Henry David Thoreau: Etica de Filosofía... · 2018. 12. 5. · Jordi Maiso Blanco Henry David...

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Jordi Maiso Blanco Henry David Thoreau: " Etica como unidad de teoría y praxis II Parte Abstract, The life and work of Henry David Thoreau constitute an indissoluble whole. His et- hical and vital position is a proposal of an alter- native way of life, whicn disputes the deep basis of our society and our interaction with. nature, and has turned him into the prophet of ecology and civil disobedience. Resumen. La vida y la obra de Henry David Tlzoreau constituyen un todo indisoLuble. Su plan- teamiento ético y vital es una propuesta de un mo- do alternativo de vida, que cuestiona las bases profundas de nuestra sociedad y nuestra interac- ción con la naturaleza, y le ha convertido en el profeta del ecoLogismo y la desobediencia civil. Frente al sistema capitalista: el trabajo como otra forma de esclavitud ¡Pobre rico! Sólo tiene lo que se ha comprado. Lo que yo veo es mío Pideme dinero si quieres, pero no me pidas mis tardes Thoreau nunca se sintió atraído por las pro- mesas de lucro y riqueza del famoso sueño ame- ricano que prometía el capitalismo ya en sus ini- cios. Consideraba que esto significaba convertir- se en un siervo de tu trabajo, en primera instancia y, después, una vez lograda la acumulación inne- cesaria de bienes y dinero, en un esclavo de tus posesiones: "Rechazó el sistema de las fábricas porque significaban la explotación de los demás. Rechazó igualmente el culto al éxito y el credo puritano del trabajo constante porque significaba la explotación de uno mismo'". En su vida nunca hizo nada para labrarse una carrera de éxito o prosperar económicamente, co- sa que sus conciudadanos le echaban en cara constantemente. Se dedicó a diversas profesiones a lo largo de su vida, que le fueron permitiendo satisfacer sus necesidades materiales. Fue maes- tro de escuela, tanto en la pública como en la pri- vada que formaría junto con su hermano John. Más tarde, colaboró en la industria familiar de fa- bricación de lápices, pero "cuando hubo descu- bierto un procedimiento para hacerlos tan buenos o mejores que los ingleses, no volvió a hacer un lápiz nunca más, para no rutinizarse'". Posterior- mente fue agrimensor, oficio que le agradaba porque le permitía estar en contacto con la natu- raleza, y mientras mantuvo dicha profesión fue muy respetado por su honradez y meticulosidad en el trabajo. Sin embargo, la mayoría de la gen- te no conseguía explicarse por qué se molestaba tanto en oficios que le aportaban tan poca remu- neración, pero él no pensaba así: "preferiría cier- tamente sufrir y morir antes que tomarme la mo- lestia de ganarme la vida con los procedimientos que los hombres proponen'". Para exponer su aguda y significativa crítica al sistema capitalista y a sus ideales, que habían Rev. Filosofía Univ. Costa Rica, XLI (103), 173-183, Enero-Junio 2003

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Jordi Maiso Blanco

Henry David Thoreau:"Etica como unidad de teoría y praxis

II Parte

Abstract, The life and work of Henry DavidThoreau constitute an indissoluble whole. His et-hical and vital position is a proposal of an alter-native way of life, whicn disputes the deep basisof our society and our interaction with. nature,and has turned him into the prophet of ecologyand civil disobedience.

Resumen. La vida y la obra de Henry DavidTlzoreau constituyen un todo indisoLuble. Su plan-teamiento ético y vital es una propuesta de un mo-do alternativo de vida, que cuestiona las basesprofundas de nuestra sociedad y nuestra interac-ción con la naturaleza, y le ha convertido en elprofeta del ecoLogismo y la desobediencia civil.

Frente al sistema capitalista:el trabajo como otra forma

de esclavitud

¡Pobre rico! Sólo tiene lo que se ha comprado.Lo que yo veo es mío

Pideme dinero si quieres,pero no me pidas mis tardes

Thoreau nunca se sintió atraído por las pro-mesas de lucro y riqueza del famoso sueño ame-ricano que prometía el capitalismo ya en sus ini-cios. Consideraba que esto significaba convertir-se en un siervo de tu trabajo, en primera instancia

y, después, una vez lograda la acumulación inne-cesaria de bienes y dinero, en un esclavo de tusposesiones: "Rechazó el sistema de las fábricasporque significaban la explotación de los demás.Rechazó igualmente el culto al éxito y el credopuritano del trabajo constante porque significabala explotación de uno mismo'".

En su vida nunca hizo nada para labrarse unacarrera de éxito o prosperar económicamente, co-sa que sus conciudadanos le echaban en caraconstantemente. Se dedicó a diversas profesionesa lo largo de su vida, que le fueron permitiendosatisfacer sus necesidades materiales. Fue maes-tro de escuela, tanto en la pública como en la pri-vada que formaría junto con su hermano John.Más tarde, colaboró en la industria familiar de fa-bricación de lápices, pero "cuando hubo descu-bierto un procedimiento para hacerlos tan buenoso mejores que los ingleses, no volvió a hacer unlápiz nunca más, para no rutinizarse'". Posterior-mente fue agrimensor, oficio que le agradabaporque le permitía estar en contacto con la natu-raleza, y mientras mantuvo dicha profesión fuemuy respetado por su honradez y meticulosidaden el trabajo. Sin embargo, la mayoría de la gen-te no conseguía explicarse por qué se molestabatanto en oficios que le aportaban tan poca remu-neración, pero él no pensaba así: "preferiría cier-tamente sufrir y morir antes que tomarme la mo-lestia de ganarme la vida con los procedimientosque los hombres proponen'".

Para exponer su aguda y significativa críticaal sistema capitalista y a sus ideales, que habían

Rev. Filosofía Univ. Costa Rica, XLI (103), 173-183, Enero-Junio 2003

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sido propuestos por Franklin, me centraré en subreve obra Una vida sin principios, publicadapóstuma mente, en la que encontramos referenciaa todos estos temas.

Benjamín Franklin4 expresó la ideología delcapitalismo, relacionándola con unas máximasmorales de marcado carácter utilitarista que soste-nían en primer lugar que la moralidad es útil por-que proporciona crédito. Sin embargo, para Fran-klin es suficiente con la mera apariencia de hon-radez, no hay que prodigar esta virtud en exceso,porque eso no nos beneficiaría. El beneficio es lapalabra clave de su ética. Sostiene que la adquisi-ción constante de dinero y riqueza no es tan soloun medio para satisfacer nuestras necesidades, si-no que es el fin mismo de nuestra vida. La ganan-cia de dinero expresa la virtud crucial de la moralde Franklin: el trabajo, el cumplimiento del deberprofesional. Según el análisis de Weber, esta for-ma de vida se extendería favorecida por la ascesispuritana, especialmente la calvinista, que concibeel trabajo como fin en sí de la vida, como únicomodo de ganarse la gracia de Dios y estar entrelos elegidos que logren la salvación.

Thoreau se opone a esta concepción de "eltrabajo por el trabajo", sostenida por Franklin yel calvinismo, y concebido, en su elogio de la la-boriosidad, como el bien supremo de la vida.Frente a ello, defiende la pereza y el ocio creati-va, que es muy distinto de la holgazanería. Porello no tiene reparos en decir: "yo no conozco na-da, ni tan siquiera el crimen, más opuesto a la fi-losofía, a la poesía, a la vida misma, que este in-cesante trabajar">.

Thoreau nos invita a considerar el modo enque pasamos nuestras vidas, y nos hace ver queel mundo es un lugar de incesante trabajo en elque apenas hay descanso. En la sociedad capita-lista, la capacidad de trabajo, de producción, eslo más valorado, la más preciada virtud. Sin em-bargo, frecuentemente se trata de un trabajo esté-ril, sin más fin que producir más y más dinero ygenerar más y más negocios, con el único objeti-vo de acumular dinero. Sin embargo, este dineroantes o después se despilfarrará, pues hay deter-minadas cantidades en las que el dinero no pue-de servir ya a cosas que nos sean realmente úti-les, sino a lujos superfluos que en realidad quitanlugar a cosas que Thoreau considera más impor-

tantes: "No es fácil conseguir un simple cuader-no para escribir ideas; todos están rayados paralos dólares y los céntimos. Un irlandés, al vermetomando notas en el campo, dio por sentado queestaba calculando mis ganancias'". Además, eltrabajo que en muchos casos se exige no es ya nisiquiera un trabajo bien hecho (en concordanciacon lo que Franklin dice de la honradez), sinosimplemente un trabajo cuyos resultados seanpragmáticos". Así, Thoreau comenta que, a ve-ces, su trabajo como agrimensor no satisfacía, ysus clientes preferían que no procediera con ab-soluta honradez: "cuando hago notar que hay dis-tintos modos de medir, mi patrón generalmenteme pregunta cuál le proporcionará más metros,no cuál es el más exacto'".

Las máximas de Franklin llevan a los hom-bres a considerar que ante todo deben trabajar pa-ra ganarse la vida y han de hacerla por medio deestos trabajos sin finalidad alguna e incapaces derealizar a ningún individuo: "la mayoría de hom-bres se sentirían insultados si se les emplease entirar piedras por encima de un muro y despuésvolver a lanzarlas al otro lado, con el único fin deganarse un sueldo. Pero hay muchos individuosempleados ahora mismo en cosas menos prove-chosas aún?", En consecuencia, sostiene que enun sistema de trabajo tal "los caminos por los quese consigue dinero, casi sin excepción, nos empe-queñecen (oo.) Se te paga para que seas menos queun hornbre'l'".

Thoreau considera por tanto que hacer algosólo para producir dinero es peor que ser un hol-gazán, y que la situación es francamente tristecuando un obrero no adquiere de su trabajo nadamás que su sueldo. En cambio, señala que el quese ocupa de sus propios asuntos con placer ycreatividad, no puede ser sobornado con ningunacantidad, y no es esclavo de esta enfermiza ansie-dad por producir y enriquecerse. En este sentido,afirma que "si tuviera que vender mis mañanas ymis tardes a la sociedad, como hace la mayoría,estoy seguro de que no me quedaría nada por loque vivir"". Agudamente, Thoreau señala el ab-surdo de dedicar la mayor parte de una vida enganarse el sustento, y no dedicarse a actividadesque nos aporten algo más. Pero va todavía máslejos: "Las formas con las que la mayoría se ga-na la vida, es decir, viven, son simples tapaderas

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y un evitar el auténtico quehacer de la vida"!".Nos pasamos la vida trabajando y acumulandodinero, esclavos de la producción y el consumo,pero la vida está en otra parte.

Cita como ejemplo significativo de este vivirsólo para acumular dinero a los buscadores deoro, que esperan el golpe de suerte para trabajarlo menos posible. Piensa que el buscador de oroes en el fondo el enemigo del trabajador honrado,puesto que encargan el trabajo a los menos afor-tunados, y señala que subsistir en el mundo no esalgo que debamos echar a suertes, porque "laconsecuencia sería que toda la humanidad se col-gara de un árbol"!". Frente a esta mentalidad yesta concepción de la vida, él no se deja impre-sionar por los encantos del oro, y afirma que "sipudiera disponer de la riqueza de todos los mun-dos levantando un dedo, no pagaría semejanteprecio por ella"14.

La crítica que lleva a cabo en Una vida sinprincipios a los cimientos de la sociedad estadou-nidense es atroz. Se dice que en dicho país se es-tá librando la batalla de la libertad, pero "inclusosi aceptamos que el americano se ha librado deun tirano político, todavía es esclavo de uno po-lítico y moral'">. Puede que los americanos sehayan liberado de un rey, pero no se han liberadodel prejuicio, pues reverencian su modo de viday se niegan a cambiarlo, ante lo que cuestiona:"¿Qué sentido tiene nacer libres y no vivir libres?¿Cuál es el valor de la libertad política sino el dehacer posible la libertad moral? ¿Alardeamos dela libertad de ser esclavos o de la libertad de serlibres?"!". Como en la Apología del capitán JohnBrown, Thoreau vuelve a cuestionar si esta liber-tad no se extingue en su propia proclamación, silos ciudadanos son realmente libres o todo se re-duce simplemente a que tienen conciencia de ser-Io. Cree que la defensa de la libertad que se pro-mueve desde las instituciones y que celebran losciudadanos es muy superficial. La realidad esque se les somete a impuestos injustos y que unaproporción alarmante de los ciudadanos no estárepresentada. Lo cierto es que vivimos perverti-dos por una "devoción exclusiva" al comercio, elnegocio y la producción, que son medios y no fi-nes. Esta es también la tragedia de nuestra formade vida hoy. Lo que ocurre es que, como decíaWeber y apuntaba Kafka en sus novelas, el afán

de máxima racionalidad de nuestro sistema eco-nómico productivo, ha perdido de vista su objeti-vo y ha culminado en una maximización de lairracionalidad.

Sus contemporáneos piensan que el pro-greso y la civilización dependen del comercio.Thoreau en cambio sostiene que el comerciomaldice todo lo que toca, imponiendo su men-talidad competitiva, y empobrece a la mitad dela población mundial. La caridad funciona co-mo parche: "Presumís de dedicar la décima par-te de vuestros ingresos a la caridad, quizá fueremejor dedicar nueve veces más y acabar de unavez con ella"!". Además, sostener el sistemaeconómico del comercio requería mucha pro-ducción y, a falta de tecnología, se echaba ma-no de la esclavitud. A este respecto, Thoreaucita al teniente Herndon, que dice que para ex-tender la esclavitud al Amazonas hace falta"una población laboriosa y activa que conozcalas comodidades de la vida y que tenga necesi-dades artificiales que le induzcan a extraer delpaís sus múltiples recursos'i'". Así, la necesidadque los gobiernos han de alimentar en sus ciu-dadanos es la ambición desmedida de bienes ydinero que acabará por explotar más allá de susposibilidades tanto a los hombres como a la na-turaleza. Por último, Thoreau considera quecuanto más dinero se posea, menos se ejercita-rá la virtud, puesto que el dinero rompe la dis-tancia y la tensión existente ente nuestras aspi-raciones y nuestras posesiones, y nos impide elejercicio de las virtudes: "El dinero acalla mu-chas preguntas que de otra manera habría quecontestar, mientras que la única nueva que se leplantea es la difícil, pero superflua de cómogastarlo"!".

La actualidad de estas cuestiones me parecetan evidente que considero inútil hacer ningúncomentario. La propuesta de Thoreau frente a to-do esto es "que el ganarte la vida no sea tu ocu-pación, sino tu deporte. Goza de la tierra, pero nola adquieras. Los hombres son como son por fal-ta de fe y de espíritu emprendedor, por vender ycomprar, por desperdiciar su vida, cual sier-VOS"20. Propone que demos un primer paso ais-lándonos de todo este bullicio del mercado y va-yamos a buscar la riqueza en nuestro interior y enla naturaleza, porque estos son bienes que nadie

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podrá discutimos. Las posesiones y las herenciasson en realidad una maldición, pues quienes lasposeen tienen que pasar su vida sacándolas ade-lante. Hoy somos esclavos del trabajo, del consu-mo, y de las deudas que contraemos para equili-brar ambas. Sin embargo, como ya decían epicú-reos y cínicos, quienes nada tienen son libres yno tienen más que la difícil tarea de cultivarse así mismos-l.Por todo ello reclama "la renunciatotal de lo tradicional, lo convencional, lo social-mente aceptable. El rechazo de los caminos onormas de conducta ya trillados. Y la inmersióntotal en la naturaleza=P.

La vuelta a la naturaleza en buscade lo originario

"Quisiera hablar a favor de la Naturaleza,de la libertad absoluta y de lo agreste, en con-traposición a la libertad y la cultura meramen-te civiles, considerar al ser humano como unhabitante o una parte integral de la naturaleza,más que como miembro de la sociedad'v '.Con estas palabras comienza Thoreau su sig-nificativa obra Pasear, una oda a la naturalezay lo salvaje frente al salvajismo de nuestra ci-vilización.

Consciente de que a mitad del Siglo XIX setraicionan, si no la letra, sí el espíritu de la De-claración de Independencia y la Constituciónestadounidense, de que se aniquila al indio y seesclaviza y explota al negro, impera la corrup-ción y el enriquecimiento de unos pocos a costade muchos, y en definitiva, van al sumidero to-das las esperanzas de una sociedad más justa,igualitaria y libre, Thoreau, en su afán de sim-plificar nuestras vidas y su búsqueda de nuevasalternativas ante una sociedad tan degenerada,se ve obligado a volver a la raíz de todo: la Na-turaleza. Para ello, se retiró solo a vivir su uto-pía a la cabaña que se construyó con sus propiasmanos junto a la laguna de Walden, apartado dela civilización, y permaneció allí del cuatro deJulio de 1845 al seis de Septiembre de 1847. Suaventura duró dos años, dos meses y dos días, y,como resultado, nos dejó el escrito que ha pasa-do a la historia como su obra maestra: WaLden oLa vida en Los bosques.

"¡Simplificad, simplificad!"

Esta es la exhortación que nos hace Thoreauen su WaLden. Sus capítulos nacen de la observa-ción de que "la mayoría de los hombres llevan vi-das de tranquila desesperación. Lo que se dice re-signación no es sino desesperación confirma-da"24. Como dice Coy, todos llevamos dentro elafán de libertad, de renovación, de huir de lamezquindad y recomenzar. Esta obra es precisa-mente un intento de renacimiento. Uno de los ob-jetivos es también la recuperación del tiempo, yacabar con nuestra esclavitud del Reloj, el Calen-dario y los Horarios, ya que vivimos demasiadodeprisa, y como dice Thoreau, "hemos resueltomorir de hambre antes incluso de sentirla,,25. Setrata de la búsqueda de autosuficiencia en la na-turaleza, sirviéndose de la técnica, pero no de lastecnologías. Lo que busca es volver a la raíz, a loprimario, simplificar nuestra vida, que se ha con-vertido en un montón de detalles sin sustancia o,como dice Chuck Palanhiuk, en un montón desalsas y condimentos, pero sin ninguna comida ala que acompañar: "Fui a los bosques porquequería vivir con un propósito: para hacer frentesólo a los hechos esenciales de la vida, por ver siera capaz de descubrir lo que aquella/? tuvierapor enseñar, y no por descubrir, cuando llegue mihora, que ni siquiera había vivido"?". Quiere li-brarse de todos nuestros prejuicios y convencio-nes para llegar a la verdad que está a la base detodo: la Naturaleza. Frente al estilo de vida pro-pugnado por Franklin, basado en la avaricia y eltime is money, nos propone todo lo contrario:"Resulta sorprendente cuánto goce puede haberen no tener nada definido, tan sólo el profundosentido de estar vivo. Cómo me sonrío cuandopienso en mis vagas, difusas riquezas. Nada pue-de desvirtuarlas, porque mi riqueza no consisteen poseer, sino en gozar,,28.

En el primer capítulo de WaLden, titulado"Economía", Thoreau hace un inventario de lascosas necesarias. Comenta que las cosas que con-sideramos absolutamente necesarias para sobrevi-vir son un bien absolutamente relativo, porque loque en unos círculos es un imprescindible, enotros es un lujo, y en otros no es ni tan siquiera co-nocido. El análisis de las cosas desde la verdad dela Naturaleza, revela que las cosas absolutamente

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necesarias son el alimento y el refugio, entendien-do por este último habitación, vestimenta y calor.

De acuerdo con esto, Thoreau propuso ypracticó una alimentación frugal, siendo uno delos primeros vegetarianos. Considera relativa-mente sencillo obtener alimento en la naturaleza,y considera que podríamos subsistir, sin perder lasalud, con una dieta tan simple como la de losanimales. Sobre nuestras moradas, Thoreau diceque el avance de la civilización debería haberprocurado mejores viviendas sin hacerlas máscostosas, pero no siempre es así, más bien "laabundancia de una clase se compensa con la in-digencia de orras'?". En cuanto a las vestimentas,se trata de que den calor y cubran la desnudez,pero el uso que hacemos de ellas es desmedido.Con gran agudeza, apunta que se prefiere andarcon una pierna rota a andar con un pantalón roto,critica nuestro afán de acumulación, y nuestra su-misión a todas las modas, que, como ya advirtióThoreau, no tenían como objetivo principal "elque la humanidad vaya honesta y adecuadamen-te vestida, sino, evidentemente, el enriqueci-miento de las ernpresas'v". En definitiva, lo queThoreau sugiere es una vida frugal, sin dependerde nuestras pertenencias o de su acumulación, yafirma que "el hombre es rico según el númerode cosas de que puede prescindir'P".

Sin embargo, su afán de simplificar no sequeda aquí. Cree que también hay que liberarsede las falsas necesidades que nos crean la tecno-logía y el progreso. Constantemente producimosmás y más tecnologías que ya no nos sirven parasuperar nuestro déficit con la Naturaleza, sinoque nos esclavizan, primero para su obtención, yluego para su uso, que es en definitiva innecesa-rio; por eso, Thoreau clama que "los hombres sehan convertido en herramientas de sus herra-mientas'P". El progreso avanza más rápido quenosotros: "tenemos prisa en construir un telégra-fo magnético entre Maine y Texas; pero puedeque Maine y Texas no tengan nada que comuni-carse (...) Como si lo importante fuera hablar conrapidez y no con sentido cornún'v''. Es como si laproducción tecnológica del hombre, que le haconvertido en su siervo, se nos hubiera ido de lasmanos: seguimos creando medios para satisfacerlos mismos fines, sólo que los fines han dejadode serio, ahora el único objetivo es la simple pro-

ducción de medios, y, en consecuencia, poco nosqueda que contar.

Sin embargo, no conviene engañarse, Tho-reau acepta el progreso en la medida que no nosesclaviza, sino que nos libera, y nos sirve real-mente de medio para algo positivo. Lo malo noes el progreso en sí, sino que éste pierda de vistaa su sujeto, se vuelva contra él y lo esclavice.

En el tiempo que duró su aventura de simpli-ficación, mientras permaneció en su cabaña deWalden, nadie le molestó. Sin embargo, su puer-ta siempre estuvo abierta, y los que usaron su vi-vienda como refugio nunca le robaron nada, nisiquiera cuando se ausentó durante semanas. Es-ta es para él la prueba de que si viviéramos consencillez y virtud, no habría tantos robos, ni en-vidia ni avaricia. En cambio, en un Estado que nopromueve la virtud, sino la avaricia, y en que mu-chos viven envueltos en lujos y otros carecen delo necesario, la situación es distinta.

La dialéctica entre naturalezay sociedad

Los escritos de Thoreau están plagados depasajes en los que clama a los encantos de la Na-turaleza, o describe con la más exquisita sensibi-lidad alguna de las escenas de la vida salvaje. "LaNaturaleza no hace preguntas ni responde a nin-guna de las que formulamos los mortales'P", sinembargo, nos eleva, nos permite dejar al margenlas obligaciones de la sociedad y nos invita a fun-dimos con ella. En su obra Pasear, nos proponeque emprendamos a través de ella un camino ab-solutamente libre, avanzando siempre hacia de-lante, sin buscar volver a casa, porque se trata deestar "como en casa en todas partes'v". Consideraque la Naturaleza nos invita a vivir el presente, asaborear cada instante, cada amanecer: "Es aquí oen ningún otro sitio donde está nuestro paraiso'P''.Encuentra en ella la sociedad más dulce: "no pue-de ser muy negra la melancolía del hombre quevive aún en medio de la naturaleza, y en posesiónaún de los sentidos'P". Para Thoreau, en la Natu-raleza encontramos algo vinculado a nosotros,aún en lo inhóspito, y ningún lugar nos puede re-sultar extraño. Defiende además la importanciade lo salvaje y lo agreste, que es necesario para

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nosotros, en tanto que nos tonifica: "la vidacoincide con lo agreste. Lo más vivo es lo mássalvaje. La presencia de naturaleza no sometidaal hombre lo renueva'v". Esto es así porque"Necesitamos ver superadas nuestras propiaslimitaciones, ver criaturas que viven libremen-te donde nosotros no osamos a aventurarnos'P".Se trata de que lo agreste siga arisco, salvaje,misterioso e inexpugnable, pues es la única for-ma de tomar conciencia de nuestros límites.Thoreau coincide aquí con la caracterización dela Naturaleza sublime propia del segundo Ro-manticismo alemán, en la que se trataba que elhombre experimentara ante esta naturaleza de-satada su propia finitud.

Thoreau no se explica cómo se puede sopor-tar toda la vida encerrado en una habitación, enuna tienda o en una oficina. Considera preferiblea esto que el paseo le lleve lejos de nuestra socie-dad y nuestras instituciones, a la naturaleza sal-vaje, a un jardín sin hombres: "Al cabo de mediahora llego a una parte de la superficie terrestre enla que ningún hombre está de un año a otro, y porconsiguiente la política no existe, ya que no esmás que el humo del cigarro de un hombre'v'".Este pasaje podría relacionarse con el que apare-ce en Desobediencia civil, cuando nos relata suencarcelamiento. Dice que una vez liberado y ha-biendo recogido sus zapatos, salió de la prisión yen media hora "estaba en medio de un campo debayas, en una de nuestras colinas más altas, a treskilómetros de distancia, y allí no se veía al Esta-do por ningún lado"41.

Ante nuestra civilización corrupta, Thoreauopta por la naturaleza salvaje, y clama: "Dadrnehombres libres como amigos y vecinos, no seressurnisos'r'". Como hace Camus en El exilio deHelena, rechaza una sociedad que se construyede espaldas a la ardiente belleza de la naturaleza,y se considera un habitante fronterizo entre natu-raleza y sociedad, buscando llegar a una vida na-tural, lejos de constructos que nos instrumentali-zan: "quienes compartían la serenidad de la Na-turaleza jamás enseñaron las doctrinas de la de-sesperación, de la servidumbre o de la tiranía es-piritual o polftica'r'".

Debido a todo esto, muchos autores actualesestán encontrando en Thoreau las claves para unaética de la tierra y los hombres, basada en el dis-

frute, el amor y el respeto por la naturaleza. Estonos muestra la importancia que tiene su pensa-miento en cuanto que anticipa el movimientoecológico.

Por otro modo de interaccióncon la naturaleza

"Las corrientes de pensamiento eco lógicoapuntadas por Thoreau (...) están a la base de loque en la actualidad es el movimiento de laDeep-Ecology"44. Parece que, ya en el SigloXIX, nuestro personaje hace una apuesta decisi-va por una ética ecológica. Condena la devasta-ción del entorno medioambiental que comenza-ban a llevar acabo sus contemporáneos en nom-bre del sistema económico incipiente. La necesi-dad de producir, lleva a considerar la naturalezacomo una propiedad o un medio para produciruna propiedad, en consecuencia, todos sabemosya lo que ocurre: "Hoy en día, casi todo el llama-do progreso humano, como la construcción decasas y la tala de bosques y de todos los grandesárboles, sencillamente deforma el paisaje y lo ha-ce cada vez más dócil y ordinario. ¡Un puebloque se precie comenzaría por quemar sus cercasy respetar el bosque!"45. También en Una vidasin principios, se queja de que al que pasea por elbosque por placer se le tome por haragán, mien-tras que el que especula con la tala del bosque ysu madera, dejando toda la tierra árida y la belle-za destrozada, se le considere un ciudadano em-prendedor y un hombre de provecho. Thoreausostiene en cambio que "no debe sacudirse brus-camente un árbol para recoger su fruto. No es unmomento de aflicción, en que podría perdonarseincluso un poco de apresuramiento y de violen-cia. Es más que grosería, es criminal, infligir alárbol que nos da cobijo y alirnento'v".

También prevé el peligro de que las tierras sevayan convirtiendo en terrenos de propiedad pri-vada, o todo sea urbanizado, sin dejar apenas unlugar donde poder disfrutar de la Naturaleza.Considera que sus contemporáneos llevarían "elpaisaje, y a su Dios incluso, al mercado si pudie-sen obtener algo por ellos"47. Sus campos no pro-ducen bellezas ni frutos, sino dólares; no madu-ran, se transforman en dinero. Frente a todo esto,

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THOREAU: UNIDAD DE TEORÍA Y PRAXIS

sostiene que "la conservación del mundo radicaen la Naturaleza Salvaje"48, de la que provienentodos nuestros recursos.

Su ecología se extiende también a los anima-les, a los que se negó a matar, ya fuera con finescientíficos o de alimentación. Cuenta una anéc-dota que un habitante de Concord preguntó aThoreau por qué no disparaba a los pájaros si tan-to le gustaba estudiarlos, a lo que éste respondióque tampoco dispararía contra él por mucho quedeseara estudiarle. La misma lógica se aplica pa-ra la comida. Considera que la dieta carnívora noes necesaria para el hombre, afirmación que hoycorroboran numerosos médicos. "No me cabe lamenor duda de que es parte del destino de la ra-za humana, en su progreso gradual, dejar de con-sumir animales, de igual modo que las tribus sal-vajes dejaron de comerse entre sí cuando entra-ron en contacto con otras más civilizadas=".

Thoreau dice que hay que establecer una lí-nea nítida que distinga nuestro modo de servirnosde la Naturaleza: "hay una diferencia entre comery beber para tener energía y hacerlo por simpleglotonería'P''. Esto se puede relacionar con lo quedice Jorge Riechmann en su libro Ecologia ytransformación social. Su tesis es que el afán in-fantil del capitalismo por tenerlo todo inmediata-mente, siendo incapaz de esperar o de medir lasconsecuencias de su acción, ha llevado a la tras-gresión de los límites en cuanto al uso que hace-mos de la Naturaleza. Estando claro que la capa-cidad de regeneración de los recursos naturaleses muy inferior al uso que hacemos de los mis-mos, Riechmann considera que estamos en elmomento en que la necesidad imperante es rede-finir de nuevo los límites de nuestra interaccióncon la Naturaleza. Precisamente con este objeti-vo, Daniel Butkin ha publicado recientemente unlibro, No man s garden: Thoreau and a new vi-sion for civitization and nature, en el que vuelvea Thoreau para solucionar esta cuestión. Paraello, se centra en su vida y su obra, como mode-lo de ecologista autodidacta cuyos planteamien-tos pueden reconciliar los conflictos entre natura-leza y civilización, por ser capaz de, además dereconocer el crudo poder de lo salvaje, encontrar-lo como algo cercano y amigable: "Butkin saysthat this idea of wildness close at hand, in corn-bination with rigorous scientific study, can aid us

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in our quest to conserve wilderness, forestland,worldwide bio-diversity, threatened species, uni-que ecosystems and other special Iandscapes"!'.

Por tanto, podemos ver cómo la actualidadde Thoreau y el modelo que propone para volvera la naturaleza, a la fuente originaria, sigue aúnvigente hoy. Estas formas alternativas de vida enla naturaleza, junto con su original visión de laconvivencia, la justicia y modo de existencia sen-cilla serán también sus lecciones básicas en suvocación de maestro.

Thoreau como educador

¿Qué suele hacer la educación?Convierte un arroyo serpenteante

y libre en una línea recta

La educación fue algo que interesó a Tho-reau a lo largo de toda su vida. Consideraba queesta era la clave para solucionar los problemas desu tiempo, tanto en lo referente a la relación delhombre con la naturaleza, como en las contradic-ciones de la vida política y social. Toda su obraes en cierto modo una educación en unos valoresdiferentes, pero no por ello menos válidos. Susescritos son ciertamente didácticos.

Tras graduarse en Harvard, Thoreau comen-zó a dar clases en la escuela pública de Concord,pero lo deja tras dos semanas cuando un superiorpretende obligarle a azotar a seis alumnos, ya quese niega a cumplir semejantes técnicas discipli-narias. Más tarde, funda una escuela junto con suhermano John, en la que intentó llevar a cabo supeculiar visión de la pedagogía, que tenía entresus objetivos hacer primar el razonamiento fren-te a la memorización y la no represión ni castigofísico a los alumnos. Según los testimonios, losniños52 le respetaban y estimaban por su modo dedar clase, su franqueza y su alegre ánimo. Sinembargo, la escuela sólo estuvo en funciona-miento tres años, ya que se vieron obligados a ce-rrar por los problemas de salud de su hermano,que fallecería poco después.

Varios autores, como Douglas R. Anderson,proponen hoy la recuperación del modelo peda-gógicode Thoreau subyacente a sus obras. An-derson señala que hoy, los métodos de enseñanza

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se basan en el uso de nuevas tecnologías, y la ca-lidad de enseñanza no controlable técnicamenteha sido relegada a un segundo plano, convertidaen una mera contingencia. En lugar de esto, res-cata el modelo pedagógico de Pasear, que secentra en despertar lo que hay de salvaje en nues-tro interior para rebelamos contra los dogmatis-mos de la civilización que impiden nuestro desa-rrollo. Cree que no debemos malinterpretar la ca-racterización que en esta obra Thoreau hace de loagreste, que no se trata simplemente de ferocidady salvajismo, sino de un espacio intermedio enque quepa la construcción cultural de uno mismoy la capacidad de autorrevisión: "On the onehand, he rejected the sufficiency of a savagewildness that is uncritical and operates withoutdialectical constraint. On the other, as he madeclear in Walden, Thoreau fea red the cultural do-minance -the overcivilization- of the self by na-rrow adherence to the ways of being, the conductof life, already in place"53.

Frente a una cultura que acumula bienes, pe-ro fracasa en el arte de vivir, Thoreau propone elmodelo del paseante, capaz de superar el lugardonde nos encontramos formalmente para con-vertirse en un individuo libre que elija su propiomodo de cultivarse. El problema que tiene esto,como señala Anderson, es que el paseante se pue-de perder, es posible que el no conformarse conlas certezas que se nos ofrecen nos lleve a un marde incertidumbre. Sin embargo, para Thoreau,enseñar es también vivir con el riesgo de la posi-bilidad de fracaso, y hay que experimentar sincaminos previos, hacer camino al andar.

"To be a teacher, one must announce one'sfreedom over and against the dominant civilizingforces'?". Thoreau propone una existencia fron-teriza, en dialéctica entre nuestro yo salvaje ynuestro yo civilizado, tomando lo mejor de cadaparte para construirse a uno mismo y construiruna verdadera comunidad.

Conclusión: Henry D. Thoreau,solitario y solidario

Como ya indiqué en la introducción, Tho-reau es un personaje contradictorio al que hayque rescatar en toda su complejidad para com-

prender la profundidad de su pensamiento y evi-tar simplificarle. Además, al volver sobre él, hayque recordar que mucho de lo que era marginalen su tiempo lo sigue siendo hoy, y en conse-cuencia, no hay que dejar que se le asimile, ni,como dice Coy, permitir que sus teorías sean es-crutinadas por académicos que las disequen.Henry Miller señala, que si alguien imitara hoysu postura ante los problemas éticos que planteanla sociedad y el gobierno, sería inmediatamenteacusado de terrorista y rechazado.

Thoreau era un hombre solitario. En Waldendice no haber encontrado nunca compañero mássociable que la soledad, él mismo reconoce quesu intimidad con la Naturaleza le llevaba a apar-tarse de los hombres. Tenía un carácter difícil yantisocial, que le llevó a decir que "no cambiaríami claro de luna por el mejor hombre del mun-do"55. En esta soledad hay también mucho dedesprecio y desinterés hacia las masas, en tantoque le enervaban sus costumbres de ocupar sumente con asuntos triviales, y no dejar hueco pa-ra lo que él consideraba que verdaderamente me-recía la pena, su tendencia a dejarse llevar por lamultitud, a ser tan manipulables, a tomar a la li-gera cuestiones importantes, etc ... Con el auge dela democracia, el Siglo XIX es sin duda el siglode mayor desprecio a las masas y al peso de la ma-yoría, con Nietzsche y su superhombre, Wagner,Kierkegaard y su individualismo elitista, e inclusoMarx y muchos socialistas utópicos, que preten-dían liberar a las masas, pero manteniendo las dis-tancias. Sin embargo Thoreau no acaba de encajarcon todo esto. A la vez que solitario, se compro-mete con su tiempo y sus conciudadanos, lucha afavor de las minorías, acoge en su propia cabaña aesclavos fugados, y, en definitiva, cree en la libe-ración de las masas, pero no en el modo como és-ta se estaba llevando a cabo, ya que las convertíaen un mero instrumento. Protesta contra las masasen tanto que complacidas en su servidumbre, co-mo los ciudadanos que tocaban las campanas eldía de la Independencia, celebrando su libertadunos días después de haber devuelto a ThomasSims a la esclavitud, pero también intenta desper-tar a los ciudadanos para convertirles en indivi-duos libres. Como Tocqueville, protesta contra lamultitud homogénea, y defiende que la libertad vainseparablemente unida a la diferencia.

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THOREAU: U IDAD DE TEORíA Y PRAXIS

Se podría decir también que Thoreau despre-ciaba la corporalidad en virtud de la interioridady los valores del espíritu, desarrollando en él só-lo la espiritualidad, y no la sensualidad y la sen-sibilidad, pero esto tampoco sería exacto. Los pa-sajes en que nos incita a fundimos con la natura-leza son también un canto a los sentidos, a los co-lores y a la belleza sensible, ser mundo.

Thoreau considera que en la Naturaleza en-contramos lo que no nos da la sociedad. En es-ta última, nuestras vidas las llenan los periódi-cos y el cotilleo, pero, cuando los dejamos a unlado por un paseo vespertino, descubrimos dón-de están las que para él son realmente noticias:"La realidad es ver salir el sol cada día y verloponerse, participar de ese modo en el ciclo deluniverso nos conservará sanos siempre. ¡Nacio-nes! ¿Qué son las naciones? [Tártaros. hunos ychinos! Pululan como insectos. El historiadorlucha en vano por hacerlos memorables. Haymuchos hombres, pero ni uno solo que lo seaauténticamente. Son los individuos los que pue-blan el mundo'P", Lo único que existe es el in-dividuo de carne y hueso, y es previo a todaasociación política. No se trata de volver a laEdad de Piedra, sino de que, cuando la políticano funciona y ha perdido el norte, es conve-niente regresar a los orígenes, para saber quié-nes somos y de dónde venimos, y de este modopoder decidir hacia dónde queremos ir. Thoreauregresa a la Naturaleza en un momento históri-co determinado, en unas circunstancias concre-tas, buscando una alternativa a un sistema queno le agradaba en absoluto. Sin embargo, su re-greso tampoco es una huída: cuando concluyesu experimento en Walden vuelve al mundo, ybuen testimonio de su compromiso con los pro-blemas de su tiempo y lo que consideraba in-justo son sus escritos acerca de la desobedien-cia civil y la esclavitud y su propia vida, su ne-gativa a pagar impuestos que financiaran al Es-tado esclavista, su colaboración en los Under-ground Railroads, etc ...

Sin embargo, su concepción de justicia esun tanto problemática. En sus tres escritos sobreel esclavismo llama a la desobediencia al Esta-do en nombre de una ley superior, la misma leysuperior a la que obedecía John Brown al matara algunos esclavistas. Está claro que Thoreau

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antepone lo ético a lo jurídico, pero ¿cuál es es-ta ley superior? ¿En qué consiste? No nos loprecisa, y utiliza términos demasiado abstrac-tos que al concretar pueden tener consecuen-cias no esperadas. Parece que esta idea de jus-ticia superior tiene visos de ser, además de ob-jetiva, trascendente, y este sentido absoluto dela justicia es un tanto peligroso, ya que podríalegitimar todo acto, incluso los medios injustospara llegar a esa] usticia. En mi opinión, seríamejor movemos en el ámbito de lo inmanente yresolver nuestros problemas horizontalmente.No es posible concebir una justicia absoluta almargen del tiempo, la historia y las circunstan-cias concretas.

A pesar del dudoso fundamento trascen-dente que pueda tener su justicia, Thoreau fueun decidido combatiente contra el dogmatismo.Concibe la verdad como una y múltiple, comoalgo que reside en uno mismo, en los demás yen la naturaleza. Es aquí donde hemos de en-cuadrar su antisistematicidad. Como dice Cio-ran, cuando uno comienza un ensayo, hace unasafirmaciones previas y acaba prisionero deellas, encerrado en un círculo trazado por unomismo, sin poder salir y abrazar las tentacionesque nos surgen por el camino, atrapado en supropia coherencia. En cambio, como Cioran,Thoreau propone un sistema fragmentario ba-sado en experiencias, porque "en el sistema só-lo habla el controlador, el jefe ( ...), por eso to-do sistema es totalitario, mientras que el pensa-miento fragmentario permanece libre'?".

El pasear de Thoreau es en mi opinión unareformulación del levar el ancla pirrónico, un nocontentarse con las respuestas convencionalesque se nos imponen, que a veces van contra elpropio ser humano, buscando en lugar de ellonuestra propia respuesta. Se trata de no quedarseestancado en la autocomplacencia y la seguridaddel puerto, sino comenzar la navegación, echar aandar a través de la naturaleza, y buscar la únicaforma de conciliación posible, la que encontra-mos en el propio caminar, en la misma búsqueda,inmersos en la naturaleza, ya que "el hombre mássabio no predica ninguna doctrina; no tiene es-quemas preconcebidos; no ve ningún techo, ni si-quiera una telaraña recortando contra el cielo. Suhorizonte está libre de obstáculos'<".

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)82 JORO) MAISO BLANCO

Notas

l. Max Lerner, citado por Juan José Coy en "HenryThoreau: entre utopía y realidad", Introducción aUI/a vida sin principios, p. 22.

2. Juan José Coy, op. cit., p. 21.3. Thoreau citado por Juan José Coy, op. cit., p. 22.4. La información a este respecto la he obtenido

fundamentalmente de la obra de Max WeberLa ética protestante y el espíritu del capita-lismo.

5. Thoreau, Una vida sin principios, p. 67.6. Idem.7. El hecho de que los cimientos sobre los que se

asienta el capitalismo pasaran de ser el ascetismopuritano que concibe el trabajo como fin en sí, almero pragmatismo que tiene como único fin elbienestar y el consumo, es lo que hace decir a We-ber que "el estuche ha quedado vacío de espíritu".El capitalismo deja de tener unos fundamentos re-ligiosos para convertirse en un funcionamientopuramente mecánico y racional, que desemboca-rá, como veremos más adelante, en la absolutairracionalidad.

8. Ibidem, p. 71.9. Ibidem, p. 69.10. lbidem, p. 70.11. Ibidem, p. 73.12. Ibidem, p. 77.13. Ibidem, p. 79.14. Ibidem, p. 79.15. Ibidem, p. 99.16. Ibidem, pp. 99 Y 101.17. Thoreau, Walden, p. 76.18. Citado en la pág. 103 de Una vida sin princi-

pios.19. Thoreau, Desobediencia civil, p. 45.20. Thoreau, Walden, p. 181.21. Esto además enlaza con la cuestión de la desobe-

diencia civil, pues lo que suele frenar en su ejer-cicio son las posibles consecuencias para los bie-nes y la familia. A veces, dice Thoreau, la honra-dez y la comodidad material se tornan incompati-bles, por eso, para poder tener autonomía moralse necesita también independencia. Depender só-lo de uno mismo: esta es, en su opinión, la vía pa-ra negarle al Estado lealtad y su derecho sobre mivida y mis bienes.

22. Thoreau citado por Juan José Coy, op. cit., p. 22.23. Thoreau, Pasear, p. 5.24. Thoreau, Walden, p. 2325. Ibidem, p. 91.26. (La naturaleza)

27. Thoreau, Walden, p. 89.28. Thoreau citado por Juan José Coy, op. cit., p. 32.29. Thoreau, Walden, op. cit.. p. 45.30. Ibidem, p. 39.31. Ibidem, p. 82.32. Ibidem, p. 47.33. Ibidem, p. 59.34. Ibidem, p. 234.35. Thoreau, Pasear, p. 6.36. Thoreau, Breviario para ciudadanos libres, p. 24.37. Thoreau, Walden, p. 120.38. Thoreau, Pasear, p. 22.39. Thoreau, Walden, p. 267.40. Thoreau, Pasear, p. 15.41. Thoreau, Desobediencia civil, p. 50.42. Thoreau, Pasear, p.33.43. Thoreau, Libro de citas, p.94.44. Nicolás Martín Sosa, "Ética ecológica ...", p. 309.45. Thoreau, Pasear, p. 13.46. Thoreau, Libro de citas, p. 104.47. Thoreau, Walden, p. 172.48. Thoreau, Pasear, p. 19.49. Thoreau, Walden, p. 187.50. Ibidem, p. 20.51. Daniel Butkin, p. 44.52. Como curiosidad, apuntar que una de sus alum-

nas fue Louisa Mary Alcott. que más tarde seríala autora de Mujercitas.

53. Douglas R. Anderson, "In the face 01 techno-logy ... ", p. 298.

54. Ibidem, p. 299.55. Thoreau, Libro de citas, pp. 8-956. Thoreau, Una vida sin principios, p. 93.57. E. M. Cioran, citado por Juan José Coy, op. cit.,

p.38.58. Thoreau, Breviario para ciudadanos libres, pp.

17-18.

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THOREAU: U IDAD DE TEORÍA Y PRAXIS

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