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CRITICÓN, 105, 2009, pp. 117-138. Las vicisitudes de la carta amatoria en los tratados de retórica (ss. iv-xvi) M. Josefa Navarro Gala Universidad del País Vasco La referencia más antigua que tenemos sobre cartas amatorias son las seis que se le atribuyen al orador Lisias en el s. v a. C., un vituperio dirigido a la hetera Metanira y varios encomios dedicados a sus jóvenes amados 1 . Pronto el tipo epistolar amoroso se desarrolló ampliamente y se integró en otros géneros literarios, como las cartas de requerimiento insertas en la novela de Caritón de Afrodisia (s. i d. C.) titulada Quereas y Calírroe (Libro IV 6-10) o las de reproche que incluye Aquiles Tacio (finales del ii d.C.) en su Leucipa y Clitofonte. Asimismo, la epístola amatoria en griego conoció un auténtico esplendor, entre los siglos ii y iv, de la mano de epistológrafos como Alcifrón, Eliano, Filóstrato o Aristéneto 2 . Igualmente, es indiscutible el vigor que el género manifestó también en latín a través de las Heroidas ovidianas, concebidas como auténticas cartas en verso entre mujeres legendarias y sus amados ausentes 3 . Sobradamente célebre es también la correspondencia amorosa entre Abelardo y Eloísa (s. xii) ya en el Medievo. Del mismo modo son unánimente reconocidas las sabrosas y Este trabajo se ha realizado en el marco del Proyecto de Investigación «La retórica de género en manuales educativos de los siglos xv y xvi», subvencionado por la Universidad del País Vasco (UPV05/51) y dirigido por la Dra. Eukene Lacarra, a quien agradezco la lectura de este trabajo así como sus siempre valiosas sugerencias. 1 Según el testimonio de la Suda y de Dionisio de Halicarnaso en el capítulo III de su Sobre Lisias, como señala Gallé Cejudo, 1999, p. 20. 2 Alcifrón dedica el Libro IV de su colección de Cartas a las Cortesanas (20 cartas), pero hay cartas de amor también en los libros dedicados a los pescadores (8 ejemplos), a los campesinos (9) y a los parásitos (1). Claudio Eliano inserta, entre sus veinte Cartas Rústicas , el intercambio amoroso entre Dercilo y la cortesana Opora. A Flavio Filóstrato se atribuyen 83 Epístolas Amatorias, algunas muy breves. Finalmente, conservamos 51 Cartas Eróticas de Aristéneto de Nicea, discípulo e íntimo amigo de Libanio. 3 Cuyos antecedentes son las elegías de Tibulo y Propercio. CRITICÓN. Núm. 105 (2009). M. Josefa NAVARRO GALA. Las vicisitudes de la carta amatoria en los tratados de retórica ...

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CRITICÓN, 105, 2009, pp. 117-138.

Las vicisitudes de la carta amatoriaen los tratados de retórica (ss. iv-xvi)∗

M. Josefa Navarro GalaUniversidad del País Vasco

La referencia más antigua que tenemos sobre cartas amatorias son las seis que se leatribuyen al orador Lisias en el s. v a. C., un vituperio dirigido a la hetera Metanira yvarios encomios dedicados a sus jóvenes amados1. Pronto el tipo epistolar amoroso sedesarrolló ampliamente y se integró en otros géneros literarios, como las cartas derequerimiento insertas en la novela de Caritón de Afrodisia (s. i d. C.) titulada Quereasy Calírroe (Libro IV 6-10) o las de reproche que incluye Aquiles Tacio (finales del iid.�C.) en su Leucipa y Clitofonte. Asimismo, la epístola amatoria en griego conoció unauténtico esplendor, entre los siglos ii y iv, de la mano de epistológrafos como Alcifrón,Eliano, Filóstrato o Aristéneto2. Igualmente, es indiscutible el vigor que el géneromanifestó también en latín a través de las Heroidas ovidianas, concebidas comoauténticas cartas en verso entre mujeres legendarias y sus amados ausentes3.Sobradamente célebre es también la correspondencia amorosa entre Abelardo y Eloísa(s. xii) ya en el Medievo. Del mismo modo son unánimente reconocidas las sabrosas y

∗ Este trabajo se ha realizado en el marco del Proyecto de Investigación «La retórica de género enmanuales educativos de los siglos xv y xvi», subvencionado por la Universidad del País Vasco (UPV05/51) ydirigido por la Dra. Eukene Lacarra, a quien agradezco la lectura de este trabajo así como sus siempre valiosassugerencias.

1 Según el testimonio de la Suda y de Dionisio de Halicarnaso en el capítulo III de su Sobre Lisias, comoseñala Gallé Cejudo, 1999, p. 20.

2 Alcifrón dedica el Libro IV de su colección de Cartas a las Cortesanas (20 cartas), pero hay cartas deamor también en los libros dedicados a los pescadores (8 ejemplos), a los campesinos (9) y a los parásitos (1).Claudio Eliano inserta, entre sus veinte Cartas Rústicas, el intercambio amoroso entre Dercilo y la cortesanaOpora. A Flavio Filóstrato se atribuyen 83 Epístolas Amatorias, algunas muy breves. Finalmente,conservamos 51 Cartas Eróticas de Aristéneto de Nicea, discípulo e íntimo amigo de Libanio.

3 Cuyos antecedentes son las elegías de Tibulo y Propercio.

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exitosas cartitas de la ficción sentimental y caballeresca que propiciaron el nacimientode la primera novela epistolar europea, el Processo de carta de amores, a mediados delxvi.

Por otra parte, no cabe duda alguna de que la práctica de la epístola amatoria,instrumento persuasivo imprescindible en el galanteo, proliferó más allá del ámbitoespecíficamente literario, desarrollándose, generalizándose y evolucionando con elcarteo real y diario de los enamorados. Hasta tal punto la carta se consideraba un medioeficaz en el proceso de conquista y seducción que su “manual de uso” se insertó comoelemento indispensable en obras de orientación erotodidáctica como el Ars amandi deOvidio4 o, ya en época medieval, El collar de la paloma de Ibn Hazm de Córdoba5 o elconocidísimo De amore de Andreas Capellanus6, compuestos en los siglos xi y xiirespectivamente.

Ahora bien, mi propósito en este trabajo será mostrar la escasa e irregular presenciade la carta amatoria en las preceptivas epistolográficas hasta bien entrado el siglo xvi ybosquejar las diferentes concepciones y valoraciones que del discurso epistolar amorosoparecen tener los rétores clásicos, los dictatores medievales y los secretarios humanistas.Este recorrido diacrónico nos permitirá constatar que los juicios vertidos en lamanualística sobre el tipo epistolar amoroso no siempre derivan de consideracionesretóricas, técnicas o estilísticas —como acontece en los otros tipos epistolares—, sinoque a menudo se sustentan en observaciones de carácter básicamente lúdico y/o moral.

Si el género epistolar en su conjunto gozó de escasa y tardía atención en laspreceptivas de la Antigüedad —el primer estudio retórico que conservamos sobre la

4 «[littera] exploretque animos primaque temptet iter» (I, v. 456, p. 130); «promittas facito, quid enimpromittere laedit? / pollicitis diues quilibet esse potest» (I, vv. 443-444, p. 129); «saepe ualens odii litteracausa fuit. / sit tibi credibilis sermo consuetaque uerba, / blanda tamen, praesens ut uideare loqui.» (I, vv. 466-467, p. 130). «[la carta] la disposición de ánimo, probando el camino antes que tú» (I, p. 372); «Hazpromesas, pues ¿en qué te perjudican las promesas?, cualquiera puede ser rico en promesas» (I, p. 371);«Muchas veces una carta ha servido para provocar odio. Que tu estilo sea sencillo y tus palabras las decostumbre, cariñosas no obstante, de modo que parezca que estás allí presente» (I, pp. 372-373). La versióncastellana del texto latino se saca de la traducción de Cristóbal López (Ovidio, Amores. Arte de amar…).

5 «Si los amantes siguen en relaciones, tras lo dicho viene la correspondencia por medio de cartas, y enesto de las cartas hay maravillas. [...] Tan es así, que cuando un amante sabe que la carta ha llegado al amadoy que éste la ha tenido en sus manos y la ha visto, siente un arrobo maravilloso que vale por una entrevista.[...] Tocante al hecho de mezclar la tinta con lágrimas, yo conozco a uno que lo hacía, y a quien su amadacorrespondía mezclando la tinta con saliva. [...] Yo he visto una carta de un amante a su amado: aquél sehabía hecho una herida en la mano con un cuchillo, había dejado correr la sangre y, mojando en ella, habíaescrito toda la carta. [...] Yo me acuerdo haber conocido algunos enamorados que hablaban con desembarazo,[...] y, con todo, no renunciaban a la correspondencia, aun siéndoles hacedero unirse con el amado, por vivircerca y serles posible la visita. Y es que se cuenta que en la correspondencia hay muchas suertes de placer»(Ibn Hazm de Córdoba, El collar de la Paloma. Tratado sobre el amor y los amantes, pp. 142-143).

6 «Sed et mutuas sibi invicem missas epistolas proprio non debent insignire sigillo, nisi forte habuerintsecreta sigilla quae nulli nisi sibi et suis sint secretariis manifesta, et sic semper illaesus conservabitur amor».[Y si intercambian cartas no deberán cerrarlas con su propio sello a menos que tuvieran sellos secretos ydesconocidos por todos excepto por ellos mismos y sus confidentes; de este modo conservarán siempre ileso suamor.] (Capellanus, De amore, II, VII, 21, pp. 346-347).

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carta, el excurso final de Sobre el estilo de Demetrio, data de finales del siglo i d. C.—7,el tipo específico de la carta amatoria no fue objeto de estudio para la tratadística griegahasta la época bizantina. La carta amatoria aparece mencionada entre los 41 tipos decartas ofrecidos en Sobre el carácter epistolar, breve tratado atribuido a Proclo o aLibanio y compuesto con toda probabilidad en el siglo iv o a comienzos del v d. C.8. Adecir verdad, dicho librito no ofrece una verdadera teorización sobre el tipo epistolaramatorio pues el autor se limita a ensayar una precaria definición —«[carta] erótica esaquella mediante la cual decimos palabras de amor a las amadas», dice— y aacompañarla de un escuetísimo ejemplo de declaración amorosa, restringidoprácticamente a la propositio o causa scribendi:

Erótica: Estoy enamorado, estoy enamorado, por los dioses, de tu hermosura y tu eróticabelleza y no me avergüenzo de estar enamorado, pues estar enamorado de lo hermoso no esuna vergüenza. Si alguien me censurase totalmente porque me ve enamorado, a su vez mealabará al verme apasionado por lo bello9.

En ámbito latino la laguna normativa en torno a la carta de amor es aún mayor.Aunque contamos con varios tratados generales de retórica10, apenas nos han llegadounos pocos sobre la teorización del arte de la carta, entre los que destaca el capítulo 27del Ars Rhetorica de Julio Víctor, titulado De epistolis (s. iv d. C.)11. Sin embargo,ninguno de ellos da cabida entre sus páginas al tipo epistolar que nos ocupa.

Tampoco durante la Edad Media la carta amatoria fue un tipo favorecido por laspreceptivas del arte epistolar. La mayoría de los dictatores no se ocuparon de lacapacidad de la carta para comunicar mensajes personales y secretos. Por el contrario,tal finalidad —comunicar lo personal y lo secreto— fue considerada casi antitética a losobjetivos del ars dictaminis. De este modo no es de extrañar que la carta de amores, la

7 La fecha de composición de este tratado sigue siendo debatida en el actualidad. Informan sobre elloMuñoz Martín (1985, p. 38) y Suárez de la Torre (1987, p. 185 y ss.), quien plantea el siglo ii a. C. e inclusoel iii a. C. como fecha probable del tratado.

8 La obra mantiene, prácticamente con las mismas denominaciones, las veintiuna clases de cartasaparecidas en un tratadito de fecha incierta, titulado De los tipos epistolares y atribuido también a un talDemetrio, pero incorpora además nuevas subdivisiones en un intento de lograr mayor precisión. La tipologíapuede consultarse en la edición de Foerster, 1963, pp. 35-47, así como en el reciente estudio de Martín Baños,2005, pp. 52-53 y en Suárez de la Torre, 1987, pp. 197-200.

9 «ÆErwtikh. ÆErwÎ, erwÎ, nh touς θeouς, thς shς euprepouς te kai erwtikhς morfhς kai erwÎn ouk aiscunomai. to gar euprepouς eran ouk aiscron. ei de ge kai yexeie tiς olwς wς erwÎnta, palin wς <<<<<<<<<<<hς efiemenon epaineseien» (Foerster, 1963, 91, p. 46).

10 Los principios retóricos contenidos en obras de carácter general como el De inventione rhetoricaciceroniano o la anónima Rhetorica ad Herennium (s. i a. C.) encontraron, sin duda, aplicación en la prácticaepistolar de la época. Las primeras referencias al género en una preceptiva retórica latina se deben a M. FabioQuintiliano (s. i d. C.). En su Institutio Oratoria el prestigioso rétor reconoce la proximidad de la epístola alsermo (Ins.Orat. I 1, 6) y emplea el término epistulae para designar la actividad literaria de Séneca (Inst.Orat., X 1, 129), evidenciando que las cartas constituyen ya un género propio, independiente y reconocido.

11 Se trata de un manual de preceptiva epistolográfica inspirado fundamentalmente en la teoría griega y enla práctica epistolar de colecciones como la de Cicerón o Séneca. El breve ensayo de Julio Víctor, consideradoel mejor excurso teórico de la Antigüedad sobre la carta, no constituyó, sin embargo, una teoría bienformulada y la función epistolar siguió siendo considerada como una materia artística, tal vez más allá de laregulación y del análisis (Murphy, 1986, pp. 202-204).

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más privada de todas las cartas, quedase prácticamente relegada en los manuales deldictamen medieval, postergándose así en la teoría epistolar aspectos fundamentales deésta como son su poder de autentificación y su función primaria como cartacredencial12.

A pesar de todo, algunos dictatores acogieron esta clase de composición en sustratados, testificando así un uso de la carta amorosa, no sólo frecuente y generalizado,sino también de suficiente entidad como para ser incluido en sus artes. Así, la RotaNova, compuesta a principios del siglo xiii por Guido Faba, contiene, entre otras cosas,un modelo de carta de requerimiento amoroso, elaborada ésta en torno al topos delservitium amoris, el elogio, el uso del exemplum mitológico y la commiseratio de lossigna amoris. El modelo epistolar amoroso presentado por Faba se completa con unareticente y sarcástica carta de rechazo —la respuesta de la dama—, de tonoconminatorio y desdeñoso, particularmente breve pero espléndida por su vivaz ironía eingenio incisivo:

Nobili viro et utinam sapienti, G.M. Salutem et scientie maturitatem In corde primo quam oreproferantur diligenter sunt verba prospitienda, quia dum proposita fuerint revocare nonpossunt aliqua ratione, quod si per te fieret ut deberet, tua verba et cogitationes et facta cumsapientia refrenares. Quocirca te regomus modis omnibus et hortamur quatinus de nobisnullam per te presumas vel per alium aut perlitteras tuas de cetero facere mentionem. Alioquina fratribus nostris, consaguineis et amicis, si hoc scire poterunt, honorem recipies quemrequiris.[A G.M., noble varón y ojalá prudente, saludos y madurez de conocimiento. Palabrasprecavidas son las que se presentan antes en el corazón que diligentemente en la boca, porqueuna vez expuestas no pueden retractarse por ninguna razón, por lo que si la razón hiciera porti lo que debiera, refrenarías prudentemente tus palabras, tus pensamientos y tus hechos. Enconsecuencia te pedimos de todos los modos posibles y te exhortamos a que de nosotros nadapresumas ni por ti ni mediante otro ni por tus cartas menciones lo restante. De otra manera,recibirás de nuestros hermanos, parientes y amigos, si llegan a saber esto, el honor quebuscas.]13

Teniendo en cuenta que la Rota Nova fue concebida como manual didáctico para losestudiantes de la prestigiosa escuela de San Miguel, de la que Guido Faba era profesor,no es de extrañar la presencia en ella de un modelo de carta de requerimiento amoroso,modelo destinado al público exclusivamente masculino que frecuentaba dicha escuela.Pero la inserción de la audaz respuesta de la dama se antoja innecesaria en unaprendizaje vedado de antemano a las mujeres: sólo se explica si, en medio de la aridezdictaminal del manual, la carta de amor deja de ser exclusivamente materia de estudiopara convertirse simultáneamente en elemento lúdico-jocoso con la función esencial deestimular y amenizar la instrucción de los discípulos.

12 Esto es, el documento que permite certificar y autentificar la personalidad del remitente (Camargo,1996, p. 9).

13 Cito por Campbell, 1969, pp. 318-319. Soy responsable de la traducción del texto latino.

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La duplicidad funcional de la carta amatoria opera también en la singular y polémicaars de Boncompagno da Signa14, extraordinario y renovador ejemplo del proceso deliteraturalización epistolar. Su Rota Veneris, compuesta en fecha incierta peroprobablemente antes de 119415, es el único tratado de dictamen, que sepamos, dedicadoentera y exclusivamente a la carta de amores como género epistolar específico16.

La adscripción de la Rota Veneris al ámbito específico del ars dictaminis se advierteno sólo en el título sino también en el artificio proemial con el que el maestro italianojustifica la composición de la obra. Boncompagno, denunciando el inexplicable einmerecido silencio que sufre la carta amatoria en las artes dictandi al uso, finge que eltratado surge en respuesta a la petición de la propia Venus, quien reclama para la cartade amor un trato parejo al recibido por los restantes tipos epistolares:

Illa vero non interrogata firmiter asseruit se deam esse Venerem, addendo pariter cursalutationes et delectabilia dictamina non fecissem, que viderentur ad usum amantiumpertinere (pp. 28 y 30).[Y ella, sin ser preguntada, declaró con voz firme que era la diosa Venus y del mismo modopreguntó por qué no había compuesto saludos y agradables cartas que pudieran servir a losamantes.]17

La Rota Veneris coincide igualmente con la tradición dictaminal en su estructura,pues dedica la primera parte al tratamiento exhaustivo del saludo y consagra el resto dela obra a la presentación de modelos de cartas. Incorpora así cartas aisladas, dobles eincluso varias series epistolares que en realidad desarrollan auténticos casos amorosos,convirtiéndose en una suerte de divertido ars amandi.

En la primera sección del tratado, se presenta una auténtica tabella salutationum convariationes útiles para el enamorado, bien «antes de obtener lo que desea», o bien«después de haber satisfecho su deseo» —salutationes éstas mucho más efusivas graciasfundamentalmente al uso del sobrepujamiento— y, por último, salutaciones «rústicas yridículas», caracterizadas por la reiteración y la hipérbole.

14 Entre los maestros del dictamen italiano destaca la singular presencia de Boncompagno da Signa (h.1170-h. 1240), profesor de retórica en la Universidad de Bolonia. Murphy (1986, pp. 260-261) descalifica concierta animadversión la figura de Boncompagno. Considera que su influencia en el arte epistolar fue enrealidad muy escasa y que la atención que la crítica le ha venido prestando responde exclusivamente a supersonalidad excéntrica y no a su mérito como dictator. De lo que no cabe duda es de que fue tremendamenteprolífero, pues tenemos noticia de, al menos, once obras suyas acerca de la epistolografía o de la preparaciónde documentos. Entre ellas destacan su Rhetorica antiqua, de carácter bastante formulario, o sus alegóricasCedrus, Myrrha y Palma. No obstante, su obra más conocida y a la vez más didáctica es la Rhetoricanouissima (1235). Casi todo el tratado, que consta de trece libros, se ocupa de las partes, función einstrumentos de la retórica, siendo su aportación más destacable el retorno a la división clásica de la estructuraepistolar en tres partes. No obstante, su reforma no gozó de demasiada aceptación entre los dictatores(Camargo, 1996, p. 34 y Murphy, 1986, pp. 261-262).

15 Dado que en sus V Tabule salutationum el autor recomienda consultar para la salutatio y la narratio losargumentos amorosos expuestos en su Rota, ésta debió componerse con anterioridad a 1194 (Boncompagnoda Signa, Rota Veneris, ed. 1996, p. 10). No obstante, Wolff (1996, p. 14) sugiere una fecha de composiciónposterior, concretamente 1215.

16 Cortijo (2000) señala este ars dictaminis “novelado” como precedente indefectible de la ficciónsentimental.

17 Cito por la edición de Garbini, 1996. Soy responsable de la traducción del texto latino.

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La segunda parte del tratado se inicia con una observación teórica, muy frecuente enlas artes dictaminis generales: la necesidad de adecuar cada narratio, no sólo a lasituación particular de que se trate, sino también al tipo de corresponsal involucrado,esto es, al tipo de amante. Sin embargo, en este caso es tan amplia la variedad tipológicade enamorados que es imposible incorporar un modelo para cada caso, de modo que elautor opta por proponer en primer lugar ejemplos comunes que, con muy pocasvariaciones, puedan adaptarse fácilmente a muchos y diversos lances amorosos. De estemodo el muestrario se abre con el prototipo de carta de amores que debe iniciar elasedio amoroso. En la composición del modelo dominan los tradicionales topoiamatorios: el servitium amoris, los ojos como vía privilegiada de penetración del amor,la exaltación hiperbólica de la belleza y de la virtud de la destinataria y la vehementecommiseratio:

Cum inter gloriosos puellarum choros vos nudiustertius corporeis oculis inspexi, apprehenditquidam amoris igniculus precordialia mea et repente me fecit esse alterum. Nec sum id quodfueram nec potero de cetero esse. Nec mirum, quia michi et universis procul dubio videbatur,quod inter omnes refulgebatis tanquam stella matutina, que in presagium diei aurorampolliceri videtur. Et dum subtiliter inspicerem, quanta vos gloria natura dotaverat, inamiratione deficiebat spiritus meus. Capilli siquidem vestri quasi aurum contortum iuxtacoloratissimas aures mirifice dependebant. Frons erat excelsa et supercilia sicut duo cardinesgemmati, oculi velut stelle clarissime refulgebant, quorum splendore membra quelibetradiabant. Nares directe, labra crossula et rubencia cum dentibus eburneis comparebant,collum rotumdum et gula candidissima se directe inspiciendo geminabant pulcritudinem, quamnunquam credo potuisse in Helena intendi. Pectus quasi paradisi ortulus corporisupereminebat, in quo erant duo poma velud fasciculi rosarum, a quibus odor suavissimusresultabat. Humeri tamquam aurea capitella residebant, in quibus brachia sicut rami cedrierant naturaliter inserta. Manus longe, digiti exiles, nodi coequales et ungule sicut cristallumresplendentes totius stature augmentabant decorem. [...] in vos ita omnia sine defectu aliquoconfluxere, quod multotiens oppinio me in hanc trahat sententiam, ut existimem vos aliquadeitate potiri. Magnitudini tamen vestre suppliciter suplico, ut michi vestro famulo digneminiprecipere, quia paratus sum me ipsum et mea vestre in omnibus exponere voluntati (pp. 40-44).[Cuando anteayer os vi con los ojos del cuerpo entre la gloriosa comitiva de las muchachas,una chispa de amor prendió en mi corazón y de repente me hizo ser otro. Ni soy el que era nipodré volver a serlo. Y no es extraño porque me parece a mí, y sin duda a todos los demás,que resplandecíais entre todas igual que la estrella matutina que aparece como presagio del díapara anunciar la aurora. Y mientras examinaba minuciosamente de cuánta gloria os habíadotado la naturaleza, me abandonaba el espíritu, preso de admiración. Pues en verdad,vuestros cabellos colgaban maravillosamente como oro retorcido junto a vuestrassonrosadísimas orejas. La frente era alta y las cejas como dos brillantes horizontes, los ojosresplandecían como clarísimas estrellas, cuyo resplandor irradiaba a todos los demásmiembros. Se manifestaban la nariz recta, los labios hinchados y bermejos con dientesebúrneos, el cuello perfecto y una garganta blanquísima que no creo que nunca pudiesesuperar Helena. El pecho sobresalía del cuerpo como si fuese un huerto del paraíso en el quehabía dos manzanas como ramos de rosas de los que exhalaba un suavísimo olor. Loshombros se mantenían como capiteles dorados en los que los brazos estaban insertos connaturalidad como ramas de cedro. Las manos largas, los dedos delgados, los nudillos bienproporcionados y las uñas, resplandecientes como el cristal, aumentaban la belleza de toda la

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figura. [...] en vos confluye todo sin ningún defecto, lo que muchas veces me arrastra a pensarque vos estáis en posesión de alguna naturaleza divina. Sin embargo, humildemente suplico avuestra grandeza que me considere digno de llamarme vuestro esclavo porque estoy preparadopara someter por completo a vuestra voluntad mi propia persona y todo lo mío.]

La carta merece una respuesta femenina, un breve billetito de rechazo18. Tras dosnuevas recquestas masculinas de gradual e intensiva suasoria, la dama no sólo acabaaccediendo al requerimiento amoroso sino que concierta presurosa la primera cita con elenamorado19:

cum domini et matrone templum dominicum visitant, prohicias infra meum pomeriumfalconem et subito postea currens a familiaribus domus tuam repetas avem. Ego vero illam tibifaciam denegari, diceturque tibi aba ancillis: «recede, non enim tuum est, quod queris». Adistam siquidem contemptionem te vocari faciam, ... (p. 54).[te aconsejo que en día festivo, cuando mi padre y mi madre visitan el templo del Señor,arrojes dentro de mi huerto un halcón e inmediatamente después corras a pedir tu ave a missirvientes. Yo fingiré que te lo niego y los criados te dirán: «Aléjate, pues no es tuyo lo quebuscas». Ante este desprecio, por supuesto te haré llamar, ...]20

El segundo grupo de modelos epistolares de la Rota está constituido tan sólo por unapareja de cartas cruzadas, evidenciando el menor grado de dificultad que supone para elamante cartearse cuando ya ha obtenido lo que deseaba. El sosiego de la causa ganadapermite ahora al remitente elaborar cartas de mantenimiento amoroso, composicionesmás pausadas de indudable tono poético, donde predominan motivos como el locusamoenus, la recreación de sueños de clara connotación erótica y el uso de la promissioen torno a la fidelitas; todo ello sin olvidar por supuesto la loa femenina o los topoi dehumilitas y de servitium amoris:

Dum medium silencium tenerent omnia et dies iocundissimo tempore veris suum perageretcursum, causa venandi quoddam intravi pomerium, infra quod duo rivuli decurrebant. Erantenim ibi arbores florigere, inter quas dulcissimus phylomenarum cantus undique resonabat.Fatigatus, modicum sub frondosa pinu quievi et cepi firmiter dormire. Cum autem sicquiescerem, ecce comparuit virgo speciosissima, cuius pulcritudinem non posset aliquisdesignare. Aprehendit me per manum et cepit mecum aliquantulum residere. Utebatur primo

18 «In epistole tue serie stilum fatigasti pro nichilo [...], et semina mandas arene. [...] credens per quedamadulancia verba et pulcritudinis mee commendationem benivolenciam captare, set nichil est, quod credis, [...]Tuo siquidem servitio non indigeo nec volo quod de cetero michi talia mittere presumas» (p. 46). [En tuepístola has fatigado seriamente la pluma para nada [...], y depositas semillas en la arena. [...] creyendo captarmi benevolencia con palabras de adulación y ensalzando mi belleza, pero nada es lo que crees, [...]. Puesto queno tengo necesidad de tu servicio ni quiero que en lo sucesivo te atrevas a enviarme tales cosas].

19 A lo largo del intercambio epistolar, el autor entrelaza ciertas advertencias compositivas y elocutivas ala manera de las artes dictaminis “serias”. Se detiene, por ejemplo, en la transumptio y la similitudo, así comoen el uso de metáforas y proverbios, señalando cuáles son adecuados y cuáles desafortunados: «si diceres:“collegi glandes” pro effectu amoris alicuius, turpiter transumeres, quoniam glandes cibaria sunt porcorum»(pp. 50-52).

20 Sin duda la estrategia recomendada por la mujer de Boncompagno resulta muy familiar para los lectoresde Aristéneto o de Fernando de Rojas. Aparece ilustrada además en los grabados que acompañan a lasanónimas Cartas y coplas para requerir nuevos amores de 1535.

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suavissimis eloquiis et coloratis prefationibus in dicendo; post multa siquidem verba, plicatisbrachiis, me suaviter strinxit et suis rubentibus labellis mea suavius comprimens contulit michibasia ineffabilia. Post hec, iocundiora et iocundissima exercendo, que mille modis gaudiumgeminaverunt, introduxit me tandem in cubiculum suum, quod fulcitum erat floribus et malisstipatum. Erant ibi cardines eburnei cum capitellis aureis, parietes cristallini cum celaturavaria, sicque radiabant ex gemarum fulgoribus, ut michi videretur esse in paradiso deliciarum.Superveniente demum aurora, me sub eiusdem arboris umbram reduxit et, repetitis amplexibusme innumerabiliter astringens, angelicum michi contulit «ave». [...], duxi vestram in hac partesapientiam consulere, ut vestris michi litteris dignemini somnium explanare (pp.�56-58).[Mientras el silencio se apoderaba de todo y el día recorría el curso del dulcísimo tiempoprimaveral, entré para cazar en un jardín en el que discurrían dos arroyuelos. Pues allí losárboles estaban llenos de flores y entre ellas se oía por todas partes el dulcísimo canto de losruiseñores. Fatigado, descansé un poco bajo un frondoso pino y empecé a dormirprofundamente. Pero mientras descansaba así, se me apareció una doncella hermosísima cuyabelleza nadie podría describir. Me tomó por la mano y se sentó cerca de mí. Se servía alprincipio de dulcísima elocuencia y de coloridos exordios al hablar; y después de muchaspalabras, cruzados los brazos, me estrechó suavemente y con sus rojos labios me daba besosindescriptibles comprimiendo suavemente mi boca. Después de esto, nos entregamos a gestostodavía más amorosos, y amantísimos, que aumentaron el gozo de mil modos, finalmente meintrodujo en su alcoba, que estaba adornada de flores y llena de frutas. Había allí puertasebúrneas con capiteles dorados, paredes cristalinas con diversos grabados que relucían de talmodo a causa del brillo de las piedras preciosas que me parecía estar en el jardín de lasdelicias. Sobreviniendo por último la aurora, me condujo de nuevo bajo la sombra de losárboles, y abrazándome repetidas veces y estrechándome infinitamente, me dirigió un angelical«Adiós». [...], he considerado oportuno someter esto a vuestra sabiduría para que os dignéisexponerme en una carta el significado de mi sueño.]

A su vez, la tercera y última parte del tratado se reserva a «las situaciones amorosaspeculiares», aquéllas que por su especificidad requieren un tratamiento exclusivo. Sinduda, es éste un muestrario epistolar insólito y sorprendente, no sólo por la irreverentetruculencia de algunos de los siete casos seleccionados, sino por el sarcasmo y la crudezacon la que se presentan algunas respuestas. Entre las subespecies de carta de amorejemplificadas por Boncompagno encontramos: una carta de ruptura femenina a la quesigue la correspondiente respuesta lamentatoria del amante; una carta suplicatoria deuna joven embarazada que pide ayuda a su amante, quien le responde a su vez con unacarta acusatoria y de vituperio enfatizando la posible naturaleza disoluta de la mujer yabandonándola; la paródica e irreverente carta de un caballero para disuadir a unanovicia de tomar hábito monacal, a la que la joven responde favorable y rápidamenteproponiendo su propio rapto; la carta de rechazo de una monja previamente requeridade amores, a la que sigue una blasfema refutación del enamorado y que se cierra conuna vehemente carta de aceptación y citación de la impúdica mujer; y finalmente tresejemplos sin respuesta: una carta de petición de regreso al esposo ausente en tierraslejanas21, la carta de citación de una casada a su amante cuando el marido se ausenta y

21 Evidentemente Boncompagno recrea aquí la situación ofrecida por Ovidio en su Heroida I.

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la carta de celos de una mujer madura despechada porque su amante la ha abandonadosucumbiendo a los encantos de una jovencita22.

Parece evidente que el exitoso manual de Boncompagno23 fue concebido como arteepistolar paródico, una especie de remedo del dictamen “serio”24. No obstante, meparece imprescindible advertir que el carácter paródico de la Rota atañe básicamente ala materia y a la finalidad del subtipo epistolar abordado, y no a la ejecución práctica delos modelos discursivos propuestos, que observan convenientemente los preceptosretóricos fundamentales del ars dictaminis.

A pesar de los casos de Faba y de Boncompagno, la presencia explícita de la cartaamatoria como objeto de estudio en las preceptivas medievales es bastante excepcional.A veces, sin embargo, el género amatorio puede ocultarse subrepticiamente tras laambigüedad clasificatoria y expositiva característica de las artes dictaminis . Así, porejemplo, la tabla de contenidos del Ars epistolaris ornatus, compuesto por el notarioinglés Gaufridus de Everseley (1270-1272) habla de unas «amativis epistolis» y de susrespuestas. Ignoramos qué tipo exacto de modelo epistolar —si amistoso o propiamenteamatorio— se presentaba bajo esta denominación, ya que el libro V, que debió contenerlos modelos de las 22 clases de cartas según su contenido, se ha perdido25. Pocos añosdespués el dictator español Juan Gil de Zamora enumera alfabéticamente en el sextocapítulo de su Dictamimis Epithalamium trece tipos distintos de carta según su tema,exponiendo a continuación modelos de los mismos. El primer apartado de Gil Zamorareza «de epistoliis amatoriis»26. En esta ocasión, la mera naturaleza de las salutationes

22 La versión francesa de la Rota Veneris que presenta Wolf (1996, p. 30) incorpora cinco cartas más puesse basa en una copia de la edición incunable de Estrasburgo. Sin embargo, las cartas propiamente amorosasdifieren de los otros modelos epistolares pues están dominadas por un tono sosegado bastante menos mordaz;son en todos los casos cartas aisladas frente al frecuente uso anterior de la secuencia epistolar o, al menos, dela carta doble y, además, no siguen el marco de suposición en el que se insertaban los otros ejemplos. Todoello permite alimentar la sospecha de que pueda tratarse de una interpolación posterior y espuria. En el estudiopreliminar a su edición, Cortijo Ocaña interpreta esta inclusión de nuevas cartas como indicio de que la Rotade Boncompagno debió leerse «como si de una obra literaria se tratara» (Cortijo Ocaña, 2002, p. 28). Dos sonlas cartas amatorias añadidas: la suasoria escrita por una mujer que intenta hacer volver a su amigo y la cartade justificación con la que un enamorado se defiende de falsos rumores instigados por sus rivales. Otras tres nisiquiera pueden considerarse con propiedad cartas amorosas. Así ocurre con la carta de petición de ayuda queuna madre agobiada por la miseria en la que están sumidos sus hijos, dirige al esposo ausente; y con la cartaparódica que exalta la conveniencia de casarse con una mujer rica; así como con la carta reprensiva que unhombre dirige a cierta dama con la intención de disuadirla de casarse con un hombre viejo. A los nuevosejemplos de la impresión de Estraburgo, habría que sumar la curiosa y paródica carta conminatoria depetición de regreso del esposo ausente, que figura en el manuscrito parisino lat. 8654. y que fue editada por elprofesor Dronke, 1968, vol. II, p. 483.

23 Así lo atestiguan los seis manuscritos que se conservan de ella (Wolff, 1996, p. 30), así como las prontastraducciones al francés y al italiano (Garbini, 1996, p. 16). La recepción de la Rota Veneris en España estáatestiguada por la conservación de un manuscrito del siglo xiv en la Biblioteca Universitaria de Salamanca(Cortijo Ocaña, 2002 p. 60). La descripción del mismo puede leerse en Cortijo Ocaña, 2002, pp. 63-65.

24 Cortijo Ocaña, 2002, p. 24.25 Bertolucci Pizzorusso, 1967, pp. 68-70.26 «Primo, tractabimus de epistoliis amatoriis; segundo, de consolatoriis; tercio, de desolatoris; quarto, de

exortatoriis; quinto, de invitatoriis; sexto, de laudatoriis; septimo, de obedienciariis; octavo, de querulosis;nono, de reprehensoris; decimo, de recomendatoriis; undecimo, de suplicatoris; duodecimo, de testamentoriis;tercio decimo, de venditoriis» (p. 121). Una síntesis del contenido de los modelos epistolares ofrecidos por Gilde Zamora puede encontrarse en Faulhaber, 1972, pp. 117-120.

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muestra que con la denominación de literis amatoriis sive dileccionis el autor parecereferirse a la carta afectuosa o amistosa, si bien el muestrario de los once ejemplos queincorpora evidencia también grados muy diversos de afecto. Es fácil comprender que enalgún caso estas salutationes se adaptarían magníficamente a la correspondenciaamorosa heterosexual con tan sólo cambiar el género del destinatario:

Tibi valde precordiali et vallidissime desiderabili amico intimo et antiguo socio dulcissimodulcedine singulari. N., ego alter tu, non alter proprie, set ipse idem, non allius nec diversusfrater. I. Egidii Zemorensis tibi cathena amoris indesolubiliter copulatus, salutem invisamocculis, pacem inauditam auribus et lecticiam animis inperceptam (p. 121).[A ti, amigo íntimo y antiguo compañero muy agradable de singular dulzura. N., yo otro tú,no otro propiamente, sino él mismo, no hermano diferente ni opuesto, J. Gil de Zamora, unidoa ti indisolublemente por la cadena del amor, te saludo privado de verte, te deseo paz nuncaoída y sutil alegría en el alma.]27

Aunque la ambivalencia de la expresión epistolar afectivo-sentimental se mantiene enalgunas retóricas pre-renacentistas, en general la carta amatoria figura con nombrepropio en los tratados más significativos del siglo xv. Epistolográficamente, larestauración de la carta amatoria guarda cierta relación con la reivindicación de la cartaclásica experimentada en el último cuarto del siglo xv. Así Poliziano, en la ingeniosa yecléctica epístola introductoria que abre su colección de cartas Liber epistolarum (1494),menciona, entre auctoritates tan reconocidas como Cicerón, Plinio o Séneca, algunosepistológrafos erótico-sentimentales como Alcifrón o Filostrato: «Dicentur aliae contranimis Brutum, Apollonium, Marcum, Philostratum, Alciphronem, ...» (p. 299, nota15)28. [Otros hablan en exceso contra Bruto, contra Apolonio, contra Marco, contraFilostrato, contra Alcifrón...] Ciertamente la alusión sirve para defender la brevedad delescrito epistolar —previamente censurada—, pero la simple mención indica unaaccesibilidad y un renacido interés por la producción epistolográfica de estos modelosgriegos, gran parte de la cual corresponde a la carta de amor. Así, por ejemplo, la cartaamatoria figura entre los tipos epistolares que Niccolò Perotti distingue en el tercerLibro, el «De componendis epistolis»29, de sus Rudimenta grammatices (1473),

27 Cito por Gil de Zamora, Dictaminis Epithalamium. Soy responsable de la traducción del texto latino.28 Cito por Martín Baños, quien edita la epístola 1.1 de Poliziano (2005, pp. 294-299).29 La extensión similar de cada una de las partes de la obra (Libro I, 70 f., partes de la oración y

morfología; Libro II, 82 f., «De constructione orationis»; Libro III, 69 f., tratado epistolar) denuncia un tratoigualitario y equitativo por parte de Perotti, quien aborda la redacción epistolar como complemento esencialde las cuestiones lingüísticas que fundamentan la enseñanza del estudiante italiano del siglo xv, representadoen Pirro, el hijo de su hermano a quien dedica la obra. No se trata en modo alguno de un procedimientoexcepcional. Muchos manuales epistolares coetáneos incorporan la formulación latina correctacorrespondiente a expresiones italianas específicas, por ejemplo el De componendis epistolis de StephanusFliscus (1505). Sigue la misma línea, aunque es algo más tardío, el De conscribendis epistolis dequeorthographia opus utile de Giolamo Cafaro (1546). Perotti distingue diez tipos diferentes de generaepistolarum (k iiir-k iiiv). La carta amatoria ocupa el octavo lugar. Me sirvo de la edición de Venecia de 20 denoviembre de 1484, impresa por Jacobo Británico de Brescia y conservada en la Biblioteca de El Escorial (35-N-14). Sobre el tratado de Perotti pueden consultarse entre otros los trabajos de Alessio, 1988; Arcos Pereira,1997; Martín Baños, 2005, pp. 262-263 y Navarro Gala, en prensa (a).

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considerada la «primera gramática humanista exhaustiva»30. No obstante, lasaclaraciones con las que acompaña al tipo nada tienen que ver con aspectos definitoriosni utilitarios —como ocurre, por ejemplo, en el caso de las cartas consolatorias, lascomendaticias o las exhortatorias—, sino que, inaugurando un posicionamiento al quevendrá a sumarse la mayor parte de los tratadistas hasta mediados del xvi, se centran enel carácter esencialmente literario de la carta amorosa, cultivada sobre todo por poetas,dice, como Ovidio Nasón, Tibulo o Propercio: «Aliae amatoriae, quae magis poetarumsunt, ut sunt epistolae Nasonis, Tibulli, Propertii caeterorumque huiusmodi» (f. k.iii.v).Pese a esta puntualización, la carta amatoria no está ausente de la exposición normativade Perotti. De hecho, este tipo de carta parece ser bien conocido para el autor, quienalude a la Heroida III, de Briseida a Aquiles, en su ejemplificación del término littera ensingular31. Es evidente también que la carta de amor subyace en la multitud de fórmulasprácticas que propone el arzobispo para la manifestación de la afectividad32 y en susreflexiones teóricas acerca del sentimiento que origina, bien la carta amistosa o familiar,bien la amatoria:

Quid interest inter diligere et amare? Amare plus est quam diligere. [...] Sed, aut uero differuntne inter se? (f. l.v.v)[¿Qué diferencia hay entre apreciar y amar? Amar es más que apreciar. [...] Pero,¿verdaderamente difieren entre sí?]

Similar es el tratamiento de la carta amatoria en ámbito hispánico. Así, en lapreceptiva de origen español más significativa del siglo xv —el De componendis epistoliscontenido en las Flores rhetorici de Fernando de Manzanares—, la carta amatoria seincluye entre los genera epistolarum estudiados, pero su cultivo se restringe, como en

30 Grendler, 1989, p. 173. Igualmente Martín (2005) ve en el texto de Perotti «inequívocos signos derenovación» (p. 262): «es uno de los primeros tratados en desautorizar explícitamente la anteposición deldestinatario, el uso del epíteto dominus o el plural de respeto» (p. 545), aunque el arzobispo acabe dandocabida a los mismos usos medievales que censura en su correspondencia oficial.

31 «Nam in singulari numero littera significat elementum ut a ut b, significat etiam manum scribentis, utCicero ad Atticum [...] Reperitur quoque aliquando pro epistola apud poetas dumtaxat, ut Ouidiui. Quamlegis a rapta Briseide littera uenit» (f. k.iii.r). Al mismo tiempo bajo la aclaración late la diferenciación entrecarta real y carta ficticia o literaria. [Pues littera en singular significa una letra como a, como b; significaademás la obra del escribiente, como Cicerón a Ático [...] También se encuentra antiguamente en lugar deepístola, al menos entre poetas como Ovidio, como lees que ocurre en la carta de la raptada Briseida.]

32 «Io ti tengo caro comme la uita mia propria. Multis modis dici potest. Aeaque te ac uitam meam carumhabeo, instar uitae meae apud me es. Instar uitae meae te carum habeo. Non secus te amo quam uitam meam.Non secus te ac uitam propriam carum habeo. Haud aliter te amo quam propriam uitam. Ita te amo ut uitammeam...» (f. l vii r). «E parmi che io sia senza el mezo dela mia uita, quando tu non mi sei apresto. Et cum sinete sum, dimidio animae meae carere uideor, item dimidio animae meae manchus esse uideor, quando tu non esapud me, item nec dimidium animae meae habere uideor quando te careo» (f. l.vii.v). [Yo te quiero como a mipropia vida. Se puede decir de muchos modos: «Tengo el mismo aprecio por ti que por mi vida»; «eres paramí como mi vida»; «te aprecio como a mi vida». De otro modo: «Te amo como a mi vida». De otro modoaún: «Siento cariño hacia ti y hacia mi propia vida». Igualmente: «Te amo como a mi propia vida»; «te amo lomismo que a mi vida... ». Y yo me siento sin la mitad de mi vida, cuando tú no estás cerca de mí: «Y cuandoestoy sin ti, parezco estar privado de la mitad de mi vida». Del mismo modo: «Parece que estoy incompletocon sólo la mitad de mi vida, cuando tú no estás junto a mí». Asimismo: «Y parece que no tengo la mitad demi vida, cuando estoy privado de ti»].

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Perotti, a poetas y oradores: «Alie sunt amatorie que ad poetas magis quam ad oratorespertinere uidentur, ut epistole Nasonis Tibuli Propercii ceterorumque huiusmodi»(f.�c.vii. r) [Otras son amatorias, que parecen incumbir más a los poetas que a losoradores, como las epístolas de Nasón, de Tibulo, de Propercio y de los demás de estanaturaleza]. No obstante, Manzanares proporciona también ejemplos de sententiae cuyaformulación y contenido pueden adaptarse oportunamente en la conclusio y en lasubscriptio de este tipo de cartas, a la vez que se destinan apartados completos, en latercera sección, a las maneras de expresar correctamente el amor:

Vale meque diligere et amare persevera [...] Vale ac tuum erga me prestinum amorem conserva(f. d.iii.v).[Adiós y quiéreme y persevera en amar [...] Adiós y conserva tu prístino amor hacia mí.]Qui te amore quodam singulari colit et observat. Qui te uehementer diligit et amat» (f. d.iiii.r).[Quien te aprecia y respeta con un amor excepcional. Quien te quiere y ama vehementemente.]Sententie cum amorem nostrum et familiaritatem in alios et aliorum in nos uolumus explicare(f. e.vi.v-e.vii.v).[Sentencias cuando queremos explicar nuestro amor y amistad hacia otros y el de otros hacianosotros.]Tamen tui amore incitatus id quod cogitabam uitare non potui. Quis enim det legem amanti?maior certe lex est amor sibi. Ita erga te amore incensus sum ut nichil unquam in amore meofuerit ardentis. Itaque ad amoris cumulum quem erga te habeo, non existimo unquam aliquidaccedere posse (f. e.vi.v-e.vii.r).[Sin embargo, incitado por el amor a ti no pude evitar lo que pensaba. Pues ¿quién puede darley al amante?, ciertamente para éste el amor es la máxima ley. Así, estoy inflamado por elamor hacia ti, aunque nada violento habrá jamás en mi amor. Así pues no creo que nadapueda superar jamás el gran amor que siento hacia ti.]Itaque amor in te meus semper in dies magis atque magis crescere uidetur (f. e.vii.r).[Así pues mi amor por ti parece crecer siempre, cada día más y más.]Admirabilis namque atque singularis est meus in te amor. Ardor enim pene incredibilis amoriserga te mei meum occupauit animum inflammauitque (f. g.iiii.r).[Admirable y excepcional es, en efecto, mi amor por ti. Pues la pasión casi increíble de miamor por ti se apoderó de mi espíritu y lo inflamó.]Ideo te uehementer oro ut me in tuorum numero habere uelis. Rogo te habeas me ueluti vnumex his qui tibi maxime inseruiunt obsequunturque. Rogo te me facias certiorem quonam modoquibusque in rebus, tibi plurimum prodesse potero. Itaque cum maximum mihi tecum sitamicicie uinculum magnopere a te queso ut ad eam uoluntatem quam in me semper habuistiquam maximus amoris cumulus accedat (f. h.ii.v-h.iii.r)33.[Por esto te ruego vehementemente que quieras tenerme entre el número de los tuyos. Te ruegoque me consideres uno de los que están totalmente a tu servicio y te obedecen. Te ruego queme digas de qué modo podré servirte lo más posible en todas las cosas. Así pues, como elvínculo de amistad entre los dos es máximo, te pido que, a este afecto que siempre tuvistehacia mí, se añada el máximo grado posible de amor.]

El procedimiento todavía perdurará en el siglo xvii. Así lo demuestra la versióncastellana del Arte de cartas misivas, o Methodo General para reducir al papel quantasmaterias pide el politico comercio del conde Emmanuele Tesauro (1696):

33 Cito por Manzanares, Flores rhetorici, ca. 1488. Soy responsable de la versión castellana.

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Fórmulas menos serias y más expresivas de amor: «Desque aquel fatal momento que osconocí, me arranqué del pecho el corazón para dárosle a vos: de modo que quien de nosotrosdos hiciese anatomía, hallaría en vos dos corazones y, en mí, ninguno»; «¿Decís que yo no osamo? Antes temo ofender al cielo por el sobrado amaros, habiéndose mi amor convertido enidolatría. ¿Decís que yo me olvido de vos? Antes desde que habéis entrado en mi memoria, heperdido de tal modo la de mí mismo, que cuando quiero pensar en mí, pienso en vos, y cuandoquiero escribir mi nombre, escribo el vuestro».

«Si esta carta está mal dictada y quizás llena de sin propósitos, no os haga novedad, puessiendo un amigo la mitad del otro, yo estoy medio fuera de mí. Vete, carta mía, más dichosaque el que te envía: besa aquella mano benigna que te recibirá...» (Libro II, p. 69).

Fórmulas que directamente mueven al oyente a amar: Primeramente se excita amor en lapersona con quien se habla, llamándole con metafóricos sobrenombres, que signifiquenternura de afecto —mi amor, mi corazón, mi ardor— o que signifiquen que aquella persona seestima entre todo lo apreciable, como diciendo «mi tesoro, mi riqueza, amable vida mía» o sino, que signifiquen los efectos del amor: «verdadera felicidad mía, suave bien mío, esfera demis suspiros, dulce tormento mío, etc.». De cuyas lisonjas se usa en el principio y fin de lascartas, y se siembran en ella sin demasiada frecuencia, porque el afecto no parezca afectado, ydespués se excita o mueve con proposiciones y fórmulas impulsivas: «El corazón se me hahuido para irse con vos. Ea, volvédmele como fugitivo o trocádmele con el vuestro, pues sabéisque nadie puede vivir sin corazón. Si el amor es puro fuego, ¡ay de mí, y qué frío es el vuestro!Ea, pues avivadlo con más frecuencia con vuestras cartas. Ea, vaya, amad si queréis ser amado,porque si el amor no produce otro amor, engendra lo que le es contrario. Hacedme justiciaamándome cuanto os amo. Queredme bien cuanto os quiero, que no quiero más» (Libro II,p.�70) 34.

Lo que en Perotti es apenas sugerencia se convierte en disquisición teórico-prácticaen su coetáneo Francesco Negri. En su Epistole sive Opusculum scribendi epistolas(editado en París alrededor de 1495), la carta amatoria es estudiada por primera vez enlas mismas condiciones y con los mismos criterios didácticos que rigen el análisis de losrestantes tipos epistolares contenidos. Cada uno de los 20 capítulos que conforman elprimer libro está destinado a un tipo epistolar diferente35. El autor actúa siempre deidéntico modo: cada capítulo se abre con la definición concreta del genuscorrespondiente y su clasificación en subtipos. Luego define cada subtipo epistolar ypropone las reglas que deben regirlo, para finalmente exponer la propositio o causa

34 Modernizo grafía y puntuación en mi transcripción.35 Está dividido en tres libros. El primero de ellos consta de veinte capítulos, aunque en rigor el autor

enumera veintiuno (parece tratarse de un error de numeración pues el décimonoveno no figura). En la tabla dela edición del tratado fechada en 1499 e intitulada Ars epistolandi, se observa igualmente otro error, pues lacarta amatoria —que efectivamente figura en el corpus del ars en sexto lugar, ocupando los f. b.5r-b.6v— noaparece. En su lugar figura la carta «lamentoria» designando evidentemente a la carta «lamentatoria»; esposible que se trate de un error de composición por la fusión de dos tipos epistolares fonéticamente próximos(la amatoria/lamentatoria). No obstante, la omisión del tipo amatorio en la tabla puede haber contribuidoentre los investigadores a pasar por alto los preceptos epistolares que acerca de este tipo contiene el tratado deNegri. Además de una definición general del género epistolar, el tratado incorpora una detallada clasificaciónde los genera epistolarum existentes y de las species que éstos a su vez presentan. La utilización de ciertostérminos griegos (algunos incluso mal entendidos) en la clasificación propuesta por Negri hace concluir alprofesor Martín Baños una dependencia directa de los formularios griegos (2005, p. 293) Utilizo el ejemplarimpreso por Pedro Leuet que se conserva en la Bibliothèque Nationale de Paris bajo la referencia 186310.

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scribendi que origina el exemplum práctico con que ilustra su doctrina36. El capítulosexto versa sobre el amatorium genus37. Francesco Negri incorpora en primer lugar unaamplia definición de la clase —«Amatorium genus est illud quos fit in amoris nostridemonstratione ad aliquem amicum quem amare cogamur» (f. b.i.r). [El géneroamatorio es aquel en el que se hace demostración de nuestro amor a algún amigo al quereconocemos amar]—, y pasa luego directamente a enunciar los dos subtipos que elgénero amatorio puede presentar: «Et huius generis species sunt due: vna est honesta,altera vero turpis» (f. b.i.r). [Las especies de este género son dos: una es honesta, la otraverdaderamente vergonzosa]. Es de notar que en Negri no es una cuestión de intensidadexpresiva lo que diferencia ambos tipos —según podía deducirse tangencialmente de losejemplos aducidos por Niccolò Perotti o por Manzanares—, sino una cualificaciónmoral, pues atañe a la finalidad por la que el remitente decide manifestar epistolarmenteese amor. Así, el tratadista veneciano proporciona en primer lugar la definición de laepístola amatoria honesta, que viene a coincidir básicamente con la carta amistosa:«Amatoria epistola quam honesta dicitur est illa quam ad aliquem amicum scribitur proamoris nostri declaratione quo honeste in ipsum fuerimus affecti» (f. b.i.r). [La epístolaamatoria que se denomina honesta es aquella que escribimos a algún amigo endeclaración de nuestro amor, por lo que seremos honestamente afectuosos hacia éste].Ofrece después las reglas que deben regir su correcta composición, referidasesencialmente a las partes —tres en esta ocasión— que conviene diferenciar en una cartade esta clase. La primera parte ha de funcionar como captatio benevolentiae,preceptuando para ello el uso del elogio al carácter del destinatario y destacando que suscualidades personales le hacen digno no sólo del amor sino también del respeto de todos(f. b.i.r). La propositio, declarando el afecto que nos inspira un destinatario hasta talpunto virtuoso y excepcional, constituye la segunda parte propuesta. Naturalmente, latercera, que incluye la petitio, debe destinarse a una exposición más amplia y abierta dela expresión de amistad contenida en la propositio, reiterando el aprecio y la simpatíahacia tal persona y ofreciéndole todo nuestro pensamiento y nuestros buenos deseos. Porúltimo, se propone un exemplum ilustrativo de la especie, en este caso una supuestaepístola de Curio a Cicerón (f. b.i.r-b.i.v).

Negri actúa del mismo modo en la exposición de la epístola turpis. Tras la definición—aquella epístola que los amantes escriben para declarar su amor a alguna amiga omuchacha hermosa—38, enumera las partes constituyentes. Cuatro son en este tipo laspartes preceptuadas. La primera y la segunda parte de la carta amatoria turpiscorresponden a la captatio benevolentiae, desarrollando los topoi ab ea persona y ab

36 «ejemplificados todos ellos con cartas clásicas o ficticias (aparentemente clásicas)», según indica MartínBaños, 2005, p. 293.

37 Los otros tipos epistolares estudiados en este tratado son: comendatiuum genus; petitorium genus;munificum genus; demostratiuum genus; eucharisticum genus; lamentatorium genus; consolatorium genus;expositiuum genus; exhortatiuum genus; dissuasiuum genus; invectiuum genus; expurgatiuum genus;domesticum genus; commune genus; iocosum genus; commissiuum genus; regium genus; mixtum genus.Todavía un siglo más tarde los genera del italiano parecen gozar de aceptación, si consideramos su adopciónen El arte de escribir cartas familiares (1589) de Tomás Gracián Dantisco, versión castellana de la obra deNegri, donde la carta amatoria ocupa igualmente un lugar.

38 «Amatoria epistola que turpis appellatur est illa que ad aliquam amicam vel pulchram puellam scribiturab amatore suo pro amoris sui declaratione...» (f. b.i.v).

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nostra persona respectivamente. La tercera parte alterna rogatio y topos desobrepujamiento, así como las primeras especificaciones en torno a la narratioargumentativa a base de exempla. La última parte reglamentada debe estar orientada asuscitar el metus de la destinataria con nuevos exempla a contrario. A continuación seexpone el exemplum ilustrativo —la desgraciada historia de amor de Píramo y Tisbe—,convenientemente contextualizado, pues se indica ahora la finalidad perseguida:

Propositio: Scribat ad Tysbem Pyramus pro amoris sui declaratione, ut illam in amoreminducat» (f. b.ii.r ; la cursiva es mía).[Píramo escribe a Tisbe declarándole su amor para conducirla a ella a amar]39.

Resulta particularmente llamativo que el autor rehúya insertar en su carta-modelocualquier detalle concreto de los amantes ni de su caso específico, tan atractivos para ellector, pero tal vez considerados por Negri una labor exclusiva de poetas. Es evidenteque el deseo instructivo de generalizar todo lo posible preside la composición delexemplum, proporcionando fórmulas aplicables a cualquier caso de primera recquestaamorosa y fáciles de copiar por casi cualquier enamorado. No obstante, la importanciaatribuida por Negri a la compositio y a la elocutio del modelo denuncian unaconcepción literaria del subtipo, sin duda porque el autor no ignora que la belleza deldiscurso es por sí misma uno de los mejores officia suadendi que se pueden esgrimir. Heaquí el texto de la cartita modelo:

Non sine causa effectum est, suauissima Tysbe, vt omnes in te populi nostri coniunctos oculoshabeant te ament, te mirentur, te obseruent. Cum enim ex una parte considerant duplicemillam virtutem tuam que te semper adeo illustrauit vt nullus sit qui praestantiorem doctrinamprofiteatur, nec suauiores morum institutones per se ferat. Cum diuitias secundamque semperac facilem fortunam admirantur que tibi et generis nobilitatem et nobilitatis ornamentasubiecit. Ex altera subito parte occurrit singularis illa et diuina potius quam humanaformositas que te merito non in hoc seculo natam sed de celo prolapsam testatur. Conspiciuntenim faciem illam tuam serenissimam que etiam nubilosum posse illustrare celum. Conspiciuntsydereos illos oculos tuos qui omnem penitus intuendo possunt amouere dolorem ac luctuososanimos in summum gaudium traducere. Conspiciunt denique candida colla parios lapillosfacile superantia, mirantur castigatam frontem, purpureum iuuente lumen flauos crinesomniaque penitus membra decoraque conspiciendo, non possunt non laudare, laudando nonamare, amando denique non obseruare. Ego inter ceteros equales meos satis fortunatusadolescens et fortasse etiam fortunatissimus futurus si amorem tuum consequi meritus fuero,cum tales conditones tuas animo complecto, non solum ad te amandam colendam etobseruandam impello, sed pro te etiam amori cogor nec vigilans nec dormiens quiescerepossum ita vt cum ex vna parte me socii felicem appellent, quare cum satis honesta virtute nonmediocris quoque accessit et fortuna. Ego tamen potius me infelicem existimem cum tibiplacere non possim in qua solum omnes spes meas constitutas essem volui. Uerte igituraliquamtulum benegnissimos in me ocellos tuos virgo pudicissima et hunc tibi seruulum abinenute etate dicatum pientissime suscipias, non enim humana res sed diuina potius est amor

39 Ya en el siglo xii , Arnoul d’Orléans, quien debe el éxito de sus recopilaciones en gran parte a laselección de atractivos ejemplos epistolares con los que ilustrar los preceptos, incluyó entre los ejemplos decarta de amor a la amada una de Píramo a Tisbe. El tipo estaba ya presente, aunque en verso, en Matthieu deVendôme, entre otros (Ghellinck, 1954, pp. 284-285).

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nec tibi parum videatur amori propere cui non solum humani principes sed et diuina quoquecolla subicere. Et caue ne fortasse amorem despicias, tui mali causam sis memento Dapnes,memento Siringis quarum altera Phebi, altera vero Panis amorem spernens crudeliter vitamfiniere, tu autem tales fugiens Penelopem imitare que amoris sui constantiam viro seruansfelicissimos dies vixit mihique adhereas quem tibi senties in omnibus quamlibentissimeparatum que ad honorem et pudiciam tuam facere videantur, dum fuerit hec mihi vitasuperstes. Uale» (f. b.ii.r).[No hay efecto sin causa, suavísima Tisbe, así que todos los de nuestro pueblo tienen vueltoslos ojos hacia ti, te aman, te admiran, te honran. En efecto, por una parte, cada vez queconsideran aquella doble virtud tuya que siempre te adornó hasta tal punto que no existeninguno que declare una educación más distinguida ni manifieste por sí costumbres mássuaves. Admiran las riquezas y la siempre accesoria y fácil fortuna que subordina a ti no sólola nobleza de linaje sino también los adornos de la fama. Por otra parte, de repente sale alencuentro aquella hermosura excepcional, más divina que humana, que no merece ningunanacida en este siglo sino la que declaro caída del cielo. Ciertamente contemplan aquella bellezatuya serenísima que hasta puede iluminar un cielo cubierto de nubes. Contemplan aquellosojos tuyos resplandecientes como estrellas que, mirados profundamente, pueden desterrar tododolor y convertir los luctuosos pensamientos en la mayor alegría. Contemplan, en fin, tucándido cuello que supera fácilmente al mismo mármol; admiran tu frente de líneas puras, tusdorados cabellos, hermosa luz de la juventud, y, contemplando absolutamente todos tusmiembros y encantos, no pueden no alabarlos y alabándolos, no amarlos y amándolos, porúltimo, no honrarlos. Entre los restantes jóvenes de mi edad, yo soy bastante afortunado yquizá pueda ser todavía más afortunado si soy merecedor de alcanzar tu amor, rodeado miespíritu con tales condimentos tuyos, no sólo soy impelido hacia ti, para amarte, venerarte yrespetarte sino que también soy obligado por ti al amor y ni despierto ni dormido puedodescansar, así que de una parte mis compañeros me llaman feliz, porque la no mediocrefortuna se sumó también con la bastante honesta virtud. Sin embargo, yo me consideraré elmás infeliz como no pueda agradarte a ti, en quien he querido que solamente estuvieranpuestas todas mis esperanzas. Por consiguiente, vuelve un poquitín hacia mí tus muybondadosos ojos, virgen virtuosísima, y levanta la vista hacia este joven esclavo, consagradopiadosamente a ti desde temprana edad, no porque el amor sea cosa divina más que humana,ni porque te parezca demasiado poco para ti un amor ávido al que no sólo los príncipeshumanos sino incluso los divinos sometieron también sus cuellos. Y guárdate de menospreciarquizá el amor, no seas causa de tu propio mal, acuérdate de Dafne, acuérdate de Siringa, unarechazó a Febo, verdaderamente la otra rechazó el amor de Pan, ambas acabaron cruelmentesu vida. En cambio tú, huyendo de éstas, imita a Penélope, quien vivió felicísimos díasmanteniendo la constancia del amor al esposo y únete a mí a quien sientes absolutamentedispuesto para ti en todas las cosas que convenga hacer para tu honor y virtud; mientras mequede vida, tuya será. Adiós.]

La sistematización normativa de la carta amatoria ofrecida por Francesco Negrievidencia hasta qué punto el subtipo estaba consolidado en la práctica epistolarcotidiana hacia finales del siglo xv40. La división en turpis y honesta deriva haciamediados del siglo xvi en otra similar según se colige del tratado compuesto por elpreceptor del Archiduque de Austria, Johannes Horatius Hasenbergius, tituladoArtificum componendarum epistolarum, ex varijs auctoribus collectum... per

40 Especialmente teniendo en cuenta la pervivencia de su tratado a lo largo del siglo xvi: ediciones en1525, 1540, 1544 y 1582 (Martín Baños, 2005, p. 362 y p. 371, en nota ambas).

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Mameranum ex tabulis in libellum redactum (Augsburg, 22 de febrero de 1551). En él laepístola amatoria turpis de Negri es sustituida por la amatoria a secas y su rasgodiferenciador más significativo es ahora —a la vista del ejemplo propuesto— laapariencia de honestidad41. Tal era ya la vitalidad de la carta amatoria que incluso se lautiliza como señuelo encabezando manuales epistolares para principiantes; manualesque, paradójicamente, no contemplan este tipo como objeto didáctico propiamentedicho. Es el caso, por ejemplo, de la «Littera missiva a una donna» que abre elFormulario & epistolario da dittare littere a ogni persona & etiam insegna a responderea tutti con ornato & elegante plare & tutte le mansione missive & responsive (Vinegia?,ca. 1520?) de Bartolomeo Miniatore42.

41 «AMATORIA, Etiamsi haec epistola variis sit & generis & affectus, tamen in duas species fecari potest:nempe ut fit alia. Honesta, quam conciliationem appellant, et qua nos in benevolentiam ignoti alicuiusinsinuamos, eam sic instituamos oportet. Principio causas, quibus ad ambiendum illius amicitiam exarserimus,probabiliter exponemus, interimque quantum licebit assentationes amovebimus. Deinde si quid in nobis erit,quod illum ad nos mutuo amandum provocabit, id sine arrogantia significabimus. Verum hoc quicquid est, exexemplis conciliatoris uberius considerabis. Amatoria, In qua potissimum duobus arietibus (ut loquiturErasmus) utemur, laude et misericordia. Laude, qua in primis gaudent puellae: hanc a forma, ab etate, moribusgenere, cultu, et reliquis consimilibus. Misericordia vero, quod non sit ferrea, sed molli animo praedita: Hicomnia illius vehementer amplificabimus, nostra autem extenuabimus. Aut certe summa cum modestiaproferemus, summum amorem cum summa desperatione coniunctum ostendemus, nunc lamentabimur, nuncblandiemur, nunc desperabimus, nunc rursius nos callide laudabimus, pollicebimur. Exemplis utemurillustrium, et honestarum mulierum, quae ingenuo amori indulserunt, amorem nostrum quam honestissimeostendemus. Deinde omnium verecumdissime orabimus, ut saltem sit nostri memor, et ut in aliqua parteamoris apud eam haereamus, nisi nos vellet perditum iri. Exemplum petes ex Ouidij, Herodiis et aliis epistolisamatorijis» (D.I.v-D.II.r). [Amatoria: Aunque esta epístola presente diferentes géneros y afectos, sin embargo,puede, por supuesto, hacerse de dos formas, como sucede con otras. Honesta, a la que llaman conciliación, ypor la que nos introducimos en la benevolencia de algún desconocido. Conviene que la organicemos así: En elcomienzo exponemos probablemente las causas por las que inflamamos la amistad de aquel, asediándolo, ymientras tanto, desecharemos las lisonjas cuanto sea lícito. A continuación, si algo hay en nosotros queprovoque mutuo amor entre éste y nosotros, lo manifestaremos sin arrogancia. Verdaderamente, sea lo quefuere, te detendrás más dilatadamente en ejemplos de benevolencia. Amatoria, en la que usamosprincipalmente de dos arietes (como dice Erasmo): alabanza y misericordia. Alabanza, con la que las jóvenes sealegran en primer lugar. Alabanza de la hermosura, de la edad, de las costumbres por linaje, por educación ydemás cosas parecidas. En cuanto a la misericordia, para que no sea cruel, sino dotada de dulce carácter. Allíengrandeceremos vehementemente todas sus cosas, en cambio, rebajaremos las nuestras. O por lo menos nospresentamos con gran modestia; manifestamos un gran amor unido a una gran desesperación. Ahora noslamentaremos, ahora adularemos, ahora nos desesperaremos, nos alabaremos una vez más con astucia,haremos promesas. Usamos ejemplos de mujeres honestas e ilustres, que fueron complacientes con ingenuoamor; manifestamos nuestro amor con el mayor decoro posible. Además de todo esto, rogaremos muydiscretamente que, por lo menos, nos recuerde y que estemos adheridos a ella en alguna parte del amor, si noquiere que nos perdamos. Eliges el ejemplo de las Heroidas de Ovidio y de otras epístolas amatorias]. Cito porel ejemplar de la Newberry Library of Chicago (Case Y 981. 851)

42 He tenido la oportunidad de consultar un ejemplar de este curioso tratadito en la Newberry Library(Case Y 9935. 582). En mi opinión se trata de un manual epistolar dirigido a jóvenes aprendices. En suexposición alterna indicaciones más o menos teóricas sobre la composición de determinada parte de la carta—por ejemplo: «Exordio et excusatione optima e bella quando se fussestato negligente a scrivere anno amicosuo magiore» (f. A.II.v b-A.III.r a); «Exordio optimo quando se volesse dolere de la absentia de uno amicodesiderando la sua presentia» (F.II.r a-b)— con ejemplos prácticos de cartas según su tipología —como la«Epistola come se allegranli magnifici Signori della venuta del reverendissimo gobernatore» (f. D.I.v a-b)—entre las que no se encuentra la carta amatoria. Lo curioso del librito no es sólo que se abra con la única cartade amor de todo el muestrario —«Littera missiva a una donna» (A.I.v)—, sino además que ésta se introduzca a

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La carta amatoria, en cambio, permanece sorprendentemente ausente en latratadística epistolar de origen hispánico hasta mediados del xvi43, a pesar del auge deltipo en otras artes epistolares románicas, como las francesas y las italianas, así como enla exitosa literatura sentimental y caballeresca del momento. En general, la tratadísticasecretarial en castellano concibe la carta amorosa como un asunto baladí, impropio yvergonzoso y, siguiendo la pauta de Perotti y de Manzanares, la excluye de las páginasde sus formularios. Por ejemplo, Juan de Yciar en su Estilo de escriuir cartas mensageras(Zaragoza, 1552) se niega, por razones morales que miran a la salvación del alma, a darun ejemplo del tipo a cierto «amigo que le rogó le ordenase una carta de amores y él lacomiença y no la quiso acabar», según reza el epígrafe que encabeza el modelo:

Es tan sutil el modo de proceder que tiene el demonio en las almas descuidadas, [que] enabriendo la puerta a cualquier pensamiento o imaginación sensual, que parando en ella seríaculpa muy ligera, luego la inclinación natural hace del descuido con el cual se relajan losbuenos ejercicios y se da lugar a las ilusiones del demonio que nunca duerme [...] yconsiderando esto, porque no me acaezca otro tanto, volví sobre mí a los primeros renglonesde la carta. La cual envío a vuestra merced la barba comenzada. Si quisieredes dar un filo avuestras navajas, yo sé que la acabareis mejor que yo lo podría pensar (f. d.III.v-d.IIII.r)44.

Tampoco Antonio de Torquemada teoriza sobre la carta amorosa en su Manual deescrivientes (1552), aunque asegura «que hace mucho al caso que un secretario tenga unpoquito de punta, por no la llamar vena, para hacer una copla [...], y también que no sele pase por alto el ordenar una carta de amores...» (p. 76)45. Será Gaspar de Texedaquien decida, no sólo incluir la carta amatoria en su rico y variopinto repertorioepistolar, el Primero Libro de cartas mensageras en estilo cortesano (1547-1553)46, sinotambién asignarle una sección concreta del mismo, las «Cartas graciosas, amorosas y deburlas» (f. CXXIIIr) que comprende 21 modelos (de un total de 344 cartas en la ed. de

posteriori intentando subsanar así lo que parece considerarse una importante inobservancia del docere-delectare horacianos: «In questo libretto troverai alcune belle cose per dentro agionte le quale non era in listampati per avanti» (A.I.v).

43 Dejo al margen evidentemente el pliego de Cartas y coplas para requerir nuevos amores (1535) porquela mayor parte de la crítica, postergando su posible finalidad didáctica, la vincula a la ficción sentimental.

44 Juan de Yciar, Estilo de escriuir cartas mensageras sobre diversas materias sacadas a luz por Juan deYciar. Cito por el ejemplar de la Biblioteca Nacional de Madrid, modernizando grafía y puntuación.

45 Antonio de Torquemada, Manual de escribientes.46 El formulario conoció gran éxito en su época como testimonian las múltiples ediciones conservadas del

mismo: Cosa nueva: este es el estilo de escrevir cartas mensageras sobre diversas materias compuesto por uncortesano, Çaragoça, Bartholomé de Nagera, 1547; Cosa nueva: Estilo de escrevir cartas mensagerascortesanamente, a diversos fines y conceptos como los titulos y cortesias que se usan, compuesto por Gasparde Texeda , Valladolid, Sebastian Martinez, 1549; Segundo libro de cartas mensageras en estilo cortesano ainfinitos propositos, con las diferencias de cortesias y sobre escriptos que se usan, Valladolid, SebastianMartinez, 1552; y Cosa Nueva. Primero libro de cartas mensageras, en estilo cortesano, para diversos fines ypropositos, con los titulos y cortesias que usan en todos los estados. Compuesto por Gaspar de Texeda,Valladolid, Sebastian Martinez, 1553. Sobre el mismo pueden consultarse Navarro Gala, en prensa (b), (c) y(d). En la actualidad estamos preparando el estudio y edición crítica de este formulario epistolar.

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1553)47. Llama la atención la gran diversidad de subtipos aquí representados. Hayvarios ejemplos de carta de queja amorosa y de reproche, como el de una «desposada ensecreto», bastante ingenua, a su enamorado, reclamándole que cumpla la palabra dada ycensurándole el secreto con que prepara su partida (f. CXXIXr) o la atípica carta «Deuna dama quejándose de la ingratitud de uno» (f. CXLIIv-CXLIIIr). No faltan tampocolas cartas de rechazo como la escrita por «una señora bien casada y perseguida» a unincómodo amador (f. CXXXIIIIv), ni las de reafirmación amorosa en la distancia. Haytambién cartas de amor petitorias, de regreso del amado (f. CXXXr-CXXXv) o inclusode petición de matrimonio, como la «De una doncella trazando de casarse con uno quela siguió mucho tiempo» (f. CXXXIr). Algunos tipos representados en el repertorio deTexeda pertenecen a la tradición epistolográfica clásica, como la carta de recquestaamorosa que se ofrece bajo la rúbrica general de «Primera carta amorosa» (ed. 1553,f.� CXXVIIIv-CXXIXr); otros, en cambio, parecen tener su precedente más claro en laparódica Rota Veneris de Boncompagno, como el ejemplo femenino de carta de citación,o la respuesta a una aflijida moza «encinta de un preñado secreto» (ed. 1549, f. V.viii.r-X.i.r), en este caso, una carta de consuelo. Pero hay en el Libro de Texeda un tercergrupo de cartas que supone una clara innovación con respecto a los modelosdiseminados en las anteriores preceptivas y que procede directamente de la prácticaepistolar lúdico-cortesana: las cartas amatorias etiológicas48, muchas veces graciosas, enlas que los corresponsales despliegan su agudeza de ingenio para plantear o resolver,según el caso, una determinada quaestio amorosa. Así, por ejemplo, hay cartas queargumentan en favor del amor (ed. 1549, f. Q.viii.v-R.ii.v); otras que disertan sobre lacausa del enamoramiento (ed. 1549, f. R.ii. v-R.iiii.v) o sobre la capacidad de amar de unceloso (ed. 1549, f. R.iiii.v-R.vi.v) o de un viejo (ed. 1549, f. R.vi.v-R.viii.r), y otras, enfin, que dirimen graciosamente si ama más la doncella, la casada o la viuda (ed. 1549,f.� R.viii.r-S.i.r).

A la vista de este rápido recorrido a través de la preceptiva epistolográfica, podemosconcluir que el tipo de la carta amatoria —las pocas veces que aparece— se integra deforma no poco singular en los manuales epistolares. En las artes examinadas, la cartaamatoria es concebida esencialmente de tres formas diferentes:

1. como un tipo epistolar “serio” y eficaz, equiparable a las otras clases de cartasprivadas (Pseudo-Libanio, Francesco Negri...);

2. como elemento lúdico y reclamo para atraer la atención del aprendiz o lector(Guido Faba, Bartolomeo Miniatore...);

3. y, finalmente, simultaneando ambas perspectivas con evidente funcionalidadparódica (Boncompagno da Signa, Gaspar de Texeda...).

En cualquiera de los tres casos, la teorización y ejemplificación del tipo se vecontaminada por implicaciones morales que en rigor son ajenas a la excelencia de la

47 El rubro que encabeza la tabla menciona 360 cartas, pero no es exacto. Hay también algunas omisionesy errores de correspondencia en la enumeración de cartas que ofrece la tabla; así aparecen, por ejemplo, doscartas incompletas (f. CXXXVIr-CXXXVIIv).

48 Denomino así a aquellas cartas amatorias que no son propiamente de amor, sino que plantean variadasquaestiones amorosas a debatir entre los corresponsales.

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compositio retórica, lo que paradójicamente sólo ocurre en el tipo de carta que requieremayor habilidad suasoria de cuantos puedan darse: la tan depreciada carta de amor.

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Wolff, Étienne, La lettre d’amour au Moyen Âge, Paris, Nil Éditions, 1996.Yciar, Juan de, Estilo de escriuir cartas mensageras sobre diversas materias sacadas a luz por

Juan de Yciar, Zaragoza, Agustín Millán, 1552. Ejemplar de la Biblioteca Nacional de Madrid.

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NAVARRO GALA, M. Josefa. «Las vicisitudes de la carta amatoria en los tratados de retórica (ss.iv-xvi)». En Criticón (Toulouse), 105, 2009, pp. 117-138.

Resumen. El propósito de este trabajo es mostrar la escasa e irregular presencia de la carta amatoria en laspreceptivas epistolográficas hasta bien entrado el siglo xvi y bosquejar las diferentes concepciones yvaloraciones que del discurso epistolar amoroso parecen tener los rétores clásicos, los dictatores medievales ylos secretarios humanistas. Este recorrido diacrónico permite constatar que los juicios vertidos en lamanualística sobre el tipo amoroso no siempre derivan de consideraciones retóricas, técnicas o estilísticas,como acontece en los otros tipos epistolares, sino que a menudo siguen criterios lúdicos y/o morales, ajenosabsolutamente a la operatividad retórica y textual.

Résumé. Il s’agit de montrer la présence, rare et irrégulière, de la lettre d’amour dans les traités destinés àl’apprentissage de l’écriture de lettres, et ce jusqu’au xvie siècle; puis seront analysées les diverses conceptionsqu’ont, du discours épistolaire amoureux, les rhéteurs antiques, les dictatores médiévaux et les “secrétaires”humanistes. À travers ce parcours diachronique on verra que, dans ces manuels, le modèle de ce genre de lettren’obéit pas seulement à de classiques considérations rhétoriques, techniques ou stylistiques, mais fait aussil’objet de remarques ludiques et/ou morales, tout à fait étrangères à l’opérativité rhétorique et textuellerecherchée.

Summary. The objective of this paper is to demonstrate the scarce and irregular presence of love letters inpreceptive epistolography up to the beginning of the 16th century, and to analyse the different conceptions andapproaches that classical rhetors, medieval dictatores, and humanist secretaries had on the epistolary lovediscourse. A diacronic study shows that their opinions on love letters written in their manuals do not alwaysderive form rhetorical, technical, or stylistic considerations, as happens in other epistolary genres. On thecontrary, quite often they adopt ludic and/or moral criteria that are alien to other rhetorical and textualpractices.

Palabras clave. Ars dictaminis. Ars epistolandi. Carta amatoria. Da Signa, Boncompagno. Faba, Guido.Miniatore, Bartolomeo. Nigro, Francesco. Perotti, Niccolò. Pseudo-Libanio. Retórica. Texeda, Gasparde. Torquemada, Antonio de. Yciar, Juan de. Zamora, Gil de.

CRITICÓN. Núm. 105 (2009). M. Josefa NAVARRO GALA. Las vicisitudes de la carta amatoria en los tratados de retórica ...