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El Islam en Democracia

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El Islam en Democracia

El Islam en Democracia

Abdennur Prado

isbn 978-84-932513-5-2

84-932513-5-6

© Edición en español: Junta Islámica, 2006

CENTRO DE DOCUMENTACIÓN

Y PUBLICACIONES ISLÁMICAS

Medina Sabora

14720 Almodóvar del Río

(Córdoba)

Tlf.: 00-34- 957 634005

E-Mail: [email protected]

Edición: Mansur A. Escudero

Diseño: Abdallateef Whiteman

Impresión: Gráfi cas Lizarra

bismil-l âhi r-r ahmani r-r ahîm

índice

1 El islam en libertad • 1

2 Islam y democracia ante el siglo xxi • 7

3 El retorno del islam a España • 13

4 El islam en la escuela • 17

5 El caso del imam de Fuengirola • 21

6 Carta al tribunal islámico de Zamfara • 31

7 Los ilusos que salvaron a Amina Lawal • 37

8 La islamofobia es el fascismo del siglo xxi • 43

9 Informe sobre la islamofobia • 52

10 El “antisemitismo no racista” de Finkielkraut • 59

11 Pluralismo e identidades nacionales • 66

12 El islam y la realidad histórica de España • 74

13 Islam y nacionalismo en Cataluña • 78

14 Torturas y cultura de la guerra • 88

15 Kafi r y mumin en Guantánamo • 92

16 La mejor película del mundo sobre terrorismo • 103

17 El 11-m y la deriva de la democracia • 110

18 Quiebra de la mentalidad sacrifi cial • 116

19 Funeral de Estado • 122

20 ¿Yihad en Madrid? • 129

21 A propósito del islam en el espacio laico • 135

22 Un debate con Antonio Elorza • 139

23 Fatwa contra Ben Laden: el impácto mediatico • 143

24 “En España, los musulmanes somos considerados

ciudadanos de segunda”. • 150

25 Internet y el imamato femenino • 159

26 Tariq Ramadán, a propósito de una moratoria • 164

27 A propósito de algunas polémicas recientes • 168

28 Juan Pablo ii y el islam: un reconocimiento • 177

29 Yihad de género • 182

30 El acceso de la mujer a la mezquita • 189

31 Musulmanes colonizados • 193

32 Defender la libertad de expresión es defender al

profeta del islam • 199

A Abdennur Coca, a quien no conocí,a través del sueño heredado con el nombre.

. el islam en libertad

A lo largo de la historia, han existido grupos en to-

das las religiones que han tratado de establecer un ma-

gisterio dogmático, anular las interpretaciones divergentes y

ofrecerse como doctrina única, una ortodoxia. Es conocido

el trauma que este intento supuso para la cristiandad occi-

dental: la lucha encarnizada contra la herejía tiñó de sangre

el continente. También en el islam, el budismo o el hinduis-

mo ha habido intentos de este tipo, guerras de religión entre

visiones enfrentadas de un mismo mensaje.

Existe la tendencia a cosifi car la experiencia espiritual

de los maestros de la humanidad, como si su mensaje fue-

ra demasiado abierto para ajustarse a un ejercicio de poder.

Habría que diferenciar, en este sentido, entre espiritualidad y

religiosidad, entre una experiencia genuina de la trascenden-

cia y su cosifi cación en dogmas y doctrinas, formas transito-

rias demasiado apegadas a intereses mundanos como para

pasar por inocentes.

Este fenómeno es llamado en el Qur’án “la religión de los

ancestros”, y puede defi nirse como una repetición mecánica

de ritos y consignas que son aplicados por fi delidad a las

costumbres de los antepasados, a pesar de que han dejado de

el isl am en democr acia

aportar sentido y de nutrir la vida espiritual de sus repetido-

res. Cuando Abraham hecha en cara a los suyos que veneren

formas muertas, estos le responden:

“¡Pero hallamos que nuestros antepasados hacían lo mismo!” qur’án 26: 73

Estos son los signos de una religión cosifi cada: falta de

refl exión y de cuestionamiento, repetición mecánica de

dogmas:

“La mayoría de ellos nunca usa su razón; pues cuando se les dice: ‘Venid a lo que Dios ha hecho descender, y al Enviado’—responden: ‘Nos basta con lo que hemos hallado que creían y hacían nuestros antepasados’.”

qur’án 5, 105

Esto mismo lo hemos oído muchas veces en nuestra

vida como musulmanes. Hace años escuché a un joven

palestino (medio borracho, por cierto) afi rmar que a quien

abandona el islam hay que matarlo. Hace pocos días un joven

de origen libanés me decía que el islam prohíbe a la mujer

musulmana casarse con un no-musulmán. Cuando pregunté

por las fuentes de sus afi rmaciones, ninguno de los dos

supo contestarme. Hablaban de oídas, repetían frases cuyo

origen desconocen. En ningún momento se han preguntado

si correspondían con el mensaje del Qur’án o el ejemplo del

Profeta. Si lo hubieran hecho, se llevarían la sorpresa de

descubrir que el imam del barrio del cual oyeron esas frases

no estaba hablando del islam, sino de las leyes codifi cadas

durante los imperios omeya o abbasida.

el isl am en democr acia

Así, el musulmán se ve muchas veces impelido a repetir

sin refl exión las interpretaciones realizadas hace siglos por

sabios que vivieron en contextos muy diferentes al suyo, con

el consiguiente desajuste. Ante este tipo de actitudes re-

accionaron todos los profetas, todos los maestros de la

humanidad. Frente a la religión cosifi cada, la revelación se

nos presenta como un retorno a la refl exión y a la experiencia

genuina, a recuperar la plenitud de unos gestos y palabras cuyo

sentido habíamos perdido. ¿Qué es lo que sustenta un culto tan

vacío? El propio Abraham nos ofrece una respuesta:

“Habéis dado en adorar ídolos en lugar de Dios únicamente por mantener un lazo de amor, en esta vida, entre vosotros…”

qur’án 29: 24

Lo que mantiene en pie la adoración de las formas vacías

de la religión cosifi cada es el intento de mantener lazos de

amor tribales, unos lazos basados en la conveniencia y la

construcción de identidades, antes que en la conciencia de

la Realidad única.

Esto nos recuerda en muchos aspectos al tipo de religiosi-

dad que se difunde en muchos países de mayoría musulmana:

una religión de estado, basada en la costumbre y la repetición

mecánica de consignas de tipo jurídico (“a quien abandona el

islam hay que matarlo”, “el islam prescribe la pena de muerte

en caso de adulterio”) o teológico (“Dios hizo la Creación a

partir de la nada”, “el Qur’án es la Palabra de Dios increada”).

No hay más que decirlo, que creerlo, que aceptarlo como

dogmas de fe, sin preguntarse por su signifi cado ni su

implicación en nuestra vida cotidiana.

El Islam en Libertad

el isl am en democr acia

Ya no se sabe en que momento de la cadena de transmisión

se dejaron atrás los contenidos y fueron sustituidos por ese

tipo de consignas, tan oscuras desde su enunciado. Compro-

bamos que la transmisión del mensaje libertario del islam ha

sido desarticulada, que la educación ha perdido su capacidad

de despertar en los creyentes el sentido profundo de la

revelación, aquí y ahora.

En este punto se sitúa la importancia de la presencia del

islam en occidente, en un contexto de libertad. Nos encontra-

mos en una situación parecida a la de los primeros años de

la predicación de Muhámmad, cuando los musulmanes eran

una minoría perseguida. Una situación dif ícil, pero también

propicia a la experiencia que el hombre puede realizar

de Dios, el encuentro sin intermediarios del hombre con

su Sustentador, sin la carga de una religión heredada que

muchas veces se confi gura como una cárcel para nuestras

expectativas más profundas.

En tanto que evitan la imposición de un dogma y favore-

cen la pluralidad de interpretaciones, democracia y laicismo

favorecen la superación de la “religión de los ancestros”, con

todas las tensiones generacionales que esto supone. Para que

esta superación se haga efectiva, es esencial que cada creyente

pueda cuestionarse todos los contenidos de la religión here-

dada para encontrar su propio camino dentro de ella. A través

de esta profundización y este cuestionamiento, la religión

nos transforma y enriquece, se adapta al devenir y logra dar

respuesta a nuevas situaciones. Cuando la religión se reduce a

la repetición de dogmas, va quedándose atrás, atrapada por su

historia. Puede llegar a ser un impedimento inútil para avanzar

en el presente, como hemos visto en demasiadas ocasiones.

En esto hay una paradoja que merece destacarse. Lo que

en un contexto pretendidamente islámico está vedado a los

creyentes, el cuestionamiento radical del islam como religión

heredada, puede expresarse plenamente en el espacio laico.

Todo esto signifi ca que la presencia del islam no puede

reducirse a la aparición de los representantes convenientes,

ni de consejos de imames impuestos desde fuera. Es necesario

que los/as musulmanes/as tengan acceso a los medios de

comunicación, que participen en el juego político y puedan

discutir libremente sobre todo aquello que afecta a sus vidas

y a la de sus conciudadanos. Participar, encontrar un espacio

que les permita interrelacionarse con la sociedad al margen

de unas estructuras dogmáticas que cierran el camino.

La democracia se adapta perfectamente al mensaje del

islam, la pluralidad favorece la renovación de los discursos y

nuestra realización como personas. Esto tiene su fundamento

en el hecho de que cada creyente tiene el deber de recibir la

revelación y de aplicarla en su vida según Dios le de a enten-

der. Cada uno de los seres humanos conscientes es un califa de

Dios sobre la tierra. Como tal, debe asumir la responsabilidad

del cuidado del mundo, en la medida de sus posibilidades.

Es conocida la prohibición realizada por Muhámmad de

todo magisterio dogmático, como una interposición en la

relación directa entre el Creador y la criatura. La ausencia de

iglesia implica, necesariamente, libertad interpretativa y

diversidad de doxias, de modos de comprensión del mismo

mensaje universal, que se expresa ante cada uno y en cada

contexto de un modo intransferible. Recordemos el dicho de

Muhámmad: “La diversidad de opiniones es una misericordia de Dios para la comunidad de los creyentes”, expresión de

El Islam en Libertad

el isl am en democr acia

la vocación del islam de constituirse como una religión

abierta, de negar la construcción de un pensamiento único,

que tenga que ser impuesto a todos los creyentes. Cuando se

dan diferentes interpretaciones, incumbe a cada uno escoger

por si mismo la mejor de ellas, la que mejor se adapte a sus

necesidades vitales. Esto implica el ejercicio de nuestro

raciocinio, la responsabilidad personal ante la Palabra

revelada.

Por todo ello, afi rmamos que la democracia es el sistema

de gobierno que mejor se adapta a las necesidades del islam,

en cuanto que crea las condiciones propicias a un cuestiona-

miento radical de los dogmas y las legislaciones heredadas,

de los ídolos que se han ido acumulando a través de las

edades. Sabemos que el islam genuino solo es posible en

libertad, fuera del intento de control dogmático que se vive

en muchos países de mayoría musulmana. Esta idolatría se

da hoy especialmente en forma de leyes obsoletas, que

coartan la libertad de los creyentes (su derecho a equivocarse)

y nada tienen que ver con la consecución de la justicia.

. islam y democracia ante el siglo xxi

La incompatibilidad entre islam y democracia es

un tópico en vías de extinción. En una encuesta inter-

nacional de junio del 2003, realizada por el Pew Center (que

dirige la ex secretaria de Estado Madeleine Albright), se

mostraba que la apreciación de la democracia como sistema

de gobierno es mayoritaria entre los musulmanes.

En Pakistán, una mujer tan occidentalizada como Benazir

Bhuto ganó dos elecciones generales. En Indonesia, una

mujer sin velo, Megawatti Sukarnoputri, fue hace pocos años

elegida presidenta de un país donde viven 180 millones de

musulmanes. En Malasia, la democracia funciona desde hace

más años que en España. En todos estos países, los islamistas

apenas cuentan para el electorado.

En Irán, tras la revolución del 79, el presidente elegido por

sufragio universal fue Bani Sadr, un intelectual de izquierdas

educado en el Quartier Latin parisino. El triunfo del laico y

liberal Bani Sadr contra el candidato de los ayatol-lâhs vino

a demostrar que los revolucionarios iraníes no buscaban

instaurar ninguna teocracia. No hay más que rescatar de las

hemerotecas las fotos de las jóvenes iraníes con vaqueros

y sin velo al frente de las manifestaciones contra la tiranía

el isl am en democr acia

del sha para darse cuenta de hasta que punto sus esperanzas

fueron traicionadas. Jomeini impugnó las elecciones e im-

puso la “tutela de los juristas” (velayat al-faqih), de la cual la

democracia permanece presa.

En el Iraq ocupado, los llamamientos más sonoros a la

democracia proceden del hawza ilimiyya, el consejo chiíta de

la escuela de Nayaf. El Ayatol-lâh Ali al-Sistani defi ende que

sea un órgano electo, y no un consejo designado por Estados

Unidos, quien debería redactar la constitución de todos los

iraquíes. En las calles de Bagdad, han tenido lugar grandes

manifestaciones pidiendo el fi n de la ocupación y el principio

de la democracia. En contra de lo que se nos quiere dar a

entender, los iraquíes no necesitan de ninguna tutela colonial

para gobernarse. Más bien todo lo contrario.

Si tenemos en cuenta que en la India y en los países occi-

dentales los musulmanes también participan en el juego de

las urnas, nos damos cuenta de que a principios del siglo

xxi la gran mayoría de los musulmanes del mundo eligen a

sus gobernantes por la vía electoral. Claro que unas elecciones

no bastan para defi nir una “verdadera democracia”. En Turquía

existe un régimen democrático mediatizado por una oligar-

quía militar, lo mismo que en Argelia, Nigeria, Marruecos,

Egipto y Mauritania. Todos estos países son considerados

pro-occidentales, lo cual no quiere decir que apuesten por los

derechos humanos y la libertad de conciencia, por desgracia.

Signifi ca que ponen la riqueza de sus naciones al servicio de

intereses extranjeros.

Como todo tópico, el de la incompatibilidad entre islam

y democracia se sustenta en realidades y discursos. No hay

más que mirar hacia las oligarquías del golfo pérsico, que han

Islam y Democracia ante el Siglo xxi

impuesto un sistema monárquico de corte feudal, donde todo

el poder está en manos de unas familias que utilizan la religión

como instrumento de control ideológico. Este control implica,

precisamente, tratar de convencernos de la incompatibilidad

entre islam y democracia, para lo que cuentan con la inesti-

mable ayuda de ciertos arabistas. También las oligarquías

del golfo son grandes aliadas de occidente, consintiendo en

la explotación del petróleo a bajo precio, y generando unas

riquezas que no llegan a los ciudadanos más necesitados.

Miserias aparte, la conexión entre islam y democracia es

más profunda de lo que parece. Aunque suele decirse que

el islam es un modo de vida integral, que abarca todos los

aspec-tos de la vida, hay que señalar con extrañeza que ni

el Qur’án ni la Sunna nos proponen un modelo unívoco de

gobierno. Dejando aparte las consideraciones éticas (del tipo

“prohibir el mal y ordenar el bien”), el único precepto sobre

el modelo de gobierno que vincula a los musulmanes es el

principio de la Shura (la consulta mutua):

“…[los creyentes] tienen por norma consultarse entre sí.” qur’án 42, 38

En otro versículo, Dios se dirige al Profeta Muhámmad en

los siguientes términos:

“Y consulta con ellos en todos los asuntos de interés público.” qur’án 3, 159

Sobre esta aleya, comenta Muhámmad Asad: “Este pre-

cepto, que implica el gobierno mediante consenso y consulta,

debe considerarse como una de las cláusulas fundamentales

el isl am en democr acia

de la legislación coránica relativa al régimen de gobierno.

El pro-nombre ‘ellos’ se refi ere a los creyentes [no sólo

musulmanes], es decir, a toda la comunidad, mientras que la

expresión al-amr que aparece en este contexto denota todos

los asuntos de interés público, incluida la administración

del estado. Todas las autoridades coinciden en que esta

ordenanza es vinculante para todos los musulmanes y en

todos los tiempos. Algunos sabios musulmanes deducen

del texto de esta ordenanza que el jefe de la comunidad, si

bien está obligado a someter los asuntos al consejo, es libre

de aceptar o rechazar sus recomendaciones; sin embargo,

resulta evidente que esta es una conclusión arbitraria, si se

recuerda que el Profeta se consideraba obligado a acatar las

decisiones de su consejo.” (El Mensaje del Qur’án, ed. Junta

Islámica).

Los arabistas suelen presentar a Muhámmad como un

monarca todopoderoso, un profeta investido de un poder

absoluto. Nada más lejos de la realidad. En la mezquita de

Medina se reunían todos los miembros de la comunidad,

mujeres incluidas, para discutir y buscar soluciones de

consenso a los problemas que se planteaban. Todos podían

opinar, a todos se escuchaba. Como prueba concluyente, se

conocen decisiones tomadas de forma colectiva en contra

de la opción defendida por el propio profeta, lo cual da que

pensar.

Uno de los episodios más signifi cativos al respecto es el de

la batalla de Uhud. Amenazados por los mecanos que se

dirigían contra Meca, los creyentes se reunieron para deliberar

y tomar una decisión conjunta. Dado que había opiniones

diferentes, se decidió por mayoría salir al encuentro de los

Islam y Democracia ante el Siglo xxi

mecanos, en oposición a la opinión del profeta. La vida de

la comunidad estaba en juego, y Muhámmad no apeló a su

autoridad como profeta para tratar de imponer su punto

de vista. Para él, contrastar y consensuar las decisiones era

lo normal entre miembros de una comunidad basada en la

conciencia de la Realidad.

En base al principio coránico de la shura y su aplicación

en tiempos de Muhámmad, creemos que el sistema de

gobierno que más se acerca a los principios del islam es el de

la democracia participativa. Al decir esto, no pretendemos

insinuar que en la Arabia del siglo vii existiesen partidos

políticos, un censo electoral y urnas donde depositar los votos

para escoger entre candidaturas diferentes. Lo que afi rma-

mos es que la shura como órgano de participación de todos

los miembros de la comunidad en las decisiones colectivas es

un principio coránico esencialmente democrático.

No olvidemos esto: la gran mayoría de los musulmanes del

mundo quiere democracia, participar en las decisiones que

afecten a las sociedades donde viven, ejercer su responsabili-

dad ante Dios y ante la creación en su conjunto. De ahí el

carácter igualitario del islam, y la interiorización que hace el

musulmán de valores universales como la conservación del

medio ambiente y la justicia social como horizonte de toda

sociedad pacifi cada.

Esta es la dicotomía que se le presenta al musulmán

ante el futuro: o asumir la libertad de interpretación y de

conciencia hasta sus últimas consecuencias o ponerse en

manos de aquellos que se nos presentan como guardianes

de la tradición, constituyendo “consejos de sabios” y otras

estrategias de control. Entre una y otra opción se decide el

camino del islam en el siglo xxi, un camino íntimamente

ligado a la emancipación de los países de mayoría musulmana

de toda dependencia externa, lo cual implica la resistencia

armada si fuese necesario.

Frente a esta posibilidad, los enemigos de la compatibilidad

entre islam y democracia siempre defenderán que la masa

de los musulmanes carece de capacidad de juicio sobre las

cosas de la religión, somos como un cero a la izquierda que

debe ponerse en manos de los “expertos religiosos”. Esta

visión es compartida por un gran número de arabistas y los

regímenes despóticos de oriente medio. Los unos ofrecen el

modelo sobre el “despotismo oriental” que los otros encarnan

a su modo, cerrando un círculo perfecto en el cual quedan

ahogadas todas nuestras esperanzas.

el isl am en democr acia

. el retorno del islam a españa

Cuando hablamos del “retorno del islam a España”

debemos evitar malos entendidos. Esa frase hace refe-

rencia a una situación precisa: tras el genocidio y la expulsión

perpetrado contra los musulmanes (como contra judíos, pro-

testantes y cristianos unitarios), el islam vuelve a ser practica-

do en el Estado español, tanto a causa de la inmigración como

a causa del creciente número de ciudadanos españoles que se

reconocen musulmanes.

Esta realidad encontró un refl ejo en la legislación española

en la Constitución de 1978, y de un modo específi co el 1989,

cuando el islam fue reconocido ofi cialmente como “religión

de notorio arraigo”, y en 1992, con la fi rma de un Acuerdo

de Cooperación entre el Estado y la Comisión Islámica de

España. Este Acuerdo fue realizado en el momento en que se

cumplían quinientos años de las Capitulaciones de Granada,

los pactos fi rmados por los Reyes católicos con los musulma-

nes españoles, por los cuales se garantizaba su libertad de

culto. Como es sabido, las Capitulaciones fueron incumplidas

de forma sangrante, dando paso al periodo más oscuro de la

historia de la Península Ibérica.

Es necesario recordar que la práctica del islam ha permane-

el isl am en democr acia

cido prohibida en nuestras tierras durante siglos, con lo cual

todo el mundo reconocerá el mencionado Acuerdo como

un hecho saludable: el fi n de quinientos años de monopolio

religioso, de pensamiento único impuesto por la fuerza, y la

consiguiente recuperación de la libertad religiosa y de con-

ciencia que había caracterizado la España musulmana. El

retorno del islam a España no viene a abrir una herida zanjada

por el tiempo, sino la posibilidad de cerrar una herida abierta,

con la consiguiente recuperación de un pasado destruido por

la violencia y por el fuego.

Este hecho puede aportar nuevas luces a eso que los

intelectuales han llamado “la realidad histórica de España”. Nos situamos ante la posibilidad de re-escribir la historia de

la Península desde el punto de vista del cruce de civilizaciones

y culturas, re-considerar nuestro pasado como expresión de

un pluralismo que siempre debió prevalecer en una tierra

situada como confl uencia de los mundos. Estamos en un

momento privilegiado para revisar nuestra historia, para

superar toda tentación totalitaria y plantear un futuro donde

la convivencia entre diferentes religiones y concepciones del

mundo sea posible, lo cual nos exige el esfuerzo personal de

superar toda tentación de considerar nuestro camino como

el mejor o el único posible, de reconocer a todo el mundo

su derecho a elegir aquellos principios por los cuales quiere

guiar su vida.

Sin embargo, la situación de la libertad religiosa en España

dista de ser buena. La resistencia a dar cumplimiento al

mencionado Acuerdo por parte del Estado español tiene su

origen en la resistencia de los poderes que se benefi ciaron

de ejercer el monopolio, y que miran la diversidad como un

El Retorno del Islam a España

peligro. Todos aquellos que abogamos por el reconocimiento

de la realidad plural de España, ya sea al nivel religioso o de

las diferentes nacionalidades, nos vemos enfrentados a la

misma persistencia de estructuras mentales que tienen que

ver con el Antiguo Régimen. El hecho de que estas corrientes

reaccionarias vinculadas al nacional-catolicismo tengan

tanta fuerza constituye un auténtico escándalo, la negación

de los principios del estado de derecho que deberían regir

entre todos los ciudadanos.

En el caso de los musulmanes, esto signifi ca: difi cultades

para abrir centros de culto, negación de espacios en cemen-

terios públicos, no conmemoración de festividades religiosas

islámicas, no regulación de la alimentación halal, negación

de la participación de los musulmanes en la gestión del

patrimonio de origen islámico, restricción del derecho a la

enseñanza del islam en las escuelas, y una general desaten-

ción de las instituciones hacia las necesidades religiosas de

este colectivo. Todo lo mencionado son derechos legítimos

de los ciudadanos musulmanes, mencionados como tales en

la Ley del Acuerdo de Cooperación, derechos que son

vulnera-dos una y otra vez por ayuntamientos, comunidades

autónomas y por todo el aparato del Estado.

La falta de cultura democrática en España es desoladora.

Hoy en día, los principios constitucionales de a-confesionali-

dad y de igualdad y no discriminación entre las religiones no

son respetados, aún siendo los pilares de la libertad religiosa.

La Iglesia Católica recibe ingentes cantidades de dinero,

salida de nuestros bolsillos, y goza de claros privilegios. Los

políticos acuden a actos religiosos católicos, en el ejercicio de

sus funciones públicas, y las Fuerzas Armadas siguen

el isl am en democr acia

celebrando festividades religiosas católicas, que discriminan

a los miembros de otras confesiones. Los ayuntamientos

fi nancian la restauración y el mantenimiento de Iglesias,

mientras se niega ayuda y protección a las confesiones no

católicas.

Los ciudadanos de confesión musulmana tenemos muchos

motivos para quejarnos, y sin embargo somos señalados

constantemente como causa de problemas. Resulta curioso

que se llame constantemente a los inmigrantes musulmanes a

integrarse en la sociedad, a cumplir con sus deberes, mientras

el Estado y la sociedad en su conjunto se permiten vulnerar

de forma manifi esta sus derechos. Lo que me gustaría saber

es cuales son los deberes como ciudadanos que se supone no

cumplimos los musulmanes en España. Por el contrario, sé

muy bien cuales son los derechos que el estado actual de las

cosas no nos garantiza.

. el islam en la escuela: justificación

El debate sobre la presencia del islam en las escuelas

ha saltado a la prensa. Las opiniones más disparatadas se

suceden. El miendo irracional a lo desconocido no permite

encarar el debate en su justa medida, dentro del esquema

básico de derechos y deberes que afectan a los musulmanes

como ciudadanos.

La Constitución Española se refi ere a la religión como un

hecho positivo. Sobre la enseñanza, se reconoce este derecho

en el artículo 27.3: “los poderes públicos garantizan el derecho que asiste a los padres para que sus hijos reciban la formación religiosa y moral de acuerdo con sus convicciones”.

En relación al islam, este artículo fue desarrollado en el

Acuerdo de Cooperación fi rmado entre la Comisión Islámica

de España y el Estado, una ley aprobada por el Parlamento,

fi rmada por Su Majestad el Rey el año 1992, y que se desarrolla

en 1996 con el Convenio de Régimen Económico de los

Profesores en los Centros Docentes Públicos. El laicismo

agresivo contra el hecho religioso puede ser respetable como

corriente de opinión, pero queda fuera del ordenamiento

jurídico existente.

Otro principio constitucional básico es el de la igualdad

el isl am en democr acia

de todos los ciudadanos ante la ley. Dado que en estos

momentos la enseñanza de la religión católica es un hecho,

la no inclusión del islam en el sistema educativo vulnera

el principio de igualdad jurídica, sin discriminación por

motivos de raza, sexo o religión.

Al margen de las consideraciones legales, queremos

explicar brevemente nuestra postura sobre la enseñanza del

islam. Somos conscientes de que este es un tema polémico,

que suscita opiniones enconadas. Para que un debate serio

se produzca, debe conocerse la opinión de todas las partes

implicadas.

No somos partidarios de utilizar la escuela pública para

adoctrinar o hacer proselitismo. Tampoco para enseñar

los detalles de las prácticas rituales que se prescriben en el

islam. Estas deben ser aprendidas en el contexto familiar y

de la mezquita. La escuela pública debe cumplir la función

de integrar a las nuevas generaciones de inmigrantes de

confesión musulmana, ofreciéndoles un modelo del islam,

genuino y fi el a sus fuentes, el Qur’án y el ejemplo de conducta

del Profeta, pero acorde a la realidad en la que vivimos.

Nuestra intención es elaborar un currículo de enseñanza

en la que no haya cabida para las interpretaciones integristas.

En el texto del Convenio de 1996 se dice que a través de la

Enseñanza Religiosa Islámica, se pretende contribuir al

desarrollo f ísico, intelectual, afectivo, social y moral de los

alumnos, afi rmando sus valores personales, familiares y

sociales convirtiendo en normas de conducta la fraternidad,

la solidaridad, la justicia y la libertad. El objetivo es guiar al

niño, sin la menor coacción, en su búsqueda de conocimiento

y en su investigación personal sobre lo espiritual.

El islam en la escuela: justifi cación

Los que se oponen a la enseñanza del islam parecen olvidar

que el sistema educativo es el instrumento más efi caz para

lograr una adecuada integración de los ciudadanos, en este

caso del colectivo de musulmanes en su conjunto, y muy

especialmente los hijos de inmigrantes.

Más allá de toda tentación retórica, se trata de abordar

una problemática existente. Debemos utilizar todos los

instrumentos del Estado de derecho para garantizar la

libertad de culto y de conciencia, siempre dentro de los pa-

rámetros que constituyen la base de nuestra democracia:

derechos humanos y sociales, derechos de las minorías,

igualdad de género, libertad de conciencia. En defi nitiva,

todos aquellos principios que garantizan la convivencia

pacífi ca entre los diferentes, evitando la creación de guetos o

subculturas al margen de la cultura dominante, lo cual genera

tensiones y puede llegar a desestabilizar la democracia. Ante

esta situación, el Estado tiene la obligación de favorecer la

integración de todos los colectivos que forman la sociedad,

potenciando todas aquellas corrientes que ofrezcan una

solución a los problemas que la sociedad plantea.

Se trata de ofrecer a los niños y niñas musulmanes una

visión del islam acorde con los principios de la democracia y

los valores que forman parte del patrimonio de todos los es-

pañoles. Teniendo bien claro que ello no signifi ca reinterpre-

tar o modifi car el islam sino profundizar en su conocimiento.

En el mensaje del Qur’án y en la tradición del profeta Muhám-

mad no hay nada que contradiga los postulados que defi enden

los sistemas democráticos. La enseñanza es el mejor instru-

mento para luchar contra las interpretaciones patriarcales

o sectarias que proliferan en muchos países musulmanes, y

el isl am en democr acia

que llegan a España a través de las corrientes migratorias.

Los que se oponen a la enseñanza del islam no se dan

cuenta de que con ello la sociedad renunciaría a uno de los

instrumentos básicos de normalización e incidencia en el

desarrollo del islam en nuestro país. El islam es una de las

grandes tradiciones religiosas de la humanidad, seguida por

una cuerta parte del género humano. El problema básico

que debemos afrontar no es el islam, sino la ignorancia

e instrumentalización de la religión que realizan países

extranjeros. Si queremos erradicar el integrismo, la enseñanza

es imprescindible.

. el caso del imam de fuengirola

El día 29 de noviembre del año 2004 ingresó en una

prisión española Mohamed Kamal Mustafá, imam de

la Mezquita Suhail de Fuengirola desde 1994, de la cual fue

liberado tres semanas después. El encarcelamiento se produjo

en aplicación de la sentencia dictada en enero por un juez de

Barcelona, quien condenó al imam a un año y tres meses de

prisión y a una multa 2.160 , por un delito de provocación a

la violencia por razón de sexo.

Para comprender todo lo que este asunto ha signifi cado

para el islam en España es necesario remontarse al año 2000,

cuando la Casa del Libro Árabe de Barcelona imprimió

La mujer en el Islam. En el capítulo titulado Cuestiones dudosas, su autor se pregunta “¿Tiene el hombre derecho a pegar a su mujer?”. Afi rmando este derecho en base a su

particular lectura del Qur’án, Kamal Mustafá da una serie

de detalles sobre las “limitaciones a la hora de recurrir al castigo f ísico”:

“Nunca se debe pegar en situación de furia exacerbada

y ciega para evitar males mayores. No se deben golpear

las partes sensibles del cuerpo. Los golpes se han de

el isl am en democr acia

administrar a unas partes concretas del cuerpo como

los pies y las manos, debiendo utilizarse una vara no

demasiado gruesa, es decir ha de ser fi na y ligera para

que no deje cicatrices o hematomas en el cuerpo. Los

golpes no han de ser fuertes y duros, porque la fi nalidad

es hacer sufrir psicológicamente y no humillar y maltratar

f ísicamente.” la mujer en el islam, pág. 87

El caso pasó de la prensa a los tribunales cuando varias

asociaciones de defensa de la mujer y de los derechos

humanos interpusieron una querella contra el imam por

discriminación contra la mujer. En el juicio, Kamal Mustafá

afi rmó una y otra vez que no se le podía juzgar por lo que

era “la doctrina del islam”, que él era “contrario a los malos tratos”, y que tan sólo había tratado de “dulcifi car” lo que el

Qur’án proclama. Se presentó como un “sabio modernista” y

un “defensor de los derechos de las mujeres”. Su explicación

sobre las “limitaciones a la hora de recurrir al castigo f ísico”

contra la mujer tienen como punto de partida su lectura de

una aleya del Qur’án donde se habla de la actitud por parte

del marido en caso de confl icto doméstico:

“… wa l-latî tajâfûna nushûçahunna fa’dzûhunna wa ihÿurûhunna f î l-madâÿi’ wa idribûhunna.”

qur’án, surat 4, an-nisa’, aleya 34

Este pasaje ha sido objeto de innumerables exégesis e

interpretaciones a lo largo de la historia. El problema que nos

ocupa se origina en el carácter polisémico de la última palabra,

idribûhunna. Según numerosos autores, el verbo daraba en

El caso del imam de Fuengirola

este contexto signifi ca “pegar, golpear”, con lo cual el Qur’án

estaría permitiendo, como último recurso, pegar a las esposas:

“A aquellas con las cuales tengáis una disputa,amonestadlas; luego dejadlas solas en el lecho;y pegadlas.”Esta posibilidad es recogida por la mayoría de los

traductores del Qur’án a lenguas occidentales. En el caso de

Kamal Mustafá, al querer justifi car y “vaciar de contenido”

el castigo f ísico mediante las mencionadas limitaciones, lo

ha transformado en un castigo psicológico-moral, sin darse

cuenta de que esto puede ser más grave.

En su defensa, trató en todo momento de convencer al juez

de su inocencia, con el argumento de que el islam permite

golpear a la mujer bajo las condiciones por él expuestas. En

apoyo de sus tesis, presentó testimonios de arabistas (no

musulmanes) y de textos jurídicos de los siglos x al xii. En

todo momento, su defensa se basó en la inculpación del islam

en su conjunto.

En estas circunstancias, hay que comprender la decisión

de diversos miembros de la comunidad islámica española

de declarar en contra de Kamal Mustafá, a petición de la

acusación. Un problema añadido estriba en que si el tribunal

hubiera absuelto al imam en base a las alegaciones de la

defensa, la jurisprudencia española habría aceptado que

el islam no es contrario a la violencia doméstica. En ese

momento, las asociaciones querellantes tendrían motivos

sobrados para llevar directamente al islam al banquillo de

los acusados. Entre los declarantes por parte de la acusación,

se presentaron destacados miembros de la comunidad

el isl am en democr acia

musulmana española, como Jadicha Candela, presidenta de

la Asociación an-Nisá, Maryam Cabezos, de la Asociación Cultural Inshal-lâh, y Mehdi Flores, secretario de la feeri.

Estos musulmanes declararon que el islam es contrario a los

malos tratos, citando las fuentes autorizadas: el Qur’án y la

Sunna.

Según estos testimonios, y en relación a la aleya

mencionada (4:34), no puede hablarse de “maltratar” o “gol-

pear f ísicamente”. En todo caso, se trataría de “golpear” en

un sentido fi gurado: dar un golpe de efecto para propiciar

un cambio. Según los testigos, esta interpretación estaría

en concordancia con la Sunna de Muhámmad (sobre él la

paz), quien manifestó claramente su rechazo a toda forma de

violencia contra las mujeres. Así, el juez pudo oír los hadices

donde Muhámmad (sobre él la paz) afi rma “No golpeéis a las siervas de Al-lâh”, “El que pega a su mujer es el peor de los hombres”, y “El mejor de entre vosotros es el que mejor trata a su mujer”.

En diversas comparecencias, los musulmanes citados a

declarar por parte de la acusación explicaron que el verbo

daraba es eminentemente polisémico. En el Qur’án, daraba

aparece al menos con diez signifi cados diferentes, que no son

sino algunos de los más de treinta signifi cados de este verbo

árabe. Cuando los alfaquíes explican la manera de realizar las

abluciones (wudu), utilizan este verbo: “echar” (daraba) agua

sobre el rostro. Otros sentidos son: “imprimir” (moneda),

“multiplicar” (números), de “terminar” (un trabajo), etc.

Tal y como se puso de manifi esto en el juicio, no todos los

traductores traducen el verbo daraba, en la aleya 34 de la

surat an-Nisa, como “pegar” o uno de sus derivados. El saudí

El caso del imam de Fuengirola

Dr. Abdul Hamid Abu Sulayman, presidente del Internatio-nal Institute of Islamic Th ought y rector de la Universidad

Internacional Islámica de Malasia afi rma en su artículo

‘Chastising Women: A Means to Resolve Marital Problems’: “Una lectura correcta del término coránico daraba conmina al marido a ‘separarse’ de la esposa, a ‘distanciarse’ de ella y a ‘irse’ del domicilio conyugal”. Además, señala que cuando el

Qur’án habla de “golpear f ísicamente” utiliza el verbo jalada

(azotar), como al principio de surat an-Nur (castigo en caso

de adulterio).

Edip Yuksel —traductor del Qur’án al turco— afi rma que

la traducción ‘pegadlas’ es errónea, y que debería traducirse

como ‘separaros’. Uno de los signifi cados de daraba es el de

‘viajar’, ‘irse’, como en el propio Qur’án (3:156; 4:101; 38:44;

73:29; 2:273). Esta opinión es compartida por numerosos

autores, como Asma Barlas (‘Believing Women’, 2002),

Mohammed Abdul Malek (‘Does Th e Quran Sanction Th e

Beating of Women?’), Uzma Mazhar (‘Treatment of Wife’),

entre otros.

Esta lectura se ve reforzada por la aleya completa y la

siguiente. Hay que distanciarse un poco para ver el cuadro

completo. El conjunto puede ser entendido como sigue:

si tenéis problemas domésticos, en primer lugar tratar de

dialogar, con calma. Si esto no soluciona el problema, dejar a

vuestras mujeres solas en el lecho. En caso extremo, lo mejor

es separarse. Si están de acuerdo, en ningún caso busquéis

una excusa para injuriarlas. Buscad un árbitro para zanjar

vuestras disputas y formalizar el divorcio.

Esta traducción está en consonancia con otros pasajes

coránicos donde se trata el tema del divorcio:

el isl am en democr acia

“Un divorcio puede ser [revocado] dos veces, después de lo cual, o bien se reanuda el matrimonio en forma honorable, o se disuelve de buenas maneras.”

surat 2, al-baqara, 229

“Cuando habiendo divorciado a vuestras mujeres, se acerque el fi n de su período de espera, o bien las retenéis en forma honorable o las dejáis ir de buenas maneras. Pero no las retengáis contra su voluntad por hacer[-les] daño: pues quien tal hace falta contra sí mismo.” surat 2, al-baqara, 231

“Si, habiéndoos casado con mujeres creyentes, las divorciáis antes de haberlas tocado, no tenéis por qué esperar, ni calcular, un período de espera para ellas: así pues, proveedlas de lo necesario, y dejadlas ir con delicadeza.”

surat 33, al-ahsab, 49

“Y si una mujer teme ser maltratada o abandonada por su marido, no incurrirán en falta si ambos se avienen a reconciliarse pacífi camente: pues lo mejor es la reconciliación y el ánimo es siempre propenso al egoísmo.” surat 4, an-nisa, 128

En el caso de un confl icto doméstico grave, el Qur’án

recomienda “resolver las cosas de buenas maneras”, “sin hacer

daño” y “con delicadeza”. De ahí hasta “pegarlas” existe un

abismo, con lo cual esta traducción parece incongruente. No

El caso del imam de Fuengirola

podemos olvidar en ningún caso que la “regla de oro” para

interpretar el Qur’án es remitirse a otros pasajes del propio

Qur’án.

A la plausible traducción de wa idribûhunna como “(en último extremo) separaros”, Ahmed Ali ofrece una alter-

nativa. En su traducción del Qur’án publicada por la Princeton

University Press (1988; pp. 78-79) traduce an-Nisa 34:

“As for women you feel are averse, talk to them suasively; then leave them alone in bed (without molesting them) and go to bed with them (when they are willing).”Donde unos leen “pegadlas”, Ahmed Ali lee “iros a la

cama con ellas”. Es decir: hacer el amor. Esto puede parecer

una frivolidad, y sin embargo, Ahmed Ali se basa en dos

autoridades indiscutibles para justifi car su traducción. La

primera es el gran comentarista coránico Zamakhsari. La

segunda autoridad es fi lológica: el Lisan al-Arab de Raghib.

Según este, el verbo daraba puede tener el signifi cado

metafórico de “tener relaciones sexuales”. Raghib cita una

conocida expresión árabe donde daraba signifi ca “tener

relaciones sexuales”: daraba al-fahl al-naqah: el camello

cubre a la camella. De entender daraba como “pegar”, se

supondría que entre los camellos existe la misma violencia

inhumana que entre los humanos, lo cual es falso. Raghib

da como ejemplo de este sentido sexual del verbo daraba

precisamente la aleya 34 de la surat an-Nisa (Al-Mufridat fi Gharib al-Qur’an).

Estas traducciones (separarse/ hacer el amor / dar un golpe

de efecto) tienen la ventaja de no entrar en contradicción

con otros pasajes del Qur’án relativos al trato entre esposos,

el isl am en democr acia

de no chocar con el ejemplo de Muhámmad (saws) y con

las enseñanzas del islam en su conjunto. Sobre este tema,

Muhámmad (saws) fue tajante: “No golpeéis a las siervas de Al-lâh”. No hay nada que añadir.

A partir de aquí, cada uno puede quedarse con la opinión

que mejor le parezca, que no es sino la que refl eja su propio

estado de conciencia. La misión de los alfaquíes o los

estudiosos no es ‘sentar cátedra’ o ‘establecer dogmas’, sino

proponer una interpretación a los creyentes para que escojan

por si mismos. Para bien o para mal, Al-lâh nos ha creado

como criaturas responsables. Todos los musulmanes tienen

la obligación de estudiar fi qh por si mismos y escoger según

su razón y su conciencia entre las diferentes opciones que se

les presentan.

En su sentencia, el Magistrado Juez del caso, Juan Pedro

Yllanes Suárez, recogió la existencia de una pluralidad

de interpretaciones del Qur’án, con lo cual nadie puede

excusarse en el Libro de Al-lâh para justifi car opiniones

contrarias a la legalidad vigente. Además, se hace referencia

a las conclusiones sobre la violencia doméstica del iii

Congreso de le Mujer Musulmana, celebrado en Córdoba en

marzo de 2002, en el sentido de que el maltrato f ísico o moral

está absolutamente proscrito en el islam. El juez afi rma que

el libro La mujer en el Islam no es una exposición objetiva de

los principios del islam, como su autor pretendía, sino que

en él se vierten sus opiniones personales. En defi nitiva, el

veredicto descalifi ca la pretensión de Kamal Mustafá de ser

un “mero traductor” en base a la pluralidad interpretativa.

El proceso ha constituido un hito en el proceso de

“retorno del islam a al-Andalus”, una auténtica lección

El caso del imam de Fuengirola

para todos los implicados. Se trata de aceptar plenamente

la libertad religiosa dentro de una sociedad democrática,

lo cual afecta al modo de vivir y comprender el islam por

parte de los propios musulmanes. En la actualidad, existen

países e instituciones que tratan de imponer su monopolio

de la producción e interpretación del islam, y no aceptan

esta libertad. Durante estos años, muchos de los que hemos

participado en esta polémica posicionándonos en contra

del punto de vista del imam de Fuengirola hemos recibido

insultos (incluso amenazas) de otros musulmanes, aparte del

takfi r (declaración de kufr) por parte del propio inculpado.

Todo este proceso nos lleva a refl exionar sobre conceptos

tales como “ortodoxia”, “interpretación”, “igualdad de género”,

“libertad” o “dogma”. Y, sobretodo, la obligación de todo

musulmán y musulmana a leer el Qur’án por si mismo, en la

medida de su propia capacidad y entendimiento.

Lo que los musulmanes españoles hemos recobrado es el

carácter abierto de la revelación frente a una interpretación

cosifi cada. Se trata de un caso paradigmático de lo que

puede signifi car para el islam el ser vivido en democracia,

sin un aparato represor que imponga las concepciones más

reaccionarias.

Desde la muerte del Profeta (saws), el islam histórico ha

vivido la tensión entre la libre interpretación y los intentos de

crear una ortodoxia. Por desgracia, muchos siguen pensando

que el musulmán y la musulmana deben absoluta obediencia

a las decisiones tomadas hace siglos por los grandes juristas

del islam. Este tipo de planteamiento niega toda posibilidad de

ejercer nuestra responsabilidad individual ante la Palabra de

Al-lâh, nos impide ejercer el mandato coránico de razonar y

el isl am en democr acia

tratar de comprender la revelación desde nosotros mismos.

Desde este punto de vista, resulta maravilloso darse

cuenta de cómo una sola aleya coránica puede dar pie a

“dos religiones diferentes”. Cada una de ellas se presenta con

una lógica aplastante, con un desarrollo interno coherente,

plagado de referencia al Qur’án, a los sabios tradicionalistas,

al ejemplo del profeta, que la paz sea con él. Una conduce al

patriarcado, la otra a una sociedad igualitaria. De todas las

visiones, la peor es aquella que no reconoce a las demás su

derecho a la existencia. Este es el criterio, esta es la Sunna

del Profeta: “Las diferencias de opinión son una misericordia para la comunidad de los creyentes”.

. carta abierta al presidente del tribunal islámico de zamfara

Bismil-lâhi ar-Rahmâni ar-Rahîm

Asalamu aleikum, hermano en el islam.

En primer lugar es un honor dirigirme a ti, y decirte

que apreciamos vuestra lucha por el islam en Nigeria.

La noticia del triunfo electoral de los partidos islámicos fue

recibida con alegría por muchos en España. Pero el momento

de las felicitaciones ha pasado, y ahora nos vemos obligados

a expresarte una diferencia de criterio. Te escribo desde

Medina Sabora, una pequeña comunidad de musulmanes que

trabajamos en la actualización de nuestra memoria histórica.

Espero que el nombre de al-Andalus te haga receptivo a

nuestras inquietudes.

El motivo de esta carta es nuestro rechazo a la decisión

de lapidar a Safya Hussein. Nosotros no somos quien para

decirte lo que debes hacer, ni siquiera somos ulemas ni

expertos en jurisprudencia, sino simples creyentes que se

dirigen a ti —desde la convicción que compartimos en la

Misericordia del Altísimo— para darte una visión externa

el isl am en democr acia

de los acontecimientos. Tan sólo te pedimos que escuches

el razonamiento de unas gentes que ponen su corazón y su

intelecto en la difusión del islam en su tierra, con el permiso

de Al-lâh.

Debes saber que decisiones judiciales como éstas están

siendo utilizadas para divulgar una imagen terrible de nuestro

dîn, para negar su verdadero rostro. Dado que los medios de

comunicación escogen las imágenes que más convienen a

sus intereses, es comprensible que nuestros conciudadanos

se hagan una imagen falsa del islam, quedando velada

su dimensión humana y trascendente. La mayoría de los

occidentales piensan que el islam es cruel, y decisiones como

la tuya son difundidas a gran escala para confi rmar esas

sospechas. ¿Acaso no te das cuenta de que les estás haciendo

el juego a los enemigos del islam, de que estás trabajando para

facilitarles su tarea de demonización de nuestro dîn? Con ello

estás poniendo en peligro todo un proyecto de comunidad

rectamente guiada, y difi cultando la tarea de tus hermanos

musulmanes en muchos lugares del planeta.

Y ¿todo ello porque? Hemos buscado día y noche entre

las Palabras de Al-lâh el Altísimo, y no hemos encontrado

ni una coma que justifi que la lapidación. Al-lâh no ha

decretado en el Qur’án ese castigo, sino que en caso de zina

(adulterio), como tú bien sabes, ha decretado el perdón si hay

arrepentimiento. Sin arrepentimiento el Qur’án habla de cien

azotes, en ningún caso de la lapidación.

Sabemos que ‘Umar Ibn al-Jattab (ra) estableció este

castigo años después de la muerte del Profeta —que la paz y

la salat de Al-lâh sean siempre con él. Conocemos la tradición

en la cual ‘Umar nos habla de lo imperioso de conservar ese

Carta abierta al presidente del Tribunal islámico de Zamfara

had (castigo límite). Sus motivos tendría, pero esos motivos

sin duda pertenecen a su tiempo. No quiero que pienses

que estoy hablando mal de ‘Umar Ibn al-Jattab, que Al-lâh

se complazca en él. Él era un hombre honrado, de entre los

mejores de los musulmanes, pero sus decisiones de gobierno

corresponden a un lugar y a un momento determinado, no

pueden extrapolarse sin caer en el anacronismo.

Muchos juristas posteriores se dieron cuenta de que esa

decisión no se correspondía en absoluto al mandato de Al-

lâh, pero lo aceptaron como un caso de Iytihâd, producto

de una refl exión jurídica concreta, tomada en un tiempo en

el cual el islam iniciaba su expansión vertiginosa. Dándose

cuanta de lo extremo del castigo, y una vez que la comunidad

islámica se asentó solidamente, los alfaquíes, aunque no

osaron anularlo, fueron conformando unas normativas que

hacían prácticamente imposible su aplicación.

Se dictaminó que para verifi carse el adulterio debían

haber cuatro testigos presenciales, tal y como dice el Qur’án

(24: 3), que debían hallar a la pareja en el acto de adulterio.

Ninguno de esos cuatro testigos debía pertenecer a la familia

de los encausados, con lo cual en una pequeña comunidad

ya es casi imposible que se encuentren… Por si fuera poco,

dictaminaron que esos testigos debían pasar un hilo entre los

amantes para verifi car sin género de dudas que la penetración

estaba produciéndose. Con estas premisas es prácticamente

imposible que el adulterio sea verifi cado. Así lo han entendido

los tradicionalistas, que han conformado la ley al rechazo que

nuestro amado Profeta —que la paz de Al-lâh y Su salat sean

sobre él— expresó claramente.

La posibilidad de la lapidación ha quedado, sin embargo,

el isl am en democr acia

en los tratados de jurisprudencia como una posibilidad

teórica, producto del Iytihâd realizado por ‘Umar ibn al-

Jattab. Es sin duda el peso de este nombre lo que hace que no

se haya anulado defi nitivamente. Es curioso que no tengamos

noticias de lapidaciones a lo largo de la historia del islam,

y que sea justo ahora, en el año 1422 después de la hégira

cuando nos veamos enfrentados a estos casos.

Conocemos el caso de Sofya Hussein tan sólo por la

prensa occidental. Ella ha tenido un niño y ha acusado a un

hombre de haberla violado. Se nos dice que esa mujer ha

sido condenada por no haber encontrado cuatro testigos

que corroborasen la violación. Se considera que al acudir al

tribunal ha confesado su delito. Pero en ningún caso se puede

confundir una acusación de violación con una confesión de

zina. Si esto es así, la difi cultad que Al-lâh ha previsto para

corroborar la acusación de zina se habría vuelto en su contra.

Eso equivaldría a invertir el sentido que ha dado la sharia a la

necesidad de reunir cuatro testigos fi dedignos: unas normas

dictadas para asegurar la protección de los seres humanos

son puestas del revés. La difi cultad para verifi car el adulterio

se vuelve difi cultad para negarlo.

Escribo desde un pueblecito de al-Andalus, donde

tratamos de difundir el islam en castellano, con el permiso de

Al-lâh. Somos musulmanes nuevos, conversos provenientes

del cristianismo, del ateísmo o del agnosticismo. Todos

los días tenemos que escuchar como se demoniza al islam,

como se nos tilda de bárbaros y de no tener misericordia ni

siquiera para con nuestros propios hermanos. Los medios de

comunicación escupen día tras día sus mentiras, y debemos

ser conscientes de lo que se nos anuncia… ¿acaso no os dais

Carta abierta al presidente del Tribunal islámico de Zamfara

cuenta de que lo que está sucediendo es la preparación de un

genocidio? ¿Acaso queréis contribuir a ello?

Vivimos en un mundo globalizado, abierto. Vuestras de-

cisiones afectan al resto de la ummah, y no podéis permitir

que sean usadas para perseguir al islam. Estáis ayudando al

kufur con vuestra aplicación de una lectura completamente

anómala de la sharîa. Ponéis en peligro la propia continuidad

del islam en muchísimos países, justifi cando ante los ojos del

mundo la persecución. No hay nada que justifi que mantener

la lapidación, más que un ejercicio de poder que no se

corresponde con la verdadera función de un juez, que es

restablecer una armonía rota en una comunidad concreta.

¿Qué podemos ofrecerles a nuestros amigos de la Argentina,

o de toda Sudamérica, que están mirando hacia el islam

como una alternativa para escapar a un sistema de valores

despiadado? ¿Acaso no estamos actuando con la misma

violencia que esos organismos internacionales encargados

de llevar el hambre a medio mundo para satisfacer los

intereses de las grandes corporaciones fi nancieras? ¿Cuál es

la diferencia entre ellos y nosotros? Tenemos que demostrar

al mundo que el Misericordioso está de nuestro lado, que

la piedad es una obligación sin la cual el islam desaparece.

Vosotros decís que aplicáis la ley de Al-lâh, pero ¿acaso no

sabéis que “Al-lâh se ha aplicado a si mismo la Misericordia como Ley”? ¿No conocéis el Qur’án? ¿Cuál es sino la fuente

de vuestras decisiones?

Debemos entre todos asumir el esfuerzo de ofrecer al

mundo una alternativa a la barbarie institucionalizada, al

mundo de la usura, de la depredación y la rapiña. Sabemos

que en Nigeria estáis siendo sometidos a una expoliación

el isl am en democr acia

constante de los recursos, que la Shell ha extraído miles de

barriles de petróleo dejando solo contaminación y muerte

para los habitantes de Nigeria. Sabemos que vuestra situación

es dif ícil y hacemos du’a para que Al-lâh os de la fortaleza

necesaria y el discernimiento para que el islam fructifi que

como una bendición en vuestra tierra.

Desde occidente miramos hacia vosotros con la esperanza

puesta en la liberación de las naciones. Por eso nos alegramos

de que recuperéis el islam como modo de vida, un sistema

de valores ajeno a la depredación del mundo, en el cual el

hombre tiene una posibilidad de desarrollarse como hombre

y no como consumidor o fuerza de trabajo, y adorar a Al-

lâh en todas sus acciones. Tenéis la posibilidad inmensa de

construir una sociedad islámica, pero para ello debéis ser

prudentes, sabios, generosos, misericordiosos. No existe

islam sin las virtudes que adornaban al Profeta —que la paz

de Al-lâh, y Su salat, estén con él.

Por todo ello os pedimos que refl exionéis y apliquéis

estos principios a todas vuestras decisiones, os pedimos que

liberéis a Sofya Husseini, una mujer maltratada y que ahora

el islam debiera socorrer en su indigencia.

Que la paz de Al-lâh sea contigo, y su Misericordia os

ayude en la tarea de hacer del islam ese camino de luz que Al-

lâh ha querido para el hombre.

. los ilusos que salvaron a amina lawal de morir lapidada

En el último año hemos sufrido una avalancha de e-

mails sobre la amenaza de lapidación a Safi ya Huseini y a

Amina Lawal, dos mujeres nigerianas. Es conocida la sentencia

absolutoria en ambos casos. Lo que no se sabe tanto es el

como y el porque de estas sentencias. Todos aquellos que se

rasgaban las vestiduras ante “la crueldad de la sharia” y tópicos

por el estilo, están ahora satisfechos y apalancados ante los

televisores. Satisfechos por creer que han contribuido con su

indignación a salvar a estas mujeres, y a la espera de que se les

señale el nuevo caso donde solidarizase, la nueva indignación

teledirigida que ha de despertar sus conciencias.

En un mundo donde las violaciones de derechos humanos

y la tortura consumadas y conocidas son tantas y tan

continuadas, resulta casi candorosa la indignación pública

ante dichas amenazas. ¿Por qué no una campaña contra

las detenciones sin derechos en los eeuu? ¿Por qué no una

campaña contra la tortura en Argelia, o contra los malos

tratos a los inmigrantes en España? ¿Por qué no una campaña

de solidaridad global en contra de la deuda externa y de la

usura? ¿Por qué a nadie le importa que la Shell hay extraído

el isl am en democr acia

petróleo por valor de 37.000 millones de dólares de Nigeria en

los últimos cincuenta años, dejando cadáveres de disidentes

y deltas empantanados de crudo, desolación y pobreza,

además de una deuda externa de 35.000 millones de dólares?

De Nigeria también nos llegan las noticias de laboratorios

de multinacionales farmacéuticas, donde se utilizaba a niños

como cobayas para experimentos. ¿Qué son los casos de

Safi ya y de Amina ante semejante crimen?

El motivo de la importancia dada al caso de las mujeres

nigerianas tal vez esté en el sabor arcaico de la sentencia. La

lapidación es un método muy rudimentario de acabar con

una vida. Parecen mejor la horca o la silla eléctrica. Mejor

todavía la inyección letal, aséptica y sin drama. La lapidación

pertenece al ámbito de los castigos corporales, nos asusta

ver los cuerpos mutilados, destrozados por las piedras.

Presentimos el impacto de cada pedrada, el dolor insufrible,

la barbarie…

Es lógico que ante semejante oportunidad, se dirigiese

la atención pública hacia estos casos, orquestándose una

campaña de recogida de fi rmas. La movilización de las

masas internautas está de moda, y parece fácil recoger un

alto número de fi rmas para el caso que haga falta. Dicen las

crónicas que miles de hombres buenos rellenaron una fi cha

con su nombre y picaron en la tecla “enviar” para salvar a las

mujeres condenadas.

La absolución de Safi ya Huseini tuvo un efecto liberador

entre la comunidad de internautas solidarios: “¡Hemos

salvado a Safi ya!” Una y otra vez este mensaje nos llegaba, a

nosotros, atónitos ante el triste espectáculo de las conciencias

autosatisfechas de su bondad y su ignorancia…

Los ilusos que salvaron a Amina Lawal de morir lapidada

¿Hemos salvado a Safi ya, hemos salvado a Amina? Lo

ridículo de estas pretensiones da que pensar. Resulta poco

realista pensar que unos cientos o miles o incluso millones

de e-mails de extranjeros puedan tener incidencia alguna en

un juicio cualquiera de un país cualquiera. ¿Suelen actuar los

jueces en función del correo electrónico? ¿Es la “bandeja de

entrada” un instrumento de justicia? ¿Creemos de verdad que

miles de e-mails enviados desde Malasia a Bush pararían una

ejecución en Arkansas (donde gobiernan los demócratas)?

¿Acaso los defensores de Safi ya y de Amina mostraron los

e-mails ante el juez y se defendieron con el argumento de

que los europeos consideran la lapidación como una práctica

salvaje?

No seamos ilusos. No han sido los e-mails de los

bienintencionados (y bien manipulados) internautas los que

han salvado a las mujeres nigerianas, sino el trabajo de una

serie de ong’s y grupos pro-derechos humanos que llevan

años trabajando sobre el terreno. Y no nos referimos a ong’s

extranjeras, con suntuosas sedes en países del primer mundo,

sino a grupos locales, alguno de ellos compuestos por mujeres

musulmanas.

En primer lugar, baobab for Women’s Human Rights.

A este grupo se le ocurrió la extraña idea de que el mejor

modo de salvar a alguien implicado en un juicio era ganarlo.

Al fi n y al cabo, Safi ya y Amina fueron condenadas por un

tribunal, y han tenido sus derechos, no como los miles de

musulmanes que permanecen detenidos en eeuu, no como

los inmigrantes considerados “ilegales” en la civilizada

Europa de los campos de concentración. También la

asociación Women Living Under Muslims Laws (wluml;

el isl am en democr acia

mujeres viviendo bajo leyes musulmanas), que trabaja

contra la tergiversación de la sharia, concienciando a la

población y a las mujeres para no aceptar como “leyes de

Al-lâh” algunas leyes creadas e impuestas por los hombres.

Frente al verdadero trabajo sobre el terreno de los hombres

y mujeres por Safi ya y por Amina, la buena conciencia de los

“internautas solidarios” produce tristeza. Parecen contentarse

con poner su nombre en un formulario redactado por otros y

picar el botón de envío. Así se crean la ilusión de intervenir en

las noticias de actualidad que la prensa divulga sobre países

extranjeros. Ya que no pintan ni ayudan nada en sus países,

se crean la fantasía de mejorar las cosas fuera, en terrenos

inhóspitos y no civilizados.

Lo más triste del caso es que las organizaciones nigerianas

de derechos humanos hicieron un llamamiento para que

se parasen las campañas de envíos de e-mails. En la carta,

fi rmada por Ayesha Iman y Sindi Medar-Gould, se denuncia

la intoxicación mediática que se estaba produciendo,

explicando que la campaña de recogida de fi rmas era vista

en Nigeria como una “ingerencia extranjera”, y esto en un

país donde esta expresión signifi ca colonialismo, robo del

petróleo, explotación y destrucción de su cultura y medio

ambiente. La campaña estaba creando un clima de rechazo

entre los musulmanes nigerianos, claramente en contra de

los intereses de las mujeres encausadas. Oídos sordos, la

campaña continúa.

Todo tiene su explicación. Se nos dice que este caso ha

hecho mucho daño a la imagen del islam en occidente. Las

imágenes se han difundido cientos de veces en cientos de

televisores, contribuyendo a confi rmar ante muchos la

Los ilusos que salvaron a Amina Lawal de morir lapidada

imagen del islam como una religión salvaje. Esto se sabía,

estaba calculado. En realidad, si los medios de comunicación

y aquellos que los dirigen destacan casos tan extraños como

éstos, proponiéndolos como representativos de una

comunidad de mil quinientos millones de personas, es porque

tratan de esconder una realidad que les asusta. Nos referimos

al espíritu comunitario y de hermandad entre los musulmanes,

los vínculos persona a persona, más allá de las estructuras

corruptas del Estado, creando canales de asistencia a los

necesitados, organizando la resistencia a la colonización y la

barbarie que viene de occidente.

En un artículo publicado en la página web Rebelión,

titulado “¿Quién salvó a Amina Lawal?”, Octavio Hernández

contextualiza el avance del islam en relación a la desprotec-

ción social que sufren los nigerianos:

“Cuando nos horrorizamos por la aplicación de la

Sharia en Nigeria, deberíamos entender también que el

islamismo se ha convertido en una expresión de anti-

imperialismo, sustitutiva del panarabismo socialista

del cual es una perversión; deberíamos observar los

servicios sanitarios, educativos y sociales que prestan

las congregaciones islámicas y la solidaridad entre sus

fi eles, frente a la liquidación de las políticas estatales

copiadas de países cristianos, como consecuencia de

la cooptación imperialista de sus Gobiernos en unas

democracias anuladas por el pretorianismo heredado

de la época colonial.”

Sí, deberíamos tratar de comprender lo que el islam ofrece

a los nigerianos y a otros pueblos oprimidos: su única salida

i n i c i a c i ó n a l i s l a m

frente a la explotación y el desarraigo, una vida digna, donde

el ser humano no sea una mera “fuerza de trabajo” sino

una criatura de Al-lâh en un mundo sagrado. Integración

del hombre en la naturaleza, reestablecimiento de los

vínculos persona a persona, recuperación de una dimensión

trascendente para todos nuestros actos… El problema es

que ver de cerca estos asuntos conduce inevitablemente

a despertar la simpatía hacia la causa del islam en el tercer

mundo, lo cual no parece interesar a las multinacionales de

la solidaridad.

Para terminar, la pregunta del millón (de e-mails): si las

ongs implicadas sobre el terreno en su defensa realizaron un

llamamiento para parar el envío de e-mails por considerarlo

perjudicial para Safi ya y Amina… ¿por qué la campaña siguió

adelante? La respuesta no parece fácil. En un principio, se

achacó a Amnistía Internacional dicha campaña, pero AI

se ha desentendido: aunque en un principio sí parece haber

estado tras la popularización del caso, ella no movilizó a

los internautas solidarios. ¿Quién lo hizo? Desde Amnistía

Internacional se habla de que la sección española de la

organización “va por libre”. ¡Que alguien nos lo aclare!

Lo triste de este caso no son ni Safi ya y Amina (al fi n y

al cabo, ellas tiene su islam, al cual se han aferrado en los

momentos dif íciles), ni los malentendidos que pueda generar

ninguna multinacional de la solidaridad, sino las almas

cándidas de aquellos que creen haberlas salvado enviando

un e-mail… La realidad es que los “internautas solidarios”

han actuado como correa de transmisión del racismo, del

etnocentrismo y del colonialismo.

. la islamofobia es el fascismo del siglo xxi

El 7 de diciembre del 2004, el Secretario General de

Naciones Unidas Kofi Annan inauguró un seminario

realizado en la sede de la onu en Nueva York con las

siguientes palabras:

“Cuando una nueva palabra entra al lenguaje, con

frecuencia es el resultado de un avance científi co o de

una moda divertida, pero cuando el mundo es obligado

a acuñar un nuevo término para tomar nota de un

fanatismo cada vez más generalizado, entonces se trata

de un acontecimiento triste y preocupante. Como es

el caso de islamofobia. Los principios del islam son

frecuentemente distorsionados y sacados de contexto y

se toman actos o prácticas particulares para representar

o simbolizar una fe rica y compleja. Algunos afi rman

que el islam es incompatible con la democracia o que es

irrevocablemente hostil a la modernidad y a los derechos

de las mujeres. Y en demasiados círculos se permiten

las declaraciones denigrantes sobre los musulmanes sin

ninguna censura, con el resultado de que el prejuicio

adquiere un barniz de aceptabilidad”.

i n i c i a c i ó n a l i s l a m

Annan hizo un llamamiento al mundo para combatir la

islamofobia, una de las peores lacras del presente, que afecta

especialmente a los países llamados “democráticos”. No hay

para menos. El problema de la islamofobia es una realidad

acuciante en países como eeuu, Francia, Alemania, Holanda,

Bélgica o España. En todos ellos se han vivido ataques

contra musulmanes por el simple hecho de serlo, como

representantes de ese “otro” que no se acepta en el “propio”

territorio.

La marea fascista crece al amparo de las instituciones,

demasiado preocupadas en luchar contra un hipotético

integrismo islámico como para darse cuenta de que el

problema más acuciante de occidente es la islamofobia. Al fi n

y al cabo, los nazis eran europeos, ciudadanos completamente

integrados en sus sociedades, mientras que el islam es una

cosa de extranjeros… Y ya se sabe que, para el ciudadano de

la metrópoli, extranjero es sinónimo de bárbaro.

Por desgracia, la islamofobia no es solo visible en las

numerosas páginas de Internet de grupos neo-nazis, o en

exabruptos como los de Oriana Falacci. Los periódicos

mayoritarios están llenos, día a día, de frases insultantes hacia

el islam y los musulmanes, a los cuales se trata de presentar

como un colectivo proclive al extremismo.

Ante las continuas manifestaciones anti-islámicas que

aparecen en los medios de comunicación mayoritarios, las

perspectivas no pueden ser más sombrías. Todo sitúa a los

musulmanes/as como las victimas propiciatorias del nuevo

fanatismo que recorre Europa.

Como muestra, las columnas de Gabriel Albiac, Cesar Vi-

dal, Jaime Capmany, Seraf ín Fanjul, y algunos nostálgicos de

La islamofobia es el fascismo del siglo xxi

Santiago y cierra España. Estos autores tratan una y otra vez

de mostrar a sus lectores que el islam como un todo es una

religión fanática y cuya tendencia hacia el totalitarismo lo

hace refractario a la integración, además de ser peligroso para

el resto de la sociedad. Una amenaza latente, se nos dice.

En esta línea se sitúan los artículos de Antonio Elorza,

quien una y otra vez insiste en considerar a los terroristas

como “musulmanes ortodoxos”, y en afi rmar que el profeta

Muhámmad (saws) cometió “crímenes contra la humanidad”

(Yihad en Madrid, El País, 18-03-2004).

Todo un Premio Nacional de Periodismo (1983), Martín

Prieto, escribe:

“El Qur’án es también un código civil y contempla a

las mujeres como un grado menos que los hombres.

Pequeñas bestias reproductoras y azotables por su

desobediencia al varón.”del menstruo, el mundo 13/11/04

Tras el 11-s, Federico Jimenez Losantos despotricaba en

El Mundo contra aquellos que distinguen entre “islam y

terrorismo”. A Federico no le van las sutilezas:

“Pues no, no y no. Tiene muchísimo que ver el na-

cionalismo con eta, el Gulag con el comunismo y el

Islam con el terror. Nos matarán pero no nos engañarán.”

(Islam y terror)

En una entrevista on-line, Jimenez Losantos responde

categóricamente a la pregunta maliciosa: ¿Prohibirías la práctica del islam por ser una religión que no respeta muchos principios de nuestro Estado de Derecho?

el isl am en democr acia

“La práctica que incluya la lucha contra nuestra seguridad

y nuestras libertades, desde luego que la prohibiría.”

En esta línea se sitúa la serie de artículos fi rmados por Luis

María Ansón, director de La Razón:

“A la vista de estos textos que colisiona con nuestra

Constitución y en los que se establece la discriminación

por razón de sexo y el derecho a la violencia doméstica

contra la mujer, cabe preguntarse por qué el Gobierno

socialista pretende subvencionar en las escuelas públicas

españolas la enseñanza de la religión coránica.” (El Corán

y la Constitución Español, La Razón — 12/09/2004)

La pregunta sobre la constitucionalidad del islam ha sido

contestada de manera categórica por muchos “formadores

de opinión”:

“La incompatibilidad del islam con el sistema

Constitucional Democrático de Derecho español es

amplia y profunda.”

álvaro de juana (la razón, 01/12/04)

Para José Martínez- Abarca la cosa no puede ser más

simple:

“O Ley o Islam: o hay Islam o hay Derechos del

Ciudadano. O hay Islam o hay Constitución. O hay

Islam o hay civilización occidental. No puede convivir el

Islam y la ley.” (Ley o Islam, La Razón — 12/09/2004).

Citamos a estos autores por no tratarse de locos marginales

ni considerados comúnmente como fanáticos peligrosos,

La islamofobia es el fascismo del siglo xxi

sino creadores de opinión y catedráticos dignos de respeto,

lo cual signifi ca que sus opiniones calan en la sociedad. Este

tipo de opiniones conduce al actual clima de tensión social en

el cual los musulmanes están acorralados.

Uno de las características más destacables de la islamofobia

es su intento de presentar la compleja situación de los mil

doscientos millones de musulmanes de un modo monocorde,

como si todos los musulmanes fueran cortados por el mismo

patrón imaginario, independientemente de la diversidad de

sus culturas. Es habitual oír afi rmaciones maximalistas que

dif ícilmente pueden aplicarse a los musulmanes de países

tan diferentes como Yemen, Indonesia, Brasil, Malawi,

eeuu, Francia, Japón, India, Sudán, Mauritania, Uzbekistán,

Malasia, Sudáfrica, Chad, Chechenia…y tantos otros.

Una muestra de este tipo de comentarios nos la ofrece

Jerónimo Páez en El País del día 9 de julio, en un artículo

titulado Islam. Teocracia o democracia:

“Occidente deviene multicultural y el mundo islámico

monocultural. El islamismo radical se está convirtiendo

en la ideología dominante. Puede afi rmarse que quienes

propugnan una sociedad democrática y liberal son una

minoría entre la población musulmana, ampliamente

solidaria con Bin Laden y, con frecuencia, violentamente

antiamericana y antioccidental.”

Decir que el mundo islámico deviene más monocultural es

una falsedad evidente. La diversidad de formas y visiones que

adopta el islam en el mundo es arrolladora, incluso dentro

de los propios países de mayoría musulmana. Sin embargo,

reconocer esto exigiría abandonar los análisis maximalistas

el isl am en democr acia

que facilitan la identifi cación del barbado integrista de la

prensa con el ciudadano musulmán que vive en Noruega. Y si

no se lo puede identifi car, no se lo puede juzgar y discriminar

por lo que el otro haga.

Tampoco es cierto que el islamismo radical se esté con-

virtiendo en la ideología dominante, ni mucho menos que

la población musulmana sea ampliamente solidaria de Bin

Laden. En realidad, según creen muchos musulmanes desde

España hasta Indonesia, este tipejo es un agente de la cia.

¿Son los musulmanes que apoyan la democracia una minoría?

Afi rmaciones como esta deben respaldarse con datos. Según

una encuesta realizada por el Pew Center de Madeleine

Albright el año 2002, la democracia es el sistema de gobierno

más apreciado entre los musulmanes de todo el mundo.

Además, las estadísticas nos dicen que la gran mayoría

de los musulmanes del mundo viven en países donde existe

un sistema democrático, con una democracia más o menos

consolidada, más o menos militarizada. Un dato curioso,

que puede funcionar como una regla: mientras más pro-

occidentales son considerados, menos demócratas son. Una

lástima que el director de El legado Andalusí se pierda en

este tipo de análisis. En vez de defender el islam como parte

integrante de la cultura española, Páez utiliza la tribuna de El

País para sembrar ideas que van en contra de la supervivencia

del legado.

Otro de los elementos más recurrentes de la islamofobia

es el tratar de identifi car al islam con amenazas conocidas.

Un caso extremo nos lo ofrece el artículo titulado “El

antisemitismo”, de un tal Adolfo García Ortega, publicado en

El País el 9 de junio, y donde leemos lo siguiente:

La islamofobia es el fascismo del siglo xxi

“El antisemitismo árabe no tiene disimulo, es motivo de

orgullo en los países árabes. Este discurso emparenta al

neonazi francés o español (que al lado del odio musulmán

casi produce ternura) con la variante de los mismos que

serían las grandes masas de jóvenes islámicos que en

París, en Londres, en Roma o en Madrid van alentando

y exhibiendo un odio radical a los judíos… La xenofobia

feroz y sangrienta que los musulmanes aplican contra

los judíos. [Musulmanes] cuya única obsesión no es salir

de su pobreza, sino alcanzar la salvación por el odio y la

muerte, como bien predica la yihad coránica.”

Según esto, los musulmanes son los nuevos nazis, y el

Qur’án predica la salvación por el odio y por la muerte…

No importa que los árabes sean semitas; no importa que el

Qur’án hable del yihad para preservar iglesias y sinagogas;

no importa que sean los propios musulmanes las víctimas

de una política de exclusión social sistemática; no importa

que los movimientos neo-nazis tengan al islam como su

enemigo declarado, y que la islamofobia sea la forma que el

antisemitismo ha adoptado en el siglo xxi… Para nuestro

articulista, la culpa de todo es de los musulmanes, como en

otro tiempo fue de los judíos. Los musulmanes europeos

son presentados como hordas de fanáticos que se preparan para matar judíos para alcanzar la salvación, tal y como el Qur’án predica. Aquí se ve como la denuncia del presunto

antisemitismo de los musulmanes es una tapadera.

A este tipo de artículos se les puede aplicar el comentario

de A. Taleb sobre La rabia y el orgullo, aparecido en Le

Monde:

el isl am en democr acia

“Si cogiésemos la obra de Fallaci y sustituyésemos la

palabra musulmán por la palabra judío, tendríamos un

renacimiento de la literatura antisemita de los años 30.”

Es decir, que en nombre de la lucha contra el antisemitismo

se propaga el antisemitismo. Al fi nal, Adolfo García Ortega

no se corta y proclama abiertamente:

“El islam puede ocupar el mismo papel desestabilizador

que el cristianismo primigenio en la época del Imperio

Romano, y representar así un peligro latente.”

La islamofobia parece constituir una obsesión para los

pensadores del fascismo posmoderno. En una entrevista

que puede leerse en la página web de la Fundación Gustavo

Bueno, el bueno de Gustavo no se corta:

“Hay que atacar las bases mismas del Islam.”

Y, hablando de los atentados del 11 de septiembre:

“Es la revelación. Es Mahoma. Es el fanatismo.”

Entre los musulmanes europeos existe miedo, mucho

miedo. Resulta de un cinismo estremecedor las proclamas

de aquellos que acusan a los musulmanes de “no integrarse”

mientras se les niegan sus mínimos derechos. ¿Cómo va a

integrarse alguien cuya libertad religiosa está constantemente

en entredicho? ¿Vamos a integrarnos en una sociedad que

constantemente nos insulta y demoniza? ¿Dónde vamos a

integrarnos los miles de musulmanes españoles?

Como en otros tiempos el antisemitismo de las clases

intelectuales preparó el genocidio de los judíos en Europa, la

manifi esta hostilidad hacia el islam de numerosos creadores

La islamofobia es el fascismo del siglo xxi

de opinión está sembrando la violencia de mañana. Actual-

mente se están creando las condiciones —tanto legales

como intelectuales— que pueden desembocar en el futuro

genocidio de los musulmanes/as. Y yo como Roberto Benin-

gni, haciéndole gracias a mi niña.

. la utilización política de la islamofobia

durante los días 11-13 de noviembre de 2004 se

celebró en barcelona un “seminario sobre la

difamación de las religiones en el marco del

combate global contra la discriminación:

antisemitismo, cristianofobia e islamofobia”,

convocado por el relator especial de las naciones

unidas contra el racismo, sr. dodou diène. lo

que sigue es la intervención de abdennur prado,

en representación de la comisión islámica de

españa por parte de la feeri. esta intervención se

produjo en el marco de los debates que siguieron

a la presentación de informes, y no constituye

una ponencia previamente escrita.

Distinguido sr. dodou Diène, Relator Especial de

las Naciones Unidas sobre formas contemporáneas de

racismo, discriminación racial y xenofobia.

Durante la jornada de ayer se habló de la instrumentalización

política del anti-semitismo. Toda crítica a las violaciones

de los derechos de los palestinos se confunde, de manera

interesada, con un ataque anti-semita. Tal y como denunció

La utilización política de la islamofobia

valientemente el Sr. Michel Warschawsky, el informe

elaborado por el Centro Simon Wisenthal señala como actos

anti-semitas cualquier crítica al gobierno de Sharon. Con

esto, se trata de manipular los datos para crear en la población

israelí un sentimiento victimista. Tal y como señaló Esther

Benbassa, el antisemitismo ha reforzado la construcción de

una identidad judía asociada al Estado de Israel, como tierra

de refugio. Desde esta perspectiva, se puede comprender el

interés de algunos por fomentar el antisemitismo. Esta es

una práctica perversa, en la cual intereses políticos concretos

difi cultan la verdadera lucha contra el odio racial y el

antisemitismo, y hacen pasar como antisemitas a numerosos

colectivos pro derechos humanos, que trabajan por una paz

justa en Palestina.

En el mundo islámico, también la religión y los sen-

timientos victimistas son muchas veces monitorizados, y

puestos al servicio de causas partidistas. En ambos casos,

nos encontramos con que la denuncia del “racismo del

otro” tiende a transformarse en una declaración de odio

hacia los diferentes. Así, la denuncia de la islamofobia

puede conducir a la cristianofobia, del mismo modo que la

denuncia del antisemitismo puede alimentar la islamofobia.

En todos estos casos, los intereses políticos de grupos muy

concretos difi cultan enormemente la lucha contra el racismo

y las diferentes formas de discriminación que sufre el ser

humano.

Por mi parte, quisiera referirme a un fenómeno paralelo

que viene sucediendo en España y otros países europeos. Se

trata de la instrumentalización de la islamofobia con fi nes

electoralistas. Este es un problema grave, ya que nos sitúa ante

el isl am en democr acia

una evidencia dolorosa. A principios del siglo xxi, debemos

constatar el fracaso de las instituciones democráticas a la

hora de garantizar los derechos de las minorías.

Como ejemplo, quiero referirme a lo sucedido hace apenas

unos días aquí en Catalunya, a unos kilómetros de distancia de

donde nos hayamos reunidos. Las sesiones de este seminario

fueron inauguradas por el Señor Vallés, Conseller de Justicia

de la Generalitat de Catalunya, quien nos habló de Catalunya

como tierra de acogida. Las leyes del Estado español recono-

cen la libertad religiosa y de conciencia. Esto hace pensar que

vivimos en un océano de paz, donde la diversidad religiosa

y de costumbres es aceptada con normalidad. Sin embargo,

la realidad es otra. En Santa Coloma de Gramanet, localidad

vecina a Barcelona, y en este mismo mes de Ramadán que

ahora termina, un grupo de vecinos han logrado que un

Ayuntamiento democrático cierre una Mezquita, una sala de

oración que había logrado todos los permisos previos para

su apertura. Las protestas contra la Mezquita han sido muy

ruidosas. Cada atardecer, a la hora de la oración de ruptura

del ayuno, un grupo de cerca de un centenar de vecinos ha

tratado de difi cultar la oración, con pancartas, gritos racistas,

cacerolas y bocinas. El ruido era brutal. Estas manifestaciones

islamofobas obtuvieron el permiso del Ayuntamiento para

celebrarse, quien ha acabado cediendo a las presiones xenó-

fobas de los vecinos. La Mezquita ha sido cerrada, sin que

ningún organismo —ni de la Generalitat ni del Estado

español— se haya manifestado en contra, ni se hayan tomado

medidas judiciales para garantizar la libertad de culto. Los

únicos apoyos recibidos por los musulmanes vinieron de

asociaciones pro-derechos humanos y de organizaciones

La utilización política de la islamofobia

cristianas de base como la Asociación Oscar Romero.

Lo que pretendemos resaltar es lo siguiente: de cómo

un Ayuntamiento elegido democráticamente cede ante la

islamofobia por cálculos electoralistas. Al fi n y al cabo, los

musulmanes son pocos y con mala prensa, su peso electoral

es insignifi cante. Se pueden vulnerar sus mínimos derechos

con impunidad, sin que sus quejas ni su voz lleguen a los

medios de comunicación. Por desgracia, este no es un caso

aislado. En los últimos años, hemos asistido a casos similares

en Almería, Arenys de Mar o Reus, entre otras ciudades

españolas. En estos momentos, existen problemas parecidos

para abrir mezquitas en Ávila y Sevilla.

Con todo esto, queremos constatar el fracaso del ordena-

miento jurídico actual para combatir la islamofobia. Debemos

ser conscientes de que la islamofobia, alentada desde los me-

dios de comunicación de forma despiadada, posee un po-

tencial electoral enorme. Esto constituye una auténtica ame-

naza para la democracia. Hace ya años asistimos al resurgir

de movimientos políticos de extrema derecha que manipu-

lan los miedos y recelos que la inmigración genera entre al-

gunos ciudadanos. La Liga Norte en Italia, el fn en Francia,

el Partido de Pim Fortuny en Holanda, entre otros, constitu-

yen fuerzas políticas que tiene su origen ideológico en los mo-

vimientos fascistas del siglo xx. No podemos olvidar que el

régimen nazi surgió en la Alemania de los años 30, tras unas

elecciones generales en las que obtuvo poco más del 30 de

los votos, y con el apoyo de partidos supuestamente democrá-

ticos. En Austria y en Italia, partidos abiertamente xenófobos

forman parte de coaliciones de gobierno. En España, existe

un amplio movimiento de grupos neo-nazis que actúan con

el isl am en democr acia

cierta impunidad, llamando al genocidio de los musulmanes

desde internet.

La presencia en alza de estos movimientos en Europa

constituye una realidad, así como el sustrato popular de los

mismos. En las últimas semanas, y a raíz del asesinato de

Th eo Van Gogh, hemos visto el surgimiento de un brote de

islamofobia en Holanda, con violentos ataques a Mezquitas

y centros islámicos, incluyendo el incendio de un colegio

musulmán. Sin una intervención decidida por parte de los

gobiernos europeos a favor de la libertad religiosa y los

derechos de las minorías, situaciones como estas podrían

repetirse. Por desgracia, no siempre los políticos están a la

altura de las circunstancias. El actual brote anti-islámico en

Holanda vino precedido por unas declaraciones del Ministro

del Interior, quien afi rmó de forma irresponsable que “el yihad ha entrado en Holanda”.

Ante la evidencia de este peligro, señalar a las comunidades

árabo-musulmanas como esencialmente antisemitas es no

solo una falsedad, sino un intento de desviar la atención del

verdadero problema. La amenaza para la democracia no se

sitúa en el sentimiento pro-palestino y anti-sionista. Con esto,

queremos poner la atención de este comité de expertos ante

un fenómeno preocupante. En ocasiones, nos damos cuenta

de que la lucha contra el antisemitismo puede contribuir a

fomentar la islamofobia, como cuando se señala a los árabo-

musulmanes de los suburbios en general como antisemitas.

Del mismo modo, la denuncia de la islamofobia pude en-

turbiarse de connotaciones anti-semitas, como cuando se

señala a “la prensa judía” como origen de la islamofobia. Esto

constituye un grave error, que debemos esforzarnos por evitar.

La utilización política de la islamofobia

Para combatir este fenómeno, sugiero al Sr. Relator de las

Naciones Unidas que se potencie el tratamiento conjunto

de ambos temas. La islamofobia y el anti-semitismo no

son algo diferente, sino dos aspectos del mismo fenómeno.

Separar uno del otro y tratar de jerarquizar el odio puede ser

contraproducente. Desde un punto de vista universalista,

debemos ver el odio contra las religiones como un fenómeno

unitario, incluido el de cierto laicismo agresivo contra el

hecho religioso. Sugiero que toda campaña que se emprenda

para afrontar uno de estos “odios anti-religiosos” tenga en

cuenta el otro. Solo así el combate global contra el racismo se

superpondrá a todo intento de instrumentalización política

sectaria.

Si nos referimos al caso europeo, no hay duda de que la

verdadera amenaza proviene de la islamofobia. No porque la

islamofobia sea peor, sino porque es la manifestación actual

del antisemitismo. Si buscamos en las hemerotecas, nos

damos cuenta de que los argumentos de la extrema derecha

actual contra el islam y los musulmanes son calcados de los

argumentos utilizados contra los judíos durante las primeras

décadas del siglo xx. En ambos casos, se trata del “otro

inasimilable”, que pone en peligro las identidades nacionales.

La islamofobia es el fascismo del siglo xxi.

Esta es la idea que quisiéramos aportar a este seminario:

no podemos combatir el antisemitismo sin combatir la

islamofobia, pues se trata del mismo fenómeno con rostro

nuevo. Sugiero al Sr. Relator que incluya en su informe

la necesidad de que las Naciones Unidas presionen a los

gobiernos democráticos. A estas alturas, no es solo aconsejable

sino imprescindible una campaña en profundidad contra

el isl am en democr acia

la islamofobia y el antisemitismo, que tienda a sensibilizar

a la opinión pública sobre el peligro que representa para la

democracia. Del mismo modo, sugerimos a las Naciones

Unidas que presionen a los gobiernos europeos para que

elaboren leyes que eviten la instrumentalización política de

la islamofobia, comprometiendo a los partidos democráticos

a evitar su utilización electoral.

. el “antisemitismo no racista” de alain finkielkraut

La argumentación desarrollada por Alain Finkielkraut

en su ensayo En el nombre del Otro (ed. Seix Barral) puede

parecer extraña: el nazismo provocó en Europa una reacción

antirracista, que ahora se dirige contra los judíos.

La mala conciencia europea por las cámaras de gas se ha

volcado en la defensa del Otro, en la solidaridad hacia las

minorías y los oprimidos. A esta mala conciencia se añade

la culpa por la colonización. Todo lo que implica desprecio

del Otro y de sus diferencias es tachado de racismo. En estas

circunstancias, y frente a un Estado confesional judío como

es Israel, acusado en la Conferencia de Durban del 2001 de

practicar el apartheid, el humanitarismo europeo tiende a

solidarizarse con los palestinos. Nos encontramos, entonces,

que un sentimiento positivo surgido como rechazo del pasa-

do antisemita europeo, es descrito como una nueva forma de

antisemitismo.

Los eeuu permanecerían al margen de este fenómeno, por

lo siguiente: dado que el genocidio de los judíos no sucedió

en su tierra, ellos son sólo vencedores, sin mala conciencia.

Por tanto, en los eeuu el “nunca más” no ha resultado en

el isl am en democr acia

un sentimiento de solidaridad para con el Otro tan acusado.

Por ello, los norteamericanos son de derechas y no tienen

problemas de conciencia a la hora de invadir países en

nombre de la democracia.

En resumen (según Finkielkraut), el antisionismo de la

izquierda europea es el nuevo antisemitismo, oculto tras

los velos de la solidaridad para con los palestinos. Así pues,

la Bestia no es ya el racismo manifi esto de la ultraderecha,

sino el anti-racismo de todos aquellos que defi enden a los

oprimidos, luchan contra la exclusión social, por la justicia

global y los derechos de los inmigrantes… todo aquello que

constituye la base del movimiento altermundista deviene

antisemita.

Finkielkraut lo dice explícitamente: cuando Chirac derrotó

a Le Pen en las presidenciales, él no fue “de los que bailaron

de alegría”. Votó contra Le Pen, pero con un sentimiento

de prevención hacia la buena conciencia y el espíritu

universalista que ocupó el espacio público. El peligro, según

dice, no está entre los que proclaman el lema “Francia para los

franceses”, sino entre aquellos que combaten el racismo. En

una entrevista publicada en el Diario La Nación (4 de enero

2004), admite la paradoja de que el nuevo antisemitismo

“tiene un lenguaje antirracista. No se trata de presentar a los judíos como una raza, sino de presentarlos como racistas”.

En este punto, vale la pena citar las palabras de Chaim

Weizmann, primer presidente de Israel: “El destino de unos cuantos cientos de miles de negros en la patria judía es un asunto sin mayores consecuencias”.

O las de Menahim Begin “Los Palestinos son bestias sobre dos patas”, discurso al Parlamento, citado en Amnon

El “antisemitismo no racista” de Alain Finkielkraut

Kapeliouk, Begin y las ‘Bestias’, New Statesman, 25 de Junio

de 1982.

O las de Ariel Sharon, entrevistado por Amos Oz en 1982:

“Si nuestros padres, en vez de escribir obras sobre el amor al género humano, hubiesen venido aquí y hubiesen masacrado a seis millones de árabes, o incluso nada más que un milloncillo (…) hoy nos encontraríamos aquí un pueblo de veinte, veinticinco millones de habitantes”.

Estas son tres citas entre muchas. Si cualquiera de estas

declaraciones hubiese sido pronunciada por un árabo-

musulmán y se refi riesen a los israelíes en vez de a los

palestinos… entonces todo el mundo recordaría a Hitler y

los campos de exterminio. Sin embargo, califi car de racista

la política de Israel (que no a los judíos como tales) es para

Finkielkraut “una situación terrible, ya que los judíos son acusados de lo que ellos mismos consideran lo peor”. Para

los musulmanes también es una situación terrible verse

califi cados de racistas.

Esta contradicción condujo a Tariq Ramadán a escribir

su artículo “Pensadores comunitaristas”, donde acusaba a

Finkielkraut, Henri-Levi, Glukssman y otros, de cambiar su

discurso en lo que respecta al estado de Israel. ¿Porqué lo

que es denunciado como un “crimen contra la humanidad”

cuando se habla de la política rusa en Chechenia, es

comprendido y hasta justifi cado al hablar de Israel? Según

Tariq Ramadán, estos autores actúan movidos por un

sentimiento “comunitarista” que les ciega, y no les permite

mirar objetivamente el caso. Escriben como “judíos” y no

como intelectuales comprometidos con la consecución de la

justicia. Fue acusado, faltaría más, de antisemita… (Pienso

el isl am en democr acia

que Tariq Ramadán hierra su análisis, pues no contempla el

móvil fi nanciero).

La solución propuesta por Finkielkraut para acabar

con el “antisemitismo de la solidaridad” es simple. Los

europeos deberían mantener su sentimiento de culpa hacia

los judíos, pero no hacerlo extensivo hacia la humanidad

en su conjunto, y mucho menos hacia los inmigrantes

musulmanes, presentados una vez más como invasores. Se

trata de diferenciar entre un racismo injustifi cado (hacia los

judíos) y uno justifi cado (hacia los inmigrantes musulmanes,

llamados “negros”, “indios”).

Con esto, se comprende su admiración por Oriana Fallaci,

expresada en Le Point, 21 de mayo 2002. Se comprende

también su defensa a ultranza de la ley del velo, y su

participación en el linchamiento mediático de Tariq Ramadán,

el pensador que más ha hecho por la participación de los

ciudadanos musulmanes en el movimiento altermundista.

Tampoco sorprende que dijese que la se la selección francesa

de football se había vuelto “negra-negra-negra”, convirtiendo

a Francia (según Finkielkraut) en “la risa de toda Europa”.

Durante los disturbios de noviembre de 2005 en los banlieues

franceses, no sólo trató de vincular los disturbios al islam,

sino que pidió a la prensa que dejasen de llamar ‘jóvenes’ a

los rebeldes, que debían ser califi cados según sus razas, como

“negros y árabes”.

El intento de identifi car antisionismo y antisemitismo

no es nuevo, y ha sido mil veces rebatido desde dentro del

propio judaísmo. Hemos escuchado y leído a numerosos

pensadores judíos de renombre criticar el sionismo, de

modo que esta identifi cación no se sostiene. Una cosa es el

El “antisemitismo no racista” de Alain Finkielkraut

judaísmo, religión milenaria, y otra el movimiento político

surgido en la Europa del siglo xix. No todos los judíos son

sionistas, del mismo modo que no todos los musulmanes

son wahabbies. Atacar el wahabismo o la política interna de

Arabia Saudí no es islamofobia. Tampoco atacar la política de

Israel es necesariamente antisemitismo, aunque es cierto que

en muchas críticas a Israel se asoma el antisemitismo.

Ahora, la tesis de Finkielkraut implica otra vuelta de tuerca

en la misma dirección. Al transformar el anti-racismo de los

movimientos sociales en anti-semitismo, se está retorciendo

la lógica de un modo perverso. Intelectualmente, un salto en

el vacío, que tiene la particularidad de entorpecer la verdade-

ra lucha contra el antisemitismo, encarnado por el auge de la

extrema derecha en toda Europa.

Sorprende este discurso por parte de alguien que se

proclama discípulo de Hanna Arendt y de Emmanuel Levinas,

dos de los más grandes pensadores judíos del siglo xx, y que

mucho tienen que ver con el sentimiento humanitario que a

Finkielkraut le parece antisemita.

Finkielkraut apenas esconde su racismo. Su discurso se basa

en la premisa de que las comunidades árabo-musulmanas de

Europa son antisemitas. Tal y como se puso de manifi esto

en el “Seminario sobre antisemitismo, cristianofobia e

islamofobia”, convocado por el Relator de la onu sobre

racismo Dodou Diène, esta tesis es problemática en un triple

sentido:

1. Los informes de la ue sobre los ataques antisemitas

de los últimos años demuestran que en su mayoría han

sido realizados por grupos de ideología neo-nazi.

el isl am en democr acia

2. Existe antisemitismo entre las comunidades árabo-

musulmanas, y hay que combatirlo. Sin embargo, las

generalizaciones del tipo “los musulmanes (o los judíos)

son racistas” son en si mismas racistas. No se es racista

por el hecho de ser árabo-musulmán, cristiano-europeo

o judío-ashkenazi. Precisamente, el racismo pasa por

generalizaciones de este tipo.

3. Al tratar de vincular la causa palestina con el

antisemitismo, se está corriendo una cortina de humo

sobre el verdadero problema que acecha a las sociedades

europeas: el auge de los movimientos neo-nazis destila el

mismo odio hacia musulmanes y judíos.

En su conjunto, el discurso de Finkielkraut es preocupante,

pues cae en el racismo hacia los árabo-musulmanes con la

excusa de combatir el antisemitismo. Del mismo modo,

cuando ciertos políticos en el mundo islámico señalan

a “la prensa judía” como origen de la islamofobia, están

fomentando el antisemitismo. Con esto, entramos en un

círculo vicioso. Hacer la lista de los agravios recibidos para

acusarse mutuamente no es ninguna solución, sino todo lo

contrario.

Tal y como sugerimos en el mencionado Seminario, creemos

que la única manera de atajar este problema es unir la lucha

contra el antisemitismo a la lucha contra la islamofobia, y

comprometer en ello a los dirigentes de ambas comunidades.

No se trata de algo diferente, sino de dos aspectos de un

mismo problema. La islamofobia es el antisemitismo clásico

europeo con un rostro nuevo. Separar uno de otro y tratar de

jerarquizar el odio religioso puede resultar contraproducente.

Desde una concepción humanitaria (la de Emmanuel Levinas

y Hanna Arendt), debemos ver el odio contra las razas y las

religiones como un fenómeno unitario.

El “antisemitismo no racista” de Alain Finkielkraut

. islamofobia e identidades nacionales

texto presentado en el seminario de expertos sobre

islamofobia, convocado por el relator especial de

las naciones unidas contra el racismo, sr. dodou

diène, los días 18 y 19 de noviembre de 2006 en sevilla,

fundación tres culturas del mediterráneo.

Todo análisis serio sobre la islamofobia parte de la base

de que la islamofobia es un mal, y que puede convertirse

en uno de los problemas más graves de las sociedades

europeas en la primera mitad del siglo que afrontamos.

La islamofobia no es algo minoritario, circunscrito a los

movimientos neo-nazis o a los partidos ofi ciales de extrema

derecha, como el Frente Nacional en Francia o la Liga Norte

en Italia. Estos movimientos son tan solo el aspecto más

evidente de la islamofobia que se vive en las sociedades

europeas. Personalmente, lo considero el aspecto menos

grave. Al identifi carse con el fascismo o la ideología nazi,

estos movimientos se descalifi -can a si mismos de cara a la

mayoría de la población.

Mucho más grave es otro tipo de islamofobia, que pasa

casi como algo aceptable e incluso es considerada normal en

medios académicos y universitarios. Debemos ser conscientes

de que existen amplios sectores de la población europea

que consideran la islamofobia como algo perfectamente

justifi cado. Realmente, incluso entre sectores cultos es dif ícil

encontrar a alguien que tenga una opinión positiva del islam,

como una de las grandes tradiciones de la humanidad. Incluso

aquellos que rechazan la islamofobia como una forma de

racismo, lo hacen aceptando la visión del islam construida

por el orientalismo. Siendo así, parece normal que Charles

Imbert, el director del periódico francés Le Point, admita

públicamente y sin tapujos ser islamófobo.

En última instancia, creo que la islamofobia en occidente

tiene causas estructurales profundas vinculadas a la historia

y a la construcción identitaria de los países europeos. Las

difi cultades que estos países encuentran a la hora de encajar el

pluralismo son notorias. En ninguna otra parte del mundo se

debate con tanta pasión como integrar las minorías, o como

gestionar sociedades multiculturales. Esto en si mismo es

una prueba de que hay algo en los Estados-nación europeos

refractario al pluralismo. Esta visión contrasta sin duda con

la imagen que estos países proyectan de si mismos, como

faros de libertad y tolerancia, como modelos a seguir. Se diría

que Europa padece amnesia de su propia historia. Se olvidan

fácilmente la colonización, la esclavitud y el exclusivismo

religioso que han dominado la historia de Europa durante

muchos siglos.

Pero existe algo mucho más preocupante que esto. Como

ha mostrado el pensador italiano Giorgio Agamben en su obra

Lo que queda de Auschwitz, existen una serie de principios

jurídicos característicos de los Estados-nación europeos que

Islamofobia e identidades nacionales

el isl am en democr acia

permitieron el establecimiento de campos de concentración

en la Alemania nazi, que luego fueron transformados en

campos de exterminio. Lo peor de esto es que esa estructura

jurídica permanece intacta en las legislaciones europeas,

vinculada a un concepto biológico de la ciudadanía.

A partir de la Declaración de los derechos del hombre y del ciudadano, de 1789, el ordenamiento jurídico occidental se

basa en el concepto de ciudadanía. El ciudadano es tomado

por el hombre propiamente dicho, el hombre soberano,

con capacidad para incidir en el devenir de la nación a la

que pertenece. Este concepto está ligado al nacimiento: es

ciudadano el nativo de un territorio. Estado-nación signifi ca:

Estado que hace del hecho de nacer el fundamento de la

soberanía. Según lo defi nió Foucault, es la instauración

de la biopolítica, un concepto biológico como base de las

relaciones de poder.

La declaración de derechos del hombre implica que el

súbdito se transforma en ciudadano. Este pertenece a un

Estado-nación concreto, que garantiza sus derechos. Una

nación es un conjunto de hombres nacidos en un mismo

territorio, cuya construcción como Estado implica la

elaboración de una historia nacional diferenciada de otras

historias nacionales. A saber: una lengua, una cultura, una

etnia y una historia propias. En síntesis, una mitología

sobre su origen, su carácter y su signifi cado. A partir de este

momento, las naciones europeas se lanzaron a construir (o

a inventar) su propia historia, casi siempre en oposición a

otros pueblos. No otra cosa es el republicanismo en Francia,

una mitología creada como signo de identidad que vincula

al individuo y al Estado, al mismo tiempo que caracteriza a

Islamofobia e identidades nacionales

Francia con respecto a otros estados europeos. Las diferen-

cias con los otros y la homogeneidad interna son los elementos

constitutivos de cada nación. El Estado-nación se convirtió

en el elemento homogeneizador de los diferentes pueblos

europeos, realizando un trazado preciso de fronteras sobre el

mapa, como medio de delimitar las costumbres y cualidades

esenciales de sus habitantes. Todos aquellos que mostrasen

una identidad distinta a la del Estado-nación dentro del cual

quedaron situados, son los antecedentes de los actuales

refugiados e inmigrantes. Así, se suscitaron problemas sobre

el lugar que debían ocupar las minorías: gitanos y miembros

de otras religiones y otras nacionalidades.

A fi nales de la primera guerra mundial, se desplazaron

de sus países 1.500.000 rusos blancos, 700.000 armenios,

500.000 búlgaros, 1.000.000 de griegos y centenares de

miles de alemanes, húngaros y rumanos. La Sociedad de las

Naciones es la institución que gestionó estos desplazamientos,

a través de diferentes organismos y acuerdos internacionales,

tratando de encontrar un lugar para cada uno de estos

pueblos. Aquellos que se quedaron sin un Estado-nación

con el cual identifi carse, sufrieron campañas de exterminio,

como armenios, gitanos y judíos. Aquellos pueblos que no

se desplazaron pero cuyas identidades quedaron excluidas

de un Estado-nación, quedaron situados en una situación

intermedia de pueblos sin patria, como los catalanes, vascos

o irlandeses. En Francia, todo signo de identidad propio y

diferenciado fue duramente reprimido por el Estado central,

como bien saben en Alsacia, Rosellón, Córcega, Bretaña…

A partir de la Primera Guerra Mundial, muchos Es-

tados europeos promulgaron leyes que permitían la

el isl am en democr acia

desnaturalización y la desnacionalización de sus propios

ciudadanos. ¿Qué quiere esto decir? Que todos aquellos que

no respondiesen a la identidad nacional que homogeniza a

todos los ciudadanos de un Estado-nación, eran susceptibles

de ser despojados de sus derechos. Así, Francia promulgó una

ley en 1915 que afectaba a los ciudadanos naturalizados de

origen alemán; Bélgica lo hizo en 1922; Italia en 1926; Austria

en 1933 y Alemania en 1935.

El caso de Alemania es paradigmático de la dirección

tomada por Europa en la primera mitad del siglo xx, una

dirección que no ha sido revocada y que ahora corre el peligro

de repetirse a cuenta del auge del fenómeno migratorio. Las

Leyes de Nuremberg dividieron a los alemanes en ciudadanos

con pleno derecho y en ciudadanos sin derechos políticos, del

mismo modo que en la Europa del siglo xxi existe una masa de

inmigrantes que viven como ciudadanos de segunda, a cuenta

del principio jurídico que determina que es el nacimiento el

que otorga derechos a los ciudadanos. Los “no-nativos” care-

cen de derechos políticos, lo cual en una democracia equivale

a su exclusión de los planteamientos de los gobernantes

(aunque existe la posibilidad de nacionalizarse). Si no pueden

votar ni ejercer presión alguna, sus reivindicaciones no son

tenidas en cuenta. Una última categoría, más extrema, la

constituyen los llamados “inmigrantes ilegales”, los cuales son

reconocidos en tanto que ilegales, pero que carecen de los

derechos inherentes al nacimiento y a la ciudadanía. Desde el

momento en que seguimos equiparando al ser humano con

el ciudadano, y a este con el fenómeno del nacimiento en un

territorio concreto, los inmigrantes ilegales tienen el estatuto

jurídico de “no-personas”. Carecen de derechos humanos.

Islamofobia e identidades nacionales

T. Hammar ha propuesto utilizar el término denizens para

defi nir a los residentes en territorios de los que no son

citizens.

En la Europa actual y satisfecha de si misma existen varios

millones de personas pertenecientes a esta tercera categoría,

a los cuales les son negados todos sus derechos, y en muchas

ocasiones son utilizados como esclavos. Esta situación es

alentada por los mismos Estados que se presentan a si mismos

como garantes de los derechos humanos, y que acusan a

países del tercer mundo de no respetar estos derechos. La

exclusión de sectores cada vez más amplios de la población

responde a este esquema, de manera preocupante. Lo que

hemos visto las semanas pasadas en las banlieues francesas

no es sino una muestra más de este fenómeno. Aunque la

ley les ampare y tengan el estatuto pleno de ciudadanía, el

Estado-nación se resiste a aceptar en su seno unos colectivos

que no comparten la mitología fundadora, todos los mitos

asociados al republicanismo y la francofonía.

Dentro de la historia europea existe un momento de

fractura con respecto a ese pasado de formación de Estados-

nación monolíticos. Nos referimos, precisamente, al istmo

que representan la Segunda Guerra Mundial y el genocidio

de los judíos en la Alemania nazi, la destrucción de Europa a

causa del fascismo. El cambio en la concepción que Europa

tenía de si misma se realizó precisamente en relación al

judaísmo. Durante los siglos xix y primer tercio del xx existe

una importante bibliograf ía sobre “la cuestión judía”, sobre

como situar la presencia de los judíos en el seno de estados-

nación centralizados e industrializados. Muchos de estos

discursos son casi idénticos a los que ahora oímos sobre los

el isl am en democr acia

musulmanes. Sólo a raíz de las cámaras de gas Europa toma

consciencia de si misma, e inicia un proceso de apertura y de

aceptación del fenómeno transnacional y pluricultural como

algo positivo.

Si hemos hecho este breve recorrido sobre el concepto

de ciudadanía, es por hacer comprender que las difi cultades

de integración que padecen los musulmanes en Europa

tienen causas profundas. Como reacción ante la formación

de sociedades pluriculturales, la islamofobia se asocia a

la resistencia ante la superación de un modelo de Estado-

nación que hunde sus raíces en la historia, y al cual se sienten

vinculados muchos ciudadanos. El proceso globalizador

y el consiguiente aumento del número de ciudadanos

musulmanes en Europa es percibido como una amenaza.

En el caso de España, esta amenaza afecta a una concep-

ción del estado estrechamente vinculada con el catolicismo

más reaccionario. Este modelo que ha llegado hasta nosotros

a través de la herencia del periodo franquista. En esta línea,

no es extraño que en una arenga pronunciada durante la

peregrinación a la Iglesia de Santiago el Mayor de Zaragoza,

en mayo del año 2005, el cardenal arzobispo de Madrid,

monseñor Antonio María Rouco afi rmase lo siguiente:

“Muchos apuestan por una España no católica, pero en el

fondo el alma de España vibra a través de la historia de su

conciencia, de su cultura, de todas las épocas gloriosas de

su Historia. En todas ellas ha habido fi delidad de fondo a

Cristo, a la búsqueda del Señor… España será cristiana y

católica o dejará de existir como tal. Es decir, que si pierde

sus raíces, no sólo dejará de ser cristiana católica, sino

que dejará de ser España… La consagración que vamos

Islamofobia e identidades nacionales

a realizar en la Plaza del Pilar debería recordar las raíces

cristianas y católicas de nuestra vida, de nuestro pueblo y

de nuestra historia, en el lugar donde la Virgen acompaño

a la primera evangelización de España”.

. el islam y la realidad histórica de españa

Desde hace siglos España se debate. ¿Qué es, cuando

comenzó, cual es su fundamento? Se ha hablado

del problema de España, de la España invertebrada, del

caciquismo, de la Leyenda Negra, de las dos Españas, de la

España de las tres culturas. Crecemos en la España de la rabia

y de la idea, para acabar volviendo siempre a la de rosario

y pandereta. Insignes pensadores se han enfrascado en el

intento de desentrañar la esencia de España, tema metaf ísico

donde los haya. Hablamos de Unamuno, de Marañón, de

Azaña, de Maeztu, de Sánchez-Albornoz, de Américo Castro

y de tantos otros.

Nos encontramos en muchos casos con un discurso

esencialista, que trata de indagar aquello que es más propio

del español, lo que constituye “el alma de España”. En este

tipo de elucubraciones se han prodigado pensadores de la

talla de Ortega y Gasset, para el cual “la virtud más estupenda

y la fuerza histórica más básica del ser español” no era otra

que “la de ser valiente ante la vida”. Otros propondrán fi guras

de leyenda, Santiago Matamoros o el Quijote, imágenes de

osados guerreros cuyo arrojo es prueba de su españolidad, el

El islam y la realidad histórica de España

Cid Campeador y Hernán Cortés convertidos en personajes

conceptuales, el “caballero cristiano” como quintaesencia de

la España eterna. En ningún caso se menciona la humildad.

Otro problema habitual es el del origen: ¿cuándo nace

España? Los abanderados del discurso esencialista se las

ven y se las traen para buscar un origen a este entramado

de pueblos que es España. Afi rmar que el hombre de

Atapuerca era español parece exagerado, pero decir que

España se inicia con los Reyes Católicos parece reductivo.

Por otra parte, hablar de la existencia de España en relación

a los íberos o a los godos, obliga a tomar en consideración

al islam como central en la historia de España, cosa que los

defensores del “alma española” no están dispuestos a hacer

bajo ningún prisma. Así, algunos se las han ingeniado para

hablar de la “existencia intermitente” de España, que sería

una realidad en la época romana, pero que se retiraría a los

montes asturianos en la época en que el islam era la religión

mayoritaria de los españoles. Esta teoría, por simiesca que

sea, es sostenida por profesores universitarios, incluso

parece del agrado de un grupo parlamentario de cuyo

nombre no quiero acordarme.

En todo caso, la percepción mayoritaria entre los pensa-

dores arriba mencionados es que España es diferente, lo cual

(como toda idea brillante) ha llegado a ser un slogan publi-

citario. Se nos dice que su cultura, su historia y su indiosin-

cracia la diferenciarían cualitativamente del resto de Europa.

Hay algo que es característico de España, y que hace dif ícil

que podamos trazar un paralelismo con otros movimientos

europeos. De ahí los cansinos debates sobre si España tuvo

o no una Edad Media y un Renacimiento, o las dudas sobre

el isl am en democr acia

la capacidad del catolicismo español de asimilar el salto hacia

adelante que supuso el Concilio Vaticano ii.

A principios del siglo xxi, y en el contexto del estado de

las Autonomías, no es extraño que asistamos a un resurgir

de este debate. Tras los años de la dictadura, se vio como el

ideario nacional-católico hacía aguas, y se sintió una urgencia

de recuperar un discurso pluralista como fundamento de la

España democrática. A la recuperación de la libertad religiosa

corresponde la recuperación de la memoria histórica de

las diferentes nacionalidades, un proceso de apertura y de

superación del pensamiento único, en el cual la referencia a

al-Andalus parece ineludible.

En este momento se hace evidente que si hay un diferencial

con respecto a otros países europeos es el hecho de que el

islam ha sido la religión mayoritaria en España durante varios

siglos. Si España es diferente (para bien y para mal) lo es a

causa de la herencia que dejó la civilización musulmana en

estas tierras, y de la reacción anti-islámica y anti-semita de

los gobernantes posteriores, con la represión y la expulsión

de judíos y de musulmanes, las quemas de bibliotecas y la

destrucción de sinagogas y mezquitas, con todo lo que eso

signifi có de ruptura con el propio pasado, de desarraigo para

una parte importante de los españoles.

Desvincular el islam de la historia de España es como

tratar de separar el pan del trigo o el mar de la marea.

La historia de un país está llena de transformaciones y de

enfrentamientos, del ir y el venir de ideas, de esperanzas,

de creencias. Escoger como “lo propio” solo aquello que

nos interesa y desechar lo que no nos gusta conduce a una

negación patológica de lo evidente. Hay que reconocer que el

El islam y la realidad histórica de España

islam ha estado siempre presente entre nosotros. Reivindicar

esta herencia implica oponerse a un concepto mísero de

España, reducido a una esencia única e inalterable.

La infl uencia del islam en la cultura española es notoria en

todos los terrenos: política, arte, literatura, mística, fi losof ía,

ciencia, agricultura, artesanía, gastronomía, música y

folclore. Basta investigar un poco en cualquier dirección para

encontrarnos huellas de la presencia del islam. No olvidemos

que el actual mapa de las autonomías tiene su origen en el

de los reinos de taifas, y que Madrid fue fundada por los

musulmanes. Son muchos los historiadores que postulan el

origen árabe de Juan Carlos i, y otros aseguran que el himno

español (la marcha granadera) tiene su origen en una nuba

de ibn Bayya. Incluso el arquetipo del “caballero cristiano”,

guerrero místico en constante combate por la fe, tiene su

origen en las órdenes suf íes de caballería.

Yo no sé que es “lo español”, ni creo que un país pueda

tener alma. En todo caso, creo que la presencia actual del

islam nos exhorta al reconocimiento de la realidad histórica

de España, como lugar de cruce de culturas, de lenguas, de

religiones y de nacionalidades. Si estas han estado durante

mucho tiempo enfrentadas entre sí, reconocer esta realidad

plural es el mejor modo de acabar con los enfrentamientos.

En este sentido, el desarrollo de la libertad religiosa es un

modo privilegiado de contribuir al desarrollo del estado de

las Autonomías, de situar la España “metaf ísica e imperial”

en el museo de nuestras vanidades.

. islam y nacionalismo en catalunya

traducción de una conferencia pronunciada en

catalán en la casa elizalde de barcelona, 15 de

diciembre de 2006.

Mi punto de vista sobre la presencia del islam en

Catalunya no es la de un sociólogo o un antropólogo

que observan el tema desde fuera. Como musulmán catalán,

mi visión se centra en la signifi cación que puede tener el

retorno del islam en relación a la construcción nacional de

Catalunya, sobre lo que el islam ha signifi cado en esta tierra,

y sobre las oportunidades que el presente nos ofrece.

El islam no es una religión recién llegada. Como en el

resto del Estado español, la presencia del islam en nuestra

historia no es anecdótica. Encontramos cientos de pueblos y

ciudades fundados por los musulmanes, que permanecieron

en ellos durante ocho siglos. Dentro de esta larga historia,

destaca la memoria de las taifas de Lleida y de Tortosa, o la

historia de ciudades como Balaguer, la capital de la Noguera.

Los musulmanes fundaron la mayoría de los pueblos que hoy

en día podemos encontrar en las tierras del Ebro. En algunas

comarcas, el porcentaje de topónimos de origen árabe o

bereber llega al 80. Todo un legado que dejó una fuerte

Islam y nacionalismo en Catalunya

impronta en la administración, el comercio, la agricultura

y la artesanía, pero también en la literatura, el arte y el

pensamiento. No podríamos entender el pensamiento de

Ramón Llull, patriarca de la fi losof ía catalana, sino es como

el resultado de su convivencia con el islam, una relación

sin duda confl ictiva, en la cual su pensamiento se forjó. El

ejemplo de Llull es extensible a toda la cultura catalana desde

el siglo viii hasta los albores de la modernidad.

¿Qué sucedió con la cultura islámica catalana? Simplemente,

fue destruida. Como ejemplo, quiero evocar la historia de

Medina Balagî, la Balaguer musulmana. En el siglo x, no

únicamente era una ciudad próspera, sino culturalmente

avanzada. El arabista Xavier Ballestín ha mostrado la

existencia de una importante escuela de teología que se

desarrolló durante la segunda mitad del siglo x, formada por

un grupo de nueve sabios cuyo prestigio fue reconocido fuera

de al-Andalus. La ciudad enviaba estudiantes a los principales

centros de conocimiento del momento: Damasco, Bagdad,

Túnez, Córdoba y Granada. Los estudiantes regresaban

con los saberes más avanzados sobre medicina, ciencia o

fi losof ía.

Con la conquista de la ciudad por parte del Conde de

Urgell el año 1105, se implantó un sistema feudal de gobierno

y de organización de la propiedad. Como en la mayoría de

las ciudades conquistadas, los musulmanes dispusieron de

un año para abandonar sus casas y establecerse en barrios de

la periferia. Todas sus propiedades fueron repartidas entre

los conquistadores. La conquista produjo despoblamiento y

ruina, la reducción drástica de la superfi cie urbana, con el

abandono de todo el núcleo urbano del Pla d’Almatà. Según

el isl am en democr acia

explica Carme Alós, directora del Museu de la Noguera,

aunque los cristianos se apoderaron de las posesiones de los

musulmanes, muy pronto se dieron cuenta de que no sabían

como administrar el patrimonio que habían expoliado. La

derrota de los musulmanes signifi có la ruina del campo.

Balaguer tenía un palacio al estilo de la Alhambra de

Granada. Por su belleza fue bautizado por los Condes de

Urgell como el “Castell Formòs”, Castillo Hermoso, y fue

convertido en la residencia de los Condes hasta que la ciudad

fue de nuevo conquistada, en 1413, esta vez por las tropas

de Fernando de Antequera. Los Trastámara se esforzaron en

destruir todo vestigio islámico de Balaguer y la Noguera. Del

Castell Formós no quedó piedra sobre piedra, y poco queda

de las mezquitas y otros edifi cios que podrían ofrecernos

un testimonio de la riqueza de la Catalunya musulmana. La

mezquita de Madina Balagi estaba situada donde hoy en día

encontramos la Iglesia de Sant Crist. Los mismos Trastámara,

vale la pena recordarlo, privilegiaron el uso del castellano en

Catalunya.

Historias similares pueden contarse de Lleida o Tortosa,

pero también de otros lugares de la Catalunya norte. A prin-

cipios del siglo xvi, la población musulmana se ve obligada

a convertirse al cristianismo. El año 1610 la práctica totali-

dad de sus descendientes son expulsados por orden de Felipe

ii (iii de Castilla). Estos expulsados no eran árabes ni

sarracenos, como todavía hoy se los designa. En realidad, ára-

bes hubo muy pocos en la Península Ibérica. Los musulmanes

no vinieron de fuera, ni el islam fue una religión impuesta

por las armas. Fueron los propios catalanes, andaluces o

castellanos quienes abrazaron el islam.

Islam y nacionalismo en Catalunya

No hay nada que permita afi rmar que bajo el dominio

musulmán la población fuese arabizada. No lo fue en el

Magreb, donde la lengua mayoritaria de la población seguía

siendo el bereber a principios del siglo xx. El historiador

andalusí al-‘Udhrî (m. 1085) dejó escrito que en el siglo xi no

había en Huesca “ni un solo árabe puro que sea descendiente

de árabes”, y eso que la población era mayoritariamente

musulmana. En la Catalunya musulmana, el árabe era la

lengua culta, que permitía conectarse con todo un mundo de

conocimientos e instituciones de enseñanza de al-Andalus

hasta la India. El conocimiento del árabe era indispensable

para un estudiante de ciencias en el siglo x. Toda la literatura

especializada del momento en medicina, f ísica, matemáticas,

navegación o astrología, estaba escrita en árabe. Pero esto no

quiere decir que estos musulmanes catalanes fuesen árabes,

que no lo eran, sino catalanes que hablaban mayoritariamen-

te catalán en su vida cotidiana. Tal y como han explicado

diversos estudiosos (como Carmel Biarnés y Antoni Virgili en

su libro ‘Conquesta, colonització i feudalització de Tortosa -

segle xii’), en el momento de la expulsión de los moriscos, el

año 1609, la inmensa mayoría de ellos ni tan solo entendían el

árabe. Eran musulmanes catalanes y hablaban catalán.

Por si fuera poco, hay quien dice que el propio nombre

de Catalunya es de origen árabe, lo cual no sería extraño, ya

que esta lengua fue utilizada como lengua administrativa. En

concreto, se han ofrecido varias etimologías. La primera fue

puesta en circulación por Joan Vernet, quien dice que podría

derivar del topónimo Qal’a Talûniya, fortifi cación situada

entre Huesca y Lleida. Según otra hipótesis, podría derivar

del término ‘qalatans, derivado del árabe qa’ala, castillo. La

el isl am en democr acia

tercera es la del latinista Jaume Joan, quien recuerda que

Catalunya era denominada en árabe como at-Tagr al-A’là, la

frontera o marca superior, que habría dado tagralà, y de aquí

el gentilicio català. La cuarta hipótesis es la de Pere Balañà,

quien dice que podría derivar de la expresión qat’a al-gunya,

la tierra de la riqueza.

Como estamos tratando de mostrar, el islam forma parte

de la nación catalana. De otro modo, nunca podremos com-

prender el entramado de relaciones donde se gesta Catalunya,

y nos veremos abocados a repetir una mitología de corte re-

accionario, que vincula esta identidad al genocidio de los

musulmanes. El islam formaba y forma parte de Catalunya

no por el hecho de que hubiese varias ciudades gobernadas

por los musulmanes, sino por voluntad de los catalanes que

nos reconocemos musulmanes, tanto en el pasado como en

el presente. Nuestra historia no es la del poder, ni la presencia

del islam entre nosotros está vinculada a ninguna conquista,

sino a la libertad de conciencia donde Al-lâh se nos revela.

Según la historia ofi cial, la totalidad de los musulmanes

catalanes tuvieron que huir o convertirse, dándose por

acabada su presencia en el siglo xvii. De todas formas,

también podemos argumentar que el islam nunca ha

dejado de ser practicado en nuestra tierra, pues muchos

de los musulmanes catalanes que decidieron convertirse

públicamente al cristianismo lo hicieron para no tener que

irse, pero en realidad siguieron practicando el islam en

secreto. Creo que si se produjese una situación similar yo

haría lo mismo. ¿Dónde sino vamos a ir los musulmanes

catalanes? Nada nos puede arrancar de nuestra tierra, donde

esperamos sea sepultado nuestro cuerpo. Puedo imaginar

Islam y nacionalismo en Catalunya

el desgarro interior de esos musulmanes catalanes, ante el

fanatismo religioso que caracterizó la historia de España

entre los siglos xvi y xx. Hace pocos años, en las poblaciones

leridanas de Seròs y Aitona se encontraron ejemplares del

Qur’án y otra literatura religiosa islámica, descubiertas en

masías cuando eran objeto de reformas. Seguramente en

muchos lugares de Catalunya siguen existiendo ejemplares

del Qur’án, escritos en catalán aljamiado, guardados como

un tesoro por sus propietarios, musulmanes catalanes que

tuvieron que esconder sus convicciones religiosas, vivir una

situación de ocultamiento y terror constantes a causa de la

imposición de un modelo de sociedad monolítica y refractaria

a la pluralidad, que decretó la comunión obligatoria, asesinó

y expulsó a miles de personas para que hoy en día algunos

puedan afi rmar que Catalunya es tierra cristiana, o que las

raíces culturales de Europa son únicamente cristianas.

Por todo ello, más que de la “llegada del islam a Catalunya”

debemos empezar a hablar del “retorno del islam a Catalunya”,

y hacernos conscientes de lo que este retorno representa para

la construcción nacional de Catalunya. Debemos tener muy

presente que si el islam dejó de ser practicado abiertamente

no fue por la propia voluntad de los catalanes, sino por la

imposición del nacional-catolicismo, la represión violenta

de las otras religiones, la política de limpieza de sangre y de

repoblaciones de los territorios, y la defi nitiva expulsión de

judíos y musulmanes de todo el Estado Español. Esta política

funesta fue implementada por los mismos poderes que

realizaron un proceso de unifi cación violenta de la Península

Ibérica, que signifi có la represión de las tradiciones y la

lengua catalana.

el isl am en democr acia

Desde mi condición de musulmán catalán en el siglo

xxi, veo esta violencia como una mutilación de mi propia

identidad, y como esta situación se perpetúa hoy en día de

diferentes formas. Una de ellas es el no reconocimiento

del islam como parte integrante de la identidad del pueblo

catalán. Produce desazón darse cuenta de que el odio hacia

el islam está presente entre nosotros, en forma de negación

del pasado y del rechazo de la presencia de inmigrantes de

confesión musulmana.

¿Por qué el nacionalismo catalán no ha realizado esta

tarea de recuperación de la memoria histórica del periodo

islámico? ¿Por qué hoy en día el nacionalismo catalán hace

el juego a los sectores católicos más reaccionarios, justo

aquellos que son más agresivos contra el propio catalanismo?

Una explicación es que la historiograf ía nacionalista fue

elaborada en un momento en el cual Catalunya intentaba

entrar en la órbita europea, identifi carse con el camino de

la modernidad generado por la revolución industrial, frente

a una España que se percibía anclada en el pasado. Esta

orientación del nacionalismo catalán del siglo xix marcó la

lectura sobre la propia historia, recalcando todo aquello que

nos unía al norte, y tendiendo a rebajar (incluso negar) toda

aquella herencia que nos vincula al sur. Los historiadores que

reescribieron la historia de Catalunya desde una perspectiva

de reconstrucción nacional repitieron los mitos de la

reconquista cristiana, considerando la herencia islámica como

algo extranjero. Este malentendido ha sido favorecido por la

asociación entre al-Andalus y Andalucía, en el momento en

el cual se sintió que la inmigración andaluza ponía en peligro

la supremacía del catalán.

Islam y nacionalismo en Catalunya

Tal sólo un trabajo consciente de recuperación de este

pasado puede ayudarnos a superar la situación de injusticia

histórica hacia los musulmanes catalanes del pasado y del

presente. Siento que la tarea de recuperación de la identidad

catalana no quedará completa hasta que no seamos capaces

de incorporar el islam como una parte integrante del hecho

nacional catalán, de visualizar esta presencia como una

riqueza perdida a causa del fanatismo y la locura. Desde esta

perspectiva, se hace necesario visualizar el “retorno del islam

a Catalunya” como un hecho positivo, que abre las puertas a

la recuperación de una memoria mutilada.

No puedo terminar sin una referencia al tema de la

inmigración. Soy consciente de que lo expuesto hasta ahora

choca con una imagen muy divulgada. Desde sectores

nacionalistas, tanto de izquierdas como de derechas, se

habla de la inmigración musulmana, mayoritariamente de

origen magrebí, como un peligro para nuestra identidad

como pueblo. Precisamente, si mi planteamiento es justo

el contrario es porque pienso que la recuperación del islam

como parte integrante de la cultura catalana nos ofrece el

mejor marco posible para integrar a esta nueva inmigración.

Tenemos que mostrar a los ciudadanos musulmanes que

Catalunya es una tierra de acogida, abierta a la diversidad, y

que el nacionalismo catalán no es reaccionario. De cara a la

población inmigrante de religión musulmana, es importante

hacer llegar este mensaje diferenciador con respecto a los

nacionalismos español, americano y marroquí, al nacional-

catolicismo, al imperialismo americano y al panarabismo de

la monarquía alawita. Muchos inmigrantes vienen de países

donde existe un “nacionalismo de Estado”, represivo con las

el isl am en democr acia

minorías (en Marruecos: monarquía pan-arabista, represión

de los pueblos bereber y saharaui). Debemos ser capaces de

transmitir a estos inmigrantes el espíritu universalista del

nacionalismo catalán.

No podemos olvidar que el discurso actual de la derecha

española tiene como principales enemigos a nacionalistas

vascos y catalanes y al islam. Para los defensores del

patriotismo español ultramontano, islam y catalanismo

vienen de la mano. Esto tiene cierta lógica, ya que el

imperialismo español se erigió sobre la represión del islam

y la cultura catalana. Hablo de autores muy concretos: Luís

María Ansón, Gustavo Bueno, Cesar Vidal, Federico Jiménez

Losantos, Seraf ín Fanjul, Martín Prieto… La islamofobia

se está convirtiendo en uno de los pilares del discurso de la

extrema derecha en toda Europa, un discurso populista que

quiere remarcar las “diferencias insalvables”. Desde la derecha

el islam es presentado siempre como una religión extranjera,

incompatible con la identidad de España.

Me gustaría, en defi nitiva, poder hablar no del islam en

Catalunya, sino de un “islam català”. En Catalunya, como

nación diferenciada, debemos ser capaces de articular una

respuesta diferente sobre la integración del hecho musulmán.

Se trata de pensar para la mayoría de los ciudadanos/as,

musulmanes/as o no, que quieren una Catalunya abierta

y solidaria, y para los cuales la diversidad es un hecho

positivo. Al mismo tiempo, se trata de potenciar todos

aquellos movimientos que trabajan en la línea del encuentro:

encuentro interreligioso, entre el islam y la modernidad, con

los derechos de las mujeres como un valor inalienable. No

podemos permitir que el islam se convierta en un elemento

Islam y nacionalismo en Catalunya

de ruptura en el seno de nuestra sociedad, debemos hacer

todo lo que esté en nuestras manos para poner en primer

plano los elementos que permiten una plena integración del

islam en el espacio laico.

Estoy convencido de que solo a partir de la base de la plena

aceptación del islam como parte integrante de la nación

catalana, y del reconocimiento y desarrollo de los derechos

religiosos de los ciudadanos/as musulmanes por parte de las

instituciones, solo a partir de esta base podremos construir

un islam progresista, que pueda contribuir a la construcción

nacional de Catalunya.

. torturas y cultura de la guerra

En febrero del 2004 fui invitado por el canal his-

panoamericano de la bbc a un debate en directo sobre el

tema de las torturas en Irak. Desde el pueblo de Almodóvar

del Río, en la provincia de Córdoba, pude hablar para

Latinoamérica con el general Th ompson, del ejército del aire

de los eeuu, quien hablaba desde Washington. En la retina de

todos los oyentes estaban las imágenes de los presos iraquíes

siendo objetos de toda clase de vejaciones sexuales.

La cosa comenzó con el general Th ompson expresando

su condena y asegurando que los soldados que cometieron

semejantes actos no representan a los eeuu, a pesar de llevar

su uniforme. Según el general, se realizará una investigación

y los culpables serán castigados. A la pregunta del periodista

de la BBC sobre si Rumsfeld debía dimitir, se escabulló

afi rmando que ésta es una cuestión política, y que él como

militar nada tenía que decir.

Por mi parte, pedí al general una refl exión en profundidad

sobre lo sucedido. Por supuesto, debe establecerse una

investigación para castigar a los culpables materiales de

los hechos, aunque no podemos obviar que junto a la

responsabilidad penal existe una responsabilidad política.

Torturas y cultura de la guerra

Más allá de los aspectos escabrosos, hay que meditar las

imágenes como un signo, dejar que nos hablen de nosotros

mismos. Según mi parecer, la única guerra justifi cable es una

guerra defensiva: la defensa del propio espacio vital, de la

familia, de la libertad de creencia. Frente a esto, las imágenes

de las torturas nos muestran el desprecio hacia el otro

inherente a toda guerra de depredación. A la hora de explicar

el comportamiento de los soldados norteamericanos, no

podemos olvidar la campaña de los medios de comunicación

y del viejo orientalismo, en su tratamiento del árabe como un

ser retrógrado, casi un peldaño atrás en la cadena evolutiva.

Esto no le gustó nada al general, quien se puso a la defensiva.

Según dijo, la guerra de los eeuu en estos momentos es doble.

Por un lado, una guerra militar que no reviste demasiados

problemas. Por otro, una guerra mediática contra los

enemigos de los eeuu. Esta es la más importante en estos

momentos, ya que de ella depende el buen nombre de la

democracia.

Mi contestación fue la siguiente. En absoluto soy enemigo

de los eeuu, al que considero un gran país, y mucho menos

de la democracia. No podemos caer en estos maniqueísmos.

Como cientos de miles de personas, soy enemigo de todos

aquellos que instrumentalizan la democracia para sus fi nes

personales, como lo soy de aquellos que instrumentalizan el

islam. Unos y otros deprecian los valores del islam y de la

democracia, unos y otros parecen enemigos pero son amigos,

se necesitan en su afán de perpetuar un enfrentamiento que

permite seguir avanzando a la cultura de la guerra, con los

fabricantes de armas como máximos benefi ciarios.

El locutor de la bbc se refi rió al impacto de las imágenes en

el isl am en democr acia

el mundo árabo-musulmán. Habló de un “daño irreparable”

a la imagen de los eeuu. En este tema, me remití a la

encuesta realizada en junio del 2003 por el Pew Center, que

dirige la ex-secretaria de estado norteamericana Madeleine

Albright. Según esta encuesta, la imagen de los eeuu en el

mundo islámico ya estaba por los suelos. Tan solo el 1 de

los jordanos tenía una buena opinión de los eeuu. El país

con una valoración más positiva era Turquía, con el 15.

Lo curioso de esta encuesta, es que pone de manifi esto el

aumento de la valoración hacia la democracia como sistema

de gobierno entre los mismos encuestados. Terminé con una

frase lapidaria: esto demuestra que los eeuu han dejado de

representar la democracia.

El general Th ompson quiso minimizar la cosa, hacernos

creer que los casos de torturas en Iraq son una excepción

dentro de la política militar norteamericana. Esto, por

desgracia, parece contradecir los informes de diferentes

asociaciones de derechos humanos, que llevan años

denunciando casos de violaciones y abusos cometidos por

soldados (norteamericanos y de otras nacionalidades) en el

mundo. Repito mi convicción principal en este asunto: los

casos de torturas y de abusos sexuales son inherentes a una

guerra de agresión, que no tiene otro objeto que expoliar los

recursos naturales de diferentes países a lo largo del planeta.

Esta es una realidad triste de nuestro tiempo, ante la cual no

hay disculpa que valga.

No hay para menos: el caso de las torturas y la actitud cínica

de los gobernantes norteamericanos es de gran impacto.

Hace años que sabemos que esto sucede. Amparándose

la impunidad que ofrece el uniforme, algunos militares

participan en todo tipo de actos delictivos, incluyendo el

tráfi co de drogas y asesinatos. Las acusaciones de comercio

sexual y de violaciones que se están llevando a cabo en

Filipinas o en Chechenia son comúnmente archivadas, y

no despiertan el revuelo actual sobre los casos de torturas

en Iraq. Aquí, como nunca, una imagen vale más que mil

palabras. Miserias de la cultura de la imagen, miserias de la

cultura de la guerra.

Recientemente, el director de la sección española de

Amnistía Internacional, Esteban Beltrán, denunciaba que las

tropas de la otan mantienen en Kosovo a decenas de mujeres

como esclavas sexuales. Esto es monstruoso, y sin embargo

no vemos el escándalo refl ejado en las primeras páginas

de los periódicos, como si las mujeres kosovares valiesen

menos que los presos iraquíes. No olvidemos que la otan

está formada por 19 estados, con lo cual todos ellos son co-

responsables de lo que hagan los militares bajo su bandera

común. Este escándalo implica directamente a España.

No vemos, sin embargo, a ningún medio hablar de estos

casos en primera página, no vemos a vicepresidentes dar

explicaciones, y no parece que vayan a tomarse demasiadas

medidas al respecto. Esto es inaudito, ya que estamos

hablando de niñas y mujeres raptadas y mantenidas como

esclavas sexuales. Se habla de niñas de doce años que son

violadas una y otra vez, hasta miles de veces, que reciben

malos tratos sistemáticos, violadas en grupo por soldados

con absoluta impunidad para hacer lo que les venga en gana,

que se amparan en sus uniformes, armas y banderas. El dolor

que nos produce esta información es indescriptible. Hay

otros mecanismos para “llevar la paz al mundo”.

Torturas y cultura de la guerra

. kafir y mumin en guantánamo

la actualidad nos regala imágenes impactantes.

una de ellas fue la de los presos talibanes en la

base de guantánamo. este escrito surgió como un

intento de lectura en clave espiritual sobre una

noticia de actualidad. los diferentes planos en

que transcurre nuestra vida tienden a fundirse.

De la isla de Guantánamo nos han llegado las imágenes

de los presos talibanes, enfundados en monos de color

naranja, en una situación que las autoridades norteamericanas

han califi cado como de “privación sensorial”. No vamos a

denunciar los malos tratos, pues estos días tenemos tantas

cosas que denunciar que de hacerlo no nos quedaría tiempo

para nada más. Dando por hecho que todos los lectores se

han horrorizado, hemos querido ir más allá de ese horror

y hacer una lectura de lo que esas imágenes despiertan en

nosotros, interpretarlas como un Signo.

En un primer momento solo vemos a unos hombres

tratando de destruir a otros. Miramos la imagen y vemos un

ejercicio de poder extremo, una maquinaria científi camente

preparada para arrancar al hombre de si mismo, de cortarle

el acceso a sus propios sentidos: tapándole la vista, el tacto,

Kafi r y mumin en Guantánamo

el habla, los oídos. En este nivel la imagen no puede ser más

clara: los soldados representan un poder que trata de poseer

la voluntad del “otro”, y los talibanes son gentes que se han

opuesto a ese poder, negándose a aceptar la vida de artifi cio

que ese poder impone. Esa negativa es el signo de que esos

hombres están en el mundo de un modo que al poder se le ha

escapado, que no es capaz de controlar con sus mecanismos

habituales.

Para las autoridades norteamericanas la negativa de los

talibanes a aceptar sus proyectos económicos, la construcción

del gaseoducto, etc., es incomprensible, así como la decisión

de todos esos hombres de irse a luchar a unas montañas para

nada románticas. El castigo por esa negativa es verse sometido

a un experimento de deshumanización científi camente

planeado para romper su resistencia y convertirlo en una

marioneta. Incluso el mismo nombre del campo (“Rayos x”)

denota la mentalidad entre experimental y cinematográfi ca

que preside el encierro. De ahí que no se hayan resistido a la

tentación de divulgar las imágenes que ahora comentamos: el

espectáculo necesita del público para tener sentido.

Aparentemente, estamos en las antípodas de una mani-

festación de espiritualidad humana. La espiritualidad es el

desarrollo de la sensibilidad más allá de los sentidos. A ese

estado de sobrenaturaleza se llega mediante la apertura a los

signos: un modo inmediato de comunicarse con las cosas,

de estar en el mundo, que nos hace capaces de “escuchar”,

ver y oír aquello que nos moviliza, la luz que nos guía hacia

si desde el mismo centro de las cosas. Nosotros no podemos

comprender lo que es sentir plenamente porque nacemos

como anestesiados. Nos parece horrible lo que les hacen a

el isl am en democr acia

esos hombres, pero nosotros mismos nos lo hacemos a diario.

Embotamiento sensorial: televisión, alcohol, drogas, coca-

cola, sexo rápido, comida basura, competitividad, ausencia

de ternura. El proceso a que se están viendo sometidos habla

por sí mismo: ¿qué testimonio más clara de la actitud del kâfi r

contra el mûmin que la imagen de unos hombres tratando

de quitarle la sensibilidad a otros? ¿Quién sino esos hombres

merece la ayuda de Al-lâh?

Los gobernantes norteamericanos no alcanzan a

comprender el comportamiento de los talibanes, así que

tratan de desentrañarlo. Se trata de una imagen del hombre

tratando de robarle los sentidos al hombre. Los talibanes no

están siendo tratados como animales, sino que se combate

contra su sensibilidad, considerando que es esa sensibilidad

la que los hace capaces de enfrentarse a ellos. Lo que nos

ha llamado la atención es el método empleado: la privación

sensorial. La doctora Helen Bamber, de la Fundación Médica

para la Atención a Víctimas de la Tortura ha trazado el cuadro

“clínico” del caso:

Los prisioneros deben sentirse desestabilizados y pro-

bablemente se desmoronarán. También estarán sufrien-

do horribles alucinaciones, perderán el equilibrio y es

posible que piensen que se han vuelto locos. Probable-

mente tendrán ataques de pánico, cambios de humor,

terribles pesadillas, y se sentirán muy desequilibrados.

La privación sensorial es un ataque contra la identidad

que pone en peligro la noción de quienes son.

Esta descripción me ha recordado la obra de Martín Lings

sobre el Shayj al-Alawî, Un santo suf í del siglo xx. En esta

Kafi r y mumin en Guantánamo

obra se explica que el Shayj al-Alawî tenía la costumbre de

hacer que sus discípulos entrasen en lo que denominamos

jawla: retiro espiritual. Martín Lings escribe:

Si el re cuerdo de Al-lâh es el aspecto positivo o celestial

de toda mística, su aspecto negativo o terrenal es el

renunciamiento a todo lo que no sea Al-lâh (…) una

de las prácticas para conseguir la permanencia de este

retiro interior es el aislamiento corporal, que, en una

forma u otra, de manera constante o temporal, es una

característica de casi todas las órdenes contemplativas.

Sobre esta práctica, uno de los más destacados discípulos

del Shayj al-Alawî, ‘Abd al-Karîm Jossot cuenta que el Shayj

le dijo:

La jalwa es una celda en la que pongo al novicio después

que me ha jurado no abandonarla durante cuarenta días

si fuese necesario. En este oratorio no debe hacer nada

más que repetir incesantemente, día y noche, el Nombre

Divino (Al-lâh), alargando en cada invocación la síla ba

“ah” hasta que se le acaba el aliento. Previamente debe

haber recitado la Shahâda (lâ ilâha illa-L-lâh), setenta y

cinco mil veces. Durante la jalwa ayuna estrictamente

durante el día y sólo rompe el ayuno entre la puesta del sol

y el alba… Algunos fuqarâ obtienen la iluminación súbita

al cabo de unos minutos, otros sólo la obtienen al cabo de

varios días, y otros al cabo de varias semanas. Conozco

a un faqír que esperó ocho meses. Cada mañana me

decía: “Mi corazón está todavía demasiado endurecido”,

y continuaba su jalwa. Al fi nal sus es fuerzos fueron

recompensados.

el isl am en democr acia

Pero, ¿qué sucede exactamente en una jawla? ¿acaso existe

algún tipo de conexión entre ello y la “privación sensorial” a

la cual los presos de Guantánamo se están viendo sometidos?

Es a partir de establecer esta extraña conexión entre un

retiro espiritual voluntario y un encierro forzoso cuando he

empezado a percibir otra cosa en esas imágenes, re-leído esas

imágenes a partir de un presentimiento: ¿y si en verdad la

realidad de lo que nos presentan no fuese exactamente esa? ¿y

si esas imágenes afectasen tan solo a una dimensión (profana)

de la vida, y que en realidad lo que estuviese sucediendo fuese

un sacrifi cio, la entrega de la víctima a la eternidad de donde

nace? ¿Y si Al-lâh estuviese utilizando todo eso para tener

más cerca de si a los creyentes, estrecharlos fuertemente

junto a si…?

Es evidente que esta comparación no es en absoluto

pertinente, pues en el retiro espiritual existe una voluntad

manifi esta, así como una preparación psicológica previa,

mientras que en el encierro se dan unas condiciones

de violencia externa que quiere destruirlos. El encierro

voluntario se realiza asistido por un Shayj o en un marco de

conocimiento… Mientras que el marco en el cual despiertan

cada día los talibanes de Guantánamo no tiene nada que ver

con eso, sino con las perversiones más aborrecibles. Sé que es

así, pero no puedo olvidar que esos hombres son musulmanes,

personas que han decidido someter voluntariamente su vida

al Creador de los mundos, que saben que no existe nada salvo

Al-lâh, y que Él es el Único, Insondable. Es decir: no se hayan

en el marco apropiado para desarrollar positivamente lo que

les ha tocado vivir, pero poseen la protección de su Islam

como única posibilidad de transformar el terror en otra cosa.

Kafi r y mumin en Guantánamo

Para expresar lo que puede llegar a suceder en un encierro

realizado sin un guía, debo referirme a la única experiencia

a la cual he tenido acceso. Todos los contemplativos

desaconsejan esta clase de retiros, realizados caóticamente,

sin la preparación precisa. Son muchos los peligros que se

corren, del tipo de los señalados por la doctora Bamber:

“estarán sufriendo horribles alucinaciones, perderán el equilibrio y es posible que piensen que se han vuelto locos. Probablemente tendrán ataques de pánico, cambios de humor, terribles pesadillas”. Podría buscar en la literatura mística,

opiniones de sabios que describen los procesos internos del

novicio, o bucear en la literatura de la psicología clínica, pero

he creído más gráfi co reproducir un texto de escatología. En

este fragmento (muy literario, escrito a posteriori) se refi ere

a un estado próximo al de la privación sensorial:

Hay un sabor a células y barro, sabor a sangre en la boca

enterrada, sopor de cielo negro en la mirada. La noche, la

inmensa medianoche tiene que cruzar muy lentamente,

tiene que ir de un lado a otro del cerebro arrasando con

todo. Al ocultarse nos obliga a imaginarla viva, a verla

en la conciencia, a verla sin ojos, en nuestro corazón

desheredado, poblado por tifones, por monstruos y

titanes. Los oídos se cubren con un manto de seda negra,

bajo el cual los suspiros estallan sin destino. Tocamos

sombras y tocamos restos, la descomposición de nuestro

cuerpo en barro, la creación desde la nada… En las capas

oscuras de la muerte, en los estratos minerales de un

cuerpo grande como una montaña, en tu propio y viscoso

interior, existe un precipicio. Es mucho más que oscuro,

su apariencia es caótica y salvaje, es un pozo de pozos,

el isl am en democr acia

la quintaesencia de los pozos. Ese precipicio te reclama:

la muerte reclama tu desnudez de miedo. Reclama

de ti todas las fantasías, todas las creencias, todas las

coartadas, te reclama como cuerpo desnudo y expuesto

a la mirada de las ratas, te reclama como hombre, y no

como ingeniero, estudiante, poeta, español, peruano,

tendero, judío, creyente o europeo. Te reclama sin nada

de todo eso, sin ni siquiera nombre, sin ningún signo

distintivo, sin rostro y sin pasado, sin color de cabellos ni

de ojos, tan solo como cosa viva, conglomerado de huesos

y de sangre, de venas y de nervios, te reclama el estómago

vacío, las vísceras hinchadas, los ojos arrancados. Ese

precipicio, lo creas o no, es Al-lâh.

Este fragmento se refi ere a la inmersión en lo que Jacob

Böhme llamaba el “ungrund”: el abismo sin fondo de lo

indeterminado, en el cual nace el espíritu. También podría-

mos evocar la “luz negra” fi siológica de los teósofos persas

evocada por Corbin en El hombre de luz en el sufi smo iranio.

La luz negra está asociada con el Profeta Isa (la paz de Al-

lâh y Su salat sean con él) y éste con la fuga de la muerte. El

sentimiento dominante es el de descomposición, y no otra

cosa les puede estar pasando a los talibanes. La descomposici-

ón afecta sobretodo a la propia personalidad, de ahí las

palabras de la doctora Bamber: “la privación sensorial es un ataque contra la identidad que pone en peligro la noción de quienes son”. Lo curioso es que esto parecido a lo que el

novicio busca en la jawla: romper los límites del ego para

“recomponerlos” en Al-lâh. Romper con la propia identidad

es encontrar la universalidad del hombre, ese estado adámico

Kafi r y mumin en Guantánamo

de toda criatura antes de verse mediatizada, limitada a unas

determinadas condiciones. Se necesita una gran fortaleza

para superar esa prueba. Se necesita, verdaderamente, la

ayuda de Al-lâh subhanna wa ta’ala para no quedar atrapa-

dos en el abismo de nuestra propia nada…

En las prácticas de iniciación, la privación sensorial tiene

como objeto arrancar nuestros sentidos del tiempo lineal,

donde los sabores se van uno tras de otro, para centrarlos en

el tiempo presente, en lo absoluto del instante. Me explico

(y trataré de hacerlo de la manera más gráfi ca posible, aún a

riesgo de caer en la caricatura): si vamos deprisa no tenemos

tiempo de captar del todo los sabores y olores que la

Creación nos ofrece. Cuando nos cruzamos con una imagen

o un paisaje hermoso necesitamos pararnos, tratando de

retenerla el mayor tiempo posible. Dado que el instante

tiene una dimensión interna que puede prolongarse, la

privación sensorial consiste en realizar ese parón hasta el

punto de que esa temporalidad interna (circular) del instante

se superponga en nuestra cotidianeidad a su dimensión

causal (lineal). Es por eso que se trata de romper la conexión

casual entre las cosas, con el objeto de ver que una cosa no

sucede tras otra como un añadido, sino que cada instante

aparece desde si mismo como una teofanía. Se trata pues

de negar la sensibilidad en un plano para afi rmarla en otro

plano. El primero es lo que en árabe se llama el “Dunia”:

el mundo de las apariencias, donde todo sucede como

consecuencia de otra causa, donde nada nos moviliza ni

conmueve verdaderamente. El otro mundo es el “Ajira”: la

presencia absoluta del instante, donde captamos a través de

los sentidos la luminosidad del mundo.

el isl am en democr acia

Quien ha pasado experimentalmente (aunque sea en alguna

ocasión) del Dunia (lo mundano) al Ajira (el “Jardín”) sabe

que son el mismo mundo, que se corresponden milímetro

a milímetro. Lo único que ha cambiado es su percepción de

las cosas y los actos, su captación del carácter simbólico del

mundo.

Pero a aquellos que han llegado a creer y hacen buenas obras dales buenas nuevas de que tendrán jardines por los que corren arroyos. Siempre que se les den, como sustento, frutos de ellos, dirán: “¡Esto es lo que antes recibíamos como sustento!”

qur’an, sura 2 al-baqara, ayat 26

Ahora mismo estamos en el Ajira, ahora estamos en el

Dunia: lo que llamamos espiritualidad es una cuestión de sen-

sibilidad. En los procesos iniciáticos, y en diversas culturas, en

el trayecto de uno a otro estadio se realizan prácticas que po-

dríamos califi car de privación sensorial. Existe un punto en el

cual ya hemos penetrado, cruzado la frontera. Ya que trata-

mos de Cuba citaré al poeta cubano Lezama Lima: “a partir de

un momento no hay retorno, ese momento es el que debemos

alcanzar”. A partir de ahí el hombre ya se ha hecho “capaz de

Al-lâh”, de reconocer la luminosidad del mundo.

En el Qur’an se llama mûmin al ser que mantiene la acti-

tud de apertura (imân) de sus sentidos a la luminosidad

del mundo y kafi r a quien rechaza que esa luminosidad

exista. Del mismo modo que el mûmin se desplaza del

Dunia al Ajira, el kâfi r se desplaza desde el Dunia al Nâr.

El uno camina hacia el instante, el otro en busca del poder

hacia la historia. Para tener poder hay que insensibilizarse

ante el dolor ajeno, hay que ser absolutamente despiadado,

calcular los benefi cios fríamente. Es por eso que el Qur’an

nos dice que kâfi r (lejos de ser un ateo o un infi el, como se

traduce habitualmente) es aquel que tiene “embotados los

sentidos”:

Al-lâh ha sellado sus corazones y sus oídos, y sobre sus ojos hay un velo…

qur’an, sura 2 al-baqara, ayat 7

Esos hombres son los kuff ar, que no han despertado el

cuerpo sutil, que tienen ojos que no sienten, oídos que no

piensan. El kâfi r no solo rechaza sino que combate toda

posibilidad de trascender el Dunia, pues esa trascendencia

hace que su poder carezca de sentido. Mientras más trata de

controlar el mundo más se acerca al Fuego (Nâr). Mientras

más controla más poder fi cticio acapara, más capaz se hace

de inventarse nuevos modos de destrucción de cualquier

forma de sensibilidad que nos permita superar la dispersión,

quedando liberarnos de la historia.

Volvamos a Guantánamo, para tratar de contestar

a la última pregunta: ¿qué está sucediendo? ¿cuál es la

posición de los unos y los otros desde el punto de vista de

la escatología? Leamos, pues, el signo de Guantánamo: aquí

nos encontramos la imagen del kâfi r tratando de destruir al

mûmin, tratando de privarle de sus sentidos. Se trata de un

experimento “religioso”.

Si nos fi jamos en las imágenes de Guantánamo desde el

punto de vista del Dunia, vemos una realidad desplegándose

ante nosotros: unos soldados que vencen sobre otros. Pero

si traspasamos los velos y nos dirigimos al corazón de la

Kafi r y mumin en Guantánamo

el isl am en democr acia

imagen, a su centro (a ese punto desde el cual, recordémoslo,

no hay retorno) el valor de la imagen se invierte, y nos damos

cuenta de que los soldados norteamericanos se mantienen

presos de esas imágenes, rondando las rejas de la cárcel que

creen haber construido para encerrar a los creyentes, pero en

la cual los presos verdaderos ellos mismos: pues están “entre

los perdedores”. Por el contrario, si comprendemos que esa

prisión es el Dunia que se desdobla para convocarnos al Jardín

o al Fuego, comprendemos que mientras los Kûfara viven en

la cárcel los mumin viven en estado de jawla, y ya estaremos

preparados para reconocer que en verdad los talibanes están

siendo entregados al Ajira, donde la misericordia infi nita de

Al-lâh habrá de recogerlos.

Combatir el Islam es combatir la propia sensibilidad del

hombre, el hecho de que tenga ojos para la belleza, oídos para

escuchar a los malaikas, un rostro para responder a la llamada

de la lluvia, un tacto a través del cual intuir la pura presencia

de Al-lâh en la criatura. Una serie de verdades eternas que el

Islam está haciendo evidentes una vez más aquí y ahora. Una

capacidad de resistencia capaz de ir más allá de lo pensable,

una plena conciencia de Al-lâh que hace del hombre un ser

invulnerable.Pero solo Al-lâh sabe.

Quiero proponer un du’a, una plegaria por los presos de

Guantánamo, y de todas las prisiones subterráneas de

este mundo, un du’a pidiéndole a Alâh subhana wa ta’ala

que les asista en el momento en que sientan al ángel de la

muerte rodeándolos despacio, en el que sientan como el

suelo desaparece bajo sus pies y el universo se reduce a un

punto…

. la mejor película del mundo sobre terrorismo

“La expresión cultural auténtica del hambre es la violencia”glauber rocha

el terrorista torturado

En un artículo publicado en El País (28/11/2004),

Michael Ignatieff afi rma: “La mejor película que se ha hecho sobre terrorismo —La batalla de Argel (1965), de Gillo Pontecorvo— se rodó a instancias de un terrorista”.

El terrorista en cuestión es Saadi Yacef, quien aparece en

el fi lm interpretándose a si mismo. Líder militar del Frente

de Liberación Nacional (fln), Yacef es autor del libro La bataille d’Alger, que fi lmó Pontecorvo. Estuvo arrestado entre

1957 y 1962 por los franceses, siendo tres veces sentenciado

a muerte. Los relatos de las torturas a miembros del fln son

autobiográfi cos.

Actualmente, Yacef tiene 76 años y goza de gran vitalidad.

En una entrevista realizada a raíz de su reciente visita a Brasil,

recordaba: “Hubo mucho coraje, pero también mucho horror. A veces, al poner una bomba, yo lloraba, porque sabía que iba a destruir vidas. Hoy, no soy capaz de matar ni a una gallina.

el isl am en democr acia

Y perdonaría a quien me torturó. Para mí, ese capítulo está cerrado. Ahora lucho por la paz”.

Esta “lucha por la paz” se concreta en su cargo de

senador en Argelia, donde combate a nivel político contra

el fundamentalismo. Ha condenado reiteradamente los

ataques terroristas realizados en nombre del islam: “Existe un verdadero islam, que es el de Muhámmad. Y un falso islam, que esas personas se inventan. Muhámmad nunca dijo que las mujeres debían usar velo, ni que las personas debían matar por Al-lâh”.

de argel a bagdadEsta no es la primera vez que se trae a colación la película de

Gillo Pontecorvo para hablar de la guerra de Irak. Hace unos

meses, Pascual Serrano publicó un artículo (Rebelión, 10-04-

04), donde se señalan los paralelismos:

“Los acontecimientos en Bagdad, e incluso los de Madrid,

hacen recomendable recordar la película La batalla de Argel. Una película que relata la lucha del pueblo argelino

por su independencia (…). En el relato se suceden los

atentados contra policías franceses por parte de los

activistas del fln para continuar la escalada de violencia

mediante la colocación de bombas en centros de reunión

civiles, tanto por las autoridades francesas como por los

militantes independentistas. (…) La onu, como ahora, se

desentiende y no prospera ninguna resolución que ayude

a encontrar una salida. La megafonía de los ocupantes

franceses hace un llamamiento a la población: “Colabora

con nosotros para lograr una Argelia libre y democrática,

no colabores con los terroristas”. Vuelve a nuestra

La mejor película del mundo sobre terrorismo

mente la imagen de Bagdad. Cuando los periodistas le

preguntan al coronel francés Matieu por las acusaciones

de tortura responde: “¿Francia debe quedarse en

Argel?. Si su respuesta es que sí, deben aceptar tales

consecuencias necesarias”. Vuelve la tozuda actualidad.

La violencia de los ocupantes genera más violencia:

atentados indiscriminados contra viandantes, vehículos

kamikazes contra las viviendas, hombres-bomba cuando

se entregan. Familiar, ¿verdad?”

bush se interesa por argeliaEn enero del 2004, La batalla de Argel fue reestrenada en

algunas salas de Estados Unidos, con un éxito inusitado.

La ocasión no podía ser mejor, en pleno estallido de los

escándalos por las torturas en Irak.

También en el Pentágono se han dado cuenta de lo

conveniente de ver este fi lm para comprender la situación

actual. Según Bruce Hoff man, experto en terrorismo de la

Rand Corporation, la ofi cina de Confl ictos de Baja Intensidad

del Pentágono vio La batalla de Argel en un pase privado en

agosto del 2004.

La invitación a los altos cargos y funcionarios del

Pentágono decía lo siguiente: “Cómo ganar una batalla contra el terrorismo y perder la guerra de las ideas. Niños disparan contra soldados, mujeres ponen bombas en cafeterías… Los franceses tienen un plan. Tiene éxito desde el punto de vista táctico, pero fracasa desde el punto de vista estratégico. Para entender por qué, venga a la proyección de esta película”.

Lo que preocupa al Pentágono es lo siguiente: el fi lm de

el isl am en democr acia

Pontecorvo muestra como una victoria militar aparente es

inseparable de la derrota política que acabará llevando al

país a su independencia. Para Hoff man, “la película muestra que a través de la historia, sin importar el país, hay una tendencia a hacer caso omiso del silencio de los habitantes en una insurgencia” hasta que es demasiado tarde y es entonces

la población civil sufre una metamorfosis convirtiéndose en

“algo poderoso”. La clave es la siguiente: los rebeldes viven mezclados

entre la población civil. Cuando los franceses atacan a los

insurgentes, atacan a todos los argelinos, no son capaces

de distinguir unos de otros. No importa que seas o no

miembro de la resistencia, en cualquier momento puedes

morir ametrallado, mientras estas rezando en la mezquita, o

tratando de ganar unas monedas para mantener a tu familia.

Bombardeos indiscriminados contra la población civil,

como en Indochina, como en Vietnam, como en Iraq… al

fi nal, Pontecorvo muestra las pancartas: “Argelia = fln”. La

propia victoria militar de los colonizadores ha establecido la

identidad entre el pueblo y la resistencia.

En el referéndum para la autodeterminación, celebrado

en marzo de 1962, la mayoría de los argelinos votó de forma

abrumadora por la independencia: 6.000.000 de votos a

favor frente a 16.000 en contra. Al parecer, la película ha

sido proyectada en la Casa Blanca, en pase privado para el

presidente Bush.

cine y terrorismo ¿Es La batalla de Argel “la mejor película que se ha hecho sobre terrorismo”? Si de gustos cinematográfi cos se trata,

La mejor película del mundo sobre terrorismo

todos tenemos derecho a dar nuestra opinión. Alguien puede

preferir L’Armée des ombres (El ejército de las sombras, 1969),

el bello homenaje de Jean Pierre Melville a la resistencia

francesa contra la ocupación nazi. Otros recordarán las

películas políticas de Solanas, Littín o Sanginés… Podríamos

incluso remontarnos a La madre (1922) de Pudovkin, una

muestra de la toma de compromiso de “una madre” con la

lucha armada en la Rusia pre-revolucionaria. En España, me

viene a la memoria Agustina de Aragón (1950), un bodrio

nacional-católico de Juan de Orduña, donde la tal Agustina

frenaba a cañonazos el avance de los pérfi dos franceses.

La mayoría de estos fi lmes toman partido por lo que

ahora se llama “terrorismo”, en un sentido romántico,

incluso panfl etario. Lo extraordinario del fi lm de Pontecor-

vo es el perfecto equilibrio que mantiene entre la mirada

documentalista y su implicación en los sucesos. No hay

inocentes ni culpables, por lo menos en un sentido superfi cial.

No se trata de un retrato de una “resistencia justa” que emplea

“métodos nobles”. En el fondo, la batalla de Argel no es militar.

Es la batalla por lograr el apoyo de la población al fln, y esto

se logra provocando una escalada represiva por parte de los

ocupantes.

Pontecorvo no es en absoluto maniqueo. El mismo

conocía los laberintos de la lucha de guerrillas: afi liado

con 19 años al Partido Comunista italiano en 1940, ingresó

dos años después en la resistencia armada y terminó man-

dando la Tercera Brigada de partisanos que liberó Milán de

los nazis. Es decir: él mismo fue considerado como un

terrorista por las fuerzas de ocupación contra las que se

rebeló.

el isl am en democr acia

tierra en tranceDurante la elaboración de las líneas anteriores he recordado

Terra em transe (1967), del cineasta brasileño Glauber

Rocha. Este fi lm no habla directamente del terrorismo, sino

de la desesperación, del fracaso de la izquierda política en

la América Latina, del avance inexorable del fascismo. Una

realidad que estalla en la imagen fi nal del protagonista

enarbolando una metralleta en un contrapicado inolvi-

dable.

Frente a Pontecorvo (mirada de documentalista), la estética

de Rocha nace en las entrañas. No es un fi lm objetivo, sino

un vómito de amor, de horror y de impotencia. La suya no

es ni pretende ser la resistencia de los “buenos-demócratas-

civilizados” frente a la barbarie de los “malos-tiránicos-nazis”,

sino la rebelión de los feos y andrajosos tercermundistas

contra la pulcritud de una maquinaria político-económica

que no deja un resquicio para la esperanza.

Sobre Terra em transe dijo Rocha: “La fi lmé con repulsión. El montajista me dijo que no había ni un solo plano bonito. Todos los planos son feos, porque trata sobre personas perjudiciales y sobre un paisaje podrido en falso barroco”.

La estética de Rocha nos recuerda al análisis que hace

Ignatieff sobre las grabaciones de decapitaciones en Irak. Se

trata de provocar repulsión, de mostrar la convulsión que se

apodera de los seres vivos en la espiral de la podredumbre

institucionalizada.

El paisaje de fondo es el de la política internacional.

La hipocresía en toda su crudeza, los asesinatos en masa

presentados como obras de civilización frente a la barbarie

de los musulmanes, la tortura aceptada como instrumento de

La mejor película del mundo sobre terrorismo

liberación. El mito de la superioridad de la cultura occidental

en toda su crudeza.

Rocha lo dijo claramente: “No profeso respeto alguno por la cultura europea y, al mismo tiempo, considero que nuestra cultura comienza desde cero. Comienza de la historia generada por el hambre”.

Rocha se sitúa donde nadie se atreve a situarse. La violencia

no nace de la nada, sino en los estómagos vacíos ante la tierra

devastada por la apisonadora del mercado. La violencia

política es mesiánica, tiene mucho que ver con la mística,

surge en el trance provocado por el hambre. El éxtasis se ha

comparado con la muerte, como una catarsis purifi cadora.

La palabra portuguesa transe alude, para Rocha, a “un estado de convulsión desvelada que asaltaba a la conciencia creadora, le daba su verdadero impulso y no permitía que la obra realizada se independizase de los espasmos que la habían originado”. No una tesis política brillante, sino

un espasmo continuado. Esto nos ayuda a interiorizar las

imágenes de nuestra violencia cotidiana, para devolverlas

como acto creativo.

No es que Rocha fuera partidario del terrorismo. Se trata

de la mirada que se lanza sobre la política desde un estómago

vacío. Rocha defi nió su estética de forma contundente:

“Nuestra originalidad es nuestra hambre, de la que proceden todas nuestras miserias. La expresión cultural auténtica del hambre es la violencia. La estética de la violencia es revolucionaria, no primitiva. En esta fase, incluso el colonizador deberá prestar atención al colonizado. Sin embargo, esa violencia no es concitada por el odio, sino por el amor, por una amor de la acción, del cambio.”

. el -m y la deriva de la democracia

(tras la conmoción de los atentados de atocha)

España atraviesa momentos de dolor y profunda

tristeza. Las imágenes de la masacre, los cuerpos sin vida,

las cifras, las mutilaciones. Un horror incalculable, cuyos

efectos se dejarán sentir en nuestro país durante largo tiempo.

Es el momento de plantearnos seriamente: ¿qué ha sucedido?

¿Por qué un país cuyas gentes son mayoritariamente pacífi cas

y están en contra de toda forma de terror se ve azotado por

una masacre de esta magnitud?

El dolor ha dejado paso rápidamente a las especulaciones

y la instrumentalización electoral de la muerte. Se habla de

dos posibilidades, como si no hubiera más móviles posibles

que la guerra de Irak o el independentismo vasco. En el

entramado de artículos y opiniones aparecidas durante los

días posteriores, una cosa parece innegable: todo el mundo

actúa según sus intereses, ve lo que quiere donde quiere y

acusa sin pensarlo demasiado.

Vemos como la prensa francesa mayoritariamente señala

a al-Qaeda, y ya ha dado por hecho su implicación en el

atentado, repitiendo una y otra vez: esta es la consecuencia de

El 11-m y la deriva de la democracia

la entrada de España en la guerra, reforzando así la opción

de Francia contra la invasión de Irak. La prensa inglesa y

norteamericana también especula con la misma posibilidad:

se habla del 11-s europeo, y de la necesidad de tomar medidas

policiales contra el “terrorismo islámico”, una nebulosa que

sirve para todo.

Consciente de las especulaciones que se estaban produ-

ciendo en todo el mundo, el gobierno ha tratado de dirigir las

miradas hacia el terrorismo de eta. La Ministra de Exteriores

Ana Palacio envió a las 17.28 horas del jueves a todos los

embajadores de España el siguiente telegrama: “Deberá ve [vuestra excelencia] aprovechar aquellas ocasiones que se le presenten para confi rmar la autoría de eta de estos brutales atentados, ayudando así a disipar cualquier tipo de duda que ciertas partes interesadas puedan querer hacer surgir” (infor-

mación aparecida en El País). Justo en un momento en el cual

la autoría de eta estaba siendo cuestionada.

Todos los medios, con muy pocas excepciones, están

privilegiando una u otra hipótesis en función de su ideología.

Ningún medio logra sustraerse del todo a esta norma,

como tal vez nos pasará a nosotros. Los partidarios del pp

han pasado de puntillas sobre la posible implicación de la

“resistencia iraquí”. Los anti-PP han dado credibilidad a estas

hipótesis, de un modo más o menos abierto, según el talante

de los medios.

Siendo todavía temprano para cerrar cualquier hipótesis,

no lo es para que hablemos de responsabilidades. Se trate o

no de un atentado vinculado a la “resistencia árabe” (como

sugirió Otegi, con calculada malicia), la responsabilidad

política del pp es insoslayable.

el isl am en democr acia

En los últimos años, hemos asistido a una degradación

progresiva de la democracia, nos hemos acostumbrado

hasta tal punto a las mentiras de las instituciones que

cualquier comunicado ofi cial es puesto automáticamente

en entredicho. No son solo casos puntuales como el del

Prestige, el del Yak-3, escándalos como el de Gescartera,

o la entrada en una guerra criminal y el servilismo a los

intereses extranjeros. La degradación a la que asistimos es la

de los propios principios que deberían estar en la base de la

democracia: el diálogo, la aceptación de la diversidad como

un bien, el desarrollo de las libertades, la profundización en

todos aquellos valores que hagan posible la convivencia pa-

cífi ca entre los diferentes.

Lejos de esto, el gobierno de Aznar ha fomentado políticas

exclusivistas, privilegiando el enfrentamiento, en busca de

una España monolítica y hegemónica, con pretensiones

imperiales y ausencia de una política social. La situación

actual es tan grave, que nos sentimos a la deriva. Tal y como

señalaba Gregorio Peces-Barba, el consenso Constitucional

que emergió con el fi n de la dictadura se ha roto:

“El Partido Popular muta la idea constitucional de España

por la que tradicionalmente ha defendido la derecha,

que suscita desconfi anza y rechazo entre la izquierda

y los nacionalistas. De nuevo las dos Españas están

presentes, y lo que la Constitución superó lo ha vuelto a

presentar la realidad con la victoria del Partido Popular,

que ha producido una gigantesca mutación en la idea

constitucional de España para sustituirla por esa idea

de la derecha de una nación expresión de una sociedad

cerrada que no admite los hechos diferenciales, sin que

El 11-m y la deriva de la democracia

éstos puedan confi gurar naciones culturales integradas

en la nación España.” (Gregorio Peces-Barba Martínez,

Las dos españas, el país - 17-02-2004)

Mucho se ha hablado y alabado la transición española.

Tras años de dictadura, y un largo pasado de oscurantismo

religioso, España se ha incorporado a la Europa democrática,

superando su propia imagen anclada en valores atávicos.

Los logros son evidentes. Pero existen demasiado signos de

retroceso, demasiados como para no sentir la deriva de la

democracia.

Las dos “pistas” que se han señalado como autoras del

atentado de Madrid apuntan precisamente a esa doble

negación del otro que fundamenta el nacional catolicismo

ultramontano: la demonización de las particularidades

nacionales y religiosas, la negación de los diferentes (sea

musulmán o catalán o vasco o magrebí), en nombre de

una unidad nacional con demasiados resabios del pasado.

Demasiado a menudo el terrorismo sirve para atacar legítimas

reivindicaciones, que se ven empañadas por aquellos que

recurren a la violencia.

Los musulmanes que vivimos en España asistimos atónitos

a una política que niega nuestros derechos y nos señala

como potencial enemigo de las instituciones. Muchos de los

musulmanes españoles que lucharon contra el franquismo,

militando en partidos de izquierda, ven como su la lucha por

una España plural y abierta se desmorona. Nadie atiende a las

reivindicaciones de las minorías religiosas. Nadie se presta

a exigir el desarrollo de la libertad y la igualdad religiosa,

aún cuando esta es una de las condiciones básicas de toda

democracia.

el isl am en democr acia

El adjetivo islámico es aceptado universalmente para

señalar el terrorismo. ¿Qué pensaría un cristiano de la calle,

el vecino del tercero, si constantemente oyese hablar del

“terrorismo cristiano” con respecto a las acciones del ira o

de las tropas aliadas en Iraq? ¿Qué pensarían si hablásemos

de un “terrorismo ateo” o “socialista”? Sin duda, más de uno

se sentiría molesto, y con toda la razón: el terrorismo no es

cristiano, ni islámico, ni ateo, ni budista. La aceptación de

estas expresiones daña la convivencia. En los últimos días,

como tras el 11-s, oímos cosas que nos estremecen. Varios

medios han reproducido las consideraciones de un supuesto

experto, según las cuales “España es un objetivo de los musulmanes…” ¿Qué quiere decir esto? Que los musulmanes

somos extranjeros enemigos de España… Este tipo de frases

es corriente, hasta el punto de que ya nadie les presta la

menor atención: la relación entre las palabras “terrorismo” e

“islámico” parece incuestionable.

Incluso la prensa alternativa se deja arrastrar por la marea.

Medios de comunicación que deberían ser cuidadosos

con los derechos de las minorías, especialmente cuando

son perseguidas, no cesan de repetir expresiones de corte

reaccionario, muy vinculadas a aquellos que quieren imponer

un modelo social monolítico, borrando las diferencias y

desarraigando a los pueblos de sus tradiciones. Una gran

victoria para el Gran Hermano.

En estos momentos de dolor, debemos expresar nuestro

rechazo, no únicamente al terrorismo, sino a lo que signifi ca:

el recurso a la fuerza para imponer las propias verdades a los

otros, la no aceptación de la diversidad de vías, de lenguas y

costumbres. La política de la exclusión y de la guerra frente

El 11-m y la deriva de la democracia

al camino del diálogo y de la resolución real de los confl ictos:

justicia social, libertad religiosa y de conciencia.

Por la diversidad, por la plena consecución de la España

plural y democrática. Por una España que se acepte a si misma

como un cruce de religiones, de razas y nacionalidades, de

diferentes valores y expresiones culturales. Por un futuro

abierto, sin exclusivismos ni exclusiones… Gane quien gane

las elecciones del domingo, esperamos que sepa sacar al

país del pozo en el cual una gestión miope y sin perspectiva

histórica lo ha dejado, una visión que está llevando el país a

la ruptura, uno de cuyos signos se produjo el martes 11 de

marzo, el día en que el sueño de la razón de Estado del “gran

estadista” nos estalló en la cara.

Sea cual sea el autor de la masacre, el gobierno del José

María Aznar no puede eludir su responsabilidad, y esperamos,

por el bien de todos los españoles, que así sepan reconocerlo

los votantes. La España plural espera con impaciencia el

cambio, la vuelta a la normalidad democrática tras la ruptura

del consenso.

. el -m y la quiebra de la mentalidad sacrificial

En su editorial del día 16 de marzo, cinco días después

de los atentados y dos días después de la victoria del psoe

en las elecciones generales, el director de abc, José Antonio

Zarzalejos, escribe lo siguiente:

“Las más de doscientas víctimas mortales de los atenta-

dos del 11-m se habrían convertido en la confi rmación

colectiva de esa percepción de riesgo que no ha llegado a entender el sacrifi cio de vidas inocentes en aras de principios y valores que se han interiorizado como de-

masiado abstractos y alejados.”

Creo que Zarzalejos, desde su hondo conocimiento de la

mentalidad española y de la actual coyuntura internacional,

ha dado en el clavo. Lo que en España ha sucedido tras los

atentados del 11-m contradice la respuesta habitual de un pue-

blo al ser atacado. Varios analistas internacionales han mos-

trado su sorpresa, sobretodo en los eeuu. Históricamente,

cuando un país es víctima de una agresión externa, triunfan

las posturas patrióticas belicistas y la población se pone en

manos de “líderes fuertes”, capaces de “afrontar con mano

dura lo que la gravedad de la amenaza exige”. Esto es justo lo

El 11-m y la quiebra de la mentalidad sacrifi cial

contrario a lo sucedido en España.

El director del abc no puede sino mostrase contraria-

do por la postura de los españoles. Según Zarzalejos, aque-

llos que han votado masivamente por el cambio y el fi n de la

guerra de Irak no han comprendido que los doscientos dos

muertos y más de mil quinientos heridos del 11-m eran un

sacrifi cio necesario. Esta opinión concuerda con lo que di-

cen todos los manuales sobre manipulación de masas, desde

el clásico de Gustave Le Bon (1895). La estrategia del “ataque

exterior” para reforzar la candidatura belicista tiene mucho

que ver con Clausewitz: un medio de retirar del mapa políti-

co las posturas dialogantes, que se muestran débiles e incon-

gruentes con la realidad de la masacre. También tiene que ver

con René Girard. Este antropólogo francés nos ha mostrado

como el sacrifi cio es un mecanismo mediante el cual un gru-

po homogéneo se cohesiona. No hay un lazo más fuerte que

el que une a las gentes que han participado en un sacrifi cio,

sea un linchamiento (como en el oeste) o sea un sacrifi cio vo-

luntario.

Siguiendo esta lógica (que tiene mucho que ver con cier-to cristianismo), Zarzalejos pretende presentar a las víctimas

del 11-m como gentes “sacrifi cadas en aras de principios y va-

lores…” Esta frase es estremecedora. ¿Sacrifi cadas por quién,

en nombre de que valores? ¿Serán valores contantes y sonan-

tes, valores bursátiles o valores morales? En realidad, califi -

car de sacrifi cio un crimen tan horrendo es darle un tinte casi

mítico, justifi carlo como algo necesario. Sin embargo, para

que un sacrifi cio sea tal, debe ser realizado voluntariamente,

lo cual no es el caso de la mayoría de los obreros e inmigran-

tes que murieron el 11-m.

el isl am en democr acia

Para Zarzalejos, estos valores son, por supuesto, los de la

civilización occidental (y cristiana), que son amenazados por

el fanatismo islámico. Pero esto no es así para la mayoría de

la ciudadanía. La respuesta y constantes muestras de solida-

ridad y de apoyo que en Junta Islámica hemos recibido estos

días es una muestra de que la mentalidad sacrifi cial ha entra-

do en quiebra en España. ¡En la España de los toros y del na-

cionalcatolicismo! Tenía que ser, precisamente, aquí. Así es

la historia, así salen los pueblos de las sombras del monoli-

tismo y la oscuridad de las pulsiones a la luz de la conciencia.

La España plural, de la diversidad cultural y religiosa no es ya

la España de los años cuarenta.

El hecho es que los valores en nombre de los cuales es-

tos trabajadores, obreros e inmigrantes deberían conside-

rarse como “víctimas sacrifi ciales” tienen muy poco que ver

con los valores de esos trabajadores e inmigrantes, algunos

de ellos musulmanes. Así se demostró el 14 de marzo, el día

de la independencia de España, el día en que el “Nunca Más”

a la guerra, la manipulación y la mentira estalló en la cara de

los “grandes estrategas”, el día en que quince millones de es-

pañoles le dijeron un no rotundo al “trío de las Azores” y sus

intereses.

Esta es la verdad del asunto, que rápidamente se trata de

ocultar bajo un presunto enfrentamiento entre un mundo

occidental-civilizado y el mundo islámico. Ya nadie cree eso,

esa estrategia ha fracasado. Más bien, la falacia del choque de

civilizaciones ha servido para que los ciudadanos occidenta-

les conozcamos más a nuestros gobernantes y los entresijos

del sistema.

Justo en el momento en que se denuncia a grandes titula-

El 11-m y la quiebra de la mentalidad sacrifi cial

res el escándalo de la Halliburton y los contratos millonarios

en Irak, cuando el vicepresidente Cheney está siendo acu-

sado de corrupción y es un clamor el hecho de que la gue-

rra de Irak escondía intereses económicos, ¿cómo se atreve

Zarzalejos a presentar a las víctimas de tal perversidad en

“víctimas sacrifi ciales”?

La sociedad española no es tan tonta como a algunos gus-

taría. No se ha dejado engañar por la “guerra por si acaso” ni

por la “cruzada de Bush contra el terrorismo”. No se ha de-

jado engañar por la idea del choque de civilizaciones ideada

por los estrategas del Departamento de Estado americano.

No se ha refugiado en una identidad colectiva, ni en un pa-

triotismo lastimado. Por el contrario, los atentados han sig-

nifi cado el despertar de la España plural, universalista y pa-

cifi sta, que considera tan suyos los muertos de Bagdad como

de Atocha. Se trata de un quiebre de la mentalidad sacrifi cial

en toda regla, del despertar de la conciencia planetaria frente

al patrioterismo ultramontano.

Y sin embargo, Zarzalejos está tranquilo. No importa tan-

to la derrota del PP como el hecho de que la “guerra global”

(el choque de civilizaciones, la idea del occidente amenaza-

do) continúe. En realidad, se espera que el psoe se mantenga

en lo esencial en la línea del pp: militarización contra el te-

rrorismo, colaboración europea en la guerra de Bush, cierre

de fronteras, mantener al pueblo en un estado de terror cons-

tante… El espectáculo debe continuar.

Al fi nal de su editorial en abc, Zarralejos insiste:

“Será importante saber quién perpetró la matanza del

11-m en Madrid, pero lo será mucho más la psicoterapia

colectiva que ante esa guerra larvada que es el terrorismo

el isl am en democr acia

—indiscriminado, cruel, fanático y destructor— habrá

que desarrollar para que la sociedad detecte el origen

del mal y acepte que la defensa de lo que somos y del

futuro depende de un acto de determinación y, eventual-

mente, de sacrifi cio. Y como quiera que corresponderá

al Gobierno socialista abordar esta terapia, no cabe sino

una leal colaboración porque lo que está en juego no es

un partido, ni una idea, ni un proyecto concreto, sino la

convivencia digna y libre en una democracia que debe

zafarse del miedo difuso y paralizante que expanden aquí

y allá estos o aquellos terroristas. Esa ha sido la cuestión

de fondo el 14-m y lo será por años para una sociedad

atenazada inevitablemente por riesgos cada vez más ace-

chantes.”

Según el director del abc, más importante que saber quie-

nes son los autores materiales y los instigadores de la matan-

za de Atocha, el deber del nuevo gobierno es preparar a la

opinión pública española para nuevos sacrifi cios, ejerciendo

una especie de psicoterapia colectiva, para que el pueblo es-

pañol sepa recibir acontecimientos tan trágicos con espíritu

patriótico, como los americanos.

Se trata, por tanto, de restablecer esa mentalidad sacrifi -

cial que entró en quiebra el 11-m. Se trata de transformar a los

españoles e inmigrantes víctimas de los atentados de Atocha

como héroes de las multinacionales norteamericanas. Para

ejercer esta terapia, el propio director de abc ofrece su leal-

tad al gobierno del psoe. Esto está muy bien. Proponemos

que sea el propio Zarralejos quien nos de ejemplo de su es-

píritu sacrifi cial y se inmole (estilo Bonzo o estilo Jesucristo)

en nombre de esos valores (¿bursátiles?) a los cuales siente

tanto apego. A nosotros que nos dejen en paz: no a la guerra

por petróleo, no al servilismo a los intereses de multinacio-

nales que dominan la política mundial.

Nosotros creemos que los sucesos del 11-m no se han dete-

nido todavía. No se trata de la victoria socialista, que es solo

una anécdota o consecuencia menor de los sucesos de es-

tos días, sino de algo mucho más importante: la conciencia

global ha desplazado a la mentalidad sacrifi cial. Ahora todos

los españoles somos ciudadanos del mundo, hemos superado

nuestro pequeña patria y nos vemos abocados a un universo

plural, donde la diversidad es el signo de una creación que

nos desborda. Ahora estamos en la vasta tierra de Al-lâh, la

España cerril y el nacional-catolicismo han sido desplazados

del centro de gravedad, hacia las cavernas de la historia.

El 11-m y la quiebra de la mentalidad sacrifi cial

. el funeral de estado ignoró a las víctimas no católicas del -m

El día 24 de marzo se celebró en la Catedral madrile-

ña de la Almudena un funeral de Estado por las víctimas

del 11-m. A diferencia de los funerales por los atentados de

las Torres Gemelas y de Casablanca, donde estaban repre-

sentadas diferentes confesiones religiosas, el gobierno en

funciones del Partido Popular ha optado por una ceremonia

exclusivamente católica. No se tuvo en ningún momento en

cuenta el carácter plural de las víctimas del 11-m, sus diferen-

tes nacionalidades y creencias.

Ninguna bandera rumana o salvadoreña a media hasta,

ninguna referencia a los protestantes, musulmanes o evan-

gélicos que perecieron en Atocha. El funeral no fue para

los parientes de los tres marroquíes asesinados en Atocha.

Tampoco fue para las víctimas mortales de origen rumano

y confesión ortodoxa que perecieron el 11 de marzo, quie-

nes tampoco han acudido al acto. Estos han tenido que ser

honrados en solitario: una misa en Rumania de la que nadie

habla, un culto in memoriam protestante y un funeral or-

todoxo a las afueras de Madrid. Unos días antes tuvo lugar

en Rabat una celebración interconfesional en honor de las

El funeral de Estado ignoró a las víctimas no católicas del 11-m

víctimas del 11-m. El gobierno marroquí eligió la Catedral de

Rabat como lugar del acto, en una muestra de respeto que el

gobierno español ha devuelto con desprecio.

La decisión de celebrar una misa católica fue recibida in-

mediatamente con consternación por diferentes colectivos.

En una carta remitida al gobierno en funciones, represen-

tantes de las confesiones minoritarias defendieron un fune-

ral no confesional en un recinto civil. La carta viene fi rma-

da por representantes de la comunidad protestante, Mariano

Blázquez, la islámica, Riay Tatary, la judía, Jacobo Israel, y la

adventista, Rafael Calonge. Según el secretario ejecutivo de

la Federación de Entidades Protestantes, Mariano Blázquez,

“los muertos son de distintas religiones o de ninguna… Es la-mentable que un Estado que presume de ser aconfesional or-ganice un funeral católico”.

Tras la jornada de dolor y luto, son muchos los que

se preguntan: ¿cómo puede un Estado que se supone

laico ignorar a los padres de las víctimas no-católicas de

los atentados más sangrantes de su historia reciente? El

resultado de semejante despropósito era evidente: protestas

a viva voz, sillas vacías, descontento, familias excluidas…

Muchas de las víctimas del 11-M han sufrido en la Catedral

de la Almudena del desprecio de un gobierno que privilegia

a la confesión mayoritaria e ignora a las restantes, de una

falta de respeto ante el dolor de los que no comulgan con

sus principios religiosos. La ausencia de pluralismo y de

sensibilidad hacia las minorías que hemos sufrido durante

ocho años quedó refl ejada en el último acto del gobierno

de Aznar.

La decisión del gobierno no ha podido ser más miserable.

el isl am en democr acia

A dos semanas de la terrible tragedia que asoló la estación de

Atocha y destruyó las vidas de tantos ciudadanos, el Estado

español y la Conferencia Episcopal han ofrecido al mundo

una muestra más de su talante exclusivista. Un gobierno y una

Iglesia que permanecen aferrados de manera tan escandalosa

a los valores del nacional catolicismo de la época franquista

no tienen ninguna autoridad moral para celebrar las exe-

quias de las víctimas del 11-m, trabajadores, estudiantes e

inmigrantes en su mayoría. Y muchos de ellos sin papeles,

ninguneados y condenados a la esclavitud y la ilegalidad por

el gobierno.

¿un funeral por las víctimas? Muchos familiares han protestado, pero eso no importa. La

celebración no era para ellos. En el escenario, dos docenas de

obispos con sus uniformes. En primera línea, los políticos y

las autoridades (un puñado de jefes de Estado), que poco

dolor sienten realmente. La mayoría de ellos presentes por

motivos políticos y de protocolo. En segundo plano, las

familias de las víctimas, ninguneados y relegados a la parte

trasera de la catedral de la Almudena. ¿Para quién se celebra-

ba el funeral? ¿No es la muerte aquello que arrasa con todas

las jerarquías y los escalafones, que nos iguala ante nuestro

destino común de criaturas?

El mismo día de la ceremonia, la cadena Ser entrevistó a

varios familiares de las víctimas, que expresaron su indigna-

ción ante el hecho de que varios de los culpables de la inva-

sión de Irak (Blair, Aznar y Colin Powel) asistieran al fune-

ral de sus seres queridos: “Me niego a compartir mi dolor con los verdugos”, manifestaba indignada una joven. Rabia ante la

El funeral de Estado ignoró a las víctimas no católicas del 11-m

insultante presencia de tantos políticos involucrados en la

guerra de Irak, y responsables de las muertes de civiles tan

inocentes como los de Atocha. El cinismo ha invadido de tal

modo la política que ya no queda espacio para nada más. Al

día siguiente de asistir a los funerales, Tony Blair se entrevis-

taba con Gadafi . Tras tantos años de ser llamado terrorista,

ahora parece que ha llegado a un acuerdo comercial con la

Shell, y eso es lo que cuenta.

El funeral de la Almudena, más allá de su emotividad y de

los gestos de humanidad mostrados por la familia real, que-

dará como uno de los signos más vergonzosos de un periodo

vergonzoso, donde la libertad religiosa que la Constitución

garantiza fue secuestrada por un gobierno que ha favorecido

de manera ostentosa al nacional catolicismo de corte funda-

mentalista y antidemocrático.

Quedará también en nuestra memoria el gesto de ese va-

liente ciudadano que se atrevió a encarar al ex-presidente del

gobierno en medio de la Catedral: “¡Señor Aznar, le hago res-ponsable de la muerte de mi hijo!”. Un grito que constituye

un testimonio de verdad en medio de la escenifi cación y de

la manipulación de la tragedia. Según la gráfi ca descripción

del diario El Mundo, a la salida de la catedral, “Aznar camina-ba literalmente detrás de los pasos del Rey Juan Carlos, como buscando su protección y escapando a los posibles abucheos de los presentes”.

El funeral de la Almudena no fue por las víctimas del 11-

M ni por sus familiares, relegados a un segundo plano, tras

la intrusión de las “personalidades”. En su despedida a los

asistentes, el Arzobispo de Madrid Rouco Varela ni siquiera

los mencionó. Sólo se dirigía a los políticos y a los obispos.

el isl am en democr acia

Mucha mención del Papa Juan Pablo ii, y muy poco respeto

hacia las víctimas.

una homilía para alimentar el odioLa lógica de la exclusión y del enfrentamiento presidió la ho-

milía de Rouco Varela. Según dijo, los terroristas “buscan mi-nar las raíces cristianas de nuestras sociedades”. Semejante

despropósito —más propio de un propagandista que de un

sacerdote— quiere ignorar la realidad de la tragedia, trans-

formarla en un hecho mediático y manipulable. Se trata de

unifi car a todos los muertos y ponerlos al servicio de una sola

causa: la del propio Rouco Varela, que se presenta como por-

tavoz de los valores (cristianos) que (supuestamente) fueron

atacados el 11-m. Sin embargo, el atentado no asoló ninguna

Iglesia, ninguna concentración cristiana ni católica, sino que

se cebó en la vida de los más desfavorecidos, de los obreros,

estudiantes e inmigrantes, muchos de ellos sin papeles.

El funeral de Estado, que debía honrar a todas las vícti-

mas y consolar a sus familiares y allegados, no logró tal cosa.

Por el contrario, la escenifi cación y la homilía del Arzobispo

de Madrid tuvieron como objetivo apropiarse de las muer-

tes y hacer de ellas un instrumento para su discurso. Una y

otra vez mencionó al jefe del Estado Vaticano, que nada tiene

que ver con los atentados, y se refi rió a las muestras de soli-

daridad llegadas de “todo el orbe católico”, sin mencionar las

llegadas de otros ámbitos. Una y otra vez se refi rió a la “co-

munión eclesial” y a “la Eucaristía”, al “sacrifi cio de la vida de

nuestros hermanos”, a “la esperanza cristiana”, dejando fuera

a gran parte de los afectados.

Todo esto es lamentable, pues la propia Iglesia posee her-

mosos argumentos que debieron ser utilizados. Una vez to-

mada la errónea decisión de realizar un funeral católico,

Rouco Varela debió optar por una homilía de carácter ecu-

ménico, en la línea del Concilio Vaticano ii, mencionando las

víctimas de las distintas religiones y nacionalidades, refi rién-

dose al carácter sagrado de la vida, y evitando todo lenguaje

sectario. Lejos de eso, el Arzobispo de Madrid utilizó el esce-

nario para reiterar el discurso pre-conciliar de la Iglesia, para

mostrar al mundo su rostro más rancio y obsoleto.

Muchos ciudadanos se indignaron ante el intento de utili-

zación electoral del atentado por parte del gobierno. Ahora,

el escándalo es mayor, si cabe: la propia Iglesia Católica espa-

ñola manipula e insulta a los familiares de aquellos que mu-

rieron fuera del seno de la Iglesia, como si su memoria no

mereciese si quiera una mención, como si no hubieran sido

víctimas de la misma barbarie, del mismo terrorismo.

Cuando el presidente de la Conferencia Episcopal dice co-

sas tan oscuras como “¿Cuándo y cómo se puede hablar veraz-mente de amor? Cuando se mira a Cristo clavado en la Cruz”, nos ponemos a temblar. ¿Sólo hay amor verdadero cuando se

mira a la cruz? ¿Los que no miramos a la cruz no somos ca-

paces de amar con ese amor verdadero que distingue a los ca-

tólicos? Frases tan sectarias como estas están fuera de lugar

en una ceremonia de Estado, y aún más cuando sabemos que

muchas de las víctimas no comulgaban con la Iglesia.

¿Qué habrán sentido ante esta homilía los padres, los fa-

miliares y los allegados de Osama al-Amrati o de Oleksandr

Kladkovoy? Porque estos son algunos nombres de las vícti-

mas del 11-m, de las verdaderas víctimas, vidas humanas rea-

les y concretas, en su diversidad y su especifi cidad, no sus-

El funeral de Estado ignoró a las víctimas no católicas del 11-m

el isl am en democr acia

ceptibles de ser convertidas en un ente mediático al servi-

cio de ningunos intereses. Estos son algunos nombres de los

excluidos de la ceremonia, aquellos a los cuales el Estado es-

pañol y su Iglesia no consideran dignos de ser honrados al

mismo rango que las víctimas católicas (¿los “verdaderos

españoles”?).

¿Cómo puede uno llamarse a si mismo cristiano, llenar-

se la boca con la palabra amor y despreciar el dolor de los

que no comulgan con la Iglesia? ¿Fue el panfl eto de Rouco

Varela una muestra de ese amor? ¿Cómo la Iglesia española

permite que un personaje tan siniestro la represente al más

alto nivel? La Iglesia Católica debería exigir a sus represen-

tantes que aprendan los mínimos modales precisos para no

andar enturbiando la convivencia en cada una de sus decla-

raciones, unos modales de los cuales Rouco Varela carece por

completo.

En su despedida, ni siquiera mencionó a los familiares de

las víctimas, tan sólo se dirigió a los obispos, al nuncio papal

y a las personalidades asistentes. Estos son los que le dan de

comer, los verdaderos destinatarios de su homilía. ¿Qué le

importa a Rouco Varela el dolor de las familias? Después de

su homilía, algunos pensarán que lo único que le importa es

seguir recibiendo los millones de euros que el Estado español

regala a la Iglesia cada año. Esta es nuestra historia, de la cual

permanecemos atrapados.

. ¿yihad en madrid?

Publicado en El País, 7/04/2004.

En principio, consideramos que una discusión

sobre el Qur’án está fuera de lugar en un diario. Resulta

inapropiado citar a la ligera unos textos que han sido obje-

to de multitud de exégesis, y que forman parte del patrimo-

nio de la humanidad. Ante la gravedad de las acusaciones

vertidas hacia el islam en su conjunto por Antonio Elorza en

las páginas de El País (Yihad en Madrid, edición del 18 de

marzo), no tenemos más remedio que realizar las siguientes

puntualizaciones. En concreto, el señor Elorza se ha referido

a los versículos donde se autoriza a los musulmanes a com-

batir, como una muestra del carácter violento del islam. Sin

entrar en detalles, señalamos lo siguiente:

Literalmente, en los primeros años de su predicación,

Muhámmad realizó el ideal cristiano de poner la otra mejilla.

Las descripciones de tortura y persecución sufridas por los

musulmanes en Meca son desgarradoras. Cuando le pedían

permiso para defenderse, Muhámmad contestaba: “No se me

ha ordenado combatir”.

El Qur’án es explícito al respecto: responde a una mala

el isl am en democr acia

acción con una buena y aquel que era tu enemigo será tu ami-

go (ver Qur’án 13 / 22 y 23 / 96). De ahí las exhortaciones a

ser pacientes en la adversidad. Dios está siempre con los per-

seguidos.

Este periodo abarca la mayor parte de la vida de Muhámmad,

e incluye un intento de asesinato contra él. Sólo tras la emi-

gración a Medina, y cuando la comunidad en su conjunto se

ve amenazada, se produce la revelación de los versículos don-

de se autoriza a los musulmanes a combatir. El texto no tiene

desperdicio para aquellos que piensan que el islam es una re-

ligión fanática que no admite la libertad de cultos.

“Les está permitido combatir a aquellos que son vícti-mas de una agresión injusta -y, ciertamente, Dios tiene poder para auxiliarles. Aquellos que han sido expulsa-dos de sus hogares, contra todo derecho, sólo por haber dicho: ‘¡Nuestro Sustentador es Dios!’. Pues, si Dios no hubiera permitido que la gente se de-fendiera a sí misma unos contra otros, los monasterios, iglesias, sinagogas y mezquitas -en los cuales se men-ciona el nombre de Dios en abundancia- habrían sido destruidos”.

qur’án 22 / 39-40

Esta revelación permitió a los musulmanes defenderse ante

las agresiones, pero sólo en el caso de ser previamente ataca-

dos. Esta es la base del concepto del “yihad menor” (el “yi-

had mayor” es el esfuerzo espiritual por la superación). Los

argumentos para justifi car el derecho a la defensa son muy

modernos: lucha contra la tiranía y defensa de la libertad re-

ligiosa. Los musulmanes, tal y como afi rman tanto el Qur’án

¿Yihad en Madrid?

como los hadices como todas las escuelas jurídicas del islam,

sólo pueden combatir en caso de legítima defensa, y sólo

hasta que los enemigos abandonen las hostilidades:

“Por tanto, combatidles hasta que cese la opresión y la adoración esté consagrada por entero a Dios; pero si cesan, deben acabar todas las hostilidades”.

qur’án 2 / 193

Esto es lo que afi rma el pasaje citado por Elorza, aunque

nuestro catedrático se ha eliminado la primera parte de la

aleya y ha obviado las aleyas siguientes, con lo cual el sentido

original se pierde.

En todo el Qur’án no existe ni una sola aleya que hable del

yihad para convertir a “los infi eles”. Por lo demás, el término

“infi eles” es una traducción más que dudosa del árabe kufar,

que ha dado palabras como el maltés kiefer (cruel) o el fran-

cés cafard (traidor, hipócrita). En castellano tenemos la pa-

labra cafre: alguien zafi o, bárbaro y cruel. Ninguna de estas

palabras tiene connotaciones religiosas. De hecho, hay cafres

en todas partes, y cuando se unen y atacan, la única opción

es combatirlos. Esto se parece bastante a la idea de la “gue-

rra justa” de la Iglesia, pero muy poco a la “guerra preventi-

va” de Bush.

Por otra parte, existen una serie de límites y condiciones

impuestos por la tradición en el ejercicio del “yihad menor”.

Por ejemplo, desde el punto de vista de la Sharia, está total-

mente prohibido matar no combatientes, incluidos criados,

niños, mujeres, ancianos, monjes, ermitaños, comerciantes,

locos, ciegos o impedidos. Está prohibido torturar enemigos

o mutilar sus cuerpos. Además, están prohibidas acciones

el isl am en democr acia

como las de talar árboles frutales, destruir edifi cios, disper-

sar abejas…

En el momento en que algún grupo musulmán pretenda

utilizar el concepto del yihad para atacar civiles, está mani-

pulando las palabras y engañando a sus correligionarios. Los

terroristas no son musulmanes, y aún menos ortodoxos. En

ninguna escuela jurídica de la historia del islam acciones de

este tipo han estado permitidas. Un atentado como el del 11-

m está tan lejos de los valores del islam como pueda estarlo

del budismo. Cualquier otra consideración esta fuera de lu-

gar.

Mucho más grave, por falsa y difamatoria, es la preten-

sión de que el profeta Muhámmad hubiese cometido “crí-

menes contra la humanidad”. En concreto, Antonio Elorza

se refi ere al pretendido “exterminio de los Banu Quraiza”.

Sencillamente, esto es una infamia. Esta historia está tomada

de la Sira de Ibn Ishaq, un hombre que vivió 145 años después

de los sucesos y fue denunciado como “mentiroso” e “impos-

tor” por el gran jurista Imam Malik, su contemporáneo y

fundador de la escuela jurídica mayoritaria en el Magreb. En

1976, el Journal of the Royal Asiatic Society de Gran Bretaña

e Irlanda refutó esta leyenda por proceder de fuentes histo-

riográfi cas más que discutibles.

Volviendo al 11-m, sugerimos a Antonio Elorza que es-

pere a la fi nalización del caso, cuando se den por termina-

das las investigaciones y se celebre el correspondiente juicio.

Mientras tanto, especular sobre lo que dice el Qur’án de una

manera tan sesgada no puede contribuir mucho a aclarar las

cosas, y aún menos lanzar semejante calumnia contra el pro-

feta Muhámmad, que la paz sea con él. Esto sólo sirve para

sembrar la confusión y el odio entre los lectores poco infor-

mados, lo cual no es muy cívico en estas circunstancias.

Tras los salvajes atentados del 11-m, cuando los musulma-

nes sentimos como un deber el colaborar en la lucha contra

el terrorismo, declaraciones como estas no pueden sino difi -

cultar las cosas. ¿Cómo se pretende recabar nuestra colabo-

ración en una lucha que constantemente se confunde con el

discurso de la islamofobia? Mientras no cesen estas confu-

siones y se siga hablando de “terrorismo islámico”, no logra-

remos aislar a los verdaderos terroristas.

Creemos que es el momento de refl exionar y de que nos

demos cuenta del absurdo de seguir propagando calumnias

de este tipo. Un catedrático de la talla de Antonio Elorza saca

una aleya coránica de contexto y escribe que el profeta del

islam cometió “crímenes contra la humanidad”, y a nadie le

sorprende. No podemos sino “rasgarnos las vestiduras”, una

vez más denigrados en nuestras convicciones, como si el in-

sulto hacia los musulmanes fuese una costumbre. Si palabras

semejantes fuesen escritas sobre Buda o sobre Jesucristo, que

la paz sea con ellos, no serían publicadas.

A Antonio Elorza no le disculpa su ignorancia. El hecho

de citar una aleya coránica mutilando su primera parte para

tergiversar su sentido y afi rmar que el islam es esencialmen-

te violento, y que los terroristas son “ortodoxos”, solo puede

ser considerado como un fraude intelectual destinado a pro-

pagar la islamofobia.

Sugerir un islam sin yihad es tan absurdo como sugerir un

budismo sin meditación, una democracia sin elecciones o un

cristianismo sin sacrifi cio. La noción del yihad no se aplica

únicamente a la guerra defensiva. Existe también un yihad

¿Yihad en Madrid?

el isl am en democr acia

del conocimiento, el cual nos es muy necesario. La palabra

árabe yihad signifi ca esfuerzo, y dif ícilmente puede ser des-

terrada de los diccionarios. Sugerimos a nuestro catedrático

que, antes de realizar sugerencias tan peregrinas, traduzca

las palabras: ¿cómo podríamos pensar un sometimiento a la

Realidad Única (islam) sin el consiguiente esfuerzo por supe-

rarnos (yihad)?

. a propósito del islam en el espacio laico

Publicado en El País, 19/04/2004

A veces sentimos que la cercanía nos aleja. Hay quien

insiste en califi car al islam como una religión violenta y

expansiva con el fi n de evitar la propagación del fundamen-

talismo. Nosotros defendemos una visión no violenta del

islam con el mismo objeto. Así pues, ¿cuál es la disputa? Más

que discutir sobre cuestiones espirituales, será mejor que

colaboremos en la tarea de denunciar la difusión de las in-

terpretaciones violentas del islam. Este es el único medio de

aislar a los terroristas, negando toda legitimidad a sus inter-

pretaciones.

Al afi rmar que el yihad es solo defensivo (en base al Qur’án,

a la Sunna y a una tradición jurídica de siglos), no estamos

cerrando fi las ni escurriendo el bulto, sino descalifi cando a

aquellos que pretenden ampararse en el islam para cometer

actos abominables como los de Atocha, que repugnan a lo

más profundo del ser humano. Con esto, pretendemos des-

legitimar la instrumentalización política del yihad, que tan-

to daño está haciendo, y que choca con las convicciones de la

el isl am en democr acia

inmensa mayoría de los musulmanes.

Los que insisten en califi car al islam como una religión

violenta están legitimando las reivindicaciones de los terro-

ristas. Los argumentos de la islamofóbia y del terrorismo se

confunden, como en un espejo. Exactamente la misma visión

maniquea que caracteriza al fundamentalismo alimenta los

discursos de aquellos que pretenden demonizar al islam en

su conjunto. En uno y otro caso, se trata de hacernos creer

que el islam y la modernidad son incompatibles, se nos quie-

re hacer ver que el islam defi ende la segregación de la mujer y

otras abominaciones. Si esto fuera así, ¿puede alguien expli-

car porque el islam crece en occidente? Y no solo a causa de

la inmigración, sino por el fenómeno de los conversos, la ma-

yoría de ellos gente con estudios y profesiones liberales.

Desde los diferentes soportes comunicativos de Junta

Islámica (la revista Verde Islam y la página digital webis-

lam.com) hemos tratado de defender una visión del islam de

acuerdo con los valores democráticos. Hemos escrito sobre

islam y laicismo, islam y derechos humanos, nos hemos posi-

cionado contra los malos tratos, la lapidación, la discrimina-

ción de la mujer. Hemos denunciado la condena de la apos-

tasía como contraria a la libertad de conciencia prescrita por

Al-lâh. Hemos defendido el laicismo como el único mode-

lo que garantiza la pluralidad religiosa, recogida asimismo

en el Qur’án como un valor ineludible. Hemos denunciado

los casos de discriminación contra no musulmanes en paí-

ses de mayoría musulmana, por ser contrarios al Qur’án y a

la Sunna.

En estos y otros temas, nuestros posicionamientos han sido

tajantes. Tras la publicación del libro del imam de Fuengirola,

condenamos los malos tratos a la mujer como contrarios al

islam, y denunciamos el contenido de este libro. La conde-

na del imam de Fuengirola por apología a los malos tratos

se produjo gracias a la intervención ante el juez de algunos

miembros o colaboradores de Junta Islámica. Tal y como re-

coge la sentencia, nadie puede ampararse en sus principios

religiosos para defender prácticas contrarias a la legalidad vi-

gente.

Denunciamos los casos de mujeres amenazadas por la la-

pidación en Nigeria, y enviamos una carta al juez del tribu-

nal islámico de Zamfara para tratar de parar esa barbarie.

Enviamos una carta pública a la embajada de Arabia Saudí

pidiendo la abolición de la lapidación en ese país, una prácti-

ca contraria al Qur’án, tal y como hemos demostrado en un

riguroso estudio.

Durante todos estos años de trabajo y de estudio del islam

en sus fuentes, hemos sufrido amenazas de grupos neonazis,

y hemos sido atacados por otros musulmanes que pretenden

erigirse en “ortodoxia” dentro de una vía espiritual que no la

admite. Nuestra independencia y deseo de recorrer el cami-

no del islam en libertad y al margen de las ingerencias extran-

jeras nos ha reportado la enemistad de aquellos que se erigen

en “guardianes de la tradición”, pero que en verdad reciben su

sueldo de países donde la libertad de conciencia es descono-

cida. A causa de nuestra independencia, hemos sido califi ca-

dos como herejes e hipócritas.

Es nuestra vivencia del islam la que nos lleva a considerar

que los fundamentalistas no son musulmanes. Muhámmad

(saws) dijo que el peor enemigo del islam es el extremismo.

Sin moderación y equilibrio no hay islam. La práctica del is-

A propósito del islam en el espacio laico

el isl am en democr acia

lam pacifi ca al ser humano. Esta es la tradición que nosotros

tratamos de seguir, la que siguen la mayoría de los musulma-

nes. El islam no está en las proclamas de los radicales, sino

en la intimidad de los hogares: hospitalidad, sencillez, gene-

rosidad, belleza. Como dice el hadiz, Dios es bello y ama la

belleza.

En vez de discutir, lo que pedimos es que se apoye al is-

lam compatible con los más preciosos valores de la moderni-

dad (derechos humanos, libertad de conciencia, democracia)

frente a todos aquellos que tratan de convencernos —desde

dentro y desde fuera— de que el islam es una religión bárba-

ra y retrógrada.

Lo que necesitamos no es a ningún arabista que nos diga lo

que es el islam. Lo que necesitamos es que el islam genuino

que defendemos sea apoyado por las instituciones democrá-

ticas. Necesitamos que las instituciones se comprometan en

el desarrollo de la libertad religiosa. Necesitamos una políti-

ca de integración seria, que lleguen a España las campañas

contra la islamofóbia emprendidas por la Unión Europea.

Necesitamos esto para lograr el objetivo de la plena integra-

ción de los musulmanes, y lograr esa España plural que cons-

tituye un anhelo para la mayoría de los ciudadanos.

La colaboración de toda la sociedad contra la islamofóbia

es imprescindible. Porque la islamofóbia es en la actualidad

el peor enemigo de democracia, el argumento que hace

crecer a la extrema derecha en toda Europa. La lucha contra

el terrorismo y el fundamentalismo es la lucha contra el

avance del fascismo. Sin queremos que la Europa plural

triunfe frente a todo fundamentalismo, no olvidemos esto.

. un debate con antonio elorza

En los últimos días hemos vivido un debate apasio-

nado. El tema es recurrente, por desgracia. En diferentes

escritos aparecidos en el diario El País, el catedrático de dere-

cho político de la Universidad Complutense Antonio Elorza

se refería al islam como una religión violenta, e insistía en ca-

lifi car a los terroristas como “musulmanes ortodoxos”.

Junto a Mansur Escudero, enviamos nuestra respuesta,

[¿Yihad en Madrid?, publicada en El País el 7 de abril]. En ella

lo califi cábamos de ignorante y de propagar la islamofóbia, y

nos quejábamos de ver señalado a Muhámmad con palabras

hirientes. Dejamos claro que tanto en el Qur’án como en la

tradición jurídica, el término yihad solo tiene carácter defen-

sivo, y está sujeto a fuertes limitaciones. No se puede hablar

de yihad en relación al terrorismo, donde mueren civiles ino-

centes. Los terroristas no son musulmanes.

El pasado martes trece, sucedió que la cadena cope nos

invitó a participar en un debate televisivo. Y ahí me tienen,

cara a cara ante Antonio Elorza, ante las cámaras, para hablar

sobre “el islam y la violencia”.

Durante la confrontación, uno y otro explicamos a la au-

diencia nuestros puntos de vista. Fue un debate franco, mo-

el isl am en democr acia

derado. Elorza reconoce que el islam tiene grandes virtu-

des, hizo la alabanza de lo que califi ca como “islam de Meka”,

la primera etapa de su predicación, antes de que hiciese su

aparición “el profeta armado”. Esta imagen es la que más

choca a la conciencia de los españoles, quienes lo descono-

cen todo sobre la vida de Muhámmad, su carácter de maestro

espiritual por encima de todo. Lo que desconcierta es que no

responde a los tópicos del santo, ni del asceta que se aparta

del mundo y de sus semejantes. Muhámmad construyó una

comunidad, y recibió permiso para defenderla de los agreso-

res. Tal y como dice el Qur’án:

“Si Dios no hubiera permitido a la gente que se defendiera, los monasterios, iglesias, sinagogas y mezquitas —en los cuales se invoca el Nombre de Dios en abundancia— ha-brían sido destruidos.”

qur’án, 22/40

No se puede decir que llegásemos a un acuerdo. Elorza si-

gue en sus trece, a pesar de las evidencias. Llegó a decir que

Muhámmad (saws) tenía las “manos manchadas de sangre”…

que Al-lâh lo perdone. En el intento de demostrar que el

islam alienta el fanatismo, todo vale, a despecho de lo que

diga el Qur’án y del propio comportamiento del profeta.

Resulta curioso como ciertos arabistas coinciden pun-

to por punto con los terroristas en su defi nición del yi-

had. En cierto sentido, se miran al espejo. ¿Cómo es posi-

ble esta identifi cación? Creo que es el resultado de años de

orien-talismo, de una tradición académica que ha propaga-

do una defi nición interesada del islam, puesta al servicio de

la empresa colonizadora. Para esto, nos remitimos a la obra

de Edward Said.

Este debate me ha dejado una certeza. Los musulmanes te-

nemos que hablar, responder, participar en los debates. Hay

que dialogar incluso con nuestros enemigos, y especialmen-

te con aquellos que son capaces de reconocer la grandeza del

islam, aún desde la perspectiva crítica del arabista.

Tenemos derecho a quejarnos cuando se acusa al islam

en su conjunto, y más cuando se calumnia a Muhámmad de

una manera tan afrentosa. Sin embargo, debemos ser capa-

ces de reconocer la parte de verdad que existe en su discurso.

Antonio Elorza tiene razón cuando nos enseña un libro so-

bre el yihad comprado junto a una gran mezquita en Londres,

en el cual se apela sin equívocos a “combatir hasta convertir

a todos los infi eles”. Tiene razón cuando señala hacia aquellos

que se otorgan el derecho a decidir sobre la condición inter-

na de los hombres, violando lo más sagrado, propagando el

odio y la violencia.

¿Qué infi eles, quienes son los infi eles sino aquellos que

traicionan el Mensaje del Qur’án, que propagan una visión

tan perversa del islam? Si queremos combatir la islamofó-

bia, debemos desenmascarar en primer lugar a aquellos que

la propagan, a esos hipócritas que se amparan en el nombre

del islam para cometer actos abominables. Estos son nues-

tros enemigos. Elorza terminó haciendo un alegato: “hay que

dignifi car el islam”, dijo, y otorgarle en nuestra sociedad el lu-

gar que se merece, como segunda religión en España en nú-

mero de seguidores.

Al fi nal, una cosa se hizo evidente. No estábamos tan

lejos como parecía. Simplemente, se trata de dejar a un lado

Un debate con Antonio Elorza

el isl am en democr acia

las discusiones teológicas de tipo esencialista, y centrarse en

la realidad que nos rodea. España necesita una política de

integración seria y profunda, que logre sacar de las catacum-

bas a los musulmanes, demostrarles que no son ciudadanos

de segunda.

Desde aquí, quiero pedir públicamente perdón a Antonio

Elorza. No es un ignorante. Se trata de un hombre que se pre-

ocupa por las cosas que suceden en su país, que trata de inda-

gar las causas de la violencia que ha golpeado a España.

En este contexto, nos atrevemos a pedirle algo, tanto a él

como a aquellos que se dedican a escribir sobre el islam en

castellano. Que sean extremadamente cuidadosos. En mu-

chas ocasiones, cuando se generaliza de manera negativa

sobre el islam y los musulmanes, nos vemos situados en una

postura defensiva. Esto nos enfrenta y no nos ayuda en la

tarea de desenmascarar a los violentos.

Sobretodo, que sean cuidadosos en la manera con la que

se refi eren a Muhámmad, maestro de sabiduría para más de

mil millones de personas. Si se trata de combatir los extre-

mismos, la mejor manera no es herir los sentimientos de to-

dos los musulmanes.

. fatwa contra ben laden: el impacto mediático

El impacto de la fatwa contra el terrorismo emitida el

jueves 10 de marzo del 2005 por la Comisión Islámica de

España (cie) está superando toda expectativa. La fatwa, fi r-

mada por el Secretario General de la cie, Mansur Escudero,

declara que Bin Laden y todos aquellos que invoquen el islam

para cometer actos terroristas han abandonado el islam y no

deben ser considerados como musulmanes. Después de una

prolija “aclaración doctrinal”, se ofrecen las siguientes con-

clusiones:

“Por todo lo cual, tenemos a bien declarar la siguiente

resolución:

1. Que el Islam rechaza el terrorismo en todas sus manifes-

ta ciones, ya se trate de la muerte o el daño a seres huma-

nos inocentes o a sus propiedades.

2. Que el Islam es la principal víctima de los atentados

terroristas realizados por algunos grupos que falsamen-

te se autodenominan “islámicos”, por cuanto que tales

atentados no sólo se cobran la vida de numerosos mu-

el isl am en democr acia

sulmanes, sino que también dañan la imagen del Islam,

hacen crecer los sentimientos de islamofobia y sirven a

los intereses de sus enemigos.

3. Que estos grupos tratan de encubrir su extravío a tra-

vés de interpretaciones falseadas y manipuladas de los

textos sagrados, en un intento de ganarse apoyos entre

los musulmanes o conseguir nuevos adeptos.

4. Que aquellos que cometen actos terroristas violan las

ense ñan zas coránicas más básicas y se convierten así en

apostatas que han abandonado el Islam.

5. Que es deber de todo musulmán luchar activamen-

te contra el terrorismo, en consonancia con el mandato

coránico que establece la obligación de impedir que se

extienda la corrupción en la tierra.”

En el ámbito francófono, la noticia apareció en pri-

mer lugar en France Press, de donde la tomaron los prin-

cipales periódicos franceses: Le Monde, Le Figaro, Nouvel

Observateur, Libération, L’Express, Le Point. Otros medios

francófonos son Tribune de Genève, Le Soir, Radio-Canada,

Proche-Orient.info, tf1, France 3, Yabiladi, tv5, etc. Una

búsqueda en Internet nos da un total de más de cien medios

de habla francesa, y esto 4 días después de ser publicada.

Las agencias Reuters y Associated Press difundieron la

noticia en inglés el jueves 10 de marzo. Desde entonces hasta

ahora (lunes 14), más de dos centenares de medios editados

en inglés han recogido la noticia, entre ellos varias televisio-

nes y los periódicos de mayor tirada:

Fatwa contra ben Laden: el impacto mediático

bbc News, abc News, Fox News, Th e Guardian, Los

Angeles Times, Th e New York Times, San Francisco Gate,

New York Post, Newsday, Th e Washington Times, San

Francisco Chronicle, Houston Chronicle, Daily Telegraph,

Times Online, Daily Times, Chicago Tribune, Christian

Today, Hindustan Times, Toronto Star, Moscow Times,

China Daily, y un largo etcétera. En general, puede decirse

que la noticia ha sido recogida por periódicos de todos los

estados de eeuu.

Entre las páginas web de carácter islámico que han

recogido la noticia, hay que señalar la Muslim American

Society, Islamicity, Islam Online y al-Jazeera, además de

diferentes periódicos en inglés o francés de Túnez, Egipto,

Pakistán, Malasia, Marruecos, Algeria, Arabia Saudí o

Turquía, tales como Sahara Marocain, Yabiladi, Algerie-dz,

L´Economiste, Berita Minggu, Arab News, Zaman y el

Journal of Turkish News.

En algunas informaciones internacionales sobre la con-

memoración de los atentados del 11 de Marzo en España, la

fatwa ha sido considerada más relevante que la presencia de

16 jefes de Estado.

A esta amplia difusión ha contribuido decisivamente la

entrevista realizada a Mansur Escudero por la cnn, que fue

retransmitida el mismo viernes 11 de marzo.

Como curiosidad, en el artículo de Th e Guardian se co-

menta con extrañeza que los dirigentes de la cie no fuesen

invitados a los actos de conmemoración del 11-m, aunque

esto no es tan extraño si se tiene en cuenta que los actos cul-

minaron con una misa católica, ignorando el carácter multi-

religioso de las víctimas.

el isl am en democr acia

El impacto que ha causado la fatwa en los eeuu puede ca-

librase por el número de menciones en blogs. En el buscador

Technorati, al picar “bin Laden fatwa” aparece 960 interven-

ciones. Muchas de ellas son seguidas de réplicas y comenta-

rios, de modo que es imposible hacerse siquiera una idea del

alcance del debate generado. Estos foros nos ayudan a com-

prender los motivos de esta difusión, y la euforia que ha pro-

ducido entre los internautas norteamericanos. Algunas de

las preguntas más frecuentes son: ¿Porqué nadie había he-

cho esto antes? ¿Porqué las organizaciones islámicas de los

eeuu no hicieron lo mismo tras el 11-s?

Por el contrario, la difusión en España puede califi carse

de discreta. Fue recogida de forma muy escueta en El País,

El Mundo y La Vanguardia, y algo más amplia en el Diario

Vasco, La Nueva España, Diario de Navarra, Alto Aragón y

Sur Digital. En El Periódico de Cataluña la información apa-

rece citada a partir de la cnn, a pesar de haber sido difundida

con anterioridad por agencias españolas. Solo La Vanguardia

ha dedicado un artículo específi co a resaltar el impacto de

la fatwa en todo el mundo. En América Latina, la noticia

fue publicada en diarios como el Universal, La Crónica de

Hoy, La Jornada (México), el Tiempo (Colombia), La Nación

(Argentina), El Mercurio (Chile), Diario Potosí (Bolivia) y

muchos otros.

La recepción por parte de los colectivos musulmanes en

España puede considerarse como positiva. Tal y como rela-

ta un artículo de abc, Mansur Escudero presentó el texto el

mismo viernes 11 de Marzo al Centro Islámico de Madrid

(mezquita de la m-30, fi nanciada por Arabia saudí), siendo

bien acogida. Sheij Munir, imam de la m-30, citó fragmentos

Fatwa contra ben Laden: el impacto mediático

de la fatwa en su jutba, incluidos aquellos donde se afi rma

que Bin Laden y los terroristas “no son musulmanes”.

Según al-Jazeera, también el diputado socialista en el par-

lamento catalán, Muhámmad Chaib, ha apoyado la fatwa,

aunque añadiendo que la prioridad de la comunidad mu-

sulmana es integrarse, y no hacer declaraciones políticas…

un comentario un tanto extraño por parte de un inmigrante

marroquí metido a político.

El impacto mediático merece meditarse. Dado que exis-

ten numerosas declaraciones semejantes condenando el te-

rrorismo, su carácter específi co radica en su califi cación de

apóstata a Bin Laden. Esto es, precisamente, lo que parece

dudoso al redactor de Islamonline. Después de destacar que

“representa la primera condena mayor de Bin Laden por una organización islámica de primer orden”, matiza:

“Muchos sabios y población han denunciado los aten-

tados de Madrid, que mataron a 191 personas, y los ata-

ques del 11 de septiembre, y también han condenado a

al-Qaeda. Pero ellos se han guardado de declarar a Bin

Laden apostata o fuera del islam.”

A continuación, se citan varias opiniones críticas sobre el

hecho de considerar kafi r a un musulmán, como la fatwa de

Sheikh Faysal Mawlawi, del European Council for Fatwa and

Research:

“Los juristas opinan de forma unánime que la apostasía

consiste en negar el Mensaje (o cualquiera de sus ense-

ñanzas) del profeta Muhámmad (paz y bendiciones). Y

que el cometer pecados, por muy graves que estos sean,

no puede ser considerado apostasía.”

el isl am en democr acia

Según el mufti egipcio Ali Jum’ah, califi car a Bin Laden

como terrorista es una cuestión legal y no religiosa: “Es me-jor que la decisión sobre semejante materia sea dejada a una judicatura imparcial”. Curiosa opinión por parte de un muf-

ti, que se reconoce parcial sobre este punto. Finalmente,

Islamonline cita a Imam Ahmad [ibn Hanbal], fundador

de una de las grandes escuelas de jurisprudencia islámi-

ca, allá en el siglo x: “Condenar, declarar o castigar a al-guien como kafi r (apostata) es algo restringido a Al-lâh y Su Mensajero.”

Esta opinión, por otro lado, contrasta con la defensa que

se hace en otros textos publicados en Islamonline, según los

cuales la apostasía debe ser condenada con la muerte. En las

biograf ías de ibn Hanbal es habitual leer su opinión según

la cual quien afi rma que el Qur’án es creado no es musul-

mán (Ibn Qutayba). Resulta extraño que se considere acep-

table declarar a alguien kafi r o no-musulmán por cuestiones

metaf ísicas abstractas, y se tengan tantos miramientos en el

caso de la muerte indiscriminada de civiles.

Según Yusuf Qaradawi, “el término Kufr es también usado para referirse a una transgresión que se acerca a un total re-chazo del islam y no pueda distinguirse de un rechazo y nega-ción de Al-lâh y su Mensajero” (Islamic Awakening Between

Rejection and Extremism).

Al fi nal de nuestro recorrido, queda en pie una pregun-

ta: ¿por qué el impacto mediático de la fatwa? En los foros y

diferentes artículos, se destaca una y otra vez que esta es la

primera vez que una organización del calibre de la cie de-

clara apostata a Bin Laden, y a todos aquellos que cometen

actos terroristas en nombre del islam. Esta declaración rom-

Fatwa contra ben Laden: el impacto mediático

pe con el discurso de aquellos que quieren equiparar islam y

terrorismo, al mismo tiempo que quita toda legitimidad a la

pretensión de los terroristas de representar al islam. Se traza

sin ambigüedades un camino nuevo, que constituye el de la

mayoría de los musulmanes.

Uno de los comentarios que más hemos escuchado estos

días es el siguiente: esta fatwa es lo mejor que se ha hecho en

años a nivel internacional para mejorar la imagen del islam

y de los musulmanes. Esto explica la animadversión con la

cual la fatwa ha sido recibida en webs reconocidas por su

islamofobia. En algún medio de carácter sionista se acusa a

la cie de hacer taqiya (ocultamiento). Es decir, se afi rma que

la declaración de apóstata a Bin Laden no es más que una

táctica de ocultamiento de nuestras verdaderas (y perversas)

intenciones.

Y Al-lâh sabe más.

. “en españa, los musulmanes somos considerados

ciudadanos de segunda”.

la presente entrevista es una adaptación de la

realizada en directo por los usuarios de canal

solidario-oneworld españa el 7 de mayo de 2004,

tras la polémica surgida con la propuesta del

ministro del interior de controlar la actividad

religiosa de las mezquitas como parte de la estra-

tegia contra el terrorismo. hemos ampliado las

respuestas y eliminado algunas preguntas perti-

nentes tan solo en los días en que fue realizada

la entrevista.

¿Es verdad que Arabia Saudí está fi nanciando aquellas mezquitas donde la línea que siguen es más cercana al fun-damentalismo islámico?

Es cierto, no sólo en España sino en todo el mundo. La po-

lítica de Arabia Saudí ha sido desde hace muchos años la de

intentar controlar el islam. Para ello, fi nancian la construc-

ción de grandes centros, que parecen monopolizar la presen-

cia del islam en todo el mundo. En vez de gastar su dinero en

ayudar a otros países (musulmanes o no), aplicando políticas

de asistencia al desarrollo, su máximo interés es el de pre-

sentarse como “la ortodoxia”, los “guardianes de la pureza del

“En España, los musulmanes somos ciudadanos de segunda”.

islam”. Sin embargo, ya desde el nacimiento del wahabismo

en el siglo xviii, se conservan numerosos escritos de ulemas

(sabios) de la época otomana denunciando el wahabismo

como una deformación totalitaria del islam. En concreto, los

ulemas denuncian que Abdel Wahab permitió a sus seguido-

res matar a musulmanes a los que acusaba de desviarse de sus

interpretaciones. ¿Porque es esta corriente la que han favo-

recido los países occidentales? Precisamente, porque consti-

tuía un cisma dentro del islam, facilitando la fragmentación

y el control de las sociedades musulmanas. Esta situación se

prolonga hasta nuestros días. En España, los musulmanes de-

mócratas pedimos al apoyo de la ciudadanía y a las institu-

ciones frente al fundamentalismo, y sin embargo parece más

fácil pactar con Arabia Saudí, un país que tiene enormes can-

tidades de petróleo y una gran infl uencia sobre la marcha de

la economía mundial.

Me gustaría que aclararas el concepto de ‘yihad’, que suele aparecer siempre relacionado con acciones violentas y terrorismo, pero me parece que tiene que ver más con una actitud individual para el creyente musulmán.

La palabra árabe yihad signifi ca, literalmente, “esfuerzo”.

Existen otras palabras árabes que se refi eren a la guerra, pero

estas (curiosamente) no aparecen en el Qur’án. En primer

lugar, el esfuerzo se refi ere al de la superación personal, el

mejoramiento de nuestro entorno y condición interior. Este

es el “yihad mayor”, en palabras de Muhámmad (saws). Más

conocido es el “yihad menor”, el combate armado en legítima

defensa. En este punto, hay diferenciar entre la guerra de

depredación y la guerra defensiva. En el Qur’án se expresa

claramente, una y otra vez, que a los musulmanes solo nos

el isl am en democr acia

está permitido combatir en legítima defensa, contra la tiranía

o en defensa de la libertad religiosa (el Qur’án menciona

explícitamente la defensa de iglesias, sinagogas y mezquitas).

Por desgracia, este es uno de los puntos clave del islam

donde la ignorancia se ha cebado. En el contexto actual,

los musulmanes tenemos que denunciar a todos aquellos

que instrumentalizan este concepto para fi nes poco claros.

Cuando oímos a alguien escudarse en el yihad para matar

civiles o realizar actos abominables, debemos denunciarlo.

Esa gente está manipulando las palabras y ensuciando nue-

stra tradición, al mismo tiempo que hace aparecer como

terroristas a gentes que han emprendido luchas de liberación

lícitas, tanto según el derecho internacional como según la

ley islámica, como en Chechenia o Cachemira.

¿Quién cree que está interesado en ofrecer una visión del islam esencialmente violento y ligado al terrorismo?

Los mismos intereses que han divulgado las tesis del

“choque de civilizaciones”. Un Estado vinculado a un lobby

militar expansionista necesita enemigos que justifi quen el

aumento del gasto de defensa y los recortes de los derechos

civiles. En España, estos intereses coinciden con la ideología

de los nostálgicos del nacional-catolicismo ultramontano,

refractarios a la España plural que se avecina.

Desde el 11-m no parece que haya aumentado el racis-mo, pero sí un ambiente de sospecha. ¿Cómo se sienten los musulmanes en España?

No se ha producido en España una oleada de ataques

contra musulmanes o mezquitas como la registrada tras

el 11-s en eeuu. Por el contrario, hemos notado una

gran sensibilidad hacia este tema: llamadas de diversos

“En España, los musulmanes somos ciudadanos de segunda”.

medios de comunicación pidiendo que les comunicáse-

mos cualquier brote de violencia contra los musulmanes,

para denunciarlo. Por desgracia, el ambiente de sospecha

viene más de la Administración que de la ciudadanía. Las

recientes declaraciones del ministro del Interior, al señalar

como presuntos focos de radicalismo a cientos de pequeñas

mezquitas, han hecho crecer la islamofobia.

¿Por qué os oponéis al plan de controlar a los imames? ¿No pensáis que esta es una medida positiva para acabar con el radicalismo?

El plan anunciado por el Ministro del Interior se basa en

un supuesto falso: el de que las pequeñas mezquitas predi-

can el radicalismo. Esto es falso. La Generalitat de Catalunya

es la única comunidad autónoma que ha realizado un infor-

me pormenorizado sobre estas pequeñas mezquitas, y este

informe es concluyente: no existe radicalismo en esas comu-

nidades. Lo mismo dice el Centro Nacional de Inteligencia

(cni), por lo poco que sabemos. Así pues, el Ministro actúa

de mala fe o está mal informado. Dándole el benefi cio de la

duda, pensamos que ha sido mal aconsejado, y que al lanzar

esta noticia perseguía fi nes propagandísticos. Ante una opo-

sición que acusa al gobierno de debilidad, se trata de hacer

creer a la opinión pública lo contrario. Dicho esto, pensamos

que rectifi cará, al menos parcialmente.

¿Cómo cree que se deberían elegir los imanes de las mezquitas españolas?

Los imanes deberían ser elegidos por cada comunidad, tal

y como está previsto en el Acuerdo de Cooperación fi rmados

entre el Estado y la Comisión Islámica de España en 1992.

Este Acuerdo fue aprobado por el Parlamento español y fi r-

el isl am en democr acia

mado por el Rey y tienen rango de ley. A lo que nos opone-

mos es a la creación de una especie de “iglesia en el islam”, lo

cual no solo es contrario a nuestra tradición, sino a la liber-

tad de conciencia e interpretación que siempre hemos de-

fendido.

¿Cómo cree que puede mejorarse la mutua comprensión y el diálogo entre musulmanes y la sociedad occidental?

La mutua comprensión pasa por insertar el islam plena-

mente como una opción espiritual lícita dentro de nuestra

sociedad. Se trata del desarrollo de la libertad religiosa, uno

de los pilares de la democracia, y que en España deja mu-

cho que desear. La libertad existe, pero hay un sentimien-

to generalizado de que los musulmanes somos ciudadanos

de segunda. El desarrollo de la libertad religiosa pasa por el

cumplimiento del Acuerdo de Cooperación suscrito entre la

Comisión Islámica de España y el Estado, de garantizar el de-

recho a la apertura de mezquitas, el acceso a la alimentación

halal, la enseñanza del islam en las escuelas. Se trata de hacer

ciudadanía, de evitar la formación de guetos e insertar a los

musulmanes —sobre todo inmigrantes— como ciudadanos

de pleno derecho, con sus deberes y sus obligaciones, pero

también con sus derechos. Sólo de este modo se logrará ais-

lar a los radicales, dejarlos solos en su paranoia.

En un principio la religión islámica parecía patrimo-nio de los países árabes, pero ahora se ha extendido por el mundo. Por poner solo un ejemplo, por la comunidad ne-gra de eeuu, ¿cómo interpretas esto?

Nunca el islam fue patrimonio de ninguna raza. La pala-

bra islam signifi ca “entrega a Dios/la Realidad Única”. Más

allá de toda religión, el islam es un estado de conciencia, el

“En España, los musulmanes somos ciudadanos de segunda”.

estado natural de toda criatura. Así lo entendió Goethe en

su Diwan Oriental cuando escribió: “Si islam signifi ca que

estamos sometidos a Dios, entonces todos nacemos y mo-

rimos musulmanes”. Todas las cosas en la Creación estás

sometidas al principio generador de la existencia. Según el

Qur’án, tanto Adán (el “primer hombre”, entendido en un

sentido simbólico), como Abraham, Moisés o Jesús, todos

ellos eran musulmanes. Si nos referimos al “islam históri-

co” que surge con el mensaje de Muhámmad, nunca fue ex-

clusivo para los árabes. Existe un hadiz donde se dice que

todos los hombres son iguales, como las púas de un peine.

En otro hadiz se dice que no existe superioridad del árabe

sobre el no árabe, ni del blanco sobre el negro. El país con

más musulmanes del mundo es Indonesia, donde los árabes

son pocos. Tampoco hubo muchos árabes en al-Andalus,

una de las civilizaciones islámicas más esplendorosas. La

cultura persa tiene poco de árabe. A parte de estas preci-

siones, es cierto que hubo una “ruptura” de las fronteras de

“dar al islam” (la casa del islam), con la caída del califato

otomano. Es curioso, pero este acontecimiento que fue vis-

to en su día como un desastre, ha propiciado la difusión del

islam en el mundo, más allá de esas fronteras tradiciona-

les. El islam crece no solo entre la población negra de los

eeuu, sino en todo el mundo. También en Europa, y no úni-

camente a causa de la inmigración, sino por el fenómeno de

la conversión. Este fenómeno cambiará a la larga la percep-

ción que los propios musulmanes “de origen” tienen sobre el

islam. Cada vez que he ido a un país de mayoría musulmana

veo la misma sorpresa, la misma maravilla. Quieren saber

porque nos hemos reconocido musulmanes, los conversos,

el isl am en democr acia

gentes del “primer mundo” que reconocen como propia la

religión del “tercer mundo”.

¿No crees que el mundo árabe necesita un nuevo Nasdah (Renacimiento) como hubo en los siglos ix y x, cuan-do eran el centro de la cultura y desarrollo científi co del mundo?

La situación general del mundo árabe es un desastre. Po-

demos discutir las causas, pero esto no hay nadie que lo nie-

gue. Ampliando la pregunta, pienso que el mundo musulmán

en su conjunto necesita de un renacimiento, un nuevo estado

de conciencia. Desde la perspectiva del Qur’án, la situación

se me presenta claramente. El Qur’án nos previene contra la

“religión de los antepasados”, la cosifi cación de la experien-

cia que cada uno tiene de su Señor en una religión de Estado,

cuyos rituales siguen repitiéndose pero de la cual ya nadie

recuerda su sentido. Desde esta perspectiva, estoy conven-

cido de que el mundo islámico saldrá de su actual situación

en el momento en que retome el carácter abierto de la reve-

lación, y los valores que están unidos a ella: libertad de inter-

pretación y de conciencia. Se trata de recuperar los valores

auténticos y universales frente a esa religión de los antepa-

sados, una lectura patriarcal y autoritaria del islam generada

en el pasado, con la cual muchos musulmanes no nos identi-

fi camos. Existen musulmanes muy pendientes del largo de la

barba o de cómo debe ser el velo, pero muy poco de la bús-

queda del conocimiento, a pesar de que está debería ser una

prioridad para todo musulmán y musulmana. Como suelo

decir, el islam es el problema y el islam es la solución.

¿Cuál es para usted el país que, en estos momentos, re-presenta mejor los valores islámicos o musulmanes?

Existe un hadiz de Muhámmad en el que dice: “Una so-

ciedad islámica es aquella en la cual nadie pasa hambre”. Por

tanto, y a pesar de las promesas del presidente Lula en Brasil,

no hay en estos momentos un solo país que pueda llamarse

islámico.

Dado que no te criaste en un entorno familiar de musul-manes, ¿cuándo y por qué decidiste hacerte musulmán?

¡Esta es la pregunta más dif ícil! Más allá de las circunstan-

cias exteriores, puedo contestar con una anécdota. Mi cami-

no hacia el islam se produce a través de la palabra poética. En

la culminación de una experiencia que podría denominar-

se como una “emergencia espiritual”, en la cual fueron apa-

reciendo contenidos arqutípicos propios de las tradiciones

sagradas de la humanidad. Al fi nal de este proceso, escribí

el siguiente verso: “Me refugio en Aquel que hace estallar la

aurora”. Una liberación, como si saliese del círculo pequeño

y miserable de mis obsesiones, para insertarme en un uni-

verso más amplio, el de la propia Realidad. Tiempo después,

cogí un Qur’án en una librería y lo abrí por el fi nal, la surat

al-falaq (): “Dí: Me refugio en el Señor del alba”. Fue un

shock tremendo. Lo que para mía había sido “palabra inspi-

rada”, coincidía con la palabra de Al-lâh… Reconocí el fenó-

meno de la revelación como un hecho posible, y no como un

cuento de los antiguos, una fábula irracional y absurda. Mis

lecturas del Qur’án lo confi rmaron plenamente: la cosmo-

logía que este libro contiene forma parte del interior del ser

humano. Reconocí como propios los elementos centrales de

la revelación coránica, la creación establecida en la balanza,

la Unidad que hay detrás de todo lo aparente, el cielo y el in-

fi erno como polos de atracción en la conciencia. Reconocí

“En España, los musulmanes somos ciudadanos de segunda”.

el isl am en democr acia

que estaba sometido al Creador de los cielos y la tierra, que

existe una fuerza superior al hombre que lo mece, una fuerza

que no es ciega, sino Misericordia creadora. Esto es el islam,

tal y como lo hemos recibido.

. internet y el imamato femenino

Internet está poniendo al alcance de los/as musul-

manes/as en el mundo gran cantidad de información sobre

su religión, mucha de ella ignorada o celosamente guardada

por los sectores más reaccionarios. Está posibilitando el de-

bate sobre temas clave, como son la condición de la mujer, la

sexualidad, el sistema de gobierno y los derechos humanos, y

numerosos aspectos de la Sharia (castigos corporales, homo-

sexualidad, pena de muerte, aborto, etc).

Podemos hablar de una democratización de los debates,

que son arrancados del ámbito académico y del círculo ce-

rrado de los expertos religiosos. En diferentes foros y pági-

nas web de todo el mundo son colgadas discusiones hasta

hace poco sorprendentes: ¿es lícito el matrimonio entre ho-

mosexuales? ¿Qué dice el islam sobre el aborto? ¿Qué hay

sobre la lapidación, sobre la apostasía? ¿Son realmente prác-

ticas islámicas?

Los que trabajamos en este medio no dejamos de sorpren-

dernos. Descubrimos que en el pasado han existido opcio-

nes de lo más variadas, que en el mundo islámico hay pre-

cedentes de matrimonios entre hombres, que el aborto ha

estado permitido durante siglos, bajo determinados casos.

el isl am en democr acia

Descubrimos que los malos tratos, la lapidación y la conde-

na del apóstata son obra de algunos juristas al servicio del

poder. Gracias a la conexión global que internet propicia,

numerosos textos e interpretaciones califi cadas hasta ahora

como “heterodoxas” son puestas al alcance de la ummah.

El impacto de la red se ha puesto de manifi esto hace po-

cos días, con el anuncio realizado por la Progressive Muslim Union de que Amina Wadud Muhsin iba a ofi ciar el yum’a del

viernes 18 de marzo en Nueva York, dando el jutba y dirigien-

do la oración colectiva.

Tras el rechazo de las tres mezquitas más importantes de

Nueva York, la oración fue convocada en la Sundaram Tagore

Gallery, una galería de arte dedicada a actividades intercultu-

rales. Una amenaza de bomba obligó a desconvocar el acto.

Finalmente, tuvo lugar el día previsto, en una sala cedida por

la Iglesia Anglicana. A la oración colectiva acudieron más de

un centenar de personas, hombres y mujeres, y fue realizada

entre fuertes medidas de seguridad.

El acto ha causado una auténtica conmoción en el mundo

islámico. Algunos lo ven como un despertar de la ummah, un

gesto revolucionario. Para otros, se trata de una innovación

infame. Las tres grandes mezquitas de Nueva York rechaza-

ron el acto. El rector de la Universidad de al-Azahar lo decla-

ró prohibido, lo mismo que los principales muftis e imames

de Meka y de Medina. La Asamblea de Juristas Musulmanes

de Norteamérica emitió un comunicado califi cando de “he-

rejes e innovadores” a todos aquellos que defendiesen el de-

recho de la mujer a dar el jutba y dirigir la oración del viernes.

Los ulemas más conservadores apelan al “consenso de los sa-

bios” para afi rmar que esto va contra la Sharia.

Sin embargo, y gracias a internet, numeroso material al-

ternativo ha ido apareciendo. Inmediatamente, empezaron

a circular artículos y estudios más o menos serios sobre el

tema. (A través de Webislam, pudimos aportar nuestro gra-

no de arena en esta lucha). Estudiantes de universidades del

mundo islámico se pusieron a la obra, rescatando antiguas

historias que nos hablan de un islam muy diferente. Hemos

descubierto que el consenso contra el imamato femenino es

inexistente. Descubrimos que en los primeros tiempos del

islam se dieron situaciones de este tipo, y que algunos de los

más prestigiosos juristas consideraron lícito que una mu-

jer dirija en la oración ante hombres y mujeres: Tabari, Abu

Th awr, Abu Dawud, Ibn Arabi. Incluso alguien habitualmen-

te tachado de ultraconservador como ibn Taymiyah, consi-

deraba estas oraciones válidas, por lo menos en ciertas cir-

cunstancias.

El debate ha sido apasionante. Lo más sorprendente ha

sido comprobar la falta de argumentos de los detractores del

imamato femenino. No han podido citar ningún versículo del

Qur’án ni un solo dicho del Profeta que prohíba a una mujer

dirigir la oración ante hombres y mujeres o niegue su dere-

cho a dar el jutba. Por si fuera poco, se ha puesto de manifi es-

to que Muhámmad asignó a una mujer como imama de una

mezquita de su zona. Según algunos pretendidos “sabios”, no

es bueno que una mujer se coloque delante de otros hom-

bres. El cuerpo de la mujer es provocativo, y podría distraer a

los hombres a la hora de realizar sus oraciones. Opiniones de

este tipo nos ofrece un cuadro de los musulmanes muy poco

elevado, incapaces de concentrarse ante una mujer velada y

convenientemente vestida para la ocasión.

Internet y el imamato femenino

el isl am en democr acia

Para los defensores del imamato femenino, los argumentos

son básicamente cuatro:

1. No existe ni una aleya en el Qur’án ni un solo hadiz

que prohíba a una mujer dirigir la oración ante hombres

y mujeres o niegue su derecho a dar el jutba

2. El Qur’án atestigua la capacidad de la mujer para

dirigir una comunidad, tanto política como espiritual-

mente, incluido el grado de la profecía

3. Las condiciones requeridas para realizar el jutba

son el conocimiento del Qur’án, de la Sunna y de las en-

señanzas del islam, además de la condición interior de la

persona (su fe o confi anza en Dios). Nada de esto tiene

que ver con el género

4. Existe un hadiz donde se demuestra que el profeta

Muhámmad eligió a una mujer para dirigir las oraciones

colectivas de su comunidad

El mismo día 18, los organizadores del evento recibieron

una grata noticia. El Gran Mufti de Egipto Ali Gum’a afi r-

mó que la dirección de la oración mixta por parte de una

mujer es permisible: “Si la congregación acepta a una mu-jer como imama, entonces esto es asunto suyo y no hay nada malo en ello, desde el momento en el cual esa comunidad ad-mita esta costumbre”. La noticia fue divulgada ampliamente

la misma noche por la televisión al-Arabiya, causando una

enorme alegría entre los miembros de la Progressive Muslim Union. Como secretario de Junta Islámica, pude felicitar per-

sonalmente a los organizadores, y transmitirles el apoyo de

Mansur Escudero, Secretario de la Comisión Islámica de

España.

Internet y el imamato femenino

Al fi nal, una cosa ha quedado clara: en lo que respecta al

imamato de las mujeres, existen diferentes sensibilidades. Si

algunos/as musulmanes/as consideran lícito que una mu-

jer dirija la oración del viernes, argumentando a partir del

Qur’án y de la Sunna, están en su derecho. Las contradiccio-

nes entre destacadas autoridades religiosas no son nuevas, y

no deben ser consideradas como fi tna (ruptura), sino como

una expresión del carácter abierto del islam.

Mientras escribimos este artículo, recibimos la noticia de

que una mezquita italiana ha decidido nombrar una mujer

como imama, para dirigir las oraciones de un modo perma-

nente. En el año 1426 después de la Hégira, el imamato de

la mujer ha sido establecido. Los sectores más reaccionarios

tendrán que acostumbrarse.

. llamamiento a tariq ramadán, a propósito de una moratoria

Empezamos con un pronunciamiento: apoyamos toda

iniciativa tendente a acabar con los castigos corporales

en el mundo islámico. Saludamos el gesto de Tariq Ramadán

al realizar un “llamamiento internacional a una moratoria

inmediata sobre los castigos corporales, la lapidación y la

pena de muerte en el mundo musulmán”, que ya le está re-

portando críticas sangrantes por parte “de los suyos”. Aunque

no nos sentimos identifi cados con la tradición reformista en

la que se inserta, valoramos positivamente sus esfuerzos en

pos de una normalización de la presencia del islam en

Europa.

Dicho esto, no puedo sino manifestar mi desconcierto

ante los términos en los cuales ha sido realizado dicho lla-

mamiento.

Sorprende que Tariq Ramadán pida “la apertura de un am-

plio debate intracomunitario” sobre los castigos corporales

(hudud). En los últimos años han sido publicados un millón

de artículos al respecto, desde la mera opinión hasta análisis

jurídicos. El tema ha sido debatido en la onu, la unesco, la

Conferencia Islámica y la isesco. Creo haber leído unas dos-

cientas fatwas o escritos de ulemas, muftíes, intelectuales y

alfaquíes, posicionándose a favor o en contra de la lapida-

ción, fl agelación, etc. Llamar al establecimiento de un debate

sobre los castigos corporales hoy en día es tan extraño como

llamar a un debate público sobre la guerra de Iraq.

Lo que deberíamos hacer no es pedir que se abra un deba-

te, sino entrar en él y posicionarse claramente: ¿qué piensa de

la lapidación, considera que es un castigo fundado en el

Qur’án, o más bien se trata de una imposición de los juristas

medievales? ¿Cuál es su interpretación sobre la aleya coráni-

ca donde se establece la pena del “corte de manos”? ¿Cuál es

su lectura del quisás (talión o equivalencia)? ¿Justifi ca el qui-sás la pena de muerte por asesinato, o se pueden establecer

otras equivalencias (penas de cárcel)?

Por el contrario, al hablar de la necesidad de comprender

los castigos corporales en su contexto, se está sugiriendo que

en un contexto “cien por cien islámico” estos castigos pueden

estar justifi cados. Al criticar “lo mal que son aplicados los

castigos”, se sugiere que existe una forma “buena” de aplicar-

se. A pesar de las buenas intenciones que guían este llama-

mien-to, se comprende que haya sido recibido con indiferen-

cia, incluso de una forma hostil por sectores progresistas.

Hay que tener en cuenta que los hudud son hoy en día apli-

cados de forma muy minoritaria (otra cosa sucede con la

pena de muerte). Después de la revocación de la ley corres-

pondiente en Irán, solo hay dos países que contemplen la

pena de lapidación en caso de adulterio: Arabia Saudí y

Nigeria. En el caso de Nigeria, aunque ha habido sentencias,

todavía no se ha producido lapidación alguna. La pena del

corte de manos prácticamente no se aplica, salvo en Arabia

Llamamiento a Tariq Ramadán

el isl am en democr acia

Saudí. Shahed Amanullah (editor de altmuslim.com) señala

este peligro: teniendo en cuenta que ya existe una moratoria

de facto en la mayor parte del mundo islámico, este llam-

amiento puede tener un efecto contraproducente. No es lo

que se pretende, pero el mero uso de la palabra “moratoria”

sugiere la posibilidad de conducir al mundo musulmán a

reestablecer estos castigos.

No nos cabe duda que la intención de Tariq Ramadán es

positiva, y se sitúa en la línea de acabar con los castigos cor-

porales. Sin embargo, su planteamiento no va al fondo del

problema: el engaño que viven muchos musulmanes sobre

la sharia, asimilada a las legislaciones (demasiado humanas)

que regían bajo los califatos omeya y abbasida. En este pun-

to, no cabe engañarse. Los hudud se aplican porque existe un

grupo de ulemas que defi enden la aplicación literal de estas

leyes, y tratan de convencer a las poblaciones musulmanas

de que han sido “dictadas por Dios”. El engaño se mantiene

en pie porque estos ulemas tienen todos los petrodólares del

mundo para propagar entre los musulmanes la miseria, man-

teniendo situaciones de opresión y control ideológico.

A estas alturas, Tariq Ramadán debería saber que el pro-

blema del islam en el siglo xxi es la propia existencia de

estos clérigos reaccionarios, que han transformado el islam

en una religión legalista, misógina y oscurantista. Debería

dejar de citar y de editar sus textos, tomándolos como refe-

rencia válida para los musulmanes europeos. Puede jugar a

no enterarse, hacerse el moderado y tratar de contentar a

todos, pero tarde o temprano tendrá que defi nirse. Uno no

puede aparecer en el Foro Social Europeo un día, rodeado de

feministas, altermundistas y homosexuales, y a la semana si-

Llamamiento a Tariq Ramadán

guiente dar una conferencia junto a Yusuf Qaradawi, quien

aboga por la segregación de los sexos y la pena de muerte

para los homosexuales.

Espero que Tariq Ramadán no reciba esta crítica como

parte del linchamiento mediático que se está realizando con-

tra su persona, que en España está tomando caracteres gro-

tescos. Mi objetivo no es atacar a Tariq Ramadán, por quien

siento un gran respeto, sino alentarle a superar estos intentos

estériles de entendimiento con los ulemas reaccionarios. En

respuesta a su llamamiento, queremos invitarle a dar un paso

adelante, a superar esa ambigüedad que caracteriza su dis-

curso, y que tantos dolores de cabeza le reporta. Le invitamos

a posicionarse a favor de la fatwa lanzada por la Comisión

Islámica de España y fi rmada por Mansur Escudero, conde-

nando de forma clara e inequívoca a Bin Laden, y conside-

rando que los que comenten actos terroristas no pueden ser

considerados musulmanes. Le invitamos a mostrar pública-

mente su apoyo a la oración colectiva realizada por Amina

Wadud en Nueva York, a defender el derecho de la mujer

a actuar como imam ante hombres y mujeres. Estas son

acciones contundentes sobre dos temas clave: la violencia

política y la situación de la mujer. Posicionamientos reali-

zados por musulmanes/as que no admiten ambigüedades ni

compromisos inconfesos. Los problemas que sufre el mundo

islámico son demasiado graves para andarnos con contem-

placiones. Hay que tomar partido aquí y ahora.

. entrevista sobre algunas polémicas recientes

durante el mes de marzo de 2005 recibimos una

avalancha de e-mails sobre temas recurrentes:

la fatwa contra bin laden, el imamato femenino,

los castigos corporales, el islam en españa. las

noticias se suceden sin darnos apenas tiempo a

asimilarlas. el día 10 de marzo, mansur escudero

lanzó una fatwa considerando que bin laden y

todos aquellos que cometen actos terroristas

se han auto-situado fuera del islam, y no deben

ser considerados musulmanes. el día 18, amina

wadud dirigió la oración del viernes y dio el

jutba ante hombres y mujeres. el día 30, tariq

ramadán hizo un llamamiento para una mora-

toria de los castigos corporales. en las páginas

que siguen, se ofrecen algunas respuestas a las

consultas recibidas.

Pregunta: ¿Aprueba usted la fatwa que presentó el señor Mansur Escudero sobre el terrorismo y al-Qaida?

Creo que es un instrumento legítimo y valiente de comba-

te, en un doble sentido: contra la islamofobia y contra el

Entrevista sobre algunas polémicas recientes

terrorismo. Como musulmanes, es nuestra obligación de-

nunciar las injusticias cometidas en nombre del islam, y más

si esto ayuda a desvincular el islam del terrorismo. La fatwa

no se refi ere en ningún caso a acciones lícitas de resistencia

contra la opresión, sino a la muerte de niños y civiles, algo to-

talmente prohibido en el islam. Quien considere justifi cada la

muerte de niños en nombre del islam está en un extravío

manifi esto. Nosotros no tenemos otra arma salvo el du’a (ple-

garia) y la palabra. En unos tiempos tan oscuros como los que

vivimos, hay que realizar acciones claras y decididas como

esta. Apruebo la fatwa sin matices.

Pregunta: ¿Le parece bien el declarar apóstata a otro musulmán, como hace la fatwa de la Comisión Islámica de España?

En principio, no me gusta para nada la idea de declarar a

alguien “fuera del islam”. ¿Quienes somos nosotros para

hacer esto? Pero esto no es lo que la fatwa dice, sino que son

los propios terroristas quienes se han situado fuera del islam.

Resulta curioso que los mismos que nos critican por afi rmar

que Bin Laden ha hecho apostasía, diciendo que el juicio

corresponde solo a Al-lâh, no se priven de pronunciar el

takfi r contra Amina Wadud, la mujer que dirigió la oración

mixta en Nueva York. Resulta sintomático que se considere

aceptable declarar a alguien kafi r o no-musulmán por rezar,

o por tener opiniones diferentes en materia de fi qh o de

aquida, y que se tengan tantos miramientos en el caso del

asesinato de niños y civiles. Esto nos habla del estado de la

ummah, de la miseria moral de ciertos alfaquíes.

Pregunta: Me dirijo a usted con preocupación ante los insistentes llamados de Webislam a desconocer la tradi-

el isl am en democr acia

ción. Los castigos corporales tienen su base tanto en el Qur’án como en los hadices.

Webislam realiza un claro llamado al uso de la razón, a la

comprensión y al estudio, en la más pura tradición islámica.

Al hablar de la Sharia hay que tener claros los principios y ob-

jetivos generales. Creo que estos castigos no constituyen el

núcleo de la Sharia, sino un aspecto secundario. Creo que los

castigos corporales solo tienen sentido en una sociedad como

la de Medina del siglo vii, donde no había cárceles, ni policía,

ni tribunales de justicia. El único modo de evitar el caos —el

robo, la violación y el asesinato impunes— era aplicar la justi-

cia de un modo inmediato. Creo que el uso de la razón nos

indica que con esos castigos Al-lâh ha querido establecer

claramente lo que está prohibido: el robo, el asesinato, la vio-

lación, etc. Deben existir leyes que castiguen estas prácticas y

que tiendan a evitarlas, reestableciendo la armonía en la co-

munidad. La propia palabra had (plural hudud) signifi ca “lí-

mite”. Esto indica que existen otras posibilidades: el límite de

velocidad es 120 km/h, pero puedes ir más lento. Al mismo

tiempo, se habla de los hudud como límites a la libertad hu-

mana: no matar, no robar, no violar, no calumniar. Los casti-

gos corporales son un límite que no puede traspasarse. Sin

embargo, considero injustifi cado el pretender que las penas

establecidas en el siglo vii, en un contexto totalmente dife-

rente del nuestro, deban ser mantenidas literalmente. Lo mis-

mo puede decirse del talión (qisás). La palabra árabe qisás

tiene el signifi cado de “equivalencia”: se pueden encontrar

otras equivalencias a la pena de muerte en caso de un asesi-

nato, como penas de cárcel, u otras. El qisás no tiene porque

implicar inmediatamente cometer sobre el culpable lo

Entrevista sobre algunas polémicas recientes

mismo que éste ha cometido, lo cual sería monstruoso en

muchos casos. Tratar de buscar nuevas aplicaciones que res-

peten el sentido y los objetivos de la Sharia no es traicionar el

dîn de Al-lâh, sino luchar para preservarlo en el presente, en

un momento histórico concreto. Esta es nuestra obligación,

como seres conscientes, sometidos a la Realidad Única, y no

encadenados a las prescripciones de los sabios del pasado.

Esto es justo lo que esos sabios nos reclaman, lo que Al-lâh

nos exige, lo que el ejemplo del Profeta nos demanda.

Pregunta: Me preocupa el hecho de que en Webislam se mezclen indistintamente reivindicaciones legítimas como el derecho de la mujer a dirigir las oraciones con innova-ciones que desconocen el legado de la Sharia ortodoxa y validada por siglos de esfuerzo interpretativo.

Hablas de “la Sharia ortodoxa”, pero tal cosa no existe. El

concepto de ortodoxia implica una Iglesia que ostenta el ma-

gisterio dogmático, algo vedado en el islam. Reivindicar una

ortodoxia en nombre de la tradición jurídica del islam es

desconocer esa misma tradición jurídica. Por mi parte, mi

relación con dicha tradición es fl exible: la tomo como referen-

cia, pero no como una dogmática, pues no lo es. Consideras

una reivindicación legítima el derecho de la mujer a dirigir

la oración ante hombres y mujeres, pero no otras de las opi-

niones vertidas en Webislam (yo tampoco estoy de acuerdo

con todo lo publicado en Webislam, ni siquiera en la épo-

ca en que era su director). Cuando no lo consideras legíti-

mo, nos acusas de hacer “innovaciones”. ¿Dónde está el

límite? Piensa que esta misma acusación de “innovación” la

hacen otros a los que defi enden el derecho de la mujer a di-

rigir la oración ante hombres y mujeres. Yo mismo afi rmo

el isl am en democr acia

que la reivindicación de una ortodoxia es una “innovación”.

¿Quién tiene la razón? Lo mejor que podemos hacer es dejar

que cada uno se exprese según su capacidad y entendimiento,

reconociendo de antemano que todo conocimiento humano

es limitado. ¿Qué hay de malo en las diferencias de opinión?

Para Muhámmad (saws), y según el hadiz, las diferencias de

opinión son una misericordia de Al-lâh. Para muchos musul-

manes hoy en día, son motivo de fi tna, de pelea. Me quedo

con Muhámmad (saws).

Pregunta: La emisión de opiniones que cuestionan la tradición jurídica del islam solo corresponden a personas altamente capacitadas en el fi qh Islámico, con estudios se-rios de largos años de duración bajo una estricta y compe-tente guía de maestros y tutores.

Para opinar sobre fi qh no es necesario tener ninguna titu-

lación académica en ninguna universidad. Si nos re-mitimos

al Qur’án y a la Sunna, me gustaría que me indicases donde

dice esto. Más bien, creo que el iÿtihad (esfuerzo interpreta-

tivo) es una obligación para todo musul-mán y musulmana.

En esto sigo lo establecido en el Qur’án y en la Sunna, además

de la opinión de prestigiosos alfaquíes, como ibn Hazm de

Córdoba. No hay nada, ni en el Qur’án ni en la Sunna, que

nos diga que para opinar sobre fi qh o sobre aquida haya que

tener estudios en una Universidad Islámica. Ni el Profeta

(saws) ni sus Compañeros (ra) estudiaron en Universidad

alguna. Si eres tan purista, remítete a las fuentes.

Pregunta: Si la mujer puede o no ser Imam o si se debe o no lapidar al adúltero no son cuestiones de principios sino de obediencia a Dios (al-islam). Esto no es una tertulia; es una Revelación del Dios Único. Y de nosotros depende ser

Entrevista sobre algunas polémicas recientes

de entre los sumisos o de entre los soberbios.Sí, nuestro deber es ser sumisos únicamente a Al-lâh, y no

a los ulemas al servicio de regímenes totalitarios, que en su

soberbia han llegado a considerarse como únicos depositari-

os de la Palabra revelada. La rendición incondicional ante la

Realidad Única (al-islam) implica un compromiso, nuestra

responsabilidad personal ante Al-lâh y nuestros semejantes.

Antes de tirar piedras sobre una mujer adúltera, o de aplau-

dir ante escenas de azotes y cortes de manos a mendigos,

deberías pensar si realmente estás obedeciendo a Al-lâh o a

unos ulemas reaccionarios que han convertido el dîn de Al-

lâh en una religión represiva, homófoba y sexista. Harías

bien en preguntártelo, porque el Día del Juicio de nada te

servirá apelar a la autoridad de los ulemas para justifi carte.

Lee el Qur’án y sabrás de lo que hablo.

Pregunta: ¿Pensáis vosotros los musulmanes españoles de origen crear un islam al estilo español, sobre todo des-pués de la fatwa que considera a Ben Laden fuera de los lí-mites del islam?

No se trata de crear nada. El hecho de tratar de vivir como

musulmanes en un medio occidental nos conduce a res-

puestas diferentes. No hay nada extraño en ello. También el

islam en Indonesia tiene sus características, como lo tiene

en Senegal, en Irán o en las Maldivas. ¿Porque no ha de ser

“diferente” en España, en Europa, en los eeuu? Lo que no se

nos puede exigir es el abandono de algunos de los logros de

la modernidad, justo en el momento en el cual todo el mundo

islámico suspira por ellos. No todo en la sociedad occidental

es corrupción y degeneración, aunque haya mucho de ello. La

libertad de expresión y de conciencia, los derechos humanos,

el isl am en democr acia

la igualdad de la mujer, la democracia… no son valores ajenos

al islam. Simplemente, luchamos por el reconocimiento, en

un contexto muy determinado. No podemos dejar de ser lo

que somos, sino someternos a Al-lâh desde nuestra preca-

riedad de criaturas, desde nuestra contingencia aquí y aho-

ra. ¿Qué más podemos hacer? ¿Tenemos que obedecer a los

ulemas de Meka o de al-Azhar? ¿Qué tienen que ver ellos con

nosotros? ¿Qué saben ellos de nuestra vida cotidiana? ¿Cómo

pueden juzgar nuestro contexto? Esto no se sostiene desde el

punto de vista del fi qh tradicional. Tan solo vemos un intento

de control ideológico, la creación de una especie de “iglesia”

en el islam. Los musulmanes españoles, que en muchos casos

hemos llegado al islam superando una religión dogmática y

vinculada al totalitarismo, no vamos a caer en lo mismo. No

somos más que musulmanes que tratamos de someternos a

lo que Al-lâh quiere de nosotros, insha Al-lâh. El islam es la

liberación de toda idolatría. Esto es al-Andalus, y al-Andalus

siempre ha sido diferente.

Pregunta: Me temo que muchas veces se cae en el vano intento de parecer muy moderno y europeo con tal de ale-jar las sospechas de oscurantismo y barbarie que caen so-bre nuestro Din.

No trato de parecer europeo: lo soy. No trato de contentar

a los occidentales, ni de ser moderno, sino de vivir el islam

en mi contexto. Soy catalán, y no cambiaría mi país por nin-

gún otro. Lo absurdo es pretender imponer desde fuera unas

interpretaciones a un contexto diferente. Hay que ser muy

arrogante para pensar que los propios puntos de vista son

universales. Lo mismo que alguien me acusa de “occidentali-

zante”, podría acusársele de “orientalizante” o de “arabizante”.

Entrevista sobre algunas polémicas recientes

Al-lâh dice en el Qur’án que toda la tierra es una mezquita,

lugar de postración y adoración al Único. También dice que

todo lo que está en oriente y occidente pertenece a Al-lâh.

Para mí, como musulmán europeo, no existe otra posibilidad

de vivir el islam que hacerlo aquí y ahora, en nuestro contex-

to cotidiano, en el contexto de las sociedades europeas del

siglo xxi.

Pregunta: Amina Wadud ha recibido fuertes críticas por parte de personalidades del mundo islámico. ¿Qué opi-nión le merecen estas críticas?

He leído una veintena de fatwas o comunicados contra

Amina Wadud. Salvo raras excepciones, la respuesta de estos

pretendidos sabios demuestra su pobreza intelectual. No ha

sido agradable oír al imam de una mezquita de Londres decir

que una mujer no puede ser imama porque podría salpicar de

sangre a los creyentes cuando se agachara… O a otros dicien-

do que una mujer debidamente cubierta y velada dirigien-

do las oraciones puede despertar la lascivia de los hombres,

ofreciendo una imagen patética de los musulmanes como ob-

sesos sexuales incapaces de ejercer el menor control sobre

sus cuerpos y sus mentes. Pero esto no ha sido lo peor. La

carencia de argumentos es suplida por mistifi caciones, tales

como “el consenso de los sabios” o la referencia a la historia

del islam: lo nunca visto, una innovación, nuestros padres no lo hacían. Tan solo son capaces de apelar a la autoridad y a la

“religión de los antepasados”, algo que todos los profetas vi-

nieron a combatir. Contrastemos esto con la crítica a la fat-

wa contra Bin Laden. Cuesta comprender como se puede lla-

mar hereje o apóstata a Amina Wadud por dirigir un rezo, y

se rechace hacerlo contra alguien que ha asesinado niños y

el isl am en democr acia

mujeres, y que está contribuyendo de forma descarada a la

demonización del islam en el mundo. No puedo entender-

lo más que como un síntoma de la parálisis de la ummah. Se

nos está cayendo el mundo encima y no somos capaces de re-

accionar, tan solo de pelearnos. Todo esto muestra el fracaso

de los “ulemas ofi ciales”. En su intento de preservar la unidad

de la ummah han creado una religión totalitaria. ¿Por qué

nos cuesta tanto aceptar la diversidad de opiniones con na-

turalidad? ¿Qué daño hace una mujer dirigiendo la salat ante

hombres y mujeres? ¿Por qué no somos capaces de aceptar

la diversidad de opiniones y tendencias como expresión de

la vitalidad del islam, de que los musulmanes y musulmanas

estudiamos y nos esforzamos por encontrar el mejor modo

de vivir el islam aquí y ahora? ¿Qué nos pasa, desde cuando

asimilamos islam al dogmatismo, a la ortodoxia y al totalita-

rismo? La comunidad profética de Medina ya ha pasado, no

existe esa sociedad ideal entre nosotros, tan solo manifesta-

ciones diversas del islam en contextos diferentes. Por el bien

de todos, habrá que irse acostumbrando: las diferencias de

opinión son una misericordia de Al-lâh para la comunidad

de los creyentes.

Pero solo Al-lâh sabe

. juan pablo ii y el islam: un reconocimiento

con motivo de la muerte del papa juan pablo ii,

2/4/2005

La relación de Juan Pablo ii con el islam constituye

un hito en la trayectoria de la Iglesia. Ningún Papa

había califi cado reiteradamente al islam como una “religión

hermana”. Ningún Papa había entrado en son de paz en una

mezquita, como hizo Juan Pablo ii en la Mezquita de los

Omeyas de Damasco. En Casablanca, besó el Qur’án en un

acto multitudinario. Sus gestos de acercamiento al islam

han sido numerosos. En 1989, Juan Pablo ii envió una Carta

Apostólica a los obispos sobre la situación del Líbano. Con

la misma fecha realizó en francés un “Llamamiento a todos los musulmanes en favor del Líbano”:

“El drama que vive el pueblo del Líbano me incita a dirigir-

me a vosotros. Lo hago con confi anza, de ningún modo en

nombre de un grupo o de una familia de pensamiento parti-

culares, sino en nombre del mismo Dios al que adoramos y al

que nos esforzamos en servir… Nosotros creyentes, hijos del

Dios misericordioso, nuestro Creador, nuestro Guía… Por

el isl am en democr acia

ello he querido hoy dirigirme a vosotros, fi eles del Islam, hi-

jos de una religión donde elocuentemente se enseña la justi-

cia y la paz… Se trata de un deber de solidaridad humana que

vuestra conciencia de hombre y vuestra pertenencia a la gran

familia de los creyentes imponen a cada uno de vosotros…

Queridos fi eles del Islam… sabed que podéis contar siempre

con la colaboración de los cristianos… ¡Que Dios nos en-

cuentre lado a lado, a musulmanes y cristianos, junto a la ca-

becera de nuestros hermanos libaneses!”

Un discurso tal elocuente todavía nos conmueve.

Musulmanes y cristianos pertenecen a una gran familia, la

de los creyentes en el Dios Único. Juan Pablo ii quiere ha-

blar al margen de los sectarismos, superar las tensiones entre

comunidades. La paz y el cese de los sufrimientos están por

encima de toda querella teológica. Los defensores de la orto-

doxia ultramontana no se lo han perdonado nunca. Wojtyla

ha sido tan duramente criticado por su acercamiento al islam

como por su promoción del Opus Dei, su lucha contra el sa-

cerdocio femenino y la teología de la liberación, o la campa-

ña internacional contra el uso del preservativo. Como musul-

mán, no valorar su apertura hacia el islam sería ingrato.

En lo que respecta al diálogo islamo-cristiano, ha repre-

sentado un paso adelante, en la estela del Concilio Vaticano

ii. Como sucede con otros aspectos de su pon-tifi cado, su ac-

titud puede califi carse como ambigua. No podía ser de otra

manera, especialmente en un mandato tan largo y tan mediá-

tico, marcado por las tensiones y tendencias contradictorias

en el seno de la Iglesia. Juan Pablo II ha tratado de buscar un

punto medio entre el pleno reconocimiento del pluralismo

religioso y la doctrina tradicional según la cual no hay salva-

Juan Pablo ii y el islam: un reconocimiento

ción fuera de la Iglesia. No han faltado momentos de regre-

sión, como la Declaración Dominus Iesus, la referencia exclu-

sivista a las “raíces cristianas” en la Constitución Europea o el

veto a los teólogos más abiertos al diálogo inter-religioso. Sin

embargo, una perspectiva histórica impone el reconocimien-

to, y aún más en el momento de la muerte.

En el libro Cruzando el umbral de la esperanza (Plaza &

Janés, 1994), Juan Pablo ii encara el tema del pluralismo con

fi rmeza:

“En vez de sorprenderse de que la Providencia permita

tal variedad de religiones, deberíamos más bien mara-

villarnos de los numerosos elementos comunes que se

encuentran en ellas.”

Después de esta declaración formal, entra a criticar el con-

tenido del Qur’án, afi rmando que signifi ca una “reducción de la Divina Revelación”. En esto sigue las pautas de insig-

nes islamólogos, como Louis Massignon o el Padre Michael

Hayeck. Hay que comprender la prevención que el islam ge-

nera entre los cristianos. ¿Cómo aceptar una religión que se

sitúa después de la encarnación de Dios y no la reconoce?

La respuesta: el islam es históricamente posterior, pero on-

tológicamente anterior al cristianismo. El islam es defi nido

como una religión puramente legalista, que pone su acen-

to en la trascendencia de Dios, y donde no hay espacio para

el encuentro entre el Creador y la criatura. Con esta tesis

se logra superar un fenómeno que resulta muy incómodo:

la posterioridad histórica del islam pone en tela de juicio la

idea de la redención universal encarnada en un momento his-

tórico preciso. Aceptar el islam es superar todo historicismo.

el isl am en democr acia

No es este el momento para discusiones. Preferimos res-

ponder a su palabra, buscar los puntos de encuentro entre

las religiones. La aproximación al islam de Juan Pablo ii es

sumamente positiva, y más si la comparamos con los siglos

de insultos y anatemas. Los musulmanes hemos sido conde-

nados al infi erno durante muchos siglos, y ahora somos in-

vitados a dialogar en el mismo Vaticano. La crítica ya es un

diálogo, cuando se hace desde el respeto mutuo. Una vez que

superamos todo sectarismo y somos capaces de ir más allá de

los aspectos formales y doctrinales, nos damos cuenta de que

en el fondo de todas las tradiciones sagradas de la humani-

dad existen valores compartidos: la adoración de la Realidad

Única, la compasión, la paciencia, la entrega, la solidaridad,

la alabanza, el agradecimiento… En Cruzando el umbral de la esperanza, culmina su crítica del islam con un reconoci-

miento:

“La religiosidad de los musulmanes merece respeto. No

se puede dejar de admirar, por ejemplo, su fi delidad a la

oración. La imagen del creyente en Alá que, sin preocu-

parse ni del tiempo ni del sitio, se postra de rodillas y se

sume en la oración, es un modelo para los confesores

del verdadero Dios, en particular para aquellos cristia-

nos que, desertando de sus maravillosas catedrales, rezan

poco o no rezan en absoluto.”

Este fragmento es muy revelador, pone el acento en la coti-

dianidad de la experiencia. Oír al Sumo Pontífi ce católico ca-

lifi car la fi delidad de los musulmanes a la oración como “ad-mirable” y “un modelo para los confesores del verdadero Dios”

también es admirable. Todavía en el año 2001, y con moti-

Juan Pablo ii y el islam: un reconocimiento

vo de su visita a Kazajstán, reiteraba “el respeto de la Iglesia Católica por el islam: el islam que reza, que sabe ser solida-rio con los necesitados”. Un verdadero golpe para los secto-

res más reaccionarios. Ojalá todos los católicos tuviesen una

perspectiva tan abierta.

Si yo fuera cristiano, seguramente sería más crítico con

Juan Pablo ii. Como musulmán, y en honor a la verdad, no

puedo serlo.

. yihad de género

presentación del primer congreso internacional

de feminismo islámico. club internacional de

prensa. madrid, 19 de octubre de 2005

Junta islámica catalana ha convocado para los días

26, 27 y 28 de octubre de 2005 la celebración del Primer

Congreso Internacional de Feminismo Islámico. En su con-

vocatoria, jic defi ne los objetivos del encuentro del siguien-

te modo:

1. Dar a conocer el emergente movimiento de las mu-

jeres musulmanas en pos de la igualdad de género, tanto

a nivel teórico como sobre el terreno.

2. Dar a conocer este movimiento entre las mujeres

musulmanas que viven en España, como un elemento

de integración, como alternativa a las lecturas machistas

dominantes.

3. Buscar una mayor coordinación entre las mujeres

musulmanas y occidentales en relación a objetivos co-

munes.

Yihad de Género

Las preguntas suscitadas por esta convocatoria son mu-

chas, tantas como hemos recibido durante los meses de pre-

paración de este congreso. En primer lugar, puedo adivinar

vuestra sorpresa: ¿feminismo islámico, existe tal cosa? En se-

gundo lugar, ¿qué es lo que quiere decir ser feminista dentro

del islam? ¿Acaso el adjetivo islámico no reduce el conteni-

do de la palabra feminismo, no la desfi gura? Para contestar a

estas y a muchas más preguntas es por lo cual hemos decidi-

do organizar el congreso, como un primer paso en la visuali-

zación de un movimiento que es ya una realidad en muchos

países de mayoría musulmana. Un movimiento ciertamen-

te débil, aún minoritario, pero que está generando enormes

expectativas entre todos aquellos musulmanes y musulma-

nas que queremos vivir el islam como un camino espiritual

y rechazamos de pleno todo tipo de discriminación o situa-

ciones de injusticia que sufran las mujeres, u otros colecti-

vos como son los homosexuales o las minorías religiosas.

El primer paso para la solución de un problema es locali-

zarlo. La curación pasa por saber que estás enfermo, luego

podemos discutir el tratamiento. Y aquí está nuestro primer

combate: muchos musulmanes siguen empeñados en un dis-

curso esencialista y defensivo, sobre “la alta posición de la mujer en el islam”, y bla bla bla. Detrás de todos los discur-

sos que nos recuerdan que “el islam liberó a las mujeres hace catorce siglos” se esconde el mismo inmovilismo, una actitud

autosatisfecha que no deja lugar para la lucha. Si “el islam li-beró hace catorce siglos…” ya está todo hecho.

Y sin embargo, la situación de la mujer en el mundo islá-

mico es lamentable. Debemos confrontar los hechos con las

idealizaciones del pasado. No hablamos de la libertad inter-

el isl am en democr acia

na o de la condición espiritual de las personas, sino de siste-

mas legales discriminatorios, de políticas de Estado, de eje-

cuciones de homosexuales, de lapidaciones, de códigos de

vestimenta y de conducta impuestos por la fuerza, de un to-

talitarismo que segrega y discrimina. Hablamos de la vida de

cientos de miles de mujeres en Irán, en Arabia Saudí, en

Egipto, en Afganistán, en Jordania o Mauritania. Hablamos

de leyes injustas dictadas en nombre del islam, que se pre-

tenden emanadas del Qur’án y de la Sunna, y bajo las que se

hace la vida irrespirable a las mujeres, permitiendo toda cla-

se de abusos contra ellas.

Una vez localizado el mal, se trata de curarlo. A la medici-

na para curar el machismo la llamamos feminismo. Sabemos

que a muchos musulmanes les desagrada esta palabra. Se re-

cuerdan los abusos de un cierto feminismo agresivo contra

el hecho religioso, de aquellos discursos que se nos presen-

tan como la avanzadilla del colonialismo. En palabras de la

catedrática de historia contemporánea y feminista Mary

Nash: “la imposición de un imperialismo cultural en la pro-yección de un feminismo proyectado desde un canon univer-salista de signo blanco occidental” (Mujeres en el mundo, p.

25). Este discurso coincide con el orientalismo, en su defi ni-

ción del islam como una religión esencialmente machista,

una religión patriarcal que no puede dejar de serlo. Una reli-

gión cerrada y defi nida por los peores rasgos del atraso y del

oscurantismo. Por tanto, para liberar a las mujeres hay que

arrancarles el velo, hay que desarraigarlas de sus tradiciones.

La buena mujer blanca viene a salvar a la pobre mujer sumi-

sa musulmana. Tras la feminista agresiva contra el hecho

religioso viene el buen evangelista. La historia es conocida,

Yihad de Género

se viene repitiendo desde hace más de un siglo.

Frente a este feminismo occidental agresivo, existe un mo-

vimiento de mujeres que reivindica la posibilidad de realizar

la liberación de la mujer musulmana en el marco del islam.

Este movimiento considera que se ha producido una degra-

dación de la tradición islámica y una tergiversación de los

textos sagrados, que ha tenido como resultado la actual es-

tructura patriarcal que domina en los países de mayoría mu-

sulmana. Postula, asimismo, que el islam genuino contiene

importantes elementos de liberación, y propone la recupe-

ración de estos como marco de la emancipación de la mujer

musulmana.

El Congreso que hemos planteado sin duda representa un

paso adelante en la lucha de las mujeres musulmanas por

mejorar su condición. Se trata de validar un discurso que se

está produciendo en contextos diferentes, y darle una visi-

bilidad a escala planetaria. Los miembros de Junta Islámica

Catalana no somos más que un grupo de musulmanes y mu-

sulmanas cansados de ver una y otra vez como el islam es

siempre representado a través de sus fi guras más oscuras, un

‘musulmán tipo’ que responde a todos los estereotipos de la

ignorancia, el fanatismo y el machismo más recalcitrante. No

es que ese estereotipo no exista. Existe y por eso hemos mon-

tado este congreso, para mostrar que ese musulmán no es el

único y legítimo representante del islam, que existen muchos

otros cientos de miles de musulmanes y de musulmanas que

se rebelan contra ese fanatismo, contra ese machismo, con-

tra esa ignorancia y ausencia de espiritualidad. Precisamente,

hablar de feminismo implica hacerse consciente de los pro-

blemas estructurales que sufren las sociedades musulmanas,

el isl am en democr acia

de la proliferación de una visión del islam cerrada a los valo-

res básicos que representa la modernidad: derechos huma-

nos y ecológicos, libertad de conciencia, democracia, igual-

dad de género.

Dentro del amplio movimiento de rechazo al fundamenta-

lismo religioso gestado en los últimos años en el interior del

islam, sin duda el feminismo ocupa un lugar muy especial. Al

hablar de feminismo islámico estamos tocando el núcleo de

todos los problemas, estamos reconociendo situaciones de

discriminación y de auténtica opresión ante las cuales no po-

demos sino rebelarnos. Tal y como señalaba Shirín Ebadi tras

la concesión del premio Nobel de la Paz, para ser feministas

no es necesario que dejemos de ser plenamente musulmanes.

Más bien, es desde nuestra condición de musulmanes que

sentimos el patriarcado como un sistema de opresión de una

parte de la humanidad frente a la otra.

Las mujeres que hemos logrado reunir en Barcelona son

algunas de las representantes más notables de este movi-

miento. Un movimiento de protesta, pero también de re-

generación espiritual. Un movimiento que hunde sus raíces

en la revelación coránica, en el espíritu igualitario del islam.

El feminismo islámico se presenta como un discurso enraiza-

do en el Qur’án, realizado por mujeres musulmanas dotadas

del conocimiento lingüístico y teórico necesario para desa-

fi ar las interpretaciones patriarcales y ofrecer lecturas alter-

nativas encaminadas a lograr la igualdad de derechos, al mis-

mo tiempo como refutación de los estereotipos occidentales

y del fundamentalismo religioso.

El Primer Congreso Internacional de Feminismo Islámico

se celebrará los días 27, 28 y 29 de octubre en Barcelona.

Yihad de Género

Tendremos entre nosotros a pensadoras tan valiosas como

Amina Wadud y Asma Barlas, conocidas por sus lecturas del

Qur’án en clave feminista. Amina Wadud es conocida espe-

cialmente por haber protagonizado el pasado 18 de marzo en

Nueva York una plegaria mixta, dirigiendo la oración ante

hombres y mujeres. Este desaf ío al patriarcado generó en su

momento las críticas feroces de los sectores más reacciona-

rios, incluidos los imanes de Meka y de Medina, el rector de

la Universidad de al-Azhar, en El Cairo, y muchos otros.

El Congreso contará con la ponencia marco de Valentine

Moghadam, directora de la Sección para la Igualdad de

Género de la unesco, que situará el feminismo islámico

como parte integrante del movimiento feminista global, esta

red transnacional de hombres y mujeres que luchan contra

la discriminación de la mujer en el contexto de la expansión

neoliberal y el fundamentalismo. Del sudeste asiático, conta-

mos con la presencia de Zainah Anwar, la directora de Sisters

in Islam, una de las organizaciones pioneras del feminis-

mo islámico, y Lily Zakiyah Munir, directora del Centre for

Pesantrem and Democracy Studies, que está desarrollando

un programa de reforma de la enseñanza religiosa en las más

de 14.000 escuelas religiosas de Indonesia, con el objetivo de

incluir en la formación de los futuros cuadros dirigentes del

islam del país los conceptos de igualdad de género y de de-

mocracia. Además, durante el congreso también se aborda-

rán temas delicados como la lucha contra la ablación en Mali,

o la polémica de los tribunales de la sharia en Canadá, un

ejemplo de colaboración entre feministas musulmanas y no

musulmanas. También estará presente Baobab for Women’s

Human Rights, asociación reconocida por su tarea en defen-

el isl am en democr acia

sa de las mujeres acusadas de adulterio en Nigeria, y amena-

zadas con la lapidación.

A través de estas y otras organizaciones y mujeres, desde

Junta Islámica Catalana hemos querido dar a conocer este

emergente movimiento feminista dentro del islam, un movi-

miento necesitado de apoyos y cuidado, pero que ya se deja

sentir como una fuerza efi caz para hacer frente a las lecturas

patriarcales que han dominado durante demasiado tiempo

en el mundo islámico.

Desde Junta Islámica Catalana, creemos que es importan-

te que este discurso de liberación sea conocido. Creemos que

es importante visualizar a estas mujeres como las auténticas

representantes del islam, en su sentido más genuino. Visu-

alizar nuevos liderazgos femeninos es una tarea urgente en

el mundo islámico, dar a conocer la existencia de estas pen-

sadoras y activistas como una posibilidad de vivir el islam en

equilibrio, sin necesidad de aceptar la opresión de la mujer.

Se trata de ofrecer a las mujeres musulmanas una alternativa

a las lecturas patriarcales dominantes. Frente a este trabajo

de crítica interna, la pretensión de superioridad de la cultu-

ra occidental y el laicismo agresivo contra el hecho religio-

so no constituyen un enemigo efectivo del fundamentalismo,

por lo que representa de desarraigo para las mujeres que se

pretende liberar. Ante la falsa dicotomía occidentalización/

islamismo, el feminismo islámico propone la recuperación

y puesta en primer plano de elementos centrales de la tradi-

ción islámica que la hacen compatibles con el sistema demo-

crático y los derechos humanos.

. el acceso de la mujer a la mezquita

Una de l as conclusiones del Primer Congreso

Internacional de Feminismo Islámico, celebrado en

Barcelona, se refi ere al acceso de la mujer a la mezquita. En

una emotiva ponencia, la norteamericana de origen indio

Asra Nomani explicó las circunstancias que la movieron a

realizar una campaña contra lo que califi ca como “apartheid

de género”. Hace unos años Asra Nomani decidió desafi ar

una segregación que se reproduce en la mayoría de las mez-

quitas norteamericanas. Se plantó con su madre y su sobrina

en medio de la sala principal de la mezquita de Morgantown,

West Virginia, para realizar sus oraciones. Desde entonces,

ha emprendido una campaña para lograr el reconocimien-

to del derecho de las mujeres musulmanas a rezar en la sala

principal de las mezquitas norteamericanas, en igualdad de

condiciones respecto a los hombres.

También en la mayoría de las mezquitas en España está

vedada la entrada a las mujeres. En aquellos lugares donde

tienen acceso, se las ubica en salas aparte, en algunos casos

ocultas tras celosías, y obligadas a cubrirse completamente

con una túnica. A nadie se le escapa que esta situación cons-

el isl am en democr acia

tituye una violación de las leyes contra la discriminación por

razón de sexo. Según parece, esta práctica es tolerada en aras

del multiculturalismo y de la libertad religiosa. Sin embargo,

constituye un error demasiado extendido el pensar que la

prohibición del acceso de la mujer a la mezquita es propia del

islam. No existe un sólo texto de referencia para los musul-

manes donde se establezca dicha prohibición, sino todo lo

contrario. Una vez más, es necesario descorrer el velo.

Todos los estudiosos coinciden en que la mezquita de

Muhámmad (saws) en Medina constituía en un solo espa-

cio en el que rezaban juntos hombres y mujeres, sin ninguna

clase de separación. La mezquita de Medina era la sala de la

asamblea y el tribunal de justicia, donde todos los creyentes

participaban en la toma de decisiones colectivas. Las muje-

res entraban y salían de sus casas, acudían sin cortapisas a

las mezquitas a cualquier hora del día o de la noche, tenían

reuniones femeninas en las que decidían sus asuntos, parti-

cipaban en las asambleas, opinaban e imponían sus opinio-

nes, recibían educación, trabajaban y comerciaban, e incluso

combatieron en primera fi la.

Existe un dicho del profeta Muhámmad (saws) categóri-

co sobre este punto: “No prohibáis a las siervas de Al-lâh el acudir a la mezquita”. Este hadiz ha sido transmitido por

ibn Omar y por Abu Hurayra, y pone en evidencia que ya en

ese tiempo había musulmanes contrarios a esta práctica.

Existe otro hadiz, transmitido por Zaynab, donde la mujer

del profeta asegura que este les dijo a las mujeres que no se

perfumasen antes de acudir a la mezquita.

Existe otro hadiz donde Muhámmad (saws) dice que en

muchas ocasiones aceleró las oraciones por el hecho de

El acceso de la mujer a la mezquita

que había niños llorando, y así facilitar a las madres que

atendiesen a sus hijos.

En fi n, los hadices no dejan lugar a dudas, y en esto están

de acuerdo incluso los ulemas más conservadores. Los hom-

bres se situaban en primera fi la, los niños en medio y las mu-

jeres ocupaban el fondo. También se sabe que los musulma-

nes que llegaban tarde se situaban en las últimas fi las, detrás

de las mujeres. Por ello, Omar ibn al-Jattab prohibió a los

hombres el acceso a la mezquita a través de la puerta trase-

ra, quedando ésta reservada a las mujeres. Esto sucedió tan

sólo tras la muerte del profeta, y no implica en ningún caso la

modifi cación del rezo colectivo en la misma sala, sin ninguna

clase de separación entre hombres y mujeres.

Esta es la primera mezquita del islam, y este es el ejemplo

del profeta. En este, como en tantos otros casos, el mensaje

del islam ha sido traicionado. En su libro Las sultanas olvi-dadas, Fatima Mernisi explica el proceso mediante el cual se

cerró el acceso de la mujer a la mezquita, un proceso paralelo

a la sustitución del mensaje igualitario del islam por una re-

ligión machista y totalitaria: “Nada expresa mejor la traición al Profeta que la actitud del acceso de la mujer a la mezqui-ta… De las cenizas de aquella era había renacido una miso-ginia que arraigaba profundamente en los temores árabes a la feminidad e ignoraba los esfuerzos del Profeta por exorci-zarlos insistiendo en la necesidad de que el varón musulmán compartiera todo con su esposa” (ídem, p.145).

Llama la atención que aquellos que se presentan como pu-

ristas y guardianes de la tradición se pasen por el forro las en-

señanzas del Profeta cuando les viene en gana, siempre para

el isl am en democr acia

justifi car su misoginia, su desprecio a las mujeres como cali-

fas de Al-lâh sobre la tierra.

Centrándonos en el presente, no podemos sino hacer las

siguientes preguntas: ¿es lícito que existan espacios califi ca-

dos ofi cialmente como “lugares de culto musulmán” en los

cuales este prohibida la entrada a las mujeres? ¿No se tra-

ta de casos evidentes de discriminación por razón de sexo?

¿Tienen las mujeres musulmanas en España que transigir

con situaciones como estas? ¿Acaso la libertad de culto no

existe para ellas?

Desde el momento en que sabemos que esta discrimina-

ci-ón no es achacable al islam en si mismo, sino a prácticas

culturales propias de determinados países, creo que se im-

pone denunciarlo. Desde mi posición de “dirigente religioso

islámico”, quiero hacer un llamamiento a todos los musul-

manes y a las organizaciones religiosas islámicas para aca-

bar con esta situación, que atenta contra los valores del is-

lam y tiende a perpetuar en España situaciones de desigual-

dad incompatibles con la legalidad vigente.

Si yo fuera mujer, no dudaría en presentar una denuncia

a muchas de estas mezquitas por discriminación por razón

de sexo y por vulneración de mis derechos religiosos. De he-

cho, animo y seguiré animando a las mujeres musulmanas a

rebelarse ante esta innovación infame. España está esperan-

do esa Asra Nomani que se enfrente a la ignorancia de mu-

chos dirigentes religiosos.

. musulmanes colonizados

Sin duda el colonialismo ha dejado una profunda huella

en el mundo islámico. He conocido marroquíes que re-

conocían haber recibido ‘enseñanza islámica’ de sacerdotes

católicos, cuando Marruecos era una colonia española, y no

americana. Estos sacerdotes no hacían sino inculcarles una

visión cristianizante del islam, donde se trazan todas las ana-

logías posibles entre una religión y otra. El islam es defi nido

como un conjunto de dogmas y doctrinas, y se dejan en un

segundo plano la libertad (no hay otro Soberano que Al-lâh)

y el saboreo (dzawq). También el colonialismo ha tenido sus

efectos en la institucionalización del islam, de modo que lo

que ahora nos parece ‘normal’ hubiese sido considerado

como una anomalía antes de la colonización. Si bien es indu-

dable que islam y cristianismo son religiones hermanas y

muy semejantes, también lo es que en diversos aspectos ofre-

cen soluciones diferentes. Cada cosmovisión es un todo or-

denado, una forma orgánica y completa de enlazarse con el

todo. Cuando ciertos componentes de una religión se mez-

clan con los de otra, lejos de constituir un enriquecimiento,

se corre el riesgo de perder el todo. Además, este ‘contagio’

ha llegado de la mano de los elementos más reaccionarios

el isl am en democr acia

del catolicismo, aquellos que se vinculan con el nacional-ca-

tolicismo. Para detectar esta presencia del colonialismo en-

tre los musul-manes, hay que fi jarse en cuatro puntos clave:

. la equiparación del imam al sacerdote (y de la mezquita con la iglesia) La palabra imam ha pasado a designar a una especie de ‘cura

islámico’, revestido de funciones especiales, como si ‘ser

imam’ constituyese un cargo propiamente dicho. Hemos vis-

to como musulmanes acudían ‘al imam’ para casarlos, o para

celebrar las exequias de sus hijos, cuando su función origi-

nal no tiene nada que ver con esto. En realidad, el imam es

simplemente aquel que dirige la oración: se trata de una fun-

ción específi ca, y no de un cargo. Para ser imam, es sufi cien-

te con tener unos conocimientos básicos: saber de memoria

algunos fragmentos del Qur’án y saber como se realiza la

oración. Cuando acaba la oración, la persona en cuestión

deja de ser imam. Aunque es comprensible que se acabe de-

signando con el nombre de imam a la persona habitualmen-

te encargada de dirigir la oración en una determinada mez-

quita, no es lícito pensar que tiene otra función que esta, o

que debe ser considerado como un líder espiritual por parte

de los musulmanes. Para dirigir la oración no hay que estar

consagrado ni designado por nadie. La mayoría de los mu-

sulmanes han ejercido de imames alguna vez en su vida, o

están capacitados para hacerlo. Si se está en grupo, suele es-

cogerse la persona con más conocimientos, lo cual quiere

decir que el imam puede variar de una reunión a otra. Esto

no implica que el imam tenga un rango superior, ni que ejer-

za un magisterio espiritual de ningún tipo. En las familias

Musulmanes colonizados

acomodadas, era habitual tener un sirviente imam con bue-

na dicción del Qur’án, costumbre que perdura. Cuando los

musulmanes apelan al imam como una autoridad religiosa,

investida de otras funciones que las de la realización de la

oración, y acuden a él para celebrar casamientos u otras fes-

tividades, nos encontramos ante uno de los síntomas más tí-

picos del islam colonizado.

. apelar a ‘la ortodoxia’El concepto de ortodoxia implica una Iglesia que ostenta el

magisterio dogmático, algo vedado en el islam. Implica pen-

sar que en el islam sólo existe una doctrina (doxia) correcta

(orto), lo cual es falso. Desde los primeros tiempos del islam

surgieron infi nidad de escuelas de pensamiento: motakallim,

mashshâ’ûn, jariÿíes, qadaríes, muridíes, ibadíes, ishraqui-

yún, asharíes… o tendencias: la alquimia, el hermetismo, las

radiaciones de al-Kindi, la cosmovisión de los Ikhwân al-Safâ, además de todas las corrientes del chiísmo. Resulta

cansino nombrar todos los grupos y doctrinas del periodo

abbasida, por citar un periodo muy determinado de la histo-

ria. Todas estas doctrinas fueron aceptadas en su tiempo

como islámicas, aunque discutieran entre sí sobre temas

como la eternidad del mundo, la creación ex-nihilo, la pre-

destinación, si el Qur’án es creado o increado, etc, y en algu-

nos casos se produjese una ruptura. En todo caso, nosotros

no tenemos la obligación de tomar partido por los ibadíes,

los ishraquiyún o por los asharíes: en principio, todos ellos

nos merecen el máximo respeto. Esta variedad de doxias se

da también en el terreno de la jurisprudencia, con las (por lo

menos) diecisiete escuelas jurídicas sunníes que en algún

el isl am en democr acia

momento han gobernado la vida de los musulmanes, aparte

de las chiítas. Reivindicar una ortodoxia en nombre de la tra-

dición jurídica del islam es desconocer esa misma tradición

jurídica. Se tiende a dar por hecho que los dictámenes de los

sabios del pasado son más válidos por ser antiguos, y no en

función de los argumentos presentados, lo cual es una so-

lemne tontería. Por otra parte, se supone que esta ‘ortodoxia’

es preservada por determinados centros de saber o ‘recon-

ocidas universidades’, a las que se otorga la categoría de ‘guar-

dianes de la tradición’. Antes de la colonización, el método de

la enseñanza del islam era completamente libre. Para ser

considerado como un maestro en cualquier disciplina no era

menester ningún título en ninguna universidad o centro de

enseñanza ofi cial. Cualquiera podía sentarse bajo una co-

lumna de una mezquita y anunciar que iba a impartir una

enseñanza. Su éxito y aceptación dependían ex-clusivamen-

te de sus conocimientos. Cuando alguien apela a la ‘ortodo-

xia del islam’ para descartar tus argumentos, ten por seguro

que se trata de un típico musulmán colonizado.

. crítica del relativismo moral Por relativismo moral no entendemos el ‘todo vale’ de algu-

nos. Desde el punto de vista de una cosmovisión tradicional,

la norma es un medio de enlazarnos con el todo. Más bien, el

relativismo moral se relaciona con el pluralismo, como res-

puesta a la coexistencia de diferentes morales en un mismo

espacio. El relativismo es propio del islam, entendido como

la aceptación de la diversidad de tradiciones y culturas como

algo querido por Al-lâh. En este punto, el Qur’án no puede

ser más claro: Al-lâh dice que ha otorgado un dîn (religión)

diferente para cada pueblo. Nos dice que no corresponde a

los hombres juzgar, sino aceptar las diferencias, y concluye:

“¡competid en buenas obras!” (hasanat). Cuando los musul-

manes decimos wa al-lâhu alaam (y solo Al-lâh sabe) esta-

mos diciendo que todo saber humano es relativo. En el dunia

(lo mundano) todo es relativo. Lo Absoluto corresponde úni-

camente a Al-lâh, y a la revelación que realiza a través de Sus

signos y Sus Mensajeros. No sólo es aceptable el relativismo

moral, sino también jurídico. Iman Shafi ’i (ra) decía que no

se puede legislar lo mismo en El Cairo que en Bagdad. Es de-

cir: que las Leyes dictadas por Al-lâh (la Sharia) pueden tener

una aplicación diferente según las condiciones del lugar: son

relativas a una situación precisa. En las sociedades musulma-

nas se ha aceptado siempre la existencia de morales e incluso

de legislaciones diferentes. El relativismo moral siempre fue

algo propio del islam e impropio de occidente, por lo menos

hasta el siglo xix. La crítica del relativismo moral y cultural

es propia de una determinada ideología gestada en occidente,

en su intento de imponer un pensamiento único. La crítica al

relativismo moral realizada por la Iglesia implica su rechazo

de la gestación de sociedades multireligiosas y multicultura-

les (como las que han cara-cterizado al mundo islámico du-

rante siglos), un intento de mantener la moral católica como

norma esencial de la sociedad occidental, por encima de las

otras religiones o creencias. Cuando esta crítica del relativis-

mo está en boca de los musulmanes, se hace patente el triun-

fo del colonialismo.

. sexualidad represiva El placer sexual es un regalo de Al-lâh a las criaturas. La vi-

Musulmanes colonizados

el isl am en democr acia

sión positiva de la sexualidad en el islam contrasta con otras

concepciones religiosas. El Profeta Muhámmad (saws) ama-

ba a las mujeres, y se casó y se divorció numerosas veces. De

todos sus matrimonios, sólo una vez se casó con una virgen:

todas las demás eran mujeres experimentadas. El Profeta

(saws) dijo que cuando alguien satisface legítimamente sus

deseos sexuales, realiza con ello una buena obra (hasanat).

Dijo que dar placer a la pareja constituye una sádaqa (ofren-

da, palabra que suele traducirse por ‘limosna’) a Al-lâh. Lejos

de constituir un pecado o un mal, la satisfacción del deseo no

es sino expresión de la voluntad divina, creadora de goce y

existencia. Todo ello se realiza dentro de unos límites: las re-

laciones fuera del matrimonio y la promiscuidad sexual son

consideradas degradantes, una depreciación del cuerpo. Pero

eso no implica un moralismo represivo, pues el matrimonio

no es un sacramento indisoluble. Más bien, se trata de valo-

rar el cuerpo y las relaciones sexuales como un bien. El islam

estableció la facilidad para el matrimonio y el divorcio, la

aceptación de métodos anticonceptivos y la posibilidad de

abortar bajo determinados casos. Según el ejemplo del profe-

ta, un motivo sufi ciente para solicitar el divorcio por parte de

la mujer es el hecho de que su marido no la satisface. Desde

el punto de vista islámico, una vida sin placer sexual es una

vida a medias. Cuando uno observa la ola de puritanismo y

de beatería seudo-religiosa que asola el mundo islámico, con

la asignación a la mujer musulmana de fi guras típicamente

cristianas como ‘la perfecta casada’ o ‘el ángel del hogar’, se

hace evidente el triunfo del colonialismo.

Pero sólo Al-lâh sabe.

. defender la libertad de expresión es defender al profeta del islam

Escribo para expresar mi solidaridad con la prensa

europea, ante los ataques recibidos por parte de grupos

integristas. Muchas veces he denunciado la islamofobia que

impregna los mass media. Rechazo de plano la publicación

de las caricaturas, y las considero un acto de incitación al

odio antes que una muestra válida de la libertad de expresión.

Las caricaturas no son humorísticas ni satíricas, sino pura y

simple propaganda de guerra, destinada a crear una imagen

monolítica de los musulmanes como terroristas. Se parecen

mucho a las caricaturas de los judíos en la Alemania nazi, que

contribuyeron a crear el clima propicio para la Shoa.

A pesar de todo ello, siento la obligación de denunciar

la reacción desproporcionada de algunos musulmanes.

Como musulmán, me produce auténtico bochorno ver en-

frentadas la libertad de expresión y la defensa de la fi gura

de Muhámmad (paz y bendiciones). Considero la libertad

de expresión como un valor indiscutible, ni islámico ni oc-

cidental, sino un valor universal, esencial para el desarro-

llo de sociedades sanas, en las cuales las capacidades de to-

el isl am en democr acia

dos sus miembros puedan desarrollarse libremente. La liber-

tad de expresión es una necesidad imperiosa en los países

de mayoría musulmana, dominados por regímenes despóti-

cos de corte pro-occidental. Plantear la defensa del profeta

como un ataque a la libertad de expresión es un contrasenti-

do. Defender la libertad de expresión es defender al profeta

del islam, a todos los mensajeros de Dios, quienes hicieron

de la palabra un vehículo de liberación, devolviendo al len-

guaje su sentido.

Los que vociferan y queman embajadas nos provocan lás-

tima, en su incapacidad para escapar a la violencia. La deses-

peración es una fuerza ciega. Las caricaturas no son más que

un detonante, una muestra de los sentimientos enconados

que alberga una parte del mundo musulmán ante occidente.

Ante la dimensión que han tomado los acontecimientos, no

podemos seguir hablando de reacciones ante las caricaturas,

se trata de otra cosa.

Los que vociferan y queman embajadas son movidos por

el odio y el rencor, y no por el amor al profeta. Odio a todo lo

europeo, rencor ante una situación que los musulmanes en

el mundo percibimos como humillante. Rencor ante la im-

punidad con la que se propaga la islamofobia, ante el fascis-

mo cotidiano que envenena nuestras vidas, que hace que los

vecinos nos miren con cara de sospecha, que no se nos al-

quile un piso por saber que somos musulmanes, que tenga-

mos problemas para encontrar trabajo, para abrir mezqui-

tas o tener acceso a la alimentación halal, al cumplimiento

de nuestros derechos religiosos. Rencor ante la situación de

Chechenia, de Cachemira o Palestina, ante la destrucción de

Irak “en nombre de la democracia”. Rencor por el apoyo de

occidente a tiranías en Oriente Medio, ante el retorno sola-

pado del colonialismo, ante las torturas en Irak, ante las pro-

fanaciones del Corán en Guantánamo, ante la prepotencia

de los nuevos amos de la tierra.

Pero una cosa son los sentimientos de las masas, y otras

las causas de los que han promovido las protestas. Las cau-

sas reales hay que buscarlas en el despotismo y la ignorancia.

Despotismo e hipocresía de regímenes árabes que se presen-

tan ahora como los defensores del islam, cuando llevan años

torturando y robando a sus pueblos, persiguiendo a los par-

tidos islamistas, reprimiendo cualquier forma de disidencia

y agitando el fantasma del fundamentalismo para justifi car

ante occidente la instauración de regímenes totalitarios. La

istrumentalización de las protestas es un hecho evidente.

Hay mucha gente en el mundo islámico interesada en el cho-

que de civilizaciones, y se han aprovechado la publicación de

las caricaturas para manipular a la población y generar una

reacción desproporcionada y absolutamente contraria a los

valores del islam.

Lo que más nos duele es la ignorancia del ejemplo del pro-

feta al cual se dice defender. El propio Muhámmad fue obje-

to de toda clase de burlas en su tiempo, y nos dio el mejor

ejemplo de como responder a las provocaciones. Rechazó la

censura y explicó que no valía la pena alimentar las polémi-

cas absurdas. En ningún momento perdió la calma, e incluso

llegó a pedir a Dios que perdonase a aquellos que lo habían

insultado. En el Corán queda refl ejado este comportamiento,

que debería servir de modelo para todo musulmán: “Los

siervos del Compasivo son los que van por la tierra humilde-

mente y que, cuando los ignorantes les increpan, dicen: ¡Paz!”

Defender la libertad de expresión

el isl am en democr acia

(Corán 25:63). Los que vociferan y queman embajadas tienen

muy poco que ver con la defi nición que el Corán nos ofrece

de los musulmanes. Ellos son culpables: han cometido deli-

tos en nombre del islam, han contribuido de forma irracio-

nal a la divulgación de las caricaturas, han aumentado de

forma estéril la polémica, dando satisfacción a sus autores.

¿Cómo se pretende defender a Muhámmad actuando en

contra de su ejemplo? Si los que se presentan como fanáti-

cos defensores del islam lo ignoran todo sobre el islam, los

musulmanes conscientes debemos contestarles. Por culpa de

estos grupos aparecemos siempre representados como tur-

bas vociferantes y violentas, masas sin rostro que en medio

de la suciedad y la pobreza elevan un grito de rencor. Las cá-

maras (siempre en el lugar preciso) se recrean en las imáge-

nes, saben captar el rostro más tenso, la expresión más enco-

nada. Estamos en las antípodas del islam, de la serenidad que

otorga cualquier práctica espiritual. Estamos ante la imagen

del fanatismo religioso. A estas imágenes se opone el rostro

de algún político o intelectual europeo, de actitud mesurada,

llamando a la calma y al encuentro entre las civilizaciones.

El contraste no puede ser más fuerte. Una vez más lo hemos

conseguido, como marionetas que ocupan el lugar que les

ha sido asignado, desgañitándonos por la ofensa recibida. La

provocación ha dado como resultado una reacción que nos

conduce a ahondar en la brecha, a abismarse en el choque de

las ignorancias.

Una vez pasada la tormenta, solo nos queda la posibilidad

de interpretar lo sucedido como un signo. Hemos perdido la

medida, ya nada es sagrado y todo es objeto de manipulación

y escarnio. La libertad de expresión tiene su límite en el

mandato interior de respetar al otro. Todas las legislaciones

europeas contemplan un límite para la libertad de expresión,

así que es absurdo reivindicarla como un valor sagrado, casi

religioso. Fanáticos los hay en todos lados, y no debemos

permitirles que ocupen el centro de la escena. Hay que

recuperar el temple. Solo una actitud serena y consciente de

combate contra el odio secular y religioso puede hacernos

salir de este círculo vicioso. La paz no se construye

únicamente fuera, es un estado interior que todos los seres

humanos conscientes debemos cultivar. La práctica de

cualquier religión tiene por objeto superar el mundo de las

dualidades, conducirnos a la Fuente que todo lo reúne.

Oriente es Occidente, no existe una fractura más que en la

mente humana. El ser humano es uno. Cado criatura vive en

diferentes circunstancias, pero sujeto a las mismas

condiciones eternas de la vida. �

Defender la libertad de expresión