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165 R E V I S T A D E E S T U D I O S I N T E R N A C I O N A L E S INTRODUCCIÓN esde 1945 –concluida la Segunda Guerra Mundial– el eje central de la política exterior española estu- vo enfocado a lograr apoyos im- prescindibles, capaces de neutralizar y superar el aislamiento internacional su- frido por el régimen debido a su naturale- za y a sus vinculaciones con los fascis- La España de Franco y el Chile de Frei Montalva: relaciones hispano- chilenas 1964-1970* María José Henríquez Uzal El presente artículo se presenta como una expresión más de la interrelación que desde 1936 han tenido la historia chilena y la hispana, tanto en su dimen- sión internacional como en el plano interno. El impacto de la Guerra Civil, a la vez en Europa y en América, fue de enorme magnitud, especialmente en Chile, y marcó la influencia de la evolución española en el devenir político nacional desde entonces hasta la actualidad. mos de entreguerras. Si bien con el des- encadenamiento de la Guerra Fría la Es- paña franquista se hizo funcional a los objetivos de Washington –y por extensión al bloque occidental– nunca se superó del todo el estigma de su origen. A pesar de sus logros –Pacto con Estados Unidos y Concordato con el Vaticano, ambos en 1953– la dictadura hubo de abocarse a la búsqueda de espacios de actuación in- D * El presente artículo es resultado de una investigación realizada en Madrid, gracias a la Beca para Estudios Hispanistas concedida por el Ministerio de Asuntos Exteriores de España, correspondiente al curso 2000-2001, y cuyo material recopilado contribuyó al proyecto Fondecyt 1000570. Asimismo, el trabajo de este artículo constituye un adelanto del proyecto institucional recientemente diseñado por el Instituto de Estudios Internacionales de la Universidad de Chile, sobre la historia de la política exterior chilena, 1910-2006.

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R E V I S T A D E E S T U D I O S I N T E R N A C I O N A L E S

INTRODUCCIÓN

esde 1945 –concluida la SegundaGuerra Mundial– el eje central dela política exterior española estu-vo enfocado a lograr apoyos im-

prescindibles, capaces de neutralizar ysuperar el aislamiento internacional su-frido por el régimen debido a su naturale-za y a sus vinculaciones con los fascis-

La España de Franco y el Chile deFrei Montalva: relaciones hispano-

chilenas 1964-1970*

María José Henríquez Uzal

El presente artículo se presenta como una expresión más de la interrelaciónque desde 1936 han tenido la historia chilena y la hispana, tanto en su dimen-sión internacional como en el plano interno. El impacto de la Guerra Civil, ala vez en Europa y en América, fue de enorme magnitud, especialmente enChile, y marcó la influencia de la evolución española en el devenir políticonacional desde entonces hasta la actualidad.

mos de entreguerras. Si bien con el des-encadenamiento de la Guerra Fría la Es-paña franquista se hizo funcional a losobjetivos de Washington –y por extensiónal bloque occidental– nunca se superó deltodo el estigma de su origen. A pesar desus logros –Pacto con Estados Unidos yConcordato con el Vaticano, ambos en1953– la dictadura hubo de abocarse a labúsqueda de espacios de actuación in-

D

* El presente artículo es resultado de una investigación realizada en Madrid, gracias a la Beca paraEstudios Hispanistas concedida por el Ministerio de Asuntos Exteriores de España, correspondiente alcurso 2000-2001, y cuyo material recopilado contribuyó al proyecto Fondecyt 1000570. Asimismo, eltrabajo de este artículo constituye un adelanto del proyecto institucional recientemente diseñado por elInstituto de Estudios Internacionales de la Universidad de Chile, sobre la historia de la política exteriorchilena, 1910-2006.

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ternacional, en lo que algunos autores handenominado “políticas de sustitución”1.

En esta dinámica, tanto los países ára-bes como los latinoamericanos represen-taron esa opción, por lo demás tradicio-nal y espacio natural, de la acción inter-nacional hispana. Desde esta óptica, lasrelaciones con Hispanoamérica seenmarcaron en el concepto de hispanidad,es decir, de “una comunidad espiritualindestructible, vínculo de espíritu y san-gre entre los pueblos de ambas orillas at-lánticas”2, y el Instituto de Cultura His-pánica, fundado en diciembre de 1945, seconvertía en uno de sus principales me-dios de penetración en la región. Poste-riormente, el proyecto de crear una Co-munidad Hispánica de Naciones preten-dió idénticos objetivos.

Las relaciones hispanochilenasse fueron desideologizando y

despolitizando.

Así contextualizadas las relacioneshispanochilenas, luego de un período de“tensa formalidad” bajo el gobierno deGabriel González Videla, se irán desideo-logizando y despolitizando. Los virulen-

tos ataques al régimen español serán pro-gresivamente sustituidos por el principiode no injerencia en los asuntos internosde los Estados, y las relaciones se desa-rrollarán sobre la base de criterios prag-máticos, privilegiando los aspectos cul-turales y comerciales. En un principio, lasrelaciones comerciales serán especial-mente ventajosas para Chile al encontraren España un mercado seguro para la ven-ta de su deprimido salitre, y la constantedificultad de pagos por parte de la penín-sula inclinará la balanza en favor del paísandino.

Sin embargo, a fines de la década de1950, el despegue económico españoltraerá no sólo un vuelco en la balanzacomercial hispano-chilena, sino que tam-bién en la aproximación hacia la región.El inicio de la década de los sesenta enIberoamerica generó gran inquietud en ladiplomacia española: ante la progresivadesaparición de los “regímenes de auto-ridad”–bastiones anticomunistas–, se per-cibió la necesidad de desideologizar, enlo posible, las relaciones con los paísesiberoamericanos. Por eso, aunque el va-lor de la política cultural siguió en alza,se empezó a poner énfasis en la coopera-ción técnica y los contactos comerciales3.

1 Pereira Castañares, Juan Carlos y Martínez Lillo, Pedro, “Política Exterior, 1939-1975”, enParedes, Javier (coord.), Historia contemporánea de España (sigloXX), Barcelona, Editorial Ariel,1998, p. 740.

2 Martínez Lillo, Pedro Antonio, “La Política Exterior Franquista en el marco de la Guerra Fría: delaislamiento limitado a la integración parcial en la sociedad internacional, 1945-1953”, en Tussell, Ja-vier; Avilés, Juan y Pardo, Rosa (eds.), La Política Exterior de España en el Siglo XX, Madrid, EditorialBiblioteca Nueva, 2000; p. 323.

3 Pardo, Rosa. “La etapa Castiella y el final del régimen, 1957-1975”, en Tussell, Javier; Avilés,Juan; Pardo, Rosa (eds.), op. cit.; p. 353. Ver Pérez Herrero, Pedro, “Las relaciones de España conAmérica Latina durante los siglos XIX y XX: discursos gubernamentales y realidades”, en Pereira,Juan Carlos (coord.), La política Exterior de España. 1800-2003, Barcelona, Editorial Ariel, 2003.

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El triunfo en Chile de la DemocraciaCristiana implicará el retorno al discursode denuncia del régimen franquista, que enlos hechos se demostrará más simbólico quereal, y a un enfriamiento de las relaciones,visible en el impacto de la exclusión de Es-paña en la gira europea del Presidente Frei.Pero ante el progresivo distanciamiento deEstados Unidos y los escasos dividendos enla aproximación hacia los países de las Co-munidades Europeas, se hacía cada vez másevidente lo mucho que España podía ofre-cer al proyecto de modernización democra-tacristiano, independientemente de la natu-raleza de su régimen.

LA CAMPAÑA PRESIDENCIAL

Uno de los aspectos de la vida políticachilena que en mayor medida llamaba laatención de la representación española enChile era la premura con que se daba ini-cio a las campañas electorales y, evidente-mente, sus implicaciones: agitación, pro-paganda profusa y enorme gasto4. La cam-paña para las elecciones de 1964 no esca-

paba a esta regla y a mediados de 1963, lacompetencia por el sillón de La Monedaya contaba con cuatro candidatos procla-mados. El abanderado del Frente Demo-crático5, Julio Duran, el independiente dederecha Jorge Prat y dos viejos conocidospara la Embajada española acreditada enSantiago: Eduardo Frei y Salvador Allen-de. Dos hombres que en la campaña de1958 –y por distintos motivos– supusie-ron un notable deterioro e incluso un quie-bre en las relaciones en caso de ser elec-tos6. Esta vez las cosas eran distintas; laderecha se quedaría sin candidato.

Llamaba la atención lapremura con que se iniciaban

las campañas electorales.

A principios de 1964, el embajadorespañol, Tomás Suñer y Ferrer, destaca-ba en sus despachos el ambiente de cre-ciente violencia en el que se desarrollabala campaña electoral. La actividad políti-ca había empezado a polarizarse a raíz dela elección extraordinaria de Curicó7 que,

4 Archivo del Ministerio de Asuntos Exteriores,Madrid, AMAE. R/ 5438. Exp.30. Despacho RESER-

VADO del Embajador de España en Chile, José María Doussinague, al Ministro de Asuntos Exteriores.Nº 538, 3 de diciembre de 1957.

5 Compuesto por conservadores, liberales y radicales.6 Fermandois, Joaquín y Carrió, Macarena, “Europa Occidental y el desarrollo chileno 1945-1973”,

Historia, Nº 36, 2003, Instituto de Historia, Santiago de Chile, Pontificia Universidad Católica de Chile;p. 27.

7 En diciembre de 1963 fallecía el diputado socialista por Curicó Óscar Naranjo, y la elección ex-traordinaria se realizaría en marzo de 1964. Rápidamente se hizo evidente que su resultado sería unindicador de la elección presidencial. La derecha, segura de su triunfo, insistió en calificar la justa comola mejor encuesta electoral. Sin embargo, los resultados favorecieron al candidato de la izquierda, hijodel parlamentario fallecido, que además llevaba su mismo nombre. El “naranjazo”, denominación perio-dística para el episodio, provocó un terremoto político que terminó con la candidatura de Durán y ladisolución del Frente Democrático. Ver Gazmuri, Cristián. Eduardo Frei Montalva y su época, Tomo II,Santiago de Chile, Aguilar Chilena de Ediciones, 2000; pp. 554-570.

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si bien no podía estimarse como repre-sentativa del electorado nacional, al serla única elección previa a la presidencialpodría influir en el desarrollo de la cam-paña por La Moneda8.

Los análisis del embajador sedestacaron por su moderación yla ausencia de juicios de valor.

Para el embajador, el triunfo debíapertenecer al candidato del Frente Demo-crático, no obstante al “FRAP9 se le pre-senta la gran oportunidad de demostrarsu crecimiento electoral”10. A su juicio,sólo el Frente Democrático presentabauna propaganda constructiva , con tan sóloun matiz hostil: el anticomunismo. Noobstante, aun dentro de esa línea se man-tenía el respeto por las personas, y tam-bién por las ideas, salvo aquellas cuya fi-nalidad subversiva era patente11. “Pero nila democracia cristiana ni mucho menoslos partidos marxistas han puesto la me-nor contención en su agresivo sectaris-mo”12. A un mes de las elecciones com-plementarias de Curicó y a siete mesesde la elección presidencial, considerabaque de seguir la espiral de violencia, los

comicios serían los más duros que el pue-blo chileno hubiera presenciado.

En el análisis de la Embajada, des-pués del “naranjazo”, la campaña electo-ral estaba definitivamente planteada: nosurgirían nuevos abanderados en la visiónhispana, con la disolución del Frente De-mocrático y la crisis dentro del radicalis-mo, la democracia cristiana se ubicaba–progresivamente– a la delantera de lasfuerzas de centroderecha, con evidentesposibilidades de éxito13. Poco después, elpanorama electoral se despejaba aún máscon la renuncia de Jorge Prat a su candi-datura. En un ambiente cada vez más po-larizado entre el FRAP y la DemocraciaCristiana, el alejamiento de Prat favore-cería al candidato demócratacristiano, yaque la inmensa mayoría de sus adeptos sevolcarían en su favor14. En este sentido,sin obviar su sinsabor ante la renuncia dePrat, el embajador manifestaba su buenadisposición hacia Eduardo Frei “...si elazar político lo hubiera querido, Chilehabría tenido en el Señor Prat un granpresidente. Esto no quiere decir que no losea también el Señor Frei, si logra derro-tar al candidato marxista”15.

Después de Curicó, fue evidentemen-te Eduardo Frei quien empezó a concen-

08 AMAE. R/ 7509.Exp. 10. Despacho del Embajador de España en Santiago de Chile al Ministro deAsuntos Exteriores, Nº 57, 18 de enero de 1964.

09 Frente de Acción Popular, cuyo candidato era Salvador Allende.10 Ibidem.11 AMAE. R/ 7517. Exp. 16. Despacho del Embajador de España en Santiago de Chile al Ministro de

Asuntos Exteriores. Nº 157. 11 de febrero de 1964.12 Ibidem.13 AMAE. R/ 7517.Exp.16. Despacho del Embajador de España en Chile al Ministro de Asuntos

Exteriores, Nº 465, 23 de abril de 196414 AMAE. R/ 7517. Exp. 16. Despacho del Embajador de España en Chile al Ministro de Asuntos

Exteriores. Nº497. 30 de abril de 1964.

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trar las simpatías hispanas. No obstante,los análisis del embajador destacarán porsu moderación y la ausencia de juicios devalor exceptuando posiblemente este úl-timo; en cambio, la animadversión y lafuente de inquietud serán claras respectodel frapismo.

La potencial alianza no llegaría amaterializarse por falta de

entendimiento con el frapismo.

En opinión del embajador, la opciónrepresentada por el FRAP no debía sersubestimada, y en este sentido será moti-vo de preocupación el acercamiento en-tre “algunos elementos radicales y los di-rigentes del FRAP”16. Suñer considerabaque una de las claves de las eleccionesestaba en el partido radical y en eldemocratacristiano. “Si el radicalismonegocia con el FRAP un compromisoelectoral con garantías de participaciónsubstancial en el futuro Gobierno, creoque las posibilidades de llegar a un acuer-do no son despreciables”17, con lo cualpara la democracia cristiana la contiendase haría notoriamente más difícil.

La potencial alianza no llegaría amaterializarse, ya que en la AsambleaNacional del Partido Radical triunfaría la

postura contraria a un entendimiento conel frapismo, junto con la decisión de man-tener la candidatura de Durán hasta el tér-mino de la campaña. “Quedan aún másde tres meses antes de las elecciones ypueden aún producirse muchas sorpresas.Pero lo importante es que la coalición ra-dical-frapista, por el momento al menos,no ha marchado”18.

Es en este contexto cuando tuvo lu-gar la primera alusión directa del candi-dato democratacristiano a la España fran-quista. Durante una entrevista televisadafue preguntado –junto a otros temas– entorno al origen de su formación políticay, más concretamente, sobre si había na-cido bajo la inspiración del ideario de laFalange española. Frei negó rotundamenteesa vinculación, recordando que antes deque surgiera la Falange española ya ha-bía iniciado su actividad la Falange Chi-lena para enfrentar actitudes totalitariascomo la que fue entonces asumida por elsocialismo criollo. Para marcar distancias,precisó que la Falange Española era unpartido totalitario, mientras que la chile-na se opuso siempre a toda clase deautoritarismos y, en consecuencia, “laactitud de la democracia cristiana es con-traria al actual Régimen español ... se tra-ta de una simple coincidencia de nombres,de una desgraciada coincidencia”19. Para

15 Ibidem.16 AMAE. R/ 7517. Exp. 16, despacho del Embajador de España en Chile al Ministro de Asuntos

Exteriores, Nº 522, 8 de mayo de 1964.17 Ibidem.18 AMAE. R/ 7517. Exp. 16, despacho del Embajador de España en Chile al Ministro de Asuntos

Exteriores, Nº 549, 15 de mayo de 1964.19AMAE. R/7533. Exp. 31, despacho del Embajador de España en Chile al Ministro de Asuntos

Exteriores, Nº509, 8 de mayo de 1964.

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subrayar ese diferencia, Frei, finalmente,destacó las relaciones de buena amistad ycoincidencia mantenidas con algunos delos prohombres de la oposición franquistaliberal, en especial José María Gil Robles,principal figura de la democracia cristianaespañola y consejero de Don Juan. Anteestas manifestaciones, era presumible es-perar una reacción enérgica. No obstante,el embajador decidió rebajar el perfil y noatribuir especial relevancia al asunto, aun-que “si un valor indiciario de la actitud querespecto a nosotros mantendría la demo-cracia cristiana si su candidato triunfa”20.Los comentarios de Frei representaban “uncompromiso que necesitará no poca habi-lidad política por parte nuestra y por partede él para ser superado”21. Por lo demás,Suñer destacaba que numerosos amigos dela embajada, militantes democratacris-tianos, habían escrito a Frei señalándole lainconveniencia de esas expresiones juzgan-do situaciones internas de países amigos...:“Espero que esas advertencias de proba-dos amigos inviten a una mayor cautela enrelación con nosotros ... Yo haré las mis-mas consideraciones a algunos amigos deaquella agrupación política”22.

Las declaraciones, por tanto –y a pesarde su tono– no despertaron aprensiones enel embajador ante el posible triunfodemocrata cristiano. Y es que, al igual quepara conservadores y liberales, Frei repre-sentaba el mal menor. Todo era leído en cla-ve de política interna. Una vez conseguido

el apoyo de la derecha resultaba imprescin-dible captar votos independientes, así comotambién de la izquierda, y además apaci-guar algunos sectores dentro del partido. Eneste sentido se entendía el deslinde tan pro-nunciado respecto del régimen franquista,y del mismo modo las duras críticas de nopocos democratacristianos hacia el nuevorégimen brasilero. De ahí la poca impor-tancia atribuida por el embajador a las de-claraciones. Por lo demás, existe otro he-cho a destacar: Tomás Suñer y Ferrer co-nocía a Eduardo Frei desde la década deltreinta, y su aplomo posiblemente manifes-taba la confianza en que el entendimientopersonal podría subsanar potenciales rocesen la relación entre ambos países.

Para conservadores y liberales Freirepresentaba el mal menor.

Respecto de las elecciones presiden-ciales, el análisis del embajador destaca-ba que la masa neutra o independiente–de alrededor de un millón de votos– de-cidiría la elección, y bajo esta premisa seentendía la curiosa actitud de las dos gran-des corrientes en que se polarizaba la opi-nión pública. “Mientras el FRAP, bajocontrol comunista, pretende mimetizar suextremismo insistiendo en la moderaciónde su programa, la Democracia Cristianasubraya el sentido revolucionario de sufuturo gobierno”23. De esta forma, los

20 Ibidem.21 Ibidem.22 Ibidem.23 AMAE. R/ 7517. Exp. 16, despacho del Embajador de España en Chile al Ministro de Asuntos

Exteriores, Nº 603, 27 de mayo de 1964.

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cuadros dirigentes de cada candidaturademostraban imaginación en su propagan-da, además de gastar fabulosas sumas. Enel fondo, se buscaban proclamas destina-das a la gran masa. “Nadie se engaña res-pecto al contenido doctrinal y al progra-ma gubernamental de la democracia cris-tiana y del FRAP. Si amplían su nomen-clatura es para ensanchar la zona recepti-va de la respectiva propaganda”24.

Se consideró que la masa neutra eindependiente decidiría la elección.

Ahora bien, las promesas electoralesde la democracia cristiana planteaban al-gunas dudas al embajador franquista, peroéstas no se referían al futuro de las rela-ciones hispano-chilenas. “¿Qué hay enellas de auténtico propósito gubernamen-tal y qué dosis de demagogia electoral?¿Son ofrecimientos destinados únicamen-te a la captación de votos? ¿Hasta quépunto la frágil estructura económico-so-cial chilena podría absorber una mínimaparte de lo prometido sin gravestranstornos para el país?”25. A su juicio,el intento por captar votos de la izquierdaexplicaba que el programa mimetizara con

disfraz revolucionario “medidas que di-fícilmente podrá adoptar el Señor Frei sillegara al Gobierno”26.

El embajador destacaba así, que lademocracia cristiana venía desarrollan-do una campaña muy bien dirigida que,por una parte, había logrado el apoyo li-beral y conservador sin claudicaciones niconcesiones para su futuro gobierno y, porotra, buscaba los votos progresistas mos-trando un Frei de izquierda democráticaante un Allende de izquierda totalitaria27.Sin descartar tampoco un triunfo delFRAP, Tomás Suñer consideraba que lamasa neutra optaría por Frei “quizá porel deseo de que Chile no caiga en un pro-ceso de comunistización que podría con-ducir a trágicos días; pero hay quien lojuzga posible... Creo que la DemocraciaCristiana está actuando acertadamente...Hay en la propaganda de Frei inteligentecautela con hábiles recursos que estánimpresionando al país y creo que influiráen el ánimo de la mayoría del sector in-dependiente...”28.

En lo que respecta al ambiente políti-co, la polarización y la violencia verbal29

se habían vuelto referentes, situación dela que también hacía eco la prensa madri-leña. “Se está celebrando en Chile una de

24 AMAE R/ 7517, Exp.16, Despacho del Embajador de España en Chile al Ministro de AsuntosExteriores. Nº 668, 19 de junio de 1964.

25 AMAE R/ 7517, Exp. 16, Despacho del Embajador de España en Chile al Ministro de AsuntosExteriores, Nº 603, 27 de mayo de 1964.

26 AMAE. R/7517, Exp. 16, Despacho del Embajador de España en Chile, Tomás Suñer y Ferrer alMinistro de Asuntos Exteriores. Nº 810, 7 de agosto de 1964.

27 AMAE. R/7517, Exp. 16, Despacho del Embajador de España en Chile, Tomás Suñer y Ferrer alMinistro de Asuntos Exteriores, Nº 603, 27 de mayo de 1964.

28 AMAE. R/7517, Exp. 16, Despacho del Embajador de España en Chile, Tomás Suñer y Ferrer alMinistro de Asuntos Exteriores, Nº 711, 3 de julio de 1964.

29 Gazmuri, Cristián, op. cit.; pp. 569.

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las más tensas campañas electorales. Laprensa y la radio han desencadenado unaverdadera guerra de persuasión”30, desta-caba Madrid, a pocos días de la elección.

En la óptica hispana, la crisis de laderecha estaba en pleno desarrollo.

Por otra parte, una concatenación decrisis al interior de algunos partidosjalonaba el devenir político desde el ini-cio de la campaña electoral. En un princi-pio, el Partido Democrático Nacional sehabía escindido en dos bloques –uno ha-bía ido hacía la democracia cristiana y elotro al FRAP–; luego se presentaba la cri-sis del radicalismo, con la expulsión deuna cuarentena de dirigentes que se ha-bían incorporado al FRAP. Por último, ungrupo disidente del Partido Liberal eraexpulsado de sus filas y se incorporaba,también al FRAP. Esta última crisis, ade-más de la significación política infinita-mente superior del “brote” del viejo tron-co conservador, evidenciaban –en la óp-tica hispana– que la crisis de la derechaestaba en pleno desarrollo. El sector de-bía renovarse, de otro modo el 4 de sep-tiembre –fecha de la elección– significa-ría su entierro31.

Ahora bien, no obstante que estas cri-sis –en opinión del embajador– eran fe-

nómenos corrientes en el proceso políti-co chileno, no dejaban de pesar en la opi-nión pública; además todas favorecían alas fuerzas de izquierda. Tomás Suñer–asimismo– estaba convencido de que ungrupo de españoles exiliados nacionali-zados chilenos o acogidos al sistema dedoble nacionalidad respaldaban a Allen-de y que de ser elegido no había duda deque “los exiliados y el grupo hispano-chi-leno que les acompañan, trataran de coti-zar su aportación aunque sea meramentenominal”32.

En definitiva, a quince días de la elec-ción su resultado era menos nítido. Si bienel embajador no se atrevía a descartar de-finitivamente el triunfo del FRAP, seguíamanteniendo su pronóstico favorable a lademocracia cristiana, basado en la com-posición de la masa neutra: en su mayoríamujeres, clase media, y elementos adscri-tos a “un catolicismo un tanto difuso, perocatolicismo al fin”33. Sin embargo, aunqueel FRAP no ganara, si su votación seaproximaba al millón de votos, significa-ría para las tendencias de izquierda un im-portante apoyo popular. En definitiva, unaparticipación marxista en la opinión pú-blica... “a la que fatalmente habrá de reco-nocer parte principal en el desarrollo delfuturo proceso político de este país ”34, sen-tenciaba proféticamente el embajador.

La atención y seguimiento que Suñer

30 Hemeroteca Municipal de Madrid, HMM, Madrid, 29 de agosto de 1964; p. 5.31 AMAE, R/ 7517, Exp. 17, Despacho del Embajador de España en Chile al Ministro de Asuntos

Exteriores, Nº 834, 21 de agosto de 1964.32 AMAE, R/ 7517, Exp. 17, Despacho RESERVADO del Embajador de España en Chile al Ministro de

Asuntos Exteriores, Nº 834, 21 de agosto de 1964.33 AMAE, R/ 7517, Exp. 17, Despacho RESERVADO del Embajador de España en Chile al Ministro de

Asuntos Exteriores, Nº 864, 28 de agosto de 1964.34 Ibidem.

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dedica a las elecciones no hace más quedemostrar la importancia que la diploma-cia española otorgaba al momento políti-co chileno, y en consecuencia su preocu-pación por un cambio de escenario que al-terase los objetivos ya alcanzados. Lo an-terior estaba dado tanto por la importanciaque tenía Chile –cultural, social y políti-camente– en el marco de la acción latinoa-mericana de España, pero también, en efec-to, por sus implicaciones en la región.

La trascendencia de laselecciones chilenas rebasaba los

límites nacionales.

En efecto, las elecciones presidencia-les en Chile tenían una trascendencia querebasaba los límites nacionales. Despuésde la revolución cubana, un posible éxitode Allende incidiría grandemente en lospaíses hispanoamericanos, Europa occi-dental y obviamente Estados Unidos; porsu parte, Frei representaba la alternativa.Dicho interés se reflejaba en la presenciade más de 300 corresponsales de periódi-cos hispánicos, norteamericanos y euro-peos35, entre los que se encontraba LuisMaría Ansón, enviado especial del ABC.Según Anson, Chile era para Hispanoamé-rica como Francia para Europa... “Lo que

aquí se engendra se contagia rápidamen-te a los países vecinos. Chile es un focode difusión ideológica e intelectual queesparce su luz por las Américas... Si elcastro-comunismo –es decir el Frente Re-volucionario de Acción Popular, la Alian-za social-comunista– triunfara en las elec-ciones del 4 de septiembre, todo el mun-do hispanoamericano estaría amenazadode contagio y epidemia y el régimen cu-bano habría ganado su mejor victoria”36.

Sus aprensiones –como las de otros–se vieron disipadas. El éxito de Frei su-peraba los pronósticos más optimistas. Laprensa española recibió el resultado conevidente alegría. Mientras Informacionespublicaba en primera plana “Derrota Co-munista en Chile”37, y Madrid, en igualsentido se centraba en subrayar al candi-dato democratacristiano que había derro-tado al filocomunista por un amplio mar-gen38, ABC, a través de la pluma deAnson, informaba cómo las gentes encen-dían antorchas en la noche de Santiago,destacando que “la voz popular ha ungi-do ya a Frei presidente de Chile”39.

Tras la elección, Eduardo Frei conce-día a ese mismo enviado especial la ex-clusiva de sus primeras declaraciones¿el intermediario?: Tomás Suñer yFerrer40. La entrevista pretendió aclararla posición de Frei ante diversos puntos

35 AMAE, R/ 7517, Exp. 17, Despacho del Embajador de España en Chile al Ministro de AsuntosExteriores, Nº 902, 11 de septiembre de 1964.

36 HMM, Anson, Luis Maria, “Las próximas elecciones serán la prueba de fuego para el castrismo enHispanoamerica”, ABC, 28 de agosto de 1964.

37 HMM, INFORMACIONES, 5 de septiembre de 1964, Portada.38 HMM, MADRID, 5 de septiembre de 1964, Portada.39 HMM, ABC, 5 de septiembre de 1964, Portada.40 AMAE, R/ 7517, Exp. 17, Despacho del Embajador de España en Chile al Ministro de Asuntos

Exteriores, Nº 902, 11 de septiembre de 1964.

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de interés tanto mundial como español:el poder del comunismo en Chile, lapostura internacional que adoptaríaChile, las semejanzas y diferencias en-tre la democracia cristiana chilena yeuropea, el apoyo de la derecha en laselecciones, y especialmente su posturapolítica.

“Mi posición política es muy fácil decomprender: soy demócratacristiano, lohe sido toda mi vida. Y tanto yo comomi partido representamos un programa,cuya finalidad esencial podría resumir-se diciendo que constituye el esfuerzopara unir la democracia con el pueblo,para hacer de una estructura política quegarantice las libertades esenciales del in-dividuo un instrumento efectivo de dig-nificación social y económica”41.

El plan de estabilización españolimplicó un deshielo económico.

LA GIRA EUROPEA DEL PRESIDENTE FREI

Durante los primeros meses de 1965,una de las principales preocupaciones dela Cancillería chilena fue la organizacióndel viaje que Eduardo Frei realizaría aEuropa. Una gira que establecía un pre-cedente y con la que se buscaban los apo-yos internacionales necesarios para acti-

var la “revolución en libertad”. Se trata-ba de un viaje al más alto nivel. A pesarde esa importancia, la España franquistafue excluida de la agenda.

Lógicamente, la diplomacia españo-la en Chile desplegó una intensa activi-dad a fin de modificar el itinerario pre-sidencial. El embajador inició gestiones,en primer lugar, a través del Canciller–obteniendo su promesa de apoyo– y di-rectamente con el presidente. Ambos,jefe de Estado y diplomático, se entre-vistaban el 30 de abril de 196542. Freimanifestó a Suñer que nada se había de-cidido en firme sobre las etapas del via-je y el embajador formuló una invitaciónoficial, mientras expresaba su seguridadde que la experiencia española sería demucha utilidad para el actual momentode desarrollo de Chile, ya que se tratabade un ejemplo más ajustable a las dimen-siones chilenas, por lo tanto más asimi-lable43.

En 1959, España había puesto enmarcha un ambicioso programa, el Plande Estabilización, que implicó el abando-no de la economía nacionalista y, comoconsecuencia, un auténtico deshielo eco-nómico. A partir de entonces, Españacambiaba vertiginosamente de faz: delletargo a la modernidad. Una España pre-dominantemente agraria y atrasada seconvertía en una economía semi-industralizada, mucho más homogénea enrelación con las predominantes en el mun-

41 HMM, Anson, Luis María. “Frei triunfante, distingue al enviado especial de ABC con la exclusivade sus primeras declaraciones”, ABC, 6 de septiembre de 1964. Portada.

42 AMAE, R/7824, Exp. 43, Despacho reservado del Encargado de Negocios, Rafael Gómez-Jordana,al Ministro de Asuntos Exteriores, Nº 20, 11 de enero de 1966.

43 Ibidem.

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do occidental44. Sobre este fondo se le-vantaron los Planes de Desarrollo, y amediados de los 60 se inició un procesomediante el cual España salía al mundohispanoamericano a “vender” su modeloeconómico, que ya era apreciado en for-ma positiva.

El presidente Frei fue objeto depresiones para no incluir a España

en su viaje a Europa.

El programa del viaje incluía, desde elprimer momento, Francia, la RepúblicaFederal de Alemania y Gran Bretaña. Pos-teriormente se incorporó también Italia, yafuera por la evidente afinidad ideológicaexistente con el partido gubernamentaltransalpino como por las gestiones del Car-denal Arzobispo de Santiago, quien mani-festó su deseo de que el presidente visitaraa Su Santidad en esa su primera visita ofi-cial a Europa. A la hora de discutir la agen-da se pensó incluir a Yugoslavia, sirviendoel país balcánico de contrapeso al despla-zamiento de España. Finalmente, ningunode los dos países fue incluido.

Las razones esgrimidas al principiopara descartar el espacio hispánico fue-ron la falta de tiempo y el que la visita a

los países incluidos en el programa seefectuaba a título de reciprocidad a lasrealizadas a Chile por sus presidentes yjefes de gobierno respectivos.

La verdadera causa se encuentra enlas presiones de que fue objeto Frei. Poruna parte, desde el interior de su propiopartido, específicamente del grupo “co-lérico” antiespañol45. Poco después de laentrevista entre Frei y Suñer, éste escri-bía a Madrid refiriéndose al ala izquierdade la democracia cristiana, como el gru-po que agitaba el ambiente nacional e in-ternacional y ponía “obstáculos a la visi-ta a España y me temo que no pueda sal-varlos la buena disposición inicial delPresidente Frei al que preocupan lasdisensiones dentro de su partido”46. Porotra parte, se querían evitar situacionesenojosas con el FRAP, siempre presto acalificar al gobierno de reaccionario. Sinduda, la visita a España habría levantadouna molesta campaña de la prensa de iz-quierda. Por último, expresaba el Encar-gado de Negocios de la Embajada –Ra-fael Gómez-Jordana47– en el resumen co-rrespondiente al año 65, que “los pocosamigos verdaderos del partido de gobier-no, y los que siendo amigos de esta Em-bajada, también disfrutaban de la confian-za del Presidente, o no tuvieron influen-

44 González González, Manuel Jesús. “La Economía del Franquismo”, en Díaz Gijón, José; FernándezNavarrete, Donato; González González, Manuel Jesús; Martínez Lillo, Pedro; Soto Carmona, Alvaro.Historia de la España actual, 1939-1996, Madrid, Marcial Pons Ediciones, 1998; pp. 189.

45 AMAE, R/7932, Exp. 54, Carta del Embajador de España en Chile al Director de Asuntos Políti-cos de Centro y Sudamérica, Nº 113, 12 de mayo de 1965.

46 Ibidem.47 Diplomático español que estuvo en dos oportunidades en Chile, la primera en 1947-1953 y la

segunda entre 1964-1969. En sus memorias dedica un capítulo al período comprendido por el presenteartículo. Gómez-Jordana y Prats. Diplomacia cálida, Madrid, Editorial Libro 88, 1994; pp. 101-120.

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cia suficiente, o no la ejercieron en la for-ma que ellos aseguraron”48.

La apertura hacia Europa podíatraducirse en ayuda a Chile.

Luego de la gira, el tema no se acalló, yen los medios políticos se acentuaba que lano inclusión de España en el itinerario eu-ropeo de Frei había sido una equivocación.

“Me lo han confirmado de muy diver-sas fuentes. Días atrás hablando con Mi-guel Llodrá, importante elemento de lademocracia cristiana que en estos días serádesignado para un alto cargo en la organi-zación de las Cámaras de Comercio, medijo confidencialmente que en el últimoConsejo de Ministros el propio PresidenteFrei lanzó esta frase: ‘El único error gravede mi gira fue no visitar España a la llega-da o a la salida’”49.

En relación con la “omisión hispana”,el 22 de mayo de 1965 los miembros dela embajada recibieron instrucciones enlas que se les indicaba que no dejaran tras-lucir el menor resentimiento por parte deEspaña50. Posición digna, que a juicio delembajador surtía su efecto y acrecentabala sensación de error entre no pocos “ca-maradas” del presidente51.

¿Por qué se hablaba de un error? Parafines de 1965, Chile estaba siendo fuerte-mente presionado por Estados Unidospara que abandonara sus pretensiones demayor autonomía en la conducción de supolítica exterior y, consecuentemente, dis-minuían las ayudas que bajo el marco dela Alianza para el Progreso se habían es-tado proporcionando. En este contexto, laapertura hacia Europa ofrecía posibilida-des que, basadas en la mayor compren-sión hacia la política desarrollada porChile, podían traducirse en ayuda. De estaforma se entiende no sólo la gira europeasino que también la política de robusteci-miento de las relaciones de cooperacióncon Europa occidental, y la tendencia auna apertura comercial con los países deltelón de acero. Grafica claramente estainiciativa la realización en París –en agos-to de 1965– de una reunión de los Emba-jadores chilenos en Europa y MedioOriente, cuya finalidad era, en primer lu-gar, estudiar los resultados de la recientevisita de Frei a Europa, así como coordi-nar las representaciones diplomáticas enfunción de las directrices del gobierno,que en lo que respecta a las relacioneseconómicas y comerciales buscaban in-crementar las ayudas de todo orden queChile pudiera recibir52.

48 AMAE, R/7824, Exp. 43, Despacho RESERVADO del Encargado de Negocios, Rafael Gómez-Jordana,al Ministro de Asuntos Exteriores, Nº 20, 11 de enero de 1966.

49 AMAE, R/7932, Exp. 54, Carta PERSONAL y CONFIDENCIAL del Embajador de España en Chile,Tomás Suñer al Ministro de Asntos Exteriores, Nº 26/65, 14 de agosto de 1965.

50 AMAE, R/10090, Exp.1, Carta PERSONAL y CONFIDENCIAL del Encargado de Negocios de la Em-bajada de España en Chile al Ministro de Asuntos Exteriores, Nº 1-66, 8 de enero de 1966.

51 AMAE, R/ 7932, Exp. 54, Carta PERSONAL y CONFIDENCIAL del Embajador de España en Chile,Tomás Suñer al Ministro de Asntos Exteriores, Nº 26/65, 14 de agosto de 1965.

52 AMAE, R/ 7933, Exp. 61, Despacho del Embajador de España en Francia al Ministro de AsuntosExteriores. Nº 1717, 20 de agosto de 1965.

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En este panorama, España estaba des-pertando interés en algunos sectoresdemocratacristianos por su progreso técni-co, económico y también social53. Cierta-mente, la “omisión” podía entorpecer cual-quier posible proyecto en el corto plazo.

En el país se daba un girofavorable hacia España.

Por último, si bien la gira representóla “apoteosis”54 de Frei, no logró los re-sultados esperados. “...Con motivo delviaje hubo un avance positivo en materiade cooperación técnica pero modestosresultados en el campo económico y fi-nanciero”55.

UNA EMBAJADA VACÍA

En agosto de 1965, Tomás Suñer yFerrer se acogía a retiro: “Don Tomás”se alejaba de la embajada... “El propioPresidente Frei me distingue delante demis colegas, con especiales expresionesde afecto. Me preguntó días atrás el Se-ñor Nuncio por qué el Presidente Frei mellama “don Tomás”. Le recordé que nos

conocemos desde un cuarto de siglo y quecomo ahora ya no le debo llamar en pú-blico “Eduardo” me corresponde el“don”56.

Entre las numerosas despedidas deque fue objeto el embajador, destaca elalmuerzo que le ofreció Eduardo Frei enLa Moneda. En ella fue especialmente sig-nificativo el brindis que pronunció al fi-nal del encuentro y que causó viva extra-ñeza entre los asistentes. “Habló del pri-vilegio de ser Embajador de España, paísque tiene siempre lugar preferente enChile; de la importancia de lo español eneste continente y del sentido de la Hispa-nidad”57.

Para el Encargado de Negocios, Ra-fael Gómez-Jordana, se estaba dando ungiro favorable hacia España: “Presumoque estamos en un momento muy impor-tante y pisamos más firme que en la épo-ca en que se inició la gestióndemocratacris-tiana. Tenemos elementosdentro del partido afectos a España aun-que la mayoría sea contraria. Podemostrabajar a estos elementos y cultivarlos”58.Sin embago, expresaba también sus apren-siones: “Lo que pasa es que en general lamasa política de la democracia cristianano tiene demasiada categoría espiritual.

53 AMAE, R/ 7932, Exp. 54, Carta PERSONAL y CONFIDENCIAL del Encargado de negocios de laEmbajada de España en Chile al Ministro de Asuntos Exteriores. 17 de septiembre de 1965.

54 Gazmuri, Cristián, op. cit.; pp. 608.55 AMAE, R/7824, Exp. 43, Despacho RESERVADO del Encargado de Negocios, Rafael Gómez-Jordana,

al Ministro de Asuntos Exteriores, Nº20, 11 de enero de 1966.56 AMAE, R/7803, Exp. 7, Carta PERSONAL y CONFIDENCIAL del Embajador de España en Chile al

Ministro de Asuntos Exteriores, Nº 2/65, 9 de enero de 1965.57AMAE, R/7929, Exp. 93, Carta PERSONAL y CONFIDENCIAL del Encargado de negocios de la Emba-

jada de España en Chile al Ministro de Asuntos Exteriores, Nº 4, 7 de septiembre de 1965.58 AMAE, R/ 7932, Exp. 54, Carta RESERVADA del Encargado de Negocios de la Embajada de España en

Chile al Director de Asuntos Políticos de Centro y Sudamérica. Nº 246, 1 de septiembre de 1965.

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Muchos de los que te sonríen y presumende tener ancestros españoles vuelven laespalda, se olvidan de las sonrisas y sipueden te piden un favor. Por ello las ilu-siones que uno se forja tienen mucho deilusiones y tienen un objetivo un pocodeformado. No obstante, creo que con pa-ciencia y constancia y sin abandonar anuestros buenos amigos de siempre, pri-mero por lealtad y también porque pue-den contar para cualquier solución de otrotipo, creo que es posible avanzar aunquelentamente en este sentido”59.

Los moderados empezaron ainclinarse por normalizar las

relaciones con España.

El problema que prontamente sesuscitó fue el reemplazo de Suñer. Pasa-ban los meses, Madrid no se pronunciabaal respecto y en Santiago cundía el rumorde que se trataba de una represalia por laomisión de España de la gira presiden-cial. La situación empezaba a preocupary por lo tanto las gestiones no tardaronen hacerse presentes. La primera la reali-zó el saliente Ministro Consejero de laembajada de Chile en España. Antes deregresar al país visitó al Director de Asun-tos Políticos de Centro y Sudamérica, enprincipio para despedirse, sin embargo el

motivo principal era solicitar alguna in-formación en relación con el nombra-miento del nuevo embajador en Chile.Quería llevar a la Cancillería cualquiernoticia que pudiera desmentir la interpre-tación que se estaba haciendo en los cír-culos oficiales60. La respuesta fue simple,se trataba exclusivamente de problemasde combinación dentro del Ministerio,argumentándose que aún estaba sin cu-brir la Embajada de Colombia, vacantedos meses antes de que Suñer se retira-ra61. Por su parte, el Embajador de Chileen Madrid organizaba una cena a la queera invitado el mismo personero español,junto con el Presidente del Senado chile-no –Tomás Reyes Vicuña– y el subdirectorde El Mercurio62. No obstante, no se lo-graba una respuesta satisfactoria.

En los círculos gubernamentales, par-ticularmente en el grupo más moderadoque rodeaba al presidente, empezó a darseuna reacción favorable a terminar con el“hielo en las relaciones con España”63. Lainiciativa correspondía nada menos que alpresidente Frei, que quería enviar una mi-sión comercial a España para que entraraen contacto con los organismos competen-tes e intensificar las relaciones en este as-pecto. Y así se lo hizo saber a Gómez-Jordana en la reunión que con motivo delAño Nuevo se celebraba con todo el Cuer-

59 AMAE, R/ 7932, Exp. 53, Carta PERSONAL y CONFIDENCIAL del Encargado de Negocios de Españaen Chile al Director de Asuntos Políticos de Centro y Sudamérica, Nº 251, 10 de septiembre de 1965.

60 AMAE, R/ 7929, Exp. 93, Nota MUY RESERVADA del Director de Asuntos Políticos de Centro ySudamérica al Ministro de Asuntos Exteriores. Nº492. 15 de diciembre de 1965.

61 Ibidem.62 AMAE. R/ 7929. R/ 93. Nota RESERVADA del Director de Asuntos Políticos de Centro y

Sudamérica al Ministro de Asuntos Exteriores. Nº503. 20 de diciembre de 1965.63 AMAE. R/ 7824. Exp.43. Despacho RESERVADO del Encargado de Negocios de la Embajada de

España en Chile al Ministro de Asuntos Exteriores. Nº20. 11 de enero de 1966.

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po Diplomático acreditado en Santiago64.Poco tiempo después, el presidente delBanco del Estado –Raúl Devés– citaba alpersonero español a una reunión. En ella yhablando en nombre del presidente le ma-nifestaba el deseo de éste de enviar a Es-paña un grupo de parlamentarios designa-dos por él mismo –personas con influen-cia en el partido y al mismo tiempo no sec-tarias en relación a España–, proponiendola fórmula de una misión técnica que rea-lizaría un estudio de las universidades la-borales, el plan de desarrollo español, elauge de la vivienda en España, la previ-sión social, entre otras materias65. Era laprimera vez, desde que el presidente habíaasumido el cargo, en la que mostraba uninterés tan marcado en las relacioneshispanochilenas. Para Gómez-Jordana, estegiro en el pensamiento del presidente sedebía, en primer lugar, el vacío creado aChile por algunos países en el continente–Argentina, Brasil, Estados Unidos– quehabía despertado el interés por encontrarcontactos en el mundo europeo occidentalen el que, según él, España jugaba un pa-pel primordial, sobre todo para los paísesde habla hispana. En segundo lugar, el de-seo de un sector democratacristiano, espe-cialmente de los técnicos que ayudaban alpresidente, de realizar un acercamiento aEspaña para tomar como modelo el cre-ciente desarrollo español debido a que era

un ejemplo más útil y realizable que el queofrecía Estados Unidos. Por último, unode los puntos que ejerció más importan-cia, si no el fundamental, fue el anunciohecho por el Embajador de España en Ríode Janeiro ante la OEA, en que ofreció milmillones de dólares (en créditos) para eldesarrollo de los países iberoamericanos66.Este anuncio más espectacular y propagan-dístico que real, en palabras de Rosa Par-do67, había logrado claramente su objetivoen la región, despertar las ansias hispano-americanas por la ayuda española. Con-cluía Gómez-Jordana que el hecho de nonombrar embajador en tanto tiempo habíacreado una preocupación que, sin duda,favorecía sus intereses68.

El desarrollo español era un ejemplomás útil y realizable que el ofrecido

por Estados Unidos.

Confirmando este nuevo ambiente, undía antes de que el Ministro de Relacio-nes Exteriores, Gabriel Valdés, partierarumbo a Estrasburgo invitado por el Con-sejo de Europa, Rafael Gómez-Jordana leofreció una cena. En ella, el Canciller–por propia iniciativa– dio una serie deexplicaciones al personero español sobrela posición del partido democratacristianocon respecto a España. En primer lugar le

64 AMAE, R/ 10090, Exp. 1, Carta PERSONAL y CONFIDENCIAL del Encargado de Negocios de laEmbajada de España en Chile al Ministro de Asuntos Exteriores. Nº1-66. 8 de enero de 1966.

65 Ibidem.66 Ibidem.67 Pardo, Rosa, op.cit., p. 360.68 AMAE, R/ 8362, Exp. 4, Carta RESERVADA del Encargado de Negocios de la Embajada de España

en Chile al Ministro de Asuntos Exteriores, Nº 10, 6 enero de 1966.

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expuso que el partido, en sus orígenes lla-mado Falange Nacional, fue una copiaexacta de la Falange de José Antonio Pri-mo de Rivera y que uno de sus creadores,Manuel Garretón, conocía de memoriatodos los puntos de Falange. Posterior-mente le explicó que debido a la actitudque España había adoptado en la guerramundial y a las influencias de Maritainen América la primera posición se habíaenfriado y habrían adoptado los ideólogosdel partido una actitud hostil hacia el go-bierno de Franco. También le dio a en-tender claramente que Frei en el partidosignificó esa influencia maritainiana con-traria a España69.

El marco bilateral se orientó hacia laayuda técnica y comercial.

En definitiva, con esta suerte de jus-tificación, se reconocía que las relacio-nes no atravesaban por un buen momen-to, más aún, era evidente que se había lle-gado a la conclusión de que no traería nin-gún beneficio a Chile que siguieran comoestaban. Verdaderamente, Suñer tenía ra-zón al no atribuir demasiada importanciaa las declaraciones de un Eduardo Freicandidato.

VUELCO EN LAS RELACIONES

El nuevo embajador de España, Mi-guel de Lojendio, llegaba a Santiago enjunio de 1966. A principios de los añoscincuenta Chile se había dado el lujo deacreditar embajador meses después de quese dejara sin efecto la resolución 39 (I)de la Asamblea General de las NacionesUnidas70 y de que lo hicieran EstadosUnidos y Francia. Ahora España se de-moraba más de 9 meses en enviar un em-bajador a Chile. Definitivamente la co-rrelación de fuerzas cambiaba: a finesde los cuarenta, España dependía, en bue-na medida, del salitre chileno, y en lossesenta, Chile dependía de los créditosespañoles.

El 15 de junio, Miguel de Lojendiopresentaba sus Cartas Credenciales al pre-sidente Eduardo Frei en una ceremoniaque salía de lo habitual, no solamente porser el único embajador en hacerlo, sinomás bien por la conversación sostenidacon el presidente. Para este último, la de-signación de Lojendio representaba una“especial prueba de atención del Gobier-no español hacia mi persona”71. La ex-plicación era simple, una vez más el Em-bajador español en Chile era un viejo ami-go del presidente, no obstante la conno-tación que esta amistad implicaba ribetes

69 AMAE, R/8362, Exp. 3, Carta PERSONAL y CONFIDENCIAL del Encargado de Negocios de la Emba-jada de España en Chile, al Ministro de Asuntos Exteriores, Nº 3/66, 22 de enero de 1966.

70 El 12 de diciembre de 1946, la Asamblea General de las Naciones Unidas aprobó –por 34 votos afavor, 13 abstenciones y 6 votos negativos– la resolución 39(I), por la cual se recomendaba prohibir elgobierno de Franco pertenecer a los organismos internacionales creados por las Naciones Unidas orelacionados con ella, así como que los Estados miembros de la ONU retiraran inmediatamente sus emba-jadores y ministros plenipotenciarios acreditados en Madrid. Martínez Lillo, Pedro, op. cit.; pp. 334.

71AMAE, R/8362, Exp. 4, Carta PERSONAL y CONFIDENCIAL del Embajador de España en Chile alMinistro de Asuntos Exteriores, Nº27/66, 17 de junio de 1966.

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de gran significado en la historia de lasinfluencias hispanas en el desarrollo delpensamiento político chileno.

“...He conocido al Presidente de laRepública hace cerca de 30 años y tuveuna participación muy directa en la crea-ción de la Falange Nacional que dio des-pués paso a la actual Democracia Cristia-na. Es cierto que la orientación de ésta nocoincide con la de aquélla y, por eso, losdirigentes actuales no gustan de recordaresa primera etapa; sin embargo, el Presi-dente sin aludir directamente a FalangeNacional recordó la época en que tuvi-mos esos contactos que en definitiva sonlos que a la larga le han traído a la prime-ra magistratura del país”72.

La nueva imagen de España era queafrontaba problemas de desarrollosimilares a los de América Latina.

A partir de este momento, el marcobilateral se orientó especialmente al te-rreno práctico de la ayuda técnica y co-mercial. En este sentido, la nueva imagende España como país que afrontaba pro-blemas de desarrollo similares a los deAmérica Latina, y que además ofrecíaayuda, determinó el que por primera vezlos ministros económicos españoles via-

jaran a América Latina presentando unmodelo exitoso de crecimiento que podíaser imitado, y paralelamente ofrecieronproductos o proyectos industriales capa-ces de captar algún mercado. Con este fin,en agosto de 1966, Laureano López Rodó,ministro español de desarrollo económi-co y social, iniciaba una gira latinoameri-cana que incluía naturalmente a Chile.Entre sus múltiples actividades –confe-rencia de prensa; reunión con la comisiónde reforma administrativa del Estado; re-unión con los ministros de hacienda, eco-nomía, minería, trabajo y Secretaría de laPresidencia; visita y clase magistral en laUniversidad de Chile; además de almuer-zos y cenas– destaca, evidentemente, laentrevista con el presidente de la Repú-blica.

En la reunión, Frei explicó por pro-pia iniciativa los motivos por los cualesno había visitado Madrid en su viaje aEuropa. Luego, insistió categóricamenteen la necesidad de mantener con Españarelaciones de gran intimidad, porque“España es España; porque cualquier cosaque pase en España repercute inmediata-mente en Chile –el Frente Popular fue untriste ejemplo–; porque el desarrollo es-pañol y sobre todo sus avances socialesson un ejemplo para Chile”73. Sobre ejem-plos, la Falange bien podría ser otro. Por

72 Ibidem. Por la época a la que se refiere Lojendio, no sería aventurado suponer que TomásSuñer y Ferrer también pudo haber sido un hombre próximo a la Falange chilena. Miguel de Lojendiohabía llegado a Chile, destinado a la Embajada, el 16 de enero de 1934, en donde permaneció hastajulio de 1939. Por su parte, Tomás Suñer llegó a Chile en 1938 permaneciendo dos años. Posterior-mente fue destinado de nuevo a Chile como Cónsul General en Valparaíso, cargo que ocupó durantediez meses en 1942.

73AMAE, R/8362, Exp. 4, Carta del Embajador de España en Chile al Ministro de Asuntos Exterio-res. Nº 64-66, 12 de agosto de 1966.

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su parte, López Rodó presentó una nota/base para un acuerdo de asistencia técni-ca y se refirió a las posibilidad de unasrelaciones especiales de España con laALALC, justificándolas en la necesidadde equilibrar el comercio con Hispano-américa, y sugiriendo al presidente quepropusiera el tema en la Reunión de Pre-sidentes que estaba pronta a realizarse enBogotá. Frei encontró perfectamente ra-zonable la sugerencia.

Quedó en evidencia un cambio deopinión en favor de España.

La visita fue considerada un éxito yla favorable acogida que brindaron diver-sos “colectivos” nacionales al ministroespañol no hacían más que evidenciar uncambio de la opinión general del país enfavor de España74.

La buena disposición de Chile haciaEspaña se manifestó también en el temade Gibraltar. En esos años la diplomaciaespañola había iniciado un despliegue si-milar al de la década del cuarenta, con elobjetivo de ganar votos en las NacionesUnidas respecto de la cuestión de Gibral-tar. Un problema de descolonización, queen la óptica hispana afectaba a la únicacolonia existente en Europa75.

El tema de Gibraltar le planteaba al-gunos inconvenientes al país. Por una

parte, podía levantar las tradicionales rei-vindicaciones territoriales de Bolivia, ypor la otra, resentir a Inglaterra, perjudi-cando a Chile en su contencioso con Ar-gentina, del que el Reino Unido era árbi-tro. Sin embargo, Chile apoyó la posturaespañola en dicho tema. Para el Canci-ller, el problema de Gibraltar representa-ba un anacronismo que debía desapare-cer, “ya que no cabe en el actual momen-to del mundo que exista una colonia enEuropa”76. Dicha postura supuso no po-cos reclamos británicos.

La nueva etapa en las relacioneshispanochilenas no sólo se desarrolló porlos tradicionales conductos diplomático-institucionales, sino que adquirió una di-mensión personal. Será una constante delperíodo la manifestación de una rejuve-necida amistad entre Eduardo Frei y Mi-guel de Lojendio. Sus contactos fueronmúltiples y especialmente reveladorestanto del pensamiento del presidente deChile sobre España como de su impresiónsobre la marcha de su gobierno.

Con motivo de la reunión internacio-nal de atletismo, celebrada en el EstadioNacional, el presidente Frei invitó al em-bajador a inaugurar con él la reunión, yposteriormente a cenar a su casa. En ella,Frei se refirió a las dificultades que esta-ba teniendo con su partido a raíz del pro-yecto del ministro de Hacienda, SergioMolina, de aumentar la tasa de inversión

74 AMAE, R/ 8362, Exp. 4, Carta del Embajador de España en Chile al Ministro de Asuntos Exterio-res, Nº 65-66, 19 de agosto de 1966.

75 AMAE, R/ 8362, Exp. 4, Carta del Embajador de Chile al Ministro de Asuntos Exteriores, Nº 40-66, 8 de julio de 1966.

76 AMAE, R/ 8362, Exp. 4, Carta del Embajador de España en Chile al Ministro de Asuntos Exterio-res, Nº 95-66, 21 de octubre de 1966.

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mediante la emisión de bonos del Esta-do77, que estaba produciendo un ampliomovimiento de hostilidad en los sindica-tos y especialmente en el ala izquierda delpartido, cuyos representantes formaban ladirectiva del mismo. El Presidente pre-guntó a Lojendio su opinión... “le contes-té que no conocía más que la referenciade prensa del mismo y que aunque com-prendía el punto de vista del ministro deHacienda –de provocar así lo que sellama‘el ahorro forzoso’– no debía extra-ñarle la reacción, principalmente, de lossindicatos marxistas”78. Acto seguidoFrei, aludió a la falta de disciplina del país,que a su juicio era cada día más necesa-ria; se refirió a la situación de España, queelogió por el orden y tranquilidad quepermitían su desarrollo y elevación delnivel de vida y “una vez más me dijo que‘es difícil, en frío, cambiar las estructu-ras de un país’”79.

El proyecto de emitir bonos delEstado produjo la hostilidad de los

sindicatos.

Unos meses después le consultaba elpresidente respecto de la designación delsenador Tomás Reyes como candidatopara presidente del Partido, pregunta queLojendio interpretaba como expresión de

las disidencias que existían entre el pre-sidente y el gobierno, por una parte, y ladirectiva del partido, por la otra, disiden-cias que llegaban a un punto en que de-bían solucionarse de una u otra forma. Yno se equivocaba. Contestando un llama-do telefónico del presidente, acudía a LaMoneda para reunirse con él. En dichoencuentro, Frei le habló largamente de susdisensiones con el partido, que no eranlas mismas con el presidente de la Junta–Rafael Gumucio–, sino que con los de-más miembros. “No son mala gente, perosí carecen totalmente de experiencia”80.Abundando en el tema, expresó que porbuenas que fueran las teorías y aun lospropósitos del gobierno, debían ajustar-se a la realidad del país, y una vez másrepitió que si España había podido cam-biar totalmente sus estructuras, habíasido por la guerra civil, pero que cam-biarlas en frío era muy difícil. Le contótambién en detalle la reunión extraordi-naria del partido convocada precisamen-te para hacer frente a la primera de lascrisis mayores entre los sectores demo-cratacristiano oficialista y rebelde, seña-lándole que en todo momento ésta fuede gran altura y nada hubo de personal.Y expresó que siempre era muy difícil“hacer caer” a una junta elegida, y que,por el contrario, era fácil no reelegir a laque concluyó su mandato, pero “no hubo

77 Muy pronto bautizados como los Chiribonos (derivación de chirimoyo o cheque sin fondos),Gazmuri, Cristián, op. cit.; p. 669.

78 AMAE, R/8545, Exp. 82, Carta del Embajador de España en Chile al Ministro de Asuntos Exte-riores, Nº 99-67, 27 de octubre de 1967.

79 Ibidem.80 AMAE, R/8883, Exp. 29, Carta del Embajador de España al Ministro de Asuntos Exteriores, Nº4/

68, 11 de enero de 1968.

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más remedio”81. Verificada la nueva elec-ción, en opinión del embajador tanto elnuevo presidente del PDC, Jaime Casti-llo Velasco, como la junta que le acom-pañaba eran igualmente sumisos a losdeseos del presidente. Sobre el resultadode la elección, Frei le comentó lo siguien-te: “Creo que ha sido una cosa muy bue-na; me va a permitir trabajar, porque teaseguro que perdía mucho tiempo en dis-cusiones con la otra Junta; me va a per-mitir variar muchas cosas y me va a per-mitir depurar el partido”82.

Muchos elementos del partido eranhostiles al régimen franquista.

Poco antes de entrar en la oficina deFrei, Lojendio se reunió con el nuevo pre-sidente y el vicepresidente del partido, conlos ministros de Relaciones Exteriores, deHacienda y el subsecretario de ese minis-terio. Tanto la visita a Frei como esta re-unión fueron conocidas por los periodis-tas que cubrían La Moneda. Para evitarcualquier interpretación extraordinaria(bastante válida, por cierto), a Lojendiose le ocurrió entregar al presidente unejemplar de Don Quijote con aguafuertesde Segrelles, como motivo de su visita aLa Moneda.

A propósito de la presentación de unballet español en el teatro Municipal,Lojendio acompañó a Frei en el palco pre-sidencial. El tema de conversación giró

esta vez alrededor del libro No fue posi-ble la paz, de Gil Robles. Si bien Frei te-nía una visión bastante concreta de losaños de la II República española, la lec-tura del libro esclarecía muchos temas,especialmente del año 1936. “Despuésde leer ese libro, se comprende que enEspaña no cabía hacer más que lo que hizoFranco”83. Aunque, según Lojendio, elpresidente siempre había sido de esa opi-nión, muchos de los elementos del parti-do eran abiertamente hostiles al régimenfranquista, por lo tanto destacaba que esaopinión de presidente resultara corrobo-rada por la lectura de un libro de Gil Ro-bles, que para la democracia cristiana te-nía aires de precursor.

Las elecciones parlamentarias de mar-zo de 1969 implicaron una derrota relati-va para el partido demócrata cristiano,perdía 27 diputados pero aumentaba surepresentación senatorial a veinte. La iz-quierda se mantuvo y la derecha mejorósu posición, pasando los nacionales a ocu-par el segundo lugar como partido másgrande. El resultado de la elección, segúnel Embajador, parecía indicar que el próxi-mo candidato del Partido Nacional seríael ex presidente Jorge Alessandri, cuyapersona, figura y apellido habían influi-do poderosamente en Santiago en el triun-fo de los candidatos del Partido Nacio-nal. Luego de las elecciones, Frei llamó aLojendio y obviamente surgió el tema. Ajuicio del presidente, el partido había que-dado muy bien al obtener más diputados

81 Ibidem.82 Ibidem.83AMAE, R/ 8959, Exp. 20, Carta del Embajador de España en Chile al Ministro de Asuntos Exte-

riores, 24 de mayo1968.

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de los que la propia directiva esperaba ymuchos más senadores, conservando aúnla mayoría de los votos. Respecto del Par-tido Nacional, que había obtenido el 20%de los sufragios, se podía concluir en todocaso que el 80% de los electores del paísno eran nacionales84.

Por buenos que fueran lospropósitos, el gobierno debía

ajustarse a la realidad del país.

A fines de 1969, el balance que hacíael embajador de los cinco años de la de-mocracia cristiana en el poder no era nitan positivo como proclamaban susadherentes ni tan negativo como afirma-ban sus opositores. El partido demócratacristiano había llegado al poder ante laposibilidad de un triunfo de la izquierda,con un gran lastre de votos de derecha ysegún Lojendio no había engañado a na-die, por mucho que podía atribuirse el ol-vido de esos votos de la derecha e inde-pendientes, lo cierto es que había presen-tado un programa e intentado cumplirlo.Entre los males, además del natural des-gaste de la labor de gobernar, se encontra-ban a su juicio el desorden en la adminis-tración; el excesivo favoritismo; su tenden-cia demagógica; la falta de discreción enel uso de los caudales públicos de parla-mentarios y dirigentes del partido; la hos-tilidad e incluso persecución de que hicie-

ron objeto a sectores de la derecha, inclui-das extensas zonas productoras del país.Sin embargo, a su favor se encontraba unaamplísima política escolar; una acción po-sitiva de sanidad pública y una verdaderapromoción social “que es y será sin dudairreversible”, como evidentemente lo fue.Añade también entre los logros la nego-ciación pactada del cobre, la creación decomplejos metalúrgicos y petroquímicos,la renovación de equipos. No obstante, nologró asentar la economía sobre bases sa-nas y competitivas y ésta era la crítica másconcreta que podía hacerse al gobierno.

Por otra parte, señalaba que si bien elPresidente aún conservaba en gran parteel fervor popular –no extensible a su par-tido– éste no había demostrado dotes demando, por no tenerlas o no poder ejer-cerlas, “lo que en un país, como éste en elque un concepto excesivo de la libertad yla democracia se desvaría fácilmente ha-cia la confusión, es importante”85. En estasituación habría influido sin duda el par-tido...: “..Falto de preparación suficientepara la labor de gobernar –prueba de elloes, entre otra cosas, la mediocridad de susministros– ... vio crecer sus efectivos conelementos extraños que quitaron homo-geneidad a sus filas y coherencia a supolítica”86.

El balance incluía obviamente las re-laciones hispanochilenas. Superado elprimer momento de enfriamiento, en no-viembre de 1969 éstas eran excelentes. Se

84 AMAE, R/ 10673, Exp. 44, Carta del Embajador de España en Chile al Ministro de AsuntosExteriores, Nº 1/69, 6 de marzo de 1969.

85 AMAE, R/10665, Exp. 16, Carta del Embajador de Chile al Ministro de Asuntos Exteriores, Nº34, 7 de noviembre de 1969

86 Ibidem.

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87 Ibidem.

habían firmado entre ambos gobiernos unconvenio cultural, uno de cooperaciónsocial, de asistencia técnica y de asisten-cia técnica laboral. En lo que concernía arelaciones comerciales, éstas se habíanincrementado considerablemente y Espa-ña había otorgado dos créditos a Chile,uno el de CAMER-CORFO, por diez mi-llones de dólares, y el otro de SERCOBE,por cincuenta millones de dólares. Se ha-bían adquirido en España autobuses, ca-miones (PEGASO), maquinaria pequeña,productos químicos y barcos. Por su par-

te, Chile seguía exportando cobre y sali-tre. Ante estos hechos se advierte clara-mente el ya comentado cambio de orien-tación en las relaciones. En términos po-líticos, el balance también era positivo.Aunque sectores del Partido DemócrataCristiano mantenían cierta reserva haciael régimen español, ésta ya no trascendíade los límites puramente personales87. Ladiplomacia española había logrado enChile todos su objetivos y, a partir de 1970,paradójicamente, la vinculación hispano-chilena no hará sino que acrecentarse.