Marechal Albert La Revision de Vida

8/18/2019 Marechal Albert La Revision de Vida

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9revisión

de Tida

HUBH


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ALBERT MARÉCHAL

COLECCIÓN EL HOMBRE NUEVO

TODA NUESTRA VIDAEN EL EVANGELIO A TRAVÉS DE

LA REVISIÓN DE VIDA

EDITORIAL NOVA TERRA

JJ\sg^ «Y vi un cielo nuevo y una nueva tierra...»

Baños Nuevos, 12

(Apoc. 21. O

larra BARCELONA-2


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Traducido del original francés:

Toute ¡a vié dans l'Evanaile par la Revisión, dtvit»RESERVADOS TODOS LOS DERECHOS© EDITORIAL NOVA TERRA

Primera edición; abril 1960Segunda edición: noviembre 1960Tercera edición; diciembre 1961Cuarta edición: abril 1963Quinta edición: teptiembre 7965Sexta edición: enero 196bDepósito legal: B. 862 - 1966Número de Registro: 1837 -1963

NIIIIL OBSTAT:

El Censor: Di: Ramón. Cunill Pbro.

IMPRIMASE:

Gregorio, Arzobispo-Obispo de BarcelonaBarcelona, 25 febrero 1960

POR MANDATO DE SU EXCIA. RVMA.

A. Peeh, Pbro., Canciller-Secretariolad Gtal. OMICRON Robredo, 27 - Batccloaa

PRESENTACIÓN

a la segunda edición

Los que hemos tenido el gozo de conocer a AlbertoMaréchal hemos sentido el contacto poderosode un gran educador de la persona, hemos percibido

su tino delicado en abrir las almas replegadassobre sí mismas. Ha sabido contagiar a su alrededor,a todos sus colaboradores en los movimientosde Acción Católica esa continua atención a lo concreto,a la realidad misma de la vida, esa atención ala persona humana, ese respeto inmenso por todoaquello de lo que es portadora, ese gran aliento positivoque sabe percibir en el fondo de lo real elsello del Creador, que cree más en las fuerzas delbien que en las fuerzas del mal, que lleva al ímpetu


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de la acción, más que al conservadurismo egoístareplegado sobre sus propias posiciones. Ese espíritude Fe en el poder del Evangelio que nos recuerda

al fin y al cabo estamos en la misma línea cristiana la Fe abierta, alegre, triunfal de S. Pabloen sus últimas grandes epístolas cristológicas. Esesentido pascual de la Iglesia...*

EL MARCO HISTÓRICO

Este esfuerzo educativo cristiano, para abrirnuestras almas al mensaje fundamental de la caridad,está en la; línea de los Movimientos de AcciónCatólica que han ido brotando como una onda demar de fondo, a todo lo largo y lo ancho del orbecristiano. Cuando se percibe uno de estos grandesmovimientos de fondo, se comprende una vez másla visión de perpetua juventud de la Iglesia. Los

Movimientos de Acción Católica, como en otro planolos movimientos litúrgicos, los movimientos bíblicos,los movimientos de vuelta a la espiritualidadcontemplativa, el movimiento misionero... nos hacenpercibir esa plenitud íntima de energía que parecerebrotar hoy con especial intensidad, como vislumbróPío XI en su encíclica CHaritate Christi. LaIglesia Católica, en un mundo ciertamente qué sesiente o se presiente en el umbral de transformacionesgigantescas y decisivas, no se manifiesta compun árbol añoso y seco sino pujante de una inmen

sa energía interior.LA REVISIÓN DE VIDA

En estos movimientos, las personalidades, si sonfieles a su propia misión, no buscan el afirmarse así mismas, sino que aparecen como instrumentosde una acción más vasta, instrumentos que sabenescuchar, recoger y expresar, que saben así iluminary orientar, porque antes han estado a la escuchade la Palabra del Evangelio y del Espíritu, delas orientaciones de la lerarquía, de los movimientosy las interrogantes de la vida. Y en el trasfondo

de esta acción están las múltiples acciones escondidas,muchas veces heroicas, siempre testimonio deCristo, de los cristianos militantes en la masa.

Dentro del movimiento de la Acción Católica,impulsado por Pío XI, inicia Cardijn, en los añosque siguieron a la primera guerra mundial, con ungrupo de jóvenes obreros, los movimientos de AcciónCatólica Especializada en ambientes obreros.Fue un oscuro comienzo como todos los comienzos


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reales en el cual puso a punto y perfeccionólo que el mismo ambiente, fruto de años de sufrimientosy luchas, le había puesto en la mano: elsentido educativo de la persona, a través del contactocon lo real, cristalizado en el método de la EncuestaRealista.

En la Encuesta Realista se inició la educacióntotal de la persona, la educación en la acción y porla acción. No se trataba de separar a ese pequeñogrupo inicial de jóvenes obreros de su ambiente natural,para formarlo de una manera teórica y abstractacomo plantas de invernadero, y luego mandarlasa un ambiente duro de sufrimientos yexpectaciones para el cual habían perdido ya todo


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contacto; sino de educarlos a partir de la vida misma:con el método del Ver, Juzgar y Actuar, inmersoen la realidad de la vida, y dándoles al mismotiempo el Mensaje de la Palabra y él Sacramento,para que a través del juzgar y actuar cristiano fueseempapándose esa vida suya en. el espíritu del Evangelio;como Jesús hizo con su pequeña comunidadapostólica: educándola al compás mismo de la vida.

Pero el movimiento de la JOC no se replegó sobresí mismo, con una finalidad exclusivamente educativade unos cuantos elegidos. Surge el conceptode militante y masa. La Encuesta Realista, al mismotiempo que educa la persona, la abre a su responsabilidadmisionera de cara a la masa. Va formandoel sentido militante de la vida: que es el sentirseresponsable de la masa y él actuar en ella, a travésde las comunidades naturales.

No se trata de educar al joven exquisitamente,encerrándolo y obligándolo junto a la protección

y al calor de un centro replegado sobre sí mismo donde encontrará diversiones honestas o fomentode su piedad individual en tal o cual sentido.,formando así pequeñas minorías de elegidos o separadosque dejan de sentir la angustia de la Iglesia;sino de darle el sentido apostólico que los llevaráa sentirse misioneros de los ambientes naturalesdonde viven, en comunidades naturales consus compañeros de taller y de barrio. El sentidomisionero que les abre a los dos universales: laIglesia Católica que llevan en su corazón y las masasinmensas que les rodean.

Así se va descubriendo el carácter universal deLA REVISIÓN DE VIDA

la Acción Católica: es una superación de todos losparticularismos que tienden a replegarse sobre sí,es la apertura total de la acción cristiana; el universalde la evangelización, en el universal del mundo,dependiendo del universal de la Jerarquía.

Después de la segunda guerra mundial se inicianlos movimientos familiares y los movimientosadultos de A. C. especializada. Se siente una nueva

onda en el Movimiento de la Acción Católica. Lavida plantea nuevos problemas que son respondidoscon un nuevo ahondamiento en la respuesta evangélica.La Encuesta Realista se encontró ante estosnuevos problemas. Hubo de responderse a la nuevasituación de los adultos: están ya inmersos plenamenteen las responsabilidades vitales (familia, profesión,sindicatos). Ambientes de hogar, de barrio,de taller, de oficina... La Acción Católica se encuentraante la plenitud de su tarea: presencia de Cristo


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en el Mundo, primero en las personas, y a travésde ellas en las estructuras para «restaurar todo enCristo».

Por eso el método de las reuniones en los círculosde A .C. había de profundizarse aún más: enesas mismas reuniones células de Iglesia habíaque ir preparando y plasmando la presencia dela Iglesia en los ambientes adultos: o sea en la dimensióntotal de. la vida. Era necesario forjar o perfeccionarel instrumento metódico que ayudara ala toma de conciencia y a la realización de esa presenciade la Iglesia en todos los ambientes humanos,presencia de la caridad 'cristiana en todas las comunidadesnaturales.


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Alberto Maréchál, que fue durante años ConsiliarioNacional en Suiza de la A. C. en medios obreros,junto con otros muchos ha trabajado hondamenteen desgajar todo el valor educativo y cristianocontenido en la Encuesta Realista y al mismotiempo en hacer de las reuniones de A. C. reunionesde militantes con sus Consiliarios, o reunionesde los militantes con sus equipos naturales unmedio fundamental de evangelización, de crecimientode la Iglesia en los ambientes. Ha ayudado así a

los movimientos, extendidos por el mundo entero,a ver más claro en todo el alcance y las posibilidadesde lo que ha sido un grado más de profundiza

ción en el método de educación por la acción: laRevisión de Vida.*

La Revisión de Vida, como método y como espíritu,

ha. ayudado hay de ello ya frutos abundantísimos a ver más claro en los nuevos problemasque planteaba la Acción Católica de los movimientosespecializados. Y lo ha hecho dando a estos movimientosno solamente un método más, sino tambiénuna profundidad doctrinal y teológica, con susentido de lo real y de la persona, del Evangelio y

de la Comunidad, haciéndoles tomar conciencia deesta profundidad que ya poseían como movimientosde Iglesia.

Esta fuerza doctrinal y espiritual da al militante

una visión del mundo que le hace capaz de enfrentarsecon los más arduos problemas del mundo ac-


"tual: el problema de la técnica, de la complejidadde las estructuras, de la creciente socialización dela vida, del sentido universal del mundo de hoy, deese Mundo creciente que al faltarle el «suplementode alma» de que hablaba Bergson parece amenazarel sentido mismo de respeto a la persona. Y esto node una manera «exterior y teórica», sino como unprincipio interior, como un íntimo principio sapiencial,

que da «luz» para juzgar de las cosas, que dauna actitud ante los acontecimientos. Sabe que poseecon ello un principio más hondo que otros que sehayan pretendido dar, como el comunismo. Al fin yal cabo es la respuesta vivida del Evangelio.

Más concretamente la Revisión de Vida ha ayudadoa hacer descubrir el carácter propio de la AcciónCatólica, ha ayudado a ver la diferencia entrela Acción temporal y Acción Evangélizadora, y al


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mismo tiempo las relaciones que hay entre ambas.El militante de A. C. es un hombre, o una mujer,metido en la vida, comprometido en la vida. Inmersoen el avance de la vida humana, a través delhogar, del barrio, del taller. Comprometido con losdemás hombres en la construcción más justa y máshumana, de la ciudad terrena; a través de los compromisosen los movimientos temporales, en las asociacionesnaturales en los grupos de barrio, en lasobligaciones sindicales o políticas. Sobre todo, através de su propia presencia en la comunidad naturalmás básica y honda: la familia, tan abierta ala posibilidad de la caridad.

Maréthal ha insistido especialmente en la importanciapara el avance del movimiento de Iglesia, de


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está comunidad básica de amor que es la familia y

de su irradiación cristiana en su centro natural de

habitación: bloques de pisos, barrios, etc. Ha sub

rayado el valor de la intervención de la mujer en la

Revisión, su capacidad de percibir el valor humano

de los hechos pequeños, su sentido innato de lo con

creto de la persona.

Las reuniones de equipo de A ,C. ayudarán al mi

litante a saber descubrir y a valorar en su respon

sabilidad y grandeza, la dimensión propia de su ac

ción temporal que le compete como hombre y

como seglar ya distinguirla de su acción evange-

Uzadora que le compete como miembro militante

de la Iglesia, y a descubrir también sus relacio

nes; pues ésa ilumina a aquélla enseñando al seglara construir la ciudad terrena según el espíritu del

Evangelio. Así la A. C. al mismo tiempo que lleva a

cabo directamente la acción evangelizadora tiene

que preparar al seglar para realizar su acción temporal:1) Haciéndole tomar conciencia de su obligacióncon respecto a la participación en esta accióntemporal como cooperación al plan creadorde Dios, exigencia de la caridad fraterna, lucha por

un mundo más justo y más humano. 2) Educandosu personalidad total 3) Iluminando su accióncon los principios más altos de la doctrina social dela Iglesia: que se centra en la expansión de la personahumana en la comunidad.

La Revisión de Vida le ayudará a distinguir elprimer plano, más. externo, de los hechos inmensosen el tejido de relaciones sociales y temporales, del-segundo plano más profundo: de las personas que


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se encuentran en estas relaciones. A través de suestar situado como y con los demás hombres en el mismo lugar y tiempo, en las mismas relacionesde vida, en los mismos centros de la familia ydel barrio, de la fábrica o de la oficina, tomará contactocon las personas. Y en ese contacto personal,en ese plano de profundidad se realizará la acciónevangelizadora. Ya por medio del testimonio vividodesde el seno mismo de la acción temporal, ya porla acción de la caridad que expansiona, abre, transformay eleva las relaciones de amistad y de amoren los grupos naturales, ya por la acción de la palabraque explica, llegado el momento oportuno, el

significado de ese testimonio.Quedará salvado el peligro de convertir la AcciónCatólica en Acción social, o en plataforma paraun partido político, al dar el sentido del plano propiodonde se realiza la evangelización: el plano delo absoluto, el plano de la persona en su relacióncon Dios.

Al mismo tiempo queda liberada la tentación deabsolutizar lo temporal, deja a este plano con sucarácter propio de algo relativo, permite el reagrupamientode los cristianos, adscritos a distintas ocapacionestemporales, agrupaciones sindicales, partidospolíticos, en la unidad superior de lo absoluto,que es la unidad propia de la caridad y de laverdadera comunidad de personas que es la Iglesia.Es, por tanto, la Revisión de Vida, como método ycomo espíritu, uno de los más poderosos antídotoscontra el peligro moderno de absolutizar lo temporal.Hace de lo temporal, de lo social, de lo político.


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un absoluto que domina y esclaviza la persona. Haceredescubrir así el sentido evangélico de la libertadde los hijos de Dios. Nos hace comprender el sentidolibertador de la palabra de Jesús: «Están en elMundo, pero no son del Mundo», están en el mundopor su responsabilidad de acción pero no pertenecenal Mundo, pues el absoluto de sus personas trasciendeal Mundo y está libre de sus ataduras y desus poderes, gracias a la victoria de Cristo, comorepetidas veces nos recuerda S. Pablo.

*

FUNDAMENTO DOCTRINAL

La revisión es un método de Acción educativa yapostólica, pero no es un método cualquiera inventadotodo de una pieza, sino que se ha ido elaborandopoco a poco, a través de una densa experienciahistórica. Es resultado de una reflexión sobre el movimientomismo de la Acción Católica vivida, tiene

por esto un gran contenido doctrinal y su frutoeducativo está basado precisamente en este contenido:nos pone en contacto con las grandes realidadesde la vida cristiana. Sus fundamentos doctrinalesse podrían sintetizar en estas tres grandes ideas:la persona, la Palabra de Dios y la Comunidad. Ideasque no son resultado de una abstracción hecha poruna cabeza más o menos privilegiada, sino que ex

presan el descubrimiento activo y total de estas tresgrandes realidades, descubrimiento que iluminanuestra mente pero que transforma también toda


nuestra persona: educándonos y abriéndonos a lapersona, a la Palabra de Dios y a la Comunidad.

La persona: el fondo de la acción educativa dela Revisión que es la línea educativa de los Movimientosde Acción Católica es el respeto a laPersona humana. Es la gran idea que late tambiénen el fondo del pensamiento de Pío XII.

Se trata ciertamente de una idea poderosa y cristianamente

revolucionaria: porque invierte el términoordinario de las relaciones humanas, montadas,en «relaciones de cosas» no en «relaciones depersonas», formando un Mundo de cosas, no unReino de personas. Quizás todavía no hayamos tomadoplenamente conciencia de la formidable energíaque hay encerrada en esta gran idea de nuestraherencia cristiana.

No se trata de una «idea», nos insistirá el P. Maréchal,


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sino de un «descubrimiento de lo real», delo que es totalmente denso en realidad y concreción.Para percibir esta realidad profunda y decisiva nohemos de acudir a razonamientos abstractos y complicados,sino simplemente acercarnos a lo real: lavida, y en la vida real atender a aquello que se nosabre en el hecho concreto: la persona real y existente.Para este descubrimiento nos ayuda la Revisiónde vida: nos hace descubrir en los hechos concretos,más allá del tejido de relaciones sociales yeconómicas, de circunstancias de espacio y tiempo,la profundidad misma de la persona de la personade los otros y de nuestra persona que sufre


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o goza, se cierra o se abre, se hunde o se eleva a travésde los hechos de vida.Pero la Revisión de Vida nos ayuda a penetrar

aún más hondo; en la dimensión más profunda de

la persona: su apertura a Dios.

En este sentido nos dice el P. Maréchal que lapersona es un absoluto: hay en ella un resplandorreal de lo absoluto, una apertura esencial al absoluto.Y este resplandor del absoluto se nos manifiestano como la persona.egoístamente cerrada yafirmándose a sí misma en soledad, sino en la personaradicalmente abierta al gozo y plenitud de lacomunidad de personas. Dimensión comunitaria dela persona. Apertura al misterio de Caridad que esla Trinidad. «Para que vosotros también tengáis comunióncon nosotros y nuestra comunión sea con elPadre y con su Hijo Jesucristo, y vuestro gozo seacompleto», dice S. Juan en su primera epístola.

De aquí brota el infinito respeto y delicadeza conque nos hemos de acercar a la persona, respeto ydelicadeza que es la forma de la caridad. Ya desdezsta profundidad real y profundidad evangélica sevuede «volver a ver» «.rever» «revesar» la vidaentera, entonces todo adquiere su propio lugar. Lascosas los tejidos de relaciones económicas, sociales,políticas, los problemas de barrio y de taller,los incidentes familiares y sociales que constituyenla maraña y el tejido mismo de la vida que es traídoa revisar en las reuniones de equipo de AcciónCatólica todo eso adquiere su dimensión propia:

todo al servicio de la persona, para que ésta realicesu vocación esencial- ir al Padre. Es la realización


concreta y vivida en el movimiento de la Acción Católica,de la gran idea de Pío XII: la restauraciónde la jerarquía cristiana de los seres y de los valoresen la vida. Es la palabra de San Pablo: «Todo esvuestro, vosotros sois de Cristo, Cristo es de Dios»(I Cor., 3, 22-23).

Si no percibimos esta realidad de la persona, y

no nos preparamos para vivir esta comunidad depersonas en la Iglesia es porque nuestras almas estáncerradas sobre sí mismas, sobre su propio egoísmo,o sobre esas otras formas de cerrazón que sonapego a las cosas o a las ideas, Este «abrir» lo «cerrado», este abrirnos a la persona y a la comunidadse realiza a través de la caridad evangélica: ella empapanuestra alma en ese infinito respeto, esa infinitadelicadeza y atención a lo real que sabe inclinarseante las personas más humildes que nos rch


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deán, ante sus problemas reales. Ella nos hace tomar y eso también es fruto del espíritu de Revisión la actitud misma de respeto de Jesús ante elniño ante los pequeños, los pobres, los despreciadosde este mundo los que no «valen» por loque «tienen o poseen» (tener y poseer «cosas» exteriores)sino que simplemente «son»: son personas,sin más (no tienen más que su propio interior nosdirá Maréchal): «Mirad que no despreciéis a uno deestos pequeñitos que creen en mí, porque sus ángelesestán viendo el rostro de mi Padre» (Mt., 18,10). Este «ver» a través del amor evangélico el«juzgar evangélico» de la Revisión nos hace descubrirla persona en su dimensión divina, en su carácterde imagen de Dios, en su apertura a Dios. Con


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esta luz nos asomamos con inmenso respeto a lapersona que se nos da en el tejido de hechos concretosy relaciones sociales, y que, cualquiera que seasu posición social, es, en el fondo, una persona desnudaante Dios:

La palabra: «Toda nuestra vida en el Evangelio»: la educación de la Revisión de vida y de la AcciónCatólica es una educación cristiana: educaabriendo la persona al Evangelio. No se trata de iluminarla vida desde fuera, con unos cuantos textosevangélicos, sino de meter la vida en el Evangelio:abriéndola al sentido vocacional. De aquí que el centromismo de la Revisión de Vida domo nos hacedescubrir este libro sea el «juzgar evangélico».En una operación activa, una presencia activa de laPalabra en el seno de la reunión de militantes.

Esta presencia activa de la Palabra tiene una dobleapertura: apertura de la Palabra y apertura dela persona. La Palabra se abre cuando se la descubre,

en su propia dimensión: más que como «untexto», o «una serie de textos» doctrinales o morales,más o menos abstractos» como una Palabra Personaly Viviente, que «nos llama», nos interpela, nosexige, nos hace descubrir «nuestra vocación».

Por eso se nos enseña a descubrir el sentido personalde la palabra: la «actitud de Cristo», lo quedice Cristo, o el poeta, o el apóstol de Cristo a otrapersona determinada que se encontró en El en unespacio y tiempo determinado, Pedro, Juan, Zaqueo,el joven rico, la pecadora... nos lo dice tambiéna cada uno de nosotros, los que estamos ahora


reunidos en una pequeña comunidad de Iglesia, escuchandoy meditando la palabra. El «juzgar evangélico» nos ayuda así a descubrir la Palabra como«llamada», como «vocación»: es el sentido educativocristiano; hace descubrir a la persona la responsabilidadde la vocación.

Esta apertura de la Palabra en la Revisión exigela apertura de la persona a la Palabra: pide la transparenciade la persona. Lo que impide que oigamos

esa llamada continua de la Palabra Evangélica queresuena en el seno de la Iglesia es la oscuridad denuestro corazón; el obstáculo del egoísmo y del re-plegamiento sobre sí de la búsqueda más o menosconsciente de nuestros intereses y apetitos pará

bola del sembrador . La Revisión lleva a abrirsea las almas replegadas, que entorpecen a la transparenciade la llamada. Una revisión sincera lleva


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a aflorar esos obstáculos escondidos: las malas obuenas disposiciones, cerno en el joven rico o enZaqueo. «Nos sentimos juzgados» por la palabra deDios (Jn., 3, 19-21). Y a través de esta apertura otransparencia o juicio de la persona, penetra hastasu mismo corazón la Palabra de Dios y la transforma.El evangelio penetra en la vida.

Por último esta presencia del Evangelio, en mediode la Revisión es una presencia eclesial. No setrata de hacer interpretaciones más o menos literaleso acomodaticias de textos aislados, sino de irpoco a poco, al compás de la vida y de las reuniones,descubriendo el sentido mismo del Evangelio.Aprendiendo a leer los textos en su contexto propio:la totalidad del Mensaje; en su dimensión pro


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pia: como Palabra personal y viviente y en su lugarpropio: la reunión, célula de Iglesia, donde se realizaun diálogo donde hay dos o más reunidos enmi nombre ahí estoy Yo en medio de ellos y dondela presencia del sacerdote aporta una luz mayor,una firmeza y una penetración mayor en el Sentidode la Palabra de Dios.

La comunidad: hoy día, se siente una profundainquietud comunitaria en el mundo. Desde la yalejana constatación de un Adam Smith, al percibirla creciente socialización del esfuerzo productor, sevan tejiendo cada vez más estrechas las mallas derelaciones crecientes en todo los terrenos humanos,desde la economía hasta la cultura. Pero al mismotiempo, el alma humana suspira por una unión másestrecha, más propiamente personal: que no quedeen el «fuera» de las puras relaciones económicas vsociales, sino que abra el '«adentro» real del hombre:su ser personal.

Es decir, se anhela el paso de la colectividad puramenteexterior (la convivencia, o mejor la coexistenciaen un mismo barrio, o en un mismo taller uoficina) a la comunidad: en la cual se abre con inmensorespeto la persona, y se abren las personasentre sí. La única y verdadera respuesta a este -anhelola trae una vez más la Iglesia: la «Iglesia», quees la «Comunidad» por antonomasia, porque es laComunidad convocada y santificada por Dios mismo,el «Pueblo de Dios» (Ex. 19, 5-6; I Pet. 2, 5-9;Apoc. 21, 2, etc.), la comunidad cuyo lazo es launidad'de la caridad (In. 13, 34; 17, 21; Ef. 4, 1-6...),

LA REUSIÓN DE l IDA 2,¡el Cuerpo Místico de Cristo (I Cor. 12, 12-30; Rom.12, 4-5) cuya alma es la misma Caridad divina: eldon personal del Espíritu Santo (Rom. 5, 5; 8, 1417,etc.).

Pues bien: la Revisión va educando en esta fundamentalapertura a la Comunidad y a la Iglesia,no de una manera puramente teórica, sino de unamanera total, con una educación total de la personallevándola a «abrir» con exquisita caridad al Equipo,a través de la educación del diálogo, y llevando

al mismo tiempo al Equipo a «abrirse» a la Comunidadmás total en la que se encuentra inserto (unequipo que tienda a cerrarse en sí mismo no hadescubierto el espíritu de la Revisión).

No solamente como Acción Educativa educa enel abrirse a la Comunidad, sino que también, comoAcción Apostólica va creando Comunidad: porquelleva al militante a irradiar caridad en las comunidadesnaturales de vida: bloques de casas, barrios,


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talleres, sindicatos... Y le lleva, en una poderosadinámica interior, en primer lugar a «crear comunidad» donde no hay más que simple colectividad, yen segundo lugar a hacer pasar estas comunidadesnaturales al plano superior y sobrenatural de la caridad,haciendo que esas comunidades ligadas yapor lazos interiores, propiamente personales, se vayanempapando al mismo tiempo, en los lazos, so

brenaturales de la Fe, Esperanza y Caridad, madurándoseasí la Iglesia.*


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A través de la Acción Católica, ta Jerarquía ase

gura la mayor presencia de la Iglesia en la masa,

dando a la A. C. la misión de fundar, o de arraigar,

la presencia de la Iglesia en las comunidades natu

rales que forman el entramado mismo de la masa

del mundo.

Así aparece a plena luz toda la fuerza íntimade esta acción escondida y manifiesta de la Iglesiaen el mundo. Tiene esta acción como dos momentos:la presencia de la Iglesia, clara y manifiesta, a símisma y a Dios en la Comunidad Litúrgica, dondela Jerarquía proclama la Palabra, transmite el Sacramentoy consagra el Sacrificio y el pueblo seglar,

recibe, participa y ofrece; y después de estedeber en las fuentes litúrgicas, la presencia de laIglesia al mundo.

Esta presencia de la Iglesia al Mundo es el papelpropio de la Acción Católica; mandatado por la Jerarquíael Movimiento de Acción Católica se hacepresente al mundo: a través de la presencia de losseglares en las comunidades naturales, familia, barrio,grupos y equipos naturales de amistad, etc. Esuna presencia comunitaria, presencia de la comunidadde Caridad que es la Iglesia, en las comunidadesnaturales, para hacer florecer en ellas ese signo

de la presencia de Dios en el mundo que es amor.De aquí la insistencia con que nos habla el P. Maréchalde esta necesidad de que la caridad sea elalma de los equipos de base: células de Iglesia enlas comunidades naturales, el alma de la reunión demilitantes, la sustancia misma del movimiento interiorde la Revisión, el alma que penetra también las


reuniones de más alto nivel en los distintos planos

de la Acción' Católica.

También se destaca en este estudio el papel pro

pio del sacerdote, consiliario de los movimientos.

El sacerdote consagrado especialmente a Dios y se


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parado del Mundo, tiene un papel esencial en la

Comunidad litúrgica, como administrador de la Pa

labra y del Sacramento (donde se ha de alimentar

la acción de los seglares). Pero también está pre

sente en las comunidades cristianas que actúan en

medio del Mundo. En las reuniones de equipo de

A. C. hay una dialéctica propia de la acción delsacerdote y la acción del seglar. A la revisión deVida, el seglar aporta, sobre todo, la densa concreciónde la materia de la vida, el sacerdote ayuda principalmenteen el momento del juzgar evangélico, paraque se ilumine esa materia con la transparencia dela Palabra de Dios. Ambos se enriquecen mutuamentey realizan en su diálogo, la plenitud de laacción de la Iglesia, trascendente e inmanente al

Mundo.*

Hay quien, al no conocer bien el método de laRevisión, haya podido pensar alguna vez que «noforma doctrinalmente». Quien tal piensa olvida queel corazón del método es precisamente el «juzgarevangélico», que lleva consigo un continuo enfrentamientode la persona con la Palabra de Cristo, noquedándose únicamente con una colección de ideas,sino descubriéndola en su dimensión propia: comodoctrina de vida.


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La frecuentación del Evangelio, estudiado enserio y en su propia dimensión de palabra viviente,lleva poco a poco, a través del tiempo, a un profundoenraizamiento en las grandes ideas de la doctrinaEvangélica. Insistimos en el significado de «pocoa poco, a través del tiempo», porque llevados denuestra impaciencia demasiada humana; buscamosmétodos fáciles y rápidos, que en unos días nos«formen de un golpe» a la persona. El tiempo esuna dimensión real de la vida, querida por Dios:hace falta tiempo para que «forme doctrinalmentey se eduque la persona», como hace falta tiempopara que se maduren los trigos.

Por otra parte la Revisión de Vida no es el únicoActo de educación cristiana que ha de tener un movimientode A. C: de la misma revisión, hecha enserio, que hace que los militantes se topen con losproblemas más esenciales de la vida y sientan unamayor necesidad del conocimiento profundo de sufe, surge la necesidad de organizar Jornadas de Estudio.

Un movimiento de A. C, unos militantes quequieren formarse y actuar con verdad y honduranecesitan de una manera esencial el contacto prolongadocon Dios a través de la oración: de aquí lanecesidad de los días de Retiro. En ellos es necesarioque el sacerdote proclame la Palabra de Dios:objeto fundamental de la Contemplación cristiana.Un día de retiro, regularmente tenido, con una exposiciónclara y apropiada del Misterio de Fe, unespacio de silencio en el que se enseñe a los militantesa orar y un rato de Revisión para interiori-


zar en común la doctrina de fe, puede producir grandesfrutos de educación cristiana.

Muchas veces nos olvidamos de que existe uncanal fundamental a través del cual la Iglesia nosva dando una formación doctrinal completa; poreste olvido (cuyas hondas raíces históricas, teológicasy pastorales no es cuestión de tratar ahora)nos preocupamos de sustituir el ciclo de formaciónde la Iglesia, por diversos esquemas humanos más

o menos felices: este canal es el Ciclo anual de laLiturgia.El curso anual de la Liturgia nos va presentandoen el Ciclo anual la totalidad del Ciclo histórico:es decir del Mensaje, de lo que S. Pablo llama la«Economía», o sea el Plan de Dios. Si queremos quelos militantes tengan una profunda educación doctrinal,un buen medio es éste de ir suavementesiguiendo la lentitud propia de la maduración del


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tiempo ateniéndonos a los grandes ritmos doctrinalesdel Adviento, de la Navidad, de la Epifanía,de la Cuaresma, del Misterio Pascual que es centrodel Año, de la Vida y del Mensaje; de Pentecostés...al fin y al cabo, ¿no es ése el eje conductor dela predicación pastoral de la palabra de Dios?

La experiencia demuestra que esto se puede compaginarmuy bien con la marcha profundamentevital de la Revisión. Proclamación de la Palabrasegún el tiempo de la Iglesia y Revisión de Vida:dos grandes medios de formación doctrinal en quelas almas, poco a poco, al ritmo mismo del tiempode Dios, se irán madurando en profundidad.

También se ha dicho alguna vez que la Revisión


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«no da ideas». Veamos las cosas en su verdadera

perspectiva: la idea es un medio y no un fin. La idea

es un instrumento de la inteligencia para abrirse a

lo real, que es la función fundamental de la inteli

gencia. En este sentido la Revisión es un gran medio

de educación de la inteligencia: educa en el abrirse

humilde y atento a lo real: a la realidad humana y

a la realidad divina. Educa la apertura a la persona

que se nos da en el hecho concreto, y la apertura

a la Palabra de-Dios.

Hay que ver así a las ideas: como instrumentoal servicio de la apertura a lo real, de ir humildementea la plenitud de lo real. Pero a veces se abusade las ideas, de la ideología, de los esquemas mentales:y se producen esos fanatismos ideológicos,«ya no veo lo real, sino "mi idea de lo real", y sihace falta deformo lo real para que encaje en miidea (o en la idea de mi grupo), ya no veo la personadel otro, sino la idea que tengo de ella, quese interpone como un velo entre ella y yo...». Setrata de una grave deformación o enfermedad de lainteligencia que el espíritu de la Revisión, espíritude apertura humilde a lo real, ayuda a vencer y su

perar. Por otra parte, como recuerda S. Pablo a losCorintios' el espíritu «ideológico», el aferrarsea ideologías y construcciones ideológicas humanas,por muy interesantes que sean, puede llevar al espíritude secta («yo soy de la ideología de Fulano

o de Mengano, de Apolo o de L'efas») que divide launidad de la comunidad, cuya luz es el Mensaje' I Cor. 1. 10-31; 2, 1-16. Cf. comentario de ri. Schlier, en «Die Zeit derKirchc», Herder, págs. 147 y 206.

LA REUSJÓN DE VIDA

Evangélico, la, «sabiduría de la Cruz», el Kerygmaapostólico, que no es una «ideología humana», sinola Palabra de Dios, contenida y enseñada por laIglesia. Precisamente la Revisión de Vida educatambién a superar este espíritu de aferramiento a«ideologías humanas», puesto que va abriendo sencillamentelas personas al contacto con la PalabraEvangélica.


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*

Este libro, que hemos enmarcado históricamentea grandes rasgos, y cuyo original aparece en castellano,será una ayuda a los consiliarios y a losmilitantes de A. C. para reflexionar sobre su propiaacción, para ahondar en ella, para enriquecerse espiritualmentecon ella. Es necesaria una continua yseria reflexión sobre la vida y marcha del movimiento.Para ayudar a esta reflexión estas páginas nosofrecen, por encima de la técnica y el método, elespíritu mismo de la Revisión.

La técnica y el método, esto lo saben bien losque se han esforzado por practicarlo en las reunionesde militantes y círculos de estudio, no es tanfácil de lograr, como pasa con todos los métodosverdaderamente profundos, y requiere toda unadisciplina en los militantes y consiliarios. Toda actitudseria y educativa supone una disciplina. Lasreuniones de militantes habrán así de ser cuidadosamentepreparadas. Luego, vemos que poco a pocola gente se transforma, porque se les ha educado

a tomar una postura personal ante la vida. A través


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:;i) ALBEKT MARÉCHAL

de un atenerse al método de Revisión de Vida, quese va extendiendo ya por todos los movimientos de

A. C, en todos los ambientes, con los matices distintospropios de cada ambiente, va dando ya sufruto: haciendo descubrir más el carácter propiode la Acción evangelizadora por una parte, y porotra educando esa atención humilde y abierta a Lavida, a la persona, a lo concreto, esa ^actitud deescucha a la llamada de Dios, ese ímpetu de la acciónque hace penetrar la A. C. la espesura mismade las masas, de esas masas inmensas y crecientesdel mundo.Pero sobre todo, lo que se transparenta en estas

páginas es el espíritu de la Revisión de vida, a tra

vés de una reflexión sobre los tres momentos de su

dialéctica: el Ver, el Juzgar y el Actuar, no hacen

descubrir el movimiento interior mismo de la Re

visión, que es el movimiento de la caridad.

Al examinar el Ver se nos hace descubrir sus dimensionesmás hondas. El ver ha de partir de unhecho concreto, vivido, no de una idea. De un hechoque tenga una dimensión humana. No nos pedemos quedar en el exterior del hecho, sino, a partirsiempre del exterior, penetrar en el interior: las

personas comprometidas en el hecho y sus reacciones.El ver de la Revisión va ahondando en tresplanos: el exterior del hecho, el interior que esla persona y el plano profundo de la acción de

Di n


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responsables de la miseria del mundo que nos

abren los hechos revisados.La reflexión sobre el actuar abre las perspectivasmás amplias de la acción evangelizadora, de laAcción Católica. Hay una insistencia en el carácterevangelizador del actuar: no se trata de «hacer co

sas», sino de llegar a la persona, al interior de lapersona donde se realiza el acercamiento a la Iglesia.Además de una ayuda a la reflexión para militantesde los movimientos y consiliarios, este libroes un verdadero libro de lectura espiritual para loscristianos, pertenezcan o no a movimientos organizadosde A. C. Es una ayuda espiritual para elencuentro del alma con Dios, y para la Revisión per

sonal de nuestra vida.Esa ayuda espiritual se concentra en la doblellamada, propia del Evangelio y que hoy resuena

con más fuerza que nunca: presencia a Dios y presencia

a los hombres, llamada a la contemplacióny llamada a la acción de caridad.

Hay en efecto aquí, una asidua invitación a lameditación del Evangelio, más aún, una llamada


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.(2 ALBERT MARftCHAL

profunda a la contemplación evangélica, este es elsentido de la doble apertura a la que se nos invita:la apertura a nuestro propio corazón, y la aperturaa la palabra de Jesús, nudo del «juzgar» de la Revisión.¿Qué es la contemplación cristiana sino eso?Esa pura transparencia de la persona, vibrante deadoración y «sintiéndose llamada por su nombre» ala Palabra personal de Dios Vivo. La insistencia enprocurar el espíritu de revisión nos prepara paraesa contemplación, porque es el espíritu de las bienaventuranzas,pobreza, disponibilidad, humildad,apertura... Y hay también una ayuda para que ahondemosen nuestra acción cristiana, la acción de lacaridad, preparándonos para ella con el esfuerzo depobreza, de humildad, de atención e infinito respetopor la persona. Al fin y al cabo ese espíritu de laRevisión, es el espíritu del Evangelio.

Fernando URBINA

Seminario Hispano Americano

Madrid, JO noviembre 1960.

INTRODUCCIÓN

Nadie puede pretender actualmente dar una doc

trina definitiva sobre la revisión de vida. Las expe

riencias son demasiado recientes. Será necesaria

todavía una larga práctica. Por medio de la revisiónde vida hay que iluminar todo un mundo y cons

truir en él la Iglesia.

Es posible que a mí menos que a nadie me hubiesevenido la idea de escribir sobre este tema, siunos militantes de la acción católica obrera de Barcelonano me lo hubiesen pedido. Y yo compartíaeste punto de vista. Con el deseo de complacer amis amigos de España, y tal vez serles útil, me

decidí a escribir algunas páginas para ellos y se hanconvertido en libro.

Mi ambición, sin embargo, no va más allá deldeseo de dar a las investigaciones actuales sobre larevisión de vida algunas experiencias y reflexiones.Mis deseos serán colmados si estas páginas logranhacer que nazcan otras muchas más experiencias ydan lugar a nuevas preguntas y precisiones.


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No creo que hasta aquí se hayan escrito obras,por modestas que sean, sobre esta materia. Que yosepa, sólo han aparecido algunos artículos. Se podría,pues, iniciar un diálogo.

El propósito de este libro sería meter toda nuestravida dentro del Evangelio, más bien que ilumi


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ALBERT MARÉCHAL

narla desde afuera por el Evangelio, pues la vida,

queda entonces como un mundo cerrado sobre sí

mismo que la luz del Evangelio penetra apenas.

Este libro quisiera, además, analizar los elemen

tos de la revisión de vida, como también todos

aquellos elementos de la A. C. que la revisión de

vida debe purificar y transfigurar.

Como persigue un fin práctico, quisiera también

que fuera de fácil consulta para los responsables

de equipo. Se citan en él muchos hechos y ejemplos

de revisión de vida.Muy a menudo los ejemplos han sido sacados dela vida obrera.. Para que resultara algo vivo y concretoera necesario situar esta A. C. en un ambientepreciso. El medio obrero es el que conozco mejor.Además, son los obreros los que me ha» pedido queescribiera. Pero de todo lo escrito se deduce lo esencialy lo esencial es lo mismo para toda verdaderaAcción Católica.

Este libro no se dirige en principio a los especialistassi es que los hay sino a los responsables

sacerdotes o laicos, de los movimientos, obreroso no, que buscan a tientas en este mundo,inmenso y oscuro, de la A. C.

Y lo que; ofrece sin dejar de ser objetivo loofrece bajo el aspecto sacerdotal. Es lógico, ya quees un sacerdote el que escribe, y escribe sus experiencias;un sacerdote, además, que, tal vez porvocación, se inclina a buscar en el hecho particular

o colectivo, el rostro interior de las personas que seencuentran implicadas en él, con su porvenir apenasesbozado. Todo esto explica la manera tan interior

que yo creo afortunada y justa de considerarla revisión de vida.Es necesario presentar de una vez a los laicos lasperspectivas exactas de la A. C. y el esfuerzo quetendrán que hacer para encontrar continuamente


en sus revisiones de vida las noticias y los puntos


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de vista, el estilo y el espíritu que deben presidir su

conducta y su acción cristianas. Esta conducta y

esta acción no son las del mundo, en efecto, pero

deben ejercerse en el mundo y sobre el mundo.

Los laicos se sentirán también invitados a escri

bir a su vez sobre la revisión de vida, no para con

tradecir lo que es verdad desde el punto de vista

teológico y sacerdotal, sino para mejor insertar en

ella toda la riqueza de la vida laica, con sus proble

mas y aspiraciones, sus ambientes, sus instituciones

temporales y sus puntos de vista característicos.

Al querer santificar personas y cosas, la A. C.no tiene por objeto apartarlas de su condición naturalsino, al contrario, restituirlas a su esencia ya su destino sobrenaturales.

Si bien es un sacerdote el que ha escrito estaspáginas no dejará de reconocerse que, después detodo, han sido escritas con la vida y el alma de loslaicos, y entonces habrá que convenir si he conseguidotransmitir la convicción que me anima quela revisión de vida es realmente la pieza clave detoda la Acción Católica.

ALBERT MARÉCHAL


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REALIZAR LA MISIÓNDE JESÚS:HE AQUÍ TODO EL SENTIDODE LA REVISIÓN DE VIDA


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CAPÍTULO PRIMERO

EVANGELIO, REVISIÓN DE VIDA Y VIDA

Si lo vivieran, para los cristianos nada sería

más precioso que el Evangelio. Pero el Evangelio,

semilla viva, permanece infecunda, porque cae so

bre esta tierra nuestra que dejamos sin cultivar. No

vemos bien, ni constantemente ni en todas las co

sas, lo que esta palabra divina transformaría en

nosotros, tanto en nuestra vida social como en nues

tra vida privada.

El Evangelio es la luz del mundo, de la Iglesia,de cada alma, e incluso, por refracción, de lo temporal.Pero el hecho es que nosotros no trabajamosnuestra tierra removiendo cada terrón de vida, cadaacción para ponerla a la luz del verdadero día.

La revisión de vida exige infatigablemente, enlas reuniones de Acción Católica, este esfuerzo paraque nuestra acción y nuestra vida sean evangélicamenteapostólicas en todas sus partes. Hasta talpunto la revisión de vida me parece ser la piezaclave de la Acción Católica.

La revisión de vida, al querer situar de nuevotoda nuestra vida concreta, personal y colectiva, enel Evangelio no persigue un fin quimérico. El Evangeh'ode nuestro Señor no es solamente el relato desu venida entre nosotros, de su Vida, Muerte y Resurrección: es también un fragmento de la Historiade los hombres, el más hermoso y el más importante.Es como un cristal entre un montón de guijarros;sólo él despide rayos de luz.

En ese fragmento de Historia vemos a Dios entre


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ALBERT MARÉCHAL

nosotros y su luz descubre su Corazón e ilumina los

nuestros: los de sus discípulos, los de sus enemigos

y los de esa masa de hombres fatigados como reba

ño sin pastor. Esta luz los ilumina en su interior y

con tal profundidad que es la profundidad en que

cada uno se enfrenta con su conciencia, es decir,

con Dios que provoca, en aquella Palestina, en

aquel pueblo minúsculo, el drama fundamental de

cada uno en particular y de todos juntos.

En adelante, a través de los países y los siglos,

no ocurrirá ya nada más en los corazones que loque haya ocurrido en el curso de los dos años v

medio de la vida apostólica de Jesús: los hombres

estuvieron con El o contra El. No hubo término

medio. Y los actos de cada uno, como los actos co

lectivos de aquel pueblo, fueron con respecto a

esta elección fundamental o un avance o un re

troceso.

Consciente o inconscientemente, toda la Historiadel mundo no será más que ese drama, que se va desarrollando,ya sea en la maleza tropical o en lassociedades más civilizadas de Asia o de Europa. Losmil acontecimientos de que está tejida la vida delas personas y de los pueblos, lo contienen, lo significany contribuyen a su desenlace: feliz paraunos o trágico para otros, pero siempre victorioso

para el Amor. Cada hecho de nuestra vida, tanto elmás insignificante en apariencia como el más importanteen opinión del mundo, sólo adquiere susentido real cuando se pone en relación con él.

El Evangelio no es, pues, un fragmento de laHistoria; es el fragmento tipo, o mejor, es la sumade toda la Historia, y de toda Historia. Es la Cimaúnica de la que la Historia de antes y de despuésde Jesús fluye como un río único y poderoso que


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ALBERT MARECHAL

Ha entrado en ella y la ha conmovido hondamenteporque ha entrado como el Señor en su casa. El esquien ha hecho el mundo y los que quieren encuentranla realización de su destino personal en su Designiode salvar en El a todos los hombres.

De repente todo toma una dimensión divina. Yanada es puramente humano: comer, beber, trabajar,amar, sufrir y morir repercuten de una maneracompletamente distinta en las personas, en su vida,y en las profundidades de su ser. Todo se vuelve extraordinarioinaudito, aunque en apariencia permanezcaigual.

A partir de Jesús se ha desarrollado una visiónnueva de la vida, radicalmente distinta de la delmarxismo. Para el cristianismo el marxismo es temibley, sin embargo, ¡qué frágil es su edificio! Suéxito proviene de que nosotros nos hemos desviadode la visión cristiana de la vida. A menudo no hemosconservado de esta visión más que algunas verdades,

pero su efecto en la conciencia se ha amortiguadomucho porque se ha perdido de vista que elcristianismo no era una doctrina teórica como todaslas filosofías, sino que era alguien: Jesús. Alguien:su Iglesia (que es también El).

La revisión de vida es la impresión recibida dela Presencia del Señor en la Fe y la conciencia. Larevisión de vida, que es esencialmente aportaciónde toda la vida personal y colectiva, privada e institucional,no está constituida solamente por estaaportación; aunque nos hace reflexionar sobre estosdatos, no es pura reflexión, ni observación, ni juicio,

ni acción en sí, aun cuando obligatoriamente reclametodo esto. La revisión de vida es esencialmenteencuentro con el Señor.

Normalmente debe producir el efecto inesperadode una luz nueva: entonces es la mejor pruebade que es un encuentro. Una doctrina conocida no dala impresión de lo desconocido que súbitamente serevela. La sacudida de lo imprevisto proviene de la


conciencia súbitamente atravesada por la luz o la

presencia de alguien que pasa.

La revisión de vida no aporta necesariamenteideas nuevas, conocimientos nuevos sobre la vida,pero debe renovar siempre nuestra mirada interior,nuestra percepción íntima del mundo, la concienciade que todos somos hermanos, la intuición de lapresencia divina. La revisión de vida se conviertenormalmente en oración y puede desembocar encontemplación.


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En sus elementos humanos, de ordinario bienpobres, la revisión de vida puede compararse conunos niños que han sido abandonados. La gentedice: son niños expósitos, y ellos se sienten llenosde vergüenza. En la revisión de vida, efectivamente,uno se pregunta qué provecho se puede sacar de unesfuerzo así y de tantos hechos aportados. Y luegoun buen día no se sabe cómo he aquí que elpadre vuelve y los niños lo reconocen en seguida,no por su rostro, que no han visto jamás, sino porel dulce rescoldo que su amor ardiente ha dejadoen su corazón. ¡De este modo pasa Jesús por nuestrasrevisiones de vida! ¿No ardían nuestros corazonesdentro de nosotros mientras en el camino noshablaba y nos explicaba las Escrituras? (Le, 24, 32).

Hay que vivir la revisión de vida, la verdadera revisiónde vida, para darse cuenta de lo que es.

En el corazón de la revisión de vida hay un hogar,una luz. Esta luz no brota principalmente de un puntede doctrina, brota de la Persona misma de Jesús.La Luz de la revisión de vida, es El, cómo El es la

luz de la Iglesia y de la vida cristiana.


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JESÚS Y SU MISIÓN:LUZ DE LA REVISIÓN DE VIDA

En las Bienaventuranzas, dijo Jesús: Habéis oídoque se dijo a los antiguos... Pero hoy yo os digo

(Mat., 5, 21). Lo que se dijo a los antiguos es la Ley

o el principio de la Ley Pero esta Ley no era másque un alfabeto, una preparación, un maestro deescuela. No es a ella a quien debéis referiros ahora,sino a «Mí»: Yo soy la Verdad.Esta Verdad que vive en Dios se ha hecho hombrepara permanecer siempre en nosotros. Es ellala que va a iluminar nuestra revisión de vida. Puestoque se ha hecho hombre, esta verdad tangibleva a cambiar todos nuestros juicios. A veces trastornanuestros qviehaceres, nuestros cálculos y nuestrospecados, como Jesús lo hizo en el templo conlas mesas de los vendedores. Se hizo con cuerdas

un látigo: Escrito está, dice, mi casa será llamadade oración, pero vosotros la habéis convertido encueva de ladrones (Mt., 21, 13).

A menudo el Señor podría derribar nuestras estructurassociales y nuestras legislaciones. Tambiénellas deberían honrar al Padre, y por el contrariolo deshonran. Sin embargo, Jesús no lo hace directamente,no porque El no tenga derecho, puesto queDios se lo ha puesto todo en sus manos; pero se letomaría por un reformador social. De esto Jesús seha guardado siempre: ésta no es en absoluto su misiónsobre la tierra.

Cuando alguien de la multitud le rogaba: Maestro,di a mi hermano que reparta conmigo la herencia,El respondió: Hombre, ¿quién me ha consti-


tuido juez o partidor entre vosotros? Jesús rechazaclaramente un juicio de orden temporal. Porel contrario, inmediatamente después, Jesús añade:

Mirad de guardaros de toda avaricia, porque aunquese tenga mucho no está la vida en la hacienda

(Luc, 12, 13-16). Luego, para iluminar esta doctrina,cuenta la historia del hombre rico que sueña enhacer más grandes sus graneros y celebrar una,fiestay cuya vida le será repentinamente quitada la nochesiguiente. Jesús nos invita entonces a tener confianzaen el Padre y concluye: Buscad su Reino, y todoeso (las cosas necesarias a la vida) se os dará porañadidura. No temas, rebañito mío, porque vuestroPadre se ha complacido en daros el Reino... Y continúa


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hasta: Vended vuestros bienes y dadlos en limosna(Luc, 12, 31-35).

Esta es su misión, la del Reino, la de la Iglesia,aún hoy y siempre. Jesús venía a inaugurar y estableceresta misión del Padre. Esta misión que esen primer lugar luz y juicio sobre todas las cosas,desde el punto de vista sobrenatural: no se tratade ganar la tierra, o el próximo combate como unobjetivo absoluto, sino de ganar a Dios a través detodas las cosas, y por medio de nuestro corazóndisponible y confiado. Esta luz y este juicio se alcanzansolamente por la revisión de vida.

SOLO LAS PERSONAS SON EL OBJETODE LA REVISIÓN DE VIDA

Este Reino de Dios es un Reino de hombres.Todas las personas humanas, de todos los colores,razas y lenguas, son llamadas a participar de la


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y un poder indirectos, en la medida en que elReino de los cielos debe permanecer visible comouna presencia y un testimonio vivo en las cosas yen las instituciones en que están los hombres. Espreciso velar para que.estas instituciones no se desvíende su camino natural y que su peso no distraigaa los hombres del llamamiento divino.

LA REVISIÓN DE \ IDA 47

Lá misión de Jesús era, pues, esencialmente, unamisión dirigida a las personas.

El la cumplió perfectamente. Por eso, lleno dereserva en cuanto a las cosas y las instituciones desu tiempo, se consagra casi exclusivamente a laspersonas. La semilla que El echa, al germinar enlas personas, hará germinar a su vez institucionesmejores. Insistimos una vez más, ésta era la misiónde Jesús. La de cada cristiano no se cierra necesariamenteen estos límites.

Jesús conmueve las personas y su conciencia.Produce una sacudida en su espíritu y sobre todo

en su corazón. El les revela su dimensión divina,sus «facultades» sobrenaturales, y su destino, queestá más allá de las cosas de la naturaleza. Es loque nosotros llamaremos el interior de las personas,por oposición a este exterior que constituyensus relaciones visibles con las mismas cosas, relacionesy cosas que se ven y se sienten: como elcuerpo, el tiempo que hace, el alimento y la vivienda,nuestros ambientes de vida y las instituciones.

EL OBJETO DE LA REVISIÓNDE VIDA ES ILUMINAREL INTERIOR DE LAS PERSONAS

Jesús se preocupa siempre del interior. Siempreese interior es el que motiva y explica sus palabrasy sus acciones.

Viene a hablarle un hombre rico. Maestro bueno(Me, 10, 17), le dice. Es bien educado y sabe hacercumplidos. Los fariseos gustan de hacerse llamarMaestro.

Jesús le responde con bastante sequedad: Nadiees bueno sino sólo Dios. ¿Por qué? Sin tardar sitúa


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al rico en el verdadero terreno: Dios solo. Precisamenteeste hombre viene a consultarle qué tendríaque hacer para entrar en este Reino de personas.Guarda los mandamientos, le dice Jesús. Todo estoyo lo he guardado desde mi juventud, responde eljoven rico. Entonces Jesús, poniendo en él los ojos,le amó, es decir, penetró con mirada amorosa, quetrastorna nuestros puntos de vista al enlazar nuestravida con el Absoluto.

¿Alguien os ha mirado así alguna vez? ¡No esprobable! ¡Se mira tan poco a la gente! Jesús continúamirándonos así: al fondo del alma. Quien quieraverdaderamente ser mirado así por El y amadocon el mismo amor, lo será y recibirá la misma respuestaque el joven rico del Evangelio. Una cosa tefalta: vete, vende cuanto tienes y dalo a los pobres,y tendrás un tesoro en el cielo, y ven, sigúeme. Anteestas palabras se anubló su semblante y se marchóentristecido porque tenía muchas haciendas.

El hombre rico, piadoso, serio, bueno, no amabacon todo su corazón. Al lado de Dios, a quien servía,tenía sus riquezas, a las que servía también. Nadiepuede servir a dos señores, Dios y las riquezas (Lucas,16, 13).

Para cada uno de nosotros, ¿quiénes son los dosseñores? ¿Dios y los nuestros o Dios, y la lujuria,

o Dios y la gloria, o Dios y el poder?En un abrir y cerrar de ojos, el joven rico ve,con la luz del Amor, su corazón al desnudo. ¿Y vosotros?Si verdaderamente queréis, vuestro corazón

será puesto al desnudo hoy mismo y lo veréis.Jesús produce una sacudida en las almas.

No es aquélla una revisión de vida ordinaria,puesto que Jesús toma toda la iniciativa. El lo hacemás que nada a modo de enseñanza y de dirección.Sin embargo, El buscaba lo que nosotros busca-


mos: a partir de los hechos y de una situación, des

cubrir las actitudes de nuestra alma, profundas y

a menudo inconscientes, y lo que hay que hacer.

Aunque en la revisión de vida haya un respon

sable que preside y un consiliario que ayuda y acla


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ra, se trata ante todo de un conjunto de hermanos,

que aportan su vida y su corazón con sencillez y

lealtad y buscan qué hay que hacer y, sobre todo,

qué hay que llegar a ser. Es el fondo lo importante

y lo que hay que buscar. Es difícil si no se es pru

dente y sencillo, recto y disponible, amoroso y hu

milde. La gracia nos hará llegar, con el esfuerzo de

unas revisiones de vida bien hechas.

¡El interior es tan distinto del exterior!

¿Quién hubiera creído que el interior de estehombre rico, tan perfecto externamente, estaba tanmal dispuesto? Uno puede preguntarse con inquietud

qué se hizo del rico, porque después de haberseido, Jesús, mirando a su alrededor dijo a sus discípulos: ¡Cuan difícilmente entrarán en el Reino deDios los que tienen haciendas!... Cuando el amor delas cosas contrapesa el de las personas no se amaa las personas y queda uno perdido para el Reinode personas que es el Cielo.

Utilizar la gente por razones de interés o rechazarlapor estos mismos intereses, sean cuales sean,es el signo de nuestra reprobación. ¿Estamos segurosde estar nosotros en el camino de la Salvación?La historia del hombre rico ¿no es acaso la nuestra?

Por el contrario, he aquí la historia de Zaqueo.Es publicano, es decir, recaudador de impuestos. Lospublícanos tenían la reputación de ser ladrones.Zaqueo deja casi entrever que esto podría ser verdaden él. Además es rico. Este Zaqueo ¿qué almatendría? (Luc, 2, 2).

Ha oído hablar de Jesús. Sabe que se acerca. Pequeñode estatura, para verle mejor no pensaba


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en absoluto hablarle se subió a un gran árbol.Pensó que así vería sin ser visto. Pero Jesús, apretujadopor la multitud, anda siempre en busca dehombres que tengan un interior a punto de despertarse.Por eso al llegar a este lugar, Jesús levantólos ojos y le dijo: Zaqueo, baja pronto, porque hoyme hospedaré en tu casa. Y Zaqueo descendió rápidoy le recibió con alegría. Viéndolo, todos murmurabany decían: Se ha alojado en casa de un pecador.Zaqueo oía las murmuraciones. Pero, resueltamente,le dijo al Señor: Doy la mitad de mis bienesa los pobres y si a alguien he defraudado en algole devuelvo el cuadruplo. Díjole Jesús: Hoy ha venidola salud a esta casa... (Luc, 19, 2). Así toda sufamilia se salvó con él.

Con su acción Jesús ha hecho brotar al exteriorel interior de Zaqueo. Le ha hecho tomar concienciaespontáneamente del verdadero sentido de lavida, de la expiación de sus faltas, y del reparto debienes.

El que creíamos pecador estaba próximo al Reinoy el que creíamos religioso estaba lejos.

Ciertamente, el interior no se parece al exterior.Pero lo que cuesta va en el interior.

NUESTROS OCCIDENTALES MODERNOSIGNORAN EL INTERIORAL IGUAL QUE LO SOBRENATURAL

En su tiempo Jesús no fue comprendido por los

judíos.(Mat., 15, 1). Entonces se acercaron a Jesús fa-


riseos y escribas venidos de Jerusalén, diciendo:

¿Por qué tus discípulos traspasan la tradición de

los ancianos, no lavándose las manos cuando co

men? Jesús, llamando a sí a la muchedumbre, les

dijo: Oíd y entended. No es lo que entra por la boca

lo que hace impuro al hombre; pero lo que sale de

la boca, eso es lo que al hombre le hace impuro

(V., 15). Tomando la palabra Pedro, le dijo: Explí


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canos esta parábola.

Dijo El: ¿Tampoco vosotros entendéis? ¿No comprendéisque lo que entra por la boca va al vientrey acaba en el seceso? Pero lo que sale de la bocaprocede del corazón y eso hace impuro al hombre.Porque del corazón provienen los malos pensamientos,los homicidios, los adulterios, las fornicaciones,los robos, los falsos testimonios, las blasfemias...

En tiempos de Jesús, ni los apóstoles ni los fariseos(es decir, los mejores practicantes de entonces),ni los escribas (los teólogos de la época) comprendíanlo que Jesús quería decir.

Y nosotros ¿le comprendemos mejor?Con gustoridiculizamos a los fariseos por sus nimiedades religiosas,que no tenían más fundamento que las cosasexternas y una interpretación desorbitada de laley.

¿Por qué nos reímos? ¿Acaso somos nosotrosmuchos más espirituales que ellos? No, solamente

es la moda lo que ha cajnbiado. Hoy la religión ysus ritos no interesan apenas. Por el contrario, laimportancia del vestido, del coche último modelo,de la situación envidiada, de parecer como todo elmundo ¿no están en el primer plano de nuestraspreocupaciones ?

¿Dios? No se piensa en El. Un Dios ¿para qué?Y en el caso de que se le encuentre útil ¿no será


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porque es una explicación plausible de la creación?

Pero un Dios que es Padre, que tiene un corazón y

que nos ama, que nos persigue y nos llama, ¡qué

fastidio! Queremos ser libres, hacer lo que quera

mos.

Pero incluso a nosotros, cristianos y militantes,

el pararnos para calar a fondo nuestro verdadero

sentimiento, nuestra verdadera disposición de alma

¿no nos parece andar buscando tres pies al gato

cuando hay tanto que hacer, tanto que discutir: ca

pacidad adquisitiva, condiciones de trabajo, proble

mas de todas clases, estructuras sociales y políti

cas, etcétera?

Es verdad, hay ahí mucho que hacer, pero ¿quéhacer con todas estas cosas? ¿Cambiarlas pura ysimplemente ? Las que se pongan en su lugar sise llega a ello no serán mejores en el fondo, sea

cual sea su forma exterior. Porque su fondo es elcorazón del hombre. Y dentro del corazón del hombreestán el amor y el odio, la justicia y la injusticia,la verdad,y la mentira, el bien y el daño a losdemás. No alcanzar el corazón del hombre a travésde las cosas, es entregarlas a la corrupción y perderal hombre.

Esta ausencia del hombre en su propia vida,será tan grande que ni siquiera tendrá la concienciaclara de su miseria personal. Por eso, en nuestroEvangelio, al preguntar los fariseos a Jesús por quésus discípulos comen de una manera impura, antes

de responder a su pregunta, los provoca de modosevero:

¿Por qué también vosotros quebrantáis los mandamientosde Dios por seguir vuestras tradiciones?Porque Dios ha dicho: «Honra a tu padre y a tu madre;y el que maldiga a su padre o a su madre, quemuera sin compasión». Pero vosotros decís: El quedice a su padre y a su madre: "He ofrecido ya parael templo los bienes con que os podría* ayudar", ya


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no está obligado a socorrerlos: (Mt., 15, 3).


Evidentemente, consagrando sus bienes al Señorlos conservaban para sí como antes. La consagraciónpuramente exterior y ficticia anulaba a su modode ver, el don interior y exterior que debíanhacer realmente a sus padres. El asilo para nuestrospadres ancianos y molestos es a veces algo análogo.

Por eso Jesús continúa: Habéis rescindido lapalabra de Dios en gracia a vuestra tradición. ¡Hipócritas!Bien profetizó de vosotros Isaías diciendo:«Este pueblo me honra con los labios, pero sucorazón anda lejos de mí».

¿No existe también en nosotros una tendencia naturala rodearnos de ritos y de prácticas cristianas,pero sin dejar que el signo y la gracia de que porsu institución son portadores, nos penetren interiormente?¿Cómo nos confesamos, por ejemplo?¿Qué pedimos en la oración? ¿Por qué vamos a misa?A través de todas estas diligencias ¿no tendríamos

una urgente necesidad de ver en qué nos convertimospor dentro? ¿No tendríamos necesidad de unaconstante y auténtica revisión de vida?

LA REVISIÓN DE VIDA: OBRA DE IGLESIA

Sin duda, a la luz, temblorosa o falsa, de cualquierprincipio se pueden hacer revisiones de vida.Valdrán, ni más ni menos, lo que pongamos en ellas.

Pero si se quiere hacer revisiones de vida a laluz de Cristo para iluminar el fondo de los corazones

y construir la Iglesia, entonces estas revisionesde vida deben ser de Iglesia, es decir, que no puedenrealizarse más que en un grupo experimentado decristianos, integrado por clérigos y laicos.

¿Por qué?

Porque el impulso de unos pone en movimientoa los otros y la luz de la revisión de vida provienemás de lo que dicen los demás que de nuestros propiosdescubrimientos.


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Por otro lado, cuando uno quiere ayudar a suhermano, la caridad lo pone en movimiento. De estamanera avanza hacia lo que uno mismo debe ser,porque si uno mismo no es alguien, ¿cómo podráayudar a otro a ser él mismo?

Pero ser uno mismo requiere vivir en Cristo todala profundidad divina de los hijos de Dios, esto es,la fundamental universalidad del Cuerpo Místico.

Por eso la revisión de vida sólo alcanzará vitalmentelas profundidades de cada cristiano si las dimensionesconsideradas son las mismas de la Iglesia,y si lo son en la colaboración mutua de los organismosde Iglesia: clerecía y laicado.

EN LA REVISIÓN DE VIDANOS DISPONEMOSA VERLO TODOCOMO DIOS LO VE


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CAPÍTULO II

LA REVISIÓN DE VIDA APUNTA AL INTERIOR

Nuestra vida pertenece a Dios; es, pues, necesarioverla como Dios la ve. Además, nuestra vidadebe llegar a ser como un desarrollo de la de Jesúsen nosotros, es decir, que nuestra mirada sobre ellay sobre lo que a ella toca sea la misma mirada delSeñor. En seguida vemos que para hacer una buenarevisión de vida no basta mirar atentamente, e inclusoseñalar los hechos: es necesario abrir nuestrocorazón, llamar al Salvador, desear que iluminenuestra alma con su mirada, porque queremos serenteramente suyos.

Al mismo tiempo vemos también que la revisiónde vida se sitúa esencialmente en el interior de nosotrosmismos, en nuestra intimidad.

¿No temeréis entonces que se convierta en unainteriorización abusiva, que nos incline a replegarnos"sobre nosotros mismos, a abandonar las cosas

del exterior para evadirnos con nuestros sentimientosy fantasías? La revisión de vida, cuando es falsa,puede correr este peligro.

Con más frecuencia, sin embargo, corre otro peligro,que consiste en ocuparnos tan mal de las cosas,que nos perdemos con ellas en lo puramenteexterno: fuera de nosotros, de Dios y de toda salvación,pues la salvación es interior. El Reino de loscielos, dijo Jesús, está dentro de vosotros.

Sí, la revisión de vida es interior. Esto no quiere


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decir que no se ocupe de las cosas de fuera, ni delas condiciones externas de vida, ni de las mil relacioneshumanas que en la vida se entrecruzan. Alcontrario, no hay revisión de vida sin una miradaal exterior. Esto es indispensable; es ló que llamamosmirar hacia fuera, o la primera mirada, sin lacual raramente habrá otras.

El interior de que nosotros hablamos aquí esvivo, concreto, es el interior de tal o cual hombre,

o mujer, o esposo, o padre, o trabajador. Este interiorno debe confundirse con el interior de una idea,de una ciencia, que se obtiene por puro análisis. Elinterior que da el conocimiento de las cosas o de lafilosofía, o de la teología, siempre útil, a menudonecesario, no es en absoluto el interior vivo del quetratamos aquí. Aquí el interior, o lo íntimo, designasiempre el interior de una persona concreta, su intimidad,lo que piensa, lo que experimenta, sus actitudeso elecciones profundas, lo que es, aunque no

tenga conciencia clara de ello.Por eso no puede haber interior de nadie, talcomo lo entendemos aquí si primero no hay exterior.¿Cómo podría yo presentir en otro algo de sualma, si exteriormente no he visto nada de lo quetiene relación con ella? Necesito ver su cara, su gesto,su acción, sobre todo su mirada: la ventana delalma. Necesito tener al menos una carta suya o unobjeto hecho por ella.

¿Cómo podría yo penetrar en el alma de una co

munidad o en la de nuestro siglo mismo, si no sénada acerca de su conducta social, acciones, reali

zaciones? ¿Cómo podría entender a cualquier per

sona si no sé nada de su ambiente, de su trabajo, de

su salud, de sus relaciones con los compañeros? Me

nos aún podría si no sé nada de lo que a ella

toca ayudarla a ver lo que puede hacer con los

demás y lo que puede cambiar de sí misma.

Ese interior concreto está envuelto siempre porun exterior con el que forma un cuerpo. Así como



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para llegar a alguien he de valerme del exterior, desu cuerpo, así no alcanzaré al hombre de hoy eneste instante si no es a través de su cuerpo de hoy,ahora, en este lugar, donde se encuentra afectado detal alegría o tal pena, gozando de excelente salud osufriendo al contrario una cruel enfermedad. Setrata siempre de un interior vivo, que no puede vivirsi no es por cambios o trueques incesantes entre sufuera y su dentro: cambios que desde fuera modificansu interior o que desde dentro modifican suexterior.

Se trata, pues, de no separarlos jamás; no podemosseparar el alma del cuerpo: sería matarlos.Se trata también de empezar siempre por lo externo,sin el cual el pretendido interior no sería sinohumo, y de continuar penetrando en ese interiordescubierto, sin dejar de penetrar también en lo externo:de otro modo, si no partimos de lo vivo, delo concreto, abandonamos sin darnos cuenta la realidady estamos ya en las nubes, entre el andamiajede ideas y planes que nosotros mismos levantamos.No es preciso que cuando lleguemos a lo interior

tengamos la sensación de que no estamos ya en loexterior. Al contrario, lo que importa es tener lasensación de que no se ha comprendido nunca tanbien lo externo como en este momento en que unoha penetrado en su sentido providencial.

El interior no es nunca una idea, una abstracción,una explicación que se intenta inculcar a losauditores. En una auténtica revisión de vida, porotra parte, no hay nunca auditores. Todos tienen un«dentro» que hay que despertar desde «fuera», convistas a ver mejor lo exterior por su interior, y lointerior por su exterior.

Al comenzar una revisión de vida es bueno asegurarsede que todos los participantes tienen estaperspectiva hacia lo interior. Puede comprobarsehaciendo la siguiente pregunta que manifestará laintención de cada uno en este intercambio de ideas:


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«¿Por qué se ha citado tal hecho?» Así se sabrá sise busca la solución para sí mismo, o si se está planteandoun problema, o si se siente una inquietudpor los demás, y en este último caso, la causa detal inquietud.

El esclarecerla con su verdadera luz desde el primermomento es algo decisivo para la revisión devida.

Es bueno que hablen todos, y si algunos no hablan,asegurémonos bien de que todos participanen lo que dicen los demás.

¿Y COMO VEÍA JESÚS ESE «DENTRO»?

El exterior le sirve sin cesar para ganar el interior.Luego que Juan Bautista hubo dicho a sus discípulos,al ver a Jesús: He aquí el Cordero de Diosque quita los pecados, Juan y Andrés se pusieron aseguir a Jesús, quien, dándose cuenta, se vuelve:

¿Qué queréis?, les dice.

Los dos jóvenes, probablemente sorprendidos yembarazados por una pregunta tan sencilla y directa,dijeron la cosa más exterior y la más insignificanteen consecuencia a lo que ellos buscabanen realidad, como hacemos nosotros a menudo:

Maestro, ¿dónde moras?

Jesús responde del modo más sencillo del mundo,porque sabe lo que va a ocurrir.

Venid y ved.

Fueron los dos y se encontraron tan bien en sucompañía que pasaron con El la noche.

Lo exterior sirve a Jesús para ver lo interior.


Cuando Natanael, reticente, arrastrado por Felipe,se encuentra delante de Jesús, éste le dice mirándolo:He aquí un verdadero israelita en quien

no hay dolo. ¿De dónde me conoces? le dijo Natanael...Cuando estabas debajo de la higuera yo tevi... El Amor distingue, adivina. Conquistado, ledijo: Tú eres el Hijo de Dios (Jn., 1, 47).

¿Sabemos, con una sola mirada, discernir algodel corazón de los hombres? Jesús recoge en lo quesale al exterior, todo lo positivo del interior. Alabala sinceridad de la Samaritana que responde a supregunta: Ve, llama a tu marido, con las palabras:


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Yo no tengo marido. Jesús le dijo entonces: Tienesrazón en decir «yo no tengo marido», porque cincotuviste v el que ahora tienes no es tu marido (Juan,4, 5).

Ve lo positivo, la sinceridad, pero también lo negativo,la mala vida de esta mujer, sin recalcarlo,sin embargo, pues apunta más alto que a la puramoral...

Lo mismo con N'icodémo; Jesús descubre en seguidaun sabio, un anciano lleno de su ciencia y desí mismo: por eso, desde la primera frase de su interlocutor,Jesús interrumpe:

En verdad, en verdad te digo: si uno no fueraengendrado de nuevo, no puede ver el Reino de Dios.

Y, sin embargo, Nicodemo había estado aduladordesde el principio:

Rabbi, sabemos que vienes de parte de Dios comoMaestro, pues nadie puede hacer estas señales quetú haces si Dios no está con él.

Bajo esta bella declaración inaugural, la actitud


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tajante de Jesús descubre los verdaderos sentimientosde Nicodemo.

¿Cómo puede el hombre nacer si ya es viejo?(como él). ¿Acaso puede entrar por segunda vez enel seno de su madre y nacer?

Este es Nicodemo. Reconoce al maestro, pero nose abandona a El. No tiene fe. ¡Cuántos practicantesson unos Nicodemos! No practican dentro de sucorazón lo que la práctica exterior significa. Paraellos no hay interior. También se dirige a nosotrosel aviso de Jesús a Nicodemo:

Lo que nace de la carne, carne es, y lo que nacedel Espíritu, espíritu es. No te maravilles de que tehaya dicho: es necesario que nazcáis de nuevo

(Jn., 3, 1).

Porque el interior es distinto, el tono de Jesús es

también distinto con la samaritana y con Nicodemo.La mujer, sin mucha educación se muestra talcomo es, un poco curiosa e irónica, pero sincera.El culto Nicodemo no se entrega, y sobre religióntiene ya sus ideas fijas.

La samaritana esperaba simplemente, y desdeel punto de vista religioso estaba ya disponible. Loexterior revela lo interior, cuando es simple y auncuando quiere engañar: sobre todo, cuando quiereengañar, podríamos decir, pues entonces, se revelapor la falsedad, el vacío y el malestar que difundea su alrededor.

Cerca del tesoro del templo, Jesús observa lagente que entrega sus limosnas. El vestido y las actitudesle han hecho distinguir la pobre viuda, quecon su óbolo miserable da más que los otros, porquedando lo necesario, y no lo superfluo, da sucorazón.

Ve la multitud, la ve caída, cansada y decepcio-


nada. Ve también la causa: no tiene pastor que la

conduzca. Y ve esta misma multitud que le sigueporque se cuida de ella y de sus necesidades, y cuandola multitud se encuentra en el desierto con El,por haberle seguido, no quiere despedirla sin alimento.

Clavado en la cruz, cuando se le hubiera podidocreer absorto en sus sufrimientos físicos y espirituales,ve a su Madre y a Juan cerca de él, vela buena disposición del ladrón que va a convertirse.


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Y porque ha visto, nos ha dado a su Madre porMadre, y ha confiado su Madre a Juan, es decir, ala Iglesia.

PARA VER COMO JESÚS, HAY QUE VERLOTODO EN TRES PLANOS O ASPECTOS

¿Os habéis dado cuenta con qué facilidad, sincansar nunca con un verbalismo retórico o un moralismodoctrinal, Jesús pasa del interior de las personasa la fe y a las intenciones de Dios?

Se ve claro en el episodio de la samaritana: Damede beber, dijo El (Jn., 4, 8-33). La mujer reacciona.Jesús, hablando del agua, quiere dar a conocerla gracia. La mujer no comprende, pero a partir delo exterior, se ha establecido el diálogo. Es el primerplano.

Por un golpe directo, ahora que la conversaciónestá en marcha, Jesús va a penetrar en el segundoplano: el interior.

Ve a buscar a tu marido, dijo a la mujer. Ya sabéislo que sigue. La mujer descubre que Jesús esun profeta.


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ritana, al encontrar al Mesías, encontrara tambiénla fe y se convirtiera en el primer apóstol de suscompatriotas.

ESTOS TRES ASPECTOS DEL «VER»SON INTERDEPENDIENTESY FORMAN NECESARIAMENTE UN TODO

Estos tres planos están indisolublemente ligados.

Se explican o se sostienen mutuamente. Si falla uno,

acaban fallando los tres. Si falta la mirada al exte

rior, nos contentaremos con suposiciones y nos per

deremos por los prejuicios u opiniones formadas de

antemano.Si falta el «ver» interior de las personas concretas,el «ver» exterior queda sin explicación eterna.Nos arriesgamos, sencillamente, a no hacer más queacción social, aun queriendo hacer algo que tal vezllamaremos Acción Católica. Sin duda esta acciónsocial tiene su lugar, pero ¿en qué se convertirá aunqueen su forma sea cristiana, si no está animada porauténticos cristianos y no está iluminada por unaAcción Católica auténtica también, que sin confundirsecon la acción social se haga presente en ella?

Por otra parte, al faltar el «ver» al interior, faltarácon certeza el «ver» espiritual, pues Dios y elReino de los cielos se dirigen ante todo a las personastal como son en realidad. En vano se esperarálargo tiempo la ocasión de evangelizar. No se encontraránunca, porque no sabremos descubrirla constantementeescondida en todo lo visible. O bien seevangelizará también a pesar de todo, porque es necesariohacerlo, pero esta evangelización resultarámarginal o superficial. No brotará de la vida, comovemos en la acción de Jesús.

O aún hay otra posibilidad: nos quedaremos en

el interior humano de las personas, las comprenderemosy seremos comprendidos, pero ¿adonde las lle-


varemos? En cierto modo será obra civilizadora, peroesta civilización no tendrá resultado, porque despuésde Cristo no puede haber auténticas y duraderascivilizaciones más que tras las huellas del Evangelio.Por otro lado, no construiremos la Iglesia, ni


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salvaremos las personas. La obra propia de Cristose desvanecerá en nuestra acción llamada, no obstante,apostólica.

Cuántas veces, por lo demás, no comprobamosque, bajo el nombre de apostolado, no se encuentraen definitiva más que pura enseñanza, pura espiritualidad,pura acción social, cuando no pura actividad.

El apostolado profundo, el de Jesús y los apóstoles,no se sitúa ni al nivel de la doctrina, del culto

o de la espiritualidad, aunque todo esto sea necesario,ni al nivel de lo social puro o de lo político,o de alguna acción o institución temporal, aunqueen alguna medida estas cosas sean indispensables.El apostolado se sitúa al nivel de las personas concretasa las que se dirige directamente, aunque aveces de una manera implícita, para hacerles descubrirla Iglesia de Dios. Todo lo que toca (acción,medios, reuniones), de cerca o de lejos, es escogidoy orientado para llegar allá.Estos tres planos indisolublemente ligados y unidos

desembocan uno en el otro. Normalmente, sivemos como ve Dios, el plano exterior que es elde las cosas, los problemas y las ideas desembocaen el plano interior (el de las personas concretas,en el terreno de lo que piensan, sienten, escogen,van a ser y son). Normalmente este plano o aspectoreclama, a su vez el de Dios: el plano espiritual.¿Qué es lo que Dios nos pide con aquéllo? ¿Quépiensa de esto? La doctrina y sobre todo los ejemplosde Jesús, ¿en qué iluminan nuestras actitudes,las purifican o las condenan y rechazan? Si nadaacontece que Dios no quiera, cuando se trata de unbien, o ño tolere, cuando se trata de un mal, en


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vistas a un bien mayor, debemos buscar en todaslas cosas su voluntad creadora. Su misericordia sabesacar partido de nuestras faltas.

¿COMO PUEDEN PRESENTARSE ESTOSTRES PLANOS DEL «VER» EN UNA FABRICAD

Roberto es aprendiz de mecánica de precisión.Con cinco camaradas, ha trabajado en una máquinadelicada y compleja. Está terminada ya y a puntode que la manden a América. Mientras tanto, estáen un lugar cerrado de la fábrica.

A Roberto y sus compañeros les gustaría verla.Es en parte obra de sus manos. Pero nadie se laenseña.

Un día, no pudiendo más, se reúnen los seisaprendices, y de puntillas quieren echar una miradaa la máquina a través de la mirilla. Aparece unencargado.

¿Qué hacéis aquí? ¿Es que se os paga para nohacer nada? Volved a vuestro trabajo.Los seis aprendices se retiran, resentidos o burlones,pero en cualquier caso heridos.

¿Qué ha ocurrido?Un hecho trivial, del que todas las fábricas, dela tierra están llenas.Es cierto, pero ¿qué ha ocurrido, más en elfondo?

Lo siguiente: seis muchachos, orgullosos de haber

creado algo, deseaban ver lo que habían hechoe, inconscientemente sin duda, verse más hombres.Seis hombres podían nacer. La alegría nace dondebrota la vida. Aparece un encargado. ¿Es malo?

LA REVISIÓN DE l ID A

Probablemente no. ¿Qué le falta, pues? No sabe almenos en este caso qué es una persona. ¿Ha llegadoa ser persona él mismo? Es posible, sin embargo,que sea padre de familia... ¿Quién sabe siestá absorto por su trabajo o su responsabilidad deencargado, por sus preocupaciones o sus sufrimientos,

por su aprendizaje? O simplemente porque noha nacido a sí mismo... helo aquí gritando y gesticulando.

¿Qué ha hecho?

Ha abrumado a seis muchachos que con alegríaempezaban quizás a nacer como «personas». No seha dado cuenta. Ha visto realmente algo de lo exterior,pero no era más que un hecho ordinario,


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Además, la vida, ¿no consiste en hacerse «el duro»,como dicen? Roberto lloró solo en un rincón, reprochándoseunas lágrimas de las que no llegaba a descubrirla razón profunda.

Y los sacerdotes, ¿sabrán este drama, o lo adivinarán?

Por fuera: un hecho trivial.

Por dentro: asco, rebelión, angustia, endurecimiento,evasión hacia el ensueño, las hazañas deportivaso las chapucerías; destrucción de la persona.¡Y nadie se da cuenta!

Queda el Señor.

Sólo El ha visto y sólo El ha llorado como enel Huerto de la Agonía sobre el Pecado que causatantas muertes entre los hombres, y suscitará unCardijn con una multitud de jóvenes trabajadores

para hacer, en medio de todos los jóvenes

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