Passalacqua, el calígrafo de oro. Por Juan Carlos Rodríguez

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N 0 525 4 DE JULIO DE 2015 EL NOBLE OFICIO DEL CALÍGRAFO PASSALACQUA EL ARGENTINO QUE HA RECUPERADO EL ARTE DE ESCRIBIR EXPANSIÓN

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N0 525 4 DE JULIO DE 2015

EL NOBLE OFICIO DEL CALÍGRAFO

PASSALACQUA EL ARGENTINO

QUE HA RECUPERADO

EL ARTE DE ESCRIBIR

E X PA N S I Ó N

Page 2: Passalacqua, el calígrafo de oro. Por Juan Carlos Rodríguez

EN ACCIÓN Passalacqua, 44 años, ha

reproducido para FS una frase de Epicuro citado por Séneca:

“Haec ego non multis [scribo] sed tibi: satis

enim magnum alteri theatrum

sumus” (no escribo esto para

muchos, sino para ti: pues

bastante teatro formamos entre

tú y yo).

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ENTREV I STA

e su mano han salido elegan-tes letras en movimiento, trazos llenos de vida y estados de áni-mo con rastro de tinta. En ple-na era digital, resulta paradóji-co que alguien se dedique al “arte de escribir bello” y que además sea reconocido por

ello. Es José María Passalacqua (Buenos Aires, Argen-tina, 14 de abril de 1971), amanuense predilecto de aris-tócratas, agencias de comunicación y marcas de lujo. Es-pecializado en caligrafía para eventos, este argentino afincado en Madrid desde hace 15 años escribe invi-taciones a mano con la paciencia de un monje be-nedictino. Sus creaciones son pequeñas obras de arte.

Passalacqua trabaja a solas, en silencio y a destajo en su casa-estudio del barrio de Lavapiés, donde reci-be a FS una soleada mañana de junio. Tintas, plu-mas, pinceles, tiralíneas y papeles de distintas textu-ras se amontonan en su mesa de trabajo. Con la llegada del buen tiempo los eventos se multiplican, pero por desgracia él no tiene varias manos como el dios Shi-va. “Llevo dos meses colapsado. Acabo de dejar col-gada a una novia: no me ha dado tiempo ni siquiera de hacer los sobres para su boda”, afirma estresado.

Menudo, de vivos ojos azules y quijada cervanti-na, no puede ocultar su emoción ante un pedido inminente que le tiene “en nervio vivo”. Hace poco, sin que él lo sospechara, en Gucci Milán vieron los tra-bajos que cuelga en Facebook e Instagram (@neptu no_madrid) y, tras pedirle unas pruebas, le propu-

D

Argentino afincado en Madrid, el calígrafo

JOSÉ MARÍA PASSALACQUA

es uno de los más reputados del mundo.

Louis Vuitton, Dior o Loewe son algunos de

sus clientes. En un mundo digital, sus trazos

delicados son pequeñas obras de arte.

Por JUAN CARLOS RODRÍGUEZ Fotografía de ALE MEGALE

“HAY QUIEN EN LUGAR DE TOMAR PROZAC HACE CALIGRAFÍA”

sieron viajar a Nueva York para caligrafiar las 400 in-vitaciones de la Colección Crucero 2016, diseñada por Alessandro Michele. Entre los invitados al desfile (ce-lebrado a mediados de junio) figuraban Rihanna, Beyoncé o Dakota Johnson. “Para mí esto es la bomba, pero al mismo tiempo me provoca una presión muy grande. Está el miedo a fallar, a trabajar en una lengua que no es la mía… Los de Gucci ya me han manda-do el papel definitivo, pero tiene exceso de algodón y no hay ninguna tinta que vaya bien, salvo una de aga-llas de roble que me han dado unos amigos, porque no expande. Estoy experimentando con tintas comer-ciales y goma arábiga. Además, viajar a Nueva York con 300 frasquitos de tinta es muy arriesgado. ¿Y si me los requisan?”, resopla el calígrafo.

Perteneciente a una familia de inmigrantes geno-veses, nieto e hijo de ingenieros aficionados a la cali-grafía, desde niño destacó por su buena letra. La téc-nica perfecta de su abuelo Manuel, y el trazo personalísimo de su padre Santiago, dejaron en él una impronta indeleble. “Yo me quedé con el latido”. Tras estudiar Diseño Gráfico en Buenos Aires, en 2000 se plantó en Madrid apremiado por una historia de amor que pronto se frustró. Pero sus expectativas no eran solo sentimentales. Durante los primeros años tra-bajó para Spanair (donde llevó la imagen corporati-va), y sus primeros clientes como calígrafo fueron la correduría de seguros Aon Gil y Carvajal, Citroën, Telva… Hasta que, harto de lidiar con algún jefe, de-cidió retomar su verdadera vocación.

En esas andaba cuando la hija de un exbanquero llamó a su puerta para encargarle las invitaciones para su boda. “Hasta entonces la gente no sabía si Passa-lacqua era una señora, un robot o un perro”, bro-mea. Aquel golpe de suerte le abrió las puertas a otros bodorrios de alcurnia y su nombre empezó a sonar. Des-de entonces no ha parado: su caligrafía es la carta de presentación de marcas de lujo como Hermès, Louis Vuitton, Dior o Loewe; ha creado títulos para pelícu-las y libros e, incluso, personalizado botellas de cham-pán. También es profesor de Estilos Históricos en el Instituto Europeo di Design (IED) de Madrid.

PREGUNTA. ¿Podría definirse en un par de trazos? RESPUESTA. Soy un artesano calígrafo que escribe de acuerdo a como siente. Vengo del Diseño Gráfico, y por eso la composición forma parte también de mi ca-ligrafía. Por momentos soy muy constructivista, es-toy alineando todo el rato, pero en otras ocasiones puedo ser completamente anárquico. P. Su nombre se asocia al lujo y a los saraos más elitistas, pero su trabajo conlleva una existencia casi monacal. ¿Cómo lleva esa doble vida? R. En realidad soy un artesano solitario y tímido que ha acabado trabajando para el sector del lujo. Me iden-tifico con aquella viejecita del documental que bor-daba para Chanel en su casita de campo. P. ¿Qué tiene de especial el estilo Passalacqua para que una marca como Gucci se fije en usted y le proponga viajar a Nueva York para caligrafiar in situ las invita-ciones de su último desfile? R. A la gente le gusta mucho el movimiento que im-primo a mis composiciones. Algunos colegas me dicen: “Qué vida tiene tu letra”. Puede que esa curva no sal-ga perfecta, pero lo importante es que la mano esté ahí detrás. A mis alumnos les digo que le pongan co-razón. No quiero el trabajo perfecto; lo que necesito es que expresen cosas. P. ¿Hay que tener una especial sensibilidad para de-dicarse a este oficio? R. Sensibilidad, curiosidad cultural y disciplina. Si hay que sacrificar un sábado por la noche, pues se sacrifica. Cuando la gente me dice: “Qué suerte tie-nes”, yo respondo: “Suerte no, me lo curro”.

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R. Cuando tenía 10 años yo veía que algunos compa-ñeros los usaban, y a mí me parecía genial, pero mis padres me decían: “Pero vos para qué los querés, si tenés buena letra”. Éramos una familia de clase

media del barrio de Bernal. P. Tengo entendido que su abuelo y su pa-dre, ambos ingenieros, le contagiaron su afición por la caligrafía… R. Sí, empecé con los catálogos de Speedball del año 31. Miraba los duc-tus [las flechitas que te dan la orien-tación, el orden y la cantidad de tra-zos] pero no entendía lo que había alrededor de cada letra. Lo que ha-cía era copiar y calcar esas letras. Así iba armando los textos y los recorri-dos tipográficos que 15 años después me servirían de base cuando empe-cé Diseño Gráfico. Además, a los 5 años mi padre ya me había puesto un Rotring 0.2 y un lápiz 0.5 en la mano, lo que me ayudó a trabajar con mu-cha precisión. Si a eso añades la dis-ciplina y el afán de perfección que me inculcó mi madre… “Puedes ha-cerlo mejor”, me repetía. P. En las escuelas de Finlandia la ca-ligrafía tradicional será optativa a partir

de 2016, mientras la mecanogra-fía se impartirá desde el primer año. ¿Qué consecuencias puede tener esta medida? R. Lo desconozco, pero si lo pensaron los finlandeses algu-na razón tendrán… [Risas]. P. La razón es que la caligrafía qui-ta demasiado tiempo a los alum-nos y no parece que tenga aplica-ción práctica en un futuro. R. Yo creo que a un niño la cali-grafía le da una disciplina, un ritmo y una motricidad. ¿Por qué al principio nos pedían es-cribir con pluma? Porque la pluma opone cierta resistencia y hay que escribir despacio para que la forma sea mejor. Después, con el boli se va a toda leche y la caligrafía se pier-de. En mi opinión, la caligrafía aporta identidad. Yo siempre supe que de la mano salía algo muy expresivo que nadie po-día hacer igual, porque cada mano es única. Si en mis traba-jos de diseño gráfico buscaba un punto de diferenciación era en la letra manuscrita. P. ¿Padece alguna lesión propia del oficio? R. En época de estrés tengo ten-

dinitis. Y cuando tenga 70 años tendré los cachetes col-gando porque trabajo con la cabeza agachada. ¡Y po-siblemente me empiece a salir chepa! Para compensarlo, voy tres veces por semana a la consulta de Pablo Hebenstreit, preparador físico del Circo del Sol. Me pasa por una máquina que vibra y me deja como nuevo. P. ¿Qué características debería tener un tipo de letra llamada Passalacqua? R. Movimiento, expresividad, nervio... Passalacqua en italiano significa “pasa el agua”, o sea, que algo líquido y de movimiento hay en mi vida. ¡Y eso que soy aries y fuego! Tras esta entrevista, Passalacqua viajó a Nueva York con sus 300 frascos de tinta en la maleta para caligrafiar las invitaciones del desfile de Gucci. “Mi primera experiencia con esta marca ha sido fantástica. La tin-ta no se expandió en el papel de algodón y resolví el trabajo en tiempo y forma. A mitad del proceso me convocaron para ir a Milán para hacer 800 invitacio-nes para la presentación de su colección hombre”, cuenta entusiasmado a su regreso. Muy a su pesar, este verano también dejará colgada a más de una novia. �

P. Según Claude Mediavilla, maestro de calígrafos y artista de la abstracción, la caligrafía es “el arte de escribir bello”. ¿Está de acuerdo? R. En la caligrafía de protoco-lo, que es mi especialidad, el re-sultado tiene que ser bello. Mis clientes de confianza suelen darme rienda suelta, pero es-peran ciertos cánones, porque hay trabajos que tienen que te-ner cierta legibilidad. Aunque esto es relativo, porque esta-mos tan acostumbrados a la tipografía que hemos perdi-do capacidad de leer caligrafía. P. Con la irrupción de las nuevas tecnologías, la escritura a mano parecía tener sus días contados. Sin embargo, su oficio parece resurgir. ¿A qué cree que se debe este revival? R. Al margen de que sea moda, la caligrafía entronca con el trabajo hecho a mano, con esa búsqueda constante de hacer algo para sentirse vivo y útil. Está quien, en lugar de tomar-se un Prozac, se pone a hacer caligrafía, y quien se apunta a un taller de caligrafía como una salida profesional. P. ¿Este auge tiene que ver con el deseo de volver a hacer las cosas despacito y con buena letra? R. Sí, está ligado con el concepto del slowlife [vida len-ta]. Yo estoy a 10.000 revoluciones, pero mi trabajo exi-ge cierta lentitud y conexión. P. En cualquier caso, lo hecho a mano, ya sea un bolso de Loewe o una invi-tación manuscrita, hoy se considera el auténtico lujo. R. Hasta los años 90 la perfección se buscaba en las cosas hechas en serie. Ahora no: se prefiere que el dobladi-llo esté cosido a mano. Por cierto, una vez al mes voy a numerar y personali-zar tiradas específicas de Loewe, 1.200 libros en total… P. ¿Qué herramientas utiliza? R. ¡De todo! Desde cola-pen [un tipo de pluma que yo mismo hago a mano con restos de latas de coca cola] has-ta los dedos, pasando por rotuladores, pinceles, escobillas, rímel de pestañas y por supuesto plumas y plumillas. P. Los niños españoles de mi generación aprendimos a escribir con los famosos Cuadernillos Rubio de caligrafía y mate-máticas. ¿En su Buenos Aires natal tam-bién utilizaban este tipo de manuales?

Tras estudiar Diseño Gráfico en Buenos Aires, José María Passalacqua se especializó en la caligrafía de invitaciones. Marcas de lujo, como Louis Vuitton, Dior o Hermès son algunos de sus clientes.

J o s é M a r í a Pa s s a l a c q u aE N T R E V I S TA

Más información en su Facebook e Instagram @neptu no_madrid. El vídeo en Orbyt y en fueradeserie.com

Aunque siempre ha sido una afición de minorías, cada vez son más los

que asisten a talleres de caligrafía. Los profesionales

más destacados están principal-mente en Barcelona, Madrid y Bilbao. En la ciudad condal ha

creado escuela el matrimonio formado por Keith y Amanda Adams (él inglés y ella estadouni-dense: sites.google.com/ site/keith7amanda2/home). Keith ha dado clases en las mejores escuelas de diseño gráfico de Barcelona (Eina y Elisava), y entre

sus alumnos más aventajados están Oriol Miró e Iván Castro. Ingeniero técnico industrial y diseñador gráfico, Miró (www.uri miro.com) está considerado “el Ferràn Adrià de la caligrafía”. Según Passalacqua, “es un experimentador total con gran

capacidad de reinventar estilos del siglo XV o XVI”. Por su parte, Castro (www.ivancastro.es) “trabaja el gesto más violento, con mucha potencia”. Sobresa-liente alumna de Miró, la bilbaína Begoña Viñuelas “posee un estilo femenino, elegante y delicado

muy reconocible” que ella enseña en su academia Caligrafía Bilbao (www.caligrafiabilbao.com). Por último, en Madrid se han hecho un hueco expertas como Anna Coll, profesora en Deletras (deletras.com), o Isabel Padilla (tallerdecaligrafia.com).

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qquque ccacaliligrafí

más destaca

COLEGAS

ESCRIBANOS

... A FILIGRANAS ANTERIORES

HERMÈS. Invitación para la fiesta Le

Bal de Soie. Barcelona, 2015.

GALERIA MAD IS MAD. Logo para la expo Flora Fauna.

Madrid, 2015.

BULGARI. Epígrafe explicativo para las joyas de su

exposición.

ALQUIAN.COM Pieza única para

celebrar su primer aniversario.

BODA. De Adriana Abascal y Emmanuel

Schreder en 2013.

GUCCI El último encargo de Passalacqua ha sido la elaboración de 400 invitacio-nes para la presentación de la colección de la firma Gucci en la Milan Fashion Week Hombre Primavera Verano 2016. Las caligrafió sobre una mariposa.

DEL ÚLTIMO TRABAJO...

El cola-pen es una es-pecie de pluma que se fabrica uniendo a

un mango de madera una hoja de metal procedente de una lata. Desde 2012 se comer-cializan a través de la marca ar-gentina Luthis. En España se pueden adquirir en Typo Estu-dio (www.typoestudio.com) a un precio de 10 euros la unidad.

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uunun mununaa hhohojjaja dde me

SUS

UTENSILIOS

J.M.P.

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