Los dibujos del progreso: el mundo caricaturesco · la caricatura, como el chiste, tiene que tener...

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Centro Journal ISSN: 1538-6279 [email protected] The City University of New York Estados Unidos Barradas, Efraín Reseña de "Los dibujos del progreso: el mundo caricaturesco de Filardi y la crítica al desarrollismo muñocista, 1950-1960" de Rafael L. Cabrera Collazo Centro Journal, vol. XIX, núm. 2, 2007, pp. 258-261 The City University of New York New York, Estados Unidos Disponible en: http://www.redalyc.org/articulo.oa?id=37719215 Cómo citar el artículo Número completo Más información del artículo Página de la revista en redalyc.org Sistema de Información Científica Red de Revistas Científicas de América Latina, el Caribe, España y Portugal Proyecto académico sin fines de lucro, desarrollado bajo la iniciativa de acceso abierto

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Centro Journal

ISSN: 1538-6279

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The City University of New York

Estados Unidos

Barradas, Efraín

Reseña de "Los dibujos del progreso: el mundo caricaturesco de Filardi y la crítica al desarrollismo

muñocista, 1950-1960" de Rafael L. Cabrera Collazo

Centro Journal, vol. XIX, núm. 2, 2007, pp. 258-261

The City University of New York

New York, Estados Unidos

Disponible en: http://www.redalyc.org/articulo.oa?id=37719215

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El Mundo fue, si no el periódico másimportante del siglo XX en PuertoRico, definitivamente uno de los másinfluyentes. Aquí Carmelo Filardi(1900–1975), el caricaturista másdestacado de sus tiempos y uno de losmás importantes en toda nuestrahistoria, ocupó un lugar prominente.Las caricaturas suyas que aquíaparecieron llegaron a crear imágenesque los lectores del diario identificabancon el periódico mismo. Esto se debió,en gran medida y como Rafael CabreraCollado establece muy claramente, a que Filardi siguió las directricesconservadoras que este diario defendíay las llegó a plasmar en sus caricaturas,especialmente en las de Luis MuñozMarín. Por ello, aunque no podemosimitar a Flauber y decir que Filardi eraEl Mundo, sí podemos usar su

caricaturas para entender mejor aldiario y para entender también lascorrientes ideológicas que éstesustentaba y que muchas veces seoponían a los cambios que se vivían enPuerto Rico durante las décadas de 1950y 1960, cambios impulsados por losproyectos de reforma económica ysocial de Muñoz y sus aliados. Esexactamente esto lo que hace CabreraCollazo en su libro, texto que, por susaciertos y a pesar de sus fallas, sirvepara entender desde un ánguloinnovador ese periódico y el periodo de nuestra historia cuando Filardi creósu obra más representativa.

La propuesta de Rafael CabreraCollazo es sencilla pero sabia: el análisisdetallado de la caricatura política es unaforma válida y muy productiva deentender un momento histórico. Él ve

in the United States. De Genova’scollection is an original, well-documented, and thought-provokingintervention in the burgeoning fields ofethnic and racial studies. It illustratesthe potential benefits (as well as some ofthe limitations) of focused comparisonsof groups with apparently little incommon, such as Latinos and AsianAmericans. In particular, the volumehelps to explain why multiracialcoalitions in the United States have beenuncommon, fragile, ephemeral, andtense. More broadly, the book providesfresh insights into how Latin Americanand Asian immigrants came to occupy anambiguous space between whites andblacks in the popular imaginary of theAmerican nation.

R E F E R E N C E S

Feagin, Joe R. 2006. Systemic Racism: A Theory of Oppression. New York:Routledge.

Oboler, Suzanne. 1995. Ethnic Labels, LatinoLives: Identity and the Politics of(Re)Presentation in the United States.Minneapolis: University of MinnesotaPress.

Omi, Michael, and Howard Winant. 1994.Racial Formation in the United States:From the 1960s to the 1990s. 2nd ed.London: Routledge.

Winant, Howard. 1994. Racial Conditions:Politics, Theory, Comparisons.Minneapolis: University of MinnesotaPress.

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Los dibujos del progreso: el mundo caricaturesco de Filardi y la crítica al desarrollismo muñocista, 1950–1960 By Rafael L. Cabrera CollazoSan Juan: Publicaciones Puertorriqueñas Editores, 2006280 pages; $17.95 [paper]

REVIEWER: Efraín Barradas, University of Florida—Gainesville

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Wla caricatura como un texto, tan rico enatisbos para adentrarse a un momentocomo cualquier otro artefacto cultural;ve la caricatura como otro documentohistórico. Este punto de vista quedasustentado por múltiples y eruditasreferencias a teóricos de los estudiosculturales y visuales, entre ellos y enespecial, a Roland Barthes. Este aparatocrítico, que muchas veces se hacedemasiado obvio y hasta redundante,revela el origen del libro: éste fue unatesis doctoral presentada en elDepartamento de Historia de laUniversidad de Puerto Rico, RíoPiedras, bajo la dirección de FernandoPicó, intelectual que se acerca en supropia obra a nuestra realidad socialdesde ángulos innovadores yperspectivas poco estudiadas en nuestrahistoria tradicional. Cabrera sigue la víamarcada por su mentor en cuanto aacercamientos teóricos pero, quizás portener demasiada premura en publicar sutrabajo, éste no es un texto de amenalectura, como son los de Picó. Cabreraparece no haber cambiado mucho de sutesis antes de publicarla. No sólo seevidencia esto por las páginas deargumentación teórica que a vecesresultan pesadas y repetitivas, sino porpequeños detalles que pueden pasardesapercibidos pero que retratanclaramente esa falta de revisión. Porejemplo, tómese la siguiente oración: “Sus imágenes adquirieron la peculiaridadde ser un aliado mudo pero influyente encuanto a la modernidad en la segundamitad del presente siglo” (35–6).Obviamente esta oración fue escrita en ladécada de 1990; ahora, no tiene sentidoen un libro publicado en el 2006:¿segunda mitad de un siglo que sólo tienesiete años? La prueba aquí ofrecida sebasa en un pequeño detalle pero ésterevela que el texto pasó de tesis a libro sinmayores revisiones y esto le quita mérito.Pero, a pesar de ello, Los dibujos delprogreso… es una obra de valor e interés.

La mayor virtud de este estudio es su acercamiento a la historia desde unaperspectiva poco estudiada. CabreraCollazo explora en detalle lascaricaturas de Carmelo Filardi y lasconvierte en un espejo de la historia dePuerto Rico en dos décadas cruciales.La mayoría de las veces éstas seconvierten en confirmación visual de lo que la historiografía ya habíaestablecido. En esos pasajes el libro no contribuye al conocimiento de larealidad social del momento que estudiaporque la caricatura sólo se emplea pararatificar lo ya conocido por otrosmedios. Para hacer este tipo decomentario el autor presenta buenosresúmenes de los hallazgos de otroshistoriadores. El trabajo original deCabrera Collazo, su contribuciónmayor, se centra en su comentario de las caricaturas de Filardi, no en loscontextos históricos que establece paraestudiarlas. Pero Cabrera Collazo nuncallega a usar la caricatura como textocultural independiente; siempre trata deverificar lo expuesto en ésta con fuentesescritas. Por ello, sólo cuando ve losaspectos críticos en las piezas deFilardi, llega a ampliar más nuestrasperspectiva del momento histórico queestudia. El libro, en general, fluctúaentre esos dos polos: la caricatura comoreflejo de un momento y la caricaturacomo crítica de la ideología domimanteen el mismo.

Para entender mejor este movimientopendular en el libro de Cabrera Collazo,se hace necesario comentar un aspectode las piezas de Filardi que elinvestigador nunca estudia: no todasson en verdad caricaturas. Así es porquela caricatura, como el chiste, tiene quetener un elemento que se expresaindirectamente en el texto (en este casoel dibujo) y que el observador debededucir o extraer de las claves que elcaricaturista le ofrece. En una buenacaricatura se establece una conexión

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entre el caricaturista y el observador,una especie de complicidad de basehumorística que se da cuando sedescubre la clave de la crítica en eldibujo mismo. Ese es un rasgo esencialde una buena caricatura: no todo estádicho en ella y el mensaje hay quededucirlo. Pero eso no ocurre siempreen las piezas de Filardi porque éste,presionado por su deseo de trasmitir un mensaje, habla directamente y no le brinda al observador el gozo de descubrir esa clave no dicha queproduce risa y satisfacción. Por esomuchos de sus dibujos están llenos decarteles explicativos. En verdad, muchasde las piezas de Filardi son merasilustraciones de una situación y noverdaderas caricaturas. El interés deCabrera Collazo en verlas como reflejode un hecho histórico lo lleva aseleccionar para su comentario muchasque no cumplen con el requisito básicode una buena caricatura. Más que aFilardi el caricaturista, aquí se seestudia al testigo directo de la historia.

Estas observaciones sobre lascaricaturas de Filardi no invalidan quelas mismas puedan servir como basepara un estudios histórico, como loprueban los pasajes de Los dibujos delprogreso… que se acercan de manerainnovadora a éstas. Es obvio que noestamos ante un estudio de la caricaturacomo obra de arte sino como textosocial. Este acercamiento escompletamente válido e innovador ennuestro contexto historiográfico. Pero,para mí, las fallas del libro se hallan, noen ignorar un acercamiento estético aesos documentos, sino en descartarpasos que un estudio historiográficodebe seguir. Las fallas principales de estetexto se pueden sintetizar en la falta deun inventario de las caricaturas deFilardi en El Mundo y en la ausencia deuna contextualización efectiva de lasmismas. Estas dos ausencias no se debenpermitir en un acercamiento

historiográfico a un texto cultural, sea éste visual o no. Me explico.

Aunque el libro comienza con uncapítulo sobre la historia de lacaricatura, resumen que se remontahasta al antiguo Egipto, CabreraCollazo, en verdad, nunca contextualizala obra de Filardi. Sus resúmenes de lahistoria de la caricatura en algunospaíses latinoamericanos son útiles, pero la obra que se estudia queda aunflotando, sin compararse a la de otrosartistas, ni al resto de la producción desu propio creador. Curiosamente en ellibro se ofrecen muy pocos datosbiográficos de Filardi: ¡nunca se dan susfechas vitales! Cabrera Collazo se limitademasiado en su estudios a lascaricaturas políticas y pierde deperspectiva que Filardi fue un artistamás complejo y que, además, su obra se dio en un contexto donde producíanotros caricaturistas y diseñadoresgráficos. ¿Fueron estas caricaturas loúnico que hizo Filardi? Obviamente larespuesta es negativa y el propioCabrera Collazo lo prueba al comentaren detalle otra pieza de Filardi, unaportada para la revista Hostos. Estecomentario demuestra que su obra nose reduce a las caricaturas estudiadas.Sabemos que fue diseñador gráfico deimportancia en el momento. Ilustrólibros de escritores puertorriqueños de esos años y diseñó la portada deAsomante, la revista que por décadasdirigió Nilita Vientós Gastón. Estosdatos confirman su importancia en lasartes gráficas puertorriqueñas delmomento y prueban que su producciónno se puede limitar a las caricaturas deEl Mundo. Ver el resto de la obra deFilardi hubiera ayudado grandemente aentender sus caricaturas. Por ejemplo, la portada de Asomante y mucha de todasu obra quedan marcadas por el “artdeco”. Este estilo o esta moda se asociódesde sus orígenes con la modernidad,la máquina, y la alta burguesía. En

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WFilardi, según se refleja en suscaricaturas y en su diseño gráfico, el uso del “art deco” está directamenterelacionado al contenido de sus piezas.Un somero comentario sobre su estilohubiera enriquecido el trabajo y nohubiera ampliado necesariamente eltexto ya que hay partes redundantes enel mismo que se pudieron eliminar. Porejemplo, el libro abre con un capítuloque sólo resumen ideas ajenas sobre lahistoria de la caricatura, capítulo que,por cierto, es mucho mejor que el queabre otro reciente estudios de lacaricatura en Puerto Rico, Humor aquien humor merece: La sufrida y valientehistoria de la sátira política en Puerto Rico(2005) de Arturo Yépez, libro que noalcanza los méritos que el de CabreraCollazo. Este primer capítulo se pudofácilmente cortar del libro, aunque node la tesis. Ese espacio se pudo emplearpara contextualizar mejor la obra deFilardi. Aclaro que el autor sí la comparacon la de Mario Brau, el importantecaricaturista boricua de principio delsiglo XX, y con la de Jack Delano,contemporáneo de Filardi. Hubiera sidode interés ver sus caricaturas a la luz delas de otros artistas del momento, comolas de Lorenzo Homar. En general,todos estas observaciones apuntan a lafalta de una verdaderacontextualización de la obra estudiada.

Más méritos le resta al libro laausencia de un inventario de lascaricaturas de Filardi; ésta es su fallamayor. Cabrera Collazo reproduce ycomenta un total de 42 caricaturasaparecidas en El Mundo. Todo su análisisde la obra de Filardi se basa en esaspiezas, una porción mínima del total desu producción. Por supuesto, Cabrerano podía reproducir ni comentar latotalidad de las caricaturas de Filardi.Pero al reducir su comentario a estas 42piezas y, sobre todo, al no establecer uninventario de la totalidad de lascaricaturas—¿cuántas produjo para el

periódico? ¿cómo se podrían agruparpor temas?—el autor exige a sus lectoresun acto de fe o, al menos, un voto deconfianza, porque tenemos que aceptarque las que reproduce y estudia sonrepresentativas de la totalidad de laproducción de Filardi. Comohistoriador, Cabrera Collazo debiórecordar que al seleccionar la obra queofrece como prueba se le puede acusarde manipular la evidencia que empleapara probar su tesis o punto de vista. Un lector de este libro que no conozcala obra de Filardi se podría preguntar siesas 42 caricaturas son representativasde la totalidad de su producción. Aclaro que considero que la prueba que Cabrera Collazo ofrece es válida yrepresentativa; sólo apunto que comohistoriador debió ofrecer prueba deello. Una sola página de informaciónsobre la totalidad de la caricaturas deFilardi—la que obviamente Cabreramanejó para seleccionar las piezas quecomenta—y una breve catalogación dela misma hubieran eliminado todaposible duda sobre la selección de laspiezas estudiadas y le hubiera dadomayor solidez a su argumentación.

En 1971 Carmelo Filardi publicó Una época de historia en caricaturas, librodonde iniciaba el estudio de suscaricaturas como documento histórico;éste se puede ver como el antecedentedirecto de Los dibujos del progreso… deRafael Cabrera Collazo. Sólo que ellibro de Filardi es un mero testimoniomientras que el trabajo de Cabrera, a pesar de sus fallas, es un acercamientocrítico y un comentario historiográficoque tiene validez más allá de la obra quele sirve de base para su estudio. ¡Muchomás valioso hubiera sido este trabajocon un poco menos de premura enpublicarlo y más revisiones!

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