Leo Matiz

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1 Macondo Visto por Leo Matiz Macondo Visto Por Leo Maz Academia Diplomáca de san carlos Ministerio de Relaciones Exteriores Foto: Philip Vermés En búsqueda de un mundo mejor

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Propuesta Exposición Leo Matiz

Transcript of Leo Matiz

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acondo Visto por Leo M

atizMacondo Visto Por Leo Matiz

Academia Diplomática de san carlosMinisterio de Relaciones Exteriores

Foto: Philip Vermés

En búsqueda de un mundo mejor

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Macondo V

isto por Leo Matiz

República de ColombiaMinisterio de Relaciones Exteriores

Presidente de la republicaJuan Manuel Santos

Ministro de relaciones exterioresMaría Ángela Holguín Cuéllar

Viceministro de relaciones exterioresPatti Londoño

Secretario GeneralMari del pilar Ordoñez

Victoria Eugenia seniorSantiago rojas

Rector GeneralCamilo Bernal H. cjm

Vicerrector AcadémicoCarlos Juliao V. cjm

Vicerrector Administrativo

Luis Jorge EscobarSecretario General

Omar Mendoza UrbinaEconómicas y

AdministrativasFernando Gonzalez A.

Facultad Ciencias Humanas y SocialesAlvaro Duarte T. cjmFacultad de Ciencias de la Comunicación

Antonio Roveda HoyosDecano Facultad de Educación

Huberto Obando Gil, cjmDecano Facultad de Ingeniería

Carlos AmayaDecano Director

Instituto Bíblico Pastoral Latinoamericano

Fidel Oñoro C. cjmDecano Desarrollo y Bienestar Estudiantil

Hans Schuster R.Decano Admisiones y Registro

Paul Maurice Pinzón R.Decano de Regionales

Santiago Vélez

Coordinación EditorialEddy OrdoñezEdición Julián ZambranoDiseñoJulián Zambrano

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Tabla de Contenido

Biografía Leo Matiz 7

Obra García Márquez 8

García Márquez 9

Leo Matiz, el hijo de Macondo 10

La Muestra 12

Su Arte 20

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Macondo V

isto por Leo Matiz

Por Sergio UribeJurista de formación, originario de México. Íntimo amigo de la familia Matiz. En la actualidad escritor, crítico, marchand y consultor de arte.

Macondo Visto Por Leo Matiz

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Foto: Leo Matiz

Mirada al infinito

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Foto: Philip Vermés

Retrato

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Aracataca, Magdalena, un pueblo ardien-te localizado al norte de Colombia, posee un lugar seguro en la historia cultural del país y de América Latina. En ese territorio caluroso y marginado, nació el No-bel de literatura Gabriel García Márquez y allí también vino al mundo en 1917 el fotógrafo Leo Matiz, considerado como uno de los más importantes protagonis-tas de la fotografía del siglo XX.

Fotógrafo, caricaturista, pintor, creador de periódicos y galerías de arte, Leo Ma-tiz capturó con su cámara y durante su vida de trotamundos por los cinco con-tinentes, instantes decisivos de la historia contemporánea. En su oficio de galerista realizó en 1951 la primera exhibición de pinturas del artista Fernando Botero en la Galería de Arte Leo Matiz en Colombia.

En su carrera de fotógrafo estuvo vin-culado con las revistas Así de México y en publicaciones norteamericanas como Life, Norte, Harper Magazine, Look y Se-lecciones del Reader´s Digest durante los años 1940 y 1950. Leo Matiz fue con-decorado en 1995 con los premios Horus Sicof en Milano, Italia. En ese mismo año recibió del gobierno francés el título de Chevalier des Arts et de Lettres (Caballe-ro en la Orden de las Artes y las Letras.) En 1997 el Estado italiano lo condecoró con el Filo d´ Argento (Hilo de Plata), en Florencia. En 1998 por medio del Mi-nisterio de Cultura se le rindió tributo al reconocerle su aporte al desarrollo de la fotografía del siglo XX en el país.Leo Matiz murió en Bogotá, Colombia, el 24 de octubre de 1998, dejando un legado extraordinario de imágenes que él supo comunicar de modo riguroso y con fuer-za expresiva.

Sobre Leo Matiz

En los inicios de la década de 1940 se instaló en México y laboró en la industria cinematográfica y periodística de ese país.

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la aventura de la familia Buendía-Iguarán, representa al mismo tiempo el mito y la histo-ria, la tragedia y el amor del mundo entero. «Muchos años después, frente al pelotón de fusilamiento, el coronel Aureliano Buendía había de recordar aquella tarde remota en que su padre lo llevó a conocer el hielo.» Con estas palabras empieza una novela ya legendaria en los anales de la literatura universal, una de las aventuras literarias más fascinantes del siglo XX. Millones de ejemplares de Cien años de soledad leídos en todas las lenguas y el premio Nobel de literatura coronando una obra que se había abierto paso «boca a boca» -como gusta decir el escritor- son la más palpable demostración de que la aventura fabulosa de la familia Buendía-Iguarán, con sus milagros, fantasías, obsesiones, tragedias, incestos, adulterios, rebeldías, descubrimientos y condenas, representaba al mismo tiem-po el mito y la historia, la tragedia y el amor del mundo entero.

Obra García Márquez

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Nació en Aracataca en 1928, en el hogar de Gabriel Eligio García, telegrafista y de Luisa Santiaga Márquez Iguarán. Siendo muy niño fue dejado al cuidado de sus abuelos mater-nos, el Coronel Nicolás Márquez Iguarán “su ídolo de toda la vida” y Tranquilina Iguarán Cortés. En 1936, cuando murió su abuelo, fue enviado a estudiar en Barranquilla. En 1940, viajó a Zipaquirá, donde fue becado para estudiar bachillerato. En 1946 terminó el bachillerato. Al año siguientes matriculó en la Facultad de Ciencias Políticas de la Univer-sidad Nacional y editó en diario “El Espectador” su cuento, “La primera designación”. En 1950, escribió una columna en el periódico “El Heraldo” de Barranquilla, bajo el seudónimo de Séptimus y en 1952, publicó el capítulo inicial de “La Hojarasca”, -su pri-mera novela en ese diario- en el que colaboró desde 1956.En 1958, se casó con Mercedes Barcha. Tienen dos hijos, Rodrigo y Gonzalo. El 11 de diciembre de 1982, después de que por votación unánime delos 18 miembros de la Academia Sueca, fue galardonado con el Premio Nobel de Literatura. Algunas de sus obras son La Hojarasca, El Coronel no Tiene Quien le Escriba, Los Funerales de Mamá Grande, Cien Años de Soledad, El Otoño del Patriarca, Crónica de una Muerte Anunciada, y otras más

Gabriel José García Márquez

Gabo

Entrega N

ovel

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Leo Matiz, el hijo de Macondo

Macondo. Nombre enigmático, evocador y poderoso de un lugar del planeta, el ape-lativo simbólico, cósmico y esotérico que define la Aracataca geográfica pero ideali-zada y sublimada por la imaginación y la poesía.Macondo-Aracataca, un rincón de Amé-rica que ha sido fuente de inspiración de artistas, origen y espacio vital de personajes mágicos, excepcionales e inolvidables: to-dos los miembros de la estirpe de los Buen-día, con sus bastardos, esposas, concubinas e hijos legítimos, su personal de servicio; escenario transitado por el Judío Errante y lugar donde los niños nacen con cola de cerdo.

Dicho territorio poblado por personajes extravagantes y temperamentales fue la cuna y perfecto hábitat natural de sus hi-jos predilectos: Gabriel García Márquez, premio Nobel de literatura, y Leo Matiz, el del ojo divino, amigo de los caballos, pa-quidermos y tigres. Leo Matiz se calificó a sí mismo como un personaje de Macondo y su contribución en la difusión de la po-blación mítica de sus raíces es innegable.

Por medio de su trabajo como reportero gráfico, Leo Matiz plasmó con su cámara la exhuberancia, los personajes, aconteci-mientos y el drama humano de los seres oriundos de esa aldea de “casas de barro y cañabrava” en la proverbial descripción de García Márquez, un espacio en el Caribe latinoamericano que hoy tiene rango uni-versal. Un mundo “tan reciente que mu-chas cosas carecían de nombre”. Imágenes silenciosas pero de profunda expresividad dramática y perfección técnica.

Con anterioridad a la publicación de la obra cumbre de la literatura colombiana Cien años de Soledad, Matiz ya había consignado, hace sesenta años, en imágenes fotográficas y en una frase, la realidad de Aracataca, que pre-cedería la celebérrima y acabada expresión literaria de su insigne compatriota García Márquez. Leo Matiz decía: “no teníamos los in-ventos recientes del apenas iniciado siglo veinte, pero poseíamos el escenario vivo y cambiante de la natu-raleza. En ese espacio yo era un niño campesino y salvaje Cazaba patos, micos, trabajaba la herrería y arreglaba armas. A los diez años tuve mi prime-ra escopeta y es una evidencia de la libertad con la que se vivía en el campo” expresó el fotógrafo.

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El ojo de Leo Matiz, quien, en sus propias palabras, vino a ver el infinito, abarcó con su sentido de la vista la realidad de Macon-do y con ella, al mismo tiempo, la realidad de los pueblos latinoamericanos, bajo el filtro de la belleza, con la curiosidad y el asombro propios de la mirada de un niño: “Yo disfruté el oficio de la fotografía por-que estaba dominado por el ansia de cono-cer. De niño sólo observaba. Cuando des-cubrí la fotografía y aún ahora, pienso que he observado previamente. Soy un obser-vador de la naturaleza. Permanezco horas viendo el vuelo de una garza. La mayoría de los fotógrafos se cansan. No desean in-sistir en el tema. Yo siempre, miraba, revi-saba y empezaba de nuevo”. Los ojos de Leo Matiz se posaron en los datos inmediatos proporcionados por la vista, pero indagando, al mismo tiempo, el significado y el ser de las cosas. Su mirada no fue únicamente aprehensiva sino des-criptiva.

Las fotos hechas por el colombiano de la exuberante y cálida Macondo nos convier-ten en testigos de una mirada repleta de carga emotiva y estética, portadora de una historia de una vida vivida, por Matiz, hijo de Macondo, con pasión desbordada.

Leo Matiz

Juventud

3. [11]

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La Muestra

La mirada amorosa, descriptiva y penetrante de Leo Matiz se actua-liza una vez más en la iniciativa del Ministerio de Relaciones Exteriores de Colombia que ha organizado, a partir de 2007, una exposición i t inerante: Macondo visto por Leo Matiz.

Leo Matiz

Reflejo

4.

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Es la intención de las autoridades colombianas el difundir la exposición a todos aquellos lugares donde Colom-bia tenga relaciones y vínculos culturales. La muestra que se ha efectuado ya en las ciudades de Ottawa, Toronto, Montreal, México y la más reciente llevada a cabo en octubre de 2008, en la sede del Insti-tuto Cervantes de Tokio, Japón, constitu-ye un esfuerzo del gobierno colombiano por difundir su riqueza cultural y la obra de uno de sus mayores exponentes, en el ámbito de la fotografía, al unísono con la voz literaria del creador de Macondo, Ga-briel García Márquez. La puesta en marcha en Aracataca de dos museos como espa-cios para el desarrollo de actividades cul-turales: el museo y Casa de la Cultura Leo Matiz y la reconstrucción de la casa natal del premio Nobel de literatura, constitu-yen dignos homenajes a dos colombianos distinguidos que, como pocos, han añadido belleza al mundo con su obra imperecede-ra. La curaduría de la exposición ha corrido a cargo de Alejandra Matiz, hija del artista y presidenta de la Fundación Leo Matiz, y por Miguel Ángel Flórez Góngora. La Fundación Leo Matiz, ha perseguido apa-sionadamente durante su vida el objetivo de recordar la obra del fotógrafo, y en este caso particular, resaltar la importancia de Macondo como lugar a un tiempo real y mítico, pero de rango universal.

“Por su importancia, como hija y como colom-biana, es mi responsabilidad presentar el legado de mi padre a un número cada vez mayor de personas, centrando la atención del público en su producción artística y en su talento fotográfico”.Alejandra Matiz ha afirmado, con ocasión de dicha muestra, que si alguna obra visual perteneciente a la cultura colombiana en-carna la esencia de lo que representa el uni-verso de Macondo, son las fotografías de Leo Matiz por suextraordinaria visión del mestizaje, su cau-tivante imaginación para aproximarse a los personajes y a las situaciones que se cruzan en los territorios de lo real maravilloso.La muestra Macondo vista por Leo Matiz, reúne un conjunto de 61 fotografías que captaron la fuerza de las tradiciones po-pulares vinculadas al trópico colombiano. Para la presidenta de la fundación “su ojo incisivo y alerta ofrece la esencia inmediata de los lugares más olvidados y vitales de la geografía ma-condiana, pertenecientes al mundo rural y urbano del Caribe”.

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Barco

5.

Toma latera de un barco, que hace un recorrido por el puerto.

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Puerto

6.

Fotografia del puerto , donde se muestra a 3 ombres haciendo mantenimiento a una tuberia, se muestra un barco encallado

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Acarreo

7.

Mujer que acarrea una barcasa en marea baja.

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Descanso

8.

Hombre descansando en un bote acariciando las aguas tranquilas

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Aracataca, M

onjas

9.

Monjas trasportándose por los ríos de Macondo

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Aracataca, M

onjas

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Pescadores mirando al infinito

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Su Arte

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Atarraya

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isto por Leo Matiz lo que he deseado registrar es el dolor humano. Y encontrar belleza en lo que para algunos

es fealdad o tristeza; como es la miseria, la soledad de los niños, la desnutrición, yo he creído presentar la crudeza de la vida. No es hacerla más despreciable o más lamentable, es encon-trar en el obrero, en la gente que hace las cosas bien, en los que luchan en la vida algo nuevo para mostrar. La fotografía de este hijo de Macondo excede el ámbito de lo meramente pe-riodístico y supera el tono de la crónica social para alcanzar el grado de verdad descarnada. Quedan de manifiesto y proyectadas por la lente algunas de sus referencias inconscientes, psicológicas y culturales. Leo registró Macondo con su mirada particular y privilegiada en una sucesión de imágenes que a su vez crean emociones.

Leo dijo:

Macondo y Matiz son complejos en términos de referencias pero la obra fotográfica es abundante en elementos como la vegetación, las bananas, el circo, los gallos que lo unifican con el mundo natural del que él se nutrió y participó: “No espero, voy. Como el agua, con el mismo espíritu. El agua ha compenetrado mi existencia, crecí cerca del agua, durante toda mi infancia estuve en contacto con este elemento. Desde pequeño montaba en mi caballo hasta el río, me gustaba verlo nadar. He tratado el tema del agua con mucho amor. Para mi el agua es más importante que el cielo”.

Leo M

atizPescadores

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Gancho en el m

uelle

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Al H

orizonte

14.

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Muchas voces desprovistas de mirada estética manifiestan su desagrado al enfrentarse con las realidades más crudas de la vida y Leo retrató su realidad. El mundo permanece irredento, Macondo es un lugar idealizado por la imaginación, pero Leo lo ha enriquecido con las fotos de algunos de los voluptuosos temas del Caribe. Dicha proximidad con la vida de todo ser humano la vuelve cercana y entrañable. Hay belleza en la verdad alegre o dolorosa pero Matiz se une a la categoría de artistas excepcionales que lograron explicar y elevar lo cotidiano, el absurdo, la miseria y la naturaleza a un rango de belleza.

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Platanos

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siesta

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Mendigo

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Palenquetos

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Palenquetos

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Guajira

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Las imágenes evocadoras del Macondo de Leo Matiz suscitan toda clase de sensaciones y asociaciones. Si como dijo García Márquez, cuando uno siente muchas ganas de vivir es porque ya está llegando al mar, la mítica y cotidiana Macondo se nos ofrece como un espejo de la vida misma, donde todas las aldeas son Macondo y Macondo es todas las aldeas, por encima del dato sensorial preciso para revelar el enigma de este lugar mágico, un mundo nuevo añadido al mundo.

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Niños

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Leo MatizCronología

1917 Leonet Matiz Espinosa nace el 1º de abril en Aracataca, Colombia.

1933 Publicó en la revista Civilización, impresa en Barranquilla, sus primeras ca-ricaturas. Realizó su primera exposición de caricaturas en la confitería Excelsior de Santa Marta.

1935 Ingresó a la Escuela Nacional de Bellas Artes en Bogotá.

1937 El Tiempo publica sus caricaturas en Bogotá y realiza una exposición de dibujos en el teatro Variedades de Santa Marta. Ingresa a estudiar al taller del fotógrafo y pintor Luis B. Ramos. Enrique Santos Montejo, director de El Tiempo, vincula a Matiz como fotógrafo de ese diario.

1938 Se desempeña como director gráfico, caricaturista y fotógrafo de la revista Santafé. Colabora en la revista Folletón como ilus-trador y fotógrafo.

1939 Inicia su primera gira por Colombia como reportero gráfico de la revista Estampa. Igualmente labora como co-rresponsal gráfico del diario El Especta-dor.

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Porton

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atiz1940 Viaja a Panamá con el interés de realizar varias exposiciones de sus caricaturas en Centroamérica y el de proseguir a pie su viaje hacia México. Exhibe sus dibujos en la sede diplomática de Colombia en Costa Rica.

1941 Expone en el Casino de San Salvador dibujos y caricaturas junto con Francisco Amighetti, pintor y grabador costarricense. Viaja a Ciudad de México con su primera esposa Celia Nicholls y se incorpora como reportero gráfico de la revista Así. Partici-pa en una muestra colectiva de pintores y escultores colombianos realizada en el Palacio de Bellas Artes de la capital mexicana.

1942 En la galería de arte Decoración en Ciudad de México realiza una exhibición de fotografías sobre el pueblo mexicano, captadas durante su primer año de estadía en ese país. Se vincula como fotofija en los Estudios Churubusco, bajo el apoyo de los fotógrafos de rodaje Gabriel Figueroa y Manuel Álvarez Bravo.

1943 Inaugura una muestra de su obra en su propio estudio bajo el título de Exposición de Tipos y Costumbres de México.

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Calle

22.

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1957 Colabora para las revistas El Agricul-tor venezolano, Shell y Farol.

1958 Se vincula como reportero gráfico de la revista Momento y junto con Gabriel García Márquez y Plinio Apuleyo Mendo-za que laboran en la misma publicación, cubren en Caracas la caída del dictador Marcos Pérez Jiménez. Colabora igual-mente con las revistas Élite y Páginas de Venezuela.

1961 Labora como fotógrafo oficial del presidente venezolano Rómulo Betancourt en el Palacio de Miraflores.

1970 Participa como fotógrafo de roda-je de la película venezolana Poder Negro, protagonizada por Sergio Oliva, Mister Universo masculino de ese año y la actriz Lila Morillo.

1973 Labora para la revista Séptimo Día, suplemento dominical del periódico El Nacional de Caracas. Se desempeña como fotógrafo oficial de la Oficina Central de Información, organismo de la Presidencia de la República y del Ministerio del Interior de Venezuela.

1975 Realiza la fotofija de las películas ve-nezolanas Sagrado y Obsceno y La Quema de Judas, dirigidas por Roman Chalbaud. Colabora para las revistas turísticas Vene-zuela Ahora y Venezuela al Día.

1976 Trabaja para Cinefilm en la película El Pez que Fuma, del realizador venezolano Román Chalbaud.

1977 Participa como stillman en las pelícu-las Crónica de un subversivo, dirigida por Mauricio Wallerstein y de la producción italo-venezolana La isla de la Pasión. Se vincula como fotógrafo a la Dirección de Información de la ciudad de Caracas.

1978 Se desempeña como fotógrafo del Ministerio de Información y Turismo de Venezuela. Es víctima de un atraco en Bo-gotá y pierde su ojo izquierdo.

1980 Realiza una exposición en la Galería Fotográfica de Colseguros en Bogotá.

1981 Participa en el Primer Salón de Foto-grafía de Caracas, convocado por la Go-bernación del Distrito Federal.

1983 Participó en el libro Bolívar en la Nu-mismática Conmemorativa y en las Conde-coraciones, editado por el Banco Central de Venezuela.

1984 Inaugura en Bogotá la Galería de Arte y Fotografía Leo Matiz con una expo-sición de sus imágenes titulada Luz, Líneas y Sombras.

1988 El Museo de Arte Moderno de Bogo-tá realiza una retrospectiva de su obra en homenaje a cincuenta años de su trabajo creativo.

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1976 Trabaja para Cinefilm en la película El Pez que Fuma, del realizador venezolano Román Chalbaud.

1977 Participa como stillman en las pelícu-las Crónica de un subversivo, dirigida por Mauricio Wallerstein y de la producción italo-venezolana La isla de la Pasión. Se vincula como fotógrafo a la Dirección de Información de la ciudad de Caracas.

1978 Se desempeña como fotógrafo del Ministerio de Información y Turismo de Venezuela. Es víctima de un atraco en Bo-gotá y pierde su ojo izquierdo.

1980 Realiza una exposición en la Galería Fotográfica de Colseguros en Bogotá.

1981 Participa en el Primer Salón de Foto-grafía de Caracas, convocado por la Go-bernación del Distrito Federal.

1983 Participó en el libro Bolívar en la Nu-mismática Conmemorativa y en las Conde-coraciones, editado por el Banco Central de Venezuela.

1984 Inaugura en Bogotá la Galería de Arte y Fotografía Leo Matiz con una expo-sición de sus imágenes titulada Luz, Líneas y Sombras.

1988 El Museo de Arte Moderno de Bogo-tá realiza una retrospectiva de su obra en homenaje a cincuenta años de su trabajo creativo.

Leo Matiz

Pelea de gallos

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1989 El Ateneo de Caracas exhibe una retrospectiva de su obra en la sala Margot Benacerraf titulada Leo Matiz, el perseguidor de la Belleza.

1992 La Galería II Diafragma de Milán, Italia, realiza una retrospectiva de su traba-jo fotográfico.

1995 Es nombrado por el Gobierno fran-cés Chevalier des Arts des Lettres (Caballe-ro de las Artes y las Letras en el Grado de Comendador).

1997 Después de cincuenta años regresa a México y realiza el libro Los Hombres del Campo, bajo el apoyo del Grupo Fertinal.

1998 El Gobierno Colombiano por inter-medio del Programa Nacional de Home-najes del Ministerio de Cultura lo reconoce como uno de los grandes protagonistas de la historia de la fotografía en el siglo XX. Fallece el 24 de octubre en la Clínica San-tafé de Bogotá.

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Desierto de la tatacoa

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