Panorama Cultural - revistadelauniversidad.unam.mx · mentos y los microbios; y la Alemania de...

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UNIVERSIDAD DE MEXICO 2.5 * colmada masa de datos que aún deter- mina --como tardía herencia positivis- ta- ciertos aspectos de la enseñanza norteamerfcana, un Profesor de Histo- ria de la Universidad de Columbia, Mr. Allan Nevins, acompañado de sus pro- lijos ayudantes, está animando una cu- riosa tentativa historiográfica. Piensa Mr. evins que el trabajo de los histo- riadores de la ciyilización contempo- ránea en los días futuros se alivianará bastante, dejando no sólo en libros las huellas de los hombres que padecieron, soñaron o combatieron en nuestra tur- bia época, sino también en numerosas colecciones de discos en que cada per- sonaje que no tuvo tiempo de redactar sus memorias las confíe al aparato gra- bador, sin mucha preocupación de estilo o lenguaje. Dentro de cien años -su- pone Mr. Nevins- tal di coteca equi- valdrá a una serie de vivadsimos re- portajes a muertos célebres. e llama este proyecto, de "Historia oral", y ya desde el mes de mayo de 1948, ciento diez personalidades de frecuente men- ción en el país confiaron sus yaces r testimonios al futuro. 011 --como los ¡iaman los periódicos- los hombres "que están haciendo la Historia" ("People who make History"). Entre aquellos cuya voz podrá oírse después del año 2000 se cuentan algunos diri- gentes políticos y sociales cuyos nom- bres hoy se repiten mucho en los Es- tados Unidos: la señora Alice Roos- eve!t Longworth; el habitual candidato socialista a la Presidencia, Mr. Nor- man Thomas; especie de niño te- rrible de las batallas electorales en los barrios pobres de Nueva York que se llama el representante Vito Marcan- tonio, y la señora Boole quien durante largos años ha dirigido con mucho éxito una puritanísima sociedad de mu- jeres cristianas en favor de la tem- perancia (Vvomen's Christian Tem- perance Union). Son unos de los tan- tos convocados a recibir e! premio en esa especie de J osafat próspero que se llama la Historia universal. Ignoro si el activo Mr. Nevins se ha puesto a cavilar quién le dió por anticipado el encargo de decidir por qué precisa- mente estas personas habrán de resis- tir las negaciones o revisiones de todo proceso histórico. Pero sin censurar mucho el carácter práctico del proyecto y hasta 10 pin- toresco que resultará para un habitante del año 2000 escuchar con la misma vehemencia popular y dramática los discursos que este Marcantonio 6in Augusto y sin Cleopatra endilgaba a sus electores del barrio de Harlem, puede inquirirse si resulta adecuado llamar, desde ahora, "personajes his- tóricos" a quienes figuran más en los periódicos. O si el ruido que ellos le- vantan y la actualidad de que disfrutan se incorporará con las mismas carac- terísticas en lo que desde el tiempo de Tucídides o de Polibio se viene lla- mando Historia. En una palabra, si no es una ilusión contemporánea prejuz- Ingenieros Civiles Asociados s. AJee. V. Historia y ruido Con este culto de los hechos y pudor ante las ideas cuando no se apoyan en que se pueden leer. El tema de esta conversación es uno de los que más invita a viajar mentalmente a través de pueblos y de ideas. Estoy seguro de que ustedes lo han comprendido así. Cuando estudiamos nuestro propio idioma nos ponemos al habla con el pensamiento de otros pueblos. Y el idioma es el primer instrumento de la ctlltllra. Pero cuando aprendemos otro idioma nos ponemos en relación directa con el pueblo que ha pensado o que piensa con él. Una de las grandes des- gracias que el hombre sufre en su problemas de relación es que no halla un verdadero idioma universal. Deci- mos que ese idioma es el de la Música -una de las más puras expresiones de la Poesía-; pero ella no puede servir para las necesidades de la vida diaria y para dar los nombres más aproxima- dos a las cosas y a las ideas. La músi- ca es más bien el idioma de los sueños. Es todo lo que deseaba decir a uste- des en esta mañana que nos está invi- tando a soñar; a soñar en un mundo en no haya odios, en que cada uno pueda disfrutar justamente el fruto de su trabajo, y en que la justicia y el orden sean las normas de la libertad. Palabras del DR. RAFAEL HELIODORO VA- LLE en el Gallaudet College, para sordomu- dos, en 'Nashington, D. c., el 17 de enero de 1951. Cultural nardo de Vinci y de Marconi; la Fran- cia de Descartes, el autor de! "Método" y de Pasteur, el que descubrió los fer- mentos y los microbios; y la Alemania de Beethoven y de Koch, el descubri- dor del bacilo de la tuberculosis. Esos pueblos son los que han dado e! mayor número de cabezas pensadoras de hom- bres de ciencia que siguen defendien- do a millares de 'hombres, y de artistas que continúan dándonos la emoción y la belleza con abundancia y desinterés. En las dos guerras mundiales, mien- tras Francia combatía con Alemania, la música de Bach y la de Beethoven eran ejecutadas en los campos enemigos, y en Uno y otro país los médicos y las en- fermeras seguían obedeciendo las ins- trucciones de! inglés Lister y del fran- cés Pasteur. Los franceses Lumiere con e! cine, e! norteamericano Edison con sus inventos y e! italiano Marconi con la radio vivirán en el recuerdo y en la gratitud del mundo hasta más allá del tiempo. Cada triunfo de la cultura ha permitido que e! hombre disfrute un momento más de dicha sobre la tierra. Las biografías de los exploradores geográficos, de los investigadores cien- tíficos y de los artistas que han hecho obra creadora son los más bellos libros Panorama Una alocución Con verdadero gusto he aceptado la invitación que me hicieron las autori- dades de este Colegio para hablar con ustedes esta mañana. Desde el primer momento comprendí que mi deber era venir; pero no como el embajador de un país que es pequeño en el mapa ·de América, y que por la forma y el fondo es como Un corazón; sino como un maestro de escuela -que eso he sido 'antes de 'ahora- a quien le gusta hablar con los jóvenes. Honduras es eso; un corazón lleno- de la maravillosa luz de! trópico; si- lencioso y suave, en la apariencia ás- pero como la piña, como la piña con miel adentro. Es como ese mundo 'en que los colores son mús!ca llefia de sol y se expresan íntimamente en un idio- ma que sólo utiliza las palabras nece- sarias. Cuando hace un año escuché aquí en Washington a Hellen Keller, tuve 'la alegría de conocer a una de las almas que han venido a la: tierra para embellecerla con el milagro de la vo- . luntad y para demostrar que cuando la inteligencia se entiende muy bien con el amor, la criatura hw,pana se ha transfigurado. Ustedes tienen la dicha ·de tener ojos; pero Hellen Keller vive ·en una sombra que ella ilumina con su poderosa luz interior, y es más fe- liz, sólo por eso, que millares de hom- bres que tienen ojos físicos pero que realmente son ciegos. Es que lo que va- le en e! hombre es el espíritu, y sólo 'Cuando e! espíritu trabaja con humil- dad, le es posible que se convierta en el orgullo de su poseedor. Cada uno de nosotros es dueño de una porción de! mundo que nos rodea, si nuestra sensi- bilidad sabe captar las ondas. Y hay un lenguaje universal que nos permite entender un poco ese mundo, aunque a veces se interrumpan las comunica- ciones. Ese idioma es e! de la cultura .. Cada pueblo y cada hombre, a pesar de que hablen otras lenguas y tengan 'Otro estilo de vida y otras ambiciones, pueden conversar en ese idioma, ser amigos y construir obra fecunda. El arte y la ciencia han creado la so- lidaridad de los pueblos en su larga batalla por una vida mejor. Los pue- blos que elaboraron formas originales de la cultura, siguen viviendo aunque hayan perdido importancia política. Grecia organizó los deportes, la edu- cación de los niños, la técnica para or- denar las ideas, la filosofía; y su idio- ma está palpitando en muchos idiomas actuales. Grecia sigue trabajando por 'la paz. Es el mejor ejemplo que ésta puede ofrecer como fruto de la cultu- ra. Italia y Francia son otros ejemplos. La Italia de Dante Alighieri, de Leo-

Transcript of Panorama Cultural - revistadelauniversidad.unam.mx · mentos y los microbios; y la Alemania de...

•UNIVERSIDAD DE MEXICO 2.5*

colmada masa de datos que aún deter­mina --como tardía herencia positivis­ta- ciertos aspectos de la enseñanzanorteamerfcana, un Profesor de Histo­ria de la Universidad de Columbia, Mr.Allan Nevins, acompañado de sus pro­lijos ayudantes, está animando una cu­riosa tentativa historiográfica. PiensaMr. evins que el trabajo de los histo­riadores de la ciyilización contempo­ránea en los días futuros se alivianarábastante, dejando no sólo en libros lashuellas de los hombres que padecieron,soñaron o combatieron en nuestra tur­bia época, sino también en numerosascolecciones de discos en que cada per­sonaje que no tuvo tiempo de redactarsus memorias las confíe al aparato gra­bador, sin mucha preocupación de estiloo lenguaje. Dentro de cien años -su­pone Mr. Nevins- tal di coteca equi­valdrá a una serie de vivadsimos re­portajes a muertos célebres. e llamaeste proyecto, de "Historia oral", y yadesde el mes de mayo de 1948, cientodiez personalidades de frecuente men­ción en el país confiaron sus yaces rtestimonios al futuro. 011 --como los¡iaman los periódicos- los hombres"que están haciendo la Historia"("People who make History"). Entreaquellos cuya voz podrá oírse despuésdel año 2000 se cuentan algunos diri­gentes políticos y sociales cuyos nom­bres hoy se repiten mucho en los Es­tados Unidos: la señora Alice Roos­eve!t Longworth; el habitual candidatosocialista a la Presidencia, Mr. Nor­man Thomas; ~sa especie de niño te­rrible de las batallas electorales en losbarrios pobres de Nueva York que sellama el representante Vito Marcan­tonio, y la señora Boole quien durantelargos años ha dirigido con muchoéxito una puritanísima sociedad de mu­jeres cristianas en favor de la tem­perancia (Vvomen's Christian Tem­perance Union). Son unos de los tan­tos convocados a recibir e! premio enesa especie de Josafat próspero que sellama la Historia universal. Ignoro siel activo Mr. Nevins se ha puesto acavilar quién le dió por anticipado elencargo de decidir por qué precisa­mente estas personas habrán de resis­tir las negaciones o revisiones de todoproceso histórico.

Pero sin censurar mucho el carácterpráctico del proyecto y hasta 10 pin­toresco que resultará para un habitantedel año 2000 escuchar con la mismavehemencia popular y dramática losdiscursos que este Marcantonio 6inAugusto y sin Cleopatra endilgaba asus electores del barrio de Harlem,puede inquirirse si resulta adecuadollamar, desde ahora, "personajes his­tóricos" a quienes figuran más en losperiódicos. O si el ruido que ellos le­vantan y la actualidad de que disfrutanse incorporará con las mismas carac­terísticas en lo que desde el tiempo deTucídides o de Polibio se viene lla­mando Historia. En una palabra, si noes una ilusión contemporánea prejuz-

Ingenieros CivilesAsociados

s. AJee. V.

Historia y ruidoCon este culto de los hechos y pudor

ante las ideas cuando no se apoyan en

que se pueden leer. El tema de estaconversación es uno de los que másinvita a viajar mentalmente a través depueblos y de ideas. Estoy seguro de queustedes lo han comprendido así.

Cuando estudiamos nuestro propioidioma nos ponemos al habla con elpensamiento de otros pueblos. Y elidioma es el primer instrumento de lactlltllra. Pero cuando aprendemos otroidioma nos ponemos en relación directacon el pueblo que ha pensado o quepiensa con él. Una de las grandes des­gracias que el hombre sufre en suproblemas de relación es que no hallaun verdadero idioma universal. Deci­mos que ese idioma es el de la Música-una de las más puras expresiones dela Poesía-; pero ella no puede servirpara las necesidades de la vida diariay para dar los nombres más aproxima­dos a las cosas y a las ideas. La músi­ca es más bien el idioma de los sueños.

Es todo lo que deseaba decir a uste­des en esta mañana que nos está invi­tando a soñar; a soñar en un mundo enql~e no haya odios, en que cada unopueda disfrutar justamente el fruto desu trabajo, y en que la justicia y elorden sean las normas de la libertad.

Palabras del DR. RAFAEL HELIODORO VA­

LLE en el Gallaudet College, para sordomu­dos, en 'Nashington, D. c., el 17 de enerode 1951.

Culturalnardo de Vinci y de Marconi; la Fran­cia de Descartes, el autor de! "Método"y de Pasteur, el que descubrió los fer­mentos y los microbios; y la Alemaniade Beethoven y de Koch, el descubri­dor del bacilo de la tuberculosis. Esospueblos son los que han dado e! mayornúmero de cabezas pensadoras de hom­bres de ciencia que siguen defendien­do a millares de 'hombres, y de artistasque continúan dándonos la emoción yla belleza con abundancia y desinterés.

En las dos guerras mundiales, mien­tras Francia combatía con Alemania, lamúsica de Bach y la de Beethoven eranejecutadas en los campos enemigos, yen Uno y otro país los médicos y las en­fermeras seguían obedeciendo las ins­trucciones de! inglés Lister y del fran­cés Pasteur. Los franceses Lumiere cone! cine, e! norteamericano Edison consus inventos y e! italiano Marconi conla radio vivirán en el recuerdo y en lagratitud del mundo hasta más allá deltiempo. Cada triunfo de la cultura hapermitido que e! hombre disfrute unmomento más de dicha sobre la tierra.

Las biografías de los exploradoresgeográficos, de los investigadores cien­tíficos y de los artistas que han hechoobra creadora son los más bellos libros

PanoramaUna alocución

Con verdadero gusto he aceptado lainvitación que me hicieron las autori­dades de este Colegio para hablar conustedes esta mañana. Desde el primermomento comprendí que mi deber eravenir; pero no como el embajador deun país que es pequeño en el mapa·de América, y que por la forma y elfondo es como Un corazón; sino comoun maestro de escuela -que eso hesido 'antes de 'ahora- a quien le gustahablar con los jóvenes.

Honduras es eso; un corazón lleno­de la maravillosa luz de! trópico; si­lencioso y suave, en la apariencia ás­pero como la piña, como la piña conmiel adentro. Es como ese mundo 'enque los colores son mús!ca llefia de soly se expresan íntimamente en un idio­ma que sólo utiliza las palabras nece­sarias.

Cuando hace un año escuché aquíen Washington a Hellen Keller, tuve'la alegría de conocer a una de lasalmas que han venido a la: tierra paraembellecerla con el milagro de la vo-

. luntad y para demostrar que cuandola inteligencia se entiende muy biencon el amor, la criatura hw,pana se hatransfigurado. Ustedes tienen la dicha·de tener ojos; pero Hellen Keller vive·en una sombra que ella ilumina consu poderosa luz interior, y es más fe­liz, sólo por eso, que millares de hom­bres que tienen ojos físicos pero querealmente son ciegos. Es que lo que va­le en e! hombre es el espíritu, y sólo'Cuando e! espíritu trabaja con humil­dad, le es posible que se convierta enel orgullo de su poseedor. Cada uno denosotros es dueño de una porción de!mundo que nos rodea, si nuestra sensi­bilidad sabe captar las ondas. Y hayun lenguaje universal que nos permiteentender un poco ese mundo, aunquea veces se interrumpan las comunica­ciones. Ese idioma es e! de la cultura ..Cada pueblo y cada hombre, a pesarde que hablen otras lenguas y tengan'Otro estilo de vida y otras ambiciones,pueden conversar en ese idioma, seramigos y construir obra fecunda.

El arte y la ciencia han creado la so­lidaridad de los pueblos en su largabatalla por una vida mejor. Los pue­blos que elaboraron formas originalesde la cultura, siguen viviendo aunquehayan perdido importancia política.Grecia organizó los deportes, la edu­cación de los niños, la técnica para or­denar las ideas, la filosofía; y su idio­ma está palpitando en muchos idiomasactuales. Grecia sigue trabajando por

'la paz. Es el mejor ejemplo que éstapuede ofrecer como fruto de la cultu­ra. Italia y Francia son otros ejemplos.La Italia de Dante Alighieri, de Leo-

SON UNIV~RSITARIOS MEXICANOS

LQS TI:CNICOS D~ LOS

MARIANO PICÓN-SALAS, en La NftevaDemocracia. Nueva York. Enero 1951.

rácter criollo cuya continuidad señaló­hondamente el desarrollo de la sociedadmexicana. Aquí' tal vez con mayor cla­ridad 'es posible hablar de un espíritu:colonial. En él no parece existir la

- idea de conservar ni mucho menos la'de acrecentar sus riquezas. Los desfi­.les, como e! del fam'oso Paseo de!Pendón, la rec~pción de virreyes yotros ftmciQnarios, . los' nacimientos y'

los santos, las comidas copiosas en las.que el vino, entonces carísimo, corría,sin tasa, suponían enonnes gastos. Aeste réspecto e! testimonio del criollo·Suárez de Peralta, es decisivo: "Con'lá llegada del marqués a México -sé­refiere a Martín Cortés, hijo del Con­quistador llegado en 1562- no se tra­taba de 'otra cosa si no era de fiestasy galas, y así la$ había ,más que jamáshubo. De aquí quedaron muchos em­peñados y los mercaderes hechos se~

ñores de ,las haciendas de todos -los:­más caballeros, porque como se adeu-­garon y -no podían pagar los plazosr

daban las rentas; que creo que hoy día-escribe esto' en 1580- hay empe­ñadas haciendas de aquel tiempo."

Los ricos encomenderos desplegabanuna ostentación humillante y como an­tes Hernán Cortés había sido el espejo­de los conquistadores, su hIjo Martínera visto como e! modelo de los criollosencomenderos. Envidia y admiracióncausaba la brillante comitiva que le se­guía a todas partes. Detrás de él, acaballo, marchaba un paje llevando ,elhierro de la lanza oculto en una ·fundaadornada con borlas de seda y se habiaestablecido la costumbre de que todo­hidalgo que lo encontrase en la calle, seuniera a su séquito, 10 que por otraparte no dejó de provocar violentas.rivalidades. Sus guardias, vestidos deroja librea y armados con espadas, eranrespetarlos aun por las mismas auto­ridades y en las ocasiones solemnesllegó a viajar seguido de un pequeñoejército de arcabuceros.

La estancia en México de MartínCortés señaló la culminación de lo quepodriamos llamar el período caballe­resco de la Nueva España. Los criollosy los españoles ricos tenían salas dearmas en sus casas y cuadras magní­ficas. Un solo criollo, Alonso de Avila,era propietario de armaduras, espadasrepujadas de oro, pistoletes y arcabu­ces. Soberbios caballos con preciososarneses de terciopelo componían sucuadra y su guardarropa era de prín­cipe.

Una atmósfera tensa y apasionadade fiestas y juegos rodeaba a los hijosde los conquistadores. En el retrato quehace Suárez del virrey don Luis deVelasco, es donde mejor se expresa laconcepción caballeresca que tienen delmundo los criollos. La figura de estevirrey se destaca ventajosamente sobrela mayoría de los sórdidos y oscurosgobernantes de la Nueva España. Su,elección fué un acierto, Hombre dearmonioso carácter que sabía conciliarsus aficiones de caballero con una Tara

s. A.

de Judea había sido un cauteloso y cal­cUlador funcionario: supo todo 10 quepodia saberse de su provincia asiática,desde hacer' e! censo, recoger las con­tribuciones y someter a los desordena­dos, menos que allí, en aquellns mismosdías, había vivido y padecido. ciertoJesús de Galilea cuya· doctrina sería'más significativa que todas las piedras,fortalezas y ciudades de! inmenso im-'peno romano.

No se afanen, pues, demasiado Mr.Allan Nevins y sus ayudantes por re­coger en discos las voces de aquelloscontemporáneos que entrarán en la'Historia Universal. A lo mejor, másque la de lbs ciento diez políticos yhombres de conocida figuración queya recibieron semejante homenaje, fe­cundará el futuro ·la doctrina o ense­ñanza de algún norteamericano de hoycuyo nombre todavía no se propaga: unnuevo Newton que modifique y amplíenuestra· ilnagen física del mundo o unI1tH~vo' Shakespeare cuyo arte enter­nezca el 'haga estremecer a los hombresde untíempo lejano. En la gran alq~i­túa de 'la Historia se consume lo 'efí­mero para exprimir aquellas de!icadí­simas esencias que filósofos, moralis­tas y estetas llaman "Jormas" y "va­lores". '

Fiestas e1'1- el siglo XVILas fiestas alcanzaban una extrema

preponderancia. Martín Cortés, paracelebrar el bautizo de dos mellizos na­cidos en México, organizó una seriede brillantes festejos que se iniciaronmuy temprano, con músicas y bailesindígenas, torneos y ceremonias reli­giosas. La noche fué de mascarada,juegos de cañas y castillos de pólvora.Los cocineros y los pajes del Marqués,'distribuyeron un toro y gran númerode aves que se asaban en hogueras gi­gantescas y a"1a misma puerta de supalacio .¡:;e instalaro'fi:,dos barricas, unade vino tinto y otra de. blanco que man­tuvieron abiertas stis espitas hasta quela última gota desapareció en las bocassedientas de los vecinos.

La imprevisión y el afán de sobre­salir han sido peculiaridades del ca~

Laboratorios "MYN",

en luchas de barricadas, ·10 que tendríamás terrible importancia histórica ­más que los bellos discursos de Lamar­tine o la sabia cautela de MonsieurThiers- eran los escritos difíciles deleer, de un judío alemán, dispéptico ymisántropo, hombre de "muy pocaspulgas" y muy escasas relaciones hu­manas llamado Kad Marx? Como ene! caso de Colón o Mahoma, de prontosurge e! persbnaje histórico casi comoun cataclismo, y hasta en contraste yoposición de 10 que parecía más vi­gente en su época. La historia comoun gran río a veces se vuelca en losmás inesperados meandros. Todo pro­ceso históríco comporta, simultánea­mente, e! olvido y la resurrección, en­tierra y desentierra muertos. Y lo quemuy pocas veces intuyen los contempo­ráneos es 10 que perecerá, resurgirá ohabrá de metamorfosearse.

Como decepcionando, también, a losllamados "hombres de acción", 'es másfrecuentemente el pensamiento tradu­cido en doctrína o creencia, lo que pre­para estos extraños e ímponderablescauces por donde ha de marchar e!futuro. La doctrína de "la gracía" yla doctrina de "las obras" puede pa­recernos abstracta especulación de teó­logos, pero por ellas se escinde terri­blemente el mundo cristiano europeodel siglo XVI; ellas explican el com­bate del Sur católico y de! Narte pro­testante; ellas perfilan la fuerte indi­vidualidad y la accíón histórica que en­carnan un Lutero o un San Ignacio.En este curioso duelo de los "hechos"y las ¡'ideas", de la Historia comoaventura externa o como concienciaque se enfrenta al mundo para anaJ,i­zado o para reformarlo, el pensamientollega más lejos. O e! hecho es la úl­tima e incalculable proyección de lasideas. La Historia se nutre de muchamás poesía, fe y desinterés que 10 quepiensan los llamados hombres prác­ticos. Como en aquel gran cuento deAnatole France, "El procurador deJudea", los hombres que sólo vivieronentre los hechos no advierten esta máslarga peripecia, esta acción, al princi­pio callada, con que impregnan la His­toria los grandes creadores espirituales.En el relato de France, el procurador

gar que los hombres cuyos hechos abul­ta y engrandece la cercanía, tendránigual interés en e! futuro. Porque laHistoria -me parece que ya 10 di)oBurckhardt- no sólo conserva sinotambién necesita olvidar. O si guar­dásemos en una discoteca mayor quela de la Universidad de Columbia lasvoces de todas las personas que fi­guraron en e! pasado, semejante babelde testimonios no nos permitiría, acaso,detenernos bien en e! auténtico men­saje de los grandes hombres. Y a tra­vés de una experiencia venerable puedeafirmarse que muy pocas veces loscontemporáneos advirtieron bien cuá­les eran los valores o formas de suépoca que efectivamente perfilarían ofecundarían el futuro. Es un tema de­leitoso de meditación digno de habersido tratado por un Burckhardt, porun Ranke, por un Spengler, por unToynbee, esos admirables exploradoresdel misterio histórico.

Con un simple repaso de cualquieraHistoriografía advertiremos que la he­rencia o signo distintivo de una épocasuele ser muy distinta a 10 que imagina­ron quienes vivían sumidos en ella, sinperspectiva bastante para prever 10 queescogería el porvenir. Toda Historiapresente peca de plétora u omisión querectifica la Historia futura. Sólo losángeles -es decir, seres que estánmás allá de toda pasión y toda contin­genCIa humana- pueden aspirar al re­conocimiento inamovible y eterno. Conlas estratas que acumu1an los siglos, laHistoria realiza una extraña operaciónexploradora eligiendo el metal preciosoy apartando el cascajo. El siglo XVII,

el xnII o e! XIX tienen ya para nos­otros valores o calidades diversas a lasque suponían los contemporáneos. Pen­semos que si en 1615 hubieran existidoen España o en Inglaterra comisionescomo las de Columbia, encargadas derecoger las voces de quienes "estabanhaciendo la Historia" se habría pres­cindido de Cervantes y de Shakespeare.Cervantes, un hombre de tierno y débilcarácter, corroído de deudas r necesi­dades, Yivía opacado por la espléndidanombradía de Lope, y para muchosgentilhombres ingleses Shakespeare noera sino un bufón más, otro Falstaff,de terribles e ingeniosas palabras. ¿ Sesabía varias décadas después, en la In­glaterra de Cromwell y de los Estuar­dos que la gran idea que iba a confi­gurar aquella épocá, más importanteque las guerras y las hazañas de lospiratas, era la teoría de cierto matemá­tico de W oolsthorpe llamado 1saacNewton? Lo que hizo un noble, unguerrero o un político inglés en deter­minado día de 1688 puede ser curio­sidad pintoresca para una circunscritay detallada historia británica; 10 quepensó Newton sacudiría a todo el Uni­verso. Conduciendo el ejemplo a díasmás inmediatos, ¿pudo intuirse en esacapital del mundo que era el París de1848 que de cuantas ideas se agitabanen cenáculos de políticos y utopistas y

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VNIV'ERSIDADI'DlJ: MEXICO

Fragmento del discurso pronunciado por elDirector General de Petróleos Mexicanos alponerse el nombre del Presidente Miguel Ale­mán a un muelle en el puerto de Buenos Aires.

MEXI~O se encuentra en u~ mome~to decisivo de su his-

tona. Avanza con paso firme haCia su madurez econó­

mica, social y política; y ha sido la Revolución que conmovió

al país desde la segunda década de este siglo, la que señaló el

camino definitivo. La Revolución encierra los principios de una

doctrina propia, adaptada a la realidad de México y a su des­

envolvimiento histórico. En su propia experiencia, en la reali­

dad de sus angustias y de sus problemas, en la superación de los

viejos moldes aprovechando lo mejor de su pasado, en el fragor

mismo de la lucha, enorme crisol donde se fundieron las situa­

ciones creadas y las formas del pensamiento y de la sensibilidad

y donde el pueblo surgió vigoroso y con todo su impulso vital,

encontró éste su propia doctrina: aplicación concreta de los eter­

nos principios de justicia y libertad. Justicia social para el pue­

blo y libertad para el hombre y para la nación, únicos cauces

por donde puede desenvolverse una vida de dignidad para Mé­

xico y para .los mexicanos.

Quizá por haber sufrido más larga e intensamente que

otros pueblos, conoció el nuestro la fortuna de adelantarse en

la reivindicación de los derechos de los más y en la limitación

de los privilegios de los menos. La Revolución Mexicana es, por

ello, honda, firme, auténticamente original y a través de ella,

México ha encontrado su propio destino de nación libre y so­

berana.

tos. Ella puede salvar a los hombresde la cantina maloliente y librar alos chiquitos de la jugarreta en la víapública. Pero el arte del bibliotecarioes difícil: él tiene que crear el conyiviode sus lectores en torno de unos ana­queles severos y frias y el nuevo há­bito le costará bastante hasta que quedeplantado sobre la piedra de la costum­

.bre vieja, que es muy terca. Para lle-gar a esto, la biblioteca de la provinciaha de volverse "cosa viva" como elbracero de nuestros abuelos que lla­maba a la familia con sus brillos y suoleada de calor. La vida de las pobla­ciones pequeñas es un poco laxa, apá­tica y mortecina. Los centros creado­res de calor humano son en estos pue­blos la escuela, los templos, la biblio­teca. Si todos ellos colaborasen, nohabría poblaciones indi fe rentes y sosas.Es preciso que el bibliotecario luchecon la desabrida persona que se llamaindiferencia popular.

Cuando la biblioteca es primera yúnica, los visitantes miran con desasi­miento estos anaqueles alineados quese parecen a los nichos del cementerio.Entonces, hay que calentar los rimerosde libros hasta que cada uno de éstoscobra bulto y calor de seres vivos.

Son el bibliotecario o la bibliotecariaquienes irán creando la tertulia de losvecinos en esta sala; ellos darán algunareseña excitante sobre el libro desco­nacido; ellos abrirán la apetencia del

--.destreza y humanidad para ejercer lasfunciones de su cargo, lo mismo se.ganó a los indios que a los criollos,pues sabía ser justo y al mismo tiempovivir con la magnificencia de un granseñor.

"Lindísimo gobernador -escribeSuárez- sin género ninguno de in­terés como pretensión de servicio."Todos los días de su mandato, sin fal­tar uno, su mesa estuvo liberalmentedispuesta para todo aquel -"entién­dase, personas que mereciesen el lu­.gar"- deseosas de comer en su com­pañía. No era la suya una mesa cual­quiera. Tenía casi siempre treinta ocuarenta huéspedes y se servía unacomida "regaladísima" compuesta demás de doce platillos. La tendencia alas comidas fuertes doride 'se abusabade la carne determinó que Mendoza yVelasco estuvieran, como los reyes ylos señores de ese tiempo -en losMédicis fué un mal hereditario- aque­jados por la gota.

Fué Velasco muy aficionado a lacaza, el deporte por excelencia de suépoca. Mantenía halcones, ánsares ygrullas y su montero mayor, Alonso deNava, era un hombre principal quepercibía una renta de dos mil ducados.Otro servidor suyo, un hidalgo "demuy' buen talle", reputado como el me­jor cazador de México, tenía a s'u car­go las arma's de fuego y le seguía aChapultepec presentándole el arcabuzya preparado.

Su cuadra -10 dice un experto­era digna de un monarca y el propiovirrey "hombre muy lindo de a caba­llo". Jugaba a las cañas con frecuencia.No se invitaba a los mercaderes pormuy ricos que fueren y el vecino in­"itado a los juegos se sentía tan hon­rado como si llevara un manto de cru­zado. "¡ Jaeces de plata -suspira Suá­rez desde España, evocando sus pasa­tiempos favoritos- no hay en el mun­do como allí hay hoy día!"

En tierras de mucho ganado -loshombres salían a los ejidos aperreartoros, dejándolos destrozados en loscampos- era natural que no faltaseafición a la lidia. Los sábados, seguidode cien jinetes, Ve1asco salía a Cha­puitepec y en un toril que había man­dado construir se alanceaban reses bra­vas. Después, bajo los doseles verdesde los ahuehuetes, los criados servíanun banquete regio.

Los domingos eran días de carreras.A duras penas los alguaciles apartabana los curiosos. Brillaban las armas y losvestidos de brocado. El animado cua­dro de su juventud, el mundo lleno demovimiento y color en el cual ha na­cido' se anima a los ojos del deste­rrado. Ve los airosos caballos correrentre los prados y en sus oídos suenanlas exclamaciones de la gente y el ale­gre sonido de los cascabeles. Cuandoel virrey jugaba las dos carreras derigor el entusiasmo se convertía en de­lirio. "Yo juro a Dios -escribe Suá­rez en el colmo de la exaltación~ que

si el virrey enviase a quitar a todoslos pueblos y las haciendas, que losconsolaba el virrey y hacía olvidar estedaño, con hacer sonar un pretal de cas­cabeles en las calles, según están todosmetidos en regocijos." Para los crio­llos, don Luis de Velasco simbolizabael prototipo del buen gobernante. Sabíaentretenerlos con estos juegos feudalescomo si fueran niños y los criollos nopensaban en otra cosa que en criarcaballos, en aderezar arneses y vivíancontentos entregados a esos "virtuo­sos ejercicios" entre juegos de cañas)' sortijas, carrera y toros, halconesy mastines.

FERNANDO BENÍTEZ, en el Suplemento"México en la Cultura", de Novedades. 4febrero 1951.

Una bibliotecaUna biblioteca es un vivero de plan­

tas frutales. Cuando bien se las escoge,cada uno de ellos se vuelve un ver­dadero "árbol de vida" adonde todosvienen para aprender a sazonar y aconsumar su bien.

Lo mismo que en el vivero, no hayen las bibliotecas plantas iguales aun­que las haya semejantes, porque la bi­blioteca es un mundillo de variedad

.que no sabe cansar nunca. Aquí estánlos fuertes y los dulces, los cuerdos ylos desvariados, los serios y los jugue­tones, los conformistas y los rebeldes.

Una biblioteca es también un lindocoro de voces: ninguna de ellas, desdela más aguda a la más grave, es iguala la otra, pero hasta las contrastadasacaban reconciliándose dentro de nues­tra alma, gran reconciliadora. Lope yQuevedo que se pelearon bastante aquíestarán tocándose con los codos y nues­tro padre el Dante, el desterrado, con­versará con sus propios florentinos delos cuales divorció sus huesos.

Hasta puede decirse que una biblio­teca se parece, a pesar de su silencio,a un pequeño campo de guerrillas; lasideas aquí luchan a todo su gusto. Nos­otros o los lectores, solemos entrome­ternos en la brega sin sangre, pero locomún es que asistimos sin riesgo al­guno al espectáculo gratuito y que en­ciende hasta a los tibios.

Los más acuden a una biblioteca porencontrarse a gentes de su credo o suclan, pero venimos, sin saberlo, a leera todos y a aprender así algo muyprecioso: a escuchar al contrario, aoírlo con generosidad y hasta a darlela razón a veces. Aquí se puede apren­der la tolerancia hacia los pensamien­tos más contrastados con los nuestros,de 10 cual resulta que estos murosforrados de celulosa trabajan sobrenuestros fanatismos y nuestras sober­bias, según hacen la lima alisadora y elaceite curador.

Pero sucede también que, en ocasio­nes, tenemos aquí gozosos encuentros:eso pasa cuando nos hallamos conhermanos nuestros que vivieron lomismo que nosotros vivimos y que senos parecen como la gota a la gota

de agua. Por parecérsenos, ellos nosdan todo gusto y después de haberlesoído volveremos confortados a nuestrascasas y nunca más' nos sentiremoshuérfanos.

Una biblioteca es también el barco deSimbad el Marino o la mula de losMarco Polo, o el asno de Sancho: cadalibro, bien mirado, es una aventuramental, que a veces por 10 "ívida llegaa parecer física. Como la gente de laprovincia son sedentarios forzados,personas no navegadas, casi unos pri­sioneros de pies cortados, la caminatay la navegación se la conocen solamen­te gracias a los Sven Hedin o las Sel­ma Lagerloff, o por vuestro MarianoAzuela, vuestro M. L. Guzmán o porel Martín Fierro o por Benjamín Su­bercaseaux.

i Qué fiesta! Vamos atravesandosierras, desiertos, cordilleras o maresfrenéticos. Bastan unas pizcas de ima­ainación o de mera buena voluntadb

para hacer el viaje de bracete con elandador o jinete y esto es llevar com­pañía grande, pues hasta el Lazarillode Tormes y el Periquillo Sarnientoson personas de toda calidad, aunquevayan despeinados y en harapos o ten­gal~ la lengua alácrita de más como

Quevedo.Una biblioteca, en ciudad pequeña,

puede volverse, mejor que en ningunaparte, corro familiar de niños lectoreso auditores y frecuente tertulia de adul-

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lector reacio leyendo las pagmas mástónicas de la obra con gesto parecidoal de quien hace aspirar una fruta deotro clima, hasta que el desconfiadoda la primera mordida. A las frutas separecen, por ejemplo, los libros depoesía: vuestro López Velarde vale porun tendal de fresas, y Díaz Mirón,por una granada recia y fina. A vecessin leer ningún texto, una biografíacorta y mO\'ida despereza la curiosidaddel lector hacia el autor remoto o e!libro duro de majar.

Las bibliotecas que yo más quieroson las provinciales, porque fuí niñade aldeas y en ellas me viví juntas a lahambruna y la avidez de libros. Poresto mismo, yo vine a tener de adultalas fábulas que se oyen a los sieteaños, y hasta la vejez dura y perduraen mí el gusto del cuento pueril y de!pintarrajeado de imágenes y me losleo con la avidez de todos aquellos quellegaron tarde a sentarse a la mesa ypor eso comen y beben desaforada­mente. Aquellos eran los tiempos y enlas quijadas de la cordillera el únicolibro era el arrugado y vertical de tres­cientas y tantas montañas, abuelas ce­ñudas y que daban consejas trágicas.

Crear el convenio de que he habladoen la biblioteca es difícil, yo lo sé pormi misma, pero eso al fin se logra,cuando el bibliotecario tiene e! don desaturar e! ámbito de confianza y deretener en torno de las mesas a mozosy viejos. Pero yo no conozCO gentealguna tan bien dotada para dar y re­cibir la confianza como vuestra raza,tan galana de lengua además, y con lavoz blanda tras de la cual se siguecomo por un campo de trébol. Yo meconozco esta operación invisible de!encantamiento por cuanto soy una quecomió en vuestro México las mieles dela amistad rápida que sabéis dar y queha celebrado siempre vuestra magiaverbal, la cual resbala lo mismo de laboca de la madre hacia el niño que dela boca del hombre rural a quien sepide una noticia en la ruta. La em­presa de crear un convivio en esta salade lectura no resultará, pues, muy lar­ga y una vez ganada, ella caminará solasegún la naturaleza de vuestro puebloque, en creando una tradición, no lasuelta más.

G.\BRIELA l\{¡STRAI., en El Libro y cl Puc­blo. México. Diciembre 1950.

Don Vasco de Qlliroga

Tienen las leyendas un recónditosedimento de tradición. Lo cual signi­fica que hay en eUas un fondo de ver­dad. Tal vez sea una verdad trasplan­tada al campo de la fantasía; pero es,al menos, "la verdad posible" que con­cuerda con 10 sustantivo de los hechos.

Hay en las leyendas mexicanas unsutil perfume de poesía. Porque ela­boradas en las honduras del alma po­pular, se nutren del sentido artísticode nuestro pueblo, tanto más profundocuanto más entrañable.

Los michoacanos tienen por ciertasmuchas leyendas sobre su Tata Vasco,cuya presencia se conserva con los re­cios perfiles de la inmortalidad. Secuenta con unciosa devoción, que unavez, en una de sus infatigables cami­natas, cayó en tierra e! gran civilizadorde los tarascas, y que la caída produjoun extenso hundimiento que hastaahora existe en fonna de hondonada.Cuéntase que un declive en la montañase produjo por las pisadas de! coloso.y refiérese que cuando había sequíay el apóstol se angustiaba porque susindios podrían sufrir escasez y hambre,hacía sonar con ferviente tesón la cam­pana de su templo, y que a poco detañerla e! cielo se cubría de nubes yla lluvia empezaba a humedecer la se­dienta sementera.

Quizás la crítica histórica fría ydialéctica, encuentre estos hechos in­fundados y los atribuya a la imagina­ción ardiente de los ingenuos tarascas.Pero tales y más prodigios no repug­nan a la razón si se sabe estimar, conel corazón limpio de prejuicios, la obrade Don Vasco, toda ella estructuradacon lo maravilloso.

JIadrigal de las Altas Torres

En 1470 nace Don Vasco de Qui­raga en un pueblecillo cercano a Avila:Madrigal de las Altas Torres. Su fa­milia, vistas sus disposiciones extraor­dinarias, le dedica a las letras, y enellas se distingue grandemente, hastahacerse licenciado en Derecho. Ocupa,por el año de 1530, con destacada pru­dencia, un cargo en la Real Cancilleríade Valladolid, cuando e! emperadorCarlos V, que tiene de él los mejoresinformes, le destina a ocupar un sitiode la Segunda Audiencia de la NuevaEspaña, en calidad de Oidor. Don Vas­co tenía a la sazón sesenta áños, edadque para muchos es ya decrepitud las­timosa.

La Segunda Audiencia -es biensabido- fué laxa para los abusos. Yera preciso introducir en ella a unhombre de altas dotes y nobles virtu­des, capaz de corregir sus vicios y re-

generarla de sus muchas lacras. Setrasladó Don Vasco a tierras mexica­nas y desde luego inició su magna obraadmirablemente inclinada en favor delos humildes.

Los indios tarascas hallábanse su­blevados porque sobre ellos pesaba endemasía la opresión de los malos con­quistadores, que además de explotarlossin piedad, les trataban con crueldady manteníanles en dolorosa esclavitud.Inútiles habían sido todos los esfuer­zos para someterlos y pacificarlos. YDon Vasco fué comisionado para verde aliviar la situación. Desde e! primermomento entendió e! oidor que era im­posible pretender e! sometimiento delos tarascas, mientras sobre ellos pesa­sen la ignominia de! hambre y los ho­rrores de una servidumbre aniquila­dora. Y contrariando a los que todo loconfiaban a la fuerza represiva, seacercó a los indios sin otra arma quesu inmensa caridad.

Lo que no lograron las severas em­bestidas guerreras, lo consiguió en pocotiempo e! amor del apóstol. A medidaque los indios michoacanos -nume­rosos, "como estrellas de! cie!o", se­gún decía el propi~ Don Vasco- en­traban al orden, Don Vasco, con unaactividad desconcertante, organizabapueblos, enseñaba e! cultivo de la tie­rra, adiestraba a los naturales en lasindustrias, construía templos y escuelas-entre ellas la de San Nicolás- ytodo esto 10 realizaba con notable sen­tido social y adelantada intuición eco­nómica.

A los pueblos que fundaba destinabauna industria, para evitar que la com­petencia interior diera origen a discor­dias. Y así un pueblo era de los he­rreros, y otro de los tejedores, y otrode los jicareros, y otro de los curtí­dores.

Obra gigantesca acometida en plenavejez. Indice luminoso de la recie­dumbre del espíritu.

Obispo de OTO

Ante el fulgor de este soplo de Gé­nesis, fué promovido al obispado de

CINTIDAD'

Michoacán. Oigamos lo que de estapromoción dijo al emperador FrayJuan de Zumárraga: "Tengo por ciertoy siento con muchos, que ha sido unade las acertadas que S. M. ha hechoen estas partes para llevar indios alParaíso, que S. M. pretende más estoque e! oro y la plata. Porque crea queen el amor viceral que este buen hom­bre les muestra, el cual prueba biencon obras y beneficíos que de continuoles hace y con tanto ánimo y perseve­rancia, que nos hace ventaja a los pre­lados de acá. Siendo oidor, gasta cuan­to S. M. le manda dar de salario ano tener un real y vender sus vestidospara proveer a las congregaciones cris­tianas que tiene en dos hospitales, eluno en esta ciudad y e! otro en Mi­choacán, haciéndoles casas repartidasen familia a su costa y comprándolestierras y ovejas conque se puedan sus­tentar. De creer es que cuando se vierepastor con sus ovejas lo hará hartomejor, aunque no sé de otro que leiguale en esta tierra."

y en efecto, ya de obispo lo hizo"harto mejor". Porque se entregó congran celo a crear -esta es la palabra­toda una entidad de México que hasido y sigue siendo, a pesar de nuestrademencia destructora, entraña de lapatria.

De su exterior, hace el padre Ma­riano Cuevas este boceto: Era de unaestatura más que regular, como lo de­muestran seis huesos de él que se con­servan; las pinturas antiguas nos loretratan calvo, de pelo cano, color pá­lido y moreno, por ventura contraídoen los caminos que anduvo; y el sem­blante consumido, acaso por sus peni­tencias. Le ponen una muleta en lamano que bien la necesitaría para sos­tenerse, máquina sobre que cargabancosas tan graves.

Llegaba Don Vasco a los noventa ycinco años de edad, cuando, venciendoresistencias y desoyendo consejos, dis­puso su última visita pastoral, que sele presagiaba, como todas, llena de fati­gas. Mas el cansancio le detuvo enUruapan y doblegó para siempre aquelcuerpo enérgico que no se rendía fren­te a las asperezas. Entregó su espíritual Creador e! miércoles 14 de marzode 1565.

En sus caminatas y aun en sus ac­tuaciones solemnes, usaba Don Vascoun báculo de madera. Y esto dió oca­sión a que se dijera que, en cambio, elobispo -j como tantos otros!- era deoro purísimo. La muerte le sorprendióen la labor, si cabe decir que la muertesorprenda al justo. Fué llamado a lagloria cuando se hallaba en el caminomisional, en busca de sus indios, quetodavía ahora le llaman Tata Vasco,porque nadie como ellos pudo sabercuánto los amaba, con un amor "vi­ceral", como dijo Zumárraga.

FERNANDO DÍEZ DE URDANIVIA,. en Ex­celsio'r. México, 4 febrero 1951.

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