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    Ricardo Paredes RomeroEscritos Polticos

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    SOLIC ITUD DE ADMISIN DEL PSE A LAINTERNACIONAL COMUNISTA

    PARTIDO COMU NIS TA D EL ECUADOR

    Adherido a la Internacional Comunista

    Al VI Congreso de la Internacional Comunista

    Camarada Presidente:

    Como representante del Partido Comunista del Ecuador fundado en 1925 y aceptadoen la Internacional Comunista como grupo simpatizante, pido la admisin definitiva del Par-tido Comunista del Ecuador como Seccin Ecuatoriana de la Internacional Comunista.

    El Partido Comunista del Ecuador fundado con un programa y tcticas idnticas a lasde la Internacional Comunista, ha procurado mantenerse siempre dentro de ese programay esa tctica y ha tratado de organizarse conforme a los estatutos de la I.C.

    EL PARTIDO SOCIALISTA ECUATORIANO fundado en 1926 con un programa semejanteal de la Internacional Comunista ha solicitado igualmente la admisin en la InternacionalComunista. El Partido Socialista Ecuatoriano no es an por su organizacin un Partido Co-munista y le hace falta reducir su programa de reivindicaciones inmediatas. El P.S.E. est

    dirigido por comunistas, la mayor parte de los cuales pertenecen a nuestro Partido Comu-nista, y es por el trabajo de los comunistas que el P.S.E. ha evolucionado al Comunismo yhoy pide la admisin en la Internacional Comunista.

    El Partido Comunista del Ecuador, espera que el VI Congreso de la Internacional ad-mitir en el seno de la Internacional Comunista a los partidos comunistas y socialistas,para formar adelante un solo fuerte Partido Comunista que luchar como Seccin de laI.C. por el triunfo de la Revolucin Proletaria, por el Triunfo del Comunismo.

    Delegado del Partido Comunista del Ecuador

    Ricardo ParedesMosc 13 de julio de 1928

    Fuente: Elias Muoz Vicua, Temas obreros, Biblioteca de autores ecuatorianos; 62 ([Guayaquil]: Departamento de Pu-blicaciones de la Facultad de Ciencias Economicas de la Universidad de Guayaquil, 1986), 97.

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    SOLIC ITUD DE ADMISIN DEL PSE A LAINTERNACIONAL COMUNISTA

    PARTIDO SOCIALISTA ECUATORIANO

    Al VI Congreso de la Internacional Comunista Moscu

    Camarada Presidente:

    Como representante del Partido Socialista Ecuatoriano ante el VI Congreso de la In-ternacional Comunista, pido la admisin del Partido Socialista Ecuatoriano como Seccinde la Internacional Comunista.

    El Partido Socialista Ecuatoriano fundado en 1926 con un programa ideolgico comu-

    nista semejante al de la Internacional Comunista decidi en su primer congreso de 1926pedir la admisin dentro de la Internacional Comunista, para luchar dentro de sus filas, porel triunfo de la Revolucin Proletaria, por la instauracin del Comunismo.

    Delegado del Partido Socialista EcuatorianoRicardo ParedesMosc 13 de Julio de 1928

    Fuente: Elias Muoz Vicua, Temas obreros, Biblioteca de autores ecuatorianos; 62 ([Guayaquil]: Departamento de Publica-ciones de la Facultad de Ciencias Economicas de la Universidad de Guayaquil, 1986), 95.

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    EL MOVIMIENTO OBRERO EN EL ECUADOR

    Riquezas naturales. Industria y Comercio

    El Ecuador es un pas tan grande como Francia, pero su poblacin no pasa de tresmillones de habitantes. Sus riquezas naturales son considerables, su suelo es maravillo-samente frtil. Encontramos todos los climas en el Ecuador: desde el ardiente clima de lasregiones forestales, en el nacimiento del Amazonas y en el litoral del Pacfico, hasta elclima glacial, en los picos de la Cordillera de los Andes. Los valles que separan las cadenasde les Andes tienen un clima moderado: en ellos reina la primavera perpetua, como porejemplo en Quito, capital de la Repblica. Los industriales de toda nacionalidad penetranen los inextricablesbosques del Amazonas, para buscar el caucho, la quina y la maderade mangle. La poblacin de estas regiones se compone casi exclusivamente de indios se-misalvajes, que son explotados atrozmente por aventureros internacionales de toda espe-cie.

    El Ecuador es un pas agrcola en el cual comienzan a implantarse los mdotos decultura moderna, particular mente, en los valles "Interandina". Aqu se cultiva el centeno,el maz, toda clase de cereales, la patata, diversas legumbres y rboles frutales. En el litoraldel Pacifico se ve, particularmente, la cultura del cacao, del caf, del caucho, del algodn,del arroz, de la caa de azcar, de toda clase de frutos, y, particularmente, de pltanos. Enla regin Este se cultiva, principalmente, el pltano y la yuca (patata americana); la caade azcar se cultiva en el archipilago de Coln. La cra de ganados y las pesqueras re-presentan una fuente importante de la renta nacional. Se encuentra en gran abundancia

    el bacalao, grandes tortugas llamadas "galpagos" que han dado el nombre al archipilago,y ballenas, casi inexistentes hoy en los otros mares. Hay actualmente, en el Ecuador, ex-plotaciones de yacimientos aurferos y, en menor cantidad, minas de plata, de cobre y demercurio. La explotacin de petrleo comienza a desarrollarse en una escala bastantegrande. Las minas de carbn, las canteras de mrmol y de alabastro comienzan a ser ex-plotadas apenas. Se explotan tambin las canteras de yeso, de piedra, de rocas volcnicas,que convienen muy bien a la construccin.

    La industria ha entrado en pleno perodo de desarrollo a partir del siglo actual. Durantetodo el perodo colonial, y ms tarde, hasta fines del siglo XIX, toda la industria haba con-

    sistido en la produccin de tejidos y de tapices sobre materias primitivas. Pero la grandeinsdustria textil y azucarera comienza a desarrollarse en el siglo veinte, y hoy existen, enel Ecuador, numerosas industrias relativamente bien desarrolladas. El primer lugar perte-nece a los tejidos; despus vienen la produccin del fsforo y una serie de empresas parala transformacin de los productos agrcolas (molinos, destileras, etc.). La industria msimportante sobre el litoral, es la del azcar que ocupa a varias decenas de millares de tra-bajadores. Por lo que se refiere ala industria minera, notamos la extraccin del oro y delpetrleo. Un nmero importante de asalariados trabajan en las industrias del tabaco y delalzado. Los depsitos y talleres de los caminos de hierro, as como toda clase de empresasde la industria alimenticia, se encuentran en numerosas regiones. Sin embargo, es la pe-quea industria la forma que domina por todas partes en la produccin.

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    El comercio, cuya parte ms importante est concentrada en las manos de los extran-jeros, ha alanzado un grado de desarrollo bastante grande en ciertas regiones, y notable-mente en Guayaquil, que es un gran puerto y el gran centro comercial en este pas, ascomo en Quito y en Manta.

    La gran burguesa de las principales villas del Ecuador persigue con gran energa laconcentracin de capitales, arruinando a la pequea burguesa y explotando a los traba-jadores. Todas las ramas de la economa nacional, bajo todas las formas inmuebles enlas ciudades, industria, dominios feudales, etc. pasan poco a poco a las manos de lacasta privilegiada. Los grandes dominios (latifundios), que constituyen el mal crnico delEcuador, son particularmente, una herencia del perodo colonial y parcialmente, un pro-ducto de origen moderno. La mayor parte de las tierras de baldo pertenecen tambin alos grandes propietarios cuyos dominios alcanzan a tener varias decenas de miles de ki-lmetros cuadrados. Bien es verdad que en las provincias tales como el Azuay, Loja, Tul-cn, Mana(, as como en ciertas villas, no se observa tal contraste en la reparticin de lasheredades. En efecto, existen numerosas regiones que han guardado trazas del gran Im-perio comunista, el primer Estado fundado sobre el socialismo agrario que conoce la his-

    toria. Existe una comuna agrcola que representa una forma de economa primitiva parecidaa las fuerzas econmicas que se han conservado hasta estos tiempos ltimos en otrospases agrarios (principalmente en los Estados eslavos). La comuna rural contina exis-tiendo ba jo una forma modificada en numerosas regiones del Ecuador, y resiste tenaz-mente a la ofensiva del propietario de la tierra. Esta lucha creciente entre la propiedadprivada y el rgimen comunal que los indios continan defendiendo enrgicamente, colocaa los indgenas ante la perspectiva de una expropiacin completa; y esta eventualidadejerce sobre ellos una influencia revolucionaria.

    La clase obrera del Ecuador

    En el Ecuador, como en la India, la clase obren pertenece a la casta inferior. La mayorparte de los trabajadores son los representantes de una raza mitigada; los indios puros noson los ms numerosos ms que en las regiones de algunas provincias. La clase obreraest pues sometida a un doble yugo: opresin de raza (prejuicio de la "raza inferior") yopresin econmica. Bajo esta doble opresin, los trabajadores del Ecuador toman pocoa poco conciencia de sus distintos intereses de dase. El proletariado se encuentra, parti-

    cularmente, concentrado en las tres provincias donde la industria est ms desarrollada ycuyas grandes villas constituyen el centro del movimiento revolucionario ms intenso. Gua-yaquil y Quito son las villas eminentemente revolucionarias. El proletariado de las otrasprovincias, con una vida econmica ms atrasada, comienza apenas a salir de la masapredominante de los artesanos.

    Las primeras organizaciones obreras y la confederacionobrera del Ecuador

    En el siglo XIX, dado el gran retraso econmico del pas, el Ecuador no posea un pro-

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    letariado numeroso. Las organizaciones obreras del Ecuador tenan, exclusivamente, elcarcter de sociedades de socorro mutuo, de las cuales fueron saliendo poco a poco lasorganizaciones "socialistas", trmino que slo se puede aceptar convencionalmente, pues,al lado de los obreros, formaban parte algunos pequeos patronos.

    Hasta 1912, las organizaciones obreras del Ecuador han permanecido desmenuzadasy sin ningn centro nacional. Gracias a la actividad de ciertos miembros de la "SociedadArtstica Industrial del Pichincha", en Quito, fue creada la Confederacin Obrera del Ecua-dor (C. O. E.) de la que tomaron parte casi todas las organizaciones del pas. Hasta 1923,la C.O.E. no efectu Casi ningn cambio en el movimiento obrero del Ecuador. Pero lasgrandes organizaciones que formaban parte de esa central, sufrieron una evolucin rpida;no solamente su ideologa se desplaz a la izquierda, sino que ellas modificaron conside-rablemente la organizacin hbrida primitiva, a la cual adheran a la vez asalariados y pe-queos patronos, dndole el sentido de una organizacin puramente sindical. As sucedicon la Federacin obrera de la provincia del Guayas, la seccin ms fuerte de la C.O.E. Afines de 1927, se reuni el Congreso Obrero del Ecuador cuyos resultados no conocemosan. Hay que esperar que los esfuerzos del partido socialista del Ecuador, que ha buscando

    dar al primer Congreso obrero un carcter sindical de clase, y que la actitud de las organi-zaciones obreras, afiliadas a este partido, contribuirn a llevar alguna modificacin a losestatutos.

    Composicion de la C.O.E.

    Existen tres clases de organizaciones en la C.O.E.: 1) corporaciones (guildes) quepredominan an y que agrupan asalariados y a pequeos pa- tronos al mismo tiempo; 2)

    organizaciones puramente sindicales de obreros asalariados de ciertas profesiones, talescomo panaderos; matarifes, albailes, y que no admiten patronos en sus filas; 3) organi-zaciones mixtas que agrupan, al mismo tiempo, a obreros y a patronos de diversas profe-siones. Los guildes y las organizaciones mixtas se modifican poco a poco, adquieren uncarcter sindical de clase, notablemente en las grandes villas del Ecuador donde la con-centracin capitalista se deja sentir ms vigorosamente.

    Bajo el punto de vista ideolgico, la C.O.E. se ha conducido siempre como una orga-nizacin nacional, impregnada de espritu conservador, servilmente atenta con el gobiernode la burguesa y absolutamente intil para los intereses del proletariado. U poltica funesta

    de la C.O.E. por el puado de pequeos burgueses que se han emboscado en la direccincentral. La ms fuerte de las secciones, la Sociedad "artesana e industrial" de la villa deQuito, que hemos citado mis arriba, ha dado siempre los cuadros principales de la C.O.E.reclutados casi exclusivamente entre las personas ligadas a la burguesa y al gobierno. Laincapacidad, el servilismo, las intrigas, tales eran los rasgos caractersticos de casi todoslos que estaban colocados a la cabeza del Directorio nacional de la C.O. E. y de la Sociedadartesanal e industrial.

    Las organizaciones socialistas y el movimiento obrero

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    Se han formado, en ciertas partes del Ecuador, guildas y uniones obreras mixtas contendencia socialista; ellas desarrollan una actividad bastante grande, y se transforman pocoa poco en verdaderos sindicatos de clase. Existen algunas organizaciones de esta especieen Guayaquil y en las provincias interiores. La mayora de los sindicatos autnomos deGuayaquil han constituido, en 1922, una Federacin regional de obreros del Ecuador. Espreciso observar, muy especialmente, a esta organizacin que est adherida al partido so-cialista de la provincia de Chimborazo, y cuyo domicilio se halla en la Villa de Riobamba.Esta organizacin ha progresado grandemente en el camino de la reorganizacin, y ellaes la que facilita excelentes militantes al movimiento obrero.

    El movimiento de clase de los obreros y de los campesinos se hace activo, durante elperodo en que Jos Luis Tamayo fue presidente (19201924); es en esta poca cuando lasupremaca del gran capital ha llegado a su punto culminante, en el Ecuador.

    Hasta en 1922, la clase obrera no ta participado en la vida poltica del pas ms quecomo un apndice de los partidos burgueses y de los lderes revolucionarios burgueses.En el litoral del Pacfico, ella fue siempre el amparo del liberalismo. Los clericales conser-vaban un gran poder sobre la mayora de la poblacin en las provincias in teriores del pas.

    En Guayaquil, puer- to principal y centro industrial del pas, se ha formado una corrientesindicalista y anarcosindicalista bastante fuerte.

    Veamos las huelgas ms importantes, impregnadas de una cierta conciencia de clase.La huelga de tipgrafo de Quito, en 1919, la primera victoriosa, fue dirigida por un

    grupo radical-socialista que sostuvo, por otra parte, la candidatura del doctor Gonzalo Cr-dova en las elecciones presidenciales de 1921.

    En 1921, una gran huelga en los yacimientos aurferos de una compaa yanqui fueaplastada por el gobierno.

    En 1922, huelga de los ferroviarios. La clase obrera de Guayaquil, sometida a condi-

    ciones verdaderamente penibles, atravesaba un periodo de agitacin bastante grande. Losferroviarios, qu haban creado una Federacin impregnada de una ardiente espritu revo-lucionario, hablan tropezado con la negativa opuesta a las reivindicaciones que habanpresentado a la compaa yanqui de los caminos del Sur. La Fe deracin regional del Ecua-dor se puso al frente de la huelga llevndola a la victoria. De esto result, para la Federa-cin, un crecimiento de su influencia: numerosas organizaciones obreras, nuevas, le dieronsu adhesin.

    En noviembre del mismo ao 1922, los tranviarios de Guayaquil presentaron a la Com-paa un cuaderno de reivindicaciones que los patronos rechazaron. La Federacin regio-nal intervino entonces y declar una huelga, invitando a todos los trabajadores de Guayaquila unirse a la lucha para romper la obstinacin patronal. Casi todas las organizaciones res-pondieron a este llamamiento, salvo la Confederacin Obrera de Guayaquil; aunque, alcabo de algunos das, empujada por las masas, que mostraban un estado de espritu re-volucionario, ella fue obligada a unirse a la huelga general.

    Toda la vida se encontr paralizada en Guayaquil. Un gran pnico se extendi por laburguesa, a la vista del entusiasmo de la clase obrera. El 14 de noviembre, una grandiosademostracin obrera tena lugar en esta villa; el 15 de noviembre, ms de 40.000 trabaja-dores recorran las calles de nuestra capital comercial. Las tropas estaban apostadas enlas encrucijadas en espera de los manifestantes. Se vean carteles sobre ciertos edificios,

    firmados por el "Soviet" de Guayaquil. Y hecho remarcable: ni un slo crimen se ha regis-trado en el transcurso de las jornadas en que toda la villa estuvo en manos de la clase

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    obrera.Cuando los manifestantes se encaminaron hacia la prisin para libertar a los camara-

    das que las autoridades haban encarcelado en gran cantidad, los soldados tiraron sobrela muchedumbre. La matanza revisti los caracteres ms atroces, y ms de 800 obreros,mujeres y nios quedaron tendidos sobre las calles de Guayaquil. La burguesa aplaudaruidosamente este acto, desde lo alto de los balcones, y tiraba tiros de revlver sobre lasmanifestantes.

    Cuando fue conocida la noticia del crimen perpetrado por la burguesa y su gobierno,los obreros de diversas villas de la repblica descendieron a la calle para protestar. EnQuito y Riobamba, la polica dispers violentamente las reuniones obreras. La prensa bur-guesa hizo la conspiracin del silencio alrededor de estos trgicos acontecimientos.

    Entonces se empez a perseguir a los jefes obreros; ciertas organizaciones fueron di-sueltas, y el movimiento obrero de Guayaquil se debilit grandemente. Pero, por lo menos,las matanzas del 15 de noviembre tuvieron como resultado la inspiracin al proletariadode Guayaquil de un odio irreductible hacia la burguesa. Se puede decir que, a partir deese momento, perdi todo el apoyo de las masas. El 15 de noviembre de 1922 ilumin a

    todo el pas con los acontecimientos de Guayaquil y seal la entrada del proletariadoecuatoriano en la va de la revolucin social.

    Las luchas electorales de 1923

    Las elecciones presidenciales de 1923 tuvieron gran importancia. El gobierno y el par-tido liberal sostenan la candidatura Crdova, mientras que otra parte de la burguesa libe-ral, y ms particularmente la pequea burguesa, as que una ntima parte del proletariado,

    apoyaban la candidatura Intriago. Un tercer candidato, el coronel Juan Manuel Lasso, quepuso al frente un programa radical-socialista, adquiri gran popularidad en las provinciasinteriores. Es preciso sealar tambin la agitacin electoral llevada a cabo entre los traba-jadores de la "Interandina", as como las reivindicaciones obreras incluidas en el programaLasso, que entusiamaron a las masas populares. El peridico de Lasso Humanidadhizouna intensa campaa socialista hasta el 15 de noviembre de 1923, poca en que fue sus-pendido por haber publicado un artculo consa grado a la memoria de las vctimas de lamatanza de Guayaquil. El estado de espritu de las masas obreras tom un carcter neta-mente revolucionario, caus grandes molestias al gobierno que recurri a violentas repre-

    salias en varias villas.

    La revolucion militar y socialista de 1925

    En 1925, el movimiento obrero comenz a tomar vida, a lo que la cam- paa del partidosocialista haba con- tribuido en gran medida. El gobierno Crdova (este candidato guber-namen- tal y liberal haba sido elegido presi- dente) condujo al pas a una ruina eco- nmicacompleta. La hegemona del capital financiero, y notablemente de la plutocracia de Gua-yaquil, se haba hecho insoportable. La situacin de la economa nacional se agravaba deda en da, y al mismo tiempo, la vida de las clases pobres empeoraba rpida- mente. En

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    este momento, hemos comenzado una campaa violenta contra el gobierno, denunciandotodos los crmenes de nuestra burguesa. La ruina del pas era tan evidente, que, inclusolos peridicos burgueses, exceptuando algunos, tomaron una actitud hostil al gobierno,sosteniendo nuestra campaa contra los desvos de la plutocracia. Los principales grupospolticos de la oposicin eran: el bloque socialista radical, dirigido por Luis N. Dillon; la Ligasecreta de los oficiales subalternos y nuestro pequeo grupo socialista. La revolucin erainminente, y nosotros lo decamos abiertamente en nuestro peridico La Antorcha. "La pr-xima revolucin tendr una carcter econmico", escribamos, creyendo que las capas in-feriores del cuerpo de oficiales seran uno de los factores de esta revolucin. Desde estemomento, nuestros esfuerzos tendieron a imprimir al movimiento revolucionario una buenaorientacin, estableciendo contacto entre los crculos militares y las organizaciones obreras.En julio de 1925, la Liga militar comprenda a todos los oficiales subalternos. Los miembrosde la Liga estaban en contacto estrecho con las masas de soldados.

    El 9 de julio, la revolucin estall. El presidente de la Repblica, el ministro y los fun-cionarios superiores, as que el alto mando del ejrcito, fueron detenidos. Fue constituidauna "Junta", y Dillon recibi la cartera de Hacienda. Por todas partes se formaban Soviets

    militares, agrupados orgnicamente por la Junta militar superior. Los obreros celebrabangrandes reuniones y enviaban sus diputados a las Juntas militares para exponer sus rei-vindicaciones. El programa de las Juntas comprenda toda una serie de artculos anun-ciando reformas sociales; el gobierno revolucionario prometa el saneamiento de lasfinanzas nacionales, lo que suscit la aprobacin unnime de la clase obrera. Sostenidopor los militares y la dase obrera, el gobierno realiz, en el curso de los primeros meses,una serie de importantes reformas, atacando seriamente a la influencia del capital finan-ciero. Por primera vez en la historia del Ecuador, los grandes financieros y funcionarios su-periores, prevaricadores, fueron aprisionados.

    La revolucin de julio di un impulso grande al movimiento socialista.Este reuni, en1926, con la participacin de los grupos socialistas y los sindicatos obreros, un Congresomuy importante que decidi afiliarse a la internacional Comunista. Numerosos sindicatosobreros fueron reorganizados, y se fundaron muchos nuevos.

    Provocacin burguesa

    La revolucin de julio deba su fuerza a la estrecha ligazn entre la clase obren, el go-

    bierno y los elementos militares revolucionarios. Pero la burguesa llevaba a cabo una ofen-siva vigorosa contra el ministro de finanzas que efectuaba un programa econmico radical,y por otra parte, trataba de romper el frente revolucionario. La burgesa recurri al proce-dimiento de la provocacin para engaar a los elementos militares. Ella proclam que laclase obrera de Guayaquil se preparaba a un nuevo golpe de Estado que sera un golpede Estado comunista. Se difundi, incluso, un falso programa que llamaban comunista ydonde se hablaba de incendios, de asesinatos, etc. Se detuvo a numerosos trabajadores,los peridicos fueron suprimidos, ciertos sindicatos disueltos. Para defenderse contra lallamada ofensiva comunista, la burguesa de Guayaquil form guardias cvicas, y trat deatraerse a su campo al comandante de la guarnicin local, pan atacar al gobierno. Final-

    mente, el gobierno tom medidas enrgicas, desarm a las guardias cvicas e hizo detener

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    a los culpables. No obstante, el frente de los obreros y de los oficiales fue roto por las in-trigas de la burguesa. Esta logr provocar una crisis en el seno de la Junta, y los ministrostuvieron que presentar la dimisin. A partir de este momento comenz la bancarrota deuna revolucin que mereca muy bien el nombre de socialista.

    Fue bajo el segundo gobierno revolucionarlo cuando comenz, en la provincia de Ca-yambe, un movimiento comunista, relacionado con la ocupacin de las tierras comunalespor los grandes propietarios terratenientes. Por orden del partido socialista, yo me puse alfrente de este movimiento. Logramos obtener una victoria sobre la burguesa y dar granprestigio al partido. Pero esta victoria desencaden una violenta reaccin burguesa. El mo-vimiento de Cayambe puso de relieve el tan importante papel revolucionario de los indiosdel Ecuador en la lucha contra el yugo capitalista. Es en Cayambe donde organic la pri-mera Unin campesina entre los indios.

    En 1926, conseguimos reunir, bajo la iniciativa socialista, la primera Confederacinsindical. Los delegados de 14 organizaciones obreras acudieron a esta reunin, pero, des-graciadamente, el Comit elegido, y que fue encargado de convocar un congreso obrero,permanece absolutamente inactivo.

    El gobierno laborista del Ecuador y la clase obrera

    El Ecuador est actualmente gobernado por un gobierno laborista semejante al deCalles (Mjico), pero que es, en muchos casos, ms radical. Este gobierno busca asegu-rarse una base slida en el pas; pues toda la gran burguesa no cesa de tramar intrigascontra las realizaciones revolucionarias. El gobierno se disponde, en consecuencia, a crearuna organizacin anloga a la C.R.O.M. (Confederacin del Trabajo de Mjico) y ha con-

    tribuido a la convocacin del Congreso obrero. Se comprende que el partido socialista sealarmase por este peligro reformista. Nuestras organizaciones deban entrar en lucha, enel Congreso obrero, contra esta tendencia que desva la moral revolucionaria de las masas.Ignoro, por desgracia, el resultado del Congreso pues ste ha sido abierto despus de misalida del Ecuador.

    Las relaciones de la clase obrera del Ecuador con el proletariado internacional sonprecarias. La C.O.E. mantiene alguna relacin con la Federacin Panamericana del Tra-bajo. La I.S.R. se ha limitado a dirigir un manifiesto a nuestra Conferencia Sindical; la In-ternacional de Berln y los Obreros Industriales del Mundo han querido arraigarse en el

    Ecuador pero vanamente. No tenemos ninguna clase de contacto con Amsterdam. Laclase obrera del Ecuador se ha desenvuelto en pleno aislamiento, sin el sostenimiento delproletariado internacional. Por la iniciativa del partido socialista las organizaciones obrerasafiliadas han establecido relaciones con la I.S.R. y han elegido representante para el pr-ximo Congreso de sta.

    La similitud del movimiento obrero del Ecuador con el de los otros pases de AmricaLatina

    Se puede decir que el movimiento obrero se ha desarrollado de una manera casi idn-tica en Colombia y en el Ecuador, a consecuencia de la similitud de numerosos factoreseconmicos, religiosos, topogrficos y climatolgicos. En el Ecuador, igualmente que en

    Colombia, el proletariado tiene un estado de espritu revolucionario. En mayo de 1926 se

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    reuni, en el Ecuador, un primer Congreso socialista donde atuvieron representados, noslamente grupos socialistas, sino tambin organizaciones sindicales. Algunos meses mistarde se abra el Congreso socialista de Colombia donde, lo mismo que en el Ecuador, sehaba formado un partido socialista, con tendencia favorable al comunismo. Este Congresoha decidido hacer gestiones para la afiliacin a la III Internacional. En Colombia, como enel Ecuador, las organizaciones obreras han contribuido a organizar el partido. En general,el movimiento obrero del litoral del Pacfico de Amrica del Sur (Colombia, Ecuador, Pery Bolivia) presenta rasgos comunes. Debemos esto, en buena parte, a la debilidad num-rica de la inmigracin procedente de Europa. Adems, el movimiento obrero de todos lospases de Amrica Latina est interesado en la lucha comn contra el imperialismo queoprime a nuestras jvenes naciones. Estamos obligados a luchar en dos frentes: contra elenemigo de clase en el interior y en el exterior.

    Lo que explica, tambin, la similitud del movimiento revolucionario de estos pases, esla supremaca numrica de las tribus indias en su poblacin. Estas tribus, formando un po-tente factor revolucionario, presentan perspectivas de revolucin social ms amplias enMjico, Per, Bolivia, Ecuador, etc. comparativamente con los otros pases. La poblacin

    india de Amrica Latina y, notablemente, la del Per, Bolivia y del Ecuador, que eran enotro tiempo elementos constitutivos del Estado agrario socialista de los Incas, guardan hoytodava fuertes tradiciones comunistas, e incluso restos de instituciones comunistas. El es-pritu de clase est muy extendido entre los indios.

    La Federacin Sindical de Amrica Latina

    Se ha celebrado una Conferencia de los delegados obreros de Amrica Latina en el mes

    de diciembre ltimo bajo la iniciativa de la I.S.R. en Mosc, con objeto de buscar los mediosagrupar el proletariado de Amrica Latina. La Conferencia ha decidido pedirir al prximoCongreso de la I.S.R. la convocacin de una Conferencia de todos los delegados de Am-rica Latina. Esta Conferencia se ha celebrado a continuacin del IV Congreso de la I.S.R.en Mosc (vase artculo del camarada Dujone, en este mismo nmero de nuestra revista)para designar un secretariado provisional, encargado de hacer el trabajo preparatorio deotra Conferencia que ha de tener lugar en Montevideo, en la cual participarn todas las or-ganizaciones de Amrica Latina, que quieran estar representadas. En ltimo anlisis, estasconferencias tienen por finalidad el crear una Federacin Sindical de Amrica Latina, cuya

    fundacin es deseada por los trabajadores de nuestros paises indo-hispanos. te video,creado, eventualmente, en a la celebra- un Secretariado que prepara unidad le los cindel Congreso de unidad de los obreros de Amrica Latina. Esta resolucin ser, cierta-mente, acogida con gran entusiasmo en toda Amrica Latina. Esperemos que nuestrosesfuerzos sean coronados por el xito.

    Rcardo Paredes.

    Fuente: Ricardo Paredes, "El movimiento obrero en el Ecuador," La Internacional Sindical Roja 1 (August 1928): 76-81.

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    INTERVENCIN EN EL VI CONGRESO DE LAINTERNACIONAL COMUNISTA

    D ISCUSIN SOBRE EL PROGRAMA DE LA REVOLUCIN MUNDIALJOR NADA VE INT E Y CINCO - TARDE DEL 9 DE AGOSTO DE 1928

    MOSC

    Ricardo Paredes (Delegado de los partidos comunista y socialista del Ecuador): Ca-maradas, es la primera vez que los delegados de varios partidos proletarios de AmricaLatina que se han constituido estos ltimos aos (Partido Socialista Revolucionario de Co-lombia, Partido Socialista y Comunista del Ecuador, Partido Comunista del Paraguay) in-tervienen en un congreso de la Internacional Comunista. La participacin de los pases deAmrica Latina en una escala cada vez ms grande en el movimiento comunista mundial

    indica que la Internacional Comunista tiene races profundas en el mundo entero. Ahoraque el imperialismo de la Amrica del Norte ocupa el primer lugar en la economa y la po-ltica mundial; y constituye la fortaleza de la burguesa, el movimiento obrero de AmricaLatina, por su situacin estrategica, adquiere un valor considerable.

    El proyecto de programa presentado por el Comit Ejecutivo de la Internacional Co-munista me parece bueno en el fondo. Su estructura es correcta, su estilo facilita la lectura.A pesar de esto, creo que ciertos puntos podran ser ampliados, tratados de modo un pocomenos esquemtico.

    El proyecto constituye seguramente un progreso considerable respecto de los progra-mas anteriores. Su forma es muy dinmica, y algunos problemas, solamente esquemati-zados en los programas anteriores, estn aqu bien tratados. Ms an, hay cuestionanuevas. La base internacionalista es mejor que la de los programas anteriores, en los cua-les haba una cierta manera europea de tratar todos los problemas mundiales. A pesar deesto, creo necesario dar ms fuerza a los problemas de los pases coloniales y semi-colo-niales que constituyen la mayor parte de la Tierra.

    La introduccin del programa me parece un poco brusca; se trata el problema del im-perialismo antes de haber definido al captalismo de libre competencia, forma que conven-dra solamente se el programa no se dirigiese ms que a elementos ya madurosideolgicamente. Parece necesario dedicar algunas lneas ms el problema de la guerra

    mundial, con todas sus consecuencias para elmovimiento obrero, la economa y la polticamundiales. Juzgo necesario ampliar un poco la referencia histrica a la I y a la II Interna-cional, as como presentar a la revolucin rusa como una nueva etapa para el proletariadodel mundo entero, ya que, en el proyecto, la revolucin rusa est tratada demasiado lige-ramente.

    En el primer captulo, se debera hacer una exposicin ms completa de la doctrinamarxista acerca del desarrollo capitalista.

    Me parece que el programa no da una fisonoma propia al desarrollo del capitalismoen los pases coloniales y en aquellos llamados semicoloniales. Estos pases abastecen a

    la economa mundial de la mayor parte de los productos alimentarios y de las materias pri-mas para la industria. Bujarin ha dicho que ciertos pases, como Inglaterra, no pueden vivir

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    ms que gracias a las materias primas y a los alimentos que vienen en gran parte de lospases coloniales. Por otra parte, la industria en vas de desarrollo en dichos pases colo-niales y semicoloniales provee una parte bastante considerable de los productos necesa-rios para el consumo, no solamente de estos pases, sino tambin para la exportacin,aun cuando esta exportacin sea todava mnima. Al mismo tiempo campos se industria-lizan en estos pases sobre todo en los llamados semicoloniales, como la Argentina. Unacaracterstica importante de estos pases es la forma de distribucin de la tierra. En los la-tifundios, que es la forma de explotacin agrcola domite, trabajan a veces miles de prole-tarios agrcolas (Brasil, Mxico, Argentina) . En el Brasil, hay latifundios tan grandes comoSuiza. En estos latifundios, aun cuando lentamente, la industrializacin se realiza, concen-trando un proletariado numeroso. Esto constituye un hecho muy importante para la orga-nizacin de los trabajadores y para la elaboracin de un programa de lucha justo ennuestros pases.

    Es preciso definir de manera clara la forma de dominacin imperialista en los pasescoloniales y semicoloniales, el modo como se desenvuelve el capitalismo nacional, sus re-laciones con el imperialismo. En qu consiste esta poltica de los pases imperialistas?

    Especialmente, los Estados Unidos de Amrica e Inglaterra tienden a crear en las coloniasuna industria extractiva; como consecuencia, la industria minera se encuentra all muy des-arrollada. La industria de transformacin es desarrollada, por parte de los imperialistas, enuna escala muy mnima, solamente en la medida en que ella no pueda perjudicar a la in-dustria de la metrpoli y que pueda aprovechar la mano de obra indgena barata. Los im-perialistas desarrollan tambin la industria hidroelctrica y la industria agrcola (refinerasde azcar, destileras, tabacales).

    Por otra parte, el capitalismo nacional trata de crear una industria de transformacin,pero tiene en su contra toda la poltica econmica del imperialismo. En el dominio de la

    agricultura, el imperialismo trata de aprovechar el clima para crear gigantescas explotacio-nes en las cuales se cultiva un nmero restringido de productos agrcolas, necesarios parala metrpoli pero sin atender a las necesidades de los nativos. De esto resulta que estospases al estar obligados a adquirir en las metrpolis los productos de primera necesidadque ellos no producen, estn firmemente sujetos a las metrpolis. Es as como, entre otrospases semicoloniales, la isla de Cuba, especializada en la produccin de tabaco, de az-car, de frutas, para los imperialistas yanquis, est obligada a comprar los productos de pri-mera necesidad en los Estados Unidos de Amrica. El estado de estos pases justifica encierta medida la expresin del programa respecto de los pases coloniales y semicoloniales,referida a que, "con relacin a los pases industriales, que constituyen de algn modo laconcentracin urbana mundial, ellos representan la campaa del mundo".

    Para apoderarse de los pases libres, el imperialismo penetra en ellos por medio delcomercio, del capital financiero. Poco a poco, con la resistencia o el consentimiento ms omenos pasivo de los elementos nacionales, el imperialismo se crea una fuerte posicineconmica, y, paralelamente, en la mayora de los casos, conquista posiciones polticas.As, coloniza Cuba, Nicaragua, Panam y otras repblicas de Amrica Latina, en las cualessu dominacin poltica y econmica es muy fuerte. Otros pases resisten ms a la domi-nacin econmica y poltica, ya sea porque son ms grandes, y por consiguiente ms di-fciles de sojuzgar, ya sea porque ellos sacan partido de su situacin geogrfica o de la

    compete de otros imperialismos. En estas condiciones se hallan algunos pases de AmricaLatina, tales como la Argentina, el Brasil, que, a pesar de la penetracin econmica del im-

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    perialismo, no son todava sino semicolonias. Mxico resiste heroicamente a la penetracinimperialista; ocupa as un lugar vecino al de los pases semicoloniales. Pero la colonizacinde Mxico hallar grandes obstculos para el imperialismo, debido a su gran fuerza eco-nmica y poltica. El Ecuador, como consecuencia de su situacin geogrfica alejada delos Estados Unidos de Amrica y de Inglaterra, no ha sido todava profundamente pene-trado por los capitalismos extranjeros. An no ha contrado ningn emprstito con los Es-tados Unidos de Amrica, y sus inversiones son mnimas. Por otra parte, el capital nacionales ms conside [rablemente escaso por lo que es de prever que]* la colonizacin de estepas ser ms fcil cuando los imperialistas se ocupen ms seriamente de la explotacinde las riquezas de este pas.

    Es muy importante establecer una distincin entre los pases semicoloniales y aquellosque, a falta de un trmino mejor, pueden ser llamados "dependientes". Los problemas dela lucha proletaria deben ser encarados de un modo diferente en los pases coloniales ysemicoloniales que en los pases "dependientes". Es muy importante establecer esta divi-sin porque la concepcin que se ha tenido hasta aqu de nuestros pases los consideracomo la "campaa del mundo", y altera as los problemas de la lucha en estos pases al

    subestimar las fuerzas proletarias y al sobrestimar la cuestin campesina. Es por ello quelas consignas de la revolucin agraria democrtico-burguesa estn consideradas en el pro-grama como las tareas por realizar en estos pases.

    Para caracterizar las relaciones de fuerza entre el imperialismo y los pases coloniales,semicoloniales y "dependientes", se puede establecer la siguiente formulacin: "A una pe-netracin econmica ms profunda de los imperialistas corresponde una mayor dominacinpoltica". Para los pases "dependientes" que, gracias a una fuerza poltica bastante grande,son capaces de resistir a la penetracin imperialista, esta frmula no es enteramente justa,porque la penetracin econmica extranjera se corresponde con una dominacin poltica

    menor. Es el caso de la Argentina y del Brasil.Es comprensible que no pueda establecerse una clasificacin rigurosa entre los pasesllamados semicoloniales, puesto que hay un gran nmero de formas intermedias. Se debeentonces aceptar una nueva categora adjunta a los tres grupos de pases, clasificados enel programa de acuerdo con su desarrollo econmico y el grado de dependencia poltica.Este nuevo grupo estara constituido por los pases "dependientes", que estn penetradoseconmicamente por el imperialismo pero que conservan una independencia poltica bas-tante grande, ya sea debido a una penetracin econmica dbil, ya sea debido a su fuerzapoltica.

    El imperialismo, con todos estos rasgos caractersticos de penetracin econmica, sumonopolismo, su poltica econmica, cambia el desarrollo normal del capitalismo en nues-tros pases, y por ello este desarrollo reviste un carcter diferente del de Europa en el pe-rodo del desarrollo del capitalismo de libre competencia.

    Debido a que todas estas causas provocan un movimiento revolucionario poderosoen los pases coloniales y semicoloniales, la Internacional Comunista debe acordarles unamayor atencin.

    En el captulo IV, hay una serie de problemas discutibles. En la pgina 21 del folletopublicado en francs, en el pargrafo que trata acerca de la agricultura, punto d], al hablardel modo de reparticin de las grandes propiedades agrarias expropiadas, se propone dis-

    tribuir las tierras arrendadas antes a los campesinos pobres y en parte a los medianoscampesinos. Voy a exponer aqu mi punto de vista. Propongo la siguiente enmienda: "No

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    dar a los campesinos las tierras que estaban arrendadas, sino crear explotaciones colec-tivas."

    Los pases con un capitalismo altamente desarrollado tendrn, en el momento de larevolucin proletaria, grandes dificultades para solucionar el problema de la tierra. En al-gunos de estos pases, por ejemplo, en Francia, el nmero de campesinos es muy grandey la tierra est muy subdividida. Por otro lado, el espritu individualista de esos campesinoses un factor muy desfavorable para la socializacin de la tierra. Soluciones diferentes seimponen en los diferentes pases en materia de la reparticin de la tierra. Debido al grannmero de campesinos existentes en ciertos pases capitalistas altamente desarrollados,ser necesario establecer una alianza con el campesinado. Una dictadura exclussiva delproletariado ser, en principio, muy difcil, como consecuencia de la fuerza econmica quetodava representa el campesinado.

    En este sentido, los pases atrasados desde el punto de vista industrial se encuentranen mejores condiciones en lo que concierne a la socializacin de las tierras; su principalobstculo para el socialismo ser la industrializacin escasamente desarrollado. En ungran nmero de pases de Amrica Latina, los latifundios son la forma predominante de la

    propiedad agraria; el trabajo asalariado y el sistema de arrendamiento son all dominantes.La tierra concentrada en pocas manos ser fcil de expropiar y de socializar. Por otra parte,los pases de Amrica Latina que tienen una poblacin indgena muy numerosa (Mxico,Ecudor, Per, Bolivia) estn en mejores condiciones para la edificacin del socialismo enel campo que los pases donde este elemento indgena no existe. Existen numerosas co-munas en Mxico, en Ecuador, en Per, en Bolivia, que representan actualmente elemen-tos combativos contra el poder de los feudales y que, en el momento de la instauracin delrgimen proletario, sern ncleos para la cooperacin socialista en el campo. Los indiosamericanos tienen un espritu colectivista muy notable. Constituyen cooperativas de pro-

    duccin agrcola, de irrigacin, de construccin y otras formas de trabajo colectivo. Estoselementos deben ser utilizados en el estado proletario para la construccin del socialismo.Muchos levantamientos de obreros agrcolas y de campesinos en Amrica Latina tu-

    vieron como centros a las comunas. En el Ecuador, en 1926 se produjo un gran movimientode masas por el reclamo de tierras ejidales (tierras que pertenecen a los pueblos o a lasciudades) que haban sido robadas por los feudales. En el curso de este ao, cuatro gran-des levantamientos de indios se han producido en el Ecuador. Una de estas rebelionestuvo como punto de partida una de las comunas. Algunos de estos levantamientos hansido dirigidos por el partido socialista. En estas rebeliones hemos podido apreciar la granfuerza revolucionaria de los indios y su espritu colectivista. En la Argentina y en el Uruguayla situacin en el campo vara, porque en estos pases de latifundios la parte ms impor-tante de los obreros agrcolas y de los campesinos est constituda por mestizos, criollosy obreos europeos emigrados entre los cuales predomina el espritu individualista. (En laArgentina, el levantamiento ms importante de los obreros agrcolas y de los campesinosha sido el de los peones** de la Patagonia.)

    Con el problema revolucionario est ligado el de las razas oprimidas, como los indiosde Amrica Latina. Los indios constituyen en algunos pases la poblacin predominanteen los campos, y sufren mucho ms que los obreros blancos y mestizos la explotacin delos terratenientes. Por otra parte, los indios, considerados como una raza inferior, son tra-

    tados ms brutalmente. Todos estos factores determinan, entre los obreros y campesinosindgenas, un gran espritu de solidaridad y de clase explotada. Asimismo, el indio es un

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    elemento muy revolucionario. Yo creo que este problema de las razas oprimidas debe sertratado en el programa.

    Otro problema que juzgo importante de encarar es el de las revoluciones pequeo-burguesas. En Amrica Latina ellas poseen una fisonoma propia y son de gran interspara la causa del proletariado. El camarada Thalheimer, en su crtica del proyecto de pro-grama, da una apreciacin falsa de la revolucin en algunos pases de Amrica Latina. Lams tpica de esas revoluciones es la revolucin de Mxico, que se prolong desde 1910hasta 1917, y que dej una situacin revolucionaria en el pas. Esta revolucin, cuyo ca-rcter es pequeoburgus, contiene ciertos matices socialistas, como consecuencia de laintervencin de la clase obrera organizada y de las reivindicaciones de carcter proletarioque han sido planteadas durante la revolucin. Algunas de ellas had sido cumplidas. LaCasa del Obrero Mundial, que entonces era el ncleo de la actual Confederacin [Regional]Obrera Mexicana, se presentaba con un programa socialista y luchaba junto con la pe-quea burguesa. El carcter antimperialista de la revolucin mexicana, la hegemona dela pequea burguesa, la heroica lucha de las masas campesinas por la tierra, dirigida porsu famoso jefe, el general Zapata, dan a la revolucin mexicana el carcter pequeobur-

    gus, adems, de otros rasgos pequeoburgueses que posee esta revolucin. Es precisoestudiar seriamente la revolucin mexicana, que es muy importante para el movimientoproletario del mundo entero y especialmente de Amrica Latina.

    La revolucin pequeoburguesa del Ecuador, en 1925, presenta ya otras caractersti-cas, a pesar de que posea ciertas similitudes con la revolucin mexicana. La revolucinde 1925 fue dirigida principalmente contra la plutocracia financiera que haba dominado elpas durante ms de treinta aos, contra los funcionarios corrompidos del estado, contralos jefes del ejrcito, contra los grandes propietarios terratenientes. El gobierno cvico-militarque fue instaurado tena cierta estructura sovitica. El gobierno se basaba en consejos mi-

    litares y delegados de las organizaciones obreras (estos ltimos solamente con derecho aser consultados). El rgano supremo era un consejo cvico. Los diferentes manifiestos deestos consejos militares, as como el programa de la liga militar que haba hecho la revo-lucin, hablaban siempre de las reivindicationes proletarias. Violentos golpes fueron dirigi-dos contra la plutocracia, y algunos monopolios capitalistas privados fueron trasferidos alestado. Fueron tomadas ciertas medidas radicales (ley de expropiacin de las tierras). Lospequeoburgueses fueron perseguidos; muchos de sus rganos de prensa, suprimidos;el clero, perseguido; ciertas reivindicaciones obreras fueron realizadas, y, en los inicios dela revolucin, las huelgas fueron apoyadas por el ejrcito. Fue el ejrcito el que determinla ocupacin de las tierras por la poblacin de Cayambe. En este perodo, se produjeronnumerosos levantamientos de obreros agrcolas y de campesinos contra los terratenientesy contra las autoridades. La revolucin tuvo tambin un carcter antimperialista. En los pri-meros momentos de la revolucin, el gobierno se preocup por la revisin de los contratoscon los imperialistas. Es muy importante conocer bien estas revoluciones pequeoburgue-sas porque ellas son capaces de remover profundamente la estructura social. Adems,durante estas revoluciones la organizacin obrera cobra un gran desarrollo, como en M-xico y en Ecuador.

    El captulo fija las tareas para los partidos comunistas segn el diferente grado de des-arrollo industrial de sus respectivos pases. Ya he hablado de la necesidad de crear un

    nuevo grupo para los pases que sufren la penetracin imperialista, pero que no son todavapueblos semicoloniales.

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    Los pases dependientes, como la Argentina, el Brasil y el Ecuador, son aquellos pasesdonde la fuerza del imperialismo no es preponderante. Esto es debido o bien a la fuerzapoltica de esos pases (Argentina, Brasil), o bien a la dbil penetracin econmica del im-perialismo (Ecuador). En dichos pases, creo, la consigna de la revolucin agraria demo-crtico-burguesa no es justa. Posiblemente, ella tendr ms xito en los pasesprofundamente penetrados por el imperialismo, donde la presin poltica de los imperialistasse hace sentir y donde la cuestin de la tierra constituye una de las palancas fundamentalesde la revolucin.

    Una de las causas que podran determinar una revolucin social en nuestros pasessera una guerra imperialista o una guerra contra la URSS. En ese caso, los problemas sepresentarn de manera diferente en la Argentina y en Mxico. En Mxico podra lucharsepor una revolucin antimperialista contra los propietarios terratenientes. En cuanto a la co-operacin de la burguesa nacional en esta guerra contra el imperialismo, es una cuestinsumamente problemtica. Si, en lugar de la pequea burguesa, es el proletariado el quetiene la direccin de esta revolucin, en estrecha alianza con el campesinado que reclamala tierra, la gran burguesa de Mxico se opondr francamente al proletariado y al campe-

    sinado. Incluso si, durante algn momento, la burguesa se colocase del lado del proleta-riado, lo traicionara ms rpidamente todava que la burguesa china, porque lasreivindicaciones del proletariado industrial y agrario, as como las del campesinado, plan-tearan de manera aguda el problema de las clases. De la misma manera que el proleta-riado recoge las experiencias de la lucha en el mundo entero, la burguesa tambin recogelas experiencias de las luchas contrarrevolucionarias. La burguesa nacional sabe bienque, en las condiciones actuales, una lucha contra el imperialismo, que tuviese como aliadoal proletariado organizado segn un programa revolucionario y a los campesinos que re-claman la tierra, es una alianza muy peligrosa para ellos. Los problemas de la indepen-

    dencia nacional no se presentan ahora a la burguesa de la misma manera queanteriormente, cuando en los pases coloniales y semicoloniales las fuerzas nacionalespretendan solamente obtener la independencia nacional. Ahora el proletariado existe comoclase organizada, revolucionaria, y estas circunstancias cambian la cuestin. En la pocaactual, los problemas sociales se plantean de manera muy aguda, cuando, los comunistasse expanden en el mundo entero y cuando la Internacional Comunista deviene la gua delproletariado revolucionario, la burguesa no puede tener una actitud semejan a la que tuvoen el momento de la independencia del pueblo de Amrica Latina. La recolonizacin delos pueblos de Amrica Latina, proseguida por los imperialistas a pesar de que despiertalos sentimientos nacionalistas de la burguesa, no puede ser impedida de manera eficazms que por la fuerza del proletariado y del campesinado. Es el momento del reagrupa-miento de las fuerzas antagnicas: el proletariado y las capas ms pobres contra el poderde la burguesa del mundo entero. El programa dice que el proletariado debe conservartoda su independencia de clase, toda su combatividad contra los explotadores, incluso sise diera una alianza temporaria con la burguesa. Estas frases son enteramente justas.Ellas deben penetrar profundamente en el espritu de todos los revolucionarios. La consignade la revolucin agraria democrtico-burguesa ha producido ya demasiada confusin enaquellos partidos de la Internacional Comunista que, durante cierto momento, han mani-festado tendencias oportunistas reformistas. Nosotros ya hemos indicado que en casi nin-

    gn pas de Amrica Latina los terratenientes constituyen una capa diferente de 1aburguesa. Inclusive, la burguesa y estas diferentes capas estn a veces confundidas en

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    una sola capa de plutcratas. En la ciudad de Guayaquil, el principal puerto del Ecuador,hay una plutocracia que posee al mismo tiempo latifundios, empresas industriales bancosy grandes establecimientos comerciales y de vivienda. Esta plutocracia monopolista es almismo tiempo una aliada fiel del imperialismo norteamericano. Algunas compaas indus-trial estn formadas por los capitalistas nacionales y extranjeros, como la Anglo-EcuatorianaOil Company. El mismo fenmeno se registra en otros pases de Amrica Latina. Se com-prende as que la solidaridad de los intereses de la burguesa nacional con los imperialistasdebe ser muy fuerte. Por esta razn, la burguesa de Guayaquil ha pretendido reiterada-mente aplastar al gobierno actual y, a pesar de que l ha concedido ciertos privilegios alimperialismo yanqui, ste no est todava conforme y trabaja por la instalacin de un nuevogobierno que le otorgue todos los privilegios. Yo pregunto cmo podramos nosotros ex-propiar solamente los capitales imperialistas y las tierras de los feudales sin expropiar alcapital nacional, siendo que ste est enteramente ligado a los propietarios terratenientesy a los imperialistas. Por otra parte, expropiar solamente la tierra de sus explotadores, de-jndoles las industrias, los bancos y el comercio, es decir, la fuerza econmica ms impor-tante, sera el fracaso de la revolucin democrtico-burguesa dirigida por el proletariado.

    La verdad es que la burguesa nacional preferir obtener menos beneficios y conservar supropiedad ponindose al servicio de los imperialistas.

    En el programa est indicado que en los pases coloniales y semicoloniales la partems importante de las industrias, de los bancos y del comercio est en manos de los ca-pitalistas extranjeros. Si esto fuera cierto, entonces, en el momento de la expropiacin delos imperialistas, el capital nacional sera tan mnimo que no representara una fuerza po-ltica importante. Sera pues un error dejar a nuestros enemigos de clase las ltimas forta-lezas. Si la revolucin agraria triunfa, si ella es capaz de expropiar a los propietarioslatifundistas, a los capitales de los imperialistas y sta es la tarea ms difcil si el pro-

    letariado y los campesinos tienen xito en constituirse en gobierno obrero y campesino,ser tambin posible expropiar los capitales de la burguesa nacional sin indemnizacin.Para la Argentina, el problema se presentar de manera un tanto diferente segn que

    la guerra se realice entre imperialistas o contra la Unin Sovitica. La consigna de una re-volucin por la independencia nacional en la Argentina tendra muy poco xito, porque laopresin imperialista no reviste all caracteres tan graves como en Mxico, en Cuba, enPanam. Para la Argentina, en caso de guerra, habra dos soluciones: una, la huelga ge-neral y el boicot de la clase obrera; o bien, la revolucin del proletariado apoyado por loscampesinos para expropiar el capital nacional y el de los imperialistas. Creo que para lamayora de los pases denominados semicoloniales y "dependientes", la consigna de larevolucin agraria no es justa.

    En cuanto a la colaboracin de los obreros con los zampesinos, no hay discusin po-sible: es una necesidad indispensable.

    La alianza del proletariado con la pequea burguesa se presenta de modo un tantodiferente. Los todava numerosos artesanos de algunos pases son elementos que puedenutilizarse con cierta confianza. Pero los pequeos patronos, los pequeos comerciantes,que quieren convertirse en grandes capitalistas, desean tener la hegemona en la lucharevolucionaria. Por ello, se trata de elementos muy peligrosos. La utilizacin de la pequeaburguesa para la causa de la revolucin depende de una justa poltica de una buena or-

    ganizacin de parte del proletariado. En cuanto a la participacin del proletariado en las lu-chas desencadenadas por la pequea burguesa y dirigidas contra los imperialistas o contra

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    la gran burguesa nacional, creo que es preciso intervenir de una manera decisiva, perosiempre conservando la independencia de clase, tratando de apoderarse de la hegemonaen la lucha revolucionaria, y no olvidando en ningn instante las posibles traiciones de lapequea burguesa.

    stos son, camaradas, los problemas que quera exponeros. La enmiendas suple-mentarias os sern presentadas aparte.

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    INTERVENCIN EN EL VI CONGRESO DE LAINTERNACIONAL COMUNISTA

    LA REVOLUCIN EN LOS PASES COLONI ALES Y SEMI-COLONIALESJORNADA TREINTA Y CUATRO - 17 DE AGOSTO DE 1928

    MOSC

    PAREDES (Ecuador): Camaradas: las tesis sobre el problema colonial son buenas engeneral; pero yo quiero hacer aqu algunas crticas referidas a diversas cuestiones.

    La clasificacin de los diferentes pases y grupos de pases tal cual lo establecen lastesis, es mejor que la del proyecto de programa. Pero yo creo que hace falta hacer unaclasificacin distinta con relacin a la economa y la poltica de los pases coloniales y se-micoloniales. Ya habl, a propsito del programa, de la necesidad de crear un nuevo grupode pases, el de los pases "dependientes". Esta cuestin es de importancia para la elabo-

    racin de una buena tctica en estos pases. No me detendr en esta cuestin, exceptopara sealar algunas diferencias que ya trat en la discusin del proyecto de programa.Insisto, sin embargo, en la necesidad de hacer un estudio ms profundo de los pases co-loniales, semicoloniales y dependientes.

    Para tratar la cuestin de la revolucin agraria democrtico burguesa, hay que encararcuatro aspectos fundamentales:

    1] la economa del pas en cuestin; 2] el grado de penetracin econmica del impe-rialismo; 3] la fuerza poltica del pas; 4] la dominacin del imperialismo. En cuanto a laeconoma del pas, debe estudiarse cuidadosamente las relaciones sociales de clases.

    Siendo esta cuestin muy poco conocida, se da una lnea tctica errnea a nuestros par-tidos y al proletariado.

    El proletariado debe realizar la revolucin democrtico burguesa? El proletariadodebe hacer una revolucin que beneficia a la burguesa? Yo creo que no.

    La economa de los diferentes pases dependientes, semicoloniales y coloniales pre-senta aspectos muy diferentes, sobre todo en lo referido a su grado de industrializacin.Creo que hace falta establecer las categoras siguientes de pases, basndose en el gradode su desarrollo econmico:

    1] Los pases que las tesis colocan en el primer grupo (pese a que la clasificacin deciertos pases en este grupo no corresponde a la realidad) y que disponen de una industriaen crecimiento, de fuentes importantes de materias primas necesarias para la industria(los pases de Amrica Latina son muy ricos en toda clase de minerales, en combustibles,sobre todo en petrleo, as como en materias primas agrcolas) tendrn la posibilidad dela construccin del socialismo en un futuro no lejano. El grupo de pases donde existe laposibilidad de la construccin del socialismo es ms amplio de lo que seala el programa.Adems debemos considerar que la existencia de la Rusia sovitica es una base muy im-portante para la creacin de nuevos estados proletarios. En varios de estos pases, sobretodo en los pases dependientes, hay una concentracin muy grande de la propiedad enpocas manos. Por otra parte, el hecho de que en la agricultura la tierra est muy poco di-

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    vidida (latifundios inmensos, que a veces son muy industrializados) constituye un elementofavorable para la realizacin. Sera bueno subdividir este primer grupo de pases en doscategoras, en base a razones polticas: a) pases dependientes (Argentina, Brasil, Uruguay,Mxico, Ecuador); b) pases coloniales y semicoloniales, en los que se plantea como pro-blema fundamental la cuestin de la emancipacin nacional.

    2] El segundo grupo de pases comprende a todos los pases de desarrollo econmico

    muy restringido, con proletariado poco numeroso e incapaz de ser la fuerza motriz de larevolucin, pese al apoyo del campesinado. Para estos pases, la revolucin democrtico-burguesa representa una tarea actual.

    3] El tercer grupo comprende a los pases muy poco desarrollados econmicamente,y en los que la gran industria es mnima o inexistente. Aqu, el proletariado constituye unacapa extremadamente dbil. Debido a que las diferenciaciones de clase son muy dbiles,las relaciones de clase son todava muy oscuras. En estos pases, la tarea consiste enuna revolucin por la emancipacin nacional.

    En los grupos segundo y tercero, es deber de los partidos comunistas desarrollar el

    proletariado naciente, favorecer la expansin de las fuerzas productivas del pas y obtenerpara las capas pobres de la poblacin el mximo de libertades polticas y de ventajas eco-nmicas.

    El papel de la burguesa nacional en los diferentes movimientos del proletariado y delcampesinado vara segn los diferentes pases. En primer lugar, en los pases dependien-tes donde existe ya una burguesa nacional que representa una fuerza poltica, esta fuerzano es empleada contra los imperialistas, sino contra el proletariado que lucha por sus rei-vindicaciones de clase. La lucha principal debe ser llevada aqu contra la burguesa nacio-nal, aliada de los imperialistas. En Mxico, el problema se presenta un poco diferente, a

    causa de la profunda penetracin del imperialismo, y del profundo odio histrico del pueblomexicano contra los imperialistas yanquis. La lucha contra el imperialismo ser tambinuno de los problemas fundamentales de la revolucin proletaria en todos estos pases. Enmi opinin, en las tesis se subestima la fuerza de la burguesa nacional. De lo que resultaque se encara casi exclusivamente los problemas de la lucha contra el imperialismo y quese olvida, por decirlo as, los de la lucha contra la burguesa nacional.

    La fuerza del proletariado en los pases dependientes, coloniales y semicoloniales delprimer grupo, constituye una fuerza no solamente numrica, puesto que ya ha luchado va-lerosamente contra la burguesa (China, Mxico, Brasil, Argentina, Chile, Per, Ecuador).

    El papel del proletariado es subestimado en las tesis. Adems, hay una concepcin falsadel campesinado. Se dice que el campesinado es all la clase ms numerosa y esto no escierto. En un gran nmero de estos pases el proletariado agrcola es. mucho ms nume-roso que el campesinado. Es verdad que no se puede colocar al proletariado industrial yal proletariado agrcola en el mismo plano, pero la concentracin de un gran nmero deasalariados en los latifundios constituye una fuerza muy poderosa. Debido a la subestima-cin de la burguesa y del proletariado y a la sobrestimacin del campesinado, todos losproblemas de estos pases son encarados solamente desde el punto de vista de la repar-ticin de las tierras y de la lucha contra el imperialismo.

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    Teniendo en cuenta todos estos elementos, analizar ahora el problema de la revolu-cin democrtico-burguesa en estos pases. En primer lugar, cules son los elementosque podrn participar en la revolucin democrtico-burguesa, agraria y antimperialista?Inicialmente debemos encarar la posibilidad de la participacin de la gran burguesa enesta revolucin. A lo que dije en oportunidad de la discusin del programa, agregar ahorasolamente que en los momentos actuales, la gran burguesa de estos pases forma parte

    del gobierno y est aliada al imperialismo (esta participacin de la gran burguesa en elgobierno es ms o menos intensa en los diferentes pases). En cuanto a los pases de-pendientes, la gran burguesa de estos pases estar siempre contra esta revolucin, queestar dirigida contra ella. En los pases coloniales y semicoloniales, la hegemona del pro-letariado y del campesinado se plantear de una manera clara; la gran burguesa estarcontra el proletariado y el campesinado.

    Las tesis subestiman el papel de la burguesa nacional en relacin con su fuerza eco-nmica, fuerza que es considerable en ciertos pases coloniales, semicoloniales y depen-dientes. Pero creo que subestima el papel de la burguesa nacional en la lucha

    antimperialista. La burguesa nacional de casi todos estos pases est ntimamente ligadacon el imperialismo, no solamente por lazos econmicos, sino tambin por un cierto repartodel poder poltico.

    En cuanto a la pequea burguesa, creemos que ella desempear en casi todos lospases un papel muy importante. En ciertos pases de Amrica Latina como Venezuela,Per, Brasil, Chile, Bolivia, Colombia, etc., la revolucin democrtico-burguesa est a laorden del da. En Venezuela y en Per, y como consecuencia de la inexistencia de partidoscomunistas y de un movimiento sindical desarrollado, la pequea burguesa desempearun papel predominante si la revolucin se produce en un futuro prximo. Pero la pequea

    burguesa es una clase vacilante, una clase que traicionar al movimiento revolucionariosi el proletariado y el campesinado no saben utilizarla.

    En los pases donde ya se han constituido regmenes pequeo burgueses (Mxico,Ecuador), puede ser que stos desempeen temporariamente un papel revolucionario,que la pequea burguesa en el poder pueda en ciertos casos, en una guerra mundial porejemplo, oponerse al imperialismo. El debilitamiento continuo de la fuerza progresista delos gobiernos pequeoburgueses debido aI crecimiento del movimiento revolucionario delproletariado y del campesinado, descontentos de los gobiernos pequeoburgueses, con-ducir a la lucha del proletariado y del campesinado y de ciertas capas de la pequea bur-

    guesa fuera del poder, contra los gobiernos pequeoburgueses que capitulan siemprems ante el imperialismo, la gran burguesa y los grandes propietarios terratenientes.

    El campesinado desempear un papel de primer plano en la lucha revolucionaria.Pero, cuando yo hablo de campesinado, hablo al mismo tiempo de los obreros agrcolasque, en casi todos nuestros pases de Amrica Latina, constituyen la parte ms importantede los trabajadores del campo. Es posible que la lucha revolucionaria comience por el le-vantamiento de los obreros agrcolas y de los campesinos contra los propietarios terrate-nientes, contra el gobierno. Pero el proletariado de varios pases de Amrica Latina, quepor su lucha valerosa contra la clase patronal tiene ya una tradicin revolucionaria, se pon-

    dr rpidamente en lucha y podr conquistar la hegemona.

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    Las tesis tienen tendencia a considerar todos los problemas de nuestros pases desdeel punto de vista rural, como problemas esencialmente campesinos. Como es natural, enciertos pases coloniales y semicoloniales, muy atrasados, donde el proletariado comienzaapenas a desarrollarse o es casi inexistente (ciertos pueblos nmadas, ciertas colonias deAfrica), el problema es ante todo un problema campesino, un problema de la independencianacional y del establecimiento de un gobierno democrtico del cual deben participar el

    mayor nmero posible de obreros y campesinos.El problema de la clasificacin en dos grupos de pases penetrados por el imperialismo:pases semicoloniales y pases dependientes, es importante desde el punto de vista delcomienzo de la lucha, que ser distinta en ambos casos. El problema final ser el mismo,pero determinado por el grado de desarrollo econmico.

    Las tesis olvidan que en varios pases dependientes existen regmenes democrtico-burgueses constituidos desde hace mucho tiempo (Argentina, Uruguay) , as como reg-menes pequeoburgueses, contra los cuales se deber luchar para derribar el poder delimperialismo y establecer la hegemona del proletariado y del campesinado.

    La justa apreciacin del papel de la revolucin pequeo burguesa que se produciren ciertos pases de Amrica Latina, nos es necesaria para el establecimiento de la hege-mona del proletariado y del campesinado. Estos movimientos revolucionarios conducirna un resultado muy diferente segn exista o no un partido comunista. El proletariado podrapoderarse de la hegemona con el apoyo del campesinado solamente si existe un partidoproletario comunista.

    Hace falta que estudiemos las revoluciones pequeoburguesas que se han producidoen Amrica Latina en estos ltimos tiempos. El camarada Lacerda ya nos habl de la re-volucin pequeo-burguesa del Brasil, los camaradas de Mxico hablaron de la revolucin

    mexicana. Agregar algunas palabras sobre la revolucin en Chile y en Ecuador. El se-gundo golpe de estado que se produjo en Chile, en 1925, era un movimiento de la pequeaburguesa del que participaban activamente la clase obrera organizada y el campesinado.Este movimiento tena ciertos rasgos progresistas. Pero el tercer golpe de estado de Ibezes un movimiento totalmente reaccionario de carcter fascista. La revolucin mexicana de1910-1917 es una revolucin orientada contra el poder de los seores feudales, de la granburguesa nacional, contra el clero, contra el imperialismo. El movimiento de los trabaja-dores del campo tuvo una fisonoma propia y ha dado un impulso revolucionario. Esta esuna revolucin tpicamente pequeoburguesa, pese a la participacin y el papel importante

    de la clase obrera organizada.En Ecuador tuvimos una revolucin democrtico-burguesa en 1895. Esta revolucin,

    dirigida contra el poder de los feudales y del clero, fue hecha por la burguesa nacional na-ciente. La revolucin de 1925 estaba dirigida contra el poder de la gran burguesa nacional,contra el poder de los feudales y, en menor escala, contra el imperialismo. Esta revolucinestaba sobre todo dirigida contra el capital bancario que haba tenido la hegemona polticadel pas durante 15 aos. La pequea burguesa, que dirigi polticamente la revolucin,ha luchado contra las formas monopolistas de la gran burguesa (algunos monopolios fue-ron liquidados por la revolucin). En esta revolucin, la clase obrera organizada desempe

    un papel muy importante. El movimiento de los campesinos se produjo . independiente-

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    mente de la revolucin, gracias a la fermentacin revolucionaria de las masas del campo,que fue a su vez estimulada por la revolucin de 1925.

    La revolucin de 1925 no estuvo entonces determinada por el movimiento de los obre-ros agrcolas y de los campesinos, comodijo el camarada Droz en su muy buen informe.Los gobiernos de Mxico y de Ecuador pierden cada da su fuerza revolucionaria, capitulansiempre ms ante el imperialismo. En estos gobiernos se han infiltrado lentamente ele-

    mentos de la gran burguesa, nuevos latifundistas nacidos de la revolucin (esto no significaque el gobierno de Mxico sea un gobierno de latifundistas liberales, como afirma el ca-marada Travin en sus tesis), e incluso ex latifundistas. Ciertos camaradas de Mxico creenque la revolucin mexicana prosigue; creo que este punto de vista es falso. La revolucinmexicana est terminada. Cierto es que persiste an una situacin revolucionaria en M-xico, pero no una revolucin. El proletariado y el campesinado avanzan, el gobierno retro-cede: se prepara una nueva revolucin. Pero no se debe exagerar diciendo que losgobiernos de Mxico y de Ecuador ya son reaccionarios. Todava son fuerzas progresistas.Hablar aqu de una concepcin que fue expresada por el camarada Humbert-Droz a pro-

    psito de mi opinin sobre el control yanqui en Ecuador. No puede afirmarse que los queactan hoy en Ecuador como expertos financieros yanquis sean inspectores capaces dedetener los actos del gobierno. Estos tcnicos yanquis designados por el gobierno no tienenderecho a hacerlo. En realidad, son espas de la burguesa yanqui en el seno del gobiernode Ecuador, y ejercen un control indirecto. Adems, el gobierno de Ecuador no ha contradoninguna deuda con el imperialismo yanqui, y el capital invertido en el pas es todava m-nimo. Como es natural, los tcnicos yanquis son un buen canal para la colonizacin delpas.

    En cuanto a las perspectivas de la revolucin democrtico-burguesa, hay que decir

    en primer lugar que en ciertos pases como la Argentina la revolucin puede tener desdeel primer momento un carcter proletario. Segundo, tendremos revoluciones conducidaspor la pequea burguesa, con una participacin ms o menos amplia del proletariado ydel campesinado. Estas ltimas revoluciones atravesarn etapas diferentes en los diversospases, segn sean las fuerzas sociales en movimiento y el poder del imperialismo. Perosi en el curso de la revolucin democrtico-burguesa nosotros llegamos a tener la hege-mona en la lucha, si el proletariado y el campesinado pueden constituir un gobierno dedictadura, en ese momento tendremos en contra a toda la gran burguesa del pas, no im-porta cul fuere ese pas. La gran burguesa ser contrarrevolucionaria y deberemos luchar

    contra ella desde el primer momento en los distintos pases. Y se volver contrarrevolucio-naria en todos los pases en el momento en que el proletariado y el campesinado conquis-ten su hegemona. Es por eso que las tareas fijadas para nuestros partidos por las tesis,son muy incompletas. Dejar el poder econmico a la gran burguesa, que es nuestra ene-miga, significara un peligro muy grande para la revolucin. Creo firmemente que si nosotroslogramos constituir una dictadura del proletariado y del campesinado, podemos y debemosexpropiar a la gran burguesa nacional. Si hemos podido expropiar al imperialismo, nos re-sultar fcil expropiar a la burguesa nacional. Adems, en casi todos nuestros pases laburguesa nacional est tan ntimamente vinculada a los feudales (a veces los grandes

    propietarios terratenientes son ellos mismos poseedores de industrias, comercios, bancos)

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    que si nosotros expropiamos a estos propietarios latifundistas sus tierras, deberemos ex-propiarles tambin sus comercios, bancos e industrias. La construccin in- -dependientedel socialismo en estos pases no es ciertamente posible, pero nosotros contamos ya conun estado proletario que representar un firme apoyo para el nuevo estado sovitico cons-tituido y que har posible la construccin del socialismo.

    En cuanto a la forma de la reparticin de las tierras expropiadas, creo que hay que

    obrar de la siguiente manera: las tierras que fueron arrendadas a los campesinos, se lesser otorgadas para su explotacin colectiva; con las tierras restantes, haremos grandespropiedades estatales. Si repartimos las tierras entre los campesinos, tendremos una grancantidad de pequeoburgueses en el campo, disminuiremos mucho la fuerza del proleta-riado, porque el proletariado agrcola se transformara en campesinado. Sera un obstculomuy grande para la construccin del socialismo. Por otra parte, los latifundios, a veces yaindustrializados, y que constituyen una fuerza predominante en ciertos pases, facilitan laentrega de la mayor parte de las tierras a manos del estado proletario.

    Por todas estas razones, estoy en contra de las tareas de la revolucin agraria en el

    caso en que podamos constituir la dictadura de los obreros y de los campesinos. Si estepunto es mantenido (es decir, el punto que fija las tareas de la revolucin agraria en la re-daccin actual de las tesis) debemos llegar fatalmente a una concepcin falsa: la de con-siderar a los gobiernos que ya han cumplido diversas tareas de la revolucindemocrtico-burguesa agraria (como es el caso del gobierno mexicano, y en menor escala,del ecuatoriano) capaces de realizarla completamente. Sera colocarnos en el mismo planoque Morones y Ca., que propagan la idea de que siendo la revolucin mexicana una re-volucin socialista, debemos aplicar la tctica comunista en el seno de los sindicatos re-formistas frente al gobierno, para as conquistar la mayora en el gobierno pequeoburgus

    por medio de la democracia, eliminando la contrarrevolucin. Esta tendencia moronistaexiste actualmente tambin en Ecuador entre ciertos elementos que afirman que el pre-sente es un gobierno socialista. Por estas razones, juzgo que las tesis deben ser modifi-cadas en el sentido que acabo de indicar.

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    DISCURSO DE APERTURA DE LA CONFERENCIA DELCONSEJO CENTRAL AMPLIADO DEL PARTIDOSOCIALISTA ECUATORIANO SECCIN DE LA

    TERCERA INTERNACIONAL COMUNISTA

    Quito, 12 de enero de 1929

    Compaeros:

    Esta Conferencia Ampliada del Consejo Central del Partido Socialista Ecuatoriano Sec-cin de la Internacional Comunista, ha sido constituida con los delegados de las organiza-ciones socialistas de provincias y los miembros principales y suplentes del Consejo Centraldel PSE. El CC ante la imposibilidad de convocar una Asamblea Nacional o Congreso delPartido, crey utilsima para los intereses del mismo la convocatoria de una Conferenciadel CC Ampliado, en la que pudieran intervenir los compaeros nombrados por los consejosprovinciales socialistas y las organizaciones obreras adheridas al Partido, que deban traerla expresin de esas diferentes agrupaciones. Era imposible convocar un Congreso Na-cional del PSE por mltiples circunstancias, por la desorganizacin o mal funcionamientode agrupaciones socialistas, por la escasez de tiempo y de recursos. Urga hacer una etapahasta la convocatoria del prximo Congreso, un reagrupamiento de fuerzas, como si antesde entrar a la casa de donde habamos salido para un largo viaje, quisiramos presentarnosen nuestro hogar, con el cuerpo limpio y los vestidos arreglados. En efecto, compaeros:

    esta Conferencia debe ser un bao depurador para nuestro Partido, una terapia sabia-mente administrada para curar nuestros males, una ingestin de alimentos nuevos y sanos,un examen de nuestros defectos, un firme propsito de enmienda y una confianza seguraen el porvenir.

    Ciertamente que nuestru Partido es muy joven, pues an no cumple tres aos desdesu constitucin, pero no debe ser una excusa para que ocultemos nuestras debilidades, ysobre todo que las toleremos. No, nuestro ?anido debe ir corrigiendo todos sus defectos,debe irse desarrollando sano y fuerte, suprimiendo las malas races del pasado, orientn-dose con firmeza hacia un porvenir mejor. Necesitamos hacer una autocrtica constante

    en el seno de nuestro Partido, hacer una revisin de valores, educarnos y depurar nuestrasfilas. Nosotros no podemos tolerar lo que sucede en los viejos partidos burgueses, liberalo conservador: el caos ideolgico, indisciplina, la inmoralidad, la traicin al Partido. Lospartidos liberal o conservador del Ecuador, no han sido en realidad partido, sino partidashambrientas de poder. Ninguna caracterstica de Partido organizado tienen ni el liberalismo-simple traicin de las luchas anticlericales del pasado, renunciadas al presente- ni el con-servadurismo, que con justicia debe llamarse ms bien clericalismo. Por eso es inaceptablelas proposiciones o aspiraciones de algunos liberales, algunos de cuales casi estn ennuestras filas en ciertos aspectos ideolgicos, de que el Partido Socialista como ellos dicen,

    el socialismo, sea la izquierda del liberalismo.

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    Todos sabis compaeros que la doctrina socialista marxista leninista que proclamanuestro Partido, es fundamentalmente diferente de la doctrina liberal. El liberalismo es unadoctrina burguesa, expresin de los intereses de la casta explotadora, y el socialismo nues-tro es la expresin de los intereses de la clase explotada. Adems, el socialismo es unadoctrina colectivista en sus fines ultimos, al pretender la supresin de las clases sociales yla instauracin del socialismo integral o comunismo. El liberalismo es individualista, y laaparente libertad proclamada por el liberalismo, es la libertad nicamente para las clasesexplotadoras, para los ms fuertes, que ejercitan su libertad contra los dbiles. Su igualdades la igualdad para los privilegiados, para la casta dominadora, y desigual en relacin alos trabajadores, los dominados. Su fraternidad, es la fraternidad de los explotadores, mien-tras se ven amenazados con las reivindicaciones de los oprimidos, y su fraternidad se con-vierte en odio, en luchas, en guerras, en pillaje, cuando los explotadores entrechocan consus antagonismos de intereses.

    La doctrina liberal es pues antagnica a la socialista. Adems, el Partido Socialista esun partido de base proletaria; aunque en l entren elementos de otras clases sociales: in-telectuales, campesinos. Su ideologa es proletaria, sus mtodos de lucha son proletarios.

    Los partidos liberal o conservador son partidos de base burguesa, aunque en ellos parti-cipen elementos I proletarios. Ciertamente que del Partido Liberal, de su izquierda, se han5 pasado al Partido Socialista algunos elementos, sobre todo intelectuales, pero esto nosignifica que el socialismo sea la izquierda del liberalismo. Ms bien sera lo contrario, laizquierda del liberalismo, debera acercarse al Partido Socialista, y cuando esta izquierdaliberal se hubiera empapado en la ideologa socialista, cuando al querer entrar al PSE sehubiera despojado del individualismo liberal, de la indisciplina liberal, entonces pudiera serbuenos militantes socialistas.

    Mucho de los vicios de nuestro Partido, los debemos al liberalismo, vicios que han de-

    jado sus huellas en algunos elementos que nos han venido del Partido Liberal. Sobre todola indisciplina, la libertad de criterio, la libertad de accin que proclama algunos elementosde nuestro Partido, son vicios liberales de que an no se han logrado despojar estos com-paeros. La inactividad fuera de los perodos eleccionarios o de alguna campaa aislada,la negligencia para una accin constante, disciplinada; la falta de desprendimiento para elPartido, la resistencia para cotizar, son herencias del liberalismo, pues ni en el Partido Li-beral ni en el Conservador, existen trabajo constante, disciplinado; ni se cotiza obligatoria-mente. Toda esa tradicin de los viejos partidos histricos pesa an sobre nuestro Partido;toda la constitucin enfermiza, desordenada, profundamente desordenada, infecunda;pesa an sobre nuestro Partido.

    Primitivismo. Algunos compaeros llevan este individualismo hasta lmites absurdos yhan llegado a decir: "en el seno de las organizaciones del Partido, hay discusiones, dis-gustos; estos tienden a desorganizar nuestro Partido; por lo tanto lo mejor es trabajar cadauno por su lado, hacer la propaganda socialista por su cuenta; y cuando hayamos hechola suficiente propaganda podremos pensar en la organizacin de un Partido Socialista; haycerca de 500 tendencias socialistas y cada uno es libre de pensar como le plazca."

    Os cito frases textuales, imbciles como veis, que ni el mismo anarquismo individualistase ha atrevido a decir. Lenin llamaba primitivismo a la tendencia que existi en ciertos gru-pos del Partido Social Demcrata ruso, de trabajar aisladamente o en pequeos grupos;

    pero ni los primitivistas se atrevieron a decir una cosa tan absurda, que equivale al liquida-cionismo del PSE. Este primitivismo nuestro no es sino una hipcrita maniobra de los com-

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    paeros para disimular su traicin. Son estos elementos liquidadores del PS los que mscombaten a los elementos que trabajan dentro del PS, quienes pasan todo el tiempo ha-ciendo crticas injustificadas fuera de las organizaciones del PS y hasta delante de enemi-gos del PS.

    El criticismo crnico es otro grave mal del PS. Hay elementos que pasan todo el tiempocriticando al PS, a sus principios, a sus mtodos de lucha, a su direccin. Lo peor es queestos criticadores crnicos son en general lus elementos ms inactivos, que no hacen nadao casi nada para el PS al que lo viven desprestigiando. Quien no hace algo por el PS notiene derecho a criticar, que trabaje, y entonces tendr derecho a criticar a los dems. Perodebe ser una crtica justa y no apasionada; una crtica oportuna y no sistemtica, una crticaconstructiva destinada a sealar los defectos para corregirlos, y no crtica destructiva des-tinada exclusivamente a sembrar el pnico dentro de los organismos del PS y no fuera del. Todo el mundo tiene derecho a criticar la actuacin de nuestro PS en general, a criticarla actuacin de los funcionarios y de cada militante, pero nadie tiene derecho a criticar alPS. Necesitamos corregir este grave vicio del criticismo crnico, acostumbrar a los ele-mentos que hagan crticas dentro del PS y no fuera de l.

    Tenemos que luchar contra todos estos vicios, con energa, debemos hacer una au-tocrtica de nuestros actos para corregir sus defectos. Naturalmente que debemos tenertolerancia por los elementos nuevos en el PS, pues ellos no estn empapados aun denuestras doctrinas y mtodos de lucha, ellos necesitan una mayor capacitacin ideolgicay el fortalecimiento de la personalidad socialista en la lucha diaria. Pero al oportunismo ve-lado con distintas mscaras, debemos combatir sin piedad, lo mismo que al reformismo ya las tendencias anarquizantes, las que con frecuencia son mscaras para ocultar la traicinal PS.

    Tenemos que luchar incansablemente, implacablemente contra la tradicin, tenemos

    que hacer un partido nuevo sobre bases nuevas, tenemos que ir modificando este tempe-ramento nuestro indohispnico: perezoso tan pronto turbulento como servilmente sumiso,palabrero, lrico, individualista, indisciplinado, profundamente indisciplinado. Nuestros prin-cipios ideolgicos colectivistas, nuestro mtodo de trabajo colectivistas, irn poco a pocomodificando nuestra raza, la irn acostumbrando al trabajo disciplinado. Constantementeme estis escuchando la palabra: disciplina, disciplina; a muchos de vosotros os estar hi-riendo los odos pero quiero que os hiera ms vuestro espritu, vuestro temperamento; pro-testaris sin duda al principio, pero el tiempo os ir demostrando el valor de la disciplina,de la disciplina colectiva, socialista. La disciplina colectiva, compaeros, es fecunda y esconsciente; ella no es la ciega disciplina militar ni la discipli na burguesa que pesa brutal-mente sobre los de abajo, nuestra discipline socialista es para realizar con el mnimun deesfuerzo aunado, el mximum de utilidad social. Nuestra disciplina libera los espritus, loshace rebeldes a la traicin, barre con las herrumbres espirituales. Nuestra disciplina educaluchadores, crea los nucleos de la sociedad socialista de maana.

    Intelectualismo. Este es otro vicio de nuestro Partido: intelectualismo infecundo; no so-lamente arraigado entre nuestros intelectuales, sino anentre muchos compaeros obreros.Este intelectualismo se traduce por la locura de la ilustracin, por la bibliografa insaciable.Leer, leer, leer; como un diabtico ingiere agua, y alimentos sin saciarse nunca, eliminandolo que ingiere sin aprovechar apenas su organismo. Necesitamos luchar contra estos to-

    neles sin fondo que guardan todos sus conocimientos para estar rumindolos con deleiteo esconderlos en el fondo de su subconsciente. Nosotros necesitamos luchadores, hom-

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    bres con energa, pensamiento, no bibliotecas cerradas. Tampoco necesitamos sabios quepasen todo su tiempo en especulaciones abstractas, en elucubraciones metafsicas, enestriles discusiones filosficas. De estos sabios no necesitamos.

    Un escritor cretino ha dicho en un diario de la localidad que nuestro Partido no valenada, porque no pasan de tres los miembros del Partido que gozan de prestigio cientfico.Causa risa estas imbecilidades dichas con la mayor seriedad. Sabios aqu en nuestro pas,cuntos hay nos preguntamos? Sabios de verdad, triste es confesarlo, no llegan a mediadocena, y de esa media docena, tal vez los mejores estn en nuestro Partido, y de losprestigios que se formaran ms tarde, seguramente de nuestras filas saldrn los mejores.Pero sern sabios utiles a la sociedad, no ensimismados dogmticos que atesoran cienciacomo un avaro atesora monedas. Un Partido de sabios! qu idlicas reminiscencias pla-tnicas!, del escritorzuelo que nos critica que estamos predicando a masas analfabetas; alas que -segn su opinin- primero debamos darle agua y jabn, y no predicarle esta estrildoctrina, socialista, "a estas gentes sin honor" -dice este sabio- "que no pueden elevarsea conceptos metafsicos". Segn l, solamente despus de que esta masa "sepa utilizarel jabn y gozar de los beneficios del agua y del libro", podr pensarse en la organizacin

    del Partido Socialista, y en otro artculo, el doctsimo sabio dice que el indio no merece serecuatoriano. Realmente es as, el indio no merece ser ecuatoriano, en este pas dondedominan tales sabios.

    Nuestro Partido, modestamente se contenta con estas masas ignorantes, de obrerosy campesinos, de intelectuales rebeldes; porque no queremos sabios de la magnitud deestas figuras que parecen vivir arrodilladas ante todos los fetiches, ante todos los amos yque solo saben protestar cuando estn fuera del banquete fiscal. Nuestro Partido es debase proletaria, de masas rebeldes, q