LAS POSIBILIDADES PROSPECTIVAS DE LA VARIABLE...
Transcript of LAS POSIBILIDADES PROSPECTIVAS DE LA VARIABLE...
Propuesta de contribución al Grupo de Trabajo: 16 SOCIOLOGÍA DE LA
RELIGIÓN
DINÁMICA Y PROSPECTIVA DE LAS TENDENCIAS RELIGIOSAS EN
ESPAÑA.
Prof. Millán Arroyo Menéndez
Dptº Sociología IV. Fac. CC. Políticas y Sociología de la UCM
Resumen:
La evolución de las tendencias religiosas en España obedece sobre todo a importantes
y fuertes cambios de relevo generacional, observados en las diferentes cohortes o
grupos de edad de cualquier encuesta, mientras que los cambios acaecidos lo largo de
la vida adulta han contribuido poco a dicha evolución, al menos desde 1981 hasta la
fecha. Esto es debido a que identidades, valores, actitudes básicas y creencias
religiosas se fraguan en las primeras etapas de la vida, incorporándose de forma
relativamente estable al ‘ethos’ de los sujetos adultos. De ahí se sigue que la edad o
fecha de nacimiento de los individuos, en combinación con la evolución demográfica,
posee un interesante valor predictivo, siendo posible anticipar de forma bastante
aproximada las tendencias a diez años años y más. El trabajo que se presenta analiza
la evolución y las tendencias de la caída de la religiosidad en España, introduciendo
las perspectivas de las dinámicas intergeneracionales e intrageneracionales, llegando a
la formulación de predicciones de futuro en el horizonte de 2020.
Antecedentes y planteamiento de la investigación:
Este trabajo parte de los hallazgos de otro anterior (Arroyo y Cabrera, 2011) en el cual
se demostraba en el contexto de la sociedad española y con un conjunto variado de
indicadores de valores, que el principal motor de los cambios, al menos en el periodo
comprendido entre 1981 y 2008, era el efecto del relevo o reemplazo generacional,
confirmando así uno de los supuestos más asumidos y menos contrastados por los
analistas de los cambios de valores. Es decir, en el plano empírico se observó que las
diferencias intergeneracionales tendían a ser mayores que las diferencias
intrageneracionales en las bases de datos de las encuestas de valores, a lo largo de
cuatro mediciones, durante prácticamente cuatro décadas. (Mediciones de: 1981, 1990,
1999-2000 y 2007-2008 en las colecciones de encuestas mundial y europea de valores).
Es decir, las evoluciones y tendencias obedecen sobre todo a que las nuevas cohortes,
socializadas de distintas maneras que las anteriores, van reemplazando a las viejas (que
se van muriendo) y portan consigo nuevas sensibilidades y nuevas formas de ver la
vida. Esta afirmación se ajusta a lo teorizado por Manheim (Manheim, 1993) quien
afirmaba en 1928 que el relevo generacional era el principal motor de los cambios
culturales. Al menos los datos españoles de las últimas décadas del siglo XX y principio
del Siglo XXI le dan la razón y confirman la vigencia de su supuesto para el análisis de
tendencias actuales. Consecuentemente, los supuestos teóricos de Inglehart y de otros
analistas de los estudios de valores (Inglehart, 1977, 1997, 1991; Lesthaegue & Moors,
2002, etc…) también se confirman. Nos referimos a la teoría de que es durante los
primeros años de socialización cuando se fraguan los valores de los sujetos, y a partir de
ahí tienden a mantenerse estables a lo largo de la vida, sin que por lo general sean
frecuentes grandes cambios en las visiones del mundo y las referencias axiológicas de
los sujetos.
Precisamente, de acuerdo con el mencionado estudio, las posiciones religiosas, como
también las políticas, muestran más resistencia a los cambios que otros conjuntos de
valores y creencias. Lógicamente, también se observan cambios religiosos a lo largo de
la vida (aquí los llamaremos ‘intrageneracionales’) pero puestos en la balanza estos
últimos no pesan tanto como los debidos a que los viejos mueren y van siendo
reemplazados por jóvenes (los que aquí llamaremos ‘intergeneracionales’).
En esta ocasión el propósito es profundizar en el conocimiento de la evolución de la
religiosidad, en las distintas dimensiones de las que se dispone de indicadores de
encuesta en un periodo amplio (cuatro décadas), determinar las tendencias generales,
conocer las tendencias intrageneracionales y la dinámica intergeneracional y elaborar
predicciones de futuro, entendidas como escenarios probables, tomando como
referencia el año 2020, partiendo de bases de datos comprendidas entre 1981 y 2007-08.
(Predicción a 13 años). Lo que se expone a continuación es objeto de una doble
reflexión: de un lado conocer mejor las dinámicas del cambio religioso, de otro,
examinar las posibilidades de predictibilidad de los indicadores religiosos y presentar
unas predicciones plausibles.
En relación al primero de los objetivos cabe exponer que hasta la fecha los análisis de
evolución de la religiosidad han consistido principalmente en la comparación de
resultados de las distintas olas de encuesta. Como los estudios de valores se han
realizado aproximadamente cada diez años, el resultado es que las series temporales
reúnen muy pocas observaciones. En la actualidad disponemos básicamente de cuatro:
1981, 1990, 1999-2000, y 2007-08. (Hay una medición más de 1995 que aquí no se
contempla). Es decir que ahora empieza a tener sentido la perspectiva de acumulación
de series temporales, aunque disponer solo de cuatro olas es todavía precario con fines
predictivos. Otras perspectivas adoptadas a veces por los investigadores para suplir las
limitaciones de la serie temporal han consistido en observar las diferencias entre los
distintos grupos de edad, para establecer tendencias. Muchos otros investigadores han
recurrido a esta estrategia. Sin embargo por razones obvias, apenas se han realizado
análisis de cohortes (hasta la fecha carecía de sentido), por lo que la observación de las
tendencias intergeneracionales apenas están investigadas.
El conocimiento de todas estas dinámicas permite además contribuir a la exploración de
las posibilidades prospectivas de los fenómenos estudiados. El segundo de nuestros
propósitos. Siendo correcto el supuesto de Manheim y asumiendo que los cambios
intrageneracionales tienen efectos moderados en las tendencias del conjunto de la
sociedad, es evidente el valor prospectivo de las diferencias por grupos de edad (o
generaciones o cohortes). Pero queda por ver hasta qué punto se aproximan
dependiendo de qué indicadores manejemos.
Es decir, no todos los indicadores de religiosidad tendrían por qué ser igualmente
estables en el tiempo (nos referimos a su estabilidad intrageneracional), y por tanto
podría haber diferencias en su predectibilidad. Hipotéticamente podemos esperar que
los aspectos axiológicos de mayor centralidad sean más difíciles de cambiar a lo largo
de la vida, mientras que otros más instrumentales podrían mudar más fácilmente. Por
tanto, serían más predecibles los primeros que los segundos. Que la posición religiosa o
la identidad política sea más difícil de cambiar que aspectos como la ética y la moral,
así lo sugieren. (Arroyo y Cabrera, 2011). En el ámbito religioso hipotéticamente
postularíamos que la identidad religiosa y las creencias serían más centrales y difíciles
de cambiar –aunque sean no inmutables-, al estar profundamente arraigadas en el ethos
de los individuos, y por tanto sería más fácil predecirlas, mientras que otros aspectos
pueden estar más sujetos a mutaciones y por tanto su predictibilidad sería menor, como
podría ser el caso de la confianza en la institución eclesial o las prácticas de culto, o
aspectos morales en los que la Iglesia quiere influir, como el aborto o la eutanasia, en
los que sí se han detectado importante efectos de periodo en línea hacia una gran
permisividad.
Los indicadores de religiosidad examinados para cumplir con los objetivos expuestos
han sido los siguientes:
Formas de religiosidad: se refiere a una tipología de clasificación religiosa
(eclesiales, laxos, alternativos y arreligiosos).
Identidad religiosa: la autoidentificación como persona religiosa, persona no
religiosa o como ateo convencido.
Importancia de la religión en la vida. (Mucha, bastante, poca, ninguna).
Confianza en el Iglesia. (Mucha, bastante, poca, ninguna).
Prácticas: Asistencia a la iglesia, al margen de eventos como bodas, comuniones
o bautizos. (Frecuencia semanal, menor de semanal –aquí en adelante se
denominará ‘ocasional’ y nunca asisten).
Metodología:
El análisis empírico se ha realizado con las encuestas del European Value Study (EVS)
y del World Value Study (WVS). Para el análisis de la evolución de las tendencias se
han preparado series temporales para los indicadores seleccionados con bases referidas
a los totales de cada muestra. También se presentan tablas en las que se desglosan ola a
ola los resultados de dichos indicadores para diferentes grupos generacionales (hasta 7).
Con todo esto es posible una perspectiva general de la evolución y la tendencia de cada
variable (perspectiva del conjunto de la sociedad) y el análisis de las diferencias
intergeneracionales y el análisis de la evolución de cada grupo de edad o generación.
Para la predicción de los parámetros en el año 2020, se ha recurrido a dos
procedimientos diferentes: de un lado, con la serie histórica del conjunto de las muestras
de cada ola, se ha obtenido, para cada categoría de cada variable (datos porcentuales),
una ecuación que se ajuste a la distribución de los puntos de la serie, determinando
después el valor que se corresponde con el año 2020. Se ha procurado en lo posible
trabajar con funciones lineales, o cuando no es adecuado el ajuste lineal, mediante
función polinómica (casi siempre funciones de orden dos). Se ha ajustado por
redondeado en el caso de que los resultados estimados en el conjunto de categorías de
una variable no coincida con el 100%.
Este primer procedimiento cuenta con el inconveniente de que solo tenemos cuatro
observaciones en la serie histórica, separadas entre sí cerca de diez años, y además la
predicción que queremos hacer es a trece años de la última ola, por tanto tendrá un
carácter aproximado y orientativo. No estamos en las mejores condiciones para un buen
análisis cuantitativo de series temporales. Por sí sola no puede ofrecer garantía de
precisión, aunque sí será capaz de mostrar la tendencia de futuro y es probable que
muchos de los parámetros posibles se aproximen a la futura realidad, pero otros no.
El segundo procedimiento predictivo se ha basado en la estimación de los reemplazos
generacionales. Se han tenido en cuenta las variaciones demográficas que experimentará
cada grupo generacional en 2020. De modo que tomando los pesos relativos de las
respuestas que dan en 2007 a las distintas categorías de las variables, se recalculan las
mismas teniendo en cuenta la evolución del patrón demográfico, con lo cual los
resultados varían en el conjunto de la población como mero resultado del relevo
generacional. Los datos de 2020 se toman de las proyecciones censales a corto plazo,
facilitadas por el INE, serie 2012-2022. Hay un grupo generacional que no aparece en
los datos de 2007, los nacidos con posterioridad a 1990. (La encuesta se dirige a
mayores de 18 años y los nacidos en 1990 tenían entonces 17). Los parámetros de este
grupo de edad no observado se han estimado tomando como referencia las diferencias
intergeneracionales en 2007 de los grupos sí observados, en cada categoría de respuesta
de cada variable (datos porcentuales). Se ajustan los puntos mediante ecuación y se
estima la distribución de respuestas de la generación que falta.
El segundo procedimiento está basado en la importancia de las inercias
intergeneracionales (‘inter’ a partir de ahora). Se basa en la observación de que las
diferencias inter son muy grandes, porque las generaciones mayores son
progresivamente más religiosas y viceversa las jóvenes lo son menos. Ofrece muy
buenos resultados en el supuesto de que las variaciones intrageneraciones (‘intra’ a
partir de ahora) sean pequeñas. En tal supuesto los datos pueden llegar a coincidir
mucho con los reales. Cuando esto ocurre, la capacidad predictiva de este procedimiento
es mayor que la del primero, ofreciendo resultados muy ajustados en diez años. Sin
embargo, cuando los efectos de periodo o en menor medida cuando algunos efectos de
ciclo de vida aparecen, disminuye su capacidad predictiva y es más razonable confiar en
el primero.
Para determinar la bondad del segundo procedimiento nos basamos primero en la
observación de las diferencias ‘intra’. Allí donde son pequeñas es confiable, y donde
son grandes ya no tanto. También influye obviamente la intensidad de las diferencias
‘inter’, es decir, son más asumibles (afectan menos a la predicción) diferencias ‘intra’
moderadas, cuando las ‘inter’ son elevadas que cuando no lo son tanto.
Afortunadamente, las diferencias inter de todas las variables religiosas son tan fuertes
en España que este hecho ayuda bastante a obtener predicciones razonables casi
siempre. Además de esto, y como una segunda referencia, se han realizado predicciones
confirmatorias para asegurar la bondad del procedimiento en cada indicador. Por regla
general, prediciendo el valor del año 2007 (que resultaba conocido) a partir de los datos
de la medición de 1999-2000. Dichas pruebas casi siempre han ofrecido resultados muy
aceptables.
Ninguno de los dos procedimientos, ni jamás ninguno otro, son capaces de prever
efectos de periodo. Solo se pueden prever los que ya se han detectado en marcha en
anteriores mediciones, pero si se inician con datos posteriores a los que se basa la
predicción esta se desviará irremediablemente. Los efectos de ciclo de vida, sin
embargo, son menos problemáticos, por dos motivos: primero porque el examen de los
mismos con estos datos demuestran que son mucho menos frecuentes y mucho menos
intensos, y porque además, una vez conocidos, puede aventurarse que se repetirán y
tomarse medidas para evitarse o suavizarse. (Arroyo & Cabrera, 2011). Es el caso del
principal efecto de ciclo de vida observado aquí, que consiste en que la generación más
reciente observada, por regla general ‘teenagers’, tienden a ser en general más religiosos
que cuando pasan a cumplir la veintena, y durante sus veinte, hasta que no pasan a
cumplir la treintena tienden a vivir la época menos religiosa de su vida, moderándose
ligeramente a partir de los 30 en adelante, y evolucionando ya menos a lo largo de la
vida. Debido a este hecho, algunas veces, cuando se ha apreciado un repunte de
religiosidad, no siendo deseable a efectos predictivos, (a sabiendas que dicho
comportamiento menos crítico cambiará en unos años) se ha preferido estimar los
parámetros de dicho grupo generacional mediante predicción de la tendencia de los
grupos de edad anteriores, al igual que la generación no observada (ajuste de los puntos
y cálculo de la ecuación). Este procedimiento mejora el ajuste de acuerdo con los
contrastes realizados.
Formas de religiosidad:
La primera variable a examinar nos resume las posiciones religiosas de los sujetos en
cuatro tipos básicos, fruto de la combinación de distintas variables. Eclesiales: católicos
que confían en la Iglesia y asisten a misa regularmente. Laxos: católicos que confían en
la Iglesia y asisten a misa sólo ocasionalmente o nunca, o bien católicos que asisten a
misa pero no confían en la Iglesia. Alternativos: Se sienten personas religiosas pero no
confían en la Iglesia ni asisten regularmente a misa, no confían en la Iglesia y no se
consideran personas religiosas. Veamos la evolución:
EVOLUCIÓN Y TENDENCIA DE LA TIPOPOLÍGA DE RELIGIOSIDAD.
Encuesta Encuesta Encuesta Encuesta Pred(2020) Pred(2020)
(%) 1981 1990 1999 2007 Tendencia 2007
Tipología Religiosa
Eclesiales 32 25 22 14 8 9
Laxos 22 26 23 18 14 16
Alternativos 14 17 19 21 28 20
Arreligiosos 31 32 35 46 50 55
Bases: 2303 4147 2409 2700
Fuente: Datos acumulados EVS+WVS. Elaboración propia.
En el periodo estudiado la religiosidad desciende considerablemente, particularmente la
eclesial, mientras que la arreligiosidad incrementa mucho. También incrementa pero
moderadamente la de tipo alternativo, la que tiene lugar ‘de espaldas a la iglesia’
mientras que la laxa aumentó hasta los noventa pero parece retroceder desde entonces.
Hasta el cambio de siglo no avanzan mucho las posiciones arreligiosas, y lo que tiene
lugar es sobre todo un alejamiento de la ortodoxia eclesial, en la medida que avanzan las
posiciones laxas o bien las alternativas. Sin embargo después del cambio de siglo toma
fuerza la pujanza de las posiciones no religiosas en detrimento no solo de la religiosidad
eclesial sino también de la laxa. Que el laxismo inicie un fuerte proceso de declive nos
indica lo que en otros momentos era sospecha (Arroyo, M. 2004), que estábamos ante
una forma de religiosidad en proceso de transición hacia la arreligiosidad, una
manifestación transitoria del proceso de descomposición de la religiosidad de iglesia la
cual caminaba inexorablemente hacia la salida de la religión. Cabe preguntarse ahora si
la religiosidad alternativa correrá la misma suerte.
La extrapolación de las tendencias de esta serie histórica augura que el fuerte declive de
la religiosidad eclesial continuará hasta 2020, mientras que las posiciones arreligiosas
crecerán aunque no tanto. Las posiciones laxas seguirán cayendo mientras que la
religiosidad alternativa aumentaría, como consecuencia de la tendencia ascendente
mantenida hasta la fecha. Sin embargo la predicción basada en la inercia generacional
apunta a tendencias algo diferentes, las cuales resultan más plausibles: coincide en el
fuerte descenso de la religiosidad eclesial, resultando por tanto altamente probable que
se sitúe en 2020 en el 8-9%. También coincide en la continuación del descenso del
laxismo, que se mantendría en torno al 15% en dicha fecha. Las diferencias estriban en
que según las inercias intergeneracionales el ascenso de la religiosidad alternativa
habría tocado techo y se rebasaría el punto de inflexión de la tendencia, comenzando un
declive parecido al experimentado por las formas laxas de religiosidad. Como
contrapartida, aumentarán considerablemente las personas no religiosas, que llegarían
nada menos que al 55% de la población mayor de 18 años. Examinemos a continuación
la evolución (inter e intra) de los grupos generacionales.
Fuente: Estudios acumulados EVS+WVS.
EVOLUCIÓN DE LA RELIGIOSIDAD (% VERTICALES) GENERACIONES
Hasta 1929
1930-39
1940-49
1950-59
1960-69
1970-79
1980 y + Total
1981 Eclesiales 50 40 30 11 19 32
Laxos 24 25 20 21 19 22
Alternativos 8 13 17 20 18 14
Arreligiosos 18 22 32 49 44 31
Bases 748 386 385 512 272 2303
1990
Eclesiales 49 42 28 14 7 12 25
Laxos 28 29 28 25 21 26 26
Alternativos 10 14 21 20 21 17 17
Arreligiosos 13 15 23 40 51 45 32
Bases 780 595 680 802 982 308 4147
2000 Eclesiales 47 39 29 16 14 6 7 22
Laxos 24 27 25 25 21 21 18 23
Alternativos 11 13 17 25 23 22 21 19
Arreligiosos 18 20 29 35 42 51 55 35
Bases 288 350 341 360 469 495 106 2409
2008 Eclesiales 35 38 22 8 9 5 4 14
Laxos 30 22 23 20 16 14 15 18
Alternativos 16 20 25 24 23 21 18 21
Arreligiosos 20 21 30 48 52 60 62 46
Bases 179 326 315 362 485 545 488 2700
Las diferencias inter son muy marcadas en todas las formas de religiosidad y en todas
las mediciones. El declive religioso es un proceso muy dinámico y con una fuerte
inercia en España. La arreligiosidad siempre ha correlacionado con la juventud mientras
que la religiosidad eclesial ha correlacionado mucho con la madurez y la vejez. La
religiosidad laxa no ha guardad mucha relación con la edad en las dos primeras
mediciones, aunque en las dos últimas en las que disminuye se alinea hacia los grupos
de más edad. La religiosidad alternativa también mantiene una relación muy moderada
con la edad, aunque son los grupos de edad intermedios los que se muestran algo más
inclinados a esta opción. Concretamente la han adoptado los nacidos en las décadas de
los cuarenta, cincuenta y sesenta, mientras que los nacidos en los setenta y con
posterioridad no se sienten tan atraídos por esta y son las generaciones que más
engrosan las posiciones arreligiosas, precisamente por haber sido con diferencia los
menos socializados en la religión. Por este motivo, lo más plausible es un futuro en el
que incrementen considerablemente las posiciones no religiosas y la religiosidad
alternativa inicie un declive similar al del laxismo.
Si observamos las evoluciones intra advertimos que, salvo en las generaciones más
jóvenes (aún no ha pasado el suficiente tiempo) se aprecia una cierta recuperación de la
religiosidad a lo largo de la vida desde la observación de partida. Pese a lo dicho, la
relación no es lineal, pues resulta que los menos orientados a la religión tradicional (y
más arreligiosos) no son los más jóvenes (los adolescentes) sino los veinteañeros (es así
en casi todas las mediciones). Los datos sugieren que quizás una parte de ellos reciben
una educación algo más religiosa, ya sea por influencia familiar y/o escolar, de la que
luego desarrollan en su juventud. Ahora bien, en el paso de los veintitantos a los treinta
ya se empieza a apreciar una ligera moderación de sus posturas juveniles, un cierto
grado de retorno, quizás, a los valores aprendidos en etapas recientes. La subida se sigue
apreciando también al menos en el paso de los treinta a los cuarenta. En adelante, la
tendencia ya no está tan clara y serían precisas más observaciones para poder ser más
conclusivos. Quizás por la madurez, o por el retorno a la educación en valores de los
hijos (los treinta y sobre todo hoy en día los cuarenta son décadas de paternidad y
maternidad), ya sea meramente por el contacto con los centros educativos, a menudo
confesionales, o por participar en catequesis y comuniones se asiste a un cierto
suavizado de las posturas arreligiosas de los veinteañeros. No obstante en la última
medición se aprecia en todos los grupos de edad un importante alejamiento de la
institución y consecuente aumento de la arreligiosidad, importante efecto de periodo. Se
detecta por tanto, un efecto de ciclo de vida, que aunque moderado y suave, emerge con
cierta nitidez en los datos disponibles, al menos entre los que tienen menos de 50 años
en el momento de responder a la encuesta.
Sigue a continuación el examen de las predicciones comprobatorias, es decir aquellas
predicciones de los efectos de relevo generacional que se hicieron de las olas conocidas
para tener una orientación de la bondad de la predicción. Los resultados se presentan en
la siguiente tabla, en la cual se indican los resultados mismos y las diferencias con los
datos de encuesta, en diferentes predicciones tomando como base la ola inmediatamente
anterior (predicciones a unos 10 años) y en una ocasión una predicción a 20 años:
PREDICCIONES COMPROBATORIAS DE LA TIPOLOGÍA DE RELIGIOSIDAD
Pred(00) Pred(90) Pred(81) Pred(90) Pred(81) Dif. (10 años) Dif. (20)
2007 1999 1990 2007 1999 2007 1999 1990 1999(81)
Tipología Religiosa
Eclesiales 17 23 28 17 25 3 1 3 3
Laxos 22 25 22 24 21 4 2 -4 -2
Alternativos 20 17 15 17 15 -1 -2 -2 -4
Arreligiosos 41 35 35 41 38 -5 0 3 3
Error promedio (%) 3.00 1.25 3.00 3.00
Los valores predichos se aproximan bastante a los datos de encuesta, resultando que el
valor promedio de dos predicciones a diez años ha coincidido en el +/- 3,0% y en una de
estas ha disminuido al +/- 1,25%. (El valor promedio es la suma de errores en valor
absoluto partido por el número de categorías de la variable. Indica el promedio de error
por categoría en cada medición). La predicción realizada a 20 años coincide en el
mismo error promedio (+/-3,0%). Se entiende que esta probabilidad de error es bastante
aceptable, y la predicción como aproximación de los valores de las variables permite
asumir las predicciones como buenas aproximaciones.
Puede observarse también que el error de la predicción aumenta más en las mediciones
en las que se han observado los mayores cambios (respecto la medición anterior), esto
es, en 1990 y 2007. Sin embargo las predicciones muestran una sorprendente
coincidencia con los resultados de encuesta en la medición en la que los cambios de
tendencia son moderados, es decir en la medición de 1999. Esto implica dos
conclusiones. De un lado, la más obvia: que las predicciones mejoran cuando los
cambios son pequeños y son menos precisas en situaciones de fuertes efectos de
periodo. De otro lado, merece explicarse que esto es así porque las predicciones basadas
en las dinámicas demográficas, en el contexto de un cambio religioso que muestra una
inercia hacia la menor religiosidad, son ‘conservadoras’, es decir, solo dan cuenta de los
efectos del relevo generacional, y no añaden los posibles efectos de los cambios intra,
que puedan observarse en algunas o todas las generaciones. Por tanto, solo explican lo
que ocurrirá si las personas que siguen en la foto ‘no cambian’. En la medida que estas
cambian habrá que sumar o restar nuevos efectos.
Tras el cambio de siglo, se ha apreciado un fuerte avance de la arreligiosidad en el
conjunto de las muestras, que obedece a una inercia más fuerte de las dinámicas
intergeneracionales (se incrementan las diferencias por edad), por tanto, el incremento
hasta un mínimo del 55% de arreligiosos en 2020 está prácticamente asegurado, y si
cabe algún error sería debido a la infraestima de probables cambios intrageneracionales
hacia posiciones no religiosas, siempre que se mantenga el escenario y la inercia de los
cambios.
Identidad religiosa
En relación a la identificación como personas religiosas, no religiosas o ateos
convencidos, la evolución y tendencias son las siguientes:
EVOLUCIÓN Y TENDENCIA DE LA IDENTIDAD RELIGIOSA
Encuesta Encuesta Encuesta Encuesta Pred(2020) Pred(2020)
(%) 1981 1990 1999 2007 Tendencia 2007
Identidad
Religiosa 63 63 63 44 39 37
No religiosa
30 28 29 46 47 51
Ateo 4 4 6 7 11 9
NS/NC 4 5 3 3 3 3
Bases: 2303 2637 1209 1200
Fuentes: 1981 y 1990: EVS. 1999 y 2007: WVS.
Este es un indicador que ha experimentado una gran estabilidad hasta el final del siglo
XX. La mayoría de la población española se ha identificado como persona religiosa
hasta tal fecha, dicho sea a pesar de la caída de las prácticas y del distanciamiento de la
ortodoxia eclesial; durante décadas los españoles se distanciaron de la Iglesia sin perder
su identidad religiosa, lo cual en un primer momento favoreció el auge de formas de
religiosidad laxas, y en un segundo momento el crecimiento de una religiosidad vivida
de espaldas a la iglesia, que podría estar tocando techo justo en los momentos en los que
se redacta este trabajo. Coincidiendo con el comienzo del nuevo siglo se aprecia un
importante y significativo cambio identitario. La mayoría se agrupan a partir de 2007 en
posiciones no religiosas o ateas. El paso al ateísmo firme sólo se ha dado no obstante
por una minoría, sin incremento hasta la segunda mitad de los noventa, momento a
partir del cual empieza a crecer sin que se aprecie hasta la fecha fin a esta tendencia,
relativamente nueva.
Si extrapolamos las tendencias de la serie histórica observamos que se mantendrá el
declive de los religiosos en 2020, pero frenándose fuertemente el crecimiento de las
personas no religiosas hasta el punto de casi no aumentar más (prácticamente
permanecen iguales) y sin embargo seguirán aumentando fuertemente los ateos
convencidos, acelerándose esta tendencia.
La predicción basada en el relevo generacional ratifica estas tendencias con algunas
diferencias de matiz. Augura prácticamente la misma caída de la identidad religiosa
(quedará en el 37-39%). Pero sin embargo pronostica una subida algo mayor de los no
religiosos y más moderada entre los ateos. Esto significa que, si no se produjeses
diferencias intrageneracionales (que sí se han producido recientemente) los valores
serían al menos los anunciados en dicha predicción, pero parece un escenario más
plausible que se sigan produciendo, y los valores de la variable en 2020 sean más
parecidos a los de la primera predicción.
Examinamos a continuación las variaciones inter e intra generacionales:
EVOLUCIÓN DE LA IDENTIDAD RELIGIOSA (% VERTICALES)
GENERACIONES
1929 y - 1930-39 1940-49 1950-59 1960-69 1970-79 1980 y +
1990 Persona religiosa
83 80 74 57 48 51
No religiosa 11 16 18 31 40 30 Ateo convencido
2 1 3 8 4 6
NS/NC 4 4 5 4 8 14 Bases 349 171 241 290 325 109
2000 Persona religiosa
79 81 69 58 55 51 44
No religiosa 16 15 27 32 35 37 38
Ateo convencido
4 3 3 5 7 9 16
NS/NC 1 1 2 5 3 3 2
Bases 140 180 157 187 243 239 63
2007 Persona religiosa
66 70 61 44 38 36 24
No religiosa 29 26 33 44 52 54 58
Ateo convencido
5 2 3 7 7 8 14
NS/NC 0 2 3 5 4 2 3
Bases 59 137 158 176 226 219 225
Fuente: Encuesta Mundial de Valores.
En todas las mediciones se aprecia que las personas no religiosas y ateas se concentran
entre las generaciones más jóvenes. Sin embargo lo más destacable es el fuerte cambio
que se produce en todos los grupos generacionales en la última medición. La identidad
religiosa cae estrepitosamente en el tránsito de 1999 y 2007 en todos los grupos
generacionales, lo cual es indicativo de que estamos ante un importante efecto de
periodo que afecta a toda la sociedad en general, pero muy en particular a los nacidos
con posterioridad a 1950. Siendo tan fuerte, lo imaginable es que no haya parado, y que
continúe en alguna medida en el tránsito hacia el 2020, motivo por el cual es factible
creer que las predicciones podrían quedarse algo cortas incluso. Sin embargo,
observando las diferencias por grupos de edad, no encontramos indicios que hagan
pensar que en un futuro próximo el ateísmo vaya a aumentar considerablemente, es más
probable que siga aumentando pero moderadamente, a un ritmo no mayor que el actual.
PREDICCIONES COMPROBATORIAS DE LA IDENTIDAD RELIGIOSA
Pred(00) Pred(90) Dif. (10 años)
2007 1999 2007 1999
Identidad
Religiosa 58 60 14 -3
No religiosa 32 30 -14 1
Ateo 7 5 0 -1
NC 2 6 -1 3
Error Promedio 7.25 2.00
Las predicciones comprobatorias nos indican que el error fue mínimo al predecir el año
1999 partiendo de 1990, porque los cambios intrageneracionales fueron muy
moderados. Sin embargo el error aumenta considerablemente en 2007 debido al fuerte
efecto de periodo observado, dicho sea a pesar de que las diferencias
intergeneracionales son notables Eso significa que las predicciones basadas en el relevo
generacional podrían quedarse cortas si continúa, como es imaginable, el efecto de
periodo. Vista esta tabla, la identidad religiosa podría caer más incluso de lo que apunta
la predicción (37%), aunque no parece probable que el ateísmo aumente
considerablemente por este motivo.
Importancia de la religión en la vida:
Examinamos a continuación la evolución y tendencia de la importancia concedida a la
religión en la vida.
EVOLUCIÓN Y TENDENCIAS DE LA IMPORTANCIA DE LA RELIGIÓN EN LA VIDA
Encuesta Encuesta Encuesta Encuesta Pred(2020) Pred(2020)
(%) 1981 1990 1999 2007 Tendencia 2007
Imp_Relig
Mucha 20 23 15 13 11
Bastante 31 28 24 20 20
Poca 38 31 31 33 33
Ninguna 21 19 30 34 35
Bases: 1510 1209 1200
Fuentes: WVS.
La importancia concedida a la religión ha ido disminuyendo a lo largo del tiempo, si
bien la disminución de mayor calado la encontramos en la última medición. Las
predicciones reflejan la continuidad de dichas tendencias, asemejándose mucho entre sí.
EVOLUCIÓN DE LA IMPORTANCIA DE LA RELIGIÓN EN LA VIDA (% VERTICALES)
GENERACIONES
1929 y - 1930-39 1940-49 1950-59 1960-69 1970-79 1980 y +
1990 Mucha 36 25 18 14 9 7
Bastante 33 43 37 27 22 23
Poca +nc
19 22 30 32 35 35
Ninguna 12 10 15 27 33 35
Bases 349 171 241 290 325 109 0
2000 Mucha 46 34 25 19 15 12 11
Bastante 27 34 34 29 27 21 16
Poca +nc
15 25 27 34 36 39 35
Ninguna 12 7 14 17 23 28 38
Bases 140 180 157 187 243 239 63
2007 Mucha 34 31 18 15 12 11 4
Bastante 41 35 37 27 19 15 16
Poca +nc
15 23 28 30 37 34 36
Ninguna 10 11 16 28 33 40 44
Bases 59 137 158 176 226 219 225
Fuente: WVS.
Los datos indican que las diferencias intrageneracionales son moderadas, salvo en 2007,
donde se aprecia cierto efecto de periodo, no muy pronunciado. Por tanto las
evoluciones responden principalmente a las diferencias intergeneracionales y el efecto
del reemplazo generacional.
Las predicciones comprobatorias son las siguientes:
PREDICCIONES COMPROBATORIAS DE LA IMPORTANCIA DE LA RELIGIÓN EN LA VIDA
Pred(00) Dif. (10 años)
2007 2007
Importancia Religión
Mucha 19 4
Bastante 26 2
Poca 33 2
Ninguna 22 -8
Error promedio 4,00
Estamos ante un error promedio moderado, aceptable por no resultar elevado. El
principal problema de la medición es haber infraestimado a los que no conceden
importancia a la religión, al no estar contemplado el efecto de periodo. De nuevo la
predicción ha resultado conservadora y ser algo mayor el avance secularizador que el
previsible en la encuesta.
Confianza en la Iglesia:
EVOLUCIÓN Y TENDENCIAS DE LA CONFIANZA EN LA IGLESIA
Encuesta Encuesta Encuesta Encuesta Pred(2020) Pred(2020)
(%) 1981 1990 1999 2007 Tendencia 2007
Confíanza en la Iglesia
Mucha 24 8 8 9 8 7
Bastante 25 31 35 23 19 19
No mucha (+ NS/NC)
33 18 39 42 46 43
Ninguna 18 23 19 26 27 31
Bases: 2303 2637 1200 1200
Fuentes: 2007: WVS. Resto: EVS.
La confianza en la Iglesia ha ido disminuyendo a lo largo de las décadas, si bien ha
caído fundamentalmente en dos periodos concretos: en el paso de 1981 a 1990 y de
1999 a 2007. El cambio más espectacular lo revela la medición más reciente, momento
en el que los que desconfían son nada menos que el 68% de la población. Entendemos
que los orígenes de este desencuentro están en el alejamiento de la población de las
políticas y doctrinas de la jerarquía eclesial. Probablemente, las reformas laicistas de los
dos gobiernos socialistas en el principio de siglo han tenido alguna influencia a este
respecto, si bien es preciso señalar que dichas reformas gozaban de una demanda
mayoritaria previamente a su regulación estatal de acuerdo con las encuestas de valores.
La extrapolación de los valores de esta serie temporal da lugar a la predicción para 2020
de la continuidad de dichas tendencias, si bien se apunta a una evolución más suave que
la recientemente vivida, bajo el impulso del avance laicista. La predicción basada en el
relevo generacional es muy similar a la anterior. Al coincidir ambas se refuerza y hace
más plausible la precisión de los valores.
EVOLUCIÓN DE LA CONFIANZA EN LA IGLESIA (% VERTICALES)
GENERACIONES
1929 y -
1930-39
1940-49
1950-59
1960-69
1970-79
1980 y +
1990 Mucha 40 27 17 12 9 12
Bastante 27 35 25 20 15 17
Poca 21 26 41 39 43 39
Ninguna 12 12 17 29 33 32
Bases 349 171 241 290 325 109 0
2000 Mucha 29 28 20 9 9 7 8
Bastante 37 34 27 31 24 20 16
Poca 21 32 37 39 44 41 41
Ninguna 12 7 15 22 23 32 35
Bases 140 180 157 187 243 239 63
2007 Mucha 25 23 13 7 7 5 3
Bastante 42 35 34 24 17 15 14
Poca 22 31 40 43 49 45 46
Ninguna 10 12 13 26 27 34 38
Bases 59 137 158 176 226 219 225
Fuente: WVS.
Las diferencias intra son pequeñas entre los nacidos con anterioridad a 1950 sin
embargo son algo mayores entre los nacidos con posterioridad. Entre estas
generaciones, en todas ellas aumentan los que confían poco o nada en la Iglesia a partir
de 2000. En ningún grupo generacional se aprecian grandes diferencias en el transcurso
de las mediciones, pero sí corrimientos hacia una menor confianza en todos estos; entre
los de mayor edad el corrimiento es sobre todo de mucha a bastante confianza, y entre
los nacidos después de 1950 en la paulatino incremento de la desconfianza.
Las predicciones comprobatorias indican una predictibilidad buena de esta variable,
debido a que las evoluciones intra son moderadas (no se han producido hasta la fecha
grandes saltos sino corrimientos progresivos). Por tanto las predicciones que aquí se
muestran son muy plausibles si no estuviesen operando factores que pudiesen modificar
la inercia que muestra la tendencia.
PREDICCIONES COMPROBATORIAS DE LA CONFIANZA EN LA IGLESIA
Pred(00) Pred(90) Dif. (10 años)
2007 1999 2007 1999
Mucha 13 7 4 -1
Bastante 25 30 2 -5
No mucha (+ NS/NC) 38 39 -4 0
Ninguna 24 24 -2 5
Error promedio 3,00 2,75
Práctica religiosa:
La mayor y más acelerada caída de los indicadores examinados se produce en la
práctica religiosa, si nos atenemos a los datos de asistencia a la Iglesia, descontados
ocasiones como bodas, comuniones y bautizos.
EVOLUCIÓN Y TENDENCIAS DE LA ASISTENCIA A LA IGLESIA
Encuesta Encuesta Encuesta Encuesta Pred(2020) Pred(2020)
(%) 1981 1990 1999 2007 Tendencia 2007
Asistencia a la iglesia
Semanal 41 33 26 15 5 11
Ocasional 33 39 42 38 42 35
Nunca 25 29 32 47 53 54
Bases: 2303 2647 1209 1200
Fuentes: 1981 y 1990: EVS. 1999 y 2007: WVS.
En 2007 casi la mitad de la población no acude nunca a la Iglesia, mientras que tan solo
un 15% asisten con regularidad semanal. En 2007 la práctica religiosa se ha convertido
en un fenómeno muy minoritario, pese a que a principios de los ochenta, lo minoritario
era no asistir nunca.
La extrapolación de las tendencias de la serie tan solo un 5% de la población irá a misa
semanalmente en 2020, mientras que la mayoría no asistirían nunca. Es difícil no
obstante que la caída sea tan rápida y baja para 2020. Es más creíble la predicción
basada en el relevo generacional, que nos indica que la práctica semanal seguirá
cayendo pero menos (11%). Esta sería la caída que muy probablemente se cumplirá si
no se detienen las inercias en marcha. Considero poco probable que descienda mucho
más que esto para tal fecha (la Iglesia tiene su público fiel y cierta capacidad de
atracción aunque menguante). Sí es más plausible el incremento de los que nunca
asisten, dato mucho más fiable y en el que coinciden las dos predicciones (53-54%).
Sigue a continuación la presentación de los datos por generaciones:
EVOLUCIÓN DE LA ASISTENCIA A LA IGLESIA (% VERTICALES)
GENERACIONES
1929 y -
1930-39
1940-49
1950-59
1960-69
1970-79
1980 y +
1990 Semanal 49 40 28 15 9 16
Ocasional 38 45 51 44 41 49
Nunca 13 15 22 42 50 36
Bases: 349 171 241 290 325 109 0
2000 Semanal 49 46 34 20 16 10 10
Ocasional 29 38 45 47 47 44 41
Nunca 23 17 22 34 37 47 49
Bases: 140 180 157 187 243 239 63
2007 Semanal 44 39 24 14 10 6 3
Ocasional 31 39 44 45 43 34 30
Nunca 25 22 32 41 47 60 68
Bases: 59 137 158 176 226 219 225
Fuente: WVS.
Las diferencias en las prácticas religiosas por grupos de edad son espectaculares y se
mantienen a lo largo del tiempo. Sin embargo un fuerte efecto de periodo (y muy
prolongado en el tiempo) se hace sentir en todas las mediciones y no parece que hayan
tocado fondo en 2007, a juzgar por la fuerza con la que se sigue manifestando: en todos
los grupos de edad se cumple que con el paso del tiempo las personas tienden a asistir
cada vez menos a la Iglesia.
En el pasado se observa un efecto de ciclo de vida en este indicador similar al observado
en otros: teenagers más practicantes que los jóvenes, y estos al pasar a la madurez se
hacen más practicantes (quizás por la educación religiosa que dan a sus hijos). Sin
embargo, en el paso de 2000 a 2007 este efecto de ciclo de vida desaparece, lo que es
indicativo de un cambio en los procesos de socialización: la educación religiosa deja de
transmitirse a los hijos.
Tal como planteábamos nuestras hipótesis sobre la predictibilidad de las variables
religiosas, ante un contexto de fuertes cambios intrageneracionales, las predicciones
conmprobatorias se alejan considerablemente de los datos reales (pese a las fuertes
diferencias intergeneracionales). Sirven para determinar las tendencias de cambio, en
eso no se equivocan, pero se quedan muy cortas a la hora de predecir los valores que se
obtienen en las mediciones reales; las caídas predichas de la asistencia a misa son
menores que las reales.
PREDICCIONES COMPROBATORIAS DE LA ASISTENCIA A LA IGLESIA
Pred(00) Pred(81) Dif. (10 años)
2007 1990 2007 1990
Semanal 22 34 11 8
Ocasional 43 35 8 -7
Nunca 35 30 -19 -2
Error promedio 12.67 5.67
Por tanto, el supuesto de que el 54% de los mayores de 18 años no asistirán nunca a la
Iglesia en 2020, podría quedarse corto y aproximarse quizás a un 60%.
Conclusiones:
Los datos analizados permiten la interpretación de que en el proceso de secularización
religiosa observado desde la transición democrática hasta nuestros días, podemos
distinguir al menos dos grandes ciclos. El primer ciclo se agota aproximadamente
coincidiendo con el final del siglo XX y a partir de entonces se inicia otro diferente, en
el que se está ahondando mucho más en la descomposición del catolicismo. El primero
ha consistido básicamente en el alejamiento de la ortodoxia institucional, de la jerarquía
eclesial y sus doctrinas, enfrentadas a una sociedad española muy orientada a los valores
de la individualización y la postmodernización cultural. En este contexto, las inercias
secularizadoras, todavía modestas, han consistido básicamente en el distanciamiento de
la ortodoxia católica y la flexibilización de los dogmas sin casi pérdida de los aspectos
centrales de la fe; manteniendo la identidad católica o cristiana y la creencia en Dios. Lo
que las personas han ido perdiendo a lo largo de la vida (constatado por las evoluciones
intrageneracionales) ha sido: la práctica religiosa (en gran medida y de forma drástica),
la confianza en la Iglesia, la importancia de la religión en la vida (estos dos aspectos con
evoluciones más modestas pero progresivas) y con toda probabilidad también aunque
aquí no se haya examinado aquí, el conjunto de creencias y doctrinas de la Iglesia que
estudios anteriores dan por fuertemente fragmentado desde hace tiempo (González
Blasco y Gonzalez Anleo, 1992). En esta primera etapa ha tenido lugar la huida de la
religión eclesial hacia formas centrífugas, laxas (no practicantes y de baja intensidad) o
de una religiosidad vivida de espaldas a la Iglesia, pero apenas se ha avanzado hacia la
increencia, por el hecho de la pérdida de la identidad religiosa supone un cambio vital
fuerte, difícil de darse en personas que han tenido una fuerte socialización temprana
religiosa. Es por ello que en las evoluciones intrageneracionales la identidad religiosa se
defiende razonablemente bien de la secularización y el ateísmo se mantiene sin
aumentar. Hasta entonces las evoluciones que se observan en los citados aspectos
obedecen básicamente a las diferencias intergeneracionales y el efecto del relevo
generacional. Mientras que en otras cuestiones no centrales a los efectos ‘inter’ se les
suman los ‘intra’.
Pero en la medida que estas personas, sobre todo los nacidos entre los cuarenta y los
sesenta, que han avanzado a una religiosidad débil y de escasa importancia en la vida
cotidiana, han ido educando a nuevas generaciones (fundamentalmente los nacidos a
partir de los años setenta o poco antes) en la ausencia de la cultura católica y de la
religión, por lo que estos hijos de padres nacidos entre los cuarenta y los sesenta han
recibido tan escasa socialización religiosa que se hallan mucho más dispuestas que sus
mayores a dar el paso a vivir abiertamente sin religión y sin Dios a lo largo de la vida, si
es que no se han educado ya en ello en la infancia y adolescencia. Estas generaciones
empiezan a ser observadas en las encuestas en el inicio del siglo XXI. (Solo
encontramos indicios anteriores muy modestos y todavía sin significación estadística a
partir de la segunda mitad de los noventa, en otras encuestas diferentes de las analizadas
aquí, en las encuestas del CIS y DATA (Arroyo, M. 2004. pag 412), al comenzar a
intuirse que la increencia, hasta entonces inmutable, comienza a aumentar. Es sin
embargo a partir de 2.000 y en adelante cuando se comienza a sentir la presencia y
efecto de estas nuevas generaciones, son los sujetos que protagonizarán la nueva etapa
del proceso secularizador apenas iniciado.
Esta nueva etapa se caracteriza por una ruptura con la identidad religiosa y un
correlativo aumento de la increencia, que hasta finales del siglo XX se ha mantenido
bajísimo y prácticamente sin aumentar. La ruptura no solo viene dada de la mano de los
cambios de relevo generacional. También se observa por primera vez (en el paso del
2000 a 2007) un cambio intrageneracional importante en las identidades religiosas, entre
los nacidos con posterioridad a 1950, aunque sean los más jóvenes (nacidos después de
1970) los que sobre todo se desvinculan de identidades religiosas y abrazan el ateísmo.
Este hecho supone un cambio cualitativo en la dinámica de la secularización, que se
intuye se acelerará en el futuro.
También está teniendo lugar en esta segunda fase el declive de la religiosidad laxa, que
hasta el final de siglo había ido aumentando al beneficiarse de la salida masiva de la
religiosidad eclesial, mientras que la religiosidad alternativa (la vivida de espaldas a la
Iglesia) aumenta hasta 2007. Sin embargo, debido al escaso interés de las generaciones
nacidas después de 1970 en esta forma de religiosidad, es previsible una inversión de
esta tendencia, que debe estar tocando techo justo ahora. En los próximos años es
previsible que tenga lugar un lento pero prolongado declive de las formas de
religiosidad en transición hacia la increencia; religiosidad de baja intensidad y una
religiosidad sin iglesia. Obviamente, a estas inercias que liderarán estas nuevas cohortes
se adherirán en menor medida otras de mayor edad, sobre todo los nacidos entre los
años 50 y 60, los segundos más dispuestos a abandonar su religión si soplasen fuertes
vientos secularizadores.
El año 2020 es una fecha de referencia para comprobar si se confirman o no estas
tendencias. Las principales previsiones que se desprenden de este trabajo para 2020
parecen confirmar que este segundo ciclo del proceso de secularización se irá afirmando
dentro de las pautas indicadas:
Seguirá disminuyendo fuertemente la religiosidad eclesial, así como la laxa y
por primera vez la alternativa. Mientras que incrementarán considerablemente
los arreligiosos, los cuales llegarán a un mínimo del 55%, pero podrían ser más,
quizás aproximándose al 60%.
La identidad como persona religiosa disminuirá acelerando su caída,
reduciéndose al 39% aproximadamente. Seguirán aumentando las identidades no
religiosas y ateas a un ritmo mayor que el actual.
Seguirán disminuyendo moderadamente, a un ritmo probablemente semejante al
actual, la importancia de la religión en la vida y la confianza en la institución
eclesial.
La asistencia a los oficios religiosos seguirá cayendo, siendo más difícil prever
en qué medida.
En relación a la predicibilidad de los indicadores religiosos, constatamos que los
llamados aspectos centrales (formas de religiosidad e identidad) son menos mutables a
lo largo de la vida que las prácticas, confianza en la Iglesia o importancia de la religión
en la vida, tal como se esperaba. Han sido por tanto hasta la fecha fácilmente
predecibles, mucho más hasta el año 2000 que en 2007. Sin embargo, al comenzar a
observarse recientemente un efecto de periodo en la identidad religiosa, es previsible
que en un futuro, la predictibilidad de estos indicadores no sea tan buena como la que ha
tenido hasta la fecha. Una predicción basada en los efectos de relevo generacional,
marcaría, eso sí, unos mínimos en la evolución negativa de la religiosidad que se
cumplirían con gran seguridad (al menos), mientras no se produzcan cambios
significativos en los escenarios.
BIBLIOGRAFÍA:
ANDRÉS ORIZO, F. ( 1991). Los nuevos valores de los españoles. Fundación SM.
ANDRÉS ORIZO, F.A. (1995) Dinámica intergeneracional en los sistemas de valores
de los españoles. CIS, Opiniones y Actitudes.
ANDRÉS ORIZO, F. (1996). Sistemas de valores en la España de los noventa. . CIS.
Monografías, nº 150.
ARROYO, M & CABRERA, J. (2011). “Dinámicas del cambio cultural en España.
Explorando tendencias generacionales”. RES nº 15. 47-74.
ARROYO MENÉNDEZ, M. (2005). Religiosidad centrífuga. ¿Un catolicismo sin
Iglesia? Iglesia Viva nº 222. Valencia.
ARROYO, MENÉNDEZ, M. (2004). “Hacia una espiritualidad sin Iglesia”. Tendencias
en identidades, valores y creencias. Sistema. 409-436.
INGLEHART, R: (1977). The Silent Revolution. Princeton University Press. New
Jersey.
INGLEHART, R. (1991) El cambio cultural en las sociedades industriales avanzadas.
CIS. Madrid.
INGLEHART, R. (1997). Modernization and Postmodernization: Cultural, economic,
and political change in 43 societies: Princeton University Press.
GONZÁLEZ BLASCO, P GONZÁLEZ ANLEO, J. (1992). Religión y sociedad en la
España de los 90. Fundación Santamaría.
MANNHEIM, K. (1993). “El problema de las generaciones”. REIS Nº 62 pp 193-242.
LESTHAEGHE, R. MOORS, G. (2002). “Life course transitions and value orientations:
selection and adaptation”. in R. Lesthaeghe (ed.) Meaning and Choice: Value
Orientations and Life Course Decisions. The Hague and Brussels: NIDI CBGS
Publication. pp. 1-44.