la metafísica bergson

download la metafísica bergson

of 23

Transcript of la metafísica bergson

  • 8/7/2019 la metafsica bergson

    1/23

    HENRI BERGSON

    INTRODUCCIN A LA

    METAFSICATraduccin de RAFAEL MORENO

    CENTRO DE ESTUDIOS FILOSFICOS UNIVERSIDADNACIONAL AUTNOMA DE MXICO

    CUADERNO 8

    1960

    UNIVERSIDAD NACIONAL AUTNOMA DE MXICO.

    RectorDr NABOR CARRILLO.

    Secretario General Dr EFRN C DEL Pozo.

    Director de Publicaciones Lic. HENRIQUE GONZLEZ CASANOVA.

    CENTRO DE ESTUDIOS FILOSFICOS.

    Coleccin CUADERNOS Director EDUARDO GARCA MYNEZ.

    Secretario RAFAEL MORENO ConsejeroROBERT S HARTMAN.

    Titulo original: Introduction la Mthapkysique.

    (Ensayo aparecido en la Revue de Mtaphysique et de Morale-, 1903; para latraduccin se utiliz el texto de La Pense et le Mouvant: uvres, dition ducentenaire (pp 1392-1432) . Presses Universitaires de France Paris, 1959).

    Derechos reservados conforme a la ley 1960, Universidad Nacional Autnomade Mxico Mxico 20 D F.

    UNIVERSIDAD NACIONAL AUTNOMA DE MXICO Direccin General dePublicaciones.

    Impreso y hecho en Mxico

    Printed and made in Mexico.

  • 8/7/2019 la metafsica bergson

    2/23

    EL Centro de Estudios Filosficos incluye dentro de los Cuadernosel ensayo de Henri Bergsonque lleva por ttulo Introduction la Metaphysique, como homenaje al gran filsofo francs alcumplirse cien aos de su nacimiento (*1859-1941) Entre la obra del filsofo fue elegida sta,

    porque es un estudio clsico y porque contiene afirmaciones que pertenecen al pensamiento msrigurosamente contemporneo.

    SUMARIO.

    Nota del autor 7.

    Anlisis e intuicin 9.

    Duracin y conciencia 12.

    Parte componente y expresin parcial 18.

    Empirismo y racionalismo 21.

    La duracin real 26.

    Realidad y movilidad 35.

    Lapretendida relatividad del conocimiento. 36.

    Metafsica y ciencia modernas 42.

  • 8/7/2019 la metafsica bergson

    3/23

    NOTA DEL AUTOR.

    ESTE ENSAYO apareci el ao de 1903 en la Revue de Mtaphysique et de Morale Desde entonces noshemos visto llevados a precisar ms la significacin de los trminos metafsicayciencia. Cada uno es librede dar a las palabras el sentido que quiera, cuando se toma el cuidado de definirlo nada impedira llamar"ciencia" o "filosofa", como se ha hecho durante mucho tiempo, a toda clase de conocimientos. Sepodra tambin, tal como lo dijimos en otro lugar, comprender todo en la metafsica. Sin embargo, esinnegable que el conocimiento insiste en una direccin perfectamente determinada cuando dispone suobjeto en vista de la medida, y que marcha en una direccin diferente, incluso opuesta, cuando se librade toda segunda intencin de relacin y de comparacin para simpatizarcon la realidad. Hemos mostra-do que el primer mtodo convena al estudio de la materia y el segundo al del espritu, que hay, adems,un desbordamiento mutuo de los dos objetos, uno sobre el otro, y que los dos mtodos deben ayudarseentre s. En el primer caso se da lugar al tiempo espacializado y al espacio, en el segundo, a la duracinreal. Por claridad de las ideas nos ha parecido cada vez ms til llamar "cientfico" al primer co-nocimiento y "metafsico" al segundo. A cuenta, pues, de la metafsica sostendremos esta "filosofa de laciencia" o "metafsica de la ciencia" que habita el espritu de los grandes sabios, que es inmanente a suciencia y en muchas ocasiones su inspiradora invisible. En el presente artculo la dejamos todava acuenta de la ciencia, pues ha sido practicada de hecho por los investigadores que generalmente se hadado en llamar "sabios", ms bien que "metafsicos".

    Es preciso no olvidar, por otra parte, que el presente ensayo se escribi en una poca en que elcriticismo de Kant y el dogmatismo de sus sucesores eran admitidos con bastante generalidad, si nocomo conclusin, al menos como punto de partida de la especulacin filosfica.

  • 8/7/2019 la metafsica bergson

    4/23

    [pg. 9].

    INTRODUCCIN A LA METAFSICA.

    Anlisis e intuicin.

    CUANDO SE comparan entre s las definiciones de la metafsica y las concepciones de lo absoluto, secae en la cuenta de que los filsofos estn concordes, a despecho de sus divergencias aparentes, ensealar dos maneras radicalmente distintas de conocer una cosa. La primera implica que se dan vueltasalrededor de esa cosa, la segunda, que se entra en ella. La primera depende del punto de vista dondeuno se coloque y de los smbolos que la expresan. La segunda no se toma d ningn punto de vista y nose apoya sobre ningn smbolo. Se dir del primer conocimiento que se detiene en lo relativo, delsegundo, cuando sea posible, que llega a lo absoluto.

    Sea por ejemplo el movimiento de un objeto en el espacio Lo percibo de manera diferentesegn el punto de vista, mvil o inmvil, desde donde lo miro. Lo expreso de manera diferente, segn

    el sistema de ejes o de puntos de referencia con los cuales lo relaciono, es decir, segn los smbolos porlos cuales lo traduzco. Y lo llamo relativo por esta doble razn en uno y otro caso me coloco fuera delobjeto mismo. Cuando hablo de un movimiento absoluto, atribuyo al mvil un interior y como estadosde alma, simpatizo por esto con los estados y me meto en ellos por un esfuerzo de imaginacin. Peroentonces, segn que el objeto sea mvil o inmvil, segn que adopte uno u otro movimiento, noexperimentar la misma cosa1. Y lo que yo experimente no depender ni del punto de vista que puedaadoptar sobre el objeto, pues estar en el objeto mismo, ni de los smbolos por los cuales puedatraducirlo, puesto que habr renunciado a toda tra- [pg.10] duccin para poseer el original. En breve,el movimiento no ser captado desde fuera y, en cierta medida, desde m, sino desde dentro, en l, en s.Yo tendr entonces un absoluto.

    Sea ahora un personaje de novela cuyas aventuras me cuentan. El novelista podr multiplicar losrasgos de su carcter, hacer hablar y obrar a su hroe tanto como le plazca todo esto no valdr elsentimiento simple e indivisible que yo experimentara si coincidiese un instante con el personajemismo. Entonces, como de la fuente, me pareceran fluir naturalmente las acciones, los gestos y laspalabras. Y no se tratara de accidentes que se aadiesen a la idea que me haca del personaje y que laenriqueciesen ms y ms sin llegar a completarla nunca. El personaje me sera dado totalmente, de unsolo golpe, en su integridad, y los mil incidentes que lo manifiestan, en lugar de aadirse a la idea yenriquecerla, me pareceran al contrario salir de ella, sin que por eso agotasen o empobreciesen suesencia. Todo lo que me cuentan de la persona me ofrece otros tantos puntos de vista sobre ella. Todoslos rasgos que me la describen, y que slo pueden hacrmela conocer por otras tantas comparacionescon personas o con cosas que conozco ya, son signos por los cuales se la expresa ms o menos

    simblicamente. Smbolos y puntos de vista me colocan, pues, fuera de ella, de ella no me entregan sinolo que tiene de comn con otras y no le pertenece en propiedad. Pero lo que es propiamente ella,aquello que constituye su esencia, no podra advertirse desde fuera, pues es interior por definicin, niexpresarse por smbolos, pues es inconmensurable por cualquier otra cosa. Descripcin, historia yanlisis me dejan en este caso en lo relativo. Slo la coincidencia con la persona misma me dara loabsoluto.

    En este sentido, pero solamente en este sentido, absoluto es sinnimo de perfeccin. Todas lasfotografas de una ciudad, tomadas desde todos los puntos de vista posibles, podrn muy bien

    1 Es necesario decir que de ninguna manera proponemos aqu un medio de reconocer si un movimientoes absoluto o si no lo es? Definimos simple mente lo que se tiene en el espritual hablar de un movimientoabsoluto, en el sentido metafsico de la palabra.

  • 8/7/2019 la metafsica bergson

    5/23

    completarse indefinidamente las unas con las otras, pero nunca equivaldrn a ese ejemplar con relievesque es la ciudad donde uno se pasea. Todas las traducciones de un poema en todas las lenguas posiblespodrn aadir matices y matices y, por una especie de retoque recproco, corregirse una a otra y dar unaimagen ms y ms fiel del poema que traducen, pero jams devolvern el sentido interior del ori-[pg.11] ginal. Una representacin tomada desde un cierto punto de vista, una traduccin hecha conciertos smbolos, permanecen siempre imperfectas en comparacin con el objeto sobre el cual se tom

    la visin o con el objeto que los smbolos tratan de expresar. Lo absoluto, en cambio, es perfectoporque es perfectamente lo que es.

    Por esta misma razn, sin duda, se ha identificado con frecuencia, a la par, lo absoluto y lo infinito. Siquiero comunicar al que no sabe griego la impresin simple que me deja un verso de Homero, dar latraduccin del verso, despus comentar mi traduccin, luego desarrollar mi comentario, y deexplicacin en explicacin me acercar ms y ms a aquello que quiero expresar. Pero nunca lo lograr.Cuando vosotros levantis el brazo, realizis un movimiento del cual tenis interiormente la percepcinsimple, pero exteriormente, para m que miro, vuestro brazo pasa por un punto, luego por otro, y entreestos dos puntos habr todava otros, de manera que, si comienzo a contar, la operacin proseguir sinfin. Visto desde dentro un absoluto es, pues, una cosa simple, pero considerado desde fuera, es decir,relativamente a otra cosa, deviene, en relacin a los signos que lo expresan, la moneda de oro cuyo

    cambio jams acabar de pagarla. Ahora bien, lo que es capaz al mismo tiempo de una aprehensinindivisible y de una enumeracin interminable es, por definicin misma, un infinito.

    De lo anterior se sigue que un absoluto no podr ser dado sino en una intuicin, mientras que todo lodems surge del anlisis. Llamamos aqu intuicin a la simpatapor la cual uno se transporta al interior deun objeto, para coincidir con aquello que tiene de nico y en consecuencia de inexpresable. El anlisises al contrario la operacin que reduce el objeto a elementos ya conocidos, es decir, comunes a esteobjeto y a otros. Analizar consiste, pues, en expresar una cosa en funcin de lo que no es. Todo anlisises as una traduccin, un desarrollo en smbolos, una representacin tomada de puntos de vistasucesivos, desde los cuales se notan otros tantos contactos entre el objeto nuevo que se estudia y losotros que se piensa conocer ya. En su deseo, enteramente incumplido, de abarcar el objeto alrededor

    del cual est condenado a dar vueltas, el anlisis multiplica sin fin los puntos de vista para completar larepresentacin siempre incompleta, [pg. 12]y cambia continuamente los smbolos para perfeccionarla traduccin siempre imperfecta. El anlisis, pues, se prolonga hasta el infinito. La intuicin, encambio, si es ella posible, es un acto simple.

    Consideradas estas cosas, con facilidad se ver que la ciencia positiva tiene por funcin habitualanalizar. Trabaja, pues, principalmente sobre smbolos. Aun las ciencias ms concretas de la naturaleza,las ciencias de la vida, se detienen en la forma visible de los seres vivos, en sus rganos, en suselementos anatmicos. Comparan unas formas con otras, llevan las ms complejas a las ms simples, enfin, estudian el funcionamiento de la vida en aquello que es por as decir su smbolo visual. Siexiste un medio de poseer absolutamente una realidad en lugar de conocerla relativamente, de ponerseen ella en lugar de adoptar puntos de vista sobre ella, de tener su intuicin en lugar de hacer su anlisis,

    en fin, de captarla fuera de toda expresin, traduccin o representacin simblica, entonces existe lametafsica y ste es su objeto. La metafsica es, pues, la ciencia que pretende abstenerse de smbolos.

    Duracin y conciencia.

    Hay, por lo menos, una realidad que todos captamos desde dentro, por intuicin y no por simpleanlisis. Es nuestra propia persona en su fluencia por el tiempo. Es nuestro yo que dura. Podemos nosimpatizar intelectualmente, o mejor, espiritualmente, con alguna otra cosa. Pero simpatizamos se-guramente con nosotros mismos.

    Cuando llevo sobre mi persona, supuesta inactiva, la mirada interior de mi conciencia, adviertodesde luego, a manera de una corteza solidificada en la superficie, todas las percepciones que le llegandel mundo material. Estas percepciones son claras, distintas, yuxtapuestas, o capaz de serlo, las unas a

  • 8/7/2019 la metafsica bergson

    6/23

    las otras; tratan de agruparse en objetos. Advierto en seguida recuerdos, ms o menos adheridos a estaspercepciones, que sirven para interpretarlas. Tales recuerdos estn como arrancados del fondo de mipersona, sacados a la periferia por las percepciones que los representan y puestos sobre m sin serabsolutamente yo mismo. Y en fin, siento que se manifiestan tendencias, hbitos motrices, una turba[pg.13] de acciones virtuales, ligadas ms o menos slidamente a esas percepciones y a esos recuerdos.Todos estos elementos de formas bien definidas, me parecen tanto ms distintos de m cuanto son ms

    distintos los unos de los otros. Orientados de dentro hacia fuera, constituyen, reunidos, la superficie deuna esfera que tiende a dilatarse y perderse en el mundo exterior. Pero si me dirijo de la periferia alcentro, si busco en el fondo de m lo que es ms uniformemente, ms constantemente, msduraderamente yo mismo, encuentro otra cosa distinta.

    Debajo de estos cristales bien cortados y de esta congelacin superficial, hay una continuidad defluencia que no es comparable a nada que yo haya visto fluir. Se trata de una sucesin de estados, cadauno de los cuales anuncia lo que sigue y contiene lo que precede. A decir verdad, slo constituyenestados mltiples cuando ya los he pasado y me vuelvo hacia atrs para observar su huella. Mientras losexperimentaba, estaban tan slidamente organizados, tan profundamente animados de una vida comn,que no hubiera sabido decir dnde terminaba cualquiera de ellos o dnde comenzaba otro. En realidad,ninguno comienza ni termina, sino todos se prolongan unos en otros.

    Es, si se quiere, el desenrollamiento de un rollo, pues no hay ser vivo que no se sienta llegar poco apoco al trmino de su tarea. Vivir consiste en envejecer. Pero es tambin un enrollamiento continuo,como el de un hilo sobre una bola, pues nuestro pasado nos sigue, se agranda sin cesar con el presenteque recoge* sobre su ruta. Conciencia significa memoria.

    A decir verdad no se trata ni de enrollamiento ni de desenrollamiento, pues estas dos imgenesevocan la representacin de lneas o de superficies cuyas panes son homogneas entre s y capaces desuperponerse unas a otras. Ahora bien, no hay dos momentos iguales en un ser consciente. Tomad elsentimiento ms simple, suponedlo constante, resumid en l la personalidad toda entera la concienciaque acompae a este sentimiento no podr quedar idntica a s misma durante dos momentosconsecutivos, pues el momento que sigue contiene siempre, adems del precedente, el recuerdo que

    ste le ha dejado. Una conciencia que tuviera dos momentos idnticos sera una conciencia sinmemoria. Perece- [pg.14] ra y renacera, pues, sin cesar Cmo representarse de otra manera lainconsciencia?

    Ser, pues, necesario evocar la imagen de un espectro de mil matices, con degradaciones insensiblesque permitan pasar de un matiz a otro. Una corriente de sentimiento que atravesara ese espectro,tindose una y otra vez de cada uno de sus matices, experimentara cambios graduales y cada unoanunciara el siguiente y resumira en l a los precedentes. Pero los matices sucesivos del espectropermanecern siempre exteriores unos a otros. Se yuxtaponen. Ocupan espacio. Al contrario, lo que esduracin pura excluye toda idea de yuxtaposicin, de exterioridad recproca y de extensin.

    Imaginmonos ms bien un elstico infinitamente pequeo, contrado si fuera posible en un

    punto matemtico. Alargumoslo progresivamente de manera que hagamos salir del punto una lneaque vaya agrandndose siempre. Fijemos nuestra atencin, no sobre la lnea en tanto que lnea, sinosobre la accin que la traza. Consideremos que esta accin, a pesar de su duracin, es indivisible, si sesupone que se realiza sin detenerse, que si es intercalada una detencin, se hacen dos acciones en lugarde una, y entonces cada una de esas acciones ser el indivisible de que hablamos, que jams es divisiblela accin moviente misma, sino la lnea inmvil que deposita bajo de s como una huella en el espacio.Libermonos, por fin, del espacio que subtiende el movimiento, para considerar slo el movimientomismo, el acto de tensin o de extensin y, en suma, la movilidad pura. Tendremos esta vez una imagenms fiel de nuestro desarrollo en la duracin.

    Y, sin embargo, esta imagen ser todava incompleta y cualquier comparacin ser, por lo dems,insuficiente, ya que el desenrollamiento de nuestra duracin semeja, por una parte, la unidad de un

    *recoje en el original (nota del Editor Digital).

  • 8/7/2019 la metafsica bergson

    7/23

    movimiento que avanza y, por otra, una multiplicidad de estados que se extienden. De manera queninguna metfora puede expresar uno de los aspectos sin sacrificar el otro. Si evoco un espectro de milmatices, tengo delante de m una cosa ya hecha, mientras que la duracin se hace continuamente. Sipienso en un elstico que se alarga, en un resorte que se tiende o se distiende, olvido la riqueza decolorido que es caracterstica de la duracin vivida, para no ver ms que el movimiento simple por el[pg.15] cual la conciencia pasa de un matiz a otro. La vida interior es todo esto a la vez variedad de

    cualidades, continuidad de progreso, unidad de direccin. No podra representrsela por imgenes.Pues menos an se la representara por conceptos, esto es, por ideas abstractas, o generales, o simples.

    Sin duda ninguna imagen expresar completamente el sentimiento original que yo tengo de la fluenciade m mismo. Mas de ninguna manera es necesario que yo trate de expresarlo. Al que no sea capaz dedarse a s mismo la intuicin de la duracin constitutiva de su ser, nada se la dar jams, ni los concep-tos ni las imgenes. A este propsito, la nica tarea del filsofo debe ser provocar un cierto trabajo, quelos hbitos de espritu tiles a la vida tienden a obstaculizar en la mayor parte de los hombres.

    Ahora bien, la imagen tiene al menos la ventaja de mantenernos en lo concreto. Ninguna imagenreemplazar la intuicin de la duracin, pero muchas y diversas imgenes, tomadas de rdenes de cosasmuy diferentes, podrn, por la convergencia de su accin, dirigir la conciencia sobre el punto preciso

    donde haya una cierta intuicin que captar. Al elegir imgenes tan disparatadas como sea posible, seimpedir que cualquiera de ellas usurpe el lugar de la intuicin que tiene por encargo evocar, puesentonces ser apartada inmediatamente por sus rivales. Al hacer que todas exijan de nuestro espritu, apesar de sus diferencias de aspecto, la misma clase de atencin y, en cierta manera, el mismo grado detensin, poco a poco acostumbraremos la conciencia a una disposicin muy particular y biendeterminada, precisamente aquella que deber adoptar para aparecerse a s misma sin velo2Pero todavaconvendr que ella consienta en hacer este esfuerzo. Pues no se le habr mostrado nada. Simplementese le habr buscado en la actitud que debe tomar para hacer el esfuerzo querido y llegar por s misma ala intuicin. Al contrario, la inconveniencia, en tal materia, de los conceptos muy simples, consiste enque son verdaderos smbolos que substituyen al objeto simbolizado por ellos, [pg.16] y no exigen denosotros esfuerzo alguno. Considerndolos de cerca, se vera que cada uno retiene slo del objeto lo

    que es comn a este objeto y a otros. Se vera que cada uno expresa, mejor que la imagen, unacomparacinentre el objeto y aquellos que se le semejan. Pero como la comparacin ha descubierto unasemejanza, y sta es una propiedad del objeto, y una propiedad tiene todo el aire de ser una partedelobjeto que la posee, fcilmente nos persuadimos que, yuxtaponiendo conceptos a conceptos,recompondremos el todo del objeto con sus partes, y que obtendremos por as decir unequivalente intelectual. De esta manera, al confrontar los conceptos de unidad, multiplicidad,continuidad, divisibilidad finita o infinita, etc, creeremos formar una representacin fiel de la duracin.

    Mas aqu est precisamente la ilusin. Tambin est aqu el peligro. Cuanto ms las ideas abstractaspueden dar servicio al anlisis, es decir, a un estudio cientfico del objeto en sus relaciones con todos losdems, tanto son incapaces de reemplazar a la intuicin, es decir, a la investigacin metafsica del objetoen lo que tiene de esencial y propio. Y efectivamente, por una parte, tales conceptos, colocados en

    hilera, nunca nos darn sino una recomposicin artificial del objeto, del que slo pueden simbolizarciertos aspectos generales y en cierto sentido impersonales. Por esta razn es intil creer que con ellosse capta una realidad cuya sombra se limitan a presentar. Pero, por otra parte, al lado de la ilusin, haytambin un peligro muy grave. Pues el concepto generaliza al mismo tiempo que abstrae . El conceptoslo puede simbolizar una propiedad especial volvindola comn a una infinidad de cosas. Siempre ladeforma ms o menos por la extensin que le da . Una propiedad, repuesta en el objeto metafsico quela posee, coincide con l, por lo menos se amolda a l, adopta los mismos contornos. Extrada delobjeto metafsico y representada en un concepto, se alarga indefinidamente y sobrepasa al objeto, yaque, de aqu en adelante, debe contenerlo juntamente con otros. Los diversos conceptos que nosformamos de las propiedades de una cosa dibujan, pues, a su alrededor otros tantos crculos cada vez

    2 Las imgenes de que se trata aqu son aquellas que pueden presentarse al espritu del filsofo cuandoquiere exponer su pensamiento a otro. Hacemos a un lado la imagen cercana a la intuicin que el filsofopuede necesitar para s mismo y que con frecuencia permanece inexpresada

  • 8/7/2019 la metafsica bergson

    8/23

    ms amplios, pero ninguno se aplica exactamente sobre ella. Y, sin embargo, en la cosa misma, laspropiedades coincidan con ella y coincidan, consecuentemente, todas entre s. No [pg.17] serforzoso, pues, buscar algn artificio para restablecer la coincidencia. Tomaremos uno cualquiera deestos conceptos e intentaremos, con l, ir reuniendo a los dems. Pero, segn partamos de ste o deaqul, la reunin no se operar de la misma manera. Segn partamos por ejemplo de la unidad ode la multiplicidad, concebiremos diferentemente la unidad mltiple de la duracin. Todo depender del

    peso que atribuyamos a tal o cual concepto, y ese peso ser arbitrario siempre, ya que el concepto,extrado del objeto, no tiene peso, siendo como es sombra de un cuerpo.

    Surgir as una multitud de sistemasdiferentes, tantos como puntos de vista exteriores haya sobre larealidad que se examina, o como crculos ms amplios que la puedan contener. Los conceptos simplesno tienen, pues, slo la inconveniencia de dividir la unidad concreta del objeto en otras tantasexpresiones simblicas, tambin dividen la filosofa en escuelas distintas, cada una de las cuales retienesu lugar, escoge sus cartas y entabla con las otras una partida que no terminar jams. O la metafsica noes sino este juego de ideas, o bien, si es una ocupacin seria del espritu, conviene que trascienda losconceptos para llegar a la intuicin. Ciertamente los conceptos le son indispensables, pues todas lasotras ciencias trabajan las ms de las veces sobre conceptos, y la metafsica no podra abstenerse deellas. Pero slo es propiamente ella misma cuando sobrepasa al concepto o, al menos, cuando se libera

    de los conceptos rgidos y ya hechos, para crear conceptos muy diferentes de los que manejamos en lavida diaria, me refiero a representaciones flexibles, mviles, casi unidas, siempre prestas a amoldarse alas formas huidizas de la intuicin. Volveremos en otra parte sobre este punto importante. Bstenoshaber mostrado que nuestra duracin puede sernos presentada directamente en una intuicin, que ellapuede sernos sugerida indirectamente por imgenes, pero que no podra si se deja a la palabraconcepto su sentido propio ser encerrada en una representacin conceptual.

    Intentemos, por un instante, hacer una multiplicidad. Convendr aadir que los trminos de estamultiplicidad, en lugar de distinguirse como los de una multiplicidad cualquiera, avanzan unos sobreotros; que podemos sin duda, por un esfuerzo de imaginacin, solidificar la duracin una veztranscurrida, dividirla entonces en trozos que se yuxtapon-[pg.18]gan y contar todos los trozos, pero

    que tal operacin se lleva a cabo sobre el recuerdo congelado de la duracin, sobre la huella inmvil quela movilidad de la duracin deja tras de s, no sobre la duracin misma. Confesemos, pues, si hay unamultiplicidad aqu, que tal multiplicidad no se parece a ninguna otra Diremos entonces que la duracinposee unidad? Sin duda una continuidad de elementos que se prolongan unos en otros participa tantode la unidad como de la multiplicidad, pero esta unidad moviente, cambiante, llena de color, viva, no separece casi a la unidad abstracta, inmvil y vaca, que limita el concepto de unidad pura Concluiremosde esto que la duracin debe definirse por la unidad y la multiplicidad a la vez? Pero, cosa singular, porms que haya manejado los dos conceptos, por ms que los haya dosificado y diversamente combinadoentre s, o practicado sobre ellos las ms sutiles operaciones de qumica mental, jams obtendr nadaque se parezca a la intuicin simple que tengo de la duracin. Por el contrario, cuando por un esfuerzode intuicin me repongo en la duracin, advierto inmediatamente cmo ella es unidad, multiplicidad y

    aun muchas otras cosas. Esos diversos conceptos eran, pues, otros tantos puntos de vista exterioressobre la duracin. Ni separados, ni reunidos, nos han hecho penetrar en la duracin misma.

    Sin embargo, nosotros penetramos en ella y esto no puede ser sino por una intuicin. En estesentido es posible un conocimiento interior, absoluto, de la duracin del yo por el yo mismo. Mas, s lametafsica reclama y puede obtener aqu una intuicin, la ciencia no deja por eso de tener menosnecesidad de un anlisis. Y de una confusin entre el papel del anlisis y el de la intuicin, van a naceraqu las discusiones entre escuelas y los conflictos entre sistemas.

    Parte componente y expresin parcial.

    La psicologa, en efecto, procede por anlisis, como las otras ciencias. Resuelve el yo, que le ha sidodado de antemano en una intuicin simple, en sensaciones, sentimientos, representaciones, etc, queestudia por separado. Substituye, pues, el yo con una serie de elementos, que son los hechos psicol-

  • 8/7/2019 la metafsica bergson

    9/23

    gicos Pero tales elementosson partes?Toda la cuestin es sta y, por haberla eludido, el problema de lapersonalidad [pg.19] humana ha sido frecuentemente puesto en trminos insolubles.

    Es innegable que todo estado psicolgico, por l mero hecho de que pertenece a una persona, reflejael conjunto de una personalidad. No hay sentimiento, por simple que sea, que no contenga virtualmenteel pasado y el presente del ser que lo experimenta, o que pueda separarse de l y constituir un "estado",a no ser por un esfuerzo de abstraccin o de anlisis. Pero no es menos innegable que sin este esfuerzo

    de abstraccin o de anlisis no habra desarrollo posible de la ciencia psicolgica. Ahora bien, en quconsiste la operacin por la cual l psiclogo separa un estado psicolgico, para erigirlo en entidad mso menos independiente? Principia por descuidar la coloracin especial de la persona, que no podraexpresarse en trminos conocidos y comunes. Despus se esfuerza por aislar, en la persona yasimplificada de esta manera, tal o cual aspecto que da lugar a un estudio interesante. Cuando se trata por ejemplo de la inclinacin, pasar por alto el matiz inexpresable que la colora y que hace que miinclinacin no sea la vuestra, en seguida se ocupar del movimiento por el cual nuestra personalidad sedirige haciaun cierto objeto, aislar esta actitud y ser este aspecto especial de la persona, este punto devista sobre la movilidad de la vida interior, este "esquema" de la inclinacin concreta, lo que l erigir enhecho independiente.

    Se trata de un trabajo anlogo al de un artista que, de paso por Pars, pintara pongamos porcaso un croquis de una torre de Ntre-Dame. La torre est inseparablemente ligada al edificio, queest no menos inseparablemente ligado al suelo, al contorno, a Pars entero, etc. Es necesario comenzarpor separarla, del conjunto se notar apenas un determinado aspecto que es esta torre de Ntre-Dame.Pero la torre est constituida en realidad por piedras, cuyo agrapamiento particular le proporciona suforma, mas el dibujante no se interesa en las piedras, slo nota la silueta de la torre. Substituye, pues, laorganizacin real e interior de la cosa con una reconstitucin exterior y esquemtica. De manera que sudibujo responde, en suma, a un cierto punto de vista sobre el objeto y a la eleccin de un cierto modode representacin. Ahora bien, exactamente lo mismo sucede en la operacin por la cual el psiclogoextrae un estado psicolgico del con-[pg.20] junto de la persona. Este estado psicolgico aislado noes sino un croquis, un comienzo de recomposicin artificial; es el todo considerado bajo un cierto

    aspecto elemental, en el que se tiene especial inters y que se ha tomado cuidado de notar. No es unaparte sino un elemento. No ha sido logrado por fragmentacin, sino por anlisis.

    Ahora que el extranjero, al pie de todos los croquis tomados en Pars, inscribir indudablemente"Pars" a manera de memento. Y como en verdad ha visto Pars podr, cuando vuelva a descender de laintuicin original del todo, situar en Pars sus croquis y reunir as unos con otros. Pero no hay ningnmedio de ejecutar la operacin contraria. Resulta imposible, aun con una infinidad de croquis tanexactos como se quiera, aun con la palabra "Pars" que indica la conveniencia de ponerlos juntos,elevarse a una intuicin que no se ha tenido y darse la impresin de Pars, si no se le ha visto. Estosucede porque aqu no se trata de las partesdel todo, sino de las notastomadas sobre el conjunto. Paraelegir un ejemplo ms llamativo, un caso donde la notacin es ms completamente simblica,supongamos que me presentan, mezcladas al azar, las letras que entran en la composicin de un poema

    que ignoro. Si las letras fueran partesdel poema, yo podra tratar de reconstituirlo con ellas, probandolas diversas ordenaciones posibles, como hace el nio con las piezas de un juego de paciencia. Pero nipor un instante podra pensarlo, pues las letras no son partes componentes, sino expresiones parciales, lo quees una cosa muy distinta. sta es la razn por la cual, si conozco el poema, coloco desde luego todas lasletras en el lugar que les conviene y las ligo sin dificultad por un nexo continuo, mientras que laoperacin contraria es imposible. Aun cuando pienso intentar esta operacin contraria, aun cuandopongo las letras una detrs de otra, comienzo por representarme una significacin plausible me doy,pues, una intuicin, y desde esta intuicin trato de volver a descender a los smbolos elementales quereconstituiran su expresin. La idea misma de reconstituir la cosa por operaciones practicadas sobremeros elementos simblicos, implica un absurdo tal que nadie la pensara, si advirtiera que no se tratade fragmentos de la cosa, sino, en cierta forma, de fragmentos de smbolo.

    [pg.21]

  • 8/7/2019 la metafsica bergson

    10/23

    Empirismo y racionalismo.

    Con todo, tal es la empresa de los filsofos que intentan recomponer la persona con estadospsicolgicos, sea que se atengan a los estados mismos, sea que aadan un hilo destinado a enlazar losestados entre s. Empiristas y racionalistas han sido burlados en este punto por la misma ilusin. Unos yotros toman las notaciones parcialespor partes reales, y confunden as el punto de vista del anlisis con el

    de la intuicin, la ciencia y la metafsica.Los primeros dicen con razn que el anlisis psicolgico no descubre, en la persona, ninguna otra

    cosa que estados psicolgicos. Y tal es, en efecto, la funcin, tal es la definicin misma del anlisis. Elpsiclogo tiene por nica tarea analizar la persona, es decir, anotar estados. Cuando ms pondr el ttulo"yo" sobre esos estados y dir que son "estados del yo", de la misma manera que el dibujante escribe lapalabra "Pars" en cada uno de sus croquis. Sobre el terreno donde el psiclogo se coloca, y donde debecolocarse, el "yo" no es sino un signo por el cual se recuerda la intuicin primitiva (muy confusa porotra parte) que ha proporcionado a la psicologa su objeto. Slo es una palabra. El error, y grande,consiste en pensar que sera posible, permaneciendo sobre el mismo terreno, encontrar tras la palabrauna cosa. Tal ha sido el error de esos filsofos que no se resignaron a ser simplemente psiclogos enpsicologa Taine y Stuart Mill, por ejemplo. Psiclogos por el mtodo que aplican, fueron y siguen

    siendo metafsicos por el objeto que se proponen. Desearan una intuicin y, por una extraainconsecuencia, la piden al anlisis, que es su negacin misma. Buscan el yo y pretenden encontrarlo enlos estados psicolgicos, cuando esta diversidad de estados psicolgicos slo ha podido obtenersetransportndose fuera del yo, para tomar sobre la persona una serie de croquis, de notas, derepresentaciones ms o menos esquemticas y simblicas. Por eso, por ms que yuxtapongan losestados a los estados, multipliquen sus contactos, exploren sus intersticios, el yo se les escapa siempre,de tal modo que terminan por no ver ms que un vano fantasma. Sera como negar que la Iladatienesentido, bajo el pretexto de que se le ha buscado vanamente en los intervalos de las letras que lacomponen.

    [pg.22]

    El empirismo filosfico ha nacido, pues, en esta materia, de una confusin entre el punto de vista dela intuicin y l del anlisis. Consiste en buscar el original en la traduccin, donde naturalmente nopuede estar, y en negar el original bajo pretexto de que no se le encuentra en la traduccin. Termina pornecesidad en negaciones. Pero, bien consideradas las cosas, se advierte que esas negaciones significanslo que el anlisis no es la intuicin, lo que es de suyo evidente. De la intuicin original, confusa porotra parte, que proporciona a la ciencia su objeto, sta pasa inmediatamente al anlisis, el cual multiplicaal infinito los puntos de vista sobre tal objeto. Muy pronto llega a creer que podra, poniendosimultneamente todos los puntos de vista, reconstituir el objeto Es sorprendente acaso que vea alobjeto huir delante de ella, como el nio que quisiera fabricarse un juguete slido con las sombras quese perfilan a lo largo d los muros?

    Mas tambin el racionalismo es burlado por la misma ilusin. Parte de la confusin qu comete elempirismo, y queda tan impotente como l para alcanzar la personalidad. Como el empirismo, tiene alos estados psicolgicos por otros tantos fragmentosseparados de un yo que los reunira. Como el em-pirismo, trata de unir otra vez esos fragmentos entre s para rehacer la unidad de la persona. Como elempirismo, en fin, ve la unidad de la persona, en el esfuerzo que renueva sin cesar por alcanzarla,diluirse indefinidamente como un fantasma. Pero mientras el empirismo, cansado de la lucha, terminapor declarar que no hay otra cosa que la multiplicidad de los estados psicolgicos, el racionalismopersiste en afirmar la unidad de la persona. Es verdad que, buscando la unidad sobre el terreno de losestados psicolgicos mismos, y obligado por otra parte a cargar en la cuenta de los estados psicolgicostodas las cualidades o determinaciones que encuentra en el anlisis (ya que el anlisis por la definicinmisma termina siempre en los estados),, no le queda, para la unidad de la persona, otra cosa que algopuramente negativo, a saber, la ausencia de toda determinacin. Como en este anlisis los estadospsicolgicos necesariamente tomaron y guardaron para s todo aquello que presenta la menor aparienciade materialidad, la "unidad del yo" no podr ser otra cosa que una forma sin materia. Ser loindeterminado [pg.23] y el vaco absolutos. A los estados psicolgicos aislados, a estas sombras del yo

  • 8/7/2019 la metafsica bergson

    11/23

    cuya coleccin era para los empiristas el equivalente de la persona, el racionalismo aade, para recons-tituir la personalidad, otra cosa todava ms irreal, el vaco en el que las sombras se mueven, la casa delas sombras por as decir Cmo esta "forma", que es verdaderamente informe, podra caracterizaruna personalidad viviente, actuante, concreta, y distinguir a Pedro de Pablo? Es admirable entoncesque los filsofos que han aislado esta "forma" de la personalidad, la encuentren enseguida impotentepara determinar una persona, y que, de grado en grado, sean llevados a hacer de su Yo vaco un

    receptculo sin fondo, que no pertenece ms a Pablo que a Pedro, y donde habr lugar, como se quiera,para la humanidad entera, o para Dios, o para la existencia en general? En este punto yo veo entre elempirismo y el racionalismo una sola diferencia que el primero, al buscar la unidad del yo en losintersticios, que son de algn modo estados psicolgicos, es llevado a llenar los intersticios con otrosestados, y as indefinidamente, de manera que el yo, encerrado en un intervalo que va restringindosesiempre, tiende a Cero, en la medida en que el anlisis se pone ms lejos. Mientras que el racionalismo,al hacer del yo el lugar donde los estados se alojan, est en presencia de un espacio vaco, que no tieneninguna razn para detenerse aqu mejor que all, que pasa cualquiera de los lmites sucesivos que sepretende asignarle, va siempre alargndose y tiende a perderse, no ya en Cero, sino en el Infinito.

    La distancia entre un pretendido "empirismo" como el de Taine y las especulaciones mstrascendentes de ciertos pantestas alemanes es, pues, mucho menor de lo que se supone. El mtodo es

    anlogo en los dos casos consiste en razonar sobre los elementosde la traduccin como si fuesen partesdel original. Pero un empirismo verdadero es aquel que se propone abarcar, tan cerca como sea posible,el original mismo, profundizar su vida y, por una especie de auscultacin espiritual, sentir palpitar su alma,y este empirismo verdadero es la verdadera metafsica. El trabajo es de una dificultad extrema, porqueninguna de las concepciones hechas, que usa el pensamiento en sus operaciones habituales, puede yaservir. Nada tan fcil como decir que el yo es multiplicidad, o que es unidad, o que es la sntesis de unay otra. Unidad y[pg.24] multiplicidad son aqu representaciones que no es necesario cortar sobre elobjeto porque se encuentran ya fabricadas. Dirase que slo ha de escogerse, en una pila, los vestidos deconfeccin que vendrn tanto a Pedro como a Pablo, pues no dibujan la forma de ninguno de ellos.Pero un empirismo digno de este nombre, un empirismo que slo trabaje sobre medida, est obligado ahacer un esfuerzo absolutamente nuevo para cada nuevo objeto que estudia. Corta para el objeto un

    concepto slo apropiado a l, concepto del cual apenas se puede decir que sea un concepto, pues no seaplica sino a esta cosa sola. No procede por combinacin de las ideas que se encuentran en uso, launidad y la multiplicidad por ejemplo, por el contrario, la representacin a la que nos encamina es unarepresentacin nica, simple, la cual, una vez formada, puede colocarse, como se comprende fcilmentepor lo dems, en los cuadros unidad, multiplicidad, etc, todos mucho ms amplios que ella. En fin, lafilosofa, as definida, no consiste en elegir entre conceptos y tomar partido por una escuela, sino en ir abuscar una intuicin nica, de la cual podamos descender en buena hora a los diversos conceptos, porhallarnos sobre las divisiones de escuelas.

    Que la personalidad tenga unidad, es cierto, mas parecida afirmacin no me ensea nada sobre lanaturaleza extraordinaria de esa unidad que es la persona. Que nuestro yo sea mltiple, lo concedo

    tambin, pero se trata de una multiplicidad de la que conviene reconocer que nada tiene en comn conninguna otra. Lo que verdaderamente interesa a la filosofa es saber quunidad, qumultiplicidad, qurealidad superior a lo uno y a lo mltiple abstractos es la unidad mltiple de la persona. Y no lo sabr, amenos que recobre la intuicin simple del yo por el yo. Ahora bien, segn la pendiente que escoja parabajar de esa cima, llegar a la unidad, o a la multiplicidad, o a cualquiera de los conceptos por los cualesse quiere definir la vida moviente de la persona. Pero ninguna mezcla de estos conceptos entre s lorepetimos dar nada que se asemeje a la persona que dura. Presentadme un cono slido sin esfuerzoveo cmo se estrecha hacia el vrtice y tiende a confundirse con un punto matemtico, veo tambincmo se alarga por su base en un crculo que se agranda indefinidamente. Pero ni el punto, ni el crculo,ni la yuxtaposicin de los dos sobre un plano, me [pg.25] darn la menor idea de un cono. Igual cosapasa con la multiplicidad y la unidad de la vida psicolgica. Tambin con el Cero y el Infinito hacia los

    cuales el empirismo y el racionalismo dirigen la personalidad.Los conceptos, como lo mostraremos en otra parte, van ordinariamente por parejas y representan

    los dos contrarios. No hay casi realidad concreta sobre la cual no puedan tomarse, a la vez, las dos

  • 8/7/2019 la metafsica bergson

    12/23

    vistas opuestas y que no se subsuma, en consecuencia, en los dos conceptos antagnicos. De aqu seorigina una tesis y una anttesis que en vano se tratara de conciliar lgicamente, por la sencilla razn deque jams se har una cosa con conceptos o con puntos de vista. Pero del objeto, captado porintuicin, se pasa sin esfuerzo, en la mayora de los casos, a los dos conceptos contrarios, y porquegracias a esto se ve salir de la realidad la tesis y la anttesis, se capta al mismo tiempo cmo esta tesis yesta anttesis se oponen y cmo se concilian.

    Es verdad que para lograr esto es necesario proceder a invertir el trabajo habitual de la inteligencia.Pensarconsiste ordinariamente en ir de los conceptos a las cosas, y no de las cosas a los conceptos.Conocer una realidad consiste, en el sentido usual de la palabra "conocer", en tomar conceptos yahechos, dosificarlos y combinarlos entre s, hasta obtener un equivalente prctico de lo real. Peroconviene no olvidar que el trabajo normal de la inteligencia est lejos de ser un trabajo desinteresado.Generalmente no queremos conocer por conocer, sino conocer para tomar un partido, para sacar unprovecho, en fin, para satisfacer un inters. Buscamos hasta qu punto el objeto por conocer es esto oaquello, en qu gnero conocido entra, qu especie de accin, de pasos o de actitud debera sugerirnos.Esas diversas acciones y actitudes posibles son otras tantas direcciones conceptualesde nuestro pensamiento,determinadas de una vez para siempre, no queda sino seguirlas. En esto consiste precisamente laaplicacin de los conceptos a las cosas. Probar un concepto en un objeto consiste en preguntar al

    objeto aquello que nosotros debemos hacer con l, aquello que l puede hacer por nosotros. Colgarsobre un objeto la etiqueta de un concepto consiste en sealar con trminos precisos el gnero deaccin o de actitud que el objeto deber sugerirnos. Todo conocimiento propiamente dicho est, pues,orientado en una cierta direc-[pg.26]cin o tomado desde un cierto punto de vista. Es cierto quenuestro inters es con frecuencia complejo. sa es la razn por la cual sucede que orientamos enmuchas y sucesivas direcciones nuestro conocimiento de un mismo objeto y variamos los puntos devista sobre l. En esto consiste, en el sentido usual de los trminos, un conocimiento "amplio" y"comprensivo" del objeto el objeto est referido, entonces, no a un concepto nico, sino a muchosconceptos de los que se supone que "participa" Cmo participa de todos esos conceptos a la vez? Talcuestin no interesa a la prctica y no tiene por qu ponerse. Es, pues, natural y legtimo queprocedamos en la vida corriente por yuxtaposicin y dosificacin de conceptos ninguna dificultad

    filosfica nacer de esto, ya que, por convencin tcita, nos abstendremos de filosofar. Pero transportareste modus operandi a la filosofa, ir, tambin aqu, de los conceptos a la cosa, utilizar, para elconocimiento desinteresado de un objeto que ahora se pretende alcanzar en s mismo, una manera deconocer que se inspira en un inters determinado y que consiste, por definicin, en una vista tomadaexteriormente sobre el objeto, es volver la espalda al fin que se pretenda, es condenar la filosofa a uneterno. Conflicto entre las escuelas, es instalar la contradiccin en el corazn mismo del objeto y delmtodo. O no hay filosofa posible y todo conocimiento de las cosas es un conocimiento prctico,orientado hacia el provecho que se saca de ellas, o filosofar consiste en colocarse en el objeto mismopor un esfuerzo de intuicin.

    La duracin real.

    Pero, para comprender la naturaleza de esta intuicin, para determinar con precisin dnde terminala intuicin o dnde comienza el anlisis, es preciso regresar a lo que se ha dicho arriba sobre la fluenciade la duracin.

    Se notar que los conceptos o esquemas en los que termina el anlisis tienen por carcter esencial serinmviles en el momento de su consideracin. He aislado completamente de la vida interior esa entidadpsicolgica que llamo una sensacin simple. En tanto la estudio, supongo que sigue siendo lo que es. Siencontrara algn cambio, dira que no existe all una sensacin nica, sino muchas sensacionessucesivas, [pg.27] y a cada una de estas sensaciones sucesivas transportara entonces la inmutabilidad,

    atribuida en primer trmino a la sensacin de conjunto. De todas maneras, podra, llevando el anlisisbastante lejos, llegar a elementos que considerara inmutables. Es aqu y solamente aqu dondeencontrara la slida base de operaciones que necesita la ciencia para su propio desarrollo.

  • 8/7/2019 la metafsica bergson

    13/23

  • 8/7/2019 la metafsica bergson

    14/23

    Los puntos no estn enel movimiento, como partes, ni siquiera bajo el movimiento, como lugares de lomvil. Simplemente estn proyectados por nosotros debajo del movimiento, como otros tantos lugaresdonde estara, si se detuviera, un mvil que por hip tesis no se detiene. No son, pues propiamentehablando, posiciones, sino suposiciones, vistas o puntos de vista del espritu Cmo, con puntos devista, podra construirse una cosa?

    Sin embargo, tal es lo que tratamos de hacer todas las veces que razonamos sobre el movimiento y

    tambin sobre el tiempo, cuya representacin es el movimiento. Por una ilusin profundamentearraigada en nuestro espritu, y porque no podemos dejar de considerar el anlisis como equivalente dela intuicin, comenzamos por distinguir, a todo lo largo del movimiento, un cierto nmero dedetenciones posibles o de puntos, de los cuales hacemos, de mal o buen grado, partes del movimiento.Ante nuestra impotencia para recomponerlo con esos puntos, intercalamos otros, creyendo asir de estamanera lo que de movilidad hay en l. Despus, como la movilidad se nos escapa an, sustituimos conun nmero finito y determinado de puntos un nmero "que crece indefinidamente". Tratamos as, peroen vano, de imitar con el movimiento de nuestro pensamiento, que prosigue indefinidamente la adicinde puntos a puntos, el movimiento real e indiviso de lo mvil. Finalmente, decimos que el movimientose compone de puntos, pero que comprende, adems, el pasaje obscuro, misterioso, de una posicin ala posicin siguiente [Como si la obscuridad no viniese toda del hecho de que se ha supuesto a la

    inmovilidad ms clara que la movilidad, la detencin anterior al movimiento! Como si el misterio no seoriginase porque se pretende ir de las detenciones al movimiento por va de composicin, lo que esimposible, cuando sin esfuerzo se pasa del movimiento a la moderacin y a la inmo- [pg.30] vilidad!(Vosotros habis buscado la significacin del poema en la forma de las letras que lo componen, habiscredo que, considerando un nmero creciente de letras, alcanzarais por fin la significacin que huyesiempre, y, como ltimo recurso, viendo que no sirve para nada buscar una parte de sentido en cadauna de las letras, habis supuesto que entre cada letra, y la siguiente se alojaba el buscado fragmento delsentido misterioso! Pero las letras, una vez ms, no son partes de la cosa, son elementos del smbolo.Las posiciones del mvil, una vez ms, no son partes del movimiento, son puntos del espacio que,segn el supuesto, subtiende al movimiento. Este espacio inmvil y vaco, slo concebido, nuncapercibido, tiene precisamente todo el valor de un smbolo Cmo, manejando smbolos, podrais

    fabricar la realidad?Pero el smbolo responde aqu a los hbitos ms inveterados de nuestro pensamiento. De ordinario

    nos instalamos en la inmovilidad, donde encontramos un punto de apoyo para la prctica, ypretendemos recomponer la movilidad con ella. De esta manera obtenemos slo una imitacin torpe,una falsificacin del movimiento real, pero esta imitacin nos sirve mucho ms en la vida de lo queservira la intuicin de la cosa misma. Ahora bien, nuestro espritu tiene una irresistible tendencia aconsiderar como ms clara la idea que le sirve con ms frecuencia. sta es la razn por la cual lainmovilidad le parece ms clara que la movilidad, y la detencin anterior al movimiento.

    Las dificultades que ha originado el problema del movimiento desde la ms remota antigedadvienen de esto. Siguen vlidas porque se pretende ir del espacio al movimiento, de la trayectoria al

    trayecto, de las posiciones inmviles a la movilidad, y pasar del uno al otro por va de composicin.Pero el movimiento es anterior a la inmovilidad, y no hay, entre posiciones y desplazamiento, la relacinde las partes al todo, sino la relacin de la diversidad de puntos de vista posibles a la indivisibilidad realdel objeto.

    Muchos otros problemas han nacido de la misma ilusin. Lo que son los puntos inmviles almovimiento de un mvil, lo son los conceptos de cualidades diversas al cambio cualitativo de unobjeto. Los variados conceptos en los que se resuelve una variacin son, pues, otras tantas visionesestables de la inestabilidad de lo real. Y pensar un objeto, en el sen- [pg.31] tido usual de la palabra"pensar", es tomar, sobre su movilidad, una o muchas de esas vistas inmviles, es, en suma,preguntarse, de tiempo en tiempo, dnde est el objeto, a fin d saber lo que podra hacerse con l.Nada ms legtimo, por otra parte, que esta manera de proceder, tanto ms que slo se trata de unconocimiento prctico de la realidad. El conocimiento, en tanto que orientado a la prctica, slo tieneque enumerar las principales actitudes posibles de la cosa frente a nosotros, as como tambin nuestrasmejores actitudes posibles frente a ella. ste es el papel ordinario de los conceptos ya hechos esas

  • 8/7/2019 la metafsica bergson

    15/23

    estaciones de donde sacamos el trayecto del devenir. Pero querer penetrar con ellos hasta la naturalezantima de las cosas, es aplicar a la movilidad de lo real un mtodo que est hecho para dar puntos devista inmviles sobre ella. Es tambin olvidar que, si la metafsica es posible, slo puede ser un esfuerzopara remontar la pendiente natural del trabajo del pensamiento, para colocarse inmediatamente, por unadilatacin del espritu, en la cosa que se estudia, para, en fin, ir de la realidad a los conceptos y no de losconceptos a la realidad Es admirable entonces que los filsofos vean tan frecuentemente huir, ante sus

    ojos, el objeto que pretenden alcanzar, como los nios que quisieran, al cerrar la mano, coger el humo?As se perpetan muchas disputas entre las escuelas, cada una reprocha a las otras haber permitido quelo real se escapara.

    Pero si la metafsica debe proceder por intuicin, si la intuicin tiene por objeto la movilidad de laduracin, y si la duracin es de esencia psicolgica, no estamos encerrando al filsofo en lacontemplacin exclusiva de s mismo? No consistir la filosofa en mirarse simplemente vivir, "comoun pastor sooliento mira el agua correr"? Hablar as sera regresar al error que no hemos cesado desealar desde el comienzo de este estudio. Sera desconocer al mismo tiempo la naturaleza singular de laduracin y el carcter esencialmente activo de la intuicin metafsica. Sera no ver que solamente elmtodo de que hablamos permite sobrepasar tanto el idealismo como el realismo, afirmar la existenciade objetos inferiores y superiores a nosotros, aunque, sin embargo, en un cierto sentido, interiores a

    nosotros, hacerlos coexistir juntos sin dificultad y disipar progresivamente las obscuridades que elanlisis acumula alrededor de los grandes problemas. Sin [pg.32] abordar aqu el estudio de estosdiferentes puntos, limitmonos a mostrar cmo la intuicin de que hablamos no es un acto nico, sinouna serie indefinida de actos todos, sin duda, del mismo gnero, pero cada uno de especie muy par-ticular, y cmo esta diversidad de actos corresponde a todos los grados del ser.

    Si trato de analizarla duracin, es decir, resolverla en conceptos ya hechos, estoy ms que obligado,por la naturaleza misma del concepto y del anlisis, a tomar sobre la duracin en general dos vistasopuestas, con las cuales pretender en seguida recomponerla. Esta combinacin no podr presentar niuna diversidad de grados, ni una variedad de formas es o no es. Yo dir por ejemplo que hay, poruna parte, una multiplicidadde estados de conciencia sucesivos y, por otra parte, una unidad que los liga.

    La duracin ser la "sntesis" de esta unidad y de esta multiplicidad, operacin misteriosa de la que nose ve lo repito cmo comportara matices o grados. En esta hiptesis, no hay, no puede haberla,sino una duracin nica, aquella donde nuestra conciencia opera habitualmente. Precisemos las ideas sitomamos la duracin bajo el aspecto simple de un movimiento que se realiza en el espacio, si tratamosde reducir a conceptos el movimiento considerado como representativo del. Tiempo, tendremos, poruna parte, un nmero, tan grande como se quiera, de puntos de la trayectoria y, por otra, una unidadabstracta que los rene, como un hilo que retuviera juntas las perlas de un collar. Una vez puesta comoposible, la combinacin entre esta multiplicidad abstracta y esta unidad abstracta es una cosa singular, yen ella no encontraremos ms matices de los que admite, aritmticamente hablando, una adicin denmeros dados. Pero si, en lugar de pretender analizar la duracin (es decir, en definitiva, hacer susntesis con conceptos), uno se instala desde luego en ella por un esfuerzo de intuicin, entonces posee

    el sentimiento de una cierta tensin bien determinada, cuya determinacin misma aparece como unaeleccin entre una infinidad de duraciones posibles. Desde luego se advierten duraciones tan numerosascomo se quiera, todas muy diferentes unas de otras, si bien cada una de ellas, reducida a conceptos, esdecir, considerada exteriormente desde dos puntos de vista opuestos, se reduce siempre a la mismacombinacin indefinible de lo mltiple y lo uno.

    [pg.33]

    Expresemos la misma idea con ms precisin. Si considero la duracin como una multiplicidad demomentos, ligados unos con otros por una unidad que los atravesara como un hilo, estos momentos,por corta que sea la duracin escogida, son en nmero ilimitado. Puedo suponerlos tan cercanos comome plazca, habr siempre entre estos puntos matemticos otros puntos matemticos, y as sininterrupcin al infinito. Examinada desde la multiplicidad, la duracin va, pues, a perderse en unapuesta de momentos, cada uno de los cuales no dura, siendo como es un instantneo. Porque si, porotra parte, considero la unidad que liga los momentos entre s, no puede ella durar ms, puesto que, porhiptesis, todo lo que hay de cambiante y de propiamente durable en la duracin fue puesto en razn

  • 8/7/2019 la metafsica bergson

    16/23

    de la multiplicidad de los momentos. Esta unidad, a medida que yo profundice su esencia, meaparecer, pues, como un substrato inmvil de lo moviente, como no s qu esencia intemporal deltiempo a esto llamar eternidad eternidad de muerte, pues no es otra cosa que el movimientovaciado de la movilidad en que consista su vida. S se examinasen bien las opiniones de las escuelasantagnicas a propsito de la duracin, se vera que difieren simplemente en que atribuyen a uno o aotro de estos dos conceptos una importancia capital. Unas se limitan al punto de vista de lo mltiple,

    erigen en realidad concreta los momentos distintos de un tiempo que han por as decir pul-verizado, consideran, pues, mucho ms artificial la unidad que hace polvo con granos. Otras erigen, alcontrario, la unidad de la duracin en realidad concreta. Se colocan en lo eterno. Pero, como sueternidad permanece completamente abstracta por ser vaca, y como es la eternidad de un concepto queexcluye de s, por hiptesis, el concepto opuesto, no vemos cmo tal eternidad dejara coexistir con ellaa una multiplicidad indefinida de momentos. En la primera hiptesis tenemos un mundo suspendido enel aire, que debera terminar y recomenzar por s mismo en cada instante. En la segunda tenemos uninfinito de eternidad abstracta, de l no comprenderemos nunca por qu no queda encerrado en s mis-mo y cmo deja coexistir con l a las cosas. Pero en los dos casos, y sea cual fuere, de las dosmetafsicas, la que nos oriente, el tiempo, desde el punto de vista psicolgico, aparece como una mezclade dos abstracciones que no permiten ni [pg.34] grados ni matices. Tanto en un sistema como en

    otro, no hay sino una duracin vnica que lleva todo consigo ro sin fondo, sin orillas, que corre sinfuerza asignable en una direccin que no se podra definir. A lo mejor no es un ro, un ro que fluye,sino porque la realidad consigue de las dos doctrinas este sacrificio, aprovechando una distraccin de sulgica. Cuando se reponen, fijan esta fluencia, sea en una inmensa capa slida, sea en una infinidad deagujas cristalizadas, pero siempre en una cosaque participa necesariamente de la inmovilidad de un puntode vista.

    Sucede de manera completamente distinta si uno se instala de golpe, por un esfuerzo de intuicin, enla fluencia concreta de la duracin. Ciertamente no encontraremos entonces ninguna razn lgica paraponer duraciones mltiples y diversas. En rigor podra no existir otra duracin que la nuestra, comopodra no haber en el mundo otro color que el anaranjado por ejemplo. Pero as como unaconciencia con base en el color, que simpatizara interiormente con el anaranjado en lugar de percibirlo

    exteriormente, se sentira cogida entre el rojo y el amarillo, y quiz presentira tambin, por encima deeste ltimo color, un espectro completo en el cual se prolongase naturalmente la continuidad que va delrojo al amarillo, as la intuicin de nuestra duracin, lejos de dejarnos suspendidos en el vaco, cmohara el puro anlisis, nos pone en contacto con toda una continuidad de duraciones que debemos tratarde seguir, sea hacia abajo, sea hacia arriba. En los dos casos podemos dilatarnos indefinidamente por unesfuerzo cada vez ms violento, en los dos casos nos trascendemos a nosotros mismos. En el primercaso, nos encaminamos a una duracin cada vez ms abierta, cuyas palpitaciones, ms rpidas que lasnuestras, dividen nuestra sensacin simple y diluyen su cualidad en cantidad en el lmite estara lo purohomogneo, la pura repeticin, por la cual definiremos la materialidad. Caminando en el otro sentido,vamos a una duracin que se tiende, se afirma, se intensifica cada vez ms en el lmite estara laeternidad. Pero no la eternidad conceptual, que es una eternidad de muerte, sino una eternidad de vida.

    Eternidad viviente y, en consecuencia, moviente tambin, donde nuestra duracin sera reencontrada ennosotros como las vibraciones en la luz, y que sera la concrecin de toda duracin como lamaterialidad es su dis- [pg.35] persin. Entre estos dos lmites extremos se mueve la intuicin, y estemovimiento es la metafsica misma.

    Realidad y movilidad.

    No puede ser cuestin de recorrer aqu las diversas etapas de este movimiento. Pero despus dehaber presentado una visin general del mtodo y de haber hecho una primera aplicacin, no ser tal

    vez intil formular, en trminos tan precisos como sea posible, los principios sobre los cuales descansa.De las proposiciones que vamos a enunciar, la mayor parte han recibido, en el presente trabajo, uncomienzo de prueba. Esperamos demostrarlas completamente cuando abordemos otros problemas.

  • 8/7/2019 la metafsica bergson

    17/23

    I. Hay una realidad exterior y no obstante dada inmediatamente a nuestro espritu . El sentido comn tienerazn acerca de este punto contra el idealismo y el realismo de los filsofos.

    II. Esta realidad es movilidad3. No existen cosashechas, sino slo cosas que se hacen, no estadosquese mantienen, sino slo estados que cambian . El reposo no es sino aparente, o mejor, relativo. Laconciencia que tenemos de nuestra propia persona, en su continuo fluir, nos introduce en el interior deuna realidad sobre el modelo de la cual debemos representarnos las otras. Toda realidad es, pues, tendencia,si se conviene en llamar tendencia a un cambio de direccin en estado naciente.

    III. Nuestro espritu, que busca puntos de apoyo slidos, tiene por funcin principal, en el cursoordinario de la vida, representarse estadosycosas. Toma de vez en cuando vistas cuasi instantneas sobrela movilidad indivisa de lo real. Obtiene as sensacionese ideas. De este modo substituye lo continuo conlo discontinuo, la movilidad con la estabilidad, la tendencia en va de cambio con los puntos fijos quesealan una direccin del cambio y de la tendencia. Esta substitucin es necesaria al sentido comn, allenguaje, a la vida prctica y tambin, en un cierto grado que trataremos de determinar, a la cienciapositiva . Nuestra inteligencia, cuando si-[pg.36] gue su inclinacin natural, procede por percepciones slidas, por unlado, y por concepciones estables, por otro. Parte de lo inmvil y slo concibe y expresa el movimiento enfuncin de la inmovilidad. Se instala en conceptos ya hechos y se esfuerza por coger, como en una red,

    cualquier cosa de la realidad que pasa. No se trata sin duda de obtener un conocimiento interior ymetafsico de lo real, sino de utilizarlo simplemente. En efecto, cada concepto (como tambin cadasensacin) es una cuestin prctica, que nuestra actividad pone a la realidad y a la cual la realidad habr deresponder, como conviene en los negocios, por un s o por un no. Pero, por tal razn, de lo real dejaescapar lo que es su esencia misma.

    IV. Las dificultades inherentes a la metafsica, las antinomias que levanta, las contradicciones enque cae, la divisin en escuelas antagnicas y las oposiciones irreductibles entre sistemas, se originan engran parte porque aplicamos al conocimiento desinteresado de lo real los procedimientos que usamosde ordinario en un objetivo de utilidad prctica. Y principalmente porque nos instalamos en lo inmvilpara acechar lo moviente que pasa, en lugar de reponernos en lo moviente para atravesar con l lasposiciones inmviles . Tambin porque pretendemos reconstituir la realidad, que es tendencia y

    consecuentemente movilidad, con las percepciones y con los conceptos que tienen por funcininmovilizarla. Con detenciones, por numerosas que sean, jams se har la movilidad ; al contrario,cuando existe la movilidad, de ella se pueden sacar por el pensamiento todas las detenciones que sequiera. En otros trminos se comprende que los conceptos fijos puedan ser extrados por nuestro pensamiento de larealidad mvil, pero no hay ningn medio de reconstituir, con la fijeza de los conceptos, la movilidad de lo real. Eldogmatismo, en tanto que constructor de sistemas, siempre ha intentado, sin embargo, estareconstitucin.

    La pretendida relatividad del conocimiento.

    V. Pero estaba condenado al fracaso . Esta impotencia, y slo sta, es la que atestiguan las doctrinasescpticas, idealistas, criticistas, todas aquellas, en fin, que disputan a nuestro espritu el poder de captarlo absoluto. Pero, del hecho de que fracasemos al reconstituir la realidad viviente con [pg.37]conceptos rgidos y ya hechos, no se sigue que no podamos captarla de alguna otra manera. Lasdemostraciones que se han dado sobre la relatividad de nuestro conocimiento estn, pues, manchadas con un vicio originalsuponen, como el dogmatismo que atacan, que todo conocimiento debe necesariamente partir de conceptos de contornosacabados, para alcanzar con ellos la realidad que fluye.

    3 Una vez ms decimos que no descartamos de ninguna manera con esto a la substancia. Animamos alcontrario la persistencia de las existencias. Y creemos haber facilitado su representacin Cmo ha podidocompararse esta doctrina con la de Herclito?

  • 8/7/2019 la metafsica bergson

    18/23

    VI. Pero la verdad es que nuestro espritu puede seguir la marcha inversa. Puede instalarse en larealidad mvil, adoptar su direccin que cambia sin cesar, captarla, en fin, intuitivamente. Para esto esnecesario que se haga violencia, que invierta el sentido de la operacin por la cual piensa habitualmente,que examine o, mejor, que rehaga sin cesar sus categoras. Y llegar as a conceptos fluidos, capaces deseguir la realidad en todas sus sinuosidades y de adoptar el movimiento mismo de la vida interior de lascosas. Solamente de este modo se constituir una filosofa progresiva, liberada de -las disputas que se

    dan entre las escuelas, capaz de resolver naturalmente los problemas, pues estar libre de los trminosartificiales que han sido escogidos para plantearlos. Filosofar consiste en invertir la direccin habitual del trabajodel pensamiento.

    VII. Esta inversin no ha sido practicada nunca de una manera metdica, pero una historia queprofundizara el pensamiento humano mostrara que le debemos todo lo grande que han hecho lasciencias, y tambin todo lo que hay de viable en metafsica. El ms poderoso de los mtodos de in-vestigacin de que dispone el espritu humano, el anlisis infinitesimal, naci de esta misma inversin 4.La matemtica moderna es precisamente un esfuerzo por substituir lo hecho yacon lo que se hace, porseguir la generacin de las magnitudes, por captar el movimiento, ya no desde fuera y en su resultadomanifiesto, sino desde dentro y en su tendencia a cambiar, en fin, por adoptar la continuidad mvil deldibujo de las cosas. Es cierto que se atiene al dibujo, no siendo otra cosa que la ciencia de las

    magnitudes. Tambin es cierto que no ha podido llegar a sus maravillosas aplicaciones sino por lainvencin de ciertos smbolos y que, si la intuicin de la que acabamos de hablar est en el origen de lainvencin, slo el smbolo interviene en la aplicacin. Pero la meta-[pg.38] fsica, que no mira aninguna aplicacin, podr, y con mucha frecuencia deber, abstenerse de convertir la intuicin en sm-bolo. Dispensada de la obligacin de terminar en resultados prcticamente utilizables, acrecentarindefinidamente el dominio de sus investigaciones. Lo que hubiere perdido, en relacin a la ciencia, enutilidad y rigor, lo ganar en alcance y extensin. Si la matemtica slo es la ciencia de las magnitudes, silos procedimientos matemticos slo se aplican a cantidades, no conviene olvidar que la cantidad essiempre cualidad en estado naciente es, se podra decir, su caso lmite. Por lo tanto es natural que lametafsica adopte la idea generatriz de nuestra matemtica, para extenderla a todas las cualidades, esdecir, a la realidad en general. Mas de ninguna manera se encaminar, por esto, a la matemtica

    universal, esa quimera de la filosofa moderna. Muy por el contrario, cuanto ms avance, encontrarobjetos ms intraducibles a smbolos. Pero al menos habr comenzado a tomar contacto con lacontinuidad y la movilidad de lo real, all donde este contacto es ms maravillosamente utilizable. Ella sehabr contemplado en un espejo que le devuelve una imagen de s misma, muy estrecha sin duda, peromuy luminosa tambin. Habr visto con una claridad superior aquello que los procedimientosmatemticos toman de la realidad concreta, y continuar en el sentido de la realidad concreta, no en elde los procedimientos matemticos. Digamos, pues, habiendo atenuado de antemano lo que la frmulatendra a la vez de muy modesto y muy ambicioso, que uno de los objetos de la metafsica es operardiferenciaciones e integraciones cualitativas.

    VIII. Se ha perdido de vista este objeto y la ciencia misma ha podido equivocarse sobre el origen de

    ciertos procedimientos que emplea, porque la intuicin, una vez tomada, debe encontrar un modo deexpresin y -de aplicacin que est de acuerdo con los hbitos de nuestro pensamiento y que nosproporcione, en conceptos bien establecidos, los slidos puntos de apoyo que tanto necesitamos. Aquest la condicin de lo que llamamos rigor, precisin y tambin extensin indefinida de un mtodogeneral a casos particulares. Ahora bien, esta extensin y este trabajo de perfeccionamiento lgicopueden proseguirse durante siglos, mientras que el acto generador del mtodo slo dura un instante.sta es la razn [pg.39] por la cual tomamos tan frecuentemente el aparato lgico de la ciencia por laciencia misma,5olvidando la intuicin de donde todo ha podido salir 6.

    4 Sobre todo en Newton, en su consideracin de las fluxiones.5 Sobre este punto como sobre otras muchas cuestiones tratadas en el presente ensayo vanse los

    bellos trabajos de los seores Le Roy, Virent et Wilbois aparecidos en la Revue de Mthaphysique et deMorale.

  • 8/7/2019 la metafsica bergson

    19/23

    Del olvido de esta intuicin procede todo aquello que ha sido dicho por los filsofos y por lossabios mismos sobre la "relatividad" del conocimiento cientfico. Es relativo el conocimiento simblico porconceptos preexistentes, que va de lo fijo a lo moviente pero no el conocimiento intuitivo, que se instala en lo moviente yadopta la vida misma de las cosas. Esta intuicin alcanza un absoluto.

    La ciencia y la metafsica se juntan, pues, en la intuicin. Una filosofa verdaderamente intuitivarealizara la unin, tan deseada, de la metafsica y la ciencia. Al mismo tiempo que constituira a la

    metafsica en ciencia positiva quiero decir progresiva e indefinidamente perfectible, llevara lasciencias positivas propiamente dichas a tomar conciencia de su verdadero alcance, casi siempre muysuperior a lo que ellas mismas imaginan. Pondra ms ciencia en la metafsica y ms metafsica en laciencia. Obtendra el restablecimiento de la continuidad entre las intuiciones, que las diversas cienciaspositivas han obtenido algunas veces en el curso de su historia, gracias a los golpes del genio.

    IX. Que no haya dos maneras diferentes de conocer a fondo las cosas, que las diversas cienciastengan su raz en la metafsica tal es lo que pensaron en general los filsofos antiguos. Su error no fueste. Consisti en inspirarse en esta [pg.40] creencia muy natural al espritu humano que una variacinslo puede expresar y desarrollar invariabilidades. De donde resultaba que la Accin era unaContemplacin venida a menos, la duracin una imagen engaosa y mvil de la eternidad inmvil, el

    Alma una cada de la Idea. Toda esta filosofa, que comienza en Platn y termina en Plotino, es eldesarrollo de un principio que formularamos as "Hay ms en lo inmutable que en lo moviente, y sepasa de lo estable a lo inestable por una simple disminucin". Pero la verdad es precisamente locontrario.

    La ciencia moderna principia el da en que se erigi la movilidad en realidad independiente. Principiael da en que Galileo, haciendo rodar una bola sobre un plano inclinado, tom la firme resolucin deestudiar este movimiento de arriba a abajo, por s mismo, en s mismo, en lugar de buscar su principioen los conceptos de alto y de bajo, dos inmovilidades por las que Aristteles crea explicar suficiente-mente la movilidad. Y no se trata de un caso aislado en la historia de la ciencia. Pensamos que muchosde los grandes descubrimientos, aquellos, por lo menos, que han transformado las ciencias positivas oque han creado nuevas ciencias, han sido otros tantos sondeos realizados en la duracin pura. Cuanto

    ms viviente era la realidad tocada, ms profundo fue el sondeo.Pero la sonda arrojada al fondo del mar devuelve una masa fluida que el sol reduce bien pronto a

    granos slidos y discontinuos de arena. Y la intuicin de la duracin, cuando se la expone a los rayosdel entendimiento, pronto se convierte en conceptos congelados, distintos, inmviles. En la vivientemovilidad de las cosas, el entendimiento se ocupa en sealar las estaciones reales o virtuales, anota lassalidas y las llegadas esto es todo lo que interesa al pensamiento del hombre cuando se ejercitanaturalmente. Mas la filosofa debera ser un esfuerzo por traspasar la condicin humana.

    Los sabios han detenido gustosamente su mirada sobre los conceptos con que han delineado lasrutas de la intuicin. Cuando ms consideraban estos residuos que pasaron al estado de smbolos, msatribuan a toda la ciencia un carcter simblico7 . Y cuanto ms crean en el carcter simblico de

    6 Como lo explicamos al tratar sobre la posicin de los problemas(cap. II de La Pense et le Mouvant),por mucho tiempo hemos dudado en servirnos del trmino intuicin ; y una vez decididos hemosdesignado con esta palabra la funcin metafsica del pensamiento: principalmente el conocimiento ntimodel espritu por el espritu, subsidiariamente el conocimiento por el espritu de lo que hay de esencial en lamateria pues sin duda la inteligencia est hecha ante todo para manejar la materia y por esto paraconocerla, pero no tiene por especial destino tocar su fondo. Tal es la significacin que atribuimos a lapalabra en el presente ensayo (escrito en 1902) principalmente en las ltimas pginas. Ms tarde noshemos visto llevados por un cuidado creciente en la precisin a distingu! con mayor claridad la inteligenciade la intuicin, y tambin la ciencia de la metafsica (vanse los caps II y IV de La Pense et le Mouvant)Pero de una manera general, el cambio de terminologa no es inconveniente grave cuando se toma el

    trabajo de definir cada vez el trmino en su acepcin particular, o simple mente cuando el contexto muestrasu sentido de manera suficiente.7 Para completar lo que expusimos en la nota precedente afirmamos que nos hemos visto llevados,

    desde el tiempo en que escribimos estas lneas a restringir el sentido de la palabra ciencia y a llamar ms

  • 8/7/2019 la metafsica bergson

    20/23

    [pg.41] la ciencia, ms lo realizaban y lo acentuaban. Pronto no diferenciaron ms, en la cienciapositiva, lo natural y lo artificial, tampoco los datos de la intuicin inmediata y el inmenso trabajo deanlisis que el entendimiento prosigue alrededor de la intuicin. Prepararon as los caminos a unadoctrina que afirma la relatividad de todos nuestros conocimientos.

    Pero la metafsica ha contribuido a esto igualmente Cmo los maestros de la filosofa moderna quehan sido, al mismo tiempo que metafsicos, los renovadores de la ciencia, no habran tenido el

    sentimiento de la continuidad mvil de lo real? Cmo no habran de estar colocados en lo quellamamos la duracin concreta? Lo han hecho ms de lo que han credo, mucho ms, principalmente,de lo que han dicho. Si nos tomamos el trabajo de ligar por nexos continuos las intuiciones alrededor delas cuales estn organizados los sistemas, encontramos, al lado de muchas otras lneas convergentes odivergentes, una direccin bien determinada de pensamiento y de sentimiento Cul es estepensamiento latente? Cmo expresarlo? Para utilizar una vez ms el lenguaje de los platnicos,diremos, quitando a las palabras el sentido psicolgico, entendiendo por Idea una cierta seguridad de fcilinteligibilidad y por Alma una cierta inquietud de vida, que una corriente invisible lleva a la filosofamoderna a levantar el Alma por encima de la Idea. Con estas cosas tiende, como la ciencia moderna yan ms que ella, a caminar en sentido inverso al pensamiento antiguo.

    Pero esta metafsica, como esta ciencia, ha desplegado alrededor de su vida profunda un rico tejidode smbolos, olvidndose a veces que, si la ciencia tiene necesidad d smbolos en su desarrolloanaltico, la principal razn de ser de la metafsica es una ruptura con los smbolos. Tambin aqu elentendimiento ha proseguido su trabajo de fijacin, de divisin, de reconstruccin. Lo ha proseguido,es verdad, bajo [pg.42] una forma bastante diferente. Sin insistir sobre un punto que nos proponemosdesarrollar en otra parte, limitmonos a decir que el entendimiento, cuya funcin es operar sobreelementos estables, puede buscar la estabilidad sea en las relaciones, sea en las cosas. Cuando trabaja sobreconceptos de relaciones, termina en el simbolismo cientfico. Cuando opera sobre conceptos de cosas,termina en el simbolismo metafsica. Pero en un caso como en otro, de l procede el arreglo. De buenagana creera que es independiente. En lugar de reconocer desde luego lo que debe a la intuicinprofunda de la realidad, se expone a que slo se vea en toda su obra un arreglo artificial de smbolos.

    De manera que, si uno atiende literalmente a lo que se dicen metafsicos y sabios, como tambin a lamaterialidad de lo que hacen, se podra creer que los primeros han cavado por debajo de la realidad untnel profundo, y que los segundos han construido por encima de ella un puente elegante, pero que elro moviente de las cosas pasa entre estos dos trabajos de arte sin tocarlos. Uno de los principalesartificios de la crtica kantiana ha consistido en tomar al pie de la letra al metafsico y al sabio, en llevarla metafsica y la ciencia hasta el lmite extremo del simbolismo a que podran ir, y al que, por otra parte,se encaminan por s mismas, pues el entendimiento reivindica una independencia llena de peligros. Unavez desconocidos los nexos de la ciencia y de la metafsica con la "intuicin intelectual", Kant muestrafcilmente que nuestra ciencia es toda relativa y nuestra metafsica toda artificial. Como l ha exageradola independencia del entendimiento en ambos casos, como ha aligerado a la metafsica y a la ciencia dela "intuicin intelectual" que interiormente les serva de lastre, la ciencia, con sus relaciones, no le

    presenta ms que una pelcula de forma, y la metafsica, con sus cosas, una pelcula de materia Esadmirable entonces que la primera no le muestre sino marcos empotrados en marcos, y la segunda fan-tasmas que corren tras fantasmas?

    particularmente cientfico el conocimiento de la materia inerte por la inteligencia pura. Lo cual no nosimpedir decir que el conocimiento de la vida y del espritu es cientfico en una amplia proporcin en lamedida en que hace un llamado a los mismos mtodos de investigacin que se usan en el conocimiento dela materia inerte. Inversamente el conocimiento de la materia inerte podr ser dicho filosfico, en la medidaen que utilice, en cierto momento decisivo de su historia, la intuicin de la duracin pura. Vase igualmentela nota (del autor) al principio del presente ensayo.

  • 8/7/2019 la metafsica bergson

    21/23

    Metafsica y ciencia modernas.

    Kant ha dado a nuestra ciencia y a nuestra metafsica golpes tan rudos que todava no han podidorehacerse de su aturdimiento, y nuestro espritu, de buen grado, se resignara a ver en la ciencia unconocimiento completamente relativo, [pg.43] y en la metafsica una especulacin vaca. Nos parece,an ahora, que la crtica kantiana se aplica a toda metafsica y a toda ciencia. Pero en realidad se aplica

    sobre todo a la filosofa de los antiguos y tambin a la forma igualmente antigua que los modernoscon frecuencia dan a su pensamiento. Conserva su validez contra una metafsica que pretende darnosun sistema nico y ya hecho de cosas, contra una ciencia que fuera un sistema nico de relaciones, en fin,contra una ciencia y una metafsica que se presentaran con la simplicidad arquitectnica de la teoraplatnica de las Ideas o de un templo griego. Si la metafsica intenta constituirse con conceptos queposeamos antes de ella, si consiste en un arreglo ingenioso de ideas preexistentes, que utilizamos comomateriales de construccin para un edificio, finalmente, si es algo distinto de la constante dilatacin denuestro espritu y del esfuerzo, siempre renovado, por superar nuestras ideas actuales y acaso tambinnuestra lgica simple, es bastante claro que ella deviene artificial, como todas las obras de puroentendimiento. Y si la ciencia es toda ella obra de anlisis o de representacin conceptual, si laexperiencia slo sirve de verificacin a las "ideas claras", si, en lugar de partir de intuiciones mltiples y

    diversas que se insertan en el movimiento propio de cada realidad, pero que no encajan siempre unas enotras, pretende ser una inmensa matemtica, un sistema nico de relaciones que aprisione la totalidad delo real en una red preparada de antemano, entonces ella deviene un conocimiento puramente relativo alintelecto humano. Lase bien la Critica de la razn puray se ver que, para Kant la ciencia es estaespecie de matemtica universal, y que la metafsica es este platonismo apenas retocado. Y en verdad, elsueo de una matemtica universal no es ya sino una supervivencia del platonismo. La matemticauniversal es aquello que deviene el mundo de las Ideas, cuando se supone que la Idea consiste en unarelacin o en una ley, pero de ninguna manera en una cosa Kant tom por una realidad este sueo dealgunos filsofos modernos,8an ms crey que todo conocimiento cientfico slo era un fragmentoseparado, o mejor, un escaln de la matemtica universal. Por [pg.44] esto, la tarea principal de laCrticaera fundar esta matemtica, es decir, determinar lo que debe ser la inteligencia y lo que debe ser

    el objeto, de manera que una matemtica ininterrumpida pudiera ligar a ambos. Y, necesariamente, sitoda experiencia posible tiene la seguridad de entrar as en los cuadros rgidos, ya constituidos, denuestro entendimiento, esto se debe (a menos de suponer una armona preestablecida) a que nuestroentendimiento organiza l mismo la naturaleza y se encuentra en ella como en un espejo. De aqu laposibilidad de la ciencia, que deber toda su eficacia a su relatividad, y la imposibilidad de la metafsicasta no encontrar otra ocupacin que parodiar, sobre fantasmas de cosas, el trabajo de clasificacinconceptual que la ciencia prosigue formalmente sobre las relaciones. En breve, toda laCrtica de la raznpura acaba por establecer que el platonismo, ilegtimo si las Ideas son cosas, deviene legitimo si las Ideas son relaciones.Establece tambin que la idea ya hecha, una vez trada as del cielo a la tierra, es ciertamente como lo quiso Platnel fondo comn del pensamiento y de la naturaleza. Pero toda laCrtica de la razn pura reposa tambin sobre estepostulado que nuestro pensamiento es incapaz de otra cosa que no sea platonizar, es decir, vaciar toda experiencia

    posible en moldes preexistentes.sta es toda la cuestin. Si el conocimiento cientfico es precisamente lo que Kant quiso, hay una

    ciencia simple, preformada y aun preformulada en la naturaleza, tal como lo pensaba Aristteles de esalgica inmanente en las cosas, los grandes descubrimientos slo iluminan punto por punto la lneatrazada de antemano, a la manera como se enciende progresivamente, una noche de fiesta, el cordn degas que ya dibujaba desde antes los contornos de un monumento. Y si el conocimiento metafsico esnicamente lo que Kant quiso, se reduce a una posibilidad igual de dos actitudes opuestas del esprituante todos los grandes problemas, y sus manifestaciones son otras tantas opciones arbitrarias, siempreefmeras, entre dos soluciones formuladas virtualmente desde la eternidad vive y muere de antinomias.

    8 Vase a este propsito en los Philosophische Studien de Wundt (vol ix 1894) un interesantsimoarticulo de Radulescu Motru: Zur Entwickelung von Kant's Thorie der Naturcausalitat.

  • 8/7/2019 la metafsica bergson

    22/23

    Pero la verdad es que ni la ciencia de los modernos presenta esa simplicidad unilineal, ni la metafsica delos modernos esas oposiciones irreductibles.

    La ciencia moderna ni es una ni simple. Reposa lo con-[pg.45] cedo sobre ideas queterminamos por encontrar claras, pero estas ideas, cuando son profundas, son esclarecidas progresi-vamente por el uso que se hace de ellas. Deben por eso la mejor parte de su luminosidad a la luz que leshan devuelto, por reflexin, los hechos y las aplicaciones a que han llevado as la claridad de un

    concepto no es otra cosa que la seguridad, ya alcanzada, de manejarlo con provecho. Al principio, msde una ha debido parecer obscura, difcilmente conciliable con los conceptos ya admitidos en la cienciay por eso muy cercana de rozar lo absurdo. Lo que equivale a decir que la ciencia no procede por unencaje regular de conceptos, que estaran predestinados a insertarse con precisin unos en otros. Lasideas profundas y fecundas son otras tantas tomas de contacto con corrientes de realidad que noconvergen necesariamente en un mismo punto. Pero tambin es cierto que los conceptos, en quemoran ellas, llegan siempre, al redondearse sus ngulos por un frotamiento recproco, a ordenarse, bienque mal, entre s.

    Por otra parte la metafsica de los modernos no est hecha de soluciones tan radicales que puedanterminar en oposiciones irreductibles. Lo que indudablemente sucedera, si no hubiera algn medio de

    aceptar al mismo tiempo, y sobre el mismo terreno, la tesis y la anttesis de las antinomias. Perofilosofar consiste precisamente en colocarse, por un esfuerzo de intuicin, en el interior de esa realidadconcreta sobre la cual la Crtica toma, desde fuera, las dos vistas opuestas, tesis y anttesis. Nuncaimaginar que blanco y negro se compenetran, si no he visto el gris, pero comprendo fcilmente, unavez que lo he visto, que pueda considerrsele desde el doble punto de vista de blanco y negro. Lasdoctrinas que tienen un fondo de intuicin escapan a la crtica kantiana en la exacta medida en que sonintuitivas, y estas doctrinas son el todo de la metafsica, a condicin de que la metafsica no se tomecongelada y muerta en las tesis, sino viviente en los filsofos. En verdad, son notables las divergenciasentre las escuelas, es decir, en suma, entre los grupos de discpulos que se han formado alrededor dealgunos grandes maestros Pero tambin se las encontrara destacadas entre los mismos maestros?Alguna cosa domina aqu la diversidad de sistemas, alguna cosa lo repetimos simple y clara como

    un golpe de sonda del cual se sabe que ha tocado, ms o menos pro- [pg.46] fundamente, el fondo deun mismo ocano, aunque cada vez traiga a la superficie materias muy diferentes. Sobre estas materiastrabajan de ordinario los discpulos aqu est la importancia del anlisis. Y el maestro, en tanto queformula, desarrolla, traduce en ideas abstractas lo que aporta, es ya, de alguna manera, un discpulofrente a s mismo. Pero el acto simple, que ha puesto al anlisis en movimiento y que se disimula detrsde l, emana de una facultad totalmente distinta de la que tiene por funcin analizar. sta ser, pordefinicin, la intuicin.

    Digmoslo para concluir esta facultad no tiene nada de misterioso. Quienquiera se haya ejercitadocon xito en la composicin literaria, sabe bien que, cuando el tema ha sido largamente estudiado, todoslos documentos recogidos, todas las notas tomadas, para abordar ya el trabajo de la composicin esnecesaria otra cosa todava, un esfuerzo, a menudo penoso, con el objeto de colocarse completamente,

    de un golpe, en el corazn mismo del tema, y de buscar, tan profundamente como sea posible, unaimpulsin, por la que, en adelante, slo habr que dejarse llevar. Esta impulsin, una vez recibida, lanzaal espritu por un camino donde encuentra los informes que haba recogido y tambin otros detalles, sedesarrolla, se analiza a s misma en trminos cuya enumeracin se podra proseguir sin fin, cuanto msse adelanta, ms se descubre, pero jams se llegar a decir todo, y, sin embargo, si uno regresabruscamente a la impulsin que siente detrs de s para captarla, se esfuma. No era, en efecto, una cosa,sino una incitacin al movimiento, y es, aunque indefinidamente extensible, la simplicidad misma. Laintuicin metafsica parece ser alguna cosa de este mismo gnero. Lo que aqu equivale a las notas ydocumentos de la composicin literaria, es el conjunto de observaciones y experiencias recogidas por laciencia positiva y, sobre todo, por una reflexin del espritu sobre el espritu. Porque de la realidad no selogra una intuicin, es decir, una simpata espiritual con lo que tiene de ms interior, a menos que se

    haya ganado su confianza por una larga intimidad con sus manifestaciones superficiales. Y no se tratasimplemente de asimilarse los hechos notables, es preciso acumular, y fundir a la vez, una masa tangrande como se tenga la seguridad, en esta fusin, de neutralizar, unas por otras, a todas las [pg.47]

  • 8/7/2019 la metafsica bergson

    23/23

    ideas preconcebidas y prematuras que los observadores hayan podido depositar, sin saberlo, en el fondode sus observaciones. Solamente as es despejada la materialidad bruta de los hechos conocidos. Aun enel caso simple y privilegiado que nos ha servido de ejemplo, aun para el contacto directo del yo con elyo, el esfuerzo definitivo de intuicin distinta sera imposible a quien no hubiera reunido y confrontadoentre s un gran nmero de anlisis psicolgicos. Los maestros de la filosofa moderna son hombres queasimilaron todo el material de la ciencia de su tiempo. Y el eclipse parcial de la metafsica, desde hace

    medio siglo, tiene por principal c