Introducción. Teoría de La Mente, Desarrollo y Autismo. Recordando a Ángel Rivière

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Introducción. Teoría de la mente, desarrollo y autismo: recordando a Ángel Rivière 1 ENCARNACIÓN SARRIÁ Y JUAN-CARLOS GÓMEZ Universidad Nacional de Educación a Distancia; University of St. Andrews Resumen Este artículo traza una visión de la trayectoria académica de Ángel Rivière y sus colaboradores durante su período de investigación del tema de la Teoría de la Mente. Se analizan los orígenes de este período en sus estu- dios sobre la comunicación infantil y el autismo, y se bosquejan las grandes líneas maestras de sus aportaciones tanto conceptuales como empíricas al problema de la teoría de la mente y sus implicaciones para el autismo. Palabras clave: Ángel Rivière, Teoría de la mente, cognición social, autismo. Introduction. Theory of mind, development, and autism: Remembering Ángel Rivière Abstract This paper discusses the scientific and academic contributions of Ángel Rivière and his “Theory of Mind” research group, analysing its origins in the study of infant communication and autism, and outlining his main conceptual and empirical contributions to the Theory of mind problem and their implications for Autism. Keywords: Ángel Rivière, Theory of Mind, social cognition, autism. Correspondencia con los autores: Encarnación Sarriá. Departamento de Metodología de las Ciencias del Comporta- miento. Facultad de Psicología. Universidad Nacional de Educación a Distancia (UNED). Juan del Rosal, 10. 28040 Madrid. E-mail: [email protected] © 2007 by Fundación Infancia y Aprendizaje, ISSN: 0210-3702 Infancia y Aprendizaje, 2007, 30 (3), 277-288

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Sarriá y Gómez (2007)

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  • Introduccin. Teora de la mente,desarrollo y autismo: recordando

    a ngel Rivire1

    ENCARNACIN SARRI Y JUAN-CARLOS GMEZUniversidad Nacional de Educacin a Distancia; University of St. Andrews

    ResumenEste artculo traza una visin de la trayectoria acadmica de ngel Rivire y sus colaboradores durante su

    perodo de investigacin del tema de la Teora de la Mente. Se analizan los orgenes de este perodo en sus estu-dios sobre la comunicacin infantil y el autismo, y se bosquejan las grandes lneas maestras de sus aportacionestanto conceptuales como empricas al problema de la teora de la mente y sus implicaciones para el autismo.Palabras clave: ngel Rivire, Teora de la mente, cognicin social, autismo.

    Introduction. Theory of mind,development, and autism: Remembering

    ngel Rivire

    AbstractThis paper discusses the scientific and academic contributions of ngel Rivire and his Theory of Mind

    research group, analysing its origins in the study of infant communication and autism, and outlining his mainconceptual and empirical contributions to the Theory of mind problem and their implications for Autism.Keywords: ngel Rivire, Theory of Mind, social cognition, autism.

    Correspondencia con los autores: Encarnacin Sarri. Departamento de Metodologa de las Ciencias del Comporta-miento. Facultad de Psicologa. Universidad Nacional de Educacin a Distancia (UNED). Juan del Rosal, 10.28040 Madrid. E-mail: [email protected]

    2007 by Fundacin Infancia y Aprendizaje, ISSN: 0210-3702 Infancia y Aprendizaje, 2007, 30 (3), 277-288

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  • Introduccin

    El propsito de este monogrfico es rendir homenaje a la figura y a la personade ngel Rivire cuando se acaban de cumplir siete aos de su prematura desa-paricin, recordando su trayectoria intelectual en torno a uno de los temas fun-damentales de su carrera cientfica el desarrollo tpico y alterado de la cognicinsocial. Como introduccin a la seleccin de trabajos que constituye este nmero,nos proponemos ofrecer al lector una semblanza de ideas e hitos clave, sazonadacon algunos recuerdos personales de cmo se desasrroll uno de sus grupos deinvestigacin el grupo de Teora de la mente durante la primera mitad de ladcada de los 90. Este monogrfico y esta introduccin no son, por tanto, unintento de abarcar lo inabarcable la vasta y compleja trayectoria cientfica dengel Rivire. Ms bien, pretendemos, desde el perodo concreto que nosotrosconocimos, ofrecer una semblanza inevitablemente limitada y subjetiva delalcance y la influencia que su trabajo y su persona tuvieron dentro y fuera de susgrupos de investigacin un mero atisbo de lo que ngel signific para la psico-loga del desarrollo en Espaa, pero que confiamos sirva no slo de homenaje a sumemoria, sino tambin, y sobre todo, para subrayar la presencia viva de sus ideasy su manera de hacer psicologa entre quienes lo conocieron y entre las nuevasgeneraciones de psiclogos que, por desgracia, no pudieron conocerlo personal-mente.

    Antes de la Teora de la mente

    Es nuestra impresin, compartida por otras personas (Rosa, 2000), que eltema de la Teora de la mente y el equipo de investigacin que ngel Rivireform para abordarlo a finales de los 80, constituy uno de los momentos clavede su fecunda trayectoria cientfica; un momento en el que comenz a integrarlas diversas lneas de pensamiento (razonamiento, orgenes de la comunicacin ydel smbolo, cognicin, Piaget, Vygotski, etctera) que tan brillantemente habadesarrollado desde los comienzos de su carrera, siempre en simultaneidad con eltema central que recorre e integra toda su obra el autismo.

    En 1978 ngel Rivire, a la sazn profesor de psicologa en la UniversidadAutnoma de Madrid, comenz a trabajar con nios con autismo, colaborandocon la asociacin de padres APNA. Las necesidades de esta asociacin eran fun-damentalmente prcticas (diagnstico y tratamiento). ngel llevaba ya variosaos dedicado a la investigacin del desarrollo psicolgico y el razonamiento,entre otros temas, y haba demostrado ser un terico brillante y un excelenteinvestigador emprico. En lugar de desempear estos papeles y el de asesor tcni-co de APNA por separado, desde el principio logr una sntesis excepcionalentre teora y prctica que sera una constante determinante en su carrera.

    En 1983, en uno de los primeros ejemplos de esa capacidad de sntesis entresus inquietudes tericas y los problemas aplicados del autismo, ngel publicun artculo emblemtico titulado Interaccin y smbolo en autistas (Rivire,1983), en el que planteaba la necesidad de comprender esta alteracin como unproblema primario de interaccin social que, adoptando una perspectiva vygots-kiana (sobre la que l posea una visin excepcionalmente clara y moderna; vasesu monografa de 1984-1985), poda dar lugar a toda una serie de trastornosafectivos y cognitivos al interrumpir el proceso normal de construccin interac-tiva de las capacidades cognitivas y sociales. En este artculo, ngel tenda unpuente entre el estudio del autismo y las investigaciones de vanguardia en la psi-cologa del desarrollo de aquel momento. La calidad del artculo, unida a la graninfluencia que ya en esos momentos tena ngel sobre los profesionales del autis-

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  • mo en Espaa, precipit la inmersin masiva de este colectivo en una perspectivaevolutiva sobre el autismo concebido como un trastorno del desarrollo.

    La introduccin de esta perspectiva tuvo grandes implicaciones para el estu-dio del autismo en Espaa, que fueron mucho ms all de las cuestiones diagns-ticas o de clasificacin. Afect tambin con cambios muy positivos a los procedi-mientos de intervencin y, lo que es quiz ms importante, a los objetivos desta, que comenzaron a buscarse en el modelo del desarrollo normal, en susecuencia, sus hitos y en la comprensin de los mecanismos psicolgicos impli-cados. La comunicacin pas de ser un rea de trabajo ms, centrada primordial-mente en el lenguaje, a ser el objetivo protagonista en el trabajo diario de loscentros educativos para personas con autismo. En esto, la visin de ngel y delos profesionales espaoles pas a estar en sintona, cuando no a anticipar, lascorrientes de vanguardia en el mundo anglosajn.

    ngel fue coherente con esta perspectiva evolutiva, no slo en su actividadcomo psiclogo aplicado, sino tambin en su propia investigacin. En uno de susprimeros proyectos, financiado por el entonces INCIE, se plante el reto de laevaluacin de las alteraciones de las funciones psicolgicas en autismo (Rivire,Belinchn, Pfeiffer y Sarri, 1988). Sobre la base de su propia experiencia perso-nal y la del numeroso grupo de colegas convocados a ser miembros de su equipo,se analiz el problema del perfil evolutivo asimtrico del autismo cuando seestudian de forma especfica diferentes funciones psicolgicas. Este proyectollev al diseo de tal cantidad y variedad de situaciones de evaluacin que segener el embrin de una batera de evaluacin del desarrollo adaptada a nioscon necesidades especiales (fundamentalmente autismo). Entre otros rasgosinnovadores, y como reflejo de nuevo de esa constante riveriana de integracinentre teora y prctica, la batera usaba la nocin de zona de desarrollo prximode Vygotski a travs de la especificacin de ayudas para elicitar respuestas correc-tas en los nios. La prueba (identificada con los nombres de TEDEPE y, ms ade-lante, EDI) se mantuvo en proceso de mejora durante muchos aos, pero desgra-ciadamente qued indita.

    Durante este perodo, ngel incub otro importante y ambicioso artculoterico en el que intentaba desentraar los mecanismos del desarrollo comunica-tivo en el nio normal, proponiendo una integracin entre la teora piagetianadel desarrollo sensoriomotor y los nuevos estudios sobre el desarrollo de la comu-nicacin y la interaccin en bebs (Rivire y Coll, 1987)2. En esencia, la propues-ta de ngel era que los mismos mecanismos cognitivos (por ejemplo, las reaccio-nes circulares secundarias, la coordinacin medios-fines o la causalidad externali-zada) eran responsables del desarrollo de las conductas de accin sobre el mundode los objetos y las conductas de interaccin con el mundo de las personas. Porejemplo, las mismas capacidades bsicas explicaran la aparicin del uso de ins-trumentos en el quinto estadio sensoriomotor piagetiano y las primeras conduc-tas comunicativas intencionales, tales como sealar objetos con el dedo. La exis-tencia de esta posible relacin se explor empricamente en un estudio longitu-dinal sobre el desarrollo cognitivo y comunicativo de 16 nios que constituy elncleo de la tesis de Encarnacin Sarri (1989), la primera tesis doctoral quedirigi ngel.

    Los resultados de esta investigacin fueron desconcertantes, pero claros: noexista el patrn predicho de correlaciones entre la inteligencia sensoriomotriz yla comunicacin intencional, y la aplicacin de anlisis estadsticos complejos yadecuados al gran nmero de variables implicadas -anlisis de correspondenciasmltiples- revel una organizacin con claro predominio de factores compuestosexclusivamente por variables de un mismo dominio (comunicativo o cognitivo).En lugar de una homologa de mecanismos de desarrollo, los resultados indica-

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  • ban la existencia de una diferenciacin entre el dominio socio-comunicativo y eldominio fsico en el final del primer ao de vida (Sarri, 1989; Sarri y Rivire,1991).

    Esta diferenciacin temprana entre dominios de conocimiento pona en seriasdificultades el modelo terico de desarrollo planteado por Rivire (Rivire yColl, 1987), pero los resultados fueron rpida y perfectamente asumidos porngel, en gran medida gracias al hecho de que justo en ese perodo haba empe-zado a dar sus primeros pasos con un modelo de desarrollo alternativo en el quelas piezas del rompecabezas podran encajar de otro modo: la Teora de la mentey su supuesto de especificidad de dominios. No obstante, ngel no pensaba quesu esplndido modelo de 1987 fuese completamente desechable. Como comenten diversos foros al incorporar la evidencia de esos resultados adversos, tal vez loque ese artculo describa no era el desarrollo del nio normal, sino el del niocon autismo, que, privado de mecanismos sociocognitivos especializados, severa obligado a comprender a las personas usando los nicos mecanismos a sudisposicin aquellos que en realidad estaban diseados para comprender elmundo de los objetos.

    La teora de la mente entra en escena

    Quienes conocieron a ngel recuerdan el entusiasmo con que comparta ensus seminarios, clases, entrevistas de direccin de tesis o, simplemente, charlasde caf, las nuevas publicaciones que le apasionaban. En 1985-86 este apasiona-miento gir en torno a un breve artculo publicado en la revista Cognition con elcurioso ttulo de Tiene el nio autista una teora de la mente? (Baron-Cohen,Leslie y Frith, 1985). Los autores haban descubierto que los nios con autismode edades mentales superiores a 4-5 aos presentaban una llamativa diferenciacon nios normales y deficientes de la misma edad mental y, por tanto, con elmismo nivel de inteligencia general. La mayora de los nios con autismo eranincapaces de comprender que una persona que ha puesto un objeto en un sitio vaa ir a buscarlo ms adelante a ese sitio, aunque durante su ausencia alguien lohaya cambiado de lugar. Los nios con autismo no eran capaces de entender quela persona an cree que el objeto est en donde lo dej, y que la gente acta segncomo cree que es la realidad, no segn como la realidad es de verdad. La conclu-sin de Baron-Cohen y sus colaboradores era que el problema del autismo podraconsistir en la carencia de una capacidad cognitiva especfica para comprenderlos estados mentales de los dems (y, por ende, de s mismos): la capacidad deTeora de la mente. Esta capacidad est especializada en comprender, no losobjetos y dems aspectos perceptibles de la realidad, sino algo tan etreo y exter-namente imperceptible como son las representaciones que las personas se forman delas cosas, y, por tanto, poda considerarse como una capacidad de representarrepresentaciones (lo que Pylyshyn [1978] haba llamado una capacidad de meta-rrepresentacin), radicalmente distinta de otras competencias cognitivas.

    La idea central de este estudio, que a ngel fascin de inmediato, era que lacapacidad de Teora de la mente poda estar daada en el nio con autismo deforma independiente de los dems aspectos o dominios de la inteligencia, demanera que una persona con autismo podra resolver problemas de ndole fsica omatemtica, pero fallar en sencillas pruebas de teora de la mente. ngel pusoinmediatamente en relacin estos resultados y estas ideas con la separacin entremecanismos para actuar sobre objetos y mecanismos para interactuar con perso-nas que su investigacin anterior haba puesto de manifiesto en la infancia, y conel espritu de esta perspectiva realiz su primera incursin en el estudio de laTeora de la mente (Rivire y Castellanos, 1988).

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  • En este estudio, un grupo de nios con autismo de nivel alto y un grupo con-trol de nios normales de 4 y 5 aos fueron evaluados en la tarea de creencia falsa(Baron-Cohen et al., 1985) y en un conjunto de pruebas piagetianas de desarrollooperatorio, como la conservacin del nmero, cuya similaridad estructural con lacreencia falsa defenda Rivire. El patrn de resultados fue muy claro y sugeren-te. Los nios con autismo presentaban una contingencia casi perfecta entre laresolucin de las tareas de teora de la mente y las tareas operatorias. Los escasosnios con autismo que conseguan resolver correctamente la tarea de creenciafalsa eran precisamente aquellos que resolvan tambin correctamente las tareasoperatorias. El patrn de respuestas de los nios normales era muy distinto; lamayora resolvan la tarea de creencia falsa aunque no resolviesen las tareas opera-torias. Segn ngel, desde un punto de vista operatorio la tarea de teora de lamente requiere reversibilidad y conservacin de las creencias; por consiguiente,lo sorprendente era el xito independiente de los nios normales en la tarea deteora de la mente, como sorprendente era la falta de contingencia en el desarro-llo normal de los bebs entre la resolucin de tareas de causalidad fsica del esta-dio V sensoriomotor y la comunicacin intencional, que en muchos casos tam-bin la anteceda (Sarri y Rivire, 1991).

    Estos resultados eran coherentes entre s. Los nios normales parecen contarcon un mecanismo especfico para resolver los problemas intencionales que plan-tean los estados mentales, y esta especificidad de razonamiento intencional semanifiesta de forma temprana en las capacidades sociocognitivas precursoras dela teora de la mente. Este estudio permiti a ngel ir ms all y anticipar unaidea que ms adelante redescubriran otros autores en el panorama internacional.La hiptesis de la inespecificidad del razonamiento autista (o sea, que la personacon autismo usa un nico tipo de inteligencia para resolver tanto los problemasoperatorios como los intencionales) permite explicar cmo resuelve las tareas deteora de la mente ese bajo porcentaje de nios con autismo que las superan conxito: haciendo uso de sus estrategias de razonamiento general, aplicando formasimpersonales o fras de razonamiento [el Nous griego], frente a las formasespecializadas y sumamente eficientes de mentalismo que usan los nios norma-les [la Metis griega] (Rivire y Nez, 1996; Rivire, Sarri y Nez, 1994).Como a ngel le gustaba decir, desde esta perspectiva lo extrao no es el autis-mo, sino el desarrollo normal, que parece aplicar lgicas distintas a los dominiosfsico e intencional. El problema para la persona con autismo es que la lgicanormal no funciona bien a la hora de entender esa clase singular de objetos queson los objetos con mente por usar la memorable expresin de ngel que dattulo a uno de sus libros fundamentales (Rivire, 1991). Las personas son obje-tos con mente y para entenderlas hay que entender la mente. Comprender enqu consiste esta capacidad de entender la mente pas as al primer plano delinters de ngel, que puso en marcha, tras su parntesis de actividad de gestinen la direccin del CIDE3, uno de sus grupos de investigacin ms fructferos ylongevos: el grupo de Teora de la mente, integrado inicialmente por MaraNez, Laura Quintanilla, Mara Sotillo, Lina Arias y Encarnacin Sarri, y alque despus se fue uniendo una larga serie de nuevos miembros, tales como JuanRubio, Beatriz Barquero, Antonieta Cendoya o ngeles Garca Nogales.

    Explorando la Teora de la Mente

    El problema de la especificidad de la capacidad de teora de la mente fue unode los objetivos fundamentales de la tesis doctoral de Mara Nez (Nez,1993), la primera que ngel dirigi en este grupo de investigacin. Este estudioconfirm la ausencia de correlaciones entre destrezas operatorias y tareas menta-

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  • listas de primer y segundo orden, apoyando la hiptesis de la teora de la mentecomo un subsistema de pensamiento especializado. Adems, se refutaba la hip-tesis de que las tareas de creencia falsa slo pueden resolverse mediante el uso deuna lgica inferencial mentalista. Cuando estas tareas se presentan con intencio-nes de engao (por ejemplo, el personaje esconde el objeto porque quiere que-drselo), a los nios les resultan ms fciles de resolver (Rivire y Nez, 1996).En un estudio posterior donde se profundizaba en este fenmeno, se pudo cons-tatar que en versiones estndar de la tarea, en las que no se hace referencia expl-cita a si la intencin al cambiar de lugar el objeto es buena o mala, se da un fen-meno de sobreinterpretacin: los nios atribuyen mayoritariamente al personajeuna intencin de engao (Rivire, Barquero, Martin, Nez y Sarri, 1992).Estos estudios proporcinaron, adems, otro dato muy claro y robusto. Los niosde cuatro a cinco aos son capaces de predecir correctamente la conducta del per-sonaje explcitamente engaado antes de dominar explcitamente la lgica decreencias (es decir, antes de saber explicar que la conducta del protagonista sedebe a que cree errneamente que el objeto est donde lo dej).

    Los artculos de Nez y Rivire (Una re-evaluacin del paradigma de cre-encia falsa) y de Quintanilla y Sarri (Inferencias mentalistas, prediccin, atri-bucin y explicacin en la tarea de creencia falsa), incluidos en este monogrfi-co, constituyen ejemplos del tipo de estudios empricos gestados en el seno delgrupo de Teora de la mente.

    Estos resultados permitieron al grupo ir ms all del desarrollo ontogenticoy tratar de encontrar una explicacin con races filogenticas que contribuyera asituar la naturaleza de las capacidades de teora de la mente y sus mecanismospsicolgicos en un marco terico ms amplio. Primatlogos como Byrne y Whi-ten (1988) acababan de sugerir que la inteligencia de la teora de la mente podaser una inteligencia maquiavlica, seleccionada evolutivamente por y para lamanipulacin social. Esta idea no slo era intuitivamente atractiva, sino que ade-ms, como sealan Nez y Rivire (1994), se vea sustentada por una base con-siderable de datos procedentes de investigaciones sobre teora de la mente.

    Desde esta perspectiva evolucionista hay una cuestin que surge inevitable-mente y a la que el grupo no pudo sustraerse: Es la teora de la mente una capa-cidad bsica y universal del ser humano que trasciende las diferencias culturales?Otro miembro del equipo de ngel, Laura Quintanilla, se encarg de abordarempricamente esta cuestin, emprendiendo un estudio transcultural con nioszapotecos, un pueblo indgena y rural del sur de Mxico, en comparacin connios urbanos mexicanos de Monterrey y nios urbanos de Madrid, que a la pos-tre se convertira en su tesis doctoral (Quintanilla, 1999). La aportacin de esteestudio iba ms all de una comparacin transcultural de la resolucin de tareasde teora de la mente. ngel plante al equipo la necesidad de diferenciar y ela-borar tericamente lo que en psicologa cognitiva se vena denominando psico-loga popular (Folk psychology, Greenwood, 1991), trmino bajo el cual, segnl, venan a confundirse dos tipos distintos de capacidades mentalistas: por unaparte, una competencia bsica, pragmtica y universal que sera la evaluada portareas como la creencia falsa y a la que los psiclogos evolutivos llaman Teorade la mente (pero a la que ngel pensaba que cuadrara mejor la etiqueta depsicologa natural), y, por otra, el conjunto de conocimientos mentalistas sus-tantivos basados en interpretaciones explcitas de lo mental que pueden variar deuna cultura a otra, y que se evalan mediante otro tipo de tareas que implicanconceptos como los de animismo-realismo, identidad y propiedad, o distincinentre lo fsico y lo mental (y para el que ngel reservaba la etiqueta de psicolo-ga popular).

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  • Los resultados de este estudio transcultural fueron muy claros: la capacidadmentalista para predecir el comportamiento y atribuir creencias falsas resultidntica entre las tres poblaciones. Incluso se reprodujo el patrn de ser capacesde predecir la conducta antes que de atribuir creencias en los tres grupos (Quin-tanilla y Sarri, 2001). En cambio, exista variabilidad cultural en las formas deconocimiento mentalista que se haba predicho que dependeran de la cultura,como, por ejemplo, la consideracin de qu entes (moscas, perros, monos, pie-dras) son capaces de pensar, aprender, sentir, recordar, etctera. Eneste conocimiento s haba diferencias transculturales, pero no en la competenciabsica de apreciar quin posee una crencia falsa y cmo determina sta la conduc-ta (Quintanilla y Sarri, 2003).

    Estos resultados, y la distincin conceptual sugerida por ngel entre Teorade la mente como psicologa natural y Teora de la mente como psicologa popu-lar, clarificaban de modo elegante una cuestin que an hoy en da es objeto deconfusion en la psicologa cognitiva del desarrollo.

    Otra doctoranda de ngel, Lina Arias, abord la relacin entre la compren-sin de emociones, deseos y creencias (Arias, en preparacin), diseando tareaspara evaluar la capacidad de prediccin de las emociones (p. ej., si un personajeestar contento o triste, segn se cumplan o no sus deseos) con una estructurasemejante a las de creencia falsa. Los resultados obtenidos no slo falsan empri-camente el desfase evolutivo en la comprensin de tales estados mentales asumi-do por un gran nmero de autores, sin apenas investigacin previa al respecto,sino que adems sugieren la existencia de mecanismos adaptativos de proteccionemocional que se manifiestan en la dificultad para atribuir emociones negativas,especialmente cuando los deseos del personaje coinciden con los del nio. Esteresultado era para ngel extremadamente sugerente y su publicacin estabareservada para un libro de compilacin de los trabajos del equipo, que por des-gracia no fue posible terminar. Una version actualizada de este artculo, esencial-mente fiel al informe que estaba previsto originalmente, se publica en estemonogrfico (Rivire, Arias y Sarri, Prediccin emocional en situaciones dediscrepancia o coincidencia de deseos).

    Al mismo tiempo, el ineludible componente semntico de las tareas de teorade la mente y su posible influencia en la edad de resolucin de las tareas, llev ala realizacin de estudios sobre el desarrollo de los verbos mentales y sus particu-laridades semnticas y lgicas (Rivire, Sotillo, Sarri y Nez, 1994; Sotillo yRivire, 1997). Sobre este tema centr su tesis Mara Sotillo. Partiendo de lahiptesis de que los verbos mentales, como parte del sistema conceptual de lateora de la mente, definen diversos tipos de relaciones intencionales entre laspersonas y sus representaciones, se analizaron las relaciones semnticas particula-res entre estos verbos a partir de juicios sobre el grado de sinonimia y antonimiade los mismos (Sotillo, 1995). Este estudio sobre la base semntica de las capaci-dades mentalistas fue ms all de los significados intencionales del vocabulariomentalista y llev al estudio de los significados intencionales de las expresionesfaciales. La investigacin de la capacidad de sujetos adultos para detectar en lamera expresin de rostros, sin elementos contextuales informativos, aspectostales como si sus expresiones se refieren a objetos presentes o ausentes (pasados ofuturos), si existe una intencin positiva o negativa, el grado de fuerza de rela-cin con los posibles objetos, o la forma de relacin dinmica o esttica (Rivire,Sotillo y Sarri, 1995) culmin en una colaboracin internacional con el grupode Simon Baron-Cohen donde, usando rostros extrados de cuadros de Velzquezy retratos a lpiz del dibujante ingls Hockney (Rivire, Sarri y Sotillo, 2003),se abord la universalidad de la capacidad de asignar significados intencionales alas expresiones faciales (Baron-Cohen et al., 1995).

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  • Finalmente, como muestra de la inagotable energa de ngel para explorarlos distintos aspectos de un tema, hay que mencionar un conjunto de estudiosque se sita en la interseccin entre Teora de la mente y modelos mentales.Como parte de la tesis doctoral de Beatriz Barquero, se realiz una serie de expe-rimentos de notable complejidad (Barquero y Rivire, 1995; Rivire, Barqueroy Sarri, 1994) partiendo de la hiptesis de que los lectores construyen un mode-lo mental de la situacin, que contiene, no slo elementos que representan perso-nas, sucesos, objetos, tiempos y lugares, sino tambin elementos que representanlos estados mentales de los protagonistas del texto y sus relaciones. La idea eraque esto se reflejara en los tiempos de reaccin y el tipo de errores cometidos porlos sujetos a la hora de contestar preguntas sobre el texto. Los resultados apoya-ban la hiptesis de que las creencias atribuidas a los personajes forman parteimportante de los modelos mentales construidos a partir de los textos.

    Despus de la Teora de la mente

    Los temas tratados por ngel durante el fecundo perodo del grupo de Teorade la mente no se agotan en los que hemos mencionado. Otras personas tuvieronalgn tipo de vinculacin en distintos momentos explorando nuevos caminos deinvestigacin, directa o indirectamente relacionados con la Teora de la mente(por ejemplo, los estudios sobre la comprensin de metforas en los nios, Rivi-re, Cendoya y Sarri, 1997 o los estudios sobre interaccin temprana en torno aobjetos de la tesis de Cintia Rodrguez, 1996), anticipando temas y cuestionesque cobraran protagonismo en la etapa final de ngel, centrada en torno a laTeora de la Suspensin.

    En sus ltimos aos, el objetivo de formular un modelo del desarrollo llev angel Rivire a proponer una nueva perspectiva. El desarrollo de la teora de lamente y, en general, de las capacidades semiticas en los nios se plante a partirdel anlisis detallado y la elaboracin terica de la nocin de suspensin deBateson (1955) y Leslie (1987, 1988). En palabras del propio ngel:

    La idea central del modelo es la siguiente: un aspecto central del desarrollo de las competenciasde crear significantes en el nio consiste en la elaboracin progresiva de niveles de suspensin, cadavez ms complejos y poderosos, que permiten construir representaciones y simulaciones quevan implicando, a lo largo del desarrollo, posibilidades crecientes de (1) referencia semitica,(2) autonoma funcional en el plano de los significantes y (3) expresividad de los sistemas derepresentacin (Rivire, 1997a; p. 227).

    En esta etapa, con un nuevo equipo constituido por algunos miembros delperodo anterior (M. Sotillo y A. Garca Nogales) y nuevos fichajes (p. ej., Sil-via Espaol), la comunicacin preverbal volvi a ser objeto de estudio, centradoahora en el anlisis de las primeras formas de referencia (Espaol y Rivire, 2000;Rivire, 2001; Rivire y Espaol, 2003; Rivire y Sotillo, 1999). ngel volvi aampliar el horizonte de sus intereses acadmicos, abordando otros trastornos deldesarrollo adems del autismo (p. ej., el sndrome del Williams, Sotillo y Rivi-re, 1999) y tomando cada vez ms en consideracin las bases neurofisiolgicasdel desarrollo. Hay tambin un retorno a antiguos temas queridos de ngel,como los mecanismos de formacin de los smbolos, y una nueva muestra de sucapacidad de integracin de la teora con la prctica, en sus propuestas de evalua-cin e intervencin en autismo dentro del marco de la suspensin (Rivire,1997b). Aunque contar la historia de este perodo corresponde a otros, no hemosquerido dejar de incluir en este monogrfico algunas muestras de esta etapa final(por ejemplo, los artculos de Martos y Morueco, y de Sotillo, Garca Nogales yCampos).

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  • Conclusin

    Como sealamos al principio, esta breve semblanza no barca ni mucho menosla actividad intelectual de ngel ni siquiera durante el perodo de la Teora de lamente. En su faceta de profesor, era responsable y desarrollaba con pasin el pro-grama de la asignatura de Psicologa Cognitiva y otras de contenidos cercanos,como Psicologa del Lenguaje. Sus investigaciones transcurran siempre en para-lelo (pero nunca desconectadas) a su colaboracin como asesor tcnico de las Aso-ciaciones de Padres de Nios con Autismo y a la direccin de una formidablecantidad de tesis y proyectos de diverso contenido. Era un conferenciante excep-cional, que dedicaba con generosidad su tiempo a la divulgacin entre profesio-nales y padres. En sus ltimos aos, desarroll adems una intensa y fecundalabor de divulgacin y formacin en IberoAmrica.

    Su capacidad de integrar dominios y facetas, por una parte, y de expandirhorizontes, por otra, era una de las marcas distintivas de ngel, y no se aplicabaslo a la investigacin y la prctica psicolgicas. ngel era tambin una personaapasionada por la literatura y el arte, y estas pasiones formaban parte integral,tambin, de su forma de ver la mente y las teoras sobre la mente. Visitar elMuseo del Prado con ngel (a donde le gustaba llevar a sus visitantes acadmi-cos) era una experiencia inolvidable. Una de sus paradas favoritas eran las salas deVelzquez, donde se recreaba en resaltar cmo la genialidad del pintor lograbaretratar, no ya el rostro, sino la mente misma de sus personajes; cmo en lasmiradas de esos rostros pintados hace tres siglos, de personas que nunca conoci-mos, surge no obstante ante nuestros ojos un complejo mundo de intenciones ypasiones que en modo alguno nos resultan ajenas4.

    Contemplar una fotografa de ngel ahora desata en quienes lo conocimos uncomplejo mundo de sentimientos, recuerdos y emociones, que demuestra que,cuando la base fsica de una mente se extingue, la mente misma no se desorga-niza y evapora hasta caer rpidamente en el silencio5, sino que de algn modomilagroso sigue existiendo en su propia obra y en las personas que lo leen y lorecuerdan. Este monogrfico quiere ser testimonio de la presencia de ngel nosolo en el recuerdo, sino en el presente de nuestras mentes y nuestras emociones.

    285Teoras de la mente, desarrollo y autismo: recordando a ngel Rivire / E. Sarri y J. C. Gmez

    Notas1 Algunas partes de este artculo se basan en secciones de: Gmez, J. C. & Sarri, E. (2001). Uno sguardo privilegiato al mentale:ngel Rivire e la Teoria della mente. Metis 1, 23-50.

    2 Aunque el artculo se public, en francs, en 1987, la versin espaola circulaba desde bastante antes.3 Pasados los primeros agobios de las demandas administrativas, este parntesis se fue haciendo cada vez ms relativo y, dehecho, en los meses anteriores a su vuelta al mundo acadmico, ngel ya haba puesto en marcha un primer embrin de grupopara trabajar en Teora de la mente en el que, junto al mencionado Jos Luis Castellanos, figuraba ya Mara Nez. De hecho,una caracterstica frecuente de los equipos de investigacin de ngel era la dificultad de poner lmites precisos a su constitu-cin y su disolucin; estas parecan ocurrir frecuentemente de modo espontneo e implcito. No obstante, el grupo de Teorade la mente contaba con las credenciales externas de dos proyectos de investigacin consecutivos financiados por laDGICYT, entre 1990 y 1996.

    4 Vase la portada de su libro Objetos con Mente (Rivire, 1991), donde ngel quiso que se utilizara un rostro pintado porVelzquez. En una de esas visitas comentadas por ngel, con Simon Baron-Cohen como invitado especial, fue donde segest el estudio del test Velzquez/Hockney (Baron-Cohen et al., 1995).

    5 Rivire (1997a) a propsito de la conciencia al llegar el sueo.

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    Sobre la estructura y contenidos del monogrficoLos artculos de este monogrfico comenzaron a escribirse poco despus de la muerte de

    ngel, cuando surgi la idea de un nmero de homenaje en Infancia y Aprendizaje. Pordiversas razones, la culminacin de este homenaje se fue dilatando en el tiempo ms de loesperado, pero este retraso no ha restado actualidad a la figura de ngel y la necesidad derendir homenaje pblico a lo que ha significado para la psicologa del desarrollo en Espaa.El lector notar en algunos de los artculos la emocin an reciente, a flor de piel, quequiz pueda resultar chocante a siete aos vista. Sin embargo, nuestra opinion como edito-res es que esta emocin deba permanecer intacta, para que el recuerdo de ngel sea unrecuerdo vivo, y su obra y su influencia no sean un mero legado intelectual, sino precisa-mente esa singular combinacin de conocimiento y pasin por la ciencia que hicieron ni-cas su obra y su persona.

    Los contenidos de este homenaje se organizan en dos secciones. La primera se centra en eltema del desarrollo de las capacidades mentalistas. Los tres primeros artculos son versionesactualizadas de trabajos generados dentro del grupo de Teora de la Mente, sobre cuyo con-tenido y significado dentro de la historia del grupo ya hemos ofrecido comentarios en nues-tra introduccin. ngel particip en el diseo de estos estudios aunque, siguiendo los dese-os de su esposa, su nombre slo figura como autor en dos de ellos, de los que tuvo ocasin derevisar versiones sustancialmente completas.

    Esta seccin incluye adems un artculo de Cintia Rodrguez, doctoranda de ngel queno formaba parte del grupo de Teora de la mente, pero cuyo trabajo sobre el desarrollo delos primeros gestos y smbolos en interaccin con los objetos durante la infancia, eran direc-tamente relevantes para el problema de los orgenes del mentalismo. Cintia comparti ensu momento largas y apasionadas discusiones con ngel acerca de los mecanismos de for-macin del smbolo. En su artculo de homenaje (El ojo de Dios no mira signos) Cintiaretoma esa dicusin con la misma pasin de entonces.

    El ltimo artculo de esta seccin hace referencia al carcter inequvocamente interdisci-plinar de la obra de ngel. Su pasin por lo que en el mundo anglosajn se conoce con elnombre de filosofa de la mente le llev a tender puentes continuos entre psicologa y filo-sofa, como cuadra a la moderna ciencia cognitiva. Toni Gomila, filsofo de formacin, decuyo tribunal de tesis (inusualmente en el mundo escasamente interdisciplinar de la uni-versidad espaola) ngel form parte, analiza algunas de las relaciones entre ngel y la filo-sofa de la mente en su artculo ngel Rivire: en busca de la coherencia central.

    La segunda parte del monogrfico se consagra a un tema sin el cual la obra de ngelcarecera de sentido: el autismo y el desarrollo atpico. Juan Martos y Maribel Morueco(Espectro autista: un modelo multidimensional del desarrollo en autismo) ofrecen unasntesis de la aportacin de ngel, en un momento crtico de reconceptualizacin del autis-mo, a travs del constructo de espectro austista y un anlisis multidimensional del desarro-llo, as como de lo que fue un objetivo de gran inters para ngel en sus ltimos estudiosdel autismo: el patrn evolutivo de las alteraciones (Rivire, 1998, 2000).

    La complejidad de este concepto, y su importancia en el momento actual, se hacen tam-bin evidentes en el artculo de Javier Tamarit (Trastornos del Espectro de Autismo y Dis-capacidad Intelectual: reflexiones desde la complejidad), que, desde una perspectiva dis-

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  • tinta, lanza nuevos interrogantes, creando de esta forma un foro abierto para el lector sobreun tema que fue central en las relaciones entre ngel y el mundo del autismo.

    Es mucho lo que ngel saba de autismo, mucho ms de que lo que nos dej publicado.Rosa Ventoso y ngeles Brioso (ngel Rivire: La bsqueda del sentido en la clnica delautismo), nos proporcionan un atisbo de cmo trabajaba y conceba ngel el autismo atravs del anlisis de unos documentos que, siendo de una belleza y riqueza inusitada, sonde acceso limitado para la mayora de nosotros sus informes diagnsticos.

    Beatriz Lpez uno de los muchos estudiantes de la Universidad Autnoma de Madridque vieron despertar su pasin por el estudio del autismo a travs de la figura de ngelrevisa, en colaboracin con Sue Leekam, la situacin actual de una de las teoras no socia-les del autismo la Coherencia Central presentando sus propios estudios y analizando surelevancia para la explicacin del lado social y no social del espectro.

    Por ltimo, Mara Sotillo y ngeles Garca Nogales, estrechas colaboradoras de ngelen la ltima etapa de su carrera, proporcionan una panormica de investigaciones recientesen otra alteracin del desarrollo en la que ngel haba comenzado a trabajar en los ltimosaos el sndrome de Williams, que ofrece un fascinante patrn de semejanzas y diferen-cias con el autismo, y una oportunidad nica de dilucidar las relaciones entre lenguaje yteora de la mente.

    No queremos terminar sin agradecer su trabajo y paciencia a todos los colaboradores deeste nmero de tan larga y laboriosa gestacin.

    Madrid y St. Andrews, Marzo 2007

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