LAS POSIBILIDADES PROSPECTIVAS DE LA VARIABLE...

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Propuesta de contribución al Grupo de Trabajo: 16 SOCIOLOGÍA DE LA RELIGIÓN DINÁMICA Y PROSPECTIVA DE LAS TENDENCIAS RELIGIOSAS EN ESPAÑA. Prof. Millán Arroyo Menéndez Dptº Sociología IV. Fac. CC. Políticas y Sociología de la UCM [email protected] Resumen: La evolución de las tendencias religiosas en España obedece sobre todo a importantes y fuertes cambios de relevo generacional, observados en las diferentes cohortes o grupos de edad de cualquier encuesta, mientras que los cambios acaecidos lo largo de la vida adulta han contribuido poco a dicha evolución, al menos desde 1981 hasta la fecha. Esto es debido a que identidades, valores, actitudes básicas y creencias religiosas se fraguan en las primeras etapas de la vida, incorporándose de forma relativamente estable al ‘ethos’ de los sujetos adultos. De ahí se sigue que la edad o fecha de nacimiento de los individuos, en combinación con la evolución demográfica, posee un interesante valor predictivo, siendo posible anticipar de forma bastante aproximada las tendencias a diez años años y más. El trabajo que se presenta analiza la evolución y las tendencias de la caída de la religiosidad en España, introduciendo las perspectivas de las dinámicas intergeneracionales e intrageneracionales, llegando a la formulación de predicciones de futuro en el horizonte de 2020. Antecedentes y planteamiento de la investigación: Este trabajo parte de los hallazgos de otro anterior (Arroyo y Cabrera, 2011) en el cual se demostraba en el contexto de la sociedad española y con un conjunto variado de indicadores de valores, que el principal motor de los cambios, al menos en el periodo comprendido entre 1981 y 2008, era el efecto del relevo o reemplazo generacional, confirmando así uno de los supuestos más asumidos y menos contrastados por los analistas de los cambios de valores. Es decir, en el plano empírico se observó que las diferencias intergeneracionales tendían a ser mayores que las diferencias intrageneracionales en las bases de datos de las encuestas de valores, a lo largo de cuatro mediciones, durante prácticamente cuatro décadas. (Mediciones de: 1981, 1990, 1999-2000 y 2007-2008 en las colecciones de encuestas mundial y europea de valores). Es decir, las evoluciones y tendencias obedecen sobre todo a que las nuevas cohortes, socializadas de distintas maneras que las anteriores, van reemplazando a las viejas (que se van muriendo) y portan consigo nuevas sensibilidades y nuevas formas de ver la vida. Esta afirmación se ajusta a lo teorizado por Manheim (Manheim, 1993) quien afirmaba en 1928 que el relevo generacional era el principal motor de los cambios culturales. Al menos los datos españoles de las últimas décadas del siglo XX y principio del Siglo XXI le dan la razón y confirman la vigencia de su supuesto para el análisis de tendencias actuales. Consecuentemente, los supuestos teóricos de Inglehart y de otros

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Propuesta de contribución al Grupo de Trabajo: 16 SOCIOLOGÍA DE LA

RELIGIÓN

DINÁMICA Y PROSPECTIVA DE LAS TENDENCIAS RELIGIOSAS EN

ESPAÑA.

Prof. Millán Arroyo Menéndez

Dptº Sociología IV. Fac. CC. Políticas y Sociología de la UCM

[email protected]

Resumen:

La evolución de las tendencias religiosas en España obedece sobre todo a importantes

y fuertes cambios de relevo generacional, observados en las diferentes cohortes o

grupos de edad de cualquier encuesta, mientras que los cambios acaecidos lo largo de

la vida adulta han contribuido poco a dicha evolución, al menos desde 1981 hasta la

fecha. Esto es debido a que identidades, valores, actitudes básicas y creencias

religiosas se fraguan en las primeras etapas de la vida, incorporándose de forma

relativamente estable al ‘ethos’ de los sujetos adultos. De ahí se sigue que la edad o

fecha de nacimiento de los individuos, en combinación con la evolución demográfica,

posee un interesante valor predictivo, siendo posible anticipar de forma bastante

aproximada las tendencias a diez años años y más. El trabajo que se presenta analiza

la evolución y las tendencias de la caída de la religiosidad en España, introduciendo

las perspectivas de las dinámicas intergeneracionales e intrageneracionales, llegando a

la formulación de predicciones de futuro en el horizonte de 2020.

Antecedentes y planteamiento de la investigación:

Este trabajo parte de los hallazgos de otro anterior (Arroyo y Cabrera, 2011) en el cual

se demostraba en el contexto de la sociedad española y con un conjunto variado de

indicadores de valores, que el principal motor de los cambios, al menos en el periodo

comprendido entre 1981 y 2008, era el efecto del relevo o reemplazo generacional,

confirmando así uno de los supuestos más asumidos y menos contrastados por los

analistas de los cambios de valores. Es decir, en el plano empírico se observó que las

diferencias intergeneracionales tendían a ser mayores que las diferencias

intrageneracionales en las bases de datos de las encuestas de valores, a lo largo de

cuatro mediciones, durante prácticamente cuatro décadas. (Mediciones de: 1981, 1990,

1999-2000 y 2007-2008 en las colecciones de encuestas mundial y europea de valores).

Es decir, las evoluciones y tendencias obedecen sobre todo a que las nuevas cohortes,

socializadas de distintas maneras que las anteriores, van reemplazando a las viejas (que

se van muriendo) y portan consigo nuevas sensibilidades y nuevas formas de ver la

vida. Esta afirmación se ajusta a lo teorizado por Manheim (Manheim, 1993) quien

afirmaba en 1928 que el relevo generacional era el principal motor de los cambios

culturales. Al menos los datos españoles de las últimas décadas del siglo XX y principio

del Siglo XXI le dan la razón y confirman la vigencia de su supuesto para el análisis de

tendencias actuales. Consecuentemente, los supuestos teóricos de Inglehart y de otros

analistas de los estudios de valores (Inglehart, 1977, 1997, 1991; Lesthaegue & Moors,

2002, etc…) también se confirman. Nos referimos a la teoría de que es durante los

primeros años de socialización cuando se fraguan los valores de los sujetos, y a partir de

ahí tienden a mantenerse estables a lo largo de la vida, sin que por lo general sean

frecuentes grandes cambios en las visiones del mundo y las referencias axiológicas de

los sujetos.

Precisamente, de acuerdo con el mencionado estudio, las posiciones religiosas, como

también las políticas, muestran más resistencia a los cambios que otros conjuntos de

valores y creencias. Lógicamente, también se observan cambios religiosos a lo largo de

la vida (aquí los llamaremos ‘intrageneracionales’) pero puestos en la balanza estos

últimos no pesan tanto como los debidos a que los viejos mueren y van siendo

reemplazados por jóvenes (los que aquí llamaremos ‘intergeneracionales’).

En esta ocasión el propósito es profundizar en el conocimiento de la evolución de la

religiosidad, en las distintas dimensiones de las que se dispone de indicadores de

encuesta en un periodo amplio (cuatro décadas), determinar las tendencias generales,

conocer las tendencias intrageneracionales y la dinámica intergeneracional y elaborar

predicciones de futuro, entendidas como escenarios probables, tomando como

referencia el año 2020, partiendo de bases de datos comprendidas entre 1981 y 2007-08.

(Predicción a 13 años). Lo que se expone a continuación es objeto de una doble

reflexión: de un lado conocer mejor las dinámicas del cambio religioso, de otro,

examinar las posibilidades de predictibilidad de los indicadores religiosos y presentar

unas predicciones plausibles.

En relación al primero de los objetivos cabe exponer que hasta la fecha los análisis de

evolución de la religiosidad han consistido principalmente en la comparación de

resultados de las distintas olas de encuesta. Como los estudios de valores se han

realizado aproximadamente cada diez años, el resultado es que las series temporales

reúnen muy pocas observaciones. En la actualidad disponemos básicamente de cuatro:

1981, 1990, 1999-2000, y 2007-08. (Hay una medición más de 1995 que aquí no se

contempla). Es decir que ahora empieza a tener sentido la perspectiva de acumulación

de series temporales, aunque disponer solo de cuatro olas es todavía precario con fines

predictivos. Otras perspectivas adoptadas a veces por los investigadores para suplir las

limitaciones de la serie temporal han consistido en observar las diferencias entre los

distintos grupos de edad, para establecer tendencias. Muchos otros investigadores han

recurrido a esta estrategia. Sin embargo por razones obvias, apenas se han realizado

análisis de cohortes (hasta la fecha carecía de sentido), por lo que la observación de las

tendencias intergeneracionales apenas están investigadas.

El conocimiento de todas estas dinámicas permite además contribuir a la exploración de

las posibilidades prospectivas de los fenómenos estudiados. El segundo de nuestros

propósitos. Siendo correcto el supuesto de Manheim y asumiendo que los cambios

intrageneracionales tienen efectos moderados en las tendencias del conjunto de la

sociedad, es evidente el valor prospectivo de las diferencias por grupos de edad (o

generaciones o cohortes). Pero queda por ver hasta qué punto se aproximan

dependiendo de qué indicadores manejemos.

Es decir, no todos los indicadores de religiosidad tendrían por qué ser igualmente

estables en el tiempo (nos referimos a su estabilidad intrageneracional), y por tanto

podría haber diferencias en su predectibilidad. Hipotéticamente podemos esperar que

los aspectos axiológicos de mayor centralidad sean más difíciles de cambiar a lo largo

de la vida, mientras que otros más instrumentales podrían mudar más fácilmente. Por

tanto, serían más predecibles los primeros que los segundos. Que la posición religiosa o

la identidad política sea más difícil de cambiar que aspectos como la ética y la moral,

así lo sugieren. (Arroyo y Cabrera, 2011). En el ámbito religioso hipotéticamente

postularíamos que la identidad religiosa y las creencias serían más centrales y difíciles

de cambiar –aunque sean no inmutables-, al estar profundamente arraigadas en el ethos

de los individuos, y por tanto sería más fácil predecirlas, mientras que otros aspectos

pueden estar más sujetos a mutaciones y por tanto su predictibilidad sería menor, como

podría ser el caso de la confianza en la institución eclesial o las prácticas de culto, o

aspectos morales en los que la Iglesia quiere influir, como el aborto o la eutanasia, en

los que sí se han detectado importante efectos de periodo en línea hacia una gran

permisividad.

Los indicadores de religiosidad examinados para cumplir con los objetivos expuestos

han sido los siguientes:

Formas de religiosidad: se refiere a una tipología de clasificación religiosa

(eclesiales, laxos, alternativos y arreligiosos).

Identidad religiosa: la autoidentificación como persona religiosa, persona no

religiosa o como ateo convencido.

Importancia de la religión en la vida. (Mucha, bastante, poca, ninguna).

Confianza en el Iglesia. (Mucha, bastante, poca, ninguna).

Prácticas: Asistencia a la iglesia, al margen de eventos como bodas, comuniones

o bautizos. (Frecuencia semanal, menor de semanal –aquí en adelante se

denominará ‘ocasional’ y nunca asisten).

Metodología:

El análisis empírico se ha realizado con las encuestas del European Value Study (EVS)

y del World Value Study (WVS). Para el análisis de la evolución de las tendencias se

han preparado series temporales para los indicadores seleccionados con bases referidas

a los totales de cada muestra. También se presentan tablas en las que se desglosan ola a

ola los resultados de dichos indicadores para diferentes grupos generacionales (hasta 7).

Con todo esto es posible una perspectiva general de la evolución y la tendencia de cada

variable (perspectiva del conjunto de la sociedad) y el análisis de las diferencias

intergeneracionales y el análisis de la evolución de cada grupo de edad o generación.

Para la predicción de los parámetros en el año 2020, se ha recurrido a dos

procedimientos diferentes: de un lado, con la serie histórica del conjunto de las muestras

de cada ola, se ha obtenido, para cada categoría de cada variable (datos porcentuales),

una ecuación que se ajuste a la distribución de los puntos de la serie, determinando

después el valor que se corresponde con el año 2020. Se ha procurado en lo posible

trabajar con funciones lineales, o cuando no es adecuado el ajuste lineal, mediante

función polinómica (casi siempre funciones de orden dos). Se ha ajustado por

redondeado en el caso de que los resultados estimados en el conjunto de categorías de

una variable no coincida con el 100%.

Este primer procedimiento cuenta con el inconveniente de que solo tenemos cuatro

observaciones en la serie histórica, separadas entre sí cerca de diez años, y además la

predicción que queremos hacer es a trece años de la última ola, por tanto tendrá un

carácter aproximado y orientativo. No estamos en las mejores condiciones para un buen

análisis cuantitativo de series temporales. Por sí sola no puede ofrecer garantía de

precisión, aunque sí será capaz de mostrar la tendencia de futuro y es probable que

muchos de los parámetros posibles se aproximen a la futura realidad, pero otros no.

El segundo procedimiento predictivo se ha basado en la estimación de los reemplazos

generacionales. Se han tenido en cuenta las variaciones demográficas que experimentará

cada grupo generacional en 2020. De modo que tomando los pesos relativos de las

respuestas que dan en 2007 a las distintas categorías de las variables, se recalculan las

mismas teniendo en cuenta la evolución del patrón demográfico, con lo cual los

resultados varían en el conjunto de la población como mero resultado del relevo

generacional. Los datos de 2020 se toman de las proyecciones censales a corto plazo,

facilitadas por el INE, serie 2012-2022. Hay un grupo generacional que no aparece en

los datos de 2007, los nacidos con posterioridad a 1990. (La encuesta se dirige a

mayores de 18 años y los nacidos en 1990 tenían entonces 17). Los parámetros de este

grupo de edad no observado se han estimado tomando como referencia las diferencias

intergeneracionales en 2007 de los grupos sí observados, en cada categoría de respuesta

de cada variable (datos porcentuales). Se ajustan los puntos mediante ecuación y se

estima la distribución de respuestas de la generación que falta.

El segundo procedimiento está basado en la importancia de las inercias

intergeneracionales (‘inter’ a partir de ahora). Se basa en la observación de que las

diferencias inter son muy grandes, porque las generaciones mayores son

progresivamente más religiosas y viceversa las jóvenes lo son menos. Ofrece muy

buenos resultados en el supuesto de que las variaciones intrageneraciones (‘intra’ a

partir de ahora) sean pequeñas. En tal supuesto los datos pueden llegar a coincidir

mucho con los reales. Cuando esto ocurre, la capacidad predictiva de este procedimiento

es mayor que la del primero, ofreciendo resultados muy ajustados en diez años. Sin

embargo, cuando los efectos de periodo o en menor medida cuando algunos efectos de

ciclo de vida aparecen, disminuye su capacidad predictiva y es más razonable confiar en

el primero.

Para determinar la bondad del segundo procedimiento nos basamos primero en la

observación de las diferencias ‘intra’. Allí donde son pequeñas es confiable, y donde

son grandes ya no tanto. También influye obviamente la intensidad de las diferencias

‘inter’, es decir, son más asumibles (afectan menos a la predicción) diferencias ‘intra’

moderadas, cuando las ‘inter’ son elevadas que cuando no lo son tanto.

Afortunadamente, las diferencias inter de todas las variables religiosas son tan fuertes

en España que este hecho ayuda bastante a obtener predicciones razonables casi

siempre. Además de esto, y como una segunda referencia, se han realizado predicciones

confirmatorias para asegurar la bondad del procedimiento en cada indicador. Por regla

general, prediciendo el valor del año 2007 (que resultaba conocido) a partir de los datos

de la medición de 1999-2000. Dichas pruebas casi siempre han ofrecido resultados muy

aceptables.

Ninguno de los dos procedimientos, ni jamás ninguno otro, son capaces de prever

efectos de periodo. Solo se pueden prever los que ya se han detectado en marcha en

anteriores mediciones, pero si se inician con datos posteriores a los que se basa la

predicción esta se desviará irremediablemente. Los efectos de ciclo de vida, sin

embargo, son menos problemáticos, por dos motivos: primero porque el examen de los

mismos con estos datos demuestran que son mucho menos frecuentes y mucho menos

intensos, y porque además, una vez conocidos, puede aventurarse que se repetirán y

tomarse medidas para evitarse o suavizarse. (Arroyo & Cabrera, 2011). Es el caso del

principal efecto de ciclo de vida observado aquí, que consiste en que la generación más

reciente observada, por regla general ‘teenagers’, tienden a ser en general más religiosos

que cuando pasan a cumplir la veintena, y durante sus veinte, hasta que no pasan a

cumplir la treintena tienden a vivir la época menos religiosa de su vida, moderándose

ligeramente a partir de los 30 en adelante, y evolucionando ya menos a lo largo de la

vida. Debido a este hecho, algunas veces, cuando se ha apreciado un repunte de

religiosidad, no siendo deseable a efectos predictivos, (a sabiendas que dicho

comportamiento menos crítico cambiará en unos años) se ha preferido estimar los

parámetros de dicho grupo generacional mediante predicción de la tendencia de los

grupos de edad anteriores, al igual que la generación no observada (ajuste de los puntos

y cálculo de la ecuación). Este procedimiento mejora el ajuste de acuerdo con los

contrastes realizados.

Formas de religiosidad:

La primera variable a examinar nos resume las posiciones religiosas de los sujetos en

cuatro tipos básicos, fruto de la combinación de distintas variables. Eclesiales: católicos

que confían en la Iglesia y asisten a misa regularmente. Laxos: católicos que confían en

la Iglesia y asisten a misa sólo ocasionalmente o nunca, o bien católicos que asisten a

misa pero no confían en la Iglesia. Alternativos: Se sienten personas religiosas pero no

confían en la Iglesia ni asisten regularmente a misa, no confían en la Iglesia y no se

consideran personas religiosas. Veamos la evolución:

EVOLUCIÓN Y TENDENCIA DE LA TIPOPOLÍGA DE RELIGIOSIDAD.

Encuesta Encuesta Encuesta Encuesta Pred(2020) Pred(2020)

(%) 1981 1990 1999 2007 Tendencia 2007

Tipología Religiosa

Eclesiales 32 25 22 14 8 9

Laxos 22 26 23 18 14 16

Alternativos 14 17 19 21 28 20

Arreligiosos 31 32 35 46 50 55

Bases: 2303 4147 2409 2700

Fuente: Datos acumulados EVS+WVS. Elaboración propia.

En el periodo estudiado la religiosidad desciende considerablemente, particularmente la

eclesial, mientras que la arreligiosidad incrementa mucho. También incrementa pero

moderadamente la de tipo alternativo, la que tiene lugar ‘de espaldas a la iglesia’

mientras que la laxa aumentó hasta los noventa pero parece retroceder desde entonces.

Hasta el cambio de siglo no avanzan mucho las posiciones arreligiosas, y lo que tiene

lugar es sobre todo un alejamiento de la ortodoxia eclesial, en la medida que avanzan las

posiciones laxas o bien las alternativas. Sin embargo después del cambio de siglo toma

fuerza la pujanza de las posiciones no religiosas en detrimento no solo de la religiosidad

eclesial sino también de la laxa. Que el laxismo inicie un fuerte proceso de declive nos

indica lo que en otros momentos era sospecha (Arroyo, M. 2004), que estábamos ante

una forma de religiosidad en proceso de transición hacia la arreligiosidad, una

manifestación transitoria del proceso de descomposición de la religiosidad de iglesia la

cual caminaba inexorablemente hacia la salida de la religión. Cabe preguntarse ahora si

la religiosidad alternativa correrá la misma suerte.

La extrapolación de las tendencias de esta serie histórica augura que el fuerte declive de

la religiosidad eclesial continuará hasta 2020, mientras que las posiciones arreligiosas

crecerán aunque no tanto. Las posiciones laxas seguirán cayendo mientras que la

religiosidad alternativa aumentaría, como consecuencia de la tendencia ascendente

mantenida hasta la fecha. Sin embargo la predicción basada en la inercia generacional

apunta a tendencias algo diferentes, las cuales resultan más plausibles: coincide en el

fuerte descenso de la religiosidad eclesial, resultando por tanto altamente probable que

se sitúe en 2020 en el 8-9%. También coincide en la continuación del descenso del

laxismo, que se mantendría en torno al 15% en dicha fecha. Las diferencias estriban en

que según las inercias intergeneracionales el ascenso de la religiosidad alternativa

habría tocado techo y se rebasaría el punto de inflexión de la tendencia, comenzando un

declive parecido al experimentado por las formas laxas de religiosidad. Como

contrapartida, aumentarán considerablemente las personas no religiosas, que llegarían

nada menos que al 55% de la población mayor de 18 años. Examinemos a continuación

la evolución (inter e intra) de los grupos generacionales.

Fuente: Estudios acumulados EVS+WVS.

EVOLUCIÓN DE LA RELIGIOSIDAD (% VERTICALES) GENERACIONES

Hasta 1929

1930-39

1940-49

1950-59

1960-69

1970-79

1980 y + Total

1981 Eclesiales 50 40 30 11 19 32

Laxos 24 25 20 21 19 22

Alternativos 8 13 17 20 18 14

Arreligiosos 18 22 32 49 44 31

Bases 748 386 385 512 272 2303

1990

Eclesiales 49 42 28 14 7 12 25

Laxos 28 29 28 25 21 26 26

Alternativos 10 14 21 20 21 17 17

Arreligiosos 13 15 23 40 51 45 32

Bases 780 595 680 802 982 308 4147

2000 Eclesiales 47 39 29 16 14 6 7 22

Laxos 24 27 25 25 21 21 18 23

Alternativos 11 13 17 25 23 22 21 19

Arreligiosos 18 20 29 35 42 51 55 35

Bases 288 350 341 360 469 495 106 2409

2008 Eclesiales 35 38 22 8 9 5 4 14

Laxos 30 22 23 20 16 14 15 18

Alternativos 16 20 25 24 23 21 18 21

Arreligiosos 20 21 30 48 52 60 62 46

Bases 179 326 315 362 485 545 488 2700

Las diferencias inter son muy marcadas en todas las formas de religiosidad y en todas

las mediciones. El declive religioso es un proceso muy dinámico y con una fuerte

inercia en España. La arreligiosidad siempre ha correlacionado con la juventud mientras

que la religiosidad eclesial ha correlacionado mucho con la madurez y la vejez. La

religiosidad laxa no ha guardad mucha relación con la edad en las dos primeras

mediciones, aunque en las dos últimas en las que disminuye se alinea hacia los grupos

de más edad. La religiosidad alternativa también mantiene una relación muy moderada

con la edad, aunque son los grupos de edad intermedios los que se muestran algo más

inclinados a esta opción. Concretamente la han adoptado los nacidos en las décadas de

los cuarenta, cincuenta y sesenta, mientras que los nacidos en los setenta y con

posterioridad no se sienten tan atraídos por esta y son las generaciones que más

engrosan las posiciones arreligiosas, precisamente por haber sido con diferencia los

menos socializados en la religión. Por este motivo, lo más plausible es un futuro en el

que incrementen considerablemente las posiciones no religiosas y la religiosidad

alternativa inicie un declive similar al del laxismo.

Si observamos las evoluciones intra advertimos que, salvo en las generaciones más

jóvenes (aún no ha pasado el suficiente tiempo) se aprecia una cierta recuperación de la

religiosidad a lo largo de la vida desde la observación de partida. Pese a lo dicho, la

relación no es lineal, pues resulta que los menos orientados a la religión tradicional (y

más arreligiosos) no son los más jóvenes (los adolescentes) sino los veinteañeros (es así

en casi todas las mediciones). Los datos sugieren que quizás una parte de ellos reciben

una educación algo más religiosa, ya sea por influencia familiar y/o escolar, de la que

luego desarrollan en su juventud. Ahora bien, en el paso de los veintitantos a los treinta

ya se empieza a apreciar una ligera moderación de sus posturas juveniles, un cierto

grado de retorno, quizás, a los valores aprendidos en etapas recientes. La subida se sigue

apreciando también al menos en el paso de los treinta a los cuarenta. En adelante, la

tendencia ya no está tan clara y serían precisas más observaciones para poder ser más

conclusivos. Quizás por la madurez, o por el retorno a la educación en valores de los

hijos (los treinta y sobre todo hoy en día los cuarenta son décadas de paternidad y

maternidad), ya sea meramente por el contacto con los centros educativos, a menudo

confesionales, o por participar en catequesis y comuniones se asiste a un cierto

suavizado de las posturas arreligiosas de los veinteañeros. No obstante en la última

medición se aprecia en todos los grupos de edad un importante alejamiento de la

institución y consecuente aumento de la arreligiosidad, importante efecto de periodo. Se

detecta por tanto, un efecto de ciclo de vida, que aunque moderado y suave, emerge con

cierta nitidez en los datos disponibles, al menos entre los que tienen menos de 50 años

en el momento de responder a la encuesta.

Sigue a continuación el examen de las predicciones comprobatorias, es decir aquellas

predicciones de los efectos de relevo generacional que se hicieron de las olas conocidas

para tener una orientación de la bondad de la predicción. Los resultados se presentan en

la siguiente tabla, en la cual se indican los resultados mismos y las diferencias con los

datos de encuesta, en diferentes predicciones tomando como base la ola inmediatamente

anterior (predicciones a unos 10 años) y en una ocasión una predicción a 20 años:

PREDICCIONES COMPROBATORIAS DE LA TIPOLOGÍA DE RELIGIOSIDAD

Pred(00) Pred(90) Pred(81) Pred(90) Pred(81) Dif. (10 años) Dif. (20)

2007 1999 1990 2007 1999 2007 1999 1990 1999(81)

Tipología Religiosa

Eclesiales 17 23 28 17 25 3 1 3 3

Laxos 22 25 22 24 21 4 2 -4 -2

Alternativos 20 17 15 17 15 -1 -2 -2 -4

Arreligiosos 41 35 35 41 38 -5 0 3 3

Error promedio (%) 3.00 1.25 3.00 3.00

Los valores predichos se aproximan bastante a los datos de encuesta, resultando que el

valor promedio de dos predicciones a diez años ha coincidido en el +/- 3,0% y en una de

estas ha disminuido al +/- 1,25%. (El valor promedio es la suma de errores en valor

absoluto partido por el número de categorías de la variable. Indica el promedio de error

por categoría en cada medición). La predicción realizada a 20 años coincide en el

mismo error promedio (+/-3,0%). Se entiende que esta probabilidad de error es bastante

aceptable, y la predicción como aproximación de los valores de las variables permite

asumir las predicciones como buenas aproximaciones.

Puede observarse también que el error de la predicción aumenta más en las mediciones

en las que se han observado los mayores cambios (respecto la medición anterior), esto

es, en 1990 y 2007. Sin embargo las predicciones muestran una sorprendente

coincidencia con los resultados de encuesta en la medición en la que los cambios de

tendencia son moderados, es decir en la medición de 1999. Esto implica dos

conclusiones. De un lado, la más obvia: que las predicciones mejoran cuando los

cambios son pequeños y son menos precisas en situaciones de fuertes efectos de

periodo. De otro lado, merece explicarse que esto es así porque las predicciones basadas

en las dinámicas demográficas, en el contexto de un cambio religioso que muestra una

inercia hacia la menor religiosidad, son ‘conservadoras’, es decir, solo dan cuenta de los

efectos del relevo generacional, y no añaden los posibles efectos de los cambios intra,

que puedan observarse en algunas o todas las generaciones. Por tanto, solo explican lo

que ocurrirá si las personas que siguen en la foto ‘no cambian’. En la medida que estas

cambian habrá que sumar o restar nuevos efectos.

Tras el cambio de siglo, se ha apreciado un fuerte avance de la arreligiosidad en el

conjunto de las muestras, que obedece a una inercia más fuerte de las dinámicas

intergeneracionales (se incrementan las diferencias por edad), por tanto, el incremento

hasta un mínimo del 55% de arreligiosos en 2020 está prácticamente asegurado, y si

cabe algún error sería debido a la infraestima de probables cambios intrageneracionales

hacia posiciones no religiosas, siempre que se mantenga el escenario y la inercia de los

cambios.

Identidad religiosa

En relación a la identificación como personas religiosas, no religiosas o ateos

convencidos, la evolución y tendencias son las siguientes:

EVOLUCIÓN Y TENDENCIA DE LA IDENTIDAD RELIGIOSA

Encuesta Encuesta Encuesta Encuesta Pred(2020) Pred(2020)

(%) 1981 1990 1999 2007 Tendencia 2007

Identidad

Religiosa 63 63 63 44 39 37

No religiosa

30 28 29 46 47 51

Ateo 4 4 6 7 11 9

NS/NC 4 5 3 3 3 3

Bases: 2303 2637 1209 1200

Fuentes: 1981 y 1990: EVS. 1999 y 2007: WVS.

Este es un indicador que ha experimentado una gran estabilidad hasta el final del siglo

XX. La mayoría de la población española se ha identificado como persona religiosa

hasta tal fecha, dicho sea a pesar de la caída de las prácticas y del distanciamiento de la

ortodoxia eclesial; durante décadas los españoles se distanciaron de la Iglesia sin perder

su identidad religiosa, lo cual en un primer momento favoreció el auge de formas de

religiosidad laxas, y en un segundo momento el crecimiento de una religiosidad vivida

de espaldas a la iglesia, que podría estar tocando techo justo en los momentos en los que

se redacta este trabajo. Coincidiendo con el comienzo del nuevo siglo se aprecia un

importante y significativo cambio identitario. La mayoría se agrupan a partir de 2007 en

posiciones no religiosas o ateas. El paso al ateísmo firme sólo se ha dado no obstante

por una minoría, sin incremento hasta la segunda mitad de los noventa, momento a

partir del cual empieza a crecer sin que se aprecie hasta la fecha fin a esta tendencia,

relativamente nueva.

Si extrapolamos las tendencias de la serie histórica observamos que se mantendrá el

declive de los religiosos en 2020, pero frenándose fuertemente el crecimiento de las

personas no religiosas hasta el punto de casi no aumentar más (prácticamente

permanecen iguales) y sin embargo seguirán aumentando fuertemente los ateos

convencidos, acelerándose esta tendencia.

La predicción basada en el relevo generacional ratifica estas tendencias con algunas

diferencias de matiz. Augura prácticamente la misma caída de la identidad religiosa

(quedará en el 37-39%). Pero sin embargo pronostica una subida algo mayor de los no

religiosos y más moderada entre los ateos. Esto significa que, si no se produjeses

diferencias intrageneracionales (que sí se han producido recientemente) los valores

serían al menos los anunciados en dicha predicción, pero parece un escenario más

plausible que se sigan produciendo, y los valores de la variable en 2020 sean más

parecidos a los de la primera predicción.

Examinamos a continuación las variaciones inter e intra generacionales:

EVOLUCIÓN DE LA IDENTIDAD RELIGIOSA (% VERTICALES)

GENERACIONES

1929 y - 1930-39 1940-49 1950-59 1960-69 1970-79 1980 y +

1990 Persona religiosa

83 80 74 57 48 51

No religiosa 11 16 18 31 40 30 Ateo convencido

2 1 3 8 4 6

NS/NC 4 4 5 4 8 14 Bases 349 171 241 290 325 109

2000 Persona religiosa

79 81 69 58 55 51 44

No religiosa 16 15 27 32 35 37 38

Ateo convencido

4 3 3 5 7 9 16

NS/NC 1 1 2 5 3 3 2

Bases 140 180 157 187 243 239 63

2007 Persona religiosa

66 70 61 44 38 36 24

No religiosa 29 26 33 44 52 54 58

Ateo convencido

5 2 3 7 7 8 14

NS/NC 0 2 3 5 4 2 3

Bases 59 137 158 176 226 219 225

Fuente: Encuesta Mundial de Valores.

En todas las mediciones se aprecia que las personas no religiosas y ateas se concentran

entre las generaciones más jóvenes. Sin embargo lo más destacable es el fuerte cambio

que se produce en todos los grupos generacionales en la última medición. La identidad

religiosa cae estrepitosamente en el tránsito de 1999 y 2007 en todos los grupos

generacionales, lo cual es indicativo de que estamos ante un importante efecto de

periodo que afecta a toda la sociedad en general, pero muy en particular a los nacidos

con posterioridad a 1950. Siendo tan fuerte, lo imaginable es que no haya parado, y que

continúe en alguna medida en el tránsito hacia el 2020, motivo por el cual es factible

creer que las predicciones podrían quedarse algo cortas incluso. Sin embargo,

observando las diferencias por grupos de edad, no encontramos indicios que hagan

pensar que en un futuro próximo el ateísmo vaya a aumentar considerablemente, es más

probable que siga aumentando pero moderadamente, a un ritmo no mayor que el actual.

PREDICCIONES COMPROBATORIAS DE LA IDENTIDAD RELIGIOSA

Pred(00) Pred(90) Dif. (10 años)

2007 1999 2007 1999

Identidad

Religiosa 58 60 14 -3

No religiosa 32 30 -14 1

Ateo 7 5 0 -1

NC 2 6 -1 3

Error Promedio 7.25 2.00

Las predicciones comprobatorias nos indican que el error fue mínimo al predecir el año

1999 partiendo de 1990, porque los cambios intrageneracionales fueron muy

moderados. Sin embargo el error aumenta considerablemente en 2007 debido al fuerte

efecto de periodo observado, dicho sea a pesar de que las diferencias

intergeneracionales son notables Eso significa que las predicciones basadas en el relevo

generacional podrían quedarse cortas si continúa, como es imaginable, el efecto de

periodo. Vista esta tabla, la identidad religiosa podría caer más incluso de lo que apunta

la predicción (37%), aunque no parece probable que el ateísmo aumente

considerablemente por este motivo.

Importancia de la religión en la vida:

Examinamos a continuación la evolución y tendencia de la importancia concedida a la

religión en la vida.

EVOLUCIÓN Y TENDENCIAS DE LA IMPORTANCIA DE LA RELIGIÓN EN LA VIDA

Encuesta Encuesta Encuesta Encuesta Pred(2020) Pred(2020)

(%) 1981 1990 1999 2007 Tendencia 2007

Imp_Relig

Mucha 20 23 15 13 11

Bastante 31 28 24 20 20

Poca 38 31 31 33 33

Ninguna 21 19 30 34 35

Bases: 1510 1209 1200

Fuentes: WVS.

La importancia concedida a la religión ha ido disminuyendo a lo largo del tiempo, si

bien la disminución de mayor calado la encontramos en la última medición. Las

predicciones reflejan la continuidad de dichas tendencias, asemejándose mucho entre sí.

EVOLUCIÓN DE LA IMPORTANCIA DE LA RELIGIÓN EN LA VIDA (% VERTICALES)

GENERACIONES

1929 y - 1930-39 1940-49 1950-59 1960-69 1970-79 1980 y +

1990 Mucha 36 25 18 14 9 7

Bastante 33 43 37 27 22 23

Poca +nc

19 22 30 32 35 35

Ninguna 12 10 15 27 33 35

Bases 349 171 241 290 325 109 0

2000 Mucha 46 34 25 19 15 12 11

Bastante 27 34 34 29 27 21 16

Poca +nc

15 25 27 34 36 39 35

Ninguna 12 7 14 17 23 28 38

Bases 140 180 157 187 243 239 63

2007 Mucha 34 31 18 15 12 11 4

Bastante 41 35 37 27 19 15 16

Poca +nc

15 23 28 30 37 34 36

Ninguna 10 11 16 28 33 40 44

Bases 59 137 158 176 226 219 225

Fuente: WVS.

Los datos indican que las diferencias intrageneracionales son moderadas, salvo en 2007,

donde se aprecia cierto efecto de periodo, no muy pronunciado. Por tanto las

evoluciones responden principalmente a las diferencias intergeneracionales y el efecto

del reemplazo generacional.

Las predicciones comprobatorias son las siguientes:

PREDICCIONES COMPROBATORIAS DE LA IMPORTANCIA DE LA RELIGIÓN EN LA VIDA

Pred(00) Dif. (10 años)

2007 2007

Importancia Religión

Mucha 19 4

Bastante 26 2

Poca 33 2

Ninguna 22 -8

Error promedio 4,00

Estamos ante un error promedio moderado, aceptable por no resultar elevado. El

principal problema de la medición es haber infraestimado a los que no conceden

importancia a la religión, al no estar contemplado el efecto de periodo. De nuevo la

predicción ha resultado conservadora y ser algo mayor el avance secularizador que el

previsible en la encuesta.

Confianza en la Iglesia:

EVOLUCIÓN Y TENDENCIAS DE LA CONFIANZA EN LA IGLESIA

Encuesta Encuesta Encuesta Encuesta Pred(2020) Pred(2020)

(%) 1981 1990 1999 2007 Tendencia 2007

Confíanza en la Iglesia

Mucha 24 8 8 9 8 7

Bastante 25 31 35 23 19 19

No mucha (+ NS/NC)

33 18 39 42 46 43

Ninguna 18 23 19 26 27 31

Bases: 2303 2637 1200 1200

Fuentes: 2007: WVS. Resto: EVS.

La confianza en la Iglesia ha ido disminuyendo a lo largo de las décadas, si bien ha

caído fundamentalmente en dos periodos concretos: en el paso de 1981 a 1990 y de

1999 a 2007. El cambio más espectacular lo revela la medición más reciente, momento

en el que los que desconfían son nada menos que el 68% de la población. Entendemos

que los orígenes de este desencuentro están en el alejamiento de la población de las

políticas y doctrinas de la jerarquía eclesial. Probablemente, las reformas laicistas de los

dos gobiernos socialistas en el principio de siglo han tenido alguna influencia a este

respecto, si bien es preciso señalar que dichas reformas gozaban de una demanda

mayoritaria previamente a su regulación estatal de acuerdo con las encuestas de valores.

La extrapolación de los valores de esta serie temporal da lugar a la predicción para 2020

de la continuidad de dichas tendencias, si bien se apunta a una evolución más suave que

la recientemente vivida, bajo el impulso del avance laicista. La predicción basada en el

relevo generacional es muy similar a la anterior. Al coincidir ambas se refuerza y hace

más plausible la precisión de los valores.

EVOLUCIÓN DE LA CONFIANZA EN LA IGLESIA (% VERTICALES)

GENERACIONES

1929 y -

1930-39

1940-49

1950-59

1960-69

1970-79

1980 y +

1990 Mucha 40 27 17 12 9 12

Bastante 27 35 25 20 15 17

Poca 21 26 41 39 43 39

Ninguna 12 12 17 29 33 32

Bases 349 171 241 290 325 109 0

2000 Mucha 29 28 20 9 9 7 8

Bastante 37 34 27 31 24 20 16

Poca 21 32 37 39 44 41 41

Ninguna 12 7 15 22 23 32 35

Bases 140 180 157 187 243 239 63

2007 Mucha 25 23 13 7 7 5 3

Bastante 42 35 34 24 17 15 14

Poca 22 31 40 43 49 45 46

Ninguna 10 12 13 26 27 34 38

Bases 59 137 158 176 226 219 225

Fuente: WVS.

Las diferencias intra son pequeñas entre los nacidos con anterioridad a 1950 sin

embargo son algo mayores entre los nacidos con posterioridad. Entre estas

generaciones, en todas ellas aumentan los que confían poco o nada en la Iglesia a partir

de 2000. En ningún grupo generacional se aprecian grandes diferencias en el transcurso

de las mediciones, pero sí corrimientos hacia una menor confianza en todos estos; entre

los de mayor edad el corrimiento es sobre todo de mucha a bastante confianza, y entre

los nacidos después de 1950 en la paulatino incremento de la desconfianza.

Las predicciones comprobatorias indican una predictibilidad buena de esta variable,

debido a que las evoluciones intra son moderadas (no se han producido hasta la fecha

grandes saltos sino corrimientos progresivos). Por tanto las predicciones que aquí se

muestran son muy plausibles si no estuviesen operando factores que pudiesen modificar

la inercia que muestra la tendencia.

PREDICCIONES COMPROBATORIAS DE LA CONFIANZA EN LA IGLESIA

Pred(00) Pred(90) Dif. (10 años)

2007 1999 2007 1999

Mucha 13 7 4 -1

Bastante 25 30 2 -5

No mucha (+ NS/NC) 38 39 -4 0

Ninguna 24 24 -2 5

Error promedio 3,00 2,75

Práctica religiosa:

La mayor y más acelerada caída de los indicadores examinados se produce en la

práctica religiosa, si nos atenemos a los datos de asistencia a la Iglesia, descontados

ocasiones como bodas, comuniones y bautizos.

EVOLUCIÓN Y TENDENCIAS DE LA ASISTENCIA A LA IGLESIA

Encuesta Encuesta Encuesta Encuesta Pred(2020) Pred(2020)

(%) 1981 1990 1999 2007 Tendencia 2007

Asistencia a la iglesia

Semanal 41 33 26 15 5 11

Ocasional 33 39 42 38 42 35

Nunca 25 29 32 47 53 54

Bases: 2303 2647 1209 1200

Fuentes: 1981 y 1990: EVS. 1999 y 2007: WVS.

En 2007 casi la mitad de la población no acude nunca a la Iglesia, mientras que tan solo

un 15% asisten con regularidad semanal. En 2007 la práctica religiosa se ha convertido

en un fenómeno muy minoritario, pese a que a principios de los ochenta, lo minoritario

era no asistir nunca.

La extrapolación de las tendencias de la serie tan solo un 5% de la población irá a misa

semanalmente en 2020, mientras que la mayoría no asistirían nunca. Es difícil no

obstante que la caída sea tan rápida y baja para 2020. Es más creíble la predicción

basada en el relevo generacional, que nos indica que la práctica semanal seguirá

cayendo pero menos (11%). Esta sería la caída que muy probablemente se cumplirá si

no se detienen las inercias en marcha. Considero poco probable que descienda mucho

más que esto para tal fecha (la Iglesia tiene su público fiel y cierta capacidad de

atracción aunque menguante). Sí es más plausible el incremento de los que nunca

asisten, dato mucho más fiable y en el que coinciden las dos predicciones (53-54%).

Sigue a continuación la presentación de los datos por generaciones:

EVOLUCIÓN DE LA ASISTENCIA A LA IGLESIA (% VERTICALES)

GENERACIONES

1929 y -

1930-39

1940-49

1950-59

1960-69

1970-79

1980 y +

1990 Semanal 49 40 28 15 9 16

Ocasional 38 45 51 44 41 49

Nunca 13 15 22 42 50 36

Bases: 349 171 241 290 325 109 0

2000 Semanal 49 46 34 20 16 10 10

Ocasional 29 38 45 47 47 44 41

Nunca 23 17 22 34 37 47 49

Bases: 140 180 157 187 243 239 63

2007 Semanal 44 39 24 14 10 6 3

Ocasional 31 39 44 45 43 34 30

Nunca 25 22 32 41 47 60 68

Bases: 59 137 158 176 226 219 225

Fuente: WVS.

Las diferencias en las prácticas religiosas por grupos de edad son espectaculares y se

mantienen a lo largo del tiempo. Sin embargo un fuerte efecto de periodo (y muy

prolongado en el tiempo) se hace sentir en todas las mediciones y no parece que hayan

tocado fondo en 2007, a juzgar por la fuerza con la que se sigue manifestando: en todos

los grupos de edad se cumple que con el paso del tiempo las personas tienden a asistir

cada vez menos a la Iglesia.

En el pasado se observa un efecto de ciclo de vida en este indicador similar al observado

en otros: teenagers más practicantes que los jóvenes, y estos al pasar a la madurez se

hacen más practicantes (quizás por la educación religiosa que dan a sus hijos). Sin

embargo, en el paso de 2000 a 2007 este efecto de ciclo de vida desaparece, lo que es

indicativo de un cambio en los procesos de socialización: la educación religiosa deja de

transmitirse a los hijos.

Tal como planteábamos nuestras hipótesis sobre la predictibilidad de las variables

religiosas, ante un contexto de fuertes cambios intrageneracionales, las predicciones

conmprobatorias se alejan considerablemente de los datos reales (pese a las fuertes

diferencias intergeneracionales). Sirven para determinar las tendencias de cambio, en

eso no se equivocan, pero se quedan muy cortas a la hora de predecir los valores que se

obtienen en las mediciones reales; las caídas predichas de la asistencia a misa son

menores que las reales.

PREDICCIONES COMPROBATORIAS DE LA ASISTENCIA A LA IGLESIA

Pred(00) Pred(81) Dif. (10 años)

2007 1990 2007 1990

Semanal 22 34 11 8

Ocasional 43 35 8 -7

Nunca 35 30 -19 -2

Error promedio 12.67 5.67

Por tanto, el supuesto de que el 54% de los mayores de 18 años no asistirán nunca a la

Iglesia en 2020, podría quedarse corto y aproximarse quizás a un 60%.

Conclusiones:

Los datos analizados permiten la interpretación de que en el proceso de secularización

religiosa observado desde la transición democrática hasta nuestros días, podemos

distinguir al menos dos grandes ciclos. El primer ciclo se agota aproximadamente

coincidiendo con el final del siglo XX y a partir de entonces se inicia otro diferente, en

el que se está ahondando mucho más en la descomposición del catolicismo. El primero

ha consistido básicamente en el alejamiento de la ortodoxia institucional, de la jerarquía

eclesial y sus doctrinas, enfrentadas a una sociedad española muy orientada a los valores

de la individualización y la postmodernización cultural. En este contexto, las inercias

secularizadoras, todavía modestas, han consistido básicamente en el distanciamiento de

la ortodoxia católica y la flexibilización de los dogmas sin casi pérdida de los aspectos

centrales de la fe; manteniendo la identidad católica o cristiana y la creencia en Dios. Lo

que las personas han ido perdiendo a lo largo de la vida (constatado por las evoluciones

intrageneracionales) ha sido: la práctica religiosa (en gran medida y de forma drástica),

la confianza en la Iglesia, la importancia de la religión en la vida (estos dos aspectos con

evoluciones más modestas pero progresivas) y con toda probabilidad también aunque

aquí no se haya examinado aquí, el conjunto de creencias y doctrinas de la Iglesia que

estudios anteriores dan por fuertemente fragmentado desde hace tiempo (González

Blasco y Gonzalez Anleo, 1992). En esta primera etapa ha tenido lugar la huida de la

religión eclesial hacia formas centrífugas, laxas (no practicantes y de baja intensidad) o

de una religiosidad vivida de espaldas a la Iglesia, pero apenas se ha avanzado hacia la

increencia, por el hecho de la pérdida de la identidad religiosa supone un cambio vital

fuerte, difícil de darse en personas que han tenido una fuerte socialización temprana

religiosa. Es por ello que en las evoluciones intrageneracionales la identidad religiosa se

defiende razonablemente bien de la secularización y el ateísmo se mantiene sin

aumentar. Hasta entonces las evoluciones que se observan en los citados aspectos

obedecen básicamente a las diferencias intergeneracionales y el efecto del relevo

generacional. Mientras que en otras cuestiones no centrales a los efectos ‘inter’ se les

suman los ‘intra’.

Pero en la medida que estas personas, sobre todo los nacidos entre los cuarenta y los

sesenta, que han avanzado a una religiosidad débil y de escasa importancia en la vida

cotidiana, han ido educando a nuevas generaciones (fundamentalmente los nacidos a

partir de los años setenta o poco antes) en la ausencia de la cultura católica y de la

religión, por lo que estos hijos de padres nacidos entre los cuarenta y los sesenta han

recibido tan escasa socialización religiosa que se hallan mucho más dispuestas que sus

mayores a dar el paso a vivir abiertamente sin religión y sin Dios a lo largo de la vida, si

es que no se han educado ya en ello en la infancia y adolescencia. Estas generaciones

empiezan a ser observadas en las encuestas en el inicio del siglo XXI. (Solo

encontramos indicios anteriores muy modestos y todavía sin significación estadística a

partir de la segunda mitad de los noventa, en otras encuestas diferentes de las analizadas

aquí, en las encuestas del CIS y DATA (Arroyo, M. 2004. pag 412), al comenzar a

intuirse que la increencia, hasta entonces inmutable, comienza a aumentar. Es sin

embargo a partir de 2.000 y en adelante cuando se comienza a sentir la presencia y

efecto de estas nuevas generaciones, son los sujetos que protagonizarán la nueva etapa

del proceso secularizador apenas iniciado.

Esta nueva etapa se caracteriza por una ruptura con la identidad religiosa y un

correlativo aumento de la increencia, que hasta finales del siglo XX se ha mantenido

bajísimo y prácticamente sin aumentar. La ruptura no solo viene dada de la mano de los

cambios de relevo generacional. También se observa por primera vez (en el paso del

2000 a 2007) un cambio intrageneracional importante en las identidades religiosas, entre

los nacidos con posterioridad a 1950, aunque sean los más jóvenes (nacidos después de

1970) los que sobre todo se desvinculan de identidades religiosas y abrazan el ateísmo.

Este hecho supone un cambio cualitativo en la dinámica de la secularización, que se

intuye se acelerará en el futuro.

También está teniendo lugar en esta segunda fase el declive de la religiosidad laxa, que

hasta el final de siglo había ido aumentando al beneficiarse de la salida masiva de la

religiosidad eclesial, mientras que la religiosidad alternativa (la vivida de espaldas a la

Iglesia) aumenta hasta 2007. Sin embargo, debido al escaso interés de las generaciones

nacidas después de 1970 en esta forma de religiosidad, es previsible una inversión de

esta tendencia, que debe estar tocando techo justo ahora. En los próximos años es

previsible que tenga lugar un lento pero prolongado declive de las formas de

religiosidad en transición hacia la increencia; religiosidad de baja intensidad y una

religiosidad sin iglesia. Obviamente, a estas inercias que liderarán estas nuevas cohortes

se adherirán en menor medida otras de mayor edad, sobre todo los nacidos entre los

años 50 y 60, los segundos más dispuestos a abandonar su religión si soplasen fuertes

vientos secularizadores.

El año 2020 es una fecha de referencia para comprobar si se confirman o no estas

tendencias. Las principales previsiones que se desprenden de este trabajo para 2020

parecen confirmar que este segundo ciclo del proceso de secularización se irá afirmando

dentro de las pautas indicadas:

Seguirá disminuyendo fuertemente la religiosidad eclesial, así como la laxa y

por primera vez la alternativa. Mientras que incrementarán considerablemente

los arreligiosos, los cuales llegarán a un mínimo del 55%, pero podrían ser más,

quizás aproximándose al 60%.

La identidad como persona religiosa disminuirá acelerando su caída,

reduciéndose al 39% aproximadamente. Seguirán aumentando las identidades no

religiosas y ateas a un ritmo mayor que el actual.

Seguirán disminuyendo moderadamente, a un ritmo probablemente semejante al

actual, la importancia de la religión en la vida y la confianza en la institución

eclesial.

La asistencia a los oficios religiosos seguirá cayendo, siendo más difícil prever

en qué medida.

En relación a la predicibilidad de los indicadores religiosos, constatamos que los

llamados aspectos centrales (formas de religiosidad e identidad) son menos mutables a

lo largo de la vida que las prácticas, confianza en la Iglesia o importancia de la religión

en la vida, tal como se esperaba. Han sido por tanto hasta la fecha fácilmente

predecibles, mucho más hasta el año 2000 que en 2007. Sin embargo, al comenzar a

observarse recientemente un efecto de periodo en la identidad religiosa, es previsible

que en un futuro, la predictibilidad de estos indicadores no sea tan buena como la que ha

tenido hasta la fecha. Una predicción basada en los efectos de relevo generacional,

marcaría, eso sí, unos mínimos en la evolución negativa de la religiosidad que se

cumplirían con gran seguridad (al menos), mientras no se produzcan cambios

significativos en los escenarios.

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