PSIENCIA Vol. 6 Nº 2

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PSIENCIA REVISTA LATINOAMERICANA DE CIENCIA PSICOLÓGICA PSIENCIA REVISTA LATINO-AMERICANA DE CIÊNCIA PSICOLÓGICA PSIENCIA LATIN AMERICAN JOURNAL OF PSYCHOLOGICAL SCIENCE eISSN 2250-5504 PUBLICACIÓN SEMESTRAL PUBLICAÇÃO SEMESTRAL SIX-MONTHLY JOURNAL 2014 NOVIEMBRE NOVEMBRO NOVEMBER 6 VOLUMEN VOLUME 2 NÚMERO ISSUE

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En este número: "Errores de concordancia sujeto-verbo en la producción de oraciones en español: el papel de la distancia lineal y de los modificadores" • "La relación entre adherencia terapéutica y calidad de vida en la hipertensión arterial" • "El efecto del género sobre los significados atribuidos a la jubilación en adultos mayores" • "Contribución de las estrategias cognitivas de regulación emocional en la ansiedad, depresión y bienestar en niños de 10 años de edad. Resultados preliminares" • "A intervenção do psicólogo nas políticas públicas" Más en: http://www.psiencia.org

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PSIENCIA REVISTA LATINOAMERICANA DE CIENCIA PSICOLÓGICA

PSIENCIA REVISTA LATINO-AMERICANADE CIÊNCIA PSICOLÓGICA

PSIENCIA LATIN AMERICAN JOURNALOF PSYCHOLOGICAL SCIENCE

eISSN 2250-5504

PUBLICACIÓN SEMESTRALPUBLICAÇÃO SEMESTRAL

SIX-MONTHLY JOURNAL

2014NOVIEMBRE

NOVEMBRONOVEMBER

6VOLUMEN

VOLUME

2NÚMERO

ISSUE

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PSIENCIA. REVISTA LATINOAMERICANA DE CIENCIA PSICOLÓGICA 6(2) 55-63 PSIENCIA. LATIN AMERICAN JOURNAL OF PSYCHOLOGICAL SCIENCE

Abstract: The linear distance between the head noun and the verb, and the type of modifier, was investi-gated during subject-verb agreement production in Spanish. By using an error-elicitation paradigm, with an oral sentence-completion task, an experiment was designed in which the linear distance between the head noun and the verb (short or long), the type of modifier (prepositional phrase or relative clause) and number of interfering or local noun (singular or plural) was manipulated. Results suggest that distance affects the processing of agreement and contribute to the appearance of attraction errors. Nonetheless, other relevant factors for Spanish are both the structure in which the interfering noun is inserted and the syntactic position that it occupies within the determiner phrase subject.

Keywords: Language production – Subject-verb agreement errors – Linear distance

Resumen: En este trabajo se investigó si la distancia lineal entre el sustantivo núcleo del sujeto y el verbo y si el tipo de modificador son factores que influyen en la producción de la concordancia sujeto-verbo del español. Utilizando el paradigma de elicitación de errores a través de una tarea de completamiento oral de oraciones se diseñó un experimento en el que se manipuló la distancia lineal entre el sustantivo núcleo del sujeto y el verbo (corta o larga), el tipo de modificador (sintagma preposicional u oración relativa) y el número del sustantivo interfiriente (singular o plural). Los resultados parecen indicar que la distancia afecta el procesamiento de la concordancia y favorece la aparición de errores de atracción. Sin embargo, también resultan factores relevantes para el español tanto la estructura en la que está inserto el sustantivo interfirien-te como la posición sintáctica que éste ocupa dentro del sintagma de determinante sujeto.

Palabras clave: Producción del lenguaje – Errores de concordancia sujeto-verbo – Distancia lineal

Recibido/Received: 5/2/2014

Aceptado/Accepted: 20/4/2014

doi: 10.5872/psiencia/6.2.21 2014 · www.psiencia.org

ORIGINALES | RESEARCH PAPERS

ERRORES DE CONCORDANCIA SUJETO-VERBO EN LA PRODUCCIÓN DE ORACIONES EN ESPAÑOL: EL PAPEL DE LA DISTANCIA LINEAL Y DE LOS MODIFICADORES

SUBJECT-VERB AGREEMENT ERRORS IN SENTENCE PRODUCTION IN SPANISH: THE ROLE OF LINEAR DISTANCE AND OF MODIFIERS

María Elina Sánchez1,2, Virginia Jaichenco1, Yamila Sevilla1,2

1Universidad de Buenos Aires, [email protected]

Nota: Este trabajo se ha realizado en el marco de los siguientes proyectos: PIP 112 201101 00994 “Relaciones entre procesos léxicos y procesos sintácticos en la producción y la comprensión de lenguaje” y UBACyT 20020110100129 “Investigaciones sobre las alteraciones léxicas y sintácticas en pacientes con patologías del lenguaje. Una ventana al sistema de procesamiento lingüístico en español”.

Agradecimiento: Las autoras quieren agradecer la colaboración de Martín Fuchs por su participación en la recolección de los datos.

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56ERRORES DE CONCORDANCIA SUJETO-VERBO SUBJECT-VERB AGREEMENT ERRORS

INTRODUCCIÓN

Al producir una oración, los hablantes deben transformar sus intenciones comunicativas en una secuencia de sonidos lingüísticos que permi-tan transmitir el mensaje que intentan comunicar. Esta transformación implica realizar una serie de operaciones complejas. En este trabajo nos cen-tramos en una de esas operaciones: la concor-dancia entre el sujeto y el verbo de la oración, que supone poner en relación estos dos elementos y ajustar los rasgos morfológicos correspondientes.

Las distintas teorías vigentes manifiestan un alto grado de consenso en pensar la producción del lenguaje como un proceso que se da en tres etapas (Garrett, 1980; Levelt, 1989; Levelt, Roelofs & Meyer, 1999). En la primera, o nivel conceptual, el mensaje se prepara para la expresión lingüísti-ca. La segunda etapa es la codificación gramati-cal, durante la cual se accede a las palabras y a sus rasgos gramaticales. En esta etapa ocurren tres procesos principales: se asignan las funcio-nes gramaticales a los ítems léxicos, se construye la estructura jerárquica de los constituyentes que refleja la asignación de las funciones gramatica-les y se lleva a cabo el ordenamiento lineal de los constituyentes. De esta manera, a pesar de estar íntimamente relacionados, la asignación de las funciones gramaticales y el ordenamiento lineal de las palabras son dos procesos, en principio, di-ferenciados. Finalmente, durante la tercera etapa, se recupera la información morfofonológica y se construye el plan fonético. En la mayoría de las teorías de producción del lenguaje, se considera que la concordancia se computa durante la codifi-cación gramatical.

Concordancia sujeto-verbo y errores de atrac-ción

Para investigar la naturaleza y el curso temporal de las etapas anteriormente mencionadas, la psi-colingüística ha utilizado diversas técnicas. Entre ellas, una peculiar: estudiar los errores, espontá-neos o forzados, que las personas cometen al ha-blar. En relación con la concordancia en particular, los errores y sus características podrían permitir comprender cuáles son los factores que juegan un papel en el momento en el que se está proce-sando la concordancia y cuáles son los dominios estructurales dentro de los cuales se realiza esta operación.

En español, la concordancia entre el sujeto y el verbo de la oración aplica una regla simple: los rasgos de Persona y Número del sustantivo nú-cleo del sujeto deben coincidir con los del verbo principal. Como se muestra en los ejemplos (1) y (2), si el sustantivo núcleo del sujeto está en sin-gular, el verbo también debe aparecer en singular; lo mismo ocurre para el plural. Por ejemplo:

(1) La señora camina velozmente (3° Persona, Singular)(2) Las señoras caminan velozmente (3° Persona, Plural)

A pesar de parecer una regla sencilla, a menudo los hablantes cometen errores de concordancia, debido a la interferencia de algún elemento entre aquellos que deberían ponerse en relación. El fe-nómeno más comúnmente investigado en el estu-dio de la interferencia en la concordancia sujeto-verbo es el de la atracción (Quirk, Greenbaum, Leech & Svartvik, 1972). En los errores de atrac-ción el verbo concuerda con un sustantivo local o interfiriente inserto en el sintagma de determinan-te (SD) sujeto (por ejemplo: armarios en *La llave de los armarios SON…) (Bock & Miller, 1991).

Diferentes trabajos estudiaron los errores de atracción para entender qué factores (semánticos, sintácticos, morfológicos) están en juego a la hora de computarse la concordancia, y bajo qué con-diciones estructurales ocurre la interferencia. Una de las primeras preguntas que se realizó en este campo fue si la distancia entre los elementos den-tro de la estructura oracional era un factor de in-fluencia para el cómputo de la concordancia. Los primeros en investigar experimentalmente esta cuestión fueron Bock y Miller (1991). En su estu-dio manipularon el tamaño de los preámbulos (me-diante la inclusión de adjetivos pre-nominales en el modificador), el tipo de modificador del sustan-tivo núcleo del sujeto (oración relativa o sintagma preposicional) y el número del sustantivo núcleo y del modificador. Los resultados evidenciaron un efecto de incongruencia de número, es decir que encontraron más errores cuando el sustantivo nú-cleo aparecía en singular y el interfiriente en plural que cuando el núcleo era plural y el interfiriente singular. También registraron un efecto del tipo de modificador: se cometieron más errores cuando los modificadores eran sintagmas preposicionales (SP) que cuando eran oraciones relativas (OR). Sin embargo, no se verificó un efecto del tamaño

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tancia lineal se ve condicionada por la naturaleza del modificador. Para controlar que el elemento adicionado fuera tenido en cuenta al momento de computarse la concordancia, en este experimento se manipuló la distancia lineal por medio de un SP, modificador del sustantivo interfiriente. Esto repre-senta una diferencia fundamental en el diseño de Bock y Miller (1991) y Bock y Cutting (1992) en los cuales la distancia fue manipulada con la in-troducción de adjetivos pre-nominales. Finalmen-te, discutiremos la interpretación de la evidencia obtenida en relación con el momento en el que la operación de concordancia es implementada du-rante la producción de oraciones.

MÉTODO

Participantes. 30 sujetos adultos hablantes nativos del español participaron del experimento. El rango de edad de los participantes comprendía entre 20 y 40 años, con una media de 28.7 años y un desviación estándar (DE) de 5.38. El nivel de escolaridad fue de entre 12 y 20 años (M = 16.13; DE = 1.92).

Materiales. Los materiales para el experimen-to fueron preámbulos oracionales consistentes en un sintagma nominal seguido de un modificador. Para la elaboración de las diferentes condiciones se manipuló la distancia lineal entre el sustantivo núcleo del sujeto y el verbo: corta (C) o larga (L). Para esta manipulación se introdujo un sintagma preposicional (SP) que modificaba al sustantivo interfiriente. También se manipuló el tipo de modi-ficador (sintagma preposicional (SP) u oración re-lativa (OR)) y el número del sustantivo interfiriente (singular (S) o plural (P)). Se crearon 8 condicio-nes con 8 ítems experimentales cada una (ver ejemplos en la Tabla 1).

A cada participante se le administró una lis-ta con 128 ítems (64 blanco y 64 relleno) en una sesión individual de 25 minutos. La variable de-pendiente fue el total de errores de concordancia producidos por los participantes.

Procedimiento. Se evaluó a los participantes de manera individual. A cada uno de ellos se le indicó que llevarían a cabo una tarea de comple-tamiento oral de oraciones. Los participantes se sentaron frente a una computadora y en el centro de la pantalla se presentó el preámbulo de una oración (por ejemplo: El instructor nervioso de los pilotos de avión). Los participantes debían leerlo en voz alta y completar rápidamente la oración,

del modificador, esto es, que la cantidad de erro-res era independiente de que los preámbulos fue-ran largos o cortos.

Bock y Cutting (1992), en cambio, realizaron un experimento similar en el que encontraron los tres efectos principales, incluido el de tamaño, y además hallaron interacciones relevantes. En re-sumen, ellos registraron más errores en las condi-ciones en las que el modificador era un sintagma preposicional, la distancia era larga y el sustantivo interfiriente aparecía en plural. Estos datos fueron tomados como evidencia para desarrollar la Hipó-tesis de encapsulamiento oracional (clause pac-kaging hypothesis), que propone que la oración funcionaría como una especie de isla que bloquea el sustantivo interfiriente del sustantivo núcleo del sujeto, evitando, de esta manera, la interferencia de los sustantivos que se encuentran dentro de oraciones relativas. Los interfirientes que se inclu-yen dentro de un SP, en cambio, estarían dentro del dominio de la oración en que la concordancia es computada. En este caso, el tamaño del modi-ficador afecta el procesamiento, aumentando las chances de errores de atracción en los preámbu-los con SP. A partir de estos experimentos, con el mismo conjunto de datos y con el aporte de nueva evidencia, diferentes estudios reinterpretaron los resultados, cuestionando esta hipótesis (Vigliocco & Nicol, 1998; Franck, Vigliocco & Nicol, 2002).

En general, la evidencia encontrada sugiere que la distancia lineal que separa el sustantivo núcleo del sujeto del verbo es un factor que influ-ye en la aparición de errores de concordancia por atracción. Este fenómeno puede darse en función del tipo de elemento manipulado para generar la distancia (Pearlmutter, 2000) y/ o del tipo de mo-dificador (Bock & Cutting, 1992). También la carga de procesamiento fue identificada como un factor que puede afectar la operación de concordancia, tal como surge de un estudio en el que se mani-puló la distancia entre los elementos concordados (Almor et al, 1998). Los autores mostraron que la sobrecarga de memoria de trabajo aumenta la tendencia a producir errores tanto en pacientes con Alzheimer como en un grupo control.

El presente estudio pretende aportar datos acerca de los factores que favorecen la ocurren-cia de errores de concordancia en condiciones estructurales específicas. En primer lugar, busca-mos comprobar si la distancia lineal entre el verbo y el sustantivo núcleo del sujeto es un factor que afecta el procesamiento de la concordancia en español. En segundo lugar, verificar si esta dis-

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Se realizó un análisis de varianza que mostró un efecto de la distancia lineal: F (1.29) = 36.51; MSE (1.07); p < .001. Se produjeron más erro-res cuando la distancia lineal entre el sustantivo núcleo del sujeto y el verbo era larga. La Figura 1 muestra el promedio de las medias de acierto comparando las condiciones distancia lineal corta

utilizando en lo posible los verbos ser, estar o tener y un adjetivo predicativo (por ejemplo: El instructor nervioso de los pilotos de avión estaba sentado). Los ítems permanecían en la pantalla durante 5500 milisegundos y si los participantes no lograban completar el preámbulo automática-mente se pasaba al siguiente estímulo. Para la presentación de los estímulos se utilizó el progra-ma DmDX (Forster & Forster, 2003).

Diseño y análisis de datos. Para analizar los datos se realizó una transformación logística (ln(p/[1-p])) y luego un ANOVA de medidas repetidas por sujeto sobre los datos transformados. De esta manera se evita el análisis de datos categóricos en términos de medias de proporciones (Jaeger, 2008; Jaeger & Norcliffe, 2009).

RESULTADOS

Se clasificaron las respuestas en aciertos, errores de concordancia sujeto-verbo y otros tipo de erro-res (incluye omisiones, mala lectura, entre otros.). De un total de 1920 respuestas blanco, 1836 fueron correctas, lo que equivale a un 95.6% de acierto. Se obtuvieron 32 errores de concordancia sujeto-verbo (1.6%) y 53 (2.7%) errores de dife-rente tipo.

La Tabla 2 muestra las medias de acierto y los desvíos estándar (DE) arrojados por los estadísti-cos descriptivos para cada una de las ocho condi-ciones experimentales.

Tabla 1. Ejemplos de los preámbulos oracionales para cada condición

Tabla 2. Media de acierto y desvío estándar (DS) por condición

Nota: C = Corta; L = Larga; SP = Sintagma preposicional; OR = Oración relativa; S = Singular; P = Plural

Distancia Lineal

Tipo de modificador

Número de sustantivo

núcleo

Número de sustantivo interfiriente

Preámbulo

C

C

L

L

C

C

L

L

SP

SP

SP

SP

OR

OR

OR

OR

S

S

S

S

S

S

S

S

S

P

S

P

S

P

S

P

El director arrogante del empleado

El director arrogante de los empleados

El instructor nervioso del piloto de avión

El instructor nervioso de los pilotos de avión

El periodista que habló del empresario

El periodista que habló de los empresarios

El actor que insultó al crítico de teatro

El actor que insultó a los críticos de teatro

Condición Media DT

DLC_SP_N1SN2S

DLC_SP_N1SN2P

DLC_OR_N1SN2S

DLC_OR_N1SN2P

DLL_SP_N1SN2S

DLL_SP_N1SN2P

DLL_OR_N1SN2S

DLL_OR_N1SN2P

7.60

7.22

7.60

7.22

7.60

3.80

7.60

7.41

0.00

1.46

0.00

1.44

0.00

2.97

0.00

1.06

Nota: DLC = Distancia Lineal Corta; DLL = Distancia Lineal Larga; SP = Sintagma preposicional; OR = Oración relativa; N1 = Sustantivo núcleo del sujeto; N2 = Sustantivo interfi- riente; S = Singular, P = Plural

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afecta el procesamiento de la concordancia en el español y si este factor interactúa con el tipo de modificador manipulado. Para llevar adelante es-tos objetivos se diseñó un experimento en el que se manipuló la distancia lineal entre el sustantivo núcleo del sujeto y el verbo (larga o corta), el tipo de modificador (sintagma preposicional u oración relativa) y el número del sustantivo interfiriente (singular o plural) en una tarea de completamiento oral de oraciones delineada bajo el paradigma de elicitación de errores (Bock & Miller, 1991).

El efecto principal de la variable número del sustantivo interfiriente, con más errores cuando el mismo estaba en número plural y el sustantivo núcleo del sujeto en singular, es compatible con los resultados reportados en la mayoría de los es-tudios en diferentes lenguas. Este se constituye como el efecto más robusto en el campo (Bock & Eberhard, 1993; Fayol, Largy & Lemaire, 1994; Vi-gliocco, Butterworth & Semenza, 1995; Vigliocco, Butterworth & Garret, 1996; Haskell & MacDonald,

y distancia lineal larga.También se encontró un efecto del tipo de mo-

dificador F (1.29) = 32.93; MSE (1.48); p < .001 (ver Figura 2); y del número del sustantivo interfi-riente (número de N2) F (1.29) = 31.9; MSE (2.65); p < .001 (Figura 3).

Se encontró una interacción significativa en-tre los tres factores controlados F (1.29) = 26.25; MSE (1.85); p < .001. La dirección de las medias indica que se produjeron más errores en la condi-ción en la que la distancia lineal entre el sustantivo núcleo del sujeto y el verbo era larga, el tipo de modificador era un sintagma preposicional, el sus-tantivo núcleo del sujeto estaba en singular y el sustantivo interfiriente en plural (Tabla 2).

DISCUSIÓN

Este trabajo buscó comprobar si la distancia lineal entre el sustantivo núcleo del sujeto y el verbo

Figura 1. Media de acierto en función de la distancia lineal entre el sustantivo núcleo del sujeto y el verbo

Nota: DLC = Distancia lineal corta; DLL = Distancia lineal larga

Error bars: +/-2 SE

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Figura 2. Media de acierto en función del tipo de modificador

Figura 3. Media de acierto en función del Número del sustantivo interfiriente Error bars: +/-2 SE

Error bars: +/-2 SE

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el modificador es un SP, los hablantes del espa-ñol necesitan computar el SD completo, esto es, considerando no solo la información morfológica de número del sustantivo núcleo del sujeto, sino también la de los sustantivos interfirientes. Poste-riormente deciden si el sujeto de la oración refie-re a una entidad plural o singular. A partir de este momento recién se selecciona la forma del verbo que se utilizará para establecer la concordancia (Sánchez, Sevilla y Jaichenco, 2013). No ocurre lo mismo cuando el modificador es una oración rela-tiva: en este caso no se producen prácticamente errores.

Estos resultados son en principio compatibles con la Hipótesis de encapsulamiento oracional propuesta por Bock y Cutting (1992), que propo-ne que la oración relativa funciona como una isla que separa al sustantivo interfiriente del sustanti-vo núcleo del sujeto, impidiendo la interferencia. Según este punto de vista, los interfirientes que se encuentran en sintagmas preposicionales, en cambio, están dentro del dominio de la oración en el que la concordancia es computada, lo que los hace mejores candidatos para la interferencia. En términos más generales, la atracción ocurre den-tro de la unidad de codificación, que según Bock y Cutting (en línea con Garrett (1988)) equivaldría a la cláusula, puesto que dentro de ella el proce-samiento de los distintos nombres y sus rasgos es simultáneo.

Sin embargo, Franck y colaboradores (2002) sugirieron que el bajo porcentaje de errores de atracción en los modificadores con cláusulas re-lativas era la profundidad sintáctica del sustantivo local o interfiriente en estas estructuras, y no la unidad de codificación donde se inserta el sustan-tivo núcleo y sus modificadores. En su experimen-to, Franck et al. (2002) manipularon el material introduciendo dos sustantivos interfirientes situa-dos en la misma cláusula que el sustantivo núcleo (por ejemplo: The computer with the program (s) (N2) of the experiment (s) (N3)). La hipótesis del encapsulamiento oracional predice la misma can-tidad de errores para las diferentes condiciones. Sin embargo, los autores reportaron más errores de atracción cuando el sustantivo interfiriente apa-recía más alto en la estructura del árbol sintácti-co, pero más lejos del verbo en términos de dis-tancia lineal (N2), que en los sustantivos locales situados más bajos en el árbol, pero linealmente más cercanos al verbo (N3) (también en Sánchez y Sevilla, 2013). Por lo tanto, el factor importante para la atracción sería la posición en la estructu-

2003; Staub, 2009). Generalmente, este efecto ha sido explicado asumiendo que el rasgo del sustan-tivo interfiriente (plural) es copiado a la proyección más alta del sintagma de determinante y entra en competencia con el rasgo asignado al sustantivo núcleo del sujeto (Kempen & Hoenkamp, 1987). La asimetría, es decir la presencia de interferen-cia únicamente cuando el núcleo es singular y el interfiriente plural, puede explicarse también des-tacando que para los sustantivos plurales hay una especificación de plural subyacente, mientras que para los sustantivos singulares no hay tal espe-cificación de número (Eberhard, 1997; Sánchez, Sevilla y Jaichenco, 2013).

En cuanto a la distancia lineal, los resultados sugieren que la distancia entre el sustantivo nú-cleo del sujeto y el verbo afecta el procesamien-to de la concordancia y favorece la aparición de errores de atracción. En otras palabras, cuanto mayor sea la distancia que separe el sustantivo núcleo del sujeto del verbo, mayor será la inter-ferencia en el cómputo de la concordancia. Esto es compatible con los resultados reportados pre-viamente en parte de la literatura (Bock & Cutting, 1992 (aunque Bock & Miller, 1991)). En 2000, sin embargo, Pearlmutter observó que, para analizar los resultados relacionados con la distancia lineal entre el sujeto y el verbo, es importante considerar de qué manera fue manipulada la distancia. Para este autor es posible que lo relevante no sea el tamaño del modificador en términos de cantidad de palabras, sino en términos de la cantidad de elementos cuya información de número resulte potencialmente interfiriente. Según Pearlmutter, este hecho explica por qué en el trabajo de Bock y Miller (1991) no se encontró un efecto de la dis-tancia, ya que para construir las condiciones de distancia larga se introdujeron adjetivos -elemen-tos que no necesitan ser procesados para la de-finición del número del sujeto. Atendiendo a esta sugerencia, en el presente trabajo se manipuló la distancia introduciendo sintagmas preposiciona-les. Parece ser que el rasgo de número de los sus-tantivos insertos en los SP modificadores entra en competencia con los rasgos del sustantivo núcleo del sujeto y es tomado, erróneamente, para la de-finición final de número del SD sujeto. Es probable que esto suceda por el lugar que ocupan los SP en el árbol sintáctico y por la naturaleza de estos modificadores.

Los resultados también revelaron una interac-ción entre la distancia lineal y el tipo de modifi-cador. Este resultado parece sugerir que cuando

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el verbo, independientemente de su posición en el orden lineal de palabras.

Para concluir, cabe señalar que es posible que tanto la estructura en la que esté inserto el sustantivo interfiriente como la posición sintáctica que este ocupa dentro del sintagma de determi-nante sujeto sean factores relevantes para el pro-cesamiento de la concordancia en español. Para discernir entre las explicaciones disponibles, los futuros esfuerzos tendrán que direccionarse en encontrar condiciones experimentales que permi-tan aislar la jerarquía sintáctica del tipo de modi-ficador.

REFERENCIAS

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Franck, J., Vigliocco, G., & Nicol, J. L. (2002). Subject-verb agreement errors in French and English: The role of syntactic hierarchy. Jour-

ra jerárquica que ocupa el sustantivo interfiriente, precisamente la distancia sintáctica que separa a este del verbo, y no la unidad de codificación en la que está inserto el sustantivo local ni su posición en la cadena final de palabras.

Los resultados del presente estudio parecen encontrar una explicación más adecuada en térmi-nos de las propiedades sintácticas y morfológicas del sustantivo interfiriente. La posición jerárquica que ocupa este sustantivo en la estructura oracio-nal es determinante a la hora llevarse a cabo la concordancia y de producirse el error. Esto es, los sustantivos interfirientes situados jerárquicamente más cercanos al verbo tienen más chances de in-terferir en el cómputo de la concordancia porque la distancia entre el rasgo potencialmente disruptor y el verbo es más corta. Esto generaría un efecto de la distancia sintáctica donde el rasgo de número del sustantivo interfiriente en los SP se encontra-ría más próximo jerárquicamente del nodo más alto del sintagma de determinante sujeto que en las OR y por eso se genera mayor interferencia al momento de computar la concordancia entre el sujeto y el verbo (Vigliocco & Nicol, 1998; Franck et al., 2002). Los datos evidencian este patrón, ya que, a pesar de que la distancia entre el sustantivo interfiriente y el verbo en la secuencia lineal es la misma en ambos tipos de estructuras, en las con-diciones en las que el tipo de modificador era una oración relativa no se producen errores y sí en las que el modificador era un sintagma preposicional. Es decir, los sustantivos interfirientes situados en las oraciones relativas se ubican a mayor distan-cia jerárquica del verbo y no influyen en el cómpu-to de la concordancia. En cambio, los ubicados en los SP se encuentran más próximos al verbo en términos sintácticos, generando interferencia.

La hipótesis de la distancia jerárquica, for-mulada en el ámbito del Modelo de infiltración ascendente de rasgos (Vigliocco, Butterworth, & Semenza, 1995; Vigliocco & Nicol, 1998), im-plica teóricamente que la concordancia se com-puta en el momento en que se genera el marco jerárquico, antes del ordenamiento lineal de las palabras. Según esta arquitectura, la asignación de las funciones gramaticales y la construcción de la estructura jerárquica están separadas de la asignación del orden de las palabras (Vigliocco & Nicol 1998; Franck, Lassi, Frauenfelder & Rizzi, 2006). El sustantivo interfiriente que aparece más alto en la estructura jerárquica tiene más chances de interferir, ya que su rasgo de número se filtra a la proyección más alta y allí unifica ese rasgo con

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CC

Resumen: La hipertensión arterial es uno de los mayores factores de riesgo en las enfermedades cardio-vasculares, y se estima que alrededor de un 20% de la población mundial la padece. Su tratamiento incluye tanto la toma de medicamentos como cambios en el estilo de vida del paciente. La falta de adherencia al tratamiento ha sido identificada como uno de los principales factores que inciden en su mantenimiento. Aunque la adherencia terapéutica es difícil de medir con exactitud, se calcula que alrededor de la mitad de los pacientes son considerados no adherentes. El presente estudio tuvo como objetivo evaluar la relación existente entre la calidad de vida relacionada con la salud (CVRS) y la adherencia al tratamiento en pacien-tes diagnosticados con hipertensión arterial. La muestra estuvo conformada por 172 sujetos (94 mujeres) que se encontraban bajo tratamiento médico, con 10.72 años promedio desde su diagnóstico. Los instru-mentos utilizados fueron “The Short Form-36 Health Survey” (SF-36) y el “Cuestionario de adherencia al tratamiento para casos de hipertensión arterial” (Cáceres, Arrivillaga, Correa, Holguín, & Varela, 2006). Se observó una asociación positiva y significativa (p < 0.05) entre todas las escalas del SF-36 y la adherencia al tratamiento. Estos resultados proponen a la adherencia terapéutica como un componente fundamental en el tratamiento antihipertensivo, dado que la mejora de la propia percepción subjetiva del estado de salud del paciente reforzaría positivamente el tratamiento médico y el cumplimiento de conductas saludables.

Palabras clave: Hipertensión – Calidad de vida – Adherencia al tratamiento – Cooperación del paciente

Abstract: Arterial hypertension is a major risk factor for cardiovascular disease, and it is estimated that around 20% of the world population is affected. Treatment involves both intake of prescribed medicine and changes in patient’s lifestyle. Lack of adherence to treatment has been identified as a main factor in its maintenance. Although exact measurement of treatment adherence is difficult, it is reckoned that around half the patients are considered non-adherent. The present study’s aim was to evaluate the relationship be-tween health related quality of life (HRQL) and treatment compliance in patients with a diagnosis of arterial hypertension. Sample was 127 subjects (94 feminine) undergoing treatment. The Short Form-36 Healthy Survey (SF-36), and the Treatment Adherence Questionnaire for cases of Arterial Hypertension (Cáceres, Arrivillaga, Correa, Holguín & Varela, 2006) were used. A statistically significant and positive correlation (p< 0.05) was found between all SF-36 scales and Treatment Adherence. Results propose treatment adherence as a fundamental component of hypertensive treatment, given that enhancement of patient’s subjective perception of their general health would positively reinforce medical treatment and compliance with healthy behavior.

Keywords: Hypertension – Quality of Life –Treatment Adherence – Patient Compliance

Recibido/Received: 2/2/2014

Aceptado/Accepted: 20/5/2014

doi: 10.5872/psiencia/6.2.22 2014 · www.psiencia.org

LA RELACIÓN ENTRE ADHERENCIA TERAPÉUTICA Y CALIDAD DE VIDA EN LA HIPERTENSIÓN ARTERIAL

THE RELATIONSHIP BETWEEN THE THERAPEUTIC ADHERENCE AND QUALITY OF LIFE IN HYPERTENSION

Silvina Hirschberg, Sofía Donatti, Ignacio Rijana, Victoria Selan Universidad de Buenos Aires, Instituto de Investigaciones Cardiológicas “Prof. Dr. Alberto C. Taquini” (ININCA - UBA CONICET)[email protected]

ORIGINALES | RESEARCH PAPERS

PSIENCIA. REVISTA LATINOAMERICANA DE CIENCIA PSICOLÓGICA 6(2) 64-70 PSIENCIA. LATIN AMERICAN JOURNAL OF PSYCHOLOGICAL SCIENCE

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HIRSCHBERG, DONATTI, RIJANA, & SELAN65

cluyendo el bienestar físico y psicológico, la ac-tividad social y el ocio, y una satisfacción con la vida en general (Varela Arévalo et al., 2005). En este sentido, la calidad de vida relacionada con la salud (CVRS) es la percepción subjetiva, influ-enciada por la salud actual, de la capacidad para realizar aquellas actividades importantes para el individuo (Naughton, Shumaker, Anderson & Czajkowski, 1996).

En relación a la CVRS de sujetos hipertensos un meta-análisis indicó que la calidad de vida (evaluada a través del SF-36 y SF-12) en suje-tos normotensos es levemente más satisfactoria que en sujetos hipertensos (Trevisol, Moreira, Kerkhoff, Fuchs & Fuchs, 2011). Así mismo, al compararse la CVRS (utilizando el SF-36) en un grupo de hipertensos con otro de normotensos, se comprobó que los primeros presentan una calidad de vida más desfavorable (Hirschberg et al., 2010). En otro estudio se encontró una cor-relación negativa entre la presión sistólica y el puntaje obtenido en el test World Health Organi-zation Quality of Life Questionnaire BREF (WHO-QOL-BREF). Una posible interpretación de la disminución de la CVRS en hipertensos, se rela-ciona con el sólo hecho de tomar conciencia de la enfermedad (Hayes, Denny, Keenan, Croft & Greenlund, 2008). El diagnóstico de enfermedad crónica cambia la forma en que la persona se ve a sí misma y a su vida (Vinaccia, Japcy, Quice-no, Gómez & Montoya, 2007). De esta manera, una condición asintomática, aunque de elevado riesgo, se transforma en una situación que gen-era molestias subjetivas y reduce la calidad de vida de los pacientes. Individuos “etiquetados” de hipertensos tienen mayores probabilidades de tener menor calidad de vida (Barger, 2006).

Otras investigaciones han buscado la relación entre HTA, adherencia y CVRS. Por ejemplo, en un estudio sobre pacientes en tratamiento por HTA leve, se realizó una intervención nutricional-higiénica para disminuir el peso, reducir la inges-ta de sodio y alcohol en la dieta y aumentar la ac-tividad física. Los resultados hallados mostraron que los cambios en el estilo de vida vinculados con la pérdida de peso y el aumento de la ac-tividad física se relacionan con una mejor calidad de vida. Estos cambios, además de favorecer el control de la HTA, influyen positivamente sobre el bienestar general de los pacientes (Grimm, Gran-dits & Cutler, 1997).

Resultados similares fueron hallados en un estudio realizado en Taiwan (Tsai et al., 2004)

INTRODUCCIÓN

Aproximadamente el 20% de la población mun-dial padece hipertensión arterial (HTA). La mis-ma constituye uno de los factores de riesgo con mayor impacto en las enfermedades cardiovas-culares (Varela Arévalo, Arrivillaga, Cáceres, Correa & Holguín, 2005; Ingaramo et al., 2005), y es considerada hoy una de las principales pro-blemáticas de salud pública.

La HTA es una enfermedad asintomática y crónica, de etiología múltiple, que disminuye la calidad y la expectativa de vida (Menéndez, 2007; Hirschberg et al., 2010). El tratamiento no se dirige a su alivio, sino al control de la presión arterial. Estas características, tanto de la en-fermedad como de su tratamiento, hacen difícil para los pacientes percibir los beneficios del mismo (Granado Gámez & Roales-Nieto, 2005). Sólo entre el 3% y el 34% de los pacientes hi-pertensos bajo tratamiento controlan la presión arterial (Ingaramo et al., 2005).

Los estudios respaldan que uno de los princi-pales factores que inciden en el mantenimiento de la HTA, es la falta de adherencia al trata- miento de los pacientes diagnosticados. Si bien el nivel exacto de adherencia terapéutica es difícil de determinar, alrededor de la mitad de los pacientes son considerados no adherentes (Granados Gámez, Gil Roales Nieto, Moreno & Ybarra, 2007). En otros estudios la no-adheren-cia oscila entre el 40% y el 80%. (Banegas, Rod-ríguez, Ruilope, Graciano, Luque & Cruz, 2002; Coca, 2005; Márquez, Casado, Martínez, More-no, Fernández & Villar, 2001).

La adherencia al tratamiento implica el cum-plimiento de las indicaciones médicas en cuanto a la toma de fármacos y a las modificaciones en la dieta, actividad física y consumo de tabaco (Haynes, 2001). Es entendida como la colabo-ración y participación proactiva y voluntaria del paciente con su tratamiento, que va más allá del cumplimiento pasivo de las indicaciones del pro-fesional de la salud, y cuyo fin es obtener unas mejores condiciones de salud y de vida (Holguín, Correa, Arrivillaga, Cáceres & Varela, 2006).

En este sentido, considerando que la HTA es una patología crónica, el fin último de su trata-miento debe consistir en la promoción de la salud y calidad de vida. La misma es definida como la percepción del paciente sobre su habilidad para funcionar bien en las actividades cotidianas, in-

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ADHERENCIA Y CALIDAD DE VIDA EN HIPERTENSIÓN ADHERENCE AND QUALITY OF LIFE IN HYPERTENSION 66

de la población general, también promueven un estilo de vida más sano en aquellos que padecen HTA. En este sentido, contar con medidas públi-cas que fomenten el cambio de hábitos supone incorporar nuevas herramientas que contribuyan al aumento de la adherencia al tratamiento en estos pacientes.

MÉTODO

Diseño. El presente es un estudio empírico con metodología cuantitativa. El diseño del mis-mo es ex post facto, dado que las limitaciones para el contraste de las relaciones causales vienen dadas por la imposibilidad de manipular la variable adherencia al tratamiento, que sería en este caso la variable predictora. Además el estudio es prospectivo, en el sentido en que di-cha variable, adherencia terapéutica, ha actuado de forma natural sobre la otra variable medida: la calidad de vida relacionada a la salud (León y Montero, 2007). No hay asignación de sujetos, dada la relación presentada entre variables don-de se esperó que altos puntajes en adherencia se relacionaran con altos puntajes en calidad de vida.

Participantes. Se seleccionó la muestra según los siguientes criterios de inclusión: ser mayor de 18 años, tener un diagnóstico de HTA, estar bajo tratamiento médico y que haya pasado por lo menos un año desde realizado el diagnós-tico.

La muestra estuvo integrada por 172 sujetos adultos con diagnóstico de HTA y bajo tratami-ento médico, de los cuales 78 (45.3%) eran de sexo masculino y 94 (54.7%) de sexo femenino. La media de edad fue de 60.2 años (± 11.5), hombres 60 años (± 10.7) y mujeres 60.4 años (± 12.1). Éstos fueron reclutados por intermedio de los estudiantes de la Facultad de Psicología de la Universidad de Buenos Aires.

El tiempo promedio desde el diagnóstico fue 10.72 años (± 8.5), hombres 10.2 (± 7.6) y mu-jeres 11.1 (± 9.3).

Más de la mitad de la muestra (67.7%) poseía estudios secundarios completo o de mayor nivel, donde un 24.37% corresponde a aquellos que presentaban estudios universitarios completos (16.5% de la muestra total).

Instrumentos. Los pacientes completaron un formulario estructurado para recoger información acerca de variables sociodemográficas y clínicas.

donde se evaluaron los efectos del entrenamien-to regular de ejercicio de resistencia en la calidad de vida y la presión arterial. Los resultados mos-traron que en el grupo que realizó entrenamiento, a diferencia del grupo control, la presión arterial se redujo de forma significativa y obtuvieron me-jores puntajes en 7 de las 8 subescalas del SF-36.

Siguiendo esta línea, en Colombia (Varela-Arevalo et al., 2005) se aplicó un programa para modificar el estilo de vida en sujetos hipertensos y evaluar el efecto del mismo sobre la presión arterial y la calidad de vida. Los resultados del estudio mostraron una reducción significativa de la presión arterial sistólica (PAS), manteniéndose en niveles controlados. Además, en cuanto a la calidad de vida evaluada a través del SF-36, se encontraron mejores resultados en el compo-nente mental y la subescala de rol emocional; y hubo mejoras estadísticamente significativas en las subescalas función física y rol físico. Se encontraron ciertas diferencias en cuanto a la CVRS entre los pacientes con niveles controla-dos y no-controlados de presión arterial sistólica y diastólica.

El objetivo del presente estudio es evaluar la relación existente entre la adherencia al tratami-ento y la CVRS en sujetos diagnosticados con HTA bajo tratamiento antihipertensivo.

CONTEXTUALIZACIÓN

En los últimos años la HTA ha tomado una mayor relevancia en los temas de salud pública tanto a nivel nacional como internacional. Muestra de ello lo constituye el hecho de que la Organización Mundial de la Salud (OMS) haya decidido abor-dar, en el Día Mundial de la Salud de este año, la problemática de la HTA. Conjuntamente, se ha buscado propiciar una transición desde un modelo de tratamiento antihipertensivo basado únicamente en la toma de fármacos a un trata- miento más integral, que considera los cambios en el estilo de vida como uno de sus componentes fundamentales. Ambos fenómenos se han visto reflejados en la sanción de la ley 26.687 de regu-lación de la publicidad, promoción y consumo de los productos elaborados con tabaco y en las ley esbonaerense 14.349 y 898 de Tierra de Fuego acerca de la regulación de la ingesta de sodio en bares y restaurantes. Si bien dichas leyes están dirigidas a la protección de la salud y prevención

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HIRSCHBERG, DONATTI, RIJANA, & SELAN67

análisis descriptivo de las variables sociode-mográficas mediante el cálculo de la media y el desvío estándar en el caso de las variables cuan-titativas, y el de los porcentajes para las variables categóricas. Para examinar la correlación entre las escalas del SF-36 y la adherencia al tratami-ento se calculó el coeficiente de correlación de Spearman, dado que las variables no seguían una distribución normal.

RESULTADOS

La media en la adherencia fue de 108.8 (DE = 12.9). Los resultados obtenidos de las escalas del SF-36 muestran que en general, la muestra presenta una calidad de vida media-alta, que va desde valores (puntaje transformado, escala 0-100) mínimos de 58.30 (DS = 3.76) en la escala de Salud general, y valores máximos de 83.14 (DE = 0.94) en la escala de Rol emocional. Para más información ver Tablas 1a y 1b.

En cuanto a la relación entre la adherencia al tratamiento y las distintas escalas de calidad de vida, en todos los casos las correlaciones fueron estadísticamente significativas (p < 0.05) y posi-tivas, de manera que a mayor adherencia, mayor calidad de vida (véase Tabla 2).

DISCUSIÓN

Los resultados obtenidos ponen en evidencia una

Además se utilizaron los siguientes instrumentos:- El cuestionario “Adherencia al tratamiento

para casos de hipertensión arterial” (Cáceres, Ar-rivillaga, Correa, Holguín & Varela; 2006). Este consta de 8 apartados, que miden: información acerca de la enfermedad, control bio-médico de la hipertensión, relación profesional de la salud-paciente, hábitos alimentarios, conducta física (actividad y deporte), apoyo social percibido, creencias y el consumo de alcohol y cigarrillos. El puntaje máximo que se puede alcanzar es de 148 (indica máxima adherencia).

- El “Cuestionario de Salud SF-36” que mide conceptos genéricos de salud relevantes a través de la edad, enfermedad y grupos de tratamiento. Consta de 8 apartados que dan por resultado un perfil de 8 escalas de puntuación que miden: fun-ción física, rol físico, dolor corporal, salud gener-al, vitalidad, función social, rol emocional y salud mental. Sus puntuaciones son normalizadas (M = 50; DE = 10).

Procedimiento. Los materiales fueron entre-gados por los estudiantes a los sujetos. Se les explicó los objetivos de la investigación, cómo llenar los cuestionarios, y se les pidió la firma del consentimiento informado. Se entregó a cada paciente un cuadernillo con los instrumentos en orden contrabalanceado. Se dio a los sujetos un lapso de entrega de una semana para que com-pletaran los cuestionarios individualmente.

Análisis de datos. Se utilizó el programa SPSS versión 19 para Windows. Se realizó un

Tabla 1a. Calidad de Vida Relacionada a la Salud (valores transformados)

Funciónfísica

Rol físico

Dolor corporal

Salud general

N

Media

Mediana

Desvío Estandar

Asimetría

Mínimo

Máximo

172

71.4387

81.2500

4.41036

-1.007

14.00

30.00

172

73.6925

100.0000

1.46804

-1.087

4.00

8.00

172

67.8080

72.0000

2.52184

-.526

2.00

12.00

172

58.3042

62.1951

3.76493

-.423

8.00

8.00

Valores transformados: Escala de 0-100

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ADHERENCIA Y CALIDAD DE VIDA EN HIPERTENSIÓN ADHERENCE AND QUALITY OF LIFE IN HYPERTENSION 68

Tabla 1b. Calidad de Vida Relacionada a la Salud (valores transformados)

Este último es un factor importante que debe ser incluido en los programas de tratamiento. Siendo la HTA una afección asintomática, los beneficios de la conducta adherente pueden no ser claros para el paciente, ya que las señales internas no proporcionan información inmedia-ta acerca de los efectos de su comportamiento (Rodríguez, 1994).

Al encontrarse relacionada la adherencia a una mejor calidad de vida de los pacientes (per-cepción de mayor plenitud física, emocional y social), el hincapié en esta percepción actuaría como motivador de la conducta de adhesión y ha-ría claro al paciente los beneficios de la conducta adherente ayudándolo a sostener el tratamiento en el tiempo.

Como futura línea de investigación, la in-clusión del control de la presión arterial como variable en trabajos ulteriores proveerá de in-formación útil respecto de la relación entre as-pectos psicológicos (comportamiento adherente y CVRS) y la posibilidad de normalizar o no los valores de presión arterial en nuestros pacientes hipertensos.

En suma, el presente estudio aporta eviden-cia que permite valorar a la adherencia como un componente central en el tratamiento anti-hipertensivo. La conducta adherente mejora la propia percepción subjetiva del estado de salud del paciente. Dicha percepción reforzaría positi-vamente el tratamiento médico y el cumplimiento de las conductas saludables, lo que a su vez au-

asociación positiva y significativa entre todas las dimensiones de la CVRS y la adherencia.

Estos hallazgos complementan trabajos an-teriores, en especial los de Grimm et al. (1997), Tsai et al. (2004) y Varela-Arévalo et al. (2005). En todos ellos se implementaron cambios en el estilo de vida de los pacientes (principalmente en la dieta y actividad física) que mejoraron la CVRS. Estos resultados en conjunto sugieren que la adherencia al tratamiento mejora la cali-dad de vida del paciente hipertenso.

Actualmente se considera que factores de riesgo fuertemente asociados a niveles de presión arterial no controlados (dieta no salu- dable, sobrepeso, sedentarismo, consumo de tabaco y alcohol, estrés e ira) se encuentran en aumento a medida que las condiciones de vida y de trabajo de las personas cambian hacia hábitos alimenticios menos saludables y menor exigencia de actividad física debido a estilos de vida seden-tarios. Esto hace más evidente la importancia de la participación activa del paciente en el cumpli- miento de su tratamiento (Holguín et al., 2006).

Es claro el impacto que tiene la adherencia en el éxito o fracaso de los programas terapéu-ticos. El cumplimiento implica realizar una serie de tareas que requieren no solo saber qué ha- cer, sino también cómo y cuándo hacerlo. No es meramente un asunto volitivo, requiere además de una actuación eficaz, un control ambiental y beneficios contingentes al cumplimiento (Amigo, Fernández & Pérez, 1998).

Funciónfísica

Rol físico

Dolor corporal

Salud general

N

Media

Mediana

Desvío Estandar

Asimetría

Mínimo

Máximo

172

59.5640

60.000

4.19669

-.630

4.00

24.00

172

76.4957

85.7142

1.85335

-1.184

3.00

10.00

172

83.1400

100.0000

.94589

-1.724

3.00

6.00

172

70.9768

72.0000

4.82606

-.865

5.00

30.00

Valores transformados: Escala de 0-100

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AUTORES100

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Tabla 2. Relaciones entre CVRS y Adherencia Terapéutica

Nota: * p < 0.05 ** p < 0.01

CVRSFunción física

Rol físico

Dolor corporal

Salud general

Vitalidad

Función social

Rol emocional

Salud mental

Correlación

Significación(bilateral)

N

Correlación

Significación(bilateral)

N

Correlación

Significación(bilateral)

N

Correlación

Significación(bilateral)

N

Correlación

Significación(bilateral)

N

Correlación

Significación(bilateral)

N

Correlación

Significación(bilateral)

N

Correlación

Significación(bilateral)

N

Adherencia

.221 **

.004

172

.279 **

.000

172

.212 **

.005

172

.317 **

.000

172

.373

.000

172

.287 **

.000

172

.166 **

.030

172

.444 **

.000

172

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100TÍTULO TÍTLE

PSIENCIA. REVISTA LATINOAMERICANA DE CIENCIA PSICOLÓGICA PSIENCIA. LATIN AMERICAN JOURNAL OF PSYCHOLOGICAL SCIENCE

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Ingaramo, R.A., Vita, N., Bendersky, M., Arnolt,

mentaría la probabilidad de conseguir los resul-tados esperados en lo que respecta al control de la presión arterial.

ARTICULACIÓN

Considerando el carácter asintomático de la HTA, puede resultar una tarea difícil convencer al paciente de la importancia de seguir puntillosa-mente el tratamiento prescripto por el médico, ya que en el corto plazo puede no notar los benefi- cios de la conducta adherente. Es por este mo-tivo que el principal valor de los resultados obte-nidos en este trabajo es poder proporcionar evi-dencia empírica que indica que los pacientes que adhieren al tratamiento tienen una mejor calidad de vida y se sienten mejor y más satisfechos en distintas áreas de su vida. Sería importante en-tonces dejar en claro al paciente, cuando inicia el tratamiento antihipertensivo, que dicho tratami-ento va a ser para toda la vida y a la vez poder señalarle los beneficios que la conducta adhe- rente le proporciona, ayudándolo a permanecer motivado a realizar y mantener en el tiempo los cambios en el estilo de vida que ésta requiere. No menos importante es la implementación de políticas públicas que promuevan estilos de vida alejados de los factores de riesgo asociados a la HTA.

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AUTORES100

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CC

Recibido/Received: 27/3/2014

Aceptado/Accepted: 20/10/2014

PSIENCIA. REVISTA LATINOAMERICANA DE CIENCIA PSICOLÓGICA 6(2) 71-80 PSIENCIA. LATIN AMERICAN JOURNAL OF PSYCHOLOGICAL SCIENCE

Abstract: The aim of this study is to estimate whether gender is associated with meanings of retirement in a group of older adults living in a large urban center of Argentina and its surrounding areas of influence, in the frame of the Transactional Stress Theory (Lazarus & Folkman, 1984) and the Social Role Theory (Eagly, 1987). A simple retrospective “ex post facto” design was used. The 230 non-dependent middle class seniors, 94 men and 136 women, taking part in the sample had had a stable and formal employment relationship before retirement. They were recruited in day centers and workshops of the Government of Buenos Aires City (Argentina) and municipalities of its areas of influence by means of the snowball effect. They answered a questionnaire concerning the sociodemographic and psychosocial aspects of their retirement profile as well as the questionnaire of meanings of retirement. The results show differences by gender: women value retire-ment more for aspects associated with the concepts of “rest”, “start” and “continuity”, while men associate it with conceptions of “loss”. Social gender role prescriptions partially justify these findings. At retirement men lose their labor status, failing to comply with the terms of their role as providers and economic supporters of their families, while women continue to fulfill the expectations of their role as caregivers and providers of emotional support in their families.

Keywords: Meanings of retirement – Gender – Seniors

Resumen: El objetivo del presente trabajo es estimar si el género se asocia con los significados acerca de la jubilación, en un grupo de adultos mayores residentes en un gran centro urbano y zonas de influencia de la República Argentina, tomando como referencia la Teoría Transaccional del Estrés (Lazarus & Folkman, 1984) y la Teoría del Rol Social de Género (Eagly, 1987). Se siguió el diseño “ex post facto”, de carácter retrospectivo, simple. Participaron 230 adultos mayores autoválidos, 94 varones y 136 mujeres, de nivel socioeconómico medio, con un vínculo laboral estable y formal antes de jubilarse. Fueron reclutados en centros de día y talleres dependientes de los Gobiernos de la Ciudad de Buenos Aires y Municipios en zo-nas de influencia (República Argentina) y a través del efecto de bola de nieve. Además de los datos sociode-mográficos y psicosociales del perfil jubilatorio, recabados en un cuestionario, se administró el Cuestionario de Significados acerca de la jubilación. Los resultados muestran diferencias por género: las mujeres valoran más a la jubilación como “descanso”, “comienzo” y “continuidad”, mientras que los hombres la evalúan más como una “pérdida”. Las prescripciones sociales del rol de género justifican, en parte, estos hallazgos. Los hombres, al jubilarse, pierden su estatus laboral, dejando de cumplir con el mandato de su rol como provee-dor y sostén económico de la familia, mientras que las mujeres, al dejar de trabajar, siguen cumpliendo con las expectativas de su rol como proveedor de cuidados y sostén emocional de la familia.

Palabras clave: Significados acerca de la jubilación – Género - Adultos mayores

doi: 10.5872/psiencia/6.2.23 2014 · www.psiencia.org

ORIGINALES | RESEARCH PAPERS

EL EFECTO DEL GÉNERO SOBRE LOS SIGNIFICADOS ATRIBUIDOS A LA JUBILACIÓN EN ADULTOS MAYORES

GENDER EFFECT ON RETIREMENT MEANINGS IN SENIORS

Paula Daniela Hermida, María Florencia Tartaglini, Silvia Deborah Ofman, Dorina StefaniLaboratorio de Psicología Social y Salud, Instituto de Investigaciones Cardiológicas “Prof. Dr. Alberto C. Taquini”. ININCA (UBA-CONICET).paulahermida@conicet gov.ar

Nota: El presente estudio fue financiado por el Consejo Nacional de Investigaciones Científicas y Técnicas (CONICET) a través del Proyecto de Investigación Plurianual “Estrés y envejecimiento masculino. Las creencias acerca del sentido de la vida y su relación con el envejecimiento satisfactorio” PIP Nº 112/20110100295 (2012-2014), bajo la dirección de la Dra. Dorina Stefani.

Agradecimiento: Las autoras agradecen a las autoridades del Instituto de Investigaciones Cardiológicas “Prof. Dr. Alberto C. Taquini” (UBA-CONICET) por el interés y apoyo brindados para el desarrollo del proyecto. Asimismo, a las autoridades de la Subsecretaría de Tercera Edad (Secretaría de Desarrollo Social del Gobierno de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires, Argentina), la Dirección de la Tercera Edad (Secretaría de Desarrollo Social del Municipio de San Isidro, Provincia de Buenos Aires, Argentina) y el Programa UPAMI - Universidad para adultos mayores integrados- (Facultad de Psicología, Universidad de Buenos Aires) por su colaboración en la etapa del estudio de campo. Finalmente, a los adultos mayores que participaron del estudio.

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INTRODUCCIÓN

La Teoría del Rol Social de Género (Eagly, 1987) sostiene que existen expectativas sociales que se traducen en valores e influyen en la conducta de los individuos. Así, se genera una separación por roles que define las actividades y las formas de participación en la sociedad. Como consecuencia, las expectativas sociales para varones y mujeres serán diferentes durante la vida laboral activa. En la sociedad occidental, las mujeres suelen desem-peñar en simultáneo un rol productivo en el ámbito público o laboral y un rol reproductivo o de cuida-do en el ámbito privado o familiar, mientras que el hombre ocupa un rol productivo que se desdobla en el rol de proveedor en el ámbito privado (Casta-ñeda Abascal, 2007; Pérez Ortiz, 2006).

El estereotipo de género masculino se carac-teriza por poseer una mayor capacidad resolutiva frente a los problemas, mientras que el de género femenino tiene cualidades orientadas hacia otras personas, como la sensibilidad, el afecto y la de-pendencia (Spence, Deaux & Helmreich, 1985). De esta forma, el género femenino es asociado con el rol de cuidador, como extensión del rol re-productivo propio de la función biológica de la mu-jer (World Health Organization, 1998; Ochotorena & Torres Gómez de Cádiz Aguilera, 1990).

Las tareas realizadas en el ámbito laboral tie-nen un correlato con los roles socialmente espe-rados para cada género. Aquellas que implican fuerza y destreza física, como por ejemplo las del ámbito de la construcción, suelen ser llevadas a cabo en mayor medida por hombres. Por otro lado, el rol de cuidador propio del género femeni-no determina, generalmente, que las tareas pro-pias del trabajo de oficina, servicio doméstico o enfermería sean realizadas mayoritariamente por mujeres (Castañeda Abascal, 2007; World Health Organization, 1998). Asimismo, desde una pers-pectiva de género, Fernández (1993) señala que la esfera de lo público (actividades productivas y trabajo remunerado) está vinculada a lo masculi-no, mientras que la esfera de lo privado (definida por la lógica de los sentimientos y del cuidado), a lo femenino. Los resultados de la “Encuesta Nacional sobre Trabajo no Remunerado y Uso del Tiempo”, realizada durante el año 2013 por el Instituto Nacional de Estadística y Censos (2014), corroboran la persistencia de estos modelos cul-turales de género. En la misma se observó que el 93.2% de las mujeres de entre 30 y 59 años eran las principales encargadas de realizar el trabajo

doméstico no remunerado (que abarca el cuidado de otras personas, apoyo escolar y quehaceres domésticos), dedicando el doble de tiempo diario que los hombres de la misma franja etaria. Asimis-mo, tal como señala Napoli (2010) a pesar de que la mujer se ha incorporado al ámbito laboral y que, desde la década del ’70, en nuestro país existe una educación pública igualitaria para hombres y mujeres, se observa que se siguen trasladando expectativas diferentes para niños y niñas. Esto conlleva, por ejemplo, a que, aún en la actualidad, quienes desarrollan carreras profesionales vincu-ladas con el cuidado son en su mayoría mujeres.

El trabajo constituye un espacio estructurante para los individuos, generando un fuerte impacto en su subjetividad. A cambio del esfuerzo psíqui-co y físico, los sujetos reciben una compensación que trasciende el orden de lo material. El recono-cimiento recibido de sus pares en el contexto labo-ral les aporta una gratificación de orden psicológi-co y social (Schvarstein & Leopold, 2005; Dessors & Guilho-Bailly, 1998). La pérdida del trabajo re-presenta para los sujetos un quiebre en sus fun-ciones manifiestas, como el salario, y las latentes, como la posibilidad de vincularse con otras perso-nas y ocupar un lugar determinado en la sociedad (Jahoda, 1979).

La jubilación es el evento por el cual el sujeto interrumpe o modifica el vínculo con el trabajo. En nuestra sociedad occidental, el retiro o jubilación representa un suceso vital, que se asocia al inicio de la vejez. Este suceso implica, para el sujeto, un cambio evolutivo que trae aparejado tanto ganan-cias como pérdidas. En cuanto a los beneficios, permitiría al jubilado disponer de tiempo para ha-cer lo que desea, pondría fin a los aspectos que le resultaban incómodos de su trabajo retribuido y permitiría fortalecer sus vínculos en la vida coti-diana con amigos y familiares (Corteza, 1990). En cuanto a las rupturas, se destaca que, al abando-nar las tareas laborales que formaban parte de su rutina, el sujeto debe encontrar un nuevo uso para el tiempo libre. De esta forma, abandona aquel rol que ocupó durante gran parte de la vida adulta (rol laboral) para dar lugar a un nuevo rol a construir (Téllez Rivera & Reyes Montoya, 2004; Biancotti et al., 2001). En el caso de las mujeres, al perder el rol laboral podrán permanecer ocupando el rol de cuidadoras familiares; en forma contraria, para el hombre, la jubilación implicaría la construcción de un nuevo rol (Stefani, 2004; Téllez Rivera & Re-yes Montoya, 2004).

Dado que la productividad es asociada al que-

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hacer en el trabajo, al abordar el tema de la ju-bilación se destacan, generalmente, las pérdidas y tensiones, concibiéndolo como un suceso vital que impacta negativamente en la vida de los indi-viduos (Denton & Spencer, 2009; Parry & Barnes, 2003). Así, se vincula a la vejez con el estereo-tipo de un individuo aislado y desinteresado por aquello que lo rodea. La sociedad avala y sostie-ne, en general, este tipo de creencias negativas acerca de la tercera edad, condicionando enton-ces el comportamiento de los adultos mayores y generando, como consecuencia, su marginación social (Gómez Carroza & León Del Barco, 2010; Sánchez, 1982; Lehr, 1980). Opuesto a esto, en investigaciones recientes se ha observado la exis-tencia de un nuevo perfil de jubilado más activo e integrado en diversas actividades sociales (Loreto & Vickerstaff, 2013; Arias, 2008; Lisazo, Sánchez de Miguel & Reizábal, 2008; Pastor et al., 2003).

A su vez, Schutz (1971) sostiene que las per-sonas poseen un “universo” compuesto por dife-rentes “mundos”, definidos por una actividad par-ticular, tal como el trabajo, la intimidad familiar, las relaciones con amigos o las actividades recrea-tivas. Los sujetos, configuran sus universos con diferentes vínculos entre estos“mundos. Cuanto más vinculados se encuentren los mismos, mayor será el impacto al perder una de las actividades que los representan. Siguiendo esta línea, Horns-tein y Wapner (1985) vinculan al proceso jubilato-rio con la remoción del mundo del trabajo. Postu-lan así cuatro estructuras típicas que caracterizan los modos generales en que los sujetos vivencian la jubilación: 1) “continuidad”, donde la jubilación no representa en sí misma un antes y un después, 2) “transición hacia la vejez”, donde los sujetos disminuyen el nivel de actividad y se acomodan a una vida más calma, 3) “nuevo comienzo”, donde se da la bienvenida a una nueva etapa que les permite disponer de su tiempo para realizar acti-vidades acordes a sus intereses y necesidades, y 4) “interrupción que les fue impuesta”, donde los sujetos sienten que no pueden hallar actividades que reemplacen su trabajo.

De acuerdo al desarrollo de autores tales como Streib (1956) y Maddox (1970), el proceso de adaptación a la jubilación es el resultado de la respuesta adaptativa o afrontamiento del adulto mayor frente a este suceso vital potencialmente estresante, acorde con la evaluación y, conse-cuentemente, con el significado que implica para el adulto mayor los cambios que este evento con-lleva. En dicha evaluación la actitud interviene

como mediadora a la respuesta del sujeto. Se de-fine a esta como la predisposición aprendida por el individuo para responder frente a un determina-do estímulo de un modo desfavorable o favorable (Osgood, Suci & Tannenbaum, 1957).

Al respecto, diversos autores han señalado el impacto que implica la pérdida de trabajo a través de la jubilación en los senescentes, analizando el proceso de adaptación que los sujetos llevan a cabo. Atchley (1976) sostiene que las actitu-des positivas hacia la jubilación son indicadores de una adaptación saludable frente a esta nueva realidad. Lowis, Edwards y Burton (2009) aducen que para disfrutar de la jubilación, es importante para los adultos mayores poder generar un afron-tamiento eficaz ante los cambios, el cual se ca-racterice por poseer una actitud positiva frente a esta nueva etapa, asociada a un buen nivel de satisfacción vital. De acuerdo a Salamon y Conte (1984), la satisfacción vital está compuesta por la percepción de los individuos acerca de diferentes aspectos de su vida: actividades diarias, sentido de la vida, metas, estado de ánimo, concepto de si mismo, salud percibida, estatus financiero y con-tactos sociales.

Por su parte, el modelo Transaccional del Es-trés propuesto por Lazarus y Folkman (1984) sos-tiene que el estrés psicológico es un proceso en el que el individuo, al experimentar cambios en su vida vinculados al ambiente social que lo rodea, podría evaluar a los mismos como amenazantes para su bienestar si considera que exceden su ca-pacidad para hacerle frente a la situación de cam-bio. Así, bajo la lectura de este modelo teórico, la jubilación puede ser percibida por el sujeto como un suceso estresante. Esto dependerá de la adap-tación que el individuo pueda realizar en relación los cambios aparejados a este suceso vital, lo cual puede verse influenciado por variables tales como el género y las expectativas de rol asociados al mismo.

En esta línea, se ha observado que las mujeres experimentan de forma más positiva los cambios asociados a los sucesos vitales y crisis (World Health Organization, 2007). Al respecto, diversos estudios coinciden en que las mujeres se adaptan mejor a los cambios que conlleva el envejecimien-to (Pavón & Arias, 2013; Rodríguez Feijóo, 2007; Parry & Barnes, 2003). Sin embargo, dentro de nuestro país se evidencia la necesidad de conti-nuar con estudios que analicen específicamente la jubilación a partir del género, considerando los significados acerca de este evento.

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al., 1972), en las respuestas consignadas por los adultos mayores sobre educación y ocupación, se observa que todos los sujetos que conformaron la muestra pertenecen al nivel socioeconómico me-dio.

En cuanto al perfil jubilatorio de la muestra, se observa una edad promedio de jubilación de 64.03 años (DE = 4.54 años), un tiempo promedio de estar jubilados de 9.03 años (DE = 6.38), como principal ocupación previa a la jubilación el ser empleado (33%) o docente (18%) y como tiempo de permanencia en dicha ocupación más de 21 años (75%).

Instrumentos. - Cuestionario de datos sociodemográficos y

perfil jubilatorio: Elaborado de forma ad hoc, re-caba información del adulto mayor acerca de las siguientes variables sociodemográficas: edad, sexo, nacionalidad, religión, estado civil, hijos y nivel de educación. Asimismo, incluye preguntas referidas a su situación laboral en relación a la jubilación: edad de jubilación, jubilado, ocupación previa a la jubilación y años de permanencia en el mismo. Las catorce preguntas que forman parte del cuestionario son cerradas y con alternativas fijas.

- Cuestionario de Significados acerca de la Ju-bilación (Hermida, Tartaglini & Stefani, 2013): Este instrumento es de origen español (Pastor et al., 2003) y fue adaptado en nuestro medio a partir de una muestra similar a la del presente estudio. Po-see cuatro dimensiones, cada una de ellas repre-sentada por una de las cuatro estructuras típicas desarrolladas por Hornstein y Wapner (1985), que caracterizan los modos generales en que los suje-tos vivencian la jubilación: “pérdida”, “comienzo”, “continuidad” y “descanso”. Su versión adaptada consta de 17 ítems, agrupados en dichas dimen-siones. En la administración del cuestionario, se solicita a los sujetos que valoren los enunciados que conforman cada dimensión, en función de su nivel de acuerdo, a través de una escala tipo Likert que varía de 1 (total desacuerdo) a 7 (total acuer-do). La fiabilidad para cada dimensión, calculada a través del Alpha de Cronbach, arroja valores en-tre .69 y .88 y es considerada adecuada para este tipo de estudio (Fleiss, Levin & Paik, 2004).

Procedimiento. Se llevaron acabo las gestio-nes pertinentes para obtener la autorización con el fin de entrevistar a los adultos mayores que asis-

Teniendo en cuenta lo mencionado, este tra-bajo se propone estimar si el género se asocia con los significados acerca de la jubilación, en un grupo de adultos mayores residentes en la Ciudad Autónoma de Buenos Aires y Municipios en zonas de influencia. Se toma como marco referencial a la Teoría Transaccional del Estrés propuesta por Lazarus y Folkman (1984), considerando a la jubi-lación como un suceso potencialmente estresante y la Teoría del Rol Social de Género para justificar las posibles variaciones halladas entre hombres y mujeres en sus percepciones respecto de la jubi-lación, resultando éstas un indicador de su adap-tación al evento.

Nuestras hipótesis de trabajo fueron (a) el gé-nero de los adultos mayores influye sobre el sig-nificado que les otorgan a la jubilación, y (b) en las mujeres predomina más la valoración positiva de este suceso vital, en comparación con los va-rones.

MÉTODO

Diseño. Se siguieron los pasos correspondien-tes al estudio ex post facto, de carácter retrospec-tivo, simple (Montero & León, 2005).

Participantes. La estrategia de muestreo es-tadístico utilizada fue la no probabilística, de tipo intencional de acuerdo al género, aplicada a los adultos mayores que asistían a centros de día y talleres dependientes de los Gobiernos de la Ciu-dad Autónoma de Buenos Aires y Municipios en zonas de influencia (República Argentina). Se utili-zó también el efecto de bola de nieve.

La muestra estuvo conformada por 230 adul-tos mayores autoválidos, de diferente género (94 varones y 136 mujeres), de nivel socioeconómico medio, residentes en un gran centro urbano (Ciu-dad Autónoma de Buenos Aires y conurbano, Re-pública Argentina) y que poseían un vínculo labo-ral estable y formal antes de jubilarse.

Al describir la muestra con respecto a las va-riables sociodemográficas, los adultos mayores presentaron una edad promedio de 73.06 años (DE = 6.63 años), y los mayores porcentajes se ubicaron en las categorías nacionalidad argenti-na (91%), religión católica (71%), estado civil ca-sado (43%) o viudo (27%), con hijos (79%), vivir en casa propia (84%) y haber cursado el ciclo de educación superior (39%) o secundaria (38%). De acuerdo a la versión abreviada del Índice de Nivel Económico Social de Gino Germani (Grimson et

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del Cuestionario en forma simultánea, así como en cada dimensión de forma separada (tabla 1) y (b) para estimar el efecto del género considerando todos los ítems en forma simultánea, así como en cada enunciado en forma separada (tabla 2), para estudiar también la participación de cada uno de ellos en las diferencias halladas entre los grupos de adultos mayores masculino y femenino en las dimensiones del cuestionario.

RESULTADOS

En la tabla 1 se presentan las medias y desvíos estándar para la muestra total. Se observa que los adultos mayores significan de forma general más a la jubilación como descanso (M = 4.93; DE = 1.46) y comienzo (M = 4.63; DE = 1.50) y me-nos como una pérdida (M = 3.20; DE = 1.84) y continuidad (M = 2.98; DE = 1.62). Asimismo, en la tabla se presentan las medias y desvíos están-dar para los subgrupos masculino y femenino, así como también los resultados obtenidos en el MA-NOVA, teniendo en cuenta todas las dimensiones de significados de forma simultánea y de manera particular. Dicho análisis arrojó diferencias esta-dísticamente significativas según el género de los adultos mayores (THott = .118; FHott(4.225) = 6.627; p = .000) al considerar a las dimensiones en forma simultánea.

Al tener en cuenta cada una de las dimensio-nes de significados, se observa también diferencia significativa en cada una de ellas: las mujeres va-loran más a la jubilación como un descanso (F(1.228) = 6.53; p = .011; M2 = 5.13 vs. M1 = 4.63), comien-zo (F(1.228) = 7.13; p = .008; M2 = 4.85 vs. M1 = 4.32) y continuidad (F(1.228) = 7.13; p = .008; M2 = 3.21 vs.

tían a centros de día y talleres dependientes de gobiernos municipales de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires y zonas de influencia. Con tal fin, se entregó a las autoridades pertinentes el resu-men del proyecto de investigación y una copia del protocolo de evaluación y otra del consentimiento informado. En este último, se describe el objetivo del estudio y se informa al entrevistado sobre su participación voluntaria y el carácter anónimo de sus respuestas, en cuanto a que formarán parte de descripciones generales que responden al pro-pósito del estudio.

El protocolo de evaluación, seleccionado luego del estudio piloto, fue administrado a los adultos mayores a través de una entrevista individual de aproximadamente 40 minutos de duración.

Análisis estadísticos. Con el fin de evaluar la confiabilidad de las dimensiones incluidas en el Cuestionario de significados acerca de la jubila-ción, así como el instrumento en su totalidad, se utilizó el α de Cronbach, que indica el grado de consistencia interna de los mismos.

Para realizar la descripción de las variables de estudio, se efectuaron cálculos de porcentajes, media aritmética y desviación típica, de acuerdo al nivel de medición de las mismas.

Para evaluar, en los adultos mayores entrevis-tados, la probable influencia del género sobre los puntajes obtenidos en las dimensiones del Cues-tionario de significados acerca de la jubilación, que representan las formas en que los adultos mayo-res evalúan este suceso vital, se aplicaron dos análisis multivariados de la variancia (MANOVA), fijando un valor de probabilidad de error menor o igual a 0.05: (a) para evaluar los efectos del género sobre los puntajes obtenidos en las dimensiones

Tabla 1. Significados acerca de la jubilación según género

Dimensiones

Descanso

Comienzo

Continuidad

Pérdida

Total (n = 230)

Género Masculino

(n1 = 94)

Género Femenino (n2 = 136)

M DE M1 DE1 M2 DE2

4.93

4.63

2.98

3.20

1.46

1.50

1.52

1.84

4.63

4.32

2.64

3.85

1.48

1.46

1.45

1.96

5.13

4.85

3.21

2.74

1.42

1.49

1.69

1.61

6.53 *

7.13 **

7.13 **

21.96 ***

Prueba MANOVA THott = .118

FHott (4.225) = 6.627 ***F(1;228)

*** p ≤ .001** p ≤ .01*p ≤ .05

M = media aritméticaDE = desvío estándar

Escala del 1 (total desacuerdo) al 7 (total acuerdo)A mayor puntaje, mayor acuerdo con la dimensión

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GÉNERO Y SIGNIFICADOS DE LA JUBILACIÓN GENDER AND RETIREMENT MEANINGS 76

sultados del MANOVA, considerando los 17 enun-ciados en forma conjunta, y en forma particular. Al considerar todos los enunciados en forma simul-tánea y en concordancia con los resultados de la tabla 1, el valor F de Hotelling indica una diferen-cia significativa de acuerdo al género (THott = .209; FHott(17.121) = 2.606; p = .001) en el significado que otorgan los adultos mayores a la jubilación.

Al considerar cada enunciado en forma se-parada, los valores F resultantes del MANOVA

M1 = 2.65), mientras que los hombres la evalúan más como una pérdida (F(1.228) = 21.96; p = .000; M1 = 3.85 vs. M2 = 2.74).

Los resultados presentados en la tabla 2, que completan los de la tabla 1 en cuanto al género, muestran para cada grupo las medias aritméticas y desvíos estándar de los puntajes obtenidos para todos los enunciados que forman parte de cada di-mensión del Cuestionario de Significados acerca de la Jubilación. Asimismo, se consignan los re-

Tabla 2. Ítems del Cuestionario de significados acerca de la jubilación según género

Masculino (n1 = 94)

Femenino (n2 = 136)

M1 DE1 M2DE2

MANOVA THott = .209

FHott (17;212) = 2.606 ***F(1;228)

Género Prueba

Ítem

5 - Para mí, lo más importante de la jubilación es tener un tiempo de descanso tras muchos años de trabajo

9 - Una de las cosas que más me gusta de la jubilación es tener tiempo para no hacer nada y relajarme

12 - Para mí, lo mejor de la jubilación es no tener exigencias, horarios ni obligaciones

17 - Para mí, la jubilación es más que nada un merecido descanso después de tantos años de duro trabajo

1 - La jubilación dio lugar a una nueva etapa de mi vida, que esperaba con ansias

4 - Al jubilarme empecé a hacer lo que realmente me gusta

11 - Ahora que estoy jubilado, estoy realizando los planes que tenía postergados

14 - Desde que me jubilé, dedico mucho más tiempo a aspec-tos de mi vida que tenía abandonados

Descanso

Comienzo

15 - La jubilación me permitió descubrir otros aspectos de mí mismo

2 - Mi vida como jubilado es muy parecida a la de cuando trabajaba

7 - Desde que me jubilé hago casi lo mismo que antes

10 - La jubilación no produjo cambios importantes en mi vida

Continuidad

Pérdida

3 - Desde que me jubilé no sé qué hacer con el tiempo

6 - Desde que me jubilé, me siento mucho menos productivo que cuando trabajaba

8 - Desde que me jubilé, extraño los años en que trabajaba

13 - Desde que me jubilé, mi vida me resulta vacía

16 - Desde que me jubilé, no puedo encontrar actividades que sustituyan a mi trabajo

3.98

4.94

4.99

4.63

3.90

4.47

4.33

4.44

4.47

2.39

2.40

3.14

3.38

4.71

4.10

3.87

3.17

1.88

1.81

1.81

1.94

1.99

1.89

1.76

1.87

1.90

1.60

1.61

2.13

2.27

2.26

2.34

2.47

2.38

4.34

5.18

5.67

5.33

4.78

4.96

4.86

4.85

4.80

3.12

2.98

3.56

2.58

3.24

3.15

2.52

2.20

2.05

1.89

1.71

1.91

1.20

2.00

2.08

1.91

2.14

2.19

2.00

2.24

1.99

2.22

2.16

1.97

1.90

1.83

.93

8.35 **

7.44 **

10.71 ***

3.45

4.09 *

2.89

1.47

7.53 **

5.32 *

2.03

8.06 **

23.97 ***

10.05 **

21.11 ***

11.77 ***

Escala del 1 (Total desacuerdo) al 7 (Total acuerdo) A mayor puntaje, mayor acuerdo con la dimensión

M = media aritméticaDE = desvío estándar

*** p ≤ .001** p ≤ .01*p ≤ .05

Dimensión

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HERMIDA, TARTAGLINI, OFMAN, & STEFANI77

son, 1993). En contraposición a estos enfoques, los resul-

tados del presente estudio denotan que la mues-tra, de forma global, significa más a la jubilación como descanso o comienzo. Ambos significados revelan una mirada positiva por parte de los adul-tos mayores hacia la jubilación. Esto coincide con el estudio de Loretto y Vickerstaff (2013), quienes encontraron que los jubilados asociaban a la jubi-lación con la posibilidad de disponer una mayor libertad de horarios y una menor cantidad de pre-siones, lo que les permitiría descansar. Asimismo, los hallazgos de diversas investigaciones actuales (Arias, 2008; Lizaso, Sánchez de Miguel & Reizá-bal, 2008; Pastor et al., 2003) sostienen la exis-tencia de un nuevo perfil de jubilado que vivencia a la jubilación como una oportunidad para realizar diferentes actividades. Estas nuevas tareas res-ponden a la necesidad de construir roles sustitu-tos de aquellos que se desempeñaban en el traba-jo y construir una nueva identidad como jubilado o retirado (Rodríguez Feijóo, 2007, Hornstein & Wapner, 1985).

Resulta interesante destacar que, al efectuar la comparación por el género de los adultos ma-yores, se advierten diferencias significativas en-tre los patrones de respuestas de ambos grupos, apoyándose la hipótesis formulada en el estudio: las mujeres conciben más a la jubilación como un descanso, comienzo o continuidad y los hombres la vivencian más como una pérdida. Esta diferen-cia podría justificarse, en parte, por la implicancia de las prescripciones sociales del rol de género, donde para el hombre la jubilación se asociaría a la pérdida de su estatus como proveedor y sostén económico de la familia, vinculado a su vida labo-ral en el ámbito público, mientras que las mujeres, al dejar de trabajar, podrían seguir cumpliendo con la expectativa de su rol de género como cuidado-ras familiares (Pérez Ortiz, 2006; Stefani, 2004; Téllez Rivera & Reyes Montoya, 2004; Aranda, Pando & Aldrete, 2002).

Se debe considerar que, la mayor parte de las personas que actualmente se encuentran jubila-das, y formaron parte de la muestra, pertenecen, en su mayoría a la generación tradicionalista. Esta generación se caracteriza por valorar el esfuerzo que se realiza en el trabajo y fue una de las pio-neras en la integración de la mujer al campo labo-ral, a la vez que continuaba con el desarrollo de sus tareas del hogar (Irizarry-Hernández, 2009). Como reflejo de esto, en el estudio realizado por Johnson, Butrica y Mommaerts (2010) se observó

muestran un patrón de respuestas significativa-mente diferente de acuerdo al género en 11 de los 17 enunciados pertenecientes a las diferentes di-mensiones de significados acerca de la jubilación. Las mujeres acordaron más que los varones en considerar a la jubilación en la dimensión descan-so como una etapa que les permite tener mayor libertad de horarios (ítem 12: M2= 5.67 vs. M1= 4.99) y descansar luego de muchos años de tra-bajo (ítem 17: M2= 5.33 vs. M1= 4.63). En cuanto a la dimensión comienzo, las mujeres también ma-nifestaron un mayor acuerdo con que la jubilación es una etapa que les permite un nuevo y ansiado comienzo (ítem 1: M2= 4.78 vs. M1= 3.90), pudien-do realizar planes que tenía postergados (ítem 11: M2= 4.86 vs. M1= 4.33). Asimismo, sobre la dimen-sión continuidad, las mujeres acordaron más en que la jubilación es una etapa que les permite sos-tener una vida parecida a la de cuando trabajaban (ítem 2: M2= 3.12 vs. M1= 2.39) o bien hacer lo mismo que antes (ítem 7: M2= 2.98 vs. M1= 2.40). Por el contrario, en cuanto a la dimensión pérdida, fueron los varones quienes, en comparación con las mujeres, manifestaron un mayor acuerdo con que la jubilación es una etapa en la que no saben qué hacer con el tiempo (ítem 3: M1= 3.38 vs. M2= 2.58), se sienten menos productivos (ítem 6 M1= 4.71 M2= 3.24), extrañan los años en que trabaja-ban (ítem 3: M1= 4.10 M2= 3.15), sienten que su vida está vacía (ítem 1: M1= 3.17 vs. M2= 2.20) o no pueden encontrar actividades que sustituyan sus trabajos (ítem 16: M1= 3.87 vs. M2= 2.52).

DISCUSIÓN

A principios del siglo XX, predominaba el modelo deficitario de la vejez, a partir del cual, el imagi-nario social históricamente dominante asociaba a la vejez con “deterioro”, “ruptura” y “carga social”. Este enfoque, basado en el modelo biomédico, trajo como consecuencia el rechazo y la margina-ción social de la vejez (Stefani, 2000; Alba, 1992).

A su vez, la jubilación es concebida socialmen-te como el inicio de la vejez y, como consecuencia del modelo deficitario de vejez, muchas veces es definida por lo que las personas no hacen (Den-ton & Spencer, 2009). Asimismo, debido a que los valores culturales dominantes suelen priorizar el trabajo pago y el aporte identitario que éste brin-da, el pasaje a la jubilación suele ser concebido como una situación que genera tensión y pérdida en los individuos (Parry & Barnes, 2003; Phillip-

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Estos hallazgos coinciden con los obtenidos en diversas investigaciones que denotan que las mu-jeres presentan una mejor adaptación al enveje-cimiento (Pavon & Arias, 2013; Rodríguez Feijóo, 2007; Parry & Barnes, 2003). Asimismo, coincide parcialmente con los resultados de la investiga-ción realizada en España por Pastor et al. (2003), donde sólo se encontraron diferencias a favor de las mujeres en la dimensión de continuidad.

Cabe destacar que los resultados aportarían elementos de juicio de interés para aquellos pro-fesionales que se dedican a la planificación de po-líticas sociales, tanto públicas como privadas, que favorezcan la inclusión y bienestar de los adultos mayores. Debido a la importancia de este tipo de estudios en la investigación gerontológica, se propone continuar con un proyecto mayor, en el que se contrasten las variables aquí analizadas y sus relaciones, de acuerdo a las variaciones en el nivel socioeconómico de los adultos mayores, y que posibilite, además, la generalizabilidad de los resultados.

Por último, se señala la limitación del estudio referida a la generalizabilidad de los resultados, dado que la estrategia de muestreo estadístico utilizada no garantiza la representatividad de la población objetivo en la muestra seleccionada, a lo que se agregan las dificultades propias de un estudio ex post facto. De todos modos, la com-probación de la hipótesis sustantiva propuesta sumaría evidencia empírica que apoya la teoría desarrollada por (Lazarus y Folkman, 1984) y la Teoría del Rol Social (Eagly, 1987), informando sobre el papel que cumplen el género y los roles que devienen de las expectativas sociales acerca del mismo, en el afrontamiento de eventos poten-cialmente estresantes, tales como la jubilación.

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CC

Recibido/Received: 28/3/2014

Aceptado/Accepted: 23/5/2014

PSIENCIA. REVISTA LATINOAMERICANA DE CIENCIA PSICOLÓGICA 6(2) 81-89 PSIENCIA. LATIN AMERICAN JOURNAL OF PSYCHOLOGICAL SCIENCE

doi: 10.5872/psiencia/6.2.24 2014 · www.psiencia.org

Abstract: Cognitive emotion regulation strategies describe the cognitive responses that arise to try to modify the magnitude and/or type of emotional experience with emotionality-generating events. It is well document-ed that certain strategies of this nature are related to the propensity to have symptoms of anxiety and depres-sion in adults and adolescents. However, empirical evidence is substantially less in the case of children. On the other hand, the absence of psychopathology has been considered as an indicator of mental health but recent developments suggest that their study should also include consideration of the optimal functioning of the different psychological domains. In this sense, research exploring the relationship between cognitive emotion regulation strategies and subjective well-being are scarce, even in children. The aim of this paper is to analyze the contribution of cognitive emotion regulation strategies in explaining indicators of anxiety and depression, and subjective well-being in children 10 years of age. For this, the frequency of use of cognitive emotion regulation strategies and the presence of indicators of anxiety, depression, and subjective well-being in a group of 56 children to privately run schools were evaluated. The results show that cognitive emo-tion regulation strategies explain 44% and 49% of the variance in anxiety and depression, respectively, and 43% on well-being. Also, specific associations observed follow the trend of the current studies on the subject.

Keywords: Cognitive emotional regulation – Anxiety – Depression – Well-being – Children

Resumen: Las estrategias cognitivas de regulación emocional describen las respuestas cognitivas que surgen para intentar modificar la magnitud y/o el tipo de experiencia emocional ante eventos generadores de emocionalidad. Se encuentra bien documentado que ciertas estrategias de esta naturaleza guardan relación con la propensión a presentar síntomas de ansiedad y depresión en población adulta y adolescen-te. Sin embargo, la evidencia empírica es sustancialmente menor para el caso de los niños. Por otro lado, tradicionalmente se ha considerado la ausencia de psicopatología como un indicador de salud mental pero los desarrollos recientes sugieren que su estudio también debe incluir la consideración del funcionamiento óptimo de los diferentes dominios psicológicos. En este sentido, las investigaciones que exploran las rela-ciones entre las estrategias cognitivas de regulación emocional y el bienestar subjetivo son escasas, más aún en población infantil. El objetivo de este trabajo es analizar la contribución de las estrategias cognitivas de regulación emocional en la explicación de indicadores de ansiedad y depresión, y de bienestar subjetivo en niños de 10 años de edad. Para esto se evaluó la frecuencia de uso de estrategias cognitivas de regu-lación emocional y la presencia de indicadores de ansiedad, depresión y bienestar subjetivo en un grupo de 56 niños de escuelas de gestión privada. Los resultados muestran que las estrategias cognitivas de regulación emocional explican el 44% y 49% de la varianza en ansiedad y depresión respectivamente, y el 43% en bienestar. Asimismo, las asociaciones específicas observadas siguen la tendencia de los estudios actuales en el tema.

Palabras clave: Regulación emocional cognitiva – Ansiedad – Depresión – Bienestar – Niños

CONTRIBUCIÓN DE LAS ESTRATEGIAS COGNITIVAS DE REGULACIÓN EMOCIONAL EN ANSIEDAD, DEPRESIÓN Y BIENESTAR EN NIÑOS DE 10 AÑOS. RESULTADOS PRELIMI-NARES

CONTRIBUTION OF COGNITIVE EMOTION REGULATION STRATEGIES IN ANXIETY, DEPRESSION, AND WELL-BEING IN 10-YEAR-OLD CHILDREN. PRELIMINARY RESULTS.

María Laura Andrés1,3, Claudia E Castañeiras1, María Cristina Richaud de Minzi2,3

1Universidad Nacional de Mar del Plata, 2Centro de Interdisciplinario de Investigaciones en Psicología Matemática y Experimental “Dr. Horacio J. A. Rimoldi” (CIIPME - CONICET), 3CONICET

ORIGINALES | RESEARCH PAPERS

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82REGULACIÓN EMOCIONAL EN NIÑOS EMOTION REGULATION IN CHILDREN

INTRODUCCIÓN

Las emociones son un aspecto esencial del fun-cionamiento de los seres humanos ya que consti-tuyen una respuesta del organismo para adaptar-se al ambiente (Tooby & Coosmides, 2008). Sin embargo en la vida cotidiana no siempre resultan de ayuda (Parrot, 1993), ya que pueden volverse extremadamente intensas, surgir en el momento no indicado o resultar inapropiadas en el contexto situacional (Gross & Thomspon, 2007).

La regulación emocional se ha definido como “todos aquellos procesos intrínsecos y extrín-secos responsables del monitoreo, evaluación y modificación de las reacciones emocionales, es-pecialmente sus características de intensidad y duración, en orden a cumplimentar con los obje-tivos individuales” (Thompson, 1994, p.24). Las personas pueden controlar potencialmente cada aspecto del proceso emocional, incluyendo la di-rección de la atención (Rothermund, Voss, & Wen-tura, 2008), las evaluaciones cognitivas que dan forma a la experiencia emocional (Gross, 1998) y las consecuencias fisiológicas de la misma (Por-ges, 2007).

La variedad de estrategias de regulación emo-cional es amplia. En las últimas décadas, los ha-llazgos de investigación han destacado que una categoría particularmente valiosa de regulación emocional se refiere a las estrategias cognitivas (e.g. Thompson, 1991; Ochsner & Gross, 2004, 2005). La regulación emocional cognitiva se defi-ne como la forma cognitiva y conciente de mane-jar la información emocionalmente activante para modificar la magnitud y/o el tipo de experiencia emocional (Harvey, Watkins, Mansell, & Shafran, 2004; Rottenberg & Gross, 2007). En este sentido difieren de las estrategias comportamentales, au-tomáticas o promovidas por otra persona (Garner-fski, Kraaij & Spinhoven, 2001).

Durante el último tiempo se ha reconocido que estas estrategias constituyen una cuestión teó-rica central en la explicación de la sintomatología clínica (Garnefski et al., 2001) y se han realizado numerosos estudios destinados a determinar las relaciones entre la disposición a utilizar ciertas es-trategias cognitivas de regulación emocional y la propensión a presentar síntomas de ansiedad y depresión (Aldao & Nolen-Hoeksema, 2010). Por ejemplo, se ha identificado que la autoculpabili-zación, la rumiación, la catastrofización y la ree-valuación positiva se relacionan consistentemente

con la presencia de ansiedad y depresión en po-blación adulta y en adolescentes (e.g. Garnefski et al., 2001; Garnefski, Teerds, Legerstee, & van den Kommer, 2004; Garnefski, Kraaij, & van Et-ten, 2005; Garnefski & Kraaij, 2006). Y, si bien los estudios realizados con niños son considerable-mente menores, mantienen la misma tendencia en las relaciones e incluyen además la refocali-zación o distracción positiva en un sentido adap-tativo (e.g. Garnefski, Rieffe, Jellesma, Terwogt & Kraaij, 2007; Legerstee, Garnefski, Jellesma, Verhulst & Utens, 2010). Se ha sugerido que la regulación emocional podría conceptualizarse como un proceso transdiagnóstico (Kring & Sloan, 2010). Los factores transdiagnósticos se refieren a los procesos que son compartidos por diferentes condiciones psicopatológicas (Aldao, 2012). Lo transdiagnóstico permite una mayor comprensión de los procesos de comorbilidad entre los sínto-mas y favorece el desarrollo de intervenciones psicosociales dirigidas al alivio y a la prevención de los síntomas (Aldao, 2012). Su contribución al diseño de programas de prevención y promoción de la salud mental infantil que incluyen el contex-to escolar comienza a considerarse sumamente valiosa (Weist & Murray, 2007) dado que su im-plementación mejora el funcionamiento emocional y comportamental de los niños (Botvin, 2000) así como su desempeño académico (Knoff & Batsche, 1995).

Por otro lado, tradicionalmente se ha conside-rado la ausencia de psicopatología como un indi-cador de salud mental (Greenspoon & Sakofske, 2001), sin embargo, se reconoce que el estudio de la salud mental debe considerar también el funcionamiento óptimo de los diferentes dominios psicológicos (Kazdin, 1993). En este sentido, el bienestar subjetivo ha sido conceptualizado como un constructo global que se compone de varias dimensiones (Diener, 2006). Existe acuerdo en al menos tres componentes: (1) satisfacción vital como una evaluación cognitiva de la propia vida; (2) bajos niveles de afecto negativo y (3) evalua-ción afectiva de las propias emociones positivas, dentro de las cuales se incluye la noción de felici-dad (Holder, 2012). La felicidad es el componen-te que más se refiere a una evaluación afectiva global de la propia situación de vida (DeNeve & Cooper, 1998), así, esta variable resulta adecuada como un indicador del bienestar subjetivo en los niños para explorar sus asociaciones con las es-trategias cognitivas de regulación emocional.

A medida que los niños crecen, su repertorio

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83 ANDRÉS, CASTAÑEIRAS, & RICHAUD DE MINZI

-Reevaluación Positiva (asignar un significado positivo a los eventos), por ejemplo: “Pienso que lo que pasó también tiene sus cosas buenas”.

-Planeamiento (pensar en los pasos necesa-rios para enfrentar el evento), por ejemplo: “Pienso qué cosa me convendría hacer a partir de ahora”.

-Toma de Perspectiva (relativizar la importan-cia del evento), por ejemplo: “Pienso que no es tan grave, podría haber sido mucho peor”.

- Rumiación (pensar en los sentimientos y pen-samientos asociados con lo negativo del evento), por ejemplo: “Estoy todo el tiempo tratando de en-tender por qué me siento así”.

- Autoculpabilización (culparse por el evento), por ejemplo: “Pienso que toda la culpa es mía”.

- Catastrofización (enfatizar explícitamente la gravedad de lo ocurrido), por ejemplo: “Una y otra vez pienso en lo grave que es todo esto”.

- Aceptación (aceptar lo que ha pasado, puede implicar resignación), por ejemplo: “Pienso que lo que pasó pasó, y ya no hay nada que pueda ha-cer”.

- Culpar a otros (responsabilizar a los demás por el evento), por ejemplo: “Pienso que lo que pasó es por culpa de los demás”. Para este traba-jo, el cuestionario se tradujo, adaptó y puso prue-ba con autorización de las autoras (N. Garnefski, comunicación personal, Mayo 9, 2009).

2) Para evaluar la ansiedad se utilizó la sub-escala de “ansiedad rasgo” del Cuestionario de Autoevaluación Ansiedad Estado/Rasgo en Niños STAIC –por sus siglas en inglés- de Spielberger (1973) validado y adaptado a población española por Seisdedos Cubero (1998). La subescala an-siedad rasgo contiene 20 ítems con opciones de respuesta tipo Lickert que van de 1 (Casi Nunca) a 3 (Casi Siempre), e indagan la tendencia a mos-trar estados de ansiedad. Para este estudio se introdujeron variaciones en algunas expresiones de la versión española para volver los enunciados más familiares a la muestra local. Por ejemplo, el ítem de la versión española “Me siento desgracia-do” se cambió por “Siento que tengo mala suerte”.

3) Para evaluar la depresión se utilizó la Escala de Autoinforme de Sintomatología Depresiva para Niños y Adolescentes (DDPCA por sus siglas en inglés) de Harter y Nowakowski (1987), validada y adaptada para la Argentina por Richaud, Sacchi y Moreno (2001). Cuenta con 12 ítems y escala de respuesta tipo Lickert de 1 (No me parezco) a 3 (Sí, me parezco). Evalúa el estado de ánimo,

de regulación emocional gradualmente evolucio-na desde estrategias principalmente comporta-mentales hacia estrategias más bien internas y cognitivas (Fields & Prinz, 1997; Stegge, Meerum Terwogt, Reijntjes, & Van Tijen, 2004). A la edad de 8 o 9 años los niños han aprendido a utilizar significados y sus propios pensamientos para regular las emociones (Meerum Terwogt, & Ste-gge, 1995). Ha sido ampliamente reconocido que la regulación emocional a través de estrategias cognitivas es un componente importante asocia-do a la salud mental, sin embargo, no se conoce específicamente cómo estas estrategias pueden regular las emociones en los niños y la manera en la que esto puede afectar el curso del desarrollo emocional (Garnefksi et al., 2007).

El objetivo general de este trabajo es analizar el aporte de las estrategias cognitivas de regula-ción emocional en la explicación de indicadores de ansiedad y depresión y de bienestar subjetivo en niños de 10 años de edad.

MÉTODO

Diseño. se realizó un estudio ex post facto re-trospectivo según la clasificación propuesta por Montero y León (2007). Se trata de un diseño transversal ya que evalúa a los sujetos en un mis-mo momento en el tiempo y correlacional al des-cribir relaciones entre las variables planteadas. Se han realizado estudios similares en otros contex-tos y poblaciones (e.g. Garnefski, et al., 2007).

Participantes. Se obtuvo una muestra inten-cional no probabilística de 56 niños (35 mujeres y 21 varones) de 10 años de edad, alumnos de Edu-cación Primaria Básica en una escuela de gestión privada de una zona residencial de la ciudad de Mar del Plata, Buenos Aires, Argentina.

Instrumentos. 1) Para evaluar las estrategias cognitivas de regulación emocional se utilizó el Cuestionario de Estrategias Cognitivas de Regu-lación Emocional para Niños CERQ-k –por sus siglas en inglés- de Garnefski, et al. (2007). Este instrumento consta de 36 ítems con opciones de respuesta en formato tipo Lickert desde 1 (Nunca) hasta 5 (Siempre) que indagan nueve estrategias cognitivas de regulación emocional:

-Refocalización positiva (focalizar la atención en pensamientos agradables en lugar de en el evento), por ejemplo: “Pienso en cosas más lin-das”.

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84REGULACIÓN EMOCIONAL EN NIÑOS EMOTION REGULATION IN CHILDREN

aceptaron en forma oral participar. Todos ellos se entrevistaron en horario escolar en una sala que la escuela destinó para tal fin. La administración se realizó en dos encuentros de entre 35 y 40 minu-tos cada uno con un lapso no mayor a una sema-na entre ellos.

RESULTADOS

A continuación se presentan las puntuaciones mí-nimas, máximas, la media y el desvío estándar para cada una de las variables del estudio (Tabla 1).

El análisis de regresión lineal múltiple permi-tió explicar el 43% de la varianza de la ansiedad rasgo (R2 corregida = .439, ET = 5.15), el 49% en caso de la depresión (R2 corregida =.491, ET = 2.53) y un 43% para la medida de felicidad (R2 corregida = .436, ET = 1.44). En todos los casos las variables se relacionaron significativamente (F = 5.60, p < .001; F = 6.67, p < .001 y F = 5.56, p < .001 respectivamente). En la Tabla 2 se indica la contribución específica de cada estrategia cogniti-

la autovaloración general, el nivel de energía y la culpabilización, por ejemplo: “Algunos chicos es-tán tristes la mayor parte del tiempo”, “A algunos chicos les gustaría ser de otra manera”.

4) Para evaluar la felicidad como indicador de bienestar subjetivo, se utilizó la subescala de “feli-cidad y satisfacción” de la Escala de Autoconcepto Infantil Piers-Harris 2 de Piers y Herzberg (2002). Se compone de 10 ítems con dos opciones de res-puesta –Sí o No- que exploran los sentimientos de felicidad y satisfacción con la vida y la evaluación positiva que el niño hace de sí mismo y de sus cir-cunstancias, por ejemplo: “Soy una persona feliz”.

Procedimiento. Se realizó una reunión con los directivos de la escuela para discutir la naturaleza del proyecto de investigación. Posteriormente a la autorización para su realización, se solicitó el consentimiento informado de los padres de los ni-ños a través de una nota en la que se explicó la finalidad de la investigación y el procedimiento ge-neral, aclarando que la participación era voluntaria y anónima. Se informó a los niños del propósito del estudio y sólo fueron evaluados aquellos que además de obtener el permiso de sus cuidadores

Tabla 1. Estadísticos descriptivos por variable.

Autoculpabilización

Aceptación

Rumiación

Refocalización positiva

Planeamiento

Reevaluación positiva

Poner en perspectiva

Catastrofizar

Culpar a otros

Ansiedad rasgo

Depresión

Felicidad

Mínimo Máximo Media Desv. est.

4.00

7.00

8.00

4.00

8.00

8.00

8.00

5.00

4.00

21.00

12.00

1.00

32.00

20.00

20.00

20.00

20.00

20.00

20.00

20.00

11.00

62.00

28.00

10.00

10.05

13.96

14.10

16.61

15.67

15.56

15.38

9.87

6.11

34.69

18.28

8.78

4.38

3.60

3.10

3.43

2.82

2.56

3.66

3.42

2.34

6.76

3.52

1.89

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100TÍTULO TÍTLE

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85 ANDRÉS, CASTAÑEIRAS, & RICHAUD DE MINZI

a la ansiedad y depresión y promover el bienestar.Si bien nuestros resultados son preliminares,

las asociaciones observadas estarían indicando que las estrategias cognitivas de regulación emo-cional poseen capacidad predictiva sobre los indi-cadores de ansiedad y depresión y de bienestar. La autoculpabilización y la rumiación son dos es-trategias presentes en los síntomas de ansiedad y depresión. La literatura ha mostrado de modo con-sistente que estas dos estrategias –junto con la catastrofización y la reevaluación cognitiva– apa-recen asociadas a la ansiedad y a la depresión en población adulta y adolescente (e.g. Garnefski et al., 2001, 2004, 2005; Garnefski & Kraaij, 2006) y en población infantil (e.g. Garnefski et al., 2007; Legerstee, et al., 2010).

La mayor frecuencia de uso de la autoculpa-bilización se ha relacionado con la presencia de autoconcepto negativo (Tilghman-Osborne, 2007) y se ha mostrado que el autoconcepto positivo es un factor importante que contribuye a la salud mental y que promueve el bienestar (Ybrant, 2008; Gilman & Huebner, 2006). La hipótesis de que el autoconcepto podría tener un efecto mediador en

va de regulación emocional a las variables clínicas y de bienestar subjetivo (felicidad).

La autoculpabilización posee las asociaciones significativas más elevadas con ansiedad y de-presión y –de manera negativa- con felicidad. La rumiación se asocia positivamente con ansiedad y depresión. En el caso de la reevaluación posi-tiva, se observó una tendencia a la significación estadística de las asociaciones que resultaron negativas con ansiedad rasgo (p = .057), y una asociación positiva con felicidad. Finalmente, la refocalización positiva presentó una asociación negativa con depresión.

Discusión. El objetivo de este trabajo fue ana-lizar la contribución de las estrategias cognitivas de regulación emocional a la explicación de in-dicadores de ansiedad, depresión y bienestar subjetivo en niños de 10 años. Si consideramos que uno de los propósitos centrales de la regula-ción emocional es disminuir el impacto emocional negativo de la adversidad (Gross & John, 2003; Koole, 2009), es posible esperar que la implemen-tación efectiva de estrategias logre reducir las ex-periencias emocionales displacenteras asociadas

Tabla 2. Coeficientes de regresión estandarizados de cada estrategia cognitiva de regulación emocional tomando como variables dependientes ansiedad rasgo, depresión y felicidad.

Variable dependiente

Ansiedad rasgo

Depresión Felicidad

Autoculpabilización

Aceptación

Rumiación

Refocalización positiva

Planeamiento

Reevaluación positiva

Poner en perspectiva

Catastrofizar

Culpar a otros

.393 ***

.071

.387 **

-.152

.072

-.269 (*)

-.004

.123

-.158

.505 ***

-.130

.314 *

-.281 *

-.114

-.061

.042

.227

.079

-.393 ***

-.029

-.084

.241

-.261

.338 **

.047

-.236

.204

Nota: *** p < .001; ** p < .01; * p < .05; (*) p = 0.5

β β β

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86REGULACIÓN EMOCIONAL EN NIÑOS EMOTION REGULATION IN CHILDREN

que estaría indicando cómo las regiones respon-sables del control cognitivo intervienen para modi-ficar las respuestas emocionales.

Respecto de la refocalización positiva o dis-tracción se ha considerado que su utilización per-sistente podría influir en el mantenimiento de los síntomas, en el sentido de que si los individuos utilizan frecuentemente la distracción es posible que no puedan manejar efectivamente el pensa-miento ansioso o tomar medidas que les permitan solucionar los problemas (Watts, 2007). Sin em-bargo, estudios recientes sugieren que recuperar recuerdos con valencia emocional positiva es una forma efectiva de regulación emocional (Joorman, Siemer & Gotlib, 2007); si consideramos que la refocalización positiva se caracteriza por traer al foco atencional pensamientos placenteros, es posible que varios de estos pensamientos sean recuerdos positivos de eventos pasados que los niños utilicen para modular la emoción negativa. Es posible entonces que distraerse a uno mismo con pensamientos positivos se asocie con experi-mentar en menor medida problemas psicológicos (N. Garnefski, comunicación personal, Mayo 21, 2014). Si bien preliminares, nuestros resultados están en consonancia con investigaciones actua-les realizadas en niños (Garnefski et al., 2007; Le-gerstee, et al., 2010).

En relación a la felicidad, observamos una aso-ciación negativa significativa con la autoculpabili-zación. Si como se planteó anteriormente, la au-toculpabilización posee una estrecha asociación con el autoconcepto (Tilghman-Osborne, 2007) y éste a su vez con el bienestar subjetivo (Ybrant, 2008) es posible hipotetizar que es a través de su influencia sobre el autoconcepto que la autocul-pabilización se relaciona indirecta y negativamen-te con la felicidad. Nuestros resultados también muestran que la reevaluación cognitiva se aso-cia positivamente con la felicidad. En este punto, como la reinterpretación positiva genera significa-dos alternativos con valencia emocional positiva y estos pensamientos promueven mayor expe-riencia de emociones positivas (Joorman, et al., 2007) es posible entender nuestros resultados en relación con otros estudios que también han halla-do que la mayor frecuencia de uso de esta estra-tegia se relaciona con numerosos indicadores de bienestar subjetivo como satisfacción vital, afecto positivo, felicidad y de bienestar psicológico (e.g. Gross & John, 2003; Mitrofan & Ciuluvica, 2012).

En síntesis, los resultados obtenidos mostra-rían que las estrategias cognitivas de regulación

la relación entre la regulación emocional y los indi-cadores de sintomatología clínica ha sido recien-temente confirmada por Hsieh y Strigth (2012). Si bien estos autores utilizaron las estrategias de reevaluación cognitiva y de supresión de la expre-sión emocional, sus resultados permiten hipoteti-zar que otras estrategias de regulación emocional podrían tener los mismos efectos indirectos sobre las variables relacionadas con la salud. Futuros estudios deberían profundizar en la explicación de la asociación entre autoculpabilización y variables de salud en población infantil.

La rumiación promueve la focalización de la atención en los aspectos negativos de los eventos y, en este sentido contribuye a perpetuar la emo-cionalidad negativa (Rusting & Nolen-Hoeksema, 1998). Es probable que la autoculpabilización pro-mueva un mecanismo similar al favorecer la con-centración en uno mismo como responsable de los aspectos negativos o de fracaso de un evento y esta podría ser una línea argumentativa para ex-plicar las asociaciones encontradas con ansiedad y depresión en nuestro estudio.

Dentro de este grupo de estrategias considera-do transdiagnóstico, nuestros resultados no mues-tran que la catastrofización se asocie con alguno de los indicadores clínicos o de bienestar. Proba-blemente, la posibilidad de que la catastrofización no sea una estrategia frecuentemente utilizada por niños de esta edad pueda explicar nuestros resultados, no obstante debería explorarse esta asociación con más cuidado ya que se cuenta con estudios en población infantil que muestran estas relaciones (e.g. Garnefski, et al., 2007; Legerstee, et al., 2010).

Con respecto a la reevaluación cognitiva, nuestros resultados aportan asociaciones nega-tivas con los indicadores clínicos. Desde hace tiempo se encuentra bien documentado que la uti-lización de la reevaluación cognitiva se relaciona con optimismo, autoestima y negativamente con la ansiedad (Carver, Scheier & Weintraub, 1989) y en los últimos años, se han comenzado a estudiar específicamente por qué esta estrategia resulta-ría efectiva para disminuir el afecto negativo. Las bases neuronales intervinientes permiten explicar cómo la capacidad para cambiar lo que pensa-mos respecto de un evento tiende a modificar la manera en la que nos sentimos. Ochsner y Gross (2004) mostraron que cuando se implementa la reevaluación para disminuir la emocionalidad ne-gativa y las regiones cerebrales prefrontales se activan disminuye la actividad de la amígdala, lo

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CC

Recibido/Received: 20/9/2014

Aceptado/Accepted: 31/10/2014

PSIENCIA. REVISTA LATINOAMERICANA DE CIENCIA PSICOLÓGICA 6(2) 90-96 PSIENCIA. LATIN AMERICAN JOURNAL OF PSYCHOLOGICAL SCIENCE

doi: 10.5872/psiencia/6.2.121 2014 · www.psiencia.org

Abstract: From the Constitution of 1988, Brazil began to build more solid and extensive social policies. Many of them rely on the presence of psychologists in their implementation. As public policies are geared to large populations, it moved to demand the Brazilian psychologist another scope in professional intervention to be adopted, since the individual care would not be far-reaching. With this article we want to call attention to the importance of ethical, political and methodological twist in individual modes and despolitilizados regis-tration of psychologist practices in dealing with collective processes, constituents of life and living. When we think the professional practices under in a technical bias, understanding the technique as mere application of knowledge in which competence becomes an individual attribute linked to the domain of knowledge and skills, destituímos of his character of social production. It is, then, a clinical make it back to the intervention process it says on the inseparability of thought and life, between invention of self and world. And it brings to the debate on the making of the psychologist, the theoretical and methodological challenge of building professional practices that include the daily lives of users and health services, their challenges and their relationship with the ways of life, to make the care and management.

Keywords: Political psychology – Psychological intervention – Individual and collective – Public health – Public Policy

INTERÉS PÚBLICO | PUBLIC INTEREST

Resumo: A partir da constituição de 1988, o Brasil passou a construir políticas sociais mais sólidas e ex-tensivas. Muitas delas contam com a presença do psicólogo na sua execução. Como políticas públicas são voltadas para grandes populações, passou-se a demandar do psicólogo brasileiro outra abrangência na intervenção profissional a ser adotada, uma vez que o atendimento individual não seria de largo alcance. Com este artigo queremos chamar atenção para a importância de uma torção ético-político-metodológica nos modos individualizados e despolitilizados de inscrição das práticas do psicólogo no trato com os pro-cessos coletivos, constituintes da vida e do viver. Quando pensamos as práticas profissionais sob um viés tecnicista, entendendo a técnica como mera aplicação do conhecimento, no qual a competência torna-se um atributo individual vinculado ao domínio de conhecimentos e habilidades, as destituímos de seu caráter de produção social. Trata-se, então, de um fazer clínico que se volte ao processo de intervenção que se afirma na indissociabilidade entre pensamento e vida, entre invenção de si e de mundo. E traz, para o de-bate sobre o fazer do psicólogo, o desafio teórico-metodológico de construção de práticas profissionais que incluam o cotidiano dos usuários e dos serviços de saúde, seus desafios e suas relações com os modos de viver, de fazer o cuidado e a gestão.

Palavras-Chave: Psicologia política – Intervenção psicológica – Individual e coletivo – Saúde pública – Po-lítica pública

A INTERVENÇÃO DO PSICÓLOGO NAS POLÍTICAS PÚBLICAS

PSYCHOLOGISTS INTERVENTION IN PUBLIC POLICIES

Monalisa Nascimento dos Santos Barros1, Claudia Abbês Baêta Neves2

1Universidade Estadual do Sudoeste da Bahia, 2Universidade Federal [email protected]

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INTRODUÇÃO

A partir da constituição de 1988, o Brasil passou a construir políticas sociais mais sólidas e extensi-vas. Muitas delas contam com a presença do psi-cólogo na sua execução. Como políticas públicas são voltadas para grandes populações, passou-se a demandar do psicólogo brasileiro outra abran-gência na intervenção profissional a ser adotada, uma vez que o atendimento individual não seria de largo alcance. As ações que exigem trabalho em equipe e com grupos passaram a estar na or-dem do dia. Como responder a isso?

Não foi sem conflitos que estas modificações na atuação do psicólogo surgiram. Logo no início da implantação do Sistema Único de Assistência Social, por exemplo, houve alguns episódios de desconforto entre psicólogos e assistentes sociais quanto ao ‘papel’ de cada profissional na ação bá-sica de assistência.

O que se enuncia como impedimentos ao psicó-logo de se arvorar por outros modos de atuação? O que produz dúvidas sobre se o que ele está fa-zendo é psicologia? É interessante analisarmos o que nos faz ter dúvidas de estarmos fazendo uso ou não de práticas psicológicas. Essa dúvida, mui-tas vezes produtora de paralisias, nos impede de incorporar algumas práticas já desenvolvidas por outros campos de saber, por exemplo, da saúde coletiva, como importantes ferramentas tecnológi-cas para o trabalho com as comunidades e terri-tórios e que podem ser enriquecidas e adensadas com outros saberes e olhares para os processos de produção de subjetividade ali produzidos.

Durante a nossa formação como psicólogos, comumente aprendemos a diferenciar o individual do coletivo e a considerar que tratamos do indiví-duo e que caberia aos assistentes sociais e soció-logos o trato com os aspectos relativos ao ‘social’, cujo sentido atribuído é, muitas vezes, identificado com aspectos do coletivo. Essa dicotomia (re) pro-duz uma crença de que há aspectos meramente sociais e outros meramente psicológicos, e é sus-tentada numa ‘falsa’ questão, qual seja: a sepa-ração entre clínica e política quando trabalhamos com as questões da subjetividade.

No caso da formação de psicólogos, o rompi-mento com essas dicotomias e fronteiras técni-co- disciplinares implica pôr em análise as práti-cas tradicionalmente instituídas de atuação do psicólogo-especialista fechado nos seus campos de atuação. Ainda hoje vemos predominar práti-

cas privadas/individualizantes, restritas a atendi-mentos psicoterápicos ambulatoriais, individuais ou grupais, a usuários e trabalhadores da saúde. Estas práticas incorrem, em grande parte, numa atuação descompromissada em estabelecer re-des de cooperação com outros saberes neces-sários para a integralidade do cuidado em saúde (Dimenstein, 1998, 2007).

Até hoje, muitos psicólogos que atuam nos NASF (Núcleo de Apoio a Saúde da Família - re-gulamentado em 2008 através da portaria núme-ro GM/MS 154) são confrontados com demandas de atendimento individualizado às pessoas da comunidade, muitas delas vindas da própria equi-pe, da comunidade, e/ou produzidas pelo próprio psicólogo. O desafio colocado para o psicólogo é o de construir um tipo de intervenção porosa aos processos coletivos que poderia potencializar sua ação e permitir o acesso à heterogeneidade dos processos que compõem a vida no território e os modos de expressão da comunidade.

O que podemos perceber é que não se trata de uma mera substituição técnica, de um atendimen-to individual para um atendimento grupal, e/ou ‘so-lução de compromisso’ que identifica o cuidado ao indivíduo como a face conservadora da prática psi e o atendimento grupal ou as comunidades como a face engajada da mesma (Benevides, 2005). Di-ferente disto, o que queremos chamar atenção é para a importância de uma torção ético-político-metodológica nos modos individualizados e des-politilizados de inscrição das práticas do psicólogo no trato com os processos coletivos, constituintes da vida e do viver.

Quando pensamos as práticas profissionais sob um viés tecnicista, entendendo a técnica como mera aplicação do conhecimento, no qual a competência torna-se um atributo individual vincu-lado ao domínio de conhecimentos e habilidades, as destituímos de seu caráter de produção social. Um de seus efeitos é a (re)produção de estilos de cuidado e gestão que, na prática, consideram como objeto tanto os usuários e sua experiência/inserção comunitária, quanto os trabalhadores dos serviços de saúde. Estes modos de funcio-namento atualizam uma intervenção em saúde que reforça a fragmentação do cuidado, entre as equipes e do processo de trabalho, na medida em que se centram no desempenho de cada catego-ria profissional e em suas funções determinadas social e tecnicamente pela divisão do trabalho.

François Ewald (1999) nos ajuda nesta proble-matização quando faz a seguinte afirmação:

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bilidade, entre outras coisas, a um pensamento hegemônico na psicologia que tem “sistematica-mente colocado o desejo como algo da ordem do individual, ou como questão do sujeito e a política como da ordem do social, ou como questão do co-letivo” (Benevides, 2005, p.22). Essa dicotomia é extremamente danosa e produtora de práticas psi direcionadas a sujeitos abstratos, descontextua-lizados, “e tomam suas expressões existenciais como produtos/dados a serem reconhecidos em universais apriorísticos” (idem, p.23).

Desviar, e transvalorar , da circunscrição de nossas práticas a partir destas dicotomias - entre indivíduo e sociedade, clínica e política, individual e coletivo- nos possibilita a experimentação da cri-se em sua positividade, ou seja, como um ‘lugar’ de (des)conforto em meio ao qual somos convo-cados a criação de modos coletivos ultrapassando e reinventando nossas práticas.

Neste texto utilizamos o conceito de coletivo desenvolvido por Liliana Escóssia e Virgínia Kas-trup (2005) quando afirmam que o conceito de coletivo não se reduz ao social ou à coletividade, tampouco ao jogo de interações sociais. O concei-to de coletivo surge aqui ressignificado, entendido como plano de co-engendramento e de criação, indicando um caminho peculiar e fecundo para a superação das referidas dicotomias.

Não há, portanto, supremacia de um aspecto sobre o outro; nem dos fatores históricos, cultu-rais e políticos como condicionantes de processos psicossociais, ou mesmo a suposição de leis in-variantes que regem o comportamento de cada indivíduo. Não tomaremos nem o indivíduo nem a sociedade como polos preexistentes, não há subordinação de um ao outro. Trabalhamos com a noção de relação como práticas, em meio as quais se engendram modos sujeitos e objetos. Nesta compreeensão Escóssia e Kastrup (2005) sinalizam que:

Indivíduo e sociedade não podem ser analisa-dos como objetos naturais que preexistem às re-lações ou às práticas de uma época, de um povo, de uma cultura. São antes as práticas datadas que objetivam o indivíduo e a sociedade, de ma-neira igualmente datada. O que significa dizer que indivíduos e sociedades são objetos históricos e, portanto, múltiplos, uma vez que dependem das múltiplas práticas e relações que podem ser es-tabelecidas em cada época, cultura, país, cidade, família, etc. (p. 302)

A relação ou a prática é que dão sentido aos

Você quer fazer psicologia? Deleuze e Guattari di-zem: aprenda a história, percorra as grandes for-mações da história universal -«selvagens, bárbaros, civilizados» -, espolie a biblioteca do arqueólogo, do etnólogo, do economista, empanturre-se de literatu-ra e de arte, estão aí às disciplinas do desejo, as disciplinas que relatam no seu conjunto e na diversi-dade as produções do desejo (p.90).Trata-se, então, de um fazer clínico que se vol-

te ao processo de intervenção que se afirma na indissociabilidade entre pensamento e vida, entre invenção de si e de mundo. E traz, para o deba-te sobre o fazer do psicólogo, o desafio teórico-metodológico de construção de práticas profissio-nais que incluam o cotidiano dos usuários e dos serviços de saúde, seus desafios e suas relações com os modos de viver, de fazer o cuidado e a gestão.

Contudo, não queremos aqui negar e/ou de-monizar a técnica, pois:

Se acompanhamos a etimologia da palavra técnica, que provêm de techné, significando o fa-zer, não é possível conceber a clínica sem esta dimensão pragmática. No entanto, esta dimen-são apresenta-se aqui, menos como método ou inventário de procedimentos e formas de ação e mais como um processo constante de invenção de estratégias de intervenção em sintonia com os novos problemas constituídos. (Passos e Benevi-des, 2003, p.85).

O que nos interessa sinalizar é que os objetos (tecnologias), as práticas (programas, propostas) e as intenções (discursos, leis) não são ‘bons ou maus’ ‘em si’, fora das relações e do campo pro-blemático que os engendram e podem produzir (Neves & Massaro, 2009). Ou seja, os objetos, os dispositivos e as instituições inventadas para suas efetuações ganham consistência em ato, em seus exercícios de produção de sentidos e efeitos nos processos de intervenção. Desse modo reque-rem, ao mesmo tempo, um acompanhamento e a experimentação de suas produções, avaliando ético-politicamente seus índices de abertura às multiplicidades sociais, naquilo que promovem e atualizam como produção de realidade.

O INDIVIDUAL, O COLETIVO E A PRODUÇÃO DE SUBJETIVIDADES

A experiência de ‘crise’, advinda da dúvida sobre que práticas são psicológicas quando ingressa-mos numa política pública faz emergir e dá visi-

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Benevides (2005) nos indica alguns caminhos a percorrer na intervenção do psicólogo nas políti-cas públicas: “a construção das redes, das grupa-lidades, de dispositivos de co-gestão, de aumento do índice de transversalidade, de investimento em projetos que aumentem o grau de democracia e participação institucional” (p.24).

É nesta direção que entendemos que as prá-ticas dos psicólogos na construção das políticas públicas têm muito a contribuir e aprender, não havendo qualquer contradição de natureza com o que comumente se coloca como sua ação. Dife-rente, disto, estamos potencializando nossa ação e alargando nosso campo para a invenção de pos-síveis.

O PSICÓLOGO NA POLÍTICA PÚBLICA: NASF

O que nos convoca, como profissionais de psi-cologia, uma política pública? Para não falarmos genericamente acerca das políticas públicas, ele-gemos neste texto utilizar como exemplo a política pública da saúde, mais especificamente, nossa inserção na atenção primária. Na descrição dos processos de trabalho que cabe aos profissionais nos Núcleos de Apoio à Saúde da Família (NASF) aparece a seguinte recomendação, pelo Ministé-rio da Saúde:

(a) Atendimento compartilhado para uma inter-venção interdisciplinar, com troca de saberes, ca-pacitação e responsabilidades mútuas, gerando experiência para ambos os profissionais envolvidos. Com ênfase em estudo e discussão de casos e si-tuações, realização de projeto terapêutico, orien-tações, bem como atendimento conjunto; (criando espaços de reuniões, atendimento, apoio por tele-fone, e-mail, etc)(b) Intervenções especificas do NASF com usuários e famílias encaminhados pela equipe de SF, com discussões e negociação a priori entre os profissio-nais responsáveis pelo caso, de forma que o atendi-mento individualizado pelo NASF se dê apenas em situações extremamente necessária;(c) Ações comuns nos territórios de sua responsa-bilidade, desenvolvidas de forma articulada com as equipes de SF e outros setores. Como por exemplo o desenvolvimento do projeto de saúde no território, planejamentos, apoio aos grupos, trabalhos educati-vos, de inclusão social, enfrentamento da violência, ações junto aos equipamentos públicos (escolas, creches, igrejas, pastorais, etc).

objetos e são produtoras de mundo, portanto in-divíduo e sociedade deixam de serem entendidos como unidades constituídas, parâmetros opostos ou subordinados de análise. As entidades que compõem os coletivos são redes, são efeitos de processos de composições e decomposições que lhes conferem formas sempre provisórias, resulta-dos de conexões em curso, que se transformam com estas.

O funcionamento das redes visibilizam e fazem dizer dos agenciamentos que se dão no entre, nas linhas heterogêneas de encontro entre pro-cessos materiais (formas e modos) e imateriais (forças informes e impessoais).

“Agenciar-se com alguém, com um animal, com uma coisa - uma máquina, por exemplo - não é substituí-lo, imitá-lo ou identificar-se com ele: é criar algo que não está nem em você nem no outro, mas entre os dois, neste espaço-tempo comum, impessoal e par-tilhável que todo agenciamento coletivo revela”. (Es-cóssia e Kastrup, 2005,p.303).

Ao entendermos a relação como agenciamen-to, estamos definindo relações como um plano de co-funcionamento entre os seres que é produtor de subjetividades, um plano de criação constante. Os processos de subjetivação são sempre coleti-vos. Neste entendimento, o plano da “experiência clínica deve ser de devolução do sujeito ao plano da subjetivação, ao plano da produção, que é o plano coletivo” (Benevides, 2005, p.23).

Desse modo, consideramos que o trabalho com políticas públicas implica uma aposta na pro-dução de coletivos como ativação de redes poten-cializadoras de criação e exercícios de autonomia atentos à heterogênese que compõe os processos e modos de vida nos territórios, nas comunidades em suas redes formais e informais de existência.

Trata-se, então, de um modo de pensar a pro-dução de redes e coletivos não circunscritos e pautados por racionalidades administrativas de eficácia meramente quantitativa – maior agrupa-mento de demandas e/ou pessoas a serem aten-didas em um mesmo espaço e em menos tem-po - ou mesmo qualitativos - produção de redes como trocas de informações, casos, repasses entre unidades e serviços. Contudo, não se nega a importância destes procedimentos, o que quere-mos chamar atenção é para a insuficiência destas racionalidades quando voltadas para processos homogeneizadores, individualizantes e universais abstratos.

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a Psicologia, tal como qualquer outro campo de sa-ber/poder não explica nada. É ela mesma que deve ser explicada e isto só se dá numa relação de in-tercessão com outros saberes/poderes/disciplinas. É no entre os saberes que a invenção acontece, é no limite de seus poderes que os saberes têm o que contribuir para um outro mundo possível. (Benevi-des, 2005, p. 23).

Na portaria GM 154, de 14 de janeiro de 2008 que institui os Núcleos de Apoio à Saúde da Família, há uma descrição específica para as ações em saúde mental. A descrição das diretrizes da ação em saúde mental vão além da atenção aos usuá-rios e a familiares em situação de risco psicosso-cial ou doença mental. Nelas há a inclusão de ações de combate ao sofrimento subjetivo asso-ciado a toda e qualquer doença, a produção de subjetividade que se atualiza em modos de viver daquela comunidade, ações de enfrentamento de agravos vinculados ao uso abusivo de álcool e drogas e as ações de redução de danos e comba-te à discriminação. Contudo, mais do que elencá-las é preciso que indaguemos os modos como se atualizam nas diferentes intervenções programá-ticas, tecnológicas e proposições políticas, seus efeitos nos modos cotidianos de experimentarmos as práticas de cuidado em saúde e seu grau de transversalidade com outros saberes e práticas, aí incluídos os da comunidade em questão.

E há, na portaria, o detalhamento das ações:

- Realizar atividades clínicas pertinentes a sua res-ponsabilidade profissional;- Apoiar as ESF na abordagem e no processo de trabalho referente aos casos de transtornos men-tais severos e persistentes, uso abusivo de álcool e outras drogas, pacientes egressos de internações psiquiátricas, pacientes atendidos nos CAPS, tenta-tivas de suicídio, situações de violência intrafamiliar;- Discutir com as ESF os casos identificados que necessitam de ampliação da clínica em relação a questões subjetivas;- Criar, em conjunto com as ESF, estratégias para abordar problemas vinculados à violência e ao abu-so de álcool, tabaco e outras drogas, visando à re-dução de danos e à melhoria da qualidade do cuida-do dos grupos de maior vulnerabilidade;- Evitar práticas que levem aos procedimentos psi-quiátricos e medicamentos à psiquiatrização e à medicalização de situações individuais e sociais, comuns à vida cotidiana;- Fomentar ações que visem à difusão de uma cul-tura de atenção não-manicomial, diminuindo o pre-

A política pública requer que o psicólogo este-ja poroso ao que o próprio campo demanda e se desvencilhe das dicotomias disciplinares. Precisa construir um projeto terapêutico para essa comu-nidade em conjunto com os demais membros, conhecendo o trabalho do outro, participando de reuniões de discussão de casos, estabelecen-do planejamento de ações, criando critérios de prioridade, critérios de encaminhamento ou com-partilhamento de casos, critérios de avaliação, resolução de conflitos, etc. Participando como co-gestor desses processos. Ou seja, precisa conhe-cer a saúde pública.

O trabalho em saúde no/com/sobre o território e suas redes existenciais/políticas/locais, formais e/ou informais, requer uma atenção inclusiva ao que nele, através dele e por ele, pulsa na hete-rogeneidade de seus movimentos. Nessa com-preensão, o território é, ao mesmo tempo, campo de formalizações de políticas extensivas que se querem universalizantes, científicas, programáti-cas, protocolares, normativas, redutoras de danos e riscos para o corpo orgânico, os sujeitos e seus modos de vida, indissociado de um plano inten-sivo que lhe é constituinte. (Neves, 2010, p.817)

Os princípios da universalidade, equidade e in-tegralidade, constitutivos do SUS só se efetivam quando conseguimos inventar modos de fazer acontecer tais princípios no cotidiano das práticas do fazer em saúde. Pensamos que uma políti-ca de saúde conquista sua dimensão de pública (res-publica) - para todos e qualquer um - quando conectada com os processos coletivos, quando se constrói porosa às multiplicidades sociais em seus movimentos de tensionamentos e torção no fazer/pensar. “A vida não se compõe apenas de biologia, fisiologia, natureza e subjetividade como campos que se relacionam guardando suas deli-mitações, mas num plano de proliferação, de re-lações de forças” (Neves& Massaro, 2009,p.511). É neste meio de proliferação produzido nos en-contros com processos, pessoas, movimentos, discursos, que os corpos expressam sua potência de afetar e ser afetado. É nele que o desejo flui e cria mundos agenciando modos de expressão e a conectividade da vida em suas múltiplas ex-perimentações. As multiplicidades sociais, que se atualizam e nos afetam são catalisadores de acontecimentos, condições de encontros e pro-dução de realidade (Neves & Massaro, 2009). É na experimentação de transversalização de nossa prática que entendemos que:

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equipes de Saúde da Família e usuários envolvi-dos, contribuindo, assim, para a potencialização de ações de fomento do protagonismo das pes-soas envolvidas. Este processo não se constrói sem a experimentação conjunta da alteração e perturbação das fronteiras dos saberes instituídos e seus territórios de poder, e sem que as práticas de produção de saúde estejam indissociavelmen-te conectadas ao campo da gestão. Ë neste plano de experimentação que se fomenta a construção e efetivação de redes, é em meio a ele que transver-salizamos nossas práticas, aumentando o grau de comunicação inter e intra grupos e ampliando nossa escuta aos movimentos que vitalizam o te-rritório.

Apreender o território implica a construção de uma escuta porosa às formas heterogêneas e in-formais de organização, aos modos como cons-troem e validam, ou não, suas lideranças, grupos e experiências locais. É neste exercício coletivo que construímos, re-inventamos e propomos ações concretas e comprometidas com um exer-cício cidadão e com o desenvolvimento de prá-ticas intersetoriais em conjunto com os diversos setores da comunidade. Nesta direção, o território é entendido como “uma marca qualitativa, uma qualidade expressiva da constituição do desejo, qualidade esta constituinte tanto do sujeito quanto do mundo, ao mesmo tempo, na construção do plano em que a potência do desejo se concretiza.” (Maia, 2006, p. 111).

Para vencer o desafio colocado para a nossa presença nas políticas públicas se faz necessário conhecer o campo onde estas políticas estão in-seridas. Um primeiro passo é reconhecer o territó-rio processo onde se desenvolverão nossas inter-venções. Conhecer literalmente enquanto espaço geográfico, enquanto espaço processo, reconhe-cendo seus atores, suas lideranças, sua configu-ração espacial e territorial e suas especificidades. Além disso, precisamos conhecer as tecnologias sociais já desenvolvidas e utilizadas pelos diver-sos atores, incluindo a equipe de saúde da família. Território, como aborda Maia (2012), “passa a ser não um lugar, mas uma ação e, exatamente por isto, não território, mas territorialização” (p.112).

É preciso localizar os atores sociais que po-dem ser uma pessoa, um agrupamento humano, um movimento informal ou uma instituição que, de forma transitória ou permanente, têm potência de ação, agem e produzem fatos no estado de coi-sas.

O nosso interesse pelo modo como exercitam

conceito e a segregação em relação à loucura;- Desenvolver ações de mobilização de recursos comunitários, buscando constituir espaços de re-abilitação psicossocial na comunidade, como ofi-cinas comunitárias, destacando a relevância da articulação intersetorial - conselhos tutelares, asso-ciações de bairro, grupos de auto-ajuda etc;- Priorizar as abordagens coletivas, identificando os grupos estratégicos para que a atenção em saúde mental se desenvolva nas unidades de saúde e em outros espaços na comunidade;- Possibilitar a integração dos agentes redutores de danos aos Núcleos de Apoio à Saúde da Família; e- Ampliar o vínculo com as famílias, tomando-as como parceiras no tratamento e buscando constituir redes de apoio e integração.

É claro que não bastam substituírem os concei-tos de indivíduo e sociedade pelo conceito de coletivo, sem que haja uma alteração efetiva nas práticas de cuidado desenvolvidas na política pública. A noção de clínica ampliada e o princí-pio da integralidade precisam estar claros e en-carnados para que se possam construir as ações a serem coordenadas para além do atendimento psicoterápico e/ou grupal em seu viés individua-lizante e identitário. O conceito de vulnerabilida-de, por exemplo, deve ser problematizado naquilo mesmo que o define como natureza de um grupo social, território ou individuo ao qual se dirigem políticas assistencialistas e de controle azeitadas ‘em nome de ...’ saúde, segurança, assistência ao território e sua população. Ë importante chamar atenção para o que nos diferentes sentidos de vulnerabilidade vinculam e autorizam práticas de responsabilização e culpabilização dos indivíduos ou suas redes sociais.

Requer um posicionamento crítico frente à medicalização da vida e uma compreensão dos avanços na política de saúde mental, sua rede substitutiva, incluindo o reconhecimento dos mo-vimentos de mobilização social constituintes do percurso histórico do movimento antimanicomial. Contudo, conhecer a política de saúde mental do país é insuficiente se esse conhecimento não se atualizar em modos coletivos de produzir cuida-do. O profissional de psicologia do Nasf é parte de uma rede assistencial muito maior, composta por redes formais e informais, não circunscritas a equipe de saúde da família.

Ë importante que o profissional organize suas atividades a partir da análise das encomendas e demandas produzidas em articulação com as

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seus fazeres e dizeres e se constituem como ato-res sociais numa dada comunidade implica incluir na análise as relações de poder e a compreen-são das práticas de saúde ali demandadas. Nossa aposta neste processo pode possibilitar um novo modo de pensar que enfatiza a formação de cole-tivos para o desenvolvimento de ações políticas em saúde.

A superação da dicotomia entre os conceitos de indivíduo e coletivo, a apropriação do campo de trabalho em sua complexidade, o conhecimen-to de dispositivos que já possuam sua história dentro das práticas de uma determinada política pública são um dos caminhos possíveis para a construção efetiva das práticas psi no campo das políticas públicas. Entendemos que as práticas dos psicólogos, quando antenadas as questões acima pontuadas, têm muito a contribuir nas pro-posições, modos de execução e gestão do cuida-do em saúde.

Pensamos que a potência e o desafio de se construir uma intervenção do psicólogo na polí-tica pública está, exatamente aí, na sustentação de sua capacidade experimental constituinte e no seu caráter de obra aberta. A psicologia só tem a ganhar com estas experiências.

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