MonstruosEnamorados. los gigantes Ródao y Cleantes de las Abidas 1566. Carlos Mata..pdf

30
0. Preliminares Brasil 28/9/09 13:32 Página 1

Transcript of MonstruosEnamorados. los gigantes Ródao y Cleantes de las Abidas 1566. Carlos Mata..pdf

0. Preliminares Brasil 28/9/09 13:32 Página 1

BIBLIOTECA INDIANAPublicaciones del Centro de Estudios Indianos (CEI)

Universidad de NavarraEditorial Iberoamericana

Dirección: Ignacio Arellano y Celsa Carmen García Valdés.Secretario ejecutivo: Juan Manuel Escudero.Coordinadora: Pilar Latasa.

Biblioteca Indiana, 20

Estudios IndianosEstudios Indianos

Centro deCentro deCEI CEI CEI CEI CEI CEI CEI CEICEI CEI CEI CEI CEI CEI CEI CEICEI CEI CEI CEI CEI CEI CEI CEICEI CEI CEI CEI CEI CEI CEI CEICEI CEI CEI CEI CEI CEI CEI CEIC E I

0. Preliminares Brasil 28/9/09 13:32 Página 2

MONSTRUOS Y PRODIGIOSEN LA LITERATURA HISPÁNICA

MARIELA INSÚAY LYGIA RODRIGUES VIANNA PERES (EDS.)

Universidad de Navarra • Iberoamericana • Vervuert • 2009

0. Preliminares Brasil 28/9/09 13:32 Página 3

Bibliographic information published by Die Deutsche NationalbibliothekDie Deutsche Nationalbibliothek lists this publication in the Deutsche National-bibliografie; detailed bibliographic data are available on the Internetat http://dnb.ddb.de.

A gradecemos a la Fundación Unive rs i t a ria de Nava rra su ayuda en los proye c t o sde investigación del GRISO a los cuales pertenece esta publicación.

Agradecemos al Banco Santander la colaboración para la edición de este libro.

Derechos reservados

© Iberoamericana, 2009Amor de Dios, 1 – E-28014 MadridTel.: +34 91 429 35 22Fax: +34 91 429 53 [email protected]

© Vervuert, 2009Elisabethenstr. 3-9 – D-60594 FrankfurtTel.: +49 69 597 46 17Fax: +49 69 597 87 [email protected]

ISBN 978-84-8489-475-9 (Iberoamericana)ISBN 978-3-86527-517-2 (Vervuert)

Depósito Legal:

Cubierta: Juan M. Escudero

Impreso en España por Este libro está impreso íntegramente en papel ecológico sin cloro.

0. Preliminares Brasil 28/9/09 13:32 Página 4

ÍNDICE

Presentación .............................................................................. 9

Ignacio ArellanoOrnato y simbolismo. El monstruoen las fiestas jesuitas del siglo XVII.......................................... 11

Magnólia Brasil Barbosa do NascimentoPedro de Urdemalas y Pedro Malazartes: del imaginariopeninsular al malandro brasileño ............................................ 29

Andréa Conceição Braga AntunesLa expresión de lo maravilloso en La sibila de Orientey El árbol de mejor fruto de Calderón de la Barca .................. 43

Silvia Inés CárcamoEl prodigio en la «maldita guerra»: el mitodel Cándido López paraguayo de Roa Bastos........................ 51

Miguel Donoso RodríguezSantiago y la Virgen María en la conquista de América: dosepisodios sobrenaturales en la crónica (1575) de Alonso deGóngora Marmolejo.............................................................. 61

Andrés EichmannEspanto y familiaridad ante lo sobrenaturalen relatos de Charcas ............................................................ 77

0. Preliminares Brasil 28/9/09 13:32 Página 5

Antonio R. EstevesMaravillas, prodigios y portentos en la Españamestiza del siglo XVI: el Fray Juan, de Jiménez Lozano .......... 91

Celsa Carmen García ValdésAcerca de algunos folhetos de la actualliteratura de cordel brasileña .................................................. 101

Eduardo Godoy GallardoChiloé: tierra de brujerías, prodigios y encantamientos.......... 119

León Guillermo GutiérrezCarlos Pellicer: el prodigio de la fe........................................ 135

Mariela Insúa CerecedaDe asombros, horrores y fatalidades:algunos apuntes acerca de las relacionesde monstruos (siglos XVII y XVIII) .......................................... 149

A. Robert LauerLa espantosa y maravillosa vida de Robertoel Diablo y sus transmutaciones literarias hispánicas ................ 167

Carlos Mata InduráinMonstruos enamorados: los gigantes Ródanoy Cleantes de Las Abidas (1566), de Jerónimo Arbolanche .... 181

Suely Reis PinheiroProdigios y profecías en Garabombo, el invisible, de Scorza ...... 201

Luis Filipe RibeiroA luneta mágica de Joaquim Manuel de Macedo .................... 211

Liège RinaldiEntre maravillas y trazas: juegos teatralesen algunas comedias de enredo calderonianas ........................ 227

0. Preliminares Brasil 28/9/09 13:32 Página 6

Lygia Rodrigues Vianna PeresEl purgatorio de San Patricio: el triunfo en el más allá.............. 235

Jose Maurício Saldanha AlvarezNa ponta dos saberes, entre o compasso e o tira-linhas,o barroco militar no século XVIII no Rio de Janeiroe um mulato genial .............................................................. 257

0. Preliminares Brasil 28/9/09 13:32 Página 7

0. Preliminares Brasil 28/9/09 13:32 Página 8

PRESENTACIÓN

Entre las diversas áreas de interés del Grupo de Investigación Siglode Oro (GRISO) de la Universidad de Navarra se encuentra la ex-ploración de lo fantástico en la literatura aurisecular. Una muestra deestas investigaciones se puede encontrar en los dos volúmenes publi-cados por el equipo, Loca ficta: Los espacios de la maravilla en la EdadMedia y Siglo de Oro1 y Fantasía y literatura en la Edad Media y los Siglosde Oro2. El libro que ahora ofrecemos a la consideración del lector,Monstruos y prodigios en la literatura hispánica, recoge una serie de artí-culos que analizan, desde distintas perspectivas y metodologías, la pre-sencia de lo maravilloso en algunas parcelas de la literatura española ehispanoamericana.

Parte de los estudios aquí publicados tienen su origen en el CongresoInternacional «Maravillas, prodigios, monstruos y portentos en la literatura yel arte de Iberoamérica», coorganizado por el GRISO y la UniversidadeFederal Fluminense, que tuvo lugar en el citado centro brasileño en-tre el 27 y el 29 de agosto de 2008. La celebración de este encuen-tro evidencia la estrecha relación académica que el GRISO mantienecon el Instituto de Letras de la Universidade Federal Fluminense, con

1 Arellano, I. (ed), Loca ficta: Los espacios de la maravilla en la Edad Media y Siglo deOro, Pamplona / Madrid, Universidad de Navarra / Iberoamericana, 2003 (BibliotecaÁurea Hispánica, 26).

2 Salvador Miguel, N., López-Ríos, S. y Borrego Gutiérrez, E. (eds), Fantasía yliteratura en la Edad Media y los Siglos de Oro, Pamplona / Madrid, Universidad deNavarra / Iberoamericana, 2004 (Biblioteca Áurea Hispánica, 28).

1. Presentación 28/9/09 13:33 Página 9

el cual ha desarrollado —y espera seguir desarrollando en el futuro—fructíferas actividades de colaboración.Los coordinadores de este Con-greso, Ignacio Arellano (Director del GRISO) y Lygia Rodrigues Via-nna Peres (profesora de la Universidade Federal Fluminense), quierenaprovechar estas líneas para agradecer a las dos universidades organi-zadoras el apoyo a esta iniciativa y el haber facilitado todos los me-dios económicos y humanos que hicieron posible que el congreso sedesarrollara con éxito. Cabe destacar que en sus sesiones se perfilaronnuevas aristas en torno a la temática de lo prodigioso, sobre todo ensu vinculación con el espacio americano, lo cual ha contribuido a en-riquecer el radio de estudio de este asunto.

Por otro lado, interesa destacar que algunas de las contribucionesque tienen cabida en este volumen responden a investigaciones de másamplio recorrido, pues se enmarcan en otros proyectos, igualmentedesarrollados por el GRISO, como por ejemplo el dedicado al estu-dio de la fiesta barroca, o el que tiene como objetivo la edición delcorpus teatral completo (comedias y autos sacramentales) de Calderónde la Barca.

En fin, el conjunto de los trabajos aquí reunidos pretende mostrarun estado actual, si bien muy parcial, de la influencia del fenómenode lo maravilloso y lo monstruoso en la literatura de las dos orillas.Nos encontramos así con aportaciones que van desde el estudio delas recreaciones de la leyenda medieval de Roberto el Diablo o delPurgatorio de San Patricio, hasta el rastreo de elementos fantásticosen los folhetos de la actual literatura de cordel brasileña y en novelasy textos poéticos del siglo XX, pasando por la interpretación del sim-bolismo de los monstruos en las relaciones de fiestas jesuíticas del si-glo XVII, la consideración de lo maravilloso en comedias y autos cal-deronianos, o el estudio de lo sobrenatural en las crónicas de Indias,en relatos de milagros y en las relaciones de monstruos, entre otrosmuchos aspectos.

En definitiva, esperamos que este libro sirva para que el curiosolector encuentre nuevas vías de aproximación al siempre fascinantemundo del portento y la maravilla.

Mariela Insúa CerecedaLygia Rodrigues Vianna Peres

Pamplona-Niterói, diciembre de 2008

10 MONSTRUOS Y PRODIGIOS EN LA LITERATURA HISPÁNICA

1. Presentación 28/9/09 13:33 Página 10

MONSTRUOS ENAMORADOS: LOS GIGANTES RÓDANOY CLEANTES DE LAS ABIDAS (1566), DE JERÓNIMO

ARBOLANCHE

Carlos Mata InduráinGRISO-Universidad de Navarra

En el Libro VI de Las Abidas, de Jerónimo Arbolanche1 (Tudela, h.1546-1572), encontramos dos gigantes, Ródano y Cleantes, que pro-tagonizan dos episodios complementarios y que conforman un dobletrasunto del personaje de Polifemo: como pusiera de relieve GonzálezOllé, Ródano lo es del Polifemo enamorado y celoso, mientras queCleantes —aunque igualmente conoce el amor— recuerda más bienal Polifemo antropófago2. Pero, antes de analizar cómo Arbolanche seacerca a través de estos dos monstruos enamorados a las dos vertien-tes del mito transmitidas por la Antigüedad clásica, parece oportuno

1 Para este autor (cuyo apellido se cita con variantes:Arbolancha,Arbolanches, deArbolancha, de Arbolanche, de Arbolanches…), ver sobre todo González Ollé, 1967,1969-1972 y 1989, pp. 87-101; también Campo, 1964 y 1975; Castro, 1963, pp. 40-47; y Salinas Quijada, 1991, pp. 163-216. Para el primer apartado aprovecho algunospárrafos de un trabajo anterior mío sobre Arbolanche y Las Abidas (Mata Induráin,2003).

2 Ver González Ollé, 1989, pp. 91-92.

Mata 28/9/09 13:38 Página 181

abordar algunas cuestiones preliminares: recordaré primero algunos da-tos mínimos sobre el autor y su obra, y revisaré después, también deforma sucinta, los hitos principales en el desarrollo del personaje dePolifemo. Esto me permitirá analizar con mayor propiedad los episo-dios donde intervienen esos dos gigantes, que no son Polifemos, perosí personajes de raigambre polifémica, eslabones interesantes —aun-que apenas considerados por la crítica— cuando se ha estudiado lalarga cadena de recreaciones del mito clásico.

1. Algunos datos sobre Arbolanche y LAS ABIDAS

En su Viaje del Parnaso3, Cervantes presenta a Jerónimo Arbolancheencabezando los ejércitos de los malos poetas que luchan contra losbuenos:

El fiero general de la atrevidagente, que trae un cuervo en su estandarte,es Arbolánchez, muso por la vida (VII, vv. 91-93).

Y, poco después, el autor del Quijote se refiere a su única obra co-nocida, Las Abidas, con estas palabras:

En esto, del tamaño de un breviario,volando un libro por el aire vino,de prosa y verso, que arrojó el contrario.De verso y prosa el puro desatinonos dio a entender que de Arbolanches eranLas Abidas, pesadas de contino (VII, vv. 178-183).

En efecto, si el nombre de este escritor resulta conocido, ello sedebe en buena medida a esta doble alusión cervantina. Su obra ape-nas ha merecido atención por parte de la crítica, con una muy nota-ble excepción: la edición facsímil de Las Abidas preparada por GonzálezOllé4, que publicó acompañada de un exhaustivo estudio, completa-do con un vocabulario y la pertinente anotación.

182 LOS GIGANTES RÓDANO Y CLEANTES DE LAS ABIDAS

3 Para el Viaje del Parnaso, manejo la edición de Herrero García, 1983.4 Jerónimo Arbolanche, Las Abidas, edición, estudio, vocabulario y notas de F.

González Ollé, Madrid, CSIC, 1969-1972. Citaré siempre por este facsímil, pero mo-

Mata 28/9/09 13:38 Página 182

Sea como sea, y con independencia de la dureza del ataque cer-vantino y sus razones5, no puede negarse que Las Abidas (Zaragoza,en casa de Juan Millán, 1566) resulta una obra curiosa y, cuando me-nos, interesante. Se trata de un largo poema narrativo formado porunos once mil versos (la mayoría endecasílabos blancos), distribuidosen nueve libros, en el que se reelabora el único mito turdetano quese conserva íntegro a través de la narración de Trogo Pompeyo abre-viada por Justino: la historia de Abido, nacido de la relación incestuosadel rey Gargoris con su hija. Al nacer el príncipe, el rey ordena arro-jarlo al mar, pero es salvado de las aguas por orden del dios Neptuno(típico nacimiento dificultoso del héroe); amamantado en una cuevapor una cierva, Abido es prohijado por el pastor Gorgón y se cría en-tre pastores en el campo6, circunstancia que da pie a la inclusión denumerosos episodios bucólico-sentimentales, que conforman el entra-mado principal de la obra. El príncipe vive «con traje pastoril y bajooficio» (fol. 70v) hasta que se produce la anagnórisis final (posible gra-cias a unas señales que oportunamente se le hicieron en el brazo alnacer): entonces es reconocido por el rey y recupera su alta posicióny la condición de heredero.

González Ollé, el mejor conocedor de Las Abidas, ha puesto de re-lieve el carácter politemático de esta obra, que se construye con ma-teriales de muy heterogénea procedencia: en ella se mezclan elemen-tos de la novela pastori l , la bizantina, la caballere s c a , el poemamitológico-bucólico, rasgos épicos, líricos, alegóricos, mitológicos, di-gresiones eruditas y geográficas, etc. Destaca el citado crítico que, aun-que fallido, el de Las Abidas fue uno de los intentos contemporáneosen el camino de integración de los distintos géneros y estilos narrati-

CARLOS MATA INDURÁIN 183

dernizando las grafías y ofreciendo la puntuación que trate de dar el mejor sentidoal texto.

5 El joven Arbolanche (contaba unos veinte años de edad cuando escribió LasAbidas) se hizo retratar como poeta laureado al frente de su obra. Seguramente talrasgo de orgullosa soberbia, junto con la pedantería que derro c h a , i rritarían aCervantes. Pero, además, hay una buena razón para elegirlo a él: se trata de un poe-ta, de no mucho nombre, que había fallecido varias décadas atrás, y no de un rivalvivo que pudiera contraatacar con una respuesta…

6 Rasgo que también lo emparenta con otros héroes clásicos; ver Rank, 1961.

Mata 28/9/09 13:38 Página 183

vos de la época, intento que felicísimamente culminaría en 1605Cervantes en su inmortal Don Quijote de la Mancha7.

Para nuestro objeto, interesa añadir que en el poema de Arbolancheabundan los espacios de la maravilla —y también las alusiones a seresmonstruosos—, aspecto que he estudiado en otro lugar8. Ahora meinteresa centrarme en el Libro VI, donde encontramos los menciona-dos gigantes Ródano y Cleantes. En efecto, al comienzo de ese libroAbido, que marcha en busca de la diosa Climene, descubre a un hom-bre «en una peña infiesta y encumbrada» (fol. 107v). Esa «peña dura»(fol. 108r) es el peñasco desde el que Ródano atrae con engaños a losviajeros para arrojarlos al mar como tributo de amor a la nereida dela que está enamorado: «aqueste, con engaño de la peña / en que es-taba arrojando al agua ondosa / los hombres, pretendía hacer servicio/ a su señora» (fol. 110r).Abido correrá peligro de ser sacrificado, peroconseguirá escapar: en efecto, Ródano, que se finge herido, le pideque se apiade de él y se acerque para ayudarle. Sin embargo, la nerei-da, que desde el mar ha estado atenta a la conversación, se enamorasúbitamente de Abido9 y le previene acerca de las malas intencionesdel gigante. De esta forma, Abido logra escapar sano y salvo, despuésde rechazar el requerimiento amoroso de la nereida.

Tras este primer episodio, el héroe sigue su camino y llega a la«cueva obscura» (fol. 115v), situada también en un peñasco, del an-tropófago Cleantes (fol. 115r-v), gigante que ataca a los despreveni-dos caminantes y, cuando no los encuentra, hace abortar a su mujerPalestina para comer las carnes del feto que «en largos asadores espe-taba» (fol. 115v). No nos extrañará que Abido intente pasar de largocon presurosos pasos. Sin embargo, es capturado y el monstruo lo lle-va a «la caverna obscura» (fol. 116r) donde Palestina «una caldera gran-de hervir hacía / […] y a pedazos / echaba a cocer carnes de hom-bres muertos» (fol. 116r). Ocurre que también la esposa de Cleantes

184 LOS GIGANTES RÓDANO Y CLEANTES DE LAS ABIDAS

7 En cuanto al estilo, rasgos destacados son la visión estática de la realidad, el gus-to por lo ornamental (en Arbolanche el erudito prevalece siempre sobre el poeta) yla habilidad en el manejo del metro corto, aspecto este destacado de forma unánimepor la crítica (ver Mata Induráin, 2004).

8 Ver Mata Induráin, 2003. Uno de los pasajes más interesantes, en este sentido,es el de la descripción alegórica de los Campos Elíseos, que ocupa todo el libro VII.

9 Una profecía le ha vaticinado que todas las mujeres con las que se encuentrese enamorarán de él, y así sucede a lo largo de toda la obra.

Mata 28/9/09 13:38 Página 184

se enamora de Abido, y con su ayuda logra escapar de «estos solita-rios campos llenos / de plantas intractables y de peñas» (fol. 118r).Pero dejemos en suspenso, por el momento, el desarrollo argumentalde este Libro VI de Las Abidas, para repasar la tradición y vigencia deltema de Polifemo.

2. Tradición y vigencia del tema de Polifemo

Ya he indicado que tanto Ródano como Cleantes son personajesde raigambre polifémica, por lo que convendrá recordar, siquiera deforma somera, los antecedentes del personaje en la tradición10.

2.1. Polifemo en la Antigüedad greco-latina

Como acertadamente escribiera Dámaso A l o n s o, «El mito dePolifemo, que había de llegar hasta el poema de Góngora, es proba-blemente uno de los más antiguos que recuerda la humanidad»11. EnGrecia lo encontramos en dos ramas distintas. Por un lado, la leyendatransmitida por la Odisea12, IX, 106-540, que se refiere exclusivamen-te al cíclope monstruoso: es la historia de Polifemo cegado por Ulises,esto es, el monstruo antropófago. Por otra parte tenemos la historiade Polifemo enamorado de Galatea, cantor y músico, tal como está yaen la obra Cíclope del poeta ditirámbico Filoxeno de Citera (h. 436-

CARLOS MATA INDURÁIN 185

10 Ver Cossío, 1952. Por supuesto, el Polifemo de Góngora ha generado abundan-te bibliografía, y muchos de los estudios dedicados a la Fábula gongorina incluyenapartados específicos sobre las fuentes y los antecedentes de la tradición polifémica.Así, entre otros, hay que recordar los trabajos de Alonso, 1974; Comas y Reglá, 1960,pp. 178-183 y 183-189; Dolan, 1990; Entrambasaguas, 1975; Jammes, 1987; Lehrer,1989, pp. 18-27; Micó, 2001; Orozco Díaz, 1973 y 1984; Osuna, 1996; Pabst, 1966;Reyes, 1927; del Río Parra, 2003, pp. 225-228; y Vilanova, 1957.Ver también el es-tudio preliminar de Parker a su edición de la Fábula de Polifemo y Galatea, Madrid,Cátedra, 1983. No hago alusión al tratamiento del mito en las artes plásticas (habríaque recordar, por citar un solo ejemplo señero, la versión pictórica de Rubens).

11 Alonso, 1961, p. 174.12 Manejo la ed. y trad. de J. L. Calvo, 16.ª ed., Madrid, Cátedra, 2005.

Mata 28/9/09 13:38 Página 185

380 a. C.); pero sobre todo en Teócrito13 (probablemente h. 310-250a. C.), en su Idilio VI, titulado «Los cantores bucólicos», y en el XI,« C í c l o p e » . Esas dos facetas de Polifemo aparecen en Luciano deSamosata, Diálogos marinos, II (cegado por Ulises) y IX (amante deGalatea).Y las dos ramas reaparecen en la literatura latina, en Virgilio,Eneida, III, 588-69114 pero, sobre todo, en Ovidio, Metamorfosis15, XIII,719-897, donde están incluidos todos los elementos constitutivos dela fábula, incluido el personaje de Acis.

Dada su trascendencia, recordaré de forma esquemática los ele-mentos esenciales del relato ovidiano. Los teucros llegan a una isla,identificada con Sicilia, y allí la nereida Galatea, hija de Nereo y Doris,relata a Escila su historia, a saber, el triángulo amoroso formado porella, Acis y Polifemo: Galatea, que ama al joven pastor y odia al cí-clope, le cuenta que Polifemo, enamorado, se asea y arregla su figura,olvidando su antigua fiereza. Se recuerda también el detalle de queTelémaco el Eurímida le ha vaticinado que Ulises lo cegará. Polifemoes músico y canta a su amada; y su canto, reproducido en estilo di-recto, incluye dos partes: los elogios a Galatea (con una serie de com-paraciones), que se muestra con él cruel y esquiva (otra serie diferen-te de comparaciones); y la ponderación de sus riquezas, que ofrece ala nereida. Polifemo llama a Galatea para que acuda junto a él. Se rei-tera entonces que el monstruo se ve guapo y pondera su belleza, com-parando su ojo único con el sol16. En la parte final de la fábula ovi-diana, Polifemo, cuyo pecho arde y se abrasa de celos como el Etna,profiere amenazas contra su rival Acis. Cuando ve a los amantes jun-tos, lanza un grito tremendo: Galatea se sumerge en el mar y Acis pideayuda. Polifemo le lanza parte de un monte, bajo el que queda se-pultado el joven. En fin, su sangre se convierte en un río que con-

186 LOS GIGANTES RÓDANO Y CLEANTES DE LAS ABIDAS

1 3 O t ros autores y obras que también deberíamos re c o rdar son la colecciónLeontion de Hermesianacte de Colofón, y el drama El cíclope de Eurípides (estrenadoposiblemente en 408 a. C.). Para este último, ver Hoz, 1987, pp. 25-30.

14 No aparece aquí el Polifemo enamorado, pero del canto del gigante hay hue-llas en el cántico apasionado de Coridón (Bucólica, II, 19 y ss.).

15 Manejo la ed. y trad. de C. Álvarez y R. M. Iglesias, 6.ª ed., Madrid, Cátedra,2004.

16 Este detalle del ojo del cíclope equiparado al sol está también en Virgilio,Eneida, III, 635-637.

Mata 28/9/09 13:38 Página 186

servará su nombre.Tales son los detalles esenciales que nos interesa re-tener.

La historia de Polifemo y Galatea alcanzaría un notable desarrolloen toda Europa: el tema fue abundantemente tratado, sobre todo pora u t o res italianos (baste re c o rdar los nombres de Bembo, Po n t a n o,Poliziano, Stigliani, Marino, Chiabrera o Metastasio, entre otros mu-chos), pero también de otras nacionalidades como Pierre Ronsard,John Barclay o Tristán l’Hermite. Como escribe Pabst,

Polifemo es una figura por la que el Barroco sintió una especial predi-lección, lo mismo que por todos los seres no humanos propios de la mi-tología. Las fuentes más antiguas de este asunto son: el libro IX de laOdisea, el libro III de la Eneida, el idilio XI de Teócrito y, sobre todo, lafábula octava del libro XIII de las Metamorfosis de Ovidio17.

Y, abundando en esta cuestión de las fuentes, indica que «todos lospoemas barrocos sobre Galatea son paráfrasis líricas de la versión ovi-diana»18.

2.2. Polifemo en España

En España (y América) el mito tuvo también una difusión litera-ria enorme, tanto en tratamientos serios como en versiones paródicasy burlescas. José María de Cossío estudió la trayectoria del tema en sumonografía Fábulas mitológicas en España (1952). Repasaré brevemen-te los hitos principales, siguiendo un orden cronológico. En primerlugar, habría que recordar las cuatro traducciones de las Metamorfosis(o Metamorfóseos) que encontramos en el siglo XVI, las de Jorge de Bus-tamante (varias ediciones entre 1545 y 1664), Antonio Pérez Sigler(1580), Felipe Mey (1586) y, la mejor de todas, la de Pedro Sánchezde Viana (1589), traducciones seicentistas que serán muy importantesen la difusión que logrará el mito en diversos géneros. Dámaso Alonsoescribe que «en la segunda mitad del siglo XVI habían sedimentado los

CARLOS MATA INDURÁIN 187

17 Pabst, 1966, pp. 11-12.18 Pabst, 1966, pp. 12.

Mata 28/9/09 13:38 Página 187

recuerdos polifémicos de Ovidio y Virgilio lo suficiente para formarun tópico representativo de gigante»19.

En poesía, como escriben Comas y Reglá, «el tema es objeto deuna serie de poemas, unas veces con intención seria y otras humorís-tica y satírica, unas veces en verso tradicional y otras en endecasíla-b o s , a lo largo de los siglos X V I, X V I I y X V I I I»2 0. A s í , C ristóbal deCastillejo, en sus Obras (Madrid, 1573), traduce —en metro tradicio-nal y con la técnica de la amplificatio— varias fábulas ovidianas, y en-tre ellas el canto de amor de Polifemo. Por su parte, Gabriel Lasso dela Vega, en su Manojuelo de romances (Zaragoza, 1601), da entrada a un«Romance de Polifemo» que narra la fábula de forma abreviada, cen-trándose igualmente en la canción del cíclope, con glosa del verso gar-cilasista «¡Oh, más dura que mármol a mis quejas!». Debemos men-cionar también el soneto de Polifemo y Galatea del licenciado AgustínCalderón contenido en la Segunda parte de las Flores de poetas ilustresde España de Juan Antonio Calderón (Sevilla, 1611).

Muy importante en el desarrollo del mito en España es la Fábulade Acis y Galatea de Luis Carrillo y Sotomayor, incluida en sus Obras(1611), que es el precedente más inmediato e importante, sin duda,del famoso poema de Góngora. La Fábula de Polifemo y Galatea delcordobés, que se difunde en la Corte madrileña en 1613, constituirála culminación poética del tema, pero no su punto final. La crítica se-ñala que Carrillo y Góngora usan como fuente común el libro XIIIde las Metamorfosis de Ovidio, junto con pasajes más o menos polifé-micos de la Eneida y las Bucólicas.

Otros hitos en este recorrido son Cristóbal Suárez de Figueroa,quien en el A l ivio IV de El pasajero (1617) incluye un soneto dePolifemo, Acis y Galatea; y Antonio López de Vega, que en su Líricapoesía (1620) recoge un romance sobre Polifemo centrado en las la-mentaciones del cíclope (y añade como pasaje original de su propiacosecha la escena del baño de Galatea). Por su parte, Lope de Vega seacercó al tema en distintas ocasiones. Ya en los libros I y II de suArcadia (1598) había incluido el episodio polifémico del gigante Alastioy Crisalda, concebido y desarrollado según el patrón de la fábula ovi-diana. Años después volverá sobre el personaje en el canto segundo

188 LOS GIGANTES RÓDANO Y CLEANTES DE LAS ABIDAS

19 Alonso, 1955, p. 360. Para el retrato de Polifemo, ver Micó, 2001, pp. 19-22.20 Comas y Reglá, 1960, p. 185.

Mata 28/9/09 13:38 Página 188

de La Circe (1624): Ulises relata a la hechicera los sucesos de Polifemo,y en su narración se funden la fábula ovidiana (amores de Acis yGalatea) y el relato homérico (Polifemo y Ulises). La crítica ha seña-lado que este canto tiene un fuerte carácter independiente y que, pro-bablemente, con él quiso rivalizar con Góngora utilizando, eso sí, unestilo poético mucho más sencillo.

Más autores y obras: en el libro cuarto de La Cintia de Aranjuez(1629), de Gabriel del Corral, hallamos una paráfrasis del canto dePolifemo, que se detiene sobre todo en las amenazas del enfurecidocíclope contra Acis; y todavía en la segunda mitad del XVII podemosencontrar otros dos romances sobre el tema de Polifemo, debidos aFrancisco Bernaldo de Quirós (Obras, 1656) y a Miguel de Barrios(Flor de Apolo, 1665). Por lo que toca al tratamiento teatral, debemosmencionar a Pérez de Montalbán, que incluye su auto sacramental ElPolifemo en su obra miscelánea Para todos (1632); y la comedia Polifemoy Circe (Lisboa, 1647), escrita en colaboración por Mira de Amescua,el propio Pérez de Montalbán y Calderón.

Tenemos también diversas versiones a lo burlesco del tema. Sabidoes que, cuando una materia se ha convertido en tópica, una de las for-mas de renovarla y conferirle originalidad consiste en buscar el envésparódico, explotando sus posibilidades burlescas.Y así sucede tambiéncon la materia polifémica pues, en efecto,Alonso de Castillo Solórzanoincluye en el volumen primero de sus Donaires del Parnaso (1624) unaparodia del Polifemo gongorino (Fábula de Polifemo, dirigida a la Acade-mia), que comienza con claras reminiscencias del modelo: «Estas queme dictó rimas burlescas / jocosa, si no culta, musa mía…»; y en elpasaje de la lamentación del gigante leemos:

¡Oh, bella Galatea, más hurañaque suele estar la suegra con la nuera,más punzante que funda de castaña,más espinosa que una esparraguera!

Otra ve rsión jocosa del tema la encontramos en El entretenido(1673), de Antonio Sánchez Portolés, pieza de exagerado tono bur-lesco, en la que la reducción paródica y la abrasión cómica afectan in-cluso a la hermosa ninfa, cuando se predica de ella que «Era doñaGalatea / de las guapazas de rumbo…». En fin, debemos señalar queel tema, a lo burlesco, salta a América con Juan del Valle y Caviedes,

CARLOS MATA INDURÁIN 189

Mata 28/9/09 13:38 Página 189

autor de una Fábula de Polifemo y Galatea, en romance, que enlaza conlas tradiciones homérica y ovidiana21.Y el tema pasa también al sigloXVIII, al menos con el romance hexasílabo «El Polifemo», incluido enEl fabulero (1764), de Francisco Nieto de Molina, si bien esta piezaofrece escasa calidad literaria.

Sobre la enorme vigencia del tema de Polifemo, ha señalado Elenadel Río Parra:

La figura del gigante Polifemo, incluida en el repertorio de los mons-truos clásicos, prolifera de manera asombrosa a lo largo de todo el sigloXVII en sus versiones burlescas, a lo divino, españolas, portuguesas, italia-nas o americanas. Si a finales del siglo XVI es más frecuente encontrarcomposiciones sobre Hermafrodito o Salmacis, posteriormente se impo-nen los gigantes. Desde que A. Pérez incluyese a Polifemo en la Segundaparte de La Diana, Lope de Vega lo acentuara en el libro I de la Arcadia yL. de Góngora lo consagrase en su Fábula, no dejaron de aparecer recrea-ciones del mito que amplificaban —a lo serio, a lo divino y a lo burles-co; en autos sacramentales, poemas y prosas— las dádivas que ofrece aGalatea, los encantos de ésta o el tamaño del cíclope22.

Por su parte, Osuna ha matizado las influencias reales que estánoperativas en esa cadena de imitaciones o versiones españolas:

La fábula de Polifemo en España, en cuanto tal relato, tiene una fuen-te única: Ovidio. Este es el texto donde con más belleza se expresa elamor de Polifemo por Galatea y el que, en nuestro siglo XVI, va a ser tra-ducido más veces. En la orquesta de Ovidio pueden sonar instrumentosvarios: Homero y el Virgilio de la Eneida, entre los más resonantes. Ni losPolifemos de los Diálogos marinos de Luciano de Samosata, ni El cíclope deEurípides dejan huella alguna, al menos perceptible, en nuestra literatura;otros son de mucha menos circulación, por no mencionar aquellos cuyostextos ni siquiera se han conservado. Más complicado de resolver es elcaso de Teócrito, de quien casi nunca se puede decir con absoluta certe-za que esté presente en los Polifemos castellanos.A estos modelos hay queagregar el indispensable de Virgilio en su Égloga II23.

190 LOS GIGANTES RÓDANO Y CLEANTES DE LAS ABIDAS

21 Comas y Reglá, 1960, p. 189 la valoran así: «La obra es originalísima e inge-niosa no sólo en la concepción, sino también en su estilo. La agudeza y el chiste ba-sado en el juego de palabras hacen su aparición continuamente».

22 Del Río Parra, 2003, p. 226.23 Osuna, 1996, p. 11.

Mata 28/9/09 13:38 Página 190

Vilanova, refiriéndose al conjunto de obras europeas y españolas,ha señalado los principales motivos que reaparecen en estas cadenastemáticas:

Es curioso hacer notar que estas obras son válidas en los pasajes de puraestirpe clásica y que en ellas aparecen, por influjo de Homero o Teócrito,Virgilio u Ovidio, los que podríamos llamar temas estrictamente polifé-micos, como la descripción de la cueva del cíclope, de la figura mons-truosa de Polifemo, la enumeración de sus bienes y riquezas, el famosomadrigal amoroso enderezado a Galatea, la muerte de Acis, etc.24

En fin, Dámaso Alonso escribía unas palabras que resumen perfec-tamente la continuada vigencia de este mito literario, que aúna en suformulación lo bello y lo monstruoso:

La fábula de Polifemo es casi tan vieja como el mundo.Todo lector dela Odisea recuerda las aventuras de Ulises en la caverna del cíclope; cómoUlises y sus camaradas ciegan al gigante su único ojo, lanzando contra élel extremo incandescente de un tronco de árbol; cómo luego escapanocultos bajo el vientre de los enormes carneros. Dentro aún de la litera-tura griega, menos conocido del público literario de España, pero máspróximo a la tradición que sigue Góngora, es el idilio de Teócrito, don-de Polifemo, sentado sobre las altas rocas, entona su canto de amor a ladesdeñosa Galatea. Ese canto pasa a Ovidio, en quien la fábula con susacciones y personajes (Polifemo, Galatea, Acis) aparece ya fijada para latradición posterior. Una larga cadena de traductores e imitadores, totaleso parciales, se vincula a través del siglo XVI español hasta los comienzosdel XVII: Castillejo, Pérez Sigler, Sánchez de Viana, Gálvez de Montalvo,Barahona de Soto, Carrillo, Góngora, Lope de Vega, para mencionar sóloalgunos de los más importantes. Las imitaciones parciales o momentáneasson infinitas. No sólo en poesía: abundan también las imitaciones o alu-siones de toda índole en el teatro. En varias imitaciones españolas va aconfluir con el directo de las Metamorfosis el influjo de los traductores ita-lianos, Dolce y, sobre todo, Anguillara, y de imitadores como Stigliani ytal vez Marino25.

CARLOS MATA INDURÁIN 191

24 Vilanova, 1957, p. 45.25 Alonso, 2008, p. 283. Añade que «De todo este montón de imitaciones ovi-

dianas emerge, joya intacta y eterna, la Fábula de Polifemo, de Góngora» (p. 284).

Mata 28/9/09 13:38 Página 191

2.3. Otros gigantes (más o menos polifémicos)

A veces los autores no introducen en sus obras al personaje dePolifemo, como tal, pero sí retratan personajes polifémicos (monstruoso gigantes, a veces enamorados), o elaboran escenas y episodios conclaras reminiscencias polifémicas. Por ejemplo, Luis Barahona de Soto,en el canto III de la Primera parte de la Angélica (Granada, 1586), in-cluye el episodio polifémico del gigante Orco, tomado de Ariosto:

Angélica y Medoro, descubiertos por el gigante, se refugian en su cue-va; Angélica se sirve del amor que Orco siente por ella para poder esca-par con su amante. Cuando han huido ya, Orco la requiere y la amena-za en un canto muy parecido al del Polifemo ovidiano, en el que haceelogios a Angélica, se lamenta de su esquivez, pondera sus riquezas y ha-bla de su figura26.

Francisco de Aldana, en la Segunda parte de las obras (1591), trata dela fábula de Hércules y Onfalia, y describe así al héroe gigantesco:

Tan alto era el jayán, que desde el sueloen las más altas cumbres se arrimaba,y el águila cogía pasando a vuelosi la mano robusta al aire alzaba;cuando en el mal peinado y largo pelode la gran barba el fiero viento daba,un estruendo hacía cual selva espesaque animoso Aquilón desgaja y mesa27.

Alonso Pérez incluye en su Segunda parte de la Diana (1602), quees una continuación de la novela pastoril de Montemayor, el episodiodel membrudo pastor Gostorosto (no propiamente un gigante), ena-morado de Stela, que es la narradora del suceso. Por su parte, Juan deAndosilla y Larramendi tiene en su haber poético diez octavas sobrela lamentación amorosa (tópica) de un gigante28. Podríamos recordartambién a Camoens, con su retrato de Adamastor en Os Lusíadas,V,

192 LOS GIGANTES RÓDANO Y CLEANTES DE LAS ABIDAS

26 Comas y Reglá, 1960, p. 186.Ver Acebrón Ruiz, 1996.27 Citado por Alonso, 1955, p. 360.2 8 Estas octavas salieron publicadas en las Rimas y prosas (1627) de Gabri e l

Bocángel y Unzueta.

Mata 28/9/09 13:38 Página 192

XL: «Tam grande era de miembros…»; o a Ercilla, quien da entradaen La Araucana, XXI, 40 al gigante Talcaguano, el cual lleva «un más-til grueso en la derecha mano / que como un tierno junco le blan-dea»29.

3. Ródano y Cleantes, monstruos polifémicos de LAS ABIDAS

Tras este breve repaso por la rica tradición polifémica, me deten-dré ahora en el análisis de los gigantes Ródano y Cleantes del LibroVI de Las Abidas de Arbolanche.Volvamos, entonces, al argumento queantes resumí. Recordemos que Abido, en su búsqueda de Climene,atraviesa unas tierras llenas de fieras y espantosas sierpes, cuando en-cuentra junto al mar a un hombre espantoso, el gigante Ródano, queestá junto a una peña cantando. Y en estilo directo se reproduce sucanto de amor por la innominada nereida de la que se ha enamora-do, y a la que llama para que acuda a su lado. El canto, que recuerdael enderezado por Polifemo a Galatea, incluye en la parte final —ade-más de su lamento por el desdén de la amada nereida— una descrip-tio de su belleza:

Ya no te mueven, ¡oh, nereida mía!,mis ruegos, que arrebata el fiero viento.En esta peña que la mar refríatengo mi habitación y triste asiento.Aquí paso la noche y claro díapor solamente ver tu cuerpo esento,que así bajo las ondas me es mostradocomo el marfil debajo el vidrio helado.Mira que el sueño tiene embebecidosya todos los dalfines namorados;los cantos que tan caros son vendidosde las sirenas puedes ver cansados;

CARLOS MATA INDURÁIN 193

29 Entre los antecedentes podríamos incluir también las menciones de los gigan-tes de Génesis, IV, o las clásicas descripciones de Atlas hechas por Virgilio en Eneida,IV, 246-251 y Ovidio, Metamorfosis, IV, 657-662. En fin, cabría recordar la larga tra-dición de gigantes y hombres salvajes que encontramos en la Edad Media y el Siglode Oro (ver Antonucci, 1995 y López-Ríos Moreno, 1999). Para los monstruos engeneral, ver los trabajos de del Río Parra, 2003 y Santiesteban Oliva, 2003.

Mata 28/9/09 13:38 Página 193

los ganados de Proteo mal sufridos,que son las focas, han sido albergados:todo reposa, porque las estrellasse manifiestan claras y muy bellas.Pues vente a mí con tu cerviz ornadade blandas flores y purpúreas rosas;la señal de tu pie quede estampadaen aquestas riberas arenosas.Vea tu garganta yo sobredoradade las hebras rojísimas y hermosas;comienza ya [a] sulcar camino drecholas claras ondas con el blanco pecho (fols. 107v-108r).

Posteriormente, tras referir cierto sueño que ha tenido, Ródanoensalza su linaje (es hijo de fauno y ninfa) e, igual que Polifemo, pon-dera sus riquezas. Afirma que hay muchas mujeres que lo pretenden,pero él las rechaza: lo que le gusta es estar en la peña, cerca de su ne-reida, a la que ofrece sacrificios humanos, arrojando desde lo alto alos incautos caminantes que atrapa. No hay, ciertamente, una descrip-ción detallada del personaje, pero sí queda de manifiesto su doble con-dición de monstruo y enamorado.

Acabado el canto y el relato, Ródano se dirige al recién llegadoAbido. Le pide que se apiade de él y le ayude, pues está herido (pa-labras engañosas para atraerlo a su lado); pero la nereida, que lo ha es-cuchado todo, se enamora de Abido (se cumple el vaticinio que pesasobre él) y le avisa del peligro que corre. En este punto, Arbolancheintercala una alusión concreta a Acis y Galatea y a Polifemo:

Ródano viendo el caso, combatidode ardientes celos, a gritar comienzade aquella suerte que por ver con Acisa Galatea gritó su enamorado,y con color más pálido que aquellosa quien los ojos de la Firna dañanechaba cantos de innarrable pesocon que aumentaba las cerúleas ondas,la tierra quebrantando con sus vocesasí como allá en Samo la gran Nea (fol. 111r).

194 LOS GIGANTES RÓDANO Y CLEANTES DE LAS ABIDAS

Mata 28/9/09 13:38 Página 194

Son claros aquí los ecos de la fábula ovidiana: celos del gigante,grito tremebundo y piedras arrojadas contra el favorecido rival. Des-pués, la nereida le ofrece a Abido sus riquezas y le pide que se que-de con ella. El joven le responde que no puede quedarse, lo que dapaso al dolor (y al despecho y los insultos) de la nereida. Sea comosea, Abido no hace caso y se aleja de allí.

Pasamos así al segundo episodio polifémico incluido en este LibroVI de Las Abidas. Abido, que sigue su peregrinación, llega ahora al te-rritorio del gigante Cleantes, del que se ofrece una descripción másdetallada: tiene largos cabellos y barba, va vestido con pieles de cabra,le sirve de báculo un haya, vive en una caverna, se alimenta de carnehumana, etc.Veamos:

Llegó en una caverna de un peñascodonde tenía su albergue el muy disformeCleantes, de persona espantosísimay crudo por estremo, que decíanvenir del fiero Scinis, que domabalos hombres abajando un árbol alto,y atados en su cima los soltabapara sembrar sus cuerpos a pedazos.Era Cleantes grande en su postura,y no de aquellas frutas campesinasse quería mantener, ni aun de las vacasque había en aquellas selvas y carneros,mas de la humana carne que podíahaber, dando mil muertes muy injustasa tristes caminantes, y cuando estole faltaba, si acaso Palestina,su rústica mujer, preñada estaba,él procuraba que abortase, y luegolas carnes de su mismo hijo engendradoen largos asadores espetaba.Pues como Abido con tan presurosospasos por junto de la cueva obscurapasase, salió aqueste con tal priesa,que hizo temblar los árboles del campo.Por báculo traía en la mano diestrauna haya descimada; su vestidoera de pieles de montesas cabras;con los cabellos largos que colgaban

CARLOS MATA INDURÁIN 195

Mata 28/9/09 13:38 Página 195

de la cabeza el cuerpo se ceñía;su luenga barba estaba en trenza hecha (fol. 115r-v).

Cleantes apresa a Abido y lo lleva atado a su lóbrega caverna. Eneste punto, por si al lector le quedaba alguna duda sobre la filiacióndel personaje (el Polifemo homérico), intercala Arbolanche una alu-sión concreta a Ulises y Polifemo:

Vista de Abido tan horrenda cosa,quedó no menos admirado y tristeque Ulises cuando vio que Polifemodespedazaba ante sus mismos ojossus queridos y amados compañeros,aguardando lo mismo de su vida (fol. 116r).

Ocurre que Palestina, la esposa de Cleantes, queda prendada deAbido (una vez más se cumple el vaticinio) y le mira con lascivos ojos.Y en el diálogo que ambos entablan encontramos un nuevo eco dela Odisea: Palestina está cansada de «este animal de mi marido» y de-cide huir con Abido. Escaparán, le dice, cuando el gigante duerma ati-borrado de carnaza medio cruda y vino sin aguar (eco del engaño deUlises, que emborracha a Polifemo para cegar su ojo y escapar consus hombres de su cueva30). El episodio tiene otras ramificaciones queahora no me interesan31; pero sí el detalle que se recuerda de queCleantes es músico y cantor32.Y avanzamos hacia el final de la histo-ria, cuando el gigante lanza peñas y árboles a Abido, de nuevo en unclaro eco del Polifemo celoso arrojando peñas contra Acis:

… entonces él con priesale comienza a arrojar peñas y cantos,peñas que descimaban las frondosashayas, así como la fuerte bala

196 LOS GIGANTES RÓDANO Y CLEANTES DE LAS ABIDAS

30 Más adelante se indica que Cleantes tiene una «maza / d’entera encina» (fol.118r), otro eco directo del relato clásico.

31 Es la historia retrospectiva de cómo la ninfa Palestina terminó casándose conun ser tan monstruoso como Cleantes.

32 De hecho, en este episodio se reproduce un canto de Cleantes, no de amor,sino contra la ruin y trotera Fortuna.

Mata 28/9/09 13:38 Página 196

que de la gruesa pieza es vomitadagrueso humo despidiendo y flama ardiente;también con manos más que vengativaslos plátanos del todo desraigabay los antiguos robres, que del ímpetudel presuroso viento no habían sidojamás dañados, ni del rayo ardiente…[…]

… de una encinaquebró una rama larga y harto gruesa,y tirole con ella con tal furiay maña, que aunque Abido desviarse procuró con industria, no hizo tantoque no le hubiese de alcanzar un poco,y aunque cayó rodando a lo más bajodel valle, no se hizo daño alguno (fols. 125v-126r).

Si bien aquí el desenlace va a ser distinto que en el mito clásico.El soberbio Cleantes, al ver que Abido huye, echa a correr en su per-secución, se tropieza con la rama de un árbol y rueda por el suelocon gran estruendo, hiriéndose en la frente: se dice, en efecto, que cae«Del todo su extremado cuerpo / teñido de la herviente y roja san-gre» (fol. 126v); el gigante queda malherido mientras el héroe prota-gonista escapa con bien, y de esta forma concluye el sexto libro deLas Abidas.

4. Final

Para terminar, quiero recordar unas palabras de Dámaso Alonso,cuando señala que

La figura de Polifemo es una gran creación literaria en la que han co-laborado los siglos para darle toda su perfección; pero fue genial el pen-sar al gigante horrendo, enamorado. Su canto es una tradición literaria enla que con suma verdad y emoción se junta la más grotesca deformidad,unida a la máxima ternura33.

CARLOS MATA INDURÁIN 197

33 Alonso, 1961, p. 178.

Mata 28/9/09 13:38 Página 197

Belleza y monstruosidad enlazadas, en una sugerente historia quedio lugar a una larga descendencia de reelaboraciones literarias. En es-tas páginas he tratado de recuperar un par de personajes más que sesitúan en esa larga cadena de recreaciones polifémicas, los gigantesRódano y Cleantes del Libro VI de Las Abidas. Su raigambre polifé-mica ya había sido detectada por la crítica (el detalle no escapó a laerudita perspicacia de Gónzalez Ollé pero, a pesar de ello, tales per-sonajes no se habían incorporado al catálogo de los estudiados en pro-fundidad). Como hemos podido apreciar, en los dos episodios protago-nizados por estos dos gigantes se acumulan las re m i n i s c e n c i a spolifémicas, tanto de la Odisea como de las Metamorfosis. Por si noresultasen claras,Arbolanche introduce alusiones explícitas a los héroesde la fábula: Acis, Galatea y Polifemo, en el caso del primer episodiode Ródano; Ulises y Polifemo, en el segundo.Y es que los dos gigan-tes presentados por Arbolanche tienen un carácter complementario,pues muestran, como certeramente señalara González Ollé, las dos ver-siones del mito de Polifemo: el monstruo antropófago, devorador decarne humana, pero también el enamorado y cantor de su amada. EnRódano prevalece su amor por la innominada nereida, aunque tam-bién se resalta su carácter monstruoso (arroja hombres al mar comosacrificio). En el caso de Cleantes, por el contrario, aunque se recuerdaasimismo su enamoramiento de la ninfa Palestina, lo que predominaes el retrato de su monstruosidad y crueldad (su condición de antro-pófago). Las figuras de estos dos gigantes están claramente insertas enla tradición, son dos caras de la misma moneda: el mito de Polifemo.Con ellas —y como sucede en otros relatos— hemos pasado del cí-clope ciego (cegado por la astucia de Ulises) a dos gigantes mons-truosos cegados por el sentimiento amoroso: un amor por el que su-fren y que, de alguna manera, los humaniza algún tanto. Monstruos,pues, pero monstruos enamorados.

198 LOS GIGANTES RÓDANO Y CLEANTES DE LAS ABIDAS

Mata 28/9/09 13:38 Página 198

Bibliografía

ACEBRÓN RUIZ, J., «El Orco: monstruo, ciego, enamorado.Anotaciones al can-to III de Las lágrimas de Angélica», en Studia aurea.Actas del III Congreso dela AISO (Toulouse, 1993), vol. I, Plenarias. General. Poesía, ed. I. Arellano,M. C. Pinillos, F. Serralta y M. Vitse, Pamplona / Toulouse, GRISO /LEMSO, 1996, pp. 225-236.

ALONSO, D., Góngora y el «Polifemo», Madrid, Gredos, 1974.— La lengua poética de Góngora, Madrid, Instituto «Miguel de Cervantes»,

1961.— «La supuesta imitación por Góngora de la Fábula de Acis y Galatea», en

Estudios y ensayos gongorinos, Madrid, Gredos, 1955, pp. 324-370.— «Monstruosidad y belleza en el Polifemo de Góngora», en Poesía española.

Ensayo de método y límites estilísticos. Garcilaso, Fray Luis de León, San Juande la Cruz, Góngora, Lope de Vega, Quevedo, Madrid, Gredos, 2008, pp. 281-351.

ANTONUCCI, F., El salvaje en la comedia del Siglo de Oro: historia de un tema deLope a Calderón, Pamplona, Eunsa, 1995.

ARBOLANCHE, J., Las Abidas, edición, estudio, vocabulario y notas de F. Gon-zález Ollé, Madrid, CSIC, 1969-1972, 2 vols.

CAMPO JESÚS, L. del, Jerónimo de Arbolancha, Pamplona, Diputación Foral deNavarra, 1975 (col. «Navarra. Temas de Cultura Popular», 230).

— Jeronimo de A r b o l a n ch a . Su vida y su obra, p r ó l ogo de L. C o rt e j o s o,Pamplona, La Acción Social, 1964.

CASTRO, J. R., Autores e impresos tudelanos. Siglos XV-XX, Madrid / Pamplona,CSIC / Institución «Príncipe de Viana», 1964.

CERVANTES SAAVEDRA, M. de, Viaje del Parnaso, ed. y comentarios M. HerreroGarcía, Madrid, CSIC, 1983.

CO M A S, A . y J. RE G L Á, G ó n g o ra . Su tiempo y su obra . Estudio especial del«Polifemo», Barcelona,Teide, 1960.

COSSÍO, J. M. de, Fábulas mitológicas en España, Madrid, Espasa Calpe, 1952.DOLAN, K. H., Cyclopean Song: Melancholy and Aestheticism in Gongora’s «Fábula

de Polifemo y Galatea», Chapel Hill,North Carolina Studies in the Roman-ce Languages and Literatures, 1990.

ENTRAMBASAGUAS, J. de, Estudios y ensayos sobre Góngora y el Barroco, Madrid,Editora Nacional, 1975.

GÓNGORA,L. de,Fábula de Polifemo y Galatea, ed.A.A. Parker,Madrid,Cátedra,1983.

GONZÁLEZ OLLÉ, F., edición, estudio, vocabulario y notas a Jerónimo Arbo-lanche, Las Abidas, Madrid, CSIC, 1969-1972, 2 vols.

— Introducción a la historia literaria de Navarra, Pamplona, Gobierno de Navarra(Dirección General de Cultura-Institución «Príncipe de Viana»), 1989.

CARLOS MATA INDURÁIN 199

Mata 28/9/09 13:38 Página 199

— «Lengua y estilo en Las Abidas de Jerónimo Arbolanche», Príncipe de Viana,106-107, 1967, pp. 21-60.

HOMERO, Odisea, ed. y trad. J. L. Calvo, Madrid, Cátedra, 2005.HOZ, J. de, «De Polifemo a Filoctetes. Mito y folklore en el ciclo homéri-

co», en J. Cueto et al., Mitos, folklore y literatura, Zaragoza, Caja de Ahorrosy Monte de Piedad de Zaragoza, Aragón y Rioja, 1987, pp. 17-37.

JAMMES, R., La obra poética de don Luis de Góngora y Argote, trad. M. Moya,Madrid, Castalia, 1987.

LEHRER, M. E., Classical Myth and the «Polifemo» of Góngora, Potomac (Mary-land), Scripta Humanistica, 1989.

LÓPEZ-RÍOS MORENO, S., Salvajes y razas monstruosas en la literatura castellanamedieval, Madrid, Fundación Universitaria Española, 1999.

MATA INDURÁIN, C., «Espacios de la maravilla en Las Abidas, de JerónimoArbolanche», en Loca ficta. Los espacios de la maravilla en la Edad Media ySiglo de Oro.Actas del Coloquio Internacional, Pamplona, Universidad de Nava-rra, abril, 2002, ed. I. Arellano, Pamplona / Madrid / Frankfurt am Main,Universidad de Navarra / Iberoamericana / Vervuert, 2003, pp. 295-319.

— «La poesía pastoril y amorosa de Jerónimo Arbolanche», Río Arga. Revistade Poesía, 109, primer trimestre 2004, pp. 23-29.

MICÓ, J. M., El «Polifemo» de Luis de Góngora. Ensayo de crítica e historia litera-ria, Barcelona, Ediciones Península, 2001.

OROZCO DÍAZ, E., Introducción a Góngora, Barcelona, Crítica, 1984.— Lope y Góngora frente a frente, Madrid, Gredos, 1973.OSUNA, R., Polifemo y el tema de la abundancia natural en Lope de Vega y su tiem-

po, Kassel, Edition Reichenberger, 1996.OVIDIO, Metamorfosis, ed. y trad. C. Álvarez y R. M. Iglesias, Madrid, Cátedra,

2004.PABST,W., La creación gongorina en los poemas «Polifemo» y «Soledades», trad. N.

Marín, Madrid, CSIC, 1966.RANK, O., El mito del nacimiento del héroe, Buenos Aires, Paidós, 1961.REYES, A., Cuestiones gongorinas, Madrid, Espasa Calpe, 1927.RÍO PARRA, E. del, Una era de monstruos: representaciones de lo deforme en el Siglo

de Oro español, Pamplona / Madrid / Frankfurt am Main, Universidad deNavarra / Iberoamericana / Vervuert, 2003.

SALINAS QUIJADA, F., Navarros universales: Sancho el Fuerte, Bartolomé de Carranza,Martín de Azpilcueta y Francisco de Javier, Jerónimo de Arbolancha, Pamplona,ed. del autor con colaboración del Gobierno de Navarra, 1991.

SANTIESTEBAN OLIVA, H., Tratado de monstruos. Ontología teratológica, México,Plaza y Valdés Editores, 2003.

VILANOVA, A., Las fuentes y los temas del «Polifemo» de Góngora, Madrid, CSIC,1957.

200 LOS GIGANTES RÓDANO Y CLEANTES DE LAS ABIDAS

Mata 28/9/09 13:38 Página 200