Norcross Psychotherapy Relationships That Work. Cap. 5 Empatia

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Traducido por María Brandán Escalante. Psicóloga (Tel. 09-1008332) Norcross, J. (2002). Psychotherapy Relationships That Work. Cap. 5 – Empatía (Arthur C. Bohart, Robert Elliott, Leslie S. Greenberg, Jeanne C. Watson). CAPÍTULO 5 Empatía La empatía terapéutica ha tenido una larga y a veces tormentosa historia en psicoterapia. Propuesta y codificada por Rogers y sus seguidores en 1940 y 1950, fue presentada como la base del entrenamiento en habilidades de ayuda popularizado en 1960 y al comienzo de los 70. Los reclamos sobre su efectividad universal fueron tratados con escepticismo y pasó por un intenso escrutinio hecho por investigadores de la psicoterapia en los 70 y al final de los 80. Por ejemplo, uno de nosotros encontró que su investigación sobre la empatía terapéutica (Elliott et al., 1982) fue recibida con un intenso escepticismo cuando la envió para su publicación al comienzo de los 80. Después de eso, los psicoterapeutas y los investigadores de psicoterapia prestaron menos atención al concepto. J.C. Watson (2002), Duan y Hill (1996), y otros han notado la escasez de investigación acerca de la empatía en los últimos veinte años. En contraste, la empatía es hoy un tema de vigoroso interés científico en el campo de la psicología del desarrollo y social (ej., Eisenberg & Fabes, 1990; Feshbach, 1997; Ickes, 1997), particularmente porque la empatía es vista como una parte importante de la “inteligencia emocional” (Bar-On & Parker, 2000). Como hemos discutido en otras partes (Bohart & Creenberg, 1997), es el momento indicado para la reexaminación y la rehabilitación de la empatía terapéutica como una clave del proceso de cambio en psicoterapia. De hecho, los datos que presentaremos claramente apoyan dicha conclusión. DEFINICIONES CONCEPTUALES Y TIPOS El primer problema para investigar la empatía en psicoterapia es que no hay una definición consensuada (Bohart & Greenberg, 1997; Duan & Hill, 1996). Los psicólogos evolutivos o del desarrollo han enfatizado típicamente el componente afectivo de la empatía, definiéndolo como el sentimiento de los sentimientos de las otras personas, o como responder de manera cariñosa y cuidadosa a los sentimientos de otros. La empatía, la simpatía y el contagio emocional no son finamente diferenciados. Por contraste, los dos enfoques terapéuticos que han enfatizado más en la empatía –terapia centrada en el cliente y terapia psicoanalítica- han focalizado en sus aspectos cognitivos. La empatía es entender el marco de referencia del cliente y la manera de experimentar el mundo. La empatía está más cerca de la toma de perspectiva (Selman, 1980), o de lo que Belenky, Clinchy, Goldberger, y Tarule (1986) han llamado

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Norcross.. Empatia. Capitulo 5

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Traducido por María Brandán Escalante. Psicóloga (Tel. 09-1008332)

Norcross, J. (2002). Psychotherapy Relationships That Work. Cap. 5 – Empatía (Arthur C. Bohart, Robert

Elliott, Leslie S. Greenberg, Jeanne C. Watson).

CAPÍTULO 5

Empatía

La empatía terapéutica ha tenido una larga y a veces tormentosa historia en psicoterapia.

Propuesta y codificada por Rogers y sus seguidores en 1940 y 1950, fue presentada como la base del

entrenamiento en habilidades de ayuda popularizado en 1960 y al comienzo de los 70. Los reclamos

sobre su efectividad universal fueron tratados con escepticismo y pasó por un intenso escrutinio hecho

por investigadores de la psicoterapia en los 70 y al final de los 80. Por ejemplo, uno de nosotros encontró

que su investigación sobre la empatía terapéutica (Elliott et al., 1982) fue recibida con un intenso

escepticismo cuando la envió para su publicación al comienzo de los 80. Después de eso, los

psicoterapeutas y los investigadores de psicoterapia prestaron menos atención al concepto. J.C. Watson

(2002), Duan y Hill (1996), y otros han notado la escasez de investigación acerca de la empatía en los

últimos veinte años.

En contraste, la empatía es hoy un tema de vigoroso interés científico en el campo de la psicología

del desarrollo y social (ej., Eisenberg & Fabes, 1990; Feshbach, 1997; Ickes, 1997), particularmente

porque la empatía es vista como una parte importante de la “inteligencia emocional” (Bar-On & Parker,

2000). Como hemos discutido en otras partes (Bohart & Creenberg, 1997), es el momento indicado para

la reexaminación y la rehabilitación de la empatía terapéutica como una clave del proceso de cambio en

psicoterapia. De hecho, los datos que presentaremos claramente apoyan dicha conclusión.

DEFINICIONES CONCEPTUALES Y TIPOS

El primer problema para investigar la empatía en psicoterapia es que no hay una definición

consensuada (Bohart & Greenberg, 1997; Duan & Hill, 1996). Los psicólogos evolutivos o del desarrollo

han enfatizado típicamente el componente afectivo de la empatía, definiéndolo como el sentimiento de los

sentimientos de las otras personas, o como responder de manera cariñosa y cuidadosa a los sentimientos

de otros. La empatía, la simpatía y el contagio emocional no son finamente diferenciados. Por contraste,

los dos enfoques terapéuticos que han enfatizado más en la empatía –terapia centrada en el cliente y

terapia psicoanalítica- han focalizado en sus aspectos cognitivos. La empatía es entender el marco de

referencia del cliente y la manera de experimentar el mundo. La empatía está más cerca de la toma de

perspectiva (Selman, 1980), o de lo que Belenky, Clinchy, Goldberger, y Tarule (1986) han llamado

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conexión de complicidad. Por algunas cuentas se sabe que el 70% o más de las respuestas de Carl

Rogers eran a los significados más que a los sentimientos, a pesar del hecho de que su modo de

responder haya sido llamado “reflejo del sentimiento” (Brodley & Brody, 1990; Hayes & Goldfried, 1996;

Tausch, 1988). Sin embargo, comprender el marco de referencia del cliente no incluye entender la

experiencia afectiva. Además, terapeutas como Rogers (Shlien, 1997) han repudiado generalmente la

simpatía (compasión, lástima) mientras que valoran mucho la empatía.

Siguiendo a Carl Rogers (1980), deberíamos definir empatía como

La habilidad sensible del terapeuta y su voluntad de entender los pensamientos,

sentimientos, y luchas del punto de vista del cliente. [Es] la habilidad de ver

completamente a través de los ojos del cliente, adoptar su marco de referencia (p. 85).

Significa entrar en el mundo perceptual privado del otro… siendo sensible, momento a

momento, a los significados perceptivos cambiantes que fluyen en esta otra persona…

Eso significa sentir los significados de lo que él o ella están dándose cuenta apenas. (p.

142).

Definida de esta manera, la empatía es una categoría de orden superior bajo la cual pueden

existir diferentes sub-categorías. Hay diferentes formas en las que un individuo puede ponerse en los

zapatos del otro: emocionalmente, cognitivamente, sobre la base del momento a momento, o intentando

captar el sentido general de cómo sería ser esa persona. En estas sub-categorías, diferentes aspectos de

la experiencia del cliente pueden tornarse el foco de la empatía. De manera similar, hay muchas formas

diferentes de expresar la empatía, incluyendo los reflejos empáticos, las preguntas empáticas, las

interpretaciones de cercana experiencia, y las conjeturas empáticas, así como también el uso responsivo

de otros procedimientos terapéuticos. De acuerdo a esto, la empatía es mejor entendida como un

constructo complejo (Gladstein & Associados, 1987; J.C. Watson, 2002) y consiste en una variedad de

actos usados en diferentes formas por terapeutas de diferentes orientaciones y para diferentes

propósitos.

En particular, distinguimos entre tres modos principales de empatía terapéutica: rapport

empático, sintonía o armonía comunicativa, y empatía personal. Para algunos terapeutas, la empatía

es principalmente el establecimiento de un rapport empático y de apoyo. El terapeuta exhibe una actitud

compasiva y afectuosa hacia el cliente e intenta demostrar que comprende su experiencia, a menudo

para establecer un contexto para una intervención efectiva. Un segundo modo de empatía consiste en un

esfuerzo activo y en curso para estar en sintonía, momento a momento con las comunicaciones del

cliente y el proceso de despliegue, desenvolvimiento o desarrollo de la historia. Este tipo de “proceso

empático” ha sido llamado sintonía o armonía comunicativa (Bohart & Greenberg, 1997; Orlinsky, Grawe,

& Parks, 1994). Es más probable que los terapeutas centrados en el cliente y experienciales enfaticen en

esta forma de empatía. La sintonía del terapeuta puede ser expresada de diferentes maneras, pero lo

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más probable es que sea en uno de varios tipos de respuestas empáticas. Pero las respuestas empáticas

hacen más que meramente comunicar el entendimiento del terapeuta sobre los sentimientos del cliente o

su mensaje; también son usados para profundizar o promover la exploración del cliente (Gendlin, 1968;

Greenberg & Elliot, 1997; J.C. Watson, 2002).

Finalmente, la empatía personal (Elliott, Watson, Greenberg, Goldman, & Davis, 2001) –también

llamarod “experiencia de comprensión cercana del mundo del cliente” (Bohart & Greenberg, 1997) y

“empatía contextual” (Lerner, 1972)- consiste en un esfuerzo sostenido por entender la experiencia del

cliente, tanto históricamente como en su presente, lo que constituye el contexto de su experiencia actual.

La pregunta es, ¿Cómo han llevado las experiencias del cliente a ver/sentir/pensar y actuar como él o ella

lo hace? Este tipo de entendimiento empático es enfatizado por los terapeutas psicodinámicos. Sin

embargo, el rapport empático, la sintonía comunicativa, y la empatía personal no son mutuamente

excluyentes, y las diferencias son un asunto de énfasis.

La empatía también ha sido vista como un rasgo o una habilidad de respuesta (Egan, 1982; Truax

& Carkhuff, 1967), como un proceso de identificación, de “transformarse” en la experiencia del cliente

(Mahrer, 1997), como un proceso hermenéutico interpretativo que ayuda a los clientes a deconstruir su

experiencia, y como un medio para facilitar la regulación afectiva de los clientes (J.C. Watson, 2002).

O´Hara (1984, 1997) discute que la empatía está metiéndose “dentro de la piel de la relación” así como

también dentro de la piel del cliente. Quizás la concepción más práctica, y que abordaremos en nuestro

meta-análisis, es la definición operacional de Barrett-Lennard de empatía, en términos de tres

perspectivas diferentes –la del terapeuta (“resonancia empática”), del observador (“empatía expresada”),

y del cliente (“empatía recibida”)- que están organizadas en un modelo de proceso secuencial.

DEFINICIONES OPERACIONALES Y LA MEDIDA

Reflejando la naturaleza compleja, y multidimensional de la empatía, se ha desarrollado una

mezcla confusa de medidas. No revisaremos todas las diferentes medidas de empatía que han sido

usadas fuera del mundo de la psicoterapia. (Ver Eisenberg & Fabes, 1990, para una revisión).

Dentro de la psicoterapia, las medidas más comúnmente usadas de empatía terapéutica caen en

cuatro categorías: empatía valorada por evaluadores objetivos; empatía medida por cliente; medidas de

los propios terapeutas evaluando su empatía; y empatía predictiva (congruencia entre las percepciones

del terapeuta y del cliente sobre el cliente). Existen medidas de rasgos de empatía (por ejemplo, Davis,

1994; Mehrabian & Epstein, 1972), pero han sido raramente usadas en la investigación sobre el resultado

psicoterapéutico.

Tipos de Medidas

Empatía medida por un Observador

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Tanto Truax y Carkhuff (1967) y Carkhuff y Berenson (1967) desarrollaron escalas para evaluar la

empatía. Estas escalas piden al evaluador que decida si el contenido de la respuesta del terapeuta

deviene de la respuesta del cliente, es intercambiable con la misma, o agrega o continúa respondiendo a

los sentimientos. Típicamente, los evaluadores entrenados escuchan ejemplos de dos a cinco minutos de

grabaciones de terapia. Los ejemplos son generalmente traídos de terapias que están en el comienzo, en

el medio o el final de su curso. Escalas como estas no reflejan adecuadamente la concepción centrada en

el cliente de la empatía como una actitud, ya que focalizan estrechamente en una forma particular de

respuesta, a menudo los reflejos empáticos. Además, la equiparación de un tipo de respuesta particular

con la empatía general, ha hecho a estas escalas menos apropiadas para medir la empatía en enfoques

que no son centrados en el cliente (Lambert, DeJulio, & Stein, 1978).

Medidas más recientes de empatía están basadas en entendimientos más amplios de las formas

de responder empáticas. La medida de Elliot y colegas (1982) divide la empatía en elementos

componentes y ha mostrado buenas propiedades psicométricas; sin embargo, no ha sido usada en

investigaciones sobre el resultado en psicoterapia. J.C. Watson (1999) ha desarrollado una medida para

un observador de la empatía que evalúa los comportamientos verbales y no verbales del terapeuta. Esta

nueva medida es prometedora porque correlaciona con las valoraciones de los clientes del Inventario de

Relaciones de Barrett-Lennard (J.C. Watson & Prosser, en prensa).

Además, la empatía general del terapeuta puede ser evaluada por otros que conocen o han

supervisado al terapeuta. Por ejemplo, en un estudio de Miller, Taylor, y West (1980), las capacidades

empáticas del terapeuta fueron valoradas por sus supervisores. Para los propósitos de nuestro meta-

análisis, tomamos a todas las medidas de empatía juntas, desde la perspectiva del observador.

Evaluaciones del Cliente (medidas por el cliente)

La más ampliamente usada medida de empatía hecha por el cliente es el Inventario de Relación

de Barrett-Lennard (BLRI). Otras medidas de evaluaciones del cliente han sido desarrolladas por Lorr

(1965), Persons y Burns (1985), Hamilton (2000), y Truax y Carkhuff (1967). Rogers (1957) hipotetizó que

las condiciones facilitadoras de los terapeutas sobre las percepciones de los clientes sobre los terapeutas

(consideración positiva, empatía, y congruencia) predecían el resultado terapéutico. De acuerdo a esto, el

BLRI, que mide las percepciones de los clientes, es la definición operacional más cercana a la hipótesis

de Rogers. En revisiones previas, Barrett-Lennard (1981) y Gurman (1977) ambos concluyeron que la

empatía percibida por el cliente predecía el resultado mejor que la empatía medida por un observador o

por el mismo terapeuta.

Mediciones Hechas por los Terapeutas

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Hay escalas de auto-medición para los terapeutas en el BLRI. Anteriores revisiones (Barrett-

Lennard, 1981; Gurman, 1977) encontraron que la empatía evaluada por el terapeuta no predecía el

resultado ni correlacionaba con la empatía medida por clientes u observadores.

Empatía Predictiva

Varios estudios que hemos revisado han hecho uso de medidas de la congruencia terapeuta-

cliente. Esto típicamente consiste en que los terapeutas evalúan a sus clientes como ellos piensan que

sus propios clientes se evaluarían a ellos mismos en varias medias, como escalas de personalidad o

listas de síntomas, y después comparan estos puntajes con los reales de los clientes. Por ejemplo,

Landfield (1971) comparó como los terapeutas evaluaban a sus clientes en la grilla de Kelly REP con

cómo se evaluaron sus clientes a ellos mismos. La medida de empatía es el grado de congruencia entre

los puntajes del terapeuta y del cliente. Esto es llamado empatía predictiva porque el terapeuta está

tratando de predecir cómo sus clientes se evaluarían a sí mismos. Es más cercano a una medida de la

habilidad del terapeuta para formarse una comprensión general y global de lo que es ser el cliente

(empatía personal) que una medida del proceso de sintonía comunicativa en curso.

El trabajo reciente de Icke (1997) sobre la “certeza o precisión empática”, sin embargo, es una

variación de este enfoque que provee una medida predictiva de la sintonía comunicativa. El usa un

procedimiento de recuerdo asistido por grabaciones, en el que la empatía momento a momento de los

terapeutas y los observadores es medida al comparar sus percepciones de las experiencias del cliente

con los reportes de los clientes de dichas experiencias. Desafortunadamente, ningún estudio en cuanto al

proceso de resultado, se ha llevado a cabo con este método prometedor.

Correlaciones de Diferentes Medidas de Empatía

Las inter-correlaciones de diferentes tipos de medidas de empatía han sido generalmente débiles.

Bajas correlaciones han sido reportadas entre medidas cognitivas y afectivas (Gladstein et al., 1987) y

entre medidas predictivas y el BLRI (Kurtz & Grummon, 1972). Otra investigación ha encontrado que

medidas evaluadas a través de grabaciones correlaciona sólo moderadamente con la empatía percibida

por el cliente. Gurman (1977) reporta 17 correlaciones de 10 estudios. El rango de correlaciones es de .00

a .88, con una media de .28. Sin embargo, la reciente escala de evaluación hecha para observadores

desarrollada por J.C. Watson y Prosser (en prensa) ha demostrado correlacionar más altamente con la

BLRI.

Estas correlaciones débiles no son sorprendentes cuando uno considera lo que los diferentes

instrumentos se supone que están midiendo. Intentar predecir cómo un cliente llenará una lista de

síntomas es muy distinto de responder sensiblemente en una manera que demuestra un sutil

entendimiento de lo que el cliente está tratando de comunicar. Similarmente, las evaluaciones de los

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clientes sobre la comprensión de sus terapeutas pueden estar basadas en muchas cosas más aparte de

la habilidad particular del terapeuta para el reflejo empático. De acuerdo a esto, Gladstein y Associados

(1987) han sugerido que no debemos esperar que diferentes medidas de este complejo constructo

correlacionen.

Confusiones entre la Empatía y Otras Variables de Relación

Una preocupación relacionada está en la distinción de la empatía con otros constructos de

relación. Gurman (1977) revisó más de 20 estudios principalmente usando el BLRI y encontró que en

promedio, la empatía correlacionaba con la congruencia .62, con la consideración positiva .53, y con la

incondicionalidad .28. El análisis factorial revisado por Gurman (1977) en el que se usaron los puntajes de

las escalas, encontró un factor global que emergía típicamente, con la empatía cargando en él con la

congruencia y la consideración positiva. Blatt, Zuroff, Quinlan, y Pilkonis (1996) encontraron que la escala

de empatía cargaba .93 en un factor global del BLRI, con la consideración positiva cargando en .87 y la

congruencia con .92. Similarmente, Salvio, Beutler, Wood, y Engle (1992) encontraron que la empatía, la

consideración y la congruencia estaban altamente correlacionadas con una medida de fortaleza de la

alianza terapéutica. Estos resultados sugieren que las percepciones de los clientes de la empatía no son

claramente diferenciadas de sus percepciones de otros factores de la relación.

Por otra parte, Gurman (1977) también revisó varios estudios de análisis factorial en donde, en

lugar de usar puntajes de escalas, se usaron ítems específicos. Estos estudios encontraron que la

empatía emergía como un factor separado. Horvath y Greenberg (1986) encontraron que la empatía

correlacionaba más fuertemente con el componente de vínculo de la alianza terapéutica que con los

componentes de tareas y metas.

La situación es similar con respecto a la empatía medida por el observador. Truax y Carkhuff

(1967) reportaron estudios en los que la empatía, la calidez, y la genuidad estaban relacionadas entre

ellas, y otraos estudios en los que un factor correlacionaba negativamente con los otros dos. Así, de este

modo hay evidencia tanto a favor como en contra de la hipótesis de que la empatía, la consideración

positiva, y la congruencia son variables separadas y distintas. Vemos a la empatía como un componente

de la relación que se distingue conceptualmente y a la vez es parte de un constructo de mayor orden

evaluativo.

EJEMPLO CLÍNICO

Mark se presentó a psicoterapia quejándose de una ansiedad dominante. Tenía 30 años y no

estaba casado, y había estado luchando desde que tenía veinte años para ser un músico exitoso. Cuando

el entró a terapia, estaba trabajando como mozo. Venía de una familia tradicional que vivía en el Sur.

Todos sus hermanos y hermanas tenían carreras exitosas, estaban casados, y tenían hijos. Sus padres lo

molestaban todo el tiempo por no estar casado y no tener una carrera estable. Sus ataques de ansiedad

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habían empezado unas semanas después de una vista a su casa para Navidad. Cuando Mark vino a la

primera cita estaba claramente agitado. Había llamado antes y había sonado desesperado en el teléfono.

El terapeuta inicialmente estaba preocupado de que Mark estuviera en un estado de crisis.

La orientación terapéutica era de un enfoque integrativo experiencial/humanista, basado en los

principios de la terapia centrada en el cliente. El terapeuta trató de entender activa y empáticamente el

punto de vista del cliente y de compartir este entendimiento, usando su sintonía con la experiencia del

cliente para identificar las intervenciones efectivas y para permanecer responsivamente sintonizado y en

armonía, para así poder ajustar los procedimientos terapéuticos y maximizar el aprendizaje. Finalmente,

el terapeuta y el cliente trabajaron para desarrollar el marco de referencia en curso desde el cual trabajar

colaborativamente.

Los siguientes son dos ejemplos de la utilización terapéutica de una forma de responder empática

durante la primera sesión:

C1: Estoy realmente aterrado [ansioso, agitado, mirando lastimosamente al terapeuta]. Me siento

ansioso todo el tiempo. Algunas veces pareciera tan malo que realmente me preocupo y creo que estoy al

borde de un brote psicótico. Estoy realmente atemorizado de desarmarme completamente. Nada como

esto me había pasado antes. Siempre me sentí a cargo de mí mismo antes, pero ahora pareciera que no

tengo ningún control sobre mí mismo.

T1: Entonces es como una sensación real de vulnerabilidad –como si no te conocieras a ti mismo

más.

C2: ¡Sí! Eso es. Ya no me reconozco. Me siento totalmente perdido. La ansiedad se siente como

una gran nube que me está persiguiendo, y no puedo ni siquiera encontrarme a mí mismo en esta nube.

No sé qué es lo que quiero, en qué confío… Estoy perdido.

T2: Totalmente perdido, como, “¿Dónde se ha ido Mark? No puedo encontrarme a mí mismo más”.

C3: No, no puedo [tristemente y pensativamente].

El diálogo continuó así y pronto el reconocimiento empático del terapeuta proveyó al cliente con

una sensación de ser comprendido. Esto fomentó una sensación de seguridad, y gradualmente el cliente

se fue moviendo desde un modo de agitación a un modo de tristeza reflexiva. El cliente después empezó

a reflejarse en su experiencia en un modo más productivo, y de una manera más exploratoria. Habló

sobre el conflicto básico en su vida: si continuar en la búsqueda de una carrera artística o encontrar un

“verdadero trabajo” y una compañera de vida, dado el hecho de que ahora tenía 30 años y no había

señales de hacer un lanzamiento a la carrera artística.

Más tarde, el cliente hizo un role playing de un diálogo entre dos partes de sí mismo. Una parte, su

lado crítico o del “deber”, decía que debería obtener un trabajo estable y casarse y se criticaba por no

estar casado. El otro lado era el lado del “querer” –o, en este caso, el lado del “no quiero”- que decía, “no

quiero vivir una vida común; quiero vivir una vida creativa”. Este lado salió en la forma de una rebelión

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defensiva. La sensibilidad empática se usó para ayudar al terapeuta a sintonizar con el punto de vista del

cliente y sugerir que focalice en las actividades exploratorias del cliente durante las actividades de role

playing. Lo que emergió de este role playing fue que había un anhelo de un estilo de vida “normal” que

subyacía a la rebelión defensiva de Mark, en conflicto con un deseo de hacer algo creativo.

Durante las primeras sesiones, el cliente había expresado repetitivamente la sospecha de que algo

sobre sus relaciones tempranas con sus padres había sido un componente importante en sus problemas

actuales. Inicialmente, el terapeuta no había tomado esto demasiado en serio, dado que se estaba dando

un progreso aparentemente por medio del uso de otros procedimientos colaborativos. Como el terapeuta

no era psicoanalítico, ni orientado hacia el pasado, no sintonizó sensiblemente lo suficiente con esto. La

falta de empatía personal del terapeuta (esto es, no captar cuán importante esto era para el cliente en su

marco de referencia) para un significado más amplio del interés del cliente en este tema había

efectivamente cerrado este camino de exploración.

Finalmente el terapeuta escuchó y respondió en una manera tentadora al cliente, y el cliente

empezó a explorar en su infancia. Esto ilustra como la empatía no sólo da permiso, sino que también

provee un apoyo activo para la exploración. Ilustra también como el ser sensible y empáticamente

comprensivo de la manera de ver el problema del cliente es algunas veces crucial para el progreso

terapéutico (Hubble, Duncan, & Miller, 1999). Esto llevó a un momento clave de quiebre. Al revisar su

infancia, el cliente se tornó emocionalmente consciente de cuan abandonado se había sentido cuando era

niño por sus padres tan demandantes, quienes no querían ser malvados ni crueles, pero no eran

altamente empáticos. Cuando era un niño, el cliente había siempre estado inusualmente interesado en

actividades fantasiosas y era una persona metida para adentro, en contraste con sus hermanos, quienes

eran más convencionales y de altos logros en la escuela. Los padres no sabían que hacer de este hijo

especial y fueron incapaces de responder de manera empática y de apoyo a su emergente unicidad.

El resultado fue que había tenido que adoptar una actitud defensiva “tengo el derecho a ser

diferente”. Nunca fue capaz de considerar genuinamente si quería ser convencional o no. Subyaciendo a

esto estaba su anhelo de convencionalidad. El acceder a esto en el contexto de su vida familiar, le ayudó

a aceptar sus diferencias y llorar por el hecho de no era convencional (y, en efecto, lloraba porque el

quizá nunca sería lo que su familia quería que fuera). A lo largo del curso de este trabajo, la ansiedad

disminuyó. Eventualmente tomó la decisión de continuar en la búsqueda de una carrera musical, al

menos por un tiempo. La crisis se calmó.

LA RELACIÓN DE LA EMPATÍA CON EL RESULTADO DE LA PSICOTERAPIA: UN META-ANÁLISIS

En esta sección reportamos los resultados de un meta-análisis conducido en la investigación

disponible relacionada con la empatía y el resultado en psicoterapia. Debido a que revisiones anteriores

(Ej., Orlinsky, Grawe, & Parks, 1994) han usado métodos de resultados totales para investigar esta

relación, creemos que es importante conducir un análisis más sensible.

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Estrategia de Investigación

Este meta-análisis aborda las siguientes preguntas: ¿Cuál es la asociación general entre la

empatía del terapeuta y el resultado del cliente? ¿Los diferentes tipos de terapia arrojan diferentes niveles

de asociación entre la empatía y el resultado? ¿El tipo de medida de empatía predice el nivel de

asociación entre la empatía y el resultado? ¿Qué características del estudio y de la muestra (tamaño

muestral, setting del tratamiento, modalidad y duración del tratamiento, nivel de severidad del cliente,

experiencia del terapeuta, tipo de medida del resultado, unidad de proceso) predicen una asociación entre

la empatía y el resultado?

Revisión de la Literatura

Los artículos fueron seleccionados de anteriores revisiones (Beutler, Crago, & Arizmendi, 1986;

Gurman, 1977; Lambert, DeJulio, & Stein, 1978; Mitchell, Bozarth, & Krauft, 1977; Orlinsky, Grawe, &

Parks, 1994; Orlinsky & Howard, 1986; Parloff, Waskow, & Wolfe, 1978; Truax & Mitchell, 1971; N.

Watson, 1984). También buscamos en las bases de datos PsychInfo y en PsychLit desde 1992 (dos años

antes de la publicación de la última revisión importante sobre la empatía en Orlinsky et al., 1994).

Adicionalmente, consultamos los índices de revistas relevantes como Psychotherapy, Person-Centerde

Journal, Psychotherapy Research, y Journal of Humanistic Psychology.

Nuestro criterio de inclusión fue que: (1) el estudio tenía que incluir una medida específica de

empatía; (2) la empatía tenía que estar relacionada con alguna medida de resultado en la terapia; (3) la

muestra de clientes tenía que involucrar problemas clínicos “reales”; (4) el promedio de sesiones tenía

que ser mayor a dos; (5) el estudio necesitaba estar disponible en inglés; (6) el estudio tenía que haber

incluido al menos cinco clientes; (7) el estudio tenía que estar disponible en alguna publicación; o (8) si el

estudio estaba reportado en una forma breve (ej. En un artículo de revisión o en un abstract de

disertación), tenía que haber la suficiente información para calcular la magnitud del efecto.

Características de los Estudios Evaluados

Para examinar las variables que pueden moderar la asociación entre empatía-resultado,

evaluamos los estudios de una amplia variedad de muestras y tipos de métodos. Para las medidas de

resultados, incluíamos el estudio si contenía alguna indagación sobre los efectos de la terapia, aunque

sea al nivel de la sesión (resultado inmediato). Por ejemplo, incluíamos la abstinencia de tomar alcohol

(Miller et al., 1980), nivel de depresión (Burns & Nolen-Hoeksema, 1992), puntajes del MMPI (Kiesler,

Klein, Mathieu, & Schoeninger, 1967), satisfacción del cliente (Lorr, 1965), evaluaciones de supervisores

sobe la mejoría del cliente (Bergin & Jasper, 1969), evaluaciones del cliente y del terapeuta sobre la

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magnitud del cambio (Hamilton, 2000), y progreso en la sesión (Orlinsky & Howard, 1967). No hicimos

ningún intento por evaluar la adecuación de las medidas de resultado usadas. Hay alguna superposición

entre el sentimiento de comprensión y la satisfacción del cliente, pero esta es la única medida de

resultado representada en sólo 11 casos de 190 efectos específicos medidos.

La muestra resultante consistió en 47 estudios, abarcando 190 tests de asociación empatía-

resultado y un total de 3026 clientes. Las fechas de los estudios variaban desde 1961 a 2000, con 68%

llevados a cabo antes de 1980. El promedio de los estudios involucró 64 clientes (rango=8 a 320) vistos

por un poco menos de 30 sesiones (rango=3 a 228). Típicamente, los estudios comprendían tipos de

terapias mixtos, eclécticos o desconocidos (70%); tratamiento individual (78%); muestras de “neuróticos

mixtos” (lo que hoy incluiría principalmente desórdenes afectivos y de ansiedad) (47%); terapeutas

recientemente doctorados o M.D. (38%); y evaluaciones de resultado post-tratamiento (60%). Los

estudios contribuyeron a entre 1 y 42 efectos separados (media:4.0). De los 190 efectos separados

examinados, el mayor número de medidas usado fue de las medidas de los clientes (38%; como la mitad

de estos del BLRI) o medidas de un observador (33%; la vasta mayoría variaciones de las escalas de

Truax-Carkhuff). Las medidas de los terapeutas fueron usadas para el 14% de los efectos (como la mitad

de estos del BLRI), mientras varias medidas predictivas fueron usadas en 16% del tiempo (en su mayoría

del estudio de Kurtz & Grummon [1972]). “Terapia hasta la fecha” fue la unidad más común para medir la

empatía, dando cuenta del 64% de los efectos.

La Estimación de la Magnitud del Efecto

Para la magnitud del efecto (ES), usamos correlaciones paramétricas o no paramétricas si estaban

disponibles. De otro modo, usamos las siguientes convenciones para estimar r. Primero, si teníamos un

nivel de significancia, usábamos el equivalente valor T y lo convertíamos en r. Si el resultado no era

significativo, pero teníamos suficiente información para calcular un puntaje T y después convertirlo, lo

hacíamos. Si no teníamos más información, y el efecto no era significativo, poníamos r en .0. Si los

autores indicaban una tendencia “no significativa”, pero no reportaban la correlación (por ejemplo, Kiesler

y colegas [1967] indicaron varias tendencias en las escalas MMPI), estimábamos las tendencia al asignar

una ES de la mitad del tamaño de una r significativa.

Procedimiento de Codificación

Se codificaron las siguientes variables: Modalidad de terapia (individual/grupo); orientación

terapéutica (centrada en el cliente, experiencial, psicodinámica, cognitivo-conductual, mixta); nivel de

experiencia de los terapeutas; setting del tratamiento (internos o clientes ambulatorios); número de

sesiones (típicamente la media); tipo de problemas (neuróticos mixtos, depresión, ansiedad, problemas

severos como la psicosis); fuente de la medida de resultado (puntuación objetiva, puntuación del

Page 11: Norcross Psychotherapy Relationships That Work. Cap. 5 Empatia

terapeuta, del cliente, congruencia entre cliente/terapeuta, y medida de rasgo); y unidad de medida

(muestra de 2-5 minutos, sesión, terapia hasta la fecha).

Condujimos dos sets de análisis: por los efectos y por los estudios. Primero, analizamos los 190

efectos por separado para examinar el impacto de los tipos de empatía y medida de resultados. Segundo,

el análisis de nivel del estudio usó un promedio individual de los efectos (con una corrección Fisher r-a-z)

entre los estudios antes del cálculo, así evitando problemas de no independencia y eliminando los sesgos

debido al número de variables de los efectos reportados en los diferentes estudios (por ejemplo, un

estudio, Kurtz & Grummon, 1972, contribuyó al 22% de los efectos). Finalmente, para corregir los sesgos

por tamaños muestrales pequeños y distribuciones muestrales, aplicamos tres correcciones por separado:

La corrección de Fisher para los sesgos de muestras pequeñas (Rosenthal, 1991), valorando por tamaño

de la muestra, y transformación de la r de Fisher a z.

Relación General Entre la Empatía del Terapeuta y el Resultado

En la tabla 5.1 reportamos la magnitud de los efectos corregidos y no corregidos para efectos

separados y efectos agregados a los estudios. Los valores corregidos y no corregidos estuvieron

alrededor de .20 para el análisis del nivel del efecto. A lo largo de 190 análisis representados aquí, la

empatía daba cuenta por el 4% de la varianza del resultado, entre un efecto pequeño y medio. Los

análisis del estudio de nivel fueron ligeramente superiores (media=.26; mediana=.23). La rs era aún más

alta, porque estudios más amplios tenían efectos ligeramente más grandes. (La magnitud de los efectos

para los análisis del estudio de nivel es más grande porque los estudios con números mayores de tests

de resultados de empatía-resultado tenían efectos ligeramente más pequeños; ver Kurtz & Grummon,

1972). El mejor valor de resumen es la magnitud del efecto del estudio de nivel, la carga, no sesgada r de

.32, una magnitud de de efecto medio.

Nos sorprendimos con el tamaño de esta asociación. La varianza en el resultado debido a la

empatía en el estudio de nivel, por consiguiente, varía entre 7% y 10%, dependiendo de si se usa la

magnitud ES más baja de .26 o la estimada más alta de .32. Esta magnitud del efecto está en el mismo

orden de magnitudes que en (o ligeramente más amplio) que análisis previos sobre la relación entre la

alianza terapéutica y el resultado (por ejemplo, Horvath & Symonds, 1991, con .26; o Martin, Garske &

Davis, 2000, con .22). En general, la empatía da cuenta de tanto y probablemente más varianza del

resultado que lo que lo hacen intervenciones específicas (compare con el estimado de Wapold [2001] del

1% al 8% para las intervenciones).

Orientación Teórica como una Variable Moderadora

Luego, examinamos la posibilidad de que diferentes correlaciones entre empatía-resultado

pudieran ser obtenidas de diferentes orientaciones teóricas. Por ejemplo, uno podría esperar que la

Page 12: Norcross Psychotherapy Relationships That Work. Cap. 5 Empatia

asociación sea mayor en aquellas terapias para las cuales la empatía es considerada como un proceso

clave del cambio (como en terapias experienciales). Sin embargo, nuestro análisis mostró poca evidencia

de dicha tendencia (ver tabla 5.2). Por el contrario, hay una insinuación de que la empatía pudiera ser

más importante para el resultado en terapias cognitivo-conductuales más que en otro tipo de terapias. Si

estos hallazgos son confiables, surgen preguntas intrigantes sobre cómo funciona la empatía en la

terapia. Quizá la empatía es hasta más importante en una terapia basada en la intervención que en una

relacional, para proveer de una “base” para las intervenciones efectivas. O quizá terapeutas más activos y

directivos, si también son sensibles, son percibidos como más empáticos. Nuestra muestra de estudios es

demasiado pequeña para conclusiones definitivas, entonces evaluar este hallazgo y lo que pudiera

significar queda a la espera de mayor investigación.

Tipo de Medida de Empatía como una Variable Moderadora

En la tabla 5.3, mostramos relaciones entre tipos específicos de medidas de empatía y resultado,

usando análisis de nivel del efecto. Como esperábamos, y como ha sido notado por previas revisiones

(Barrett-Lennard, 1981; Parloff et al., 1978), la perspectiva de la medida de la empatía hacía una

diferencia para las correlaciones empatía-resultado. Las medidas del cliente predijeron mejor el resultado

(media no corregida r=.25), seguida cercanamente por las medidas hechas por un observador (.23) y

medidas del terapeuta (.18); cada uno de estos efectos promedio fue significativamente mayor que cero

(p<.001). En contraste, las medidas predictivas no se relacionaron con el resultado (-.03). Los tests de

Scheffe indicaron que las medidas predictivas predecían el resultado más pobremente cuando eran

comparadas con los otros dos tipos de medidas (p<.05). La clarificación de estos asuntos también espera

mayor investigación; sin embargo, por ahora pareciera justo decir que los sentimientos de los clientes

sobre ser entendido y las evaluaciones de los observadores (y, en menor medida, las impresiones de los

terapeutas) parecen acarrear un peso significativo en lo que se refiere al resultado, pero las medidas

predictivas no lo hacen, a pesar de su apariencia intuitiva.

Otras Posibles Variables Moderadoras

Finalmente, en la tabla 5.4, consideramos relaciones más específicas entre la empatía y otras

variables. El hallazgo más interesante e inesperado aquí, es la correlación negativa entre la experiencia

del terapeuta y la asociación entre empatía-resultado. Esto es, efectos mayores son obtenidos para

terapeutas más junior o inexpertos. La empatía puede tener una relativamente pequeña asociación con el

resultado para los terapeutas experimentados. Hay al menos dos razones posibles para este hallazgo.

Primero, los terapeutas inexpertos pueden variar más en la empatía, mientras menores correlaciones

para los terapeutas experimentados pueden reflejar una restricción del rango o el efecto del techo.

Alternativamente, los terapeutas experimentados pueden haber desarrollado habilidades adicionales

Page 13: Norcross Psychotherapy Relationships That Work. Cap. 5 Empatia

como una efectiva resolución de problemas, así es más probable que los clientes perdonen una pobre

sintonía empática.

Hubo otros hallazgos para notar. Primero, la empatía pareciera predecir la mejoría en medidas de

resultado no específicas (mejoría global, satisfacción del cliente) mejor que lo que lo hacen medidas de

resultado más específicas focalizadas en el problema. Esto es probablemente debido a la confusión

conceptual entre empatía y medidas de resultado ligadas a la alianza (medidas de cambio retrospectivo,

satisfacción del cliente). Segundo, la terapia de grupo y las terapias más largas produjeron asociaciones

mejores de empatía-resultado, pero sólo para los análisis del nivel del efecto. Sin embargo, ambos

efectos fueron bastante pequeños (r<.2).

La Pregunta por la Causalidad

La pregunta por la causalidad- si la empatía causa el resultado terapéutico o si es una correlación

con el mismo- no puede ser respondida definitivamente desde nuestros datos. Sin embargo los datos de

varios estudios dieron luces a esta pregunta. Primero, Burns y Nolen-Hoeksema (1992) usaron un modelo

de ecuación estructural para demostrar que la empatía sostenía una relación causal con el resultado.

Segundo, en el estudio de Miller y colegas (1980), los puntajes de empatía de los terapeutas fueron

hechos por supervisores antes e independientemente de saber sobre los datos de resultados. Aún así, la

empatía mostró una fuerte relación (r=.82) con el resultado en programas cognitivo-conductuales para

problemas de alcoholismo. Tercero, Anderson (1999) midió las habilidades interpersonales facilitadoras

de los terapeutas, incluyendo la empatía precisa, antes de la terapia al hacerlos responder ante videos de

clientes que presentaban difíciles relaciones interpersonales. Anderson encontró relaciones

estadísticamente significativas entre esta medida previa de las habilidades interpersonales del terapeuta y

el resultado subsecuente en psicoterapia. Basado en varios estudios, Truax y Carkhuff (1967) sostuvieron

que los niveles de empatía del terapeuta estaban principalmente determinados por el terapeuta

(sugiriendo una relación causal).

Más evidencia viene de estudios que muestran que la terapia centrada en el cliente es efectiva

(Elliott, 2002). La media de ES de las diferencias de pre-post terapia en la terapia centrada en el cliente

es .97 (n=44 estudios). Para los efectos controlados (versus la lista de espera y los controles de no-

tratamiento) la media de ES es .80 (n=13). Usualmente uno no puede atribuir eficacia causal a un

componente de la terapia (por ejemplo, interpretación en psicoanálisis) porque la terapia completa es

efectiva. Aunque otros elementos relacionales están presentes en la terapia centrada en el cliente, la

vasta mayoría del tiempo es ocupada con trabajo terapéutico en la forma de exploración empática en

oposición a la valoración de ayuda o el diálogo relacional, ambos siendo relativamente raros. Por ejemplo,

estudios han encontrado que más del 90% de las respuestas de Carl Rogers fueron respuestas de

seguimiento empático (ver Brodley & Brody, 1990). Dado tal peso a la empatía como la variable

Page 14: Norcross Psychotherapy Relationships That Work. Cap. 5 Empatia

independiente principal en la terapia centrada en el cliente, su efectividad se transforma en otra pieza de

evidencia de apoyo (aunque no definitiva) para el rol causal de la empatía.

Ninguna de las evidencias de arriba establece conclusivamente un rol causal. Burns y Nolen-

Hoeksema (1992) notan que el modelo de ecuación estructural no puede definitivamente mostrar

causalidad sino sólo testearla. Miller y colegas (1980) pusieron a supervisores a evaluar los niveles de

empatía de sus supervisados, y es posible que estos puntajes fueran influenciados por los reportes de los

supervisados de cuán bien la terapia estaba yendo con sus clientes. En el estudio de Anderson (1999) en

el que la empatía era medida previamente a la terapia, la empatía se confundía con otras habilidades

interpersonales facilitadoras. Aún cuando la empatía es el proceso predominante en la terapia centrada

en el cliente, no es el único proceso. Finalmente, en contraste con la opinión de Truax y Carkhuff (1967)

de que la empatía es principalmente determinada por el terapeuta, otros estudios han indicado que los

niveles de empatía del terapeuta varían en función del cliente (Beutler, Johnson, Neville, & Workman,

1972; Kiesler et al., 1967; Ham, 1987; Henry, Schacht, & Strupp, 1986; Mitchell, Bozart, & Krauft, 1977).

Se necesita más investigación para clarificar esta relación. Sin embargo, la empatía es probablemente

mejor concebida como una variable del clima mutuamente creado más que una variable unilateralmente

“provista” por el terapeuta.

LIMITACIONES DE LA INVESTIGACIÓN REVISADA

J.C. Watson (2002) y otros (por ejemplo, Patterson, 1984) han discutido problemas con la

investigación sobre la empatía. Éstos implican (1) la validez cuestionable de algunas de las medidas de

resultado (como la satisfacción del cliente); (2) la falta de medidas apropiadas y sensibles de resultado,

(3) el rango restringido de variables predictoras, (4) la confusión entre variaciones en el tiempo de la

investigación, la experiencia de los evaluadores, y los métodos muestrales; (5) el basarse en categorías

diagnósticas obsoletas; y (6) reportes incompletos de métodos y resultados.

El rango restrictivo de variables predictoras es un problema particular. En el estudio de Mitchell,

Truax, Bozarth, y Krauft (1973), por ejemplo, la mayoría de los terapeutas puntuaron bajo el mínimo

considerado para ser lo suficientemente efectivo, y el resultado fue sólo modesto a moderado en el

estudio. No es sorprendente que las correlaciones significativas no fueran encontradas.

Además, en unos pocos casos, los resultados fueron meramente reportados como tanto

significativos en la dirección positiva o no significativos. Es posible que algunos de los resultados no

significativos fueran realmente en la dirección negativa. Por consiguiente, es imposible decir sólo cómo

esto podría haber afectado a nuestros resultados. Esto es un problema particular para calcular la

magnitud del efecto, mientras que las asunciones tienen que ser hechas para ser capaces simplemente

de calcularlas.

MEDIADORES Y MODERADORES

Page 15: Norcross Psychotherapy Relationships That Work. Cap. 5 Empatia

La sección de mediadores y moderadores de la empatía está dividida en tres partes: (1) factores

del terapeuta, (2) factores del cliente, y (3) cómo la empatía lleva al resultado.

Factores del Terapeuta

Feshbach (1997) ha propuesto que dos de las habilidades involucradas en la empatía son aquellos

de la toma de perspectiva cognitiva y la consciencia de los propios sentimientos. La investigación ha

encontrado de hecho una relación entre varias medidas de complejidad cognitiva, como aquellas de toma

de perspectiva o habilidad de abstracción, y la empatía en tanto la psicología del desarrollo o evolutiva y

en psicoterapia (Eisenberg & Fabes, 1990); Henschel & Bohart, 1981; J.C. Watson, 2002). Con respecto a

la toma de consciencia de los sentimientos, Peabody y Gelso (1982) encontraron que los terapeutas que

estaban abiertos a los sentimientos conflictivos y contra-transferenciales eran percibidos como más

empáticos por los clientes.

El grado de similitud entre los terapeutas y los clientes (Duan & Hill, 1996; Gladstein & Asociados,

1987; J.C. Watson, 2002) también influye en el nivel de empatía. Otro factor importante es el

comportamiento no verbal del terapeuta. Esto incluye la postura del terapeuta, la calidad de la voz, la

habilidad para alentar la exploración usando palabras emotivas, y la relativa infrecuencia de

involucramiento en tales discursos como hablar demasiado, dar consejos, e interrumpir (Duan & Hill,

1996; J.C. Watson, 2002).Otra investigación ha mostrado que las respuestas que están justo delante de

lo que dice el cliente parecen ser más efectivas que las respuestas que están en el mismo nivel que el

cliente, o en un nivel más global (Tallman, Robinson, Kay, Harvey, & Bohart, 1994; Sachse, 1990a,

1990b; Truax & Carkhuff, 1967). Myers (2000), en un estudio cualitativo sobre las experiencias del cliente

sobre la empatía, encontraron que la interrupción, la falta de contacto visual, y el desestimar la posición

del cliente a la vez que imponer la propia posición del terapeuta eran percibidas como no empáticas.

Contrariamente, prestar atención a detalles y no ser prejuicioso, ser atento, y estar abierto a discutir

cualquier tema eran percibidos como empáticos.

Finalmente, la empatía es más que una simple respuesta a los sentimientos de los clientes. J.C.

Watson (2002) ha notado, “Hasta el punto que la comprensión empática de otros significa no sólo tener

acceso a sus mundos emocionales sino también a sus metas, intenciones, y valores, entonces parece

importante ser capaz de incorporar esto para capturar adecuadamente la naturaleza multi-facética y

compleja del constructo” (p.8). De acuerdo a esto, Horvath y Greenberg (1986) encontraron que las

percepciones de los clientes sobre la empatía del terapeuta correlacionaban con el grado en el que los

clientes y los terapeutas estaban de acuerdo con las metas y las tareas de la terapia.

Factores de los Clientes

Page 16: Norcross Psychotherapy Relationships That Work. Cap. 5 Empatia

Varios autores (por ejemplo, Beutler et al., 1972; Beutler et al., 1973; Ham,, 1987; Henry et al.,

1986) han sugerido que el nivel de empatía provisto varía en función del cliente. Kiesler y colegas (1967)

encontraron que los niveles de empatía eran más altos con clientes que tenían menos patología y que

eran más inteligentes, aún cuando tuvieran una baja auto-estima. Un posible moderador del grado de

empatía que un terapeuta experimenta puede tener que ver con el cliente mismo.

No todos los clientes responden favorablemente a expresiones explícitamente empáticas. Beutler,

Crago, y Arizmendi (1986, p. 279) citan evidencia que sugiere que los “pacientes que son altamente

sensibles, suspicaces, están pobremente motivados, y están reactivos en contra de la autoridad se

desempeñan relativamente pobremente con los terapeutas que son particularmente empáticos,

involucrados, y receptivos”. Otro estudio (mohr & Woodhouse, 2000) encontró que algunos clientes

prefieren terapeutas negociadores más que cálidos y empáticos.

Más ampliamente, Duan y Hill (1996) especulan que diferentes tipos de empatía pueden ser

entorpecedores o de ayuda para clientes en distintos momentos. Hill y colegas (hill, Thompson, & Corbett,

1992; Thompson & Hill, 1991) encontraron que cuando los clientes tenían reacciones negativas en sesión

con sus terapeutas, la consciencia del terapeuta de dicha reacción “llevaba a intervenciones que eran

percibidas como menos de ayuda que cuando la consciencia de esto estaba ausente” (Thompson & Hill,

1991, p. 269).

Teniendo en cuenta el concepto de empatía de O´Hara (1984) como no sólo meterse en la piel del

cliente, sino meterse dentro de de la piel de la relación, puede ser que en algunos casos el terapeuta es

más empático al no expresar empatía. Martin (2000) nota: “Piensen en la ironía insensible de un

terapeuta que dice, ´Siento la tristeza que intenta ocultar. Pareciera que no quisiera estar solo en este

momento pero tampoco quiere que alguien le hable sobre su tristeza´” (pp. 184-185). Martín agrega que

esto puede técnicamente parecer empático, pero de hecho no lo es, es controlador e intrusivo porque

viola el espacio personal del cliente.

¿Cómo Lleva la Empatía a un Buen Resultado?

Cuatro factores han sido identificados como potenciales mediadores entre la empatía y el

resultado. Tres de estos proceso de empatía (1) como una condición de la relación, (2) como una

experiencia emocional correctiva, y (3) como una condición de procesamiento cognitivo-afectiva. Estos

procesos incluyen los mecanismos propuestos por varias teorías. El cuarto factor tiene que ver con el rol

del cliente como un activo auto-curador.

Empatía como una Condición Relacional

La empatía sirve como una función positiva de la relación. Un sentimiento comprendido aumenta la

satisfacción del cliente con la terapia y por consiguiente aumenta la conformidad (por ejemplo, en terapia

Page 17: Norcross Psychotherapy Relationships That Work. Cap. 5 Empatia

cognitivo-conductual). Varios estudios cualitativos (Bachelor, 1988; Myers, 2000; Van Kaam, 1959) han

encontrado que los sentimientos entendidos aumentan los sentimientos de seguridad en la relación y

hacen más fácil la auto-revelación. Los clientes también se sienten más seguros para aproximarse a

áreas personales difíciles. Además, hay evidencia de que la empatía se correlaciona con el mantenerse

en terapia en contraposición con una terminación prematura (Altmann, 1973; Landfield, 1971). Chafetz y

colegas (1962, 1964) encontraron que después de una sola sesión de consejería empática, los pacientes

alcohólicos estuvieron más de 10 veces más proclives a buscar tratamiento, y 40 a 50 veces más

proclives a mantenerse en tratamiento.

Empatía como una Experiencia Correctiva Emocional

La empatía provee una forma de aprendizaje directo o “experiencia correctiva relacional”.

Teóricamente, una relación empática puede ayudar a fortalecer el yo y romper el aislamiento (Rowe &

MacIsaac, 1989, Jordan, 1997; Bohart & Greenberg, 1997; Zimring, 2000). Empíricamente, puede ayudar

a los clientes a aprender que ellos son valiosos y dignos de respeto y de ser escuchados y que sus

sentimientos y comportamientos tienen sentido, así ellos pueden expresar sus sentimientos y

necesidades en la relación (Bachelor, 1988; Myers, 2000; Van Kaam, 1959). Además, la sintonía o

armonía empática puede afectar biológicamente tanto al terapeuta como al cliente (Levenson & Ruef,

1997).

Empatía y Procesamiento Cognitivo-Afectivo

Se ha encontrado que la empatía promueve la exploración y la creación de significado. Esto

incluye la ayuda a clientes a pensar más productivamente (Sachse, 1990a, 1990b), aumentando los

niveles de experimentación productiva (Klein & Mathieu-Coughlan, 1986; Rice & Saperia, 1984), y

facilitando el reprocesamiento emocional (Greenberg & Pivio, 1997).

Empatía y el Cliente como un Activo Auto-Sanador

Varios revisores han cuestionado el modelo médico y su énfasis en el poder principal de curación

estando localizado en intervenciones específicas para problemas específicos. En cambio, el poder

sanador puede principalmente residir en las capacidades activas de auto-curación (Bergin & Garfield,

1994; Bohart & Tallman, 1999, Hubble, Duncan, & Miller, 1999; Wampold, 2001). De acuerdo a esto, el

involucramiento activo del cliente se transforma en el factor más importante al realizar el trabajo de

terapia (Orlinsky et al., 1994). Si así ocurre, ¿Cómo se relacionaría la empatía con esto? Primero, la

empatía promueve involucramiento. Segundo, la empatía provee apoyo para los esfuerzos de los clientes

en el procesamiento de la información; puede proveer un “espacio de trabajo empático” en el que el

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cliente moviliza sus capacidades para el auto-cambio (Bohart & Tallman, 1999). Tercero, la empatía

ayuda al terapeuta a elegir intervenciones compatibles con el marco de referencia del cliente (Hubble et

al., 1999).

PRÁCTICAS TERAPÉUTICAS

Empezamos esta sección con un resumen de las implicancias del meta-análisis para la práctica

terapéutica. La evidencia más consistente es que las percepciones de los clientes de que son

comprendidos por sus terapeutas se relaciones con el resultado. Esto sugiere que es importante que el

terapeuta haga los esfuerzos para entender a sus clientes, y que esta comprensión sea demostrada a lo

largo de las respuestas que abordan las necesidades del cliente a medida que el cliente percibe esto en

base a lo que va aconteciendo o está en curso. Esto puede ser contrastado con terapeutas que

responden principalmente desde sus propias agendas. Sin embargo, esto no implica que los terapeutas

deban estar de acuerdo con sus clientes o que ellos sólo usen el reflejo para sus respuestas. En cambio,

sugiere que las respuestas del terapeuta deben continuar coordinándose con el “punto de movimiento”

del foco de las preocupaciones del cliente a medida que la terapia progresa.

Además, nuestros hallazgos de que lo puntajes del observador sobre la empatía precisa

(generalmente usando las escalas Truax y Carkhuff) predicen el resultado sugiere que las respuestas del

terapeuta que agregan o contienen el significado en la comunicación del cliente son útiles. Mientras

típicamente esto ha ocurrido a lo largo del uso de las respuestas empáticas, es probable que otras

respuestas también sigan adelante con la comunicación del cliente. Hemos identificado varios tipos

específicos diferentes de respuestas empáticas (Greenberg et al., 1993; Greenberg & Elliot, 1997; J.C.

Watson, 2002), algunos de los cuales ilustramos aquí con un ejemplo.

Las respuestas de comprensión empática son simples respuestas que otorgan comprensión de las

experiencias del cliente. Por ejemplo:

Cliente: He estado tratando de sacar las cosas adelante, pero cada vez que me siento a hacer

algo es como que se me olvida lo que estoy haciendo.

Terapeuta: De alguna manera usted no está en un espacio para trabajar, es difícil concentrarse

así.

Las afirmaciones empáticas son intentos del terapeuta por validar la perspectiva del cliente.

C: Y mi gato todavía sigue perdido, entonces hemos estado quedándonos despiertos en la noche

por si el regresara, entonces anoche fue otra noche sin dormir… y el trabajo ha sido tan

Page 19: Norcross Psychotherapy Relationships That Work. Cap. 5 Empatia

atareado que he estado tan cansado y P necesita mi atención. He estado moviéndome en

círculos y, oh, todo es un gran lío ¿sabe usted?

T: Suena bien difícil, es como estar siendo tirado de millones de direcciones diferentes y no ha

habido tiempo para usted, todo pareciera estar cayéndose a pedazos.

Las evocaciones empáticas son respuestas exploratorias que intentan mantener las experiencias

del cliente vivas al usar un lenguaje rico, evocativo, concreto y connotativo. A menudo tienen una cualidad

de prueba o tentativa.

C: No sé lo que haré. Tengo doscientos dólares este mes, todo está detrás, no hay trabajo

suficiente, y he estado haciendo otras cosas, y entonces mi Papá estuvo aquí. Las cosas están

girando alrededor mío. No sé cómo mantenerme con todo junto lo suficientemente como para

sobrevivir.

T: Usted se siente tan fuera de control y vulnerable en este momento que se siente, ¿qué? –como

si fuera difícil mantener su bote a salvo del naufragio.

Las conjeturas empáticas son intentos de los terapeutas de obtener lo que está implícito en las

narrativas de los clientes. Son similares a las interpretaciones pero no son intentos de proveer al cliente

con nueva información. Están basados en los datos, pero la información puede no estar en el primer

plano.

C: Si, sí, eso es exactamente, y P no está ayudando. Uno de sus amigos ha necesitado usar el

computador. Entonces ha estado todas las noches esta semana. No queríamos que viniera el

miércoles porque tenía amigos que venía a casa. Entonces acordó no venir, pero después P lo

trajo de todas maneras alrededor de la medianoche y fue difícil para mí quedarme dormida.

Nuestras vidas parecen tan caóticas en estos momentos. No estamos comiendo normalmente,

no estamos durmiendo. P y yo tuvimos un viernes solos pero entonces R estaba otra vez en

casa el sábado.

T: Pareciera como que hay una sensación continua de ser… ¿invadida?

Al ir más allá de las respuestas específicas, la primera tarea del terapeuta empático es entender

experiencia más que palabras. Los verdaderos terapeutas empáticos no repiten las palabras de los

clientes como loros o reflejan sólo el contenido de dichas palabras; en cambio, ellos entienden las metas

globales así como también las experiencias momento a momento, tanto explícitas como implícitas. La

empatía en parte conlleva el capturar los matices e implicaciones de lo que la gente dice, y reflejar esto a

ellos para su consideración.

Page 20: Norcross Psychotherapy Relationships That Work. Cap. 5 Empatia

La gente se expresa en múltiples niveles. Al ser empáticos, los terapeutas pueden focalizar en los

sentimientos, percepciones, interpretaciones de significado, valores, asunciones, y sus miradas sobre

otras personas y situaciones. Ciertos clientes frágiles pueden encontrar expresiones de empatía muy

intrusivas, mientras que los clientes altamente resistentes pueden encontrar la empatía demasiado

directiva; y otros clientes hasta pueden encontrar un foco empático en sus sentimientos demasiado

foráneo (Kennedy-Moore & Watson, 1999). Los terapeutas en consecuencia deben saber cuándo- y

cuando no- responder empáticamente. Los terapeutas entonces necesitan involucrarse continuamente en

el proceso de diagnóstico para determinar cuándo y cómo comunicar una comprensión empática y en qué

nivel focalizar sus respuestas empáticas de un momento a otro. Se han identificado empíricamente

algunos indicios de para responder empática y efectivamente (J.C. Watson, 2002).

Los terapeutas empáticos ayudan a los clientes a simbolizar su experiencia en palabras; ellos

llevan registro de sus respuestas emocionales así sus clientes pueden profundizar su experiencia y

reflexivamente examinar sus sentimientos, valores y metas. Los terapeutas necesitan ayudar a los

clientes a acceder a la mayor cantidad posible de información interna. Para este fin ellos deben estar

atentos a lo que no está siendo dicho, o cual es la periferia de la consciencia, así como de lo que está

siendo dicho y está en el foco de la consciencia (J.C. Watson, 2002).

Mientras que conceptualmente puede ser posible separar la empatía de las otras condiciones

terapéuticas de Rogers, (1) calidez o consideración positiva y (2) congruencia o genuidad, en la práctica

no es fácil. Es difícil imaginar un terapeuta alto en empatía y bajo en calidez y genuidad. Pareciera que la

calidad de la empatía fuera diferente bajo estas circunstancias. Estas tres cualidades pueden ser

análogas a los componentes del color: tono, brillo, y saturación. Mientras en principio cualquier color dado

puede ser diseccionado en cualquiera de estas tres cualidades, el impacto del color particular depende de

los tres. Con esto en mente, pareciera claro que la empatía tendrá un efecto positivo sólo en el contexto

de otras cualidades positivas de la relación.

Page 21: Norcross Psychotherapy Relationships That Work. Cap. 5 Empatia

Tabla 5.1. Correlaciones Empatía-Resultado: Resumen de Estadísticas Generales

Nivel del Efecto

(n=190)

Nivel del Estudio

(n=47)

n M Sd M Sd

Mediana r .18 - .23 -

Media r .20 .28 .26* .22

Media de r no sesgada .19 .27 .29† .27

Carga de r .23 - .33 -

Carga no sesgada de r .23 - .32 -

Tabla 5.2. Medias de las Correlaciones en las Orientaciones Terapéuticas.

Nivel del Efecto Nivel del Estudio

Orientación Teórica Media r sd n Media r sd N

Experiencial /Humanista 0.20 0.31 32 0.25 0.21 6

Cognitivo-Conductual 0.32 0.38 7 0.49 0.48 4

Psicodinámica 0.16 0.13 15 0.18 0.14 4

Otra / No especificada 0.19 0.27 136 0.30 0.27 33

F .64

(d.f.=3,186)

.99

(d.f.=3,37)

Nota: Calculado usando puntajes z de Fisher no sesgados. F representa ANOVA de una vía para el efecto de la orientación teórica en la magnitud del efecto (r).

Tabla 5.3. Media de las Correlaciones a través de las Perspectivas de las Medidas de Empatía

Perspectiva de la Medida Media r Sd N

Observador 0.23 0.3 62

Cliente 0.25 0.26 72

Terapeuta 0.18 0.21 26

Predictiva -0.03 0.19 30

F 8.94‡ (d.f.=3,186)

* Nota: La transformación de r de Fisher a z usada para calcular las medias y las desviaciones estándar. Las medias no sesgadas rs usan una corrección Fisher para sesgos de muestras pequeñas (Rosenthal, 1991). Rs cargada usa un tamaño muestral como su carga lo indica. † Estadísticamente significativo (mayor que p <.001) ‡ p<.01 Nota: El análisis del nivel del efecto, calculado usando puntajes z de Fisher no sesgados, que fueron convertidos a r.

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Tabla 5.4. Correlaciones de Segundo Orden Entre la Magnitud del Efecto Empatía-Resultado y las

Variables Predictoras Seleccionadas.

Nivel del Efecto Nivel del Estudio

Predictor r n r n

Año de Publicación .01 190 .06 47

N° de clientes en el estudio .13 190 .10 47

Setting (1=ambulante; 2=interno) .05 189 -.07 46

Modalidad (1=individual; 2=grupal) .19 182 .07 43

Duración de la terapia (en sesiones) .16 153 .12 35

Severidad del Cliente (3 puntos de escala) .16 145 .19 37

Nivel de experiencia del terapeuta (6 puntos de

escala)

-.24 171 -.43 39

Especificidad del Resultado -.24 187 - -

Tamaño de la unidad de empatía (4 puntos de

escala)

-.10 190 - -

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NOTAS DE TRADUCCIÓN: Sympathy: Esta palabra tiene tanto el significado de a) Tener lástima, sentir compasión por los sentimientos de pena de otro, y, b) Estar de acuerdo con, o simpatizar con alguna idea o persona. Supongo que en la mayoría de los casos en este texto se refiere a la primera acepción.