Love you (You 1) · famoso letrero de Hollywood. Eso y todas las demás visitas obligadas para...
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PortadaDedicatoriaCapítulo1Capítulo2Capítulo3Capítulo4Capítulo5Capítulo6Capítulo7Capítulo8Capítulo9Capítulo10Capítulo11Capítulo12Capítulo13Capítulo14Capítulo15Capítulo16Capítulo17Capítulo18Capítulo19Capítulo20Capítulo21Capítulo22Capítulo23Capítulo24Capítulo25Capítulo26Capítulo27Capítulo28Capítulo29Capítulo30
EpílogoAgradecimientosNotaLahistoriadeEdenyTylercontinúaenCréditos
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Paramislectoresdesdeelcomienzo,porqueestelibronoesmío,esnuestro.
1
Si las películas y los libros me han enseñado algo, es que LosÁngeleseslamejorciudadconlamejorgenteylasmejoresplayas.Asíque, como cualquier chica que alguna vez haya pisado la Tierra, yosoñabaconvisitarelestadodorado.QueríacorrerporlaarenadeVeniceBeach,poner lasmanossobre lasestrellasdemiscelebridades favoritasen el Paseo de la Fama, poder contemplar la hermosa ciudad desde elfamosoletrerodeHollywood.
Esoytodaslasdemásvisitasobligadasparaturistas.Conunauricularpuesto,dividiendomiatenciónentrelamúsicaque
canturreaenmioídoylacintatransportadoraquegiradelantedemí,meesfuerzo mucho para ponerme delante, en un espacio que esté losuficientementevacíoparapoderarrastrarysacarmimaleta.Mientraslagente a mi alrededor empuja y conversa en voz alta con sus parejas,chillándole que su equipaje acaba de pasar y la otra personarespondiéndoletambiénagritosqueenrealidadnoeraelsuyo,pongolosojos en blanco y me concentro en una maleta de color caqui que seaproxima. Puedo discernir que es la mía por las letras que haypintarrajeadasdecualquiermaneraenellateral,asíqueagarroelasaylasacolomásrápidoposibledelacintadeuntirón.
—¡Poraquí!—gritaunavozfamiliarhaciamiderecha.Lavozincreíblementegravedemipadrequedamediosofocadapor
lamúsica,peronoimportaloaltoquetengaelvolumen,probablementelaoiría igual aunque estuviese a un kilómetro y medio de distancia. Esdemasiadoirritantecomoparaignorarla.
Cuandomamámediolanoticiadequepapáhabíapedidoquepasaraelveranoconél, lasdostuvimosunataquederisaantelalocuradeestaidea.Mimadresolíarecordarmeadiario:«Notienesporquéacercarteaél».¿Tresañossinsabernadadeélyderepentequeríaquepasasetodoun
veranoconél?Loúnicoquetendríaquehaberhecho,talvez,eraempezara llamarme de vez en cuando, preguntarme cómo me iba, introducirsesuaveygradualmenteenmivida,perono,enlugardeeso,habíadecididohacerdetripascorazónypedirqueyopasaraochosemanasconél.Mamáestaba totalmente en contra.No creía que él semereciera ocho semanasconmigo.Dijo que nunca sería suficiente para recuperar todo el tiempoqueyahabíaperdido.Peropapásepusomásinsistente,másdesesperadoporconvencermedequemeencantaríaelsurdeCalifornia.Noséporquédecidió ponerse en contacto conmigo de esta manera tan repentina einesperada.¿Acasoesperabaarreglarnuestrarelación,querompióeldíaenquedecidiómarcharse?Dudabaqueesofueseposible,peroundíacedíy lo llamé para decirle que quería venir. Sin embargo, mi decisión noteníanadaqueverconél.Teníamásqueverconlaideadepasarcálidosdíasveraniegosyconocerplayasespectaculares,ycon laposibilidaddeenamorarmedeunmodelodeAbercrombie&Fitchdepielbronceadayabdominales de infarto. Además, yo tenía mis razones por las cualesqueríaestaraunosmilquinientoskilómetrosdePortland.
Asíqueunavezdichoesto,nomesientoparticularmenteemocionadadeveralapersonaqueseacerca.
Puedencambiarmuchascosaseneltranscursodetresaños.Hacetresaños,medía unos siete centímetrosmenos.Hace tres años,mi padre noteníaelcabellovisiblementeentrecano.Hacetresaños,estonohabríasidoincómodo.
Meesfuerzomuchísimoporsonreír,poresbozarunasonrisaparanotener que explicar por qué tengounamueca fruncida permanente en loslabios.Siempreesmuchomásfácilsimplementesonreír.
—¡Mirad a mi pequeña! —dice papá, abriendo mucho los ojos ymoviendo la cabeza con incredulidad al ver que ya no tengo la mismaaparienciaquecuandoteníatreceaños.
Qué impactante es darse cuenta de que, de hecho, las chicas dedieciséisañosyanotienenlamismapintaquecuandoestabanensegundodesecundaria.
—Sip—respondo,mientrasmesacoelotroauriculardelaoreja.Dejoqueloscablescuelguendemismanos,el levemurmullodela
músicavibracasiimperceptiblementeporellos.—Te he echado mucho de menos, Eden —me confiesa como si
esperaraqueyodierasaltosdealegríaalsaberquemipadre,elquenos
abandonó,meechademenosyquetalvezhastamearrojeasusbrazosyloperdoneallímismo.
Pero no funciona así. No se debe esperar el perdón: hay queganárselo.
Sin embargo, si voy a vivir con él durante ocho semanas,probablementedeberíaintentaraparcarlahostilidad.
—Yotambiénteheechadodemenos.Papámesonríe,yalhacerloselemarcanyprofundizanloshoyuelos
delasmejillascomosiuntopilloseenterraraenellas.—Deja que te coja el equipaje —ofrece, asiendo la maleta y
poniéndolarectaparaquedescansesobrelasruedas.Lo sigo hasta que salimos del Aeropuerto Internacional de Los
Ángeles.Mantengolosojosbienabiertosporsiveoaalgunaestrelladecineoaalgúnmodeloqueporcasualidadmerocealpasar,peronodivisoanadiequereconozcaenelcaminohacialasalida.
El calor me golpea en la cara mientras avanzamos y cruzamos elextensoaparcamiento,sientoelhormigueodelsolenlapielyunasuavebrisamemeceloscabellos.Elcieloestácasi totalmentedespejadosalvoporalgunaspequeñasnubes.
—Pensé que haría más calor —comento, mosqueada de queCalifornia no sea realmente un estado exento de viento y nubes y lluviacomolosestereotiposmehanhechocreer.JamássemepasóporlacabezaquelaaburridaciudaddePortlandseríamáscalurosaenveranoqueLosÁngeles. Siento una desilusión tan trágica que preferiría irme a casa, apesardeloaburridoqueesOregón.
—Hacebastantecalor—replicapapá,encogiéndosedehombroscasicomosiestuvierapidiendoperdónennombredeltiempo.
Cuandoleechounamiradadesoslayo,puedonotarcómoaumentalatensión en sus mejillas exasperadas mientras se devana los sesosintentandobuscaralgoquedecirme.Nohaynadadequehablarapartedelaincómodaysilenciosarealidaddelasituación.
Se detiene con mi maleta al lado de un Lexus negro y yo mirofijamenteyconrecelosupinturareluciente.Antesdeldivorcio,mamáyélcompartíanunVolvodemierda que se averiaba cada cuatro semanas.Yesoeracuandoteníamossuerte.Osunuevoempleolegarantizaunsueldomuy atractivo o sencillamente antes había optado por no derrochar ennosotras.Talveznolemerecíalapenagastardineroennosotras.
—Está abierto —me informa, señalando el coche con la cabezamientrasabreelmaleteroytiramiequipajeensuinterior.
Entretanto,me dirijo al lado derecho del coche yme descuelgo lamochiladelhombro,abrolapuertaymemetodentro.Sientoqueelcueroardecontramismuslosdesnudos.Esperounosminutosensilenciohastaquepapásesubealcocheysesitúadetrásdelvolante.
—¿Y bien, has tenido buen vuelo? —pregunta, entablando unaconversaciónmientrasponeenmarchaelmotoryretrocedeparasalirdelaplazadeaparcamiento.
—Sí,estuvobien.—Estiroelcinturónporencimademicuerpoylometoensuseguroconunclic,mirandofijamenteatravésdelparabrisas,conlamochilaenelregazo.
Laclaridadescegadora,asíqueabroelcompartimentodelanterodelamochila, extraigo las gafas de sol yme las pongo. Seme escapa unsuspiro.
Casi puedo oír a papá tragar saliva y respirar hondo antes depreguntar:
—¿Cómoestátumadre?—Genial —contesto, con demasiado entusiasmo mientras me
esfuerzoendarleénfasisalobienqueleestáyendosinél.Aunque esto no sea del todo cierto. Está bien.No está genial, pero
tampoco está mal. Mamá se ha pasado los últimos años intentandoconvencerse de que el divorcio es algo de lo que se puede sacar unamoraleja.Opta por pensar que le ha dado unmensaje positivo sobre lavida o que le ha aportado sabiduría, pero en realidad lo único que hahechoesquedetestealoshombres.
—Nuncahaestadomejor.Papáasienteconlacabeza,asiendoelvolanteconfirmezamientrasel
coche acelera, quemando las llantas al salir de la zona del aeropuerto ycoger el bulevar. Hay numerosos carriles y todos están ocupados porcochesquecirculanatodaprisa;eltráficoesintenso,perosemueveconrapidez.Elpaisajeaquíesmuyextenso.Losedificiosnosonrascacielosrecargados como los de Nueva York y tampoco hay hileras de árbolescomo en Portland. Lo único que descubro con satisfacción es que laspalmeras realmente existen. Parte demí siempre se preguntó si eran unmito.
Pasamospordebajodeunacoleccióndeseñales,unaporencimade
cadacarril,queindicanlasciudadesylosbarriosdelosalrededores.Laspalabras no son más que borrones mientras las dejamos atrás a todavelocidad.Seestáinstalandoelsilenciodenuevo,asíquepapáenseguidaseaclaralagargantaeintentaporsegundavezentablarunaconversaciónconmigo.
—TevaaencantarSantaMónica—dice,sonriendofugazmente—.Esunagranciudad.
—Sí, lahebuscadoen Internet—comento,apoyandoelbrazoen laventanillaymirandofijamentehaciaelbulevar.
Hasta ahora, Los Ángeles no parece ser tan glamurosa como lasimágenesquevienInternet.
—Hayunaespeciedemuelle,¿no?—Sí,PacificPark.Unfugazdestellodelsolseposasobreunaalianzadeoroeneldedo
de papá, cuando este tiene lasmanos sobre el volante. Seme escapa ungemido.Élsedacuenta.
—Ellatienemuchasganasdeconocerte—afirma.—Yyoaella.—Estoesmentira.Ella, como me informó papá hace poco, es su nueva esposa. Una
sustituta demamá: algo nuevo, algomejor.Y no lo puedo comprender.¿QuéesloquetieneestamujerllamadaEllaquemimadrenotenga?¿Unatécnicamejorparalavarlosplatos?¿Unpasteldecarnemássabroso?
—Espero que os llevéis bien—confiesa papá tras un momento deasfixiante silencio. Se cambia de carril hasta llegar al último por laderecha—.Deverdadmegustaríaqueestofuncionase.
Puedequepapáquieraqueestovayabien,peroamí,porelcontrario,esta ideadelmodelofamiliarreconstituidonomeconvencedel todo.Laideadetenerunamadrastranomeatrae.Quierounafamilianuclear,unafamiliatípicacomolasquesalenenlascajasdecerealesyqueincluyaamimadre,amipadreyamí.Nomegustanlosajustes.Nomegustanloscambios.
—¿Cuántos hijos dijiste que tenía? —pregunto, con un tonodespectivo.
Nosolomehanbendecidoconunaencantadoramadrastra, tambiénmehanhonradoconhermanastros.
—Tres—merespondepapáconrapidez.Senotaqueseestáirritandoconmievidentenegatividad—.Tyler,JamieyChase.
—Bien—digo—.¿Quéedadtienen?Él me habla mientras se concentra en la señal de stop unos pocos
metrosmásadelanteyreducelavelocidad.—Tyler acaba de cumplir diecisiete, Jamie tiene catorce y Chase,
once.Intentallevartebienconellos,cielo.—Memiradereojoymeclavaunasúplicaconsusojoscoloravellana.
—Ah—exclamo.Hasta ahora, había dado por hecho queme iba aencontrarconunpardeniñosqueestaríanaprendiendoahablar—.Vale.
Treintaminutosmástardeconduceporuncaminosinuosoqueparecellevarnosporlaperiferiadelaciudad.Altosárbolesdecoranlaautopistaaambos lados, sus gruesos troncos y ramas torcidas dan sombra paracombatirelcalor.Lascasasaquísontodasmásgrandesqueenlaquevivoconmimadre,y tienenundiseñoúnico.Ningunasepareceaotra,nienformaniencolornientamaño.ElLexusdepapásedetienedelantedeunacasadepiedrablanca.
—¿Vivesaquí?La avenidaDeidremeparecedemasiadonormal, como si estuviera
enmitaddeCarolinadelNorte.SesuponequeLosÁngelesnodebesernormal.Sesuponequehaserostentoso,fueradeestemundoytotalmentesurrealista,peronoloes.
Papá asiente con la cabeza mientras apaga el motor y recoge elparasol.
—¿Ves esa ventana? —me pregunta señalando hacia la segundaplanta,justoenelcentrodelacasa.
—¿Sí?—Esaestuhabitación.—Ah—respondo.No esperaba tener una habitación para mí sola durante las ocho
semanasqueestaréaquí.Perodesdefuerapareceunacasabastantegrande,así que estoy segura de que hay muchas habitaciones libres. Me alegrasaber que no tendré que dormir en un colchón hinchable en medio delsalón.
—Gracias,papá.Cuando intento levantarmedelasiento,medoycuentadeque llevar
pantalones cortos tiene ventajas e inconvenientes. Ventaja: siento laspiernas frescas. Inconveniente: ahora tengo losmuslospegadosal cuerodelLexusdepapá.Asíquetardounminutolargoensalirdelcoche.
Papásedirigealmaletero,tomamiequipajeyloponeenlaacera.—Más vale que entremos—dicemientras coge el asa y arrastra la
maletasobrelasruedas.Doyunazancadaparasortearlazonadelaparcamientoysigoapapá
porlasendadepiedra.Estaconducealapuertaprincipal,conpanelesdecaoba,talycomodebendeserlaspuertasdelosricos.Todoeltiempomevoymirando las Converse, tomándome unos segundos para repasar miletra garabateada que decora los laterales de gomablanca. Igual quemimaleta, donde tengo canciones escritas con rotulador negro. El acto demirarfijamente las letrasmeayudaamantener losnerviosbajocontrol:unpoco,hastaquellegamosalapuertaprincipal.
Lacasaensí—apesardeserunrepulsivosímbolodematerialismo— es muy bonita. Comparada con la casa en la que me desperté estamañana, podría ser considerada como un hotel de cinco estrellas. En elacceso para los coches, hay un Range Rover blanco estacionado. «Quéllamativo»,piensoparamisadentros.
—¿Nerviosa?—preguntapapá,vacilandodelantedelapuerta.Mesonríedemaneratranquilizadora.—Másomenos—admito.Heintentadonopensarenlalargalistadecosasquepuedensalirmal,
pero en algún lugar dentro demí síque tengo una sensación demiedo.¿Quépasarásitodosmeodianarabiar?
—Noloestés.Abre lapuertayentramosarrastrando lamaletadetrásdenosotros,
lasruedasarañanelsuelodemadera.Elrecibidorinmediatamentenosenvuelveenunpenetrantearomade
lavanda. Delante de mí, hay una escalera que conduce hasta la segundaplanta, y amiderechahayunapuerta, quepor loquepuedovislumbrarllevahastaelsalón.Enfrente,seextiendeunampliopasilloconarcosquedirigealacocina;unacocinadelaquesaleunamujerquevienehaciamí.
—¡Eden!—exclamaestamujer.Me engulle en un abrazo, sus pechos extremadamente grandes
estorbanunpoco,yentoncesdaunpasohaciaatrásparaexaminarmedepies a cabeza. Le devuelvo el gesto. Su cabello es rubio; su figura,delgada. Por alguna absurda razón esperaba que se pareciera a mamá.Perosegúnparecepapáhacambiadosugustoenmujeresaligualquesuniveldevida.
—¡Mealegromuchísimodeconocertealfin!Doyunlevepasohaciaatrás,luchocontraeldeseodeponerlosojos
enblancoohacerunamueca.Seguroquepapámesacaríaarastrasymellevaríadirectamentealaeropuertosillegaraadarseñalesdetalfaltaderespeto.
—Hola—digo,encambio.Yentoncesellaexclamaespontáneamente:—¡Dios,sitieneslosojosdeDave!—locualesposiblementelopeor
quenadiemepuededecir,dadoquepreferiríamuchomástener losojosdemamá.
Mimadrenofuequiensemarchó.—Losmíossonmásoscuros—farfullocondesdén.Ella no profundiza más sobre el tema y cambia el tema de la
conversaciónporcompleto.—¡Tienesqueconoceralrestodelafamilia!¡Jamie,Chase,bajad!—
grita hacia arriba antes de darse la vuelta para mirarme—. ¿Te hacomentadoDavelareuniónquevamosatenerestanoche?
—¿Reunión?—repitocomouneco.Desdeluegoqueunareuniónsocialnoesunadelascosasquehabía
incluidoenmilistade«cosasquehacerenCalifornia».Sobretodocuandosetratadedesconocidos.
—¿Papá?—Miro de reojo hacia él, obligándome a no enviar unamiradaasesinaensudirección,yenarcolascejas.
—Vamos a encender la barbacoa para los vecinos—me explica—.No hay mejor manera de empezar el verano que con una buena ytradicionalbarbacoa.—Yyosinceramentedesearíaquesecallara.
En serio, detesto ambas cosas, grandes grupos de personas ybarbacoas.
—Genial—miento.Seescuchaunaseriedegolpessordoscuandodosfigurasdescienden
corriendo por las escaleras. Sus pasos resuenan en la madera de caobamientraslasbajandedosendos.
—¿Es esta Eden?—elmayor del par le susurra a Ellamientras seacerca,perodetodasformaslooigo.DebedeserJamie.
Elmásjoven,deojosgrandes,debedeserChase.—Hola—saludo.Mis labios dibujan una gran sonrisa. Por lo que recuerdo de mi
conversaciónconpapáenelcoche,Jamietienecatorce.Apesardetenerdosañosmenosqueyo,somoscasidelamismaestatura.
—¿Quéhay?—Pasandoelrato—contestaJamie.EsmuyevidentequeeshijodeElla.Suschispeantesojosazulesysu
desordenadopelorubiodejanclaralaconexión.—¿Quieresalgodebeber?—No,gracias—respondo.A juzgar por su postura recta y por su intento de mostrar buenos
modales,parecebastantemaduroparasuedad.Talveznosllevemosbien.—Chase,¿nolevasadecirholaaEden?—Ellaloanima.Chasedalaimpresióndesermuyreservado.Éltambiénhaheredado
losgenesperfectosdeElla.—Hola—farfulla,sinllegaramirarmealosojos—.Mamá,¿puedo
iracasadeMatt?—Porsupuesto,cielo,perovuelvealassiete—diceElla.Me pregunto si es el tipo de madre que te castiga por dejar caer
migas en la alfombra del salón o el tipo a la que no le importa sidesaparecesdosdías.
—Tenemoslabarbacoa,¿recuerdas?Chase asiente con la cabeza y luegome roza al pasar pormi lado,
abre lapuertadeun tiróny lavuelveacerrar con lamisma rapidez sinsiquierasusurrarunadiósaningunodenosotros.
—Mamá, ¿quieres que le muestre la casa? —pregunta Jamie alsegundodequesuhermanosehayamarchado.
—Seríaestupendo—contestoporella.LapresenciadeJamieesmuchomejorqueladepapáoladeEllaola
delacombinacióndelosdos.Deverdadquenoveolanecesidaddepasartiempocongentedelacualmegustaríaestarlomáslejosposible.Asíqueporahoramepegaréamisnuevosymaravillososhermanastros.Seguroqueparaellostodoestoesigualderaroqueparamí.
—Eso es muy amable por tu parte, Jay —lo alaba Ella. Parecesentirseagradecidadenotenerqueserella laquemedigadóndeestáelcuartodebaño—.Dejaqueveasuhabitación.
Papáasientebrevementeconlacabezaysonríe.—Estaremosenlacocinasinecesitascualquiercosa.Intento frenar un bufido de insatisfacción cuando Jamie coge mi
maletaycomienzaasubirlaporlasescaleras.Ahoramismo,loúnicoquenecesito sonpiernas bronceadasy aire fresco, algoque seguramentenoconseguirésimequedoencerradadentrodecasaconpapá.
Cuando me vuelvo para seguir a Jamie escaleras arriba, oigo quepapáresopla:
—¿DóndeestáTyler?—Nolosé—lerespondeElla.Sus voces se van haciendo menos audibles a medida que nos
alejamos,peronolosuficientecomoparanoalcanzaraescucharloquepapáleresponde:
—¿Ylodejasteirasí,sinmás?—Sí—contestaElla,yalalejarnosyanopuedooírsusvoces.—Estás justo enfrente de mi cuarto —me informa Jamie cuando
llegamos al rellano—. Tienes la habitación que más mola. Con lasmejoresvistas.
—Losiento.Me río un poco y mantengo una sonrisa en la cara mientras él se
dirigehaciaunadelascincopuertas.Peronopuedoresistirmeyhagounapausaparamirarhaciael recibidor,ymecentroen lapartedeatrásdelpelorubiodeEllamientrasestadesaparecebajo losarcosqueconducenhacialacocina.
Me imagino que no es el tipo de persona que se molesta sidesapareces.
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Si pudiese emplear solo una palabra para describir mi nuevahabitación para el verano, usaría «sencilla». No existe otra manera dedescribir una cama rodeada de paredes pálidas y una simple cómoda.Ynadamás.Tambiénhacemuchísimocalor.
—Megustanlasvistas—ledigoaJamie,apesardequenisiquieraestoycercadelaventanaparasabercuálesson.
Élseríe.—Tupapádijoquepuedesdecorarlacomoquieras.Doy un paseo por ella, por mi habitación, rodeando la alfombra
beige, e inspecciono los armarios empotrados. Las puertas correderasestáncubiertasdeespejos.Muchomásguayqueelpequeñoarmarioquetengo en casa.Y también hay un baño privado. Echo una ojeada por lapuertayenarcolascejasconsatisfacción.Laduchanoparecehabersidoestrenada.
—¿Tegusta?—preguntapapáamisespaldas.Medoylavueltaanteelsonidodesuvozyélmesaludaconunasonrisa.Nosécuándohaentradoen la habitación—. Perdona que haga un poco de calor, pondré el aireacondicionado.Dalecincominutos.
—Estábien—digo—.Megustalahabitación.EscasidosvecesmásgrandequemihabitaciónenPortland,asíque,
a pesar de lo sencilla que sea, definitivamente es imposible que no meguste.
—¿Tienes hambre?—Parece ser que lo único que sabe hacer bienpapáespreguntar—.Hasestadodeviajetodalatarde;probablementeestésmediofamélica.¿Quéteapetece?
—Estoy bien —respondo—. Creo que saldré a correr un poco. Aestirarlaspiernas,yasabes.Noquieroecharaperdermiprogramadiariode ejercicio, y un poco de footing me parece una buena manera de
explorarelbarrio.Observolavacilaciónquesedibujaenelrostroenvejecidodepapá.
Por unmomento o dos frunce el ceño y luego deja escapar un suspirocomosiyolehubierapedidoquemecomprarahierba.
—Papá —digo con firmeza. Inclino la cabeza y fuerzo una risafingida—.Tengodieciséisaños;puedosalir.Soloquieroecharunvistazo.
—PorlomenosllévateaJamie—sugiere.Esteenarcalascejasconcuriosidad.Oconsorpresa.Nosécuáldelasdos—.Jamie,atitambiéntegustacorrer,¿no?¿PuedesacompañaraEdenparaasegurartedequenosepierda?
Jamiemeechaunvistazorápido,meofreceunasonrisacomprensivayllenadeempatía,yluegodice:
—Claro.Voyacambiarme.Supongo que entiende la guerra que da tener padres excesivamente
sobreprotectoresquetetratancomosituvierascincoaños.Así que, considerando todo esto, supongo que me espera un gran
comienzo aquí en Santa Mónica. Solo es el primer día y la incómodatensiónentremipadreyyoyaes casi insoportable.Primerdíayyameobligan a participar en una barbacoa con un montón de desconocidos.Primerdíayyameenvíanaunescoltacuandosencillamentesalgoahacerfooting.
Primerdíayyamearrepientodehabervenido.—Novayáismuylejos—adviertepapá,yluegosaledelahabitación
sincerrarlapuerta,apesardequelepidoquelohaga.Jamiesedirigehacialapuerta,seapoyaconunamanoenelmarcoy
pregunta:—¿Quieresirahora?Meencojodehombros.—Siatitevienebien...Asienteconlacabezaconrapidezysaledemicuarto.Seacuerdade
cerrarlapuerta.Preferiríanoperderdemasiadotiempodentrodecasa,especialmente
cuando parece que el aire acondicionado no funciona, así que tiro lamaletasobreelblandocolchónyabrolacremallera.Mealegradescubrirque mis pertenencias —que van desde mi portátil a mi ropa interiorfavorita—hanllegadobienyestánintactas.Normalmentemimaletallegacon la mitad de su contenido desparramado porque los encargados del
equipajesuelenserdesastrosos.Asíquemetolasmanoshastaelfondodemi sorprendentemente robusta maleta, porque mi ropa para hacerejerciciofueunadelasprimerascosasquemetídentro.
Mientrasvoydandosaltitoshaciamiespléndidocuartodebañopararefrescarmeunpocoycambiarmederopa,mimóvilvibraparahacermesabercondelicadezaqueestáapuntodemorir.MeacuerdodequeAmeliamepidióquelallamaraencuantoaterrizara.Pongomispantalonescortospara correr y mi sujetador deportivo en el lavamanos, me siento en labrillantey limpia tazadel inodoroycruzolaspiernas.Tengoelnúmerodemimejoramigaenlosfavoritos,asíqueencuestióndenanosegundosconectamos.
—Holaaa—contestaAmeliaconunavozbobaliconaquesuenacomoun cruce entre un personaje de dibujos animados y un comentaristadeportivo.
—Holaaa—respondo imitandosu tono.Me río,pero luegosuspiro—.Estesitioesuncoñazo.Déjameirapasarelveranocontigo.
—¡Meencantaría!Yaparecetodosuperraro.—¿Tanrarocomoconoceratunuevamadrastra?—No tan raro—diceAmelia—. ¿Cómo es?No será tan asquerosa
como lamadrastra deCenicienta, ¿no?Y ¿cómo son tus hermanastros?¿Yatehanpuestoacumplirtuslaboresdecanguro?
Sacudolacabezaaunquenopuedaverme.Sisupieraqueesalrevés...—Enrealidadnisiquierasonniños.—¿No?—Son...adolescentes.—¿Adolescentes?—repite.Antes de marcharme, me quejé durante dos semanas enteras de lo
aterradaqueestabadeconoceramisnuevoshermanastros,porquetengopoca tolerancia con niños menores de seis años. Resulta que son todosmuchomayores.
—Sí—asiento—.Noestánmal.Unodeellosesalgotímido,peroloentiendo,eselmenor.Elotroesalgomayorycreoquemellevarébienconél.Nolosé.SellamaJamie.
—Pensé que tenías tres hermanos —admite Amelia—. Dijiste queteníastres.
—Bueno,todavíanoheconocidoaltercero—leexplico.Hastaahorasemehabíaolvidadoqueenrealidadtengotresnuevoshermanastrospara
queme juzguen,en lugardedos—.Seguramente loconocerémás tarde.EstoyapuntodesaliracorrerconJamie.
—Eden—mediceAmelia,conuntonodevozseveroperoalmismotiempoamable—.Acabasdellegar.Relájate.Tevesbien.
—No—respondo,mientraspresionoel teléfonoenmiorejaconelhombro y me agacho para quitarme las deportivas—. ¿Han dicho algomássobremí?—preguntolentamente,apesardelomuchoquenoquierosaberlo.
Perosiempresurgeese interés,esacuriosidadque tecarcome;y laincapacidaddepoderconello.Ysiempremedoyporvencida.
Elsilenciosepropagaporlalínea.—Eden,nopiensesenello.—Entoncesesosignificaquesí—afirmo,sobretodoparamímisma.
Es casi un susurro, lo digo tan bajito que no creo queAmeliame hayaoído.Mimóvilvuelveavibrar—.Ey,mira,estosevaacortar.Tengoqueir a una aburrida barbacoa esta noche. Si todo es un aburrimiento, teenviaré mensajes de texto todo el tiempo para que sepan que tengoamistadesdeverdad.
Ameliaseríe,ymelaimaginoponiendolosojostanenblancoquelequedanpordetrásdelacabeza,comosuelehacer.
—Seguro.Mantenmeinformada.Mimóvilseapagaantesdequealcanceamurmurarunadiós,asíque
lotirosobreelmuebledellavamanosycojomiropa.Correresestupendopara aclarar la cabeza, y aclararmimente es justo lo que quiero hacerahora.Mepongo la ropaparacorrer sinningúnesfuerzo, lohago tanamenudo que probablemente podría hacerlo dormida, y me dirijo haciaabajo para entrar en la cocina por primera vez. Me saludan encimerasnegrasconacabadosbrillantesypuertasdearmariosblancasybrillantesyunsuelotambiénnegroybrillante.Todoesmuymuybrillante.
—¡Guau!—exclamo.Mirolabotelladeaguaquellevoenlamanoyluegoalinmaculado
fregaderoalladodelaventana.Casimesientoaterradadeusarlo.—¿Tegusta?—preguntapapá,yessoloenesemomentocuandome
doycuentadequeestáenlacocina.Acadaratoaparecedelanadacomosianduvierasiguiendocadamovimientoquehago.
—¿Acasolainstalaronayer,oqué?Seríe,sacudelacabezahaciamíyluegosedirigealfregaderopara
abrirelgrifo.—Ten.Jamie teestáesperandoen lapuertadelantera.Elchavalestá
haciendoestiramientos.Arrastrolospiesporlacocinaparallenarlabotellatorpementehasta
queelaguasederramaporelborde,luegoenroscolatapaysalgopitandoantesdequepapátengalaoportunidaddedecirnadamás.Nosécómosesuponequedebosobrevivirochosemanasconél.
Jamie está caminando de arriba abajo por la acera cuando por finsalgoparaunirmeaél.Sedetieneysonríe.
—Estoycalentando—meexplica.—¿Puedocalentarcontigo?Cuandoasienteconlacabeza,tomounrápidosorbodeaguaypongo
mipieparaleloalsuyo,ycorremosdespacioalrededordelcéspedunpardeveces.Yentoncesnosponemosenmarcha,abriéndonoscaminoporelhermosobarrioaunavelocidadcómoda.
Eslaprimeravezenmuchotiempoquecorrosinlacompañíademimúsica,perosoloporquepenséqueseríadescortésbloquearaJamiedeltodo. Entablamos breves conversaciones y el ocasional «vayamos máslento»,yesoestodo.Peronomeimporta.Elsolestápegandofuerte,escomosi sus rayossehubiesen ido fortaleciendoen laúltimahora,y lascallesaquísonmuybonitas,convecinosquepaseanasusperros,vanenbicicletaoempujancochecitosdebebé.Talvezmeenamoredeestaciudaddespuésdetodo.
—¿Odias a papá? —pregunta Jamie repentinamente mientrasvolvemossobrenuestrospasoshaciendolamismarutadevueltaacasa,ymepillatandesprevenidaquecasitropiezoconmispropiospies.
—¿Qué?—es laúnica respuestaqueencuentra sucaminohastamislabios. Reflexiono y fijo la vista en la acera delante de mí—. Escomplicado.
—A mí me cae bien —dice Jamie o, mejor dicho, jadea. Mesorprendequetodavíapuedaseguirmiritmo.
—Ah.—Sí,peroparecequelasituaciónesincómodaentretúyél.—Sí—digo, mordisqueándome el labio, mientras intento hallar la
maneradecambiardetema—.Ey,cómomolaesacasadeallí.Jamiemeignoradeltodo.—¿Porquéesasí?
—Porqueesuncoñazo—contestoporfin.Estoesverdad:papáesuncoñazo—.Esuncoñazoporabandonarnos.Esuncoñazoporno llamar.Esuncoñazoporqueesuncoñazo.
—Yateentiendo.Nuestra conversación concluye y corremos hacia casa, hacemos
estiramientosenelcéspedantesdedirigirnosaladucha.Papánoseolvidade recordarnos que la barbacoa es dentro de dos horas. Jamie y yo nosseparamosyentramosennuestrashabitaciones.
Aestas alturasme siento sudorosay asquerosa, asíque,despuésdeenchufarmimóvilparaquecargue,loprimeroquehagoesmetermeenladucha.Lasensacióndelaguaesmaravillosa,ymequedotreintaminutos,sin hacer nada más que permanecer sentada disfrutando del vapor. Lasduchasencasanuncafuerontanbuenas.
Termino empleando la hora y media que queda en prepararme. Sipudiera, me presentaría en el patio con una sudadera y pantalones dechándal.PeronocreoqueaEllalesentarabien,asíquehurgoenlamaletay saco un par de pantalones pitillo y un blazer. Elegante e informal.Deberíafuncionar.
Me visto, me seco el pelo, me lo rizo para que quede con ondassueltasyluegomeaplicounacapademaquillaje.Justomeestoyrociandocondesodorante cuando aspiro el olor a..., bueno, a barbacoa.Debendesercasilassiete.
Me dirijo hacia abajo, siguiendo el aroma hasta la cocina. Las dospuertascorrederasquedanalpatioestánabiertas.Ymedoycuentadequelareuniónyaestáenplenoauge.Asíque,corrijo,debendesermásdelassiete. Se escucha música por altavoces escondidos en algún sitio, haygruposdeadultosquepululanporelpatio,ytodoslosdemásdetallesquehacen que las reuniones sociales sean horribles. Diviso a Chase en lapiscina con algunos chicos de su edad. También localizo a papá en unrincónvolteandohamburguesasenlabarbacoa,mientrasintentabailaralritmodeunéxitodelosochenta.Pareceunpringado.
—¡Eden!—exclamaunavoz.Cuandomevuelvo,meirritadescubrirqueesElla—.¡Venaquí!
Talvez,sifinjounataquemepodréescaparyvolveramihabitación,o,mejortodavía,acasa.
—Perdónporllegarunpocotarde.Nomefijéenlahora.—No,notepreocupes—diceElla.Sequitalasgafasdesolyselas
colocaenlacabezamientrasentraunsegundoenlacocinaparallevarmehaciaelcésped—.Esperoquetengashambre.
—Bueno,enrealidad,yo...—Estossonnuestrosvecinosdeenfrente—meinterrumpe,señalando
con la cabeza hacia una pareja de mediana edad delante de nosotras—.DawnyPhilip.
—Encantadadeconocerte,Eden—saludaDawn.Es evidente que mi padre o Ella han estado informando a todo el
mundodequevenía.Philipmeofreceunamediasonrisa.—Igualmente—contesto.Nosemeocurrequémásañadir.«¿Contadmevuestrahistoria?Dawn,
Philip,¿cuálessonvuestrosplanesparael futuro?»Envezdedecireso,sonrío.
—Nuestrahijadeberíapasarseporaquítambién—continúaDawn,locualenseguidamehacesentirinquieta—.Teharácompañía.
—Ah,guay—digo.Misojossealejandelapareja.Hacerbuenasmigasconotraschicas
nunca ha sido uno demis puntos fuertes. Las chicas son aterradoras. Yconoceranuevasamigasesinclusopeor.
—Encantadadeconoceros—medespidoconunasonrisa.MeescaporápidamentedesuladoydeldeElla,conlaesperanzade
poder evitar más presentaciones incómodas. Funciona durante losprimeroscuarentaminutos.Mequedomerodeandopor laverjayfrunzoel ceño ante la espantosa porquería convencional que emana de losaltavoces situadosenel ladoopuestodelpatio.Dahastavergüenzaestaraquí.Por lomenoscuando la comidaestá listapor finy todoelmundocomienza a servirse, el ruido de sus voces ayuda a sofocar la horrendamúsica pop. Picoteo el pan demi hamburguesa durante unosminutos yluego acabo tirando el plato entero a la basura.Y justo cuando pensabaquehabíalogradoevitarconéxitoaEllaparaelrestodelanoche,decidearrastrarmeaconoceracadaindividuooparejaofamilia,ypresentarmecomosunuevahijastra.
—¡AquíestáRachael!—exclama,mientrasmeconduceaunanuevatandadevecinos.
—¿Rachael?—repito.Siyame lahanpresentado,yano la recuerdo.Mehandicho tantos
nombresnuevospara aprender en el espaciodeunahoraqueheoptado
pordesconectardeltodo.—LahijadeDawnyPhilip—meinformaElla.Asientecon lacabezaporencimademihombro,yantesdequeyo
tengalaoportunidaddedarmelavueltallamaagritos:—¡Rachael¡Aquí!Ufff.Respirohondo,meconvenzodequeseráagradableysimpática,
yluegopongolasonrisamásfalsaquepuedoenmicara.Lachicaseuneanosotrasydaunospasosamialrededor.
—Ah,eh,hola—digosinpensar.Ellanossonríealasdos.—Eden,estaesRachael.Lachicatambiénsonríeyacabamospareciendountríodeasesinasen
serie.—¡Ey!LedisparaunasonrisaincómodaaElla,quiencaptalaindirecta.—Chicas, os dejo solas. —Se ríe antes de dirigirse a entablar
conversacionesaúnmásaburridascongentesosa.—Los padres hacen que todo sea incómodo —comenta Rachael.
Inmediatamentemecaebienbasándome solo en ese comentario—. ¿Hasestadoatrapadaaquítodoeltiempo?
Megustaríapoderdecirqueno.—Desgraciadamente.Supeloes largo, rubioyestáclaroquenoessu tononatural.Pero
dejarépasaresedetallesencillamenteporquenopareceodiarmetodavía.—Vivojustoenlaaceradeenfrente,yprobablementenoconozcasa
nadieaquí,asíquesiquierespodemospasarelratojuntas.Enserio,venpormicasacuandoteapetezca.
Mesorprende,peromesientoagradecidaporlasugerencia.Nilocavoy a pasar las ocho semanasmetida en casa conmi padre y su nuevafamilia.
—Sí,suenabien...—Mivozbajadevolumenporquealgodelantedelacasamellamalaatención.
Casipuedoverlacalleporloshuecosdelaverjaquerodeanlacasa,ymirode reojo a través de ellos.Seoyemúsica.Másbien retumba.Lapuedopercibirporencimadelascancionescutresquesuenanenelpatio,y cuando un elegante coche blanco acelera hasta el borde de la acera yderrapaenelbordillo,hagounamuecadeasco.Lamúsicaparaencuanto
seapagaelmotor.—¿Quémiras?—pregunta Rachael, pero estoy demasiado ocupada
observandofijamenteparaintentardarleunarespuesta.Lapuertadelcocheseabredeformabrusca,ymesorprendequeno
secaigadel tododesusgoznes.Esdifícilverconclaridadporentreloshuecosdelaverja,perountíoaltosaledelvehículoydaunportazoconlamisma agresividad con la que había abierto. Titubea unmomento,mirafijamentehacialacasa,yluegosepasalamanoporelpelo.Seaquiensea,tiene pinta de estar superfurioso. Como si acabara de perder todos losahorrosdesuvida,oselehubieramuertoelperro.Yentoncessedirigedirectamentehacialaverja.
—¿Quién es este gilipollas? —le murmuro a Rachael mientras lafiguraseacercaanosotras.
Pero antes de que ninguna de las dos pueda decir nada más, elGilipollasdecideabrirlapuertadelaverjadándoleungolpeconelpuño,llamando laatenciónde todoelmundo.Escomosiquisieraque todoelmundoloodiara.Supongoqueprobablementeseaesevecinoalquetodosdesprecian,yhavenidoenmediodeunataquede irapornohaber sidoinvitadoalabarbacoamásaburridaquesehayacelebradojamás.
—Sientollegartarde—diceelGilipollasdemanerasarcástica.Yenvozbienalta,conunasonrisairónicaenloslabios.Susojosresplandecencomoesmeraldasverdes—.¿Meheperdidoalgoapartedelamatanzadeanimales?—Le hace la peineta a, por lo que puedo ver, la barbacoa—.Esperoquehayáisdisfrutadodelavacaqueosacabáisdecomer.
Y luego se ríe. Se ríe como si la expresión de indignación en lascarasdetodoelmundofueselomásentretenidoquehubiesevistoentodoelaño.
—¿Máscerveza?—oigoquepapápreguntaenvozaltaalgrupoqueha quedado en silencio, y estos sueltan unas risitas y retoman susconversaciones.
El Gilipollas entra por las puertas correderas del patio. Las cierracontantafuerzaquecasipuedovercómotiemblanloscristales.
Estoy aturdida. No tengo ni idea de lo que acaba de suceder ni dequién era ese ni de por qué acaba de entrar en la casa.Cuandome doycuentadequetengolabocaalgoabierta,lacierroymevuelvoparamiraraRachael.
Semuerdeellabioyseponelasgafasdesolsobrelosojos.
—Meparecequetodavíanohasconocidoatuhermanastro.
3
No sé exactamente lo que esperaba antes de llegar a Los Ángeles,perosípuedodeciresto:noesperabateneraunlunáticoporhermanastro.
—¿Es el tercero? —suelto mientras los invitados a mi alrededorignoranloqueacabadesuceder.
Yo,sinembargo,sencillamentenopuedoquitarmelaextrañaescenadelacabeza.¿Quiénsecreequeesesetío?
—Puessí—diceRachael,yluegoseríe—.Losientoportiy,portubien,esperoquetuhabitaciónestélomáslejosposibledelasuya.
—¿Porqué?De repente se la ve algo nerviosa, como si yo acabase de poner al
descubierto su secretomásocultoyoscuro, y fuera lomás embarazosodelmundo.
—Puedeserterribletenerlocerca,pero,ey,yonodeberíadecirnada.No debería meter las narices donde no me llaman. —Con las mejillassonrojadasyunasonrisatorcidaenloslabios,enseguidacambiadetema—.¿Tienesplanesparamañana?
Micabezatodavíaleestádandovueltasaloqueacabadedecirsobremihabitación.
—Sí...,espera,no.Perdón,noséporquéhedichoquesí.Ehhh.«Québiencreassituacionesincómodas,Eden.»PorsuerteRachaelnomedescartaporserunacompleta idiota,por
ahora.Envezdeesovuelveareír.—¿Quieresquehagamosalgojuntas?PodríamosiralPaseooalgo.—Suenabien—comento.Todavía estoy un poco distraída y un poco confundida y un poco
irritadaporlaentradatangroseradelGilipollas.¿Acasonopodríahaberentrado, simplemente,por lapuertaprincipal? ¿Eranecesarioquedijeratodoeso?
—¡Es un sitio increíble para ir de compras! —Rachael continúahablando,echándoseelpelorubioporencimadeloshombrosdevezencuando,yazotándomeligeramenteconélenlacaracadavezquelohace.FinalmentedejadeparlotearsobreelPaseoydice—:Tengounmontóndecosasquehacer,asíquemevoyairacasa.Sientonopoderquedarmemástiempo.Mamáqueríaquemepasaraadecirholadecaminoacasa.Asíquehola.
—Hola—respondo.Me dice que me verá mañana, y luego se marcha con la misma
rapidez con la que llegó, dejándome sola con un grupo de adultossemiborrachos.YChase.
—Eden—dice al acercarse. Pronunciami nombre tan lentamente ycon tanto cuidado que es evidente que lo está probando, para ver cómosuena en sus labios—. Eden — repite, esta vez mucho más rápido ycontundente—.¿Dóndeestálagaseosa?
Sus amigos se acercan despacio hacia nosotros, con sus inocentesojos muy abiertos y ansiosos. «Claro —pienso—, porque soy taaanamenazadora...»
—Probablementeenlamesa—sugiero—.Pregúntaleatumadre.—Estádentro—diceChase.Y entonces, uno de sus amigos lo empuja hacia delante, riéndose
comosifueselamejorbromadelmundo,yChasechocaconmigoconungolpe suave. Retrocede de inmediato y está, evidentemente, un pocoavergonzado.Esentoncescuandomedoycuentadequemicamiseta sinmangasestámojada.
—Perdón—balbucea.Echaunamiradahaciaabajo,alvasodeplásticovacíoensumano.
Haceunsegundoestaballenoauncuartodesucapacidad.—Nopasanada—respondo.Dehechoesestupendo.Ahoratengounaexcusaparaentrarencasay
huirdeesahorriblebarbacoamientrasmecambio lacamiseta.Entoncesme escapo, entro en la casa casi haciendo piruetas de alegría. Si tengosuerte papá beberá una cerveza de más y no se percatará si decido novolverduranteelrestodelanoche.PasaréelratoenmisencillahabitaciónyllamaréamamáochatearéporvídeoconAmeliaotalvezmerompalasdos piernas. Cualquiera de esas opciones es mejor que quedarme solafuera.
Dejo escapar un suspiro exhausto —ha sido un día infernal yagotador— y me dirijo hacia las escaleras. Pero casi ni he pisado elprimer escalón cuando escucho unos tremendos gritos explosivos queretumban en las paredes del salón.Y siento demasiada curiosidad, estoytanintrigadaquenisiquierapiensoenignorarlos.Asíquenolohago.Meacercosigilosamentealpequeñohuecoabiertodelapuerta.
DesdemilimitadarendijaveoaElla,quecierralosojosyhundesucabezaentrelasmanosmientrassefrotalassienes.
—Nisiquierahellegadotarde—seexcusaunavozmasculinadesdealgúnsitioalotroladodelahabitación.SutonoesduroeinmediatamentemedoycuentadequepertenecealGilipollas.
—¡Hasllegadocondoshorasderetraso!—legritaElla,yyodoyunpasoatráscuandoabrelosojosderepente.Tengomiedodequemevea.
ElGilipollasseríe.—¿En serio crees que voy a volver a casa para presenciar una
malditabarbacoa?—¿Qué problema tienes esta vez? Olvídate de la barbacoa —dice
Ella,yseponeacaminardearribaabajoporlaalfombracolorcrema—.Estabas comportándote comoun crío incluso antes debajarte del coche.¿Quétepasa?
Él estáunpoco sin alientomientras aprieta lamandíbulay ladea lacara.
—Nada—dice,rechinandolosdientes.—Esevidentequenosetratadenada.—EltonodeEllaesseveroy
reprobador,notienenadaqueverconlavozdulcequeempleóconmigohace tansoloquinceminutos—.¡Otravezacabasdehumillarme,delantedecasilamitaddelbarrio!
—Loquetúdigas.—Nodeberíahaberdejadoquetefueras—diceElla,conuntonomás
bajo esta vez, como si estuviera enfadada consigo misma—. Deberíahaberteobligadoaquetequedaras,perono,porsupuestoquenolohice,porqueintentédarteunpocodecanchay,comosuelesuceder,meexplotóenlacara.
—Mehabríaidodetodasformas—replicaelGilipollas.Daunpasoyentraenmicampodevisión,sacudelacabezamientras
seríedeElla.Estádeespaldashaciamíyahoratengolaoportunidaddepoderecharleunamiradamediodecente;laprimeravezpasópornuestro
ladotanrápidoquecasinotuvelaoportunidaddeasimilarnada.—¿Quévasahacer?¿Castigarmesinsalirotravez?Su voz es grave y ronca, y su cabello es casi de color negro
azabache.Lollevadespeinadoperoaseado,ysushombrossonanchos,yes alto. Parece una torre por encima de Ella, la supera por varioscentímetros.
—Eresinsoportable—murmura,apretandolosdientes,perocuandodiceestosusojosparpadeanporencimadesuhombroduranteunadécimadesegundoyfijalamiradadirectamenteenmí.
La respiración se detiene enmi gargantamientrasme alejo a todaprisadelapuerta,deseandodesesperadamentequenomehayavisto,quehayaestadomirandohacialapuertaynohacialapersonaqueseescondíadetrás de ella. Pero mis deseos resultan ser una pérdida de esperanzacuandolapuertaseabredeuntiróntrasunossegundos,antesdequeyohayatenidolaoportunidaddeescapar.
—¿Eden?Ellaentraenel recibidorysusojosmiranhaciaabajohastaquese
fijanenlosmíos,porqueyoestoymediodespatarradaenlasescaleras.Mipatéticointentodeescaparhaciaarribanohafuncionadomuybien.
—Esto...—balbuceo.Si mis brazos no se encontraran totalmente paralizados estaría
llevándomelaspalmasdelasmanosalacaraconexasperación.Y entonces, lo peor que puede pasar en el mundo sucede. El
Gilipollasasomalacabezaporelmarcodelapuertaysalealrecibidoraponerseanuestrolado,yesentoncescuandopuedoverlobien,decerca,por primera vez. Sus ojos son color esmeralda—demasiado brillantesparaconsiderarlosdeunsimplecolorverdeydemasiadovibrantesparaconsiderarlos normales— y se posan sobre mí de tal manera que unescalofríomerecorrelaespalda.Aprietalamandíbulaotravez,borrandoporcompletolasonrisairónicadesucara.
—¿Quiéndemoniosesestatía?—exigesaber,susojosparpadeanalmirar hacia Ella mientras espera que le explique por qué hay unaadolescente con cara de despistada que parece estar haciendo ejerciciosaeróbicosensuescalera.
Puedo notar la vacilación en el rostro de Ella mientras consideracuidadosamentecómoresponderle.Letocaelbrazoconsuavidad.
—Tyler—dice—,estaesEden.LahijadeDave.
ElGilipollas—o,demaneramásformal,Tyler—bufa:—¿LacríadeDave?Meincorporounpocoymepongodepie,peroestesiguemirando
haciaotrolado.—Hola—intentosaludar.Estoyapuntodeextenderlelamano,peroentoncesmedoycuentade
loestúpidaquemeveo,asíqueenvezdeesoentrelazolosdedos.Sus ojos por fin vuelven a los míos. Se limita a observarme con
intensidad.Memiraymemira.Escomosinuncahubieravistoaotroserhumanohastaahora,porqueenprimerlugar,seloveconfundido,yluegoenfadado, y luego perplejo otra vez. Sus ojos agudos me hacen sentirincómodamientrasmeestudia,asíquebajolamiradayobservosusbotasmarrones y sus vaqueros durante un segundo. Cuando lo miro ahurtadillas,tragalentamenteydesvíalavistahaciaElla.
—¿LacríadeDave?—repite,estavezconuntonomuchomássuaveyconundejodeincredulidad.
Ellasuspira.—Sí,Tyler.Yatedijequeibaavenir.Notehagaseltonto.EstádelantedeElla,peroconelrabillodelojomeestámirandode
piesacabezaotravez.—¿Quéhabitación?—¿Qué?—¿Enquéhabitaciónlahabéispuesto?Esunaextrañasensaciónoírlohablardemícomosiyonoestuviera
aquí, y a juzgar por su reacción, supongoquedesearía que ese fuera elcaso.
—Laqueestáalladodelatuya.Gime con dramatismo, exagerando su fastidio al saber que estaré
cercadeél,yentoncessedalavueltaymemirafijamente.Ahorameestáobservando de forma penetrante. ¿Acaso se cree que yo quiero vivir enestacasaconestepatéticointentodefamilia?Porquelarespuestaesno.
Cuando ya me ha fulminado con la mirada durante un buen rato,como si quisiera hacer algún tipo de declaración de principios, empujalevementeaEllaparaapartarlayluegoseabrepasopormiladoysubelasescalerashechounafuria.
Durante los largos segundos que pasan hasta escuchar un portazo,Ella y yo permanecemos en silencio. El hecho de que esperemos a
escucharcómoélcierralapuertaantesdehablarotravezdebedeseralgocotidianoenestacasa.
—Losiento—sedisculpaElla.Selaverealmenteestresadayavergonzada,ymeencuentrosintiendo
empatíaporella.Siyotuvieraquetratarconunimbéciltangrandecomoél todos los días, probablemente tendría tres ataques de nervios cadaveinticuatrohoras.
—Essoloqueél...Mira,volvamosalpatio.No,gracias.—Chasederramósubebidasobremí,asíquetengoquecambiarmela
camiseta.—Ah—dice.Enarcalascejasmientrasestudialamanchahúmedaen
micamisetasinmangasconunligeromohín—.Esperoquetehayapedidodisculpas.
MientrasEllasedirigealpatio,yoporfinsubolasescaleras—estavezconrapidez,sinparecerdeforme—ymederrumboenmihabitaciónsuspirandoaliviadaenelinstanteenquecierrolapuerta.Porfinsola,sinquenadiemeirrite.
Duranteexactamenteochosegundos,hastaquelamúsicacomienzaaretumbarenlahabitacióncontigua,tanfuertequetemoquesederrumbelapared.Rachaeldijoqueesperabaquemihabitaciónnoestuviesecercadela de Tyler. Y no estoy cerca, estoy al lado. Me quedo sin palabras ymolesta y cansadamientras me detengo en el medio de la habitación ymirofijamentehacialapared.Alotroladoduermeunimbécil.
Porsuerte,trascincominutoslamúsicaseapagayvuelveelsilencio.Elúnicoruidoeseldeunapuertaqueseabre.Talvezmihermanastroyasehayacalmado.YesestaesperanzalaqueprovocaquemeacerqueamipropiapuertaylaabradespacioparaencontrarmeconlosferocesynadacalmadosojosdeTyler.
—Hola—intento saludar otra vez. Si esta persona es un miembroestabledeminueva«familia»,necesitoporlomenoshacerunesfuerzo—.¿Estásbien?
LosojoscoloresmeraldadeTylerseríendemí.—Adiós—dice.Conlamismacamisarojadefranelaylasbotasmarronesenlospies,
bajalasescalerassuavementeysaleporlapuertaprincipalsinquenadiesepercatede suhuida apartedemí.Es evidenteque está castigadoyno
puedesalir,peroparecequeleimportaunpepino.Yosuspiroyarrastrolospieshaciamihabitación.Porlomenoslohe
intentado,queesmuchomásdeloqueélpuededecir.Mequitoelblazerylacamiseta,yladejocaerenelsueloantesdedesplomarmeencimademinueva cama por primera vez. El colchón de espuma tragami cuerpo, ycuando desarrollo la habilidad para desconectar del ruido de la músicaentremezcladoconlascarcajadasborrachas,mirofijamentehaciaeltechoysolorespiro.Sigorespirandoinclusocuandoseescuchaelrugirdeunmotordesdeafuerayuncochesalecatapultadoporlacalle.SupongoquesetratadeldeTyler.
Uso la siguiente hora para llamar a Amelia, hago hincapié en loinsoportablequefuelabarbacoayloaburridoqueesmipadreyloidiotaqueesTyler.Amamálehagoelmismoresumen.
—Eden.—Lavozdepapáhaceecoatravésdemipuertaunpocomástarde,cuandoyaestoymediodormida.Abrelapuertayentrainclusoantesdequeledépermiso—.Bueno,yasehanidoacasacasitodoslosvecinos—dice.Hueleacarnequemadayacerveza—.Nosvamosameteren lacama.Yadoyeldíaporacabado.
Le doy unas buenas noches rápidas y me giro hacia la pared,enterrandolacabezaeneledredóncuandoélsale.Lagentedicequeobienessumamente fácildormirseenunacamaextraña,omuymuydifícil.Yahora mismo, a pesar de la fatiga que inunda cada centímetro de micuerpo,medoycuentadequeeslosegundo.Mevuelvoymepresionolafrenteconlamano.Elcalordeldíaestáatrapadoenminuevahabitación,y todavía no han puesto en marcha el aire acondicionado. No puedodecidirsiestárotoosipapásehaolvidadoporcompletodeponerlo.Seacomosea,selodiréporlamañana.
Paso una hora dando vueltas en la cama hasta que finalmente meduermo.Durante exactamente cuarenta y sieteminutos. Parece que nadaduramuchotiempoenestacasahastaquealguieninterrumpe.
Habíasupuestoquesialgomeibaadespertarseríaelabrasadorcalorde mi habitación, no el sonido de gemidos borrachos rebotando en miventana abierta.Losmurmullos, alaridos y algunas palabrotasmehacenaguzareloídoyabrirlosojos.Mearrastroporelsueloconlasrodillasdesnudas,despacioyenestadodealerta.Echounvistazoporencimadelalféizardelaventana.Elairefrescodelanochesobremicarameproduceunasensaciónestupenda.
—No—unTylerborracho lediceal aire—.No.—Suexpresiónestotalmente solemne. Una de sus manos está apoyada con firmeza en elcésped—. ¿Qué está sucediendo? —Dado que está hablando consigomismo,suvozesunsusurro.Meimaginoquedebedehabervueltoacasacaminando,yaquesucochenoseveporningúnlado;esometranquiliza,porque significa que tiene algo de sentido común. Conducir bajo losefectos del alcohol es una estupidez demasiado grande, hasta para él—.¿Cuándopasólamedianoche?—Unatremendarisotadaseleescapadeloslabiosysepierdeenelaire.
—Ey—mehagooírporlaventanamientrasmesientoylaabrounpocomás—.Aquíarriba.
LosojosenblancodeTyler tardanvariossegundosenlocalizarmivoz,ycuandomeveenlasegundaplantamefulminaconlamirada.
—¿Quédemoniosquieres?—¿Estás bien?—En cuanto las palabras salen demi boca,me doy
cuentadelpocosentidoquetienelapregunta.Esevidentequenoloestá.—Abrelapuerta—meordena.Pronuncialaspalabrasconalgodedificultad.Conunmovimientode
lacabeza,avanzahaciendoesespordebajodeltechoinclinadoyfuerademivista.
Dadoquemehedesnudadocasideltodo,salvoporlaropainterior,paraintentarrefrescarme,enseguidacojoloprimeroquepilloamanoymelopongomientrascorrohaciaabajoporlasescaleras.Tengocuidadode no hacer ruido. Mantengo la luz apagada y piso con suavidad. Elcontornodesufigurasetrasluceconnitidezporlospanelesdecristaldelapuertaprincipal.
—¿Quéestoyhaciendo?—susurromientrastoqueteolacerradura.ElGilipollasquenohahechomásque fastidiarme,mepideque lo
dejeentrarencasa¿yyolehagocaso?Sinembargo,sinvacilar,abrolapuertaencuantooigoelclicdelacerradura.
—Tehastomadotutiempo,¿eh?—Tylerbalbuceamientrassecuelaypasapormilado.Emanaunencantadoraromaaalcoholytabaco.
Cierrolapuertayledoylavueltaalacerraduraotravez.—¿Estásborracho?—No—miente.Suampliasonrisade inmediatoseconvierteenuna
muecadesuperioridad—.¿Yaesporlamañana?—Sonlastresdelamadrugada.
Se ríe entredientesy luego intenta subir por las escaleras, peronohacemásquetropezarycaerse.
—¿Cuándo pusieron estas cosas aquí? —pregunta mientras dagolpecitossobreunodelosescalones—.Antesnoestaban.
Loignoro.—¿Quieresaguaoalgo?—Otracerveza—essurespuesta.En la oscuridad, veo que llega al rellano y luego desaparece en su
habitación,porsuertesindarunportazoestavez.SeguroqueEllaharíaquealguien loasesinarasi lovieseahoramismo,borrachoe incapazdemantenerseenpiedurantemásdeunossegundos.
Enseguida sigo su ejemplo, subo las escaleras sigilosamente y memetoenmihabitación,mequitolaropaotravezylatirodescuidadamenteenelsuelo.Enelcuartosiguehaciendouncalorincreíble,asíqueenvezdearrastrarmehacialacamaymorirdeunalipotimia,mesientobajolaventana.Apoyo la cara en el cristal frío y respiro el aire nocturno.Veounalatadecervezaaplastadaalladodelbuzón.
Gilipollas.
4
CuandoRachaelmedijoquehablaríamosporlamañana,noesperabaquesepresentaraenlapuertadecasadepapáalas10.04.Despertarse,ymucho menos quedar, antes del mediodía en verano es absurdo. Va encontrade lasnormasdecualquiersociedadparapreservar lacorduradelosadolescentes.FulminoaRachaelconunamiradaenelinstantequebajolasescaleras.
Papámantienelapuertaabiertaconunamano,unatazadecaféenlaotrayunasonrisaenlacara.
—¡Ahoraviene!—Adiós, papá—me despido con suavidad a la vez que pongo los
ojosenblanco.Élmesiguesonriendo—escomosiestuvieraeneljardíndeinfancia
yacabaradehacermiprimeraamiguita—yentoncesporfinarrastralospieshaciaelsalón.
—Quévergüenza.Rachaelseríe.—Mi padre es igual. Debe de ser una regla que todos los padres
tenganqueserunosplastas.—Sí—digo. Todavía medio dormida, me sorprende que hasta sea
capazdehilvanarlaspalabras—.Nosabíaquesaldríamostantemprano.LosojosdeRachaelseabrencomoplatosmientrasmesonríecomo
diciendo«estachicaesestúpida».—¡Es sábado, si vamos a ir al Paseo, tenemos que llegar
supertemprano,porquevaaestarrepleto!YonisiquieraséloqueeselPaseo.—Ahhh.Hagounapausadeunsegundo(ocuatro)paraecharleunvistazoala
ropa de Rachael. Lleva unos lindos pantalones cortos, una blusa con
botonescolorcremaygafasdesoldeaviadora,ytodaunacoleccióndejoyas.Yyollevounacamisetaextragrandeconcaricaturasdealpacas.
—Voyacambiarme.¿Teapeteceentraryesperar,o...?—Ven ami casa cuando estés lista—dice, y luego añade paramás
información—:esesa.Señalahacialacasaquehayalotroladodelaacera.Antesdeponerse
enmarcha,mepideeducadamentequemedéprisa.Tardo treintaminutosenestar lista.Mesaltoeldesayuno,pasoseis
minutosenladucha,mepongoropaparecidaaladeella,medejoelpelosuelto, y me aplico una fina capa de maquillaje. Nada demasiadocomplicadoniquerequieramuchotiempo.
—Voya salir—informo a papá, asomando la cabeza por la cocinatrasseguirelsonidodesuvoz.
SecallaamitaddelaconversaciónqueestáteniendoconElla.—Tencuidadoynovuelvasmuytarde.¿Adóndevais?Meencojodehombros.—AunsitiollamadoelPaseooalgoasí,creo.—¡Ah!, Tyler también está en el Paseo —comenta Ella. Me había
olvidadodeeseimbécilhastaahora.Papásevuelvecomounresorteparamirarlafijamente.—¿Noestácastigado?—pregunta,su tonoesalgoduro.Pareceque
éltampocopuedesoportaraltío,ylaverdadesquenoloculpo.Tylernoesunadelaspersonasmáscálidasquehayaconocido—.Dejadeser tantolerante.Nodeberíasdarmarchaatrás.
—Diviértete—mediceElla,ymesonríe,ignorandoporcompletolaexpresión de rabia de papá. Es como si sus palabras le entraran por unoídoylesalieranporelotro.
Laincomodidadaumentaymeescapodeallílomásrápidoposible.NoquierohaceresperaraRachael.Tocarlasnaricesaminuevaamigaeldía después de haberla conocido no es algo queme apetezca hacer. Porsuerte, cuando llego a la entrada de la casa de Rachael, a las 10.37, noparecemolesta, a pesar deque es evidente quemeha estado esperando;nadiesaledecasaconprisatantempranosinunabuenarazón.
—Hoyvaahacermuchocalor—diceRachael.Echalacabezahaciaatrásparamirarelcieloysuspira.Lociertoes
quesí,eltiempoesmuchomáscalurosoqueayer.Ytodavíanosonnilasonce.
—Venga,vámonos.HayunEscarabajorojoestacionadoanuestrolado,yellasacaunas
llavesyloabre.Vaciloantesdesubiralcoche.—¿Cuándotesacasteelcarnetdeconducir?Rachaelenarcaunacejaydejaescaparunsuspiro,yaquesinquerer
estoyretrasandosuexcursiónalPaseo.—Ennoviembre—responde.Lamirofijamente—.Yaséloqueestás
pensando: que todavía no han pasado doce meses. Pero por aquí nadiesiguetodasesasrestriccionesestúpidas,asíquevenga,súbete.
Ignorandoelhechodequeesilegalqueyomesubaalcocheconellasinlapresenciadeunadulto,alnotenertodavíaveinteaños,meacomodoenelasientodelpasajero.Extremoelcuidadoparacerciorarmedequemicinturónestábienasegurado.
—Asíquetienesdiecisiete—adivino.Rachaelretrocedeysalealacalle.—Sí,estoyapuntodeempezarsegundodebachillerato—dice,pero
su atención está puesta en la calle delante de nosotras y salimosabsurdamente rápido—. La misma edad que Tyler. Vamos juntos alinstituto.¿Ytú?
—Estoyencuarto.Solomequedandosañosdebachilleratoantesdepoder, con suerte, hacer las maletas y marcharme a la Universidad deChicago.Laesperaestásiendomuylarga,yyoyaheempezadoarellenarla Solicitud de Admisión Anticipada, porque estoy desesperada poracceder. He tenido los ojos puestos en Chicago desde el primer año, yaunque mi madre preferiría que ingresara en la Universidad Estatal dePortland,creoqueChicagotieneelmejorprogramadepsicología,yesoesloquesiempremehainteresado.Sientocuriosidadporlagente.
—Elpenúltimoañoenel institutoes elpeor—esel comentariodeRachael—.¡Lovasaodiar!
EntoncesenciendelaradioyelvolumendelamúsicaestanaltoqueresultacasiensordecedormientrasnoslanzamosporlaavenidaDeidreygiramoshacialaizquierda.Rachaelcantaconlamúsica.
Durante el trayectode cincominutosnopuedodeterminar si sientonáuseas por lo mal que conduce Rachael o porque nos dirigimos a unlugardondeacudenhordasdegente.HordasqueincluyenaTyler.
—Por cierto,Meghan también viene—comentaRachael bajando elvolumen.
Estacionadelantedeunacasadeladrillospálidosenlaesquinadelacalleytocaelclaxon.Yojugueteoansiosaconlosdedos.
Unosminutosmástarde,unachicadeascendenciaasiática,conpelooscuroybrillante,caminarápidohastaelcoche.SedeslizaenelasientodetrásdeRachael.
—¡Hola,chicas!—diceconunavozsuave.Rachaelponeelmotorenmarcha.—Hola,Meg.EstaesEden,lahermanadeTyler.—Hermanastra —corrijo. Vuelvo la cabeza por encima de mi
hombroparaversusojos—.Encantadadeconocerte.—Igualmente—respondeMeghan,ofreciéndomeunaampliasonrisa
mientrasseponeelcinturón—.Estásaquíparapasarelverano,¿verdad?—Sí.Lamúsicaestallaotravez,ynodejalugarparalaconversación,yyo
lo agradezco. Pronto salimos de la zona residencial de la ciudad yentramos en el área más industrial, pasamos moteles y cafeterías yedificios de oficinas. Enseguida nos encontramos avanzando a paso detortugaenmediodeltráfico.
—Detestointentarencontrarunsitioparaaparcar—sequejaRachael,apesardemeterseenunparking,acelerarparasubirtresniveles,yluegoestacionar en una plaza vacía, en diagonal—. Venga, ¡vámonos a lastiendas!
TodavíanoséloqueeselPaseo.Nos dirigimos hacia la planta baja mientras yo las sigo un poco
rezagada. Rachael y Meghan caminan demasiado rápido, y yo meconformo con avanzar lentamente para apreciar lo que me rodea. Lasimito cuando doblan la esquina y continúan por la siguiente calle. Yentonces descubro lo que es el Paseo: se trata de una calle peatonalenorme, abarrotada de tiendas de diseño y de restaurantes caros y deostentosassalasdecine;eseltipodecomplejodeociosobrevaloradoqueporlogeneraldetesto.
—¡Eden, tepresentoelPaseode lacalleTres!—diceRachael,yyomeestremezco—.MilugarfavoritodetodoLosÁngeles.Esinsuperable.
—Elmíotambién—añadeMeghan.Las dos tienen o que estar locas o que ser extremadamente
convencionales.Porsupuestoquelesencantaestemaravilloso,fantásticopaseo,porquesonchicas.Chicasbonitas.Esnaturalquesesientanatraídas
porunsitiocomoeste,queseconviertaensurefugio.—Mola muchísimo —digo. Mi voz suena tan seca que es
descaradamenteobvioqueestoymintiendo.Intentoanimarme,asíquemeaclarolagargantaysigo—:¿Hastadóndeseextiendeestepaseo?
—¡Tresmanzanas!—Rachael le echa un vistazo a su reloj y luegoagita lasmanosdemaneraerrática—.¡Venga,estamosperdiendotiempodecompras!
Dios,irdecompraseselpeorpasatiempoquejamáshayaexistido,anoserqueesosignifiqueexplorarlasestanteríasdeunalibrería.NocreoqueRachaelyMeghanseanaficionadasaestetipodetiendas.EstoquedaconfirmadocuandomearrastranaunAmericanApparel.
—Básicamentetúeresunaturista—diceRachael—,asíquedeberíascomprar loque tedé la realgana.Yonecesitounpardepantalones, asíquevoyaversilosencuentro.
—Yonecesitounsujetadornuevo—comentaMeghan.Lasdossemarchanpavoneándosesindecirotrapalabra,dejándome
solaenestaenormetiendaparahaceralgoqueodio:comprar.Lociertoesquemevendríabienalgoderopanuevaparaelverano,asíquemearmodevalorymepongoarebuscaryacribarenlosestantesyenlasbarrasderopa.Alfinalencuentrounafaldabonitayuntopconundiseñoaztecaquepuedenpasarporaceptables.Decidoprobármelosparaverlatalla,ysueltoungemidocuandodescubrolacolaquehayenlosprobadores.
—Eden—mellamaRachaelsaliendodelanadayacercándoseamí—.Saldeesacola.
Melaquedomirando—¿Qué?—Porque...—comienza,peroluegosecallacuandolamujerqueestá
delante demí se da la vuelta paramirarla de pies a cabeza.Rachaelmecogedelcodoymealejadeallí—.Porque—dicedenuevo—hayunosprobadores en la parte de atrás de la tienda que están cerrados, peronosotrassiemprelosusamosdetodasformas.Esmejorqueesperar.Ven,telosmostraré.
Conunapiladepantalonessobreelbrazo,meconduceatravésdelatiendahastaelrincónmásapartado.
—Necesitoterminardemirar,búscanoscuandohayasterminadooloquesea.
Cuando se gira y se marcha otra vez, me encuentro mirando
fijamente hacia una puerta blanca con un cartel queme informa de queestá,enefecto,cerradopara todos losclientes.NosésiRachaelmeestágastando una broma o algo igual de cruel, pero echo un vistazo a mialrededor para asegurarme de que no haya nadie mirando y me metodentro.Sientoquerompolasreglas.Meprobarélascosasrápidamenteyluego saldré lo más rápido posible, antes de que me pillen. Reina elsilencio, aparte de la aburrida música de la tienda; entro en el primercubículoqueencuentro.Elcorazónmelateaceleradoynotengoideadelporqué.Cuandoestoyapuntodequitarmelacamiseta,escuchounarisitaenel cubículodeal lado,y todomicuerposeparalizay semecortaelaliento.
—Paraaa—lavozsusurrayríe.Es tanbajitaysuavequeapenasseoye.Sindudaperteneceaunachica.
—Nena—murmuraunavozmasculina,bajitoyconfirmeza.Seoyeelruidodelabiosquebesanotroslabios.Opielylabios.No
puedodistinguirladiferencia.—¿Quéesesoquellevas?—preguntalachica.Másbesossonoros—.
¿EsMontblanc?Huelecomosilofuera.—No,esBentley—contestaelchico.Olfateo.Hayunincreíblearoma
acoloniaenelaire—.Venaquí.Aúnmásbesossonoros.Uncuerpogolpeaeltabiquedemicubículo,
yyointentonorespirarmientrasmantengolasmanosquietasenelaire.Lachicaseríe.—¿Quéestáshaciendo?—¿Qué?—Sealoquesealoqueestáshaciendoahora,esagradable.—Porsupuestoqueesagradable.Mi rostro se retuerce con asco y me tapo la boca con la mano
mientras sacudo la cabeza. Esta es la situación más incómoda que heexperimentadoenmivida.Contemoraqueestagentemirehaciaabajoyvea mis pies por el hueco del tabique, me subo a la silla en silencio.Intentaríamarcharme para que ellos jamás supieran que he estado aquí,perolaideadehacerunpequeñoruidoydequedescubranmipresenciamemantienepegadaenmisitio. Inclino lacabezaymirohaciaelsuelo.Puede que no puedan vermis pies, pero desde luego que yo sí.Zapatosplanosazulcieloybotasmarrones.
—Tyler—jadealachicamientrasseparasuslabiosdelosdeél—,no
lovamosahaceraquí.No tengoni ideade loquenoestánhaciendoahí,perosí sé loque
esasbotasmarronesylavozyelnombredeTylersignifican.Porfavor,Dios,no.
Es entonces cuando casi vomito, y también es en ese momentocuandoescucholavozdeRachaelquemellama:
—Eden,¿siguesaquí?Sin esperar un segundo más, agarro la ropa de los ganchos de la
pared y salto de la silla, abro la cortina y observo a Rachael con unamirada frenética.Me dirijo hacia ella, casi corriendomientras agito lasmanosenelaireenunintentodehacerlesaberquetenemosquesalirdeallípitando.
—Chis—chista la chica con aspereza, y luego dice más fuerte—:¿Quiénestáahí?
IntentoempujaraRachaelporlapuerta,peroellasedetiene.—¿Tiffani?—¿Rachael?La cortina del cubículo contiguo al mío se abre, y una chica alta,
rubiaplatino,emergedeél.Tienelasmejillassonrojadasysemordisqueaellabio.Lamitaddelosbotonesdesublusaestándesabrochados—.Ehhh,nosabíaquehubieranadieaquí.
«Evidentemente»,pienso.—¿Quéhaces?—preguntaRachael,enarcandolascejasconsospecha
—.Tyler,¿estásahítambién?Esperamosunarespuesta.—Sí,estoyaquí.—Tyleremergededetrásdelacortina,alavezque
seponeunacamisetagrisydesteñida,yluegosepasalamanoporelpelo.Lo cierto es que se ve muchomejor que esta madrugada—. ¿Has oídohablardelaintimidad?
—¿Y tú habías oído hablar de no follar enmedio de unAmericanApparel? —le suelta Rachael con rapidez, con voz calmada mientrasarrugalanariz—.Esasqueroso.
Lasperfectamente enarcadas cejas deTiffani y sus pómulos altos ysus labios gruesos se desploman hacia el suelo. Primero parece estaravergonzada de haber sido descubierta, pero entonces su expresión seendurecemientrasseabrochalosbotonesdelablusaconrapidez.Tengoqueapartarlavista.
—De todasmaneras, ¿qué hacéis aquí?—pregunta Tyler, clavandosusojosenmí.
Suspupilasagudassemantienenfijasenmídurantevariossegundos,yunescalofríomesubeporlaespinadorsalmientrastemoloquepuedadeciracontinuación.
—Nosestamosprobandoropa—contestaRachaelseca—;es loquesehacenormalmenteenlosprobadores.
Tiffanilelanzaunamiradaasesinaantesdefijarsuvistaenmí,conuncabreoevidente.
—¿Ytúquiéneres?—Eden—murmuro. Me esfuerzo por mirarla a los ojos, en parte
porquemesientomuypequeña,yenparteporque lascircunstanciassonmuy incómodas. En vez de mirarla a ella, me dirijo a Tyler—. Suhermanastra.
—¿Tienesunahermanastra?—el tonodeTiffani se suavizaduranteunsegundomientrasfrunceelceño.
LeechaunvistazoaTyler.Élsimplementeseencogedehombros.—Esoparece.Ella lo mira pestañeando durante unos segundos, como si una
hermanastra fueraalgún tipodecriaturamíticaquesoloexistieseen loscuentosdehadas.Cuandoporfinloentiende,vuelveafijarsumiradaenmí,conlosojosentrecerrados.Sutonoesamargo.
—¿Porquéestabasahídentro?¿Acasonosespiabas?—Tranqui,nena—lediceTyler, salvándomede tenerquearmarme
devalorpararesponderle,ylacogedelbrazo—.Tampocoesparatanto.Dejadeflipar.
Tiffaniabremucholosojosyseparaloslabios,horrorizadaantesufaltadeinterés.Secruzadebrazosenfurruñada.
—Solodigoque...—Ya, vale, pero no—sentencia. Aprieta los labios y se encoge de
hombros—.Aella ledaigual.Venga,vámonos.Tengoqueira la tiendaLevi’s.
Rodea loshombrosde lachicaconunbrazo,con impaciencia,y laatrae hacia él, pero ella exhala un suspiro y se mantiene firme en supostura,haceunapausaymiraaRachaelalosojos.
—Teveréelmartes—ledice—.Sigueenpielodeiralaplaya,¿no?—Sí—contestaRachael,yluegomeechaunamirada.
Eneseinstanteséexactamenteloqueestápensando,yrezoparaquenolodigaenvozalta,pero,porsupuesto,lohace:
—Edentambiénpuedevenir,¿no?Puf.Los rasgos de Tiffani se endurecen otra vez y exhala un suspiro
lentamente: es evidente que se está debatiendo entre si debería o nopermitir que una intrusa invada sus planes playeros. Finalmentesimplementemurmura:
—Supongoquesí.Y entonces permite queTyler se la lleve consigo, el brazo de él le
rodea la parte de atrás de su cuello. Se la ve medio aterrada y medioirritada. Probablemente tendrán que pasar varias horas para que el tonosonrosadoabandonesusmejillas.
Miro fijamente aRachael rodeada del nuevo silencio que se instalacuandosehanmarchado,enarcounacejaconcuriosidad.
—Su novia —me dice—. Llevan saliendo desde primero desecundaria.Probablementeestotemarquedeporvida.
Sacudo la cabeza y respiro por primera vez en los últimos diezminutos
—Menudocabrón.—SetratadeTylerBruce—diceRachael—.Siempreesuncabrón.
5
Parasersincera,lamañanaenelPaseoconRachaelyMeghannofuetan mal. No pasaron demasiado tiempo en la misma tienda, no sefundierontodalapagaenzapatos,yparamisorpresaaambaslesencantael café; lo descubrí cuando paramos en una cafetería pequeña yminimalistajustoalavueltadelaesquinadelbulevardeSantaMónica.Sellamaba la Refinería y servían el mejor caffelatte que he probado enmuchotiempo.
—¿Estásseguradequenoquieresvenir?—preguntapapáporoctavavez,asomandolacabezapormipuerta.
Yoestoyinmersaenelprocesodepintarmelasuñasdelospiesconuncolorzafiro radiante,perohagounapausaparaecharunvistazoporencimademihombroalirritanteserhumanoqueestádetrásdemí.
—Segura—digo—.Aúnnomeencuentromuybien.Yvuelvoamisuñasymantengolacabezainclinada.Semedafatal
mentir,yantes,cuandoerapequeña,papásolíasabersiestabamintiendoconsolomirarme.Consuerteyanoserátanevidente.
—Haycomidaenlaneverasitedahambre.—Vale—digo,ysaledelahabitación.Evitarunacomidafamiliartalvezseaalgopocosociable,perosolo
laideadetenerquepasarlatardedelsábadoconmifamiliareconstituidaessuficienteparaprovocarmeunamigraña.EnlasdoshorasdesdequehevueltoacasadelPaseo,papánohahechonadamásquedarmelalataconuneventohorrendoalquequierequevaya.Yosigorechazandolaofertademanerapersistente.
Trasterminarconlasuñas,ordenotodoycaminopor lahabitacióndandosaltitosapoyadaenlostalones,yluegosalgoalrellanocuandoElladavoceshaciaarribadiciendoqueestánapuntodemarcharse.Apenashecomenzado a bajar por las escaleras cuando Tyler emerge de su
habitación.Sus ojos se entrecierran en cuanto me ve, y me mira fijamente
duranteunbuenrato.Amíyamispantalonesdechándal.—¿Novas?—¿Ytú?—ledisparocomorespuesta.Lleva una sudadera azul marino y tiene la capucha puesta. Un
auricularlecuelgadeunaoreja.—Estoycastigado—bufa,ysefrotalasien—.¿Cuálestuexcusa?—Estoyenferma—miento.Medoylavueltaymedirijohaciaabajo,
alrecibidor,perolonotocerca,detrásdemí—.Quéextraño:elhechodequeestuvierascastigadonoteimpidióiralAmericanApparel—lanzoporencimademihombroenvozbaja.
—Cierraelpico—replica.Cuando llegamos al recibidor, papá está esperando al lado de la
puerta junto aElla. JamieyChase seven aburridos comoostras.Al serpequeños, debe de ser difícil para ellos escaparse de este tipo deespantososeventos.
—No llegaremos muy tarde —dice Ella mirando fijamente y confirmeza a Tyler. Es como si estuviese preocupada por dejarlo solo.Deberíaestarlo—.Nisueñesconsalir.
—Mamá,nomeatrevería—dice,peroel sarcasmoespatenteensuvoz.
Seapoyaenlaparedycruzalosbrazossobreelpecho.—¿Podemos irnos ya?—pregunta Chase. Agradezco no tener que
pasarporlomismoqueél—.Tengohambre.—Sí, sí, vámonos—dicepapá.Abre lapuerta, lespideaChaseya
Jamieque subanal coche,yme lanzaunamiradade simpatía—.Esperoquetesientasmejor,Eden.
Yosencillamentesonrío.—Adiós.—Portaosbien—advierteElla.Todavíaselaveansiosa,perosemarchantodos.Cuando cierran la puerta detrás de ellos y la casa se inunda de un
silencioextraño,medoycuentadequemehequedadosolaconelimbécilami lado.Todalanoche.Mevuelvoparamirarlodefrente.Susojosyaestánsobremí.
—Ehhh—digo.
—Ehhh—meimitaconunavozquenosepareceennadaalamía.—Ehhh—repito.—Mevoyadarunaducha—meinforma—.Siteapartas.Doyunpasoymepongoaunladodelasescalerasyélpasapormi
ladorozándomeconrabia,de lamismamaneraenquemeempujóayer,comosiyofueraunmeroobstáculoensucamino.
—Maleducado—farfulloentredientes.Enlascuarentayochohorasquellevoaquí,nomehadichoniuna
palabraamable.Tampocoparecetenermodales.Porsuertenotendréquehablarconélporlomenosdurantecincominutos.
Meaburroalinstante,porloquemedirijoalsalónymeacomodoenelsofá.Laverdadesquecuandoestásenunaciudadnuevaytienesceroamistades, acabas pasando la noche del sábado sola en el inmaculadosalón de tu familiastra mirando las reposiciones del reality «LasKardashian», porque lo único que puedes hacer cuando tu vida es uncoñazoesmirar lade losdemás.LociertoesqueAmeliamemataríasisupieraqueestoyviendoesteprograma.Noesquemegusteninadaporelestilo.Bueno,talvezunpoquito,perojamásselodiría.
Durante el rato que paso delante de la tele, también bombardeo amamáconvariosmensajesdetextodiciendonadamásquepestesdepapá.Ellaestádeacuerdo.
Estoymirando el teléfono cuando una voz femenina dice «¿Hola?»desdeelrecibidor.Alguiencierralapuertaprincipal.Mequedoquietayledoy al botón de pausa en la tele.Desde luego que no es Ella. Solo hantranscurridotreintaminutos,ydudoquehayantenidotiempodecomernilosaperitivostodavía.
—¿Hola?—respondo—¿Quién coño eres? —explota la voz, sorprendiéndome hasta el
puntoqueretrocedohastaelsofá.Unafiguraabreconfuerzalapuertadelsalónyentraconloslabios
bienapretados.EsTiffani.Suspiraaliviadacuandovequesoyyo.—Perdona,penséque...—Pensaste¿qué?—lepregunto,mirándolaconcaradepóquer.—Nada—diceenseguida—.¿DóndeestáTyler?Eseeselmomentoenquepierdoelinterés.Mevuelvoparamirarla
tele,quitolapausaysigoviendoelepisodio.—Nolohevistodesdequesefueadarunaducha.
—Gracias.Abandonaelsalónyyoescuchoelsonidodesuspisadascuandosube
lasescalerascorriendocomosiestuvieraensupropiacasa.Muydespaciobajoelvolumendeltelevisoryespero,intentoescucharaescondidas.
Durantealmenostresminutosnopuedooírnada,peroentoncessusvoces suenanmás fuerte cuando bajan juntos las escaleras.Me llevo eldorsodelamanoaloslabiosymirohacialapuertaconcuriosidad.
—Cálmate—diceTyler—.Ibaairenunahora,comomedijiste.—Podrías, por lo menos, haber contestado a mis llamadas —lo
reprendeTiffani.—No las podía oír con la música. —Los dos se detienen en el
recibidor,yyolosmirofijamenteporlapuertaabierta.Tylersedacuenta—.Yati,¿quétepasa?
—¡Buf!—exclamo.Tiffanisacudelacabezaconreprobación.Hacequemeplanteecómo
escapazdeaguantarlo.—Cállate,Tyler.—Comoquieras—murmura,dándomelaespalda,conunaexpresión
rígidaenlacara—.Larguémonosdeaquí.—Enrealidad...La voz de Tiffani disminuye de volumen y el labio inferior le
sobresale un poco cuando lomira hacia arriba a través de sus pestañas.Tylernotomasuexpresióndearroganciaalaligera.
—Yahora¿qué?Tiffanientraenlasalayseparadelantedeltelevisor.Lediríaquese
quitara,perotodavíanoestoylosuficientementecómodaparadiscutirconestosdesconocidos.
—Nuevoplan—dice,ynotocómonosmiraaTyleryamí.Medanganasdeescucharloquevaadecir.Conderecho,porqueloqueproponeacontinuaciónnos tomaa losdospor sorpresa—.Austindauna fiestadeúltimominutoynosotrosvamosair.Tútambién,Eden.—Fijasumiradaenmí—.TellamasEden,¿no?Notienespintadequetegustenlasfiestas,peroRachaeldicequetengoqueinvitarte.Asíque,ven.
—Esperaunsegundo—ordenaTyler,frunciendoelceñoyandandohastadondeestáella.Lesusurraaloído—:Creíaqueíbamosatucasa.Yasabes...—Perolooigotodo,yquedanclaraslasintencionesquetenían.
—Lodejamosparaotromomento—susurra.Uniendosusmanos,lo
rodeaysubelavozotravez—.Bien,asíquetúvienes,Eden.Ytútambién,Tyler.Vasaveniryporunaveznotevasaemborrachar.
—¿Quécoño...?—RachaelyMegsyaestánenmicasapreparándose,¡asíquevenga,
vámonos!Sacaun juegode llavesdelbolsillode atrásde suspantalonesy se
dirigehacialapuerta,perolallamodeinmediato.—Espera, necesito vestirme —suelto abruptamente. Me levanto y
mirohaciaeltecho.Alomejor,sitengosuerte,estesederrumbaráencimademí—.Damecincominutosparaencontraralgo.
Ahora mismo me pregunto por qué siempre me meto en estashorriblessituaciones,peroporalgunarazónsencillamentesoyincapazdedecirqueno.
Tiffaniseríe,alcanzamibrazoymeatraehaciaella.Cuandohablaotravez,suvozeslastimera.
—Puedescogerprestadoalgomío.¡Ahoravenga,vámonos!Lafiestaesendoshoras.
Me suelta, se vuelve y se dirige hacia fuera. Tylerme empuja y seponedelantedemíytambiénsedirigehacialapuerta.
—Penséqueestabascastigado—digo.Dándose la vuelta,memira directamente sin titubear, sonriendo de
unamaneraqueestámuylejosdeseramigableymereplica:—Penséqueestabasenferma.Esomehacecallar.
ElviajeencochehastalacasadeTiffaninoesmásqueunatravesíallenadeansiedad.Yosolopuedopensarenunacosa,soloenuna:nomehedepiladolaspiernas.Estehechomeatormentadurantelosdiezminutosque estoy metida en el deportivo, apretujada en el diminuto asiento deatrás, con las rodillas apretadas contra el pecho porque Tyler, con suegoísmo,decideecharparaatrássuasientohastaelmáximo.Ningunodelosdosmeincluyeenlaconversación.Tampocoesquemeimporte.Solohablan de los últimos cotilleos y dramas de su instituto. Según parece,EvanMyersyNicoleMartínezhanroto,seanquienessean.
La casa de Tiffani está en la periferia del barrio, en un terrenogrande, y es de esa especie de mármol que sugiere que probablemente
tengaunmayordomopara servirla.Perocuandoaparcamosyentramos,no hay ni mayordomos ni sirvientas. Es simplemente una casa normalhechaconmaterialescaros.
—Tu madre sigue fuera, ¿no? —pregunta Tyler. Sus intencionesanterioresquedanaúnmásclarasahora.
—Sí—responde Tiffani—.Hay cerveza en la cocina. Relájate aquíabajomientrasnospreparamos,perotómateloconcalma.
Lelanzaunamiradadeadvertencia.Delaplantasuperiordesciendeelecodemúsicaatodovolumen.Tomamimanoycomienzaatirotearendirecciónaella.Subimoslasescaleras,demármol,porsupuesto.
—¡No tardaremos mucho! —grita Tiffani por encima de labarandilla.
—¿Tiff? —la voz incorpórea de Rachael pregunta desde unahabitaciónalfinaldellargopasillo.Lamúsicaseapagaalmismotiempo—.¿Tiffani?
—¡Ya estoy aquí! —esta empuja y abre la puerta cerrada, y entracontenta.Yolasigo.
—¡Eden! —Rachael enseguida se pone de pie, a pesar de estarayudandoaMeghanconelpelo,mueveelrizadorenelaireymesonríe—.¡Hasvenido!
«Lociertoesquenotuveotraopción»,pienso.—¿Seguroquenohayproblemaenquevaya?—preguntoanadieen
particular.—Nocreo—contestaTiffani.No suena muy convincente. Se dirige hacia su armario —que es
simplementeunarcoqueconduceaunaseccióndelahabitaciónrebosantederopa—ymemiraporencimadelhombro.
—Rachaeldicequesoloestásaquíduranteelverano,¿verdad?—Sí.—Bien,asíquetienesqueaprovecharlo,supongo.—Tienerazón—diceMeghandesdeelsuelo,envueltaenunabatade
sedaconelpeloamediorizar—.Nosvamosaasegurardequetuveranonoseaunbodrio.
«Demasiadotarde—pienso—,yaloes.»—¡Venyeligeunvestido!—chillaTiffani,perosuentusiasmosuena
falso—.Yocreoquedeberíaselegirunonegro.Negroorojo.Tequedaríabien.Algo ajustado.Sí.Espera,Meghan, túvasde rojo, ¿no?Vale, pues
ajustado y negro. Apostemos por eso. —A pesar de que me dijo queveníamos para que yo eligiera un vestido,me pasa uno antes de que yotengalaoportunidaddemirarlo,peroenseguidaloretira—.Enrealidad,este te puede quedar demasiado ajustado—murmura,mientras sus ojosrecorrenmicuerpoyyomesientoencogerbajosuescrutinio.¿Acabadeinsinuarqueestoyunpocogorda?
Megustaría pensar que no fue intencionado, que no era eso lo quequeríadecir,perodueleigual.Hagotodoloposibleparaignorarlo,peroya es demasiado tarde. Se repite una y otra vez, de manera infinita yatormentadora,inclusocuandoTiffaniestáamontonandomásvestidosenmisbrazosysonriendocontentaconmásdelmismoentusiasmoforzado.Intento aguantar la respiración. Intento engañarme para creer que seequivoca.
Conunmontóndediferentesopcionesderopaenmisbrazos,todosvestidosnegros,medejaparaquemeprepare,ycomienzoporsoltarmeelpelo y pedirle prestada la plancha para estirármelo.Meghan se ofrece amaquillarme. Tiffani encuentra un par de zapatos con plataforma quehacenjuegoconelvestidoquemehaprestado,porquetenemoslamismatalla de zapatos. Y cuando llega el momento de cambiarme de ropa leconfieso a Rachael que no me he depilado las piernas. Tras un brevemomento de risas,me envía al grandioso y glorioso cuarto de baño deTiffani para arreglarme, dándome claras instrucciones sobre dóndeencontrarlasmaquinillasdesechables.
Estoyjustoacabandoyponiéndomeelvestido—muymuyajustado,quesolohacequemesientapeor—cuandoescuchoqueTylerentraenlahabitacióndeTiffani.Vuelvoalcuartoparacomprobarquetodasestamosvestidasylistasparairnos.PeroaunquelosatuendosdeTiffani,RachaelyMeghansevenigualdeajustadosqueelmío,yomesientoincreíblementefueradelugar.Notocómolatelasepegaacadacentímetrodemicuerpo.
—Y bien, ¿podemos irnos ya? —pregunta Tyler, claramenteaburrido.Haestadoesperandocasidoshorasconlacervezacomoúnicacompañía,yesosehaceevidenteensuequilibroinestable—.DeanyJakeyaestánallí.
—¿Meveobien?—preguntaTiffanidandounavueltaencírculoconlentitudparaasegurarsedequeélecheunabuenamiradaasucuerpo.
Suvestidoesblanco,yapesardequeesajustadoycortoledaunairedeelegancia.
—Nena,tevesgenial—dicearrastrandolaspalabras.Bebeelúltimotrago de la cerveza antes de dejarla en la cómoda y dar un paso haciadelante—.Supersexy.
La coge por la cintura y acerca su cuerpo hacia él. Y como si nohubieraotrastrespersonasenlahabitación,embisteconsuslabioslosdeella,deunamaneraqueparececasidolorosa,yconunamanolerozaelculomientrasconlaotrapresionalapartebajadesuespalda.Ellanosesepara.
LeechounamiradadeascoaRachael,yellaponelosojosenblanco.Lo único que puedo oír es el repugnante sonido del morreo otra vez.Tyler y Tiffani: la peor pareja del mundo en cuanto a EPA (exhibiciónpúblicadeafecto).
—¿Siempreestánasí?—murmuro,porquenoquierointerrumpirsumomentoíntimoporsegundavez.
Rachael simplemente sacude la cabeza. Creo que como señal decompasión.
—Todoeltiempo.Echo unamirada a la pareja. No parece que tengan intenciones de
parar en un rato, incluso cuando Meghan les da un empujoncitoapartándolosparapoderpasaralrecibidor.Parecequenosehayanvistoentresañosdetanvolcadoscomoestánelunoenelotro.
YTylerpuedeserirritante,yTiffanimaleducadasindarsecuenta,yyoalgogorda,peroporlomenosmivestidonosepegatantocomoesosdos.
6
Unpocodespuésdelasocho,Meghannosllevaatodosaesafiestaala que temo ir. Me siento tan intimidada por ella que desearía haberacudido a la cena familiar con papá y Ella. Seguro que tener queobligarmeadeslizarcomidacarísimapormigargantaseríamejorqueelsaboramargodelicoresbaratos.
Nos apiñamos al lado del Toyota Corolla plateado mientras laoscuridadcomienzaafiltrarseatravésdelaluzdelocasodeunamaneratan hermosa que me quedo observando hacia el horizonte hasta queRachaeldicequele tocaelasientodelanteroymeempujahaciaunlado.De mala gana me meto en el asiento de atrás con Tyler sentado en elmedio,entreTiffaniyyo,concervezasensuregazoyvodkaamispies.Hayunacombinaciónapabullantededesodorante,perfumeylacoloniadeTyler, sin mencionar la música que va aumentando de volumen a cadasegundo. El coche avanza por la calle, por suerte, a una velocidadprudente.Meghanconduceconelcuerporígidoyalgoagachadasobreelvolante,ynodiceniunapalabra.Escomosiestuvieraaterradadeperderla atención, así que mientras ella se concentra mucho en el camino,RachaelyTiffanihablanlosuficienteparacompensarsusilencio.
—SiMollyJeffersonestáenlafiesta,juroporDiosquemelargo—diceRachaelsinapartarlavistadesuteléfono.
Está escribiendo un mensaje con increíble rapidez, sus dedos semueventandeprisaqueyosencillamentelaobservoasombrada.
—Y¿porqué ibaa estar esapringada?—se ríeTiffanimientras searreglaelpelo,pasándoselosdedoshastaquequedacontentaconcómolequeda—.Austin es un bicho raro, pero por lomenos tiene valores. Nodejaentrarapringados.
PorunmomentoseinclinauncentímetrohaciadelanteparamirarmeporencimadeTyler,peroluegosesonríeysevuelveaponercómoda.
Mientras atravesamos la ciudad, echo un vistazo hacia la izquierda.Tyler tiene los brazos cruzados encima del pecho y no se lo ve muycómodo,susojosestánfijosenel frenodemano,sucaraparecerígida.Debedenotarqueloestoymirandoporquemeechaunvistazorápidoyluegodevuelve lamiradahaciadelantecon lamismavelocidad.Asíquesitúomicuerpoenunángulohaciaelladoymeconcentroenlosedificiosque pasan por mi ventanilla, pero no me ayuda mucho para paliar loincómoda que me siento. Cada pocos minutos noto la mirada de Tylersobremí,perocuandomevuelvoparaverloypillarlo,esteapartalavistahacialadirecciónopuesta.
—Y¿quéhayde esa chica,Sabine? ¿Sabine...?—Rachael levanta lavistadesuteléfonoysellevaundedoaloslabiosmientraspiensaporunmomento.SevuelveensuasientoyentornalosojoshaciaTiffaniatravésdelhuecodesureposacabezas—.Sabesdelaqueteestoyhablando,¿no?Laestudiantealemanadeintercambio.
—¿La chica que me robó el asiento en clase de español? SabineBaumann.
—¡Sí! —chilla Rachael, y se vuelve a desplomar en su asiento—.Esperoquenoestéallí.SiempreestámirandoaTrevor.
—Yati,Tyler—añadeTiffani.Amilado,notoqueesteseencogedehombros,peroesevidenteque
esachicallamadaSabinenoesamigasuya.Tiffanifrunceloslabiosysearrimamásaél.
Lasdoshablandelagentequeirá,losdemásnoaportamosgrancosaa laconversación:niMeghanporqueestádemasiadoocupada intentandonomatarnos;niTylerporqueseestáconcentrandoenfijarlavistaennadaenparticular,niyoporquesinceramentemeimportaunbledo.
Así que tras quince minutos y un montón de ajustes de pelo ycomentariosdemalaleche,llegamosalafiesta,quepareceestarenplenoapogeo.Hay varias personas deambulando por el jardín delantero de lacasa, ymás quevan llegando, lamúsica está alta y retumba cuandonosbajamosdelcochequeMeghanhalogradometerapresiónycontorpezaentreundestartaladocamiónyundescapotable.Cogemoselalcoholyyoacabo llevando un pack de Twisted Tea y una botella de vodka, y derepentemesientocomounaalcohólica.Apuestoaque losvecinosestánespiandodesdedetrásdelaspersianasconelnúmerodelapolimarcado.Esmuyevidentequetodossomosmenores.Notengoniideadedóndehan
sacadotodoestoTiffani,RachaelyMeghannidecómolograronhacerlo,pero como cualquier adolescente en este país deben de tener sus trucos.Siemprehayunamanera.
—¡Ey,Tyler!—gritaunavozalotroladodelcésped.UnchicomásbajoqueélconelpelorapadoyunaBudweiserenlamanoseleacercaysesaludanchocandolospuños—.Québienqueestésaquí.
—Sí—diceTyler.IndicaconlacabezaelpackdecervezasBudLightquellevabajoelbrazo—.¿Lasdejoenlacocina?
—Sí—responde el chico, apuntando hacia la casa con un dedo—.Sueltaesoyvenconnosotros.
Tylerdesaparecedentro,saludandoavariaspersonasporelcamino;setambaleaunpoco.
—¡Ey, Austin!—le dice Tiffani al mismo chico, el anfitrión de lafiesta.
La sigo de cerca, con Rachael y Meghan a mi lado, y no puedoevitarlo,peromesientototalmentefueradelugar.Noconozcoaningunade estas personas, sin embargo, aquí estoy, apareciendo en una fiesta yrogandoparaquenadiesedécuentadeladesconocidaquehayentreellos.
—Divertíos, chicas —dice Austin, y su tono de voz esconde tantalascivia que lo convierte en un tío repugnante y asqueroso—. Bonitosvestidos.
—Losé—replicaTiffani.Miraporencimadesuhombrohastallegarasuculo,mordiéndoseel labio.Yome fijo—.Porcierto,Eden tambiénestáaquí.
—¿Eden?—LosojosdeAustinsealejandeella,ymiraaRachaelyluegoaMeghanyfinalmenteamí—.¿Estáscolándoteenmifiesta,Eden?
Antesdequepuedamorirmealinstante,Tiffanidaunpasoadelanteypresiona su mano en el pecho del chico, se inclina para acercarse y lesusurra:
—EdeneslahermanastradeTyler.—Yluegoseseparaparamirarlocondureza—.Ynoquerrástenerunencontronazoconél,asíque...
LaexpresióndeAustinflaqueadeinmediatoydaunpasohaciaatrás,remplazandolamuecairónicaconunaampliasonrisa.
—¡Bienvenidaalafiesta!Adesmadrarseoairseacasa.Alzasucervezahaciaelcielo,silbaunmomentoyluegosealeja.—Yalohasoído—diceRachael.Desenroscalatapadelabotellade
vodkaquetieneenlamanoybebeunenormesorbo,sinpausaysinque
sus facciones se alteren un pelo. Tiene que estar acostumbrada—.¡Fieeeesta!
ElcielooscureceyTiffanilideraelcaminohaciadentrodelacasa,yaestasalturasyamehedadocuentadequeellaeslahembraalfadeltrío.Eltríodeamigasmásyo,laquesehacolado,ladePortland.Yporserlaacopladameacompañanlaansiedadylosnerviosylacertezadequenosoybienvenida.
Lacasaestábastanterepleta,deparedapared,yaseaconcuerposoconpacksdecerveza,yhacemuchomuchocalor.Lamúsicaesruidosaynoparecequeelalcoholfalte.Lamayoríadelosinvitadosyaestánmedioborrachos, o totalmente pedo, y solo hay unos pocos que mantienen elequilibrio.Cuandoporfinlogramoszigzaguearhastalacocina,Tyleryahadesaparecido.Supackdecervezasestáentrelacoleccióndesbordantede alcoholque cubre lamesay las encimeras.Vasospequeñosyusadosdecoranelsuelo,ylosesquivoconcuidadohastasoltarelpackdeTwistedTeayelvodkaenelbordedelamesa.
—Perdona, Rach —dice una voz masculina detrás de nosotras, ycuandomiro haciami derecha veo a un tipo apartando hacia un lado aRachael, guiándola con las manos en su cintura—. Me preguntaba siapareceríasestanoche.
—¡Trevor!—Conexcitaciónselanzaasusbrazosyledaunpiquitoenloslabios.
Trevor pasa por su lado y coge una cervezamientras ella lomiracomounaniñadetresañosquecontemplaauncachorro.—¿Sunovio?—preguntomoviendoloslabiosperosinhablar,peroMeghanniegaconlacabeza.
—¡Nosvemosmás tarde,chicas!—gritaRachael,apesardeestaranuestrolado—.¡Diviértete,Eden!
Losdossalenjuntosdelacocina,TrevorconunacervezaenlamanoyRachaelconelvodkatodavíaenlasuya.
—Rachaelnotienecabezaparaelalcohol—explicaTiffanimientrasprepara otros dos chupitos, con la espalda hacia nosotras—. Ha estadobebiendocóctelesdesdequellegóamicasa.
Es cierto, Rachael se fue a la cocina varias veces mientras nosvestíamos.Hastaahora,penséqueibaalbañocondemasiadafrecuencia.
Miro con atención a la manera como Tiffani llena los vasitos contequila.
—¿QuiéneseseTrevor?—pregunto.—Su ligue de fiesta—contesta en un tono monótono, como si no
tuvieralamenorimportancia—.Paralasfiestasyesoestodo.Toma,aquítienes.
Sedalavuelta,conunagransonrisaenlacara,ymepasaunvasodetequilaCazadores.LelanzounamiradaaMeghan,pidiéndoleayuda,peroseencogedehombrosylevantalasllavesdelcoche.
Heprobadoel tequilaunpardeveces,encasa,enPortland,conmilimitadogrupodeconocidos,perosolomedejóunsaboramargoyácidoenlaboca.
—Ah—digo,mientrasestudioelvaso.Estállenohastaelborde.Conelrabillodelojo,veoaTiffanilamerseeldorsodelamano—.¿Eh?
Meghan se ríebajitoypone losojos enblancomientras alcanza elsaleroqueestádeladosobrelaencimera.SelopasaaTiffani.
—¿Hashechoestoantes?—¿Tequila?—pregunto.—TequilacomoDiosmanda—mecorrige,enarcandolascejas—.Ya
sabes,conlalimaytodoeso.—Ah—digootravez,enPortlandloúnicoquebebemosescervezay
ron—.Nuestrasfiestasnosontan...—¿Geniales?—Tiffanisonríeconairedesuperioridad.Seponealgo
desaleneldorsodelamano—.Lespuedesenseñarestocuandoregreses.Ahora,pasalalenguaporeldorsodetumanoentreelpulgaryelíndice.
De repenteme siento estúpida.Es como si estuviera en primero desecundaria otra vez, donde soy objeto de la mirada de los estudiantesmuchomásmayoresyquemolanmuchomásqueyo.Peroestonoeselinstituto y ellas no son otras alumnas. Esto es una fiesta y ellas sabenexactamenteloquehayquehaceryloquehayquedecirycómoencajar.Yo,porotraparte,notengoniidea.
—Vale—digo,ymepasolalenguaporlamano.Me siento ridícula, y me pongo a pensar si papá y Ella ya habrán
vueltoacasa.—Sal.—Tiffanimepasaelsaleroymepongounpocosobrelapiel,
imitándola.Lasalsepega—.Vale,tienequehaberlimasenalgúnsitio.—Tiff,estánahímismo—diceMeghan,yseríemientrasseñalacon
eldedounacestadelimasqueevidentementehanpuestoparaestemismopropósito.Nisiquieramegustalalima.
Tiffanisellevalamanoalafrenteyluegosuspira.—Nohebebidonadatodavíayyaestoyciega.Bien,cogeunarodaja.
Eden,sostenlaconlamanodelasal.Sigolasinstrucciones,pongolalimaentreeldedopulgaryelíndice
yluegolavuelvoamirar,yesperoaquemedigaquétengoquehaceracontinuación.
—¿Yahora?—Sal,tequila,lima—contestaMeghanporella.Daunpasoatráspara
examinarnosaTiffaniyamí,ycuandoTiffaniasienteconlacabeza,nosjalea—.¡Venga,venga,venga!
Sientopánico,peropaso la lenguapor la salyecho lacabezaparaatrás mientras intento que el tequila se deslice por mi garganta. Luchocontralasarcadas.Esasquerosoyamargo.Recuerdolalimaylamuerdo,a pesar de que tengo la cara toda retorcida, pero el jugo sale disparadohaciaelexteriordemismejillasymelanzodecabezaalfregaderodelacocina,yescupotodalabebida.
Cuandollegueacasa,mematarán.—Ya sabes lo que dicen—comentaTiffani con una sonrisa. Tengo
que tener tal caradehorror que enseguidamepasauna lata de cerveza,comosiesomefueraaayudaraenmascararelsabor—.Untequila,dostequilas,trestequilas,alsuelo.—Variaspersonasentranenlacocinaparareponer sus bebidas, y ella decide aprovechar esa oportunidad paraescaparse—.VoyabuscaraTyler.Pasadlobien,chicas.
Derepentelamúsicasubedevolumen,retumbaenlasparedesymeperfora los oídos. El intenso ritmo me está dando dolor de cabeza.Meghanmecogedelamanoquetengolibre,mesacadelacocinaymeconducehaciaunsalóngrandeyatiborradodegente.Hablaconunpardepersonas por el camino, pero por suerte nadie le pregunta por qué laacompañaunapringada.
Un tipocorpulentoseacercaanosotrasdesdeel ladoopuestode lahabitación,yMeghangritaalinstanteporencimadelamúsica:
—¡Jake!—Ey,Megs—saluda él. Lleva una camiseta negra con un enorme
esloganpintarrajeadoenlapartedelantera,quenomemolestoenleer,yelpelorubiorevueltoycubiertodegomina—.¿DóndeestánTiffyRach?
AJake,descubro,legustaabreviarlosnombres.—Rachael está conTrevor—respondeMeghan,ypone losojos en
blanco, y él hace lomismo— y Tiffani anda buscando a Tyler, ¿lo hasvisto?
NotoquelaexpresióndeJakeseendureceunpoco.—Sí—diceconalgoderigidez—.Estáhaciendoloqueacostumbra.Meghanmemiraconelrabillodelojo,semuerdeellabio,yluego
cambiadetemadeconversación.—¿DóndeestáDean?—Os andaba buscando. —Jake se ríe, su expresión se suaviza
mientrasbebeunsorbodecerveza.Mientrastraga,memirafijamente—.¿Quiéneslachicanueva?
—Eden—contestoantesqueMeghan.Yasé laspreguntasquevanaveniracontinuación,asíquemeadelantoy lanzo lasrespuestasantesdeque Jakepuedahacerlas—.Soy lahermanastradeTyler.Hevenidoaquíparapasarelverano.—Otravezseleendurecelaexpresióndelrostro.LelanzaunamiradaaMeghan,yellaencogeloshombroscomorespuesta—.¿Qué?
—Ehhh—balbuceaMeghan—.VoyavercómoestáRachael.Tengoqueasegurarmedequenosequedapreñada.
—¿Quieres condones para dárselos? —dice Jake sonriendo conironía.Ledagolpecitosasusbolsillosdemaneradivertidayluegoseríe.Meghan deja escapar unas risitas, se arregla el pelo y semarcha—.AsíqueereslahermanastradeTylerBruce.
Sientoganasdenegar con la cabeza,peroeso seríamentir, asíquemurmurounrápido«sí»yluegocambiodetemaenseguida.Lepreguntoloprimeroquesemevienealacabeza.
—¿Soistodosestudiantesdeúltimoañodebachillerato?Élladealacabeza.—¿Túno?—Primerodebachillerato—respondobajito.Otra razón por la que me siento tan fuera de lugar aquí. Soy una
estudiantedeprimeroenuna fiestadeestudiantesdeúltimoaño.Ameliano se lo va a creer. En Portland, los de segundo de bachillerato no loharíanjamás.Loschicossondemasiadoguaysparanosotras,ylaschicaspasan demasiado tiempo comportándose como adultas. Es casi como sicreyeran que pertenecen a una raza superior. Un poco como losneoyorquinos.
—Perdona,¿dedóndehasdichoqueeras?
VuelvoacentrarmiatenciónenJake.—Ehhh,dePortland.—¿Portland,Maine?—Portland,Oregón—corrijo.Jakebebeotrotragodesucerveza,y
el silencio y la aburrida conversación hacen que la situación sea muyincómoda—.Perdona,¿dóndehasdichoqueestabaTyler?
Dejadebeberyenarcaunaceja.—¿Porqué,acasoimporta?Porquequieroirmeacasaydalacasualidaddequelacompartimos.—Porquetengoquellevarleunacerveza—digo,yélselocree.Jakedudaduranteunlargomomentoantesdedecirfinalmente:—Estáenlapartedeatrás.Tencuidado.—Gracias.Doyuntragoamipropiabebidaymedirijohaciaelpasillo,locruzo
hacialapartedeatrásdelacasa,atravesandolamasadecuerpos.CuerposquenoincluyenniaTiffaniniaRachaelniaMeghan.Yahoramismo,meiría muy bien que estuvieran a mi lado. Me han abandonado entre unamultitud de gente desconocida en una ciudad totalmente nueva y desdeluegoquenomola.
Alfinaldelpasillo,lapuertatraserapordondeentraysalegenteestáabierta,asíquemeapretujoentre lamultitudy llegoalpatio,yposomicervezaenlamesa.Hayuntíovomitandoalladodelaverjayunachicainconscienteenelcésped,barajolaideadeayudarla,perounestallidoderisasquesaledelcobertizoenunrincóndelpatiodesvíamiatención.Lascarcajadassuenancomosifuerandeungrupodechicos,asíquemearmode valor yme dirijo hasta allí. Si no lo hago, tendré que aguantar estafiestahastaquiénsabequéhorasdelamadrugada.
Amedidaqueme acerco, noto el humoen el aire.Nohayningunaventana y la puerta está cerrada, así que estiro la mano y la abro. Deinmediatomegolpeaunapabullanteolorahierba,tanfuertequecuandoelhumoescapadegolpehaciaelairedelanocheamísemellenanlosojosde lágrimas.Me llevounamanoa labocay toso,entrecierro losojosydoyunpasoatrás.
—¿Eshierba?—sueltodesopetón.—No, es algodón de azúcar —dispara alguien, y en el cobertizo
todossemuerendelarisa.Peroestonoesnadadivertido.Cuandosedespejaelaire,abrolosojosotravezymeencuentrocon
cuatro chicos que me están mirando fijamente. Uno de ellos es Tyler.Tieneunporroenlamanoeintentaesconderlodetrásdelapierna,perodetodasformaspuedoverlo,aligualquenotocómoelpánicoylaalarmaseapoderandesurostro.
—¿Estásdeguasa?—lepreguntoincrédula.—Tío, que alguien saque a esta chavala de aquí—balbucea uno de
ellos.Notengoideadecuálde los treseselquehabla.Nomeimportanlosdemás.MisojosestánclavadosenTyler—.Anoserquequieraentraryhacernoscompañía.
—Tío —dice Tyler, pero es difícil ignorar el temblor en su vozmientras tragay fuerzaunapequeña risa.Tiene los ojos vidriososy laspupilasdilatadas—.¿Enserioquieresaestaniñataaquí?
Se oyen más risas, pero Tyler no se une a la combinación decarcajadasytoses.Nohacemásquemordisquearseloslabiosymirarmeamíyasusamigos,insegurosobrecuáleslamejorformademanejarlasituación.Paraempezar,deberíadeshacersedelporroquetodavíatieneenlamano.
—¿Quién coño es? —pregunta el mismo chico. Me llega otrabocanadadehumocuandoalguienexhala,peroenseguidaagitolasmanosparaalejarlodemicara—.¿Acasonadielehaenseñadolasreglas?
Yo entrecierro los ojos mientras la columna de humo se dispersahastaquelocalizoelpardeojosinyectadosensangrequeseesfuerzanporenfocar bien para mirarme. El dueño de esos ojos, un tío negro, estásonriendo.
—Aquí no se interrumpe, cariño.Vete cagando leches a no ser quequierasjugarconnosotros.
Daunpasoadelanteylevantaunporroencendidoenlamano.Casinoquedanada,peromeloofrecedetodosmodos.
Como si yo fuera a considerar cogerlo.Tyler se levanta y se poneentreelporroyyo.Sepasalalenguaporeldedoíndiceyaprietaelrojobrillante de su propio porro, lo apaga y luego se lomete en el bolsilloantesdeenderezarseyfulminarconlamiradaaltíodelantedeél.
—¿Qué demonios estás haciendo? —pregunta, señalando con lacabezaelporroquetieneenlamano—.Venga,Clayton,¿notienessentidocomún?
Clayton se lleva el porro flotante a los labios, dándole una largacaladaantesdeecharelhumoalacaradeTyler.
—Ofrecerle una calada es de sentido común. Se llama buenosmodales.Seríagroseronohacerlo—seexplica.MeechaunamiradaporencimadelhombrodeTyler—.¿Meequivoco,chicanueva?
Los otros dos tíos se aguantan la risa otra vez, pero ya no estánprestandomuchaatención.Creoqueestándemasiadocolocadosparaqueles importe. Simplemente merodean en el fondo del cobertizo, conampliassonrisasenlacara.Tyler,porotraparte,noseentretienecontantafacilidad.
—Tío,captalamalditaindirecta—bufa.Daunpasohaciaatrásysucuerpo choca con el mío, obligándome a retroceder también—. No loquiere.Mírala.
Tylerechaunvistazoporencimadesuhombrohacialaexpresióndeasco de mi cara y continúa mirándome fijamente durante demasiadotiempo, haciéndome sentir incómoda. Incluso cuando Clayton vuelve ahablar,Tylermesigueobservando.
—Vale,vale—diceClayton—.Puesqueselargue.¿Porquétenemosaunacríadesconocidaaquídetodasmaneras?
—Mepreguntolomismo—murmuraTyler.Derepentesevuelveparamirarmedefrente.Totalmenteasqueadade
verlo fumando, sacudo la cabeza. Me pregunto si Ella lo sabe. ¿Esconscientedequehasalidoydequeestápasandolanochecolocándose?
Tylerdaunpasohaciamí,perocuandosemueve, supuñocerradochoca con algo. Sus ojosmiran hacia la derecha ymimirada los siguehastacaersobreunapequeñamesametálicaconunalamparitasituadaenunaesquina.Estoyapuntodemirarhaciaotroladocuandomedoycuentade lo que hay sobre la mesa y debajo de la lamparita. Un montón dedólaresyalgunastarjetasdecréditodesperdigadas,y,másimportanteaún,unahileradelíneasperfectas.Líneasdepolvoblanco.
—Ay,Diosmío—susurro,pestañeandoconrapidez,porquenotengoidea de si el humo que acabo de inhalarme está afectando o realmenteestoyviendoloquehaysobrelamesa—.¡Ay,Diosmío!
—Tío, en serio, no estoy bromeando—hablaClayton—. Sácala deaquíantesdequellamealapolioalgoparecido.
—Sí,sí,yaseva—respondeTyler.Almismotiempomecogeporelcodo,ymealejaconsuavidaddel
cobertizo.Mesorprendequevengaconmigo,mellevaporelpatiohastaqueestamoslejosdetodoelmundoynadienospuedeescuchar.
—Eres increíble—bufo a la vez que me sacudo para quitarme sumanodelcodo—.¿Coca?¿Enserio,Tyler?
Parece indefenso delante de mí, como si fuera la primera vez quealguien loconfronta,porquese limitaa llevarse lasmanosa lacarayagemir.
—Nodeberíasestaraquí—dicecuandobaja lasmanos.Se lasmeteenlosbolsillosypateaelcésped—.Deberías...deberíasvolverdentro.
Hago rechinar los dientes. Nunca he estado en una situación comoesta, así que no estoy segura de cómo se supone que debo manejarla.¿Intentohablarconéldeltema?¿LlamoaElla?¿Alapoli?Alfinal,optopormarcharmeechandochispas.Loempujofuerademicamino,tengoelpulsoaceleradoy la sangrehirviendo.Estoymuyenfurecidapor loqueacabodever.Tengoganasdedarleunapatadaaalgo,pegarleaunapared,arrancarlelasextremidadesaalguien.Estoymuycabreada.
Tylerregresaalcobertizo,noséloquelesdiceasusamigoscuandollega, pero de repente explotan en un ataque de risa.Oigo su eco amisespaldasynopuedodejardepensarqueseestánriendodemí.
—Venga, tío —dice alguien en voz alta. Las carcajadas en elcobertizoseparan—.Quégolpemásbajo,relájate.
—Cierra el puto pico, Dean —oigo que dice Tyler, pero ni memolestoendarmelavuelta.Estoydemasiadocabreadahastaparamirarlo.
Oigoquealguiencorrehaciamí,ylevantolavistacuandoeltíollegaadondeestoy.
—¿TúeresDean?—YyovoyaadivinarydecirquetúereslahermanastradeTyler—
aventura.Tieneunamanoenelpelocastañomientrasmemira—.Ereslaúnicapersonaalaquejamáshevisto,yMeghandicequeestamisteriosahermanastraresultaqueestáenestaaburridafiesta.Ybien,¿tengorazón?
Fuerzounasonrisa.—Sí. Oye, ¿no sabrás el número de la casa de Tyler? ¿La de la
avenidaDeidre?Necesitoirmeacasa,perono...noséladirección.—¿Acasosabríaporcasualidaddóndevivemimejoramigo?—dice
Deansonriendo—.329.—¿Tu mejor amigo? —Echo un vistazo hacia el cobertizo. Hace
cincosegundosseestabaninsultandoenelpatio.—Escomplicado—dice,yluegoseñalahacialacasa—.Yotepuedo
llevar.Micocheestáaparcadounpocomásabajoenestacalle.
—¿Hasbebido?—Sihubierabebidoalgo,nomeofreceríaallevarte.Dejoescaparunsuspiro.—Gracias.Se dirige de nuevo hacia la casa y yo lo sigo, mi mente es un
torbellino.YpensarquecreíqueTylernopodíahacernadapeor...Caminomás lento durante un segundo para mirar hacia el cobertizo; la puertatodavía está abierta y veo claramente cómo él se mete la mano en elbolsilloysacaelrestodelporro.Justocuandoselollevaaloslabiosyloenciende,sedacuentademimirada.
Porunbreveinstante,haceunamuecaybaja lavistahaciaelsuelo.Alguienleponeunacervezaenlamanolibre,peroélnolehacecaso.Enlugar de cogerla, sigue allí, de pie, como si estuviese paralizado y nopudiese moverse, con los hombros caídos y la cabeza agachada. Yentoncesseliberadesuparálisisysemuevehaciaelfondodelcobertizo,lo más lejos posible de mí, y lo único que puedo ver es un brilloanaranjadoqueresplandeceenlaoscuridad.
MientrasDeanmellevaacasa,derepentemedoycuentadequevoyatener que darmuchas explicaciones.No solome escaqueé de los planesqueteníapapáyloconvencídequeestabaenferma,sinoquetambiénsalíde casa y fui a una fiesta. Seguramente ahoramismo está llamando a lapoliparadenunciarmidesaparición.Yparaempeorarlascosas,vuelvoacasaconunvestidoqueapenascubrelamitaddemicuerpo.
—Papáme va amatar—murmuromientras apoyo la cabeza en laventanilla—.Sesuponequeestabaenferma.
Deanmemira.—¿Terecuperastemilagrosamenteoalgoasí?—Algoasí.Me enderezo en el asiento y busco mi teléfono —es un gesto
automático—,perodescubroqueno tengobolsillosni teléfono.LodejéencasadeTiffani.
—Mierda.—¿Quépasa?—Nada.Dejoescaparunsuspirodefrustraciónyrastreoelpaneldemandos
delsalpicadero.Soncasilasonce.Aguantélafiestadurantecasiunahora.Simehubieraquedadomás tiempo,solohabríaencontradomásrazonesparadetestaraTylereinclusoparacuestionarmipropiacordura.
—¿Vasavolveralafiesta?—Sí—respondeDean,mientrasentrapor laavenidaDeidre—.Soy
comounchóferparaJake—seríe—.Hayqueasegurarsedequellegaacasa.
—Y¿quépasaconTyler?—pregunto,yenseguidamemaldigoporpreocuparme.
Deansonríelevemente.—Tylernovolveráacasa.—¿Qué hace? ¿Acaso se quedará inconsciente en la calle o algo
parecido?—Mecruzodebrazos,de formadespectivapero tambiénconalgodecuriosidad—.¿Pasarálanocheenunacelda?
—Noexactamente—diceDean—.NormalmentesevaconTiffaniasucasa.
—Ah. —Asqueroso—. No puedo creer que tome drogas. —Másasquerosoaún—.¿Losabías?
Unsilenciolargo.—Todoelmundolosabe.DerepentelaexpresióndeJakedeantesylasmiradasvacilantesde
Meghancobransentido.AmbossabíanloqueTylerestabahaciendo.—Yentonces,¿porquénadielopara?Mepareceunalocuraqueestaspersonas,quesesuponequesonsus
amigos,apesardesaberqueseestámetiendococaatresmetrosdeellos,nohagannadaparaayudarlooimpedirquelohaga.
—Quierodecir,¿sumadresabealgodeesto?—Te lo juro, lo he intentado—dice Dean. Estaciona delante de la
casa de papá y apaga el motor—. Pero tratar de convencer a Tyler escomohablarconunapared.Es literalmente imposible.Nohacecaso.Loúnicoquepodemoshaceres ignorarlo.Creoquesumadresabe lode lahierba,peroseguroquenotieneniideadelacoca.
—Esrepugnante.Sacudo la cabeza con incredulidad y alcanzo la manija y abro la
puertadelcoche.Conlaotramano,atodaprisaabroelbolsodemanoqueme prestó Tiffani y hurgo en él hasta que cojo el primer billete queencuentro.Soncincodólares,yestátanarrugadoquepuedequenotenga
validez, pero es suficiente para cubrir el gasto del trayecto.Se lo doy aDean.
—Graciasportraerme.—¿Quéesesto?Observa fijamente el destrozado billete, frunciendo el ceño con
perplejidadantesdemirarmeamí.—Es para la gasolina.—Lemeto el dinero en lamano, pero él se
niegaaaceptarlo,asíquesueltounsuspiro—.Cógelo.—Eden, en serio, no tepreocupes—dice riéndose—.Solo saluda a
Ellademiparteyyaestá.Entrecierro los ojos con escepticismo. En Portland dar un par de
dólaresparacontribuiralgastodegasolinasialguientellevaacasaensucoche es una norma social. Si te apeas sin ofrecer un centavo, quedasautomáticamente incluida en la lista negra del círculo y tienes suerte sialguien se vuelve a ofrecer para llevarte otra vez. Quizá aquí te llevengratis,oquizáDeanesdemasiadobueno.Seacomosea,tiroelbilleteenelsalpicaderoymebajodelcocheantesdequepuedadevolvérmelo.
—¡Quédatelo!—digoenvozalta,medoylavueltaalcerrarlapuertaymedirijoconprisahacialacasa.
Es entonces cuando me doy cuenta de que todas las luces estánencendidas.Papáoseráextremadamentecomprensivooestaráfuribundo.Con toda probabilidad lo segundo. A lo mejor me puedo colar por lapuerta de atrás sin que se percaten. Subir corriendo a mi habitación,ponerme el pijama, y luego convencerlos de que he estado ahí todo eltiempo.Osencillamenteponermealloraryrogarquemeperdonen.
Preparándomeparalopeor,estiroelvestidodeTiffanilomásabajoque puedo sobre mis muslos y lo doy un poco de sí para que cubraalgunos centímetros más. Todo ayuda. También me quito las irritantespestañas postizas y las tiro en el césped. Llevo conmigo un perceptibletufo a alcohol y no hay nada que pueda hacer para deshacerme de él.Simplemente tengoqueenfrentarelhechodequehementidoymerezcoquemearrojenalfondodelinfierno.
Lapuertaestácerradasinllavecuandollegoaella,asíqueentrolomássilenciosamentequepuedoycruzocongransigiloelrecibidor.Peronosoytandiscretacomocreo,porquepapápronunciaminombredesdeelsalón.
Memuerdoel labioydoyunospasoshacia lapuerta,asomandoun
pocolacabezaporelmarco.Mantengoelcuerpobienescondido.—Ey.—¿Ey?—repite papá, pestañeandomientrasmemira estupefacto—.
¿Esesoloúnicoqueseteocurredeciralentrar?¿Ey?—¿Hola? —intento algo diferente. Nunca me he metido en
problemas,asíquetodoestodeandarahurtadillasesnuevoparamí.Endieciséis añosmamáme ha castigado dos veces. Papá no ha estado allíparapresenciarlo—.Yaestoyencasa.
—Sí,yapuedoverqueestásencasa—dicepapáconuntonobruscoy de regañinamientras se levanta. Ella observa desde el sofá—.Que esdondesesuponequedebíashaberestadotodalanoche.Noteencontrabasmuybien,peroahoraparecequeestásabsolutamenterecuperada.¿Cómoloexplicas?
—Estaba en casa de Tiffani —espeto. Esto en parte es verdad—.Nochedechicas.Meencontrabaunpocomejor,asíque fui.Penséqueavosotrosnoosmolestaría.
—¿LanoviadeTyler?—preguntaElla,poniéndosedepietambién.PordesgraciaparaTiffani,sí.—Sí.—HablandodeTyler—mascullapapá—.¿Adóndesehaescapado?—Nolosé—miento.Ahoramismo,estáfumandoporrosyesnifando
cocaybebiendocervezayriendochistesmalarticuladosquenisiquierasondivertidos—.Todavíaestabaaquícuandomefui.
Sería muy fácil soltarle a Ella que su hijo es un fumeta. Eso leenseñaríaanoseruncapulloconmigo.Peroporalgunarazónsientoqueestá fuera de lugar que yo lo diga, así que continúo encubriéndolo. Escomosinopudieraimpedirquelaspalabrassalierandemiboca.
—Alomejorsalióacomprarcomidaoalgo.—Sucochesigueaquí—señalaElla.Se la ve decepcionada, como si tuviera esperanzas de que hubiese
sidosuhijoelquehubieseentradoporlapuertaynoyo.—¿Talvezadarunpaseo?—Lodudo—dice—.Nomecontestalasllamadas.Debedeserdifíciltenerquetratarconunchicoqueescasiimposible
decontrolar.—Eden—dicepapá—.Hueloaalcohol.Nomegustaquememientas.Lo miro fijamente, preguntándome a qué se refiere: a que le esté
mintiendoaldecirqueestabaenferma,queestabaencasadeTiffani,oquenosédóndeestáTyler.Poralgunarazón,sientounarepentinaoladerabiapormisvenasynotengoniideadelporqué.Micarasecontorsiona.
—Yamí nomegusta que abandonaras amamá, pero las cosas nosiempresalencomoqueremos.
Nomequedoaescucharlarespuestadepapá.Cierrolasmanosenunpuñoysalgocorriendoescalerasarribahaciamihabitación.Eltequilaserevuelveenmiestómago,recordándomequeapenaspudesobrevivirunahoraenlafiesta.Elvolumendelamúsicamehadadodolordecabezaytodavía puedo recordar el fuerte pestazo a hierba. Ahora me sientoenfermadeverdad,estaveznosetratadeunasimpleexcusa.
DespiertoporlamañanaconlavozdeEllaretumbandoporlacasayladeTyler,queeseldobledealta.Mirofijamentehaciaeltechoduranteun rato, escuchando susgritosypreguntándomequéhora será.Y sea laquesea,enrealidadmeparecedemasiadoprontoparaesto.TylerdebedehaberconseguidoregresardecasadeAustin.
Ya que resulta difícil ignorar el sol que entra a raudales en mihabitaciónyelsonidodealguienquecortaelcésped,decidolevantarmeyponerme algo de ropa. Mientras lo hago, escucho fuertes pasos en lasescaleras y a alguien que dice palabrotas. Solo puede tratarse de unapersona,yestadecideentrarenmihabitación.
—¿Acaso no sabes que existe algo que se llama, pues, no sé,intimidad?
Clavo la mirada en el intruso antes de terminar de ponerme lasudaderaconcapucha.Tylerladealacabezahaciaunladomientrascierralapuerta.
—Aquí tienes tus cosas.—En susmanos tiene la ropa que dejé encasadeTiffani,ylatiendesobrelacama.Paramisorpresa,suvozahoraestá calmada. Hace cinco segundos era lo suficientemente fuerte comoparadejarsordoaunniño—.Ytuteléfono.
Seinclinaunpocohaciamíylocojo,conlentitud,mientraslomirodirectamentealacara.Aéllecuestamirarmealosojos.
—Gracias—digoconbrusquedad.Todavíasigoextremadamentefuriosaconél.El silencio se apodera de mi habitación durante un largo rato. Se
vuelvelentamenteparairse,peroantesdellegaralapuertasedalavueltaotravez.
—Mira—comienzaadecir—,loquepasóanoche...—Yaséqueeresuncapulloyquetemetesdrogayqueerespatético
—digo—.Amínometienesqueexplicarnada.Él frunce el ceño, sus labios forman una línea rígida y da unos
cuantospasosvacilanteshaciamí.—Solo...nodigasnada.Me cruzo de brazos, mirándolo con curiosidad. Por una vez, no
pareceaterrador.—¿Meestáspidiendoquenomechive?—Noledigasnadaamimadreniatupadre—pide,ysuvozestan
suave y tan suplicante queme confunde un poco. Por lomenos su ladosuplicanteesagradable—.Sencillamenteolvídalo.
—Nopuedocreerqueestésmetidoenesetipodecosas—murmuro,mirando mi teléfono: cuatro llamadas perdidas de papá; luego lo tirosobrelacama—.¿Porquélohaces?Notehacemásguaysiesoesloquepretendes.
—Paranada.Levantolasmanosexasperada.—Entonces,¿paraquélohaces?—Nolosé—balbucea—.Noestoyaquíparaquemedesunsermón,
¿vale? Solo vine a traerte tus cosas y a decirte que mantengas la bocacerrada.
Sellevaunamanoalpeloymirahaciaotrolado.Talvezestoybajolosefectosdelafaltadesueñootalvezestoyloca
y punto, pero de algunamanera consigo juntar el valor para hacerle lapreguntaquehaestadoapuntodesalirdemibocadesdeelviernes.
—¿Porquémeodiastanto?EstocogeaTylerporsorpresa.Degolpeseleveperplejo.—¿Quiénhadichoqueteodio?—Ehhh—balbuceo—.Meinsultascadavezquepuedes.Entiendoque
sea raro tener una hermanastra de repente, pero paramí también lo es.Creoquehemosempezadoconelpieizquierdo.
—No —replica Tyler, moviendo la cabeza mientras se ríe—. Noentiendesnada.
Echando un vistazo rápido a mi habitación, entrecierra los ojos y
finalmentesedirigehacialapuertadenuevo.—¿Quéesloquenoentiendo?—lepreguntomientrassale.—Nada—sueltacomorespuesta.
7
Elmartes, pongo la alarma para que suene al amanecer y hago unesfuerzo para salir a correr temprano, antes de que todos se despierten.LaspalabrasdeTiffani sobreelvestidoajustado todavía resuenanenmicabeza,asíquemeaventuromásalládelbarrio,haciendounarutahacialaautopistadelacostayotravezdevuelta,forzandomicuerpoallímite.Mequedoatónitaalencontrarqueunacapadenieblacubrelaplaya,peroelairesiguesiendocálido.Cuandoregresoacasa,papáyasehalevantadoyestápreparandocafé.
—¿Unabuenacarrera?—preguntacuandoentroenlacocina.Suspiro mientras jadeo y apoyo las manos en el borde de la
encimera,recuperandoelaliento.—Sí—digo, sin apenas respiración—.Casi siete kilómetros.Había
muchísimanieblaenelmuelle.—Yo me desmayaría en el primer kilómetro —bromea—. Ay, la
famosaneblina.Selaconocecomoeltiempoplomizodejunio.¿Café?—ofrecelevantandolajarra.
—Estoybien.—Puedequemeencanteelcafé,peroa lassietede lamañanaesdemasiado temprano.Loúnicoquemevendríabienahoraesunalargaduchacaliente—.¿Hayalguienmásdespierto?
—Ellaseestávistiendo—dice,dándoselavueltaparacogerunataza—,peroloschicosaúnduermen.
Trasmicomentariobruscodelsábadoporlanocheseharelajadoyseestáesforzandomuchoporseragradablecadavezquesurgelaocasión.Ahorasabequenoloheperdonado,queaúnestoydolidaporquenoshayaabandonado.Todavíatienequehacermelapelotamuchomás.
—¿Tienequeiratrabajaroalgo?Ayernoparecíaquetuvieratrabajo.Cuandopapásemarchóalsuyo,
ella simplemente limpió la casa, charló un poco conmigo, discutió un
poco con Tyler, y luego llevó a Jamie y a Chase a donde fuera quetuvieranqueir.
Papámesonríeligeramente.—Ellaesabogadadederechosciviles.Yo parpadeo. Jamás hubiera pensado que fuera abogada: parece
perdertodaslasdiscusionesconTylerysedaporvencidatrassolounosminutos.
—¿Nodeberíatrabajarenunaoficinaoalgoasí?—Seestátomandoundescansodesuprofesión—explicapapá,pero
nome da ninguna oportunidad de seguir con el tema yme pregunta—:¿Nodijistequehoyibasairalaplaya?
—Sí—contesto—.ConRachael.YconTiffaniyconMeghan,perodudoqueapapá le importecada
detalle.—Sinecesitasquealguien te lleve,Ella lohará—ofrece, locuales
ridículo,porque laconocíhacesolocuatrodíasyno tengo lasuficienteconfianzacomoparaandarpidiendoquemelleveaningúnsitio.
—VoyconRachael—digo—.Graciasdetodosmodos.—Vale. —Bebe un largo sorbo de café, se mete la camisa en los
pantalones y se ajusta la corbata—. Bueno, me pongo en marcha paraintentarvencerel tráficodeLosÁngeles.Algunasmañanasganoyotraspierdo.
—¿Yesacamisa?—Soyelsupervisor.—Ah.Por fin, una respuesta de por qué esta casa es tan lujosa. Papá es
ingeniero civil desde antesdequeyonaciera, y los añosde experienciadebendehaberleotorgadounpuestomejorpagado,alfin.Esevidente.
—Llegaréacasaalasseis—dice,ymehaceunsaludocondosdedosenelairecuandopasapormilado.
Pongolosojosenblancoyvoyhaciaelgrifo,mesirvounvasodeaguayluegomedirijoamihabitación.OigoqueEllaabrelapuertadeldormitorio cuando cruzo el recibidor, así que subo las escalerascorriendoantesdequepuedaverme.Sinembargo,todavíanoseescuchanadaenlashabitacionesdeTyler,JamieoChase.
Me doy una ducha; una ducha larga y caliente, lo suficiente pararelajarmismúsculosyhacerquemicuerposesientaespléndidodenuevo.
Estavezmeacuerdodeafeitarmelaspiernas.—Eden—diceEllamientrasentraenmihabitaciónsin llamaryme
dejaagarradacondesesperaciónalatoalla—.Perdón...,yo...Me aferro a la tela con más fuerza y le ofrezco una sonrisa
incómoda.—Nopasanada.«Aunque—pienso—en realidadsíquepasa.»Estoymediodesnuda
delantedeunadesconocida.Ella se aclara la garganta, baja la mirada hacia el suelo con
nerviosismoylamantieneclavadaenlaalfombra.—Mepreguntabasiqueríasdesayunar.¿Oyahasdesayunadocontu
padre?—Estoybienporahora—respondo—.Notengomuchahambre.Ellasonríe,asienteconlacabezaysemarcha.Porlomenosseestá
esforzando. Yo esperaba que fuera la estereotípica madrastra malvada.Perohastaahora,nomehapasadoningunafregona.
Conelpelohúmedo,melo trenzoymevuelvoameterenlacama.Novoyaira laplayahastaesta tarde,ynopuedodejardebostezarporhaberme levantado tan temprano, así que un sueñecito restaurador mevendrámuybien.
—TiffaniyMegsyaestánallí—diceRachael,justocuandoentroenelcoche,cincohorasdespués.Enarcalascejasymemiradearribaabajo—.Parecequeteacabarasdedespertar.
—Asíes—confirmo—.Haceveinteminutos.—Vale,supongoqueesverano,perolevantarsealas—dagolpecitos
alrelojdelaradio—...doceyveinteesdemasiadapereza,¿nocrees?Pongo los ojos en blanco y me paso los dedos por el pelo para
asegurarmedequemehedeshecholastrenzasdel todo.MequedanunasondasdesirenaperfectasparalaplayayalaalturadeRachael.Mesuboyajustoelquimonofloreadosobremicuerpo.
—Mehelevantadosupertemprano.—¿Porqué?—Hesalidoacorrer.Rachaelresoplaporlanariz.—Vale,ignoramicomentarioanterior.¿Hasestadoenelmuelleya?
Mepongolasgafasdesolymegiroparamirarla,observándoladecercamientrasellaseconcentraenlacarretera.
—¿Esacosaconlanoria?Loviestamañana.Corríporlacarretera.—Sí, ese es el muelle —confirma Rachael—. Luego podemos
pasarnosporallísinosdatiempo.Hoyhacemuchísimocalor,ysolocorreunalevebrisadelPacífico,
peroesrefrescante,asíquenomepuedoquejar,sobretodoahoraquelaneblinasehadisipado.Portlandnoesunaciudad famosapor susplayasquedigamos, sobre todoporquenohayninguna.Hay algunas supuestas«playas» al lado de los lagos o a lo largo del ríoWillamette, pero notienennadaqueverconeltamañodeesta.Seextiendealolargodelbordede la ciudad durante kilómetros hasta llegar aVenice Beach, y tiene unconstanteflujodevisitantes.
Rachaelencuentraunaplazadeaparcamientocercadelmuelle,yyocojoelbolsoymebajodelcoche.Tardédiezminutosenconvencermedeponermeunbiquini,yahoraquelollevoséqueeslapeordecisiónquehetomado en la vida.MientrasRachael saca su toalla y unos altavoces delmaletero,yomeasegurodequemispantalonescortosestánajustadosymi quimono está totalmente extendido. De ninguna manera piensoquitarmelaropa.
—Vale—diceRachael,mientrasda lavueltapara juntarseconmigodelante del coche, lleva las gafas en la cabeza y entrecierra los ojos almirar su teléfono—. Meghan dice que están cerca de las canchas devoleibol, al lado de Perry’s, así que tienen que estar por aquí.—Señalahacialaderecha.
Debedeserdifícilencontraralagentealaquebuscasenunaplayadeestetamaño,perograciasalatecnologíatodoesmássencillo.
SigoaRachaeldesdeelparkinghasta la arena, laschanclasaleteanalrededordemispiesdeunamaneramuyincómoda,ycaminamosduranteunoscincominutosomáshastaquedivisamosaTiffaniyaMeghan.Noesdifícilhacerlo,estándepieagitandolosbrazoscomolocas.
—¡Chicas!—gritaTiffani—.AcabáisdeperderosauntíobuenoqueleacabadepedirelteléfonoaMeg.
LeechounamiradaaMeghan,yestasevuelveasentaren laarenaavergonzada,conlasmejillassonrojadas.
—EsdePasadena—murmura,ysemuerdeellabio.Cuando Tiffani se acomoda de nuevo en la arena, Rachael y yo
extendemosnuestras toallasymepongocómoda.Mecruzodepiernasysonrío. La playa es enorme, hay hileras de pequeñas tiendas detrás denosotrasycarrilesbiciytíoslanzándosepelotasdevoleibollosunosalosotros.
—Ybien,Rach—diceTiffani,enarcandounacejapordetrásdesusgafasdesol—,¿quépasoconTrevorelsábado?
Rachaelsonríeconsuficiencia,ponelosojosenblancoyluegomirahaciaotrolado.
—Nada—responde,perosiguesonriendo.—Mentira—disparaMeghan—.Supongoqueestaveztequedasteen
tercera base, porque unhome run dos semanas seguidas no es tu estilo.¿Tengorazónotengorazón?
Rachaelsequedaensilenciounbuenratoyluegosusurra:—Tienesrazón—yseríe.Se quita el blusón playero de encaje y lo deja caer a su lado, se
acuesta sobre la espalda y se pone cómoda. Noto lo perfecta que es sufigura, lo largas que son sus piernas y lo plano que es su vientre. Elcuerpoperfectoparahacerjuegoconsuimpecablebiquini.
—Eden,¿quétepasóenlafiesta?—preguntaTiffani,yyoestoytandistraídaconlaspiernasdeRachaelquemecogeporsorpresa.
—¿Qué?—¿Adóndetefuiste?—Sesienta,sucuerpoigualdeperfectoqueel
deRachael,ymemiradesdedetrásdesusgafasdesol—.¿Conquién tefuisteacasa?¿Cómosellama?
Casimeatragantoconmipropiasaliva.—Nooo —niego, moviendo la cabeza—. No me encontraba muy
bien.Deanmellevóacasa.¿Cuántasvecesmásvoyatenerqueusarlaexcusadenoencontrarme
bien?—¿Nopudisteconeltequila?—Sesonríe,luegoemiteunacarcajada
y se pone de rodillas para estirar la toalla—. Por cierto, los chicossugirieronquesaliéramosfueradelaciudadestanoche.TalvezaVeniceoalcentro,peroDeantambiéndecíaquefuéramosaHollywoodparaqueveasel letrero,Eden,porquenopuedesveniraLosÁngelesynover laseñaldeHollywoodenvivoyendirectoydecerca.Vamostodos.
—Ir a Hollywood es una buena idea —afirma Rachael—. Tengoganasdehaceralgoilegal,comometermeenunapropiedadprivada.
Yotengomisdudas.—¿Algoilegal?Las tres se sonríen con superioridad, y luego Tiffani continúa
hablando,aunquealcomienzosedirigesobretodoaRachael.—Vamosallevarsolotrescochesparaqueseamásfácil,asíqueJake
mevaarecogeramíyDeandijoqueosrecogeríaatiyaMeg,fuéramosa donde fuésemos. —Inclina la cabeza hacia mí—. Y tú puedes ir conTyler,yaquedetodosmodossalísdelamismacasa.
Me la quedomirando. De hecho, casi se me escapa una carcajada,pero de alguna manera logro reprimirla. Claro, puede que parezcaconveniente compartir coche con Tyler, pero juntarnos a los dos en unespaciocerradodurantemásdeunminutoharáquemehierva lasangrecontodaseguridad.
—¿Osapeteceuna rondadePerry’s?—preguntaMeghan,cogiendosubolso.
—TráemeunFríodecaramelo—diceRachael.Meghanmemira.—¿Eden?—Ehhh—dudo.Noestoyseguradequé tipode tiendaesPerry’s,y
jamásheescuchadoelnombre«Frío»enmivida—.¿Quétienen?—Tráele lo mismo que a mí —interrumpe Rachael, mientras se
reclinay se apoya en los codos,moviendo la carahacia el sol.Nodejaopciónparadiscutir.
MeghansemarchaconTiffaniasulado,dejándonosaRachaelyamísolasparadisfrutartomandoelsolmientrasellasvanabuscarlasbebidas.Por lomenosdoyporsentadoquese tratadebebidas.No tengoni idea.Podríanserhelados.Sealoquesea,nomeapetece.
Aclarándomelagarganta,decidodistraerme.—Vale, creo que lo entiendo —digo, cruzándome de piernas y
volviéndome para mirar a Rachael. Ella se sienta para escucharme—.Vosotrassoismuybuenasamigas,¿no?
—Sí...—respondeRachael,perosutonoesprecavidoyesperaaveradóndeconduceestaconversación.
—¿YTyleryDeanyesechico,Jake,muybuenosamigostambién?Piensaunmomento,frunciendoloslabiosalconsiderarlarespuesta
concuidado.—Másomenos—dice—.ExistealgodetensiónentreTyleryJake,
perolamayorpartedeltiempolaignoran.—¿Porquéhaytensión?RecuerdohaberhabladoconJakeenlafiesta,yapesardesuescasa
habilidadparamantenerunaconversaciónparecíabastanteamistoso.—PorqueTylerempezóasalirconTiffanientercerodesecundariay
por esa época Jake estaba totalmente colgado de ella y tuvierondiscusionesypeleas,peroJakelosuperó—explicaRachael.Ponelosojosenblanco—.Cuestióndeinmadurez.Detodasformas,todavíaseodianunpoco.
—Dejando de lado esa tensión—continúo—, ¿vosotros sois todoscomoungrangrupodeamigos?Esoesloqueparece,asíquesoloquierosabersiloheentendidobien.
—Tienesrazón—diceRachael—.Todoshemossidoamigosdesde...,buf, no tengoni idea, desdeprimerode secundaria, creo.Todos fuimosjuntosalinstituto.¡Yahora,venga!—dicelevantandolasmanosenelaire—.Vamosabroncearnos.
—Yoestoybienaquí—meexcuso,ysonríolomásquepuedoparadesanimarlaaquediganadamás.Peronofunciona.
—Anda, cállate —bromea, mientras se vuelve a tender sobre suespalda—.No tevas abroncear si sigues ahí sentada con lamitadde lapielcubierta.
Mirohaciaabajo,asiendoconfuerzamiquimonoyajustándomelo.—No,enserio,estoybienasí.—¡Traemos vuestros Fríos! —anuncia Tiffani al acercarse
sigilosamentepordetrásdenosotras,yagradezcolainterrupción.Inclinándoseporencimademihombro,mepasaunvasodeplástico,
que rebosa nata por la tapa, y luego le da otro aRachael y nos tira laspajitas.
Miroelvasofijamenteduranteunossegundos.Tienepintadeser labebida quemás engorda delmundo.La natamehace sentir náuseas, asíque me resulta casi imposible sonreírle. Debo de parecer muydesagradecida,peronopuedodejarde fruncirelceño.Esperohastaquetodasmeestánmirandoymetolapajitaenelvasoytomounsorbodelabebidahelada,asegurándomedequesedancuenta.«Sonríeyasienteconlacabeza»,pienso.Asíqueesoesloquehago.Finjoqueeslomejorqueheprobadoentodamivida,yencuantoellasapartanlavista,lopongodecostado en la arena. Más tarde, cuando se haya derretido por el calor,
actuaré condramatismocomo simehubieseolvidadopor completodelvaso.
—El tío raro que siempre nos sirve nos ha hecho un descuento—explicaMeghanmientrasseacomodaensutoalla,cruzándosedepiernas.Saca un poco de nata de su bebida con el dedo índice y la saborea conlentitud—.SoloporqueTiffcoqueteóconél.
—¡Nocoqueteéconél!—objetaTiffaniconungrititoahogado.Es entonces cuandohurgo enmi bolso para cogermis auriculares,
los desenredo cuando los encuentro y busco una lista de reproduccióndecente. Me acuesto y miro hacia el cielo. Auriculares dentro, músicafuerte,gafaspuestas,bebidadelado,cotorreodechicasguapasfuera.
Pasamos casi cinco horas en la playa y decidimos no hacer unapequeñaexcursiónalmuelle,asíquecuandoRachaelyyoregresamosalaavenidaDeidreyaempiezoa tenerhambre.Por suerteElla tiene lacenacontrolada.
—Tu padre va a tardar un poco más en llegar esta noche, así quecenaremosmás tarde—medice cuando llego a casa—. ¿Has pasado unbuendíaenlaplaya?
—Sí—respondoyhastaahílleganuestraconversación.Dejounrastrodearenamientrassubocorriendohaciamibañopara
ducharme otra vez y prepararme para ir a Venice, Los Ángeles oHollywood.Elitinerariodeestanocheaúnestápordecidir.
Ya estoy duchada y vestida y lista para salir. Cuando me estoyrepasandoellápizdeojosfrentealespejo,escucholavozdepapádesdeabajo.Ha llegadoacasa, loque significaque lacenadeberíaestar lista.Medirijohacialacocinaycuandomeacercomedoycuentadequepapáestálevantandolavoz.
—¿Quieressaberloqueacabodever?—preguntapapá,ysutonoestanásperoqueesevidentequeestásupercabreado.
Me acerco lentamente hacia el arco de la cocina, manteniéndomedetrásdelaparedymirandohaciadentroconcuriosidad.Ellaestádepiedelantedelhorno,papáfrenteaella,y,entrelosdos,Tyler.
—PuesibayoconduciendoporlavíaAppianparadejarunospapelesdeltrabajodecaminoacasa—gritapapá—,yadivinaaquiéndivisoenlaplaya.
EllalelanzaunamiradaaTyler.—Tedijequenosalieras.—Asíquepiensoparamisadentros,ey,perosiestácastigado,yme
dirijohaciadondeestáparapreguntarleaquéjuega—continúapapá—,yélestásentadoaunamesaconunostiposqueparecentenerunosdiezañosmásqueél,ymequedédepieyobservé cómoél tirababilletesdediez,veinte,cincuentadólaressobrelamesa.
LosojosdeEllaseentrecierran.—Tyler.Tylerselimitaamoverlacabeza,sonriendoconincredulidad.—Esoesunaputamentira.—¡Hazel favorde callarte! ¡Cierra laboca!—papágrita enfadado,
arremangándose la camisa y aflojándose la corbata—. Y yo estoy ahí,viendocómoapuestaytiraeldinero,yadivinaquésucediócuandoperdiólaapuesta.—Haceunapausa—.Selioapuñetazos.
—Ese mierda estaba haciendo trampa —farfulla Tyler, asiendo laencimera y apoyándose sobre ella. Sus ojos se ven oscuros—.No iba adejarquesesalieraconlasuya.
—¿Quieres que te arresten por agresión?—Papá da un paso haciadelanteyleclavalamirada—.¿Quierespasarlavidaenelreformatorio?¿Esesoloquequieres?
—Tyler, tienes queparar ya—diceElla, en vozbaja, llevándose lamano a la frente y suspirando. Se la ve más triste que enfadada—. Noquieroquetemetasenproblemas.
—Esto no es Las Vegas—interrumpe papá. Da un pasomás haciaTyler, invadiendo su espacio personal, tiene las mejillas rojas. Estáfuriosoporlosdos—.¿Aquédemoniosestabasjugando?
Tyleraprietaloslabioshastaquedibujanunafinalínea.—Viveunpoco.—Tirolatoallacontigo—dicepapá,moviendolacabeza.Levantalasmanosenseñaldedarseporvencido,sedalavueltayse
dirigehaciafueraporlaspuertasquedanalpatio, talvezparatomarunpocodeairefresco.
Ellaabrelabocaparahablar,peroTylerseríeentredientesantesdequesumadrepuedadeciralgoysedirigehaciaelrecibidor.Doyunpasohaciaatrásenelrincóncuandoélpasahechounafuria,esperandoquenosedécuentademipresencia.Pero,porsupuesto,meve.
Sevuelverápidamente,sedetieneymemira.—Tengoquellevarte,¿no?Noestoyseguradequeseabuenaideaquemellevealguienconesta
clasedeproblemas.Escasi seguroqueesunconductor imprudente,queignoraloslímitesdevelocidadyatropellaaunoomásniños.
—Creoquesí.—Me marcho ahora mismo —dice, su tono es aún duro por la
discusión—,asíqueovienesotequedasencasa.Con los ojos todavía entrecerrados, exhala un suspiro y se dirige
hacia la puerta. Ella lo llama, advirtiéndolo de que no salga, pero él laignorayseva.
Echo un vistazo hacia la cocina. Ella parece estar al borde de laslágrimasypapáestácaminandodeunladoaotroporelpatio.Ningunodelosdosparecesermuybuenacompañíaparaestanoche,asíquenihablardequedarmeaquí.Suspirando,caminoconrapidezhacialapuertayllamolaatencióndeTylercuandoestáapuntodellegarasucoche.
—¡Espera!Detodasformas,aestasalturas,lacenayaestáarruinada.
8
ElcochedeTylerestáaparcadoendiagonalsobrelaaceraylafranjaparaestacionar,ynopuedodejardepensarenquéestadodefuriaestaríaparadejarloasí.Talvezenelmismoenelqueseencuentraahora.Abrelapuerta,haceunapausaymemira.Nohacemásqueobservarmefijamente.
—¿Qué?—lepreguntoamedidaquemeacercoaélyalcoche.—¿Ybien?—dapieparaquedigaalgo.Enarcandolascejas,señala
elcocheconlacabeza.Recorroconlosojoslaestructurablancabuscandoalgosignificativo,peronoveonadadeinterés—.¿Tienesideadequétipodecocheeseste?
Memiracomosiyofueraestúpida,comosinosupieraloqueesunairbag o algo, y para demostrarle lo contrario camino hacia la partetrasera del vehículo y estudio su logotipo. Cuatro círculos metálicosentrelazados.
—¿UnAudi?—supongo.—Un Audi R8 —añade con una sonrisa odiosa, su expresión es
petulante.—Vale—digo—.¿Quieresqueteaplaudaoalgo?Élseríemientrasapoyaunamanoencimadesupuerta.—Laschicasnotenéisniidea.Seguroquetedesmayaríassisupieras
cuántocuestaestacosa.—Supéralo—farfullo,moviendolacabezayalcanzandolapuerta.Medeslizodentrodeformadescuidadaydescubroquesolotienedos
asientos,y todoesdecueroydemetal, talvez tenga razónacercade locaroquees,asíquemantengolabocacerrada.
—LlamaaTiffani—medice,cuandosubealcocheycierralapuerta.Con un movimiento rápido de la muñeca, me tira su móvil en el
regazoyenciendeelmotor.—¿Quieresdeciratunoviaalaquetegustaestarpegadocomouna
lapaoignorarporcompleto?Se sonríe con ironíaymiestómago se revuelvedeasco. Jamás, en
todamivida,habíaconocidoaalguiencontantosdefectosyquepensaraquetodoesunchiste.
—Eresimbécil—farfullo,cogiendosumóvilydándolelaespalda.Miroporlaventanillamientrasélacelerademasiadoelmotorynos
llevavolandoporlaavenida.—Llámala—repite—.Notengoniideadeadóndevamos.Dejoescaparunsuspiroyme incorporo,girandoel teléfonoenmi
mano.Mirolapantallaporunmomento.—¿Contraseña?—4355.Conrapidezintroduzcolosnúmerosydesbloqueosumóvil.Mirola
listadesuscontactos.—¿Esesetunúmerofavoritoosignificaalgunapalabrao...?—Significa infierno —responde bruscamente. Pero a pesar de su
tonomonótono,mantiene losojosen lacarreterayaprietaelvolante—.Llámala.
Obedeciendosupetición,queesmásbienunaorden,medesplazoporlalistadecontactoshastaencontrarelnúmerodeTiffani.Mepercatodelaincreíblecantidaddenúmerosquehaguardado, lamayoríadechicas.Yentoncesllamoasunovia.
—Cariño,¿quéhay?—diceTiffanicuandocontesta,yyoarrugo lanarizaloíresapalabra.
—Soy yo, Eden —le aclaro—. Tyler está conduciendo. ¿Adóndevamosestanoche?¿Lohabéisdecididoya?
Contestaenseguida:—Al letrero de Hollywood. Todos estuvimos de acuerdo en que
tenemosqueenseñártelo.Esincreíble.—Memuerdoellabioinferior,losnervios me recorren el cuerpo. Siempre he querido visitarlo y, aunqueVenice suena estupendo también,me alegro de que hayan decidido ir alletrero—.¿Vosotrosyahabéissalido?
—Sí—mivozsubedetonocuandoelcochesesacudehaciaunladocon brusquedad, las patéticas habilidades de conducir de Tyler quedandemostradas.Mepreguntocómopudoconseguirelcarnet.
—Osenviaréunmensajede textoa todosparaver si estáis listosyquedaremosconvosotrosallí—dicebruscamente—.Ponmeenelaltavoz
unsegundo.Apartoel teléfonode laoreja,haciendo loquemepide,y luego le
pasoelaparatoaTyler.—¿Sí?—dice.Echaunamiradahaciaabajo,alapantalla,uninstanteantesdepisar
elfrenoatopecuandollegamosaunaseñaldestopqueevidentementenohabíavisto.
—¡Nohehabladocontigoen todoeldía!—suena lavozdeTiffanifuerte por el altavoz.Veo cómoTyler pone los ojos en blanco con unatotalfaltaderespeto—.¿Tumadretehadejadosalirdecasa?
Poneelfrenodemanodeuntirónymeclavalamirada,moviendolacabezadespacioantesdedecir:
—No,estuveencerradotodoeldía.—Qué putada—diceTiffani. Pobre chica. Ignora totalmente lo que
pasa—.¡Memueroporverte!Notardaremosmucho.Esperadnosal ladodelSunsetRanch.
—Vale.—Tequiero.—Sí—responde,ycogeelteléfonodemimanoparacolgar.Bostezando,sereclinahaciaatrásenelasientoysepasalamanopor
elpelo.Resoploabriendolosojosconincredulidad.Cadadía,cadahora,me
damásymásrazonesparadetestarlo.—Alucinocontigo.¿Encerradotodoeldía?Conungruñido suave, suelta el frenodemanoydejaqueel coche
avanceporlaintersección.—Esavaasermihistoria.—¿Deverdadlevasamentirdeesamanera?—Intentomirarloalos
ojoscuandomeechaunaojeada,perotambiénmantengolavistapuestaenla carretera, ya que no parece que él lo esté haciendo—.Estuviste en laplaya,apostandoypeleando,y¿vasahacerlecreerqueestuvisteencasatodoeldía?
Medatantapenadeella...Élseríe,suvozestangravequemedaunleveescalofrío.—Sí, no cabe duda de que eres la hija de Dave. Nena, tienes que
aprenderameterteentuspropiosasuntos.—Dejadellamarme«nena»—leadvierto—.Solomellevasunañoy
tienesmenosneuronasqueyo.—Vale,nena—dice,peroseestásonriendoconironía—.Tupadrees
unmamón.—Porlomenosenesopodemosestardeacuerdo.Suspiro hondo, llenando el silencio. Hubo un tiempo en que podía
tolerar ami padre.Cuando era pequeña y pensaba que él era fantástico.Peroluego,supongo,seaburriódemamáydemí,yseaburriódesuvidaconnosotrasdos,ysemarchóparanovolver jamás.Yahoranoesmásqueunfracasadoconmalgenioyarrugasypeloencanecido.
—Ni siquiera sé cuál es su problema. Supongo que debe de sersuperirritantevivircontigo,peroescomosibuscararazonesparagritarte.
Tylerdagolpecitossobreelvolanteconimpaciencia.—Niquelodigas.—Mi madre está mucho mejor sin él —reflexiono en voz alta, y
luegodemanerainstantáneameretracto—.Noquierodecirqueseamalasuerteparatumadreninadaparecido.¿Ytú?¿Dóndeestátupadre?
Sinprevioaviso,pisaelfrenoconfuerza.—¿Quécoñodices?Yo pestañeo, pasmada por su reacción tan agresiva y sin poder
articular una respuesta. Intentobalbucearunadisculpa, pero las palabrassolomesalenentrecortadaseirregulares.
—Perdón...,yo...Apretandolamandíbulayhaciendorugirelmotor,pisaelacelerador
afondoyelcocheaceleratantoquemicuerposepegacontraelasientoconfuerza.
—Nohables—escupe.—Noqueríaofenderte...—intentodecir, elpulsosemeaceleray la
culpame consume. «A lomejor supadreha fallecido—pienso—.Yyoacaboderecordárselo.»
—Cállate, maldita sea—gruñe entre dientes, y entonces decido novolverahablar.Medamiedoque,silohago,élsigaacelerando.
Cruzandolosbrazosymanteniendolosojosapartadosdeél,prestoatención al paisaje de Los Ángelesmientras vamos dejando atrás SantaMónicaporlaautopista;nomeimportaircallada.Cadavezquehablo,obien me da una respuesta arrogante o sarcástica, o me contesta con uninsultoinnecesario.Subeelvolumendelamúsica,unaseleccióndeR&Bdesuteléfono,ylodejaatopeduranteelrestodelviaje,lasobscenidades
de las canciones me perforan los oídos. La tensión silenciosa entrenosotros es muy incómoda, es como si debiéramos ir charlando perofuéramos incapaces. Somos hermanastros, pero parecemosarchienemigos,yséquenodeberíaserasí.
—Ya casi hemos llegado —farfulla, tras una hora de conduccióntemeraria.
El prolongado silencio es tan insoportable a estas alturas que nisiquierapuedomirarlo.Hepasadotodoeltiempointentandonopensarenque no nos hemos dicho ni una palabra en más de sesenta minutos,centrando mis pensamientos, en cambio, en lo hermosos que son losalrededores.
Llegamos a una larga calle llamada North Beachwood Drive, ydelantedemíseerigeelletrerodeHollywoodenlasmontañas,mirandoporencimadelaciudadalsoldelatarde.Memuerdoellabioycierroelparasol para verlo mejor, y me siento casi nerviosa mientras mirofijamenteeliconoglobalquesolohevistoenlaspelículas.Conocerloenlavidarealesunaexperienciatotalmentediferente.
Alcontinuardefrente,elcaminocambiadeunacalleresidencialaunsendero angosto en un barranco, que bordea la base de la montaña.PasamoselletreroqueTiffanimencionó,queanunciaSunsetRanch,yunpoco después entramos en un área pequeña para aparcar al lado delcamino.Todosyaestánallí,notengoideadecómohanllegadoantes.
—Habéis cogido la autopista, ¿no?—preguntaMeghan cuando nosbajamos del coche, yTiffani se acerca de inmediato dando saltitos pararodearaTylerconsusbrazos.
Aunque ella demanda su atención, Tyler de alguna manera logracontestar:
—Sí,¿vosotroshabéisvenidoporBeverlyHills?Tiffaniaprieta sucuerpocontraeldeTyleryatrae sus labioshacia
losdeella,peroélnopareceestarmuyinteresado.Sinsonreírseinclina,le da un besomuy breve y se aparta. Creo que yo soy la única que lesprestoatención,ycuandoélmevemirándolos,baja lacabezayclavalavistaenelsuelo.
Jakedaunpasohaciadelantemientrascierrasucoche.—Lamaneramásfácildeirrápidoyquenotepillen.Noqueríamos
hacerosesperarunahora.—Es increíble—murmuro,moviendo lacabezamientrasmequedo
conlamiradafijaenlas letras.Entrecierro losojosparaevitarelsol—.Graciasporenseñármelo.
Losseisseríenalavez,inclusoTyler.Variostambiénponenlosojosenblanco.
—Todavía no te lo hemos enseñado—dice Rachael. Tiene algunasbotellasdeaguaenlasmanos—.Tevamosallevarhastaarriba.
—¿Arriba?—Mirohacia lamontañaotravez,preguntándomecuánempinadaes.Parecedifícil.
—Sí, arriba—corrobora Dean. Lleva más botellas de agua en lasmanos—.Másvalequenospongamosenmarchasiquieresverloantesdequeanochezca.Setardacasiunahoraenllegar.Yhacecalor.Asíqueten.—Mepasaunabotella,yotraaMeghan,ylaterceraaJake.
—¿Quiénrecuerdaelcamino?—preguntaRachael,mientraslespasaaguaaTyleryaTiffani.
Tyler suelta un bufido, rodeando la cintura deTiffani con lamanomientrasseñalahaciaelsenderoquehaydetrásdenosotros.
—Noestandifícil,Rach.Ungirobruscoalaizquierdayluegoaladerecha.
Veoun letreroquediceSENDEROHOLLYRIDGE, y supongoqueesteeselquecogeremos.TyleryTiffanivandelante,losseguimosJake,Dean,Meghan,Rachaelyyo,ycomenzamosasubir.Elsenderoesanchoyestádecoradoconlamaravillosabendicióndemierdadecaballo.
—Hasido lapeorhorademivida—lesusurroaRachaelmientrascaminamos un poco más atrás del resto del grupo—. Recuérdame quejamásvuelvaasubirenuncocheconTyler.
Seríe,suspiesraspanlatierramientrassubimos.—¿Quéhapasado?—Casinosmataporquelepreguntédóndeestabasupadre—admito.
Misojos sedirigenhaciaél.Lideraelgrupoynos llevaporel senderohacialacima,conTiffanidetrás—.¿Supadreestá...muerto?
Rachaelcasiseatragantaconelaguacuandobebeunsorbo,yluegodejadecaminarunmomentoymeclavaunamiradahorrorizada.
—Dios,Eden,no.Mencionarleasupadreescomoponersedelantedeunapistolacargada.Espedirquetematen.
Nosponemosacaminarotravez.—¿Porqué?—Estáenlacárcelporhaberrobadouncocheoalgoparecido—me
explica Rachael, bajando la voz. A cada rato mira hacia arriba paraasegurarsedequenadienosoye—.Tyleressupersusceptibleconeltema.
Misojossedesplazanhastaél.Enalgúnlugardentrodemí,mesientounpocomalporél.Talvezteníabuenarelaciónconsupadreyyanopintanadaensuvida.Esodebedeserduro.Yundivorcioademásdeeso,hadeserinclusomásdifícil.
NonosllevamuchotiempollegaralacurvaalaizquierdaqueTylerrecordó a Rachael de manera tan brusca. El sendero también sigue defrente, pero nosotros giramos y seguimos ascendiendo. La mierda decaballodesapareceapartirdeestepunto.
Deanteníarazónaldecirquehacíacalor,yagradezcoelaguaquemedio.Peroapesardelcalor,nomemolestalacaminata.Esejercicio,ylasvistasdeLosÁngelesvalen lapena.Devez en cuandonosdetenemosadescansar y amirar hacia la ciudad, asimilando su enorme tamaño y lohermosaquesevedesdearriba.Haytantapazaquíarriba...
Porfinllegamosaunabifurcaciónenelsendero,queseabreendoscaminos;nosotroscogemoselderecho.
—¿Nodeberíamoshaberidoporeldelaizquierda?—pregunto,aldarme cuenta de que nos estamos alejando del letrero en vez deacercarnos.
Piensosiestaránplaneandogastarmeunabromapesada.—No—responde Jake.Caminamás lento y acopla su paso almío,
rondandocercademícuandoelrestomeignora—.Sigiráramoshacialaizquierda nos llevaría hacia abajo otra vez. Si seguimos por la derechallegaremosalapartedeatrásdelletrero.
Beboun largosorbodeaguay luegoseñalocon labotellahaciaelcaminodelantedenosotros.
—¿Estonoesilegal?—¿Beberagua?—preguntaJake—.Queyosepa,no.Yo pongo los ojos en blanco y me río un poco mientras observo
cómoMeghantiradeRachaelporunapartemásempinadadelcamino.—¿Loesonoloes?—Soloesilegalsicruzaslavalla—meexplica—.Tepuedesacercar
muchoporlapartedeatrás.—Reclinalacabezaparamirarhaciaelcielounossegundos,ycuandovuelveabajarlavistaseencuentraconmisojos—.Perdonaloaburridoqueestuveelsábado.Pierdotodasmishabilidadesparaconversartrasunpardecervezas.
Sonrío. Estoy sorprendida de que se acuerde de haber habladoconmigo,ymesonrojounpocoalverlopidiéndomedisculpas.
—Noestuvisteaburrido.Tuspreguntassíloeran.—Empecemos de nuevo —dice, y luego extiende la mano—. Soy
Jake.Y túdebesdeseresachicaguapaquehavenidoapasarelverano.Eden,¿verdad?
Notoquemismejillassevanponiendoaúnmáscalientes.Memuerdoellabioconansiedadeinclinolacabezaparaquenosedécuenta.Logroestrecharlelamano.Supalmasesientecálidacontralamía.
—Encantadadeconocerte,Jake.—Entonces—pregunta—,¿cómoteestátratandoLosÁngeles?—Esincreíble.Medoycuentadequeobientodoelmundoestáyendomásdeprisao
Jakeyyovamosmáslento,porqueelespacioentrenosotrosyelrestodelgrupo se está incrementando. Alcanzo a ver que Tyler nos lanza unamiradadedesaprobación.Arrugo lanarizy le lanzounamiradaasesinaduranteuninstante.¿Quéproblematiene?Intentoquenomeafecte.
—Meencanta—continúo.Los ojos de Jake brillan mientras en los labios tiene una amplia
sonrisa.—¿TeesperatunovioenPortland?—No—respondo,yleechounvistazodereojo—.Siestásintentando
sersutil,laverdadesquenoestáfuncionando.—Caramba—murmura.Ydejaescaparunacarcajada—.Lassutilezas
ylasconversacionesnosonmispuntosfuertes.Perotengootros.Dejaqueteinviteasaliralgunanocheytelodemostraré.
Se lovesegurodesímismomientrasenarcaunacejayesperaunarespuesta, pero no estoy segura de tener tanta labia como él. No soyalguienaquienloschicosinvitenasalirconfrecuencia.Lomásparecidoa esta situación es cuando una vez un tío de la clase de álgebra mepreguntósiloayudaríaaentenderlafórmulabásicadelasecuacionesdesegundo grado en tercero de secundaria. Incluso entonces dije que no,porqueerafamosoporsusexcesivosestornudos.SunombreeraScott.AsusespaldaseraScottelMocoso.
—Talvez—eslarespuestaqueledoyparaescaquearme.Puedequeaceptarasihubiésemos intercambiadomásdedos frases,
pero ahora mismo todavía es un completo desconocido. Quizá en otro
momento.Quizámásadelante.—Puedoaceptaruntalvez—dice—.Ey,mira,yacasihemosllegado.Mis ojos se posan en el sendero delante de nosotros y veo cómo
dobla hacia la izquierda, donde comienza una alta valla de alambre.Tiffaniseadelantaydasaltoshacialacurva,cogiendolamanodeTylerytirandodeéltrasella.
—¡Eden,venaveresto!—grita,yJakemedaunempujoncitohaciadelante.
Rachaelalcanzamicodoymeempujahaciaarribaenelúltimotramodel sendero,medio saltando,mediocorriendo.Hemos llegadoal letreroen cincuentaminutos. La valla bordea el sendero, y cuandoRachaelmeconducealavueltadelacurvadeuntirón,derepentecaigoenlacuentadequeestoydetrásdelletrerodeHollywood,porencimadeLosÁngeles.
Se me corta la respiración, el silencio alrededor me permitecentrarme en el momento. Presiono lasmanos contra la valla, los ojosmuy abiertos, el pulso acelerado. Desde detrás del letrero la vista esimpresionante.Lasletrassonenormes,seerigenporencimadelaciudad.Sonmuchomásgrandesdeloquetepuedesimaginar.
—¿Ha valido la pena la caminata? —pregunta Dean a mi lado,sacándomedeltrance.
Loúnicoquepuedohaceresasentirconlacabezadespacio,misojosnoseapartandelavista.
—Estanhermoso...—digoenvozbaja.—No hemos subido aquí en casi un año —reflexiona Meghan
mientras pasa la mano por el alambre—. Parece que haya pasado mástiempo.
Conelrabillodelojo,veoaTylerestirarlasmanosporencimadelavalla y agarrarla con fuerza. Tambiénme doy cuenta de la cantidad decámarasquehayalrededor.
—¿A qué esperáis? —pregunta, y luego se sube y salta con unmovimientorápido.Aterrizaconsuavidadalotrolado—.Venga.
Miro fijamente hacia las cámaras durante un rato, y luego hacia lahilera de señales que advierten claramente que el acceso al letrero estáprohibido,yluegoaTyler.Éltambiénmeestáobservando,conlasonrisatorcidaylosojosentrecerrados.
—Tenemosunosdiezminutosantesdequeenvíenloshelicópteros—dice Tiffani mientras comienza a subirse por la valla—. Eden, toca el
letreroyluegonoslargamos.Losmirodudosaalosdos.¿Helicópteros?—Enserio,estábien.Nonecesitotocarel...—¡Tocaelputoletrero!—gritaTyler,clavandolamiradaenmí.TiffaniaterrizaenlaparteprohibidadelavallaalladodeTyler.Le
poneunamanoenelpechoyloalejadenosotrosdeunempujón.—No nos pillarán —me tranquiliza Rachael en voz baja antes de
escalarlavallaconMeghanyDean—.Lohacemosatodashoras.—No te preocupes —añade Jake—. Si nos pillan, caeremos todos
juntos.—Estiralamanoparacogerlamíaylaponesobrelavalla—.Perotenemosquehacerlorápido.
Sucumbiendo al tipo de presión de grupo del quemi profesora decuarto de primaria solía decirme que me cuidara, alcanzo la parte dearriba de la valla y, no sé cómo, elevomi cuerpo sobre ella. Pierdo unpocoelequilibrioalaterrizar,yesentoncescuandomedoycuentadeloempinadaqueeslamontañaenrealidad.Losdemásyahancomenzadoacaminarhaciaelletrero,peroyoesperoaJakeyélmeenseñauncaminoparabajarynorompermeelcuello.
—Me encanta este sitio —dice Dean, mientras merodea por laprimera O—. Me pregunto cuántas personas alrededor del mundomataríanportenerlaoportunidaddehaceresto.Tenemossuerte.
—Tío,dejadeponertetansensiblero,solosonletrasenunamontaña—balbuceaTyler—.Estaciudadesunaestupidez,igualqueesteletrero.
—Erestannegativo...—murmuraTiffani.Losignoro,ysigoaJakehastalaH.Éldaunpasoatrásyasientecon
lacabeza,conunacálidasonrisaenloslabios.—Túprimero.Me siento nerviosa por alguna razón. Tal vez sea porque estoy a
punto de hacer algo que mucha gente sueña con conseguir, o tal vezporquemepuedocaerymatarmeencualquiermomento.Respirohondoydoyunpasohaciadelante,yentoncestocoelmetalpintadodeblancodelaletraHdelfamosoletrerodeHollywood.
Ymesientoigualquehacedossegundos.—Vaya—digo.Entoncessemeocurrequetodosestamosobsesionadosconalgoque
noesnadamásquepedazosdemetalenunospostes.Jakeponesumanoalladodelamía.
—Y¿quémedicesdeesacita,entonces?Podría haber dicho que sí en este momento, sencillamente porque
estamosliteralmentedebajodelletrerodeHollywoodyeselsitioperfectoparaaceptarunacita,peroTylergritaantesdequetengalaoportunidaddeabrirlaboca:
—¿Quédemonioshaces,tío?—¿Qué?—Jake pone cara de irritado, y da unos pasos hacia atrás
para mirar a Tyler a los ojos mientras este se acerca con los puñoscerrados.
—¿Quéleacabasdedecir?LaexpresióndeTyleresdura,mandíbulaapretada,ojososcuros.Da
un paso y se pone delante de Jake, con la frente inclinada mientrasentrecierralosojoshastaqueparecenunasdiminutasrajitas.
—Tensión—articulaRachaelconloslabiossindecirpalabra,cuandolamiropidiéndoleayuda.
Recuerdo vagamente que ellamencionó algo sobre que existía unatensióntácitaentrelosdos.Ahoramismo,yanoparecetantácita.
—Tío,saldemivista—farfullaJake.Daunospasoshaciaatrásyseencogedehombros,levantalasmanos
enelaireysemuevehaciaunlado.—No—objeta Tyler,moviendo la cabeza a la vez que se acerca a
Jake, se incorporadelantedeély leentierraundedoenelpecho—.Nopasaránadaentrevosotros.Tedaréunapalizasisetellegaaocurrir.
—Tyler,cariño,relájate—lotranquilizaTiffani,ymetesucuerpoala fuerza entre los dos. Con las manos en el pecho de Tyler, intentaempujarloparahacerlo retroceder,perosusojossiguenclavadosen losdeJake—.Noseasestúpido.Dejadebuscarpelea.
Dean se une, poniéndose delante de Jake y haciendo un ademán dedesaprobación.
—Venga,tíos.Dejadlo.Enesemomentomiatenciónsedesvíadelaposiblepeleaysecentra
eneldébilsonidorepetitivodebombeodemotoresyrotacióndeaspas,ymientras el sonido se hace más fuerte, me encuentro mirando hacia elcielo.
YentoncesmehallobajoelojodeunhelicópterodelDepartamentodePolicíadeLosÁngeles.
9
Reclinolacabezaparamirarhaciaelcielootravez,entrecierrolosojosyveoelvehículoquemerodeaporencimadenosotros.Todosnosquedamos quietos al mismo tiempo, nuestras voces se desvanecen ynuestrasexpresionessevuelvenindecisas.
—¡Mierda! —grita Tyler, y luego se escucha un tremendo sonidometálicocuandogolpeaelmetaldelaletraHconlapalmadelamano.Sepasa los dedos por el pelo mientras sacude la cabeza—. ¿Cómo lleganaquítanrápidosiempre?
—¡Nooscaigáis!—nosadvierteTiffaniatodoschillando.Busca lamanodeTylery loobliga a irse conella, pero envezde
darselavueltayregresaralavalla,bajanenlínearectaporlamontaña.—¡Salgamosdeaquí!—proponeavocesJakeami lado,ymiraun
buenratohaciaelhelicópteroantesdeponerseenmarcha—.Tenemosquebajarcorriendohaciaelfondoantesdequelleguelapatrulla.
—Desdeluegoqueesosdosnoestánperdiendoeltiempo,¿nocrees?—Deanbromea,riéndoseyseñalandoconlacabezaalasfigurasdeTyleryTiffani,quesevanviendopequeñitasmientrascorrenysaltanentrelasrocas, la tierra y los arbustos—. Pobre tío, no puede permitirse que loarrestenotravez.
—¿Otra vez?—pregunto haciendo eco de sus palabras, pero todosmeignoranyseponenenmarcha.
RachaelyMeghancomienzansudescensoagarradaslaunaalaotracomosicualquierpasoenfalsopudierahacerlascaeryconducirlasa lamuerte.Probablementeasísea.
—¡Tencuidado!—megritaDeanporencimadelhombroalmismotiempo que sigue el difuso contorno del sendero tomado por Tyler yTiffani,esquivandoobstáculosydeslizándosehaciaabajo.
Conelsonidodelhelicópterotodavíavibrandofuerteporencimade
nosotros, una ola de adrenalina corre por mis venas y mi pulso latedolorosamente debajo demi piel. Por este tipo de circunstancias resultaútilcorrer todas lasmañanas.Apesarde loempinadoqueesel terreno,reaccionoconrapidezysigoaDean.Esdesigualyresultacasidolorosopasar por ciertos puntos, y enseguida me encuentro luchando pormantenerelequilibrio, rezandoparaquenomearrestenyesperandonomorir.
—¡¿Siguesaguantandoel tirón,Eden?!—grita Jakepor encimadelhombro,saltandodeunarocaaotra,riéndose.
Noentiendocómoesposiblequeencuentreestodivertido.—¡Lointento!—legritodevuelta.Justo cuando termino de decirlo, mi pie resbala en una parte más
empinada de la ladera que estamos bajando, y se me entrecorta larespiración.
Unamanofirmemeagarraporelcodo.—Cuidado—diceJakeconfirmezamientrasmeayudaarecuperarel
equilibrio.Ponesusmanossobremishombros—.¿Estásbien?—No quiero ir a la cárcel —espeto, y luego echo una ojeada al
helicóptero,conelpánicodibujadoenlacara.Cuandomirohaciaabajootravez,divisoalrestodelgrupollegando
atierrafirme.Jakeseríe,ydaunpasolentamente.—Novasairalacárcel—asegura,yentoncesbajasumanoycoge
lamíaparallevarmetrasél—.Lopeorquenospuedepasaresquenosdenunacitaciónonosmulten.
A pesar de sus palabras de consuelo, sigo con un nudo en elestómagomientras mi cuerpo casi paralizado es arrastrado hacia abajoporelmonteLee.Jakenotropieza,nonoshaceirmáslentoynopermitequenospillen.Mesientototalmentealiviadacuandoalfinllegamosabajo,después de pasar algunas casas y cruzar el sendero. Veo el cartel delSunsetRanch,yderepenteseconvierteenmiletrerofavoritoentodoelmundo.
—No hay patrulla—murmuro, y casi puedo sentir cómo todo micuerpoexhalaunsuspirodealivio.
Papáliteralmentemeincineraríaenmicamaytiraríalascenizasporel inodorosivolvieraacasaconunacitaciónporallanarunapropiedadprivada.
—Todavía—terminaJake.Sueltamimanocuandosaltaalcamino,yyoloimito,siguiéndoloporlacurva—.Aúnnonoshemoslibrado.
Cuando regresamos a la pequeña zona de estacionamiento dondedejamosloscoches,mepercatoqueeldeTyleryasehamarchado.Jakemeconducehaciaelsuyo:unFordrojo.
—Meghan y Rach deben de haberse marchado con Dean —dicemientrasabresucocheysesube—.TiffanidebedeestarconTyler.
—¿Adónde crees que van los demás? —pregunto mientras meacomodo en el asiento del pasajero, y solo espero que sea mejorconductorquemihermanastro.
Jakeseencogedehombrosmientrasenciendeelmotorydamarchaatráshastallegaralacarretera.
—¿Aquiénleimporta?«Amí»,pienso.—¿Quéquiereshacer?¿Tieneshambre?Duranteunbuenrato,mirosus faccionesmientrasélconduce,yno
puedodejardepensarencómonuestraescapadadelletrerodeHollywoodhaacabadoconvirtiéndoseenunacita.LosdemássehanmarchadoyyoheterminadoporemparejarmeconJake.Peroapesardemisdudas,tengounpocodehambre.
—¿Hayalgúnsitioconbuenacomidaporaquí?—Hay unChick-fil-A a unos diezminutos, en el bulevar Sunset—
sugiere—.Podríamoscomeralgorápido.—Vale —digo—. No tenemos Chick-fil-A en Oregón. —Se lo ve
decepcionado.—¿Qué?—Tampoconosdejanservirnosgasolinanosotrosmismos—añado,
y me distraigo pensando en casa, preguntándome qué estará haciendoAmelia en este preciso instante y si mamá se siente sola en nuestrapequeñacasa—.Oregónesunasco.
—AsíquedebesdepensarqueLosÁngelesesfabuloso—concluye—.Tenemos carteles en lasmontañas,Chick-fil-A y podemos servirnosnuestrapropiagasolinasinquenosarresten.Fantástico.
Yo me río un poco, y él también, y es agradable tener compañíamasculina que no sea papá o Tyler. Los dos son demasiado odiosos ygruñones.
Medesplomoenelasientodelpasajeroyapoyolafrenteenelcristal
delaventanilla,mirandohaciaelcieloparaverdóndeestáelhelicóptero,peroparecequehadesaparecido.Asíquepuedorespirarcontranquilidadotravez.
—¿Ybien,tegustalaciudad?—preguntaJakeunratodespués.Subeelaireacondicionadoybajaelvolumendelamúsica.
—Sí—respondo.Lociertoesquenohevistomucho todavía,perohastaahoratodoesbastanteincreíble—.EsmásinteresantequePortland,esoseguro.
—NuncaheestadoenPortland.—No te gustaría. —Tras decir esto, reconsidero—. En realidad,
Portlandnoestá tanmal.Tenemosunambiente indie genial, pero lluevedesdequecomienzaelotoñohastaelfinaldelaprimavera,esoesunasco,y hay unmontón de clubes de striptease. La gente es genial, eso sí.—Sonríounpocomientrasbajolavista—.Bueno,lamayoría.
ElproblemadePortlandesquelaasocioconmuchascosasqueodio.Portlandesdondemispadressedesenamoraron.Portlandesdondeparecellover eternamente. Portland es donde mis supuestos «amigos» viven.Portland,lamayorpartedeltiempo,esunaciudadqueestábien.Peromivida allí sencillamente no es emocionante, ni siquiera es feliz. SantaMónicaesunabocanadadeairefrescoencomparación.
—¿Clubesdestriptease?—Jakeabremucholosojosmientrassonríe—.Puessíquenecesitovisitaresahorribleciudad.
Pongolosojosenblanco.Todoslostíossoniguales.—¿CómoesenrealidadLosÁngeles,apartedelascosasobviamente
paraturistas?Jakepiensaduranteunmomentomientrasdagolpecitosconeldedo
gordosobreelvolante.—Bueno,labrechaentrericosypobresesenorme.Haymuchagente
importante que vive en grandes casas y que conducen Lamborghinis, ytambiénhaypersonasquevivenenlacallecuyaúnicametaenlavidaessobrevivir a la noche. Es un asco en cierto sentido. Pero en general lagenteesgenial.
—Nuncalopensédeesamanera—digo.Volvemos a la carretera North Beachwood, seguimos recto hasta
llegaralbulevarSunset.Esunacalle largaconcinesyrestaurantesyuninstitutoyunmontóndetráfico.Mirotodoconasombro.
CuandollegamosalChick-fil-A,alautoservicio,Jakeseacercaalos
altavocesysegiraparamirarme.—¿Quéquieres?DadoqueChick-fil-AnoexisteenOregón,no tengoni ideadequé
tipodecomidasirven,asíqueechounamiradarápidaalmenúyelijolaprimeraopciónsanaqueveo.
—Laensalada.—Jakeasienteconlacabeza,peromesiguemirandoconexpectación—.Esoestodo—digo.
—¿Solo eso? —Enarca las cejas, pero enseguida suspira—. ¿Quétenéis laschicascon lasensaladas?—Lededicounasonrisayél segiraparahacerelpedido—.UnsándwichdepollopicanteconunaCoca-Colayunaensaladacon...
—Agua—digo.Otramiradadedesaprobación.—Con agua —termina de decirle al encargado—. Gracias. —
Acercamoselcochehacia laventanilla,yélmete lamanoenelbolsilloparasacarsubilletera,diciendo:
—Yopago.Yprocedeapagarporlosdos.Yoledoylasgracias.Nos acercamos a la siguiente ventanilla para recoger la comida, y
mientras esperamos detrás del coche al que están despachando, Jakememiraconunaexpresióndeperplejidad.
—Odio la comida basura, si es eso lo que te estás preguntando—digo,locualesciertosoloenparte.Noesqueodielacomida:detestosusefectos.
Ponelosojosenblancoyllegamosalaúltimaventanaparacogerlabolsa con la comida y las bebidas; me la pasa para que la sostengamientrasvuelveasaliralbulevar.
—¿Me estás diciendo que odias ese sándwich de pollo picante conpatatasfritasquesonliteralmentelomejorqueprobarásentodatuvida?
—Sí—lecontesto tajante—.Sí,odioese terriblesándwichdepollopicanteconesashorriblespatatasfritas.
—Nisiquieralohasprobado.Sacudelacabezacondesalientoyseríeentredientes,yluegometela
manoen labolsay revuelveunossegundosparacogersuspatatas fritasmientrasalmismotiempointentamantenerlavistaenlacarretera.Cuandolasencuentra,lasponeenlaconsolacentraldelcocheyselanzaunaalaboca.
—¿Quieresuna?Estánbuenas.—Nop,gracias,necesitoprobarestaensaladaChick-fil-Aparaversi
ganaalasensaladasdelastiendasdebarriodePortland—reflexionoenvoz alta a la ligera, sonriéndole mientras saco la pequeña bandeja y lequitoelplástico—.Laverdadesquetienebuenapinta.
Jakesemetemáspatatasenlaboca.—Tútelopierdes.—¿Unacardiopatía?—lepregunto—.Vale.Dejademasticarparamirarmeconunasonrisaquedejaverqueseda
porvencido.Asienteconlacabezaadmitiendosuderrota.NosdirigimosderegresoaSantaMónica—seestáhaciendotarde—
yyodevoromiensaladaporelcaminomientrasJakeacabasusándwich,yde alguna manera consigue no chocar cuando lo hace. Cogemos laautopistamientraselsolsepone,yeltráfico,apesardequelodetesto,severealmentebonitobajo la luzcrepuscular.Lamúsicaestáalta,peronodemasiado, es fácil hablar con ella puesta e ignorarla cuando su gustomusical común y corriente resulta insoportable de escuchar. El viaje esmuchomásagradablequeeldehacetreshorasconTyler.
—Tequedasensucasa,¿no?—preguntaJakecuandoyaestamosdevueltaenlaciudad.
Mesacudodeltranceenelquemeencuentro.—¿Encasadequién?—DeTyler—dice—.Tellevoallí,¿no?—Ah—respondo—.Sí,noentiendoporquésecabreótantocontigo.—Porqueesungili...—paraantesdeterminarlapalabra,yseaclara
la garganta—. Probablemente no debería desenmascararlo delante de suhermana.
—Enrealidad—digo—,estoydeacuerdoconloqueibasadecir.Memiraduranteunlargorato,comosinopudieseestarsegurodesi
estoy siendo sarcástica o no, y finalmente decide que estoy hablando enserio.
—Esonoloesperaba.Meencojodehombros.—Yotampoco.Noesperabaodiaramihermanastro.Élnocontesta,sobretodoporquecreoquenosabequédecir,asíque
pasamos los cincominutos de viaje hasta la avenidaDeidre en silencio,salvo por su música cutre. Todas las luces están encendidas cuando
estacionamosdelantedelacasa.—Graciasporsacarmedeesamontañayportraermeacasa—digo
cuandobajalamúsicayapagaelmotor—.Ygraciasporlacomida.—Denada,pero¿ahoramedarías tu teléfonopara invitarteasalir?
—Meobsequiaconunasonrisajuguetonaydecidida,losojoslebrillan—.YteprometoquelapróximaveznohabrápatatasfritasdeChick-fil-A.
—Bueno, pero me has comprado una ensalada —murmuro,fingiendotenerundebateconmigomisma,vacilándoleunpocomientrasle hago esperar mi respuesta—. Así que supongo que te puedo dar minúmero.
Se le ilumina lacaraa lavezquehaceunpuñoy ledaungolpealvolante.
—Sííí.¿Cuálessonesosnúmeros,chica?Conlaotramano,sacasumóvildelbolsilloymelopasa,yomarco.
Aestasalturastengolasmejillasardiendo.—Notepreocupes,notehedadounnúmerofalsoninadadeeso.—Ehhh—balbucea,ymemiradepiesacabezacuandoabrolapuerta
—.Mañanatellamoparaasegurarme.—Telassabestodas—digo,poniendolosojosenblancoylospies
enlaacera.Yaesdenoche—.Gracias.Cierro la puerta con suavidad y él se despide demí por la ventana
antesdemarcharse.Escuchoel sonidodelmotor, el ruidode las llantashastaquedesaparecen.Trasquedarmedepieen laaceraen laoscuridadduranteun rato, sonrojándomecomouna idiota total, por finmedoy lavueltaymedirijohacialacasa.Essoloenesemomentocuandomedoycuenta de que el coche de Tyler está estacionado al final de la entrada.Penséquesehabríaquedadohastamástarde.
Cuandollegoalapuerta,tambiénsemepasaporlacabezaquepapánotieneideadeadóndeheido.Desaparecíjustoantesdelacena,alahoraexactaenquesemarchóTyler,yseguroquenoestandifícilatarcabos.
Casi sin respirar,abro lapuertadespacioyentroenel recibidor, lacierrodetrásdemíigualdesuave,conunclicqueapenasseoye.Puedooír la tele en el salón, así que paso tan rápida y silenciosamente que nisiquiera oigo mis propias pisadas mientras subo a hurtadillas por lasescaleras.Nome preocupa el hecho de haber salido.No he hecho nadamalo—apartedetocarelletrerodeHollywood,queresultaserilegal—y,de todosmodos,papánomepuede impedirque salga.Sencillamenteno
tengolaenergíanecesariaparahablarconél.—¿Eden? —una voz susurra desde lo alto de las escaleras, corro
haciaarribayhagounapausaparamirar.Tylermeestáobservando,tienelosojosentrecerrados—.¿Dóndetemetiste?
—¿Dóndetemetiste tú?—replico.Mepongoderecha,suboel restodelospeldañosyluegolomirodirectamentealosojos,asumismonivel—.Tedeshicistedenosotros.¡Québientrabajasenequipo!
Selevecansado,comosinohubiesedormidodurantedías,otalvezestácolocado.Seacomosea,gime:
—Nofuncionobienconlapoli,¿vale?Nopuedodejarquemepillenotravez.
—¿Otravez?—repitoporsegundavezhoy.Todavíamepreguntoenqué otras actividades ilegales se mete además de colarse en zonasrestringidasyesnifarcocaína—.¿Cuándohasllegadoacasa?
—Hace veinte minutos —responde—. Mamá por fin dejó deinterrogarmeporeltemadelaplaya.
—Guay—digo de forma brusca, y entro en mi habitación. Él mesigue—.¿Quéquieres?
—Nada—responde,yveocómodesvíalamiradadeinmediato.Pienso que es la oportunidad perfecta para preguntarle sobre su
pequeñasalidadetonodeantes,porquerealmentenoeranecesaria.—¿QuéproblematienesconJake?Me cruzo de brazos y frunzo el ceño cuando él se da la vuelta de
inmediatoysemarcha.Yaligualqueélmesiguió,yohagolomismo.Yacaboensuhabitaciónporprimeravezymesorprendequenomeexijaautomáticamentequemevaya.
—Tehehechounapregunta.—Nolavoyacontestar—balbucea—.Espera,loharé.—Sevuelve,
sacandopechoyconlamandíbularígida—.Esetíoeselsegundocapullomásgrandequeheconocidoenmivida.Nopierdaseltiempo.Tejoderá.
—¿Quiéneselprimero?—pregunto—.¿Tú?Memirafijamenteunbuenrato.—Meaproximobastante.—Bueno, pues mira, en realidad Jake es muy agradable —digo,
dandounpasohaciaatrásmientrasestudiosucuartocondiscreción—.Alcontrarioqueotragentedeaquí.Ytúnotienesningúnderechoaopinarsiyoquieroquedarconélono.
—Estás de broma, ¿no? —Sus ojos se agrandan, y suelta unacarcajadadura—.Vale.Nodigasquenoteloadvertí.
—¿Yatiquéteimporta?—presiono,molestaporlaformaenqueseestáenfadando.
Talvezsi fueramássimpáticoconmigo, tendríaencuentaelhechodequeodiaaJake.Peronoloes,asíquenotengoporquéhacerlo.
—¡No,nomeimporta!—grita.—Esevidentequesí—replico,peronotienesentidodiscutir.Jamás
aceptarálaverdad.Se dirige al otro lado de la habitación, se mete las manos en los
bolsillos y se detiene delante de una colección de DVD apilada decualquiermanera.
—¿Cuáles,ehhh,tupelículafavorita?Ahorapestañeoconasombro.¿Quecuálesmipelículafavorita?¿En
serio?Séqueestáintentandoevitarmipersistenteinterrogatorio,peroporlomenosselepodríahaberocurridoalgomejor.
—Ladamayelvagabundo—admitoalfinal,sobre todoporquemehedadoporvencidaenintentaraveriguarporquéleimportasiyosalgoconJake.
—¿LadeDisney?—Unacarcajadaamenazaconsalirdesus labios,perocuandoasientoconlacabezasedacuentadequelodigototalmenteenserio,yseaclaralagargantaparanoreírse—.¿Porqué?
—Porque—respondoaladefensiva—eslamejorhistoriadeamordetodoslostiempos.RomeoyJulietanotienennadaqueverconLadamay el vagabundo. Eran muy diferentes y sin embargo hicieron que surelación funcionara. Dama era totalmente normal y Vagabundo era uncompletoinsensato,peroseenamoraron.—Hagounapausapararespirar,recordandolapelículaenmicabeza.Mesonrío—.Yademás,laescenadelosespaguetisesdeculto.
—Totalmente—seburlaTyler.Ahoraseestá riendo,y soloconfirmami ideadequenohacenada
más que causarmemigrañas. No lo entiendo. ¿Cómo puede cambiar demostrarse tan enfadado y desagradable un segundo y el siguiente estarrelajadoysimpático?
—Estoy bastante seguro de que Dama no era nada normal. Eraaburridaynosabíacómodivertirse.Vagabundoesdelosmíos.
—¿Qué,porquedeambulaporlascallesigualquetúcuandoregresas
acasaborrachoydandotumboslosfinesdesemana?Lesonríocondulzura,con laesperanzasecretademolestarlode la
mismamaneraqueélmeirritaamí.Perointerpretamicomentariocomounchiste,asíquepongolosojosenblancoymirohaciaotrolado.
Estudio su habitación. Es casi toda azul marino, su cama estádeshecha,enunrincónhaymontonesderopayunaodoslatasdecervezadecoransumesilla.Noesperabamenosdeél.Elarmarioestáabiertoyenla última balda veo una manga de una chaqueta de algún equipo delinstituto que cuelga por el borde, como si la hubieran tirado allí sincuidado.
—¿Juegasalfútbolamericano?—pregunto.—¿Eh?—diceTyler,ysiguemisojosparaverquéestoymirando—.
No.EsdeDean.Amínomevaesodelfútbol.—¿Dean juega al fútbol? —Me sorprende que Tyler no lo haga.
Encaja perfectamente en la posición del macho alfa futbolista, comoaquellosestereotípicosquarterbacksquesiempreaparecenenlaspelículasdeadolescentes—.¿Ytúnojuegas?
—Asíes—dice,ycaminahaciaelarmario—.Jaketambién.Yosolíajugarcuandoeramásjoven,perolodejécuandoempecéelinstituto.
—¿Porqué?—lepreguntomientraslomiroconcuriosidad,eintentorecordarmequeestapersonameirritayquenodeberíaimportarme,peronomesirvedenada.Haymuchascosasquenosésobreély,sinceramente,meintriga.Nopuedoevitarlo.
—Segúnalgunaspersonas,el fútbolesunapérdidade tiempo—meexplica,peroderepenteeltonodesuvozsevuelvemásduro.Permanececerca de su armario un rato—. ¿Para qué perder el tiempo con losdeportes? Andar lanzando pelotas de fútbol no conducirá a una de lasmejores universidades. En vez de eso, quédate en casa y estudia paralograrlo—citadememoria,peronoseestáriendonisonriendo.Selimitaamirarfijamenteelsuelo.
—¿Quiéntehadichoeso?Ahorasientoaúnmáscuriosidad.Paraempezar,Tylernomeparece
el tipo de persona que solicitara el acceso a una de las mejoresuniversidades.Dehecho,dudoquelegusteestudiar.Alagentecomoélnoesalgoqueselesdébien.
—Alguien—murmuraencogiéndosedehombros—.Asíqueporesonomepermitieronjugar.
Enarcounaceja,peroélsiguedeespaldasamí.—¿Notelopermitieron?De repente, se mueve con incomodidad y se estira para meter la
mangadelachaquetadeDeanenlabalda.—Quiero decir que por eso lo dejé —rectifica con rapidez,
recuperandolacompostura.Él puedepensar queno lo observo con atención, pero lo hago.Me
fijoyasimilocadacosaquedice,ylohehechodesdeelprimermomentoenqueentróechandochispaseldíadelabarbacoa.
Peroesevidentequesesiente inquieto,asíquedecidoqueesmejorno cuestionar que haya usado la palabra «permitir». Sugiere que quienfuera que le hubiese dicho que el fútbol es una pérdida de tiempo eraalguien que tenía autoridad sobre él. Y tengo la sensación de que esealguiennolecaenadabien.Probablementeunprofesor.
MecentroenTylerotravez,quien,todavíadándomelaespalda,sacaunacamiseta limpiade suarmarioy sequita laque llevapuesta.Con lamisma rapidez se pone la nueva. Pero en esos pocos segundos, veo unpequeñotatuajedetrásdesuhombro,escritoencaligrafía.
—TengoquellevarlelachaquetaaDean,mehaestadodandolalataconqueseladevuelvadesdehacetiempo.
Seajustalacamiseta,yyolomirofijamente,casisindarmecuentaalcomienzo.Notolomusculososquesonsusbrazos,lobronceadaquetienelapiel, lobiendefinidaquetienelamandíbula.Nodeberíaestarnotandoestascosas,peroloestoyhaciendo.Trago.
—¿Qué significa tu tatuaje? —pregunto, mi voz algo ronca.Mantengomis ojos puestos en él cuando se vuelve, sorprendido pormipregunta—.Voyapasarporaltoelhechodequeclaramentetelohicistedeformailegal.
Sehaceeltonto.—¿Mi tatuaje?—Cuando enarco las cejas y frunzo los labios, me
responde—:Eh,diceGuerrero.[1]Enespañolsignificaluchador.Selovecasinerviosoantemipregunta,yserascalapartedeatrásde
lacabezaduranteuninstante.Ahorasíqueestoyinteresada.—¿Porquéenespañol?—Lohabloperfectamente—meexplica—.Igualquemispadres.Mi
padremeloenseñócuandoerapequeño.LameramencióndesupadremerecuerdaloquemedijoRachael.Su
padreestáenlacárcel,asíquelorespetoynosigoconlaspreguntas.—Yonohablonadadeespañol—admito,mordiéndomeel labio—.
Hablofrancés.Comoloscanadienses.Bonjour.—Me frustras* —me contesta, y yo no tengo ni idea de lo que
significa—. Buenas noches* —Sonríe, cuando ve la expresión deperplejidadenmicara—.Esoquieredecirbuenasnoches.
—Ah.—Mevuelvohacia lapuertapara salirde lahabitación,peronosinantesdedicarleunapequeñasonrisa—.Bonsoir.
10
CuandollegaelsábadoquemarcaelfinaldemiprimerasemanaenLosÁngeles,porfintengootraoportunidadparallamaramamáduranteundescansoensuajetreadohorario laboral.Trabajaa tiempocompleto,con turnos de noche y horas extra, de enfermera en el Centro MédicoProvidencePortland,dondehace loposibleparapodermantenernosconunsolosueldo.Aunquelospagosdepapáayudan,esunabatallaconstanteparaella.
—Ey, Eden—susurra mamá al teléfono justo antes de que salte elcontestador—.¿Cómoestás,cielo?
—Tenotocansada.—Frunzoelceño,eshorribleserconscientedelestrésquellevaencimaynopoderhacernadaparamejorarlasituación—.¿Cuántashorashaduradotuturno?
—Doce —me responde en voz baja, pero enseguida continúahablandoparaqueyonopuedadecirnada—.Hoyunapacientehatraídoasuperrolazarilloyeralacosamásbonitaquehevistodesdequetúerasunbebé.Mantuvoaloscríosentretenidosenlasaladeespera.Casisemerompeelcorazóncuandosemarchó.Asíqueestabapensandoquecuandovuelvasacasadeberíamosadoptarunperro.Meharácompañíacuandotevayasalauniversidadelañoqueviene.¿Quéopinas?
Mesonríoantesuentusiasmoinfantil.—Vale, podemos tener un perro. Los pastores alemanes son
preciosos.—¿Esosnosonlosquedanmiedo?—Sí.Haceunapausa.—Empezaréabuscar.—Cuandomeríoellatambiénlohace,yluego
laoigobostezar a travésde la línea—.¿Ya tehas adaptadoo todavía esincómodo?
—Todavía es incómodo—respondo—.Estoyesperandoaquepapátenga una conversación real conmigo, pero no parece que eso vaya asucederpronto.
—ElimbécildeDave—farfullamamáalejándosedelteléfono,perola oigo—.Me gustaría que no tuvieras que estar metida ahí con él. Deverdadlosiento.Sabesquenoestabasobligadaair.
—Enrealidadnoestátanmal—digo.Me encojo de hombros aunque ella nome vea, perome encantaría
quepudiera.Esdifícilestaraquísinella,esdifícilestaratodounestadodedistanciadelaúnicapersonaqueestáahísiempre,esdifícil tenerquerecurriralteléfonocadadosdíasporqueeslaúnicaformaenquepuedoacercarmeaella.
—Tengoungrupodeamigosyamigascon losquepasoel tiempo.Sontodosmuysimpáticossalvouno.
—¿Cuál?—Mi hermanastro—respondo, y luegome río, porque es absurdo
quelapersonaquenomecaebiensesuponequedeberíaserlaquetendríaquehacerlo—.¿Quéplanestienesparaestanoche?
—Voyapediruncubodepollofritoparadisfrutarmientraspasolanochedelsábadosolaenelsofáviendocualquierporqueríaqueechenenla tele, porque estoy a finales de la treintena y ya estoy divorciada ytrabajomuchashorasymeveofatal—bromea,convozalegrehastaquele flaquea—.Teechodemenos.Esperoque teestésdivirtiendoyque teestésportandobien.
Notoelpechocargado.Mesientomalporhaberladejadosola.—Cuandovuelvaacasavamosaadoptareseperroyvamosamirar
juntas «Pequeñas mentirosas» y vamos a pedir todo el pollo frito quequieras.Solotequedansietesemanasdeespera.
—Esunaesperasumamentelarga,EdenOlivia.Mesonrío.—Intentanoecharmemuchodemenosypasarámásrápido.—Vale —dice—. Intentaré no echar de menos a mi única hija
mientrastúdisfrutasdetufindesemana.Hablamospronto,cariño.Cuelgaelteléfonomientrasbostezaporsegundavez,yluegolalínea
sesumergeenuninfinito,resonantesilencio.Mamásemerecemuchomásquelavidaquetiene.—¿Conquiénhablabas?—exigesaberunavozmasculinacuandola
puertademihabitaciónseabredegolpe.Mi corazón casi se detiene y, evidentemente sorprendida, lanzouna
mirada al intruso. Se trata de Tyler, con los ojos entrecerrados, comosiempre.
—¿Acasotedijequepodíasentrar?—¿Con quién hablabas? —pregunta una vez más, ahora con más
firmeza—.¿AcasotienesnovioenPortlandoalgunamierdaparecida?Lo miro fijamente, me aguanto las ganas de reírme a carcajadas
mientrasélmemiraconloslabiosformandounafinalínea.—¿Meestabasescuchandoaescondidas?—Micuartoestájustoalladodeltuyo—dice,afirmandoloobvio—.
Lasparedessonsuperdelgadas.Hagounamuecaalavezquemelevanto.—Bueno, vale, estaba hablando con mi madre. —Sus facciones se
relajanyyoechounvistazoal relojde laparedcercade lapuerta.Soncasi las ocho de la tarde—. ¿No deberías estar fuera de casa haciendoalgo?
—Justotequeríahablardeeso—farfulla.Respirandohondo,cierralapuertaycaminahaciaelcentrodelahabitación.Yoenarcolascejas—.Estanochenotienesplanes,¿verdad?
—No—respondo—.Todoelmundoestáocupado.Rachael se ha ido a Glendale a visitar a sus abuelos unos días,
Meghan está con gripe y Tiffani pasa cada tercer fin de semana con supadre,yélnoledejahacerplanesquenoloincluyan.
—Vale, pues vienes conmigo—declara Tyler—. Fiesta en la calleOnce.Noledigasnadaatupadre.
Sedalavueltaparairse,perolollamo.—¿Quién dice que quiero ir a una fiesta contigo? — Cruzo los
brazos sobre el pecho. Esta misma mañana me gritó por bloquear lasescaleras—.Losiento,peroereslaúltimapersonaconlaquemegustaríasalir.
Aprietalosdientes.—Prepárate.—No.—Sí—replica—.¿Quéotracosavasahacer?¿Quedartesentadaentu
habitación toda la noche como una maldita pringada que no tiene vidasocial?
Aprietoloslabios.Tienerazón.Másomenos.—¿Quémepongo?Deinmediatounasonrisatriunfanteseledibujaenlacaraysusojos
seiluminan.—Cualquiercosa.NoeselmismotipodefiestaqueladeAustin.Esta
es más... relajada. Podrías presentarte en chándal y no estarías fuera delugar.
—¿Relajada?—Enarcounacejadenuevo.Enmicabezaflotanvariasideas.
—Sí—responde—.¿Teapetecebeberalgoantesdesalirmientrastepreparas? Estoy un poco desprovisto, porque mamá siempre andarevisandomihabitación,asíqueloúnicoquetengoescervezayalgodeJackDaniel’syunpocodevodka.¿Sabesqué?Tedaréunasorpresa.
Sonríe.Yesunasonrisagenuina,nounasarcásticaniunamuecadesuperioridad,esunasonrisasinningúnatisbodeegocentrismo.
Vuelve a su habitación, dejándome desconcertada. Para alguien quemeodiatanto,pareceinsistirmuchoenquevayaaesafiestarelajadaconél. Siempre y cuando no me esté balbuceando insultos o lanzándomemiradasasesinasacadarato,nomeimporta.Ysiacompañarloesloquetengoquehacerpara llevarmebienconél,queasísea.Megustael ladomássuavequemehamostradoyesperoquepermanezcadebuenhumorelrestodelanoche,porquecreoqueloencontrarémenosirritanteymásagradablesisecomporta.Esunriesgoqueestoydispuestaaasumir.
Porsuerte,yaestoyduchada.Amediatarde,estabatanaburridaquerecurrí a ver vídeos de tutoriales de peinados en YouTube, intentandoseguirlos, solopara terminardecepcionadaporcompletoalverquemisresultadosnoseparecíanennadaaloqueprometíanesasgurúsdebellezabritánicas.Al final encontréunoque funcionó, así quehe tenido el peloconestebonitoydesordenadopeinadotodalatarde,porloquenotengoquehacermenadayestoylistaparasalir.
—Estarélistaenveinteminutos—ledigoaTylercuandoentraenmihabitación sin llamar, condosbebidas en lasmanos:unabotelladeBudLightenunayunvasoqueparececontenerCoca-Colaenlaotra.
—Ningún problema—dice al pasarme el vaso, sus dedos fríosmerozan.Meencojoalsentirsutacto,peroélnoparecedarsecuenta—.Ten.
—¿VodkayCoca-Cola?—supongo.—Sí—dice,casicontimidez,mientrasabresucervezaenelbordede
mitocador—.Esunaapuestasegura.Tegusta,¿no?Siquierescervezatepuedotraeruna...
—Esto está bien —lo interrumpo con suavidad. Lo veo un pocodisperso—.Megusta.
—Vale,genial—farfulla.Reclinandolacabeza,bebeunlargosorbodesucervezay luegomiraasualrededor—.Vale,eh,cuandoestés listavenabuscarme.
—¿Estáisbebiendo?MicabezayladeTylersevuelvenconrapidezhacialapuertaabierta
y nos encontramos con Jamie, que nosmira fijamente, su expresión esseria y sus ojos están clavados en las bebidas que sostenemos en lasmanos.Tyler intenta esconder la suyadetrás de la espalda, pero lo hacequincesegundosdemasiadotarde.
—No—miente,mientrasmantienelabotellafueradelavista,apesardequeesinútil.Sutonoessuave—.Sabesquenotenemosveintiúnaños.¿Porquéíbamosaestarbebiendo?
—Lopuedoverahímismo—Jamieseñalaconlacabezaelvasoquetodavíatengoenlamano—.¿Losabemamá?
Tylersellevalamanoalanucayseestiraunpocohaciaunlado.—Essolounpoco.¿Nospuedesdejarenpazunratito?—Veinte dólares —exige Jamie, con una sonrisa traviesa en los
labiosalavezqueextiendelamano.PestañeamirandoaTylerconunamiradaexpectanteenlosojos.—Te di treinta el otro día —reclama. De todos modos, deja la
cerveza enmi tocador y semete lamano en el bolsillo de atrás de losvaqueros para sacar la billetera—. Porque querías ese videojuego,¿recuerdas?Nocreasqueloheolvidado,porquenolohehecho.
—Ehhh—Jamiepiensaunmomento—.Entoncesdamediez.Tyler se ríe,mepregunto sihacenestoamenudo:Tyler comprael
silenciodeJamie.—Vale, diez. —Le pasa a Jamie un billete y luego, con suavidad,
empujalacabezadesuhermanoconunmovimientorápidodelamuñeca—.Ahora,saldeaquí.
JamiesacudelamanodeTylerparaquitárseladeencima.Semeteelbilleteenelbolsillo,correatodaprisaporelpasillohastasuhabitaciónygrita:
—¡Habríaaceptadocinco!
Tyler se ríey alcanza su cervezaparabeberun largo sorbo.Tragaconunsuspiro.
—Estechavalmetratacomosiyofuerauncajeroautomático.—Sevuelveymesonríe,yluegosedirigehaciaelrellano—.Dateprisa.
Cierro la puerta tras él y entro en el cuarto de baño. Después derefrescarmeyaplicarmeunaligeracapademaquillaje,mepongounpardevaquerospitilloyunacamisetasinmangas,conunasudaderarojaconcapuchaporencimadeloshombros.Despuésdetodo,Tylerinsinuóqueestaríafueradelugarsimeesforzabademasiado,ymealiviapoderllevarlasConverseenvezdetaconesaltos.
—Vale—digo,cuandoentroensuhabitación—.Yaestoylistaymeheterminadolabebida,asíqueyanospodemosir.
Tylerllevavaquerosyunacamisetagrisdesteñida.Estádepiejuntoala ventana, poniendo en línea tres botellas de cerveza vacías sobre lacornisa,ymemiraporencimadelhombro.
—Joder,yaerahora.Con un golpe las tira todas a la vez y se dirige directo hacia mí,
sacandolasllavesdelbolsillo.—¿Quéhaces?—Niegoconlacabezacondesaprobación,ycasime
estiro para quitárselas, pero me freno—. Acabas de beberte todas esascervezas.
—Diosmío—dice—.Vale,pediréquealguiennoslleve.¿Contenta?—Sí—respondo,mientraséltiralasllavessobrelacama.Saca su teléfono y llama a alguien con tanta rapidez que debe de
tenerloenlosfavoritos.Lapersonaalotroladodelalíneacontestacasideinmediato,yyoobservolacaradeTylermientrashabla.
—Sí,sí,voy,Declan.¿Quiénconduceestanoche?—Pausa—.Ponmecon Kaleb. ¿Le puedes decir que se pase por mi casa lo más rápidoposible?Enrealidad,aunasdospuertasdemicasa.—Pausa—.Gracias,tío.Teveoenveinteminutos.
—¿Kaleb?—preguntocuandocuelga.—Kalebesmajo—dice,yluegoseríeunpocomientrasseacercaa
lapuertadesuhabitación—.Estáenlauniversidad,perotodavíapareceunestudiantedeúltimoañodesecundaria.Perosabecómodivertirse.
Abrelapuertaycongransigiloseacercaalrellanoyluegobajalasescaleras;yolosigodecerca.Entramosenlacocinaynosescapamosporlaspuertasquedanalpatio.
—¿Nodeberíadehaberledichoapapáque ibaasalir?—pregunto,mientrassigoaTylerhacia lapartedelanterade lacasa—.Quierodecirque entiendo que tú tienes que irte a hurtadillas, pero yo no estoycastigada. Me va a matar cuando se dé cuenta de que he salido sindecírselo.
—Notecomaseltarro—medice—.Bebeunmontónyenunpardehorasyanoteimportará.
Manteniéndonoslejosdelaventanadelsalónaposta,bajamosporlacalleyluegomerodeamosporlafranjadeestacionamiento.AunqueTylerpuede ser tonto enmuchos aspectos, es lo suficientemente listo para nodejarquelopillen.Siestuvierahaciendoestosola,seguroquehabríasidolobastanteestúpidaparahacerquemerecogierandelantedecasa,justoenelpuntodemiradepapáydeElla.Asíquetengoquefelicitarlo.
—¿Setratadeunafiestagrande?—pregunto,mirándolomientrasélseapoyaeneltroncodeunárbol.
—No demasiado —responde, encogiéndose de hombros, peroentonces se pone a mordisquearse el labio inferior como si estuvieranervioso,ymedoycuentadequenoquierehablarconmigo.
Esomeirrita,porqueterminamospasandocincominutosdepiehastaqueunacamionetaChevysedetienecongranestruendoanuestrolado.
Sebajalaventanayuntíobajitoseinclinahaciadelanteygrita:—¡Súbete,hermano!Pero lo único que puedo hacer es mirarlo fijamente. Tyler tiene
razón. Kaleb parece un niño, como si sus rasgos todavía tuvieran quedesarrollarse del todo, y no hay manera de que me lo pueda imaginarcaminandoporuncampusuniversitario.
Tylerpasapormiladoyabrelapuertadelpasajeromientrasyomesuboconesfuerzoparasentarmeenelasientodeatrásdeesacamionetadestartalada.Dentroapesta ahumode tabacoyhayunapiladevasosdeMcDonald’stiradosporelsuelo.
—¿Quién es esta? —pregunta Kaleb mientras me estudia por elespejoretrovisor.
Essumamentepálido,conelpelocortoycastaño.—Mi, ehhh... —comienza Tyler, pero por alguna razón le cuesta
pronunciarlaspalabras.SeinclinahaciadelanteparasubirelvolumendelamúsicaderapquetienepuestaKaleb—.Mihermanastra—diceporfin.
—Nosabíaquetuvierasunahermanastra.
Kalebmemiraaúnconmás intensidadporelespejoretrovisor.Mehace sentir incómoda, pero por fin aparta la vista y pone enmarcha lacamioneta. No espera a que Tyler le conteste antes de lanzarle otrapregunta,porsuertecambiandodetema:
—¿Cómohasestado,tío?¡Medalasensacióndequenohehabladocontigoensemanas!
DadoqueKalebesundesconocidoparamí,memantengofueradelaconversación(tampococreoquequieranqueparticipeenella)ydejoquehablenentreellosdurantelosdiezminutosqueduraelviajehastalafiesta.Tyleragradecequenosllevevariasveces,yKalebrepitequenoesningúnproblema,ylosdosmuevenlacabezaalritmodelahorriblemúsica.
Durante todo el tiempo, yo miro las letras garabateadas en misdeportivas.
Cuando por fin llegamos a nuestro destino y Kaleb detiene lacamionetadelantedeunapequeñacasa,esunaescenatotalmentediferentealadelafiestadeAustindehaceunasemana.Noseveanadie.Nisiquieraparecehaberunafiesta.
—¿Estássegurodequeestaeslacasa?—preguntoencuantomebajodelacamionetayKaleblacierraconllave.
—Sí—respondeTyler,señalandoconlacabezaendirecciónhacialapuertamientrasseencaminahaciaella—.Recuerda,esunafiestapequeña.Veintepersonascomomáximo.
Una fiesta pequeña significa queno será fácil camuflarse, quedarseenelfondoyrogarparaquenadiesedécuentadeladesconocidaquehayen la habitación.Daré el cante. La gente se percatará de que nome hanvistojamás.Ydetestarécadaminuto.
EncuantoTylerabrelapuerta,quedoensordecidaporunahorrendamúsicahouse. El bajo perfora mis oídos y puedo notar cómo me estáproduciendodañoscerebrales.Tambiénapestaahierba.Detodasformas,enlafiestahaymuchamenosgenteynomesientocomosimeestuvieraasfixiandomientras sigo aTylerhaciaunahabitaciónquehandestinadoparaalmacenarelalcohol.Kalebnonosacompaña.
—Tyler,hasvenido—diceuntíocuandoentramos.Paramisorpresapareceestartotalmentesobrio—.¿Quiénes?
—Mi hermanastra. Eden, este es Declan. Ha venido conmigo estanochesinoteimporta.
—Hala.—Los ojos azules de Declan se agrandanmientras le pasa
una lata de cerveza a Tyler—. Tío, ¿desde cuándo demonios tienes unahermanastra?
—Desde la semana pasada, hermano—balbucea, pero enseguida segiraparasonreírme—.¿Quéquieres?
—Cualquier cosa —digo, revisando la mesa—. En realidad, metomaréotrovodkaconCoca-Cola.
Tylerponelosojosenblanco,cogeunvaso,sirvelabebidaymelapasa.Declannosmiratodoelrato.
—Le voy a enseñar la casa—le informa a Tyler, y luego pone sumanoenmihombroymedirigehacialapuerta.
Medaunempujoncitohaciaelrecibidor,peronosequedaconmigo.Envezdeeso,sedalavueltaatodavelocidadhaciaDeclanyloconducehaciaunrincóndelahabitación.
Observo cómo Tyler lemurmura algo, y cómoDeclan le contestaasintiendoconlacabeza.Susvocessontanbajasquemeresultaimposibleescucharloquedicen,peroTylerdejaescaparunsuspiroyvuelvehaciadonde estoy, y se pone a mi lado en el recibidor. Varias personas losaludanalpasar,perosuatenciónrecaesobremí.
—Vale,¿vesatodaestagente?Nosdetenemosenlapuertadelsalón,yélusasucervezaparaseñalar
alagenteapoltronadaenlossillones.Todossevendesinflados,ymuchosparecentenerunosveinteaños.
—Sí.—No sé adónde quiere llegar con su comentario—. Parecenaburridos.
Tylerreprimelarisaydalaespaldaalapuerta.—No están nada aburridos.Ey,mira a ese tío.—Señala con la lata
haciaelsueloyabajo,cercadelamesadelrecibidor,hayunpequeñogatonaranjayblancoencogidodemiedo—.Vaya,hombre.—Ponesucervezaen el suelo, se agacha, coge al gato, se lo acomoda en los brazos y leacaricia el pelo de la nuca—. ¿Por qué no sales con este pequeñito?SeguroquetienemáshuevosqueJake.
—Déjaloenelsuelo—lepidoconfirmeza,peroelgatopareceestardisfrutandodelaatención,porqueseponeatreparporlosbrazosdeTylerconalegría.
—¿Quéquieresquetediga?—dice,mientrasleacaricialasorejas,yel gato ronronea satisfecho. Noto cómo mis labios van dibujando unasonrisamientraslosmiro—.Soyunimánparalasgatitas.
Hagounamuecaymirohaciaotrolado,peroélseríe,dejaalanimalen el suelo y vuelve a su cerveza. El gato sale corriendo hacia otrahabitación.
—Mira,hastaelgatoestáhartodetustonterías.Tylerponelosojosenblanco,perosusonrisaprontodesaparece.—Veahablarconlagente.Mevoyalapartedeatrásunrato.—¿Alapartedeatrás?—Séloquesignificaesareferencia.Séloque
hayatrás.Séloquevaahacer.Deinmediatomecambiaelhumor—.¿Meestástomandoelpelo?
Me mira fijamente, su expresión no es nada galante, y bebe otrosorbodecerveza.
—¿Qué?—Notehagasel tonto—bufo,ymeacercoaél, inclinándomepara
quemepuedaoír, conmivasocasipegadoa supecho—.Nohevenidocontigo a esta fiesta de mierda para que me dejes sola mientras tú tequedas en el patio fumando porros y preparando líneas de coca paraesnifar.
—No es asunto tuyo—replica, dando un paso hacia atrás—. Ve ahaceramigosydéjamehacerloquemesalgadeloshuevos.
Intentaalejarseporelpasillo,perolepisolostalonesyliteralmentelanzomicuerpoentreélylapuertadeatráscuandollegamos.
—Novasasalir.Esunaestupidez.Derepente,unaoladefurialoinvadeyestrellasucervezacontrala
pared,aplastandolalatacontraelyesomientrasellíquidochorreahaciaelsuelo.
—Apártatedemiputocamino.—¡No!Selanzahaciadelante,rodeandomimuñecaconsuslargosdedosy
aprieta tan fuerte que casi hace que todomi brazo quede paralizado. Sucuerpoestátancercadelmíoysusojosseventanfuriososquemesientoencogerbajosufuerza.
—Eden—susurralentamente—.Nohagaseso.—No—objetodenuevo,librándomedesumanodeunasacudida.Me
obligoanocejar,apesardelalataaplastadaydemimuñecaadormecida—.¿Porquélohaces?
—Porquelonecesito,¿vale?—casimegrita,ydeinmediatomiraasualrededorparacerciorarsedequenadieestáescuchando
—Nonecesitashacerlo—replico—.Quiereshacerlo.Duranteunbuenrato,solomemirafijamenteensilencio.Escomosi
estuviera barajando qué hacer, qué decir, cómo convencerme. Y luegosacudelacabeza,sepasalamanohúmedaporelpeloysuspira.
—Noloentiendes.Quieropreguntarlequéesloquenoentiendo,peroélmeapartacon
suavidadhaciaunladoyabrelapuerta.Saleatodavelocidadylacierratrasdesíconunportazo.Estoyfuriosa,ysinomehubieranhumilladolaúltima vez que salí al patio y lo interrumpí, tal vez lo volvería a hacer.Peroséqueesinútilsalir,asíquemedirijohaciaelfrentedelacasahechaunafuriaymedetengounmomentoparapensarquévoyahacer.
—Eden,¿quédemonioshacesaquí?Me giro en dirección de la voz, y quedo totalmente aturdida y
agradecidaalencontraraJakedetrásdemí.Tienelabocaabiertamientrasmemirasinpestañear.
—¡Jake!HevenidoconTyler,peroélestá...Bueno,meestátocandolasnarices.
—Eden...—Sellevalamanoalafrenteydaunpasoparaacercarsemás,seinclinahaciamioídoybajalavoz—.Sabesqueestafiestaesdeporreros,¿no?
—Una fiesta ¿de qué?—balbuceo, y él con lamiradame dice quedebocerrarlaboca,asíquememuerdoellabio.
—Mira a tu alrededor,Eden—susurra, siento su aliento caliente enmipiel—.Todoelmundoestácolocado.
Misojossepaseanlentamenteporelrecibidor,hastalapuertaabiertadelsalón.Tyler tenía razón.Estagentenoestáaburrida.Tienen losojosrojosy las pupilas dilatadas, lamitadmirahacia el techo fijamentey elresto ríe de forma histérica. Cuanto más los miro, más evidente se mehace.Unafiestadeporreros.Tylermehatraídoaunamierdadefiestadeporreros.
—Entonces,¿quéhacestúaquí?—exijosaber,cruzándomedebrazosasqueada.
—Un amigo necesita que lo lleve a casa —explica Jake,entrecerrando los ojos mientras busca a nuestro alrededor—. Vine abuscarlo,peroparecequeyasehapirado.Locualesalgoquetútambiéndeberíashacer.Eden,estenoeseltipodegenteconlaquequieresjuntarte.
—Por favor sácamedeaquí—lesusurro,abriendomucho losojos
—.Nopuedocreerquemehayatraído.—Esuncapullo,esaeslarazón.Curioso,Tylerdijoexactamentelomismodeél.Eslapalabradeuno
contraladelotro,ymetocaamídecidiraquiéncreeré.YahoramismoesaJake.Porquesituvieraquedecidircuáldelosdoseselcapullo,tendríaqueseñalaramihermanastro.
11
No puedo dejar de sentirme furiosa porque Tyler pensara que erabuenaideainvitarmeaesafiesta.¿Enseriopensóquemedivertiríaconungrupo de gente colocándose? Distaba mucho de ser buena idea, y mepregunto por quéme llevó. ¿Enqué estaba pensando? ¿Estaba pensandosiquiera?
Jakeesmenosestúpido.Tienelassuficientesneuronasparasaberloqueesbuenoyloqueesmalo,yesaeslarazónporlaqueheterminadosentadaenelasientodelacompañantedesucoche.Conganasderomperelparabrisasdeunpuñetazo.
—EnrealidadsesuponequehequedadoconDeanenquinceminutos—dice Jake, echándome un vistazo con una expresión algo vacilante—.Puedesvenirconnosotrosotepuedollevaracasa.Túeliges.
La idea de volver a casa después de haber pasado todo el díaencerradanomeparecenadadivertida,yahoramismonecesitoalgodecompañía humana decente y libre de drogas. Y por suerte Dean esadorable.
—¿Seguroquenoteimportaquevayacontigo?—Seguro—dice—.Buenaelección.Dejoescaparun suspiromientrasmi cuerpo se refrescaunpoco,y
me hundo en el asiento y ajusto el aire acondicionado. Es más fácilsentirse relajada en el coche de Jake que en el de Tyler, sencillamenteporquenomesientocomosiestuvieraalbordedelamuertecadavezquedoblamosunaesquina.
—¿Aquiénbuscabas?—ADawsonHernández—responde,ynoestoyseguradeporquélo
hepreguntado.Noconozcoanadie—.Decuartodesecundaria.Tengoquecuidarlo.
—¿Dónde has quedado conDean?—pregunto, cambiando de tema,
con la esperanza de olvidarme de lamaravillosa fiesta de los porreros.Cuantomáspiensoenella,másenfermamepongo.
—En un concierto de un grupo que le gusta... La BreveVita, creo.Tocangratisenelcentrodelaciudad.Vamosairaecharleunvistazo.
La verdad es que tampoco he oído el nombre de este grupo jamás.Perocomotocagratis,debedeserbastantedesconocido.
—Vale—digo—.Guay.No tardamosmuchoenencontrarnoscon laajetreadavidanocturna
de SantaMónica un sábado por la noche: los carteles de los clubes soneléctricos;lamúsica,fuerte;lagente,borracha,ylasprostitutasabundan.Nosdetenemosenunpequeñoaparcamientodetrásdeunedificioaúnmáspequeño,ynopuedodescifrarsise tratadeunclubodeunbarodeunrestaurante o de un dispensario de marihuana. Sea lo que sea, nosdirigimoshaciaelinterior.
Lahabitaciónpareceunsótano,essombríayestállena,hacecaloryfalta aire. Hay un escenario pequeñito, y encima de este se ven cuatrofiguras rasgueando guitarras o tocando la batería o cantando. Paso porencimadeunosvasosdeplásticoaplastados.
—¡Por fin has llegado!—La voz de Dean suena por encima de lamúsica desde algún sitio de la sala. Aparece por detrás de nosotros, sucarailuminadaporlosfocosintermitentes—.¿Eden?Nosabíaquevenías.
—La encontré cuando estaba buscando aDawson—explica Jake, yveo cómo la expresión de Dean titubea y entre los dos intercambianmiradasdecomplicidad.
—¿EnlafiestadeDeclan?—Sí—responde Jake,ygira la cabezahacia el escenario, riéndose
comosiyonisiquieraestuvierapresente—.Edennoteníaniidea.La canción termina, la pequeñamultitud aplaude y anima al grupo
hastaqueelcantanteleshaceseñalesparaquesecallen.Daunpasohaciaelmicrófono,loagarraconlasmanosmientrascaminaporelescenario.
—Gracias por venir esta noche.Sois todosunaputa pasada.Todos.Inclusoesavirgendemedianaedadenlapartedeatrásquesolohavenidoporlacervezagratis.Soisgrandes,tíos.Unosputosgrandes.
Suelta una carcajada intensa en el micrófono, contemplando a suaudiencia,queseríe.
—Esmejorqueestésaquí—mesusurraDean,conlosojosclavadosenelescenario—.Meencantaestegrupo.
—Muybien,antesdequepasemosalpróximotemadelalista—diceel cantante— tengo que recordaros que paséis un huevo de lo que losdemáspiensen.Vuestravidaesvuestra,vuestramúsicaesvuestra,vuestraseleccionessonvuestrasyvuestrovodkaesvuestro.Noperdáiseltiempohaciendo estupideces que no llevan a ningún sitio.Haced lamierda quequeráishacer.Idosabailarenclubestodaslasnoches,saltaddeunavión,visitad Bulgaria. No me importa. ¡Haced lo que os haga felices porcojones,porqueLABREVEVITA!Disfrutaddelconcierto.Tantoamore.
Lamultitudexplotaenaplausosyvivascuandoelbateríacomienzaatocar,yelguitarrista,elbajistayelcantanteseunenensincronía.
—¿La BreveVita es latín o algo así?—pregunto girándome haciaDean.
MeparecequehaymásposibilidadesdequelosepaélqueJake.Deanseríeyniegaconlacabeza.—Esitaliano.Yotambién.Bueno,mitad.—Nomedigas—me sorprendo. Subo la voz para competir con la
música—.¿VivisteenItalia?—No,nacíaquí—admite,conunalevesonrisaenloslabiosmientras
mira del escenario a mí—. Mi madre es italiana. Mi padre la conociócuandoestabadevacacionesenNápolesyellasemudóaquí.LaverdadesquenuncahepisadoItalia.Esraro.
—Esomolamucho—digoconentusiasmo,porqueesmuchomejorquelamagníficahistoriadeamordemispadres.Mamáypapáacabaronjuntos en una fiesta, se acostaron borrachos, y al día siguiente salieronjuntosacomerperritoscalientes.Romántico—.¿Hablasitaliano?
—Nomucho.Solounpoco—medicecontimidez.Siguemoviendolacabezaalritmodelamúsica.
Mirohaciaelescenarioydenuevohaciaél.—Ybien,¿quésignificaLaBreveVita?—Lavidacorta.—Sonríe,susonrisaestangrandequemepregunto
sileduele—.Poresomeencantan.Defiendenquehayqueviviratope.Ytienencancionesdeputamadre.
Nos reímos, pero Jake no se une. Para ser sincera, hastame habíaolvidado de que estaba aquí hasta que se aclara la garganta y se ponedelantedemí.
—Eden—dice—.¿Tienessed?Mis ojos miran los vasos de cerveza en el suelo, estudio la sucia
barradelrincón,yluegosonrío.—Estoybien.Elconciertodelgrupoduramásdeunahora.Lostreslodisfrutamos,
peroenespecialDean,ycuandonosamontonamosparasalirdellocalporla puerta, siento que he pasado una buena noche. Poder relajarse en lapartedeatrásdeunlocalyescucharunpequeñoconciertodemúsicaindieesmuchomejorqueemborracharseenunafiestadefumetas.Mealegrodehabervenido;luegonosvamosaunpequeñorestaurantemexicanoantesdedirigirnosalaparcamiento.
—Yopodríallevarteacasa,Eden—ofreceDeanalpararsealladodesucoche.Solohaydos,elsuyoyeldeJake;elrestoyasehaido—.TengoquepasaraveraTylerdetodosmodos.
Jakesedetieneparameterselasmanosenlosbolsillos,frunciendoelceño.
—Yo la llevaré—dice con firmeza—.Mañana hablamos, hermano.Cuídate.
Deanasienteconunmovimientodelacabeza.—Ningúnproblema.Nosvemos.Mientras se sube a su cocheypone elmotor enmarcha, Jakeyyo
quedamossolosenelaparcamiento,cómodosensilencio.Aunquenoestádeltodosilencioso.Todavíaseescuchaelretumbardelairritantemúsicahousedelosclubesdealrededor.Deannosdiceadiósconlamanoalpasarysealeja.
—Entonces—diceJakeyseríeunpoco—,¿quéquiereshacerahora?Porquelaverdadesquenotequierollevaracasatodavía.
—¿Quéhoraes?—Lasdocepasadas.Memiraconunosojosardientes,loslabiosunpocoseparados.Alo
largodelasemanaquehepasadoaquí,hellegadoasentirmecómodaconél.
Tambiénmehefijadoenloatractivoquees.—¿Así que quieres que te lleve a casa? —ofrece, pero no es una
sugerencia real—. También podemos pasar un rato más juntos, si teapetece.
Valorolocansadaqueestoy,ynoesmucho,ypiensoenloenfadadoque probablemente estará papá, lo cual sí que es mucho. Todavía noquieroirmeacasa.
—¿Podemosseguirunratomásjuntos?Quieroevitaramipadre.Despacio,seledibujaunasonrisaenloslabios.—Se está haciendo tarde, así que ¿qué te pareceunapelícula enmi
casa?—SolosiesunapelículadeDisney—respondo.—¿TevaleElReyLeón?—¿Quétipodepreguntaesesa?Jake pone los ojos en blanco, sacude la cabeza mientras me da la
espaldaycaminahaciasucoche.—Venga,súbete.Tenemosqueverunapelícula.LacasadeJakeestáenelbarrioWilshire—medicequelamíaestá
enlaregióndeMontanadelNorte,quees,segúnél,elbarriocarodelaciudad—, y nos detenemos delante de una casa de ladrillos pálidosrodeada por arbustos. Se ve bastante grande, pero nada que ver con eltamañode lacasadepapá,nide ladeRachael,nide ladeTiffani,nideningunaotracasaquehayavistohastaahora.Enestebarrio todoparecemás apiñado, como si las constructoras hubiesen tenido poco espacio yhubiesendecididosencillamenteapilarlascasasunaencimadelaotra.
Pero es un lugarmuy bonito, ymientras Jakeme conduce por lasescalerashaciasuhabitaciónlacasamedaunasensaciónmuyacogedora,con las fotos enmarcadas, trofeos, adornos y otros recuerdossentimentales.Lacasadepapánotieneestetipodecalidez.
Alfinal,Jakesedacuentadequeestoymirándolotodo.—Eh...mimadreestáunpocoloca.—No—digo—,esmono.Dejaescaparungemido,llegamosaunahabitaciónyenciendelaluz.
Hastaahoralacasahaestadoensilencio,asíquesupongoquesuspadresestándurmiendo.
—Esundesorden,peropaso.Voyabuscarlapelícula.Merozaalpasarydesapareceenotrahabitaciónalfinaldelpasillo
mientrasyoentroenlasuya.Hay un montón de ropa en un rincón, una cama en el otro y una
televisión grande fijada a la pared. También veo una pelota de fútbolamericanoencimadeunacómoda,ydescubroelcascoenelsuelo.
—Tylermencionóquejugabas—reflexionoenvozaltacuandoJakereaparece,conunDVDenlamano.
—Sí, soy corredor de halfback —comenta sin mucho interés—.
Venga,eshoradesentirlástimaporSimba.Ponemos la película, manteniendo el volumen bajito para no
despertar a nadie, y prontonosdesplomamos en su cama.Yapasade launade lamadrugada,yestoycomenzandoabostezar. InclusoJakesevedemasiadoagotadoparaprestarleatenciónalamuertedeMufasa.
—¿Sabes?—murmura,mientrastrasteaconlasalmohadas—.NoveoElReyLeónconcualquierchica.
Mesientoenlacama,medueleelcorazónmientrascontemplocómolahorribleescenasedesarrolladelantedemisojos,yledigoquesecalleconunmovimientodelasmanos.
—Chis,Mufasahamuerto,Jake.Muestraalgoderespeto.—QueDiosbendigaaMufasa,quedescanseenpazenelreinodela
animación—dice solemnemente.Hace una reverencia y luego se apoyasobreloscodosconunasonrisaenlacara.
No recuerdo cuándo apagamos las luces, pero de repente noto laoscuridady cómo la televisión le alumbra la cara, ilumina sus rasgosymellamanlaatenciónsusojos.
—Quéelegíatanbonita—digo.—Gracias.—Seincorporaysesientaderecho,mirándomefijamente
coninterés—.Déjameentenderestobien.EresdePortland,unaciudadquemola, segúnparece,ydondenopuedesechartegasolina túsolo,ypidesuna ensalada en el Chick-fil-A y terminas en fiestas para porreros y teencantanlaspelículasdeDisney.Muybien.
—Has dado en el clavo.—Asiento con la cabeza con aprobación:estoydeacuerdo.
—No te vayas a casa—dice. Estamos hablando por encima de losdiálogosdelapelícula,peroaestasalturasyanolaestoymirando.Ahoraobservosus labiosmientrashabla,notocómoformanunacurvacuandosonríe—.Quédateapasarlanoche.
—Ami padre literalmente le dará un infarto si no llego a casa—murmuro,peronoesmalaidea.
Losdosestamosagotados,yqueJakemelleveacasaencochenomeparece una alternativa segura. Es probable que se quede dormido alvolante.
—Quédate—diceotravez.Susojosbrillantanintensamentequemeestáponiendolapieldegallina—.TengoEllibrodelaselva,poralgunaparte.
—SíquemegustaEllibrodelaselva—susurro,jugueteandoconlasmanosenmiregazoymirandohaciaabajo.
Pero cuando levanto los ojos otra vez, los labios de Jake, los quehace unosmomentos estaba observando, ahora se están acercando a losmíos,ysemecortaelaliento.
Pasaunlargosegundohastaquefinalmenterozanmiboca.Sientoelpechopesadoyescalofríosrecorrenmicuerpo;sucálidoalientomehacecosquillasenlamejillacuandoélsedetieneuninstante,sucaraalladodelamía.Escomosiestuvieseesperandoaquemeaparteoaquelobese.Nisiquieratengoquepensarlo.
Mislabiosencuentranlossuyos, lentamenteseunenymispárpadossecierran,y sientoquesumanosemuevedondeacabamiespalda.Nosrodeaunsuavesilencio,conlavozcalmadadeSimbacomohilomusical.
Hebesado a otros chicos antes, pero no en estas circunstancias.Hebesado a chicos jugando a la botella, o a las prendas, o cuando meobligaban a meterme en un armario para jugar a siete minutos en elparaíso. Pero esto no es un juego ni un desafío ni una interacciónjuguetona.Esrealyestásucediendoahoramismo,ynotengoideadeloqueestoyhaciendonideporquéestoybesandoauntíodeCaliforniaalqueheconocidohaceunasemanamientrasveoElReyLeónensucama.Puedequenosepaloqueestoyhaciendo,peroséquemegusta.
Y justo cuando su boca se aparta de mí suavemente tras un largominuto,sientoquemurmuraenelbordedemislabios:
—NodeberíasmencionarleestoaTyler.Medaríaunapaliza.Misojosseabrenconrapidezparaencontrarmeconsusuavemirada,
conunalevesonrisaenloslabios.—Noteníaintencióndehacerlo.
12
Solo llevo una semana de verano y ya despierto al lado delarchienemigodemihermanastro.«Muybien,Eden.Asísehace.»
Mientrasmispárpadosseabrenalverlaluzdelsolquesecuelaporlasranurasdelaspersianas,medoylavueltaparamiraralchicoqueestátumbadoamilado.Jakesedespereza,susmúsculossehinchancuandoseestira y se contraen a continuación de tal manera que de repente medespiertodeltodo.
—Buenosdías—farfulla.Suvozesserenamientrassesienta,sefrotalosojosylosentrecierra
cuandomirahacialaventana.Estácompletamentevestido,yyotambién.—¿He dormido aquí?—pregunto de forma abrupta, lo cual es una
estupidez, considerando que es evidente que sí. Esto no debería habersucedido.Nosolomeescapéahurtadillas,tampocovolvíacasa.Papámevaaasesinar—.Tengoqueirmeacasa—digo,pasándomelamanoporelpeloyponiéndomedepie—.Tengoqueirmeya.
—Pero,cariño...—comienzaadecir,perolointerrumpeunallamadaenlapuerta.
Noséquéhoraes,perosíséquenoesnochecerrada,asíquenomesorprendecuandounamujerentraenlahabitación.
Nos estudia, se cruza de brazos,memira de pies a cabeza y luegoclavalamiradaenJake.
—Sabíaqueestabasmetiendoaunachicaahurtadillasencasaanoche—dicecondesdén—.¿Estatienenombre?
—Mamá—Jakebufayseponedepie.—No, Jake. —Sacude la cabeza con desaprobación, señalando la
puerta—.Tienecincominutosparasalirdeaquí.Looigogemircuandoellasale.Hastaestemismomomento,creíque
Jakeeraunchicoagradable.Unchico tanagradablequeanoche lobesé.
Peroahora,derepente,laactituddesumadremehaceplantearmevariaspreguntas.Semerevuelveelestómago.
—¿Traesachicasacasaamenudooalgo?—murmuro.Balanceando las piernas por el borde de la cama, alcanzo mis
Converseymelaspongo.—No—respondeJake,casideinmediato—.Soloestádebroma.Echounvistazoporencimadelhombro,frunciendoelceñoparaque
sedécuentadequeestoymolesta,parahacerlesaberquenovoyadejardedarleimportanciaalaspalabrasdesumadreconfacilidad.PuedequenoveaEl Rey León con cualquier chica, pero eso no significa que no veaAladdínconellas.
—Tengoqueirme—digo.—Vale—aceptapor fin,dándosecuentadeque lodigoenserio.Si
pierdo más tiempo aquí, papá denunciará mi desaparición—. Déjamecogerlasllaves.
Duranteunlargorato,lomirofijamente,intentandodecidirquédebohacer.Nopuedodeterminarquéespeor:queunchicome lleveacasaollegarenuntaxi.Delasdosmaneraspareceráquehetenidounanochedejuergaentodaregla.
Jake se pone una camiseta y coge las llaves del alféizar.No puedodejardepensarsiessurutinadiaria.
—Vale—repite—.Pongámonosenmarcha.Salimosalpasilloahurtadillas,bajamoslasescalerasconsigilopero
rápido, con la esperanza de evitar otro encontronazo con su madre.Francamente,nomeparecequeestéimpresionada.Ynocreoquepapálovayaaestartampoco.
—¿Quédíaeshoy?—pregunto,soloparainiciarunaconversación,cuandoyaestamossegurosdentrodelcochedeJake.
—Domingo—responde.Peroahorasutonosehasuavizado,suenatristeymepreguntosiestá
enfadado,tienelosojosentrecerrados.Podríadebersealainterrupcióndesumadreoaminegativadepasartodoeldíaconél.Peronecesitollegaracasaloantesposible.
—Vale—digo.Ypongolosojosenlacarretera.Hoyestoydemasiadocansadapara
esforzarme.Cuandosedetieneelcochedelantedelacasadepapá,Jakeyaseha
relajado un poco. Apaga el motor con calma antes de girarse paramirarme;tieneunalevesonrisaenloslabios.
—Deberíamosrepetirlodeanoche—propone—.Quédateenmicasaotravezelpróximofindesemana.Eselaniversariodemispadres,asíquenoestarán.
—Claro,podemosquedar—digo,aunquealgotitubeante.Miopiniónsobreélesdemasiadoconfusaahoramismo.
—Tepuedesquedartodoelfindesemana.—Nocreoquemipadre...Meinterrumpeymediceconfirmezamientrasmemirafijamente:—Solopiénsalo.—Alfin,vuelveasonreír—.Menosmalqueestaba
enesafiestaanoche,¿eh?Enellugarcorrectoenelmomentoadecuado.—Graciasporsacarmedeallí—murmuro.Mehabíaolvidadodeesahorriblefiestahastaahora.Mepreguntosi
Tylerlogróllegaracasa.Jakeseencogedehombrosysesonríeampliamente.—Graciasporpermitírmelo.Melopasébienanoche.—Sí —digo. Echando un vistazo hacia la casa, supongo que es
momentodeentraryenfrentarmeapapá—.Deberíairme.—Hasta luego —me dice, mientras abro la puerta y me bajo del
coche.Cuandolaestoycerrando,mepreguntosiestásiendosincero.Mepongolacapuchasobrelacabeza,envíounarápidaoraciónhacia
elcieloyluegomemetolasmanosenlosbolsillos.Tengoesperanzasdeque la sudadera esconda mi escandaloso pelo y mi maquillaje corrido.TengopintadehaberestadodejuergatodalanocheenLasVegas.Aunquedudoque lagentedeLasVegassalgade fiestavestidaconunasudaderaconcapuchayvaqueros.
NoescuchoaJakemarcharse,perosíséquesehaidocuandollegoalapuertade lacasa—unapuertaquemedamuchísimomiedocruzar—.Porsuerte,notengoquehacerlo.
Seabredelantedemíconfuerza,haciéndomesaltarporlasorpresa,ymientras me estoy recuperando del susto, unamano firme tira demíhacia dentro por el umbral. Demasiado masculina para ser de Ella,demasiadofuerteparaserdepapá.Asíquemidudaanterioracabadeseraclarada:Tylerhallegadoacasa.
—Eh.
Mesacudoparaquemesuelte,ydoyunpasohaciaelladomientrasélcierra la puerta detrás de mí. Ni siquiera he dicho nada y él ya estáfulminándomeconunamirada asesina como si yo acabaradeprenderlefuegoasuhabitación.Escomosinuncanadiepuedaagradarle.
—Estás tomándome el pelo —dice—. ¿Verdad? Tienes que estartomándomeelpelo.
Lomirofijamente.Suspiro.Juegoconloscordonesdelacapuchademisudadera.Lomirounpocomás.
—Tepodríadecirlomismo—finalmentebalbuceo.Yanisiquierameimporta. Intento ser agradable,me lo tiran a la cara, repito.Se acabó—.Mellevasteaunafiestacontodostusamigosporrerosypringadosadictosalcrack.¿Estásloco?
—Chis —bufa con dureza. Levanta un dedo, mira con los ojosentrecerradoshaciaelpasilloparaasegurarsedequenadiemehaoído—.Nolevanteslavoz.
—Perdón—digo,rezumandosarcasmo—.Semehabíaolvidadoquetumadrenotieneniideadelopatéticoqueessuhijo.
Unaoladeemocionesfugacessereflejaensusojos,deunamanerapeculiar que no había visto hasta ahora.Algo destella en ellos, pero nopuedo precisar qué. Casi se lo ve dolido, pero no puedo estar segura,porqueyavuelveaentrecerrarlospárpados.
—¡Dave!—grita,convozronca.Sonríe—.Edenhallegadoacasa.—¿Enserio?—Ahoraloúnicoquequieroesdarleunpuñetazoenla
cara.La sonrisa de sus labios se vuelve irónica mientras saborea su
victoria.—Enfréntatealasconsecuencias.—Tusconsecuencias—locorrijo—.Meobligasteairaesafiesta.—Y,sinembargo,recuerdoqueestuvistedeacuerdo.—Me sorprende que te puedas acordar de algo. ¿Fue una noche
sobriaparati?Lodudo.Mequitolacapuchaysuspiro,apretandolosdientescuandoescucho
que se acercan unos pasos desde la cocina. Si papá no me mata, estoybastanteseguradequeTylerlohará.
—Buena suerte —dice, riéndose entre dientes mientras se reclinasobrelapared.Cruzalosbrazossobreelpechoyobservadivertidocómoseacercapapá.
—¿Dónde demonios has estado?—es la primera pregunta que medisparapapá.Loúnicoquepuedodecirpor su expresiónesquenoestámuy impresionado—. ¿Sabes siquiera la hora que es?Es casimediodía.¿Dónde has pasado la noche? Lo mínimo que podrías haber hecho escontestaralteléfono.Heestadomuertodepreocupación,Eden.
—Losiento,yo...Enestemomentomeenfrentoalmayordilema:odigo laverdado
mientoparasalvarelpellejo.Perono tengoelvalorparaconfesarynotengoexperienciaparainventarmeunaexcusahábil,asíqueningunadelasalternativasesunaopción.
Mientras los ojos de papá perforan los míos y enarca las cejasesperandounarespuesta,yomirofrenéticamentehaciatodosloslados,ymis ojos aterrizan enTyler. Él sigue sonriéndose, siguemirando, siguedisfrutandoalvermelucharporponermeasalvodela iradepapá.Perosientodemasiadopánicoparaenviarleunamiradaasesina,ymientras lomiroconimpotencia,suexpresiónretorcidaempiezaadesvanecerse.
—EstabaencasadeMeghan—dicederepente,susojosfijosenlosmíos,lacaratensa.Miraapapá—.Yatelodije.
Papásevealgodesconcertadoduranteunmomentomientraspiensa,peroacabaporfruncirelceño.
—Esonoesverdad.—Yoestoybastantesegurodequetelodijeanochecuandoregresé,
porque ella me pidió que te lo comentara. —Tyler ladea la cabeza,poniendouna expresióndeperplejidadcomo si papáhubiese sufridounataquedeamnesia—.¿Recuerdas?
—No.Tylerseencogedehombros.—Vaya,puessemedebedehaberolvidado—dice,yluegodesplaza
los ojos hacia mí. Ahora tiene una mirada suave. Amable—. Perdona,Eden.Fallomío.
Hay un largo silencio. A papá se lo ve totalmente desconcertado,Tyler parece tranquilo, y yo aún estoy intentando comprender qué es loque acaba de suceder. Si he entendido bien, Tyler me ha ayudado.Ayudarme.Extraordinario.
MecuestacreerquealgúndíaleencuentrelalógicaaTyler.Creoqueahora mismo es casi imposible entenderlo. Hace un momento parecíaencantado con la idea de queme pillaran, y luego salta yme echa una
mano para encubrirme. ¿Por qué?Me está viniendo dolor de cabeza, lamaneraenquevacilaentreelodioylasganasdellevarsebienconmigo.Sisoysincera,megustaríaquesedecidieradeunavez.Meahorraríaellíodetenerquedescifrarlo.
—Paralapróxima,notemarchessindecírmeloenprimerlugar—dice papá. Parece irritado, pero justo cuando creo que se va amarchar,añade—: Por cierto, vamos a salir comer. Todos. Y eso te incluye a titambién,Tyler.Vestíosbien.
La idea de una comida «familiar» ya no me preocupa tanto. Sinembargo,lamiradaintensadeTylersí.Asíquecuandopapásevahacialacocina, supongo que a buscar a Ella, aprovecho la oportunidad paraintentarcomprenderlosúltimoscincominutos.
—Con qué facilidad sales de un apuro—farfullaTyler, pero yo loignoro.
Encambio,lepregunto:—¿Porquéhashechoeso?—¿Elqué?—Mentir por mí. —Parecía bastante contento de ver cómo me
trincaban; luego su actitud cambió como por arte de magia y decidióintervenirparasalvarmeelpellejo.Ynotengoideadeporquélohizo—.Noloentiendo.
Se encoge de hombros, sus ojos siguen serenos. Sus cambios dehumormeconfunden.
—Tedebouna—medice—.Por llevarteaesa fiestaanoche.No lopensébien.Losiento.
Sudisculpa es sincera, lo cualme sorprende, y por unaveznomeestágritando,locualesinclusomássorprendente.
—¿Enseriocreístequemegustaríaestarcercadeesetipodecosas?—Losiento—repite,estavez inclusomásbajito,yporunsegundo
barajo si aceptar sudisculpa,peroentonces lo arruina todocuandodiceentredientes—:AsíqueestuvisteconJake,¿eh?
Supongoquevioelcoche.—¿Yatiquéteimportasiestuveconél?Tútienestuopiniónsobreél
yyootra.Noquierovolverahablarsobreeso,porquenotienenadaquevercontigo.
—Tengo que ducharme—dice, esquivando el tema, aunque fue élquien lo sacó. Entrecierra los ojos otra vez, pero con delicadeza—.
Hablaremos de esto luego. Después de esa comida de mierda quetendremosqueaguantar.
—¿Hablaremosdeestoluego?—repito.Hasta ahora nunca había considerado aTyler nada conversador.En
especialcuandosetratadelchicoconelquemeestuvemorreandoanoche.—Sí—asiente. Se vuelve y cuando está subiendo las escaleras,me
miraporencimadelhombro.Seestásonriendo—.Yrecuerdaloquetehadichotupadre,vístetebien.
13
Llegamosconveinteminutosde retraso a la comida.Losprimerosdiezminutos se le pueden achacar aElla, porque acabó cambiándosederopa dos veces hasta que consideró estar vestida para la ocasión. LasegundamitadselepuedeachacaraTyler.Nosretuvoporelsimplehechodequenopodíallevarsucoche.PapáyEllateníanpensadoirenelLexusy en el Range Rover, y dijeron que no había necesidad de que Tylerllevarauntercero.Despuésdetodo,estácastigado.Yporfinserindióyarrastrósucuerpoabatidohastaelcochedesumadre.TodoeltiempomeestuvepreguntandocómotenerquesentarseenunRangeRoversepodíaconsideraruncastigo.
—Bienvenido, señor Munro —dice la elegante camarera en elelegante restaurante con un acento elegante,mientras nos conduce haciauna elegante mesa con cubertería elegante. Elegante, elegante, elegante.Hace cinco años papá nos habría llevado a mamá y a mí a unahamburgueseríagrasienta.
Le da las gracias a la camarera y todos nos sentamos. Papá,Ella yChase al otro lado de la mesa; Tyler y Jamie a mi lado, conmigo enmedio.El restauranteesgrande, sinembargo,haypocasmesas,conunaexcelente presentación y bien distribuidas. No hay nada peor que estarrodeadadeotroscomensalesatansolounoscentímetrosdedistancia.
—Esbonitoqueestemostodosjuntos—Ellacomentacuandohemosacabadodepedirlasbebidas.YoelijoaguayTylerintentatomarcervezasinéxito—.Deberíamoshacerestocadadomingo.
Papáasienteconlacabeza,mirándolaconunaexpresiónfamiliarenlosojos.Hubountiempoenqueélsolíamiraramamádeesamanera.
—Estoydeacuerdo.—Yono—lanzaTyler.Sonríe,inclinalacabeza,yluegosecruzadebrazos.NiEllanipapá
leprestanatención.Aestasalturas,probablementeyasehandadocuentadequeélsiemprevaateneralgonegativoquedecirdevezencuando,quenotienesentidonisiquierahacerlecaso.Yoestoyempezandoaadoptarlamismaactitud.
Llegan las bebidas y pedimos la comida. Yo termino señalando laprimeraopciónqueveo.Todoesmuysofisticadoysuenademasiadoraropara poder entenderlo. Es probable que haya pedido un testículo deballena.
—¿Cuánto tiempo tenemos que estar sentados aquí? — preguntaTyler a los cinco minutos, interrumpiendo la conversación de nuestrospadres y mirándolos desde el otro lado de la mesa, con el rostroinexpresivo. Se afloja la corbata negra y se abre el primer botón de lacamisablanca—.Tengomejorescosasquehacer.
—Alegraesacara—murmuraElla,yluegoseaclaralagargantaysuvozsevuelvesolemne—.¿Hastomadolaspastillashoy?
—Mamá—dice con dureza, echándome un vistazo rápido antes devolversumiradahaciaEllayentrecerrarlosojos—.Voyasaliratomarelaire.
Presionalaspalmassobrelamesayselevanta,deslizasusillahaciaatrásysedirigehacialapuerta.
—Déjalo—diceElla,suspirandomientrasponeunamanoenelbrazodepapá,quienparecequeestuvieraapuntodesalircorriendodetrásdeél.
—Siemprediceslomismo—resopla.Paraempezar,entendíporquéeratanfácilirritarseportodoloque
hace Tyler, pero a estas alturas es bastante evidente que a papásencillamentenolecaebienelchico.Punto.
Ellafrunceelceñoduranteunmomento,peroluegoseesfuerzaporsonreíryacaricialaespaldadepapá.
—Daleunpocodecuerda.Quieropreguntarlesobrelaspastillasquehamencionado,perofreno
el impulso y no permito que la curiosidad gane la partida, y en vez depreguntarmequedopensandoensilencio,aunquerealmentenoesasuntomío.Podría tratarsedeun tratamientoparaunadisfuncióneréctiloalgoigualdeíntimoypersonal,peroteniendoencuentalaformaenqueTyleryTiffaniestánpegadostodoeltiempo,lodudomuchísimo.
Ella decide cambiar de tema y dejar de lado a su insensato hijomayor,ysecentraenJamie.
—Jay,¿cómotevaconelproyectodebiología?—Vabien—respondeél.Seencogedehombrosymiracontimidez
haciasuregazo—.Todavíatengoqueterminareldiagramadelaósmosis.—Yodetestabaladifusiónylaósmosisyeltransporteactivo—digo,
obligándomeaparticiparenladenominada«comidafamiliar»—.Esperaaempezarconlabiologíaavanzada.Empeora.
Papásonríeconaprobaciónporqueestoyhaciendounesfuerzoporparticipar,peroluegolehaceunaseñalconlacabezaaJamie.
—¿Puedesirabuscaratuhermano?Prontotraeránlacomida.—Voyyo—digoabruptamentesinpensarlo,yhastamesorprendoa
mímismaporofrecerme—.Hacemuchocalor,tambiénnecesitoalgodeaire—miento,yluegosalgodeallílomásrápidoposible.Talveztodavíasientaalgodecuriosidad.
Cuando llegoafuera,miropor toda la zonadel aparcamiento,peronohaynadie.Solouncochequeentrayotroquesale.Esplenatarde,asíquesientocómoel solpega fuerteenmiespalda,yentrecierro losojospor la claridad. Miro hacia el Lexus y el Range Rover, que estánestacionadosunoalladodelotro.EllaintentóaparcarelRangeRoverenun hueco pequeño, y Tyler terminó estacionándolo por ella. Entoncesdistingounafigurasentadaenelasientodelconductor.
Sin tenerunapreguntani siquieraunapalabrapreparada,medirijohaciaelcoche,peroconprecaución.Tylereseltipodepersonaqueseríacapazdedarmarchaatrásymatarmealinstante,asíquesientounpocodeansiedadcuando llegoa laventanillayconsuavidaddoygolpecitosconlosnudillosenelcristal.
Gira la cabeza con brusquedad, los rasgos endurecidos mientrasfrunceelceño.Pasaunlargoratohastaquedecidebajarlaventanilla.
—¿Qué?—¿Vasavolveradentro?Memuerdoel labioydoyunpasohaciaatrás.Trasdecirlomedoy
cuentadeloinútilqueessiquierapreguntarle.—A la mierda con esa porquería, no pienso volver — farfulla, y
luegosegiraymedalaespalda.Aprietoloslabios,inclinandolacabeza.Igualosumiradaasesina.—Eres un tanto melodramático, ¿no crees? Tampoco ha sido tan
tremendo.Solotehizounapregunta.Abrelosojos,peropermanececonelceñofruncido.
—¿Acaso eres estúpida? En serio... ¿lo eres? No entiendes unamierda,malditaEdenMunro.
—Otra vez con lomismo—digo, poniendo los ojos en blanco,mivoz va subiendo de volumen con nerviosismo—.Reaccionas demaneraexagerada a cualquier pequeñez. Estoy intentando comprender quédemonios tepasa,perome tratascomo lamierdacadavezque tehablo,asíqueolvídalo.Yovoyaregresarallídentroporquenosoyunaimbécilegocéntrica que tiene una pataleta cuando las cosas no salen como ellaquiere.
Concluyendomi argumento,me doy la vuelta yme dirijo hacia elrestaurantecruzandoelaparcamiento.
PeroescuchoqueTylerdiceminombreenvozbaja,ycuandoechounvistazoporencimademihombro,veoqueestámásrelajado.
—Ven aquí —me pide, pero yo no me muevo. No existe ningunarazónpor laqueyodebería escucharlo—.Veny súbeteal coche,y serésincerocontigoyluegopodemosvolverlosdos.
Que Tyler por una vez se ofrezca a decir la verdad es demasiadobuenoparaperdérselo.Ysiayudaaquevuelvaadentro,entoncesdeberíaescucharlo. Dejo escapar un suspiro y me doy la vuelta, me dirijo alRangeRoverymesientoenelasientodelpasajerosinbajarlaguardia.
—Vale,¿qué?Con la corbata echada hacia atrás alrededor del cuello y unamano
apoyadaenelvolante,memirafijamenteduranteunlargominuto.Esperoa que hable, pero en vez de eso veo cómo en sus labios se dibuja unasonrisairónica.
—Vale, ¿quieres sinceridad? Muy bien. Ahora te estoy siendototalmente sincero cuando te digo que nos vamos a ir de aquí cagandoleches.
Antesdequemicerebropuedaprocesarsuspalabras,poneelcocheen marcha con rapidez y pisa el acelerador con fuerza, y en elaparcamientoseescuchaunhorrendochirridodellantasmientraselcochesale de allí dandobandazos.Ni siquieramira antes de incorporarse a lacarretera, y salimos volando del aparcamiento de manera frenética,obligandoaqueloscochesdealrededorfrenenenseco.
—Pero¡¿vasenserio?!—grito,tirandodelcinturónyponiéndomelolomásrápidoposible.Enesteprecisoinstantetemopormivida.
—Nadadeserio—dice—,solosincero.
—Llévamedevuelta—exijo.Sentadadelado,conunamanoenelsalpicaderoyotraenelcinturón,
miro de manera frenética hacia la carretera y hacia Tyler: hacia Tylerporqueleestoydisparandomiradasasesinas,yhacia lacarreteraporquenomefíodesushabilidadesparaconducir.
—¿Deverdadquieresregresar?—Elcochedabandazosdeunladoaotro—.Míramealosojosydimequequieresregresaraesesitioycomeresacomidaasquerosaysentartecontupadreduranteunahora.Dimeconsinceridadqueesoesloquequiereshacer.
Memira fijamente y solo de vez en cuando echa un vistazo por elparabrisas.
—No —admito—. No quiero, pero sé que debo hacerlo, así queregresaantesdequenosmatena losdos.¿Tienessiquierapermisoparaconducirestecoche?
Entresusfrenazosyacelerones,logracontestar:—¿Ytútienespermisoparaverteasí?Levantolasmanosenelaireconexasperación.Yacasimehehartado
deél.—Vale,notienesningunanecesidaddeinsultarme.—PorDios,noerauninsulto—farfulla,pasándoseunamanoporel
pelo y frenando de golpe justo antes de chocar con un Porsche—. Novamos a regresar. Vamos a ir a casa para que yo pueda beberme unacervezayparacontartequeJakeestájugandocontigo,¿vale?
—Gracias,Tyler—digomordaz—.Graciaspormetermeinclusoenmáslíos.
—Anochefuetuculpa—argumenta,mientrassevafrustrandoconeltiempoque los semáforospermanecenen rojo—.Vale,yo te llevé,perofuistetúquieneligiónovolveracasa,asíquenointentesculparmeamíporeso.
Medoyporvencida.—Vale.Peronuevolío:tumadrevaafliparcuandoveaquesucoche
noestá.¿Cómohasconseguidolasllaves?Seríemientraslossemáforoscambianaverde,yacelerademasiado
elmotor.—Relájate, caben todos en el cochede tu padre.Y todavía las tenía
desdequeaparqué.Ahora,dejadedistraerme,estoyintentandoconducir.Aprieto los labios,miro fijamente sumandíbula rígida cuando por
findecideprestarleatenciónalacarretera.—Inténtalounpocomás.Tardamosveinteminutosparallegaracasaporfin,ymesorprende
estarsanaysalva.TylerllamóaElladesdeelcocheparadecirleque«nosimportabaunpimiento»comerconellosyqueestábamoscaminodecasa.Colgóantesdequeellapudieradecirnada.
—Veamicuarto—meindicacuandonosapeamosdelRangeRoveraparcadocontorpezaynosdirigimoshacialapuertaprincipal.Porsuerteél tenía llaves—.Voyacogerunabebiday luegovamosahablardeesecapulloquetegustatanto.
Titubeodetrásdeélcuandoabrelapuertaconfuerza.—Noquierohablardenadacontigo—digo.Notieneningúnpodersobremisdecisiones,ynopuedoentenderpor
quépiensaquesí.Élselimitaasuspirarconindiferencia.—Sube las escaleras y ve a mi cuarto. Me reuniré contigo en dos
minutos.Se dirige a paso tranquilo por el pasillo hacia la cocina y yo voy
haciaarriba.Mientrasvoysubiendolasescaleras,gritohaciaabajo:—Unaaclaración:suboparairamihabitación,noalatuya.—Entonces,iréatuhabitaciónendosminutos—gritaconsuavidad,
ymeencuentromoviendolacabezavencidacuandollegoamipuerta.Para alguien a quien no le importa casi nada, puede ser muy
insistente.Mequitoloszapatosyenseguidatiroelmontónderopasuciaenel
cuartodebañoycierrolapuerta.Apartedeeso,mihabitaciónnoestámuydesordenada.Tylernosedacuentadenadacuandoentra,conunabotelladecervezaagarradaconfirmezaenlamano.
—Vale, ¿pordóndeempezamos?—reflexiona.Haceunapausaparabeber un sorbo de cerveza y luego levanta la mano—. Déjamesimplificarloparati:JakeMaxwelleselligónmásgrandedelaño.
—Quécurioso—digo—,penséqueeseerastú.Tyler parece estar casi ofendido. Se aclara la garganta, mientras
niegaconlacabeza.—No,hayunagrandiferenciaentreJakeyyo.Laschicasmebuscan
amí,Jakebuscaalaschicas.¿Sabes?,noesquemeesfuerceapropósito
paraconoceraotras.Sencillamentetopoconellasenfiestasoloquesea,talvezcoqueteeunpoco,aveceslasbesosiestoyborrachoyTiffaninoanda por allí. Eso es todo.—Mirami expresión confundida durante unmomento mientras bebe otro largo sorbo, y luego concluye con unsuspiro—:Jake,porotraparte,esunligón.Tonteaconlaschicasdurantesemanasyavecesinclusodurantemeses,seacuestaconellas,yluegonolesvuelveahablar.Eltíohaceestocontreschicasalmismotiempo.—Seríe, pero de alguna forma es una carcajada algo solemne—. Te puedogarantizar que en cuanto te abras de piernas, desaparecerá. Siempre lohace.Tesaldrácon«Perdona,peroyanosientonada»ocon«Yanopuedohablarmáscontigo,porquemimadreessuperestrictaydicequenopuedotenercitashastaquevayaalauniversidad».
Lomirofijamente.SeestátomandomuchasmolestiasparaasustarmeyquemealejedeJake,perohastaahorahasidoJakeelquemehatratadomuchomejor.
—¿Porquémecuentastodoesto?—Porquesí—diceTyler.—Esonoesunarazónválida.Élselimitaasonreír.—Tampocoeraválidalarazónparasalirdelrestaurante.
Comoeradeesperar,papáyEllaestánfuriososcuandolleganacasa.Nosolotuvieronquepagardoscomidasdesaprovechadas,tambiénestán,segúnlosdos,sumamente«molestos»porhaberarruinadonuestroprimerevento familiar. A Tyler le recuerdan que está castigado, y a mí medestierranamihabitacióndurantetodalanoche.Yesunanochelarga.
ChateoporvídeoconAmeliaduranteunratoyellameponealdíadetodos los cotilleos de Portland. Según parece, unos chicos del institutopillaron a nuestro profesor de literatura inglesa, el señor Montez,comprando condones en la tienda de Freddy. El señor Montez escincuentón, así que esta informaciónme provoca náuseas; sin embargo,Amelianoparadereírseduranteporlomenoscincominutos.Peroapartede lavidapersonaldenuestroprofesor,nohaymuchasnoticias,asíqueterminamos hablando de la universidad. Amelia está decidida a estudiarbioquímicaenlaUniversidadEstataldeOregón,aunahoradePortland,dirección sur, enCorvallis.Al contrario que ella, yo no veo la hora de
salirpitandodelestado.Yomepongoacotorrearsobrelogenialqueeselprograma de psicología de la Universidad de Chicago, pero el chat sedesconectaamitaddemifrase.LaconexióndeInternetsehacortado.Mequedo mirando mi portátil durante unos minutos mientras intentareconectarse,perosolocargaycargasinresultados.Esentoncescuandoescuchoquealguiengolpeaenlapared—laquemeseparadelcuartodeTyler—.Seescuchantresgolpecitos.
Conunacejaenarcadayconsospecha,dejoelportátilsobrelacamaygateoporelsuelo,acercándomeconcuidadohacialapared.Nosésilosgolpecitos son accidentales o a propósito, pero sea como sea, losdevuelvo. Doy un toque una vez y espero. Me responden con cuatrogolpes.
No tengo idea de qué demonios está haciendo Tyler, pero dudomuchísimoqueestéaprendiendocódigoMorse,asíquesupongoqueestáempeñadoenirritarmeinclusomásdeloqueyalohahecho.
—¿Puedesparar?—pregunto,mivozlosuficientementealtaparaquemepuedaoíratravésdelapared,peronotantocomoparaquepapásedécuenta.
—YocortélaconexiónaInternet—respondelavozamortiguadadeTyler,ysuenacomosiseestuvieraaguantandolarisa—.Tuconversaciónme estaba dando dolor de cabeza. «Dios, Amelia, ¿no es Chicagototalmentegenial? ¡Launiversidad esmi favorita en todo elmundo! ¡Estanfantástica...!¡Meencantalapsicología,ylosdeberes,yestudiar!»
Miroconrabiahacialapuertademicuartodebañomientrascruzolaspiernasyapoyolaespaldaenlapared.
—Nisiquierahedichoeso.Paraexpresarmiirritación,ledoyuncodazoalapared.Así que él golpea de vuelta, esta vez con los nudillos en el yeso
repetidamenteduranteunosquincesegundosantesdepararparadecir:—Podría hacer esto toda la noche. He oído que nadie consigue
dormirenlauniversidad,asíquepuedesirpracticando.Teconvertiréenunainsomneenpocotiempo.
—¿Tehadichoalguienalgunavezloirritantequeeres?Mecruzodebrazosypongo los ojos enblancodepura irritación,
peroporalgunarazón,estoycasisonriendo.Nopuedodescifrarporqué,pero cuando contesta,me doy cuenta de queme estoy sonriendo por suactitudbromista.Noladetectoamenudo.
—Ehhh, creo que nunca nadie me lo ha dicho—me responde.Meencantaría poder ver a través de la pared, observar su cara. ¿Estásonriendocomoyo?¿Estáacostadoenelsuelo,depieosentado?¿Cómose le ven los ojos ahora mismo?—. ¿De qué manera soy irritante?Ilústrame,chicauniversitaria.
Suena como si se estuviera sonriendo, pero no puedo estar segura.Reclino lacabezaparamirarel techoyaprieto laorejacontra lapared,paraescucharmejorsusuavevoz.Susimpatíaesescasa.
—Para empezar—explico— has desconectado Internet y ahora nodejasdedargolpesenmipared.
—Técnicamenteesnuestrapared.Daotrogolpecito.Solouno.—Seacomosea,esmuymolesto,porfavor,para.—Nosepuede—mereplica.Vuelveagolpearconlosnudillos,incansableyfuerte.Entonces ledoyunpuñetazoa lapared,haciendounruidosordo,y
Tylerfinalmenteseríe.Después de esome vuelvo a la cama, cierro el portátil ymemeto
debajo del edredón. Pero no puedo dejar de preguntarme qué estaráhaciendoTyleralotroladodelapared.¿Estátambiénacostadoensucamamirandoel techo?¿Estáenviandomensajesde textoasusamigos?¿Estábuscandounabuenapelículaparaverla?
Ya pasa de medianoche cuando por fin me quedo dormida, traspensar mucho en Jake y en lo que ha dicho Tyler de él, que me harecordadolaformaenquesumadremetratóporlamañana.Actuócomosiyofueseunaestadística,otrachicaenlahabitacióndesuhijo,sinmás.Noestabasorprendida.AsíquenopuedodejardeplantearmesiloquehadichoTylerescierto.
14
Porlamañana,estoydemasiadocansadahastaparadesayunar.Clavola vista en el suelo, mi cara es una imagen de puro agotamiento, ydespaciointentoacabarlatostadaquemehapreparadoElla.
—¿Estásbien?—preguntapapá.Semetelacamisaenlospantalonesyseajustalaespantosacorbata.—Sí—respondo.Meseguídespertandovariasvecesporquejuroque
oíamásgolpecitos—.Soloestoycansada.Asienteconlacabezaunavez.—¿Tienesalgúnplanparaestefindesemana?—No.A papá siempre se le ha dado fatal entablar conversaciones, hace
preguntastontasycomentariosestúpidossoloparallenarlossilencios.Lamitaddeltiempo,ruegoparaquenomehable.
—Vale—dice—.Estanochellegarétarde.Nimemolestoencontestar.Solobajolacabezaymepongodepie,
medirijoallavavajillasymetomiplatomientrasélarrastralospieshaciael recibidor. Semana dos de ocho y ya me está resultando difícilsobrevivirenestesitio.Papáesunasco.Estafamiliamixtaesunasco.Elveranoesunasco.
—Buenas—diceunavozmientrascierroellavavajillasdegolpe.Mevuelvoconrapidez,yencuantoveoaTyleracercándose,pongo
caradeasco.—Puf—suelto.—Sesuponequedebescontestarcon«buenosdías»—mereprende,
ymeempujahaciaunladoconelhombrocuandopasa.Llevapantalonescortosnegrosyunacamisetasinmangasmulticolor
yholgada,ynopuedoevitarquedarmemirandosusbrazosylaformaenquesehinchancuandoabrelapuertadelanevera.
Entrecierrolosojos.—Nomehasdejadodormirentodalanoche.Memiraporencimadelhombro,elceñofruncido.—¿Eh?—Losgolpes.Duranteunbuenratosequedamirándome,ensusojossevislumbran
diversasemociones,yluegoseríe.—Noestabadandogolpes.¿Acasotupadrenotedijoquelacasaestá
embrujada?Haydemoniosportodaspartes.—Anda, cállate—digo,poniendo losojos enblanco—.¿Nopodías
dormiroqué?Sedalavueltaconunabotelladeaguaenlamano,cerrandolapuerta
delaneveradeunpuntapié.—Noeraeso.—Sesonríeysecruzadebrazos.Mefijoensutatuaje
otravez—.Esperabaquetedespertarasyrespondierasalosgolpes.—Lo siento —digo—. No estaba de humor para comunicarme
contigoatravésdelaparedalascuatrodelamadrugada.Tieneunavenamuymarcadaqueseextiendeporelbrazoizquierdo,
pero intento no prestarle atención. A Amelia y a mí siempre nos hangustadomucholoschicosconlosbrazos,lasmanosyelcuellollenosdevenas.Dealgunaformanosparecenatractivos.
—Ay.—Conlentitud,semuerdeellabio,susojossefijanenlosmíoscon suavidad. Sé que solo estamos tonteando, pero de repente se lo veserio—.¿Yestanoche?
—¿Qué?—Estanoche—dice—.¿Devolveráslosgolpes?Meobligoaapartarlavistadesupechoylevantolasmanosenseñal
dequemerindo,medoyporvencidaenesteextrañojuego.—No, Tyler, no quiero dar golpecitos de un lado para otro. Es
extraño.—Malditasea—farfulla.Encogesusanchoshombrosydirigesuatenciónasureloj.Estoyapuntodeescaparmeamihabitacióncuandoel sonidode la
puertaqueseabreconfuerzamehacepararmeenseco.Talvezpapáhaolvidadoalgo,oquizáseaEllaquesaleacomprarcomida.
Peronoesningunodenuestrospadres.EsDean.Loséporsusuavevozmientraslooigometerlacabezaenelsalóndiciendo,antesdeentrar
enlacocina:—Buenosdías,señoraMunro.Él, también, llevaropamuyinformalytienelas llavesdelcocheen
unamano y el teléfono en la otra.Me saluda con unmovimiento de lacabeza,ysegiraparamiraraTyler.
—¿Estáslisto?—Tío, llegas veinte minutos tarde —se queja Tyler, lo cual me
sorprende.Nocreíaquelepreocuparamucholapuntualidad,perosegúnparece
leimporta.—Fallomío—sedisculpaDean—.Hetenidoqueparararepostar.Tylermeobservaconunamiradadedesaprobación.Bufa.—Me has dejado perdiendo el tiempo con esta pringada.
Larguémonosdeunavez.—Sigueunlargosilencio.TantoDeancomoyoentrecerramoslosojos,ybajolapresiónseretracta—:Tranqui,chicos.Essolounpocoderivalidadentrehermanos,¿noesasí,Eden?
Yoparpadeo.—Nosomoshermanos.—GraciasaDios.Opto por ignorar sus estúpidos comentarios y me dirijo hacia las
puertas del patio, las abro y dejo que entre una cálida brisa en la casa.Detrás de mí, Tyler y Dean dicen que se van al gimnasio. No mesorprende. Es evidente que los dos hacen mucho ejercicio. Barajo sipreguntarleaTyleraquégimnasiova,porqueestoypensandoapuntarmeaunoparalasseissemanasquemequedanaquí,perodecidoseguirconmis carreras matutinas. Si soy sincera, no creo que a Tyler le hiciesegraciaquesusupuestarivalvayadetrásdeélalgimnasio.
Cuandollegaelmiércoles, todoelmundoyaharegresado.Rachaelyahavueltodepasarelfindesemanaconsusabuelos,quesegúnellasontantraumáticamenteaburridosquehaestadoapuntodeprenderlefuegoalacasa;Tiffaniharegresadoacasaotravezdespuésdeestarconsupadre,que segúnella, erael equivalenteavivir conShrek;yMeghan se sienteestupendamenteotraveztraspasartresdíasseguidosvomitando.
En vez de quedar para cotillear en la playa o tomarnos un café oinclusoiralPaseo,terminamosponiéndonosaldíaconunamanicura.
—En serio, mi abuelo me hizo jugar al bingo él — continúaquejándoseRachael. Se ha estado desahogando sobre su horrible fin desemana durante los últimos quince minutos—. Noche tras noche:«¡Rachael,lahoradelbingo!».Abuelitos,enteraos:uncarajo.
—Mipadresepusoasacarviejosálbumesde,porlomenos,1801—diceTiffani,frunciendoelceño.
Está encaramada en una silla con las manos extendidas sobre unamesa,conunamanicuraagachadaporencimadeellas.
Rachaelyyofuimoslasprimerasenquenosresucitaranlasuñas,yahoraesel turnodeTiffaniyMeghan.Nopuedoimpedirlo, todoelratomemirolasmanos,admirandololustrosasquesevenmisuñas,yluegomepongocómodaenmisitioreservadoenunasillaalrincóndelsalóndebelleza.Debería hacer estomás amenudo.Laverdad es queno está tanmal.
Hemos ido a Venice para conseguir estos tratamientos de belleza,porquesegúnTiffani,esteeselmejorsalóndemanicura.Nomeimportaviajar desde Santa Mónica para venir aquí, porque Venice Beach esespectacular—porlomenosloscuatrominutosquetuveparaverlo.
Rachaelcaminadearribaabajoporelsalón,mirándoselasuñascadapardesegundos.Noselopuedoreprochar.
—Puestasaelegir,prefieroálbumeshistóricosalbingo.—Yyoelijocualquieradelasdoscosasantesqueestarvomitando—
diceMeghan, al lado deTiffani. Por suerte, es un pocomás tímida queRachael y Tiffani, así que no soy la única que aporta poco a laconversación—.Mistripasparecenácido.
—Por lomenos te vas encontrandomejor para tu cumpleaños—laconsuelaTiffani.Sentadaunaalladodelaotra,ellayMeghantienenalasmanicuras limándoles las uñas. Tiffani le echa un vistazo a Meghan—.¿Vasadarunafiesta?
Megfrunceloslabiosyseencogedehombros.—Yasabesloestrictosquesonmispadres.—¡Venga, por Dios, Meghan! —explota Rachael, deteniéndose en
secoyagitandolasmanosenelaireconeuforia—.¡Yotengolacasalibreelsábadoporlanoche;puedesorganizartucumpleañosenmicasa!
—¿Otrafiesta?—farfullo,peroporsuerteningunadeellasmeoye.Llevoaquípocomásdeunasemanayyaheasistidoadosdeestas
fiestas de pacotilla donde el objetivo general es disponer de alcohol,
drogasysexosinlímites.Amínomemolandemasiado.—¿Estássegura?—Meghanlamiraporencimadelhombro.Selavedudosayalgoculpable,ypuedoentenderlarazón:Rachael
searriesgaaqueledestrocenlacasa.Estaponelosojosenblanco.—Porsupuesto,Meg.Noesningúnproblema.Hagámoslo.—LediréaTylerquedifunda lanoticia—ofreceTiffani,ycuando
mencionasunombrealgorevoloteaenmiestómago.Mepreguntoquéestaráhaciendoenesteinstante.—Dile que no invite a la pandilla de Declan—dice Rachael, y le
disparaaTiffaniunamirada firme—.Noquieronada ilegalenmicasa,porquesiselesquedacualquiercosamipadremematará.
—Measegurarédequelosepa.RecuerdovagamentequeDeclanfuelapersonaquedioesahorrenda
fiestaparaporreroselfindesemana.GraciasaDiosqueRachaeltieneelsentidocomúndenoinvitaraesosfumetas.
—Vosotras podéis venir el sábado por lamañana para ayudarme apreparar la casa—dice, y luego chilla excitada. Las manicuras dan unrespingo—.¡Vaasergenial!
Amínomesuenatangenial.Odiarécadasegundo.Odiaréelalcohol,odiaréa losdesconocidosborrachos,odiaréel ruido,odiaréaTyler.Sevuelve incluso más irritante cuando bebe, y yo seré la que tenga quearrastrarloacasaalotroladodelacallecuandoacabelanoche.
—Meg,deberíasinvitaralchicomonodelaplaya—bromeaTiffani,pero es casi sincera—. Y, Rach, ya sé que invitarás a Trevor. —LasmejillasdeRachaelsesonrojanysegiradeinmediatoparamirarporlaventana.MientrasTiffanidejaescaparunasrisitas,posasusojossobremí—. Y yo tendré a Tyler, así que solo faltas tú, Eden. Tendremos queencontraraalguienparati.
PorunsegundomesientoculpablepornoserunabuenaamigaynodecirlequeTylerenrealidadnoestátancolgadodeella,peromislabiospiensanporsímismosyprontomeencuentrohablandosinpensar:
—YoestaréconJake.Yentonceslastresdicenalavez:—¿Qué?Tiffaniinclusoretiralamanodelamesaparagirarseyclavarmela
mirada,ypuedosentirquetodastienenlosojospuestosenmí.—¿Jake?¿NuestroJake?
—Ay, Dios mío, ¿qué nos hemos perdido?—Rachael exige saber,conlosojosmuyabiertosyexpectantes,mordiéndoseellabioinferior—.No se dice simplemente voy a estar con alguien en la fiesta, ¿vale?Siemprehayunarazón.¿Estáscolgadadeél?
—Pasamos juntos la noche del sábado—admito, y ahora tengo lasmejillas sonrojadas ymis ojos se clavan en el suelo.Desearía no haberdichonada—.Yyo,ehhh,mequedéensucasa.
—Dios—dice Meghan con un suspiro. Pestañea hacia mí y luegointercambia miradas con Tiffani y Rachael—. ¿Solo ha tardado unasemanaenconseguiralachicanueva?
—Meg—Rachaelbufa,peroenseguidavuelveaclavarsumiradaenlamía—.¿Hastadóndellegasteis?
—¿Qué?—Yasabes...—MiraconinseguridadaTiffani,yestadecideterminar
lafraseporellapreguntandodemanerarepulsiva:—¿Lechupastelapolla?Yo farfullo, casime atraganto, y no logro tranquilizarme.Consigo
decirunrápido«no»,yluegoniegoconlacabeza.—VimosElReyLeón.Rachaelladealacabeza.—¿Setratadeuneufemismopara...?—No.LiteralmentevimosElReyLeón.—Ah—dice,yluegorompeareír.—Rachael,dejadehablar—diceTiffani.Sevuelveadarlavueltayponelasmanossobrelamesaotravezy
permite que la manicura, quien como es lógico está un poco perdida,continúe.
—Pero ¿acaso nadie la advirtió sobre la base Maxwell? —diceMeghan,yaestasalturassolodesearíapodersalircorriendodelsalónyvolverderechaaSantaMónica.Mesientoavergonzadaymuyfuerademisalsa.
—¿LabaseMaxwell?—meobligoarepetir.—Envezdetercerabase,se laconocecomolabaseMaxwell—me
informaMeghan—.PorquedalacasualidaddequeanuestrobuenamigoJakeMaxwellselamamanmucho.Esunatradición,yparecequetúseráslasiguiente.—EllayTiffaniseríen.
—Chicas,soisasquerosas—sequejaRachael—.Eden,nolesprestes
atención.Túnotienesquehacernada.—¿Nosotrassomosasquerosas?—sequejaTiffaniconlarespiración
entrecortada, llevándose una mano al pecho simulando incredulidad.Sacude lacabezayvuelveaclavarme lamirada—.Eden,estaes lapuraverdad: la especialidad de Meghan es hacerle pajas a los tíos y la deRachaelsonlasmamadas.—Puedovercómolasdosmanicurasponenlosojosenblancoeintercambianmiradas.Seguroquenovenlahoradequenos vayamos—. Las encontrarás en las habitaciones de invitados encualquierfiestaconcualquiertío.Normalmente,enelcasodeRach,seráTrevor.Yosoylaquetieneclase.
—¡Ey!—RachaelyMeghanprotestan,peronoobjetanexactamente.Rachael,sinembargo,sueltaunchiste.—NosabíaquemontárseloenlosprobadoresdelAmericanApparel
ahorafueraconsideradocomoalgoconclase.—Esonocuenta—argumentaTiffani,mordiéndoseellabiomientras
la manicura termina su mano derecha—. Por lo menos yo tengo unarelaciónconesapersona.
Todalaconversaciónesmuyincómoda,peromedescubromirandopor entre las pestañas para ver si Rachael o Meghan serán capaces deformular una respuesta. Las dos se limitan a intercambiar una miradarápida,lasdosfruncenloslabios,peronodicennada.
AtraigolaatencióndeRachaelyleenarcolascejas,cuestionandosurepentinosilencio,peroellasolomerespondeconunlevemovimientodelacabeza,comoparadecirmequeesenoeselmomentoapropiado.
Y entonces se aclara la garganta y decide dar marcha atrás a laconversación.
—Asíqueestesábadodeberíaserdivertido,¿no?
15
Esesábado,alas3.27delatarde,recibounmensajedetextourgentedeRachael.Suspadresseacabandemarchar—cuatrohorasdespuésdeloplanificado—yahorasolotenemoscincohorasparaprepararlacasaparadarunaimprudentefiestadeinstituto.Rachaelquierequevayamosahoramismo,yparamí,esoesfácil.
—VoyacasadeRachael—ledigoapapámientrasmedesenredoloscordonesdemisdeportivasalladodelapuertadelsalón—.Problemasdechicos—añado—.Probablementepediremosalgoparacenar,asíquenocreoqueregresehastalanoche.
Apagaelvolumende la tele,mirándome, casi sopesando sideberíaoponerse.
—Recuerda que esta noche vamos a llevar a Jamie y a Chase alpartidode losDodgers.Nosvamosdentrodeunahora,porquequedaalnortedelaciudad.¿Tepodrásvalerportimisma?
—Ah,sí.—Perfecto,yanotengonecesidaddementirsobrelarazónporlaquevoyalotroladodelacalle—.Noestarédevueltaantesdequesalgáis,asíquedivertíos.Adiós,Ella.
Ellasonríe,tienelacabezaapoyadaenelhombrodepapáylamanoensumuslo.Meestoyesforzandoparaquemecaigabien,perolaverdadesquenopuedo.
—Quepasesunabuenanochecontusamigas.Digoadiósconunmovimientode lacabeza,cierro lapuertadetrás
demíymedirijohaciaelotroladodelacalle.Ahoraqueyallevoaquíunpardesemanasmeheacostumbradoalsolylacallesehavueltofamiliar,perotodavíanoestoyseguradecuálesmisitiorespectoalaschicas.¿SonRachaelyMeghanmisamigas?Conlacantidaddetiempoquehepasadoconellas,yocreoquesí.Tiffani,porotraparte, tienequedejarclarosisomosamigasono.Avecespiensoquesí,yotrascreoquemeodia.
Cruzo la puerta principal de Rachael a las 3.31 y, como era deesperar,soylaprimeraenllegar.Laencuentroarrastrandounaaspiradoraporelsuelodemadera,buscandounenchufe,selaveirritadayagotada.Todavíanihemosempezado.
—No he podido empezar a hacer nada hasta que se han ido—meexplica, con laaspiradoradetrásdeella—.Habrían sospechado siyoderepentemehubiesepuestoalimpiar.
—No te preocupes, Rachael —digo despacio, con voz suave—.Cálmate,todavíatenemoscincohoras.
—¡Cinco horas, Eden! —grita. De una patada aparta la aspiradorahacia un lado y se lleva lasmanos al pelo. Hoy lo tiene ondulado y lequedarealmentebien—.¡CincohorasparaordenarylimpiaryretirarlosadornosycompraralcoholylacomidayponeraldíaeliTunes!¿Porquémeofrecíahaceresto?
Memirafijamente,conlosojosmuyabiertos,yyonopuedoevitarreírme.
—Rachael.Másmiradasfijas.—¿Qué?—Tevamosaayudar,¿recuerdas?—Enarcolascejas,asintiendocon
lacabezadeformaalentadoraenunesfuerzoporcalmarla.Loúnicodeloque se tiene que preocupar es de que la pillen sus padres—. Tiffani yMeghanyaestándecamino,¿verdad?
—Verdad.—Respira.Se llevaunamanoalpechoycon laotra sebaja lasgafasde soly
luegosegiraparaenchufarlaaspiradora.—Verdad—repito—.Asíqueteayudaremosaordenaryluegotodas
iremos a la tienda y después te ayudaremos a clasificar la lista dereproduccióndelamúsica.Tenemostiemposuficiente.
Sin contestarme, enciende la aspiradora y empieza a pasarla confuerza sobre el suelo. Decido no cuestionar sus gafas de sol ni suestabilidademocional.
—¡Yaestoyaquí!—gritaunavozdetrásdemí,porencimadelruido.Me vuelvo para encontrarme con Tiffani, tiene las manos llenas degalletitassaladasysalsas.Mesientoculpablepornohabertraídonada—.¿Llevagafasdesoldentrodecasa?
Yomelimitoamoverlacabezaconlástima.
—Estáunpocoestresada.—Nosotras nos ocuparemos de la cocina —me dice Tiffani,
poniendo los ojos en blanco al ver cómo Rachael pasa la aspiradorafrenéticamente—.Venga,dejémoslasola.
Lasigohastalacocina,dondetiralasgalletassobrelaencimera.Nohay mucho que ordenar, solo algunos platos y cuchillos, que Tiffanienseguidamete en el lavavajillas. Yo abro la puerta de atrás y echo unvistazo.Estálosuficientementeordenada.
—Entonces,¿cuántagentevaavenir?—preguntomientrasvuelvoacerrarlapuerta.
—Alrededor de cuarenta —responde Tiffani. Todavía puedo oír aRachael pasar la aspiradora al otro lado de la casa—.Hemos intentadomantenerlapequeña.LapandilladeDeclanPortwoodnoestáinvitada,asíqueesoeliminaaunasquincepersonasquesuelenvenir.
—Lagentequesemetedrogaenelpatio,¿verdad?—preguntosoloparaaclararme.
—Algoasí—dicetranquilamente,yluegodisponelasgalletasenunafilaenlaencimera,alineándolasconcuidadoconlassalsas.
—¿NoestáTylerenesecírculo?Dejadehacerloqueestáhaciendodeinmediato,susojosparpadean
hasta posarse en losmíos, y entoncesme doy cuenta de que no deberíahaberdichonada.Porsuexpresión,esevidentequeesuntemaquenohadetocarse.
—No—dice,demanerapococonvincente.Yo sé perfectamente que Tyler es amigo de Declan y de todos los
demás porreros y adictos al crack.Claro que lo sé, fui a una fiesta conellos.
—Síestá—insisto.—¡¿Quécoñointentasdemostrar?!—grita.Su salida de tono me pilla por sorpresa. Mi intención no era
provocarla.Ponermeamalconellaesloúltimoquequiero.—Solodecía...—balbuceo.Intercambiamosmiradasduranteunlargoratohastaqueellaapartala
vista. Está claro que su estado de ánimo ha cambiado, y tiene los ojosentrecerrados.Vuelveaordenarlasgalletasylassalsasmientrasyomiro,sinsaberquéhacer.
—No me gusta hablar del tema —confiesa tras un momento de
silencio tenso—. Me da vergüenza que la gente sepa lo que tengo queaguantar.
¿No le gusta hablar del tema porque le da vergüenza a ella? ¿NodeberíaestarpreocupadaporelbienestardeTylerenvezdeporloquelagenteopinesobreella?Frunzoelceño.
—Creoquedeberíabuscarayuda—digo.Yentoncesmemiraotravez,ahoraconunasonrisacondescendiente
enloslabios.—Para serte sincera, Eden, dudomuchísimo que a él le importe lo
quetúpienses.No sé cómo responderle. En lo único que puedo pensar es en lo
irritada que me siento y en que quiero contestarle con algo duro. Porsuerte,notengoquearmarmedevalorparadecirlenada,porqueMeghanentraenlacocinaconunaexpresiónpreocupadayelceñofruncido.
Loprimeroquenospreguntaes:—¿Puede alguien decirme por qué nuestra amiga está pasando la
aspiradoraaunamesadecentroconlasgafasdesolpuestas?Pasamos dos horas preparando la casa de Rachael, algo que
encuentrocadavezmásinútilcuantomáslopienso.Esmuyprobablequetermine destrozada al final de la noche. Pasamos la aspiradora,escondemoslosadornosdeDawn,queRachaeldicequehanpertenecidoala familia desdehacedécadas, fregamos el suelo, cerramos con llave lahabitación de sus padres. Las otras tres —la de Rachael y dos más—quedanabiertas,poroptimismo.
Unavezquelacasaquedadeclaradaaptaparaunafiesta,salimosparair a comprar los artículos de primera necesidad: alcohol y condones.EsperamosenelcochedeRachael,fueradeunatiendadelicoresbaratosmientras Tiffani entra, moviendo las caderas y frunciendo los labios.Quinceminutos después, sale con prisa con un carrito rebosante de unagranvariedaddecervezasylicores,queincluyeelmásmortalde todos:tequila.
—Estabaeltíoindio—dice,mientraslaayudamosametertodoenelmaletero—.Mepidióminúmerodeteléfono.Asíqueledieltuyo,Meg.
HacemosunaparadaenunatiendadecomestiblesllamadaRalph’sypasamos treintaminutos caminando por los pasillos cargando todas lasbebidasypatatasfritasqueencontramos.Rachaelquiereasegurarsedequehaya un suministro ilimitado de cosas para picar. Y cuando ya estamos
completamenteabastecidasdealcoholyaperitivos,yelcochepesa tantoque le cuesta ponerse enmarcha, coincidimos en que hemos preparadotodoconéxitodentrodelascincohorasprogramadas.Dehecho,solonoshallevadotres.NosquedatiempoparaunviajerápidoalPaseoyyoelijounmodelitoparalanocheconlaayudademistresamigas.Tiffaniescogeel color, Rachael decide el estilo, Meghan señala los detalles. Acabollegando a casa conun vestido escotadode color coral,muy ajustado ymuycorto,perosegúnpareceeslonormal.
—Espero que tus padres no llamen a losmíos—murmuraRachaelcuandoregresamosalacasayempezamosasacarlascosasdelcoche.
No tiene ninguna razón para preocuparse. Papá y Ella estaránmetiéndosenachosenlabocamientrasmiranundesordenadopartido.
—Están viendo el partido de los Dodgers —la tranquilizo—.Tenemossuertedequelesgusteelfútbol.
Rachael,TiffaniyMeghanmeclavan lavista,y lentamenteRachaelpregunta:
—Eden,sabesquelosDodgerssonunequipodebéisbol,¿no?—Quémásda,esigual.Sacudelacabeza,yriéndoseindicahaciamicasaconlacabeza.—Veaprepararte—meaconseja—.Son casi las siete.Lesdije que
llegaran a partir de las nueve. Lo mismo te digo, Tiff; Meg y yo nospodemosocupardelresto.
Antesdesepararnos,acordamosconTiffaniquevolveremosunpocoantesdelasnueve.Esunareglaquesiunaamigadaunafiesta,tienesquellegar antes que los demás. Meghan se queda en casa de Rachael paraprepararse.Despuésdetodo,lafiestaesparaella.
Cuandoregresoamicasa,treintasegundosdespuésdeabandonarlade Rachael, llevo mi vestido escaleras arriba hacia mi habitación consumocuidado.Peronopasamuchotiempohastaqueunafigurasiniestramedetieneenelrellano.
—Parecequeestamossolostúyyo—diceTylercuandomeacerco.Es la primera vez que lo veo desde hace dos días. A menudo
desaparece,yEllanisiquieralocuestiona.Talvezenelpasadolohacía,peroparecequeahorasencillamentesehadadoporvencidayyanopideexplicaciones. Mi padre, por otra parte, todavía sigue empecinado endictarreglasquesencillamentenoexistenenlacabezadeTyler.
—Están en el partido de los Dodgers. Los Angels van a perder
seguro.—Losé—digo—.¿Tepuedesapartar,porfavor?—Claro. —Para mi sorpresa se hace a un lado para dejarme un
hueco.Frunzoelceñocuandolopaso.Ycasititubeoantesdeentrarenmihabitación.Selovecansado—.¿Qué?
—VienesacasadeRachaelestanoche,¿no?—pregunto,aunqueyaséquesí.Pareceseruninvitadopermanenteenlasfiestas.
—Sí —contesta. Ladea la cabeza, tiene los ojos un pocoentrecerrados. No puedo descifrar bien qué tipo de humor tiene en esteinstante.Puedevariarderelajadoafuriosoyviceversaenelespaciodeunminuto—.Tútambiénvasaestarallí,¿no?
—Sí.—Guay—dice—.¿Aquéhoranosvamosparaallá?—¿Qué quieres decir con «nos vamos»? —casi bufo, al mismo
tiempoqueabro lapuertademihabitación,conelvestidoaúnsobremibrazo—.Yovoyacruzarlacallesola.Sinti.Tú,Tyler,puedesiralahoraquequieras.
—Relájate—murmura.Apretando los dientes, sacude la cabeza y baja las escaleras a paso
lento, dejando que me prepare en paz. A él no le preocupa perder eltiempo.Esuntío.Lesllevadiezminutosarreglarse:seduchanyseponenunacamisetalimpia.
Así que mientras escucho cómo enciende la televisión abajo, medirijohaciamicuartodebañoymemetoenladuchaparaemprenderlastediosas tareas femeninas que implican champú ymaquinillas de afeitar.Mi cabello no tardamucho en secarse, y decido que esta noche llevaréunos rizos sueltos. No me esfuerzo mucho, sobre todo porque no haynadieenestaciudadaquienquieraimpresionar,asíquecuandotengounacantidadcómodademaquillaje,mepongoelvestidoyunpardetaconesymirolahora:las20.49.
SalgodemihabitaciónenelmismomomentoqueTyler.Parecequeestálistoparairse.Llevaunacamisetablancadebajodeunacazadoradecueronegro,yapesardelosencillaqueessuropa,seveextremadamenteatractivo. Cuantomás lo pienso, más cuentame doy de que parece quesiempresevebien,no importasi llevadeportivasobotas,unacamisaounacamiseta sinmangas.Tambiénnotoun fuerte aromaacolonia enelaire, que solo se suma a lo perfecto que se ve en este momento. Me
recuerda a esa colonia que Tiffani elogió el día de los probadores delAmericanApparel.LaBentley.
Asíquemerindo.—Estoyapuntodeir.¿Vienesconmigo?Merecorreconlamiradadespacio,haciéndomesentirsupercohibida
yconscientedelescotedemivestido.Alfinbalbucea:—Enrealidadtengoquesaliratodaprisa.—¿Adónde?—Aunsitio—responde,ylodicedeformaabrupta,comosinome
quisieracontestar—.Vetú.Yollegaréenunosveinteminutos.—Pero¿adóndevas?—presiono.Hayalgoensumiradaquemehacesentirinquieta.Inclusosospecho.
Élnomepuedemirar,tienelospuñoscerrados,ensuslabiosseatisbaunticnervioso.
—Malditasea,Eden.Levantaunamanoconfrustración,sedalavueltayentraensucuarto
echando chispas.Así que lo sigo hasta su aburrida habitación en la quetienelascortinascerradasyningunalámparaencendida,yparpadeohaciaélenlaoscuridad.
—¿Porqué teenfadas?—lepreguntomientrasélsepasa lasmanospor el pelo. Por alguna razón se está estresando mucho—. Solo te hepreguntadoadóndevas.
—He quedado con alguien, ¿vale? —casi me grita, con todo elcuerporígido,clavandosusojosenlosmíos—.Tengoquerecogerunasmierdasytútienesquedejardedarmelalataconeltema.
Lo miro fijamente, veo sus ojos y cómo se mueven con rapidez,cambian de tono y se ponenmás oscuros. Hasta puedo ver cómo se lemueveelpecho,casisoycapazdesentircómoseleaceleraelcorazón.
—HasquedadoconDeclan—afirmo.Nisiquieraesunapregunta.Notieneporquéserlo;esevidente—.Élnovaalafiesta,asíquevasasalirporquehasquedadoconél,¿verdad?
Se lecaen loshombros, lospárpadosse lecierranmientrasexhala.Escuchosurespiraciónalvercómosacudelacabeza.Ycuandoabre losojosotravez,estálívido.
—Vetealaputafiestadeunavez.—No—replico con firmeza, manteniéndome imperturbable. Ya es
horadealguienhagaalgoparaarreglarelproblemaenvezdeignorarlo
—.Novoyapermitirquesalgasaencontrarteconél.—Eden.—Traga, la pura fuerza con la que pronuncia mi nombre
solosirveparaenfurecermeaúnmás,daunpasohaciamí,se inclinaunpocoparaestaralmismonivel.Susojosperforanlosmíosdeunamaneraqueescasiaterradora—.Túnopuedeshacernadaalrespecto.
—Tienes razón —acepto, mi voz es más dura, aunque un pocotemblorosa.
Su cara está tan cerca de la mía que siento como si me estuvierarobandoeloxígeno,ymeencuentroluchandoparaquelaspalabrassigansaliendodemiboca.Peromeobligoaseguirhablando,porqueahorayanopuedodarmarchaatrás.
—Yonopuedohacernada,porqueatinoteimporta.Noteimportaelhecho de que amíme preocupa que una noche sufras una sobredosis otengasunamalareacciónoterminesmuerto.Noteimportatenerdiecisieteañosyseradictoalacoca.Noteimporta,¿noesasí?
Nohabla,solomemirafijamente,dealgunamaneracierralosojosaúnmás.
—A ti solo te importa parecer guay en las fiestas, intentasimpresionaralagenteconesaimagendecabrónqueintentasrepresentar.Espatético.
Tylerniegaconlacabeza.—Esanoeslarazónporlaquelohago.—Entonces, ¿por qué? Acaso lo haces porque intentas encajar con
esosamigosaburridosque...—¡Porqueesunadistracción!—grita.Aprieta lamanoensu frente,
exhalaycierra losojosconfuerza.Hayun largo, intensosilencio—.Esuna puta distracción —murmura bajito. Abre los ojos otra vez, másferocesquenunca,ysutonoácidohavueltocuandosegiraparamirarme—.Yahoramismo,mevendríamuybienunamalditadistracción.
Larabiaensu interior, la furia, la irritaciónpor todo loquemehadicho,dealgunamaneratodoestoseunealavezdentrodemí.Escomounaexplosiónsúbitadeadrenalinaylocuraquecorrepormisvenasyquedesencadenaalgoquenopuedocomprenderdeltodo.Laspalabrasacabande salir de sus labios cuandome acerco, cojo su cara conmismanosysiento la calidez de su piel. Pongomis labios sobre los de él de golpe,abrumadaporlasensaciónmientrasmispárpadossecierranyunsilencioensordecedornosconsume.Esangustiosocómogolpeamicorazónenmi
pecho,peroesexcitantesentir sus labioscontra losmíos.Yentonces, larealidaddelasituaciónmeinvade,essolocuestióndesegundosqueélsepongafuriosoconmigootravez,ymeseparolentamente.
Doyunpasohaciaatrás, sientonáuseasmientrasTylermemirasinapartarlavista,losojosmuyabiertos.Esperoaqueexplote,aquesuvozfirmemepreguntesiestoyloca,alocualtendréqueresponderquesí.
—Nohasidomiintención—balbuceo,laspalabrassemeatragantanen la garganta mientras tartamudeo intentando encontrar algún tipo deexplicación—.No sé..., no sé qué ha sido eso.No..., no... Lo... lo siento.Estabaintentando...distraerte...Yo...
Me interrumpecuando sus labios aplastan losmíosotravez.Es tanfuertequehacequemetambaleeunpoco,meempujahaciaatráshastaquemiespaldachocacon lapareddesuhabitación, susmanosalrededordemicara,suspulgaresrozanmipiel,susdedosserpenteanpormipelo.Suslabios son rápidos, ansiosos, contundentes. Sin embargo, increíbles. Deinmediatome hundo en él, todomi cuerpo tiembla por su tacto. Puedosentirsurabia;puedosentirlaintensidad.Noséporquénomeaparto.Séque debería, sé que esto no debería estar sucediendo, pero hay algo tanfascinante en todo esto que sencillamente nopuedoparar.Baja sumanohastadondecomienzamiespaldaymeatraehaciaélduranteun instantemuybreve.
Yentoncespara.Sencillamente así, separa sus labios de los míos, me suelta, da un
paso hacia atrás. Elmomento termina con lamisma rapidez con la quecomenzó.
—Mierda —dice en un respiro tan suave, tan bajo que resumeperfectayexactamenteloqueacabadesuceder.Porqueyoestoypensandoexactamentelomismo.
«Ay,mierda.»
16
Los ojos de Tyler perforan los míos. Yo los tengo muy abiertos,totalmenteestupefactos,sorprendidospormímisma,perocálidos.LosdeTyler son diferentes. Son un vasto océano de miles de emociones,parpadean con tanta rapidez y con tantos tonos diferentes que no puedoseguirelritmo.Yluegosuspupilassedilatanconlaemociónmásoscuradetodas:simplemente,furia.
—MevoyacasadeRachael—farfulla.Sesubelacremalleradelacazadora,sepasaunamanoporelpeloy
se vuelve, dándome la espalda. No le lleva más de unos segundosabandonar la habitación sin tan siquiera mirar por encima del hombro.Peronomeimporta.Estoydemasiadoaturdidaparaquemeimporte.
Nohayningunaexplicaciónlógicaparaloqueacabadesuceder,ynoparece que Tyler quiera intentar buscársela. Me quedo allí pestañeandoduranteloquepareceunaeternidad,hastaqueelsonidodelportazodelaentradaprincipalmesacademiaturdimiento.
Mimenteesuntorbellinoytodavíatengoelpulsoaceleradomientrasme voy dando cuenta de lo sucedido: despacio y luego de maneraapabullante.AcabodebesaraTyler.
Mihermanastro.Hebesadoamihermanastro.Hebesadoal tíoquemeenfurece,elquehaceque lasangremehiervacuando loveo.Elquetienenovia.Unanoviaqueresultasermiamiga.
«¿Quédemonioshashecho,Eden?»La bilis asciende por mi garganta y me llevo la mano a la boca.
Sientocomosifueraavomitar,ymientrasloslabiosmetiemblan,respirohondo. Puede que lo haya besado, pero él me devolvió el beso. Y conbastanteenergía.
MimenterecuerdaderepenteaRachaelyaMeghan,y lafiestaqueestáncelebrandoalotroladodelacalle.Lafiestaalaquesesuponíaque
yodebía llegarhacequinceminutos.Hede irallí,y tengoqueactuardemaneranormal.
Tannormalcomosecomportaríaunachicaquenoacabasedebesarasuhermanastro.
Exhalando,medigoamímismaquedeborecuperar lacompostura.Porlomenoshastaelfinaldelanoche.PeroenvistadequeTylertambiénvaaestarallí,dudoqueseacapazdehacerlo.¿Sesuponequedebohablarconél?¿Preguntarlequédemoniospasóentrenosotros?¿Loignoro?Nolosé.
Tambaleando de vuelta ami habitación,me echo unamirada en elespejo antes de coger el monedero y me preparo para lo peor. Por lomenosTylervadirectamentealacasadeRachaelsinquedarconDeclan;si consigo intentar hablar con él, no estará bajo la influencia denarcóticos.
Bajo las escaleras, me dirijo hacia el exterior y cierro con llave.Todavía tengo el pecho agitado. Ya puedo oír la leve vibración de lamúsicaquesaledecasadeRachael,yséquesoloaumentarádevolumenalavanzarlanoche,mientrasllegamásgenteyseemborrachanaúnmás.
Cuandoestoycruzandolacalle,sedetieneuncochellenodechicosalosquenoconozco.Peroellospuedendecirlomismodemí,porqueunosebajaconunacajadecervezasenbrazosyatraemiatención.
—Eden,¿verdad?—Sí—respondo.Nodejodecaminar,soloaminoroelpasounpoco.Sisoysincera,no
estoydehumorparasocializar.—Heoídohablarde ti—diceel chico, conunapequeña sonrisaen
loslabios.Cierralapuertadelcocheconunpuntapiéyapoyalascervezasenunbrazomientrasextiendelamanoparasaludarme—.LahermanadeTyler,¿no?
Casivomito.Lapalabramehacesentirascopormímisma,deshonraporelactoincestuosoqueacabodecometer.Estoybastanteseguradequeesilegaloinmoral.Loúnicoquepuedomurmurarcomorespuestaesunrápido«hermanastra»conunmovimientodelacabeza,yluegomealejo.Caminodeprisahacia lapuertay la abro, lamúsicameensordece,peroporlomenossofocalospensamientosqueinundanmicabeza.
—¿Dónde demonios has estado, Eden? —grita Rachael hacia elrecibidor desde el salón.Me saluda agitando su vaso.Me pregunto qué
estará bebiendo. Cuando se acerca a mí, puedo oler el alcohol en sualiento—.Lagenteestáempezandoallegar¿ytúaparecesahora?Meghaestadobuscándoteportodaspartes.
—Perdón—medisculpo.Estodoloquepuedodecir—.¿Dóndeestá?—Preparando bebidas. —Rachael mueve la cabeza al ritmo de la
música,sulevesonrisaseconvierteenunagrande.Sospechoquesepusoa beber justo después de que Tiffani y yo nos marchásemos—. ¡Ve abuscaruna!
Hayunacantidadcómodadepersonas,másomenosunasquince,consuficiente espacio entre ellas y por suerte en sumayoría sobrias, por elmomento. El resto llegará a montones durante la próxima hora. Y contodo elmundo relajado y calmado, es fácil verlos a todos con claridadmientras cruzo la casa y llego a la cocina. Es ahí donde encuentro aMeghan.Y,pordesgracia,aTiffani.Casipuedosentirelsabordelabilisotravez.
—¡Porfin!—exclamaMeghan.Su pelo oscuro le enmarca el rostro mientras viene dando saltos
hacia mí. Ella, definitivamente, también ha estado bebiendo desde hacemás de veinte minutos. Mientras me abraza, Tiffani pone los ojos enblanco.Yoapartolavista.
—¡Toma!—meofrece.Empujasuvasoenmimanoasintiendoconlacabezaconentusiasmo
antesdeirhaciendopiruetashastalaencimeraparaservirmeotrabebida.—¿Quées?—Nosé—responde.Loschicosdelcocheentran,yatraenlaatencióndeMeghan,queles
dicedóndeponerelalcohol,yconelrabillodelojopuedoveraTiffani,quemesonríe.
Bordeaelnuevogrupoquesehacreadoconunvasodevinoen lamanoysevemássofisticadaquenuncaconsuvestidoblanco.Lapartedeatrásdelatuendollegahastaelsuelo.
—RachaelyMegmehanestadovolviendoloca—sequeja,sutonoesligeroysueltaunacarcajada—.Estántotalmentepiripis.
—Sí—digo.Mivozesdébil,nolapuedomiraralosojos,perosacoelvalorparapreguntarle—:¿EstáTyleraquí?
—Estáintentandobeberselamayorcantidaddecervezasenelmenortiempoposible—explica,sutonoesdedesaprobaciónmientrassequeda
mirandoatravésdelaventanadelacocina,viendocómosedesarrollalaescena. Al escucharla hablar sobre él me siento incluso más culpable,hasta el puntodeque en cualquiermomentomepuedoechar a llorar—.Estoyesperandoaqueseagoteyvuelvadentro.
Misojossedirigenhacialaventana,yveoadoschicosdepieconunmontóndecervezasalrededor.EsTyleryotroalquenuncahevistoantes,ymiroduranteunossegundoscómoTylerhaceunagujeroenlalataconlas llaves de su coche antes de llevársela a los labios y beberla toda encuestióndenanosegundos.Ylosdosvuelvenarepetir.Otravez,yotra,yotra.
—Ah—digo.Miro a Tiffani, ignorando la culpabilidad que continúa abriéndose
pasoenmimente.Hebesadoasunovio.Laspalabrassiguenrepitiéndoseenmicabeza,sinparar,comosinofueratotalmenteconscientedeloquehehecho.
—Seguroqueesonopuedeserbueno.—Noloes—admite,encogiéndosedehombros.Frunceelceñoaúnmáscuandobebeunsorbodevinoysucaracasi
se transforma en una granmueca. El que esté bebiendo vinome pareceraro.Es tan sofisticadocomoelvestido,y combinanparacrearunhaloeleganteconelqueyosencillamentenopuedocompetir.Pareceunamujeradultacomparadaconmigo.
—Estaninsoportable...¿Porquéestáahífueraemborrachándose?Sesuponequedeberíaestaraquíconmigo.
CreoqueséporquéTylerestáalbordedelacirrosisydeuncomaetílico.Sisucabezaestátanhechaunlíocomolamía,entonceselalcoholes la única forma de distraerse. Yo también optaría por ello, pero mepreocupa demasiado acabar vomitando, así que me limito a fingir unasonrisaparaTiffaniyasalirdelacocinaconlabebidadeMegtodavíaenlamano.Yanotengoánimoparabeberysocializarybailar,asíquedejoelvasoencuantopuedo.Ensulugar,centromiatenciónenRachael.Estádemasiadofelizydemasiadoexcitadaydemasiadopizpireta.Escomosiel alcohol se le hubiera ido directamente al torrente sanguíneo, así queterminoadoptandoelpapeldeniñeraporlomenosduranteunahora.
—Estoycompletamentesobria,Eden—diceenunpatéticointentodehacerquelacreamientraslarecojodelsueloporenésimavez.
Lecuestamantenerelequilibrio,puesvadandosaltitosporelparquet
consussandaliasdeplataforma,ycadapocosminutosresbalayvuelveacaer.
Lasujetoparaquerecobreelequilibriodenuevo,poniendolosojosenblancomientrasellaagitalasmanosparaqueladeje.
—Porsupuestoqueestássobria.—Yo puedo encargarme de ella—dice una voz bastante fuerte por
encimademihombro,yalguienagarraelbrazodeRachael.Laalcanzajustoantesdequevuelvaacaerse.—¡Trevor!—grita.Lanzasusbrazosalrededordesucuello,ycasiselodislocaantesde
cubrirlelasmejillasdebesos.Entrelosbrazosdeella,éllevantaelpulgardiciéndomeque todoestábien,yyonopuedohacernadamásquerezarporél.Rachaelesunapesadillaestanoche.
Aliviada de mis tareas de ángel de la guarda, muevo mi cuerposobrioymeabropasoentrelamultitud—yadebendeestartodosaquí,yla casa está llena y hace calor—, pero una figura grande da un pasodelante de mí. Es Jake, con sus estúpidos ojos y su estúpido pelo y suestúpidasonrisa.
—¿Dóndetehabíasmetido,forastera?—Seríemientrasmerodeaelhombroconsubrazoybebeunsorbodesucerveza.Notocómomeapartahaciaunlado—.Teheestadollamandotodalasemana.
Lociertoesqueheestadoignorandosusconstantesmensajesdetextoyllamadastodalasemana.LoúnicoenloqueheestadopensandoesenlabaseMaxwell.
—Perdona, he estado superliada —miento. He pasado la semanaleyendoyhaciendoejercicio.Ybesandoamihermanastro—.¿Cuándohasllegado?
—¡Haceveinteminutos!—Tienequegritarporencimadelruidodelamúsica,suvozesfuerte,clarae irritante.Lascomisurasdesus labiosforman una sonrisa mientras se inclina hacia mí, su aliento me hacecosquillas en la piel cuando acerca su boca ami oreja—.Recuerda quemis padres han estado fuera desde el jueves—me susurra. Arrastra unpocolaspalabras—.Puedesveniracasaconmigoestanoche.Quedarteadormir.
Yaheescuchadosuficientescosassobreélparasaberquenoquieroimplicarme,quenoquieroserotrachicaparaañadirasulista.
—No, gracias —respondo sonriendo. Tal vez si soy dulce, no le
importará—.Vivoasoloseismetrosdeaquí,esmásfácilirmeamicasa.Se le nota un poco agitado cuando digo esto, pero enseguida se
recompone.—Bueno—dice—,porlomenosquédateconmigo.Tevoyabuscar
unabebida.—No quiero nada. —Mi tono es más cortante que cuando estaba
hablando con Tiffani. Ahora mismo, estoy demasiado distraída ydemasiadoconfundidaydemasiadoenfadadaconmigomismaparahacerelesfuerzodeseragradableconnadie—.Perdona,Jake,esqueestoyalgoenferma.No tengo humor esta noche.—Esto es cierto en parte, y es laúnicaexcusaquesemeocurreparalograrquemedejeenpaz.
—Vale.Tomaunsorbodesucerveza, seencogedehombrosysealeja.La
genteamialrededorestácruzandodespaciolalíneaentrelasobriedadyestar piripi, y cuanta más gente tropieza, más gente parece estarmorreándose. También noto que Rachael y Trevor han desaparecido.Puedoapostaraquesédóndeestán.
Así que mientras están arriba haciendo lo que sea que Rachael yTrevor hacen, asumo la responsabilidad de asegurarme de que tienencuidado con la casa, dado que parece que soy la única que está losuficientementesobriaparahacerlo.Ocupomimentesacandodelabañeraa la chica inconsciente.Me distraigo limpiando bebidas derramadas.Mecentroendarleaguaalchicoqueestávomitandoenelpatio.YtodoestoesbastanteefectivoparaayudarmeaolvidarloquehapasadoconTyler.
Hastaqueloveoporprimeravezentreshoras.Mientras estoy recogiendo vasos vacíos al pie de la escalera, pasa
tambaleándoseamilado.Aestasalturasestátotalmenteido,borrachomásallá de lo imaginable, el alcohol inunda sus venas. Se cae sobre lasrodillasal agacharseypresiona laspalmas sobreel suelo.Porun largorato,clavalavistaensusdedosmientrasmecesucabezadeadelantehaciaatrás.
Concuidado,meacercoaéldespacio.Noestoyseguradeloquesesuponequedeberíahacer.Asíqueempiezoconlobásico:digosunombreenuntonosuave.Lavozretrocedeenmigargantamientraslohago,perode alguna manera él me oye a través de la nebulosa de alcohol de sucabeza. Sus ojos se abren ymemiran hacia arriba, y se ven pesados ydilatadosycansados,ysemuevendeaquíparaallá.Yestánoscuros.
—Cielo.EscucholavozreconfortantedeTiffaniamilado,quedaunpasoy
se pone delante, y coloca sus manos debajo de los brazos de él paralevantarlo.Élsecaehaciaelladoizquierdodeinmediato,golpeándoseunladodelacaracontralaparedmientrasellaseesfuerzapormantenerloenpie.
—Tyler —dice, pero él sencillamente la ignora, está demasiadoperdidoensumundoborrosoparasercapazdeprocesaralgo.
Seponeelbrazodeéldetrásdesucuelloyloayudaallegarhastalasescaleras, donde lo sienta. Y entonces, de inmediato, Tiffani le da unabofetadaenlacara.
—Espabílate—bufa—.Eresunapesadilla.Nuncalohevistotanborracho,yparecequeTiffani tampoco.Sela
ve exasperada mientras espira, con sus manos en la mandíbula de él,intentandopor todos losmediosmantener su cabeza en alto.Llegados aestepunto,élapenaspuedemantenerlosojosabiertos.
Tiffanimelanzaunamiradaporencimadesuhombro,tieneelceñofruncido.
—Ella lo va a matar si vuelve a casa en este estado—murmura,moviendo la cabeza con asco.Tyler intenta balbucear algo, pero lo quedicenotieneningúnsentido—.Melollevaréamicasaestanoche.
AsientoconunmovimientodelacabezamientrasTylerseresbaladelasescalerasycaealsuelo,sucuerpoquedadespatarradosobreelparquet.
—¿Porquéestátanborracho?—No quería dejar de beber —explica Tiffani. Parece encontrarse
bastante sobria a pesar del vino de antes y se arrodilla junto a él,cogiéndolo de los hombros, e intenta sentarlo con cuidado—. En unmomentodebedehabersebebidoseiscervezasseguidas.—Se lavecasidesamparadamientrassupequeñocuerpointentaempujarlohacialaparedy lasmanosde él tironean la telade suvestido—.Normalmente conocesuslímites.Estomeavergüenzamuchísimo.
—Voyairabuscarleagua—meofrezco,yentroenlacocinalomásrápidoquepuedo.
Todoel tiempoqueestoyallí,mientras llenounvasodeaguaenelgrifo,nopuedodejardepensarqueéldecidióponersepedo.Ysolohayunarazónporlaqueeligióhacerlo:porloquesucedióentrenosotros.Yolohedesencadenado.
Justocuandocierroelgrifoymedoylavuelta,chococonDean.—Es agradable ver a una persona sobria para variar — dice,
señalando con la cabeza el vaso de agua que llevo en lamano. Bajo lavistaparamirarloyluegodirijolosojoshaciasucerveza.
—EsparaTyler—digo—.Y¿quémedicesdeti?—Bueno,unpocoborracho—admitecontimidezmientraslevantala
mano para rascarse la cabeza y se encoge de hombros—. Tyler estábastantemamado.
—Lo sé—digo con el mismo tono cortante que he tenido toda lanoche—.Disfrutadelrestodelafiesta,Dean.
Paso por su lado haciéndome un hueco y me abro paso entre loscuerposquesehanreunidoenlacocinayelmontóndecajasdecervezavacías,yregresoalrecibidor.
Tiffanihaoptadopor sentarse, tiene laespaldaapoyadaen laparedcon la cabeza de Tyler en su regazo y se cruza de brazos. No puedodiscernirsiélestádormidooestámuerto.Lepasoelagua.
—Gracias—dice, y está agradecida de verdad—. Me está dejandocomounatonta,asíquelovoyasacardeaquí.Noquieroquenadiemáslovea.
—Sientoquetehayaarruinadolanoche—medisculpoensunombre,ynoséporquélohago.Probablementeporqueesmiculpaqueélestétanborracho.
—Siempre me arruina las noches —suspira mientras él levanta lamanoeintentatocarlelascejas,yellalaapartaconsuavidad.Élgime—.Eresuncapullo,Tyler,losabes,¿no?
—¿Tiffani?Ellalevantalavista,sucaraestátensa.Estácabreadaconél.—¿Sí?—Porlamañana,cuandodespierte—comienzo,mirandoelrostrode
él cuando se gira, con los ojos cerrados pero los labios abiertos—, ¿lepuedesdecirquetengoquehablarconél?
17
El lunes es el Cuatro de Julio. Una de las celebraciones másimportantesdelpaís,cuandohayunagrandemandadefuegosartificialesy la población parece duplicarse en todas las ciudades, ya quemiles depersonas se apuntan a las fiestas. No sé cómo celebran el Día de laIndependencia en Los Ángeles, pero en Portland cada año al FestivalWaterfrontBluesparaver losfuegosartificialessobreelríoWillamette.Antesdesalirparaeltrabajo,papámedicequeiremosaverlosfuegosenCulverCity.PerodudoquesupereelespectáculodePortland.
—Siteapetece,puedesveniravereldesfileconnosotrosporlacalleMayor,Eden—sugiereEllacuandoentro tranquilamenteen lacocinaenpijama.
Chasey Jamieyaestán sentadosa lamesa; losojosdeChaseestánpegadosalatelevisiónquehaysobrelaencimera,mientrassemetebeiconenlaboca,yJamiesesirveunboldecereales.
Siempre es un poco incómodo quedarme aquí con Ella sin papá,porquehacetressemanasnoconocíaaestaspersonas.Yahorasesuponequeyodebopensarenelloscomomisegundafamilia,genteconlaquesesuponequedebosentirmecómoda.Noesasí,conqueloúnicoquepuedohaceresfingir.
—Vale—acepto—.¿HallegadoTyleracasa?Nolohevistodesdelafiestadelsábado.EncuantoTiffanimetiósu
culoborrachoenelcochedealguienparairseacasa,yotambiénmefui.Noteníasentidohacerunesfuerzoparapermanecerenlafiestacuandonohabíanadieporquienvalieralapenaquedarse.Asíquemevineacasa,memetí en la cama y me quedé dormida incluso antes de que papá y Ellaregresaran.Nosésisedieroncuentadeladesatadafiestaquesecelebrabaalotroladodelacalle;silohicieron,desdeluegoquenolamencionaronaldíasiguiente.SolomepreguntarondóndeestabaTyler,asíquelestuve
quedecirquesehabíaquedadoencasadeTiffani.LaexpresióndeEllasecontorsionóligeramente.
—Sí—me contesta ahora, mientras hace tintinear los platos en elfregadero—.Anochevolviótarde.Creoquetodavíaestádurmiendo.
Noloescuchéentrar,ymesorprendequelohayahecho.MeimaginoquehapasadotodoeldíaencasadeTiffaniintentandorecuperarsedelaresacaquedebedehabertenido.Talvezhoyporfinconsigahablarconélsobreloquepasóelsábado.Nosoycapazdeseguir ignorándolo.Noesalgoquesepuedaolvidar.
—¿Vaavenirconnosotrosaldesfile?—preguntodelamaneramásligeraposible,porquenoquieroparecerdemasiadopreocupadaporél.
No me puedo ni imaginar cómo reaccionarían papá y Ella si losupieran. Así que finjo un aire despreocupado y me siento al lado deChase.
—Nolocreo—respondeElla.Sacaeltapóndelfregaderoysesecalasmanos conunpequeñopañomientras se gira paramirarme—.Creoquevoyadejarqueduerma.
Eldesfilecomienzaa lasnueveymediade lamañana.Noesperabaqueempezara tan temprano, tengoveinteminutosparaprepararmeantesde salir con Ella y mis dos hermanastros, dejando al tercero en casa,dormidoenlahabitacióncontigua.Intentonopensarmuchoenél.
Ensulugar,mecentroenintentarencontrarunaplazaparaestacionarconElla,peroescasiimposible.Lascallesestánatopedecochesygentey tenderetes que venden banderas estadounidenses en cada esquina.Terminamos aparcando a ocho manzanas, y caminamos hasta la calleMayor.Estácompletamentecerradaparaeleventoylagenteabarrotalasaceras con sus banderas y con los rostros pintados. Los cuatroencontramos un sitio para estarmás cerca casi al final de la calle, perotenemos unas estupendas vistas cuando por fin llega el desfile. Haycaballos y bandas de música y coches policiales de época y cartelesgigantes y camiones de bomberos y artistas callejeros y carrozas, ycuando llega a su fin estoyharta de los colores rojo, azul y blanco.Noobstante,esunabuenaformadecomenzareldía,ymedalaoportunidadde ver durante dos horas cómo celebra SantaMónica esta trascendentalocasión.Sinembargo,sigopensandoqueenPortlandhaymejorambienteensuCuatrodeJulioynopuedodejardesentirquepreferiríaestarallí,encasaconmimadreyAmelia,preparándonosparairalríoaescuchara
unmontóndeconciertos.Eltráficosedesplazalentotraseldesfile,asíqueElladecideesperar
enlaciudadhastaquesedespeje.Matamoseltiempoyendoaunapequeñacafeteríaparacomer.Chasearrastrasubanderadetrásdeél,yyoparezcounaniñaadoptada:Ellayloschicossonrubios,yotengoelpelonegro.
—¿Te ha mencionado papá lo de los fuegos artificiales de estanoche?—Ella me pregunta cuando hemos terminado de pedir nuestrossándwiches, cruzando losbrazosyapoyándolosen lamesamientrasmesonríe.
—Sí—digo—.¿DóndeestáCulverCity?—Aunosveinteminutos.Estaciudadnohatenidofuegosartificiales
desde 1991 —dice, moviendo la cabeza con lástima—, así quenormalmente vamos aMarina del Rey, pero este año no van a hacer elespectáculo.Sinembargo,hemosoídoquelosfuegosdeCulverCitysonestupendos.Muchagentevaairallíestanoche.
—¿Va Tyler? —Cuando lo digo, miro hacia abajo. Tal vez estoysiendo demasiado evidente, así que enseguida reformulo la pregunta—:Quierodecirquevamostodos,¿no?
—Porsupuesto.¿Estásentusiasmado,Chase?Le sonríe de una manera cálida, y algo orgullosa. Cuando Chase
asientecon lacabezaconentusiasmo,medoycuentadequenunca lahevistomirarasíaTyler,yderepentemehacesentir inquietay,dealgunamanera,triste.Estansolounchicoinsensatoquehacequeseaimposiblesentirseorgullosadeél.Megustaríaquenofueseasí.
Después de comer con desgana visitamos algunas tiendas, yfinalmente regresamos a casa amedia tarde.AestashorasTylerya estádespierto.Loséporquelopuedooírmoviéndoseenlahabitación,hayunritmoconstantedepasos.Escomosiestuviesecaminandodearribaparaabajo.
Decidoempezaraprepararmepara loseventosde lanoche,asíquemeduchoymequedoenmihabitaciónun rato, escogiendo la ropaquemepondréyesperandoaquesemesequeelpelo.Inclusopongoalgodemúsica,yesperoaqueTylergolpeeenlaparedparadecirmequelabaje,peronohaynadamásquesilenciodesulado.
Despuésdeoptarporsecarmeelpeloconelsecador,medased,asíquedecidobajar.Primeroordenounpoco,apagolamúsicaantesdesalir,yluegodesciendolasescaleras.
Por alguna razón, la casa está en silencioymepregunto si todo elmundo se ha ido, pero cuando llego al recibidor, algo me llama laatención desde la cocina. Son Ella y Tyler. Pero no están preparandocomida o teniendo una conversación. Ni mucho menos. Me acercodespaciohaciaelarco,observoensilenciodesdelejos,ymequedoenunrincón.
La cabeza de Tyler está enterrada en el hombro de su madre. Losbrazos de ella lo rodean cuando él apoya la barbilla en su hombro, susojoscerrados.Peroélsolorespirahondo,tieneloshombroscaídosylosbrazos lecuelgana los lados.Seescuchanalgunos suspirosy resuellos,casiunamezclade lasdoscosas,ynopuedodiscernir siunoo losdosestánllorando.Ellasololoabraza.Loabrazacomosisuvidadependieradeello.
—Lo entiendo —murmura ella, pero su voz se quiebra—. Tienesderechoa sentirteasí,Tyler.Tienes todoelderechodelmundo.Avecestodoparecedemasiado.
Esevidentequepasaalgomalo.Soloquenosédequésetrata.EstoyesperandoaqueTylerconteste,perocalla.Loúnicoqueoigoeselsonidode lapuertaprincipal que se abre al otro ladodel recibidory lavozdepapáquediceenvozalta:
—¡Adivinadquiénhasalidodeltrabajotemprano!Deinmediato,TylerseapartadeElla,levantalacabezaysedirigeal
otroladodelacocina.Exhalaysepasalasdosmanosporelpelo.Notolohinchadosquetienelosojosantesdeabrirlapuertadelpatioconfuerzaysalir.
Ella presiona una mano en su pecho mientras observa cómo semarchaTyler, los labios le tiemblan.Pero logra recobrar lacomposturaantesdequepapálavea,ysaltaalaacciónyponelacafeteraenmarcha.
—¿Tehagustadoeldesfile?—mepreguntapapá,yyomeenderezo.Meaclarolagargantaymelimitoaasentirconlacabezacuandoél
pasapormi ladoaflojándose lacorbata.Mesonríeyentraen lacocina,dondelorecibesuesposaconunasonrisaalegre.
Mepreguntosiélsabráquelasonrisaesfalsa.
—Todos vamos a ir en elmismo coche—anuncia papá dos horasmástardecuandoestamoslistosparasalirhaciaCulverCity—.Solohay
tres asientos atrás, así que vais a tener que apretujaros. Chase, deberásagachartesipasamosalapoli.
Tylersecruzadebrazosyponelosojosenblanco,mientrasseapoyaen la pared del recibidor. Está de vuelta a la normalidad. Una sonrisairónica en los labios, ojos desafiantes. Todavía siento curiosidad por loque pasaba antes y las preguntas me carcomen, pero sé que no puedopreguntar.Estáfueradelugar.
—¿Porquénopuedollevarmipropiocoche?—pregunta.—Porqueestáscastigadoynovasa tenercoche,poreso—dispara
papásinsiquieramirarlo—.TúyEdenmantenedlosteléfonosencendidospara poder encontraros al final de la noche. Jamie, Chase, vosotros osquedaréisconnosotros.
—¿Ya han terminado las estúpidas explicaciones de seguridad deDave?—murmura Tyler, con una sonrisa engreída en la cara, los ojosentrecerrados.Esaexpresiónescasipermanenteaestasalturas.
Papánopareceimpresionado.—Subealcoche.Tyler se ríe cuando todos nos dirigimos al Range Rover y nos
subimos, los cuatro apretujados e incómodos en el asiento de atrás. Nisiquiera podemos ponernos los cinturones, así que, con Chase a miizquierda y Tyler a mi derecha, estamos tan apretados que mi cuerpopresiona el de Tyler. Y me observo los pies mientras él mira por laventana,ysemeempiezaaerizarelvellodelosbrazosalsentirelcalordesupiel.Memuerdoellabioparamantenermecallada,perocuandoveosuszapatosamitaddecamino,sencillamentetengoquehablar.LlevaunasConverseblancas,igualqueyo.
—NosabíaqueusarasConverse—digo,bastantebajitopordebajodelaconversacióndeEllaypapá,paraquenomeescuchen.
Memiradereojoysusojossuavesencuentranlosmíos.—Sí.Yesoes todo loquenosdecimosduranteelviajeaCulverCity.El
tráfico es increíble, así que terminamos metidos en el coche durantecuarenta minutos hasta que por fin nos detenemos delante del instituto.Resultaqueelespectáculodefuegosartificialesesahí,yEllateníarazónal decir que vendría mucha gente. Hay que pagar para acceder alaparcamientodelaescuela,yluegotenemosquedonarinclusomásparapoderentraralevento.Por lomenosnonosdetienenenelcaminohasta
aquíporllevarelcocheconsobrecarga.—Sialgunosdevuestrosamigosestánaquí,podéisirabuscarlos—
nosdiceEllaaTyleryamímientrasentramosenelinstitutoyseguimoslas señales hacia el campode fútbol—.Os llamaremos al final si no osencontramos,¿vale?
—Yportaosbien—añadepapá,perosolomiraaTyler.PorqueTyler es elúnicopor elque se tienequepreocupar,porque
Tyleresimpredecible,porqueTyleresimprudente.—Sí, sí, lo haremos —balbucea, y luego los despide con un
movimientodelamano.Aceleraelpasoparaalejarsedeellos,bordeandoconrapidezelflujo
de gente que se extiende delante de nosotros antes de desaparecer.—Séque Meghan está aquí —le digo a papá, pero mis ojos todavía estánenfocadoshaciadelante,buscandolanucadeTyler—.Voyairabuscarla.
—Ten cuidado—me advierte, pero luegome da la señal de salidaconunbrevemovimientodelacabeza.
Zigzagueo alejándome de ellos, caminando deprisa en la mismadirecciónqueTyler a travésde lospasillosde laEscuelaSecundariadeCulver City. Puedo oír el ligero eco de una banda de música en ladistancia, ymehace sentir como si estuvierade camino aunpartidodefútboldeinstituto.Enciertamaneraloestoy.
Elespectáculosevaacelebrarencimadelcampodefútbol,ycuandollegoalapuertadeatrásymevuelcofueraconlamultitud,yahaymilesdepersonasenlasgradasyenelcampo.Haytenderetesdecomidaenlaspistas y el sol comienza a ponerse en la distancia mientras la multitudcrece.EsimposibleencontraraMeghan.
A mi alrededor hay familias y parejas de ancianos y grupos deestudiantes de instituto pululando, mientras otros han optado por ponersillasymantasenelcampoparaasegurarsedepoderverelespectáculocon comodidad. En cambio yo ahora estoy sola y deseando habermequedadoconpapá.
—Nopenséque fuerasel tipodepersonaquesevaporahí sola—diceunavozamilado,fuerteporencimadelamúsicadelabandaylasconversacionesdealrededor.EsTyler,ymeestámirando fijamenteconunachispade curiosidaden losojosyuna leve sonrisa en los labios—.Podemoshablarahora.
—¿Ahora?—repitoconincredulidad.
De todos los sitios o momentos que podría haber elegido, escogehacerloenmediodelascelebracionesdelCuarodeJulio.
—No quiero decir aquí mismo—murmura, mirando detrás de mímientrasestudiaelcampo,lagente,lostenderetes—.Ven.
Mantienelacabezaagachadamientrasmedalaespaldayregresaenladirecciónpor laque apareciómientrasyomepegoa sus talones conansiedad.
Nosestamosalejandodelcampoyvamosdevueltahaciaeledificioprincipaldelaescuela,empujandoencontradelacorrientedegentequeentra.Tengo el corazón en el estómagocuando entramos.No sé si va aestarfuriosoconmigoodispuestoaaceptarmidisculpa,yconsiderarquesealoprimeromeestáhaciendosentircomosifueraavomitarotravez.
EstoytanpreocupadaynerviosaquecasinomedoycuentadequemellevaporunpasilloqueclaramentetieneuncarteldondediceNOPASAR.Soloalgunospasillosestánabiertosparapermitirquelagenteaccedaalcampo,el resto de la escuela parece estar cerrada. Pero Tyler no respeta lasreglas,yyotengodemasiadasnáuseasparamolestarmeendiscutirconél.Pronto llegamos al final del corredor por el que vamos a hurtadillas, yTylersedetiene.
Ahora el ruido de afuera apenas es perceptible, y dado que laslámparasdelospasillosestántodasapagadas,loúnicoqueiluminalacaradeTylereslaluzdelcrepúsculoqueentraporlasventanas.Puedoverelcampodesdeaquí,peronoesesoloquemeinteresa.Eslapersonaqueseencuentradelantedemí.
Mira hacia la pared durante un momento antes de volverse paramirarmeamí.Todoelengreimientohadesaparecidodesuexpresión.Yporsuerte,susojossevendulces.Traga.
—¿Quédemoniossucedióelsábado?—Nolosé—admito.Lavozsemeatragantaenlagargantaysiento
unnudoenelestómago—.Losiento.Estabastan...,meestabasirritandoyyonoqueríaquecomprarasmásdrogasysolo...sololohice.Nofuemiintención. Lo siento, ¿vale? Es superextraño y me está haciendo sentirenferma,tenemosquehacercomosinuncahubierasucedido.
Él se queda mirándome mientras se pasa la lengua por el labioinferior.
—Megustaríapoderdecirlomismo.—¿Qué?
Ahora que he soltado de sopetón todo lo que tenía que soltar, mesientounpocomástranquila.Esoes,porsupuesto,hastaqueélmemirade una manera como nunca me ha mirado antes. Y todo mi cuerpo seenciendeotravez,comolohizoelsábado.
—Tedevolvíelbeso—dicesinrodeos—.Novoyadisculparme.—¿Porqué?Porunbrevemomento,susojosardenalmirarmemientrasdecidesi
contestar o no. Tiene lamirada suave y serena; sin embargo, su voz esdura.
—Porquesabíaexactamenteloqueestabahaciendo.—¿Porquélohiciste?Mi voz es casi un susurromientrasmi corazón hace piruetas en la
cajatorácica,creandoundolorsordoenmipechomientraselnudodemiestómagoseintensifica.
—Porquememoríaporhacerlo,joder—dicecortante.Sevuelvea todaprisaparadarme laespalda,mientrasdejaescapar
unsuspiroyapoyaunamanoenlapared.—¿Querías hacerlo? —repito. Ahora solo me siento perdida y
confundida,ymásenfermaquenunca—.¿Quédemoniosestásdiciendo?—¿Quieres la pura verdad? —Asiento con un gesto aunque él no
puedeverme, y él deja que la cabeza le cuelguehacia abajomientras lasacudehaciaelsuelo—.Estoydiciendoquemesientoatraídoporti,joder.¿Vale,Eden?—Enelmomentoenquelaspalabrasescapandesuslabios,se da la vuelta de inmediato, sus ojos ya no tienen la mirada dulce,tormentas crecen en sus profundidades—. Y sé que no debería estarlo,porque eres mi hermanastra, pero no puedo impedirlo. Es una putaestupidezyséquenosienteslomismo,porqueteestásdisculpandoporlodel sábado, joder. —Hace una pausa de medio segundo mientras mirahaciaelsuelo—.Deverdaddesearíaquenotehubierasdisculpado.Porquepedirperdónesarrepentirse.
Quedopasmadayensilencio.Tyler,eltíoquemehatratadocomounfelpudodesdeeldíaenquelleguéaquí,¿dicequesesienteatraídopormí?Notieneningúnsentido.
—Penséquemeodiabas—logroresponder,porquees loúnicoquemerondaporlacabeza.
—Odioamuchaspersonas—replicabruscamente—,perotúnoeresunadeellas.Odioelhechodequemepones.Yquierodecirmucho.
—Para —pido. Doy un paso hacia atrás, moviendo la cabeza ylevantandounamano—.Eresmihermanastro.Nopuedesdecireso.
—¿Quién dicta estas estúpidas reglas, eh?—Se ríemaliciosamente,dándoselavueltaparamirarporlaventanaantesdeclavarsusojosenlosmíos—.Hacetressemanasyonosabíasiquieraquiéneras.Yonoteveocomounahermana,¿vale?Soloeresunachicaalaqueheconocido.¿Porquédemoniosesjustoquenosetiquetencomohermanos?
Ahora de verdad podría vomitar. Tengo la cabeza como untorbellino,mispensamientosseahoganenpreguntas.
—Tienesnovia—susurro—.Tiffaniestunovia.—Pero¡noquieroquelosea!—grita,yquedabastanteclaroquelo
irritaquelamencione.Sepasaunamanoporelpeloysetiradelaspuntas—. No quiero estar con Tiffani, ¿vale? ¿No lo entiendes? Es solo otradistracción.
—¿Quédemoniospasacontigoylasdistracciones?—Nada—grita.Exhalando,aprietaloslabiosyvuelveabajarlavoz
—.Hedicho loquenecesitabadecir,yasabes loquepiensode ti, túhasdejado claro que piensas de otramanera, he terminado. Disfruta de losputosfuegosartificiales.
Pasapormiladohechounafuria,ahoraconambasmanosenelpeloylavenadelcuelloclaramentedefinida.
—Espera—lollamo.Siguiéndoloconlamiradamientrassealeja,veocómosedetieneen
el oscuropasillo.Perono seda la vuelta.Solo sequeda allí depie, sushombrossubenalcompásdesurespiración.
—No me has dado la oportunidad de decirte que te encuentrointeresante.
18
El tenso silencio que sigue a continuación, durante un larguísimomomento,seveinterrumpidoporelsonidodefuegosartificiales.Elcieloal otro ladode la ventana se convierte enun alegre lienzode colores yespirales. Los dos, Tyler y yo, levantamos la cabeza para mirar, y losreflejos de las luces rebotan en nuestra piel, los lados de sus mejillasbrillan con un suave color anaranjado, que pronto se desvanece cuandoloscoloresdesaparecendelcielo.Rápidamenteloremplazanmáscolores,peroTylerya sehagiradoy leda laespaldaa laventana.Acambio, seconcentraenelcolordemisojosenvezdeenelcolordelosfuegos.
—¿Interesante?—repite,suvozesseca—.¿Esesotodoloquepuedesdecir?
El cielo chisporrotea y estalla y ulula mientras abajo la multitudfestiva vitorea, sus rostros reclinados se iluminan. Todo el campo esvisibledesdeaquíarriba,enestepasilloprohibido.
—Nos estamos perdiendo los fuegos artificiales —murmurodébilmente.
Suenopatéticaysoyconscientedeello.Nadavaacalmarloslatidosfrenéticosdemicorazón.
—Nomeimportanlosfuegosartificiales—replicamalhumorado.Eltono de su voz es bajo, pero va subiendo a medida que su amargahostilidad hacia mí aumenta—. ¿Acasome estás tomando el puto pelo?¿Interesante?
Noséporquéestátanofendidoporlapalabra.Interesanteesbueno,interesante significa que eres diferente. Jamás me he cruzado con unapersonaquehayacaptadomiinteréscomoél.
—Tusmuros—digo,mivozvacilante.Memuerdoel interiorde lamejilla y me mordisqueo la boca mientras intento estabilizar el tono,recobrar la compostura para poder construir frases coherentes—. Tus
murosmeinteresan.—Nosédequémehablas—farfulla,sunuezsubeporsugarganta.Algocambiaenelparpadeodesusojos.Sabeexactamentedeloque
estoyhablando.—Nomehedadocuentahastaahora—confiesoenvozbaja.Conun
suave movimiento de la cabeza, mis ojos descienden al suelo y luegosubenhaciaél—.Haserigidounosmuros,ymeinteresan.
—¿Sabes qué? —bufa. Su labio inferior sobresale mientras sumandíbula cincelada se aprieta—.Nome importa. Piensa lo que quierassobremí.
—¿Quepienseloquequiera?Entrecierrolosojoshastaqueformanunaspequeñasrajitasmientras
leclavolosojos;sinembargo,aéllecuestamantenermimirada.Élsiguedesviandolavistahacialosladosdeformaerrática,haciaelsuelo,haciaeltecho.Peronuncahaciamí.
—Pienso que me irritas —digo—. Pienso que eres un capulloarrogantequenuncapuedeseragradableconnadie,porquenoencajaconelpapelqueestásrepresentando.
Sepellizcaelarcodelanariz,aprietalosojosconsuavidadmientrasrespirahondounpardeveces.Observocómosupechosehinchacuandoelaireentraensusmaltrechospulmones.Fumarnolehaceningúnbien.
—Notienesniideadeloqueestásdiciendo.—Déjame terminar —ordeno con dureza. La ansiedad ha
desaparecido,laharemplazadolaconfianzaavivadaporlaadrenalina—.Tambiénpiensoqueeresuncapullo.Tuegoesdemasiadograndeparatupropia cabeza, y creesquevasdeguay siendoun cabrón.Pero ¿quieressaberlaverdad,Tyler?Soloparecespatético.
Se le cae la cara, su expresión firme se desmorona mientras suslabiossemuevenalgonerviosos.
—Vale,ahorasíqueparezcoun taradoporsubiraquíydecirtequeme siento atraído por ti. Podrías haberme dado calabazas con mássuavidad.
—Penséquealguientancabróncomotúpodríasoportarlo.Mete los puños en los bolsillos de sus vaqueros y dirige lamirada
hacialasventanas.Duranteunrato,mirahaciaelcieloconunaexpresióntristeenlosojos.Entreelruidoexplosivodelosfuegosartificiales,puedooírcómosu respiración sehacemásprofunda.Pestañeayme lanzauna
miradaporencimadelhombro.—Y yo pensé que habías descubierto que en realidad no soy un
cabrón.Elmomentoenquelaúltimasílabacaedelapuntadesulengua,toda
mi actitud se transforma. Es vulnerable, y yo tengo toda la razón. Susmuros son una máscara. Es todo una farsa, un papel que trata deinterpretar. Los comentarios crudos y su baboseo con Tiffani y lasadicciones: son falsas. Todo es falso. Tyler no se acaba ahí, hay más.Como lo que sucedió hoy en la cocina con Ella. No era un cabrónentonces,ytampococuandobromeabaconJamie.Aveceslafachadaselecae.Yavecesyoheestadopresenteparaverloquehaydetrásdeella.
Es lamaneraenquesusojosaveces se suavizan,dejanvislumbrarcómoesdeverdadparaquienestédispuestoaverlo.Ynoséporquénohabía caído en la cuenta hasta ahora. Es muy muy evidente. Lasdiscusionesquenoveníanacuentoylaspatéticasconversacionesbanalesy constantes miradas asesinas parecían... inevitables, como si nopudiésemosparar, comosidisfrutásemosde las riñas.Dealguna forma.Noshemosdesdeñadoelunoalotrodesdeeldíaenquellegué,peleandopara intentar encontrar las debilidades de cada uno. La mía es lainseguridad.LadeTyler,laverdad.
Ydebajodetodosubyacelaatracción.Tylersesienteatraídopormíyyoporél.Laconstatacióndelhechohacequemicorazónsesalteunlatido, la
sangre corre fría cuando alzo la vista para mirarlo. Es como si loestuviese viendo por primera vez de nuevo, y ahora que no lo percibocomounimbécilqueirrumpióenunabarbacoademaneragrosera,puedoestudiarlo desde un nuevo prisma. Sus ojos son cautivadores, sumandíbulaestáperfectamenteelaborada,ysus labiosesponjosos formanunatraviesasonrisatorcida.Nosoloeso,haytantascosassobreélquememuero por conocer... Sobre todo, quiero descubrir su verdad. Necesitosaberquiénesenrealidad,noquienélquierequeyopiensequees.Estáfingiendo, es un actor que interpreta un papel. Necesito saber qué pasaentrebambalinas,cuandoterminalafunciónybajaeltelón.¿Quiénqueda?
Tyler se da cuenta de quemimirada lo está penetrando, y se lo veperplejo.
—Pienso —digo, respirando hondo— que yo también me sientoatraídaporti.
Mis palabras lo dejan de piedra. Gira lenta y completamente sucuerpo paramirarme de frente y se saca lasmanos de los bolsillos. Laabsoluta sorpresa domina su expresión. Sus ojos, muy abiertos, seencuentranconmimiradaaunmetroymediodedistancia,ysemuerdeellabioinferior.
—¿Deverdad?—Enarcaunacejacomosinopudiesedecidirsiestoydebromaono.
Contodasinceridad,megustaríaquefueraasí.Nodeberíasentirmeatraídapormihermanastro.—De verdad. —Casi duele admitirlo. Pero al mismo tiempo,
experimentounasensacióndealivioquerelajalatensióndemipecho.Yanopuedomirarloalosojos—.Losiento.
—Dejadedisculparte—exigeTyler.Seacercaamíconcautela, suspasosson lentosmientras relaja los
puños. Su camiseta gris está ajustada a su cuerpo, y me descubroanalizando cada prenda de ropa que lleva mientras se acerca. Camisetagris, vaqueros oscuros y las Converse blancas que hacen juego con lasmías.
—Notearrepientasdenada.Cuando levanto la vista del suelo, donde sus pies han aparecido de
repentejuntoalosmíos,mirespiraciónseaceleraaldarmecuentadelocerca que está. Su cara está oscura cuando se inclina paramirarme, susojos, suavesydulcesotravez.Porencimade suhombro, el cielo sigueiluminándoseconloscoloresdelarcoíris.Levantalamanohastamicodoyrozamipielconlapuntadelosdedos.Trazaunadelicadalíneahastamimuñeca antes de llevar su mano a mi cintura. Coge mi cuerpo consuavidad.
—¿Quéestápasando?—susurro.El ambiente está demasiado cargado para hablar más alto y puedo
notarcómosemevacortandoelaliento.Quieroobjetar,separarmedeélconunempujón,porqueséqueestoestámal.Peronolohago.No,porquemegustalasensacióndesupieljuntoalamía.
Misojosestánclavadosentre lapartesuperiordesushombrosy laventana, pero en realidadno están enfocadosdel todo.Debedenotar lorígida que estoy, porque su pulgar empieza a hacerme tiernas cariciascircularescercademicadera.Surespiracióneslenta,yelaromaaleñaymentamecautiva,atrayéndomeyencantándomeporcompleto.Muevelos
labioshaciaelbordedemimentón.Consuavidadlosposasobremipiel,moviéndolosdespacioen línearectahacia lacomisurademis labios.Sedetienecuandollegaallí.
—Déjamebesarte—murmura.Respiracontramimejillaconturbación.—Peroeresmihermanastro—susurro,migargantaseca.Mivoztiemblaynopuedocontrolarlaansiedadquepalpitaencada
centímetrodemicuerpo.NotoqueTylertraga.—Nolopienses—medice,justoantesdedarelpasoypresionarsus
labioscontralosmíos.Yestavezes inclusomejorque laanterior.Sus labiossonsuavesy
húmedoscuandosejuntanconlosmíos.Casipuedosentirsunerviosismo,comoprobablementeél sientaelmío.Los fuegosartificiales aún siguenexplotando.Supresiónsobremicinturaaumentacuandomeatraehaciasucuerpo.Nomeimporta.Megusta.
—¡Ey!—gritaunavozdesdeelpasillo,peronoalcanzoatomarlaenconsideración. Y si soy sincera, aunque lo hiciera, la desdeñaría—.¡Dejadloya,chicos!
Peroignoramoseldébilgrito,demasiadoperdidosennuestroabrazoprohibidoparaprestaratención.MislabiosseapartancuandoTylerponesumanoenminucaconcuidado.Meabrazacontrasucuerpomientrassuotramanobajahastamicintura,donde termina la espalda.Éldominaelbeso, controlando la velocidad y la intensidad. Pero tampoco mepreocupa.Tambiénmegusta.
La voz del fondo sube de volumen, al igual que las pisadas que laacompañan.
—Fuera de aquí antes de que os arreste por entrar en una zonaprohibida.
PerosigodemasiadoperdidaenTyler.Elcalordesusmanosirradiacontra mi piel mientras cambia de un ritmo rápido y ligero a un besomuchomáslento,muchomásprofundo.Levantamibarbillaunpocoparatenerunmejorángulo.Desdeluegoquenomeimporta,ydesdeluegoquemeencanta.
—Venga,dejadloqueestáishaciendo—ordenalavoz.Derepenteesdolorosamentefuerteybrusca.Misojosseabrencon
rapidez, mi cuerpo se pone rígido bajo el tacto de Tyler mientras unpolicíaclavasusojosenmimiradacongelada.Tienelosbrazoscruzados
yloslabiosfruncidos.—¡Dejadloya!—Demonios—bufaTylerhastaquefinalmenteseseparademí.Con
unamanoenelpelo, segiradespacioparaencararal intruso.Cruza losbrazos delante de su pecho, sus puños cerrados—. ¿Tienes algúnproblema?
—Estáis allanando una zona restringida —responde el agenteimpasiblemente, mirándonos con astucia y de una forma bastantedegradante.
Escomosiacabasedeencontrarratonesenlacafetería.—¿Allanandouna zona restringida?—repiteTyler, pero su tono es
despectivo—.¿Notienesnadamejorquehacer?Comoporejemploponerordenenlaspeleasdeborrachosenelcampo.
Señalademanerasecaconlacabezahacialasventanas,dondeseestádesarrollandoelfinaldelespectáculodefuegosartificiales.Estossonmásgrandes. Más dramáticos, más coloridos. Debajo, el campo de fútboltodavíaestáatestadodepúblicoydepolicías.Eventosdeestaenvergaduraestánobligadosacontarconagentes.EsigualenPortland.
—Yameestoycansandodetuactitud—dice,seco,elagente.Adoptauna postura desafiante, las piernas bien separadas y las manos en lascaderas—. Esta escuela está cerrada salvo por los pasillos señalados,estáisallanandoelespacioyyoosestoydandolaoportunidaddequeosvayáissolosantesdetenerqueobligarosahacerlo.
—¿Obligarme?—repiteTylercondureza.Yocomienzoadarunpasohaciaelcaminoporelquevinimos,pero
hagounapausaparatirardelbordedesucamiseta.Noparecequevayaamoverse.Estádemasiadoocupadoclavandolamiradaenelhombrequeseencuentradelantedeél.
—¿Nonospuedesdejarsolounminuto?Nosiremos,peroesquenoshasinterrumpido.
—Tyler,vámonos—murmuro.Me falta un poco el aliento de tanto besar, y es excitante. Quiero
hacerlodenuevo.—Sí,mehedadocuentadequeosheinterrumpido—diceelagente,
ysetomaeltiempoparamirarnosalosdoscondesaprobación.Hacequemis mejillas se inunden de color—. No estoy tratando de razonar convosotros,osestoypidiendoqueosvayáis,yesperoquemehagáiscaso.
Nomehagasperdereltiempo,hijo.—Esunputopasillo—farfullaTyleralavezquelevantalasmanos
enseñaldefrustración—.NoescomosiestuviésemosintentandocolarnosenlaCasaBlanca.Danoscincominutosnadamás.
—¿No puedes aceptar un «no» como respuesta? —le pregunta elagente,moviendolacabezaconincredulidadantelapersistenciadeTyler—.¿Acasotuviejonuncateenseñóaacatarórdenes?
PuedequenosepamuchosobreTyler,perosíquelasolamencióndesupadreeslamejormaneradeprovocarlo.Yesoesexactamenteloquesucede.
—¿Eresunputogilipollasoqué?—bufa,sutonosellenadevenenoderepente,alavezquehinchaelpechoydaunpasohaciaelpolicía.
Duranteunsegundopiensoquelevaasoltarunpuñetazo,peroporsuertenolohace.
—Vale, ya está—sentencia con un gruñido el policía. Se lleva unamanoalcinturónydeuntirónsacaunasesposas;comotienepocopelo,puedodistinguircadaarrugadesufrente.Yahoramismo, tienemuchas.Se lo ve totalmente alterado—. Te he pedido que te vayas, pero estásdesobedeciendo una orden y tu actitud es inadecuada, así que te voy aarrestarenvirtuddelartículo602.
ElcolordesaparecedelacaradeTylerenelmomentoexactoenqueamísemeabrelaboca,yeneseinstanteelagentememira.
—Aambos.
19
—¿Nopodíashabercerradolaboca?—leespetoaTyler.Mantengo la voz baja pormiedo ameternos enmás problemas, lo
cual es algo que no me puedo permitir. Apretando la mano contra mifrentemefrotolasien.
—Esepolierauncapullo—replicaél.Está extremadamente contrariado cuando se desploma contra la
pared, tiene los labios fruncidos y dudo mucho que se relajen pronto.Observa el trasiego de la comisaría desde la celda, fulminando con unamiradaamenazadoraydespectivaacadaagente.
—Todosloson.—Nisiquieraestaríamosaquísitútehubieraslimitadoamarcharte.Tengolafrentearrugadaporlapreocupaciónmientraspreparoenmi
mente una lista de posibles castigos que papá me puede imponer. ¿Nodejarmesalirduranteelrestodelverano?¿Enviarmeacasa?¿Obligarmeahacerlacolada?
Estudiolacelda.Hayunamujerconunberrincheenunrincón,tiradaenelsuelo,agitándosedeaquíparaalláydandogolpesconlaspalmasenelpavimentocomosiesofueseaayudarlaasalirdeaquí.Tambiénhayunhombremusculosoqueestádepieensilencio,apoyandolaespaldaenlaparedconsusenormesbrazoscruzadosdelantedelpecho.Meabstengodemirarloalosojos.
Enelbancodondenoshemossentado,Tyleryyoestamoscercaperono lo suficiente comopara tocarnos.Gime bajito y deja caer la cabeza,inclinándosehaciadelanteparaapoyarloscodosenlasrodillas.
—Mamánossacarádeesta—murmura.Meechaunvistazo rápido con el rabillo del ojo, peroyono estoy
muyconvencida.—¿Porqué?¿Porqueesabogada?—merío.
Es imposible ser positiva en esta situación tan terrible, pero cuantomás lopienso,máscuentamedoydequeEllaconoce las leyescomolapalmadesumano.Essuprofesión.Yalaprenderlasleyes,sedescubrenlosresquicios.
—Porqueyalohahechomásveces—dice,enderezándoseotravez.Entrelazalosdedosyjugueteaconlospulgares,conlosojospuestosensuregazo—.Siempremesaca.
—Másveces—repito.Pongolosojosenblanco,centrándomeenloquehayalotroladode
losbarrotesdemetal.Veoescritoriosdesbordadosconpapelesyteléfonosque según parece nunca dejan de sonar. También hay un agente deseguridad de pie observándonos a todos desde la distancia, su caraarrugadaestátensa;susojos,entrecerrados.LadeolacabezaparamiraraTylerdenuevo.
—¿Cuántasvecestehanarrestado?Lascomisurasdesubocasemuevenparaformarunasonrisa.—Una.Dos.Alomejorunpardevecesmás.—¿Porqué?—Ehhh—Serascalacabezaysepasalalenguaporellabioinferior.
Nopuedoimpedirpensarensubocaotravez—.Portonterías—admitealfin. Se encoge de hombros a la vez que se levanta, enderezándose yestirandolosbrazos.Locontemplo,sinquemeimporteenrealidadloquevaya a decir—. Por peleas —dice, y hace crujir los nudillos—,vandalismo, por disturbar el orden. —Se ríe y mira con cautela porencimadelhombro—.Yporallanarunespacioprivado.
—Porlomenosnohasmatadoanadie—digodemaneraligera,peronoséporqué.
Haceunasemanahabríaarrugadolanarizconascoporelhechodehabersidoarrestadoenprimerlugar,fueraporloquefuese.Peroahoraelenigma que representa Tyler Bruceme está llevando a su terreno ymiopiniónsobreélhacambiadomuchísimoentresdías.
—Todavíano—mecorrige.Aprietaloslabiosylosfrunceunpocomientraslosojosseleentrecierrandevueltaasuestadonormal—.Tengoa alguien en mente.—Mimirada deseosa se convierte de inmediato enhorrorizada. Tyler imita mi expresión antes de soltar una carcajadasarcástica—. Eden—dice, moviendo la cabeza y poniendo los ojos enblanco.
—Todavía no le he pillado el tranquillo a tu sentido del humor—digo en defensa propia, cruzándome de brazos y dejando escapar unsuspiro. Todavía es un enigma para mí—. Ni siquiera sabía que lotuvieras.
Mesonríeotravezyasienteconlacabezabrevemente.—Buenarespuesta.—Bruce,Munro—ladraunavoz.LosdosnossobresaltamosyTyler
segiraatodavelocidadparaencontrarseconlamiradadedesaprobaciónde un agente de policía de Culver City al otro lado de los barrotes—.Vuestrospadresestánaquí.
Nuestroscompañerosdeceldaseríen.—Vamosamorir—medigoamímismamientraslarespiraciónse
meacelera. Intento tragarelnudoque tengoen lagargantamientrasmeobligoanoperderlosnervios.—Ay,Dios.Enseriovamosamorir.
—Cállate—meordenaTyler, su voz esmás baja que lamía, ymeclavaunamiradaseveracuandomelevanto—.Déjamehablaramí.
Porsuerte,elpolicíaquenosarrestó—elagenteSullivan—noestá.Tal vez ya esté de vuelta en las calles, buscando a más gente que estécelebrandoelCuatrodeJulioparaarruinarleslanoche.Parecíatestarudo,como si tuviera un profundo y enraizado rencor que quería aliviar contodoelmundo.Elsegundoagenteesmuchomásjovenydamuchomenosmiedo.SunombreesGreene,yabrelapuertadebarrotesdelaceldadeuntirón.
—Seguidme—nosordenaconunsuspiro.Camino detrás de Tyler por la ajetreada comisaría, mientras pasan
policíaspornuestroladorozándonosconpocorespeto.ElagenteGreenenosconducefueradelaoficinaprincipalynosllevaaunamáspequeña,y,quiénloibaadecir,allíestánpapáyElla.
Papátienelasmanosenlascaderasysusojosdesdeñososseclavanen nosotros, y temo que se desmaye. Parece bastante furioso. Ella estáinclinada un poco delante de él, y por primera vez la veo con unaexpresión del todo solemne.Tiene los labios apretados con firmeza, lasmanos entrelazadas delante de ella. Siempre que la he visto furiosa conTylerhahabidounapizcadesimpatíamaternalensusrasgos.Peroahoramismo,nohaynada.Tienepuestoelrostrodeabogada.
—¿Aquédemoniosestáisjugandovosotrosdos?—espetapapá.Sucaracontinúaponiéndosemás rojaa lavezque jadea,peroElla
enseguidaintervieneantesdequenadiealcanceacontestar.—Agente...—hace una pausa paramirar el nombre en la placa del
agenteGreene.—Greene—terminaporella.—AgenteGreene—dice.Aclarándoselagarganta,extiendeelbrazo
para estrecharle la mano—, ¿me puede explicar por qué han sidoarrestadosporallanarunazonarestringida?Porcierto,soyabogada.
Enarca las cejasmientras espera una respuesta, y el agenteGreenedesplaza supesodeunpie alotro,unpoco sorprendido, a sabiendasdequenolepuedesalirconcualquiermentira.
—ViolacióndelapropiedadsegúnelCódigoPenal,artículo602—declara,sinapartarsumiradadeella—,dentrode laEscuelaSecundariadeCulverCity.Sololasáreasespecificadasdelcampusestabanabiertasalpúblico para las celebraciones y fueron hallados en un pasillo de unbloquecerrado.
—¿Enserio?—Ellacasiseríeantelopatéticoquesuena,yyoestoypasmada de verla con la situación tan controlada. Normalmente esmuycallada, y solo alza la voz con Tyler—. ¿Semeten por accidente en unpasilloquenodebenyustedlosarresta?
—Señora, yo no fui quien los arrestó —la informa Greene—. Elagente Sullivan no tiene mucha paciencia y su hijo mostró una actitudinapropiadacuandolepidióquesefueran.Lediovariasoportunidades.
Tyler resopla por la nariz, pero enseguida para y agacha la cabezaantes de que nadie le pueda decir nada. Ella, sin embargo, le lanza unamiradaferoz.
—Yo estuve en el instituto esta noche —continúa, volcando suatención en el agenteGreene—y sí recuerdo haber visto carteles deNO
PASAR.Peroesasseñalesnoson lomismoque lasquealertandequepasarseaunainfraccióny,porlotanto,ningunodelosdosestabainformadodequeestabancometiendoundelito.Nopuedenserarrestadosbasándoseenelmalgeniodesucolega.
TodoeltiempoqueEllaestáhablando,papámeestáfulminandoconla mirada. Me cuesta mirarlo a los ojos e intento concentrarme encualquiercosaquenoseaél.Amiderecha,Tylerestáintentandofrenarlarisaconunamanosobrelaboca.Congustoledaríaunabuenapatadaenlaespinilla si no hubiera un poli delante de nosotros. Logra recuperar lacompostura,peroencuantolevantalacabezayseencuentraconmisojos,
seponeareírotravez.Semuerdelapalmademanoymirahaciaelsuelo.—¿Ysi losdosnos ahorramosel papeleoypaso estopor alto?—
escuchoquediceelagenteGreene,einmediatamentemisojossecentranenél.
LeextiendelamanoaElla.—Una decisión muy respetable, agente —comenta Ella, y se
estrechanlasmanosparacerrareltrato.Veoqueintercambiaunarápidamiradaconpapá,yélasienteconla
cabezacomosituvierantelepatía.—Bien—dicepapá—,vosotrosdos,alcoche.Ahoramismo.La risa de Tyler ya se ha apagado, y me mira encogiéndose de
hombroscuandopapáseabrepasoentrelosdos.—Alguienestámuyenfadado—murmuraentredientes.Me pega un codazo en el brazo antes de darse la vuelta, y los dos
seguimosapapá,pegadosasustaloneshastasalirdelacomisaría.Ellanoseuneanosotros.
Es de noche cuando llegamos al aparcamiento de la comisaría, ytambiénseestáhaciendotarde.MientrasnosacercamosalRangeRoverensilencio,Jamienosmiraatravésdelaventanillatintada.AlabrirlapuertameencuentroconChase,quesehaquedadodormidoalotrolado.
—¿Quéhabéishechoahora?—preguntaJamie,perosusojosmiranaTyler,noamí.
—Algoquenodebería—balbuceaTylercomorespuesta,ymedirigeunasonrisacómplice.
Mesuboalcoche,Tylerdetrás,yentretodosempujamosaChaseporelasientohastaquequedaapretadocontra lapuertadelotro lado. Jamiedejaescaparun tremendosuspiro.Mirohaciapapáy loveoagarradoalvolanteensilencio,yestoyapuntodepreguntarlesiestábiencuandoEllallegaechandochispasalcoche.Abrelapuertadelpasajero,sesube,ylacierradeunportazo.
—Muybien,mamá—diceTyler.Seinclinahaciadelanteylefrotaelhombro—.Lohasbordado.
Ellaenseguidasezafadelamanodesuhombroyapenaslomiraenelespejoretrovisorantesdeabrirlabocaparahablar.
—Noseteocurradirigirmelapalabra,Tyler—loadvierte,sutonoesderegañina—.Unodeestosdíasnovoyaacudir.Mehasdecepcionadomuchísimo.
—Tú también me has decepcionado, Eden—añade papá de formabrusca.Sacudelacabezayarrancaelcoche,dandomarchaatrásdespaciopara salir de la plaza de aparcamiento—. ¿Qué demonios estabaishaciendoahídentro?Estoybastantesegurodequeeleventoerafuera.
—No—bromeaTyler—.Eleventoeradefinitivamentedentro.Me toca con el dedo desde el muslo hasta la rodilla de manera
disimulada.Meproduceunasensaciónmuyrara.—Norepliques—diceEllaenfadada.Tienequeestarfuriosa,porque
nuncahablaasí—.Acabodefirmarparaqueambospudieseissalircuandopodríahaberosdejadoallítodalanoche,¿vale?Asíqueaquívaunaidea,Tyler:quédatesentadodondeestásyporunavezenlavidacierralaboca.
Eso hace que se quede callado el resto del viaje de vuelta a SantaMónica,peronoleimpiderozarmelapalmadelamanoconsupulgarnichocarsurodillacontralamíadeformajuguetonanimirarmefijamente.Mesorprendequenadiesedécuenta.Desdeluegoqueyosí,yhagotodolo posible por ignorarlo, a pesar de los temblores que corren por micuerpocadavezquemetoca.
Escasimedianochecuando llegamosa laavenidaDeidre.Papáestáagotado por hacer conducido, pero consigue llevar a Chase en brazoshasta la casa y acostarlo en su cama sin despertarlo. Jamie tambiéndesapareceensuhabitación.
—Nisiquieraséquédecirte,Tyler—murmuraEllamientrascierralapuertaconllave.Presionalapalmadesumanoenelpaneldecristal,peronosegiraparamirarlodefrente—.Sencillamenteya...yanopuedomás.—Suvoz denota dolor, y suspira cuando se da la vuelta y camina hacianosotros—.Eden,veteatuhabitación.Duermeunpoco.
Cuandomedirigeunalevesonrisa,medoycuentadequeenrealidadmeestápidiendoalgodeintimidad.Asientoconlacabezamientrasmiroaunoyotroantesdedirigirmehacia lasescaleras.Papápasapormi ladomientrassuboyambosnosdetenemos.
—Deberíallamaratumadre—dicesuavemente.Esunasensaciónraraoírquelamenciona.Fueradelugar,incluso.—No lo hagas.—Esbozo una mueca y un puchero. Mamá ya está
bastante estresada con su trabajo; no necesita que le echen encima lanoticiadequemehanarrestado—.Sololapreocuparías.
—¡Yoestoypreocupado,Eden!—seponeagritar,peroamitaddelafrase su voz se convierte en un susurro. Mira a su alrededor para
asegurarsedequenohainterrumpidonada,yluegosellevalamanoalafrente—.¿Quédemoniostepasa?Séquehasestadoyendoafiestas.Tengocuarentaaños,nosesenta.Nomeimportaquetediviertas.Esverano.Loquemeimportaescómoteestáafectando.Yamehasmentidounpardeveces,¿yahoraesto?¿Conquiénteestásjuntando?
Labrusquedaddepapámedesconcierta.Penséquenosedabacuentadeadóndeibayloquehacía,peroparecequesabemuchomásdeloquecreía.
—Ehhh...—digo—.ConRachael,lachicaquevivealotroladodelacalle.ConTiffani.Ehhh...Tiffani...Parkinson,creo.
—¿La novia de Tyler?—pregunta papá, pero ni siquierame da laoportunidad de asentir con la cabeza—. ¿Estás saliendo con todo esegrupo?¿DeanCarter?¿Esechico,Jake?
—YMeghan—balbuceo. No había pensado que fuese uno de esospadres que prestan atención a qué personas están en qué círculos deamigos—.Somostodosamigos.
—Bueno—dice despacio, frotándose la nuca—. Por lo menos sonbuenoschavales.Mira,¿sabesqué?,vetealacama.
Desabrochándose el primer botón de la camisa, abatido sacude lacabezaysiguebajandolasescaleras.
Notengoideadequédemonioshasidoeso,peronotengoganasdequedarmeyesperaraquesucedadenuevo.Comounrayomemetoenmihabitación,mequitolasdeportivasymevuelvoparacerrarlapuerta,peroTylerestáahí.Casimeatraganto.
—Ey—susurra,alavezquedaunpasoyentraenmihabitación.Susojosmiranalrededorcomosi fuera laprimeravezquehubiese
entradoaquí.—Hola.Susojosvuelvenamíynopuedodescifrarbienloqueestápensando
oloqueestásintiendo.Mipuertaabiertaarrojaunasombrasobresucara,así que no puedover los tonos de sus ojos y las emociones que hay enellos.
—¿Quétehadichotumadre?—Nada—responde, en voz baja—. Perdona por haberte arrastrado
conmigo. Debería haberme marchado cuando el poli nos dijo que lohiciéramos.
—Notepreocupes.
Mi rabia ya se ha quedado en nada a estas alturas. Al final nopresentaron cargos, así queme limito a pensar en ello como un simplemalentendidoentreelagenteynosotros.
Tylerabrelabocaparahablarotravez,peroelestridentechillidodesu móvil lo interrumpe. Puedo sentir las vibraciones a través de susvaqueros cuando mete la mano en el bolsillo para cogerlo. Frunce loslabioscuandomiralapantalla.
—Tiffani—murmura.Pareceestarcontemplandoduranteuninstantelaposibilidaddeignorarlallamada,perosacudelacabezaymelanzaunamiradacomopidiéndomedisculpas—.Perdona,tengoquehablarconella.Seenfadarásilaignoro.
Yasíderepente,todoenmísehunde.Todoseahoga.Mipechocasisederrumba,seestrechademanerasinconcebiblesmientrasmeesfuerzoporseguirrespirando.Laansiedadmegolpeaotravezconunagranola.Heestado tanmetidaenélestasúltimashorasquesemehabíaolvidadoporcompletoquetienenovia.
—Losiento—repite,haciendomuecasalapantallaunavezmásantesdemirarmeyvermiposturaparalizada.
Mesientoenfermaotravezyparecequeéllonota,porquedaunpasohacia mí, pero entonces de improviso cambia de parecer. Un tremendosuspirohaceecoenlahabitaciónyélaprietasumóvilconmásfuerza.
—Losientodeverdad.Tengoquehacerlo—susurra.Bajando lamirada hacia la alfombra, se da la vuelta despacio y se
marcha.Mequedodepie sintiéndomecompletamentebloqueadamientras él
aceptalallamada,murmurando«Ey,¿quéhay?»justoantesdeescucharelclicdesupuertaquesecierra.
Perosuvoznotienenadadeenergía.Lefaltatantavidacomoamí.
20
—¡Eden!—grita eufórica a través de la línea la voz de mi mejoramigaa lamañana siguiente.Su tonoes tanaltoy agudoque tengoqueapartarmeelteléfonodelaorejaporuninstante—.¡Porfin!
—Lo sé, lo sé. —Dejo escapar un suspiro, que probablemente seescuchaatravésdelmicrófono—.Heestadomuyliada.
—Siempresetepasanmisllamadas—declaraAmelia.Hayuntoquedeirritaciónensuvoz,ynolapuedoculpar.Nohehabladoconelladesdehacemásdeunasemana—.¿CómotefueelCuatrodeJulio?
Memuerdoellabioinferior.Lahellamadoparahablardelodeayer,perosupreguntamedejaunpocomuda.Dealgunamanerahagoacopiode fuerzas para decir un rápido «bien » entre varias respiracionesentrecortadas.
—¿Solobien?—Bueno—digo. Me muerdo con aún más fuerza, mis mejillas se
sonrojan mientras fijo la vista en el edredón—. Anoche me subí a uncochedelapoliporprimeravez.
Hayunlargosilencio,comosiAmeliaestuvieseesperandoaqueyolegrite«¡Teestoytomandoelpelo!».Peronolohago.
—¿Qué?Mepongoatrazarcírculosenlatela.—Porallanarunazonaprohibida.—¿Estoy hablando con la Eden de verdad?—Se escuchan algunos
ruidosmolestoscuandoelladagolpecitosconlosnudillosenelteléfono—.¿Hola?¿EdenMunro,erestú?
Dejoescaparunapequeñacarcajada.—No fue mi culpa. Mi herma... —Me quedo cortada mientras las
palabras se me atascan en la garganta. Soy incapaz de pronunciarlas,porque decirlas solo me recuerda la realidad de la situación—. Quiero
decir,Tyler—corrijodespacio—hizoquenosarrestaran.Noshabríaidobiensinohubieraabiertolaboca.
—Eseeselhermanomayor,¿no?Sus palabras hacen que me encoja, y me lleva unos segundos
recuperarlacomposturaantesdeconfirmarlo.—¿Fuiste al festival? —pregunto rápidamente. Mis dedos aprietan
conmásfuerzaeledredónmientrasesperosurespuesta.—Por supuesto —dice con un suspiro intenso, como si estuviera
horrorizadadeque lepregunte.Siemprevamosal festivaldeWaterfrontBlues—.Fuemuyraroestarallísinti.
Frunzoelceñomientrasmepasolamanoporelpelo.—¿Conquiénestuviste?—Conlosdesiempre—medice,justoantesdeempezararecitarde
untirónalgunosdesusnombres—.Chloe,Eve,Annie,Jason,Andrei...Yasabes,todos.
EscucharlosnombresdemisamigosdePortlandhacequemeinvadaun tsunami de nostalgia.Echodemenos pasar el tiempo con ellos, y esinclusopeorsaberque todosestánpasandoelveranojuntosmientrasyomeencuentroatrapadaaquí.
Pero entonces, otro pensamiento cruzamimente.Me recuerda porquémefuidePortlandenprimerlugar.Porquéalfinalmediporvencidayaceptéveniraquíochosemanas.EsporqueenPortlandhaypersonasalasquenovalelapenaechardemenos.Respiroantesdemurmurarbajito:
—AlyssayHolly...¿estuvieronallí?—Sí. —Sigue un silencio hasta que escucho a Amelia espirar, y
cuando vuelve a hablar su voz es suave y bajita—. No me lo pongasdifícil,Eden.Vosotrastressoismismejoresamigas,perosientocomoqueestoy apoyando a los dos bandos de una guerra. Me parece estartraicionandoaunaoalaotracuandohabloconcualquieradevosotras.
Intentopaliareldolorenmipechoignorándolaaella.—¿Yestuvieronbien losfuegosartificiales?—Elentusiasmoenmi
vozsuenafalsomientrasmeobligoasonreír.—¡Estuvieron increíbles! —chilla Amelia. Siempre ha sido
hiperactiva,siempresehaexcitadoconlascosasmássimples—.Hicimosuna hoguera después. Pasamos toda la noche fuera, preparamos galletascon chocolate y malvavisco y bebimos cerveza y escuchamos música.Ahoramismoestoymediodormida,asíquenosésiloqueestoydiciendo
tienesentido.—Haceunapausa—.Esperoquelotenga.—Sí lo tiene—le confirmomientraspresionomi espalda contra la
paredconmásfuerza.Intentoimpedirquemispensamientossedispersen—.Lodelahoguerasuenadivertido.
—¡Lo fue!—Más chillidos,más grititos,más respiración profunda—.LandonSilvermanmellevóacasa.
Mis ojos se abren un poco más. Landon Silverman está como unqueso.
—¿Eldebachillerato?—Sí —admite con timidez. Me la puedo imaginar sonrojándose,
pestañeandorepetidamentecomolohacesiemprequeleentralatimidez.Pero la vergüenza se desintegra tan rápidamente como vino, y dice conindiferencia—: Llegamos a tercera base en el asiento de atrás de sucamioneta.
Casimeatraganto.Siestoesunchiste,notienegracia.—Meestástomandoelpelo,¿no?—Me gustaría poder decir que sí—murmura—. Su paquete no es
muchopaquete.Yyoteníamuchasexpectativas.Esunatragedia.—Suenaespantoso,Amelia—digo,reprimiendolarisa.MerecuerdaaRachael.Separecenensusentidodelhumoryensus
aficionesconloschicos.—Y tú ¿qué? —fisgonea, su voz destila curiosidad—. ¿Ya te has
morreadoconalgúnchicocaliforniano?—Sí,melieconunchico...—Otravezsedisparamipulso,seacelera
ylateconrapidezdebajodemipiel.Respirohondo—.Anoche.Ameliacasiexplotadelaexcitación.—Ay,Diosmío,¿quién?Hagounapausamental.¿Seloconfieso?¿Ledigoamimejoramiga,
a la que le cuento todo, lo que sucedió con Tyler? Siento que deberíaexplicárseloparaquemeaconseje,perosencillamentenopuedohacerquelas palabras salgan demi boca. Esta complicación conTylerme parecedemasiado inmoral,demasiadomal.YsécasiconseguridadqueAmeliadebedenotarmireceloatravésdelalínea,asíquedeinmediatoespeto:
—UntíollamadoJake.—Buenosreflejos.—¿Estábueno?Me encojo de hombros mientras recreo su cara en mi mente,
analizandosusrasgosyladeandolacabezamientrasdecido.
—Sí.Esrubio.—¿Rubio? —Amelia dice con un gritito de horror—. ¿Te andas
morreandoconuntíorubio?—Dejadeusaresapalabra—leordenoentrerisitas.Esimposibletenerunaconversaciónconellasinson-reír.Respirahondoantesdegritar:—Pero¡literalmenteteandasmorreandoconuntíorubio!—Quéescandaloso—respondo.—¿TeestáempezandoaafectarelaguadeCalifornia?Detestasalos
tíosrubios—dicecomosiyonofueraconsciente.Ellaeslaqueprefiereel pelo rubio—. ¿Quieres que llame a tu madre?, porque sinceramentecreoquenecesitasasistenciamédica.¿Quépasóconlodequeloschicos«depelooscuro»sonmejores?
Pongolosojosenblanco.—¿Todavíasiguesborracha?—Nolosé—dice—.Probablemente.Yconeso,leaconsejoquesevayaadormirantesdedespedirme.Me
prometequesepasarápormicasaparavercómovamimadre,yyoseloagradezco.Probablementemamáseestésintiendobastantesolaestosdías.
Cuando termino de hablar, decido salir a correr para despejar lamente. Los sucesos del fin de semana con Tyler han dejado mi cabezahecha un lío, y tengo una abrumadora sensación de duda.No sé lo queestoyhaciendonienquémeestoymetiendoenrealidad.Loúnicoqueséesquenoessencillo.
Mevistoy le digo aElla quevoy a salir, y empiezomi carrera endirecciónsuratravésdelaciudadparacambiarderuta,envezdeirhaciaeloestehastalacosta.Eltiempoesmaravillosoylaciudadajetreada,peronoleprestodemasiadaatenciónalosdetalles.Normalmenteechoalgunamiradaalosrostrosdelagenteconlaquemecruzo;leolasmatrículasdelos coches; me fijo en pequeñas tiendas independientes que pareceninteresantes. Pero hoy no. Hoy, todos mis pensamientos se centran enTyler.
Asíquemientrasmimenteprocesamilyunpensamientosfugacesalavez,dealgunamaneralogroconcluiralgunosdatosconcretossobreél:(1)Tyleresuncapullo,deesonohayduda;(2)esuncapullocongravesproblemas de ira y de comportamiento; (3) solo es un capullo porquequiere ser un capullo, porque (4) definitivamente esconde algo; (5) sus
pasatiemposfavoritosincluyenemborracharseycolocarse;(6)tieneunosabdominales espectacularesymegusta el colorde susojos; (7) avecespuedesermuydulce,comocuandobromeaconsushermanos;(8)devezencuandopuedesacarmedequicio,peronopasanada,porque(9)besademaravilla. Y finalmente, (10) me atrae mucho más de lo que estoydispuestaaadmitir.
Sobre el ruido de la música, escucho el claxon de un coche queinterrumpe mi sucesión de pensamientos. Mis ojos se desvían hacia laizquierda mientras un vehículo se detiene al lado de la acera, así queaminoroelpaso,medetengoymequitounodelosauriculares.Hastaquenodoyunospasosmásparaacercarmenomedoycuentadequeconozcoelcoche:eseldeDean,ynoestásolo.
Cuandolaventanillasebaja,Tylermeregalaunapequeñasonrisayenarcalascejas.Frunceloslabiosyluegodice:
—Sabíaqueerastú.—¿Qué es lo que me ha delatado?—pregunto quitándome el otro
auriculardelaorejaeinclinándomehacialaventana.Meapoyoenlapuerta,respirohondo.Nosécuántotiempoheestado
corriendo.Los ojos de Tyler se iluminan durante un instante, y se ríe entre
dientesymirahaciasuregazo.—Nosotrosacabamosdesalirdelgimnasio—mecomenta,peroesa
noeslarespuestaqueesperaba.Queríaquerespondieseamipregunta—.Vamosacasa,ytútienespintadeestarapuntodemorirte,asíquemástevalesubirtealcoche.
MisojospasanporencimadeélhaciaDean.Tienelasmejillasrojasdehaberestadohaciendoejercicio,yasienteconunrápidomovimientodelacabeza.
—Nomeestoymuriendo—protesto indignada, jadeando.Mesientoinsultadaporquehayadichoeso—.Puedocorrerkilómetros,¿vale?
—Vale—meimitaTyler,perosutonoesburlón.Susonrisasetuerceyderepenteacercasumanoalapuertadelcoche
ylaabre,obligándomeaapartarlasmíasyadarunpasohaciaatrás.Saledel vehículo y se endereza a mi lado en la acera. Durante un largomomentomemiraalosojos.
—Correrédevueltacontigo.—Peromegustacorrersola...
Seponedelantedemíyseinclinaparacogersubolsadedeporteporlaventanilla,interrumpiéndomeamitaddelafrasemientrasdice:
—Hermano,noteimporta,¿verdad?Deanniegaconlacabezayluegopregunta:—¿Otrasesiónelmiércoles?—Sí—acuerdaTyler—.Nosvemosentonces,tío.Mientraslaventanillasube,Deansealeja,dejándomesolabajounsol
abrasador,conTyleramilado.Puedoverelsudorensusbícepsyporlaforma en que la camiseta sinmangas se pega a su atlético pecho, y nopuedohacerotracosaquetragarsaliva.
—Soloparaquelosepas—dicecuandoempezamosacaminar,yyohagolomismo—,fuetuculoloquetedelató.
MislabiosformanunaOdesorpresaydemaneraautomáticaechounvistazo a mi ropa. Tal vez hoy fuese un mal día para ponerme lospantaloncitosajustados.Derepentemesientocohibida.
—Ehhh.Élmeignora,apurandoelpasoymirándomeconelrabillodelojo.—Probablementecaminomásdeprisadeloquetúpuedescorrer—
bromea.—Lodudomucho—murmuro.Bebounrápidosorbodeaguaymecolocoelauricularenlaoreja.
ÚltimamenteheestadounpocoobsesionadaconLaBreveVitadesdequeJakemellevóalconcierto.
—Teapuestoaquellegoacasaantesquetú—meretaTyler,conlosojos entrecerrados de manera juguetona mientras balancea su bolsa dedeporteconlosdedos.Sutonoesdesafiante—.¿Teatreves?
Bufo.—Claroquemeatrevo.Antesdequepuedadecirnadamás,hagotrampayechoacorrerenel
momentoenquelaspalabrassalendemiboca,yaherecuperadoelalientotrasesebrevedescanso,ymesientoenforma,saludableyfuertecuandomispiestocanelpavimento,elsolmedaenlacara,labrisarefrescamispiernas.Me siento segura demímisma por primera vez enmuchísimotiempo.Ylasensaciónesagradable.
—¡Cabrona!—gritaTyleraladelantarme,perosolomeríoyacelerohastaqueloalcanzo.
Yentoncesnuestra estúpidacarreraparecepasar alolvidomientras
losdosaflojamoselpasoycorremosjuntosaunritmosuave.—Desdeluegoquecorresmuchísimo—mediceentrejadeoscuando
cruzamos una intersección, siguiendo una ruta de vuelta a la avenidaDeidre—.¿Acasoestásenelequipodeatletismooalgoasí?
—No—digo,manteniendolosojosenlacarretera—.Sencillamentemegustacorrer.Eslamejorformadehacerejercicio.
—Personalmente, prefiero levantar pesas —comenta. Le echo unvistazoylopillomirandosusbrazos.Esridículoloengreídoquepuedeser a veces, pero me estoy acostumbrando—. Vale —dice, y entonceslevantaunamanoysedetiene—.Merindo.Nosoyuncorredor.—Exhalayapoyalapalmadelamanoenlapareddeladrillosdeunedificioduranteunosminutos,mientrasintentarecuperarelaliento—.Túganas.
Lasensacióndetriunfomeinunda.Unagransonrisasemeinstalaenloslabiosmientrasladeolacabezayloestudio.
—Yalocreoqueheganado.—Esosuenacomoalgoquediríayo—seríealavezquelevantala
cabeza,clavandosusojosen losmíos.Ningunode losdosquiereserelprimeroenapartarlavista.Asíqueningunolohace—.Estanochevamosa salir juntos —afirma. Me da la sensación de que no sería capaz denegarmeaunquequisiera,ymequedoallídepie,conlaspupilasdilatadasporlaatracciónmientrasescuchocómoruedanlaspalabrasporsulengua—.Déjamequeteinvite.¿Yahasestadoenelmuelle?¿EnPacificPark?
—No—admitoconalgodetimidez.¿Cómo es que llevo aquí tres semanas y todavía no he pisado el
muelle?Lomáscercaqueheestadoescuandoheidoalaplaya.Peroseveincreíbledesdeladistancia.
—Entoncesiremosalmuelle—decide.Me sube un nudo por la garganta cuando sus labios se curvan y
formanunasonrisamisteriosa,susojosesmeraldabrillan,unahistoriasinrevelarseescondeenellos.
Yeneseprecisoinstantesemeocurrequeestoyenlocierto.Loschicosdepelooscurosonmuchomuchomejores.
21
MegustaríafingirqueestoyobservandofijamentelalasañadeElla.Pero no lo estoy. Estoymirandomás allá de la comida,mis ojos estánperforandolosdelchicoqueestásentadodelantedemí,alotroladodelamesa,conlabarbillaapoyadaenlamano.Elchicoqueesliteralmentelapersonificación de la indiferencia ahora mismo. Me muerdo el labiomientras recorro con mi mirada su mandíbula, sus labios, sus cejasfruncidas,elbrillodesusojos.Devezencuando,sonríecuandonadieestámirando.
—Ybien,Eden—dicepapá,levantandounpocolavozparacaptarmiatención.Mis ojos inmediatamente caen en picado sobremi plato ymismanos mueven con torpeza y ansiedad los cubiertos, y pincho con eltenedorunbocadodelasaña—.Estásmuycalladaestanoche.—Muevelascejasymeapuntaconeltenedor,conunaligerarisaenlagarganta—.¿Enquépiensas?
—Estaba...ehhh...soloestaba...yo...ehhh.Nomesalenlaspalabrasdeloslabios,tartamudeocomosifuerauna
críadetresañosintentandoconectardosfrasesseguidas,asíquememetolacomidaenlabocaylededicounasonrisa.
—¿Cómo está la lasaña?—nos pregunta a todos Ella, abriendo unpocolosojosesperandounarespuestapositiva.
Yosolomealegrodequehayacambiadodetema.Todosasentimosconlacabezaenmuestradeapreciaciónporelplatoenelquehaestadotrabajandomucho.InclusoTylerseenderezaunpocoyleenvíaunacálidasonrisa. Le hizo una lasaña diferente para él: cuatro quesos, ydefinitivamentevegetariana.
—Estáestupenda,mamá—leresponde.Ysucaraseiluminaconuncálidoresplandor.Mimiradavadelunoalotro,observandocómosusojossesuavizan
cuandointercambianunamirada,ymepreguntocómoestáconfiguradasurelación.Granpartedel tiempoEllaparece estar solodecepcionada conél, pero también hay brevesmomentos en que es como si compartieranciertacomplicidadsilenciosa.
—Sabetanestupendamenteque...—continúaTylermientrasseacercael plato, coge una gran porción y se lleva el tenedor a los labios. Seinclinasobreélydaungranmordisco,perolamitadselecaedelabocayterminaenlamesa.Avergonzado,seríeyselimpialasalsadeloslabiosconelpulgar—.Estátansabrosaqueahoraestoytotalmentelleno—dice,despuésdetragar.
Papáenarcaunacejadesdeelladoopuestodelamesa.—Teveodebuenhumorestanoche,Tyler.Esteaprietaloslabiosycruzalosbrazossobrelamesa,susojosse
muevenentrepapáyyo.Cuandomemira intenta reprimir lomejorquepuedeunasonrisa.Peroyolaveo.
—Supongoqueloestoy.—Seaclaralagargantayselevanta,llevasuplatohastaellavavajillas.Cuandosedalavuelta,surostroesinexpresivo—.Voyasalir.
—¿Adónde? —Ella levanta la vista de inmediato y se gira paramirarlodefrente.HastaJamie levanta lamiradaparaescuchar laexcusadeTyler—.Estáscastigado.
—PerovoyaveraTiffani—miente,yesunembusterotanbuenoquehasta yo me lo creo durante un momento. Y luego lo recuerdo—. ¿NodijistequeibasasalirconMeghan,Eden?
Estoy a punto de decir que no, pero élme lanza unamirada seria.Quierequemienta.Asíquedigoquesíyluegoleechounvistazoapapáparaversiselohatragado.Enestemomento,creoquesí.
—Yotepuedollevar—seofreceTylerabusandodesusuerte,conlavoz un poco forzada mientras mantiene la mirada clavada en la mía.Asienteconunmovimientomuylevedelacabezamientrasesperaquelesigalacorriente.
—Gracias —digo de forma abrupta, si intento una respuesta máslarga,seguroquetropiezosobremispalabras.
Asíquelededicounasonrisita tontaypongoloscubiertossobreelplatocuandoEllaselevantapararecogerlamesa.
Pero Tyler no tiene ningún problema en sonreírme, como si sehubieraolvidadodequenuestrospadresestánenlamismahabitación.O
esoosimplementenoleimportaquelovean.—¿Diezminutos?Si solo supieran que realmente no estamos hablando de que él me
lleveacasadeMeghan...—Diezminutosestábien.—Teveoenelcoche—meguiñaunojoantesdesalirdelacocinaa
paso tranquilo, con sus vaqueros negros y su camiseta blanca. Lomiromientrassale,observocómosefrotalanuca,contemplandosualtafigurayadorandocómoinclinalacabezacuandocamina.
Segundosmás tarde,pidopermisoparaabandonar lacena familiar,pidiéndoledisculpasaEllapornotenertiempoparaayudarlaarecoger,yluego subo corriendo a mi cuarto para retocarme el pelo, lavarme losdientes, ahogarme en perfume, ponerme un suéter... Todo ese tipo deaccionesnecesariasqueunachicatienequellevaracaboantesdedirigirseaunparquedeatraccionesenunmuelleconsuhermanastro.
Cuandoya han pasado los diezminutos, bajo, salgo y voyhacia elcocheblancoynegroestacionadoenlacalleporquesimplementenohaysuficienteespacioparatresenlaentradaparacoches.
Tylerbajalaventanillacuandomeacercoalapuerta,yseinclinaporencimadelaconsolacentraldelcocheparamirarmeconsusgafasdesol.
—Teabriríalapuerta,perocreoquetupadrediríaalgo.Echounvistazoporencimademihombro.Papáestádepie,allado
de la ventana del salón, intentando esconderse en el ángulo de laspersianas, pero sin ningún éxito. Levanto la mano y me despido de éldesdeelcésped,ysucuerpoenseguidadesaparece.
—Sí—digo,cuandoabrolapuertaymedeslizoenelasiento—.Creoquesepreguntaríadedóndehansalidotanderepentetusbuenosmodales.
—¡Ey! —protesta, lanzando las manos al aire de forma defensivamientrassubolaventanilla.Cuandomepongoelcinturónymegiroparamirarlo, noto que se ha puesto una camisa roja de franela encima de lacamiseta blanca.Me tomo un segundo para tragar saliva—.Quiero quesepasquesoyunverdaderocaballero.
—¿Enserio?—preguntoconincredulidad.—En serio—confirma. Poniendo el motor enmarcha, enciende el
aireacondicionadoysubesuparasol.Memiradereojo—.Vale,nolosoy.Es que he escuchado que eso es lo que se supone que uno debe hacer.Siemprehayquebajarsedelcocheyabrirlapuerta,¿no?
Yosonrío.—Algoasí.Moviendo la cabeza y encogiéndose de hombros, pone el pie en el
aceleradorybajamosalocadamenteporelbarriodandosacudidas.Nomesorprende,aestasalturasyaestoyacostumbradaa su terriblemaneradeconducir.
Cuando ya casi estamos llegando a la costa por fin decidopreguntarle:
—¿Por qué le has mentido a tu madre? ¿Por qué no le has dichosencillamentequeíbamosalmuelle?
Lopilloponiendolosojosenblancomientrasresopla.—Venga, Eden, sígueme la corriente. No queremos levantar
sospechas.—¿YquéhaydeTiffani?Pormuchoquequieraolvidarmedeella,sencillamentenopuedo.Me
sientomuyculpablecadavezqueestoycercadeTyler.Comosi todoeldilema de los hermanastros no fuera lo suficientemente problemático,tambiénandosaliendoaescondidasconelnoviodemiamiga.
—Lo tengocontrolado: ellapiensaque estoy con los chicos—diceestodeformatanligeraqueotravezmepreguntosiTiffanileimportaenlomásmínimo.
El muelle está extremadamente ajetreado cuando llegamos, concochesamontonadosenelaparcamientoyfamiliaspaseandoygruposdeamigosyparejasdelamanomientrascaminanporlapasarela.Mehacensentir un poco de envidia, y es tentador estirar lamano y sencillamenteentrelazar mis dedos con los de Tyler. Pero no soy lo suficientementevalienteparahacerlo,ysobretodoenpúblico.
—Muybien—diceTyler,tosiendoparaaclararselagargantaantesdeseñalar con la cabeza en dirección al concurrido parque de atraccionesqueseencuentraanuestraizquierda—.PuesestoesPacificPark.YtevoyaenseñarPacificPark,porquemeencantabaestelugarcuandoeraniñoyquieroserlapersonaquetelomuestre.
Hablacontantaseriedadquenopuedodejardemirarlofijamenteconunasonrisaenloslabiosycalorenlasmejillas.
Caminamosapasotranquilopor lapasarelademadera,escuchandoelrumordelmarysintiendoelcalordelsoldelatardeenlascaras.Todoelrato,disfrutamosdelacompañíayhablamossobrepequeñascosasque
vemosanuestroalrededor.Intentamosdescifrarporquélamontañarusaes amarilla; comentamosacercade las camionetasdecomida;hablamosdecómoestándispuestoslosbancos.¿Porquéunomirahaciaelmaryelotrohacialaciudad?
—Esodeahímehacíacagarmedemiedo—admitecuandollegamosalaentradadelparque.EncimadelenormeletreroquedicePacificPark,hay un enorme pulpo morado. Se mete las manos en los bolsillos connerviosismo y camina deprisa para franquear la entrada—. Todavía lohacedeciertamanera—confiesa.
—Ahhh—asientoconlacabezacuandoloalcanzo,abriendolosojosdemaneratraviesa—.Yanoerestanmalote,¿no?
—Bueno—dice,subiendoeltonodesuvozunoctavo—.¿Unmalotetediríaqueadoraelalgodóndeazúcar?
Sacándose las manos de los bolsillos, señala hacia un carrito decomida.Vende todo tipodecosas tradicionales,desdepalomitasdemaízhasta helados ypretzels, y, por supuesto, algodón de azúcar. La cara deTyleresunaenormesonrisacuandocompraparalosdos.
Cuandome pasa el palito, observo su sonrisa dulcemientras él segiraparacogersualgodón.
—¿Estássegurodequetesolíaencantarestesitio?—preguntoconintención.
Sus cejas suben de inmediato. Frunciendo los labios, coge unmontoncitodesualgodónyselometeenlaboca.
—Tenemosquesubiralamontañarusa—farfullamientraselazúcarseledisuelveenlalengua.
No responde ami pregunta.Mi sonrisa se convierte en unamuecaalgoburlona.
Losigoentrelagentehastaquellegamosaunbanco,justodebajodelamontañarusaamarillaquerodeaalanoria.Almismotiempoquecomoelalgodón,mirolanoriadarvueltasyvueltasyvueltas.
—Eden—diceTyler.Ladiscretafuerzadesuvozhacequemegirepara mirarlo a los ojos. Su expresión flaquea—. Yo no le mencionaríaesto anadie.Esmás fácil si nosotros, ehhh... lomantenemos en secreto,porahora.Dios,porfavor,dimequesetedabienguardarsecretos.
—Así es—confirmo, pero la realidad de todo estome hace sentirnáuseas.Noquiero andar a escondidas, inventando excusas ymintiendo.Peroséqueahoramismoesnecesario—.Yyoséqueatitambiénseteda
bien,porqueclaramentetienesmuchos.Sus labios forman una sonrisa torcidamientras devora el resto del
algodóndeazúcar.Seponedepie,tiraelpalitoenunapapeleracercanayluegoseñalalasatraccionesqueestánencimadenosotros.
—Eshoradesubir.Mefrustralamaneraquetienedenuncacontestarlaspreguntas,pero
susilenciohablamásaltoquesuspalabras.Nuncarespondeporquesabequetengorazón,porquesedacuentadequeloestoydescifrandoapesardelomuchoqueélseresiste.
Asíquelosdospasamoslanochedelmartesesperandoenlascolaspara subirnos a las atracciones infantiles, pero disfrutamos de cadasegundo. La montaña rusa West, la noria Pacific, la torre del PacificPlunge..., las recordaré todas,porque recordaréestanoche.Recordaré larisa histérica de Tyler cuando creí quemi cinturón de seguridad estabarotoenlatorredelPacificPlungeyseinclinóparaayudarmeaponerloensusitio,connuestrasmanosbuscandoatientasyenredándosecontorpeza;recordaré sus comentarios sarcásticos en la montaña rusa cuando otraspersonasgritabancomolocasenlamáslevecurva;recordarélamaneraenquedijoqueelmarseveíaguaydesdearribaenlanoria,perocuandole eché un vistazo, ni siquiera estaba mirando hacia el mar: me estabamirandoamí.
Estardecuandonosmarchamosdelparque,ylosletrerosbrillanenelcieloquesevaoscureciendoylacorrientedegenteestácomenzandoadisminuir mientras nos dirigimos hacia el coche. Cuando llegamos alaparcamiento, que va quedando vacío, hay un par de personas haciendofotosal ladodelcoche,ytorpementeseescabullen,conscientesdehabersidodescubiertos.
—Pasatodoeltiempo—mecomentaTylercuandosubimosalcoche.Ledaunapalmaditaalvolante,trazandoellogotipodeAudiconeldedo—.No sé por qué. EsLosÁngeles.Hay, yo diría, Lamborghinis y esasmierdasencadaesquinadeBeverlyHills.
Me muerdo la lengua para reprimir las ganas de decir algo, peroluegonopuedomás.
—¿Cómoconseguisteestecoche?Se queda en silencio durante unmomentomientras pasa los dedos
por el volante, como si estuviera pensando en cómo ordenar lainformaciónparacontestarme.
—Porqueconseguímifondofiduciarioantesdetiempo.Ycuandoderepente tienes todoesedinero,novas a ser racional, ¿nocrees?Soyunadolescente, por supuesto que voy a salir a gastármelo todo en unsupercoche.
Seríe,ynosésilohacedemaneragenuinaosisemofadesímismoporhaberhechoalgoasí.
—¿Porqué lo conseguiste antesde tiempo?—presiono, sobre todoporquesientocuriosidad.
Misojosmiransuboca,yestudiolaformaenquemueveloslabioscuandohabla,cómosedesplazasumandíbula.
—Porque según parece el dinero puede hacerte sentir mejor —responde entre dientes de forma seca. Suspira y susmanos se paralizansobre el volante—. Es un fideicomiso importante —admite—. Quierodecir,mimadreesabogadaymipadre...
Su voz baja de volumen durante un segundo antes de tragar ycontinuar, sus ojos se desplazan hasta fijarse en los míos. Lo miro demanera inquisitiva; sin embargo, me siento un poco culpable porfisgonearensusasuntospersonales.Noesasuntomíocuándoniporquésacósufideicomisoantesdetiempo.
—Mi padre tenía su propia empresa —me dice—. De ingenieríaestructural.PortodalaCostaOeste.
Oregónestáen laCostaOeste,ynopuedoevitarpreguntarmesi laconozco.
—¿Cómosellamaba?—Grayson’s —contesta Tyler con rigidez, su mandíbula se tensa
mientras algo cambia en sus ojos. Aparta la vista por un momento—.PorquenosotroséramoslosGrayson.
Enesemomento,giromicuerpohaciaél,cruzandolaspiernasenelasiento.Séqueestoyapuntodeempujarlohaciauntemasensible,peromepareceinteresanteaprendersobrelahistoriadeunapersona,labasesobrelacualsehaconstruido.EnespecialTyler.
—¿Antesdeldivorcio?—Antes del divorcio —repite, encogiéndose de hombros.
Desplomándosemásen suasiento, se llevaunamanoalpeloydejaquedescanseencimadesucabezaduranteunmomentomientrassetiradelaspuntas del cabello—. Yo era Tyler Grayson. Mamá no quiso quemantuviéramossuapellido.
Nosécómocontestar.Talvezesporqueheestadotancentradaensuslabiosqueloúnicoquepuedopensarescómosesentíancuandoestabanentrelazados con los míos. Un nudo me sube por la garganta, peroenseguidaloobligoabajar.
Mi silencio debe de decirle todo lo que necesita saber, porquelentamente se endereza de su postura desplomada.Baja lasmanos de supelocondelicadezaylasponeenmirodilla,yuntemblormerecorrelaespinadorsal.Sepasalalenguaporloslabios,despacio,coqueto,ydeunamaneraquehacequelosientacomounatortura.
—¿Puedobesarteotravez?—murmura, sindejardemirarmea losojos, suspupilas suavesy serenasmientras esperami respuesta, la bocaentreabierta.
Peroigualqueélnuncamecontesta,yonolerespondo.Ensulugar,me levanto de mi asiento y me encaramo sobre la consola central,intentandonodislocarmelapierna,ymepongoencimadeél.Mesientoahorcajadas sobre él en aquel espacio tan limitado, mi corazón palpitacontrasupechoymiespaldaseaprietacontraelvolante.Noesideal,peroessuficiente.
Sindudarlo,mecogelacaraentrelasmanosy,conunadulcefuerza,cubremiboca.Escomoayerotravez,peromejor,suslabiossemuevenconunasensacióndeurgencia.Éldominaelbesootravezconseguridad,haciendocosasquenosabíaquefueranposibles.Ycuantomásmebesa,máspiensoquenoserécapazdesuperarestaexcitación.
Cuandosuslabiosseapartandelosmíosysemuevehaciamicuello,acaricio su pelo con las manos. La suavidadme hace cosquillas en losdedosmientras me besa el cuello, despacio pero con fuerza, agarro sumandíbulayladeosucarahaciaarriba.Micorazónlatedesbocadocuandoacercosuoídohaciamislabios,ymeatrevoasusurrarle:
—Nisiquieratienesquepreguntármelo.
22
CuandoanocheTyleryyollegamosacasaaexactamentealamismahora,nosechamosunfarolparasalirdenuestroerroralnohabertenidocuidadodiciendoqueélmehabía traído.Ellase locreyó.LepreguntóaTyler si había disfrutado de su noche con Tiffani. Él dijo que sí. MepreguntósimehabíadivertidoconMeghan.Ledijequesí.
Yentonces,Tyleryyointercambiamosunarápidamiradacómplice,un secreto tácito cautivo en nuestros ojos, un secreto que solo nosotrossabíamosycomprendíamos.
Papáhoyentraatrabajartarde,asíquetodavíaandaporcasacuandoregresodemicarrera.Estoyagotada.Envezdetrazarunanuevarutaporla ciudad como había pensado, terminé corriendo por la línea de playadesdeSantaMónicahastaVenice.Fuerefrescanteirescuchandoelsonidode las olas del océano Pacífico en vez demimúsica por una vez. Casirelajante,apesardeloquemedolíanlospulmones.
—¿Aquéhoratemarchas?—lepreguntoapapácuandoentroenlacocinatrashabermeduchadoypuestoropalimpia.
Tengoelpeloamontonadodeunamanerapeligrosa,enunaespeciedemoñoencimademicabeza.
Papá apenas me mira mientras mete un montón de papeles en sumaletín.Sefrotalasienycogelasllavesdelaencimera.
—Ahora mismo, tengo una cita importante con uno de nuestrosproveedoresynopuedopermitirmejod...estropearla.
Susmejillassellenandecolorcuandopasarozándome,elmaletínenunamano,lasllavesenlaotra.
—¿MepuedesdejarenelPaseodecaminoatucita?Memueroporuncafébiencaliente,pero lacafeteradepapáyElla
noda la talla.Tengo las piernas tan agarrotadas de haber hecho footingqueme resulta imposibleobligarmeacaminarhasta la calleTres.Tyler
nome puede llevar, porque está en el gimnasio conDean, y Ella ya hasalido con Jamie y Chase para localizar a famosos. Según parece, BenAffleckestáenlaciudad.
Papáreprimeungruñido.—Venga,vamos.CorrohaciaarribaaponermemisConverseyacogeralgodedinero
antes de bajar a toda prisa a donde está mi padre esperando, dandogolpecitosenelsueloconelpiedeformaimpacientealladodelapuerta.Pasoporsulado.CierraconllaveymesiguehastaelLexus,sucaraeslaimagendelestréstotalydelaincomodidad.Silehablocreoquesepondráallorar,asíquedecidoquedarmecalladaduranteelbrevetrayecto.Peroelsilenciosoloduradiezminutos.
—Y bien.—Papá se aclara la garganta—. ¿Estás teniendo un buenverano?
—Estábien.—Eleufemismomásgrandedelaño.Elveranonoestábien. El verano es como un sueño lúcido del que no quiero despertar.Todo lo que ha sucedido en estas últimas semanas ha sido nuevo einapropiado; sin embargo,muy emocionante y adecuado—.Aquíme vabien que me dejes—murmuro, y señalo la acera del bulevar de SantaMónica.
Paraenelbordilloyyomeapeo.Antesdequetengalaoportunidadde cerrar la puerta tras demí, papá se inclinapor encimade la consolacentraldelcocheymeofreceunapequeñasonrisa.
—Tencuidado—meaconseja—.LosÁngelesnoestansegurocomoPortland.
—Para ser exactos—corrijo, inclinándomeparamirarle a losojos—,latasadeviolacionesenPortlandestáahoramásaltaqueelpromediodetodoEstadosUnidos.Buenasuerteconlareunión.
Los ojos de papá se abren mucho cuando cierro la puerta consuavidad. No miro hacia atrás. Con mi bolso dorado colgando delhombro, agarro la tira con torpeza y me dirijo hacia la Refinería, lapequeñacafeteríadelaesquinaalaqueRachaelyMeghanmellevaronalcomienzodelverano, laqueteníaunambientenaturalistayunasbebidasacarameladas de muerte. Está tranquila cuando entro. Hay una mediadocenadepersonasinclinadassobresustazoneshumeantes,algunasleen,algunastrabajanconportátiles,algunashablanconunamigo.
Lachicaqueseencuentradetrásdelmostradormeveyensuslabios
sedibujaunasonrisadebienvenida.Meacercoymiroelmenúqueestáenla pared detrás de ella.Está escrito con tiza, lo cualmehace apreciarloinclusomás.
—¿Quétesirvo?—Un café con leche normal bajo en calorías con vainilla,
supercalienteyconunpocodecaramelo.Saco la cartera del bolso y pongounbillete de cincodólares en el
mostrador. Me siento culpable por añadir un poco de caramelo, peroAmelia pasómeses convenciéndomede que está perfectamente bien quemepermitatomarmibebidafavoritadevezencuando.
—Muy bien —dice la chica mientras saca mi cambio de la cajaregistradora—.Telotraigoenseguida.
Cojoelcambioymedirijoaunapequeñamesaalladodelapared.Sueltoelbolso,mesientoymepongocómoda.Elmerohechodesentarseaquíesreconfortante,merelajoyobservoalagenteamialrededor.Meencantamirar a las personas. Siempremepregunto qué historias tienen.¿Dónde crecieron? ¿Cuántos hermanos tienen? ¿Cuál es su sabor deheladofavorito?
Ymás importanteaún,mepreguntosi suveranoes tancomplicadocomoelmío.
—Aquítienes—anuncialachicaconsuavidadcuandoponeeltazóndelantedemíunosminutosmástarde—.Quelodisfrutes.
Le doy las gracias y luego espero hasta que desaparece otra vezdetrásdelmostrador,ycuandolohace,cojomitazónybebounenormesorbo. Está muy caliente. Me quema un poco la garganta, pero no meimporta.Tieneunsaborincreíble.
Desplomándome en la silla, hurgo en el bolso buscando losauriculares y elmóvil antes de enchufarme lamúsica deLaBreveVita.Cierro los ojos ymuevo la cabeza al compás del ritmo, y respiro.Mealegrotantodehaberterminadoensuconcierto...Meencantan.Susletrasson profundas y cada canción cuenta la historia de nuestros errorespasados,denuestrofuturo.Elpuenteenlamayoríadelascancionesesenitaliano.
Estoytotalmentemetidaenlamúsicacuandonotoquealgosemuevedelantedemí.Misojosseabrenconrapidezyelcorazóncasisemesaledisparado del pecho cuando descubro que un par de ojos me mirafijamente.Deinmediatomeenderezodeunsaltoymisauricularescaenen
lamesa.—Ey—saluda.—Mehasasustado—digoconlarespiraciónentrecortada,ymellevo
lamanoalpechointentandorecuperarelaliento.SoloesDean.Parecequeacabaradeintentarcorrerunamaratónpero
sedesmayójustoantesdellegarniaverlameta.Tienelasmejillasrojas,elrostrosudoroso,elpelorevuelto.
—Culpamía.—Mepideperdónconunasonrisadearrepentimiento—.Estabapidiendouncafécuandotevisentadaaquí.
Mis ojos se desvían al vaso de cartón para llevar que tiene en lamano.Mirohaciaarribaotravez.
—¿Acabasdesalirdelgimnasio?—¿Acasonosenota?Selimpialafrenteconeldorsodelamanoyluegoseríe.Niegoconlacabezaybebootrosorbodecafé.—No.Amitaddemisorbounpensamientomecruzalamenteyatodaprisa
tragoparapreguntarle:—¿Tylerestácontigo?Mi mirada explora la pequeña cafetería, buscando un par de ojos
verdesyunmontóndepelonegro,peroDeandice:—No,haidoaMalibúaencerarelcoche.Ydejodebuscar.—Ah—digo.Decepcionada,miro fijamentemicaféypasoeldedo
porelbordedeltazón—.Nomesorprende.—Y¿quéestásescuchando?—mepregunta.Seinclinasobrelamesa
paradarleungolpecitoamiteléfono,ycuandoapareceLaBreveVitaenlapantalla,seleiluminalacara—.¡Anda!
Meencojodehombroscontimidez.—Sonmuybuenos.—¿Cuálestucanciónfavorita?—Ah, Dean, qué pregunta tan difícil —gimo. Ladeo la cabeza y
apoyo mi mejilla en la palma de la mano mientras miro la lista decanciones de sus tres álbumes hasta que llego a una conclusión—.CreoquetienequeserHoldingBack.
Deansereclinahaciaatrásysecruzadebrazos.Aprietaloslabiosymuevelacabeza.
—Increíble.—¿Qué?Sequedaquieto.Susojoscastañosmemiranduranteunlargoratoy
suslabiossemuevenconcuidadoydespaciohastadibujarunasonrisa.—Esatambiénesmifavorita.Le devuelvo la sonrisa aunque intento no hacerlo,mordiéndome el
labio.—Esunacanciónincreíble.—Vayaquesí—conviene.Lasonrisadesucaraseamplíaymeclava
losojos,comosiestuvieracontentoconsolomirarcómobebomicafédemaneraincómoda.Sesientaalotroladodelamesa—.Yoteinvitoalcafé—dice, al fin. Mete la mano en el bolsillo de sus vaqueros y saca labilletera.Duranteunos segundos rebuscadentro,y luegoponeunbilletearrugado de cinco dólares sobre lamesa delante demí—. Cinco pavosparareembolsarelgasto.Sontuyos.
Entreabroloslabiosalinclinarmeparacogerelbilletearrugado,lotomoentremipulgareíndiceypestañeo.TienealgogarabateadoentintanegrasobreelMonumentoaLincolndeldorso.Cuandomecentroen laescritura,medoycuentaconrapidezdequedice«dineroparagasolinadeEden».AbroaúnmáslabocamientrasalzolavistaparamiraraDean.
—¿Loguardaste?—pregunto—.¿Yescribisteenél?—Paraacordarmededevolvértelo.—Peronoloquiero.—Malasuerte—dice.Conunasonrisatímida,seinclinayaprietamisdedossobreelbillete,
yluegosueltamimano.Yosolomuevolacabezariéndomeymetoelbilleteenelbolsoque
hedejadoami lado.Vuelvoamicaféybebovariossorbos largos,yélhacelomismo.
Dean sopla el café como si estuviese demasiado caliente, y luegopregunta:
—¿Quévasahacerdespués?—Probablementevuelvaacasa.—Cuandomirosusojosotravez,me
estáobservandoconunacejaenarcadaconcuriosidad—.Quierodeciramicasadeaquí,deSantaMónica—aclaro—.NoaPortland.
—Esoesloquepensé—dicealavezqueselevanta.Cogesucaféyse lo lleva a los labios, bebiendo un poco con cuidado antes de señalar
hacia la ventana con la cabeza. Sopla un poco más—. ¿Quieres que telleve?
Aestasalturashedescubiertoqueesbeneficiosoestarenunanuevaciudad sin coche: no tienes que pedir que te lleven, porque la gente seofreceporlástima.
—Sitevabien...—contesto.Detodosmodostodavíanotengoelcarnetdeconducir.—Porsupuesto—responde—.Venga.Mebeboelúltimosorbodecaféantesdeguardarmisauricularesen
elbolsoycolgármelodelhombro.Deanyasehadirigidohacialapuertaymeesperaapoyadosobreella,ymelaabreparaquesalga.Laluminosamañanahaperdidoalgodebrillo.Reclino la cabezaparamirar al cieloconsorpresa.
—¿Adóndehaidoelsol?Deanseencogedehombrosmientrasobservaeltráfico.—Encontradeloquelagentesuelecreer,lalluviasíqueexisteenel
Estado Dorado. —Me empuja con suavidad hacia delante cuando seproduceunespacioentreel tráficoyconrapidezcruzamoshastaelotrolado del bulevar. Veo su coche metido a presión en un espacio y mepregunto cómo ha logradomaniobrar para estacionarlo allí—. Es raro,pero a veces hay tormentas de veranoqueduran, por lomenos, todo eldía.Vienendelanadaysonsuperfuertes.
Cuandoquitaelsegurodelaspuertas,abroladelpasajeroydeslizomicuerpoenelasiento.
—La lluvianomemolesta.Es lohabitualenPortlandduranteochomesesalaño.
—Esodebedeseruncoñazo.Durante el trayecto, hablamos de cosas tontas como la lluvia y la
nieve y las cafeterías y los sabores de los siropes. Amíme encanta elcaramelo; a Dean, la canela. Pero mi buen humor se desinfla cuandollegamosyelcochedeTylernoestáestacionadoenlaentrada.Nolohevisto desde por la mañana temprano, y estoy empezando a echarlo demenos,aunquesuenepatéticoydesesperado.
—Graciasportraerme...otravez—digocasidemaneratímida.Se me sonrojan las mejillas cuando me dice que no es ninguna
molestia,yentoncessemecruzauna ideabrillantepor lacabeza.Es tanestupendaquesonrío,ríoycasiresoplo.Cojomibolsoyhurgobuscando
elbilletedecincodólares,elmío,elquetienelasletrasgarabateadasporDean sobre el Monumento a Lincoln. Cuando por fin encuentro elmaltrechobillete,lopongoenelsalpicadero.
—Paralagasolina—digo.Deansueltaunagrancarcajadaymuevelacabeza.—Hastalapróxima.Sedespideconlamanomientrasmebajodelcocheyentroencasa.PuedequeelcochedeTylernoesté,peroelRangeRoversí,loque
significaqueEllaestáencasa.Todoestáensilenciomientrasavanzoporelrecibidor.EchounamiradaporlapuertadelsalónyveoaEllasentadaconlaspiernascruzadassobreelsofá,conunapiladeálbumesdefotosasulado.
—¿Ybien,pudisteconoceraBenAffleck?—preguntoentrandoenlahabitación.
Los ojos azules deElla parpadean hacia arriba paramirarme a losmíosmientrascierraelálbumquetieneenelregazo.
—Bueno,habíamuchagente,loqueimplicamuchoscoches,asíqueles dije a los chicos que no pensaba pagar el aparcamiento. En vez dequedarnoslosdejéencasadeunosamigos.
Meríoyluegoseñaloconlacabezaelmontóndeálbumes.—¿Quéestásmirando?—Ah,nada—diceconrapidez—.Solofotosantiguas.Nohabíanadie
en casa y pensé que... pensé que las bajaría del desván y las miraríamientrasestabaistodosfuera.Loschicosdetestanquecontemplesusfotosdebebé.
Reprime una carcajadamientrasmira hacia abajo, rozando con losdedoslaajadacubiertadelálbumquesostieneenlasmanos.
—¿Puedoverlas?Meacercoalsofáyempujolosálbumesparahacermesitio,yluego
mesientoalladodeEllaycruzolaspiernassobreelcuero.Ellaparecehastaunpoconerviosacuandolentamenteabreelálbum
otravezyloponeentrenosotras;así,esteseapoyaamediasensurodillayenlamía.
—EstassondecuandonacióChase—meexplica.Hay una colección de fotos de un recién nacido envuelto en una
mantaazuldentrodeunacunadehospitaldeplástico.Chaseestállorandoen todas, tiene lasmejillas tan sonrojadas que casi son de color violeta.
Ella pasa la página para revelar más fotos del hospital, pero esta vezChaseestáenlosbrazosdeunamujerdemedianaedadquenoreconozco,yluego,enlasiguientefoto,enlosdeunhombredeedadparecida.
—Sus abuelos—me informaElla, algo rígida. Pasamás páginas ynotoquehayvariosespaciosenblancoconelcontornodesteñidodefotosqueyanoestán,yluegoEllasedetieneenunapágina,yseríe—.Ay,Dios,mimelena.
AhoraChaseesunassemanasmásmayor,conojosgrandesyalertas,yuna jovenElla lo levantahacia lacámara, supelo rubio leenmarca lacara y sonríe ampliamente, como si le hubieran hecho la foto justo enmedio de una carcajada. Se la ve tan joven y tan feliz y tan libre depreocupaciones...Escomosienesemomentosuvidanopudierasermásperfecta. Un niño más pequeño está de pie a su lado, aferrado a suspantalonesdechándalmoradosyconloslabiosfruncidos.PuedoverqueesJamieporsupelorubio,ydebedeteneralrededordetresañosenestasfotos.
—Están un poco vacíos —dice en tono de disculpa, y cambia elálbumporunodelosotros—.EsteeseldeTyler.
Mi interés aumenta aún más cuando dice esto. Moviéndome paraasegurarmedeestarcómoda,memuerdoel labioymirohaciaelálbumnegro mientras Ella abre la primera página. Vacía. Pasa más páginas.Vacías.Yporfin,enlasextaencontramoslasdosprimerasfotos.Hayunbebédiminutoenunaincubadora,muypequeñoymuyfrágilymuyrosita.
—Nació cuatro semanas antes de tiempo—me comenta Ella—. Sesuponíaqueteníaquenacerenjulio,perovinoenjunio.
—Nolosabía.Pasamosmás páginas vacías hasta que llegamos a una foto deElla
acostada en una cama de una habitación oscura con Tyler acurrucadosobresucuerpo.Aquíselaveinclusomásjoven,unaadolescente,talvezsolo un año mayor que yo. Tiene el largo pelo atado en una coletadespeinada y sus ojos cargados de fatiga. Se la ve agotada, pero nocomentonada.
Enlaúltimapáginadelálbum,Tyleryanoesunbebédiminuto.Tieneunosañosmás,erguidosobresuspropiospiesyvestidoconunpequeñoesmoquinnegro.Estásonriendoalacámarayyoledevuelvolasonrisa,el pelo oscuro y los ojos verdes me parecen tan familiares... No hacambiadonada.
—Esaesdeldíademiboda—diceEllaenvozbaja.Me sientounpoco incómoda al oírla decir estaspalabrasdadoque
soylahijadesunuevoesposo,perotodomeparecemuyinteresante.—¿Cuándotecasaste?—Cuandoteníaveintiúnaños,Tylermeacompañóalaltar,porqueno
mehabloconmispadres.Soloteníacuatroaños,peroleencantó.Yentoncescierraelálbumylodejaaunlado.—¿Esoestodo?—pregunto,conalgodeincredulidad—.¿Soloocho
fotos?—Antes estaba lleno—admite. Se le nota triste cuando habla, pero
mira hacia el lado yme sonríe, como si estuviera bien—.Tyler quemómuchas.
Mientrecejosefrunce.—¿Lasquemó?—Hizo una hoguera en el patio —me explica encogiéndose de
hombros—.Habíaunmontónde fotografíasqueélnoqueríaconservar.Lodejéhacerloporquepenséqueharíaquesesintieramejor.
Antes de que pueda presionar para seguir con el tema, se aclara lagargantayseestiraparacogerotroálbum.ProbablementeseaeldeJamie,peronohaabiertonilaprimerapáginacuandoescuchamoselsonidodelapuertaqueseabreysecierra.
—¿Ella?—preguntaunavoz.Creo que las dos esperábamos que fuese Tyler, pero la voz es
femenina,yyolareconozco.—¡Aquí dentro, Tiffani! —responde Ella, confirmando mis
pensamientos.Mepreguntoquéhaceaquí.Lellevaunossegundosllegaralsalón.Cuandolohace,abrelapuerta
yladealacabeza.—Ah,hola,Eden.—Hola.Apenaspuedomirarlaalosojos,comosiyofueraunavendedorade
drogasyellaunaagentefederal.—¿EstáTylerporaquí?Ellamepasaelálbumdefotosyselevanta,alisándoselasarrugasde
suropamientrasseacercaaTiffani.—Ehhh, no lo he visto en toda la mañana —responde—. ¿Has
intentadollamarlo?Alomejortodavíaestáenelgimnasio.—Lo he estado llamando desde anoche—afirma Tiffani de forma
brusca—. Sigue rechazando todasmis llamadas. Y hablando de anoche,¿adóndefue?
Ellafrunceelceño.—¿Noestabacontigo?Enesepreciso instantemicorazóndejadepalpitarysemehiela la
sangre.Semeentreabrelabocamientraslasmiroalasdos,yloúnicoquepasapormicabezaesesto:lahemosjodidodeltodo.NoséporquéTylercreyóque lasexcusasnonos ibanaexplotaren lacaraynoséporquéaceptéseguirleeljuego.
Yjustocuandocreoquemevoyacaermuerta,escucholapuertadenuevo.Estavezeslapersonaqueesperábamos.Loescuchoantesdeverlo,suvozgravemurmuramientrasseacercaporelrecibidor:
—¿Quéhacesaquí?Tiffani se gira en la puerta del salón para mirarlo de frente, su
expresiónesfría.—¿Dóndeestuvisteanoche?—Yate lodije—explica.Puedover lamitaddesucaraporencima
delhombrodeTiffani,yobservocómotragarápidamente—.Estuveconloschicos.
—Tyler—explotaElla,poniéndosedepieparaquelavea.Presientocómo él maldice para sus adentros—.Me dijiste que habías estado conTiffani.¿Adóndefuisteanoche?
—Ay,Diosmío—exclamaél—.¿Acasoimporta?Ellasegiraparamirarloalosojos.Yoenestepuntosigoaguantando
larespiración,ymedamiedoacabarponiéndomeazul.—Eden,¿adóndefue?Todosclavanlavistaenmí.LamiradadeEllaessevera,laexpresión
de Tiffani es lívida, y los ojos de Tyler están muy abiertos, comosuplicándomequenometalapata,rogandoquesemeocurraalgo.
—Ehhh,me dejó en casa deMeghan y luego cambió de planes—miento,rezandoporquemiprocesomentaltengalógica—.Decidiósalirconloschicos.
—¿Ves?—murmura Tyler, estirando lamano para coger a Tiffanidelcodomientrasseleacerca,peroellasesacudelamanoparaapartarlo.
—Nomehables—dicefuriosa,poniendounamanoenelpechodeél
y empujándolo hacia el recibidor—. Eden, ven conmigo. Tenemos quehablarconRachaelyMeghan.Ahoramismo.
Sumiradameadviertedequenomeniegue,asíquenolohago.Encambio,empujolosálbumeshaciaelladoymeapresuroalevantarme.Mecoge de lamuñeca cuandome acerco, sacándome de un tirón del salónhaciaelrecibidor.EmpujaaTylerapropósitoalpasarlomientrastirademí.
Puedo ver que está furioso, pues nos fulmina con la mirada, suspuños están cerrados cuando desaparecemos por la puerta. No tengo nitiempo de coger mis zapatos, así que me veo arrastrada por el céspeddescalzasinqueTiffanimedéningunaopciónmásqueladesubirmeasucoche.
Yenelsegundoenquesemeteenelasientodelconductorycierralapuerta, se echa a llorar. Es un sollozo tremendo, y hunde la cara en lasmanosy llorasobreelvolante.Supechosubeybajademaneraerráticamientrasluchaporrespirar.
—¿Estásbien?—pregunto,peroenseguidapongolosojosenblancoantemiestupidez.Porsupuestoquenoestábien.Megiroparamirarladefrente,estiroelbrazoparafrotarlelaespaldademaneraconsoladora.Nopareceproducirningúnefecto—.¿Quépasa?
Todavíasollozaunpocomásantesdelevantarlacabezaylimpiarselosojosconlospulgares.Surespiraciónesaúnirregularcuandoponeenmarchaelmotoryseabrochaelcinturón.
—Notelovasacreer—gimoteamientraselrímelledejarastrosenla cara—. Rach y Meg nos están esperando en mi casa. Sencillamentenecesito...necesitodesahogarme.
Conducimosensilenciohastasucasa,yagradezcoquevivamosenelmismobarrio.Nocreoquepudierasoportarelsonidodesullantomásdediezminutos.Peroesosdiezminutos,detodosmodos,loshepasadoconunnudoenelestómago.EstoybastanteseguradequeTylereslarazóndeesaslágrimas.
Cuando llegamos, los coches de Rachael y Meghan ya estánaparcadosen laentradadeTiffani,yseapeande inmediatoyseacercancorriendoanosotrasenelmomentoenqueelvehículosedetiene.
—Ohhh,Tiff.¿Tanmal tefue?—Rachaeles laprimeraenrodearlaconsusbrazos,y ledaunfuerteestrujón—.Recuerda:esmivecino,asíquepuedocruzarlacalleahurtadillasconfacilidadenmitaddelanochey
cortarlelaspelotassiquieres.AhoraséquedefinitivamenteesculpadeTyler,ymepreguntosital
vez está molesta porque la dejó tirada para salir con sus amigos. Peroinclusoesoparecedemasiadopatéticoparaestarllorandodeesamanera.Tienequetratarsedealgopeor.
—¿Cuántasvecestehemosadvertido?—preguntaMeghan,cogiendolamanodeTiffaniydirigiéndolahacialapuertaprincipal—.Tiff,túsabesqueestanoeslaprimera.
—Lasotrasveceseranrumores—gimeTiffani,dejandoescaparotrotremendosollozo—.Estavezhaypruebas.
—¿Pruebasdequé?—pregunto,mientrastodasarrastramoslospieshastalacasa.Nadiehaexplicadotodavíaporquéestállorando.
—Ay,Diosmío,Eden,porfavor,entérate—farfullaRachaelmientrasme dispara una mirada asesina, y luego mira a Tiffani con simpatía yfrunceloslabios.
Todavíanocontestamipregunta,yprontotodassubimoslasenormesescalerasyentramosenlahabitacióndeTiffani,dondesedesplomaensucama.
—Empieza por el principio—diceMeghan con suavidad,mientrasTiffaniinhalayexhalarepetidamente.
Estamos todassentadasdelantedeellaenelcolchón,comosi fuesenuestrareinaynosotrassussirvientas.Enciertomodo,esoesverdad.
—Yaoslohedicho—explotaTiffanimalhumorada,unpocoagitada—. Estaba sacando la correspondencia esta mañana cuando AustinCameronpasóenelcocheysedetuvo.MepreguntósihabíadisfrutadodemicitaconTylerymeguiñóunojovariasvecescomoelputopervertidoque es. Le pregunté de qué hablaba y comentó que nos había visto ayertardeporlanocheenelmuelle.Yonoestuveenelmuelle.
Sipenséqueantesnoestabarespirando,ahoraestoysegura.Labocasemeabremientraslamirofijamente.MedoycuentadequeTylernoeslarazónporlaqueestállorando.
Soyyo.—¿LedijisteaAustinquenoerastú?—preguntaRachael.Ledagolpecitosenlarodillacomosiesofueraaconsolarla.—Porsupuestoquese lodije—farfullaTiffanientremássollozos,
mientrassedesmoronaotravez—.Éldijoquedefinitivamentehabíavistoa Tyler «montándoselo» en su coche en el puto aparcamiento.
Automáticamentedioporsentadoqueerayo,porqueesevidentequevaasuponereso...,soysunovia.
—Nodeberíasserlo—murmuraMeghan—.Notemerece.Tiffani aprieta los ojos por un momento antes de respirar
profundamente.—LepreguntéaAustinsiestabasegurodequeeraelcochedeTyler,
y dijo que sí, que lo reconocería en cualquier sitio. Dijo que era sunúmerodematrícula.Entoncesporsupuestoquelepreguntésirecordabahabervistoquiéneraesachica,peromecontóquesoloviosiluetas.—Unrepentino gruñido brota de su garganta y lanza su puño contra unaalmohadaquetienealalcance—.¿PorquédemoniostieneTylerventanasahumadas?Penséqueeranilegalesyahoraestoyempezandoaentenderlarazón.¡Permitenquelosinfielespuedanponerloscuernos!
«Ay,Diosmío—pienso—.Todoestoesculpamía.»—¡Amímedijoqueestabaconloschicos,perolecontóasumadre
que había venido a verme! ¡Es un puto mentiroso! —Más puñetazos ygolpesyarañazosmientrasdestruyetodoloquetienecerca.Nopuedoniempezaraimaginarmecómoreaccionaríasisupieraqueerayo—.¡Todoestetiempoestabafollandoconalgunaputa!Medaasco.Voyavomitardeverdad.Ay,Dios.
Sellevalasmanosalestómagoydejacaerlacabeza.—Necesitas romper con él, Tiffani—aconseja Rachael, su tono es
algo condescendiente, como si estuviera hablando con un niño pequeñoqueexperimentasuprimerromanceenlaguardería.
—Pero¡esquenopuedo!—gimemientraselpelolecaeporencimade los ojos, y otra vez surgen las lágrimas. Se sube el edredón hasta lacara para secarse las mejillas. No pasa mucho tiempo hasta que la telaquedaempapada—.Lonecesito.
—TalvezAustinlointerpretómal—intentoconsolarla,obligandoalaspalabrasasalirdemiboca.
Tengo la garganta completamente seca, pero de todosmodos hagotodo lo que puedo para que mi voz no se rompa ni salga temblorosa.«Haztelaloca—medigo—.Actúademanerainocente.»
—Vale—diceRachael,estirandoelcuelloparalanzarmeunamiradadedesaprobación—,Eden,séqueesdetufamiliayeso,pero,porfavor,nolodefiendas.
—Nolodefiendo—intentoobjetar.
Me siento más pequeña que nunca, y la verdad es que no estoydefendiendoaTyler.Meestoydefendiendoamímisma.
Durante veinte minutos, escuchamos a Tiffani despotricar ydesahogarse y maldecir hasta que se calma. Todo el tiempo, yopermanezco en silencio conmiedo a decir algo queme delate. Rachaelsugierediferentesmétodosdecastigo,mientrasqueMeghanproponequesalgamosycomamoshelados,peroTiffanidicequenoporque:
—Siestoygorda,querráponermeloscuernosinclusomás.Esecomentarionomeagradamucho.¿Acasoestásugiriendoquelas
chicas más grandes no son atractivas? ¿Que los tíos no van a por laschicasrellenitas?Nolosé.Peromemolesta.
Al final asegura que lo único que quiere hacer es dormir, así lointerpretamoscomo la señalparadejarla sola.Necesita espacio,ydesdeluego que yo agradezco poder irme de allí por fin.Rachael se ofrece allevarmeacasa,ahorrándometenerquecaminarporelbarriodescalza.
—Llámanos si pasa cualquier cosa—dice Meghan, mientras todasestamoscercadelapuerta.Tiffanisiguetiradaensucama,girándosedevezencuando—.Nostienesquemantenerinformadas.
—Loharé—dicesorbiendoporlanariz—.¿PuedohablarconEdenunsegundo?
RachaelyMeghanintercambianmiradasconmigo,yyocontemplolaideadeimplorarlesquenomedejensolaaquíconella.Peroantesdequetengalaoportunidaddepedirclemenciasiquiera,Rachaeldice:
—Claro,teesperaréenelcoche,Eden.Ylasdossevan.La habitación se sumerge en el silencio mientras Tiffani hunde la
cabezaeneledredón.Suspalabrassuenanamortiguadascuandohabla:—Loquedecimosenestahabitaciónsequedaenestahabitación.Ni
seteocurracontarleaTylernadadeloqueacabamosdecomentar.—No lo haré —casi chillo, mis ojos se desvían en dirección al
pasillo, mirando con añoranza hacia las escaleras—. Espero que estésbien.
—Noloestoy—replica—.Pero¿Eden?—¿Sí?Seincorpora,sesientaconlaspiernascruzadasymirafijamentecon
losojoshinchadosen tornoa lahabitaciónhasta llegaramí.Dealgunamaneraaprietaloslabios,lamandíbula,frunceelceño.Algobrillaensus
ojos azules, algo nuevo que nunca he visto antes, una expresión tanretorcidayduraqueporunmomentomeatemoriza.
—YoséqueanochenoestuvisteconMeghan,porqueyoestuveconella.
23
Tyler está en el recibidor cuando regreso a casa. Tiene los brazoscruzados delante del pecho, la mandíbula apretada, los ojos feroces.Parecequeestuvieraapuntodepisaruncuadriláterodeboxeo,listoparaprovocarle daños cerebrales al contrincante. El problema es que no séquiénessuenemigo.
—¿Qué ha dicho?—espeta con desprecio. Cuando se acerca a mí,dejalosbrazoscolgandoyaprietalospuños—.¿Quéhasdichotú?
Muevo la cabeza mientras echo una mirada alrededor de su altocuerpohaciaelsalón.Ellasehaidoylosálbumestambién.
—¿Dóndeestátumadre?—Ha idoabuscaraChase—dice rápidamente, suvozeshuraña—.
Ahora,¿quédemonioshapasado?Respiro hondo, mis ojos fijos en sus rasgos endurecidos mientras
intentoencontrarlesentidoatodo.Estoymuertademiedo.—Alguiennosvioanoche—farfullo,ylabilisvuelveasubirpormi
garganta—.AustinCameron...SelodijoaTiffani.Los ojos de Tyler se abren con conmoción antes de volver a su
miradafría.—¿Meestástomandoelpelo?—gruñe.Unaoladeadrenalinaparece
fluirporsusbrazos,ylanzaunpuñetazoalapalmadesumano,creandoun fuerte sonido cuando los nudillos golpean su propia piel—. Voy amachacaraesehijodepu...
—No saben que era yo —interrumpo de inmediato, mi voz estranquila y rasposa, entrelazo los dedos una y otra vez.Mis ojosmiranhaciaelsuelomientraselpechosemeencoge—.Estádestrozada,Tyler.
No está solo molesta; está furiosa. Siento que puede olerse algo.Ahora sabe que tanto Tyler como yomentimos sobre dónde estuvimosanoche,yapesardemihorrendaintentonadeexplicarlo,hadejadoclaro
que piensa descubrir lo que estoy ocultando. Mirando atrás,probablementesemepodríahaberocurridounaexcusamejor.Peroestababajo presión, así queme fui por las ramas diciendo que habíamentidoporquepapáyEllasolomeibanadejarsalirdecasasisabíanqueibaaalgún sitio seguro. ¿Convincente? Para Tiffani no. No creo que puedahacerlefrenteotravez.
Durante un momento permanecemos en silencio. Tyler relaja lospuños a la vez que suspira. Desde debajo demis pestañas veo cómo sefrotalanucaantesdepasarselamanoporelpelo.
—Yo lo arreglaré—dice en vozbaja. Sus palabras hacenquemirehaciaarribadenuevo,nuestrosojosseencuentran—.Mira,estácabreada.Lo entiendo, pero lo puedo arreglar. Le diré que cometí un error, lecompraréalgobonito,yentoncesseolvidarádeelloytodovolveráasucauce.Yluegoveremosloquehacemosconelresto.
Clavo mis ojos en él con incredulidad. Con los labios apretadosformandounafirmelínea,aprietolosdientesylofulminoconlamirada.
—Nadavolveráa sucauce—ledigo seca, escupiendocadapalabra—.¡Nadaestáensucauce,Tyler!Tenemosqueparar.
—Parar¿qué?—Esto.—Alzo lasmanos en señal de rendición,mientrasgesticulo
señalándoloaélyamí.Nodeberíahaberdejadoquelascosasllegarantanlejos.Ahoraestoymetidahastaelfondo.Tressesionesdemorreohastaelfondo—.Tienesnovia,Tyler,meniegoatomarparteenunainfidelidad.
—Noloharás—replicaconfirmeza,pero luegosus labiosdibujanunasonrisa,ydaunoscuantospasoshaciamíymecogeporelcodo.
La calidez de su piel crea una ola que cubremi brazo de carne degallinacuandomeatraehaciaél,ymirohaciaarribamientrasélcierralosojosyseinclinaparabesarme.Deinmediatoretiroelbrazodeuntirónycontorsionomicuerpopara separarme.Él sequedadepieallí, agitandolas manos en el aire mientras abre los ojos lentamente y me mira confuria.
Yo solo pestañeo almirarlo, intentando descifrar qué está pasandopor su cabeza ahoramismo. Es evidente que está loco. Después de unalargapausa,porfinpregunto:
—¿En serio?Ahora no es elmomento.Aunquepudieras garantizarqueellanolodescubrirá,quelohará,detodasformasnoquerríahacerlo.—Doyunpasohaciaatrás,agitandolasmanosdelantedemí,moviendola
cabeza,conunnudoenlagarganta—.Novoyahacerlo.—Venga.—Ya no tiene la sonrisa en los labios, pero la pedantería
todavíapermaneceensusojos.Conasco,medoylavueltaymemarchohacialasescaleras,cuandoestoyamitaddecaminobalbucea—:Podemosresolveresto.
—¿Cómo, Tyler? —exijo saber mientras me vuelvo con rapidez,agarrándomea labarandillaymirandohaciaabajo—.Solo tenemosdosopciones.
—¿Solodos?—Dos —confirmo. Miro sus ojos ardientes y luego me asalta la
imagen de Tiffani y el rímel corrido y sus sollozos ahogados y susalmohadasmanchadasconsuslágrimas.Aélnoleimportaunpepino—.Tienesqueromperconella.
—No—rebate,negandoconlacabezaconfirmeza—.Nopuedo.—¿Porquéno?—pregunto.Paraempezar,creoqueignorarámipregunta.Setomasutiempoen
contestarla.—Porqueesmáscomplicadodeloquepiensas,¿vale?Tiffani...Mira,
nomepresiones.—Haceunapausaymemiracomoadvirtiéndomedequenolodesafíe,asíque,apesardelafrustraciónquesiento,solofrunzoelceñoyesperoaquevuelvaahablar—.¿Cuáleslaotraopción?
—Queignoremosloqueseaquehayentrenosotros.Dueledecirlo,peroséquetienesentido.SiquiereseguirconTiffani,
entonces tenemos que actuar como hermanastros y nada más. Nada decoquetear discretamente, nada de robarnos besos, nada de indirectassexuales. Pero si él quiere eso, entonces no puede seguir con Tiffani.Porquehacerlasdoscosasseconoceporlainfameexpresiónde«ponerloscuernos».
—¿Así que básicamente —comienza a decir mientras se cruza debrazos— puedo estar contigo si rompo con Tiffani? Se trata de elegirentretúoella,¿verdad?
La expresión engreída ya ha desaparecido hace rato. Ha sidoremplazada por una mirada irritada, sus ojos tan entrecerrados queparecen una rayita, sumentón izadomientrasme observa. No creo queestéenfadadoconmigo, sinembargo.Estáenfadadocon la situación.Yotambiénloestoy.
—¿Porquéactúascomositepillaraporsorpresa?Eseultimátumes
bastanteobvio—digoseca—.Deberíashabersabidoquellegaría.Al mismo tiempo que aprieta la mandíbula, reclina la cabeza y se
pasalasdosmanosporelpelo.Murmuraalgoentredientesantesdedarsela vuelta y dirigirse sigilosamente hacia la cocina. Yo entro en mihabitaciónpisandofuerteycierrodeunportazolosuficientementefuerteparaqueéllooiga.
Essolocuestióndesegundosantesdequemepongaadudardetodoyatorturarmeconinterrogantes.Lapreguntamásimportantedetodasesesta:¿porquémesientoatraídaporTyler?
Si soy sincera, no puedo pensar en ninguna respuesta lógica. Mesientoatraídapormihermanastro,paraempezar,ylaideadequealguienlo descubra me resulta muy difícil de sobrellevar. Nos juzgarían,fruncirían el ceño y nos desterrarían de la sociedad. Pero no es solo lacomplicacióndequeseademifamilialoquemetieneconfundida.Eselhecho de que tiene tantísimas taras que yo debería detestar, pero quesencillamentenopuedoodiar.Porlomenosahorano.¿Porquéestoytanfascinadaporun tíoalqueno leparece importarnada?Deberíaodiarloporserunimbéciltanarroganteyegoísta.Peroyanolopuedodespreciar,apesardetodosloscomentariosinadecuadosquehace,ylosporrosquefuma y del alcohol que consume en solo una hora, porque ahora estoytotalmenteconvencidadequenolohaceparaparecerguayoparaencajarcon loschicoscon losquese junta.Hayalgomás,algo intrigantesobrequién es en realidad debajo de la imagen de chico duro que intentaproyectar.Estoymuyinteresada,muypillada,ymeestoyenamorandodeél.
Sinceramente,preferiríaquenofueseasí.EllayChaselleganacasaunpocodespués.Ellaasomalacabezaen
mi habitación para ver si ya he vuelto, argumentando que la casa estádemasiado silenciosa y que la está haciendo sentir incómoda. Finjo unacarcajada antes de que se dirija a la puerta de al lado para comprobarcómo está su hijo mayor y más infame. No recuerdo haberlo oídodesaparecerensucuarto,peroséquedebedehabertenidolamismaideaqueyo,porqueescuchosuvozatravésdelasparedes.
DiscutendurantemásomenosunminutoantesdequeEllasedéporvencida y lo vuelva a dejar solo. Me pregunto si para ella es un ciclorepetitivo. Intenta convencerlo, él le grita, ella se da por vencida.Una yotrayotrayotravez.Pareceserpartedesurutinadiaria.
Vuelveasubiramihabitaciónunpocomástardeparaconvencermedequebajeacenar.Memuestroreacia,peronomedaopcióndediscutir,asíquelasigohastalacocina.PapáyChaseestánsentadosensussitiosdesiempre. Sus ojos me siguen mientras me acerco a la mesa. Y Tylertambiénestáallí,porsupuesto.
—¿Tienes hambre? —pregunta papá, con la corbata aflojada yreclinándoseenlasilla.
—No—respondo,mientrasme obligo amantenermis ojos en lossuyos.PuedosentirlamiradaasesinadeTylerperforandoagujerosenmipieldesdeelotroladodelamesa—.¿Quétallareunión?
Papáseencogedehombros.—Bien.—Dave—diceElla,poniendounplatodecostillasasadasenlamesa,
por lo que Tyler finge una arcada, y se acerca a papá para ponerle lasmanosenloshombros—.Hasdichoquehabíaidomuybien.
Él la mira mientras ella le masajea suavemente la nuca con lospulgares y le sonríe mientras se miran a los ojos. Él solía sonreírle amamá de esa manera, antes, cuando eran felices juntos. Esos pequeñosgestoseintercambiosdesaparecieronmuchoantesdeldivorcio.
—Ehhh —tartamudea, mientras vuelve su mirada hacia mí—. Lareuniónfuegenial.
—Bien—locelebra.HayunchirridoabruptocuandoTylerempujalasillayselevantade
lamesa.Muevelacabezaendirecciónalacomidayesbozaunamuecadedesprecio.
—Nomepuedoquedarsentadoaquí.Mevoyarriba.La sonrisa de Ella desaparece de su cara en cuestión de
nanosegundos, mientras sus manos siguen apoyadas en los anchoshombrosdepapá.
—Perosilatuyayaviene...—Tengocosasquehacer—lainterrumpemientrassedirigehaciael
recibidorsinvolverlavistaatrás—.Lacalentarédespués.Ellasuspirayvuelvealacocinaparabajarlatemperatura.—Bueno,puesdoschavalesmenos—murmura.EsevidentequeaChaseleagradalaideadequehayamenosgenteen
lamesa,porquesonríeygrita:—¡Máscostillasparamí!
Lacenaacabasiendobastanterara,consolonosotroscuatro.ChaseyyohablamosdecosasbanalesmientraspapáyEllacompartenresúmenesmáselaboradosdesudía.CuandonoestánmirandoleofrezcoaChaseunpardecostillas.
Ylacenaengeneralpasacontranquilidadhastaquesuenaelteléfono.No le prestamos mucha atención hasta que papá vuelve corriendo a lacocina.Tiraelinalámbricosobrelaencimeraycogelasllaves.
—EraGrace—explicaconrapidez,abriendomucholosojosaEllamientrasellaselevantapreocupada—.Jamiesehacaídosobrelamuñeca.Dicequepuedeestarrota.Esmejorquevayamos.
LacaradeEllasedistorsiona,ysellevaunamanolánguidahacialafrente.
—¡Otravezno!—Sepondrábien—dicepapáconfirmeza—.Vamosabuscarlo.Ellasedaprisaenlacocina,asegurándosedequetodoestáapagado,
porquenopuedepermitirquesequemelacasamientrasnoestá,yluegohaceunapausaenelarcodelpasillo.Estiraelcuelloparamirarme.
—¿Podéis tú y Tyler quedaros en casa y cuidar de Chasemientrasestamosfuera?
Asientoconlacabezaconrapidezalavezquemelevanto.—Idos.Mesonríecongratitudantesdesalircorriendodelacasaydesubirse
al coche de papá. Mientras el sonido del motor se aleja, lo único quepuedo oír es el ruido que hace Chase sorbiendo ruidosamente la salsabarbacoadesuplato.
Mepongoaamontonartodoslosplatosmientraséltermina.—Estabanbuenaslascostillas,¿eh?—Lascostillasestabanincreíbles—mecorrige.Tiraelúltimohueso
sobreelplatoysonríe—.Mmm.Poniendolosojosenblanco,cojosuplatoyloañadoalmontónantes
dellevarloconcuidadoallavavajillas.Casitiroloshuesosenelcubodelreciclaje antes de darme cuenta de mi error y los deposito en el de labasuraorgánica.
—¿AcasoJamieserompelamuñecaconfrecuenciaoqué?—No —responde Chase. De repente está a mi lado, me abre el
lavavajillasyseponeameterloscubiertos—.Tylersí.—Vaya, hombre —digo, y luego me río para mis adentros—.
Pensabaqueeramásduro.ConlaayudadeChaselimpiolacocinaendiezminutos,yluegoélse
va al salón a ver la tele mientras yo me aseguro de que la puerta estácerradaconllave.AhoraqueTyleryyoestamoscasisolosencasa,decidoque es el momento perfecto para intentar hablar con él de nuevo. Nopuedo descifrar si está enfadado conmigo o consigo mismo, pero seacomoseaestábastantefurioso,yprefieroverlodebuenhumor.
Estásentadoalbordelacamacuandoabrolapuerta.Tienelacabezainclinada hacia abajo y las manos entrelazadas, la habitación está ensilencio.
—EstamoscuidandoaChase—informoenvozbaja, paraque sepaqueestoyallí—.EsposiblequeJamiesehayarotolamuñeca.
Inmediatamentesusojosseabrenymemiran,yderepenteseponedepie.Elpánicosereflejaensucara.
—¿Quéhapasado?¿Dóndeestá?¿Quién?Mesorprendeunpocosusalida,ysuspreguntassolomeconfunden.—¿Qué?Seaclaralagarganta.—Quierodecir¿cómo?—Creo que se cayó sobre ella—le explico. Parece que se fuera a
desmayar,asíquedecidoaligerarelambienteydigomientrassuboybajolascejas—:Heoídoquetútambiéntelahasroto,chicoduro.
Pero me sale el tiro por la culata: sus pupilas se dilatan con unamezcladerabiaysorpresaantemichiste.
—¿Quiéntehadichoeso?—Ehhh,Chase.—Surepentinarabiamesorprende,asíquelomiroa
los ojos para encontrar una pista de por qué está tan furioso.Nopuedoentenderlobien—.¿Quépasa?
Dejacaerlavistahaciaelsueloyluegovuelveamirarhaciaarriba.Daunpasohaciamí.
—¿Quémástehadichoelcrío?—Nada—respondomientrasmefulminaconlamirada.Otropaso.—¿Estássegura?—Deja de ponerte como loco.—Me ignora, no reaccionamientras
me escruta el cuerpo con sus ojos furiosos—. Estoy segura—añado alinstante.
—¿Sabes qué? No puedo con esto —dice de manera cortante.Moviendolacabezayrompiendoelcontactovisual,medalaespaldaysedirigealcuartodebaño—.NopuedocontigoynopuedoconTiffani.Nopuedo lidiar con tus preguntas estúpidas ni con sus lloriqueos. Ahoramismonopuedoconningunadeestascosas.
Como si le faltara la respiración, exhala con rapidez mientras seapoyaenellavamanosymiraelgrifofijamente.
—Te estás alterando demasiado —digo, mientras me acerco pordetrás, abriendo un pocomás la puerta para poder acceder al cuarto debañoconél.
—Cuidado con la puerta —dice entre dientes—. La cerradura estájodida.
Parecequeestuvieraapuntodearrancarellavamanosdelapared,asíque pongo mi mano en su brazo con suavidad en un esfuerzo porcalmarlo.Peroélseretraeyseapartademí.
—Necesitocolocarme—afirmaconunbufidomientrasmirahaciaelarmarioquehayencimadeél.
Abrelapuertaconelespejoyalza lamanohacia labaldamásalta,cogeunfajodebilletes.Mefijoenlacoleccióndepíldorasypastillasconrecetaenfrascosdesperdigadosporlasbaldas.Peroesonoesloquemepreocupaahoramismo.
Tyler cierra el armario con un portazo y se da la vuelta, pero yorápidamentemecolocodelantedeélychococontrasupecho,bloqueandolapuerta.
—Niseteocurra—leadviertoentredientes.—Eden—diceTyler, inclinándosehaciamíconsuslabioshúmedos
sobremimejilla,sualientofrescosobremipiel—.Necesito.Un.Subidón.Ahora.Mismo.
Mirohacia abajo, hacia el dineroque tiene apretado en sumano, ydoyunpasohaciaatrás.Levantolavistarápidamenteymisojosvuelvenafijarseenlossuyos.
—Porquelacocavaaarreglarlotodo,¿noesasí?—Eden—dice otra vez, con la voz ronca—. Mueve tu lindo culo
fuerademicaminoantesdequemecabreesdeverdad.TengoqueveraDeclan.
—Notevoyadejarhacerlo—aseveroenvozalta.Ahoraestoyfuriosa.Porsupuestoquetienequerecurriralasdrogas.
Estantípicoypatéticoporsuparte...¿Quéesloquepiensa?«Noquieroafrontaralgo,asíquereparémosloarruinandomivida.»Lasdrogassoloposponen.
Tylerdaungolpeconlapalmadesumanoenlaparedalladodemioreja.
—Túnotienesnadaquedecirencuantoaestaputacuestión.Peroloqueélnosabeesquesídependedemísivaono,porquesin
quererlomehadichocómodetenerlo.Asíquemientrasaprietaloslabiosymemira fijamente, estiroelbrazoypongo lamanoenelbordede lapuerta,conalgodetorpeza,hastaqueporfinlogroasirla.YantesdequeTylerpuedadarsecuentadeloqueestoyhaciendo,lacierroconrapidez,dándomelavueltayponiendotodoelpesodemicuerpocontraellahastaque oigo el clic rígido de la cerradura. La cerradura jodida, como hadichoTyler,acabadeconvertirseenmimejoramiga.
24
Elpequeñocuartodebañosellenadeunsilenciotenso.Micorazónestá latiendo fuerte y acelerado. Bajo la luz del fluorescente, puedo vercon claridad la diversidad de emociones que cruzan los ojos verdes deTyler.Hayunapizcadesorpresaocultaentrelarabia.
—¿Meestástomandoelpelo?Miraalrededorcomosibuscaraunaventanaquenuncahaexistido,
como si observando las cuatro paredes el tiempo suficiente pudieraaparecerunasalidademanerarepentina.Perohayexactamenteeso:cuatroparedesyunapuertacerrada.
—No—digo, sintiéndome impresionadaconmigomismaporhabertomadounadecisiónenuninstanteyporhabertomadolaadecuada.
La decisión adecuada era evitar que Tyler saliera. Ni siquiera meimporta haberme arrastrado a mí misma a esta complicaciónclaustrofóbicaconélniquepodamosestarencerradosaquídurantehoras.Talvez la única formade abrir estapuerta sea sacarlade susgoznes, oderribarla, y puede que tengamos que esperar hasta lamañana para quevengaarescatarnoselmanitasdelbarrio,yquizánisiquierameimporte.
ATyler,porsuparte,síleimporta.Saliressuúnicapreocupación,ylapuertacerradaesloqueseinterponeensucamino.Pasaamilado,meroza con el hombro, me empuja levemente para apartarme. Sus largosdedos agarran lamanijade lapuerta, y la sacudecon fuerza, intentandoquelacerraduraceda,perosusesfuerzossoninútiles.
—Ríndete—aconsejo,mientrasobservocómosetensanlasvenasdesusbrazosmientrastiradelamanijaantesdeaceptarporfinelhechodequeestanochenoveráaDeclanPortwood.
Se lleva las dos manos a la nuca antes de esforzarse por mirar altecho,dejandoescaparvariasrespiracioneslentasparaintentarcalmarse.Me gusta la manera en que suspira, la manera en que sus pestañas se
cierran con rapidezdurante unmomentomientras sus hombrosy pechosubenybajan,hundiéndosecuandoelaireabandonasucuerpo.Ycuandoha puesto sus pensamientos en orden, inclina la cabeza y se gira paraclavarmeunamiradaindignadaymolesta.
—Losiento,peromeimportasdeverdad—ledigo.Élestáesperandouna explicación y tal vez una disculpa de verdad, pero no le voy a darninguna de las dos cosas—. Vas a tener que encontrar otra forma dedistraerte.Unaalternativa.Algoquenotemate.
Vuelve amirar por el cuarto de baño, todavía con la esperanza deencontrar una salida, pero solo acaba por hallar sus propios ojos en elespejodelarmario.Nopuedemirardurantemucho tiempoal fuegoqueardedentrodelaprofundidaddesusojos,ydeinmediatoclavalavistaenelsuelo.
—Túteestásconvirtiendoenmidistracción—balbucea,perosuvozyanoestanhurañacomohaceunosminutos—.Perosegúnparecenotepuedotener.
Nosécómocontestarle.Laspalabrassubenpormigarganta,perodealgunamanera noto que no puedo hablar.En su lugar, respiro hondo y,cuandoporfinformulounarespuesta,mi tonoessuaveybajo,comosicorriéramoselriesgodequenosoyesen,aunquenoseaelcaso.
—¿Porquésoyunadistracción?Tyler mira hacia arriba cuando me escucha. Me contempla con
recelo,ladeandolacabezacomosituvieraquerecordarseasímismocuáles la respuesta. Pero por fin abre los labios para hablar, y con cautelamurmura:
—Porque tú haces que las cosas sean un pocomás fáciles. Porquepuedocentrarmeentienvezdeentodolodemás.
Observo la línea de sus labios mientras las palabras se deslizandespaciodesulengua.Meparalizan,micuerposecongelaenelsitioenelqueestoy,alladodeladucha,ymedoycuentadegolpedelorealqueestodoesto.
—Entonces no dejes de hacerlo—digo, con un leve temblor en lavoz.
Doyunpasocautelosohaciaél,sinestarmuyseguradeadóndevoyallegarconesto.Peromeparecequeeslocorrecto.
Éltodavíasiguemirándome,tienelosojosclavadosenmí,peroestápestañeando rápidamente y respirando más fuerte, y yo sé que todavía
quiereunacosaysolouna.Estirolamanoparatocarsumandíbula,ysupielestáardientecomoelfuegodesusojos.
—Céntrateenmí—susurro.—Entoncesdistráeme—meordena.Levanta lamano, condelicadezacogemisdedosy los apartade su
mandíbula.Meretraigoanteelfríodesusmanosencomparaciónconlacalidezdesucara.Dospolosopuestos.Comoélyyo.
—Podemos hablar —digo. El ambiente a nuestro alrededor hacambiadodelatensiónalacalma,deruidosoasereno,yyocasisusurroconmiedoderomperlaconfortantetranquilidadquenosrodea—.Nuncahemoshabladosinmás.
—Vale.Hablemos—acepta.Pasando ami lado con cuidado apoya su espalda en la puerta de la
mampara de la ducha y se desliza hasta el suelo. Extiende las piernas ydeja escapar un suspiro, la cabeza agachada, los ojos cerrados. Mepreguntoenquéestarápensando.¿Enmí?
—¿PodemoshablarsobreTiffani?—Hagoestapreguntaconmuchocuidado, sumergiéndome en el tema con lamáxima suavidad posible—.Ahora,concalma.
LameramencióndesunombrecreatensiónyobligaaqueTylermeobserve,comosiestuvieraintentandoaveriguarsilaacabodemencionardeverdad.Veoundestelloextrañoensusojos,peroentoncesmirahaciaotrolado.
—Vale—aceptaentredientes.Paso por encima de sus piernas yme dejo caer sobre los azulejos
fríos, apoyando la espalda contra la puerta, doblo las rodillas contra elpechoylasabrazo.
—¿Por qué no quieres romper con ella?Si ni siquiera te gusta.Lohasdichotúmismo.
Tylersemequedamirando.Lentamentesusojossedesplazanhaciamislabios,haciamismanosalrededordemisrodillas,yluegovuelvenamisojosotravez.Mepreguntosiestápensandoendarmeuna respuestasinceraosisoloestáganandotiempoparainventarunamentira.
—Nopuedoromperconella.—Pero¿porqué?Su respuesta solo me irrita aún más. A no ser que ella lo esté
amenazando con un cuchillo, no veo ninguna razón para que no pueda
terminarunarelacióninútilqueaélevidentementeleimportamuypocoonada.
Tylersacudelacabezaysellevaunamanoalacara,sefrotalosojosconelpulgaryelíndiceantesdegemirfuertemente.
—ATiffani se le damuy bien actuar como la chicamás agradablequeexiste.Peronoloes.Encuantolehacesalgunafaena,seconvierteenunapsicópata.Sabedemasiadosobremí.Nomepuedoarriesgar.Por lomenosahorano.
—¿Psicópata?—Levanto la cabeza para mirarlo, perpleja—. ¿Quésabedeti?
—Es...—Laspalabrasnolesalen,yseloveincómodo,casicomosiledolieran.Apoya laspalmasde lasmanos en los azulejos a su lado—.Vale.Porejemplo,enenero,seenteródequeyohabíaestadosaliendoconunachicadurante los recreospara comer, cadamartes, lo cualnohabíasucedido,ysevolvióloca.Yolehabíadedicadounmontóndetiempoauntrabajoparaliteraturainglesadurantedossemanasseguidas,porqueteníaquemejorarlasnotas,yledijoalaprofesoraquelohabíaescritoella.Mebajaronlamediaanualymesuspendieronporcopiar,locualesestúpido.Esemismodíausóelcorreoelectrónicodesumadreparaescribirlealamía, diciéndole que estaba preocupada por mi bienestar porque andabafumandoporrosenelsótanodelaescuela.Esaparteesverdad,yTiffaniera la única que lo sabía.Mamá dejó de hablarme durante casi unmes.HabríacortadoconTiffanientonces,peromedejóbienclaroquenisemepasarapor lacabeza.Asíquenunca lohehecho.Romperconellanoesunaopción.Haymuchasotrascosasquepuedehacerporquellevaventajaytienelasdeganar.
Trasunbrevesilenciolepregunto:—¿Quémássabe,Tyler?Estoyintentandoasimilarsuspalabras,encontrarlessentido.Tratode
imaginar a Tiffani haciendo esas cosas, y de primeras no puedo, peroluegorecuerdolamiradaquemededicóestamañanacuandomedijoquesabía que yo estaba mintiendo. Me aterró. De alguna manera, lo creo.Definitivamentetienepotencialparahaceresascosas.
Tylerevitamirarmealosojos.—¿Teacuerdasdelprimerdíadelverano?Elrepentinocambiodetema,delanaturalezacontroladoradeTiffani
alcomienzodelverano,mecogeporsorpresa.
—Sí. Papá estaba irritante y la barbacoa era un asco y tú llegastehechounafuriayactuastedeformagrosera.
—Sí, eso. —Espero a que se ría. No lo hace. De hecho, se lo veinclusomásincómododeloqueyaestaba—.Estabasupercabreado.
—¿Porqué?Recuerdo haber escuchado a escondidas su discusión con Ella esa
noche,peronomeacuerdoquehubieranhabladodelarazónporlaqueélestabatanenfadado.Seloveíafuriosocuandoestacionódelantedelacasa.
Otrapausa.—EstabaenfadadoconTiffani—admitealfinal.Aestasalturasyani
siquieramemira.Nohacemásquefijarlavistaenelsuelodeazulejos—.Yo he estado pensando durante algún tiempo en involucrarme en unasunto,yellalodescubrióesanoche—explica,perosuvozesbajayunpocoronca,ymedoycuentadequenovaadecirmeenquéesenloquehaestadopensandoen involucrarse.Puedoverquenoesalgode loque sesienta orgulloso—. Ella prometió que no se lo diría a nadie siempre ycuandosiguieraconellahastalagraduación.Poresoleestuvehaciendolapelotaduranteuntiempoalcomienzodelverano.Yasabes,ensitioscomoelAmericanApparel...—Susmejillas se sonrojan de pura vergüenza altener quemencionarlo, pero nome importa.Me alegra que esté siendosincero conmigo—.Mientrasque ella esté felizyyono ladeje, nodiránada,porqueesoesloquehace,Eden.Legustachantajearalagenteparaque haga lo que ella quiere, para quedar como guay y por encima delresto.—Exhalaymuevelacabeza—.Mecontóquecuandoeramásjovenfue víctima de acoso escolar, así que supongo que cuando empezó ennuestro instituto, trasmudarse aquí con sumadre después del divorcio,quería asegurarse de que nadie la avasallaría.Quiere sermejor que losdemás,molarmásquenadie.Eltenermeamíasuladoleayudaareforzarsuego.Poresoestoymetidoenestelío.—Cuandodejadehablar,gime—.Loodio.
—Guau —suspiro. Es todo lo que puedo articular ahora mismo.Tylerteníarazón.Esverdadquenoquiereestarconella,ynolodicesolopara hacerme sentir mejor. En verdad está atrapado en una situacióncomplicada,ynopuedodejardesentirqueyoselaheempeorado—.Noséquédecir.
—Novoy a romper con ella—declara con suavidad,mirándome alosojosporfin.Selovetriste.Medalástima,porquesinceramentenosé
quéaconsejarle—.Por lomenos todavíano.Ahoramismonomepuedoarriesgar.
—Entonces,¿quévamosahacer?Noto el suelo frío enmi piel, pero intento ignorarlo, centrandomi
atención en el chico que se encuentra delante de mí mientras hago loposibleporentenderlo.
Tylermeclavaunamiradasevera.—Esquenoquierolevantarlassospechasdenadie—meconfiesa.—Sospechas¿dequé?—De nosotros —dice con firmeza. Con otro suspiro, suelta los
brazos y se pasa unamano por el pelo, tirando de las puntas, y noto lafamiliaridaddeesaacción.Esalgoquehacedemanerainconsciente,unaseñaldeestrésoderabia,algoquetalvezleotorgaalgodealivioduranteuna fracción de segundo—. Ahora solo tenemos que actuar de maneranormalhastaqueveamoscómoresolverlo.Esaesotra razónpor laquenopuedoromperconella.Lagentesepreguntaríaelporqué.Asíque,porahora, tiene que seguir en mi vida, porque Tiffani significa minormalidad.
—Peroestámalhacerleesto—digoenvozbaja.Vuelvo a ver su rostro marcado por las lágrimas de esta mañana,
cuandosollozabademaneraincontrolableensuedredón,desahogándosedel embate de dolor que sentía. El que nosotros le provocamos, aunqueparecequehubierasucedidohacetiempo,solohanpasadounashoras.Talveztodavíaestédesconsolada,yahoramismoTyleryyonosencontramosenelbordedeunapeligrosa líneaquenodeberíamoscruzar.PuedequeTylerseencuentremetidoenunarelaciónconTiffanidelaquenopuedeescapar,ytalvezellalohayaobligadoapermanecerenella,peroesononosdaderechoajugarsucio.
—Eden —dice Tyler. Cuando lo miro a los ojos, tiene la cabezaladeada y me está observando—. Háblame de otra cosa. Háblame dePortland.
Frunzo el ceño mientras cruzo las piernas, poniendo mis manosentrelazadasenmiregazo.
—¿QuieresquehabledePortland?—Quiero que hables de ti —matiza. Tiene la mirada ardiente,
brillante y animada, la tiene fija en mí y se resiste a romper nuestrovínculovisual—.Cuéntamealgoquenadiemássepa.
Veosinceridadensusojos,enalgúnlugardentrodelfuegoqueaúnarde,yséquepuedofiarmelosuficientedeélparacontarlemissecretos,parahablarledePortlandydelagentedeallí.Mellevamásomenosunminutodecidir.SoloAmeliasabemisecreto,ymesientoindecisaporquenosésiquieroqueseandospersonasenvezdeuna,peroentoncesTylerme anima con un movimiento de la cabeza, como si estuvieraconvenciéndome para saltar por un precipicio con él, y me doy porvencida.
Respiro hondo un par de veces, reuniendo el valor para hablar. Laverdadesquenoquieroadmitirloqueestásucediendo.
—MeencantaPortland.Esunaciudadincreíbleparacrecer—afirmoconunaespeciedesonrisatriste,comosiestuvierarecordandolosviejosbuenos tiempos, como dirían mis abuelos—. Tenía tres superbuenasamigas.Amelia,AlyssayHolly.
—¿Tenías?—Tenía—confirmo. Tyler me mira con mucho interés, prestando
atenciónacadamovimientomío,acadapalabra—.Cuandomispadressedivorciaron yo tenía trece años, y me afectó mucho. Solía llorar hastaquedarmedormida,porquemamállorabaypapánoestaba,yyonosabíacómo hacer para que ella se sintieramejor y sencillamente todo era unasco.Ungrandísimoasco.—Hagounapausadeunmomento,meresultadifícil dejar salir las siguientes palabras de mi boca, pero de algunamanera lo logro,de algunamanerapuedoasumirlo—.Empecé a comermuchoporqueestabamuymal,ysubídepesoenprimerodesecundaria.AlyssayHollytuvieronmuchoquedeciralrespecto.
Puedo ver cómoTyler echa unamirada ami cuerpo, y solo lograhacermesentirmásinseguraqueantes.Intentorespirar.
—No estás gorda —dice de forma abrupta, como si estuvieraenfadadoconmigoporsiquierasugerirlo.
—Esoesporquecorro,Tyler.Continúa observándome, como si estuviera intentando averiguar lo
que estoy pensando, del mismo modo que yo siempre estoy intentandodescifrarlo.Lentamentemuevesucuerpoporelsuelo,casiconcautela,yluego se sitúadirectamentedelantedemí.Mi cuerpoestá atrapadoentresuspiernasyponelasmanossobremisrodillas,sucontactohacequemeencoja.
—Siguehablando.
Mi sucesión de pensamientos se interrumpe por el deseo deacercarme y besarlo, así que me pongo una mano en la mejilla y meobligoacontinuar.
—Me hicieron sentirme como una mierda —admito, porque esverdad.AlyssayHollymetrataronfataldurantemásdeunaño,soltabanindirectas insidiosas sobremi peso en cada conversación, y causaron lacaída en picado de mi salud mental—. Tenía a dos de mis supuestasmejoresamigasllamándomegordacadadía,asíqueempecéacorrer.Yanonoshablamos,perotodavíamecriticanamisespaldas.Esalgodifícil,porqueAmelia...Amelia sigue siendoamigadeellas.Noobstante, sehamantenidoamiladotodoeltiempo.
—Eden—diceTyler,confirmezaotravez,comosilaúnicaformademantener mi atención fuera usando la fuerza de mi nombre—. Por esosiempredicesquenotieneshambre,¿no?
Mislabiosseseparanmientraslomiro,casiavergonzadadequemehaya prestado tanta atención. Ni siquiera papá se ha percatado. Pero esnormal,siemprehasidounegoísta.
—¿Tehasdadocuenta?—Soloahora.—Muevelavistaparamirarmispiernas,mientrasme
toca con los dedos desde las rodillas hasta los muslos. Rozandoligeramente mi piel—. Solo para que lo sepas, estoy totalmente endesacuerdoconesaschicas.Lamentoloquetehicieron.
Consucabezainclinadahaciamismuslosmientrascontinúatrazandouna ruta con los dedos, me mira a través de sus pestañas, sus ojosincreíblementepoderosos,yyomerindoantelafuerzaylasensacióndesupieljuntoalamía.
Yél tieneque sentir la forma enquemis hombros se relajanymedesplomounpococonun suspirode alivio,yhadenotar lamanera enquetodomicuerposevuelvecasiflojoalsentirsutacto,ydebedeestarcompartiendo losmismospensamientos que yo, porque sus dedos dejande dibujar círculos en mi piel y me agarra los muslos, inclinándose ychocandosuslabiosconlosmíos.
No sé por qué, perome encanta cuando él domina la situación porcompleto.Escomosihicieratodoeltrabajoduromientrasyodisfrutodela excitación y de la adrenalina. Me estoy empezando a acostumbrar acómoencajansuslabiosconlosmíos.Misbrazosparecenmoverseporsísolos, rodean su cuello mientras sonrío cuandome besa.Me gusta que
estoempieceapareceralgofamiliar.No pasa mucho tiempo hasta que sus manos dejan de apretar mis
muslos,susdedossedeslizanhaciaotrositio,unlugarnuevoypeligroso.Elbesosehacemáslentomientrassuconcentraciónpasadesuslabiosasusmanos.Jugueteanporeldobladillodemicamisaduranteunmomento,rozando la tela como si estuviera esperando a que yo le pusiese trabas,peronoquieroquepare.Aprietomásmisbrazosalrededordesucuelloyacercosuslabiosparaquemebesenconmásfuerza.
Tylercaptaelmensaje.Cogemicinturaconunamanopordebajodelacamisamientrasconlaotrabuscaelcaminohaciamisujetador,dejandounahuellaexcitantedesutactopormicuerpo.Nosécómolologra,perointroducesumanopordebajodelencajeycogemipechoenellaconunsuavemovimiento. Separa sus labios de losmíos, apartándose un pocoparamirarmealosojosduranteunmomento,antesdeacercarseotravezpara plantar una hilera de besos por el borde demimentón.Susmanossiguenenmicuerpo,supulgarfrotamipechoconsuavescírculos,supielfría pero extrañamente sensacional. Pronto su otra mano se une y derepente me siento cohibida. Estoy mirando hacia el techo con los ojosentrecerrados, con el rostro ladeadomientrasTylermebesa el cuello yacariciamispechos.Nuncahesidomuyagraciadaenesazona,sobretodosi semecompara conTiffani, yde repentemeentra laparanoiadequeTylersuelteunacarcajadaencualquiermomento,peronolohace.
Noto que un gemido sube pormi garganta, y hago todo lo posiblepor sofocarlo, avergonzada comoya estoy, pero entoncesTyler suspiracontrami cuello y su alientome hace cosquillas en la piel.Muevomismanoshaciasumentónyatraigosuslabioshacialosmíos,peroantesdequeseunanotravez,nuestrasmiradasseencuentranduranteun instante.Recuperamos el aliento mientras nos miramos, cómodos en nuestroabrazoeincapacesdereprimirlassonrisasqueafloranenlacomisuradenuestroslabios.
Nodeberíamosestarbesándonosenelsuelodeestecuartodebaño,ysus manos no deberían estar sobre mi cuerpo, y yo no debería estardisfrutándolo.Laescandalosanaturalezadetodoestolohaceinclusomásexcitante.
Yvalelapenaaúnmás.
25
Tyleryyoescapamosdenuestroencierroenelcuartodebañodoshoras después. Nuestros padres regresaron a casa con un hijo con unamuñecafracturadaparaencontraraunsegundohijoquelosesperabacondesesperación,preguntándoseporquélohabíandejadosoloparavalerseporsímismo.NoteníanniideadequeTyleryyohabíamospermanecidoencasatodoeltiempo,supervisandoaChasedesdeladistancia.PodíaoírqueEllaestabafuriosa,probablementepensandoquemehabíaescaqueadode cuidar a Chase y que había desaparecido otra vez, pero cuando sepusierona llamarnos,descubrieronqueestábamosen lahabitación justoencima de sus cabezas. Tuvimos que mentir para acceder a nuestralibertad.
—Nosécómopasó—dije.Nosoloestabamintiendoa travésde lapuerta,estabamintiendocomounabellaca.
—Yotampoco—añadióTyler.—Vineabuscarloychoquécontralapuerta—apostillé.Otramentira.
Ami lado,Tyler seapretabaeldorsode lamanocontra los labiosparasofocarlarisa.
Papádijoquellamaríaalmanitasdelbarrio,elseñorForde,paraqueviniese enseguida. Pero evidentemente al señor Forde no le preocupabamucholareputacióndesuservicioalcliente,porquellegóalotroladodelapuertacuarentaminutosmástarde.Senecesitarontreintadólares,variosintentosconganzúayvariosusosdeltaladroparadesarmarlacerradura,yporfinsalimosTyleryyoconcaradeavergonzados.
Novolvimosahablarduranteelrestodelanoche.Nofueporqueyonoquisiera.FueporquepasómásdeunahoraalteléfonoconTiffani,suvoz sonaba agotada por el esfuerzo de parecer suave y suplicante,intentandodisculparsede lamejormaneraporsu«erroraccidental»quesucedió«sobre lamarcha»yqueél«en realidadno loquisohacer».Lo
pude escuchar todo a través de las finas paredes que separan nuestrashabitaciones. Le dijo mentira tras mentira, poniendo una sobre la otracomo ladrillos edificando una tapadera, alegando que una chica desecundaria de Inglewood había querido ver su coche cuando iba decaminoareunirseconsusamigos,yquedealgunaformalaquinceañeraterminó sentada en sus rodillas. Una historia bastante inverosímil, peroTiffaniselacreyó.Suarrepentimientosonabatanforzadoyfalsoquecasiteníaganasdederribarlaparedypreguntarleaquéestabajugando.Perono lo hice, porque recordé que la chica de secundaria de Inglewood enrealidaderayo.
Asíqueanochemedormícon lamentedividaendos.Unaparte seahogaba en la culpabilidad, pero la otra flotaba enamoradaimprudentementedelaideadeTylerylossecretosqueseescondenenlaprofundidaddesuser.
Porque,dealgunamanera,helogradoconvertirmeenunodeellos.
—Y esa es la razón por la que los tíos británicos sonmejores quetodosestospalurdosestadounidenses—anunciaRachael,alfin,trascincominutosdediscursocomparandolasdosnacionalidades.
Segúnella, loschicosbritánicossonmejoresporque tienenacentosmonosyusanpalabrasmonasyson,engeneral,monos,yeseeselgradomásavanzadodesusargumentos.
Meghanexpresasuspropiasopiniones.Ellaalegaque los francesessonmejores,porque tebesanencimade la torreEiffely tesusurran«Jet’aime»mientrascompartesunabotelladevino.
Lasdosfantasíasdenovioseuropeossonalgoestereotípicas,peroyome limito a reír y bajo la vista hacia la acera. Acabamos de dejar laRefinería,asíquenotomicaféparallevarcalienteenlapalmadelamano,mientras camino algo rezagada detrás de mis dos acompañantes, mimiradasiguelaslíneasdelosbloquesdehormigón.
—Eden—diceRachael,girándoseconunasensacióndeurgencia—.Tútieneslaúltimapalabra:¿británicoofrancés?
EllayMeghansemequedanmirando,susexpresionessonintensas,como si yo estuviera a punto de anunciar quién acaba de ser elegidopresidente.
Yomelimitoaencogermedehombros.
—Francés—respondo.LacaradeRachaelsedistorsionaconascomientrassedalavueltay
se aleja taconeando para mayor efecto dramático.Meghan sonríe y medice que he escogido la opción adecuada, y entonces nos apresuramosentre la corriente de peatones hasta que alcanzamos aRachael otra vez,quienparecehabersuperadosuenfadocuandollegamosaella.
—TenemosqueesperaraTiff enBroadway—nos recuerdacuandollegamosalPaseoygiramosenlaesquinaparacogerlacalleTres.
Dadoquehoyhaceunostrescientosgradosenlacalle,noesningunasorpresaquehayagentearrastrandolospies,empujándoselosunosalosotros mientras zigzaguean para hacer sus compras. No sé dónde quedaBroadway,perodesdeluegoqueMeghanyRachaelsí,asíquemepongodetrás de ellas y las sigo otra vez mientras barremos con la vista endirecciónsurdelacalleTres.Siemprequevengoaquí,veotiendasquedealgunamaneramepasarondesapercibidas laúltimavez,comoRipCurl,una empresa australiana que vende ropa para deportes acuáticos, y lapizzería Johnnie’s New York, que parece adorablemente italiana y merecuerdaaDean.
RachaelaminoraelpasoysedetienedelantedeunH&M;subiéndoselas gafas hasta la cabeza, mira a través de las vitrinas a los maniquíesenvueltosendiseñosflorales.
—Unacamisamona—comenta.Conunmovimientodelacabezasecolocalasgafassobrelosojosy
echa a andar; esta vez tanto Meghan como yo tenemos que hacer unesfuerzo por mantener su ritmo. Es como si el estatus de alfa le fuesetraspasadoaRachaelcuandoTiffaninoestápresenteparaocuparsupapel,perohoyelcambionoduramucho.EstamosapuntodeencontrarnosconTiffaniencualquiermomento.
Llegamos al final del Paseo y enfilamos haciaBroadway, donde elPaseo conduce a Santa Mónica Place, una calle peatonal exclusivaabarrotadadetiendasdediseñoalaquelaschicasmehanllevadounpardeveces.PasamosNordstromynosquedamosesperandoenlaesquinadeBroadway y la calle Dos. Meghan apoya la espalda en la vitrina de latiendamientrasentornalosojoshaciaelsol,yRachaelsecruzadebrazosy da golpecitos con sus tacones en el pavimento mientras observa eltráfico.Duranteunratolamiroymepreguntoquébusca,peroenseguidaquedapatente.
Trasunosminutosseponederecha,dejacolgar losbrazosaamboslados de su cuerpo, con una expresión curiosa. Sigo su mirada. Estaaterrizasobreelcocheblancoqueacabadepararalotroladodelacalle,las ventanas bajadas, elmotor aún ronroneandohasta que se detiene deltodo.EsTyler.Mimandíbulaseponerígida.Enestosmomentoshaytantatensión entre nosotros que es casi insoportable estar cerca de él, enespecialbajolosojosatentosdenuestrasamistades.
—¿Por qué está sonriendo? —Meghan pregunta mientras se meteentre Rachael y yo, con una mano apoyada en la cabeza, los dedosentrelazadosconsucabello.
—Porqueestáloca—contestaRachaeldemodoinexpresivo.Cuanto más miro hacia el coche, más siento que el mentón se me
crispa,ycuantomássemecrispa,másmefrustratodalasituación.Tiffaniestá en el asiento del pasajero. Sabía que estaría ahí. Lo primero quedecidió decirme Tyler esta mañana cuando me desperté fue que salíaporquehabíaquedadoconella,asíquenoesningunasorpresaverlaconél.
Lastresobservamosporunmomentomientraslaparejahabladentrode la intimidad del coche. Tyler tiene el ceño fruncido mientras queTiffani ladea el cuerpo para mirarlo de frente, agitando las manosmientrashabla.Megustaría saberqué estándiciendo.Tyler sonríe, peronoconlosojos,yellaseinclinaporencimadelaconsolacentraldelAudiparabesarlo.
—¡Está loca!—grita Rachael, su repentina salida de tono llama laatención de la gente a nuestro alrededor, pero no parece darse cuentacuando levanta las manos con frustración.Me sorprende que no tire elcaféhaciaelcoche—.¡Esunamalditalunática!
EstoypensandolomismodeTyler.Soloquenolodigoenvozalta.Algoestásucediendodentrodemí,comosialguienlehubieradadoa
un interruptor, y de repente una ola de furia inunda mis venas. Intentoconvencermedequenosetratadecelos,dequenoestoycelosa.Peroloestoy.Mimanoaprietaelvasoycasiloaplasto.Loestrujotanfuertequelatapadeplásticosaledisparadaycaealsuelo,delicadoshilillosdevaporflotanhaciaarribaenelaire.Deinmediatomellevoelvasoaloslabiosybebomientrasobservolaescenaquesedesarrollaalotroladodelacalle.
Por fin Tyler se aparta de Tiffani. Ella está riéndose como unapreadolescente locamente enamorada, como si volviera prendada de él.
Eso me saca de quicio. Tiffani tendría que odiarlo. No deberían estarhaciendolaspacesniseguirjuntos,peroesevidentequeloestán.CuandoTiffaniseapeadelcoche,cruzacorriendoentreeltráficohacianosotras,conunaenormesonrisa.
Yo sigo bebiendomi café a sorbos, sin apartar el vaso de la cara,fingiendoestardemasiadodistraídaparahablar.PeromientrasTiffaninosalcanza,elcochedeTylersigueallí,alotroladodelacalle.Parecequeéltambién me ha visto. A través del parabrisas, me está observando,mirándome fijamente, hasta que al fin me sonríe. En parte comodisculpándose,yenpartepareceunasonrisagenuina,comosisealegraradeverme.Ledevuelvoelgesto,peronuestromomentoseveinterrumpidocuandoTiffaniseuneanosotrasenlaacera.
Rachaeldejaescaparungemidohorrorizadoy lanzasucaféenunapapeleracercana,comoqueriendodemostrarsurabiaanteelbuenhumordeTiffani.
—¿Quétepasa?MisojossedirigenaTiffani.Porencimadesuhombroveocómoel
coche de Tyler acelera por Broadway, dejando una estela de humo yadmiradoresboquiabiertos.Tiffani,porsuparte,pordesgraciasigueaquí.De alguna manera, su sonrisa se sigue ampliando, así que yo continúofingiendoque estoy bebiendo inocentementemi café con leche. Pero nosoyinocente.Dehecho,soylapersonamásculpabledelazona,ymicaféseacabóhaceveintesegundos.
—¿Qué? —Tiffani pestañea con sus grandes ojos, se la ve casiperpleja.
—¡Eso! —Rachael señala en la dirección en que Tyler acaba dedesaparecer—.Nopuedocreerqueloperdonescontantafacilidad.
LasonrisadeTiffaniseconvierteenunpucheromientrasmuevelaspestañasconrapidezymiradesdedetrásdeellas.Hayunenormecontrastecon cómo se la veía ayer, cuando lloró lo suficiente como para llenarquinientoscubosdelágrimasyparecíatotalmentemiserable.
—Mehadadoexplicaciones,Rachael.—¿Enseriovasatragarsusgilipolleces?—Nosongilipolleces.HayunmomentodesilenciocuandoRachaelladealacabezayfrunce
loslabios,peroMeghanaprovechalaoportunidadparahablar.—¿Cuándo has comprado ese bolso, Tiffani? —pregunta con
sospecha.—Esnuevo,¿no?Las cuatro miramos hacia el accesorio que cuelga del brazo de
Tiffani.EsunbolsomarrónconelmonogramadeLouisVuitton,elcueroresplandecebajoelsol.Tiffanisonríeavergonzada.
—Bueno...—dicelentamente,yluegosemuerdeellabioinferior—.Tylermelohacomprado.
—Lo que pensaba —murmura Meghan, y frunce el entrecejomientras sacude la cabeza con desaprobación—. Por lo menos ahorasabemosque solo senecesitaunbolsodemil dólarespara conseguir elperdóndeTiffaniParkinson.
Al oír esto, Tiffani se ríe. Yo no. Muerdo el borde del vaso paraaguantarmelasganasdedeciralgoquenodebería,misdientessehundenelcartóntanfuertequecasihagounagujero.
—Podría haber donado ese dinero a alguna asociación benéfica—remarca Rachael frunciendo el ceño, y yo estoy de acuerdo con sucomentario.EstoybastanteseguradequelagentesintechosebeneficiaríamásdeesedineroqueTiffanidesubolsodecuero—.Todassabíamosqueacabaríasperdonándolotardeotemprano.
—YtúpodríashaberdejadodeliarteconTrevorhaceseismeses—Tiffanilesueltaasuvez—.Todassabíamosqueacabaríasenamorándotedeél.
Meghan se ríe por la nariz ruidosamente, y enseguida se cubre laboca con la mano. Se sonroja, pero sigue riéndose. Echo un vistazo aRachaelporencimademivaso,suslabiossehanabiertoparaformarunaO. Se la ve algo aturdida durante un momento, como si estuviesesufriendounaconmocióncerebralyselehubieraolvidadocómohilvanarlasfrases.Creoquepuedeestarenfadada,peroselimitaasuspirar.
—Bien—resopla—.PuedesperdonaraTyler.—Graciasportuaprobación—diceTiffaniconsarcasmo—.Ahora,
¿podemos entrar en el centro comercial, por favor? ¡Memuero por unheladodeJohnnyRockets!
A estas alturas estoy bastante impresionada con mi capacidad paramordermelalengua,poraguantarmeyactuarcomosiestuvierabebiendoelmejor café con leche que jamás hubiese bebido enmi vida.Mientrasvolvemos por Broadway y pasamos Nordstrom y Nike, tiro el vasomordisqueadoenunapapelera.
—Dateprisa,Eden—gritaMeghanpor encimadel hombro cuandogiramosparaentrarenelcentrocomercial,ysedetieneunmomentoparaqueyolasalcance,loquehagosinningunagana.
SantaMónicaPlacefueconstruidoexclusivamenteparalosricos.Mehedadocuentacadavezqueheestadoaquí,porquenoesdifícilobservarala gente que se siente feliz de poder presumir de su riqueza. Desde elhombretrajeadoquemiraelescaparatedeHugoBosshastalamujerdelvestido sofisticado y los tacones que está contemplando un reloj en elescaparate de Michael Kors, es evidente que tienen el dinero que estándeseososdegastar.Tyleresigual.
SantaMónicaPlaceesuncentrocomercialalairelibre,tienecuatropasarelas peatonales que conducen a un centro ovalado, rodeado detiendas glamurosas. Es tan complejo y único y moderno que me hacesentirfueradelugar,perosigoalaschicasdetodosmodos.Subimosporlasescalerasmecánicashastaelterceryúltimopiso,quetieneunazonaalaire libre para comer, y nos vamos directas a Johnny Rockets. JohnnyRockets es otra cadena de comida rápida que no tenemos en Oregón,porqueOregónesunascoypareceestarprivadodecasitodo,salvodelalluvia.EnOregónnuncanosfaltalalluvia.
Cuando llegamos a la zona de los restaurantes, Tiffani se compraalgollamadoSuperSundae,MeghanyRachaeleligenelPerfectBrownieSundaeyyosimplementepidoagua.
—Los chicos ya están de camino—nos dice Tiffani sin apartar lavista de su teléfono. Le envía un mensaje de texto a alguien,probablementeaunodeloschicos,yalmismotiemposacaunacucharadade helado, sin apartar los ojos del aparato que sostiene en lasmanos—.Porfinhandecididoloqueharemosestesábado.
—¿Qué pasa el sábado? —espeto abruptamente, la curiosidad mepierdeotravez,ydespuésdehablarmedoycuentadequeesloprimeroquehedichodesdequedecidíqueloschicosfranceseseranmejoresquelosbritánicos.
Los ojos de Tiffani parpadean desde su teléfono mientras traga elheladoqueseacabademeterenlaboca.MeobservafijamenteduranteunbuenratoantesdemiraraRachaelyaMeghan,queestánsentadasalotroladodelamesa.
—¿Lodiceenserio?—Lafiestaanualdeverano—explicaRachael,clavandolamiradaen
mí mientras su cuchara planea por encima de su brownie. La muevehaciendocírculosenelaire—.Lafiestamásgrandeyexcitantedelverano.
—Ah—digo.Deinmediatodesenroscolatapademiaguaybebounlargosorbo.—Consiguen un permiso y cierran la mitad de la playa—explica,
aunque no estoy muy interesada en los detalles exactos, y tampoco séexactamentequiénes son«ellos»—.Se suponequehayque tenermásdeveintiúnañosparaentrar,pero,bueno,yasabes...—Searreglaelpelodemanerajuguetonayfrunceloslabios—.Vatodoelmundo.Noesquehayaexactamente una puerta en la playa donde los guardias de seguridad tepuedanpedirelcarnet.
—¿Guardiasdeseguridad?—Haymuchaspeleas—explicaTiffani—.Yporsupuestonopuedes
beber allí, porque es un espacio público. A no ser que quieras que tearresten,comolespasaamuchos.
—Entonces—interrumpeRachael,sinvacilar—teemborrachasantesdeir.Loúnicoesquenohayqueponersepedodeltodo,porquesillamaslaatenciónteechanporsermenordeedad.
Tiffaniponeelteléfonosobrelamesayalcanzasuhelado,cogiendouna cucharada lentamente. Sonríe al tiempo que me lanza una miradapeculiarydice:
—No creo que tengamos que preocuparnos de que Eden se pongapedo.
Frunzo los labios y entrecierro los ojos hacia ella algo ofendida,mientrasellayRachaelreprimenlarisa.
—¿Quésesuponequesignificaeso?La sonrisa de Tiffani se convierte en una mueca algo sarcástica
mientras intercambia unamirada conRachael. Se lleva la cuchara a loslabios.
—Esquenoeresexactamentemuy...—Nosoymuy¿qué,Tiffani?Me mordisqueo la parte interior de las mejillas mientras cinco
millonesdepalabras semepasanpor la cabezaalmismo tiempo. ¿Muyguay?¿Popular?¿Sociable?¿Guapa?Enotraspalabras,¿nomuyparecidaaellas?
—Temeraria—concluye,ysemetelacucharadeheladoenlaboca.¿Temeraria?¿Quénosoytemeraria?Casimeríoporlanarizcomo
Meghan, pero de alguna manera logro reprimir la carcajada en lagarganta.«Ay,Tiffani—pienso—.Tepuedoasegurarquesoylahostiadetemeraria.»Siellassupieran...
Tiffanitragayclavalamiradaenmí,percatándosedemisilencio.—¿Dóndeestuvisteelmartesporlanoche?—¿Elmartes?Mivozsuenaentreunsusurroyunchillido.Elmartesporlanoche
estabaenelmuelleconTyler.DesdeluegoquenoestabaconMeghan,yTiffanilosabe.
—Sí,elmartes.Pestañeaenmidirecciónesperandounarespuesta.Noséporquéme
lopreguntaotravez.Escomosiintentarapillarmeporsorpresa,comosiestuviera esperando a que yo tuviese un lapsus y soltase la verdad demaneracasualdelantedetodas.
Rachael también me está mirando, e intensifica la presión de lapreguntadeTiffani.Mesudanlaspalmasdelasmanos.Meghanseríeporlanarizotravez,ymepreguntosiJohnnyRocketsnolehabrámetidounpardegramosdehierbaenelbrownie.Noparadereírse.
Tiffanidejaescaparunsuspiro.—¿Adóndefuisteenrealidad?—¡Ay, Dios mío!—casi grita Rachael, se levanta de un salto y se
reclinaporencimadelamesa—.¡EstabasmontándoteloconJake!Tiffanisegirahaciaella.—Esoesloquepenséyo.Mis hombros se relajan aliviados. Gracias a Dios que ese es el
secretoquepensóqueyoocultaba.LlevotodoestetiempopreocupadaporqueTiffanidescubriesequeerayolaqueestuvoconTylerelmartes,peroesoniselepasaporlacabeza.
—Talvez—digoconunapequeñasonrisa.Mirohaciaotro lado.Prefieroquepiensenqueandabaaescondidas
conJakequeconTyler.Cuandodigoesto,Rachaelcasilanzatodosucuerpoporencimadela
mesa.Tiene la boca abierta y sacude la cabeza con rapidez, como si nopudieracreerloqueestáescuchando.Nolaculpo,yotampocoloharía.
—¿Triunfaste?¡Eden,dínoslo!Meghan explota en un ataque de risa, y las tres nos giramos para
mirarla, confundidas. Ella se muerde el labio para reprimirlo, pero al
final cierra los ojos con fuerza y susurra una disculpa. Hasta estemomentonomehabíadadocuentadequehabíaestadoenviandomensajesdetextotodoeltiempo.
—Meg,¿dequéteríes?—preguntaTiffani,algopicada.—Lo siento—Meghan farfulla otra vezmientras hace todo lo que
puedeporcontrolarse—.EstoyhablandoconJared.Esdivertidísimo.—¿QuiéncoñoesJared?—inquiereRachael.—¡EltíodePasadena!Eldelaplaya—responde.LesonríeaTiffani
yluegoledice—:Élysusamigosvienenelsábado.—¡Ay, Dios mío, tú y Eden sois ridículas! —Rachael se cruza de
brazosyponelosojosenblanco—.¿Ambasandáishablandoconchicosyaningunaselehaocurridocontárnoslo?
—Tú nunca nos contaste nada de Trevor—replica Tiffani con unasonrisa juguetona—. Nos enteramos porque Meghan os descubrió porcasualidadenlafiestadeJasonelañopasado.
—Déjaloestar—diceresoplandoperosonriéndose.Loschicos llegancincominutosmás tarde.Y loagradezco,porque
hemos estado sentadas escuchando a Meghan enumerar todo lo queencuentradivertidodeJared,yyaestáempezandoarepetirse.
EstánTyler,DeanyJake,ynotoqueDeansehacolocadoentre losdos.TodavíanoentiendocómoTyleryJakesonamigossiseodian.Dealgúnmodopuedenobligarse a actuar demanera civilizada.Los tres sedirigenhacianosotrasycogensillasdeotrasmesas.VeocómoTylerseacomodaal ladodeTiffani,peronodemasiadocerca.Susojosnuncaseencuentranconlosmíos.
—Así que hemos decidido—comienza Jake, cuando ya nos hemossaludado—queelsábadoiremosacasadeDeanantesdelafiesta.
—Unafiestaantesdelafiesta—diceDean.Sonríemientrasnosechauna mirada rápida a los seis, como si estuviera sopesando si nosapuntamosono—.Nosotrosnosencargaremosdelalcohol.
—Vosotras,chicas,soloocupaosdeponerosguapas—apuntaJake.Hace una mueca y se encoge de hombros, se reclina en la silla y
cruzalosbrazos.Rachaelletiralacucharaporencimadelamesa,yéllaesquivapor
uncentímetro.—Capullo—farfulla,yélledevuelveunasonrisatorcida.—Sabes que estoy de broma, Rachy, cariño —comenta con tono
inocente.Ladea lacabezacomosi laestuviera retandoaunabatallade rapo
algoparecido.—¡Nomellamesasí!Mientrasellosdiscuten,yonodigonada.Sientodemasiadavergüenza
al pensar que las chicas creen queme acosté con Jake hace dos días, ytambién estoy intentando actuar con lamáxima indiferencia posible anteTyler.Demasiadocontactovisualpodríalevantarsospechas,peronadadenada también podría plantear preguntas. Después de todo, es mihermanastro.Seríararoquenosignoráramos.Asíquedevezencuandoleechounvistazo,esperandocadavezqueélmireenelmismomomento,pero por algúnmotivo, nunca puedo captar su atención.Está demasiadoabsortomirando lamesamientras Tiffani le recorre el brazo de arribaabajoconeldedo,yéltienepintadeestarcongelado.Ellanoparecedarsecuenta.Susmanosalcanzan lamandíbuladeélparaacercar sus labiosalos de ella, pero él aparta la cabeza de forma brusca y ella acabaplantándoleunbesoenlamejilla.Despuésdeeso,élclavalamiradaenelsuelo,ynolavuelvealevantar.
YoladeomicuerpoparadarleslaespaldaligeramenteybuscoapoyoenMeghan,peroellahavueltoasuteléfono,resoplandoysoltandorisitascon losmensajes de texto de Jared.Lanzo unamirada asesina al grupo.Todosme irritan de una u otramanera, salvoDean.Mis ojos aterrizansobreél,sentadoenelladoopuestodelamesayconpintadesentirsetanexcluidocomoyo.
—Frikis—medicemoviendoloslabiossinhablar.Sonríeyyopiensoenelbilletedecincodólaresenelqueescribióy
ledevuelvolasonrisa,peroentonceslavozdeRachaelmedistrae:—Eden,túyJakedeberíaisiradarunpaseooalgo—sugiereconun
tonopícaroenlavoz,mirándomeconojosmuyabiertosyanimosos.MehaceunmovimientosecoconlacabezayluegosedirigeaJake—.Idos,tortolitos.
Jakeenarca las cejas, se loveperplejo, comosiquisierapreguntar«¿Quédemonios?»,perolograreprimirse.Seponedepieydejacaersumiradasobremíantesdeindicarhacialasescalerasconlacabeza.
—¿Eden?Rachael me mira rebosante de alegría, Dean ha desviado los ojos
haciaelcielo,yTylerporfinhalevantadolavista,atento.AhoraTiffani
está trazandocírculosensucuelloconeldedoíndice,peroélnopareceprestarleatención,solomemiraconfuria.
Jakesigueesperando,asíqueme levantoa todaprisaymurmuroatodos:
—Notardaremosmucho.Luegorodeo lamesahastaque loalcanzo.Nomequedoesperando
unarespuestadenadie,asíqueJakeyyonosvamossolos.Zigzagueamosporlazonadelosrestaurantesytiendasdecomida.
Jake se mete las manos en los bolsillos, mientras bajamos por lasescaleras mecánicas hacia la segunda planta del centro comercial. Seapoyaenelpasamanos.
—Ybien,¿quéhay?—Poca cosa—respondo. Nome apetece demasiado hablar con él,
sobre todo después de ignorar sus mensajes durante semanas. Teníaesperanzas de que se diera por vencido. Si hubiera sido así, ahora noestaríamosen la incómodasituaciónen laquenosencontramos—.Hacetiempoquenohablamos.
—Dímeloamí.—Heestadoocupada.—Meloimagino.Hay tensión en el ambiente cuando bajamos de las escaleras y
caminamosapaso tranquilohacia labarreradecristalquerodea toda laplanta.Miramoshaciaabajo,atodalagentequeseencuentraenelpisodeabajomientras semueven de tienda en tienda. Jake está inclinado haciadelante, con los brazos cruzados apoyados en la barrera, y yo pasolentamentelosdedosporelmetal.
—Sabesquetengoquevolveracasaelmesqueviene,¿no?Lomirodereojo,peronoladeolacabezaparahacerlodefrente.Él
nomedevuelvelamirada.SéqueestonoesloqueRachaelteníaenmentecuandonosanimóairnossolos,peromehadadolaoportunidadperfectaparaaclararlascosasconél.
—Sí,losé—asiente.—Bueno—digo,aunquemivozestá llenade inquietud,preocupada
porquemalinterpretemispalabras—.Puestalvezdeberíamoscentrarnosensertansoloamigos.
Jakesiguesinmirarme,peroseencogedehombrosyobservaaungrupo de chicas que pasan por el piso de abajo. Parecen ser de
bachillerato,ymepreguntosiJakelasconoce.—Comoquieras,Eden—farfulla—.Jamásibaaseralgoserio.Solo
unpocodediversión,yameentiendes.Pestañeoydoyunpasohaciaatrás.—Guau.—¿Qué?—Ahoramemira.Seenderezayentrecierrasusojosazules,
actuandocomosinoacabaradedecirloqueacabadedecir—.Creíquelosabías.
—Losabía—digoconaspereza,dándomecuentade repentedequeTyler tenía toda la razóncuandomedijoqueJakeeraun ligón.Solounpocodediversión,esoesaloquejuega.Nadaserio,porqueesonomola—.Peronomelohabíacreídohastaahora.
Nisiquieraséporquémeestoyenfadandoporesto.Dehecho,tendríaqueestarencantadadequitarmeaJakedeencima,ycontentísimaporquenosesientaofendido.Detodasformas,nocreoquejamásmehayavistoconél.Besababien,yesanochefuedivertida,peroJakeyyonovamosairmáslejos.Somossimplementeamigos.Sinelrocealqueélcreetenerderecho.
Suspiroymefrotolassienes.—Vale,loquequieras,estáguay.MeinvitastealChick-fil-A,asíque
gracias.—Guay—seríe,peroselenotaunpocoagitado.Jakepareceunchicoagradable,peroahoramismotieneunamirada
quemehace preguntarme si es una persona totalmente diferente cuandolascosasnosalencomoélquiere.
No sé qué responderle, y parece que él ya no tiene nada más quedecir, así que me doy la vuelta y me dirijo sigilosamente hacia lasescaleras.Élmesigue.Volvemoshacialazonadecomidaenlaplantadearriba, donde nuestras amistades siguen sentadas. Tiffani, de algunamanera,ha logradodespatarrarsesobreel regazodeTyler.Desde luegoquesetomaenserioeldichode«lopasadopisado».Peronotoqueélnocompartesuentusiasmo.Ellaestámuycariñosa,peroTylertienecaradepóquerylasmanosenlosbolsillos.
Rachaelcontornealascejashaciamícuandonosacercamos,peroyofinjoquenomedoycuentaycojomibotelladeaguadelamesa.Tiffanipor fin se separa de Tyler y los siete, para mi sorpresa, tenemos unaconversaciónporprimeravez, parahablarde la fiestadel sábadoyqué
alcohol comprar y quiénes creen que aparecerán en la playa. Yo soloasientoconlacabeza,mostrandomiacuerdocontodoloquediceRachaelyesperandoqueesoseasuficienteparasuperarelmomento.
Esanoche,despuésdequeRachaelyyoporfinregresamosacasaalaavenidaDeidre,comícondesganalosmacarronesconquesoquehabíapreparadoEllaparalacena,salíacorrer,yluegomedesploméenlacamapocodespués.Todoundíadequemearrastrasende tiendaen tiendafuedemasiado para mí; el agotamiento de tener que socializar de formaintensivacombinadoconlacarrerafuesuficienteparaquedarmedormidamuchoantesdemedianoche.
No sé lo que estaba pensando antes de quedarme frita, pero estoybastanteconvencidadequese tratabadeTyler.Séqueélfue todoloquemeocupólamentemientrascorría.Nomepodíaquitardelacabezaeldíade hoy. Fue lamanera como llegó al centro comercial conTiffani y sunuevo bolso en el que se gastó un pastón, besándola como si la nocheanterior no hubiese estado besándome a mí. Fue la manera como mesonriódespués, lamaneracomofrunció losojos, lamaneracomo llevatodoensecreto,comollevalonuestroensecreto.Esoesloquenopodíadejardepensar.
De repenteme despierto otra vez,mi habitación oscura, la casa ensilencio.Mirofijamentehaciaeltechoconlosojosentrecerradosydetrásdemíescuchoelcrujidodelapuertaqueseabre,ymedoycuentadequeesoesloquemehadesvelado.Gimoeneledredón.
—¿Estásdespierta?—susurraunavozalotroladodemihabitación.Es Tyler, y mis ojos se abren de inmediato, mi puerta se queja
mientrassevuelveacerrar.«Ahoraseguroqueloestoy»,pienso.Nomemuevoniuncentímetro.
MisojosseposanenlasosaparedmientrasescuchoelsonidoahogadodelaspisadasdeTylercuandoarrastralospiessobrelaalfombra.
—Sí—murmuro—.¿Quéhoraes?—Lastres—responde.Suvozessusurrante,comosinodebiéramos
atrevernos a hacer ningún ruido. Escucho que exhala detrás demí justocuandoel colchón semuevedebajodemi cuerpo, el edredón sedeslizamientrasélsemeteenmicama—.¿Puedodormircontigo?
Todavíaestoymediodormida,ylospárpadossemevuelvenacerrar,
perolascomisurasdemislabiosdibujanunapequeñaycansadasonrisa.Cuandonocontestoenseguida,Tylerseponeabalbucear:
—Quiero decir, no paramontármelo contigo, solo para dormir, yameentiendes,paradescansar—seexplicaconrapidez,sualientomehacecosquillasenlanuca,sucuerponimeroza.
—Entiendoloquequieresdecir—contesto.Hayunlargosilencio.Loúnicoquepuedooíresnuestrarespiración,
totalmente desacompasada. Cada vez que yo inhalo, él exhala, y casicomienza a sonar rítmica hasta que la suya se ralentiza. Es entoncescuandosientosupielcálida,desnuda,queseacoplaamiespalda,supechoduro, aunque agradable, sus largos dedos que semueven para tocarmibrazo.Lasensaciónhacequemedéunescalofrío.
—SientolodeTiffani—susurraalladodemioreja,mientrasconlaotramanomeacariciaelpelo.
—Deberíassentirlo.—Déjamebuscarunasolución—casiruega,suvoztieneuntonoque
no puedo entender del todo, y, más bajito, añade—: Estoy intentandoencontrarlamaneradearreglarlotodo.
Yosigomirandohacialapared.—¿Comoqué?—Eden—dice—.Porsinotehasdadocuenta,estoybastantehecho
mierda.Separasucuerpodelmíoysegirahaciaelotrolado,porfinaparto
lavistadelaparedymeacuestodecostadomirandoenlaotradirección.Ahoraobservofijamentesuespalda,lavistaposadaeneltatuaje,en
suomóplato.Levantolamanoypresionolatintaconundedo.—Yonodiríaeso.Másbienperdido.—¿Perdido?—Sí—afirmo.Mivozapenasesaudible—.Piensoqueestásperdido.—¿Quétehacepensareso?Trazouna líneadesdesu tatuajehaciael finaldesuespinadorsaly
luegohaciaarribahastasuotrohombro,acercándomeaél,anhelandoelcalordesupiel.Lorodeoconelbrazoycierrolosojos;momentosantesdequedarmedormidaotravezsusurro:
—Quenotienesniideadeloqueestáshaciendoohaciadóndevas.Ycuandosonlassiete,yasehaido.
26
—¡Estoydelosnervios!—chillaRachaeldesdesuarmario,latardedelsábado.Oigoelchirridodeperchas justoantesdequeentregirandosobresímismaenlahabitaciónvestidaconunsujetadorsintirantes,yconunacoleccióndetopsenlasmanos—.Aver,¿cuál?
Me apoyo en los codos encima de su cama y ladeo la cabeza,estudiandolasprendasmientrasellalevantacadaunademaneraindividualylasvacolgandoencimadelapuerta.
—Eltoppalabradehonorblanco.Rachael lo medita un poco antes de decir que está de acuerdo
conmigo.—¡Tienestodalarazón!Conunmovimientorecogeelrestodelaropaylatiraenunmontón
enunaesquinadelcuartoyluegoseponelaprendablanca.Lequedabiencon la falda larga hasta el tobillo de color cereza que se pasó veinteminutoscontemplando.
—¿Estásseguradequeestocombinabien?Frunzoelceñoy luegomiro loque llevopuestoyo,una impecable
falda plisada y un body blanco, que hace que mi pecho se vea másimpresionante de lo normal.Me he puesto unmontón de pulseras en lamuñeca,perotodavíacreoquevoydemasiadoinformal.
—Es una fiesta en la playa—apuntaRachael despacio, como si yofueraunniñodedosañosquetodavíaestáaprendiendoacomprenderlaspalabras.Sesientaenelsueloparaponerseunpardesandaliasdoradas,demasiado centrada en lo que lleva en los pies como para mirarme—.Estásmuysexy.Megustamuchoesebody.
—Sololodicesporqueestuyo—comento,peromesonrío.Tal vez sí estoy sexy por una vez en la vida, y quizá me gusta la
sensación de satisfacción que me provoca. Me hace sentir como que
encajo.Rachaelponelosojosenblancoyluegoselevanta,mirándosedesde
todoslosángulosfrenteasuespejodecuerpoenteroparaasegurarsedeque se ve bien. Le digo que está increíble, pero ignora mi comentariomientraslasmejillasselesonrojan,ynovolvemosamencionarlaropa.
—VamosaserlasúltimasenllegaracasadeDean—advierteunosminutosdespués,cuandohaacabadodeponersela terceracapadebrilloenloslabios.Haceunpucherodelantedelespejo—.¿Estáslista?
—Rachael —digo a la vez que me incorporo de la cama—, hacetreintaminutosqueestoylista.
—Esoesverdad—reflexiona.Con una carcajada, coge el bolso demano dorado de su tocador y
luegodaunsaltitohacia lacama,extendiendounamanoyagarrándomepor lamuñeca.Deun tirónhacequemelevantey luegoabremucholosojos.
—Recuerda—diceseria—.BebetodoloquepuedasencasadeDean,porqueencuantolleguemosalaplayaseacabó.Nomásalcohol.
Su labio inferior sobresale un poco al pensar que el acceso a labebidatieneunlímitetemporal.
—Entendido—confirmo.Me suelta la muñeca y se va haciendo piruetas hacia la puerta
mientrasmepongolasdeportivas.Cojomisuétergrisymelopongoporencimadeloshombros.Yaquelafiestaesenlaplaya,voypreparadaparalabrisadelocéano.Meechounvistazoenelespejoalpasaryconsideroqueestoyaceptable.
—Vámonos—sugiero.Lasdosbajamosynosdirigimoshacia la cocina,dondeDawnestá
guardandolascomprasenlosarmarios.Haceunapausacuandonosveychasquealalengua.
Rachaelponeunavozabrumadoramentedulcemientrasseenroscaelpeloenelíndiceypregunta:
—Mamá,¿nospuedesllevaracasadeDean?—Rachael,sabesquenoquieroquevayasaesafiesta—lerecuerda
Dawn,conexpresiónindecisamientrasmeteunalataderodajasdepiñaenelarmario.Cierra lapuertaysevuelveparaestudiarnos,con losbrazoscruzadossobreelpecho—.Nisiquieratenéislaedadsuficiente.
—Pero,mamá—Rachael sequejaconungrititoentrecortado—,va
todoelmundo.¿Quieresqueseaunapringada?¿Esesoloquesoyparati?¿Unapringada?
Me dan ganas de reírme por la capacidad de actuación deRachael,mientras Dawn enarca las cejas mirando a su hija como si estuvieradebatiéndoseentreser lamamáguayo lamamápringada.Alfinal,debedeoptarpormamáguay,porquedejaescaparunsuspiroresignado.
—No bebasmucho—dice en voz baja, y creo que está a punto deceder a la petición deRachael—. Tú tampoco, Eden. ¿Tus padres sabenquebebes?
—Mispadresestándivorciados—replicoconcaradepóquer.Rachaeldejaescaparuna tremendarisotada,peroDawnsoloparece
confundida. Por fortuna, no presiona más con el tema, porque si lohiciera,tendríaquedecirlequesí,queporsupuestoquepapáyEllasabenmuybienquevoyairaunafiestaaconsumirtodoelalcoholquepueda.Enrealidad,creenqueestoyenelcine.
—Esperadmejuntoalcoche—nosdiceDawn.Selimpialasmanosenlospantalonesyluegosellevalapalmaalafrente,aliviandoeldolordecabezaquesegúnparecelehemosprovocado—.Voyabuscarlasllaves.
Rachael me dedica una sonrisa triunfante y las dos nos lanzamoshaciaelpasilloyhacialapuertaantesdequesumadrecambiedeopinión.Merodeamospor laentradaparacochesal ladodelHondaCivicduranteunos largos minutos. Rachael aprovecha la espera para comprobar sumaquillajeenelespejodelladoderecho,mientrasyomirofijamentehaciala casa del otro lado de la calle. El coche de Tyler sigue estacionadodelantedeella.Mepreguntosiestádentro,sisiguepreparándoseparaestanoche,bañándoseenesaestúpidacoloniaBentleyqueTiffaniadoratanto.Laideamehacerechinarlosdientes,asíquemedoylavueltaymiromireflejoenlaventanilladelcoche.Rachaelsehalucidoconmimaquillaje,tantoquemepreguntosiesaquememirasoyyo.
—Esa frase del divorcio es una manera genial para esquivarpreguntas—apruebaRachael. Su cabeza sobresale por encima del techodelcochecuandoseendereza.
—Creoquelausarémásamenudo—afirmo.Escuchamos el golpe de la puerta que se cierra y vemos a Dawn
caminardesganadahastaelcoche.Loabreylastresnosmetemosdentro,yoenelasientodeatrásyRachaeleneldelpasajero.CuandoDawnestádandomarcha atrás de repenteme pongo nerviosa y siento un poco de
náuseas.Nodebería.Yaheestadoenvariasfiestasesteverano,porqueeselúnicopasatiempoqueestagenteparece tener,peroestavezmesientomásansiosa.Quizáporquesetratadeuneventocomunitario,nosolounavulgarfiestaencasadealguien,oquizáporqueséquesomosmenoresdeedade igualvamosynosatrevemosamezclarnoscon losadultos.Peropuedequeseaestootro:yoestaréallí,TylerestaráallíyTiffaniestaráallí.
El trayectohastacasadeDeannadamásduracincominutos,ysoloentoncesmedoycuenta,cuandoestamosfuera,dequenuncaheestadoallíantes.Ni siquiera era consciente de que viviera en elmismo barrio queRachaelyyo.Sucocheestá estacionadodelante,yotravezpiensoeneldineroparalagasolina.
Dawndetiene el coche de un frenazo al lado de la acera y se da lavuelta paramirar cara a cara aRachael. Su expresión es seria, la frentearrugadaconpreocupación.
—Por favor, no te emborraches —dice bajito—. Recuerda que tefaltancuatroañosparallegaralosveintiuno,asíqueagradecequetedejeir.Séresponsable.
Rachael suelta un dramático suspiro y mira con nostalgia hacia lacasa.
—Losé,mamá.Dawn estira el cuello para mirarme de frente, con una pequeña
sonrisaenlacara.—Tútencuidadotambién,Eden.—Gracias —digo, pero mi tono suena algo sarcástico y por un
instante me preocupo de que piense que tengo un grave problema deactitud.
Porfin,Rachaelabrelapuertaysebaja,asíqueyohagolomismoyme despido de su madre agitando la mano en el aire antes de salircorriendodetrásdemiamigaporlaentradadecoches.GraciasaDiosquenollevotacones;esmuchomásfácilhacercualquiercosasinellos.
—Mimadredamuchísimavergüenzaajena—sedisculpaRachael,yde verdad se la ve avergonzada. Si soy sincera, nome ha parecido queDawn fuese tan pesada. Mi madre se comportaría igual—. Me dice lomismocadavezquesalgo.Escomosiintentarahacermesentirculpable.
Meríocuandoseestremece,porloquemefulminaconlamiradayluegomesacalalengua.Dándoleunempujónhaciaellado,corrohastaelporche, con lasmanos temblandounpocopor losnervios.Puedooír la
músicaqueretumbadentro,yrisas.Le lanzo una mirada precavida a Rachael cuando esta llega dando
saltitosamilado.—¿Deberíallamar?—¿Sideberíasllamar?—repiteincrédula—.Ay,Diosmío,Eden,no.
Entrasinmás.Sin esperar a que yo haga más preguntas aparentemente obvias y
estúpidas,pasapormi ladoyabre lapuertadeuntirón,conunasonrisadeslumbranteenlacaramientrascruzaelumbral.
La sigohacia el interiorde la casa e inmediatamente estamos en elsalón;lacocinaseencuentradelantedenosotras,pasandounosarcos.Lamúsicametaladralosoídosmientrascierrolapuertatrasdemí,escaneoel lugar intentando averiguar quién está aquí ya. Según parece, todos.Rachaeltienerazón:somoslasúltimasenllegar,ytodosnuestrosamigoshacenunapausaparamirarnosdesdeelpasillode lacocina.Parecequeestánamitaddeunarondadechupitos.
—¡Ya era hora!—grita Jakemientras Dean arrastra los pies y losrodeaparallegaranosotras.
Meghan está de pie con dos vasos de alcohol, uno en cada mano,alternando entre ellos.De algunamanera logra sonreírnos entre tragos.Jake está al lado de dos chicos con los que nunca he hablado y mepreguntoporquéestánaquí.
Deansenosacerca,unacervezaenlamanoyunasonrisaenlacara.—¡Venga,chicas,tenéisquealcanzarnos!—Notepreocupesporeso—replicaRachael,sonriéndosealmismo
tiempo que me da un codazo en las costillas—. Podemos beber muyrápido.
Casiquierodeciralgo.SiRachaeldeberíahaberdescubiertoalgodemíenloquevadeverano,esodeberíaserquesoymuymalabebedora.Elalcoholsabeaaguasresiduales,yengullirloa todaprisameresultacasiimposible,eselequivalentealaautotortura.Lamitaddeltiempoelsabores tan amargo y tan fuerte que apenas puedo tragarlo sin tener arcadas.Peromelocalloydigo:
—Sí,podemosbebersuperrápido.Deanenarcaunaceja,comosisupieraqueleestoytomandoelpelo.—Estamosapuntodejugaralaruletadechupitos.Señala hacia la cocina, donde todos parecen estar inmersos en
conversaciones profundas, y lo seguimos hasta donde han colocado laruleta.Todoslosvasossevenasquerosos,cadaunocontieneunmejunjediferente, y no puedo descubrir la cantidad de tipos de alcohol que hanusadoparallenarlos.
—Eden,creoquetodavíanohasconocidoaloschicos,¿noesasí?—preguntaDeanmientrasabreunabotelladeTwistedTeayme lapasa,yagradezcoquenomehayadadoalgomásfuerte.Señalacon lacabezaalosdosdesconocidosqueestánconJake.
Ambos levantan la vista interrumpiendo su conversación, suspalabras se pierden en el silencio mientras me sonríen. Uno esextremadamente alto,más queTyler, y el otro esmás bien bajo.El altotieneunamiradadura,comosiestuvieracabreadoconelmundoypudieradarnos una paliza a todos juntos de una tacada, y elmás bajo lleva unagorraconviseraencimadeunmontóndepelocastaño.
—EseesJackson—presentaDean,mientrasapuntaconsucervezaaltipodelagorra,yluegoseñalaconlacabezaalotro—.YTJ.
—Sip —dice TJ, pero entonces se gira hacia Jake y continúa laconversaciónquehemosinterrumpido.
—Están en el equipo —continúa explicando Dean—. Jackson esreceptoryTJ,cornerback.¿Sabíasquejuegoalfútbol?Yosoylinebacker.Unlinebackermedio.¿Tegustaelfútbol?
CreoqueeslaprimeravezqueoigoaDeancotorrearasí:unmontóndefrasesbalbuceadasyconectadasdecualquiermanera.
—Dean —digo despacio. No es la respuesta que espera—. ¿Hacecuántoqueestásbebiendo?
Ponelosojosenblancodetímidamenteylevantatresdedos.—¿Treshoras?—pregunto,yélasienteconlacabeza—.Desdeluego
quevosotrossíqueostomáisestafiestaenlaplayaenserio.Conunapequeña sonrisa, le doyunapalmadita en el hombroyme
muevoporelpasilloparabuscarunapajita,lametoenmibotellaybebounlargotrago.Lamúsicatodavíaestáfuerteylasvocesaúnmás,apesardequesomossolonuevepersonas.
Enesemomentoescuandomedoycuentadequeaúnnohevistoados personas. Todavía me falta por ver a Tyler y a Tiffani. Busco conatención en la cocina una vez más para asegurarme de que no los hepasadoporalto,perodefinitivamentenoestánaquí.DuranteunsegundopiensoquedespuésdetodoRachaelyyonosomoslasúltimasenllegar,
peroentoncesalgomellamalaatención.Hay dos figuras al otro lado de la ventana de la cocina, y, por
supuesto,sonellos.Mequedoobservándolosa travésdelcristal, losdosajenos amimirada, y pronto enmi cara se dibuja unamueca de asco.Tyler está fumando mientras Tiffani está abrazada a su torso como siestuvieraaferrándosealavida.Enciertosentidoloestá.
Bebo un largo trago, dejo la botella en la encimera y me dirijoafuera.Nadiemeveescabullirmeporlapuertadelacocinahastaelpatio,peroTyleryTiffanisí.Ambossequedancalladoscuandocierrolapuertacon un clic y me giro para mirarlos de frente. Tiffani tiene los labiosfruncidos, irritada por que haya interrumpido su hermoso romance.MeencantaríaqueMeghanestuvieraaquíparaqueserieraporlanariz.
—¿Teimportavolverdentro?—mepide,ynisiquieraintentadecirlodebuenasmaneras.Sutonoesagrio,suactitud,amarga—.¿Y,avercómotelodigo,darnosalgodeintimidad?
—Deja demolestarla—balbucea Tyler, y creo que Tiffani está tansorprendida como yo de queme esté defendiendo. Le lanza unamiradaasesinaaélyluegoamí.
Ignorando su cara torcida, casi tan amarga comomi bebida, dirijolosojosalporroqueTylersostieneenlamano.
—¿Quéestáshaciendo?—Tranquila—dice, y se lo lleva a los labios, se lo pone entre los
dientesymurmura—:esuncigarrillo.—Esoes loúnicoquevasafumarestanoche,¿verdad?—Lelanzo
unamiradasevera—.¿Solocigarrillos?En lospocossegundosque le llevadarunacalada,aspirarelhumo
hacialospulmonesyespirarlohacialaatmósfera,selimitaamirarmeconactituddespreocupada.
—Vuelve dentro si lo único que vas a hacer es interrogarme,hermanita.
Tiffaniseríe,peroyoapenasleprestoatención,tengolamiradafijaenTyler,elrestoestátodoborrosoporelhumo.Nomehabíahabladoconuntonotancondescendientedesdehacesemanas.Nadaledabaelderechoparahacerloentonces,y tampocoahora.Casi tengoganasdepropinarleunabofetada,peroentoncesveocómosusojosseendurecenjustoantesdemirarhaciaotroladoydarotracalada.Entoncescaigoenlacuentadequeestáactuando,porqueesoesloquehacesiempre.Sufachadahavuelto,la
estúpida imagen de cabrón que le hace sentir que tiene el control de símismoy leconfiereunasensacióndepodersobre losdemás.«Claro—pienso—,esporqueTiffaniestáconél.»Nopuedepermitirqueellasepala verdad acerca de cómo está, perdido. Está total y completamenteperdido.
—Estamos a punto de jugar a la ruleta de chupitos — digo conrigidez,actuandocomosinohubieraoídoloquemeacabadedecir—.Asíquesiqueréisuniros,másvalequeentréis.
—¡Yomeapunto!—anunciaTiffani.Se aparta de Tyler y da saltitos hasta mi lado, su equilibrio es
precario, tiene los ojos abiertos por la excitación. Le echo un rápidovistazoconelrabillodelojo,preguntándomecuálessonsusprioridadesen esta vida. Por el momento pienso que los bolsos Louis Vuitton, loschupitosdetequilaymihermanastro.
MisojossedesplazanhaciaTyler,queahoraestábebiendountragodecervezaentrecadacalada.Ladeolacabezaylepregunto:
—¿Vienesconnosotras?—Porsupuesto—respondeconelmismotonoarrogante,yentonces
muevolacabezaymedirijohaciadentroparaunirmealrestodelagenteenlaprefiesta.
Todo el mundo está apiñado en la cocina, alrededor de la ruleta,comobuitres.Jaketienelasbolasenlamano,laslanzahaciaarribaylasagarra de nuevo, lo quemeparece bastante impresionante considerandoqueestáalgopiripi.DejadehacermalabaresynosseñalaconeldedoaTiffaniyamí,ygesticulaparaquenosacerquemos.
MehagounhuecoentreRachaelyDean,cogiendomiTwistedTeadelaencimeradepaso.Deanponeunamanosobremihombroyconlaotrabebeuntragodesucerveza.Tirademíconbastantebrusquedad,hastaelpuntodequemedueleelcuello,yentoncesJakedaelpistoletazodesalidaylanzalasbolasenlaruleta.TJyJacksondanpuñetazosenlaencimeray,lojuro,loschupitoscasisalenvolando,peroJakeagarrasuvasoyselovierteenlagarganta.
—¿Qué coño era eso?—farfulla asqueado unos segundos después,mientraslacaraselearrugaporelsaborrepugnantedellíquidomarrón.
TJsemueredelarisaydapalmasconsusenormesmanazas.—¡Aguaconbarrodelpatio!JakeaprietaloslabioshastadibujarunafirmelíneayledisparaaTJ
una mirada furiosa, y luego lo empuja hacia un lado y se dirige aempelloneshastaelfregadero,dondeloescupetodo.MientrasJakeestáapuntodevomitar,Tylerentraapasotranquilo,lasmanosenlosbolsillos,la cara inexpresiva. Se une al juego: el horrible juego, el juego de lodesconocido. Me siento incluso más preocupada que hace un minuto.¿Quiénsabequéotrasbromascrueleshanmetidoloschicosenlaruleta?
—No veo la hora de llegar a la playa—me grita Dean al oído, yhablatanaltoquedeinmediatomeapartodeél—.¡Enserio,enserio,noveolahora!
—Tenemosqueemborracharnosmucho—mesusurraRachaelenelotro oído.Me doy cuenta entonces de que me he situado en medio delborrachoydelaaspiranteaborracha—.¡HastaMeghannosestáganando!
Es verdad. No sé cuánto tiempo llevan aquí, pero todos estáncruzando la fronterade laborrachera.O llevanhorasbebiendoo lohanhecho con mucha rapidez. Probablemente una combinación de ambascosas. Como ha dicho Dean, Rachael y yo tenemos que ponernos a sualtura, y rápido. Miro alrededor del círculo de mis amistades —misamigos más TJ y Jackson—, y están todos sonriendo y gritando a laruleta, y parece que estuvieranpasando elmejormomentode sus vidas.MenosTyler.EntoncesmedoycuentadequeestádetrásdeTiffani,aunospasos de ella, como si estuviera aterradode tocarla.Yme estámirandofijamenteamí.Soloamí.
Toda la situaciónmeestá estresando.Tyler todavía está confundidosobre lamejormanerademanejarnuestrascircunstancias,yTiffaniestásonriendo,tieneunaenormemuecaquetransmiteunsentidodeautoridadmientrasmiraalagenteasualrededor,unoporuno.Quieroolvidarmedelosdosduranteunrato.Nomeapetecepensardemasiadoenmisituacióncon Tyler, porque terminaré arruinando la noche, y no quiero intentardescifrar lo queTiffani estará pensando, porque lo único queme rondaporlacabezaesqueellapiensaquenosoytemeraria.
Aprieto con más fuerza la botella que sostengo en mi mano y meobligoaponerlasonrisamásgrandequepuedoenmicara.MegirohaciaRachael.YaledemostraréaTiffaniloquesignificasertemeraria.
—Vale,emborrachémonos.—YosédóndeescondenlobuenolospadresdeDean—mesusurra.Me coge por la muñeca, me aparta de Dean de un tirón, y nos
alejamosahurtadillasdeljuego.Vagamosporelarcodelsalónduranteun
segundo, y cuando todo elmundo sedistraepor el chupitode agua conbarroqueMeghan seacabadebeber,Rachaelmehaceuna señaldequetodoestábienconelpulgarycruzamoslaestanciaparallegaraunpasillopequeño,dondelamúsicasuenaamortiguadayelaireestáfrío.
—¿Estánencasa?—inquiero.—¿Quién?—Suspadres.Rachaelsonríeyapuntahaciaeltecho.—Arriba.Hayotrapuerta,ylaabredeuntirón,descubriendouncuartooscuro
yfrío.Cuandomeempujahaciaunescalónymimanogolpeauncoche,medoycuentadequeestamosenelgaraje.
—¿Dóndeestálaluz?—preguntaRachaelentredientes,mientrastocacon torpeza la pared, buscando un interruptor, y cuando por fin loencuentraloacciona.
EstoyalladodeunBMWnegroyenseguidadoyunpasohaciaatrás,concuidadodenovolveratocarlo,yluegoechounamiradaaloquemerodea.Haymontonesdecajasdecartónencadarincón,perolasparedesestán completamente cubiertas de artículos de fútbol, en rojo y blanco.Haycamisetasenvitrinasdecristal,enormesbanderasypancartasqueseextiendendesdeeltechohastaelsuelo,unapequeñaestanteríaconcascosdoradosencajasyunpardebalonesdefútbol,ytambiénunacoleccióndefotografíasenmarcadas.
—Supadreessuperfándelos49ers—explicaRachaelmientrasbailahastalaestanteríasituadaenlaparedmáslejana,cuyasbaldasestánllenasdebotellasdealcohol.Laobservomientrascogealgunasy lasexamina,asintiendo con la cabeza con aprobación—. ¡Te dije que sabía dóndeestabalobueno!
Rachaeltodavíasigueestudiandolacoleccióndebotellas,asíquememuevopor alrededordel cocheymiro las fotosde lapared.Me sonríocuandoreconozcoaDean,envueltoenunacamisetade los49ersdeSanFranciscoyconunagorrarojaenlacabeza,algunosañosmásjovenqueahora. Un hombre está de pie a su lado, vestido igual que él para elpartido,tieneunamanoensuhombroyenlaotraunperritocaliente.Debedesersupadre,yestándelantedelestadioLevi.Haymuchasfotoscomoesa,deDeanysupadre.Escomosicadavezquefueranaunpartidodelos49ers,inmortalizasenelmomento.
Hayunafotoquedestaca.Envezdehabersolodospersonasenella,hay cuatro. Padre e hijo adoptan la postura habitual, pero a un lado deDeanhayunniño;losdostendránunosdoceaños.Suamigotieneelpelooscuroylosojosverdes.
—Nosvamosabeberestetequilaylovamosabebersolo,comotíasduras, sin sal y sin lima—anuncia Rachael demanera solemne, con elmentón hacia arriba y una botella deCazadores en lamanomientras segirahaciamí.
Mirolabotellaconescepticismoantesdetragaryseñalarlafoto.—¿EseesTyler?Durante un segundo abre mucho los ojos y luego los entrecierra
mientrasseinclinahacialafotoparaverlamejor.—¡SantoDios,pareceunfeto!Miro fijamente al Tyler de la foto. La camiseta que lleva puesta es
igualqueladeDean,perosuexpresiónno.LasonrisadeDeanesamplia,Tyler tiene el ceño fruncido. De hecho, ni siquiera está mirando a lacámara.Mirahaciaellado,susojossevencansadosysuactitudnoeslaqueseesperaríadeuncríoqueasisteaunpartidodelos49ers.Inclusosucuerpoestáunpocode lado,apesardequeelbrazodeDean rodeasushombros.QuizáTylersimplementedetestealos49ers.TalvezseafandelosChargers.
Alotroladodelafoto,hayotrohombrejuntoalpadredeDean.Supeloesnegro,estádandolaespaldaalacámarayseñalandoconeldedoelnombreescritoenlapartedeatrásdelacamisetarojaquellevapuesta.Espersonalizada.Dice«Grayson».
Algo revolotea en mi estómago. Me alejo un poco de la foto, lascejas se me juntan y los labios se me abren: el padre de Tyler. Es laprimeravezqueloveo,oporlomenosalgodeél.Sientounanecesidadimperiosadeconocersucara.
MegirohaciaRachael.—¿Eseessupadre?—¿DeDean?—Mirapordebajodelaspestañasmientrasabrelatapa
deltequila—.Sí.—No—digo—.ElpadredeTyler.¿Esese?AhoraRachaellevantalavista.Memirafijamenteyluegoobservala
fotootravez.—Sí —dice de nuevo, encogiéndose de hombros—. Cuanto más
mayor se hace Tyler, más idénticos se vuelven. Por lo menos como lorecuerdo. Probablemente su padre ahora está superviejo y barbudo.¿Permitenquelagenteseafeiteenlacárcel?
—Nolosé—respondo,perotengolaatenciónpuestaenlafoto.Hay algo inquietante en ella. Dean y su padre se ven felices,
emocionadosdeestarenunpartidodelos49ers,sonriendoorgullososelunoalladodelotro.Sinembargo,conlasotrasdospersonasqueestánasu lado sucede justo lo contrario. Tyler y su padre están en ambosextremos de la fotografía, y a Tyler se lo ve sin vida, con los ojoscansadosyloshombroscaídos.MehacepensarenlascircunstanciasyenporquénoestabatanfelizyemocionadocomoDean.
—¿QuépasaconTylerysupadre?Séquehayalgo.Rachaelsacude lacabezayse llevaundedoa los labioscomopara
hacersecallar.—Nolosé.Tenemosunaregla tácitaenelgrupo.Nohablamosdel
padre de Tyler a no ser que tengamos un impulso suicida, y nomencionamoslasenfermedadesdetransmisiónsexualdelantedeMeghan,porquesuprincipalmiedoesdespertarseconclamidia.
Ignoroesareglatácitaycontinúoconeltema:—¿Ysiesadoptado?—¿Adoptado? —Rachael considera esta posibilidad durante un
momentomientras vuelve amirar la foto. Niega con la cabeza—.Nop,definitivamenteeshijodesupadre.Separecendemasiadoparanoserlo.Yahora,vamos—dice—.¡Tenemosquedarnosprisa!Nosvamosaquedarrezagadas.
Frunzoelceñoyaparto lavistade la foto.Rachaelestáagitando labotellaquetieneenlamano.
—Vale,vale,estoylista.Seledibujaunaenormesonrisaenlacaraalavezquerespirahondo.—Tevaasabercomosiestuvierasenllamas,peronosemborrachará
enseguida,asíqueéchaleunpardehuevosdeseñoritayaguanta.—Dios —digo, pero aprieto los puños y los ojos, preparándome
mentalmente.Laúltimavezquebebítequilamefuidirectaalfregadero.Yesoconlasalylalima—.Estoylista.
Rachaelasienteconlacabezaantesdellevarselabotellaaloslabiosy beber un trago rápido.De inmediato se dobla y se lleva lamano a laboca,extendiendoelbrazoyofreciéndomelabotella.
—Ay,Diosmío—jadea,arrugalacaraymuevelacabeza,comoparalibrarsedelsabor.
Casi me echo atrás en ese momento. ¿Cuál es el propósito detorturarme con tequila? Dudosa, miro la botella mientras Rachael tienearcadas al lado del coche, agita lasmanos delante de la boca de formaerráticayhacequemecuestione el plan.Pero entonces recuerdo loquedijo Tiffani el jueves en el centro comercial, que no había quepreocuparseporqueyomeemborrachara,queyonoeratemeraria.
AprietolabotelladeCazadoresconfuerzaymelallevoaloslabios,echandohaciaatráslacabezayvertiendotodoeltequilaquepuedoenlaboca.Yderepenteparecequehetragadollamas,quemaelsaboramargo.Eltequilapareceorinaysabeagasóleo.
Casi seme cae la botella cuando a continuación tomo un sorbo deTwistedTea,yderepenteestesabeaaguaencomparaciónconeltequila,asíquesigobebiendo.Ybebiendoybebiendo,hastaqueingierolaúltimagotade labotella.Medesplomocontra lapared,agotadaysinaliento,ymequedoallíresoplandovarioslargossegundos.
—Otravez—proponeRachael.Alcanza la botella de tequila yme la quita de lamano de un tirón,
repitiendoelpatróndeechar lacabezahaciaatrás,beber,morirunavezmás.
Logroseguirelciclo,nospasamoslabotelladeunaaotrahastaquellegamos al cuarto asalto, y yo ya no puedomás. El segundo en que eltequila entra en contacto con mi lengua, lo escupo hacia todos lados,incapaz de obligarme a tragarlo. Salpico todo el costado del BMW, eltequila se desliza por la puerta del conductor. Le lanzo una miradaestupefactaaRachael.
—¡Eden! —grita, pero inmediatamente se pone a reír y no paradurantelostresminutossiguientes.
Yoestoyaterrada.Deanmevaaodiar,suspadresmevanademandar,yyoacabaréenelreformatoriopordañosalapropiedadajena.
—¿Por qué hay un coche aquí? —grito con exasperación, y notocómolasmejillassemeponenrojas.
—¡Esungaraje!—¡Penséqueeraelsótano!—lerespondoavocesentreunataquede
risa,ynotocómomefallaelequilibrioymicuerpodatumboscontralapared,yloúnicoquepuedopensares:«Estetequilaesunazorra».
SéqueRachaelesunpeso ligero,peronomehabíadadocuentadeque yo tenía tan poca tolerancia al alcohol como ella. Saltarme la cenaprobablementenofueunagranidea,yahoraesaestúpidacancioncitadeltequilacobrasentido.Untequila,dostequilas,trestequilas,alsuelo.
Cuandomirohaciaabajo,elsueloesexactamentedondeestáRachael.Está despatarrada en el cemento, riéndose, y ni siquiera se toma lamolestiadelevantarse.Estáfeliztiradaallícomounafocamuerta.
—¡Tenemos que ponernos en marcha!—digo mientras me agachoparaasirladelbrazoeintentarlevantarladeuntiróncontodasmisganas,pero solo logro perder el equilibrio y caerme encima de ella,probablementeaplastandosuespinadorsal.
—¡Sí, sí! ¡Vamos! —grita Rachael mientras se ríe como una locacuandoyomeapartohaciaunlado.
—¿Qué más tenemos en la agenda, Rachy, cariño? — digoresoplando.
Todo parece tan divertido, tan libre, tan temerario... No lo puedoevitar. Ahora estoy acostada bocarriba, Rachael a mi lado, mirando eltechoblancodelgaraje,yahoramedoycuentadeque lasparedesestánpintadas.
—Estegarajeesprecioso.Rachaelsigueriéndose,tantoqueyanisiquierahaceruido.Tienelos
labiosabiertosylosojoscerradosconfuerza,yloúnicoquepuedooírescómoseatragantaconelaire.
—¿Quénospasa?—pregunta.Me incorporo, me apoyo en las rodillas y la miro fijamente,
intentandoponermeseria.Quinceminutosdechupitosdetequilaylasdosestamostotalmentepedo.Extraordinario.
—¡Tenemos que ponernos enmarcha!Beber todo lo que podamos,¿recuerdas?
Rachael asiente con entusiasmo y se esfuerza por ponerse de pie,agarrándose al retrovisor delBMW.Si estuviera sobriame preocuparíahacerledañoalcoche,peronoloestoy,asíquemeimportaunpimiento.
—¡Jägermeister! —vitorea Rachael. Coge la botella oscura de lacoleccióndelaestanteríaysevuelvehaciamí.Sonriendo,alzalabotellaybrinda—:¡Porelcomaetílico!
Otros quince minutos y dos chupitos mortales más tarde, mepreguntoporquécometílaestupidezdebebertantoentanpocotiempo.Es
eltipodecosassobrelasquetuspadresyprofesoresteadvierten,eltipodecosasquetedicenqueacabaráncontuvida.Peronadadeesoimporta.A nadie le importan las consecuencias, porque en el intervalo entre quebebesalgoylosefectostegolpean,todosiemprepareceserlamejorideadelmundo.EstoexplicaporquéRachaelestáencaramadaenelcapódelcoche, usando la botella de Cazadores como unmicrófonomientras vaalternandoentreelhimnonacionalyunstripteaseeneltecho.
—Eden, es divertidísimo emborracharse contigo — anuncia,haciendo una venia después de su interpretación algo retorcida de Labandera tachonadadeestrellas.Estádepie,consu faldamaxilargayensujetador,pueshatiradosutopalsuelo.
De repenteel sonidoamortiguadode lamúsica subedevolumen,ycuandoapartolavistadelaactuacióndeRachaelduranteunsegundo,medoycuentadequeesporquehanabiertolapuertadelgaraje.Deanestádepie,conlosbrazoscruzadosdelantedelpecho.Rachaelyyodejamosdereír,nosquedamosparalizadas,consendassonrisasbobasenlascaras.
—Rachael—diceDeandespacio—.Porfavor,bájatedelcoche.Rachaelsemuerdeellabioparaaguantarlarisamientrassesientae
intentadeslizarsedesdeeltechodelvehículohastaelcapó,perosecaedeinmediatopor el ladoy sedaunbatacazo contra el suelo.Labotella deCazadoresse rompeenunmillóndepedazos.Yo lehago loshonoresymeríoporellamientrasgimeydejaescaparunasrisitas.
—Malditasea,Rachael—farfullaDean—.Cuidadoconloscristales.—Comparado con nosotras se lo ve totalmente espabilado. Entra en elgarajeyseagachaparalevantaraRachael,haciendounamuecadeascoalver el estado en que se encuentra, y cuando ha logrado que esta semantengaenpie,buscasutopporelsuelo—.Estamoslistosparairnos—anuncia,peropuedoverqueestámolestoconnosotras.Mientrasyosigoriéndomeenel rincón, leponeel topaRachaelpor la cabezay lamiraconseveridad—.¿Cuántohasbebido?
Rachaelnocontestasupregunta,soloechaunvistazoporencimadelhombro y me hace un gesto para que me acerque. Dejo la botella deJägermeister en el suelo con torpeza y arrastro los pies alrededor delcoche,nomiroaDeanalosojos.Suspirahondoynosconducedevueltaalpasilloya travésdel salón,hastadondeJakemantiene lapuertade lacasaabierta.
—¿Quédemonioshabéisestadohaciendo?—preguntaJake.
Rachaelyyointercambiamosmiradasynosechamosareírdenuevo,porqueporalgunarazónnoparecequepodamosparar.
Deanapagalamúsicaygritahaciaarribaparaavisarasuspadresdeque nos vamos mientras yo sigo a Rachael hasta la monovolumen.EscuchovagamentequeMeghanmedicequealprimomayordeDeannoleimportahacerdechóferapesardequenohaysuficientesasientosparatodos.Acontinuación,nos apiñamosdentro (literalmente:Rachael acabateniendoquesentarseenmiregazo),yDeanyJakenossiguen,yprontosomosnueveapretujadosenelvehículo.Estoydemasiadopedoparaqueme importe que Tyler y Tiffani estén en el asiento de atrás, su cuerpopegadoaldeélysusmanosalrededordesucuello.Ellaseestáriendodela ruidosa música que suena en la furgoneta, pero Tyler no le estáprestandoatención.Tieneelrostrovueltohaciaelladomientrasmiraporlaventanillay,poralgunarazón,cuandoleechounvistazoporencimademihombro,pareceserelmássobriodetodos.Inmediatamente,sientemimiradayenseguidafijasusojosenlosmíos.
Yomesientoestupendamente,asíqueloúnicoquesoycapazdehaceressonreírleconcaradeatolondrada.Micabezanoestámuyestablesobremishombros,yélsedacuenta,porqueentrecierralosojosdemaneraodesaprobatoria o preocupada. No puedo discernir cuál de las dos, ytampocome damucho tiempo para averiguarlo, porque vuelve amirarporlaventanilla.
Así que el resto de nosotros pasamos el viaje contando chistesmientras reímosy reímosy reímos, y saber que todo elmundo está tanpiripicomoRachaelyyohacequemesientamejor.Aunqueenrealidad,no es que estemos piripi. Estamos borrachas, y es una sensaciónagradable.
27
La fiestade laplaya, segúnparece, esungranevento.Lamitaddelarenal,alladoderechodelmuelle,estáreservadaparaelevento,conlosaccesos cerrados y agentes de seguridad patrullando la zona. Cuandotodosbajamosdandotumbosdelamonovolumenenelaparcamientodelmuelle,merecibeel ruidode lamúsicayde lasvoces,yelambienteeselectrizante. Entorno los ojos hacia la playa que se extiende delante denosotrosymepercatodelapresenciadeunescenariosituadoenmediodela arena, con enormes altavoces negros, y sobre él, un disc-jockey queentretienealamultitud.
—Si cualquiera de vosotros, idiotas, hace que nos echen,personalmente os daré una paliza —amenaza Jake. Nos mira a todos,clavándonosunamiradadeadvertencia—.Anoserqueseaunachica.Sisetratadeunachica,leharéelvacío.
Y con eso, todos nos dirigimos hacia la arena, bajando un poco lacabeza cuando pasamos al lado de algunos guardias de seguridad. Mepregunto si me veo tan borracha comome siento. Sinceramente esperoqueno.Meecharíanencincominutossisemenotase,peroporsuertenostambaleamoshacialaarenaynosmezclamosconlamultitudquebailaanuestro alrededor. Yo espero que los nueve nos mantengamos unidoscomoungrupo,peronoesasí.Loschicossedespidenconunmovimientode la cabezay se alejanen lamismadirección,yme sorprendeverqueTylersemarchasinTiffani.
—¡Deberíamosbañarnosenelmardesnudas!—sugiereRachael, suvozaltaseoyesobrelamúsica.
Atraelaatencióndeunoshombresqueestáncercayasientenconlacabezarápidamenteanimándolaahacerlo.
—No,nodeberíamoshacerlo—diceTiffani.Fulminaalostíosconunamiradaynosempujaentrelamultitud;yo
estoytanborrachaquecasimetuerzoeltobillosolointentandocaminar.LaarenasememeteenlasConverseyeslasensaciónmásincómoda
delmundo,asíquedecidoquitármelasymeagachopararecogerlas,ylasllevocolgandodelasmanosporloscordones.Muevolacabezaalritmode la música, y la gente que nos rodea me empuja de lado a lado. Esevidente que todos son adultos y tienen la edad requerida, pero no meimporta.
—¡Jaredysusamigosestánaquí!—Meghannosgritaporencimadelamúsica,girándosehacianosotrasconcaradepánico.Setocaelpelo—.¿Cómomeveo?
—¡Como si estuvieras buscando líos! —grita Rachael, lo cual escierto.
—Me vale —acepta Meg, y entonces nos lanza un beso y se vaserpenteandoentre lamultitud.Dudoquevuelvaa reunirseconnosotrasenbreve.
Ahoraestoyagitandomisdeportivasenelaireyrecibiendomiradasasesinasdelagentequemerodea,sobretodoporquecasidecontinuolesdoy en la cara con ellas, pero me siento demasiado libre, como siestuvieraen lacimadelmundo,comoparadisculparme.Comosideunmilagrosetratara,medescubrobailando:unbailesalvajeyalocado,peroun baile de todas formas, lo cual es raro en mí. El disc-jockey estáponiendomúsicahouse,ytodoelmundomuevelasmanosenelaire,yyonoto la cabeza confusa, y hasta el océano se está empezando a deslizarhaciaunlado.
Meestoydivirtiendo, saltandoen laarenayagitando lasdeportivasenelaire,cuandoTiffaniagarramibrazoyeldeRachaelynosacercaaella. No parece estar divirtiéndose tanto como nosotras, y no puedodescifrarsiesporquenohabebidotantocomonosotrasoporquepiensaquelafiestaesunasco.
—Me voy a buscar a Tyler—anuncia en voz alta, y cuando da unpasoatráspuedonotarqueestácabreada.
—¡Nooo!—protestaRachael—.¡Quédateconnosotras!—Necesitoecharleunojodespuésdeloquesucedióelañopasado—
dice,sacudiendolacabeza.Entrecierrolosojosalmirarla,todavíatengoloscordonesenredados
en los dedos, y me soplo el pelo para despejarme la cara. El sol delatardeceresabrasador.
—¿Quésucedióelañopasado?Tiffani se limita a mirarme con el rabillo del ojo, me lanza una
miradamolestaydesaprobatoria.—Eden,porfavor,dejadeagitaresascosasenelaire.—Alcanzamis
deportivas y me las arrebata, haciendo una mueca cuando ve las letrasescritasenellado,antesdedevolvérmelas—.Parecesidiota,intentaactuarconalgodenormalidad.Bueno,pasadlobienlasdos.
Rachaelme dirige un encogimiento de hombros borrachomientrasTiffanisaledelamultitudacodazos.Estásinaliento,yyotambién.
—¿Qué pasó el año pasado? —pregunto otra vez, cuando ya herecuperadoelaliento.
VeoelcontornodeRachaelligeramenteborroso,asíqueentrecierrolosojosparadistinguirlamejor,peronosirvedenada.Sientocomosimicuerposeestuvierameciendodeaquíparaallá,comoelocéano.
—Tyler se metió algo extraño —me dice bajito en la oreja trasinclinarse haciamí, con cuidado de que nadie nos oiga, aunque todo elmundoestádemasiadoocupadoendivertirse—yperdióelconocimiento;todospensamosquesehabíamuerto,peroentoncestuvounataqueytodosnosquedamosenplande:«¡Hostiaputa,noestámuerto!».EntretodosloarrastramosdevueltaacasadeTiffani,yellasepasó lanoche llorandoporque la había hecho quedar como una imbécil delante de todos. Seencerróenelcuartodebañoynoqueríasalir,asíquelosdemáspasamoslanocheallíparaasegurarnosdequeTylerestuvierabien,yalfinalnolepasónada.Cuandosucediónosdiomuchísimomiedo,yahoraTiffaniestáparanoicaconlaideadequevuelvaahaceralgoparecido.
Sequedasinalientootravezcuandodejadehablar,asíqueinhalaunadramáticabocanadadeaireyluegoexhala.
Sé con certeza que si estuviera sobria estaría preocupada yprobablemente iría yo misma a buscar a Tyler, pero estoy demasiadoborrachaparahacernadadeesoahora.TambiénpuedequeestéenfadadaconTiffaniporqueleimportemássureputaciónquelavidadeTyler,perome limito a hacer una mueca y vuelvo a tambalearme, y al poco rato,Rachaelhacelomismo.
Lacuestiónesquecuandoestásborrachoparecequenosolopierdeslos sentidos, sino también la noción del tiempo. Parece que solo nosllevaradiezminutosaRachaelyamíabrirnoscaminoalafuerzaentrelagenteyllegaralfrentedelescenario,perocuandomirohaciaarribayveo
que el cielo se está oscureciendome doy cuenta de que tiene que haberpasadomuchomás tiempo.Aestasalturasestoysudandoycuandomirohacia mi derecha me percato de que de repente estoy sola. Rachael hadesaparecido.
—Ay—digo.Se me escapa una carcajada de los labios, me doy la vuelta y me
pongo a bailar mientras voy buscando la salida por entre la multitud,sintiendoalgodeclaustrofobia.Lagentememiraconexpresionesraras.Esevidentequemefaltamediadécadapara tener laedadsuficienteparaestaraquí.
Lejos del escenario, hay gente merodeando por la arena, algunossocializanyotroshacentodoloposibleporligarconlaschicas.Aquílaconcentración de gente es menor, así que me detengo y me tomo unmomentopararespirar.Yanotengotantaenergía,yelsubidóndealcoholque parece que tenía se está disipando conforme avanza la noche, perotodavíaestoyunpocomásquepiripiyaúnsigodisfrutandocadaminuto.Se produce una pelea cerca demí, y los guardias de seguridad llegan amontones,ladrandoórdeneseinterrumpiendoelaltercado;finalmentesellevanarastrasadosdelosfolloneros.
Creoqueesentoncescuandomedoycuentadequeestoysola.Solaytodavía algo borracha. En esa fracción de segundo, una ola de pánicoinundami cuerpo e instantáneamentemeto lamano en el bolsillo demisuéterparacogermiteléfono.Solohayunproblema.Noestáahí.
Reviso el otro bolsillo, y luego mi sujetador, y por último misdeportivas.Ni teléfono, ni dinero.Todohadesaparecido.No sé si se hacaídodemisbolsillosyahoraestáenterradoadosmetrosbajolaarenaosi me han robado. Sea como sea, no tengo ninguna forma de llamar anadie. Ahora, como todo lo demás, si estuviera sobria sería losuficientemente listaparapercatarmedequenoesel findelmundo,quemi casa está a unos cuarenta y cinco minutos caminando. Pero estoyborracha,asíqueeselfindelmundo.
Se me llenan los ojos de lágrimas e intento hacer que se vayanpestañeando, pero me empiezan a temblar los labios y muy pronto laslágrimascorrenpormismejillas.Mepongoelsuéterymirofijamentelaarena.Tengomiedodequelagentemeveallorandocomolaimbécildedieciséis años que soy. Soy demasiado joven para estar aquí sola yborrachayparaquemehayanrobado.
—Maldita sea, Eden—farfulla una voz, y la calidez y familiaridadhacenquedejedesollozar.
Mirohaciaarribacon losojosborrosospor las lágrimas,paraverqueTylerseacerca.
—Tiffani teestábuscando—digo resollando.Estiro lasmangasdelsuétersobremismanosymesecolosojos,concuidadodequeelrímelnosecorramásdeloqueyaestá—.Tunovia.
—¿Porquédemoniosestásllorando?Ignoramispalabras,seponedirectamentedelantedemíeinclinala
cabeza,mirándomeatravésdesuslargaspestañas.Elcoloresmeraldadesusojosmerecuerdaalasalgas.
—Todo el mundo ha desaparecido —le explico. Los ojos estánempezando a escocerme y a hincharse.Me balanceo hacia la derecha—.Tiffani,Meghan,Rachael...Ymiteléfonohadesaparecido.
Tylermecogedelbrazoymeayudaarecuperarelequilibrio,perotambiénmemiradearribaabajo.
—¿Cómodeborrachaestás?—¿Estástúborracho?—Yano.—Aprieta los labiosmientraspiensaduranteunmomento.
Inclinándose, desenreda los cordones de las deportivas de mis dedos yluego tira las Converse en la arena—. Póntelas. Hay basura por todaspartes.
Cuando arranco mis ojos de él y miro hacia abajo, veo que tienerazón.Laplayaestállenadeporquería,envoltoriosdecomidaylatasdebebida aplastadas y mecheros. «He estado bailando sobre toda estainmundicia», pienso. De inmediato, me pongo las Converse, y la arenadentrodeellasmeincomodadenuevo.PeroahoraqueTylerestáaquímesientoasalvo,asíquelesonríoapesardemidesastrosomaquillaje.
—Tupadretevaamatar—murmura,peronoexactamenteamí.Deja escapar un suspiro mientras se rasca la cabeza, intentando
decidirquéhacer.No es que me proponga intencionadamente ponerle las cosas más
difíciles, pero siento que he recargado las pilas y estoy lista paradivertirmeotravez, asíquemealejohaciendopiruetas.Meparoaunostresmetros yme vuelvo paramirarlo con una sonrisa juguetona en loslabios. Entrecierra los ojos con preocupación mientras me observa,espera. La gente sigue pasando por el espacio entre nosotros, pero en
cuantonopasanadiemetirosobrelaarenaydoyunavolteretahaciaél.No lo hagomuy bien. Termino de lado, con las piernas enredadas y elhombroprobablementedislocado.Escuchoalagentealrededorqueseríe.
—Levántatedelsuelo—ordenaTyler.Notoquemeagarraelcuerpoymeponedepiedeuntirón—.¿Quéteacabodedecirsobrelabasura?
—Estaplayameencaaanta—arrastrolaspalabrasconlentitud.Sientola cabeza pesada yme caigo hacia la derecha, peroTyler enseguidamecogeymeenderezaporloshombros—.¡Elveranoquevienevoyavolversoloaestafiesta!
—¿Vasavolverelpróximoverano?Memiraconunaexpresiónsolemneyhablaconurgenciaenlavoz,y
en esa fracción de segundo es como si todo el alcohol que hay en micorrientesanguíneaseevaporaraderepente.
—Nolosé—respondo—.Dependedesipapáquierequevuelvaono.—Espero que sí—murmura Tyler, con su mano todavía sobre mi
cuerpo,sosteniéndome—.Yoalmenossíquiero.Mi breve momento de sobriedad no dura mucho y me vuelvo a
balancear en su abrazo, sin hacerlo a propósito. Apenas registro suspalabrasenmicabeza.Mibalanceosetransformaenunintentodebaile,perosoyvagamenteconscientedequeparezcounaidiota.
—Estás llamando la atención—bufaTyler enmioídomientras susmanosmeaprietanmás,meoprimentantoquerestringenmimovimiento,que es exactamente lo que está intentando hacer—.Vas a hacer que nosechenapatadas.
—Pero¡sitengoveintiuno!—legritoentrecarcajadas.Mecontoneoparaescapardesuagarreyesosolohacequemeríaaúnmás.
—Ay,Diosmío—gimeTyler entre dientes. Ladea la cara hacia unlado ymira la arena, lamandíbula apretada, los ojos cerrados. Respirahondo, sueltami cuerpo, camina alrededordemíy, conunmovimientorápido,seagacha,melevantaymecargasobresuespalda—.Tienesqueespabilarte,coño—farfullamientrasseponeenmarcha.
Tengo los brazos alrededor de su cuello y es posible que lo estéasfixiando al aferrarme a él. Sus manos firmes están alrededor de mismuslos, mis piernas rodean su cintura, y camina sin hacer ningúnesfuerzo,loquemehacepensarquenopesomuchoyesomeproporcionaunmomentodesatisfacción.Apoyolacabezaensuhombroylesoploenelcuellomientrasélmellevaacuestasportodalaplaya.
—Troy-James—diceTylerenvozalta,yelnombredesconocidomehacelevantarlacabezaconcuriosidadcuandosedetiene.
Hayunpequeñogrupodegente,trespersonas,delantedenosotrosytodos segiranaloír lavozdeTyler.Haydoschicasy...TJ.El tíode lacasadeDean,elcornerback.Troy-James.Ledoysentidoaloobvioymesientoexcepcionalmentelistaalhacerlo.
—¿Quépasa?—preguntaTroy-James,oTJ.Laexpresiónduradeanteshadesaparecidodeltodoyparecequelo
estuviera pasandobien.Esto es comprensible, dado el hechode quehaydoschicasevidentementemayoresasulado.Lasdosmeofrecensonrisascompasivas.
—Necesitotuapartamento—diceTylerenseguida—.SiguesviviendoenlaavenidaOcean,¿no?
—Hermano—pestañeaTJ por un instante, y luego intercambia unarápidamirada con las chicas a las que parece haber seducido.Vuelve amiraraTyler—.¿Cuálessontusplanes,tío?
Tyler se encoge de hombros yme echa un vistazo por encima delhombro,elmovimientohacequemesacudacontrasucuerpo,yentoncescontesta:
—Espabilarla.Supadrelamatarásillegaacasaasí.—Tío, me estás fastidiando un poco los planes —farfulla TJ
forzandolavoz.Haceunamuecaynosguiñaunojo.—Miapartamentoestálibre—anunciaunadelaschicas,yentonces,
TJmete lamanoenelbolsillodesupantalóncortoy le tiraaTyler lasllaves.Enunabrirycerrardeojos.
—Déjalasdebajodelfelpudo—pide.TylerlogradarlelasgraciasantesdequeTJylaschicassepongan
enmarcha.Notoquesuspiraotravezmientrasmeagarralaspiernasysepone a caminar, camina y camina hasta que me doy cuenta de que nosestamosalejandodelafiesta.
—¿Por qué vamos a su apartamento? —balbuceo en su camisa,porque ahora yame es casi imposiblemantener la cabeza erguida—.Y¿cómoesquetieneuno?
—Porqueaquísoloestáshaciendoelridículo—respondesofocandola risa, ymehacedesear ver su cara en esemismo instante, para podermirarloa losojosydescifrarquées loqueestápensando.Pero todavíaestoy demasiado piripi para eso—. Y sus padres son, cómo decirte,
millonarios.Lecompraronunapartamentoaquícuandocumpliódieciséisaños.¿Quiéndemonioshaceeso?
—Losmillonarios—repito.Élsevuelveareír.Nomeimportamarcharmedelafiesta.Yaheperdidoelteléfonoyel
dinero y a mis amigas allí, y ahora que los efectos del alcohol estánempezandoadesapareceryelsolestácomenzandoaponerse,soloquieroirmeacasa.Porsupuestoqueesaahoranoesunaopción.Papácreequeestoy en el cine, viendo alguna historia de amor mediocre, pero enrealidad me están sacando a cuestas de una fiesta porque he bebidodemasiadoschupitosantes.SoloagradezcoquehayasidoTylerquienhayaacabadoviniendoarescatarme.SiJakeoDeanoinclusoMeghanhubieranintentadoescoltarme,leshabríadadoguerra.
—Mepuedesbajar,¿sabes?—murmurodespuésdellevarunosdiezminutosalaespaldadeTyler.Mepreocupaestarhaciéndoledaño.
—¿Qué,paraqueteatropelleuncoche?Deningunamanera—replicasecomientrashaceunapausaenelbordillodelaacera.
Echa un vistazo en ambas direcciones y luego cruza la avenida.Todavíapuedoescucharlamúsicadelescenario.
—Teestásperdiendoelrestodelafiesta—digo,peronomecontesta.Mellevahaciaunahileradeapartamentosycondominiosyhotelesen
laavenidaOcean,edificiospordelantedelosquehepasadocorriendoenmuchas de mis sesiones de footing, que tienen vistas a la playa.AminoramoselpasoalllegaraunedificiodecuatroplantasyTylermesubeporlasescalerasconcuidadoysedetieneenlaentrada.Mebajadesuespaldadespacio.Mispiernasparecendegelatinacuandointentoponermedepie.
—¿Cómo te encuentras? —me pregunta, sin mirar hacia arriba,ocupadodándolevueltasalallaveenlacerradura.
—Avergonzada—admito.Poco a poco seme va pasando la borrachera, pues tomé el último
tragohacecasitreshoras,yestoyempezandoasermásconscientedeloridícula que he sido. Recuerdo vagamente haber escupido por todo ellateraldelcochedelospadresdeDean.
Tyler por fin abre la puerta y estira el brazo para coger el mío yayudarme a pasar por el umbral y conducirme hacia el vestíbulo deledificiodeapartamentos,queesluminosoytieneelsueloencerado.
—Todos hemos estado así alguna vez —dice, intentando hacermesentirmejor.
—¿Comotúelañopasado?Mi tonosuenacasidesdeñoso,peronoesmi intención.Solosiento
curiosidad.Siemprecuriosidad.Tylerdejadecaminar,sedetienedesopetónenmediodelvestíbulo.
Estiraelcuelloparaclavarmelamirada,suexpresiónsevaendureciendomientrasentrecierralosojos.Memuerdoellabioinferioryesperoaqueestalle, que la agresividad se apodere de él, pero no sucede nada. Solomuevelacabezaymeintroduceenelascensordeuntirón.
—206—diceenvozbajamientrasaprietaelbotóndelsegundopiso,yapenasmemiradurantelossegundosquetardamosensubir.Susdedossiguenalrededordemimuñeca.
Elapartamento206daa lacalle.Mirofijamenteel felpudoquehaydebajodemispiesy,encontrándolomásinteresantedeloqueenrealidades, estudio el dibujo.Normalmente no le haría caso, pero parece que eltequilaescreativoydisfrutadelartedelosfelpudos.Soloparocuandoélmehaceentrardeuntirónalapartamento.
Y,Dios,esunapasada.Elsalónestáinundadoporelresplandordelapuestadesolquebrilla
porlosventanalesdelpiso,quevandelsueloaltecho.Todotieneuntonoanaranjadoyesmuyhermoso.Eseltipodepuestadesolquesolovesenfotos,ylamayoríadelasveceslashanretocadoconPhotoshop.Peroaquíarriba, en este piso con enormes ventanales con vistas a la playa, secapturalaesenciadelabelleza.Lomirofijamenteduranteunrato.
—Ten—ofrece Tyler con delicadeza a mis espaldas, captando miatención.Porfinapartolosojosdelosventanalesylomiroaél.Tieneunvasodeaguaenlamano,quemeofrece—.Bébetelo.Ahora.
Una sonrisa rondamis labiosmientras levanto el vaso y le doy unlargo trago,ahoramedoycuentade lodeshidratadaqueestaba.Notoelaguarefrescanteyfríaenmigarganta,asíqueacabobebiéndomela todaencuestióndesegundos.
—Siéntate—ordenaTyler.Cogeelvasovacíodemimanoyseñalaconlacabezaelsofáquese
encuentradetrásdemí.Alnomovermealinstante,meponelamanoenelhombroymeguíahastaél.
—Québonitoes—digocuandoyaestoysentadayasalvoenelsofá.
Meestiroymepongocómoda,micuerposedesplomasobreloscojines,mis ojos centrados en los ventanales. Si escucho con mucha atención,apenaspuedooírellevelatidodelamúsica—.¿Nocrees?
—Desdeluego—respondeTylerdesdeunpardemetrosdedistancia.Me giro para verlo, cruzo las piernas y lo observo en silencio
mientrasélmevuelveallenarelvasoenelgrifo.Melotrae,susmanosmojadas,yluegoselassecaenlosvaqueroscuandomehapasadoelagua.
Latranquilidaddelahabitacióncontrastaconelruidodelafiestaalotroladodelacalle,perotienealgorelajante,ladebilidaddelamúsicayelresplandordelsolmientrassehundeenelhorizonte.Tylersesientaenel borde del sofá, a varios centímetros de mí, y se limita a mirarmemientrasbebomisegundovasodeagua.
—Tienesquedormir lamona—meaconseja.Todavíamemiracondesaprobación, y es raro que nuestros papeles se hayan invertido.Normalmenteyosoylaquetengoquelidiarconél—.Venga.
Cogeelvasodemimanoyloposaenlamesitadecentro.Colocasumano sobre la mía. Yo me retraigo, pero él no parece notarlo. Condelicadeza, me levanta del sofá mientras él se pone de pie, con la otramanosujetamicinturaparaquenopierdaelequilibrio.
—¿Estásbien?—Sí—confirmo.Entonces se da la vuelta, pero no sueltamimano, solo aprieta sus
dedos entre los míos mientras me guía a través de la cocina hasta unpasillo.Nos detenemos delante de la última puerta, yTyler la abre pararevelarunpequeñodormitorio.Mellevahaciaelinterior.
Me quito las deportivas y las aparto hacia un lado con el pie, casiinconscientemente, y hago un movimiento hacia la enorme cama queocupacasi todoel suelo,peroTyler introduce susmanosdebajodemispiernasymelevantadelsueloentresusbrazos.
Sucaraestáatansolounoscentímetrosdemí,asíqueloúnicoquepuedo hacer es mirarlo. No puedo hacer nada más. Sus ojos son tanhermosos, tanfascinantes,quees imposiblenosentirseatraídaporellos.Ni siquiera me está mirando, pero noto los latidos de su corazón y lamanera en que se van acelerando. Y luego, casi tan rápido como melevantó,meacuestaenlacamacondelicadezayretiralassábanas.
—Te voy a buscar más agua —murmura, casi con timidez, y semuerdeellabioalavezquesegiraysaledelahabitación.
Mientrasnoestámiroamialrededor.Amiderechahayunespejoenlapared,yjustocuandoveomireflejoborrosomequedosinrespiración.Estoyespantosa.Mipelo,quepasémásdeunahoraplanchando,havueltoasusondasnaturalesyseveenredadoyasqueroso.Lomismopasaconmi maquillaje, en el que Rachael se esmeró tanto. Me falta una de laspestañaspostizasquemepuso.Alinstantemequitolasotrasylaspegoenlamesilladenoche.
—Aquítienes—diceTyler,ysalto,unpocosorprendida.Otravezhallenadoelvasohastaelbordeyloponesobrelamesilla,justoalladodelas pestañas queme acabo de quitar—.Agua y dormir: la únicamaneraparavolveraestarsobriayparaminimizarturesacalomáximoposible.
Seríeunpocomientrassemuevealrededordelacama,dirigiéndosehacialaventanaparacerrarlascortinas.
—Deberías seguir tu propio consejo a veces—comento, pero soloestoybromeando.Todavíamesientounpocopedo—.Lapróximavezqueestésborracho,voyacantar«aguaydormir,aguaydormir».
Cuando se vuelve desde la ventana, está intentando reprimir unasonrisaquelequiereemergerdeloslabios.Selimitaamoverlacabezayluegolainclinahaciamí.
—Duermeunpoco,Eden.Sueltounacarcajadaydespuésmedoyporvencida.Alfinyalcabo,
tiene razón. Necesito dormir un rato. Cogiendo las sábanas,me deslizosobremi espalda ymepongo cómoda, hundo la cabeza en la almohadamientraslaahuecounpoco.EstoyapuntodecerrarlosojoscuandonotoqueTylerestádepieenlapuerta,unpocoinsegurodesímismo,comosinosupierasiirseoquedarse.
Levanto la cabeza unos centímetros para poder mirarlo como esdebido.Yanomeestoyriendo.
—¿Vasavolveralafiesta?—Nolosé—confiesaenvozbaja.Susojossecentranenlaalfombra
mientrasseencogedehombros,ynovuelvealevantarlavista—.Quierodecir,probablementeTiffanimeestarábuscandoportodaspartes.
—Ya.—Tedejodormir—dice,mirándomealosojos.Yluegosonríeotravez,yesotradeesassonrisassuyasqueadoro.
Unasonrisagenuina.Sincera.Amableyreconfortante.Vuelvo a posar la cabeza en la almohada y me pongo de lado,
apretando los ojos cuando sale de la habitación. Cuando me quedo ensilencio,todomisertieneganasdequevuelvaysequede.Quieroqueestéacostadoamilado,igualquecuandosemetióenmicamaenmitaddelanoche.Soloquierosaberqueestáaquíconmigo.Quierosentirsucalidezysutacto.Esoestodoloquenecesito.Loúnicoquemefalta.
Creo que ese es el momento en que me doy cuenta de que estoyenamoradadeél.
Unas horas después, ya estoy despierta. De repente, el calor en lahabitación es insoportable y me despierto casi sudando, con la carasonrojada. De inmediato cojo el agua de la mesilla de noche en laoscuridadymesiento.Aestasalturasyaestácaliente,peromelabebodeuntragodetodasformas.
—¿Cómoteencuentras?Dejodebeberdegolpe,casimesalpicoenteraconelagua,ylanzo
mi mirada hacia el rincón de la habitación al lado de la ventana. Estáoscuro, pero puedo distinguir el contorno del cuerpo de Tyler, y sobretodo la viveza de sus ojos.Cuando logro enfocar la vista,más claro loveo.Prontocasipuedodistinguirtodasucara.
—Mejor—digo.Yescierto.Lahabitaciónyanomedavueltasymispensamientossonlógicosotravez.Ahoramiúnicoproblemaesquetengodemasiadocalorysed—.¿Quéhoraes?
—Lastres—diceTyler.Lanza los ojos hacia la ventana y se ríe tan bajito que es casi
inaudible. Me doy cuenta de que las cortinas están abiertas otra vez, ydesdelacamatodoloquepuedovereselcielooscuroylaLuna.Todavíaseescuchaunrumordébildelamúsicadelaplaya.
—Lafiestatodavíasigueatope.Lovuelvoamirary,confundida,frunzoelceño.—¿Noregresaste?—No—murmura.Suvozsevuelveinclusomásbajadeloqueyaes,
casi al borde de convertirse en un susurro—. Me preocupaba quevomitarasoalgo.Además,probablementeeramejorquememantuvieraalejadodetodoeso.
Semordisqueaellabioinferioryderepenteparecetriste,incómodo.No es que se lo viera superfeliz antes ni nadaparecido, perohay cierto
cambioensuexpresiónque lohaceparecervulnerableenesemomento.Seloveagotado,desmoralizadoincluso.
—¿Qué te pasa? —pregunto, apretando el vaso firmemente en mimano.Lonotocalientecontramipiel.
—Nada—contesta.Inclinándosehaciadelante,apoyaloscodosenlasrodillasyentrelaza
lasmanos,mirandofijamenteanadaenparticular.—Séquetepasaalgo.Bebo otro trago de agua, peromimirada no se aparta de su cara.
Tengomiedodeperdermealgo,comoundestellodeemociónensusojoso una sensación de exasperación, pero hasta ahora está lograndomantenersebastantedistante.
—¿Quétepasa,Tyler?—preguntootravez.Levantalacabezaymemiradesoslayo.Conunenormesuspiro,deja
caerloshombros.—Essoloque...—Soloque¿qué?—Enestaépocaelañopasado...—comienzaahablardespacio,pero
luegosuspalabrassedesvanecenyotravezmirahaciaotrolado.—Perdiste el conocimiento —termino por él. Sus ojos me miran
rápidamente,seloveconfuso—.MelohadichoRachael.Tedesmayasteporculpadelasdrogas.
—Bebeelagua—farfullaentredientes,yselevanta.Tieneelrostrooscuro,unasombralocubre.Hagoloquemedice,acaboelrestodelaguayluegopongoelvaso
enlamesilla.Apartolassábanasymuevomicuerpoparalevantarmedelacama,ymeacercolentamentehaciaél.Sientolaspiernasentumecidas.
—¿Porquélohaces?De la nada, levanta lasmanos con exasperación y yo de inmediato
doyunpasohaciaatrás,conmiedodeterminarhaciéndoleenfadar.—¿Porquémepreguntasesootravez?—Porquequierolaverdad.—Ya te he dicho la maldita verdad —suelta enfadado. Tiene las
mejillasteñidasdeuntonorojomientraslafuriacrecedentrodeél.Tylerodia la verdad; Tyler esconde la verdad—. Hago lo que hago paradistraerme.
—¿Dequé?—casi legrito,porquesoloquierodescubrir laverdad,
porqueestoyhartadenosaberabsolutamentenadasobreél—.Esoes loque quiero saber, Tyler. Quiero saber por qué necesitas todas esasdistraccionesdemierda.
La gente como Tyler tiene razones. Nadie actúa como élsencillamenteparadistraerse.Nadie.Necesitosaberquéesloquelohaceactuarasíyquélollevaadecirlascosasquedice.
—Lasdistraccioneslohacentodomásfácil—balbuceaporfin.Tieneunamiradaintensa,elceñotanfruncidoquelesalenarrugasen
lafrente.—Hacen¿quémásfácil?Aprietalosdientesycierralospuñosaambosladosdesucuerpo,las
venasbajosupielsetensanporlapresión.Casipuedoverloscambiosdemarchaen sumentemientras sequedacalladoduranteun largo rato.Suvozescalmadaperoamenazantecuandovuelveahablar.
—Eden,déjalo.—Quedeje¿qué?Doyunpasohaciaéleintentomirarloalosojossinapartarlavista.
Meobligoanoretrocedercomoantes.Estavezestoydecididaasacarlelaverdad,ypormuchoquemefulmineconlamiradanopiensopermitirquemedescoloque.
—Dejadeintentardescifrarme.Pronuncia las palabras tan despacio, con tanta determinación, que
puedoescucharcadasílabacuandosaledesulengua.Dadoqueesmásaltoqueyo,meestámirandohaciaabajoconojosamenazadores,conalgodepesadumbre,yderepentemerecuerdalafotoquevienelgarajedeDean.Lafototomadaantesdelpartidodelos49ers,enlaquesaleconsupadrealotroextremo.
—Tyler —digo. Lo veo como un rompecabezas de un millón depiezas que tienen que unirse gradualmente para lograr ver la imagencompleta.Unapiezadeverdadacadamomentoestodoloquesenecesita—.¿49ersoChargers?
—¿Quéclasedepreguntaestúpidaesesa?—contesta,evidentementeagitado.Arruga lacaracomosinopudieracreerquehayacambiadodetemacontantafacilidad.Escasicomosiestuvierapensando«¿Realmenteacabadepasarde serungranoenel culo auna fanáticadel fútbol?»—.49ers—responde.
Se me apartan los labios mientras lo miro fijamente, mi cara sin
expresión. Por dentro, mi mente está dando vueltas mientras intentocomprendersurespuesta.Esinconsecuenteconlafotografíadelgaraje.
—Vi una foto en casa deDean—le explicomientrasme acerco altemaconcuidado—.Salíaistú,élyvuestrospadresantesdeunpartidodelos49ers.¿Sieresfancómoesqueparecíaquenoquisierasestarallí?
Selimitaaclavarmelamiradaypestañeaunpardeveces.—Deanteníaquequitaresafoto.—Responde la pregunta —le exijo. Me estoy impacientando, y de
repente todo parece muy raro. Me siento abrumada por los nervios amedidaquevoydescifrándolotodopocoapoco—.¿Quépasabaesedía?
Entonces Tyler se aleja de mí. Estira la mano, coge el vaso de lamesilladenocheyloaprietaconlamano,losnudillosseleponenblancosdetantapresión.Piensoqueelcristalpuederomperse,peronolohace.Seacercaalaventanaysequedaallídepie,elúnicosonidoeselmurmullodistantedelamúsicaysurespiraciónpesada.
Las luces delmuelle ahora están encendidas y brillan detrás de laspalmeras que se extienden por la avenida, la noriaPacific gira y gira ygira.Noséporqué,esnochecerrada.Tyleragachalacabeza.
—¿Qué pasa contigo, Eden?—pregunta en voz baja, de espaldas amí,mientrasmiraporlaventanahaciaelsuelodeafuera—.Notienesquedescifrarme.Nadiepuede.
El ambiente ha cambiado y puedo notar su estado anímico en laquietuddelmomento.Tieneloshombroscaídosmientrastocaelbordedelvaso con su dedo corazón. No quiero seguir hablando. Quiero silencioparapoderobservarlocontodossusrasgosysustaras.Quieromirarloala cara de nuevo y atrapar su mirada, y quiero sonreírle y que él medevuelvaelgestocomounespejo.Quierovercómoaprietalamandíbulamientras piensa; quiero que confíe en mí lo suficiente como paracontarme qué le pasa por la cabeza. Quiero ver su interior, paracomprenderlo,paraaceptarlo.
Loquieroaél.—Tyler—susurro. Intento que su mirada vuelva a mí por la pura
fuerzadesunombre,peronosegiradel todo.Solomemiradesoslayoporencimadelhombro—.Confíaenmí.Porfavor.
Todavía tiene la vista clavada en la alfombra, pero ahoramueve lacabeza, lentamente, como si le doliera darse por vencido. Con los ojosfuertementecerrados,exhala.
—Nomeobliguesacontártelo.Acercomicuerpoalsuyoconmuchocuidado,poniéndomeentreély
la ventana.Tampoco es que importe; ya no estámirandohacia la nocheque continúa su avance sin nosotros. Me trago el nudo que se me haformadoenlagargantaypongomimanosobresupechocondelicadeza.
—Porfavor—susurro.Abrelosojosdolorosamentedespacio,yyoesperoaquemegolpee
elcoloresmeraldaque llevadentro,ycuandopor fin seencuentranconlosmíos,semecortalarespiración.Tienelaspupilasdilatadasysuaves,ycontienenmuchodolor;nuncahevistoqueloembarguetantaemoción.Hevistolafuriayhevistoelsadismoyhevistolavulnerabilidad,peroestovamásalládetodoeso.Veodesamparo.
—Mipadreesuncapullo—susurra,apenasmoviendo los labios—.Leshedichoatodosqueestáenlacárcelporhaberrobadouncoche.Esonoesverdad.
Lamandíbulaseletensayvuelvelacabezahaciaunlado.Notocómofísicamentesearmadevalorparaseguir,susfosasnasalessedilatan,ynose da la vuelta.Y entonces se atreve a balbucear las palabras que jamáshabíancruzadomimente:
—Estáenlacárcelpormaltratoinfantil.Esasdospalabrashacenquesemehielelasangre,yunescalofríome
recorre la espalda. Duele oírlas. Son dos palabras que nunca deberíanmencionarse juntas, porque el maltrato infantil no debería existir, nodeberíasernada,nodeberíaserreal.Semeacumulalabilisenlagargantaysemeseparanloslabios,labocasemeabreconincredulidadmientrasTylercierralosojosdenuevo.Soloentoncesmevoydandocuentadelodifícilquehasidoparaéldecirloqueacabadedecir.
—¿Ati?—susurro.Asienteconlacabeza.Todoslosdetallesqueheidocaptandohastaahoraderepenteencajan
de una vez, y es tan sobrecogedor queme siento paralizada, incapaz demoverme.Solopuedopensar.AhoraentiendoporquéseloveíatristeenlafotodelgarajedeDean.Porsupuestoqueestabatriste.Ahoraentiendopor qué tantas muñecas rotas. Por supuesto que se enfadó cuandomencioné el tema. Ahora entiendo por qué faltaban tantas fotos de suálbum. Por supuesto que se deshizo de ellas. Ahora entiendo por quénecesitadistracciones.Porsupuesto.
Porsupuesto,porsupuesto,porsupuesto.Ahoraestanevidente...Exhaloymeobligoapreguntarle:—¿JamieyChase?—Soloyo—responde.—Tyler,yo...AlgodentrodemíseestárompiendoalpensarqueTylerhapasado
poralgo tan terribleycruel.Semequiebra lavozy tengoquepararunsegundopara recuperar la compostura.Todavía tengo lamano sobre supechoypuedosentirloslatidosdesucorazón,lentosyfuertes.
—Losientotanto...—Me esfuerzo para llevarlo en secreto —farfulla mientras da un
paso para apartarse de mí, y ahora la devastación de sus ojos se hadesvanecido. Ha sido remplazada por una rabia efervescente que esalimentadaporeldolorque llevadentro—.Nadie lo sabe.NiTiffani,niDean,ninadie.
—¿Porquénoselohascontado?—Porquenoquierodar lástima—medisparaconbrusquedad,pero
puedo notar el estrés en su voz. Encogiéndose de hombros, me da laespalda y camina hacia el otro lado de la habitación, y se apoya en lamesilladenoche—.Lalástimaesparanenazas.Noquieroparecerdébil.Estoy harto de ser débil. —Se produce un estruendo cuando lanza unpuñetazoalamesillaysedalavuelta,lívido—.Esoesloquesiemprehesido.Unputopusilánime.
Ahoratodocobrasentido.Apartolavistadeélyobservoatravésdelaventanaelprofundocieloazuloscuro.Lanoriasiguedandovueltas,lagentesiguedefiestaenlaarena.Vuelvoamirarlo.
—Noerasdébil.Erasunniño.Sacude la cabeza vigorosamente a la vez que camina hacia el otro
ladodelapequeñahabitación,denuevoconlospuñoscerradosmientrasapoya la espalda contra la pared y se desliza hasta el suelo. Se lo vetotalmentevencido.Otravezhacambiadodelarabiaalavulnerabilidad.Fijalosojosenunpuntodelaparedysuvozsevuelveasuavizar.
—¿Sabes?,enrealidadnoloentendíduranteuntiempo—diceenvozbajita—.Nuncaentendíquéeraloquehacíamal.
Yoséqueélquierequeescuche,queme limiteacallarmeyque lodejehablar,asíquemeaguantolaspreguntasymesientofrenteaél.Me
cruzodepiernassobrelaalfombrayescuchosuspalabras,todas,mientrasmirosuslabioscuandohabla.
—Mi madre y mi padre... —comienza, pero habla muy despacio,como si estuviera pensando en cómo poner todo en palabras sobre lamarcha—eran adolescentes cuandome tuvieron, así que probablementenoteníanniideadeloqueestabanhaciendo.Losdosseobsesionaronconsus carreras profesionales. Papá tenía esa estúpida compañía, la que tecomenté.
—Grayson’s.—Grayson’s —repite. Aclarándose la garganta, se inclina hacia
delanteyrodeasusrodillasconsusbrazos—.Alprincipioeragenial.Elnegociodespegóbiendurantealgunosaños,perocuandoyoteníaalgoasícomo ocho años, una transacción salió mal. Papá tenía un genio demierda.Una noche llegó a casa ymamá estaba en la oficina trabajandohasta tarde,yélestabasupercabreadoysedesquitóconmigo.Esavez lodejé pasar. Pensé que sería la única vez. Pero entonces sus empleadosempezaronadejarloyesoloestresaba,yvolvióatomarlaconmigo.Cadavez sucedíamás amenudo. Pasó de ser una vez por semana a todas lasnoches. Solía decirme que yo no podía hacer nada de lo que quisiera,porque teníaquecentrarmeen laescuela.Dijoquequeríametermeen laLigaIvyparaquenoterminarajodiendomicarreraigualqueél.Perolaverdad era que yo no quería tener una gran carrera ni entrar en unauniversidad de la Liga Ivy, y, sin embargo, pasaba todas las nochesencerrado en mi cuarto estudiando para que no se enfadara conmigo.Pensé:«Loestoyintentando,¿no?Esoessuficiente,¿no?».Peronoloera.Cadanochesubíaamihabitaciónymedabaunapaliza.—Haceunalargapausa, suvoz seha reducidoaunmero susurro—.Cadanoche.Durantecuatroaños.
—Losiento—murmurounavezmás.Realmentelosiento.Nadiesemerecequelotratenasí,sobretodopor
partedeunpadre,lapersonaquesesuponequedebequererteyprotegerte.Medannáuseas.
Tylersoloseencogedehombros.—Mamá estabamuy ocupada, no tenía ni idea.Ahora se culpa a sí
misma. Intenta castigarme, pero no funciona porque nunca lomantiene.Creoquelaaterraintentarserestricta,¿entiendes?Peronoesculpasuya.Avecessísedabacuenta.Medecíacosascomo«Tyler,¿quétehashecho
enlacara?».Yyosencillamentemeinventabacualquierexcusa tonta.Ledecíaquemehabíahechodañojugandoalfútbolenclasedegimnasiaoque me había roto la muñeca al caerme por las escaleras. Cuando enrealidadlamuñecasemefracturótresvecesenunañoporqueapapáleencantabaverhastadóndemelapodíadoblarhaciaatrás.
—¿Por qué no se lo dijiste a nadie?—ahora estoy susurrando. Elsilencioestanfrágilquemeaterraromperlo—.¿Losabemipadre?
—Porque le tenía unmiedo de cojones—admite Tyler, su tono esduro;suvoz,fría.Cuandolevantalasmanosyselaspasaporelpelo,veocómosusojosseoscurecenmientrassurabiacrece—.Nohabíamaneradequelopudieseconfesar.LaúnicapersonadelafamiliaquenolosabeesChase.Erademasiadopequeño.Mamánoquisodarlemiedo.Ahoraelrestodelafamiliaodiaapapá.
—¿Cuándoterminó?—Cuandoteníadoceaños—dice,yapoyalasmanosenelsuelopara
levantarse. Todavía sigue apretando la mandíbula cuando habla—. Unanoche Jamie subió a mi habitación y vio que papá me estaba pegando.Llamóalapolicía,inclusoasuedad.Esanocheloarrestaron.Nollegóair a juicio, porque él se declaró culpable, así que no recibió nada depublicidad.Yolotengoquellevarensecreto.Ytengoquefingirqueestoybien.—Unprofundosuspiroseleescapaporentreloslabiosmientrasseapartademíotravezyseponeacaminardearribaabajoporlahabitación—. Realmente lo odio a muerte. De verdad, de verdad que lo odio.Despuésdeunañoypicoempecéacreerque teníaquehaberunarazónpara que lo hiciera. Pensé queme lomerecía por ser unmierda inútil.Todavía lo pienso. Ni siquiera puedo dejarlo atrás, porque es difícilolvidarlo;suenamuypatético,peroesverdad.Sesuponequedebotomarantidepresivos, pero paso porque en vez de eso prefiero beber ycolocarme,ynopuedeshacer lasdoscosas.Y¿sabesqué,Eden?Tienesrazón.Estoyperdido.Estoycompletayjodidamenteperdidoentodaestamierda.
Desde donde estoy sentada en el suelo, apoyo las manos en laalfombraymeempujohaciaarriba.Cuandoestoydepie,intentoanalizarlasemocionesquese reflejanensusojos.Hayde todoa lavez,pasadeunaemociónaotracontantarapidezqueapenaspuedoseguirleelritmo.
Loescuchoinhalarconfuerzaantesdegritar:—¡Dependo de las distracciones! ¡Hacen que sea más fácil
sobrellevar las cosas, porque en las horas en que estoy borracho ocolocadooambascosas,olvidoquemipadremeodia!
Yluego,casitanrápidocomolesobrevinolaoladerabia,loinvadelaadrenalina.Dejadedarvueltasycogeelvasodelamesilla, loagarraconrapidezyluegololanzaalotroladodelahabitación.
Doyunsaltohaciaatrás,sorprendidacuandoelcristalsehaceañicoscontra la pared. Emite un ruido horrible que me atraviesa el cuerpodurante un segundo. Los trozos de vidrio caen al suelo y forman unmontoncito irregular,yTylersequedaquietodepie,mirandofijamente,respirando.Satisfecho,sedesplomaenlacama.
—Loodio—diceconrabia.Mira fijamente por la ventana otra vez, me acerco para poder
consolarlo. Puede que sus rasgos se vean duros y su expresión estétorcida,peroséqueestámal.Lopuedooírensuvoz,ylopuedoverensusojos.
Ahora está oscuro, y la música que llega desde la playa estácomenzandoadesvanecersehasta lanadamientras la fiestaconcluye.LaLuna está flotando encima del océano y un suave brillo alumbra elapartamento. El rostro de Tyler está iluminado, y me acerco despaciohastalacama,dondesehadesplomado.Susojossemuevenhaciaarribaparamirarlosmíoscuandomecolocodelantedeél.
Estoy temblando. No porque haga frío, sino por los nervios queagitancadacentímetrodemicuerpo.Tylertodavíasiguemirándomealosojos y se lo ve ansioso, y me pregunto si está esperando a que lobombardee con más preguntas, pero esa no es mi intención. Misintencionessonmejores.
Conmuchosnervios,buscosucaraypongomismanosalrededordesumandíbula, obligándolo a seguirmirándome a los ojosmientrasmesientoensuregazo.Élnosemueve,sequedaquieto,norespira.Creoqueyo tampoco estoy respirando. Acerco mis labios a los suyos, pero medemoro antes de llegar hasta ellos, y nos quedamos así, solos él y yo,duranteunrato.Esreconfortantey,sinembargo,absolutamenteaterradoralavez,yséqueélestáesperandoaquemeincline,yyoséquequierohacerlo,peroespero.Esperohastaquesientosualientoenmimejilla.
—Graciasporconfiarenmí—lesusurroconmuchísimocuidadoalladodesumandíbula,yluegoporfinlobeso.
Atravésdelaoscuridadydelsilencio,algoseenciende.Noséloque
es,nopuedodarenelclavo,perolosiento.Notolaformaenquemipulsosedesbocayel corazónmedueledentrodelpecho,ynotocómosemeponelapieldegallinaportodoelcuerpo,elvellodemisbrazosseeriza,y siento los labios de Tyler sobre los míos. Esponjosos y húmedos ydeseosos, como siempre. Puedo percibir cómo canaliza su dolor, surabia...Puedosentircómolotransformaendeseo.Esesedeseoporloqueambosqueremosperoquenopodemostener.
Sabeacervezaya tabaco,perohayalgofascinanteenello.Esmuyfamiliar, porque es muy él, su sabor permanente. Me besa despacio eintroducelasmanosdebajodemifalda,apretándomeelculomientrasseincorpora hasta sentarse. Sigo sobre su regazo y aprieto mi pecho confuerzacontraelsuyo,mientrasfrotosupielconmispulgares,mismanosaúnalrededordesumandíbula.Sientoquelosmúsculosdesusbrazossetensancuandomelevantadesuregazoymeacuestaenlacamaasulado.Todomicuerpoestáfríocomoelhielo,congeladamientrasélseciernesobremí, deslizandounamanopormimuslo, bajo la falda.Durante unsegundome preocupa estar paralizada, peromis labios aún semueven,todavíasiguenbesando,asíquenoloestoy.Essololaansiedadyelmiedoalodesconocido.
Peronoimportalonerviosaqueestoynilasnáuseasquecomienzoasentir, me niego a separar mis labios de los de Tyler. De repenteintensifica el beso, acelerando el ritmo, y mientras mis labios siguenenganchadosalossuyos,sueltosucaraymequitoelsuéter.Lotirohaciaun lado.Cuandomismanos vuelven aTyler, buscan su camiseta blanca.Sientolosbrazosadormecidosmientrastocoeldobladillodesucamisetacon torpeza, intentando averiguar la mejor manera de quitársela sininterrumpirelbeso.Sedacuentademibatallayseríejuntoamislabios.Esunarisasana,eltipodecarcajadaqueteobligaadevolverla,unarisaquetehacesentircómoda.Apartándoseunpocoyarrodillándose,sequitala camiseta con un movimiento y la tira hacia atrás por encima delhombro.Lasmejillassemellenandecolormientrasmisojossedemoranensupecho,ensusabdominalesyensusoblicuos,ymepreguntosiestoysoñando, porque Tyler debería estar en un catálogo de Abercrombie&Fitch,ynoaquíenlacamaconmigo.
Vuelve a situar su cuerpo sobremí y presiona sus labios sobremiclavícula,conunamanomecogelacintura,ylaotramerodeahaciaarribadebajodemifalda.Besamipielconlentitudmientrasenredomismanos
ensupelo,enroscandosucabelloentremisdedos.Misojosestáncerradosmientras descanso mi mentón en su frente e intento regular mirespiración, porque nunca he estado tan excitada y nerviosa en todamivida.Elcalordesupechocontrastaconmistemblorescuandolaspuntasde sus dedos trazan el encaje que adorna la parte superior de mi ropainterior.Mi estómago se agita por la anticipación y durante un instantesientoquepodríavomitar.
Tienemuchaexperienciaysabe loquehayquehacerconexactitud,mientrasqueyono: soynovatay todavía tengoquedescubrirporquéalos chicos les resultan tan atractivos los pechos. Un montón depensamientos pasajeros van y vienen, como ¿cuándo debo mover lasmanos?¿Dónde laspongo?¿Esperoaqueélavanceodoyyoelprimerpaso? ¿Espera que gima? ¿Gimo? No soy capaz de imaginarme a mímisma gimiendo. ¿Se supone que debería estar haciendo algo ahoramismo, comodesabrocharle los vaqueros o besarle el cuello?Y ¿quiénfue laprimerapersona enhacer el amor? JohnF.Kennedyeraun ligóntotal,ysielveneradoexpresidentedenuestranacióneracapazdeseducirajóvenescuandoseleantojaba,entoncesestoybastanteseguradequeelsexonopuedesermalo.Esaschicasnosehabríanarrojadoalacamadelpresidentesielsexofueseterrible.Duranteunsegundomepreguntoporqué estoy pensando en el presidente asesinado. Apuesto a que si LeeHarveyOswaldsiguieravivo,nisiquieraélpensaríaenJFKmientrasselomontaconsuesposa.Yelcabrónfuequienlomató.
«Déjalo,Eden.»Los labios de Tyler trazan un sendero de besos desdemi clavícula
hastamimentónmientrassusmanosexploranmicuerpo,unavadesdemicinturahastamicara.Meacaricialamejillaconelpulgar,ypuedosentirsu cariño a través de sus dedos y por la forma en que dejan una huellacálida en mi piel. No quiero que se acabe nunca, incluso cuando estoyperdiendo el aliento y apretando con más fuerza su cabello. No es miintención,peroterminotirándoledelaspuntasmientrasarqueolaespalda.
Porsuerte,Tylermeguíatodoelrato,sindecirnadaduranteelrestode la noche. Incluso cuando titubeo en unmomento dado yme entra lapreocupacióndeloquevaapensarcuandoveamicuerpo,haceunapausay espera hasta que se me pasen los nervios para continuar. E inclusocuandome está desabrochando el sujetador, e incluso cuando se levantapara quitarse los vaqueros, e incluso cuando hurga en su cartera, jamás
pronuncia una palabra, pero me gusta que calle. Me gusta el silencioensordecedordetodalaexperienciamientraslarecorrocontorpezaconlapersonadelaquemeheenamoradoconlocura.
Esoesloquehacequeseamuchomejor.EsporqueestoyconTyler.NoconJakeniconScottelMocoso,elchicodemiclasedeálgebra,
sinoconTyler.Elchicodelossecretosylasdebilidades,quienconfióenmílosuficientecomoparaconfesarlotodo.Lorespetoporello.Requiriómucho esfuerzo por su parte contarme la verdad, y ahora lo deseo aúnmás.No quiero que pare.Tyler y yo...No deberíamos estar juntos y nodeberíamos estar haciendo esto, porque a fin de cuentas somoshermanastros,apesardelomuchoquedeseamosquenoseaasí.Mesientomuyatraídaporélynodeberíapensarqueestoyhaciendoalgomalo.Noloes.¿Dóndeestálarelaciónsanguínea?Nolahay.
Soloséquesialguiendescubriera laverdadsobrenuestrarelación,no nos verían con buenos ojos. No puedo ni imaginarme cómo se lodiríamos a nuestros padres. ¿Cómo le das la noticia a una pareja decasadosdequesushijosestánsaliendojuntos?¿Cómofuncionatodoesto?
Nohayvueltaatrásapartirdeestemomento.Nosepuedecambiarlamanera en que Tyler está gimiendo en mi oído, no se puede borrar elhechodequeestoyhundiendomisuñasensuespalda,sinolvidarlaformaenquenuestrascaderasestánondulandojuntas.
Porque puede que Tylerme haya contado sus secretos, pero ahoratieneunonuevo.
28
Cuandodespiertotardelamañanasiguienteymiroamialrededorenlahabitación,nomesientoparticularmentediferente.Sesuponequedebessentirte como una persona distinta, se supone que tienes que ver tododesdeunanuevaperspectiva.Peromenotoexactamenteigualqueanoche,salvo que ahora me duele la cabeza. Mi cuerpo no siente una agoníamortal y no tengo ganas de llorar, pero tampoco estoy dando saltos dealegría.Soloestoyigualquecualquiermañana,otrodíamás.
Noto la garganta seca, como si hubiera estado vagando por eldesiertoduranteuna semanay todavíanohubieseencontradouna fuentedeagua,ynotolavozrasposacuandomesientoyllamoaTyler.Esaesotra cosa que pensé que sería diferente después de perder la virginidad:creíqueunadespertaríajuntoalapersonadelaqueestácolgada.
Unmomento de pánico invademi cuerpo. A lo mejor Tyler se hamarchado.Alomejormehaabandonadoaquí,sehaidoantesdequeyodespertara,porquesearrepientedeloquesucedióyhasalidocorriendo.Elapartamentoestádemasiadotranquilo.Noesbuenaseñal.Tylerdeberíaestaramiladocomoenlaspelículas,enlasquetedespiertasytumedianaranja te besa en la frente o juguetea con tu pelo o te susurra que tequiere,oalgo.
Miroporlahabitaciónyveoquelapequeñaventanatienelascortinascerradasotravez.Nopuedodescifrarsiesporlamañanaosiaúnesdenocheosihanpasadodosdías,porquelahabitaciónestáoscurayprivadadeluz.
Arrugando la cara, recojo las sábanas que están esparcida a mialrededor y echo un vistazo al espejo que hay a mi derecha. Estoycompletamente desnuda. Con la respiración entrecortada, tiro de lassábanas hacia arriba para cubrirme el pecho y me miro en el espejo,horrorizada.
¿DóndeestáTyler?Entoncesseabre lapuertadelahabitación,sedeslizacondificultad
sobre lamullidamoqueta. Tyler la empuja con el codo para abrirla deltodoydaunpasohaciaelinteriordelahabitación;tienelacaraunpocopálida.Yome siento aliviadadeque siga aquí.Está totalmentevestidoytieneunapequeñasonrisaenlacaracuandomemiraalosojos.
—Estabaapuntodedespertarte—dice,suvozessuave.El tono esmeralda de sus ojos es claro, y sé que es porque está
sereno.Eso es lo quemás he notado en las semanas que llevo aquí: losojos de Tyler y cómo reflejan sus estados de ánimo.Opacos y ligeros:vulnerable.Normal:cabrónarrogante.Oscuroyvibrante:furiosohastaelpuntodepodermataraalguien.
—Penséque tehabías ido—admito,ymedoycuentadequeestabaexagerando.
Sé que Tyler no me dejaría, porque sé que no me trataría de esaforma.Esperoquenometratenuncaasí.
Melanzaunamiradadura,enshock.—Nosoytancabrón.—Vuelveasonreírymirahaciaotrolado,casi
contimidez,comosihubieseheridosuegoyselehubieraesfumadotodalaseguridadensímismo—.Notienesquepreocupartepornada.
Notoelcolorresplandecientedemifaldaensusmanos,ycuandoélme ve mirando mi ropa es como si recordara de repente por qué haentradoenlahabitación.
—Ten—dice,depositandoconcuidadolaropaalpiedelacama.Se queda de pie algo incómodo. No puede sostenerme la mirada,
mira de aquí para allá entre mi ropa y yo y la ventana y el suelo ycualquierotracosasobrelaquepuedaposarlosojos.Elcolorasomaensusmejillas.
—¿Estásbien?Porfinmemiradefrenteysesonroja.Semasajealanucayestirael
cuellohaciaunlado.—Perdona—murmura, pero puedonotar el nerviosismo en su voz
—.Yono...enrealidadnoestoyacostumbradoa...esto.—Haceunapausade un momento—. Probablemente deberíamos hablar de, ehhh, lo deanoche.
Yosigoabrazandolassábanascontramipecho,peroahoratengounasonrisa en los labios. Creo que es la primera vez que he visto a Tyler
ansiosoyfueradesusalsa.Normalmentetienelasituacióncontroladaysemuestramuyseguro,yahoraheloaquí,balbuceandoysinpodermirarmedirectamentea losojos.Peroentoncespiensoensuspalabrasyborro lasonrisademislabiosdeinmediato.
—¿Lohicemal?—meatrevoapreguntar.—No, no —responde al instante. Se relaja un poco, al menos lo
suficienteparareírse—.Queríadecirmásbienconrespectoa...,yasabes,enquépuntonosencontramosahora.
Intercambiamosuna largamirada.Él semuerdeel labio,aguanta larespiracióny espera aqueyo responda.Pero ¿en realidad?No tengoniidea.Loúnicoque sé es quehahechoquenuestra complicada situaciónseaaúnmásrealyaúnmásintensa.
—No estoy segura —admito—. ¿En qué punto quieres que nosencontremos?
—No estoy seguro. —Suspira hondo y se mete las manos en losbolsillos,peroesevidentequeestápensandomuchoenalgo,sucaraeslapuraimagendelaconcentración—.Dime:¿tearrepientes?
—No—respondodeinmediato.¿Cómomevoyaarrepentirdealgoquedeseabadesesperadamente?—.¿Ytú?
—Tú sabes que no—murmura, y luego se sonríe con uno de esosgestosgenuinos,deesosquenocreoquepuedaolvidar jamás.Cogemiropaotravezycaminaalladodelacama,sedetienejuntoamíylaposasobre mi regazo por encima de las sábanas. Todavía sonríe—. Yaencontraremoslaformadesolucionartodoesto.Coneltiempo.Peroporahora, vístete, porque tenemos que irnos.Troy-James acaba de llamar yvienedecamino.
Lo miro y frunzo los labios, un poco tímida mientras abrazo eledredón,sinmovermeuncentímetro.
—¿Mepuedes,eh,darunsegundito?—Tecomportascomosinotehubieravistodesnuda—dice,perode
manera juguetona, y asiente con la cabeza—.Date prisa—aconseja porencimadelhombromientrassaledelahabitación.
Cuando se ha ido recojo mi falda y me la pongo debajo de lassábanas,todavíasientodemasiadavergüenzaparalevantarmedesnuda.Mepongoelsujetadoryeltopyporfinpongolospiesenlaalfombra,sientocomosilahabitacióndieravueltas.Mientrasmepongoeljerseymellevounamanoalafrenteyrespiroduranteunossegundos.Meencontrababien
hasta que me he puesto de pie; ahora siento como si mi sangre fueravenenoymeestuvieramatandodesdedentro.
Cuando llego a la cocina, Tyler está al lado del cubo de basura,vaciandoloscristalesdeunrecogedor.Echounvistazosobrelaencimerahaciaelsalón,dondeelsolestáentrandoachorrospor losventanalesyesparciendosuluzportodaspartes,ymedoycuentadequetodohasidoordenadohastaelpuntodequeelsitioseveinmaculado,comosinuncahubiésemosestadoaquí.Tienequehaberlimpiadotodaslasesquirlasdelvasoqueestrellóanochemientrasyotodavíadormía.
Conunsuspiro,meteel recogedorenunarmarioysevuelvehaciamí,frotándoselasmanos.
—Hellamadoauntaxi—mecomunica.Leechaunvistazoasurelojyseñalalapuertaconlacabeza—.Séqueesraro,peronopuedopedirleaalguien que nos lleve sin que se pregunten qué demonios hemos estadohaciendo.Nopodemos levantar sospechas, ¿recuerdas?El taxistanonosconocerá.Deberíallegardeunmomentoaotro.
Asientoconunmovimientolevedelacabeza.—¿Dóndeestánmiszapatos?Laalfombramemantiene lospiescalientes,peromedoycuentade
quenosédóndeterminaronmisConverse.Doyunrápidovistazoporelsalónensubúsqueda.
—No lo sé—responde Tyler, y sus ojos se unen a la búsqueda—.Perotenemosqueirnosdeaquí.
—Pero necesito mis zapatos —protesto, molesta por haberlosperdido.
Mipardedeportivaspreferido:lasquetienenlaletrademicanciónfavorita escrita en los laterales.Lasquemepongopara ir al instituto, ahacerlascomprasconmamá,lasquellevoalasfiestasenlaplayacuandomeemborrachoyquierobesaramihermanastro.
—Te compraré unas nuevas, pero vamos —me urge Tyler,poniéndoseunpocoimpaciente.
Frunceelceñomientrassedirigehacialapuerta,laabreysequedaesperandoaquemeunaaélenelvestíbulo.Cuandolohago,cierraconlallaveylacolocadebajodelfelpudo.
Notoelfríodelosazulejospulidosbajomispiesycruzocorriendoel vestíbulo y me meto en el ascensor antes de que Tyler tenga laoportunidad de darse la vuelta, pero cuando lo hace se sonríe al entrar,
justoantesdequesecierrenlaspuertas.Memira con intensidad cuando el ascensor se pone enmarcha, su
expresiónesseria,peroseestáaguantandolasganasdesonreír.—Nocreoquedebamosmencionarlodeanocheanuestrospadres.—Nocreoquedebamosmencionar lodeanocheanadie—corrijo,
peroaunquesoloestemosbromeando,mepongotensa.Quierosuspirarsinparar.Esoesloqueesesto,unenormesuspiro,
porquenotenemosniideadeloqueestamoshaciendo.Tyler debe de notar la preocupación en mis ojos, porque estira la
mano y toma la mía con suavidad, de la misma manera como lo hizoanochecuandomeestabacuidando.Mirohacianuestrasmanosduranteunmomento, asimilando cómo se ven cuando están entrelazadas.Me gusta.Cuandolevantolavistaélselimitaasonreírmeyaprietasusdedosentrelosmíos.
Hayunpensamientoquesiguerondándomeporlacabeza:quetalveznunca se lo podamos contar a nadie, y que estaremos constantementesusurrándonos el uno al otro: «Chis, es un secreto». Mantener esto enprivadoesdifícil,perodecirlo loesmás todavía.Nopodemosganardeningunaforma.
Cuando las puertas del ascensor se abren, Tyler me guía por elvestíbulo hasta la entrada principal, y a través de las puertas de cristalpodemos ver un taxi estacionado al lado de la acera. Me siento algoindecisadecaminardescalzaenlaintemperie,peroenseguidalosuperoybajo detrás de Tyler por las gradas hastameternos en el vehículo. Unamujerdemedianaedadnossaluda,conunasonrisaresacosaenloslabios.
Nos lleva veinte minutos volver a casa, lo cual es sorprendente,teniendo en cuenta que es un domingo por la mañana y el tráfico esmínimo.Creoquelataxistaseestáaprovechandodequesomosjóvenes,dandoporsupuestoquedebemosdeseringenuosytotalmenteciegos.Seequivocaporlomenosencincocalles,murmurandocadavezquelohace:
—¡Ay,noeraesta!Yo le dedico unamirada asesina desde el asiento de atrásmientras
conduce,puesmedoycuentadequeestáalargandolacarreraapropósitoyprolongandoeltiempoquedeboseguirsentadaensilenciorepensandotodo lo de anoche. Me está dando náuseas, pero Tyler se limita aencogerse de hombros cuando le señalo el taxímetro con el entrecejofruncido.Nosemolestaendiscutirlo,sencillamenteledaveintedólaresa
laconductoraymesacadeun tiróndelcoche,que salezumbando justocuandocierrolapuerta.
—¿Adónde les dijiste que ibas anoche?—pregunta Tyler mientrasnosdemoramosunratodelantedelacasa,sinestarmuysegurosdecómovamos amanejar a nuestros padres.Yo estoy hecha una porquería y nollevozapatos,ycasiseguroquehueloaalcohol.
—Alcine—respondo.Tylerrespiraymuevelacabeza.—¿Alcine?Menudaoriginalidad.—¿Cuáleratuexcusa?—ledisparo.—Nolesdininguna.Melarguéantesdequepudierandarsecuenta.—Bueno—digo—.Esonomesorprende.Seríe,perotodavíaselovealgoansiosocuandomirahacialacasa.
No tenemos otra opción que entrar; no nos queda más remedio. Megustaríapoderapartarmedeella,lejosdepapáylejosdeElla,escondermeen algún sitio con Tyler mientras él me cuentamás sobre su vida. Esoseríaperfecto.
Ellaestáenelsalóncuandoentramos.Estáestudiandoalgunosfoliosconundedoenloslabios.Jamieestásentadoenelsillónreclinableconlamuñecafracturadaapoyadaenunaalmohada.Nosmiraalosdosconunaexpresióncabreada,ycreoqueeslaprimeravezqueloveomolesto.
—Dave,yaestánencasa—anunciaEllaenvozaltasinmolestarseenlevantarlavista.
Yoesperabaquenosedieracuentadenuestrapresenciaincómodaenelumbralde lapuerta,peroesverdad loquedicende lospadres: tienenojosenlanucaycuatrooídos.
Tylermemiradereojo,sucaraestátensa.Élestámásacostumbradoa lidiar con nuestros padres que yo, y, si soy franca, espero que sea élquienhableporlosdos.Siyointentodarexplicaciones,soloconseguirétartamudearysoltaralgoqueluegodesearénohaberdicho,comocuandoTiffanimeescuchódecirleaEllaqueyohabíaestadoconMeghanymesalióeltiroporlaculata.
Papáentracomounatrombaenelsalónunpocodespués,enpantalónde chándal y camiseta. No estoy acostumbrada a verlo sin camisa y sincorbata.Asíparecemenosintimidatorio,comosifueramiabuelo.
—¿Qué tenéisquedecirnos?—ladra, e inmediatamentequedaclaroqueestácabreadoaunniveldesconocidopormíhastaahora.
—¿Que la película estuvo bien? —intento, pero incluso Tyler meechaunamiradacomodiciendo«nitemolestes».
Deberíahabersabidoquepapásevolveríalococuandonollegaraacasa.Laspelículasnoduranhastalasdiezdelamañana.
—Vosotrosdoshabéisidoalafiestadelaplaya,¿noeseso?Ella ha levantado la vista de sus papeles y los ha dejado sobre su
regazo mientras Jamie continúa observándonos a Tyler y a mí, viendocómoluchamosparasalirdelapiscinadelostiburones.Tieneunachispadivertida en los ojos, como si esto fuera entretenido. Desde miperspectiva,noloes.
NiTylerniyo logramos responder.Esto lesdice anuestrospadresexactamenteloquenecesitansaber:sí,mentimos,ysí,fuimosalafiestadelaplayaaunquesomosmenores.Enmidefensa,nohaynadaparecidoenPortland. ¿Cómo iba a dejar pasar la oportunidad?Con la esperanza desalvarnuestrodestino,intentoapelaralladomáscompasivodepapá.Asíquelloro.
—Mis amigas me llevaron allí después del cine —digoatragantándome entremis exagerados sollozos.Mi voz es rasposa, peronosuenafalsa.Sigomuertadesed—.¡Nisiquierasabíaloqueera!
Tyler me está mirando fijamente, su cara no muestra expresiónalguna.Solomeestoydefendiendoamímisma,ysegúnparecenopiensaqueestéhaciéndolomuybien.Conunsuspirodirigesumiradahaciapapá.
—Yo fui porque quise—afirma, demanera casualmente sincera—.¿Quévasahacer?¿Castigarmelospróximoscincoaños?
PapámiradeTyleramí,losojosentrecerrados,comosinopudieradecidir qué problema abordar primero:mis lágrimas de cocodrilo o laactituddeTyler.Noeligeninguno.
—¿Dónde habéis estado toda la noche? —interroga mientras Ellaobserva,ysumiradasolomehacepensarenloquemedijoTyleranoche,de que es precavida en cuanto a las habilidades paternales y a tener quecastigarlo.Papánoparecetenerningúnproblemaalahoradediscutir.
—TodospasamoslanocheencasadeDean—Tylersetiraunfarol,aunque en cierta forma solo es una ligera distorsión de la realidad. Esverdadquedormimosencasadealguien,soloqueeraladeTJ,yTyleryyonoestuvimosexactamentedurmiendo—.Relájate.Esverano.
—Ah—exclama papá con un tono sarcástico—. Fallo mío. Se mehabíaolvidadoqueeraverano,asíqueesosignificaquepodéishacer lo
queossalgadelasnarices.Mismássincerasdisculpas.PuedoescucharcómoJamieseestáaguantandolarisaytengoganas
dedecirle que cierre el pico, pero séque esono le sentaríamuybien apapá.Además,Jamiemecaebien.Quierodecirenelsentidodequeestábastantebienparaserunhermanastro.
—Estanoeslaprimeravezquenohasvueltoacasa,Eden—farfullapapáasqueado.
Misojosvuelvenaéldeinmediatoymeesfuerzoparaquemesalganmáslágrimas.Seleveelpelomáscanosoquecuandomerecogióenelaeropuerto,ymientrasmásrefunfuñayfrunceelceño,másmayorparece.Encomparación,mamátieneelaspectodeunachicadeveintiúnaños.
—Solohepasado lanocheencasadeunamigo—digoresollando,deformamuchomásdramáticadeloquepretendía.
LaprimeravezquenovolvíacasafuecuandomequedédormidaenlacamadeJakedespuésdebesarloduranteElReyLeón.Lasegundavezfue anoche, cuando estaba tan cautivada por el tacto de Tyler, tanhechizadaporsuvoz,tanenamoradadesuser...
—¡Esanoeslacuestión!—Entonces,¿cuáles?Papáme fulminacon lamiradamientras luchaporhaceracopiode
fuerzas y darmeuna respuesta decente.No se le ocurre nada y vuelve acentrarsuatenciónenTyler.
—Eres insufrible, así que ni siquiera voy a decir nada. Vete a tucuarto.Saldemivista.
Echaunvistazopor encimadelhombrohacia Jamiecon los labiosfruncidos,yestecaptaelmensajeyselevantaparairse.
—Pormibien—diceTylerconunasonrisa irónicaquedesaparecedeinmediatocuandolomiro.
Sus labios reflejan una sonrisa sincera, llena de fuerza, como siestuviera intentandodecirmequenomepreocupeporque todovaasalirbien. Cuando Jamie se le acerca, Tyler lo rodea con cuidado por elhombroconsubrazoysuavementeloguíafueradelsalón,murmurando:
—¿Cómovaesamuñeca,chaval?Eneseinstante,megustaríasercomoTyler.Megustaríasercapazde
escondermedetrásdeunafachadayactuarcomositodofueseunabroma.Me encantaría meterme en problemas tanto que el que me gritaranformarapartedemirutinacotidiana.Megustaríanoseguirdepiedelante
de papá, sujeta a preguntas y expresiones de decepción mientras lasestúpidaslágrimassedeslizanpormimaquillajecorrido.
Me he dado cuenta de que papá no tiene ni la más mínima fibracompasivaensuser.Deberíahaberlosabido.Cadavezquemamáestabatriste, no le importaba. Cada vez que ella lloraba por él, le importabamenos.Nuncaleimportónada.
Abandonolaactuacióndelllantoylomirocondureza.—¿Ybien?Ella sigue en la habitación. Se mordisquea los labios mientras
continúaobservando,sinmoversedelsofá,manteniéndosecallada.Nosésideberíaalegrarmeono,porque todavíanohedescubiertosiesde lasqueseunenalosgritosodelasquetedefienden.
—Eden—comienzapapádespaciomientrassemasajealassienes—.Notetrajeaquíparaquepudierasescaparteahurtadillasymentirme.
—Entonces, ¿para qué demoniosme trajiste?—exploto, levantandolasmanos conexasperación—.¿Acasoquerías acompañarmea comprarsujetadores? ¿Querías que nos sentáramos alrededor de una hoguera ycomiéramos galletas con chocolate y malvavisco? ¿Qué, papá? ¿Quéesperabas?
Nopuedo ni empezar a asimilarmi odio.Durante las seis semanasqueheestadoaquínohahechoelmásmínimoesfuerzoparaarreglarlascosasconmigo,paradisculparseporhabernosabandonadoamamáyamísinningunaexplicación,porhaberse largadoyhaberesperado tresañosparavermedenuevo.¿Yahoraquiereserpartedemivida?¿Ahoraquiereintentaractuarcomomipadre?
—Creo que todos necesitamos calmarnos. Lo importante es que yaestáaquí—mediaEllaconunligeroretintínenlavoz.
Ahorahellegadoalaconclusióndequenosoloeseltipodemadrealaquenoleimportasidesapareces,tambiénesdelasquetedefiendesilohaces.
—Exactamente —acoto, intentando que mi voz sea más suave—.Estoy en casa y estoy viva, al igual que Tyler, pero si ayuda, lo siento.Sientoquenovolviéramosacasaanoche.
Papá no acepta mi disculpa. Se limita a mirarme fijamente de unamaneraenlaquejamásesperaríaqueunpadremiraseasuhija,comosinopudierasoportarme.Enesemomentoexacto,loodio.
—¿Por qué memiras de así?—pregunto—. ¿Qué problema tienes
conmigo,papá?—Notengoningúnproblema—responde.MiradereojoaElla,comosinecesitararefuerzosparadiscutircon
unachicadedieciséis años, pero ella solo loobserva con losojosmuyabiertos.
—¿Poresopasastetresañossinhablarme?¿Porquenotienesningúnproblemaconmigo?
Nosédedóndemevienenlaspalabras.Enalgúnrincóndemimente,estos pensamientos se han ido acumulando desde que semarchó.Ahoraque estoy furiosa con él están saliendo todos a la vez, y no puedodetenerlos. Puedo ver cómo el color va inundando lasmejillas de papámientrasasimilamispalabras.
—¿Poresotemarchaste?¿Porquenotienesningúnproblema?—¡Yaestábien!—ladra,porquenopuedesoportarlaverdad.No puede con el hecho de que es un padre patético, porque nunca
piensaque se equivoca.Esa es la razónpor la cual él ymamádiscutíantodoeltiempo.Nuncanadaerasuculpa.Siempreeraculpadeella.
—Ni siquiera has intentado hacer un esfuerzo conmigo. —Inclusodoyunospasoshaciaél.Alzolabarbilla,porqueestoydecididaahacerlesaber cómo me siento—. Ni siquiera me has dicho que lo sientes. Esodebería haber sido lo primero que deberías haberme dicho cuando mebajédelavión.
Papálevantalasmanosdándoseporvencido.—Vale,Eden, lo siento.Sientonohaber estadocontigo—balbucea,
perodistamuchodesersincero—.Ahílotienes.¿Yaestáscontenta?—¿Dequésirveesoahora,papá?—Meencojodehombros—.Llega
tresañostarde.Quieroherirlo.Megustaría quemispalabras le afectasen, yque se
ahogara en la culpabilidad. Pero no se lo ve nada dolido. Se lo vecabreadomientrasentrecierrasusdurosojosymemiracondesprecio.
—Eresexactamenteigualquetumadre,¿losabías?Ellaestáestupefacta.—GraciasaDios—respondo—.Detestaríasercomotú.Ahoraquehedejadoclarosmisargumentos,decidoqueesmomento
desalirhechaunafuriaantesdequeélintenteseguirdiscutiendo.Sabequeestoyfuriosaconélyvanasernecesariasmuchasdisculpasporsuparteparaqueyopuedaperdonarloalgúndía.
Susojos fríos,papásevuelvehaciaElla,yomedoy lavueltaymedirijohacialapuerta.
EscuchoaElladecir:—¿Qué demonios haces, Dave? ¡Ve con ella! Ya sé que ha estado
fueratodalanoche,pero¿creesquevasarecuperareltiempoperdidocontuhijadándoteínfulasyactuandocomounengreído?
—Oye,nomeecheslaculpaamíporesto.Fueideatuyaladetraerlaaquí. Dios, los adolescentes son una pesadilla... Tal vez cuando Edenregrese a casa y Tyler se vaya a Nueva York podamos volver a lanormalidad.
Medetengoenlapuertaytragocondolor.¿Acabodeoírbien?¿Papáme invitó solo porqueElla se lo sugirió?Nodebería sorprenderme, nodeberíadolerme,perolohace.Medoylavueltaylosmiroalosdos.
—¿Nomequieresaquí?Losdosmemiran,estupefactos.Ellaselevanta.—Eden,noteníasquehaberoídoeso;porsupuestoquetupadre...Nopuedosoportarescucharsusexcusas.—Y¿porquéTylersevaaNuevaYork?Ellaledisparaapapáunamiradaasesina,perovuelvelavistahacia
míymesonríedemaneratensa.—Noesnada.Séquedesdeluegonosetratadenada,peroestoycansadadehacer
preguntasynuncarecibirrespuestasdirectas.Estoyfuriosaycreoquemeva a explotar el corazón de la tensión. Mamá siempre ha tenido razónsobrepapá.Esuncapullo.
Memeto lasmanos en los bolsillos del jersey—lo que solo sirvepara recordarme queme han robado—yme voy echando chispas amihabitación.
Micabezatodavíasiguedandovueltas,ahorainclusomás,yloúnicoquedeseoesagua,unaduchayaTyler.Puedotenerdosdeesascosas.
Uf.Necesito aclararme la cabeza, salir de casa y tomar algo de aire
fresco.Necesito correr.Medaré unaducha cuando regrese, hablaré conTylerentonces.Primeronecesitoponerenordenmicabeza.
Luchocontralaimperantenecesidaddevomitarmientrasmequitolafaldadeanocheymepongolaropadedeporte,cojounabotelladeaguadelacocinaysalgoporlaspuertasdelpatioparaevitarapapá.
Y entonces corro, cogiendo un ritmo constante mientras me dirijohacia el norte en vez de hacia el oeste. No quiero volver a la playa.Prefierohacerunanuevaruta;quiero terminarenalgúnsitiodiferenteynuevo.AsíqueenseguidameencuentrocorriendoporPacificPalisades,elsolmedadelleno,mispieshacenunruidosordosobreelcementoymidolordecabezavadesapareciendopocoapoco.
Creoquelodeanochehacomplicadolascosasaúnmás.AhoraTyleryyocaminamossobrearenasmovedizas,controlandonuestraspalabrasyasegurándonos de que ni un alma nos pille intercambiando una sonrisacómplice.Sinoscazan,estamosjodidos.
Micabezaesundesastretotal.Enunmundoperfecto,Tyleryyonoestaríamosrelacionadosporuncertificadodematrimonio.Enunmundoperfecto,Tyleryyonotendríamosqueandarahurtadillasyhacerdañoalagentealenamorarnos.Enunmundoperfecto,yopodríapresumirdeélconAmelia.Peroestemundonoesperfecto.Nadamáslejos.
Cuandoregresoacasa,cuarentaminutosmástarde,todavíaconalgoderesacaysinaliento,meparoensecoenelcésped.
El coche de Tiffani está estacionado delante de la casa.No deberíaestarahí.Esdomingoporlamañana,ynuncasevenlosdomingos.
Meobligoacaminarhastalapuertadecasa,peronotounarigidezenmishuesosynopuedodescifrarsiesporlacarreraoporqueséquealgono va bien. Casi quiero darme la vuelta y correr otros ochocientosmilkilómetros en la dirección contraria, perome arrastro dentro de casa ysubolasescalerasahurtadillas.NotoquepapáyEllaestánhablandoenelsalón cuando paso, seguramente discutiendo sobre cómo deshacerse desusdoschicosinsensatos.
Apenas he llegado al descansillo cuando Tiffani sale de mihabitación, abriendo la puerta con fuerza y con Tyler pisándole lostalones.Élalcanzasubrazoeintentaretenerla,peroellasequitasumanodeencima.
—Vaya, aquí la tenemos —dice con veneno en su voz mordaz—.Llegasjustoatiempo.
Los ojos de Tyler están muy abiertos y me mira fijamente desdedetrásdeTiffani,y conun levísimomovimientode la cabeza sepasa lamanoporelpelo.
—Atiempo¿paraqué?—meatrevoapreguntar,aunqueajuzgarporlaexpresiónfuriosadesucaranocreoquequierasaberlo.
Tyler parece preocupado, y no puedo culparlo. Yo me estoyempezandoasentirigual.
Los ojos de Tiffani son como hielos y nunca la he visto tan...desagradable.Ahoramismo,siestofueseunaescenadeunapelícula,ellaseríalavillanasinduda.
—Necesitohablarconvosotrosdos,porqueporsiacasonoosdaiscuenta,estoymuycabreada.—Aprietalospuños—.Estoyaestodedarteunpuñetazoenlacara,Tyler.
—¿Quéhehechoahora?Laestámirandoconunaexpresiónperpleja, pero esono le impide
darunospasoshaciaatrás,porsilasmoscas.—¿Quéhashecho?¿Enseriomepreguntaseso?—Estáboquiabierta,
yentoncesrespirahondo—.Alpatio.Ahora.Pasapormiladoymeempujacontralapared.Yoarrugolacarayle
lanzo una mirada asesina mientras ella baja por las escaleras. ¿Quéproblema tiene?Miro de nuevo a Tyler. Se lleva lasmanos a la cara ygesticulaconloslabiossinemitirningúnsonido:
—Joder.Tiffanisedetienealpiedelasescalerasynosmiraechandochispas
por losojos.Lanzaunamirada intencionadahacia el salón, donde estánnuestrospadres.
—Puedo hablar con vosotros dos fuera o aquí dentro —exponedespacio,envozbaja—,y,creedme,preferiréisqueseafuera.
«Losabe—pienso—.Vayasilosabe.»Tyler debe de pensar exactamente lo mismo, porque me lanza una
miradallenadepánicoytraga.Nopuedopensarenningúnmomentopeorparaquemelancenestoalacara.Tengoresaca,estoysudorosa,cansada,yparecequeacabasedeescaparmedeuncentrode rehabilitación.Estoyhechaunaporquería.
No hay forma en absoluto de escapar de esto. Me pregunto si esdemasiadotardeparacorreresosochocientosmilkilómetros.Tylermevaempujando con suavidadmientras descendemos por la escalera y puedosentir las pocas ganas que tiene de bajar a través de su tacto. Tiene losbrazos rígidos y los puños apretados. De alguna manera, los doslogramoscruzarlaspuertasquedanalpatio.
—Pueees—diceTiffani.Tylerfrunceelentrecejo.—Pues...—Pues estamañaname desperté con unmensaje de texto deTJ—
anuncia.Nosestámirandoalosdos,asíqueyointentoparecerindiferente.Tratodeaparentarquenomeheacostadoconsunovio—.Y¿sabéis?—continúa—.Estoyempezandoacansarmedeverdaddequelagentehablede cuándo follamos, Tyler, porque la mitad de las veces ni siquiera esconmigo.
—¿Dequéestáshablando?—preguntaTyler,ylasdos,Tiffaniyyo,lomiramos.
Élsabedequéestáhablando.Losabemuybien.—Noempieces,Tyler.Ni se teocurra—amenazamalhumorada, su
vozvasubiendodevolumen.Suiraaumentapormomentos,yséquelasprobabilidadesdequesigamossiendoamigasdespuésdeestosonbastantepequeñas—.Hizo un chiste de que anoche habíamos follado, porque suhabitaciónestabadesordenada,ylosdossabemosperfectamentebienquenofuiyo.
—Mira—empieza adecirTyler, dandounpasohacia ella—,cielo,nofolléconnadie,solosemeolvidóordenarlahabitación...
—¡Cállate!—grita,yélobedece.Creoqueyahacolmadoellímitedementirasqueescapazdeaguantar.Aprietalosojosduranteunmomento,inspirayespira,yluegosegirahaciamí,conunasonrisaenloslabios—.Eden,¿noqueríastuszapatos?
El tiempo se detiene.Mi corazón se salta un par de latidos, semeentumecen las extremidades, se me enfría la sangre. Podría intentarbalbucearalgo,perolaspalabrassubenpormigargantaydesaparecen.Mivozsevuelveunsusurroáspero.
—¿Cómo...?—PorqueTJmepreguntósilohabíapasadobienanocheyluegodijo
que me había dejado mis Converse — resopla—. Me preguntó quésignificaban las palabras escritas en ellas.—Ahora mi corazón deja delatir del todo—. Recuerdo que anduviste agitándolas en el aire toda lanoche.Lasquetienenlaletradelacanción,¿no?Porcierto,nolasvasarecuperar.Ledijequenolasqueríayquelastiraraalabasura.
—PeroTyleresmi...—¿Hermanastro?Sí,losé.—Seestáponiendotanfuriosaqueestáa
punto de llorar. Limpiándose los ojos rápidamente con el dorso de lamano,seenderezayseajustalospantalones—.Acabodepasarlaúltimamedia hora debatiendo conmigomisma.Me decía «de ningunamanera,sonfamilia».PerohevistolapelículaFueradeonda,¿vale?Yasabéis,enlaqueCherseenamoradesuhermanastro.Nosoyestúpida.
Yaestá.Asíesserpillada.Yeshorrible.Tanto Tyler como yo nos quedamos sin palabras. No creo que
ninguno de los dos estuviésemos preparados para lo que sucedería sipasabaesto, si sedescubría laverdad.Escomosi fueraeldíadel juiciofinal.Mesiento tanpequeña, tandiminuta,aquídepiedelantedeTiffani.NisiquierapuedomiraraTyler.Solomesientoenferma,comosifueraavomitarencualquiermomento,asíquehagotodoloposibleporaguantarlasganas, cuando labarbacoaquehayal ladode lapisciname llama laatención.
Meencantaríapoderrebobinarelverano,volveralaprimeranocheen esta ciudad con los vecinos apiñados en el patio y con la barbacoachisporroteandoypapá contandochistes aburridos.Quierohacerlo todode nuevo, pero esta vez no quiero enamorarme demi hermanastro. Noquierovermeenellíoenquemehemetido.
—EnrealidadnofollasteconJake,¿noescierto,Eden?AhoraTiffaniestállorandodeverdad.Lágrimasderabia:laspeores.—No—susurro.—Erastúladeesanocheenelmuelle—dice,yyomesientomorir
pordentro.Todoesdemoledorylaculpabilidadmeconsume.Menegabaa ser cómplice de una infidelidad, pero es exactamente en lo quemeheconvertido—.Eresunamentirosa.
—Losé—admitoconlavozentrecortada.Yotambiénestoycasillorando.Noquieroestaraquí.Quieroestaren
Portland con mamá y con Amelia. Quiero dormir hasta la tarde y verreposiciones de mis programas de televisión favoritos. No quiero esto.Soyunamentirosa.Soyunazorra.Soyunaamigaterrible.
Comosalidode lanada,Tyler seponedelantedemíy se aclara lagarganta.Haestadoensilencioduranteun ratoymepreguntoquées loqueestápreparadoparadecir.
—¿Sabesqué,Tiffani?—comienza,yellalomiraconlosojosmuyabiertos y dolidos—. Ni siquiera quiero estar contigo. He perdido tres
años porqueme hiciste chantaje para que no te abandonase.Haz lo quequieras.Dileatodoelmundoloquesabesdemíporquenovalelapenaelesfuerzo que tengo que hacer para aguantarte para que tú guardes elsecreto.—Su voz va subiendo de volumen con cada palabra. Puedo vercómoelegodeTiffanirecibeelgolpe—.Hemosterminado.Demándame.Denúnciamealapoli.Nomeimporta.Seacabó.
Desdeluegoquenoesperabaesto.LasemanapasadaTylermanteníaqueeracasiimposibleromperconella.Ellapodíaarruinarlelavidasilohacía. Pero ahora... es como si no le importase, como si lo único quequisierahacerfuesealejarsedeella.Talvezestarenunarelaciónconellaespeorquevercómoleechanaperderlavida.
—¡Estoestodoculpatuya!—megritaTiffani.Suvozestantensaquede forma inconsciente doy un paso para acercarme a Tyler, lo cualseguramente no ayuda en lo másmínimo—. Ni siquiera me importa elhecho de que seáis básicamente hermanos, aunque debería, porque esasqueroso,perono,loúnicoquemeimportaesquelohasarruinadotodo.
Me siento todavía peor que antes. Le he robado a su novio. Sinpretenderlo,peroaunasí lohehecho.Sacudiendolacabezadoyunpasohacia ella otra vez. No importa cuántos comentarios hirientes me hayalanzado,sigoempapadadeculpabilidad.
—Tiffani,yonoquise...Tylerlevantaunamanoparacallarme.—Sehaterminado,cielo—lainforma.Con un cruel encogimiento de hombros, le indica la verja. Está
siendomuy duro, yome siento fatal, tanto pormis acciones como porTiffani.Sinoquisieramatarme,laabrazaríaahoramismo,comolaamigaquesesuponequedeboser.Noqueríahacerledañoanadie.
Frustradayllorandoinclusomásfuerte,sellevalasmanosalpeloygrita:
—Pero¡nopuedesromperconmigo!Élseríe.Literalmenteseríedeella.Nocreoquehayaprocesadoel
hecho de que sabe nuestro secreto y tiene todas las razones del mundoparacontárseloatodos.
—¿Porqueyanoestaréallíparahacerteparecerguay?¿Porqueyanopodráscontrolarmivida?
—¡Porqueestoyembarazada,Tyler!En cuanto las palabras salen de sus labios, el ambiente se pone tan
tensoqueescasiasfixiante.TodoelcuerpodeTylersedesinflayelcolorabandonasucara.MirodenuevoaTiffani.Ahoraestásollozando,yeseltipodellantoqueparecedoler,elquetehaceperderlarespiración.Ahoracreoquevoyavomitardeverdad.
Tyler pareceperder la voz, el único sonidoquepuede emitir es undiminutosusurro.
—¿Qué?Tiffani empieza a alejarse de nosotros, sus mejillas manchadas de
lágrimas y su corazón roto. No lo puedo asimilar. Me siento como sialguienacabaradegolpearmeymehubiesedejadonoqueada,porquetodose ve borroso y apagado, igual que la habitación cuando acabas dedespertar.
Escucho que abren las puertas correderas del patio, pero estoydemasiadoparalizadaparamirar.DistingolavozdeEllaquepregunta:
—¿Dequévantodosestosgritos?Tyler no dice ni una palabra. Creo que está en estado de shock. Se
limita amirar a Tiffani, con los labios abiertos, sus ojos un océano dediferentes emociones.Por finvuelvo la vista hacia las puertasdel patio,Ella y papá nos están mirando fijamente. Sé lo que están pensando. SeestánpreguntandoporquéparecequeaTylerleestuvieradandouninfartoyporquéTiffanisevehechaunlíoyestállorandomientrascaminahacialaverja.
Cuandollegaaellaylaabre,sedetieneysedalavuelta,sorbiendoyclavandolamiradaenElla.
—¡Deberías saberquees adicto a la coca!—grita—. ¡Y tambiénhaempezadoatrapichear!
—¡Zorra! —ruge Tyler, recuperándose de su estado de parálisismientrasTiffanidesapareceporlapuertadelaverja,quesecierraconungolpetrasdeella.
Suspalabras se repiten enmimente tan fuertequeduele.Esta es lainformaciónquehatenidosobreéltodoelverano.EsloquequeríadecirTylercuandoestuvimosencerradosenelcuartodebaño.Es loquedebedehaberdescubiertoalcomienzodelverano,cuandoseenfrentóaélporelloylohizoenfadaryprovocóquellegarahechounafuriaalabarbacoayconunhumordeperros.Poresosecuidadelapolicía.
Porquepodríairalacárcel.Sieldíadehoypodíaempeorarmás, esasí.Haydemasiadascosas
con las que lidiar a la vez cuando sale la verdad: la verdad sobre lasdrogas, la verdad sobre Tiffani, y, lo peor de todo, la verdad sobrenosotros.
—Tyler—diceEllaenvozaltaperopausada—.Porfavor,dimequenoheoídobien.—Tienelasmanosenelpechomientrasdaunpasohaciael patio; papá está a su lado—. Por favor, por favor, dime que no esverdad.
AguantolarespiraciónmientrasmiroaTyler,esperandoaversi lonegará. Se limita a seguir allí inmóvil, como si estuviera tan abrumadoportodoquehubieraquedadoparalizado.Probablementetengaunmillónymediodepensamientosdándolevueltasenlacabezaahoramismo.
Agachalacabeza,mirahaciaelcéspedymurmura:—Megustaríapoderdecirlo.Ella se lleva las manos a la boca, sofocando un grito ahogado de
terror, losojos se le llenande lágrimas.Hoy todoestá saliendomal.Segirahaciapapáyescondelacabezaensupecho,yparamisorpresa,éllarodea con sus brazos y nodice ni unapalabra.A estas alturas esperaríaqueyaestuvieradiscutiendo.Puedeestarcalladomientraslaabraza,peroesonoleimpideecharchispasporlosojos.
CuandoTyler levanta lavista,denuevopuedoveresaexpresióndedolorensumirada,lamismadeanoche.Laculpabilidadcasidestiladesucuerpo.
—Mamá—dice, con voz emocionada—, no llores. No soy, esto...,adictoninadaparecido.Essoloque...,bueno,meayuda.
A través de sus lágrimas y a través de la camisa de papá, Ellabalbucea algo, pero el sonido está tan amortiguado que no lo puedoentender.Tylertampoco.
—Mamá,respiraunsegundo—pide,ycomienzaacaminarhaciaellaconcuidado.
Aunquepapálatieneenvueltaensusbrazos,Tylerestiraelsuyoparaponerleunamanoenelhombro,peroellasesacudeparaquenolatoqueylevantalacabeza.
—Hedicho—susurra—quetevayas.Tylerfrunceelceño—¿Qué?—Vetedeestacasa.Creo que en ese instante todos quedamos congelados. Estamos
estupefactos. Las cejas de papá suben incluso más, como si no pudieracreerqueEllaestuvieseechandodecasaasuhijo,yTylersequedamudo,sus labios se mueven, pero no habla. De verdad, de verdad que ahoraquiero llorar.No pueden echarlo. Es lo último que necesita, sobre tododespuésdelabombaquehadejadocaerTiffani.
—¿Lodicesenserio?—Suvozestansuave,tandébil...Ellanodicenada,solodaunpasodetrásdepapáysesecalosojos,
resollando.Selavedesolada.—Tyler, por favor —implora con suavidad, y entonces
inmediatamente se pone a llorar otra vez—.Vete.Ya no puedomás conesto.
Tyleryyointercambiamosmiradaspasmadas,mientraspapáabrazayatraeaEllahacia supecho.Ningunode losdosesperábamosqueestosucediera.Esdomingo.Sesuponequelosdomingosdebenseraburridos.Yonotendríaqueestarviendocómoechanamihermanastrodecasa.
Inclinando lacabezahaciael suelo,mete lasmanosen losbolsillosdesusvaquerosypasaalladodenuestrospadres.Parecederrotado,conlos hombros caídos y los pasos lentos. Como si ya fuera una reacciónautomática,memuevodelsitiodondeestabaclavadaenelcéspedysalgodetrás de él. Ignoro los ojos de papámientrasme sigue con lamirada,porqueyanomeimportaloquetengaquedecir.
Tyler ya ha subido las escaleras corriendo cuando lo alcanzo, yJamie y Chase están en el rellano, sus ojos muy abiertos y llenos decuriosidad. Me pregunto si lo han oído todo, desde que Tyler estáenganchado a la coca hasta que lo han echado. Rápidamente se apartancuandoTyleryyopasamosyentramosensuhabitación.Cierralapuertadeunportazodetrásdenosotros.
Mequedodepiealladodelacamaymirocómohurgaensuarmarioysacaunabolsadelonaazulmarinodelabalda.Lachaquetadelequipode Dean sale con ella, cae al suelo y Tyler la aparta de un puntapié.Durante unos minutos rebusca por la habitación, sacando camisas yvaqueros, y amontonándolos en la bolsa sin decir ni una palabra. Se lenotaelestrésenlacara.
—¿Adóndevasair?—pregunto,rompiendoelsilencio.Nopuedoimaginarnotenerloencasaniescucharlodiscutirsobreel
beiconcadamañana.Nopuedoimaginarmelahabitacióndealladovacía.No puedo imaginar no verlo sonreírme cuando nos cruzamos en las
escaleras.Levanta lavistaparamirarmemientras sepone la correadelbolso
sobreelhombro,peronotardamuchoenapartarlamiradadenuevo.—Notengoniidea—dicebajito,dándomelaespaldaydirigiéndose
haciaelcuartodebaño.Losigo—.AcasadeDean.Quizá.Nolosé.Tengolacabezahechaunlío.
Medetengoenlapuertadelbaño.Sientolosojospesados,peroesonomeimpidemantenerlavistapuestaenTyler.Respirohondo.
—¿Hasempezadoatrapichear?Deinmediatodejademoverseysequedaquieto,elúnicosonidoes
cuando exhala despacio. Agacha la cabeza y mira hacia el suelo deazulejos.
—Hacepoco.Ladecepciónmeinunda.Penséqueanteseragrave,peroahoraestoy
incluso más preocupada, al enterarme de lo metido que está en elsubmundocriminal.
—¿Porqué?Sacudelacabezacomosinosupieralarespuesta,ysiguedándomela
espalda.Megustaríapoderversucara,sobretodosusojos,parasabersisearrepientedeloqueestáhaciendo.
—Esfácil...vertemetidoenello.Tiffaniestáfuriosa.Probablementeintentarádenunciarme,losé.
—Nopuedocreerqueella...Ni siquiera soy capaz de decirlo, porque me está costando mucho
darlesentidoa todo.LoúnicoquepuedopensaresqueesmuchomejorqueEllano lo sepa todavía,porqueestoybastante seguradeque tendríaunacrisisnerviosa.
—Yotampoco—murmura,yjustocuandoestáabriendolapuertadelarmariodelbaño,sevuelverápidamenteysedoblaencimadel inodoro.Apoyaunamanoenlaparedparanoperderelequilibrioyvomita.Debedeserlaconmoción.Yomehesentidoigual—.Joder.
—Noséquédecir,Tyler.Sinceramente no lo sé. ¿Cómo puedo decirle que todo va a ir bien
cuando parece que no será así? Le froto la espalda en un intento deconsolarlo, pero solo me hace sentir estúpida. Su exnovia estáembarazada,yaquíestoyyo,masajeándole laespaldamientrasél intentavomitarsolodepensarlo.
—¿Dóndenosdejaestoanosotros?—pregunto.—¿Qué?—Nosotros —repito—. ¿Qué va a pasar con nosotros? ¿Y con
Tiffani?Tienearcadasotravez,peronolesalenada,asíqueresoplaysepone
depie.Girándoseparaponersefrenteamí,porfinmemiradirectamentealosojos.Noselovearrepentido.
—Nolosé.Antesnecesitoresolvertodoesto.—Yo tampoco lo sé—digo, pero el corazón se me cae del pecho
justocuandolaspalabrasdejanmislabios.¿Qué demonios va a pasar ahora? Tyler y Tiffani vuelven a estar
atados. ¿Dónde me deja eso a mí? ¿Apartada hacia un lado hasta queresuelvan cómo manejar la situación en la que han descubierto que seencuentran?
Tylerpasapormiladoyestiralamanohaciaelinteriordelarmarioparasacarsusartículosdeaseopersonal,lostiraenlabolsaycomienzaacerrar la cremallera. Noto que quedan algunos frascos en la baldasuperior,yséexactamenteloquecontienen.
Señalolosantidepresivosconlacabeza.—Porfavor,tómalos.Notesentirástanbajotodoeltiempo.Tylersiguemimirada,yporunmomentoconsideramiconsejo.Sé
entre lo que se debate: antidepresivos o alcohol y drogas.Me vuelve amirar,vemiexpresiónsuplicanteycogelostresfrascosylosguarda.Nopuedohacernadamásqueesperarquelasusecomoesdebido.Talvezsesientamejor.
Nos miramos fijamente antes de que se marche. Todavía se lo veextremadamente pálido, como si hubiera estado vomitando durantesemanasyaúnnosehubieserecuperado.Consusojosapagadoscomolosmíos se inclina hacia delante y me rodea con sus brazos, atrayéndomehaciaél.Eslaprimeravezquemeabraza.Porsupuestoquelohebesadoun montón —incluso nos hemos acostado— pero nunca nos habíamosabrazadoestandodepie.Nuncahabíamoscompartidounmomentocomoeste,dondemicaraestáenterradaensupechoysubarbilladescansasobremicabeza,ysolopuedodesearqueestaseaunademuchasveces,porquemegustalamaneracomomicuerpoencajaperfectamenteconelsuyo.
Yaunquetengoresacayestoysudorosadespuésdelacarrera,poneloslabiosenmifrenteymesusurra:
—Loresolveré.Seapartayenesemomentoseloveaterrado.Notieneniideadelo
que está haciendo, y no importa lomucho que esté intentandomantenerunafachadafuerte,espatentequeestáluchandopornoperderlospapeles.Noloculpo,pueslaverdadesqueyonopuedo.
Conunmovimientodelacabeza,pasarozándomeysedirigehacialapuerta.Yomequedomirándolo.Todavíamesientoentumecida,comosiestuviesesufriendouninfinitohormigueoenelcuerpo,asíquemelimitoamirarcómosalealrellanosinvolverlavistaatrás.
Lasúltimaspalabrasquedigoantesdequesemarcheson:—Sinceramenteesperoquelohagas.
29
Pasandosdías.DosdíasenquenohevistonihehabladoconTyler,dosdíasenlos
que Ella ha pasado cada hora dando vueltas por la casa deprimida, dosdíasenque todoparecefuerade lugar.Aveces laescuchopreguntarleapapádóndecreequeestáTylerenesemomento.Papásiempredicequenoestáseguro.Avecesinclusolerecriminaqueecharlodecasafuelopeorquepodríahaberhecho,porqueahoranopuedevigilarlo.Ahoratienemásrazonesparacolocarse,cree.Megustaríapensarqueseequivoca.ConfíolosuficienteenTylerparaesperarqueélveatodoestocomoeltoquedeatenciónquenecesitaba.Unaoportunidaddearreglarsuvidatalvez.JamieyChase, sinembargo,noson tancomprensivos.Anoche, Jamiediscutiócon sumadre. Le gritó por haber echado a Tyler, la llamó injusta y laacusó de ser demasiado estricta. Estamañana, Chase confesó que no legustabalacasatanaburrida.DijoquequeríaqueTylerlosacaraapasearensuAudi,algoquehacendevezencuando.AChaselemolanloscoches.Pero hoy su hermano no está aquí para darle una vuelta por el barriomientrassobreaceleraelmotor.
PensandoenelcochedeTyler,resultaextrañonoverloestacionadoendiagonal junto a la acera.Lo imaginoaparcadodelantede la casadeDean, de esamismamanera que indica que se le da fatal aparcar, ymehace considerar, en esa fracción de segundo, acercarme hasta allí parahacerleunavisita.QuehayanechadoaTylerdecasanosignificaqueyonopuedaverlo.Estáa tansolocincominutos.Talvez lepidaaRachaelquemelleveensucoche.
Moviendolacabezamientrascorroporelcéspedycruzolacalle,meacercoalEscarabajorojoquemeestáesperandoenlaentradaparacochesdeRachael,elmotorronronea.Ellaseestáretocandoelpelocuandomedeslizoenelasientodelpasajero.
—Eres oficialmente la que peor administra el tiempo—me suelta,peroestásonriendo.
Cierraelespejoensuparasolyseponeelcinturón.—Losiento—medisculpo,mientraspresionomimanoenelpecho
fingiendohorror—.Lo siento, lo siento.Nodebería llegar tresminutostarde.Siéntaselibreparaquemarmeenlahoguera,oh,santaRachael.
Seríeymedaunmanotazoenelbrazo,poniendolosojosenblancohasta casi mirar hacia atrás de su cabeza como hace Amelia muy amenudo.Duranteunsegundosientonostalgiademicasa.
—Ybien—dice—.¿Cuáleselcotilleodelsábado?Mientras conduce la observo. La preocupación consume cada
centímetro de mi ser, combinada con el temor de que probablementeTiffaniyahayacomenzadoadifundirnuestrosecretoaloscuatrovientos.«Rachaellosabe—pienso—.YMeghan,yJakeyDean.Losabentodos.»
Me mira con el rabillo del ojo, con una sonrisa juguetona en loslabios.
—Venga—dice—, ¡me lo tienes que contar! ¿Te fuiste a casa conJake?
Talveznolosepa,otalvezsíyestáintentandopillarme,parapoderpararelcocheygritar«¡Mentirosa!».
EslaprimeravezquehevistoaRachaeldesdeelsábado.Despuésdeque su resaca de tres días remitiese, me llamó a casa y exigió quefuéramosa tomarnosun caféparaponernos al día, porquenomehabíavistoen«dosaños».Ahoradesearíahaberfingidoalgunaenfermedad.
Alfinalcontestosupreguntaconunrápido«no»yluegomirohaciaotro lado.Apoyoelcodoen laventanillayhagocomoqueencuentroelbarriointeresanteyhermoso,perodespuésdeviviraquíuntiempo,ahorasolomeparecefamiliar,normalyaburrido.
—¿Ytúquéhiciste?Le echo una mirada rápida desde debajo de mis pestañas. Se pone
nerviosayseinclinahaciadelante,asiendoelvolanteydevolviéndomelasonrisa.
—MequedéadormirencasadeTrevor.—¿Soloadormir?—Enarcolascejas.—Bueno, eso y otros eventos innombrables. —Se le escapa una
carcajadadeloslabios,perodeinmediatosuspira.Seencogedehombros—.Yatengoganasdequemeinviteaunacitadeverdad.
Medalástima.TodoelveranonohahechomásquehablardeTrevor,yaunqueseasolosu«liguedelasfiestas»,segúnTiffani,esevidentequeRachaelquierealgomás.
—Los tíos sonunos capullos—ledigo, porque estoy empezando acreerlo.
TomemosaTrevor,por ejemplo.Por supuestoquepuede serdulcecuandoestáborracho,peroenel fondo,probablementenoseanadamásqueunsalido.Ejemplodos:Jake.ElLigón.Admitoquecaíenlatrampaalcomienzodelverano,cuandopenséquedeverdadqueríaconocerme,peroal final lo que buscaba era un nuevo nombre para añadir a su lista.Ejemplofinal:Tyler.EsuncapulloporelmodoenquetrataalagenteypordejaraTiffaniembarazada.
Estehechomehaidoenfureciendomásymásestosúltimosdías.Noloteníaporalguientandescuidado,capazdecometerunerrortangrande.Estoy empezando a ver la realidad, y duele. Tyler va a ser padre. Esdemasiadojoveneirresponsable,yséquedeningunamaneraserácapazdemanejarlo.
Rachael se va quejando de Trevor durante todo el camino hasta elbulevardeSantaMónica.Estábueno,peroesuncapullo.Puedesermuyamoroso, pero es un capullo. Ella les cae bien a sus padres, pero es uncapullo.CuandoaparcamoselcocheyllegamosalaRefinería,sientoqueyasélosuficientesobreélcomopararobarlelaidentidad.
—Estoymuycabreada—resoplaRachael,dandosudespotriqueporterminado. Pero se anima cuando pide un capuchino, y yo un café conleche,yentoncesnossentamosalamesademaderacercadelasventanasconvistasalbulevar—.¡Ah,semehabíaolvidadoporcompleto!—Ponesu bolso encima de lamesa y revuelve en su interior antes de sacar nosoloveintedólares,sinotambiénmiteléfono—.DebesdehaberlodejadoenmicasaantesdeiralafiestadeDean.Loencontrédebajodemicamajustocuandosalíaabuscarte.
Melaquedomirando.—¿Me estás tomando el pelo? ¡Creí que me habían robado en la
playa!¡Lloré!Seechaareíracarcajadasyponeelbilleteyel teléfonodelantede
mí,perocuandointentoencenderlo,medoycuentadequeestásinbatería.Suspiro cuando la camarera nos sirve los cafés y me alegra el día deinmediato.
—A ver, llevo toda la mañana esperando para hablarte de esto.¡Vamosalgranoconlasgrandesnovedades!¿TepuedescreerqueTyleryTiffanihayanroto?—Rachaelexplotadespuésdetomarunsorbodecafé,ymemiracon losojosmuyabiertos—.Osea, le llevodiciendomuchotiempo que es un cabrón. Lo siento, sé que es tu hermanastro y que sesuponequeyosoysuamiga,pero,enserio,latratócomolamierda.
Agita lasmanosmientrashabla, demanera frenéticay con rapidez,como si fuera una reportera anunciando una noticia de última hora. Enciertamanera,loes.
—¿Tehadichoalgo?Lamiro,preguntándomesiTiffanilehacontadolahistoriacompleta:
la versión que me incluye a mí. Intento ignorar que Rachael apoya aTiffani.Aver,Tyler no trataba aTiffanimuybien, pero ¿puede alguienecharlelaculpaaél?Ellalocontrolabayélnoqueríaseguirconella.
—Vino anoche—dice Rachael, y yo escucho mientras sostengo eltazón delante demis labios, bebiendo lentamente mi café—. Él la dejó.¿Quélocuraesesa?Creoquedijoquesucedióeldomingoporlamañana.
—Sí.Yoestabapresente.Desvíolamiradahacialaventana,observandolaconstantemareade
genteycochesquepasan.Rachaelvuelveaabrirmucholosojos,totalmenteconcentradaenel
drama.—¿Tepuedescreerquevolvióaponerleloscuernos?De inmediato mis ojos se dirigen hacia ella y bajo el tazón
lentamente. Lo rodeo con las manos con fuerza. El corazón me lateaceleradoenelpecho.
—¿Tedijoquiéneralachica?—No—responde,yunaenormeoladealiviorecorremicuerpo—.
¿Túlosabes?—No—miento.Apartolavistaotravez,conlaesperanzadequeno
vealaculpabilidadenmisojosninoteeltemblordemivoz—.Otrachica,defuera,creo.
—Nopuedocreerquederepenteélrompieraconellacuandodeberíahabersidoalrevés.—Frunceloslabiosyhaceunlevegestodenegaciónconlacabeza—.Tiffaniestabatancabreadaquelecontóasumadrelodelacoca.
Frunzoelceño.Esonoesloúnicoqueledijo.
—Sí,loecharondecasa.—Lo sé—dice Rachael—, por eso no puedo creer que le permita
quedarseensucasa.Llevándoseelcaféaloslabiostomaunlargotrago.—Espera.¿Quéhasdicho?Memira.—¿Qué?—¿SeestáquedandoencasadeTiffani?Medijoque se iba a lade
Dean.Estanueva informaciónesungolpeduro.Entiendoque lasituación
en laqueseencuentraTylerahoraescomplicada,peronoesperabaquefueracorriendoarefugiarseensusbrazoscontantafacilidad.Micorazónlateaúnmásrápido.
—Bueno,seguroquenoestáencasadeDean—afirmaRachael,conunacejaenarcada.Seencogedehombros—.Nosé.Yotambiénloviraro.PeroyasabescómoesTiffani.Esmuyposesiva,nomesorprendequelohayaperdonado.Nopuedesoportar la ideadequeotrachicaestéconél.Dicequesindudavolverán,locualesunaestupidez,porqueélnoesmásqueunmentiroso, asíque¿porquédemoniosquerríavolver conél?—Infla lasmejillas cuandodejadeparlotear—.Es algo lunática,nopuedeolvidarlo.
—Estáembarazada,Rachael—digoenunsusurro,ysaledemibocatanrápidoquesientopánico.
Nomecorrespondedarlaprimicia.TalvezTiffaniqueríadecírseloaRachaelyaMeghanellamisma.
Lamandíbula deRachael se desploma y juro que casi se cae de lasilla; el café se derrama de su tazón cuando lo pone de un golpe en lamesa. Inmediatamente se agacha sobre la mesa acercándose a mí,parpadeandoconrapidezporlasorpresa.
—¿Qué?—Se lo contó el domingo—susurro, sintiendo náuseas otra vez al
recordarlo—.Justodespuésdequeélrompieraconella.—Cuantomáslopienso,mássentidotiene.Porsupuestoqueestáensucasa.Esoesloquesucedecuandounapareja tieneuncrío—.Ella tienequeperdonarloyéldebevolverconella.
—¡Estoesunalocura!—gritaRachaelenmioídoantesdeapartarse.Intenta procesar la noticia, sus ojos siguen parpadeando como locos
mientrasmiraporlasventanas.Unaexpresiónperplejaseledibujaenlacara.Mevuelveamirar—.Espera—dice—.Bebióel sábadoencasadeDean.
Nocontesto.Solomeditosuspalabrasduranteunsegundo,intentandorecordartodoloquepasóenlafiestadeDeanantesdeemborracharmeenelgaraje.Rachaeltienerazón.Tiffanisemostrómásqueentusiastaconeljuego de la ruleta de chupitos, lo cual no debería haber hecho si estabaembarazada.Estabapiripicuandohabléconellaenelpatio.
—Espera—repiteRachael,levantandoundedoyenarcandounaceja—.¿Dicesqueselocontójustodespuésdequeélrompieraconella?
—Sí.Comocincosegundosdespués.Rachaelexhalaunlargosuspiroantesdedecir:—¿Nocreesque...?Mis pensamientos sintonizan con los de ella de repente, y la
constatacióndeloqueestásugiriendomegolpeacontantafuerzaquemesientocomosimehubierandadounpuñetazoenelvientre.
Tiffaniestáfingiendo.—Ay,Diosmío.—No es raro —comenta Rachael, llevándose un dedo, con la
manicura recién hecha, a los labios. Es como si acabara de resolver uncaso de asesinato—. Le dices al tío que estás embarazada para que notenganingunaopciónsalvoladequedarsecontigo.
—¿EnseriocreesqueTiffaniharíaeso?—Megustaríacreerqueno—reconoceenvozbajamientrascogesu
café—, pero sé que haría cualquier cosa para estar conTyler.Él aportamuchoasureputación.Comohedicho,esunalunática.
O, en palabras de Tyler, una psicópata. Pero no creo que tenga untrastorno mental de verdad, solo algunos problemas importantes. Tienequetenerlossiestádispuestaaintentaralgoasí.
No puedo imaginar que Tiffani pueda caer tan bajo, pero Rachaeltiene razón. Durante el verano he aprendido que la relación de Tyler yTiffaniestáhechaunauténticodesastre.Noimportaloqueélhaga,ellanopuede soportar estar sin él, porquenopuede tolerar no tener el control.Porsupuestoquequiererecuperarlotodo.Y¿cómoobligasauntíoaquevuelvacontigo?Fingiendounembarazo.
—¡Sé cómo descubrir si está mintiendo o no! —exclama Rachaelentusiasmada,yyomuevomispiernasparaverlamejor.Lafrenteseme
arrugapor lapreocupación.Nosé loque leestápasandopor lacabeza,peroprobablementeseaalgoridículo—.¿Sabesquetodosvamosairasucasaesteviernes?
—Yonoestoy invitada—comento,yde inmediatomegiroyclavomimiradaenlatiendasituadaalotroladodelacalle.
Ni siquiera sabía que Tiffani había invitado a todos a su casa, esevidentequeyoestoyexcluida.Ynolapuedoculpar.
—Sí que lo estás —afirma Rachael, y luego señala con la cabezahaciami teléfono, que sigue sobre lamesa—.No lo has tenido contigodesdehaceunosdías.Probablementetehayaenviadounmensajedetexto.Detodasformas,esparaverpelículas.
Aprietolosdientesparaimpedirmedeciralgoporaccidente.Rachaelnoloentiende.Yoséquenoestoyinvitada.Tiffanimeodia.Peronoselopuedodecir,porsupuesto,si lohagoquerrásaberporqué,yesaesunapregunta que no estoy dispuesta a contestar. ¿Qué le diría? «TiffanimeodiaporquemeacostéconTyler,quien,soloparaaclararlascosas,porsiacasolohasolvidado,esmihermanastro.¡Dossecretosenuno!Asíque,Rachael, soy unamierda de amiga y unamierda de persona. ¡Claro quesí!»
—Entonces este viernes —continúa, poniéndose de pie— tenemosquedescubrirsiestámintiendoono.Yyoséexactamentecómohacerlo.
Cuando ya estoy en casa y he cargado la batería de mi teléfono,encuentroveintinuevellamadasperdidasdepapádelsábadoporlanochey tres de mamá en los últimos días. También hay algunos mensajes detextodeAmelia,diciendoqueLandonSilvermannohadejadodeenviarlemensajesdesdequetuvieronaquelencuentrosexualenlapartedeatrásdesucamiónhaceunassemanas,yqueellasiguedándolelargasporque«yanoessutipo».Hacedosmesesandabababeandoporélporlospasillos.
PeronohayningúnmensajedeTiffani.Comoeradeesperar.TampocohaynoticiasdeTyler.Sorprendente.Yonolehehechonada,asíquenopuedeestarenfadadoconmigo.Sé
queprobablementetengalacabezahechaunlío,peroesonoledaderechoa ignorarme, tirarme hacia un lado mientras intenta resolverlo todo.
Todavíame importa. Todavía quiero saber cómo está. Pero sobre todo,intentoquesusilencionomeafecte.Talvezsolonecesiteespacio.
Conpapá,Ellayloschicosfuera—hanidoavisitaraunosamigosalotroladodelaciudad—,tengolacasaparamísola.Asíquemientrasandorebuscandoporlacocina,decidodevolverlelallamadaamamáparavercómo le va. Enmis dieciséis años de vida, jamás había pasadomás deveinticuatro horas sin verme. De alguna manera ha logrado sobrevivirtodounverano.
Tamborileoenlaencimeramientrasescuchoeltonomonótono,perono hay respuesta, así que pruebo a llamarla almóvil. Lo coge al tercertono.
—¡Vaya,mira,mihijafavoritasigueviva!Suvozmellenadeunacalidezquejamáspodráserremplazada,esa
quetehacesonreíraunquehayas tenidounmaldía.Loapreciocadavezmás.
—Mamá—digo,sonriendo,porsupuesto—,soytuúnicahija.—Poresoesunaeleccióntanfácil—disparaenseguida—.¿Cómote
estányendolascosas?«Fatal—quierodecir—.Horrible.Espantoso.Fueradecontrol.»—Bien.—¿Ycómo te va con el cabrón que te proporcionó lamitad de tus
genes?Pongo losojosenblancoyabro lapuertade laneveradeun tirón.
Mamánuncasehacortadoalahoradeexpresarsutremendaantipatíaporpapá.
—Nomuybien—admito.Papá ha estado demasiado callado desde el domingo y no puedo
descifrar si es porque está enfadado conmigo o si por una vez estáintentando ser guay y dejarme en paz para hacer mis cosas sin andaracechandocadamovimientoquehago.Probablementesealoprimero.
—¿Qué ha pasado?—pregunta mamá, y su voz de repente destilaalgodepreocupación.
Me encojo de hombros aunque nome puede ver, y luego sujeto elteléfonoconelhombromientrasrebuscodentrode lanevera,moviendopaquetesdecarnehastaqueencuentrolasmanzanasguardadasenelfondo.Cojounaydoyunpasoatrás.
—Nada—respondo—.Soloquediscutimosmucho.
—¿Sobrequé?—Ahorasoloparecepreocupada,yseoyensilbidosatravésdelaconexión.Debedeestarfuera.
—Porque no he vuelto a casa—confieso. Siempre es fácil hacerleconfidencias a mamá, siempre ha estado ahí cuando la he necesitado,siempre ha sido mi mejor amiga. Nunca siento ansiedad cuando soysinceraconella—.Mehequedadofueratodalanocheunpardeveces.
—Haciendo¿qué?—Alamierdalapreocupación,ahorasuenasevera—.Eden,¿tengoqueproponerteunmétodoanticonceptivo?
Durante un segundome quedo en silencio, demasiado avergonzadaparatenerelvalordedarleunarespuesta.Esaesotracualidaddemamá:esmuymuydirecta.
—Esoestodo—digo—,ahoravoyacolgar,adiós,mamá,porfavornovuelvasahablarmenuncamás,yanotepuedomiraralacara,hasidounplacerconocerte,tequiero,adiós.
—¡Eden!—¿Sí?Lapuedoescucharriéndosealotroladodelalínea.Unarisasuavey
dulce.—Losiento.Esquetienesdieciséisañosyteestáshaciendomayor,y
atuedadyo...—¿Podemoscambiardetema,porfavor?Con lasmejillas sonrojadas,meacercoalgrifo, lavo lamanzanay
luego,conunimpulso,mesientoenlaencimerayledoyunmordiscoalafruta.
—Ehhh—balbuceamamádespuésdeunminutolargoescuchándomemasticaratravésdelteléfono—.Estásdisfrutandodelverano,¿verdad?
Doyotromordiscoybalanceo laspiernasporelbordedelmueble,ladeandolacabezamientrasmeditobienmirespuesta.Séconcertezaquesi me hubiera quedado en Portland, lo habría pasado intentando hacercosasconAmeliasinAlyssaysinHolly.Mehasentadobienalejarmedesus constantes bromas sobre mi peso durante un tiempo. También esprobable que me hubiera inscrito en un gimnasio, incluso habríaestudiado, y seguro que no me habría enamorado de alguien que nodebiera. El verano en SantaMónica ha sido una experiencia totalmentenueva.
—Hasidodiferente—contestoporfin.—¿Yhashechomuchosamigosallí?
Piensoenelloduranteunmomento.Tiffanimehaborradodesulistadeamistades, asíquenoentraen laclasificación,y Jakeesunceroa laizquierdacuandovesmásalládesusfrasesparaligar,asíquetampocoloconsideraría un amigo, más bien un idiota que intentó montárseloconmigo.AsíquemequedaRachael,quehallenadoelespaciodeAmeliaesteverano;Meghan,quehasidosiempredulce;yDean,quesiemprehaestadoahíobienpararescatarmedeunafiestaoparaalegrarmeeldía.YTyler,porsupuesto.Aunquecreoquenossalimosunpocodeloslímitesdelaamistad.Cruzamosesalíneahacemuchotiempo.
Exhalo.—Suficientes.—¿Y de verdad te gusta la ciudad? —presiona, con un tono de
urgenciaenlavoz.Melaimaginoapretandoelteléfonoconfuerzamientraslosostiene
contrasuoreja,delamaneraenquesiemprelohacecuandoestáansiosapor escuchar un chisme o riñe a los vendedores cuando la llaman aprimerahoradelamañana.
—Supongo.—Eden —dice despacio, y luego hace una pausa—. ¿Qué opinas
sobrelaposibilidaddemudarteallí?Aparto el teléfono de mi oreja y arrugo la cara ante la pantalla,
preguntándomesilahabréoídomal.¿Mudarme?Osea,¿viviraquí?—¿Qué demonios dices?—Sujeto el teléfono con el hombro otra
vez,mientrasme bajo de la encimera,mirando a las puertas que dan alpatio—.¿Quieresdecirdemanerapermanente?¿Yo?
—Nosotras—mecorrige.Ahora está callada, pero todavía puedo oír cómo pasan coches
zumbandoporsulado.—¿Nosotras?—Heestadopensándolo—explica,ysuvozsubeunaoctavamientras
adopta su modalidad de desahogo—. ¿Por qué tu padre puede irse sinproblemas y empezar una nueva vida en otro sitio? ¿Por qué no puedohacerloyotambién?¿PorquéestoyatrapadaenPortlandcuandoyonuncaquisemudarmeaquí? ¡Yoestaba feliz enRoseburg, peronooo, tu padrepreferíalagranvidaurbanadePortland!
—SantaMónicaesunaciudad.—Sí, pero en ella viven medio millón de personas menos que en
Portland,Eden—meinformaconsuvozdenodarlemuchaimportanciaalascosas,lamismaqueusaparahablarleasuspacientes—.Loheestadoconsiderando.
—Pero¿porqué?—casigritoconexasperación.Para alguien que odia tanto a papá, no tiene sentido que quiera
mudarsemáscercadeél.—Siquieresprobaralgonuevo,múdateaChicagoconmigodentro
dedosaños.OaCanadá.¿PorquétienequeseraSantaMónica?Duranteunmomentohaysilencio,yoentierrolasuñasenlamanzana
conimpacienciamientrasesperosurespuesta.Respirahondo.—Bueno... —comienza, algo vacilante—, mientras estabas allí, he
habladoconalgunaspersonas.Meheinscritoenunawebdecitas.Estosíquemecogeporsorpresa.Mamá...saliendoconhombres.Es
algo que jamás pensé que vería, sencillamente porque durante tres añosmehadado la tabarraconelhechodequeson todosunosengendrosdeSatanás.
—¿Estásdebroma?—No. —Se ríe un poco, pero noto que está algo nerviosa y
probablementetambiénavergonzada—.Esteveranomehedadocuentadequenoquierovivirsolacuando tevayasa launiversidadyquenecesitomuy mucho mover este culo divorciado y ponerlo de nuevo en elmercado.Heestadohablandoconuntíomajísimodurantemásdeunmes.—Espera un segundo, supongo que para ver si tengo algo que decir, yluegocontinúaalnotarmecallada—.SunombreesJackyadivinadondevive.EnCulverCity.Aquinceminutosdedondeestás.
SédóndeestáCulverCity:esdondesediolacasualidaddequeTyleryyotermináramosencomisaría.
—Asíquetequieresmudaraquíporquehasestadohablandoconuntíoduranteunmes.Podríaserunpervertido,mamá.
—Dios,Eden,no.—Suspiraypuedooíreltintineodelasllaves,ymehacepensarenquéestaráhaciendoyendóndeestará—.Esmásprobablequevaya a tomarmeun café con él para conocerlo, y a partir de ahí yaveremos.¿Quiénsabe?Podríairmuybien,ytúyahashechoamigosallí,yharíaelempezarenunanuevaescuelamenosintimidatorio.Esunbuensitioparacomenzardenuevoparalasdos.
¿Menos intimidatorio? ¿Ir al instituto conTiffani y con Jake y conTyler?Nomepuedoimaginarnadapeorparacrearmeansiedadqueeso.
—No sé—murmuro mientras me mordisqueo los labios y tiro lamanzana en el cubo de la basura, casi sin empezar, y luegome paso lamanoporelpelo—.Esalgoinmenso.
—Creoquepodría serbuenopara ti—añade—.Yano tendríasquelidiarmásconesaschicas.Lasdelospadrespijos.
—Alyssa y Holly —le digo, pero mis palabras salen como unsusurro.
Intento ignorar la agitación de mi estómago y el martilleo de micorazón,centrándome,encambio,enlacalidezquemamáirradiaatravésdelalínea.
—Pasé por su lado en Walmart el otro día —anuncia de manerabrusca— y te puedes imaginar las ganas queme dieron de tirarles unabolsadecebollasalacabeza.
Semeescapaunacarcajada,esmuyagradablepoderreírsegraciasasuhumoryhabilidadpara aligerar inclusoel peorde los ánimos,ymeencantasaberqueestáalotroladodelalínea.
—Seguroquesí.—Mira—dice,y luegohaceunapausadeunmomentomientras se
abre una puerta. Reconozco el chirrido familiar, los molestos goznesfaltosdeaceitedenuestraentradaprincipalqueofrecenunsaludoirritantecada vez que la abrimos—. Es solo una idea. Lo hablaremos cuandovuelvasacasa.¿Tratohecho?
Estoyapuntodedecir«tratohecho»,peroantesdequelaspalabraspuedan salir de mi boca, la puerta se cierra de golpe, produciendo unfuerteecoporlalínea.Acontinuación,escuchounosladridoschillones.
Miscejassedisparanhaciaarriba.¿Eraunperro?—Maldita sea—farfullamamá—.Se suponíaque tenía que ser una
sorpresa.
30
Cuando llega el viernes, ya estaba bastante cansada de andarlloriqueandoydeesperaraquevolvieraTyler.Soloqueríaverlo,aunquefuera unos segundos mientras recogiera más ropa de casa. Pero noaparecióenunasemana,ynuncacontestómismensajesdetexto,ynolovi.
Mecabreómuchomásdeloquepensé.Sabíaqueecharíademenosverlotodaslasmañanas,peronuncacreíquemefrustraríaymeenfadaríaconél.Noteníasentidoquepasarademí.CuandolepropusequedarenlaRefineríaparatomaruncafé(comohermanastros,porsupuesto),notuvenoticiasdeél.Cuandomeintereséporsiestababien,noobtuverespuesta.Cuando le pregunté si se acordaba de lo que había sucedido el fin desemana anterior, mi teléfono nunca había estado tan silencioso.ProbablementeTiffanilotienecomiendodelapalmadelamano.
Tiffani,quienmeodia.Tiffani,encuyacasamevoyapresentarsinquemehayainvitado.Tiffani, quien muy probablemente explotará en llamas cuando me
vea.—¿Vasasalir?—preguntaunavozporencimademihombro.Megirodándole laespaldaa laventanadelsalónparaencontrarme
conlamiradacuriosadeElla.Estudialaropaquellevopuesta,quenoesexactamenteunatuendoparaandarporcasa.
—¿Estoycastigada?Tengo la sensación de que puedo estarlo, pero papá nunca lo
mencionó,asíqueestoyrogandoparaquepaseporaltoelúltimofindesemana. Aunque me haya impuesto un castigo, él no está aquí paraconfirmarlo.
—No—respondeElla—.¿Adóndevas?Desvío la mirada hacia la ventana de nuevo, miro a través de la
persiana fijando los ojos en el coche de Rachael, que está estacionadodelantedesucasa.Deberíallegarencualquiermomento.Estálloviendoamares,elcielooscuroproyectaunasombrapermanentesobrelaciudad,ytengoqueentrecerrarlosojosparaveratravésdelasgotasdelaventana.
—Nochedecineconmisamigas—digosinvolvermeparamirarla.Seproduceunsilencio,yluegolaescuchomoverseporelsalónpara
irse,peroentoncesdejadecaminaryrespirahondo.—¿Sabessi...?—murmurabajito—.¿SabessiTylerestaráallí?—Sí—contestodeinmediato.Esaesotra razónpor laqueacepté ir estanoche:Tyler.Si laúnica
manera de verlo es presentándome en casa de su exnovia chiflada,entoncesestoydispuestaapasarpor toda laansiedadquemeproduce lasituación. Solo quiero ver si está bien.Me giro rápidamente ymiro losojostristesdeElla.
—¿Loechasdemenos?Nocreoquesepamuybienquéresponder,porquetienequepensarlo
duranteunsegundo.DespuésdequeTylersemarcharaeldomingo,pasótoda la noche rompiendo a llorar cada media hora, y parte de mí sepreguntabasiestabatristeporalgomásquelasdrogas.
—Sí—contesta, al fin, y camina de vuelta al centro del salón parasentarseenelsofá.Levantauncojínyseloponeenelregazo,asiéndoloconfuerza—.Lacasaestávacíasinél,yséqueesosuenararo,porquedetodosmodos lamitad del tiempo ni siquiera estaba aquí, pero hay algoraro.
Sédeloqueestáhablando.Delamaneraenquelacasaestátranquilay de que la comida vegetariana de la nevera no ha sido tocada, estáhablandodequehayunasillavacíaenlamesacadamañana,ydequesuhijoyanollegatambaleándoseenmediodelanoche,inclusomásperdidoquelanocheanterior.
—Sí—asiento—.Loentiendo.—Soloestoypreocupadaporél—admite,ymegustalaformaenque
estásiendosinceraconmigo,igualquedurantetodoelverano.Ella no está nada mal como madrastra, a pesar de mi primera
impresión cuando me exhibió en el patio la noche de la barbacoa,presentándomeatodosycadaunodelosvecinos.Mepareciódemasiadoodiosa,demasiadochillona.Ahora semeocurreque talvez fuera falso,nadamásqueunafachadavaliente,al igualquesuhijosehacreadouna
paraaparentarqueestábien...Peroningunodelosdosestábien.Sientocomosihubierapasadoelveranociega.Ahora todoesmuy
obvio, y desearía haber sido capaz de encajar todas las piezas variassemanas atrás. Tendría que haberle pillado el tranquillo a Tyler hacemucho tiempo; debería haber tratado de entender mejor su agresividadhacia su padre. Siento lomismo con Ella. Estaba tan segura de quemecaeríamalquedesdeelcomienzonoentendínadasobreella.Peroahoraestoyempezandoaapreciarlaporsuvulnerabilidad.Ahoralacomprendo.
Sientoquelas lágrimasamenazanconsalirdemisojos,asíquemegirohacialaventanaypestañeoantesdequeEllasedécuenta,perocreoqueyaestarde.Rachaeltodavíanohasalidodesucasa,asíquememirolospiesytragoelnudoquesehaformadoenmigarganta.
—Tylermehablódesupadre—digoenvozbaja.OigoqueEllarespirahondoycasitengomiedodedarmelavueltaen
caso de que esté furiosa conmigo por sacar el tema, pero estoy sola encasaconellaysientoqueeselmomentoadecuadoparahablarsobreello.PapáhallevadoaJamieparaquelemirenlamuñecarota,yChasehaidoconellospordarunpaseo.YTyler...,bueno,sehaido.
—¿Telodijoél?Estiroelcuelloparamirarla, contemplosusojosmuyabiertosyel
entrecejofruncidoyloslabiosseparados,yluegomedirijoalsofáymesientoasulado.Semequedamirandosorprendida.
—El fin de semanapasado—le contesto, pero hablo despacio paraasegurarmedequenosemeescapanada,comoelhechodequeterminéacostándomeconél—.Melocontótodo.
—¿Enserio?—Ellaselimitaapestañearmientrasmemira,ycuandoyoasientoconlacabeza,abrazaelcojíncontrasupechoyapartalavista—.No puedo creer que te lo haya contado. No le gusta hablar de ello.Estoy... —Su voz disminuye, y mueve la cabeza, todavía un pococonmocionada—.Yosoloquieroqueestébien.Esoestodoloquequiero.—Suvozsuenadelicadaysusurrante.Susojosparpadeanmirándomeamíyluegoalapared—.Noquieroquetengaunanotamediadesobresalienteni lahabitaciónordenadanique lave losplatos, soloqueestébien,ynisiquieratieneeso.
Alescucharlahablardeestamanera,misojossevuelvenallenardelágrimas, así que no puedo contestarle. Si abro la boca, mi voz sonarárota, y simi voz suena rota, comenzaré a sollozar.Así queme limito a
quedarmesentada,aguantando la respiraciónymordiéndomecon fuerzaellabioinferior,porquedeverdadnoquieroqueellameveallorar.
—He estado hablando con algunas personas...—dice lentamente, loqueporsuertemesalvadetenerquehablar,yesperoaquemedigaloqueestá a punto de contarme—.Organizan eventos por toda laCostaOeste.Eventosdeconcienciaciónpara...—Respirahondoyempiezadenuevo—.Llamanlaatenciónsobrediferentestiposdeabuso.—Volviendolacabezahaciaelotrolado,aprietaloslabioshaciadentroyserecomponeantesdemirarmedenuevo—.LosorganizadoresquierenqueTylerseaunodelosponentes.
—¿Unponente?Asienteconlacabeza.—Les gustaría que hablase del abuso físico. Tienen a otros
adolescentesqueexpondránsobreeldoméstico,elpsicológico...Quierenquecuentesuhistoria,unayotravez,duranteunaño.Nocreoquepuedacon ello, porque detesta hablar sobre el tema. Por eso estoy tansorprendidadequetelohayacontado.
Metomounminutoparaprocesar la informaciónmientras la lluviagolpealaventana.LasemanapasadameresultómuydifícilqueTylermecontara la verdad, y no puedo ni imaginarme lo duro que sería para éltener que contar su historia a desconocidos. Pero al mismo tiempo,conocería a otras personas que han pasado por lomismo que él, y esopodríaayudarlo.
—Podríaserbuenoparaél...Yasabes,hablarlo.—Realmente es una gran oportunidad —añade Ella, pero tiene la
miradaclavadaenlaalfombra,comosiestuvierasopesandolosprosyloscontras en sucabeza—.Pero tendríaquecambiarde actitudprimero.—Esoesunpro.Estopodríaserelincentivoquenecesitaparaquerenunciealasdistracciones,paraqueseconviertaenunapersonaquenodependedel alcohol y de las drogas—. Y tendría que mudarse a Nueva Yorkduranteunaño,comenzandoelpróximoverano.—Esoesuncontra.Unenormecontra.
Intento mirarla a los ojos, pero sigue con los ojos clavados en elsuelo.
—¿Es eso lo que quería decir papá el sábado pasado? ¿CuandomencionóNuevaYork?
Asienteconlacabeza.
—NoselohedichoaTylertodavía.Ahoranoeselmejormomento.Memiradereojoconunapequeñasonrisaenloslabios,peronose
refleja en sus ojos.Eso es algo que siempre he encontrado raro, que lagente sonría cuando está triste. No existe una sonrisa triste. Solo unavaliente.
—Eresmuybuenamadre—declaro,porqueson lasúnicaspalabrasquerondanpormicabezamientraslaveorumiarlasituacióndeTyler,ysemeescapanderepentedemaneraespontánea.
Soloquierelomejorparaél,yavecesesonoessuficiente.Perolointenta.
Abreloslabiosconsorpresa.Parecequeestáapuntodedeciralgo,perolainterrumpeelsonidodelclaxondeuncoche.Suenatresveces.
—EsadebedeserRachael—digomientrasmelevanto.Mealisolasarrugasdelosvaquerosylesonrío,porquedealgunamanerasientoqueenlosúltimosdiezminutosmeheacercadomásaella.Porprimeravez,laveocomomimadrastra—.Nosvemoscuandovuelvaacasa.
Suslabiosformanunapequeñasonrisasemejantealamía,yestaveznoesvaliente.Essincera.
Afuera, Rachael ha dado marcha atrás al coche para salir de suentraday está acelerando elmotor con furia delantedemi casa.Baja laventanacuandomeacercoygrita:
—¡Sesuponequeteníasqueestarmirandopor laventana!¡Estamosperdiendountiempomuyvalioso!
Abro la puerta y me subo, apenas alcanzo a ponerme el cinturóncuando el coche acelera por la avenida. El asiento está mojado por lalluvia.
—Estaba hablando con Ella—me excuso, pero no quiero que mepreguntesobrequé,asíquede inmediatoañado—:¿Cuáleselplanparahoy?
—Dejadesertancuriosa—ordenaRachael,levantandounamanodelvolanteyagitandoundedoenmidirección.Yomeburlo.Curiosaes loúnico que seré siempre—. No tienes que hacer nada. La liarás, así quedéjameamí.
Pongolosojosenblancoyajustoelasiento,empujándolohaciaatráspara tenermásespaciopara laspiernas,y luegomedesplomoysuspirohondo.
—¿De dónde ha salido esta lluvia? Parece Portland — murmuro,
dando golpecitos con los nudillos en la ventanilla mientras intentodistraerme,porquelosnerviosmetieneninquieta.
Pero no puedo permitir que Rachael se dé cuenta, porque sepreguntaráporquéestoynerviosa,ynohaymaneradeexplicarqueestoysintiendo un pánico horrible por el hecho de que Tiffani va a flipar encolorescuandomepresenteensucasa.
Así que durante los cincominutos que dura el trayecto actúo de laforma más normal posible. Le envío un mensaje de texto a Amelia,rebuscoentrelosCDamontonadosenlaguantera,ajustolacalefaccióny,porsupuesto,escuchoaRachael.OtravezmehabladeTrevor,yseestámuriendodelarisaporqueélhacomenzadoaponercorazoncitosalfinaldesusmensajes,ysesonrojacuandomedicelodulcequesehavuelto.
CuandoyaestamosllegandoacasadeTiffani,misnervioscasihandesaparecidodeltodograciasalaimperiosanecesidaddeescaparmedeldramadeRachaelconsuligue.PrefierolanzarmealosbrazosdeTiffaniqueseguirescuchandololindosquesonloshombrosdeTrevor.
Pero justo cuando estacionamos, vuelvo a mi estado original. Elcoche de Tyler está aparcado en la entrada, al lado del de Tiffani, y derepentemesientoaterradadenuevo.Tengoquelidiarconambosalavez,yestoyseguradequeTiffanimearrancarálacabellera,ynotengoniideadeloquemediráTyler.Esosidecidehablarenprimerlugar.
MerelajounpococuandoveoloscochesdeDeanydeJake.Cuantosmás seamos, mejor. Si soy capaz de cruzar el umbral, por lo menosestarán allí para hacer que la situación sea menos abrumadora. InclusoJakemepareceadecuadoparapasarelratoahoramismo.
—Recuerda, déjame hablar a mí —dice Rachael mientras coge subolsodelasientodeatrás.
Francamente,yono tengoganasdehablar,asíqueno tienenadadequepreocuparse.
Cerramosycorremosporelcéspedhacialapuerta, lacualRachaelabreenseguidadeunempujón,yentramos.Nuncallama,yesoesalgoaloquetodavíameestoyacostumbrando.Poresarazón,nosolosientoquenosoybienvenida, tambiénmesientoextremadamentegrosera.De todasformas,sigoaRachaelporlacasayelolorapalomitasreciénhechasmesupera.
Inmediatamente,a la izquierdade laestanciaabierta,veoaJakeyaDeantumbadosenlossofásqueformanunaLyquerodeanlahabitación.
Meghan no viene esta noche, porque está castigada por lo del fin desemanapasado,peroDeanse incorporacuandonosveynossaludaconunmovimientodelacabezayunasonrisa.Apartedeeso,losdosparecenaburridosyfueradelugar.Jakeestájugueteandoconelmandoadistancia,cambiando los canales y suspirando entre cada uno. Normalmente losviernesvamosafiestas.Nonossolemosjuntarparaverpelículas.
Escuchounacarcajadadesdealgúnsitioamiderechaymisojossedirigen hacia allí de inmediato. Lo primero que ven es a Tiffani. Estásacandounboldepalomitasdelmicroondasylosueltadescuidadamenteenlaencimera,yaquelequemalasmanos,riéndosetodoeltiempo,ysela ve totalmente normal. Normal, no con el corazón roto. Pero tienesentido,porqueTylerestáasulado,suspirandoantesuridículaintentonade cocinar. Intenta reírse, pero solo consigue sacar una de sus sonrisasfalsas.Comosiempre,nosereflejaensusojos.
Mepreguntoquéestarápensandoyquéplaneahacer.AhoramismoestáobligadoavivirencasadeTiffani,convencidodealgoquepuedequenoseaverdad,algoqueRachaelinsisteendemostrarqueesfalso.¿Cuálessonsuspensamientos?¿Sevanareconciliar?Seríahorriblesilohicieran.Tyler había logrado zafarse del control que ella ejercía sobre él y odioverloatrapadoeneselíootravez.
LosdosestántandistraídosenlacocinaquenisiquierasehandadocuentadequeRachaelyyohemosentradoenlacasa,asíqueyojuntolasmanos y entrelazo los dedos con ansiedad mientras me dirijo hacia elsalón. Intento forzar una sonrisa, pero solo consigo fruncir aúnmás elceño.
Dean debe de darse cuenta de mi entrecejo fruncido. Se sienta, sucamisetaazulcontrastaconsusojoscastaños,yentoncessusurra:
—Estoesmuyincómodo.—Señalaconlacabezahacialaparejadelacocina.Tiffani leestápasando lamanoporelpeloaTyler,agitando laspestañas—.Hanroto,pero...
«Dímelo a mí», pienso. Estamos todos confundidos. ¿Han roto?¿Ahora son solamente amigos? ¿Ya se han vuelto a juntar? ¿Quédemoniosson,apartedeincompatibles?
Rachael sigue de pie al lado de la puerta, observándolos fijamenteconincredulidad.EstiraelcuelloparadedicarnosunamiradaaDeanyamí,señalandoconelpulgarhaciaTiffani,mientrasmueveloslabiosparadecir:
—¿Quédemonioshacen?AestasalturasmehedadocuentadequeRachaelesmuyanti-Tylery
anti-Tiffani.Deanyyonosencogemosdehombros,pero,enserio, tengoganas
de arrancar el yeso de las paredes o de romper la tele o de prenderlefuego a los sofás. Quiero hacer algo que libere la rabia que sientoburbujear enmi interior, y ni siquiera puedo discernir con quién estoyfuriosa. Parte demí está enfadada conmigomisma por encontrarme enesta situación, en la que estoymetida enmedio demi hermanastro y suexnovia,osunovia.Yanolosé.
—¡Rachael! —Tiffani grita desde el otro lado de la habitación, yRachaelyyonosdamoslavueltarápidamenteparaverla.
Aprietaelboldepalomitascontrasupechoyestásonriendo.Perosualegremuecanoduramucho.Susojossedirigenalosmíos,yencuantoencuentramimirada,lasonrisadesaparece.
—¿Eden?—¡Te has tomado tu tiempo en vernos! —se queja Rachael
bromeandomientrascaminaporlaalfombraendirecciónalasescaleras.Tiffanimesiguemirando,conexpresiónfulminante.—Losiento—lediceaRachael,perosusojosnoseapartande los
míos.Siento que sumirada está taladrando agujeros enmi piel e intento
desviar la vista hacia el suelo, pero no puedo, porque tengo los ojosclavadosenlapersonaqueestáaunoscentímetrosdeella.
Yélmeestámirandodirectamente.Tylertieneloslabiosabiertosyseestámordisqueandoelinteriorde
lamejilla,sucabezaunpocoladeada.Selovemáspálidodelonormal,ytiene losojosmáshundidos en las cuencas, loquehacequeparezca sinvida,comosinohubiesedormidodesdehacedíasyestuvieseapuntodedesmayarseencualquiermomento.
Rachaelseaclaralagargantadesdeelpiedelasescaleras.—Tiff,¿podemoshablarcontigounsegundo?—Claro—diceconrencor,apartándoseunmechóndepelo,segiray
dejaelboldepalomitasenlaencimeraconungolpe.Puedo sentir cómo Dean nos observa desde detrás de mí mientras
TiffanisedirigehaciaRachael,yoigoqueJakeveelfútbolenla tele,yveoaTylerqueseacercaalsalóndespacio,conpantalóndechándalyuna
camiseta gris desteñida. Parece como si estuviera en su casa, y esomehacesentirincómoda.TiffanisubeechandochispashaciaelpisodearribayRachaelmehaceuna señalparaque las siga.Asíque lohago,porqueaunque Tiffani me causa terror ahora mismo, necesito saber si estámintiendo o no. Pero justo cuando me dirijo hacia las escaleras paraalcanzarlas,Tylermecogedelcodo.
Tirademíhaciaatrásdeformabrusca,acercasuslabiosamiorejaybufa:
—¿Quéestáshaciendoaquí?—Podríapreguntartelomismo—farfullo.Me quito su mano de encima y lo fulmino con la mirada, y de
inmediatofrunzoelceño.Algoensusojoscambia,delamismamaneraenquesucedíaelfindesemanapasado,peroantesdequepuedaprocesarelcambioensuexpresión,yaseestávolviendoydirigiéndosehaciaDeanyJake.
Dudounmomento.ContemplolaideadedevolverleeltirónydecirlequeElla lo echa demenos y que una oportunidad perfecta lo espera enNueva York y que no necesita quedarse aquí perdiendo el tiempo conTiffani.PeroRachaelmereclamaagritosdesdeelpisodearriba,asíquenomequedaotraopciónqueseguirelsonidodesuvoz,dejandoaTyleratrás.
En lo más profundo de mi mente solo sé una cosa: que jamáspodremosestarjuntos.
Arriba, Tiffani se encuentra al lado de la puerta de su habitación,tiene los brazos cruzados delante del pecho. Al principio parece queestuviera bloqueándonos el paso, pero luegome doy cuenta de que estáesperandoaquenosdemosprisayentremos,asíqueRachaelseadelantaprimero.
Deinmediatocomprueboquelahabitaciónnoestáigualquelaúltimavez.Hay ropa desperdigada por toda la alfombra, y descubro que es deTyler.
Rachael también se percata, y, cómo no, tiene algo que decir alrespecto.
—¿Enseriotumadrepermitequesequedeaquí?Apartaconelpieunosvaqueros.—Sí—respondeTiffanicortante.Aestasalturasesevidentequeestá
cabreada,porqueyoestéensuhabitación,sinmencionarqueacabamosde
separarladeTyler—.Ybien,¿dequésetrata?Nosmiraalasdos,esperandounarespuesta,mientrasyoobservoa
RachaelyRachaelaella.Yonotengointencióndedecirnada.Silohago,como bien ha dichoRachael, solometeré la pata.Así que espero a queejecute subrillanteplan,poniéndomecadavezmás ansiosapor saber laverdad.
—Ni siquiera voy a mostrar sutileza; me limitaré a preguntártelodirectamente—exponeRachael,yelambienteen lahabitaciónsevuelvedensomientrasesperamoslapreguntaqueséqueestáapuntodeformular.Conelbolsocolgandodesubrazo,dagolpecitosimpacientesconelpieenlaalfombrayclavasumiradaenladeTiffani—.¿Estásembarazada?
Miro fijamente aRachael. ¿Eso es todo? ¿Este es su brillante plan?Sin embargo, sí que logra sobresaltar a Tiffani y cogerla por sorpresa.Está tan aturdida por la pregunta tan repentina que se quedamirando aRachael con sus ojos azules como platos y la boca abierta. Y entoncesdisparasumiradahaciamí.
Escomoelhielomientrasaprietalosdientes,rechinándolosamedidaquelafuriaseapoderadeella.SabequeselohecontadoaRachael.Soylaúnica persona que podría haberlo hecho. Tarda un poco en respondermientraslalluviaaporrealaventana,elcielodeunfeocolorgris.
—S...sí—logracontestartartamudeando.Enarco lascejase intercambiounamiradaconRachael,queasiente
conlacabeza,yluegovuelveamiraraTiffani.—Vale —dice, cogiendo su bolso y hurgando en su interior—.
Entoncesnotendríasningúnproblemaenhacerteunpardeestas,¿no?Almismo tiempoque laspalabras salende suboca,Rachael extrae
dospruebasdeembarazo.Suexpresiónes firmemientras lasagitaenelaire.
YsolohacenfaltaestosdosartilugiosparaqueTiffanisemuerademiedo. Los está mirando, con los ojos muy abiertos y pestañeandofuriosa, y le tiemblan las comisuras de los labios como si estuvieraluchandoparaquelaspalabrasbrotarandesugarganta.Puedovercómoseclavalasuñasenlaspalmasdelasmanos.
—Ningúnproblema—aceptaconunchillido,porfin,perosuvozestantemblorosaqueesevidentequesíleplanteaunproblema.
—Teesperamosaquísentadas—lainformaRachaelconunasonrisatensa a la vez que deposita las dos cajitas en lasmanos temblorosas de
Tiffani.Esta estudia las pruebas, asiente en dirección a Rachael con un
movimiento algo tembloroso de la cabeza, y se obliga a entrar en elcuartodebaño.Suspasossonlentosyreticentes;surespiración,aceleradaeirregular.Cuandollegaalapuerta,poneunamanoencimaysedetiene.De inmediato se vuelve y las lágrimas le corren por la cara, que estácompletamenteroja.
—¡Vale! ¡No lo estoy!—grita hacia el otro lado de la habitación yrompeensollozos.
Rachael me dirige una sonrisa triunfante, pero no estoy de humorparadevolvérsela.Mesientobloqueada.Tiffanimintió.Meponeenfermaquetuvieraquerecurriraunactotanpatéticoymepreocupaaúnmásqueestuviera planificando engañar a Tyler. ¿Durante cuánto tiempo? ¿Quépensaba hacer? ¿Fingir un aborto espontáneo y esperar que los dosvivieranfelicescomoperdicesdespuésdeeso?
—¿Qué demonios te pasa, Tiffani? —pregunta Rachaelmalhumorada,yyoestoypensandoexactamentelomismo.
Hay que ser una persona bastante terrible y desesperada para haceralgoasí.
Los sollozos de Tiffani, la lluvia que está apedreando la ventana yqueahogaelsonidodesusresuellos,derepentetodosuenamuyfuerte,yenloúnicoquepuedopensaresenTyler.
Está abajo, del todo ajeno a la verdad, y todavía cree que muyprobablementehayacometidoelmayorerrordesuvida.Nadadeestoesjustoparaél.Acasoestémuyestresadoportodalasituaciónysepreguntecómodarle lanoticiaaEllae intentedecidirquévaapasarconTiffani.Pero ahora no tiene razones para quedarse con ella, porque no los uneningúnvínculo.
—SelovoyacontaraTyler—sueltoderepente.Elcorazónmelateenelpechodemanerafrenética,yséquenecesito
decírselocuantoantes,yahoramismonomefío losuficientedeTiffaniparadejarqueellamismareconozcasuerror,asíqueabrodeuntirónlapuertadesuhabitación.
—Tylertienequesaberlo.—¡No!—gritaTiffani,perosalgoechandohumoporlasorejashacia
el pasillo antes de que pueda detenerme, demasiado furiosa parapreocuparmedeloqueharáella.
Todavía sabe nuestro secreto, pero ahoramismo estoy tan centradaenqueTyler sepa la verdad sobre ella que ni siquierame importa si locuentaono.
Cuando bajo corriendo por las escaleras, Tyler está acostado en elsofá mirando la pantalla del televisor con Jake y Dean, viendo algúnpartidodefútbolalquenolehagonicaso.
—Tyler —lo llamo seca y en voz alta para llamar su atención—.Tengoquehablarcontigo.Ahoramismo.En lacocina—pronuncioesaspalabras lo más rápido posible y, aunque salen cortantes, Tyler nota elestrésenmivoz,einmediatamentesabequepasaalgo.
SeponedepiemientrasDeanenarcaunacejaconcuriosidad,peroyomeapartodesuvistaymecolocoenelextremomásalejadodelacocinaparaqueniélniJakepuedanoírnos.Tylercaminasinhacerruidosobrelaalfombra, con su pantalón de chándal y unamirada confusa. Se detienedirectamentedelantedemí,yyoechounvistazoporencimadesuhombroparaasegurarmedequeDeannonosestáobservando.Nolohace.
—Tiffaninoestáembarazada—digo,mitonoesbajoperofrenético—.Estáfingiendoparaquevuelvasconella.
Deinmediatodaunpasohaciaatrás,boquiabierto,mientrasmemirapestañeando.
—¿Qué?—¡Nosloacabadeadmitir!Duranteunlargominuto,selimitaamirarhacialaparedmientrasla
expresióndesusojoscambia,respiraconlentitud.Aguardo.Esperoavercon qué expresión acabará. Sigo esperando. Aprieta la mandíbula y lospuños,susfaccionesseendurecen,yprontoseponelívido.Parececomosi a duras penas estuviese aguantando las ganasdegolpear la pared, asíque coloco mi mano en su brazo en un esfuerzo por calmarlo, peroentonceslaapartodeinmediatocuandooigopasosenlasescaleras.
Tiffanibajacorriendo,laslágrimassedeslizanporsucara,escrutaelsalónconlamirada.JakeyDeanlaobservanboquiabiertos,porqueverlallorando es suficiente para desviar su atención del partido. Se giradándoles la espalda y en dirección a la cocina, y es entonces cuando lamiradadeTylerencuentralasuya.
Yellatienequedarsecuentaporsuexpresióndequeélestáfuriosoconella,porquellorainclusomásfuerteycruzalahabitaciónyseacercacorriendoanosotros,conlosojoshinchados.
—Cariño,porfavor,losiento—lointenta,perosuvozsuenarotaeincomprensible—.¡Losiento...,losientomucho!
Prueba a estirar lamano para tocarlo, pero él ágilmentemueve sucuerpoyloapartadesumanoextendidaychilla:
—¡Eresunapsicópata!—logritatanfuertequetodosnosquedamosensilencio.
Rachaelestáalpiedelasescaleras,conlamiradafijaenlaescena,yDeanyJakehanpuestolateleenpausaysehansentadoparamirar.
—¡Te odio! —grita Tiffani, pero cuando la miro, no estádirigiéndoseaTyler.
Meestámirandoamí.Susojossonferoces,ypuedoapostaraquesélo que se le está pasando por la cabeza en este instante.Así que pienso:«Aquíva.Lesvaadeciratodosnuestrosecreto,porqueahoratienetodoslosmotivosdelmundo».
Aprietolosojosyaguardo,esperoaquesuvozgritelaverdadyqueaellosse lescorte larespiración,peronadiedicenada.Cuandoechounvistazoa travésdemispárpadosentreabiertos, tiene los labiosapretadosformandounalíneafirme,ysolocontinúamirándomefijamente.Yluego,duranteelmásbrevedelosinstantes,juraríaquecasisesonríe.
Yenesemomentomedoycuentadequenoselovaadecir.Porlomenosahorano.Esevidentequepiensamantenernuestrosecretoduranteuntiempo.
Yesomeaterra.Vuelvearomperallorarysetapalacaraconlasmanos;dándonosla
espalda,sedirigehacia lasescalerasyapartaaRachaeldesucaminodeunempujón.
Tyler sigue furioso,ygolpea laencimeracon lapalmade lamanoantesdeapretarseelpuentede lanarizconelpulgaryel índice.Exhaladespacio,susojoscerrados.
—Me voy—farfulla, cuando abre los ojos otra vez—. No piensoquedarmeaquí.Estáloca.
Escucho un portazo en la planta de arriba, y los cincointercambiamos miradas, inseguros de lo que se supone que debemoshacer.Tyler, sinembargo, sabeperfectamentebien loqueestáhaciendo.Cruza la cocina para coger las llaves de su coche de la encimera, losmúsculos se hinchan mientras lo hace, y sin mediar palabra se dirigehechounafuriahacialapuertaylaabreconfuerza.Lalluviaentraenla
casa,dejandogotitasenlaalfombra,justoantesdequeTylerdesaparezca,cerrandodeunportazotrasdeél.
Silencio.Tylerseacabademarcharhechounenergúmeno,yTiffaniestá arriba sufriendo una crisis nerviosa, y nosotros nos limitamos aquedarnosquietosensucasa,intentandoprocesarloqueacabadesuceder.
—Entonces supongoquenoestán juntos—dice Jakeconunabrevecarcajada.
Desdeelotroladodelahabitación,Rachaelmeestámirandoconlosojos muy abiertos y las cejas enarcadas. No creo que esperara que lascosas salieran así; dudo que anticipase que yo me metería por medio.Parececomosi estuviera intentandodecidir sidebería subiryvercómoestáTiffani,porquenoparademoversecambiandoelpesodeunpiealotro,subiendoybajandoporlasescalerasmientrasconsideraquéhacer.
Desde algún lugar en medio del repiqueteo de la lluvia, oigo elsonidodelcochedeTyler,acabadeencenderelmotoryluegoloacelera.La conversación con Ella invade mi mente, y de inmediato intentorecordar lo que dijo sobre Nueva York. Puede que no sepa adónde vaTylerahoramismo,perosíséadóndedeberíair.Acasa.
Me ajusto la sudadera y me preparo para correr, colocándome lacapucha sobre el pelo y dirigiéndome hacia la puerta, rogandoencontrarloantesdequesevaya.Sinmediarunapalabra,abrolapuertayel viento y la lluvia me golpean en la cara, congelándome la nariz.EscuchoqueRachaelmellamadesdeatrás,preguntandoadóndedemoniosvoy,peroestoydemasiadoconcentradaenelcochedeTylerparaprestarleatención.
Agarrandolacapucha,corroporelsenderodepiedraymedetengoalladodelapuertadelconductor,ylasventanillassontanahumadasylalluviaestanfuertequeapenaspuedoverlo.Golpeoconlosnudillosenelcristal,entrecerrandolosojosmientraslasgotasdelluviamecorrenporla cara. Es como cualquier mañana de octubre en Portland, pero másfuerte.
Tylerbajasuventanillaunoscentímetrosymegrita:—¡Subealcoche!Corropordelantedelvehículoymemetoenelasientodelpasajeroa
todavelocidad, suspirandocuandocierrodeunportazo trasdemí.Soloheestadofueraunosveintesegundos,peroestoytotalmenteempapada.Mequito la capucha yme despejo la cara demechones de pelo húmedo, y
entoncesmegiroparamiraraTyler.Tieneelpelomojadoyrevuelto,yaprietaloslabiosparaformaruna
línearígidacuandometeladirecta.—¿Estáslista?—No,Tyler.—Niegoconlacabeza.Aquílalluviasuenamásfuerte
cuandogolpealaestructuradelcocheyeltamborileoempiezaaretumbarenmisoídos—.Voyavolverdentro.
Haceunamuecacomoparadecirqueheperdidolacabeza.—¿Paraquédemonioshassalidoentonces?—Porque—comienzo,perosalecomounjadeo,mientrasmelimpio
eldorsode lamanocontra lacara—primero tengoquehablarcontigo,asíqueescucha.Loprimeroesloprimero:porfavor,jamásvuelvasconTiffani.
Seríeporlanariz,asiendoelvolanteconmásfuerza.—QueledenaTiffani.Esincreíble.Mirohacia el parabrisas, viendo cómoel agua caepor el cristal, y
duranteunmomentolanotorelajante.VuelvoacentrarmeenTyler,peroéltienelavistaclavadaenelvolante.
—Tyler —digo bajito, intentando que me mire a los ojos, ylentamentelohace.Tienelasmejillasunpococoloradas,locualcontrastaconlapalidezdesuslabios—.Porfavor,veacasayhablacontumadre.Esta allí sola y, confía en mí, te dejará volver. Necesita decirte algorealmenteimportante.
Aprieta lamandíbulay luegomueve la cabeza en laotradirección,miraatravésdesuventanillahaciaelcésped,peroseveborrosoatravésdelalluvia.
—Allínosoybienvenido—diceconrigidez.—Lodigoenserio.—Mepongodeladoparamirarlodefrente,para
poderversusojos.Sevenvibrantesperoserenos,ycasipuedodistinguircómo maneja los cambios en su cerebro mientras considera lo que leestoy diciendo—. Solo escúchala, Tyler. Ve a casa y pregúntale sobreNuevaYork.
Selejuntanlascejasmientrasmemiradereojo.—¿NuevaYork?Exhaloantesdecirlebajito:—Hablacontumadre,Tyler.—Vale—sueltaconunsuspiro,mientrassepasalamanoporelpelo
húmedo,yeneseprecisomomentosientoganasdebesarlootravez.Quierogirarmeyponermeencimadesuregazoigualquehaceunas
semanasenelmuelle,quierochocarmislabioscontralossuyoscomolaprimera vez, en su habitación, antes de ir al cumpleaños deMeghan, yquierosentirsutactoexactamentedelamismamaneraqueelsábado.
Quierohacertodasesascosas,peronotengovalor.Hayalgoenelfondodemimentequemedicequenovalelapena.
Que esté claro que Tyler y Tiffani no se vayan a juntar otra vez nosignifica que nosotros empezaremos automáticamente una relación. Nopodemos.Nohayningunamaneraenqueseaposiblequeestemosjuntos,yesomeduelemásquenada.Meduelemásqueelabandonodepapá.MásqueloscomentarioscruelesdeAlyssayHolly.
Noesqueseadoloroso.Esundolorinsoportable.Es lo único en lo que he estado pensando los últimos días. He
pensado en que regreso a casa el mes que viene. He pensado en quenuestros padres nos matarían si alguna vez descubrieran lo que hemoshecho. He pensado en que esto está mal, y me resulta imposibleconvencermedequenoesasí.
Quiero estar conTyler. Lo quiero.Más que cualquier cosa.Quieroestar con él más de lo que quiero ser admitida en la Universidad deChicago. Quiero estar con él más de lo que quiero ser delgada. Haríacualquier cosa para que sucediera. Pero nunca será posible, así que noexisteabsolutamenteningunarazónparaqueperdamoseltiempo.
Tylersedacuentademimiradafija.—¿Qué?—Mataríaporpoderbesartecadadía—admitoenvozbaja.Meobligoanodesmoronarme.Séqueponerpuntofinalalonuestro
es lo mejor para los dos. Será muy difícil seguir adelante. Demasiadocomplicado.Demasiadoequivocado.
—Puedes —me dice, y casi está susurrando cuando se gira paramirarmedefrente,susojosmeestudiancondelicadeza,comosifuesearomper mi cuerpo en dos si los entrecerrara—. Cada día. No meimportaría.
—A mí tampoco —susurro. Siento la sequedad de mi gargantamientras me armo de valor para terminar con todo esto, soltarlo desopetónconlaesperanzadequeduelamenos—.Peroeseeselproblema,
Tyler.Anosotrosnonosimportaría.¿Yalosdemás?Setomaunmomentoparaprocesarmispalabrasylamiradadedolor
demisojos,paraentender loque le estoy intentandodecir.Ycuando locomprende,puedovercómoeldolorlecruzalacara.Debeapartarlavistamientras traga, y cuandome vuelve amirar, tiene el ceño fruncido, suspárpadosarrugadosenlascomisuras.
—Podemos sortear a los demás—sugiere, pero su voz es débil ytiene que hacer una pausa de un momento mientras busca un tono másgrave—.Podemos resolverlo.Lo comprenderán.Quizáno al comienzo,peroacabaránporentenderlo.Enserio.Seremoscapacesdesobrellevarlo.Lo...loconseguiremos.
Mueve las manos mientras balbucea una lista interminable depalabrasparahacermesentirsegura,peroningunaayuda.
—Tyler —digo, y él deja de respirar hondo durante un momentomientrasme escucha.Y es entonces cuandomis lágrimas amenazan consalir de mis ojos porque sé exactamente lo que voy a decirle acontinuación.Temoquesimeescuchopronunciarlaspalabrasenalto,lassentiréinclusomáscerteras—.Nopodemosestarjuntos.
Yahoraparecenreales.Eslaverdad.Tyler aprieta los dientes para impedir que le tiemblen los labios.
Sacudelacabezadespacio,apretandolosojosconfuerzamientrasexhalapor la nariz. Solo se limita a quedarse allí sentado, sin hacer nada,manteniendoel tipo lomejorquepuede.Mientrashaceeso, las lágrimascorrenpormicaray tengoquesecarlas rápidamentedemismejillas.Elllantosiemprehacequelascosasparezcanpeordeloqueson.
Pero creo que esta es la peor de las situaciones posibles. Así quetengopermisoparallorar.Tengopermisoparamirarloslabiostrémulosde Tyler a través de mis ojos borrosos y para sentirme como si meestuvieramuriendopordentro.Tengopermiso,porqueloestoy.Todomicuerpo se va entumeciendo. Se me encoge el pecho. Mi corazón secontrae.
Tylerporfinabrelosojosdenuevo.Elesmeraldasehadesvanecido,sus pupilas están dilatadas por el dolor, y está inspirando con fuerza yespirandolentamente.Sellevaunamanoalpeloysetiradelaspuntas.
—Noacabasdedecireso—niega,suvozesundébilsusurro.Su reacción solo me hace llorar más. Las lágrimas infinitas se
acumulan en mis ojos y caen con tanta rapidez que ni siquiera puedo
mantenerelritmointentandoatraparlas.—Sencillamentenopodemoshacerlo—sentencioconlavozcascada.
Meestáempezandoadolerhablar.—No me hagas esto. Te lo ruego. Por favor, Eden —suplica de
repente,suvozesrápidayáspera.Selerompealfinalymuevelacabezaconrapidezhacia laventana, respirandocontraelcristal,queseempaña—.Yahemosllegadohastaaquí.Notepuedesrendirahora.
—Tenemosquehacerlo.Ahorayanimeimportaserundesastrebalbuceante.Laspalabrasse
escapandemigargantademanerairregulareincoherente,ysoyincapazde sobreponerme. Quiero ser lo suficientemente fuerte para hacer locorrecto,peronolosoy.Soydébil.
De repente se gira a toda prisa, con urgencia tanto en sus accionescomoensuspalabras.
—Dimequéquieresquehagayloharé.Haréquefuncione.Unamano se aferra al volante; la otra se extiende para tocarme la
rodilla.Mirohaciasusdedos,querozanmisvaqueros.Melimitoamirarsu
manomientrasmeobligoatragarlabilisacumuladaenmigarganta.Novuelvoalevantarlavista.
—Nomelopongasmásdifícil.—Necesitoestarcontigo—susurra.Susdedossemuevendemirodillaamimano,latomaenlasuyay
presiona su pulgar con fuerza sobre ella para que no pueda apartarla.Entrelaza nuestros dedos. No tengo otra opción que levantar la vista ycontemplar sus ojosmientras se llenande lágrimas, y nunca lo he vistotan...tandestrozado.
—¿No lo entiendes? Tú no eresmi distracción. Este soy yo, Eden.Este.Ahora.Meestáshaciendoconvertirmeenunputodesastre,peronomeimporta,porqueesloquesoy.Soyundesastre.Yloquemeencantadetiesquetengopermisoparaserundesastreatulado,porqueconfíoenti.Eres la única persona a la que le he importado lo suficiente paradescifrarme.Quierosertudesastre.
—Me seguirás importando —logro decir, aunque a estas alturastengo tantas lágrimas rodándomepor lasmejillasquecasinopuedover—.Perocomotuhermanastra.
—Eden—suplica una vezmás, apretandomimano aúnmás fuerte,
como si lo aterrara dejarme ir—. ¿Qué hay del fin de semana pasado?Nosotros... ¿No significó nada? ¿Todo el puto verano no ha significadonada?
—No es que no haya significado nada—digo, pero estoymirandonuestrasmanos, lamaneraenqueencajanperfectamente.Tengounnudoenelestómago—.Hemosaprendidomucho.
—¡Noesjusto!—grita,almismotiempoquegolpeaelvolanteconlaotramano.Loaprietatanfuertequelosnudillosseleponenblancos—.Telo he contado todo sobre mí. Te he confesado la verdad. He roto conTiffani,yahoraprobablementeyaestéplanificandocómoarruinarme lavidainclusomásdeloqueyaestá,peronomeimporta,porquepenséquevaldríalapena.Creíquemereceríalapena,porquepensabaenti.Teponíaa ti primero. ¿Sabesqué era loúnicoque rondaba enmi cabeza cuandosalídeesacasahaceunmomento?«PorfinpuedoestarconEden.»—Sequedaensilencio,tomándoseunmomentoparafrotarselosojosmientrasexhala.Supechosubeybajaconrapidezmientrassueltamimanoyponesusdosmanossobreelvolante, losojosfijosenla lluviaquesedeslizaporelparabrisas—.Yahoravienesaquífueraymedicesquenoquieres.
—¿Creesqueyoquierohaceresto?Porquedesdeluegoqueno,peroloestoyhaciendoporqueeslomejorparalosdos.—Intentoquememirea los ojos de nuevo, pero no lo hace. Sigue contemplando fijamente laentradaparacochesdelacasadeTiffani,lalluvia,porqueahoramismoeltiempoafuerasuperaalatormentaqueestáteniendolugaraquídentro—.Noquierodescubrirqueteponespeorsiestosalemal.¿Quépiensashacersi nuestros padres nos descubren y nos odian? Este no es el momentooportuno.Nopodemosconesto.Debesrecomponertuvida,porquetienesqueiraNuevaYork,ynonecesitasestoencimadetodolodemás.
—¿QuédemonioshayenNuevaYork?—chilla,exasperado,susojosferocessevuelvenafijarenlosmíos—.¿Porquénomelopuedesdecir?
—Porque tumadrequierehacerlo—ledigo,pero suenocomounacatástrofe llorona. Resuello unos minutos mientras intento recuperar elaliento, ralentizando la respiración e intentando recomponerme. Nofuncionamuybien—.Sealoqueseaquehayentrenosotros,tenemosqueignorarlo a partir de ahora. Tenemos que parar ahora antes de que nosveamosmetidoshastaelcuello.
Sacude la cabeza, los ojos muy apretados. La lluvia siguemartilleandoenlasventanas,confuerzaeimplacablemente.
—Siesoesloquedeverdadquieres...—murmuraalfinenvozbaja,peroséquedetestaestasituacióntantocomoyo—.Sideverdad,deverdadquieresqueignoremosloquesentimos...entoncessupongoquetengoquehacerlo.
Dejo escapar un tremendo suspiro. Quiero que se trate de unapesadilla.QuierodespertarmeenPortlandyquemamámedigaquejamáshepisadoSantaMónicayquenotengounhermanastrollamadoTyler.Noquieroquenadadeestoseareal.Dueledemasiadoparaserreal.
Cuandoabre losojosy sevuelvehaciamí, solomecontempla.Nosoportosumirada, llenadeemociónydolor,peronopuedoapartar losojos.Surespiraciónsuenamásfuertequelalluviayseaceleracuandoseinclinahaciamí,yséexactamenteloqueestápensando,yyotambiénloquierobesar.Asíquelohago,porqueeslaúltimavez.
Meimpulsohaciaarribaparaponermederodillasymesuboencimade él, estirando las manos para rodear su cuello con suavidad. Esmuyrepentino,peronopuedoparar.Merecuerdaacuandomellevóalmuelle,cuandomebesóensucoche,enestamismapostura.Ydelamismaformaquehacesemanas,presionomislabioscontralosdeélunavezmás.
Peroahoraesmuylento,muydoloroso.Tylerponesusmanossobremicinturaymeabrazaconfuerzacontrasupecho,ytodoel tiemposuslabioscapturan losmíosdurante largose interminablessegundos.Unayotra vez, sigue besándome. Casi lo siento suspirar. Duele unir nuestroslabios,asabiendasdequenovolveréahacerlonuncamás,perotambiéncalmaenciertosentido.Escomoelcierre.
El sonido de la lluvia nos perfora los tímpanos, nuestros cuerposestánhúmedos,yyotengoelpeloportodoslados,yTylercasiacabadesufrirunacrisisnerviosa,yyohelloradosuficienteslágrimasparallenarlapiscinademicasa,ytodoesdemasiadocomplicado.
Resumenuestrasituacióncompletamente.Yporesarazón,esperfecto.Tyler gime mientras se aparta. Cuando sus labios por fin logran
arrancarse de los míos, siento un vacío en el estómago y me niego adejarloir.Envezdeeso,loabrazo,sucarajuntoalamía,yexhaloensumejilla.Misojostodavíaestáncerrados.Nosésilossuyostambién.
—Hermanastros —susurro, pronunciando la palabra con suavidadperoconfirmeza—.Nadamás.
—Nadamás—confirma,peroentoncesagachalacabezayseaparta
demí,asíquealfintengoquedejarloir.Gira la cabezahacia laventanillayvuelve aponer lasmanos en el
volante.Creoqueporfinsehadadoporvencido.Estirolamanoparacogermicapuchaymelavuelvoacolocarsobre
la cabeza,memeto losmechonesdepelomojadodetrásde lasorejasyencarolapuerta.Estirolamanoparaasirlamanija,haciendounapausadeunmomentoparaversivaadeciralgo,peronolohace,asíquesalgodelcoche.
Asídesimple,caminoalejándomedeél.Denosotros.Conunmovimientorápidocierrolapuertadetrásdemíparaqueno
secuelelalluvia,yluegocorroporelcésped.Echounvistazoporencimadel hombro, y el viento trae la lluvia a mi cara de nuevo, pero nomeimpidevercómoelcochedeTylerarrancaysedirigeendirecciónoeste.Consuertevacaminoacasa.Mequedoallí,depieenelcéspedmientrasllueveacántaros,esperandohastaquesucochedesapareceenladistancia.
Loquemásmegusta de la lluvia es quenadie puede saber si estásllorando.Yahoramismo las lágrimasmeestán corriendo sinpararporlas mejillas y empapando mi sudadera. El viento me azota, me doy lavueltaycorrohacialapuertadelacasa.Porsuerte,cuandollegoallíDeanmelaabre.Medetengojustoalentrar,dejandoqueelaguaresbaledemicara,conelmoñotorcidohaciaunlado.
—¿Estás loca?—mepregunta,pero seestá riendo—.Espera,voyacogerunatoalla.
Sale corriendohaciaotrahabitación,probablementehacia el cuartodebaño,mientrasyo loesperodel todoempapadaal ladodel salón.MedoycuentadequeRachaelyJakehandesaparecido.Lacasatodavíahueleapalomitas y puedooír el volumenbajodel comentarista de fútbol quetransmite el partido, y entonces Dean regresa con una enorme toallablancaensusbrazos.Laabreylaestiraporencimademihombro,yyolacojodeinmediatoymesecolacara.Sientoquemeestoyahogando.
Dean todavía tiene una sonrisa divertida en los labios, pero cuantomásestudiamiexpresión,estavadesapareciendo.Prontofrunceelceño.
—¿Estásbien?—Estarébien—respondo,peroesmentira.Medueletodoysientocomosiestuvierarota.Nosésivoyavolvera
estar bien, pero no puedo dejar que Dean lo sepa. Así que resuello yseñaloconlacabezalasescaleras.
—¿EstánconTiffani?—¿Jake y Rachael? Sí. —Se muerde el labio mientras se ríe—.
Parezcounamigodemierdaquedándomeaquíabajoenvezdeofrecerleapoyomoral,peroenrealidadestabaapuntodeirme.
—¿Irte?—repito—.¿Adóndevas?—La Breve Vita da otro concierto en la ciudad—contesta en voz
baja,ymegustalamaneraenquebalbucea,contimidezanteelhechodequeestátotalmenteobsesionadoconestegrupo.Meayudaadistraerme—.Iba a ver el último set después de la película, pero en vez de eso voy airme ahora. ¡Ey, puedes venir! Si quieres, por supuesto. Quiero decir,seguramentetienesmejorescosasquehacercontutiempoyparecesalgotriste,peroestoybastantesegurodequeteayudaránalevantarelánimo.
—Voy contigo —digo bajito, y no puedo reprimir una sonrisamientrasmesueltoelpeloeintentosecármeloconlatoalla.Derepente,laobsesióndeTylerconlasdistraccionesempiezaacobrarsentido.Ahoramismo, estoy intentando distraerme con Dean, porque cuanto menospiensas en las cosas que te están desgarrando, mejor te sientes—. Megustanmucho.
—¿Estássegura?Ladealacabezaymeestudia,observandoloempapadaqueestoy.—Essoloagua—digoencogiéndomedehombros,yluegodejocaer
latoallaalsuelo,mientrasmerecojoelpelomojadoenunacoleta.Ahoramismo,meimportaunbledolapintaquetenga.Losojosylasmejillasmearden.Meescuecen—.Mesecaréporelcamino.
Dean parece estar a punto de protestar, pero entonces se limita asonreírysacasusllaves.
—Tienesquevolverasalir.Asíquerobolatoalla.Melacolocoporencimadelacabezaamodo
deparaguasimprovisadoycorrohaciaelcocheconDeanpisándomelostalones,ylosdosnosmetemosenelvehículolomásrápidoposible.PonelacalefacciónatopeyeltercerálbumdeLaBreveVitacomienzaaoírseenelreproductordeCD,yDeanhaceunpardebromassobrelatoalla;nisiquierasondivertidas,peroyomeríodetodosmodos.
—Teníarazónsobrelatormenta,¿no?—Seinclinahaciadelanteporencimadelvolantemientrasvamosdecaminoalconciertoymirahaciaelcielo a través del parabrisas durante un momento. Resopla y luego seapoyaensuasientootravez—.Siempreesunalocura.
—¿Cuántotiempodura?—pregunto.Misojosestánfijosenloslimpiaparabrisas,queluchanporseguirel
ritmo de la cantidad de lluvia que cubre el cristal, a pesar de haberalcanzadoyasuvelocidadmáxima.Haestadolloviendoasídefuertedesdelamañana.
—Todo el día—respondeDean, pero su tono es un poco distraídomientrasaprietaelvolanteysecentraenelcamino—.Laverdad,esdifícilsaberlo.
El concierto es en el mismo sitio de la otra vez, con los mismosvasosaplastadosdesperdigadosporelsueloyelmismooloracoloniaenelaire.Atravésde laoscuridad,Deanmeguíahaciael fondodenuevo,dondenosquedamoscercadelapared.Nadieteempujaparahacersesitioaquí. Me encojo de hombros, dándome por vencida en mi afán porsecarme. Justo lo estaba empezando a lograr en el coche cuando, porsupuesto,tuvequevolverasaliryregresaralalluviaotravez.Peroahoratambién Dean está empapado, y todo el mundo, así que no pareceimportarleanadie.
—Estántrabajandoenunnuevoálbum—meinformaporencimadelruido.Labanda está en el escenario, perohanhechounapausa de unosminutos para beber agua y afinar las guitarras—.Lo lanzarán en enero.Estoyentusiasmado.¡Vaaserimpresionante!
Sonrío al ver su excitación, porque es adorable verlo tanentusiasmado. Los ojos le brillan, pero luego parece pensar que estáhaciendoelridículo,porquemiraparaotroladoysefrotalanuca.
Hemos llegado justo a tiempo para escuchar el comienzo de lapróximacanción,yelcantantedaunpasohaciaelmicrófono.Seaclaralagarganta y luego mira hacia la pequeña multitud con los ojosentrecerrados.
—Esgenialveratantosdevosotrosapesardelamierdadetiempo—diceconunacarcajada—.Einclusomásgenialesqueestéisaquíparavernos a nosotros. Vamos a tocar una de mis canciones favoritas delsegundo álbum.—Lamultitud aclama en anticipación de la canción quecreen que cantará, y puedo ver que Dean se muerde el labio, sus ojospegadosalescenario—.Escribimosestacanciónhacealgunosaños,yenrealidadlahistoriadecómosurgióesbastanteguay.—Sesecaelsudordelafrenteconlapalmadelamanoyluegocomienzaacaminardeunladoaotroporelescenario,conlacabezaagachadaylosojosmirandohaciael
suelo—. Yo tenía un amigo... Llamémoslo Bobby. Entonces tenía unamigo,Bobby, yBobby era un tío genial. Fui a la universidad con él yvivimosenlamismaresidenciaestudiantil,yBobbyestudiabaderecho.¿Ysabéis qué? Bobby odiaba el derecho. Bobby quería estudiar teatromusical,perosiguióconderecho,¿sabéisporqué?Porquelasociedadesunamierda.—Muevelacabezayhaceunapausadeunmomentoantesdecontinuar—. Bobby sufrió muchísimo para terminar esa carrera.Desperdiciócuatroañoshaciendoalgoquenoquería,porquedurantetodala secundaria la gente lomenospreció por lo que le interesaba. ¿Sabéiscómo se siente Bobby ahora? Está cabreado por tener una titulación demierdaenderecho.Asíquealamierdaloquelosdemáspiensendetiodetus decisiones. ¡Si eres gay, a lamierda, acéptalo! Si quieresmontar tupropiatiendadepinturas,puesmontatumalditatiendadepinturas.Nuncafrenestuverdaderoyo.—Seaclaralagargantaotravezyvuelveasusitioenmediodelescenario,abrelosojosparamirarnosdenuevo—.Asíquesitodavíanolohabéisadivinado,aquívaHoldingback.Queladisfrutéis.Tantoamore.Muchoamor.
Noséquétieneestegrupo,peroderepentelosadoroinclusomásqueantes. Ya me encantaba la canción, y ya comprendía el mensaje queintentaba transmitir, pero al escuchar al cantante hablar de forma tandirecta y sin rodeos solo ha hecho que aprecie la letra todavíamás.Meidentificomuchísimoconsustemas.Enespecialconestacanción,porqueme hace preguntarme si he hecho lo correcto, si tal vez debería irmecorriendoacasaydecirleaTylerquehecometidoungranerror,queenrealidadquieroqueestemos juntos.Peroenmicorazón, séque tenemosque frenarnos. No tenemos otra opción. Las lágrimas vuelven a anegarmisojosmientrasescucholacanción.Esagridulce.
Sientounaenormepunzadaenelcorazón,peromemuerdoellabioymantengo la mirada fija en el escenario. El guitarrista comienza arasguear,yluegoseleuneelbajista,yacontinuaciónelbatería,yporfinelcantante,yprontolacanciónestáatodovolumen,ensordecedoramentefuerteperoexcitante.Puedosentircómolamúsicavibradentrodemíysemeponelapieldegallinaenlosbrazos,yelvellosemeeriza.
YesenesemomentocuandosientoquelamanodeDeantomalamía.Mepillaporsorpresa,perosupielescálida,yaprietamimanocon
fuerza antes de trazar suaves círculos en mi piel con el pulgar. No lasuelto. En parte porque es tan repentino e inesperado que no estoymuy
segura de qué pensar, y en parte porque es casi... reconfortante. Deansiempreme ha hecho sentir bien. Y ahoramismo, justo ahora, necesitoalgoquemereconforte.
Cuandomiro de reojo en su dirección, tiene la vista clavada en elescenarioyestámoviendolacabezaalcompásdelabatería.Pero,lomásimportante,estásonriendo.
Epílogo
Diezmesesmástarde
Sialguienmehubieradichoelañopasadoqueacabaría terminandomis estudios de secundaria en SantaMónica y no en Portland, jamás lohubiera creído.Me habría reído. Sin embargo, aquí estoy, amontonandomis librosdebiologíamarinaen la taquillaybuscando las llavesdemicoche.Cuandolasencuentrodoyunpasohaciaatrás,Rachaelvienehaciamídesdeelotroladodelpasillogirandocomountrompo.
—¡Undíamenos!—vitorea, con una enorme sonrisa en los labios.Levantalamanoyagitadosdedosenelairedelantedemicara.Ayererantres;anteayererancuatro—.¡Faltandosdíasparalagraduación!
—Sí,parati—balbuceo,simulandoestarcabreada,peroluegopongolos ojos en blanco y me río. Rachael lleva contando los días desdeNavidad,yyahaperfeccionadolatécnicadelanzaralaireelbirrete,asíqueledoyunrespiro,apesardelomuchoquedetestola ideadequesegradúe—. Cuando estés en la universidad, recuerda dedicarle unpensamientoatumejoramigaquesigueaquímetida.
—Eresnuestrapequeñita—diceconvozdearrullomientrasextiendeel brazo para darme una palmadita en la cabeza, perome agacho ymeaparto, lanzándole una mirada asesina. De un vistazo escruto el pasilloparaasegurarmedequenadielohavisto,peroRachaelseríeyfrunceloslabios con cara de inocente—. Tienes que asegurarte de que nuestrolegadoperduraparasiempre—afirma—.Quieroqueescribasminombreencadaunodeloscubículosdelbañoparaasegurartedequemeconviertoenunaleyendaenesteedificio.Dentrodecincoaños,quieroquelagentesepaqueanduveporestospasillos.
—Paratudesgracia,anadieleimportaenrealidad.Mepegaenelbrazo justocuandocierromi taquilladegolpe,pero
entonces su risa se desvanece y sus labios dibujan una media sonrisaincómoda. Conozco esa expresión como la palma demimano, así quedejoescaparunsuspiroylehagolapreguntadiaria:
—VieneTiffani,¿no?Yasélarespuesta.Rachaelasienteconlacabezarápidamente,ycuandomedoylavuelta
veolomismodetodoslosdías.TiffaniyJake,delamano,caminandoporel pasillo despacio. No me perturba. Sinceramente, hacen una buenapareja. El resto del instituto parece estar de acuerdo, las chicas le estándiciendo a Tiffani todo el tiempo lo celosas que están, y ella les sueleresponder con una gran sonrisa. Ya llevan saliendo un tiempo. Ya haborradoaTylerdesulistadeimprescindibleshacemuchotiempo.
—Hola,chicas—saludaconsuavidadalpasaranuestrolado,yJakenosdedicaunmovimientobrevedelacabeza.
Peronosedetienen,nuncaselohacen,porqueTiffaniyyoseguimossin hablarnos. Podemos ser civilizadas, igual que Tyler y Jake (aunqueahora la tensión ha empeorado), pero no nos consideramos amigas.RachaelyMeghanintentansalirconnosotrosaparte.Porsuerte,TiffanivaairalaUniversidaddeCaliforniaenSantaBárbara,asíqueestáhaciendolasmaletasysemudaenotoño.JakeiráalaUniversidadEstataldeOhio,amitadde caminode laCostaEste, así quemepregunto cuánto tiempopodránsoportarladistancia.Lesdoyunmes.
Flotanporelpasilloydesaparecenpor lasalida,yRachaelseda lavueltahaciamí,soltandoelairequehaestadoaguantando.
—El ladobueno—dice—es queyano tendrás queverla todos losdías.
Este es el lado difícil de tener un grupo de amistades de un cursosuperior.CuandoRachael,Meghan,Tiffani,Jake,DeanyTylersegradúeneljueves,yomequedaréatrás.Todavíamefaltaabrirmepasoduranteunaño antes de experimentar la vida universitaria. Por ahora, tendré quecompartireltiempoconlasamistadesdemipropiocurso,lasqueheidohaciendodemaneragradualduranteesteúltimoaño,queaunquenoseanmismejoresamigos,formanungrupodegentegenial.
Giro las llaves de mi coche en el dedo índice mientras me dirijohacia la salida. Rachael me sigue a toda velocidad, así que le echo unvistazoconelrabillodeojo.GraciasaDiosqueellavaalaUniversidaddeCaliforniaenLosÁngeles.EllayDeansonlosúnicosquenosemudan.
—¿VasaveraTrevorestanoche?—Creo que sí.—Se le ilumina la cara con lameramención de su
nombre.Puedequetenganunarelaciónseria,peroRachaelsigueviéndolocomo un cuelgue, como si todavía tuviera que luchar por atraer suatención.Sesonrojasiemprequeestácercadeélysonríetodoelrato—.YcreoqueheoídoaMeghanmencionarqueJaredvienealaciudadaverla.
—¿Dónde estáMeg?—pregunto,mientras nos escabullimos por lasalidahaciaelaparcamientodeestudiantes,quenoparadecrecer.Caeunsoldejusticiasobrenosotrasmientrascaminamoshacianuestroscoches,el solar se va vaciando, nadie se queda demasiado tiempo cuando lasclaseshanterminado—.Nolahevistohoy.
—Ha tenido que marcharse después del almuerzo — me informaRachaelcuandoya llegamosanuestroscoches,estacionadosunoal ladodel otro, por supuesto.Rachael abre la puerta de suEscarabajoy tira elbolsodentro,perosequedaquietaunmomento,mirándomefijamenteporencimadelostechos—.¿Nosvemosmañana,aprimerahora?
Cuandoasientocon lacabeza,me lanzaunbesoyyo finjocogerlocongracia.
—¡Disfrutade lanocheconTrevor!—digo, justoantesdemetermeenmicocheyponerelmotorenmarcha.
Elvolantemequemalasmanoscuandolotocoporprimeravez,asíque termino conduciendo con la punta de los dedos mientras salgo delaparcamientoymedirijohaciaelbulevar.
Por suerte, lacasademamáestáalnorte,en la regióndeMontana,como la de papá, y es práctico que vivan cerca el uno del otro, así notengo la necesidad de ir y venir de un extremo opuesto de la ciudad alotro.TomolacarreteraquepasaporlaavenidaDeidre,pasopordelantede la casa de papá para ver quién está y cuando miro por el espejoretrovisor veo el coche de Rachael que gira y aparca en su entrada.Solíamosbromearconquedeberíamoscompartir coche,porquenuestraruta es exactamente lamisma, solo que lamía lleva unosminutosmás,peronuncallegamosahacerlo.Ahoraesdemasiadotardeparaempezar.
Bajolaventanillaparaqueentrealgodeairemientrasmepongolasgafasdesol,moviendo lacabezaal ritmodelnuevosingledeLaBreveVita,unacanciónalegreconuncoroqueesunapasadayquetengometidoenlacabezadesdehacedías.Meniegoasacarlodelmododerepetición.
Cuandollegoacasademamá,nomesorprendequenohayaningún
vehículo.Ambos,ellayJack,estáneneltrabajo,comolamayoríadelosdías entre semana cuando regreso del instituto. Giro hacia la entrada,apago el motor y me apeo del coche, y otra vez quedo bajo un solabrasador.Hoy hace calor de verdad. Secándome unas gotitas de sudor,sacomisllavesymedirijohacialapuerta.
Siempreheencontradolacasademamámuchomásacogedoraqueladepapá.Desdequelaencontróenelmercadoinmobiliarioelañopasado,me enamoré de ella. Me gusta que sea pequeña y que tenga solo dosdormitorios.Meencantaquetengaunbonitoporcheyunalindachimenea.Tiene un aire acogedor y hogareño, y es el sitio perfecto paramamá yparamí.YahoraparaJacktambién,porsupuesto.Semudóhaceunmes,yque esté por aquí todo el tiempo ya empieza a percibirse como algonormal.
Justo cuando pongo el pie en el umbral me saluda Gucci. Vienecorriendo hacia mí con la lengua fuera, las patitas se le resbalan en elsuelo demadera.Me rodea las piernas, oliéndome la ropamientrasmeagachoarascarlelapartedeatrásdelasorejas,comoaellalegusta.Esuna pastora alemana preciosa. Resultó que mamá hablaba en serio elpasadoveranocuandosugiriótenerunperro,yllegaracasaenPortlandyencontraruncachorrorondandoporlacasafuelamejorbienvenida,sinduda.Mamáeligióelnombre.UnavezmedijoquelegustapensarqueaGucci le resultaríamás fácil encajarenLosÁngeles llamándoseasí.Mecostóuntiempoentenderlo.
Justoenlaépocaenquemamáestababarajandolaideademudarse,aparecióunpuestovacanteenelCentrodeSaludSaintJohn’s,unhospitalenplenocentrodelaciudad.Ysiesonofuetenersuerte,desdeluegoquelofueconseguireltrabajodeverdad.Elsalarioesmejor,ylosturnosmásadecuados,ymamáyanopareceestartancansadasiempre.Sonríeatodashoras,yyoséqueesporunacombinacióndevariascosas:Jack,eltrabajonuevoyGucci.Mudarsehasidomuypositivoparaella.
—Esperoquetengasganasdeespaguetisyalbóndigas,porqueesoestodoloquemesientocapazdeprepararparaestanoche—dicejadeandomientrasentraalsalón.
Sehaquitado la bata, pero todavía tiene el pelo sujeto enunmoñopulcro, la sonrisase reflejaensusojoscuandoGucci la saluda saltandoencimadeella.
—Hoy está como una moto —comento, señalando con la cabeza
hacia el animal enloquecido que intenta cubrir a mamá de babososlametones,peroellalasostieneaunadistanciaprudencial—.¿Lasacasteapasearantesdeltrabajo?
—No, iba tarde—admitemamá,mientras se limpia los pelos de laperrade lospantalones.Se sube lasmangasy señala la correadeperroque cuelga al lado de la puerta—. ¿Puedes sacarla ahora? Solo un ratomientraspreparolacena.
Digo que sí. Afuera hace un tiempo perfecto, estoy aburrida y mepodríavenirbienvisitaraalgunaspersonas.Dejoamamápreparandolacena, le pongo la correa aGucci y nos vamos de paseo por el barrio.Gucci da tirones, su cuerpo es mucho más fuerte que el mío, y sientocomome arrastra hacia delante como siempre. Una vez intenté llevarlaconmigo a correr, pero acabé sin aliento y jadeando después de diezminutos, completamente incapaz demantener su ritmo, así que tuve quedarmelavueltayvolveracasaantesdecaermuerta.
Solonos llevadiezminutos llegara laprimeraparadaobligada: lacasa de Dean. En vez de dirigirme hacia dentro como normalmente,intentosercreativa,asíquesacoelmóvilylollamo.Observolaventanadesuhabitaciónmientrasescuchoeltonomonótono.
—Eden—contesta.Sonríoaloírsuvoz.—Sal.Gucciquiereverte.Cuandolaperrameescuchadecirsunombre,levantalasorejasyme
miraconunosojosenormesybrillantes.Deanseríecondulzuraa travésde la línea,yaunqueoíesamisma
risa anoche cuandoestábamosen el cine, parecequeno lahubieraoídodesdehacedías.Creoquenuncatendrésuficiente.
—Voy—dice,ycuelga.Memetoel teléfonoenelbolsilloyledoyunaspalmaditasaGucci
enlacabeza.—Bienhecho,chica.SesientaamiladoenelcéspeddeDean,moviendolacolamientras
esperamos a que él salga. Gotitas de sudor me hacen cosquillas en lafrente.
Lapuertaprincipalseabredegolpe,Deansaleysedapalmadasenlosmuslosgritandoatodopulmón:
—¡Gucci!
Sabe que odio que haga eso, porque la perra siempre se abalanzasobreél,ysupesocasimearrancaelbrazodelhombroantesdequetengaoportunidaddesoltar lacorrea.Cuandoladejoir,correporelcéspedysaltaencimadeél,empujándolohaciaatrásunoodospasos.
—¿Con quién estás saliendo?—pregunto en voz alta, y cuandomeoye,medisparaunasonrisatorcidaysequitaaGuccideencima.Cogesucorreayvienehaciadondeestoy—.¿Conmigooconlaperra?
—Definitivamentecontigo—respondeDean.Con su mano libre, me agarra por la cintura y me atrae hacia él,
presionando sus labios sobre losmíos.Dean siempre ha besado de unamanera suaveyprofunda,y siempre se sonríeentrebesoybeso,queesexactamente lo que está haciendo ahora. Puedo sentir cómo sus labiosdibujanunasonrisaencimadelosmíos.
—Besasmejorquelaperra,esotenloporseguro.Sueltounacarcajadamientraséldaunpasohaciaatrásymepasala
correa.—Mepreocuparíasidijeraslocontrario.Pordetrásdeél,supadre,Hugh,haasomadolacabezaporelumbral
delapuertaymesaludaagitandolamano.Llevaunmonodetrabajoazulmarinocubiertodegrasa, locual significaquedebedehaber terminadode trabajar hace unos quince minutos. Hugh es dueño de un tallermecánico, y Dean va a empezar a trabajar para él después de lagraduación. Se refiere a ello como un año sabático antes de hacer lasmaletasymarcharsealauniversidad,yyomealegrodequesequedeenSantaMónicamientrasyoterminoelinstituto.
—¿Todavíaquieresquemepasemástarde?—mepregunta.—Porsupuesto.Las noches de losmartes son cuandomamá y Jack se largan para
darnosalgodeintimidad.MamáinclusohacomenzadoallamarloelDíadeDean.
—Genial—metiéndoselamanoenelbolsillo,sacasucarterayhojeasusbilletes—.Ten—dice,ymepasaelmismobilletedecincodólaresquenoshemosestadointercambiandoduranteunaño.Encontramoscualquierexcusaparausarlo—.Cincopavospordejarmeveralaperra.
Pongo losojos enblancoymemetoel ajadobillete enelbolsillo,apretandolacorreadeGucciconlamanoymirandohacialaavenida.
—Voyadejarmecaerporcasadepapá.Teveoestanoche.
Le digo adiós plantándole un beso rápido en la comisura de loslabios.Gucci se loquedamirandomientrasdesaparecepor lapuerta,asíque luchopor tirardeellaparaponernosenmarcha,pero luegocedeyprontonosencaminamoshaciacasadepapá.
Queda a solo cinco minutos si camino rápido, lo cual no es unproblema teniendo en cuenta queGucci va tirando de mí hacia delante,acelerandomipaso.Cuandonosacercamos,medoycuentadequeestánlostrescoches:elLexus,elRangeRoveryelAudi.Esomedaaentenderqueestántodosencasa,inclusoTyler.Sientomariposasenelestómago.
Mientrasmeacercoalapuertadelantera,escuchovocesycarcajadasqueprovienendelpatio,asíquecambioderutaymedirijohacialaverja.Chase está en la piscina, papá está intentando encender la barbacoa, yJamie está jugando con un balón de fútbol.Gucci ladra cuando lo ve eintenta salir corriendo por el patio, pero yo agarro con más fuerza lacorreaylasujeto.
—¡Eden!Papálevantalacabezadelabarbacoaymesaludaconlacabeza,selo
vefelizdeverme.Enrealidadnuncanoshemossentadoahablardeloquesucedióelpasadoverano,ysigoenfadadaconél,perodesdehacepocoseha esforzado mucho más en llevarse bien conmigo. Tal vez nuestrarelaciónjamásvuelvaaserloquefue.Otalvezsolonecesitetiempo.Peroporlomenosahoraloestamosintentando.
—¿Tieneshambre?Estamosapuntodeprepararunfestín.Me recuerdaelveranopasado,miprimerdía enSantaMónicay la
primeravezqueconocíaTyler.Parecehaberpasadounadécada.—Mamá ya tiene la cena enmarcha—le digo a papá con rapidez,
porquetodavíaestoycentradaenmanteneraGucciensusitio.Ledisparounamirada suplicante a Jamie—. Jamie, por favor, esconde el balón unsegundo.
Ponelosojosenblancoyledaunpuntapiéalapelotahaciaarribayla coge, antesdevolversey tirarla con suavidadhacia la cocinapor laspuertas correderas. Ahora que Gucci ya no puede pincharla, suelto lacorreayladejolibre.Salezumbandoporelpatiocomounaloca.
—¿EstáTylerencasa?—pregunto.Sobretodoporquehoynohetenidolaoportunidaddehablarconél
enelinstituto,ytodavíanopuedopasarniundíasinverlo,perotambiénpregunto porque parte de mí quiere saber lo que está haciendo ahora
mismo, y lo que está pensando, y si todavía le encanta el algodón deazúcartantocomolasatraccionesdelosparquestemáticos.
Papánolevanta lamiradadelabarbacoa,peroindicaconelpulgarhacialacasa.
—Arriba.Dejo aGucci en el patio bajo la supervisión de Jamie yme dirijo
hacia laque también esmi segunda casa.Hepasadomucho tiempoaquíduranteelúltimoaño,yahoradeverdadsientoqueJamieyChasesonmishermanitos.Ellajamáspodráocuparelsitiodemamá,peroséquepuedoconfiarenella.Papá...Bueno,papáespapá.Voyalternandoentreestacasaylademamácadasemana,asítengolaoportunidaddevivirconlasdosmitadesdemifamilia,porque,sisoysincera,lasquieroalasdos.
—¡Eden!¿Hasvenidoalabarbacoa?Ellaestádepieenlacocina,distribuyendozumoenjarras,perohace
unapausaparasonreírme.Llevapuestountraje,lachaquetaestácolocadacon cuidado en el respaldo de la silla que se encuentra detrás de ella, ysupongo que no ha llegado a casa hace mucho. Ya lleva seis meses devueltaeneltrabajo.
—Esta noche no —digo—. He sacado a pasear a la perra y hedecididopasarmeunrato.Tylerestáarriba,¿no?
—Sí,estápreparandolasmaletas—suspira,peroestásonriendo.A pesar de queme duele el pecho al pensar que semuda, cruzo la
cocina yme dirijo hacia el vestíbulo, subo las escaleras de dos en dos.Arribareinaelsilencio,yelsoldeslumbranteiluminacadahabitación.Lapuerta deTyler está entornada, un chorro de luz brilla por el hueco.Laempujoylaabrodeltodo.
Haydosmaletasabiertassobrelacama,mediollenasconsuropa,yelrestodelahabitaciónestávacía.Todolodemásyahasidoenviadoalotro lado del país y lo espera en su apartamento, en pleno corazón deManhattan.Tylersaledelcuartodebañoymededicaunapequeñasonrisa.
—Hola—digo.—Hola.Seproduceunsilencio,igualquetodoslosdíasquehablamos.Noes
incómodo.Seha convertido en algo familiar.Es como si necesitáramosun momento para recomponernos en caso de que hagamos o digamosalgo que no deberíamos. Un instante para ponernos las caretas, parahacernos los valientes, para convencernos de que ya no estamos
enamoradosdelapersonaquetenemosenfrente.Haciendo caso omiso de las palmas de mis manos, que se ponen
sudorosas, y de los latidos de mi corazón, que se aceleran, miro lasmaletas fijamenteduranteun ratoantesdepor findevolvermimiradaasusojos.
—¿TepuedescreerqueteestásmudandoaNuevaYorkdeverdad?FuenecesarioconvencermuchoaTylerparaqueaceptase,peroaquí
está.EllunesvuelaaNuevaYorkysequedaráallítodounaño,viajandopor la Costa Este, compartiendo su historia y posiblemente ayudando aotros.Perohatenidoquetrabajarduroparalograrestaoportunidad.Estejueves segradúaconunanotamediade9.Lleva sobrioochomeses.Laúltima vez que nos levantó la voz fue el año pasado. Es como si lehubieran quitado un peso de encima ahora que todos saben la verdad ytodosloentienden.Erainevitablequesalieraenalgúnmomentocuandosele escapóque se iba amudar al otro ladodel país.Rachael ahora es unpocomásamableconél.
—Es un poco descabellado —contesta Tyler encogiéndose dehombros,ycaminahaciamícargadoconmásropa,quemeteensumaleta—.Elcocheselollevanmañana,yconesoyaestarátodo.
—Vaasermuyraronovertedurantetodounaño.Mesientomuyorgullosadeél,portodoloquehahechoyporloque
está a punto de hacer, pero al mismo tiempo duele saber que no estaráaquí.No importa lomucho que intente convencermede lo contrario, esmuchomuchomásquesolomihermanastro.¿Cómosesuponequedebohacer frente a las cosas sin ver a quien amo cada día? En algún lugardentrodemí,séquenospuedeayudar.Talvezestarseparadosduranteunañonosharábien.Nosdarátiempoparasobreponernoselunoalotro.
—Esaeslapeorparte—murmura.Estirandolamano,cierraunadelasmaletasydesliza lacremallera,y luegoseda lavueltahaciamí.Susojossiguensiendotanpreciososcomosiempre,perointentoignorarlo—.¿Haspensadomásenelveranoqueviene?
Lasemanapasada,TylermeinvitóaNuevaYorkelpróximoverano.Loseventosfinalizanenjunio,peronoregresaráacasahastaagosto,asíquevaapasar lasvacacionesenlaciudadyquierequeyoloacompañe.Peroesunaideapeligrosa.
—Los dos solos —me recuerda, sus ojos arden mientras intentareprimirunasonrisa.
Daunpasohaciamí,yesohacequesemeacelereelpulsoyquemicorazónpalpitedelamismamaneraenquesiemprelohacecuandoélseacercademasiado.Todoelairedemispulmonessalevolando.Extiendeunbrazoycierralapuerta.
Duranteel añohemos logrado ignorar la atracciónentre losdos,ytambién nos hemos asegurado de que nadie descubriera que la hubo.Además, ahora estoy con Dean. Debería centrarme en él. Pero a veces,soloaveces,Tyleryyonosolvidamosdefingir.Comoenesteinstante.
Daotropasohaciamíymeatraeconsusbrazos,meabrazafuerteymeaprietacontrasucuerpomientrasyoinspirosucolonia.LaBentley,sufavorita.Yaloechodemenosynisiquierasehaido,ymientrasapoyomibarbillaensuhombrobajasusmanoshastamicintura.Asíqueyoloestoyabrazandoaélyélmeestáabrazandoamí,ynodeberíahabernadamaloen ello, porque todavía tengo permiso para abrazar a mi hermanastro,peroalgonoescorrecto.Haytensiónsexual,ynodebería.
Sientosurespiracióncalienteenmicuellocuandoexhala,sumejillaroza lamía.Aprietami cintura un pocomásmientrasmueve sus labioslentamente por mi mentón, y me planta un beso en la comisura de loslabios.Sientoquesesonríejuntoamiboca,yseatreveadecirme:
—Teveoelpróximoverano,Eden.
Agradecimientos
Graciasaloslectoresquehabéisestadoconmigodesdeelcomienzoy habéis visto este libro crecer. Gracias por hacer que el proceso deescritura haya sido tan placentero, y gracias pormanteneros fieles amídurantetantotiempo.GraciasatodaslaspersonasdelaeditorialBlack&White Publishing por creer en esta novela tanto como yo. EstoyeternamenteagradecidaaJanne,pordeseartomarelcontroldelmundo;aKaryn, por todos sus comentarios y por su experiencia, y a Laura, porcuidarmesiempre.Graciasamifamiliaporsuinfinitoapoyoyestímulo,especialmenteamimadre,Fenella,por llevarmesiemprea labibliotecacuando era pequeña para que pudiera enamorarme de los libros; a mipadre, Stuart, por animarme siempre a ser escritora, y finalmente a miabuelo, George West, por creer en mí desde el primer día. Gracias aHeather Allen y a Shannon Kinnear por prestar atención a mis ideas ypermitirme hablar durante horas sobre este libro, sin pedirme que mecallara,apesardequemientusiasmoseguramente lasvolvía locasa lasdos.GraciasaNeilDrysdaleporayudarmea llegaradondehe llegado.Gracias, gracias, gracias. Y por último, gracias a Danica Proe, miprofesora de cuando tenía once años, por ser la primera persona endecirmequeyoescribíacomounaescritoradeverdad,yporhacerquemedieracuentadequeescritoraeraexactamenteloquequeríaser.
Nota
[1]Enespañoleneloriginal.(N.delat.)
LahistoriadeEdenyTylercontinúaen:
Trescientoscincuentaynuevedías.Eseeseltiempoqueheestadoesperandoesto.Esaeslacantidaddedíasqueheidocontando.Hanpasadotrescientoscincuentaynuevedías
desdelaúltimavezquelovi.
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You1.LoveYouEstelleMaskameNosepermitelareproduccióntotaloparcialdeestelibro,nisuincorporaciónaunsistemainformático,nisutransmisiónencualquierformaoporcualquiermedio,seaésteelectrónico,mecánico,porfotocopia,porgrabaciónuotrosmétodos,sinelpermisoprevioyporescritodeleditor.Lainfraccióndelosderechosmencionadospuedeserconstitutivadedelitocontralapropiedadintelectual(Art.270ysiguientesdelCódigoPenal).DiríjaseaCEDRO(CentroEspañoldeDerechosReprográficos)sinecesitareproduciralgúnfragmentodeestaobra.PuedecontactarconCEDROatravésdelawebwww.conlicencia.comoporteléfonoenel917021970/932720447.Títulooriginal:DidIMentionILoveYouDiseñooriginaldelacubierta©Sourcebooks,Inc./ColinMercer,2015.Imágenesdelacubierta:PeopleImages.com/Gettyimages,MattHenryGunther/Gettyimages©deltexto:EstelleMaskame,2015©delatraducción,SilviaCuevasMorales,2015©EditorialPlaneta,S.A.,2016Av.Diagonal,662-664,08034Barcelona(España)DestinoInfantil&Juvenilinfoinfantilyjuvenil@planeta.eswww.planetadelibrosinfantilyjuvenil.comwww.planetadelibros.comPrimeraediciónenlibroelectrónico(epub):enerode2016ISBN:978-84-08-15068-8(epub)Conversiónalibroelectrónico:Àtona-VíctorIgual,S.L.www.victorigual.com
TableofContentsÍndiceDedicatoriaCapítulo1Capítulo2Capítulo3Capítulo4Capítulo5Capítulo6Capítulo7Capítulo8Capítulo9Capítulo10Capítulo11Capítulo12Capítulo13Capítulo14Capítulo15Capítulo16Capítulo17Capítulo18Capítulo19Capítulo20Capítulo21Capítulo22Capítulo23Capítulo24Capítulo25Capítulo26Capítulo27Capítulo28Capítulo29Capítulo30Epílogo
AgradecimientosNotaLahistoriadeEdenyTylercontinúaenCréditos