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Los jóvenes en la vida familiar. Actualidad ytransformaciones desde una perspectiva sociohistóricaAna María Mendes Diz y Patricia Karina NataliaSchwarz

La argentinidad “al palo”: Las representacionesde jóvenes argentinos sobre la historia reciente,del Golpe al CacerolazoMiriam Kriger

Jóvenes y violencia: Ante las clasificacionesmediáticas de los demásFlorencia Saintout

Los dilemas de la inclusión a través del arte: tensiones y ambigüedades puestas en escenaGabriela Wald

La muerte del clósetJuan E. Péchin

EstiloJohn Clarke

Juventud, anorexia e Internet. Modos de intervención en las páginasAyelen Sidun

El docu-reality “Mundo Privado” ¿Un catalejohacia esos “ocultos territorios juveniles”?Georgina Remondino y Valeria Chomnalez

Jóvenes y TICs. Modos de socialización y cons-trucción de identidad(es)Paula Porta, Bianca Racioppe, María Julia Poiréy Claudia Rotouno.

Mi mirada, nuestra mirada.Los modos de narrar y de representar el mundode los jóvenes salteñosVíctor Arancibia

Perspectivas P/9

Página 11

Página 27

Página 45

Página 53

Editorial P/7

Página 77

Página 65

Página 91

Página 99

Página 111

Página 121

“Otras reflexiones sobre los sectores juveniles”

Praxis P/203

Entrevistas P/211Investigación P/133

Informe especial P/221

Ensayos P/245

Lecturas P/271

Página 212

Jóvenes en ItaliaRaffaele Simone

Futuro y utopía en el imaginario de los jóvenes riobambeñosPedro Luciano Colangelo

Del estilo a las culturas juvenilesÁngela Garcés Montoya

Página 222

Página 225

Página 235

La didáctica de la comunicación: por qué ycómo enseñar comunicación en las escuelasCora Gamarnik

Página 204

Pablo Alabarces

Roxana Morduchowicz

Escenarios Nocturnos. Relaciones entre ciudad, espacio público y cultura urbana en la capital salteñaAdriana Zaffaroni, Fabiana López, Ma. Celeste Juá-rez, Vanessa Troiano, Mónica Sarmiento Sosa, Ma.Paola López y Alvaro Guaymás

Los medios impresos sobrevivenPor Paula Pedelaborde y Claudia Suarez

Las “situaciones de comunicación” en el trabajoetnográfico. Reflexiones sobre la base de experien-cias de campoPor Leticia Katzer y Orlando Gabriel Morales

La revalorización del Estado en América LatinaGabriel Negri

Antagonismo, identidad y diferencia. La construc-ción del enemigo político como puente discursivo de inserción en el gobierno de los movimientos sociales “nacional populares”Mauricio Schuttenberg

Performance, un recurso teórico-metodológico para indagar en las relaciones (inter)culturalesJuan Armando Guzmán

Página 135

Página 147

Página 151

Página 163

Una década perdida: las políticas sobre SIC en ArgentinaLuis Sandoval

Decir a las instituciones. Palabras y acciones en la disputa por tierrasMónica Fernanda Figurelli

Página 246

Página 259

Página 175

Página 195

Página 218

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ste número de Oficios Terrestres abordadiferentes investigaciones, trabajos y es-

tudios que tiene a los sectores juveniles como obje-to de indagación.

Los jóvenes de este nuevo siglo, herederos delas derrotas políticas y de una memoria colectiva,que desde ciertos discursos los condena como losjóvenes del desencanto, comparten una marca epo-cal caracterizada por la ruptura de los lazos sociales,por unas instituciones averiadas y en pleno procesode reestructuración.

Atravesados por unas lógicas de mercado encar-gadas de regular el espacio social, el consumo y lasTIC’s configuran las identidades juveniles, y le otor-gan sentido a sus prácticas cotidianas que adquierennuevas maneras de concebir el tiempo y el espacio.

Es en este sentido que, como planea RossanaReguillo, investigar a las culturas juveniles no es unaopción temática sino que es una modalidad deacercamiento a la realidad. Representa, entonces,una entrada particular a los problemas de la cultu-ra contemporánea.

Resulta necesario pensar así en los usos desi-guales, en una sociedad cada vez más excluyente yproblematizar el rol que los medios de comunica-ción juegan en el asunto.

En un contexto de criminalización de la juven-tud, no podemos dejar de preguntarnos qué ocurremientras tanto con los jóvenes excluidos, los que entodo caso antes que ciudadanos y para el funciona-miento del sistema democrático actual, aparecenante todo como delincuentes. Porque si los mediosde comunicación masiva constituyen una de las vo-ces hegemónicas en la conformación de identida-

des juveniles, en este caso contribuyen a la frag-mentación social ya existente, consolidando la ex-clusión material a partir de reforzarla en el campode lo simbólico.

Este número intenta realizar un aporte a estasdiscusiones, problematizándolo desde distintasperspectiva y abriendo un espacio para que investi-gadores de diferentes puntos del país puedan darcuenta de sus reflexiones.

Editorial

E

Perspectivas

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Abstract

In the studies of young people that we have done inthe latest 20 years the family has emerged as an impor-tant aspect of their lives, however, family relationships ha-ve been transformed over time from the hand of the de-velopment of theories about family.

This paper presents data about family relationships,based on a research about young people between 16 and24 years old of both sexes, interviewed in three argentinecities. The findings are discussed from the perspective ofgender and family in the light of theoretical paradigmssuch as feminism and postmodernism. Throughout thepaper analyzes both paradigms but also makes a descrip-tion of the classical authors who were part of the debateto understand family life. It also includes a brief summaryof the historical evolution and characteristics of argenti-nian family.

Among the most important findings are that youngpeople mainly rely on their family and tell they have lear-ned from it the rules and principles that guide their lives,and they feel little control in their recreative activities inthe night. Most young people enjoy living in a family witha friendly atmosphere and just over half of them perceivethat they can count on his family when they are in trou-bles. Both situations are perceived differently dependingon they are a man or a woman.

Los jóvenes en la vida familiar.Actualidad y transformaciones

desde una perspectiva sociohistóricaPor Ana María Mendes Diz y Patricia Karina Natalia Schwarz

Ana María Mendes Diz es Doctora en Sociología. Investigadora del Consejo Nacional de InvestigacionesCientíficas y Técnicas –CONICET–. Investigadora delInstituto de Investigaciones GinoGermani –Universidad de Buenos Aires, UBA–. Profesoratitular de la Facultad de Medicina de la Universidad delSalvador. Autora de artículos, capítulos y libros sobre juventudes y salud.

Patricia Karina Natalia Schwarzes Licenciada en Sociología. Tesis presentada para Magisteren Investigación en Ciencias Sociales. Docente de la Facultadde Ciencias Sociales UBA. Becaria de doctorado de CONICET. Coautora de artículosy capítulos sobre género, sexualidad y juventudes.

Resumen

En los estudios sobre jóvenes que hemos realizado enlos últimos veinte años ha aparecido la familia como unaspecto relevante de sus vidas, sin embargo, las relacionesfamiliares se han ido transformando con el transcurso deltiempo de la mano de los desarrollos de las teorías sobrefamilia.

En este trabajo se presentan datos acerca de las rela-ciones familiares, en base a una investigación realizadacon jóvenes de entre 16 y 24 años de ambos sexos, entre-vistados en tres ciudades argentinas. Los hallazgos se ana-lizan desde la perspectiva de género y familia a la luz deparadigmas teóricos tales como el feminismo y el posmo-dernismo. En el transcurso del trabajo se analizan ambosparadigmas aunque también se hace un breve recorridode los autores clásicos que fueron parte del debate paracomprender la vida en familia. Se incluye también unaapretada síntesis de la evolución histórica y particularida-des de la familia argentina.

Entre los hallazgos más importantes encontramos quelos jóvenes, mayoritariamente, confían en la familia y afir-man que han aprendido de ella las reglas y principios queorientan sus vidas, también sienten que sus familias loscontrolan poco en sus salidas nocturnas. La mayoría de losjóvenes vivencia disfrutar de un clima familiar favorable yalgo más de la mitad de ellos percibe que pueden contarcon su familia ante problemas personales, pero ambas si-tuaciones son percibidas diferencialmente según se tratede varones o de mujeres.

Palabras Clave: jóvenes-relaciones familiares-representaciones

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Introducción

En los estudios sobre jóvenes que hemos reali-zado en los últimos veinte años ha aparecido la fa-milia como un aspecto relevante de sus vidas, sinembargo, las relaciones familiares se han ido trans-formando con el transcurso del tiempo de la manode los desarrollos de las teorías sobre familia.

El concepto de familia no está cerrado, puedetener diferentes significados y también éstos pue-den cambiar. Esto es más acentuado hoy en el con-texto de la gran diversidad de tipos de familia queexiste, donde las personas están acercándose cadavez más a la experiencia de transformar la estructu-ra de sus familias. De cualquier modo, el sentidoatribuido a la familia es socialmente construido através de los procesos de interacción, lo que signifi-ca que para comprender el sentido en que se usa eltérmino, es necesario conocer el contexto en queéste es utilizado (Coltrane, 1998). Es por ello que eneste artículo se utiliza la concepción de familia delos jóvenes estudiados que refieren a la comúnmen-te denominada familia tradicional, constituida porpadres e hijos, en algunos casos solamente por lamadre e hijos. Aunque cabe hacer notar que apare-cen algunas alternativas a la estructura familiar tra-dicional, fundamentalmente la ausencia del padrebiológico y la presencia de la pareja de la madre.

En este trabajo entonces se presentan datos deuna investigación realizada con jóvenes de tres ciu-dades argentinas, que entre otros temas de su inte-rés, se refieren a sus relaciones con la familia1. Losmismos se analizan desde la perspectiva de géneroy familia a la luz de paradigmas teóricos tales comoel feminismo y el posmodernismo.

Familia y género son dos dimensiones unidas enel desarrollo de las interacciones sociales. Las concep-ciones acerca del género y de la familia son conse-cuencia de la pertenencia de clase, de etnia, de resi-dencia, entre otros. Para ser considerados miembroscompetentes de nuestra sociedad se nos solicita que

adscribamos a un género y definamos nuestras rela-ciones familiares. La dimensión de género ilumina elanálisis de las prácticas familiares, pues, permite ob-servar por qué los miembros de una familia tienenactitudes diferenciales y derechos y obligaciones dife-rentes, como también, las características propias dela manera en que cada uno de ellos es interpeladocon tareas y expectativas de acción distintas.

En el transcurso del trabajo se analizan tanto elparadigma del feminismo como el del posmoder-nismo, aunque también hacemos un breve recorri-do de los autores clásicos que fueron parte del de-bate para comprender la vida en familia, cuyosaportes en muchos casos siguen vigentes. Se inclu-ye también una apretada síntesis de la evoluciónhistórica y particularidades de la familia argentina.

1. La familia argentina

Recorrido sociodemográfico en la Argentina

A partir del concepto clásico de familia que re-fiere a una organización de la sexualidad legítima,la convivencia y la procreación, se puede decir queactualmente estas tres dimensiones están en trans-formación en la vida familiar en Argentina, inclu-yendo un proceso de individuación y de obtenciónde derechos de todos sus miembros (Jelin, 1998).

En América Latina no se ha producido una va-riación significativa en la edad de la primera uniónmarital. En la Argentina, donde se observa un au-mento en la expectativa de vida y una disminuciónen el período dedicado a la reproducción, sí ha ha-bido un incremento en la edad de la primera unión,debido en buena medida a la convivencia previa almatrimonio, muy frecuente especialmente en lossectores medios. Se observa pues una disminuciónen las tasas de nupcialidad y un aumento en lasuniones de hecho (Jelin, 1998).

Como sostiene Susana Torrado (2003), los cam-bios en las tendencias de la mortalidad, la nupciali-

1 Los datos que se presentan eneste trabajo corresponden a la in-vestigación “Los jóvenes, los usosdel tiempo y el consumo de drogasen espacios recreativos noctur-nos”, dirigida por Ana María Men-des Diz y cuyos investigadores son:Paricia Schwarz, Ana Clara Cama-rottí, Pablo DiLeo y Mariana Cha-ves. La investigación es finaciadapor la Agencia Nacional de Promo-ción Científica y Tecnológica (PIP2006 Nº 2464).

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dad, la fecundidad y el incremento en las separacio-nes y/o divorcios producidos en las últimas décadas,se han traducido en modificaciones sustantivas dela organización familiar tales como el aumento delvolumen de adultos que viven solos, el incrementode las familias monoparentales, la emergencia delas familias “ensambladas” (con predominio de hi-jos anteriores a la unión actual aportados por lamujer) y la difusión de las familias consensuales endetrimento de las legales.

Asimismo en la Argentina, cuya fecundidad enlos setenta ya resultaba baja para el contexto con-tinental, el promedio de personas disminuyó de3,8 a 3,5% durante los últimos veinte años, hechorelacionado con el aumento de personas que vivensolas.

El proceso que condujo a nuestro país desde unrégimen de fecundidad natural a otro de fecundi-dad dirigida parece haberse completado en pocomás de cuarenta años –entre 1890 y 1930–, lapsoconsiderado corto en comparación con otros paí-ses. La inmigración de ultramar, en 1880, jugó unpapel fundamental en esta veloz modernización ytransformación de los comportamientos reproducti-vos. Entre 1945 y 1955, se opera una inversión dela tendencia de la natalidad: es el fenómeno del“Baby Boom” o explosión de nacimientos de la se-gunda posguerra. Desde mediados de la década de1950 hasta nuestros días, la natalidad recobra sumoderada tendencia descendente en el largo plazo,para caer abruptamente en el decenio de 1980 has-ta alcanzar apenas un veinte por mil al terminar elsiglo XX (Torrado, 2003).

La disminución de la fecundidad final de las mu-jeres implica, según Torrado (2003), la reducción delnúmero de hermanos por niño y el hecho de que lamisma se concrete por medio de dos o más unio-nes, conduce al incremento de los niños que tienenmedio-hermanos.

Todos estos factores hablan de un proceso im-portante de cambio en la familia argentina.

Condiciones ideológicas de construcción simbólicade la familia en la Argentina

Respecto de las exigencias hacia la mujer, desdeel siglo XVIII hasta mediados de 1940, prácticamen-te todas las demandas relativas a la femineidad re-mitían a un único y claro mandato: “sólo se es mu-jer si se es madre”, pero esa madre debía ser prolí-fica, nodriza, higiénica, abnegada.

Además de funcionar como dispositivo de con-trol y dominio sobre el cuerpo y la vida de las muje-res esta normativa apuntaba particularmente a dis-minuir el abandono y la mortalidad infantil, queademás de considerarse en la época como un signode atraso respecto de los demás países, sobrecarga-ban al Estado y disminuían el número de residentesdel país, argumento que respondía a la “estrategiade seguridad nacional” del momento.

Pero, y sobre todo, en todas estas propuestas elgran ausente era el padre, pues la responsabilidadde la salud del niño, de la población y de la especiese le adjudicó a la mujer-madre, aunque la patriapotestad sobre los hijos era patrimonio casi exclusi-vo de los varones y entre las mujeres, sólo la podíandetentar las viudas y las solteras. Lo mismo ocurríaen los casos de adopción, las mujeres casadas de-bían contar con el permiso escrito de su marido.

Estas ideas continuaron vigentes hasta la inser-ción de los movimientos feministas en el debate,fundamentalmente después de 1920, y a partir dela llegada de la democracia en 1983 (Knecher,1994; Guy, 1998). Para recorrer brevemente esteperíodo (1920-1980) podemos mencionar que enlas primeras décadas del siglo XX se llevaron a cabolas primeras acciones ligadas a la emancipación dela mujer a través de la lucha por los derechos civilesy políticos y el sufragismo. Fue entonces cuandotambién las madres comenzaron a ser interpeladasen cuanto a su responsabilidad republicana, comoformadoras de los nuevos ciudadanos del país. Estaintencionalidad también estuvo presente en los dis-

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cursos e iniciativas políticas de Eva Perón (Torrado,2003). Torrado identifica el avance de la mujer enel espacio público en relación con el mayor accesoa la educación a partir de 1960, aproximadamente,y señala que llevó 116 años la equiparación legal delos sexos en el derecho de familia (1869-1985), 57años para que se concediera a las mujeres el dere-cho a trabajar (1869-1926) y 35 años para que ob-tuvieran el derecho político a elegir y ser elegidas(1912-1947).

Con los gobiernos democráticos se introdujeronde modo incipiente nuevas modalidades de ser ma-dre, así como mayores expresiones de respeto a lasdiferencias en todas las esferas de la vida social.

La metáfora de la familia es una imagen recu-rrente en el discurso político. En la década del se-tenta desde el Estado se impuso a la familia argen-tina como célula básica de la sociedad y de la na-ción, entendidas éstas como una gran familia nu-cleadora. Este abordaje de la vida familiar coincidiócon una irrupción violenta en la intimidad y privaci-dad de las familias. Las funciones familiares defen-didas por los gobiernos militares, de autoridad,control y protección contra las amenazas, caracteri-zaban a las “buenas familias” que las cumplían y alas “malas familias” que no lo hacían. Las familiasde militantes opositores a los gobiernos militaresfueron consideradas “malas familias” (Jelin, 1998).

2. Un recorrido a través de los debates de los estu-dios sobre familia

Condiciones de transformación de la familia en Oc-cidente y teoría social clásica hasta 1950

En momentos de gran incertidumbre y temorrespecto del futuro de la organización social occi-dental, tales como la Revolución Industrial y la Re-volución Francesa, una de las preocupaciones másacuciantes de los cientistas sociales fue la preserva-ción de la familia. Conservadores y liberales afirma-

ban que el nuevo orden social debía seguir susten-tado en una estructura familiar, mientras que los so-cialistas proponían una redefinición radical de lamisma, pero considerando que debía liberársela desu feudalización económica.

En ese contexto, la familia se constituye en ob-jeto de observación de médicos, cientistas sociales yfuncionarios públicos. La figura del médico de fami-lia, por ejemplo, se impone en el siglo XIX propo-niendo estilos de vida saludables y convirtiéndoseen un dispositivo de control social: la instituciónmédica hegemónica.

Tal como Engels y Marx pusieron de manifiesto,el surgimiento de las fábricas sacude la estructurafamiliar desde 1830, pues las relaciones intrafami-liares se transforman a partir del cambio del sistemade producción.

Durante el siglo XIX la burguesía industrial mo-dela el mundo a su imagen. Sus valores se organi-zan en torno a la vida familiar. Las casas cuentancon espacios individualizados adonde cada unopuede retirarse y tener intimidad y espacios públi-cos en los que se desarrollan los rituales familiares.En este contexto es donde se le asigna el imperiodel mundo doméstico a la mujer y el espacio públi-co al varón (Coltrane, 1998; Gittins, 1985).

En 1884 Engels publica un análisis evolucionistade las transformaciones históricas de la familia, se-gún el cual al estado salvaje corresponde el matri-monio grupal, a la barbarie el matrimonio por apa-reamiento, a la civilización la monogamia, nacidaésta de la acumulación de riquezas realizada por elhombre y de la voluntad de querer legarla a sus hi-jos consanguíneos; es por ello que se le exige a lamujer fidelidad y virginidad antes del matrimonio,para garantizar así la paternidad del esposo.

En opinión de Engels, la transformación de lapropiedad privada en social no entraña el fin de lafamilia y el matrimonio, como muchos supusieronen esos momentos, sino su plena realización, en ba-se al amor y no a la propiedad.

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Alexis de Tocqueville, Frédéric Le Play, AugusteComte y Emile Durkheim estudian la familia comoestrategia para estudiar la sociedad. Reconocen sucarácter institucional, su variabilidad en el tiempo yen el espacio y elaboran las primeras tipologías so-ciológicas de los vínculos familiares. Los sociólogosdel siglo XIX consideraban a la familia como un cuer-po intermedio natural que liga al individuo con lasociedad. Así, la familia ofrecía a los estudiosos unadoble entrada teórica y metodológica al mundo so-cial. Es el sociólogo alemán Ferdinand Tönnies,quien a fines del siglo XIX describe la diferencia en-tre Gemeinschaft y Geselschaft, el primero refiere auna voluntad orgánica que responde a lazos comu-nitarios de parentesco, vecindad, amistad. El segun-do hace su aparición en la sociedad contemporáneaaludiendo a una voluntad reflexiva; encarna la ra-cionalización, los contratos, se basa en relacionesartificiales y valora los intereses individuales funda-dos en el cálculo y en el egoísmo, fuentes éstas dela desaparición de los vínculos de solidaridad y de lacrisis de las normas. En este marco, la comunidadrepresenta la integración social y la familia la simbo-liza (Coltrane, 1998; Gittings, 1985).

En la década de 1920 la Escuela de Chicagocontribuye a la producción de estudios familiares entemáticas referidas a la inmigración y a la transfor-mación de la estructura familiar. A su vez, un impul-sor de los estudios familiares fue la demografía quecontribuyó y nutrió los análisis sociológicos

El Estado Moderno y sus agentes tienen partici-pación en la conformación de los vínculos familia-res. Por intermedio del higienismo, la filantropía, elfomento de la natalidad y por último las normaspsicológicas, la esfera privada entra de manera cre-ciente en el campo de acción de la esfera pública.Durante el siglo XX, en las sociedades occidentales,la generalización del Welfare State acentúa ese fe-nómeno de definición y codificación de la vida pri-vada. Al mismo tiempo garantiza a cada miembrocondiciones de acceso a su autonomía e individua-

lización de la mano de un Estado garantista quesustrae a los individuos de las dependencias tradi-cionales de vecindad y linaje.

A fines del siglo XX, en un contexto de retroce-so del Estado Benefactor, se redefine la distribuciónde responsabilidades entre el Estado y las familias,recomponiendo las relaciones entre la esfera públi-ca y la privada. La reconstrucción de la red de soli-daridades privadas representa una posibilidad dereemplazo de las funciones antes ocupadas por elEstado. Los estudios revelan que este reemplazo noha sido eficaz pues el parentesco no está en condi-ciones de asegurar una distribución verdaderamen-te equitativa de los recursos, y en muchos casoscontribuye a acentuar las desigualdades sociales(Coltrane, 1998).

Las propuestas teóricas de los estudios familiaresdesde 1950

El Estructural FuncionalismoLas transformaciones en las estructuras y diná-

micas familiares y los abordajes teóricos acerca delas mismas han colaborado a una confusión y con-tradicción teórica, donde está muy presente la nos-talgia de los tiempos en los que los valores familia-res eran estables y bien definidos. La década de re-ferencia en este aspecto de estabilidad y orden fuela del cincuenta, que constituyó la década de oro dela familia nuclear, donde el análisis sociológico he-gemónico también la sostenía y legitimaba.

En la década del cincuenta el aporte más reco-nocido en los estudios familiares desde las cienciassociales fue el Estructural Funcionalismo, que pro-ponía un modelo macro explicativo de las estructu-ras sociales en términos sistémicos, donde la fami-lia era funcional al sistema capitalista moderno.

Los teóricos de esta corriente están interesadosen la funcionalidad de la familia para la superviven-cia y continuidad de una sociedad dada, es por elloque cuando la estructura de una sociedad cambia

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los formatos familiares también deben hacerlo parapoder adaptarse a las necesidades que la nueva es-tructura social demanda. En ese momento históri-co, la familia nuclear se adaptó para cubrir las ne-cesidades de la economía industrial.

El principal teórico que trabajó el concepto defamilia nuclear aislada e independiente del resto fueTalcott Parsons para quien la familia nuclear estáconstituida por un esposo, una esposa e hijos (si loshubiere). Esta estructura familiar permite una altamovilidad laboral y un desentendimiento de losquehaceres propios del cuidado de los hijos duran-te la jornada laboral, pues están separadas la vidalaboral y la doméstica familiar.

Según Parsons, la familia nuclear tiene dos fun-ciones básicas en la sociedad industrial moderna: lasocialización de los hijos y la contención emocionalde los adultos. Parsons consideraba que estas eranlas únicas dos funciones que le quedaban a la fami-lia nuclear después de que otras estructuras socia-les habían tomado sus antiguas funciones, cuandola familia fue separada del ámbito de produccióneconómica.

Según el esquema parsoniano en la familia nu-clear el varón esposo conseguía recursos materialesde supervivencia a través de su trabajo remuneradoy la mujer esposa se ocupaba de la contención y cui-dado físico y emocional de todos los miembros de lafamilia. La división sexual del trabajo le parecía ne-cesaria porque consideraba que la competencia en-tre cónyuges en el mercado laboral podía desvirtuarsu relación colaborativa y la solidaridad en el traba-jo familiar. De este modo entonces, el varón esposoes considerado “líder instrumental”, mientras la mu-jer esposa ocupa el lugar de “líder expresiva”.

El estructural funcionalismo recibió fuertes críti-cas sobre todo a partir de la década del sesenta,frente a profundos procesos de transformación delas estructuras familiares que demostraron que enesta propuesta teórica no se había contemplado ladiversidad y pluralidad de modalidades en que los

vínculos familiares se expresan. Estas críticas, quefueron lideradas por teóricos y militantes feministasy marxistas, proponen comprender el campo de lofamiliar en articulación con el campo político, eco-nómico y cultural. Así, las relaciones de poder entregéneros dentro de las familias comienzan a ser untema de estudio relevante.

Si bien Parsons sostenía que era necesariocontextualizar el análisis de la vida familiar en tér-minos macro estructurales sus generalizacionesno respetaban la complejidad de la realidad socialni la pertenencia de clase, género y nacionalidad,entre otros. No prestó suficiente atención a lascontradicciones de la modernidad. Cambios rápi-dos en un área, como puede ser el trabajo feme-nino, pueden ser simultáneos con la estabilidaden otros terrenos, como por ejemplo la divisiónsexual del trabajo doméstico.

Otra de las críticas, por parte de David Morgana mediados de los setenta, refiere a la necesidad dereparar tanto en las funciones como en las disfun-ciones y contradicciones de la familia nuclear. Esteautor pone como ejemplo el hecho de que mientraseste tipo de organización familiar contribuyó al de-sarrollo laboral de los varones, al mismo tiempo fueen detrimento del desarrollo laboral de las mujeres(Cheal, 1991).

Esta teoría fue perdiendo interés a partir de lossesenta, fundamentalmente a partir de los cambiosdemográficos que sugieren que la familia nuclearperdió importancia en las relaciones primarias. (Ber-nardes, 1993; Cheal, 1991; Emery, 2001).

Aún en su momento de apogeo, sin embargo,dentro de EE.UU. se oyeron voces de crítica haciaesta corriente. Después de la Segunda Guerra sepropuso, desde diferentes abordajes, una sistemati-zación de las teorías sobre familia e incluso una in-tegración conceptual de todos los análisis teóricosvigentes. La propuesta más relevante de unificaciónteórica fue la de Reuben Hill a finales de los sesen-ta, aunque uno de los puntos de partida de su

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abordaje era considerar una experiencia común en-tre varones y mujeres, sin definir diferenciacionesentre ambos.

Simultáneamente apareció en escena el aborda-je feminista que criticó fuertemente estas ideas y nopermitió que se constituyeran en hegemónicas. Deeste modo, el campo de los estudios familiares sediversificó albergando propuestas contradictorias.Es por ello que Cheal llama a esta etapa de media-dos de los setenta el “Big Bang” de los estudios fa-miliares, donde se desarrollaron propuestas teóricastan disímiles (Cheal, 1991).

La teoría feministaLa familia es identificada por las feministas co-

mo una construcción social, histórica e ideológica,así como su conceptualización (Cheal, 1991; Emery,2001; Smith, 2004).

El aporte del feminismo al estudio sobre familiassignificó una transformación epistemológica y me-todológica. Rompió con el estatismo de abordajesque se consideraron legítimos hasta casi terminadoel siglo XX y visibilizó los aspectos omitidos por laciencia social durante seis décadas, construyendonuevos sujetos de investigación y nuevos diseños deabordaje metodológico (Barrón López, 2008). Así serepensaron múltiples dimensiones, algunas de lascuales detallaremos a continuación.

La principal contribución de la teoría feminista alos estudios sobre familia es la incorporación de ladimensión de género en el análisis de las experien-cias familiares. En el desarrollo del concepto de gé-nero, pasó de considerarse una categoría social aser tomada desde sus componentes relacionales, si-tuacionales y contextuales como un sistema holísti-co de relaciones y significados. En los setenta eratomado como rol sexual para referirse a su caráctersocial y aprehendido por la acción de procesos so-cializatorios que ocurrían principalmente al interiorde la familia (Chodorow, 1978). A partir de losochenta el género es considerado “esquema”, “sis-

tema” e incluso “perspectiva” para rescatar el dina-mismo en su construcción y objetivación y para su-brayar los niveles simbólicos, estructurales, ideoló-gicos y materiales de análisis en los que pueden serexploradas las implicaciones genéricas.

Otro de los aportes importantes refiere a la des-cripción de la opresión ejercida sobre las mujerespor el matrimonio como consecuencia de las rela-ciones patriarcales. Éstas se incorporan durante lasocialización de varones y mujeres, donde se les in-culcan diferentes roles. Esta experiencia sexualmen-te diferenciada se basa en la creencia de que estascaracterísticas propias de cada sexo están biológica-mente determinadas, incluyendo la idea de que lafamilia heterosexual es la forma natural de llevar acabo la vida familiar.

Las feministas, representadas por Mackintosh acomienzos de los ochenta, proponían como vía pa-ra acceder a un conocimiento profundo de la vidafamiliar, deconstruir el concepto mismo de familia,de modo tal de poder estudiar las estructuras quesostienen la vida familiar, tales como el sistema se-xo-género. En este sentido también Margrit Eichlersugiere analizar el fenómeno familiar en diferentesdimensiones interrelacionadas (Cheal, 1991; Vogler,1994).

Otro aporte de este grupo sugiere que la distri-bución de tareas dentro de la familia se basa en unadivisión sexual del trabajo, donde las mujeres apor-tan más que sus compañeros varones. Es por elloque la división sexual del trabajo es considerada untipo de opresión sobre la mujer. La opresión logra-da a través de este dispositivo también es fruto deotras instituciones que operan en función del con-trol social de las mujeres. Este sistema de control so-cial es identificado como “patriarcado”.

O´Brian a comienzos de los ochenta sostieneque el origen del patriarcado está relacionado conla falta de certeza acerca de la paternidad biológi-ca. Esta incertidumbre se resuelve con la domina-ción sobre las mujeres, pues, teniendo exclusividad

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sobre una mujer, la paternidad biológica está ga-rantizada (Cheal, 1991).

Desde el enfoque feminista, la maternidad esestudiada como lugar de sujeción de las mujeres yes criticada la dimensión mística que el patriarca-do le otorgó para naturalizarla y forzar a las muje-res a vivirla como una vía de realización identita-ria, aunque todavía no se ponía tanto el acento enque se relacionara con experiencias gratificantes,liberadoras y satisfactorias. A su vez, la intenciónera romper con el matrimonio maternidad/sexuali-dad anulada.

Heidi Hartmann a comienzos de los ochenta cri-ticó el abordaje de la teoría sociológica estándarpor referir a la familia como una unidad social acti-va, un grupo de intereses unificado. Para esta auto-ra sería necesario reemplazar este concepto poruno que defina a la familia como un espacio dondepersonas con diferentes intereses, géneros y activi-dades distribuyen bienes y dirimen conflictos entresus miembros (Cheal, 1991).

El giro empiricista que se va imponiendo en losestudios familiares feministas a partir de los añosochenta imprime, sin lugar a dudas, un caráctermenos absoluto y quizás más desapasionado en losanálisis.

El PosmodernismoDurante la década del noventa se produjo una

cierta unificación de perspectivas a la luz del Pos-modernismo (Barrón López, 2008).

Tanto el feminismo como el postmodernismoreivindican el análisis e importancia de la otredad, loabyecto, lo marginal; en suma, reivindican la dife-rencia. El proyecto postmoderno la propone en víasde poder contrarrestar la hegemonía de las pers-pectivas que se erigen como única posibilidad (Ba-rrón López, 2008).

El pensamiento posmoderno en sociología, se-gún Cheal (1991), comienza con las experienciascontemporáneas de pluralismo, desorden y frag-

mentación, las cuales no fueron predichas por elmodelo moderno. Los precursores más importantesde esta corriente fueron el Marxismo y el Feminis-mo que ya reconocían la diversidad de la experien-cia familiar.

La propuesta del Posmodernismo se basa en lanoción de relatividad de las apreciaciones acerca delos fenómenos sociales, donde las ideas están rela-cionadas a un determinado punto de vista y no exis-ten observaciones concluyentes sobre la realidad so-cial. Desde esta perspectiva, la intención del moder-nismo acerca de que existe la posibilidad de llegar auna verdad final y última no es tal, sino que ésta se-ría solamente un punto de vista (Cheal, 1991).

Así como el Modernismo ofrece una teoría mo-nolítica de la familia, el Posmodernismo se focalizaen el pluralismo de las relaciones familiares y sus es-tructuras (Emery, 2001).

Doherty (en Emery, 2001) describe los cinco ele-mentos más influyentes en la teoría posmodernasobre familia: - su oposición a la estandarización de la familia; - su crítica al positivismo y un desarrollo de las dife-rencias y similitudes entre postpositivismo y post-modernismo; - su uso del análisis del discurso como estrategia paracaptar los sentidos del lenguaje de la vida cotidiana;- su combinación con el feminismo que tiene la vi-sión de la construcción social de las dimensiones degénero, raza, clase, entre otros;- su incorporación de la historización de la familia,que si bien no es un aporte novedoso a la discipli-na, sí lo es el análisis de trayectorias de vida y la au-to reflexividad aplicado a los individuos estudiadosy también a los investigadores.

Con el surgimiento de esta perspectiva teóricase incorporaron nuevos métodos de investigaciónfocalizados en la subjetividad e inducción. La pro-puesta epistemológica consiste en que el pluralis-mo es la clave para el estudio de las familias con-temporáneas.

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Es importante aclarar que si bien el postmoder-nismo realizó una gran contribución a los estudiosfamiliares a través de la crítica, la relativización y ladeconstrucción de los presupuestos modernos, al-gunos de estos presupuestos ya habían sido cues-tionados con anterioridad, como por ejemplo, el re-quisito de objetividad y la supuesta neutralidadcientífica. El posmodernismo profundiza estas ini-ciativas críticas y las amplía (Barrón López, 2008).

Es necesario, sin embargo, tener una miradaatenta sobre las propuestas que refieren a la diver-sidad como novedad contemporánea pues, en oca-siones, se posicionan las prácticas alejadas de la fa-milia nuclear en una diversidad abyecta, de modoque el marco normativo de referencia sigue siendola familia biparental heterosexual tradicional.

Por otra parte, gran parte de las estructuras fa-miliares observadas como novedosas son conforma-ciones de larga data. Lo novedoso, entonces, no sonestas estructuras sino la mirada que reconoce susposibilidades de existencia (Barrón López, 2008).

Contrariamente a la expectativa modernista deprogreso constante, donde la familia nuclear juga-ba un papel fundamental en articulación con un sis-tema de producción y de organización social, elposmodernismo considera que la familia tradicionalse encuentra en gradual desintegración.

David Popenoe, a fines de los ochenta, identifi-ca cinco aspectos que contribuyen a la desintegra-ción de la familia nuclear (Cheal, 1991): - la desinstitucionalización de las relaciones entrelos miembros. La debilidad progresiva de la interde-pendencia económica limita el control que puedenejercer los miembros entre sí;- la escasa efectividad de sus funciones tradiciona-les de reproducción, cuidado de los hijos, socializa-ción de los hijos, control de la sexualidad;- la pérdida de poder sobre sus miembros en bene-ficio de otros grupos como el Estado;- la disminución del tamaño y la inestabilidad cre-ciente;

- la valoración del individuo por sobre la de la fami-lia como unidad.

Este autor considera que la modernización y laidea de progreso que llevan a un incuestionado in-dividualismo en términos de autosuficiencia son losprincipales responsables de estos procesos. De pro-fundizarse este proceso, el autor asegura que la fa-milia desaparecerá como intermediaria entre el in-dividuo y la sociedad, e incluso sostiene que la de-sintegración familiar contribuye a una progresivadesintegración de la comunidad, lo que puede servisto como un síntoma de una crisis social más in-tegral y profunda.

En sociedades muy tradicionales y a la vez alta-mente industrializadas, estos procesos pueden ge-nerar reacciones de apoyo masivo a la familia nu-clear. Mucha gente siente las contradicciones entrelos modelos individualistas de progreso que estánsimbolizados con la imagen de libertad, y las obli-gaciones morales impuestas a la familia por la co-munidad. Fuera de la familia el individualismo utili-tarista es el ethos propio de la economía de merca-do, dentro de la familia la autonomía individual semanifiesta como un proyecto moderno de desarro-llo personal (Hays, 1998; Cheal, 1991).

Tal como afirmó Georg Simmel, el propio pro-ceso de modernización hace posible la individuali-zación, en una tensión sin solución entre dinero yamor. Pues mientras la vida económica se basabaen las relaciones entre el amo y el esclavo, con laexpansión de la economía monetaria y la prioridadde la objetividad frente a la personalidad aumentatambién la independencia de los hombres entre sí–ciertamente no respecto de los otros en abstractosino respecto de los otros concretos– y con ello suscaracterísticas personales. La tendencia general essin duda la de hacer al sujeto dependiente de unnúmero creciente de prestaciones de otros sereshumanos pero, al mismo tiempo, cada vez más in-dependiente de las personalidades que están de-trás de éstas. Los seres humanos de la modernidad

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estamos atados con desigual intensidad por un ex-tenso haz de relaciones, pero en cambio somos mu-cho más independientes de cada elemento concre-to de esta sociedad, porque su importancia paranosotros se reduce a la objetividad unilateral de suprestación, que puede ser más fácilmente produci-da por otros muchos individuos diferentes, conquienes no nos une nada más que el interés expre-sado en el dinero.

Según este autor, existen dos tendencias de laindividualización: la dependencia personal de los in-dividuos se reduce y con ello nace la forma moder-na de la libertad y a su vez, debido a la separaciónentre objetividad y personalidad, aumenta la impor-tancia del individuo (Allmendingen, 2001).

3. La visión de los jóvenes

Los datos acerca de la percepción en torno a lasrelaciones familiares que analizamos a continuaciónse han obtenido a partir de entrevistar a 328 jóve-nes de entre 16 y 24 años de ambos sexos (55%son varones y 45% son mujeres) de tres ciudadesargentinas –Villa María (Córdoba), Junín (BuenosAires) y Gualeguaychú (Entre Ríos)–.

Se trata de ciudades de aproximadamente85.000 habitantes, compatibles con comunidadesque responden a patrones tradicionales de compor-tamiento, donde no se observa diversidad en las es-tructuras familiares, como surgió también de las en-trevistas y grupos focales realizados.

Persiste entonces en estos jóvenes una referen-cia a la familia tradicional, en términos simbólicos yexperienciales, y es esa familia la institución en laque más confía un 96% de los jóvenes, seguido porun 82% que confía en los amigos.

Otras instituciones o actores como, Gobierno,Partidos Políticos, Poder Judicial, Empresarios, entreotros, concitan un nivel muy bajo de confianza pa-ra estos jóvenes, quienes además presentan un ni-vel de participación social también muy bajo: sólo

algo menos de un tercio de los jóvenes entrevista-dos participa en alguna organización deportiva.

La familia también es significada como referen-te de valores y principios. En este sentido un 89%de los entrevistados consigna haber aprendido desu familia las reglas y principios que orientan sus vi-das, y además “el estar siempre disponible para mifamilia y preocuparme por ella” constituye el prin-cipio que orienta sus vidas mencionado en segundolugar de importancia después de “ser sincero y bus-car la verdad”.

Es también significativo el hallazgo referido a laelección mayoritaria de compartir con la familia,particularmente con madre y hermanos, las comi-das principales –cena y almuerzo–, esto hablaría deun tiempo que simbólicamente refiere a momentosdedicados a la comunión y encuentro entre losmiembros del grupo. Este ritual admitiría una dis-quisición acerca de los significados del tiempo, don-de existe un tiempo cualitativamente más valiosoreferido a lo trascendente en contraste con el cro-nológico relativo al tiempo mensurable.

Abona en esta misma línea argumental la res-puesta a otra pregunta referida a aspectos que po-drían estar relacionados con las salidas nocturnas,donde aparece que los dos tercios de los jóvenes nose sienten controlados por los padres en las salidasnocturnas. A su vez, la fuente de financiamientopara sus salidas nocturnas mencionada en segundolugar es la familia (después del trabajo); esto se daespecialmente en las mujeres, los más chicos (entre16 y 18 años) y en los de clase media y coincideademás con la porción de la población que estudiay no trabaja.

Clima social en el hogar

Se construyó un índice que denominamos Cli-ma Social Familiar a partir de una serie de situacio-nes que se muestran en el cuadro Nº 1. Los datosmuestran que el 80% de los jóvenes entrevistados

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perciben un clima familiar favorable, particularmen-te los varones y los mayores de 18 años.

Se ha observado que los jóvenes que convivencon su familia y están más insertos en la rutina fami-liar tienen más situaciones de conflicto y riñas. Estoocurre en mayor proporción en las mujeres que, co-mo surge en las entrevistas, permanecen más tiem-po en el espacio doméstico, coincidiendo con las ex-pectativas normativas de género de una sociedadtradicional. Otro factor que puede influir para queuna mayor proporción de mujeres permanezca mástiempo dentro de la casa puede ser que un 57% delas mujeres estudia y un 30% trabaja, mientras queen los varones esta relación se invierte.

Como se observa en el cuadro, los únicos dosfactores en los que las mujeres tienen una mayor fre-cuencia de respuesta son los que tienen que ver conpoder contar siempre con la familia y el sentirse ne-cesarias. Respecto de este último factor, coincide conla normativa patriarcal según la cual la función porexcelencia de la mujer es el cuidado y la atención delotro, el sentirse necesario es una consecuencia.

En el resto de los factores mencionados en elcuadro, son los varones los que en mayor propor-ción se manifiestan afirmativamente, en estos ca-sos se trata más de aspectos cotidianos de la vidafamiliar.

En los estratos medios se percibe mejor climasocial que en los bajos, esto ocurre tradicionalmen-te como surge en otras investigaciones realizadaspor nuestro equipo (Kornblit, Mendes Diz, Adasz-ko, 2006) y en las entrevistas actuales. Una posibleexplicación de este dato es que los sectores medioscuentan con más redes de contención y de cuidadode los jóvenes por poseer más recursos económicosy culturales, además, la búsqueda de diálogo y co-municación intrafamiliar es parte de un imperativode comportamiento parental de la clase media. Laimportancia atribuida a la educación de los hijos se-ría parte de las estrategias para el logro y preserva-ción de estos capitales.

Cabe señalar también que los jóvenes que per-ciben un clima social favorable son los que en ma-yor frecuencia confían en la institución familiar.

Nº 1 Clima familiar (en porcentajes)Mujer Varón Total

Sé que puedo contar siempre con mi familia 89.2 82.8 85.7Me escuchan siempre 59.5 68.3 64.3Nunca ocurre que mi familia esté con demasiadas ocupaciones como para no prestarme atención 45.9 55.6 53.3Nunca recibo insultos 49.3 55 52.4Ninguno de mi familia me molesta 44.6 57.8 51.8Siempre me puedo comunicar con mi familia 41.2 55 48.8Siempre me toman en cuenta para tomar decisiones 45.9 46.1 46Siento que siempre soy necesario-a 45.3 35 39.6

Base: población total de la muestra de 328 casos.

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Apoyo familiar

En nuestro estudio se construyó un índice deApoyo Familiar, constituido por los factores que semuestran en el cuadro Nº 2.

Algo más de la mitad de los jóvenes estudiadosperciben que pueden acudir a miembros de su fa-milia ante diferentes problemas personales. A la in-versa de lo que ocurre con la percepción del climafamiliar, en este caso son las mujeres y los jóvenesde entre 16 y 18 años, quienes tienen una percep-ción más favorable respecto del apoyo familiar conel que cuentan. Abonando la explicación propuestapreviamente en el apartado sobre clima familiar, lamayor presencia de las mujeres en el ámbito fami-liar les otorga un carácter de membresía más pro-fundo que a los varones. Una percepción favorabledel apoyo familiar puede estar influida por ello.

Como se observa en el cuadro, los problemascon la policía y la ley son percibidos como los casosen los que más acudirían a la familia, coincidente-mente con otros datos de este estudio que mencio-namos anteriormente, en los que aparece que tan-to el Gobierno, el Poder Judicial y la Policía son ins-tituciones que concitan escasa confianza en los jó-venes, por lo que es dable suponer que se apoyan

para defenderse de ellas en la institución que másconfianza les despierta.

Los casos en los que mayor diferencia existe en-tre las respuestas entre varones y mujeres son los dediscriminación y violencia, aquí los varones recurrenen menor proporción a la familia. Surge de las entre-vistas que los varones están frecuente y diariamenteexpuestos a situaciones de violencia física y verbalpor lo que la mayoría de ellos aseguró que se “arre-glarían solos” para enfrentar estos problemas, coin-cidentemente con la expectativa del estereotipo degénero androcéntrico que los interpela a una mayorautonomía en mayor medida que a las mujeres.

Los varones en los problemas propios de la esfe-ra privada, más íntimos, acuden a la familia y a la in-versa en los problemas relativos a la esfera pública.Aquí podemos estar observando la acción de los es-tereotipos tradicionales de género a partir de los cua-les se les atribuye la soberanía del espacio público.

Es interesante tomar en cuenta que dentro de laperspectiva androcéntrica, que considera a la mujerun sujeto pasivo y vulnerable, el riesgo al que ella seexpone en una situación de violencia es mucho ma-yor que para un varón, como también las consecuen-cias son más temidas si no pueden resolverlo. Segúneste marco interpretativo, la violencia es una caracte-rística ajena al género femenino (Vance, 1992).

En este sentido, la intimidad de la esfera priva-da de la vida familiar puede resultar un refugio pa-ra las mujeres, aunque muy frecuentemente resultauna oportunidad de invisibilización de diferentesvulneraciones de sus derechos como sujetos (McIn-tosh y Barret, 1982; Oakley y Delphy 1995).

En muchas culturas se socializa a los niños paraser agresivos y competitivos mientras se enseña alas niñas a no ser violentas y a veces a aceptar pasi-vamente la violencia masculina. Así, la violencia esa menudo percibida como fuente de poder, fuerzay racionalidad, con lo cual se provee de un campofértil para la violencia en contra de la mujer. Las ma-yores prerrogativas sexuales del hombre con rela-

Nº 2 Apoyo familiar ante diferentes problemas personales (en porcentajes)

Mujeres Varones TotalCon la policía o la ley 83.8 77.1 80.1Con el trabajo 68.2 64.8 66.4Con los estudios 67.3 63.1 65Con las drogas 61.9 59.8 60.7Con la sexualidad 52 54.4 53.4De discriminación 60.8 41.9 50.5Con violencia entre jóvenes 63.5 30.7 45.6

Base: población total de la muestra de 328 casos.

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ción a la mujer, lo habilitan en ciertos casos a ejer-cer violencia sexual.

Por último, a semejanza de lo que ocurre con lapercepción de clima social familiar, los jóvenes declase media son los que perciben contar con unared de apoyo en porcentajes más altos que en lossectores populares.

Nos parece pertinente señalar que si bien losjóvenes manifiestan en una alta proporción contarcon el apoyo familiar ante problemas personales,surge de las entrevistas, particularmente en los jó-venes de sectores socioeconómicos más vulnera-bles, que frecuentemente no comparten sus pro-blemas con sus padres para no preocuparlos odarles más problemas. Esta situación que podría-mos observar como una inversión de los roles tra-dicionales en las relaciones entre padres e hijosresponde a uno de los abordajes propuestos porPeterson y otros –Abordaje Sistémico Ecológico(Emery, 2001)– que analiza la relación entre pa-dres e hijos como interdependiente y conectadacon el medio en el que están insertos. En este sen-tido, los jóvenes que han mostrado esta preocupa-ción por sus padres están fuertemente influidospor la crisis económica del país.

4. Reflexiones finales

A modo de conclusión presentamos algunas hi-pótesis en torno a los hallazgos empíricos que he-mos discutido en este trabajo, si bien aclaramosque con ello no pretendemos cerrar cuestiones sinoabrir interrogantes.

Hemos encontrado que los jóvenes confían ma-yoritariamente en la familia y afirman que hanaprendido de ella las reglas y principios que orien-tan sus vidas.

Cabría preguntarse si esa confianza y legitima-ción de la institución familiar no será utilizada porlos jóvenes como refugio que dificulta su ya difícilintegración social. Sabemos, por investigaciones

anteriores (Mendes Diz, 2007) que los mismos jóve-nes denuncian la pertinencia o no de respetar y par-ticipar de un sistema que los excluye no sólo social-mente sino institucional y simbólicamente lanzán-dolos a una suerte de “no lugar” desde el cual laexigencia de autonomía e individualización que im-pone la nueva realidad adquiere un carácter anómi-co (Svampa, 2000), por lo que buscan como estra-tegia desesperada el resguardo de alguna institu-ción que los ampare, en este caso la familia.

Es muy significativo el hecho de que los jóveneselijan compartir la cena y/o almuerzo con su familia,lo cual hablaría de un ritual de encuentro familiar.Los rituales familiares refuerzan las expectativas deacción convenidas. Los rituales, así, contribuyen acrear la identidad grupal y un sentido de realidadcompartido. Dado que las familias se han vuelto me-nos numerosas y perdieron control sobre los traba-jos y oportunidades de sus miembros, los rituales sevolvieron más individuales. Rutinas cotidianas comoel trabajo doméstico reafirman y son consecuenciade qué es una familia y qué roles pretende de susmiembros. Así, la mayoría de las reglas familiares nose explicitan pero operan subterráneamente porqueson reforzadas por pequeños y sutiles rituales quehacen que esas acciones se vean como naturales einevitables. Las rutinas familiares nos enseñan a ma-nejar nuestras emociones. Sabemos cuáles son lasnormativas al respecto cuando tratamos de concor-dar nuestras emociones con las expectativas socialesde las mismas, es lo que Hochshild llamó “trabajoemocional” (Coltrane, 1998; Marsden, 1996).

Estos jóvenes también sienten que sus familiaslos controlan poco en sus salidas nocturnas y queincluso las financian en una amplia mayoría.

Ese control reducido sobre los hijos podría tenerrelación con la desinsititucionalización de la familia,que según Poponoe (Cheal, 1991) limita el controlque pueden ejercer los miembros entre sí.

La enorme legitimidad que se atribuye a la fami-lia y la falta de control familiar objetivo que perci-

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ben podría también llevar a inferir que se trata deun caso de internalización de la norma en el que nose identifica la fuerza coercitiva porque ya está pro-fundamente internalizada. Dado que la instituciónfamiliar opera como dispositivo de control social ycontiene una dimensión de poder, la vinculaciónnormativa entre padres e hijos podría pensarse en-tonces en términos de relaciones jerárquicas y dedominio (Coltrane, 1998; Cheal, 1991). Los jóvenesperciben que la familia es un actor legítimo y refe-rente, sin embargo, de quienes provienen los con-tenidos de las pautas de comportamiento, o sea,sus padres; son hijos de la posmodernidad y portanto son sujetos fragmentados, descentrados, in-dividualizados, insertos en la pluralidad de sentidospropios de nuestro tiempo, es por ello que los con-tenidos concretos de prerrogativas de comporta-miento no son claros y hasta pareciera que carecende dirección. Se vació el contenido de las normas decomportamiento, faltan recetas. En términos macroestructurales, las crisis económicas de nuestro paíshan posicionado a los padres en lugares de pérdidade poder, rompiendo la legitimidad de su autori-dad. En esa impotencia, hay una huella de confu-sión respecto de la propia autoridad y la legitimidadde su poder sobre los hijos. En cierto modo se sien-ten inhabilitados, lo cual genera mensajes contra-dictorios en cuanto a las expectativas de comporta-miento de los hijos. La incertidumbre provoca estosdesconciertos.

Por último, el control sobre las salidas al espaciopúblico en la noche implicaría también un diálogoentre esfera pública y esfera privada. Si bien en el es-pacio público el dispositivo de control está en manosdel Estado en mayor medida, en ciudades chicas co-mo las de nuestro estudio, es la comunidad la que“controla” a través de la mirada del otro, excedien-do al ámbito familiar. En este sentido, podríamos ha-blar de un continuo entre lo privado y lo público.

Coincidimos con Lasmar (1997) cuando consi-dera que ningún análisis puede realizarse sobre di-

cotomías absolutas tales como público/privado,pues las experiencias dentro de la esfera domésticase relacionan con las diversas formas de organiza-ción cultural, política y económica del mundo públi-co y viceversa. Del mismo modo, Laclau y Butler(1999) proponen considerar la interdependencia deestos dos espacios, donde ésta crea diversidad, hi-bridiza a ambos como consecuencia de su encuen-tro. Plummer (2000) afirma, en la misma línea, queel espacio público y el privado están divididos enmúltiples esferas respectivamente. Estas múltiplesesferas están jerárquicamente estratificadas y enconstante conflicto.

Observamos también que algo más de la mitadde los jóvenes percibe que puede contar con su fa-milia ante problemas personales, sin embargo losvarones admiten que pueden arreglarse solos a lahora de tener que enfrentar problemas que puedenconsiderarse más cercanos a la esfera pública; enasuntos más privados en cambio admiten contarcon la familia.

Este hallazgo sugiere reflexionar acerca de lossentidos de la vida privada que ha sido entendida enel imaginario hegemónico de modos diferentes se-gún de quién se trate. Cuando es vivida por varonesse refiere al recogimiento al margen de las obligacio-nes, como forma de distanciamiento del afuera pa-ra conquistar el bienestar que procura el privilegiode la reserva. Cuando es vivida por mujeres se refie-re al hogar, la familia y la atención que ésta deman-de, al espacio donde se expresa la comunidad deafectos cuyo eje es la relación de pareja, es el ejerci-cio de la “privación de sí” para observar a los otrosy ser observada en el cumplimiento del deber delcuidado. En esta última acepción se confunden vidaprivada y vida doméstica. Es diferenciando estos dostérminos como podremos lograr un análisis más de-tallado de la relación incuestionada entre tareas decuidado de los otros y espacio propio de la mujer.

También hemos encontrado que la mayoría delos jóvenes vivencia disfrutar de un clima social fa-

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miliar favorable, aunque la percepción de los facto-res que conforman este clima es diferente según setrate de mujeres o de varones. Es nuestro interésaquí reflexionar particularmente acerca de la visiónde las mujeres que manifiestan fundamentalmentesentirse necesarias, lo cual concuerda con la norma-tiva patriarcal.

En ese sentido, la domesticidad trasciende lanoción de hogar o de responsabilidades familiares.Es un comportamiento, una disposición a prestaratención y dar respuesta a las necesidades delotro. Los mandatos de género femenino instan aresponder, independientemente del propio inte-rés, a las necesidades o deseos de los demás (Mu-rillo, 1997; Astelarra, 2003). Por un lado, las ta-reas domésticas y de cuidado de los otros no pro-veen ningún tipo de reconocimiento, ni moral nieconómico. Esto redunda en un perjuicio para lasmujeres, pues encubre una situación de explota-ción, sin mencionar el costo de oportunidad queesto implica, es decir, las posibilidades de desarro-llo en diversas áreas que se pierden o se aplazanpor dedicarse al trabajo doméstico. Por otro lado,la ausencia de privacidad dificulta la construcciónde la propia individualidad (Murillo, 1997; Astela-rra, 2003, Bubeck e Izquierdo, 2004).

Asimismo, para evaluar situaciones de igualdadintrafamiliares es necesario prestar atención a tresdimensiones: la igualdad de ingresos, igualdad en eltiempo libre e igualdad en el respeto (Jelin, 1998).A partir de las investigaciones realizadas en los últi-mos años podemos concluir que la consecución dela igualdad intrafamiliar es un proceso incipiente(Kornblit, Mendes Diz, Adaszko, 2006).

La preocupación teórica sobre la vida familiarno es nueva. Si bien en general emerge en mo-mentos de grandes cambios históricos, frecuente-mente hubo respuestas en los momentos posterio-res a estos hitos de la historia en que, tanto desdela teoría como desde el sentido común, se tendióa la defensa de los patrones tradicionales como

consecuencia de la necesidad de restablecer ras-gos de normalidad en la vida cotidiana de pobla-ciones que habían sido expuestas a grandes y con-mocionantes transformaciones (Cheal, 1991). Estose observa en los jóvenes de nuestro estudio quedefienden la legitimidad de la familia tradicionalen los contextos de crisis ética, política y socioeco-nómica que les toca vivir.

Los procesos de transformación estructural dela vida social implican la incertidumbre acerca de laeficacia de las conductas asumidas, son situacionesque generan desconcierto y temor, sin embargo,también representan una oportunidad de crearnuevos horizontes de acción. Este es su valor histó-rico y su desafío.

Hoy las opiniones son divergentes entre los teóri-cos sobre el futuro de la familia, sin embargo, desdelo empírico y desde la perspectiva de los jóvenes lafamilia sigue ocupando un lugar central en sus vidas.

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Abstract

This article is part of the results obtained from scienti-fic work developed by young people who socialized in de-mocracy and who experienced the political and economicevents at the end of 2001.

The basis of the investigation is related to the repre-sentations of the recent historical past, with special atten-tion to the ways in which such past is being perceived, va-lued, imagined and considered as part of the history ofthe future, by young argentinians at present.

La argentinidad “al palo”:Las representaciones de jóvenes argentinos

sobre la historia reciente, del Golpe al CacerolazoPor Miriam Kriger

Miriam Kriger es Doctora enCiencias Sociales (FLACSO),docente investigadora de la Ca-rrera de Comunicación Social dela Facultad de Ciencias Socialesde la Universidad de Buenos Ai-res (UBA), e investigadora delequipo del Dr. Mario Carretero(UAM/UBA/FLACSO). Es direc-tora de los cursos de formaciónvirtual de posgrado en cienciassociales del CAICYT-CONICET,y secretaria académica del cursode posgrado en la Enseñanza delas Ciencias Sociales, de FLAC-SO-virtual). También se desem-peña como profesora de la Maes-tría en Psicología Cognitiva yAprendizaje (FLACSO-UAM), yde la Especialización de Cons-tructivismo y Educación (FLAC-SO-Argentina.Publicó libros y diversos artículossobre la temática de construcciónidentitaria y de la enseñanza de lahistoria en relación con la forma-ción de la identidad nacional. Sedoctoró en noviembre del 2007,ante FLACSO Argentina y su te-sis expone una investigación em-pírica sobre las relaciones entreIdentidad, Historia y Proyecto enlas representaciones de la naciónde los jóvenes argentinos en elcontexto posterior a 2001.

Resumen

Este trabajo es parte de los resultados obtenidos apartir de un trabajo de campo realizado con jóvenes quese socializaron en democracia y que vivenciaron los acon-tecimientos políticos y económicos de fines de 2001.

El eje de indagación tiene que ver con las representa-ciones del pasado histórico reciente, con especial aten-ción en los modos en que tal pasado está siendo percibi-do, valorado, imaginado y convertido en parte de la pro-pia historia y del propio futuro, por jóvenes argentinos enel presente.

Palabras Clave: jóvenes-política-historia-educación

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1. Introducción

En este artículo presentaré y analizaré narrativasde jóvenes sobre la historia reciente, desde una pers-pectiva que no toma como objeto el pasado mismosino sus representaciones, enfocándose en los modosen que tal pasado está siendo percibido, valorado,imaginado, y convertido en parte de la propia histo-ria y del propio futuro, por jóvenes argentinos en elpresente. Se tratará entonces de acercarnos a la mi-rada de algunos miembros de una generación nacidaen democracia; que cursó la escuela primaria entre elindulto y el fin de siglo (acaso la época más críticaque ha conocido el país, pero sin ninguna duda lamás crítica que ha conocido el sistema educativo na-cional); que a la iniciática edad de 14 años transitó laparticular experiencia de deconstrucción del proyectocomún y el “desamarre” de la trama social que cul-minó con el “cacerolazo” de 2001, y que recorrió engran medida la llamada “salida del infierno” (Kirch-ner, en diferentes discursos desde 2002 a 2008) al rit-mo de “la argentinidad al palo” (Bersuit, 2004).

Para ser más específica: les presentaré a conti-nuación hallazgos parciales de un estudio empíricorealizado entre 2005 y 2006, que formó parte demi investigación de tesis doctoral (FLACSO, 2007)1,sobre las representaciones del pasado, presente yfuturo de la nación de jóvenes argentinos de 18años de edad, egresados del sistema escolar en2004 y alumnos del CBC (Ciclo Básico Común,UBA)2. Ellos son en principio, sujetos provistos detodas las herramientas consideradas oficialmentenecesarias para convertirse en ciudadanos, peroademás podemos decir que son los exponentes máspositivos del sistema educativo público de su gene-ración (que lograron: a) permanecer en el sistema,b) egresar exitosamente de él, c) entrar luego alCBC, en una suerte de reingreso que renueve el cré-dito de la promesa pedagógica).

Antes de comenzar, sin embargo, consideronecesario que nos detengamos brevemente en

una cuestión que marca la diferencia entre la pro-blemática que el pasado reciente plantea al cien-tista social –especialmente al historiador– y la queplantea a quien estudia las representaciones de losjóvenes sobre él. Me refiero a que mientras quepara los primeros el carácter cercano –demasiadofamiliar aún, demasiado propio, demasiado ac-tual– de ese pasado dificulta la posibilidad de ob-jetivarlo y genera un alto riesgo de “usos incorrec-tos” (Habermas, 1986)3; para los segundos esacondición no es ni siquiera percibida como tal.Tanto en mis investigaciones sobre jóvenes argen-tinos de hoy, como en otros estudios y también enlas experiencias que me narran a menudo los do-centes, encuentro que eso que los adultos llama-mos el pasado “reciente” de nuestro país, sueleser para esta nueva generación de argentinos algobastante lejano, ajeno, difícil de comprender y,más aún, de vincular de un modo consciente y sig-nificativo con su propia vida.

De modo tal que, cuando nos metemos en estecampo, acaso lo primero que advertimos es que esinnecesario generar ningún dispositivo de distancia-miento, sino, por el contrario, que nuestros mayoresesfuerzos deberán dedicarse a interpretar, analizar ycomprender ese distanciamiento que ya existe y quecaracteriza las representaciones de los jóvenes, enparticular en lo referido a la dictadura militar.

Me imagino que muchos de ustedes se estaránpreguntando si acaso no es propio de esta edad elhecho de percibir como muy lejano cualquier suce-so que vaya más allá de los últimos diez años. Sinembargo, en término cognitivos tal idea no puedefundamentarse: si bien sabemos que la compren-sión del tiempo histórico y cronológico es una ad-quisición evolutiva, producto del desarrollo genéti-co y cultural es esperable que ya haya sido alcanza-da o lograda bastante antes de la edad de nuestrosentrevistados, teniendo en cuenta que han comple-tado su escolaridad y han cursado ocho años de en-señanza (curricular)4 de Historia.

1 Tesis doctoral presentada anteFLACSO Argentina (2007): “Histo-ria, identidad y proyecto. Un estu-dio de las representaciones de jó-venes argentinos sobre su nación”,dirigida por Mario Carretero, Califi-cación máxima. Disponible en lí-nea: <www.flacso.org.ar>. 2 El CBC es el primer año de todaslas carreras de la Universidad deBuenos Aires y fue creado en 1985reemplazando al examen de ingre-so, como una instancia niveladoray de acceso libre a todos los egre-sados de la escuela media del país. 3 Esta cuestión de los “usos” pren-dió fuertemente en el debate histo-riográfico tanto como en el públi-co, comenzando con la interven-ción del propio Habermas en 1997,que evocó este término para de-fender la obra del historiador D.Goldhagen sobre “los verdugosvoluntarios de Hitler” –la cual de-muestra el conocimiento y la parti-cipación consciente que tenía granparte de la población alemana enlas políticas nazis de exterminio–considerándolo como ejemplo deun “correcto uso público de la his-toria”, de un “legítimo uso públicode la historia” (del discurso lauda-tio a la obra de Goldhagen por mo-tivo de la concesión de un impor-tante premio, pronunciado por Ha-bermas y citado por Carreras y For-cadell, 2003). 4 Si habláramos en sentido amplio,incluyendo la formación ritual liga-da a objetivos identitarios, habla-ríamos de doce años o, incluso, dequince (incorporando a la escuelainicial).

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Si a ello agregamos el hecho de que pertenecena la generación de algo así como el history boom,que consumen bulímicamente todo producto quetome por tema el pasado fundacional decimonóni-co (desde los libros de Pigna al programa del “GenArgentino” de Pergolini) y que se identifican e idea-lizan fuertemente las figuras de San Martín o Bel-grano, pero no manifiestan ningún interés parecidopor la historia de la generación que los precede5;entonces el distanciamiento con el cual perciben ala historia reciente se nos empieza a revelar comocrucial y acaso sintomático. Entre otras implican-cias, ello indicaría que estos jóvenes, tan bien dis-puestos a rescatar la “herencia” del pasado históri-co, no estarían en cambio en las mismas condicio-nes para recibir el “legado” de la generación quelos precede. Hay allí un corte en la transmisión, queconfigura un verdadero escotoma en la visión delpasado, es decir: una zona de ceguera parcial o, pa-ra decirlo en términos de Sacks: “un agujero en lamemoria y la mente, un agujero en el mundo”(Sacks, 1996).

Voy a presentar entonces el análisis de frag-mentos selectos de las narrativas de los jóvenesque he entrevistado y que forman parte, como yadije, de una investigación más amplia de la cualparticiparon 365 alumnos del CBC6. El propósitoserá comprender los modos en que sus represen-taciones hacen presente a la historia reciente, de-finida para ellos entre dos hitos contundentes: elGolpe y el Cacerolazo.

2. La argentinidad como epifanía

A partir de aquí intentaremos dar cuenta de lapotencialidad que posee la historia reciente comoemergente de la identidad nacional. Veremos cómociertas experiencias relativas a dos de sus hitos cen-trales –el Golpe y el Cacerolazo– aparecen resignifi-cadas en los relatos de vida de algunos jóvenes co-mo revelándoles nexos sustanciales –y acaso esen-

ciales– entre su identidad y biografía/destino perso-nal y la identidad e historia/destino de la nación. He-mos caracterizado a este tipo de relato como “epi-fanía”, adoptando el uso del término que proponeDenzin (1989, citado por Kornblit, 2004) para refe-rirse a sucesos o vivencias que son interpretadas co-mo verdaderas revelaciones que dejan marcas en lasvidas de las personas, pero “cuyos significados estándados siempre retrospectivamente, en la medida enque son reexaminados a posteriori” (23).

Las narrativas que presentaremos surgieron enel marco de una indagación más amplia orientada adetectar cuáles son los significantes centrales queinterpelan a los jóvenes en tanto que “argentinos”.Uno de los recursos utilizados para ello consistió enpedirles que nos contaran cuándo se sintieron ar-gentinos “por primera vez”. De este modo, los in-ducimos a condensar todo un largo proceso deidentificación en un sólo momento, que se postula-ría retrospectivamente en el relato como inflexión oviraje (Clausen, 1996) de su vida, marcando un“salto de identidad” que habría generado en ellosla sensación de haber cambiado el modo de verse así mismos a partir de él (aunque ello no implica ne-cesariamente que en el plano real su vida haya to-mado una dirección diferente).

A continuación, entonces, vamos a analizar frag-mentos de las entrevistas a Julia, Nora, Leo y Martín,que tienen en común el haberse sentido argentinospor “primera vez” en experiencias muy recientes desu propia historia: la marcha por los 25 años del gol-pe militar (2001) y los sucesos de diciembre de2001, en Buenos Aires. Por supuesto que los entre-vistados admiten haber tenido oportunidades pre-vias de sentirse y saberse argentinos (fundamental-mente, a través de la escuela y de los mundiales defútbol); sin embargo, las nuevas experiencias a lasque aluden parecen eclipsar cualquier otra vivenciaprevia en este sentido. Por lo tanto, podría decirseque la identidad nacional no aparece para ellos co-mo una condición dada, porque si bien se revela co-

5 Valdría hacer una salvedad res-pecto del Che Guevara, sin embar-go al indagar esta figura encontra-mos que poca relación tiene con elacervo nacional argentino, y encambio se inscribe en un imagina-rio latinoamericano romántico,con escaso o nulo clivaje en las lu-chas que encaró. 6 La investigación tuvo dos fases:cuantitativa y cualitativa. La prime-ra consistió en un estudio sobreuna muestra probabilística de 365alumnos, a quienes aplicamos uncuestionario escrito. En la segundafase, tomando como punto departida el análisis de la primera,profundizamos las problemáticasmás cruciales y sumamos elemen-tos para su comprensión.

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mo un destino, debe ser elegida conscientementecomo tal. De modo que lo que encontramos en las“epifanías” es una concepción teleológica de la na-cionalidad, pero que incorpora el ideal de libertadindividual: el destino no se impone sin más, precisaque los sujetos lo acepten y confirmen.

Presentaremos estos casos en dos secciones: unaprimera titulada “Aparición” y una segunda titula-da “Visiones”. Esta última estará dividida a su vez entres subsecciones: “Ver I”, “Ver II” y “Ver III”.

3. La aparición

Vamos a empezar con el relato de Julia, que eli-ge como momento fundacional de su identidaduna especial “llegada” a su vida, facilitada por unatía y que relata como una verdadera epifanía: laaparición de los desaparecidos.

–Entrevistadora: ¿Recordás cuándo te sentis-te argentina por primera vez?

–Julia: En la marcha del 24 de marzo.–E.: ¿Podés describirme la situación?–J.: Fui con una tía, marchamos; creo que era

para los 25 años del Golpe. Nos quedamos en laPlaza y me empezó a mostrar cómo llegaban todaslas columnas y las banderas de los treinta mil desa-parecidos. Y fue muy fuerte.

Julia participa pasivamente de la marcha –“mar-chamos “, “nos quedamos”, “me empezó a mos-trar”– y su relato no es el de un encuentro sino elde una revelación: “cómo llegaban las columnas ybanderas de los treinta mil desaparecidos”.

Dice descubrirlos a “ellos” y los descubre, pasoa paso, hasta integrarlos en la primera persona–“todos los que estábamos ahí”–: manifestantes,desaparecidos, su tía y ella misma adquieren pre-sencia en un mismo momento: aparecen.

–E.: ¿Te resultó fuerte por razones familiares?–J.: Por todo, por eso y por querer empezar a

entender y saber qué pasó; quiénes son ellos, quétienen que ver conmigo.

–E.: “Ellos”..., ¿quiénes?–J.: Todos lo que estábamos ahí. Siempre eran

como ideas o pensamiento que me llegaban pornoticias, me llegaban de afuera, no de la familia.Sin saberlo, en esta cuestión adolescente, había co-sitas a las que yo adhería sin saber por qué.

“Ellos” llegaban de “afuera, no de la familia”y el descubrimiento de la identidad nacional sepresenta como una salida “muy fuerte” del grupoprimario familiar, como una caída del velo que cu-bría su mundo hasta entonces y un descubrimien-to de su “verdadero” mundo. De aquello a lo quede algún modo Julia siempre había pertenecido,pero había recibido indicios que ahora reinterpre-ta: “cositas a las que yo adhería sin saber porqué” (todo el relato tiene un tono esencialista,vinculado sin dudas al carácter mismo de la epifa-nía como revelación).

El relato de Julia reproduce en escala micro lagestión de la memoria social de la dictadura en sucontexto de vida, y que parece acompañar la ges-tión de su propia memoria biográfica:

–J.: Claro, principalmente mi viejo siendo perua-no y producto de una gran educación, es un pa-triarcado; mi vieja siempre adhirió y tiene esa cosade contener.

–E.: ¿Y esta tía?–J.: Esta tía Ana y este tío Ernesto, que es her-

mano de mi viejo, son militantes y fueron militantes.–E.: ¿Tenían cierta controversia con él?–J.: Sí, mi tío fue “chupado”…–E.: Ah, o sea que vos estabas yendo con

tíos que participaron de eso. Y este relato detus tíos desaparecidos, dentro de la familia ¿noestaba?

–J.: No.–E.: ¿Ellos cuándo te lo cuentan?–J.: De grande. El discurso para mí de él, era el

del “tío loco” y de hecho así me quedó desde niña.Él, después que lo largaron, fue un tiempo a mi ca-sa de Asunción; nosotras éramos re pequeñas y la

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sensación desde esa “visión chiquita” era la del tíoloco; tío loco porque después estuvo internado…

Julia confronta la autoridad del padre, su origeny su “gran educación”, con la legitimidad de los ex-cluidos de la familia (“el tío loco”), y al mismo tiem-po confronta la historia oficial con las historias su-balternas; pero queda claro que no es en la marchamisma donde descubre el secreto familiar –se lo ha-bían contado “de grande”– sino que es allí, frentea “las columnas y banderas de los desaparecidosque llegan” donde esta cobra significación. Allí es-te secreto se transforma y se revela para ella comosu “verdad”. La marcha –como el peregrinaje– esentonces el escenario de una performance iniciáti-ca: porque allí se produce, ceremonialmente, laruptura con lo familiar y la salida al mundo: la co-munión entre su identidad personal y su identidadnacional.

4. La visión

Tengo la impresión de que este distanciamien-to en el cual ciudadanía y política se vertebran enla dialéctica de “enemigos íntimos” tiene un im-portante punto de apoyo en la falta de compren-sión histórica de las luchas políticas de los setenta,cuya interpretación se ve intervenida por sesgos detipo fundamentalmente moral. Como consecuen-cia de ello se produce una marcada indiferencia-ción entre pasado y presente y entre sujetos histó-ricos y políticos. Antes de introducirnos de llenocon las epifanías de 2001, veamos brevemente unejemplo de ello:

–J.: A los políticos no les creo. Yo ni me metoporque parece que todo lo hacen por dinero. Másque todo, cuando le di importancia a la política lodije por lo que son los movimientos…

–E.: ¿Pero para vos eso no es política?–J.: Sí, pero eso va por el dolor de las madres y

abuelas. Va por lo político porque todo lo que suce-dió en esos años fue todo político.

–E.: ¿Diferenciarías entonces la política dela lucha política?

–J.: Para mí la política es lo que maneja todo pa-ra un país, pero en este país la política es muy men-tirosa: son los partidos, los dirigentes…

–E.: Entiendo: a esos no le creés pero ¿aquiénes sí les creés?

–J.: A la gente que lucha por la llamada “seguri-dad del país”, que son toda gente que ha sufrido.

–E.: ¿A quiénes mencionarías?–J.: Bueno ahora está Blumberg7, pero dicen

que está metido mucho en política; pero a “Las ma-dres”, a toda esa gente que se junta porque a sushijos los han secuestrado o matado, esa gente tam-bién me interesa.

Para Julia, “la política” toma como punto departida la falta (de seguridad, de justicia) y la ausen-cia (los desaparecidos, los muertos). Ni siquiera seconforma en la lucha en que los sujetos desapare-cen, son secuestrados o muertos, sino en la luchade sus madres una vez que el crimen se ha consu-mado. “La política”, entonces, debería para ellaacotarse al reclamo de “seguridad”, un término cla-ve si tenemos en cuenta que la llamada “Doctrinade Seguridad Nacional” constituyó el fundamentoteórico de la dictadura militar. Creo que el uso deeste término por parte de la entrevistada expresa laconfusión en la que se apoya la fusión que ella ha-ce con muy diferentes sujetos históricos, dando lu-gar a un único sujeto suprahistórico: “los que su-fren”, “los que perdieron a sus hijos”, que se em-parientan con “los de abajo”.

Estamos, en suma, frente a una comprensiónaberrante del pasado que inhabilita el desarrollo deuna mirada política. Se indistinguen las diferenciasentre la violencia del estado criminal de la dictadu-ra –vertebrada precisamente en la Doctrina de laSeguridad Nacional– y la violencia producida por losdelincuentes en tiempos de democracia, que gene-ra “inseguridad”. Tampoco se discrimina suficiente-mente entre la demanda contra la represión que

7 Juan Carlos Blumberg es un per-sonaje emblemático que ha ingre-sado en la escena pública a partirdel secuestro y la muerte de su hi-jo, en el año 2002, canalizando ensu reclamo por justicia y seguridaduna demanda presente en granparte de la ciudadanía, sobre todoen Buenos Aires. En 2004 casi300.000 personas asistieron a lamarcha convocada por él en me-moria de su hijo Axel y, desde en-tonces su presencia en el mundopolítico se ha vuelto tan clave co-mo polémica. En general, los jóve-nes expresan los términos más sa-lientes de la misma como una dis-yuntiva: la validación del padreque lucha por la memoria y la jus-ticia, o la crítica del padre que uti-liza la muerte de su hijo para in-gresar en la política. Esta disyunti-va expresa en sí misma la fuertecontraposición entre la represen-tación de la ciudadanía y la políti-ca y su desarticulación en térmi-nos morales: supone que “hacerpolítica” es interesado y espurio,mientras que “construir ciudada-nía” es desinteresado y legítimo,pero que ambas son inconcilia-bles, pertenecen a dos mundos di-ferentes: “los de arriba” y “los deabajo”, de modo tal que la des-gracia de las víctimas no puede nidebe canalizarse políticamente, si-no ciudadanamente, lejos del po-der. Esta disyuntiva adquiere unaparticular intensidad en este caso,dado que Blumberg es un empre-sario, ligado por pertenencia declase a “los de arriba” y al espec-tro derechista de la política, peroasociado a “los de abajo” en tan-to víctima que desafía al Estado yal gobierno y encuentra mayor ad-herencia y apoyo, precisamente,en las clases medias.

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viene del estado en tiempos de dictadura y la de-manda de represión hacia el estado de fin de siglo.

Además, se genera una des-investidura del ca-rácter histórico-político de los sujetos que protago-nizan el pasado y el presente, en la medida en quese piensa a la historia y a la política como dimensio-nes excluyentes entre sí: a “las Madres” de Plaza deMayo se las considera históricas y no políticas8,mientras que a Blumberg se lo saca de la historiaporque “se mete” en política.

Hay por lo tanto dos acepciones de la políticaen juego en las representaciones de la entrevistada:la ideal, que designa lo moral y la real, que designalo inmoral. A una se la llama “histórica” y a la otra“política”. Una es la del dolor y la otra la de las lu-chas, pensadas solo en la clave de una violencia quese condena a priori (contra históricamente). Sin em-bargo, ambas acepciones representan la imposibili-dad de lo que enuncian, dado que historia y políti-ca se interconstituyen y pierden todo su sentido alser disociadas (toda historia es política y viceversa yademás todo sujeto político presupone una densi-dad histórica, en la cual hacen clivaje las luchas/de-mandas/reivindicaciones del presente).

La representación de la “buena” política presu-pone un sujeto único, homogéneo y unidimensional:las víctimas, que sufren el dolor de haber perdido asus hijos y en ese dolor quedan igualadas, que efec-tivizan una demanda moral y finalmente, que sontan legítimamente bien-políticos que no se “meten”en política, sino que permanecen como son y dondeestán (lejos de historizarse, se anquilosan).

Les propongo regresar entonces, tras este brevepero necesario desvío, a las epifanías que tienenpor tema ya no el Golpe de Estado, protagonizadopor “los de arriba”, sino el Cacerolazo, protagoni-zado por “los de abajo”.

Tomaremos tres casos: “Ver I”, centrado en elrelato de Nora para quien 2001 significó “despertary ver el otro lado de la gente”; “Ver II”, sobre el re-lato de Leo, para quien este hito se configura como

un momento de visión plena de “la verdad de losargentinos”, y “Ver III”, en la narración de Martín,que no sitúa la visión reveladora en un aconteci-miento tan puntual, sino en un proceso.

-Ver I Comenzamos con Nora, que fue nuestra prime-

ra entrevistada que mencionó espontáneamente“el 2001”, diciendo que fue lo que le “hizo más re-cordar…” su identidad, como si se tratara de algoolvidado y repentinamente desocultado.

–Entrevistadora: ¿Cuál es tu primer recuerdo,la primera situación en la que vos te sentiste osupiste que eras argentina?

–Nora: Yo creo que lo que pasó en el 2001 es loque me hizo más recordar, porque en el 2001 yo te-nía 14 y ver todos los hechos que pasaron es comoque uno tenía ganas de salir y manifestarse y poner-se de ese lado de la gente.

“Lo que pasó” se configura en su relato comoun despertar, abrir los ojos y “ver todos los hechosque pasaron”, porque efectivamente Nora no se in-volucra en esos hechos –como lo indica también eluso impersonal del lenguaje– aunque “uno teníaganas de salir y manifestarse y ponerse de ese ladode la gente” y toma desde el comienzo la posiciónde una testigo interesada, que quiere ser parte dela historia pero no puede participar plenamente delos hechos que pasan, no puede pasar más que dis-cursivamente a “ese lado de la gente”.

–E.: Cacerolazos… A ver, hagamos de cuen-ta que yo soy de Marte y vos me contás lo quepasó en el 2001.

–N.: Bueno, resulta que… el país estaba mal…ymuchas personas dijeron: vamos a tratar de hacerun cambio. Bueno, entonces se dio el famoso cace-rolazo donde el presidente tuvo que renunciar, apartir de todo esto hubo un montón de sucesos queno estuvieron muy buenos, pero bueno, en generalese es un error nuestro, que tenemos formas demanifestarnos que no son las mejores, pero bueno,

8 En otro momento de la entrevis-ta Julia dice, refiriéndose a “Ma-dres” y “Abuelas”: “Sí, esos movi-mientos son históricos” y en elfragmento que analizamos aquícomienza diciendo que dice políti-co cuando habla de las Madres,porque en esos años todo era polí-tico, como un atributo que refiereen última instancia a lo histórico.

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son las que llaman la atención y quizás de esa ma-nera. Uno lo que intenta a veces es llamar la aten-ción: ‘Hola… escúchame…‘ . Bueno, hay veces quehay cosas que no se piensan, pero bueno, quizás sino hubiese pasado todo lo que pasó capaz quetampoco se iba a recordar tanto el 19 y 20 de di-ciembre del 2001.

Nora hace una crónica de lo “que pasó”, en cu-yo comienzo notamos el uso de un estilo infantil,que nos recuerda las narrativas de los niños sobrelas fechas patrias, especialmente las de la Revolu-ción de Mayo de 1810, en las cuales los hechos his-tóricos suelen quedar reducidos a un mero acto dehabla, donde “los patriotas” dialogan, se ponen deacuerdo y, finalmente, anuncian la libertad desde elbalcón del Cabildo. Como ellos, Nora dice: “El paísestaba mal y muchas personas dijeron: Vamos a tra-tar de hacer un cambio, y bueno, entonces…”. Ensegundo lugar, hace un uso impersonal de sujetos yverbos –“muchas personas”, “se dio”, “hubo”–,hasta el momento en que, a partir de lo que pare-ce ser un reconocimiento de métodos ilícitos peronecesarios, Nora asume la primera persona pluralinclusiva: “ese es un error nuestro, que tenemosformas de manifestarnos que no son las mejores,pero bueno…”.

A partir de ahí, la entrevistada pasa discursiva-mente a formar parte de “el otro lado de la gente”:asume una forma de ser y una culpa común, luegolas justifica porque se trata de “simples llamados deatención” (y repite esta idea, como reproduciendola insistencia de la gente y la falta de respuesta),luego las legitima (cuando dice: “bueno, hay vecesque hay cosas que no se piensan”) y finalmente de-fiende estos hechos que han hecho historia y la hanhecho a ella parte de la misma.

Si bien Nora ha sido capaz, metafóricamente,de “atravesar el espejo” como Alicia, para ir másallá del terreno marcado por lo que parece ser unfuerte imperativo de distinción (no mezclarse) quela obliga a no manifestarse en actos populares

(¿“no meterse”?), resulta evidente que lo hace conmucha inseguridad (“quizás”, “capaz”) aunque enotro plano está convencida (“tanto”): “quizás si nohubiese pasado todo lo que pasó, capaz que tam-poco se iba a recordar tanto el 19 y 20 de diciem-bre del 2001”. Sin embargo, el imperativo moralestá presente, tanto que Julia no puede enunciar loreal en que se funda y sólo alude a “los sucesos”,“cosas que no se piensan”, “todo lo que pasó”.

Nótese que cada vez que el relato está por pa-sar a la acción se interrumpe, en general con un“pero bueno”, que es en sí una fórmula contradic-toria, un oxímoron que sirve tanto para justificar loque se condena como para no ir más allá de la jus-tificación misma. Expresa el conflicto y de inmedia-to lo contiene, no lo deja estallar: el “pero” dacuenta de la disconformidad, la disyuntiva y el“bueno”, de la conformidad, el acuerdo, la conjun-ción (el momento de mayor clímax, donde Noramás se compromete y está casi en la acción misma,en que casi atraviesa el espejo por completo, es pre-cisamente el que es antecedido por un “bueno”prescindiendo del “pero”, confirmando acuerdocon lo anterior: su desacuerdo con el imperativo ysu acuerdo interior, impulso que no llega a conver-tir en acto, con la gente de ese otro lado).

–E.: A ver, vamos entonces, el 2001 es unmomento en el que pasan cosas, ¿cómo llama-rías a los que “llaman la atención”: la gente?

–N: El pueblo. El pueblo necesita llamar la aten-ción de los políticos y hacen cosas. Está bien la ideaque tienen pero está mal la forma de expresarse.

Intentamos saber cómo se percibe “ese otro la-do” una vez cruzado el umbral: allí significativa-mente la gente deviene pueblo, se constituye iden-titariamente y se confirma –repetidamente– comoagente social, que no “llama la atención” en el va-cío sino en un campo con posiciones definidas y“necesidades” particulares, desde el cual se inter-pela a otros sujetos sociales: “los políticos”. Y ade-más el pueblo “hace cosas”, “cosas” que parecen

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marcar el límite del lenguaje. Lo real no se enuncia,Nora no puede decir qué “cosas” hacen, pero enese punto toma distancia, interpone un juicio mo-ral y asume nuevamente la tercera persona: “Estábien la idea que tienen pero está mal la forma deexpresarse…”.

–E.: Bueno, a vos que tenías 14 años, en tuvida personal, ¿por qué esto te pegó tanto?

–N.: ¿Por qué me pegó a mí? Bueno, la econo-mía de mi casa también. Claro, como familia argen-tina no estuve afuera de eso, si bien no estuve en laPlaza de Mayo, pero en mi casa también. Bueno hu-bo un montón de efectos dominó, además justofue cerca de mi fiesta de quince, así que afectó cier-tas cosas.

–E.: ¿Y vos saliste a la calle con tu familia?–N.: A manifestarme, no.–E.: ¿Y vos viste con tu familia lo que pasa-

ba en la calle?–N.: Sí…–E.: ¿Y tu familia lo apoyaba?–N.: De nuevo, apoyaban la idea pero no la for-

ma de manifestarse, los saqueos, todo eso no.Finalmente ingresamos al terreno personal: no

hablamos de “lo que pasó” sino de lo que le pasóa ella y de cómo explica la profunda significación de2001 en su vida. En los hechos: a ella “le pegó”, asu familia le afectó la economía. Aunque sólo vio,sin “manifestarse”, Nora no se siente espectadorasino testigo y parte. Finalmente, es a través de sufamilia que se nombra lo innombrable, el significan-te que detona el conflicto moral no resuelto: “lossaqueos”, que condenan moralmente.

–E.: ¿Y por qué creés que esto precisamen-te te hace sentir argentina?

–N.: ¿Sabés por qué? Porque siento que si no-sotros nos unimos, si todos tiramos para un mismolado, se pueden hacer cosas, repito, hubo cosasque no estuvieron bien, pero bueno. A partir deese momento es como que empecé a entender unmontón de otras cosas y empecé a relacionarlo

más con la historia, con un montón de cosas quepasaron.

En suma, al cumplir 15 años Nora se queda sinel regalo esperado; pero esta pérdida es interpreta-da por ella con un viso sacrificial, es como unaofrenda que le permite cruzar el umbral al mundoexterno, social, más allá de las puertas familiares:“A partir de ese momento es como que empecé aentender un montón de otras cosas y empecé a re-lacionarlo más con la historia […] me empecé a in-teresar más”.

Es notable cómo todas las acciones, buenas omalas, justificadas o condenadas, son nombradasindistintamente como “hacer cosas”. Lo sustancialaparece como indiferenciado moralmente, precisa-mente cuando ella intenta escurrirse del corsé mo-ral. La diferenciación sólo se aplica a la alteridad,identificada positivamente con la novedad delaprendizaje: “otras cosas”, “un montón de otrascosas” (nuevas) que la hacen ingresar a ella mismaen la Historia.

Hacen entrada al mundo de Nora otros referen-tes adultos de legitimación, portadores de miradasdisciplinares críticas (profesores de historia y socio-logía, etcétera) pero controladas y contenidas en elámbito escolar y en la práctica intelectual, que su-ponemos pueden conciliarse aún con los valores fa-miliares y el interdicto a la participación activa –nomezclarse y no meterse– parece seguir vigente.

–E.: ¿Y qué te generaba a vos esa compren-sión?

–N.: No sé, porque empecé a entender un parde cosas y empecé a irle a preguntar a mis profeso-res de historia, a mis profesores de sociología, meempecé a interesar más.

–E.: Te empezaste a interesar más, peroademás vos le agregás a este interés una deci-sión de ser argentina en este momento, en elpeor momento.

–N.: Sí.–E.: ¿Por qué, entonces?

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–N.: Y porque creo que uno conoce a la gentede verdad, se conoce a uno mismo en los peoresmomentos. Es fácil decir uno es argentino cuandotenemos un país re bien, uno va por el mundo di-ciendo “yo soy argentino, ahh qué bueno” perotambién está bueno decir “yo soy argentino”cuando el país no está bien. Es fácil ser un país co-mo Estados Unidos y ser nacionalista. ¿Qué proble-ma habría?

–E.: Este es el momento en el que vos de-cís… ahora que esto está para la miércoles, yoelijo ser argentina.

–N.: Y… Yo me quedo acá. Y no me voy a Es-paña.

Nora lleva primero su experiencia de 2001 alplano intelectual, a “la cultura” distanciada aún dela acción directa y de la política, restringida por elimperativo moral. La ruptura con lo instituido “dearriba” –mediante la alteración del orden en los sa-queos y manifestaciones– no llega mucho más aba-jo, porque no puede enfrentar aún lo instituido fa-miliar (que en su caso, es muy cercano a lo oficial).Pero esos sucesos producen en ella transformacio-nes en los modos de percibir y comprender lo so-cial, básicamente habilitan una comprensión máscrítica de lo social, producida por la vivencia de unacercamiento inolvidable (que la marca: “me hizomás recordar”), un descubrimiento de “lo nuestro”a partir del contacto con “los otros” que antes noformaban parte de su “nosotros”: “la gente”, “elpueblo”. Se produce un momento de identificacióny un conflicto con sus valores familiares que dan lu-gar, desde el punto de vista cognitivo, al comienzode un proceso de aprendizaje, aunque todavía semuestra limitado moralmente y no se transformaen acto.

En resumen, si bien ella logra atravesar el espe-jo momentáneamente, el deseo de participación,de poner el cuerpo y formar parte activa, no puederealizarse. Se desplaza primero al campo intelec-tual, donde tampoco llega a resolverse y es canali-

zado finalmente en el sentimental, donde devieneen identificación ideal: se convierte en nacionalis-mo. Este sentimiento es legitimado precisamentepor el valor del esfuerzo, por la capacidad para re-sistir las dificultades y tener “aguante”: ser argenti-no es difícil, en cambio ser norteamericano es fácil.

En ese momento de la entrevista notamos uncambio de registro, que parece deslizarse al planode la acción, pero ésta rápidamente es convertidaen un acto de identificación, cuyo punto de partidaes la renuncia a la salvación personal y a otro desti-no posible (supuestamente menos duro: “Y no mevoy a España”). Sentirse parte es, finalmente, tomarla decisión de estar (quedarse) frente a la de no es-tar (irse): “Yo me quedo acá”.

-Ver II Vamos a pasar ahora al relato de Leo, para quien

“el 2001” también se configura como un momentode visión total de “la verdad” de “los argentinos”:lo que son y lo que tienen. “Ser argentino” se reve-la entonces en su riqueza –sus muchas facetas, sus“muchas cosas”– que convergen en la capacidad in-sospechada hasta entonces por el entrevistado, dereclamar y defender lo propio, de un modo vehe-mente, cacerola en mano y tomando la calle.

Es interesante cuando luego nos dice: “La pu-cha, qué difícil es ser argentino”, porque con estaexpresión parecer estar eclipsando léxicamente todaposible primacía referencial del discurso, para entrarde lleno –sin mediaciones, sin distancia– a la funciónexpresiva del lenguaje y presentar el dilema existen-cial del “ser argentino” (casi a ritmo de tango).

Decir “la pucha” es más que dar prueba de per-tenencia: es performar/actuar (to play) la pertenen-cia –encarnarla en el lenguaje– y lo que sigue, másque una reflexión crítica es la afirmación incondicio-nal de su identidad. Es por eso que la mentada di-ficultad de “ser argentino” no se presenta como unconflicto sino como dilema, trágico por definición:aquello que no tiene solución y a lo que no se pue-

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de escapar. Muy cercano a la idea de destino, estedilema podría configurar tanto una condena comoun desafío, pero en ambos casos lo cierto es que nohay fuga posible. No se puede escapar a otra iden-tidad –a un “ser” menos difícil– y sólo queda en-frentar –luchando o sufriendo pero siendo– aquelloque “se es”, acaso fatalmente.

–Entrevistadora: Entonces ¿qué es ser argen-tino?

–Leo: No lo quiero generalizar, pero capaz queser argentino es defender lo que es tuyo, lo sientomuy así. A partir de eso me vuelco hacia la historiay pienso que muchas cosas pasaron en la Argentinapor defender todo, lo que un grupo de personasque quisieron imponer; siempre una idea. Y fue elrumbo de la historia, un modelo económico queduró casi un siglo, son cosas que se van imponien-do y no dejan otra opción. Ser argentino es ser ca-paz de imponer, a veces, lo nuestro.

De modo que Leo descubre, a partir de una vi-sión que lo marca, que lo hace salir de su casa a lacalle, que ser argentino es “defender lo que es tu-yo”. Este es el punto cero en que lo coloca la epifa-nía en tanto “revelación”: que él describe como unsentimiento que lo vuelca a la historia –no a la ac-ción política ni social–. Esto, como a Nora, le gene-ra primeramente un conflicto cognitivo, porque loque sabía hasta ese momento no servía, no alcan-zaba para poder interpretar el presente. Y tambiénun conflicto identitario, porque siente la fuerte ne-cesidad de comprender y saber quién es.

La historia aparece entonces como la primera víade esta exploración identitaria y lo que encuentranuestro entrevistado es: a) que el llamado “rumbode la historia” es el resultado de la acción de “gru-pos de personas” (el rumbo de los agentes, no delas leyes de la historia); b) que esta historia, así vista,está plagada de autoritarismo, que “un grupo depersonas” “siempre” quiso imponer “una idea”, sindejar “otra opción”; c) que esa “idea” se materiali-zó en los intereses que constituyeron un “modelo

económico” que se impuso durante “casi un siglo”;d) que en esa historia la política no tiene lugar: el de-sacuerdo se reduce a imposición y no hay diferenciasentre los agentes: todos “imponen cosas”.

Pero lo que no encuentra Leo –como tampocoNora– es cómo nombrar lo real que acontece y queno puede ser dicho: las “muchas cosas” que “pasa-ron por defender todo” y las “cosas que se impo-nen sin dejar otra opción”. Nótese además que es-tos dos tipos de cosas no son de un mismo signo yque tampoco es muy clara la diferencia en los mo-dos de actuar de los diversos participantes: todosquieren “imponer” sus “cosas”, tanto ellos, el gru-po de personas que impuso el modelo (suponemosque los grupos de poder), como nosotros (supone-mos que ciudadanos a quienes se impuso el mode-lo) que tratamos de imponer lo nuestro.

Queda claro que hay lucha y amenaza de tota-litarismo y que la epifanía anuncia la posibilidadde una inversión en el turno del poder que redefi-na ese “rumbo de la historia”. Queda claro que enel mismo relato toma forma la significación colec-tiva de la identidad argentina: Leo comienza di-ciendo que “ser argentino es defender lo que estuyo” y termina reformulando (y especificandotambién el sentido y alcance mismo de la defensa,que trataremos luego) en primera persona pluralinclusiva: “Ser argentino es tratar de imponer aveces lo nuestro”.

No queda claro, en cambio, qué “muchas cosaspasaron” –en el pasado, en la historia– en Argenti-na “por querer defender todo”, pero suponemosque, lo que sea, tendrá relación con el hecho deque ellos –“un grupo de personas”– quisieron im-poner “siempre una idea” y que lo lograron duran-te casi un siglo. Frente a lo cual, “ser argentino” espara Leo hoy, después de haberse “volcado” a unahistoria decididamente violenta e irresuelta, defen-der con prudencia “lo nuestro”, desde una posiciónque podemos presuponer restringida por una inter-pretación moralista y poco histórica del pasado re-

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ciente, teniendo en cuenta la conflictiva enseñanzaescolar al respecto y las luchas de una memoria so-cial en gestión.

Leo parece atravesado por lo indecible, que nolo llega a detener pero lo ralentiza, y que creemospuede tener relación con lo que Jelin y Lorenz(2004) y Lorenz (2006) describen como la interpre-tación emblemática de la represión a los jóvenes re-cibida por los alumnos del secundario a partir de losochenta, que enfatiza la perversidad moral de loscrímenes y la inocencia de las víctimas pero pasapor alto la discusión de la situación histórica y polí-tica que los hizo posibles. El horror que evocan losrelatos de la represión –principalmente a través delfilm La noche de los lápices– es un elemento claveque genera la empatía de los alumnos con las jóve-nes víctimas, pero que al no ser resuelto mediantesu puesta en contexto, termina siendo más un ele-mento paralizante que un estímulo al compromisoo al interés (2004).

El año 2001 se configura en este sentido y paraLeo, como un momento que lo sacude de la paráli-sis, que lo re-habilita y abre su interés, su deseo ge-nuino, de “imponer lo nuestro”; aunque tras su vi-sita al pasado se maneje con suma cautela y maticeel entusiasmo que la “visión” de 2001 había gene-rado originariamente en él. Propone entonces “tra-tar” –y “a veces”– de imponer “lo nuestro”; unafórmula que parece resignar la ambición a favor dela viabilidad, que no desafía en extremo pero quetensa los límites históricamente impuestos al juegopolítico, que no enfrenta la realidad con la prepo-tencia de consignas como “seamos realistas: haga-mos lo imposible”, sino con la potencia amedrenta-da y el “debido respeto” de la consigna más localsegún la cual “la única verdad es la realidad”. Pare-ce lo más sensato, considerando que tantas “cosaspasaron” sin que aún hayan podido tramitarse enuna memoria histórica de la sociedad.

Interpretamos que las “muchas cosas que pasa-ron por querer defender todo” pertenecen al orden

de las cosas que Leo espera que no se repitan, y queson un eufemismo de la violencia política, que nodistingue aquí formas particulares ni diferencias en-tre quienes defienden y quienes imponen. Pareceser que para Leo la violencia se define no por el sig-no de las ideas, sino por su relación con el totalita-rismo: “las cosas” –la violencia política– se asociana los significantes “todo” y “siempre” y evitar laviolencia política –“las cosas que pasaron”– impli-caría moderar la imposición, despojándola de su ca-rácter totalizador: “tratar de imponer a veces(cuando se pueda, sin violencia, a lo sumo con ca-cerolas) lo nuestro”.

-Ver III El último relato en esta clave es muy breve. Es el

de Martín, que no sitúa su visión reveladora en unacontecimiento tan puntual, sino en un proceso. Noes a partir del hito de 2001 sino a lo largo de la agu-dización de la crisis cuando él empieza a “ver” loque cree que los otros no ven, lo que él mismo noveía antes de crecer, antes de “adquirir conocimien-tos”, y que en sus propias palabras define como“ver cómo viene la mano”.

–Entrevistadora: ¿Vos recordás cuándo tesentiste argentino por primera vez?

–Martín: A los 15 años, cuando todo el mundohablaba de que EE.UU. era “Uhhh, Estados Unidos”y a Argentina todo el mundo lo tiraba abajo; en esemomento uno captaba pocas cosas, no sabía todala historia. Cuando uno va creciendo y adquiriendoconocimientos.

–E.: ¿Qué año era?–M.: 2001, 2002.–E.: Contáme cómo fue eso de sentirse ar-

gentino.–M.: Claro, como todos tiraban para abajo… Y

yo digo: “Bueno, en algún momento tiene que salir,esto tampoco puede ser tan así”. Después uno em-pieza a ver por dónde venía la mano: los políticosson un desastre, no sé, para mí son los políticos.

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En el relato de Martín hay dos agentes: “todoel mundo” y “uno”. El primero designa, como unasola figura, a la sociedad argentina y a todas lasvoces/testigos externos incorporadas (el mundoque mira a los argentinos y en cuya mirada los ar-gentinos se ven, se encuentran y se fusionan).“Todo el mundo” es un sujeto único que resultade la homogeneización de las diferencias socialesy políticas de los sujetos, totalizados por compar-tir una misma actitud: valorar a EE.UU. y “tirarabajo” a la Argentina.

La segunda figura es la de Martín –“uno”– elhéroe solitario que “capta” la verdad intuitiva-mente antes de saberla, antes de crecer y “adqui-rir conocimientos”. Aquí empieza entonces su epi-fanía singular, donde la revelación le descubre a símismo viendo lo que todos los demás no ven: enprimer lugar, que la crisis no es un conflicto inter-no sino un conflicto donde hay un “otro” antagó-nico, en referencia a cuya posición se define el“nosotros” (EE.UU. arriba/Argentina abajo) y ensegundo lugar, que la disputa se resuelve en elcampo de lo simbólico de apuesta y no en unomaterial de la lucha, en la interpretación valorati-va y no en otra acción, porque es la confianza delos apostadores la que determina quién va paraabajo y quién para arriba.

Es decir: no son EE.UU. ni Argentina los que selevantan o se caen, sino “todo el mundo” y “uno”los que los valorizan o los “tiran abajo”. De modotal que Martín desplaza el conflicto al plano meta-pragmático del discurso social o –metafóricamen-te– redefine el escenario y pasamos de la compe-tencia deportiva a la bolsa de valores. En esta dispo-sición él se configura como héroe solitario –siguien-do con la metáfora: como accionista solitario– queresiste la presión de “todo el mundo” y confía enArgentina (aún en baja), que se dice que “tiene quesalir” y cree en lo que “capta” (intuiciones y senti-mientos) ya antes de crecer y “saber toda la histo-ria”, y que logra mantener una posición individual

–tal vez otra modalidad del “aguante”– frente a to-dos, porque está convencido internamente de que“no puede ser tan así”.

Es “después” de confirmar su confianza, muyprobablemente fundada en hacer valer “el orgu-llo”, que el relato de Martín introduce el viraje. Es-te se produce en el momento en que tras recurrir ala historia –aunque da muy pocas señas de su visitapor el pasado– regresa con una verdad: “uno em-pieza a ver por dónde venía la mano: los políticosson un desastre”.

El suspense del caso argentino es finalmente re-suelto por nuestro entrevistado que, aunque sinfundamento histórico explícito, realiza una asevera-ción moralmente concluyente: lo que pasa es que laArgentina no es el desastre, los políticos son el de-sastre (de este modo, la salvación es posible pero acosta de la política, la solución estaría decididamen-te ligada a la reivindicación de la consigna del “Quese vayan todos”).

“No sé” –dice de inmediato– dejando trasluciruna duda entre tanta certidumbre (más dirigida atemplar el tono que a minimizar la contundencia dela sentencia), y pasando a un registro más subjetivo.“No sé” es como una breve muestra de humana de-bilidad por parte de Martín, antes de tomar coraje yhacer lo que corresponde a un héroe solitario: enun-ciar la verdad descubierta, por dura que sea. Martínreafirma: “Para mí, son los políticos”.

5. Discusión

Hemos analizado casos donde la pregunta acer-ca de “la primera vez que te sentiste argentino” ge-neró un relato donde se evoca un momento de vi-raje reciente en la vida de los entrevistados, quetransforma a un mismo tiempo su percepción de síy del mundo social y redefinen los amarres entre laidentidad subjetiva y la colectiva. En efecto: quere-mos hacer notar que en los cuatro casos, esa “pri-mera vez” no remite a la experiencia más temprana

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sino a la que se considera como más significativacomo resultado de la reconstrucción hecha a poste-riori por los sujetos y que configura su propia histo-rización. Se trata de un momento percibido comode revelación y confirmación consciente de aquellaidentidad nacional encarnada en las experiencias desocialización temprana (preponderantemente esco-lares). Un momento que coincide, además, con laetapa de iniciación en la adultez (14 y 15 años deedad) y que toma por tema un hito de la historia re-ciente de la nación, configurando una suerte de in-sight cognitivo y emocional.

Hablamos de “aparición” en el relato de Juliaporque tomamos como núcleo del mismo la llega-da de las columnas y banderas de “los desapareci-dos”, a la marcha del 24 de marzo de 2001. Ellosvienen, para la entrevistada, a integrar sus historiasen la Historia (mayúscula) de la nación. Hablamosde “visión” en los siguientes casos, cuyo leitmotives “el 2001”: la movilización popular y ciudadana,saqueos, cacerolazos, porque literalmente todosellos dan testimonio de lo que “vieron” al narraruna experiencia de la que fueron espectadores, pe-ro en alguna medida también testigos y parte. Setrata de ver y entrar en conflicto, ver y empezar ainteresarse, ver y sentirse interpelados por una iden-tidad y una historia que se resignifican a la luz de loque acontece y que habilitan su primera entrada alescenario social fuera del ámbito cercano.

En esta línea, Julia nos cuenta cómo esta salidadel hogar implica para ella la ruptura con su mun-do familiar previo y una revisión particular de supropia biografía. Ella reproduce también una de lasmodalidades emblemáticas –aunque no la única–que ha tenido en Argentina la re identificación na-cional posterior a la dictadura y que surge de unprofundo extrañamiento colectivo de aspectos in-tramitables del pasado común. Esta modalidad con-jura lo ominoso –definido por Freud precisamentecomo “lo familiar que se vuelve ajeno”– a través dediferentes puestas en forma de la comunidad, que

componen precisamente la epifanía: son ámbitosdonde “la verdad” ocultada se descubre, tras loque se representa como la no-experiencia, la visiónvelada, la sustracción o el secuestro de la concien-cia y la capacidad de acción de las personas duran-te la dictadura. De modo que lo que une a losmiembros de esta comunidad reconformada es lacomplicidad en el mutuo reconocimiento de su tá-cita inocencia. Se interpelan entre sí como aquellosque no sabían, no veían, ni podían imaginar el omi-noso secreto porque –al igual que Julia– recibíanversiones engañosas (de modo tal que ellos tam-bién podrían sentirse “chupados” por la represión,y considerarse víctimas que “despiertan” ante estellamado de la verdad).

La epifanía expresa entonces el momento culmi-nante de ese reencuentro, en el cual se resignificapero también se justifica el silencio de la sociedadfrente a los crímenes de la represión, como si reciénal caer la dictadura se develaran y revelaran. En su-ma: la epifanía se postula como un acontecimiento,donde irrumpe lo social pero bajo la promesa deuna comunidad plena, donde la aparición de los de-saparecidos equivale a la reaparición “de todos losque estábamos ahí” (vivos y muertos).

Pasemos ahora a la aventura iniciática configura-da para Nora por “el 2001”, que la coloca en situa-ción de testigo de la historia. Ella mira tras la venta-na del hogar lo que se manifiesta en las calles y sesiente de repente cercana al “otro lado”. Claro quees en la reconstrucción de la memoria y no en la ex-periencia misma donde la entrevistada se hace cargode su deseo de traspasar el vidrio, y donde se distan-cia de lo familiar tensando el vínculo pero sin rom-perlo, para identificarse con la “gente”, e incluso con“el pueblo”. Pudimos ver cómo, pese a la presión delmandato moral, ella logra por momentos en su rela-to atravesar el espejo muy brevemente y ese momen-to se configura precisamente como su epifanía.

A partir de allí la identidad personal y la identi-dad nacional se funden en la subjetividad de Nora,

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representan un mismo destino, que coincide, comotal, con un mismo origen. Y esa es la razón por lacual “el 2001” le “hace más recordar”: porque eslo que estaba cubierto y queda puesto al des-cu-bierto. Frente a ello, justifica en su discurso el deseoy la necesidad de actuar e intervenir; “porque sien-to que si nosotros nos unimos, si todos tiramos pa-ra un mismo lado, se pueden hacer cosas”. Pero lapotencia política contenida en su discurso no termi-na de desplegarse, bajo la presión del imperativomoral –“ repito, hubo cosas que no estuvieron bien,pero bueno”–. Por eso hay una suerte de “deseo deargentinidad” que no se realiza y deviene en senti-miento de argentinidad, desplazándose desde elcuerpo al plano de lo sentimental. De este modo el“hacer” queda restringido al “ser/estar”; transfor-mada la pasión en lealtad, se materializa en una ac-ción inhibida: quedarse y no irse (a España).

Leo, nuestro segundo entrevistado, va limitandoa lo largo del relato la amplitud de su visión iniciá-tica de “el 2001”, pero aun así sigue componiendouna epifanía, que termina ofreciendo una alternati-va de desobediencia al “poder”. Eso no es poco sitenemos en cuenta que “un mecanismo clave queopera en todo proceso genocida lo constituyen lasrelaciones de conformidad y obediencia” (Dussel yPereyra, 2006: 273). El cacerolazo parece significarpara él la posibilidad de imaginar otro desenlace,diferente al de las “cosas que pasaron”, rehabilitan-do alguna chance de cambio social (que llama “re-clamo” o “defensa”). Es cierto también que lo ha-ce en una clave de desobediencia restringidamentecívica y no política, circunscripta a “imponer a veceslo nuestro”. Pero la “ventaja” que ofrece –decimosventaja y no virtud– es que no aparece como direc-tamente relacionada con “las cosas que pasaron” y,por lo tanto, esquiva los temores despertados porun pasado de horror aún indecible.

Finalmente, Martín construye una epifanía sin-gular, porque la verdad externamente develada sepresenta para él como una confirmación fáctica de

su verdad internamente revelada, intuida en sole-dad desde antes y contra “todo el mundo”. De mo-do tal que la epifanía de Martín se proyecta comoel ascenso del héroe solitario y el descubrimiento dela verdad: “los políticos son un desastre”, cuyo co-nocimiento habilita –cacerolazo mediante– la posi-bilidad de proyectar una supuesta Argentina “sanay moral”, sin políticos (que se equipara a: sin culpa-bles), que sea bien reconocida por “todo el mun-do” y que tire para arriba.

6. Conclusiones

Las epifanías vitales que nos han relatado losjóvenes ponen en forma una suerte de re-subjeti-vación auto-consciente de la identidad nacional, enla que responden de modo explícito a la interpela-ción de la argentinidad, la confirman y la re-encar-nan. Ahora bien: esa interpelación opera como unllamado interno que, en primer lugar, los vuelca alpasado: es un salto identitario pero hacia atrás, ha-cia adentro del tiempo. Se produce una ruptura pe-ro no con el pasado integral, sino con el pasado re-ciente y con el presente, que no los desliza directa-mente al futuro sino al deseo de explorar el pasa-do lejano –la historia– en búsqueda de enclavesidentitarios.

En segundo lugar, destacamos que la epifaníarasga el velo del presente y desoculta lo que es per-cibido como la verdad, cuya apropiación le deman-dó a cada uno de nuestros entrevistados una trave-sía singular: un atravesar y ser atravesado por el pa-sado común (aún para Julia, aparentemente pasiva,asaltada por la aparición de lo desaparecido), quees sentida como una crisis transformadora.

En tercer lugar, encontramos que los jóvenesmuestran una clara disposición a realizar esta trave-sía, pero también serias dificultades para lograrlo.La primera de ellas era previsible y refiere a un défi-cit de las herramientas cognitivas y disciplinares dis-ponibles para acceder a la comprensión histórica de

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ese pasado, que requiere ser abordado con catego-rías propias, a los fines de integrar la complejidadhistórica (evitando especialmente el presentismo, ellocalismo y el reduccionismo). Este tipo de dificul-tad, además de estar ligada a la problematicidadpropia del desarrollo cognitivo del pensamiento his-tórico, nos refiere al contexto sociocultural más am-plio en que se inserta nuestro estudio, atravesadopor tensiones cada vez más fuertes entre la historiay la memoria. En relación con ello debemos hablarde otro tipo de conflicto que –aunque se enmarcaen una problemática de orden global pensada engran parte con los términos del debate disciplinarde las memorias sociales y los usos políticos, correc-tos o incorrectos, de la historia– se vincula con losprocesos locales de gestión de la historia y la me-moria y de la recuperación del proyecto nacional enclave refundacional.

En tal sentido, encontramos que ciertos hechosy significados estratégicos para la representacióndel pasado reciente no pueden atravesar aún el re-gistro de lo real y permanecen indecibles, inaborda-bles: componen “las cosas” y finalmente “La Cosa”que no puede enunciarse. A diferencia de los “tó-picos tabú” (Wallace, 1996), que designan aquellode lo que no se habla en la gestión de la memoriaestadounidense, en nuestro caso se trata de aque-llo de lo que sí se habla, incluso en abundancia, pe-ro de lo que no puede decirse nada: no hay un in-terdicto sino un hiperdicto, un exceso de habla quesilencia, que performa la impotencia frente a “LaCosa” en cuestión.

En cuarto lugar, se produce una interpretaciónerrónea de la relación entre política y ciudadanía,que desintegra su solidaridad constitutiva y los con-vierte en conceptos antagónicos. De acuerdo conella, “antes” estábamos en una era política, donde“había códigos” sociales pero también un gobiernomilitar e inseguridad política y el mandato moral era“no meterse”. Ahora, en cambio, estaríamos en laera ciudadana, donde hay inseguridad social pero

también un gobierno democrático y el mandatomoral es reclamar sin meterse.

Creemos importante enfatizar que el error deperspectiva histórico contenido en este razonamien-to permite deslizar una idea muy presente en “nues-tra corroída sociedad post-dictatorial” (Kaufman,2005b): la de que las víctimas de la delincuencia, decatástrofes o incluso de accidentes, pueden ser ho-mologadas a las víctimas de la violencia de estado.El resultado de semejante indiscriminación –inclusopara los casos donde hubiera una innegable respon-sabilidad y hasta eventuales culpas de funcionariosdel estado, sea por corrupción o por negligencia enel cumplimiento de la ley– es la liquidación de losagentes sociales a través de una operación moralque disuelve a un mismo tiempo la especificidad his-tórica en que se fundaron en el pasado y el sentidopolítico que detentan en el presente.

En quinto lugar, encontramos que precisamenteestas zonas bloqueadas de la comprensión históricay social, configuran aquello que la visión les mues-tra y les permite ver, (aunque no mirar) a los jóve-nes. Se hace visible, por ejemplo, la dimensión ve-dada de lo popular subalterno de los grandes rela-tos nacionales, fenómeno al que Virno (2004) se re-fiere como la “revancha de la multitud”. La “gen-te” y “el pueblo” son descriptos en las narrativas delos jóvenes como el otro lado, y la calle misma apa-rece como un espacio ajeno y extraño, pero cuyapotencia se presentía latente ya en “las cosas”, “losdesaparecidos”, “el otro lado de la gente”.

En suma: la epifanía compone una visión reve-ladora que persiste en la retina, que no puede serolvidada, que permanece junto a “todos los queestábamos ahí” (como decía Julia, tras la “llega-da” de las columnas en la marcha, refiriéndose alos presentes y a los “aparecidos”). Pero aunquepara cada uno de los entrevistados su experienciasignifica un vívido acercamiento al pasado comúny a lo social, no podemos decir que la visión lleguea conformar una genuina mirada, es decir: que

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vertebre significativamente la interpretación delpasado con el presente y habilite una proyecciónpolítica del futuro9.

Por mi parte, estoy convencida de que toda res-tricción de la capacidad de comprensión históricaimplica a su vez una restricción de la capacidad po-lítica, porque limita la posibilidad de convertirse enagente del mundo social y de ir más allá del “vuel-co” identitario, porque inhibe la posibilidad de dary poner cuerpo a acciones colectivas más allá deldeseo y la voluntad. Por eso creo que nuestro prin-cipal desafío como investigadores o como educado-res consistirá en restituir al pensamiento y a los pro-yectos sociales la dimensión política transformado-ra que demanda, hoy más que nunca, la construc-ción de un nuevo humanismo histórico.

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9 En suma: la epifanía componeuna visión reveladora que persisteen la retina, que no puede ser olvi-dada, que permanece junto a “to-dos los que estábamos ahí” (comodecía Julia, tras la “llegada” de lascolumnas en la marcha, refiriéndo-se a los presentes y a los “apareci-dos”). Pero aunque para cada unode los entrevistados su experienciasignifica un vívido acercamiento alpasado común y a lo social, no po-demos decir que la visión llegue aconformar una genuina mirada, esdecir: que vertebre significativa-mente la interpretación del pasadocon el presente y habilite una pro-yección política del futuro.

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Colección Medios¿El fin de los medios?

Políticas, apropiaciones y usos de las TICs

La pregunta que vertebra el conjuntode estos artículos es cómo fuimos

cambiando como personas y como sociedades a partir del desarrollo

expansivo y multiplicador de las tecnologías de información

y comunicación. Creemos que las nuevasrealidades mediáticas deben ser

definitivamente pensadas y analizadasdesde una perspectiva distinta,

ya no como medios de transmisión, sinocomo formas y técnicas que modifican y transforman definitivamente nuestra

“manera de estar juntos”. Y la preguntaque subyace en cada uno de los textoses si esta nueva socialidad puede tener

de algún modo creativo un destino distinto del actual.

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Abstract

Taking into consideration an hegemonic classificationof the relation youth/ violence( shown and produced bythe mass media), this article explains the meaning of theso called violence in relation with the fights among youngpeople, asking about the possible rationalities that exist inthese fights during which physical integrity and occasio-nally life, are in danger.Which rationalities, which sensesare present apart from the apparent stigmatizing nonsen-se shown by mass media.How can we show an intelligibi-lity that is different from the criminal and fatalistic speechof journalism.

Jóvenes y violencia: Ante las clasificaciones mediáticas

de los demás*

Por Florencia Saintout

Florencia Saintout es Doctora enCiencias Sociales (FLACSO).Directora del Observatorio deJóvenes, Medios yComunicación de la FPyCS.Docente Titular de las cátedras“Comunicación y teorías” y“Comunicación y Recepción”.Autora del libro Jóvenes: elfuturo llegó hace rato.Comunicación y estudios culturales latinoamericanos(EPC, 2006).

Resumen

Ante una clasificación hegemónica de la relación ju-ventud/violencia (reproducida y producida mediáticamen-te) este artículo se detiene a pensar qué significa la llama-da violencia con relación a las peleas protagonizadas porjóvenes, recorriendo la pregunta en torno a las posiblesracionalidades que hay en estas prácticas en las que se po-ne en peligro la integridad física, e incluso en ocasiones lavida. Qué racionalidades, qué sentidos hay en juego almargen del aparente sinsentido estigmatizador narradopor los medios de comunicación. Cómo poder darle unainteligibilidad distinta a la del discurso criminalizador y fa-talizante del periodismo.

Palabras Clave: jóvenes-violencia-criminalización-medios de comunicación

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El Informe de CEPAL 2008 sobre juventud, quelleva el título Juventud y cohesión social en Iberoa-mérica. Un modelo para armar, dice que “los resul-tados de los estudios con información proporciona-da por encuestados indican que una gran mayoríade quienes participan en actos violentos contra jó-venes son personas del mismo grupo de edad y gé-nero que sus víctimas”.

El noticiero de la noche, como muchas otrasnoches en los últimos años, muestra la pelea salva-je entre dos grupos de jóvenes. El periodista sostie-ne su relato en dos elementos. Por un lado, en laafirmación de una juventud violenta, natural e irra-cionalmente violenta: jóvenes violentos responsa-bles de esa violencia. Por otro, en la violencia comofatalidad.

La violencia se narra desde tal fatalidad quenos suena familiar aquello que enuncia sin emo-ción uno de los jóvenes personajes del extraordi-nario Vallejos en La Virgen de los sicarios: “Si es-toy vivo es porque todavía no me mataron”. Es esamisma fatalidad la que justifica los conjuros en lasvoces de varios opinólogos y estadistas: nada sepuede hacer, salvo encerrarlos, matarlos, torturar-los, pero nada que escape de la violencia. Ella yaestá instaurada por una mano invisible, por un or-den más allá del Estado, por un orden que se asu-me de siempre.

Para reforzar estas ideas el periodista de turnoentrevista a un chico: “¿Por qué se pelean? ¿Porqué todos [haciendo del singular automáticamenteun universal] los jóvenes se pelean?” Y el pibe afir-ma que es porque sí, sin razón, por cualquier cosa:“Porque el otro piensa que sos un flogger y te dice:boliflogger, te voy a pegar; o porque vas por la ca-lle y otro te grita; ‘cheta, te voy a pegar‘. O te em-pujaron. O te miraste mal. Y ahí se arma”. El perio-dista entonces reafirma su interpretación de unosjóvenes violentos, salvajes, que actúan como suje-tos descontrolados, entre un tanto imbéciles y untanto psicópatas.

Para los medios la violencia asociada a la juven-tud está en todos lados. Uno de sus tópicos privile-giados es la llamada violencia escolar: la violenciaallí donde, se supone, no existió o no debería exis-tir (desconociendo además, en un acto de profun-do reconocimiento, la antigüedad de una normati-vidad escolar violentamente opresiva de las diferen-cias y desigualdades). Pero no solamente en la es-cuela: dicen que los jóvenes son violentos en la ca-lle, contra sus pares, contra los adultos. Otro de losgrandes temas es el llamado “enfrentamiento entretribus”, desde una mirada exotizante de las agrupa-ciones juveniles, como si se tratara de seres lejanose indescifrables, descolgados de la civilización.Construyen este discurso a partir de la denunciaalarmada de los modos en que jóvenes en forma in-dividual o en grupos, según dicen, atacan a otrosjóvenes sin motivo o por motivos incomprensibles.Los periodistas nunca ponen en cuestión las condi-ciones históricas, materiales y subjetivas de las quehabla la llamada violencia.

Destaco especialmente este discurso periodísti-co en torno, por una lado, a la nominación de jóve-nes violentos/violentados por ellos mismos y porotro a la circularidad de las respuestas: son ellos, sinninguna razón o explicación, los que atentan con-tra ellos mismos. Son violentos. El periodismo nopuede pensar lo que llama violencia: sólo se limitaa lo que supone su descripción en lo que por locontrario es un acto de clara clasificación.

Me interesa entonces pensar qué significa estallamada violencia de las peleas protagonizadas porjóvenes, de qué otras violencias habla, recorriendola pregunta en torno a las posibles racionalidadesque hay en estas prácticas en las que se pone enpeligro la integridad física, incluso en ocasiones lavida. Qué racionalidades, qué sentidos hay en jue-go al margen del aparente sinsentido estigmatiza-dor narrado por los medios de comunicación. Có-mo darle una inteligibilidad distinta a la del discur-so criminalizador y fatalizante del periodismo.

* Este artículo es un avance delproyecto de investigación en cursoaprobado para el período enero2008 diciembre 2009 Jóvenes y co-municación: representaciones so-bre la muerte, de la Facultad de Pe-riodismo y Comunicación Social dela UNLP.El proyecto se plantea indagar entorno a las representaciones de losjóvenes con prácticas que ponenen riesgo la vida y en cómo es queestas representaciones se relacio-nan con las miradas que sobre ellosdifunden los medios de comunica-ción, entendiendo que los medioscristalizan discursos históricamenteconstruidos como sentido comúnhegemónico. El centro del enfoquede esta investigación lo constituyela significación, es decir los proce-sos de simbolización mediante loscuales los jóvenes, intersubjetiva-mente, marcan de sentido lo real.La metodología y las técnicas deconstrucción de datos son enton-ces cualitativas: entrevistas en pro-fundidad y análisis de contenido delos discursos mediáticos.

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El saber sobre la violencia

En el equipo de investigación que dirijo adopta-mos la perspectiva de que las violencias no son sólocuestión de individuos violentos, sino de condiciona-mientos estructurales introyectados y recreados porlos sujetos en sus prácticas cotidianas. No es que lossujetos sean sólo reproductores de estructuras másallá de su conciencia y voluntad, pero tampoco la vio-lencia es resultado de actos individuales y responsa-bles separados de la historia y la sociedad. La violen-cia es un hecho social y subjetivo a la vez que impli-ca una coacción sobre un otro que la sufre, contrariaa su voluntad o intereses. La violencia está estrecha-mente ligada a las relaciones desiguales de poder y ala vulnerabilidad de unos en manos de otros.

Desde este punto de vista es posible pensarque la categoría de la violencia siempre nos hablade su relatividad: más bien es necesario hablar deviolencias (Isla, 2006) que se definen por lo que loque los grupos dicen y hacen en determinado mo-mento histórico. Así, la violencia se define en lostérminos en que cada comunidad la percibe en re-lación a condicionantes estructurales (Isla y Miguez,2003). Para todos los actores la violencia no es lomismo, es decir que unas mismas prácticas puedeno no ser violentas de acuerdo al lugar que se ocupeen el espacio social.

Los jóvenes perciben que viven en un mundo enel que la pelea, el enfrentamiento a los golpes conotros jóvenes es una posibilidad cotidiana1: les hasucedido, lo han visto a su alrededor, tienen milesde representaciones sobre ello más allá, incluso, dela experiencia concreta. Piensan que pueden pelear-se en la escuela, en la calle, fundamentalmente enun boliche. Pueden relatar sin extrañeza los episo-dios de discriminación “de la noche” y conocenque el límite puede estar incluso en la muerte enmanos de una patovica: saben que sucedió, que su-cede, que puede suceder. Y muchos de ellos perci-ben estas posibilidades como violencias.

Conviven con el saber sobre una vida donde lasinstituciones tradicionales de la modernidad nopueden mediatizar simbólicamente el conflicto:¿quién puede parar los golpes? Incluso podríamosseñalar que nada hace suponer que su mundo seamás violento que el de las generaciones anterioresdonde no se presentaban de este modo las percep-ciones sobre la violencia2. Pero justamente es nece-sario decir que estas percepciones son en sí mismasreales, que no son arbitrarias y que hablan de nue-vas situaciones. Tal vez incluso de jóvenes menostolerantes a las violencias. O que le dan otros senti-dos a las violencias.

La violencia que expresa

Dice Rossana Reguillo (2008: 1): “Tensión y pa-radoja, el pensamiento que piensa la(s) violencia(s),se enfrenta al desafío de anclar el análisis en un lu-gar que al tiempo que sea capaz de configurar elpunto de vista, se constituya en una estrategia dedesplazamiento que posibilite desencializar los bi-nomios anomalía-normalidad, exterior-interior, bue-no-malo, violento-no violento, con el que suelencalificarse las violencias. No sirve, me parece, pen-sar en términos de violencias buenas y violenciasmalas o en violencias legítimas y violencias ilegíti-mas, toda vez que entre otros colapsos, la contem-poraneidad se enfrenta al vaciamiento de las insti-tuciones y de los sentidos hegemónicos (es decir, le-gítimos) en ellas depositados y de esa crisis no sesalva el Estado con su pretendido monopolio de lasviolencias legítimas. Las aceleradas transformacio-nes en la escena social han desbordado las catego-rías y conceptos para pensar el mundo”.

En este punto es que aparece obturada la capa-cidad de comprensión si nos limitamos a una clasifi-cación entre violencia legítima e ilegítima: ¿Cuál esla violencia legítima? ¿La del Estado sobre los jóve-nes: a partir del dispositivo escolar, penal, judicialque los reduce a monstruos sin posibilidad de do-

1 Según el Informe del Observato-rio Argentino de Violencia en Es-cuelas titulado Violencia en las es-cuelas, un relevamiento desde lamirada de los alumnos, publicadoen 2007 sobre la base de una en-cuesta a nivel nacional en 2005, el28% de los encuestados manifies-ta que ha sido testigo frecuente-mente de agresiones físicas entrealumnos y el 22% que ha sido tes-tigo de amenazas de daño. El 3%expresa que ha llevado armasblancas a la escuela, mientras queel 1,3% dice haber llevado armasde fuego.2 En el libro compilado por DanielMiguez, Violencias y conflictos enlas escuelas, publicado por Paidósen 2008, se señala claramente ladificultad para afirmar que la vio-lencia escolar, en todas sus formas,es más grave en la actualidad queen otras épocas. Pero sí se desarro-lla la idea de que hoy las percep-ciones de los jóvenes sobre estasviolencias está mucho más presen-te “A la vez que podemos afirmarque las formas de interacción den-tro de la comunidad escolar , engeneral, no han cambiado tandrásticamente, debemos tambiénconsiderar que las percepcionesacerca de ellas han sufrido una se-rie de mutaciones que hacen quealgunas formas de interacciónaceptables en el pasado sean pro-gresivamente reconocidas comoviolentas” (29). Y esto no significani que las percepciones sean fal-sas, no reales, ni que sus cambiossean arbitrarios.

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mesticación cuando se desvían de la norma? ¿La dela domesticación? ¿La de las instituciones que desa-parecieron en su rol de protección dejando liberadosa las leyes de mercado los procesos de socializaciónde los jóvenes? ¿La de los medios que los nombrancotidianamente como sujetos deteriorados?

¿O es legítima la violencia de los jóvenes quecomprenden que ya no hay nada ni nadie que me-die los conflictos en una sociedad donde no existenreglas de juego comunes?

Evidentemente, pensar en términos de legitimi-dad/ilegitimidad no alcanza tampoco. Mucho me-nos, en términos de violencias buenas y malas:¿cuál de las violencias es buena? ¿La del chico quemata a otro en una esquina en una pelea aparente-mente por las zapatillas? ¿La del policía que torturaal mismo chico unas horas o días más tarde? ¿La deljuez que lo encierra en instituciones que lo sometena condiciones infrahumanas? ¿Cuál de estas violen-cias es buena?

¿Y legal? ¿Cuál violencia es legal frente a qué?¿Es que hay un universo moral legal institucionali-zado capaz de permitir que las acciones colectivaspuedan medirse en él?

Demasiado escuálido el fruto que surge de es-tas preguntas en un momento histórico de profun-das crisis en relación con los pactos e institucionesque durante años funcionaron como garantías deverdad.

Otra mirada: de qué habla esta violencia

Tal vez para vislumbrar la salida de estos puntosde vista binarios sea necesario construir otros quepermitan comprender, dar inteligibilidad a las vio-lencias que hoy parecieran tener como protagonis-tas a los jóvenes.

Una primera cuestión en la que es posible dete-nerse es en cierto carácter de esta violencia que po-dría no ser una violencia puramente instrumental. Esdecir, pareciera ser que no estamos sólo ante una

violencia que sopese medios con fines para lograr unobjetivo: para obtener algún beneficio o para forzaruna voluntad o para obtener sustancias u objetos. Sipara Max Weber (1996: 21) “... actúa racionalmentecon arreglo a fines quien oriente su acción por el fin,medios y consecuencias implicadas en ella, y para locual sopese racionalmente los medios con los fines,los fines con las consecuencias implicadas y los dife-rentes fines entre sí”, en estas prácticas de puesta enriesgo de la propia vida en conflictos “cuerpo a cuer-po” de los jóvenes, en estas peleas y enfrentamien-tos que pueden ser hasta la muerte, no hay en juegouna racionalidad instrumental.

En todo caso, más bien podemos pensar que noes sólo una violencia para obtener algo sino másbien para decir algo. Una violencia que no se ajus-ta, que no se restringe a una racionalidad instru-mental, con arreglo a fines, sino más bien a una ra-cionalidad expresiva.

Una violencia corporizada, protagonizada porjóvenes que sin duda es una violencia material (gol-pes, peleas, incluso asesinatos) pero que tiene porobjeto una lucha en el territorio de lo simbólico:crear nuevas legalidades allí donde estas no funcio-nan; crear nuevos ritos de pasaje a la adultez cuan-do todos se han borrado; expresar un malestarcuando las vías tradicionales se cerraron. Una vio-lencia para poder decir. Escribe Rita Segato (2004):“Es necesario todavía entender que toda violencia,aun aquella en la cual domina la función instrumen-tal como, por ejemplo, la que tiene por objetivoapropiarse de lo ajeno, incluye una dimensión ex-presiva y en este sentido se puede decir lo que cual-quier detective sabe: que todo acto de violencia estambién un gesto discursivo y lleva una firma. Y esen esta firma que se conoce la presencia reiteradade un sujeto por detrás de un acto”.

La firma de estas violencias nos remite sin dudaa la ausencia de pactos sociales comunes, a la pro-funda crisis de las instituciones que durante añossoportaron un orden social. La llamada desciviliza-

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ción y crisis de las instituciones modernas (a la queno puede dejar de sumársele en la región la presen-cia de procesos políticos, económicos y sociales ex-cluyentes y productores de vulnerabilidad) se afirmasobre movimientos de polarización y fragmenta-ción, consolidando la posibilidad de que no existanpara la vida reglas de juego ni sentidos en común.De la mano de estos procesos se derrumban tam-bién las capacidades de las mediaciones discursivasy simbólicas para encontrarse con los otros. La so-cialización se sostiene más sobre procesos de en-frentamiento y discriminación que en procesos dereconocimiento de uno mismo en el otro.

Hace unos pocos años Gabriel Kessler (2004)realizó una investigación publicada en el excelentelibro El delito amateur, donde demuestra la dificul-tad que tienen los jóvenes (él trabaja específica-mente con jóvenes de sectores populares, pero susconclusiones pueden ser extendidas bajo otras for-mas a todos los sectores sociales) para percibir laexistencia de una ley, entendida esta como una ter-ceridad, institución o persona, que legítimamentepueda intervenir en los conflictos privados.

Los jóvenes hoy se encuentran ante la percepciónde un mundo sin ley. O peor, ante la certeza de quela única ley es la del mercado, donde no todos entran,y los que entran no lo hacen de la misma forma.

“¿Cómo puede matar uno o hacerse matar porunos tenis? Preguntará usted que es extranjero.Mon cher ami, no es por unos tenis: es por un prin-cipio de Justicia en el que todos creemos. Aquel aquien se los van a robar cree que es injusto que selos quiten puesto que él los pagó; aquel que se losva a robar cree que es más injusto no tenerlos”.(Vallejos, La virgen de los sicarios).

Así a muchos jóvenes hoy no les queda otra queconstruir nuevos pactos y legalidades como puedan,y si lo que pueden es la fuerza, será ésta la que pri-me: despojados de todo, sólo con su fuerza, con elcuerpo3. Y esto que los “juventólogos de las resisten-cias” han visto con los ojos fascinados de un nuevo

orden político, como una táctica transformadora deldébil, nada parece tener que ver con ello sino másbien con un gesto desesperado en mar abierto.

Podríamos pensar, intentar pensar, que en cadapelea, en cada enfrentamiento hay la búsqueda in-cierta y desgarrante de alguna ley. Que hay un mo-do de expresar, de señalar, la necesidad de que al-go valga cuando no se sabe qué es lo que tiene va-lor más allá de la mercancía.

Jóvenes sin ley, sin padres, sin caminos segurosa seguir (porque fracasaron, porque fueron derrota-dos, porque no eran verdaderos). Jóvenes que na-vegan en un mundo donde las certezas de sus pa-dres y abuelos se han borrado, y nadie puede inter-ferir en los conflictos para definir el mejor destino,el mapa de hacia dónde ir.

La historia de PabloPablo tiene el pelo muy largo, muy cumbiero y

usa unos pantalones deportivos sostenidos abajocon las medias que sobresalen por sobre el panta-lón. Dice que puede hablar de todo, que quiere ha-blar, porque ahora está tratando de rescatarse, quequiere hacer las cosas bien.

En la entrevista Pablo habla de su familia (sobretodo de los hermanos, pero también de la madre,que es joven, que es linda, que ahora hace un tiem-po que no la ve), del barrio, de lo que consume yno consume (de que no consume más, de aquelloque le pide el cuerpo pero que él quiere acallar: delos quince días que lleva acallándolo). De la policíay toda su brutalidad que son tan chorros como loschorros. De los hermanos y la cárcel, de la primeravez que fue a una visita, “(...) porque ahí, cuandoya está, sólo queda la familia, todos los demás des-parecen (...)” y que pensó que el hermano no vol-vería más pero volvió.

De los escraches: de estar escrachado, parasiempre, para toda la vida. De que no dejó la escue-la pero que no le importa ni un poco o lo poco quevale. De Cristian, el pibe del barrio que cuando le

3 Hace años que el equipo de in-vestigación coordinado por PabloAlabarces viene trabajando la ideadel aguante en los sectores popu-lares como estrategia para la resis-tencia de las adversidades. No haymediación discursiva, hay la fuerzadel cuerpo: que el cuerpo aguan-te, poner el cuerpo.

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pegaron le dieron con el asfalto y lo mataron perono pasó nada, nadie está encerrado por eso.

Y también habla de las peleas: recurrentemen-te, volviendo a ellas en todo su relato. En la noche,en el barrio, en el centro, en los viajes. Contra ungrupo, contra otro, por la chica (que no se puederescatar, que está así desde que nació, que ya estárota. Que él la quiere) y porque hay códigos que de-fender. Porque sino “estás perdido”. De las peleascuando se drogaba y de las de después.

Cuando cuenta las peleas (en una casi pierde elojo, le pegaron tan mal) parece sentirse orgulloso.Algo importante de la adultez y de la masculinidad(que no se podrá jugar en el mundo del trabajo pa-ra el que se siente incapaz, sin salida, como una po-sibilidad que no es para él) está presente en ese re-lato. A través de la fuerza, provisto sólo de la fuer-za de la pelea.

Pero no hay sólo “aguante” en estos enfrenta-mientos que estructuran la narración de Pablo: losunos, los otros, amigos, enemigos; el antes y des-pués. Hay la presencia de una firma que remite a unsujeto que no es solamente él: el de unos jóvenesque no encuentran ley, que no encuentran un másallá, una autoridad que les permita ubicarse en al-gún lugar y entonces tienen que salir a construirlaal costo que sea, como puedan.

En estas peleas se expresa la ausencia de valo-res y pactos supraindividuales, pero también la ne-cesidad desesperante de volver a crearlos para po-der vivir juntos, aún cuando las consecuencias decrearlos sean las de la propia muerte, como la deCristian. Una muerte que puede ser parte de las cla-ves expresivas de la vida de muchos jóvenes.

Finalmente, quiero tomar una cita de GabrielNoel (2006). Él dice “La violencia, o cualquier otroobjeto de análisis, no es un observable, como sí loes un empujón o una herida de bala, sino una for-ma de denominar o clasificar lo que uno observa. Ysi uno comienza dando por buena una definiciónprematura y, digamos, amateur, del objeto, queda-

rá muy probablemente entrampado en un esfuerzotrivial y en último término inútil que consiste en en-contrar y contar casos que satisfagan la definición(para citar una imagen muy apta de Gregory Bate-son, sería algo así como contar murciélagos en unamancha de tinta)”.

No podemos dar por buena, por única, por ver-dadera, la definición dada por los medios a la llama-da violencia juvenil, esta que se dice irracional, desujetos individuales y por sobre todas las cosas, fa-tal y sin historia. Porque en último término aceptar-la no sólo es inútil para la comprensión, sino justifi-cadora de los conjuros criminalizadores que unaparte importante de la sociedad construye hoy ydesde hace muchos años sobre los jóvenes.

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Publicación mensual que intenta abordar, con una

perspectiva interdisciplinaria, los campos de la

política, la cultura, la comunicación, el periodismo

y los medios, realizada con el aporte de docentes

e investigadores del país y del exterior.

Artículos, entrevistas y reseñas bibliográficas.

E-mail: [email protected]

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Abstract

Theatre groups, youth orchestras, workshops in pho-tography, cinema, video and plastic arts. These and otherexperiences aiming at teaching and developing creativeand artistic skills among disadvantaged young people ha-ve spread all over Argentina and Latin America in the lastdecade.

¿What are the implications of participating in theseexperiences for the youngsters? ¿Is the teaching of disci-plines of the “high culture” a practice that reproduces do-mination? ¿Or participating in these spaces may helpyoung people to develop skills and abilities to resist it?

In this article I present some tensions upraised in tworesearches I conducted in community art experiences foryoung people in Argentina: the first one was carried outin a photography workshop in a slum and the second onein two youth orchestras in disadvantaged neighbour-hoods, all of them in Buenos Aires City. In this opportu-nity, more than offering answers I go into contradictionsin depth and, especially, I show ambiguities “in action”.

Los dilemas de la inclusión a través del arte: tensiones y ambigüedades

puestas en escenaPor Gabriela Wald

Gabriela Wald es Licenciada enCiencias de la Comunicación;Magíster en Educación, Promoción de la Salud y Desarrollo Internacional; BecariaDoctoral CONICET; Instituto de Investigaciones Gino Germani;Facultad de Ciencias Sociales,UBA.

Resumen

Agrupaciones de teatro, orquestas juveniles, talleresde fotografía, cine, video, artes plásticas. Estas y otras ex-periencias de enseñanza y creación artístico-expresiva pa-ra jóvenes de barrios populares se han multiplicado en laArgentina y en América Latina durante los últimos años.

¿Qué implica para los jóvenes participar de este tipode experiencias? ¿Es la enseñanza de disciplinas de la “al-ta cultura” una práctica que reproduce esquemas de do-minación? ¿O más bien una experiencia que otorga ele-mentos para resistir a ella?

En este artículo presento algunas tensiones que sur-gieron en dos trabajos de investigación realizados en el se-no de experiencias de “arte comunitario” para jóvenes:un taller de fotografía en Ciudad Oculta y dos orquestasjuveniles de la zona sur de la Ciudad de Buenos Aires. Enesta oportunidad más que ofrecer respuestas tranquiliza-doras, me propongo profundizar ambigüedades y, sobretodo, mostrarlas “en acción”.

Palabras Clave: jóvenes-arte comunitario-fotografía-orquestas juveniles-hegemonía

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Introducción

Agrupaciones de teatro, orquestas juveniles, ta-lleres de fotografía, cine, video, artes plásticas. Du-rante los últimos diez años han proliferado en la Ar-gentina1 diversas experiencias de enseñanza y crea-ción artístico-expresiva para jóvenes de barrios po-pulares. Gobiernos locales, provinciales, nacionales;ONG´s e incluso grupos de artistas se han propues-to, en primer lugar, acercar algunas disciplinas artís-ticas a sectores sociales que en su mayoría no ha-bían tenido acceso a ellas y, en segundo lugar, ge-nerar espacios para la creación e interpretación deobras que puedan mostrarse tanto adentro como–fundamentalmente– afuera de los barrios dondefueron producidas. Centros culturales, cines, tea-tros –desde el Colón hasta salas del circuito alterna-tivo– así como clubes, escuelas e incluso iglesias sehan convertido en espacios de exhibición de obrasy producciones realizadas en el seno de experien-cias de “arte comunitario”2 para jóvenes.

Por el tipo de actividad –educativa, cultural ysocial– que estas experiencias promueven estáninmersas en un mar de interpretaciones muchasveces opuestas. Celebradas por los medios de co-municación, gestores, políticos y por el campo dela educación a través del arte en tanto iniciativasde “integración social” (GCBA, 2009b) para “jó-venes en situación de vulnerabilidad” (GCBA,2008), serían blanco de reproches si las analizára-mos desde perspectivas críticas –tales como los es-tudios culturales, la educación popular, los traba-jos sobre políticas culturales en América Latina–por extender el acceso sólo a prácticas y produc-tos de la “alta cultura”. Desde estas perspectivas,al no incluir un trabajo crítico a partir de los sabe-res y prácticas de las poblaciones a quienes estándirigidas, estas iniciativas estarían reproduciendoesquemas de dominación o, en el mejor de los ca-sos, promoviendo la inclusión para unos pocos(Williams, 2000; Grignon y Passeron, 1991; Gi-

roux, 1988; Apple, 1996; Freire, 2005; GarcíaCanclini, 1987; Rubinich, 1993).

A esta primera tensión interpretativa entre “in-clusión” y “reproducción de la dominación” se sumaotra identificada por Rosana Reguillo (2004) en losestudios de juventud actuales. La autora observa enestos trabajos una postura “instrumental” en oposi-ción a otra que denomina “desdramatizada” (P. 50).Los estudios que agrupa bajo la primera categoría sededican a mostrar las crecientes limitaciones en el ac-ceso y la participación de los jóvenes en espacios tra-dicionales de socialización; principalmente la escuela,el trabajo y la política. Preocupados por encontrarelementos para recuperar y ampliar el acceso de losjóvenes a estos y otros ámbitos, estos estudios pro-ponen según la autora “una incorporación a comode lugar” y no se cuestionan si son esas las institucio-nes que los jóvenes necesitan en momentos en quese debilita el Estado benefactor, irrumpen los mediosde comunicación, cobran fuerza el narcotráfico y elcrimen organizado, avanza el mercado, se multipli-can las migraciones y se hace cada vez más evidentela “crisis de la modernidad”. Sintetizando: esta ver-tiente de estudios se centraría según Reguillo en lanecesidad de ampliar los accesos a diversas institu-ciones sin preguntarse: ¿inclusión para qué?

En el otro extremo estarían las perspectivas“desdramatizadas” que, centradas en el análisis deexpresiones juveniles, consideran que la juventud hadevenido hedonista, desinteresada, apolítica, nóma-de con prácticas cuyo único fin es la perpetuacióndel placer, en “un goce sin tiempo y sin espacio” (P.51). Para Reguillo, sin embargo, las culturas juveni-les expresan “el profundo malestar” (P. 51) de los jó-venes para con nuestras sociedades y quienes sóloven placer en sus prácticas ocultan esta dimensiónpolítica. Las miradas desdramatizadas desatienden“las dimensiones institucionales y del papel del mer-cado como rearticulador de los sentidos de perte-nencia y ciudadanía” (P. 52) y clausuran así el con-flicto que las prácticas juveniles expresan.

1 Este fenómeno tiene su correlatoen la mayoría de los países deAmérica Latina y en algunos paísesdel mundo industrializado.2 Como han sido denominadas engrillas de programación de festiva-les, centros culturales, teatros ymedios de comunicación.

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Enmarcado en estas inquietudes teóricas y con-ceptuales –qué hacen los jóvenes, por qué lo hacen,quieren o no estar “integrados”, a qué costo, enqué instituciones– en este artículo pongo a dialogarun par de escenas que surgieron en dos trabajos deinvestigación realizados en el seno de experienciasde “arte comunitario” para jóvenes. El primero deellos fue un estudio de caso de ph15, un taller deproducción fotográfica para jóvenes gestionado porun grupo de fotógrafos en Ciudad Oculta, la VillaNº 15 de la Ciudad de Buenos Aires. El segundo fueuna investigación de carácter etnográfico en dosorquestas juveniles administradas por diferentesMinisterios del Gobierno de la Ciudad de BuenosAires: La Orquesta Juvenil del Sur, gestionada por elMinisterio de Cultura en el barrio de Barracas y laOrquesta Juvenil de Villa Lugano gestionada por elMinisterio de Educación.

Los dos análisis que aquí presento no pretendenser interpretaciones cerradas sobre las experienciasestudiadas sino relatos que permitan reflexionar yabrir el debate sobre las tensiones que las mismasponen en escena. En este artículo, más que respues-tas tranquilizadoras profundizo ambigüedades y di-sonancias y, sobre todo, las muestro “en acción”.

La fotografía de ph 15 ¿tomar la palabra?

Eso de… bueno, de tener artistas marginados ypresentar obras en lugares re cajetillas re formalesde Buenos Aires es lo más, ¿me entendés? Es decir,ese... ese pibito que está ahí, es de la villa y mirá lafoto que tiene, y viene un chabón más profesionaly lo mira de acá, viste, siempre de abajo [...] eso esprovocar. (Participante varón, 25 años)

Ph15 es tanto el nombre de un taller de fotogra-fía para adolescentes y jóvenes de sectores popula-res como de la fundación que sus directores crearoncon el fin de darle entidad legal al proyecto. La ini-ciativa nació en el año 2000 cuando el fotógrafoMartín Rosenthal era voluntario en una ONG de Ciu-

dad Oculta y algunos jóvenes del barrio se acercarona él con la inquietud de aprender fotografía. De es-te modo surgió “taller oculto”, espacio pionero deeducación fotográfica para jóvenes de sectores po-pulares en la Ciudad de Buenos Aires.

Muchas son las cosas que han cambiado desdeaquel entonces. En 2005 y 2006 –años en los cua-les realicé el trabajo de campo en el marco de estaexperiencia– ph15 lo conformaban 5 docentes y 26jóvenes que vivían en la Villa N° 153. El taller se dic-taba –y aún se dicta– todos los sábados por la ma-ñana en un centro cultural comunitario y comedor,dentro del cual ph15 tiene un espacio propio –au-las y un laboratorio blanco y negro–. Los jóvenesproducen alrededor de 20.000 fotografías anualesy exhiben de manera periódica su trabajo en cen-tros culturales, galerías y museos en Buenos Aires,el conurbano, el interior del país y su obra ha viaja-do también al extranjero (España y EE.UU.).

El taller propone una dinámica de aprendizajeen la cual los jóvenes sacan fotografías durante lasemana y cada sábado se reúnen para ver los re-sultados de su trabajo. A través del análisis de lasfotografías y la crítica de docentes y compañeros,los jóvenes aprenden cómo mejorar la composi-ción de sus imágenes. Así, la metodología deaprendizaje principal es aprender de los propioserrores y la intención de los profesores es que conel correr del tiempo los chicos puedan desarrollarun trabajo fotográfico sobre un tema en particu-lar. Estos temas son de lo más heterogéneos: ven-tanas del barrio, el fútbol, la escuela, la guardería,las piletas, el agua, un cementerio, muñecos, ár-boles, por citar sólo algunos.

Cuando un nuevo joven se une al proyecto in-mediatamente recibe una cámara de bolsillo y unrollo fotográfico en blanco y negro. Sin recibir indi-caciones técnicas (sólo le dicen cómo prender yapagar el flash) los docentes lo invitan a recorrer subarrio u otro lugar que le resulte familiar y tomarfotografías de aquello que se le ocurra. Cada clase

3 En la actualidad ph15 ha logradoreplicar la experiencia en otros dosbarrios del conurbano bonaerensegracias a la obtención de un subsi-dio regular de una fundación ex-tranjera, con lo cual se ha triplica-do el número de docentes, opera-dores comunitarios y jóvenes parti-cipantes; así como se han diversifi-cado sus actividades. Sin embargoel espíritu del proyecto, así como lametodología de intervención y laestrategia pedagógica siguen sien-do las mismas que las relatadas eneste trabajo.

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los docentes recolectan los rollos expuestos y a laclase siguiente vuelven con una hoja de contactos4

por rollo y una selección de fotografías copiadasque serán el material de estudio, el punto de parti-da para la enseñanza. En las sesiones de visualiza-ción y crítica de cada sábado los profesores se con-centran principalmente en el proceso de encuadre yen la composición de las imágenes. Además, tratande motivar a los jóvenes estudiantes a pensar las ra-zones por las cuales sacaron una determinada foto-grafía y los sentimientos o emociones que recuer-dan haber tenido al hacerlo. La fotografía es ense-ñada como una disciplina artística que permite a losjóvenes expresar una mirada basada en la emocióny percepción personal.

Además de las reuniones semanales en las quelos participantes de ph15 muestran su producción,hay otras dos actividades que el taller promueve. Laprimera es visitar museos y galerías para ver exhibi-ciones de fotografía (ninguno de los jóvenes habíavisitado una exhibición antes de unirse a ph15).Cuando los fotógrafos son argentinos, los docentestratan de contactarlos para que estén presentes eldía que los jóvenes irán de visita. Esto permite a losjóvenes tener contacto directo con los artistas y,además de ver su obra, poder hacerles preguntas oplantearles inquietudes. La segunda actividad quepromueve ph15 es la visita al taller de otros profe-sores de fotografía ajenos al proyecto, de modo talque los jóvenes puedan aprender también del con-tacto con otros educadores.

Para los participantes de ph15 el hecho de exhibirsus fotografías –en particular en centros culturales,galerías y otros espacios del circuito cultural de secto-res medios y medios-altos– constituye una actividadcentral del taller, altamente valorada. Sin embargo–retomando las tensiones planteadas en la introduc-ción de este trabajo– el contacto e intercambio entrelos jóvenes y aquellos que visitan sus exposicionesocurre no sin contradicciones, en el marco de proce-sos sociales de discriminación y marginalización.

Como ph15 se ha transformado en una iniciati-va cada vez más conocida por diversos actores denuestra sociedad sus exhibiciones son, la mayoríade las veces, cubiertas por la prensa. Los medios decomunicación han sido una de las vidrieras más im-portantes para que ph15 sea hoy reconocido pordiversos grupos, incluidos funcionarios y técnicosdel gobierno y otras organizaciones. En este con-texto, si bien todos los jóvenes mencionaron sentir-se orgullosos de sus logros cuando exponen suobra, sólo algunos interpretaron esta práctica comouna forma de resistir a los discursos dominantes so-bre los habitantes de la villa en general y sobre losjóvenes en particular. Estos discursos, que circulan adiario en los medios masivos de comunicación y es-tán instalados en la opinión pública vinculan de ma-nera directa la pobreza –y en particular los jóvenespobres– con el delito, el tráfico y consumo de dro-gas y la violencia física y verbal (Mancini, 2008; Ar-fuch, 1997; Ford y Longo, 1999).

Los jóvenes de ph15 –y podría arriesgar que es-to ocurre en gran medida entre jóvenes de sectorespopulares– no aceptan silenciosos el lugar que laopinión pública y los medios de comunicación lesotorgan. Algunos manifestaron, por ejemplo, des-preciar a la gente de sectores medios-altos por con-siderarlos demasiado superficiales, hedonistas,preocupados sólo por lo que ocurre en su pequeñomundo y desconectados de los problemas más am-plios de la sociedad.

Enmarcado en estas tensiones y contradiccio-nes, no es sencillo analizar las implicancias del inter-cambio entre los jóvenes y quienes asisten a lasmuestras, entre ellos los medios de comunicación.Muchos participantes dijeron que el público debequedar sorprendido al ver fotografías de calidad he-chas por jóvenes de Ciudad Oculta. Algunos men-cionaron que exhibir sus fotos es una manera deconstruir un discurso alternativo sobre los jóvenesde sectores populares: los participantes sienten quea través de su obra demuestran a la sociedad que

4 Los contactos son los rollos ex-puestos una vez revelados y copia-dos en papel fotográfico al tamañodel negativo de 35mm.

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los jóvenes de una villa pueden hacer cosas positi-vas y, de este modo, contrarrestar en alguna medi-da los discursos dominantes sobre ellos.

La mayoría de los jóvenes dijo que el hecho deser reconocidos por otros –especialmente genteque vive afuera de la villa– les generó bienestar yconfianza en sí mismos y en su obra. Algunos has-ta mencionaron que este reconocimiento los ayudóa sentir menos vergüenza de decir que viven enCiudad Oculta. En este punto, cualquier analistapodría preguntarse en qué medida estas percepcio-nes implican resistencia o reproducción de la domi-nación, debido a que, pareciera, es el reconoci-miento de esos otros el que, en última instancia,ayuda a los jóvenes a modificar las representacionesque tienen sobre sí mismos y sobre el lugar en elque viven. Sin embargo, considero que una postu-ra ética implica responder a esta pregunta no sólodesde las discusiones académicas sino –y este es elaporte de este trabajo– a partir de las percepcionesy discursos de los mismos jóvenes, que son quienesviven en primera persona estos procesos.

La mayoría de los jóvenes evalúa la vinculacióncon otros sectores sociales como enriquecedora.Algunos dijeron que antes tenían una actitud algodesafiante cuando se cruzaban con gente de sec-tores medios y medios-altos, actitud que los do-centes interpretaron como una forma de autode-fensa ante posibles situaciones de discriminación.Algunos jóvenes –en particular los más grandes ylos que están hace más tiempo participando deph15– dijeron que el taller los ayudó a construirpuentes con personas que viven afuera de la villa,y a darse cuenta de que estas personas no siempreson superficiales o “caretas” como creían. Un pardijo también que, por ejemplo, los vínculos que lo-graron construir con fotógrafos profesionales –apartir de las visitas de ph15 a sus muestras, de lasvisitas de los fotógrafos al espacio del taller y de lapresencia de los fotógrafos en las muestras deph15– les fueron muy útiles para conseguir recur-

sos específicos (un estudio, luces) en momentosen que los necesitaron.

En paralelo a estas visiones, dos de los entrevis-tados trajeron a colación una pregunta que ilustrala complejidad y ambigüedad de estos procesos dediálogo entre grupos y sectores sociales que –en laArgentina de principios de siglo XXI– compartenmuy pocos o ningún espacio de socialización (Auye-ro, 2001). Los dos se preguntaron si la obra deph15 es celebrada por el público –y por los medios–porque es fotografía artística de calidad o porqueson jóvenes “pobres” haciendo fotografía, refor-zando una perspectiva paternalista y etnocéntricade celebración de aquello que los sectores popula-res hacen a imagen y semejanza de los dominantes.

La respuesta a esta pregunta es difícil de cons-truir. Aun haciendo un estudio de los procesos derecepción y reconocimiento que tienen lugar en lasexhibiciones de ph15 sería complejo aislar la acep-tación paternalista del “verdadero” gusto ya que,como explican Williams (2000) y Bourdieu (2003),la estética no está por fuera de las estructuras so-ciales que la producen.

Hasta aquí una primera escena: jóvenes fotó-grafos de sectores populares negocian, intercam-bian, aceptan y a la vez resisten las miradas que seposan sobre ellos. Si bien valoran ciertas dimensio-nes integradoras que el proyecto les ofrece –el re-conocimiento de su obra, el contacto con otros sec-tores sociales– su mirada no es ingenua ni cuandose perciben a ellos mismos ni cuando miran a losdemás. La “inclusión” que el proyecto se proponelograr se topa con esquemas de interpretación delos jóvenes acerca del lugar que ocupan tanto elloscomo esos otros en el espacio social. Y estos esque-mas median –y por lo tanto modifican– las intencio-nes de aquellos que con sus intervenciones intentantransformarlos.

En el próximo apartado analizaré una segundatrama –con elementos similares a la narrada aquí– pe-ro en el marco de dos orquestas juveniles gestionadas

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por el Gobierno de la Ciudad de Buenos Aires. Si bienlos reclamos son diferentes, subyacen ambigüedadesy tensiones equivalentes a las aquí problematizadas.

Vulnerables pero no tanto: la mirada de los partici-pantes de dos orquestas juveniles de la Ciudad deBuenos Aires

La Orquesta Juvenil de Villa Lugano se creó en1998 a partir de una propuesta que su actual direc-tor –pianista y ex director del Conservatorio Manuelde Falla– presentó al Programa Zonas de AcciónPrioritaria de la entonces Secretaría de Educacióndel Gobierno de la Ciudad de Buenos Aires. Con elobjetivo de acercar la educación musical académicaa barrios “históricamente postergados” (ZAP, 2007)se convocó a niños y niñas de entre 6 y 12 años deuna escuela primaria del barrio por medio de volan-tes repartidos por los maestros.

Así comenzó, en octubre de aquel año, el pri-mer proyecto de orquestas infanto-juveniles denuestro país, inspirado en el Sistema de OrquestasInfantiles y Juveniles Venezolano. A partir de aquelmomento el proyecto se desarrolló y creció en inte-grantes, siendo la demanda de vacantes siempremayor a la cantidad de lugares que el proyecto po-día ofrecer. A medida que los niños avanzaban ensu formación musical comenzaron a mostrar su tra-bajo en conciertos tanto en el barrio como afueradel mismo, en centros culturales, escuelas, teatros–entre los que se cuentan encuentros en los teatrosColón y Coliseo– y espacios al aire libre. Dada la cre-ciente demanda de la población local –y el avanceen términos musicales de los primeros participan-tes– en el año 2003 el programa ZAP creó una se-gunda orquesta en Villa Lugano5. A partir de eseaño hubo en Lugano una orquesta infantil –para losque recién se iniciaban en la música– y otra juvenil,con un repertorio más complejo.

Inspirados en la experiencia de Villa Lugano, en2004 los funcionarios de la Dirección de Promoción

Cultural de la Secretaría de Cultura del Gobierno dela Ciudad crearon en el barrio de Barracas la Orques-ta Juvenil del Sur. Con el objetivo de “promover lainclusión de jóvenes que por diversas situacioneseconómicas y sociales no tuvieron acceso a activida-des culturales” (GCBA, 2009a) en agosto de aquelaño comenzó a funcionar esta nueva orquesta, cuyaconvocatoria estaba centrada no en niños que van ala escuela sino en adolescentes y jóvenes mayoresde 13 años vinculados a instituciones comunitariasde la Villa N° 21-24 y barrios aledaños (San Telmo,Constitución, Barracas). El proyecto se desarrolló ba-jo la dirección musical del mentor de la orquesta deLugano pero con una coordinación diferente, quepriorizaba el trabajo de “cuestiones sociales” en pa-ralelo al aprendizaje específicamente musical.

Las dos orquestas analizadas en este trabajocuentan con un plantel docente similar, tienen unrepertorio casi idéntico6, la misma dirección musicaly proponen el mismo tipo de formación musical.Ambas ofrecen clases de instrumentos, clases delenguaje musical, práctica de filas (según el instru-mento: cuerdas, maderas, metales, percusión) ypráctica de orquesta. Ambas orquestas ofrecen losinstrumentos en comodato a aquellos participantesque tengan interés de practicar en sus casas y danconciertos adentro y –en mayor medida– afuera delbarrio. Ambas orquestas cuentan con docentes deprimera línea, músicos de las orquestas más recono-cidas del país –La Orquesta Filarmónica del TeatroColón, La Orquesta Sinfónica Nacional, por ejem-plo– y docentes de los conservatorios.

Quizá más que en el caso de ph15, los proyec-tos de Orquestas Juveniles han sido fuente de innu-merables artículos y notas en diarios, revistas y pro-gramas televisivos de circulación nacional. El casode Lugano, además, ha sido objeto de dos películasde cine documental7. Ver y escuchar a jóvenes desectores populares empuñando instrumentos or-questales genera en periodistas, directores y pro-ductores incredulidad y en algunos casos admira-

5 En el año 2003 el Programa ZAPlanzó también una primera orques-ta infantil en el barrio de Retiro, enla Villa Nº 31.6 Las orquestas poseen un reperto-rio que incluye, en un primer mo-mento, ejercicios y partituras bási-cas compuestas para este proyec-to, para luego agregar piezas demúsica popular (tangos, carnavali-tos), música de películas, rock (LosBeatles) y, por supuesto, músicaclásica y barroca. 7 En 2004 se estrenó un documen-tal sobre la orquesta de Luganoque hacía foco en la vida de tres desus integrantes llamada “Cuandolos santos vienen marchando”, deAndrés Habberger. En 2007 se es-trenó otro documental Ángelescaídos de Pablo Reyero, esta vezsobre tres jóvenes músicos de sec-tores populares, de los cuales dospertenecen a dicha orquesta.

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ción. Como los medios de comunicación fueron losque otorgaron visibilidad a estos proyectos, los jó-venes participantes conocieron a través de ellos losobjetivos de las orquestas, muy vinculados a aspec-tos sociales. Y allí comenzaron las disidencias: “noestamos más integrados en la sociedad por la or-questa; si yo me quiero integrar en la sociedad voy,me busco un trabajo y listo”, protesta uno; “a míme iba peor en la escuela porque me la pasaba es-tudiando música”, aduce otro.

El asunto se hace más complejo porque los me-dios de comunicación romantizan y esencializan8 laperspectiva de estos proyectos. Y esta esencializa-ción se basa en dos estrategias de enunciación. Enprimer lugar, la de ligar los pretendidos efectos delproyecto a las condiciones de vida de los participan-tes. Titulan las notas con frases tales como “Músi-ca para romper el círculo de pobreza” (La Nación,2004), “Música en los márgenes” (Página/12,2005) o “Esperanzas en Villa Lugano” (Clarín,2005a) y explican que participar en las orquestasmejora diversos aspectos de la vida de los jóvenestales como la autoestima y contribuye a superar elfracaso escolar, a la vez que estimula la solidaridadmediante el trabajo en equipo. Explican que en losbarrios “vulnerables” o “en riesgo” un proyecto co-mo el de orquestas puede hacer que los jóvenes pa-sen su tiempo libre ocupados y no en la calle juntoa otros jóvenes –práctica que asocian al delito, a laviolencia, al consumo de alcohol y/o drogas–. La se-gunda estrategia involucra relatar las actividades dela orquesta con un estilo casi melodramático, comolo ilustra este fragmento: “Cada sábado, el gimna-sio de la Escuela Nº 1 de Villa Lugano se transfor-ma. Desaparecen las colchonetas, las pelotas, losgritos y es el día en que decenas de chicos y chicasríen con sus instrumentos a cuestas. Algunos car-gan violines; otros caminan haciendo sonar clarine-tes, trompetas o flautas. De improviso, se acomo-dan frente a los atriles y manda el silencio. Pero co-mienzan a tocar; los ojos entrecerrados y todo cam-

bia: con cada nota van construyendo una escalera aotro lugar. Al llegar al final de la partitura, ni recuer-dan que están en un gimnasio mal calefaccionado.Se sienten en otro mundo” (revista Viva, 2007).

En relación a este tipo de intervenciones mediá-ticas la mayoría de los jóvenes protesta. Reconocenrasgos estilísticos que distorsionan lo que para elloses la experiencia orquestal. Sobre el fragmento cita-do arriba, por ejemplo, un grupo de participantesdijo:

Mujer 1: La nota decía “no hay calefacción ycuando empiezan a tocar se les va todo... se callantodos y abunda el silencio”, y es mentira porque...

Varón 1: ¡Lo último que hacemos es callarnos!(risas)

Mujer 2: Nosotros empezamos a quejarnos eldoble porque tenemos frío (risas)... te quedás comono sé... pintan todo color de rosa.

Mujeres 1 y 2: Y no es tan así.Mujer 2: ... no hace falta exagerar, si el proyec-

to es bueno en sí. No tenés por qué decir que es to-do bueno... es muy exagerado todo.

Los “efectos” que los medios atribuyen a parti-cipar en orquestas juveniles están vinculados a este-reotipos basados en el sentido común sobre las vi-llas, los barrios populares, y la gente que vive enellos. Según estos estereotipos, que son siempre es-tigmatizantes, en estos barrios se condensan los de-lincuentes, los consumidores y traficantes de dro-gas, la violencia –familiar, grupal, a mano armada–y sus habitantes son en su mayoría desocupados,poco instruidos y carecen de posibilidades de inser-tarse laboralmente (Mancini, 2008; Arfuch, 1997;Ford y Longo, 1999). En la proliferación de artículosen diarios y revistas sobre ambas orquestas, así co-mo en las apariciones televisivas, se han puesto enjuego todos estos estereotipos y estigmas comofondo de una práctica –la orquestal– que desenca-ja en esos espacios.

Como los jóvenes entran en contacto con losobjetivos formales de los proyectos de orquestas

8 Entiendo por romantización yesencialización de una expresiónartística a las ideas que conciben alarte como “una esfera de acciónespecial, definida por la ‘imagina-ción’ y la ‘sensibilidad’” (Williams,2000: 65) sin tener en cuenta elmundo social que produce y hacecircular dichas expresiones artísti-cas. Es decir, que separan la expre-sión artística de las estructuras so-ciales en las que se producen.

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básicamente a partir de los medios de comunica-ción, en su discurso aparecen mezcladas las críticasa los discursos mediáticos con los reclamos a losgestores de los proyectos: “hablan de nosotros co-mo si fuéramos salvajes que en vez de un arco y unaflecha tenemos un violín”, protesta uno; “nosotrosno estamos en riesgo, en mi casa nunca nos faltónada”, explica otra; “nosotros no nos sentimos vul-nerables porque somos fuertes, vivimos acá y pode-mos trabajar, estudiar, salir adelante”, argumentaun tercero.

Los discursos de los jóvenes tampoco puedeninterpretarse de forma ingenua. Sus reacciones sonconsecuencia del modo en que la sociedad losnombra, los observa, los trata. Hay en ellos una ne-cesidad de afirmarse como sujetos capaces, en suspropias palabras “de ser alguien en la vida”, “desalir adelante”. Están permanentemente intentan-do hacer frente a procesos de estigmatización ymarginación que ven acentuarse cuando son nom-brados como “chicos que le ganan a la pobreza consu música” (Clarín, 2005b).

Así, los jóvenes rechazan los objetivos, resulta-dos y “beneficios secundarios” que tanto los me-dios como los proyectos atribuyen a su participa-ción en la orquesta. Sin embargo, la gran mayoríaconsidera que concurrir al proyecto ha influenciadosus vidas de manera positiva. Es decir, rechazan ex-plícitamente los objetivos explícitos de las orquestaspero encuentran en ellas un espacio que valoran ydel que se han apropiado. Ahora bien, ¿cuáles sonlos beneficios percibidos por los jóvenes? ¿En quése diferencian de los objetivos formales de los pro-yectos? ¿Coinciden las percepciones en las dos or-questas analizadas?

Si bien en algunos aspectos coinciden los jóve-nes de ambas orquestas, cada una presentó susparticularidades. En Barracas la orquesta implica,para la mayoría de los jóvenes, disfrute. Disfrute deestar en contacto con la música pero fundamental-mente de tocar con otros como ellos y hacer ami-

gos. La orquesta como espacio para la socializaciónfue mencionada por casi todos, aunque también elhecho de que no hay un grupo homogéneo sino va-rios grupos de amigos que no necesariamente sellevan bien –aunque esto no implique que peleen–.Las palabras que más surgieron fueron “diversión”,“distensión”, “otro conocimiento”. Valoran quesea una actividad sólo para jóvenes, con una estruc-tura de aprendizaje determinada (basada en tresinstancias: técnica del instrumento, lenguaje musi-cal y ensayos grupales), que brinda la posibilidad dearmar un repertorio complejo y tocarlo en público–a diferencia de los talleres de instrumentos barria-les–. Sólo dos de las participantes complementabanla actividad orquestal con formación musical adicio-nal (una en el Conservatorio y otra en una escuelade música), aunque ninguna de las dos decía que-rer dedicarse a la música de manera profesional.

En Lugano la orquesta ha calado hondo. Y sibien para la gran mayoría la música es disfrute, dis-tensión y diversión, en esta orquesta muchos dicenquerer dedicarse a la música de manera profesio-nal. Algunos incluso lo están haciendo: tocan enorquestas sinfónicas, en orquestas de tango u otrasformaciones y varios se han transformado en do-centes de nuevas orquestas del programa ZAP enotros barrios. Un 20% de los jóvenes ha ingresadoa algún conservatorio y para el resto su instrumen-to es “un hobbie pero con responsabilidad”. Lagran mayoría mencionó también el espacio centralde socialización que la orquesta constituye paraellos, aunque el grupo no implica lo mismo paratodos: hay quienes tienen sus mejores amigos den-tro de la orquesta y quienes se sienten parte de laorquesta pero tienen “amigos en otras partes”. Pa-ra la mayoría de los jóvenes de Lugano la orquestaes una experiencia disparadora de procesos que,según ellos, no hubieran ocurrido de otro modo:haber aprendido a tocar un instrumento de or-questa, haber conocido y tocado en grandes tea-tros de la Ciudad de Buenos Aires (Colón, Coliseo)

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pero fundamentalmente la posibilidad, en sus pro-pias palabras, “de abrirte más... a otras formas”,de “seguir una carrera”, de “vivir haciendo algoque te gusta”. Aún aquellos que no piensan dedi-carse a la música de manera profesional asocian suinterés en estudiar alguna carrera terciaria o uni-versitaria con su paso por la orquesta, como ilustraeste testimonio: “… te abre caminos, o sea... porlo menos te abre la cabeza para pensar que hay co-sas diferentes e incluso desde ahí podés llegar apensar no en la música pero en otra cosa” (Partici-pante mujer, 17 años).

Las diferencias en las percepciones y los relatosde la propia experiencia entre los jóvenes de Barra-cas y de Lugano son consecuencia de una multipli-cidad de factores que, por razones de espacio, noanalizaré en profundidad aquí. Pero sí me interesasubrayar las distancias entre los objetivos formalesde los proyectos y la experiencia orquestal narradapor los jóvenes. Sin dejar de lado que todo discursoes siempre una estrategia de posicionamiento fren-te a otro para que este vea en nosotros lo que que-remos mostrarle (Goffman, 2006), es preciso consi-derar que los jóvenes y algunas familias rechazan el“discurso oficial” de las orquestas. Reconocen quela orquesta impactó en mayor o menor medida ensus vidas cotidianas pero aseguran que el marco dereferencia que le da forma a sus valores y a la ma-yoría de sus prácticas proviene de otro lado: de lasenseñanzas familiares y, en menor medida, de suscreencias religiosas.

Segunda escena: jóvenes que participan de unproyecto que pretende “integrarlos” en la sociedadpero ellos rechazan esa pretensión. Otra vez la su-bordinación camina codo a codo con la negocia-ción. Nadie podría decir que el poder de los discur-sos mediáticos es contrarrestado por los testimo-nios de los jóvenes. Sin embargo, ellos no aceptande forma pasiva aquello que políticos, gestores yperiodistas construyen sobre su propia práctica.Aquí también los esquemas de interpretación y uni-

versos de creencias de los jóvenes actúan como me-diadores de concepciones y discursos hegemónicos,y modifican los modos en que son recibidas las pro-puestas de intervención.

En el próximo y último punto voy a discutir al-gunas implicancias de lo analizado hasta aquí.Tanto ph15 como las orquestas juveniles son expe-riencias que encarnan, al menos desde su pro-puesta, el discurso que Rosana Reguillo (2004: 51)califica de “integración a como de lugar”. Sin em-bargo, estas experiencias no se construyen sólo apartir de la propuesta sino que son apropiadas porlos “destinatarios” y en ese proceso resignificadas.A enunciar estos procesos me dedicaré en el pró-ximo apartado.

A modo de cierre. Dominación o resistencia, ¿falsodilema?

Ambigüedades, contradicciones, tensiones. Losdilemas de la inclusión se cruzan en las experienciasaquí analizadas con una discusión clásica en los es-tudios culturales: extender o democratizar el accesoa la “alta cultura”, ¿implica reproducir la domina-ción o brindar herramientas para resistir a ella?¿Son la murga y la cumbia las expresiones autócto-nas de las mayorías y “el arte” el terreno de unospocos? Si las intervenciones culturales con sectorespopulares no proponen una reflexión explícita sobreel lugar que los participantes ocupan en la socie-dad9, ¿son espacios de reproducción de las desi-gualdades?

Como sugerí en los apartados de análisis de lasdos experiencias, los jóvenes participantes de ph15y de las orquestas no son ingenuos consumidoresde discursos y prácticas culturales hegemónicas. Es-to no implica ignorar las condiciones estructuralesque rodean y limitan sus decisiones y su agencia10

pero sí introducir la idea de que estas constriccionesno siempre tienen el sentido y la dirección que losanalistas solemos imaginar.

9 Estos son los reclamos de los au-tores de la pedagogía crítica (Frei-re, 2005; Apple, 1996; Giroux,1998) y de algunos del campo delas políticas culturales (Rubinich,1993; García Canclini, 1987).10 Según Giddens (1994) “Laagencia se refiere no a las intencio-nes que la gente tiene de hacer co-sas, sí a su capacidad de hacer esascosas en primer lugar (por eso laagencia implica poder). Agencia serefiere a los eventos de los cualesun individuo es autor, en el sentidode que un individuo podría, encualquier fase de una secuenciadada de conducta, haber actuadodiferente”.

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En un abarcativo estado del arte sobre los estu-dios de juventud en la Argentina algunos autoresidentifican que las investigaciones han dado “... po-ca atención a la experiencia relacional de clase de losjóvenes, a cómo explican y dan sentido a la estruc-tura desigual de la sociedad Argentina y a las inter-pretaciones que puedan tener sobre su posición y lade otros” (Chaves, Rodríguez, Faur, 2006: 63). Enun intento por superar tanto las posturas “instru-mentales” como las “desdramatizadas” (Reguillo,2004: 50), lo expuesto hasta aquí pretende comen-zar un debate sobre cómo los jóvenes que participande proyectos con contenidos sociales y culturales seubican en el espacio social, cómo y dónde ubican aesos otros con quienes interactúan a partir de dichosprogramas y qué es lo que media entre la propues-ta de los programas y las apropiaciones que de losmismos realizan los “destinatarios”.

En relación con este último punto, son los es-quemas de interpretación, los universos de creen-cias, las memorias –individuales y colectivas– y lossaberes prácticos de los participantes –y de sus fa-milias y comunidades– los que estarán siempre me-diando entre los objetivos de los programas y lasapropiaciones que de ellos hagan los jóvenes.

Por eso, creo que las discusiones en el campo delas intervenciones socioculturales podrían ir más alláde buscar la reproducción de la dominación o la posi-bilidad de resistencia en las propuestas para sumergir-se en las posibles apropiaciones que cada iniciativapueda generar; apropiaciones que dependerán, co-mo sugieren los estudios culturales ingleses (Hall, Jef-ferson, Clarke, Roberts, 2002), de aspectos estructu-rales, culturales y biográficos de quienes participan enellas. Y estos aspectos, con seguridad, hablarán por símismos de hegemonía, dominación y resistencias.

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Abstract

This article shows the different works that were pre-sented in the Third International Interdisciplinary Discour-se: Education, Sexualities and Genre Relations. Investiga-tions and Experiences. Discourse on Sexual Education:Counterpoints, Stresses and Challenges and it discussesthe experience of the generational of the Closet institu-tion. On the other hand, it investigates about the mea-nings related with non hegemonic sexualities and genres.

La muerte del clósetPor Juan E. Péchin

Juan E. Pechín es Investigador,becario del Instituto Interdisciplinario de Estudios deGéneros (Facultad de Filosofía yLetras-UBA). Becario doctoraldel CONICET. Docente de Sociología de la Cátedra Lifszyc,CBC-UBA. Activista e investigador del Área Queer (FFyL-UBA). Secretario de Educación de la Federación Argentina LGBT. Activista de laLiga Argentina por los Derechosdel Hombre.

Resumen

Este trabajo realiza un recorrido de los trabajos pre-sentados en el III Coloquio Interdisciplinario Internacional:Educación, Sexualidades y Relaciones de Género. Investi-gaciones y Experiencias. Discursos sobre la Educación Se-xual: Contrapuntos, Tensiones y Desafíos, y discute la ex-periencia del generacional de la institución del clóset. Porotra parte indaga las significaciones respecto de las sexua-lidades y géneros no hegemónicos.

Palabras Clave: relaciones de género-sexualidades-representaciones

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Este trabajo tiene tres propósitos enunciables:1) recuperar ciertas reflexiones en relación con elestado del arte que relevan los debates del III Colo-quio Interdisciplinario Internacional: Educación, Se-xualidades y Relaciones de Género. Investigacionesy Experiencias. Discursos sobre la Educación Sexual:Contrapuntos, Tensiones y Desafíos, celebrado enla Universidad del Comahue, Cipolletti, entre el 21y el 23 de mayo de 2009; 2) articular el estado deeste debate académico y político con la arquitectu-ra teórica y epistemológica de las argumentacionesetnográficas de mi tesis doctoral en ciernes; y 3) dis-cutir la experiencia generacional de la institucióndel clóset y sus efectos ideológicos y políticos de en-cierro y/o intemperie de lxs sujetxs que la propia ins-titucionalidad del clóset produce, capilarmente,desde materialidades discursivas, prácticas pedagó-gicas y rituales institucionales que obligan a la ver-dad ¿sexual? exigida como naturaleza primaria-mente definitoria de lxs mismxs sujetxs y de los pla-nos de legalidad y legitimidad que regulan sus ex-periencias y percepciones cotidianas de la sexuali-dad y el género desde donde es leída su verdad.¿Qué significa la institución identitaria de las sexua-lidades y los géneros no hegemónicos para las nue-vas generaciones de niñxs y adolescentes de casi elfinal de la primera década del siglo XXI? ¿Cómo sig-nifican sus percepciones y/o experiencias genéricasy sexuales desde los efectos ideológicos (de políti-cas de visibilidad LGBT, políticas de la tolerancia,campañas de sensibilización ciudadana, efectos lo-cales de la democracia multicultural de la diversi-dad sexual –desde la Ley de Uniones Civiles de laciudad de Buenos Aires hasta el creciente mercadoLGBT y gayfriendly–, mediatizaciones y discursosmediáticos, estado público de debates, problemáti-cas, temáticas y consumos culturales y sus recientesescolarizaciones a través de activismos, intervencio-nes políticas e implementaciones de políticas públi-cas y leyes de educación sexual integral que han im-pregnado y mutado las instituciones, siendo tales

efectos ideológicos propios de las luchas culturalespor la hegemonía que regulan la tensión entre arti-culación, resistencia, convivencia y competencia po-lítica de lo LGBT (lésbico, gay, bisexual, travesti,transexual, trans), lo queer, los feminismos, las lu-chas articuladas de movimientos sociales y políticosmás amplios (que el movimiento propio de diversi-dad sexual), las luchas antirrepresivas, las luchas an-tidiscriminatorias, las políticas y las organizacionesde los derechos humanos y sus institucionalizacio-nes, a la vez que sus oficializaciones, por un lado, ysus transformaciones de las instituciones estatales,por el otro? ¿Qué vínculo de significación y sentidotiene, entonces, la experiencia y la percepción desexualidades y géneros no hegemónicos con lascondiciones institucionales presentes de la inteligi-bilidad cultural de la verdad y la realidad públicas yprivadas de la propia experiencia y de la ajena paraesxs niñxs, adolescentes y jóvenes? (Más adelantese especifica al respecto el concepto de clóset preli-minarmente referido).

Actualmente, desde la pedagogía queer y femi-nista, se está poniendo en discusión el concepto declóset desde nuevas autopistas epistemológicas. Ensu ponencia “Entre contaminaciones sexuales ymordeduras textuales. Borrador para una pedago-gía vampira”, publicada en el CD del coloquio an-teriormente citado, Valeria Flores propone una re-sistencia epistemológica a las líneas clásicas de laspedagogías hegemónicas que producen los “arma-rios” para archivar lo anormal y fosilizarlo hasta quellegue una vacuna (¿la educación sexual integral?):“‘Articular es significar. Es unir cosas, cosas espeluz-nantes, cosas arriesgadas, cosas contingentes.’ [citaa Donna Haraway (1999)]. En este sentido, es quepromuevo la introducción de la figura del vampiro ysu práctica de morder, chupar y contagiar comomodo de articulación del pensamiento en torno alas sexualidades, los géneros, los deseos y los cuer-pos en el campo educativo [...]. Se persigue hacercolapsar los presupuestos de aquellos modelos de

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educación sexual que insisten en constreñir los mo-dos de intervención pedagógica bajo el paradigmade cierta inmunidad, que continúa estabilizando yfijando identidades, porque siguen operando condistinciones como dentro/fuera que provocan nue-vas formas de nosotros/ellos [...]. La pedagogíavampira parte de entender la sexualidad como unproyecto para toda la vida o lo que Michel Foucault(1988) denominó ‘cuidado del yo’. Por eso, asuntosde sexualidades y géneros no pueden terminar re-ducidos a la incorporación de ciertos contenidos alcurrículum, que quedan atrapados en una lógica‘desencarnada’, escolarizada del conocimiento, co-mo una nueva cápsula a consumir. Así, se haceprioritario activar líneas de pensamiento desde pe-dagogías feministas, queer, de la interculturalidad,que cuestionen las retóricas de la tolerancia y de ladiversidad que aceleradamente impregnan las prác-ticas educativas y tienden a la despolitización de lasdiferencias”. La ponencia “Variaciones pedagógicasa la normalidad exorbitante” de Graciela Alonso,Gabriela Herczeg, Mariela Losso y Jorgelina Villa-rreal publicada en el mismo CD del coloquio ante-riormente citado, indica que gran parte de las injus-ticias cotidianas de la escolaridad son producidaspor lo que Deborah Britzman (2002) llama “norma-lidad exorbitante”: “(…) ‘el otro’ es representadobien como ininteligible, bien como algo inteligibleúnicamente en un caso especial y, en consecuencia,nunca como alguien a quien le está autorizado for-mar parte del día a día. La normalidad exorbitantese construye en el momento en que se representaal otro como un espacio de desviación y dolencia y,por lo tanto, como si fuera necesario contenerlo”.Explican las autoras a partir de la cita de Britzmanque “esta mirada normalizadora, que al decir deCastel segrega incluyendo, provoca que sujetas ysujetos identificadas/os con géneros y sexualidadesno heteronormatizadas encuentren serias dificulta-des para compartir, en igualdad de condiciones, to-do lo que implica una convivencia institucional. Ra-

pisardi (2003) llama la atención acerca de cómo ‘es-te modo de reparto jerarquizante de los espaciossociales’ –que él identifica con los multiculturalis-mos liberales– termina resultando ‘en una ordena-ción y fetichización de las diferencias’ que no cues-tiona el status quo de la comunidad”.

El título de este artículo, en relación con el últi-mo objetivo enunciado y la desagregación argu-mentativa del párrafo anterior, evoca ineludible-mente el texto de la autora recientemente fallecidaEve Kosofsky Sedgwick, a quien le debemos la refe-rencia más visible de una Epistemology of the clo-set1 como hito académico a la vez que como cata-lizador político de la experiencia cultural misma delclóset. “‘Estar dentro del armario’ o ‘salir del arma-rio’ han venido a constituirse, y no de manera ca-sual, casi en las expresiones emblemáticas y más ca-racterísticas del vocabulario que los gays y las les-bianas han tenido que inventarse para dar cuentade su propia realidad. En efecto, que existen modis-mos, giros, expresiones que en un momento dadosólo la población homosexual entendía, pero que,poco a poco, por muy diversos motivos, van pasan-do al lenguaje corriente, es un hecho. La necesidadde crear dicho lenguaje responde, cómo no, a lamarginalidad, cuando no a la marginación, de laque la homosexualidad ha sido objeto en una socie-dad mayoritariamente heterosexual” (Llamas y Vi-darte, 1999: 75-76). En Argentina, a diferencia deEspaña –donde se territorializa políticamente la citaanterior, su importación merece esta considera-ción–, la expresión “armario” convive con la impor-tación más directa de su traducción de las expresio-nes anglosajonas “to be in the closet” o “to be outof the closet” que indican el estado de secreto (pú-blico) o de significativa y “abierta” expresión públi-ca de la propia sexualidad no hegemónica (peronormativa ya que se trata justamente de una sexua-lidad definitiva y definitoria): “el clóset”, “close-tearse”, “desclosetearse”, “desclosetear”, “close-teadx”, “descloseteadx”. En Defacement. Public se-

1 Kosofsky Sedgwick, Eve. Episte-mología del armario, Ediciones dela Tempestad, Barcelona, 1998.

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crecy and the labor of the negative Michael Taussigrelee la explicación foucaultiana de la Historia de lasexualidad acerca de que las sociedades modernasse han encargado de hablar ad infinitum del sexocomo si nunca fuera un estadio suficiente de inteli-gibilidad, construyendo y reconstruyendo en su ma-terialidad discursiva la forma pública del secretoque retoma de Georg Simmel: un “secreto a vo-ces”, lo que se comparte como conocimiento o sa-ber generales pero no es dicho (¿no puede ser di-cho, no se lo quiere decir, no debe ser dicho?, ¿cuáles la autoridad que arrincona esa voz?, ¿cómo ydónde es arrinconada?). El secreto público es unaforma de conocimiento y constitución de saber so-cialmente disponible que, en el propio sentido co-mún de los géneros entrelazados significativamentecon las sexualidades, regula los sentidos de legiti-mación de la verdad (y la mentira) de la propia ima-gen genérica y sexual a la vez que los distribuye¿pedagógicamente? como atributos acusatorios delsujeto: todos sabemos qué sos, cómo sos, quién sos(a su vez: todos saben qué soy, cómo soy, quién soy,por lo tanto): decilo, decítelo, sabelo y ubicate (enel protocolo que te corresponde como destino).

De esta manera, la narrativa sobre el clóset sesostiene ideológicamente ocultando sus condicio-nes de enunciación para proyectarse como verdadrecaída fundamentalmente sobre la presentación2

performática3 de lxs sujetxs en su vida cotidiana:“débiles”, “valientes”, “mandadxs”, “transgre-sorxs”, “héroes”, “heroínas”, “reprimidxs”, “co-bardes”, “cagonxs”, “jugadxs”, “asumidxs”, “co-me-caca”4. Vuelve sobre lxs sujetxs como responsa-bilidad, voluntad, conciencia y decisión sobre lacoordinación y ecualización de sus usos ciudadanosde la performatividad pública y privada del sexo, lasexualidad y lo sexual, políticamente referidas a laidentidad misma de lxs sujetxs genéricamente dise-ñada en su performatividad. La escolaridad es el en-clave de articulación estatal de las instituciones dela ciudadanía que efectiviza esta gestión política de

distribución pública y privada de los derechos deuso individual y colectivo del cuerpo5: “(...) pareceun trago amargo ineludible el tener que entrar enel armario –a menudo siendo empujados dentro sinsaber bien cómo ni por qué– para luego tener quesalir de él. Es el peaje que la sociedad nos obliga apagar a todos nosotros. Un rito de iniciación delque se sale con mayor o menor éxito, pero que, enprincipio, está diseñado para que sea lo más difícilposible superarlo” (Llamas y Vidarte, 1999: 79).¿Cuál es la moneda del peaje? “Datos” (¿autoevi-dentes?), “evidencias” (¿denunciantes?), denuncias(¿condenatorias?), imputaciones (¿estigmatizan-tes?) y “silencios” (¿intrigantes?). El clóset es unaadministración de las voces, las palabras, los silen-cios, los discursos y el lenguaje de y desde las insti-tuciones que regulan, reprimen, vigilan, persiguen,controlan, violentan, exotizan, exponen, desapare-cen y exterminan las diferencias al simplificarlas co-mo atributos identitarios de lxs sujetxs. ¿Qué garan-tiza una traducción de las diferencias como atribu-tos que fosilizan los efectos relacionales de la expe-riencia histórica de la intersubjetividad material quese constituye a partir de imágenes ideológicas6 deunx mismx y lxs otrxs en relación con las condicio-nes institucionales de su diferenciación? ¿Cómo secristaliza esa dinámica histórica de la experienciamaterial en una estandarización como cualidad, ca-racterística, rasgo y/o “dato” que recorta lo regis-trable de la singularidad de lo diferente como “ca-so” subjetivo? La escolaridad nos dice que somosun “caso” (de otredad), nos da un nombre para tra-ducir nuestras prácticas y/o nuestras gestualidadescomo verdad estandarizada sobre quienes, en unimpecable juego de correspondencias pautadas,son previstxs ya como “tipos” de sujetxs que haceneso: se producen así los usos futurológicos del gé-nero (“maricón”, “marica”, “marimacho”, “ma-chona”) que anticipan la (homo)sexualidad dequien se señala desde un registro desplazado de lanormalidad de género. Antes de haberse pregunta-

2 Goffman, E. La presentación de lapersona en la vida cotidiana, Amo-rrortu Editores, Buenos Aires, 1994.3 Para especifcar el uso de la perfor-matividad en relación con los usoscotidianos de géneros y sexualida-des por parte de lxs sujetxs, seríapertinente aquí situar alguna instan-cia del debate sostenido por JudithButler, Eve Kosofsky Sedgwick, Jac-ques Derrida, Pablo Pérez Navarro yLeticia Sabsay, sólo por referenciarlecturas que deambulan tras lasbambalinas de estas argumentacio-nes. De modo absolutamente preli-minar sólo marcaré la iterabilidad deuna frase de Butler en su primerasesión del seminario de Sabsay del24 de abril de 2009 en la Facultadde Ciencias Sociales de la UBA: “noone ever achieves gender” (“nadienunca logra/alcanza el género”).4 Usos conceptuales “nativizados”del propio registro etnográfico. Enel último caso, “come-caca” aludea una designación utilizada por unaadolescente travesti entrevistadapara referirse a “los que se hacenlos chonguitos mata-putos y des-pués se comen una trava”.5 ¿Qué es el cuerpo sino la superfi-cie socialmente necesaria para soste-ner el estatuto de la distribución ju-rídica y ciudadana de lo público y loprivado de la experiencia en el circui-to capitalista del proyecto filosófico-político de la democracia estatal dela ilustración moderna vigente?6 “Imágenes ideológicas” sintetiza(y banaliza) una referencia conjuntaa la conceptualización althusserianade la ideología vía Marx, Freud y La-can: cada sujeto está diseñado porla interpelación múltiple de espejosideológicos que muestran un yo (es-pecular, ilusorio, imaginario) frag-mentado en muchos habitáculos desentido posibles y reunificados porla cohesión propia de las condicio-

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do o advertido unx mismx alguna inquietud y/oconciencia del propio deseo sexual –genitalmentedireccionado, aquí radica la definición anatómicadel deseo que exige la “voluntad de verdad” y susmúltiples tests7–, las prácticas de la mirada de lxsdemás con respecto al propio género corrido de loscánones masculino o femenino –excluyentementediseñados para varón o mujer– interpelan nuestraspreguntas o advertencias posibles sobre nosotrxsmismxs y establecen una brújula para nuestros des-víos sexuales y de la sexualidad.

Las elaboraciones teóricas –las anteriores y anti-cipatorias del texto citado de Kosofsky Sedgwickcomo también las subsecuentes (y las obsecuen-tes)– en torno a esta narrativa identitaria [del cló-set] del uso público y privado de la propia “verdadsexual” de lxs sujetxs conviven en la naturalizacióndel clóset como el “dato” y la evidencia empírica dela relación entre deseo, conocimiento de sí mismo yautenticidad éticamente responsable de cumplircon los protocolos que atribuyen y sentencian iden-tidad sexual, imputan destinos subjetivos y exigensubjetividades acordes a expectativas estereotípicasy universalistas. El clóset como exigencia sostieneuna conciencia jerarquizante de la posición “asumi-da” (“estar adentro”, “estar afuera” y cómo estar-lo) y, a la vez, se fuerza a lxs sujetxs más que a lasparedes y las puertas del propio clóset como estra-tegia política antihomo/lesbofóbica8: qué visibilizar,qué más visibilizar, para qué hacerlo, para qué se-guir haciéndolo como consigna política y qué otrasluchas antihomo/lesbofóbicas desafían esa consig-na y qué estrategias alternativas exploran. “En elrégimen del armario, la privacidad, la discreción y laintimidad no son un derecho o una opción, sinouna imposición, una obligación” (Llamas y Vidarte,1999: 83). La cultura modula ideológicamente y,por lo tanto, contradictoriamente todas sus verda-des9: paradójicamente, la figura del armario implicaa su vez la coerción pública de la auto-confesión dela propia verdad sobre la sexualidad10, para que se

consolide nuestra sexualidad quedando automáti-camente referida y definida nuestra identidad en re-lación con lo que hace unx sexualmente, qué legusta a unx, qué prefiere, cómo, con quién, conquiénes, como dimensiones de sentido del estatutopúblico de la propia intimidad posible que una vezque se confiesa es llamada a guardar silencio en lapropia y privativa intimidad del encierro en la inte-rioridad, obligada a no exhibirse públicamente ni enlos usos performáticos del cuerpo, marcados por lavestimenta, ni en prácticas que puedan hacer visi-bles prácticas sexuales no hegemónicas.

¿Pero entonces qué cuidado debería tener unaimplementación escolar de educación sexual inte-gral ante esta regulación institucional del clóset:quiénes entran y salen, cómo? La protección inte-gral de derechos de niñxs y adolescentes con su én-fasis en escuchar sus propios deseos como sujetosde derecho ¿qué herramientas provee para dispu-tarle a la patria potestad la propiedad civil de los de-seos de niñxs y adolescentes, qué lugar en la garan-tía de esos derechos a desear le exige la ley a do-centes, autoridades institucionales y adultxs que in-tervienen/intervenimos en la cotidianidad escolar?11

Sin Dios, sin Sujeto, sin verdad: ¿qué queda?

El encierro en el clóset, es decir, no (de)mostrarpúblicamente y “abiertamente” la sexualidad noheterosexual, se fue naturalizando como una “eta-pa” de la sexualidad leída como proceso identitario:“volverse”, “asumirse”, saberse, devenir unxmismx homosexual, gay, lesbiana, ¿bisexual? Esto,a su vez, produjo la naturalización de lo queer que,habiéndose formulado como resistencia a las for-mas diagnósticas y clasificatorias que imputan iden-tidades, deja de funcionar como matriz de denun-cia de la perversidad estratificante de la norma quedeviene en “obligación moral y civil” de ubicarse enla intemperie pública que expone al sujeto al juiciomoral como otrx despojadx de derechos y, al mismo

nes institucionales del reconoci-miento de unx mismo como proce-so estabilizado en una narrativamoral desde donde unx se inscribeen la civilización de la democraciacapitalista y sus escuelas.7 “Hay muchas formas diferentesde ejercer el testeo, todas las cualesproponen un dilema en lo que res-pecta a la naturaleza sellada y ocul-ta de la verdad. Por momentos, in-clinándose hacia el horizonte her-menéutico de las cosas, los tests in-volucran una figura del entendi-miento. Lo que parece probable(aunque esto necesita ser investiga-do –testeado– con mayor profun-didad) es que las escenas de tortu-ra, sujeción, celo parricida y exage-ración epistemológica tienen su for-ma sublimada en actos performati-vos como el compromiso, la tomade juramentos y los acuerdos con-tractuales; todos retoños de unapasión de prueba históricamenteimplantada. Sigue siendo un signode interrogación en qué medida lasescenas sublimadas de tortura handejado rastros en el modo en queordenamos nuestras prácticas e ins-tituciones en lo que se refiere a laverdad, teniendo en cuenta que enfrancés question también quieredecir tortura. El hecho de que nues-tra relación con el pensamiento de-penda tan fuertemente del hechode que interrogamos y de la mane-ra en que los hacemos [...] significaque el propio interrogar debe serinterrogado”, Ronell, Avital: Pulsiónde prueba. La filosofía puesta aexamen, Interzona Editora S. A.,Buenos Aires, 2008, traducción deMariano López Seoane, p. 69. Lapregunta, la interrogación, el testeoque ha llevado más cerca de la tor-tura la figura del entendimiento co-mún de los géneros y las sexualida-des es justamente la pregunta por

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tiempo, dictamina y condena al encierro privado laexperiencia de la diferencia, señalándola y produ-ciéndola así como anormalidad, estigma y desigual-dad material, al punto de poder visualizarse la for-mulación silenciada de su carácter implícitamenteamenazante en tanto este encierro nos permite vi-sualizar cómo es tratada como “epidemia cultural”ya que rápida y necesariamente debe ser aislada enla cuarentena del clóset. De esta manera, el clósetse institucionalizó, convirtiéndose en axioma dog-mático de la sexualidad, a su vez institucionalizada,desde donde se exige la militancia de la definición,del (des)ciframiento de unx mismo como sujetx se-xualizadx: foucaultianamente argumentando, saber“la verdad sexual” de lxs sujetxs para regular hastael sistema nervioso de su cuerpos, operar sobre esa“certeza” la exigencia del protocolo identitario ade-cuado, saber ese protocolo desde la escolaridad¿para perfeccionar su eficacia performática en la lu-cha de clases y en disputa entre sí por la hegemo-nía política de su realidad histórica como norma?De esta manera, el dispositivo teórico que inauguróKosofsky Sedgwick en 198812 mantiene vigenteslas prácticas cotidianizadas de la mirada, percep-ción y experiencia del clóset al producirse y repro-ducir como obligatorio el marco ideológico de inte-ligibilidad impuesto por el imperativo público deconfesión identitaria de las propias prácticas sexua-les no hegemónicas que se presenta entonces si-multáneamente como fuerza política de liberacióny como expediente policial de la sexualidad y, a lavez, de la “libertad” privada y liberal para un “ejer-cicio” reglamentado de los impulsos, arrebatos, de-seos, pulsiones y expresiones del cuerpo. Recono-ciendo foucaultianamente su capacidad tecnológi-ca como red discursiva y disciplinaria de poderes, elclóset se ha arraigado e institucionalizado comouna capilaridad que transporta los impulsos nervio-sos entre la ansiedad de liberarse de la sospecha delxs otrxs sobre unx mismx y la precariedad de los de-rechos que se tienen a la intemperie de la norma: el

clóset como epistemología explicita las fronterasentre la seguridad pública y la seguridad privada,indisociables en la contemporaneidad democráticade la opinión pública, como garantía de la represen-tatividad de un valor extendido masivamente quevelaría por el orden, es decir, conservaría el statusquo del deseo, sus prácticas, el mercado de su de-sigualdad y la minimización de la prepotencia ex-ploratoria de sus horizontes pretendidos fronteras,más aún, límites de la experiencia.

Después de dos décadas cotidianizando y natu-ralizando la epistemología del clóset, lxs niñxs, ado-lescentes y jóvenes conviven no sólo con el registromutuamente excluyente de la institución de “aden-tro” o “afuera del clóset”, sino también con la po-sibilidad de otra experiencia que el encierro perma-nente, es decir, una circulación intermitente por suintemperie: a partir de los efectos de cambios insti-tucionales de las luchas políticas históricas podemosencontrar experiencias individuales y singulares decómo habitar las instituciones13 justamente desdeotro uso social del cuerpo, otra mercancía autobio-gráfica que la sexualmente identitaria y otra ciuda-danía explorada contra la naturaleza mítica de laautenticidad fija de la sexualidad como maquinariadel deseo y éste como energía de su funcionamien-to, como evidencia de qué y quién es unx. ¿Conqué institucionalidades y desde qué instituciones elclóset cumple su ciclo vital: nacer como cruzadacontra la hipocresía burguesa de la ilegitimidad ciu-dadana del cuerpo homo/lesbo/bi/multisexualizado,alimentarse de las limosnas liberales de la democra-cia del mercado capitalista de lo exótico14, reprodu-cirse como mirada que vuelve todo sospechoso (psi-coanalíticamente) de rareza sexual y morir comoinstrumento teratológico de la experiencia, la prác-tica y el deseo, a su vez, testificadores identitariosde unx mismx? ¿Cuál es la responsabilidad de la es-colaridad y, por lo tanto, del Estado en la carpinte-ría e industria cotidiana del clóset? ¿Qué significa lavigencia de la sedimentación histórica de la necesi-

la anatomía sexo-genital del cuerpo:las experiencias actuales de la inter-sexualidad dan clara cuenta de laradicalidad racional de esta pulsiónde prueba médica, jurídica y tutelar-mente legalizada y legitimada; enun sentido diferente, también loscuerpos transexualizados, travesti-zados, transgenerizados tienen sustestimonios de los laberintos tecno-lógicos del dolor ciudadano de laciencia y sus justificaciones legalistasde justicia.8 ¿Qué nombre tendría la reactivi-dad o fobia a la bisexualidad? ¿Bifo-bia? Por otra parte, ¿qué relacióntiene con la epistemología y la expe-riencia del clóset? El clóset tambiénes la legitimidad de la definición y lainstitución que cancela cualquierduda, cualquier fluidez, indefinicióno vaguedad del deseo como estatu-to posible de la diferencia, como re-sistencia a un saber contaminantede exhaustivos protocolos identita-rios que diseñan sus escenarios ysus escenas posibles. ¿Cómo se vin-cula esta dirección escénica de ladefinición compulsiva del ser sexualde unx mismx con las estandariza-ciones universalistamente estereotí-picas de las performatividades degénero que se vuelven acusatorias yanticipatorias de una (homo)sexuali-dad a la que se espera que le llegueuna carta certificada de verdad defi-nitiva y definitoria, si es que ya no latiene en la mesita de luz y no abrir-la y actuar su mandato fuera unareacción, una manifestación delpropio ser reactivo, en vez de la po-sibilidad de una resistencia al impe-rativo normativo de definirse paraque el sello de autenticidad permitala decodificación automática de ex-pectativas y exigencias sociales so-bre unx generizadx y sexualizadx? 9 Ilona Aczel señala que Adornomuestra la productividad contradic-

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dad política del clóset en la democracia de los dere-chos humanos?

Pedagogías de desescolarización de la epistemolo-gía del “caso”

La petrificación pedagógica de la liminalidad dela norma es la productividad misma de la diferenciacomo definición de lo que debe ordenarse –en ladoble semántica de su concepto: como organiza-ción y como mandato– desde la escolaridad a niñxs,adolescentes y jóvenes en proceso de aprendizaje, apartir de la aprehensión y asimilación en primerapersona de los derechos ciudadanos socialmentedisponibles y gradualmente alcanzados por edades.Así, se inculcan y asimilan automáticamente prácti-cas culturales, valores morales y presupuestos nun-ca reflexionados pero, sin embargo, acatados axio-máticamente, sin más, so pena de ser señaladxs, es-tigmatizadxs y excluidxs: ¿cuán singular es unx otrx,tanto como lx dejemos? La clave está quizá en pre-guntarse hasta dónde está el sujeto libre de la insti-tución y la institución libre del sujeto: ¿sujeto es-condido en el clóset o continuidad de la fuerza delclóset como imperativo institucional de la sexuali-dad no hegemónica?

El estado de debate entre colegas activistas, do-centes e investigadorxs de aquel “III Coloquio Inter-disciplinario Internacional. Educación, Sexualidadesy Relaciones de Género” ya mencionado, que fun-ciona y se produce a la vez como una instituciónacadémica de interlocución especializada y/o políti-ca del debate sobre géneros y sexualidades en la es-colaridad en nuestro país, aparece como una refe-rencia ineludible del estado del debate pedagógicosobre géneros y sexualidades en el sur del continen-te15. Las organizadoras principales de este últimotercer coloquio, y activistas feministas de la colecti-va “La Revuelta”, han puesto este debate en un lu-gar central en relación con las luchas históricas y,sobre todo, con las luchas presentes de activistas y

de trabajadorxs profesionales de la educación quecotidianamente combatimos las condiciones hege-mónicas de la normalidad obligatoria de sexualida-des y de géneros. En mi intervención en ese even-to, una de las primeras especificaciones institucio-nales que subrayé fue que hay, en general, muchaansiedad en las instituciones de la escolaridad en lasque como activistas, docentes y/o investigadorxsproponemos intervenciones, debates y actividadesde reflexión y organización política. Esta ansiedades un reclamo por recetas universales, recetas mági-cas, magistrales, exhaustivas, que se puedan aplicarde una vez y para siempre en todos los lugares. Es-ta “pulsión de prueba” por “encontrar certezas”16,verdades, evidencias científicas que ponen en unestatuto de realidad nuestras prácticas y experien-cias cotidianas; va mapeando no solamente la uni-versalidad de la institución escolar sino que, ade-más, va mapeando, también, una interpelación a lainstitución como si no formáramos parte de ella,como si nuestra propia formación no estuviera, dia-lécticamente todo el tiempo construyéndose comoun proceso cotidiano y colectivo17. Luego del deba-te coordinado por Fabricio Forastelli, generado apartir de tres cortos españoles, lxs colegas que in-tervinieron en el último día del Coloquio mostraronsus herramientas de análisis y reflexión sobre géne-ros y sexualidades desde la perspectiva pedagógicay la construcción de ciudadanía en la escolaridad,evidenciando que todas esas crisis de conocimien-tos, crisis de saber, muestran que hay deseo y vo-luntad de un protocolo universal de géneros y desexualidades aplicable a una formación homogéneay cómplice del orden ciudadano del equilibrio de-mocrático de las diferencias como identidades res-petables, pero que, por otro lado, hay también yauna conciencia construida y sostenida en conjuntode que esos protocolos están vigentes y que de al-guna manera tenemos que empezar a revisarlos pa-ra hacer que su vigencia no sea una forma de regu-lar las diferencias, que no sostenga la hegemonía

toria de la ideología como dispositi-vo de formulación de realidadesque se formulan entonces comosiempre verdaderas y falsas a la vez.De esta manera, cada objeto, cadaconcepto, cada cosa que existe esverdadera y falsa al mismo tiempo:verdadera porque permite un modoefectivo de funcionamiento en elmundo y falsa porque opaca lascondiciones históricas de su posibi-lidad proyectando como si sólo esoque afirma fuera posible. Ver: “Crí-tica de la cultura es crítica de la so-ciedad” en Actas del Coloquio In-ternacional Teoría Crítica y Marxis-mo Occidental: Lukács, Bloch,Gramsci, Adorno organizado por laFacultad de Filosofía y Letras, Uni-versidad de Buenos Aires; Centrode Documentación e Investigaciónde la Cultura de Izquierdas en la Ar-gentina; Fundación de Investigacio-nes Sociales y Políticas, realizadoentre el 20 y el 22 de octubre de2003. Versión en CD. 10 El imperativo actual a “desclose-tearse” salpica como una suerte demarca moral en los sujetos que seatreven o no a “enfrentar” y “asu-mir” públicamente ¿su? ¿verdad?11 Ver al respecto la ponencia De-venires de la política pública de“educación sexual integral” desdeun abordaje antropológico: un es-tudio de caso en la CABA, de Lucia-na Lavigne publicada en el CD del IIIColoquio anteriormente citado.12 En la versión española Epistemo-logía del armario (1998) se aclaraque el texto completo se publicó en1990 pero varias partes del libro sepublicaron antes. Entre ellas se pu-blicaron en Raritan 7, Nº 4 (prima-vera 1988) una versión del capítuloI y en 8, Nº 1 (verano 1998) unaversión del capítulo V. Otra versióndel capítulo IV ya había sido publi-cada en 1986. Y, finalmente, en el

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de la normalidad obligatoria desde donde se “res-peta” lo otro mediante la ideología de la tolerancia.

Se ha dicho en varios episodios del coloquio–estaba incluso inscripto en pins y colgado en unabandera en el hall– que “nadie es normal”, pero sinembargo tenemos una exigencia cotidiana de esanormalidad. No es demasiado difícil deducir queesa exigencia cotidiana de normalidad es construi-da por nosotrxs mismxs porque somos la institu-ción, somos las instituciones y, a la vez, somos tam-bién la posibilidad de transformación de esas insti-tuciones justamente porque somos con y por lasinstituciones: todo depende del lugar en el que nosparemos como sujetxs, si somos efectos de una ins-titución condicionante y nos quedamos con el mie-do mítico a la anormalidad, a la vergüenza, al ridí-culo, a salirnos de la norma, o si nos atrevemos aconstruir en nuestra cotidianeidad espacios que va-yan destruyendo la norma como potencia de for-mulación de verdad y de realidad en nuestras pro-pias prácticas cotidianas. En este sentido este esta-do de debate no solamente rescata ya el estatutopolítico de nuestra formación como docentes y denuestra capacitación permanente como docentes,sino que lleva ese estatuto político a un reclamo, aun “apropiamiento” –como indicaba Graciela Mor-gade (2008) al iniciar las conferencias del coloquio,o como explica Lohana Berkins (2007)–, a un “arre-bato” de derechos. Pero los derechos no son unameta, no son un lugar de llegada, sino que son unaconquista de un plano de legitimidad ciudadanapara seguir sosteniendo en nuevos espacios nues-tras luchas cotidianas para deshacer esa ficción delas democracias liberales capitalistas de que efecti-vamente vamos a poder neutralizar el conflicto y vi-vir en una suerte de armonía ciudadana. Esa pre-tensión de armonía en nuestra ciudadanía, de reso-lución de una vez y para siempre del conflicto, esuna imposibilidad, no solamente teórica sino unaimposibilidad práctica, es parte del orden de la pra-xis política: la materialidad de la estratificación so-

cial propia de las democracias capitalistas desafíanno sólo las pregonerías igualitaristas de las políticasliberales sino que constituyen el eje de instituciona-lización desde la conflictividad inherente a la luchade clases y sus huellas históricamente sedimentadasen las condiciones ciudadanas del presente.

¿Sujetxs de derecho como sujetxs de deseo?

¿Pero acaso el deseo es un derecho? En estesentido una de las dimensiones reflexivas que tene-mos que recuperar en la adecuación política del es-tatuto de derecho que permite transformar nues-tras prácticas cotidianas tiene que ver con un acon-tecimiento relativamente espontáneo y altamentesignificativo del coloquio: la posibilidad de que ha-ya tenido y tenga voz Mati, fugazmente citadx conanterioridad. Que tenga voz, justamente, en estenuevo paradigma de derecho amparado por la LeyN° 26.061. Pero, a su vez, recordar que esta con-quista en el campo del derecho no es, ni debe ser,meramente un lugar al que ya llegamos, un lugaren el que está ya automáticamente garantizada esaprotección integral de los derechos de niños, niñasy adolescentes, sino que es un momento que tene-mos que tener en cuenta para desde ahí seguir pe-leando nuestras libertades y nuestras posibilidadesde desarmar los condicionamientos para nuestraexperiencia cotidiana de nuestras propias vidas, in-dependientemente de las condiciones de normali-dad o anormalidad que nos proponen las institucio-nes, destruyendo ese lugar. Es un lugar políticamen-te relevante para tratar de destruir esa epistemolo-gía del caso, vuelta una exigencia clasificatoria delxs sujetxs según una estratificación de sus deseospara una distribución desigual de derechos, no lle-var como docentes, a las aulas, nuestros propiosprejuicios, estar y sentirnos obligadxs y exigidxs acombatir nuestros propios prejuicios.

La escuela marca y se presenta fuertemente co-mo el primer momento de autoridad que señala un

mismo año de la publicación del li-bro, 1990, se publicó también unaversión del axioma 6 del capítulo in-troductorio directamente con el tí-tulo haciendo referencia a la escenapedagógica: “Pedagogy in the con-text of an Antihomophobic Pro-ject”, South Atlantic Quarterly 89,Nº 1 (invierno 1990).13 La prensa y la opinión públicahan dedicado un especial interés,por ejemplo, a lxs floggers que hanresignificado las posiciones clásicasy culturalmente conservadoras de laarticulación entre la diferenciaciónbinaria de géneros y la automáticareferencialidad sexual de cualquierpropuesta performática que la desa-fíe: explorar los límites performáti-cos de los usos personales del géne-ro y desobedecer la exigibilidad co-tidiana de la definición radical de lasexualidad que unx debería norma-tivamente volver propia. 14 “Son precisamente los estudiosculturales los que señalan esta rela-ción entre academia e industria cul-tural como parte del fetichismo delas diferencias que puede ser anali-zada en tanto vínculo entre opaci-dad cultural y reificación económi-ca. Las políticas de identidad como‘emergencia’ de las rearticulacioneshegemónicas requieren un análisisde las condiciones de las luchas cul-turales como distancia entre el ca-rácter automáticamente inclusivode las democracias y las formas dediferenciación no sólo como oblite-ración de la exclusión sino como in-clusión estratificante en tanto crisisy reclamo de autoridad”. Delfino,Silvia, “Géneros y regulaciones cul-turales: el valor crítico de las diferen-cias”, en Forastelli, Fabricio y Tri-quell, Ximena (compiladores). Lasmarcas del género. Configuracionesde la diferencia en la cultura, Centrode Estudios Avanzados de la Univer-

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estatuto de género en relación con el uso de la ves-timenta, una ropa que, como bien explicaba Loha-na Berkins, no tiene género por sí misma, es sóloropa, pero, sin embargo, está en un placard, comoestá en un clóset esa identidad para y por la que seconstruye ese placard: para que esté ahí adentrocon permisos limitados de intemperie. Cuando sa-camos, entonces, esa ropa del placard autorizamosel estatuto de almacenamiento y de circulación deese placard. Por eso, simplemente, hay que formu-lar una cultura y una vida Sin clóset, como lo indicael nombre del primer noticiero regional en la Pata-gonia sobre los derechos de los movimientos y laspersonas LGTTB (lesbianas, gays, travestis, trans ybisexuales), organizado por la colectiva feminista LaRevuelta18 y conducido por Laura y Ailén. “Sin cló-set” quiere decir su negación, que no haya más cló-set, no que haya una salida compulsiva de lxs su-jetxs, sino que haya una retirada compulsiva de lasinstituciones a sostener sus fuerzas para abrir y ce-rrar ese clóset. Es fundamental, justamente, paraenriquecer y reflexionar sobre el debate de los gé-neros tener en cuenta ese momento fundacional dela escena de la escolaridad que es cuando unx do-cente autoriza al resto de lxs niñxs a mirar a unxcompañerx con una performance diferente de gé-nero como unx otrx radical: ese momento de de-sautorización docente, ese momento de autoritaris-mo que muchas veces se nos escapa en nuestraspropias percepciones cotidianas, ahí es donde tene-mos el desafío más grande de este nuevo paradig-ma de derecho. Escuchar a niñxs y adolescentes sig-nifica darles el espacio real, considerarlxs sujetxs dederecho, sujetxs de deseo. De hecho, las ambigüe-dades iniciales de género sólo dicen ese momentopresente de cada sujetx, no necesariamente su fu-turo genérico y sexual completo. ¿Pero qué pasacuando la institución mira en el género una antici-pación de la sexualidad y persigue y controla en lasexualidad un modo identitario que debe fijarse?Bancarnos esa ambigüedad, dar lugar a esa ambi-

güedad, sostener políticamente esa ambigüedad enel espacio cotidiano de la escolaridad quizás sea elreto más importante que debemos enfrentar alpensar una ley integral de educación sexual.

La vida (pedagógica) después de la muerte del clóset

La posibilidad de implementar una ley integralde educación sexual sobre la base de una muertedel clóset que encarnaba y personificaba la subje-tividad etiquetada por los protocolos identitarios ysus límites experienciales entre las paredes institu-cionales de la norma, implica empezar a ver el ca-rácter mítico de la sexualidad. Incluso cuando nosapropiamos de los discursos de la lucha en relacióncon las emancipaciones de las sexualidades y losgéneros, lo que a veces perdemos de vista es quela sexualidad es meramente una narrativa ideológi-ca que se sostiene materialmente en nuestra cor-poralidad no porque nuestro deseo esté precons-truido antes de que la institución lo mapee sinoporque, efectivamente, las instituciones sostienenen nuestras habilitaciones y deshabilitaciones paradeseos posibles un modo de ser mujeres, un modode ser varones, un modo de no salir jamás de estemecanismo fundacional y absolutamente naturali-zado de género desde donde se fundamentalizan,también, las identidades sexuales, desde donde senaturalizan, también, las sexualidades, desde don-de se sostiene un modelo patriarcal androcéntricoy desde donde, justamente, triunfa la voz de LaVerdad Sexual. ¿Cómo empezar a desarmar esacompulsión por obtener verdades y bancarnos, jus-tamente, la duda, bancarnos, justamente, el espa-cio de fuga? Si queremos hacer algo desde nues-tras escuelas, lo mejor que podemos hacer es noseguir construyéndolas como iglesias de esas ver-dades científicas, liberales, disciplinadoras. Justa-mente, como reza el dicho popular, “la única igle-sia que ilumina es la que arde”19. Empecemos a

sidad Nacional de Córdoba, Córdo-ba (Argentina), 1999, p. 69.15 Los dos primeros episodios, enlos años 2005 y 2007, se realizaronen la Universidad de Buenos Aires.El tercero se produjo en 2009 en laUniversidad Nacional del Comahue.16 Como indicaba Alejandra Ciriza,con quien compartimos el panel decierre del Coloquio, junto con SilviaDelfino y “Mati” (unx adolescentetrans que, al hablar al inicio del pa-nel, estableció automáticamente unumbral político del evento partici-pando como estudiante de una es-cuela local, con su director y profe-sorxs presentes, haciendo un usooscilatorio de género para nom-brarse a sí mismx, y explicando lascondiciones de su escolaridad enBuenos Aires y luego en Neuquén).Ver Ciriza, Alejandra (coordinado-ra). Intervenciones sobre ciudada-nía de mujeres, política y memoria.Perspectivas subalternas, FeminariaEditora, Buenos Aires, 2009.17 Ver “Pedagogías de la sexuali-dad”, en López Louro, Guacira. Ocorpo educado. Pedagogias da se-xualidade, Editorial Autêntica, BeloHorizonte, 1999. Traducción deMariana Genna con la supervisiónde Graciela Morgade.18 Sábados de 14:30 a 15:00, porradio Universidad Calf, 103.7, Neu-quén Capital.19 Es a su vez un graffitti en la pa-red de una escuela del barrio deOnce de la ciudad de Buenos Aires.

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sembrar, entonces, este umbral de fuego en nues-tras iglesias cotidianas, empecemos por deshacer-nos de nuestras propias posiciones dogmáticas ydejemos de trasladarlas a nuestras aulas: construirun pensamiento crítico, sostener un pensamientocrítico en nuestras aulas empieza por nosotrxs. Lxschicxs estarán deseosxs de encontrar e involucrar-se con ese pensamiento crítico si efectivamentenosotrxs se lo proponemos. El asunto no es tenerrecetas mágicas sino pensar el estatuto singular delconflicto cuando lo tenemos enfrente y desde unpensamiento crítico proponer soluciones que seanjustas, y justas con los deseos y fundamentos valo-rativos que están diciendo, que están nombrandonuestrxs chicxs en el aula. ¿Cuáles son las resisten-cias políticas posibles cuando la sexualidad en símisma se ha constituido como dispositivo normati-vo de la mirada etiquetadora de lxs sujetxs, cuan-do su fuerza mítica sostiene la naturaleza cultural-mente aceptable de lo que diseña ideológicamen-te como dato y expone como evidencia subjetiva ala vez que como marca registrada de la tendenciainstitucionalmente fosilizada del deseo y los labe-rintos cotidianos de su experiencia? “El militanteno es el que detenta la inteligencia del movimien-to, que condensa sus fuerzas, que anticipa suselecciones, que extrae legitimidad de su capacidadpara leer e interpretar las evoluciones del poder, si-no que es, de manera más simple, el que introdu-ce una discontinuidad en lo que existe. El militantehace bifurcar los flujos de las palabras, de los de-seos y de las imágenes para ponerlos al servicio dela potencia de agenciamiento de la multiplicidad;reúne situaciones singulares sin ubicarlas en unpunto de vista superior y totalizante. Es un experi-mentador” (Lazzarato, 2006: 205).

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Colección Medios

La mirada Polosecki: periodismo audiovisual

de investigaciónCarlos A. Vallina y Fernando

Martín Peña. Editores

La mirada Polosecki representa la transformación

que se produce en elperiodismo audiovisual de

investigación desde la irrupción de la figura de

Fabián Polosecki en la televisión argentina. “Polo”

incorpora métodosoriginales al espacio

audiovisual, procedimientosnarrativos, poéticos que

imprimen nuevos horizontesal periodismo de

investigación televisivo y una exploración

a la realidad social.

Otros títulos de la colección

El diario Noticias. Los montoneros en la pren-sa argentina, Gabriela Esquivada.Una producción inédita con testimonios de losque hicieron el diario para comprender laefervescencia social y política de la década delsetenta, contada por los periodistas delmomento.

La tipografía de plomo, Martín Malharro y Diana López Gijsberts.Una obra indispensable para conocer el rol de los medios durante el Proceso de Reorganización Nacional (1976-1983).Elaborado por el cuerpo docente del Taller de Producción Gráfica III.

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Abstract

The translation of this article deals with the investiga-tion courses and it discovers this fundamental work of re-searchers of the University of Birmingham. As a result ofmy collaboration with Dr. Mariana Chaves, we read thisarticle and others compiled in Ressistance through Rituals,discovering a real theoretical-methodological proposal notoften read, but it was seen in many and varied intertex-tualities. As a consequence of this, we think of the impor-tance of the word.

Estilo*

Por John Clarke. Escrito encolaboración con Stuart Hall,Tony Jefferson, Rachel Powelly Brian Roberts

Traducción de Elena Bergé

Elena Bergé es Licenciada enAntropología (FCNyM, UNLP) yDoctoranda en Ciencias Socialespor la FHyCE (UNLP). Es beca-ria de CONICET y docente en lamateria Antropología I en la Fa-cultad de Trabajo Social, UNLP.

Resumen

La traducción de este artículo recorre las propias tra-yectorias de investigación y se inscribe en el redescubri-miento de esta obra fundamental de los investigadores dela Universidad de Birmingham. A instancias de mi colabo-ración con la Doctora Mariana Chaves, accedimos a estey otros artículos compilados en Resistance through Ri-tuals, aproximándonos casi como una revelación a todauna propuesta teórico-metodológica poco leída en suspropios términos, pero sí muy retomada en múltiples y va-riadas intertextualidades. De allí la importancia de devol-verles la palabra.

Palabras Clave: estilo-jóvenes-identidad

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La Creación de Estilo**

1. Tiempo libre y clase trabajadoraLos estilos subculturales que nos han interesado

principalmente en este volumen no están limitadosa la esfera del tiempo libre, pero es centralmente eneste campo donde se han hecho más visibles. Estoparece obvio pero de hecho requiere explicación. Elocio es a menudo representado como “tiempo li-bre”, un área de “elecciones libres”. De hecho elocio de la clase trabajadora no es ni libre ni tampo-co está constreñido por determinantes culturales yestructurales. Todavía hay una sensación de el queel ocio representa (y ha sido históricamente repre-sentado, al menos desde que la cultura de la mo-derna clase obrera tomó forma en finales de la se-gunda mitad del siglo XIX) un área de relativa liber-tad. Podríamos argumentar que esto es principal-mente por la dura disciplina del trabajo, mantenidaa través de la organización técnica y la supervisióngerencial, así como también por la estructura físicade las tareas y la coordinación entre las tareas queno puede ser mantenida de la misma forma porfuera del espacio de trabajo. También deriva del he-cho de que la relación de la clase obrera con el ocioes “disciplinada” por una relación de dinero. El ociode la clase trabajadora está limitado por la suma deltiempo semanal que puede ser dedicada a la recrea-ción: pero los consumidores de la clase trabajadoratienen el poder de retener el dinero que tienen delos proveedores de los servicios de ocio y, conse-cuentemente, tienen una relativa libertad para ele-gir entre una variedad de alternativas. Esto es parti-cularmente así en relación con aquellos que pro-veen servicios solamente a los clientes de la clasetrabajadora (pequeños comerciantes, dueños depub, bares, etcétera). Foster (1974), en su estudiosobre los Oldham1 de la mitad del siglo XIX, llama aesto, el poder de “trato exclusivo”: la amenaza desacar clientela fue usada de hecho para persuadir alos pequeños comerciantes para que no votaran por

los candidatos radicales en la elección de 1837.Además de estos “derechos habituales” de unaclientela de clase trabajadora en relación a los ser-vicios provistos principalmente por otros, existencentros de ocio proporcionados por la misma co-munidad de clase trabajadora –sociedades, clubes,asociaciones y particularmente los Clubes de Hom-bres Trabajadores2 (acaparados por los clientes delas finanzas industriales en 1884)–. Un ejemplo quese sitúa entre estos dos es el caso del fútbol el cual,a pesar de su estructura gerencial y financiera declase no trabajadora, desde los ochenta del siglo XIX

ha sido masivamente moldeado por sus hinchas.Esta “libertad relativa” en el ocio fue combatida

por todas partes: ha sido, de hecho, un forcejeo in-terminable por el control del área de ocio de la cla-se trabajadora. Las actividades que se pretendieroncontrolar, la disciplina y el “mejoramiento” de la cla-se trabajadora a menudo se ha ejercido más fuerte-mente en esta área. Esta imposición ha tomado di-ferentes formas: el intento por suprimir el fútbol po-pular en los tempranos mil ochocientos (Walvin,1975) o los altamente exitosos esfuerzos modernospara “ennoblecer” y “hacer consumibles” los pubsde la clase trabajadora (Hutt, 1973) a través de ex-tensas formas reglamentarias y voluntarias (porejemplo el servicio juvenil contemporáneo o las casimilitares “brigadas juveniles”) de darles a los jóve-nes de la clase trabajadora “algo constructivo quehacer”. Esto ha estado limitado por la mano de obrarequerida para monitorear las actividades del ocio“ilegítimas” y la naturaleza necesariamente volunta-ria de las búsquedas de ocio más constructivo.

Mucha de la cultura de la clase trabajadora,desde mediados del siglo XIX, ha tomado forma, al-rededor de la esfera del ocio –el fútbol, el pub, losclubes de hombres trabajadores, las actividades enla calle y todo eso–. No son solamente institucioneso aún valores expresados en actividades particularessino formas de expresión de toda una experienciade clase. Los rigores del trabajo no son olvidados

* Referencia completa en ingles:“Style”. Stuart Hall and Tony Jef-ferson (eds.) Resistance through ri-tuals. Youth subcultures in post-war Britain. 1st published in 1975as Working Papers in Cultural Stu-dies nº 7/8. 8ht impression 1991,HarperCollinsAcademic. Reprinted2000 by Routledge, London-NewYork The Center for ContemporaryCultural Studies, University of Bir-mingham 1976. Pp. 175-191** Escrito en colaboración conStuart Hall, Tony Jefferson, RachelPowell y Brian Roberts.1 [N. del T.] Oldham es un pueblogrande en el Barrio Metropolitanode Oldham, en Gran Manchester,en el noroeste de Inglaterra.2 [N. del T.] Los clubs de HombresTrabajadores son un tipo de clubsocial privado fundado en el sigloXIX en áreas industriales de GranBretaña, particularmente en elnorte de Inglaterra para proveerrecreación y educación a los hom-bres de la clase trabajadora y susfamilias.

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cuando las indulgencias del ocio comienzan. Pero la“libertad relativa” del ocio ha permitido un despla-zamiento de los intereses y valores centrales de laclase, desarrollados en el trabajo, hacia actividadessimbólicas de la esfera del ocio. El ethos de la “mas-culinidad” en la cultura del fútbol, por ejemplo, nopuede ser entendido por fuera de la relación homó-loga que sostiene con el enfoque masculino y conla organización de mucha de la producción indus-trial: un “hombre” como un futbolista tiene que sercapaz de “agarrar la posta e ir por más”. Una de lascosas más complejas del ocio de la clase trabajado-ra y los deportes es entender completamente estacombinación de ambos liberada de, y de la repro-ducción de, los ritmos del trabajo en las aparente-mente libres actividades del ocio.

El foco de los jóvenes de la clase trabajadora enel ocio se convierte en algo perfectamente com-prensible cuando se lo sitúa en un marco de refe-rencia. Como argumentamos antes esto se intensi-fica por las actitudes de la clase trabajadora hacia lajuventud, especialmente hacia los varones, en don-de la adolescencia en sí misma es vista como untiempo de relativa indulgencia y libertad –y de estemodo un tiempo principalmente de ocio– antes deque se establezcan las responsabilidades de la adul-tez. Esto a su turno fue fuertemente intensificado yremodelado por la expansión y la inversión, en laposguerra, del “mercado juvenil”.

La posición privilegiada del ocio como una es-fera para la juventud de posguerra es clara. Perodebemos considerar ahora una diferencia cualitati-va: el punto es que no solo la juventud estructuramuchas de las actividades e intereses alrededor delocio, sino que ocupa activamente esta área para laconstrucción de estilos subculturales muy distinti-vos. El estilo, tal como sostenemos, no puede servisto aislado de la estructura del grupo, la posición,las relaciones, las prácticas y las conciencias de símismos. De todos modos, aquí, nosotros le damosatención privilegiada al “momento” de la creación

estilística. Este es el momento en el cual las activi-dades, las prácticas, las perspectivas, cristalizan al-rededor de algunas muy limitadas y coherentes for-mas expresivas. En lo que sigue damos por senta-da la existencia de las suturas y miramos entoncescómo esto dirige al grupo hacia una apropiaciónselectiva de objetos simbólicos de “el campo de loposible” y cómo las relaciones y las prácticas delgrupo se van fijando en términos del modo en quelas “partes” son organizadas en el compartimientoestilístico.

2. Generando estiloDescribiendo el proceso de generación estilísti-

ca hemos hecho uso de manera parcial y en algunamanera ecléctica del concepto de Lévi-Strauss debricolage –el reordenamiento y la recontextualiza-ción de los objetos para comunicar significadosnuevos dentro de un sistema total de significacio-nes, el cual ya incluye significados previos y sedi-mentados atribuidos a los objetos en uso (Lévi-Strauss, 1966; 1969)–. Juntos, objeto y significado,constituyen un signo y dentro de cualquier culturadichos signos son asimilados repetidamente haciaformas características de discurso. De todos modoscuando el bricoleur relocaliza el objeto significanteen una posición diferente dentro de ese discurso,usando el mismo repertorio total de signos, o cuan-do el objeto es situado en un entramado totalmen-te diferente, un nuevo discurso se constituye, trans-mite un mensaje diferente.

La formulación de Lévi-Strauss sobre la natura-leza precisa del signo original y la relación entre eloriginal y el nuevo se adapta a las demandas analí-ticas del material primario –principalmente el quederiva de las sociedades a pequeña escala en don-de la comunicación “ideológica” se ha instituciona-lizado en la forma del mito o de los sistemas toté-micos–. Allí el mito es el discurso característico yexiste como mito porque ha sido tradicionalizado yaceptado por toda la sociedad: a pesar de las nu-

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merosas variantes, la forma básica se ha transfor-mado en los mitos-de-las personas-X. Nosotros sinembargo estamos considerando estilos “no oficia-les” recientemente actuales, en donde el núcleo es-tilístico (si es que existe uno) puede ser localizadoen la expresión de una oposición parcialmente ne-gociada de valores de la sociedad mayor3.

Esto nos recuerda una forma básica de discur-so hacia la cual el bricoleur subcultural debe refe-rirse si el mensaje va a ser comunicado. En este ca-so, el discurso es el de la moda. Como el mito bri-coleur de Lévi-Strauss, el practicante del bricolagesubcultural está también constreñido por los signi-ficados existentes del signo hacia dentro del discur-so los objetos, el “mecanismo” usado para asimi-lar el nuevo estilo subcultural no sólo debe existirya, sino que debe también traer significados orga-nizados en un sistema lo suficientemente coheren-te para que su relocalización y transformación seanentendidas como transformación. No tiene sentidosi los nuevos montajes lucen exactamente igual,traen exactamente el mismo mensaje que el previa-mente existente.

En segundo lugar, mientras que en los elemen-tos del mito, el bricolage es principalmente de ob-jetos naturales, naturalmente disponibles para lacontemplación, aquellos objetos adoptados por elbricoleur subcultural son físicamente apropiados–gastados y empleados– y son a su vez mercancíasproducidas originalmente para mercados específi-cos. Esto es, su existencia previa a la transformaciónfue postulada sobre la existencia de otros grupos,más frecuentemente sub-secciones de la clase do-minante que originalmente habría comprado, usa-do y expresado su propio estilo de vida a través deestos objetos-signo.

El significado contrario de mucho del bricolagesubcultural –distinto del significado tradicionalpercibido por Lévi-Strauss– no debe confundirnos.Dado que el capitalismo y los conflictos de claseson característicos de nuestra sociedad –tal como

en las sociedades tribales no lo son– los significa-dos contrarios pueden llegar por medio de dos ca-minos de transformación, sin que ninguno excluyaal otro. Significados alternativos a aquellos prefe-ridos por la cultura dominante, generados dentrode la experiencia y la conciencia del grupo socialreprimido, pueden ser traídos a la superficie y asítransformar el discurso original. Esa transforma-ción depende de la existencia de clases opuestas.O el tipo de mercancías en sí mismas puede gene-rar significados nuevos y opuestos. Estas mercan-cías deben existir en el mercado. Deben poder es-tar al alcance financieramente de los creadores delestilo antes que puedan ser usadas. Partiendo deque son producidas para mercados específicos (enotra parte) ya conllevan significados, mensajes conrelación al acceso desigual a las mercancías y a losestilos de vida valorados diferencialmente. Latransformación y la resignificación para revalorarlos estilos de vida previamente descalificados o pa-ra expresar conflictos de clase, pueden sucederporque los mensajes de esa clase ya fueron plas-mados ahí, en aquellas mercancías: el objeto-sig-no original fue postulado sobre una sociedad divi-dida, aunque muchos de sus significados preferi-dos intentan enmascarar esa realidad.

La generación de estilos subculturales entoncesinvolucra selección diferencial a partir de la matrizde existencia. Lo que sucede no es la creación deobjetos y significados desde la nada, sino más bienla transformación y el re-arreglo de lo que es dado(y prestado) dentro de un molde que acarrea unnuevo significado, su traducción hacia un nuevocontexto y su adaptación. Por ejemplo el “lookeduardiano” (un revival estudiantil de clase alta) to-mado prestado por los Teddy Boys, recombinadocon ítems extraños, la corbata de lazo y los brothel-creepers4, emergió con un nuevo y previamenteinusitado significado. La obra de Dick Hebdige so-bre el estilo Mod (en la sección Etnografía5) descri-be una transformación aparentemente menos sen-

3 El contraste es particularmentefuerte en el análisis de los sistemastotémicos que ofrecen un espectrodominante y coherente de clasifi-cación a través de los signos paraambos mundos, natural y social,dándole importancia a la estratifi-cación en grados de edad, en don-de esto puede ser formalizado enla sociedad tribal.4 [N. del T.] Modelo de zapatos queganaron popularidad en los cin-cuenta con la emergencia del rockabilly. 5 [N. del T.] Hace referencia a otrade las secciones del libro del cual seextrajo este capítulo.

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sibilizada con las resonancias de la oposición de cla-se dentro del modo original, pero en donde un su-til cambio de los objetos alteró profundamente elsignificado del conjunto simbólico resultante.

3. La semántica de la selecciónHabiendo dicho esto sobre la creación del estilo

en general debemos ahora alcanzar la pregunta deporqué un grupo particular adopta un conjunto deobjetos simbólicos particulares y no otros. La ideaimportante aquí es que el grupo debe ser capaz dereconocerse a sí mismo en los significados poten-ciales, más o menos reprimidos, de objetos simbóli-cos particulares. Esto requiere que el objeto encuestión tenga una “posibilidad objetiva” de refle-jar los valores particulares e intereses del grupo, co-mo una opción entre una gama de significados po-tenciales. También requiere que la autoconcienciade grupo esté lo suficientemente desarrollada comopara que sus miembros estén preocupados por re-conocerse a sí mismos en la gama de objetos sim-bólicos disponibles. Esta auto-conciencia desarrolla-da tanto en términos de su contenido (su propiaimagen, etcétera) como en términos de su orienta-ción hacia los objetos simbólicos es el medio a tra-vés del cual es generado el estilo. La selección de losobjetos por medio de los cuales el estilo es genera-do es entonces el tema de las homologías entre laauto-conciencia de grupo y los significados posiblesde los objetos disponibles. La descripción más cui-dada de tal relación de homología entre objeto ygrupo es tal vez la famosa descripción de GeorgeMelly (1972: 36) del rock and roll como la músicade “atornillar y aplastar” de los Teds.

Paul Willis (1972) ha sostenido que a pesar deque en un sentido formal el temprano rock and rolly el rock de la Costa Oeste tienen el potencial paratransmitir y expresar diferentes significados, hayuna clara homología o ajuste entre activismo inten-so, corporalidad, externalización de actitudes en elcomportamiento, tabú sobre la introspección y

amor a la velocidad y a las máquinas de sus “mo-torbike boys”6 y la temprana música de rock androll con la cual estaban exclusivamente vinculados;tal como hay una homología entre la “desestructu-ración”, la introspección y la pérdida de afiliacióngrupal de su grupo “hippie” y su música preferida.El potencial objetivo de la forma cultural (por ejem-plo en este caso, la música) y su enganche con laorientación subjetiva del grupo es lo que facilita laapropiación de los primeros por los segundos, con-duciendo, a veces, a una especie de fusión estilísti-ca entre objeto y grupo. De todos modos, el estiloproducido finalmente es más que la simple amalga-ma de todos los elementos separados –deriva sucualidad simbólica específica a partir del arreglo detodos los elementos juntos en un solo conjunto,corporizándose y expresándose en la auto-concien-cia del grupo–.

4. La base de las diferencias estilísticasEn lo que debe hacerse hincapié es en la espe-

cificidad de cada estilo. Esto significa sensibilidadno solamente por las variaciones objetivas en cadaestilo, en el sentido de las diferencias entre los ob-jetos que visiblemente lo componen, sino por las di-ferentes condiciones culturales y materiales bajo lascuales los estilos son generados. De este modo, losaspectos simbólicos del estilo particular son cons-truidos por fuera de la matriz de intereses del gru-po, centrándose alrededor de un conjunto específi-co de actividades que tienen lugar en un agregadocaracterístico de instituciones. Este nexo grupal es-pecífico es generado por fuera de la amplia red delcontexto cultural y material de la comunidad de laclase trabajadora, la que como vimos en la revisiónteórica es construida y reconstruida por y en res-puesta a los amplios movimientos de la sociedadcomo un todo y a través de sus consecuencias loca-les particulares. Por eso, los aspectos simbólicos delvestir del estilo Ted son sólo una parte de la res-puesta particular del grupo a la complejamente me- 6 [N. del T.] Motoqueros.

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diada posición social. Para dar cuenta del estilo ensu totalidad tendríamos primero que analizar la po-sición material y cultural del grupo en relación conlas experiencias locales de la reorganización socialde posguerra del sur de Londres. Después tendría-mos que examinar la naturaleza general de las rela-ciones de grupo y la conciencia, antes de conside-rar finalmente cómo éstas están incorporadas enlos objetos usados por el grupo en la formación deaspectos visibles de un estilo. Este análisis tambiéndebe dar cuenta de las relaciones entre los objetosparticulares elegidos y el grupo y el cómo esos ob-jetos específicos funcionan para objetivar la propiaimagen del grupo (un comentario de las etapas fi-nales de este tipo de análisis de los Teds, puede serencontrado en la contribución de Tony Jefferson ala Sección Etnografía).

5. Estilo e identidad de grupoHasta ahora hemos lidiado con los procesos in-

ternos involucrados en la selección y apropiación devarios objetos simbólicos de la generación del esti-lo. Ahora debemos ampliar ese foco para conside-rar las funciones que el estilo tiene para el grupo enrelación con otros agrupamientos. Hemos dichoque el estilo objetiva la imagen que el grupo tienede sí mismo. Debemos ahora recalcar que su auto-identificación es generada no simplemente a travésde procesos internos del grupo sino por desarrollosdel grupo con su situación –una situación que inclu-ye importantes grupos de otros–. El proceso de for-mación de la identidad grupal se debe mucho a lasreacciones negativas de los otros grupos, aconteci-mientos, ideas, etcétera, como también a las reac-ciones positivas hacia direcciones específicas. Unade las funciones principales del estilo subculturaldistintivo es definir los límites de la pertenencia algrupo, en oposición a otros grupos. Esto es usual-mente pensado como una reacción hacia otros gru-pos dentro del campo de lucha subcultural de la ju-ventud (Mod versus Rockers, Skinheads versus Hip-

pies y Greassers, etcétera). Mientras que es muy im-portante lo que se diga sobre esta dimensión espe-cífica, la selección de grupos involucrados es, al me-nos potencialmente, mucho más amplia que la sola“oposición” entre subculturas juveniles. Posible-mente el mejor ejemplo de la variedad de grupos encontra de la cual la subcultura se auto-define es elrepertorio tomado de The Paint House7, en dondeuna gama de grupos es clasificada como pertene-ciendo a uno de: “el sistema gobernante”, “la gen-te de la parte de atrás” o “los traidores”; cada po-sición acarrea una concepción sobre la relación par-ticular de cada grupo con la imagen de la comuni-dad local, que fue uno de los primeros intereses deorganización de la subcultura skinhead. Esto brindauna dimensión concreta del sentido de comunidad–de “territorio”– y el sentido de “opresión”, perci-bido por los skinhead. Esto identifica las fuentes deataque y opresión que los skinhead experimenta-ban y también los objetivos de la “defensa” simbó-lico-colectiva skinhead de aquella imagen de comu-nidad. Este ejemplo muestra un punto importantesobre la relación subcultural con diferentes grupospor fuera de ellos –su reacción en contra de ciertosgrupos no necesariamente se manifiesta a sí mismafundamentalmente en los aspectos simbólicos delestilo (ropa, música, etcétera) sino que debe serbuscada en todo la gama de actividades, contextoy objetos que juntos constituyen un conjunto esti-lístico–. Entonces la reacción Skinhead en contra delos Hippies no está únicamente manifestada en suoposición a la ropa y los estilos de cabellos, sinotambién en las agresiones físicas a los Hippies (amenudo bajo el aspecto de “palizas a maricas” osus “invasiones” en los Conciertos Libres del HydePark). De manera similar su “defensa de la comuni-dad” aparece no sólo en una variedad de fenóme-nos simbólicos (ropas “de trabajo”, slogans pinta-dos, etcétera) sino también en la acciones violentasy físicas (“palizas a paquistaníes”, batallas de pan-dillas, etcétera), como también en su “re-ocupa-

7 [N. de T.] En 1972, la editorialPenguin publicó un libro llamadoThe Paint House, que contaba lahistoria de una banda de Skin-heads de Bethnal Green. Se tratade un libro de tipo sociológico querecopila los pensamientos y accio-nes de una banda de Skinheads lla-mada Collinwood, al igual que ellugar al que pertenecen. El PaintHouse era un club juvenil, que enun principio fue destrozado por losskins de Collinwood, y luego seconvirtió en su segundo hogar.

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ción” de las instituciones tradicionales de ocio de laclase trabajadora –pubs y canchas de fútbol–.

6. Consecuencias de la diferenciación estilísticaSin embargo, también es cierto que una parte

significativa del cambio de los estilos particularesparece haberse desarrollado en relación a un otrogrupo subcultural externo, específico. Los Mods ylos Rockers son el mejor ejemplo de este inmediatodesarrollo de opuestos. El estudio de Barker y Little(1964) acerca de los delincuentes de Margate8 nosbrinda ejemplos sobre cómo los dos grupos definie-ron su propia imagen en parte por referencia a susdiferencias con el otro grupo:

“Los Mods y los Rockers tenían una imagen po-sitiva y negativa de sí mismos: la positiva revelabacómo ellos se veían, la negativa por cómo veían asus rivales. Ambos se veían a sí mismos en términosde la vestimenta, tanto con el bien conocido traje li-so de los Mods o con las camperas de cuero y losjeans de los Rockers.

Las imágenes negativas son diferentes. Los Roc-kers ven a los Mods como afeminados. ‘Ellos pue-den usar faldas si quieren en tanto yo no me los con-funda con una chica’: esta era una opinión toleran-te. Los Mods ven a los Rockers como sucios y desa-liñados: ‘Largos cabellos grasosos-usan gel para elpelo. Ellos apestan como chimeneas de destilerías’”.

Puntos similares se repiten a través de los co-mentarios sobre los episodios de los Mods y losRockers: los Mods ridiculizan la imagen cruda, tra-dicionalmente masculina que los Rockers tienen desí mismos, contraponiendo su propio “frescor” ysofisticación a esa crudeza; los Rockers se enfocanen el “afeminamiento” del estilo Mod. De todosmodos, el análisis de Stan Cohen (1973) sobre lasreacciones sociales de los Mods y los Rockers nosadvierte sobre simplificar demasiado la mirada a es-ta forma “oposicionista” de la creación de la ima-gen. Cohen argumenta que el frente de “batalla”original estaba basado sobre divisiones, no Mods

versus Rockers sino entre los locales y aquellos ve-nidos de Londres (aunque parece posible que lamembresía de los Mods y los Rockers estuviera dis-tribuida más allá de estas divisiones). Sin embargo,las noticias posteriores cubrieron las “batallas” entérminos de un escenario de confrontaciones tipoWest Side Story9 entre dos “superpandillas”, enca-jando la división como esencialmente una “batallaentre estilos”. Murdock (1974) señala las conse-cuencias de esto: “(...) sin sorpresas, este imagina-rio de polarización penetró la auto-imagen de losmiembros del grupo, con el resultado de que loselementos del estilo que habían sido previamenteneutrales se convirtieron en foco del antagonismointergrupal y del conflicto. Este conflicto sirvió paraconfirmar y amplificar la imagen original”.

El análisis de Cohen nos ofrece dos advertenciasgenerales: primero, no obturar el complejo y largoproceso del desarrollo estilístico en un momentodemasiado estrecho de análisis y así descuidar có-mo ciertos aspectos son tomados, o como se venimbuidos de especial significación en momentosparticulares y en relación con eventos específicos.Segundo, nos advierte en contra de ver el desarro-llo del estilo como un proceso en gran medida in-terno de los grupos una vez que ha sido puesto enmovimiento. Las relaciones externas y los principiosestructurantes que ubican al grupo en una situa-ción específica no desaparecen simplemente de laescena una vez que el estilo del grupo existe, sinoque continúan como parte del ambiente determina-do en el cual el grupo se mueve y actúa.

Finalmente en esta sección debemos prestaratención a las consecuencias de la existencia del es-tilo para el grupo. La creación de un estilo distinti-vo no es simplemente un tema de incorporar la pro-pia identidad de la subcultura y la imagen de sí mis-mos. También representa la función de definir los lí-mites del grupo más nítidamente en relación a susmiembros y a todos los de afuera, una función quees una consecuencia específica para la existencia

8 [N. de T.] El estudio trató sobre44 jóvenes presidiarios en la cortedel magistrado Margate. 9 [N. de T.] Amor sin barreras oWest Side Story (EE.UU., 1961) esuno de los musicales más famososdel cine, dirigido por Robert Wise.El argumento está basado en lahistoria de Romeo y Julieta, de W.Shakespeare, pero adaptada a lostiempos modernos: dos bandas dejóvenes, los sharks, inmigrantespuertorriqueños, y los jets, nortea-mericanos blancos, están enfren-tadas. El conflicto surge cuandoMaría, puertorriqueña, y Tony, nor-teamericano, se enamoran.

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continuada del grupo. Por ejemplo, los análisis deJefferson muestran cómo la creación de un estilodistintivo Teddy Boy representaba para el grupo unade los pocas maneras a través de las cuales ellos po-dían obtener un estatus particular y ejercer ciertocontrol. La consecuencia de esto fue hacer de laapariencia un tema de especial sensibilidad para losmiembros del grupo. Jefferson argumenta que estojustifica su sensibilidad y las “reacciones exagera-das” a los insultos (reales o imaginados) de otros.En otro sentido Fletcher (1966) informa sobre el de-sarrollo de la pandilla de Merseyside en relación a lamúsica beat, ilustrando cómo los intereses cam-biantes del grupo y su compromiso cada vez másfuerte con la música como una preocupación fun-damental de la vida grupal, modificó las relacionesdel grupo (llevando a algunos de ellos a abandonar-lo), cambió sus actividades recurrentes y alteró va-rios de los contextos en los cuales las actividades delgrupo regularmente se desarrollaban. Aun así, lagénesis de un estilo distintivo identifica al grupo pe-ro también los hace más vulnerables a la interven-ción de variadas formas de reacción social. De estemodo, Rock y Cohen (1970) nos dan ejemplos so-bre los salones de baile y los cines que prohíben queaquellos que vistan trajes eduardianos utilicen lasinstalaciones, y los trabajos de Cohen sobre losMods ilustran cómo la policía saca a los “Mods”(por ejemplo, cualquiera que luzca como la imagenpública del Mods) fuera de los paradores de la pla-ya, mientras que los dueños de los negocios y loslugares de entretenimiento estaban llenos de gentejoven que se veía como los Mods y los Rockers.Cuando la policía tomó acciones en contra del hoo-liganismo en el fútbol a finales de los sesenta, losjóvenes que usaban la ropa skinhead sufrieron lapersecución policial, incluso si la policía les había sa-cado fuera del estadio sus botas, tiradores y cintu-rones; además de la rutina policial –captura y arres-to de los fans adentro del campo y la escoltada ensu camino hacia y desde los partidos–. También te-

nemos evidencia que sugiere que la policía pusopresión sobre algunos organizadores de discotecaspara que no admitan jóvenes negros vestidos en uncierto estilo distintivo “Rudie” aún cuando las dis-cotecas eran bien conocidas por su repertorio dereggae y soul.

Brevemente, la evolución del estilo tiene conse-cuencias tanto para el grupo como para la maneraen que el grupo es visto, definido y “reacciona” an-te los otros. Los estilos subculturales se han conver-tido en la vía principal por la cual los medios masi-vos de comunicación visibilizan “la juventud”. Losjueces, la policía y los trabajadores sociales usaránestereotipos basados en la apariencia y el vestir pa-ra etiquetar a los grupos y relacionarlos con ciertostipos característicos de comportamiento. Aspectosdel vestir, el estilo y la apariencia, entonces, jueganun rol crucial en la estigmatización de los grupos asícomo en el funcionamiento y la escalada de la reac-ción social. A pesar de que está más allá de lo plan-teado en esta sección, debemos comentar que estetipo de reacciones generadas entre diferentes gru-pos, por la existencia de estilos identificables, debetener consecuencias para la propia posición del gru-po en relación con el estilo que han desarrollado. Siesto intensifica su compromiso hacia la mayor soli-daridad grupal o la desarrolla hacia un nuevo nivel,o si finalmente la reacción social se vuelve exitosa endisuadir a los miembros tan identificados con suspropósitos, es una pregunta empírica a ser estable-cida más precisamente. Sin embargo los comenta-rios de Jefferson sobre los Teds, sugieren que la reac-ción pública hacia la apropiación original de los Tra-jes Eduardianos fue un instrumento en el desarrollode sus propias acentuaciones distintivas y adaptacio-nes del traje básico. Él argumenta que la elección deluniforme fue inicialmente “(...) un intento para ga-nar estatus (ya que la ropa era originalmente usadapor los dandis de la clase alta) que al ser rápidamen-te desechado por la áspera reacción social [...] fueseguido por el intento de crear su propio estilo(...)”.

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Difusión y difuminación del estilo10

1. DifusiónLa discusión sobre la difusión estilística es acosa-

da por varias trampas, imágenes fácilmente asequi-bles, propósitos de todo tipo sobre cómo trabaja “laexplicación” en términos solamente de anuncios enlos medios o de manipulación comercial o en térmi-nos de contagio epidémico natural. Lo que quere-mos remarcar es primero, la relativa apertura de losprocesos de apropiación estilística y, segundo, el pa-pel significativo que juegan las contradicciones inhe-rentes a los intentos, hechos por la cultura dominan-te, de sacar provecho de los estilos culturales nati-vos. La contradicción en este nivel es evidente en eldesarrollo comercial, entre las demandas del marke-ting –novedad, rápidos cambios de la moda, el es-tar al día y la discontinuidad– y las demandas de laproducción, para la estandarización, la facilidad y laeconomía de la continuidad y la producción en esca-la. A otro nivel, la explotación de los estilos subcul-turales por la cultura dominante tiene en sí mismados aspectos opuestos; del lado positivo una inver-sión comercial muy fuerte en el mundo juvenil de lamoda y las tendencias y del lado negativo, el usopersistente de las caracterizaciones del estilo comoestereotipos convenientes para identificar y, espe-ranzadamente, aislar grupos generalmente conside-rados como “antisociales”. En esta última maniobra,la “apertura” de los procesos es particularmente crí-tica ya que las caracterizaciones selectivas usadas(por ejemplo Mods = violencia/drogas; Hippies =drogas/inmoralidad; Skinheads = violencia irracional)son en sí mismas simbolizaciones y por ello tema deinterrupción en potencia entre la “codificación” do-minante del mensaje y la “decodificación” practica-da por los destinatarios11.

Como un ejemplo de los procesos complejos detrabajo, debemos considerar la difusión del estiloskinhead que puede primero ilustrar los mecanis-mos de difusión por el contacto cara a cara. Debido

10 [N. de T.] Aquí el autor realizaun juego de palabras con los tér-minos en inglés de difussion (difu-sión) y defusion (difuminación oesfumado).11 Aunque no podemos profundi-zar aquí toda la complejidad de losprocesos de los medios, ver entreotros, Hall, S. “Enconding and De-coding in the Media Discourse”,en Stencilled Papers N° 7, CCCS,Universidad de Birmingham, 1973.

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a que “los lados” de las canchas de fútbol ya esta-ban bien “organizados” antes de que el estilo skin-head apareciera y porque los skinhead colocaban alfútbol como uno de sus más grandes teatros socia-les, los encuentros de mayor tamaño de diferentesgrupos ocurrían frecuente y geográficamente en unmarco estructurado. A pesar de que estas reunioneseran cortas y de naturaleza relativamente violenta,el estilo pudo ser transmitido desde sus progenito-res hacia los grupos que podían identificarse dentrode, al menos, algunos significados comunes. Perodebemos notar aquí nuevamente cómo tal contac-to produce una “apreciación” selectiva del estilooriginal en aquellos que lo toman y lo adaptan.

En segundo lugar, las noticias de los medios se-leccionan aquellos aspectos del estilo que van a serconsiderados públicos de acuerdo con la percepciónde la cultura dominante sobre su significado. En elcaso de los skinheads, como en otros, la imagen espresentada a la audiencia con todas las connotacio-nes negativas. Para aquellos que comparten las per-cepciones de la cultura dominante, esa “codifica-ción” puede ser “decodificada” sin serias deforma-ciones. Pero las lecturas “desviadas” pueden ser he-chas por grupos de adolescentes ya de por sí involu-crados en el “gamberrismo” de los partidos de fút-bol. Ahí, los informes de los medios de comunica-ción acerca de los grupos igualmente comprometi-dos, pero distinguibles por la ropa que usan y loscortes de pelo que adoptan, puede proveerle a loshinchas de fútbol “sin estilo” un medio de entradaal estilo subcultural completo. Su propia estructurade relevancia (fúbol/violencia/pertenencia al grupo)les permite interpretar nuevos ítems sobre las pandi-llas de Skinhead en una forma positiva y leer poten-ciales conexiones entre el estilo y sus propias activi-dades. Todavía hay conexiones potenciales, y si no-sotros permitimos una especie de “espacio cultu-ral”, en donde los previamente “sin estilo” puedenre-trabajar la doblemente superpuesta presentaciónsimbólica (grupos Skinheads “originales” mas lo

que se transmite en los medios) dentro del propioestilo de vida del grupo, podemos explicar mejor lasvariaciones que aparecen entre las diferentes versio-nes geográficamente localizadas del estilo.

En ese ejemplo hemos considerado la presenta-ción de las noticias orientadas por los medios y elcostado negativo de la explotación del estilo sub-cultural por parte de la cultura dominante. Pero unpunto es al menos relevante en el análisis de la dis-cusión de las formas de explotación positivas, co-merciales y de “entretenimiento”. En aquel lugardonde los medios de comunicación desnudan y de-sagregan el estilo nativo para hacer su propia co-municación simbólica (y derogatoria), ellos puedenampliar el “espacio cultural” que permite la selecti-va reelaboración y reapropiación del estilo por losgrupos geográficamente dispersos. De modo simi-lar, las motivaciones del marketing provocan la ge-neralización y puesta al descubierto del estilo sub-cultural original; los elementos simbólicos pierdensu relación primaria, integral con el contexto espe-cífico de vida, y se vuelven más abiertos a las varia-ciones en la estructuración precisa de su reapropia-ción por parte de otros grupos, cuyas actividades,auto-imágenes e intereses focales no son precisa-mente los mismos.

Es necesario destacar el grado de “espontánea”reestructuración, por fuera de los mecanismos co-merciales en sí mismos, ya que es fácilmente oscure-cido por las manifestaciones paralelas que surgen delas contradicciones entre las demandas de contra-dicción y las de marketing. Para los intereses comer-ciales a gran escala, la atracción opuesta a la estan-darización de productos económicos y a las noveda-des vendibles, puede ser parcialmente facilitada porla práctica de desarrollar una “fórmula” para unatendencia particular y explotándola hasta la últimaventa –como por ejemplo en la búsqueda intensaque siguió al éxito de Los Beatles, de tantos gruposcomo fuera posible, de sostener conexiones con Li-verpool–12. Pero las preguntas continúan dominadas

12 Comparar también los comen-tarios de Laing, D. The Sound ofOur Time, Sheed and Ward, 1969;en los intentos por reproducir laimagen de Presley.

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por las demandas de producción y la estandariza-ción de una tendencia va en sentido contrario a lasnecesidades del marketing de producir nuevas ten-dencias que reemplacen a las viejas. A pesar de losvalientes (y financieramente, al menos, poco renta-bles) esfuerzos en esta dirección, las industrias de lamúsica y de la moda han estado generalmente limi-tadas al trabajo de “variación sobre el tema” y ha si-do demasiado fácil para las variantes subculturalesdel estilo acomodarse a un complejo local específicode actividades e interpretaciones, subsumidas bajoeste proceso comercialmente oportuno.

Además, los mayores desarrollos en la CulturaJuvenil comercial han derivado de las innovacionesoriginadas por afuera del mundo comercial, al nivelde la “raíces”. Para ser exitoso, un impulso de estetipo debe desarrollarse desde contextos locales e in-teracciones, y satisfacer “necesidades” locales, an-tes de atraer desarrollos comerciales a gran escala(consultar los análisis de Herman (1971) del “Soni-do Mersey”13). De nuevo, hay una compleja seriede paralelismos e interpenetraciones. Mientras mar-chan los intereses de la Industria de la Juventud, losestilos existen como valores de intercambio en elmercado juvenil sólo si pueden ser lo suficiente-mente generalizados como para satisfacer similares“necesidades” de sus consumidores en una escalamás amplia. Pero el rol de los jóvenes en sí mismos,en este proceso de difusión, no debe ser pasadopor alto. Al tiempo que las compañías de discosemplean habitualmente músicos jóvenes de gruposque han surgido recientemente, para que los ayu-den a definir, testear y si es posible anticipar lasnuevas pautas musicales y, aun a veces, tratar sinéxito de crearlas. En el vestir, en la moda y en loscosméticos y también en la “manufactura” y elmarketing de las “modas juveniles” específicas, losjóvenes emprendedores en contacto con sus merca-dos han jugado un rol clave. Tales iniciativas de lamoda, y de pequeños sellos discográficos, han an-ticipado tendencias y explorado mercados, a menu-

do a menor escala y sobre la base de una inversiónrelativamente baja, antes que las compañías de pro-ducción en masa las instalaran.

La difusión de los estilos juveniles de las subcul-turas hacia el mercado de la moda, no es simple-mente un “proceso cultural”, sino una red real o in-fraestructura de nuevos tipos de instituciones co-merciales y económicas. Los negocios de discos apequeña escala, las compañías discográficas, lasboutiques y una o dos compañías de manufacturafemenina –versiones de capitalismo artesanal másque fenómenos inespecíficos y generalizados– si-túan la dialéctica de la “manipulación” comercial.Toda la explosión de mediados de los sesenta delSwinging London14 estuvo basada en la difusión co-mercial masiva de lo que era originalmente el estiloMod, mediado a través de este tipo de redes, y final-mente convertido en un fenómeno comercial y cul-tural “de masas”. La era de Los Beatles es uno de losejemplos más dramáticos de la forma en que desdeel origen un estilo subcultural fue transformado, através de una cada vez más importante organizacióncomercial y expropiación de la moda, hacia un sim-ple estilo de “mercado” o “consumible”.

2. DifuminaciónAparte de la posibilidad continua de la redefini-

ción y la reapropiación subcultural, se identificandos procesos “de masas”. Uno es lo opuesto a lareapropiación genuina de las raíces: la difuminacióncomercial de un estilo particular para hacerlo am-pliamente comercializable. El otro es una emergen-cia aliada con la idea de una Cultura Juvenil gene-racionalmente específica. Ambos procesos se las in-genian para evadir las realidades concretas de clase.

Por “difuminación” queremos decir que un es-tilo particular es desplazado del contexto original ydel grupo en donde es generado, y retomado conénfasis en aquellos elementos que lo hacen “unapropuesta comercial”, especialmente su novedad.Para el punto de vista de la subcultura que lo gene-

13 [N. del T] The Mersey Beat oMersey Sound es el nombre de untipo de música que provenía de laciudad de Liverpool, Inglaterra, al-rededor de los años sesenta. Elgrupo más famoso de este géneroson The Beatles.14 [N. del T] La expresión Swin-ging London hace alusión a laefervescencia cultural que vivió laciudad de Londres durante la se-gunda mitad de los años sesenta yque convirtió a la ciudad inglesaen la capital mundial de la culturay la moda. El término SwingingLondon fue acuñado por la revistaTime en su número del 16 de abrilde 1966, tomando como referen-cia a la popular emisora de radiopirata Swinging Radio England. Eltérmino Swinging se utilizaba enaquella época para referirse a lomoderno.

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ró el estilo existe como un estilo de vida total; a tra-vés del nexo comercial se transforma en estilo deconsumo novedoso. Típicamente los elementosmás “aceptables” son remarcados y otros desacen-tuados. El comentario de Herman sobre Ready,Steady, Go y el estilo Mod es el ejemplo perfectopara este proceso: “Ready, steady, Go (RSG) fue unenormemente popular programa pop en la línea delos tempranos Especiales 6.5 con una audiencia enel estudio en vivo y grupos haciendo play back. Fueparte de una vasta máquina publicitaria destinada abeneficiar a los productores de mercancías del esti-lo Mod. Cada miembro de la audiencia recibía unacarta muy amable recordándole a él o a ella vestir-se con estilo, bailar lo mejor que pudiera, no fumary comportarse como un buen joven británico mien-tras en el show [...] más que nada se publicitabanlas tendencias musicales ya existentes [...]. De he-cho RSG más de una vez estuvo de acuerdo con untipo de Mod castrado, sin píldoras, sin peleas calle-jeras, solamente lo bonito. RSG fue uno de los mu-chos lugares en donde lo ‘Mod’ estaba ‘restringidopor la incorporación parcial’. Los aspectos más dis-placenteros debían ser ignorados si a los Mods seiba a permitir bailar enfrente de las cámaras”(1971: 54).

Los elementos simbólicos, propiamente la ropay la música, son apartados del contexto de las rela-ciones sociales, como los elementos más codiciadospara “promocionar” en la base más amplia delmercado juvenil. Y esa fórmula comercial es preci-samente la mayor dimensión en la que la existenciade una única cultura generacional ha sido posicio-nada. El mercado al cual el estilo de consumo es di-rigido es concebido como generacional –la identi-dad de los objetos vendidos se define por su “ju-ventud”–, no es tenido en cuenta como teniendoninguna base de clase. Este proceso no es tantouna conspiración de parte de los vendedores y losfabricantes, sino más bien una función “natural”del proceso de la mercancía burguesa y su produc-

ción ideológica. La producción para un mercado ju-venil específico está localizada en la imagen de unasociedad moviéndose hacia un “desclasamiento”;esta definición fue corporizada específicamente enla idea de una “brecha generacional” y la afluenciacada vez mayor de la juventud. Estas definicionesde mercado soportan todo el rango de los procesosde la “producción juvenil”, intensificada por la na-turaleza “generalizante” de la producción de mer-cancías burguesas como un todo. Esto en cambiorefuerza la “evidencia” de la existencia de una Cul-tura Juvenil genérica y generacional, proveyendolos mismos artefactos que fueron imaginados paraseñalar sus diferencias con la cultura adulta. Los es-tilos comerciales lograron servir para definir el con-tenido cambiante de la “Cultura Juvenil” indepen-dientemente de los modos estilísticos de los gruposdiferencialmente localizados.

Los límites del Estilo

Phil Cohen (1972) ha sugerido que las subcultu-ras intentan una “solución mágica” de las contra-dicciones de clase. Nosotros queremos rellenar laidea de “solución mágica” considerando los límitesdel estilo en el contexto de la relación entre la cul-tura hegemónica y la subordinada. Por “soluciónmágica” nosotros entendemos no solamente los in-tentos de captar los problemas que surgen de lascontradicciones de clase sino también los intentospor solucionarlos, que crucialmente no montan sussoluciones sobre el terreno real en donde las con-tradicciones en sí mismas emergen, y dejan enton-ces de representar una alternativa, una solución po-tencialmente contra-hegemónica. Hegemonía sig-nifica precisamente la dominación de los aspectosfundamentales de la sociedad a través del controlde las instituciones sociales más importantes y laconformación de la cultura de la sociedad a partirde la clase dominante. Hasta el punto de que poneen duda lo que es ofrecido a esta dominación, sólo

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parcial o desmontable, en tanto perpetúa inmanen-temente lo que Gramsci llama “corporativo”.

En el caso de las subculturas de la clase trabaja-dora, una fuente general de sus limitaciones es laadopción intensificada de aquella parte de la pro-blemática de su cultura parental que ve al ocio co-mo un campo de lucha significativo de “relativa li-bertad de clase”. Planteando sus “soluciones” sola-mente dentro de esta arena, los movimientos sub-culturales hacen un intento “mágico” de resolverlas contradicciones que enfrentan, dado que el des-plazamiento hacia el ocio involucra la supresiónmás que la trascendencia de esas otras áreas claveen donde las contradicciones son generadas. Estasupresión toma la forma de una trascendencia pu-ramente mágica de las áreas del trabajo y la familia.

En el caso de los Mods, su intento de solución ala opresión y a la experiencia rutinizada del trabajofue la disolución en la explotación engrandecida deltiempo libre, y su “subversión” a los bienes ligados alocio. La falla del estilo en la generación de una alter-nativa debe, como insiste Hebdige, ser parcialmenteentendida en términos de sus propias contradiccio-nes inherentes, como también en los términos de lasfuerzas que se les oponen. Por ejemplo, la preocupa-ción de los Mods por definirse a ellos mismos comoun “Estilo”, como una “imagen”, haciéndolos sus-ceptibles de ser incorporados al sector comercial y alos medios en precisamente aquellos términos, repre-senta una incorporación desde el punto de vista dela cultura dominante. De manera similar, su subver-sión respecto de las mercancías tuvo lugar solamen-te en el punto del consumo; la supresión de sus ex-periencias de trabajo en la búsqueda del tiempo librerebelde abandonó el modo productivo del cual “enúltima instancia” depende la apariencia de la mer-cancía, que no resultó afectada completamente.

La reconstrucción Skinhead de una imagen deuna comunidad de clase trabajadora en su propiapráctica fue esencialmente una respuesta defensivapero, de manera más importante, la afirmación sim-

bólica del “territorio” disimuló el declive de la basematerial real de la comunidad tradicional que esta-ban intentando recrear. Esta “refundación” de lacomunidad fue llevada a cabo dentro del campo delocio y ha carecido de relaciones que, en su formareal, conecten el mundo de la comunidad con elmundo del trabajo. Los límites impuestos por unasolución puramente basada en el ocio, puedenguiar a la disolución de la propia subcultura. PhilCohen comenta que: “la subcultura inviste los pun-tos débiles de la cadena de la socialización, entrelos nexos familia/escuela, y la integración dentro delproceso de trabajo que marcan el resurgimiento delos patrones de la cultura parental para la próximageneración” (1972: 25-26).

Son precisamente estos “puntos débiles” quehemos argumentado los que permiten que la jovenclase trabajadora experimente el ocio como el áreade vida dominante y que conceda el “espacio” pa-ra la forma en que se desarrolle esa experiencia deocio –la subcultura–. Para ilustrar esta naturalezatransitoria de los puntos débiles nosotros hemoselegido un aspecto particular del estilo Skinhead.Uno de los aspectos del estilo de vida de la subcul-tura fue una acentuación en la imagen tradicionaldel comportamiento “masculino” y una de las for-mas que tomó esta imagen fue la de “chauvinismocolectivo” hacia las mujeres vinculadas con la sub-cultura. Estas chicas, que pertenecen al mundo co-lectivo del grupo, están “disponibles” para experi-mentación sexual colectiva o individual y son cono-cidas como “escorias” o “putitas” –distinguiéndo-las de las “chicas buenas”–15. Es solo en el campodel ocio, y la forma subcultural como este es vivido,en donde este chauvinismo colectivo continúa sien-do el centro dominante de la vida de los miembros.Las citas “fijas” con una de las “chicas buenas” ne-cesariamente rompen con las rutinas colectivas dela vida del grupo y se mudan a una forma de sexua-lidad más individualizada. Los dos procesos son mu-tuamente exclusivos –demandando el compromiso

15 Sobre las escorias y las putitasde los skinhead ver Daniel, S. y MCGuire, P. (editores) The Paint Hou-se. Penguin, 1972, pp. 35-36 y 52-53. La división es no solo particularde los skinhead, ver por ejemploWilmott, P. Adolescent boys ofEast London. Penguin, 1969 y Par-ker, H. J. View from the Boys. Da-vid and Charles, 1974.

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de recursos escasos (tiempo y dinero)– en diferentesdirecciones. Consecuentemente, con el estableci-miento de patrones de cortejo individualizados, lavida y el desarrollo del grupo declina, la alternativasubcultural “se disuelve” ya que falla al montar unaalternativa viable a los patrones dominantes de unasexualidad a largo plazo.

La subcultura que fetichiza el ocio es viable entanto los patrones colectivos del tiempo libre pue-dan ser mantenidos como predominantes sobreotras áreas. Cuando el trabajo y la familia deman-dan que se asuman mayores responsabilidades elestilo del tiempo libre colectivo, precisamenteporque no provee soluciones o alternativas enesas áreas, se disuelve como una parte continuade la biografía “(...) en las subculturas [...] no hayproyectos de carrera como tales (...)” (Cohen,1972: 26).

Estos límites de la subcultura de la clase traba-jadora pueden tal vez ser mejor mostrados porcomparación con las relativamente largas carrerasde la subcultura de clase media como son los Hi-ppies. Esto radica en el hecho de que también ahíel ocio aparece como el foco principal de la aten-ción de las subculturas, también son intentos (limi-tados) de generar estrategias alternativas al trabajo,la producción y la sexualidad. No es para decir quela subcultura hippie no tuvo sus propias contradic-ciones y limitaciones16: solo que sus intentos decrear alternativas sobre una amplia gama de áreasde la vida le dieron una gran viabilidad como formacultural alternativa.

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16 Para un análisis de los hippiesen estos términos véase Young, J.“The Hippies: an Essay in the Poli-tics of Leisure”, en L. Taylor & I.Taylor (editores), Politics of Devian-ce, Penguin, 1973.

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Abstract

In this article, we will work on two blogs produced byyoung people who suffer from feeding disorders.

The fact of having an ideal slim body has become adaily requirement of making an effort to reach the ob-jective.

In addition to this, the conformation of youth identityis influenced by the mediation of the mass media, withwhich young people have a relationship and daily interac-tion through the radio, the printed press, the television orthe Internet.

Taking into consideration that anorexia is based onthe silence of the social sentence, it is necessary to thinkabout the kinds of communication built by the youth asways of relation ship and expression.

Juventud, anorexia e Internet. Modos de intervención en las páginas

Por Ayelen Sidun

Ayelen Sidun es docente e investigadora de la FPyCS,Maestranda en Ciencias SocialesFAHCE de la UNLP.

Resumen

En este artículo se trabajará sobre dos blogs produ-cidos por jóvenes que padecen trastornos de la alimen-tación. El ideal de un cuerpo delgado se ha convertidoen una exigencia cotidiana de esfuerzo por alcanzar elobjetivo.

A esto se suma que la conformación de las identida-des juveniles se encuentra atravesada por la mediación delos medios de comunicación con los cuales los jóvenes po-seen una relación e interacción cotidiana ya sea por me-dio de la radio, la gráfica, la televisión o Internet.

Teniendo en cuenta que la anorexia se construye en elsilencio de la condena social, es necesario pensar enton-ces en los modos de comunicación construidos por estasjóvenes como vías de relación y expresión.

Palabras Clave: jóvenes-medios de comunicación-anorexia

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En este artículo se trabajará sobre dos blogsproducidos por jóvenes que padecen trastornos dela alimentación.

Las conductas alimentarias de determinados jó-venes se ven influenciadas por condicionamientossociales y estereotipos establecidos. El ideal de uncuerpo delgado se ha convertido en una exigenciacotidiana de esfuerzo por alcanzar el objetivo.

Estas conductas alimentarias se transforman entrastornos alimentarios riesgosos cuando se alterala ingesta mínima necesaria que requiere un orga-nismo en la vida diaria. En un descenso de pesopaulatino pero constante puede verse el deteriorofísico que sufre el cuerpo y las consecuencias psí-quicas que esto provoca: más allá de la pérdida no-toria de kilos, frente al espejo estos sujetos conti-núan viéndose disconformes con sus contornos:frente al espejo los kilos siguen apareciendo.

Partimos de entender a la anorexia como unaconducta alimentaria restrictiva en la que se adquie-re poca cantidad de comida, se realizan dietas seve-ras o se decide no comer pudiendo hacerlo. Las per-sonas que realizan estas prácticas mantienen ritua-les con la comida como contar calorías, descuartizarla comida en trozos pequeños, preparar comida pa-ra otros y no comer. La característica primordial deesta conducta se debe a un miedo intenso a engor-dar, luchando por mantener el peso por debajo delo establecido para la talla y altura de la persona.

Los medios de comunicación juegan un rol fun-damental en la definición de estas exigencias al po-ner en cartel una programación que focaliza en elcuerpo (en un determinado tipo de cuerpo que gus-ta más cuanto más se le notan los huesos y los mús-culos marcados) de manera constante la relacióncon el éxito.

No podemos desconocer que ante la pérdida delegitimidad de las instituciones tradicionales como lafamilia, la escuela, el Estado, los medios de comuni-cación se han transformado en actores decisivos enla conformación de modelos sociales. A esto se su-

“Las clasificaciones elaboradas por la biopolítica devienen exclusiones, de ahí que enel movimiento de respuesta, muchos jóvenes busquen impugnar a través de sus prácti-cas y del uso del cuerpo ese orden social que los controla y excluye y, de maneras no ex-plícitas, muchos otros se esfuercen, pese a su encanto por el mercado, por transformarel ‘lugar común‘ del consumo en un ‘lugar significado‘”.

Reguillo Cruz, Rosana

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ma que la conformación de las identidades juvenilesse encuentra atravesada por la mediación de los me-dios de comunicación con los cuales los jóvenes po-seen una relación e interacción cotidiana ya sea pormedio de la radio, la gráfica, la televisión o Internet.

Como una realidad contenida, ocultada y noaceptada por la sociedad que establece como ideal elcuerpo delgado y dictamina en contra de todo con-torno excedente, emergen las voces de jóvenes quepadecen un trastorno que los instiga todos los días ano comer, ya sea por la mirada de los otros, ya seapor su propia mirada reflejada en el espejo. Pero esarealidad no es elegida, es el producto maniqueo delcuerpo perfecto y escuálido impuesto por lo social loque determina las prácticas de no consumo de ali-mentos, que al realizarse al extremo, serán condena-das por la misma sociedad que las impuso.

Se hace necesario entonces preguntarse por es-tas manifestaciones juveniles, entendiendo a los jó-venes no desde una cuestión determinada única-mente por la edad sino desde la posibilidad de re-flexionar acerca de cómo es que el dato biológicose encuentra cargado social y culturalmente, lo quepermite pensar en la existencia de distintos jóvenes.La condición de juventud no se ofrece de igual for-ma al conjunto de los integrantes de la categoríaestadística joven. Por el contrario, existen diferentesy desiguales modos de ser joven.

Anorexia en la web

Ha sido de gran difusión en diarios, televisión yradios argentinas la existencia de páginas y blogsproducidos y destinados a jóvenes con trastornosde alimentación que dan pautas para obtener ymantener el “peso ideal”, en referencia a un cuer-po delgado, al extremo de la pérdida de masa mus-cular y la figura casi raquítica.

Estas páginas o blogs son realizadas por jóvenesmujeres que padecen anorexia y que proponen al-canzar un peso mínimo para su contextura física

apoyadas en la devoción y confianza en una espe-cie de ídola conocida por ellas como “ANA”, laprincesa Ana. Ana refiere al nombre que dan a laanorexia, que en un primer momento ayudaba aque no fueran fáciles de detectar en la red. “Prince-sa” refiere al logro de alcanzar el objetivo, al apela-tivo que merecerían las que alcanzan la “perfecciónen la extrema delgadez” y con el que se dan ánimomutuamente las anoréxicas para “no caer en la ten-tación de comer”.

El fenómeno de la anorexia es reconocido comoun problema cada vez más frecuente que afectamayoritariamente a mujeres y, sobre todo, a muje-res jóvenes. Como explica Enrique Valente “(…) elaumento progresivo de peso es un fenómeno di-fundido dentro del mundo desarrollado, conse-cuencia del incremento de la talla, las nuevas con-diciones nutricionales y sanitarias, etcétera. Y, justa-mente, entre la constante presión hacia el adelga-zamiento y la comprobada tendencia al aumentode peso, en la intersección de esas coordenadas sesitúan las mujeres y en especial las más jóvenes”(Valiente, 2008). Si bien es cierto que esta aclara-ción aporta una pauta para pensar en la producciónde blogs por mujeres jóvenes no podemos descono-cer que la anorexia ha tocado otros sectores de lapoblación como los hombres jóvenes y los niños, loque se indagará en futuras investigaciones.

Retomando las páginas que se analizarán, esnecesario destacar que en un primer momento fue-ron creadas para contradecir a los sitios que ofre-cían apoyo y animaban a recuperarse de la anore-xia. Mediante la intervención de organismos estata-les y fundaciones no gubernamentales en luchacontra este tipo de conductas estas páginas fueroncerrándose. Los blogs entonces, de creación propiay sin necesidad de ser autorizados o registrados co-menzaron a ser nuevos modos de comunicación, yano en contra de otros discursos sino como modo decomunicación entre las jóvenes que transitan estetipo de trastornos alimenticios.

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Se puede acceder fácilmente a los blog que pro-mueven y refuerzan la idea de la anorexia comomodo de alcanzar el cuerpo deseado, sólo con po-ner en un buscador las palabras clave aparecen lossitios que refuerzan la idea de que no comer lleva-rá a la felicidad de ser una princesa ubicando al es-fuerzo como valor primordial a perseguir.

En este trabajo sólo se analizarán dos de estosblogs, considerando en la elección que son los quemás frecuentemente aparecen cuando se juega conlas palabras clave en el buscador: “1. Pro ana y promia: <http://pro-anaymia.blogspot.com/> y 2. Promia: <http://proanagirl.blogspot.com/2005/02/car-ta-de-ana.html>”.

1. El primer blog citado está destinado a jóvenesque padecen trastornos de alimentación porque de-jan paulatinamente de comer, trastorno conocidocomo anorexia y jóvenes que padecen bulimia, esdecir que ingieren alimentos que luego van a des-pedir metiéndose los dedos en la garganta paraproducir vómitos, o tomando laxantes.

La presentación y todas las recomendacionesque propone están firmadas con el nombre de AnaBelén y tienen un tono de confianza interpelandodirectamente a sus visitantes, demostrando la inti-midad con la que pueden comunicarse porquecomparten las mismas necesidades: la de ser per-fectas por medio de alcanzar un cuerpo delgado.

Se dirige a las “princesitas” y expone en subienvenida: “HOLA PRINCESITAS: Si estais en esteblog es para hablar sobre ana y sobre mia, pasar-nos tips, trucos, hacer carreras y ayudarnos parallegar a la perfección. Ya vereis k lo knseguiremosdentro de pokito. Aki tengo tips, imágenes, tru-cos y lo iré modificando poko a poko. Un besotepara todas las anas y mias, y si hay algún chicopos igual. k pronto estamos en nuestra meta. Lakarrera ya comenzara y llegaremos a ser las masbellas del mundo. Pone vuestros komentarios. Oskiero un mogollón. Yo os apoyo en todo!!!!!!! Unbesote”.

Los tips a los que refiere la bienvenida son reco-mendaciones para lograr el objetivo de bajar de pe-so y convertirse así en “princesas Ana”. Estas reco-mendaciones incluyen consejos de cómo permane-cer anoréxico o ser “mejores”, como también dantrucos para mantener oculta la condición ante losamigos y familiares o engañar el hambre por la ina-nición, así como la exposición de tablas calóricas yotros recursos, tales como lemas y frases con los queautoconvencerse de que no es una conducta insanasino un camino a seguir. Ana Belén en su blog pre-senta dos apartados con estas recomendaciones,uno que indica varios tips que deben ser tenidos encuenta denominado “TODO TIP”, y una especifica-ción de tips para bajar de peso que proponen:

TIPS PARA BAJAR D PESO Tu puedes lograrlo,aquí están algunos tips que te servirán, con el tiem-po iré actualizando mi space.... 1. NO PIENSES EN COMIDA, olvídate de esas cosasque te envenenan tu cuerpo, ódialas!! malditas co-sas llenas de calorías (todoooo, toooodo tiene calo-rías y eso te hace subir como cerdo, menos el Agua)Por lo tanto: 2. Tomar Mucha Agua.3. Empieza a consumir 500 calorías por día, entremenos comas mejor!!! Cuenta el número de calo-rías que consumes por día. Te aseguro que al tercerdía verás cambios.4. Has mucho mucho ejercicio, corre, brinca, limpiatu casa, saca al perro, gasta todas esas calorías quetienes adentro de tu puerco...digo cuerpo.5. Ve a la cama lo más pronto posible, no te dahambre, no piensas en comida y gastas calorías.DATO CURIOSO: Se ha demostrado científicamenteque las mujeres que no duermen lo suficiente, estánpropensas a engordar más que una que si descansalo suficiente (más de 7 horas creo como mínimo)6. No compres comida chatarra, si esas papás quetanto te gustan, las donas de chocolate, ese heladode tu sabor favorito, OLVÍDATEEEE DE ESOOOOOO,

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mejor ahorra para comprarte bonita ropa (que porcierto ahora te va a quedar) o algo que siempre qui-siste y no pudiste comprártelo en el momento. (Sindinero, no hay para comprar veneno).7. Pasa tu tiempo libre informándote de páginasamigas (relacionadas con ana y mia) .8. Mantente ocupada.9. Ponte metas y prémiate (Obviamente nada decomida).10. Échale algo a tu comida, algo que no te gustecomo jabón, así aunque te mueras de ganas por co-merte ese delicioso filete lleno de grasa no podráshacerlo.11. Infórmate de cuantas calorías tiene cada ali-mento, haber si así sigues comiendo tanto... 12. Y si no te aguantaste las ganas, aun hay una sa-lida: espera a que empieces a eructar y aguántatecorre al baño y abre bien la boca, saca tu lengua, in-troduce tus dedos (si es que caben) hasta llegar a la“lenguita” y oprime (no con mucha fuerza) en esemomento empezarás a babear y recuerda cosas quete den muchisísimo asco (tu en bikini) y si tomastebastante agua será más fácil aún.

Las recomendaciones van desde no olvidar ob-servarse a sí mismo con una mirada insatisfecha, ol-vidar la comida o relacionarla con algo que produz-ca asco hasta la última opción: si todo eso no se pu-do lograr, si no pudieron odiarse a sí mismas, sentirque tienen un puerco en vez de un cuerpo, hacergimnasia y dormir para no comer, entonces los de-dos en la garganta y la imagen detestable de la pro-pia imagen, permitirán expulsar.

En los tips pueden leerse los mismos prejuiciosexternos con los que se topa la joven que produceel blog, la mirada del espejo insatisfecho y la nece-sidad de contar públicamente lo que no la dejamostrarse tal como es, es lo que resulta paradójico.Es importante preguntarse qué es lo que lleva a es-tas jóvenes a expresar los modos de poder ser del-gadas por medio de Internet, cuando buscan alcan-

zarlo por medio de trucos entendiéndolos como en-gaños hacia los otros, unos otros que pueden acce-der a la información con sólo acceder a la web.

En vez de esconderse en esa vergüenza que leprovoca tener un cuerpo diferente a los cánones es-tablecidos expresa “TODO” a alguien para que nosienta lo mismo. Ya no se esconde, los trucos estána la vista.

2. El segundo blog citado tiene “la voz de laanorexia”. No es una joven mujer la que habla en eltexto sino la anorexia, aunque el blog esté firmadopor “la princesa triste”, de 24 años.

Su presentación comienza con una carta deANA (la anorexia), en donde hay una escritura queno aporta tanta confianza como en el caso anteriorpara alcanzar el objetivo sino que se da a conocercomo una guía a la que hay que seguir para logar-lo, basándose en el esfuerzo y en seguir lo que “laprincesa triste” propone.

Comienza la carta diciendo: “Permíteme pre-sentarme. Mi nombre, o como suelen llamarme losdoctores es Anorexia, Anorexia Nerviosa es mi nom-bre completo pero tu puedes llamarme Ana. Espe-ro que podamos ser grandes amigos. De ahora endelante voy a invertir mucho tiempo en ti y esperolo mismo de ti”.

Puede notarse que el tono de las jóvenes que sedirigen a los visitantes del blog es en los dos casosde confianza, un tono ameno que invita a seguirparticipando del esfuerzo para conseguir el fin de-terminado por lo socialmente deseable. La anorexiatiene relación directa con los modelos propuestos.Como expresa Valiente: “La presión social haciaideales de perfección corporal –que no por inalcan-zables dejan de ser coercitivos– es uno de los prin-cipales factores de la notable incidencia de trastor-nos de la conducta alimentaria en los últimos años.De esa peculiar forma de ascetismo moderno –pro-ducto del culto extremo a la estética corporal– quees la perversa conducta de la inanición autoimpues-ta” (2008).

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El blog tiene diez ítems dedicados al “culto” dela anorexia. Hay que cumplirlos persiguiendo el finúltimo de convertirse en la princesa. La anorexia seconvierte en este blog en religión a respetar, sin en-vidiar de otros dogmas ni siquiera la oración que lashace pertenecer: “oración: Estricta es mi dieta, nodebo desear, diré mentiras cuando me acuesto ca-da noche hambrienta. Ayúdame a pasar por lasconfiterías, no dejes caer mi fuerza de voluntad.Guíame a través de los caminos donde mi cuerpono es como se ve, aunque camine a través del de-partamento de pasteles, no compraré nada. Lospasteles y pays me tientan. Ante mi hay una mesacon verduras y lechuga, llenaré mi estómago con lí-quidos. Los cuadros de calorías y pesos me seguirántodos los días de mi vida y descansaré en el temorde las básculas para siempre”.

La oración es una repetición constante que ayu-da a no caer en la tentación, a librarlas del mal, aseguir los caminos adecuados. La culpa, sin embar-go, las perseguirá siempre convertida en cuadros decalorías y balanzas de medición de gramos.

Como históricamente la religión disciplinó lasconductas de los creyentes trabajando la culpa yestableciendo el camino a seguir, este blog propo-ne un esquema religioso en donde la devoción y ladoctrina es el camino para no ingerir alimentos yalcanzar el cielo, el cuerpo delgado, la llegada alparaíso.

Otro de los ítems destacados son los tips queaparecen nombrados como “credo”:“credo: - ser Delgado es ser bello por lo tanto debo ser Del-gado y permanecer así, si quiero que los demás meamen. La comida es mi enemigo, puedo verla yolerla pero nunca tocarla. - Debo pensar en comida cada segundo, cada mi-nuto de cada hora en el día… y las formas de evi-tar comerla. - Debo pesarme, es lo primero que haré cada maña-na, y recordar ese número y pensar en ello todo el

día, ese número tiene que ser mejor que lo que fueel día de ayer, sino es así debo ayunar todo el día. - No debo permitir ser tentada por el enemigo (co-mida) y no debo permitir caer en esa tentación, si lohago y me permito estar en ese estado de debilidady esa cueva, me voy a sentir culpable y me castiga-ré por haber fallado.- Seré delgada a cualquier precio, es lo más impor-tante para mí, nada más importa. - Me dedicaré solamente a AnA, ella estará conmi-go a donde quiera que vaya me mantendrá en lí-nea, nada más importa, ella es la única que me cui-da y se preocupa por mí y me entiende, la honraréy la haré sentir orgullosa”.

Valiente distingue dos tipos de ayuno: el ayunoreligioso y el ayuno al que se exponen las personasque padecen anorexia, “(...) del ayuno como morali-zación al ayuno como producto de incitación al nar-cisimo, del ascetismo como imposición religiosa al as-cetismo como mandato estético”, explica (2008: 2).

Pero esta distinción parece estar entrecruzadaen el blog de “la princesa triste”. El ayuno comomodo se alcanzar la purificación del alma es ahorael ayuno por purificarse de los males de la comida ysus consecuencias odiadas. Mediante la inaniciónse alcanza ahora el cuerpo puro alejado del mal dela gordura, del pecado de la gordura, de la gula co-mo pecado capital en el que no se debe caer.

Si bien la autora del blog no presenta los textosque escribe relacionando de manera explícita la ano-rexia con una religión a seguir, los tips que resaltason rituales establecidos en diferentes dogmas.

La dedicación hacia el cuerpo se convierte enuna responsabilidad personal obligada que generaculpa si no se la cumple, vergüenza por el descuido.El cuerpo se convierte en un producto realizado poruno mismo a través del trabajo.

Trabajado y moldeado es signo de triunfo, deéxito personal y marca del producto que es ser unomismo. Es una parte más (y de las más importantes)

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a considerar para poder estar-ingresar en la socie-dad por diferentes vías.

La imagen se ha configurado en las sociedadesactuales en la delgadez como un sinónimo de éxitosocial. Muchos de nuestros jóvenes luchan por lo-grar “el físico ideal”, motivados por modelos, artis-tas o por la publicidad comercial y hasta por deter-minados accesos obstruidos si no encuadran en elideal de belleza: imposibilidad de ingresar a lugaresnocturnos por su físico, de ser aceptados en el ám-bito laboral, de ser aceptados socialmente o por sugrupo de pares.

En el blog se destaca además:buena o mala: donde se refiere a lo que se puedehacer para alcanzar la delgadez y los castigos quedebe impartirse si no lo está logrando.Reglas: se detallan siete reglas, más tips, que re-fuerzan la idea de que “siempre” va a estar gor-da y que por eso debe continuar “siempre” con elesfuerzo.Anorexia: Se refiere a la anorexia como una deci-sión personal, que trae control a la vida de alguieny da salida a sus problemas. El ser anoréxico, acla-ra, “no significa no comer sino tener el peso másbajo de lo normal y mantenerlo así”.

En los dos casos trabajados aparece la necesi-dad de expresar aquello que las oprime, que lasatormenta: ese cuerpo detestable que no se corres-ponde con lo que la sociedad en la que viven solici-ta como vía de aceptación y éxito. Por alcanzar esameta se describen opciones, alternativas para lu-char contra los kilos y contra esa imagen que per-manecerá hasta después de lograr ser extremamen-te delgada. Y cuando la imagen se logre y ya nopuedan verse, serán nuevamente condenadas: aho-ra por el raquitismo. Lo que persiste es la condenaa estos jóvenes: por comer y por no comer sin refle-xión sobre la exigencia impuesta.

Teniendo en cuenta que la anorexia se constru-ye en el silencio de la condena social, es necesariopensar en los modos de comunicación construidos

como vías de relación y expresión, es necesario pen-sar que hay una posible politicidad desesperada, ungesto de balbuceante impugnación al orden domi-nante de mercado que reduce la existencia a lamercancía.

BIBLIOGRAFÍA

-BAUMAN, Zygmunt. En busca de la política, FCE,Buenos Aires, 2001.————————— Modernidad Líquida, FCE,Buenos Aires, 2002.-BOURDIEU, Pierre. “La juventud no es más queuna palabra”, en Sociología y Cultura, Grijalbo, Mé-xico, 1990.-KORNBLIT, Ana Lía. Juventud y vida cotidiana, Bi-blos, Buenos Aires, 2007.-MARGULIS, Mario (editor). La juventud es más queuna palabra. Ensayos sobre cultura y juventud, Bi-blos, Buenos Aires, 1996.-REGUILLO CRUZ, Rosana. Emergencia de las cultu-ras juveniles. Estrategias del desencanto, Grupo Edi-torial Norma, Bogotá, 2006.-SAINTOUT, Florencia. Jóvenes: el futuro llegó hacerato. Comunicación y estudios culturales latinoame-ricanos, Ediciones de Periodismo y Comunicación,Facultad de Periodismo y Comunicación Social de laUNLP, La Plata, 2006.-SIDUN, Ayelen. “Anorexia y juventud y comunica-ción: representaciones sobre la muerte en jóvenescon trastornos alimenticios”, ALAIC, 2008.-VALIENTE, Enrique. “Anorexia y bulimia: el corséde la autodisciplina”, en MARGULIS, Mario (editor).La juventud es más que una palabra. Ensayos sobrecultura y juventud, Biblos, Buenos Aires, 2008.

Nos es la revista en la que los alumnos de la Facultad de Periodismo y Comunicación Social de la Universidad Nacional de La Plata publicanlo que escriben en sus cursadas, sean textos periodísticos, literarios, informes o análisis; un espacio concreto para darse a conocer, una ocasión para aproximarse a una práctica laboral profesional, más queimportante por estos tiempos donde los empleadores no sólo piden vitaes, sino experiencias comprobables. Desde el Área de ProducciónGráfica invitamos a los alumnos y docentes a participar. Existe un ámbito para difundir sus producciones, para leerse y ser leídos, una publicación universitaria, impresa y gratuita.

Encuentre toda la información necesaria en nuestro blog:

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Abstract

This text analyzes the TV programme: Mundo Privado(Private World) from the interpellation of the discoursestrategies of the self referential construction of the youth.

Self referential refers to the process of mentioningand narrating oneself that is performed by the charactersof the discourse.

El docu-reality “Mundo Privado” ¿Un catalejo hacia esos

“ocultos territorios juveniles”?Por Georgina Remondino y Valeria Chomnalez

Georgina Remondino es Postgraduada como especialistaen investigación de la comunicación por la UniversidadNacional de Córdoba (UNC).Becaria doctoral CONICET.

Valeria Chomnalez es Licenciadaen comunicación social por laUNCo. Becaria CONICET, Doctoranda en la carrera de Estudios Sociales de AméricaLatina (CEA-UNC).

Resumen

Este texto analiza el programa televisivo “Mundo pri-vado” a partir de la interpelación de las estrategias discur-sivas de construcción de la auto-referencialidad de los sec-tores juveniles.

Se entiende por auto-referencialidad al proceso denombrarse y narrarse a sí mismo que llevan a cabo los su-jetos protagonistas del discurso.

Palabras Clave: culturas juveniles- auto-referencialidad-análisis del discurso-medios de comunicación

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Las industrias culturales, tal como las conocemosen la actualidad, se fundan sobre fuertes estrategiasdiscursivas auto-referenciales mediante las cualeshablan de sí mismas y, en ese acto, legitiman un or-den cultural que les es propio. En sus lógicas de se-riación y estandarización de los productos que en-gendran, las industrias culturales fundan complejossistemas de creación hipertextual en torno a tópicos,personajes, novelas y demás bienes culturales. Esasestrategias discursivas auto-referenciales y las abiga-rradas redes de referencias comunes que engendran–así como la concentración de la propiedad de losmedios y el poder de sus sistemas reguladores– sonla piedra angular sobre la que estas industrias basansu función de (re)producción ideológica y social. Enrelación a ello, Umberto Eco ha señalado la acentua-ción de estrategias discursivas auto-referenciales enlos medios al referir a la neo-televisión y al advertirque los relatos auto-referenciales son el engranajecentral que garantizan el funcionamiento de la granmáquina discursiva de la cultura mediática de las úl-timas décadas (Eco, 1986).

La auto-referencialidad es una de las caracterís-ticas de ciertos discursos que circulan de manera re-currente en la escena mediática. Aquí nos interesaesta característica del discurso mediático cuando sematerializa en la presencia de sujetos anónimos quehablan de sí mismos en los medios y, de ese modo,pretenden representar a un colectivo del cual for-man parte. Esto aporta una clave desde la cual in-terpretar los modos en que los medios de comuni-cación “hacen visibles” a determinados actores so-ciales con el propósito de mostrar por otras vías al-gunos universos aparentemente inaccesibles al co-mún de la sociedad. Embanderados bajo una pre-tendida objetividad, los medios de comunicaciónhallan en la voz de los actores una estrategia fun-cional a la creencia ampliamente difundida en elpotencial de los medios para hacer visible lo oculto,para transparentar aquello que “no se ve” si no espor el accionar mediático. Así, en numerosas pro-

ducciones, los medios “hacen hablar” de sí mismosa sujetos que son propuestos como representanteso muestras de un grupo o sector social al que per-tenecen. Esta estrategia discursiva está presente endiversos géneros mediáticos, en especial en los noficcionales que la utilizan preferentemente para re-ferir a actores sobre los que recae una sospecha, unsigilo que los vuelve exóticos y, en forma más fre-cuente, sobre aquellos que son marginados econó-mica, política, socialmente.

La importancia que adquiere la voz de los acto-res en la escena mediática y la centralidad del “su-jeto que habla de sí mismo” son también síntomade una cultura que excede a su manifestación enlos medios de comunicación. Algunas aristas de lasformas de funcionamiento de esta cultura y de susmanifestaciones en los medios las abordaremos eneste artículo tomando el caso del docu-reality Mun-do Privado. Nos centraremos en las formas en quelos jóvenes son representados en la pantalla de te-levisión y cómo, bajo el pretexto de la auto-referen-cialidad de los jóvenes que aparecen en escena, selegitiman e invisibilizan las construcciones que elprograma hace de los mundos juveniles. Veremoscómo ciertas máximas sociales funcionan comocondición que posibilita el éxito de produccionesque proponen a sujetos anónimos, en este caso adiferentes grupos de jóvenes, ser el centro de la es-cena mediática. Evidenciaremos, finalmente, algu-nas formas de construcción mediática de los jóve-nes que subyacen tras la pretendida transparenciadel docu-reality, y cómo a partir de esta co-autoríadel producto televisivo llevada a cabo entre jóvenesy adultos se terminan reproduciendo ciertas mira-das hegemónicas sobre el mundo juvenil.

Hablar de uno mismo

Auto-referencialidad y auto-reflexividad son doscategorías que nos permiten iluminar la interpreta-ción sobre los diversos modos en que se teje la cul-

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tura contemporánea en tanto que informan unamanera de ser de la sociedad y de los sujetos denuestro tiempo. La auto-referencialidad es más queuna forma de funcionamiento del discurso socialmediático o una condición elemental del sistema deproducción estandarizada. Constituye una cualidaddiscursiva que se materializa en géneros diversos–desde los clásicos como el autorretrato y la auto-biografía hasta otros más novedosos como la au-toayuda, el reality show o el docu-reality– y que secaracteriza por colocar al sujeto de la enunciaciónen el rol simultáneo de autor, narrador, sujeto deenunciado y/o personaje de lo narrado.

El aspecto auto-referencial de nuestra cultura semanifiesta en aquellos modos de experimentar y dedecir/nombrar el mundo que instalan al sujeto en elcentro de la escena discursiva. El sujeto, filigrana dela cultura, habla de sí mismo, reflexiona “a vivavoz” sobre diversos aspectos de su historia personaly de su mundo cotidiano. Así, la escena discursivase vuelve el dominio de un sujeto que experimentala potestad de hablar de sí en la esfera pública, po-testad de colocarse en la médula de esa dimensiónen la que es posible el encuentro con los otros.

Una marca distinguible en los discursos que cir-culan en la actualidad es el imperativo que podríaresumirse en la siguiente máxima: “muéstrate a timismo”. Este mandato funciona condensando elsentido de aquellas molduras que forjan al sujetocontemporáneo y lo habilitan para “hablar de símismo” en la escena pública. Esta exigencia de “sa-lir a escena” opera un desplazamiento en los pre-ceptos que moldean al Yo y al Yo-en relación conOtros. A las máximas sociales “sé tú mismo”, “co-nócete a ti mismo”, “gobiérnate a ti mismo” y“cuídate a ti mismo” –de cuyos sentidos, raíces his-tóricas y transformaciones diera cuenta Michel Fou-cault en Tecnologías del Yo (1990) y en La Herme-néutica del Sujeto (1994)– se acopla una fórmulaaparentemente menos compleja y más feliz:“muéstrate a ti mismo”. Este desplazamiento impli-

ca un cambio ontológico, una transformación en elmodo de concebir y pensar al sujeto y a su potestadpara constituirse en sujeto que se enuncia a sí mis-mo frente a los Otros. Este imperativo de exhibirsea sí mismo motiva múltiples prácticas cuyo fin eshacer públicos los acontecimientos privados y expe-riencias íntimas de los sujetos. De allí la centralidadque adquieren estas mostraciones del Yo en la vas-ta variedad de géneros de la cultura masiva con-temporánea. Blogs, talk shows y reality shows sonalgunos de los formatos informáticos y mediáticosque en la escena actual resultan funcionales a esapretendida mostración del Yo.

El cumplimiento de la máxima “muéstrate a timismo” exigiría del sujeto un poco de astucia y cier-tas destrezas para el manejo de determinados len-guajes y herramientas mediáticas e informáticas queamplían sus posibilidades de estar a la vista. Incluso,la realización de ciertas operaciones sobre el cuerpo,propuestas como garantía para ser visible y (re)cono-cible por los demás (como las cirugías estéticas, lostattoos, las perforaciones e implantes) son parte delas prácticas que se asocian a este mandato.

La mayor posibilidad de “estar a la vista” en eldominio público mediático ha sido facilitada tantopor la masificación creciente de los dispositivos tec-nológicos como por la simplificación de sus condi-ciones de uso y manipulación. El ingreso al hogarde la cámara fotográfica primero, de la cámara defilmación después, y la reciente ampliación del ac-ceso domiciliario a conexiones de Internet, estánoperando un verdadero cambio en los modos de re-gistrar, producir y reproducir esos relatos en que lossujetos hablan de sí mismos ante otros. La exten-sión del acceso a mecanismos técnicos de registrotiende hacia una mayor acentuación de la auto-re-ferencialidad como cualidad discursiva que inundala esfera mediática y cibernética de nuestro tiempo.El éxito de las bitácoras personales en Internet dacuenta de este fenómeno social. Ha pasado aproxi-madamente medio siglo desde las primeras proyec-

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ciones de diapositivas familiares ante un grupo deamigos hasta la actual profusión de fotografías per-sonales disponibles (o de imágenes que representanlos gustos y adscripciones individuales) para unamasa anónima de cibernautas que visitan un blog.Este desplazamiento muestra que los relatos y re-presentaciones auto-referenciales se han acentuadocomo marcas del sujeto y de nuestra cultura y, enese sentido, de nuestros modos de relacionarnossocialmente.

Productores y protagonistas: el relato en primerapersona

La creciente posibilidad de auto-registrar y difun-dir hechos de la vida cotidiana de personas anóni-mas ha tenido especial impacto sobre algunos géne-ros mediáticos. El documental, en especial el no fic-cional, ha permitido el registro de acontecimientoshistóricos trascendentes y de la vida de grandes per-sonalidades. Pero, a la vez, ha permitido hacer focosobre las pequeñas historias, los micro-relatos depersonas no conocidas cuyas posibilidades de apare-cer en pantalla se encuentran más restringidas enotros formatos y géneros. Algo similar ocurre en elreality show, género en el que se pone en escena ala “gente común” que habla y muestra diversos as-pectos de su vida cotidiana y de su historia personal.En el reality show, la referencia del sujeto a sí mismoes una característica diferencial del género.

En ambos géneros, el sello de la auto-referen-cialidad puede presentarse bajo dos modalidades:la primera pone el acento sobre los propios proce-sos de producción del material mediático y la formamás usual es mostrar el “detrás de la escena” deuna producción fílmica o televisiva. O bien, exhibehechos reales que son vividos con la conciencia deestar sucediendo a la luz de las cámaras. Tal es elcaso del programa “Big Brother” en el que, tras lailusión de mostrar la vida real de un grupo de per-sonas, subyace la conciencia de la artificialidad del

mundo que captura la cámara. Esta primera formaen que el mundo mediático habla de sí mismo fun-da un efecto de real basado en los propios procesosde producción. La estrategia es presentar auto-re-flexivamente a dichos procesos (visible fácilmenteen el llamado back stage) como una limitación a lasupuesta transparencia y neutralidad mediática enla construcción de todo acontecimiento. “La auto-reflexividad llega a ser entonces una reacción con-traria o una manera de oponerse a la modalidadtradicional del documental que enfatiza la verosimi-litud” (Andach, 2005).

La segunda modalidad de la auto-referenciali-dad en estos géneros mediáticos ocurre a nivel delos contenidos y consiste en poner en escena na-rraciones y acciones de sujetos que se piensan a símismos; sujetos que dan testimonio de sus modossubjetivos de vivir y experimentar determinadoshechos. El valor que adquiere el relato testimonialen los medios de comunicación da cuenta de laimpronta que la auto-referencialidad adquiere enestos tiempos. Los testimonios de la “gente co-mún” –que se presenta a sí misma como similar aun colectivo mediante procedimientos discursivosde igualación y homogeneización de la diversidadsocial– hacen visible un orden en el que la referen-cia constante a la experiencia personal e inter-sub-jetiva es un modo de referir y representar al suje-to y al mundo que le es propio. Lo que se juegaaquí es la pretendida “transparencia” de los me-dios para referir a esos mundos y a esas experien-cias ya que es el mismo actor el que las relata y po-ne en escena. Con ello, no sólo el sujeto adquiereuna posición central en el proceso de enunciación–pues su vida misma pasa a ser asunto de interéspúblico– sino que son sus testimonios la principalestrategia que funda ese orden de real de lo queaparece en escena.

En esta segunda modalidad, la referida a loscontenidos mediáticos, son también las condicionesobjetivas que imponen las tecnologías audiovisua-

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les, digitales e informáticas las que facilitan esa po-sición medular de “la gente común” en el aconte-cimiento mediático y en sus formas de producción.Un ejemplo de ello es el nuevo periodismo digital,una de las prácticas profesionales que ha capitaliza-do con mayor éxito las potencialidades de las tec-nologías informáticas. Concebido como públicomediático, el sujeto pasa de la soberanía del consu-midor a un nuevo orden que se funda sobre el rolsimultáneo de ser productor/personaje/testigo/re-ceptor del acontecimiento. Este cambio en las figu-ras mediáticas refuerza la posibilidad de una “en-trada en pantalla” de actores que son estimados entanto pueden referir a hechos cercanos y en cuantopueden relatar sus experiencias personales confor-me a la lógica espectacular de los medios. Los“plus” que las industrias culturales hayan en quie-nes seleccionan para ingresar al mundo mediáticoson definidos por la mayor o menor adaptación yrepresentación de los patrones culturales que rigena la cultura masiva.

No obstante, aunque los géneros a los que he-mos referido pueden evidenciar con cierta facilidadlos procesos de producción que están detrás de lapuesta en escena, tras esas operaciones subyaceuna pretensión de transparencia que excede a lamostración de la artificialidad del medio. Esta estra-tegia discursiva se funda sobre la voz de los propiosactores quienes funcionan como agentes que vali-dan aquello que se pone a la vista. El efecto de realse acentúa cuando son los sujetos comunes quienesmanejan los dispositivos de registro como la cáma-ra y, a la vez, cumplen los roles de narrador, autor,personaje, entre otros posibles.

El docu-reality es el subgénero mediático quequizás mejor representa esas operaciones. Este gé-nero híbrido es en la actualidad una de las variantesmediáticas que con mayor recurrencia ponen en es-cena a sujetos que hablan de sí-mismos. Éste, aligual que el documental antropológico, es utilizadopor las industrias culturales para hacer visibles a de-

terminados actores y grupos sociales considerados“ocultos” o invisibilizados por diversos motivos. Elmundo de los jóvenes, el mundo de los parias, lacárcel, el mundo de los reclutas son parte de esosuniversos sobre los que se cierne un velo, una sos-pecha o un encierro que este género pretende ha-cer visibles bajo fuertes estrategias de auto-referen-cialidad de los actores que aparecen en escena.

Este sub-género crea un orden discursivo que sefunda sobre una pretendida transparencia del me-dio ya que la operación más frecuente es que lospropios actores sean quienes realizan los registros yquienes hacen sus propios relatos de lo que viven,sienten y piensan. De esta manera, ese orden deldiscurso se asienta sobre el punto de vista del actory basa su intención de transparencia sobre la indis-cutible soberanía del sujeto que habla de sí mismo.En este uso que las industrias culturales hacen deldocu-reality subyace la pretensión de superar loscuestionamientos al poder de representación de losmedios. Las técnicas de entrevista realizada entrepares, la observación participante de los protago-nistas, el auto-retrato, el auto-registro y otras técni-cas documentales son aquellas que resultan másfuncionales a este objetivo y son también aquellasque se observan con frecuencia en este novedosogénero.

Para poner en evidencia alguna de estas estra-tegias mediáticas reflexionamos a continuación so-bre un caso en el que las industrias culturales, bajoel pretexto de mostrar ciertos universos considera-dos oscuros, echan mano a los relatos auto-referen-ciales y al auto-registro llevado a cabo por los pro-pios actores. El programa seleccionado busca hacervisibles a los jóvenes y a sus mundos cotidianos des-de una aparente transparencia que garantizaría lacámara manejada por los protagonistas. Focaliza-mos en la construcción mediática de esos universosjuveniles y en las representaciones hegemónicasque materializan los modos en que la TV los hapuesto en escena.

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Crear jóvenes para la pantalla

Proponemos analizar el programa televisivo“Mundo Privado” pues éste es uno de los produc-tos mediáticos que se estructura en torno al auto-registro de la vida cotidiana de los actores, en es-te caso, de diversos grupos de jóvenes de BuenosAires. En cuanto a algunas características referidasa la producción de este docu-reality cabe decirque los participantes han sido previamente selec-cionados y conforman grupos de jóvenes vincula-dos previamente por ser amigos, compañeros ovecinos del barrio. Ellos registran escenas de susvidas cotidianas dotados de una cámara filmadoraque les provee la producción. Existen ciertas pau-tas comunes como el uso de la cámara y de los es-cenarios, y determinados temas sobre los que laproductora les solicita que (se) hablen y que (se)representen. En la edición posterior que realizanlos productores, el programa adquiere un ritmo rá-pido en la secuencia de imágenes por lo que elproducto final asume varios elementos caracterís-ticos de la estética del video clip.

Seleccionamos este programa porque detrásde ciertos discursos sobre la transparencia del me-dio y sobre la legitimidad para referir determina-dos actores que ofrecen las técnicas de auto-regis-tro, subyacen ciertas operaciones que garantizanla creación y la puesta en escena de actores “pa-ra” la pantalla. Estos actores resultarían funciona-les a una doxa que imprime sobre los jóvenes cier-tas miradas “adultocéntricas” y hegemónicas quesocavan la potencialidad de fuga, de creación oexpresión del sí-mismo que la propuesta del auto-registro llevaría consigo.

En relación con el programa nos preguntamosqué hace posible que una temática como la delmundo privado de los jóvenes resulte tan atractivacomo para ser llevada a la pantalla y transmitida porun canal de aire, y en qué reside el “éxito” del pro-grama que ha motivado a la producción a conside-

rar la posibilidad de extender la cantidad de emisio-nes dado el “gran interés que despertó”1. Podemossugerir que parte del éxito de esa propuesta se fun-da en que el mundo de los jóvenes ha resultado his-tóricamente un espacio de sospecha para los adul-tos, espacio que el programa promete develar. Elpropio juego de distanciamiento que producen lamayoría de los jóvenes respecto de los ámbitoscompartidos con los adultos, ya sea en el seno de lafamilia, la escuela o en otras estructuras, favoreceun “ocultamiento” de algunos aspectos de la vidajuvenil –la búsqueda de su propia intimidad y deprivacidad pueden ser entendidas como prácticasde exploración y auto-afirmación/diferenciaciónque conllevan siempre una separación respecto deotros espacios y universos sociales–. El registro do-cumental por medio de la cámara portada por losmismos actores parecería iluminar y (re)habilitar alojo adulto esos difusos mundos juveniles a los cua-les dicen no tener acceso. La propuesta del progra-ma es publicitada en la web en estos términos:“Mundo Privado será la cita obligada para aquellospadres que deseen encontrarse cara a cara con sushijos adolescentes”2. Se insinúa entonces al “mun-do privado” de los jóvenes como uno que resultaríatan ajeno que los únicos autorizados para enunciar-lo son los jóvenes mismos.

Teniendo en cuenta el contexto socio-históricoen que circula este producto mediático, considera-mos que el programa se enmarca en procesos his-tóricos signados por la reconfiguración de las insti-tuciones sociales, por el debilitamiento de ciertas ri-gideces de las estructuras modernas. En ese marco,el medio televisivo se convierte en posibilitador deciertas voces que, bajo su inspiración mercantil ycon un lenguaje simplificador, recogen discursos so-ciales particulares y los presentan de un modo tota-lizador. Algunas de esas múltiples voces pujan porcorrer los límites de lo decible y lo mostrable. La te-levisión se hace eco de este nuevo orden del discur-so y resulta entonces que lo que otrora fuera causa

1 Según declaraciones del directorde contenidos de la productora delprograma, Ricardo Pichetto, repro-ducidas en <http://www.criticadi-gital.com/impresa/index.php?secc-=nota&nid=20668>. En línea: 2 demarzo de 2009.2 <http://estrellasyshow.com.ar-/noticias/mundo-privado-telefe-el-debut/>. Consulta: 2 marzo de2009. La cursiva es nuestra.

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de escándalo público ahora se vuelve clave del es-pectáculo y del rating mediático. Bajo estas condi-ciones, en “Mundo Privado” “mostrar lo joven” esponer en pantalla a chicas y chicos que, según ma-nifiestan los medios, “se confiesan sin filtros ni pu-dores” con su lenguaje al tiempo “explícito y limi-tado”, sobre el sexo, las elecciones sexuales, “... lavirginidad, las técnicas para levantarse una chica oun chico, la infidelidad […] las amistades, compe-tencias, inquietudes, sueños, deseos y temores”3.

Estas voces presentes en las gacetillas publicita-rias del programa muestran que “Mundo Privado”se propone a sí mismo como posibilitador del en-cuentro intergeneracional entre padres e hijos. Almismo tiempo, por medio de la ausencia del adulto(tanto en imagen –conductor– como en sonido–voz en off–), se borran las huellas de las construc-ciones que desde el medio y la mirada adulta se ha-ce de los jóvenes, de sus identidades, prácticas,usos y discursos. Se propone mediatizar la experien-cia del contacto y del encuentro en un espacio dediálogo interpersonal, cotidiano, co-presencial, tro-cándola por la virtualidad televisiva bajo una ilusiónde transparencia y neutralidad del medio.

Este intento de acercar mediáticamente a dife-rentes generaciones aspiraría a reponer una ausen-cia, un lazo, un contacto que se supone difícil de es-tablecer. La comunicación, en especial aquella posi-bilitada por las tecnologías informáticas y por losmedios de comunicación, se propone como capazde “poner en contacto” aquello que, se piensa, es-tá separado, desavenido o incomunicado. En esesentido, se actualiza el discurso que hace de la co-municación el tejido conectivo de la sociedad y quearroja sobre las tecnologías el potencial de (re)cons-truir un lazo social vulnerado –ya sea garantizandoel contacto en las relaciones interpersonales o faci-litando la integración entre diversos espectros so-ciales–. “La técnica, en ‘esta sociedad fragmentada’en la que vivimos, sirve de tejido conectivo: núcleode certidumbres objetivables, lugar comúnmente

compartido” (Schmucler [1996], 1997: 169). Bajoesta posición, los medios gozarían de una doble so-beranía: creencia en su transparencia, creencia ensu potencial de conectividad social. Ambas funcio-nan como condición de posibilidad para que la pro-puesta de “Mundo Privado”, como producto me-diático que facilita el contacto intergeneracional,resulte exitosa.

Esta conexión “intergeneracional” que el medioposibilitaría, supone que el mundo es un espaciocompartimentado en forma binaria: “mundo joven-/mundo adulto”. En relación con ello, en el ciclo encuestión encontramos que esta separación sosten-dría a la vez dos procesos contrapuestos y comple-mentarios –en tanto se refuerzan mutuamente–:por un lado se propone un divorcio entre los jóve-nes y los adultos, lo cual habilita una mirada de “lootro” como raro, diferente, exótico, y por otra par-te se realiza una homogeneización de la figura deljoven como miembro de una generación, lo queanularía la diversidad y la diferencia al interior delsector o grupo poblacional4.

El hecho de que los “adolescentes” a los quehace alusión el programa sean concebidos comomiembros de una misma generación –determinadaésta mediante el magro indicador de un rango deedad compartido (que los productores del progra-ma establecieron entre los 15 y 21 años)– refuerzala idea de que habría un modo más o menos uni-forme de ser joven. La juventud en “Mundo Priva-do” aparece representada no sólo bajo la imagende quien “adolece” de algo, sino como una gene-ración, una etapa de la vida en común, y esa ope-ración de unificación crea un espectro de sentidosposibles muy limitado sobre quiénes son jóvenes yquiénes no. Propone como representantes de los jó-venes a chicos y chicas que estudian, que trabajanen comercios de venta de “ropa flogger”, chicasque van de shopping, jóvenes floggers y anti-flog-gers. Sin embargo, frente a esta estrategia de unifi-cación y generalización –unifica por la edad y dife-

3 <http://www.lanacion.com.ar-/nota.asp?nota_id=1105426>.Consulta: 5 de marzo de 2009. 4 Gándara, Mangone, Warley serefieren a ciertas operaciones simi-lares que realizan los programastelevisivos expresando que inte-gran la diferencia para naturalizarla hegemonía. Véase Vidas Imagi-narias, los jóvenes en la tele, Edito-rial Biblos, Buenos Aires, 1997.

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rencia por los estilos, adscripciones y consumos– esnecesario advertir que la generación también pue-de ser entendida en términos de un dispositivo deunificación de los distintos jóvenes que no anula ladiversidad sino que la marca transversalmente, apartir por ejemplo de marcas epocales, hechos his-tóricos que no obstante se viven de maneras dife-renciales (Saintout, 2006).

En “Mundo Privado”, además del sello trans-versal de la edad, hallamos una estrategia queconstruye marcas de identidad asociándolas al con-sumo. Por ejemplo, una referencia a la clase socialde pertenencia suele ser el barrio y ciertos consu-mos diferenciales. Esta estrategia discursiva es unmodo disimulado de “enclasamiento” de los acto-res. En este sentido, encontramos referencias al ba-rrio en el que los protagonistas viven, y también asus trayectorias en el uso de la ciudad, como hue-llas de una diferenciación social: no suelen frecuen-tar los mismos lugares unos jóvenes y otros, no asis-ten a los mismos boliches, ni a los mismos negocioso espacios al aire libre. Las referencias a estos luga-res se destacan con particular énfasis haciendo usode titulados que indican los barrios en los que trans-curren las escenas.

En lo que refiere a la clase social también en-contramos una ausencia que resulta superlativa: en-tendemos que habría un sector de los jóvenes queal encontrarse sin acceso al mercado de consumoquedaría excluido de las estrategias de representa-ción de los jóvenes que realiza el programa. Si, co-mo decíamos, es a partir del consumo que se trazanlos bordes que dibujan las identidades de estos jó-venes, entonces el duelo ya no se daría en términosde up/down en la pirámide de las clases sociales –yel consecuente reflejo a partir del consumo–, sinode in/out, pertenencia o no, inclusión o exclusión(Tourain, 1997)5. La invisibilización como forma deexclusión que prima en este docu-reality no agotasin embargo la cuestión, pues los sectores juvenilesa los que nos referimos como “excluidos” tendrían

presencia, en cambio, en otros formatos televisivoscomo los noticieros que los presentan como agen-tes peligrosos para la sociedad (representados co-mo delincuentes, drogadictos, etcétera).

Otra forma de invisibilización de determinadossectores y grupos de jóvenes que reproduce “MundoPrivado” es aquella que consiste en la idea naturali-zada de que todos los jóvenes “están en la escuela”.En el registro documental los jóvenes aparecen en lasinmediaciones de sus escuelas y con los atavíos aso-ciados a las mismas. Una vez más, aquellos que noestán contenidos en el sistema de educación formalvuelven a quedar excluidos del espacio de visibilidadsocial que otorga el programa. Aparece así un mode-lo estereotipado de joven asociado a aquel que estáintegrado a alguna institución educativa y que perte-nece a las clases sociales media y media alta.

Estas demarcaciones y supresiones de ciertashuellas de la clase social y de otras condiciones devida, como la marginación o la no-escolarización,son reforzadas por otro procedimiento que consis-te en la diferenciación por referencia a las “perso-nalidades” de los participantes. Los productoresaducen que la selección de los protagonistas se rea-lizó teniendo en cuenta sus personalidades y susdestrezas para el manejo de los dispositivos de re-gistro, y que se trató de representar en el programaa jóvenes de diversas clases sociales. Sin embargo,estas referencias a las personalidades de los partici-pantes funcionan como una operación que centraen el sujeto todo potencial explicativo de sus com-portamientos y diferencias, y elude referir a los con-textos y a las condiciones socio-históricas que ciñenlas conductas de quienes aparecen en pantalla. Seborra así la dimensión política, cultural y socio-eco-nómica de todo accionar y de toda marca de iden-tidad. La personalidad se vuelve entonces una cate-goría que derrota la mirada política de lo social. Alrespecto Richard Sennett afirma que esta capitula-ción es el resultado de un largo proceso histórico enel que la personalidad se transformó en un princi-

5 Creemos interesante incorporarun dato brindado por el Ministeriode Trabajo, Empleo y Seguridad So-cial que indica que en Argentina, amayo de 2008, alrededor de 500mil jóvenes, de entre 18 y 24 años,estaban fuera del sistema educati-vo y no tenían trabajo. Estos jóve-nes desempleados representabanel 44% de la población activa y, deltotal de los jóvenes desempleados,aproximadamente el 57% no bus-caban trabajo ni estudiaban. Estosson precisamente los jóvenes queno son visibilizados por el progra-ma televisivo al que hacemos refe-rencia. Para más información véaseel Programa “Jóvenes con más ymejor trabajo”, en < http://www-.trabajo.gob.ar/planesyprogramas-/programajovenes.asp>. En línea: 5de abril de 2009.

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pio social totalizante. “Esta fuerza misteriosa, peli-grosa que era el yo, comenzó a definir las relacio-nes sociales. [...] la sociedad que habitamos actual-mente se encuentra agobiada por las consecuenciasde esa historia, la destrucción de la res pública porla creencia de que los significados sociales son ge-nerados por los sentimientos de los seres humanosindividuales. Este cambio ha oscurecido para noso-tros dos áreas de la vida social. Una es el dominiodel poder, la otra es el dominio del entorno en elque vivimos” (Sennett [1974], 2002: 737).

Ante el nutrido universo de posibles elementosa analizar que nos ofrece “Mundo Privado”, quere-mos detenernos finalmente en uno más: los so-breimpresos en las placas publicitarias con las quese anuncia al ciclo. Una primera apreciación es queestas parecerían dirigir el programa particularmentea un público adulto invitándolo a inmiscuirse en el“mundo privado adolescente”. En uno de los spotspublicitarios, un título sobreimpreso a la pantallaexpresa: “Una mirada íntima a la vida adolescente”.Ésta es una propuesta pública a espiar lo privado ylo íntimo solapadamente. Pero esta invitación tienela particularidad de habilitar al ojo adulto esa intro-misión en la esfera privada de los jóvenes que, porcierto, se presentan nuevamente como parte de unsolo mundo juvenil, homogéneo y unificado. De es-ta manera, se apropian del auto-registro de los jó-venes para colocarlo bajo la mirada adulta. Esta fa-cultad del programa dotaría a los adultos de un co-nocimiento sobre lo que efectivamente dicen y ha-cen los jóvenes cuando están a solas, lejos de susmiradas. Esta apropiación del registro que los jóve-nes hacen de sí mismos faculta para el ejercicio deun poder que en nada se asemeja a la pretendidaneutralidad del medio. En este caso, “Mundo Priva-do” ofrece conocer los mundos juveniles a aquellosactores que, precisamente, pretenden detentar uncontrol sobre los jóvenes.

En el mismo spot publicitario una voz en off re-za “sienten que la vida ya les enseñó todo”, mien-

tras la imagen muestra a un grupo de chicas en suhabitación que teatraliza el modo de seducir de lasmujeres en el boliche. Una interpretación posible deesa frase condensa el sentido de una mirada “adul-tocéntrica” sobre las formas de pensar y actuar delos jóvenes. Pues el joven no sería sujeto de un sa-ber sino de un engaño, de un “creer que ha apren-dido todo” sin haberlo hecho en realidad. Y ese sa-ber se supone necesariamente ligado a una trayec-toria de vida a lo largo de la cual se lo adquiriría yse lo legitimaría. El joven sería, en ese sentido, suje-to de una carencia pues hay un camino cronológicovital que aún no ha transitado. Por lo tanto, su sa-ber, sus certezas, sus puntos se vista son relativiza-dos y pierden peso. En cambio, los adultos seríanaquellos que sí detentarían ese conocimiento legiti-mado por el tiempo vivido y la experiencia adquiri-da. Esta posición logra trivializar y vulnerar los pun-tos de vista y las experiencias de vida de los jóvenesy, por lo tanto, les quita poder de agencia en la so-ciedad. Esta operación, que los piensa desde la ne-gatividad, la carencia o la ausencia, es frecuentetambién en otros estereotipos como aquellos queconciben al joven como sujeto en transición, comoser no productivo, ser para el futuro, como ser que“adolece de” algo. Vemos entonces cómo tras esapretensión de objetividad y transparencia que daríael auto-registro de los jóvenes, opera una mirada delos adultos que reproduce la doxa social re-signifi-cando el material producido por los protagonistas.

Los enunciados anteriores muestran una opera-ción de subestimación de los jóvenes y una supre-macía ineludible del mundo adulto. Lo interesantees que bajo el sello del género mediático y de la téc-nica del auto-registro, se disimularía la intervenciónde las miradas adultas y hegemónicas en la cons-trucción del programa. Esta misma operación serealiza al destacar la expresión sin tapujos, auténti-ca y libre de los protagonistas. Estos modos de ex-presión estarían facilitados por el solo hecho de ser“adolescentes” y por la forma de registro fílmico

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(auto-registro) en la que se basa el programa. Enese sentido la frase “No se guardan nada”, presen-te en uno de los spots publicitarios, muestra laconstrucción de una figura del joven como un serfresco, desinhibido, pero también los presenta co-mo sujetos habituados a la exposición, a la confe-sión pública. Reside en esta característica una de laspotencialidades de los jóvenes como sujetos “para”la pantalla que responden a ciertos imperativos dela cultura mediática: su lógica espectacular y la má-xima “muéstrate a ti mismo”. Los jóvenes partici-pantes en el programa son convocados bajo estemandato y son seleccionados en función de sus ca-pacidades para responderle y de sus adaptaciones aciertas técnicas mediáticas de registro como la en-trevista abierta, sus destrezas para hablar ante la cá-mara, sus capacidades histriónicas, entre otras.

Se presenta entonces un juego en el que losjóvenes son invitados a exhibir sus mundos priva-dos con total libertad, es decir que los límites delo que hacen visible los demarcarían voluntaria-mente sólo ellos, Pero, al mismo tiempo, desde laproducción se los estimularía a “ser más jugados,más osados, más desinhibidos” para ser protago-nista del ciclo y entrar en el mundo del espectá-culo. Esa misma caracterización de jóvenes comointrépidos sería funcional a los requerimientos deuna cultura y de su lógica espectacular. En estaconstrucción mediática de estos actores, se re-fuerzan ciertas representaciones de los jóvenescomo sujetos “desviados” de algunas convencio-nes sociales y las buenas costumbres que llamanal silencio y al recato. El joven sería presentadotambién como un sujeto ansioso por decir almundo aquello que piensa y hace, y la televisiónestá allí para garantizarle su vitrina. Como dijimosanteriormente, esta operación es una marca de lacultura de nuestro tiempo que las industrias cul-turales han sabido explotar con renovada notorie-dad. En el caso que analizamos, serían los jóvenesquienes legítimamente desearían mostrar su

mundo. Serían, además, los únicos autorizadospara hacerlo y el docu-reality se ofrece como elgénero más indicado para ello. En el docu-realityel sujeto que habla de sí mismo haya fundamen-to en una posición hermenéutica general que le-gitima la “perspectiva del actor” como aquellacapaz de dar cuenta, por sí misma y en forma ca-bal, del mundo social en el que el sujeto se inser-ta. En ese sentido, esta posición que habilita lamirada intra-grupal, subjetiva e intra-generacio-nal como clave de interpretación del mundo coti-diano de los actores, funciona como condición deposibilidad para que la propuesta de “Mundo Pri-vado” sea exitosa. El ciclo parece apropiarse deesas puestas en escena de los actores para ofre-cerse a sí mismo como un espacio que autoriza laintromisión de la mirada adulta. Toda acción pos-terior de los adultos y de las instituciones sobre lavida de esos jóvenes, que voluntariamente se“muestran y se dejan ver”, se admitirían comodebidamente justificadas y legitimadas por la in-tervención sobre la esfera pública o interpersonalque reviste todo acto de “poner a la vista”.

Ficha Técnica:• Nombre: “Mundo Privado”• Género: docu-reality• Modalidad de registro: cámara testigo• Protagonistas: jóvenes entre 15 y 21 años• Conductor: no posee• Emisión: semanal por el canal de aire Telefe• Productora: Eyeworks/Cuatro Cabezas

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Jóvenes y TICs. Modos de socialización

y construcción de identidad(es)Por Paula Porta, Bianca Racioppe, María Julia Poiré y Claudia Rotouno.Colaboradores: Diego Díaz, Natalia Zapata, Luciana Aón, Soledad Vampa, Yanina Di Chiara, Carla Tous.

Proyecto de Investigación P 115:“Modos de socialización de losestudiantes de Comunicación Social: uso y apropiaciones delas TICs”, correspondiente al Programa de Incentivos del Ministerio de Educación de Nación.

Resumen

Las nuevas tecnologías han profundizado las transfor-maciones en las percepciones del tiempo y el espacio, lasdefiniciones de lo real y las constituciones de lo corpóreo.Además, han transformado los modos de organización yde pertenencia de los jóvenes. Estos cambios, que ya sig-naban tecnologías anteriores, se han dinamizado y acele-rado por la velocidad de la innovación técnica y la veloci-dad con que las generaciones más jóvenes incorporanesas innovaciones a su vida.

En el desarrollo de la investigación de cátedra que daorigen a este artículo trabajamos las relaciones entre estu-diantes de comunicación, nuevas tecnologías y modos desocialización y cómo a partir del uso de determinados me-dios los jóvenes se vinculan y se comunican con los otrosy construyen o retoman imaginarios sobre el mundo a par-tir de esas nuevas maneras de relacionarse.

Abstract

The new technologies have made deeper the trans-formations in the perceptions of the time and the space,the definitions of what is real and the constitutions of thecorporeal. In addition, the new technologies have trans-formed the manners of organization and of belonging ofthe young people. These changes, which already existedwith previous technology, have increased and acceleratedby the speed of the technical innovation and the speed in-to which the new generations incorporate these innova-tions into their lifes.

In the development of the research of our group ofwork, that gives origin to this article, we study the rela-tionships between students, new technologies and man-ners of socialization. We tried to answer the question ofhow from the use of certain technologies and from thenew ways of relating, the young people communicatewith others and construct or recapture imageries of theworld.

Palabras Clave: comunicación-nuevas tecnologías-jóvenes

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En el presente artículo presentaremos las refle-xiones que hasta el momento se han construido enel marco de la investigación de la Cátedra II de Co-municación y Medios de la Facultad de Periodismoy Comunicación Social (UNLP) “Modos de socializa-ción de los estudiantes de comunicación social: usoy apropiaciones de las TICs”, presentada para elPrograma de Incentivos del Ministerio de Educaciónde Nación.

En el desarrollo de esta investigación trabajare-mos las relaciones entre estudiantes de comunica-ción, nuevas tecnologías y modos de socialización,cómo a partir del uso de determinados medios losjóvenes se vinculan y se comunican con los otros yconstruyen o retoman, a partir de esas nuevas ma-neras de relacionarse, imaginarios sobre el mundo.

En principio resulta necesario definir a qué nosreferimos con Nuevas tecnologías de Comunicacióne Información (TICs) Entendiendo que las tecnolo-gías están producidas por sus contextos históricos y,por lo tanto, son siempre sociales. Castells y otrosdefinen a las Nuevas Tecnologías como aquellasque “comprenden una serie de aplicaciones de des-cubrimiento científico cuyo núcleo central consisteen una capacidad cada vez mayor de tratamientode la información” (Castells, 1986).

Por su parte, Delia Crovi Druetta, en su libroTecnología satelital para la enseñanza define a lasnuevas tecnologías como aquellas que “reempla-zan el sistema analógico por el digital, con el queinauguran, en el área de las comunicaciones, nue-vos sistemas de transmisión a distancia [...]. Ade-más las nuevas tecnologías poseen una parte dura(hardware) que corresponde a la maquinaria en sí;y una blanda (software) que constituye su parte ló-gica. Se les ha definido como reflexivas e interacti-vas. Reflexivas, por ser producto de la racionalidadinstrumental del hombre que al relacionarse conellas, pueda adaptar el servicio que prestan ajustán-dolas en su parte lógica a las necesidades que po-sea. Interactivas, porque en algunos casos permiten

“Una cosa es reconocer el peso decisivo de los procesos y las tecnologías de comunicación en la transformación de la sociedad y otra bien distinta es afirmar

aquella engañosa centralidad y sus pretensiones de totalidad”.Jesús Martín Barbero

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los modos de organización y de pertenencia de losjóvenes. Estos cambios, que ya signaban tecnologíasanteriores, se han dinamizado y acelerado por la ve-locidad de la innovación técnica y la velocidad conque las generaciones más jóvenes incorporan esasinnovaciones a su vida. La inclusión de las nuevastecnologías en las rutinas cotidianas presupone unatransformación de esas rutinas, de esas dinámicas.

Las percepciones de lo temporal espacial setransforman al punto tal de hacernos sentir que vi-vimos en una suerte de presente permanente, deinstantaneidad signada por el atravesamiento de lasnuevas tecnologías que han cambiado las formasde representación del mundo. María Cristina Matadice que “Los cuentos infantiles ocurren en paísesmuy lejanos y por eso son cuentos […]. Porque nin-gún lugar es muy lejano” (Mata, 1999).

En este contexto, la pregunta que nos hacemoses cómo los jóvenes estudiantes de periodismo tran-sitan este nuevo ordenamiento mundial, cómo estotransforma sus modos de representación del mundoy cómo, en cierta forma, estos cambios transformansus prácticas educativas y profesionales.

Si bien nuestro universo de estudio son los jóve-nes ingresantes a la Carrera de Periodismo, enten-demos que sería reduccionista pensar que los jóve-nes son una categoría homogénea, estática, cons-truida de una vez y para siempre. El concepto de jo-ven ha cambiado a través de los años e incluso es-ta categoría podría pensarse como relativamentenueva. Según plantea Rossana Reguillo: “La juven-tud como hoy la conocemos es propiamente una‘invención’ de la posguerra, en el sentido del surgi-miento de un nuevo orden internacional que con-formaba una geografía política en la que los vence-dores accedían a inéditos estándares de vida e im-ponían sus estilos y valores. La sociedad reivindicóla existencia de los niños y los jóvenes como sujetosde derecho y, especialmente, en el caso de los jóve-nes, como sujetos de consumo” (Reguillo Cruz,2000). Siguiendo a Margulis y Urresti podríamos

una respuesta al usuario y porque, a diferencia delos medios tradicionales, éstas no constituyen unsimple listado de medios, sino sistemas integradosen los que se combinan e interactúan entre sí”(Crovi Druetta, 2000). Ésta es otra de las caracterís-ticas de las nuevas tecnologías, que tienden a laconvergencia, vinculando, incluso, a tecnologías yaexistentes como la radio y la televisión. Basta contomar el ejemplo de un celular, ya no es sólo un te-léfono, es también una cámara de fotos, un repro-ductor de música, un navegador de Internet, unaagenda, un despertador.

En este punto, es importante señalar que loque interesa a esta investigación no son las TICs ensí mismas, sino los usos y apropiaciones que reali-zan los jóvenes ingresantes a la Carrera de Comu-nicación Social. Nos preguntamos por el consumode las TICs y su relación con la configuración deidentidad(es).

En este punto es importante recuperar el con-cepto de mediatización de la cultura trabajado, en-tre otros autores, por J. B. Thompson (1998) quienlo describe como un proceso de transformacionesprofundas e irreversibles en los modos de producir,distribuir y poner en circulación los bienes simbóli-cos a partir de la aparición de ciertas tecnologíascomo la imprenta que posibilitan, entre otras cosas,la separación entre los espacios de producción y re-cepción, y la reproducción en serie. Desde el mo-mento de creación de la imprenta es que podemosreferirnos a sociedades mediatizadas, sociedadesen las que cada una de las prácticas está atravesa-da por lo mediático. Sin embargo, a seis siglos delsurgimiento de la imprenta, esos procesos de trans-formación se han dinamizado y, sin duda, son losjóvenes los que marchan a la vanguardia de estoscambios.

Las nuevas tecnologías han profundizado lastransformaciones en las percepciones del tiempo yel espacio, las definiciones de lo real y las constitu-ciones de lo corpóreo. Además, han transformado

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decir que lo que define a la juventud es la morato-ria vital, es decir son jóvenes aquellas personas queestán lejos de la muerte, que tienen lo que él llamaun “capital temporal”. Sin embargo, esta morato-ria vital se transforma a lo largo de la historia y tam-bién de acuerdo a los lugares, a las distintas regio-nes, ya que los promedios de vida van variando. Sibien esta moratoria vital sería una especie de mar-co, es importante tener en cuenta que hay múlti-ples maneras de ser joven y que estos modos tienenque ver con lo sociocultural: las desigualdades declase, las diferencias de género, diferencias de per-tenencia institucional, etcétera.

“La juventud como plus de energía, moratoriavital (y no solo social como dicen todos los estudios)o crédito temporal es algo que depende de la edad,y esto es un hecho indiscutible. A partir de allí co-mienza la diferencia de clase y de posición en el es-pacio social, lo que determina el modo en que se laprocesará posteriormente. Como dijimos antes, nose puede obviar ninguna de las dos rupturas objeti-vantes –la cronológica y la sociocultural– si se quie-ren evitar los peligros del etnocentrismo de clase ydel fetichismo de la fecha de nacimiento” (Margu-lis y Urresti, 1996).

Los mismos autores describen otro aspecto im-portante para definir la juventud, el de la memoriasocial incorporada. Esta categoría se vuelve muy im-portante a los fines de la investigación ya que dacuenta de la experiencia social vivida, de los modosen que las personas se han socializado y ése es unpunto de inflexión para pensar la relación de los in-gresantes con la Facultad de Periodismo y los usostecnológicos. “No es lo mismo haberse socializadoantes o después de la radio, de la televisión en coloro por cable, o de la computadora multimedia, aúncuando no estén presentes en todos los hogares.Tampoco es lo mismo haber llegado a la madurezsexual en los años de la liberación durante la déca-da del sesenta que en los años noventa, cuando pe-sa la amenaza del Sida. La marca histórica de la épo-

ca es también determinante, aún cuando se la pro-cese atendiendo a las determinaciones de clase.Además de las diferencias sociales explícitas, hayque atender al encadenamiento de acontecimientosque van constituyendo la estructura, a su caráctersedimentado de experiencias acumuladas. La gene-ración es el juego en el que las clases se van hacien-do cargo de la tradición, del tiempo que corre para-lelo al desarrollo de las luchas sociales. La genera-ción es una estructura transversal, la de la experien-cia histórica, la de la memoria acumulada” (1996).

Aquí podría entrar a jugar, entonces, la distin-ción entre los llamados “nativos tecnológicos” y“migrantes tecnológicos”. Es decir, la diferencia en-tre los jóvenes que se socializaron en la época de lacomputadora e Internet y aquellos que las fueronincorporando a lo largo de su juventud. Una marcageneracional, entendiendo por generación aquellaque se expone a una misma época, a un mismocontexto histórico, más allá de las diferencias o de-sigualdades que puedan darse entre clases. En estesentido, es importante resaltar que las mediatiza-ciones ocurren más allá de que las personas estén ono expuestas a la tecnología; las transformacionesque se producen en lo cultural y social serán rasgosde época a los que esa generación deberá enfren-tarse. Esto complejiza nuestra mirada sobre la ju-ventud, ya que no sólo se refiere a un capital tem-poral (de vida por vivir), sino a experiencias comu-nes, a una memoria social compartida. Y las trans-formaciones de estas experiencias, las transforma-ciones en los modos de socialización se dan de for-ma cada vez más dinámica por lo que las genera-ciones se suceden cada vez con mayor rapidez.

Teniendo en cuenta la complejidad que revistela categoría de juventud, es importante establecerque a los fines de esta investigación se tomará co-mo universo de análisis a los ingresantes a la Carre-ra de Periodismo comprendidos en el rango etarioque va de los 18 a los 30 años. El rango inicial cons-tituye una decisión obvia, ya que esa es la edad mí-

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nima requerida para ingresar en una facultad ar-gentina. El rango más alto fue establecido, no sindificultades. En primer lugar, sabemos que hemosconstituido una franja amplia en cuanto a lo que atecnologías se refiere, principalmente si tenemos encuenta la categoría de memoria social incorporada,ya que los que están cerca de los 30 no pueden in-cluirse en el grupo de los llamados nativos tecnoló-gicos, la mayoría tuvo acceso “privado” –desde sushogares y no desde cybers– y periódico a Inter-net recién cuando ya tenían 20 años o más, mien-tras que el grupo más cercano a los 18 práctica-mente ha crecido con Internet y otras tecnologíascomo el celular y el MP3. Sin embargo, esta franjatiene un sentido dentro de los objetivos de nuestrainvestigación, ya que los pensamos como un gru-po que parece poder apropiarse de las tecnologíasy asignarles distintos usos en la vida cotidiana. Ade-más es un grupo etario que, más allá de las diferen-cias de época, ha crecido rodeado de pantallas: latelevisión, los videojuegos en sus distintos forma-tos; es decir el grupo más cercano a los 30 se co-nectó a Internet o al celular con una habilidad da-da por el uso de esas otras pantallas que eran na-turales en su vida. Esas habilidades le permiten ac-ceder desde otros lugares, hacer otros usos de es-tas nuevas tecnologías.

Además esta franja etaria comparte una carac-terística importante al momento de definir qué im-plica ser joven –teniendo en cuenta las dinámicasde las grandes ciudades y este contexto histórico–son sujetos en preparación para el futuro: sujetosen su etapa de formación profesional, en la bús-queda de un empleo relativamente estable, de unaindependencia económica de sus padres. Por otrolado, también el mercado los posiciona como per-tenecientes al grupo jóvenes: dirige productos es-pecíficos a esta franja generacional, genera trayec-tos de consumo cultural –espectáculos, circuitos debares y discotecas, grupos musicales de moda–. Y,en cierta forma, también el mercado de las tecno-

logías los entiende como un grupo con, más o me-nos, estas delimitaciones y dirige sus estrategias demarketing en este sentido.

En este punto también es válido preguntarsequé implica ser estudiante de una carrera universi-taria y quiénes tienen acceso a la Universidad.Anualmente ingresan a la Facultad de Periodismo yComunicación Social cerca de 800 alumnos. En losúltimos años se produjo un giro interesante paraotro análisis y es que es similar el número de estu-diantes que vienen del interior del país al de quie-nes son de La Plata y alrededores (antes los estu-diantes del interior superaban ampliamente encantidad a sus pares de La Plata). También es lla-mativo cómo este último año (2007-2008) han in-gresado a la carrera alumnos procedentes del exte-rior, principalmente de países latinoamericanos co-mo Chile, Brasil y Perú. Otro dato significativo esque el 30% de los alumnos trabaja. Generalmentese desempeñan en comercios o en actividades re-lacionadas con atención al público, principalmentecall centers (lo que marca también una nueva for-ma de inserción laboral generalmente signada porlos contratos cortos o el trabajo en negro que sepiensa como temporario).

En este sentido, la universidad argentina siem-pre ha aparecido en el imaginario social de ciertossectores como una forma de ascenso social, y a pe-sar de que los nuevos contextos han transformadolos modos de acceso al trabajo, nos podríamosaventurar a decir que, en las clases medias, la uni-versidad sigue contando con cierto prestigio y cier-ta idea de movilidad social.

En esta línea, y vinculado a los usos de las nue-vas tecnologías, podemos pensar junto a RosalíaWinocur que “ la universidad pública, independien-temente del origen socio-cultural de los jóvenes,constituye un ámbito privilegiado de socializacióninformática vinculado no sólo a las exigencias curri-culares sino también a la cultura universitaria” (Wi-nocur, 2006).

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Primeras aproximaciones a nuestra problemática deestudio

Nuestra investigación se encuentra en una pri-mera etapa. Hemos realizado, hasta el momento,dos tipos diferentes de encuestas semi-dirigidas aalumnos que cursan materias de primer año en lasede de La Plata y en dos de las extensiones áulicasde la Facultad de Periodismo y Comunicación So-cial: Moreno y Formosa.

La primera encuesta estaba referida a hábitosde lo que se conoce como consumo cultural (pro-gramas de televisión, libros, películas). La segundaencuesta estuvo específicamente destinada a losusos de las nuevas tecnologías (usos de Internet–chats, fotologs, comunidades virtuales– de los jue-gos en red, del celular). En una segunda etapa serealizarán entrevistas individuales y grupales.

A partir del primer análisis de los dos tipos deencuestas realizados encontramos algunas tenden-cias respecto de las transformaciones en los modosde socialización a partir de los usos y apropiacionesde las nuevas tecnologías. A continuación desarro-llaremos algunos de los que consideramos aspectoscentrales para pensar el vínculo con las TICs.

Espacios públicos, espacios privados. La casa y elcyber

Uno de los datos que surgió del primer análisisde las encuestas es desde dónde se conectan a In-ternet. En La Plata, la mayoría de los encuestadosdice conectarse, principalmente desde su casa. Yaquí es interesante reflexionar sobre el lugar físicoque ocupa la computadora en el hogar. La ubica-ción delimita lo colectivo y lo individual dentro delespacio familiar, habla sobre expectativas y condi-ciones de uso. Por ejemplo, la presencia de la com-putadora en la habitación marca un uso individual,solitario (en términos físicos). La habitación para unjoven es un espacio íntimo, reservado, que se com-

parte sólo con otros jóvenes. Es uno de los espaciosque los diferencian e identifican.

Así como el televisor se trasladó (o se duplicó)del living o comedor familiar a la habitación, lo mis-mo está ocurriendo con la computadora. La habita-ción, el ámbito privado por excelencia, se transfor-ma de esta manera en un umbral, en términos deSilverstone, al mundo; un espacio multimedial des-de donde, en soledad física, se puede estar en con-tacto con el otro y lo otro.

Antes los límites entre lo público –aquel espacioque durante varios siglos perteneció sólo a los hom-bres blancos, aquel espacio donde parecía darse eldebate por lo político, aquel espacio de lo común–y lo privado parecían estar claros. Hoy esa línea nosólo se ha corrido, sino que principalmente se ha di-fuminado. ¿Cuánto de las nuevas prácticas y usosde los medios ha posibilitado este borramiento?¿Cuánto de las nuevas maneras de participar y es-tar en el mundo de los jóvenes contribuyen a trans-formar estas esferas que parecían tan claramentedadas?

Los medios ocupando el espacio privado del ho-gar, pero jugando a ser la conexión con el mundo,jugando a que el living, a que la habitación sean lu-gares desde donde ser parte de lo común.

Sin embargo, esta posibilidad de estar en lo pú-blico desde lo privado también tiene que ver consectores, con posibilidades de acceso. Mientras al-gunos pueden convertir el espacio privado de suhabitación en un umbral al mundo, otros tienenque hacer nuevos usos de lo público, resignificar elespacio de lo común y, de algún modo, darle usosprivados.

En Formosa, por ejemplo, la mayoría de los es-tudiantes manifestó que, principalmente, se conec-tan a Internet desde un cyber. Partiendo de estepunto, podemos empezar a ver las diferencias enlos modos de apropiarse de las nuevas tecnologías.Conectarse desde un cyber adquiere otros sentidosque hacerlo desde la intimidad de la habitación.

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Acá la relación entre lo público y lo privado entra ajugar de un modo distinto. El cyber es en sí un es-pacio público y, a la vez, un umbral a esos otrosmundos que se nos abren a través de la ventana deInternet. Y también existen diferentes modos detransitar ese espacio público del cyber que, en mu-chos casos, intenta reproducir el ámbito de privaci-dad, una intimidad simulada, endeble, construidade tabiques de madera terciada. Lo importante esque no se pueda ver la pantalla del otro, del vecino.Y, sin embargo, muchas veces el cyber se vuelve unespacio de encuentro físico, un lugar para estar cor-poralmente con el otro.

Se vuelve interesante pensar en el cyber comolugar de encuentro virtual, pero también físico. Elcyber resignificado y apropiado con la lógica queantes tenían otros espacios como el club o la esqui-na. Entonces, el cyber es un espacio social urbanoemergente sustentado en las prácticas con las nue-vas tecnologías de la comunicación y la informa-ción. En Formosa, a diferencia de La Plata, pode-mos observar que hay otras formas de habitar laciudad. Mientras que en la capital de la provinciade Buenos Aires hay cada vez más un circuito porespacios privados, en Formosa hay uno vinculado alo público: la plaza, la rambla, la costanera. En es-te sentido, en Formosa, el cyber es un espacio másde encuentro social. Lejos de elegirlo por merascuestiones técnicas vinculadas a la cantidad de má-quinas disponibles o la velocidad de las mismas, elcyber se elige con relación a los grupos de perte-nencia. Y allí el encuentro puede ser para chatearo jugar en red, principales actividades que recono-cieron los estudiantes formoseños en relación conlas nuevas tecnologías; pero también puede ser unlugar de referencia, un lugar para juntarse y ver“qué se hace después”.

Si bien el uso de la computadora se presumecomo individual, muchas veces se convierte en unaactividad en grupo: juntarse a jugar juegos en red,a chatear, a subir fotos a los fotologs parecen ser

actividades comunes entre los jóvenes. Así, estasprácticas suponen, al menos, un doble tipo de en-cuentro: uno con el mundo que se abre desde lapantalla y otro con el más cercano de la habitacióno el cyber.

En este sentido es importante resaltar una dife-rencia encontrada entre las encuestas de La Plata ylas de Formosa. En La Plata muy pocos estudiantesaseguraron juntarse físicamente para jugar en red oconectarse a Internet; en Formosa, en cambio, nosólo se produce este encuentro, sino que muchasveces también hasta comparten un nick en el mes-senger, es decir que chatean en grupo desde unmismo usuario.

Comunidades virtuales, un espacio para estar conel otro

Facebook y Hi5 son ejemplos de los nuevos es-pacios de sociabilidad que surgen en Internet. Allí,los jóvenes construyen un perfil, crean una imagende sí mismos para mostrar a los otros, se conectancon sus conocidos, hacen nuevos amigos, suben fo-tos, videos, se mandan regalos virtuales y mensajes.“En el corazón de las redes sociales está el inter-cambio de información personal” (Bauman, 2007).

Los motivos que movilizan a participar de estascomunidades virtuales son cada vez más variados yes esta variedad, esta diversidad, la que viene aaportar un interés de la cátedra por investigar yanalizar los usos en torno a estas nuevas formas deestar con el otro, de constituirse en comunidad. Co-munidades que ya no se delimitan por la pertenen-cia a un territorio –lo local, lo nacional– ni tampocosimplemente por una sensación abstracta de perte-nencia –las comunidades virtuales de las que habla-ba Anderson: sentirse parte del público de un pro-grama de televisión, parte de los lectores de un dia-rio o de un libro– estas comunidades virtuales sedefinen de maneras distintas: ya no están unidas alterritorio, ni tampoco son simplemente imaginadas;

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son espacios de encuentro que se delimitan a partirde otras características: gustos, intereses, pertenen-cias institucionales.

En las encuestas pudimos ver que el 30% de losalumnos que contestó el cuestionario participa decomunidades virtuales como Facebook, Hi5 o tieneun fotolog, o un blog. Cuando empezamos a ras-trear los perfiles de estos alumnos encontramos al-go que nos resultó interesante. Algunos de los en-cuestados participan de un espacio de Facebook endonde postean sus impresiones de la carrera, se ha-cen recomendaciones en torno a qué materias cur-sar y comparten bibliografía. También suben pro-ducciones que realizan en distintas cursadas.

Lo significativo de este espacio on line es quefue creado por los propios alumnos, no es un espa-cio institucional, son ellos mismos los que sienten lanecesidad de compartir sus impresiones y produc-ciones de la carrera. Muchos de estos participantesdel grupo de Facebook quizás cursen juntos, perocomo expresan en sus comentarios muchos no seconocen físicamente, sino sólo a través de este es-pacio virtual.

Facebook surgió como un lugar que permitíaponerse en contacto con personas que habías perdi-do de vista, personas de otra época de la vida conlas que era posible volverse a contactar en el espa-cio de lo on line. Facebook abrió la posibilidad de re-conocer caras en la multitud, seguir conectados através de los años, vincularse en un mundo que sevuelve paradójicamente cada vez más extenso. Por-que a la vez que las distancias se acortan en tiempo,el mundo se vuelve –al menos para aquellos quepueden trasladarse– más transitable no sólo paraviajes y placer, sino también para conseguir mejorescondiciones laborales y oportunidades educativas.Antes las migraciones eran poco comunes, las per-sonas estaban más ancladas a su lugar, a su comu-nidad. Hoy lo local y la pertenencia se construyendesde otros lugares. Son las nuevas tecnologías lasque nos permiten, como señala Arjun Appadurai,

sentirnos ligados, unidos a aquellos que hemos de-jado atrás. Las tecnologías permiten seguir en con-tacto a pesar del desarraigo. Es en este contexto queFacebook o Hi5 se constituyen en espacios en loscuales encontrarse sigue siendo posible.

Pero como todo espacio, también es resignifica-do, cargado de otros sentidos que hoy permitenque los alumnos de Comunicación Social generenun vínculo más allá de las aulas de clase e, incluso,puedan compartir experiencias con alumnos quecursan en las extensiones que tiene la Facultad, conlos que no podrían encontrarse en las aulas.

Uno de los aspectos significativos de este ejem-plo, de este facebook donde los alumnos compar-ten sus experiencias académicas, es que lo que losnuclea es ser estudiantes de Periodismo de la UNLP;el objetivo es construir lazos que les permitan tran-sitar la carrera; pero también que les abran vínculosal futuro1. Se juntan como grupo a partir de unainstitución, una carrera en común. Es decir, un mo-do de organización que todos transitan en el espa-cio off line es lo que los nuclea en el espacio de loon line. Pero este espacio adquiere nuevos sentidos,se rige por otras reglas de lenguaje, de permitidosy no permitidos. No es un aula virtual, funciona qui-zás más como un recreo, un buffet en el que se reú-nen después de clase, con la diferencia de que nolimita el contacto a los que ya se conocen, a los quecursan juntos, sino que lo extiende a personas queincluso nunca cursaron en la UNLP pero han hechola misma carrera en otras universidades del país odel mundo y quieren compartir experiencias. Ade-más, es un ámbito que posibilita compartir en mul-timedial, por lo que se constituye también en un es-pacio para mostrar y dar a conocer produccionesperiodísticas realizadas en las distintas materias.

Para aquellos que creen que estas comunidadesvirtuales son sólo para postear fotos o conseguir ci-tas, la experiencia de estos alumnos da cuenta deotros usos, de otras significaciones. Este grupo dealumnos encontró en Facebook un ámbito para de-

1 Encontramos al menos cuatrogrupos en Facebook creados porestudiantes de Periodismo con elfin de compartir experiencias mate-riales de la carrera. Uno de ellos dealumnos de la Extensión que la Fa-cultad tiene en el ISER.

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batir, reflexionar y compartir sus producciones. Unámbito de construcción social del conocimiento. Y,aunque suene utópico, las comunidades virtualesabren estas posibilidades, la de encontrarse y com-partir con los otros no sólo los intereses, sino tam-bién las dudas y las problemáticas cotidianas. ¿Po-dremos empezar a pensar las comunidades virtua-les como nuevos modos de organización? Ya exis-ten experiencias en el mundo que dan cuenta deque la organización en pos de objetivos comunes esposible en Internet.

Palabras no tan finales

Lo que presentamos hasta aquí es parte del re-corrido inicial en el que nos hemos embarcado des-de la cátedra con el proyecto de investigación “Mo-dos de socialización de los estudiantes de comuni-cación social: uso y apropiaciones de las TICs”. En-tendemos este trabajo como un primer trazado,una primera puesta en común de ciertas pinceladasde un estilo de época y, cuando uno hace pincela-das de lo general, a veces deja inevitablemente fue-ra lo particular. Conocemos estas limitaciones quepresenta cualquier trabajo que intenta explorarprácticas, usos, resignificaciones en el mismo mo-mento en que se están dando y sabemos tambiénque este artículo seguramente ha abierto más pre-guntas de las que ha podido responder.

Sin embargo, consideramos que es a veces tanvalioso como dar respuestas, empezar a interrogar-se, empezar a desnaturalizar lo que resulta obvio ycotidiano para analizar qué representaciones, quéimaginarios, qué maneras de pensar el mundo en-tran en juego en eso que transitamos diariamente.

Como señalamos numerosas veces a lo largodel trabajo, los modos de vincularnos con los otrosy con el mundo se han transformado y los jóvenesson los principales protagonistas y dinamizadoresde esa transformación; son ellos los que viven esosnuevos modos como naturales y cotidianos.

Como docentes, como investigadores, comomiembros de una cátedra que estudia la comuni-cación y los medios, no podemos permanecer im-pasibles frente a esos cambios. Debemos analizarlos usos y significaciones que dan nuestros alum-nos a las nuevas tecnologías para comprender asísus nuevas representaciones, sus nuevos imagina-rios sobre el mundo. Y debemos entender a esastecnologías en un contexto atravesado por los in-tereses del capital, un contexto en el que las rela-ciones laborales, las relaciones interpersonales hancambiado.

En un momento del presente trabajo nos refe-ríamos a las transformaciones en la percepción deltiempo, a la sensación que todo debe darse ya, enel instante; esta sensación se construye no sólo apartir de la velocidad que se les imprime a las nue-vas tecnologías, no sólo gracias a la velocidad delos satélites, esta sensación de presente perma-nente que los discursos de los medios de comuni-cación ayudan a instalar se construye también des-de las relaciones con el mercado, con las marcas ylo efímero de la moda; pero también con lo ines-table de los puestos de trabajo, con lo inestable delas economías mundiales.

En este contexto se inscriben los jóvenes queusan hoy las nuevas tecnologías y es a partir de esasprácticas, de esas vivencias, que las resignifican,que las incorporan en sus dinámicas cotidianas, queles imprimen la urgencia de los tiempos, lo simultá-neo de las acciones, lo (des)ordenado de las bús-quedas y lo hipervincular de las lecturas. Son esoslos nudos que debemos desatar para entender laconformación de los nuevos modos de tejer las re-des sociales, de los nuevos modos de ser y estar enel mundo, en los mundos de lo on line y lo off line.

BIBLIOGRAFÍA

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Mi mirada, nuestra mirada.Los modos de narrar y de representar el mundo

de los jóvenes salteñosPor Víctor Arancibia

Víctor Arancibia es Magíster enEstudios Culturales de Frontera.Actualmente se desempeña comoprofesor adjunto regular de lascátedras de Teorías de laComunicación y Teorías de laPercepción. Investiga y co-dirigeproyectos de investigación desdehace varios años acerca de lasproblemáticas de las representaciones sociales, lacomunicación y la producciónaudiovisual.

Resumen

Este trabajo es un primer abordaje a la producción au-diovisual de los jóvenes salteños en el cual intentamos ma-pear diversos aspectos de la cultura juvenil: sus actores, sussueños, sus frustraciones, sus herencias, sus innovaciones.

La escenificación y narración de los conflictos cotidia-nos mediante la ficción resulta una de las estrategias pri-vilegiadas por los jóvenes como una forma de hacer visi-bles tanto sus propios conflictos como las posibles salidasque son capaces de proponer. Uno de los formatos quepredomina en la compilación que aquí se analiza es el dela ficción narrativa.

La metodología de trabajo es necesariamente contras-tiva y busca, desde las herramientas propias del estudio ci-nematográfico, acercar algunas explicaciones a las formasde constitución de las imágenes. A la vez, trata de situar elanálisis en los enclaves socio-históricos para ver el espesortemporal de las representaciones y los modos en que se ar-ticulan con las instancias de producción y las formas deconsumo que se explicitan en la producción audiovisual.

Abstract

This article is a first approach to the audio- visual pro-duction of the salteños youth, in which we attempt to dis-cover different aspects of the youth culture: its people, itsdreams, its frustrations, its heritances and innovations.Thesetting and narration of everyday conflicts by means offiction constitute one of the strategies that is privileged bythe youth as a way of making their conflicts visible.

One of the forms that prevails in the compilation thatis analyzed here is that of the fictional narration.Themethodology of work is necessarily of contrast and itattempts from the typical tools of the film studio, toapproach to some explanations to the form of imageconstitution.

In addition, it attempts to place the analysis in thesocio-historical points to see the temporal width of therepresentation and the ways in which they articulate withthe production instances and the consumption forms thatare evident in the audio-visual production.

Palabras Clave: culturas juveniles-producción cinematográfica-representaciones

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Analizar las representaciones sociales vinculadascon los jóvenes implica adentrarse en un mundo com-plejo donde resulta fundamental realizar una análisisdonde se pongan en diálogo, en contacto y muchasveces en conflicto las voces, las narrativas y las con-ceptualizaciones de los diversos actores que partici-pan en su construcción y/o las de aquellos que asu-men, actúan y hacen cuerpo dichas representaciones.

Al abordar las problemáticas juveniles resultaimprescindible realizar una serie de operacionesque funcionen en el gozne de las representacionesen situación de diálogo, superposición y/o conflicto;este espacio debería ser un “entre” que permitaleer las representaciones heredadas, apropiadas, re-producidas, reformuladas, resignificadas que, a suvez, permitan construir mapas más complejos ycomplejizantes de lo social. Considerar esta situa-ción “entre” que se produce en el contacto de di-versas culturas (adultas, juveniles, de género, de loscentros, de las periferias, de diversas situacionesgeopolíticas, entre otras) es imprescindible a la ho-ra de construir un relevamiento de los saberes y lasrepresentaciones localizadas a la vez que permiterealizar un mapeo de los actores sociales situadosen los anclajes espacio-temporales. Se trata de ras-trear ese espacio de “contacto”, como lo planteaReguillo, en el que la dinámica de la inclusión/exclu-sión junto con las diversas formas de inclusión es unmoneda corriente; un espacio simbólico en el quese produce la lucha entre una inclusión plena y lasinclusiones subordinadas de los actores involucra-dos en la categoría “juventud”.

Mirar las noticias, escuchar las informaciones,recorrer las páginas de los periódicos permite hacerun mapeo de las concepciones de juventud que ar-ticulan una visión que los desvaloriza y los excluyeen múltiples sentidos. Las narrativas articuladas enlos diversos espacios comunicacionales van a cons-truir, recircular y dar cuenta de una serie de repre-sentaciones modalizadas desde las visiones hege-mónicas acerca de la composición de lo social.

“(…) los jóvenes no están “fuera” de lo social, sus formas de adscripción identitaria,sus representaciones, sus anhelos, sus sueños, sus cuerpos, se construyen y se configu-ran en el “contacto” con una sociedad de la que también forman parte. Al desmontarcríticamente el sistema complejo que los construye como “jóvenes” encontraríamos quebajo esa denominación o categoría no se oculta ninguna “esencia”, sino que, en todocaso, en ella habitan hombres y mujeres que intentan construirse a partir de su relacióncon los otros y afirmarse en el mundo”.

Rosana Reguillo

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Frente a esto es necesaria una tarea consistenteen relevar las producciones juveniles y establecer allílas estrategias a partir de las cuales se visibilizan lasrepresentaciones que los constituyen y se vivenciancomo propias, a la vez de buscar dar cuenta de losfuncionamientos de las mismas en sus prácticas dis-cursivas materializadas en diversos soportes. Ade-más, este rastreo permite dar cuenta de los modosen que sistemas culturales heterogéneos se entra-man en la percepción y en las formas de produccióntextual del mundo juvenil.

El presente trabajo es un primer acercamiento ala producción audiovisual de los jóvenes salteños enun trabajo realizado como un mapeo de la culturajuvenil y lo que ella involucra: sus actores, sus sue-ños, sus frustraciones, sus herencias, sus innovacio-nes. A su vez, trata de dar cuenta del modo en quelas representaciones sociales se van entramando enel espacio videográfico de la producción de jóvenesen la región. La metodología de trabajo es necesa-riamente contrastiva y busca, desde las herramien-tas propias del estudio cinematográfico, acercar al-gunas explicaciones a las formas de constitución delas imágenes. A la vez, trata de situar el análisis enlos enclaves socio-históricos para ver el espesortemporal de las representaciones y los modos enque se articulan con las instancias de producción ylas formas de consumo que se explicitan en la pro-ducción audiovisual.

Proyectos, miradas y percepciones

En los últimos años se pusieron en marcha,tanto en el país como en la provincia de Salta, unaserie de proyectos y programas financiados desdeorganismos nacionales e internacionales consis-tentes en otorgarle a los jóvenes la posibilidad dela “toma de la palabra” (o de la cámara) en el es-pacio audiovisual. Una experiencia que viene a darinstitucionalidad a los trabajos que, de manera ais-lada e individual, vienen realizando desde hace

años muchos jóvenes en la provincia, claro está,aquellos que tenían las posibilidades materiales ytecnológicas de hacerlo.

Particularmente en esta provincia, se desarrolla-ron y se siguen desarrollando experiencias genera-das desde diferentes instituciones gubernamentalesy no gubernamentales1. En ese sentido, resultanparticularmente significativas “Un minuto por misderechos” –producción de cortos realizados por laFundación Kine Cultural y Educativa con fondos dela UNICEF y por productoras locales que invitan alos jóvenes a grabar sus imágenes en una co-orga-nización con el gobierno de la provincia de Salta– yuna experiencia realizada por el Departamento deLenguaje Audiovisual de la Secretaría de Cultura dela Provincia de Salta durante el año 2008, denomi-nada Mi mirada, nuestra mirada.

Ésta última fue presentada como “El primermosaico audiovisual de la provincia de Salta connuestra mirada, la mirada de los jóvenes.2” y con-sistió en la producción de treinta cortos realizadosmediante la implementación de tres días de talleresen quince localidades de la provincia de Salta du-rante los cuales se brindaban a los jóvenes herra-mientas mínimas para el desarrollo de una produc-ción audiovisual (aspectos de generación de ideas,herramientas técnicas de manejo de cámaras, edi-ción y composición de banda sonora, entre otros).

Los participantes tenían entre dieciséis y diecio-cho años y pertenecían a diversas localidades de laprovincia. La distribución geográfica de las produc-ciones generadas por los mencionados jóvenes erala siguiente: la zona central y sus alrededores (allí seincluyen cuatro cortos de Salta Capital junto con doscortos de Cerrillos, dos de La Silleta y dos de El Bor-do), el oeste con tres de Chicoana y uno de La Po-ma, la zona sur con dos trabajos de cada localidadincluida en el proyecto (Guachipas, Angastaco, SanCarlos y Cafayate), el este con la inclusión de un cor-to de Quebrachal y dos de Talavera y el norte provin-cial (tres de Orán y dos de Salvador Mazza).

1 Un rastreo interesante pero pen-diente de realizar es la producciónde los estudiantes en diversas ins-tituciones educativas. Existen nu-merosas experiencias donde laproducción de videos ha sido im-portante, valga nombrar la expe-riencia realizada por el Colegio Se-cundario CODESA de gestión pri-vada, el Instituto de EducaciónMedia de la Universidad Nacionalde Salta, de gestión pública nacio-nal o las experiencias de talleresvinculados al desarrollo de progra-mas como el PIIE, por citar unejemplo, que se desarrolló en es-cuelas públicas provinciales. Estemapeo es necesario contrastarlocon las producciones de jóvenesde entre dieciséis y veinte añosque, cámara en mano, recorren laciudad y/o operan como reporte-ros al paso sin que su producciónse muestre en los circuitos de losmedios masivos. Existen grupos–algunos de ellos que hoy estu-dian la carrera de Ciencias de laComunicación– que filmaron, porejemplo, los violentos desalojos delasentamiento “San Expedito” enla ciudad de Salta.2 Este trabajo tuvo fondos del Ins-tituto Nacional de Artes Audiovi-suales y fue presentado en la edi-ción 2008 de la Semana del CineArgentino que se desarrolla anual-mente en Salta. Hasta el momentola circulación fue a partir de lasproyecciones del cine-móvil de laprovincia en escuelas y/o en pro-yecciones organizadas por la mis-ma Secretaría. Cabe destacar queen cada una de las localidades seprodujo el estreno del corto realiza-do por los estudiantes de la zona.

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Los jóvenes filmaron cortos de un minuto y me-dio de duración promedio y la producción se orga-nizó según los tópicos que emergían de los guionesescritos por ellos mismos: la amistad, el amor, ladroga, el trabajo, la escuela, las relaciones familia-res, los embarazos adolescentes, los conflictos conel mundo adulto3. En conjunto, los cortos dancuenta de la vida cotidiana local aunque respondencasi por completo a los formatos típicos y a los gé-neros circulantes en los espacios televisivos, particu-larmente a la narrativa ficcional, el documental4, eldocu-drama5 y el video clip6.

Es importante señalar algunas características dela sociedad salteña a los efectos de poder dar cuen-ta de las continuidades y rupturas con los imagina-rios circulantes que se visualizan en los videos. Laprovincia es un espacio de grandes contrastes so-cio-culturales y de una conformación cultural múlti-ple. La economía está basada en la producciónagropecuaria basada en producciones de frutas,porotos y tabaco, ente otros, hasta llegar al actualavance de las plantaciones de soja que van deserti-ficando grandes zonas de la provincia desplazandoa los pobladores históricos. Las relaciones socialesestán basadas en antiguas vinculaciones parentalesy amicales (sólo bastaría hacer un paneo de los ape-llidos tradicionales) que se articulan con las nuevasburguesías mediante alianzas matrimoniales y/oeconómicas.

La religión católica atraviesa de manera estruc-tural los imaginarios, las representaciones y lasprácticas sociales. Baste sólo un par de ejemplos: enSalta históricamente hubo enseñanza religiosa entodas las escuelas públicas, situación que fue re-frendada de un modo taxativo por la nueva ley deeducación provincial; no hubo prácticamente nun-ca un declinamiento de la enseñanza religiosa enlas escuelas públicas al punto que la nueva ley deeducación provincial la incluye de manera taxativa.Esto, sumado a otras prácticas tales como la pasiónpor la conservación de las memorias y las prácticas

coloniales, explica la característica profundamenteconservadora de este lugar.

En los últimos años, particularmente durante dela gobernación de Juan Carlos Romero (1995-2007),las características mencionadas se profundizaron yprofundizaron la brecha social y económica existen-te. A la vez, se dio un proceso de reinvención de lastradiciones relacionadas con la “salteñidad”, plas-madas en la refundación del Estado, la creación dela bandera provincial y un maquillaje for export tan-to a la ciudad como a diversos lugares turísticos dela provincia.

Representaciones nodales y espacio videográfico

La escenificación y narración de los conflictoscotidianos mediante la ficción resulta una de las es-trategias privilegiadas por los jóvenes como unaforma de hacer visibles tanto sus propios conflictoscomo las posibles salidas que son capaces de pro-poner. Uno de los formatos que predomina en lacompilación que aquí se analiza es el de la ficciónnarrativa.

Llamativamente, las lógicas de composición delos textos narrativos parecen encorsetar las posibili-dades del decir y del mostrar que tienen los jóvenes.Un mínimo paneo por las producciones que tomaneste modo de dar cuenta de sus problemáticas per-mite visualizar que en ellas se entraman representa-ciones nodales7 que se construyen, se reafirman yse generan desde las hegemonías de turno. Las re-presentaciones sociales a las que se apelan en algu-nos de los relatos parecen no poder abstraerse delas lógicas formativas que los mismos relatos les es-tán imponiendo: se narra y se escenifica la repre-sentación hegemónica y dominante.

El ejemplo está dado por el corto titulado Amis-tad sin fronteras y producido en la localidad de Chi-coana, un pueblo cercano a la capital de la provin-cia (a 47 Km), ubicado en el Valle de Lerma y cuyaeconomía es eminentemente agropecuaria funda-

3 Las problemáticas vinculadas conel mundo de la juventud están rele-vadas, para el caso de la ciudad deLa Plata, por Florencia Saintout. Es-te mapeo de los procesos de subje-tivación en los diversos escenariosanalizados y los tópicos que deellos se desprenden es una tareaque debería complementarse conlos estudios de caso que den cuen-ta de las particularidades de cadauna de las zonas considerando lasproblemáticas particulares y situa-das de cada instancia social e histó-rica (2006: 55-64).4 El documental es un formato au-diovisual muy prestigioso ya queapela a los procedimientos de laverosimilización más efectivos alpunto de constituirse como testi-monio de una serie de aconteci-mientos efectivamente producidos.La entrevista, una cámara que seutiliza con estrategias descriptivas yel relato apoyado en datos, testi-monios y documentaciones consti-tuyen algunas de sus herramientasmás características.5 El docu-drama es un formato hí-brido que combina las estrategiasde la narración ficcional con las deldocumental. En general se ficcio-nalizan algunos aspectos que notienen registro visual, a los efectosde ejemplificar los hechos o aque-llas circunstancias consideradasclave en el desarrollo de la narra-ción documental. La parte docu-mental opera con las mismas estra-tegias ya descriptas. El resultado esun formato que intenta brindarmayor inteligibilidad a la exposi-ción de los hechos que se quierentransmitir.6 El video clip es un formato quetuvo gran peso en los últimos de-cenios y que forma parte de la in-dustria cultural vinculada al consu-mo de la música. En sus inicios, fue

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mentalmente a partir del cultivo del tabaco, el cualdeclinó en los últimos años a raíz de nuevos cultivoscomo el de la soja. La cultura que se podría deno-minar “gauchesca” está muy presente y se reafirmaaño a año en una fiesta de doma y folclore denomi-nada “La fiesta del tamal”, un festival que se reali-za en el mes de julio durante las vacaciones de in-vierno y que reafirma las características de los este-reotipos de la cultura salteña en pos de la explota-ción de las fórmulas turísticas más canónicas.

El corto narra el encuentro entre un gaucho queva recorriendo las afueras del pueblo en su caballorumbo a una localidad vecina y otros dos que estánbebiendo mate y “unos tragos” a la sombra de unárbol. Las primeras tomas del film relatan el debateentre los dos gauchos que están en estado de ocio.La discusión pasa por si deberían ayudar al foraste-ro o no. Uno de ellos está a favor y el otro se mues-tra hostil ante la presencia del que llega y es vistocomo “extranjero” aunque las vestimentas y lasprácticas de las que dan cuenta en el diálogo los co-loquen en pie de igualdad a los tres personajes. Fi-nalmente, luego de un intercambio de opiniones enque se escenifican las dos posturas de los gauchos“locales” (la de hospitalidad y la de hostilidad) quese encontraban descansando, el micro-relato con-cluye con la voz del personaje que era más hostilsosteniendo los valores centrales de la convivencia yla necesidad de revisar las prácticas.

Las imágenes están construidas colocando enel lugar central al gaucho forastero que viene de ElCarril –localidad cercana a Chicoana y donde tie-nen su sede mayoritariamente las empresas taba-caleras– y que va en busca de trabajo. La imagende este gaucho y su caballo se agiganta medianteun contrapicado cuando se encuentra con losotros. Este personaje luce todo el tiempo el pon-cho bordó y negro, característico de la “salteñi-dad” y que constituye “el fondo” de la banderade la provincia8. A su vez, los diálogos entre lostres personajes marcan las diferencias entre los

dos que están a la vera del camino y aquel que vaen busca de trabajo.

Relatos como éste parecen no poder escaparsede los ecos de las voces de la hegemonía. Este pro-ceso permite ver cómo se asumen las representacio-nes más creíbles en el contexto de la cultura local9

a la vez que da cuenta de las recepciones de las re-presentaciones más cristalizadas en el imaginarioargentino. En primer lugar, porque los jóvenesapuestan a las representaciones de “lo gaucho”concomitantes a las que circulan en los festivalesfolclóricos más tradicionales y que resultan las másatractivas para el consumo. Esto puede leerse comouna forma de generarse posibilidades laborales y desubsistencia mediante la asimilación a las pautas deuna cultura pensada para el turismo ya que los mo-delos agrarios que funcionaban hasta hace pocosaños están declinando notablemente en la zona. Ensegundo lugar, porque el relato se construye textua-lizando las representaciones más cristalizadas de lacultura nacional vinculadas a las imágenes genera-das desde las estéticas nativistas y de las del folclo-re más tradicional. El ingreso de este tipo de repre-sentaciones al espacio videográfico produce unamodalización reproductiva y acrítica de los valoresmás tradicionales en la narración producida por losjóvenes.

Las imágenes del gaucho borracho y pendencie-ro frente al gaucho que ingresa al mundo del traba-jo dan cuenta de representaciones con un espesortemporal10 denso y que resulta clave en la confor-mación de los debates por la identidad argentina.La puesta en diálogo de ambas representacionesque se resuelven por las vía de una tercera repre-sentación nodal informada por los semas de la con-vivencia y por el respeto sitúa al corto en el espaciode la construcción de los mecanismos reproductivosde una cultura.

Asimismo, el espesor histórico que informa larepresentación resume las producciones literariasque tienen mayor circulación en la cultura escolar11.

una forma de poner imágenes alas canciones de grupos muy fa-mosos y aprovechar el auge de lacultura audiovisual para la circula-ción y venta de la música. Este es-pacio permitió realizar una serie deexperimentaciones estéticas quellevan a una interacción de senti-dos entre las imágenes, la música ylas estrategias audiovisuales. Re-sulta fundamental el componentemusical prácticamente sin la inter-vención de los diálogos más alláque puedan tener una base estruc-tural narrativa.7 Rosana Reguillo define a las re-presentaciones nodales comoaquel tipo de representacionesque “(...) vehiculizan sentidos polí-ticos fundamentales para la socia-bilidad: la democracia, derechoshumanos, ciudadanía, violencia,conflicto, diferencia, apertura demercados” (2007). Habría que su-mar a estas representaciones lasque construidas desde sistemas ar-tísticos colaboran con la formaciónde una identidad colectiva funda-mentalmente generadas desde losAparatos Ideológicos del Estado yrecircularizados por la producciónmediática.8 El poncho salteño es un íconofuerte en la construcción de la iden-tidad local. Este elemento apareceen los relatos que construyeron lastradiciones del Estado provincial yse erige en un operador de vincula-ción entre la gesta del héroe local,Martín Miguel de Güemes y los va-lores de la defensa del territorio. Es-ta característica es la que se retomóen los noventa como central paracrear la bandera provincial, durantela gobernación de Juan Carlos Ro-mero, con los mismos colores eidéntica distribución de los elemen-tos constitutivos (Cebrelli, Aranci-bia, 2005: 120-145).

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Los ecos del Martín Fierro, de Juan Moreira y debuena producción de la gauchesca se entraman enun relato en el que la cultura letrada y escolar se pri-vilegia por sobre la vivencia cotidiana. El gaucho“vago y malentretenido” que no se adapta a las ne-cesidades de la cultura agropecuaria frente al quese allana a la cultura dominante es el debate esce-nificado más de cien años después de su gestaciónen los tiempos de la fundación del Estado nacional.

La inserción de estas representaciones va dan-do cuenta de las recepciones y de una circulaciónprivilegiada de aquellas iconizaciones que se vin-culan con el trazado de la cultura hegemónica.Aparentemente, este tipo de representacionesconserva la memoria de los relatos en los que sefundaron e impacta en la cadena significante enque se inscribe imponiéndole un espesor semánti-co que relocaliza la narración audiovisual en elcampo de la tradición.

De este modo, dan cuenta de las formas de losconsumos de los textos producidos por el mercadoescolar y el de la cultura en interacción con la expe-riencia cotidiana (Rodríguez, 2007) lo que posibili-ta, a su vez, la producción de bienes simbólicos enlos que se evidencian las articulaciones, negociacio-nes y contraposiciones de sentido. La producciónaudiovisual de los sectores juveniles atravesados porlas narrativas vinculadas a las representaciones no-dales no puede resignificar la potencialidad de lacarga semántica que traen a los nuevos relatos.

Las narraciones que se pueden ver en los videosreferidas a las formas diversas que tienen las prácti-cas solidarias entre los jóvenes escapan siempre a latematización de resoluciones que impliquen la vio-lencia. Una doble lectura puede ser posible: o quelas los conflictos y las violencias materiales simbóli-cas no se vivan como significativas en la zona o quehaya una prescripción tácita de no abordar estoporque los adultos –de alguna manera– quieren es-cuchar que las soluciones pacíficas y democráticasse inserten en la vida de los estudiantes12.

Las percepciones y las identidades / Géneros y retóricas del decir

En Mi mirada, nuestra mirada aparecen tambiénotros films que apelan a las retóricas y a génerosque priorizan lógicas diferentes de las de las narra-ciones ficcionales. Fundamentalmente, en este casose producen desde las estructuras propias del docu-mental, del docu-drama y del video clip. Cada unade las producciones que se incorporan en cada gé-nero mencionado responde a las retóricas típicas delos formatos aludidos. Estos géneros son los queposibilitan que las representaciones de los jóvenespermeen el espacio audiovisual.

En este grupo de cortos se pueden incorporar:Queremos vivir, no sobrevivir (“Basado en un hechoreal”), de Salvador Mazza, en el que se da cuentadel secuestro de una joven con imágenes de mani-festaciones, tiene un formato de docu-drama; Po-zos, del mismo lugar, denunciando que en el pue-blo no hay “nada de nada”; Nos falta un colegio,de Angastaco, en el que se confronta la mirada ex-terna turística con la interna de las problemáticassociales de los jóvenes. También se pueden incluirvideo clips, entre los cuales merecen destacarsedos. Uno, titulado La soledad, trata sobre la invisi-bilización habitual de las problemáticas juveniles yes de Salta Capital. El otro, nominado Talavera co-mo la localidad de donde proviene, denuncia el es-tado de abandono del pueblo.

La explosión de redescubrimiento de los forma-tos documentales en los últimos años13 parece tam-bién haber marcado a los jóvenes de Salta. Las po-sibilidades retóricas que brinda el formato parecenser más permeables a la inclusión de representacio-nes juveniles más densas y complejas que las de lasnarraciones ficcionales. Por una parte, porque reco-ge problemáticas cotidianas de la experiencia de serjoven en el lugar donde se habita y, por otra, por-que permite imbricar las zonas de conflicto entre lasdiversos sectores culturales.

9 María Cristina Mata, en un textoya clásico acerca de los estudios derecepción, va dando cuenta de quémanera las representaciones máscreíbles y verosímiles de lo socialson las que impactan en la circula-ción mediática (1991). 10 El espesor temporal de una re-presentación consiste en que a lolargo de la historia, a una determi-nada representación social se levan adosando operativamente mo-dos de significar, de hacer, de per-cibir, de decir, entre otros aspectos,complejizando la estructuración dedichas representaciones. Este pro-ceso es propio de las formacionesdiscursivas y de los modos de circu-lación que tienen. De esta manera,cuando se responde a la prescrip-ción pragmática de una represen-tación se está respondiendo a losaspectos que en ese momento so-cio-histórico se validan como signi-ficativos. Claro está que ese modorara vez es una invención del actorsocial sino que ya estaba en elcampo validado por otros agentesque abonaron –reproducción me-diante– la validez de esa forma dehacer y de decir (Cebrelli, Aranci-bia, 2005: 121-142).11 Resulta importante mencionarque un ochenta por ciento de loscortos da cuenta de la imbricaciónde las prácticas juveniles con las dela cultura escolar en la formaciónde la subjetividad. Si bien es ciertoque las experiencias se realizaronen colegios secundarios de la pro-vincia los relatos re-entraman lasprácticas escolares, las formas derelación que se entablan entre losactores del hecho educativo y losconsumos escolares. Más allá de losdesprestigios de la escuela comomecanismo de socialización, loscortos parecen dar cuenta de queen esta región y –sobre todo– en el

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Es el caso de Queremos vivir, no sobrevivir (deSalvador Mazza), donde se da cuenta de un proble-ma grave en la región: la trata de personas y el se-cuestro de jóvenes, que es presentado como uno delos tantos problemas sin aparente solución que viveel pueblo. En este punto cabe destacar que Salva-dor Mazza pertenece al Departamento de GeneralSan Martín, al norte de la provincia y está situadoen el límite con Bolivia a 55 Km de la localidad deTartagal y a 400 Km de la capital de la provincia.Fundado a mediados del siglo pasado, su economíadependía de las instalaciones de la por entoncesempresa estatal Yacimientos Petrolíferos Fiscales(YPF), además de sostenerse en el comercio infor-mal y en el tráfico de productos diversos. Durante lapresidencia de Carlos Saúl Menem, la política deprivatizaciones produjo una ola de desocupación yde miseria en la zona. Basta recordar los diversoscortes de ruta que, a partir de ese momento, seprodujeron habitualmente en todo el Departamen-to a lo largo de la Ruta Nacional N° 34, los cualesdan cuenta de la falta de oportunidades y la pro-fundización de la pobreza y la marginalidad en lazona14. Estos gestos de resistencia y de visibilizaciónde los conflictos caracterizan en los últimos años ala población de este Departamento.

El film producido por los jóvenes de SalvadorMazza mediante el recurso del docu-drama15 se ini-cia con la ficcionalización de la salida del colegio deun grupo de chicas y el secuestro de una de ellas,hecho que ocurrió el 11 de agosto de 2008. La se-gunda parte se construye mediante la yuxtaposiciónde imágenes16 de una manifestación masiva en elpueblo pidiendo por la aparición de la joven secues-trada. La articulación la produce una foto de lamencionada joven y los datos de su desaparición.

La estrategia de hacer ingresar en el campo dela imagen la movilización y la protesta sumada a lasimágenes del secuestro de los cuerpos van articu-lando un modo de narrar en el que se da cuenta delos miedos y las incertidumbres. La modalización del

enunciado que funciona como título da cuenta deun pedido, de un ruego pero también de un recla-mo y una exigencia. La defensa de la vida y de loscuerpos es un punto donde la noción de ciudada-nía comienza a forjarse con fuerza. Si como lo plan-tea Reguillo en el epígrafe, la categoría “joven”contiene a hombres y mujeres que intentan cons-truirse a partir de su relación con los otros y afirmar-se en el mundo, la posibilidad del uso de las lógicasdel video documental y sus variantes es un espaciodonde esta afirmación se transforma en una políti-ca de visibilidad de los conflictos y la búsqueda dela audibilidad de los reclamos.

La estrategia elegida es la de poner en diálogoel material propio –bajo la lógica de la ficción– conel producido por otros actores sociales –como losregistros que realizaron las televisoras de la zona–.La contrastación de dos formas de vivencia y de dosformas de registro aparecen articuladas en el espa-cio videográfico: la de los relatos que circulan y ha-cen creíble la existencia en los lugares y permiten lahabitabilidad de las ciudades (De Certeau, Girad yMayol, 1999: 144-145) en el plano de lo ficcional,y la del archivo audiovisual que va construyendouna memoria colectiva basada en las manifestacio-nes y las protestas mediante el registro de la mani-festación. La figura retórica consiste en la contras-tación y la comparación entre la mirada propia y laajena sobre la misma problemática local, ambas ar-ticuladas desde la lógica de la protesta y de la resis-tencia. El film, entonces, permite ver la articulaciónde las prácticas de la historia reciente con las pro-blemáticas juveniles transformándose en un testi-monio de los modos de ser y de actuar.

En la misma línea de estrategia retórica que elanterior, se puede incluir al video Nos falta un cole-gio, de los estudiantes de Angastaco. Esta es unalocalidad ubicada en los Valles Calchaquíes, al su-doeste de la provincia y pertenece al departamentode San Carlos. Se encuentra a 70 Km de la ciudadde Cafayate y a 250 Km de la capital de la provin-

interior de la provincia su peso to-davía es central en la operativiza-ción de representaciones sociales.12 En esta línea se insertarían losrelatos El amor te rescata, de Gua-chipas, acerca de la problemáticadel alcoholismo, en el cual la mira-da del chico se muestra en blancoy negro y aquello que imagina, encolores; Apariencias, de Chicoana,aborda la representación del jovendesde los parámetros de la delin-cuencia; En las buenas y en las ma-las, de El Quebrachal, acerca de lasrepresentaciones positivas y nega-tivas de las prácticas asociadas a lamúsica; Juntos, de la localidad deTalavera, en el que diferentes gru-pos de jóvenes se unen para poderjugar y aprovechar el tiempo libre;Entrecruzados, de El Bordo en elque se narra la historia de chicosque alcoholizados se pelean conotros y luego entre ellos; uno delos jóvenes sale herido y el primergrupo agredido ayuda al agresor.Este es un pequeño mapeo en quelas representaciones nodales seentraman fuertemente y acentúandesde la hegemonía los discursosjuveniles.13 Cfr. Arancibia 2008 a y b en losque se analiza y se recorre la im-portancia del documental. Bastamencionar como datos importan-tes la aparición de un canal educa-tivo como Encuentro fundado y di-rigido por el cineasta y documen-talista Tristán Bauer además de lacantidad de films de este géneroque se exhiben en diversos festiva-les del país y del mundo. Esta “ex-plosión” está llegando también alos circuitos comerciales. Un míni-mo rastreo por las programacionesde las salas permite ver que es cre-ciente el número de estos forma-tos estrenados en los últimos años.14 Los piquetes de Mosconi y Tar-

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cia. Ubicada a la vera de la Ruta Nacional N° 40, tie-ne una economía en la que se privilegia la vid, el vi-no y las especias como pimentón, anís y comino. Sibien pertenece al circuito turístico de los valles, esuna localidad marginal ya que a su alrededor se en-cuentran poblaciones con mayor convocatoria e in-fraestructura turística.

El video comienza con una toma panorámica,un gran plano general, que muestra –al modo delas publicidades turísticas– mediante el recurso delpaneo una vista de un pueblo típico de los VallesCalchaquíes. La música que acompaña es tambiéntípica: un charango que va produciendo una melo-día andina con la que se suelen construir las repre-sentaciones de estos lugares. Inmediatamente sepasa a un primer plano de estudiantes de un cole-gio cuya gestualidad expresa su estado de ánimo,de una tristeza profunda.

El video utiliza recursos propios del documen-tal como la entrevista, en la que diversos estudian-tes van explicitando la necesidad de contar con uncolegio secundario en la zona. Los jóvenes son losque entrevistan a sus compañeros, congéneres enbúsqueda de las respuestas mediante las cuales searticula la dimensión argumentativa del corto. Laentrevista pone en evidencia los roles de los jóve-nes protagonistas de los reclamos y, a la vez, artí-fices de respuestas posibles. Paralelamente, se vaninsertando imágenes de un edificio en muy malascondiciones y poco apto para el desarrollo de ta-reas escolares. El film se cierra con una placa queinquiere a las políticas públicas y a los espectado-res: “¿Nos podés responder por qué no tenemosun colegio propio?”17.

Las imágenes de las gestualidades de los rostros–que luego serán entrevistados– contrastan con lasimágenes cristalizadas de las representaciones turís-ticas. De la promoción al reclamo, la estrategia con-trastiva pone en cuestión la imagen de una Saltapensada para el turismo con las necesidades pro-pias de quienes habitan los territorios y que ponen

en cuestión las decisiones políticas acerca de la in-versión de los recursos. El cambio de focalización sehace evidente en el paso de la ocularización omnis-ciente18 del plano general a planos más cercanos alas construcciones subjetivas. De esta forma el efec-to que se busca es un acercamiento a las formas depercepción cotidianas que significan y relocalizan laexperiencia. En síntesis, de una experiencia de lapercepción a distancia como la que proponen lasmodalidades de la publicidad turística se pasa a unacámara subjetiva que busca hacer sensible y com-partir la experiencia de los habitantes, lo que posi-bilita que la interpelación final tenga mayor efecto.

Un tercer formato privilegiado en lo que sepuede denominar un acercamiento a la experien-cia juvenil es el que proporciona el video clip19 ysus estrategias retóricas. El uso de la música comosoporte significativo de determinadas representa-ciones sociales más el uso de una cámara descrip-tiva sumada a las focalizaciones subjetivas, permi-te que las posibilidades de decirse de los jóvenesse potencien.

El corto La soledad de estudiantes de la capitalsalteña está montado sobre el fondo de la introduc-ción de la canción del mismo título de la banda demúsica Bersuit Vergarabat. Cabe señalar que sólose utiliza el leit motiv que contiene el estribillo de lacanción. Este fragmento inicial de la canción estáeditado de manera que se reitera el fraseo centraldel tema que en la parte cantada por la banda de-clara por la noche la soledad desespera.

Las primeras imágenes parten de una toma de-senfocada que fantasmiza una figura en tonos os-curos. Poco a poco se va produciendo un enfoqueen el que aparece una joven maquillada con lo quesimula una gran lágrima roja corriendo por su meji-lla. Luego de estas primeras imágenes de la jovensentada en un aparente lugar público, el espacio sellena de transeúntes que pasan por su lado sin si-quiera registrarla. La imagen va articulando proce-sos de enfoques y desenfoques alternados entre las

tagal fueron dando cuenta de losdiversos conflictos que se vieron re-flejados en las agendas de los di-versos medios de comunicacióndesde fines de los noventa hasta lafecha. La profundización de las po-líticas neoliberales sumada a losdesmontes permanentes hicieronque las condiciones ambientalesprovocaran inundaciones y cam-bios ambientales que se sumaron alas epidemias de enfermedadespropias de la pobreza como el có-lera o el dengue.15 Otros cortos que está en la mis-ma línea de trabajo son Sueño im-posible, de Cafayate, un docu-dra-ma en el cual se muestra a los jóve-nes ayudando a los pobres mien-tras que los intendentes no; Mis re-cuerdos, de Orán, en el que se rea-liza un paneo de Orán y mirada so-bre la iglesia como formadora delos recuerdos; Pensando el futuro,de La Poma, que se inicia con unatoma “turística” de la zona y luegotematiza la relación entre escuela ytrabajo. 16 Según la data que proporcionael mismo video las imágenes fue-ron tomadas por un camarógrafolocal –Ramón “Coco” Reyes– y sedifundieron por un canal de la zo-na. El registro se denomina Marchapor la justicia. Las marchas pidien-do justicia en la zona habían recru-decido desde el asesinato en el año2006 de una productora local lla-mada Liliana Ledesma, quien habíadenunciado a varias personas influ-yentes de la zona por no permitir alos campesinos de una cooperativael trabajo y la comercialización librede la producción. Posteriormentehubo una serie de asesinatos demenores criollos y aborígenes. 17 Prácticamente las mismas estra-tegias discursivas se pueden obser-var en el video de los estudiantes de

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tomas de la protagonista y de la gente que pasa. Es-te procedimiento de montaje alterno en el nivel delplano de la imagen se profundiza en el plano audi-tivo mediante la utilización de un fragmento de lacanción al modo de un ostinato. El video finalizacon un travelling circular que muestra a la protago-nista siempre sola e invisible para el resto.

El proceso de hipervisibilización que se realizade la figura de ella en un primer plano permanen-te, con una imagen mayoritariamente enfocada ydefinida, con un vestuario oscuro, con un maqui-llaje poco común y un cuerpo inmóvil contrastaclaramente con las imágenes borrosas, coloridas yen permanente y acelerado movimiento de los quepasan por el lugar. De esta manera, se alteran losregímenes de visibilidad (Reguillo, 2008) operan-do, a la vez, un cuestionamiento de los valoresfundantes de dicho régimen que relega a grandessectores sociales, en general, y a los jóvenes enparticular a la oscuridad o a la condena. Se tratade que aquello que no es conocido y reconocidopor la percepción social normativizada desde lashegemonías se apodere de los espacios centralesde la visibilidad marcando las diferencias y peticio-nando para sí la mirada.

La joven protagonista del corto frecuentementemira la cámara tratando de inquirir a los espectado-res. La gestualidad del cuerpo remarca la inmovili-dad mientras que la mirada es la que busca res-puestas en el fuera de campo donde se encuentranlos espectadores. La estrategia vuelve a ser –comoen los formatos documentales– la de cuestionar lasrepresentaciones circulantes –la de los jóvenes des-preocupados y no interesados por las problemáticassociales– mediante una alteración de las formas defocalización. Se pasa de ser objeto de la mirada aser protagonista de las formas de mirar fracturandola cuarta pared y poniendo al espectador en el lu-gar de objeto de la mirada. Si la juventud –en tan-to representación y categoría descriptiva de un sec-tor social– implica los semas de la energía, de la

movilidad y de la búsqueda constante, la construc-ción de una representación otra desde el interior delgrupo demonizado “joven” paraliza el movimientoy muestra a los otros en el hacer, un hacer que losignora. De este modo se propone una representa-ción responsiva20 capaz de insertar una voz de re-clamo a la sociedad “adulta”.

En este caso, el uso del video clip como herra-mienta de construcción audiovisual21 por parte delos estudiantes capitalinos muestra a la vez unconsumo diferenciado respecto de los jóvenes delinterior de la provincia. Las estrategias de compo-sición del video muestran el impacto de los cana-les de música al estilo MTV y permiten establecerlas fuentes privilegiadas en el consumo de los jó-venes. Esto resulta más claro aún si se tiene encuenta que la capital provincial cuenta con tres ca-nales de aire y dos sistemas de cable cada uno delos cuales ofrece más de setenta opciones. En elinterior de la provincia, en cambio, sólo algunaslocalidades cercanas a la capital cuenta con servi-cio de cable pero limitado a una veintena de seña-les, aunque también existe la posibilidad en todala provincia de contar con los sistemas satelitalesde televisión pero a costos que, en realidad, mar-can mucho más las distancias económicas de losdiversos grupos sociales.

A modo de cierre

“Esperaría que no te asusteEste instante de sinceridad

Mi corazón vomita su verdad Es que hay una guerra entre dos

Por ocupar el mismo lugar La urgencia o la soledad”

Bersuit Vergarabat

Visionar las producciones videográficas de los jóve-nes salteños significa adentrarse en un espacio decruce entre representaciones, estéticas, retóricas,

Salvador Mazza titulado Pozos. Eneste corto hay un grupo de jóvenessentado en un lugar descampado,donde pasan las horas. Mientrastanto se sobreimprimen carteles detodo lo que no hay en el lugar: pla-zas, piletas, cine, matinée, centrosculturales, complejos deportivos,camping. Finaliza con una declara-ción de las ganas de hacer cosasque tienen los jóvenes y la inexis-tencia de lugares que permitan ca-nalizar dichas energías.18 Aunque discutible en muchospuntos, la propuesta de Jost acer-ca de los procesos de focalización,ocularización y vectores lectorialespuede acercar algunas formas ex-plicativas a los procesos que bus-can producir efectos de subjetiva-ción en las narraciones audiovisua-les (2002: 172-190).19 Hay otro video clip en la selec-ción pero realizado de acuerdo alas pautas del subgénero de clipdocumental. Se trata de Talaverafilmado en la localidad del mismonombre, del departamento de An-ta en el Chaco Salteño. Si bien noserá abordado en detalle en estetrabajo, vale la pena aclarar quecomparte estrategias similares alos tres cortos analizados en esteapartado.20 Si bien Mijaíl Bajtín elabora es-ta categoría para el lenguaje, po-dría pensarse una responsividad endiversos lenguajes que los entron-carían en sus propias historias y enlas cadenas de producción textualdel campo aportando otro datomás a la construcción de los espe-sores temporales ya aludidos.21 Rosana Reguillo plantea, citan-do a Resendiz, al video clip comoinstrumento articulador entre dosideas y dos conceptos, a la vez deposeer una capacidad de conden-sar múltiples discursos. Esto hace

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formatos, modos de percibir, entre otros aspectosno menos significativos. A la vez, implica generaruna serie de preguntas acerca de los modos en quese articulan las imágenes heredadas, las que inten-tan imponerse desde las hegemonías, las que seconstruyen para resistir o las que simplemente seproducen en el acto mismo de vivir pleno de pasio-nes, experiencias y decepciones.

Un paneo por las producciones de los jóvenessalteños implica tomar conciencia de que, más alláde las representaciones mediáticas, ellos no estánfuera de los social como lo plantea Rosana Reguillo,van construyendo sus formas de ser ciudadanos ypor lo tanto buscan ser vistos y escuchados en posde una inclusión plena. Estas formas de construirsees, claro está, relacional, en tanto dialoga, discute,resignifica y/o construye sus imágenes en vincula-ción con los otros sectores sociales.

El relevamiento de las producciones audiovisua-les es un camino en tanto el uso de las nuevas tec-nologías ha permitido una explosión de productivi-dad audiovisual de este sector social que ha crecidoen vinculación –material y/o simbólica– con la tec-nología. En el juego de las inclusiones y las exclusio-nes, las conexiones y las desconexiones, la adquisi-ción de saberes por medios diversos los jóvenes vandejando sus marcas en los espacios videográficos dela sociedad. Esas marcas no sólo se constituyen entestimonios de las formas de mirar sino también delos modos en que son percibidos, a la vez que per-miten visualizar las mediaciones de las imágenespreconstruidas.

La canción “La soledad” del grupo argentinoBersuit Vergarabat plantea una disyuntiva, como enmuchos de sus temas, entre las representacionesmás consolidadas y las formas de futuridad marca-das por los múltiples desencantos. Como en la letrade esta canción de la Bersuit22 que plantea la pues-ta en circulación de otras formas de verdad y diver-sas formas de validación de la experiencia, el acer-camiento a las producciones de los jóvenes implica

un trabajo en el que se aborden las textualidadesmediantes las preguntas que van construyendo lainvestigación pero a la vez la someten a las pregun-tas que –como en el caso de varios de los cortosaquí analizados– cuestionan las representacionesinstaladas en la sociedad y en la academia.

De otra forma, estaremos nuevamente en la co-yuntura de elegir entre “la urgencia o la soledad”sin que podamos percibir las múltiples interaccionesque nos constituyen como sociedades complejas,disímiles y desiguales en las que los sueños, los in-tereses y los desencantos están en conflicto y desdeallí crecen, se alimentan y permiten la construcciónde nuevos futuros.

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que los jóvenes hayan desarrolladoun “metabolismo acelerado” en eltrabajo sobre los significados aten-diendo tanto a los niveles del con-sumo y la recepción como a los dela producción (2006: 66-68)22 “La soledad” es una canción dela banda argentina de rock quepertenece al álbum “La argentini-dad al Palo” (2003).

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Investigación

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Escenarios Nocturnos. Relaciones entre ciudad, espacio público y cultura urbana en la capital salteña

Por Adriana Zaffaroni, Fabiana López, Ma. CelesteJuárez, Vanessa Troiano, Mónica Sarmiento Sosa, Ma.Paola López y Alvaro Guaymás*

Adriana Zaffaroni es Sociólogapor la UBA. Master en Gestión y Políticas Culturales. Investigadora del Centro de Investigaciones en Comunicación Masiva, Arte y Tecnología, Investigadora y Coordinadora del Área de Estudios e Investigación enCiencia, Cultura y Sociedad(SEyc-Bs.As.). Prof. Regular dela UBA y de la UNSa, (Cs. de laComunicación). Investigadoradel Centro de InvestigacionesSocioeducativas del Norte (CISEN). Fac de Humanidadesde la UNSa.

Resumen

El trabajo que aquí se presenta da cuenta de las prác-ticas y representaciones de los jóvenes salteños respectode la nocturnidad. Desde una perspectiva etnográfica seindagan, no sólo la producción de sentido en relación conlas prácticas nocturnas, el espacio público y la cultura ur-bana, sino también con la estética, el estilo y la pertenen-cia sociocultural. Por otra parte, se desarrollan aquí partede los resultados del proyecto de investigación El futuro através de la mirada joven. Reconstrucción del imaginariojuvenil salteño de la Universidad Nacional de Salta.

Abstract

This work presents the practice and representations ofyoung people from Salta with respect to nightlife. From anethnographic point of view, we investigate not only thesense production in relation with their activities during thenight, public places and urban culture, but also aesthetics,style and their sociocultural belongings.

On the other hand, we develop part of the results ofthe investigation project,The Future Through the YouthPoint of View. Reconstruction of the Salteño Youth Imagi-nary of the National University of Salta.

Palabras Clave: jóvenes-espacio publico-nocturnidad

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Este trabajo forma parte de la Investigación Nº1.287 del Consejo de Investigaciones de la Univer-sidad Nacional de Salta denominado El futuro a tra-vés de la mirada joven. Reconstrucción del imagina-rio juvenil salteño concluido en el 2008. Presenta-mos aquí un abordaje etnográfico de los escenariosnocturnos de la ciudad de Salta.

En la movida nocturna de los jóvenes salteñoshay lugares que han cobrado protagonismo. Unode estos escenarios es la movida de la calle Balcar-ce, en el centro de la ciudad de Salta, cerca de la es-tación de trenes, la cual funciona asociada al servi-cio del Tren a las Nubes.

Este espacio toma vida a partir del año 2001con la aparición de las peñas folklóricas “La ViejaEstación” y la “Panadería”. Luego surgieron lospubs. Estos han ido cambiando constantementetanto de nombre, de propietario, como de genteque los visita, muy pocos han mantenido su deno-minación original. Hoy, entre las calles Balcarce yNecochea, encontramos alrededor de 30 pubs y lo-cales bailables donde se accede a toda gama deconsumos culturales.

La noche salteña, a través del circuito Balcarce,ha cobrado tal relevancia que se trasladan jóvenes yadultos provenientes de provincias vecinas, tal es elcaso de las ciudades El Carmen, Perico, San Pedro,entre otras de la provincia de Jujuy.

Asisten a la Balcarce jóvenes desde 14 o 15años hasta personas mayores. No existe implícita-mente una norma que determine que es un lugarexclusivo para jóvenes. Esto se debe a la multiplici-dad de espacios que se encuentran en este circuito,hay ofertas en función a la música que se escucha,al alcohol que se consume y al precio que se estédispuesto a pagar. En este sentido, existen lugaresdonde uno puede conseguir una cerveza por $6(seis pesos) y otros donde un vino espumante cues-ta más de $50 (cincuenta pesos).

Al corredor de la Balcarce asisten personas condiferentes recursos económicos. Un primer grupo lo

constituyen aquellos que, cumpliendo con un este-reotipo visual, que combina lo fashion en la ropa yel corte de pelo, son considerados un balcarceño,definidos como jóvenes que se consideran “perso-nas modernas, de mente abierta, permanentemen-te actualizados”1.

En una segundo grupo encontramos a aquellosque frecuentan dos o tres veces al mes el circuito, yse caracterizan por manifestar el gusto por algúnestilo de música que se escucha exclusivamente enalgunos de los lugares, por ejemplo folclore, músi-ca electrónica, o rock nacional.

En una tercera opción encontramos quienesasisten muy de vez en cuando, y que lo hacen parasentirse pertenecientes a ese lugar o para cumplircon la exigencia actual, que se evidencia con el slo-gan gubernamental de promoción del turismo sal-teño: “Si no conoces la Balcarce no conoces Salta”.Por lo tanto cuando lo hacen también se adecuanal estereotipo imperante, que aparentemente losdistingue, pero que en realidad los homogeniza.

Por una cuestión metodológica realizaremosuna división de los boliches de la calle Balcarce entres grupos. Esta diferenciación tiene como criteriode diferenciación a los grupos que a ellos asisteny/o convocan.

Grupo A:En este grupo se encuentran todos los lugares

que se caracterizan por pasar música electrónica ca-si toda la noche. La particularidad es que se dividenen función del público que asiste, la diferencia estámarcada por la edad y el nivel de ingreso económi-co. De los distintos pubs que se encuentran en estegrupo podemos describir a:

Lugares 1 Club XXI, Etcétera, Ibiza: estos tres lugares

apuntan a tener los mismos clientes, son lugaresdonde se pone casi toda la noche música electróni-ca o bien tocan grupos de covers. Está dirigido a losjóvenes mayores de 25 años principalmente, ya que

1 Lo señalado entre comillas remi-te a la voz textual de los jóvenes al-canzados por la investigación.

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buscan un público capaz de consumir bebidas y co-midas de costos elevados. La mayoría de los asisten-tes aparte de tener su buen clóset, poseen autospropios, o bien de los padres, que es con lo que semueven durante la noche.

Se consumen bebidas tales como cervezas per-sonales, tragos, vinos espumantes, champagne,energizantes. El trago más popular es “speed convodka”. Una particularidad de estos locales es quetienen mesas y sillas, alrededor de las pistas, puesno se catalogan como boliches, estos espacios es-tán diseñados en función a la vanguardia, utilizanvivos colores y acompañan la decoración con lucesy muebles de estilo.

El personal se viste con cierta particularidad, tan-to las personas de seguridad como los mozos y de-más están ataviados con trajes. Un detalle a desta-car es que la mayoría de la gente que asiste es de tezblanca y nivel socio-económico alto y medio-alto.

Lugares 2Bellzebu y Zeppeling: siguiendo con la línea del

grupo anterior estos lugares también son costosos,pero se caracterizan porque no tienen una zona debaile, sino más bien lugares para sentarse. Tambiénapuntan a un público joven de 25 años en adelan-te, que cumplen con las mismas características quelas del grupo anterior. Estos lugares son frecuenta-dos alternadamente, es decir un fin de semana enel lugar 1 y el otro en el 2.

Macondo: es un bar de la calle Balcarce cerca dela estación de trenes, abre sus puertas a las 22 hs.Ofrece aperitivos y entrada libre. Por la noche seconvierte en pub con la presentación de bandas envivo (covers) consiguiendo un ambiente de baile ycanto entre el público. A éste concurren grupos dejóvenes de perfil bajo, como ser integrantes de ban-das atraídos por la presencia de éstas, gente de cla-se media y media alta, jóvenes profesionales.

Se destaca la diferencia de edades, desde los 20a los 40 años. La onda también es variada, mucha“producción” en las chicas, donde prima la ropa de

marca y de última tendencia. Para los varones jeans ycamisa o remera. Es un lugar elegido por los jóvenesa fin de llevar a cabo agasajos, cumpleaños, día delamigo, etcétera. En cuanto a precios, parece accesi-ble para la clase media-alta y ofrecen comidas y be-bidas. Es un “clásico” de la calle Balcarce, tanto pa-ra la gente local como para los extranjeros visitantes.

Lugares 3Inside Club: es un pub – boliche; es concurrido

por estudiantes de la Universidad Católica, y gentejoven en su mayoría de clase media y media alta. Seconsumen bebidas alcohólicas y no alcohólicas. Enla puerta de este local se concentran gran cantidadde jóvenes de 15 años de edad que consumen en elbar y luego se quedan recorriendo las cuadras de laBalcarce debido a que por su edad tienen prohibidala entrada a los boliches. Estos jóvenes buscan luga-res donde escuchar música de moda, se visten conropa de marca tal como lo muestran las vidrieras delShopping, los varones se pasean con sus autos ca-ros y tunneados. Se observan chicas que bailan porsu lado y varones por el suyo, muy pocas veces engrupo. Todos se sacan fotos constantemente ya seacon su máquina digital o con el celular. Se los ob-serva enviando mensajes mientras hablan con supar, así también observamos que acceden a apara-tos tecnológicamente avanzados, tales como los úl-timos modelos de celulares. En cuanto a concurren-cia de público comparte las características de los lu-gares 1 y 2.

Grupo BEn este grupo encontramos a los lugares que se

caracterizan por pasar distintos tipos de música(cumbia, rock, cuarteto, marcha, electrónico, folklo-re, entre otros), en su mayoría asisten jóvenes declase media y media-baja cuyas edades oscilan en-tre 18 y 40 años.

Lugares 4Hipnotic: A este lugar asisten jóvenes de clase

media-baja, que buscan escuchar música variada,

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no gastar mucho dinero, pero divertirse en un lugarcon una estructura aceptable. Es uno de los lugaresescogido por los estudiantes de la Universidad Na-cional de Salta. Aquí se consume cerveza en vasosde litros que son compartidos por el grupo. Existeuna alternancia en la música desde la electrónica, elpop, y el rock nacional, en su mayoría comerciales.Acá podemos observar como los jóvenes realizanuna combinación entre ropa de marca y copias ca-da vez más sofisticadas adquiridas en el Free Shopsalteño. Entre las características de los jóvenes queasisten a este lugar se observa un equilibrio entrepersonas de tez blanca, trigueña y morenas.

Tabu Bar: es lo más económico en cuanto a bai-lables en la calle Balcarce, no se paga entrada y seescucha “buena música”, es decir música de moda“de todo menos cumbia” la concurrencia es similara la de Inside, universitarios pero de menos recursoseconómicos o “gente que sale mucho”, de miérco-les a sábado todas las semanas y necesariamentetiene que economizar el gasto.

Lugares 5La Estación: es uno de los lugares más popula-

res y concurridos por los jóvenes en el circuito de lacalle Balcarce. Aquí encontramos la colección com-pleta de Free Shop2 y zapatillas de marca en los va-rones y en las mujeres un ingenio impresionante pa-ra mostrarse y estar a la moda. La insignia de estelugar es la cumbia en sus diferentes modalidades,pero al encontrarse en la Balcarce no siempre sealeja de poner aunque más no sea 3 o 4 temas demúsica electrónica al final, igual cantidad de temasde rock nacional y otros estilos. Este lugar se carac-teriza por el consumo de cerveza en vasos de litro,la otra estrella de la noche es el fantin (vino-fanta),aquí encontramos jóvenes de todas las zonas de laciudad salteña, como así también una fuerte pre-sencia de la gente del interior, en mayoría prove-nientes de ciudades vecinas a la capital.

El lugar es utilizado por algunos jóvenes comoun lugar de trampa, esto gracias al tamaño que tie-

ne, permitiéndole una invisibilización de jóvenes desectores sociales acomodados habitué de la Balcar-ce, quienes optan por ir a este lugar cuando deseanhacer “sus canalladitas”3. Existe un equilibrio entresblancos, trigueños y morenos.

Grupo CEstos lugares característicos por su impronta

che guevariana (comercial), nuclea a todos aquellosque se identifican con el rock nacional. El costo dela bebida alcohólica no es elevado, en comparacióncon otros lugares, los espacios están divididos enfunción de los que quieren bailar o sentarse a tomaralgo. Se observa cantidades similares entres blan-cos, trigueños y morenos.

El Zumba: es un pub que funciona desde el año2003. Se encuentra ubicado en un pasillo sobre lacalle Balcarce. El pasaje es estrecho, tiene un sólofoco de luz. El local se ubica a la izquierda del pasa-je, al final del pasillo encontramos otro pub que sedenomina Sal si puedes conocido por los jóvenescomo el “Salsi”. Con respecto al Zumba, observa-mos que la entrada es muy angosta, en ella hay unapersona que coordina la entrada al local. Si el localestá lleno pide a los jóvenes que esperen a que sedesocupen plazas para poder ingresar. Si la personaque desea entrar está alcoholizada se le restringe laentrada.

El local se encuentra abierto desde las 23 horas,momentos que es frecuentado por personas de 30años, con escasa concurrencia.

A las 2 AM el escenario se transforma. La gen-te que se concentra ronda los 18 años en adelante,la mayoría universitarios de la Facultad de Humani-dades de la Universidad pública.

Es un lugar de encuentro a lo largo del año lec-tivo pero en las vacaciones concurren, en su mayo-ría, turistas. La gente se viste informalmente, se lacaracteriza de “bohemios”, “hippies”, con estilopropio, concurren chicos con rastas, bahianas. Al-gunos de ellos son artesanos, malabaristas, mochi-

2 Free Shop: mercado de venta deropa “de imitación de marca” paralos sectores populares.3 Tirarse una caña al aire: estar conotra persona que no es la pareja. Esuna práctica del touch and go.

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leros, estudiantes y jóvenes profesionales. La músi-ca que se escucha en general es rock latinoamerica-no, trova cubana, cumbia colombiana. La gente ladenomina música alternativa a la que impone lamoda, se caracteriza por su fuerte contenido social.Lo que se consume es música, alcohol (cervezas ywhisky) y drogas, preponderantemente marihuana.En cuanto al “Salsi” destacamos dos espacios defi-nidos, el pub y el boliche,

Barrabás: tocan bandas de rock en vivo. Es unlugar acondicionado con mesas y sillas, de peque-ñas proporciones, se toma cerveza, regularmenteasisten jóvenes de clase media, media-baja.

Grupo DLugares frecuentados por jóvenes mayores de 25

años, nucleados por el gusto del folclore argentino.Son lugares tranquilos en donde se puede cenar, de-gustar vinos y disfrutar de espectáculos en vivo.

Lugares Folclóricos La Vieja Estación, La Panadería: estos espacios

se caracterizan por la presentación de grupos fol-clóricos juveniles y la promoción de nuevas figurasdel folklore salteño, que en sus presentacionesarrastran a gran cantidad de seguidores. Se puedeconsumir comidas regionales, distintos tipos de vi-nos, el costo del consumo es elevado. Generalmen-te asisten familias o jóvenes de 25 años en adelan-te. El sector social es medio, medio-alto.

Formas de presentarse en público

Empecemos hablando del cabello, corte de pe-lo tanto de los varones como de las mujeres. Uno alrecorrer la Balcarce no registra más de dos cortes enambos géneros. Cortes popularizados por las seriescomo “Rebelde Way”, o “Patito Feo”, “Casi Ánge-les” entre otros, entonces si complementamos estocon la moda veremos a un sin fin de estereotipos,todo un ejército, que no sólo está en la ciudad deSalta sino también en Córdoba con la Rondo, Tucu-

mán con la 25 de Mayo, y en toda ciudad que ten-ga un lugar similar a la Balcarce.

Moda/Ropa

Sin lugar a duda, ya sea que se asista a los luga-res del tipo A o del tipo B la ropa es un factor inte-resante a tener presente. Es evidente las coleccionesreconocidas a nivel nacional, desfiladas por los ha-bitúes de la Balcarce.

Encontramos también las colecciones del FreeShop desfilada por los asistentes al grupo B. En oca-siones, se vuelve más difícil diferenciar la ropa porla “marca” puesto que todas ellas desfilan por elcorredor. No hay un criterio para diferenciar la ropade marca original de aquella que es una imitación,puesto que se van perfeccionando detalles y tantolos modelos como los colores responden a un mis-mo patrón de estereotipo. Hoy diferenciar un jeanKosiuko de un M51, en la nocturnidad no es algoque detenga mucho tiempo la atención de estoshabitúes ya que sólo miran la superficialidad, es de-cir, los colores y el diseño que está bordado.

Los accesorios representan otro escenario. Losusan las mujeres en colgantes, carteras, cintos, yentre el sector masculino se observa la combinaciónde colores y texturas.

Entre los miembros de grupos sociales medios-altos, tanto accesorios como prendas de vestir difí-cilmente sean usados dos fines de semana seguido,ya que los asistentes a los lugares del grupo A o Blo hacen con frecuencia, de esta manera aunquesea de vista se conocen.

El calzado: impresiona la cantidad de modelosde zapatos que se pueden encontrar sin caminarmás de una cuadra. Donde hay una mujer, hay unmodelo de zapato distinto por el color porque enrealidad son todos del mismo modelo: stilettos (conpunta). Estar a la moda y asistir a la Balcarce impli-ca necesariamente tenerlos “y si lo tenés en mu-chos colores mejor”.

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En los varones se usan las zapatillas chatas, devestir, que al igual que los zapatos de las damas, tie-nen un costo elevado, mucho mayor, casi el doblede lo que recibe una persona que cobra el plan tra-bajar ($150).

Los modelos son cambiados constantemente enfunción a las imposiciones del mercado. Los asisten-tes del grupo C hacen la diferencia en apariencia,pero no es significativa ya que ellos se diferenciande los consumistas estereotipados, pero caen en elmonismo del viejo hippismo, o rockanrolismo na-cionalista. Estos últimos, al igual que los otros, pa-san a ser grupos que se identifican entre si por laimagen, el consumo y el lugar de pertenencia. Losjóvenes que asisten a esos lugares cumplen con lafilosofía de estos espacios, y lo hacen para sentirsediferentes de aquellos del grupo A y B. Pertenecenal C por no haber podido ser incluidos en los otrosgrupos. En algunos casos esto se cristaliza cuandose observa que las rutinas, los ritos y rituales dentrode los espacios del grupo C al igual que los otrosgrupos se centra en el consumo desmedido de al-cohol, música fuerte, y otro tipo de drogas (paco,marihuana) o al exhibicionismo de parejas (que sonapreciados por los demás asistentes).

¿Qué se consume además de música?

Además de la música, se consume alcohol en susdiferentes variedades, en función al lugar que se asistay cigarrillos. Haciendo hincapié en el consumo de alco-hol, los lugares del grupo A tienen un precio elevado yes natural el consumo de bebidas personales, es decircervezas en lata o tragos. Regularmente la cerveza quese consume es la Quilmes y los tragos consumidos porlas mujeres como el daiquiri en sus diferentes modali-dades. Los lugares del grupo B venden cervezas de li-tro que son servidas en vasos grandes, los cuales secomparten entre los miembros del grupo que está enel lugar. Además de la cerveza, se consume vino, en es-te grupo, los tragos son pocos comunes.

La zona de los boliches de la Terminal, zona Centroy Avenida Paraguay.

La “zona de la terminal” es conocida entre losjóvenes por la movida nocturna que generan los bo-liches ubicados en el predio de unas cinco cuadrasalrededor de la estación terminal de ómnibus de laciudad. La zona se conoce por la cantidad de jóve-nes que circulan los fines de semana, provenientesen su mayoría de barrios periféricos de la ciudad.

Los boliches ubicados en la precitada zona sonlos siguientes:

Skombro’s ForeverConocido boliche ubicado sobre Avenida Irigo-

yen. El predio del mismo es un gran tinglado techa-do, que se extiende aproximadamente hasta mediacuadra sobre la avenida. Los techos son de chapasde zinc. Sorprende la amplitud del local, que poseetres barras, ubicadas una hacia el norte y las restan-tes hacia el sur del local. En el exterior del edificio,sobre la vereda del mismo, se visualizan grandes pi-zarras, de coloridos fluorescentes, que anuncian losartistas o bandas presentes en el local en el fin de se-mana. En el interior las paredes son de colores oscu-ros, con grandes adornos de bolas de brillos y luces.

PecasEs una boite que lleva alrededor de veinte años

de permanencia en la ciudad de Salta. Conocido lu-gar frecuentado por jóvenes y adultos de sectorespopulares de la ciudad. Hay días en los que el pú-blico que concurre es mayoritariamente adulto, porejemplo los domingos, pero suele ser frecuentadopor jóvenes de los barrios de la periferia de la ciu-dad los días viernes y sábado. Tiene dos barras detragos y dos pistas de baile. Las sillas y mesas ubica-das alrededor de una de las pistas son de plástico,estilo jardín. A Pecas, concurren lesbianas, gay,“chongos baratos”. Es un lugar de reunión paragente de escasos recursos, otros sectores lo catego-rizan como boliche barato. “Es un lugar de ‘punto’.También lo es Salón Vip, pero ahí va de todo”

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“Pecas y Escombros, quedan en la terminal, ahívan los de Ceferino, Lavalle, Limache, Scalabrini Or-tiz, Pablo Saravia, 20 de Junio” (barrios de zona su-reste y suroeste de la ciudad de Salta).

Salon VipConocido boliche ubicado al lado del cemente-

rio existe hace quince años. Su tamaño no es mayoral de los boliches anteriormente descriptos. Cuentacon paredes de colores claros, con techo de loza ymás de cinco pistas de baile.

La mayoría de los jóvenes pertenecen a sectoresmedios y medios bajos, con una amplia presenciade estudiantes de la universidad pública constitu-yendo un grupo heterogéneo.

Los días viernes concurren sólo adultos. Los díasdomingo y miércoles el público es totalmente joven,contándose entre ellos a los estudiantes universitarios.

Los días miércoles y domingos mantiene la posi-bilidad de damas gratis, el costo de la entrada oscilaentre 10 y 15 pesos. Hace más de una década existíael Salón Verde en este mismo espacio donde concu-rrían hombres y mujeres trabajadoras a bailar. Lenta-mente éste se fue transformando hasta llegar al ac-tual Salón Vip donde desaparece el Salón Verde.

Existen espacios reservados para parejas queguardan similitud con los confesionarios.

Es necesario agregar una distinción dentro deeste espacio, aquí sólo se consume vino tres cuartoy espumante.

PuertoConocido boliche de la zona centro. A él concu-

rren jóvenes y adultos de sectores populares mayo-ritariamente. Permanece abierto de jueves a domin-go. Es un gran predio con una sola puerta de acce-so, con techos de chapa y telgopor, tiene cuatro pis-tas de baile.

Contiene en su interior paredes pintadas de co-lores claros en algunas zonas y oscuras en otras, porejemplo, en la zona de los conocidos “reservados”.

Ha cobrado notoriedad en los medios por habersido el escenario de más de un caso de muerte de

jóvenes. Clausurado por varios meses, ha reabiertosus instalaciones a mediados del año 2006. Se con-sume cerveza, vino de caja y tragos.

Sublime Es un gran tinglado, con techos de chapa y pa-

redes de ladrillos recubiertas con cal por dentro. Elpiso es de cemento. En el exterior, el predio se ha-ya recubierto de colores llamativos. La concurrenciaes predominantemente de sectores populares.

“A Sublime concurre la gente de los barriosSanta Lucía, San José y también de Castañares. Porlo general es gente que trabaja en tareas tales co-mo: aAlbañiles, changarines, prostitutas, vendedo-ras del Free Shop, vendedoras del mercado San Mi-guel”. Fue famoso por la presencia de la patovicafemenina de robusta contextura física. En un mo-mento tuvo el mejor DJ de la ciudad de Salta. Seconsume cerveza, vino y tragos.

Es común visualizar gran cantidad de bicicletasapiladas en el portón de acceso al boliche. Una delas características de la publicidad es “Si venís antesde las doce te cuidamos la bici”.

Nicetto Es un boliche que funciona los viernes en el ho-

rario matinée, de 19 a 00:00 hs. Concurren jóvenesde 12 hasta 17 años. Provenientes de los BarriosSan Remo, San Nicolás, Parque La Vega, Bancario,San Francisco, Limache, Periodista, Tribuno, Inter-sindical. Actualmente el trasnoche no está habilita-do. Eventualmente, se alquila el lugar para fiestasde colegios etcétera. El boliche no vende bebidasalcohólicas, pero esto no impide el consumo en losmenores que concurren al lugar, dado que “los chi-cos, consumen antes de entrar y siguen al salir. Porlo general el consumo es de cerveza”.

Hincha PelotasEs también un lugar nocturno, pero reúne las

características de un pub, un lugar donde se consu-men bebidas y se escucha música, generalmenterock, aunque el lugar ofrece también espectáculosen vivo de bandas locales o de la región NOA.

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Una característica particular, de este lugar es laconcurrencia de los grupos juveniles de distintossectores sociales. El tipo de consumo de bebidas seajusta al capital monetario del cliente.

Los jóvenes y la forma de presentarse ante los otros.La previa del boliche

Según narra Ximena, la movida empieza tem-prano. Desde la siesta del sábado las chicas y loschicos del barrio llaman a la radio para participar desorteos por pases a los boliches, “sobre todo aScombro’s, porque ahí los varones pagan entoncesse ganan la entrada con la radio, en algunos boli-ches la entrada es gratis para las chicas”. Tambiénse llama a la radio para dejar saluditos al novio, a lasamigas, a la barra, y a quien esa noche pueda con-vertirse en compañía agradable “a veces llamamospara arreglar con un chico que nos encontramos enel boliche, y cuando vas ya sabes qué pasa (risas)…¿Y qué pasa? Si ya se gustaban los dos se ponen denovios, o lo más común es que transas nomás, aun-que también podes encamarte con él si querés. Losvarones van a buscar eso nomás, a veces no impor-ta que tengan su novia”.

La previa al boliche tiene lugar en la casa de al-guna amiga, amigo o en la esquina. Consiste en es-cuchar música, mayoritariamente cumbias, y, enmenor medida, cuartetos. Las chicas se reúnen pa-ra escuchar música, esperar a los amigos de la ba-rra, a los novios y desde allí partir al boliche. SegúnX, son las chicas quienes deciden el boliche al queasistirá el grupo, aunque “cuando una barra paraen un boliche, el lugar ya es de la barra y siemprelas chicas decidirán ir ahí y los varones irán poratrás”. Una vez que llegaron todos, parten a la pa-rada del colectivo. “La mayoría de los coles te dejacerca de la terminal, así que no caminamos tanto”.

La ropaUna chica que concurre a S’combros, Pecas,

Puerto o Sublime se viste con zapatillas, jeans, re-

mera, camperita y cabello recogido. La variante sepresenta con faldas muy cortas, (micro-minis) o mi-ni shorts, medias o bucaneras de red y alguna pren-da muy ajustada arriba.

Hay chicas que usan una remerita, un jeans, za-patillas y maquillaje, pero según lo manifiesta Xime-na, no todas se visten así porque también a esos bo-liches van las locas. Las locas “usan escotes muypronunciados, se ponen ropa ajustada, que se lesnote las tetas y el culo y se ponen plataformas”. Laloca recibe esta denominación de sus pares mujeres,quienes las consideran “prostis, putas o regaladas”.

Las otras chicas se visten normales y se compor-tan normales, pero “la prosti va de levante, buscaun chongo a cualquier costa y por eso se viste así.La miran no sólo los varones sino también las otrasy si hay uno interesado que se meta con ella, las de-más se ponen celosas y se arma una cagada deaquellas”. Las peleas entre chicas pueden concre-tarse en los insultos o en golpes físicos que incluyenmechonazos, piñas, patadas y arañones.

La indumentaria de los varones consiste en za-patillas deportivas y jeans, remerones, y viseras. Elcabello corto en la vista de la cara, y largo. Sueleusarse una “trenza” o una “cola”. Muchos estilanllevar el pantalón por debajo de las medias, que“tienen que ser deportivas, con lo colores del club”.

Los jeans de los varones y de las chicas son mar-ca Co-27, Scombros, Levi’s, Uffo. Las de las zapati-llas son Nike, Adidas, Reebock, Puma. No puededecirse con total exactitud cuáles son los originalesy cuáles las imitaciones. Ambos géneros reconocenque compran los vaqueros y las zapatillas en el Freeshop o en “las pulgas”.

En lugares como Nicetto o Metrópolis, las chicasy chicos se visten tipo “elegante sport”. En el pubHincha Pelotas se observa una cantidad fuerte degrupos juveniles que apuestan a la ropa negra, hol-gada. El calzado más visto son los borceguíes o laszapatillas negras, usuales en los grupos cuya identi-dad grupal se reconoce como dark.

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El maquillaje y los accesoriosEn lugares como Pecas, S’combros, Puerto y/o

Sublime el maquillaje de las chicas consiste en unasombra contrastante, un delineador de ojos, un lá-piz labial y algo de rímel. Los accesorios estrellasson los aros, de colores brillantes y cargados conpiedras, mostacillas o cuentas.

Muchas chicas llevan también accesorios talescomo pulseras, anillos, relojes y hasta prendas deropa interior del club local del que son hinchas obien del club que idolatra el novio. Así se puedenver aros, pulseras, anillos, colgantes de JuventudAntoniana (marrón, blanco y azul), Central Norte(blanco y negro) y, en menor medida de Gimnasia yTiro (celeste y blanco).

El accesorio de los varones es la gorra o visera, im-prescindible tanto en el día como en el boliche. La go-rra es la identidad del joven o del grupo al cual perte-nece y las marcas distintivas son las inscripciones quecada una de ellas llevan, o bien la forma de usarla.

El celular es un elemento compartido. Tanto envarones como en mujeres hay uno o dos celularescompartidos entre ocho o diez amigos. No se ob-serva un celular por cada chico o chica, como síocurre en lugares tales como Metrópolis o los boli-ches “conchetos de la Balcarce”.

En lugares como Nicetto y Metrópolis algunaschicas llevan cartera y la dejan junto a sus prendasen el ropero del boliche. Las chicas que asisten a es-tos boliches llevan maquillaje “a la moda”, esto es,algo suave, un poco de brillo en los labios y rímel.En el pub Hincha Pelotas los accesorios más usadosson los pircing’s en distintas partes del cuerpo, na-riz, labios, cejas, orejas. También se observan muñe-queras y cintos anchos con tachas metálicas. El ma-quillaje oscuro, negro en los labios y contorno deojos –en varones y mujeres– o simplemente nada.

Los tatuajesEn varones los tatuajes representan formas de

diferenciación. Algunos íconos utilizados son las ini-ciales del barrio, el club de fútbol, la banda de ami-

gos. En otros casos el tatuaje reseña la pertenenciaa alguna banda juvenil, como el caso de la lágrimanegra en el ojo izquierdo, que identifica a la banda“Los duendes”.

El ambiente gay

En Salta capital, actualmente existen dos boli-ches exclusivos del ambiente gay. Ellos son: La Cityy Dr. Jekyll. El primero está ubicado en la Zona delPortezuelo, más precisamente en el Cerro San Ber-nardo y el segundo en el casco céntrico de la ciudadde Salta.

Este boliche comienza a cobrar relevancia a partirdel 2006, año en que se cierran dos boliches gays delarga presencia en la ciudad: Marrakech, que estabaubicado en el barrio Tres Cerritos y un año despuéscierra sus puertas Wolf, en las cercanías del centro dela ciudad. Marrakech era frecuentado casi exclusiva-mente por homosexuales hombres, mientras queWolf recibía a travestís, lesbianas y prostitutas. En losboliches, en cuanto al consumo de bebidas y drogases el mismo que en cualquier lugar heterosexual.

El consumo de sexo en los boliches ya sean hete-rosexuales u homosexuales depende de la edad, lasgeneraciones nuevas son más liberales y no tienenmayores tapujos, si el espacio se lo permite el sexoocasional es posible, “La City, tiene baños amplios”.

La cuestión del sexo homosexual está lleno demitos. Las parejas homosexuales y el homosexualen sí, consume sexo como cualquier persona hete-rosexual, lo distinto es la afinidad con su mismo se-xo. “El gay es por naturaleza hombre, siempre va aquerer sexo, y se toma mas libertades, si dos perso-nas se atraen sexualmente, no van a dar muchasvueltas, ¡ojo!, que cuando no es sólo sexo, tambiénexiste el coqueteo y todo ese juego de seducción”.

Las parejas homosexuales concurren a hotelestransitorios, moteles como cualquier persona, “nohay una ley que diga no pueden entrar dos hom-bres a una misma habitación”.

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La ProstituciónEl consumo de sexo homosexual y heterosexual

en Salta es fuerte. Los lugares en los cuales se pue-de acceder al consumo de sexo son los boliches co-mo Pecas, Puerto, Salón Vip, o la zona del ParqueSan Martín después de las 22 hs. Los cines que pa-san películas pornográficas -ubicados en calle SanMartín al 1200-, el ciber, “¿vos sabés la cantidad deputo casado que busca sexo y paga?”.

En su momento, el lugar de consumo por exce-lencia fue Wolf, muchos hombres concurrían a estelugar a “levantar putos” en búsqueda de sexo ho-mosexual. “Wolf era levantadero de trabas, en LaCity vos no vas a levantar a nadie, vas a bailar y adivertirte como en cualquier boliche, puede quetengas suerte y te guste y le gustes a alguien, comoen cualquier lugar, y bueno después ves”.

La zona del Monumento Güemes

El monumento a Güemes es un espacio públicodonde se erige la estatua que recuerda al conocidohéroe gaucho, referente de la defensa de la patriaen el Noroeste Argentino, frente a las afrentas delos realistas. El monumento se ubica en las intersec-ciones de Paseo Güemes y Avenida Uruguay. La zo-na concentra casas muy vistosas, con amplios jardi-nes al frente, de arquitectura colonial muchas deellas con doble planta. En las cercanías de esta zo-na se ubica el recientemente inaugurado Hotel She-raton y una de las peñas folclóricas más renombra-das de la ciudad, la Peña Gauchos de Güemes.

El monumento se halla al pie del Cerro San Ber-nardo y lo rodean amplias plazas de verde césped,coloridos jardines y varias escaleras que llegan has-ta los pies del monumento.

El monumento por la nocheEn los fines de semana la zona del monumento

se convierte en el escenario donde los jóvenes tran-sitan y se muestran ante sus pares.

Los jóvenes que acuden al monumento son desectores sociales acomodados. Llegan al lugar ma-nejando autos y/o camionetas último modelo y seencuentran con amigos y compañeros. En algunoscasos se encuentran y parten a rumbos tales comola Balcarce o Line Out. En otros casos, permanecenen el lugar con los vehículos estacionados y la mú-sica en altos volúmenes. La música es marcha o al-go de pop, como Miranda, Juanes, Maná ó Rockestadounidense.

Los grupos que permanecen en el monumentolo hacen bebiendo alguna bebida, preferentemen-te cerveza, “es para ponerse a tono mientras ve-mos para dónde vamos y esperamos al resto, ¿meentendés?”.

Mientras llega el resto del grupo de amigos, entotal serán alrededor de ocho, los chicos hablan porteléfono o se sacan fotos. No hay demasiadas mu-jeres en los grupos de chicos.

En horas cercanas a las cinco o seis de la maña-na, cuando los boliches están cerrando las puertas,algunos grupos de jóvenes se reúnen en el monu-mento o bien suben en sus vehículos hasta el CerroSan Bernardo. Si se quedan en el monumento sejuntan a tomar bebidas alcohólicas “casi siemprees, es cerveza, a ponernos en pedo más de lo queya salimos del boliche”, “aunque a veces nos toma-mos vino, del vino de caja, que si estás bien ni enpedo lo tomarías pero a veces nos compramos eso,pero siempre que vamos es cerveza, si es Quilmes oHeineken da lo mismo”, “tampoco falta el que sefuma un porrito”.

La ropaLas chicas visten pantalón chupín con remeras

de modal o tops en diferentes tonos dependiendode la temporada. En otros casos visten minis concalzas debajo y zapatos bajos, estiletos de taco ba-jo o bien zapatillas de goma de variados colores,con la inscripción John Foos.

En el caso de los varones la indumentaria con-siste en camisas a rayas, jeans localizados, de tiro

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bajo, estilos Oxford a los que se acompaña conprendas superpuestas: remeras por debajo y cami-sas encima. El calzado para casi todos los casos sonzapatillas de las marcas John Foos, Nike, Adidas ozapatillas de cuero estilo elegante sport.

En muy pocos casos la indumentaria de los va-rones consistía en bombachas sureñas, acompaña-das de camisas a rayas y alpargatas de carpincho.Este es un estilo que no agrupa a la mayor cantidadde jóvenes que visitan el monumento.

El peinado y los accesorios En el caso de las mujeres, el cabello se lleva suel-

to, con cortes irregulares, desmechados, con pun-tas de diferentes largos que lucen en cabelleras quecombinan en diferentes tonos rubios y castaños. Escomún observar el flequillo en las chicas, que se lle-va de un solo largo en la frente o bien volcado ha-cia un costado. El corte de cabello se repite encuanta joven se halla en el lugar.

Los accesorios de las chicas consisten en anillosde gran tamaño, que combinan piedras de coloresverde, turquesa, rubí, negro. Algunas pulseras, mu-chas pulseras en un solo brazo. A ellos se agrega unlargo colgante estridente que combina piedras endistintas tonalidades, engarzadas en cadenas de co-bre o plata.

Acompañando los cinturones, anchos y de he-billas prominentes, esmaltadas en bronce o plata,ellas portan carteras con tachas y cadenas en co-lores negro, bordo, rojo, verde, violeta, dorado yplateado.

El maquillaje resalta los ojos, los pómulos y loslabios. Para los ojos tonos de dorado y plateado, ru-bor para las mejillas y brillos labiales en tonos rojocoral y rosa.

En el caso de los varones, los accesorios son cin-turones de colores tales como blanco, azul, rojo. Al-gunos, los menos, se animan a usar tiradores quesujetan pantalones chupín y se acompañan con za-patillas de goma, con motivos de igual tono que lostiradores.

Las boinas estilo militar se llevan sobre cortes decabello donde la vedette es el flequillo, que se llevavolcado sobre un costado de la cara, casi cubriendoun ojo del rostro, de igual modo que lo llevan laschicas. Un accesorio infaltable en varones y mujereses el celular. Compitiendo por el premio al más ac-tual, se observan celulares con cámara, con filma-dora, con mp3 ó mp4. Algunos jóvenes portan sucelular y además una cámara digital en la que regis-tran fotos de los amigos y la noche, “está de modaque tomes fotos de tu salida, aunque sean bolude-ces las tomas y después las miras con el resto de losamigos, en el colegio”.

La plazoleta Cuatro Siglos

La plazoleta Cuatro Siglos, ubicada al frente dela Plaza Central de la ciudad de Salta, concentra losviernes por la noche a una gran cantidad de jóve-nes. La mayoría de los cuales asiste a colegios delcentro. Resulta un espacio vedado para los jóvenesde las periferias o de colegios de las orillas.

Durante el mediodía, en el horario de salida declases, los jóvenes se reúnen en ella para “pasar eltiempo y acordar la salida del fin de semana”.

Por la noche y ya sin sus uniformes del colegio,los jóvenes allí reunidos se congregan en grupos decompañeros y amigos y durante dos o tres horas,antes de partir hacia lugares como el monumentoGüemes, la Balcarce o el Shopping.

Durante el tiempo que permanecen juntos des-pliegan un escenario donde protagonizan la puestaen público ante los otros. Las chicas se muestranante los chicos y viceversa. Visten ropas de últimamoda. Jeans chupines, boinas, zapatillas John Foos,bandoleras de igual marca. Intercambian celulares,música, fotos. Buscan mostrarse ante el chico queles gusta. Igual comportamiento tienen los varonesante ellas.

La plazoleta se llena de tarjeteros y RRPP de losboliches top de la Balcarce, que distribuyen pases

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vip para el fin de semana. Las promotoras son chi-cas esbeltas, rubias, de cabellos largos, perfecta-mente maquilladas y ataviadas con ropas sugestivasque indican el boliche que las patrocina: Club XXI,Inside, Magnolia y Bellzebu.

Fiestas privadas de sectores medios altos y altos “laonda es no mezclarse”

Algo muy nuevo donde concurre “la gente queno se quiere mezclar” de clase media y alta son lasfiestas privadas que se han puesto de moda en losúltimos tiempos. La música que se escucha es elec-trónica conocida por los jóvenes como “punchi-punchi”. Las bebidas son todas alcohólicas casisiempre energizantes con mezclas con bebidas blan-cas, vinos espumantes y toda clase de droga de di-seño y las tradicionales: éxtasis, ácido, cocaína, ma-rihuana. Estos lugares son elegidos por la libertadque se vive en ellos así como la exacerbación del pla-cer constante “una de las razones de por qué se ha-cen estas fiestas es por el descontrol, no hay nadieque supervise, obvio hay seguridad, pero nadie va ajoder si uno se está drogando viste....y otra por queesas fiestas siguen hasta el amanecer, hasta que lagente no de más”. En cuanto a la ropa, los jóvenesse lucen con atuendos de ultima moda, pero haypersonas que tienen el estilo propio “el toque indi-vidual” pero siempre respondiendo a los parámetrosque hacen homogéneo al colectivo juvenil.

Hay otros tipos de fiestas donde la música no eselectrónica y se escucha de todo y el ambiente so-cial es más variado, pero al igual que las fiestas elec-trónicas “en casi todos las fiestas privadas son simi-lares la bebida, drogas y descontrol al día”.

También es importante mencionar las fiestas delos institutos y colegios, tanto así como los festejosde cumpleaños de quince años en importantes sa-lones y hoteles de la ciudad de Salta. Estas fiestasson para “hacer rostro” dicen los jóvenes, hacersever, mostrarse en público luciendo sus estilos y nue-

vas adquisiciones como celulares, mostrando su ro-pa de vidriera de última tendencia y tratando de di-ferenciarse de “los otros” , jóvenes de su mismaedad a los que no reconocen como pares. En estasfiestas “no da para zarparse” se mantiene un com-portamiento que muestren ciertos parámetros so-ciales del control en la conducta, tales como no sedrogan ni beben en exceso, etcétera.

Bibliografía

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* Fabiana López es Prof. en Cs.de la Educación en la UNSa. Do-cente de la Facultad de Humani-dades, UNSa. Investigadora delC.I.S.E.N.Ma. Celeste Juárez es Prof. enCs. de la Educación, en la UNSa.Docente adscripta de la Facultadde Humanidades, UNSa. Investi-gadora del C.I.S.E.NVanessa Troiano es Prof. en Cs.de la Educación en la UNSa. In-vestigadora del CISEN.Mónica Sarmiento Sosa es Prof.en Cs. de la Educación en la UN-Sa. Docente Adscripta a la Cáte-dra. Investigación Educativa. In-vestigadora del C.I.S.E.N. Ma. Paola López es Prof. en Cs.de la Educación en la UNSa. Do-cente Adscripta a la Cátedra deInvestigación Educativa. Investi-gadora del C.I.S.E.N. Alvaro Guaymás es Auxiliar do-cente en las Cátedras: Investiga-ción Educativa (Cs. de la Educa-ción), Prácticas en ComunicaciónComunitaria e Institucional, Co-municación Popular y Alternati-va, y Metodología de la Investi-gación y Tesis (Cs. de la Comu-nicación) UNSa.

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Los medios impresos sobrevivenPor Paula Pedelaborde y Claudia Suarez

Paula Pedelaborde es Licenciadaen Comunicación Social, docentee investigadora de la Facultad dePeriodismo y ComunicaciónSocial de la UNLP y directoradel Área de Producción Gráficade la FPyCS.

Claudia Suarez es Periodista,Profesora en ComunicaciónSocial y docente del Taller deProducción Gráfica II de laFacultad de Periodismo yComunicación Social de laUNLP.

Resumen

Este trabajo reflexiona acerca de la relación entre losmedios gráficos y aquellos que, por el avance de las tec-nologías y el proceso de globalización y mundialización dela comunicación y la economía, han generado una versióndigital a la que se accede on line.

Abstract

This article considers the relation between printedgraphic media and those media which, as a result of newtechnologies and the process of globalization and com-munication- economics worldwide, have created a digitalversion through which we access on line.

Palabras Clave: Periodismo-medios impresos-Internet-globalización

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El nuevo milenio llegó –en relación con los me-dios gráficos– con un nuevo desafío: no perder labatalla contra las nuevas tecnologías. Se había co-menzado un largo debate sobre si los medios grá-ficos desaparecerían ante el avance de la Internet yel surgimiento de las versiones on line de los dia-rios tradicionales. Al margen de la discusión globalsobre ese punto, en nuestro país se vislumbranotros actores que permiten –a veces– dudar sobrela continuidad de los periódicos impresos: la con-centración de medios, el incremento del costo delpapel y la relación de los empresarios mediáticoscon Papel Prensa (fabricante y distribuidora de pa-pel en nuestro país).

Sin embargo, hay un mercado constante para elconsumo de medios gráficos. A los ya tradicionalesdiarios de tirada nacional, provincial y local se sumannuevos emprendimientos en la circulación. En los úl-timos años nacieron, por dar algunos ejemplos, eldiario Perfil, de tirada nacional y el matutino Diago-nales, en la ciudad de La Plata; sin descartar el inci-piente diario Sur que busca captar más lectores através de su distribución gratuita (en el 2007, losdiarios de circulación gratuita crecieron un 7% en elmundo). Pero cabe aclarar que cuando se habla demedios –o por lo menos en este artículo– se buscaampliar ese imaginario colectivo de los diarios Clarín,La Nación, Página 12, Diario Hoy y El Día, por citar alos más reconocidos, ya que existen innumerablespublicaciones periódicas que buscan dar respuesta alas necesidades de difusión y comunicación de dife-rentes sectores de la comunidad. Es allí donde la du-da sobre si la prensa escrita desaparece ante las nue-vas tecnologías tiene otra grieta.

Los estudiantes de Periodismo y ComunicaciónSocial de las diferentes carreras existentes en el paísreconocen que la TV permite que se conozca el ros-tro de un periodista, pero que la “pluma” es la ba-se de un buen profesional en esta materia. Surgenasí periodistas que quieren despuntan el vicio aun-que más no sea en publicaciones pequeñas que

constituyen, además, una práctica salida laboral: re-vistas temáticas, barriales, deportivas, culturales,institucionales (de un club u ONG), de interés gene-ral, específicas, técnicas. Los medios gráficos siguensiendo un instrumento más que válido para la difu-sión como así también una herramienta óptima pa-ra la gestación de un producto de autogestión. Va-le, pues, hacer un buen estudio de mercado, nece-sidades y posibilidades, sistema de distribución, pú-blico potencial y probabilidades de financiación pa-ra contar un éxito gráfico que estará en relacióncon los objetivos planteados.

La venta de diarios creció un 2,57 % en el mundo

En la reunión anual de la Asociación Mundial dePeriódicos (WAN, según su sigla en inglés) realizadaen 2008, unos 1.600 propietarios de empresas demedios, editores, analistas y expertos en comunica-ción digital de más de un centenar de países deba-tieron sobre la situación de los periódicos: su circu-lación, tirada, problemas económicos financieros, elrol del periodista y la competencia con las nuevastecnologías. En dicha oportunidad, la WAN volvió acongratularse por un supuesto y relativo crecimien-to de la circulación mundial de diarios: del 2,57 %en 2007 y del 9,39 % en los últimos cinco años.Otro tanto creció la publicidad en los medios gráfi-cos: el 0,86 y el 12,84 por ciento, respectivamente.

Lo anterior se comprende mejor si se tiene encuenta que, en la actualidad, de los 100 diarios demayor circulación en el mundo, 25 correspondena China y 18 a la India; es decir que entre ambospaíses suman casi el 50% del total. Medido deotra manera: China ha pasado a ser el primer paísen la historia con una circulación diaria de más de100 millones de ejemplares. Además, los diarioschinos representan el 32% del total del mercadode periódicos, frente al 28% de la India, el 20%del Japón, el 15% de los Estados Unidos y el 6%de Alemania.

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Más que en las cifras globales –distorsionadaspor la incomparable gravitación del desarrollo ac-tual de los inmensos mercados de China y de la In-dia–, la realidad de una industria en crisis como lade los diarios se refleja con más verosimilitud cuan-do hablan los protagonistas de cada empresa perio-dística en particular. “A la tormenta no le falta na-da; es perfecta”, dijo Dean Singleton, director ge-neral de MediaNews Group, el cuarto conglomera-do de periódicos de los Estados Unidos, para quiensu país está a las puertas de una recesión tan pro-funda como no han conocido las generaciones quehoy conducen su país.

Singleton fue al grano. La venta de diarios de-crece en los Estados Unidos y en Europa occidentaly su caída duele, en particular, en el viejo coto delos avisos clasificados. En cambio, todo tiende a cre-cer en la red global. “Enseñemos a nuestros redac-tores a ser versátiles, polivalentes –dijo Singleton–.Busquemos nuevas formas asociativas, como nues-tra alianza con Yahoo, y aceptemos el reto de rede-finir nuestros gastos en favor de las operaciones on-line, cada vez con mayores usuarios”.

La circulación de los diarios ha aumentado2,57% y el rápido crecimiento de la prensa gratui-ta y de los diarios on line está mostrando que losperiódicos no sólo gozan de buena salud sino que,además, siguen incrementando su alcance. Segúnel informe de la Asociación Mundial de Periódicos,la circulación de los diarios ha crecido un 9,39% enlos últimos cinco años, mientras que la publicidadtrepó el 12,8% en el mismo período.

Y siguen las cifras optimistas: la circulación delos diarios pagos y gratuitos cayó en EE.UU. un3,03% el año pasado y ya lleva un descenso del8,05% en el lustro, pero en China e India el creci-miento fue espectacular, al igual que en AméricaLatina, con cifras de un 7,54% para la Argentina,11,8% para Brasil y 3,99% en Chile. En Ecuador,Bolivia, Uruguay, Venezuela y Guyana la venta fueestable y sólo registró caída en Colombia y Para-

guay. Las cifras, recordaron los editores latinoame-ricanos que llegaron en un buen número a la WAN,no se condicen con las que maneja la industria,donde esos números no se han alcanzado.

Un consultor muy requerido en cuestiones deInternet, y antiguo editor de diarios de papel, juzgócomo irreal el informe de Balding. Otras fuentes, entanto, sostuvieron que el crecimiento de los diariosen China, un país absolutamente cuestionado porla falta de libertad de expresión y de prensa, nopuede ser utilizado como indicador de que la pren-sa con soporte de papel ha crecido en el últimoaño.

Pero al margen de los datos de circulación, el te-ma central sigue siendo la integración de las redac-ciones de papel con las on line. Las impresionantescifras de las encuestas difundidas aquí sobre la opi-nión de los jefes de redacción y directores sobre es-ta cuestión señalan a las claras la dirección unívocaque está teniendo este debate. La integración de lasredacciones en una sola organización y con una cul-tura de trabajo que se construya con la mixtura deambos soportes es la conclusión teórica más repeti-da. El 54% de las redacciones de los diarios de losperiodistas consultados ya integraron sus redaccio-nes de papel con la versión digital y se cree que elresto lo hará dentro de los próximos dos años.

Otra de las preocupaciones recurrentes en losúltimos encuentros de editores es buscar fórmulaspara que sus diarios mantengan competencia fren-te a las versiones on line y a la caída del hábito dela lectura en los jóvenes. Precisamente, algo quepareció original fue el modelo presentado por laagencia Associated Press, mediante el cual se buscauna cobertura más rápida y más vasta de las noti-cias, abandonando la vieja lógica de la temporali-dad de los periódicos de papel. En la propuestaidentificaron una sensación que denominaron“Adress News Fatigue”, a la que atribuyeron el re-chazo que los jóvenes sienten por las noticias duras.La repetición de informaciones, sostienen, produce

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un cansancio psicológico que hace perder interés alos posibles lectores.

Lo que está en discusión no es sólo la capacidadde las empresas para retener sus audiencias y cap-tar y satisfacer las demandas de jóvenes que no es-tán familiarizados con el papel, sino la necesidad deempezar a indagar cuál será la identidad de las em-presas que logren convivir en el universo digital delos blogs, podcast, mensajes de texto, televisiónmóvil y un número cada vez más creciente de per-sonas que están dispuestas a defender con uñas ydientes la oportunidad de ser, a la vez, aparato re-ceptor y transmisor.

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Las “situaciones de comunicación” en el trabajo etnográfico.

Reflexiones sobre la base de experiencias de campo.Por Leticia Katzery Orlando Gabriel Morales

Leticia Katzer es Licenciada enAntropología y Doctoranda enAntropología (UNLP). Becariade CONICET en el Laboratoriode Investigaciones en Antropología Social de la Facultad de Ciencias Naturales yMuseo y docente en la cátedra“Antropología Social y Cultural”de la Facultad de Periodismo yComunicación Social de laUNLP.

Orlando Gabriel Morales es Licenciado y Profesor en Comunicación Social. Docenteen la cátedra “Antropología Social y Cultural”, de la Facultadde Periodismo y ComunicaciónSocial de la UNLP e investigadordel Centro de Estudios Aplicadosen Migraciones, Comunicación yRelaciones Interculturales,FPyCS, UNLP.

Resumen

Este trabajo presenta una serie de reflexiones sobre loque entendemos como “situaciones de comunicación” enel trabajo etnográfico, elaboradas al poner en diálogo di-versas experiencias de campo en el marco de investigacio-nes individuales: una con indígenas adscriptos como huar-pes, en el noreste de la provincia de Mendoza; la otra conmigrantes de procedencia senegalesa y nigeriana, residen-tes en distintas ciudades del país.

Tales desarrollos intentan contribuir a desnaturalizar yvisibilizar la complejidad de los contextos de interacción,considerando que abarcan distintas dimensiones y aspec-tos –tales como posición de los interlocutores en la estruc-tura social, expectativas individuales, experiencias y rela-ciones previas de los sujetos y recursos materiales y simbó-licos en intermediación– que no siempre son problemati-zados por los analistas, enfatizando así el carácter situa-cional y dinámico de esas relaciones de interlocución.

Entender el trabajo etnográfico como compuesto de“situaciones de comunicación” implica asumir una posi-ción metodológica que lo define como un campo dinámi-co de relaciones, en el que se delinean diversas estrategiasdiscursivas y de acción por parte de los actores involucra-dos, configurando marcos de negociación, colaboración yresistencia que inciden en el proceso de investigación y enlos resultados alcanzados.

Abstract

The present article contains a series of reflections ela-borated when putting in dialogue diverse field experien-ces in two ethnographic differentiated contexts: with indi-genous - of the ethnos Huarpe - and African migrants - oforigin Senegalese and Nigerian.

These reflections try to contribute to denaturalizeand visibilize the complexity of the interaction contexts,considering that they embrace different dimensions andaspects - such as the speakers’s position in the socialstructure, individual expectations, experiences and pre-vious relationships of the fellows, and material and sym-bolic resources in intermediation - that are not always ap-proached for the analysts, emphasizing this way the si-tuational and dynamic character of those interlocutionrelationships.

To understand the ethnographic work like “commu-nication situation” it implies to assume a methodologi-cal position that defines it as a dynamic field of relations-hips, in the one that are delineated diverse discursivestrategies and of action on the part of the involved ac-tors, configuring negotiation marks, collaboration andresistance that impact in the investigation process andthe reached results.

Palabras Clave: Huarpes-migrantes nigerianos y senegaleses-Trabajo de campo-Situaciones de comunicación- Modelo informacional

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Este ensayo contiene reflexiones surgidas dedesarrollar, socializar y compartir diversas experien-cias de trabajo de campo provenientes de investi-gaciones individuales: en un caso, con indígenasadscriptos como huarpes, en el noreste de la pro-vincia de Mendoza1; en otro, con migrantes deprocedencia senegalesa y nigeriana que residen endistintas ciudades de Argentina y se dedican a laventa ambulante de bijouterie2. Este diálogo ha si-do posible en el marco de desempeñarnos comodocentes en la cátedra “Antropología Social y Cul-tural”, de la Facultad de Periodismo y Comunica-ción Social de la Universidad Nacional de La Plata yen las reflexiones se ha buscado articular tanto re-ferencias a nuestras propias situaciones de campocomo a escenarios reseñados en etnografías clási-cas. Si bien los casos son diferentes, los une uncontexto común: el hecho de residir como “Otros”en un país donde históricamente se los ha negadoy explotado, y donde hoy se los “reconoce” desdela exoticidad, sin dejar de ser el racismo la formade relación cotidiana, e internalizada, que condi-ciona y marca de inicio la construcción de los pa-trones de interacción y la producción de discursosen las situaciones etnográficas.

En el proceso de comunicación constitutivo delos contextos de producción de conocimiento etno-gráfico hemos reconocido colaboraciones, negocia-ciones y tensiones entre los interlocutores, sobre lascuales nos remitiremos a reflexionar. Tal propósitorequiere de discriminar y examinar algunos aspec-tos del contexto de interacción: posición de los in-terlocutores en la estructura social, expectativas in-dividuales, experiencias y relaciones previas de lossujetos, recursos materiales y simbólicos intervinien-tes en el proceso de comunicación en la investiga-ción etnográfica, entre otros.

Estas dimensiones comunicacionales no se ha-llan problematizadas –sino, por lo general, naturali-zadas– en las etnografías clásicas, cuyos posiciona-mientos metodológicos se sustentaron sobre mode-

los informacionales unidireccionales. Si bien han si-do revisados y, aparentemente, superados en la ac-tualidad estos modelos vuelven a hacerse presentesparcialmente, dado que los procesos de comunica-ción involucrados en el trabajo de campo no siem-pre son referenciados y construidos como objeto dereflexión en toda su complejidad. En todo caso, lasalusiones refieren a reconocer al “Otro” como unparticipante activo, como un potencial actor en laproducción de co-teorizaciones (Rapport, 2000),pero sin dar cuenta de la heterogeneidad de las for-mas de participación y desconociendo –naturalizan-do– las asimetrías y conflictividades que enmarcandeterminadas situaciones de interacción.

En consecuencia, lo que pretendemos al asumirun posicionamiento metodológico situacional esdesnaturalizar y complejizar los contextos de inte-racción involucrados en el trabajo etnográfico, defi-niendo a éste como un campo dinámico en el quelos actores involucrados delinean diversas estrate-gias y dispositivos discursivos y de acción en el mar-co de relaciones no del todo estables y lineales.

La situación comunicacional como categoría deanálisis

La propuesta de análisis situacional del trabajode campo se basa en una reapropiación de la cate-goría de “situación social” formulada por MaxGluckman (1987 [1958]), quien la definió como unconjunto de configuraciones e interrelaciones entrediversos grupos y elementos culturales que conju-gan tanto conflictos y tensiones como formas decooperación y comunicación, los cuales determi-nan/ modifican el comportamiento y participaciónindividual en ella. Así, cada situación social confor-ma un patrón de interdependencia cohesionado yconflictivo a la vez, en el que intervienen tres ele-mentos: un conjunto limitado de actores sociales(individuos y grupos), las acciones y comportamien-tos sociales de estos actores, y un evento o conjun-

1 La investigación con los indíge-nas adscriptos como Huarpes co-menzó en 2004 y desde 2007constituye la investigación de tesisde doctorado de Leticia Katzer rea-lizada en el marco de una becaotorgada por CONICET. 2 El trabajo de campo con migran-tes senegaleses y nigerianos en Ar-gentina –en particular, con vende-dores ambulantes de bijouterie resi-dentes en las ciudades de La Plata,Buenos Aires y Resistencia– se inicióen enero de 2008 en el marco de larealización de un documental foto-gráfico, antropológico y social de-sarrollado por Orlando Gabriel Mo-rales, quien se desempeña como in-vestigador en el Centro de EstudiosAplicados en Migraciones, Comuni-cación y Relaciones Interculturales(FPyCS, UNLP).

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to de eventos que referencia la situación social a unmomento dado de tiempo. Estas formulaciones, re-tomadas y aplicadas al análisis de las condiciones deproducción de los datos etnográficos, permitierondefinir al trabajo de campo como “situación etno-gráfica”, es decir, como un espacio móvil e inesta-ble que conjuga contrastes y negociaciones inter-pretacionales y de postulados y objetivos (Pachecode Oliveira, 1999, 2006).

La definición del trabajo de campo como “situa-ción” resalta su especificidad política, que devienede la puesta en escena de intereses y estrategias di-versas y con frecuencia contrastantes dentro de lared de relaciones que delimita. Implica entender alos actores partícipes de la interacción como inmer-sos en relaciones de fuerza y de sentido, cuyas ac-ciones, creencias y expectativas se articulan. En es-te sentido, el concepto de “situación” se presentacomo un instrumento eficiente para el análisis delas complejas interlocuciones generadas en el traba-jo de campo. Esta categoría permite analizar las re-laciones entre los interlocutores en el contexto deproducción de conocimiento como relaciones si-multáneamente balanceadas y mutables, con alte-raciones y ajustes, así como identificar diferentespatrones de interdependencia en las distintas situa-ciones de comunicación.

Definida de este modo, la interdependencia noremite a una reciprocidad balanceada, a una condi-ción de simetría entre los actores partícipes, comotampoco implica considerar que los actores así rela-cionados tengan el mismo peso para determinar lascaracterísticas y los rumbos de la interacción en to-dos los contextos. Desde este punto de vista, cam-po y situación comunicacional son conceptos soli-darios: todo análisis situacional acaba por delimitarun campo, el cual supone una multiplicidad de con-textos que podrían ser descompuestos en situacio-nes de comunicación diferenciadas. Analizar las re-laciones entre los interlocutores en el contexto deproducción de conocimiento a través de estos con-

ceptos permite superar los abordajes oposicionalesque idealizan y polarizan los marcos normativos ycognitivos de los sujetos en interacción –el “saberacadémico” y el “saber de los sujetos investiga-dos”– o que suponen que se trata de un puro po-der consensual, resultado de un acuerdo entre lasperspectivas de los diferentes actores, omitiendo ominimizando la significación de concepciones diver-gentes.

En esta óptica, el patrón de legitimidad no de-viene de un consenso preexistente, sino que esconstruido por los propios actores en función de susposiciones específicas, difícilmente simétricas. Labase del establecimiento de un patrón de legitimi-dad discursiva se encuentra siempre sobre una de-terminada correlación de fuerzas entre los actoressociales. De este modo, considerar lo antedichopermite: superar el modelo oposicional-informacio-nal, en la concepción de la comunicación y de lospatrones de interacción involucrados en el trabajoetnográfico; identificar tanto la diversidad de situa-ciones de comunicación como sus implicancias so-bre los patrones de interdependencia en ellas con-figurados; y, por lo tanto, captar la interacción co-municacional en su pluridimensionalidad.

Comunicación y construcción del Otro en la interac-ción etnográfica

El “problema de la comunicación” entre los in-terlocutores en situación de campo no ha sido departicular interés ni fue construido como objeto deanálisis en las etnografías americanistas y africanis-tas clásicas. Cuando se ha hecho referencia, sólo hasido de manera descriptiva, casi anecdótica, sin serparte constitutiva del análisis etnográfico. Esas et-nografías fueron elaboradas sobre la base de prin-cipios epistemológicos explícitamente dicotómicosy a modelos informacionales de la comunicaciónque minimizaban –cuando no omitían– tanto lacomplejidad de las relaciones que conforman el tra-

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bajo de campo como la agentividad de los actoresen el proceso de producción de conocimiento. Des-de esta perspectiva, la pretendida objetividad-neu-tralidad radica en el distanciamiento con el objeto yen la fuga de la subjetividad de los actores intervi-nientes en el proceso investigativo.

En el modelo informacional el sentido que atri-buye el destinatario a los signos y la intencionalidadque preside a la emisión y el supuesto carácter evi-dente de la comunicación son cuestiones omitidaso excluidas de la problematización analítica (Matte-lart, 1997). En este sentido, señalaremos a conti-nuación algunas de las referencias que considera-mos más representativas en las producciones etno-gráficas de Alfred Metraux (1937) y Carlos Rusconi(1961-1962) sobre los huarpes y de Edward EvansPritchard (1977) sobre los nuer en África Oriental.

A lo largo de su obra etnográfica, Metraux seha referido no pocas veces a los huarpes como“ariscos”. Esto, en tanto la linealidad con que con-cibe a la comunicación, no se concreta por la nega-ción del Otro a constituirse en fuente de informa-ción, es decir, no hay una correspondencia. Tam-bién respecto de los huarpes, Rusconi menciona lasdificultades para la toma de mediciones con cintamétrica y de fotografías, describiéndolos como “es-quivos” ante sus requerimientos. Por eso, según re-lata, tuvo que valerse “de otros medios para conse-guir ese objetivo”, siendo “más fácil compilar da-tos” al valerse de “prebendas, sea en alimentos, co-mestibles o bien de ardides, según los casos”.

En el mismo sentido, Evans Pritchard señala res-pecto de los nuer:

Como no podía usar el método más fácil y máscorto de trabajar con informadores regulares, tuveque recurrir a la observación directa de la vida coti-diana de la gente y participar en ella […]. Recogía lainformación en fragmentos, pues utilizaba a cadanuer que encontraba como fuente de información,y no, por decirlo así, en largos relatos proporciona-dos por informadores seleccionados y entrenados.

La construcción de estas etnografías tiene suscimientos en la conceptualización del trabajo decampo como “expedición”, una actividad neutral yexplorativa en la que el “Otro” investigado es per-cibido y definido como mero objeto de examen,proveedor de información y no como narrador acti-vo; mientras que los propios etnógrafos se concibeny posicionan como recopiladores de información yproductores de datos sobre el objeto. La relaciónque se pone de manifiesto en estos relatos es dedisponibilidad de un interlocutor para con el otro,en el que la agentividad del objeto queda anulada,siendo éste reducido a un mero soporte de experi-mentación que proporciona información. De estemodo, el distanciamiento evidente y explícito cerce-nó el encuentro y el diálogo con la población nati-va, configurando simultáneamente una respuestade distanciamiento y resistencia.

Contrariamente a esta concepción informacio-nal de la comunicación en el trabajo etnográfico, enel marco de modelos dicotómicos/ unilineales elanálisis situacional permite visibilizar y desnaturali-zar ciertos aspectos inherentes a las interaccionesque se establecen en los procesos de producción deconocimiento. Así, elementos textuales y contex-tuales –posición de los interlocutores en la estructu-ra social, expectativas individuales, experiencias yrelaciones previas de los sujetos y recursos materia-les y simbólicos en intermediación– adquieren par-ticular importancia para el análisis de las condicio-nes de producción de conocimiento. Su problema-tización permite, por ejemplo, pensar cómo las po-siciones sociales de los interlocutores condicionanlas propiedades de los discursos circulantes e inci-den en los acuerdos y resultados alcanzados.

Las situaciones de comunicación tienen una di-mensión subjetiva en tanto los interlocutores estánhabilitados y se reconocen mutuamente comoagentes con capacidad de producir sentido, desa-rrollando procedimientos de interpretación que in-tervienen en la negociación para un acuerdo inter-

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subjetivo, siempre potencialmente provisorio y, porlo tanto, dinámico. La superación del abordaje opo-sicional del acto de comunicación en la situación et-nográfica implica desnaturalizar la noción de“acuerdo intersubjetivo” como algo substancializa-do y definido apriorísticamente, considerándolo, encambio, como un proceso en permanente construc-ción y redefinición que conecta líneas de coopera-ción y oposición dentro de un universo de actores yconductas caracterizado por relaciones móviles.

No se trata, entonces, ni de idealizar y polarizarel saber académico y/o el saber de los sujetos inves-tigados ni de suponer que se trata de un puro po-der consensual, resultado de un acuerdo entre ac-tores portadores de variaciones del sentido, sino decaptar las divergencias, tensiones y resistencias enlos contextos de producción de datos etnográficos,tal como hemos podido observar en nuestra propiaexperiencia de campo y como fue señalado –si bienen términos descriptivos y sin llegar a una proble-matización analítica– por etnógrafos como EvansPritchard, Metreaux, y Rusconi.

Las divergencias y tensiones en torno a unacuerdo entre los interlocutores en una situación decomunicación propia de un trabajo de campo cons-tituyen una “problemática” muchas veces reconoci-da por los etnógrafos, incluso los clásicos, aunqueno siempre tal confesión se ha traducido en un exa-men de las condiciones que las facilitan y las inci-dencias que tienen sobre el proceso y los resultados.

Evans Pritchard reconoce la dinámica y proviso-riedad del acuerdo alcanzado y del patrón de inte-racción establecido en su relación con los nuer, pe-ro sólo en términos descriptivos y sin llegar a unaproblematización analítica:

Además de la incomodidad física en todo mo-mento, de la desconfianza y obstinada resistenciaque encontré en las primeras etapas de la investiga-ción […] surgió otra dificultad a medida que avanza-ba la investigación […]. A medida que fui entablan-do relaciones más amistosas con los nuer y sintiéndo-

me más familiarizado con su lengua, comenzaron avisitarme desde la mañana temprano hasta avanzadala noche […]. Aquellas visitas inacabables ocasiona-ban charlas e interrupciones constantes y, aunqueofrecían la oportunidad de mejorar mi conocimientode la lengua nuer, provocaban gran tensión.

En este caso, el etnógrafo se halla interesado endar cuenta de las condiciones de producción de suinvestigación porque considera que así los lectores“podrán distinguir mejor las afirmaciones que pue-den estar basadas en una observación correcta delas que pueden estar menos fundamentadas”. Sinembargo, su razón para la exposición de los condi-cionamientos que enmarcan la elaboración de lateoría social obedece más a un criterio de objetivi-dad que a un análisis crítico que indague sobre elalcance y las incidencias que tienen para su investi-gación las disposiciones y percepciones que regis-traba en los Otros y que lo posicionaban, a la vez,como un “extraño” y un “enemigo”.

En cualquier época habría sido difícil hacer in-vestigaciones entre los nuer, pero en el período demi visita se mostraban extraordinariamente hostiles,pues la reciente derrota que les habían inflingido lasfuerzas gubernamentales [del imperio inglés, delcual el autor fue funcionario en la administracióncolonial] y las medidas adoptadas para garantizarsu sometimiento definitivo les habían provocadoprofundo resentimiento.

El reconocimiento de un contexto histórico, so-cial, político y económico específico constituye unpunto de partida para examinar los condicionamien-tos recíprocos que intervienen en un proceso de tra-bajo de campo donde se ponen en relación interlo-cutores que, por lo general, en ese momento dadose encuentran dispuestos en posiciones diferencialesen una estructura social. Ya sea que se trate de unadiferencia cultural, política o de cualquier otro nú-cleo de adscripción identitaria, en la situación decontacto destaca la diversidad de los interlocutoresy los (pre)dispone de una u otra manera para la co-

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municación. Pero esto es un punto de partida y node llegada, porque el solo reconocimiento de las po-siciones diferenciales no alcanza para asumir el com-promiso de un diálogo recíproco ni supera las desi-gualdades estructurales (pre)existentes.

Los huarpes y los migrantes senegaleses y nige-rianos en la Argentina han aprendido y aprehendi-do percepciones y representaciones sobre la civiliza-ción europea y sobre el hombre Blanco en general.Éste último es reproducible en cualquier interlocu-tor local, autoreferenciado en un imaginario nacio-nal Blanco y eurocentrado, producto de una confi-guración histórica registrable en los discursos y lasprácticas, desde los paradigmas ideológicos quesostienen las instituciones estatales y sus políticashasta las relaciones interculturales propias de la vi-da cotidiana de las personas.

Al encuentro entre el etnógrafo y el indígenahuarpe, entre el documentalista social y el migrantesenegalés o nigeriano, preexiste, coexiste y prevale-ce un contexto histórico global marcado por la do-minación del blanco sobre los no blancos que en-cuadra las relaciones establecidas. Si bien tal recono-cimiento no implica un determinismo, tampocopuede ser desconocido como parte del marco en elque están insertas las interacciones y desdeñarse suconsideración dejándolo fuera del análisis de las in-termediaciones entre los actores y sus alcances en elconocimiento producido. Así como esta realidad his-tórica no puede ser ignorada por el analista social,no lo es para ninguno de los interlocutores del etnó-grafo en situación de campo, más allá de los nivelesde problematización y/o naturalización de cada uno.

En los primeros encuentros con nuestros interlo-cutores, indígenas y migrantes, éstos no dejaban deinterrogar sobre el propósito del trabajo, la perte-nencia institucional, el porqué del interés, el paraqué estudiarlos y por qué a ellos y no a otros. La in-formación dada puede ser suficiente pero no cons-tituye por sí misma una garantía de confianza, poreso cuando unas preguntas tienen respuesta pue-

den surgir otras. Según el grado de vulnerabilidadcon que el interlocutor se percibe y presenta en larelación pueden manifestarse o estar latentes senti-mientos y actitudes –miedo, desconfianza, sospe-cha, rechazo– que desestabilizan el acuerdo inter-subjetivo alcanzado. Incluso, tiempo después de es-tablecida una relación, esos estados y conductas nonecesariamente desaparecen:

En el diario del domingo salió una nota que di-ce que los africanos que vendemos en la calle so-mos narcotraficantes. Hay una fotografía, ¿tú hassacado esa foto? (...) No quiero más fotografías.¿Qué haces con las fotografías? ¿No me vas a me-ter en problemas? (...) Nosotros no tenemos nadaque ver con eso, eso es toda mentira. Yo voy a en-contrar a ese fotógrafo (…) todos nosotros lo esta-mos buscando (CH., migrante nigeriano).

Nuestras certezas comienzan a ser cuestionadas.El “Otro” nos reclama que nos definamos y lo defi-namos, a la vez que nos define según aquello quepercibe:

“Ay, tú no sabes nada sobre nosotros (…) ¿Quépiensas vos sobre nosotros?” (A.M.K.C., migrantesenegalesa).

El imaginario eurocentrado del investigador sereproduce en su sentido común: el proceso de des-naturalización de los prejuicios sobre el “Otro” no selogra el primer día de acceso al campo. Como cons-trucciones históricosociales, parafraseando a PierreBourdieu (1999), “los juicios sobre los otros se ha-cen cuerpo”. Ese cuerpo Blanco necesita ser trans-formado en y para la comunicación dialógica con elinterlocutor diverso. Estas representaciones y per-cepciones etnosociocéntricas tienen lugar dado queencuentran anclaje en una configuración histórica, yen tanto el investigador –etnógrafo, documentalistasocial, entre otros– adscribe y reproduce una posi-ción dentro de la estructura social –la sociedad ma-yor, el Estado, las instituciones científicas–.

En este marco, en cuanto nuestros interlocuto-res en la situación de campo perciben y vivencian

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una relación, con el “mundo de vida” al que adscri-bimos, en la que sus intereses no son contempla-dos, porque se los reconoce en función de su dispo-nibilidad y productividad –al menos como objeto deestudio e intervención científica, tecnológica, políti-ca, etcétera–, se producen divergencias, resisten-cias, distanciamientos y descreimientos que soca-van o dificultan el acuerdo y el diálogo.

Hay un proyecto de la facultad de sembrar tu-nas, que no es de nuestra cultura, y yo no te pue-do explicar lo que es ese cuadernillo, cómo se va ar-mar, cómo se va a implementar (…) Yo le decía a lagente del campo: “¿Ustedes qué piensan de esto?¿Creen que va a funcionar?” “Y, no sé (…) yo ten-go unas plantitas”, me decían. ¡Pero las tienen deadorno! No, no es lo que necesitamos (…) Lo quenecesitamos son otras cosas. Primero que nos denlas tierras, el agua y después hacer un mejoramien-to caprino y, después, ver el tema de los caballos,de las vacas. Entonces yo le decía a mi primo: “Vosno tenés que avalar esto que sabés que no va a fun-cionar”. (M.A., huarpe).

Incluso, habiendo alcanzado un entendimientomutuo, una interacción en condiciones más o menosrecíprocas, ese contexto a la vez global y particular–en tanto la exterioridad de los hechos no implicaque los actores en interacción no nos veamos inter-pelados a asumir posiciones frente a esa realidad– nodeja de tener incidencia y enmarca la situación de co-municación. El juego de interacciones sostenido en lasituación etnográfica, en un marco general de actitu-des de colaboración y estrategias de resistencia, (re-sitúa) en forma dinámica a los interlocutores y lleva a(re)definir acuerdos y patrones de interacción conve-nidos durante el proceso de investigación.

Situaciones de comunicación con indígenas huar-pes y migrantes nigerianos y senegaleses

La presencia y modo de articulación de las diver-gencias y tensiones inherentes a los procesos de

construcción de acuerdos en contextos de produc-ción de datos etnográficos configuran diversas si-tuaciones comunicacionales en las que se articulantanto las posiciones, expectativas y recursos mate-riales y simbólicos como las experiencias y relacio-nes previas de los actores partícipes de la interac-ción. Los modos en que nuestros interlocutores nosperciben e identifican como agentes académicosaparecen necesariamente marcados por los modosen que se han vinculado y, por ende, los modos enque han representado la institución académica. Sureelaboración simbólica de los históricos posiciona-mientos unilaterales y autoritarios de la institucióncientífica halla sus repercusiones actuales en res-puestas que van desde el ocultamiento –lo cual setraduce en no recibir a los investigadores–, pasandopor la negación explícita a otorgar información has-ta la rigurosa demanda de explicitación de los obje-tivos, posibles resultados y mecanismos de financia-ción de la investigación. La arbitrariedad científica,evidente en los estudios etnográficos clásicos, es se-ñalada hoy por nuestros interlocutores, y no sin“fastidio”, en alusiones como:

“Vienen a sacarnos fotografías, nos quieren ha-cer entrevistas, nos piden que les contemos histo-rias, pero a veces no se dan cuenta que yo estoy tra-bajando, que tengo que ir a atender a los animales”(H.G., huarpe).

“Vinieron gente de la universidad que queríanhacer un proyecto. Me llamaron para que vaya alCricyt, me dijeron que para el proyecto había90.000 pesos, después nos dijeron que no, queeran 45.000, que el resto era para gastos de inves-tigación (…) Al final le dijimos que no, que no nosinteresaba, pero el proyecto ya estaba presentado yya estaba la plata” (S.T., Huarpe).

En el caso de los huarpes, es de notar la fre-cuencia con que se señala la necesidad de revisar laforma de intervención académica, referencias entrelas que destacan las alusiones a la desinformaciónacerca de los objetivos y destino de los resultados

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de la investigación –“No nos llega la información”,“las producciones no han sido discutidas”–, la de-volución de los materiales y resultados y, con mayorefusividad, la falta de compromiso local que asociana la situación de que “vienen, nos hacen unas pre-guntas, hacen sus publicaciones y no vienen más”,o a que “vienen a plantear proyectos que a noso-tros no nos interesan o nos causan problemas”.

Mostrándose cada vez más preocupados porexaminar la agentividad de los investigadores, losindígenas, específicamente, ponen de relieve tresaspectos fundamentales: las formas autoritarias deintervención científica, la escasa o nula consulta ycomunicación de los objetivos, medios, montos definanciación y posibles resultados de la investiga-ción, y la escasa o nula circulación de los avances dela investigación y de los resultados finales. La reite-ración con que se hacen patentes estas formas deintervención predispone de una manera particular alos interlocutores en la interacción. Al lado de laatribución de arbitrariedad a la acción científica co-mo institución, nuestra posición como agentes uni-versitarios aparece representada en general comouna posición de autoridad, tal como puede leerseen referencias como “usted que tiene estudios, sa-brá mejor que yo” o “no es lo mismo que se los di-ga yo a que se los digas vos”. También hemos regis-trado que en algunas situaciones se nos posicionacomo potenciales mediadores para el acceso a re-cursos materiales/ simbólicos, de ahí la solicitud deinformación sobre becas del INAI –en el caso de loshuarpes– o sobre modalidades de obtención de do-cumentación personal, particularmente en el casode los migrantes irregulares (no documentados)–,normativa inmigratoria/ indígena, acceso a serviciospúblicos o subsidios sociales.

Los tipos de recursos que se hacen presentes, eintermedian discursiva y materialmente en la rela-ción y en los actos locucionarios, constituyen otrocomponente diacrítico más de los patrones de inte-racción en las situaciones de campo. Como se seña-

ló anteriormente, los etnógrafos han aludido demanera explícita a la necesidad de “otorgar provi-siones” para ser “aceptados” como interlocutores.Los recursos materiales/simbólicos son los que seña-lan en principio las posiciones sociales de los inter-locutores, y su cualidad y modo de inserción incidenen la interacción. La presencia de recursos de inves-tigación, tales como medios de transporte y dispo-sitivos digitales de registro, marcan de inicio la po-sición social desigual entre los interlocutores. En elcaso de los huarpes, los medios de transporte y lossubsidios de investigación son los recursos a los quese han referido con particular énfasis, aludiendo ala “desigualdad de condiciones” respecto de la ins-titución universitaria a la hora de llevar a cabo pro-yectos. De la misma manera, la puesta en escena detecnologías de registro ha disparado en los actoresdel documental fotográfico interrogantes sobre losvalores de los dispositivos, generando muchas vecescomentarios sobre la capacidad adquisitiva del do-cumentalista. También los recursos de financiacióndel trabajo y las potencialidades comerciales delproducto final son objeto de conversación y, en al-gunos casos, de especulación.

En el mismo sentido, y dado que en todo actode interlocución existe una selección discursiva –yello no exceptúa a las interlocuciones etnográficas–son diversos los recursos simbólicos instrumentali-zados al momento de seleccionar contenidos narra-tivos predispuestos a comunicarse, o no comunicar-se, durante determinadas interlocuciones etnográfi-cas. Hemos observado que esta selección puede serexplícita –“Yo hay algunas cosas que te voy a decir,y otras que no”– o implícita. La ironía y los engañosconstituyen los recursos simbólicos de selección dis-cursiva implícita que más hemos identificado. En elcaso de los migrantes, tanto el engaño como lasrespuestas evasivas acerca de sus nombres verdade-ros y las formas de ingreso al país, cuando se hacenpresentes como estrategia de resistencia, dificultantanto el acceso a sus marcos de referencia como el

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establecimiento de acuerdos legítimos que posibili-ten una interacción en condiciones de reciprocidad.De allí que acompañar dificultades propias de su si-tuación de vulnerabilidad y compartir actividadescotidianas contribuye a que ciertas “barreras” se di-luyan y a que la confianza y compromiso mutuo seconsoliden, lo que repercute en la calidad de los re-sultados alcanzados.

En nuestro caso, los relatos más relevantes res-pecto a los propósitos de la investigación han emer-gido mucho más de compartir estas experienciascotidianas que de entrevistas previamente forma-teadas. A medida que la tarea investigativa avanza,la confianza y compromiso mutuo van acompaña-dos de demandas y requerimientos diversos. Cadavez más, nuestros interlocutores solicitan materia-les, como documentos históricos y/o documentosoficiales, que son utilizados a posteriori como fuen-tes de argumentación en los proyectos presentadosa nivel provincial o nacional o en denuncias en ins-tituciones como el INADI, así como también de-mandan resultados y productos de nuestras docu-mentaciones e investigaciones. Conscientes de laparticular vulnerabilidad jurídica que genera su si-tuación documentaria, los migrantes senegaleses ynigerianos, casi siempre en forma simultánea, se in-clinan por dos líneas de acción: requerir garantíasde que sus identidades se mantendrán en el anoni-mato y solicitar intermediación o ayuda para la ges-tión, obtención de información u orientación de ca-ra a su regularización. El primer requerimiento escasi una constante, mientras que el segundo varíasegún la situación de cada uno y el grado de inte-rés en llevar adelante los trámites correspondientes.En la mayoría de los casos, por la “colaboraciónprestada” en la elaboración del documental exigende manera explícita o implícita una “contraparte”,vinculada a una devolución de carácter material osimbólico –por ejemplo, aparecer en una foto, y decual o tal manera–. En este marco, la devolución delos resultados alcanzados no sólo constituye una

necesidad sino que representa una posibilidad parael sostenimiento del acuerdo establecido entre losinterlocutores.

De una u otra forma, la gestación, evolución ysatisfacción de las expectativas de los actores en in-terlocución en el trabajo de campo incidirán tantoen el proceso de investigación como en los resulta-dos alcanzados. De hecho, las fluctuaciones entre elcumplimiento e incumplimiento de las expectativas,sobre todo las que refieren a devoluciones parcialesdurante un proceso de investigación, hacen al dina-mismo de la situación etnográfica y su dimensióncomunicacional. Con todo, la aprehensión por estos“Otros” construidos como objetos de investigacióndel histórico racismo Blanco, y de los históricos posi-cionamientos unilaterales y autoritarios de la institu-ción académica, no dejan de condicionar y marcarlos modos en que nuestros interlocutores nos perci-ben e identifican como Blancos y como representan-tes de esta institución, y ha terminado por generarrespuestas de negociación interna respecto a selec-cionar a quién, sobre qué, cómo y por qué comuni-car, demandando simultáneamente la construcciónde una interlocución más discutida –en términos devalores e intereses– con los investigadores.

Nuestro esfuerzo por construir una interlocu-ción lo más justa posible constituye un esfuerzo porcomprender y tomar en consideración los argumen-tos de los interlocutores y se inicia escuchando ydialogando sobre la propia intervención científica.En este sentido, el trabajo de campo requiere degenerar ámbitos propicios para el intercambio depensamientos, reflexiones, comentarios y sugeren-cias para incluir en futuros análisis, como así tam-bién para la revisión social de la información y laevaluación conjunta acerca de las incidencias quepueda tener la investigación y la devolución de losproductos de las documentaciones e investigacio-nes. Pero la confianza del “Otro” y el compromisomutuo en el marco de la investigación no se lograde manera inmediata: la construcción de un patrón

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de interacción tiene historicidad, que abarca tantola microhistoricidad de la relación de interlocuciónetnográfica específica como la macrohistoricidad dela relación Blanco/no Blanco, y conjuga intereses,sistemas de representación, expectativas y afectos.

De esta manera, podemos afirmar que lejos desituar una mera “relación cognoscitiva” (Pachecode Oliveira, 2006), reducida a la “transmisión de in-formación”, el trabajo de campo configura un es-pacio de interacción de diferentes propósitos y sis-temas de representación en el que se pone en jue-go no sólo el interés académico y su relevancia cien-tífica sino, también, y de manera cada vez másacentuada, la demanda de los “Otros”, construidoscomo objetos de investigación, de comprender losfines y efectos de la investigación científica para su“comunidad”, aprobándola o exigiendo reformula-ciones. De allí que homogeneizar todos estos víncu-los y omitir el análisis de las posibles repercusionesque puedan tener sobre las etnografías e interpre-taciones manifestadas resultaría un proceso reduc-tor y empobrecedor.

Consideraciones finales

En el marco de contribuir a desnaturalizar y visi-bilizar la complejidad de los contextos de interac-ción en situaciones etnográficas, la revisión críticade etnografías clásicas que han referido a indígenasamericanos y africanos nos ha permitido observar yseñalar la presencia de formas de aludir, concebir yvalorar al “Otro” diverso que, entendemos, se en-cuadran en un modelo lineal, unidireccional e infor-macional de entender la comunicación. En definiti-va, un posicionamiento coherente con una relaciónde dominación en que la agentividad del “Otro” sereduce a su disponibilidad para la experimentación,la observación y la indagación en tanto fuente deinformación.

Desde esta perspectiva, el “Otro” no tiene másvoz que en cuanto a lo que al etnógrafo le interesa

indagar y según los términos en que éste lo interpe-la. Así, las resistencias –los silencios, las evasiones,los rechazos, etcétera– son sólo señalados comoanécdotas de campo y de manera descriptiva; es enla colaboración –homogeneizada, regularizada,aparentemente estable y armónica– donde se pro-duce el conocimiento. La heterogeneidad, la diver-gencia, la conflictividad, o no, es enunciada o se de-fine en un nivel de abstracción que la separa delcontexto de producción de conocimiento.

El posicionamiento situacional es lo que nospermite, no sólo superar estos abordajes dicotómi-cos de la relación investigador/investigado y en-tender a los interlocutores en situación etnográfi-ca como activos narradores con capacidad de es-tablecer acuerdos en condiciones recíprocas sino,también, analizar las relaciones en el contexto deproducción de conocimiento como simultánea-mente balanceadas y mutables, con alteraciones yajustes. En los contextos de producción de conoci-miento etnográfico se ponen en juego intereses yestrategias diversas, a veces en contradicción, pe-ro sobre un marco donde las acciones, creencias yexpectativas se articulan en la producción de unconsenso, de un acuerdo intersubjetivo, determi-nando o modificando el comportamiento y la par-ticipación.

En la situación etnográfica los interlocutorestraen consigo expectativas, recursos materiales ysimbólicos, experiencias y relaciones previas que enconjunto y articuladas condicionan y definen los pa-trones de interacción establecidos, imprimiendo enéstos un dinamismo que abarca mecanismos de do-minación, colaboración y resistencia. A los acuerdosintersubjetivos alcanzados entre los interlocutoresen la situación de trabajo de campo subyace unaserie de aspectos que hace de ellos estados inesta-bles y provisorios; un dinamismo que impide pensarel consenso como una sustancia acabada y defini-da. En tal sentido, hemos presentado casos y dis-cursos y hemos descripto situaciones con indígenas

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huarpes y migrantes senegaleses y nigerianos don-de damos cuenta de la persistencia de percepcio-nes, representaciones y valoraciones de la institu-ción académica, que muestran la continuidad deposicionamientos lineales, informacionales y autori-tarios que en ocasiones marcan conflictivamente laspredisposiciones de los actores al diálogo y las con-diciones de construcción de acuerdos.

De esta manera, la dimensión comunicacionalen el trabajo de campo debe ser visibilizada y pro-blematizada atendiendo a su carácter situacional ydinámico, producto de la agentividad de los actoresen interacción y de su capacidad para (re)situarse y(re)definirse en el marco de las relaciones creadas.En la medida en que el acuerdo de subjetividades seactualiza en correlación con los (re)posicionamien-tos de los actores no es ni definitivo ni estable, y suestado de situación, dinámico, define la continui-dad, forma y calidad de la interacción y, por ende,de la investigación y sus resultados, lo que nos lle-va a pensar que las situaciones de comunicación enel trabajo etnográfico merecen ser analizadas en to-da su complejidad y alcance.

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La revalorización del Estado en América Latina

Por Gabriel Negri

Gabriel Negri es Periodista y Licenciado en Comunicación Social. Profesor de la asignatura“Opinión Pública” e integrantedel Centro de Investigación y Capacitación en Estudios de Opinión Pública (CICEOP), de laFacultad de Periodismo y Comunicación Social de la Universidad Nacional de La Plata.

Resumen

Este artículo intenta reconstruir los momentos y enfo-ques más representativos sobre la relación entre Estado ydemocracia en América Latina, en tiempos donde la faltade seguridad, la violencia y el desempleo, por mencionarsólo algunas situaciones que atraviesan las sociedades la-tinoamericanas, ponen al Estado en el centro de las críti-cas y el debate teórico. De igual modo, se analizan losfundamentos teóricos de los enfoques que expresan, des-de una perspectiva democrática, la revalorización del Esta-do en nuestra región.

Abstract

This article attempts to reconstruct the most represen-tative moments and it focusses on the relation betweenthe State and the democracy in LatinAmerica, when lackof security, violence and unemployment (to mention somesituations), are criticized and discussed by Latin Americansocieties. Similarly, this article analyzes the theoretical ba-sis of the subject that express a revaluation of the Statefrom a democratic point of view in our region.

Palabras Clave: democracia-Estado-ciudadanía-crisis-opinión pública

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Hay consenso respecto a la ampliación y agrava-miento de la brecha social en los países de Latinoa-mérica y a que nuestras sociedades son menos equi-tativas y más desiguales que en décadas anteriores.Luego de la matriz mercadocéntrica, la figura del Es-tado comenzó a revalorizarse en gran parte de la re-gión como una agencia capaz de articular el desfa-se entre lo institucional y la vida cotidiana de los ciu-dadanos. Desde esta perspectiva, resulta oportunoreconstruir los momentos y enfoques más represen-tativos sobre la relación entre Estado y democraciaen Latinoamérica, con especial énfasis en las oscila-ciones que sufrió el abordaje de ese vínculo, así co-mo analizar los fundamentos teóricos de los enfo-ques que expresan, desde una perspectiva democrá-tica, la revalorización del Estado en nuestra región.

Aunque el discurso teórico que busca analizar lacuestión del Estado como promotor de la integridaddel territorio, del goce efectivo de ciudadanía, delsuministro de una seguridad material mínima y deuna equitativa distribución de los recursos resultauna instancia válida, lo es también la complejidadque poseen gran parte de los países de la región pa-ra la concreción efectiva de tales objetivos, especial-mente en democracias débiles y sociedades signa-das por una informalidad integral. De todos modos,la cuestión no se reduce a si el Estado debe interve-nir, sino más bien a cómo debe hacerlo; por ejem-plo, para brindar mayor seguridad a sus habitantessin afectar los derechos y garantías individuales ycolectivas.

Si como afirma Norbert Lechner (1983), en ladécada del sesenta la discusión latinoamericana tu-vo como eje articulador a la revolución, en losochenta el tema central fue la democracia. En losnoventa, en tanto, las reformas pro mercado redu-jeron al Estado a su dimensión económica y de ma-nera reciente la cuestión es la revalorización de esemismo Estado. En este punto, es oportuno mencio-nar, como señala este autor (2006 [1985]), que laperspectiva de la democracia nace de la experiencia

autoritaria en los años setenta. Tal es el caso de Bra-sil (1964), Perú (1968), Uruguay (1973) y Argentina(1976) con sus rasgos comunes: experiencia de unaviolencia sistemática, de un orden programática-mente autoritario y excluyente. Siguiendo a Lech-ner, hay que recordar que el objetivo de los golpesmilitares en América Latina no pasaba tanto por de-rrocar a un gobierno como por fundar un nuevo or-den. De hecho, el golpe de 1976 en la Argentina sellamó de Reorganización Nacional y en este sentidotal denominación remitía a la voluntad fundacionalde un nuevo orden, nuevas reglas, nuevas normas,mediante la aplicación de lógicas de guerra. En tér-minos de este autor: aniquilación del adversario yabolición de las diferencias.

Frente a tal estado de cosas, las crisis que debenenfrentar gran parte de los estados en América La-tina constituyen un dato, aunque, como señala Fer-nando Enrique Cardoso (1984), no siempre fueronlas crisis las que provocaron su desmoronamiento.Cardoso recuerda que esto no pasó en los casos deEspaña o Brasil, a pesar de la crisis de los regímenesautoritarios, y lo que a su criterio ocurre muchas ve-ces es que también la sociedad entra en crisis. Pien-sa, por ejemplo, en los casos de Nicaragua y El Sal-vador, donde el proceso de lucha de clases y de lu-cha de liberación de la opresión extranjera provocóuna profunda transformación de la sociedad, de al-cance revolucionario, y cuya consecuencia fue eldesmoronamiento del Estado anterior. En estos ca-sos, agrega, “se puede decir con propiedad queposteriormente se produce una reconstrucción delEstado y también de la sociedad. Entretanto, conexcepción de situaciones de este tipo, lo que estásucediendo en América Latina es más una transfor-mación del régimen político que del Estado. La dis-tinción es simple, tal vez formal, pero es necesaria”.

En otras palabras, no se trata propiamente deuna modificación en el pacto de dominación, sinode la reorganización política de un modo por el cualesta dominación se mantendrá. Sin embargo, con-

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sidera que conviene enfatizar que en ciertos casosesta reorganización es profunda “y permite situarlas luchas de clases y las chances políticas de los do-minados en mejores condiciones”. Los ejemplos deArgentina y Portugal pueden ubicarse dentro delesquema que Cardoso denomina “crisis de la socie-dad”, y recuerda la guerra de Malvinas y la guerracolonial de Angola, hechos a partir de los cuales seproduce un desmoronamiento de las fuerzas arma-das y con este desmoronamiento “la sociedad sufreun terremoto”. A su entender, esto permitió unaparticipación más amplia de las clases en la vida po-lítica sin una revolución social y sin que se deshicie-ran las estructuras de clases.

Al momento de dar cuenta de la cuestión teóri-ca del Estado en América Latina, una de las líneasde investigación que señala Lechner es la aparicióndel Estado autoritario: ahora, el Estado mismo pasaa ser el centro del análisis. El desarrollo de los regí-menes militares refuerza la concepción de Estadocomo dominación de clase, pero obliga a un estu-dio más matizado de la articulación entre sociedady Estado que tenga en cuenta los cambios en las re-laciones internacionales (económicas y políticas).Precisamente, porque la dominación es más desnu-da, se vuelve evidente que el Estado es “algo” mu-cho más complejo y no basta con denunciar la vio-lencia ni descubrir y describir el “modelo” del nue-vo autoritarismo.

En consecuencia, la crisis política remite, segúneste autor, a una crisis del pensamiento político:

Cierta inflación en el uso del término “crisis”(crisis política, de hegemonía, del Estado) es sinto-mática del grado de coincidencia que existe acercade las contradicciones sociales. Es una concienciadesconcertada, que ya no puede apoyarse sobreuna visión casi teológica del progreso de la historia.Pensar a partir de la derrota implica no sólo revisarlas interpretaciones que nos hicimos de nuestrashistorias, sino también los conceptos con los cualesimaginamos nuestros futuros. Otra crisis, la crisis

del marxismo, indica el cuestionamiento no sólodel “socialismo realizado”, sino incluso de los teo-remas clásicos (leninistas) de una estrategia revolu-cionaria. La experiencia cotidiana de autoritarismonos lleva a interrogarnos sobre lo que en el fondorealmente queremos. Preguntar por el Estado auto-ritario es problematizar un orden alternativo: el Es-tado democrático.

En su momento, fue Guillermo O’Donnell(1997) quien planteó la necesidad de analizar, par-ticularmente para América Latina, la cuestión delEstado capitalista (burocrático autoritario), la demo-cracia, la dominación, el poder, el rol de la ciudada-nía, del pueblo y de las clases populares. A su en-tender, el Estado es un componente específicamen-te político de la dominación en una sociedad terri-torialmente delimitada, en tanto que dominación opoder es la capacidad, actual o potencial, de impo-ner regularmente la voluntad sobre los otros, inclu-so no necesariamente contra su resistencia. “Lo po-lítico en sentido propio o específico lo entiendo, en-tonces, como una parte analítica del fenómeno másgeneral de la dominación: aquella que se halla res-paldada por la marcada supremacía en el control delos medios de coerción física en un territorio exclu-yentemente delimitado”.

También es O’Donnell quien al hablar de domi-nación distingue cuestiones como el control de losmedios de coerción física movilizables por sí o porintermedio de un tercero, el control de los recursoseconómicos y el de la información en sentido am-plio (incluso conocimientos científicos tecnológicos)y el control ideológico mediante el cual el domina-do asume como justa y natural la relación asimétri-ca de la que es parte y, por lo tanto, no la entiendeni cuestiona como tal. Al desarrollar el apartado delas bases de dominación, este autor señala que elgran diferenciador en el acceso a los recursos dedominación es la clase social. “Por clase social en-tiendo, como una primera aproximación, posicionesen la estructura social determinadas por comunes

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modalidades de ejercicio del trabajo y de creación yaplicación de su valor”.

Para Cardoso, en tanto, lo que llama la atenciónes que a pesar de la crisis el Estado se mantiene.“Me refiero ahora al Estado, no sólo en su aspectode pacto de dominación sino también como orga-nización, como máquina burocrática. O sea, comouna agencia capaz de producir una serie de políti-cas que, de una manera u otra, atienden a las de-mandas sociales existentes”. Similar consideraciónrealiza respecto del surgimiento de los partidos po-líticos en América Latina después de los años dedictaduras. Tal vez sin que los actores tengan con-ciencia de ello, los partidos renacen un poco a lanorteamericana, un poco a lo caudillo, un poco a loideológico, con una mezcla de formas de partidosprovenientes simultáneamente de Europa, EstadosUnidos y América Latina. Para este autor, la refle-xión que nos cabe no es solamente la de la crisis delEstado, la crisis de la sociedad y sus formas de re-presentación, sino que, a la par, es la reflexión decómo, pese a esta crisis, el Estado se mantiene y, enalgunas situaciones, logra legitimación.

Portantiero, por su parte, observa que la pana-cea del Estado Mínimo derivó, a contramarcha de loesperado, en un fortalecimiento del Estado peroaplicado a otros fines. Una especia de rey Midas alrevés. “Las dictaduras del cono sur latinoamerica-no, que han justificado su emergencia en el excesode democracia que paralizaba el funcionamientodel sistema político, quedan como prueba trágicade los círculos de horror a los que puede llevar esediscurso sobre la crisis”. Esa situación, sostiene, seaplicó a través de intervenciones militares y permi-tió que aparezca como caso límite en el sur deAmérica Latina donde, con el objetivo de desman-telar la ingobernabilidad generada por el Estado deCompromiso –versión local del Estado Social–, sedebió recurrir a la totalidad de la fuerza concentra-da en el Estado; esto es, “reducir la complejidad”por medio de la coacción más brutal y el abandono

del más mínimo garantismo propio del Estado Libe-ral de Derecho, incluso aunque la coacción sea, co-mo sostiene O’Donnell, el recurso más costoso, por-que si bien “desnuda explícitamente la dominación,y presupone que ha fallado –por lo menos– el con-trol ideológico, es fundamental como última ratioque respalda la dominación”.

Para Cardoso, el Estado es una “agencia nece-saria”, pero que al mismo tiempo deberá aumentarel grado de eficacia, previsibilidad y racionalidad:

Tenemos ahora un aspecto nuevo y se refiere alhecho de que la vieja distinción entre Estado y so-ciedad civil está sobrepasada. Quiero decir: el Esta-do de alguna manera se ha vuelto Estado produc-tor, penetra en la sociedad, es parte simultánea delo que antes se llamaba sociedad civil, o algunos lallamaban así, porque en la tradición latina sociedadcivil y Estado eran la misma cosa, era la tradición“iusnaturalista”. Volvemos hoy a la tradición “ius-naturalista” en la que Estado y sociedad se fusio-nan, no por obra de alguna categoría mental, nopor una interpretación de ideólogo, sino por el he-cho mismo de que el Estado se ha vuelto productor,no sólo es regulador de la producción, sino quetambién es parte de la sociedad económica y ya nohay distinción tan nítida entre Estado y sociedad,entre fuerza política y fuerza social.

Desde su óptica, cuando tenemos que enfren-tarnos con la temática de la crisis del Estado y de sureconstitución, la temática no es la del Estado sinola de la sociedad; la reconstitución de la sociedadde la cual el Estado es una parte permanente y cen-tral. De igual modo, considera que la cuestión de lademocracia no se va a solventar si no se piensa si-multáneamente en la dinámica de la sociedad y delEstado, si no tenemos alguna forma de controlar laburocracia. Los partidos pueden existir, las urnastambién, el voto también, incluso la legitimidad delliderazgo partidista frente a la sociedad, pero notendrá fuerza para tomar decisiones en el momen-to oportuno. En este sentido, Cardoso se muestra

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partidario de que exista un pensamiento democrá-tico más allá de lo liberal para contrabalancear lasfuerzas del corporativismo o, lo que es lo mismo, elinterés de la particularidad dentro del aparato delEstado. No le preocupa el desorden de las fuerzasen pugna y en ese sentido no ve mal que en ocasio-nes prime la fuerza del partido –otra vez la fuerzade la espontaneidad de lo social–, porque cree quedebemos entender, y los partidos deben entender,que no les corresponde el control de todo.

Aunque advierte que no se trata “de historizar laactualidad ni de actualizar la historia”, Lechner repa-sa las evoluciones en América Latina hacia socieda-des con Estado y afirma que “el surgimiento de unnuevo principio organizativo avanza en una triple di-mensión, a saber; la técnica, el parentesco y la mo-ral”. En su opinión, estas notas “son suficientemen-te sugerentes para introducir en nuestra discusión elsupuesto de que el desarrollo de una instancia pro-pia de poder y de estructuras sociales jerarquizadas,así como el principio de una organización política deuna sociedad, son innovaciones necesarias (es decirpremiadas) no reductibles a la división social del tra-bajo. No propongo reemplazar ésta por otro princi-pio, sino llamar la atención sobre la combinación dediferentes mecanismos y procesos”.

A su criterio, es necesario abordar las investiga-ciones en términos más sociológicos. En este senti-do, se muestra interesado en reconstruir las condi-ciones sociales en que se hacen las luchas en las so-ciedades latinoamericanas, ya que predice que serámás fructífero enfocar al Estado como momento dela producción del Estado por ella misma. Para queel interés práctico de Cardoso –qué hacer con y enel Estado– no sea la inquietud del burócrata que só-lo administra lo ya instalado, Lechner señala quehace falta un análisis conceptual (y no sólo históri-co) del proceso de objetivación del poder social ba-jo la forma de Estado. Asimismo, opina que el po-der estatal debiera ser pensado menos como vio-lencia y opresión que como relación de producción:

producción y reproducción de la vida social por me-dio del Estado. Acorde a esto, propone:

Cambiar la perspectiva implícita en gran partede las investigaciones y abandonar tanto la utopíaliberal de la mano invisible del mercado como lautopía marxista de una libre asociación de los pro-ductores, o sea la posible extinción del Estado y dela política. La creación imaginaria y simbólica des-bordan, desde luego, la actividad política. Por cier-to, cabe imaginar que la sociedad futura produzcaotras formas de representación y reconocimiento desí misma. Por ahora, empero, el Estado y la políticasiguen siendo el lugar privilegiado de aparición delos sujetos.

En realidad, Lechner propone ir más a fondo enlas cuestiones y se pregunta qué socialismo y quédemocracia, interrogante que lo lleva a señalar queel orden alternativo no es mera inversión del ordenpresente y que para construir una alternativa faltatener un concepto adecuado de la libertad ya exis-tente, para pensar la emancipación no como simplenegación sino como superación.

Al respecto, Portantiero descarta respuestassimples, tales como que los problemas de las demo-cracias se curan con más democracias. Piensa queen las sociedades complejas, cruzadas por densasredes institucionales, no sería viable la mesiánica so-lución de una revolución socialista para hacer com-patible la planificación democrática de la economíacon la planificación democrática de la política; porel contrario, cree que todo culminaría en el totalita-rismo y no en la democracia. En la búsqueda de unequilibrio conceptual señala:

El dilema de la relación entre democracia y go-bernabilidad, entre participación y orden, en lascondiciones de fragmentación de la subjetividadque caracteriza al mundo moderno, ya no puedeser pensada desde un principio de homogeneidadencarnado en sujetos preconstituidos o que sonconstituidos a través de un saber preexistente. El di-lema de la democracia en las condiciones actuales

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no consiste en organizar una unidad a partir de unprincipio de racionalidad prefigurado, sino en orde-nar muchas diferencias: en el límite ella se planteano como la construcción política de una mayoría si-no como la ordenación de muchas minorías. Frentea esta diversidad, la decisión “óptima” no existe co-mo un dato de saber técnico, en la medida en queno existe un sujeto racional capaz de tomar las de-cisiones, sino una pluralidad de sujetos que actúanconflictivamente y que articulan, con racionalidad apriori del sistema una racionalidad a posteriori co-mo adaptamiento recíproco.

El desafío, pues, es cómo equilibrar conflicto yconsenso a través de un orden que se va constitu-yendo por vía de pactos que se redefinen constan-temente; pactos que deberán llegar a su concre-ción sobre un marco institucional donde segura-mente se desprenderán las acciones conflictivassin disolver las diferencias mediante el recurso aun principio articulador simple (la nación, la clase,el mercado), pero garantizando, a la vez, un ordenbasado en procedimientos reconocidos como so-portes válidos de las decisiones. De este modo,Portantiero se muestra partidario de privilegiar ladimensión política del pluralismo conflictivo en lu-gar del rol dirigista atribuido al gobierno por elpluralismo corporativo que, como se ha visto,cumple inevitablemente una función autoritariade selección de demandas y trata, al mismo tiem-po, de colocar la discusión sobre la crisis del Esta-do Social fuera de la habitual alternativa de hierroentre privatización y estatización. Asimismo, la in-novación social, el cambio, la transformación, “sevincula no con la revolución sino con lo que algu-nos autores como José María Maravall, en su aná-lisis de la experiencia española, han llamado ‘rup-turas pactadas’ y que Norbert Lechner ha retoma-do en clave de ‘filosofía política”1.

Respecto al problema en la periferia, marca ladebilidad patrimonialista del Estado que le impideenfrentar las coyunturas internacionales o los mo-

vimientos internos de modernización. Frente a lascondiciones de vida aberrantes en gran parte dela población se producen insurrecciones urbanas,guerras campesinas o una combinación de am-bas, porque la sociedad no se reconoce en susinstituciones. Según Portantiero, más que una de-mocratización del Estado hay una fundación deun Estado centralizado y planificador que reem-plaza a una trama patrimonial de dominación.Una vez más, escapa a dicotomías como Estado oMercado para señalar que no se trata de “supri-mir al mercado a favor del Estado sino de trans-formar la estructura social y las relaciones de po-der en las que aquel se fundamenta, tratando deresolver simultáneamente los problemas de laacumulación y de la distribución. El fracaso histó-rico de estas sociedades, periféricas pero moder-nas, es no haber podido resolver la articulaciónentre industrialización y ampliación de la demo-cracia. A diferencia de lo sucedido en la mayoríade las sociedades ‘centrales’, el Estado liberal pro-gramado por la ingeniería constitucional del sigloXIX no fue capaz de democratizarse”.

Para Lechner, la política supone el reconoci-miento recíproco de los sujetos entre sí. La otracuestión es ver y entender que los rasgos específi-cos de la construcción de un orden democrático pa-san por la producción de una pluralidad de sujetos.Otro aspecto es avanzar por encima de la concep-ción instrumental de la política que diseña un es-quema interpretativo de la realidad como una tran-sición hacia la realización de una utopía, sea ésta elmercado o la sociedad sin clases. Finalmente, pode-mos señalar la revalorización de la sociedad civil, supreocupación por las condiciones sociales de la de-mocracia: “El pacto no sería algo exterior y poste-rior a los sujetos, sino la institucionalidad por mediode la cual y junto con la cual se constituyen las iden-tidades colectivas. Por consiguiente, me parece ina-decuada la idea liberal de la democracia como‘mercado político”.

1 Para Portantiero, “las ‘rupturaspactadas’ articulan estrategias depresión ‘desde abajo’ y estrategiasde reformas ‘desde arriba’. Las pri-meras se producen, generalmente,como respuesta a las segundas, so-bre la base de una autolimitaciónque no permite el choque frontal,pero que fuerza a la negociación.Desde el interior de un sistema po-lítico que se constituye a partir dela diferenciación creciente y que sepropone una reforma de la demo-cracia, la ruptura pactada aparececomo contrapartida de la revolu-ción (no sólo como acto mágico si-no como ‘acumulación de fuerzas’para el acto mágico), en la medidaen que configura una estrategia in-trainstitucional y no extrainstitucio-nal; en la medida, también, en queno se funda sobre agudas polariza-ciones sociales, inevitablementetentadas hacia la reducción de lapolítica a la guerra”.

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Revalorización del Estado desde una perspectivademocrática

Luego del llamado Consenso de Washington lademocracia se convirtió en un valor compartido, tan-to para los países de la región como para los paísescentrales; aspecto no menor si tenemos en cuentalos sucesivos gobiernos militares en América Latina yel desinterés de los organismos internacionales res-pecto al régimen político. Vale recordar, como afirmaOsvaldo Iazzetta (2000) que “las reformas pro-mer-cado en los ochenta redujeron el Estado a su dimen-sión económica, ignorando que ésta sólo representaun aspecto de su relación con la sociedad”, sumadoa que “los organismos de crédito internacionales ex-presaban hacia América Latina cierta tolerancia fren-te a otras manifestaciones de deterioro de la institu-cionalidad democrática cuando éstas no han afecta-do directamente la actividad de tales inversiones”.

Como señala Lechner (1992), en esta constela-ción de cambios “se modifica de manera sustancialla relación entre Estado y Sociedad, mutación quetiene como soporte ideológico una alta dosis de po-líticas neoliberales, cuyo desafío consiste en susti-tuir la política por el mercado, como instancia má-xima de regulación social”. Esto sucede, según Ati-lio Borón (1993), porque el neoliberalismo no es só-lo una “respuesta técnica surgida de la revaloriza-ción de la herencia teórica de la escuela austriaca ydel pensamiento de Adam Smith; es también unapropuesta que contiene, en diferentes grados deelaboración, una teoría política sobre la organiza-ción del Estado, su naturaleza, sus funciones –locual incluye el tema, crucial, del intervencionismo yla planificación– y sobre el papel que la ciudadanía,en especial las clases populares, pueden desempe-ñar en su seno”. En palabras de Iazzetta, “no solose instauró una economía capitalista de mercado,sino una sociedad de mercado en la que la mercan-tilización de las más diversas relaciones sociales hamoldeado un nuevo tipo de sociabilidad”.

En el caso de nuestra región, y de otros ejem-plos como Inglaterra, el estado de opinión domi-nante2 a través de los medios de comunicación, en-tre otros mecanismos, consolidó en la sociedad unaidea estereotipada3 según la cual “menor Estadoimplicaba mayor democracia” (Iazzetta, 2000). Sibien no resulta apropiado hacer historia contrafác-tica, de haber predominado en los ochenta, entreotros factores, un criterio de opinión pública autó-nomo y democrático hubiera resultado claro que“un Estado fuerte no tiene nada de necesariamen-te antidemocrático” (Strasser, 1999). A partir 1997,si bien persiste la lógica neoliberal, con el Informedel Banco Mundial empieza la etapa del pos Con-senso de Washington. Las sugerencias apuntan aincrementar y destacar la importancia del Estado yde manera gradual se produce el cambio de para-digma, de una matriz estadocéntrica a una socie-dad de matriz mercadocéntrica.

La globalización también deja marcas singularesen los países desarrollados. Según Ulrich Beck(1999), son los empresarios globales, los gladiado-res del crecimiento económico, que exigen presta-ciones al Estado y a la vez se niegan a pagar im-puestos, socavando en consecuencia el bien gene-ral que dicen defender. Son contribuyentes virtua-les: tienen existencia aparente pero no real, tienenexigencias reales y contribuciones aparentes. Es lanueva fórmula de capitalismo sin trabajo, más capi-talismo sin impuestos.

Lo cierto es que, como apunta Iazzetta, abando-nada esa matriz estadocéntrica, “no solo se instau-ró una economía capitalista de mercado, sino unasociedad de mercado en la que la mercantilizaciónde las más diversas relaciones sociales ha moldeadoun nuevo tipo de sociabilidad”. No se trata de en-frentar dilemas tales como Estado o Mercado, sinode encontrar los mecanismos institucionales queatiendan y respondan a las necesidades y problemasde cada sector. La presencia del Estado, dirá AdamPrzeworski (1998), debe extenderse a las relaciones

2 Opinión dominante en oposicióna opinión pública, como mecanis-mo de debate racional, autónomoy abierto.3 La idea de estereotipo corres-ponde a Walter Lipmann, quiendesarrolló este concepto para ex-plicar que éstos ponen en marchamecanismos de conformidad pormedio de ideas y propuestas sim-plistas para soluciones económi-cas, políticas y sociales complejas.Para más información ver NoelleNeumann (1995).

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privadas y los derechos de los ciudadanos se ejerce-rán de manera plena si están dadas las condicionessociales necesarias. “Puesto que las desigualdadessociales se convierten en desigualdades políticas, elejercicio de los derechos de ciudadanía se ve afecta-do por las diferencias en la posición social”. A su en-tender, la reforma del Estado tuvo mucho más dedestructiva que de creativa, “pura ideología negati-va en su faz doctrinaria y mera práctica de decons-trucción en su forma gestionaria”, y señala con es-pecial énfasis que al pensar la reconstrucción del Es-tado no debe perderse de vista el perfeccionamien-to de la institucionalidad y calidad democrática. Asi-mismo, agrega que una vez aceptadas las fallas delmercado la discusión no “debería concentrarse entorno a si el Estado debe intervenir, sino cómo debeintervenir”. Por ejemplo, cómo debiera ser el rol delEstado para garantizar la justicia social sin perjudicarla “autonomía” del ciudadano, y para tal fin acuer-da con O’Donnell en la importancia del poder pro-pio de los sectores populares.

Como recuerda O’Donnell (2004), la región tie-ne sus particularidades, pero en casi todos los paíseshay una amplia proporción de la población que seencuentra por debajo de un piso mínimo de desa-rrollo humano, en términos no sólo de bienes mate-riales y de acceso a servicios públicos, sino tambiénde básicos derechos civiles. Los miembros de estapoblación no son sólo pobres materialmente, lo sontambién legalmente –incluso les son negados de he-cho derechos que les están formalmente asigna-dos–. En este sentido, el sector popular tiene clarointerés en un estado fuerte (es decir, ancho, así co-mo razonablemente eficaz, efectivo y creíble), yaque éste es el principal lugar donde puede inscribiry hacer efectivos sus derechos de ciudadanía.

Claro que este horizonte puede resultar lejano si,como sostiene Iazzetta, predominan modelos de ciu-dadanía asistida o subsidiada de rasgos paternalistasy clientelar en lugar de una ciudadanía emancipadapreocupada por el interés del conjunto. “Los Estados

están interrelacionados de distintas y complejas ma-neras con sus respectivas sociedades. Debido a estadiferente inserción, las características de cada Estadoy de cada sociedad influyen poderosamente sobre lascaracterísticas de la democracia que habrá (o no) deconsolidarse –o simplemente sobrevivir y eventual-mente ser derrocada”–, señala O’Donnell (1993) y ci-ta el ejemplo de países como Argentina, Brasil y Pe-rú que responden a una prolongada crisis de un mo-delo de acumulación de capital orientado haciaadentro y centrado en el Estado, a diferencia de loque sucede en países como Chile, España y Portugal,que presentan economías orientadas a la exporta-ción “activamente integradas a la economía mundialy para lo que contaron con una aparato estatal es-cueto, aunque activo y eficaz”.

Hay un acuerdo generalizado, apunta Iazzetta,en que “las distancias sociales se han agravado yque nuestras sociedades son hoy más desigualesque las de los años ochenta. Del mismo modo, de-bemos asumir que la tarea de revertir esta brechasocial hace al interés público y que para ello se re-quiere reconstruir la dimensión pública del Estadocomo expresión de un espacio común compartido”.

Otra vez la cuestión del Estado

Przeworski recuerda el mérito de O’Donnell enabordar la cuestión del Estado. “En particular, nofue hasta el trabajo de O’Donnell (1993) que nos di-mos cuenta de que habíamos pasado por alto al Es-tado, otrora una obsesión de investigadores y líde-res políticos”. De todos modos, el autor se alarmapor la visión antiestatista durante el período de lamatriz mercadocéntrica. Przeworski sostiene quesus argumentos acerca del Estado se refieren al rolen la preservación de la integridad territorial, la pro-moción de las condiciones del ejercicio efectivo dela ciudadanía democrática, el suministro de un mí-nimo de seguridad material y la distribución de losrecursos económicos.

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En ese momento, O’Donnell distinguió el con-cepto de democracias delegativas (indiscrecionali-dad del poder para los gobernantes a partir del vo-to, patrones hostiles al modelo de democracias es-tablecidas) en oposición a las democracias institu-cionalizadas (consolidadas, establecidas, represen-tativas). En su opinión, piensa que en Asia, África,América Latina y Europa Central, los países de re-ciente democratización no se dirigen hacia demo-cracias institucionalizadas, sino que “son poliar-quías4, pero de una clase diferente y no existen teo-rías sobre ellas”. En esta línea de razonamiento, in-vita a no confundir el concepto de Estado con el deaparato estatal o sector público, o con el conjuntode burocracias públicas, porque “no cabe duda queellas forman parte del Estado, pero no son el Esta-do en su totalidad. El Estado también es, y no me-nos fundamentalmente, un conjunto de relacionessociales que establece un cierto orden y en últimainstancia lo respalda con una garantía coactiva cen-tralizada, sobre un territorio dado. Muchas de estasrelaciones se formalizan en un sistema legal surgidodel estado y respaldado por él”.

Según O’Donnell, la idea de Estado lleva en sítres dimensiones: es un conjunto de burocracias, unsistema legal y un foco de identidad colectiva paralos habitantes de su territorio; reflexión que no esóbice para analizar el papel activo que deben asumirlos ciudadanos en marcos democráticos, que es biendistinto del papel durante los regímenes militares.Para Przeworski, “bajo la democracia los ciudadanosya no pueden tratar a las obligaciones como impo-siciones de una fuerza hostil sino como exigenciasde la cohesión social” y lógicamente debemos recor-dar que los casos exitosos de democratización sedieron “donde el Estado expandió su papel comoproveedor de protección social y educación”. Losciudadanos deben ejercer presión sobre los mecanis-mos de representación autorreferenciales, que ha-blan y deciden cada vez más por el microclima de in-tereses particulares en detrimento de la res pública5.

No es deseable la degradación entre la democraciay la ciudadanía.

Przeworski recuerda el análisis de Jürgen Haber-mas respecto al recorte de la autonomía del Estadopor “la colonización en búsqueda de prebendas”;de manera más concreta, diría Habermas, los inte-reses privados disfrazados de intereses públicos. Deigual importancia resultan las reformas que privile-giaron el mercado juntamente con una reducciónde la base impositiva. Para Przeworski, lo cierto esque muchas nuevas democracias hacen frente si-multáneamente a los múltiples desafíos que acarreael tener que asegurar una ciudadanía efectiva bajocondiciones económicas e institucionales que obs-truyen la viabilidad de las instituciones estatales. Elresultado es que los Estados son incapaces de hacercumplir uniformemente los haces de derechos yobligaciones que constituyen la ciudadanía. De mo-do que nos encontramos con regímenes democrá-ticos carentes de una ciudadanía efectiva para sig-nificativos sectores sociales y amplias áreas geográ-ficas. Y sin una ciudadanía efectiva, cabe dudar deque esos regímenes sean “democracias” en el al-gún sentido de la palabra.

En cuanto al desfase entre lo institucional y lavida cotidiana de los ciudadanos, no parece unaecuación de sencilla resolución. Una mirada a es-ta cuestión indicaría, en términos de Peter Wald-mann (2003), que estamos en presencia de un Es-tado anómico que no puede ordenar la vida so-cial. Según este autor, se profundiza la brecha en-tre lo institucional y la vida cotidiana y la pregun-ta sería si asistimos a un desorden generalizado oa un orden distinto. Al respecto, Waldmann ad-vierte que “el atributo anómico debe reservarsepara designar aquellos episodios y comporta-mientos que se distinguen por una desregulacióncompleta”. En este marco, el Estado es un pro-ductor de anomia en sociedades que, segúnO’Donnell (2004), “siguen siendo sumamentefragmentadas y desiguales”.

4 Según Robert Dahl (1971), po-liarquía deriva de las palabras grie-gas “muchos” y “gobiernos”, dis-tinguiéndose así el “gobierno delos muchos” del gobierno de uno,o monarquía, o del gobierno delos pocos, aristocracia u oligarquía.Una democracia poliárquica es unsistema político dotado de las ins-tituciones democráticas. La demo-cracia poliárquica es, pues, distintade la democracia representativacon sufragio restringido, como ladel siglo XIX. Es también diferentede las democracias y repúblicasmás antiguas, que no sólo teníansufragio restringido sino que care-cían de las otras características cru-ciales de las democracias poliárqui-cas, tales como partidos políticos,derecho a formar organizacionespolíticas para influir en u oponersea los gobiernos existentes, gruposde interés organizados, etcétera.Es también distinta de las prácticasdemocráticas propias de unidadestan pequeñas que permiten el es-tablecimiento de una asamblea di-recta de sus miembros y su deci-sión (o recomendación) directa delas políticas o leyes.5 Res pública como sinónimo decosa pública, vinculada a los inte-reses de la comunidad. Para másdatos ver Giovanni Sartori (1999).

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Persiste una desconfianza generalizada queabarca a la dimensión de la política, del Estado y dela mayoría de las organizaciones de carácter institu-cional. En países y regiones signadas por la margina-lidad económica y social, el desarrollo personal, inte-lectual y económico es mirado con escepticismo ydesconfianza, lo que no remite de manera exclusivaa valores tales como la envidia, piensa Waldmann,sino que se trata de rasgos anómicos, porque remi-te a la crisis moral de sus habitantes y a la inobser-vancia de la ley entre otras situaciones. Por eso opi-na que de cara al futuro, sería mejor, en una prime-ra aproximación, prescindir de las reformas y, en sulugar, procurar aplicar en la práctica las constitucio-nes vigentes. Sin embargo, reconoce cierta comple-jidad por la gran cantidad de leyes y decretos cuyaaplicación, además de imposible, sería indeseable.“El problema principal no es tanto la injusticia sinomás bien la falta de transparencia de las leyes vigen-tes”, afirma el autor y cita como ejemplos los casosde la situación de las mujeres y de las minorías.

Del mismo modo podemos razonar respecto ala distribución del ingreso en los países de la región.Resulta un lugar común hablar de la igualdad en ladistribución del ingreso, pero lo que en realidad es-tá en juego es la equidad como algo bien distinto ala idea de igualdad. Igualdad es uniformidad, mien-tras que equidad hace referencia a la imparcialidad:lo importante no es “la igualdad de la distribuciónsino la justicia en la distribución”6. En este sentido,Waldmann pone bajo la lupa la discrecionalidad enla elección de los jueces y magistrados, donde lacompetencia e idoneidad no parecen ser un prerre-quisito. De igual modo, se muestra crítico respectoa la aplicación de las leyes en zonas marginales, do-minadas por la violencia o el narcotráfico, dondepredominan las reglas naturales por encima de lasreglas formales. En definitiva, dice Waldmann, enestos países el Estado de Derecho funciona deplo-rablemente mal porque “en estas sociedades existeun conflicto a veces tácito y otras abierto entre el

derecho formal sancionado por el Estado y las ideasinformales de las normas que tiene la sociedad”. Enmuchas ocasiones, es el mismo Estado el que pro-mueve que la ciudadanía actúe al margen de lasnormas vigentes, ya sea por acción u omisión de laesfera estatal.

Sin embargo pensamos, como propone O’Don-nell al desarrollar su novena tesis, “que no se tratade implementar sólo un Estado de Derecho (aun-que en varios sentidos esto no dejaría de ser unaavance importante) sino un Estado Democrático dederecho; es decir, un tipo de estado que, ademásde las garantías de previsibilidad y debido procesodel primero, consagre efectivamente los derechosde la ciudadanía”. Se enuncian derechos, pero elgoce efectivo de los mismos debe cristalizarse en laesfera del mercado, bajo las reglas de la oferta y lademanda7.

¿Pero cuáles son los orígenes de estas situacio-nes? Hay corrientes de opinión que señalan al colo-nialismo y a sus aristas de personalismo, clientelis-mo y autoritarismo como el mayor impedimentopara la plena vigencia del Estado de Derecho en La-tinoamérica. Pero la herencia cultural no puede ex-plicar situaciones diversas y hasta contrarias. La otracuestión es preguntarse cómo ha sido posible quetal estado de cosas perdure durante siglos. En elmismo plano, resulta improbable utilizar –sin mati-ces– aspectos, situaciones y disposiciones de unamirada histórico cultural que se remonta a 500años para comprender fenómenos actuales como sifueran guías ineluctables para la acción. Podemosdecir, de acuerdo con O’Donnell, que las aristas deredes clientelares, particularismos y valoracionespositivas de las relaciones sociales no son caracterís-ticas propias de Latinoamérica, donde predomina“un doble códigos de normas” debido a que es ca-si impensable la concreción de un sistema de reglasúnicas ya que, de manera irremediable, quien asíprocediere quedaría en un completo estado demarginación.

6 Sociedad Argentina para la Equi-dad en Salud. Encuentro interna-cional “El desafío de la equidad ensalud”, abril de 2000.7 Uno de los ejemplos en Argenti-na es el de la salud. Con frecuen-cia, los ciudadanos deben afrontarpagos extras (copagos) para recibiratención médica, aun teniendo co-bertura médica, o deben abonaresos pagos en hospitales públicosque tercerizaron sus servicios.

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No es omisible la ola sistemática de violenciapolítica en América Latina y en especial en el casode Argentina, donde a partir de 1930 se inauguróuna continuación de golpes militares que, con unainterrupción durante el período que el peronismollegó al poder por las urnas (1946-1995), se prolon-ga hasta la violencia inusitada del llamado Procesode Reorganización Nacional (1976-1983) cuando,como señala Lechner (1990), se observa más quenunca “una experiencia de violencia sistemática, deun orden programáticamente autoritario y exclu-yente”. A su entender, el objetivo de los golpes mi-litares que se dan en la región no pasa tanto por elderrocamiento en sí mismo, sino por la idea de fun-dar un nuevo orden que prevé, entre otras situacio-nes la eliminación del adversario, su aniquilación;hecho que explicaría, según este autor, que a partirde 1973 la denuncia del autoritarismo se produjeraen nombre de los derechos humanos.

Como bien señala Oscar Ozlak (2007), “seríaocioso discutir si los Estados nacionales que se fue-ron formando y afianzando terminaron siendo fuer-tes o débiles. La pregunta que importa a nuestrosefectos es si son, hoy, Estados democráticos. El ca-mino para responder a este interrogante es sinuo-so, exige desbrozar un denso terreno analítico ydespejar una serie de cuestiones previas. O’Donnell(1998), por su parte, promueve no olvidar el carác-ter vertiginoso de los cambios que se produjeron enel mundo en los últimos años y sus impactos; enparticular la globalización, “que abarca muchas co-sas diferentes pero que, sin embargo, tienen algu-nos aspectos en común. Uno de ellos es que enbuena parte operan por medio de mercados –debienes, de servicios y de ideas– casi siempre imper-fectos, pero mercados al fin”. En este análisis, con-tinúa, hay marcos transnacionales donde se definequé nos ocurrirá y éste también es un fenómeno dereciente creación. Una vez más, la globalización y supolisemia, porque marca, en cierto sentido, el findel breve siglo XX, que comenzó con la Revolución

Rusa y finalizó en 1989, y al que se lo asocia, comodescribe Joachim Hirsch (1997), con una doble sig-nificación: “Simboliza esperanza de progreso, paz yla posibilidad de un mundo unido y mejor, pero almismo tiempo representa dependencia, falta de au-tonomía y amenaza”.

Singular resulta la observación de cómo los me-canismos legales que promueve y contempla el Esta-do a fin de proteger a sus funcionarios de las even-tuales presiones para impedir el pleno ejercicio de susfacultades se convierten en armas proveedoras deinequidades sociales, porque vulneran los derechosfundamentales de la sociedad y se transforman, enpalabras de Waldmann, en “un arma contra los ciu-dadanos”. En esta línea de razonamiento, todo elandamiaje burocrático del Estado se convierte en unverdadero caballo de Troya, porque los funcionariosjudiciales y policiales, por citar algunos ejemplos, sonportadores y especialistas en violar las leyes que ellossupuestamente debieran celosamente custodiar.

Así las cosas, la concreción de un Estado de De-recho encuentra más de un obstáculo, porque enAmérica Latina al incumplimiento premeditado delas reglas hay que sumarle, como indica Waldmann,una matriz normativa dual y un “gran desnivel so-cial”. De cara al futuro, en América Latina pareceestar bastante claro la existencia de situaciones mix-tas y, como bien señala este autor, asistiremos a ins-tancias donde el Estado podrá lograr aplicar un am-plio grado de leyes, pero en otras situaciones se im-pondrán las costumbres y la ley del más fuerte.

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Antagonismo, identidad y diferencia. La construcción del enemigo político como puente discursivo

de inserción en el gobierno de los movimientos sociales“nacional populares”

Por Mauricio Schuttenberg

Mauricio Schuttenberg esMagister en Ciencia Política yDoctorando en Ciencias Socialesen FLACSO, Becario de CONICET e investigador de laUNLP. JTP de Historia de lasIdeas y los Procesos Políticos de la Facultad de Periodismo yComunicación Social de laUNLP.

Resumen

El objetivo del trabajo es indagar la evolución de unaparte de los movimientos sociales que habían protagoniza-do la oposición al modelo neoliberal a partir de mediadosde los noventa. Luego con la recomposición de la autoridadpresidencial y del funcionamiento rutinario del sistema po-lítico, las organizaciones piqueteras se vieron ante el desa-fío de reposicionarse frente a un contexto de reflujo de lamovilización y, fundamentalmente, a redefinir sus estrate-gias políticas frente a un gobierno que construyó rápida-mente su legitimidad de ejercicio apelando a la oposición almodelo neoliberal a través de un imaginario productivista ydistributivo que recuperaba buena parte de las demandasque habían permitido la articulación de la protesta. (Perey-ra, Pérez y Schuster, 2008).

Este proceso abierto en 2003 y la dinámica política de lasorganizaciones sociales que se insertan en el kirchnerismo hasido abordado desde lo que denomino la hipótesis de “lacooptación”. Además de la pasividad que supone en los ac-tores, este enfoque, también basado en una mirada “desdearriba” del proceso político, no posibilita comprender la he-terogeneidad del campo “nacional popular” que, como seintenta mostrar en el presente artículo no es un espacio polí-tico homogéneo sino más bien diverso en tradiciones, trayec-torias, interpretaciones y posicionamientos

Consideramos que recuperar la historia y los antagonis-mos que los movimientos construyeron nos debelará loselementos simbólicos que se retomarán luego para realizar“el pasaje” al “kirchnerismo”.

En este artículo se propone entonces explorar los lími-tes y fronteras de la identidad política de las organizacionesque conformarán luego el Movimiento Evita y el Movimien-to Libres del Sur para entender, a partir de la construccióndel antagonismo y sus diferencias con otras organizaciones,la operación política de inserción en el kirchnerismo. Paraello se analizarán documentos y entrevistas realizadas conmilitantes de ambos movimientos.

Abstract

The aim of this work is to investigate the evolution of apart of social movements who had played the opposition tothe neoliberal model from the mid-90s. After the reorgani-zation of the president’s authority and routine operation ofthe political system, organizations piqueteros were reposi-tioned and the challenge of facing a reflux of the mobiliza-tion and essentially redefine their political strategies againsta government that built quickly exercise of its legitimacy byappealing to the opposition to the neoliberal model th-rough an imaginary productivity and that distributive reco-vered much of the demands that had enabled the articula-tion of protest.

The process opened in 2003 and the political dynamicsof social organizations that are inserted into the kirchneris-mo has been approached from so-called hypothesis of“cooptation.” In addition to the passivity of the actors in-volved, this approach, also based on a view “from above”of the political process, not possible to understand the he-terogeneity of the “national popular”, as I try to show inthis article, is not homogeneous political space but ratherin different traditions, backgrounds, interpretations andpositions.

We believe that recovering the history and antago-nisms that the movements we should and we build thesymbolic elements that are then taken up for “passage” to“kirchnerismo”.

In this article we then explore the limits of the politicalidentity of the organizations that will then avoid the Movi-miento Evita and the Movimiento Libres del Sur to unders-tand, from the construction of antagonism and its differen-ces with other organizations, the political operation inser-tion in kirchnerismo. We analyze documents and interviewswith activists from both movements.

Palabras Clave: movimientos sociales-identidad-peronismo-antagonismo-kirchnerismo

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Introducción

A partir de la asunción de Kirchner, en 2003, seproduce un cambio del escenario político que gene-ra una importante modificación en el modo de vin-culación entre Estado y organizaciones de desocu-pados. En efecto, el gobierno implementa una po-lítica transversal que incorpora a algunos movi-mientos piqueteros en sus filas.

Surge entonces a partir de la conformación delnuevo gobierno nacional la pregunta acerca de lasrelaciones entre éste y las organizaciones de deso-cupados. ¿Cuál es el posicionamiento estratégicode las distintas vertientes del movimiento piqueterofrente al gobierno en el nuevo marco de oportuni-dades políticas y en qué medida las estrategiasplanteadas por las distintas organizaciones de deso-cupados producen altos niveles de conflictividaddentro de este movimiento?

En este artículo1 se propone entonces explorarlos límites y fronteras de la identidad política delas organizaciones que conformarán luego el Mo-vimiento Evita2 y el Movimiento Libres del Sur3 pa-ra entender, a partir de la construcción del antago-nismo y sus diferencias con otras organizaciones,la operación política y estratégica de inserción enel kirchnerismo. Para ello se analizarán documen-tos y entrevistas realizadas con militantes de am-bos movimientos.

Para Laclau (2005) en la conformación de lasidentidades no hay una totalización sin la exclusión.La constitución de una identidad política requiere ladivisión antagónica de la sociedad en dos campos–uno que se presenta a sí mismo como parte quereclama ser el todo–, en oposición a otro que seríala versión contraria de los intereses populares.

Así se mostrará en primer término una dinámi-ca de la historia circular cuyos conflictos actualesconstituirán el emergente de un proceso históricoconformado por dos campos antagónicos. Más es-pecíficamente se profundizará en la identificación

de un enemigo “directo” en “la derecha” u “oligar-quía”, un enemigo “interno” dentro del peronismo,un enemigo “externo” en el plano internacional, ypor último, una diferenciación “dentro del campopopular” encarnada en el debate que mantienencon lo que consideran una izquierda “dogmática”.

Cómo pensar la identidad y los antagonismos

El proceso abierto en 2003 y la dinámica políticade las organizaciones sociales que se insertan en elkirchnerismo ha sido abordado desde lo que deno-mino la hipótesis de “la cooptación”. Esta tiene dosformas: la primera más extrema habla de cooptaciónlisa y llanamente y una segunda que tiene como ba-se el mismo supuesto pero no es tan tajante en suformulación. En ella se habla de cómo el Estado de-termina la acción colectiva a partir del manejo de losprogramas y subsidios estatales. Ambas compartenla limitación de ver un actor pasivo en los movimien-tos sociales insertos en el kirchnerismo. De esta for-ma o fueron cooptados o fueron manipulados e in-ducidos por el Estado. Además de la pasividad quesupone este enfoque también basado en una mira-da “desde arriba” del proceso político, no posibilitacomprender la heterogeneidad del campo nacionalpopular que, como se intenta mostrar en esta pre-sentación, no es un espacio político homogéneo si-no más bien diverso en tradiciones, trayectorias, in-terpretaciones y posicionamientos.

Creemos que esta hipótesis de “cooptación”niega la producción política de los actores y, por lotanto, aparece como insuficiente y simplificadorapara dar cuenta del posicionamiento y acción colec-tiva de un número importante de organizaciones.

Consideramos que recuperar la historia y los an-tagonismos que los movimientos construyeron nosdebelará los elementos simbólicos que se retoma-rán luego para realizar “el pasaje” al “kirchneris-mo”. Se plantea entonces un rastreo de los senti-dos y significados “nacional-populares” en el con-

1 El presente artículo constituye unavance de la tesis de doctorado enCiencias Sociales de FLACSO“Identidades y subjetividades na-cional populares. Estudio de losmovimientos sociales insertos en elkirchnerismo 2003-2008”, dirigidapor el Dr. Aníbal Viguera y codirigi-da por el Dr. Martín Retamozo.2 Dentro de la confluencia de orga-nizaciones y movimientos que en2005 formarán el movimiento Evitase encontraban el Movimiento deTrabajadores Desocupados Evita, elMTD Resistir y Vencer, las 4 P (Pan yPoder para el Pueblo), una escisiónde MPRQ (Movimiento PatrióticoRevolucionario Quebracho), el MP20 (Movimiento Patriótico 20 de Di-ciembre), la organización estudian-til 20 de Febrero (fecha que hace aalusión a la lucha de resistencia a laimplementación de la ley de Educa-ción durante febrero de 1996), Pe-ronismo que Resiste y sectores delPartido Justicialista.3 El movimiento Libres del Sur selanzó oficialmente, el 27 de abrilde 2006, en un acto en el CentroCosta Salguero de la Ciudad deBuenos Aires. El movimiento seconformó a partir de la fusión delMovimiento Barrios de Pie (brazoterritorial de la Corriente Patria Li-bre), la Corriente Patria Libre, elPartido Comunista Congreso Ex-traordinario, la Agrupación MartínFierro, el Frente Barrial 19 de Di-ciembre y la Agrupación Envar elKadri.

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texto de su enunciación que luego, en el marco dela recomposición hegemónica que implicó el go-bierno de Kirchner (Retamozo, 2006; Muñoz y Re-tamozo, 2008; Biglieri y Perelló, 2007), se reactiva-rán y cobrarán un nuevo sentido articulando a lasorganizaciones en ese proyecto.

Estos autores se centran en el estudio de lasidentidades y cómo estas se construyen en el dis-curso. Parten de la categoría de hegemonía y anali-zan cómo se constituye un determinado orden so-cial a partir de la articulación de demandas e iden-tidades políticas.

En este marco, interesa pensar a los movimien-tos sociales como forma de intervención de los sec-tores subalternos en la disputa por el orden social.De esta manera, se parte de la idea que las condi-ciones estructurales no derivan mecánicamente enla acción colectiva, sino que esta se da a partir de laconstrucción de una identidad política que suponeuna operación compleja no reductible a lo estructu-ral. (Schuster, 2005)

Lo interesante del planteo es que permite com-prender como una nueva acción sitúa a un movi-miento “viejo” en la posición de asumir su propiarecreación; no se trata solamente de la expresión omanifestación de la existencia previa, sino también–y especialmente– de una nueva instancia de pro-ducción de identidad. Se abren allí nuevas pregun-tas: ¿Cómo son las instancias de producción deidentidad? ¿Cuáles fueron los quiebres en esas pro-ducciones y qué hechos las marcaron?

Desde esta perspectiva se propone analizar losdiscursos de los movimientos sociales como partede un proceso de articulación hegemónica que im-plica el paso de demandas particulares a la cons-trucción de identidades (Laclau, 2005).

Adentrarnos en esta tarea supone explicitar unaserie de conceptos teóricos que servirán como pun-to de partida para analizar el posicionamiento delos movimientos sociales y su devenir histórico des-de sus orígenes a su inserción en el kirchnerismo.

Ese esfuerzo de estructurar la diversidad es loque Laclau (1990, 2005) denomina como hegemo-nía. El terreno de la constitución de la hegemoníaes el discurso, es decir, requiere de una operaciónhegemónica significante orientada a la articulaciónde elementos. Retoma como central la categoría dediscurso puesto que se entiende a la sociedad comodiscurso a partir que es una ordenación particularde elementos. Discurso en términos de Laclau es elconjunto de relaciones sociales y producciones desentido que componen determinada sociedad.

Lo social es entonces el campo en donde se dala lucha por la hegemonía que es una lucha políti-ca. En este marco lo político se concibe como unmodo de relación entre colectivos humanos –la re-lación de tipo amigo-enemigo– en vez de fenóme-no que surge en un sitio o esferas específicas. (Ar-ditti, 2005).

En realidad debemos pensar lo social y lo políti-co en relación al momento de institución y el de loinstituido. Para Laclau (2005) lo instituido corres-ponde a algo más que un subsistema, lo llama elcampo de lo social, expresión que designa a las for-mas sedimentadas de la objetividad, en tanto lo po-lítico es el momento de institución originaria de losocial que es absolutamente contingente. La rela-ción dinámica de estos dos conceptos es la que in-teresa analizar en la compleja trama de la constitu-ción de las identidades políticas.

El objetivo del autor es mostrar que el conflictoes producto no de una contradicción intrínseca de lasociedad, sino de la posibilidad de construir un an-tagonismo a partir de una serie de demandas que searticulan en una cadena de equivalencias. En esa ca-dena equivalencial, una de esas demandas suspen-de su particularidad tomando un significado suple-mentario. Este “suplemento” puede articular de-mandas formalmente diferentes en una nueva sub-jetividad y desafiar una constelación de poder dada.

La equivalencia de estas demandas también re-quiere la producción de efectos de frontera o anta-

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gonismos para separar un adentro y un afuera y porende demarcar el abanico de fuerzas que se va aaglutinar en un nosotros de amigos para enfrentar asus adversarios. (Arditti, 2007). La noción de dife-rencia permite pensar en la constitución de una ex-terioridad que conforma una identidad. Al definir unenemigo común, una formación política debilita ycuestiona sus diferencias internas y se constituye co-mo totalidad a través de la lógica de equivalencia. Esprecisamente esa lógica la que impide que todaidentidad social sea plenamente constituida, en lamedida en que la definición de un exterior implicasu debilitamiento en tanto diferencias internas.

Lo que Laclau y Mouffe (2004) buscan es unaruptura con el determinismo, el reduccionismo y elesencialismo, por ello el concepto de hegemonía esuna forma política que acepta la contingencia y re-conoce el carácter incompleto de cualquier totali-dad. Es por ello que se planteaba anteriormente quela hegemonía tiene como resultado un orden preca-rio, un intento de cristalización de un orden, es unasutura coyuntural que está abierta a la disputa.

Pensar lo político en éstos términos nos abre laposibilidad de analizar cómo los diversos gruposvan reestructurando sus identidades y sus posicio-namientos y cómo la constitución de límites y anta-gonismos posibilita el realineamiento de fuerzas y larearticulación en busca de un nuevo intento de “su-tura” del orden social.

Hay política cuando hay de un lado, dislocación,y del otro lado, reinscripción, es decir, especializa-ción o hegemonización de esa dislocación (Laclau,1997: 140). En ese marco, define las identidades co-mo un conjunto de elementos que adquieren su sig-nificación, función o lugar a partir de sus posicionesdiferenciales. Desde este esquema no existen ele-mentos que se puedan definir a partir de sí mismospor su positividad, sino a partir de las relaciones quemantienen con otros elementos. El exterior constitu-tivo viene a jugar un rol central en la explicación. Siel sistema (de ahora en más sinónimo de identidad,

estructura y orden social) es un conjunto diferencial,es necesario imponer una frontera que permita mos-trar qué está dentro y qué no pertenece a éste. Porello, es necesario un elemento excluido para definirlas fronteras. (Muñóz, 2006: 124)

Lo central del aporte de la idea de exterior cons-titutivo es que le permite a Laclau introducir el con-cepto de dislocación. Este representa una herra-mienta conceptual para entender por qué los siste-mas sociales se encuentran en el punto de intersec-ción entre las lógicas de imposibilidad/amenaza. Laidea de dislocación se centra en el momento de fra-caso de la estructura, de forma que es un quiebreen la capacidad de dar sentido. Es el momento deinterrupción del discurso que marca la imposibilidadde simbolización dentro del marco de referencia delmismo. Ese es el momento de pura eventualidad,puesto que no puede ser contenida por ningún dis-curso que de sentido. Es a su vez la instancia de li-bertad, ya que constituye el momento de la deci-sión real que el momento de la aparición del suje-to. Lo interesante es que a ese momento de aper-tura le sigue un intento de cierre discursivo. El an-tagonismo representa un intento de dominacióndiscursiva de la dislocación (Muñóz, 2006: 126).

El concepto de dislocación es fundamental paracomprender la constitución de los antagonismos,pero a la hora de estudiarlos es fundamental darcuenta de los significantes que existían en el espa-cio social cultural que permitieron la constitución deéstos. En esta mirada la idea de antagonismo escentral puesto que el análisis de los límites que losmovimientos construyen guardará relación con lasarticulaciones posibles y las que no lo son y, éstas,a su vez transformarán la identidad de los mismos.Este enfoque nos permitirá interpretar los distintosrealineamientos que las organizaciones realizan co-mo una lucha hegemónica y distanciarnos de las in-terpretaciones más verticalistas que hablan decooptación y manejo del Estado a los movimientossociales a través de programas sociales.

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En este sentido, Laclau (1987, 2005) utiliza elconcepto de dislocación para pensar los momentosdonde la sutura hegemónica se desestabiliza y dejalugar al reposicionamiento de los actores que re-construyen el orden y sus identidades. Esta últimacuestión es central para nuestro análisis. El gobier-no que llegó al poder en 2003 implicó un reordena-miento de fuerzas, dislocó las articulaciones exis-tentes y dio espacio para la confluencia y articula-ción de organizaciones que habían estructurado susidentidades en torno a demandas de carácter revo-lucionarias y el propio gobierno. Esta articulación,como se analizará en el desarrollo de la tesis, impli-có una transformación de esas identidades “revolu-cionarias” en busca de una articulación bajo el sig-nificante nacional y popular.

De este modo, la emergencia de antagonismosabre la posibilidad de la reconfiguración del ordensocial. La contingencia e historicidad de las posicio-nes subordinadas y su potencial para –mediante laconstrucción de antagonismos– configurarse comoopresivas nos abre un campo de estudio fundamen-tal para comprender los conflictos sociales y las mo-vilizaciones colectivas (Retamozo, 2006).

La pregunta que surge inmediatamente es¿cuáles son los antagonismos que los movimientossociales construyen en su inserción en el kirchneris-mo? ¿Cuál es la operación hegemónica que cons-truye ese acercamiento?

Para responder estas preguntas son centrales,las categorías que Laclau (1990) retoma de Husserlque son la sedimentación, que es la rutinización y elolvido de los orígenes y la recuperación de la activi-dad constitutiva del pensamiento que la denominóreactivación. El momento de institución originariade lo social es el momento en que se muestra sucontingencia ya que, esa institución, sólo resultaposible a través de la represión de alternativas queestaban igualmente abiertas. En la medida que unacto de intuición ha sido exitoso, tiende a producir-se un olvido de los orígenes. De este modo lo insti-

tuido tiende a asumir la forma de una mera presen-cia objetiva, es el momento de la sedimentación(Laclau, 1990: 51).

Ahora bien, el momento de la reactivación nopuede ser una vuelta a los orígenes, al sistema his-tórico de posibilidades alternativas que fueron de-sechadas sino que es el redescubrimiento, a travésde nuevos antagonismos del carácter contingentede la objetividad. Es decir, existe una “reactivaciónde lo sedimentado pero en un nuevo contexto re-lacional, por lo tanto, la identidad necesariamente“mutará” o “evolucionará” hacia nuevas formasque articulan esa objetividad sedimentada y sureapertura.

“Si uno de los ejes teóricos del constructivismofueron la historicidad y las contingencias de los fe-nómenos sociales, resulta necesario subrayar que lahistoria es cambio a la vez que sedimentación. Jus-tamente necesitamos articular teóricamente losconceptos de experiencia y de sedimentación, mos-trando que la tensión entre lo sedimentado y locontingente se vincula a que cuando se planteandisyuntivas, no todos los caminos son imaginables ypor lo tanto, posibles. La sedimentación no es sóloconocimiento; es sentimiento, parámetro cognitivoy, en ese sentido, coacción simbólica” (Grimson,2004: 182).

El objetivo de este autor es mostrar que lasidentidades no son esencias pero tampoco sonconstrucciones estratégicas sino que son el resulta-do de la sedimentación y la elaboración de expe-riencias históricas. Surge entonces la pregunta acer-ca del diálogo entre lo “sedimentado” y el momen-to de la “reactivación”. Cómo se produce y cuálesson sus alcances. ¿Existe un “núcleo duro inaltera-ble” o la reactivación o fracaso del intento de sutu-ra genera una revisión de toda la identidad? ¿Cuá-les son los límites que plantean lo sedimentado y laexperiencia histórica al proceso de identificaciónmás contingente y coyuntural? Aquí hay un campopoco explorado que se intentará profundizar a par-

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tir del estudio empírico que se propone. ¿Cuálesson los elementos identitarios que se mantienen alo largo de las sucesivas reactivaciones? ¿Cuál es larelación entre lo instituido y lo instituyente cómo semanifiesta esa dialéctica?

Lo que se propone entonces es retomar la cate-goría de hegemonía analizarla en dos dimensionesque operan en forma simultánea. La primera ope-raría en lo que denomina articulación de significan-tes flotantes. Un significante flotante es ambiguopor su amplitud y tiene la característica de articularotros significados en una cadena de equivalencias.Hegemonizar un contenido equivaldría a fijar susignificación en torno a un punto nodal. De estaforma el campo de lo social podría ser visto comouna guerra de trincheras en la que diferentes pro-yectos políticos intentan articular en torno de símismos un mayor número de significantes sociales.De la imposibilidad de lograr una fijación total sederivaría el carácter abierto de lo social. La necesi-dad y objetividad de lo social dependería del esta-blecimiento de una hegemonía estable y los perío-dos de crisis orgánica serían aquellos en que se de-bilitan las articulaciones hegemónicas básicas y, enque un número cada vez mayor de elementos so-ciales adquieren el carácter de significantes flotan-tes. Es imposible que una fuerza social pueda impo-ner su dominio hegemónico de un modo completo(Laclau, 1990: 44).

En este sentido, diversos estudios realizan unanálisis más coyuntural de la acción política de losmovimientos sociales y caen, al no tomar en cuen-ta la historicidad de estos, en hipótesis reduccionis-tas como la de la cooptación de los movimientos departe del Estado. Ella supone una mirada que dejade lado los procesos de constitución de identidadesen base a rearticulaciones políticas. Es interesanteademás señalar que esta mirada tendría la caracte-rística de homogeneizar a los distintos movimientosque toman ese camino político. Lo que se proponeen contraposición es la reflexión en torno a la hete-

rogeneidad de distintas trayectorias que confluyena partir de operaciones discursivas diferentes.

La mirada propuesta consiste en un rastreo delas identidades “originarias” de los movimientospara comprender su inserción en el kirchnerismocomo parte de un proceso de dislocaciones, rearti-culaciones y construcción de antagonismos. Uno delas cuestiones que se desarrollará en el artículo es elpaso de la identidad “nacionalista revolucionaria” ala identidad “nacional popular”. Esto no implica só-lo una forma de presentación ideológica sino másbien toda una mutación identitaria. Es por ello queel trabajo profundizará en las dislocaciones y articu-laciones que hicieron posible ese cambio como asítambién, las continuidades en ese juego de lo sedi-mentado y la reactivación, entre la identidad y lasubjetividad. Los intentos de rearticulación y re-construcción implicarán también la reconfiguraciónde la identidad y subjetividad de los agentes.

En el mismo sentido, el análisis político de losantagonismos y las confrontaciones sociales, las po-sibilidades de emergencia de los sujetos y las poten-cialidades de sus luchas no puede analizarse porfuera del campo mismo del orden social y su histo-ricidad constitutiva. Los elementos ligados a lassubjetividades colectivas y la producción de expe-riencias históricas, los mitos e imaginarios compar-tidos, son aspectos que requieren de una investiga-ción atenta a los procesos históricos por los queatraviesan las sociedades y los ordenamientos socia-les (Retamozo, 2006).

La constitución de la alteridad. Las cuatro caras delenemigo político

En este apartado exploraremos los límites yfronteras de la identidad política que construyen losmovimientos. Nos introduciremos en las formas deconstitución de “el otro”. De esta manera, ordena-remos la exposición en torno a los límites que con-forman discursivamente la identidad de las organi-

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zaciones en cinco instancias: el enemigo directo, elenemigo interno, el enemigo externo, la distincióncon la izquierda y, por último, las diferencias dentrode las organizaciones nacional populares.

Mouffe (2007) también entiende lo conflictivo ylo antagónico como lo constitutivo de lo político.De hecho retoma a Schmitt para afirmar que lasidentidades políticas consisten en un cierto tipo derelación nosotros/ellos. Destaca la naturaleza rela-cional de las identidades políticas.

En este sentido, el campo de las identidadespolíticas se trata siempre de un nosotros que sólopuede existir por la demarcación de un ellos. De es-ta manera, nos introduciremos en las formas queadquieren esas fronteras en los discursos de losmovimientos.

Una de las cuestiones que sobresalen a partirdel análisis de los documentos y de la prensa, tantode Libres del Sur como de su organización predece-sora más importante Patria Libre y del MovimientoEvita es la idea de reiteración de la historia. Cadamomento histórico tiene semejanzas con uno ante-rior y la lógica de la historia nacional está determi-nada por la lucha entre un proyecto popular y unoliberal “entreguista”.

“Con la guerra de la independencia nace ennuestra patria el Ejército Argentino. Fue en esa his-tórica gesta la herramienta militar que los criollosforjaron para liberarse del yugo español, y a pesarde su heterogeneidad supo conquistar el apoyo y laparticipación activa del pueblo y alcanzar la victoriano sólo en nuestra tierra sino también en Chile y Pe-rú. Fue un ejército libertador.

Sin embargo, andando los años, y en la medidaque la oligarquía y la burguesía portuaria fueron im-poniendo su proyecto de país dependiente al con-junto de la nación, este carácter progresista delejército cambió. Luego de tremendas batallas quese extendieron por más de 50 años, las clases quevencieron transformándose en dominantes, lo pu-sieron bajo su hegemonía y al servicio de su proyec-

to latifundista y pro-inglés. Así, lo hicieron partici-par en la infame guerra de la Triple Alianza contraParaguay; en la represión a los últimos caudillos fe-derales; en el exterminio del indio en la campañadel desierto; y más tarde en la represión contra elnaciente movimiento obrero.” (En Marcha, Nº 4marzo 1988. FUERZAS ARMADAS: ¿QUÉ QUEDADEL EJÉRCITO LIBERTADOR?)

La historia es retomada como fuente para desen-trañar lo que entienden es el dispositivo de domina-ción global y local. Así son retomadas las relacionesque desde principios del siglo XIX tenían las oligar-quías locales e Inglaterra. Ese proyecto que logra im-ponerse frente al interior va configurando el campode fuerzas en los cuales insertarán el conflicto.

En este punto comienza a aparecer otra lecturaque toma distancia de la anterior visión del Estadocomo aparato de dominación. La contradicción quecomienza a manifestarse como central pasa a ser lade “Nación o factoría”. En ella la idea de Naciónviene de la mano de la posibilidad de desarrollar unproyecto industrial. Precisamente en esa óptica lossucesivos imperios negaron la posibilidad de con-formar ese proyecto. Todo comienza en el relatocon la conquista española de América.

En ese marco, calificado como de opresión, enel cual el imperio español absorbía las riquezas desus colonias surge la primer “epopeya liberadora”.Inmediatamente aparece el diálogo con el presente.Allí se exalta el compromiso de aquellos con la trai-ción que les endilgan a la actual dirigencia política.

“Sin embargo, no eran estos pusilánimes o ma-lintencionados –igualitos a los de ahora– quienesiban a triunfar. Otros dirigentes, con San Martín,Belgrano, Güemes y tantos más a la cabeza, fueroncapaces de ponerse a la altura que les requería lahistoria; interpretaron el sentir profundo de suscompatriotas, tuvieron confianza en la justicia de sucausa y en el vigor de sus fuerzas y en aquel histó-rico Congreso, declararon la Independencia Nacio-nal. ¿Cuál fue el pensamiento profundo que los

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guió? Que para vencer a un enemigo tan fuerte ytan cruel como la España imperial, el pueblo debíatener señales claras y valientes respecto de la razónde ser de su lucha y de sus sacrificios. Esas señalesfueron dadas sin medias tintas por los delegadosreunidos en Tucumán: no volveríamos por ningunarazón a ser colonia. Ese es el gran legado que noshan dejado aquellos hombres a las generacionesposteriores de argentinos.

La vida hoy nos vuelve a poner a prueba. Suce-sivas dirigencias militares, políticas, empresariales,sindicales, etcétera, entreguistas, sumisas y corrup-tas, desde hace muchos años han llevado a nuestropaís a una pérdida casi total de su independencia,entregándolo a los intereses de otros países impe-rialistas, en particular de los Estados Unidos, y delcapital extranjero” (Revista En Marcha Nº 183, ju-lio 2002).

Lo que retoman de las jornadas de 1810 es laconcepción de unión que este proceso habría desa-rrollado en distintos sectores de la sociedad en opo-sición a un enemigo en común. Esta lógica se repe-tirá y los revolucionarios de 1810 serán reemplaza-dos por las montoneras federales que expresaron elsentir de las economías regionales contra el centra-lismo porteño. Luego, en la interpretación de la or-ganización, el radicalismo yrigoyenista nació al ca-lor de confrontar contra el liberalismo creciente quepretendía a la Argentina como colonia inglesa, elperonismo del 17 de octubre de 1945 expresó mástarde la necesidad de un país soberano y de justiciasocial ante el imperialismo norteamericano.

Posteriormente, enlazan todos esos procesoscon el Cordobazo que es el punto de partida parael surgimiento de organizaciones revolucionarias.En esta lectura lo que tienen en común estos pro-cesos es:

“En cada caso se conjugaron al menos tres ele-mentos de importancia: la inteligencia de hacerconfluir en un mismo sentido político a sectores yclases sociales diversas e incluso con contradiccio-

nes entre sí pero unidas a la hora de confrontarcontra el enemigo principal; la preeminencia de lasideas políticas capaces de producir esa confluenciao sea aquellas ideas comunes como Nación; y todoello acompañado del elemento principal que esapoyarse sin temores en el pueblo movilizado –e in-cluso en algunos casos hasta alzado en armas- pa-ra que el norte político no sea tergiversado poraquellos sectores o dirigentes que medran y traicio-nan, y para que prevalezcan hasta las últimas con-secuencias las ideas que le dan sustento al movi-miento popular” (Revista En Marcha Nº 193, mayo2003, Reflexiones).

El enemigo “directo”. La derecha u oligarquía

La primera de las dimensiones que recortamoses la que denominamos el “enemigo directo”. Enesta categoría incluimos el relato de la diferencia.Aquí intentaremos mostrar cómo son representa-dos aquellos que impedirían la formación del pro-yecto nacional.

Dentro del enemigo aparecen varios grupos ysectores sociales pero, sin embargo, una cuestiónlos unifica: detener el avance popular. En el relato elenemigo aparece siempre como extremadamentepoderoso, con capacidades de organización y pode-río militar muy por encima del Pueblo. Sin embargo,en el argumento, el Pueblo tendría la posibilidad dedoblegar ese proceso de dominación siempre encuando logre canalizarse en una fuerza que logre launificación.

“Todos los gorilas sea del pelaje que sea inten-tan detener nuestra marcha. Pero cuando los argen-tinos nos ponemos de pie no es tan fácil voltearnos.Tenemos una larga historia de lucha sobre nuestrasespaldas desde los patriotas de San Martín y Gue-mes, pasando por las montoneras federales de Ro-sas y Facundo, por los defensores de la causa contrael régimen de Irigoyen y Moscón, hasta llegar a losdescamisados de Perón y Evita, hemos dado largas

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muestras de coraje a la hora de defender nuestrosintereses. Cuando el Movimiento Nacional se poneen marcha el Pueblo se hace protagonista de la his-toria por eso no nos cansamos de decirles a todoslos gorilas que intentan meter un palo en la rueda:NI LO INTENTEN EL FUTURO ES NUESTRO… “ (Edi-torial, Revista Evita Nº 10, octubre de 2006, p. 2).

El apelativo de gorila refiere a un sector tambiénamplio opositor al peronismo. Quizás el enemigo“directo” más significativo es la oligarquía. Estesector es el enemigo histórico del movimiento na-cional y se caracteriza por ser irreconciliable la rela-ción con ese actor. Otros sectores cuestionados co-mo la burguesía, dejan algún margen de alianza enel marco del proyecto industrial nacional, en tanto,la oligarquía será un eterno enemigo.

“En Argentina hacia 1976, la clase capitalista sedividía en tres grandes sectores. Primero, los peque-ños y medianos empresarios, representados políti-camente por la Confederación General Económica.Segundo, los grupos económicos de mayor enver-gadura: la alta burguesía industrial, de rápida evo-lución trasnacional. Tercero, la oligarquía agrope-cuaria, la rancia aristocracia rural agrupada e tornoa la Sociedad Rural Argentina. El perfil político, eco-nómico y social del golpe militar de 1976 puede ad-judicársele a esta última” (Kirchner, el fin de la im-punidad y el proyecto nacional, Revista Evita Nº 5,marzo de 2006, p. 8).

Desde esta mirada, el objetivo de la oligarquíaes la concentración de la riqueza a partir de la im-plementación de un Estado de corte liberal sin nin-gún tipo de regulación del campo económico.

Los dos proyectos enfrentados históricamenteaparecen como dos concepciones completamentediferentes incluso en el plano simbólico. Allí se reto-ma la explicación de la oposición al peronismo apartir del temor a perder visibilidad en el escenariopolítico. Este mecanismo que provocaría la unifica-ción de criterios entre la derecha y la izquierda re-memora, desde la perspectiva del movimiento, a

aquella “Unión Democrática que en 1946 enfrentóen las urnas, con el respaldo yanqui a Juan Domin-go Perón”.

El enemigo “directo” provoca una suerte dereacción ante el avance de las masas. En ese marcotrazan un paralelo con el 17 de octubre de 1945 endonde los sectores acomodados se habrían sentido“invadidos” por el Pueblo.

“Nada enerva más a los gorilas que una Plazallena de Pueblo, piqueteros, gordos, intendentesmalitos, gente arriada, es decir, una nueva versióndel aluvión zoológico. Nosotros vimos a las Madres,a los desocupados y las organizaciones sociales, alos trabajadores, al poder institucional que acompa-ña este proceso, a un importante sector del Puebloque se organiza acompañando a nuestro presiden-te” (Editorial, Revista Evita Nº 8, julio de 2006, p. 2).

Ese enemigo que en términos abstractos apare-ce como la oligarquía se materializa en los nombresde Macri, Sobisch, Menem, López Murphy, Carrió,la Iglesia y otros. “Ellos” temen al poder del Puebloorganizado que está dispuesto a avanzar en el es-quema político y económico del régimen de los 90que “ellos fundaron”. En resumen, el enemigo estáconformado con los sectores que “se oponen alavance del campo popular”.

El enemigo interno

Esta segunda categoría procura integrar las for-mas que adquiere la diferenciación del movimientoEvita y Libres del Sur con algunos sectores del Parti-dos Justicialista. En este sentido, “la otredad” al in-terior del “movimiento” está referida fundamental-mente a los sectores del Partido que fueron partíci-pes del gobierno en los años noventa.

Además, en este plano la distinción se sustentaen la existencia, dentro del peronismo como granmovimiento histórico, de dos grandes líneas: una re-volucionaria y otra de carácter conservador, que en laactualidad estaría representada por el “duhaldismo”.

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En la coyuntura electoral de 2005 se enfrentanel kirchnerismo y el duhaldismo. Desde la perspec-tiva de los movimientos sociales el espacio que lide-raba Chiche Duhalde era la opción anacrónica, na-cionalista-peronista, que recoge su bagaje del pasa-do, “en un intento de restaurar lo perimido y con-citar la lealtad de los nostálgicos.

Esa línea aspiraba, desde esta interpretación, aconstruir por primera vez en la historia de la demo-cracia argentina una formación conservadora confuertes enlaces en el establishment local e interna-cional y con base social. Viene a ocupar el lugar deuna organización capaz de subordinar a las leyesdel juego político “la propensión desestabilizadoradel menemismo y sus alianzas estratégicas, resabiosdel procesismo”.

Hay una distinción que se plantea en el planode los intereses que las fuerzas dicen representar. La“batalla” se desarrolla en una transición hacia unnuevo sistema de representación política. En esemarco, se entiende, la antigua estructura del PJconservará un anclaje fuerte en los sectores más ca-renciados del Gran Buenos Aires y en el interior.“Pero en la construcción del Movimiento nacionalno importa con qué rótulo se vista: lo que identi-fica no son los símbolos sino los intereses quedefienden”. (La negrita es del texto original) (Laslecciones de la coyuntura electoral, Ernesto Jauret-che, Revista Evita Nº 1, p. 13).

Los enemigos internos se hacen visibles: “La posición del presidente me parece muy va-

liente, mucho más de lo que esperábamos, y esta-mos orgullosas de lo que hace. (…) Se tuvo que sa-car a Lavagna, a Duhalde, a Béliz, tipos pesados.Ahora está Scioli, Ruckauf. Se van y llegan otros. Co-mo la mierda del río ¿viste? (…) Nuestro enemigo noestá más en la Casa de Gobierno. El enemigo está enotro lado. El enemigo está en Menem, Ruckauf, Du-halde, porque el duhaldismo es una catástrofe, elenemigo está allí acechando.” (Entrevista a Hebe deBonafini, Revista Evita Nº 5 marzo de 2006, p 8)

“Para nosotros hoy es impensable decir chauScioli. Yo no digo que Scioli es nuestro amigo, Scio-li es el enemigo adentro pero bueno es así en estemomento acá lo necesitamos porque no tenemosotra forma de estabilizar y construir poder.” (Entre-vista Nº 1).

El cuestionamiento hacia ese “enemigo inter-no” retoma la cuestión de la burocratización delPartido, en oposición a las banderas de renovaciónque traería el movimiento. El Partido Justicialistacontendría un sector de los dirigentes “entreguis-tas” de los años noventa que la organización criti-ca. Sin embargo, dicho cuestionamiento no se basaen los nombres o personajes, sino más bien en lasprácticas políticas que ellos simbolizan.

“Yo como militante, para mi el enemigo es laconsolidación de un modelo de acumulación políti-ca que repite el mismo esquema viste que en unmomento se habló de la batalla final, la madre delas batallas y yo creo que esa es poder plantar en al-gún momento una bandera sobre la vieja política.Creo que el peor enemigo es la propia desorganiza-ción que es un esquema que se repite en la histo-ria. El gran enemigo es la política de gorro, bande-ra y bincha, que lamentablemente se instaló en losnoventa” (Entrevista Nº 3).

El enemigo externo

El enemigo externo está conformado tambiénpor diferentes actores difusos que, en la lógica ar-gumentativa del movimiento, amenazan constante-mente las posibilidades de desarrollo nacional.

Dentro del abanico de actores sociales que sonincluidos en la categoría enemigos “externo” apa-recen la burguesía financiera internacional, los or-ganismos multilaterales de crédito (FMI y BancoMundial), los poderes del imperialismo, las empre-sas privatizadas, el capital transnacional, etcétera.

Dentro del panorama que plantea la organiza-ción, estos poderes se conjugan para impedir el for-

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talecimiento del proyecto nacional y debilitan cons-tantemente las capacidades estatales de regulacióneconómica.

“¿A qué nos referimos con el avance del movi-miento nacional y popular? De un modo más pro-fundo estamos hablando del crecimiento de la au-tonomía de la Nación frente a los poderes dominan-tes de la globalización imperialista que vienen im-poniendo su voluntad prepotente a todos los pue-blos del mundo. Es decir, avanzar significa en estesentido, romper las cadenas de sujeción a las nue-vas condiciones de la dependencia y la sumisión na-cional. Atendiendo al eje interno (Pueblo-Oligar-quía), íntimamente relacionado con el anterior (Na-ción-Imperio), el avance implica romper el sistemade exclusión impuesto sobre el Pueblo argentino entres décadas de infame neoliberalismo” (Política yestrategia, por Marcelo Koenig, Revista Evita Nº 8julio de 2006, p. 23).

Los dos ejes de conflicto planteados aparecenrelacionados. Al eje interno Pueblo-Oligarquía ha-bría que entenderlo sólo en relación con el de Na-ción-Imperio. Los sectores oligárquicos se mantie-nen en esa posición privilegiada a partir de la rela-ción que tejen con los sectores de poder externo. Asu vez la oligarquía posibilita a través de poder lallegada de las fuerzas imperiales.

El término globalización, tan recurrente en otrosespacios, no aparece en ninguna interpretación delsistema económico mundial. En su lugar es clara lalectura en términos de imperialismo. Se reedita en-tonces la oposición Nación o Factoría de los añossesenta y setenta. Es más la dictadura se estructuraa partir del imperialismo en alianza con la “oligar-quía vacuna”.

El país de la muerte, nacido en aquel nefasto 24de marzo de 1976, se erigió sobre la sangre de mu-chos de los que no se resignaban a vivir de rodillas.El Imperio despegó sus colmillos desgarrando el ros-tro cobrizo de nuestra América Latina. Dictaduras,doctrina de la seguridad nacional, operativo Cón-

dor, represión, desapariciones, robo de bebés, lossirvientes del Norte no escatimaron herramientas,por más aberrantes que estas fueran. (…) El geno-cidio fue el hecho fundante del modelo neoliberal.Un modelo de país para pocos que, aunque se creíaeterno, tenía –en realidad– los pies de barro, puesestaba edificado sobre la impunidad y la injusticia.Pero la dictadura, sus cómplices y mentores econó-micos y políticos, ya perdieron su batalla por lasconciencias. El país de la desmemoria y la impuni-dad empieza a desvanecerse. Hoy tres décadas mástarde podemos gritar con orgullo: ¡No nos han ven-cido! (No nos han vencido, Editorial, Revista EvitaNº 5, marzo de 2006, p. 2).

Ese “imperialismo sanguinario” de otras etapastiene un nuevo rostro en las multinacionales. Existeuna crítica a la privatización de las empresas porque“traducido al buen criollo, las privatizadas se queda-ron con todo sin poner un mango y llevándose unbuen toco de dólares mientras les duró la fiesta”.

En ese marco, se describe a capital transnacio-nal como “un poder que no crea trabajo sino ma-yores niveles de exclusión ya es algo que todos losargentinos hemos aprendido no sin sufrimiento. Eshora de empezar a preguntarnos cual debe ser elrol de un nuevo Estado nacional en el proceso eco-nómico rompiendo de una vez por todas con losmitos neoliberales”. (Las aguas bajan turbias, Mar-celo Koenig, Revista Evita Nº 1, p. 19).

Sin embargo, así como existen enemigos exter-nos, existen sectores aliados en una apelación a unanoción de Pueblo más amplia que está conformadapor la “Patria Grande” de América Latina. El des-pertar de Argentina es entendido en el marco deldespertar de toda Latinoamérica, dando lugar auna etapa “con viento de cola”.

“Es Latinoamérica, con Lula en Brasil, Chávezen Venezuela, Bachelet en Chile, Evo en Bolivia, Ta-baré en Uruguay y aún Alan García. También nacede la memoria que nos traslada a Salvador Allende,Velasco Alvarado, Juan José Torres Torrijos. De aquel

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camino militante venimos. Y volvimos quiere decir,también, que lo estamos retomando. (Es la marchadel Pueblo queriendo volver, Luis Ilarregui DiputadoNacional del Movimiento Evita, Revista Evita Nº 8,julio de 2006, p. 11).

La distinción con la izquierda

En este apartado se analizará la relación de laorganización con distintas expresiones de lo quedenominan “la izquierda” con el objetivo de pro-fundizar en los marcos estratégicos que los movi-mientos construyen.

La diferenciación primaria se estructura en tor-no a la visión acerca del Estado. En la visión del mo-vimiento Evita, la organización y crecimiento van dela mano de la participación activa en la gestión es-tatal. La izquierda es tildada de “liberal o burgue-sa” a partir de tener una lectura crítica del procesokirchnerista y no insertarse en el Estado que repre-sentaría la posición “peronista”.

“El movimiento tiene que estar íntimamente rela-cionado con el Estado. La primera diferenciación conla izquierda liberal o burguesa es esa. Nosotros vemosque el movimiento nacional se construye desde el Es-tado, que empieza en el compañero presidente y ter-mina en la compañeras nuestras de cada barrio. Todoeso es el Estado. La concepción del Estado peronista”(Revista Evita Nº 1, entrevista a Emilio Pérsico, Respon-sable Nacional del MTD Evita- y a Edgardo Depetri,Responsable del Frente Transversal, p. 5).

La discusión con lo que denominan “la izquier-da” aparece de dos formas. La primera, es la enun-ciación explícita de los argumentos que le critica-rán, las formas de analizar la sociedad, su falta decompromiso, su crítica al peronismo, etcétera. Exis-te una segunda forma en la cual se haya presenteesa discusión y esta es implícita. Es decir, muchas delas argumentaciones de las organizaciones estánentablando un dialogo o estableciendo respuestasante ese otro discurso que no aparece mencionado.

Para Verón (1987) el campo discursivo de lo po-lítico implica un enfrentamiento, relación con unenemigo. Por ende, la enunciación política pareceinseparable de la construcción de un adversario.

Al construir su destinatario positivo y su destina-tario negativo, el enunciador político entre en rela-ción con ambos. “El lazo con el primero reposa enlo que podemos llamar la creencia supuesta. El des-tinatario positivo es esa posición que corresponde aun receptor que participa de las mismas ideas, queadhiere a los mismos valores y persigue los mismosobjetivos que el enunciador: el destinatario positivoes antes que nada el partidario. La relación entre elenunciador y el predestinatario cobra, en el discursopolítico, la forma característica de una entidad quellamaremos colectivo de identificación. El colectivode identificación se expresa en el “nosotros inclusi-vo”. El destinatario negativo está, por supuesto, ex-cluido del colectivo de identificación: esta exclusiónes la definición misma del destinatario negativo. Ellazo con el contra destinatario reposa, por parte delenunciador en la hipótesis de una inversión de lacreencia, lo que es verdadero para el enunciador esfalso para el contradestinatario (…) En verdad, eseotro discurso político no es otra cosa que la presen-cia, siempre latente de la lectura destructiva que de-fine la posición del adversario” (Verón, 1987: 4).

Para este autor, el discurso político es un discur-so que tiene tres objetivos: de refuerzo respecto delpredestinatario, de polémica respecto del contra-destinatario, y de persuasión al paradestinatario.

Las dimensiones de refuerzo del predestinatarioy de polémica contra el enemigo político están pre-sentes explícitamente. La dimensión que Verón de-nomina de persuasión es la que aparece en térmi-nos implícitos. La idea de persuasión no se ajustatotalmente, más bien es una operación de justifica-ción y de clausura de posibles cuestionamientos alos argumentos. De esa forma, se establece un dia-logo con el otro discurso sin mencionarlo pero queestará presente en toda la argumentación.

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Esto se manifestó en muchas de las entrevistasy deja entrever el conflicto que los militantes quese presentan bajo una identidad “de izquierda, re-volucionaria, popular, etcétera”, tienen con otrasorganizaciones que se posicionan como oposito-ras al gobierno de Kirchner. El hecho de “ser corri-dos por izquierda” por su apoyo al gobierno cons-truye el discurso de las organizaciones en el senti-do que la argumentación aparece como respuestaa ese “cuestionamiento” aunque no se lo refieraexplícitamente.

Una de las frases que dan cuenta de lo anteriorse resume en “había que estar allí”. Esto hace refe-rencia a ese discurso opositor que los interpela porla inclusión de las organizaciones en el kirchneris-mo. Por ello, aparece una suerte de justificación noexenta de dificultades por la toma de posición.

“Pusimos todas esas organizaciones sociales alservicio del Presidente Néstor Kirchner. Y no creanque era fácil; había que ser sindicalista y estar en elseno de los gremios con salarios devaluados y conuna imposibilidad objetiva del gobierno de recupe-rar rápidamente esos salarios. Con militantes de iz-quierda que agitaban por aquí y algunos otros notan de izquierda, de la vieja burocracia sindical, quede golpe se había puesto combativa e intérprete delas necesidades de los trabajadores que agitabanpor acá... Había que estar en el movimiento obreroestos dos años. Y había que estar en los barrios,donde tampoco se podía recuperar rápidamente lapostración económica a la que habían sido arroja-dos millones y millones de argentinos y discutir conellos por qué había que participar con Néstor Kirch-ner, por qué esta era la salida al drama nacional. Yhabía que estar en la universidad discutiendo porqué había que apoyar a Néstor Kirchner, cuando elactivismo de izquierda profundamente equivocadodecía que esto era lo mismo que Menem. Habíaque estar allí” (En Marcha, Nº 230, Discurso deHumberto Tumini al cumplirse 18 años de la confor-mación de la Corriente Patria Libre, 2005).

“Había que estar en los barrios” afirman en uncontexto donde la pobreza seguía siendo elevada ysostener, desde la perspectiva de organizacionesdefinidas como “revolucionarias y combativas”, lanecesidad de apoyar al gobierno de Kirchner. Esaoperación política es la que se percibe en el fondocomo problemática y exige un esfuerzo de legitima-ción y justificación que se encuentran en una res-puesta implícita y también explícita a las organiza-ciones “de izquierda opositoras”.

El discurso explícito en torno al “otro” del cam-po popular se centra en diversas estrategias. Por unlado, se remarca la idea de izquierda “testimonial”para dar cuenta de la “falta de compromiso” de esalínea política. Por otro lado, el discurso apunta a loque denominan “la centro izquierda” o el “progre-sismo” como otra variante que se cuestiona por susformas de actuar. Ambas comparten el hecho deser oposición al gobierno.

En primer término, la izquierda “trotskista” es-tablece los límites y la concepción de las organiza-ciones. Con esa línea discuten acerca del problemanacional, de la cuestión de la voluntad “real” depoder, de la estrategia y de los procesos que se de-sarrollan en América Latina.

La discusión que se entabla con lo que denomi-nan la izquierda se basa en las diferentes lecturasque tienen en torno a procesos latinoamericanosque, en la visión de la organización, son desvalori-zadas en pos de una construcción “idílica de losprocesos revolucionarios”. Dentro de esta lógica in-gresan tanto la experiencia de Chávez en Venezue-la, Evo Morales en Bolivia o la de Perón en la histo-ria nacional.

“Esta agresiva desvalorización de los procesosque los pueblos latinoamericanos van construyen-do para enfrentar al modelo neoliberal impulsadopor EE.UU, el capital transnacional y las clases do-minantes locales esconde una visión testimonialde la lucha política y la falta de una real estrategiade poder.

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El neoliberalismo capitalista en los países de-pendientes agrede a amplias capas de la poblaciónque abarcan desde los excluidos, los desocupados,los trabajadores, la clase media, profesionales, co-merciantes hasta sectores de pequeños y medianosempresarios con contradicciones insalvables coneste modelo de acumulación. Pensar que catego-rías como el partido de los trabajadores o un go-bierno de izquierda son capaces en esta coyunturahistórica de unificar en un mismo proyecto alterna-tivo a tan heterogéneas fuerzas sociales es abando-nar la construcción de una salida política popularposible para refugiarse en la comodidad de defini-ciones ideológicas que no dan cuenta de la situa-ción actual” (Revista En Marcha Nº 193, Mayo2003, Reflexiones).

La reivindicación de esos procesos actúa comoejemplo y se traza un paralelo con la situación lo-cal en el gobierno de Kirchner. La diferencia queestablecen con la izquierda opositora es que “pre-tendiendo encajar la realidad dentro de su dogmá-tico esquematismo, todo lo que no entra en él esrechazado como parte del campo enemigo. Bajoese esquema la única organización y la única polí-tica válida es únicamente la propia y esta es lapuerta de entrada al sectarismo característico deeste sector de la izquierda”. (Entrevista a dirigentede Libres del Sur).

El panorama político latinoamericano es toma-do como arena de discusión contra el Partido Obre-ro que es tomado como el portavoz de la “izquier-da dogmática”. Al referir a estos procesos en Lati-noamérica señalan que “lamentablemente parauna parte de la izquierda argentina estas experien-cias no son más que un trágico malentendido de lasmasas”.

Las criticas que dicen la izquierda realiza de es-tas experiencias las trasladan al plano nacional.Las referencias a Venezuela o a Bolivia son pensa-das en términos de lo que podría ser el gobiernode Kirchner, es decir, las utilizan de forma de sos-

tener las tesis del apoyo al gobierno y su “prédicaantiimperialista”.

Asimismo, ayuda a fortalecer la concepción delnacionalismo popular que las organizaciones impul-san. La contraposición con el PO y el PTS se asientaen:

“Las dificultades de Chávez provienen de las in-superables limitaciones del nacionalismo “bolivaria-no”, incapaz de detener el derrumbe económico deVenezuela, que ha llevado a una situación desespe-rante de desempleo y miseria a amplias capas de lapoblación”. Los logros sociales del gobierno boliva-riano, el crecimiento de la organización y la con-ciencia populares en el marco de la agudización dela lucha contra los sectores privilegiados son, en es-te análisis, simples anécdotas sin mayor trascenden-cia. Por eso “el PO llama a superar la experiencia delos gobiernos nacionalistas condenados al fracaso”y el PTS nos enseña que “las masas de Venezuelanecesitan una dirección obrera independiente delnacionalismo de contenido burgués”. Por nuestraparte nos animamos a expresar que una gran partedel pueblo argentino en lucha no vería nada maltransitar un proceso de “fracasos” como el de la re-volución Bolivariana.” (Revista En Marcha Nº 193,mayo 2003, Reflexiones).

En cuanto a la concepción sobre el pero-nismo la discusión sigue por carriles similares. Mien-tras observan que “la izquierda” lo pensó como unproceso contrario a las ideas revolucionarias, las or-ganizaciones que aquí analizamos plantean que de-be pensarse como que fueron, en sus respectivasetapas históricas, “las herramientas más elevadas,concretas y útiles que el pueblo argentino se dio pa-ra lograr satisfacer sus demandas y aspiraciones co-mo Nación”.

No compartimos en absoluto aquellas visionesde la izquierda tradicional argentina, en particularlas del trostkismo local, que desde aquellos tiem-pos de surgimiento del movimiento peronista has-ta hoy, repiten el discurso gorila y de incompren-

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sión absoluta de la cuestión nacional, con aquellode que ´para que avance la clase obrera es precisoaniquilar la identidad peronista` partiendo de lapremisa de que se ha tratado desde sus orígenesde una `loza ideológica` a combatir. (En Marcha N)191, FEBRERO DE 2003, ACERCA DE LA DESINTE-GRACIÓN DEL PERONISMO).

El otro límite con la izquierda lo constituye loque denominan “el progresismo”. Aquí la crítica secentraría en lo que interpretan una mirada “puris-ta” de la política y una retórica que no se condicecon las prácticas políticas. El “progresismo”, de es-ta forma, en la interpretación de las organizacionescentra su discurso en temas como la corrupción y laescasa división de poderes y deja de lado la cuestióneconómica y del rol del Estado. La principal expo-nente de esta corriente la constituye Elisa Carrió.

Para los militantes la discusión con este sectorestaría “clausurada” al marcar que en este momen-to se estaría ante una nueva versión de la Unión De-mocrática puesto que estos sectores estableceríanuna alianza con los partidos más reaccionarios enoposición al kirchnerismo, impidiendo de esa formala consolidación del proyecto nacional.

La distinción en el espacio nacional popular. Movi-mientismo y alternativismo

A partir de lo desarrollado anteriormente sepuede observar que más allá de algunas divergen-cias en cuanto a la interpretación de alguna figurahistórica, las lecturas de los movimientos Evita y Li-bres del Sur guardan una estrecha relación. ¿Cuáles entonces la diferencia entre estas dos organiza-ciones? ¿Sobre qué se estructura esa diversidad?¿Qué implica en el posicionamiento político del pre-sente que el Evita tenga una tradición peronista yLibres del Sur una de “izquierda nacional”?

La tarea entonces en conjunto era, por un lado,organizar ese “gran movimiento nacional” todavíadisperso producto de los “años neoliberales” y, por

otro, trazar una estrategia política que permita elcrecimiento y desarrollo del movimiento y el avancedel proceso inaugurado por Kirchner en 2003.

No obstante, ¿cómo entienden los movimientosla puesta en práctica de esa estrategia política?¿Qué implica la inserción? ¿Cuál es el grado de re-lación que tendrá la organización con el kirchneris-mo o el Partido Justicialista?

Este último punto resulta esencial para com-prender las estrategias. La diferencia esencial entreambos movimientos tiene su eje en la lectura delpasado, el presente y las posibilidades futuras delPartido Justicialista de ser el encargado de lideraruna frente nacional popular antiimperialista.

Por ello se pueden observar dos posicionamien-tos: el movimientismo y el alternativismo (Lanusse,2005). El primero, que caracteriza al movimientoEvita, se destaca por relegar a un segundo plano lasdiferencias dentro del Justicialismo. Plantean la exis-tencia de “traidores”, pero afirman que la propiadinámica de la lucha los obligaría a sumarse a lamisma o a quedar relegados. Según esta estrategiael proceso de crecimiento de las organizaciones po-pulares debería darse a expensas de otros sectoresmás reaccionarios que también son parte del kirch-nerismo y estaría destinada a trascender la propiaconstrucción del kirchnerismo, resignando sus ele-mentos reformistas dándole poder a sus elementosrevolucionarios. En este marco, la idea central seríauna disputa entre una suerte de izquierda y dere-cha, como una continuidad de la lucha de los seten-ta´, pero actualizada hacia dentro del kirchnerismo.

De esta forma, la estrategia movimientista alu-de a colocar como eje central la reconstrucción delmovimiento nacional. Con ese fin posicionan a lacontradicción principal por fuera del kirchnerismo ydejaría en un segundo plano los enemigos adentro.

Este posicionamiento de apoyo a la gestión pre-sidencial, es uno de los elementos que más clara-mente definen al movimiento. El planteo de la or-ganización se asienta en que en esta etapa de avan-

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ce popular no sirve de nada quedar fuera del Esta-do, sino que interesa ir adentro para explotar lasposibilidades que abre la gestión. La idea del “Esta-do neoliberal enemigo” queda al margen para re-conocer que la actual direccionalidad del Estado vade la mano de los intereses populares y la mejor for-ma de canalizarlos es a través de la participación enesas estructuras.

De esta manera, aparece con fuerza la idea deintroducir el conflicto social en las estructuras esta-tales. En este punto se puede observar el cambio devisión con respecto a los anteriores gobiernos deArgentina. La idea de introducir el conflicto en elEstado sólo es posible a partir de una lectura claraque en esta etapa el gobierno es afín a los objetivosdel movimiento.

Lo que define al movimiento Evita entonces essu encuadramiento en la conducción del presidenteKirchner. En particular la estrategia del movimiento–muchas veces controversial al interior– consiste,desde su mirada, en no “plantearse ser el ombligodel mundo”, repitiendo lo harían los partidos de iz-quierda o ciertos grupos que hacen una políticaoportunista consistente en negocios para la fuerzapropia mientras dure la declamación de adhesión.Esto último es una crítica hacia otra de las organi-zaciones populares que comparte la inserción en elkirchnerismo como es Libres del Sur.

Por otro lado, lo que denominamos estrategiaalternativista se caracteriza por adherir a los linea-mientos del kirchnerismo, pero descartan cualquiertipo de convivencia dentro del Partido Justicialistacon sectores identificados como “retrógrados” y“ligados a los noventa”.

A diferencia del movimiento Evita, Libres delSur, descarta cualquier mínima posibilidad de “re-cuperar el potencial transformador del PJ”. En esemarco no hay una lucha posible adentro puesto queel partido es leído como parte de la política a com-batir. Aquí se invierte la interpretación del peronis-mo, mientras el Evita plantea la disputa dentro del

partido a pesar de los elementos retrógrados queexisten en él, Libres del Sur apunta al abandono deesa estructura partidaria a pesar de los elementosrevolucionarios que están dentro.

En este sentido, Libres del Sur exalta como va-lor la autonomía como principio esencial para laorganización. Esta postura tomó cuerpo en la opo-sición del movimiento a la decisión de Kirchner dereorganizar el Partido Justicialista y asimismo, enocasiones critica o cuestiona las decisiones de laconducción.

“Específicamente nosotros siempre mantuvimosnuestra organización y no nos diluimos en otra or-ganización y, en segundo lugar, cuando hubo polí-ticas en las que nosotros no estuvimos de acuerdoharíamos público el desacuerdo nunca resignamoseso y así fue como en el 2004 el gobierno nos lla-ma y nos ofrece un lugar en el gobierno. Lo discu-timos internamente si era bueno o no acordar conel gobierno y decidimos que si y aprovechamos to-da la construcción política de la gestión para hacerexperiencia de gobierno y entonces nos incorpora-mos” (Entrevista a Dirigente de Libres del Sur).

La anterior discusión en torno al posicionamien-to con el PJ ha tendido a dividir en forma más acen-tuada estas organizaciones. Luego del denominado“conflicto del campo” en donde se amalgamaronlas diferencias internas del “campo nacional popu-lar”, dejando en suspenso los posicionamientos pú-blicos de Libres del Sur, en el mes de febrero, obje-tando la reconstrucción del PJ. Aquí volvieron a pri-mer plano las diferencias sobre cuál debe ser el ejeque organice la transformación política. El movi-miento Evita apostó fuertemente a participar de lainterna del PJ y Libres del Sur abandonó la coalicióncon el PJ. De hecho rompen en la provincia de Bue-nos Aires con el Frente Para la Victoria a partir dediscusiones con el gobernador Daniel Scioli, for-mando un bloque unipersonal en la legislatura bo-naerense y luego se irán del gobierno nacional y delbloque del Frente Para la Victoria.

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Esto trae aparejada una tensión para ambas po-siciones. La postura movimientista y su intención dejugar dentro del PJ tiene como desafío intervenir enun espacio político amplio en el cual no es hegemó-nico. A su vez ¿cuál es la capacidad de los movi-mientos de influir en las agendas? Por otro lado, esclaro que la vinculación e inserción en el gobiernole ha dado un crecimiento y una capacidad de res-puesta mucho mayor con sus bases.

Por otro lado, la estrategia alternativista, se en-cuentra ahora en una encrucijada. ¿Cuáles son loscostos para la organización de romper con el kirch-nerismo? En esta situación se puede observar la re-lación de tensión existente entre identidad y estra-tegia para el problema de la estrategia política. Elproblema se da en que si los movimientos se cen-tran en lo estratégico perderán su identidad y res-guardar su identidad los hará no jugar estratégica-mente. En el primer caso el movimiento social fra-casa porque al entrar en contacto con su medio cir-cundante político, en vez de transformarlo es trans-formado por él. La visión de cambio, la identidad nonegociable del movimiento social se pierde ya queéste se toma parte del sistema al que originalmen-te quería transformar y deja así de encarnar la pro-mesa de una nueva forma de hacer política (Munck,1995: 31).

El riesgo para la posición movimientista al ingre-sar en la arena político-institucional estaría dadopor la pérdida de autonomía. En este escenario lasestrategias abruman y empiezan a dominar las ac-ciones del movimiento dando como resultado queel movimiento sea cooptado desde arriba. En esecaso deja de ser un movimiento orientado al cam-bio y pasa a ser un actor incorporado dentro de unsistema político-institucional, en una relación de-pendiente que pierde la capacidad de promoveruna lucha sobre cuestiones de principios (Munck,1995: 31).

En tanto, la estrategia alternativista tiene comoproblema que se desatienda la estrategia en busca

de preservar la identidad del movimiento. “El refu-gio” de la identidad puede ser que genere la vuel-ta de la organización a una etapa de repliegue.

Esto último se propone una primera reflexión entorno a la encrucijada en la que se encuentran losmovimientos insertos en el kirchnerismo, puestoque es una instancia abierta y en proceso. En estesentido Munck (1995) plantea que el manejo exito-so del problema de la estrategia política dependede la habilidad de los organizadores para confron-tar el peligroso problema de los medios y los finesal llevar a cabo acciones estratégicas, de manera talque los medios escogidos sean consistentes con laidentidad y las metas del movimiento. El desafíoconsiste en mantener un delicado equilibrio entre lanecesidad de afirmar aquellos objetivos no negocia-bles que hacen que las demandas de cambio setransformen en conflictos sobre objetivos y que eli-minen la posibilidad de una acción puramente ins-trumental. El cambio sólo puede darse adaptandola identidad en relación a una estrategia adecuadaque permita la acción estratégica sin perder los ob-jetivos centrales de la organización.

Reflexiones finales

En el comienzo del trabajo planteamos una se-rie de cuestionamientos a algunos estudios sobre ladinámica de los movimientos sociales en la etapaposterior al 2003. Allí encontramos explicacionesdel posicionamiento de las organizaciones nacionalpopulares a partir de la hipótesis de la cooptaciónen dos versiones. La primera más extrema que ha-bla de cooptación lisa y llanamente y una segundaque tiene como base el mismo supuesto pero no estan tajante en su formulación. Ambas comparten lalimitación de ver un actor pasivo en los movimien-tos sociales insertos en el kirchnerismo. De esta for-ma o fueron cooptados o manipulados por el Esta-do. Además de la pasividad que supone este enfo-que también es una mirada “desde arriba” del pro-

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ceso político abierto en 2003. Esta interpretaciónno posibilita comprender la heterogeneidad delcampo nacional popular que, como se intenta mos-trar en esta presentación, no es un espacio políticohomogéneo sino más bien diverso en tradiciones,trayectorias, interpretaciones y posicionamientos.

Se presentó entonces una mirada desde abajo ehistorizando el proceso a partir de un análisis deldiscurso de las organizaciones para analizar cómose constituyó el enemigo político en la etapa abier-ta con la presidencia de Kirchner.

Retomando algunos elementos teóricos desa-rrollados al comienzo se observó una desarticula-ción (Laclau, 2005) central en el discurso de los mo-vimientos. Esta está relacionada con la idea y signi-ficación que el Estado tenía en las organizaciones.El significante Estado aparecía ligado a neoliberalis-mo y a opresión de clases dominantes en lo que, si-guiendo al autor, habría constituido una cadenaequivalencial durante el período previo a 2003. Es-ta ruptura de significantes ligados en un momentose rearticula dando lugar a una nueva articulacióncentrada ya en la idea de un Estado como espaciode posibles transformaciones.

En esta nueva etapa la idea del Estado aparecesumada a un elemento central de la identidad pri-migenia de las organizaciones que es el tema deantiimperialismo. De hecho, este concepto, queestá presente desde los orígenes, aparece comoun punto nodal del discurso (Laclau, 2005) nacio-nal popular posterior a 2003. Este aglutina o he-gemoniza otros significados como la lucha por losderechos humanos, la reconstrucción del Estado,la lucha contra el neoliberalismo, el retorno delperonismo a su lugar de movimiento nacional po-pular que enfrenta a las fuerzas reaccionarias, quepermite una articulación política que refunda laidentidad del movimiento enlazando su tradiciónnacional y popular y articulándola con una formade construir lo que para la organización es elkirchnerismo.

De esta forma, en lugar de observar ruptura,abandono de la resistencia y cooptación por partedel Estado, podemos ver como las tradiciones políti-co ideológicas y los significantes centrales de la iden-tidad de las organizaciones trazan una línea de con-tinuidad en la inserción en el gobierno de Kirchner.

Como se intentó mostrar esta inserción tieneque ver con una forma de interpretación del proce-so histórico en donde el proceso abierto en 2003 esleído en términos de una oportunidad política a par-tir de una identidad que tenía y tiene como eje cen-tral la cuestión nacional y la lucha antiimperialista.

Por otro lado, este posicionamiento no podríaentenderse sin tener en cuenta la alteridad, lasfronteras identitarias (Aboy Carlés, 2001) que la or-ganización construye con respecto a “los otros”, yasean dentro del espacio de “la izquierda” como delos enemigos políticos de la “derecha”.

En el proceso de constitución de antagonismose observó como se conjuga lo sedimentado y có-mo se reactualiza en el presente. Allí aparecen lossignificantes históricamente aprendidos como Oli-garquía, Pueblo, Patria, Colonia, Imperialismo,etc. y cómo se articulan en el presente para darsentido a ese magma de sentido que constituye“lo social”.

Ese cuestionamiento se articula con la visión la-tinoamericanista que les permite construir unpuente entre la revolución cubana, la revoluciónbolivariana de Venezuela y el gobierno de Kirchner.En esta lectura el gobierno de Kirchner abre unapuerta a un cambio de correlación de fuerzas a fa-vor de las mayorías. Las diferencias con el chavismolas explican en que por las especificidades del pro-ceso político argentino en el cual “el embate delcampo popular no rompe la identidad tradicional,sino que produce al interior del peronismo”.

Esta línea de continuidad es interesante verlatambién con las rupturas que aparecen. El formarparte del gobierno e insertarse dentro de un movi-miento heterogéneo como es el kirchnerismo obli-

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ga a solapar los elementos más disruptivos de suidentidad que son reemplazados por la idea de laetapa de avance popular que les permite insertarseen un gobierno “reformista” con una identidad“revolucionaria”.

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Performance, un recurso teórico-metodológico para indagar en las relaciones (inter)culturales

Por Juan Armando Guzmán

Juan Armando Guzmán es Licenciado en Comunicación Social y Doctorando en Teoría yMetodología de las Ciencias Sociales de la Universidad Nacional de Jujuy (UNJu). Adjunto en las cátedras de “Sociología” y “Antropología delas Prácticas Religiosas” del Departamento Académico SanSalvador, Universidad Católicade Santiago del Estero (UCSE-DASS). Docente de primera en la Cátedra “Sociología de la Comunicación”en la Facultad de Humanidades y Ciencias Sociales, UNJu.

Resumen

Este trabajo surge de la necesidad de poner en discu-sión la perspectiva de análisis teórico-metodológica deno-minada performance. Dicha propuesta se podría utilizarpara indagar en la manera en que las identidades se po-nen en acto, se comunican. En nuestro caso, recurrimos ala performance para analizar cómo las identidades relacio-nadas con la migración boliviana a Jujuy se ponen en ac-to a través de una festividad religiosa.

El estudio de cualquier festividad como performancese constituye en un importante instrumento reflexivo deexpresión cultural, que a partir del análisis de sus aspectosperceptuales y conceptuales dará cuenta del efecto deidentidad que produce la actuación de un grupo determi-nado en un contexto determinado.

Por consiguiente, este abordaje teórico-metodológiconos lleva a prestar atención al valor de la expresión socio-cultural que se analiza (festividades religiosas, carnavales,manifestaciones, etcétera), en función de la historia del sis-tema social que la engloba, sus relaciones con el contextoy las características de los participantes de la actuación.

Abstract

This paper arises from the need to put in discussionthe theoretical / methodological perspective of analysis ca-lled Performance. This perspective might be used for re-search the way in which the identities put in act them-se-leves (they communicate). In ours case, we resort to thePerformance to analyze the way that identities relate withthe Bolivian migración to Jujuy and as they are put in actacross one religious festivities.

The study of any festivity as performace constituted inan important reflexive instrument of cultural expression.That from the analysis of his perceptual and conceptaulaspects will show us the Identity effect that produces theperformance of a certain group, in a certain context.

For the consequent thing, this theoretical and metho-dological boarding leads us to put attention to the valueof the social-cultural expression (religious festivities, carni-vals, manifestations, etc.); they should be analyzed, de-pending on social system history that includes the rela-tions with the context and the characteristics of the per-formance´s participants.

Palabras Clave: performance-identidades-migración-festividad religiosa

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En el marco de mis investigaciones me centroen las festividades religiosas de raigambre popularque tienen lugar en la ciudad de San Salvador deJujuy y que se evidencian en el siglo XX con la lle-gada de migrantes bolivianos a la provincia. Con eltranscurso del tiempo, la fe en estos santos y vírge-nes se extendió de forma masiva en toda el territo-rio, ganando fieles jujeños “nativos” y espacioscentrales de la ciudad de San Salvador, antes sóloreservados a las expresiones de fe legitimadas porla Iglesia jujeña. Las observaciones y entrevistas mepermiten conocer una parte de la experiencia mi-gratoria de bolivianos a Jujuy, presencia que no só-lo influyó en el desarrollo económico de la agroin-dustria en el Noroeste argentino –especialmenteen la primera mitad del siglo XX–, sino que tam-bién contribuyó a configurar las expresiones popu-lares, de las cuales las manifestaciones religiosasforman parte de una manera visible1.

Para dar cuenta de este fenómeno sociocultu-ral considero como herramienta teórico-metodo-lógica de análisis el concepto de “actuación”(Bauman, 1992). Aunque es habitualmente utili-zada en el estudio de manifestaciones verbales, lanoción de performance/actuación posee distintasacepciones, que en forma de continuum van des-de instancias poco marcadas, como podría ser lanarración de una anécdota surgida espontánea-mente en una conversación, hasta otras con ma-yor grado de planificación, como los denomina-dos rituales públicos. Estos últimos se encuadranen las llamadas “actuaciones culturales” (Singeren Bauman, 1992), cuyas características son: laorganización previa, una programación estructu-rada, la delimitación temporal (se definen el inicioy la finalización), la utilización de un espacio mar-cado simbólicamente y, a menudo, la presenta-ción de expresiones artísticas formalizadas. Desdeesta óptica, las actuaciones se constituyen en im-portantes instrumentos reflexivos de expresióncultural.

Mirar la migración desde la performance

Hoy más que nunca, los grupos migrantes seconstituyen como parte de la dinámica cultural dela vida urbana de la mayoría de los países (Appadu-rai, 2001). Desde este trabajo, un hecho que nos in-teresa analizar es cómo se hacen visibles en esta di-námica los sistemas religiosos ceremoniales promo-vidos por los inmigrantes en el nuevo contexto y sucorrelación con los sistemas de configuración deidentidades de la sociedad mayor, que llevarán a losgrupos de fe a relacionarse y diferenciarse en con-textos de intercambios no siempre “políticamentecorrectos” ni agradables.

Un modo de abordar las escenas de este mun-do extremadamente dinámico es examinarlo comoperformance/actuación, que si bien incluye los gé-neros estéticos del teatro, la danza y la música nose limita a ellos, sino que también comprende en laactualidad ritos ceremoniales –seculares y sagra-dos–, representaciones, juegos y otros entreteni-mientos populares (Abrahams, 1989; Bauman,1992; Limón, 1989; Schechner, 2000). Desde estaperspectiva, la idea de estudiar los fenómenos so-ciales desde la performance implica entenderlos co-mo un tipo de conducta comunicativa en términos(inter)culturales.

En tanto, la perspectiva teórico-metodológicaadoptada en este trabajo se basa en una indagaciónsobre los estudios en performance que se nutrirá delos aportes de la Universidad de Nueva York (Schech-ner, 2000), las Nuevas Perspectivas en estudios Fol-clóricos (Bauman, 1989, 1991, 1992, 1996; Abra-hams, 1989; Limón, 1989; Bialogorski, 2000 y Mar-tín, 1997, 2005) y la perspectiva de la actuación tea-tral desarrollada por Erving Goffman (1991, 2001).

¿Por qué performance?

Fue el lingüista Noam Chomsky quien formulóuna distinción entre competence y performance, en

1 Hoy en día, en los meses deagosto y septiembre se pueden verprocesiones encabezadas con gru-pos de bailes Caporales o Tinkus, labandera boliviana, autos ofrecidoscomo cargamento, arcos, etcétera.

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su teoría de la gramática generativa transformacio-nal (Blache, 1988). Para este autor, el área de inte-rés de la lingüística se centra en la competencia entanto sistema formal y abstracto de la lengua:mientras la competencia es el sistema cognitivo deun hablante-oyente ideal y de las reglas de produc-ción y transformación de oraciones gramaticalmen-te apropiadas, la performance es el habla natural, ellenguaje en uso, el terreno de lo particular e imper-fecto, divergente según los hablantes y otros facto-res, tales como las reiteraciones, distracciones de lamemoria, etcétera.

Es en la década del sesenta, con la constituciónde la escuela Etnográfica del habla fundada por DellHymes –más tarde también llamada Etnografía dela comunicación–, cuando se invierte el eje de aten-ción entre competence y performance, para hacerhincapié en la función del habla como nexo entre ellenguaje y la vida social. Para Hymes, es el uso elque fija las reglas de la lengua y no al revés (Martín,2005). El lenguaje no sólo tiene una función refe-rencial sino significación social y en la configuraciónde la vida social es central la función comunicativaque incluye conocimientos y destrezas que habilitanpara hablar correctamente, tanto en sentido gra-matical como en el desempeño de situaciones co-municativas tan disímiles como narrar sucesos, salu-dar o rezar.

La actuación (performance) es entendida comoel lenguaje en uso, como la efectiva realización deun acto de comunicación, de allí la importancia desu registro empírico. A partir de entonces, la “ac-tuación” se constituye en un concepto fundamen-tal para captar dimensiones que no habían sido to-madas con la debida consideración, como la rela-ción dinámica e interdependiente entre el mensajey la realidad sociocultural. Pero los estudios de per-formance no se interesan en cualquier evento decomunicación sino en un tipo especial, aquel mar-cado estéticamente y expuesto para ser evaluadopor una audiencia (Bauman, 1991). Esto supone

centrarse en el evento más que en el texto, en la re-lación entre intérprete, audiencia y obra más que enel contenido de la obra, examinando cómo deter-minadas poéticas adquieren una significación espe-cial en el proceso comunicacional.

Entonces, un enfoque centrado en la actuaciónse interesa tanto en el intérprete o actor, como enla obra que se comunica y se exhibe ante una au-diencia y en las relaciones entre estos tres compo-nentes básicos de cualquier proceso comunicativo.Es así que adquiere relevancia el contenido delmensaje, el modo de comunicarlo –giros, expresio-nes, matices–, las oportunidades y circunstancias enque se emite, las reacciones de los oyentes y sucomposición. Pero como todo acto de comunica-ción incluye, además, referencias implícitas o explí-citas que instruyen acerca de cómo interpretar elacto mismo; comunicación sobre la comunicaciónque Gregory Bateson llama “metacomunicación”(Blache, 1988; Martín, 2005). En términos empíri-cos, esto significa el uso de un conjunto de signosparticulares como claves del marco de actuación, enel momento de la participación e interacción social,el momento en que se producen las transformacio-nes y la eficacia del mensaje.

Las festividades como actuaciones culturales

Entender los fenómenos culturales como per-formance implica privilegiar el análisis de los fe-nómenos sociales a partir de las manifestacionesde distintas materialidades significantes: discursoslingüísticos, comportamentales e icónicos (Mar-tín, 2005). Desde esta perspectiva comunicativa,la performance se configura como una dialécticaentre dos aspectos: el perceptual, entendido co-mo la conducta que se aprecia en el despliegueescénico de la actuación, y el conceptual, dondelos significados, valores y objetos centrales de unacultura se comunican, dando forma y explicandola conducta.

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La performance se encuentra presente en cadauna de las esferas de la comunicación social, cara acara, pública y mediatizada. Este análisis desde lacomunicación obliga a no perder de vista la trans-formación de la sociedad; de tal manera se prestaatención al proceso de comunicación que plantea laactuación del grupo en cuestión. Entonces, el gru-po donde se produce ese mensaje adquiere, a suvez, otras proporciones, cuando atendemos a su va-lor en función de la historia del sistema social, susrelaciones con el contexto, sus integrantes y la po-sible participación de sus agentes en distintos gru-pos (Blache y Magariños, 1980). Para esto será ne-cesario indagar en las negociaciones y competen-cias que se establecen a partir de la dinámica de lasrelaciones emergentes en la festividad religiosa.

Bajo el concepto general de festividades enten-deremos una amplia variedad de eventos culturalesen los cuales la gente se reúne por propia voluntad;actividades que pueden ser tanto hogareñas comoeventos festivos al aire libre, en algún espacio públi-co. Según Roger Abrahams (1989), entrarían den-tro de esta clasificación las manifestaciones religio-sas, pero también los carnavales, circos y encuen-tros deportivos, entre otros. Estos eventos, para loscuales las personas se preparan y esperan ansiosa-mente, son para el autor momentos en que los quese dejan de lado ciertas restricciones que impone laconducta habitual y en los que cada cual puede di-vertirse y apreciar la experiencia por sí mismo en lamedida en que esté preparado para lo que está su-cediendo.

Puede haber festividad en una cantidad limita-da de oportunidades. La naturaleza de la ocasiónsuministra la perspectiva del evento y los mediosprincipales a través de los cuales se intensificaránlas expectativas y el comportamiento real. En gene-ral, tanto Abrahams como José Limón (1989) inclu-yen estas ocasiones en la categoría de actuación oconjunto de actuaciones culturales, que marcan laocasión con una actividad que reclama la atención

y que otorga roles a cada uno de los participantesde la festividad. Estas celebraciones no sólo son in-tangibles sino también efímeras; duran una tarde ounos días. Si tomamos en cuenta los preparativos yla estructura de la organización, nos encontramoscon una actividad más extensa en el tiempo. Comoestas actividades se suelen armar en espacios am-plios, adecuados al efecto de las festividades, unavez desarrolladas los lugares vuelven a su aspectocotidiano y la única constancia de su existencia eshaber estado allí, lo que suma a la intangibilidad delas fiestas su fugacidad.

De acuerdo a Milton Singer (citado en Bauman,1992), las actuaciones culturales son aquellos acon-tecimientos demarcados, intensificados, públicos ysimbólicamente conmovedores. Desde esta pers-pectiva, entenderemos a una festividad como la re-ligiosa en tanto actuación cultural (cultural perfo-mance), puesto que se trata de eventos programa-dos con anticipación, delimitados temporal y espa-cialmente y coordinados públicamente para unaparticipación colectiva (Bauman, 1991). Durante lasactuaciones culturales se seleccionan determinadoselementos dramáticos para expresar ciertos temas ymensajes. En general, los elementos, formas expre-sivas o códigos que intervienen en la actuación dela festividad son: el tiempo y el espacio en que sedespliega la comida, la vestimenta, el movimiento,la gestualidad o danza, el sonido, los códigos ver-bales y los visuales. Estos códigos indican cómo de-be ser entendido el evento y cuales son los sentidos,experiencias, conflictos, saberes y valores que sonexhibidos y evaluados por el grupo.

Las actuaciones culturales tienen, además, unpoderoso soporte narrativo en el pasado. El sentidoevocador de los eventos se presenta como una ac-tuación del pasado resignificado (Martín, 2005) yestablece líneas de continuidad con una historia se-lectiva2; una tradición como pasado configuradorde la acción presente. La conexión con prácticas o“textos” anteriores a la actuación se inscribe, al

2 La selectividad daría cuenta deuna idea superadora de legado in-mutable.

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mismo tiempo, en un proceso dinámico que antici-pa contestaciones a prácticas y textos posteriores(Bauman y Briggs, 1996), lo que subraya la impor-tancia de analizar cada actuación o performance,no sólo desde una perspectiva sincrónica sino, tam-bién, desde una aproximación diacrónica que con-sidere su contextualización en marcos históricos ysociales más amplios.

En tanto se trata de procesos comunicacionalesactivos, las actuaciones culturales están situadas yatravesadas por relaciones de poder. Si bien en es-tos eventos se dramatiza la estructura social vigen-te, también se la puede invertir, criticar o negar(Abrahams, 1989). De la puesta en práctica de losrecursos comunicativos y de los objetos de los par-ticipantes surgen dimensiones emergentes de cadaperformance o actuación que actualizan sus senti-dos ideológicos, sociales, culturales, políticos e his-tóricos. Si tenemos como propuesta estudiar unafestividad religiosa (o no) será necesario un análisisque revele cuáles son los medios expresivos que seexhiben, para quiénes están disponibles y bajo quécircunstancias. De este modo, un análisis que décuenta de las formas de expresión, así como tam-bién de las posiciones que asumen los distintos ac-tores involucrados en la festividad, permitiría expli-car los sentidos que se expresan y las dramatizacio-nes que los agentes eligen para exhibir, dar cuentade su identidad social y reflexionar estéticamentesobre la sociedad (Martín, 2005).

El objetivo de poner en práctica esta propuestaes indagar y dar cuenta de las festividades religio-sas, como la del Señor de Quillacas, Virgen de Ur-kupiña y Virgen de Copacabana. A partir de esteanálisis no sólo interesará destacar la secuencia quese debe seguir para hacer “efectiva” la performan-ce religiosa sino poner de manifiesto cómo un va-riado conjunto sígnico, de diversas materialidades,revela un trasfondo de sentido que únicamente esposible advertir a partir de adentrarnos en el estu-dio de la performance. Para organizar la secuencia

festiva de la performance recurro a las nociones deErving Goffman (2001), cuando plantea que dadauna actuación particular se pueden diferenciar dosregiones: la “región anterior” (front region), que re-fiere al lugar donde tiene lugar la actuación, y don-de se mantienen y encarnan ciertas normas, y la“región posterior” o “trasfondo escénico” (back-region o backstage), donde una actuación es cuida-dosamente elaborada por el equipo de actuación.

La escenificación de estas festividades es llevadaadelante por un grupo de devotos –o al entender deGoffman, “equipo de actuación” o “equipo”– queharía uso de determinados signos que la sociedadmayor (representada por los vecinos, la Iglesia o losocasionales espectadores) entendería como no per-tenecientes a las celebraciones tradicionales jujeño-argentinas. A modo de “información social” (Goff-man, 1991) transmitida por símbolos –como los co-lores de la bandera, la música, el cuerpo de baile,etcétera– estos elementos confirmarían la identidadde un grupo, complementando la imagen que tene-mos de el/ellos de manera redundante y segura. En-tonces, tanto el contexto de actuación como el equi-po de actuación pondrían en evidencia las relaciones(inter)culturales entre Bolivia y el Noroeste argenti-no; relaciones en las que se producen tensiones quepueden ser analizadas atendiendo a los procesoshistóricos reflejados en la performance religiosa.

Relaciones (inter)nacionales

Si bien en algunos casos las actuaciones cultu-rales tienen un poderoso soporte narrativo en el pa-sado, estas festividades no deben ser entendidascomo una expresión de continuidad de prácticas in-mutables con el país de origen, ya que este aborda-je reforzaría una mirada estática de las identidadessociales. De acuerdo con Fredrik Barth (1969), com-prendemos que la/s identidad/es étnica/s es/son unamanera de organizar las relaciones sociales; en suinteracción, los grupos nacionales y étnicos selec-

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cionan sus rasgos culturales dejando de lado unos eincorporando otros. En este sentido, las prácticasculturales de los residentes bolivianos en Jujuy ad-quieren significación como procesos sociales y nocomo rasgos de identidad básica. Este enfoque nospermitirá observar las festividades religiosas comoescenarios en los cuales estos inmigrantes, sus des-cendientes y los jujeños “nativos” debaten y refle-xionan su identidad religiosa en la interacción conlas prácticas entendidas como “jujeñas”. Reflexiónque, en algunos casos, opera articulando la bolivia-nidad con la nacionalidad (Bolivia–Argentina). Estoimplicaría presentarse en la capital jujeña veneran-do santos y vírgenes de origen boliviano, mostran-do signos que son entendidos por la sociedad re-ceptora como pertenecientes a una determinadanacionalidad: la bandera, el cuerpo de baile (Tin-kus), la música, el uso de cargamentos y de arcospara la celebración.

Lo destacable de la celebración religiosa resideen la lectura que permite entrever esta actuacióncon relación a su contexto, ya que deja al descu-bierto el hecho de que la provincia en general, y laciudad de San Salvador de Jujuy en particular, alojauna población fragmentada, tanto desde el puntode vista socioeconómico como sociocultural. Estohace que algunos sectores sociales se refieran al or-denamiento social jujeño como si fueran las dife-rencias étnicas culturales las principales constitu-yentes de la estructura social (Karasik, 1994); unaestructura social que se configuró, en gran medida,por los procesos migratorios que atravesaron la re-gión y la provincia en el siglo XX.

Si bien creemos que el análisis demográfico delos procesos migratorios brinda una acabada impor-tancia a la dimensión que cobran las festividadespatronales bolivianas en San Salvador de Jujuy ymuestran que éstas no emergen como fenómenosaislados y azarosos, también debemos dar cuentade las relaciones históricas de los pueblos. En el ca-so jujeño, el contacto entre argentinos y bolivianos

se remonta a épocas prehispánicas. Esta zona, queforma parte de lo que se denomina “área culturalandina”, integraba un mismo estado: el Incaico. Lastierras altas bolivianas y las del noroeste argentinoformaban parte de uno de los suyus3, que simbóli-ca y políticamente integraban el mundo andino.Posteriormente, la conquista española y los proce-sos de independencia marcaron límites políticosque se vieron desbordados por la realidad de amboslados de la frontera: las formas de subsistencia, lasmanifestaciones culturales y las relaciones socialesse perpetúan más allá de Villazón y de La Quiaca.

Como también lo demuestran la historia y la an-tropología, las poblaciones andinas registran un lar-go historial de fe cristiana, más aún en sus símbo-los. Por lo tanto, los migrantes no sólo cruzaban lafrontera con la esperanza de un futuro alentador, opor la necesidad de encontrarse con un familiar oamigo en este lado de la frontera, sino que estas es-peranzas y necesidades eran, en muchos casos,promesadas al símbolo de su fe, que de esta mane-ra cruzaba las fronteras con ellos.

Abriendo propuestas de análisis

La diversidad de expresiones presentes en lasactuaciones religiosas observadas no admite una in-terpretación unívoca, ya que la multiplicidad desentidos exhibe el hecho de que las festividades queestán siendo relevadas cumplen con diferentes ob-jetivos sociales: reforzar lazos de fe, sociales, de so-lidaridad, de status, de diversión, evidenciar trayec-torias personales, entre otros. Pero lo que sí es efec-tivo es que la participación plena de los/as devoto-s/as en un grupo de fe da la posibilidad de ejercer y(re)actualizar tanto su historia cultural específica co-mo los nexos organizacionales e identitarios que losconfiguran como sujetos sociales.

Si bien encontramos actores y expresiones boli-vianas que se ubican en un comienzo de la historiade las festividades, el contexto nacional/regional

3 Los suyus, partes que formabanel Imperio de los Incas, eran cuatro:chincasuyu, collasuyu, antisuyu ycontisuyu. Desde la expansión in-caica, el altiplano de la actual Boli-via y el noroeste argentino queda-ron comprendidos en el collasuyu.

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orienta los intercambios y en consecuencia las modi-ficaciones culturales; la presencia de actores jujeñosy de prácticas (y bienes) argentino-jujeños da cuen-ta de este hecho. Los grupos de fe estudiados nosdieron la posibilidad de comprender que cualquierexpresión cultural no puede ser confundida con unlegado que pasaría “tal cual” de generación en ge-neración, ya que esto anularía la capacidad de repa-rar en la potencia creativa de los grupos en relacióncon el contexto sociocultural que los contiene.

La propuesta teórico-metodológica que trabaja-mos se basa, por sobre todas las cosas, en prestaratención a la dimensión “espectacular” de la vidasocial, plasmando el vocabulario de una parte de lasciencias sociales: puesta en escena, interpretación,actores, rol, performance. De esta manera, propo-nemos articular las propuestas de Richard Bauman,Irving Goffman y de folcloristas argentinos paraconsolidar una teoría que mejore nuestra compren-sión de la comunicación/vida social. Dar cuenta dela puesta en escena de prácticas culturales nos brin-da información sobre los valores, los sistemas dedisposición y la visión de mundo de un grupo/ so-ciedad. Los acontecimientos espectaculares que sir-ven como medios de comunicación, como las festi-vidades colectivas, los rituales, los carnavales, lasfiestas oficiales, no son, pues, ni un reflejo ni unailustración de una cultura, forman parte de las prác-ticas a través de las cuales una cultura se (re)crea yse transforma.

En la actualidad, la devoción al Señor de Quilla-cas, Virgen de Urkupiña y Virgen de Copacabanaconstituyen una de las formas que ha asumido par-te de la población de San Salvador de Jujuy en elcomplejo proceso de construcción de identidad delos sujetos, que los liga con sus antepasados, conla actualidad más inmediata y con la manera enque se vive la cotidianidad. El análisis desde la per-formance brinda un lugar desde donde interpretarestas formaciones socioculturales y nos permite re-parar en el espacio de configuración social y en los

sujetos que interactúan en una complejidad de es-trategias comunicativas, para aceptar, rechazar oignorar los campos de sentido que articulan el con-flicto que emana de las relaciones que se ejercen através de rituales, símbolos, emblemas, gestos,danzas, música y palabras, como elementos de laacción comunicativa.

Con este trabajo estamos tratando de contem-plar una dimensión posible de análisis para enten-der los fenómenos sociales desde la comunicación.No podemos dejar de señalar que si la comunica-ción se limita a los medios masivos de difusión o ala implicancia de la tecnológica en el mundo global,estaríamos reduciendo la impronta de la comunica-ción social que hace a la esencia misma de los hom-bres y mujeres. La performance, por lo tanto, seconvierte en una herramienta que desde la comuni-cación nos permite analizar la interacción culturalreparando en lo material y simbólico de las prácti-cas sociales.

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Praxis

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a comunicación ha hecho su ingreso en elsistema educativo por la ventana. Muchas

voces se alzaron durante bastante tiempo mostran-do la necesidad de incorporar los temas de comuni-cación y de medios de comunicación al currículumescolar formal pero lamentablemente, cuando estose efectivizó, se hizo en el marco de la reforma edu-cativa de los noventa, una reforma hecha al amparode las directivas del Banco Mundial –principal orga-nismo orientador de las políticas educativas naciona-les en esa década–, cuya lógica implicaba, entreotras cosas, incorporar los valores del mercado capi-talista en la esfera de la cultura. Además, dichoscontenidos se incluyeron sin que haya habido unapolítica previa específica de formación docente. Estocontribuyó a que la enseñanza de temas ligados a lacomunicación, y a los medios de comunicación engeneral, quede a cargo, en muchos casos, de docen-tes no capacitados específicamente para llevarla acabo. Ante estos objetos nuevos para los cuales nohabían sido formados, los docentes comprensiva-mente reaccionaron adaptando los nuevos conteni-dos a modelos de análisis familiares que ya practica-ban, por ejemplo, en relación con la literatura. Pero,al volver predecibles los contenidos y las formas deabordarlos, se les quitó su fuerza innovadora.

Los contenidos de las materias vinculadas a lacomunicación que trabajan con textos mediáticos

tienen una ventaja y una complejidad extra si loscomparamos con otras disciplinas. Combinan varioslenguajes o formas de comunicación: imágenes vi-suales, fijas o en movimiento, lenguaje auditivo (so-nidos, música, palabras, narraciones) y lenguaje es-crito. Estos otros sistemas simbólicos que no se re-ducen a la lengua son poco trabajados en la escue-la si no es en estas materias. Esto trae dos conse-cuencias inmediatas: por un lado, los alumnos sesienten atraídos hacia estas materias, lo que es unbuen punto de partida para la enseñanza, pero porel otro, su experiencia con los medios hace que seamuy difícil modificar saberes previos, prácticas, mo-dos de vinculación, etcétera. En definitiva, trabajarlos medios desde otros lugares a los que ellos estánacostumbrados. El desafío que se plantea entoncesdesde esta nueva disciplina es cómo dar herramien-tas a los docentes para trabajar con estos conteni-dos en la escuela, sin “escolarizarlos”, sin moralizar,sin caer sólo en la recepción crítica, aprovechandolos saberes y las prácticas previas de los alumnospero sabiendo que, al mismo tiempo, esos saberesy esas prácticas se pueden transformar en obstácu-los epistemológicos1 para el conocimiento.

Nuevos aportes para pensar una didáctica de lacomunicación

Algunas zonas desde la que renovar las visionesacerca de la comunicación y la educación y plan-tearse nuevos desafíos en el campo de la didácticason los trabajos que analizan los vínculos entre lasartes y la educación; especialmente analizaremos elcaso del cine.

El arte puede ser un germen de libertad, desor-den, escándalo, creatividad y por muchas de estasrazones, su enseñanza genera desconcierto cuandose incorpora en las escuelas. El sistema educativotiene, en general, una tendencia a normalizar,amortiguar y absorber las formas conflictivas o al-ternativas a su propio funcionamiento. Domestica

Por Cora Gamarnik

Cora Gamarnik es profesora adjunta de Didáctica Especial yResidencia del Profesorado deCiencias de la Comunicación enla Facultad de Ciencias Sociales,UBA.

La didáctica de la comunicación: por qué y cómo enseñar comunicación

en las escuelas

1 Alicia Camilloni analiza el con-cepto de “obstáculo epistemológi-co” en la teoría de Bachelard yplantea: “El obstáculo epistemoló-gico es lo que ya se sabe y que, co-mo ya se sabe, genera una inerciaque dificulta el proceso de cons-trucción de un saber nuevo que es,precisamente, lo que constituye elacto de conocer” (Camilloni, Alicia,1997, p.10).

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esos saberes para resguardarse y en esa operaciónelude y obtura la conflictividad.

Alain Bergala, cineasta e investigador francésque trabaja en la inclusión del cine como materiaeducativa, plantea que es necesario considerar el ci-ne como arte, esto es “pensar la película como ungesto de creación. No como un objeto de lectura,decodificable, sino cada plano como la pinceladade un pintor a través de la cual se puede compren-der un poco su proceso de creación” (Bergala,Alain, 2007).

Otro de los planteos interesantes, a nuestro cri-terio, de su propuesta es la que se refiere a la supe-ración de la división que se establece entre recep-ción y producción. En el campo del cine, la relaciónentre la lectura de las películas y su realización. Loque este autor sostiene es que no debe haber unapedagogía del espectador por un lado, ligada a laformación del espíritu crítico y, por otro, una peda-gogía del pasaje al acto. Bergala plantea que pue-de existir una pedagogía centrada en la creacióntanto cuando se miran las películas como cuandose realizan. Sabemos que la realización es un pasodeseable pero no siempre posible: “Mirar una telaplanteándose las preguntas del pintor e intentandocompartir sus dudas y sus emociones de creador, noes lo mismo que mirar el cuadro limitándose a lasemociones del espectador” (Bergala, Alain, 2007).

La enseñanza del arte vista de esta forma se pro-pone revelar en los niños las cualidades de intuicióny sensibilidad y también desarrollar el espíritu crítico.Un planteo más abarcador que el análisis crítico ex-clusivamente y más complejo que el trabajo con lassentimientos y sensaciones que provoca un film.

El otro tema interesante que esta corriente nospropone pensar es el “desorden” que provocan es-tas temáticas. Uno de estos desórdenes es el que serefiere a la jerarquización de los temas, la escuelasuele proponer un acercamiento de lo conocido a lodesconocido, de lo simple a lo más complejo, peroestos contenidos no se ordenan tan fácilmente. Pa-

ra Bergala, se deja escapar una parte esencial del ci-ne si no se habla del mundo que la película nos daa ver, al mismo tiempo que se analiza la manera enque nos lo muestra y en que lo reconstruye. Segúneste autor, la “ilusión pedagogista” consiste encreer que las cosas pasan en tres fases dispuestasen orden cronológico: una primera parte donde severía la película, se analizarían planos y/o secuen-cias; una fase dos, en la que se valora la película apartir de ese análisis y por último, una fase tres enla cual el alumno se forma progresivamente su opi-nión en función del análisis previo. Bergala sostieneal respecto que “es evidente que las cosas nuncaocurren de esta manera: es el gusto, formado porel visionado de muchas películas y las designacionesque las acompañan, lo que funda “poco a poco” eljuicio que puntualmente podrá apoyarse sobre tal ocuál película” (Bergala, Alain, 2007).

Otros trabajos interesantes que aportan com-plejidad y nuevas variables a la discusión de nuestradisciplina son los que se preguntan cómo transmitira las nuevas generaciones lo que se denomina elpasado reciente, un espacio de transmisión que tie-ne consecuencias directas sobre el presente. La en-señanza de la historia y la construcción de la me-moria colectiva plantean nuevos desafíos a la ense-ñanza y al aprendizaje, a la didáctica y al rol docen-te entre otras cuestiones relevantes. La escuela esuna institución clave en la transmisión de la memo-ria social, tanto para lo que se recuerda como paralos olvidos institucionalizados. ¿Cómo afrontar laenseñanza de una historia cuyos protagonistas pue-den estar vivos y los efectos de sus actos permane-cen en la agenda pública actual? ¿Cómo transmitiruna historia que incluye hechos aberrantes y horro-rosos? ¿Cómo abordarla en el aula restituyendo sucomplejidad? (Lorenz, Federico, 2006).

Marcelo Borrelli y Mario Carretero, en su textoMemorias recientes y pasados en conflicto: ¿cómoenseñar historia reciente en la escuela?, sostienenque su componente conflictivo debe afrontarse di-

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dácticamente en toda su complejidad y no ser sola-pado con el fin de evitar posibles controversias.Ellos plantean que es importante proponer unaperspectiva sobre la noción de conflicto en la histo-ria como promotor de cambios y fuente de crea-ción, desligándolo de un sentido negativo que lovincule al caos o al desorden:

“uno de los problemas más recurrentes al mo-mento de trabajar estas cuestiones en el aula esque al intentar transmitir esos hechos aberrantes dela historia se obstaculice más que se propicie lacomprensión histórica. Ello puede ocurrir de diver-sas maneras: si con el objetivo de “facilitar” la com-prensión se presentan explicaciones históricas sim-plistas desprovistas de los elementos conflictivosque caracterizaron a los acontecimientos pasados yque aún son debatidos en el presente histórico, sise apela a explicaciones maniqueas que reducen lacomplejidad histórica a un enfrentamiento entre“buenos” y “malos”, si se promueve una visiónpresentista o poco empática sobre los aconteci-mientos históricos que no promueva la capacidadde reconocer y comprender que las sociedades enel pasado tuvieron creencias, valores y metas dife-rentes de las presentes (Limón y Carretero, 1999), osi los acontecimientos históricos son analizados entérminos de juicios morales que obturan el desarro-llo del pensar históricamente”. (Borrelli, Marcelo yCarretero, Mario, 2008).

Un caso paradigmático es el que establece lautilización de la película La noche de los lápices2, re-curso didáctico elegido por excelencia a la hora detrabajar en las escuelas lo sucedido durante la últi-ma dictadura militar en nuestro país.

La película fue y es en un factor clave en laconstrucción de un relato cuyo eje es resaltar la“víctima inocente” durante la dictadura –una visiónque niega la militancia política de los desaparecidosy, sobre todo, la de aquellos cuya pertenencia eranlas organizaciones armadas revolucionarias–, ha-ciendo hincapié en la inocencia de los adolescentes

estudiantes secundarios que “sólo” luchaban por elboleto escolar.

Lorenz (2006) plantea que este discurso teníasentido en los primeros años de la transición demo-crática (la película y el libro son de 1986), ya quepermitían en ese entonces ampliar la legitimidaddel reclamo del movimiento de derechos humanos,logrando mayor receptividad y reconocimiento so-cial. Pero si en los ochenta la película se introdujocomo denuncia, sería necesario, a fines de los2000, incorporar variables como la comprensión dela causalidad histórica. Es indispensable reponer elcontexto histórico de los acontecimientos para en-tender qué pasó, cómo pasó y, fundamentalmente,por qué pasó.

Por su parte, Sandra Raggio3 señala lo siguiente:“La trama simple y dramática que sostiene la

película la hacen más enseñable y compresible queotras. Se pueden identificar claramente quiénes sonlos buenos y los malos; y el contexto político dondese lo cuenta está procesado de forma de evitar locontroversial y exponer sólo lo muy consensuado,sobre todo lo que refiere a la violencia política. Pe-ro, además, desde estas claves simples el caso per-mite narrar la Historia de un modo inteligible desdeel presente. Los protagonistas son estudiantes se-cundarios adolescentes, lo que genera una rápidaempatía con los receptores; su lucha es fácilmentecomprensible y no puede ser objeto de objecionesy controversias. Digamos que luchar por el boletoescolar es más traducible al hoy que luchar por la“patria socialista” o la “revolución” (Raggio, San-dra, 2008).

La lectura estereotipada que presenta La nochede los lápices tiene éxito, entre otras cosas, porqueevita el esfuerzo de pensar en forma compleja. Porsu propia definición, la película no puede explicarlas condiciones sociales ni los hechos sucedidos entérminos históricos. Ese es el rol del docente.

Los riesgos de utilizar este material como recur-so didáctico sin la contextualización adecuada son

2 En septiembre de 1976 un opera-tivo represivo secuestró a nueve es-tudiantes secundarios en la ciudadde La Plata, seis de ellos continúandesaparecidos. Su historia se cono-ce con el nombre de La noche delos lápices, título de un libro y deuna película que relata una versiónde los hechos sucedidos. 3 Sandra Raggio es profesora deHistoria y, en la actualidad, coordi-nadora del área Investigación y En-señanza de la Comisión Provincialpor la Memoria.

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varios: la visión de la película puede provocar la pa-rálisis frente al horror o la incomprensión lisa y lla-na. O sea, exactamente lo contrario que se propo-nen las iniciativas de recuerdo y homenaje. Otro delos riesgos es que la explicación del pasado a travésde un relato estereotipado congele la memoria, loque equivale a destruirla. La explicación reduccio-nista y simplificada de la historia obtura su com-prensión. Por último, es inevitable que las interpre-taciones del pasado reciente queden atravesadaspor la pasión, la emoción y la sensibilidad, cuestio-nes a las que la escuela es especialmente reacia. Nose pueden estudiar estos temas sólo desde una in-terpretación racional, pero en estos casos, es im-portante tener en cuenta que no se debe, sobre to-do, suplantar el razonamiento histórico por las ex-plicaciones de tipo moral o por acercamientos pu-ramente anecdóticos o emotivos (Lorenz, 2006,Raggio, 2008).

Estas investigaciones nos resultan interesantespor dos motivos, uno de ellos es que muchas vecesse aborda el pasado reciente a través de objetosculturales o prácticas de producción ligadas a nues-tras materias, lo que torna necesario trabajar y ana-lizar entre los docentes de comunicación estascuestiones. Por el otro, si bien estas orientacionesestán pensadas para trabajar con hechos de la his-toria reciente, son extensibles a otros temas que serelacionan con las temáticas vinculadas a la comu-nicación: hechos polémicos, films o programas deTV conflictivos, etcétera.

Algunas recomendaciones didácticas que pode-mos hacer a partir de las conclusiones a las que lle-gan los autores que han investigado este tema sonque los problemas complejos que trae el abordajedel pasado reciente deben ser trabajados desde elaula reponiendo el contexto histórico, trabajandocon multiplicidad de fuentes, privilegiando las expli-caciones multicausales, remarcando la utilidad pre-sente de la historia y abriendo y permitiendo el de-bate abierto y profundo entre los alumnos. Trabajar

en el sentido de que los alumnos comprendan laimportancia que tiene ese pasado para entender supropio presente, es decir, que aprendan a pensarhistóricamente.

¿Cómo enseñar comunicación?

Es un lugar común escuchar a los alumnos delprofesorado que reclaman metodologías de traba-jo, recursos y actividades para poder planificar susclases. Una demanda, por otro lado, necesaria y jus-tificada. Es necesario brindar la mayor cantidad derecursos posibles, pero al mismo tiempo, hay quetener en cuenta que la demanda de recursos nue-vos y de innovación permanente (unida a las refor-mas en los planes de estudio y a la indefinición dediseños curriculares que son en general inabarca-bles), puede esconder limitaciones en la formaciónde la propia disciplina y una falta de creatividad ode autoconfianza a la hora de encarar la tarea do-cente. Los talleres, las investigaciones etnográficas,las actividades de producción, el uso de fuentes, losjuegos de rol, las clases expositivas, el análisis decontenido, todas ellos son instrumentos eficaces deenseñanza siempre y cuando no se transformen enrecetas aplicadas sin un criterio pedagógico delibe-rado (Finocchio, 1993, p. 16). La sola aplicación detécnicas o la renovación constante de recursos nogarantiza enseñanza alguna. Aunque la tarea deldocente parezca eminentemente práctica, exige ytiene implícita una conceptualización teórica. Quelos alumnos “investiguen”, por ejemplo, como re-curso didáctico es válido si esto no se transforma enuna búsqueda de información, sin objetivos claros,donde las preguntas ya llevan implícitas sus res-puestas, lo que transforma al trabajo en una simu-lación de investigación, en un “como si”. Pregun-tarse por el cómo alcanzar metas fijadas de ante-mano sin preguntarse el porqué es caminar sinrumbo. Los contenidos de la enseñanza compren-den tres áreas diferenciadas entre sí: los hechos,

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teorías y conceptos propios de cada disciplina; losprocedimientos, habilidades o destrezas a través delas cuales se construye y reconstruye ese conoci-miento, y por último, las actitudes, valores y normasque se quieren transmitir. (Coll, César, 1987, citadopor Finocchio, 1993, p. 17). En el caso de los pro-cedimientos, la variedad y tipos son inmensos, sonlos modos de aprender a hacer. Cuál aplicar en ca-da caso es parte de la decisión del docente: hacerun mapa conceptual, armar cuadros comparativos,armar una exposición grupal, depende del caráctersituado de la enseñanza, de la escuela, del conteni-do y de los alumnos particulares que se tengan, esdecir, de las condiciones materiales propiamente di-chas. Si el tema a enseñar es la noticia, la fotonove-la, la escuela de Frankfurt o la historia de la prensaen el Río de la Plata, habrá para cada caso particu-lar algunos recursos más pertinentes que otros. Laspropuestas didácticas, los procedimientos o recur-sos que se elijan, para que resulten herramientasverdaderamente útiles para el aprendizaje y no seansólo instrumentos de un “como si”, deben ajustar-se no sólo a las concepciones disciplinares, y traba-jar con las creencias y preconceptos de los alumnos,sino también poder ser puestas en práctica en unaescuela real.

La importancia del pensamiento metacognitivo

La enseñanza de cualquier disciplina se proponecapacitar a los alumnos para que ellos vayan másallá de sus posibilidades innatas. Uno de los objeti-vos fundamentales de cualquier enseñanza deberíapoder reflexionar sobre la propia práctica y enseñara los alumnos a hacerlo, lo que Pierre Bourdieu lla-ma autosocioanálisis. Una de las capacidades quenos diferencian como especie es la posibilidad depensar sobre el pensamiento y una de las formasque tenemos para reducir las limitaciones de cual-quier sistema simbólico que usemos, como porejemplo el lenguaje, es tener conciencia, volvernos

hacia atrás, lo que Roman Jakobson definió comoel don metalingüístico, es decir, el don de reflexio-nar sobre nuestro propio lenguaje para examinar ytrascender sus límites. Las implicancias pedagógicasde esto son cruciales. Permite revisar, redescribir, to-mar distancia, objetivar. En definitiva, volver sobrenuestros propios pasos para ver qué hicimos, quémodificar, cómo seguir.

Jerome Bruner, en su libro Puerta de la cultura,plantea algunos postulados interesantes en este as-pecto. Uno de ellos es lo que él llama postulado in-teraccional. Aquí el autor plantea la importancia deque los alumnos se enseñen a aprender unos aotros. Esta concepción implica que el saber no lodetenta únicamente el profesor. El autor proponereconceptualizar el aula como una subcomunidadde aprendices mutuos, donde el profesor hace lasveces de director de orquesta. Una pedagogía pen-sada de esta forma, interactiva e intersubjetiva, sebasa en la concepción de que el aprendizaje no essólo mostrar y contar, sino que es un proceso inte-ractivo en el que unas personas aprenden unas deotras. El otro postulado clave a la hora de pensar laenseñanza de la comunicación es el que Bruner de-nomina postulado de la externalización. El autorsostiene que la principal función de toda actividadcultural colectiva es la de producir obras, obras quealcanzan una existencia propia. Sin tener que pen-sar en grandes realizaciones, pequeñas obras comolas que pueden realizar los alumnos dan orgullo,identidad y un sentido de continuidad y pertenen-cia a aquellos que participan en su realización. Noimporta cuán modesta o local sea la obra, su reali-zación y concreción producen una mejor compren-sión de los contenidos, sostienen la solidaridad gru-pal y fomentan la autoestima. La producción de losalumnos favorece otro principio de la enseñanza,queda un registro del “esfuerzo mental”, se resca-ta la actividad cognitiva del estado implícito y se lahace más pública, más negociable, más accesibletanto para la reflexión de los otros como para el

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propio análisis metacognitivo. Es un registro quequeda “fuera de nosotros”, una materialización delpensamiento. Pensemos en los innumerables boce-tos de Picasso a la hora de concebir el Guernica, cu-ya muestra en sí misma consiste en una obra de ar-te. “El pensamiento se transforma en sus produc-tos”, sintetiza Bruner.

Por supuesto para que esto pueda producirse esnecesario contar con las condiciones materiales ne-cesarias para hacerlo. Cuando uno analiza la escue-la (o la universidad) no sólo en su aspecto pedagó-gico sino como lugar de trabajo, encuentra porun lado los condicionamientos materiales: los bajossalarios, la masividad, las pésimas condiciones edi-licias, el pluriempleo de los docentes, los problemasde equipamiento, etcétera. Si uno analiza, además,la escuela como lugar de poder: encuentra los con-troles técnicos: planes, programas, currículums,manuales, etcétera y los controles burocráticos:relaciones jerárquicas, las intermediaciones, losusos limitados de tiempos y espacios, etcétera.

La práctica docente está multideterminada: esun terreno complejo lleno de contradicciones. Se lesuma a todo esto la desautorización que padecenlos docentes hoy, una deslegitimación que implicapérdida de poder respecto de las condiciones bási-cas de su trabajo. Los docentes quedan dentro dela división técnica y social del trabajo como ejecuto-res de los dictados de los expertos. Como un engra-naje de la línea de montaje, que se alimenta a suvez con el consumo del fast food educativo: ma-nuales, cuadernos de actividades, jornadas y cursosde capacitación, etcétera.

Los docentes, en muchos casos, son relegados atareas instrumentales que limitan las posibilidadesde un discurso y una práctica social de transforma-ción. La pedagogía se limita a implementación detaxonomías y las teorías son cada vez más técnicasy administrativas en nombre de la eficiencia.

Desaparece la función intelectual del trabajadordocente en la creciente división del trabajo. La con-

tracara de esto es la deserción escolar: que se es-conde bajo la alfombra, se ignora o se deja de ladosegún el caso. Se culpabiliza al alumno del abando-no, que lo vive a su vez como fracaso personal y nose analiza la responsabilidad del sistema en su con-junto. El abandono entonces, visto como “selecciónnatural”, “la sobrevivencia del más apto”, es el másfenomenal mecanismo de reproducción social quetiene el sistema educativo hoy.

Una posible salida: los docentes como intelectuales

La educación, para bien o para mal, tiene unainfluencia duradera, llevamos en nuestros hábitosde pensamiento y gustos las huellas de diferentesmaestros o profesores que influyeron en nosotros.Por un lado, entonces, si queremos mejorar la situa-ción educativa, un lugar clave para trabajar es en laformación docente, que debe ser rigurosa, crítica,reflexiva, teórica y práctica a la vez, académica y pe-dagógica, que posibilite la actividad creadora, mo-vilizadora y cuestionadora de la situación educativaactual. Debemos recuperar la dimensión intelectualdel trabajo docente, esto es, pensar la docencia co-mo una tarea intelectual, no como una lista de pro-cedimientos a ejecutar, sino como un trabajo crea-tivo de producción. No separar la conceptualiza-ción, la planificación y el diseño de la implementa-ción y ejecución. Los docentes deben tener un rolclave a la hora de definir los objetivos, los conteni-dos, planes de estudio, estructuras y organizacio-nes. Las reformas hasta ahora se hicieron por los lla-mados especialistas desechando la participaciónreal de los docentes.

Es necesario que los profesores puedan verse así mismos como activos productores, como realiza-dores de un trabajo intelectual que requiere criteriopropio, imaginación, creatividad, que tienen posibi-lidad de transformación, no sólo de sí mismos, sinode aquellos con quienes comparten el proceso edu-cativo, sus pares, sus alumnos. Si en cambio se pien-

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san, o se ven a sí mismos como un engranaje másde una gran rueda que gira pese a las intenciones ypotencialidades propias, si no se ven como activosparticipantes con posibilidades de intervención y só-lo se limitan a reproducir ideas de otros, actividadesde manuales que el mercado produce para tal fin, laactividad docente se transforma en una carga ruti-naria que reproduce lo peor del sistema.

El otro gran tema es combatir el aislamiento.Promover la actuación colectiva de docentes, las ini-ciativas grupales, interdisciplinarias. No se puedeenfrentar sólo los desafíos del sistema educativo. Esnecesario fortalecer vínculos y estrategias de traba-jo colectivas, no sólo desde el punto de vista gre-mial, sino también en función del dictado de laspropias disciplinas.

Sabemos que a pesar de la fuerza aplastante delas creencias previas, de los hábitos naturalizados,de las costumbres, de las limitaciones materiales detodo orden, no hay duda de que la educación pue-de ser un motor de cambios personales y colectivos,a veces incluso sólo a través de pequeñas innova-ciones simbólicas que fomenten la autoestima, queabran la mirada a otras posibilidades no contempla-das hasta entonces. Son innumerables las historiasparticulares que se podrían contar de cambios en lavida de alumnos, especialmente de aquellos encondiciones de desventajas sociales, por la influen-cia de algún docente o de alguna experiencia esco-lar positiva. Es un desafío que esos cambios indivi-duales puedan ser cada más colectivos. Las escue-las, creemos, son sitios clave para dar esta pelea.

Bibliografía

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-BUCKINGHAM, D. “Delimitando el campo”, enEducación en Medios. Alfabetización, aprendizaje ycultura contemporánea, Paidós, Comunicación Bar-celona, 158, 2005; pp. 93-117. -CAMILLONI, A. (comp). Los obstáculos epistemoló-gicos en la enseñanza, Gedisa, Barcelona, 1997;pp. 9-30. -CARLI, S. (direc/comp). Estudios sobre comunica-ción, educación y cultura. Una mirada a las trans-formaciones recientes de la Argentina, La Crujía-Stella, Buenos Aires, 2003.-FINOCHIO, S. “Criterios para revisar la enseñanzade las ciencias sociales”, en Enseñar ciencias socia-les, Troquel, Buenos Aires, 1993; pp. 15-31.-GIROUX, H. “Introducción: Los profesores comointelectuales”, en Los profesores como intelectua-les. Hacia una pedagogía crítica del aprendizaje,Paidós, Barcelona, 1990; pp. 31-39. -SILVERSTONE, R. “La textura de la experiencia”, enPor qué estudiar los medios, Amorrortu, Madrid,2004; pp. 13-31.-CARRETERO, M. y BORRELLI, M. “Memorias re-cientes y pasados en conflicto: ¿cómo enseñar his-toria reciente en la escuela?”, en Revista Cultura yEducación Nº 20, Madrid, 2008.-LORENZ, F. “El pasado reciente en la Argentina: lasdifíciles relaciones entre transmisión, educación ymemoria”, en CARRETERO, M., ROSA, A. y GON-ZÁLEZ, M. F. (Eds.), Enseñanza de la historia y me-moria colectiva, Paidós, Buenos Aires, 2006; pp.277-295.-RAGGIO, S. La Noche de los Lápices y los tiemposde la memoria, disponible en <http://www.memoriaabierta.org.ar/materia-les//pdf/la_noche_de_los_lapices.pdf>, 2008.

Entrevistas

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Entrevista a Pablo Alabarces

La leyenda (todavía) continúa

Las contingencias que marcan y guían eldebate de la comunidad académica en el cam-po de la Comunicación son generadas, directao indirectamente, por distintos episodios –recu-rrentes, por cierto– sucedidos en los diferentescampos del espacio social. Por un lado, se em-peñan en otorgar materiales para pensar en ladesigual distribución de los capitales en juego y,a su vez, nos preocupan. Pero esta preocupa-ción, por supuesto, tiene que ver con una mar-ca política y de tradiciones dentro del campo dela Comunicación (o por lo menos en el momen-to de construir la estabilidad epistemológica einstitucional necesaria, durante la década delochenta), al vincular toda la problemática de losocial, con la cultura/comunicación.

Cuando revivimos las tradiciones es casiinevitable volver al debate sobre lo popular, yen ese ejercicio advertimos y problematiza-mos la desaparición –progresiva, desde finesde los setenta– de los estudios sobre culturaspopulares en las agendas de investigación.Sin duda, esta ausencia en los programas deexploración académica reviste al debate de uncarácter polémico y moviliza –o por lo menosdebería– el análisis hacia las propias prácticasacadémicas. Es decir, nos empuja –por su-

puesto que sujetos al marco de una gran al-dea académica– a la reflexión y a predisponernuevamente el foco hacia las viejas/nuevaspreguntas fundamentales: ¿Para qué investi-gamos? ¿Para quién? ¿Cuál es la decisión po-lítica sobre los materiales? Y de esas pregun-tas, subyacentes del debate, podrían surgir al-gunos posibles alegatos que permitirían sos-tener nuestra posición e intervención dentrodel campo: la decisión de repensar lo popularnos devolvería el carácter ideológico, de tradi-ción, de intervención y compromiso que, su-puestamente, nos identificaría con algún es-tatuto del comunicador o comunicólogo.

El problema se va tejiendo y resulta cadavez más complejo, cuando retomamos laspistas para leer, pensar y nombrar lo popular.Porque la pregunta común, desde CarloGuinzburg y Michel De Certeau, parece su-gerirnos y complicarnos la aventura. ¿Sepuede abordar lo popular fuera del gestoque lo suprime? Este interrogante tiene sucorrelato en el dilema de seguir preguntán-donos si lo popular existe fuera de las condi-ciones de supresión de la cultura dominante,que nos orienta a reflexionar, justamente, so-bre la dimensión del que domina y de lo do-

Pablo Alabarces es Doctor en Sociología por la Universidad de Brigthon, Sussex, Inglaterra y Profesor Titular del Seminario “Cultura Popular”en la carrera de Ciencias de la Comunicación de laUniversidad de Buenos Aires. Es autor de Fútbol y patria. El fútbol y las narrativas de la nación en laArgentina (Prometeo, 2002), Futbologías. Fútbol,identidad y violencia en América Latina (Clacso,2003), Crónicas del aguante. Fútbol, violencia y política (Capital Intelectual, 2004) y Resistencias y Mediaciones. Estudios sobre cultura popular, junto con María Graciela Rodríguez (Paidós, 2008).

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minado. Dimensión que definitivamente exis-te y la vemos –traducida por académicos eintelectuales– en la intervención analítica dela compleja trama cultural que se alimenta eintenta ser simplificada –y en consecuencia,adelgaza su espesor– por los embates reduc-cionistas, fáciles y deslegitimadores que ame-nazan, desde la vida cotidiana y los medios,al grueso y difícil cuerpo cultural. Para esto,se vuelven necesarios los cuidados y sugeren-cias al momento de, como diría Pierre Bour-dieu (2008), “desgarrar la trama de relacio-nes que se entreteje continuamente en la ex-periencia”1, y problematizar el ingreso alcampo por parte del investigador, advirtien-do la tan citada y necesaria vigilancia episte-mológica. Porque, de todos modos, estaría-mos hablando en nombre de lo subalterno,le estaríamos poniendo la voz.

Este dilema englobaría una preocupacióncentral: el problema de cómo. La preguntasobre cómo abordar la cuestión de lo popu-lar remitiría al problema de las técnicas quepermiten indagar lo popular sin obturar, ne-gar o silenciar sus representaciones y susprácticas. Muchos ejemplos de exploraciónnos permiten deducir que hay posibles veri-cuetos donde poder leer los pliegues de lopopular entre la cultura hegemónica.

Pablo Alabarces, obstinado investigadorde las culturas populares en Argentina, reco-rre y piensa desde hace más de veinte añoslas pautas culturales de los públicos subalter-nos que obligan al campo a devolverle el sen-tido a las preguntas por el poder, la hegemo-nía y los desniveles culturales que se estruc-turan y reestructuran en la relación Estado-Sociedad Civil. A cinco años de su artículo“La leyenda continúa”, publicado en la revis-ta Tram(p)as de la Comunicación y la Cultura,la propuesta es volver a repensarlo todo2.

Oficios Terrestres: Desde aquel artí-culo de 2004, ¿cambió algo de la agendade investigación? ¿Hubo alguna inclu-sión relativa del tema/problema culturapopular?

Pablo Alabarces: Sí, pero desde la antro-pología. Dos libros, el de Pablo Semán, Bajocontinuo y el de Semán con Daniel Míguez,Entre santos, cumbias y piquetes, se posicio-nan explícitamente en ese lugar3. A mi enten-der constituyen la novedad bibliográfica másimportante y por ese lado se podría decir quehay un nuevo punto en la agenda.

O.T.: Lo que significa un gran logro…P.A.: Absolutamente, y aunque disiento

con muchas de las cosas que se plantean enel libro de Semán y Míguez estamos en diá-logo permanente. Por ejemplo, con el artícu-lo de Míguez sobre “Cumbia villera” estoytajantemente en desacuerdo. No obstante,esto significa producción y demuestra que laagenda está volviendo a ser discutida. Para laintroducción del último libro tomé la intro-ducción del artículo de Tram(p)as y la reescri-bí4. Conservé la estructura, porque creo quesigue siendo un texto válido, pero volví a dis-cutir todas las proposiciones.

O.T.: ¿Por una cuestión tuya o delcampo?

P.A.: Creo que muchas cosas tienen vali-dez. Por ejemplo, la idea de que el pueblo no

existe: no es una categoría sociológica. Locierto es que estoy más subalternista. A par-tir de 2004 me puse a leer toda la literaturade los estudios subalternos, de los estudiosposcoloniales y desde entonces estoy insis-tiendo mucho más en esta categoría, perosin que popular haya perdido potencia. Y esoaparece en Resistencias…. Por ejemplo, elanteúltimo texto es un trabajo que escribi-mos con Valeria Añón sobre la relación entrelo popular y lo subalterno. Por eso diría queahora hablo de cultura popular en clavesubalterna. Entonces sí, aclaro que hay esasnovedades.

O.T.: ¿De ese modo se solucionaría lacuestión de cómo nombrar hoy al espa-cio de lo dominado?

P.A.: No. Seguimos sin solucionar nada,pero al menos nos da mucha más riqueza.Especialmente, lo que hacemos en el texto esdiscutir la variante latinoamericana de estu-dios subalternos, porque creo que se trans-forma en pura retórica. Convierte lo que esun problema epistemológico, político y empí-rico en un problema retórico. Si todo se solu-ciona usando la palabra subalterno estamosfritos. Es decir, no es sólo un problema de có-mo nombrar, sino lo que eso implica en tér-minos epistemológicos, políticos y empíricos.

O.T.: ¿A quiénes narran hoy los domi-nadores, los letrados? ¿A los violentos?

1 Bourdieu, Pierre. El oficio del sociólogo. Presupuestos epistemológicos, Siglo veintiuno, Buenos Aires, 2008.2 Alabarces, Pablo. “La leyenda continúa”, en Tram(p)as de la Comunicación y la Cultura N° 23, Año 3, Edi-ciones de la Facultad de Periodismo y Comunicación Social, UNLP, La Plata, marzo de 2004.3 Semán, Pablo. Bajo continuo. Exploraciones descentradas sobre cultura popular y masiva, Gorla, Buenos Ai-res, 2006. Semán Pablo y Daniel Míguez. Entre santos, cumbias y piquetes, Biblos, Buenos Aires, 2006.4 Alabarces, Pablo y Rodríguez, María Graciela. Resistencias y Mediaciones. Estudios sobre cultura popular,Paidós, Buenos Aires, 2008.

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P.A.: Narran muchas cosas. Lo que suce-de es que hay más trabajos sobre violencia yson muy buenos. Producciones como las deDaniel Míguez, Gabriel Kessler, Alejandro Islao José Garriga Zucal son muy buenas. Creoque hay una atención muy inteligente al pro-blema de la violencia, mucho más aguda. Losletrados están leyendo el problema de la vio-lencia de una manera no etnocéntrica, másdemocrática y mucho más inteligente. El pro-blema es que todo esto contrasta con un re-lato de los medios y de la política que poneen escena una voz ordinaria, ¡y cada vez sonmás fascistas!

O.T.: ¿Hay intenciones discursivas devolver a poner lo político como conflicto,como debate?

P.A.: En aquel artículo yo señalaba lo queme parecía en el 2001/2002, lo que puedeser leído como una repolitización del debatepúblico, de la escena cotidiana. En eso sí creoque hay una buena señal. Lo que aterra es lamediocridad de ese debate. Si los portavocesmás notorios del debate político son los refe-rentes de la clase política argentina, de la cla-se dirigente argentina, estamos en proble-mas. Igualmente, hay una revalorización delo político que resulta muy interesante. Enese sentido, creo que la academia está unpoco más despolitizada que en 2002. Cuan-do escribí ese texto estábamos en un mo-mento de gran efervescencia política/acadé-

mica. La sociología y la antropología habíansalido a estudiar asambleas y piquetes comosi en eso les fuera la vida, como si de esa for-ma lavaran cierta mala conciencia por no ha-ber sabido ubicarse frente al menemismo deotra manera. Hoy, en cambio, hay cierto de-clive de la intervención. “Carta Abierta” esuna buena señal; es un lugar de divergencia,pero la movilización intelectual es un puntode acuerdo5. No estoy con ellos, pero creoque puede servir. De todos modos, consideroque falta mucho, que hay que hacer inter-venciones más activas, incluso diría muchomás “salvajes”.

O.T.: Y en los medios, como primerpunto de análisis, ¿ves alguna experien-cia subalterna o rasgo de subalternidad?

P.A.: Todavía no hay nada que me mue-va, pero como siempre uno corre riesgos. Yotrabajo con el mainstream, con lo más visible;me muevo con la televisión media, con la te-levisión de cable; no veo ni leo medios alter-nativos y los blogs me superan. La verdad esque todavía no tengo claro esos fenómenos,pero tampoco nunca fui muy receptivo de losmedios alternativos; lo que no habla mal delos medios alternativos, sino de mí. Pero sinos referimos al mainstream, a lo que ve elcomún de los espectadores, ¡es un espanto!Los programas periodísticos son catastrófi-cos, sus coberturas son espantosas y muy po-co democráticas. Las ficciones también están

dominadas por el mismo movimiento. Ahorabien, es muy posible que en este momentoestén ocurriendo cosas por fuera de esemainstream que sacudan el avispero, no loniego. Recuerdo que en uno de los artículosde Resistencias…, al referirme a la músicapopular y a la resistencia cultural, yo afirma-ba: “El rock argentino es conservador estéti-camente”. Entonces, María Graciela Rodrí-guez me dijo: “¡No, no podés decir eso! Encualquier garage puede haber en este mo-mento una banda que te esté dando vueltala cabeza”.

O.T.: ¿Te referís a que pueden existirdeseos de resistencia?

P.A.: Claro, lo que digo es que en estemomento pueden estar surgiendo, en cen-tros urbanos o en barrios de las grandes ciu-dades argentinas, que siguen teniendo inten-sos movimientos culturales, fenómenos quetodavía no he leído. Y eso, insisto, no hablamal de ellos, sino de mí. Ahora, si me quedocon esa escena hegemónica, ¡el panorama esun espanto! Es un escenario chato, conserva-dor, discriminador, estigmatizador, racista yprofundamente mediocre.

O.T: Y como posible alternativa, ¿con-siderás que “Bombita Rodríguez”6 es unejemplo de la exacerbación de la paro-dia, de ese deseo de resistencia, y por lotanto, una ausencia?

P.A.: Bombita Rodríguez me tiene absolu-tamente loco, me fascina. Creo que lo queBombita está planteando es, justamente, unlector de lo posible. Inclusive, al interior delpropio mainstream, en la televisión abierta,aunque sea pública, pueden aparecer: reno-vación estética, audacia, crítica, humor y pa-rodia. Y no la parodia autocomplaciente a la

5 N. del E: En su sitio oficial, <www.cartaabierta.org.ar>, Carta Abierta se define como “un espacio no parti-dario ni confesional conformado por personas de la cultura, la educación, el periodismo, las ciencias, el cine,las artes, la poesía y la literatura, entre otras disciplinas. Surgió en marzo de 2008, en defensa del gobiernodemocrático amenazado por el conflicto suscitado por las patronales agropecuarias y distinguiéndose siemprepor la preservación de la libertad de crítica”.6 Personaje interpretado por el actor Diego Capusotto en “Peter Capusotto y sus videos”, programa humo-rístico basado en el rock y emitido por Canal 7, la Televisión Pública, durante 2008.

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que recurren ciertos programas de televisión.Por eso, me parece una señal fantástica. Enla conjunción de inteligencia, creatividad, hu-mor y autonomía de producción puede ha-ber mucha potencia. Uno podría decir: “Unagolondrina no hace verano” pero sin embar-go creo, que es una buena línea. Es algo enlo que no he insistido tanto por escrito comodebiera. Es más, ahora estoy trabajando enesa insistencia del humor como herramientade combate. Creo que es un error de la aca-demia. A la academia le falta humor y consi-dero que el humor es una herramienta fan-tástica para la crítica, para la creatividad. Enese sentido, “Bombita” le da muchos ele-mentos para trabajar.

O.T.: Que genera otro tipo de estrate-gia en… ¿Cómo los nombramos?, ¿re-ceptores?, ¿consumidores?

P.A.: A esa palabra habría que empezar aborrarla del vocabulario académico. Siguensiendo públicos. La otra cosa que hay quedesterrar es “gente”. Esa palabra ha hechoestragos, tanto en la academia como en eldiscurso público. Creo que hay que pensarmuy seriamente en estas categorías, en có-mo volvemos a construir categorías parapensar nuestros sujetos.

O.T.: Continuar con la categoría con-sumidor sería ir “de la mano” de los em-bates neoconservadores…

P.A.: Absolutamente. Lo voy a decir demanera muy grosera: creo que hace falta unbuen ensayo que se titule “Para acabar deuna vez por todas con García Canclini y laherencia del canclinismo”. No sé quién lo vaa escribir. Personalmente, no lo tengo entremis planes inmediatos, pero creo que la obrade Canclini clausuró más de lo que abrió y

que algunas ideas, como los consumidores“autónomos y libres” hicieron mucho daño.

O.T.: ¿Y por qué en el campo de la co-municación lo seguimos retomando?

P.A.: Las bibliografías son muy cómodas,muy prácticas, por eso hay cierto foco biblio-gráfico estabilizado. Por ejemplo, al dar cla-ses en varios lugares del interior se observaque hay ciertos cuerpos bibliográficos quehan quedado fijados en los programas de to-das las materias, lo que se traduce en la que-ja habitual de los alumnos sobre las repeti-ciones. Haber estabilizado un cierto corpusresulta cómodo y genera tranquilidad, espe-cialmente después de la inestabilidad teóricaque vino con el posmodernismo. Lo que su-cede es que hemos vivido transformacionesculturales tan agudas que tenemos que re-pensarlo todo. Personalmente, todavía es-toy saliendo de este proceso. Y creo que se-ría muy bueno para las academias repensarabsolutamente todo. ¿Hay señales? Sí, y tie-nen que ver, entre otras cosas, con el recam-bio generacional, que es concreto y real, in-cluso biológicamente. La muerte de Casullo,por ejemplo, es una señal7. Pero esto es gra-ve, porque todavía no se ha hecho una bue-na discusión, un buen balance con la gene-ración de nuestros mayores y ya estamosobligados a reemplazarlos por razones bioló-gicas…. Nuestra academia todavía no termi-nó de solucionar adecuadamente la brechageneracional que significó la dictadura y esmuy notorio. Yo me formé con personas quetenían casi 30 años más que yo; en cambio,trabajo con gente que tiene 10 años menos.Es el orden lógico de las cosas e, inevitable-

mente, tiene que llegar. Por eso es posibleque estemos asistiendo al recambio genera-cional en el campo, lo que tal vez nos permi-ta un poco más de libertad para la discusiónbibliográfica y teórica.

O.T.: Retomando a Alberto Cirese y lacondición de alternidad, ¿la ves en algúnespacio?

P.A.: La tradición en la que me formé seempeñaba en ver las fisuras, los lugares deinsurrección. De ahí pasé a un momento in-tensamente pesimista, pero yo no soy pesi-mista, en realidad soy un gran gramsciano:un pesimista de la inteligencia y un optimis-ta de la voluntad, de la experiencia. Y sí,creo que hay muchos espacios donde vereso. Por ejemplo, la contradicción fantásticaque hay en el rock (un rock cada vez másconservador) en el que, sin embargo, suspúblicos se creen cada vez más insurrectos.Me parece genial. Me gustarían mucho máspúblicos insurrectos en un contexto de insu-rrección estética y también política. Pero esaperseverancia y tenacidad de los públicosjuveniles en pensarse como distintos e insu-bordinados me parece una buena señal. Ha-ce poco, en una reunión político-académicaRicardo Sidicaro hablaba sobre los estudian-tes actuales, los hijos de 2001, que estángestados en esta postura insurrecta en unmomento en el cual parecía que había caí-do todo principio de autoridad, norma y es-tructura. Ésa también es una buena señal.Hay un viejo chiste, muy famoso en las cien-cias sociales latinoamericanas, de un tipo alque lo encuentran tirado en el piso buscan-do algo y le dicen:

7 N. del E: El escritor, ensayista e intelectual Nicolás Casullo falleció el 9 de octubre de 2008, a los 64 años.

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- ¿Qué está buscando? - Los anteojos. - ¿Se le cayeron acá? - No, pero busco acá porque hay luz.

Esa idea de buscar donde hay luz, tieneque ver con la idea de que uno tiene quebuscar donde hay oscuridad.

O.T.: Para poner la luz… P.A.: Sí, la luz la pone el entendimiento,

la buena teoría, el entrenamiento y la buenaoreja. Hay una metáfora muy linda que utili-zó uno de los jóvenes que trabaja conmigo,Mauro Vázquez, al trabajar con una mezclade subalternidades fantástica: “mujeres, pi-queteras y bolivianas”, una triple articulaciónde lo subalterno. En un momento de su in-vestigación él dijo: “A estas mujeres la resis-tencia hay que escuchárselas en el silencio”.Y uno piensa: “¡Caramba, hace falta entre-namiento para escuchar en el silencio!”. Pe-ro es cierto, hay que saber escuchar en el si-lencio. De golpe, hay que buscar esa resisten-cia en un lugar donde normalmente jamás lahubiéramos buscado. Eso me parece unabuena innovación.

O.T.: En la relación Estado-Sociedadcivil, fuera de los medios, ¿dónde ves al-guna experiencia subalterna?

P.A.: A eso deben dedicarse los antropó-logos y los que se especializan en medios al-ternativos. Por ejemplo, creo que se han di-cho muchas porquerías sobre Internet y que,sin embargo, no se ha explorado lo suficien-te. Aspectos como qué está pasando con laconstrucción de textualidades muy “locas”,

muy irreverentes, muy novedosas, un pocomás democráticas, pero también el hecho deque inevitablemente la fantasía “internetia-na” choca con la brecha digital. Hace pocoleí una tesis sobre el uso de la TICs en las or-ganizaciones piqueteras y creo que por ahíhay una línea para atender. No es la investi-gación que yo voy hacer, pero es la que megustaría leer. Hay que estar alerta, porqueatravesamos un momento en el que la explo-sión de becas y posgrados hace que hayamucha investigación y muy variada. El pánicoa repetir temáticas lleva a sus responsables aser muy creativos en la búsqueda de objetosy considero que ése es un aspecto a leer muyatentamente.

O.T.: ¿Cuáles serían los costos concre-tos de no abordar lo popular?

P.A.: En términos muy amplios, inclusivehasta morales, el costo es que nuestras so-ciedades seguirán, persistentemente,siendo poco democráticas. En última ins-tancia, es lo que dijo Hall en 1981: “Si nofuera porque el terreno de la cultura popu-lar es un escenario de la lucha por la hege-monía, a mí la cultura popular me importaun pito”. La única posibilidad de pensarrealmente en sociedades más democráticaspasa por volver a prestar atención a la di-mensión de lo subalterno. De lo contrario,seguiremos construyendo democracias et-nocéntricas. Es decir, la relación costo-bene-ficio está dada, nada más y nada menos,que por la posibilidad de construir socieda-des más democráticas; de lo contrario, sólovamos a tener sociedades más elegantes.

Esto me recuerda una frase que usabaEduardo Grüner en referencia a cierto “po-pulismo” de los estudios culturales: “Eranestudios más sofisticados, pero cada vezmenos populares”. Entonces sí, ganaremosen sofisticación, pero habría una falsa op-ción. Dedicarse a estudiar lo subalterno nosignifica perder sofisticación: hace falta sermuy sofisticado para entender adecuada-mente la problematicidad de lo político quetienen los estudios sobre la subalternidad.Pero si no lo hiciéramos ganaríamos sofisti-cación, elegancia y etnocentrismo. En estecaso, pues, los costos son más duros.

O.T.: El abordaje de lo subalterno tie-ne correlatividad con el abordaje de losdominadores…

P.A.: En realidad, no hay estudios sobre lasubalternidad que no sean a la vez estudiossobre aquello que lo subalterniza. Uno de losmejores trabajos sobre la cuestión de las cul-turas populares, Lo culto y lo popular deClaude Grignon y Jean Claude Passeron, yatiene veinte años8. Allí, ellos dicen dos cosas:que la dominación genera efectos sobre lodominante y sobre lo dominado y que no po-demos estudiar las culturas populares aisla-das porque eso significa transformarlas enculturas-naturaleza. Entonces, hay que darselos medios para reponer eso en el continuode la cultura. Utilizando un ejemplo muy gro-sero: uno no puede pensar la cumbia villerasin pensar qué ha pasado con la música devanguardia en la Argentina. Lo popular notiene que ser pensado solamente en aquelloque lo distingue, sino respecto de lo cual sedistingue, por qué se distingue y cómo ha si-do distinguido. Si no se tiene en la cabeza elmapa completo de la cultura se pierden lasrelaciones de poder que la estructuran. Y sin

8 Lo culto y lo popular. Miserabilismo y populismo en sociología y en literatura, Nueva Visión, Buenos Aires,1991 (1989).

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Por Juan Bautista Branz. Docente de la cátedra “Comunicación y Recepción”, de la Facultad de Periodis-mo y Comunicación Social de la UNLP. Doctorando en Comunicación (FPyCS-UNLP) y Becario de in-vestigación de la Comisión de Investigaciones Científicas de la provincia de Buenos Aires (CIC).

esas relaciones de poder toda pregunta porlo subalterno es una pregunta elegante, unapregunta elitista que delata el poder simbóli-co del que la hace, pero nunca una pregun-ta democrática.

O.T.: ¿Por qué no podemos despegar-nos de la idea de que, en definitiva, elproblema del campo de la comunicaciónson los medios?

P.A.: Porque son demasiado notorios, es-tán demasiado a la vista. Las carreras de co-municación se habían olvidado un poco delos medios y recién ahora hay una cierta re-cuperación de la problemática. Estamosconstruyendo campos más estables, más só-lidos, pero es cuestión de tiempo. Una prue-ba de esto es que los graduados de comuni-cación doctorados son tan pocos que los po-demos enumerar. Por eso sostengo que esuna cuestión de tiempo, porque los camposse van construyendo de a poco. Sobre losmedios, creo que tenemos que recuperarloscomo eje del análisis pero, al mismo tiempo,superarlos como único problema de análisis.Tenemos que volver a ser mediocéntricos, pe-ro no podemos caer en la trampa del medio-centrismo. Debemos hacer todo eso al mis-mo tiempo.

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Oficios Tterrestres: ¿Por qué es indis-pensable hoy pensar la relación entre jó-venes, educación y medios?

Roxana Morduchowicz: Por muchosmotivos. En primer lugar, los medios, las cul-turas populares, las tecnologías y las indus-trias culturales definen gran parte de la iden-tidad cultural de un joven o un adolescenteactual. Es muy difícil entender la adolescen-cia si uno no tiene en cuenta ese vínculo o nose acerca a comprender el vínculo que esta-blecen los jóvenes los chicos con la música,con la radio, con el cine, con Internet, con latelevisión, etcétera.

Si la escuela quiere comprender y acer-carse a los chicos hoy, tiene que cruzarlos porlos consumos culturales que tanto definen suidentidad.

En segundo lugar, porque casi todo loque conocemos del mundo proviene de losmedios de comunicación y las nuevas tecno-logías; es muy poco lo que conocemos porprimera fuente. Por lo tanto, si la escuela noquiere aislarse y quiere acercarse a las infor-maciones que los chicos reciben cotidiana-mente necesita de los medios de comunica-ción y las tecnologías.

Sin embargo, la información por informa-ción misma no alcanza. Lo que tiene que ha-cer la escuela es tomar la información que loschicos reciben cotidianamente y enseñarles aanalizarla, a estudiarla, a evaluarla, a asumiruna actitud critica.

O.T.: En este sentido, cómo articula,desde su lugar de gestión, los diálogoscon una institución que históricamenteha tendido una mirada más conserva-dora respecto de los medios de comuni-cación?

R.M.: Es verdad que la escuela siempreestuvo más ligada a la cultura de la letra im-presa, de hecho nació con Gutemberg.Cuando se creó la imprenta escuela se hizonecesaria una institución que enseñara a lapoblación analfabeta a leer y a escribir. Por lotanto, siempre la escuela privilegió la palabraescrita por sobre la imagen audiovisual. Sinembargo, lenta y gradualmente la escuela vacambiando e incorporando a la enseñanzaotros lenguajes.

La palabra escrita, el libro, el diario, si-guen teniendo un lugar fundamental en lacultura de todos nosotros. Representa la pri-

Entrevista a Roxana Morduchowicz

“Si la escuela quiere comprender y acercarse a los chicos tiene que cruzarlos por los consumosculturales”

Roxana Morduchowicz es Doctora en Comunica-ción y Directora del Programa Escuelas y Mediosdel Ministerio de Educación de la Nación. Autoradel libro El capital cultural de los jóvenes (2004).

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mera alfabetización, aquella que nos permiteentrar a la segunda y a la tercera. Si hoy de-cimos que vivimos en una sociedad multicul-tural es porque además de que hay distintasetnias, culturas, razas, también hay distintasculturas lingüísticas. Vivimos en una sociedadmulticultural porque conviven en ella la cul-tura oral, la cultura escrita, la cultura audio-visual y la cultura intervisual. En esta línea, laescuela tiene que enseñar, o al menos inten-tar enseñar, a leer todos ellos.

En el Ministerio de Educación como pro-grama “Escuela y Medios” intentamos eso,mostrarle a la escuela que todos los lenguajes,todas las culturas, todas las alfabetizacionesdeben tener lugar porque el chico convive contodas ellas, dentro y fuera de la escuela.

De hecho, vivimos más en una cultura vi-sual que letrada con lo cual la escuela tieneque incorporarla. Es tan importante enseñara leer un texto escrito como una imagen, unnoticiero, un videoclip o una película.

O.T.: Nos interesaría preguntarle porlas distintas formas que los jóvenes tie-nen de relacionarse en los medios, cómovan configurando sus identidades y si laescuela, en tanto institución democrati-zadora del saber, debería jugar un papelimportante en ese lugar.

R.M.: En principio, los medios y la tecno-logía generan en los chicos nuevas formas desociabilidad juvenil. Mucha gente cree quelos medios y la tecnología lo que han hechoes aislar a los jóvenes, que ahora viven fren-te a una computadora y tienen mucho me-nos contacto social que lo que teníamos no-sotros que no poseíamos todos estos sopor-tes a nuestro alcance.

Nada más lejos de la verdad que eso. Losmedios y las tecnologías no anulan la vida

social de los chicos sino que generan otrasnuevas formas de sociabilidad. Los chicosusan la computadora en soledad, porque es-tán solos individualmente frente a la compu-tadora pero la principal utilización que ha-cen de la computadora es para chatear,quiere decir que hacen un uso individual conuna función social.

Los chicos de hoy son la primera genera-ción que cuentan con una variedad de me-dios y soportes para poder comunicarse y sa-ben exactamente, para que usar cada uno.Nosotros teníamos solamente el teléfono,pero hoy los chicos saben que tienen el telé-fono, el mensaje de texto, Internet o el chaty saben para qué.

Ellos mismos explican que si quieren pe-dir la tarea usan el teléfono, si quieren orga-nizar una salida usan el mensaje de texto, siquieren saber como está la persona usan elchat.

O.T.: ¿Cuál es, entonces, el rol de laescuela?

R.M.: El rol de la escuela es conocer esacultura juvenil, integrarla dentro de la escue-la. Nosotros tenemos la obligación de partirdesde donde los chicos están, para poder lle-gar adónde queremos que estén, porque sino partimos desde donde ellos están perde-mos gran parte de su identidad, de su perso-nalidad, de su propia cultura.

Entonces, la pregunta es ¿qué hacemosnosotros? Las acciones van en muchos senti-dos y en muchas direcciones. Por una lado,tratar de que tengan una actitud reflexiva ycrítica frente a los medios de comunicación,entonces se elaboran los materiales que tie-nen que ver con enseñar a los docentes có-mo acercarse críticamente a un diario, a la ra-dio, a la televisión, a la publicidad. Aquí se

ponen en juego conceptos teóricos para po-der trabajar con los medios desde actividadesconcretas.

Por otro lado, tratamos de que los chi-cos conozcan a los medios. Sabemos quemuchos chicos no leen el diario o no leenuna revista, no saben de qué se trata, noconocen los bienes culturales que la socie-dad dispone, muchas veces porque por ra-zones económicas, culturales, sociales noacceden. Desde el año pasado, conjunta-mente a la Asociación de editores de revis-tas y con la Asociación de editores de dia-rios estamos produciendo una revista que sellama Re, destinada a chicos de 4º y 5º año,de escuelas públicas con orientación en co-municación. Esta publicación se distribuyeen las 500 escuelas con orientación en co-municación que hay en Argentina y en las120 escuelas más carenciadas.

La idea es ir ampliando de a poco y llegara aquellos que de otra manera no accede-rían, con un bien cultural de altísima calidady que tiene la particularidad que está forma-da por notas, artículos, reportajes y entrevis-tas que han salido en diarios y revistas de Ar-gentina el mes anterior. Es decir, que si saleuna nota interesante de ecología, tecnología,deporte, social, política, internacional, lo quehacemos es, con la mención de la fuente, in-cluirla en nuestra revista.

O.T.: Quisiéramos que cuente un pocola experiencia de la realización del con-curso de cortos que organizaron desde elPrograma “Escuela y Medios” y que fueproyectado en todas las salas del país.

R.M.: Esa experiencia fue muy interesan-te, pero este año estamos con un proyectomás ambicioso. Es un programa de televisión,un reality que tiene que ver con presentar a

220

los chicos, a la mayoría de los adolescentes,esos que no salen en los noticieros, porqueno van con la navaja, porque no son explota-dos o porque no es víctima ni victimario.

Los estereotipos que se manejan con fre-cuencia son negativos, es decir, la imagen deladolescente que aparece en la televisión estámás ligada a víctima, victimario o al conflictoen general, es el chico que toma, que se pe-lea en los boliches, que sale a la noche, queestá tirado en la calle. Nuestro objetivo,cuando hacemos estos programas, ademásde que nos place hacer este tipo de progra-mas, es quebrar esos estereotipos; es muy ra-ro escuchar hablar o ver representado a unadolescente común: el que estudia, el quetrabaja, el que quiere hacer familia, el quequiere algo mejor para su vida.

Uno de los grandes motivos por el cual elPrograma “Escuela y Medios” trabaja mu-cho, ya sea con las asociaciones o con losmedios individualmente, es poder dar este ti-po de debate, de charlas, de discusiones.

O.T.: Para retomar la pregunta porlos consumos digitales, ¿cómo pensar losdiferentes usos y apropiaciones en uncontexto de marcada desigualdad social?

R.M.: Todavía en Argentina hay brechasdigitales enormes, sólo el 17% de los hoga-res argentinos, tiene conectividad en su casa,desde ese lugar ya podemos decir que hayun montón de chicos marginados, no de In-ternet, sino de la posibilidad de usarlo en sucasa. Claramente, muchos acceden a Inter-net en los locutorios o en los cibercafés.

Lo que pasa es que los usos que hacenson diferentes, el chico que tiene Internet ensu casa, y esto lo hemos comprobado en laPrimera Encuesta Nacional de ConsumosCulturales en Adolescentes, hace uso más di-versificado de Internet, puede chatear y jugar

pero también hacer la tarea, escuchar músi-ca, en cambio los chicos que van a un cibero a un locutorio y tienen que pagar la usan,básicamente, para chatear y jugar; nadie va apagar para hacer la tarea, con lo cual el chi-co que no tiene acceso a Internet, perma-nentemente está en condiciones inferioresen relación a aquel que lo tiene en su casaporque el uso es mucho menos diversificado.

Por Natalia Ferrante y Daiana Bruzzone. Docentes de la cátedra “Comunicación y Recepción”, investiga-doras de FPyCS e integrantes del Observatorio de Jóvenes, Comunicación y Medios.

Informe especial

Otras reflexiones sobre los sectores juveniles

222

ablar de los jóvenes en Italia, como enotras partes del mundo, no es fácil, dado

que sobre este tema no se encuentran datos esta-dísticos e investigaciones sociológicas atendibles yactualizadas. Por “jóvenes” entiendo aquí a todosaquellos que pertenecen, en un determinado mo-mento sincrónico, a la cohorte de edad entre loscatorce y veinticinco años.

Por otro lado, dado que cualquiera que se ocu-pe de educación, investigación, formación y simi-lares está rodeado de jóvenes de diversas genera-ciones (incluso pertenecientes a la categoría espe-cial de jóvenes que estudian), puede hacer algúncomentario, naturalmente con beneficio de inven-tario y con plena conciencia de que este tipo degeneralizaciones puede sufrir una variedad de ex-cepciones.

Observando a vuelo de pájaro este conjunto asícomo se presenta en Italia, el primer aspecto quesalta a la vista es que se trata de una categoría-que-rechaza-drásticamente, en una forma que se pre-senta dramática, extrema, irrecuperable.

El rechazo se aplica a diversos objetos y blan-cos; tiene varios tipos de “cómplices”, sostenedo-res y teóricos; se sirve de algunos argumentos típi-cos. Voy a dedicar algunas consideraciones a estosfactores.

Blancos

El primer blanco de rechazo es cualquier formade autoridad y de imposición institucional (aunquesea racional y legítima). Este fenómeno es una con-secuencia tardía y perversa de la tormenta anti-au-toritaria del sesenta y ocho, que dejó más víctimasde las deseadas: en especial tanto el autoritarismo(el ejercicio abusivo y pretencioso de autoridades in-consistentes) como la autoridad (el ejercicio con-ciente de responsabilidades de gobierno y de disci-plina con respecto a grupos y comunidades). Pero lacrisis de autoridad que se verifica en Italia es másgrave que en otros países europeos. El fenómeno seobserva catastróficamente en la escuela (ver másabajo) y junto con las relaciones entre los grupos deedad (jóvenes y “grandes”, jóvenes y “viejos”,etcétera), con el eclipse de los “sentimientos mora-les” (como hubiera dicho Adam Smith) del respetoy de la vergüenza.

El segundo blanco, que se observa sobre todoen los ambientes de la escuela y de la formación, esla aplicación y el rigor en los estudios. En los últimosaños, en una variedad de verificaciones internacio-nales sobre el aprendizaje, Italia perdió varias posi-ciones. Al mismo tiempo, el rigor de los estudios in-dicó una caída en todo el país. Tomemos comoejemplo un indicador: en los exámenes de conclu-sión de estudios, desde hace varias décadas el por-centaje de los aprobados es de aproximadamente el90 por ciento. Esto significa que el examen no se-lecciona ya a nadie: “todos caballeros”.

El tercero es el mundo de los “adultos”, enten-dido como depósito de experiencia, de reglas y deconsejos.

El cuarto es el que se percibe como el conjuntode la “cultura del pasado”, como se la quiera defi-nir: el mundo antiguo, los estudios humanísticos, elcuidado del patrimonio histórico y cultural, las dis-ciplinas asociadas al pasado (las historias, las filoso-fías, etcétera). Siguiendo con este razonamiento,

Por Raffaele Simone

Raffaele Simone es Lingüista, investigador italiano de la Universidad de Salerno, autor deL’università dei tre tradimenti,entre otros textos.

Traducción de Emilio Tenti Fanfani

Jóvenes en Italia

H

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incluso el bien público y el interés general han sidoarrasados por esta desvalorización.

Los tres primeros factores anteriores concurrena quitar prestigio y peso, en la Italia de hoy, a la for-mación, a la cultura, a la actividad intelectual, a laescuela. En algunos de mis trabajos sostuve que enItalia, más que la endopaideia (la formación que seproducen dentro de la escuela), tiene valor ahora laesopaideia (la formación que se produce en el mun-do exterior, cuyos ingredientes son diferentes deaquellos que la escuela aporta).

El límite entre la esfera privada y la esfera pú-blica se desplaza siempre más hacia abajo: la reser-va, la discreción, el pudor y todos los valores que si-glos de elaboración cívica definieron como esencia-les para la convivencia son rechazados y violados.La exhibición de formas incluso inconvenientes decortejo, de desnudez y del cuerpo (especialmentefemenino) llega en Italia hoy en día a niveles cadavez más altos.

Los jóvenes tomaron distancia de la vida políti-ca. Disueltas las asociaciones juveniles de los parti-dos, atenuado su interés hacia la esfera pública, lapolítica es practicada sólo como objetivo profesio-nal o como (por ejemplo, en las derechas extremas)motivo para demostrar fuerza. Como consecuencia,la clase política italiana se encuentra entre las másancianas de Europa.

Cómplices

Veamos ahora los entes (personas, institucio-nes, etcétera) que ofrecen apoyo y argumentos aestas posturas.

Entre los primeros debemos colocar a la actualproducción televisiva italiana y especialmente laspolíticas que la misma persigue. Italia posee –sin lu-gar a dudas– la televisión (tanto la pública como lacomercial de difusión nacional, es decir aquella depropiedad del jefe de gobierno) más descarada, vul-gar y de más bajo nivel de Europa. Desnudez feme-

nina, alusiones sexuales, violaciones a la esfera pri-vada (hay transmisiones televisivas específicamentededicadas a esto), insinuaciones, insultos, vulgari-dades, eclipse total de la producción “cultural”,presencia obsesiva de hombres políticos y de noti-cias sobre o declaraciones del papa (más de una pordía), dominan en todos los canales.

El origen del fenómeno se encuentra en una de-cisión empresarial de hace unos veinte años atrásde las emisoras de propiedad de Berlusconi, y teníala función, descripta muchas veces, de bajar gra-dualmente el nivel de la opinión pública hasta des-truir su mismo concepto. Los canales RAI1 (públicosdado que pertenecen totalmente al Estado), la si-guieron pasivamente. La Iglesia Católica siempre lis-ta a meterse en los asuntos privados y privadísimosde los italianos (vida sexual, reproducción, divorcio,educación), no encontró hasta ahora nada que de-cir acerca del crecimiento de este desconcertantehorizonte de vulgaridad. La escuela no consigueoponerse –aún queriendo–, al compacto frente delos canales de televisión y al horizonte planetariode la red y de la web.

En lo que se refiere especialmente a la escuela,los “padres” (también ellos entendidos como nebu-losa global en cambio de un grupo perfectamentedefinido) parecen ser un factor que favorece el con-flicto entre los jóvenes y a escuela, en vez de ate-nuarlo. Una ley de 1974 –concebida en una épocade grandes y ya fracasadas esperanzas democráti-cas)– confiere a los padres la prerrogativa de inter-venir en el gobierno de la escuela y limita drástica-mente todo tipo de intervención disciplinaria y res-trictiva. Treinta y cinco años después, esta ley mues-tra que produjo daños irrecuperables.

Por último, tiene un rol catastrófico también elincremento de los consumos “juveniles” en Italia,superiores, según parece, a aquellos de cualquierotro país europeo, incluso en los sectores pobres ono ricos de la población. El joven italiano normal-mente posee un automóvil personal, ya desde niño

1 Radio Televisión Italiana, sistemade la televisió pública.

224

uno o varios teléfonos celulares, se va de vacacio-nes solo desde los trece años, pasa mucho tiempofuera del control de las familias, conoce el sexo a lostrece años y la droga poco después.

Teorías de justificación

De mis palabras se desprende que una cohortejuvenil desbandada y hedonista como la que vivehoy en Italia encuentra siempre justificativos, tantoen el horizonte de la globalización como en el espe-cífico temperamento italiano. Al primero correspon-den en efecto metas como aquellas de la “moder-nidad” contrapuesta a la “antigualla”: divertirse,gozar, drogarse, viajar, hacer música, tener sexo, esmoderno; estudiar, alcanzar fatigosamente resulta-dos, contribuir al crecimiento general es “antiguo”.

En el temperamento cívico italiano, luego dequince años de berlusconismo, se busca la apela-ción a la libertad (“puedo hacer lo que quiero”), alalcance (en su mayor parte fracasado y veleidoso)de la riqueza fácil (contrapuesta al estudio y a la“vida promedio”), a la indiferencia hacia el biencomún.

Al horizonte de las izquierdas corresponde el re-chazo de cualquier represión, disciplina y rigor. Lasizquierdas están hoy ocupadas por los efectos pós-tumos de algunas de sus contraseñas, pero es muytarde. Al de la derecha, el “juvenilismo”, es decir laidea de que la juventud no es una fase de la vida si-no una casta social y una clase general.

Conclusiones

¿De mis palabras se concluye que la situaciónde los jóvenes en Italia hoy es muy grave?

Creo que se deba responder clara y netamente“sí”. Naturalmente no desaparecieron los jóvenescapaces, inteligentes, llenos de ideas y también ho-nestos. Pero son pocos, descorazonados y sin coor-dinación. Los mejores se van al exterior, no sólo en

el campo de la investigación sino también en el delas profesiones. El clima general está deprimido,orientado más al egoísmo que a los valores cívicoscomunes.

Nota: Se equivoca quien piensa que el autor delas líneas anteriores sea un conservador o un reac-cionario. Las conclusiones presentadas provienende la pluma de un democrático, de alguien que mi-ra las cosas desde la izquierda. Otros argumentos yreferencias bibliográficas en La Terza fase. Forme disapere che stiamo perdendo, Laterza, Bari-Roma2000 (traducción al castellano, Taurus, Madrid2001); Il Paese del pressappoco, Garzanti, Milán2005; Il Mostro Mite. Perché l’Occidente non va asinistra, Garzanti, Milán 2008.

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“De pronto el orden se invertía,ellos estaban vivos, moviéndose,

decidían y eran decididos,iban a su futuro”

Las babas del diablo de Julio Cortázar

Introducción: La subjetividad del trazado

Se ha optado para este trabajo analizar las opi-niones, sentimientos y percepciones de jóvenes queoscilan entre los 18 y los 27 años de edad. La razónobedece a que esta franja etaria es la población queparticipa de la vida universitaria en la carrera de Li-cenciatura en Comunicación Social, de la Universi-dad Nacional de Chimborazo en Riobamba, Ecua-dor. La elección se debe a que es la Universidad,sospechamos, la que permitirá apreciar, a priori,una visión crítica acerca de las relaciones y tensio-nes que mantienen los jóvenes de la ciudad de Rio-bamba con respecto al futuro.

El problema del futuro en el imaginario de los jó-venes se ha convertido en un tema de debate a nivelplanetario, no sólo porque a través de ellos “se pue-de observar las principales tendencias sociales haciael futuro”1, sino porque el paradigma de la globali-zación ha modificado los modos de ver y transitar losespacios institucionales (familia, educación, mundodel trabajo, tiempo de ocio y entretenimiento,etcétera). Nos interesa trazar un mapa a partir de laspercepciones de los jóvenes universitarios riobambe-ños para intentar hallar las articulaciones entre losmodos de hacer y las proyecciones de futuro. Dentrode este marco, se ha introducido la noción de utopía,entendiendo el término, a grandes rasgos, como unespacio posible de transformación.

Para confeccionar este trabajo se ha recurrido,principalmente, a los métodos de observación par-ticipante, a las entrevistas y a las encuestas con elfin de recoger una muestra no exhaustiva de opi-niones. Se analizan también los vínculos existentes

entre las opiniones de los jóvenes y los patrones cul-turales que les sirven de contexto, además de datosestadísticos y referencias bibliográficas. Tres son losespacios institucionales que entendemos como im-prescindibles para contextualizar a los actores: el fa-miliar, el educativo y el religioso.

Este primer acercamiento (a desarrollarse másexhaustivamente en la Tesis de Maestría PLANGES-CO, “La máquina futuro. Hacia una revalorizaciónde la utopía”) se propone trazar un diagnóstico delentorno que envuelve a los actores sociales mencio-nados. Nuestro fin consiste en revalorizar la nociónde utopía en relación con el pensamiento de los jó-venes, por considerarla el “terreno” donde se con-feccionan los discursos relativos al futuro. No obs-tante, nos limitaremos aquí a comprender el diag-nóstico como una etapa/proceso de la planificacióncomunicacional, es decir, un paso previo al estable-cimiento de acciones concretas. Por lo pronto elfundamento de este trabajo es, por un lado, dise-ñar un bosquejo del mapa comunicacional de acto-res en referencia a sus prácticas relacionales y susmodos de percepción del futuro; y, por otro lado,describir el estado del arte, comprendiéndolo como“una pesquisa documental que deberá precisar lascondiciones del entorno y aportar los indicadores ymediciones de los fenómenos más sobresalientesdel tema objeto de estudio”2.

Por Pedro Luciano Colangelo

Pedro Luciano Colangelo es pe-riodista y licenciado en Comuni-cación Social de la FPyCS,UNLP, candidato a Magíster enPlanificación y Gestión de Pro-cesos Comunicacionales por lamisma Facultad. Ayudante dePrimera Interino de la Cátedra Ide Opinión Pública (FPyCS).Docente Invitado por la Escuelade Comunicación Social (Facul-tad de Ciencias Políticas y Admi-nistrativas), Universidad Nacio-nal de Chimborazo (Riobamba,Ecuador) y por la UniversidadInteramericana del Ecuador(UNIDEC).

Futuro y utopía en el imaginario de los jóvenes riobambeños

1 BENDIT, R., HAHN, M., Y MIRAN-DA, A. “Introducción: Creciendo enun contexto de cambio y globaliza-ción” en BENDIT, R., HAHN, M. yMIRANDA, A. (Comp.) Los jóvenes yel futuro. Procesos de inclusión so-cial y patrones de vulnerabilidad enun mundo globalizado, Prometeo,Buenos Aires, 2008. p. 15.2 MERELLO, Á. en VIDARTE ASO-REY, V., Trabajo final del Taller dePlanificación y Gestión I, BuenosAires, Mimeo, marzo de 2007.

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I. El entorno

El territorio (la ciudad, la provincia, el país)Los orígenes de Riobamba datan del año 1534,

cuando sobre el poblado de Liribamba, un antiguoasentamiento purhuá, se erigió el primer asenta-miento español, al que se bautizó como Santiagode Quito. La construcción de la ciudad obedeció ados razones: la primera, a la urgencia del conquis-tador Diego de Almagro de impedir que otro espa-ñol, Pedro de Alvarado, se apropiara de los territo-rios recientemente saqueados y conquistados y lasegunda, a la necesidad de contar con una plazafuerte en la ruta hacia el Reino de Quito3. Riobam-ba fue destruida en 1797 por un terremoto, y debióreestablecerse, dos años después, en su emplaza-miento actual, distante dieciocho kilómetros de suubicación original, donde se encuentra ahora VillaLa Unión (denominación actual de los antiguos po-blados de Cajabamba y de Sicalpa). La ciudad, capi-tal de la provincia de Chimborazo, es una largafranja que se extiende de norte a sur; no obstante,a partir de la década de 1970 ha ido creciendo alazar, sin planificación alguna, ampliándose haciatodas direcciones. La población urbana creció un10,6 por ciento entre 1974 y 1990, con lo que sedieron tres procesos: la aparición de problemas ur-banos (servicios, especialmente agua, vías, vivien-da), el desarrollo de un importante sector ligado alcomercio, al transporte y un cambio de las relacio-nes interétnicas, con una cholización de la ciudad,lo que ha producido un refinamiento de las relacio-nes interétnicas, cuyas diferencias se han vueltomás sutiles. Hoy por hoy, la punta del control eco-nómico está en manos de comerciantes e interme-diarios que captan la producción local para llevarlaa los mercados de las ciudades4.

Es una ciudad baja, de escasos edificios y de ar-quitectura irregular. Está situada en los Andes Cen-trales ecuatorianos, en lo que se conoce como “Ru-ta de los Volcanes” y es de clima frío seco y cons-

tante a lo largo de todo el año, aunque las lluviasson frecuentes. Riobamba se encuentra a una altu-ra promedio de 2.754 metros sobre el nivel del mary abarca una superficie aproximada de 3.000 hectá-reas. La ciudad está cobijada por el nevado Chim-borazo (6.310 metros), el Carihuairazo (5.018 me-tros), El Altar (5.320 metros) y el volcán activo Tun-gurahua (5.230 metros)5. Cuenta con escasas in-dustrias (Cemento Chimborazo y Prolac –productoslácteos– son las más significativas) que empleanapenas al 3por ciento de la población (unas 4.000personas); el comercio –tanto formal como infor-mal– es el principal sostén económico, seguido porla administración pública y el turismo.

La provincia de Chimborazo tiene 6.569 km; y sibien sus características geográficas seducen al viaje-ro, no se nos puede escapar que el suelo está malaprovechado. Las mesetas y hoyas dan origen a unavegetación semidesértica, a lo que se suman los pá-ramos de altura, prácticamente estériles para laagricultura. Por otra parte, históricamente, la inefi-ciencia de las políticas públicas referentes a planifi-cación es notoria: han sido casi nulos los estudioscon respecto a la reutilización de las tierras cultiva-bles. La agricultura de subsistencia, practicada ensu totalidad por la población indígena, domina lazona rural: se produce maíz, trigo, papa y diversasfrutas, que –junto al arroz– forman la dieta básicade los chimboracences. A esto debe sumársele laganadería (porcinos y ovinos, principalmente), unareducida actividad minera (azufre) y manufacturastextiles (lanas, tapices).

Debido a la escasez de recursos, a partir de ladécada de 1970, con posterioridad a la reformaagraria (que suprimió las haciendas en favor de losminifundios), se produjo una oleada migratoria delcampo a la ciudad, principalmente hacia la costa,debido a la “fiebre” de la producción del cacao ydel banano para exportación. Esta situación hizoque las ciudades “crecieran de una manera acelera-da y desordenada, incrementándose los cordones

3 En relación a la fundación de Rio-bamba y a las disputas territorialesentre los conquistadores españo-les, se sugiere consultar, entre otrasobras, Federico González Suárez.“Conquista del Reino de Quito” enGonzález Suárez. Escritos. (Estudiointroductorio y selección de textosde Carlos de la Torre Reyes). Quito,Banco Central del Ecuador, 1995.pp. 110-126.4 COMUNIDEC. “Evaluación socialy marco de planificación para pue-blos indígenas. Proyecto de inver-siones productivas de la provinciade Chimborazo en las cuencas delos ríos Chambo y Chanchan-Chimbo”, Informe Final, junio de2007.5 El volcán Tungurahua, ubicadoen el límite de la provincia del mis-mo nombre con la de Chimborazo,entró en actividad en agosto de2006; la última erupción ocurrió enfebrero de 2008.

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de miseria, mientras que en el campo la productivi-dad disminuyó considerablemente”6.

En la década de 1990 se aceleró, a su vez, otraforma de migración: hacia el exterior (principalmen-te España y Estados Unidos); un promedio de40.735 personas por año abandonaron Ecuador en-tre 1993 y 1998, mientras que de la provincia deChimborazo emigraron, en 2007, 15.467 personas,es decir, el 3,61% de la población7.

Las causas de la crisis y, en consecuencia, de laemigración masiva habría que rastrearlas a partir de1995, cuando comenzó la quiebra del sistema fi-nanciero originada en el conflicto bélico con Perú;se aceleró entre 1997 y 1998 con el fenómeno de“El Niño”, que produjo pérdidas cercanas a los dosmil millones de dólares, y con la recurrente inesta-bilidad política (cuatro presidentes entre 1996 y2006). Finalmente, en 1999, bajo la presidencia deJamil Mahuad, la crisis se agudizó de manera irre-versible: el nivel inflacionario llegó a extremos nun-ca antes vistos en Ecuador, una veintena de bancosdebieron cerrar por no poder respaldar con activosmás de un 50% de depósitos, y se produjo la pér-dida de la moneda nacional –el sucre– a favor deldólar norteamericano. El número de pobres creció,según el Banco Mundial, en algo más de dos millo-nes de personas (entre 1995 y 2000 el índice de po-breza pasó del 34% al 71%), mientras que la inver-sión en salud, educación, bienestar social y trabajose redujo en un 37%, la tasa de desempleo ascen-dió del 9,2% (1997) al 14,4% (noviembre de1999)8.

Características de la población

Según la proyección estimada a partir del Censode Población y Vivienda de 2001, la población de laciudad de Riobamba, en julio de 2007, sería de147.998 habitantes; mientras que la de la totalidaddel cantón (incluyendo las parroquias –localidades–de Cacha, Calpi, Cubijíes, Flores, San Pedro de Licto,

Pungalá, Punín, Químiag, San Juan y San Luis) ascen-dería a 211.379 habitantes. En cambio, la poblaciónde la provincia de Chimborazo (compuesta por diezcantones) estaba calculada en 428.464 habitantes9,de los cuales alrededor del 40% es indígena.

Si bien casi la totalidad de la población indígenaes rural –con las excepciones de la ciudad de Guamo-te y del pueblo de Santiago de Quito (Colta), centrosurbanos mayormente indígenas–, la cotidianidad delos chimboracenses se funda sobre el contacto per-manente entre éstos y los mestizos. La razón obede-ce a que la población indígena rural se desenvuelveen el comercio, principalmente frutas, verduras y ani-males, tanto formal (mercados) como informal (ven-ta callejera, puestos instalados en las inmediacionesde los mercados)10, constituyéndose este en el pun-to de contacto principal. El total de población indíge-na, según el último Censo de Población y Vivienda(2001) era de 153.365 habitantes, distribuidos entrecomunidades y centros urbanos.

En el ámbito del cantón Riobamba –y más aúnen la provincia de Chimborazo– es indispensable re-ferirnos a la presencia de una cultura mestiza que

6 Emigración, Provincia de Chim-borazo. Diagnóstico situacional delos emigrantes en la Provincia deChimborazo. Riobamba, RIMUCH(Red Interinstitucional de Movili-dad Humana de Chimborazo) /UNACH (Universidad Nacional deChimborazo), 2008. p. 13.7 Proyección: SIISE (Sistema Inte-grado de Indicadores Sociales delEcuador), 2004.8 Fuente: Instituto Ncional de Esta-dísticas y Censos (INEC). 9 Proyecciones basadas en la tasade crecimiento poblacional elabo-radas por José Álvarez Román(Universidad Nacional de Chimbo-razo, Riobamba, Ecuador) en Op.Cit. pp. 9-10.10 Dentro de la ciudad de Riobam-ba funcionan seis mercados en for-ma permanente: Dávalos, La Con-damine, La Merced, Plaza de lasGallinas, San Alfonso y Santa Ro-sa, sitios urbanos donde se con-centra territorialmente la pobla-ción indígena.

* No hay datos disponibles que posibiliten discriminar entre población urbana y rural.** La ciudad de Penipe, a partir del primer semestre de 2008, varió notablemente la población de-bido a que el Gobierno Nacional trasladó allí a parte de los habitantes de las zonas rurales de El Al-tar, Bilbao y Candelaria a raíz de la actividad del volcán Tungurahua.

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presenta características singulares. La historia cultu-ral de la región está atravesada por las permanen-tes alteraciones sufridas por acción recíproca entreuna mayoría indígena y una minoría blanca y, comoconsecuencia, un mestizaje que se fue consolidan-do a través del tiempo. Sin embargo, al mestizajecultural al cual nos referimos no se limita únicamen-te al contacto y “contaminación” de diferentes mo-dos de hacer y de narrar, sino a una serie de refe-rencias creadas a partir de la invención de una nue-va simbología en la que, como argumenta AgustínCueva, “parece que el hombre de estos lares [la sie-rra ecuatoriana] hubiera querido vengarse [de laConquista] «arreglándolo» todo a su antojo, perocon la inseguridad de quien termina una obra co-menzada por otro”11.

El mestizo tiende a renegar de su parte indígenay ha ido construyendo una identidad particular, unetnocentrismo hecho a golpes de resentimientos ynegaciones, de desprecios y readaptaciones. El mes-tizo se identifica más con lo foráneo que por lashuellas perceptibles que, por ejemplo, en ellos handejado los hábitos alimentarios y ciertos giros lin-güísticos. Como toda identidad, la mestiza se fundasobre la base de “pertenencia y distinguibilidad; delsentido de un nosotros a la vez que de unos otrosdiferentes y en distintos grados de distancia del «no-sotros». Pero, además, la identidad se integra en lamedida en que se hace reconocible una historia co-mún, narrada de modo similar por los sujetos que enella se identifican”12. Así, podemos asegurar que losespacios que responden a la cultura mestiza exclu-yen de forma franca al elemento indígena, al menosen lo que se refiere al ámbito urbano. Otro tanto,pero a la inversa, ocurre en las zonas rurales: en ge-neral, mestizos e indígenas comparten un espacioabreviado, que se limita al comercio.

Si con cultura nos referimos principalmente a ex-periencia, en el caso de Riobamba estamos hablan-do de sucesivas adaptaciones a modos de vivir queencuentran su referencia en la “oferta” cultural uni-

versalizada por los Estados Unidos (en especial, tec-nología, cine y TV). No se nos escapa que es esta latónica de los países latinoamericanos, pero en Rio-bamba esta tendencia se acentúa por la relegaciónobstinada del condimento indígena. El mestizo haaceptado –como diría Martín–Barbero– “el mito deuna cultura universal”13, por lo que ve en el otro, dequien se ha logrado diferenciar, la in-cultura.

En lo que a tradiciones se refiere, las que provie-nen de los ancestros españoles son el fruto de lassucesivas hibridaciones y adaptaciones del legadocolonial (toros, riñas de gallos, procesiones y expre-sividad religiosas); mientras que las que procedendel legado indígena son consecuencia de un des-plazamiento: la conversión en espectáculo: “algoque ya no es para ser vivido, sino mirado y admira-do14” (Inti Raymi). Con respecto a esto, Cueva se la-mentaba, en 1967, de la ausencia de una “verda-dera” cultura mestiza argumentando que, para quepudiera hablarse de ésta, “es menester no sólo laconcurrencia heteróclita de elementos de prosapiadiversa, sino además la fusión de los mismos en untodo orgánico y coherente, estructurado, en unapalabra”15.

La cultura mestiza, podría decirse con Jean-PaulSartre, no posee más armas que las que pudo arre-batarle al colonizador; y, tras haber sido obligado amirarse, con lógico recelo, al espejo español, se haentregado casi sin reservas, en los últimos tiempos,al espejismo norteamericano. Pero la sensación depertenencia e identificación no se reduce a la utili-zación de ciertas herramientas tecnológicas sinoque se amplía, sobre todo en los jóvenes, a la adop-ción de términos ingleses en el habla cotidiana y ala presencia de dicho idioma como materia indis-pensable en la educación formal en detrimento de,entre otros, el kichwa, a pesar de que la Constitu-ción aprobada a fines de septiembre de 2008 (artí-culos 379 y 380) asume como responsabilidad delEstado garantizar la conservación y difusión de la ri-queza lingüística.

11 CUEVA, A. Entre la ira y la espe-ranza, Ministerio de Cultura, Qui-to, 2008. p. 149.12 Jiménez, Gilberto en Huergo,Jorge: Hacia una genealogía deComunicación / Educación. Rastreode algunos anclajes político-cultu-rales. La Plata, EPC – UNLP, 2004.p. 214.13 MARTÍN BARBERO, J. De losmedios a las mediaciones. Comuni-cación, cultura y hegemonía, Con-venio Andrés Bello, Bogotá, 2003.p. 123.14 Ídem. p. 119.15 CUEVA, A. Óp. cit., p. 152.

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Con todo, no se nos escapa que este no es unfenómeno exclusivo del territorio que estamosexaminando sino que obedece a una constanteen la lógica de la “universalidad” cultural. Univer-so en el que “el individuo se transforma en usua-rio, es decir, en alguien capaz de decodificar la in-teligibilidad funcional de la red que lo envuel-ve”16. Es este universo-red el punto de encuentrodel individuo como consumidor y la lengua de esared es la inglesa, mediadora universal de la cultu-ra desenraizada, porque “diluye la barrera de lasnacionalidades sellando el destino «cosmopolita»de los productos y de las corporaciones”17. Así,Riobamba exhibe un contraste singular: la convi-vencia de lo local, un “adentro” materializado enlos rasgos más cotidianos de intercambio (prácti-cas comerciales –mercados–, alimentación tradi-cional, arquitectura) y lo universal, el “afuera”que obedece casi siempre a la aspiración de per-tenecer también a un mundo diferenciado (auto-móviles, inclusión de nuevos hábitos alimentarios,fascinación tecnológica).

El contraste al que nos referimos más arribaobedece a una de las ideas-fuerza más firmementearraigadas en el imaginario mestizo riobambeño (ychimboracense): la de un ascenso social que se fun-da en el desconocimiento del otro, institucionaliza-do bajo la esquiva noción de “competitividad”. Eseascenso consiste en escaparse del alto índice de po-breza que presentan tanto el cantón (46,9%) comola provincia (67,3%). La pobreza es un factor claveen el imaginario mestizo, al menos en lo que se re-fiere al límite entre ser pobre y no serlo, y esto tras-ciende los alcances de la medición oficial que evi-dencia lo contrario: la pobreza atañe a los otros, aquienes no les corresponde el “derecho” de perte-necer, es decir, a los indígenas.

Disputa territorial por un lado y forcejeo étnicopor otro, resumen la paradójica situación del mesti-zo de Chimborazo; paradoja que reside más en ilu-sión del escape que en las posibilidades concretas

de hacerlo, más allá de la considerable cantidad depersonas que migraron hacia el exterior. Es que –co-mo reflexiona Zygmunt Bauman– “la libertad globalde movimientos indica ascenso, avance y éxitos so-ciales; la inmovilidad emite el hedor repugnante dela derrota, el fracaso en la vida, el quedar atrás”18.

II. Jóvenes y futuro. Una relación distante

El duro oficio de ser jovenEn el imaginario de los jóvenes riobambeños

confluyen varias representaciones aparentementecontradictorias pero que conviven, sin embargo,con naturalidad. Lo moderno, entendido comoadaptación a valores universalizados tales comotecnologías y pautas de consumo y lo tradicional,especialmente reflejado en la religiosidad y la vidafamiliar. Ambos aspectos se amalgaman en una to-talidad expresiva particular: la aceptación casi resig-nada de la realidad que les ha tocado en suerte,aunque en el caso de los jóvenes entremezcladacon un discurso superador que choca contra su co-tidianidad. En casi todos los jóvenes entrevistados lacondición de imposibilidad, de sueño con que con-ciben el futuro se funde con lo ilusorio, con los do-minios del pensamiento utópico.

Fuente: José Álvarez Román (Universidad Nacional deChimborazo, Riobamba, Ecuador), 2007.

16 ORTIZ, R. Mundialización y cul-tura, Alianza Buenos Aires, 1994.p. 146.17 BAUMAN, Z. La globalización.Consecuencias humanas, Fondode Cultura Económica, Buenos Ai-res, 1999. p. 157. 18 MARGULIS, M. y URRESTI, M.“Jóvenes y futuro. Desigualdad,incertidumbres y carencias” en Re-vista Tram[p]as de la Comunica-ción y la Cultura Nº 34, Facultadde Periodismo y Comunicación So-cial, La Plata, abril de 2005. p. 9.

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La concepción de futuro se relaciona, casi sinexcepciones, con un discurso donde prima la indivi-dualidad. Los jóvenes encuentran en la experienciauniversitaria un medio de legitimación social quetiene por objeto dejar atrás un mundo que, fuerade esa experiencia, los relegaría al fracaso. En el fu-turo existe –dice Tania (19 años)– “la posibilidad deque me plantée un objetivo para mi vida” o, másclaramente, “el futuro consiste en proyecciones,anhelos que una persona aspira a conseguir” (Ro-cío, 19 años). La percepción de un futuro “propio”es la constante en las opiniones de los estudiantesconsultados: sus imaginarios han sido construidossobre los logros individuales. Así, el futuro –afirmaCésar (20 años)– “es el lugar donde debo lucharpor las metas que me propongo”. Más allá de loimpredecible del devenir (resaltado por la mayoríade los jóvenes consultados), la falta de perspectivasasoma secretamente como el punto más preocu-pante: “¿En este país hay futuro? –se pregunta Car-los (18 años)–. El Estado ha dejado en zozobra alpaís y luchar por un futuro no tiene sentido”.

Los imaginarios juveniles sobre el futuro individualson “alimentados por un suministro inagotable de re-latos que proporcionan los medios de comunicación.Temas recurrentes y centrales en esos relatos y en lasfantasías juveniles giran en torno de los fetiches en-gañosos de nuestro tiempo: el dinero, el amor, el éxi-to”19. Herederos de años de desestabilización políticay social, de una historia atravesada por tensiones ét-nicas y culturales, los jóvenes riobambeños han termi-nado por asumir el futuro como riesgo personal, talcomo lo sintetizan Jorge (21 años: “del presente quevivamos depende la aspiración de un futuro con mu-cho éxito”) y Jandry (18: “buscamos en el presentecómo vamos a hacer para encontrar, de alguna ma-nera, la comodidad en el futuro”).

La incertidumbre y la falta de oportunidades la-borales concretas no es patrimonio únicamente deRiobamba y del Ecuador. Sin embargo, esta incerti-dumbre va acompañada de una apatía generaliza-

da reflejada en el casi nulo interés con respecto alas especificidades de la carrera (Licenciatura en Co-municación): el paso por la Universidad es percibidoapenas como la forma de lograr un título. Así loafirma, entre otros, Diego (18 años): “el futuro de-pende del presente; debo esforzarme en el presen-te para llegar a ser un profesional en el futuro.” Enla Escuela de Comunicación Social de la UniversidadNacional de Chimborazo son prácticamente nuloslos espacios con que cuenta el estudiante para de-sarrollar sus intereses y ponerlos en diálogo con sussaberes. No existe investigación ni incentivo y los jó-venes son prisioneros de una educación vertical yautoritaria; la ausencia de discusión en las aulas haterminado por delinear estudiantes conformistas yacríticos, obligados a aceptar la palabra de los do-centes como dogmática20.

Si el futuro es uno de los elementos “orientado-res de sentido” de los jóvenes, éste se ha ido desdi-bujando en una especie de presente continuo, en laimposibilidad de trazarse una meta con cierta efica-cia. “El futuro consiste en vivir las cosas –sugiereCarola (19 años)– y, como seres humanos y entesactivos, nos acoplamos a algunos cambios, buenoso malo”. Lejos del pesimismo, pero ancladas en laincertidumbre, las opiniones de los jóvenes oscilanentre la desconfianza y la despreocupación. Caroli-na (19 años) cree que “vivir la vida, el instante, esfundamental, sin mantenerse en el limbo de anhe-los que no son un mundo para todos, tan solo pa-ra uno. Vivir el hoy sin pensar en el mañana, hacela felicidad.”

El futuro como recurso

Desde el punto de vista social, el concepto dejuventud debe comprenderse en paralelo con lascondiciones históricas que determinan sus particu-laridades. Los jóvenes serán actores e intérpretesde las futuras actividades económicas, políticas,culturales y de la producción del saber. No obstan-

19 Durante las consultas a estu-diantes, algunos han hecho refe-rencia a la “mediocridad de los do-centes; simplemente se paran alfrente y te dictan” (Charly, 27años) y a la verticalidad de la ense-ñanza: “No se puede discutir,cuando se les pregunta algo queno saben te sacan fuera del aula ote tratan mal; encima te dictanhasta los puntos y las comas” (July,19 años).20 MARGULIS, M.y URRESTI, M.Óp. cit., p. 9.

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te, los extremos entre las condiciones de desigual-dad social se han ido convirtiendo en un abismoprácticamente infranqueable. Sin rastros de discur-sos sociales unificadores, los jóvenes riobambeñosdeambulan entre la irresolución y la desidia. La his-toria reciente del Ecuador (gobiernos que oscila-ron, desde mediados de la década de 1990, entrela importación del modelo neoliberal dominante ylos discursos seudo populistas) ha tenido una cons-tante: la corrupción y la decadencia de los espaciosinstitucionales.

A las juventudes de todas las épocas les ha co-rrespondido “asegurar la reproducción (y si es posi-ble ampliada y perfeccionada) de las bases materia-les, políticas, sociales y culturales de la vida colecti-va”21; para tal fin, todas las sociedades disponen deinstituciones especializadas para la socialización,para la transmisión, producción y administracióndel saber y de la herencia cultural. La familia y laeducación formal son las principales fuentes desentido social, a las que podemos agregar, comomediación, los medios de comunicación; mediaciónque se instala como discurso hegemónico: por unaparte como custodia de ciertos valores tradiciona-les, arraigados esencialmente en el ámbito familiar,y por otra como legitimadora de prácticas, saberesy representaciones sociales que también operan enla cotidianidad. En una sociedad históricamenteoral, los medios y las tecnologías de la comunica-ción son los árbitros de la tensión tradición/moder-nidad, provocando, al decir de Jorge Huergo, “re-volturas culturales”: en su vida social los jóvenesson, al mismo tiempo, audiencia, receptores, públi-co, consumidores y usuarios de un mundo cada vezmás segmentado.

En Riobamba (y en la mayor parte de Ecuador),tal como refiere María Teresa Quiroz en relación aPerú, “las mayorías han incorporado y se han apro-piado de la modernidad sin dejar su cultura oral y lohan hecho no de la mano del libro, sino desde losgéneros y las narrativas, los lenguajes y los saberes,

de la industria y la experiencia audiovisual”22. Co-mo consecuencia de esta “revoltura” o causada porella, ha habido un notable deterioro en la educa-ción formal al mismo tiempo que el espacio público(entendido como participación activa de los ciuda-danos) se debilitó. Con todo, el título universitariosigue gozando de un alto prestigio (sobre todo co-mo pauta de diferenciación social), por lo que eltránsito activo por la universidad es percibido porlos jóvenes como una especie de “mal necesario”.

Con respecto al prestigio, en lo referente a títu-los y calificativos, –anota Agustín Cueva– “no es fá-cil encontrar en otros países, ni siquiera en Hispa-noamérica, donde se den más títulos ni se utilicenmás calificativos que en el Ecuador”23. El título espercibido y utilizado cotidianamente como síntomade pertenencia a un núcleo social restringido, e in-cluso desplaza a un segundo lugar el nombre pro-pio de quien goza de él, lo cual “denota inseguri-dad […]; esta costumbre de parapetarse tras el títu-lo es una prueba más de la absorción completa delhombre por su situación social”24.

Las expectativas profesionales, por otra parte,no son claras. “En ese sentido el futuro es algo in-cierto –reflexiona David (23 años), una ilusión quequizás nunca llegue.” David probó suerte en Ale-mania, país al que llegó clandestinamente en 2005y del que fue deportado un año más tarde. El futu-ro es para él, ahora, “algo raro; un sueño, una as-piración” que no puede definir. Trabaja cuandopuede en la construcción y recibe desde Europa al-gún dinero de sus familiares. La situación de Samuel(18 años) es diferente: puede sospecharse que labuena posición económica de su familia le permiti-ría espiar el porvenir con cierta comodidad, aunquesus perspectivas son escasas: “El futuro consiste enun conjunto de circunstancias, acciones y reaccio-nes que se determinan en el pasado y que no sepueden definir –reflexiona–: es tan incierto como elpresente.” Samuel reconoce que el futuro es un te-ma que “le preocupa”, aunque no se siente capaz

21 QUIROZ, M. T. “Los jóvenes pe-ruanos en un país oral: tensionescon la escritura y la visualidad elec-trónica” en ALFONSO, A., SAIN-TOUT, F. y KROHLING KUNSCH, M.(comp.), 70 años de Periodismo yComunicación en América Latina.Memoria y perspectivas, EPC, LaPlata, 2007. p. 195. 22 CUEVA, A., Óp. cit., p. 167.23 Ibídem. 24 BIGGART, A., FURLONG, A., yCARTMEL, F. “Biografías de elec-ción y linealidad transicional: nuevaconceptualización de las transicio-nes de la juventud moderna” enBENDIT, R., HAHN, M., Y MIRAN-DA, A. (comp.), Óp. cit., p. 50.

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de planificarlo; en cambio Verónica (19 años) admi-te que es algo que no la inquieta porque “el futuroes algo inesperado, algo impredecible y algo inal-canzable”. El mismo pensamiento tiene Maribel,también de 19 años: “el futuro está muy distante yno tiene sentido pensarlo”.

Las rutas entre la universidad y el mundo deltrabajo se han vuelto cada vez menos lineales y pre-decibles. Puede observarse, sobre todo a partir de ladécada de 1990, que “las transiciones de los jóve-nes se han hecho cada vez más prolongadas y com-plejas, lo que resulta en una mayor vulnerabilidadante la marginalización y la exclusión”25. Dicha vul-nerabilidad se evidencia como resultado de un“efecto doble”: el de mercados laborales cada vezmás flexibles y un excedente de titulaciones (diplo-mados, tecnicaturas, licenciaturas, masterados ydoctorados) que tienden a cubrir supuestas expec-tativas de un mercado laboral que se pretende exi-gente (competitivo, como se lo pretende) pero que,en verdad, es un mercado espectral. La flexibilidadlaboral –señala Bauman– “finge ser un «principiouniversal» de la racionalidad económica, que seaplica en la misma medida a la demanda y la ofer-ta del mercado laboral. La similitud del términooculta que su contenido es drásticamente distinto acada lado de la divisoria”26. Del lado de la deman-da, flexibilidad es libertad; del otro lado, el de laoferta, flexibilidad equivale a un destino duro e ine-xorable: “los puestos de trabajo van y vienen, apa-recen y desaparecen de la mañana a la noche, se losdivide y retira, en tanto las reglas del juego de con-tratación y despido cambian sin aviso”27.

La idea de trabajo es lejana para los jóvenescontemporáneos; tal como si se tratara de un hori-zonte nebuloso que siempre es inalcanzable, ha ter-minado por tornarse contingente y lateral. En defi-nitiva, es un universo que va perdiendo, cada vezmás, su posibilidad concreta de alcance; y terminapor desplazarse hacia “adelante”, por postergarseindefinidamente. Puede notarse, en el trato diario

con los estudiantes, que los jóvenes estudiantes rio-bambeños se caracterizan más por “dejarse llevar”que por una planificación de sus vidas, tal vez cons-cientes de su infructuosidad. Pese a esto, juzgan latitulación como indispensable para definir su inclu-sión social.

De los sesenta y tres estudiantes consultados,apenas doce trabajan (7,56%). Este porcentaje noobedece únicamente a las escasas ofertas laborales,sino a una concepción de vida familiar que excede asu capacidad económica. Con la excepción de algu-nos estudiantes que provienen de otras provincias,quienes son originarios de Riobamba o sus alrededo-res (o cuyas familias han emigrado desde otros pun-tos del país) viven con su familia o algún miembrode esta. No se concibe la idea de que los jóvenesabandonen el hogar familiar, con la excepción deque emigren, se casen o tengan hijos; e incluso eneste último caso continúan viviendo con sus familias(los tres estudiantes que han tenido hijos durante2008 continúan viviendo en el hogar paterno).

La religiosidad es otro tema que atraviesa signi-ficativamente la cotidianidad riobambeña y los jóve-nes nos son ajenos a ella. De forma similar a la detodos los pueblos mestizos de los Andes, la religio-sidad (en especial el catolicismo) es una presenciaespesa que tiñe gran parte de las actividades socia-les y se encuentra arraigada, como legitimación eidentificación, en el imaginario de los jóvenes. Ca-da vez más, paradójicamente, la religiosidad pare-cería difuminarse y aunque permanece ligada fuer-temente al discurso, en las prácticas comparte suespacio con nuevas representaciones sociales queson producto de la racionalización de ciertas esferasde la vida social.

Al respecto, anota Renato Ortiz, “la sociedadmoderna es, en esencia, politeísta […]. En el mun-do contemporáneo, la religión deja de ser una filo-sofía hegemónica de comprensión y de entendi-miento de las cosas”28. La religiosidad ha debidosufrir, también, un mestizaje permanente. Es esta

25 BAUMAN, Z. Óp. cit., p. 137.26 Ibídem.27 Ortiz, Renato. Óp. cit., pp.292-293.28 Freud, Sigmund. “El porvenir deuna ilusión” en Obras Completas –Tomo XXI. Buenos Aires, Amorror-tu, 1998. p. 15.

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una región plagada de imágenes devotas que sonutilizadas en la cotidianidad, como forma de reco-nocimiento, como herencia y como resignación. Sufundamento es el dogma, es decir las “pruebas”transmitidas generacionalmente de forma incues-tionable a través de las instituciones familiar y edu-cativa. La función esencial de las representacionesreligiosas es demandar creencia en forma de “ense-ñanzas, enunciados sobre hechos y constelacionesde la realidad exterior (o interior), que comunicanalgo que uno mismo no ha descubierto”29. Empe-ro, el sentido religioso debió adaptarse sistemática-mente a criterios de universalidad que, en formapaulatina, “hibridaron” las prácticas sociales. Comosugiere García Canclini:

“Los países latinoamericanos son actualmenteresultado de la sedimentación, yuxtaposición y en-trecruzamiento de tradiciones indígenas (sobre to-do en las áreas centroamericana y andina), del his-panismo cultural católico y de las acciones políticaseducativas y comunicacionales modernas. Pese alos intentos de dar a la cultura de elite un perfil mo-derno, recluyendo lo indígena y colonial en sectorespopulares, un mestizaje interclasista ha generadoformaciones híbridas en todos los estratos sociales.Los impulsos secularizadores y renovadores de lamodernidad fueron más eficaces en los grupos«cultos», pero ciertas elites preservan su arraigo enlas tradiciones hispánico-católicas, y en zonas agra-rias, también en tradiciones indígenas, como recur-sos para justificar privilegios del orden antiguo de-safiados por la expansión de la cultura masiva”30.

La presencia del catolicismo en Riobamba es pordemás significativa. Las calles de la ciudad son el es-cenario permanente de procesiones multitudinarias(“pases” del Niño, “Señor del Buen Suceso”, “Se-ñor de la Justicia”, vigilias consagradas a Santos par-ticulares, día de Difuntos, etcétera) y una constanteen lo discursivo. Los jóvenes no son ajenos a esto, apesar de que podríamos afirmar, con Renato Ortiz,que la tecnología y el progreso tienden a relegar, ca-

da vez más, la religión a la categoría de superstición.Pero la convivencia se ha resuelto de forma natural:la tecnología y lo mediático se integran a lo religio-so como parte de una nueva tradición.

Con respecto a la noción de futuro también losjóvenes integran la concepción religiosa: “Todo elporvenir se lo dejo a Jesús –dice Priscila (19 años)–porque él nos ayuda si le somos fieles y obedientes”.Refiriéndose a la idiosincrasia de los ecuatorianos,Agustín Cueva escribió: “La tranquilidad obtenida[por la conciencia católica] diluye toda responsabili-dad social y termina convirtiendo teóricamente a lahistoria en simple itinerario de la fatalidad, cuyo cur-so no puede ser desviado por el hombre”31.

El planteo del futuro está signado por la yuxta-posición de significados de origen colectivo que re-dundan en sentido individual. Tal como lo sintetizaRolando (19 años), al futuro “no lo podemos verporque no somos predestinados pero sí podemosmejorarlo o empeorarlo […]. Para mí, el futuro traeexcelentes promesas de Dios”. Ante la incertidum-bre, el imaginario religioso adquiere su fundamen-to, tanto como “consuelo” como significación:“Nadie sabe lo que va a pasar, pero junto a Dios po-demos cumplir nuestros sueños y aspiraciones […].El mañana es una forma de trazarnos metas” (Silva-na, 18 años).

Utopía o los cuentos del futuro imposible

Una utopía “es un sueño que queremos alcan-zar, una fantasía”, dice Fernanda (22 años) y reco-noce que no tiene claro en su vida en qué consistetal sueño. Otros estudiantes, como Jenny (23),Jandry, Cynthia, Carlos y Diego (todos de 18) hanoído escuchado el término pero ignoran su signifi-cado. La palabra irreal es la favorita de los jóvenespara referirse a utopía, en contraste con sus realida-des cotidianas y, aún, con sus aspiraciones.

La difusa percepción y el descreimiento que en-reda al término no es patrimonio de los jóvenes

29 GARCÍA CANCLINI, N. Cultu-ras híbridas. Estrategias para en-trar y salir de la modernidad, Suda-mericana, Buenos Aires, 1992. p.71.30 CUEVA, A. Óp. cit., p.104. 31 RICŒUR, P., Ideología y utopía,Gedisa, Barcelona, 2001. p.45.

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contemporáneos. Paul Ricœur ya había advertido,en 1975, acerca de la noción despectiva del con-cepto: “Se lo considera como una especie de sueñosocial que no tiene en cuenta los pasos reales y ne-cesarios para seguir un movimiento en la direcciónde la nueva sociedad”. No es extraño, entonces,que si los jóvenes no consiguen dotar al futuro deuna existencia posible, cuando se lo presenta entérminos de utopía el desconcierto es mayor. Des-pués de la crisis de los relatos totalizadores, sepul-tados en última instancia por el neoliberalismo(económico, político, social y tecnológico), a partirde la década de 1980, la apatía actual responde aun excesivo individualismo.

Si entendemos la utopía como la exploración delo posible, como variación de la naturaleza de losvalores existentes, la pretensión de la utopía chocacontra dos grandes obstáculos: la pérdida de unareferencia histórica que la posibilite y, a causa de es-ta pérdida, la fragmentación de lo colectivo.

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Introducción

Al recorrer el siglo XX, en función de las repre-sentaciones de juventud, se reitera cómo la condi-ción de juvenil es representada y las diversas derivasde su representación están en función de los imagi-narios sociales dominantes que definen a los gru-pos portadores de la condición juvenil y frente aellos, aparecen los otros discursos, que tratan dedesestabilizar la imagen estereotipada de la juven-tud. Por ello, es conveniente revisar las condicionessociales y culturales que permiten la emergencia delo juvenil siempre relativa al tiempo y al espacio,pues los jóvenes son sujetos sociales relacionales, ysu existencia será híbrida y cambiante, y dependeráde variables interdependientes como: edad, clasesocial, género, generación, estética, cuerpo, poder.

Para sustentar la idea de que la condición juve-nil es representada, podemos retomar la reflexióndel investigador José Antonio Pérez Islas (1998), alpensar los enfoques contemporáneos de los estu-dios sobre juventud:

La cultura juvenil ya no necesariamente se ubi-ca en un solo sector de los jóvenes (como fue el ca-so de los estudiantes de los setenta o las banda ju-veniles de los ochenta) pareciera que hay una preo-cupación por saber qué está pasando en las mayo-rías silenciosas que pueblan nuestras ciudades; laconciencia de que no hay una juventud, sino juven-tudes, espacialmente ubicadas y temporalmenteconstruidas, es un gran logro de las teorías genera-les de la cultura juvenil.

Otro avance en los estudios de juventud tieneque ver con los intentos de superar la concepciónde los jóvenes como receptores pasivos de los pro-cesos de inculcación y formación que las diversasinstituciones realizan sobre las nuevas generacio-nes. Las adaptaciones que a la cultura massmediá-tica realizan los jóvenes, las prácticas alternativas ju-veniles, las producciones de significado propias quegenerar, implica una visión diferente de los signifi-

cantes que implica ser joven, no como sujeto suje-tado sin más, sino como un actor decisivo en laconstrucción de su propia identidad.

En ese panorama es importante mantener la di-ferencia entre jóvenes receptores pasivos y jóvenesproductores de cultura. Si bien, nuestra investiga-ción en Culturas juveniles contemporáneas recono-ce y valora la existencia de jóvenes que configuransu identidad, a través de las adscripciones a los mun-dos musicales, que les permite configurar proyectosvitales de vida, denominados culturas juveniles; porotro lado, es inevitable reconocer cómo las indus-trias culturales configuran y moldean estilos juveni-les dispuestos en y para el consumo permanente,siendo estilos efímeros, cambiantes, pasajeros.

En las culturas juveniles los jóvenes logran a tra-vés de la música, configurar diversas y complejasformas de agregación y organización juvenil, quedesde el sentido popular juvenil resignifica y recreala noción de tribus urbanas, contracultura y subcul-turas juveniles. Mientras en los estilos juveniles en-contramos nuevas nociones que aluden a atmósfe-ras y universos juveniles.

1. La condición postmoderna de identidad

La identidad es un concepto clave en nuestroestudio, y a pesar de que lo abordamos desde la

Por Ángela Garcés Montoya

Ángela Garcés Montoya es docente e investigadora de la Facultad de Comunicación de laUniversidad de Medellín. Dirigeal grupo Discurso, Organizacióny Política, coordina la línea deInvestigación Comunicación yCulturas, donde ha desarrolladolas investigaciones Culturas Juveniles Contemporáneas. Unaaproximación antropológica, Sujeto joven en contexto rural.Una aproximación a través de lasagrupaciones juveniles y en actualidad Formas de participación política juvenil en Medellín.

Del estilo a las culturas juveniles

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perspectiva antropológica, es fundamental para sumayor comprensión analizar la evolución concep-tual teniendo en cuenta el aporte de las ciencias so-ciales. En principio, es posible reconocer tres eta-pas, consideradas en la historia de las ciencias so-ciales como tres concepciones diferentes. Es decir,el concepto de identidad en correspondencia contres tipos de sujetos: el de la ilustración, el socioló-gico y el posmoderno.

El sujeto de la ilustración se basaba en una con-cepción de persona centrada, unificada y dotada delas capacidades de razón, conciencia y acción; el so-ciológico fue más allá, destacando que el núcleo in-terno del sujeto no es autónomo ni autosuficiente, si-no formado en relación a otros significados. La iden-tidad sólo podía resultar de la interacción simbólicaentre el sujeto y los demás. El sujeto posmoderno sereconoce por no tener una identidad fija y permanen-te; ya fragmentado se compone de una variedad deidentidades que son contradictorias y por tanto, noestán unificadas en torno a un sujeto coherente.

En principio, hay que reconocer en la moderni-dad la transformación de la noción de identidad;como afirma Lévi-Strauss (1981), en la moderni-dad la identidad está en crisis, o más precisamen-te, se vive la crisis de la identidad que constituye“el nuevo mal del siglo”. Una de la principales re-voluciones de la identidad sucedidas en la moder-nidad, se suceden en el paso del Medioevo al Re-nacimiento, donde se reconoce la instauración deuna de la principales características de la Moderni-dad, al situar al ser humano en el centro del uni-verso y erigirlo en la medida de todas las cosas, enoposición con la visión geocéntrica del mundo queprevalecía en la Edad Media. El ser humano pasóa ser señor de todas las cosas. Esa noción de suje-to alcanzó a renovar la noción de identidad, al re-lacionar identidad con la creencia en uno mismo,considerado el centro interno, que emerge con elnacimiento y permanece básicamente igual duran-te toda la vida.

Esa noción de sujeto y de identidad fue atacadafuertemente en los inicios del siglo XX, cuando se su-ceden las principales heridas narcisistas instauradaspor Freud, Laclau y Mouffe. Freud (1923) descubre unsujeto gobernado principalmente por el inconsciente,refutando la vieja noción de Descartes “pienso luegoexisto”, esa noción se basa en “un sujeto conscientey pensante, que es sensible al dolor y al placer en tan-to su conciencia se extiende”. Mientras Freud consi-dera la identidad consciente como una ficción sujetaen gran medida al olvido y que era incompatible conel cambio permanente de cada sujeto durante su vida.

Posteriormente, el postmodernismo instaurauna etapa crítica del sujeto. Para Laclau y Mouffe(1985), el término sujeto e identidad es reemplaza-do por la noción de “posiciones del sujeto”. Conello se quiere indicar que un sujeto sólo se puedeencontrar dentro de una estructura discursiva, yque, en consecuencia, es eminentemente depen-diente, contingente y temporal. Con el posmoder-nismo, se evidencia la evolución del concepto de“identidad” siguiendo una progresión desde suconsideración inicial como “esencia fija” hasta ladesaparición o ruptura de esa noción, por una re-novada concepción hacia la “identidad fragmenta-da y preformativa” (Vila, 2002).

Entre los cambios posmodernos que influyen ocondicionan la identidad podemos enumerar los si-guientes:

1. El ritmo de vida en las grandes ciudades cifra-do en rapidez y cambio permanente. Las nuevasformas de organización y las nuevas tecnologíassurgen en lapsos cada vez más breves y transfor-man nuestras relaciones sociales y espaciales. Así latelevisión marcó las décadas de los sesenta y seten-ta acompañado de las revoluciones instauradas porindustrias culturales en música, espectáculo y mo-da. En 2000 la comunicación virtual y satelital nosubica en una nueva era.

2. Con la posmodernidad la noción de espacioy tiempo se renueva. En el siglo XX era posible ha-

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blar aún de culturas locales, ahora aparece unmundo globalizado e interconectado; así, el 2000se puede nombrar como la era virtual, dondenuestras formas de encuentro y comunicación sedesterritorializan e ingresan a la globalización. Asu vez, ese proceso de globalización implica unadeclinación de las concepciones de estado-nacióny una tendencia creciente hacia la mundializaciónde la economía.

3. El proceso de globalización incide directa-mente sobre las comunicaciones, la política, la eco-nomía y la cultura. A partir del ingreso a la culturade masas promovido por los medios masivos de co-municación, se hace necesario asumir que estamosen una sociedad mediatizada que nos obliga a re-conocer otro orden de vida, nombrado como “glo-calización”, entendido como una mirada global conactuación local.

2. Jóvenes e identidad

Es posible establecer que la identidad es unaconstrucción socio-cultural, sujeta al tiempo y al es-pacio. Esta afirmación permite entender que laidentidad no está determinada por la naturaleza or-gánica y genética y, además, obliga a avanzar en ladesmitificación de concebirla como una unidad.

En primera instancia debemos reconocer la re-volución cultural ocurrida tras los procesos de pos-modernos que ante todo nos ubican en la globali-zación; bajo ese contexto socio-cultural la identidadsufre serias transformaciones. Así lo afirma JesúsMartín-Barbero (2002):

Hasta hace muy poco decir identidad era hablarde raíces, raigambre, territorio, tiempo largo, me-moria simbólicamente densa. De eso y solamentede eso estaba hecha la identidad. Pero hoy deciridentidad implica también –si no queremos conde-narla al limbo de una tradición desconectada de lasmutaciones perceptivas y expresivas del presente–hablar de redes, flujos, movilidades, instantaneidad,

desanclaje. Antropólogos ingleses llaman a eso raí-ces en movimiento.

Por eso reconocemos en las culturas juveniles laemergencia de identidades inestables, móviles, pre-sentes, sin arraigo, que confrontan la noción tradi-cional de identidad fija, única y homogénea. Las re-novadas identidades juveniles son denominadasidentidades fragmentadas, identidades performati-vas, pues las identidades que se gestan en las cul-turas juveniles son apropiadas, desfiguradas o re-construidas por los jóvenes: ellos y ellas inventan suidentidad y más aún son in-fieles, es decir, se resis-ten a permanecer en una forma acabada, definida,determinada, estructurada.

Veamos a través de Pablo Vila (2002) las emer-gencias conceptuales de las identidades contem-poráneas:

- Identidad fragmentada: los seres humanos so-mos una compleja combinación de múltiples suje-tos conviviendo en un solo cuerpo, sujetos precaria-mente saturados en una imaginaria identidad unita-ria, a través de la construcción narrativa de tal uni-cidad ficcional. Cada sujeto participa de variadasposiciones, en términos de clase, edad, raza, etnia,género, migración, religión, que evidencia en elgrupo una organización particular de intereses indi-viduales y sociales, de similitud y diferencia.

- Identidad performativa: capacidad de los sereshumanos de producir lo que nombran, así estable-cemos diversas e imaginarias identidades narratiza-das que confrontan las identidades esenciales y ma-teriales. Se trata de identidades construidas a travésde las experiencias directas que ofrecen el cuerpo,el tiempo y la sociabilidad, experiencias que nospermiten ubicarnos en narrativas culturales imagi-nativas, donde la práctica corporal marca la integra-ción de lo estético y lo ético.

Entre las diversas e imaginarias identidades na-rratizadas, reconocemos en los jóvenes la fuerza deatracción identitaria que cumple la música rock,metal, punk, hiphop, ska, reggae y electrónica. A

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través de la música, los jóvenes asumen eleccionesparticulares y diferenciales, pues la música es soni-do, letra y territorio; la música ofrece al joven ma-neras de ser y comportarse y además, ofrece satis-facción psíquica y emocional.

La música interpela al joven y al mismo tiempolo ubica en una identidad colectiva, como bien loenuncia Pablo Vila: “la música tiene una poderosacapacidad de interpelación, ya que trabaja con ex-periencias emocionales intensas, mucho más po-tentes que las procesadas por otras vertientes cultu-rales […]. La música permite la ubicación culturaldel individuo en lo social, así la música puede repre-sentar, simbolizar y ofrecer la experiencia inmediatade una identidad colectiva” (Ibídem).

La música es la fuerza creativa y generadora delas culturas juveniles, pues entre escuchar y hacermúsica, está en juego la capacidad creadora de cadajoven y a la vez la vinculación y reconocimiento gru-pal. Es necesario resaltar que para el o la joven hacermúsica no es una manera de expresar ideas, es unamanera de vivir. Así, ellos y ellas se vinculan a géne-ros musicales, más allá del gusto y la inclinación ca-sual. La música se convierte en la fuerza estética através de la cual descubren un nosotros y un otro.

Se confirma la identidad como un juego de per-manente diferenciación, así lo entiende el antropó-logo Manuel Delgado:

Los grupos –como los propios individuos que losconforman– intentan evidenciar un conjunto derasgos que les permitan considerarse distintos, esdecir: su identidad. Estas proclamaciones recurren-tes sobre la identidad contrastan con la fragilidadfrecuente de todo lo que la soporta y la hace posi-ble. Un grupo humano no se diferencia de los de-más porque tenga unos rasgos culturales particula-res, sino que adopta unos rasgos culturales singula-res porque previamente ha optado por diferenciar-se (Delgado, 2002).

En las culturas juveniles se reconocerá, entonces,el papel central que cumple la música, entendida co-

mo una fuerza identitaria juvenil, que además po-tencia la posibilidad de creación y producción cultu-ral de los jóvenes para los jóvenes. Se trata de unaelección que supera el gusto y la afinidad por un gé-nero o estilo musical, para convertirse en la fuerzaque marca la existencia y la identidad colectiva.

La música como dimensión estética permiteprocesos de identificación juvenil merece la siguien-te precisión:

Cuando hablamos de estética en las culturas ju-veniles, no hacemos referencia a la moda ni al esti-lo sino a toda una dimensión de creación. Esta di-mensión se entiende más allá de las fronteras delarte trascendente propio del genio creador y lleva lapotencialidad creativa a dominios como la existen-cia y la vida cotidiana […]. Que conduce a prácticasjuveniles que implican hacer de la propia vida unaobra de arte, es decir, prácticas de autoformacióndel sujeto (Marín y Muñoz, 2002).

En ese sentido, veremos cómo la cultura HipHop confronta el mundo establecido, ya sea por elmercado o por los adultos para crear su propiomundo, un mundo juvenil diferente, que no quiereadscribirse a las formas de ser previamente estable-cidas y es posible entenderlo como una juventudconstruida y determinada especialmente por las va-riables de generación, genero y clase social.

2.3 Entre culturas juveniles y culturas paródicas

Para entender la relación entre culturas juveni-les y culturas paródicas es necesario resaltar cómoen las primeras predomina la construcción creativade la identidad marcada por múltiples carencias (so-ciales, económicas y urbanísticas); mientras en lassegundas se encuentra cómo el joven o la joven sevinculan fácilmente a los modelos de consumocreados, modelos que promueven una juventud pa-radigmática: flexible, alegre, dinámica, deportiva.

En las diversas formas de resignificar los ele-mentos que configuran las culturales juveniles, se

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evidencian posiciones encontradas entre jóvenesque se resisten a cualquier forma de comercializa-ción de la cultura juvenil, mientras el mercado apro-vecha la espectacularización de las propuestas cul-turales para convertir los emblemas juveniles enmercancías. Este debate alimenta la oposición mo-da/consumo versus creatividad/autogestión, quemantienen las culturas juveniles autodenominadasalternativas o undergraund.

En el caso de Medellín en la década del noven-ta, se reconoce la presencia de expresiones juveni-les estéticas como new age, gomelos, grunge, ska-te, que se caracterizan por agrupar a jóvenes quecomparten prácticas asociadas al tiempo libre y alconsumo y bajo esos criterios, su vinculación no im-plica una confrontación de su identidad o de suadscripción a una cultura juvenil. Son expresionesjuveniles caracterizadas por la movilidad, la fragili-dad identitaria y la vivencia del presente.

Las expresiones juveniles estéticas se refieren aaquellas iniciativas y prácticas que tienen mayor in-tención en la producción y manifestación de la ex-periencia sensible y reflexiva del mundo juvenil,acudiendo a procedimientos plásticos, pictóricos,musicales, gráficos, quinésicos, representacionales,metafóricos, entre otros. […]. Las búsquedas y mo-tivaciones de las expresiones estéticas juveniles es-tán más en la esfera de los subjetivo y lo sensible, loque significa que se presente una gran variedad ydiversidad de expresiones1.

Se presentan a continuación unas expresionesestéticas juveniles asociadas a estratos medios y al-tos de la ciudad de Medellín. Los elementos que seexponen son enunciados por los mismos jóvenes,que manifiestan una dificultad para aclarar los lími-tes, los contenidos, los contornos y los sentidos decada agrupación, según lo expone el sociólogo Ed-gar Arias2, y se presentan algunas ampliaciones dela presente investigación.

- New age: Ingresó a la ciudad como fenómenorelacionado con la “nueva era”. Vinculó a los jóve-

nes a productos y experiencias de ese tipo; se pusode moda el uso de las velas, de los inciensos y aro-mas y se consumen textos y escritores que tratan eltema.

- Gomelos: En ellos y ellas se destaca la imageno apariencia que proyectan en su modo de vestir. Setrata de una figura muy cuidada, que resalta en eljoven su cabello engominado y en ella su traje negrocon poco maquillaje. Además, el lenguaje se acen-túa con cierto “amaneramiento” y reiteradas mule-tillas como “o sea”, “me entiendes”, “qué oso”.

- Grunge: Su nombre responde a una preferen-cia musical rock, resultante de la fusión entre rock &roll de los años setenta, rock, metal y punk. Las le-tras tienen un sentido nihilista que caracteriza unageneración incrédula. La referencia grupal es Nirva-na con su vocalista Kurt Cobain, que crea su propioestilo, y convierte su sonido como sinónimo del es-tado nortamericano Seattle. Alcanza su trascenden-cia internacional en la década del noventa ante la di-fusión masiva que realiza MTV, así el estilo se posi-ciona mundialmente gracias a las emisoras radiales.La figura visible grunge resalta la camisa leñadora,blue jean roto y deliberadas huellas de descuido.

Esas expresiones estéticas juveniles serán reto-madas por los estratos populares y resignificadas ensu contexto. A su vez los estratos medio y alto tam-bién se apropian de expresiones juveniles de estra-tos populares como el punk, rap, parlache.

Al pensar la relación entre joven y consumo, po-demos afirmar que no cualquier grupo de jóvenesconstituye una cultura juvenil, pues quizás encontra-remos algunas agregaciones juveniles que, aunquepretendan estar supuestamente en la periferia delsistema, pueden “estar instaladas como firmamen-tos especulares en donde los valores de la sociedadcapitalista –hedonismo, egolatría, culto a lo superfi-cial, consumismo, vanidad narcisista–, se reproduci-rían en clave de caricatura”(Delgado Ruiz, 1999).

Reconocemos unas agregaciones juveniles que,pretendiendo confrontar al mundo adulto, se con-

1 ARIAS OROZCO, E. “El encantode jugar. Las expresiones juvenilesen los sectores populares”, (mi-meógrafo).2 Los consumos culturales orienta-dos por los medios masivos cifranestilos identitarios signados por losgustos y las expresiones que ofre-cen los consumos masivos, por ellolos estilos y expresiones juvenilesestán marcados por su condiciónefímera y pasajera. Cfr. ARIASOROZCO, E. Pasajeros del silencio,juventud, cultura y voluntad de sa-ber, Instituto Juventud, Siglo XXI,Medellín, 1998.

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vierten en culturas paródicas, denominadas así porel antropólogo Manuel Delgado.

Este autor presenta dos ejemplos palpables deculturas urbanas paródicas contemporáneas.

El primero, relacionado con los jóvenes consu-midores de heroína, los yonquis, que se comportanjustamente como eso, es decir como consumidores,que obedecen a los principios racionalizadores queorientan la conducta consumista en la sociedadcontemporánea. La película Réquiem por un sueño3

nos presenta, entre otros personajes, a una jovenpareja, un hombre y una mujer que consumen suvida en la heroína; para ellos, consumir no es preci-samente gozar, sino morir lenta pero inevitable-mente, pues sumergidos en la heroína no encuen-tran camino de retorno, incluso, ni siquiera el amorde pareja puede salvarlos. Esta película, dirigida porDarren Aronofsky, presenta la narración de la espi-ral asociada al mundo de las drogas. Réquiem porun sueño es la alusión directa y explícita a la imposi-bilidad –con los medios equivocados–, de alcanzaresos sueños a los que nuestro espíritu reconoce co-mo motivación, esa aspiración de una mejor vida,una mejor realidad, el sueño americano. Vemos enla película una implacable visión de los estados porlos que el ser humano puede degradarse en la espi-ral que pierde los sueños y los reemplaza por reali-dades asociadas, [...]. La narrativa nos muestra clo-se-ups alusivos al único interés (drogas, adicción,ojos dilatados, las ventanas que se abren a ese mun-do mejor prometido por la adicción son obvias y su-blimes), el audio como apoyo, confirma las ideaspresentadas, la cámara rápida (las drogas y su efec-to no son lentas, pero también son rápidas al desva-necerse y pasar el efecto)4.

Y el segundo, tiene que ver con los homosexua-les varones norteamericanos, que se presentan co-mo una sociedad hipermachista, basada en la exal-tación de la virilidad y un estado permanente e in-saciable de agitación erótica, que puede ser inme-diata aunque nunca totalmente satisfecha.

Aquí la película Todo sobre mi madre5, personi-fica muy bien la fractura erótica femenino/masculi-no, en tanto el hombre se relaciona con el goce hi-permachista; él, en su condición de género insacia-ble, quiere hacer de su vida un goce y por tantotransforma su cuerpo en travesti y transexual, sinborrar la ambigüedad hombre y mujer en un mismocuerpo. En ese intento de desvanecer los límites se-xuales, va disolviendo su vida en una insaciable agi-tación erótica que no se detiene. En la película, lainestabilidad de los roles genéricos hace parte de lavida cotidiana, la vida sexual y afectiva se convierteen simulación, o siendo más explícitos,

La simulación, se constituye en verdad. Por esoel travesti y el transexual son invocados como “au-ténticos”. Por eso los personajes de la película in-gresan sin mucho trastorno a la obra de teatro. Lavisión de Almodóvar se vuelve paralela a la de Ten-nesse Williams. Huma Rojo (Marisa Paredes), la vie-ja diva del teatro, sale de la obra para ingresar altormento de su relación lésbica con Nina (CandelaPeña). En la obra, es atormentada por Stanley Ko-walsky, tipología coherente del “hombre” quepractica la crueldad desde su propia definición ge-nérica [...]. Si el cuerpo es histórico y admite lastransformaciones, simulaciones y disfraces (todos“auténticos”), el horizonte maternal estabiliza elpresente, vincula al autor con los autores. La Lola,otro transexual, hoy enfermo de sida, confiesa quesiempre soñó con tener un hijo (en realidad ha te-nido dos). ¿Sería madre o padre?6.

Las culturas paródicas son un producto de lasociedad de consumo que hace de las aspiracionesy las situaciones de cada individuo un objeto de in-tercambio mercantil. Y ante las culturas paródicasemergen jóvenes fuertemente diferenciados en-tendidos como una compleja red identitaria queagrupa y diferencia a unos y otros. “Allí las cultu-ras juveniles se entienden como un lugar para laresolución simbólica de las contradicciones de laépoca y como el resultado de los ajustes entre la

3 Réquiem por un sueño. EstadosUnidos, 2000. 1 videocasete [V.H.S.](120 min.): son., col., inglés.4 <www.cinengaños.com/alex/re-quiem>.5 Director: Pedro Almodóvar. Espa-ña, 1999. Género: drama, prota-gonizada por Cecilia Roth, MarisaParedes y Penélope Cruz.6 <www.geocities.com/paris/villa>.

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escuela, la condición de clase, los mundos del tra-bajo y el ocio”7.

En ese juego identitario entre lo uno y lo otro,se descubre la fuerza dinámica de la cultura juvenil,que no admite la existencia de identidades estables,permanentes, homogéneas. Por eso acudimos a lanoción de juventud plural, que nos deja incluir y di-ferenciar a los jóvenes en sus múltiples dinámicasidentitarias que van de las culturas juveniles a lasculturas paródicas, pasando por expresiones y con-sumos juveniles.

El concepto de juventud plural, a su vez, se re-siste a las denominaciones juveniles etiquetablesque tratan de reducir la diversidad juvenil para con-trolarla; por eso el antropólogo Manuel Delgadodenuncia cómo la prensa y las autoridades policia-les dividen a los jóvenes en grupos bien jerarquiza-dos, es decir “etiquetados” en una identidad biendelimitada. La etiqueta juvenil se lleva como marcaque le permite supuestamente, a las autoridades,precisar el nivel de peligrosidad ciudadana de los jó-venes. Por eso hay que reconocer que:

En las investigaciones periodístico-policiales, losjóvenes son clasificados como motoras, skinheads,siniestros, psichobillys, punkis, heavies, rockers,mods, hooligans, maquineros, b-boys, hardcores yokupas, con una ficha que recoge sus rasgos distin-tivos: edad, actividades–ocio y nomadismo, música,conciertos, ropa, baile, pintadas, marginalidad, ni-veles de conflictividad, ideología, etcétera, que ter-minan por asignarles responsabilidades tribales atodo tipo de crímenes, agresiones, peleas multitudi-narias, saqueos o destrucciones8.

Las expresiones juveniles etiquetables preten-den explicar de forma esencialista y connatural loscomportamientos anómalos y peligrosos, relacio-nando joven/violencia, joven/irresponsabilidad, jo-ven-peligro. Al realizar un somero sondeo en laprensa veremos algunas etiquetas juveniles que re-lacionan al joven satánico con el metalero, el pun-kero, el gótico. Esa relación con el género musical y

su estilo no sólo desconoce la enorme diferenciacultural que existe entre cada una de esas culturasjuveniles, sino que, además, peca por esencialista,pensando que cualquier expresión de muerte, mal-dad o violencia que manifiestan los jóvenes tienecomo único significado el satanismo. Etiquetas que,desconocen, que sus expresiones son efecto de cri-sis sociales profundas y se limitan a nombrar al jo-ven como victimario, culpable y generador de di-chas situaciones, reproduciendo la mirada epide-miológica hacia él.

Las etiquetas ignoran las dinámicas culturalesjuveniles contemporáneas donde es imposible rela-cionar de forma unívoca una expresión juvenil conun contenido original. Por ejemplo algunos hippiesen Inglaterra se sintieron altamente identificadoscon la filosofía plur (peace, love, unity, respect) dela naciente cultura rave o electrócnica. En Medellínse pueden resaltar los procesos permeables de ungrupo a otro, así el hip hop retoma expresiones delreggae, más exactamente de la cultura rasta.

En el último capítulo veremos la construcciónjuvenil realizada por la cultura hoppers que con-frontan el mundo establecido, ya sea por el merca-do o por los adultos; el hoppers construye un mun-do juvenil diferente, al resistirse a las formas de serjuveniles previamente establecidas. Veremos algu-nas expresiones juveniles vinculadas a los postula-dos de autogestión, no-violencia, resistencia civil yobjeción de conciencia.

Conclusiones

Las industrias culturales al considerar la juventudque se resiste, toma sus estilos, sus prácticas y relacio-nes grupales y las convierte en moda a través de lossiguientes mecanismos, presentados por Luis Brito9:

1. Se apropia de los símbolos, los adopta, loscomercializa y los produce en masa, logra así

2. La universalización del símbolo, a travésdel cual lo que era vínculo de identidad de un gru-

7 SERRANO AMAYA, José Fernan-do. Ni lo Mismo ni lo Otro: la sin-gularidad de lo juvenil, en RevistaNómadas. Nº. 13, UniversidadCentral, (Octubre / 2000). p. 148 DELGADO RUÍZ, Óp.cit., p. 122.9 BRITO, L. “El imperio contracul-tural: del rock a la posmoderni-dad”, citado por DUARTE, K., enJuventudes populares, 3ª Edición,Editorial Tierra Nueva, Santiago deChile, 1998, p. 45.

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po marginado particular pierde todo valor distinti-vo, ya que pasa a ser de uso general; con lo queocurre

3. Una inversión del significado del símbo-lo: al separarse del grupo marginado que lo creó, elsímbolo niega su contenido.

Entre discursos publicitarios de la juventud ydiscursos juveniles de resistencia está en juego lavisiblización o no del mundo juvenil que se resiste;en esa tensión se fortalecen las industrias cultura-les, que difunden un mundo juvenil dispuesto alconsumo esparciendo el déficit simbólico de la so-ciedad de consumo que relaciona al joven comoun ser de la desesperanza, de la inconformidad ysin futuro. Como bien lo presenta el antropólogoFernando Serrano:

(Las industrias culturales) forman aquello que“hace” al joven “ser” lo que “es”, que lo visibilizaen ciertas circunstancias – la producción mercanti-lista de representaciones de lo juvenil – y lo invisibil-zia en otras –las políticas sociales que lo consideran“menor” o “población de riesgo”–; un “ser” quepareciera tomar autonomía en las llamadas culturasjuveniles pero que se mantiene amarrado a las de-terminaciones hechas por los ritmos de la produc-ción en los curso vitales de los sujetos10.

Las industrias culturales tendrán su mayor desa-rrollo en la década de los noventa, pues su posicio-namiento estará reforzado con el proceso de mun-dialización de la cultura, la expansión de las tecno-logías de la información y el triunfo del discursoneoliberal. Ante esos fenómenos globales, los jóve-nes implementan múltiples formas de resistencia,que dejan ver cómo la construcción de lo políticopasa por otros ejes distintos a los tradicionales; asílo expresa Rossana Reguillo (2000):

1. Los jóvenes poseen una conciencia planetaria,globalizada, que puede considerarse como una vo-cación internacionalista. Se mantienen conectados através de complejas redes de interacción y consumo,dentro y fuera de los circuitos del mercado.

2. Priorizan los pequeños espacios de vida coti-dianos como trincheras para impulsar la transfor-mación global.

3. El barrio, entendido como el territorio propioha dejado de ser el epicentro del mundo y de susprácticas.

Esos nuevos ejes dejan entrever otras formas desociabilidad y de resistencia juvenil, cifradas en eldiálogo local-global. Y en relación a los mundosmusicales juveniles esa situación es evidente, puesaparecen géneros locales que se hacen globales, es-tableciendo corrientes, movimientos, estilos y géne-ros estético-musicales que le dan la vuelta la mun-do, pero siendo resignificados a nivel local. La fuer-za de los territorios musicales juveniles “desafían ala política reubicándola. Primero, ya no tanto en elespacio de la representación, sino en el espacio delreconocimiento. La gente joven no quiere que na-die la represente, lo que quieren es ser reconocidos,es decir, que se respete su derecho a ser como quie-ren ser. Y este es un desafío radical, resituar la polí-tica en eso que hoy se llama la ciudadanía cultural,y es que hay nuevas ciudadanías que son políticas,pero su discurso no es ni de los partidos, ni el de lossindicatos”11.

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10 SERRANO AMAYA, J. F. “Ni lomismo ni lo otro: la singularidad delo juvenil”, Revista Nómadas Nº 13,Universidad Central, Madrid, 2000.11 MARTÍN-BARBERO, Jesús.“Cambios culturales, desafíos y ju-ventud” en Umbrales. CambiosCulturales, desafios nacionales y ju-ventud, Corporación Región, Edi-torial Pregón, 2000, p. 48.

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Ensayos

as políticas de comunicación en la Ar-gentina no se han caracterizado por su

explicitación. Tomando como ejemplo la radiodifu-sión, en más de ocho décadas de historia sólo secuentan cuatro leyes aprobadas para su regula-ción1, de las cuales una sola fue resultado de san-ción democrática, datos que muestran que la deli-beración pública no ha sido la norma para el en-marcamiento de las actividades vinculadas a las in-dustrias culturales. Pero la pobreza de marco legis-lativo no debe ser asociada a la inexistencia demarco normativo; de hecho el sector ha sido regu-lado por un conjunto heterogéneo de normasemanadas del Poder Ejecutivo Nacional (decretos,resoluciones, disposiciones y circulares administra-tivas, etcétera). De lo que se ha tratado no es pre-cisamente de la ausencia del Estado, sino de la au-sencia de debate público sobre estas cuestiones,que han sido resueltas por decisiones del gobiernode turno, la mayoría de las veces bajo la influen-cia, presión o incluso en connivencia con los inte-reses de los grupos empresarios con mayor pre-sencia en el sector.

La experiencia latinoamericana en general, y Ar-gentina en particular, ha demostrado que allí don-de no existe una política explícita, fruto de la parti-cipación de la concertación social, han aflorado“políticas” implícitas, a través de la intervención de

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Por Luis Sandoval

Luis Sandoval es docente e in-vestigador de la Universidad Na-cional de la Patagonia, Comodo-ro Rivadavia, Argentina. Partici-pa en una investigación sobre laconstitución de identidades encontextos globales y enregionesperiféricas. Coordina el portal<http://www.nombrefalso.com.ar>.

Una década perdida: las políticas sobre SIC en Argentina

L

grupos, sectores o agentes con intereses distintosdel interés colectivo (Graziano, 1986)2.

El recorrido que realizan por la historia de laspolíticas de comunicación en el país los autores deMucho ruido, pocas leyes (Mastrini, 2005) es sufi-cientemente ilustrativo: una constante que atravie-sa todo el período estudiado es que el entramadolegal que se va articulando se caracteriza mayor-mente por definiciones coyunturales que luego cris-talizan como modelos de gestión, ante la ausenciade visiones globales de los fenómenos comunicati-vos. Ejemplos de ello son –en las tres primeras dé-cadas luego del inicio de las emisiones radiofóni-cas– la consolidación del modelo comercial de ra-diofonía, ante la ausencia de intervención estataldirecta y la notable influencia (que llega hasta hoy)de la licitación de las primeras señales de televisiónprivadas en 1958, modelo que se explicaba princi-palmente por el objetivo de desmantelar el sistemade medios conformado durante los primeros go-biernos peronistas.

Algo más de treinta años después, la privatiza-ción de las principales señales televisivas durantela presidencia de Carlos Menem también se expli-cará por una situación de coyuntura (ejemplificadamagistralmente por Roberto Dromi, entonces mi-nistro de Obras y Servicios Públicos, cuando justi-ficó las privatizaciones ante el Congreso diciendoque “estamos de rodillas”) y por una política noespecífica para el sector3. Vale la pena resaltar, en-tonces, que las decisiones que el Estado tomó encada momento, a partir de urgencias coyunturales(justificadas o no por la historia posterior) se con-virtieron en lineamientos con un impacto fuerte yduradero.

Uno de los errores más frecuentes en los que seha caído es el de afirmar que en Argentina no exis-ten políticas de comunicación y, peor aún, que noexistieron en la década del noventa […]. Las políti-cas de comunicación se constituyen por el conjuntode decisiones que van perfilando la conformación

1 La Ley Nº 14.241, durante la se-gunda presidencia de Juan Domin-go Perón; la Ley Nº 15.640, en1957; un capítulo de la Ley de Te-lecomunicaciones, de 1971; y elDecreto-Ley Nº 22.285, productode la dictadura genocida, iniciadaen 1976.2 Esta parece ser una tendencia delarga data en América Latina. Enuna recensión crítica del devenirde las Políticas Nacionales de Co-municación, Oswaldo CaprilesArias (1980) explicaba que uno delos resultados de las investigacio-nes realizadas era que “atomiza-ción, incoherencia e ineficacia dela acción estatal quedaron eviden-ciados como opciones abstencio-nistas, voluntarias contrapartidasde una progresiva apropiación de

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de las industrias culturales, la estructura económicaque las sustenta y los modos de participación de losactores sociales y de la ciudadanía. Luego se conva-lida con las normas. Todo ello existió y existe en Ar-gentina, aunque deba leerse como una prácticaque, desde el poder político, no hizo sino convali-dar a los ganadores de las disputas económicas delsector y refrendar los acuerdos celebrados entreellos (Uranga, 2006).

En consecuencia, no se trata de la ausencia glo-bal de políticas sino de lo que podemos caracterizar,sin demasiadas dudas, de “políticas democráticas”;es decir, de marcos normativos que surjan de la dis-cusión ciudadana y que, además de considerar elcarácter industrial de las actividades del sector y sucondición generadora de empleo y riqueza, tenganen cuenta su índole cultural y social, su especifici-dad para la construcción de ciudadanía y para laconsolidación de lazos democráticos, y su potencialpara la educación y el enriquecimiento de las iden-tidades culturales4.

En este trabajo nos concentraremos en un aná-lisis de las políticas del Estado argentino en relaciónal desarrollo, apropiación y uso de las Tecnologíasde Información y Comunicación (TICs), tomandocomo inicio de nuestro recorrido el Decreto 554/97,que declaró “de Interés Nacional” el acceso a Inter-net. En los diez años transcurridos desde entoncesla difusión de las TICs ha crecido de modo exponen-cial y el impacto de este crecimiento se ha hechosentir en todos los ámbitos de la vida social, tantoen lo que hace a su potencial para el desarrollo eco-nómico y social, como por los peligros y riesgos quegenera. Las TICs se han vuelto, por ello, un impor-tante objeto de las políticas públicas en todos los ni-veles, desde los organismos multilaterales hasta losgobiernos locales.

A partir del Informe Bangemann “Europa y laSociedad Global de la Información”, de la Comuni-dad Europea (1994), y especialmente luego de quelas Naciones Unidas convocara en 2001 a la realiza-

ción de la “Cumbre Mundial de la Sociedad de laInformación”, las discusiones sobre los profundoscambios a los que se enfrentan las sociedades decomienzos del siglo XXI han quedado enmarcadasbajo la advocación del título “Sociedad de la Infor-mación” (SI) o “Sociedad de la Información y el Co-nocimiento” (SIC). Sin embargo, la construcción deestas “sociedades”, y su misma definición, resultaun campo de enfrentamiento entre diferentes mo-delos sociales, intereses económicos, encuadresideológicos, etcétera.

Las políticas nacionales sobre esta temática noquedan aisladas de tales enfrentamientos sino que,por el contrario, funcionan como relevo y refuerzode las mismas. De allí que discriminar, en un primermomento, las tendencias operantes se volverá ne-cesario para dar sentido al entramando normativoque es objeto de este trabajo.

Las tensiones internas al proyecto de la SIC

Sociedad de la Información (SI) o Sociedad dela Información y el Conocimiento (SIC)5 es la de-nominación que se ha dado a una serie de proce-sos de transformación de las estructuras socialesy económicas del mundo capitalista, a partir de lageneralización del uso –en todos los ámbitos dela vida social– de las Tecnologías de Informacióny Comunicación (TICs). Sucintamente, Delia Cro-vi Druetta (2004) dice de ella que “es una socie-dad atravesada en todas sus actividades (indus-tria, entretenimiento, educación, organización,servicios, comercio, etcétera) por procesos comu-nicativos”.

La condición de surgimiento de la SI/SIC es elproceso de convergencia de las tecnologías de in-formación y comunicación y de la “migración digi-tal”6 de procesos diversos, posibilitando la existen-cia de una plataforma común para un número cadavez mayor de aspectos de la vida global de las so-ciedades y de sus ciudadanos, todo lo cual encuen-

la comunicación masiva por losgrupos comerciales de tendenciamonopólica u oligopólica. El des-cubrimiento –dado por diagnósti-cos cada vez más precisos– de quela ‘no política’ del Estado obede-cía a los lazos estructurales de lasclases gobernantes y la gran buro-cracia con los sectores económi-cos dominantes y su ‘punta delanza’ comunicacional, generó po-lémicas incluso en el seno de losinvestigadores críticos: algunossostenían que una ‘no política’ de-liberada era, a fin de cuentas, unapolítica, e incluso una política per-manente y significativa”.3 De hecho, la privatización de lasseñales televisivas tuvo marco legalen la Ley Nº 23.696 de Reformadel Estado, que posibilitó una am-plia gama de privatizaciones a par-tir de la asunción de un modeloneoliberal de Estado mínimo que–por supuesto– se tradujo en unasucesión de negociados atravesa-dos por prácticas corruptas cuyoresultado final fue un fenomenaltraspaso de riqueza a un númeroreducido de actores económicos yfinancieros.4 “La definición de las políticas decomunicación en Argentina pre-senta una aparente paradoja: lafuerte intervención del Estado y lacarencia de una política de Estado,en el sentido de una política deservicio público que valore los inte-reses y necesidades del conjuntode la sociedad y de los estamentosparticulares que la conforman”(Mastrini, 2006).5 Ya nos detendremos en que éstano es una mera diferenciación se-mántica o, mejor pensado, que esjustamente una diferenciación se-mántica, es decir, política.6 La figura es de Lorenzo Vilches(2001).

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tra en Internet su expresión obvia y explícita.7 Sibien en la práctica, y hasta ahora, el proyecto de laSI se ha materializado en políticas gubernamentalesde liberalización de los mercados de telecomunica-ciones, informática e industrias culturales (Becerra,2003), o en una re-regulación a favor de los intere-ses del gran capital concentrado (Mastrini y Mest-man, 1996), mantiene, sin embargo, su condiciónde espacio de lucha entre perspectivas, intereses yexpectativas antagónicos. Esta lucha, aun cuandoteóricamente puede sistematizarse en dos tenden-cias generales enfrentadas, adquiere en cada casoun “ropaje” específico, del que vale la pena realizarun inventario ilustrativo, aunque parcial.- Como modelos teóricos (modelo matemático vs.modelo sociosemiótico)

Desde su formulación en los años cuarenta, pe-ro especialmente desde que en la década del sesen-ta el lingüista Román Jakobson introdujera en lasciencias sociales la teoría matemática de la comuni-cación formulada por Claude Shannon, su validezcomo modelo explicativo general de los procesoscomunicativos ha sido ampliamente discutida porlos especialistas. La indiferencia del modelo deShannon respecto al contenido de los mensajes setraduce en un acento puesto en la definición de lainfraestructura informativa y en el protagonismodel emisor como parámetro de la eficacia comuni-cativa. Luego de un período de éxito en las cienciassociales, el modelo matemático comenzó a cose-char fuertes críticas ya que, al decir de Umberto Eco(1974), “la señal no es únicamente una serie deunidades discretas, computadas por bits de infor-mación, sino que es también una forma significan-te que el destinatario humano deberá llenar con unsignificado”, dejando el lugar a modelos sociose-mióticos más complejos y ricos.

Habiendo perdido credibilidad en el campo delas ciencias sociales, es interesante constatar, sinembargo, que el modelo matemático pervive (ade-más de en la Ingeniería, donde brinda un servicio

apropiado) en la concepción de sentido común dela comunicación, que sigue postulando un esencia-lismo del mensaje, inalterable respecto a los contex-tos variables en que se da la comunicación. Esta afi-nidad del modelo shannoniano con el sentido co-mún permite, a posteriori, la justificación de políti-cas “comunicativas” que se concentran en la am-pliación de infraestructura en desmedro de la pro-ducción de contenidos o de la apropiación de latecnología.- Como políticas de promoción (infraestructural vs.cultural/educativa)

Un ámbito particularmente ilustrativo de la ten-sión de la que hablamos concierne a la definiciónde políticas de promoción de la SI, a la priorizaciónde acciones y estrategias y –en definitiva– al carác-ter específico que adquiere una sociedad o naciónque, en virtud de “no perder el tren”, establece li-neamientos y planes para este espacio. Aun cuan-do en su formulación las políticas nacionales sobrela SI (y las que provienen de los organismos multila-terales) parten del reconocimiento de su carácterholístico8, en la concreción de estos programas (yen la asignación presupuestaria correspondiente) esla ampliación de infraestructura la línea priorizada.

Una estrategia de promoción de la produccióncultural supone mecanismos para su protección, enun contexto de enorme preponderancia de la indus-tria audiovisual de los países centrales (y muy espe-cialmente de EE.UU.). A partir de la producción decontenidos propios y del apoyo a su circulación yconsumo, las TICs pueden cumplir un papel desta-cado en el fortalecimiento de las identidades cultu-rales locales y regionales; sin embargo, es obvio queuna política de estas características se enfrenta di-rectamente a los intereses de las grandes multina-cionales –entre ellas los grandes operadores de te-lecomunicaciones–, para las que globalización es si-nónimo de desdibujamiento de las particularidades,en aras del incremento de escala de los mercadosde consumo. Si la revolución científico-tecnológica

7 Este concepto “operativo” de lanoción de convergencia es la queutilizan, entre otras fuentes, la CE-PAL (2003). Una definición másprecisa, que toma en cuenta tantolos aspectos propiamente técnicoscomo los procesos económicos ysociales, es la de Nicholas Garn-ham, para quien la convergenciaqueda enmarcada por una serie deprocesos interrelacionados: “a) laconvergencia de canales de distri-bución técnicos en un sistema decable común, de banda ancha yconmutada; b) la convergencia demedios de comunicación –el alma-cenamiento controlado por orde-nador, la visualización y manipula-ción de combinaciones de textos,imagen móvil, imágenes y sonidofijo–; c) la convergencia de modosde consumo de comunicación –en-tre los sentido únicos y los interac-tivos, los conmutados y los no con-mutados–; d) la convergencia demodos de pago alrededor de lossistemas de pago por visión; e) laconvergencia de los mercados do-mésticos y comerciales” (Hernán-dez y otros, s/f).8 Un ejemplo, entre varios posi-bles, es Livro Verde: Sociedade daInformação no Brasil (Takahashi,2000) que, al establecer los linea-mientos políticos para Brasil en2000, menciona como líneas deacción: a. Mercado, trabajo y opor-tunidades, b. Universalización deservicios para la ciudadanía, c. Edu-cación en la sociedad de la infor-mación, d. Contenidos e identidadcultural, e. Gobierno al alcance detodos, f. Tecnologías clave y aplica-ciones, g. Infraestructura avanzaday nuevos servicios.

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iniciada en los setenta, y profundizada de modoacelerado a partir de fines de los ochenta, es un da-to necesario para el programa de la SI, lo cierto esque éste viene desarrollándose al interior de lasnuevas necesidades del capitalismo trasnacional.“Como iniciativa política y a nivel programático, laSI se halla articulada por el dominio de tres ideasfuerza: la desregulación, la liberalización y la inte-gración competitiva del planeta como escenario derealización de la economía de mercado” (Becerra yMastrini, 2004).

Este marco explica que gran parte de las inicia-tivas gubernamentales sobre el tema terminan porreducirse a posibilitar y favorecer la realización degrandes negocios por parte de las multinacionalesde las telecomunicaciones; incluso en el caso de laUnión Europea, que ha planteado metas comunita-rias muy claras al respecto, ésta parece ser la nor-ma. Como afirma Enrique Bustamante (citado porSierra Caballero, 2004):

El repetido reconocimiento de la importanciaestratégica de los contenidos no ha tenido sin em-bargo influencia real en el monto presupuestario delos programas de acción, diez veces menores portérmino medio y en el mejor de los casos que losdestinados a las redes. Las telecomunicaciones si-guen siendo el eje central de las políticas comunita-rias en el campo de la comunicación, con su nítidaacepción de negocios, su carácter tangible y susgrandes grupos empresariales instalados, que man-tienen una política de club para grandes operado-res con lobbies dominantes.- Como modelos políticos globales (SI vs. SC)

La delegación en la Unión Internacional de Tele-comunicaciones (UIT) de la organización de la Cum-bre Mundial de la Sociedad de la Información porparte de la Organización de las Naciones Unidas su-puso toda una definición respecto al estado defuerzas entre quienes –a la hora de definir la SI/SC–ponen el acento en las cuestiones infraestructuralesy quienes lo hacen en las culturales y educativas. La

UIT es un organismo del sistema de la Naciones Uni-das9 abocado –según se define en su sitio web ofi-cial10– “a las tecnologías de la información y la co-municación. En su calidad de coordinador mundialde gobiernos y sector privado, la función de la UITabarca tres sectores fundamentales: radiocomuni-caciones, normalización y desarrollo”, entendiendoéste como “acceso a las infraestructuras y a los ser-vicios de información y de comunicación”.

Resulta evidente que el interés de la UIT, al quese sumaba el de los gobiernos y especialmente eldel sector privado, pasaba por la coordinación deacciones tendientes al desarrollo de infraestructuray, de hecho, la mayoría de los objetivos enunciadosen la Primera Etapa para alcanzar en el año 2015 serefieren a cuestiones de conectividad. Sólo las orga-nizaciones de la sociedad civil plantearon una posi-ción diferencial, remarcando la diferencia entre ac-ceso y acceso con sentido:

A mí me parece que los objetivos que enumerael Plan de Acción son débiles, puesto que sólo ha-blan de acceso, terminales, infraestructura, cables,acceso, acceso, acceso. El acceso en sí mismo no esun bien, si no tenemos una sociedad educada, don-de primero que nada se respeten los derechos de laciudadanía (Busaniche, 2006).

Las limitaciones del programa de la SI impulsadopor la UIT encontraron una alternativa, en el mismomarco del sistema de las Naciones Unidas, dentro delencuadre que decidió impulsar la UNESCO, que en2005 dio a conocer su informe mundial “Hacia lassociedades del conocimiento” y en el que –ya en laprimera página- su Director General afirmaba:

Las sociedades emergentes no pueden conten-tarse con ser meros componentes de una sociedadde la información y tendrán que ser sociedades enlas que se comparta el conocimiento, a fin de quesigan siendo propicias al desarrollo del ser humanoy de la vida.

El informe especifica que “la noción de infor-mación se basa en los progresos tecnológicos. En

9 En realidad, la UIT es previa alnacimiento de las Naciones Uni-das. Fue creada el 9 de diciembrede 1932, a partir de la fusión dela Unión Telegráfica Internacionaly la Unión Radiotelegráfica Inter-nacional.10 <www.itu.int>.

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cambio, el concepto de conocimiento comprendedimensiones sociales, éticas y políticas mucho másvastas”. Sin mencionarlo de modo directo, por su-puesto, el informe de la UNESCO se planta ante laUIT y la CMSI como una propuesta más integral,donde el desarrollo de la infraestructura sea sólo unaspecto –y no necesariamente el más importante–de una estrategia global de apropiación de los de-sarrollos tecnológicos en beneficio de la humani-dad, y especialmente de las naciones y pueblos me-nos desarrollados.

Entre otros temas, cuestiones como las modifi-caciones necesarias en la educación para dar res-puesta tanto a la incorporación tecnológica como alas necesidades de aprendizaje a lo largo de toda lavida, la redefinición de los conocimientos básicosnecesarios, las redes universitarias y las desigualda-des en I+D entre los países centrales y los periféri-cos, las asimetrías entre los requerimientos de la di-fusión óptima de las innovaciones científicas y lasrestricciones de los sistemas de patentes, la gober-nanza de la ciencia, la diversidad lingüística y cultu-ral (y la lucha contra la biopiratería), la promocióndel dominio público y del software libre, encuen-tran un lugar en este complejo y más que sugeren-te informe.

La tensión entre las dos tendencias generalesque estamos analizando también se evidencia, en-tonces, en la actuación y posicionamientos de losorganismos multilaterales, incluso al interior delmismo sistema de las Naciones Unidas11.- Como prioridades de la acción gubernamental(administración-e vs. democracia-e)

La introducción de las TICs en el ámbito de laacción gubernamental también resulta tributariade esta tensión que venimos rastreando. En gene-ral, y aun cuando tanto los especialistas como losdocumentos gubernamentales suelen incluir demodo casi obligado la apelación a las potenciali-dades de las TICs para favorecer la construcciónde redes sociales, la participación democrática y la

ciudadanización, lo cierto es que estas premisaspierden terreno frente a los requerimientos de ma-yor eficiencia en la misma acción gubernamental,para lo cual se aceptan como modelos –implícita oexplícitamente– las experiencias exitosas del sectorprivado.

En un análisis sobre las tendencias en gobiernoelectrónico en América Latina se afirma:

La perspectiva evolutiva del e-gov se puede ex-plicar a través de la metáfora de la pantalla. Frentea la pantalla están los procesos que hacen posibleofrecer un servicio público por medios digitales. Es-to es el diseño organizacional que sostiene los pro-cesos de transformación, los recursos humanos re-queridos o la administración integrada de las finan-zas del Estado.

La pantalla propiamente tal es la interfase entregobierno y ciudadanos. Es la dimensión web del go-bierno electrónico que, por cierto, va más allá de unproblema técnico. Se trata de la manera en que elEstado se muestra, se vincula con la ciudadanía yofrece servicios a través de medios digitales. Las pri-meras etapas del e-gov se han focalizado en tenerpresencia en la pantalla. Las etapas más intensivas(transacción, integración) ponen el foco no sólo enla pantalla, sino en los procesos que hay detrás deella como en los usuarios a quienes se procura lle-gar (Araya Dujisin, 2004).

Desde esta perspectiva, el gobierno electrónicoha de centrarse en mejorar la calidad de los servi-cios ofrecidos a los ciudadanos, para lo cual se ne-cesita un rediseño organizacional (que se involucre,por ejemplo, en la creación de una administraciónfinanciera integrada, los procesos de formacióncontinua de los recursos humanos y los sistemas decompras electrónicas para el Estado) y la implemen-tación de portales de acceso web para uso de losciudadanos-usuarios (vistos casi como “clientes”).Un indicador de que el gobierno electrónico sepiensa habitualmente –y al menos en nuestros paí-ses– “desde arriba” o desde las necesidades de la

11 A estas diferencias se refiereDamián Loretti (2006), al explicarque la posición global de la CMSI(que finaliza sólo con “recomenda-ciones”) debe entenderse articula-da con las negociaciones (estas sírestrictivas) de la OrganizaciónMundial del Comercio, las que –almenos parcialmente y en algunospuntos– pueden ser contrarresta-das desde la Convención sobre laDiversidad Cultural que auspició lamisma UNESCO.

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administración gubernamental, es que las primerasiniciativas de servicios que se implementan –y casisiempre las únicas– están relacionadas con la recau-dación de impuestos o pago de proveedores. Estasituación queda bien caracterizada con la formula-ción que hace la CEPAL en su documento de 2003,preparatorio de la Cumbre Mundial sobre la Socie-dad de la Información:

El concepto de “administración-e” se refiere ala introducción de TIC en la administración públicadel poder ejecutivo. Este último apartado ha sido elobjetivo principal de las actividades de gobiernoelectrónico hasta la fecha, pero no debe subesti-marse la importancia de la democracia-e.

Frente a este modelo que asimila ciudadanos aclientes, y que aun cuando permite facilitar las tran-sacciones con el Estado no contempla una partici-pación ampliada y democrática, las experienciasque hacen uso de las TICs para favorecer la “demo-cracia continua” (Rodotá, 2000) son más bien esca-sas y prácticamente limitadas al ámbito de los go-biernos locales (experiencias como la del presupues-to participativo, por ejemplo, han hecho uso de lasTICs de variadas formas).

Resumiendo: las visiones que se enfrentan aquíquedan bien caracterizadas si hablamos, por un la-do, de un modelo de desarrollo de negocios concen-trados, que trata de ampliar cada vez más tanto labase de consumidores de tecnología como los nive-les de consumo de los mismos12 y, por el otro, de unproyecto (o tal vez apenas una tendencia) que tratade utilizar el desarrollo tecnológico como herra-mienta para la democratización y el desarrollo hu-mano (tendencia que parece, por ahora, rezagada).

Apreciaciones generales sobre el estado de los pro-gramas SIC/e-gov en la región

Al hacer el recuento de las iniciativas vinculadasal desarrollo de la SIC en América Latina se vuelveevidente que la visión que ha tenido predominio es

aquella vinculada al desarrollo de infraestructura,es decir, la que resulta más funcional a las opera-doras de telecomunicaciones y a los fabricantes dehardware.

[En América Latina] el modelo que termina im-perando es el “tecnológico”, que obstaculiza laoportunidad de incorporar a las TIC para impulsar eldesarrollo de la Sociedad de Información y el Cono-cimiento (Kaufman y Piana, 2007).

Esto parece traducirse en que los planes encara-dos se concentran en una gama acotada de opciones:- desarrollo de infraestructura de telecomunicaciones;- programas de modernización del Estado adoptan-do el gobierno electrónico;- facilidades promocionales para la adquisición deequipamiento informático.

En una investigación realizada sobre el tema seconcluye al respecto:

La mayoría de las políticas nacionales en los paí-ses de América Latina y el Caribe se orientan bási-camente a reforzar la conectividad, estimular elmercado de telecomunicaciones e informática y ge-nerar una masa crítica de usuarios en la región, convistas fundamentalmente a la difusión del GobiernoElectrónico –en el sentido de la e-administración– yde las transacciones por Internet (Finquelievich yFinquelievich, 2007).

A esto se suma que el financiamiento de los orga-nismos multilaterales de crédito para programas rela-cionados a la temática se diluye en la formación deunidades ejecutoras, compra de equipamiento paralos organismos del Estado y políticas que buscan –almenos desde su enunciación– trabajar sobre la “bre-cha” por vía de la venta de equipos de computacióna precios accesibles (Kaufman y Piana, 2007)13.

Existen, por supuesto, algunas excepciones. Laformulación del Programa Sociedade da Informa-ção y la publicación de Livro Verde (Takahashi,2000) constituyó un esfuerzo, pionero en el hemis-ferio, de formulación de una política integral para laSIC, aunque los problemas de implementación del

12 En palabras de Hajj Aboumrad,CEO de Telcel y América Móvil(grupo propietario de la empresaClaro de celulares, ex CTI): “El retoes, con la nueva plataforma de 3G,poder dar más servicios a nuestrosclientes. Eso va a permitir que elingreso por usuario se eleve […]. Elprecio de la telefonía móvil ha ba-jado y la verdad es que por el ser-vicio de llamadas no estamos ge-nerando más ingresos, por esoqueremos aumentarlos a través deotros servicios” (La Nación, “Eco-nomía & Negocios”, 5/4/2008). Aconfesión de partes…13 La lógica subyacente a las polí-ticas de ampliación de la base deusuarios de TICs fue denunciadatempranamente por los investiga-dores latinoamericanos de comu-nicación. “En lo económico los sis-temas pequeños e individuales só-lo sirven para incorporar másusuarios y para fijar socialmente lanecesidad del tratamiento técnicode la información; a través del fa-cilitamiento de una serie de opera-ciones –nos referimos sobre todo ala minicomputación– establecenuna nueva necesidad social queimpulsará en un segundo movi-miento hacia los sistemas medios yhacia la articulación de los diversossistemas en redes sociales que fi-nalmente tienden a ser controla-das internacionalmente por aque-llos que, por poseer el control tec-nológico, poseen también las má-ximas posibilidades de recolecciónde información gracias a los máspoderosos sistemas y pueden asíimponer las soluciones técnicas,económicas y hasta políticas paralos problemas de cualquier índoleque se planteen en escala impor-tante” (Capriles Arias, 1980).

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programa han morigerado las expectativas que ge-nerara. Otro caso destacable es el de Chile, que hamantenido una política consistente en el tiempo yque –sin escapar a las aporías señaladas– ha sidocapaz de trabajar en políticas de estado de largo al-cance, de las cuales el último ejemplo es la Estrate-gia Digital 2007-2012 formulada en 2007 por elComité de Ministros para el Desarrollo Digital.

Un recorrido por la normativa argentina sobre SIC/e-gov

La normativa argentina sobre Sociedad de la In-formación y el Conocimiento o, más específicamen-te, sobre gobierno electrónico, tiene su primer an-tecedente en el Decreto Nº 554/97, que declara deInterés Nacional el acceso a Internet. En los consi-derandos, junto a algunas apreciaciones tecnoutó-picas propias del momento, se menciona la necesi-dad de fijar la política a seguir para el sector, se re-conoce que es tarea del Gobierno Nacional impedirla formación de brechas entre grupos que tenganacceso a la información y grupos que no la tengany se declama la necesidad de contar con infraes-tructura de calidad. Además de declarar de InterésNacional el acceso a Internet, el Decreto estableceque la autoridad de aplicación será la Secretaría deComunicaciones y la faculta para varias medidas,entre las que destacan: desarrollar un plan estraté-gico para la expansión de Internet y analizar la in-corporación de Internet al servicio universal. Res-pecto al Plan estratégico, se mencionan algunas lí-neas más bien aisladas, como la incorporación a lared de las bibliotecas argentinas, la promoción en elsistema educativo y la telemedicina.

A partir de allí, las normas vinculadas a nuestrotema pueden dividirse someramente en:a) normas referidas a planes de infraestructura y su-peración de la brecha en lo que hace al acceso a latecnología;b) normas referidas al rango constitucional del acceso

a Internet y a la protección de los datos personales;c) normas vinculadas a cuestiones de validez jurídi-ca de instrumentos digitales, y a la incorporación detecnología en la administración del Estado;d) normas de promoción de actividades económicasrelacionadas con el desarrollo tecnológico;e) normas de promoción de desarrollo de conteni-dos culturales y educativos.- Infraestructura y acceso

Un año después del mencionado decreto, el De-creto Nº 1018/98 creó el Programa [email protected], que tenía entre sus principales funcionesel estímulo al desarrollo de redes nacionales y lacreación de Centros Tecnológicos Comunitarios.Los fondos para el programa surgían –al menos enprincipio– de las utilidades de la participación delEstado en INTELSAT e INMARSAT. La autoridad deaplicación era la Secretaría de Comunicaciones (Se-.Com.), que debía suscribir un convenio con la UITpara la ejecución del programa y que oficiaba deadministradora de los fondos.

Durante la presidencia de Carlos Menem tambiénse dictó el Decreto Nº 1293/98, que declaró de Inte-rés Nacional el proyecto Internet 2, designando comoautoridad de aplicación a la Se.Com. Vale la penamencionar que si bien en los considerandos se habla-ba específicamente de proyectos destinados a la pro-ducción de contenidos, y de la necesidad de distribu-ción más democrática del conocimiento, las cuestio-nes resolutivas se centraron en la coordinación deuna red de comunicaciones de alta velocidad y en eldiseño de un modelo técnico para ello (se mencionatambién el desarrollo de aplicaciones multimedia, pe-ro sin una asignación específica). El espíritu de la nor-ma quedó explicitado en la afirmación: “El PODEREJECUTIVO NACIONAL sostiene que toda inversióndestinada al desarrollo de redes de telecomunicacio-nes en las que se apliquen tecnologías de última ge-neración es capital para el crecimiento del país”.

En el transcurso del breve gobierno de la Alian-za, la Secretaría de Comunicaciones (que claramen-

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te responde en el país a una visión tecnocrática e in-fraestructural de la SI) vio brevemente menguado supoder de acción. Mediante el Decreto 252/2000, enel ámbito de la Secretaría para la Tecnología, la Cien-cia y la Innovación Productiva (S.T.C.I.P.) se creó elPrograma Nacional para la Sociedad de la Informa-ción que subsumía al anterior <[email protected]>. El texto del decreto definía: “Quedan in-cluidas en el Programa Nacional para la Sociedad dela Información las actividades vinculadas al diseño eimplementación de políticas públicas destinadas aproveer a la universalización de Internet y otras re-des digitales de datos, al desarrollo del comercioelectrónico, a la formación de recursos humanos es-pecializados en su gestión, al fomento de las inver-siones y al desarrollo, en general, de las telecomuni-caciones, la informática, la electrónica, el software ydemás tecnologías afines”. El mismo decreto tam-bién dispuso el traspaso a la S.T.C.I.P. de la injeren-cia sobre el Decreto 1293/98 (Internet 2). Menos deun año después, el Decreto Nº 243/2001 iba a de-volver el conjunto de estas funciones a la Se.Com.

El resultado de este programa ha sido dispar. Enuna evaluación de 2002 se contabilizaron 1.350CTCs, distribuidos en el conjunto de las provinciasargentinas. Sin embargo, en muchos de ellos se hansumado una serie de inconvenientes, desde la debi-lidad de las instituciones receptoras y la falta deapoyo posterior a la entrega en comodato del equi-pamiento, la carencia de perfiles adecuados en loscoordinadores de los centros y la ausencia de capa-citación de los mismos, hasta el hecho de que casiel 50% de los CTCs no disponía de conexión a In-ternet en el momento de su apertura. Según Roxa-na Bassi y Silvia Rabadán (2002), “si bien los CTCsinstalados son un hecho, el funcionamiento de losmismos según los objetivos planteados está muy le-jos de optimizarse. La mayoría presentan serias irre-gularidades, y los que funcionan se encuentran su-butilizados”. Parece evidente que la crítica que seha realizado al proyecto, en cuanto que se centró

en el negocio de venta y colocación de equipamien-to y software propietario, antes que en los aspectospropiamente sociales y promocionales, encuentrabastante fundamento.

En lo que hace a políticas de acceso, también de-be mencionarse la normativa sobre el Servicio Uni-versal que fue introducido durante el gobierno de laAlianza por el Decreto Nº 764/2000, normativa queaprobó diversos reglamentos para la desregulaciónde las telecomunicaciones, en virtud de cumplirse elplazo establecido en el Decreto Nº 264/98 que habíafijado un período de competencia limitado en elmercado de telefonía (virtualmente una legitimacióndel comportamiento oligopólico) hasta noviembrede 2000. Uno de estos reglamentos es justamente elde Servicio Universal, aunque restringido a los servi-cios de telefonía (y no de Internet), justificando estarestricción en que “el estado de desarrollo de las re-des y servicios no hace aconsejable extender inicial-mente el Servicio Universal a otros servicios que nosean el servicio básico telefónico”.

Esta reglamentación introdujo un nuevo actorgubernamental: la Secretaría de Defensa de laCompetencia y del Consumidor, que interviene enuna serie de ítems especificados, aunque la autori-dad de aplicación directa es la Se.Com. Según elart. 6°, “el SU es un conjunto de servicios de tele-comunicaciones que habrá de prestarse con una ca-lidad determinada y precios accesibles, con inde-pendencia de su localización geográfica. Se pro-mueve que la población tenga acceso a los serviciosesenciales de telecomunicaciones, pese a las desi-gualdades regionales, sociales, económicas y las re-feridas a impedimentos físicos. El SU es un concep-to dinámico, por lo que se debe revisar periódica-mente su contenido, analizando los servicios queengloba y las condiciones de prestación, en virtudde la demanda de los servicios, la evolución tecno-lógica y las necesidades insatisfechas. Inicialmentese satisfarán las carencias de telefonía básica y, ensegunda instancia, de acceso a Internet”.

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En su instrumentación, el SU implica la existen-cia de subsidios que se brindan a usuarios que po-seen desventajas geográficas o individuales, o a losprestadores para que ofrezcan servicios no renta-bles. El fondo fiduciario que se estableció para fi-nanciar el SU se compone con un 1% de los ingre-sos totales de los prestadores de servicios de teleco-municaciones14. Las operadoras podían solicitarexenciones comprometiéndose a realizar prestacio-nes de las incluidas en los programas del SU por in-versiones equivalentes. Los programas inicialmenteincluidos se refieren de manera exclusiva a telefo-nía, aunque era posible ampliarlos para alcanzarprogramas de acceso a Internet, si fuera el caso, yen esto ha consistido la propuesta de algunos espe-cialistas (Jensen, 2006).

De cualquier modo, el SU no fue implementadode modo total, ya que el sistema permitía que lasoperadoras sortearan su compromiso de aporte alfondo fiduciario compensando con inversiones queeran parte de su misma estrategia empresaria15. Es-te parece ser el motivo que llevó a que la presiden-ta Cristina Fernández de Kirchner, en su primeramedida relacionada con el campo de la SIC, apro-bara mediante el Decreto Nº 558/2008 modificacio-nes importantes a este reglamento. Si bien se con-centra el poder de la administración del SU (y delfondo fiduciario) en la Se.Com, se elimina la posibi-lidad de los prestadores de solicitar exenciones sien-do que, además, tampoco tendrán preferencia en laprestación de los programas del SU en su área deprestación, ya que ahora todos los programas pasa-rán a adjudicarse por licitación.

La administración del Fondo, en tanto, que an-tes estaba en manos de un Consejo de Administra-ción compuesto por representantes del PEN, losprestadores, las provincias y las Asociaciones deconsumidores, queda ahora en manos de la Se-.Com., con asistencia de un Comité Técnico asesorde conformación similar al Consejo de Administra-ción del Decreto Nº 764/2000, aunque sin repre-

sentantes ni de las provincias ni de los consumido-res. En este sentido, la norma reciente parece pro-fundizar la lógica tecnocrática ya presente en la an-terior, de la cual investigadores críticos han afirma-do que “la participación de los usuarios se limita auna forma absolutamente instrumental y sectorialen acotados espacios de gestión” (Hernández yotros, s/f). Finalmente, el Decreto 558/2008 tam-bién deriva la definición de los programas a la au-toridad de aplicación, sin una explicitación de losiniciales, lo que podría derivar en la inclusión de al-gunos vinculados a la SIC.- Internet: derechos y garantías

En este apartado se cuentan dos cuestiones dis-tintas. Por un lado se ha declarado a Internet com-prendido dentro de la garantía constitucional queampara la libertad de expresión, asimilándolo a losdemás medios de comunicación. Esto ha quedadoasentado en el Decreto Nº 1279/97 y luego ha sidoasegurado en la Ley Nº 26.032, sancionada en ma-yo de 2005. Por otro lado tenemos la problemáticade la protección de los datos personales y la regula-ción de los bancos de datos, tratando de evitar losusos perjudiciales que se puedan derivar de ellos. Lanorma que rige estas cuestiones es la Ley Nº 25.326de “habeas data”, sancionada en octubre de 2000,que establece limitaciones acerca de la constituciónde bancos de datos y obligaciones para quienes losconstituyan. El control de la aplicación de la ley es-tá a cargo de un organismo dependiente del Minis-terio de Justicia y Derechos Humanos.- Gobierno electrónico

El primer antecedente en este tema es el Decre-to Nº 1023/2001, que establece el Régimen gene-ral de contrataciones para la Administración PúblicaNacional e incluye un capítulo (el II) sobre contrata-ciones públicas electrónicas, aunque la puesta enfuncionamiento de este sistema depende –entreotras cosas– de la constitución de la infraestructurade firma digital. Justamente sobre este último as-pecto trata la Ley Nº 25.506, de noviembre de

14 A fin de ilustrar el tipo de acto-res empresariales y el grado de per-misividad de los entes de gobierno,alcanza con mencionar que las em-presas de telefonía celular factura-ban el aporte al SU a sus clientes ysólo ante la intervención del Defen-sor del Pueblo de la Nación la Se.Com. dictó una Resolución (N°99/2005) para hacer valer lo obvio:que el aporte deban deducirlo losprestadores de su facturación netay no pagarlo los clientes, exigiendoque se devuelva lo facturado a es-tos últimos.15 De las operadoras telefónicaspuede decirse lo que Mastrini yMestman (1996) sostenían de losgrandes oligopolios multimediáti-cos: “Estos sectores poseen granexperiencia en la negociación conlos respectivos gobiernos naciona-les, los mejores equipos técnicos yuna gran capacidad de lobby. Suinfluencia en la definición de políti-cas sectoriales es determinante y aveces superior a la de los gobiernosnacionales”.

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2001, último aporte del gobierno de la Alianza. Es-ta norma asimila la firma digital, a casi todos losefectos, a la firma manuscrita. Establece la existen-cia de organismos certificadores licenciados, quepueden ser tanto del sector público como del priva-do (en este último caso, por licitación) y designa ala Jefatura de Gabinete como autoridad de aplica-ción de la ley, creando a su vez una Comisión Téc-nica Asesora.

Si bien la ley establecía un plazo máximo de cin-co años para su implementación completa (queabarcaría el total de actos administrativos de laAPN, incluyendo leyes y decretos), lo cierto es quesu efectiva puesta en marcha se ha visto demorada,y ha habido marchas y contramarchas. El DecretoNº 2628/2002 (un año después) reglamentaba laley, creando un Ente Administrador de Firma Digitaldependiente de la Jefatura de Gabinete, pero –quesepamos– este ente no llegó a existir: se disolviómediante el Decreto Nº 1028/2003 y sus funcionespasaron a la Oficina Nacional de Tecnologías de laInformación (ONTI) en el ámbito de la Secretaría dela Función Pública. La Comisión Técnica se creó enfebrero de 2004 (Decreto Nº 160/2004). Finalmen-te, recién en noviembre de 2007 se constituyó laSGP como Autoridad Certificante Raíz, recibiendolas solicitudes de AFIP y ANSeS para constituirse co-mo certificadores licenciados, no habiéndose reali-zado todavía licitaciones para extender este proce-dimiento a otras jurisdicciones del Estado o al sec-tor privado.

Por otra parte, el Decreto Nº 378/2005 aprobó elPlan Nacional de Gobierno Electrónico, que rige pa-ra toda la APN, encargando su coordinación a la Se-cretaría de la Función Pública. El Plan propone la uti-lización intensiva de las TICs para mejorar el servicioa los ciudadanos y optimizar la gestión pública. Losprincipios rectores enunciados para el plan son: - mejor servicio al habitante y ciudadano- mejor gestión pública- reducción de costos

- transparencia- participación- integración- apoyo al desarrollo- integración a la economía mundial.

Para ello se convocaba a todos los organismosdependientes de la APN a que elaboraran diagnós-ticos y planes sectoriales, utilizando como instru-mentos: guía de trámites, portales generales y te-máticos, sistemas de seguimiento de expedientes,directorio de organismos y funcionarios. La respues-ta ha sido dispar, en función de que las realidadesde los diferentes organismos de la APN son muy he-terogéneas. En un análisis realizado por Ester Kauf-man (2007) sobre este punto se discrimina entre or-ganismos fortalecidos inmersos en procesos dereestructuración organizacional, organismos quehan incorporado TICs sin acompañarlas de procesosde reestructuración y organismos debilitados. Mien-tras que los primeros han entregado sus informesdiagnóstico y planes sectoriales y avanzan en su im-plementación, los otros presentan mayores dificul-tades para hacerlo.- Promoción de actividades económicas

A la hora de considerar las acciones vinculadasal desarrollo de la SIC como motores del desarrolloeconómico las únicas iniciativas normativas que hantenido lugar han sido dos leyes relacionadas con eldesarrollo de aplicaciones de software. La primerade ellas es la Ley Nº 25.856, de diciembre de 2003,que –en un texto por demás breve– establece queel desarrollo de software debe considerarse comoactividad industrial a los efectos de beneficios im-positivos y crediticios.

Un año después se aprobó la Ley Nº 25.922 “depromoción de la industria de software” que esta-blece un régimen de promoción de la actividad queconsiste básicamente en la devolución por el Esta-do, bajo la forma de un crédito fiscal, de hasta el70% de los aportes patronales y una desgravaciónde hasta el 60% en el monto del impuesto a las ga-

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nancias. También crea un fondo fiduciario a cargode la Agencia Nacional de Promoción Científica yTecnológica, para el financiamiento de programasde investigación y desarrollo, para mejora de proce-sos y capacitación. La ley fijaba que los recursosasignados a este fondo debían provenir exclusiva-mente de la porción de la coparticipación federal deimpuestos asignada a la Nación, pero el Poder Eje-cutivo observó justamente este artículo. La ley fuereglamentada por el Decreto Nº 1594/2004. Si bienla norma establece que la SePyMEs (autoridad deaplicación) debe publicar en su sitio web un listadode las empresas beneficiarias, a la fecha esta infor-mación no se encuentra disponible.- Promoción de contenidos culturales y educativos

En este apartado, la única norma de cierta rele-vancia ha sido la creación, mediante el Decreto383/2000, de EDUC.AR Sociedad del Estado, unaempresa estatal que tiene por misión la administra-ción y desarrollo del portal educativo de ese nombre,que ya existía en el ámbito del Ministerio de Educa-ción. La empresa, además, tiene la tarea genérica deconectar y equipar a los establecimientos educativosdel país. Bajo la conducción de Alejandro Piscitelli, elportal ha generado una gran cantidad de contenidosy recursos para los docentes de todo el país, en unaexperiencia que últimamente ha sido complementa-da con el canal de televisión Encuentro.

Conclusiones

Del análisis de las normativas relacionadas conla SIC en nuestro país se desprende que las mismasse caracterizan por su parcialidad, no existiendo unplan integral que las contenga. Las pocas leyes(apenas cinco) que el Congreso ha sancionado so-bre el tema se refieren a cuestiones muy específicas(el habeas data o la firma digital) o, en el otro extre-mo, realizan declaraciones generales. Tal vez la ex-cepción sea la Ley Nº 25.922 de promoción de la in-dustria del software, que puede constituir un instru-

mento promocional apropiado, aunque se concen-tra solamente en los aspectos de desarrollo produc-tivo del sector.

No existe, en consecuencia, ninguna ley quetrate las cuestiones sociales o políticas relacionadascon la SIC, las problemáticas vinculadas, por ejem-plo, con el fortalecimiento de las identidades cultu-rales en un mundo crecientemente conectado, ocon las repercusiones negativas de la brecha digitaly de conocimientos. Algunos de estos temas han si-do recogidos en los variados decretos del PEN quehemos mencionado, aunque de su análisis de con-junto resulta bastante obvio que apuntan casi ex-cluyentemente al desarrollo de infraestructura detelecomunicaciones. El protagonismo de la Se.Com.como autoridad de aplicación de los diferentes pro-gramas es una muestra bastante cabal del tipo deenfoque que predomina en ellos.

Por otra parte, en los últimos años se ha forta-lecido una línea específica de trabajo: la de incorpo-ración de las TICs a la gestión gubernamental, es-pecialmente a partir de que la coordinación de es-tas acciones quedara en manos de la ONTI, en elámbito de la Secretaría de la Gestión Pública. Másallá de la necesidad de estas acciones, no puede de-jarse de lado su parcialidad: “Si se comparan las ac-ciones públicas ligadas a GE con las políticas rela-cionadas a la SIC, puede concluirse que estas últi-mas casi no existen” (Kaufman, 2007).

Como se ha señalado: “No existe, en la Argen-tina, un plan estratégico de la sociedad de la infor-mación, y algunas de las acciones o políticas apro-badas están poco desarrolladas o inconclusas” (Jen-sen, 2006). Frente a la complejidad de la problemá-tica, la ausencia de políticas con contenido social ydemocrático resulta ciertamente preocupante.

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o que buscaba cuando me dirigí a una delas sedes de la Comissão Pastoral da Terra

(CPT)1 en Brasil era información sobre acampamen-tos sem-terra. Pero si al comienzo precisaba datossobre las varias ocupaciones existentes, más tarde laexploración se restringió al acampamento situadoen la Zona da Mata Norte de Pernambuco y asocia-do a la mencionada organización. La Zona da Mata,que se extiende sobre las márgenes del Atlántico,desde Rio Grande do Norte hasta el Sur de Bahia, esuna región de clima cálido y húmedo, con el año di-vidido en una estación seca y otra lluviosa. Su deno-minación responde a la selva que cubría un elevadoporcentaje del territorio antes del desarrollo que ad-quirió la explotación de caña de azúcar con la llega-da de los portugueses, en el siglo XVI.

Caracterizada por el monocultivo y el latifundio,la producción de caña es la principal actividad eco-nómica del lugar. En la zona de plantación cañerade Pernambuco, las ocupaciones de tierras conconstrucción de acampamentos permanentes enpropiedades improductivas a los fines de su desa-propiación adquirieron un lugar predominante des-de finales de los ochenta. En este momento el Mo-vimento dos Trabalhadores Rurais Sem Terra (MST)se incorporó en la región recreando tales formas delucha por la tierra que fueron adoptadas por otrasorganizaciones2. Reconocidos por el Estado, losacampamentos pasaron a ser fuentes centrales dedesapropiación para los fines de la reforma agraria.

Al llegar a la sede de la CPT afloraron variasfuentes de información. La posibilidad de conversarcon los integrantes de la Pastoral –y con los contac-tos que éstos me fueron facilitando– se sumó a ladocumentación de que disponía la organización so-bre la ocupación en cuestión. En ella era posible ha-llar diversos emisores: representantes del InstitutoNacional de Colonização e Reforma Agrária (IN-CRA), de la prensa, del Sindicato de TrabalhadoresRurais y de la escribanía de Açude, del MinistérioPúblico do Trabalho, diputados, etcétera, entre los

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Por Mónica Fernanda Figurelli

Mónica Fernanda Figurelli esDoctoranda del Programa de Pos-grado en Antropología Social,Museo Nacional, Universidad Fe-deral de Río de Janeiro. Magísteren Antropología Social(UFRJ/MN). Licenciada en An-tropología Social de la Universi-dad Nacional de Misiones. Beca-ria del Consejo Nacional de De-sarrollo Científico y Tecnológico(CNPQ).

Decir a las instituciones. Palabras y acciones en la disputa por tierras

L

cuales se encontraba la CPT. En el presente artículoconsideraré los textos escritos por esta última, colo-cando el foco en la centralidad que adquiere sobrela configuración del discurso la influencia ejercidapor el destinatario.

Diversos caminos fueron abiertos desde la lin-güística y la filosofía del lenguaje para pensar el dis-curso en situación, la relevancia de la situación deenunciación sobre lo que es dicho y la importanciadel contexto en que una sentencia es emitida, mo-mento en el que una sentencia deja de serlo paratornarse un enunciado (Levinson, 2007). En estesentido, las “expresiones realizativas” (o performa-tivas) de John Austin (2006) muestran que decir al-go no es únicamente designar un estado de cosas–lo que podría ser tildado de verdadero o falso– si-no hacer algo; hacer en el cual las “circunstanciasapropiadas” –que incluyen otras acciones y perso-nas–, las convenciones sociales que deben ser cum-plidas para que la expresión de un realizativo seaafortunada, adquieren un lugar central.

En desacuerdo con una corriente filosófica queprivilegiaba las “expresiones constatativas” junto alos criterios de verdad y falsedad, y oponiendo aesta postura la noción de expresiones realizativas,Austin abandona luego la dicotomía que le sirvióde punto de partida para llegar a una teoría de losactos lingüísticos; actos de tres dimensiones donde

1 Constituyéndose como “entidadde apoyo” a las luchas por la tierray ligada a la Teología de la Libera-ción, la CPT “surgió en 1975 apartir de la iniciativa de obispos ca-tólicos, sobre todo de las regionesNorte y Centro Oeste, áreas mar-cadas por las luchas de posseiroscontra los grandes capitales que seapoderaban de las tierras de fron-tera, amenazándolos de expulsión.En poco tiempo el trabajo de laCPT se expandió para otros esta-dos de Brasil” (Medeiros, 2002).Con la represión de las Ligas Cam-ponesas, de los sindicalistas comu-nistas y de algunos sindicalistas ca-tólicos de izquierda, el papel de los

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el “hacer al decir” –el “acto ilocucionario”– se di-ferencia tanto del “acto de decir” –el “acto locu-cionario”– como del acto realizado “por decir al-go” –el “acto perlocucionario”– (cuyas consecuen-cias van más allá de los efectos convencionales im-plicados en el acto ilocucionario). El autor colocasu atención sobre el acto ilocucionario que, a dife-rencia del locucionario, posee una fuerza que ex-plicita “cómo deben ser tomadas” las expresionesmás allá del mero significado de las palabras (con-cepto, este último, pertinente del acto locuciona-rio); una fuerza donde “las palabras usadas tienenque ser explicadas, en alguna medida, por el ‘con-texto’ dentro del cual se intenta usarlas o fueronrealmente usadas en un intercambio lingüístico”.Es así que “la ocasión en que una expresión seemite” adquiere gran importancia en la noción defuerza ilocucionaria3.

En contraposición al análisis formalista de Aus-tin, Pierre Bourdieu (1996) advierte que la fuerzailocucionaria de las expresiones no podría residir nien las palabras ni en la existencia de las condicionesrituales apropiadas para la realización del acto ilo-cucionario, factores hacia donde el primer autor di-rige su búsqueda. Este cuestionamiento permite in-corporar las relaciones de poder a la idea de un de-cir que hace. Tras criticar la separación saussurianaentre “la ciencia de la lengua y la ciencia de los usossociales de la lengua”4 –es decir, la operación de se-paración de la lengua de sus condiciones socialesde producción y utilización–, Bourdieu pasa a con-siderar los intercambios linguísticos como “relacio-nes de poder simbólico donde se actualizan las re-laciones de fuerza entre los locutores o sus respec-tivos grupos”.

La existencia de una lengua legítima implicalenguas no legítimas, que son posibles a partir delas relaciones de dominación simbólica que se es-tablecen en un “mercado lingüístico unificado”.Bourdieu apunta a desnaturalizar la idea de unalengua legítima, mostrándola como el resultado de

luchas incesantes por la autoridad lingüística. Estasluchas se basan en un trabajo permanente de co-rrección gramatical (por quienes disponen del ac-ceso a esos recursos de expresión) y de búsquedade la distinción en relación con los usos frecuentesde la lengua, lo que permite el desvío distintivoburgués. Dos cuestiones son centrales en este pro-ceso: el conocimiento desigual de la lengua oficialpor parte de las diferentes clases y el reconoci-miento homogéneo de dicha lengua (donde el sis-tema escolar juega un papel primordial). De mane-ra que la dinámica del campo lingüístico tiende agarantizar “la reproducción del desfase estructuralentre la distribución (por cierto bastante desigual)del conocimiento de la lengua legítima y la distri-bución (mucho más uniforme) del reconocimientode esta lengua”5.

La reproducción de la lengua oficial sólo es po-sible a través del reconocimiento de su legitimidad,lo cual no es producto ni de una sumisión ni de unacto intencional de aceptación, sino de un lentoproceso de adquisición que va imprimiendo ciertasdisposiciones prácticas: a través de una relaciónprolongada con las leyes de un mercado (que traenconsigo la definición de lo legítimo) el reconoci-miento de la lengua legítima se imprime en el habi-tus lingüístico. Aquí llegamos a la crítica que Bour-dieu realiza a la noción de fuerza ilocucionaria. Re-forzando sobre las relaciones sociales inseparablesde esta noción y evitando la autonomización de unorden propiamente lingüístico, el autor señala quela magia de los enunciados performativos debebuscarse en las condiciones que produce su recono-cimiento, en el “misterio del ministerio, es decir, enla delegación al cabo de la cual un agente singular(rey, sacerdote, portavoz) recibe el mandato parahablar y actuar en nombre del grupo, así constitui-do en él y por él”.

Para que el ritual ejerza su efecto es preciso quesea reconocido: si se pueden hacer cosas con pala-bras es a partir del reconocimiento que confiere au-

sindicatos de trabajadores rurales yde la iglesia católica fue central enla movilización política posterior a1964. El accionar de la CPT desta-có en las desapropiaciones de tie-rras, en el auxilio que brindó al sin-dicalismo combativo y en las inter-venciones realizadas contra losdespejos de trabajadores. Propor-cionó además un espacio queacompañó la formación de líderessindicales y líderes del actual Movi-mento dos Trabalhadores RuraisSem Terra (MST) (Garcia Jr. y Pal-meira, 2001).2 Sobre este proceso ver Lygia Si-gaud (2000) y Sérgio Leite, BetrizHeredia y otros (2004).3 Para una crítica de la división en-tre actos locucionarios e ilocucio-narios, ver Oswald Ducrot (1972).4 Al observar las dos caras que “elfenómeno lingüístico presenta per-petuamente”, Ferdinand de Saus-sure (2005, [1916]) propone cen-trarse en una de las partes esencia-les del lenguaje, de aquella unidad“multiforme y heteróclita” que nose deja clasificar. El objeto de la lin-güística estaría constituido enton-ces por la lengua. En este caminode definición disciplinar, Saussuredistingue, a su vez, la lengua delhabla y separa así “lo que es socialde lo que es individual” en el len-guaje y lo que es “el producto queel individuo registra pasivamente”de lo que es “un acto individual devoluntad e inteligencia”.5 Las traducciones de citas teóricasy etnográficas fueron realizadaspor la autora.

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toridad para hacerlas. La “competencia legítima”,que permite emplear en condiciones oficiales la len-gua legítima, se adquiere por este reconocimiento yno por una capacidad técnica. Tal reconocimientosupone el desconocimiento de las condiciones deeficacia del ritual, supone el misterio, supone unacreencia. La eficacia simbólica de las palabras repo-sa, entonces, sobre esta creencia que constituye elcimiento de la autoridad, la base del ministerio. Demodo que la fuerza de los enunciados debe buscar-se en las relaciones sociales que fundamentan esereconocimiento, en “las disposiciones socialmentemoldeadas para conocer y reconocer las condicio-nes institucionales de un ritual válido”.

Si al hacer con palabras austiniano le sumamoslos aportes de Bourdieu e incorporamos la idea se-gún la cual este hacer no depende meramente dela palabra ni de las condiciones litúrgicas del ritual,sino de las relaciones sociales de fuerza sobre lasque se funda el reconocimiento de ese ritual, pode-mos decir que el “hacer con palabras” se vuelveuna noción central al explorar los textos escritos dela CPT. En su mayoría, las documentaciones que se-rán analizadas en este trabajo se componen de no-tas formales enviadas por la Pastoral (representadapor alguno o algunos de sus integrantes) a un re-ceptor que, si bien se encuentra físicamente ausen-te de la situación de comunicación, actúa comodestinatario directo en tanto es explícitamente con-siderado por el emisor como tal (Orecchioni, 1997).Además de los anteriores, también serán aborda-dos documentos escritos por la CPT que no contie-nen un destinatario explícito.

Con lo dicho en sus textos la CPT hace algo queva más allá del mero decir. En este sentido, sus es-critos no poseen únicamente un contenido propo-sicional, sino también una fuerza ilocucionaria que,como señalamos, se sustenta sobre condiciones so-ciales que permiten el reconocimiento de la autori-dad de esos escritos. En este caso, nos encontra-mos con un ritual burocrático legítimo, esto es, re-

conocido. En tanto que organización social capazde acceder a los instrumentos de expresión válidosen este ámbito, la CPT detenta la competencia legí-tima y pasa a actuar como portavoz autorizadodentro de ese ritual.

Siguiendo a Bourdieu, a la hora de pensar laproducción y circulación lingüística es central “la re-lación entre los habitus linguísticos y los mercadosen los cuales ellos ofrecen sus productos”. La formay el contenido de lo que se dice dependen de estarelación. Acorde a esto, podemos indicar que el dis-curso de la CPT se produce para un “mercado lin-güístico” que le dará a ese discurso su valor: “Elcondicionamiento ejercido por el mercado por in-termedio de la anticipación de las posibilidades delucro asume naturalmente la forma de una censuraanticipada, de una autocensura, determinando nosólo la manera de decir […] sino también aquelloque podrá y que no podrá ser dicho”. La forma lin-guística es interdependiente de la relación social enla cual y para la cual se produce. Esta producción noes un cálculo consciente, sino el resultado de un ha-bitus lingüístico que se conforma a partir de una re-lación prolongada con las leyes del mercado, comoseñalamos anteriormente.

En este artículo consideraré un aspecto particu-lar de la situación mencionada. Si nos detenemosen las estrategias que la CPT emplea en el ritual bu-rocrático vemos que el hacer con palabras de estaorganización se encuentra imbricado con el conte-nido proposicional del enunciado. La selección de lodicho, del “contexto de referencia” en los términosclásicos de Roman Jakobson (1986), ocupa un lugarcentral para la realización “afortunada” del actoilocucionario que la CPT lleva a cabo al emitir susescritos. Exploraré entonces esta idea, deteniéndo-me sobre la influencia ejercida por el destinatarioen la selección del contenido de los mensajes que laCPT formula al respecto de la ocupación en cues-tión. Al indagar las maneras por las cuales el desti-natario se hace presente en el texto, y luego de

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mencionar algunos índices de dicha presencia (co-mo los apelativos), Catherine Kerbrat-Orecchioni(1997) señala que “la presencia del destinatario seinscribe, finalmente, en la totalidad del material lin-güístico que constituye el enunciado, que el locutorelabora de manera que lo comprenda el alocutarioy conforme a sus propios objetivos ilocutorios […]Los enunciados referenciales no son, por eso, prag-máticamente neutros, es, pues, la totalidad delenunciado la que refleja y construye, indirectamen-te, una cierta imagen que el locutor se hace del alo-cutario. Es entonces la estrategia de adecuación alreceptor con relación a la selección de lo que es di-cho –estrategia que la CPT despliega para el logrode sus objetivos– lo que exploraré a continuación.

Enviando mensajes

Las ocupaciones de tierras a las que se refierenlos discursos que se analizan en este trabajo se lo-calizan en la zona norte de la mata pernambucanay se producen en la propiedad de una usina quequebró en 1996 y quedó endeudada con diversosagentes, entre los cuales se contaban los trabajado-res de la empresa. Luego del quiebre, veintiún en-genhos6 que componen dicha propiedad fueronocupados por trabajadores sem-terra asociados a laCPT y al MST, los cuales se sumaron a los morado-res7 que allí habían permanecido. A partir de lasocupaciones, estos engenhos entraron en procesode desapropiación y varios de ellos ya fueron trans-formados en assentamentos8. Mi investigación sedesarrolló en uno de estos acampamentos, por loque el Engenho Cachoeira9, ocupado desde 1999,tendrá un lugar protagónico en los textos que seanalizan a continuación.

La CPT dispone en sus archivos de notas forma-les enviadas a diversos destinatarios: el Instituto Na-cional de Colonização e Reforma Agrária (INCRA), elMinistério Público do Trabalho, la Polícia Civil do Es-tado de Pernambuco, la prensa, el MST y la Federa-

ção dos Trabalhadores na Agricultura do Estado dePernambuco (FETAPE), la Ordem dos Advogados doBrasil (OAB), la Secretaria de Fazenda de Pernambu-co, la Secretaria de Produção Rural e Reforma Agrá-ria de Pernambuco, entre otros. Estos receptores, ca-paces de intervenir en la disputa por las tierras de laUsina Açude, son entidades que portan un lenguajecon el cual es necesario dialogar, participando de es-ta manera en la delimitación de lo que será dicho. Loque se relata en cada una de las notas varía según eldestinatario en cuestión, lo cual torna explícita la su-bordinación del contexto referido en el mensaje a larelación social en juego. En este sentido, podríamoshablar de una función referencial subordinada a lafunción conativa, donde la referencia hacia un deter-minado “contexto” es una orientación hacia el re-ceptor, un intento de actuar sobre el destinatario através de lo que se denota (Jakobson, 1986)10. Con-sideraré entonces algunas de estas notas.

Con el honorífico11 “Excmo. Sr.”, el 10 de ma-yo de 2000 la CPT abre la emisión de una nota di-rigida al Diretor de Polícia Civil do Estado de Per-nambuco donde informa:

La ocurrencia de una nueva e inadmisible vio-lencia cometida por pistoleros, al servicio de la Usi-na Açude, contra trabajadores del Engenho Ca-choeira, localizado en el municipio de Açude [...]Sólo un día después de la audiencia de esta Comis-são Pastoral con V. Exca. y en el día que la prensadivulgó la pronta designación de un Delegado Es-pecial, los pistoleros volvieron al área, amenazandonuevamente a los trabajadores y a sus familias y [...]agredieron físicamente al trabajador João Lisboaque ya había sido blanco de aquellos criminales enaquella semana [...] intimidándolo por haber de-nunciado los tiros y las agresiones que sufrió y, cla-ramente, actuando para obstaculizar las investiga-ciones de la Policía Civil.

A ocorrência de nova e inadmissível violênciacometida por pistoleiros, a serviço da Usina Açude,contra trabalhadores do Engenho Cachoeira, locali-

6 Si en el pasado el término engen-ho refería al “conjunto fábrica-plantación” de azúcar, actualmen-te se utiliza en Pernambuco paraindicar las propiedades donde seplanta caña, sean éstas de usinas ode propietarios independientes(Palmeira, 1977). La usina refiere ala “moderna fábrica de azúcar”que se instaló en las tierras de losantiguos engenhos, un procesoque se inició en Pernambuco en lasdos últimas décadas del siglo XIX.Las usinas que se establecieron enla Zona da Mata Norte de dicho Es-tado son menores que las del sur, ylos cambios ocurridos en su pro-ducción de caña se desarrollaronmás lentamente (Andrade, 1998). 7 Los moradores se constituyeronen la principal fuerza de trabajoutilizada en la producción de cañaen los engenhos de la Zona da Ma-ta de Pernambuco, desde la aboli-ción de la esclavitud hasta el mo-mento en que comienza su expul-sión de los engenhos. En estas pro-piedades los moradores recibíancasa y una porción de tierra paracultivar productos de subsistencia,además de criar animales. La cate-goría de morador continúa vigenteen el mundo social de los trabaja-dores rurales, a pesar de la desapa-rición de las antiguas relacionesque definían la morada (Palmeira,1977).8 Los assentamentos se construyensobre la tierra ya desapropiada. 9 En este trabajo utilizo nombresficticios para designar personas, lu-gares, engenhos y usina.10 Según Jakobson, la función re-ferencial es aquella que coloca uncontexto de referencia en el men-saje, es la “orientación hacia elcontexto”. Por su parte, la orienta-ción del mensaje hacia el receptorconforma la función conativa. El

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zado no município de Açude [...] Um dia apenasapós a audiência desta Comissão Pastoral com V.Exa. e no dia em que a imprensa divulgou a prontadesignação de Delegado Especial, os pistoleiros vol-taram à área, novamente ameaçando os trabalha-dores e as suas famílias e [...] agrediram fisicamen-te o trabalhador João Lisboa que já havia sido alve-jado por aqueles criminosos naquela semana [...] in-timidando-o por ter denunciado os tiros e as agres-sões que sofreu e claramente atuando para obsta-culizar as investigações da Polícia Civil.

Las expresiones “Venimos a informar a V. Exca.”y “consideramos esencial dar inmediata noticia deese hecho a V. Exca., pues éste exige providenciasadicionales y la prisión preventiva de los agresores”explicitan el objetivo de la CPT, lo que dicha organi-zación hace al decir. A partir de lo informado, laCPT requiere al director de policía que tome deter-minadas acciones, de manera que la selección de loque se notifica debe adecuarse a la función que co-rresponde a la policía civil, es decir, a las competen-cias del destinatario en cuestión. Lo dicho, el conte-nido de la información, se encuentra así subordina-do al objetivo de influir sobre el destinatario paraque realice cierto acto. De este modo, cuestionescomo las mencionadas, que aluden a agresiones yamenazas hacia los acampados del engenho, setornan puntos medulares de dicho contenido.

Las notas enviadas a los diversos agentes de lapolicía muestran informaciones de este tenor. Unanota dirigida en junio de 2000 al “Delegado Espe-cial para Examen de las violencias sufridas por lostrabajadores en el Engenho Cachoeira”, designadopor la Policía Civil de Pernambuco, aporta otroejemplo. Allí, la CPT (en la figura de su abogado ydel coordinador de derechos humanos) “da a cono-cer” al Delegado Especial, “para fines de examende autoría en cuanto a los tiros y violencias ocurri-dos”, el advenimiento de

Nuevas amenazas sufridas por los trabajadoresdel Engenho Cachoeira [...] Trabajadores denuncia-

ron ante la Delegacia Municipal de Açude amena-zas recibidas por parte del señor Zeca Alberton. Es-ta persona está levantando cercas de alambre depúas en la aludida propiedad y dijo a los trabajado-res Denunciantes que haría que ellos “engullesen 1metro de alambre de púas”, en el caso que las cer-cas fuesen retiradas.

Novas ameaças sofridas pelos trabalhadores doEngenho Cachoeira [...] Trabalhadores denuncia-ram perante a Delegacia Municipal de Açude amea-ças recebidas por parte do senhor Zeca Alberton.Essa pessoa está levantando cercas de arame farpa-do na aludida propriedade e disse aos trabalhado-res Denunciantes que faria com que eles “engolis-sem un metro de arame farpado”, caso as cercasfossem removidas.

A continuación, se pide que en la investigaciónpolicial se incluya a la persona a la cual se alude enla cita. La falta de respuesta de la policía a la acciónsolicitada en las notas ocasiona un nuevo mensajeenviado al Diretor de Polícia Civil do Estado de Per-nambuco. El contenido de esta nota incorpora aho-ra una referencia al deber que poseen los “poderespúblicos” de contribuir al cumplimiento de la ley,que fue burlada en las violencias cometidas contralos trabajadores rurales de Cachoeira y en la viola-ción a sus derechos de trabajo:

El día 5 de mayo, esta Directoría nombró un de-legado especial para conducir la averiguación paratratar la violencia contra trabajadores rurales [...] LaComissão Pastoral da Terra, que acompaña el con-flicto ocasionado por el no respeto de los derechoslaborales y al acceso a la tierra en beneficio de lostrabajadores y trabajadoras de la Usina Açude, estásorprendida e indignada con la demora injustifica-da para la conclusión de la citada averiguación, loque configura una afrenta a la Ley y a la sociedad[...] Los acusados de la violencia ni siquiera fueronoídos hasta el presente, hecho que sólo sirve paragenerar la revuelta de las víctimas, descrédito juntoa los poderes públicos que combaten la violencia,

autor considera la función referen-cial como la función directriz de losmensajes.11 Para deixis social, aquella quedice respecto a la codificación lin-güística de las relaciones socialesentre los participantes del aconte-cimiento discursivo, ver CharlesFillmore (1997) y Stephen Levinson(2007).

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además de contribuir con la impunidad y la injusti-cia en el Estado de Pernambuco.

No dia 5 de maio, esta Diretoria nomeou umdelegado especial para conduzir o inquérito paratratar da violência contra trabalhadores rurais [...]A Comissão Pastoral da Terra, que acompanha oconflito ocasionado pelo desrespeito aos direitostrabalhistas e ao acesso à terra em beneficio dostrabalhadores e trabalhadoras da Usina Açude, es-tá surpresa e indignada com a demora injustifica-da para a conclusão do citado inquérito, o queconfigura uma afronta à Lei e à sociedade [...] Osacusados da violência nem foram ouvidos até opresente, fato que serve apenas para gerar a re-volta das vítimas, descrédito junto aos poderes pú-blicos que combatem a violência, além de contri-buir com a impunidade e injustiça no Estado dePernambuco.

Es así que “delante de los hechos” menciona-dos la CPT queda a la espera de “que las debidasprovidencias sean tomadas”. Claramente, los con-tenidos del mensaje se subordinan a la acción queel emisor espera del destinatario y justifican las so-licitaciones y reclamos realizados por la CPT en di-chos mensajes.

El frente más importante de denuncia se lleva acabo en el Ministério Público do Trabalho. En unanota enviada al Procurador-Chefe de dicho Ministe-rio, en junio de 2000, la CPT, el MST y la FETAPE de-nuncian formalmente las “graves lesiones a dere-chos individuales y laborales [que] están ocurriendoa centenas de trabajadores dimitidos por la UsinaAçude, en los últimos años”, y requieren al destina-tario que tome providencias al respecto. Los puntosque se destacan en dicha denuncia aluden a doscuestiones centrales. En primer lugar se señalan lasdeudas que la Usina posee con los trabajadoresdespedidos y con instituciones públicas:

Desde la paralización de sus actividades, en elaño 1996, la Usina Açude despidió sin motivo amás de 1.000 trabajadores rurales. Cláusulas resci-

sorias no pagas y obligaciones incumplidas a lo lar-go de la vigencia de los respectivos contratos detrabajo constituyeron un elevado pasivo laboral.

Desde a paralisação de suas atividades, no ano1996, a Usina Açude demitiu imotivadamente maisde 1.000 trabalhadores rurais. Verbas rescisóriasnão pagas e obrigações descumpridas ao longo davigência dos respectivos contratos de trabalhoconstituíram um elevado passivo trabalhista.

Otro aspecto central de esta denuncia está da-do por los acuerdos ilícitos de trabajo que realizó laUsina12 con el intento de saldar las mencionadasdeudas:

Utilizando la Justicia del trabajo [...] la Usina lo-gró realizar acuerdos laborales profundamente lesi-vos para los derechos de los trabajadores y con ob-jeto ilícito. Esos acuerdos consideraron, siempre, ca-da hectárea de tierra en un valor por lo menos 03veces superior a su valor de mercado [...] Por su par-te, los derechos laborales, para fin de esos acuer-dos, fueron siempre subdimensionados, muchas ve-ces a niveles inferiores al 30% de su valor real. Re-sultó, así, en la proliferación de adjudicaciones deminifundios, con parcelas inferiores a la fracciónmínima permitida por ley para fraccionamiento.

Utilizando-se da Justiça do trabalho [...] a Usinalogrou realizar acordos trabalhistas profundamentelesivos aos direitos dos trabalhadores e com objetoilícito. Esses acordos consideraram, sempre, cadahectare de terra em valor pelo menos 03 vezes su-perior ao seu valor de mercado [...] Por sua vez, osdireitos trabalhistas, para fins desses acordos, fo-ram sempre sub-dimensionados, muitas vezes a ní-veis inferiores a 30% do seu valor real. Resultou, as-sim, na proliferação de adjudicações de minifún-dios, com parcelas inferiores à fração mínima per-mitida por lei para fracionamento.

Esta cuestión se expande con la mención de lasconsecuencias que aquellos acuerdos de trabajo ile-gales traen en beneficio de la Usina y en perjuiciode los trabajadores despedidos, quienes “alegan

12 Por un acuerdo realizado entrela Usina Açude y la dirigencia deaquel momento del Sindicato deTrabalhadores Rurais de Açude enla Junta de Conciliação e Julga-mento de Nossa Senhora da Mata,la Usina trató las deudas laboralesque contrajo con los trabajadores(operarios y moradores) a través deCartas de Adjudicação. Dichas car-tas otorgaban tierras cuyo valor alos fines de la indemnización de lostrabajadores era mayor a su preciode mercado. En su gran mayoría,las tierras no respetaban la FraçãoMínima de parcelamento legal-mente establecida y su tamaño lashacía incapaces de sustentación.Además, en el caso de los morado-res se encontraban en un engenhoque no era el mismo en el cual vi-vían. El cambio de vida que impli-caba recibir aquellas tierras insufi-cientes para la subsistencia facilita-ron su “venta” –se las intercambia-ba por elementos tales como arte-factos eléctricos– a personas queofrecían “comprarlas” y que, se-gún los entrevistados que me na-rraron la historia, eran testaferrosde la Usina.

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desconocer lo que firmaron”. Se describe entoncesla “etapa subsiguiente del fraude”, en la cual laUsina reuniría nuevamente los lotes adjudicados através de los acuerdos ilegales:

Recibiendo lotes inferiores, muchas veces a 0,5hectáreas, los trabajadores quedan sin perspectivasde uso incluso para la subsistencia. Pasando ham-bre y desesperados, son compelidos por testaferrosde la Usina Açude a “vender” los lotes adjudicados[a través de los acuerdos] intercambiándolos porelectrodomésticos en comercios de la región y porotros bienes de valor inferior.

Recebendo lotes inferiores, muitas vezes a 0,5hectare, os trabalhadores ficam sem perspectivasde uso até para a subsistência. Passando fome e de-sesperados, são compelidos por “laranjas” da Usi-na Açude a “vender” os lotes adjudicados [a travésde los acuerdos] trocando-os por eletro-domésticosem lojas comerciais da região e por outros bens devalor inferior.

A la argumentación central del mensaje se su-man otras cuestiones, tales como la reivindicaciónde las propiedades improductivas de la Usina Açu-de (improductividad constatada por el INCRA)13 porparte de los trabajadores despedidos que no acep-tan los acuerdos anteriormente mencionados y quese encuentran “recibiendo amenazas y sufriendoviolencias, inclusive con disparos de armas de fue-go”. Finalmente, la apelación al deber constitucio-nal de los órganos públicos se agrega a los conteni-dos proposicionales del mensaje, el cual concluyecon el acto de requerir que el Ministério Publico doTrabalho “actúe con firmeza frente al cuadro de-nunciado”. La denuncia también se acompaña dedocumentos “anexos” que refuerzan las informa-ciones emitidas (Certificaciones expedidas por Jun-tas de Conciliação e Julgamento y por escribanías,comunicaciones del INCRA al Desembargador Co-rregedor do Tribunal de Justiça y a los Cartórios deRegistro Geral de Imóveis, indicando sobre las ilega-lidades de los Acuerdos de Trabajo realizados por la

Usina Açude, y notas de denuncia enviadas a la Po-licía Civil y a la opinión pública).

Si en las notas enviadas a la policía los hechosnarrados aludían a las amenazas y violencias contralos trabajadores acampados en las propiedades dela Usina, en la denuncia enviada al Ministério Públi-co do Trabalho las informaciones versan principal-mente sobre la violación de los derechos laborales.La presentación que adquiere tal denuncia apuntaa tornarla plausible de tratamiento en aquel órga-no; se subordina a la acción que se pretende deldestinatario en cuestión. Lo que se alude en elmensaje se vuelve parte integrante de la acción dedenunciar y requerir, que la CPT, el MST y la FETA-PE realizan a través de la nota presentada (que rea-lizan al decir).

Las violencias contra los trabajadores del engen-ho Cachoeira vuelven a aparecer como informaciónprincipal en la nota que la CPT dirige al Secretário yal Secretário-Adjunto de Produção Rural e ReformaAgrária, en mayo de 2000. La Pastoral comunica ala mencionada secretaría las denuncias hechas en lapolicía civil de Pernambuco y remite copia del oficiodirigido en esa misma fecha al director de dicha ins-titución. A través de los documentos anexos, la CPTpretende mostrar a su destinatario que la situaciónse continúa agravando a pesar de la designación,por parte de la policía, de un Delegado Especial.Aquella constatación (recordando las categorías deAustin) pasa a formar parte de una solicitación, enla cual la CPT no sólo pide una acción conjunta deldestinatario en cuestión y la policía militar, “paraque la integridad de los ciudadanos y el orden pú-blico sean preservados en cuanto se realizan las in-vestigaciones”, sino que insiste, de manera espe-cial, en las “articulaciones junto al INCRA para quesean agilizados los procedimientos de desapropia-ción de aquellas tierras improductivas, para que seponga fin al ciclo de violencias de las milícias y pa-ra que los trabajadores y toda la región puedan te-ner oportunidades de producir y desenvolverse.

13 Según la Ley Nº 8.629, apro-bada el 25 de febrero de 1993, elincumplimiento de la “funciónsocial” de la tierra habilita su de-sapropiación. Entre los factoresque conforman dicha función so-cial se encuentra el “aprovecha-miento racional y adecuado” querefiere a la productividad de la tie-rra, punto que ocupa una aten-ción central en la ejecución de lasdespropiaciones.

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La información de las violencias ocurridas en elengenho sirve aquí a un nuevo objetivo: agilizar ladesapropiación de las tierras improductivas de laUsina. El acto de solicitación que realiza la CPT a laSecretaria de Produção Rural e Reforma Agrária sevale del señalamiento de las violencias reiteradascontra los acampados, tema que el emisor combinaahora con otro contexto de referencia que suponesignificativo para el destinatario en cuestión: la de-sapropiación y producción de tierras.

Este tema es el que ocupa las comunicacionesentre la CPT y el INCRA. Diversas notas emitidaspor la Pastoral y dirigidas al Instituto discutenasuntos vinculados a la realización de desapropia-ciones para fines de Reforma Agraria. Así, porejemplo, se encuentran las solicitaciones de visto-ria14 para cada una de las propiedades de la Usi-na Açude que fueron ocupadas, las cuales son en-viadas por la CPT al Superintendente Regional delINCRA. Éstas tienen la fuerza de una solicitudacompañada de informaciones que, en general,versan sobre la cantidad de personas que se ins-talaron en el área, el nombre, tamaño y propieta-rio del engenho ocupado y el municipio en el cualse localiza la ocupación:

La Comissão Pastoral da Terra viene a solicitarde esta superintendencia vistoria de clasificaciónpara el inmueble conocido como “Esperanza”, enel municipio de Açude. Informamos que el área fueocupada hoy, por cerca de 60 familias, siendo la mi-tad moradores del engenho y ex trabajadores de laUsina Açude [...] El engenho pertenece a la Usina yposee más de 350 hectáreas.

A Comissão Pastoral da Terra vem solicitar des-ta superintendência vistoria de classificação para oimóvel conhecido como “Esperança”, no municí-pio de Açude. Informamos que a área foi ocupadahoje, por cerca de 60 famílias sendo metade mora-dores do engenho e ex-trabalhadores da UsinaAçude [...] O engenho pertence à Usina e possuimais de 350 hectares.

Además de las solicitaciones de vistorias, otrasnotas refieren a la desapropiación de tierras. En unade ellas, enviada al “Ilmo. Sr. Superintendente Re-gional del INCRA”, la CPT designa los representan-tes de los trabajadores que acompañarían los“equipos técnicos” de la institución mencionada yrequiere el calendario de actividades de dichosequipos. Los temas relacionados a las deudas de laUsina y los acuerdos de trabajo ilegales contenidosen la denuncia formulada en el Ministério Públicodo Trabalho también aparecen en algunas de lasnotas dirigidas al INCRA. Esto se debe a que dichosacuerdos actúan en detrimento de la desapropia-ción de tierras: las áreas a ser expropiadas se com-ponen en gran parte de “áreas adjudicadas por laJustiça do Trabalho” a los fines de saldar las deudasde la Usina. De este modo, algunas notas emitidasal INCRA presentan los asuntos denunciados al Mi-nistério Público do Trabalho como contenido subor-dinado al objetivo de la desapropiación de las tie-rras ocupadas. Esto ocurre, por ejemplo, en unmensaje de la CPT al Superintendente, en el cual sepropone una solución para las dificultades de desa-propiación atravesadas por las familias acampadasde un engenho de la Usina:

Es de vuestro conocimiento las dificultadesque presentan algunas áreas del complejo Açudepor tratarse de áreas adjudicadas por la Justiça doTrabalho. Frente a tal situación y en busca de unasolución ágil para esas áreas, las familias acampa-das en el engenho Baixa do Rio están disputandolos Engenhos Ponte y Cana Crioula para una fu-tura transferencia de área y su consecuente desa-propiación.

É de vosso conhecimento as dificuldades queapresentam algumas áreas do complexo Açude porse tratarem de áreas adjudicadas pela Justiça doTrabalho. Em face de tal situação e concorrendo pa-ra a busca de uma solução ágil para essas áreas, asfamílias acampadas no Engenho Baixa do Rio estãopleiteando os Engenhos Ponte e Cana Crioula para

14 La vistoria es un “relevamientopreliminar de datos e informacio-nes” cuyo objetivo, entre otros, sedirige a verificar la productividaddel inmueble y el cumplimiento dela función social de la propiedadrural en cuestión, “según los pará-metros establecidos por ley y ennormas internas”. La vistoria debefundamentar el parecer sobre laviabilidad del assentamento, es de-cir, debe emitirse al respecto de lainclusión de la propiedad en el pro-grama de Reforma Agraria (MDA-INCRA, 2002).

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uma futura transferência de área e sua conseqüen-te desapropriação.

Así, los contenidos proposicionales de los men-sajes enviados al INCRA aluden a asuntos relaciona-dos con las actividades que competen a dicho des-tinatario (vistoria, notificación, áreas problemáticaspara la desapropiación, etcétera), actividades quese relacionan a la desapropiación de tierras de for-ma directa. El objetivo de “assentamento de todaslas familias de moradores y de sem terra que hoyestán acampadas en las tierras de la Usina Açude”se aprecia aquí de manera explícita.

Por su parte, las deudas que la Usina contrajocon el fisco y los trabajadores se vuelven el conteni-do específico de una nota enviada por la CPT y elMST al “Excmo. Sr. Secretario da Fazenda de Per-nambuco”. En la nota se solicita a dicho secretariouna audiencia a los fines de tratar la cuestión. Lasolicitación se acompaña de algunas informacionesal respecto, tales como el monto de la deuda, lasconsecuencias que ésta trajo para los trabajadores,entre otros señalamientos dirigidos a argumentar lanecesidad de desapropiar las tierras de la Usina (te-ma que se propone para ser tratado en la audienciasolicitada). Vistiéndose con el lenguaje del destina-tario, este último objetivo ocupa nuevamente un lu-gar protagónico:

Así, la acción firme del Gobierno de Estado enla cobranza y en la ejecución de los débitos fiscalesde la Usina Açude, además de atender a los intere-ses de la sociedad y del Erario Público, podrá asegu-rar una contribución fundamental para solucionarel mencionado impasse social y económico, a travésde la obtención de tierras para el asentamiento delos millares de trabajadores despedidos que enaquellas tierras residen, sufren y luchan por justicia.

Assim, a ação firme do Governo do Estado nacobrança e na execução dos débitos fiscais da Usi-na Açude, além de atender aos interesses da socie-dade e do Erário Público, poderá assegurar contri-buição fundamental para solucionar o mencionado

impasse social e econômico, através da obtençãode terras para assentamento dos milhares de trabal-hadores demitidos que naquelas terras residem, so-frem e lutam por justiça.

Cuando llegamos a las notas de “esclarecimien-to a la población y a la prensa” encontramos con-jugadas las cuestiones anteriormente mencionadas.Dos notas comunican “actos de protesta” en la ciu-dad de Açude por parte de los trabajadores rurales,una en septiembre de 1998 y la otra en mayo de1999. En ambas, los eventos referidos se acompa-ñan de un discurso que articula los contenidos tra-tados en las diversas notas enviadas a los diferentesdestinatarios. Nos encontramos así con la mencióna la violación de los derechos de trabajo:

Son 800 familias de trabajadores rurales quefueron despedidos de la Usina hace más de dosaños, cuando aquella unidad productiva paralizósus actividades y hasta hoy no pagó los derechos la-borales quedando las familias desempleadas y pa-sando por serias dificultades de sobrevivencia.

São 800 famílias de trabalhadores rurais que fo-ram demitidos da Usina há mais de dois anos,quando aquela unidade de produção paralisou suasatividades e até hoje não pagou os direitos trabal-histas ficando as famílias desempregadas e passan-do por sérias dificuldades de sobrevivência.

Las deudas que la Usina detenta con los traba-jadores se suman al señalamiento de las deudas pú-blicas, “apuntando el total de débito de la Usina en251,5 millones de reales para una unidad agroin-dustrial cuyo patrimonio no llega a 15 millones dereales”. Además de las deudas, otro factor compo-nente del discurso está dado por los acuerdos ilega-les de trabajo:

La Usina forzó a los trabajadores a firmar unacuerdo espurio desvalorizando los derechos labo-rales, dando en trueque tierra con precio sobrefac-turado –R$ 2.000 (dos mil reales la hectárea, enuna región en la que el precio de la tierra no llegaa R$ 600).

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A Usina forçou os trabalhadores a assinaremum acordo espúrio desvalorizando os direitos tra-balhistas, colocando em troca terra com preço su-perfaturado –R$ 2.000 (dois mil Reais o hectare,numa região em que o preço da terra não chega aR$ 600).

También vuelve a adquirir presencia la referen-cia a las amenazas practicadas contra las familiasacampadas:

Las familias viven sufriendo amenazas por partede hombres armados al mando de la Usina, los de-salojos son efectuados, inclusive de los moradores,con posterior destrucción de los rozados y envene-namiento de la tierra y del agua.

As famílias vivem sofrendo ameaças por partede homens armados a mando da Usina, despejossão efetuados, inclusive dos moradores, com poste-rior destruição dos roçados e envenenamento daterra e da água.

Finalmente, otro de los asuntos incorporados enla descripción que elabora la CPT sobre el conflictode Açude para la prensa y la población es la reivin-dicación de las tierras de la Usina para fines de Re-forma Agraria:

Cansados de esperar por el pago de los dere-chos laborales, los moradores de los engenhos de laUsina reivindican la desapropiación de las tierras co-mo la única forma de no salir totalmente dañadosdespués de largas décadas de trabajo y antes quelos propietarios dilapiden el patrimonio de la uni-dad quebrada.

Cansados de esperar pelo pagamento dos direi-tos trabalhistas, os moradores dos engenhos da Usi-na reivindicam a desapropriação das terras como aúnica forma de não saírem totalmente lesados apóslongas décadas de trabalho e antes que os proprie-tários dilapidem o patrimônio da unidade falida.

Según señala la CPT en estas notas, ésas son las“principales denuncias de los trabajadores”, quie-nes convocan a la “población a apoyar la lucha portierra de las familias que dedicaron 50, 40, 30, 20

años de su vida trabajando en la plantación y cortede la caña, haciendo siempre trabajos pesados pa-ra el patrón, y al final de cuentas vieron sus dere-chos desvalorizados”. El discurso que elabora laCPT para la prensa y la población refiere a una pro-testa de trabajadores que reivindica la desapropia-ción de las tierras de la Usina. Diversas denunciasjustifican dicha reivindicación, pasando a formarparte de las informaciones que se incorporan en lanota. El texto describe así una situación que buscael apoyo de los destinatarios y su adhesión a la con-vocatoria de lucha por la tierra de los trabajadoresde Açude. La construcción de dicha situación se ba-sa en el contenido de las denuncias realizadas antelas diferentes instituciones mencionadas, de mane-ra que las diversas referencias evocadas en funciónde los varios destinatarios se articulan aquí en unmismo discurso.

Esta articulación también se observa en docu-mentos donde no figura ningún destinatario explí-cito. Así, por ejemplo, un texto de abril de 2000, ti-tulado “CPT-Comissão Pastoral da Terra. Denunciassobre violencias de la Usina Açude” y firmado poruna integrante de dicha organización, narra nuevosataques a los acampados de los engenhos de la Usi-na, tema que se conjuga con los anteriormente tra-tados: las deudas contraídas por la Usina con lostrabajadores y con órganos públicos, los acuerdosilegales consumados por la misma en la Justiça doTrabalho y la reivindicación de la desapropiación delas tierras improductivas de la Usina Açude por par-te de los trabajadores despedidos (informacionesque sirven al acto de “responsabilizar” a las autori-dades públicas, especialmente al INCRA, por su“inercia” y “falta de compromiso con la reformaagraria” al permitir la ocurrencia de nuevos ataquesa los trabajadores).

Otro texto, que se despliega bajo el rótulo“MST y CPT denuncian al Ministério Público fraudesde la Usina Açude”, nos dice acerca de las deudasde la Usina y los acuerdos de trabajo ilegales, sin

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dejar de mencionar las violencias y amenazas sufri-das por los trabajadores y la reivindicación, por par-te de éstos, de las tierras improductivas de la UsinaAçude. Y los mismos argumentos se mantienen enotro escrito sin destinatario explícito titulado “MSTy CPT denuncian a la Secretaria da Fazenda fraudesde la Usina Açude”. El cuadro que se describe enestas últimas denuncias se construye así en base atres argumentos centrales: las deudas de la Usina,el fraude cometido en la Justiça do Trabalho y lasagresiones sufridas por los trabajadores, argumen-tos que sirven al objetivo de la desapropiación delas tierras improductivas de la Usina. Como obser-vamos anteriormente, cada uno de dichos argu-mentos se constituyó en el contenido de los men-sajes enviados por la CPT –con la fuerza de solicita-ciones, denuncias, designaciones, propuestas, de-mandas, convocatorias y demás– a las diversas ins-tituciones públicas que actuaron como destinata-rias y que jugaron un papel central en la definiciónde lo dicho, de lo denunciado, de lo solicitado.

Conclusiones

Las notas analizadas revelan un abanico de ac-ciones realizadas por la CPT en diversas institucio-nes del Estado: al decir la CPT hace y lo que dice sesubordina al hacer. La Pastoral es capaz de hacer aldecir porque ella se convierte en el portavoz reco-nocido de un ritual institucional reconocido. Lafuerza de sus mensajes reside en las relaciones depoder que hacen que los rituales estatales que aca-bamos de analizar sean vistos como legítimos y queen ellos la Pastoral sea una detentora de la “com-petencia legítima” (Bourdieu, 1996). Para llevar acabo su acción, la CPT adecua sus informaciones, elcontenido de los textos y la forma de las acciones,a la figura con la cual entra en relación. De este mo-do, utilizando el código del destinatario en juego, eldiscurso que la organización construye se configu-ra relacionalmente.

Desde las instituciones estatales se coloca uncontexto de referencia, se delimitan problemáticas,asuntos relevantes de ser tratados y asuntos no re-levantes. Y en su disputa por las tierras de la UsinaAçude, la CPT se apropia del lenguaje de las entida-des capaces de intervenir en la disputa. De esta ma-nera, el papel de tales entidades se vuelve protagó-nico en la definición del conflicto, en lo que la CPTincorporará dentro de su narrativa sobre la cues-tión. Las historias vividas por los trabajadores de laUsina y por quienes acampan en sus propiedades seconstituyen en problemáticas específicas delineadasen relación con las instituciones: la ilegalidad de losacuerdos de trabajo, las deudas, las amenazas y vio-lencias y la desapropiación de las tierras improduc-tivas de la Usina. Estos son puntos centrales del dis-curso de la CPT, puntos que materializan un proce-so de lucha, que nos hablan de un hacer (solicitar,denunciar, proponer, demandar, entre otras accio-nes) en diversas entidades. El discurso se conformaasí a través de la interacción, de los actos que reali-za la Pastoral en su disputa por la tierra.

En esta manera de acción, la CPT se apropia delos códigos consagrados por las instituciones admi-nistrativas y coloca allí sus reivindicaciones: la desa-propiación de las tierras y la lucha contra el latifun-dio. La CPT “da forma y se ajusta a las formas”, esdecir, acciona estrategias que producen un “compro-miso entre un interés expresivo y una censura cons-tituida por la propia estructura del campo donde eldiscurso es producido y también circula” (Bourdieu,1996). Articulando sus objetivos con los moldes na-rrativos del destinatario, la Pastoral lleva adelante sudisputa e intenta abrir cauce a las ocupaciones. En laapropiación de aquellos moldes, la CPT edifica supropia narrativa, una narrativa que articula denun-cias institucionales, historias vividas de los sem-terra,“el conflicto del latifundio”. Una narrativa que no seadapta, sino que incorpora elementos de los partici-pantes en juego y construye. Una narrativa que pre-tende incorporarse –y no sin enfrentamientos– en las

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diversas instancias estatales, abriendo espacios detransformación; espacios que nos permiten miraresas instancias, no como un conjunto cerrado, comouna esencia que se impone, sino a partir de relacio-nes, de luchas, de procesos de constitución.

Bibliografía

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Lecturas

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Constanza Cafarelli se propone dos cosas:por un lado, poner en contexto y describir lastribus urbanas; por otro, realizar un trabajo deinterpretación respecto de sus ideas, pensa-mientos y comportamientos. Para alcanzar es-te objetivo desarrolla tres aspectos: al principioexplica la etapa de la adolescencia y el concep-to de tribus, más adelante describe algunosgrupos identitarios específicos y por último in-tenta dar cuenta del sentido que reviste serparte de una tribu urbana.

Con resultados disímiles, el trabajo ofrecede manera superficial una descripción de las di-ferentes tribus urbanas a lo largo de la historia.Comienza por los hippies y los rockeros, conti-núa con las tribus que tuvieron su auge entrelos sesenta y los ochenta (punk, góticos y hea-vies) y finaliza dando cuenta de las tribus surgi-das en los tiempos de la globalización tecnoló-gica o, como diría Rossana Reguillo, del desen-canto (indies, ravers, emos y floggers).

Si bien este libro podría encuadrarse den-tro de los estudios de juventud, la autora eli-je plantearlo desde una perspectiva que notermina de definirse entre pensar a los jóve-nes en tanto construcción histórica o abor-darlos desde la idea de adolescencia comoinstancia evolutiva, dando cuenta de loscambios que presentan los sujetos en esemomento (variación de motivaciones e inte-reses, inquietud por el sexo opuesto, creci-

miento de la curiosidad e impulso sexual, for-talecimiento del yo).

Para esta tarea retoma el concepto deadolescencia de Erik Ericsson, quien la definecomo un proceso de “moratoria psicosocialen cuyo transcurso los individuos tienen laoportunidad de ensayar, vivenciar, sondear,probar, entrenarse; en definitiva, disponende la oportunidad de obtener las herramien-tas que les posibilitarán comprender en quéconsiste el mundo en el que viven”. Aunqueesta definición le permite a Caffarelli darcuenta de una etapa de la vida en la que “losadolescentes van asumiendo paulatinamenteobligaciones y compromisos adultos, y laprórroga les permite experimentar roles dife-rentes, tanto en la realidad como en la fanta-sía”, lo que deja de lado es que la noción demoratoria no puede aplicarse linealmente,como si todos los jóvenes y adolescentes lavivenciaran de la misma forma y con las mis-mas trayectorias, sin tener en cuenta los ca-pitales simbólicos y materiales con los quecuenta cada grupo.

Es en este sentido que tal concepto pre-senta algunas limitaciones que si no se to-man en cuenta pueden conducir a una gene-ralización que de alguna manera deja afueraa los sectores más vulnerables; es decir, aaquellos que atraviesan esa etapa sin los be-neficios de la “experimentación”, pero quesin embargo también encuentran prácticas ygrupos de identificación.

A continuación, la autora cataloga a lastribus urbanas (hippies, rockeros, punk, góti-cos, heavies, indies, ravers, emos y floggers),describiendo su estética, su discurso –básica-mente partir de letras musicales– y algunasde su prácticas. Para esto, reproduce el dis-curso de los medios y retoma la informacióndisponible en la web. Su abordaje de las tri-

Tribus urbanas. Cazadores de identidad

Autora: Constanza CaffarelliEditorial: Lumen, 2008

Por Natalia Ferrante. Facultad de Periodismo y Comunicación Social. UNLP.

bus urbanas no es producto de un trabajo decampo ad hoc, en el cual la autora se hayavinculado especialmente para conocer y darcuenta de sus características, sino una des-cripción superficial, a partir de la cual no esposible alcanzar la magnitud de las represen-taciones y los modos de construcción demundos de cada uno de estos grupos. Es de-cir, cómo es que funcionan y se constituyen,al decir de Michel Maffessoli, en “verdaderascomunidades emocionales”.

En la última parte, Caffarelli presentaciertas claves para pensar el fenómeno de lastribus, y propone la construcción conjunta demodos de relación entre adultos y jóvenes yun compromiso genuino para entender susrealidades, haciendo a un lado los estereoti-pos que se constituyen desde el impacto vi-sual y comprendiéndolos desde el contextodel proceso que implica la adolescencia.

Tribus urbanas. Cazadores de identidadpermite alcanzar una primera aproximaciónal fenómeno de las tribus. Es un libro quepuede ser leído rápidamente, y por un públi-co que no necesariamente debe tener incor-poradas las discusiones y los saberes previossobre estudios de juventud, pero que sin em-bargo aporta a futuros cuestionamientos y anuevas preguntas vinculadas a esta temática.

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proyectivos mediante los cuales los telespec-tadores sitúan en el medio televisivo mode-los proyectivos que abarcan un amplio es-pectro: el héroe o superhéroe que ostentaaquello que nunca tendremos ni seremos; elantihéroe que inspira lástima, pena o es des-calificado como inspirador de conductas, yen quien los telespectadores se apoyan co-mo contrafigura de sus ideales o aspiracio-nes; y el arquetipo del héroe que constituyeuna suerte de par de quien contempla lapantalla: ni superior ni inferior, una figuraimitativamente confiable a ubicar junto anosotros y no por encima o por debajo. Al-guien con quien reírnos a la par y no dequien reírnos o acaso burlarnos.

Estos modelos de identificación mediáti-ca televisiva responden a antecedentes que,desde los cantos homéricos hasta las prime-ras escrituras, los textos de Alejandría y Egip-to y los cantares de gesta, junto con la con-cepción de una cultura letrada, fueron orga-nizando paradigmas que se han ido despla-zando. Como señala Fuenzalida: de la orali-dad a la escritura, de la escritura a la radio,de la radio al cine, de allí a la televisión y ac-tualmente a formas de la realidad virtual ca-da vez más sofisticadas y universalizantes,pese a que no deja de plantearse como unaelite que supone la potestad sobre los me-dios de difusión, divulgación y comunicación.

Otro tópico asimismo erizado de comple-jidad lo constituye el vinculado a qué comu-nica la televisión estatal versus la televisiónprivada. Entre una televisión gubernamental,estatizada, que puede o no atender a cues-tiones educativo/culturales, Fuenzalida tam-bién señala el riesgo de ideologías dominan-tes que se procure imponer. Ello, no obstan-te, supone subestimar la capacidad crítica delos telespectadores, que no tienen por qué

adscribir a todo lo que vean o no tienen porqué tomar todo lo que se les ofrezca, de ma-nera mecánica, casi como un estupefacienteo una dieta compulsiva. Por el contrario, latelevisión privada sería agente de una ideolo-gía social vehiculizadora del capitalismo com-petitivo, lo que también supone un paterna-lismo hacia quienes pueden tomar distanciade estas ideas, más o menos conscientemen-te, más o menos abiertamente.

La sobremesa familiar constituye un es-pacio de debate que desplaza la plaza públi-ca, el bar o el almacén de los primeros añosdel siglo XX, en especial en la República Ar-gentina. La sobremesa, el living familiar, eldormitorio matrimonial, resultan instanciasdonde los mensajes son debatidos, puestos aprueba, amplificados o simplemente suprimi-dos mediante una impugnación.

Valerio Fuenzalida estudia la distinta ofer-ta mediática televisiva, como dijéramos, des-de una perspectiva etnográfica. Ello suponeindagar en los rasgos inherentes a cada unode los públicos, de las audiencias, desde suscaracterísticas generacionales, sociales, ideo-lógicas, de formación cultural y de preferen-cias de gusto. Todo ello conlleva un perfil queva configurando grupos, sectores, a los quecabría agregar el sexo, la opción sexual, laclase social y las profesiones. Los horarios deun ama de casa no son los de un empresarioni los de un infante escolarizado. Desde estamirada, Fuenzalida repasa algunos de losprogramas cuya preeminencia ha marcadolos últimos decenios del siglo XX y los prime-ros del XXI. Entre ellos, la dominancia de losdibujos animados para la audiencia infantil.

En un franco y meticuloso repaso de pro-gramas, series y unitarios, el autor señala afi-nidades, discrepancias, modos de segregar yde asimilar a la población. En este sentido, la

La presente investigación, realizada des-de la perspectiva de la etnografía, el estudiocuantitativo y cualitativo de audiencias y lasociología de los públicos, nos sitúa en unaserie de núcleos de sentido por cierto polémi-cos. ¿A qué es dable denominar “cultura delentretenimiento”? ¿Responde dicha “cultu-ra” a un principio de alienación, como postu-lan escuelas y tradiciones de pensamiento delfreudismo a las teorías brechtianas, que de-fienden en cambio la idea del distanciamien-to entre emoción estética y juicio crítico delespectáculo?

Sin estar presentado en términos dicotó-micos, el abordaje de Fuenzalida es el de al-guien que, sin descuidar un punto de vistapropio, está atento a no desplazar a los de-más, a atenderlos y a escuchar posturas, sinque ello suponga el no compromiso o la au-sencia de un punto de vista personal. Quie-nes atienden a los medios como telespecta-dores, porque estamos aludiendo a la televi-sión en tanto que espectáculo, medio, fluidode signos y fluidez de significantes, en oca-siones en conflicto, ven en ellos como en unespejo sus propios rasgos proyectados.

En este sentido, las teorías de la recep-ción desarrolladas por la Escuela de Cons-tanza, en especial la de uno de sus exponen-tes más conspicuos, Hans Robert Jauss, acu-den a diferentes modelos interpretantes y

Expectativas educativas de las audiencias televisivas

Autor: Valerio FuenzalidaEditorial: Norma, 2008

Por Adrián Ferrero. Facultad de Periodismo y Comunicación Social. UNLP.

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televisión se revela como un factor de fija-ción, que requiere de una alta concentracióny una mirada atenta y sin dispersiones. Entanto que cohesión social, su trabajo semió-tico es el de organizar sentidos y dotar de co-herencia y significancia a experiencias eva-nescentes. En tanto que vehículo de varie-dad, dispar y heterogénea, sus formatos, sumisma historia y su organización de conteni-dos la vuelven una máquina prismática, ricaen matices, que despliega colorido aún en laépoca del blanco y negro.

Finalmente, todo el libro se presenta co-mo una catálogo comparativo, universaliza-dor, separatista y foco de unión de un medioque, cual una suerte de Aleph borgiano, in-daga en todas las posibilidades humanas,animales, biológicas, culturales. Desde undespliegue moral que va de la denuncia a lapelea periodística agonal, del testimonio a lafehaciente historia de vida, del delito a lo fes-tivo, reviste la experiencia humana de todassus facetas. Ése, tal vez, sea su mérito mayor:mostrar que un medio no es en sí mismo nibueno ni malo, sino en la medida de quién,cómo y qué despliegue; esto es, según su or-ganización y planificación.

Valerio Fuenzalida es productor de televi-sión. También ha desplegado una intensa ac-tividad académica y docente en la Repúblicade Chile, publicando otros estudios. Esta do-ble perspectiva de actor y espectador crítico,de autor y lector de sus propios textos televi-sivos, le brinda la mirada rica y lo beneficiacon un privilegio por pocos experimentado.El de quien con una mirada atenta al doblezy a las perspectivas múltiples, le es dado inte-rrogar los signos sociales, su consumo y suelaboración enunciativa bajo la forma de unaprogramación.

En la actualidad los jóvenes se autodefi-nen por su relación con la cultura popular,que es construida por los medios de comu-nicación, la música. Por espacios que les per-tenecen y los representan como tales. Sonlos consumos culturales de los jóvenes losque ayudan a la construcción de su propiaidentidad.

El libro La generación multimedia. Signifi-cados, consumos y prácticas culturales de losjóvenes analiza el papel de la cultura popularen la vida de niños y adolescentes de 11 a 17años, estudiando el acceso a los medios decomunicación y a las tecnologías y profundi-zando en la significación y en la práctica quese de ellos se hace.

La autora, Roxana Morduchowicz, basósu investigación en un cuestionario confor-mado por 120 preguntas (multiple choice),que fue distribuido en la Argentina a 3.300jóvenes, entre 11 y 17 años, durante el año2006, en el marco del Programa Escuela yMedios del Ministerio de Educación de laNación. Las preguntas giraban en torno alacceso, el significado y los modos de usode la televisión, la radio, el diario, las revis-tas, la música, los libros, el teatro, el cine,la computadora e Internet por parte de losjóvenes.

Con el objetivo de conocer la relación dela audiencia con los medios de comunica-ción, Morduchowicz realizó un recorrido so-bre los estudios de recepción centrados en elpúblico, desde la Teoría de los Efectos, pa-sando por la Teoría de los Usos y Gratificacio-nes y los Estudios Culturales.

El libro hace referencia constantemente aque los jóvenes no se dan cuenta del mundovertiginoso en el que viven, un mundo diná-mico, de continua estimulación y donde todoes simultáneo. Son los adultos quienes perci-ben las rupturas tecnológicas y los nuevosusos sociales de los medios.

Para Joán Ferrés, el zapping es la mani-festación más evidente de un comportamien-to donde predomina un enfoque que se po-dría denominar mosaico. Los chicos de hoyviven en la fragmentación, la provisionalidad,la búsqueda de inmediatez y experimentanuna intensa y constante sensación de impa-ciencia. La generación de 11 a 17 años fue laprimera en conocer un panorama mediáticodiversificado, ya que nació junto con la granrevolución audiovisual. Son los chicos queaprenden a usar al mismo tiempo un controlremoto, un celular y una computadora.

La autora retoma el concepto de entornomediático de Sonia Livingstone para superarel análisis de cada medio de comunicaciónpor separado y pasar a preguntarse por la in-teracción y la relación entre los diferentesmedios, además de estudiar la inserción enlos distintos espacios de la vida diaria. Estopermite que se pueda explorar de qué modoun nuevo medio de comunicación comple-menta al anterior y cómo las personas convi-ven en la diversidad mediática.

No existe una relación lineal entre accesoy uso. El acceso no asegura el uso y el uso nosignifica acceso. Entre ambos existe un con-

La Generación multimedia. Significados, consumos y prácticas culturales de los jóvenes

Autora: Roxana MorduchowiczEditorial: Paidós, 2008

Por Marisa Natalia Rigo. Facultad de Periodismo y Comunicación Social. UNLP.

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texto, un significado, un entorno. En los re-sultados de los cuestionarios quedó en claroque la computadora no es un bien accesibleen todos los hogares, pero esto no significaque los chicos que no tienen una PC en sucasa no la utilicen, ya que pueden disponerde éstas en locutorios, cibers. De esta formael espacio exterior y el espacio íntimo comen-zaron a superponerse, con lo que se fueronperdiendo los límites clásicos entre lo públicoy lo privado. Como sostiene Néstor GarcíaCanclini, el equipamiento individual y el uni-verso cultural constituyen un marcador declase que cada uno lleva consigo a múltiplesescenarios.

Respecto de la valoración que hacen losjóvenes de los medios y las nuevas tecnolo-gías, el entretenimiento es el principal factor.Un claro ejemplo es la música, a la que defi-nen como marca de identidad, y que constitu-ye el indicador fundamental del paso de la in-fancia a la adolescencia, en todos los sectoressociales. El carácter portátil y su accesibilidadhacen que sea un consumo esencial. La inves-tigación logró obtener diferentes datos, comoque existen medios accesibles pero no desea-dos, (libros) y medios ausentes pero muy de-seados (la computadora e Internet, para cuyoacceso y uso los jóvenes salen de la casa).

Según la autora, los jóvenes de hoy son lageneración multimedia, no sólo por la varia-da oferta mediática de que disponen, sinopor el uso en simultáneo que hacen de ella;es decir, mientras miran televisión hacen latarea, escuchan música, hablan por teléfonoy navegan por Internet. Sin embargo, al mo-mento de elegir, los adolescentes prefieren elafuera con los amigos y no el adentro con losmedios cuando hacen uso de su tiempo libre.

La generación multimedia. Significados,consumos y prácticas culturales de los jóve-

nes refleja claramente las prácticas y usosque los jóvenes hacen de los medios, y lossignificados que les otorgan, para entenderel mundo tecnológico en el que viven junto asus pares y el cual no le es indiferente, sinoque los atraviesa desde su nacimiento.

Los trabajos con pedido de publicacióndeberán ser remitidos al Director de la revis-ta Oficios Terrestres, Facultad de Periodismoy Comunicación Social, Universidad Nacionalde La Plata, Av. 44 Nº 676, La Plata, Provinciade Buenos Aires, Argentina. Teléfonos y fax:54-221 4236783/4236784.E-mail: [email protected].

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Citas

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ran referencia al mismo tema- identificandolos autores.

En ambos casos la referencia al autor y ala obra deberá ser clara. De citar un autormás de una vez, se utilizará: apellido y nom-bre del autor “op.Cit;p”. El término Ibídemse utilizará sólo cuando se quiera repetir pun-to por punto la cita precedente.

Ejemplo de uso de citas:Estamos de acuerdo con Vázquez cuando

sostiene que “el problema que examinamosestá lejos de ser resuelto”3 y, a pesar de la co-nocida opinión de Braun, para quien “las co-sas han quedado definitivamente claras en loque respecta al viejo problema”4, estamos deacuerdo con nuestro autor en que quedamucho camino por recorrer antes de alcanzarel nivel de conocimiento suficiente”5.

3 Vazquez, Roberto. Fuzzy Concepts. Faber,Londres, 1976, pp. 160.4 Braun, Richard. Logik and Erknntnis, Fink.Munich, 1968, pp. 230.5 Vazquez. op. Cit., pp.161.

En el caso de citar diarios y/o revistas, sedeberá consignar el nombre de la publica-ción en cursiva, número -si se tratara de unarevista- fecha y número de las páginas cita-das. El título del artículo deberá aparecerentrecomillas.

De tratarse de comunicaciones persona-les, cartas, manuscritos, declaraciones, etc.,deberá especificarse la condición, como asítambién la fecha.

Notas

Se entiende por nota a las reflexiones,conceptualizaciones, ampliaciones, ejempli-ficaciones tanto del autor del trabajo como

Pautas de presentación para colaboradores de Oficios Terrestres*

de referentes en la materia. No irán entreco-milladas.

Bibliografía final

Se entiende por bibliografía final, el mate-rial consultado en el proceso de elaboraciónde los trabajos.

En el caso de haber utilizado citas en eldesarrollo del trabajo, se volverán a consig-nar en este apartado, si se agregara informa-ción considerada importante por el autor, pa-ra ubicar al lector en la búsqueda de biblio-grafía, como puede ser el caso de la fecha dela primera edición o los títulos en su idiomaoriginal.

Verón, Eliseo. La semiosis social, EditorialGedisa, Buenos Aires, 1987.

Gómez, Reynaldo. “Breve reseña de losmedios gráficos argentinos”, en Trampas dela Comunicación y la Cultura Nº 24, Facultadde Periodismo y Comunicación Social, UNLP,La Plata, 2002.

*Las pautas de presentación elaboradaspor la redacción de Oficios Terrestres tienenpor objeto unificar criterios en relación con eluso de citas, notas y bibliografía.

De los modelos posibles hemos elegidouno que, consideramos, facilita la forma enque el lector puede consultar tanto citas ynotas como así también orientarse en la pos-terior búsqueda de bibliografía.

Se considera necesario el cumplimientode las pautas a los efectos de contribuir conel armado y la corrección de la publicación.

Para consultas sobre envío de artículos para Oficios Terrestres comunicarse con Natalia Ferrante a [email protected].

Esta publicación se terminó de imprimir en la ciudad de La Plata en el mes de septiembre de 2009

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