Men in black

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UFOLOGÍA

Transcript of Men in black

UFOLOGÍA

E n 1997, la película de ciencia icción Men In

Black, protagonizada por Tommy Lee Jones

y Will Smith se exhibía con enorme éxito en

las pantallas de medio mundo. Los agentes K y J de la

trama, ataviados con impecables trajes negros, forma-

ban parte de una organización gubernamental secreta

dedicada a mantener a raya la presencia ET en la Tierra

para no conmocionar a los ignorantes humanos.

La historia se hacía eco de unas enigmáticas iguras

de negro, ligadas al ámbito ufológico y que se decía que

solían hacer acto de presencia tras algún avistamiento

OVNI para amedrentar a los testigos. La diferencia

entre estos personajes tan característicamente vestidos

y cualquier agente del FBI o de la CIA interesados por el

fenómeno OVNI, es que los Men In Black parecen saber

más sobre el asunto y no van para informarse sobre lo

sucedido; más bien, para que nadie informe de ello…

Los “hombres de negro” parecen tan antiguos como la

ufología moderna. De hecho, hay una primera referencia

a estos insólitos personajes asociada al caso de Maury

Island, ocurrido el 21 de junio de 1947. Esta fecha coinci-

de prácticamente en el tiempo con los famosos avista-

mientos de Kenneth Arnold que constituyeron el acta de

nacimiento “oicial” del fenómeno OVNI en el siglo XX.

Sin embargo, lo acontecido en Maury Island fue algo

muy distinto. Según relató el policía costero Harold A.

Dahl, mientras estaba navegando en su patrullera junto

a su hijo y su perro, pudo contemplar media docena de

objetos redondos como rosquillas surcando el cielo hacia

las dos de la madrugada. Una de las aeronaves pareció

sufrir problemas de algún tipo y amerizó hecha añicos

cerca de la embarcación. El policía se apresuró a hacer

fotos del objeto y del resto de platillos volantes. Por su

parte, el OVNI destruido dejó algunos pedazos de metal

M BEl lado oscuro

de los “men in black”

TEXTO Juan José Sánchez-Oro

QUE LOS GOBIERNOS SE HAN INTERESADO POR EL FENÓMENO OVNI NO ES NINGUNA NOVEDAD. PERO QUE ESTE INTERÉS PAREZCA HABER ADOPTADO LA FORMA DE UNOS ENIGMÁTICOS “HOMBRES DE NEGRO” ES OTRA COSA. ¿CUÁNTO HAY DE MITO Y DE VERDAD EN ESTOS INDISCRETOS MEN IN BLACK? VEAMOS…

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blanco y cierta sustancia rocosa como

la lava sobre la cubierta. Pero, los daños

más graves ocasionados por el impac-

to, los padecieron el niño del policía,

que sufrió algunas quemaduras, y el

perro de la familia, que no sobrevivió.

Una vez recuperado de la impresión,

Dahl acudió a contarle la experiencia

a su superior Fred L. Crisman. Pero

entonces, pasó otro suceso imprevisto.

Al día siguiente por la mañana, ante

el domicilio de Dahl, aparcó un Sedan

Buick de 1947 del que se bajó un

hombre muy alto vistiendo un traje ne-

gro. El desconocido quería preguntarle

sobre su reciente avistamiento, así que

Dahl accedió a desayunar con él en

una cafetería. Ahora bien, la conver-

sación no discurrió por los derroteros

esperados. De la cordialidad inicial se

pasó a la inquietud. El anónimo visi-

tante recomendó a Dahl no comentar

con nadie lo vivido en Maury Island si

apreciaba a sus seres queridos.

Por desgracia, aquella advertencia

llegaba tarde. El caso había seguido

su propio recorrido de la mano de

Crisman, aicionado a la icción y los

misterios, que se apresuró a escribir al

editor Ray Palmer de la revista Ama-

zing Stories. A su vez, Palmer informó

de lo acontecido a Kenneth Arnold,

que voló hasta Tacoma para documen-

tar y entrevistar a los protagonistas.

Pero he aquí que, durante esa visita,

el oscuro asunto se enredó aún más.

Arnold conversó con los guardacostas

Dalh y Crisman. Vio los restos de me-

tal atribuidos a la nave estrellada, pero

en ningún momento pudo observar

las fotos del siniestro. Ambos policías

airmaron que los negativos habían

quedado velados al intentar revelarlos.

Arnold estaba confuso. Por un lado,

las vacilantes descripciones ofrecidas

por los testigos le llenaban de dudas.

Por otro lado, la ausencia de imágenes

tampoco contribuía a aumentar la

credibilidad del avistamiento. No obs-

tante, el periodista quiso una segunda

opinión y comunicó sus pesquisas a

dos oiciales de las fuerzas armadas

que, además, pertenecían a la Inteli-

gencia. Tras una primera reunión con

los guardacostas, los oiciales tuvieron

que regresar y parece ser que llevaron

consigo alguna muestra de la sustancia

caída sobre el barco. Pero durante el

vuelo, el avión en el que viajaban se

estrelló. Un accidente que muchos

interpretaron como un claro sabotaje

para impedir conocer la verdad.

MENTIRAS Y… ¿VERDADES?

Esta secuencia de episodios descon-

certantes llegó a la prensa, y el FBI y la

USAF abrieron una investigación. A

partir de entonces todo el caso se des-

moronó. Enseguida se comprobó que

ni Dahl ni Crisman eran guardacostas,

sino chatarreros propietarios de un

barco con el que se dedicaban a recoger

basura y luego venderla. También, los

agentes gubernamentales constata-

ron que los daños identiicados en la

embarcación no se correspondían con

los descritos por el impacto del OVNI.

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Alienígenas: Otro de los plan-teamientos que se han barajado a la hora de explicar las apariciones de los MIB, es que en realidad se trata de extrate-rrestres cuyo obje-tivo es silenciar a quienes hablan o investigan dema-siado.

En España: A principios de los setenta, fue obser-vado un extraño OVNI en Ciudad Jardín (Málaga). El avistamiento fue masivo, y atrajo la atención de los militares norteamericanos, y a decir de algu-nos testigos, de varios “hombres de negro” que acudieron para recomendarles silencio.

El año 1965, el investigador

Timothy Green Beckley afirmó

haber realizado una fotografía

a un genuino Man In Black. El

sujeto en cuestión estaba ubi-

cado en el portal de un edificio

de Nueva Jersey, colocado de

perfil con su silueta asomando

levemente desde el umbral de

la puerta. Green Beckley justifi-

caba la instantánea asegurando

que, por aquellas fechas, se

había producido una oleada

de casos OVNI en la ciudad.

Incluso alguno de ellos des-

cendió sobre un parque ante el

asombro de varios adolescentes

que corrieron a contar la expe-

riencia a sus padres. Uno de los

investigadores del avistamiento

aseguró que cuando entrevista-

ba a los testigos, podía observar

un Cadillac aparcado frente a

las viviendas, con los cristales

ahumados y del que, ocasional-

mente, descendía un individuo a

echar un vistazo. En una de las

visitas a esta localidad, Beckley

identificó a un varón, vestido

de negro y con sombrero que

¿LA FOTO DE UN AUTÉNTICO HOMBRE DE NEGRO?

Al ver la película en los cines, aquel hombre decidió que era el momento de contar la verdad

Además, los pedazos presuntamente

alienígenas se asociaron a la escoria de

una acería ubicada en los alrededores,

y el metal blanco resultó ser aluminio

para fabricar aviones. Finalmente, la

reputación de Crisman presentaba

algunos antecedentes sospechosos. Por

ejemplo, ya había escrito a la revista

de Palmer el año anterior, exponiendo

una aventura dentro de una cueva,

donde habitaban seres intraterrestres.

En cuanto al accidente aéreo y muerte

de los oiciales, no se detectó ningún

indicio de atentado o sabotaje, sino un

contratiempo, absolutamente fortuito.

En 1956, el Capitán Edward J. Ruppelt

publicó un informe sobre las inves-

tigaciones ufológicas de las Fuerzas

Aéreas norteamericanas, The Report

on Unidentiied Flying Objects, en el

cual exponía cómo Dahl y Crisman

confesaron a los militares que todo

el caso había sido un fraude para dar

notoriedad a su artículo.

LOS “HOMBRES DE BARKER”

Sea cierta o no dicha vinculación, el

avistamiento de 1947 había dado a luz

a un personaje oscuro, trajeado, con

tal magnetismo y aura de misterio que

ya no abandonaría el universo de la

ufología. Pero todavía su presencia re-

sultaba anecdótica. Habría que esperar

unos años más para que cobrara forma

deinitiva y adquiriera un notable

éxito popular. Una fama que vino de la

mano de Gray Barker, nacido en 1925

y graduado en el Glenville State College

durante el determinante año 1947.

Barker trabajaba para un teatro en

Clarksburg, West Virginia, cuando se

interesó por el fenómeno OVNI. De

hecho, escribió un primer artículo so-

bre el tema para la revista Fate en 1952

y se hizo investigador de un grupo

ufológico denominado International

Flying Saucer Bureau, dirigido por

Albert K. Bender, de Connecticut.

Estando así de comprometido con

estos asuntos, fue cuando, durante

el otoño de 1953, Bender aseguró

saber, sin sombra de duda, por qué los

OVNIs habían visitado la Tierra, qué

querían y de dónde venían. Una infor-

mación tan reveladora que expondría

en el número de octubre de la revista

Space. Sin embargo, este gran secreto

nunca llegó a ponerse negro sobre

blanco. Al contrario. Bender disolvió

sin avisar su asociación e hizo una

declaración absolutamente enigmáti-

ca: “El misterio de los platillos volantes

ya no es un misterio. La fuente ya se

conoce, pero cualquier información

sobre ésta se mantiene bajo reserva por

orden de una fuente superior. Nos gus-

taría publicar la historia completa en

la revista Space, pero debido a la natu-

raleza de la información, lamentamos

haber sido advertidos negativamente”.

¿Quién le había recomendado no

sacar a la luz toda la verdad? Según

el propio ufólogo, la culpa la tuvieron

tres extraños hombres de negro que le

visitaron e intimidaron.

El propio Barker, tras conocer dicha

amenaza, se decidió a recopilar otros

encuentros parecidos y sus averigua-

ciones culminaron en un libro titulado

Ellos saben demasiado sobre los Plati-

llos Volantes, publicado tres años más

tarde. Esta obra, bastante sensaciona-

lista, sirvió para catapultar a la fama a

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Men in

BlackFue un éxito rotundo desde el momento en que se estrenó, en julio de 1997. La idea de una asociación secreta encarga-da de velar por la seguridad del planeta contra la amenaza alienígena hizo que el “mito” de los hombres de negro cap-tase de nuevo la atención del gran público

no pertenecía al vecindario.

Sospechó de él y le hizo la foto

mientras estaba detenido en la

puerta. Le dio la impresión de

que estaba vigilando la vivienda

del ufólogo. Al cabo de unos

instantes, cuando decidió ir

en su busca para interrogarle,

desapareció casi como por arte

de magia y el vehículo negro

que estaba en las inmediacio-

nes, también, marchó sin dejar

rastro. Green Beckley fue autor

en 1971 de un polémico ensayo

titulado MIB: Alienígenas

entre nosotros, donde asegu-

raba transcribir un memorán-

dum secreto de la fuerza aérea

norteamericana, que le había

facilitado un teniente.

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los Men In Black y las imitaciones se

sucedieron a lo largo de los años 50.

Con el dinero generado por su obra,

Barker fundó una editorial ufológica

llamada Saucerian Publications y

animó a que Bender escribiera también

un libro sobre su experiencia que llamó

Los platillos volantes y tres hombres.

En sus páginas, Bender comentó cómo

aquellos hombres iban vestidos con

trajes, corbatas, guantes y zapatos ne-

gros, mientras que sus camisas lucían

blancas. Los rodeaba siempre un tenue

resplandor de color azul, así como un

desagradable olor a azufre. Sus ojos

brillaban como diminutas bombillas.

Estos anónimos visitantes trasladaron

a Bender hasta su base secreta en el

Polo. Allí recorrió varios laboratorios y

un niño de enorme altura le reveló que

la intención de los OVNIs era apode-

rarse del agua del planeta, aunque sólo

de la imprescindible.

Por su parte, Barker nunca dejó

de publicar libros y revistas. Siempre

demostró un escaso rigor e incluso

incentivó fraudes y bromas que luego

explotaba comercialmente.

EL GIRO DEFINITIVO

La última fase de la evolución del mito

de los MIB comenzó a inales de los

60. En 1967, un chico de Michigan

de 17 años llamado John Sherwood

mandó un manuscrito a la editorial de

Barker. En él abordaba el pánico cau-

sado por la oleada OVNI de Michigan

acaecida el año anterior. Barker aceptó

el texto y lo publicó. A partir de enton-

ces, entre Sherwood y Barker surgió

una sólida amistad y, gracias al libro, el

propio Sherwood consiguió su primer

trabajo en un periódico local.

Después de publicarlo, Sherwood

mantuvo un fuerte interés por los

platillos volantes y puso en marcha

una revista sobre el tema que remitía

a gran número de aicionados. Ya en

1968, envió una historia de ciencia

icción a Barker. Este cuento describía

cómo una organización académica

descubría que los OVNIs, en ver-

dad, eran máquinas para viajar en el

tiempo. Un cientíico icticio llamado

Richard H. Pratt protagonizaba parte

de la trama y discutía los fundamentos

físicos de esta clase de tecnología.

A Gray Barker le gustó mucho la

historia, pero necesitaba que tuviera

mayores dosis de realismo. Así que

persuadió a Sherwood para que ingie-

se que la organización existía de ver-

dad. El joven se entusiasmó con la idea

y envió una carta a la revista Flying

Saucers, editada por Ray Palmer. En

dicha misiva, Sherwood comunicó que

se había formado un grupo denomi-

nado B.I.C.R., compuesto por tres

hombres llamados William A. Gautier,

Thomas Harper, y R. James Kipling.

Por supuesto, ninguna de estas per-

sonas existía. Sherwood elaboró sus

nombres inspirándose en las obras de

icción que tenía en su habitación. Para

darle mayor intriga al asunto, cerró

bruscamente su revista de ufología. En

verdad, la decisión vino dada porque

comenzaba sus estudios universitarios

y ya no podría atenderla, pero el cierre

fue considerado una acción intimida-

toria más sobre su persona, orquestada

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El contactado George Adamski, que

fue víctima de las bromas de Al Bender.

Arriba, OVNI típico adamskiano.

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> PARA SABER MÁSEl clásico sobre ufología Contactos con

Extraterres-

tres, donde el autor estadounidense Brad Steiger aborda en profundidad la figura de los hombres de negro.

por alguna institución secreta. Al poco

tiempo, Barker escribió a Sherwood

para decirle que estaba impresionado

por el éxito que su carta había tenido

entre numerosos ufologos: “Hablan

mucho de ti, y sugieren que te han

callado los hombres de negro. Siempre

estaré encantado de publicar un

artículo tuyo si cuentas la verdadera

–o inventada– historia sobre cómo

estas fuerzas extrañas te obligaron a

abandonarlo todo”.

Sherwood contestó a Barker que

adaptaría su cuento sobre el “Dr. Pratt”

a la nueva situación. De hecho, le dijo

que no intentaría ocultar que se trata-

ba de una icción, pero Barker opinó,

en una carta del 12 de julio de 1968,

que era mejor no destapar la mentira.

Sherwood accedió y redactó su

primer fraude literario. Mientras tanto,

Barker le continuaba dando consejos:

“Procura hacer que suene tan técnico

que parezca un informe cientíico.”

Por in, en la edición de primave-

ra-verano de 1969 de Saucer News,

otra revista de Gray Barker, la historia

fue publicada con el título “Platillos

Volantes: Máquinas del Tiempo”,

escrita por el Dr. Richard H. Pratt. Al

año siguiente se publicó una segunda

parte: “El extraño asunto B.I.C.R.”.

“¡Los fans se lo han tragado todo!”,

señaló orgulloso Barker en una carta

a Sherwood semanas después. Y el

editor siguió tirando del hilo hasta

1983 cuando, un año antes de morir, el

mismo Barker publicó su obra M.I.B:

El secreto terror que está entre nosotros,

dedicado a Al Bender e incluyendo

todo un capítulo sobre el Dr. Pratt. El

mito de los “hombres de negro” había

adquirido su dimensión y característi-

cas deinitivas.

LA REVELACIÓN FINALMuchos años después, John Sherwood

se convirtió en un escritor y editor de

éxito. Y entonces vio el trailer de la pe-

lícula Men in Black. Inmediatamente,

comprendió que el estilo de la película

se asemejaba al del libro de Barker y

decidió que había llegado la hora de

confesar todo aquel esmerado fraude

de juventud.

Sherwood conservaba la correspon-

dencia con Barker y publicó lo suce-

dido en la revista Skeptical Inquirer

bajo el título “Gray Barker: Mi amigo,

el Hacedor de Mitos”, en su edición de

mayo/junio de 1998.

Poco tiempo después de escribir

este artículo, Sherwood recibió una

carta de James W. Moseley, el amigo

de Barker y primer editor de Saucer

News. En ella le expresaba que “el

público tiene el derecho a saber

cuántos fraudes OVNI hay, lo fáciles

que son de realizar, y lo que esto nos

dice sobre la credulidad en el campo

ufológico”.

Si alguna lección podemos extraer

de esta mitiicación hollywoodiense

de los MIB es que, sin duda, la verdad

está ahí fuera, pero la mentira tam-

bién. Y nos corresponde actuar siempre

con mucha cautela y atención para

distinguir la una de la otra.

LA PRIMERA PELÍCULA DE LOS MIBEl aclamado cineasta Fritz Lang rodó en 1934 una película titulada Liliom en la cual el protagonista se suicida y su alma es llevada en volandas al cielo de la mano de dos caba-lleros vestidos de negro que se identifican como los “policías de Dios”. El investigador Rich Reynolds descubrió esta cinta y pensó que Bender pudo basar su historia de los tres hombres de negro en ella. Bender era un apasionado del cine fantástico y del compositor Max Steiner, quien trabajó a su vez con Franz Waxman, compositor de la banda sonora de la citada película.