Guía NCAA March Madness 2012

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GUIA BASKETME NCAA MARCH MADNESS 2011/12

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BasketMe presenta la Guía NCAA March Madness 2012, en la que repasamos el torneo nacional universitario estadounidense. Un completo analísis de los 68 equipos participantes, desgranando cada conjunto y presentando a los protagonistas individuales más destacados. Nuestros siete especialistas nos ayudan a entender mejor y disfrutar mucho más de uno de los torneos más apasionantes del mundo del baloncesto. Noventa y una páginas cargadas de información en la sexta entrega de nuestra serie de guías de NCAA.

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GUIA BASKETME

NCAA MARCH MADNESS

2011/12

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ARTICULO: 2002-2012, repaso a una década de locura................................................................3 EAST REGION

Análisis de los equipos .......................................................................................................... 10

MIDWEST REGION

Análisis de los equipos ........................................................................................................... 30

SOUTH REGION

Análisis de los equipos ........................................................................................................... 52

WEST REGION

Análisis de los equipos ........................................................................................................... 71

Artículo: el club del esteta…………………………………………….……………….……………………………………..89

Créditos y agradecimientos ..................................................................................................... ………..91

ÍNDICE

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Jorge Diez/Alejandro González. Como siempre, ahora que comienza el camino hacia el título nacional, repasamos las diez últimas ediciones de la Final Four de la NCAA. Del show de Juan Dixon y sus Terrapins en 2002 hasta la consagración de Kemba Walker frente a una, de nuevo, heroica Butler.

ATLANTA 2002 Campeón: Maryland MOP: Juan Dixon

Gary Williams y sus chicos ya habían avisado en la edición anterior, y a pesar de la baja del ahora barcelonista Terrence Morris, Maryland volvió a la Final Four y esta vez para llevarse el título. Gary Williams contaba con un gran quinteto compuesto por Steve Blake, Juan Dixon, Byron Mouton, Lonny Baxter y Chris Wilcox, bien completado desde el banquillo por Drew Nicholas y Tahj Holden. Aquellos Terps tenían ritmo, anotación, rebote, carácter y el liderazgo de un Dixon soberbio en los momentos decisivos. Kansas, con Roy Williams en el banquillo y el trió Hinrich-Gooden-Collison ya en funcionamiento parecía el mayor rival para Maryland, que había superado a la Oklahoma de Hollis Price y Aaron McGhee en la otra semifinal. Pero los Jayhwaks fuero una víctima más de la gran cenicienta del torneo. Indiana, irregular durante todo el año, partía desde un #5 sin demasiadas esperanzas, con un equipo discreto pero bien trabajado encabezado por Jared Jeffries. Los Hoosiers superaron por un punto a la defensora del título, Duke, que con Dunleavy Jr, Jay Williams, Duhon, Jones y Boozer era uno de los grandes cocos del torneo. Tras los Blue Devils, la#10 Kent State, la gran sorpresa del torneo, dejaba vía libre para los Hoosiers hasta Atlanta. En la final del Georgia Dome, Indiana presentó batalla pero Maryland siempre dio sensación de ser mejor. La cantidad de recursos de los de Gary Williams y su hambre de triunfo llevó a los Terrapins a la victoria final por 64-52.

NEW ORLEANS 2003 Campeón: Syracuse MOP: Carmelo Anthony El año de la gran generación del draft, muchas miradas estaban puestas en el torneo por la cantidad de grandes talentos que se exponían ante los entrenadores y scouts de la NBA. Entre tanto destello individual, Carmelo Anthony lideraba a Syracuse a su primer y hasta el momento único campeonato nacional. Los Orangemen partieron como #3 y tras sufrir ante #10 Auburn en Sweet Sixteen, ganaron con autoridad a la Oklahoma de Hollis Price para plantarse en el Louisiana Superdome. En semifinales, Cuse daba cuenta de la Texas de TJ Ford, Brandon Mouton y Jamel Thomas, con una espectacular, otra más, exhibición ofensiva de Melo. En la otra semifinal, Kansas arrasó a una impotente Marquette de Dwayne Wade. La gran final fue un partido de los que se recuerdan. Un excelente grupo Jayhawks, ya sin Gooden pero con Collison como referencia interior y un backcourt rapidísimo, compuesto por Kirk Hinrich, Keith Langford y Aaron Miles, que imprimía una velocidad de vértigo. Roy Williams volvía a quedarse cerca de su primer título, que no conseguiría hasta su traslado a Chapel Hill. Era Boeheim (menudo duelo de entrenadores) el que estrenaba su palmarés. Carmelo Anthony era la estrella, pero seguramente de aquella final queden para el recuerdo los seis triples de Gerry McNamara en la primera parte y el tapón de Hakim Warrick al triple de Michael Lee que buscaba mandar el partido a la prorroga (81-78).

SAN ANTONIO 2004 Campeón: UConn MOP: Emeka Okafor

2002-12: Una década de locura

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Connecticut repetía victoria cinco años después del primer título de Calhoun y sus Huskies en 1999 de la mano de Richard Hamilton. Esta vez, era la generación de Ben Gordon y Emeka Okafor los triunfadores. UConn se había beneficiado del tercer batacazo de Stanford como número uno de la década, esta vez ante #8 Alabama en segunda ronda, disfrutando de un plácido camino hasta San Antonio culminado con una cómoda victoria ante, precisamente, los Crimson Tide en Elite Eight. Los cruces de regiones habían deparado una final adelantada en el Alamodome, pues los Huskies se cruzaron en semis con la Duke del famoso quinteto formado por Chris Duhon, Daniel Ewing, JJ Redick, Luol Deng y Shelden Williams. Los Devils parecían los grandes favoritos cuando se inició la Madness, pero a la hora de la verdad su gran quinteto se vino abajo, Williams acabó eliminado por faltas y el colapso de los de coach K en los últimos 4:30 del partido propició la victoria de UConn. Aun así, Chris Duhon tuvo el triple de la victoria en sus manos. En la otra semifinal, Georgia Tech, que llevaba a la F4 aprovechando el pinchazo del #1 de su región Kentucky ante #9 UAB (uno de los upsets de la década) se impuso a una buena Oklahoma State que reunía nombres conocidos en el profesionalismo como Tony Allen, John Lucas y Joey Graham. Fue John Lucas con un triple el que igualaba un partido que había dominado casi por completo GT. Los Yellow Jackets estaban liderados por el backcourt formado por Jarrett Jack y B.J. Elder, pero fue Will Bynum, que salía desde el banquillo, el que anotase en la última posesión de su equipo la canasta ganadora. En el partido decisivo UConn se mostró muy superior a Georgia Tech. Los de Calhoun tenían más calidad, presencia física, profundidad y variedad de recursos. A los ya mencionados Gordon y Okafor se unían Josh Boone, Rashad Anderson y Talick Brown en un quinteto titular que complementaban desde el banquillo escuderos de lujo como Marcus Williams, Charlie Villanueva y Denham Brown. Segundo titulo para los Huskies, que demostraban su buen trabajo de planificación con la segunda de las tres generaciones de F4 reunidas en tan sólo once años (99, 04, 09).

SAINT LOUIS 2005

Campeón: North Carolina MOP: Sean May Por fin, Roy Williams era campeón nacional. North Carolina conseguía en el Edward Jones Arena el primero de sus dos trofeos de la década. con una excelente generación que se marchó en desbandada camino al profesionalismo tras la victoria, dejando paso a una generación que se coronaria cuatro temporadas más tarde. UNC era una de las grandes favoritas, con uno de los mejores equipos reunidos en los últimos años. Raymond Felton, Jackie Manuel, Rashad McCants, Jawad Williams y Sean May formaban un magnifico quinteto titular. Marvin Williams y David Noel, una rotación de autentico lujo. Los Tar Heels casi se quedaron por el camino, ganando con sufrimiento y polémica a Villanova en Sweet 16, para luego barrer a Wisconsin y tomar rumbo a Missouri. Fue también el torneo del infarto y las prórrogas. Los otros tres participantes en la fiesta de Saint Louis llegaron con victorias en el tiempo suplementario. Con dos sorpresas. La primera #5 Louisville (Francisco Garcia, Taquan Dean, Larry O’Bannon…), que había tumbado a #1 Washington en Sweet 16 antes de protagonizar el dramático partido ante West Virginia en Elite Eight. Tambien #5, Michigan State (Maurice Ager, Alan Anderson, Paul Davis, Shannon Brown) ganaba a una #1 Duke aún con Redick y Williams para luego ser partícipe de uno de los partidos más intensos, emocionantes y controvertidos de la década. #2 Kentucky esperaba a los de Izzo en Elite Eight, y tras un disputado partido Patrick Sparks lanzaba a la desesperada intentando empatar el partido para Kentucky sobre la bocina. El balón botaba varias veces en el aro antes de colarse. Los Wildcats estallaban de alegría mientras los árbitros decidían que había que revisar la acción en video. Casi diez minutos de nervios, protestas y revisiones hasta que los colegiados daban la canasta por válida. El partido se iba a la primera de las dos prórrogas que necesitó Michigan State para conseguir su billete a la F4. Quien cumplía era Illinois, en otro partido para el recuerdo frente a #2 Arizona. Todo un clásico. Quince abajo a falta de cuatro minutos, y espectacular remontada de los Illini que culmina un triple de Deron Williams que manda el partido a la prórroga. En el tiempo suplementario, Illinois termina por derrotar a los desmoronados Wildcats.

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Toda la emoción se quedó en Elite Eight. Las semifinales nacionales se saldaban con claros triunfos de UNC e Illinois. Estaba servida una de las mejores finales universitarias de lo que llevamos de siglo. El gran equipo Tar Heel frente a un quinteto Illini de excepción, con tres eléctricos guards (Deron Wiliams, Dee Brown y Luther Head), Roger Powell de enganche y James Augustine por dentro. North Carolina llevó el ritmo del encuentro, y parecía romper el partido yéndose 15 arriba en la segunda parte. De nuevo Illinois nos ofreció otra remontada espectacular. Con el 70-70 en el marcador, Williams y los suyos se secaron, y North Carolina cerraba con oficio la victoria.

INDIANAPOLIS 2006 Campeón: Florida MOP: Joakim Noah La temporada 2005-2006 parecía empezar sin un favorito claro para alzarse con el Torneo, pues había un ramillete de equipos (Duke,UConn,Villanova, Michigan State, Texas) que aspiraban a ello. Con quien nadie contaba era con Florida, que había perdido a Walsh, Roberson y David Lee, y no era votada ni para entrar en el Top25. Al llegar el torneo, surgió una, si no la mayor, de las cinderellas de la década. George Mason desde su seed 11, alcanzó la FF tras derrotar a Michigan State, North Carolina y Connecticut, tres de los grandes equipos de la NCAA. La acompañaban UCLA, dando muestras de su solidez, y una LSU que con Tasmin Mitchell, Tyrus Thomas y Glen Davis contaba con un frontcourt de auténtico lujo. El último invitado era Florida, que había vencido al seed 1 de su región, la Villanova de los pequeñitos (Nardi,Foye,Allan Ray y Lowry), gracias a la monstruosa actuación de Noah y Horford en la pintura. Ningún seed 1 había alcanzado la meta y quizá UCLA era la favorita por su defensa y profundidad, pues contaba con Farmar, Afflalo, Mbah a Moute, Darren Collison o Ryan Hollins, todos ellos ahora en la NBA. Así lo demostraron dejando en 45 puntos a LSU, los mismos en los que se había quedado Memphis contra ellos en Elite 8. Florida por su parte resolvió como un trámite el partido ante George Mason, y muchos señalaban

que la presión defensiva de UCLA sobre los bases de Florida les destrozaría. Taurean Green (ex Cai Zaragoza) si sucumbió, pero los Bruins no contaban con la trabajada defensa de los Gators, con un Noah colocándoles 6 tapones y dominando a placer, mientras Lee Humphrey apuntillaba desde fuera. El 73-57 final fue el fiel reflejo de unos Gators que habían vivido la explosión de su camada sophomore (Horford,Noah,Green,Brewer) y que con un solo senior (Adrian Moss, ex-Los Barrios y ex-Cáceres de Leb Oro) daban a Florida el primer título de su historia.

ATLANTA 2007 Campeón: Florida MOP: Corey Brewer En lugar de saltar a la NBA como es habitual cuando se triunfa, los vencedores Gators decidieron volver en bloque para ganar un segundo título consecutivo, para el que eran máximos favoritos, con Kansas (Chalmers, Rush, Julian Wright, Sasha Kaun, Collins,etc.) y North Carolina(Tyler Hansbrough, W.Ellington, Rayshawn Terry, Brandan Wright,Lawson...) como alternativas. Pero también había llegado a la competición, “el elegido” en posiciones interiores, un Greg Oden freshman que acompañado de Mike Conley y Daequan Cook, habían formado una de las mejores clases de la nación y aspiraban a derrocar a los Gators antes de dar el salto a la NBA. A pesar de lo conseguido el año pasado, Florida perdió algunos partidos, que le hicieron ceder el número 1 de la nación a Ohio State. Los cuatro favoritos mencionados llegaban hasta Elite8, pero de ahí solo pasarían Florida y Ohio State, pues la infravalorada UCLA (ya sin Farmar, pero con Westbrook, aunque freshman) volvió a usar su excelente defensa para parar a Kansas y la Georgetown de Hibbert y Jeff Green hacia lo propio con North Carolina. Mientras en una semifinal se revalidaría la final del año pasado, en la otra esperaba el duelo entre Hibbert y Oden. Hibbert ganó la partida a Oden, pero Mike Conley fue muy importante en aquel torneo y consiguió clasificar a los Buckeyes para la final. Allí se enfrentaron a una Florida que había derrotado a UCLA aplastándoles de nuevo en el

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rebote y con un Lee Humphrey que conseguía el récord de triples en el torneo NCAA. La final fue dominada por Florida, a pesar de que Oden (25 puntos 12 rebotes y 4 tapones) hizo mucho daño al juego interior de los Gators, incapaces de pararle (Horford le hizo frente en la segunda mitad del choque), pero los de Donovan encontraron en el exterior (10/18 en triples) gracias a Green y Humphrey un respiro para ganar (84-75) Segundo título para las huestes de Donovan y entrada en la leyenda para ese quinteto mágico (Green-Humphrey-Brewer-Noah-Horford)

SAN ANTONIO 2008 Campeón: Kansas MOP: Mario Chalmers Antes de empezar la temporada de nuevo había un ramillete de favoritos tras la descomposición de Ohio State y Florida. North Carolina (con Hansbrough al frente), UCLA (que mantenía el bloque salvo Afflalo, y con la llegada de Kevin Love parecía obtener la amenaza interior que les faltaba), Kansas (a pesar de perder a Julian Wright), Memphis (con Derrick Rose y un equipo que había sido candidato las dos pasadas temporadas) y Georgetown (en la que Hibbert y Jeff Green habían decidido volver para su temporada senior) El final de temporada, aparte del impacto del freshman Kevin Durant en Texas, dejaba a los favoritos intactos, salvo quizá Georgetown que no se mostraba tan sólida como se esperaba. Memphis por su parte solo había perdido un partido (ante el número 2 de esa semana, la Tennessee de Chris Lofton, ahora en Estudiantes) y eran el rival a batir. Desde el principio comenzó North Carolina a batir rivales con amplias diferencias hasta llegar a la FF, mientras Kansas sin tanto estilismo, generaba muchas más dudas y estuvieron a un triple de caer ante la sorpresa de la década junto a la George Mason de 2006. Stephen Curry al mando de Davidson habían derrotado a Gonzaga, Georgetown y Wisconsin con actuaciones por encima de 40 puntos del escolta incluidas.

Finalmente sucumbieron por 59-57 ante los Jayhawks. En el otro lado, Memphis también arrasaba rivales (92-57 a Michigan State en Sweet Sixteen y 85-66 a la Texas de Durant en Elite Eight), enfrentándose en la semifinal a una UCLA que alcanzaba su tercera FF consecutiva y que había encontrado en Love (MOP de su región), la pieza que les faltaba. Por primera vez desde que se instauró el bracket de 65 equipos (1985) los 4 números 1 de cada región llegaban a la FF, por lo que se esperaba una FF de gran calidad con la esperada final entre North Carolina y Memphis. Pero no fue así, porque Kansas, quizá el equipo más flojo para los analistas antes de disputarse, dieron la sorpresa, derrotando a una UNC que salió dormida y ya iba 28 puntos abajo en la primera parte, una distancia que resultó insalvable. En la otra semifinal, UCLA fue incapaz de hacer frente a Douglas Roberts (28 puntos) y Derrick Rose (25), y ni Kevin Love planteó los problemas previstos a los Tigers. Con estos resultados, y un Derrick Rose espectacular en todo el torneo, el favorito estaba claro: Memphis iba a ganar el título. Pero a Kansas siempre se le ha dado bien ir de tapado, y Memphis tiraba el campeonato cuando en el último minuto tanto Douglas Roberts como Rose fallaban tiros libres que permitían a Chalmers empatar el partido sobre la bocina y llevarlo a la prórroga. El parcial 18-2 entre el final del tiempo regular y el inicio de la prórroga, dejaba bien a las claras quien acabaría siendo el ganador (Kansas por 75-68)

DETROIT 2009 Campeón: North Carolina MOP: Wayne Ellington Esta vez el favorito era unánime. North Carolina contaba con unos Hansbrough, Lawson, Ellington y Thompson ya junior, completados por la juventud de Ed Davis y la veteranía de Danny Green. Un equipo completísimo y que ya tenía la experiencia de no haber logrado su objetivo las dos últimas temporadas.

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UCLA, Connecticut, Duke (Singler, Scheyer), Louisville(T.Williams, E.Clark) o Pittsburgh (Sam Young, Blair) se repartían el favoritismo para ser segundos en esta temporada. Pero una temporada universitaria da para mucho y UCLA confirmaba que a pesar de contar con Collison o Jrue Holiday, no estaban preparados para llegar a tan altas cotas. Sin embargo Michigan State, Villanova, Memphis (con Tyreke Evans sustituyendo a Rose) o la Oklahoma de Blake Griffin ascendían al final de temporada en las previsiones. Louisville y Pittsburgh lograron llegar a Elite 8 como seed 1, en un torneo sin muchas sorpresas, pero allí tanto Michigan State (la FF se jugaba en su casa y tenían que estar), como Villanova se deshicieron de ellos. Por otro lado, North Carolina se paseó todo el torneo, y solo Oklahoma había conseguido ponerles en algún aprieto. El cuarto equipo sería Connecticut (Thabeet, A.J. Price, Jeff Adrien, ahora en el Breogan de Leb Oro,) que derrotaba a una eficaz y sorprendente Missouri, pero al que la baja de Dyson por lesión restaba favoritismo. En la primera semifinal, los Spartans de Izzo con Raymar Morgan (18 puntos 9 rebotes) y Kalin Lucas (21 puntos) ofreciendo su mejor cara y el apoyo del público derrotaban a una Connecticut, que a pesar de contar con mucho poderío interior, tuvo enfrente a un Goran Suton con oficio para minimizar los daños. En la segunda, North Carolina se desharía de una Villanova peleona, pero a la que le falló el lanzamiento exterior (5/27) lo que permitía a la mayor calidad de North Carolina imponerse. El duelo final era claro: la calidad de North Carolina contra el sentimiento de todo un Estado, muy afectado por la crisis económica, que representaba Michigan State. Pero el cuento no tuvo un final feliz para los anfitriones, pues North Carolina se mostró muy superior y acabó llevándose un campeonato merecido, eran el mejor equipo de la nación.

INDIANAPOLIS 2010

Campeón: Duke MOP: Kyle Singler

En un año en el que la calidad de la competición sufrió un bajón, la igualdad entre los equipos se hizo patente y permitió varias sorpresas que añadieron encanto al torneo final. El principal favorito era una Kansas (Xavier Henry, Cole Aldrich, Sherron Collins) que solo había perdido dos partidos durante el año, pero en segunda ronda se encontró con la Northern Iowa del “patillas” Lucas O´Rear, Ali Farokhmanesh y Jordan Eglseder siendo eliminados, aunque estos a su vez caerían con Michigan State, que alcanzó la Final Four, tras derrotar a Tennessee, que había derrotado en Sweet Sixteen a la Ohio State de un Evan Turner desesperado. Otro de los grandes favoritos era Syracuse (Andy Rautins, Wesley Johnson), pero la mayor sorpresa del año se llamó Butler, que derrotó a los Orange, y que de la mano de Gordon Hayward y el buen trabajo como conjunto consiguieron llegar a la final, que se disputaba prácticamente en su casa y que hizo recurrente la comparación con la película Hoosiers. También fue el campeonato de otras sorpresas como los empollones de Cornell que con un gran equipo (Wittman, el ahora en Melilla Foote y L. Dale) llegaron hasta Sweet Sixteen, tras eliminar a Temple y Wisconsin, donde caerían con Kentucky ante la diferencia física de su rival; la Saint Mary´s de Omar Samhan que hizo un gran torneo; Ohio venciendo a Georgetown en primera ronda con un gran D.J.Cooper; o una Old Dominion que alcanzó segunda ronda tras derrotar a la Notre Dame de Harangody. Para el recuerdo los partidos que protagonizaron Florida y BYU en primera ronda, individualizado en el duelo Boynton vs Fredette, y que se resolvió tras dos prórrogas; o el duelo de Sweet Sixteen entre Kansas State (Denis Clemente, Jacob Pullen) y Xavier (Joe Crawford) que también necesitó dos prórrogas. Por su parte en la retina de los aficionados quedó la escena de Bob Huggins consolando a un Da´Sean Butler que yacía en el suelo lesionado gravemente de la rodilla en la semifinal del torneo que los Mountaineers perdieron ante Duke. Para llegar hasta ahí habían derrotado a Kentucky (Wall, Cousins, Patterson, Bledsoe y Orton; los 5 en primera ronda del draft) en Elite Eight con la sorpresiva actuación de Joe Mazzulla, héroe por un día. Así, la Final Four de Indianápolis reunió a los dos equipos mencionados que protagonizaron una de

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las semifinales (Duke y West Virginia) y a la correosa Michigan State que sucumbió ante el buen hacer de la Butler de Coach Stevens. La final fue un partido duro en el que Duke se impuso gracias al talento de Singler (elegido mejor jugador) y Nolan Smith, pero sobre todo al trabajo en los aros y en defensa de Lance Thomas y Brian Zoubek, que impusieron sus cuerpos ante la falta de centímetros de Butler. Con todo, Hayward dispuso de un triple forzado desde medio campo, que mientras estuvo en el aire contuvo el aliento de millones de personas, para ganar el partido, pero el balón no encontró la red, y la Cenicienta no pudo bailar en el final de la fiesta.

HOUSTON 2011 Campeón: Connecticut MOP: Kemba Walker El March Madness 2011 será recordado por el cambio de formato que supuso que de los 65 equipos clasificados de años anteriores, se pasase a los 68, que para ajustar un cuadro de 64 equipos tradicional, provoca cuatro enfrentamientos iniciales llamados First Four. Desde esta ronda llegó al torneo VCU, que tras derrotar a Southern California, de la mano de su peculiar entrenador, Shaka Smart , fue la gran sorpresa del campeonato desde su seed 11. Tras vencer a Georgetown, Purdue, Florida State y Kansas, alcanzaron las semifinales nacionales donde caerían ante la, de nuevo, sorprendente Butler. Los Bulldogs de Brad Stevens, fueron junto a VCU, los grandes animadores del Torneo por segundo año consecutivo, algo que muy poca gente podía esperar. A base de trabajo y solidaridad grupal, consiguieron no echar de menos a Gordon Hayward, ya en la NBA, y llegar a la final tras deshacerse de Pittsburgh, Wisconsin y Florida, aunque no pudieron hacerse con el campeonato

tampoco esta vez. Sus rivales en Elite 8, Florida, habían finiquitado en la ronda anterior la andadura universitaria del jugador del año, Jimmer Fredette, en un partido apasionante. Los otros dos equipos que llegaron a la Final Four fueron dos equipos de renombre. Por un lado, la Kentucky de Calipari, que a punto de caer en primera ronda con Princeton, tuvo en Brandon Knight a su jugador caliente en los momentos finales y se acabó deshaciendo de la Ohio State de Sullinger, y la North Carolina de Harrison Barnes, equipo que había resucitado para el Torneo final después de una irregular temporada. Quien evitó que los Wildcats llegaran a la final fueron los Connecticut Huskies, quienes acabaron haciéndose con el título merced a una de las mejores temporadas individuales de un jugador en la última década. Su título tiene un nombre propio, el de Kemba Walker, aunque detrás tuvo dos grandes acompañantes como Jeremy Lamb y Alex Oriakhi. Eso sí, para llegar hasta ahí, tuvieron que sufrir en Elite 8 ante la Arizona de un Derrick Williams que había destrozado a Duke en la ronda anterior con una gran actuación, infalible por momentos. La final fue un partido de errores más que de aciertos, y dos equipos entregados a la defensa provocaron un partido que terminó 53-41, con Butler haciendo la peor puntuación en una final desde 1949 y el peor porcentaje de tiro global con un 19%. Entre otras peculiaridades, se puede señalar que este Torneo estuvo monopolizado por la Big East, no solo por el título logrado sino también porque hasta 11 equipos de dicha conferencia se clasificaron para el Torneo, aunque la mayoría cayó en las primeras rondas, en parte obligados por enfrentamientos fratricidas. Por otro lado, debido a las sorpresas de VCU y Butler, la suma de los seed de los 4 equipos de la Final Four fue la más baja de la historia, superando la del año 2000; mientras Butler con un seed 8, igualó a UCLA y Villanova como el seed más bajo que ha alcanzado la final. Pero no fue suficiente, y por segundo año, a la Cenicienta la dieron las 12.

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EAST REGION

TD GARDEN – BOSTON, MASSACHUSSETTS

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#1 SYRACUSE ORANGEMEN (31-2, 17-1 Big East) Juan Carlos Garnica. Syracuse llega al torneo final de la NCAA en medio de bastantes certezas y alguna que otra duda. La mayor certeza es que se trata del equipo con más profundidad del campeonato, hasta 9 jugadores de calidad media superior, y cinco de ellos capaces de anotar 15 puntos en un partido sin suscitar enorme sorpresa. Prácticamente nadie es insustituible. La más importante certeza es que los naranja saben competir, solo dos derrotas en 33 partidos, sobrados campeones de liga regular en su despedida de la Big East, tres victorias ante UConn, dos antes Louisville, victorias en partidos perros ante West Virginia, Marquette, South Florida, G,Town, Virginia Tech y Stanford, y éxitos de fuste ante Florida y en cancha de North Carolina State. En partidos a cara de perro, supo salir airoso buscando a sus jugadores más veteranos en los momentos calientes, optimizando sus recursos y eliminando errores cuando más tensión había en cancha, mostrando aplomo ante situaciones potencialmente lesivas. Todo ello habría de conducir a pensar que estamos ante un equipo temible en tiempo de Torneo Final, cuando la tensión aumenta y cada equivocación se acaba pagando. Mas cualquier especulación en torno al equipo ha de ponderarse sobre la desgarradora noticia, recién llegada, de que el center brasileño Fab Melo, sin duda el jugador más difícil de reemplazar del equipo, será baja durante todo el Torneo por cuestiones académicas. Esta baja crucial en las filas de Boeheim se viene a unir a las dudas que ya de suyo ofrecía su juego, a saber: - Scoop Jardine es un líder bajo sospecha, ya senior sigue siendo ese péndulo imprevisible que siempre fue, es cierto que este año ha estado más arropado en el reparto de responsabilidades (Brandon Triche y Dion Waiters han asumido la dirección a veces y el brillante freshman Michael Carter Williams le ha suplido ocasionalmente con moderado éxito) pero no lo es menos que el único base puro, que el hombre llamado a tomar las

decisiones trascendentes en los partidos cruciales es el genio de Philly. - La zona 3-2, mutable a 1-3-1, de los Orange es una garantía, pero sus puntos débiles son llamativos: si un jugador alto con buena mano gana el centro (pienso en un Michael Kidd Gilchrist, un Ryan Kelly, Cody Zeller o Deshaun Thomas por citar algunos de sus directos rivales) el peligro de sufrir canasta crece de forma notoria, ya sea por el que recibe o por los que quedan libres en las esquinas si la defensa se cierra en torno a él. La baja de Melo debilitará el centro de la zona, con un Rakeem Christmas, su natural sustituto, muy poco rodado y foul prone, a pesar de sus innegables cualidades de reboteador y taponador. Pero venimos en un año histórico, luego los aspectos positivos han sido mucho más abundantes que los negativos y así destacaríamos: - Fab Melo, con todos sus defectos, se había convertido en una fuerza bajo aros, intimidando a los pivots rivales como solamente Anthony Davis (Kentucky) ha conseguido en este campeonato. Patrullando la zona con poderío y en ataque cada vez participando más, atreviéndose con tiros de 4-5 metros, anotando los tiros libres, pasando con gran habilidad, y buscando el alley-oop con enorme atleticismo. Progresión sin límites la de este jugador, todavía asilvestrado. Su baja habrá de ser suplida por el novato Christmas y el decadente Baye Keita, un pívot de 2,10 que tras un primer año muy prometedor, lleno de garra y buenos minutos de banquillo, se ha marchitado a la sombra del brasileño, y que ahora tiene seis partidos para entrar en la historia orange. La presión a toda cancha se ha convertido en un arma recurrente que se ha ejecutado con bastante éxito para remontar partidos o acabar de hundir a rivales cansados. Dion Waiters, James Southerland y CJ Fair, con sus largos brazos y constante movilidad, disfrutan al máximo este recurso, acabando en mates los constantes robos que procura. Kris Joseph ha progresado en su papel de líder ofensivo, buscando aro con agresividad, provocando faltas y anotando triples decisivos, es el hombre veterano y versátil que todo equipo querría tener cuando la bola quema. Los freshmen Rakeem Christmas y Carter Williams, han asumido sus papeles residuales con disciplina y han mostrado flashes de su enorme potencial cuando Boeheim les ha dado minutos. En cuanto al

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pivot, con la situación provocada por la ausencia de Melo, recaerá sobre sus enormes espaldas el peso de suplirle en lo posible; capacidad tiene, acaso le falle la experiencia. Por otra parte no sería de extrañar que el elegante base tuviera mayor protagonismo durante el Torneo si Jardine se bloquea. Dion Waiters, el mayor talento de esta plantilla, llega on fire al campeonato final, tras dos partidazos en el Madison, y aunque los recitales ofensivos del escolta suelen coincidir con sonadas derrotas de su equipo (recordemos la eliminación ante Marquette el año pasado en segunda ronda, o la semifinal Big East ante Cincy este mismo año), tener un referente en ataque siempre viene bien en este tipo de partidos. El equipo se ha demostrado mentalmente fuerte ante las polémicas de las que ha vivido rodeado este año, de los supuestos escándalos sexuales de la familia Fine, a las violaciones de las normas en materia de consumo de sustancias recreativas, los hombres de Boeheim supieron centrase en la cancha, dando una imagen de equipo sólido, unido y con una misión: alcanzar la Final Four. A última hora, la Providencvia les ha traído un nuevo reto, suplir la ausencia de su mejor jugador interior y defensor. En un año marcado por la igualdad, Cuse era tan legítimo candidato al título como cualquiera, antes de la baja de Melo, de hecho se había pasado casi todo el año en la posición 1ª (seis semanas) o 2ª (otras seis) del ranking nacional. Con la ausencia del center brasileño, meterse en la Final Four, el objetivo natural, parece bastante complicado con equipos como Ohio State, Vandy o Florida State en el camino. No obstante este año de despedida de la Big East, con el campeonato outright obtenido de manera aplastante, es ya inolvidable en la impresionante historia del equipo del upstate neoyorkino. La estrella: Kris Joseph. Fuera del roster Fab Melo, el alero canadiense es el verdadero líder del equipo, al que todos buscarán en los momentos calientes, y que ahora deberá echar una mano también por dentro para tapar el enorme agujero que deja el siete pies brasileño. No perdais de vista a: Michael Carter Williams. jugará poco, pero la calidad y la elegancia que

atesora este base de 1,96 merecen una atención, acaso como anticipo del próximo año, cuando tome los galones de mariscal orange.

#2 OHIO STATE BUCKEYES (27-7, 13-5 Big Ten)

Ignacio Morejón. Los Buckeyes llegan a la March Madness como seed número 2 tras una temporada regular que, aun siendo buena en términos generales, ha estado por debajo de las expectativas creadas a principio de temporada tras el gran nivel del año anterior y la continuidad de Sullinger y Buford. El curso empezó de forma arrolladora con 8 abultadas victorias seguidas, incluido un repaso histórico a Duke, y a pesar de las muy buenas sensaciones a nadie se le escapaba que el calendario había sido propicio (todos los partidos como locales). Tras perder en Kansas su primer partido como visitante encadenaron otra serie de victorias (todas menos una como locales) que los catapultaron al número dos del ranking nacional con un balance de 13-1. Dos derrotas como visitantes ante equipos en teoría inferiores (Indiana e Illinois) empezaron a mostrar grietas en el juego y aunque las victorias siguieron llegando fueron menos contundentes que las del primer tramo de la temporada. El partido que cambió el tono para los Buckeyes fue la derrota en casa contra unos entonados Spartans, que fueron en primer equipo en llevarse la victoria de Columbus en 40 partidos, rompiendo una tremenda racha de 39 victorias seguidas como locales. Con su confianza seriamente afectada y dando una imagen de cierto desgaste mental y físico, el último tramo de la temporada regular se hizo largo y difícil, con derrotas hasta hacia poco inconcebibles (Wisconsin en casa) que les hicieron desplomarse en el ranking hasta el numero 10 y sembrar serias dudas sobre las aspiraciones reales del equipo. Una reacción final con partidazo y victoria-revancha en la pista de Michigan State incluida les daba el titulo de la Big Ten (aunque compartido con los mismos Spartans y con los Wolverines). La inyección de confianza les hizo afrontar el torneo de la Big Ten con sensaciones recuperadas y se plantaron con autoridad en la final, una vez más contra Michigan State. En otro gran partido a cara de perro perdieron en un final igualado en el que

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dieron las impresión de estar un peldaño por debajo de sus rivales de East Lansing. Las bajas de Lighty y Diebler se notaron mucho sobre todo a medio-largo plazo. La pérdida de polivalencia y sobre todo de tiro de larga distancia han permitido a las defensas cerrarse mucho más sobre Jared Sullinger y defender más agresivamente las líneas de pase, colapsando el otrora fluido y armonioso ataque de Ohio State. De hecho en algunos momentos importantes de la temporada en partidos apretados se ha recurrido al Sullinger-sistema, cortando de raíz el juego en equipo y cayendo en malas selecciones de tiro que les condenaron. Buford ha notado la falta de otra amenaza exterior consistente y al estar más y mejor defendido sus porcentajes han caído considerablemente, sobre todo los de 3 puntos (de un 44% a un 35%). Matta no ha sido capaz de encontrar la fórmula para integrar con solvencia a los nuevos fichajes, sobre todo a los freshmans y la aportación de los suplentes ha sido bastante pobre, dando la sensación de ser un equipo con poca profundidad de banquillo. Pero también ha habido muchas cosas positivas: Sullinger ha sido All-American unánime y ha demostrado que es uno de los mejores jugadores de la competición, a pesar de una lesión de espalda que le hizo perderse un par de partidos y perder un poco el ritmo. Aaron Craft se ha afianzado como un gran base, dirigiendo con maestría, anotando en momentos difíciles (aunque debería ser más consistente de cara al aro) y con una defensa extraordinaria. Buford ha vuelto a jugar otra temporada muy sólida, aportando experiencia y tiro exterior. Se ha colocado entre los mejores anotadores de la universidad en toda su historia (aun podría batir el record absoluto de Dennis Hopson aunque va a estar muy difícil). Pero la mejor noticia de la temporada ha sido la irrupción de Deshaun Thomas como uno de los mejores jugadores de la Big Ten y su asentamiento como pilar del equipo. Ha sido el segundo máximo anotador (doblando sus promedios del año anterior) y ha demostrado ser un anotador puro con gran rango de tiro. Lenzelle Smith Jr ha dado un paso al frente, demostrando ser un jugador fiable y Evan Ravenel ha cumplido en los minutos que ha estado en cancha, dando la sensación de que Matta le podía haber hecho jugar más, dándole oxigeno a Sullinger. ¿Qué tiene que hacer OSU para llegar lejos en el NCAA Tournement? Si los Buckeyes quieren superar las decepciones de los dos últimos años y

llegar al menos a la Final Four tienen que recuperar el juego de pase, buscando tiros cómodos para aumentar su acierto de media y larga distancia, equilibrando el juego del equipo y evitando que las defensas ahoguen a Sullinger en el poste y no dejen penetrar a Buford, Thomas y Craft. En defensa tienen que mantener la intensidad y la agresividad a la que nos tienen acostumbrados, evitando lagunas que les han costado más de un disgusto. Sullinger sufre en defensa ante jugadores más grandes y pesados que él y Ravenel podría ser una buena solución, dándole minutos de descanso de calidad. Thomas tiene que aportar más en defensa y en el rebote, ya que a veces se centra demasiado en la parcela ofensiva. Craft tiene que mirar más al aro si los otros tres anotadores están sobremarcados y tratar por todos los medios de mantener el ritmo de juego que interesa a los de Columbus, que lo pasan mal cuando el equipo contrario corre mucho y defienden muy físicamente. Tras un par de años llegando al March Madness con la vitola de favoritos y como campeones de la Big Ten, quizás el ir de underdogs puede ser una ventaja más que un problema y quitarles el punto de presión que pudo influir en que cayeran antes de lo esperado tras la temporada regular de ensueño del año anterior. Tienen mucho oficio y mucha calidad y a pesar de todo siguen siendo uno de los equipos más peligrosos del país. Mejor jugador: Jared Sullinger. Gran juego al poste, potencia física, buena cabeza y un mejorado tiro de media distancia hacen de “Sulli” el hombre clave de OSU. Uno de los mejores jugadores del torneo, todas las miradas se centraran en él cuando jueguen los Buckeyes No perdáis de vista a: Aaron Craft. Lleno de energía que contagia al equipo, inteligente, buen pasador y tremendo defensor, lo que le ha llevado a ser elegido Mejor Jugador Defensivo de la Big Ten. Es el alma y el termómetro anímico del equipo.

#3 FLORIDA ST. SEMINOLES (24-9, 12-4 ACC)

Bryan García. Temporada impoluta la de los Seminoles, que han refrendado su gran torneo final del año pasado, donde partieron desde First Four y lograron colarse contra pronóstico en Sweet Sixteen, con una temporada digna de los mejores

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equipos a nivel nacional, lo que le ha llevado de cabeza -esta vez sí- al NCAA Tournament. Todo ello sin poder contar esta temporada con su gran líder de estas últimas temporadas, Chris Singleton, quien acabó ciclo universitario y partió a la NBA, lo que sin duda deja en buen lugar el excelente trabajo realizado por Leonard Hamilton este año. Su complicado calendario de non-conference acabó pasándoles factura, sumando tres derrotas más o menos esperadas ante UConn, Michigan State y Florida y otras dos algo más sorprendentes ante Princeton y Harvard, de la Ivy League. Sin embargo, con la entrada de los enfrentamientos de la ACC pudimos ver la mejor cara de los Seminoles. El escolta de tercer año Michael Snaer empezó a mostrarnos el por qué de su elección All-American de hace dos años y cogió las manijas de un equipo tocado moralmente tras su mal inicio de temporada, y junto con la solidez interior de Bernard James y la anotación desde la segunda línea de Ian Miller lograron colocar a los de Tallahassee entre los mejores equipos del país de estos últimos dos meses. Entre sus buenas actuaciones, destacar sendas victorias de prestigio ante North Carolina y Duke, líderes indiscutibles de la conferencia, así como ante Virginia, que por entonces estaba disputándoles a Tar Heels y Devils el título de temporada regular, entrando de esta manera también en la pomada. Sin embargo, dos derrotas consecutivas a final de temporada ante la propia Duke y Miami relegaron a los Seminoles a un más que meritorio tercer puesto en la ACC. La estrella: Michael Snaer. Este año se ha destapado definitivamente como el líder que llevan esperando desde hace dos años en Tallahassee, llevando en volandas a los Seminoles al torneo final. Virginia, North Carolina y Duke ya han sufrido sus anotaciones, y en el Cameron Indoor aún le guardan rencor tras su última actuación. No perdáis de vista a: Bernard James. Si Snaer es la versión impulsiva de estos Seminoles, la parte calmante y sosegada de este equipo figura en la persona de James. Principal referencia interior del equipo, no es un jugador muy dado a hacer grandes números, pero su intimidación y fortaleza defensiva permiten al equipo tener la retaguardia controlada para estar más centrados en labores ofensivas.

#4 WISCONSIN BADGERS (24 -9, 12-6 Big Ten)

Alejandro González. Un momento espiritual. Divino. El milagro anual, la peregrinación a y desde Madison. Los Badgers han vuelto a establecerse entre los mejores equipos de la competición, peleando sin complejos en la durísima Big Ten y alcanzando de nuevo (no fallan desde 1998) la gran fiesta de Marzo. In Bo we trusted, y Bo Ryan no nos ha fallado. Wisconsin ha sabido rearmarse tras la pérdida de todo el frontcourt titular de la pasada temporada (Leuer, Nankivil y Jarmusz), usando la receta de siempre. Un baloncesto que cala hondo en los más puristas, con planteamiento y ejecución táctica-técnica impecables. El rendimiento grupal, el esfuerzo colectivo, por delante de cualquier cosa. Una sólida disciplina en ambos lados de la cancha, de esas que no son impuestas a la fuerza, sino asimiladas gracias al peso de la lógica y la evidencia. Una defensa férrea, muy bien organizada (es muy difícil verles cometer fallos en las asignaciones, cambios o rotaciones) y que se adapta muy bien a cualquier tipo de rival. Un ataque paciente, a ratos farragoso, de mucho movimiento de balón y, en general, guarismos bajos. Bo Ryan utiliza una rotación corta, de 7-8 hombres, en la que explota al máximo las cualidades y el rendimiento físico de cada uno de sus hombres. Dos parejas, en cierto modo intercambiables, y un hombre alto. Jordan Taylor es el líder, el motor, el alma del equipo. Sus números han experimentado un considerable retroceso, fruto de la mayor exigencia encontrada esta temporada, pues las defensas se han centrado más en él. Primero, ya no es un desconocido, una sorpresa, para nadie. Segundo, y más importante, la ausencia de otras armas anotadoras consistentes ha acumulado defensores rivales a su alrededor en cada partido. Sin embargo, sigue siendo uno de los mejores jugadores del país. Un base completísimo que puede anotar muchísimo en cualquier partido, tomando mucha responsabilidad y explotando en los momentos importantes. Además, un gran director de juego con un cuidado exquisito del balón. Detalle importantísimo para un equipo al que no le es nada fácil atacar. Wisconsin mueve mucho la pelota, por puro concepto (el pase extra, en busca del mejor tiro posible) pero también por

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la falta de desborde y talento ofensivo individual. No perder balones, mover bien la pelota y optimizar cada posesión es clave. Y ahí Taylor hace una labor impecable. Su pareja de backcourt es Josh Gasser, sophomore, el que debería ser su heredero la temporada que viene. Esperábamos una mejor temporada suya, quizá una pequeña, como aviso de lo que vendrá después, explosión. No ha sido así, pero su papel es muy relevante y su rendimiento tiene clara influencia. Tirador eficaz y con ciertos impulsos de brillantez, trabajador inteligente en ambos lados. El dúo de forwards está compuesto por Mike Bruesewitz y Ryan Evans, ambos juniors. Ellos han tomado el relevo de los graduados Leuer y compañía, con características diferentes y un rendimiento, por calidad y experiencia, menor que el de sus predecesores, lo que representa ese pequeño escalón que, podríamos decir, ha bajado Wisconsin esta temporada. Ambos se intercambian las posiciones de tres y cuatro en pista, según las asignaciones defensivas y las tareas atacantes. Bruesewitz, más largo (que no alto), gusta de abrirse para lanzar desde lejos (sin demasiado acierto esta temporada, por cierto) o cortar hacia el aro. Evans opera más cerca del aro, ya sea atacándolo con o sin la bola en sus manos, o peleando el rebote, faceta destacada en ambos tableros además. Ambos encajan, eso sí, muy bien en la rotación defensiva y los sistemas de ajustes. El hombre alto es un nuevo “milagro de Bo”. Jared Berggren, muy lejos del brillo de los recruits de élite, trabajó durante dos temporadas a la sombra (unos siete minutos y dos puntos por partido…) mejorando sus fundamentos. Este año el center ha experimentado una progresión magnífica, convirtiéndose en pieza básica del equipo. Aparentemente desgarbado y torpón, es más atlético y ágil de lo que parece. Intenso e inteligente, aporta mucha intensidad y un trabajo muy efectivo alrededor del aro. Además, es capaz de abrirse para lanzar desde lejos con acierto, protagonizando muchas acciones de pick and pop. Quizá demasiadas, abusando del lanzamiento exterior en algunos partidos. Su aportación en intangibles es de las mejores de la competición. Ben Prust, Rob Wilson y Frank Kaminsky son los tres recambios que Ryan usa, casi exclusivamente, para rotar y dar refresco a su cinco básico. Prust es el más importante, cubriendo hasta tres posiciones en pista (cuando se opta por jugar con tres pequeños) y de momento apunta a sustituto de Taylor en el quinteto titular el curso que viene.

Wilson y Kamisky ahora mismo no tienen mucha relevancia, pero no está de más fijarse en ellos para cuando, así de repente, jueguen muchos minutos y Bo haya sacado de ellos, también, un gran rendimiento. Wilson ya ha avisado con un partido memorable (30 puntos) en cuartos de final de la Big Ten frente a Indiana. Decíamos que los Badgers, debido a las graduaciones, habían bajado un peldaño. Una especie de mini (o no tanto) reconstrucción. La competitividad es un sello grabado a fuego en Madison, e incluso con ese lastre inicial se ha conseguido quedarse a una sola victoria de compartir título de liga regular de conferencia con el trío vencedor. Llegar a semifinales, donde perdieron con la a la postre campeona Michigan State, es cumplir más que de sobra con objetivos y potencial. Montana no debería ser un problema para los chicos de Ryan, y el hipotético cruce con Vanderbilt (si los Commodores no vuelven a fallar a las primeras de cambio) deja la puerta abierta a una nueva presencia en Sweet Sixteen. Mejor jugador: Jordan Taylor. Uno de los mejores bases de la competición. O el mejor, sin más. Aúna capacidad anotadora versátil, de altos guarismos, con la dirección táctica y emocional del equipo. No perdáis de vista a: Jared Berggren. Excelente progresión esta temporada. Grande, trabajador, con destellos de talento. Sumamente importante para los Badgers.

#5 VANDERBILT COMMODORES (24-10, 10-6 SEC) Jorge M. Díez. Decepción. Esa es la palabra que Vandy tiene grabada a fuego. Siempre que parece que puede ser su año, acaban decepcionando a sus aficionados, a pesar de tener talento suficiente para aspirar a cotas importantes. No es casualidad que en tres de los últimos cuatro años hayan caído en primera ronda del Torneo NCAA con equipos inferiores. Este año, antes de comenzar la temporada, y gracias a la continuidad de un buen equipo, se esperaba un equipo de calibre incluso cercano al Top 10. Sin embargo poco tardaron en hacer honor a su fama de blandos, y en el segundo partido de la temporada cayeron contra Cleveland

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State, en lo que sería la apertura de un curso lleno de irregularidad y que ha provocado algunas derrotas dolorosas (Indiana State) y la victoria ante Marquette como la única verdaderamente poderosa hasta los partidos de la SEC. En su descargo, la baja de Festus Ezeli al principio de temporada, debido primero a una suspensión menor y luego a una lesión que no le permitió volver hasta diciembre, ni estar al nivel del año pasado hasta finales de enero. Con Ezeli recuperado ha llegado el mejor momento de la temporada: la victoria en el Torneo SEC, infligiendo a Kentucky (nº 1 nacional) su segunda derrota de la temporada. Con ella, han vuelto a todas las quinielas y recuperado parte de la confianza perdida. Quizá cambien las tornas este año, y después de una temporada irregular, llegue un gran Torneo NCAA. Su rival en primera ronda es Harvard, un equipo disciplinado y difícil de vencer, pero si por fin sobrepasan la primera ronda, en el futuro se divisan equipos como Wisconsin o Syracuse, rivales duros pero al alcance de los Commodores. La base del equipo de Stallings sigue siendo la misma que la del año pasado: el triángulo formado por Jenkins, Taylor y Ezeli. Si falla uno de los vértices, el equipo se resiente, pues cada uno aporta unas virtudes que potencian el conjunto. Esto explica gran parte de sus primeras derrotas, pues la falta de Ezeli les privaba del mejor jugador que tienen en la pintura. Es el único con centímetros y presencia en la zona, sobre todo en la defensa que usa Vandy donde protege la debilidad defensiva de sus exteriores, guiando los ataques rivales hacia el nigeriano. Aunque Tchiengang, su sustituto, es un jugador con centímetros, es otro perfil, más blando, con más tiro exterior y menos presencia defensiva, lo que en un equipo que cuenta con tantos tiradores y un ala pívot abierto como Goulbourne, bloqueaba gran parte de la generación de juego. Ahora que tienen a Ezeli en la zona, el equipo está más compensado, con Jenkins y Taylor siendo los catalizadores ofensivos, de un equipo al que le gusta jugar alegre y anotar fluido. Es difícil determinar quién de los dos es más importante, pues aunque Jenkins ha hecho 20 puntos por partido, Taylor es un jugador que ha dado un paso más en su continua progresión, y es un baluarte tanto en ataque como en defensa. En ataque, Jenkins es el más resolutivo de los dos, con un tiro mortífero y recursos para armarlo, el escolta es un jugador que atrae la defensa del rival. Por ello, el juego de Vanderbilt, trata de aprovechar gran

cantidad de bloqueos y salidas para que Jenkins parta con ventaja, pero también para que el resto de los principales jugadores tengan sus tiros abiertos, pues Tinsley y Goulbourne, los otros dos titulares, son jugadores con un buen tiro. Por otro lado, Jeffery Taylor también es un buen tirador tras su espectacular progresión desde sus primeros años, pero además puede aprovecharse de su tremendo físico para penetrar y anotar cerca del aro. Es este físico el que le permite convertirse también en el eje de la defensa exterior de los Commodores, como Ezeli lo es en el interior. El sueco-americano es el encargado de cubrir al mejor exterior rival, y además adquiere una gran importancia en la zona 2-3 con la que Stallings suele proteger la defensa de Tinsley y Jenkins, faceta en la que ambos flojean. Mientras Ezeli es el último obstáculo de esa zona, Taylor es el encargado de dificultar la fluidez en la circulación rival, y estar siempre atento en los desajustes de sus compañeros. Un año más, el banquillo está lejos del quinteto titular, pero este defecto se ha aplacado y cuentan con un grupo de jugadores con cualidades que les pueden hacer importantes. Al mencionado Tchiengang, se le une un decepcionante Rod Odom en su segunda campaña, y los freshman Kedren Johnson, cada vez más importante como base del equipo, y Dai-Jon Parker, como alternativa más defensiva en el exterior. Todos ellos forman un grupo, que a pesar de sus defectos (la defensa individual de su backcourt, su dependencia del tiro exterior, su falta de capacidad reboteadora, su carencia de mentalidad ganadora) puede tener en la victoria ante Kentucky su punto de inflexión que les lleve a protagonizar el Torneo al que están predestinados desde hace algunos años. La estrella: J. Taylor& J. Jenkins. Imposible quedarse con uno. El jugador completo y el anotador implacable. Cualquiera de los dos puede ser el que lleve a este equipo a la gloria. Atención a: Festus Ezeli. El pívot debe ser quien les dote de la presencia interior suficiente para hacerse fuertes en los grandes partidos. Fundamental en la defensa del conjunto.

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#6 CINCINNATI BEARCATS (24-10, 12-6 Big East)

Javier Rajo. Los Bearcats participan en el Madness por segundo año seguido. Después de una muy buena temporada que tuvo su punto álgido con la victoria ante Syracuse en las semifinales de la Big East el equipo dirigido por Mike Cronin se presenta en el Madness como uno de los equipos que pueden ir de tapados. El punto clave de la temporada fue la vergonzosa pelea protagonizada en uno de los duelos más calientes del baloncesto universitario contra Xavier, sumando después de esa derrota una racha de diez victorias y una sola derrota. Cincinnati también consiguió en la Big East victorias de mérito contra Georgetown dos veces, Marquette, Notre Dame, Uconn y Louisville, demostrando ser un equipo que puede competir de tú a tú contra los equipos de arriba. El equipo realiza un juego de conjunto en el que varios de sus hombres se reparten el peso anotador, presentando a cinco jugadores que anotan una media de entre nueve y catorce puntos. Cashmere Wrigth es el base del equipo, un jugador habilidoso con el balón, rápido y con un buen tiro de larga distancia y decente capacidad para penetrar. Al igual que Sean Kilpatrick la mitad de sus tiros llegan desde el triple, siendo este último un jugador completo que además de ser el máximo anotador del equipo es un buen reboteador y poseedor de una decente capacidad a la hora de pasar el balón. Jaquon Parker, destacado jugador en la faceta anotadora y reboteando el balón y Dion Dixon son los otros dos acompañantes por fuera. Yancy Gates es el interior titular de la plantilla. Es un jugador muy pesado y fuerte físicamente, poderoso al rebote y que puede anotar tanto debajo del aro como alejándose un poco y lanzando a través de un correcto tiro de media distancia. Desde el banco el jugador más importante es Justin Jackson, siendo un interior de mucha energía, fuerte y guerrero, con una buena capacidad defensiva y una decente habilidad para pasar el balón. A la hora de anotar es más limitado llegando la mayoría de sus puntos desde cerca del aro. Ge´Lawn Guyn, Jeremiah Davis III y Jermaine Sanders son otros exteriores que cuentan con

minutos en la rotación, mientras el senegalés Cheikh Mbodj es un recambio por dentro. La estrella: Yancy Gates. Dureza, rebote, gran referencia interior del equipo. No perdáis de vista a: Sean Kilpatrick. El jugador más fiable entre los exteriores del conjunto.

#7 GONZAGA BULLDOGS (25-6, 13-3 WCC) Alejandro González. Gonzaga no falta a la gran cita y se marcará un (eso esperan en Spokane) buen baile por decimocuarto año consecutivo. Llegan, eso sí, con un regusto amargo tras ser destronada en la West Coast Conference. Los Bulldogs no ganaron la temporada regular de la conferencia por primera vez en once años y tampoco fueron capaces de vencer en el torneo de la WCC. Saint Mary´s pasó por delante de los de Spokane este año. Mark Few ha tenido que ir remodelando su equipo según pasaban las semanas. No eran pocas las dudas alrededor de la plantilla y su manejo al comienzo de curso y se atisbaban problemas en facetas como la dirección, el tiro exterior o la posición de tres. En cierto modo Gonzaga ha ido cumpliendo durante un calendario, como siempre, competitivo. No ha tenido triunfos verdaderamente importantes (victorias sobre Arizona, una Notre Dame aún no ranqueada o Xavier, esta última a domicilio) pero tampoco ha perdido donde no debía hacerlo bajo ningún concepto, exceptuando una derrota en la pista de San Francisco que tampoco puede calificarse de especialmente grave. Caer ante Michigan State o en la pista de Illinois (por aquel entonces) no era ni mucho menos un desastre y todos esperaban una buena batalla con BYU y SMC, sus otros verdugos. No se ha brillado, pero tampoco se ha metido la pata seriamente. Aún así, como decíamos, estaba claro que Gonzaga era un equipo por modelar. Un conjunto que está cambiando poco a poco, seguramente por exigencias del guión, el tipo de juego e incluso su filosofía. Ya no vemos esa primorosa circulación de balón, ese exquisito gusto en la ejecución de cada posesión. El equipo es menos inteligente y técnico, pero en cambio es más físico y agresivo. El cambio generacional (aquellos Pargo, Bouldin, Downs, Daye o Heytvelt han pasado ya a la historia de la universidad) es ya un hecho y trae no sólo nuevas

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caras sino un comportamiento diferente en pista. Los resultados han sido parecidos en términos numéricos, pero perder la supremacía de la WCC no ha podido sentar bien en Spokane. Una de las notas más positivas de la temporada la hemos visto en la posición en la que, curiosamente, más dudas se generaban desde el punto de vista de aficionados y analistas. En la guía de temporada avisábamos sobre lo menospreciado que estaba el reclutamiento de Kevin Pangos, y que esas dudas sobre la ausencia de dirección eran en buena parte infundadas. El base canadiense ha firmado una muy buena temporada en su estreno universitario, escalando rápidamente en la jerarquía del equipo y protagonizando momentos espectaculares en varios partidos. No es el tipo de director al que los Bulldogs estaban acostumbrados (la sombra de Bouldin sigue siendo enorme) pero Pangos ha rendido a gran nivel a su forma y dentro de sus posibilidades. Incluso ha sorprendido con un tiro exterior mucho más efectivo de lo esperado, al menos para los que hemos tenido la oportunidad de seguirle durante los dos últimos años con las categorías inferiores de la selección canadiense. Con Kevin la rotación de balón es mucho menos viva y fluida, pero el ataque es más eléctrico e incisivo. El freshman ha acabado siendo el hombre con más minutos en pista, dejando a David Stockton como relevo secundario. La posición de escolta también ha sido una agradable sorpresa, aunque sólo a medias. Básicamente porque a principios de temporada se tenían buenas expectativas en torno a la figura de Marquise Carter, el hombre que llegó desde Junior College el año pasado y que firmó un final de curso brillante. Carter se ha quedado muy lejos de su rendimiento en la fase final de la pasada temporada y nunca llegó a acercarse a lo que muchos esperaban de él en Spokane. La buena noticia es el surgimiento de la figura de Gary Bell, otro recruit infravalorado, que ha ocupado el espacio dejado por Carter confirmando los buenos informes que nos llegaban sobre su potencial y habilidades. Un muy buen tirador, con capacidad anotadora, que, si nada se tuerce, compartirá con Pangos el backcourt del equipo en un periplo que insinúa ser apasionante. El tiro exterior era otra de las grandes inquietudes a principios de año, y si bien no ha sido un problema del todo solucionado (Pangos y Bell tienen buenos porcentajes pero el equipo sigue sin ser ni una amenaza seria ni un productor consistente desde la línea de tres), tampoco ha sido tan grave como por momentos llegó a parecer.

Escalando en el quinteto titular sí nos encontramos un agujero que no ha sido bien tapado en todo el año. El problema del alero. Del que menos se hablaba en pretemporada (con todo el mundo más centrado en la dirección y el tiro) pero el que parecía de verdad más importante. Mark Few ha probado esta vez con Mike Hart en un principio, tras el experimento fallido de Matthias Mönninghoff en el arranque de la pasada campaña. Hart, junior y trabajador incansable, podía ofrecer una buena labor y mucha entrega, pero parecía evidente que su rendimiento no sería suficiente dado el nivel de exigencia que iba encontrando el equipo. El alemán Mönninghoff tampoco podría esta vez alcanzar un papel influyente. La tercera opción era el transfer de Junior College Guy Landry Eli, un jugador de corte muy físico y atlético, de esos que apenas se habían visto por Spokane últimamente. Edi ha sido el titular en la recta final de la temporada, aportando un punto de dureza y agresividad muy valioso para Gonzaga. Rápido y potente al contraataque, ha sido protagonista de buena parte de las acciones de transición del equipo y da a Pangos un objetivo para arrancar en las contras. Hart ha hecho su relevo y también hemos podido ver a Elias Harris jugando algún minuto de tres, algo que hacía antes muy a menudo pero que ya casi parece cosa del pasado. Harris se ha quedado atascado en su evolución, sin grandes mejoras técnicas visibles y con multitud de problemas físicos entre medias. Sigue siendo un hombre desequilibrante con su juego versátil, ya casi como cuatro a tiempo completo, poderoso y muy agresivo (a ratos), pero su influencia tanto en su equipo como sobre los rivales es mucho menor. Menor de lo que fue anteriormente y mucho menor de lo que se esperaba que pudiese ser. Gonzaga necesita de la mejor versión de Harris para ser un equipo verdaderamente competitivo y no dejar que el baile de Marzo dure una o dos canciones. Robert Sacre se ha convertido poco a poco en el líder del equipo. Senior, ha ido creciendo y mejorando tanto en aspectos tácticos como mentales a lo largo de su carrera universitaria, convirtiéndose en uno de los mejores interiores puros de la competición. De su producción y estado mental depende mucho de lo que suceda con Gonzaga. Sacre es la referencia interior, el motor del equipo en muchas ocasiones. Anota en la pintura con movimientos de espaldas al aro y finalizaciones que ya casi no se ven por la NCAA. Ahora es más agresivo en ambos lados de la pista y se ha convertido en un muy buen intimidador.

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Sigue teniendo problemas defensivos y atléticos (explosividad, velocidad, etc.) y sufre mucho contra pívots poderosos. Pero verle defender en individual a Dellavedova en la final de la WCC abrió la puerta a una esperanza por muchos perdida. La gran decepción en Spokane está siendo Kelly Olynyk. Un jugador con un talento y un potencial excelentes, que no acaba de arrancar de ninguna forma. Hasta tal punto que la gerencia del equipo acabó decidiendo otorgarle la condición de redshirt esta temporada, a pesar de no estar lesionado, para que se centrase en entrenar, fortalecer su físico y tomarse un respiro competitivo en aras de la mejora individual. Lo que parecía poder ser un prospect de muy alto nivel corre el riesgo de quedarse en proyecto fallido. Con Olynyk fuera, ha sido Sam Dower la mejor respuesta desde el banquillo para dar descanso a la pareja Sacre-Harris. Dower ha protagonizado momentos brillantes en sus dos años con los Bulldogs, siendo más de una vez capaz de revolucionar un partido. Ryan Spangler, una estrella universitaria como QB en en el estado de Oklahoma jugando a football, da algún minuto de refresco interesante. El comité ha emparejado a Gonzaga con West Virginia en segunda ronda, un rival que se antoja muy incómodo por su tipo de juego. Veremos un par de enfrentamientos directos muy interesantes por varios motivos. Muchos scouts, sobre todo europeos, tendrán la vista puesta en las peleas que mantendrán Robert Sacre con Deniz Kilicli y Elias Harris con Kevin Jones. Ohio State esperaría, en teoría, después. No parece que la fiesta de Gonzaga pueda durar mucho más allá del primer fin de semana. Veremos cómo responden los de Mark Few al reto. La estrella: Robert Sacre. El líder y motor del equipo. Si está bien, Gonzaga se crece. Si no tiene el día o la defensa rival se lo come, los Bulldogs tienen un problema serio., No perdáis de vista a: Kevin Pangos. Un jugador con mucho talento que puede firmar algún partido memorable durante el torneo. Máximo anotador, timón del equipo y un hombre capaz de explotar a lo grande para llevar lejos a Gonzaga.

#8 KANSAS STATE WILDCATS (21-10, 10-8 Big 12)

Javier Rajo. Los Wildcats sumaron otra buena campaña bajo las órdenes de Frank Martin acabando la temporada con otra participación en el Madness, algo que se está convirtiendo en habitual tras muchos años pasados de sinsabores. Un punto a tener en cuenta de lo que consiguieron durante el año son las dos victorias contra uno de los mejores equipos del campeonato como es Missouri. El jugador más destacado del equipo es el escolta de tercer año Rodney McGruder, que se convirtió en el máximo anotador del conjunto a través de una buena capacidad para penetrar y finalizar jugadas cerca del aro y un notable tiro de tres puntos. Es para su altura además un buen reboteador. Por fuera los Wildcats presentan a otros dos interesantes jugadores. Por un lado Will Spradling es un jugador con una buena IQ y decente dirección de juego que destaca por su capacidad de liderazgo. Angel Rodríguez es un rápido jugador, pequeño, que presenta una buena capacidad penetrar y una toma de decisiones bastante discutible, optando a veces por tomar la vía más complicada. Ambos jugadores tienen un tiro poco fiable, sobretodo este último. Por dentro Jamar Samuels y Jordan Henriquez son las dos opciones más importantes del conjunto, siendo el primero un jugador atlético y energético, bastante peleón y que presenta un decente tiro de media distancia. Henriquez por su parte es un jugador cercano a los siete pies, capaz de correr la pista y dotado de una buena capacidad para intimidar y taponar. Martavious Irving, un jugador con una destacable presencia defensiva y sobretodo Thomas Gibson, son otros dos jugadores que sobresalen en la rotación del equipo. Gibson es un nombre a tener muy en cuenta durante los próximos años, dando un destacado nivel en su año de debut. Es un jugador undersized pero poseedor de una gran envergadura, capaz de anotar al poste bajo y rebotear el balón. Un nombre que también contará con minutos y del que no nos podemos olvidar es Shane Southwell, jugador bastante versátil. Los Wildcats debutarán contra los Southern Miss Golden Eagles teniendo que jugar en segunda

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ronda seguramente contra un primer seed como Syracuse. La estrella: Rodney McGruder. Máximo anotador del equipo y principal opción ofensiva. No perdáis de vista a: Jordan Henriquez. Puede ayudar a cambiar el curso de los partidos con su intimidación.

#9 SOUTHERN MISSISSIPPI

GOLDEN EAGLES (25-8, 11-5 Conference USA)

Alejandro González. Agradable sorpresa dentro de la Conference USA. Southern Mississippi se ha recuperado bien de una avalancha de graduaciones, construyendo un equipo muy sólido y competitivo que incluso ha mejorado notoriamente los resultados de pasadas campañas. El rendimiento de los Golden Eagles en las primeras tres cuartas partes de temporada le había asegurado prácticamente un puesto en la Locura de Marzo y sólo el bajón experimentado en la recta final le ha hecho perder fuelle de cara a un mejor puesto de partida en el bracket. En un momento de la temporada Southern Miss se encontraba 20-3 y 7-1 en la conferencia, y había cosechado victorias de relevancia ante equipos como Memphis, South Florida, Colorado State (las tres en el torneo final) y Ole Miss. Una derrota tras dos prórrogas ante Murray State no era ni mucho menos un dato negativo y sólo el pinchazo ante Denver en el primer partido ante rivales de División I emborronaba el expediente. Sin embargo, los hombres de Larry Eustachy no han sido capaces de mantener el tipo en los últimos diez partidos, cosechando cinco derrotas en dicho periodo, incluyendo la que le dejó fuera de la final de la C-USA, con Marshall como verdugo. Pero incluso en la racha más negativa de la temporada encontramos datos y hechos que hablan muy bien de los Golden Eagles. Invicto en casa esta temporada, ha sido competitivo en todos y cada uno de los partidos, y en las derrotas siempre ha dado la cara y se ha mantenido en el partido. Han sido muchos los finales apretados, una buena experiencia acumulada, útil para encarar un partido de segunda ronda del torneo final ante Kansas State que podría ser muy igualado.

Eustachy dirige un grupo muy compacto de nueve hombres en la rotación principal. El reparto de roles es tremendamente equitativo (si bien ha ido variando de protagonistas durante la temporada, sobre todo cuando comenzaron a llegar las derrotas) y no encontramos referencias individuales claras en la plantilla. Son varios, por el contrario, los jugadores capaces de dar un paso adelante y liderar al equipo en un determinado partido. Southern Miss no es ni mucho menos un equipo brillante ni vistoso, pero sí muy disciplinado. Todos los hombres de la rotación realizan un trabajo muy serio, manteniéndose implicados y repartiéndose labores sin problemas. El ataque no es nada fluido en general, aunque hemos podido ver durante la temporada algún momento relativamente brillante e impulsos más fluidos. No le resulta fácil generar ofensivamente y los porcentajes de tiro no son demasiado buenos. En defensa hay entrega y juego físico pero también problemas de coordinación y concentración. El quinteto base ha sufrido variaciones durante la segunda mitad de la temporada, y no resulta nada fácil prever la jerarquía y las rotaciones que veremos ante Kansas State. Tres hombres han sido los fijos durante todo el año: Lashay Page, Angelo Johnson y Maurice Bolden. Page y Johnson conforman el backcourt titular, la parte del quinteto más productiva en términos numéricos. Angelo Johnson fue uno de los mejores debutantes de la Pac10 allá por 2008 pero decidió huir de USC en busca de un destino más estable. En Southern Miss se ha establecido como uno de los líderes del equipo. LaShay Page, transfer desde junior college, es un buen anotador exterior que puede enganchar alguna racha explosiva. Neil Watson es un curioso caso de sexto hombre. El eléctrico base ha salido desde el banquillo prácticamente en todos los partidos pero acaba alcanzando minutaje de titular indiscutible. Watson es un habilidoso guard que usa su velocidad y visión de juego (sin ser estrictamente un director puro) para generar mucho en ataque. Su papel, en un equipo del que ya hemos dicho que no se caracteriza por la fluidez ofensiva ni la claridad de idea, es fundamental. Page, Johnson y Watson aseguran un buen puñado de puntos, actividad y velocidad atrás y es habitual ver a uno de los tres erigiéndose en protagonista y líder en determinadas fases de los partidos.

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El tercer fijo en el quinteto básico de Eustachy, como decíamos, es Maurice Bolden, un jugador con un perfil atlético muy interesante. Ágil y bastante habilidoso, sus 6´10” son una fuente de desequilibrios en ataque, operando casi como un alero alto, echando el balón al suelo y lanzando bien desde media y larga distancia. Es prácticamente un 3-4 que tiene que jugar de cinco por exigencias del guión. Echamos de menos dureza, constancia y una producción real mejor. De haber sido freshman o sophomore estaríamos hablando de un hombre a seguir por potencial, pero su condición de senior y los números ofrecidos hasta ahora no despiertan demasiadas expectativas. De todas formas, las cifras pueden ser un poco engañosas, dado el reparto de roles del equipo y la necesidad de ponerle al cinco. Y por sus características y condición física será un hombre interesante para ojeadores y aficionados europeos. Torye Pelham, como cuatro de brega y trabajo más gris, y Rashad McGill, alero de buen perfil físico y juego versátil, han sido titulares buena parte de la temporada, pero su status ha ido perdiendo solidez según avanzaban los partidos y llegaban las derrotas. El ya mencionado Neil Watson ha seguido saliendo desde el banco, y han sido hombres como Jonathan Mills y Cedric Jenkins los que han asomado la cabeza en el quinteto titular. Sobre todo Mills, sustituyendo a Pelham, gracias a su energía y duro trabajo como cuatro undersized. Intenso al rebote y siempre agresivo, llega a estar algún minuto como “cinco” virtual, cuando Bolden se toma un respiro. El 3-4 Darnell Dodson ha tenido bastante protagonismo en algunos partidos. Dentro de lo aventurada que puede ser cualquier previsión, quizá podríamos esperar un quinteto formado por Johnson, Page, McGill, Mills y Bolden, con Watson jugando muchos minutos (quizá quitantole el puesto de inicio a McGill si prefieren jugar con tres pequeños) y Dodson, Pelham y Jenkins en la rotación. Southern Mississippi debería ser capaz de competir frente a Kansas State, aunque quizá no llegan en la mejor forma posible. No es un rival nada cómodo para nadie y tiene varios hombres preparados para brillar en cualquier momento. Y nada mejor que el torneo final para hacerlo. La estrella: Neil Watson. Complicado señalar a un hombre en un grupo tan compacto y equilibrado. Watson sale desde el banco pero puede ser el

hombre que tome las riendas y firme un partido espectacular. Sophomore, es más que probable que acabe siendo de verdad una estrella a nivel individual para Southern Miss a partir de la próxima temporada. No perdáis de vista a: Maurice Bolden. Los managers de los equipos europeos tienen una cita importante con Bolden en este torneo. Hay que evaluar su potencial y prestaciones técnicas y físicas. Y después imaginarle como cuatro en nuestro continente.

#10 WEST VIRGINIA

MOUNTAINEERS (19-13, 9-9 Big East)

Javier Rajo. Sólida campaña de West Virginia que vuelve año más al Madness a pesar de haber realizado la peor campaña victorias-derrotas desde que Huggins cogió al equipo hace cinco años, siendo esta una temporada considerada en un principio de transición debido a la juventud que presentaba el conjunto. Los Mountaineers acabaron con un record del 50% en su conferencia, con victorias destacables en su calendario non conference ante Miami o Kansas State y una derrota en la prórroga ante Baylor. Sin duda alguna el nombre más destacado y gran protagonista de los logros del equipo es Kevin Jones, candidato a jugador del año en la competición. Jones es un buen anotador, pudiendo hacerlo tanto en el poste bajo como a través de un decente tiro en suspensión, sorprendiendo especialmente en su juego respecto a la anterior campaña el salto que dio a la hora de rebotear convirtiéndose en uno de los mejores en todo el baloncesto universitario. Es además sobretodo un competidor nato. Al lado de Jones y ocupando el otro puesto interior nos encontramos con Deniz Kilicli, un buen jugador en el lado ofensivo pero no muy fiable a la hora de rebotear o defender. En las posiciones exteriores destaca el jugador de último año Darryl Bryant que se convirtió en una de las grandes amenazas anotadoras del conjunto. Bryant promedió 17 puntos por partido, pero a través de unos porcentajes bastante bajos como hizo siempre a lo largo de su carrera. No es el jugador ideal tomando decisiones ni a la hora de jugarse tiros importantes.

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Jabarie Hinds acompaña a Bryant en el backourt, siendo un jugador bastante pequeño de altura, rápido, atlético y que posee una correcta capacidad para dirigir. Presenta una buena capacidad para penetrar y un tiro poco fiable que todavía debe mejorar para convertirse en un jugador mucho más difícil de frenar. El último puesto en el quinteto lo ocupa Keaton Miles, aunque es algo testimonial ya que sus minutos en pista son menores a los que ocupan varias de las armas que posee Huggins saliendo desde la banca. Miles destaca por encima de todo por ser un stopper defensivo. Desde el banquillo cuenta con protagonismo Gary Browne, un sólido base freshman nacido en Puerto Rico, Aaron Brown, un escolta bastante atlético que posee un buen tiro exterior y Kevin Noreen, que actúa como recambio interior. West Virginia tiene un durísimo enfrentamiento en primera ronda contra Gonzaga, teniendo que jugar en el hipotético cruce de la siguiente ronda ante una de las candidatas al título como es Ohio State, a menos que Loyola (MD) diese una de las grandes sorpresas del campeonato. Difícil papeleta. La estrella: Kevin Jones. Una de las estrellas de la competición este año, al fin dio el salto de juego que se le presuponía tiempo atrás. Bo perdáis de vista a: Darryl Bryant. Jugador capaz de lo mejor y lo peor.

#11 TEXAS LONGHORNS (20-13, 9-9 Big12)

Iván Ortiz. La última derrota ante Kansas en la BIG-12 le hizo finalizar con un 9-9 en conferencia para un 20-13 en toda la temporada, y es que a pesar de todas las bajas que han tenido este verano, un grupo de “no habituales” unido a los recién llegados se hicieron con el mando del equipo y le dieron un motivo por el que pelear. No desplegaron un juego brillante, ni agradable a la vista, pero Texas siempre cumplió, ofreció resistencia y motivos para los que creer en un futuro que se presenta mucho mejor que esta temporada. El mando del equipo recayó en J’Covan Brown, hombre que tuvo que cambiar de manera radical su rol. De ser el sexto hombre a la principal referencia ofensiva, como bien muestran esos

veinte puntos por encuentro. Escolta bajo, pero muy fuerte y con muchísimo descaro de cara a canasta. No teme el contacto, no se arruga ante los rivales. No hay más que poner un par de muestras para observar como cambió el equipo de una temporada a otra. Rick Barnes pasó la temporada con apenas nueve jugadores, siete de ellos disputando la totalidad de los partidos y los dos restantes se perdieron apenas unos pocos. Alexis Wangmene tuvo que esperar a su quinto año para tener minutos, y pasó de nueve por encuentro a más de veinte. Clint Chapman disputó la misma cantidad de minutos por enfrentamiento, después de una temporada entera sin pisar la cancha y tres anteriores donde su participación había sido irrelevante. Con la base del equipo sin formar, los jóvenes tuvieron una excelente oportunidad para conocerse, y todo apunta a que buena parte de estos chavales que hoy han mantenido al equipo a flote, mañana serán los líderes de un grupo mucho más fuerte. Sheldon McClellan ha sido el apoyo anotador de Brown, con 11 puntos por partido, y ambos fueron los únicos que superan los dobles dígitos anotadores de media por partido. Myck Kabongo nos ofreció una cara buena y otra mala. El punto positivo es que dejó de lado esa faceta de “ballhandler” que tanto asombró en el Instituto y se dedicó a repartir juego de manera calmada, apretando cuando era necesario y dándole pausa y sentido al ataque. El negativo es que se mostró muy irregular en ataque, y de lanzamiento muy inconsistente. Completan el grupo de debutantes Julien Lewis, correcto hombre exterior de buena aportación y el peleón Jonathan Holmes, físico y polivalente, su trabajo de desgaste resultó clave en muchos partidos. Y así, pasaron toda la temporada “on the bubble”, expresión que nos indica que un equipo está cerca de ser considerado para Marzo, pero que no llega a los mínimos que pueden ser suficientes para lograrlo. Tuvieron un buen inicio de temporada, ya que sacaron buenas victorias ante UCLA y Temple, aunque alguna derrota menos agradable, concretamente la que sufrieron ante Oregon State después de llegar a la prórroga. Solventaron además muy bien los encuentros ante sus vecinos. Victorias sencillas ante North Texas, Texas Arlington y Texas State, como preámbulo a una BIG-12 que empezaron tropezando ante Iowa State.

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Se mantuvieron durante la primera mitad con un registro negativo, aunque lograron tomarse la revancha frente a Iowa State. Para el recuerdo, nos queda la última victoria de una rivalidad histórica, y es que el cambio de conferencia de Texas A&M nos quita una rivalidad muy bonita ante los Longhorns que, al menos en BIG-12, no volveremos a ver. Vencieron ambos encuentros, e hicieron lo mismo también frente a Texas Tech, así que el pleno de victorias vecinales se completó con el 71-67 en la prórroga el 25 de Febrero ante este último. El último resquicio para Texas pasaba por el BIG-12 Tournament. Les tocó Iowa State nada más empezar, mala señal si tomábamos como recuerdo lo que pasó en el primer encuentro de conferencia. Pero cumplieron como valientes, sacaron victoria donde nadie se lo esperaba, y accedieron a Semifinales, donde Missouri fue un rival demasiado duro, tanto que acabó siendo el campeón. Una pelea que les acabó metiendo dentro del March Madness, y es que aunque esta no haya sido la versión más brillante de los Longhorns, el grupo ha demostrado que no se arruga ante ningún reto. La estrella: J’Covan Brown. No acusó para nada el cambio de rol dentro del equipo, y es que tuvo que asumir el mando ofensivo de un equipo completamente diferente y con muchos debutantes. Solo en dos encuentros estuvo por debajo de los diez puntos: Seis ante North Texas y otros seis ante Oklahoma State. 20 puntos de media por partido para un hombre que si permanece una temporada más, estará acompañado de un grupo más sólido. Ha cumplido de sobra, y su capacidad ofensiva está fuera de toda duda. Escolta “undersized” pero físicamente muy fuerte. Obtiene muy buenos resultados en entrada, se puede crear su tiro y aunque quizás irregular, tiene lanzamiento exterior con el que amenazar a los defensas. No perdáis de vista a: Sheldon McClellan. La lógica de inicio de temporada nos debería situar aquí a Myck Kabongo, pero el escolta de Houston nos ha dado una temporada muy interesante. Ha sido junto a Brown el único en pasar de los diez puntos por encuentro, y ha confirmado las buenas sensaciones que traía desde Bellaire. Si encuentra opciones y empieza bien, puede resultar imparable por momentos. Parece que en tramos del partido no está, por que no amasa mucho balón y no es el que más aparece, pero siempre está. Excelente

escudero que se tornó imprescindible para Texas a medida que avanzaba la temporada.

#12 HARVARD CRIMSON

(26-4, 12-2 Ivy League) Alejandro González. La Universidad de Harvard no veía a su equipo de baloncesto competir en el torneo nacional desde 1946. El año pasado los de Massachusetts se quedaron a las puertas del gran baile, compartiendo título de conferencia con Princeton pero cayendo sobre la bocina en el partido de desempate (recordemos que en la Ivy League no hay torneo de conferencia y es el campeón de la temporada regular el que obtiene el billete para la locura). En una conferencia tradicionalmente dominada por Princeton y Pennsylvania, que vivió una pequeña incursión de Cornell a finales de la pasada década, Harvard ha surgido como un programa ambicioso, sólido y competitivo. Tommy Amaker, que cumple su quinta temporada al mando del programa, está realizando un trabajo excelente y quiere sentar las bases para un proyecto que se extienda en el tiempo. Penn y Princeton parecen tener un nuevo rival. Ha sido precisamente Pennsylvania el gran competidor esta temporada por el título de conferencia, pero los Quakers se dejaron en las pista de Yale primero y Princeton después (el último partido de la liga) la posibilidad de compartir título e ir a un partido de desempate. La familia Crimson está pues de enhorabuena. Uno de sus chicos maravilla a la NBA desde el Madison Square Garden y el equipo de baloncesto saborea muchos años después las mieles del éxito. Ahora toca bailar. Harvard es un buen equipo. Quizá no el tipo de conjunto del que se puede esperar un upset espectacular, pero sí un rival nada fácil y un grupo muy bien trabajado. Ese cruce de segunda ronda contra Vanderbilt, sospechosa habitual, deja hueco para la ilusión. Amaker ha construido un equipo muy equilibrado, en el que las tareas están bien repartidas. No hay demasiado talento individual y, ciertamente, las carencias físicas son importantes. Pero el sentido de lo colectivo y un juego trabajado e inteligente hacen de Harvard un equipo atractivo y sólido. No hay grandes figuras en un conjunto en el que cada jugador tiene un rol muy concreto y todos

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son influyentes a niveles parecidos. Cuatro hombres han sido fijos durante toda la temporada y sólo el puesto de alero titular ha sufrido una variación. La pareja interior podría ser la cara más visible del equipo, aunque ya decimos que todo está muy repartido, y no es una forma de hablar o rellenar líneas en un análisis de equipo. Keith Wright y Kyle Casey se complementan muy bien. Ambos rozando los dos metros, aportan cualidades diferentes que conforman un juego interior bastante decente. Wright es interior puro. No es atlético ni especialmente talentoso, pero si exhibe cierta longitud y buenos fundamentos. Trabaja bien la posición y se mueve bien sin balón. Su condición de senior le otorga una figura preponderante en la jerarquía del grupo. Casey hace las veces de cuatro, jugando abierto y explotando su capacidad de tiro de media y larga distancia para abrir la defensa y dejar espacio libre a las acciones de Wright o los cortes de los exteriores hacia canasta. Harvard es un equipo muy móvil en ataque. Utiliza multitud de cortes y explota el juego sin balón como forma de conseguir ventajas. Mucho movimiento y todos los pases que sean necesarios, con calma. La carencia de capacidad de desborde en el uno contra uno casi obliga a ello. Suelen ser pacientes y ordenados, moviendo bien el balón hasta encontrar una buena acción de tiro. En ello tiene mucho que ver Brandyn Curry, un base de corte puramente organizativo que muestra buena visión de juego y lectura de situaciones. Un jugador inteligente, siempre con la cabeza levantada que encuentra con solvencia al hombre abierto. Curry es también un excelente defensor, dentro de sus limitaciones físicas, con instinto y buenos fundamentos en dichas labores. La defensa de Amaker se basa en el trabajo táctico, siendo capaces de compensar las carencias atléticas contra un buen puñado de rivales. Harvard gusta de buscar traps en las esquinas, ofrece espacios al rival para después mandar ayudas bien coordinadas. Mezclan bien intensidad y control, siendo una defensa inteligente y bien trabajada. Por dentro hay un claro problema de estatura y músculo, y los exteriores tienen que trabajar mucho para ayudar a los grandes. Los interiores recompensan a los pequeños con sus recuperaciones antes las penetraciones rivales. El otro senior de la rotación principal es el escolta titular, Oliver McNally, una buena ayuda en labores de distribución de balón y lanzamiento

exterior. En la posición de escolta el sophomore Laurent Rivard le ha acabado arrebatando el puesto al junior Christian Webster. Rivard es un tirador puro que aprovecha la circulación de balón y añade equilibrio ofensivo con esa amenaza exterior. Webster pasa ahora a salir desde el banco, junto a Wesley Saunders y Corbin Miller para relevar el juego exterior. Saunders, freshman, despierta buenas sensaciones de cara al futuro. Buen defensor y posiblemente el mejor atleta dentro del grupo más joven de la plantilla. El camerunés Steve Moundou-Missi es la tercera opción interior. Escaso de altura, como los dos titulares, pero también muy móvil y capaz de anotar, aun no consistentemente, desde media distancia. La temporada 2011-12 es ya parte de la más brillante historia del programa de baloncesto de Harvard. Consecución del título de la Ivy League y primera aparición en el ranking. Cuando la lucha con Penn por la victoria en la conferencia era aún apretadísima, se hablaba de la posibilidad de una invitación para Harvard en caso de que Penn acabase siendo campeón. Las victorias sobre Florida State (sobre todo), St. Joseph o Central Florida, la buena imagen ofrecida ante UConn y esa aparición entre los veinticinco mejores equipos del país, eran buenos motivos para ello. Sólo el tropiezo en la pista de Fordham hablaba mal de “The Crimson”. Por todo ello, la seed 12 es más que merecida para el campeón de la Ivy League. Vanderbilt parece querer demostrarnos a todos con esa gran victoria en la final de la SEC ante Kentucky que ya no es ese equipo débil e inestable que se viene abajo en los grandes momentos. Aún así, el partido entre Crimson y Commodores será uno de esos que tengan marcado en rojo en el calenadario los cazadores de upsets. La estrella: Tommy Amaker. En un equipo tan bien trabajado y en el que los roles están tan repartidos, no queda más remedio que honrar de formar individual al artífice de ese buen trabajo, el entrenador. Merecido homenaje a una labor magnífica con el programa de Harvard. No perdáis de vista a: Brandyn Curry. No es nada fácil ver a un buen director de juego en NCAA en estos tiempos. Harvard necesita de fluida circulación de balón, control del ritmo y paciencia para tener alguna esperanza. Curry es el encargado de que todo ello funcione.

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#13 MONTANA GRIZZLIES

(25-6, 15-1 Big Sky) Alejandro González. Wayne Tinkle devuelve a los Grizzlies al torneo final (estuvieron presentes en la edición de 2010) sacando muchísimo provecho a un grupo limitado numéricamente pero con algunos detalles interesantes. Montana tiene un núcleo básico casi reducido a su quinteto titular pero sabe explotar las virtudes de sus hombres con sistemas de juego eficaces. Llega en el mejor momento de forma de la historia de la universidad, con una racha vigente de 14 victorias coronada con la consecución del título de la Big Sky en la final de conferencia, en casa, ante la Weber State de Damien Lillard. Sorprendente seed, número trece, la que le ha adjudicado el comité de selección, más alta de lo esperado, sobre todo teniendo en cuenta lo modesto del calendario y la conferencia en la que participa. Sólo las victorias ante Long Beach State y Weber State son de verdadero prestigio. Pero dicha seed nos permitirá ver un interesante duelo frente a Wisconsin en el debut de ambos equipos en el torneo. Puede ser un partido apretado si Montana lo afronta con la misma confianza con la que ha jugado en la recta final de temporada y en el que veremos varios emparejamientos directos atractivos. Difícil esperar muchos puntos ni juego fluido pero si pasión y lucha encarnizada. El junior Will Cherry es el máximo anotador del equipo y el que más carga ofensiva acapara. Base ágil y de buen tiro, capaz de producir desde el pick and roll o creando su propio tiro tras dribbling. Su duelo frente a Jordan Taylor será uno de los puntos álgidos del partido. El principio de temporada existían muchas dudas sobre la posible construcción del equipo, pues no eran muchas las piezas valiosas a las que echar mano, sobre todo en el perímetro. Es por esto que el surgimiento de la figura de Kareem Jamar es tan importante. El sophomore puede ocupar las posiciones de dos y tres a este nivel y ha dado un salto cualitativo notable esta temporada. Un jugador muy completo capaz de explotar en la anotación sin dejar de aportar mucho en otras facetas del juego (pase, rebote y defensa). Art Steward, algo más bajo pero con un juego más típico de alero, cumple su misión correctamente, ofreciendo una buena carga de trabajo y versatilidad, echando un cable como falso cuatro

cuando es necesario. Detalle relevante dada la ausencia de relevos interiores de garantías. El center Derek Selvig es uno de los nombres propios del equipo y a buen seguro que llamará la atención de aquellos que aún no le conocían. El siete pies, desgarbado y nada atlético, es un hombre sorprendentemente ágil para su estatura y practica un juego versátil y bastante fluido. Buen tirador exterior, es un arma en acciones de pick and pop, pero también genera para sí mismo poniendo el balón en el suelo y encarando al pívot rival. Puede postear pero le falta mucha fuerza y potencia. Defenderle no es fácil. La falta de agresividad, confianza y regularidad le limitan demasiado. Uniendo falta de fuerza y potencial atlético, entendemos lo inadvertido que pasa este chico para el público general. Sin embargo, ha tenido algunos momentos brillantes esta temporada, protagonizando minutos magníficos en la final de la Big Sky. Con esa confianza e intensidad, el emparejamiento con Jared Berggren puede ser apoteósico. El quinteto lo completa Mathias Ward, un cuatro muy activo y luchador que usa la movilidad y un buen tiro de media distancia como principales armas. Sin calidad ni físico privilegiados, es intenso y agresivo, manteniendo bien el tipo en pista. En los partidos apretados y los momentos decisivos de la temporada, Tinkle ha mantenido en pista a su quinteto titular casi todo el partido. Hombres como Shawn Stockton (sobrino del gran John), Keron De Shields o Mike Weisner pueden pasar de forma muy fugaz por la pista, pero lo normal es que veamos a los cinco de inicio rozando o alcanzando, si no hay problemas físicos o de faltas, los cuarenta minutos. Dar entrada a Stockton o Shields y jugar con cuatro pequeños sería la variación más probable. Veremos si Montana consigue justificar ese seed 13 que le ha dado el comité y planta cara a Wisconsin. Si optan por una defensa zonal mantenida en el tiempo o si presionan muy arriba para desgastar a Jordan Taylor y no permitir la circulación de balón rival. Si repiten el nivel mostrado en la final de conferencia, pueden mirar cara a cara a los de Bo Ryan durante un buen rato. La estrella: Will Cherry. El máximo anotador del equipo y gran referencia ofensiva tendrá además que lucir su título de mejor defensor de la Big Sky frente a uno de los mejores bases del país, Jordan Taylor. Una noche grande para Cherry.

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No perdáis de vista a: Derek Selvig. Un siete pies que puede lanzar con soltura desde la línea de tres puntos y buscar el dribbling desde posiciones alejadas al aro siempre llama la atención. El duelo contra Berggren despierta muchas expectativas.

#14 SAINT BONAVENTURE

BONNIES (20-11, 10-6 Atlantic-10) Javier Rajo. Mark Schmidt está haciendo un remarcable trabajo en St.Bonaventure. Los Bonnies regresan al Madness doce años después y lo hacen gracias a la corona de campeones de la A-10 tras ganarle en las eliminatorias por el título a dos buenos equipos que jugarán el NIT como Saint Joseph´s e Umass y pasar por encima de Xavier en la gran final. El equipo había acabado tercero en la clasificación general de la A-10 sin ninguna victoria destacable en su calendario de rivales de otras conferencias, resultando su victoria en la división el pasaporte a un lugar al que no habrían tenido acceso de otra manera. La gran estrella del equipo es Andrew Nicholson, jugador que fue galardonado con el premio a mejor jugador de la A-10 y que tiene serias opciones de ser elegido en el próximo draft de junio. Nicholson es un jugador que destaca por su capacidad de operar tanto en el poste bajo como el alto, contando con una buena variedad de movimientos para anotar cerca de canasta y la capacidad de penetrar a través de un buen primer paso y lanzar desde la media distancia, convirtiéndose en un jugador muy difícil de defender a este nivel. Presenta además una buena capacidad defensiva. Su compañero de más nivel es Demitrius Conger, un swingman que destaca por su tiro, tanto moviéndose sin balón como tras dribbling. Conger es una buena ayuda al rebote, promediando seis por partido. Da´Quan Cook por dentro y Charlon Kloff y Matthew Wright por fuera son el resto de jugadores destacados del conjunto de NY. En un duelo de campeones en principio no esperados en sus respectivas conferencias los Bonnies se enfrentarán en primera ronda a Florida State, un enfrentamiento en el que Andrew Nicholson deberá dominar el partido para que su

equipo tenga opciones tal y como hizo en la final de la A-10 ante Xavier. La estrella: Andrew Nicholson. Completo jugador que intentará demostrar en el torneo al fin todo el nivel que exhibió en los últimos años en la A-10. No perdáis de vista a: Demitrius Conger. Segundo de a bordo, fundamental en las posiblidades de St.Bonaventure.

#15 LOYOLA MARYLAND

GREYHOUNDS (24-8, 13-5 MAAC) Alejandro González. Loyola ganó la partida a las favoritas Iona y Fairfield en la MAAC y regresa al torneo nacional, experiencia que no vivía desde 1994, cuando en el banquillo se encontraba el malogrado Skip Prosser. Precisamente el banquillo de los Greyhounds es el gran protagonista. Jimmy Patsos, su entrenador, protagonizará una de las historias que más oiremos o leeremos durante los días previos al torneo y, sobre todo, en el partido de primera ronda del equipo. Patsos es un hombre… extremadamente peculiar, por llamarlo de alguna forma. Con una historia detrás muy curiosa de sombras y luces de esas que hacen furor entre los intrépidos redactores y comentaristas de televisión. Un hombre que comenzó en los banquillos como voluntario, asistiendo a Gary Williams en Maryland (mientras se ganaba la vida como camarero) y que ha terminado revolucionando un programa profundamente deprimido como el de Loyola. Extremadamente intenso, visceral, descontrolado en ocasiones, es todo un espectáculo en la banda. No ha sido fácil para la universidad lidiar con Patsos, pero la paciencia y confianza han terminado dando sus frutos. Patsos ha construido un proyecto ganador con mimbres modestos, estableciéndose de forma consistente en las últimas tres temporadas en records ganadores. Ha aprovechado bien la irregularidad y falta de cohesión de Iona, la gran candidata al título (con los Scott Machado, Mike Glover o Momo Jones) que cayó en semifinales de la MAAC, e impuso su estilo en la final ante Fairfield, un partido apretadísimo, trabado y de bajísimos guarismos. Loyola no está sobrada de talento pero el grupo de ocho jugadores que componen la rotación

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principal está muy bien trabajado y compactado. Patsos insiste en la defensa como la clave del éxito. Una defensa que no es perfecta pero sí muy intensa y agresiva alrededor de su canasta. Replegada y paciente, conceden quizá demasiado desde la línea exterior pero a cambio hacen muy difícil jugar en cualquier punto dentro de la línea de tres puntos. El balón es un objetivo claro y penalizan cada error rival con contraataque. En ataque buscan anotar muy rápido tirando de transición veloz (tras robo o desde balón parado) como primera idea, amasando el balón y agotando la posesión si el rival para esa primera oleada. La pareja de backcourt interpreta muy bien esa idea ofensiva. Dylon Cormier (sophomore) es el encargado de la primera parte de la posesión, buscando el aro rival rápidamente. Es el exterior de más talento anotador, capaz de culminar esas contras o producir desde el dribbling. Puede dividir bien la defensa contraria y llegar hasta la zona rival. R.J. Williams (freshman) recibe la bola si se necesita la segunda parte del plan de ataque. Él se encarga de frenar el ritmo y mover la bola. Ninguno de los dos son buenos pasadores, pero consiguen que la distribución de balón sea lo menos trabada posible. En el equipo no hay mucho talento individual, por lo que cuesta mucho conseguir buenas posiciones de tiro y la creación de espacios por parte del hombre con el balón no es nada frecuente. Robert Olson es el alero titular. Buen tirador en parado, no así tras bloqueos y mucho menos tras bote, ayuda mucho en tareas anotadoras, ocupando bien espacios y enganchando alguna buena racha en el tiro que sirve para revolucionar algunos partidos. Es además un jugador que trabaja intensamente, cargando mucho el rebote (los números engañan) y aportando muchas pequeñas cosas. Nada atlético, sin casi potencial, pero muy importante en este equipo. Su condición de junior le pide ser uno de los líderes del grupo, labor que ha realizado muy bien esta temporada. Erik Etherly es, junto a Cormier, la otra gran figura de Loyola. El transfer desde Northeastern es probablemente el hombre al que señalen como principal los analistas antes y durante el torneo. Algo bajo para la posición de cuatro, es un interior bastante versátil que se desenvuelve mejor en el poste bajo, donde los movimientos no son demasiado fluidos pero resulta muy efectivo a estos niveles. Resiste el contacto, es agresivo y ataca el aro enérgicamente. Trabaja bien la posición (no es alto ni fuerte, pero le da para ser

de lo mejor de la MAAC) y aparece en esos arranques y parciales con los que los Greyhounds suelen decantar los partidos a su favor. Etherly tiene buenos momentos en la intimidación, llegando bien a la ayuda cuando sabe reconocerla. El inglés Shane Walker, que llegó transferido desde Maryland, es el pívot titular y forma una buena pareja reboteadora (en general Loyola protege bien su tablero) junto a Etherly. Es el único senior que aparece en la rotación pero su influencia en el grupo parece algo secundario. Hace un trabajo correcto dentro de un punto de irregularidad. Ha tenido algún muy buen partido esta temporada. Justin Drummond es el más importante de los tres hombres que aparecen desde el banquillo. Una rotación que suele mantener un buen nivel productivo y ayudar mucho al equipo. Drummond es el refresco exterior y a su alrededor rotan los tres pequeños intercambiándose puestos (Carmier al base, Olson y Drummond de dos o tres, etc.) sin problemas. Se ha ganado de sobra sus minutos con una labor muy completa y buen rendimiento anotador (siempre dentro del reparto de responsabilidades y marcadores bajos) casi siempre llegando desde fuera para acabar cerca del aro. Jordan Latham, otro transfer, éste desde Xavier, es el (discreto) relevo interior mientras que Anthony Winbush puede ocupar ambos puestos de forward. Es muy difícil imaginar un escenarios en el que Loyola derrotase a Ohio State. Es un equipo bien trabajado, pero no es uno de esos conjuntos que puede revolucionar un partido o dominar el ritmo ante un rival tan grande y de las características de los Buckeyes. Loyola es un equipo joven, al que deberíamos ver compitiendo por la MAAC en las próximas temporadas. Este torneo tiene que ser disfrutado como el premio que es un a un trabajo magnífico. Y ser utilizado como experiencia para seguir construyendo en el futuro. La estrella: Erik Etherly. El jugador del equipo más capaz de pelear ante rivales de entidad. Intenso, agresivo y bastante completo. El líder del grupo. No perdáis de vista a: Dylor Cormier. Rápido, muy incisivo y la fuente de casi todas las transiciones ofensivas de Loyola. Tiene talento y puede ser un hombre importante en el futuro.

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#16 UNC-ASHEVILLE BULLDOGS (24-9, 16-2 Big South) Alejandro González. Segunda aparición consecutiva de los Bulldogs en el torneo nacional. El año pasado como invitados, en cierto modo, sorpresa. En esta ocasión casi todos les esperaban. Prácticamente todo apuntaba a ello, como queriendo escribir una historia perfecta. Bloque casi mantenido, jugadores principales en progresión, buen trabajo de reclutamiento e incluso pabellón nuevo. Escenario de la victoria final en caso, como así sucedió, de acabar la temporada regular como número uno, ya que la Big South es una de las pocas conferencias que no celebra su torneo en cancha neutral, sino que los partidos se van sucediendo en la pista del equipo con mejor record. Eddie Biedenbach, que ha cumplido su decimosexta temporada al cargo de UNCA, nos trae un equipo algo mejor que el año pasado, sin ser aún un rival de entidad ni, mirando al torneo final, un enemigo demasiado peligroso. El profile con el que vienen es más atractivo, sin victorias importantes (pues ganar por 22 puntos a Utah, por muy high major que sea, no representa demasiado) pero con muy buenas actuaciones ante rivales de mucho peso como North Carolina (el día del estreno del pabellón), UConn o Tennessee. El dominio de la Big South ha sido casi incontestable, y la victoria frente a Virginia Military en la final, el fin de los festejos. No ha servido todo ello, sin embargo, para escapar de una seed 16. Syracuse resulta un rival prácticamente inalcanzable para los Bulldogs. El año pasado saborearon las mieles del triunfo nacional, de la victoria en plena Madness, al derrotar a Arkansas-Little Rock en la recién estrenada primera ronda. Con la misión bien cumplida, cayeron claramente ante Pittsburgh. Esta vez la segunda ronda llega sola. La tercera sigue siendo una misión imposible. Nada brilla más entre las montañas de Asheville que la pareja de backcourt del equipo de baloncesto de la universidad. Matt Dickey y J.P. Primm suponen la gran baza de los Bulldogs. Combo-guards intercambiables a cuyo alrededor se vertebra el juego. Números muy parecidos que reflejan bien el reparto de tareas y la importancia de ambos. Muy rápidos, vivos, incisivos, claves para que UNCA juegue como lo hace. Y gane como ha ganado en su (modesta) conferencia.

En la velocidad y nivel de actividad de Dickey y Primm se basa la filosofía del equipo. En ataque se apuesta por la transición ofensiva veloz, incluso tras canasta rival. Se busca penalizar el error del equipo contrario. Pero, sobre todo, anotar rápido, establecer un ritmo elevado y, para ser sinceros, evitar las situaciones de cinco contra cinco, en las que el equipo sufre más. Y parte de ese sufrimiento radica en la enorme carencia de centímetros y la falta de referencias ofensivas interiores u otros hombres capaces de crear ofensivamente de forma medianamente solvente. Si el ataque estático se establece, ambos guards buscan la penetración, con mucha fe, eléctricos, acabando bien o doblando al hombre abierto. Se acaba la jugada dentro o el que recibe el balón lanza de tres. Y si no puede, vuelta a empezar, con Dickey-Primm o alguno de los falsos interiores atacando desde fuera. En defensa el ritmo también es frenético. Se ataca mucho la subida del balón, se presiona el inicio de la posesión rival, en su misma cancha justo tras el rebote, saque de fondo o recuperación de balón. Se presiona al rival que agota el bote, y se buscan situaciones de ventaja numérica y traps, sobre todo en las esquinas. Dificultar el pase al poste bajo sobre todas las cosas. Sistemas que surgen a medias entre la ambición y el parcheado. Filosofía y camuflaje de debilidades. Como decíamos, los Bulldogs carecen de hombres altos. Uno tienen, D.J. Cunningham, pero parece imposible contar con él. Una operación de rodilla le ha mantenido fuera toda la temporada, tras haberse perdido un buen puñado de partidos (incluida la fase final) el curso pasado, acuciado por las lesiones. Tampoco cuentan con el graduado John Williams, su “hombre interior” del año anterior, de apenas 1´95 pero gran capacidad atlética y alta intensidad. Chris Stephenson, de apenas 1´90, ha dado un paso adelante para suplir de alguna manera a Williams. Ha tomado parte de su papel en cuanto a brega y actividad interior, a pesar del más que evidente problema de centímetros. Sí repite Quinard Jackson, el más alto (1´95) de los hombres importantes en la rotación. Jackson suele trabajar algo alejado del aro en ataque, intentando desbordar por velocidad (sin ser nada talentoso) y lanzando de media y larga distancia cuando encuentra espacio. Jon Nwannunu, por encima de los dos metros, aparece como refresco, pero su falta de fundamentos y técnica le convierten en

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poco más que un amasijo de centímetros, y tampoco son tantos. Uno de los motivos del pequeño salto cualitativo de UNC-Asheville es la llegada, y su rendimiento, de Jeremy Atkinson, transfer de Junior College, competición en la que fue una de los mejores jugadores la temporada anterior. Atkinson ayuda en tareas ofensivas y se reparte entre ambos puestos de forwards. Un papel que parecía que iba a ser para Jaron Lane, que finalmente se ha mantenido como sexto hombre (titular ocasional, si acaso) y chico para todo. Los exteriores Keith Hornsby y Trent Meyer completan la rotación principal, ya con un papel más marginal.

La estrella: la pareja Dickey-Primm. Repetimos elección, la misma del año pasado. Siguen siendo los líderes, pero ahora son mejores y más expertos. No perdáis de vista a: Chris Stephenson. Podríamos ver a Atkinson como el tercer hombre, pero Stephenson tiene una misión más importante, junto a Quinard Jackson: hacer el agujero interior lo más pequeño posible.

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MIDWEST REGION

EDWARDS JONES DOME – SAINT LOUIS, MISSOURI

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#1 NORTH CAROLINA TAR

HEELS (29-5, 14-2 ACC)

Bryan García. Tras quedarse a las puertas de la Final Four la pasada temporada, los de Roy Williams regresan al Madness tras una temporada en la que han contado con prácticamente el mismo plantel que la temporada pasada, añadiéndose dos freshmen de contrastada calidad en sus temporadas de instituto como P.J. Hairston y James McAdoo. Es precisamente el equipo que les apeó el pasado curso, Kentucky, el principal rival de éstos en este final de temporada ya que a priori cuentan con las plantillas más talentosas a nivel nacional, aunque los Tar Heels se han mostrado algo más endebles a lo largo de la temporada regular, perdiendo algunos encuentros que le han acabado pasando factura más tarde en la lucha por la conferencia (UNLV, Duke, Florida State…) lo que lleva a los Wildcats de John Calipari a ser el principal rival a batir en la lucha por el título de este año. Pese a las derrotas en ACC ante Duke y Florida State, los de Roy Williams no dispusieron de un calendario tan fácil como en temporadas anteriores, ya que pese a la sorpresa derrota ante UNLV y la ajustada derrota días más tarde ante Kentucky, han logrado sobrepasar a equipos de gran nivel como Michigan State -en el partido disputado sobre el portaviones USS Carl Vinson que abría la temporada- o Wisconsin. Las lesiones también pasaron factura a los Tar Heels este año, ya que no han podido contar a lo largo de todo el año con el escolta Leslie McDonald, lesionado en verano en un amistoso para toda la temporada, y posteriormente con el también escolta Dexter Strickland, sustituto de McDonald en el equipo y que también se ha perdido la mitad de la temporada por una lesión de rodilla, siendo Reggie Bullock y el freshman P.J. Hairston los que han salvaguardado esta posición hasta final de temporada. El rendimiento individual del equipo está siendo bastante bueno, con Harrison Barnes nuevamente como líder anotador del mismo y contando nuevamente con las ayudas en el poste de John Henson y Tyler Zeller, éste último con un final de temporada inmaculado. Kendall Marshall sigue dirigiendo a la perfección al equipo, demostrando que su final de temporada pasado no era fruto de una buena racha, mientras que la profundidad de

banquillo con hombres como Hairston, McAdoo o Bullock le ha dotado al equipo de muchas opciones en ataque y defensa. La estrella: Harrison Barnes. Nada nuevo sobre él que no se haya dicho ya al final de su temporada freshman. Sigue siendo el hombre a seguir en los Tar Heels y en gran parte del país, ya que parece que este año sí que cogerá el tren de la NBA. Jugador muy completo, de físico imponente, destila clase por los cuatro costados y que este año ha vuelto a demostrar que puede ejercer perfectamente como líder de un equipo pese a su precocidad. No perdáis de vista a: Tyler Zeller. Su final de temporada ha estado rozando lo apoteósico, y en este último año en la universidad está haciendo méritos más que suficientes para salir elegido en una posición interesante en el próximo draft. Pese a su fama de jugador blando en defensa, donde se ha notado la mano de Roy Williams este año en su mejora, ayuda al equipo en lo que haga falta en ambas partes de la cancha, siendo la principal referencia anotadora en la pintura y clave en el rebote.

#2 KANSAS JAYHAWKS (27-6, 16-2 Big 12)

Iván Ortiz. El verano de Kansas no fue precisamente el que un equipo aspirante a lo máximo desea tener. Perdió de una tacada a cinco de los seis jugadores que más minutos disputaron por encuentro el año anterior, permaneciendo solo el director de juego y hombre de último año Tyshawn Taylor. Además de esto, dos de los mejores jugadores procedentes de instituto que Kansas tenía para la temporada, Ben McLemore y Jamari Traylor fueron declarados como “Partial Qualifiers”, es decir, que durante su primer año tienen permitido entrenar con el equipo, además de recibir beca deportiva pero solo pueden competir los tres siguientes. Así, si la promoción que presentó Bill Self no incluía de por sí nombres de primera línea, de un plumazo se quedaron sin dos de sus tres mejores hombres reclutados. El cambio de un planteamiento tan pesimista al resultado final tiene como causa el salto cualitativo de muchos de los hombres en plantilla cuya relevancia en años anteriores había sido mucho menor. El punto más importante debemos

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situarlo en Thomas Robinson. No es que se deba denominar una sorpresa, mi mucho menos, si bien Kansas se encomendó a una progresión que se entendía probable, pero nunca segura. Robinson, con un físico de élite, fue la base del equipo de Bill Self, quienes le buscaban continuamente dentro, que podía lanzar cuando no recibía cerca del aro y que tranquilizaba a sus compañeros con su enorme dominio reboteador. Pero no estuvo el solo durante el viaje. El propio Robinson podía jugar mucho más tranquilo con la presencia de Jeff Withey en la pintura, liberándole mucho trabajo. Un “siete pies” que apenas había disputado seis minutos por encuentro en su último año, pasaba a jugar más de veinte haciendo una buena labor. No es un prodigio de virtudes, ni un hombre con un juego de pies para recordar, pero su presencia, su intervención palmeando todo rebote y su paciencia, sabiendo usar el hueco que generaba la presencia de Robinson le labró muy buenos partidos. Y por el otro nos hemos encontrado una mezcla muy curiosa. Poniendo como referencia la veteranía de Tyshawn Taylor, nos hemos encontrado por un lado con la evolución de Elijah Johnson y Travis Releford, hombre de rotación menor la temporada anterior a habituales del quinteto durante todo el año. Trabajadores, mostrando regularidad y muchísimo sacrificio por el equipo, y por otro lado con la agradable sorpresa de Conner Teahan, un hombre que se ha labrado por si mismo su carrera en Kansas como “Walk-on” y que recibió su beca la temporada anterior, que usó para practicar y viajar con el equipo, para explotar este año como amenaza en el lanzamiento. Naadir Tharpe desputó también una buena cantidad de partidos, pero con una relevancia menor al tratarse de un hombre de primer año, y probablemente, el hombre que pueda servir como reemplazo de Taylor en el puesto de base, pues el propio Bill Self lo ha comparado con Aaron Miles. En el punto intermedio del repaso nos encontramos en el alero a dos hombres que han llegado a Kansas de una manera similar, después de pasar una temporada en blanco procedentes de otra universidad y que han ocupado roles muy parecidos durante el año. Kevin Young llegó desde Loyola Marymount y Justin Wesley hizo lo propio desde Lamar. Ambos jugdores, de condiciones físicas muy parecidas, disputando unos diez minutos por encuentro aunque siendo el primero un poco más ofensivo y dedicándose el segundo más a labores de desgaste y cobertura de rotación.

Cuando uno observa la configuración del equipo, producida un poco con, y a falta de una expresión mejor para el caso, “lo que quedaba”, puede sorprender la posición final, pero la temporada de Kansas se ha definido, más que por su calidad o su juego agradable al aficionado, por su carácter, su intensidad, y su capacidad de no desaparecer nunca de los partidos, por muy mal que se presentasen. El equipo encadeno diez victorias consecutivas desde el 22 de Diciembre ganando a USC hasta el 23 de Enero donde ganaron a Texas A&M, cerrándose un mes perfecto que se rompería en el último encuentro de Enero cayendo ante Iowa State, y firmando la primera victoria en la BIG-12. Solo se produciría una más, apenas una semana más tarde ante Missouri, a partir de ahí, nueva racha de victorias para acabar la temporada regular. Para el recuerdo, Kansas nos dejó una espectacular victoria en OT ante Missouri por 87-86 el 25 de Febrero, reduciendo en una épica remontada en un ambiente impresionante, una desventaja que superó, en tramos del partido, los quince puntos a favor de los Tigers. Dos victorias frente a Baylor, cuando estos ocupaban el tercer puesto de la nación por un contundente 92-74 y más tarde, con los Bears en el sexto puesto, por 68-54 tras una exhibición de Jeff Withey como contrapunto a la defensa sobre Thomas Robinson. Podemos echar la vista más atrás para ver que también vencieron a Ohio State cuando estos estaban en el segundo puesto nacional, por 78-67, y que su única derrota que podemos considerar grave se produjo precisamente a continuación de este encuentro cayendo por 80-74 ante Davidson. Las otras dos derrotas, ante Kentucky y Duke, entraban dentro de lo posible y aceptable. No pudieron alargar esa racha en el BIG-12 Tournament, puesto que Baylor les venció en Semifinales y no pudieron revalidar el duelo ante Missouri. A pesar de este tropiezo, que les supuso la pérdida de un puesto de honor en su región, Kansas ha completado un año por encima de las perspectivas. El problema es que ahora ya no son sorpresa. Todos conocen las opciones de este grupo de jugadores, sus capacidades, y sobre todo, conocen a Thomas Robinson y saben de lo que es capaz. No es el único, por que cuando este ha estado controlado, todos han aportado su parte, decisiva en algunas ocasiones, y ha sido esa versatilidad la que ha llevado a Kansas hasta los puestos de honor nacionales. La estrella: Thomas Robinson. La evolución de Robinson en apenas una temporada ha sido

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increíble. Ha pasado de ser el sexto hombre a la referencia principal sin acusar el cambio. Un físico imponente, muchísima envergadura, unos brazos enormes y una energía capaz de aplanar cualquier defensa rival. Muy duro en las cercanías del aro, donde se sirve de su capacidad reboteadora y su fuerza para hacerse espacio, Robinson tiene buen toque de cara al aro, es buen taponador y sobre todo, es un hombre que atrae a muchas defensas con su sola presencia. No solo por sus actuaciones individuales, sino por todo el espacio que libera para que sus compañeros produzcan, Robinson es la estrella de Kansas, y el hombre sobre el que reposan las esperanzas Jayhawks para el torneo. No perdáis de vista a: Elijah Johnson. Jugador que cuenta con muchísima confianza por parte de Bill Self, puede ser un arma que se torne importante si los rivales se centran más tanto en el peligro interior de Robinson & Withey como de la experiencia de Taylor. Es un jugador muy explosivo, que puede atacar el aro por lanzamiento como en entrada. Ha sido uno de los habituales del año, y a pesar de lo anteriormente mencionado, se ha movido en muy buenos promedios anotadores. Debe aprovechar esta situación para explotar sus cualidades, por que los rivales probablemente no le tengan entre sus máximas prioridades, pero ha tenido encuentros muy buenos, asumiendo incluso el peso de máximo anotador. No es egoísta y tiene muy buen pase, también puede aprovechar ese punto.

#3 GEORGETOWN HOYAS (23-8, 12-6 Big East)

Javier Rajo. Georgetown ha sido una de las agradables sorpresas del año cuando todo parecía predestinado a vivir una pequeña etapa de transición. Con un juego de conjunto en el que es difícil destacar por encima de los demás y una de las mejores defensas del campeonato, los Hoyas consiguieron acabar con 23 victorias y 8 derrotas la temporada cuando muy pocos analistas apostaban por ellos como un equipo de Torneo llegado Marzo. Markel Starks es el base del equipo, siendo un jugador que destaca por su buena defensa y su capacidad anotadora (aunque esto último parezca no reflejarse en las estadísticas). Starks posee una buena capacidad para penetrar y finalizar jugadas además de un peligrosísimo tiro de 3 puntos, siendo un jugador que toma habitualmente buenos tiros y no se precipita nunca haciendo que

el balón fluya constantemente. A su lado compartiendo backcourt se encuentra Jason Clark, que ayuda en las tareas de base a Starks pudiendo ser él mismamente quién inicie las jugadas. Clark es un muy buen defensor, y al igual que su compañero de perímetro destaca en su repertorio la capacidad para penetrar y tirar desde la larga distancia. Llegado el momento caliente de un partido es el jugador con mayor capacidad para coger el toro por los cuernos erigiéndose en su año senior como el líder del equipo. El puesto de alero es de Hollis Thompson, un atlético jugador con proyección NBA fantástico en el catch and shoot conjuntado con una muy buena IQ y capacidad de moverse sin el balón. Prácticamente la mitad de sus tiros llegan desde detrás de la línea de tres puntos. Por dentro, Nate Lubick un esforzado jugador de gran inteligencia y Henry Sims ocupan las posiciones de inicio. Sims es posiblemente el jugador más importante del equipo debido a la importancia de su presencia en pista. El pívot acabó como el mejor pasador del equipo, destacando su visión y capacidad para el pase tanto desde el poste alto como bajo. Es un correcto reboteador y buen anotador, aunque su tiro de media distancia todavía necesita bastante trabajo para ser fiable y cerca del aro en muchas ocasiones carece de touch. Desde el banco toda ayuda son jugadores de primer año. Sin duda el jugador más importante es Otto Porter (titular en los últimos encuentros), un 3-4 intenso y energético que se proclamó como el mejor reboteador del equipo y uno de los jugadores preferidos de Thompson esta temporada, siendo el tercero en minutos disputados. Greg Whittington y Jabril Trawick son los otros dos acompañantes de banquillo que contarán con minutos en el torneo, siendo el primero de ellos un jugador con una buena capacidad anotadora aunque bastante irregular y el segundo un escolta que dará descanso a los dos jugadores de backcourt. La experiencia es un factor clave en Marzo, algo de lo que carecen los Hoyas con solo tres jugadores que no son de primer o segundo año. Después de los fracasos en las últimas ediciones con unos equipos que partían sobre el papel con opciones de alzarse con el torneo el equipo de la capital a base de una fabulosa defensa y un juego de pase y circulación de balón intentará llegar esta vez dónde no pudo hacerlo cuando contaba con un cartel más grande.

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La estrella: Jason Clark. Sólido y completo jugador que puede ofrecer distintas opciones al equipo. No perdáis de vista a: Otto Porter. Futuro jugador referencia del equipo.

#4 MICHIGAN WOLVERINES (24-9, 13-5 Big Ten)

Javier Rajo. Los Wolverines cumplieron las expectativas con las que partieron al comienzo de temporada siendo uno de los equipos de cabeza en la Big Ten y un top-20 del país. Con un juego basado en cuatro jugadores bajitos y Jordan Morgan por dentro, Michigan hará depender sus posibilidades del acierto de sus exteriores y un Morgan que tendrá que partirse el pecho con los interiores rivales. El base freshman Trey Burke fue una de las grandes noticias de la temporada. El jugador se erigió como uno de los líderes del equipo, consiguiendo el premio de freshman del año en la conferencia para la prensa. Es un jugador muy habilidoso con el balón entre las manos, gran manejo, dribbling, y una gran capacidad para irse hacia el aro y finalizar jugadas. Para problema de sus defensores también dispone de un correcto tiro, haciendo difícil que puedas dejarle espacios. Al contrario que Burke, Tim Hardaway Jr. decepcionó un poco al no dar un salto más en su juego como se esperaba tras la marcha de Darius Morris. Dotado de una gran capacidad para anotar, el hijo del otrora estrella de la NBA realizó una campaña llena de altibajos alternando buenos con malos partidos. Lo mejor de su juego es su tiro, sobretodo su capacidad catch&shot. Dos jugadores blancos de características similares acompañan a los anteriormente nombrados en el quinteto titular. Douglas y Novak en su última temporada en el equipo aportan experiencia, un muy buen tiro exterior, defensa, y buena IQ. Novak, a pesar de ser un jugador de 6´4 es el encargado de defender a al ala-pívot rival. Por dentro la zona es para Jordan Morgan, un jugador bastante limitado ofensivamente que destaca en esta faceta principalmente anotando canastas fáciles cerca del aro. Sus mejores virtudes son su dureza, fuerza y capacidad para defender, que hacen de él un jugador muy importante en los esquemas del equipo debido a los pocos mimbres

que tienen los Wolverines en las posiciones interiores. Desde el banco la ayuda es muy limitada, destacando por encima de todos el nombre de Evan Smotryzc, un hombre que a principios de temporada era el cuatro titular del conjunto de Ann Arbor. Evan es un jugador con tendencia a irse hacia fuera y lanzar de tres, poseyendo la altura y una decente capacidad para el rebote que hacen de él una pieza muy importante. Smotrycz tiene potencial para convertirse en un buen jugador a nivel universitario aunque en este segundo año en la NCAA no dio un salto en su juego como podría esperarse ante la poca competitividad que tiene por dentro y la importancia que podría tener un jugador con buenas dotes anotadoras en ese puesto para el equipo. El otro jugador que contará con minutos en el Madness dando descanso a los exteriores del equipo saliendo desde el banco es Matt Vogrich, un jugador limitado sobre el que cabe destacar su capacidad para lanzar a canasta. Como podrán sobreponerse los Wolverines de un banquillo escaso y a los duros juegos interiores rivales con los que pueden encontrarse se antoja como los mayores obstáculos del equipo para una larga travesía por el Madness, La estrella: Trey Burke. Hábil, rápido, elegante, una delicia para el espectador. No perdáis de vista a: Tim Hardaway Jr. Anotador de rachas indispensable en el devenir del equipo.

#5 TEMPLE OWLS (24-7, 13-3 Atlantic-10)

Javier Rajo. Un año más Temple vuelve al Madness como uno de los mejores equipos de la A-10 y con más opciones que nunca de avanzar en el torneo. El futuro equipo de la Big East se convirtió en un equipo que tiene como principal virtud su ataque, dejando un poco de lado la defensa que había sido la característica más destacable del conjunto en los últimos años. Dunphy aprovecha las mejores virtudes de los jugadores que tiene, presentando los Owls uno de los mejores juegos exteriores de toda la competición. Tres jugadores pueden ejercer las funciones de base en el quinteto inicial, siendo Juan Fernández

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el que lleva la etiqueta de base “oficial”. Es raro ver un jugador que no progrese temporada a temporada a las órdenes de Dunphy, algo que hemos encontramos tristemente en el argentino. A pesar de tirar mejor que la campaña pasada Fernández no ha conseguido dar un salto en su juego y fiabilidad siendo casi el mismo jugador que era un su año sophomore, con el positivo añadido de haber ganado mucha más experiencia. Presenta tiro, la capacidad de penetrar y una decente capacidad para dirigir. Es ayudado tanto por Ramone Moore como por Khalif Wyatt, jugadores ambos que pueden subir el balón y crear. Ramone es el máximo anotador del equipo, con la capacidad de tirar y penetrar desde cualquier parte. Es un jugador poco egoísta con el balón que busca siempre a sus compañeros y la mejor opción. Su mayor defecto reside en que en ocasiones desaparece de los partidos, es algo intermitente. Khalif Wyatt es el líder del equipo. Al igual que Moore puede lanzar y penetrar a canasta desde cualquier parte, destacando especialmente su capacidad para sacar tiros libres a través del contacto. Junto con Fernández es el más fiable en caso de que alguien tenga que jugarse los tiros en los finales igualados de partido, algo que ha hecho este año con mucha frecuencia y con buenos resultados. Su garra, fuerza y eficacia son una clara representación de este equipo. Por dentro los Owls presentan a Rahlir Hollis-Jefferson, un jugador que es todo trabajo y que destaca por su capacidad para defender diferentes posiciones. Rahlir ha mejorado este año mucho su tiro de media distancia, que pasó de ser inservible a un recurso importante en los puntuales tiros que lanza a canasta. El puesto de cinco es para Michael Eric, que se perdió la mitad de la temporada al recaer de una lesión que había sufrido la campaña anterior. Mike es un jugador clave para el equipo ya que es el único jugador cercano a siete pies que puede jugar minutos, presentando una buena capacidad para intimidar, rebotear e incluso sumar puntos en ataque, dónde es un jugador al que se le pueden dar balones a pesar de tener unas manos mediocres. Desde el banco TJ DiLeo es el jugador que cuenta con más minutos. Es un base limitado que no comete errores ni se precipita en sus acciones, destacando su intensidad en defensa y un decente tiro de tres puntos. Aaron Brown, un buen

defensor que se erigió como una fiable opción anotadora desde el banco (destacando nuevamente al igual que sus compañeros de backcourt su lanzamiento de tres) es el otro jugador de la línea exterior que contará con ciertos minutos llegado el torneo. Por dentro, Anthony Lee, que suplió a Michael Eric cuando este estuvo lesionado es la baza que presentan los Owls. Es un hombre muy limitado en ataque, capaz de anotar solamente debajo de la canasta y a poder ser tras mate. En defensa es un buen reboteador y con una decente capacidad para intimidar y taponar. Temple ha demostrado que puede ganarle a buenos equipos (Duke, Wichita State, St.Louis, Xavier) y que no le tiemblan las piernas en los momentos importantes (los cinco partidos en los que llegó a la prórroga fueron victorias), aunque fallaron en el torneo de la A-10 ante Umaas. La estrella: Ramone Moore. Completo escolta con una gran capacidad para anotar. No perdáis de vista a: Khalif Wyatt. Jugador clave y hombre clutch en los momentos calientes.

#6 SAN DIEGO ST. AZTECS (26-7, 10-4 Mountain West)

Iván Ortiz. La Mountain West será siempre un clásico, un lugar donde los equipos trabajan durante el año para sorprender cuando y donde nadie se lo espera. Luchadores, correosos y intensos, forman parte, de alguna manera, de la idiosincrasia propia de la competición. Este año, como todos, tendremos representantes de este lugar, y San Diego State es uno de los más interesantes, y es que los de Steve Fisher apenas han perdido siete encuentros durante toda la temporada. Sí que es cierto que en el inicio de temporada, cayeron en aquellos desafíos que se presentaban más complicados, y ganaron por poco margen en otros de igual dificultad. Así, cayeron ante Baylor en su primer partido, tropezaron por dos puntos ante Creighton, y ganaron por apenas dos puntos a USC mientras que por uno solo a California y UC Santa Barbara, a la que tuvieron que llevar a la prórroga, igual que a Long Beach State. Ganaron por cuatro puntos a Arizona, en lo que fue su victoria más clara frente a rivales de entidad. Otra cosa no, pero lo que nadie puede negar es que han

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luchado mucho ese registro tan bueno que han conseguido, pues entraron en la Mountain West con un interesante 14-2. Y las cosas también fueron bien entre los suyos. Pasó una muy mala racha en Febrero, donde perdió tres encuentros seguidos ante UNLV, New Mexico y Air Force, derrotas fuertes puesto que los dos primeros eran rivales directos y el tercero, un rival vencible. La buena noticia es que esa sería la última derrota hasta acabar la temporada regular, y es que a principios de año ya pasaron ese mismo tramo con victorias frente a los tres, y solo perdieron ante Colorado State. El torneo de conferencia no pudo ser, y es que después de ganar a Boise State y Colorado State, los New Mexico Lobos se interpusieron en el camino de los Aztecs para acabar venciendo la conferencia. El núcleo principal de este equipo tiene un nombre: Jamaal Franklin. Es el hombre para todo del equipo, y es que ha acabado como máximo anotador y máximo rebotador del equipo con números de estrella, 17,2 puntos y 7,9 rebotes por encuentro. Ha tenido a su lado a muy buenos escuderos. Chase Tapley es otro anotador compulsivo, un tirador exterior letal si tiene el día, pero que te puede sacar de tus casillas si no lo tiene. Xavier Thames es el director de todo este grupo de hombres, mientras que Garrett Green se ubica como el hombre alto. Cuentan con una rotación muy trabajadora, de hombres cuya brillantez y calidad no es su punto más fuerte, pero que se amoldan muy bien a un trabajo específico. Son puramente hombres de rol, de rotación interesante y trabajadores. Ahí encontraríamos a James Rahon, un hombre recurrente, con 31,6 minutos por partido pero que no destaca en ningún apartado estadístico, a excepción de los tiros de campo. Tim Shelton sería el otro hombre recurrente para la rotación. No es muy elevada, pues hasta cuatro hombres disputan más de 30 minutos por encuentro, pero ahí reside su trabajo, en la intensidad y la garra que aportan todos ellos durante todo el partido. Se amoldan muy bien a partidos broncos, interrumpidos y alocados, a encuentros donde la defensa es más importante y donde destellos de calidad y pequeñas rachas anotadoras pueden decantar el partido. Han eludido algunos cruces complicados para ubicarse en una parte del cuadro que les puede ser beneficiosa. Tienen un primer envite muy

complicado, porque su rival se esconde en un puesto que por calidad no es ni mucho menos el que le corresponde, pero de salir reforzados de ese partido, San Diego State puede ser un claro candidato a cotas elevadas en este torneo y uno de los nombres más recurrentes a la hora de nombrar a una posible sorpresa. La estrella: Jamaal Franklin. Pocos hombres tienen ahora mismo la polivalencia y muy pocos aportan en tantas cosas como lo puede hacer este chico. Está presente, de una manera u otra, en todos los partidos. Es el líder ofensivo, el que se echa el equipo a las espaldas, el nombre al que buscan sus compañeros y el que recoge el testigo sin ningún tipo de miedo ni de presión. Uno de esos jugadores que todo entrenador quiere tener en su equipo. De su buen hacer dependerá en gran medida el éxito de San Diego State en este torneo. No perdáis de vista a: Chase Tapley Es una continua amenaza en el lanzamiento. Es un hombre clásico, de los que hay en muchos equipos, un anotador compulsivo que te puede hacer ganar un partido, contagiar de acierto a sus compañeros, o encallarse en una mala racha y intentar romperla de la misma manera, buscando malos tiros. Con un solo hombre no se puede ganar, y Chase aporta otras opciones de ataque, buscando la apertura, los espacios y las debilidades. Su presencia descarga de mucho trabajo a Franklin. Muy intuitivo y atento a la línea de pase, roba muchos balones por partido.

#7 SAINT MARY’S GAELS (27-5, 14-2 WCC) Alejandro González. El triunfo de los Gaels en el torneo de conferencia, en un partido lleno de tensión y drama que necesitó de una prórroga, es el merecido premio al brillante trabajo de Randy Bennett y Tyler Ojanen al mando de los californianos. Un equipo que ha sido un modelo de constancia y eficacia durante estos últimos años, primero construyendo un grupo excelente, para después mantener muy bien el nivel a pesar de la sucesión de graduaciones importantes como laS de los Pat Mills, Omar Samhan o Mickey McConnell. En el inicio de las dos últimas campañas, los analistas siempre hablaban de un equipo que bajaría algún peldaño debido a la marcha de uno u otro líder del equipo. Sin embargo, los de Moraga han ido respondiendo con buenas actuaciones. Aún con el regusto amargo producido por la

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decisión (no exenta de polémica) del comité de dejarles fuera del torneo NCAA el año pasado, SMC no sólo no ha bajado su rendimiento sino que ha alcanzado cotas aún mayores, desbancando tras once años a Gonzaga del trono de la WCC, conferencia en la que se han proclamado campeones también de la temporada regular. Un cetro que venían ocupando los Bulldogs desde hacía once años. Saint Mary´s no va a ser ninguna sorpresa, como lo fuese hace dos años cuando dieron una exhibición de juego en la Locura de Marzo que les coló entre los dieciséis mejores equipos de aquel torneo, con Villanova como víctima célebre. Bennett y sus chicos se han ganado de sobra el respeto nacional y ahora llegan con ciertas aspiraciones al gran baile. De Mills a Samhan. Después McConnell. Y ahora Dellavedova. El liderazgo del equipo ha ido cambiando de manos de forma exitosa. Matthew Dellavedova, ya internacional australiano, ha completado una temporada excepcional, haciéndose con el timón de los Gaels y creciendo muchísimo individualmente. Dellavedova ha sabido asumir una mayor responsabilidad en la creación de juego, no sólo cuantitativa sino también en cuanto a formas. El aussie ahora genera no sólo como organizador o pasador, sino desde un papel más anotador e incisivo, entrando en el corazón de la defensa rival para dividirla y buscar la mejor opción. El equipo pone a su disposición una serie de bloqueos y situaciones que le colocan en ventaja sobre los rivales (SMC tiene la creación de mismatches como uno de sus principales objetivos ofensivos). A partir de ahí, todo fluye con soltura. Ese juego de mid-range de Dellavedova, que llega a la altura de la línea de tiro libre para acabar con un tiro por elevación elegantísimo, doblar al interior que corta o encontrar al exterior abierto ha sido una seña de identidad de estos Gaels durante todo el año. Pero el éxito de la flamante campeona de la West Coast conference tiene mucho que ver con lo grupal y colectivo. Dentro de ese grupo otros dos hombres han sido claves, formando un núcleo de tres jugadores alrededor del que se construía todo lo demás. Rob Jones es una pieza importantísima, una de las grandes explicaciones para el crecimiento de SMC. Corpulento, duro y versátil, ha realizado una labor magnífica a caballo entre ambos puestos de forward (ahora más centrado en labores de cuatro), manteniendo una producción espectacular y muy completa. Rebotes, movimiento sin balón en ataque, concentración y

agresividad defensivas, producción de desequilibrios ofensivos tanto en poste bajo como algo más alejado del aro, etc. Sus números son muy buenos, pero su trabajo y su influencia van mucho más allá de las cifras. El tercer miembro de este núcleo ha venido siendo Stephen Holt durante casi todo el año, pero una lesión de rodilla le ha mantenido apartado de la pista en la recta final del curso, tomando Jorden Page (que se perdió casi toda la pasada temporada por lesión) su relevo. Ambos añaden un punto de velocidad y viveza que complemente bien el ritmo más pausado y el juego más cerebral de Dellavedova. En Moraga esperan poder contar con Holt de vuelta para el torneo. Las otras dos posiciones han variado más según momentos y necesidades. En el puesto de tres hemos visto sobre todo a Clint Steindl, un alero muy talentoso que difumina algunos momentos verdaderamente brillantes con una mayoría de actuaciones más descafeinadas. Es un hombre de chispazos, de destellos efímeros pero muy interesantes. El propio Rob Jones es la otra opción principal para el puesto de tres y casi en cada partido opera en esta posición durante varios minutos, si bien Bennett le prefiere de falso cuatro. Beau Levesque ha completado algunos buenos momentos como alero pero no acaba de ser constante en su aportación. El juego interior es el claro punto débil del equipo. Sin una referencia clara ofensiva en la pintura, el cuerpo técnico usa por usar una batería de hombres altos que ofrecen un trabajo bastante sobrio y, al menos, asegura buena presencia y kilos en la pintura. Se esperaba que Mitchell Young pudiese dar un salto de calidad y convertirse en un hombre importante (bailando entre el cuatro y el cinco) pero el deseo y/o proyecto nunca ha acabado de hacerse realidad. Así que en la rotación aparecen centers como Brad Waldow, Kenton Walker III o Kyle Ravey (que tuvo buenos minutos en la final de la WCC frente a Robert Sacre), que realizan correctamente un trabajo nada brillante pero sí muy importante. La propuesta de coach Bennett en pista es quizá algo menos atractiva y vistosa que la que hizo las delicias de todos hace un par de años, pero sí resulta más madura y efectiva. La lucha contra las deficiencias y limitaciones propias ofensivas han fortalecido el trabajo en ataque, que a falta de algunas piezas o mayor talento tira de inteligencia y pragmatismo. Dellavedova es un líder excelente en torno al que los demás trabajan muy bien. La

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defensa no acaba de ser sólida pero ha mostrado muy buenos momentos en muchos partidos, incluyendo el más decisivo del año, hasta ahora, frente a Gonzaga en Las Vegas. Las victorias ante BYU y los ya mencionados Bulldogs escriben un buen profile de cara al torneo final, otorgaron un hueco en el ranking y dejaron asegurada la presencian en la Locura independientemente de lo que ocurriese en el torneo de conferencia. Por el contrario, derrotas como las sufridas ante Denver o Loyola Marimount han repercutido de forma importante en la seed final recibida por los Gaels. Ese partido ante Murray State a domicilio, además, fue una pequeña batalla perdida en esa rivalidad que han mantenido este año un buen puñado de equipos de mid major que se han aprovechado del importante bajón sufrido por un gran número de conjuntos de high major. Contra los Racers, los Gaels evidenciaron problemas para afrontar un ritmo alto al que no están para nada acostumbrados ni preparados. Purdue se presenta como un rival nada fácil pero al que se puede ganar. Saint Mary´s tiene una oportunidad muy buena no sólo de avanzar a la tercera ronda (donde todo apunta a Kansas como rival) sino de seguir abanderando la revolución mid-major ante los equipos de las grandes conferencias.

La estrella: Matthew Dellavedova. Pocos jugadores tienen una influencia tan importante para su equipo en la competición. Es el centro neurálgico de todo lo que ocurre en la pista. El líder, el director de orquesta. Y un talento maravilloso. No perdáis de vista a: Clint Steindl. Rob Jones es fundamental y muy decisivo. Pero si Saint Mary´s hace algo grande este Marzo bien puede ser porque Steindl saque ese talento que tanto le cuesta enseñar.

#8 CREIGHTON BLUE JAYS (28-5, 14-4 Missouri Valley) Alejandro González. El triunfo de los McDermott. Padre e hijo. Greg y Doug. Creighton vuelve a torneo final, tras la derrota con prórroga incluida en la primera ronda de 2007 frente a Nevada, como campeón de la Missouri Valley, una de las

conferencias más competitivas dentro del panorama de las mid-major. Los Blue Jays tenían su billete para el baile prácticamente asegurado gracias a su condición de equipo ranqueado y su excelente temporada regular, en la que victorias ante rivales de high major como Northwestern, Nebraska o Iowa (los dos últimos equipos menores, pero al fin y al cabo de las seis grandes conferencias), y equipos competitivos de mid-major como UAB o Tulsa, escribían un profile más que atractivo para recibir una invitación por parte del comité de elección. Con la tranquilidad del pase ya en las manos, los de Omaha tuvieron que sufrir lo indecible ante una Illinois State excelsa en pundonor y confianza, que había derrotado a Wichita State en semifinales. Doug McDermott y Grant Gibbs ofrecieron la mejor versión de sí mismos para ayudar a su equipo a conquistar el título. Greg McDermott, padre y entrenador, salió mal parado de su aventura en Iowa State, incapaz no sólo de ir sumando victorias en una conferencia competitiva, sino de construir un proyecto sólido, estable y próspero. Sin acabar siquiera su contrato. Greg dejaba su Iowa natal (entrenó a Northern Iowa antes de pasar a los Cyclones) para aceptar la oferta procedente de la gerencia de la universidad de Creighton, que vio en él al candidato perfecto para sustituir a Dana Altman, que había hecho las maletas camino de Eugene. Con Greg llegaría su hijo Doug, un talento superlativo al que no muchos habían dado la importancia que merecía. En Omaha, quizá sin esperarlo, habían dado un paso de gigante en cuestión de meses. Doug McDermott, hijo y jugador, sophomore, es el líder de los Blue Jays y uno de los mejores jugadores del país. Sin duda, el gran nombre de las mid-major. Sus números (23 puntos y ocho rebotes por partido, con magníficos porcentajes en tiros de campo y de tres puntos) hablan muy bien por sí solos, pero verle jugar es lo que acaba por encandilar. Con un físico muy limitado, que le supondrá un gran problema de cara al futuro (nada atlético, un 6´7” que puede quedarse atrapado entre las posiciones de forward en profesionales…), es su talento y excepcionales fundamentos técnicos lo que le hace brillar de manera tan rotunda en el baloncesto universitario. Un jugador con mucha clase, gran variedad de movimientos, pulidos gestos técnicos, liderazgo y personalidad ganadora. Con la selección junior estadounidense dejó a un público más global y general una gran impresión. Esta temporada ha dado un salto cualitativo brutal.

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El radio de acción de McDermott es enorme. Su juego de pies y movimientos al poste bajo le hacen muy productivo en dicho territorio. Pero además es capaz de salir a lanzar desde media y larga distancia, con gran eficiencia, incluso tras bote o bloqueo. Pick and pop, pick and roll, bloqueos para su salida al exterior para tirar, balón al poste bajo, etc. Crea desequilibrios, atrae defensores e influye muchísimo en el juego. De todo ello se aprovecha su pareja interior, Greg Echenique, center que llegó en transfer desde Rutgers. Voluminoso, algo pesado, no siempre duro, pero suficientemente poderoso para aportar en la pintura a estos niveles. El venezolano tiene algunos movimientos interesantes aunque es un tanto irregular. El relevo interior, casi único, es Ethan Wragge, un cuatro abierto con muy buen tiro exterior. No le falta a Creighton dirección con la presencia en el backcourt de Antoine Young, de base, y Grant Gibbs, que opera entre las posiciones de dos y tres (siendo claramente un dos, eso sí). Ambos buenos pasadores, capaces de encontrar las mejores opciones primero para McDermott, y luego para el resto de compañeros. Young es el segundo máximo anotador, con instintos para el uno contra uno y cierta tendencia a precipitarse. Grant Gibbs es un jugador muy interesante. Típico “jugador de college”, con potencial muy limitado, pero importantísimo a estos niveles. Asimila y ejecuta a la perfección su papel de role player (o glue guy). Buen tirador (sin jugarse muchos tiros), muy activo en defensa, cargando el rebote ofensivo constantemente… produciendo siempre. Su partido en la final de la MVC, en la que consiguió la mejor marca anotadora de su carrera colegial, quedará sin duda en la historia de la universidad. Jahenns Manigat es el tercer exterior de un quinteto titular fijo. Tanto como para ser el mismo en los 33 partidos que ha jugado el equipo hasta ahora. Otro buen tirador para un equipo que lanza muy bien desde el exterior. Que lanza bien, no que lanza mucho, ideas que a veces suelen asociarse por inercia y, también es verdad, verse reflejadas en la cancha cuando hablamos de equipos de mid y low majors. Cinco o seis jugadores pueden anotar desde lejos con consistencia, algo importantísimo en un sistema de juego que ya cuenta con un hombre que atrae tanto a la defensa rival en varias áreas de la zona de ataque. Desde el banquillo Josh Jones y Austin Chatman suponen el principal refresco exterior, y cumplen

esa premisa de trabajo y lanzamiento lejano de la que hablamos. Las carencias atléticas, la inconsistencia mental y los problemas ofensivos cuando McDermott no está cómodo son los grandes obstáculos propios que tiene Creighton. Ante un equipo como Alabama pueden notarse demasiado, pero los Blue Jays son mejor conjunto, en términos generales, que los Crimson Tide. Será, de cualquier manera, uno de los duelos más interesantes de la segunda ronda. De superar el escollo de Bama, el partido frente a North Carolina de tercera ronda podría ser francamente atractivo. El año pasado Creighton llegó a las finales del CBI. Su crecimiento como equipo, y el éxito de los McDermott, han traido consigo un premio, y también un reto, mucho mayor. Veremos hasta donde consiguen bailar y, al mismo tiempo, deleitar a todos con su juego. La estrella: Doug McDermott. Que nadie se quede sólo con sus estadísticas. Hay que verle jugar. Y disfrutar. No perdáis de vista a: Grant Gibbs. El gran “glue guy” que todo equipo necesita. Otra noche como la que tuvo en la final de la MVC y los Blue Jays se convertirán en un rival aún más peligroso.

#9 ALABAMA CRIMSON TIDE (21-11, 9-7 SEC)

Jorge M. Díez. Las alegrías no tienen un camino fácil, y en muchas ocasiones llevan una gran cantidad de esfuerzo detrás. De esto puede hablar Anthony Grant, entrenador de Alabama, que tras seis temporadas en las que los Crimson Tide no habían jugado el Torneo Final, les ha devuelto al mismo en su tercera temporada al frente del equipo. Ya el año pasado estuvo a punto de hacerlo, pero finalmente fueron destinados al NIT en el Selection Sunday, torneo en el que alcanzaron la final. Las piezas clave del equipo (Green, Mitchell y Releford) continuaban esta temporada generando un clima de optimismo respecto a las posibilidades del equipo, pero ya en verano llegaba una mala noticia con la retirada de Andrew Steele del baloncesto por problemas de salud; aunque finalmente se subsanaron y le permitieron volver con la temporada ya empezada.

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El equipo comenzó sólido derrotando a Maryland, Purdue y Wichita State pero a primeros de diciembre y a mediados de enero tuvieron dos mini rachas negativas que han provocado un récord no tan bueno como podían haber logrado, aunque les ha permitido superar a Mississippi State en el sprint final por un puesto para bailar. Sin embargo, este fue el menor de sus problemas, pues en enero, a Grant no le tembló el pulso y suspendió por violar las normas del equipo, aunque no ha trascendido cuales, a sus cuatro mejores hombres: Mitchell fue suspendido para toda la temporada, Green para unos días y Releford y Steele para un único partido. Si de por sí el equipo ya era justo, con la baja de Mitchell, sus posibilidades de pasar ronda se han reducido drásticamente. El rival que les ha tocado en primera ronda, Creighton, es un equipo con una filosofía totalmente divergente a la suya. Mientras Alabama es un equipo defensivo y de ritmo lento, a pocos puntos, Creighton es un equipo de altas anotaciones. Quien logre imponer su ritmo será quien, con probabilidad, acabe pasando de ronda. En fase ofensiva todo gira en torno al contraataque, que tratan de lanzar cada vez que pueden, pues a media cancha su juego es mucho más previsible y carecen de talento suficiente para mantener largas rachas anotadoras. Si no hay posibilidad de jugar rápido, la pieza clave es JaMychal Green, un ala pívot obligado a jugar de pívot, y que es la estrella de este equipo. No es especialmente atlético, ni especialmente técnico, pero sabe jugar con la cabeza. La labor principal de los Crimson Tide en estático es hacerle llegar el balón en el poste bajo, preferentemente en el lado derecho del ataque, donde Green es capaz de anotar o decidir; pero también sale en muchas ocasiones al poste alto, o juega pick and pop para tirar de media y larga distancia. Con él en medio de la zona, el resto del equipo trataba de cortar continuamente para intentar aprovechar ventajas, sobre todo un Mitchell capaz de jugar por encima del aro y de penetrar debido a su capacidad atlética. Un arma que ya no podrán usar. A cambio necesitarán más presencia de Travis Releford, un base que gracias a su penetración y talento es una fuente de puntos continua. Junto a ellos, tienen un grupo de jugadores de menor brillo: Levi Randolph, Rodney Cooper y Trevor Lacey. Todos ellos freshmen que tratan de aprovechar tiros abiertos, pero que carecen de un tiro exterior fiable. Esta es una de las lacras de este equipo (28,5% global desde la

línea de 3) lo que posibilita que los rivales se cierren sobre Green, y si Green no entra en juego, Alabama es un equipo previsible más allá de lo que pueda forzar Releford. Ante esta falta de talento ofensivo, es la defensa la que les otorga posibilidades de victoria en cada partido. Cuentan con un grupo de defensores exteriores físicos e intensos que tratan habitualmente de provocar pérdidas con la presión en toda la cancha y una actividad continua en media cancha tratando de acelerar al rival. Como intimidador cuentan con los centímetros de Engstrom, pero es un jugador lento y que muy pocas veces es un jugador diferencial, por lo que disputa pocos minutos. Antes Mitchell ejercía de ala pívot, y sus ayudas y físico generaban inseguridad en los rivales, pero con su suspensión, es el freshman Nick Jacobs quien ocupa su lugar en el quinteto, siendo un jugador más interior pero menos decisivo. Con tantos problemas, no hay mucho optimismo por Tuscaloosa, y se piensa que con probabilidad caerán contra Creighton en el partido inicial. A su falta de talento con la baja de Mitchell, se le une esa carencia en el tiro exterior que castiga mucho su ataque y una alarmante falta de experiencia (Green como senior y Steele como junior son los dos únicos no underclassmen con protagonismo), que se suele pagar en el Madness. Aún así, el grupo que ha construido Anthony Grant está cincelado a base de sudor y solidaridad, y siguen siendo un rival rocoso, como demostraron en el partido ante Florida que jugaron sin Green ni Mitchell. La estrella: JaMychal Green. No podía ser otro. El ala pívot no es un 10 en nada, pero es un 7 en muchas cosas. El equipo respira por y para él, sobre todo en ataque. No perdáis de vista a: Trevor Releford. Con la baja de Mitchell, pasa a ser el segundo mejor jugador del equipo. Le necesitarán anotando mucho y sabiendo encontrar tiros cómodos para sus compañeros.

#10 PURDUE BOILERMAKERS (21-12, 10-8 Big Ten) Ignacio Morejón. 2011-2012 no ha sido un curso especialmente brillante para los Boilermakers, que aun así han conseguido volver a llegar a las 20 victorias (por sexta temporada consecutiva pero

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consiguiendo 5 menos que el año anterior) y se han colado en El Gran Baile, pero dando en general una imagen grisácea y sembrando muchas dudas sobre la posibilidad de hacer algo importante en la fase final del torneo. El equipo empezó con buen tono ganando 14 de sus primeros 17 partidos y a pesar de la ausencia de brillantez y de que en algunos partidos la victoria fue in extremis, el balance cumplía con creces las expectativas, incluyendo alguna buena victoria como contra Iona. Los meses de Enero y Febrero, parte central de la temporada regular de la Big Ten, se les hicieron muy cuesta arriba, con cuatro derrotas casi consecutivas contra los rivales que estaban en el Top25 (MSU, MU, IU, OSU) y dando la sensación de ser un equipo con muchas limitaciones y sin opción de poder luchar por estar en lo alto de la conferencia. A partir de ahí se recuperaron y consiguieron acabar la temporada en una racha positiva y clasificándose para jugar el Torneo de la Big Ten. Allí un poco mas de los mismo: victoria ante un rival al que se le debía ganar (Nebraska) y derrota clara contra uno de los gallitos (Ohio State), un poco el sino del curso. Como se suponía a principio de temporada, la mejor noticia de todas fue la continuidad de Robert Hummel, que tras perderse la temporada pasada entera por una grave lesión de rodilla (segunda de su carrera universitaria), decidía repetir su año senior. Hummel se ha recuperado completamente y ha firmado más de 16 puntos y 7 rebotes por partido, siendo, con diferencia el jugador más destacado del equipo y siendo nombrado para el primer equipo de la Big Ten. La otra buena noticia ha sido la aportación de D.J .Byrd, galardonado con el premio al Mejor Sexto Hombre de la Big Ten y que casi ha doblado su aportación anotadora saliendo del banquillo jugando un poco menos tiempo que el año pasado. A pesar de ser el segundo máximo anotador del equipo, se esperaba algo más del base Lewis Jackson, cuyos números han sido muy parecidos y que no ha acabado de dar un paso al frente y llenar el hueco que las importantes ausencias dejaron. El interior Travis Carroll ha sido la gran decepción de una temporada en la que no tenia excusas para no dar un paso al frente y hacerse esencial en los esquemas del equipo. Pero no ha ocurrido así y su contribución ha sido marginal a pesar de disponer de minutos y de que el juego interior de los

Boilermakers es un solar. Smith, Johnson y Barlow han cumplido pero sin llegar a dar el plus que el equipo necesitaba. De cara al cuadro final del torneo Purdue parte como seed 10 y se enfrentará a St Mary’s (7) en el primer partido. Se antoja difícil que tengan un torneo exitoso pero algunas claves para que ello ocurra son: - creer de verdad en sus posibilidades y salir con mentalidad competitiva, algo de lo que no han estado sobrados esta temporada - dado que pocos dudamos que Hummel va a cumplir sobradamente, el resto de los titulares y hombres importantes tienen que dar un decisivo paso al frente para no dejarle solo y que las defensas rivales no se puedan concentrar exclusivamente en él - buen movimiento de balón en ataque para conseguir buenos tiros que compensen su falta de poderío interior, laguna principal del equipo. Smith y Byrd deberían mantener sus buenos porcentajes desde más allá del arco - defensa agresiva y de anticipación para evitar que los pívots rivales reciban o que puedan jugar cómodos, ya que si lo hacen les resultará difícil pararlos por la falta de kilos y centímetros El mejor jugador: Robbie Hummel. Sin duda es el que lleva el peso del equipo en ambos lados de la cancha. Jugador polivalente que hace de todo y todo bien, querrá dejar la NCAA con buen sabor de boca. No perdáis de vista a: D.J. Byrd. Dado su buen rendimiento en la temporada regular es posible que les robe minutos a los teóricos titulares. Ha tirado muy bien de 3 toda la temporada y puede ser clave en partidos igualados como los que se suelen dar en el torneo.

#11 NORTH CAROLINA STATE

WOLPACKS (22-12, 9-7 ACC)

Jorge M. Díez. Lejos quedan los tiempos en los que los Wolfpacks ganaron sus dos títulos nacionales. Ahora estar en el Torneo Final es un éxito para ellos, no en vano es la primera vez que lo consiguen desde 2006 y solo han estado un par de veces en Sweet Sixteen en los últimos 25 años. Mark Gottfried, en su primera temporada en el equipo, ha logrado clasificarlos y todo son

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parabienes, pero lo cierto es que la moneda también hubiera podido salir cruz. Su temporada no ha sido especialmente brillante pero sí sólida: con un calendario de cierta dificultad, se han limitado a ganar a los equipos a su alcance. Cayeron ante Vanderbilt, Stanford, Syracuse e Indiana, ganando a Texas como única contrapartida de importancia; algo similar a lo que les ocurrió en la ACC, incapaces de ganar a los 4 primeros equipos de la conferencia. Al menos hasta el Torneo ACC, donde derrotaron a Virginia en cuartos de final, y a punto estuvieron de hacerlo con North Carolina en semifinales. A pesar del trabajo de Gottfried, parte del crédito debe ir para el anterior entrenador, Sidney Lowe conocido en España como el primer entrenador de Pau Gasol en los Grizzlies, que logró reclutar a los dos principales jugadores del equipo: los sophomores CJ Leslie y Lorenzo Brown. CJ Leslie era considerado uno de los mejores jugadores de su generación, pero le ha costado rendir a ese nivel. Es un jugador dotado con uno de los mejores físicos de la competición, permitiéndole alternar las posiciones de alero y ala pívot, pero que no ha explotado, en parte por su falta de experiencia y de inteligencia en la toma de decisiones aplicada al juego. Con todo, ha hecho una gran segunda mitad de temporada, especialmente en el Torneo ACC, y quién sabe si no podría ser el Madness el lugar donde se catapulte hacia los primeros lugares del draft. Por su parte, Lorenzo Brown es un base de cierto brillo y que parece estar más maduro. Los Wolfpacks son un equipo al que le gusta anotar. Si pueden, intentan correr para conseguir canastas fáciles, pues son un conjunto apto para ello, ya que no son un equipo muy alto, pero sí móvil y cuentan con Brown, que se encuentra cómodo en transición. En el ataque estático, su juego no es muy complejo: en gran parte viven de la visión de juego de Brown y los desequilibrios que genera su penetración y de los aclarados para sus jugadores, especialmente un Leslie que con su capacidad atlética, ataca muy rápido la canasta y además es capaz de encontrar a sus compañeros gracias a su visión de juego, aunque su toma de decisiones no sea tan buena. El resto de opciones en ataque se pueden resumir en los bloqueos que realizan para que Scott Wood, un tirador con un rango inmenso, lance con ventaja; o dar el balón en el poste alto a Leslie o Howell, mientras el equipo inicia movimientos de cortes para encontrar espacios.

En defensa no son un equipo entregado, pero cuentan con rapidez y físico para dificultar las acciones rivales, tanto en la defensa individual como en la zona; con Brown interfiriendo continuamente las líneas de pase, al igual que Leslie, quien además está capacitado para acudir a la ayuda, aunque en muchas ocasiones sea para saltar al tapón sin fundamento. Lo que sí son es un buen equipo en el rebote, sobre todo con un Richard Howell, que es tremendo en esta faceta; y que les permite conceder pocas segundas opciones. Junto a Brown, Wood, Leslie y Howell, es CJ Williams quien forma el quinteto titular, como el elemento veterano del grupo. Desde el banquillo, el base Alex Johnson, y el pívot DeShawn Painter son los dos únicos miembros con minutos. North Carolina State es un equipo irregular pero en crecimiento, que tiene suficiente talento y físico para dar un susto a San Diego State; pero para ello se tienen que dar determinados condicionantes, y uno de ellos es que Leslie rinda al nivel que lo ha hecho durante el torneo ACC. No será sencillo, porque son pocas sus virtudes para los defectos que se les pueden encontrar rascando un poco la superficie, pero a un partido todo es volátil, incluso el favoritismo. La estrella: CJ Leslie. Si a su espectacular físico y decentes cualidades técnicas, añadiese experiencia y saber estar en la cancha, su nombre podría ser uno de los que más sonasen en este Madness. Jugador completo, debe aparecer si NC State quiere dar la sorpresa. No perdáis de vista a: Scott Wood. Es un jugador menor en importancia respecto a otros, pero sin embargo es el único dentro del equipo con un sólido tiro de 3, en su caso especialmente bueno. Esta cualidad puede hacerle fundamental en la andadura del equipo pues han sufrido contra las defensas en zona.

#12 CALIFORNIA GOLDEN

BEARS (24-9, 13-5 Pac12)

Jorge M. Díez. La PAC 12 anda muy devaluada en los últimos años, y la prueba está en que aparte del ganador del torneo, que obtiene acceso directo, solo California ha logrado una invitación para el March Madness.

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Y tampoco era segura visto el calendario de los Golden Bears. Tras empezar la temporada arrasando a equipos menores, encontraron la horma de su zapato en Missouri que les infligió una humillación cifrada en 39 puntos. Después, en sus dos únicos partidos serios del calendario: UNLV y San Diego State, también salieron derrotados, por lo que su victoria de mayor mérito es la cosechada ante Georgia. En la PAC 12 completaron un buen campeonato, pero dos derrotas postreras les privarían del título de liga regular, igual que Colorado les privó del torneo en la final del mismo. Con este panorama de resultados, es difícil saber que esperar de los Golden Bears. Son un buen equipo, muy capacitado para derrotar solventemente a South Florida en su partido de los First Four, pero después son una incógnita ante rivales de mayor empaque. Seguramente cuenten con dificultades ante las grandes universidades, porque es un equipo muy orientado hacia el exterior, todavía más con la lesión de Richard Solomon, que les ha dejado en cuadro y con la obligación de tirar de un marginal Robert Thurman como tercer interior. Por ello, su juego en ataque se basa en transiciones rápidas si son factibles, sobre todo si es Gutiérrez quien comanda el ataque, pero también en un juego muy abierto en estático. Tratan de descongestionar la zona sacando a los interiores de ella, para trabajar en los bloqueos facilitando la salida de los tiradores, pero también creando espacios cerca del aro para poder recibir en medio de un corte si el poseedor del balón así lo decide, ya que es un ataque en el que hay un movimiento continuo de todos. El mejor tirador, y máximo anotador, que tienen se llama Allen Crabbe, un jugador fantástico en la suspensión, pero con el suficiente talento para hacer muchas otras cosas en la cancha. Y es que eso es algo que define al juego exterior de California, son jugadores talentosos y completos. El mexicano Jorge Gutiérrez no es tan bueno en el tiro de 3, pero a cambio se maneja en la media distancia y en las penetraciones, creando muchas oportunidades para él y para sus compañeros. Es lo que se dice un jugador para todo, porque además también rinde a un excelso nivel en defensa; por ello no solo ha ganado el trofeo de Jugador del año en la PAC 12, sino también el de Defensor del año. Junto a ellos, Mike Montgomery (quien seguramente no haya tenido una temporada fácil tras ser operado de cáncer en octubre) ha optado a lo largo de la temporada por dos acompañantes distintos: en principio fue Brandon Smith quien

ocupó el puesto de base titular, un jugador de corte muy defensivo, pero que ha sido relegado al puesto de sexto hombre tras una campaña mediocre, siendo Justin Cobbs quien ha asumido su puesto, ya que es un jugador mucho más talentoso, y que además cuenta con un buen lanzamiento exterior si se siente cómodo en el partido. En el interior, es Harper Kamp quien ocupa el puesto de pívot titular, siendo un jugador con una buena capacidad anotadora, lo que le permite ser un elemento a tener en cuenta en la pintura cuando gana espacio para trabajarse su canasta de espaldas al aro. Quien le acompaña es el freshman David Karvish, obligado por las circunstancias a asumir mucha más responsabilidad, y que es un jugador con cierto talento en ataque y movilidad, para acabar efectivamente de cara al aro. Ambos trabajan para sus exteriores, pero también tienen sus oportunidades de anotación, pues California practica un ataque solidario, de mucha movilidad y opciones para todos. En defensa, seguramente les veamos alternar la defensa individual y la zona. En individual tienen a dos exteriores capaces de ahogar al rival como son Jorge Gutiérrez y Brandon Smith, pero también cuentan con una rotación muy corta lo que puede acarrearles problemas de faltas, y en la pintura son un equipo débil si se enfrentan ante interiores potentes. Todo ello puede hacer que Montgomery recurra a la zona con Gutiérrez presionando el balón, para proteger a sus hombres. En cualquier caso, los Golden Bears no son un mal equipo, y si Allen Crabbe está al nivel que se le presupone a un futuro NBA, es posible que les veamos creando problemas a Temple o Michigan. La estrella: Jorge Gutiérrez. El senior es el jugador más completo del equipo, aunque un poco acelerado en ocasiones, es creativo y decisivo en ambos lados de la cancha. Probablemente no dude en echarse el equipo a las espaldas si las cosas se ponen feas. No os perdáis a: Allen Crabbe. Es el jugador del equipo con mejor futuro, incluida la palabra NBA en el mismo. El sophomore es un gran tirador, pero también un jugador talentoso en otras facetas. Si coge una buena racha, puede dar mucho que hablar en el torneo.

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#12 SOUTH FLORIDA BULLS (20-13, 12-6 Big East) Alejandro González. South Florida celebra su tercera participación en el torneo nacional. Lejos en el tiempo quedan ya aquellos dos bailes de 1990 y 1992. El comité le ha dado la oportunidad al equipo de Tampa, que ha construido, por fin, un equipo competitivo dentro de la dura Big East, aprovechando además el bajón sufrido por universidades como Pittsburgh, Villanova o Connecticut. Los Bulls no han conseguido victorias de verdadero mérito a excepción de la cosechada ante Louisville en las postrimerías de la temporada regular, un triunfo clave para su inclusión en la Locura. Pero a cambio han cumplido muy bien empatando por la cuarta plaza de la conferencia más profunda del panorama nacional. No haber conseguido victorias relevantes en el calendario fuera de conferencia (derrotas ante Old Dominion, Penn State, VCU, Kansas, Auburno o Southern Miss) les ha relegado a un duelo en primera ronda contra California. Stan Heath, el técnico de USF ha estado en el disparadero en numerosas ocasiones, y era ya casi habitual leer en las previas a cada temporada su nombre entre los “favoritos” a acabar dejando su puesto. Pero tras coquetear con el torneo hace dos años, la redención ha llegado esta campaña. Heath ha formado un equipo poderoso físicamente, largo y agresivo, de juego farragoso y tanteos muy bajos. Sin demasiada calidad técnica entre sus jugadores, pero que explota bien sus virtudes. En un equipo deprimido, hundido en la zona baja de la clasificación año tras año, encontrar señales esperanzadoras es casi esencial para comenzar a salir del pozo. El freshman Anthony Collins es una de esas señales. La posición de base era la que más dudas generaba al inicio de curso debido a la expulsión de Anthony Crater, un chico que llegó con mucho hype pero que sigue empeñándose en torcer su carrera con continuos problemas de disciplina. Se temía un vacío en la dirección, una cuestión seria en un equipo que apenas tiene jugadores capaces de crear de forma individual. Blake Nash, junior, parecía la opción de la que echar mano, pero el crecimiento de Collins y su temprano rendimiento ha sido una bendición para South Florida. Finalmente ha acabado incluso siendo el jugador que más minutos disputa. Buen pasador, se encarga de controlar ese ritmo pesado y lento que quiere Heath, ayudando en facetas

anotadoras. Blake Nash ha quedado relegado a un minutaje muy secundario, pues Collins supera sobradamente los treinta minutos por partido. Hugh Robertson, al que se esperaba como alero titular, ha pasado a ocupar el puesto de escolta, fortaleciendo un quinteto muy alto y atlético. Una situación en la que han influido tres factores: el buen rendimiento y la versatilidad del propio Robertson, la unidimensionalidad de Shaun Noriega y la marcha de LaVonte Dority, que no acabó de encontrar su sitio en Tampa y pidió el transfer. Robertson es un jugador muy trabajador que ofrece un rendimiento notable en defensa y ayuda en los tableros. Uno de esos glue guy tan valiosos para los equipos. El puesto de alero libre se lo ha ganado Victor Rudd, transfer desde Arizona State. El sophomore ha encajado muy bien en los sistemas de Heath y aporta un plus de longitud y capacidad atlética muy útil en ambos lados de la pista. Shaun Noriega, tirador puro, sale pues desde el banquillo para aportar tiro exterior, misión importantísima en un conjunto muy limitado ofensivamente en general pero más aún desde la larga distancia. Jawanza Poland sigue su interesante crecimiento y hace las veces de sexto hombre en muchos partidos, dando minutos de refresco de calidad a los hombres de perímetro. El juego interior parecía la faceta la más fiable de South Florida y así ha cumplido durante la temporada. Sin brillantez pero mucha solidez. Augustus Gilchrist sigue siendo el principal referente de este equipo, un gran atleta capaz de producir ofensivamente de forma muy versátil, así como intimidad en defensa. Ron Anderson no ha acabado de alcanzar el nivel que algunos analistas esperaban de él, pero ha ofrecido un trabajo muy sobrio y una sólida aportación en defensa y rebote. Desde el banco está partiendo Toarlyn Fitzpatrick, otro hombre largo y atlético que ayuda en el rebote, suma centímetros en defensa y es capaz de abrirse muy bien para anotar desde la línea de tres en acciones de pick and pop. Situaciones que descargan un ataque muy pesado y abren espacios para los movimientos de Gilchrist o los cortes de los exteriores. Los Bulls no son un equipo ni brillante ni vistoso, pero si compacto y competitivo. Equilibrado en el reparto de roles tanto en ataque (siete hombres promediando entre 9´6 y 6´8 puntos por partido, y sub nadie que alcance dobles dígitos) como en defensa.

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El partido contra California será una lucha de imposición de estilos. Aquel que consiga llevar el ritmo del partido, tendrá mucho hecho. Ganar un partido de la Madness sería un premio magnífico para estos Bulls y la presencia de Temple en segunda ronda un objetivo muy apetitoso. La estrella: Augustus Gilchrist. Todo queda muy repartido en términos estadísticos pero Gilchrist es el jugador más determinante de South Florida. Se despide de los Bulls y querrá hacerlo a lo grande. No perdáis de vista a: Anthony Collins. Descaro y buenas prestaciones desde su llegada al campus de Tampa. Es un hombre clave y parece no haber pagado, de momento, la novatada. Dirigir a USF en su primer partido de Madness en veinte años es un reto enorme para el que apunta a ser figura principal del futuro de la universidad.

#13 OHIO BOBCATS

(27-7, 11-5 MAC) Alejandro González. Ohio regresa al torneo final un par de años después de protagonizar uno de los mayores upsets de las últimas ediciones. En 2010, los Bobcats alcanzaban la segunda ronda tras tumbar a Georgetown en un partido histórico para una universidad que no celebraba un triunfo en Madness desde 1983. El equipo que dirige John Groce, ex asistente en Ohio State, se coronó campeón de la MAC partiendo como tercer cabeza de serie, superando a Buffalo (segundo) y Akron (primero) en sendos apretados partidos. El recuerdo de lo sucedido en 2010 sumado al tipo de equipo que Ohio es y el juego que practica, hacen que sean muchos los analistas que apuntan de nuevo a los de Athens como un posible matagigantes. En el único enfrentamiento contra un rival de verdadera entidad, Ohio apretó las tuercas a Louisville a domicilio. Michigan no puede relejarse en ese partido. El base D. J. Cooper no es sólo el mejor jugador de los Bobcats sino también uno de los nombres más destacados entre los equipos de mid y low major. Pequeño pero muy talentoso, terriblemente irregular, es un gran anotador y pasador. No un director puro, pero sí un hombre que genera una cantidad enorme de juego, un porcentaje altísimo de lo que ejecuta el equipo en ataque. Con

instintos para crear acciones de mid-range, atacar la zona y correr la pista, la consistencia en el tiro y, sobre todo, la selección de sus acciones y lanzamientos es todavía un grave problema. Sus porcentajes reflejan bien los vaivenes que su paciencia y lectura de situaciones sufren durante los partidos y la temporada al completo. Tan capaz de arrasar con un espectáculo ofensivo (para él y para los demás) como de convertirse en un imparable agujero negro para los suyos. Cuando Cooper está centrado y el resto de compañeros son pacientes, Ohio mueve bastante bien la bola. En estático, sin prisas ni precipitaciones, consiguen posiciones de tiro aceptables que pueden ser aprovechadas por varios hombres. Sucesión de pases, Cooper dividiendo la defensa en penetración o rapidísimos contraataques. Tres fuentes principales de producción anotadora. La transición ofensiva es un aspecto muy destacado que surge de una defensa muy agresiva. Ohio busca forzar el error rival, algo que hace muy bien. Una vez se recupera el balón, no se duda en penalizar el fallo contrario. Canasta fácil y desgaste físico y mental. Fundamental para Groce. Nick Kellogg, el escolta titular, es un arma perfecta para ese juego de contragolpe. Nick entiende muy bien el spacing en transición y ocupa con inteligencia los huecos que la defensa rival deja en el repliegue. También se mueve bien sin balón en estático. Todo para ejecutar su mejor arma: el lanzamiento exterior. Walter Offutt, transfer desde Ohio State, completa un perímetro titular bajo. Tres guards rápidos y agresivos en ambos lados de la cancha. Offutt es el segundo máximo anotador y, seguramente, el mejor defensor individual de la plantilla. El juego interior es el punto más débil de los Bobcats de cara al torneo. Sus rivales buscan castigar la pintura y los hombres altos no producen demasiado desde dentro, encontrándonos muchas veces posesiones largas en las que apenas pasa el balón por las inmediaciones del aro, entreteniéndose demasiado en hand-offs y bloqueos. Ivo Baltic, al cuatro, es esencial en este equipo. Su versatilidad y carga de trabajo hacen a Ohio mejor equipo. Opera generalmente como cuarto abierto, siempre móvil, con buenos fundamentos pero sin talento ni físico superlativos. Buen tirador desde media distancia (no así desde lejos), ejecuta muchas acciones de saque de banda o fondo

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saliendo de bloqueo, y puede penetrar ante interiores grandes. Se le puede ver postear incluso, todo dentro de sus posibilidades. Un trabajo impecable. Sufre en defensa pero pelea duro y ataca fuerte el rebote. Jon Smith sale casi siempre como cinco titular, pero generalmente tiene minutos de suplente, siendo Reggie Keely la pieza más importante para el puesto de pívot. Jugador discreto pero sobrio, lo hace sencillo en la pintura, recibiendo los pocos balones interiores que envían los pequeños. El diminuto Steve Taylor sale como base suplente y comparte algunos minutos con Cooper en pista. Una pareja a tener en cuenta, pues la dirección y generación de asistencias sube un peldaño y el propio Taylor tiene algún momento explosivo en la anotación. Ricardo Johnson hace el relevo para escolta y alero, un sophomore en el que los técnicos y dirigentes de Ohio tienen puestas muchas esperanzas. T.J. Hall, buen role player, cubre las dos posiciones de forward saliendo del banco. Merece la pena destacar la figura de Kenny Belton, una historia que probablemente oigamos o leamos durante el torneo. Belton fue reclutado por Cincinnati, donde jugó algunos minutos en la temporada 2007-08. Una grave enfermedad espinal le obligó a retirarse de las pistas. Tras una dura etapa y nada fácil recuperación, Belton se ha ganado tres años después un puesto en Ohio como walk-on (sin beca deportiva, recordemos). Sus minutos en este temporada se cuentan con la palma de una mano, pero disfrutará como ninguno este baile de Marzo. Un baile que puede ser más memorable aún si consiguen derrota a Michigan. Este cruce tendrá la etiqueta de upset alert puesta. No será fácil, pero tampoco sería una sorpresa morrocotuda. La estrella: D. J. Cooper. El líder de un equipo sin seniors. Máximo anotador y fuente incansable de producción ofensiva. Rápido y agresivo en las transiciones. Muy irregular, puede ser el héroe del upset. No perdáis de vista a: Nick Kellogg. Una gran noche de Kellogg desde el tiro puede poner a Ohio cara a cara con Michigan. Anotando desde lejos, descargando a Cooper y haciendo que el equipo se crezca.

#14 BELMONT BRUINS

(27-7, 16-2 Atlantic Sun) Alejandro González. Segunda aparición de Belmont en la fiesta de Marzo, la quinta desde que debutase por estos lares en 2006. Dominaron una conferencia, la Atlantic Sun, de la que se despiden a lo grande tras ganarle el partido por el título a la sorprendente Florida Gulf Coast. La temporada que viene se mudan a la Ohio Valley, dentro del maremágnum de cambios que nos esperan en los próximos dos años. Un pequeño salto competitivo para ellos. Lo comentábamos en el análisis de la guía del año pasado y lo repetimos ahora, pues ni jugadores ni filosofía han cambiado demasiado. En una palabra: equilibrio. Rick Byrd cree firmemente en el reparto de tareas, minutos y números. En una rotación de entre nueve y once hombres, nada habitual en general y mucho menos para un equipo de low major, todos aportan casi por igual, recibiendo un papel importante y ejecutándolo con solvencia. Equilibrio y reparto traen consigo varios aspectos. - Ritmo de juego muy alto. La continua rotación (que a veces recuerda a la propia del hockey hielo) permite que los cinco hombres en pista estén más frescos y mantengan una intensidad altísima en ambos lados de la cancha. Defensa más rápida, más ayudas y cambios, transiciones veloces y poca pausa si así se cree necesario. - Variedad de opciones. Pura sociología o estadística. Mayor diversidad en una “población” más amplia. Así, Byrd puede ordenar distintos sistemas ofensivos y defensivos, multitud de quintetos diferentes y apuestas variadas según el rival y el momento del partido. - Más y mejor artillería. Mantener en ritmo de partido a un número elevado de jugadores de tu plantilla, otorgarles un rol importante y que sientan y demuestren que son influyentes en el juego te permite que puedas tener a varios jugadores que son capaces, en un momento determinado, de tomar las riendas del equipo, dar un paso adelante y, por decirlo más llanamente, salirse en un partido o instante concreto. Byrd cuenta con un talento limitado, pero a su vez varios jugadores (Johnson, Clark, Hanlen, Mann o Hedgepeth) pueden arrancarse con una racha de brillantez o aparecer en los momentos decisivos.

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Cuatro hombres conforman la base del perímetro de los Bruins. Kerron Johnson ha crecido mucho con respecto a la temporada pasada, convirtiéndose en el máximo anotador del equipo. Comparte junto a Hanlen la responsabilidad de organizar la ofensiva, mover el balón y tratar de apoderarse del ritmo del partido, sea cual sea el que buscan. Ian Clark ha cedido parte de su protagonismo, siendo más talentoso que, por ejemplo, Hanlen, pero a la vez más irregular de cara al aro y algo más inconstante en términos de concentración y entrega. Este trío disfruta de más minutos en pista que el resto de compañeros, un hecho que podría verse agudizado en el torneo, ante un rival de mayor entidad que los que se cruzan en el camino de Belmont en la Atlantic Sun. J.J. Mann es el cuarto en discordia en el juego exterior. Un alero que sobresale entre guards ágiles y rápidos. Todavía sophomore, debe coger el relevo de Hanlen, que se gradúa ahora, la temporada que viene. Ofrece ramalazos de talento, detalles muy interesantes, pero también acumula fallos importantes y defectos a pulir, como pueden ser el pase y la lectura de situaciones. Mann, Hanlen y Clark conforman un trío de tiradores muy peligroso. Johnson es más incisivo en busca del aro. Blake Jenkins, ocupando ambos puestos de forward, y Adam Barnes, más parecido a los tres mencionados en el párrafo anterior, también tienen su puñado de minutos. Jenkins, otro sophomore, es parte de esa “tercera generación” que crece al cobijo de Byrd. No está de más apuntar su nombre, por cierto. El juego interior tiene dos nombres principales, los de Mick Hedgepeth y Scott Saunders. Son los dos centers del equipo y, a pesar de ser los dos mejores jugadores interiores, no es frecuente verle juntos sobre el parqué. Hedgepeth es más delgado, estilizado y técnico. Buenos fundamentos, cierta longitud, pero con limitaciones atlética. Más clase, menos agresividad. Saunders es más alto, más corpulento, mucho más duro. Le ha ganado algo de terreno a su competidor por el puesto. No minutos, pero si mejores números y cierta responsabilidad, sobre todo por su mejor prestación defensiva. Hedgepeth, sin embargo, ha bajado algo su rendimiento estadístico este año, cuando parecía que su año senior podría ser el mejor de los cuatro, con más de un scout europeo con un ojo puesto en él.

Brandon Baker es el relevo principal, un cuatro escaso de centímetros y que tiende a abrirse en ataque para lanzar, fajándose con intensidad en defensa. Trevor Noack es la cuarta opción, si bien algún exterior se le cuela habitualmente para hacer labores de “falso interior” en un quinteto más pequeño y rápido. Belmont es un equipo muy incómodo para sus rivales. Algo que saben Duke y Memphis, a quienes los Bruins apretaron las tuercas en los dos primeros partidos de la temporada. El alto ritmo, la intensidad, y la inquebrantable confianza de los jugadores, que les lleva a no rendirse nunca y no parar de correr, supone un hueso nada fácil de roer. Transiciones, rachas en el tiro, hombres por los suelos peleando cada balón, constante carga al rebote ofensivo…un momento de relajación y ya tienes un problema. Georgetown podría ser una pieza al alcance de los de Rick Byrd, que llegan al torneo con una racha vigente de catorce victorias consecutivas. Otro duelo de segunda ronda marcado en rojo. Peligro de upset. La estrella: la rotación y el equilibrio. Que viene a ser el gran trabajo de Rick Byrd en el banquillo. Muchos jugadores aportando mucho. Uno de los banquillos más productivos del país y multitud de opciones y protagonistas. No perdáis de vista a: Kerron Johnson. El máximo anotador del equipo. El hombre capaz de estallar individualmente y poner cara (con el grupo siempre como sustento) a un posible upset.

#15 DETROIT TITANS

(22-13, 11-7 Horizon League) Alejandro González. Detroit partía como una de las grandes favoritas, para muchos la clara candidata, a suceder a una Butler en reconstrucción al frente de la Horizon League. El equipo que dirige por cuarto año Ray McCallum (padre) posee una característica muy poco común entre equipos de mid y low major: tres o hasta cuatro jugadores de claro nivel high major. O lo que es lo mismo: McCallum, Holman, Lowe y Anderson. Pero las cosas se torcieron desde un principio en el seno de los Titans. Holman era suspendido (una decisión presentada como “leave of absence” por parte de la universidad, tras un incidente violento en una fiesta). Poco después, Nick Minnerath, que

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había recogido el puesto de cuatro titular (ala-pívot abierto para el triple y muy activo en su juego) caía gravemente lesionado y decía adiós a la temporada. Las derrotas se sucedían hasta llegar a un 7-10, a inicios del calendario de conferencia, que eliminaba cualquier esperanza de entrar en el torneo con invitación. Había que ganar la Horizon, pero Detroit no parecía estar para muchos trotes. Holman había vuelto escasos partidos antes, pues la suspensión indefinida se había quedado en una ausencia de diez partidos. Tiempo que los dirigentes de la universidad creyeron suficiente para que Eli se tomara un respiro, arreglase ciertas cosas y tomase la buena dirección. Algo complicado para un Holman que había salido de muy mala manera de Indiana (una maceta del despacho de Tom Cream se llevó la peor parte, según cuentan) y buscaba redención y una oportunidad para convertir potencial en realidad. McCallum padre decidía que una de sus grandes estrellas saldría desde el banquillo, con muy buen resultado. Se había peleado en casa ante Valparaiso, la dominadora en temporada regular, pero se había sumado esa décima derrota. El partido siguiente, ante Butler, supuso un punto de inflexión. La victoria sobre los Bulldogs era el comienzo de un record de 15-3 en la segunda parte de la temporada, coronado con cinco triunfos consecutivos, tres de ellos en el torneo de conferencia que cerraron a lo grande ganando en la pista de la número uno Valparaiso en la final. Detroit será un equipo peligroso en el torneo y podría ser considerado uno de los grandes candidatos a protagonizar un upset si el comité no le hubiese cruzado con Kansas. Ese mal calendario fuera de conferencia le ha hecho mucho daño a unos Titans que en condiciones normales deberían hacer rondado, al menos, una seed 12 o 13. La rotación no es profunda y los sistemas son ciertamente pobres en ambos lados de la pista, pero la calidad invididual y la capacidad atlética del núcleo básico del equipo es notable. ¿Tanto como para tumbar a los Jayhakws? Muy probablemente no. Pero no sería nada raro que viésemos un partido más o menos apretado. Ray McCallum (hijo) es la gran estrella de estos Titans. Un jugador de alto nivel, que rechazó ofertas de universidades grandes para jugar a las órdenes de su padre. Al que, por cierto, tuvo el detalle de regalarle una actuación maravillosa, tanto en ataque como en defensa, en la final de conferencia, día en que papá cumplía años. Ray es

un base de instintos claramente anotadores. Posee mucho talento individual, desborda bien y ha mejorado su tiro de media distancia tras bote. Llega al aro con soltura y posee cierta longitud y capacidad física para sortear el tráfico. El tiro exterior, el sentido táctico y la defensa colectiva son sus principales problemas. Ray no está brillando en high major porque, sencillamente, quería estar al lado de su padre. Una decisión para muchos cuestionable. En el segundo año de McCallum hijo, la decisión ha comenzada a dar frutos. Eli Holman y LaMarcus Lowe conforman una pareja de interiores envidiable para un equipo que no pertenece a las grandes conferencias. Más de un high major también la querría para sí, ciertamente. Holman tiene una presencia imponente en la pintura, exhibe talento a ratos y tiene un potencial considerable. Su errática carrera universitaria, que termina esta temporada, será un lastre pero sus posibilidades y habilidades le otorgarán más de una oportunidad en su salto a profesionales. Lowe, muy delgado y largo, es un gran intimidador y una pieza muy valiosa para los Titans. A pesar de sus finísimas piernas y rectilíneo cuerpo, se mueve de forma ágil, cambia muchos tiros e incluso es capaz de interrumpir la circulación de balón y los balones a los pívots rivales hasta en zonas bastante alejadas del aro. Suele caer en problemas de faltas fácilmente (cuestión de control y falta de fuerza para pelear contra rivales pesados) y es algo inconstante. Si se siente bien y se crece, puede ser dominante en muchos tramos de algún partido. Sería lógico y nada sorpresivo que frente a Kansas Holman y Lowe compartiesen muchos minutos en pista. El alero Doug Anderson, transfer desde Junior College, es ese cuarto hombre con etiqueta high major. Con un perfil atlético espectacular, se ha hecho con una plaza en el quinteto titular, aprovechando la lesión de Minnerath y la decisión de McCallum padre de sacar a Holman desde el banco. Anderson juega como exterior en ataque (4 en perímetro y Lowe o Holman por dentro) pero está preparado físicamente para hacer frente a un buen número de cuatros a nivel colegial. Explosivo atacando el aro, imparable al contraataque, tiene muchísimo que pulir técnicamente, pero es claramente un atleta de alto nivel. Jason Calliste y Chase Simon son el escolta y el alero titulares. Simon es el segundo máximo anotador del equipo, un jugador con talento y cierta clase que puede alcanzar picos altos en determinados momentos. Calliste es un tirador

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casi puro, que ha mostrado en algunos partidos, sobre todo en la segunda mitad de la temporada, que es capaz de hacer algo más que anotar desde larga distancia. Donovan Foster es la pieza sobre la que rota el perímetro. Base suplente, da descanso a McCallum o juegan ambos juntos mientras Calliste o Simon se toman un respiro. Con ambos en pista a la vez el equipo rinde francamente bien, pues McCallum se libera de las facetas organizativas y tiene más libertad en ataque. Evan Bruinsma es el tercer hombre para el juego interior, cuarto realmente si contamos con la falsa posición de cuatro de Anderson. Detroit posee talento individual, capacidad atlética y, cuando están concentrados e intensos, una defensa hombre a hombre agresiva y peligrosa. Los pequeños pueden ser muy activos defensores que atacan al hombre con balón muy arriba dificultando la subida de la bola y la circulación de la misma. Provocan errores y los castigan con contra rapidísimas. La final de conferencia fue un gran ejemplo de esto. Lowe y Holman intimidan mucho. Pero la agresividad y la tensión no son constantes. Y con la relajación salen a flote muchas debilidades. Problemas de coordinación, concentración y lagunas tácticas. Algo que ocurre también en ataque. Las posesiones no son demasiado fluidas en estático, y se suele tirar de arranques individuales ante la falta de buenos pasadores o sentido colectivo. Problemas que amenazaron seriamente con tirar por la borda una temporada que, como mal menor, quedó seriamente dañada. Derrotar a Kansas sería una machada histórica pero no imposible. Puede ser un buen partido.

La estrella: Ray McCallum. Talentoso anotador que va mostrando signos de mejora. Su actuación en la final de la Horizon fue excelente. Estrella en las mid-major, jugador de high majo. No perdáis de vista a: Eli Holman. Una buena actuación suya puede llevar a Detroit muy alto. El torneo es una gran oportunidad para exhibir ante scouts y managers sus habilidades y potencial. Y, de paso, borrar malas huellas pasadas.

#16 VERMONT CATAMOUNTS (23-11, 13-3 America East) Alejandro González. Quinta participación en el torneo final de los Catamounts en los últimos diez años. El programa de la universidad de Vermont se ha asentado como uno de los más importantes dentro de la modesta America East Conference. John Becker, que debuta esta temporada en el banquillo sigue la estela seguida por Tom Brennan (ahora como analista en medios de comunicación) y Mike Lonergan, que dejó el equipo al finalizar la pasada temporada para poner rumbo a George Washington. A buen seguro oiremos o leeremos la historia de Becker antes o durante ese partido de primera ronda frente a Lamar. Vermont irrumpió en casa de Stony Brook, campeona de la liga regular, en la final de la conferencia, llevándose el trofeo y el billete para el baile en el, hasta ahora, último episodio de una racha que se ha saldado con catorce victorias en los últimos quince partidos disputados. Curiosamente la única derrota tuvo lugar ante uno de los peores equipos del país, una Binghamton que sólo ha sumado dos triunfos en una temporada negra. Los Catamounts tienen un grupo de jugadores joven y con recorrido, bien trabajado aunque limitado en lo físico y, algo menos, en lo técnico. Los papeles están muy bien repartidos, de forma equitativa, entre los nueve o diez hombres que suelen participar en casi cada encuentro. En el perímetro debemos destacar una figura muy particular, un jugador poco común como Brian Voelkel. Sophomore, ocupa las posiciones de dos y tres, reúsa casi totalmente anotar y en cambio es la mejor fuente de juego del equipo. Sólo mira a canasta cuando es estrictamente necesario, desechando multitud de opciones claras de tiro. Sin embargo, su nivel de productividad es muy alto gracias a su gran capacidad para el pase, la distribución de balón, el rebote y el movimiento lejos de la bola. Con más de ocho rebotes por encuentro, hace de la colocación y el timing todo un arte, maquillando así las claras carencias atléticas y su escaso 1´95. En un ataque carente de talento individual y desborde, su creatividad e inteligencia son básicos para generar posiciones de tiro en estático. Situación en la que ocurren la mayoría de las posesiones, por cierto. Sandro Caríssimo, como base rápido y ágil que es, intenta imprimir algo de ritmo al juego. Liberado

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por Voelkel en el cinco contra cinco, se mueve bien sin balón y puede penetrar hacia canasta. Brendan Bald ayuda en la anotación con su tiro de media distancia, habiéndose mostrado muy fallón desde más allá del arco. Desde el banquillo, curiosamente (este equipo es bastante atípico en muchos sentidos), sale el máximo anotador, el sophomore Four McGlynn, claramente el anotador más talentoso de los Catamounts. Buen tirador exterior, va mostrando una interesante mejora en sus penetraciones hacia canasta y, de seguir progresando a buen ritmo, debería ser un referente importante en la conferencia en las próximas dos temporadas El juego interior, como todo el equipo en general, es de físico limitado y no exhibe apenas talento, aunque muy activo y móvil. Prácticamente no se postea en las cercanías del aro y se prefiere un campo despejado para los continuos cortes a canasta que tan bien ejecutan todos los jugadores. Luke Apfeld, sophomore, ha dejado algunos detalles muy interesantes durante este curso, posee cierta longitud y la capacidad de abrirse y lanzar desde media y larga distancia con efectividad, siendo quizá el jugador más atractivo junto a McGlynn en términos de proyección profesional. Uno de los dos seniors del equipo, Matt Glass, le acompaña como titular. Un cuatro que hace las veces de cinco, muy activo y peleón en ambos lados de la pista, y una arma muy valioso desde la línea de tres. Clancy Rugg, otro sophomore, bien podría ocupar su puesto de titular a partir del año que viene, ejecutando casi mejor que nadie ese juego sin balón que tanto preconiza Becker. El grandullón Ben Grenca sale para aportar algo de altura y peso a un juego interior muy discreto en facetas reboteadoras. El otro senior, Pat Bergman, tiene una misión muy parecida como quinto hombre interior. Una victoria ante Lamar en los “first four” es posible. El juego más elaborado e inteligente podría superar a un conjunto más atlético pero no más alto y, claramente, mucho más plano. Se sumaría una victoria en postemporada que traería aún más el recuerdo aquel imborrable momento, allá por 2005, en el que los Catamounts, con una seed 13, eliminaron en primera ronda a Syracuse. Repetir ante North Carolina en un hipotético cruce de segunda ronda ya si suena a cuento de hadas. La estrella: Four McGlynn. Vermont necesita a un hombre capaz de revolucionar un partido y

enfrentarse con garantías al rápido backcourt de Lamar. McGlynn es sin lugar a dudas ese jugador. No perdáis de vista a: Brian Voelkel. Gran pasador y mejor reboteador. Inteligente en su juego, pero muy limitado en lo físico. Ausente en tareas anotadoras, ni tira habitualmente ni falta que le hace. Podría volver loca a la pobre defensa de Lamar.

#16 LAMAR CARDINALS

(23-11, 11-5 Southland) Alejandro González. El modesto equipo de baloncesto de la universidad de Lamar ha copado los titulares de la prensa deportiva estadounidense dos veces (ahora tres con su victoria en la Southland) en el último año. En ambas ocasiones, Pat Knight ha sido el rutilante protagonista. Tras la pasada temporada los Cardinals anunciaban el fichaje del hijo del gran Bobby Knight, que había sido despedido de Texas Tech. El 22 de Febrero de este año, Lamar volvería a ser noticia. La derrota de esa noche, ante Stephen F. Austin, suponía la tercera en los últimos cuatro partidos disputados por entonces. Lamar se mantenía, a pesar de los pinchazos, entre los mejores equipos de la conferencia. Para Pat Knight, la situación era muchísimo más grave que una simple mala racha. En la rueda de prensa, el entrenador sorprendiá a todo el mundo con una monumental rajada contra sus jugadores, con feas acusaciones directas y muy malas palabras para los seniors del equipo. Se abría el debate: ¿discurso motivador o un desafortunado calentón? Mientras analistas y antiguos entrenadores y jugadores se iban posicionando, Lamar ganaba los seis partidos que quedaban, superando con claridad a McNeese State en la final de conferencia. Knight y “sus” chicos se unían a la fiesta nacional. El debate, por supuesto, se hizo más retorcido y animado, con no pocos defensores de aquella tonadilla que nos dice que, algunas veces, el fin justifica los medios. La debilidad de la conferencia y la acumulación de pinchazos en el camino han condenado a los Cardinals a jugar en la primera ronda de un torneo al que vuelve después de caer a las primeras de cambio en la edición de 2000. Vermont le pondrá las cosas muy difíciles aunque la inercia tan positiva que traen puede acabar desequilibrando la balanza. El juego de los Catamounts, elaborado e inteligente no encaja bien con los problemas

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tácticos tan patentes que sufre el equipo, pero Mike James y sus compañeros podrían dinamitar el ritmo y la paciencia rivales. El escolta Mike James es con diferencia el jugador más talentoso de una plantilla experimentada pero poco brillante. Un anotador compulsivo, habilidoso en el uno contra uno y espectacular en sus acciones, que llega en plena forma a la gran cita de Marzo, siendo además una oportunidad perfecta para lucirse ante ojos europeos. El perímetro de Lamar está compuesto por tres guards pequeños, rápidos y capaces de enganchar minutos de acierto y mucha intensidad. Anthony Miles, del que cuentan que se erigió por fin en un verdadero líder tras la fuerte reprimenda de Knight, es el base del equipo. Tiene la complicada labor de hacer funcionar a un grupo impulsivo y poco coordinado, pero sus pases y acciones individuales consiguen activar algunas de las rachas anotadoras con las que los Cardinals se han proclamado campeones de la Southland. Devon Lamb, que no llega al 1´90, hace las labores de tres y rebotea a grandísimo nivel para alguien de su estatura. Tercer anotador del equipo tras James y Miles. Brandon Davis, con cuerpo de alero pero funciones de cuatro, es el mejor tirador exterior (no es un lanzador puro) de un equipo pobre en la selección y la ejecución del tiro. Pelea duro pero tiene importantes lagunas de concentración y problemas en el rebote. Stan Brown, jugador de tercer año y único no senior del quinteto titular, aporta una muy necesaria altura (algo por encima

de los dos metros, nada excepcional) pero sus limitaciones técnicas le hacen perder jerarquía en el minutaje final. El alero Charlie Harper y el center Osas Ebomwonyi (este sí, cercano a los 2,10, verdadera presencia interior, intimidación y alguna acción espectacular como tráiler) han sido los hombres de rotación más utilizados en la recta final de temporada, mientras que exteriores Donley Minor ha ayudado en el relevo exterior. Los seniors de Pat McKnight (esto parece que va a quedar en la historia de la universidad…) tienen la oportunidad de poner un segundo broche dorado al final de sus carreras universitarias con la consecución de una victoria en el torneo nacional. Vermont les queda al alcance. Un partido ante North Carolina sería un premio y un gran recuerdo de despedida. La estrella: Mike James. Le deberíamos ver liderando la anotación de algún equipo europeo (Turquía, Israel, LegaDue, etc.) la próxima temporada. Anotador eléctrico que llega entonadísimo al baile. No perdáis de vista a: Anthony Davis. Segundo máximo anotador y buen complemento de James en el backcourt. Encargado de poner algo de orden en ataque y, en el momento preciso, desatar la locura si sus compañeros están inspirados.

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SOUTH REGION

GEORGIA DOME – ATLANTA, GEORGIA

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#1 KENTUCKY WILDCATS (16-0, 32-2 SEC)

Jorge M. Díez. Son el mejor equipo del baloncesto universitario. Estas siete palabras ya dan una idea de lo que te puedes encontrar al analizar un equipo así. Aunque antes de comenzar la temporada los focos apuntaban a North Carolina, el devenir del año y la confirmación de una excelsa camada de freshmen para Kentucky, ha acabado por otorgarles dicho título honorífico que tiene su refrendo en el nº 1 nacional otorgado en el bracket. A pesar de este puesto, el camino que el Selection Sunday les deja por delante, no es nada sencillo: Connecticut, Indiana, Baylor o Duke son algunos de los principales nombres que van por su lado del cuadro. De cualquier manera, los Wildcats tienen potencial suficiente para derrotar a todos estos equipos, por algo solo han perdido dos partidos en todo el año: en casa de Indiana por un solo punto, partido del que podrían vengarse en Sweet Sixteen; y en la final de la SEC ante una Vanderbilt, que es un equipo muy serio y que ya les había puesto en problemas en la liga regular. Y no es que el resto de su calendario haya sido sencillo precisamente: Kansas, North Carolina o Louisville pueden dar fe de ello. Un calendario que ha hecho adaptarse y madurar a los jóvenes Wildcats a marchas forzadas. De los 7 jugadores de la rotación habitual, solo Darius Miller no es un underclassmen, mientras que cuatro son freshmen. El octavo jugador, Eloy Vargas, es también senior, pero apenas disputa 7 minutos por partido. Esta falta de experiencia, habitual por otro lado en los equipos de Calipari, es una de las pocas dudas que puede plantear este equipo, el cómo responderán a situaciones complicadas en un torneo a vida o muerte; es por ello que el calendario que han tenido les puede ser muy útil. Más allá de esta inexperiencia, el panorama se presenta brillante para ellos. Anthony Davis en solo un año ha conseguido ser el jugador, defensor y freshmen del año en la SEC; corroborando su más que probable número 1 en el draft del próximo verano, y configurándose como uno de los mejores jugadores de toda la nación, sino el mejor. Es un ala pívot, que juega de pívot en esta Kentucky, y que a pesar de necesitar aún desarrollo en su juego ofensivo, es ya una presencia arrolladora en la pintura. Con sus

cualidades físicas y atléticas, se sitúa por encima de todos los interiores de la NCAA, siendo inexpugnable como último defensor de la propia canasta (es el mejor taponador de la competición con casi 5 tapones de media) y barriendo todos los rebotes en ambos tableros. En ataque no es una referencia aún, pero es un jugador versátil, que puede jugar por encima del aro, aprovechar los rebotes ofensivos, tirar de media distancia o salir fuera de la pintura para situarse en la cabecera de la zona, dejando espacio a sus compañeros Terrence Jones y Kidd Gilchrist, que se aprovechan así mismo de su capacidad atlética para penetrar y terminar jugadas cerca del aro. Los tres conforman el mejor frontcourt de toda la nación. Son tres jugadores altos y atléticos que pueden intercambiar posiciones en ataque y asignaciones en defensa sin demasiados problemas. Kidd Gilchrist es el otro gran freshmen. Empezó la temporada a un gran nivel, pero poco a poco se ha visto ensombrecido por la ascensión de Davis. Aún así, es un jugador completo, que se ha ganado por derecho propio el puesto de alero titular, siendo un duro defensor individual y un eficiente jugador en la transición. Su presencia ha provocado que Terrence Jones, un ala pívot sopho, que tenía un juego demasiado exterior en su primer año, se haya visto obligado a actuar más en la zona, dejando un poco de lado su tiro en suspensión, del que abusaba el año pasado, y posteando más. En defensa, Jones no es tan bueno en individual, pero sin embargo también es un jugador que dificulta la circulación de balón en el rival y provoca muchas pérdidas de balón, razón por la que en la zona 2-3, ocupa en muchas ocasiones la cabecera. Si el frontcourt es lo mejor del equipo, el backcourt se queda un poco lejos de sus prestaciones. En el puesto de escolta nos encontramos con Doron Lamb, un pegamento para este equipo, pues a pesar de ser el segundo máximo anotador, es un jugador oscuro, que en muchas ocasiones no parece estar, pero que siempre aporta lo que el equipo necesita, incluido un terrorífico tiro exterior y una sangre de hielo en los instantes finales. Pero el puesto que desequilibra la balanza en contra es el de base. Marquis Teague venía con un gran bombo desde el instituto, pero sin embargo ha vivido una decepcionante temporada. Algo extraño en un Calipari acostumbrado a reclutar grandes bases para sus equipos (Evans, Wall, Rose, Knight). Teague es un jugador con talento, con un buen crossover y penetración, pero que sin embargo como base necesita un proceso de

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maduración y asentamiento, lo que en ocasiones repercute negativamente en el equipo, sobre todo teniendo en cuenta que no cuentan con ningún base suplente, y que es Doron Lamb el encargado de realizar estas funciones. El quinteto titular asusta nombre a nombre, sin embargo, es también cierto que el banquillo se puede quedar un poco corto ante cualquier imprevisto. Dos son los nombres importantes: Darius Miller, un veterano alero con buen físico, y que deberá aportar las dosis de veteranía necesaria, pero también de tiro exterior; y Kyle Wiltjer, pívot freshmen con pocos minutos, pero con un talento ofensivo que le puede hacer importante en determinadas fases del campeonato. Por tanto, estos tres puntos ya mencionados: falta de fiabilidad en la posición de base, inexperiencia y poca profundidad del banquillo son los puntos débiles donde quizá se les pueda echar mano. Sobre todo en su inexperiencia que en ocasiones provoca también errores en defensa que un equipo paciente y con tiro exterior puede aprovechar. Pero no será fácil, pues con su capacidad física es un equipo al que es muy difícil anotar, tanto porque Davis tiene sellada la zona, como por la rapidez de piernas que les permiten cambiar o recuperar rápido en todos los emparejamientos. Además ejecutan en ocasiones tanto presiones en todo el campo, como defensas de mucha actividad buscando que el equipo rival se acelere y falle. Y por si todo esto fuera poco, es uno de los mejores equipos en el rebote, otorgando muy pocas segundas oportunidades. Es imposible que pierdan en su partido inaugural, pero a partir de ahí, tienen un camino muy duro, y aunque son el mejor equipo en competición, también es al equipo al que se tiene más ganas de derrotar. A lo largo de los años algunos equipos de Calipari, a pesar de un mayor talento, se han encontrado con rivales que han sabido aprovechar sus puntos flacos; y en esta ocasión hay equipos muy capacitados enfrente. La estrella: Anthony Davis. El mejor jugador del equipo lo es probablemente de la nación. Su presencia es un seguro para Kentucky y una terrible amenaza para cualquiera que se acerque a la pintura. No perdáis de vista a: Doron Lamb. Bien pudiera estar aquí Kidd Gilchrist, pero Lamb es quien sostiene el juego exterior y además es el mejor lanzador exterior del equipo. Necesitarán su saber

estar, y quién sabe si también su sangre fría en los instantes finales.

#2 DUKE BLUE DEVILS (27-6, 13-3 ACC)

Iván Ortiz. La primera temporada del cambio generacional, el año en el que Duke tuvo que cambiar unos cuantos roles para mantener el nivel, y a pesar de que el rendimiento durante muchos tramos no fue el que caracterizó al equipo durante los últimos años, ha seguido siendo un equipo muy difícil de doblegar. Después de un inicio donde la precipitación y las prisas pudieron con su talento, Austin Rivers se fue asentando en su puesto hasta lograr ser la referencia anotadora que todo equipo necesita. Mortal de necesidad, decisivo cuando es necesario, su primer paso, juego en aclarado y entrada a canasta es uno de los mejores ahora mismo a nivel colegial. Ha desarrollado un lanzamiento exterior muy bueno, muchos de ellos desde rango profesional, y más regularmente se ha movido en buenas cifras anotadoras. Podríamos achacarle un mal juego defensivo, pero durante esta temporada, no ha sido un caso aislado en Rivers, sino que ha sido un mal común, extraño cuando Duke se había caracterizado por su solidez en ese aspecto. Mantuvieron sus credenciales ofensivas, con mucho lanzamiento lejano, pero desapareció la defensiva. Como viene siendo habitual, las rotaciones de Mike Krzyzewski han sido reducidas, y este año no ha sido excepción, con un grupo de siete hombres habituales, y dos más, que fueron Quinn Cook y Michael Gbinije que en menor medida aparecían en todos los encuentros. Seth Curry se ha mantenido en buenas cifras anotadoras, pero se le ha observado algo más cohibido en su juego ya que ha tenido que asumir el mando del ataque desde el puesto de base en muchas ocasiones, aunque esta temporada Tyler Thornton ha dado un paso al frente y se ha mostrado como un excelente recambio, muy duro y trabajador, el único que probablemente se salve de la quema en el apartado defensivo que ha sufrido el equipo. El juego interior, una temporada más, ha tenido su mejor exponente en Mason Plumlee. Sobresaliente en su labor, recoge todo lo que le queda cerca, sabe crearse su tiro, corre al contraataque, y es un buen taponador, muy atlético. Su hermano Miles Plumlee le ha liberado

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de mucha labor reboteadora, pero en ataque se ha visto demasiado aislado dentro, puesto que Miles no aporta y Ryan Kelly lo hace mucho más por fuera, como amenaza en el lanzamiento exterior, y no interviene mucho en el ataque interior del equipo. Hemos hablado del lanzamiento exterior, y aquí nos hemos de detener en Andre Dawkins, el especialista del equipo. Un hombre que lleva el “catch&shoot” a su máxima expresión. Lanzador letal, muy veloz armando el tiro, pero también irregular, alterna noches donde entra todo lo que coge con noches donde es mejor que se mantenga al margen de la actividad ofensiva de los suyos. Una temporada marcada por la irregularidad, no solo en su juego propiamente, sino en las sensaciones que dieron a los aficionados con su juego. La derrota ante Ohio State entraba dentro de lo considerable, y la de Temple dentro de las perdonables, pues es siempre un rival muy complicado de afrontar, pero el resto de derrotas, tres de las cinco totales, se produjeron de una manera demasiado cruel para la psicología interna de un equipo. Y además, para más inri, fueron en casa, ante los Cameron Crazies. La primera sobre la bocina, con un triple de Michael Snaer que le daba la victoria Florida State, después de que Austin Rivers empatase el encuentro con una gran entrada. La segunda en la prórroga, ante Miami (FL) después de remontar un partido que se había puesto casi imposible, con diferencias que en ocasiones superaron la veintena de puntos. Y la última ante los rivales, North Carolina, con un marcador final maquillado tras una primera mitad sonrojante. El torneo de conferencia no solucionó los problemas, es más, se ahondaron con una nueva derrota frente a Florida State, tras sufrir más de lo previsto en su primer encuentro ante Virginia Tech. Un torneo que vivieron sin Ryan Kelly por lesión, y un Kelly con el que tampoco podrán contar en el último tramo de temporada, el más importante. Duke nos dejó muy buenos momentos y una temporada donde a pesar de estas derrotas, el equipo siguió siendo uno de los mejores a nivel nacional. Un triplazo de Tyler Thornton acercó la victoria ante Kansas para darle al equipo el título de Maui. Una espectacular victoria, que ha quedado en la retina de los aficionados y perdudará durante muchos años como un “instant classic” ante North Carolina, jugando en territorio

hostil, y con un triple sobre la bocina de Austin Rivers que enmudeció a la afición local. Las perspectivas para Marzo, a pesar de todos estos factores, son las de siempre. Candidatos si todos cumplen con su cometido, si juegan como saben y maximizan toda su aportación. Toca apretar los dientes en defensa, luchar todo lo posible en el rebote y aprovechar todo ese talento ofensivo para cumplir con la tradición de equipo candidato. Hay dirección, hay unos buenos mimbres y se ha demostrado que hay calidad para batir a rivales grandes. Ahora toca demostrarlo donde mejor se le da a Duke, en los momentos clave. La estrella: Austin Rivers. Llegó como la salvación para un equipo que había perdido a toda la base campeona en el año 2009, y aunque tardó en encontrar su ritmo y regularidad, en cuanto la tuvo no la soltó. Sus compañeros pasaron a confiarle más balones, tomó más responsabilidades y siempre estuvo disponible para salvar partidos. No le quema el balón, y su juego se ha ido puliendo con el paso de los encuentros. Sigue siendo algo alocado, su selección a veces no es mala, pero tiene un primer paso temible, y en penetración es de lo mejor de la nación. Rango de tiro profesional, movimiento sin balón, muy intenso y capacidad de resolución. Ha acabado el año como máximo anotador de Duke. No perdáis de vista a: Mason Plumlee. Está muy acostumbrado a ser la única referencia en la pintura de Duke, a causa de la tendencia exterior del equipo, pero después de tres años, Mason ha demostrado que cuando los tiros lejanos no entran, se puede confiar en este hombre. Brazos enormes, una capacidad atlética que asombra, y una multitud de opciones con las que trabajar. Corre bien el contraataque, puntea todos los rebotes, lo que le proporciona muchas segundas opciones, tiene unos brazos larguísimos con los que intimida en defensa y ha ido ganando buen rango de tiro cercano a canasta, tanto posteando como recibiendo. Ha ido de menos a más durante su carrera y ahora mismo podríamos decir que está en su punto más alto.

#3 BAYLOR BEARS (27-7, 12-6 Big 12)

Bryan García. Campaña de más a menos claramente la de los chicos de Scott Drew, que después de comenzar con uno de los mejores

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récords de inicio de temporada, llegando a ser incluso número dos del ranking nacional, han acabado la Big XII con más derrotas de las estipuladas inicialmente, aunque más tarde recuperaron parte del terreno perdido en el torneo de conferencia, donde sólo Missouri fue capaz de doblegarles en la final. Hasta diecisiete victorias consecutivas llegaron a sumar los Bears, aunque bien es cierto que su calendario non-conference no reflejaba el duelo ante ningún equipo de la parte alta del ranking nacional, siendo sus victorias más meritorias las logradas ante West Virginia, St. Mary’s, Mississippi State o BYU. La llegada de los enfrentamientos de la Big XII supuso un nuevo reto para los texanos, comenzando con cuatro victorias consecutivas pero cayendo estrepitosamente por dos veces con los dos equipos más fuertes en la conferencia: Kansas y Missouri, que además provocaría una derrota más no deseada ante la universidad de Kansas State que les hacía definitivamente descolgarse de los dos primeros puestos de la conferencia. En estas derrotas ante los equipos grandes de su conferencia llama poderosamente la atención las malas actuaciones del que estaba llamado a ser el hombre ‘franquicia’ del equipo, el jugador de segundo año Perry Jones, cuyo rendimiento ante las universidades más potentes ha sido mucho más bajo de lo esperado, y que puede pasarle factura si finalmente decide presentarse este año al draft. Salvando estas circunstancias, su temporada no ha sido del todo mala, cumpliendo sus nuevas funciones en el equipo como líder y siendo el máximo anotador de su plantel, teniendo la oportunidad en este NCAA Tournament de refrendar sus malas actuaciones en este final de temporada regular. El resto del equipo ha hecho en líneas generales una temporada más que destacable. El base Pierre Jackson ha sido una de las sorpresas más agradables este año, ya que en su primer año en el equipo -procedente de un JuCo- ha destacado por ser uno de los bases más solventes de toda la competición. Quincy Acy ha vuelto a ser el principal acompañante de Perry Jones en la pintura, mientras que el jugador de primer año Quincy Miller ha realizado también un primer año en el conjunto texano, pese a tener que jugar mucho más abierto de lo esperado dada las presencias de Jones y Acy en la pintura. Habrá que ver con qué cara salen los Bears en este NCAA Tournament y cómo afrontan sus

emparejamientos, ya que técnica y físicamente son un equipo muy potente y con el potencial suficiente para hacer un buen torneo, pero su irregularidad ante los equipos importantes de su conferencia no termina de dar confianza a los aficionados. La estrella: Perry Jones. Ha sido el principal reclamo de los Bears para esta temporada después de la retirada de su candidatura en el draft del pasado curso. Pese a sus irregularidades actuaciones esta temporada, es jugador que lo tiene todo física y técnicamente para despuntar en la NBA: 7 pies de estatura, tiro exterior, condiciones técnicas para botar el balón o un físico imponente. De su rendimiento dependen los Bears en este torneo final. No perdáis de vista: Pierre Jackson. Llegaba esta año a la División I tras lograr el campeonato de la NJCAA, donde se proclamó MVP y Player of the Year, y no ha defraudado a nadie en su primera temporada en los Bears. Desbancando a A.J. Walton como base titular del equipo a medida que pasaba la temporada, es un jugador muy rápido, de gran dominio del balón y con fácil capacidad de anotación. Su escasa altura y sus pérdidas de balón juegan en su contra.

#4 INDIANA HOOSIERS (25-8, 11-7 Big Ten)

Iván Ortiz. Un programa mítico que regresa donde se merece después de un año de enseño, y en el que Tom Crean ha tenido mucho que ver. Durante los tres primeros años, el hombre que estuvo durante nueve temporadas en Marquette ha ido subiendo gradualmente la calidad de su equipo hasta convertirlo en lo que tenemos delante ahora mismo, en un aspirante a todo. De un primer año donde se marcó un registro de apenas 6-25 con un paupérrimo 1-17 en la Big Ten, pasamos a un 10-21, posteriormente un 12-10, hasta la explosión de esta temporada. Buen trabajo en el reclutaje de gente de Instituto, un modelo muy bien definido, mucha paciencia y constancia han provocado que ahora Indiana sea lo que fue en su momento, un nombre temido y un rival que nadie desea tener delante. Podríamos reducir su columna vertebral en seis nombres principales, que han sabido distribuirse a la perfección todas las labores del equipo. La dirección corre a cargo de Jordan Hulls, una constante amenaza tanto por su control del juego

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como por su lanzamiento exterior. Indiana es uno de los mejores equipos de la competición en ese apartado, son muy peligrosos en ese aspecto. Y es precisamente esa vigilancia exterior la que aprovecha Victor Oladipo para hacer daño por dentro. Jugador muy atlético, con un primer paso muy potente que saca muchísimo provecho de esos factores para desgastar a la defensa y golpear de manera constante el juego interior. Christian Watford ha bajado sus registros anotadores, pues ahora ya no es la única vía de anotar, pero sigue aportando esos recursos ofensivos que todo equipo necesita. Buen lanzador, puede crearse sus propios tiros y tiene buen bote de balón. El dúo que forman Verdell Jones III y Will Sheehey es muy curioso, y podríamos decir que son los compañeros perfectos. Son los dos hombres que han ido completando el cinco inicial de Indiana, el primero durante más tiempo y en otras ocasiones el segundo, pero su aportación es la misma, trabajo desinteresado, una nueva amenaza de tiro y muchísimo trabajo evitando canastas. El nombre de Cody Zeller creo que merece un apartado independiente. Es probablemente el motivo más importante por el que Indiana está ahora mismo en esta posición. Podría haber decidido irse junto a su hermano Tyler a North Carolina, pero decidió comprometerse con un programa histórico pero que no figuraba entre las más fuertes. Y precisamente ha sido su llegada la que no solo ha levantado los resultados y el rendimiento, sino que ha motivado a otros jóvenes procedentes de Instituto a valorar Indiana como una opción muy interesante para el futuro. Cody Zeller es elegancia, es efectividad de recursos, es regularidad en sus acciones, es adaptabilidad a cualquier tipo de escenario, es presencia defensiva y es inteligencia durante todos los minutos. Es un hombre al que le puedes confiar el devenir de un partido sin miedo a perder. Y es un hombre que apenas cumple su primera temporada en Indiana, consiguiendo afianzarse como máximo anotador, reboteador, taponador y es el hombre con mejor porcentaje en lanzamientos de campo de los Hoosiers. Podemos mencionar a más gente, puesto que Derek Elston, Matt Roth y Tom Pritchard obtienen de manera regular tiempo de juego, aunque mucho más reducido y con una función más destinada a proporcionar descanso a los nombres principales, pero la base ha estado durante todo el año muy clara. Me gustaría destacar, a título personal también, a Maurice Creek, que ha tenido que vivir las últimas temporadas desde el banquillo por lesiones. El que fuese años atrás uno

de los refuerzos destinados a levantar el programa ha visto como todo esto se producía sin poder intervenir, pero también se merece un puesto como componente del grupo. Pocos equipos han tenido un inicio tan bueno este año como el de Indiana, y es que empezaron ganando doce encuentros consecutivos hasta que Michigan State les rompió la racha. El dato curioso es que, exactamente dos meses después, Indiana se tomaba merecida revancha ante el rival que les endosó la primera derrota del año. Tuvo un muy mal mes de Enero (4-4) donde cosechó derrotas frente a rivales donde la victoria se presentaba obligada como Minnesota o Nebraska, pero todo ello no empaña ese enorme inicio donde se encargaron de ser los culpables de la primera derrota de la temporada que sufrió Kentucky tras un triple de Christian Watford sobre la bocina, o de vencer el último día del año a Ohio State, en ese momento la número dos de la nación. Otras como Butler o Notre Dame también cayeron en ese fulgurante inicio de año. Les penalizó esa pequeña irregularidad en la que entraron en la Big Ten, pero siempre se mantuvieron como uno de los equipos más atractivos de la competición. Y la penalización significó obtener un puesto más bajo en el BIG-10 Tournament, que les mandaba a disputar un encuentro previo ante Penn State para posteriormente encontrarse con Wisconsin. Solventaron de manera fácil la primera, pero la segunda no pudo ser, y es que después del primer partido, Verdell Jones III decía adiós a lo que quedaba de temporada por una lesión de rodilla, y también a su periplo en Indiana, ya que es hombre de último año. Este duro revés junto con la entidad del rival provocaron una dura derrota que les trastocó los planes, pero que esperemos, refuerce la mentalidad de unos Hoosiers que han luchado muy duro para llegar hasta aquí, que han pasado etapas muy buenas, otras peores, pero de todas se han levantado con la ayuda de una afición incansable, ruidosa, y devota de los suyos. Indiana, señores, está de vuelta para quedarse. La estrella: Cody Zeller. En su primera temporada en Indiana, ha conseguido ser el máximo anotador y reboteador del equipo, además de ser el hombre con mejor porcentaje en tiros de campo. No solo el hecho de ser debutante, sino de hacerlo como hombre interior, donde la exigencia es mucho mayor. Sin lugar a duda, uno de los mejores hombres de primer año de la nación y cuyo buen hacer será vital para que Indiana pueda aspirar a todo lo que se propongan. No es el hombre más físico, ni el más fuerte, pero es de los jugadores

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interiores con más recursos y más inteligentes del país. No perdáis de vista a: Jordan Hulls. Un base de aquellos que marcan a la perfección como se ha de mover su equipo. Sin movimientos de cara a la galería, Hulls obliga a su par a estar de manera constante en alerta, ya que puede encontrar un buen pase, entrar a canasta o amenazar con un lanzamiento exterior que no tiene problema en anotar. Si Cody ha sido el hombre referencia, el que ha mantenido a todos rindiendo como deben y ha hecho de Indiana uno de los equipos más agradables para el aficionado es Hulls. Su progresión en el equipo ha sido espectacular, y tiene un año más todavía para crecer como base.

#5 WICHITA ST. SHOCKERS (27-5, 16-2 Missouri Valley) Iván Ortiz. Aunque su final de temporada no ha sido el mejor posible, Wichita State ha sido una de las agradables sorpresas de la temporada, y es que el conjunto de los Shockers ya apuntó muy buenas sensaciones la temporada pasada y se pasó el primer tercio de la temporada considerado como una de las posibles revelaciones, factor que se quedó un poco por el camino con el paso de los encuentros, pero que esta temporada ha vuelto con muchísima fuerza. A pesar de que dio la casualidad de que se toparon en la misma conferencia que otra de las revelaciones del año, Creighton, que fueron uno de los dos equipos capaces de ganarles en la temporada regular. Tan solo ellos y Drake, que necesitó de hasta tres prórrogas, fueron capaces de vencer a los Shockers. Pero su final de temporada fue el peor que le puede pasar a un equipo que no participa en una de las conferencias punteras, y es no conseguir llegar a la final de tu torneo, y para mas drama, caer ante un rival de menor entidad. Illinois State se encargó de darles la sentencia final. Pero la liga no pasó por alto el excelente año en su conferencia, ni la buena victoria ante UNLV ni la derrota en la prórroga ante Temple en los encuentros previos a la Missouri Valley. Fue un buen año para los Shockers, que han aprovechado el último año de su bloque para hacer la mejor temporada posible. Garrett Stutz, Joe Ragland y Toure’ Murry, los tres máximo anotadores del equipo no seguirán la temporada que viene. Y Ben Smith, que curiosamente es el cuarto, tampoco. El

triunfo del trabajo reiterado y de la constancia, y el premio merecido a un equipo que lleva avisando durante mucho tiempo que lo suyo no es casualidad. No son un bloque que ofrezca partidos elegantes, pero si muchísima seriedad, y muchísima dureza mental. Es muy complicado sacarles de su plan, de su mecánica de juego y rara vez se marcharán de un partido sin darlo todo sobre la pista. La estrella: Garrett Stutz. Un legítimo siete pies que ha evolucionado de manera progresiva durante toda su carrera universitaria, y que en su último año ha decidido liderar a los Shockers hasta el torneo final. Stutz ha sido la referencia, un gigante que ha liderado a Wichita State tanto en puntos como en rebotes. Todos conocemos la dificultad que existe a nivel colegial para parar a un jugador de sus características. Si el escenario y la presión no le pueden, deberá ser quien guíe a los Shockers a dar una posible sorpresa. No perdáis de vista a: Joe Ragland. Si en primer lugar hablábamos de hombres grandes, ahora pasamos al lado contrario, y es que Ragland apenas alcanza los seis pies de altura. A pesar de su apariencia, no es un base muy alocado, sino que aporta en muchas ocasiones una dosis de calma a un equipo que en ocasiones puede necesitar algo de concentración para no irse de los partidos. Muy buen pasador, comprometido y serio, tiene buenos recursos ofensivos.

#6 UNLV RUNNIN’ REBELS (26-8, 9-5 Mountain West) Javier Rajo. El entrenador novato David Rice tuvo un buen estreno en su regreso a casa manteniendo al equipo rankeado buena parte de la campaña. Los Rebels tuvieron pocas bajas respecto la campaña anterior, sumándose al equipo un Mike Moser que se convirtió en su primer año en Las Vegas en uno de los pilares del equipo. UNLV consiguió alguna importante victoria en su calendario non conference como la lograda ante la potentísima North Carolina, aunque las dudas en el equipo se presentan en saber si realmente pueden llegar lejos en el campeonato debido al bajón en su juego cuando juegan fuera de casa. El backourt es ocupado por Oscar Bellfield y Anthony Marshall, dos jugadores que pueden anotar además de crear juego. Ambos jugadores

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dirigen las operaciones del equipo, siendo Bellfield una arma exterior muy importante gracias a su lanzamiento de larga distancia y Marshall un jugador que presenta una muy buena capacidad para rebotear el balón. Los dos máximos anotadores del equipo son dos jugadores que en su momento pertenecieron a UCLA. Chace Stanback no consiguió en este último año dar un salto definitivo en su juego que le colocase como un jugador con posibilidades incluso de llegar a la NBA, pero es una de las mejores armas anotadoras que presenta el conjunto siendo un jugador bastante eficiente a ambos lados de la pista. Presenta un buen lanzamiento a canasta, siendo un fantástico jugador en el catch&shoot. Por su parte Mike Moser fue una de las agradables sorpresas de la temporada, convirtiéndose en el máximo anotador y reboteador de los Rebels. Mooser es un jugador bastante completo, que destacó también por su buena capacidad para robar balones gracias a su envergadura y que presenta una correcta visión de juego. Bastante atlético, puede anotar cerca del aro, en segundas oportunidades o a través de un decente tiro. Su compañero de pintura es Brice Massamba, un fuerte y pesado pívot bastante limitado ofensivamente. Desde el banco, los Rebels presentan interesantes opciones y buenos jugadores de rotación como Justin Hawkins y Kendall Wallace por fuera y Carlos Lopez y Quintrell Thomas por dentro. UNLV posee la experiencia, el talento, la altura y la profundidad para ser un equipo tenido muy en cuenta llegado el torneo, pero habrá que ver si son capaz de desenvolverse fuera de casa de una manera distinta a como lo han hecho durante el resto de la temporada. La estrella: Mike Moser. Completo jugador. Una de las agradables sorpresas de la temporada. No perdáis de vista a: Chace Stanback. Interesante jugador para Europa, sólido en ataque y defensa.

#7 NOTRE DAME FIGHTIN’

IRISH (22-11, 13-5 Big East)

Iván Ortiz. Se mantienen luchando, no se quieren desprender de todo lo que han ganado con su

esfuerzo, pero está claro que Notre Dame está viendo como los rivales ya les conocen, y que las cosas a partir de ahora pueden costar mucho más. Aun con todo, temporada admirable la de unos Irish que vieron como después de apenas dos partidos, Tim Abromaitis se lesionaba para toda la temporada. Así, la referencia del equipo, pues con solo dos partidos Se han tenido que mover toda la temporada con una base muy reducida, pero es admirable la capacidad que tiene este equipo para asimilar conceptos y traspasarlos en el tiempo, a pesar del cambio de jugadores. Ni la lesión de su hombre referencia provocó que los Irish se vinieran abajo, es más, consiguieron hacer que Syracuse cayera por primera vez en toda la temporada, aprovechando la ausencia de Fab Melo en los Orange para plantar cara con igualdad, y endosarles una derrota. Podríamos componer esta base de unos seis hombres principales. La presencia interior de Jack Cooley ha acabado siendo uno de los puntos determinantes en muchos encuentros. No es rápido ni talentoso, pero es un hombre interior clásico, fuerte, que aprovecha su cuerpo, y eso hace mucho daño a equipos sin una referencia clara. Puntea todo lo que tiran cerca, toca todos los rebotes y por segundas opciones cerca del aro gana muchos puntos. Tantos que ha acabado como el máximo anotador con 12,4 puntos por partido, aunque a muy poca distancia del grupo exterior. Un grupo exterior que tuvo en Jerian Grant y Eric Atkins a sus dos máximas referencias, y es aquí donde encontramos una buena muestra de esa regeneración, y es que ambos son jugadores de segundo año, el primero después de pasarse toda la primera temporada sin jugar y el segundo con más participación pero menor relevancia. Atkins ha pasado de 25 a 38 minutos por encuentro, y de 5,8 a 12,2 puntos por encuentro. Grant se ha visto de entrada con 36 minutos por encuentro y ha respondido como un campeón, con 12,3 puntos por encuentro y mejor pasador del equipo. Es curioso, porque apenas separan unas décimas de anotación a cada uno de ellos. Pero no menos admirable es la evolución del resto del grupo. Scott Martin ha pasado dos temporadas sin jugar, una por cambiarse desde Purdue a Notre Dame, y la segunda por lesión, y en su quinto año de elegibilidad, como capitán del equipo, ha sido un excelente hombre de rotación, y así ha acabado con 9,5 puntos por encuentro. El también alero

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Alex Dragicevich ha tenido que, como sus compañeros, asumir más relevancia en su segundo año en el equipo. No es el más regular, pero el día que está enchufado, hay que darle balones por que va a hacer de todo en ataque. Es un muy buen tirador, no tiene miedo en ir al ataque, pide el balón y no le quema en las manos. Puede ir a mucho más. Una evolución que no le pesará tanto a Pat Connaughton, que ya en su primera temporada ha tenido que actuar como un veterano, apoyando a sus compañeros en la pista. A pesar de que su cometido se limitaba más a no cometer errores, ha sabido aportar en todas las facetas del juego. Regular y trabajador, con algo más de mando puede ser un muy buen jugador. Si la lesión de Tim Abromaitis les pudo hacer algo de daño en los primeros encuentros previos a los partidos de conferencia, a la que entraron con un 8-5 de registro y alguna derrota dura por el camino, la victoria ante Syracuse el 21 de Enero no solo suponía la primera derrota de los Orange, sino que a la misma vez abría una racha de victorias que duraría hasta el 25 de Febrero, donde perdieron ante St. John’s. En todo ese tiempo, nueve victorias consecutivas, incluyendo alguna muy buena ante Connecticut y Marquette, dos ante West Virginia y una ante Villanova en la prórroga. Pasaron de un 3-3 a un 12-3. Acabarían 12-5, y cayendo derrotados en el torneo frente a una Louisville que decidió que todo lo inadvertido que había pasado durante el año lo haría pagar en unos pocos días. Pero el año ha sido admirable. Han demostrado que las ausencias y las adversidades no pueden con ellos, y sobre todo, que detrás de todo esto hay un cuerpo técnico increíble, con una filosofía inamovible, muy clara, y que la transmite a la perfección a los chavales. Perderán a gente cada año, pero saben reinventarse, y quieren seguir haciéndolo muchos años más. La estrella: Eric Atkins. Ha sido el base del equipo, y el encargado en muchas ocasiones de imprimirles ritmo cuando lo necesitaban. Se une su capacidad ofensiva, su manejo de balón y su tiro exterior con el hecho de estar un equipo que se rige más por el orden y la ausencia de errores. Atkins ha sabido amoldarse, se ha destapado como un gran defensor, muy intuitivo moviéndose sobre la pista, y ha sabido optimizar todos los recursos, sobre todo a la contra donde muestra una excelente visión a campo abierto. Puede parecer, a simple vista, la antítesis de lo que puede necesitar

este equipo, pero al contrario de lo que se puede apreciar, Atkins no resta, sino que aporta más peligro al engranaje de Notre Dame. No perdáis de vista a: Jack Cooley. Cuando uno lo ve jugar, puede empezar poniendo muchas reticencias a este jugador. No es rápido, no tiene un juego muy vistoso, sus recursos son algo limitado, pero cuando avanza el partido, las cosas cambian. Cooley es un interior clásico, y eso no lo pueden tener todos los equipos, por lo que se convierte en una persona complicada de defender. Intimidatorio, es el último escollo para todos aquellos que se quieran acercar a tirar al aro de Notre Dame. Sabe usar muy bien su cuerpo en el rebote para suplir su poco salto, y en ataque sabe qué lejos del aro no tiene mucha influencia, pero que cerca hace daño, y ahí es donde actúa. Todas las segundas opciones las disputa y todos los tiros tras rebote cercano son suyos. Suple su falta de físico con inteligencia, y en tramos más importantes, Cooley puede ser un factor decisivo.

#8 IOWA STATE CYCLONES (22-10, 12-6 Big 12)

Bryan García. Primer golpe de efecto de la era Hoiberg en Iowa State, donde en su segunda temporada al frente del banquillo de los Cyclones ha sido capaz no solo de mejorar sustancialmente el récord de victorias del equipo respecto a su campaña anterior sino también de incluirlos entre los mejores conjuntos a nivel nacional, regresando al NCAA Tournament tras siete años de sequía. Los Cyclones no despuntaron desde el primer día a nivel nacional, ya que dos caídas inesperadas ante Drake y Northern Iowa les pasaron factura a las primeras de cambio. El equipo mejoró sustancialmente con la llegada a los enfrentamientos internos de la conferencia, donde los recién llegados Royce White y Chris Allen dieron su mejor versión y un Scott Christopherson muy regular en el ámbito anotador condujeron a los Cyclones a victorias importantes como ante Kansas, Baylor o Texas, disputándoles además sus dos encuentros de temporada también a Missouri. Doce victorias sumaron finalmente durante esta etapa los de Fred Hoiberg, sorprendiendo a propios y extraños acabando en tercera posición de la conferencia con el mismo récord que Baylor, uno de los grandes favoritos de la Big XII y por delante de equipos -a priori- superiores como Kansas State, Texas e incluso Oklahoma State.

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No tuvieron tanta suerte, sin embargo, en el torneo de conferencia, donde un mal partido ante Texas Longhorns les apeó del mismo a las primeras de cambio, lo que no afectó finalmente a que recibiesen con todo merecimiento una invitación por parte del comisionado de la NCAA para este Tournament. Con un Royce White en un estado de forma tremendo, los Cyclones no tienen nada que perder en un torneo donde pueden dar más de una sorpresa a los equipos grandes. La estrella: Royce White. Catalogado como uno de los grandes interiores de su generación, White no pudo tener un buen inicio universitario en la universidad de Minnesota, donde se vio inmerso en problemas extradeportivos y suspendido posteriormente por los Gophers. En esta nueva etapa en los Cyclones está dando lo mejor sí, siendo uno de los grandes artífices de la buena temporada del equipo de Ames. No perdáis de vista a: Scott Christopherson. Principal referencia anotadora de los hombres de Fred Hoiberg, donde pese a bajar sus números de su etapa anterior ha sostenido en anotación a los Cyclones durante todo el año. Tirador nato, capaz de desatascar partidos que buscará en sus últimos partidos como universitario seguir con sus grandes actuaciones individuales para intentar sacarse un buen contrato en Europa el próximo año.

#9 CONNECTICUT HUSKIES (20-13, 8-10 Big East)

Bryan García. Elección para el NCAA Tournament un poco cogida con pinzas para el vigente campeón, que tras realizar una temporada irregular rozando incluso lo mediocre ve como el comité de selección le incluía entre los 68 seleccionados para el mismo. La ausencia de Kemba Walker ya se sabía que iba a pesar mucho en Connecticut, aunque las buenas temporadas realizadas por Jeremy Lamb y Shabazz Napier al final de la pasada temporada y el sonado (y con cierta polémica) recruit de Andre Drummond el pasado verano dejaba a los Huskies a principio de temporada con muchas posibilidades de repetir título nacional. Aunque la realidad resultó ser bien distinta. Los de Storrs arrancaron bien la temporada con un calendario non-conference bastante solvente,

donde su único borrón resultó en una derrota inesperada ante la universidad de Central Florida, venciendo a equipos como Florida State o Harvard, ambos rankeados por entonces. Sin embargo, la llegada de los enfrentamientos de la Big East acabó por acabar con el presunto sueño de repetir presencia en el NCAA Tournament, sufriendo hasta diez derrotas en 18 encuentros, aunque con alguna victoria de mérito durante esta etapa como contra Notre Dame o West Virginia. En el torneo de conferencia los de Jim Calhoun a punto estuvieron de repetir la brillante actuación que les llevó al NCAA Tournament el pasado curso, dejando en la cuneta en las primeras rondas a DePaul y a West Virginia, a éstos últimos con mucho suspense y en la prórroga. Sin embargo, los Oranges de Syracuse se cruzaron en su camino en semifinales y acabaron apeándolos del torneo pese a realizar un gran partido, teniendo que emplearse a fondo los de Jim Boeheim. Su camino en el torneo no será nada fácil, ya que tendrán que pugnar a las primeras de cambio con unos duros Iowa State Cyclones y posteriormente con todo unos Kentucky Wildcats, que más que nunca son claros favoritos a llevarse el campeonato nacional. La estrella: Jeremy Lamb. El joven alero ha dado ese paso al frente que se le exigía y ha sido la principal referencia ofensiva de los de Jim Calhoun, potenciando su posible candidatura al draft este próximo mes de junio. Su potencial y su clase está fuera de toda duda, aunque su irregularidad y sus ausencias sobre el parquet en muchos partidos no terminan de convencer a muchos analistas de baloncesto universitario. No perdáis de vista : Andre Drummond. Recluta estrella de esta temporada universitaria que ha acaparado los focos de la gran mayoría de aficionados que fueron a ver a los Huskies este año. Pese a su potencial y a su portentoso físico, Drummond aún necesita crecer mentalmente y trabajar mucho técnicamente antes de dar el salto a la NBA. Ha desbancado a Alex Oriakhi en la pintura y se ha ganado cierta fama de intimidador, aunque su escasa aportación ofensiva y su horrendo porcentaje en tiros libres echan atrás a más de uno.

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#10 XAVIER MUSKETEERS (21-12, 10-6 Atlantic-10)

Javier Rajo. Después de un muy buen comienzo de temporada que los colocaba a ojos de muchos expertos como un equipo con serias posibilidades de llegar a la final four llegó el partido contra Cincinnati. A pesar de ganar el partido, varios jugadores de Xavier se vieron envueltos en una batalla en la pista que terminó con malas declaraciones de varios de ellos posteriormente en la prensa y sanciones, influyendo todo esto de alguna manera cayendo el conjunto en una mala espiral de la que nunca terminaron por recuperarse del todo. Xavier perdió cinco de los seis siguiente partidos, alguno de ellos ante programas menores como Oral Roberts o Hawai. La estrella del equipo es Tu Holloway, un jugador del que se esperaba a principios de temporada que fuese un serio candidato a jugador del año. A pesar de una correcta temporada el jugador rindió por debajo de las expectativas, siendo incapaz de conducir a su equipo al lugar que le debería corresponder. Holloway es base rápido, con un muy buen manejo de balón y la capacidad de anotar tanto desde la larga como media distancia, además de poseer una gran capacidad para penetrar siendo un gran finalizador. A su lado se encuentra Mark Lyons, un jugador de carácter anotador y gran talento que al igual que Holloway posee diferentes formas para encestar, tanto con su tiro como penetrando. Una de las buenas noticias de la temporada estuvo en el freshman Dezmine Wells, un jugador atlético y enérgico, con la capacidad de penetrar y un tiro decente. Defensivamente es un jugador bastante físico e intenso. Por dentro en el puesto de cuatro nos encontramos a Andre Walker, un buen defensor y productivo jugador que destaca haciendo las pequeñas cosas funcionando como un chico pegamento. A su lado juega el decepcionante Kenny Frease, que no acabó por dar el salto que se le presumía en este último año después de una notable progresión en su año junior. A pesar de todo es un jugador importante para el equipo debido a sus siete pies de altura. El banquillo de los Muskeeters tiene bastante nivel, con varios jugadores que llegaron a salir de

titulares durante la temporada por distintos motivos. Brad Redford es un jugador que destaca por su excelente tiro de tres, Travis Taylor ofrece al equipo un jugador de capacidad anotadora (aunque la campaña de este transfer estuvo bastante por debajo de las expectativas) y Jeff Robinson es un atlético ala-pívot. Los freshmen Dee Davis y Justin Martin son otros dos jugadores que contaban con minutos pero es posible que en el Madness pasen a ser totalmente residuales. La estrella: Tu Holloway. Uno de los mejores bases del basket universitario. No perdáis de vista a: Mark Lyons. El otro jugón del conjunto, algo tapado por la presencia de Holloway.

#11 COLORADO BUFFALOES (23-11, 11-7 Pac-12)

Iván Ortiz. Por supuesto, vaya por delante que

todo equipo que esté en el torneo final es porque se lo ha merecido, por que ha trabajado duro y es una recompensa a un buen año. Pero también hay que apuntar que Colorado más que el mejor, ha sido el equipo más listo en pescar en río revuelto, y es que los problemas han asolado a prácticamente todos los equipos de la PAC-12, y en todo ese mar de dudas, de ausencias y de malas rachas, los Buffaloes sacaron un billete hacia la locura de Marzo, quitándoselo a otros como Oregon, California o Arizona, equipos a los que venció en el último tramo de la temporada y que quedaron mejor que ellos. Y es que Colorado acabó con un 11-7 en la debilitada PAC-12, y empatados con el mismo registro que una UCLA a la que no le caben tampoco más problemas en casa ya. Por delante, un total de cuatro equipos que hicieron mejor temporada regular que ellos pero que no supieron definir cuando más hacía falta, y es que la PAC-12 no tiene ahora mismo la solera de antaño y los pases automáticos se harían muy caros, como así ha sido. Su gran atracción ha sido, sin ninguna duda, el jugador de segundo año Andre Roberson, quien a día de hoy se perfila como uno de los mejores proyectos de futuro profesional, y que esta temporada ha firmado unos espectaculares 11,6 puntos y 11,1 rebotes por encuentro. Prácticamente ha doblado su aportación ofensiva y

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se ha movido en más de diez rebotes por encuentro, que son una barbaridad. Y a pesar de todo esto, el exterior Carlon Brown ha acabado como el máximo anotador, aunque no podemos afirmar que haya sido la referencia ofensvas, ya que Austin Dufault y Spencer Dinwiddie han acabado también con más de 10 puntos por encuentro. Destacable este último, puesto que era su primera temporada en el equipo y se ha movido en buenos registros en cuanto a tiro exterior. No es un tirador, pero los que lanza los hace con precisión. No parten con ningún tipo de presión, ya que todos saben cómo se ha desarrollado su entrada y en la situación que lo hacen. El joven Roberson será una gran atracción, y una buena actuación le puede valer muchos puntos de cara a un futuro salto profesional, así que, aunque no tienen nada que perder, si que pueden ganar mucho con esta entrada. La estrella Andre Roberson. Cuando un jugador de segundo año te firma dobles dígitos en puntos y rebotes ¡de media!, es que estamos delante de algo realmente especial. Roberson es probablemente uno de los jugadores de segundo año más interesantes de la nación, y es que su envergadura y su físico le convierten en un auténtico quebradero de cabeza. Tapona balones, todos los que llegan cerca suyo. Tiene un “feeling” especial para los rebotes, en ambos lados de la cancha, y además esta temporada ha aumentado sus prestaciones anotadoras. El cielo es el límite para este joven jugador que va progresando a pasos agigantados. No perdáis de vista a: Spencer Dinwiddie. En su primera temporada en el equipo, ha conseguido hacerse hueco entre los máximo anotadores, firmando más de diez puntos de media por encuentro. Dinwiddie es un base con un físico privilegiado para el puesto. Reúne envergadura, velocidad y explosividad. Esta temporada ha jugado con mucha seguridad, aunque sigue firmando la misma capacidad de subir a la contra que le precedía. El equipo necesitará su mejor versión para hacer algo grande.

#12 VCU RAMS (28-6, 15-3 CAA)

Alejandro González. Justo tras acabar la final de la CAA en Richmond bien se podría haber escuchado aquella mítica sintonía que hizo aún más famosa a la película “Tiburón”. El pánico. ¡Qué vienen! The Havoc volverá a rondar Marzo. Ya veremos si apoderándose del torneo otra vez. Este año no hay polémica alguna, y VCU se ha ganado su billete para el baile sin depender de controvertidas (en su momento, después sólo pudimos dar las gracias al comité) decisiones de oficina. Los Rams han encadenado una serie final de 17 victorias en los últimos 18 partidos, cerrando la Colonial (que sigue siendo una de las mejores conferencias mid-major aunque con algo menos de fuelle que el año pasado) en segunda posición. En el partido por el título vimos a Shaka Smart y los suyos en todo su esplendor. La “teoría del havoc” ejecutada a la perfección desmontó a Drexel, dejándonos para el recuerdo una primera parte primorosa. Smart, que irrumpió con fuerza en términos mediáticos en esa histórica carrera hasta la final four del pasado año, no lo ha tenido nada fácil para mantener a su equipo en alto nivel competitivo. Su filosofía y sistemas tienen premisas muy simples, pero ejecutarlos de forma eficaz, manteniendo la concentración y soportando la exigencia física durante tanto tiempo en semejante caos (organizado), requiere de tiempo, organización y química. Al finalizar el curso anterior, Jamie Skeen, Ed Nixon, Joey Rodriguez y Brandon Rozzell se graduaron. Toby Veal abandonó el equipo para cambiar, de nuevo, de aires. Cinco de los nueve hombres de la rotación, cuatro de ellos titulares, fuera de golpe. Quedaba un senior (Burgess, el remanente del quinteto titular), un junior (Theus) y tres jovenzuelos (Brandenberg, Reddic y Haley) que apenas acumulaban minutos de juego. Mucho trabajo por delante, pues. El inicio de temporada debía repartirse entre el trabajo de construcción y la consecución de resultados, con vistas a reunir un buen curriculum en caso de necesitar de nuevo invitación. Los Rams cayeron ante Seton Hall, Alabama y Georgia Tech en los primeros compases del curso, haciendo pensar a muchos que esta campaña iría más orientada a la reconstrucción. Ganar a South Florida y Richmond quizá no fuese suficiente. Pero el trabajo de Shaka Smart nunca puede ser menospreciado. El equipo iba mejorando y en la segunda mitad de la temporada los resultados comenzaron a llegar. Una vibrante carrera que acabó con celebración y trofeo.

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La defensa es la clave. No sólo por una cuestión de puntos en contra o porcentajes de tiro de los rivales. Aquí lo importante es todo lo que ocurre alrededor, lo que induce y a lo que conlleva. VCU mantiene una agresiva presión a toda (o media) cancha llena de variantes y traps. Agobias al rival, fuerzas al límite, colecciones recuperaciones de balón y, lo más importante, desgastas física y mentalmente a tu enemigo. Jugar contra los Rams es terriblemente incómodo. Agónico. Los hombres de Smart te obligan a ganarte cada centímetro de pista que quieres avanzar mientras subes el balón. Atacan líneas de pase de forma constante, deniegan el pase a la referencia interior en individual o con ayudas. Intensos, muy activos. Manos y brazos por todas partes, en cualquier parte de la cancha. Durante la presión o ya en estático. Evidentemente con el riesgo de permitir multitud de transiciones rápidas y/o canastas fáciles si la colocación o la coordinación fallan. Pero para VCU compensa. Creen en lo que hacen, lo hacen muy bien y obtienen resultados. Y si un equipo es lo suficientemente técnico, paciente y/o atlético para eliminar ese havoc de un puñetazo, “que nos quiten lo bailao”. La defensa, como decimos, produce en términos puramente defensivos, mentales y, también, ofensivos. Desde ella nace una buena parte de los puntos de VCU. De los robos de balón vienen multitud de transiciones, muchas de ellas claras y con el camino a canasta casi o totalmente despejado. Incluso después de canasta rival, se alcanza el aro rápidamente gracias a la fatiga (de nuevo tanto física como mental) del contrincante, que todavía anda recuperando el aliento tras la última posesión. Este temporada la rotación es algo más corta debido a la juventud e inexperiencia de la plantilla. De los 9-10 hombres (con ese décimo puesto repartido entre varios jugadores) del año pasado a los 8 básicos de ahora, con algún minuto para un noveno relevo. Darius Theus ha reemplazado a Joey Rodriguez como timón del equipo. Y podría decirse que el cambio ha sido incluso para mejor. Theus está firmando una temporada muy buena, encajando muy bien en ese perfil de director que opera a toda velocidad. Corre muy bien la pista, es muy incisivo subiendo el balón y buscando el aro rival. El éxito de las transiciones es colectivo, pues el resto de compañeros interpretan muy bien timing y espaciado, pero Theus es clave en ellas.

Bradford Burgess, el único titular que retornaba esta temporada, es ahora el máximo anotador. Un jugador muy completo y polivalente con muchos galones en el grupo. Para la otra plaza exterior, Troy Daniels y su tiro exterior le ganaron la batalla a Briante Weber, aunque este último sigue teniendo un papel importante en la rotación. Se esperaba que Rob Brandenberg pudiese explotar en cierta forma este año. El rendimiento general, sin ser el soñado, ha sido muy bueno, escalando hasta un status principal en tareas anotadoras. Siempre teniendo en cuenta que la anotación en este equipo está muy repartida. El inglés Teddy Okereafor puede tener algún minuto, aunque seguramente muy fugaz, como ha venido ocurriendo toda la temporada. Teddy se dio a conocer en el NIJT de Londres de 2010 con la Barking Abbey Academy londinense. Un jugador muy elegante y con bastante talento al que merece la pena seguir la pista durante su carrera universitaria. El juego interior es el que más ha notado las bajas. No se ha encontrado a un jugador capaz de sustituir la excepcional labor de Jamie Skeen en la pintura, y la marcha de Toby Veal dejaba más desprotegida esta posición. Juvonte Reddic está rindiendo francamente bien, eso es innegable, pero no acaba de ser una referencia interior capaz de producir en el poste bajo y equilibrar el ataque. Reddic es más activo sin balón en forma de agilidad y movilidad que de lucha por la posición. Corre bien la pista y es útil en transición. Puede anotar de media distancia a pesar de su nada fluida mecánica. Es, además, un taponador excelente. El mejor en un equipo que puntea una mayoría de los tiros rivales, taponando o cambiando un número elevadísimo de lanzamientos. D. J. Haley, sophomore al igual que Reddic, aparece incluso en el quinteto titular, pero sus minutos y producción ofensiva son más limitados. Treveon Graham, que parte desde el banquillo, freshman, parece ganarle la partida en casi todos los partidos. USC, Georgetown, Purdue, Florida State y Kansas pueden contar a los demás como es un partido de Madness frente a VCU. Wichita State lo sabrá en breve. El enfrentamiento con los Shockers es uno de los más atractivos de la segunda ronda. Muchos ven un camino abierto (que no llano) para que los Rams sigan haciendo historia en Marzo. La estrella: Shaka Smart. Lo es para los medios. Y su trabajo es la gran razón del éxito de los Rams.

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Su forma de mejorar a los jugadores, de impartir su sistema y aleccionar al grupo brilla por encima de todo lo demás. Un brillo plenamente justificado. No perdáis de vista a: Darius Theus. Está claro que Burgess es el líder. Senior y máximo anotador del equipo. Pero Theus puede ser el factor diferencial. Talentoso base que encaja muy bien con los planes de Smart, capaz de crecerse e ir ganando importantes batallas en cualquier partido del torneo.

#13 NEW MEXICO STATE

AGGIES (26-9, 10-4 Western Athletic) Alejandro González. New Mexico State puede ser un rival muy peligroso para Indiana en ese cruce de segunda ronda. No son pocos los analistas, de hecho, que apuntan a este partido como un posible, incluso probable, upset. Los Aggies llegan al torneo como campeones de la WAC, aprovechando el pinchazo de la favorita Nevada en semifinales. Segundos cabezas de serie, superaron con claridad a Louisiana Tech en el encuentro por el campeonato de conferencia, poniendo colofón a una parte final de temporada muy positiva cerrada con un record de 12-2 en los últimos catorce partidos. El expediente de New Mexico State no es particularmente bueno y sólo la victoria ante New Mexico a principios de curso luce bien. La seed 13 puede responder en parte al potencial y las características del conjunto que dirige Marvin Menzies. Un equipo físicamente poderoso, agresivo, con muy buen tamaño (nada habitual fuera de las grandes conferencias), que rebotea a un nivel altísimo en ambos tableros y que puede completar actuaciones anotadoras notables. No es un grupo especialmente técnico, la rotación es corta, el ataque puede ser precipitado e impreciso muchas veces y hay una clara carencia de tiro exterior. Pero la exigencia física que imponen en los partidos, sobre todo alrededor de los tableros, puede atragantársele a unos Hoosiers de vuelta en la élite nacional. Las cosas no pintaban nada bien para los Aggies cuando Christian Kabongo, uno de sus mejores jugadores, era suspendido y acababa pidiendo el transfer. Un duro golpe para un equipo que

intentaba compensar la marcha de su mejor hombre, Troy Gillenwater, graduado. En la WAC conseguían competir bien y el grupo iba mejorando fruto del trabajo diario. Todo lo que no fuese ver a Nevada proclamándose campeona iba a ser una sorpresa. New Mexico State aprovechó el descuido de la favorita para volver al torneo final tras su participación en 2010. Wendell McKines es la figura predominante en este equipo. Un cuatro que no llega a los dos metros pero que ha dominado la WAC gracias a su agresividad y juego físico en la pintura. Lo hace simple alrededor del aro, efectivo y enérgico en ataque. Excelente reboteador que genera muchísimas segundas y terceras opciones tanto para sí mismo como para sus compañeros. El rebote ofensivo es una de las grandes fuentes de anotación de los Aggies. Ha vuelto completamente recuperado de la lesión que le hizo perderse la pasada temporada. Hamidu Rahman es el center titular, un 6´11” poderoso pero técnicamente limitado, que tiene una influencia importante en el juego a estos niveles. El frontcourt de New Mexico State no tiene mucho que envidiar al de los mejores equipos de conferencias low y mid major. De hecho, los relevos que salen desde el banquillo forman parte del trío alto del quinteto, y los tres guards titulares prácticamente rotan entre ellos pasando a un esquema con dos pequeños y tres grandes cuando Bandja Sy, el sexto hombre, salta a la pista. Sy, alero alto francés, aparece como tres y añade longitud y capacidad atlética al equipo, pudiendo hacer también las veces de cuatro si es necesario. El sudafricano Tshilidzi Nephawe, 6´10” es el center suplente y mantiene el nivel físico de Rahman con solvencia. Renaldo Dixon, otro 6´10”, queda en la recámara. El juego exterior era una gran preocupación en la pretemporada. Parecía convertirse en un serio problema cuando Kabongo era suspendido. Sigue siendo un punto algo flojo, sobre todo en términos de profundidad y variedad de opciones (cortos de tiro exterior), pero los tres jugadores de perímetro principales, casi únicos, han sabido dar la cara y apuntalar un equipo competitivo. Hernst Laroche es el base y el mejor tirador de larga distancia. Ni un director ni un tirador excelente, pero cumple su labor y consigue manejar a sus compañeros muy bien en esos momentos de inspiración ofensiva grupal. Pero es Daniel Mullings la gran razón por la que el juego exterior de New Mexico State no se ha resentido

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tanto como muchos se temían. El freshman se ha hecho con la plaza de Kabongo, enseñando detalles verdaderamente prometedores. Muy buen atleta, tiene arranques de talento muy interesantes y su potencial puede ser elevado. Podríamos estar ante el modelado de una nueva estrella de las mid y low major . Tyrone Watson, 2-3, hace un trabajo gris pero importante, sacrificándose en ambos lados de la pista por el bien colectivo. Desde el banquillo sólo el francés Remi Barry aporta algún minuto de refresco de forma habitual. Los Aggies son un grupo muy internacional, con cuatro canadienses, dos franceses y un sudafricano en un núcleo básico de nueve jugadores. Un equipo, por sus características, candidato a producir upsets. Ese Indiana-New Mexico State puede ser un partido memorable. La estrella: Wendell McKines. Ha promediado un doble-doble en la WAC a pesar de su escasez de centímetros. Muy intenso y agresivo, reboteador incansable que además anota desde más allá del arco si tiene espacio. No perdáis de vista a: Daniel Mullings. No hemos visto a muchos freshmen más prometedores que Mullings entre los equipos de low major. Prestad atención a este escolta porque su nombre podría sonar muy fuerte en el futuro.

#14 SOUTH DAKOTA STATE

JACKRABBITS (27-7, 15-3 Summit League)

Alejandro González. South Dakota State ha hecho historia esta temporada accediendo por primera vez al torneo NCAA. Un éxito precoz pues la universidad se encuentra aún en su cuarto año en la primera división. Scott Nagy está cumpliendo su decimoséptima campaña como entrenador de los de Brookings, siendo protagonista de cada etapa de la brillante evolución de SDSU. El triunfo de los Jackrabbits es todo un acontecimiento para el estado, Dakota del Sur, carente de equipos deportivos de alto nivel. Los Jackrabbits acabaron segundos en la Summit League tras la disputa de la temporada regular, metiéndose en la pelea por una conferencia dominada por Oral Roberts y Oakland en los últimos años (ambos tomaron el relevo de Valparaiso, que acumuló varios títulos antes de su

mudanza a la Horizon League). Con Oakland en reconstrucción, Oral Roberts era la máxima favorita para volver a reinar en la Summit (no lo hacía desde 2008) tras su 17-1 en la competición local. South Dakota State quedaba al acecho con dos victorias menos, cuatro por encima de Oakland. ORU caía sorprendentemente en semifinales ante la modesta Western Illinois, cabeza de serie número cinco en el torneo, lo que dejaba abierta la puerta para los Jackrabbits. Estos no desaprovecharon la histórica oportunidad, aunque sufrieron muchísimo ante la defensa y el ritmo lento de su rival, necesitando de una prórroga (tuvieron que remontar en la segunda parte una desventaja de dobles dígitos y salvaron el partido in extremis) para conseguir el título a pesar de la mala noche en el tiro. Nate Wolters, el base del equipo, es uno de los nombres más atractivos entre el batallón de conjuntos de las conferencias mid y low majors. Junior ahora, explotó el año pasado rozando los veinte puntos por partido, marca que ha sobrepasado (21´3 tantos por encuentro) este curso. Wolters es un base muy completo, con buena estatura para el puesto y sólidos instintos y habilidades para la anotación. Con tendencia a atacar el aro y dividir la defensa como primer recurso, firmó buenos porcentajes en el tiro lejano en sus dos primeros años pero esta temporada ha bajado considerablemente su acierto. Su mecánica es fluida aunque algo lenta, sin mucha elevación y con una liberación de balón algo anterior, una suma de detalles que dificulta el tiro cuando ya buena parte de la atención de la defensa rival recae en él. Pero, como decimos, Wolters es principalmente un hombre de dribbling y penetración. No es muy atlético ni explosivo, pero si muy habilidoso, coordinado e inteligente cuando ataca el aro. Protege muy bien el balón en tráfico. Puede acabar bien bajo canasta, usar un lanzamiento por elevación de 3-4 metros o encontrar el hombre abierto, ya sea cortando hacia dentro o liberado en el perímetro. Su capacidad de pase y la buena compañía (grandes tiradores) suman multitud de asistencias. Wolters es un base muy completo en ataque, siendo además un más que decente reboteador. Atrás flaquea más, aunque no por falta de esfuerzo. El juego exterior es junto a las acciones individuales de Woters el gran arma de los Jackrabbits. Hay muchos y muy buenos lanzadores, y Nagy sabe como ejecutar movimientos ofensivos para liberar a sus tiradores. El uno contra uno de Woters es una de las opciones para sacar ventaja. La circulación de balón, paciente y de varios pases

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extras, es la otra. Los forwards y los hombres interiores se mueven muy bien sin balón, y se busca provocar cambios en la defensa contraria que produzcan un mismatch grande-pequeño a partir del que acabar de mover el balón hasta encontrar un tirador exterior abierto. Una labor, la de crear en el mismatch, sobre todo encomendada a Jordan Dykstra. Dykstra es el hombre más alto del equipo, aunque suele jugar abierto para aprovechar su buena mano desde media y larga distancia. Cuerpo y juego de ala-pívot, no hay centers en este equipo. Buen pasador, Dykstra es clave desde ambos postes en esa circulación de balón. Sin jugadores que desborden con la bola en sus manos, tiene que ser la bola quien se mueva para crear ventajas. Griffan Callahan es un hombre clave para Nagy. Tercer máximo anotador del equipo, el alero es el único senior de la plantilla y ejerce un papel de liderazgo (se nota su influencia en el grupo en la pista) que descarga mucho a Wolters. El tirador más prolífico del equipo, es ese hombre capaz de erigirse como figura decisiva en momentos difíciles, como hiciese en los compases decisivos de la final de conferencia, tanto en la segunda parte como en la prórroga. Brayden Carlson, escolta es el otro exterior titular, mientras que Chad White sale desde el banco. Ambos de un corte parecido, trabajan con disciplina en defensa, se mueven bien sin balón y, más importante, son auténticas armas de precisión desde más allá del arco. Cercanos al 50% de efectividad en el triple, aprovechan a la perfección esos tiros liberados que generan Wolters y/o la circulación de balón. White es el sexto hombre del equipo, jugando muchos minutos pues alrededor suyo rota el resto del equipo, que aprovecha su versatilidad, pudiendo ir al tres (para conjugar a los exteriores al gusto) o al cuatro (en un quinteto con cuatro pequeños y un interior, normalmente Dykstra). Tony Fiegen completa el quinteto titular como la pieza más interior de la rotación principal, aunque no está sobrado de centímetros ni resulta verdaderamente una presencia poderosa alrededor del aro. El escolta canadiense Taevaunn Prince, frehsman, ofrece también minutos de descanso a los exteriores, aunque su papel se ve más limitado en los partidos más importantes. Marcus Hemstra es la opción preferida de Nagy cuando necesita ayuda en la pintura.

Baylor es una moneda de dos caras muy distintas para SDSU. Por un lado, los Bears no son el equipo más sólido y regular del mundo, y los Jackrabbits podrían minar la moral y la paciencia de su rival con rachas desde la línea de tres y las acciones constantes de Wolters. Por otro, el poderío físico de los de Drew va a dificultar mucho esa trenzada circulación de balón que da opciones de lanzamiento a los tiradores, y el juego interior parece ya una balanza bastante desequilibrada. Su debut en la competición y la figura individual de Nate Wolters darán a los Jackrabbits una porción de protagonismo en esta Locura de Marzo. Hay quien apunta a este duelo como uno de “must see” de la primera ronda entre sedes alto-bajo. Las carencias son claras, pero el juego de Wolters y la lluvia de triples pueden enganchar a muchos de los aficionados neutrales que fijan su atención en los contendientes más modestos. Llegan al torneo con una racha vigente de ocho victorias y ganas de sumarse a la fiesta a lo grande. La estrella: Nate Wolters. El momento de brillar ante el gran público tras dos temporadas maravillosas. Muchos scouts europeos estarán (o deberían estar) preparados para tomar buena nota. No perdáis de vista a: Griffin Callahan. El factor X, como les gusta decir a los narradores estadounidenses. Experiencia, liderazgo y capacidad para saltar a la palestra como protagonista desde la línea de tres.

#15 LEHIGH MOUNTAIN

HAWKS (26-7, 11-3 Patriot League)

Alejandro González. Lehigh consiguió su tercer título de la Patriot League (los tres conseguidos en los últimos nueve años) batiendo en la final de conferencia a Bucknell, primer cabeza de serie, a domicilio. Los de Bethlehem se tomaban así la revancha frente a su verdugo del año anterior, en esa ocasión en semifinales, derrota que ha evitado que esta fuese la tercera aparición consecutiva del equipo en la Madness, pues también estuvieron presentes en 2010, siendo barridos por Kansas en la primera ronda. Los Mountain Hawks suelen jugar con cuatro jugadores exteriores y una única referencia por dentro. Mueven bien el balón, con paciencia pero

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con rapidez, encontrando buenos lanzamientos para su grupo de fiables tiradores exteriores. C.J. McCallum, uno de los grandes nombres fuera de las high major, es su mejor hombre. Talento anotador, de alta producción, que es además el único jugador con capacidad de desborde y verdadero talento individual. Por dentro trabaja Gabe Knutson, un pívot limitado física e incluso técnicamente pero muy correcto y aplicado. McCallum y Knutson, el tiro exterior y un buen trabajo táctico son los principales argumentos de Lehigh. C. J. McCollum ha rendido a un altísimo nivel desde que puso por primera vez pie en el campus. En su temporada freshman se fue hasta los 19 puntos por partido, ascendiendo hasta los 22 en las otras dos campañas. Su talento y consistencia le han convertido en un de las figuras más destacadas de las conferencias más modestas. En un conjunto nada sobrado de calidad invididual, su capacidad anotadora es esencial. Sin él, no hay opciones ante prácticamente ningún rival de una mínima entidad. Las penetraciones de McCollum (por fundamentos y táctica, más que por aptitudes físicas) son una fuente básica e inagotable de generación de juego. Casi todos los hombres del roster son capaces de convertir lo que tiran desde media y larga distancia con más o menos acierto, y C.J. les suele encontrar bien. Además es un muy buen reboteador (sus números son magníficos para alguien con su tamaño, posición y tipo de juego), una faceta que mejorar su stock de cara a profesionales. Un salto que tendrá que esperar, pues le queda un curso más en college. McCollum es un pasador bastante decente, y mueve bien la bola, aunque el papel de director recae en el base, Mackey McKnight, nada brillante pero disciplinado y correcto en sus acciones. Adjetivos que casi podrían extenderse al resto de sus compañeros. Sólo Gabe Knutson, el pívot, parece capaz de brillar de forma individual y atraer la atención del aficionado en general. Brett Reed, el técnico, utiliza dos forwards altos para completar el quinteto. Ambos por debajo de los dos metros y de un corte más exterior. De nuevo, movimiento sin balón y tiro de larga distancia en ataque. Trabajo duro y colocación en defensa. Jordan Hamilton es el que más se acerca a la pintura, encargándose del cuatro rival en defensa casi siempre. Para el otro puesto John Adams le ha arrebatado la titularidad a Holden Greiner, con cierto talento como tirador pero demasiado irregular y algo inestable atrás. Greiner no sólo ha perdido su posición de inicio sino que

ha visto reducido sus minutos de manera drástica en muchos partidos de la fase final de la temporada. Aún así, esas rachas de tiro lejano le siguen manteniendo como el tercer máximo anotador del equipo. B.J. Bailey ha seguido, por el contrario, una trayectoria ascendente. Elegido para dar descanso al backcourt, ha ido mejorando con el paso de los partidos hasta ganarse un papel relevante en la rotación, adelantando incluso en algunos encuentros (con sus picos anotadores) al base suplente, Corey Schaefer. Justin Maneri, muy discreto jugador, hace el relevo interior. No va a ser fácil ver a Lehigh poniendo en problemas a Duke, y lo más normal sería ver una victoria cómoda de los Blue Devils. Una buena labor de McCollum y el acierto desde la línea de tres podrían apretar el encuentro, pero mantener la regularidad y la paciencia durante todo el partido parece demasiado para estos Mountain Hawks. La estrella: C.J. McCollum. Uno de los máximos anotadores del país y con diferencia el jugador más talentoso del equipo. Recibirá una gran carga de responsabilidad ofensiva. Y la mayor parte de la atención de la defensa rival. No perdáis de vista a: Gabe Knutson. Sólo ante el peligro en la pintura, el equipo necesita un trabajo duro y efectivo de su parte para mantener algo de equilibrio y ofrecer resistencia.

#16 WESTERN KENTUCKY

HILTOPPERS

(15-18, 7-9 Sun Belt) Alejandro González. La de Western Kentucky es una de las primeras grandes historias que nos ha contado este Marzo loco. Los Hiltoppers eran hace sólo 3-4 años ese equipo de low major con el que ningún equipo quería cruzarse en primera ronda. Durante dos años, 2008 y 2009, WKY eran siglas que hablaban de upset. UConn e Illinois pueden dar fe de ello. Ahora cuando se mira a esa bandera que cuelga como prueba de la participación en Sweet Sixteen en 2008, los de Bowling Green intentan comprender que ha pasado. Ken McDonald, que había tomado las riendas del programa tras la marcha de Darrin Horn (artífice del éxito de 2008) a South Carolina, aprovechó la inercia pero no supo mantener el ritmo. Se

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describía una trayectoria descendente que parecía tocar fondo en la primera mitad de esta temporada, a la que se llegaba con un record de 5 victorias y once derrotas. La dirección de los Hiltoppers decidía despedir a McDonald el día después de uno de los momentos más surrealistas de esta temporada en el baloncesto internacional. Western Kentucky caía en la prórroga, en los instantes finales, ante una Louisiana-Lafayette que había jugado la posesión decisiva con seis hombres en la pista. Nadie se dio cuenta durante la jugada. Y la NCAA desestimó las protestas y recursos posteriores. Uno de los asistentes de McDonald, Ray Harper, recibía el testigo en el banquillo. Tras tres derrotas consecutivas (5-14) el equipo por fin comenzaba a mostrar algún síntoma de mejoría. Los resultados eran malos, pero la dirección creyó que McDonald era el hombre indicado para hacerse cargo del proyecto, dejando de ser entrenador interino para ser nombrado oficialmente head coach. Harper y sus chicos respondieron ganando los últimos seis partidos de la temporada, incluyendo los cuatro del torneo de la Sun Belt. Una conferencia bastante pobre este año, con algún jugador destacado de forma individual, pero equipos en general muy mediocres y un juego difícil de ver, por decirlo de alguna manera. La locura se apoderó del torneo y la gran favorita, Middle Tennessee, cayó a las primeras de cambio ante la cabeza de serie número nueve. Por la otra parte del cuadro, WKY daba buena cuenta de la número dos (Arkansas-Little Rock) y tres (Denver). En una final de quintos (North Texas) contra séptimos, estos últimos, los Hiltoppers, se proclamaban campeones. Del pozo al cielo en cuestión de dos o tres semanas. La locura, a principios de Marzo. Western Kentucky es un equipo tremendamente joven, en parte por la falta de un trabajo de reclutamiento ordenador y previsor una vez Darrin Horn dejó el banquillo en 2008. Sin seniors en la plantilla, los freshmen han salido al rescate en esta recta final de curso. Este grupo tiene muchísimo trabajo por delante para conseguir un mínimo de solidez y orden, pero es en este aspecto cuando lo extendido de la juventud es una ventaja: tienen mucho tiempo juntos por delante para volver a la senda que hace tiempo perdieron. Ray Harper parece haber encontrado un núcleo de seis-siete hombres en el que apoyarse, el mismo que ha salido triunfante del torneo de la Sun Belt. Una base estable tras multitud de cambios y

pruebas a lo largo de toda la temporada. El freshman Derrick Gordon se ha erigido como el mejor jugador y el líder del equipo. Un escolta que a estos niveles puede ocupar las otras dos posiciones exteriores, con cierto potencial y una innata capacidad anotadora. Jamal Cook, junior, se ha hecho con el puesto de base titular, mientras que T.J. Price (el tirador más fiable) y Kahlil McDonald (que ha puesto patas arriba más de un partido) comparten la tercer plaza de perímetro, siendo Price el que ha salido de inicio en los últimos encuentros previos al torneo nacional. La actuación del dúo interior ha sido clave para el gran rush final de WKY. George Fant y Teng Akool han completado muy buenas actuaciones en mitad de la revolución colectiva. Fant es un cuatro que ni se acerca a los dos metros, pero con trabajo y dureza ha sabido ser efectivo dentro de la Sun Belt. Kool, cercano a los siete pies, delgado y muy inmaduro, por fin aporta minutos más o menos importante en su ya segundo año en Bowling Green, tras su llegada por transfer desde Oklahoma State. El turco Kevin Kaspar hace las veces de base suplente, Nigel Snipes y Kene Anyigbo pueden dar algún relevo exterior, O´Karo Akamune cubre ambos puestos de forward y Vinny Zollo da descanso a Kool. Western Kentucky es, en general, un equipo ciertamente mediocre. Por falta de calidad individual en parte, pero también por falta de experiencia y cohesión. Su ataque es bastante caótico, de impulsos y sin pautas claras ni circulación de balón fluida. Los arranques individuales de hombres como Gordon, McDonald o Cook consiguen los pocos tiros medianamente claros que ejecutan durante los partidos. En estático se sufre y los porcentajes de tiro, muy malos, son prueba de ello. Parte de la anotación llega en transición, fruto de una defensa muy agresiva cuando así se ordena desde la banda, que ataca activamente al hombre con balón. Con un record tan pobre era evidente que Western Kentucky sería destinada a jugar la fase previa frente a otra seed 16. La remontada ante Mississippi Valley State pasará a la historia de una universidad que ya ha protagonizado grandes momentos en el torneo nacional. En segunda ronda tendremos pues duelo regional frente a Kentucky. Partido prácticamente imposible para los de Harper, que debe servir de premio al buen trabajo y de valiosísima experiencia para este jovencísimo grupo de jugadores.

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La estrella: Derrick Gordon. Llamado a ser el abanderado de esta generación de jovencitos Hiltoppers. Anotador exterior que tiene una buena oportunidad para presentarse en sociedad ya en su año freshman. No perdáis de vista a: Kahlil McDonald. Veremos si desde el banquillo o como titular. McDonald puede irrumpir en cualquier momento del partido y dar alguna esperanza a WKY.

#16 MISSISSIPPI VALLEY

STATE DELTA DEVILS (21-12, 17-1 Southwestern Athletic)

Alejandro González. Los Delta Devils han sido el primer equipo eliminado de esta edición de la March Madness en un partido que parecían tener totalmente controlado a falta de cinco minutos para el final. Pero los campeones de la SWAC dejaron escapar una ventaja de dieciséis puntos en ese periodo en uno de los mayores colapsos que se recuerdan en el torneo nacional. Justo después un equipo neoyorquino se encargó de dejar el desastre en un ligero contratiempo, por cierto. Mississippi Valley State había mostrado una buena imagen en los primeros 35 minutos de un partido técnicamente flojo en el que los nervios y la precipitación se apoderaron de todo. Tras el descanso vimos una de las mejores versiones de los Delta Devils que se han podido presenciar esta temporada. No fue suficiente. Los hombres de Sean Woods llegaban a la gran cita con una racha de 21 victorias en los últimos 22 partidos disputados hasta entonces, habiendo dominado con claridad la débil Southwestern Athletic Conference. Todo ello después de completar un calendario non-conference demencial que les había enfrentado a equipos como North Carolina, Florida, Wisconsin, Notre Dame, Northwestern o Iowa State. Paul Crosby se ganaba el título de mejor jugador de la conferencia gracias a su sólido trabajo en el puesto de cuatro. Un interior poco brillante pero poderoso y duro en sus acciones, capaz de amenazar con el tiro en posiciones alejadas del aro.

En un equipo que juega con un ritmo de juego altísimo, defensa que presiona muy arriba (a cualquier rival) y realiza multitud de traps en cualquier zona de la cancha, los roles están muy bien repartidos. En ataque no hay ningún jugador verdaderamente talentoso pero las opciones anotadoras, a su nivel, son múltiples. Kevin Burwell firmó minutos eléctricos en ese partido ante Western Kentucky (su mirada al presidente Obama tras anotar un lanzamiento exterior quedará como una de las imágenes del torneo) pero el resto de compañeros no estuvieron a la altura. Crosby tuvo poca influencia ofensiva y el alero Terrence Joyner, segundo máximo anotador del equipo, tampoco estuvo inspirado. Algún destello de Pugh y Cox desde el banquillo, encargados ambos de la rotación exterior, acompañaron al show de Burwell. Conviene apuntar el nombre del serbio Luka Pajkovic, que debutaba esta temporada en el baloncesto universitario. El combo-guard dejó muy buenas sensaciones en la ronda final del torneo de Euroliga Junior de Paris en 2010, que jugó como invitado en el FMP. Deberíamos poder verle siendo un hombre importante en el equipo en las próximas tres temporadas.3 Los Delta Devils se vuelven a casa tras una noche en Dayton que tornó en pesadilla en cuestión de cinco minutos. Sean Woods está haciendo un buen trabajo y el programa sigue una trayectoria ascendente. Disfrutar del título de la SWAC y seguir trabajando de cara al futuro deben endulzar un poco las sensaciones. La estrella: Paul Crosby. Jugador del año en la conferencia. Fuerte y duro, es limitado técnicamente pero usa bien su cuerpo y es agresivo en el poste bajo. Puede además anotar desde lejos en estático. Os habéis perdido a: Kevin Burwell. Iba para imagen de una noche histórica para los Delta Devils. Su gran actuación anotadora puede haber despertado el interés de más de un manager europeo.

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WEST REGION

US AIRWAYS CENTER – PHOENIX, ARIZONA

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#1 MICHIGAN STATE

SPARTANS (27-7, 13-5 Big Ten)

Javier Rajo. Después de un duro inicio de temporada que comenzó con dos derrotas ante dos candidatos al título como North Carolina y Duke, los Spartans se sobrepusieron sumando catorce victorias seguidas destacando las cosechadas ante equipos de la talla de Florida State o Gonzaga, consiguiendo posteriormente ganar el título (compartido con OSU y Michigan) de la Big Ten. Después de una decepcionante campaña el año pasado cuando partían como uno de los grandes favoritos al comienzo para llegar a la final four el conjunto de Tom Izzo volvió al lugar que le ha correspondido la década pasada. La indiscutible estrella de los Spartans es el senior Draymond Green, un jugador all around capaz de hacer sobre la pista un poco de todo. Green es capaz de anotar tanto a través de su tiro en salto (ya sea desde la media como la larga distancia) o en el poste bajo utilizando bien su cuerpo para postear. Además posee la capacidad para penetrar e irse hacia el aro al tener un decente manejo de balón. Es un gran reboteador y posee una muy buena capacidad para asistir a sus compañeros. Las llaves del equipo en el puesto de base las tiene el jugador de segundo año Keith Appling, que destaca principalmente por su habilidad para penetrar a canasta y encestar. Appling es un correcto director de juego que tiene que trabajar todavía en conseguir un tiro más fiable para convertirse en un jugador mucho más peligroso. Brandon Dawson y Austin Thornton acompañaban por fuera a Appling, pero el primero se perderá el torneo por lesión ocupando su lugar en el quinteto inicial un Brandon Wood que después de un bajón en su juego durante la temporada había pasado a salir desde el banco después de ser buena parte de la campaña titular. Thornton por su parte es un jugador de último año y 23 años que después de no haber contado mucho en sus anteriores temporadas se ganó en este final un puesto en el quinteto inicial. Defiende y tira poco a canasta, destacando su lanzamiento desde la línea de personal desde dónde es el mejor del equipo. El puesto de cinco es para un jugador todavía en progresión como Adreian Payne, bastante fuerte físicamente y que tiene el talento para anotar cerca del aro o alejándose un poco con un correcto tiro. Es además un buen reboteador.

Una buena virtud de los Spartans es su banquillo, aunque con la inclusión de Wood en el quinteto inicial pierden a una buena baza. El base Travis Trice, un jugador rápido y con buen tiro y el pívot Derrick Nix, un pesado jugador que destaca por su capacidad para anotar en el poste bajo, son los jugadores más destacados. La estrella: Draymond Green. Completísimo jugador que puede ser un jugador muy importante en Europa. No perdáis de vista a: Adreian Payne. ¿Mejor lugar para explotar al fin que este?

#3 MISSOURI TIGERS (30-4, 14-4 Big 12)

Bryan García. Temporada de escándalo la de los Tigers, ya que pese al cambio de entrenador sufrido este verano, a las bajas de jugadores y a sus limitaciones se han convertido en uno de los bloques más duros de toda la nación, siendo un candidato muy a tener en cuenta en este NCAA Tournament y que vienen de proclamarse campeones del Big XII Tournament. No apuntaban bien las cosas al inicio de temporada con la grave lesión del ala-pívot Laurence Bowers, un fijo de los Tigers estas últimas campañas en el quinteto titular, pero el nuevo entrenador Frank Haith sorprendió a muchos con un juego duro y a la vez rápido con un único jugador interior en pista: Ricardo Ratliffe, que ha realizado también una temporada descomunal siendo una de las piezas más destacadas de los Tigers este año. La plantilla es prácticamente la misma del pasado curso, pero la experiencia de todos estos chicos -donde la gran mayoría cumplirá ciclo universitario- y las ganas de cerrar este cambio generacional en la plantilla con una muy buena imagen a nivel nacional han propiciado ser uno de los rivales más respetados del panorama nacional. Sumaron catorce victorias en sus primeros catorce compromisos de temporada, superando además a rivales de categoría como Notre Dame, California, Illinois o Villanova hasta llegar al traspiés sufrido ante Kansas State a domicilio a principios de los duelos de la Big XII, repitiendo derrota con los Wildcats al final de temporada regular también como local. Sólo Kansas (con una prórroga de por medio) y Oklahoma State fueron también capaces

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de hacerles morder el polvo a lo largo de toda la temporada. Con una rotación muy corta, los de Frank Haith se apoyaban nuevamente en ataque en el anotador nato Marcus Denmon, quien contaba una temporada más como escuderos de lujo con Kim English y con el reserva Michael Dixon, uno de los pocos que continuará el próximo año en los Tigers, donde probablemente será el jugador a seguir. El ya citado Ricardo Ratliffe y los hermanos Pressey completan un equipo que por juego y por mentalidad pueden ser capaces perfectamente de entrar entre los cuatro mejores del NCAA Tournament. La estrella: Marcus Denmon. Impulsivo anotador que pretende acabar su ciclo universitario en los Tigers por todo lo alto en busca de una primera ronda que se ve muy lejana, ya que quizás no se valora tanto a este jugador como debiera, quizás por su escasa estatura para ser un escolta. Su tiro de tres puntos en su principal baza ofensiva. No perdáis de vista a: Ricardo Ratliffe. Aprovechando la baja de su compañero Bowers este año se ha destapado como uno de los jugadores más sorprendentes de la conferencia. Pese a su falta de estatura, es un jugador muy duro en ataque y muy intenso en ambas partes de la cancha, estando su principal rango de acción en ataque muy cerca del aro.

#3 MARQUETTE GOLDEN

EAGLES (25-7, 14-4 Big East)

Iván Ortiz. Si algo nos ha demostrado esta temporada, es la enorme capacidad de regeneración que tiene Marquette. Como si de un gato se tratase, con más de siete vidas, los Golden Eagles van formando cada temporada un equipo agradable, con hombres muy a tener en cuenta y un bloque muy trabajador que crece y evoluciona al paso de cada encuentro. Es otro de los conjuntos que ha trabajado con una plantilla con menos cantidad de jugadores, pero Buzz Williams sabe cómo desarrollar a los suyos, como hacerles dar un paso adelante y dar su mejor versión. Y es que, si además de tener menos hombres, sumamos que han tenido problemas con las lesiones, pues Chris Otule se lesionó en el Jimmy V Classic y Davante Gardner también se perdió unos cuantos encuentros por problemas

físicos. Curiosamente, son los dos hombres más altos del equipo, así que a los Golden Eagles les tocó reinventarse para ser competitivos, y vaya si lo hicieron. La veteranía es un grado, y así lo demostraron Darius Johnson-Odom y Jae Crowder repartiéndose los máximos estadísticos del equipo. Mientras el primero lo era en la de anotadores y de asistentes, aunque este último compartido, el segundo lo sería de rebotes. Es curioso, puesto que en primera instancia, Darius Johnson-Odom se perfilaba como el nombre más importante, pero con el paso del tiempo Jae Crowder fue entrando en la consideración. Ambos son jugadores con buen físico, pero mientras el primero es muy explosivo y duro en sus entradas, con mucho control de su cuerpo en el aire y buen lanzamiento, el segundo tiene algunos recursos más a media distancia, pero igual de intenso y muy inteligente adaptando su rol a las necesidades del equipo, y es que Crowder actuaría de lo que Marquette necesitase en cada momento, ni más ni menos. Entre lesiones y veteranos, los más jóvenes del lugar no se amedrentaron y formaron, en conjunto, una base sin fisuras, y que todos unidos sirvieron a la perfección. Es curiosa también la comparación entre los tres hombres de primer año. Mientras que Juan Anderson y Derrick Wilson apenas contaron en los planes del equipo, Todd Mayo se convirtió en el sexto hombre ideal. Un jugador cuya aportación desde el banquillo siempre se agradecía, muy regular y modesto en su juego, trabajador desde el silencio, una maravilla. La base que dejarán el año que viene los dos veteranos, Buzz Williams ya ha trabajado en el relevo, y es que entre Vander Blue y Jamil Wilson puede estar la futura referencia de los Golden Eagles. El primero es un jugador con unas condiciones físicas muy buenas, que durante esta temporada ha desarrollado muchísimo su visión de juego, aprovechando la buena compañía que ha tenido. Manos muy rápidas en defensas, buen salto, un lanzador también competente, y que se va formando para acabar siendo el nuevo hombre total que tengan en Marquette como referencia. El segundo ha disputado su primera temporada completa después de cambiarse procedente de Oregon, y ha dejado muy buenas sensaciones. Algo tapado por sus compañeros, también apunta a hombre completo al que tener muy en cuenta. La temporada de Marquette tuvo un inicio sensacional, con una racha de diez encuentros

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consecutivos ganados, pero caer en dos de los tres partidos previos al inicio de la BIG Ten no es la mejor manera para empezar la temporada. Es cierto que no fueron encuentros sencillos, y cayeron derrotados frente a Georgetown y Syracuse. Pero a partir de ahí, pasaron del 1-2 a un 8-2 hasta que volvieron a tropezar contra Notre Dame, pero para entonces, Marquette ya había entrado en las quinielas. No volverían a perder hasta el último encuentro de la conferencia, cinco victorias más, incluyendo una buena ante Connecticut, para acabar cayendo ante Cincinnati. Su aventura en el torneo de conferencia no fue muy larga, y es que tras una estupenda victoria ante Georgetown se vieron sorprendidos por una Louisville que explotó a final de temporada, y a Marquette le pilló por el camino la onda expansiva, en el peor momento posible. Pero su temporada no ha pasado desapercibida para nadie y la liga les ha otorgado un buen puesto en el torneo final. Si no acusan la falta de efectivos, harán un buen año, pero si algún hombre rinde por debajo de lo esperado o bien vuelven a sufrir problemas de lesiones, Marquette puede sufrir. Los especialistas les dan como uno de los equipos con más opciones de hacer un buen torneo, pues se encuentran por delante rivales a los que pueden batir. Ahora es turno de los Golden Eagles de acabar de la mejor manera un año muy bueno, y darles una buena despedida a dos hombres que han cerrado un último año de bandera. La estrella: Jae Crowder. Ha acabado su ciclo en Marquette de la mejor manera posible. Considerado como uno de los candidatos para el prestigioso Wooden Award que galardona al mejor jugador universitario del año, además de compartir junto a su compañero Darius Johnson-Odom honores en el mejor equipo de la conferencia, y es que Crowder ha acabado siendo el hombre para todo frente a las necesidades de un equipo falto de efectivos en algún momento. Muy completo, es un hombre con muchísima intensidad sobre la pista, aporta en ambos lados de la canasta, sabe cuando ha de hacer las cosas, tiene capacidad de liderazgo, ha desarrollado muy buen sentido anotador y es un hombre que aparece en los momentos clave. No perdáis de vista a: Vander Blue. Su evolución se ha dado cuando el equipo más lo necesitaba, y es que Vander Blue apunta a ser otro de esos hombres completos y polivalentes que va sacando Marquette de manera anual. Jugador que ha

sabido adaptarse a todos los roles que le han pedido, tiene muy buenas condiciones físicas y sabe aportar en todas las facetas del juego. Por experiencia deberían ser otros lo que aporten en estos momentos, pero Vander Blue lo ha estado haciendo durante toda la temporada, y que nadie descarte que aquí, cuando las cosas aprietan más, aparezca para hacer lo que mejor sabe. Tiene buen lanzamiento, y si le descuidan, puede decantar partidos por sí mismo.

#4 LOUISVILLE CARDINALS (26-9, 10-8 Big East) Bryan García. Uno de los habituales de esta ronda final universitaria, los Cardinals entran esta temporada en el Madness tras una campaña de vaivenes continuos, donde primero las lesiones de jugadores importantes y el irregular récord de victorias cosechado en los enfrentamientos de conferencia no le han permitido rendir al nivel que se esperaba de ellos este año. Louisville sufría el primer golpe importante de la temporada con la baja del alero Wayne Blackshear, su mejor recruit de este año, a finales del mes de octubre debido a un desgarro en su hombro derecho que le obligó a pasar por quirófano días más tarde, y posteriormente a perderse prácticamente toda la temporada, pese a que logró llegar a tiempo para los últimos partidos de temporada regular, aunque aún renqueante y bajo de forma debido a su inactividad. No fue la única pieza importante a la que Rick Pitino tuvo que renunciar a lo largo de la temporada, ya que también los jugadores Mike Marra, Stephan Van Treese y Rakeem Buckles tuvieron que despedirse también de gran parte del año con diferentes lesiones que le han obligado perderse casi toda la temporada, dejando la plantilla Cardinal bastante tocada. Pese a todos estos problemas de bajas de jugadores, además de los que tenía este año obligatoriamente de gente importante como Preston Knowles o Terrence Jennings, el equipo salió adelante con jugadores que inicialmente no iban a disputar de mucho protagonismo en el equipo pero que han acabado realizado temporadas importantes, casos como los de Russ Smith o Chris Smith en la parcela exterior, haciendo olvidar en lo posible la ausencia este año de Knowles. Como era de esperar, el escolta Kyle Kuric ha cogido este año la manija de los Cardinals y ha sabido ejercer de líder del equipo junto al

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pívot senegalés Gorgui Dieng, que ha pasado de ser un suplente de rotación a pieza indispensable en los esquemas de Rick Pitino. El ala-pívot de primer año Chane Behanan ha dado muestras a lo largo del año de que puede ser una brillante adquisición para temporadas venideras, aunque a día de hoy está aún verde, mientras que Peyton Siva no termina de ser ese base desequilibrante procedente del instituto que iba a marcar diferencias en esta competición, pese a que es titular indiscutible en el equipo. Habrá que ver el nivel con el que llegan los pupilos de Rick Pitino a este torneo, ya que pese a comenzar muy bien la temporada con doce victorias consecutivas -algunas importantes como ante Vanderbilt o Memphis- la llegada de los enfrentamientos de la Big East le hizo perder gran parte de ese buen hacer, cayendo ante rivales directos o inferiores en plantel como South Florida, Cincinnati, Georgetown, Providence o Notre Dame, pese a que días más tarde lograron alzarse contra pronóstico con el propio torneo de la Big East, superando en la final a Cincinnati. La estrella: Kyle Kuric. Sustituto natural de Preston Knowles este año, no solo en el apartado ofensivo sino también como líder del equipo. En este último año de universidad ha salido beneficiado de las lesiones de algunos compañeros suyos que le han permitido jugar un número de minutos mayor al esperado, jugándose su presencia en el próximo draft en segunda ronda. Su baza principal es el tiro a larga distancia, aunque su buena presencia física le permite adaptarse a otros roles en el equipo. No perdáis de vista a: Gorgui Dieng. Poderoso pívot senegalés que ha sorprendido a propios y extraños con su aportación al equipo este año. Con sus 7 pies de altura y una capacidad atlética e intimidadora importante, ha mejorado mucho su presencia en la cancha desde su temporada freshman, siendo la principal referencia en el balance defensivo de su equipo, ganando con facilidad por alto en la lucha por el rebote ante sus rivales.

#5 NEW MEXICO LOBOS (27-6, 10-4 Mountain West)

Bryan García. Incalificable la temporada realizada por los Lobos este año, que aparecieron de la nada en la Mountain West y a base de grandes victorias en la misma lograron no sólo colarse en el NCAA Tournament sino alzarse con el campeonato de

temporada regular de la conferencia, compartiendo título con los Aztecs de San Diego State. La mayoría de analistas preveían un duelo entre dos en la conferencia entre San Diego State y UNLV, siendo ambos candidatos prácticamente seguros para el Madness, pero la irregularidad de los Rebels y algunas derrotas de más de los Aztecs hicieron ganar terreno a los Lobos, que se plantaron a mediados de enero con 13 victorias consecutivas y cayendo derrotados únicamente ante Santa Clara y New Mexico, con meritorias victorias ante conjuntos de High Majors como Oklahoma State, Boston College, USC o Washington State. Con un Drew Gordon siguiendo a un nivel estratosférico tras su primer año en los Lobos y la buena dirección de Kendall Williams por segunda temporada consecutiva, los de Steve Alford lograron dos victorias que definitivamente los colocaron en las quinielas por llevarse incluso la conferencia: primero una victoria a domicilio ante San Diego State, líder de la conferencia, por diez puntos, y tres días más tarde una más que honrosa victoria en casa por veinte puntos de diferencia ante el otro candidato claro a la conferencia, UNLV, entrando por la puerta grande al Madness pese a dos tropiezos a final de temporada ante TCU y Colorado State. Para los que dudaban de ellos, los propios Lobos se aseguraron finalmente su presencia en el Madness después de realizar un magnífico torneo de la MWC, imponiéndose primero a UNLV en semifinales y más tarde a San Diego State en la propia final. La estrella: Drew Gordon. En UCLA deben de estar aún tirándose de los pelos con la salida del jugador, y más aún en la actual situación de los Bruins, quien con sus problemas con Ben Howland le obligaron a salir del equipo hace un par de años. Gordon es la mayor presencia interior de la región, combinando una gran estatura y una facilidad para el rebote con un cuerpo bien formado. Carne de NBA. No perdáis de vista a: Kendall Williams. Pese a solo ser su segunda temporada en la universidad, Williams ha sabido ganarse el respeto de su entrenador y de todo su equipo gracias a sus buenas actuaciones. No es un excelso tirador, pero es parte esencial en el juego ofensivo de su equipo, siendo la segunda referencia anotador del mismo tras Gordon. Su buen tamaño y buen físico

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le pueden permitir jugar incluso como escolta. Aceptable aptitud defensiva, aunque con mucho margen de mejora, siendo un buen recuperador de balones.

#6 MURRAY STATE RACERS (30-1, 15-1 Ohio Valley) Alejandro González. La reina de los modestos. Murray State ha abanderado el batallón de equipos de mid y low majors firmando una temporada sensacional, tanto en lo colectivo (resultados y sensaciones) como en lo individual, un fenómeno llamado Isaiah Canaan. Y eso que hace algo menos de un año en Murray se respiraban aires que olían a transición. Aún resonaban los ecos de aquella canasta sobre la bocina de Danero Thomas en la primera ronda del torneo NCAA de 2010, en la que los Racers eliminaban a Vanderbilt. Se había acabado de nuevo en lo más alto de la OVC en la temporada regular, pero el tropiezo en el torneo de conferencia les dejaba fuera de la fiesta de Marzo. Texas A&M y el encanto de las high-major seducían a Bill Kennedy, el entrenador, que se marchaba a College Station para dirigir a Texas A&M. Uno de sus ayudantes, Steve Prohm, se hacía con las riendas de un equipo que veía como se marchaban, graduados, piezas básicas como B.J. Jenkins, Isacc Miles y Jeffery McClain. ¿Sería cuestión de calma, adaptación y reconstrucción? De repente… ¡boom! Explosivo, eléctrico. Espectacular. Prohm debuta en el banquillo con 23 victorias consecutivas, pasando por encima de rivales como Memphis, Dayton, UAB, Southern Mississippi o San Francisco. Entra a lo grande en los rankings. Dos hombres que rondaban los cinco puntos por partido, Isaiah Canaan y Donte Poole explotan. Canaan se convierte de golpe en uno de los mejores anotadores de la nación. Todo es rápido. Vertiginoso. Prohm propone un juego muy vivo, explotando al máximo la velocidad de su trio exterior, guards bajos pero muy veloces. Muchos puntos en transición ofensiva, con los tres pequeños bien coordinados, leyendo espacios y ejecutando el contraataque a gran velocidad de forma muy efectiva. Movimiento sin balón en estático, cortes, penetración, división de la defensa y agresividad. Y tiro exterior. Los tres pequeños acribillna a sus rivales desde más allá de

la línea de tres puntos (Canaan 47%, Poole 39%, Long 44%). Además, son creativos y responden bien a las defensas rivales, improvisando y generando en segundas o terceras opciones. La defensa es muy ágil y agresiva. Pies y manos rápidos, el balón como objetivo. Ayudas largas, cambios tras bloqueos. Isaiah Canaan, como decimos, es el nombre propio. Su poderío anotador es abrumador a estos niveles. Muy completo e incisivo, produce consistentemente y hace mucho daño a la defensa rival de maneras muy distintas. Donte Poole ha crecido mucho también, arrastrado por Canaan como su escudero. Jewuan Long tiene un papel más secundario, aprovechando bien lo que generan los otros dos. Zay Jackson y Stacey Wilson salen desde el banco. Long y Poole son seniors y se despedirán en la locura. Canaan tiene un año más por delante. El juego interior titular está formado por Ivan Aska y Edward Daniel, si bien Mushatt disfruta de muchos minutos en pista y ha salido de inicio en alguna ocasión. Los dos primeros rozan los dos metros. Mushatt ya querría estar cerca. Aska ayuda bien en ataque, aportando un poco de referencia interior que añada equilibrio. Escaso de técnica, sufre ante buenos defensores interiores, aunque se muestra activo y bastante ágil en movimientos sencillos bajo el aro. Algún reverso, un movimiento lateral….pequeñas cosas que ayudan mucho. Corpulento y duro en defensa a ratos. Daniel es más de corte currante, muy aplicado en defensa, llegando a ayudas y rotando bien. Algo parecido ocurre con Mushatt. Entre los tres se encargan de cerrar su tablero como pueden, que tampoco es demasiado bien. Brandon Garrett ve algunos minutos en cancha para aportar centímetros. La única derrota, la mácula en la gran carrera de los Racers esta temporada, tuvo a Tennessee State como verdugo. El mismo equipo que hizo sufrir a Murray State para ganar el título de conferencia, dando un susto de muerte, de paso, a todos los equipo “on the bubble”. Los Tigers ganaron en Murray, en temporada regular, aplicando el mejor antídoto posible para los de Prohm. La pausa. Partido lento, sin ritmo, atrancado. Isaiah Canaan tiene nombre bíblico pero no es el santo Job, y la paciencia no es uno de sus mejores atributos. Tampoco lo es el de sus compañeros. Si no se juega a lo que los Racers quieren, tienen problemas. Pierden coordinación, temple, precisión. Sin ritmo se convierten en un equipo

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vulnerable, que sufre si el final de partido es apretado y no lo juego crecido. La defensa no es ni mucho menos perfecta, se descoloca fácil. Por dentro sufren ante interiores hábiles y altos. Poco más de una semana después de esa derrota en casa ante TSU, Murray State respondió con brío a posibles dudas. Se jugaba, de nueva en su pista, ante Saint Mary´s, un buen pellizco de RPI, una seed mejor (ya tenía el billete a la madness casi asegurado) y el título honorífico de mejor equipo de las mid major (con los Gaels, Gonzaga, Wichita State, Creighton o San Diego State asomando por el ranking). Los californianos se vieron desbordados por los Racers. Con buenas posiciones en el ranking durante todo el año y el título de conferencia bajo el brazo, resulta sorprendente esa seed número 6 que el comité le ha adjudicado a Murray State. Sin embargo, el duelo de segunda ronda frente a Colorado State se antoja asequible. Y ante equipos como Marquette o Missouri/Florida, los Racers podrían dar la campanada. Si tratamos de imaginar que una seed no alta pueda llegar lejos, Murray State presenta clara candidatura. La parte baja del cuadro de la Región Oeste promete emociones fuertes. La estrella: Isaiah Canaan. Tan espectacular como efectivo. Eléctrico. Uno de los mejores anotadores de la competición. Su explosión es una de las grandes historias de la temporada. No perdáis de vista a: Donte Poole. Canaan debe parte de su producción anotadora a Poole. La gran campaña de Donte hace la vida más difícil a la defensa rival. Y ambos al contraataque resultan imparables.

#7 FLORIDA GATORS (23-10, 10-6 SEC)

Jorge M.Díez. Esos locos bajitos es una canción de Joan Manuel Serrat, y aunque la letra no tenga nada que ver con el baloncesto, el título parece anillarse a la perfección al actual equipo de Florida. Pronto descubriremos la razón. Los Gators de Billy Donovan estaban llamados a ser un equipo de la parte alta, y aunque no han tenido una temporada excelsa, parece que el seed 7 que se les ha otorgado es insuficiente para sus méritos y potencial. Con un calendario muy duro

fuera de la SEC, cayeron contra Ohio State, Syracuse y Rutgers; pero vencieron a Arizona, Florida State y Texas A&M. Ha sido su irregularidad en la SEC, la que finalmente les ha hundido. Aún con todo, los Gators son un equipo capacitado para vencer a todos los equipos de la nación, y aunque su primer enfrentamiento en el Torneo es duro, Virginia, no son pocos los que les ven avanzando hasta las últimas rondas. Conviene recordar que casi todos los jugadores formaban parte del equipo que el año pasado llegó hasta Elite 8. Volviendo a Serrat, el título de su canción es la definición perfecta de estos Gators. La de Donovan es una plantilla muy descompensada, con mucho anotador bajito, ningún alero puro (más allá de un marginal Prather) y una muy escasa rotación interior. Por si estos elementos eran pocos, el base del equipo responde al nombre de Erving Walker, lo que agrava todos estos defectos. Donovan dijo al inicio de temporada que Walker había trabajado en sus capacidades como base, pero no se ve reflejado en la cancha. Sigue siendo el mismo anotador que no toma casi nunca la mejor decisión y al que le gusta asumir más responsabilidades de las que le corresponden. Responsabilidades que deberían recaer en las dos alas del equipo: Boynton por fin está siendo un anotador efectivo y en anteriores torneos ya ha demostrado que en racha puede reventar un partido, y Brad Beal, un completo freshman que ha entrado con fuerza en el equipo, y que se ve obligado a jugar de alero en un juego exterior muy veloz pero con muy pocos centímetros. Si tu recambio para las alas es Mike Rosario, otro anotador compulsivo, el problema de los centímetros y la preponderancia de anotadores, no se soluciona. Probablemente, Wilbekin, el base suplente, aún siendo un jugador peor que Walker, se adapta mejor a las necesidades de este equipo, ya que es un jugador más centrado en la defensa y menos en sus tiros. En el interior cuentan con Patric Young y Erik Murphy. No es que empecemos con los titulares, es que son los dos únicos jugadores aptos para rendir a este nivel. Will Yeguete era el tercero en discordia, y estaba realizando una gran campaña como pegamento y chispa del equipo, siendo además el mejor defensor, pero se lesionó de gravedad y no podrá estar con sus compañeros. Young es una roca física, a la que le faltan unos centímetros y desarrollo para ser dominante, y al que se le observan cada vez más progresos

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técnicos, que se ven diluidos en los pocos balones que llegan desde los exteriores. A quien si llegan es a Murphy, el ala pívot del equipo, que sale al exterior a buscarlos, ya que su mayor virtud es el tiro exterior. Con esta configuración de plantilla, es normal que en ataque fíen muchas de sus opciones, demasiadas, al tiro exterior, donde cuentan con muchos y buenos lanzadores, pero también erráticos. Su juego es de velocidad, de incrementar el ritmo por momentos y convertirlo en un correcalles en el que sentirse cómodos y donde se minimice su falta de altura. Este es un ritmo completamente contrario al que interesa a Virginia, por lo que la lucha por el control del partido será fundamental en este primer duelo. Para ello necesitarán a un Walker centrado, que intente encontrar a Young en la zona, las salidas de los tiradores o que juegue pick and pop con Murphy, según convenga al equipo. En realidad esto es poco probable, y lo factible será ver tiros en pocos segundos, malas decisiones y mucho tiro exterior. No obstante, Florida tiene el talento suficiente en plantilla para conectar varios de estos malos tiros, y prender una mecha que puede hacer estallar el partido. Mientras esperan esa mecha, lo que necesitan es una defensa activa y eficaz, pero esto no será sencillo sin Yeguete y con una falta de centímetros que pagarán en la defensa individual ante exteriores físicos. El francés era un jugador capaz de ocupar las dos posiciones de forward, que ayudaba mucho en el rebote y en la defensa colectiva, siendo además una pieza fundamental en la presión a toda cancha que caracteriza a los equipos de Donovan. Sin él, esta defensa quizá sea cortada como mantequilla por los rivales, lo que aniquilaría sus opciones. Es muy difícil de predecir hasta dónde puede llegar este equipo: son capaces tanto de perder en primera ronda como de igualar al menos su actuación del año pasado. Ello dependerá de cómo consigan hacer frente en defensa a la baja de Yeguete, y como de acertados estén sus exteriores en ataque, pues si Boynton y Walker están tan mal como en este inicio de marzo, sus opciones se reducen. Por otro lado, son un equipo con experiencia, que ya sabe lo que es quedarse a las puertas de la Final Four, y que vive del talento acumulado, y este es mucho, así que no es sencillo descartarles. La estrella: Kenny Boynton. Aunque empezó la temporada mejor de lo que la ha acabado, por fin

ha demostrado que puede ser el anotador que se esperaba de él en el instituto. Brad Beal es mejor jugador, pero Boynton ya ha demostrado su sangre fría en los dos últimos torneos. No os perdáis a: Patric Young & Erik Murphy. Aún con pocos balones, ambos pueden ser el termómetro del equipo, uno dominando la pintura y el otro haciendo uso de un interesante tiro exterior.

#8 MEMPHIS TIGERS (26-8, 13-3- Conference USA) Iván Ortiz. Pueden pasar las temporadas, se pueden componer diferentes equipos, con sus cualidades y sus defectos, pero si nos atenemos tan solo a su calendario Memphis sigue teniendo el mismo problema: la ausencia de problemas. Luego por supuesto tiene otros relacionados con la composición del equipo, pero eso es una historia muy larga. Pasó el tiempo donde Memphis tenía poder para aspirar a jugadores de todos los puntos del país. Si observamos de una manera rápida el equipo de esta temporada, observamos que hasta ocho hombres son nacidos en Memphis, y nueve son del estado de Tennessee. Una base muy joven, donde hasta seis hombres son de segundo año, y solo tres acaban ciclo, aunque este año, solo un nombre de nueva entrada, el de Adonis Thomas, quien no ha podido acabar de rendir con regularidad por problemas físicos. Y es que la camada que obtuvo Josh Pastner la temporada pasada promete ser la base de Memphis durante los próximos años si logra convencerles para que sigan unidos, pues de estos seis, cuatro de ellos ocupan los cuatro primeros puestos en la lista de máximos anotadores del equipo esta temporada. Will Barton ha sido la absoluta referencia, y es que el alero tiene un perfil muy interesante. Muy plástico, con mucha agilidad, de un físico privilegiado y gran envergadura, Barton tiene todos los medios para convertirse en un jugador de futuro. Tiene pasión, intensidad y asume sin ningún tipo de problema responsabilidad ofensiva, cosa que ha hecho este año de manera estupenda. El eléctrico Joe Jackson le secunda muy bien en este apartado, y es que el exterior, a pesar de mostrar buenos números en el pase, sigue sin ser un director de juego propiamente, y destaca más

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por su manejo, su creación ofensiva y su velocidad. Tarik Black por su lado ha seguido la progresión esperada, y ha seguido siendo un secundario excelente, después de entrar el año pasado en el C-USA All Freshman Team. Muy buen taponador, Black se ha destapado como un jugador excelente en este rol menos destacado. El último de los cuatro hombres de segundo año que han sido la base es Chris Crawford, que se ha encargado de aportar en muchas ocasiones la calma que le faltaba a Joe Jackson, y de esta manera Pastner ha conseguido equilibrar las tendencias exteriores. Aquí tendríamos a los cuatro hombres de segundo año encargados de llevar a Memphis a lo más alto, pero los Tigers este año han contado con una rotación de muy buen nivel. El hombre de último año Wesley Witherspoon ha aportado el trabajo, la experiencia y la tranquilidad que este grupo de jóvenes alocados y veloces necesitaba. Antonio Barton, otro hombre de segundo año, ha sido el relevo recurrente en el exterior para dar descanso al dúo anteriormente mencionado. Con todo, una base de siete hombres importantes para afrontar la temporada. La C-USA no les causa dolores de cabeza. Esta temporada, apenas se han dejado tres victorias de los dieciséis partidos que han disputado frente a sus compañeros de C-USA. Un dato curioso es que su derrota más abultada en estos tres fue por apenas tres puntos ante Southern Miss. Las otras dos se produjeron por dos puntos ante UTEP y un punto frente a UCF. El resto de su calendario no es tampoco sencillo de valorar. Si observamos sus encuentros ante equipos “rankeados”, observamos que han perdido los tres. Pero dentro de estas derrotas observamos que apenas cayeron por ocho puntos ante Louisville, que ocupaba el cuarto puesto en ese momento. Ante Murray State apenas perdieron por cuatro puntos mientras que Georgetown necesitó en su primer encuentro de una prórroga para doblegarles. Y el torneo de conferencia no fue diferente ni mucho menos. UTEP en primera instancia, UCF en semifinales y Marshall en la final no fueron de nuevo rival para los Tigers, que otra temporada más, se hicieron con la Conference USA. Con el paso del tiempo, parece que Memphis ha sabido despegarse de la herencia de John Calipari para labrarse un futuro por su propio camino. Mucha culpa de esto la tiene el trabajo de un Josh Pastner que ha conseguido que Memphis sea vista como una muy buena opción por los jóvenes de la zona.

Ahora tienen una buena oportunidad, puesto que tienen un lado del cuadro donde tienen opciones para dar la sorpresa. Ninguno de los partidos que tendrá será sencillo, pero no es imposible y tienen jugadores desequilibrantes como para dar una sorpresa muy importante. Sería muy bueno para ellos hacer un torneo final, ya que les aportaría un plus de nivel para el futuro, les daría más reputación frente a rivales de entidad para un futuro traslado y sobretodo se ganaría mucha fuerza de cara a posibles jugadores jóvenes que quieran formarse en los Tigers. La estrella: Will Barton. Ha tenido una temporada excelente, sin más. Ha sido el máximo anotador con 18,1 puntos, a siete de distancia del siguiente, y ha sido el máximo reboteador con 8,1. El auténtico líder, con 35,2 minutos de media por encuentro, y si lo logran mantener, la base para el futuro de los Tigers. Tiene todos los componentes físicos para hacerse un hueco entre los más grandes, y una intensidad, carácter y fuerza propias de juventud. Tiene muchos apartados que mejorar y tiene que aprender muchos conceptos de este juego, pero la base sobre la que se está trabajando es muy interesante como para dejarla escapar. No perdáis de vista a: Joe Jackson. En muchas ocasiones puede ser un dolor de cabeza, y para los más puristas del juego, una tortura verle jugar, pero Joe Jackson es una clara representación del baloncesto moderno y joven. Eléctrico, con multitud de recursos ofensivos, es todo nervio y velocidad. Un manejo de balón excelente y diferentes maneras para crearse el tiro y lograr anotar. Muy activo a ambos lados de canasta, le falta ese punto de calma y de toma de decisiones para poder ser un base mucho más completo. Pero mientras tanto, podemos disfrutar de esa alegría y velocidad que tanto nos gusta.

#9 SAINT LOUIS BILLIKENS (25-7, 12-4 Atlantic-10) Javier Rajo. Gracias a una excelente defensa y un entrenador reputado y con experiencia como Rick Majerus, los Billikens lograron resarcirse de un horrible año anterior plagado de problemas para clasificarse para el Madness por primera vez desde el año 2000. Saint Louis ocupó el segundo puesto de la A-10 solo por detrás de Temple, consiguiendo alguna decente victoria non conference ante Washington o Vermont y una derrota ajustada contra New Mexico.

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El senior Brian Conklin acabó elegido en el primer quinteto de la A-10 después de una muy buena temporada. El jugador posee un excelente touch cerca del aro, desde dónde opera en la mayoría de las ocasiones a pesar de ser un jugador undersized. Por dentro le acompaña el sophomore Rob Loe, un jugador que compensa la altura de Conklin con sus casi 7 pies pero que es algo limitado no demostrando todavía signos de progresión respecto a su primer año. Loe es un jugador que juega cara el aro, poseyendo un decente tiro que le permite incluso lanzar desde la línea de tres puntos. El backcourt del equipo está compuesto por Kwamain Mitchell (tercer equipo A-10), un base que destaca por su habilidad para anotar y lanzar desde fuera, y Mike McCall Jr, otro exterior de carácter anotador que después de una muy campaña de debut vio su juego algo opacado este año con la vuelta de Mitchell (su temporada pasada estuvo en blanco por problemas fuera de las pistas). McCall es un jugador bastante rápido, del que se puede destacar un buen tiro. El último puesto en el quinteto de salida lo ocupa Dwayne Evans, un jugador muy eficiente cerca del aro pero que también puede lanzar desde media distancia a través de un decente tiro. Su capacidad para rebotear el balón es muy importante, siendo a pesar de su altura la persona más destacada del equipo en esta faceta. Desde el banco los Billikens presentan una serie de jugadores con un nivel similar a varios de los que salen de inicio. Kyle Cassity fue titular la primera mitad de la temporada, siendo un jugador que destaca por su decente capacidad para penetrar y tirar. Jordair Jett y sobretodo Cody Ellis, son los otros dos jugadores que cuentan con muchos minutos en la rotación, siendo el segundo una importante opción anotadora. Los Billikens se verán las caras en la primera ronda con Memphis, un equipo que parte con un seed superior pero al que podrían sorprender perfectamente gracias a un gran entramado defensivo. El duelo se presenta muy igualado. La estrella: Brian Conklin. Inteligente y eficaz jugador, clave para los Billikens. No perdáis de vista a: Kwamain Mitchell. Olvidó problemas del pasado para erigirse en uno de los líderes del conjunto.

#10 VIRGINIA CAVALIERS (22-9, 9-7 ACC)

Bryan García. Los Cavaliers comenzaron muy bien la temporada, colándose pronto entre los 25 mejores del país gracias a importantes victorias en su calendario de principio de temporada ante Drexel, Oregon o Michigan, ganándose también el respeto en la ACC. El veterano Mike Scott realizó su mejor temporada como universitario tras perderse gran parte de la misma la pasada campaña por lesión, y pese a que se ha echado en falta una mayor aportación ofensiva de hombres como Sammy Zeglinski el equipo ha rendido a las expectativas, pese a ir de más a menos durante este año. Les diputaron la victoria a Duke en el Cameron Indoor nada más comenzar el año, y dos buenas y trabajadas victorias ante Miami y Georgia Tech propiciaron que fuesen considerados como una serie alternativa a Tar Heels y Devils en la conferencia, pese a un ligero tropiezo posterior ante Virginia Tech, sumando un interesante 5-2 en el primer mes de enfrentamientos directos de conferencia. Sin embargo, cuatro derrotas ante North Carolina y, sobretodo, ante Florida State le quitaron la vitola de poder disputarle la conferencia en beneficio de los Seminoles, por lo que sus aspiraciones restaban por defender su cuarta plaza en la conferencia ante North Carolina State y Miami, que acabaron muy fuertes la temporada. No les sonrió tampoco la suerte en el torneo de conferencia, donde los Wolfpack les sentenciaron a las primeras de cambio con un gran C.J. Leslie, pero el buen hacer del equipo durante toda la temporada les fue recompensado con una nueva presencia en este NCAA Tournament, donde pretenden hacérselo pasar muy mal a Florida Gators en segunda ronda. La estrella: Mike Scott. Piedra angular del proyecto de los Cavaliers durante estos últimos años, que se intentará despedir por todo lo alto en el equipo antes de abandonar el equipo por cumplimiento de ciclo. Su temporada ha sido para enmarcar, y gran parte del éxito de los Cavaliers este año se lo deben a él. Su presencia interior puede hacer mucho daño en el NCAA Tournament. No perdáis de vista a: Sammy Zeglinski. Pese a estar más tapado este año respecto a temporadas

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anteriores, Zeglinski volverá a poner su muñeca al servicio de los Cavaliers por última vez, ya que también cumple ciclo universitario. Junto a Joe Harris se encargará de aportar anotación exterior por los espacios que generará Scott en la zona, y si tiene el día puede ser un mal compañero de juego para sus rivales.

#11 COLORADO STATE RAMS (20-11, 8-6 Mountain West)

Alejandro González. El excepcional trabajo de Tim Miles al frente de Colorado State ya da frutos a mayor velocidad de lo esperado. Miles se hizo cargo hace cinco años de un programa deprimido y de complicado futuro, y con muchísimo trabajo y un cuidadoso manejo táctico y de reclutamiento ha puesto a CSU en el torneo final por primera vez desde 2003, año en el que dieron un buen susto a la número tres Duke en primera ronda. Cuartos en la competitiva MWC, los Rams se han hecho muy fuertes en casa, consiguiendo importantes victorias ante San Diego State, New Mexico, UNLV y Colorado (todos disputando el torneo este año), algo que les ha asegurado una invitación por parte del comité de selección. Ello en un año que no se esperaba nada fácil, en el que se quería seguir creciendo siendo conscientes de que la marcha de la gran estrella del equipo, el ahora jugador del Lagun Aro GBC Andy Ogide, podría ralentizar las cosas. El NIT parecía el gran objetivo y pocos veían a Colorado State marcándose un baile a estas alturas de la temporada. No rebosa mucho talento de la plantilla de CSU pero el grupo está muy bien trabajado y el nivel de compromiso es muy alto. Se cuida el balón en ataque, se seleccionan bien los tiros y se lucha por la posición con agresividad, todo como forma de compensar esa falta de calidad individual. Se pelea muy duro por el rebote a pesar de una alarmante falta de altura y se defiende activamente en todas las posiciones, replegándose bien para ayudar a un juego interior en desventaja. La estatura es un problema en un equipo que no tienen a ningún jugador de la rotación principal por encima de los dos metros. Los dos grandullones del equipo, el freshman Chad Calcaterra (un 6´10” que recibió la redshirt el año pasado para darle tiempo a fortalecerse y prepararse físicamente) y el siete pies Trevor Williams, sophomore, no dan de momento el nivel.

En contraposición a los problemas interiores, el backcourt del equipo ha crecido de forma notable. El escolta Wes Eikmeier ha dado el salto de calidad que muchos esperaban en este su año junior, y se ha erigido como la gran referencia ofensiva del equipo. Dorian Green ha aumentando su rendimiento anotador y sigue mejorando mucho en esa posición de base. Miles había planteado de inicio un esquema con dos guards y tres forwards en pista de inicio, pero la irregularidad de Greg Smith y la irrupción del walk-on Kaipo Sabas le han hecho cambiar de idea. Ahora se suele apostar por la inclusión de tres pequeños en el quinteto base, colocando a Pierce Hornung, un alero que ronda el 1´95, como cuatro. Temporada de ensueño para un Sabas que añade acierto exterior al perímetro pero al que le ha podido venir grande la parte decisiva de la MWC. Veremos si Miles sigue confiándole un papel decisivo en el torneo nacional. Greg Smith era de la partida a pesar de sus problemas disciplianrio y la irregularidad mostrada en la cancha. Su capacidad atlética y polivalencia resultan fundamentales para este equipo y ahora desde el banquillo sigue contando con muchos minutos. Pierce Hornung trabaja muy duro en cualquiera de las posiciones de forward (ha jugado en ambas de manera muy solvente) y consigue maquillar en cierta forma su altura con una brega constante. Will Bell, otro hombre con cuerpo de alero, hace las veces de cinco y se encarga del pívot rival. Con tal panorama, la defensa es más colectiva que individual, con constantes ayudas y cediendo algo de terreno en el perímetro para proteger la zona. Desde el banquillo Dwight Smith, hermano menor de Greg, ayuda mucho atrás con su actividad y agresividad sobre el hombre con balón. En la rotación debemos destacar la figura de Jesse Carr, que da descanso al backcourt y ayuda mucho en tareas anotadoras. El comité ha emparejado a Colorado State con la gran sensación surgida de las mid majors, Murray State. Seguir el ritmo de los Racers parece muy complicado y los hombres de Miles deben intentar controlar el tempo y evitar que el rival pueda correr cómodamente. Los interiores tienen una misión difícil pero no imposible ante los Ivan Aska y compañía. Murray State es claramente favorita, más si recordamos que los Rams no han rendido

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demasiado bien fuera de su pabellón de Fort Collins. CSU tiene aún recorrido por delante y sólo Sabas y Bell se graduarán a final de temporada. Además, el transfer de Colton Iverson desde Minnesota pondrá los centímetros que faltan en la pintura. El futuro promete buenos momentos y este torneo debe servir de aprendizaje y experiencia para afrontar la próxima campaña, la que todos esperan, con las mejores garantías. La estrella: Wes Eikmeier. Alguien tenía que dar un paso adelante con la marcha de Ogide y ese ha sido el escolta junior, principal valor anotador del equipo. No perdáis de vista a: Dorian Green. Una buena noche suya y Colorado State puede poner en problemas a Murray State. Tiene un duelo apasionante frente al backcourt de los Racers.

#12 LONG BEACH STATE 49ers

(25-8, 15-1 Big West) Alejandro González. Antes de que comenzase la temporada, casi todo el mundo señalaba a LBSU como uno de los mejores equipos fuera de las seis grandes conferencias. Parecía claro que los 49ers estarían en el torneo final y además con buena seed. La calidad de alguno de sus jugadores y un calendario fuera de conferencia demencial (North Carolina, Kansas, Louisville, Creighton, Xavier, Kansas State y San Diego State), en el que respondieron muy bien (victorias en Pittsburgh y en casa ante Xavier, siendo muy competitivos contra el resto de rivales), prácticamente aseguraban una invitación. El único tropiezo en la Big West, ante Cal State Fullerton a domicilio, era un detalle menor en comparación con todo lo demás. Aún así, Long Beach State no ha necesitado invitación y se mete en el torneo por derecho propio, como campeón de su conferencia. El comité mandaba un guiño al equipo otorgándole una seed 12, pues los duelos entre quinto y duodécimo cabeza de serie siempre suelen venir acompañados de muchas sorpresas. New Mexico no va a ser un rival nada fácil, y el upset no está para nada asegurado, pero sí que es una posibilidad muy a tener en cuenta. Aunque la lesión de un hombre clave como Larry Anderson resta opciones ante los Lobos. Mientras escribimos

estas líneas, las últimas noticias que nos llegan hablan de la vuelta de Anderson a la pista para jugar el torneo, pero parece claro que no estará ni mucho menos a pleno rendimiento físico. Casper Ware es la gran figura de los 49ers. El base senior es un magnífico jugador, espectacular anotador y muy sólido defensor individual. Ware, muy seguido por ojeadores profesionales a pesar de estar alejado de los grandes focos, ha firmado una temporada excepcional con actuaciones anotadoras tremebundas. Además, no ha bajado un ápice su rendimiento ante los rivales grandes. Versátil en la anotación, es algo irregular (un poco a rachas) desde el triple pero capaz de dinamitar un partido. Necesita muy poco espacio para levantarse desde media distancia tras dribbling o bote. Además, penetra con habilidad y buen control corporal, maquillando así sus carencias físicas (centímetros justos y una capacidad atlética nada superlativa). Genera una buena parte de la ofensiva del equipo, a pesar de no ser un buen director. Larry Anderson es un hombre importantísimo para Monson. Jugador muy completo, aporta muchísimo al equipo de maneras muy diferentes. Sólido en la anotación, ayuda y descarga a Ware en esa faceta. Es un buen pasador, carga el rebote, sale muy bien a la contra y sube el perfil físico del juego en ambos lados de la pista. Si no llega a tiempo o juega demasiado maniatado por la lesión de rodilla, los 49ers lo notarán mucho. Quizá demasiado. James Ennis ha llegado este año desde Junior College. Uno de los mejores transfers de la temporada, sin duda. Sus números pueden ser discretos pero su influencia en el juego es enorme. Ennis, de brazos muy largos y fisonomía muy fina, tiene una capacidad innata para atacar líneas de pase y desbaratar acciones ofensivas rivales. Instintos, colocación, longitud y mucha entrega. Uno de los mejores defensores que hemos visto esta temporada a cualquier nivel. Además, ha sido notablemente constante en el tiro de tres, con buenos porcentajes, siempre con los pies colocados, para alguien que no es un tirador puro y está aún a medio camino de encontrar su mecánica definitiva. Genera muchas pérdidas en el rival y puede acabar los contraataques. Tiene muchísimo que pulir en ataque y ganar muchos kilos, pero su influencia en el juego es por momentos dominante. T. J. Robinson y Eugene Phelps forman un juego interior poco brillante pero muy sólido. Robinson

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ha promediado un doble-doble esta temporada y trabaja muy bien en el puesto de cinco. Phelps, claramente undersized para el cuatro, es intenso y potente en sus acciones, elevándose bien para el rebote y finalizando acciones simples en la pintura rival. La principal debilidad de Long Beach State es la falta de profundidad de su plantilla, problema que se agrava si falta un titular como Anderson. Mike Caffey, el principal y casi único relevo exterior, tendrá más minutos de lo normal y el resto de los jugadores de perímetro seguramente jueguen todos o casi todos los minutos del partido. Por dentro Edis Dervisevic da minutos de descanso y un par de centímetros más que Phelps. Cualquier problema físico o de faltas es un contratiempo muy serio para los 49ers. Será interesante ver como maneja su defensa Monson. Long Beach State práctica distintos sistemas defensivos que varían según el rival y los momentos de los partidos. La presión que realizan a media pista o en tres cuartos, con Ennis muy arriba, es muy eficaz y puede ser verdaderamente disruptiva. Alguna zona abierta, cambios y marcajes dobles en el poste bajo a Drew Gordon… tácticamente puede ser un duelo muy bonito. LBSU será un equipo muy peligroso y si sabe maquillar los problemas de Anderson, su duelo ante New Mexico puede ser uno de los partidos más emocionantes y atractivos de la segunda ronda. Tener a Louisville y Davidson como siguiente cruce hace incluso soñar con llegar al segundo fin de semana de competición. Para ello cada uno de los 7-8 hombres que use Monson debe ofrecer su mejor versión. Ser constantes y pacientes, algo que no les resulta del todo fácil. La estrella: Casper Ware. Todo un espectáculo, un anotador dominante a nivel colegial. Puede echarse al equipo a la espaldar, desequilibrar cualquier partido y sumar muchísimos puntos ante cualquier rival. No perdáis de vista a: James Ennis. Con actuaciones como la que tuvo ante Pittsburgh puede romper muchos partidos. Su influencia sobre el juego es enorme cuando está concentrado y agresivo. Los scouts NBA le echarán un ojo pues pinta a especialista de alto nivel para la liga.

#13 DAVIDSON WILDCATS

(25-7, 16-2 Southern) Alejandro González. En 2008 teníamos la ocasión de presenciar un episodio que acabó formando parte de la historia más brillante del torneo de la NCAA. El equipo de la modesta universidad de Davidson protagonizaba una carrera memorable hasta el Elite Eight, tumbando por el camino a Gonzaga, Georgetown y Wisconsin. Dejando escapar la Final Four en el último segundo ante Kansas. Aquella historia tiene un protagonista indiscutible, Stephen Curry, uno de los mejores jugadores universitarios de la última década. En 2012 Davidson vuelve a bailar en Marzo. Curiosamente, en la misma temporada en la que se tomaba una venganza parcial ante los Jayhawks. Una victoria de muchísima calidad que junto a otras como la de Penn, buenas actuaciones a pesar de acabar en derrota (frente a Vandy) y un calendario notable (Duke, UMass, Wichita State, etc.) ha propiciado poder disfrutar de una seed 13 que le cruza con Louisville en segunda ronda. ¿Upset a la vista? Bob McKillop ha necesitado unos años para reconstruir un programa que había alcanzado un pico inesperado por todos en ese torneo de 2008. La plantilla, obviamente, es totalmente nueva. El estilo de juego ha sufrido también variaciones. Con buenos resultados, pues los Wildcats han dominado claramente la, eso sí, débil Southern Conference, durante todo el curso, si bien necesitaron de dos prórrogas para superar a una heroica Western Carolina en la final. La irrupción de De´Mon Brooks ha sido clave para la amplia mejora del equipo. Un hombre secundario que en su salto de freshman a sophomore ha multiplicado sus números y crecido notoriamente en su juego, acabando por ser nombrado jugador del año de la Southern y liderando a Davidson hasta el título local. Brooks, jugando de cuatro, forma una muy buena pareja (para lo que estamos acostumbrados a estos niveles) interior con Jake Cohen, un 6´11” de excelentes prestaciones y juego muy completo en ambos lados de la pista. Brooks es intenso, fuerte y agresivo en la pintura. Cohen tiene ciertos fundamentos al poste bajo pero también gusta mucho de salir a lanzar desde media y larga distancias. Ambos lideran la anotación del equipo.

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Con la marcha de su hijo Brendan, Bob McKillop cambió su idea de jugar con tres guards pequeños en el perímetro y comenzó a utilizar un alero alto. Casi toda la temporada esa labor recaía en Tom Droney, un sophomore bastante versátil y con algo de talento del que los técnicos esperaban un buen año. Pero en la recta final de curso, incluyendo el torneo de conferencia, el sueco Christian Czerapowicz se ha hecho con el puesto de inicio. Hasta entonces jugador de rotación, Czerapowicz había jugado en ambos puestos de forward gracias a su perfil atlético y su tipo de juego, y había firmado actuaciones individuales excepcionales en ataque. Pero su irregularidad, de altos y bajos muy pronunciados, le seguía relegando al banquillo. Veremos si el sueco vuelve a ser de la partida en el salto inicial ante Louisville. Es un jugador con buen físico y mucho potencial, y será un objetivo clarísimo de los scouts y managers europeos durante este torneo. Pero con calma, que es todavía sophomore. Nick Cochran y J.P. Kuhlman, los dos hombres de backcourt, se encargan de imprimir un ritmo muy alto a los ataques de Davidson. La transición ofensiva rápida es la primera vía ofensiva para McKillop con este equipo. No sólo de primeras, sino en una segunda o tercera oleada, sin pausa una vez se le deniega la primera idea o acción de tiro. Así encuentran a un tráiler que llega por algún carril despejado (como Czerapowicz, por ejemplo) o un tirador abierto para el triple. El tiro exterior es otra arma importante y los propios Cochran (base) y Kuhlman (escolta) son buenos lanzadores desde más allá del arco. Es un backcourt, por cierto, de buena estatura para lo que se suele ver fuera de las grandes conferencias. Clint Mann, tras ver a Brooks pasarle a toda prisa por la izquierda, es el hombre de rotación interior y hace un trabajo muy correcto en sus minutos en pista. El ya mencionado Droney, al que podríamos ver explotar en cualquier momento, y el recién llegado Tyler Kalinoski hacen el relevo exterior. Una rotación principal de ocho hombres. Davidson, como decimos, juegan un baloncesto muy vivo y entretenido. A menudo algo fuera de control y precipitado. Siempre agresivo y decidido. No hay mucha pausa en ataque y en defensa se intenta compensar el déficit atlético y, en cierto modo, táctico, con mucha actividad. Cuando los chicos de McKillop tienen el día y los impulsos están bien conducidos, son tan divertidos de ver como peligrosos para ponerte en frente. Louisville tendrá que ofrecer una buena versión de sí misma si no quiere llevarse un buen susto. Los Cardinals

vendrán crecidos tras ganar la Big East, pero pueden ser un equipo inestable. Con New Mexico y Long Beach State en la siguiente clave del cuadro, más de un aficionado Wildcat tendrá difícil no ponerse un poco nervioso dando rienda suelta a sus sueños. La estrella: De´Mon Brooks. El mejor jugador de la Southern ha dado un salto cualitativo espectacular. Está preparado para fajarse dentro con los hombres de Louisville. Todavía sophomore, será un nombre a seguir dentro de las low major. No perdáis de vista a: Christian Czerapowicz. El sueco ha tenido momentos magníficos en algunos partidos de esta temporada. Una gran noche suya y Davidson puede tumbar a más de un rival de high major.

#14 BRIGHAM YOUNG

COUGARS (25-8, 12-4 West Coast)

Iván Ortiz. El cambio de temporada no es sencillo para casi ninguna universidad, pues supone en muchos casos despedirse de jugadores que han estado cuatro años o más en el equipo, o supone darle la despedida a algún jugador antes de tiempo por su buen rendimiento. En el caso de BYU, tuvieron que ver como un hombre que anotaba 29 puntos por partido en los 35 minutos que estaba en cancha. Jimmer Fredette abandonaba Brigham Young, y así, tocaba reinventarse para seguir siendo competitivos. Una casa hay que empezarla por el suelo, así, hasta ocho hombres de primer año componían la plantilla de los Cougars, aunque Josh Sharp empezó en Utah, de la que se cambió tras tomarse el primer año como “redshirted”. Así, con un solo hombre de último año, Noah Hartsock, BYU remodelaba su casa, siendo este hombre precisamente el que acabaría como máximo anotador del equipo, y hombre que más minutos por partidos disputaba por encuentro. Pero el grupo de veteranos se tuvo que ampliar a los hombres de tercer año. Brandon Davies se erigió como un reboteador intenso, con muchísima actividad a ambos lados de la canasta y con excelente aportación anotadora. Brock Zylstra fue el tirador más letal del equipo, con rachas absolutamente imparables durante algunos tramos de partido. Charles Abouo aportó esa anotación secundaria que puede pasar inadvertida

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en muchas ocasiones pero que se echa de menos cuando no está presente. Steven Rogers era otra de las amenazas, pero se vio algo mermado por las lesiones, y eso le hizo perder algo de relevancia dentro del equipo, pero recuperado, su previsión era la de ser, sino el máximo anotador, estar de manera habitual entre los mejores puntuadores de Brigham Young. Del grupo de hombres de primer año, Matt Carlino fue con diferencia el más importante de todos. Hombre de equipo, pero con una mano desde el exterior increíble, y con mucho atrevimiento para ser su primera temporada. También tuvo opciones por su altura Nate Austin, pero con diferencia fue Carlino el mejor de los debutantes. Acabó como tercer máximo anotador con 12,7 puntos en los 23 partidos que disputó, pues también se tuvo que perder algunos encuentros. Si bien el año no empezó de la mejor manera posible, y es que toda esta reinvención vio como Utah State hacía que sumasen la primera derrota del año. Hasta inicios de la West Coast podríamos decir que no hubo demasiadas sorpresas. Perdieron donde tenían que perder, ante Wisconsin y Baylor, sacaron buenas victorias ante Oregon, Utah o Nevada, y encararon la temporada con las mismas perspectivas de siempre, vencer a Saint Mary’s y Gonzaga, las dos referencias de la WCC. Pero de los cuatro partidos que tuvieron, dos ante cada uno, solo arrancaron una victoria ante Gonzaga, que posteriormente les vencería en dos ocasiones, incluyendo una última que les alejaba de la final del torneo de conferencia, que los Bulldogs acabarían perdiendo ante los Gaels. El problema añadido es que, en WCC, a pesar de vencer uno de esos cuatro encuentros, tropezaron ante Loyola Marymount, que acabó justo detrás de ellos a apenas un partido de diferencia. Hubo mucha igualdad, pero BYU no supo sacar todo el partido posible a este factor. Todo esto ha provocado que acaben entrando a uno de los encuentros que componen la nueva primera ronda, los “First Four”, y se enfrentarán a Iona Gaels, un equipo con muchísimo poder ofensivo. No es ni mucho mejor el mejor grupo que presenta BYU al gran baile, pero son un bloque muy interesante que como tengan el día en el lanzamiento, le amargan la noche a cualquiera. La estrella: Noah Hartsock. Se ha visto obligado a doblar su aportación ofensiva para mantener a los Cougars en la lucha. Con apenas un minuto más de juego en relación al año pasado, ha aumentado de

8,6 a 16,7 puntos por partido, y es que ser el único hombre de último año implica tomar muchas responsabilidades. Hartsock es un jugador regular, trabajador y competente en ambos lados de la cancha, nada espectacular y elegante pero muy eficaz con sus cosas. Su aportación será básica para que BYU haga un buen papel, y lo más importante, para que pueda acabar disfrutando la experiencia del Madness. No perdáis de vista a: Matt Carlino. Ser el único jugador de entre todos los hombres de primer año que ha tenido relevancia nos indica que Carlino es un jugador que tiene algo diferente. Su aspecto físico dista mucho de ser de élite, pero es un jugador muy elegante, seguro en su manejo y con un lanzamiento muy peligroso. Si el físico le respeta y no le da muchos problemas, puede ser la próxima gran amenaza desde Brigham Young, y es que tiene un perfil que ya hemos visto en otras ocasiones y que nos trae muy buenos recuerdos.

#14 IONA GAELS (25-7, 15-3 Mid-Atlantic Athletic) Jorge M. Díez. Desde 2006 no pisaban los Gaels un torneo NCAA, algo que solo habían logrado 8 veces en su historia, ganando un único partido, en 1980, cuando el controvertido Jim Valvano era un joven entrenador. Por ello, sus aficionados estaban ilusionados con esta temporada en la cual esperaban hacer mucho ruido gracias al equipo que habían conjuntado tras los transfer de Mike Glover, hace dos años, y MoMo Jones, el pasado, desde Seton Hall y Arizona respectivamente, que se unían a gente muy válida como Machado. Desde el inicio de temporada han estado en boca de los aficionados al baloncesto universitario, en parte por el talento que acumulan para ser un equipo de una conferencia menor, y en parte por su juego espectacular con altas anotaciones. Comenzaron el año perdiendo de un solo punto ante Purdue, pero luego derrotaron a Maryland y Richmond. En la MAAC dominaron en liga regular, aunque no pudieron vencer a Fairfield en las semifinales del torneo. Solo han acumulado 8 derrotas en la temporada, pero algunas con indicios que hacían presagiar lo que ocurriría después en el Torneo NCAA tras ganar uno de las últimas invitaciones para formar parte de los First Four. A la hora de publicar esta guía, Iona ya ha perdido su partido, quedando eliminados tras desperdiciar una ventaja de 25

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puntos ante BYU. Ventajas similares a las que habían desperdiciado ante Manhattan o incluso Siena. Y es que, como el Dr. Jekyll y Mr. Hyde, Iona tiene dos caras que se pueden alternar a lo largo de un mismo partido. Iona es un equipo que trata de jugar a toda velocidad, de anotar en transición continuamente debido a la explosividad y talento de sus dos bajitos: Scott Machado y MoMo Jones. Sin embargo, este ritmo rápido, les lleva en muchas ocasiones a acelerarse, tomar malas decisiones…que terminan haciendo ineficiente su ataque. Y si no anotan con fluidez, es un equipo que no tiene la mentalidad suficiente para salir de ahí con otras armas. Entran en un bucle de nerviosismo y ansia por anotar, que les convierte en unas máquinas de perder balones y errar tiros, posibilitando remontadas tan tremendas como la que les infligió BYU. Si no corren, no son un equipo que se sienta cómodo en estático, y eso que cuentan con jugadores aptos para ello como la presencia interior de Mike Glover o los tiradores Sean Armand, Jermel Jenkins e incluso Kyle Smyth. En defensa también tratan de imprimir este ritmo alocado a sus rivales. Para ello, realizan presiones a toda cancha donde Kyle Smyth tiene un papel fundamental, ya que es el mejor defensor del equipo. Además la velocidad de Machado y Jones, permite crear problemas en la circulación rival y posibilita los rápidos contraataques. Aún así, no es la defensa el terreno donde los Gaels se encuentran más cómodos, y si se hubieran visto obligados a un ritmo lento ante buenos equipos, probablemente hubieran caído con facilidad. Muchos apuntaban a que el comité había querido crear una VCU como la del año pasado en el bracket, sin embargo no va a poder ser así. Iona ha caído victima de su propia identidad, y ha cerrado de esta manera la que pudo ser la mejor temporada de su historia, y ha acabado como una temporada más, aunque, desde luego, exitosa. No es fácil para un equipo MAAC ganar una invitación para el Torneo, y quizá aunque no hayan avanzado rondas, la atención mediática que han generado, les ayude en el futuro. La estrella…Mike Glover. La pieza central del juego del equipo era Machado, pero Glover era la potencia bajo los aros, y quien estaba predestinado a batirse en la pintura si los Gaels avanzaban rondas. Por algo es llamado Optimus Prime.

Os habéis perdido a…Scott Machado. A las dos caras del mismo, que son también las dos caras de Iona. De una excelsa primera mitad, a una segunda en la que fue incapaz de hacer funcionar a su equipo. Machado es la mejor representación de lo que ha sido Iona esta temporada.

#15 NORFOLK ST. SPARTANS (24-9, 13-3 Mid-Eastern Athletic) Alejandro González. Los Spartans consiguieron su primer billete para el gran baile tras derrotar a Bethune-Cookman en la final de la modesta MEAC. Segundos tras la temporada regular, aprovecharon la temprana eliminación de Savannah State, primera cabeza de serie, aunque tuvieron que sufrir mucho para levantar el primer trofeo de conferencia de la historia. El programa que dirige Anthony Evans, aún joven en su etapa de División I, ha mejorado muchísimo esta temporada y se ha recuperado de cursos bastante pobres, si bien se quedó rozando la gloria de Marzo en 2009, cuando perdieron en la final de la MEAC frente a Morgan State. Las victorias ante dos rivales como Drexel y LIU Brooklyn le han hecho merecedor, a ojos del comité de una seed 15, un pequeño premio para este equipo. Subir un escalón, sin embargo, no va a facilitar nada las cosas pues Missouri parece un rival muy lejos del alcance de Norfolk State. Los amantes de las estadísticas y la historia siempre podrán agarrarse a un dato: sólo cuatro veces en la historia un número quince ha derrotado a un número dos en el torneo nacional. Las dos últimas ocasiones que eso ha sucedido, eran equipos de la MEAC (Hampton y Coppin State) los que tumbaban a una high major. Norfolk State es un equipo poco habitual para lo que estamos acostumbrados a ver en niveles tan bajos de la competición nacional. La altura de su quinteto titular está fuera del alcance de la mayoría de equipos del país (un base de 6´6” y un escolta de 6´5” como hombres más bajos) y el perfil atlético general es excepcional para una low major. Longitud y tamaño, junto a la entrega de sus jugadores, hacen de los Spartans una defensa difícil de atacar en estático. Tácticamente hay bastantes errores pero son capaces de puntear y dificultar multitud de tiros rivales. Además, estamos ante una plantilla veterana y experimentada, con cuatro seniors en el quinteto titular. Hasta aquí todo suena bastante bien. La

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falta de talento individual y la inconsistencia colectiva ponen las cosas en su sitio. Kyle O´Quinn ha sido el gran dominador de la MEAC esta temporada. Un pívot de 6´10” que ha castigado a los rivales, lejos de igualar sus prestaciones atléticas, en ambos lados de la pista. Doble-doble en ataque, poco pulido en sus movimientos pero efectivo gracias a la clara ventaja frente a sus rivales. Frente a los Tigers no lo va a tener tan fácil. O´Quinn intimida mucho y puede llegar a ser un factor verdaderamente disruptivo. Missouri puede intentar correr todo lo posible e intentar castigarle pronto o cargarle de faltas para eliminar de inicio la mejor arma rival. Pendarvis Williams y Rodney McCauley forman ese altissimo backcourt. Williams al base aunque durante los partidos acaba ocupando las otras dos posiciones exteriores tambien, mientras Jamel Fuentes y Quasim Pugh salen del banco y operan como bases cuando están en pista. Chris McEachen, el alero que sale de inicio, es el principal tirador de un equipo carente de una verdadera amenaza en el tiro lejano. El veterano Brandon Wheeless, senior de veinticinco años, aporta experiencia y trabajo, además de ayudar en ataque anotando algún tiro de media distancia. El ataque de Norfolk State carece de fluidez e ideas claras y se ha centrado todo el año en explotar las ventajas físicas sobre sus rivales. Williams llega bien a las inmediaciones del aro e intenta crear desde allí. Sin directores puros ni buenos pasadores, todo surge de pequeños impulsos individuales para complementar lo que hace O´Quinn en la pntura. El compañero del center por dentro es Marcos Tamares, un jugador muy discreto pero disciplinado. Rob Johnson y A.J. Rogers aparecen desde el banquillo, dos cuatros móviles que intentan dar velocidad e intensidad al juego. En defensa Anthony Evans suele ordenar cambios constantes pues los exteriores son altos y los interiores, salvo O´Quinn, bastante móviles. Una de las claves de la capacidad de recuperación defensiva y lo mucho que incomodan los tiros del rival. Missouri es la clara favorita y Norfolk State sólo podría aspirar a mantenerse cerca en el marcador si se juntan ambos factores: un partido perfecto de su parte (con O´Quinn en plan estelar) y una mala noche de los Tigers. Disfrutar de la experiencia es

lo importante para un equipo que estrena trofeo en sus vitrinas. La estrella: Kyle O´Quinn. Mejor jugador ofensivo y defensivo de la conferencia. Por físico podría haber encontrado hueco en más de una plantilla de high major. Oportunidad inmejorable para darse de conocer a aficionados y scouts. No perdáis de vista a: Pendarvis Williams. Un base de 1´97 que puede ocupar las tres posiciones exteriores y aún tiene dos temporada más por delante. Escribid sin miedo su nombre en vuestras agendas.

#16 LONG ISLAND -

BROOKLYN BLACKBIRDS (27-5, 16-2 Northeast) Alejandro González. Segundo título consecutivo de la NEC para LIU Brooklyn, de nuevo batiendo a Robert Morris en la final. En esta ocasión de forma clara, en oposición al dramático partido del año pasado con prórroga incluida. El pequeño pabellón de la universidad (el torneo de la NEC no se juega en campo neutral, sino en los pabellones de los equipos con mejor record en cada enfrentamiento), en el que han ganado los últimos veintisiete choques, fue una fiesta durante todo el partido. Con Spike Lee y su particular show, por supuesto. Los Blackbirds son ahora mejor equipo que la versión que vimos la temporada pasada, pero curiosamente han recibido una seed 16, peor que la quince del año anterior. Poco para un equipo, en general, modesto, pero el salto de calidad parece evidente. Una 15 hubiese sido más lógica y una 14 ninguna locura. El grupo es más o menos el mismo, e incluso la pérdida de dos titulares (el escolta David Hicks y el alero Kyle Johnson) no ha supuesto demasiado problema, pues sus sustitutos han tomado muy bien el relevo. Mejor, podríamos decir. El estilo es el mismo. Un juego muy vivo, que insiste en (y vive de) la transición ofensiva rápida, el ritmo alto. Muchas posesiones, velocidad, juego alegre y no demasiado reflexivo. Muy intuitivo y libre. La pareja interior no sólo se mantiene intacta sino que ahora es más madura y competitiva. Julian

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Boyd es la gran figura de este equipo, en términos presentes y futuros. Un ala-pívot (que aquí hace de cinco por requisitos del guión) con ciertos fundamentos y prometedoramente versátil. Que puede explotar acciones de pick and pop con su tiro exterior (efectivo desde la larga distancia), atacar en uno contra uno a su rival (el pívot rival) con unos bote y dribbling bastante decentes u operar en la pintura. Escaso de altura y no muy atlético, va a necesitar seguir puliendo su técnica para continuar siendo uno de los objetivos más interesantes para los scouts europeos de ciertas competiciones. Jamal Olasewere es un muy buen complemento para Boyd. Jamal es mucho más eléctrico, agresivo y atlético. Muy ágil y móvil, es complicado de marcar y controlar, más aún en un ritmo vivo como el que LIU practica. Ataca con asertividad ambos tableros y consigue revolucionar al equipo con sus arranques y acciones. Tanto Boyd como Olasewere son mejores que el año pasado. Pero seguramente el salto de calidad del que hablamos al principio tenga a otro hombre como principal causa. La marcha de Hicks (el escolta titular la pasada temporada, recordemos) dejó un puesto libre en el backcourt. Jim Ferry, el técnico de los neoyorquinos, optó por mover al base, C. J. Garner al puesto de escolta y dar la manija del equipo al sophomore Jason Brickman. La decisión no pudo ser más acertada. Brickman ha acabado la temporada como uno de los mejores asistentes de la competición a nivel nacional. Brickman es uno de esos bases que tanto cuesta ver ahora. Posee una deliciosa visión de juego y destila momentos de talento magníficos. Ni alto, ni fuerte ni atlético. Pero si muy talentoso. Interpreta muy bien el contragolpe, siempre con la cabeza levantada, posee buen manejo de balón y tiene ese instinto, a lo Kendall Marshall, para activar o generar una transición con un primer pase instantáneo y preciso en cuanto el balón llega a sus manos. Es además un tirador muy efectivo desde la larga distancia y muestra buenos movimientos en el dribbling, así como habilidad para sortear el tráfico. Las limitaciones atléticas se antojan muy importantes, pero al menos podremos disfrutarle en el baloncesto colegial durante este torneo de 2012 y un par de años más de carrera universitaria. Como decíamos, Garner, el base del año pasado, ha sido movido al puesto de escolta, aunque actúa durante bastantes minutos como base y ayuda a Brickman en dichas tareas cuando se encuentran presión o problemas para subir el balón. Garner es

ahora el encargado de encabezar el ataque en transición. Muy rápido y agresivo cuando tiene cancha por delante para correr, ataca el aro rival rápidamente desde su propio campo. Más rápido y atlético (sin ser nada espectacular) que su compañero de backcourt, hace de complemento perfecto. Es además un anotador más que eficiente, y no sólo acabando las contras del equipo. Puede penetrar bien tras dribbling, acabando con habilidad mientras sortea las ayudas. Un auténtico regalo en tiempos de esplendor del “club de la tapia”. Tiene como gran debilidad el tiro exterior, pero comienza a ser capaz de anotar de manera más o menos consistente desde media distancia tras bote. El puesto dejado por el alero Kyle Johnson lo ha tomado el escolta senior (único veterano de la rotación principal) Michael Culpo, sacrificando altura en pos de un mejor tiro exterior. El relevo desde el banco (más ligero que el de la pasada temporada, cuando los hombres de refresco tenían mayor protagonismo) lo ponen Brandon Thompson por fuera y Kenny Onyechi por dentro. Onyechi añade un punto de presencia física y músculo valioso (dentro de una influencia bastante discreta en general) ya que Boyd no es particularmente duro y Olasewere no es nada corpulento. Booker Huck y Arnold Mayorga también suelen disfrutar de algún minuto en pista. Long Island es lo suficientemente pasional, vertiginoso o inestable como para pensar en él como un posible productor de upset. Por sus características de juego, básicamente. El equipo tiene defectos y carencias muy importantes, desde la evidente de la altura y la capacidad atlética pasando por la defensa (en general) y los problemas de circulación (si Brickman no entra en juego) y concentración en ataque. Sólo hay un pequeño problema: enfrentarse a Michigan State. Con una seed mayor y otro rival hablaríamos de upset alert. Ante los chicos de Izzo la posibilidad se convierte en poco menos que un sueño aventurado. Guerra, al menos, si que podrían dar a los Spartans. Ya decíamos en el análisis de la guía del torneo del año pasado que no iba a ser extraño volver a ver a los Blackbyrds por estos lares. Esta temporada podemos decir lo mismo. El equipo aún tiene recorrido, ya que Boyd, Olasewere y Garner son juniors y Brickman todavía sophomore. Un bloque que puede dominar un año más la Northeast Conference, ya con dos torneos nacionales (y

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partidos ante North Carolina y Michigan State) a sus espaldas. La estrella: Julian Boyd. El mejor jugador del equipo en este momento. Y el que, seguramente, mayor potencial atesore. Exhibe versatilidad y ciertos fundamentos. Sin duda el mejor aval ante un equipo grande.

No perdáis de vista a: Jason Brickman. Uno de los mejores bases que hemos visto en mid y low majors este año. En términos de dirección y fundamentos técnicos, queremos decir. Si se siente cómodo y tranquilo, sera una delicia verle. Si no encuentra su juego, LIU se podría ahogar fácilmente.

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EL CLUB DEL ESTETA

Alejandro González. Hace demasiado tiempo que estoy en deuda con un amigo. A él, apasionado hasta el límite de lo posible del baloncesto y persona de buen gusto para casi cualquier aspecto de la vida, le debo un este artículo. El baloncesto es uno de los deportes que mayor componente artístico tiene. La belleza del juego, para algunos, puede eclipsar los aspectos puramente competitivos. Cuando se repasan y analizan torneos y equipos, como ya hemos hecho en esta guía, se suelen destacar a los mejores jugadores y conjuntos. Los mejores anotadores, reboteadores o pasadores, así como los grandes ganadores o sempiternos perdedores. En este artículo buscamos lo estético por encima de lo práctico. Una especie de guía de museo que nos permita disfrutar de la parte más purista y preciosista de este torneo universitario. Siempre, quedáis avisados, desde el punto de vista, y el alcance de la castigada memoria, de quien aquí escribe. Directores de orquesta Hay un par de tipos de jugador especialmente atractivos para un servidor. Uno, los tiradores puros, de los que hablaremos más tarde. El segundo, y esto puede ser un poco como aquello de “querer más a papá o a mamá”, son los bases de corte organizador. Entre los mejores directores de juego destaca uno por encima de los demás, Kendall Marshall. El base de North Carolina posee la mejor visión de juego que hayamos visto en la NCAA en mucho tiempo. Ver como controla todo lo que ocurre en la pista, lee todas las opciones posibles y ejecuta pases desde cualquier lugar hacia cualquier jugador es uno de los mayores regalos que nos ha hecho el baloncesto en los últimos años. La clase de 2011 nos trajo también a Aaron Craft, un jugador clave en el nivel alcanzado por Ohio State las dos últimas temporadas. En la Big Ten disfrutamos de uno de sus rivales más directos, Jordan Taylor, el líder de Wisconsin y posiblemente el base más completo del país.

Recordad que hablamos de plasticidad, no de números. Por ello hacemos hueco en este distinguido espacio (por quien lo ocupa, no por quien lo escribe) a un par de jugadores escondidos dentro de equipos modestos. Brandyn Curry, de Harvard, y Jason Brickman, de Long Island-Brooklyn son bases del corte de Marshall pero, obviamente, a un nivel inferior. Ellos dirigen equipos menos brillantes poniendo mucha luz en unas conferencias y escalones competitivos en los que es muy complicado ver finura y técnica depurada. Aunque es cierto que la Ivy League en la que participa Harvard es en cierto modo una excepción. En Temple y Saint Mary´s nos encontramos con dos bases peculiares, dos especímenes distintos. Ambos con sabor internacional y un futuro prometedor en alguna de las principales ligas del viejo continente. El argentino Juan Fernández está acostumbrado a oír en Estados Unidos las comparaciones, algo forzadas, con el gran Pepe Sánchez. Fernández se despide de los Owls esta temporada y serán muchos los que le echemos de menos. De la otra punta del mapa salió Matthew Dellavedova, el australiano que maneja a las mil maravillas los ritmos de los Gales. Porque la distancia no siempre es el olvido Los tiradores. El bello arte del lanzamiento exterior. Pies preparados incluso antes de aterrizar en el suelo tras el bloqueo o el dribbling. El gesto de muñeca y el sonido del balón encontrando la red. No hemos visto tirador más elegante en las pasadas temporada que el escolta de Vanderbilt John Jenkins. Su técnica es tan eficaz como plástica. Es uno de esos jugadores de los que surgió la idea de crear este peculiar club del esteta. Alguno de los más plásticos y eficaces tiradores no estarán en el torneo, y a otros como el maravilloso Jon Diebler ya hace un año que le echamos mucho de menos. Aún así, la representación de francotiradores no es ni mucho menos despreciable y podremos deleitarnos con hombres como Scott Wood (North Carolina State), Scott Christopherso (Iowa State), Brady Heslip (Baylor), Ryne Smith (Purdue), Jordan Hulls (Indiana),

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Jahenns Manigat (Creighton) o Gary Bell (Gonzaga). La elegancia del verdugo Hay jugadores que pueden estar masacrando al equipo de tus amores y ponerte en pie de todas formas para aplaudir, embargado por la emoción. Anotadores, dominadores del juego cuya ejecución es tan efectiva como bella. Elegantes, sus jugadas parecen ir acompañadas por alegres sinfonías cuando los únicos sonidos reales son los chirridos de las zapatillas contra el parqué, la red recibiendo feliz al balón y los “ooooh” de los espectadores. No hay verdugo más elegante que Jeremy Lamb en el baloncesto universitario. Incluso cuando falla y a quien está ejecutando es a su propio equipo, Connecticut. Una de esas personas que debe ser elegante hasta lavándose los dientes. Entre los principales cabezas de serie encontramos varios representantes de esta sociedad de élite. Cada uno con sus matices y peculiaridades. Hablamos de los Austin Rivers (Duke), Harrison Barnes (North Carolina), Isaiah Canaan (Murray State), Christian Watford (Indiana) o Cody Zeller (Indiana). Pero no sólo los mejores equipos presumen de hombres como ellos. Prestad mucha atención a lo que saben hacer, y cómo lo hacen, chicos como Ray McCallum (Detroit), Allan Crabbe (California), Matt Carlino (BYU), Robbie Hummel (Purdue) o Nate Wolters (South Dakota State). Con estos cinco jugadores os proponemos otro aliciente para ver este torneo: pensad a quien os recuerda cada uno de ellos. Porque, al menos a un servidor, los cinco traen muy gratos recuerdos, memorias de otros distinguidos miembros de este club de los estetas. Y luego, aparte, tenemos a Doug McDermott, un derroche de clase, talento y fundamentos primoroso. Una razón más que suficiente para ver todos los partidos de Creighton que queden al alcance de uno. No particularmente elegante, para ser sinceros, pero tan técnico, inteligente y preciso en todo lo que hace… En pos del espíritu más puro y básico de este artículo, añado dos nombres a los que las estadísticas no ayudan nada. Culpa suya, todo sea dicho, pues la regularidad no es la mejor de sus virtudes. Si nos muestran lo que saben hacer, seguramente sean destellos muy breves. Pero

magníficos. La fugaz elegancia de Clint Steindl (Saint Mary´s) y Tom Droney (Davidson). Una especie en extinción Cuando uno habla con ojeadores y entrenadores profesionales hay dos facetas del juego que casi todos echan de menos, recordando tiempos mejores, principalmente: el tiro tras parada en seco (perdido entre los poderosos tentáculos del club de la tapia) y los movimientos interiores puro de espalda al aro. En una época en la que no se baila, sino que se embiste, aún tenemos a algún grandullón empeñado en dominar una de las acciones más bellas del baloncesto. Tyler Zeller, pívot de North Carolina, tiene unos pocos partidos más por delante en su carrera universitaria. El interior más técnico y fino de cuantos pueblan el baloncesto colegial. Casi al mismo tiempo (Zeller durará un poquito más si no hay sorpresas importantes) se nos irá Robert Sacre, el center de Gonzaga. Perderemos a dos de los mejores jugadores al poste bajo, siempre en términos estéticos, que tenemos en la competición. Todos para uno y uno para todos North Carolina es, bajo el punto de vista de quien escribe, el equipo más plástico y técnico de la nación. Tanto por el conjunto de individualidades como por el juego colectivo. Las transiciones de los Tar Heels son exquisitas y sólo una marcada irregularidad nos priva de presenciar cuarenta minutos de baloncesto excelso. Son varios los equipos que exhiben un juego muy vistoso y fino, cada uno a su manera y con sus argumentos. Merece la pena ver a conjuntos como Indiana, Syracuse, Vanderbilt, Saint Mary´s, Wisconsin, Ohio State, Belmont o Davidson. Kentucky consigue en muchas ocasiones convertir el músculo en arte, protagonizando momentos de dominio atlético realmente cautivadores. El baloncesto es uno de los deportes más bellos del planeta. El torneo de la NCAA, seguramente, la mayor fiesta, en determinadas proporciones del deporte de la canasta. Sentémonos y disfrutremos del espectáculo.

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un tiempo oscuro y que el seis sea siempre el número correcto”.

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