a Planeta y a Casa de América. El premio correspondía a otro. Jolines, entre 557 obras ¿no había otra excelente? NO se merece este premio. Este acto es una blasfemia." Un paréntesis en la ruta del lauro. Sigamos.

Es y no es E. L., (porque el J.E. también es ese poeta) dice por ahí el autor de La casa de Dovstoievsky, que también sostiene que están algo novelados perfiles de Neruda y Jorge Teillier, aunque una nota de Planeta, la oficial, divulgada Urbi et Orbi para lanzar el premio, se equivoca ubicando a Neruda en la generación del 50. A esa pertenecía también J. Teillier, que según Edwards hablaba pestes de Neruda como otros jóvenes. Lo que yo recuerdo de Teillier, a quien conocí y con quien compartí muchas conversaciones y vinos, es que él se sacaba el sombrero por Neruda y de hecho tiene una foto frente a Neruda en Temuco donde se saca físicamente el sombrero. En los 50, la narrativa chilena, rarísimas excepciones, no sonaba ni tronaba, sólo los poetas históricos que le "enmendarían la página generacional" a Rubén Darío, hipopótamos en la charquita de Chile. Lafourcade, un polémico escritor, se adjudica la creación de la Generación del 50, a la que Teillier nunca dijo pertenecer como Lihn. Lo que no está claro, es lo que dice Edwards, que esa generación careció de compromisos, porque Lafourcade es un conservador de primer orden y Teillier un izquierdista no militante, mientras que Lihn, izquierdita-existencialista-humanista-nihilista-anarquista-polemista 24 horas.

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Pero existieron otros miembros, como Armando Cassigoli, mi viejo profesor de filosofía, muy comprometido. Es difícil, como La Difícil Juventud de Claudio Giaconi, uno de los más brillantes narradores chileno de ese y otros tiempos, generalizar sobre esa generación. En el Congreso Cultural de La Habana del 68, Edwards y Lihn participaron en un conversatorio en Casa de Las Américas. Allí Edwards dijo respecto a la llamada Generación del 50 que algunos asumieron posiciones de izquierda y otros posiciones francamente reaccionarias. Edwards no menciona al talentoso Giaconi en su recuento de la narrativa chilena en La Habana. Sus cuentos eran lo más fresco, novedoso y de nivel por esos tiempos, hasta que Giaconi se esfumó a Nueva York para escribir una novela que al parecer nunca terminó.

Edwards, comenta en una de esas entrevistas sobre La casa de Dovstoievsky, que los poetas suelen ser astutos becarios sobrevivientes del sistema. Los hay, sin duda, pero no más que los diplomáticos que suelen vivir con jugosos salarios y pocos gloriosos servicios a la patria. Lihn obtuvo una beca de la UNESCO para viajar a París y lo hizo a Cuba a través del gobierno cubano y después a Estados Unidos con la Guggenheim. Los interesante es que Lihn escribió poemarios en esos viajes, como Poesía de Paso; La Pobre Musiquilla de las esferas y A partir de Manhattan.

La Casa de Dovstoievsky, señala Edwards, es una historia también de amor y eso me trae a la memoria un día que coincidimos con Lihn visitando la misma mujer en su apartamento una mañana próxima al mediodía. Era una de esas mujeres mujeres abandonadas por su marido y que el poeta recogía como un imán. Una hermana de Edwards también fue novia de Lihn.

El 69 viajé a La Habana y Enrique Lihn me encargó le llevara de regalo a Roque Dalton su libro La musiquilla de las pobres esferas. Así lo hice. Y Jorge Teillier, me dio Crónicas del Forastero para Eliseo Diego. También cumplí con esa misión y me reuní con el poeta cubano. Y yo escribí un poema sobre José Lezama Lima. Recuerdo que me fue a ver al hotel una hermosa mujer y me preguntó por Lihn. Después supe que fue su novia y que quiso viajar con él a Chile, pero el poeta no se la trajo a Santiago. Uno de los comentarios de la novela de Edwards, titulado El río invisible y suscrito por Mario Soto, dice: "En resumidas cuentas, el Poeta tuvo grandes amores y vivió aventuras memorables, fue admirado y conoció los rigores de la fama (en algún momento lo tildan de pedófilo), pero nunca salió del “horroroso Chile”, nunca dejó la casa de Dostoievsky, una destartalada e inmunda mansión del centro de Santiago donde pasó la juventud junto a una pandilla de artistas impresentables.

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Edwards, comenta en una de esas entrevistas sobre La casa de Dovstoievsky, que los poetas suelen ser astutos becarios sobrevivientes del sistema. Los hay, sin duda, pero no más que los diplomáticos que suelen vivir con jugosos salarios y pocos gloriosos servicios a la patria. Lihn obtuvo una beca de la UNESCO para viajar a París y lo hizo a Cuba a través del gobierno cubano y después a Estados Unidos con la Guggenheim. Los interesante es que Lihn escribió poemarios en esos viajes, como Poesía de Paso; La Pobre Musiquilla de las esferas y A partir de Manhattan. La Casa de Dovstoievsky, señala Edwards, es una historia también de amor y eso me trae a la memoria un día que coincidimos con Lihn visitando la misma mujer en su apartamento una mañana próxima al mediodía. Era una de esas mujeres mujeres abandonadas por su marido y que el poeta recogía como un imán. Una hermana de Edwards también fue novia de Lihn.

El 69 viajé a La Habana y Enrique Lihn me encargó le llevara de regalo a Roque Dalton su libro La musiquilla de las pobres esferas. Así lo hice. Y Jorge Teillier, me dio Crónicas del Forastero para Eliseo Diego. También cumplí con esa misión y me reuní con el poeta cubano. Y yo escribí un poema sobre José Lezama Lima. Recuerdo que me fue a ver al hotel una hermosa mujer y me preguntó por Lihn. Después supe que fue su novia y que quiso viajar con él a Chile, pero el poeta no se la trajo a Santiago. Uno de los comentarios de la novela de Edwards, titulado El río invisible y suscrito por Mario Soto, dice: "En resumidas cuentas, el Poeta tuvo grandes amores y vivió aventuras memorables, fue admirado y conoció los rigores de la fama (en algún momento lo tildan de pedófilo), pero nunca salió del “horroroso Chile”, nunca dejó la casa de Dostoievsky, una destartalada e inmunda mansión del centro de Santiago donde pasó la juventud junto a una pandilla de artistas impresentables." Y sigue el comentario de Soto: "En Cuba, el protagonista, cuyo nombre no conocemos, sobrevive al castrismo y es testigo de primera fila del vergonzoso caso Padilla. De vuelta en Chile, experimenta el absurdo y la violencia de los años de la Unidad Popular y luego el oscurantismo del régimen de Pinochet". (¿No hubo violencia con Pinochet?) Edwards dice que lo del caso Padilla él lo ficciona y debe ser cierto, porque Lihn estaba en Chile cuando ocurrió y no en La Habana, y recuerdo que lo encontré esa noche por Ahumada, venía de la Agencia Prensa Latina con unos cables leyendo sobre el tema. Una coincidencia más. Lihn murió en el mismo edificio, y no sé si apartamento que que yo viví en la Calle Passy. Lihn en la época de la Unidad Popular, a sus inicios, participó muy directamente en un documento sobre Política Cultural. Lo volvería a ver por última vez una noche en una casita de un barrio de clase media donde vivía quizás con la joven de los disparos de salvas. Esa noche cocinó comida de dieta. Estaba cuidándose de su infarto y no bebió. Fue una velada tranquila sin ningún apuro. Una joven caminaba silenciosamente alrededor del poeta. Le dejé un manuscrito que había conocido en el viejo Taller de la Vicerrectoría de la Universidad Católica, con algunos poemas más. Era 1987, mi último viaje a Chile, ya no lo volvería a ver más, al año siguiente moriría de un angustioso cáncer. Yo me iría con la sensación que Pinochet iba a caer. No era una mera percepción poética. En efecto, el Diablo pactó su retirada y se cumplió en marzo del 90.

Rolando Gabrielli 2008.

Memorias del Bardo Ciego –Bernardo González Koppmann [por Carlos Henrickson]

No ha faltado quien ha visto en el gesto teillieriano un momento determinado en el desarrollo mecanicista de la poética chilena. La afirmación del evanescente mundo de la evocación natural como la patria propia desde la cual se construye el sentido poético, con la desolación de este locus que da paso a su vez a la imagen puramente nihilista de una existencia absolutamente absorta en la ciudad –este proceso literario parecía responder demasiado bien a un “esquema de lectura” de la creación poética en el Chile del siglo XX, un puente natural entre la imagen simple e ingenua del sujeto literario de los años 30 (cuya redención por la imaginación poética o la revolución política era, por tanto, un dato positivo en el futuro), el vacío existencialista de los años 50 (con un nihilismo imbuido en un molde social republicano que le permitía sublimarse intelectual y estéticamente) y lo inefable del horror de la dictadura, que sumía ambos momentos anteriores en un nihilismo al que la tecnificación de la vida le cerraba todas las puertas de salida. Si bien a la obsesión clasificatoria de la mala conciencia cultural chilena un desarrollo lineal que pudiera subsumir absolutamente las lecturas de poetas tan absolutamente originales como Teillier le cae de maravilla –haciendo, por ejemplo, que obras de peso literario bastante inferior posteriores a los 70 puedan asumirse como grandes momentos poéticos en la historia de Chile, ya que bastaría sólo con dar cuenta del vacío, el dolor, el silencio o el caos para ponerse a la altura-, sucede que, por otro lado, la creación poética jamás ha estado restringida a la metrópolis a medias desarrollada que constituye Santiago, lo que desde ya obliga a reconsiderar cualquier lectura lineal. Aparte de que entre poetas jamás nos hemos puesto todos de acuerdo para aprender a leer de nuevo el mundo y la historia cada vez que a algún investigador a sueldo universitario le es más cómodo que se escriba de determinada forma.

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Es por esto que los gestos que se acostumbran considerar de “retaguardia estética” –término que yo mismo he usado alguna vez por comodidad- presuponen esa especie de “falacia lineal”, que al verse con más calma y profundidad ni siquiera se puede aplicar a las ciencias exactas. Lo que aparece como más esencial de la era posterior a las vanguardias de principios de siglo XX es, de hecho, la capacidad de las manifestaciones literarias de dar giros y reconsideraciones hacia cualquiera de las instancias “superadas” de la creación pasada, produciendo una renovación incesante de la mirada sobre su mismo tronco generativo –una de las características esenciales de un momento artístico vital y orgánico, en contraste con el instante clásico.

Lo ya dicho se hace palpable al apreciar Memorias del Bardo Ciego (Valparaíso: Ed. Inubicalistas, 2009) de Bernardo González Koppmann (Talca, 1957), en que el entorno de un mundo natural no se abre del modo traumático planteado por Teillier –en el cual la presencia de la naturaleza es para el hablante casi la comprobación, cuando no de su desaparición, de su pertenencia a un segundo mundo marcado por la experiencia evocativa-, sino desde la posición de una efectiva contemplación, que abre un umbral de comprensión real del mundo. Lejos de cualquier intelectualismo o la emoción luctuosa que se asimila a la nostalgia del lar, el epígrafe de Antonio Gamoneda, que conecta una comprensión vital del mundo con la evidencia de la verdad, deja ver desde ya un programa posible del poemario, al eliminar de plano cualquier sombra de distancia con respecto a un entorno definido por la posibilidad de conformar una simbiosis orgánica con la conciencia creadora:

Creo que las palabras ya no alcanzana decir esta manera de ser lirio,

expresa en el poema llamado precisamente “Lirio”, dedicado a Thomas Merton, uno de los referentes fundamentales para la recreación del tema de la contemplación natural en el contexto de la poesía post-vanguardista. Así, traspasado por el silencio de las cosas, como expresa en dicho poema, González Koppmann parte desde el reconocimiento de que no es suficiente la palabra en el trabajo sobre sí misma para llegar a conformar una voluntad efectiva tras la creación literaria. Esta voluntad podría bien asumirse como una de verdad, como una especie de ventana a la trascendencia de la obra literaria que pudiese superar el desfondamiento en que una concepción intelectualista, estagnada e inorgánica de la escritura poética la habría dejado. La imagen de “Biblioteca Nacional” –el punto de referencia más obvio de una cultura literaria chilena centralizada- es clara:

Mientras leemos a los muertosse me olvida el nombre de los pájaros

En que se hace evidente, además, la oposición entre una poesía codificada y conservada –más notoria en su calidad de objeto en cuanto escrita por muertos- y la noción de un lenguaje “natural”, aquel que es capaz de designar criaturas naturales, asociado en el texto a seres vivos marcados por la agilidad y la falta de fijeza. Este último lenguaje es postulado continuamente en el poemario como una forma primordial de comunicación, desde la misma situación en que se le encuentra: una relación estrictamente individual del poeta (entendido como quien sabe y puede comprender su entorno más que como quien puede interpretarlo o representarlo) con un mundo que aún no se ha liberado de los ritmos y formas más esenciales de la vida.

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La exigencia de privilegio de esta concepción del lenguaje poético en Chile tiene larga data, y se puede rastrear incluso su cercanía a reflexiones bastante más complejas e intelectuales que sencillamente ingenuas, como las del romanticismo alemán o las concepciones reaccionarias ante el occidente tecnológico de Tolstoy –y basta confrontar a Teillier y a Luis Oyarzún en este sentido. Un aporte interesante de González Koppmann para alejarse de los extensos córpora lárico e ingenuo en la escritura chilena moderna, es la asociación con el referente épico europeo que constituye el Kalevala, obra formada por Elias Lönnrot durante la primera mitad del siglo XIX, que recopila y da un orden a los relatos folclóricos de la región actualmente ocupada por la república de Finlandia y la región tradicional de Karelia. La elección de este texto como referencia explícita dentro del poemario cobra importancia cuando se examina un par de características del Kalevala.

El Kalevala, tal como muy probablemente ocurrió en el caso de los poemas homéricos, responde fundamentalmente a tradiciones que jamás estuvieron fijas y conservadas en el papel: su expresión propia es la de versos concebidos para ser recitados en público, tanto por un aedo solo como en el contexto de desafíos. No nos debiera sorprender en Latinoamérica tal forma de expresión y comunicación –en Chile tenemos el Canto a lo Divino, en que un poeta popular acompañado de guitarra compone en una forma fija las leyendas cristianas, muy razonablemente una herencia de los catecismos jesuitas en verso de la época colonial. Sin embargo, el Kalevala tiene ciertas características que llevan a leer el poemario de González Koppmann en ciertas perspectivas: la antigua épica finlandesa no se trata de luchas armadas entre héroes, cuyo mundo está separado ya del mundo de los dioses. En el Kalevala, los conflictos no tienen que ver con el hierro y la guerra material, sino con el canto y la guerra mágica –en un mundo aún no emancipado de sus dioses, el poder del verbo no está tan separado como para ser propiedad de entes trascendentes, por lo cual el poema tiene una relación directa con el mundo. Esto es digno de tomar en cuenta al leer poemas de González Koppmann como “Solo de pájaro”, dedicado a un fiofío (ave de la zona central de Chile):

Azul que rodeaslas cosas, llenaesta soledad demis huesos, eldolor de viejascicatrices, yhazme bosqueala,viento

La alocución evoca, en efecto, esa simbiosis entre creación y naturaleza que desemboca en la capacidad primordial de metamorfosis del ser dentro del contexto mítico –y precisamente en la dirección de un deseo de renovación que se engarza y evoca lo más propio de dicho contexto, renovación periódica que fundamenta el ritmo natural de una existencia que aún no es emancipada por los eventos históricos de la modernidad.

Resulta asimismo interesante el trabajo sobre el verso que González Koppmann ejecuta en ciertos textos del poemario, entre ellos el poema recién citado.

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Lejos de la respiración “natural” de la poesía chilena moderna (que por lo demás también aplica con gran presteza, paradojalmente en la sección más ceñida al imaginario del Kalevala), González Koppmann encuentra diversas salidas para hacer al material poético digno de esa actualidad primordial –actualidad mítica- a la que aspira. Particularmente interesante me resulta “Versos del jardinero”:

Desde temprano en la huertaescarbo los pensamientoscon la poruña mojadasilbando airecitos viejosEstuve de sol a soldesmalezando las melgasaguardando que brotaranazulillos a mis penas

en que lejos de presentar ingenuidad, me parece que González Koppmann consigue usar con verdadera fluidez y sin artificios uno de los versos más difíciles dentro de la métrica tradicional de la poesía oral. Me interesa hacer notar esto, ya que este “trocaico tetrámetro” (para decirlo en términos técnicos) es precisamente el metro del Kalevala. Esto me hace pensar, necesariamente, que González está muy lejos del estereotipo fácil del poeta lárico, y que el uso de formas tradicionalmente asociadas a la ingenuidad campesina o a un mítico mundo primordial en él están necesariamente utilizadas con la arquitectura y la sofisticación de un genuino y consciente creador literario, que incluso ha trascendido la pasiva mirada del poeta lárico para poder efectivamente hacer una poesía en que la vivencia se hace presente sin matices de evocación (pienso en poemas como “Lanchón de mañío”).

Por más que Memorias del Bardo Ciego presente defectos de construcción en cuanto poemario (poemas de temática y tono absolutamente distintos se reúnen sin una real necesidad interna), en cuanto colección de poemas representa un sustancial salto adelante en la producción de González Koppmann, un autor que hace ya tiempo tenía una presencia importante en la producción maulina. Este poemario le da presencia nacional no sólo por la situación editorial, sino por la consciente universalización de los temas y el fino trabajo sobre la musicalidad de los textos, lo que le hace trascender con mucho gran parte de una sección de la poesía chilena que, si bien se desea ingenua, ha aprendido a ocupar una supuesta necesidad de tosquedad como sello de naturalidad, cubriendo así la falta de voluntad de oficio –uno de los grandes defectos de la mayor parte de la producción realizada desde la provincia chilena.

Es en este sentido que Memorias del Bardo Ciego sabe ocupar su sitio dentro de una literatura chilena en que la problematización de la experiencia urbana parecía el tema mayor, volviéndonos la mirada al oficio mismo de la poesía en su asociación más propia y primordial: responder a una expresividad íntima que, quizá, sólo es posible encontrar en la contemplación de aquello que la ciudad sabe negar demasiado bien –la afirmación de lo real que sólo se da extramuros.

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[Revelación de María o… yo conozco el desamparo de aquel que conduce a las musas ]

por Daniel Rojas Pachas.

En aquellos días los hombres buscarán la muerte y no la hallarán; y ansiarán morir, y la muerte huirá de ellos

(Apocalipsis 9:6)

25. Soñé que Arquíloco atravesaba un desierto dehuesos humanos. Se daba ánimos a sí mismo:

«Vamos, Arquíloco, no desfallezcas, adelante, adelante.» (Roberto Bolaño – Un paseo por la literatura)

The hairs on your arm will stand up. At the terror in each sip and in each sup. For you partake of that

last offered cup, Or disappear into the potter's ground. When the man comes around. (Johnny Cash - When the man comes around)

(...)

-Está en nuestra sangre perder María – dijo Juan con inusitada cólera y tenía razón… Al menos le creí. Buscar fortaleza en ese momento era otra derrota premeditada… un niño como Juan no entendía verdades… sólo asumía con inocencia lo que le rodeaba. No avanzar, abrazando la intuición de los mudos era la nueva promesa y en ella se dejó hundir besando a cada muerto, saludando la crisis de nuestra era en las manos y torsos acorralando su respiración. Y le creí –pues el fracaso era nuestra consigna - El amuleto que daba molde a la orfandad que nos corroe –Suéltame fue lo último que sus ojos pronunciaron y en la escritura lo vi partir como una balsa hecha de cadáveres. Su cabeza envuelta en un saco, mi hermano pequeño, la silueta viva del perdón, sustrajo mi palabra de aquellos derroteros en busca de un hogar… aunque no supiese que es tal.-Hija… puedes… puedes o no… puedes trazar los caminos de regreso, puedes con un dilatado adiós… dime puedes… – Escuche de boca de una anciana ciega que se despedía con una mueca de burla… Y con los huesos de Juan a cuestas como la única seña de un pasado y raíz, comencé el peregrinaje por rutas insondables.

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…Y vi a los grandes profetas del último tiempo vender sus vidas por un texto que les significara mil más. Los vi cruzar fronteras condenadas y congregarse en las catedrales de todas las ciudades del mundo… buscaban mujeres que entendieran su sacrificio, que secaran sus lágrimas estando dispuestas a otra ronda. Los vi atorarse de pastillas para cuidar la noche, traficar momentos y moverse en busca de un depósito, lo suficiente oscuro, para leer como una manada extinta las líneas finales de su pueblo… y los acompañaban las sacerdotisas, bellas y jóvenes entregando sus cuerpos salvajes por un verso y todos andaban con sus libritos de oraciones bajo el brazo repitiendo entre murmullos el mismo juego… palabras llenas de tierna cólera, oníricas aves y viajeros trasnochados con nuevas viejas maneras de quebrar la piedra del molino.

Y en el transito como todos, conocí el desamor en manos ilusorias. Cansada detuve mis pies, puse un alto a la música y apreté las vendas con tal de anestesiar las multitudes ebrias y los caballos de antiguas estaciones. Mi tiempo fue entregado a un macho anciano preñado de talento… fértil en gritos y comilonas. Jugamos con los vagabundos del parque, iluminamos nuestra rutina con la locura del que observa la bruma dibujando el futuro y retozamos en plazas y clínicas devorando nuestra sangre. Consagrada a su evangelio de violencia… lloré sus triunfos y en los cementerios en que hoy reposan nuestros hijos, abracé con demencia su amor por el odio… Mastique con las manos aquella ansiedad de días… el gusto por tener entre tus labios el vacío insospechado y con ira dijiste cada mañana al despertarme a golpes -Debo martillar María sino desespero, debo martillar María… la imagen borrosa de mis flacas piernas en la habitación formaban un crucifijo… esa tarde oscura era el origen de lo insalubre, el odioso beso de hasta pronto… Abrir el aire espeso, cortar la duda… hendir, coger… gritar de nuevo, soñar con un muladar y hendir y coger y coger y morir… en la copiosa negra pileta llena de barro -y la sal continuaba aterida al recuerdo… la muerte entre tus piernas, suave, fibrosa como un revoltijo de horas… como una araña enrolla a su presa en una lejana tarde, hoy tan sólo Pablo… una piedra en la memoria. Empezamos / emulando algunos juegos que iniciaron la búsqueda de interiores menos maltrechos… sondeados por la culpa de los mártires y esa familiaridad en el borde de nuestro olor y el perfil humedecido… ese perfil dices María… ese perfil digo Pablo… chisporroteando un apellido y la fraternidad del útero común.

Harta del mito de las musas, hambrienta de asfixia y con las muñecas rotas, di libertad a la garganta pálida de promesas y miré mi propia vida como el texto que nunca pensé leer… nos vi saciados y aburridos en la cama… Sin pensarlo, a la manera de los saqueadores tomé los restos de Juan -entonces olvidados a la fuerza en una esquina del fundo y partí en busca de aquellas tardes adolescentes en el cariño cicatrizante de otras muchachas que compartían el vicio de los hombres.Su silencio me hizo cuestionar la noción pura de belleza e invierno e hice un voto de castidad. Sentados al pie de un extraño diseño empresarial… cobijados por el falso fuego, vi el alma herida de la especie… violación y enfermedad tranzada en las esquinas. Vi las salas de cine y los teatros convertidos en prostíbulos, luego templos protestantes y una vez más salas de espectáculos. Vi a los que se decían poetas hacer malabares en el senado para congraciarse y a los congresistas huir con delusión por las anchas alamedas rumbo a sus casas de campo. Vi las playas y caminos sin asfalto ser clausurados por reformas que nunca empezaron. Vi las salas de clases como el purgatorio de los maestros y vi maestros jugar a la ruleta rusa durante los recreos.

(...) Y vi otras fantasías menos sanas recorrer las calles, vi plomo como el suelo en que transitaban familias, vi plagas de laboratorio y sombras como un esténcil de grasa en las ruinas de Dios, y vi a Dios un par de veces haciendo dedo rumbo a Villa Viciosa…

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VISITE LA SANTÍSIMA TRINIDAD DE LAS CUATRO ESQUINAS

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(Cinosargo en la radio)

Conducen: Daniel Rojas Pachas / Mauro Gatica /Tito Manfred y Dios Pérez.

Mayor informacion en: www.cinosargo.cl.kz

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Todos los sábados a partir de las 15:00 horas en Radio UTA 95.9 FMo en la señal online: http://www.uta.cl/radio.php