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Recuerdos y relatos sobre la búsqueda de un detenido desaparecido en México Silvia Dutrénit Bielous, Elena Jaloma

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    Recuerdos y relatos sobre la bsqueda de undetenido desaparecido en Mxico1

    Silvia Dutrnit Bielous2 y Elena Jaloma3

    AbstractRosendo Radilla Pacheco, Mexican native ofAtoyac de lvarez, disappeared in 1974 ondirty wars (guerra sucia) context. His case isbarely known, as it is also the ones of thehundreds of disappeared-detainees in hiscountry. However, a lawsuit made by hisrelatives and activists of human rightsprospered at the Inter-American System.A strategic litigation turned the Radilla casein the first one in putting the Mexican stateas responsible of the violation of human rightscommitted by the political repression of thenamed dirty war. The Inter-AmericanCourt of Human Rights, maximum court ofthe continent, stated in 2009 a sentence thatoblige Mexico, among other aspects, to theimmediate search of the disappeared one. Theprocess is now in course and it counts inparticular with the participation ofanthropologists and archeologists. Theyobserve, carry out research and do excavationsin the land where the mortal remains couldpossibly be located.Radillas circumstances are embedded onPresent Time History (HTP for its initials inSpanish), the one of the eyewitnesses, wheretheres a living memory. To catch it, the semi-

    ResumenRosendo Radilla Pacheco, mexicano oriundode Atoyac de lvarez, desapareci en 1974en el contexto de la guerra sucia. Su caso esescasamente conocido como tambin el decientos de detenidos desaparecidos en su pas.Sin embargo, una demanda elaborada por fa-miliares y activistas de derechos humanos pros-per en el Sistema Interamericano.

    Un litigio estratgico convirti as alcaso Radilla en el primero en situar al Estadomexicano como responsable de violacin dederechos humanos cometida por la represinpoltica de la llamada guerra sucia. La CoI-DH, mximo tribunal del continente, emitien 2009 una sentencia que obliga a Mxicoentre otros aspectos, a la inmediata bsquedadel desaparecido. El proceso est en curso yparticipan, en particular, antroplogos y ar-quelogos. Ellos observan, investigan y reali-zan excavaciones en el predio en el que posi-blemente pudieran ubicarse los restos.

    Las circunstancias de Radilla estn in-crustadas en la Historia del Tiempo Presente(HTP), aquella de los testigos presenciales,donde hay una memoria viva. Para capturarla,las entrevistas semifocalizadas ofrecen una se-leccin y reconstruccin de hechos desde la

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    1 El texto es resultado parcial de la investigacin que se realiza para el proyecto regional: Eltrabajo de los equipos de antropologa forense en Amrica Latina: otra ruta de acceso alconocimiento de la represin y violencia polticas (CONACYT-Mora, clave CB 2012/177295).Trabajo recibido el 30/04/2014. Aprobado el 20/07/2014.2 Instituto Mora, Mxico, DF. Contacto: [email protected] Facultad de Filosofa y Letras-UNAM, Mxico DF

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    Dijo mi padre:-De qu se me acusa?

    Dice:-T compones corridos.

    Y le dijo mi padre:-Y eso es delito?

    Dice:-No, pus mientras ya te chingaste.

    Mientras ya te chingaste.4

    Rosendo Radilla Pacheco fue, como seala la Corte Interamericanade Derechos Humanos (CoIDH), lder social del municipio de Atoyac delvarez, Guerrero, del que fue presidente Municipal. El 25 de agosto de 1974fue detenido en un retn militar en su municipio, cuando iba acompaado desu hijo de once aos, Rosendo Radilla Martnez. Desde entonces est desapa-recido.5

    En aquel momento se le acus de componer corridos y ms especfica-mente de ser autor de corridos en apoyo a los histricos lderes guerrilleros delos aos setenta en el estado de Guerrero, Lucio Cabaas y Genaro Vzquez.

    Las caractersticas de una detencin pblica como fue la de RadillaPacheco y la constancia de la denuncia de sus familiares, contribuyeron a quecuando las Organizaciones No Gubernamentales (ONGs) deciden realizarlitigios estratgicos, toman este caso que resultar emblemtico. Un trabajolargo y de coadyuvancia entre la Asociacin de Familiares de Detenidos Des-

    subjetividad del testimoniante. No obstante,por lo general las voces que surgen contienenexperiencias que van ms all de la persona yaluden a ese contexto. Uno y otro resultadoes lo que se busca recuperar en este texto.

    Palabras clave: Radilla, desaparecido, guerrasucia, Mxico, antroplogos

    focused interviews offer a selection and areconstruction of facts from de witnesssubjectivity. Nevertheless, in general, comingout voices contain experiences that go furtherthe person and allude to the mentionedcontext. Both results are what this text islooking up to recover.

    Key words: Radilla, disappeared person, dirtywar, Mexico, anthropologists.

    4 Narracin de Rosendo Radilla Martnez. CMDPDH y Witness, (2009): 0 00-0 19.5 CMDPDH y Witness, (2009): 9 30.

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    aparecidos y Vctimas de Violaciones a los Derechos Humanos en Mxico(AFADEM), activistas y profesionales de la Comisin Mexicana de Defensay Proteccin de los Derechos Humanos (CMDPDH), hizo posible implan-tar la denuncia en el Sistema Interamericano. De esta forma, en 2008 seconvirti en el primer caso mexicano de una vctima de la represin polticaen el contexto de la llamada guerra sucia,6 que alcanz el mbito de la CoI-DH. La misma resolvi, como parte de la sentencia emitida en 2009, laobligacin para el Estado mexicano de localizar al desaparecido, o de no seresto posible, hallar sus restos. El proceso est en curso. Cuatro diligencias sehan realizado desde que la CoIDH sentenci al Estado. Las mismas hanconsistido en la observacin e investigacin del terreno en el que posible-mente estaran sus restos y en excavaciones dentro del predio en que se le viopor ltima vez. Importa sealar, respecto a la situacin de los detenidos des-aparecidos de aquellos aos, que este procedimiento no tiene precedente.7

    En el caso Radilla, se han revisitado sus circunstancias desde diversasperspectivas disciplinarias; aqu se opt por un abordaje dedicado a la reme-moracin de personas involucradas en el procedimiento. Su seleccin se esta-bleci en funcin de un rol protagnico tanto en organizaciones de la socie-dad civil, como en el mbito cientfico especializado. A travs de sus narra-ciones se rescata desde la subjetividad de los protagonistas, cmo se rememo-ran algunos momentos, qu nfasis marcan, desde qu horizonte presente seexpresan diferentes remembranzas, as como la delimitacin de semejanzas ysus porqus. Las fuentes orales en tres casos corresponden a entrevistas semi-focalizadas y en otro, a una intervencin oral en un seminario para la que sepropusieron algunos asuntos disparadores de la experiencia vivida por el ex-positor.

    Para tales fines el texto se divide en tres secciones: i. La mirada (Obser-vacin y recreacin desde la subjetividad), ii. El contexto y los sujetos (He-chos y actores) y iii. Las voces de los protagonistas (Desde la rememoracin,construyendo narraciones). Una recapitulacin pone fin al texto.

    6 El trmino guerra sucia remite a una caracterizacin controvertida en el espacio de las ONGsde derechos humanos en virtud principalmente del no reconocimiento de una guerra. Sinembargo, es una caracterizacin a la que se recurre cuando se alude a la violencia de Estado enMxico, en el contexto internacional de la Guerra Fra en los aos sesenta y setenta del sigloXX.7 La excepcin es el caso de noviembre del ao 2006, cuando La Fiscala Especializada paraMovimientos Sociales y Polticos del Pasado identific los restos de los maestros rurales LinoRosas Prez y Esteban Mecino Martnez, integrantes del Partido de los Pobres, que acompa-aban a [] el lder del Partido de los Pobres. Lucio Cabaas Barrientos, cuando fue captura-do y desapareci. S/a, (2006), www.noroeste.com, El Portal de Sinaloa.

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    Observacin y recreacin desde la subjetividad

    Si bien el caso Radilla no est ampliamente difundido y tampoco lasituacin de los cientos de desaparecidos de la guerra sucia, es posible afirmarque se impuso en el presente. Incluso podra afirmarse que ese pasado se haconstituido como espacio referencial que afecta de forma distinta a variossectores sociales. Asimismo es un pasado que se procesa como acontecimien-to doloroso y traumtico para muchos.

    Para quienes se ubican disciplinariamente en la Historia del TiempoPresente (HTP)8, se trata pues del tiempo de los testigos presenciales, dondehay una memoria viva. sta posibilita aproximaciones a los sucesos alejadosmuchas veces de los relatos oficiales por tratarse de circunstancias de la gentecomn pero tambin de hechos y coyunturas que han sido desdibujados des-de el poder como el presente caso.

    La herramienta principal para la captura de esas memorias es la histo-ria oral. Sin duda es subversiva en la medida que hace posible reunir las vocesde personajes marginados sobre temas velados. Tal como lo afirma Necoechea:

    Uno de los impulsos que ha acompaado a la historia oral es el de lademocratizacin de la produccin y de los temas y sujetos de la historiaEsta caracterstica de la historia oral en ocasiones la convierte en unahistoria de denuncia y, con frecuencia, en una historia que pone a losinvisibles a la par de la historia visible.9

    Es as que una fuente esencial del quehacer historiogrfico son los tes-timonios constituidos por recuerdos y una forma de memorizarlos, una selec-cin desde un presente con su propia carga valorativa, afectiva, de interesesdiversos.10 Y si bien estos recuerdos son personales, por lo general reflejanexperiencias que transcienden lo individual y son una gua para vislumbrar uncontexto social y poltico.

    Pero a qu se pretende llegar con la fuente oral? No es alcanzar unarplica de lo vivido, un acercamiento a la veracidad de los hechos sino msbien de captar cmo se reconstruye lo vivido para, en todo caso, preguntarsepor qu es as. Es ms, interesa esa construccin subjetiva de lo que provoca

    8 Corte historiogrfico que sostiene la definicin de historia vivida en donde coincidenvarias generaciones. Confrntese Arstegui, (2004).9 Necoechea, (2011): 3.10 Catani y Bofill, (1993): 161.

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    la invitacin a revisitar los sucesos. Y en este punto es importante resaltar queesa invitacin pone en evidencia la relacin entrevistado-entrevistador.

    En estos recovecos que guardan lo controvertido de la historia vivida,hay una pugna, un evidente inters como lo ha sealado Paul Ricoeur:

    El pasado ya pas, es algo determinado, no puede ser cambiado. El futu-ro por el contrario es abierto, incierto, indeterminado. Lo que puedecambiar es el sentido de ese pasado, sujeto a reinterpretaciones ancladasen la intencionalidad y en las expectativas hacia ese futuro. Ese sentidodel pasado es un sentido activo dado por agentes sociales que se ubicanen escenario de confrontacin y lucha frente a otras interpretaciones,otros sentidos, o contra olvidos y silencios.11

    Esa relacin indeleble entre pasado-presente-futuro, retroalimentadapor la tensin entre memorias e interpretaciones, permea a los entrevistadoscomo a los entrevistadores. Nada de ello es ajeno cuando se delimita un temade investigacin como el de los desaparecidos polticos y la obligacin mar-cada por la CoIDH de buscar a las vctimas y esclarecer su situacin. Susfallos encierran una relectura de la narracin oficial modificando desde sucontenido una constatacin de numerosas violaciones desdibujadas en un dis-curso de seguridad nacional. De ah que se refuerce ese sentimiento sobre lahistoria oral como recurso metodolgico subversivo cuando aborda temasotrora (e incluso hasta hoy) vedados.

    El acercamiento desde la construccin subjetiva de testimoniantes enlas distintas acciones de bsqueda de Radilla, no es ajena a la interpretacinthompsiana de que la historia oral proporciona evidencias en cuanto a quesus aportes no son solo rfagas de informacin. Sus aportes tambin contri-buyen a nuevas perspectivas porque hay trozos esenciales del pasado escon-didos en la memoria de las gentes.12

    Hechos y actores

    La desaparicin de Radilla es resultado de la violencia de Estado enMxico que comenz a exhibirse desde los 60 del siglo pasado.13 Aqulla seenmarca a su vez en el contexto internacional de Guerra Fra, que en Amri-

    11 Paul Ricoeur citado por Jelin, (2002): 39.12 Apoyado en Viano, (2011): 283.13 Montemayor, (2010): 183; Lpez y Rivas, (2010): 117.

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    ca Latina tuvo su detonante con la revolucin cubana. Desde entonces sevivi una reaccin contrainsurgente irradiada desde Estados Unidos en tantose multiplicaban diversas formas de expresin social, poltica y armada alen-tadas por el triunfo revolucionario.14

    Estos hechos derivaron en la instalacin de dictaduras en pases sud-americanos, cuya dimensin represiva se fortaleci dentro de las Fuerzas Ar-madas (FFAA) nacionales con una gua doctrinaria comn, la Doctrina deSeguridad Nacional (DSN). Su estrategia de combate fue la aniquilacin delenemigo interno.15 Fuerzas de seguridad estatales o a su amparo impusie-ron una prctica represiva dirigida contra los opositores polticos.16

    No slo en la regin sudamericana se despleg esa estrategia. Por ejem-plo, el conflicto armado centroamericano da cuenta de esa concepcin, ascomo el Mxico de los 60-80 cuando una velada represin dej un saldo decientos de vctimas.17

    A partir de distintos momentos de los 80, conforme fue acercndose elfin de la Guerra Fra, creci la fuerza de los movimientos opositores, se apun-tal la defensa de los derechos humanos (DDHH) desde el gobierno estadu-nidense, y proliferaron las redes de ONGs pro-DDHH.18 La conjuncin delos diversos actores contribuy a avizorar cambios en la concepcin represivay a que en muchos casos llegaran a su fin los regmenes. Con ello se fueronfortaleciendo las demandas de la sociedad civil que bregaban por esclarecerlo acontecido y fincar responsabilidades ante la justicia.

    Sin embargo, los procesos de transicin democrtica se determinanpor la correlacin de fuerzas operante en cada pas. As la construccin de losequilibrios polticos entre los grupos reticentes a la democratizacin y losgrupos promotores de la transicin, fueron diversas.19 Ello condujo, una vezque asumieron los nuevos gobiernos bajo la presin ejercida por aquel legadodelictivo, a procesos marcados por divergentes polticas oficiales, algunas ten-

    14 Maira, (s/f): 47-48.15 Leal Buitrago, (2003): 79.16 Leal Buitrago, (2003): 75.17 De acuerdo con el registro de la CNDH, se cuentan 532 desapariciones forzadas derivadasde aquella guerra sucia. CNDH, (2001). Comisin de la verdad para El Salvador, (1993).Comisin para el Esclarecimiento Histrico, (1999).18 Keck y Sikkink, (2009): 119-147.19 Como es el caso, por un lado, de los antiguos funcionarios de los regmenes autoritarios, lasFFAA, los grandes medios de comunicacin, los partidos polticos conservadores y, por el otro,los movimientos sociales, partidos polticos progresistas y organizaciones civiles pro-DDHH.As lo argumenta Constanza Moreira para la experiencia uruguaya. Moreira, (2007).

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    dientes a la resolucin democrtica de defensa y promocin de los derechoshumanos, otras a su desconocimiento, lo que significaba un retroceso en lasnuevas circunstancias.20 Andado el tiempo y bajo distintas formas de presinnacionales e internacionales, el reclamo se instal en las agendas guberna-mentales.

    Entre las acciones realizadas hacia la prosecucin de verdad y justicia,y por tanto, a favor de la consolidacin de las transiciones, por ejemplo seregistra desde la constitucin de comisiones de la verdad,21 pasando en Mxi-co por la controvertida Fiscala Especial para Movimientos Sociales y Polti-cos del Pasado en Mxico (FEMOSPP), hasta la consecucin de interven-cin de la justicia con distintas modalidades y resultados segn los pases.22En este marco se inscribe la accin de las organizaciones de los familiares dedetenidos desaparecidos por el esclarecimiento de sus circunstancias y por laubicacin de los restos.

    Uno de los resultados del sostenido reclamo ha sido la conformacinde equipos de antropologa forense (EAF). Sus inicios en Amrica Latina(AL) se ubican en Argentina al mediar los aos 80, cuando se cre el EquipoArgentino de Antropologa Forense (EAAF) como ONG en 1987. Su ac-cin, basada en la aplicacin de la antropologa social, la arqueologa y laantropologa fsica, aporta elementos para entender, esclarecer y reparar he-chos de violencia en donde la principal fuente de informacin son en ocasio-nes los restos seos de las vctimas de acciones violentas.23

    Desde entonces varios pases que comparten circunstancias, fueron es-cenario de la fundacin de los EAF o de la accin de grupos de expertosinstitucionales, pertenecientes a los servicios judicial o policial.24 Su evolu-cin contribuye a un nuevo posicionamiento de la antropologa forense comoprctica cientfica para evidenciar y documentar las violaciones de derechos.

    20 Un estudio desde diversas miradas sobre estos procesos se puede encontrar en los trabajos deBarahona de Brito y Aguilar Fernndez, eds., (2002); Dutrnit Bielous y Varela Petito, (2010);Protin-Dumon, Roniger y Sznajder, (1999); Sikkink, (2008); Stabili, coord., (2007) y Zala-quett, (1998).21 Como la Comisin Nacional sobre Desaparicin de Personas en Argentina (CONADEP,1984), y la Comisin para el Esclarecimiento Histrico en Guatemala (CEH, 1999). Desde lacreacin de la CEH al presente se han formado otras comisiones como la de Per, Paraguay,Honduras y Brasil.22 Vanse por ejemplo los informes: CEH, (1999); Comisin Nacional de Verdad y Reconci-liacin (CNVR), (1991); CONADEP, (1984); Comisin para la Paz, (2003) y FEMOSPP,(2006).23 Casallas y Padilla Piedrahita, (2004): 296.24 Nadal, (2007).

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    En tanto sus hallazgos se vuelven contundentes respecto a otras pruebas do-cumentales.25

    Respecto a las experiencias en las que no existen equipos independien-tes del poder poltico, los trabajos se han realizado en algunas ocasiones encondiciones de sospecha para lograr los hallazgos. Mxico es uno de esospases desde que se cre la FEMOSPP en 2002 durante el gobierno de Vi-cente Fox y fue asignada a la estructura de la Procuradura General de laRepblica (PGR).26 Sin embargo, desde la primera exhumacin en Guerre-ro, han intervenido grupos de expertos y peritos independientes, a veces ex-tranjeros, como coadyuvantes de los familiares.

    En aquel inicio se seal que:

    [] La Fiscala acept el convenio porque sabe que la participacin deperitos independientes le dar credibilidad a las investigaciones y porquenosotros no vamos a aceptar que la Procuradura General de la Repblicahaga las identificaciones de restos humanos sin conocimiento de los fami-liares [].27

    Respondiendo a la sentencia, el Estado mexicano a travs de la PGRrealiz diligencias en el cuartel de Atoyac. En estas acciones participan comocoadyuvantes de la PGR expertos del Instituto Nacional de Antropologa eHistoria (INAH), acadmicos e independientes por tanto del poder poltico.

    Estas diligencias remueven sentimientos, crean expectativas y generansensibilidades. Pero tambin ponen en evidencia silencios y manipulacionesde una narracin oficial que se sostuvo por aos.

    Desde la rememoracin, construyendo narraciones

    Se comparti el micrfono con entrevistados que tienen un rol prota-gnico en la bsqueda de los restos de Radilla. Los distingue el mbito desdedonde rememoran y desde el que cumplen ese rol. Coinciden en un mismopropsito, la localizacin y develamiento de las circunstancias del delito delesa humanidad cometido. Se trata de un procedimiento en marcha, que nopermite una composicin memorstica que encierre el final de un suceso, yaque no se han ubicado los restos.

    25 Apoyado en Dutrnit, (2013).26 Vase Dutrnit y Argello, (2011).27 Gonzlez, (2004).

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    Sus voces naturalmente expresan esas divergencias pero tambin con-vergencias. Comencemos por dialogar con esos recuerdos y narraciones com-partidas. Un aspecto raigal es aquel del conocimiento de la represin y losdistintos movimientos opositores sobre los que recay esa violencia. Como seha mencionado, fue un contexto desdibujado en la narracin oficial, del quese insinu una modificacin apenas a comienzos de este siglo. Como tam-bin lo es cmo se lleg al involucramiento en el caso Radilla.

    Julio Mata, secretario ejecutivo de la AFADEM y vocal de comunica-ciones de la Federacin Latinoamericana de Asociaciones de Familiares deDetenidos-Desaparecidos (FEDEFAM), lo recrea a partir de un dilogo en-tre el Mxico de hoy y de ayer. Relacin memorstica vinculada a su intensoactivismo en pro de los DDHH.

    Mxico, desde siempre, ha sido visto por todos los pases de todo elmundo, y es la poltica que ha llevado el Estado mexicano, de caracteri-zarse l mismo como un pas solidario con todos los movimientos de todotipo, no?... La imagen que tiene l ante los pases, incluso ante muchosorganismos, muchas organizaciones, incluso guerrilleras para esos mo-mentos desde los 80, 70, 90, era de solidaridad. Nosotros mismos, enalgn momento hacamos salidas a Guatemala, a Nicaragua, a El Salva-dor para pedir solidaridad, nicamente difundiendo que en Mxico seviolaban gravemente los derechos humanos, y las organizaciones nos de-can que no, no nos podan permitir decir eso de Mxico, porque eracerrarse las puertas del Estado mexicano a ellos mismos, no?. Entoncespues tambin respetbamos sus procesos y hacamos volantes, o la difu-sin a pequea escala, ya no la hacamos ms grande, no? Y as nos pasdurante muchas ocasiones, y eso le ayudaba al Estado mexicano porqueno se conoce, no se conoca. El caso Radilla nos da esa posibilidad, no?,de alguna manera; el que se conozca a travs del caso, y luego ya elcontexto del caso Radilla, que en Mxico hubo, hay y sigue habiendograves violaciones a los derechos humanos: desaparicin forzada, ejecu-ciones extrajudiciales y tortura principalmente, por motivos polticos.

    Humberto Guerrero, director de Disability Rights International (DRI)y especialista en litigios ante el sistema interamericano, carga con su propiaexperiencia de vida como uno de los abogados del litigio Radilla vs Mxicoante la CoIDH cuando establece lo siguiente:

    [] 74 es el ao ms fuerte, ms crudo en trminos de represin enAtoyac de lvarez, Guerrero, y justo entre agosto y diciembre del 74,que es el periodo en que Lucio Cabaas tiene secuestrado al senador y ya

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    gobernador electo de Guerrero [], Figueroa. Y entonces el ejrcitolanza una campaa, pues que va a ser la campaa final, digamos, derepresin y de persecucin en contra del movimiento guerrillero de LucioCabaas. Y como parte de esa campaa de estrategia, pues uno de suscomponentes fue pues el terror hacia la poblacin civil. Digamos, se en-contraron casos en que a las personas se les someti a algn tipo detortura o de desaparicin o ejecucin, ya sea porque exista informacinde que pudieran estar vinculados con la guerrilla, o al azar, por el simplehecho de apellidarte Cabaas. [] En el caso de Radilla, pues es eviden-te que la motivacin de su detencin pues es porque l tena una abiertasimpata hacia el movimiento guerrillero, como escuchaban l componacorridos y los cantaba [].

    [Fue] entre los aos 2007 y 2011 [] justo el periodo donde el casotiene su trnsito de estar en la Comisin Interamericana de DerechosHumanos (CIDH) a pasar a la CoIDH []. Jurdicamente, el caso Ra-dilla es un caso con una historia muy larga [] yo form parte de laComisin Mexicana (CMDPDH), tiene sus primeros acercamientos conlas vctimas del periodo de represin de los 70 en Guerrero por ah delao 2000, 2001.

    Mata y Guerrero coinciden en sus remembranzas sobre el Mxico delpasado y del presente. Para ellos es un suceso sabido el del Mxico represor ydelictivo. Para ellos tambin el ocultamiento oficial no est superado. Gue-rrero lo hace explcito al externar que el esfuerzo institucional es el escon-der. Que yo creo que perdura, perdura desde hace mucho tiempo hasta aho-rita y en recapitular en su papel de litigante, qu implicaba el convenci-miento de que en Mxico los canales de la justicia estaban cerrados. Y Matalo refuerza por su experiencia de dirigente nacional y regional en el mbitode los derechos humanos: la doble tctica poltica del Estado mexicanofortaleci en el tiempo ese ocultamiento e impidi que la oposicin reprimi-da encontrara la solidaridad internacional a diferencia de otras experienciasnacionales.

    Mientras que los peritos acadmicos, alejados del activismo y concen-trados en su trabajo cientfico, ante la pregunta de qu conocan de ese con-texto represivo mexicano expresan que el acercamiento a lo que se denominguerra sucia proviene de sus aos estudiantiles. No ejercen con ello una pos-tura de mayor reflexin, aunque asumen ese pasado sin controvertir la ver-sin de la CoIDH y en cierta forma, desconociendo la otrora versin oficial.

    Arturo Talavera es investigador de la Direccin de Antropologa Fsicadel Instituto Nacional de Antropologa e Historia (INAH) y forense princi-

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    pal en el caso Radilla desde 2011. Su participacin, que se relaciona con lainvitacin que formulara la PGR al INAH y a l en particular, la rememorade la siguiente forma:

    Prcticamente yo tuve conocimiento ahora s de lo que se denomin laguerra sucia, porque a m me toc, cuando estaba yo en la secundaria, elmovimiento del 68. [] cuando se vino todo ste movimiento y empecpues ahora s a darme cuenta de lo que suceda desde momentos atrs.Que era muy satanizado todo lo que era la palabra comunista, no?,entonces, de ah me fui enterando un poco de esto. Efectivamente, paraser sinceros, yo realmente no, no tena conocimiento de lo que era el casoRosendo Radilla Pacheco, pero s conoca del movimiento social, de laLiga 23 de septiembre, de todas estas cuestiones de Lucio Cabaas, Ge-naro Vzquez, as, un conocimiento general.

    [En 1998 creci el inters por la antropologa forense debido al caso delpoltico mexicano Muoz Rocha.28 De ah surge un equipo de bioarqueo-loga]. [] y es en ese inter del 98 al 2000, nos pusimos ahora s que aactualizarnos [en] lo que era la antropologa forense []. En ese sentidose forma [] un Proyecto de Investigacin Forense en 1999, que dur 2aos, al 2001, en donde se seleccionaron a 15 alumnos en el tema deforense [] De ese PIF surgen los diplomados de antropologa forense[], en esos diplomados iba mucha gente tambin de imparticin dejusticia, ministerios pblicos, algunos jueces, peritos, mdicos forenses,militares []. Y fue el 14 de marzo del 2011 que la Procuradura Gene-ral de la Repblica, a travs de la Subprocuradura Especializada en In-vestigacin de Delitos Federales (SEIDF), pide una coadyuvancia al INAH[] Cabe mencionar que el INAH en un principio no quiso, o sea, noaccedi, diciendo que: Bueno, no es competencia de la Institucin coadyu-var con ese tipo de casos, y se estaban escudando en el artculo 28 []de la Ley orgnica del INAH, que dice que la intervencin de esta insti-tucin es a partir de la hispanidad, hacia atrs.

    Para Silvia Daz, antroploga fsica adscrita al INAH, participante enlas diligencias del caso y perteneciente a la Coordinacin General de Investi-gacin (relacionada con movimientos sociales y polticos del pasado, suced-nea de la FEMOSPP) de la SEIDF de la PGR, tampoco fue una novedad el

    28 Manuel Muoz Rocha es un ex diputado federal del Partido Revolucionario Institucional(PRI), desaparecido desde septiembre de 1994, tras haber sido acusado de ordenar el asesina-to del entonces dirigente del partido, Jos Francisco Ruiz Massieu, el 28 de septiembre deaquel ao. Barrientos, (2013).

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    contexto histrico en el que se inserta la situacin de Radilla. Su aproxima-cin como la de muchos estudiantes fue a travs de las aulas de la UNAM.Mientras que su aproximacin al caso fue estrictamente en el orden profesio-nal.

    Bueno, en concreto, yo no conoca el caso Rosendo Radilla cuando senos convoca, en concreto el de l no. Pero s tena conocimiento acercapues de los movimientos polticos y sociales que haban estado presentn-dose en Mxico. [] pues yo estuve estudiando en la UNAM, y la UNAMpues se caracteriza por hacer bastante nfasis en sta historia social y stetipo de acontecimientos. [] A m me convocan y form parte del equipo porque yo primera-mente ingreso a trabajar aqu en el INAH. []. Cuando yo ingreso, a losdos meses de estar trabajando aqu en el INAH, es cuando [] se pide lacolaboracin al INAH, y el profesor Jorge Arturo Talavera me invita aparticipar en el caso.

    Es probable que estas diferentes formas de rememorar y los distintosnfasis ante preguntas similares, respondan a la fuerza que tiene el presentedesde el que se recuerda. An ms cuando se recuerda cmo se lleg al caso,desde el litigio o la denuncia o desde la coadyuvancia para cumplir con elordenamiento de la CoIDH en la especialidad de ubicar terrenos posibles deenterramiento y consecuente excavacin y eventual reconocimiento de res-tos. En unos casos es desde el activismo, en otros desde el trabajo cientfico yacadmico. Nos obstante, existen intereses especficos.

    Estas mismas voces discordes por momentos en sus nfasis y relaciona-mientos contextuales de ayer y hoy, hay que insistir, no ajenos al presentedesde el que se narra, respondieron tambin al interrogante sobre cmo serecuerda una experiencia de excavacin y qu sentimientos o emociones secruzaron en ese momento.

    Mata y Guerrero comparten sus recuerdos con nfasis en la denunciade lo no realizado o en lo llevado a cabo en una diligencia en que no seaprecia respeto a los familiares, vctimas tambin del delito permanente. Laevaluacin del trabajo de la PGR para Mata, desde su rol de dirigente, esnegativa.

    Negativa y de seguir escondiendo, seguir escondiendo la verdad, y de sercmplices de los militares criminales. [] Porque estn alargando losprocesos []. Por ejemplo, la primera excavacin, se hizo en un lugarporque fue la orden de la Comisin [CIDH]; la segunda ya que fue para

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    indicarle a la Corte [CoIDH], se hizo en el mismo lugar la excavacin,nada ms lo hicieron ms grande y ms profundo el hoyo, sabamos queno se iba a encontrar nada porque ya se haba excavado ah. Pero erapara informarle a la Corte Interamericana. Y la tercera fue en otro lugarpero igual para informar que se haca, pero igual, yo digo, son lugares alazar, porque no hay, no se sabe, no es un lugar preciso donde se digaaqu debe de haber []

    Y Guerrero no difiere en cuanto a una rememoracin negativa msacotada a la relacin con los familiares.

    [] es un desgaste por cosas que a mi me parecen realmente absurdas,porque por qu me tengo que estar peleando con un Ministerio Pblicopara que le deje a los familiares estar en la diligencia? [] que los dejeestar atrs de la zona acordonada. Les hace sentir mejor, les hace sentirestar siendo partcipes de la diligencia []. Pero tuvimos unas primeraspeleas absurdas sobre si los familiares tenan derecho o no de estar en ladiligencia. Al final accedi, pero siempre queriendo limitar.

    Para los antroplogos existe un recuerdo que no escapa a lo profesionalaunque deja ver probablemente por diferencias generacionales, distintos n-fasis del cuidado con el entorno social del procedimiento.

    Talavera deslinda su trabajo profesional de los intereses polticos, alsubrayar su rol cientfico en las diligencias.

    Al hacer la prospeccin con el georadar y el resistivmetro en el polgonode tiro del ex cuartel, se detectaron 19 anomalas [] que en prospec-cin anterior, los otros equipos no haban encontrado nada []. Se exca-v en ese entonces lo que fue un criadero de cerdos, unos chiqueros, quevarios de los familiares de las vctimas decan [] que muy probablemen-te abajo de esa construccin de cemento, hubiera cuerpos enterrados[]. Pero no se encontraron ms que los cimientos de los chiqueros,botones militares, insignias del batalln 49 y monedas de los aos 70[]. Con eso, los familiares de las vctimas, si no quedaron satisfechos, squedaron contentos de que se estaba por fin haciendo con mtodo labsqueda de sus familiares. O sea, se haban encontrado indicios u obje-tos que estaba asociados al momento histrico donde fueron desapareci-dos sus familiares []. Eso para nosotros fue muy satisfactorio, y notanto quedar bien con la imparticin de justicia, sino quedar bien con lagente que realmente los necesita.[Porque] Cuando fuimos solicitados para coadyuvar con PGR, se les hizouna aclaracin: que nosotros somos acadmicos, o sea no tenemos una

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    bandera poltica, ni estamos a favor ni en contra de nadie, y que nobamos a ser sometidos a presiones, que nosotros bamos a dar una opi-nin acadmica y cientfica, con un mtodo acadmico. Y que esa era lasolucin al caso que se estaba relacionando []. Uno no trata no dequedar bien con todos, sino quedar bien con la ciencia, con lo acadmi-co.[Al principio] la gente nos vinculaba directamente con PGR porque ellosfueron los que nos llevaron, s dijeron: Pues son del gobierno, son losmismos. Pero una cosa que nosotros tenemos como antroplogos esque cuando vamos a las excavaciones normales, de bsqueda de sitiosarqueolgicos, etctera, tenemos una convivencia con la gente [] esoabre un mundo de posibilidades, porque hay confianza []. Entonces,cuando nosotros fuimos la primera vez, pues s nos vimos presionados enesos sentidos porque nosotros queramos interactuar con la familia, laprimera vez que fuimos en la primera prospeccin que fue en el mes demayo. Ya en el mes de noviembre cuando hicimos la excavacin, se pudohacer esta interaccin con los familiares, incluso hasta nos ofrecieron unpozole29 []. Y entonces ellos tuvieron como ms confianza en nosotrosy dijeron: Bueno, ya vimos que ustedes s son parte del gobierno, perono son PGR. O sea, ustedes son acadmicos.

    Ante la pregunta qu recuerda de un da de trabajo en Atoyac de lva-rez?, Daz responde:

    Cuando nosotros llegamos la mayora de las veces ya estn presentes losfamiliares porque [] parte de la sentencia [] ordena que los familiaresestn presentes en el lugar cuando se estn haciendo las excavaciones.Esto fue un poco difcil porque en aos pasados haban tenido algunosconflictos, la Procuradura y los familiares, porque ellos queran estar enel lugar, inclusive hubo un dictamen de su psicloga diciendo que le ha-ban causado un dao a la seora Tita [hija del desaparecido] por nodejarla tocar la tierra. Por cuestiones de seguridad y por cuestiones tam-bin de nuestra metodologa [] no es posible que los familiares estnah, ah donde estamos excavando.[] Una de las cosas que s te puedo decir que hizo un poco difcil, esque hay mucha gente a tu alrededor, hay medios de comunicacin, hayfamiliares, hay policas, hay mucha gente que te est observando todos ycada uno de tus movimientos, entonces eso de pronto pues no es tan fcilde sobrellevar [].

    29 El pozole es un platillo tradicional mexicano hecho a base de maz, que acostumbra servirseen ocasiones especiales y distintos tipos de celebraciones. S/a, Sabor a Mxico, (2012).

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    Al finalizar las excavaciones se da una visita a los familiares para que cadauna de las personas que es responsable de las unidades de excavacinexplique lo que se hizo durante el da, y que los familiares tengan laposibilidad de hacerte preguntas concretas o de darte sugerencias. Noso-tros hemos sido bastante accesibles en esta parte de las sugerencias. Pormomentos tenemos algunos desacuerdos de orden tcnico []. Pero decualquier manera lo que se busca con este trabajo es que si al menos noles regresamos los restos a los individuos, al menos ellos tengan la certezade que nosotros estamos realizando un trabajo acadmico, y que nuestrotrabajo, al menos en la excavacin, no tiene presiones polticas [].[El trato con los familiares es cordial] pero no tendemos a llevar unarelacin as, personal de amistad, no []. [] el trabajo en este tipo dembitos involucra pues sentimientos, involucra emociones, y cuando thaces un trabajo de orden cientfico, lo menos que tienes que hacer pueses involucrar stas cuestiones.

    Se percibe un mayor involucramiento comprensivo del contexto socialy emocional de los familiares de Atoyac por parte de Talavera. Probablemen-te Daz sea ms sensible a la violencia y vctimas actuales. No debe olvidarseque el presente mexicano es de violencia cotidiana, con un voluminoso saldode vctimas aunque las razones y los responsables sean otros.

    Y en este recorrido por recuerdos y memorias sobre el caso Radilla queha tomado 40 aos para que apenas se acepte la responsabilidad estatal y conello la obligacin de investigar, se encuentra una coincidencia en los cuatronarradores. Cuatro voces convergen entonces en lo que falta para un esclare-cimiento efectivo de las circunstancias de Radilla y del resto de los desapare-cidos.

    Para Mata esa deuda se expresa as:

    Para m no hay, no habra como el que citen a la gente que estuvo ah.Porque ah tienen todas las listas de todos los militares que estuvieron ah.Que los citen y que les digan qu fue lo que hicieron, y que digan: Bue-no, t que estuviste aqu, cul era tu cargo y qu hiciste en ste? [] Yque chequen los vehculos que entraban y salan, y quines iban en esosvehculos, quines suban a las comunidades, y ah estn los partes, aquines se trajeron, dnde los dejaron. Eso, eso es lo que no quiereninvestigar, y se van con los testimonios de la gente [] No estn investi-gando.

    Guerrero lo narra de esta forma:

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    Adems de que falta toda la documentacin por parte del Ministerio P-blico, de informacin que solo est en poder de los militares. Cosas tanbsicas como [] el plano original del ex cuartel militar de Atoyac delvarez, para saber cmo era en ese momento [] Toda esta informa-cin de la que hablo pues hace falta, entonces hace que estas diligenciasse hagan un poco a ciegas. Y no es que no se tenga que hacer, se tieneque hacer, pero el realizarlas en estas condiciones genera un proceso derevictimizacin muy fuerte en las personas, porque de nuevo hay estasensacin de los familiares de que saben que esas diligencias tienen defi-ciencias, tienen fallas, saben que posiblemente no arrojen resultados, peroal mismo tiempo tienen mucha esperanza.

    Talavera lo manifiesta desde lo positivo del apoyo pero con nfasis enla falta de informacin precisa:

    S nos han apoyado con el equipo [la PGR], las solicitudes que hemoshecho de material [] Tenemos acceso a los expedientes, a los legajos dela averiguacin [] Eso tambin hay que dejarlo bien claro: no se hapodido tener acceso a los expedientes militares, eso s es cierto![Qu falta?] La ministerio pblico que est llevando el caso [] ha po-dido tener comparecencias con algunos militares, con algunos soldadosque estuvieron acuartelados ah en Atoyac de lvarez. Algunos de ellos smencionan [] Los paquetes eran tirados en la sierra [], pero tam-bin mencionan que s, que la mayora [] de la gente que estuvo dete-nida en Atoyac de lvarez, fue tirada al mar. [] La compaera YeseniaPea ha presionado o presion en su momento cuando entreg su dicta-men, de que se tenan que abrir los archivos del ejrcito para poder con-frontar incluso las bitcoras de vuelo.

    Para Daz esa deuda tiene tambin una clara identificacin:

    Al menos, en especfico de la Coordinacin General de Investigacin[PGR], es que s hay una voluntad de colaborar en la bsqueda de estosrestos. Yo creo que el problema ni siquiera es de la PGR en especfico, yocreo que el problema viene de esferas muchsimo ms altas que segura-mente pues nadie de nosotros conoce [].S tenemos acceso a la informacin que est plasmada en la averiguacinprevia. Pero nosotros no podemos llegar con el ejrcito, tocar la puerta ydecirle: Oye, me permites ver tus archivos? []. Si a la misma PGR,que se supone ya es un rgano independiente de [] el gobierno federal,no se lo permiten hacer, pues mucho menos a nosotros. [] en Mxicotenemos una burocracia muy marcada, que por ms voluntad que ttengas, a veces pues va a haber instituciones que no te lo van a permitir.

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    Estas ltimas evocaciones que pertenecen a testimoniantes de dos prin-cipales mbitos de actuacin y que por momentos se expresaran como diver-gentes en cuanto a las perspectivas desde donde se acta, a la sensibilidadrespecto al carcter especfico de la vctima y sus familiares, permiten con-cluir que son convergentes en el nfasis puesto en lo que falta. Es decir, coin-ciden al revisitar su pasado inmediato, en el caso de bsqueda de Radilla, quefalta un informante clave al que no se ha tenido acceso: los militares. Y paraque ello suceda tiene que existir la voluntad poltica de interpelarlos, la vo-luntad de romper con el estado de impunidad que mantienen los probablesresponsables. Acercar el micrfono, procurando develar el mundo de la sub-jetividad ante contextos y hechos precisos de relevancia pblica como el queconvoca en este texto, permiten descubrir acercamientos y distanciamientosen asuntos pblicos nacionales de importancia interna e internacional en elmbito de la proteccin y defensa de los DDHH.

    Conclusiones

    En el ao 2000 tuvo lugar en Mxico, por primera vez tras 70 aos, laalternancia del partido de Estado en la presidencia de la Repblica. Acordecon los procesos que numerosos pases latinoamericanos vivieron durante los90, aquel suceso se asumi como un momento fundamental de una transi-cin democrtica que entonces se consider en curso, y a su vez gener nu-merosas expectativas sociales en torno a la efectiva democratizacin nacio-nal. Sin embargo, a decir de Mariclaire Acosta, la transicin no ha produci-do an cambios significativos en la estructura de poder ni en la forma en queste se ejerce.30 En cambio, sus cuestionables resultados han renovado yalimentado la frustracin y la desconfianza en las instituciones y las polticasgubernamentales, y han motivado su puesta en cuestin por varios acadmi-cos y analistas polticos en la actualidad.

    Varios de esos resultados enmarcan y determinan el proceso de bsque-da de Radilla. Uno de ellos es la ambigua y fugaz vida de la FEMOSPP(2002-2006), a raz de cuyas acciones se hicieron pblicas algunas de lasviolaciones cometidas contra opositores polticos, que dieron pie al comien-zo de la impugnacin de la arraigada versin oficial sobre la segunda mitaddel siglo pasado. No obstante su disolucin, dos informes finales quedaron

    30 Acosta, (2012): 19.

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    como legado: uno oficial y otro que se filtr previo a la aparicin del prime-ro.31

    La experiencia de la Fiscala, fundada y concluida durante los gobier-nos de la alternancia, no debilit la vieja impunidad respecto a los delitoscometidos en el pasado. En todo caso dio cuenta en parte de que habra queinvestigarlos. Esta situacin se mantuvo junto al estado de marginalidad delas organizaciones dedicadas a la bsqueda de los desaparecidos de la guerrasucia aunque con el tiempo algunas han sumado esfuerzos con organizacio-nes de vctimas del Mxico actual.32 Esta situacin ha provocado que lasdemandas se concentren principalmente en justicia para las violaciones ac-tuales y por la seguridad.

    En este estado de cosas, el presente mexicano desde el que los testimo-niantes rememoran, por lo general tiene como caracterstica la deslegitima-cin del rgimen poltico, de las instituciones y de la elite gobernante.33

    Como afirma Julio Mata, el caso Radilla y la sentencia de la CoIDHcontra el Estado mexicano en 2009 significaron una nueva oportunidad devisibilizar la historia aun velada de la guerra sucia. Sin embargo, de aquellosha derivado una develacin de carcter ambiguo y marginal a causa del con-texto arriba descrito. Ello tanto por la reticencia del Estado mexicano derevisar y difundir pblicamente los hechos violatorios del pasado, como porla marginalidad de la demanda de las vctimas de la guerra sucia, expresadaen la falta de un equipo mexicano de antropologa forense como los de otrospases latinoamericanos.34 Y en parte, por supuesto tambin, debida a la con-centracin de la energa de las organizaciones sociales en la lucha por losdesaparecidos de hoy.

    Asimismo, los testimonios dan seales de la arraigada cultura polticade relativa apata ante problemas marcados por profundos conflictos polti-cos, aunque no debera descartarse el temor a un involucramiento que nopudiera controlarse. Quiz un ejemplo se ubica en la reticencia inicial del

    31 Acosta, (2012): 25-26.32 Esto ltimo tiene que ver con la persistencia de distintos tipo de expresiones del crimenorganizado as como de corrupcin e impunidad institucionales que, por cierto, dieron lugarlas primeras a la declaracin de guerra contra el crimen organizado, emprendida desde 2006.Para 2014 la Comisin Nacional de Derechos Humanos indic que existen casi 25 000personas en un periodo que comienza en 2005.33 Acosta, (2012): 39-52.34 En 2008 los familiares estuvieron acompaados por el Equipo Mexicano de IdentificacinHumana, (EMIH). Cabe sealar que hasta el momento no se ha encontrado informacinsobre la EMIH que exhiba una presencia activa para el caso de las vctimas de la guerra sucia.

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    INAH de colaborar con la PGR, como menciona Arturo Talavera. Tambinlos testimonios ponen en evidencia la deslegitimacin de la lite gobernantey de cierto aislamiento social, como se puede apreciar en la rememoracinde los antroplogos cuando refieren a la desconfianza de la gente en laPGR y el gobierno. En el mismo sentido, cuando ponen nfasis en la nece-sidad de hacer un trabajo estrictamente neutral-cientfico y evitar su politiza-cin, como si eso implicara necesariamente su desacreditacin.

    Se identifica a la vez el rastro de la doble tctica poltica del Estadomexicano referida por Mata, tanto en la certeza de Humberto Guerrero deque el esfuerzo institucional es seguir escondiendo, como en la conviccindel propio Mata de que aquella sigue siendo reproducida por PGR al ordenarexcavaciones para informar a la CoIDH.

    Simultneamente se hallan huellas conflictivas dejadas por el procesode impugnacin de la versin oficial de aquel periodo, manifiestas en la in-tencin de Talavera de hacer un trabajo que satisfaga las expectativas de lagente que as lo necesita; pero sobre todo en la convergencia de los cuatrotestimoniantes en la aceptacin de la versin alternativa de los hechos, y en elcarcter clave de los testimonios y archivos militares en tanto pieza hoy fal-tante y fundamental para continuar con las investigaciones y hacerlas efecti-vas.

    Esta coincidencia parece apuntar a que a pesar de la aceptacin de lasentencia de la CoIDH, el gobierno anterior y el hoy vigente aceptan deforma parcial y ambigua la responsabilidad del Estado en la desaparicinforzada de Radilla. Es decir, existe una intencin de demostrar voluntad porcumplir con la CoIDH y otras instancias internacionales pero, al mismo tiem-po, predomina la falta de voluntad poltica estatal por subsanar el vaco de lapieza faltante, en el sentido del camino a seguir al que apunta aquella con-vergencia crucial.

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