GUY de MAUPASSANT Cuentos Completos Vol 1

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GUY DE MAUPASSANT Cuentos completos I wwwwww..TTooddooEEbbooookk..nneett Índice La abuela Sauvage .............................................. ..... 1 I............................................. ....................................... 4 II............................................ ...................................... 7 ¡Adios! ...................................... ................................... 21 El afeminado .............................................. ............... 35 A las aguas .............................................. .................. 44

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(Henry René Albert Guy de Maupassant; Miromesnil, Francia, 1850 - Passy, id., 1893) Novelista francés. A pesar de que provenía de una familia de pequeños aristócratas librepensadores, recibió una educación religiosa; en 1868 provocó su expulsión del seminario, en el que había ingresado a los trece años, y al año siguiente inició en París sus estudios de derecho, interrumpidos por la guerra franco-prusiana y que reemprendería en 1871.Maupassant es autor de una extensa obra entre cuentos y novelas, en general de corte naturalista. De ellas cabe señalar: La casa Tellier (1881); Los cuentos de la tonta (1883); Al sol, Las hermanas Roudoli y La señorita Harriet (1884); Cuentos del día y de la noche (1885); La orla (1887); las novelas Una vida (1883), Bel Ami (1885) y Pierre y Jean (1888). Después de su muerte se publicaron varias colecciones de cuentos: La cama (1895); El padre Milton (1899) y El vendedor (1900).

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GUY DE MAUPASSANTCuentos completos Iwwwwww..TTooddooEEbbooookk..nneettndiceLa abuela Sauvage ................................................... 1I.................................................................................... 4II.................................................................................. 7Adios! ......................................................................... 21El afeminado ............................................................. 35A las aguas ................................................................ 44Ahogado...................................................................... 65I.................................................................................. 65II................................................................................ 72El albergue................................................................. 82Alexandre ................................................................. 111Los alfileres.............................................................. 123Algo sobre los gatos............................................. 134I................................................................................ 134II.............................................................................. 138III ............................................................................ 141Allouma..................................................................... 151I................................................................................ 151II.............................................................................. 178El amigo Joseph..................................................... 202El amigo Patience.................................................. 214wwwwww..TTooddooEEbbooookk..nneettAmor .......................................................................... 225Amorosa.................................................................... 238Antn ......................................................................... 250I................................................................................ 250II.............................................................................. 254III ............................................................................ 261Aparicin................................................................... 266Un ardid .................................................................... 283El armario................................................................. 297Arrepentimiento..................................................... 307I................................................................................ 307II.............................................................................. 309III ............................................................................ 312IV............................................................................. 315V .............................................................................. 319wwwwww..TTooddooEEbbooookk..nneettLa abuela SauvageLa mre SauvageA Georges PoucherIHaca quince aos que no volva porVirelogne. Regres a cazar, en otoo, a casade mi amig Serval, que por fin habareconstruido su palacio, destruido por losprusianos.Me gustaba extraordinariamente aquellatierra. Hay en el mundo deliciosos rinconesque tienen para los ojos un encant sensual.wwwwww..TTooddooEEbbooookk..nneettLos amamos con un amor fsico. Quienessentimos la seduccin del campconservamos tiernos recuerdos de ciertosmanantiales, ciertos bosques, ciertasalbuferas, ciertas colinas, vistos a menudo yque nos han enternecido a la manera defelices acontecimientos. A veces incluso lamente regresa hacia un rincn de bosque, un troz de ribera, un vergel salpicado deflores, divisados una sola vez, en un dagozoso, y que han quedado en nuestrocorazn como esas imgenes femeninasencontradas por la calle, una maana deprimavera, con trajes claros y transparentes,y que nos dejan en el alma y en la carne undese insatisfecho, inolvidable, la sensacinde haber rozado la felicidad.En Virelogne, me gustaba toda la campia,sembrada de bosquecillos y cruzada porarroyos que corran por el suelo como venas,llevando la sangre a la tierra. En ellos sepescaban cangrejos, truchas y anguilas!Felicidad divina! Haba sitios dnde baarse,y a menudo se encontraban agachadizaswwwwww..TTooddooEEbbooookk..nneettentre las altas hierbas que crecan a orillas deaquellos minsculos cursos de agua.Iba yo, ligero como una cabra, mirandocmo mis dos perros rastreaban delante dem. Serval, a cien metros a mi derecha, bataun camp de alfalfa. Rode los arbustos quesirven de lmite al bosque de Saudres, y viuna choza en ruinas.De repente, la record tal como la habavisto por ltima vez, en 1869, cuidada,cubierta de parras, con gallinas ante lapuerta. Hay algo ms triste que una casamuerta, con su esqueleto en pie, deterioradoy siniestro? Recordaba tambin que unabuena mujer me haba invitado a un vaso devino all dentro, un da que iba yo muycansado, y que Serval me haba contadoentonces la historia de sus habitantes. Elpadre, un viejo cazador furtivo, haba muertoa manos de los gendarmes. El hijo, a quienyo haba visto en tiempos, era un mozo alto ysec que pasaba igualmente por un ferozdestructor de caza. Les llamaban losSauvage.wwwwww..TTooddooEEbbooookk..nneettEra un apellid un apodo?1.Llam a gritos a Serval. Acudi con sularg pas de zancuda.Le pregunt:,Qu se ha hecho de esa gente?Y me narr esta aventura.IICuando se declar la guerra, el hijoSauvage, que contaba entonces treinta y tresaos, se alist, dejando a su madre sola encasa. Nadie compadeca demasiado a la vieja,porque tena dinero, y se saba.Se qued pues sola en aquella casaaislada, tan lejos del pueblo, en la linde delbosque. No tena miedo, por otra parte, puesera de la misma raza que sus hombres, unaanciana dura, alta y flaca, que no rea confrecuencia y con quien no se gastabanbromas. Las mujeres del campo no renmucho, adems. Eso es cosa de hombres!1 Sauvage = salvaje; puede ser tambin apellido.wwwwww..TTooddooEEbbooookk..nneettTienen un alma triste y limitada, al llevar unavida lgubre y sin grandes perspectivas. Elcampesino aprende un poco de alegraruidosa en la taberna, pero su compaera esseria, con una fisonoma constantementesevera. Los msculos de su cara no hanaprendido los movimientos de la risa.La abuela Sauvage prosigui con suexistencia ordinaria en su choza, que prontoqued cubierta por las nieves. Iba al pueblouna vez a la semana, a buscar pan y algo decarne; despus regresaba a su casucha.Como decan que haba lobos, sala con laescopeta al hombro, la escopeta de su hijo,herrumbrosa, con la culata gastada por elroce de la mano; y resultaba curioso verla, aaquella mujer tan alta, un poco encorvada,mientras marchaba a lentas zancadas por lanieve, con el can del arma que sobresalapor encima de la cofia negra que le cea lacabeza y aprisionaba sus blancos cabellos,que jams haba visto nadie.Un da llegaron los prusianos. Losdistribuyeron entre los habitantes, segn lawwwwww..TTooddooEEbbooookk..nneettfortuna y los recursos de cada cual. A lavieja, a quien se saba rica, le enviaroncuatro.Eran cuatro mocetones de carnes rubias,barba rubia, ojos azules, que seguan siendogordos a pesar de las fatigas que habansoportado ya, y eran buenos chicos, aunqueen pas conquistado. Solos en casa de aquellamujer de edad, se mostraron llenos deatenciones con ella, evitndole, en la medidade lo posible, trabajo y gastos. Por la maanase les vea a los cuatro hacer su aseoalrededor del pozo, en mangas de camisa,mojando en agua abundante, en los das mscrudos de nieve, su carne blanca y rosada dehombres del Norte, mientras la abuelaSauvage iba y ,vena, preparando la sopa.Despus se les vea limpiar la cocina, frotarlos cristales, cortar lea, pelar patatas, lavarropa, realizar todas las faenas de la casa,como cuatro buenos hijos en torno a sumadre.Pero ella pensaba sin cesar en el suyo, enaquel hijo alto y flaco de nariz ganchuda ywwwwww..TTooddooEEbbooookk..nneettgrandes bigotes que formaban sobre suslabios un burlete de pelo negro. Preguntabatodos los das, a cada uno de los soldadosinstalados en su hogar:Saben ustedes dnde ha ido elregimiento francs, el nmero veintitrs deinfantera? Mi hijo est en l.Ellos respondan: No, no safer, no safernada. Y, comprendiendo su pena y susinquietudes, ellos que tenan madres alllejos, le hacan mil pequeos servicios. Ellalos quera, por otra parte, a sus cuatroenemigos, pues los campesinos no sientenodios patriticos; eso queda para las clasessuperiores. Los humildes, los que pagan msporque son pobres y cualquier carga nuevalos abruma, los que se dejan matar en masa,los que constituyen la verdadera carne decan, porque son los ms numerosos, losque, por ltimo, sufren ms cruelmente lasatroces miserias de la guerra, porque son losms dbiles y los menos resistentes, noentienden nada de esos ardores belicosos, deese punto de honor excitable y esaswwwwww..TTooddooEEbbooookk..nneettpretendidas combinaciones polticas queagotan en seis meses a dos naciones, a lavictoriosa tanto corno a la vencida.En la comarca se deca, hablando de losalemanes de la abuela Sauvage:Esos cuatro han encontrado un nido.Ahora bien, una maana en que la ancianaestaba sola en casa, divis a lo lejos en lallanura un hombre que se diriga hacia sumorada. Pronto lo reconoci, era el peatnencargado de repartir las cartas. Le entregun papel doblado y ella sac del estuche lasgafas que utilizaba para coser; despus ley:Seora Sauvage, la presentees para darle una triste noticia.Su hijo Vctor fue matado ayerpor una bala de can, quemismamente lo cort en dospartes. Yo estaba muy cerca,pues nos encontrbamos uno allado del otro en la compaa y lme hablaba de usted parawwwwww..TTooddooEEbbooookk..nneettavisarla el mismo da que leocurriera una desgracia.He cogido el reloj de subolsillo para llevrselo cuandoacabe la guerra.La saluda amistosamente.CESAIRE RIVOT,Soldado de 2.a clase del 23de Infantera.La carta estaba fechada haca tressemanas.No llor. Se qued inmvil, tansobrecogida y alelada, que ni siquiera sufraan. Pensaba: Ya est; han matado aVctor. Despus poco a poco las lgrimassubieron a sus ojos, y el dolor invadi sucorazn. Una tras otra acudan las ideas,espantosas, torturadoras. No volvera abesar nunca a su hijo, a su muchacho, nuncajams! Los gendarmes haban matado alpadre, los prusianos haban matado al hijo...wwwwww..TTooddooEEbbooookk..nneettUna bala de can lo haba cortado en dos. Yle pareca verla, aquella cosa tan horrible: lacabeza cayendo, con los ojos abiertos,mientras l se morda la punta de su granbigote, como haca en los momentos declera.Qu habran hecho con su cuerpo,despus? Si al menos le hubieran devuelto asu hijo, como le haban devuelto a su marido,con una bala en medio de la frente!Oy un ruido de voces. Eran los prusianosque regresaban del pueblo. Escondirpidamente la carta en el bolsillo y losrecibi muy tranquila con la cara decostumbre, pues haba tenido tiempo desecarse los ojos.Rean los cuatro, encantados, porquetraan un hermoso conejo, robado sin duda, yle hacan gestos a la vieja de que iban acomer algo bueno.Se puso al punto a la tarea para prepararel almuerzo; pero, cuando hubo que matar alconejo, le faltaron las fuerzas. No era elwwwwww..TTooddooEEbbooookk..nneettprimero, sin embargo! Uno de los soldadosacab con l de un golpe detrs de las orejas.Una vez muerto el animal, ella desprendila piel del cuerpo rojo; pero la vista de lasangre que manejaba, que le cubra lasmanos, de la sangre tibia que senta enfriarsey coagularse, la haca temblar de pies acabeza; y vea siempre a su mocetn cortadoen dos, y tambin todo rojo, como aquelanimal todava palpitante.Se sent a la mesa con sus prusianos,pero no pudo comer, ni siquiera un bocado.Ellos devoraron el conejo sin preocuparse deella. Los miraba de travs, sin hablar,madurando una idea, con un rostro tanimpasible que no percibieron nada.De repente pregunt: Ni siquiera s susnombres, y hace ya un mes que estamosjuntos. Ellos comprendieron, con bastantetrabajo, lo que quera, y le dijeron susnombres. No le bastaba: hizo que se losescribieran en un papel, con la direccin desus familias y, volviendo a ponerse las gafassobre su gran nariz, examin aquellawwwwww..TTooddooEEbbooookk..nneettescritura desconocida, despus dobl la hojay se la meti en el bolsillo, junto a la cartaque le comunicaba la muerte de su hijo.Cuando acabaron de comer, les dijo a loshombres:Voy a trabajar para ustedes.Y empez a subir heno al granero dondedorman.Ellos se asombraron de esta tarea; lesexplic que tendran menos fro, y sepusieron a ayudarla. Amontonaban lasgavillas hasta el tejado de paja, e hicieron asuna especie de gran habitacin con cuatroparedes de forraje, clida y perfumada,donde dormiran de maravilla.A la hora de la cena, uno de ellos sepreocup al ver que la abuela Sauvage seguasin comer. Afirm que le dola el estmago.Despus encendi un buen fuego paracalentarse, y los cuatro alemanes subieron asu alojamiento por la escalera de mano queutilizaban todas las noches.En cuanto la trampilla qued cerrada, lavieja retir la escalera, despus abri sinwwwwww..TTooddooEEbbooookk..nneetthacer ruido la puerta de fuera, y fue a buscarms gavillas de paja con las que llen lacocina. Marchaba descalza por la nieve, tandespacito que no se oa nada. De vez encuando, escuchaba los ronquidos sonoros eirregulares de los cuatro soldados dormidos.Cuando juzg suficientes los preparativos,arroj al fuego uno de los haces y, cuando seencendi, lo distribuy sobre los dems;despus volvi a salir y se qued mirando.Una claridad violenta ilumin en unossegundos todo el interior de la choza,despus hubo un espantoso brasero, ungigantesco horno ardiente, cuyo resplandorbrotaba por la estrecha ventana y lanzabasobre la nieve un deslumbrante rayo.Despus un gran grito parti de lo alto dela casa, luego se produjo un clamor dechillidos humanos, de llamadas desgarradorasde angustia y de temor. Luego, alderrumbarse en el interior la trampilla, untorbellino de fuego se introdujo en el granero,atraves el tejado de paja, ascendi al cielowwwwww..TTooddooEEbbooookk..nneettcomo una inmensa llama de antorcha; y todala choza ardi.Slo se oa all dentro el crepitar delincendio, el crujido de las paredes, elderrumbarse de las vigas. El tejado se hundide repente, y la armazn ardiente de la casalanz al aire, entre una nube de humo, ungran penacho de chispas.La campia, blanca, iluminada por elfuego, brillaba como un mantel de platateido de rojo.A lo lejos, empez a sonar una campana.La abuela Sauvage segua de pie, ante sumorada destruida, armada con su fusil,temerosa de que alguno de los hombresescapara.Cuando vio que se haba acabado, arrojsu arma a la hoguera. Reson unadetonacin.Lleg gente, campesinos, prusianos.Encontraron a la mujer sentada en untronco de rbol, tranquila y satisfecha.Un oficial alemn, que hablaba francscomo un hijo de Francia, le pregunt:wwwwww..TTooddooEEbbooookk..nneett,Dnde estn sus soldados?Ella extendi el flaco brazo hacia elamasijo rojo del incendio que se apagaba, yrespondi con voz firme:All dentro!Se agolpaban en torno a ella. El prusianopregunt:(Cmo se prendi fuego?Ella pronunci:Fui yo la que lo prend.No la crean, pensaban que el desastre lahaba vuelto loca de pronto. Entonces,mientras todos la rodeaban y la escuchaban,cont la cosa de cabo a rabo, desde la llegadade la carta hasta el ltimo grito de loshombres quemados con su casa. No omitidetalle de cunto haba sentido ni de cuntohaba hecho.Cuando acab, sac del bolsillo dospapeles y, para distinguirlos a los ltimosresplandores del fuego, volvi a ajustarse lasgafas, y despus pronunci, mostrando uno:Este, es la muerte de Victor. Mostrando elotro agreg, mientras sealaba las rojaswwwwww..TTooddooEEbbooookk..nneettruinas con un ademn de la cabeza: Esto,son sus nombres, para que escriban a suscasas. Tendi tranquilamente la hoja blancaal oficial, que la sujetaba por los hombros, yprosigui:Escriba usted cmo ha ocurrido, y dgalea sus padres que fui yo quien lo hizo. Yo,Victoire Simon, la Sauvage! No se le olvide.El oficial grit unas rdenes en alemn. Lacogieron, la arrojaron contra las paredestodava calientes de su casa. Despus docehombres se colocaron rpidamente frente aella, a veinte metros. Ella no se movi. Habacomprendido; y esperaba.Reson una orden, seguida al punto poruna larga detonacin. Un disparo retrasadoparti solo, despus de los otros.La vieja no cay. Se desplom como si lehubieran segado las piernas.El oficial prusiano se acerc. Estaba casicortada en dos, y en su mano crispada tenasu carta baada en sangre.Mi amigo Serval aadi:wwwwww..TTooddooEEbbooookk..nneettEn represalia los alemanes destruyeron elpalacio del pueblo, que me perteneca.Yo pensaba en las madres de los cuatroapacibles muchachos quemados all dentro; yen el herosmo atroz de aquella otra madre,fusilada al pie de aquella pared.Y recog una piedrecita, ennegrecidatodava por el fuego.Le Gaulois, 3 de marzo de 1884wwwwww..TTooddooEEbbooookk..nneettAdios!AdieuLos dos amigos acababan de comer. Desdela ventana del caf vean el bulevar muyanimado. Acaricibanles el rostro esasrfagas tibias que circulan por las calles deParis en las apacibles noches de verano yobligan a los transentes a erguir la cabeza,incitndo1os a salir, a irse lejos, a cualquierparte en donde haya frondosidad, quietud,verdor... y hacen soar en riveras inundadaspor la luna, en gusanos de luz y enruiseores.Uno de los dosEnrique Simndijo,suspirando profundamente:Ah! Envejezco. Antes, hace aos, ennoches como sta, el mundo me parecapequeo, era yo capaz de cualquier diablura,wwwwww..TTooddooEEbbooookk..nneetty ahora, slo siento desilusiones y cansancio.Es muy corta la vida!Estaba ya un poco ventrudo. Tenia unaesplendorosa calva y cuarenta y cinco aos,aproximadamente.Su acompaantePedro Carnieralgoms viejo, pero tambin ms gil y decidido,respondi:Para mi, amigo mo, la vejez lleg sinavisarme; no lo not siquiera. Yo vivasiempre alegre; siempre fui vigoroso,divertido, emprendedor, y contino sindolo.Como nos miramos al espejo todos los das,no advertimos los estragos de la edad,porque su obra es lenta, incesante,acompasada, y modifica el rostro de unamanera tan suave, tan continua, que resultapara cada cual imperceptible; no hay en sulabor transiciones apreciables. Por eso nomorimos de pena, como sin duda moriramosadvirtiendo en un instante los desmoches quesufre nuestra naturaleza en dos o tres aossolamente. No podemos apreciarlos. Para queuno se diese cuenta de lo que pierde, seriawwwwww..TTooddooEEbbooookk..nneettnecesario que pasara sin mirarse al espejoseis meses.Oh! Qu sorpresa tan desoladorarecibira!Y las mujeres, amigo mo? Son msdignas de compasin que nosotros. Yocompadezco mucho, con toda mi alma,compadezco sinceramente a esas pobrescriaturas llamadas mujeres. Toda su dicha,todo su poder, toda su gloria, todo su orgullo,toda su vida se reducen a su belleza, quedura diez aos.Yo envejec sin darme cuenta, me crea unadolescente an, mientras andaba yarondando la cincuentena. No padeciendoningn achaque, ninguna dolencia, ningunadebilidad, viva como siempre, dichoso ytranquilo.La revelacin de mi vejez ofreciseme deuna manera sencilla y terrible, que me dejanonadado, aturdido, macilento durante unatemporada. Luego, acab resignndome, yaqu me tienes otra vez tan fresco.wwwwww..TTooddooEEbbooookk..nneettComo nos acontece a todos, los amoresturbaron con frecuencia mi tranquilidad, peroun amor, uno principalmente, llegme a lovivo.. Qu mujer aquella!La conoc a la orilla del mar, en Etretat, unverano, har doce aos aproximadamente,poco despus de terminada la guerra.Nada tan delicioso como aquella playa,tempranito, a la hora del bao. Es pequea,redonda como una herradura; la rodean altascostas blanquecinas horadadas por los rudosembates de las olas, formando esas aberturasextraas que se llaman las Puertas: una,enorme, avanzando en el mar su estructuragigantesca; la otra, enfrente, achatada, comosi se hubiese acurrucado.Numerosas mujeres, formando esplndidamuchedumbre, se renen y se apian sobrela estrecha extensin pedregosa que cubrende vestidos claros, convirtindola en un jardncercado por altas peas. El sol cae de llenosobre las costas, sobre las sombrillas debrillantes matices, sobre el mar de un azulwwwwww..TTooddooEEbbooookk..nneettverdoso; y todo aquello es alegre, vivo,encantador; todo sonre a los ojos.Plcidamente sentados junto al agua,vemos a las baistas. Bajan envueltas en suspeinadores de franela, que abandonan conairoso y resuelto ademn, en cuanto llegan ala franja espumosa de las olas tranquilas.Entran en el mar, avanzando rpidamente,hasta que un estremecimiento fro y deliciosolas detiene y las turba un instante,producindolas una breve sofocacin.Pocas bellezas resisten al examen quepermite un bao. Alli se las juzga, se lasanaliza desde los pies hasta el pelo. Sobretodo, la salida es terrible, porque descubretodas las imperfecciones, aun cuando el aguade mar es un poderoso remedio para lascarnes lacias.La primera maana que vi en el bao a lamujer que deba enamorarme como ninguna,dejome ya encantado y seducido. Sus lineaseran perfectas y sus formas bienpronunciadas y firmes. Adems, hay rostroscuyo encanto nos penetra y nos dominawwwwww..TTooddooEEbbooookk..nneettbruscamente, invadindonos,conquistndonos de pronto. Imaginamos queaquella mujer es la que debe. hacernosfelices, que slo nacimos para quererla yadorarla. En aquel momento sent esaextraa sensacin, esa violenta sacudida quenos dice: Aqu est la nica, la deseada.Me hice presentar a ella, y bien pronto mehall apasionado como nuncani hastaentonces, ni despuslo estuve. Susencantos me abrasaban el corazn.Es a un tiempo delicioso y terrible verse detal modo posedo, dominado por una mujer.Es casi un suplicio, y asimismo es una dichaincomparable. Su mirada, su sonrisa, loscabellos de su nuca oscilando traviesos, losmenores detalles de su rostro, sus gusto msinsignificantes me desconcertaban, mearrebataban, mi enardecan. Ella era mdueo, mi voluntad era suya y suyo todo miser; me atraa, esclavizndome, con suspalabras, con sus ojos, con sus ademanes,hasta con sus vestidos y con sus adornos;wwwwww..TTooddooEEbbooookk..nneetttodo lo que la hermoseaba, ejerca sobre muna influencia diablica.Me hacia suspirar su velillo puesto sobreun mueble, me desconcertaban sus guantesabandonados sobre un silln. La hechura y laelegancia de sus vestidos me parecaninimitables. Ninguna mujer llevaba sombreroscomo los suyos.Era una mujer casada. Su marido ibatodos los sbados a verla para volverse loslunes. Aquellas visitas no me apuraron: visiempre al marido con la mayor indiferencia.No me daba celos. Ignoro el motivo; perojams hombre alguno de los que trat ,oinfluy tan poco, tuvo tan poca importanciaen mi vida, ni ocup menos mi atencin.Cunto la quera! Qu apasionado estabayo por aquella mujer! Y qu bonita era! Qugraciosa! Qu joven! Era la juventud, laelegancia, la frescura misma. Nunca pudeconvencerme, como entonces, de que lamujer es una criatura deliciosa, fina,elegante, delicada, hecha con todos losencantos y todos los primores. Nunca pudewwwwww..TTooddooEEbbooookk..nneettconvencerme, como entonces, de la bellezaseductora encerrada en la curva de unamejilla, en el mohn de unos labios, en losrepliegues de una oreja, en la forma delrgano estpido que se llama nariz.Aquello dur tres meses, al cabo de loscuales me fui a los Estados Unidos con elcorazn traspasado. Su recuerdo no meabandonaba, persistente y triunfante.Aquella mujer me posea de lejos como decerca me haba posedo. Pasaron los aos,pero no la olvid. Su encantadora imagen seofreca constantemente a mis ojos, no seborraba ni un solo instante de mipensamiento. Aquel amor inextinguible medominaba; era un cario constante y fiel, unaternura tranquila, como la memoria veneraday dulce de lo ms hermoso, de lo msencantador que haba conocido yo en mi vida.***Doce aos representan muy poco en laexistencia de un hombre! Tanto es as, queapenas podemos darnos cuenta de quewwwwww..TTooddooEEbbooookk..nneettpasan. Uno tras otro, los aos transcurren ala vez apacible y atropelladamente, lentos yprecipitados; parecen interminables y seacaban en seguida. Se van sumando contanta rapidez, empjanse y sucdense de talmodo, que no dejan casi un rastroperceptible. Desvanecidos a la sombra denuestros deseos, de nuestros afanes, pasande continuo. Y si queremos volver atrs losojos para discurrir acerca del tiempo que hapasado, no podemos darnos clara explicacinde cmo envejecimos. La vejez sorprende alhombre un da, y el hombre se pregunta dednde sale aquella triste compaera, que nole abandon un solo instante.Al cab de doce aos, me pareci quehaban pasado slo algunos meses desdeaquel verano delicioso en la encantadoraplaya de Etretat.De regreso en Paris, un da de la ltimaprimavera, fume a MalsonsLaffitte, paracomer con unos amigos.En la estacin, casi al momento deponerse en marcha el tren, subi al vagnwwwwww..TTooddooEEbbooookk..nneettuna seora obesa, escoltada por cuatro nias.Apenas me dign mirar a la madre llueca, tanabultada, tan redonda, tan mofletuda, tanpoco interesante, que remolcaba condificultad su respetable mole y su numerosadescendencia.Respir agitada, como si estuvieseahogndose, fatigada por la prisa que se diopara llegar a tiempo.Las nias comenzaron a charlar. Yo,desdoblando un peridico, empec a leer.Acabbamos de pasar la estacin deAsnires, cuando mi compaera de viaje meinterrog de pronto:Dispense usted la pregunta, caballero:No es usted el seor Carnier?S, seora.Entonces ella solt la risa; una risa francade mujer tranquila y modesta. Pero not ensu acento un asomo de triste desencanto, alpreguntarme:No me conoce usted?Dud de contestar. En efecto, cre habervisto en alguna parte aquella cara: suswwwwww..TTooddooEEbbooookk..nneettfacciones me recordaban algo, alguien... Peroquin? Dnde? Cundo las haba visto?Y respond:Efectivamente... Creo..., si... no... Yo laconozco a usted; no hay duda... Si me dierausted su nombre...Ella, ruborizndose un poco. pronunci:Julia Lefvre.Nunca he recibido impresin tan violenta.Me pareci que todo acababa para m en unsegundo, como si de pronto se hubieradesgarrado ante mis ojos un velo tras el cualse me revelaran desventuras amenazadorasy terribles.Era ella! Una seora obesa y vulgar, ella!Y habla lanzado al mundo aquella nidada,cuatro nias!, durante mi ausencia. Lascriaturas me asombraban tanto como sumadre. Obra suya; eran los retoos de suvida. Crecieron y ocupaban ya un lugar en elmundo; mientras la deliciosa hermosura, lamaravilla de gracia y belleza que yo conoc,se haba desvanecido, ya no inspiraba ningnentusiasmo. Cmo se realiza unawwwwww..TTooddooEEbbooookk..nneetttransformacin tan espantosa en tan brevetiempo? En un da..., porque hubiera juradoque horas antes la vi como era... y laencontraba de pronto cambiada! Es posible?Un sufrimiento, una congoja me oprima elcorazn, y tambin una protesta indignada,rebelndome contra la Naturaleza, contra esaobra infame de brutal destruccin.La contempl angustiado. Luego, aloprimir su mano, acudieron lgrimas a misojos. Llor su juventud perdida; llor sumuerte. Haba muerto la que yo conoc, laseora mofletuda y abultada que se mepresent era otra; yo no la conoca!Tambin ella, emocionndose, balbuci:He cambiado mucho, no es verdad? Ases el mundo; todo pasa! Ya lo ve usted;ahora soy una madre solamente, una madrecariosa, una madre buena. Lo dems, pas,acab, no volver. Oh! Ya supuse que ustedno me reconocera si por casualidad nosencontrramos, como ha sucedido. Tambinusted ha cambiado bastante. Tuve quefijarme bien, que reflexionar mucho, quewwwwww..TTooddooEEbbooookk..nneettdiscurrir algo, para estar segura de noengaarme. Tiene usted ya el pelo blanco.Naturalmente. Hace mucho tiempo! Mi niamayor, tiene diez aos. Hace ya doce aos!Mir a la nia y descubr en ella unencanto semejante al que tuvo su mam enotro tiempo; las facciones, las formas de lacriatura, recordando las de su madre, aneran de contornos indecisos, de unaexpresin vaga, pero anunciaban un deliciosoporvenir.Y la vida se me apareci rpida, como unviaje en ferrocarril.Llegamos a Maisons Laffitte. Bes lamano de mi amiga. En mi conversacin conella, slo se me haban ocurrido vulgaridades;no encontr ni una frase feliz. Estabademasiado aturdido para reflexionar.Por la noche, y aprovechando un cuarto dehora que mis amigos me dejaron solo,contempl detenidamente mi rostro en unespejo. Y acab recordando mi fisonomacomo era en otro tiempo; imagin miswwwwww..TTooddooEEbbooookk..nneettbigotazos y mis cabellos negros, misfacciones juveniles, mis ojos penetrantes...Ya todo haba cambiado. Me hall viejo.Adis!Gil Blas, 18 de abril de 1884wwwwww..TTooddooEEbbooookk..nneettEl afeminadoLhomme filleCuntas veces omos decir: "Es encantadoreste hombre, pero es una mujer, una mujerautntica".Vamos a hablar del afeminado, la peste denuestro pas.Ya que nosotros, en Francia, somos todosafeminados, es decir, cambiantes,antojadizos, inocentemente prfidos, sinorden en las convicciones o la voluntad,violentos y dbiles como las mujeres.Pero el ms irritante de los afeminados esseguramente el parisino y de los bulevares,en el que las apariencias de inteligencia sonms acusadas y que rene en s mismo,exageradas por su temperamento de hombre,todas las seducciones y todos los defectos delas encantadoras mujerzuelas.wwwwww..TTooddooEEbbooookk..nneettNuestra Cmara de Diputados estpoblada de afeminados. Ellos forman el granpartido de los oportunistas amables quepodramos llamar los "hipnotizadores". Estosson los que gobiernan con palabras suaves ypromesas engaosas, que saben dar la manode forma que se creen afectos, decir "queridoamigo" de una manera delicada a laspersonas que menos conocen, cambiar deopinin sin ni siquiera sospecharlo, exaltarseante cualquier idea nueva, ser sincero en suscreencias cambiantes como veletas, dejarseengaar de la misma forma que ellosengaan, no recordar al da siguiente lo quedijeron la vspera.Los peridicos estn llenos de afeminados.Tal vez sea aqu donde ms los encontramos,pero es tambin aqu donde son msnecesarios. Hay que exceptuar algunas vocescomo "Los Debates" o "La Gaceta de Francia".Evidentemente, todo buen periodista debeser un poco mujer, es decir, estar a lasrdenes del pblico, servil aceptandoinconscientemente los regueros de lawwwwww..TTooddooEEbbooookk..nneettcorriente de opinin pblica, voluble yverstil, escptico y crdulo, malvado yservicial, bromista y necio, entusiasta eirnico y siempre convencido pero sin creeren nada.Los extranjeros, nuestros antimodeloscomo deca la Sra. Abel, los tenaces inglesesy los pesados alemanes, nos consideraron yconsiderarn hasta el final de los siglos, conun cierto asombro mezclado de desprecio.Nos ven superficiales. No es eso, nosotros loque somos son mujeres. He aqu el por quse nos ama a pesar de nuestros defectos, queregresan a nosotros a pesar de todo lo maloque de nosotros se dice; son discusionesamorosas....!El afeminado, tal y como lo encontramospor el mundo, es tan encantador que osengancha en una charla de cinco minutos. Susonrisa parece hecha para vosotros; nopodemos dejar de pensar que su voz notiene, en honor a vosotros, ms queentonaciones particularmente amables.Cuando nos abandona, tenemos la sensacinwwwwww..TTooddooEEbbooookk..nneettde conocerle hace veinte aos. Estamostotalmente dispuestos a prestarle dinero, sinos lo pide. Nos ha seducido como unamujer.Si tiene modales dudosos, no se le puedeguardar rencor, tan gentil como es l cuandovolvemos a verle! Que se disculpa? Nosentran ganas de pedirle perdn! Quemiente? No podemos creerle! Que osengaa indefinidamente con promesassiempre falsas? Le sabemos tan convencidode sus propias promesas como si hubieraremovido el mundo para haceros un favor.Cuando admira algo, se emociona conexpresiones tan sentidas que os mete en elalma sus convicciones. Ha adorado a VictorHugo y hoy da lo trata de vulgar. Se hubierabatido en duelo por Zola y lo abandona porBarbey dAurevilly. Y cuando admira, noadmite restricciones de ningn tipo; osabofeteara por un palabra; pero cuando sepone a despreciar no conoce lmites en sudesdn y no acepta que se proteste.En suma, no comprende nada.wwwwww..TTooddooEEbbooookk..nneettEscuchen charlar a dos mujeres:"Entonces, ests enfadada con Julia? Tecreo, yo la abofete.Qu te haba hecho?Le haba dicho a Paulina que yo estabaen la miseria trece meses de cada doce. YPaulina se lo dijo a su vez a Gontran.Entiendes?Vivais juntas en la calle Clauzel?Hemos vivido juntas durante cuatro aosen la calle Brda; despus nos enfadamos porun par de medias, que ella pretenda que yohaba puesto, no era verdad, unas mediasde seda que ella haba comprado a la madreMartin. Entonces le largu un guantazo. Y meabandon all. La reencontr hace seis mesesy me dijo que fuera a su casa ya que habaalquilado una casa dos veces ms grande."No escuchamos el resto, pasamos.Pero como bamos el domingo siguiente aSaintGermain, dos jovencitas subieron en elmismo vagn. Reconocimos a una de ellasenseguida, la enemiga de Julia. La otra...?Es Julia!!!wwwwww..TTooddooEEbbooookk..nneettY se hacan carantoas, caricias,proyectos." Dime, Julia.Escucha, Julia etc"El afeminado tiene amistades de estanaturaleza. Durante tres meses no puededejar a su viejo Jacques, su querido Jacques.No existe nadie ms que Jacques en elmundo. Solo l tiene ingenio, sensatez,talento. Solo l es alguien en Paris. Se lesencuentra por todas partes juntos, cenanjuntos, van juntos por las calles, y cada tardese trasladan juntos diez veces de la puerta deuno a la de otro sin decidirse a separarse.Tres meses ms tarde, asi habla deJacques:"Ya est ese crpula, ese vago, bribn. Heaprendido a conocerlo, vamos. Ni siquierahonesto, y mal educado, etc., etc."De nuevo tres meses despus, y vivenjuntos; pero una maana sabemos que sehan batido en duelo y despus abrazado,llorando, sobre el campo.wwwwww..TTooddooEEbbooookk..nneettEllos son, conviviendo, los mejores amigosdel mundo, enfadados hasta la muerte lamitad del ao, calumnindose y querindosea ratos, con profusin, apretndose lasmanos hasta romperse los huesos y listospara partirse el vientre por una palabra malentendida.Ya que las relaciones de los afeminadosson inciertas, su humor sufre altibajos, suexaltacin nos sorprende, su ternura gira, suentusiasmo se eclipsa. Un da, os quieren, alda siguiente os miran con pena, porquetienen, en suma, una naturaleza femenina,una seduccin femenina, un temperamentofemenino; y todos sus sentimientos separecen al amor femenino.Ellos tratan a sus amigos como las cursis asus perritos.Ese perrito adorado que abrazamosinfinitamente, que alimentamos de azcar,que acostamos sobre la almohada de lacama, pero que arrojaremos enseguida por laventana en un movimiento de impaciencia,que hacemos girar como una hondawwwwww..TTooddooEEbbooookk..nneettsujetndolo por la cola, que apretamos conlos brazos hasta estrangularlo y quezambullimos, sin razn, en un cubo de aguafra.Por eso qu extrao espectculo la ternurade una verdadera mujer y la de unafeminado.El le pega y ella le araa, se detestan, nopueden verse y no pueden dejarse,enganchados el uno al otro por no se sabequ lazos misteriosos del corazn. Ella leengaa y l lo sabe, solloza y perdona.El acepta la cama que paga otro y se cree,de buena fe, irreprochable. l la desprecia yla adora sin distinguir que ella tendra elderecho de devolverle su desprecio. Sufrenlos dos atrozmente el uno por el otro sinpoder desunirse; se lanzan de la maana a lanoche a la cabeza sacos de injurias yreproches, acusaciones abominables, despusnerviosos en exceso, vibrantes de rabia y deodio, caen en los brazos el uno del otro y seabrazan perdidamente, enredando sus bocastemblorosas y sus almas de locas.wwwwww..TTooddooEEbbooookk..nneettEl afeminado es valiente y cobarde almismo tiempo; tiene, ms que cualquier otro,el sentimiento exaltado del honor, pero lefalta el sentido de la simple honestidad, y, silas circunstancias ayudan, tendr flaquezas ycometer infamias de las que no se darcuenta alguna; ya que l obedece, sindiscernimiento, a las oscilaciones de supensamiento siempre arrastrado.Engaar a un acreedor le parecer cosapermisible y casi impuesta. Para l, no pagarsu deudas es honorable, a menos que seande juego, es decir, un poco sospechosas;timar en ciertas condiciones en que la leydel mundo admite; si se encuentra escaso dedinero, pedir prestado por todos los mediosno teniendo escrpulos por jugar un poco conlos prstamos; pero matara de un sablazo,con una indignacin sincera, al hombre quepusiera en duda solamente su falta dedelicadeza.Gil Blas, 13 de abril de 1883wwwwww..TTooddooEEbbooookk..nneettA las aguasAux eauxDIARIO DEL MARQUS DE ROSEVEYRE12 DE JUNIO 1880. A Loche! Quierenque vaya a pasar un mes a Loche!Misericordia!Un mes en esta ciudad quedicen ser la ms triste, la ms muerta, la msaburrida de las villas! Qu digo, una ciudad!Es un agujero, no una ciudad! Me condenana un mes de bao..., en fin!13 DE JUNIO. He pensado toda la nocheen este viaje que me espanta Slo me quedauna cosa por hacer, voy a llevar una mujer!Podr distraerme esto, tal vez? Y adems yoaprender, con esta prueba, si estoy maduropara el matrimonio.Un mes a solas, un mes de vida en comncon alguien, de una vida en pareja completa,wwwwww..TTooddooEEbbooookk..nneettde conversacin a todas las hora del da y dela noche. Diablos!Estar con una mujer durante un mes, esverdad, no es tan grave como tenerla de porvida; pero es de por s mucho ms serio queestar con ella por una noche. S que podrdevolverla, con algunos cientos de luises;pero entonces permanecer solo en Loche,lo que no es nada divertido!La eleccin ser difcil. No quiero ni unacoqueta ni una espabilada. Es necesario queno me sienta ni ridculo ni orgulloso de ella.Quiero que se diga: El Marqus deRoseveyre est de buena suerte; pero noquiero que se cuchichee: Ese pobreMarqus de Roseveyre!. En suma, tengo queexigir a mi pasajera compaera todas lascualidades que exigira a mi compaeradefinitiva. La nica diferencia que se puedeestablecer es aquella que existe entre elobjeto nuevo y el objeto de ocasin. Bah!,se puede encontrar, voy a pensar en ello!14 DE JUNIO. Berthe!... He aqu miacompaante. Veinte aos, guapa, recinwwwwww..TTooddooEEbbooookk..nneettsalida del Conservatorio, esperando un papel,futura estrella. Buenos modales, altivez,carcter y... amor. Objeto de ocasinpudiendo pasar por nuevo.15 DE JUNIO. Est libre. Sin compromisode negocios o de corazn, ella acepta, yomismo he encargado sus vestidos, para queno tenga aspecto de jovencita.20 DE JUNIO. Basilea. Duerme. Voy acomenzar mis notas de viaje.De hecho, ella es encantadora. Cuandolleg a la estacin delante de m, no lareconoca, hasta tal punto tena aspecto demujer de mundo. Verdaderamente tieneporvenir esta nia.... en el teatro.Me pareci cambiada en sus modales, ensu andar, en su actitud y sus gestos, en laforma de sonrer, en la voz, en todo,irreprochable, en fin. Y peinada! Oh!Peinada de una forma divina, de una maneraencantadora y sencilla, en una mujer que yano tiene que atraer las miradas, que ya notiene que agradar a todos, cuyo papel ya noes seducir, a primera vista, a los que la vean,wwwwww..TTooddooEEbbooookk..nneettsino que quiere gustar a uno solo, discreta ynicamente. Y esto se dejaba ver en todo suaspecto. Se mostraba tan finamente y tancompletamente, la metamorfosis me parecitan absoluta y hbil, que le ofrec mi brazocomo hubiera hecho con mi mujer. Ella lotom con soltura como si se tratara de mimujer.Frente a frente en el portalnpermanecimos en un primer momentoinmviles y mudos. Despus ella levant suvelo y sonri... Nada ms. Un sonrer de buentono.Oh! Me daba miedo besarla, la comediade la ternura, el eterno y banal juego de lasjvenes. Pero no, ella se contuvo. Es fuerte.Ms tarde hemos charlado un poco comodos jvenes esposos, un poco como dosextraos. Era amable. Muchas veces sonreamirndome. Era yo ahora quien tena ganasde abrazarla. Pero permanec tranquilo.En la frontera, un funcionario abribruscamente la puerta y me pregunt:Su nombre, seor?Me sorprendi. Respond:wwwwww..TTooddooEEbbooookk..nneettMarqus de Roseveyre.A dnde se dirige usted?A las termas de Loche, en le Valais.Escribi en un registro. Respondi:La seora es su mujer?Qu hacer? Qu responder? Levant losojos hacia ella dudando. Ella estaba plida ymiraba a lo lejos...Sent que iba a ofenderla muygratuitamente. Y adems, en fin, sera micompaa durante un mes.Dije:S, seor.De repente la vi enrojecer. Me sent feliz.Pero en el hotel, llegando aqu, lapropietaria le tendi el registro. Ella me lopas muy rpidamente; me di cuenta de queella me estaba mirando mientras escriba.Era nuestra primera noche de intimidad!...Una vez pasada la pgina, quien leera esteregistro? Yo escrib: Marqus y marquesa deRoseveyre, dirigindose a Loche.wwwwww..TTooddooEEbbooookk..nneett21 DE JUNIO. Seis de la maana. Ble.Salimos para Berne. Decididamente tengobuena mano.21 DE JUNIO. Diez de la noche. Jornadasingular. Estoy un poco emocionado. Esto estonto y divertido.Durante el trayecto, hemos podido hablarun poco. Se haba levantado un pocotemprano; estaba cansada; dormitaba.Tan pronto estuvimos en Berne, quisimoscontemplar ese panorama de los Alpes que yono conoca en absoluto; y he aqu quesalimos por la ciudad, como dos recincasados.Y de repente percibimos una llanuradesmesurada, y all abajo, all abajo, losglaciares. De lejos, as, no parecaninmensos; sin embargo, aquella vista meprodujo un escalofro en las venas. Unresplandeciente sol poniente caa sobrenosotros; el calor era terrible. Fros y blancospermanecan ellos, los montes helados. ElJungfrau, el Vierge, dominando a sushermanos, extenda su ancha falda de nieve,wwwwww..TTooddooEEbbooookk..nneetty todos, hasta perderse de vista, se alzaban asu alrededor, los gigantes de cabeza blanca,las eternas cimas heladas que el agonizanteda haca ms claras, como plateadas, sobreel azul oscuro de la noche.Su infinidad inerte y colosal daba lasensacin de comienzo de un mundosorprendente y nuevo, de una reginescarpada, muerta, petrificada pero atrayentecomo el mar, llena de un poder de seduccinmisteriosa. El aire que haba acariciado suscimas siempre heladas pareca venir hacianosotros por encima de los campos estrechosy floridos, muy diferente al aire fecundantede las llanuras. Tena algo de desapacible yde poderoso, de estril, como un aroma deespacios inaccesibles.Berthe, ensimismada, observaba sin cesar,sin poder pronunciar ni una palabra.De repente me cogi la mano y la apret.Yo mismo senta en el alma esa especie defiebre, esa exaltacin que nos sobrecogedelante de ciertos espectculos inesperados.Agarr esa pequea mano temblorosa y lawwwwww..TTooddooEEbbooookk..nneettllev a mis labios; y la bes, a fe ma, conamor.Permanec un poco turbado.Pero porquien? Por ella o por los glaciares?24 DE JUNIO. Loche, diez de la noche.Todo el viaje ha sido delicioso. Hemospasado medio da en Thun, contemplando laruda frontera de montaas que debamosfranquear al da siguiente.Al amanecer, atravesamos el lago, el mshermoso de Suiza tal vez. Unas mulas nosesperaban. Nos sentamos sobre sus lomos ypartimos. Despus de haber desayunado enun pueblecito, comenzamos a escalar,entrando lentamente en la garganta que subepoblada de rboles, siempre dominada porlas altas cumbres. De territorio en sitio, sobrelas pendientes que parecen venir del cielo; sedistinguen puntos blancos, chaletsconstruidos all no se sabe cmo.Atravesamos torrentes, percibimos, a veces,entre dos puntiagudas cimas y cubiertas deabetos, una inmensa pirmide de nieve quepareca tan prxima que hubiramos juradowwwwww..TTooddooEEbbooookk..nneettalcanzarla en diez minutos, pero que apenashabramos llegado en veinticuatro horas.A veces atravesbamos caos de piedras,estrechas llanuras tapizadas de rocasdesprendidas como si dos montaas sehubieran enfrentado en esta contienda,dejando sobre el campo de batalla los restosde sus miembros de granito.Berthe, extenuada, dorma sobre suanimal, abriendo de vez en cuando los ojospara ver de nuevo. Acab por adormecerse, yyo la sujetaba por una mano, feliz de sucontacto, de sentir a travs de su vestido elsuave calor de su cuerpo. Lleg la noche,todava subamos. Nos paramos delante de lapuerta de un pequeo albergue perdido en lamontaa.Dormimos! Oh! Dormimos!Al amanecer, corr a la ventana, yprorrump en un grito. Berthe lleg a mi ladoy se qued estupefacta y embelesada.Habamos dormido en la nieve.Todo a nuestro alrededor, montes enormesy estriles cuyos huesos grises sobresalanwwwwww..TTooddooEEbbooookk..nneettbajo su abrigo blanco, montes sin pinos,sombros y helados, se elevaban tan alto queparecan inaccesibles.Una hora despus de estar en ruta denuevo, percibimos, al fondo de este embudode granito y de nieve, un lago negro,sombro, sin una onda, que durante largotiempo habamos seguido. Un gua nos trajoalgunos edelweiss, las flores blancas de losglaciares. Berthe hizo un ramillete para sublusa.De repente, la garganta de peascos seabri delante de nosotros, descubriendo unhorizonte sorprendente: toda la cadena de losAlpes piamonteses ms all del valle delRdano. Las enormes cumbres, de lugar enlugar, dominaban la multitud de cimasmenores. Eran el monte Rose, arduo ymacizo; el Cervin, recta pirmide dondemuchos hombres han muerto, el DentduMidi; otros cientos de puntos blancos,relucientes como cabezas de diamantes, bajoel sol.wwwwww..TTooddooEEbbooookk..nneettPero bruscamente el sendero queseguamos se detuvo al borde de unprecipicio, y en el abismo, en el fondo delagujero negro de dos mil metros, encerradoentre cuatro muros de rectos peascos,sombros, salvajes, sobre una capa de hierba,percibimos algunos puntos blancos conbastante parecido a corderos en un prado.Eran las casas de Loche.Fue necesario dejar las mulas, siendo elcamino tan peligroso. El sendero desciende alo largo de la roca, serpentea, gira, va,vuelve, sin jams perder de vista elprecipicio, y siempre tambin el pueblo quecrece a medida que nos acercamos. Es a loque se le llama el pasaje de la Gemmi, unode los ms bellos de los Alpes, si no el msbello.Berthe, apoyndose en m, prorrumpagritos de alegra y gritos de pavor, feliz ytemerosa como un nio. Como estbamos aalgunos pasos de los guas y ocultos por unvoladizo de la roca, me abraz. Yo laabrac...wwwwww..TTooddooEEbbooookk..nneettYo me haba dicho:En Loche, pondr cuidado en hacerentender que no estoy con mi mujer.Pero por todos lados yo la haba tratadocomo tal, en todas partes la haba hechopasar por la Marquesa de Roseveyre. Nopoda ahora inscribirla bajo otro nombre. Yadems la habra herido en el corazn, yverdaderamente era encantadora.Pero le dije:Querida amiga, llevas mi apellido, lagente me cree tu marido; espero que tecomportes con todo el mundo con unaextrema prudencia y una extrema discrecin.Nada de conocidos, de charlas, de relaciones.Que te crean noble, acta de forma quenunca tenga que reprocharme lo que hehecho.Ella respondi:No tenga miedo, mi pequeo Ren.26 DE JUNIO. Loche no es triste. No. Essalvaje, pero muy hermosa. Este muro derocas altas de dos mil metros, de donde sedeslizan cientos de torrentes semejantes awwwwww..TTooddooEEbbooookk..nneetthilillos de plata; este ruido eterno del aguaque discurre; este pueblo sepultado en losAlpes desde donde se ve, como desde elfondo de un pozo, el sol lejano atravesar elcielo; el glaciar vecino, muy blanco en laescotadura de la montaa, y ese pequeovalle lleno de arroyos, lleno de rboles, plenode frescura y de vida, que desciende hacia elRdano y deja ver en el horizontes las cimasnevadas del Pimont: todo esto me seduce yme encandila. Tal vez si... si Berthe noestuviera aqu?...Es perfecta, esta nia, reservada ydistinguida ms que nadie. Yo escucho decir:Qu hermosa es, esta marquesita!...27 DE JUNIO. Primer bao.Descendemos directamente de la habitacin alas piscinas, donde veinte baistas tiemblan,ya vestidos con largos vestidos de lana,juntos hombres y mujeres. Unos comen,otros leen, otros charlan. Mueven delante des pequeas tablas flotantes. A veces jueganal anillo, lo que no siempre es decoroso.Vistos a travs de las galeras que rodean elwwwwww..TTooddooEEbbooookk..nneettbao, tenemos aspecto de gruesos sapos enuna tinaja.Berthe ha venido a sentarse a esta galerapara charlar un poco conmigo. La han miradomucho.28 DE JUNIO. Segundo bao. Cuatrohoras de agua. Las tomar de ocho en ochohoras. Tengo por compaeros baistas elPrncipe de Vanoris (Italia), el CondeLovenberg (Austria), el barn Samuel Vernhe(Hungra u otra parte), adems una quincenade personajes de menor importancia, perotodos nobles. Todo el mundo es noble en lasvillas termales.Ellos me piden, uno tras otro, serpresentados a Berthe. Yo respondo: S! yme retiro. Me creen celoso, qu tontera!29 DE JUNIO. Diablos! Diablos! LaPrincesa de Vanoris ha venido ella misma enpersona a buscarme, deseando conocer a mimujer, en el momento en que entrbamos enel hotel. Yo le present a Berthe, pero le herogado con delicadeza que evitaraencontrarse con esta dama.wwwwww..TTooddooEEbbooookk..nneett2 DE JULIO. El Prncipe nos ha agarradodel cuello para llevarnos a su apartamento,donde los baistas insignes tomaban el t.Berthe era, sin duda alguna, mejor que todaslas damas; pero qu hacer?3 DE JULIO. A fe ma, qu le vamos ahacer! Entre estos treinta hidalgos, no seencuentran al menos diez de fantasa? Entreestas diecisis o diecisiete mujeres, estnms de doce seriamente casadas, y de estasdoce, ms de seis irreprochables? Tanto peorpara ellas, tanto peor para ellos! Ellos lo hanquerido!10 DE JULIO. Berthe es la reina deLoche! Todo el mundo est loco por ella; lacelebran, la miman, la adoran! Por otra parte,ella es soberbia en gracia y distincin. Meenvidian.La Princesa de Vanoris me ha preguntado:Ah!, Marqus, dnde ha encontradoeste tesoro?Yo tena deseos de responder:wwwwww..TTooddooEEbbooookk..nneettPrimer premio del Conservatorio, cursode comedia, contratada en el Oden, libre apartir del 5 de agosto de 1880!Qu cara hubiera puesto, Dios mo!20 DE JULIO. Berthe es realmentesorprendente. Ni una falta de tacto, ni unafalta de gusto; una maravilla!10 DE AGOSTO. Pars. Se acab. Tengoel corazn hecho polvo. La vspera de lapartida cre que todo el mundo iba a llorar.Decidimos ir a ver amanecer sobre elTorrenthon, luego de volver a descender a lahora de nuestra partida.Nos pusimos en marcha hacia medianoche, sobre unas mulas. Los guas portabanfaroles: y la larga caravana se extenda por elcamino sinuoso del bosque de pinos. Luegoatravesamos los pastos donde rebaos devacas erraban en libertad. Despusalcanzamos la regin de las rocas, donde lamisma hierba desapareca.A veces, en la sombra, se distingua, sea aderecha, sea a izquierda, una masa blanca,wwwwww..TTooddooEEbbooookk..nneettun amontonamiento de nieve en un agujerode la montaa.El fro llegaba a ser mordiente, pinchabalos ojos y la piel. El viento desecante de lascimas soplaba, quemando las gargantas,aportando los hlitos helados de cien lugaresde picos congelados.Cuando llegamos a nuestro destino era yade noche. Desembalamos todas lasprovisiones para beber el champn alamanecer.El cielo palideca sobre nuestras cabezas.Vimos de pronto un obstculo a nuestrospies; luego, a unos cientos de metros, otracima.El horizonte entero pareca lvido, sin quese distinguiera nada todava a lo lejos.Pronto descubrimos, a la izquierda, unaenorme cima, el Jungfrau, despus otra,despus otra. Aparecan poco a poco como sifueran levantndose a lo largo del nacimientodel da. Y nosotros quedbamos estupefactosde encontrarnos as en el medio de estoscolosos, en este pas desolado de nieveswwwwww..TTooddooEEbbooookk..nneetteternas. De repente, en frente, se nos mostrla desmesurada cadena del Pimont. Otrascumbres aparecieron al norte. Realmente erael inmenso pas de los grandes montes defrentes helados, desde el Rhindenhorn,pesado como su nombre, hasta el fantasmaapenas visible del patriarca de los Alpes, elMont Blanc.Unos eran orgullosos y rectos, otrosacuclillados, otros deformes, pero todoshomogneamente blancos, como si algnDios hubiera arrojado sobre la jorobada tierraun sbana inmaculada.Unos parecan tan cerca que habramospodido saltar sobre ellos; otros estaban tanlejos que apenas los distinguamos.El cielo se volvi rojo; y todosenrojecieron. Las nubes parecan sangrarsobre ellos. Era maravilloso, casi pavoroso.Pero pronto la nube encendida palideci, ytoda la armada de cumbres insensiblementese volvi rosa, de un rosa suave y tiernocomo los vestidos de una jovencita.wwwwww..TTooddooEEbbooookk..nneettY el sol apareci por encima de la capa denieves. Entonces, de repente, el puebloentero de los glaciares se hizo blanco, de unblanco brillante, como si el horizonteestuviera lleno de una multitud de cpulas deplata.Las mujeres, extasiadas, miraban.Se estremecieron; un tapn de champnacababa de saltar; Y el Prncipe de Vanoris,ofreciendo un vaso a Berthe, grit:Bebo por la Marquesa de Roseveyre!Todos clamaron: Yo bebo por laMarquesa de Roseveyre!Ella mont encima de su mula yrespondi:Yo bebo por todos mis amigos!Tres horas ms tarde, cogimos el tren paraGinebra, en el valle del Rdano.Tan pronto estuvimos a solas Berthe, tanfeliz y contenta hace un rato, se puso asollozar, el rostro entre sus manos.Yo me lanc a sus rodillas:Qu tienes? Qu tienes? Dime, qutienes?wwwwww..TTooddooEEbbooookk..nneettElla balbuce entre sus lgrimas:Es... es... es pues que se ha acabadoser una mujer honesta!Verdaderamente, en ese momento estuvea punto de cometer una tontera, una grantontera...!No la hice.Dej a Berthe entrando en Pars. Tal vezms tarde habra sido demasiado dbil.(El diario del Marqus de Roseveyre noofrece ningn inters durante los dos aossiguientes. En la fecha 20 de julio de 1883encontramos las lneas siguientes).20 DE JULIO DE 1883. Florencia. Tristerecuerdo dentro de poco. Me paseaba por losCassines cuando una mujer hizo parar sucoche y me llam. Era la Princesa de Vanoris.Tan pronto me tuvo al alcance de la voz:Oh!, Marqus, mi querido Marqus, qucontenta estoy de reencontrarlo! Rpido,rpido, deme noticias de la Marquesa; esrealmente la mujer ms encantadora que hevisto en toda mi vida!.wwwwww..TTooddooEEbbooookk..nneettMe qued sorprendido, no sabiendo qudecir y golpeado en el corazn de una formaviolenta. Balbuce:No me hable nunca de ella, Princesa,hace tres aos que la he perdido.Ella me cogi la mano.Oh! Cmo lo siento, amigo mo!Se fue. Me sent triste, descontento,pensando en Berthe, como si acabramos desepararnos.El Destino muy a menudo se equivoca!Cuntas mujeres honestas haban nacidopara ser mujerzuelas, y lo demuestran.Pobre Berthe! Cuntas otras habannacido para ser mujeres honestas...y sta...ms que las dems... tal vez.... En fin, nopensemos ms.Le Gaulois, 24 de julio de 1883wwwwww..TTooddooEEbbooookk..nneettAhogadoLe noyITodos conocan en Fcamp la historia de lata Patin. Era una mujer que no haba sidofeliz, ni mucho menos, con su marido; porquesu marido la apaleaba lo mismo que seapalea el trigo en las granjas.Era patrn de una lancha de pesca, y secas con ella, de esto haca tiempo, porqueera bonita, aunque pobre.Buen marinero, pero hombre violento, elto Patin era cliente asiduo de la taberna delto Aubn, en la que se echaba al cuerpo, losdas en que no pasaba nada, cuatro o cincocopas, y los das en que se le haba dado bienla pesca, ocho, diez o ms, si se lo peda elcuerpo, como l deca.wwwwww..TTooddooEEbbooookk..nneettServa el aguardiente a los parroquianos lahija del to Aubn, una morena de buen ver,que si atraa a la clientela era nicamente porsu buen palmito, porque jams haba dadoque hablar con su conducta.Cuando Patin entraba en la taberna, leproduca satisfaccin el verla, y le dirigapiropos corteses, frases moderadas de mozoformal. Despus de la primera copa, ya lallamaba bonita; a la segunda, le guiaba elojo; a la tercera, se le declaraba: Si ustedquisiese, Deseada..., pero nunca acababa lafrase; a la cuarta copa, intentaba sujetarlapor la falda para darle un beso, y cuandollegaba a la dcima, tena que encargarse deseguir sirvindole el mismo to Aubn.El tabernero, prctico en todos losrecursos del oficio, haca que Deseada tratasecon la clientela, para que sta hiciese msgasto; y Deseada, que por algo era hija delto Aubn, se rozaba con los bebedores ybromeaba con ellos, siempre con la sonrisaen los labios y una expresin de picarda enlos ojos.wwwwww..TTooddooEEbbooookk..nneettA fuerza de beber copas de aguardiente,acab Patln por hacerse a la cara deDeseada, y pensaba ya en ella hasta en elmar, cuando tiraba las redes, muy lejos de lacosta, lo mismo en las noches de viento queen las de calma, lo mismo si era noche deluna que si era noche cerrada. Y mientras suscuatro compaeros dormitaban con la cabezaapoyada en el brazo, Patn, a popa, con eltimn en la mano, pensaba en Deseada. Lavela sonrindole siempre, y que le servia elaguardiente amarillo con un ligeromovimiento del hombro, dicindole antes deretirarse:As! Quiere algo ms?De tanto tenerla dentro de sus ojos ydentro de sus recuerdos, le entraron talesansias de casarse con ella, que ya no pudodominarse, y pidi su mano.El era rico; la embarcacin y los aparejoseran de su propiedad, y tena una casa al piede la colina, frente al rompeolas; el toAubn, en cambio, no posea nada. Fueacogida su peticin con la mayor solicitud, ywwwwww..TTooddooEEbbooookk..nneettla boda tuvo lugar lo antes posible, porquelas dos partes tenan prisa, aunque pordiferentes razones.Pero a los tres das de la boda Patin estabahecho un lo, y se preguntaba a si mismocmo haba podido metrsele en la cabezaaquella idea de que Deseada era diferente delas dems mujeres. Si que haba hecho elidiota preocupndose por una que no tenauna perra, y que seguramente lo habaembrujado con su aguardiente!Eso era, porsu aguardiente, en el que habra mezcladoalgn asqueroso bebedizo!Desde que empezaba la pesca no dejabade blasfemar; rompa la pipa a fuerza demorderla, maltrataba de palabra a sutripulacin, y despus de jurar a boca llenacontra todo lo habido y por haber, valindosede todas las frmulas conocidas, descargabalas heces de su rabia contra todos los peces ycrustceos que iba sacando uno a uno de lasredes, y no los echaba a los canastos sindedicarles un insulto o una frase sucia.wwwwww..TTooddooEEbbooookk..nneettY como, al volver a su casa, era su mujer,la hija del to Aubn, quien estaba al alcancede su boca y de su mano, pronto acabptratndola como a la mujer ms arrastrada.Ella, que ya estaba acostumbrada a los malostratos de su padre, le oa con resignacin, yesta tranquilidad exasperaba a su marido,que una noche pas de las palabras a losgolpes. Y desde entonces la vida en aquellacasa fue espantosa.No se habl de otra cosa durante diez aosen el muelle que de las palizas que Patinpegaba a su mujer, y de las palabrotas yblasfemias que soltaba cuando le diriga lapalabra. Era, en efecto un especialista enhablar mal, poseyendo una riqueza devocabulario y una sonoridad de vozsuperiores a todo lo conocido en Fcamp. Encuanto su barca apareca a la entrada delpuerto, de regreso de la pesca, pona todo elmundo atencin, esperando oir la primeraandanada que siempre lanzaba desde elpuente de su embarcacin contra elwwwwww..TTooddooEEbbooookk..nneettrompeolas as que divisaba el gorrillo blancode su compaera.Hasta en los das de mar gruesa, en pie enla popa, atento a la vela y al rumbo, y apesar del cuidado que tena que tener conaquella boca de entrada, estrecho y difcil, ycon las olas de mucho fondo que seprecipitaban como montaas por el estrechocorredor, se esforzaba por descubrir entre lasmujeres de los marineros que esperaban astos, entre salpicaduras de espuma de lasolas, a la suya, la hija del to Aubn, lapordiosera.Y en cuanto la descubra sin importarle elruido de las olas y del viento, le largaba unarociada de insultos con voz tan estentreaque haca rer a todos, aun que todo elmundo compadeciese a la mujer. Luego,cuando atracaba al muelle, tena un modo dedescargar su lastre de galantera, segn frasesuya, al mismo tiempo que el pescado, queatraa alrededor de su puesto de amarre atodos los pilluelos y desocupados del puerto.wwwwww..TTooddooEEbbooookk..nneettUnas veces como caonazos, secos,estrepitosos; otras veces como truenos queretumbaban durante cinco minutos,descargaba por su boca un huracn tal depalabrotas, que pareca tener en suspulmones todas las tormentas del PadreEterno.Despus, ya en tierra, al verse con ellacara a cara, en medio de los curiosos y de lassardineras, revolva en lo ms hondo de labodega para sacar a flote todos los insultosque se le haban olvidado, y as por todo elcamino hasta casa: ella delante, l detrs;ella llorando, l gritndole.Y ya a solas con ella y a puerta cerrada, lagolpeaba con el menor pretexto. Cualquiercosa le daba motivo para levantar la mano, ytodo era empezar para no acabar ya,escupindole a la cara las verdaderas razonesde su odio.Cada bofetada, cada golpe, ibaacompaado de una imprecacin ruidosa:Toma, zarrapastrosa! Toma, arrastrada!Toma, muerta de hambre! Bonito negociowwwwww..TTooddooEEbbooookk..nneetthice el da que me enjuagu la boca con elveneno del canalla de tu padre!La pobre mujer viva siempre asustada,con el alma y el cuerpo en vilo, en unaexpectativa enloquecedora de injurias y depalizas.Y as diez aos. Era tan asustadiza que sepona plida para hablar con cualquiera, y yano poda pensar en otra cosa que en losgolpes que la esperaban, acabando porponerse seca, amarilla y delgada como unpescado ahumado.IIUna noche, estando su hombre en el mar,la despert de pronto el gruido de fiera queel viento deja escapar cuando llega comoperro lanzado contra su presa. Se incorporen la cama, emocionada; pero como ya no seoa nada volvi a acostarse; pero casi enseguida entr por la chimenea un bramido,que hizo estremecer toda la casa, y que llenluego todo el espacio, como si cruzase por elwwwwww..TTooddooEEbbooookk..nneettcielo una manada de animales furiosos,resoplando y mugiendo. Se levant y sedirigi hacia el puerto. Otras mujeresllegaban tambin de todas partes con suslinternas. Los hombres acudan corriendo, ytodos se quedaban mirando en la noche haciael mar, viendo rebrillar las espumas en lacresta de las olas. Quince horas dur latempestad. Once marineros no regresaron, yuno de los once era Patn.Restos de su barca, la Joven Amelia.fueron encontrados hacia Dieppe. Cerca deSaintValry se recogieron los cadveres delos hombres de su tripulacin; pero jamsapareci el suyo. La quilla de la embarcacindaba lugar a suponer que haba sido partidaen dos, y esto hizo que su mujer esperase ytemiese durante mucho tiempo su regreso;porque si haba habido un abordaje, eraposible que el otro barco lo hubiese recogidoa l solo y lo hubiese llevado lejos.Despus, y poco a poco, se fue haciendo ala idea de considerarse viuda, aunquebastase para sobresaltarla el que una vecina,wwwwww..TTooddooEEbbooookk..nneettun pobre o un vendedor ambulante entrasende pronto en su casa.***Habran pasado cuatro aos desde ladesaparicin de su marido. Una tarde,caminando por la calle de los Judos, sedetuvo delante de la casa de un antiguocapitn de barco que haba fallecido haciapoco, y cuyos muebles estabansubastndose.En aquel mismo instante se sacaba a lapuja un loro, un loro verde, con la cabezaazul, que miraba a la concurrencia condisgusto e inquietud.Tres francos! gritaba el vendedor.Un pjaro que habla tan bien como unabogado, tres francos!Una amiga de la viuda de Patin le dio ungolpecito con el codo:Usted, que es rica, debera comprarlo le dijo. Le servira de compaa este pjaro,y vale ms de treinta francos. Puedewwwwww..TTooddooEEbbooookk..nneettrevenderlo cuando quiera en veinte oveinticinco.Cuatro francos, seoras. Cuatrofrancos!repeta el subastador. Cantavsperas y predica como el padre cura. Es unfenmeno..., un prodigio!La seora Patin puj cincuenta cntimos. yle fue entregado aquel bicho de nariz corvadentro de una pequea jaula que se llev acasa.Lo instal en su sitio, pero al abrir lapuerta de alambre con intencin de darle debeber, recibi un picotazo en el dedo que leatraves la piel e hizo brotar sangre.Vaya si es un mal bicho! exclam lamujer.Sin embargo, despus que ella le diocaamones y maz, consinti en que lealisase las plumas, aunque miraba con airereceloso su nueva casa y a su nueva duea.Empezaba a despuntar el da siguiente,cuando, de pronto, la la seora Patin oy contoda claridad una voz fuerte, sonora,wwwwww..TTooddooEEbbooookk..nneettretumbante, la voz mismsima de Patin, quegritaba:Te vas a levantar o no te vas alevantar, mala pcora?La acometi un terror tan grande, que setap la cabeza con la ropa de cama. Conocabien aquellas palabras, porque eranprecisamente las que todas las maanas,desde que abra los ojos, le gritaba a la orejasu difunto marido.Temblorosa, acurrucada, preparando laespalda a la paliza que vea encima,murmuraba entre las sbanas:Seor, Dios mo, ah est! Ah est,Seor! Ha vuelto, santo Dios!Transcurran los minutos; ningn ruidoturbaba el silencio de la habitacin. Sac lacabeza, toda trmula, segura de que estabaall, acechndola, dispuesto a pegarla.Y no vio nada; tan slo un rayo de sol quepasaba a travs del cristal de la ventana.Entonces pens:Seguramente que se ha escondido.wwwwww..TTooddooEEbbooookk..nneettEspero largo rato, y acab por recobrar latranquilidad, pensando:Habr soado, porque no se le ve porninguna parte.Volva ya a cerrar los ojos, tranquilizadacasi, cuando estall muy prxima la vozfuribunda, la voz de trueno del ahogado, quevociferaba:Recontra, recrisma, recspita! Televantas o no, puerca?Salt de la cama movida por el resorte dela obediencia, de su obediencia pasiva demujer vapuleada, que no ha olvidado encuatro aos los palos, ni los olvidar nunca, yque se acordar siempre de aquella voz. Ycontest:Voy en seguida, Patin. Qu es lo quequieres?Pero Patin no contest.Aterrada, mir a su alrededor, busc portodas partes: en los armarios, en lachimenea, debajo de la cama, pero noencontr a nadie, y entonces se dej caer enuna silla, loca de angustia y convencida dewwwwww..TTooddooEEbbooookk..nneettque era el espritu de Patn el que habavuelto para atormentarla, y que lo tena all,junto a ella.Se acord sbitamente del granero, quetena acceso por el exterior por medio de unaescalera. De fijo que se haba escondido allpara pillarla de sorpresa. Seguramente quehabra ido a parar a alguna costa habitadapor salvajes, y no haba podido escapar antesde entre sus manos; pero haba vuelto, y conpeores intenciones que nunca. No le cabaduda alguna, despus de or el timbre deaquella voz suya.Levant la cabeza hacia el techo ypregunt:Ests ah arriba, Patin? Patin nocontest.Entonces ella sali de casa, y poseda deun miedo espantoso, que aceleraba loslatidos de su corazn, subi por la escalera,se asom a la lumbrera, mir al interior, sinver nada; entr, registr, sin encontrar nada.Se sent encima de un haz de paja, yrompi a llorar; pero mientras sollozaba, oy,wwwwww..TTooddooEEbbooookk..nneetttraspasada de un terror angustioso ysobrenatural, en su habitacin, debajo dedonde ella estaba, la voz de Patn, queconversaba en tono menos colrico, mstranquilo, y que deca:Puerco de tiempo! Y ese condenadomar! Puerco de tiempo! y yo sindesayunarme an... carmbanos!Ella le grit a travs del techo:Voy en seguida, Patin: te preparar lasopa. No te enfades, que en seguida estoyah.Y baj comiendo.No haba nadie dentro de la toda casa.Se sinti desfallecer, como si la hubiesetocado la mano de la Muerte, e iba ya a echara correr para pedir socorro en la vecindad,cuando estall junto a su misma oreja la voz:Que no me he desayunado,ree......contra!Y el loro la contemplaba desde jaula consus ojos redondos, en los que haba unaexpresin de astucia y malignidad.wwwwww..TTooddooEEbbooookk..nneettTambin ella le mir, fuera de s,murmurando:Ah! Conque eras t?Y entonces l agreg, moviendo la cabeza:Espera, espera, espera, que te voy aensear a estarte mano sobre mano.Qu ocurri entonces en el interior deaquella mujer? Tuvo la clara sensacin y elconvencimiento de que era l en persona, elmuerto, que se le apareca, que se habaescondido bajo las plumas de aquel animalpara volver a atormentarla; que no hara msque blasfemar de la maana a la noche,como en otro tiempo, y morderla e injuriarlapara que viniesen los vecinos y se riesen acosta suya. Entonces la seora Patin seabalanz, abri la jaula, cogi al pjaro, quese defenda con pico y garras, arrancndole lapiel. Pero ella lo sujetaba con toda la fuerzade sus dos manos, y se tir al suelo encimade l, y se revolvi una vez y otra vez confrenes de poseda, lo aplast, lo dejconvertido en una piltrafa, en una cositablanda, verde, que ya no se mova, que ya nowwwwww..TTooddooEEbbooookk..nneetthablaba, de miembros flcidos; cogi untrapo de cocina y lo envolvi en l como enun sudario; sali de su casa en camisa, conpies descalzos, cruz el muelle en el que seestrellaban las pequeas olas del mar,sacudi el trapo y dej caer aquella cosamuerta que pareca un puado de hierbaverde; volvi a su casa, se puso de rodillasdelante de la jaula vaca, y pidi perdn alSeor, trastornada por lo que haba hecho,sollozando como si acabase de cometer unhorrendo crimen.Le Gaulois, 16 de agosto de 1888wwwwww..TTooddooEEbbooookk..nneettEl albergueLaubergeSemejante a todas las hospederas demadera construidas en los altos Alpes, al piede los glaciares, en esos pasadizos rocosos ypelados que cortan las cimas blancas de lasmontaas, el albergue de Schwarenbach sirvede refugio a los viajeros que siguen el pasode la Gemmi.Durante seis meses permanece abierto,habitado por la familia de Jean Hauser;despus, en cuanto las nieves se amontonan,llenando el valle y haciendo impracticable labajada a Loche, las mujeres, el padre y lostres hijos se marchan, y dejan al cuidado dela casa al viejo gua Gaspard Han con el jovengua Ulrich Kunsi, y Sam, un gran perro demontaa.wwwwww..TTooddooEEbbooookk..nneettLos dos hombres y el animal se quedanhasta la primavera en aquella crcel de nieve,teniendo ante los ojos solamente la inmensay blanca pendiente del Balmhorn, rodeadosde cumbres plidas y brillantes, encerrados,bloqueados, sepultados bajo la nieve queasciende a su alrededor, envuelve, abraza,aplasta la casita, se acumula en el tejado,llega a las ventanas y tapia la puerta.Era el da en que la familia Hauser iba avolver a Loche, pues el invierno se acercabay la bajada se volva peligrosa.Tres mulos partieron delante, cargados deropas y enseres y guiados por los tres hijos.Despus la madre, Jeanne Hauser, y su hijaLouise subieron a un cuarto mulo, y sepusieron en camino a su vez.El padre las segua acompaado por losdos guardas, que deban escoltar a la familiahasta lo alto de la pendiente.Rodearon primero el pequeo lago, heladoahora en el fondo del gran hueco de rocasque se extiende ante el albergue, y despussiguieron por el valle, blanco como unawwwwww..TTooddooEEbbooookk..nneettsbana y dominado por todos los lados porcumbres nevadas.El sol inundaba aquel desierto blancoresplandeciente y helado, lo iluminaba conllamas cegadoras y fras; ninguna vidaapareca en aquel ocano de montaas;ningn movimiento en aquella desmesuradasoledad; ningn ruido turbaba su profundosilencio.Poco a poco Ulrich Kunsi, el gua joven, unsuizo muy alto de largas piernas, dej atrsal padre Hauser y al viejo Gaspard Han, paraalcanzar el mulo que llevaba a las dosmujeres.La ms joven lo vea llegar, parecallamarlo con ojos tristes. Era una campesinitarubia, cuyas mejillas lechosas y cuyoscabellos plidos parecan descoloridos por laslargas estancias entre los hielos.Cuando hubo alcanzado al animal que lallevaba, pos la mano en la grupa y afloj elpaso. La seora Hauser empez a hablarle,enumerando con infinitos detalles todas lasrecomendaciones para la invernada. Era lawwwwww..TTooddooEEbbooookk..nneettprimera vez que l se quedaba all arriba,mientras que el viejo Han ya haba pasadocatorce inviernos bajo la nieve en el alberguede Schwarenbach.Ulrich Kunsi escuchaba, sin tener pinta deentender, y miraba sin cesar a la joven. Devez en cuando responda:S, seora Hauser. Pero su pensamientopareca lejos y su rostro tranquilo seguaimpasible.Llegaron al lago de Daube, cuya gransuperficie helada se extenda, muy lisa, alfondo del valle. A la derecha, el Daubehornmostraba sus peascos negros cortados apico cerca de las enormes morrenas delglaciar de Loemmern que dominaba elWildstrubel.Cuando se acercaron al puerto de laGemmi, donde comienza la bajada haciaLoche, descubrieron de repente el inmensohorizonte de los Alpes del Valais, de los quelos separaba el profundo y ancho valle delRdano.wwwwww..TTooddooEEbbooookk..nneettHaba, a lo lejos, cumbres blancas sincuento, desiguales, achatadas o picudas ybrillantes bajo el sol: el Mischabel con sus doscuernos, el poderoso macizo del Wissehorn,el pesado Brunnegghor, la alta y temiblepirmide del Cervino, asesino de hombres, yla Dent Blanche, esa monstruosa coqueta.Despus, debajo de ellos, en un agujeroinmenso, al fondo de un abismo espantoso,divisaron Loche, cuyas casas parecangranos de arena arrojados a esa hendiduraenorme que limita y cierra la Gemmi, y quese abre, all al fondo, sobre el Rdano.El mulo se detuvo al borde del senderoque avanza, serpenteando, con incesantesvueltas y revueltas, fantstico y maravilloso,a lo largo de la montaa recta, hasta laaldehuela casi invisible, a sus pies. Lasmujeres desmontaron en la nieve.Los dos viejos se haban reunido con ellos.Vamos, dijo el viejo Hauser, adis ynimo, amigos mos, hasta el ao prximo.El viejo Han repiti: Hasta el aoprximo.wwwwww..TTooddooEEbbooookk..nneettSe besaron. Despus la seora Hauser, asu vez, les ofreci las mejillas; y la joven hizootro tanto.Cuando le lleg el turno a Ulrich Kunsi,murmur al odo de Louise: No se olvide delos de aqu arriba. Ella respondi un notan bajo que l lo adivin sin orlo.Vamos, adis, repiti Jean Hauser, aseguir bien.Y, pasando ante las mujeres, empez abajar.Pronto desaparecieron los tres por elprimer recodo del camino.Y los dos hombres regresaron hacia elalbergue de Schwarenbach.Marchaban lentamente, uno junto a otro,sin hablar. Se haba acabado, se quedaransolos, frente a frente, cuatro o cinco meses.Despus Gaspard Han empez a contar suvida durante el invierno pasado. Se habaquedado con Michel Canol, demasiadoanciano ahora para volver a hacerlo, puesdurante la prolongada soledad puede ocurrircualquier accidente. No se haban aburrido,wwwwww..TTooddooEEbbooookk..nneettpor lo dems; todo estribaba en resignarsedesde el primer da; y se acababa porinventar distracciones, juegos, muchospasatiempos.Ulrich Kunsi lo escuchaba, los ojos bajos,siguiendo con el pensamiento a los quebajaban hacia el pueblo por todas lasondulaciones de la Gemmi.Pronto divisaron el albergue, apenasvisible, tan pequeo, un punto negro al pie dela monstruosa ola de nieve.Cuando abrieron, Sam, el gran perrorizoso, empez a brincar en torno a ellos.Vamos, hijo, dijo el viejo Gaspard, ya notenemos mujeres ahora, hay que hacer lacena; monda patatas.Y los dos, sentndose en taburetes demadera, empezaron a preparar la sopa.La maana del siguiente da le parecilarga a Ulrich Kunsi. El viejo Han fumaba yescupa al lar, mientras que el joven mirabapor la ventana la resplandeciente montaafrontera a la casa.wwwwww..TTooddooEEbbooookk..nneettSali por la tarde y, repitiendo el trayectode la vspera, buscaba en el suelo las huellasde los cascos del mulo que haba llevado a lasdos mujeres. Despus, cuando estuvo en elpuerto de la Gemmi, se tumb sobre elvientre el borde del abismo y mir haciaLoche.El pueblo, en su pozo de rocas, an noestaba anegado bajo la nieve, aunque stallegase muy cerca, detenida en seco por losbosques de abetos que protegan susalrededores. Sus casas bajas parecan, desdeall arriba, adoquines en un prado.La hija de los Hauser estaba all, ahora, enuna de aquellas grises moradas. En cul?Ulrich Kunsi se hallaba demasiado lejos paradistinguirlas por separado. Cmo le hubieragustado bajar, mientras an estaba a tiempo!Pero el sol haba desaparecido tras la grancima del Wildstrubel, y el joven regres. Elviejo Han fumaba. Al ver entrar a sucompaero, le propuso una partida de cartas;y se sentaron uno frente a otro a amboslados de la mesa.wwwwww..TTooddooEEbbooookk..nneettJugaron mucho tiempo, a un juego sencilloque se llama brisca, y despus, habiendocenado, se acostaron.Los das siguiente fueron parecidos alprimero, claros y fros, sin nuevas nieves. Elviejo Gaspard se pasaba las tardes acechandoa las guilas y a los pocos pjaros que seaventuran por aquellas cumbres heladasmientras que Ulrich volva regularmente alpuerto de la Gemmi para contemplar elpueblo. Despus jugaban a las cartas, a losdados, al domin, ganaban y perdanpequeos objetos para dar inters a laspartidas.Una maana, Han, que se haba levantadoel primero, llam a su compaero. Una nubemovediza, profunda y ligera, de espumablanca, se abata sobre ellos, a su alrededor,sin ruido, los sepultaba poco a poco bajo unespeso y sordo colchn de nieve. Dur cuatrodas y cuatro noches. Hubo que despejar lapuerta y las ventanas, cavar un pasillo ytallar peldaos para escalar aquel polvohelado que doce horas de escarcha habanwwwwww..TTooddooEEbbooookk..nneettvuelto ms duro que el granito de lasmorrenas.Entonces vivieron como prisioneros, sinaventurarse ya lejos de su morada. Se habanrepartido las tareas, que realizaban conregularidad. Ulrich Kunsi se encargaba defregar, de lavar, de todos los cuidados ytareas de limpieza. Tambin era el que partala lea, mientras que Gaspard Han cocinaba ymantena el fuego. Sus quehaceres, regularesy montonos, eran interrumpidos por largaspartidas de cartas o de dados. Nunca rean,pues los dos eran tranquilos y plcidos.Tampoco nunca se mostraban impacientes,de mal humor, ni se decan palabras agrias,pues haban hecho provisin de resignacinpara la invernada en las cumbres.A veces el viejo Gaspard coga su escopetay marchaba en busca de gamuzas; matabaalguna de vez en cuando. Entonces era da defiesta en el albergue de Schwarenbach, conun gran banquete de carne fresca.Una maana, sali as. El termmetro defuera marcaba dieciocho bajo cero. Como elwwwwww..TTooddooEEbbooookk..nneettsol an no haba salido, el cazador esperabasorprender a los animales en lasproximidades del Wildstrubel.Ulrich, solo, se qued hasta las diez encama. Era de natural dormiln; pero no sehubiera atrevido a abandonarse as a suinclinacin en presencia del viejo gua,siempre activo y madrugador.Almorz lentamente con Sam, quetambin se pasaba los das y las nochesdurmiendo junto al fuego; y despus se sintitriste, casi asustado por la soledad, yasaltado por la necesidad de la cotidianapartida de cartas, como suele ocurrir con eldeseo de un hbito invencible.Entonces sali para ir al encuentro de sucompaero, que deba regresar a las cuatro.La nieve haba nivelado todo el profundovalle, colmando las grietas, borrando los doslagos, acolchando las rocas; formaba slo,entre las inmensas cumbres, una inmensaconcavidad blanca regular, cegadora yhelada.wwwwww..TTooddooEEbbooookk..nneettHaca tres semanas que Ulrich no habavuelto al borde del abismo desde dondemiraba el pueblo. Quiso regresar all antesde subir las pendientes que conducan alWildstrubel. Loche estaba ahora plantado enla nieve, y ya no se reconocan casi las casas,sepultadas bajo aquel manto plido.Despus, girando a la derecha, lleg alglaciar de Loemmern. Avanzaba con su pasolargo de montas, golpeando con su bastnherrado la nieve, dura como una piedra. Ybuscaba con su aguda vista el puntito negro ymvil, a lo lejos, sobre aquella alfombradesmesurada.Cuando estuvo a la orilla del glaciar sedetuvo, preguntndose si el viejo habratomado aquel camino; despus se puso abordear las morrenas con pasos ms rpidose inquietos.La luz disminua; la nieve se volva rosada;un viento seco y helado corra con bruscasrfagas sobre su superficie de cristal. Ulrichlanz una llamada aguda, vibrante,prolongada. La voz se perdi en el silencio dewwwwww..TTooddooEEbbooookk..nneettmuerte en el que dorman las montaas;corri a lo lejos, sobre las olas inmviles yprofundas de espuma glacial, como un gritode pjaro sobre las olas del mar; despus seextingui sin que nada le respondiese.Reanud la marcha. El sol se habahundido, all abajo, tras las cimas que losreflejos del cielo tean de prpura an; perolas profundidades del valle se estabanponiendo grises. Y el joven tuvo miedo derepente. Le pareci que el silencio, el fro, lasoledad, la muerte invernal de aquellosmontes entraban en l, iban a detener y helarsu sangre, a entumecer sus miembros, aconvertirlo en un ser inmvil y helado. Y echa correr, huyendo hacia la casa. El viejo,pensaba, habra regresado durante suausencia. Haba tomado otro camino; estarasentado al amor de la lumbre, con unagamuza muerta a sus pies.Pronto divis el albergue. No sala ningnhumo. Ulrich corri ms de prisa, abri lapuerta. Sam se abalanz a hacerle fiestas,pero Gaspard Han no haba regresado.wwwwww..TTooddooEEbbooookk..nneettAsustado, Kunsi gir sobre s mismo, comosi hubiera esperado descubrir a su compaeroescondido en un rincn. Despus encendi elfuego y prepar la sopa, esperando siemprever aparecer al anciano.De vez en cuando, sala para ver sillegaba. Haba cado la noche, la macilentanoche de las montaas, la plida noche, lalvida noche que iluminara, al borde delhorizonte, una media luna amarilla y fina apunto de ocultarse tras las cumbres.Despus el joven volva a entrar, sesentaba, se calentaba los pies y las manosimaginando todos los posibles accidentes.Gaspard haba podido romperse unapierna, caer en un hoyo, dar un paso en falsoque le haba torcido el tobillo. Y permanecatendido en la nieve, presa del fro,entumecido, angustiado, perdido, quizspidiendo auxilio, llamando con toda la fuerzade sus pulmones en el silencio de la noche.Pero dnde? La montaa era tan vasta,tan dura, tan peligrosa en las cercanas,sobre todo en esta estacin, que habran sidowwwwww..TTooddooEEbbooookk..nneettprecisos diez o veinte guas y caminardurante ocho das en todas las direccionespara encontrar a un hombre en aquellainmensidad.Ulrich Kunsi, sin embargo, se decidi asalir con Sam si Gaspard Han no haba vueltoentre la medianoche y la una de lamadrugada.E hizo sus preparativos.Meti vveres para dos das en una bolsa,cogi sus garfios de hierro, se arroll a lacintura una cuerda larga, delgada y fuerte,comprob el estado de su bastn herrado yde la hachuela que sirve para tallar escalonesen el hielo. Despus esper. El fuego arda enla chimenea; el gran perro roncaba bajo laclaridad de la llama; el reloj palpitaba comoun corazn con golpes regulares en su cajade madera sonora.Esperaba, la oreja aguzada a los ruidoslejanos, estremecindose cuando el leveviento rozaba el tejado y los muros.Son la medianoche; l se estremeci.Despus, como se notaba tembloroso ywwwwww..TTooddooEEbbooookk..nneettacobardado, puso agua al fuego, con el fin detomar un caf muy caliente antes de ponerseen camino.Cuando el reloj dio la una, se levant,despert a Sam, abri la puerta y ech aandar en direccin al Wildstrubel. Durantecinco horas trep, escalando las rocas conayuda de los garfios, cortando el hielo,avanzando siempre y a veces izando, con lacuerda, al perro que se haba quedado al piede una escarpadura demasiado abrupta. Erancerca de las seis cuando lleg a una de lascumbres donde el viejo Gaspard sola ir enbusca de gamuzas.Y esper a que amaneciera.El cielo palideca sobre su cabeza; y depronto un extrao resplandor, nacido no sesabe dnde, ilumin bruscamente el inmensoocano de las plidas cimas que se extendanen cien leguas a la redonda. Hubirase dichoque aquella vaga claridad brotaba de lapropia nieve para difundirse por el espacio.Poco a poco las ms altas cumbres lejanas sevolvieron todas de un rosa tierno como lawwwwww..TTooddooEEbbooookk..nneettcarne, y el rojo sol apareci tras los pesadosgigantes de los Alpes berneses.Ulrich Kunsi reanud su camino. Marchabacomo un cazador, inclinado, rastreandohuellas, dicindole al perro: Busca,pequeo, busca.Bajaba la montaa ahora, registrando conla mirada las simas, y a veces, al llamar,lanzando un grito prolongado, muerto muypronto en la inmensidad muda. Entoncespegaba la oreja al suelo, para escuchar; creapercibir una voz, echaba a correr, llamaba denuevo, no oa ya nada y se sentaba, agotado,desesperado. Hacia medioda almorz y le diola comida a Sam, tan cansado como lmismo. Despus reanud su bsqueda.Cuando anocheci, segua caminando,habiendo recorrido cincuenta kilmetros demontaa. Como se hallaba demasiado lejosde la casa para volver a ella, y demasiadofatigado para arrastrarse ms tiempo, cayun hoyo en la nieve y se agazap en l con superro, bajo una manta que haba llevado. Ywwwwww..TTooddooEEbbooookk..nneettse acostaron uno junto al otro, aunquehelados hasta la mdula.Ulrich apenas durmi, la menteobsesionada por visiones, los miembrossacudidos por escalofros.Iba a amanecer cuando se levant. Tenalas piernas rgidas como barras de hierro, elalma tan dbil que casi gritaba de angustia,el corazn tan palpitante que casi sedesplomaba de emocin en cuanto crea or elmenor ruido.Pens de pronto que tambin l se iba amorir de fro en aquella soledad, y el espantode aquella muerte, fustigando su energa,despert su vigor.Descenda ahora hacia el albergue,cayendo, levantndose, seguido de lejos porSam, que cojeaba de una pata.Llegaron a Schwarenbach slo hacia lascuatro de la tarde. La casa estaba vaca. Eljoven encendi lumbre, comi y se durmi,tan embrutecido que ya no pensaba en nada.Durmi mucho tiempo, mucho tiempo, conun sueo invencible. Pero de pronto una voz,wwwwww..TTooddooEEbbooookk..nneettun grito, un nombre Ulrich, sacudi suprofundo letargo y lo hizo erguirse. Habasoado? Era una de esas llamadas extraasque cruzan por los sueos de las almasinquietas? No, lo oa an, aquel gritovibrante, metido en sus tmpanos y quesegua en su carne hasta la punta de susnerviosos dedos. S, haban gritado; habanllamado: Ulrich! Alguien estaba all, cercade la casa. No caban dudas. Abri la puerta ychill: Eres t, Gaspard? con todo elpoder de sus pulmones.Nada respondi; ni el menor sonido, ni elmenor murmullo, ni el menor gemido, nada.Era de noche. La nieve estaba descolorida.Se haba levantado viento, ese vientohelado que raja las piedras y no deja nadavivo en aquellas alturas abandonadas. Pasabacon rfagas bruscas ms agostadoras ymortales que el viento de fuego del desierto.Ulrich grit de nuevo: Gaspard! Gaspard!Gaspard!Despus esper. Todo segua mudo en lamontaa! Entonces el espanto lo sacudiwwwwww..TTooddooEEbbooookk..nneetthasta los huesos. De un salto entr en elalbergue, cerr la puerta y corri loscerrojos; despus cay tiritando en una silla,seguro de que su camarada acababa dellamarlo en el momento en que entregaba suespritu.De esto estaba seguro, como se estseguro de vivir o de comer pan. El viejoGaspard Han haba agonizado durante dosdas y tres noches en alguna parte, en unhoyo, en uno de esos hondos barrancosinmaculados cuya blancura es ms siniestraque las tinieblas de los subterrneos. Habaagonizado durante dos das y tres noches, yacababa de morir ahora mismo pensando ensu compaero. Y su alma, apenas libre, habavolado hacia el albergue donde dorma Ulrich,y lo haba llamado con la virtud misteriosa yterrible que tienen las almas de los muertospara hostigar a los vivos. Haba gritado, esaalma sin voz, dentro del alma abrumada deldurmiente; haba gritado su postrer adis, osu reproche, o su maldicin al hombre que nohaba buscado lo bastante.wwwwww..TTooddooEEbbooookk..nneettY Ulrich la senta all, muy cerca, detrs delmuro, detrs de la puerta que acababa decerrar. Merodeaba, como un ave nocturnaque roza con sus plumas una ventanailuminada; y el joven, enloquecido, estaba apunto de gritar de horror. Quera huir y no seatreva a salir; no se atreva ni se atreveraya en adelante, pues el fantasma se quedaraall, da y noche, alrededor del albergue,mientras el cuerpo del viejo gua no fuerahallado y depositado en la tierra bendita deun cementerio.Lleg el da y Kunsi recobr parte de suseguridad con el brillante retorno del sol.Prepar su comida, hizo la del perro, ydespus se qued en una silla, inmvil, elcorazn torturado, pensando en el viejotendido en la nieve.Despus, en cuanto la noche cubri lamontaa, nuevos terrores lo asaltaron.Caminaba ahora por la cocina oscura, apenasiluminada por la llama de una candela,caminaba de un extremo a otro de la pieza, agrandes pasos, escuchando, escuchando porwwwwww..TTooddooEEbbooookk..nneettsi el grito espantoso de la otra noche iba acruzar de nuevo el lbrego silencio delexterior. Se senta solo, el desdichado, solocomo ningn hombre haba estado jams!Estaba solo en aquel inmenso desierto denieve, solo a dos mil metros sobre la tierrahabitada, sobre las casas humanas, sobre lavida que se agita, bulle y palpita, solo en elcielo helado! Lo atenazaban unas ganas locasde escapar a cualquier sitio, de cualquiermanera, de bajar a Loche arrojndose alabismo; pero ni siquiera se atreva a abrir lapuerta, seguro de que el otro, el muerto, lecerrara el camino, para no quedarse tambinsolo all arriba.Hacia medianoche, harto de caminar,abrumado de angustia y de miedo, seamodorr por fin en una silla, pues tema lacama como se teme un lugar frecuentado poraparecidos.Y de pronto el grito estridente de la otranoche le desgarr los odos, tan agudo queUlrich extendi el brazo para rechazar alaparecido, y cay de espaldas con su asiento.wwwwww..TTooddooEEbbooookk..nneettSam, despertado por el ruido, empez aaullar como aullan los perros asustados, ydaba vueltas alrededor de la viviendabuscando de dnde vena el peligro. Al llegarjunto a la puerta, olfate por debajo,resoplando y husmeando con fuerza, el pelajeerizado, la cola tiesa, gruendo.Kunsi, enloquecido, se haba levantado y,sujetando la silla por una pata, grit: Noentres, no entres o te mato. Y el perro,excitado por aquella amenaza, ladraba confuria contra el invisible enemigo quedesafiaba la voz de su amo.Sam, poco a poco, se calm y volvi atumbarse cerca de la lumbre, pero seguainquieto, la cabeza alzada, los ojos brillantesy gruendo entre los colmillos.Ulrich, a su vez, recobr los sentidos, perocomo se senta desfallecer de terror, fue abuscar una botella de aguardiente a laalacena, y tom, uno tras otro, varios vasos.Sus ideas se volvan vagas; su valor seafirmaba; una fiebre de fuego se deslizabapor sus venas.wwwwww..TTooddooEEbbooookk..nneettCasi no comi al da siguiente, limitndosea beber alcohol. Y durante varios dasseguidos vivi as, borracho como una cuba.En cuanto volva el pensamiento de GaspardHan, empezaba