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Visor Linguística/1

Indice de contenidos

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Agradecimientos o ••••••••••••••••••••••••••••••••••••• ' •••••••• o, •••••••••••••••••••••••

Convenciones de la tramcripción .

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Titulo original: Discourse Analysis@ Cambridge Univ. Press,@ Visor Libros, S. L.Isaac Peral, 1828015 MadcidISBN 84-7522-488_1Dep6sito Legal: M-14321- 1993Impreso en EspañaGráficas Muriel. el Bohigas, sIn. GETAFE

1.1.1.

1.1.1.1.1.2.1.2.

1.2.1.1.2.2.1.2.3.1.2.4.1.2.5.1.2.6.1.3.

1.3.1.1.3.2.1.3.3.1.3.4.

2.2.1.

2.1.1.2.1.2.2.1.3.2.1.4.2.2.

Introducción: formas y funciones lingüísticas .Las funciones de11enguaje .La perspectiva descriptiva .La perspectiva interactiva .Lenguaje hablado y escrito.............. . .Modo de producción .La representación del discurso: los textos .Textos escritos .Textos hablados .La relación entre el habla y la escritura .Diftrencias formales entre el lenguaje hablado y escritoOración y enunciado .Sobre el "corpus" .Reglas.frente a regularidades .Producto .frente a proceso . .Sobre el ''contexto'' .

El papel del contexto en la interpretación .Pragmática y contexto del discurso .La reftrencia .La presuposición , .Las implicaturas : .La infirencia .El contexto de situaci6n .

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Formas y funciones lingüísticas

1.1. Las funciones del lenguaje

El análisis de! discurso es, por necesidad, análisis de la lengua ensu uso. Como ral, no puede limirarse a la descripción de formas lin-güisricas con independencia de los propósitos y funciones a las cua-les esrán desrinadas esas formas. Mientras que otros lingüistas pue-den concentrarse en la determinación de las propiedades formalesde una lengua, el analista de! discurso se ve obligado a investigar pa-ra qué se utiliza esa lengua. .Ymientras que el enfoque formal tieneuna larga tradición, manifiesta en innumerables volúmenes de gra-mática, e! enfoque funcional está peor documentado. Incluso los in-tentos de proporcionar un conjunto general de «etiquetas» para lasprincipales funciones de! lenguaje han desembocado en una termi-nologia vaga y a menudo confusa. Nosotros adoptaremos solamentedos términos para describir las funciones básicas de! lenguaje, insis-tiendo en que esta división es una conveniencia de! análisis. No pa-rece probable que, en cualquier ocasión, se use una lengua naturalpara cumplir una única función, con la exclusión total de la otra.Hablaremos de función descriptiva cuando e! lenguaje se,utilice pa-

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ra expresar 'un conrenido' y denominaremos interactivo al uso dellenguaje relacionado con la expresión de relaciones sociales yactitu-des personales. Nuestra distinción «descriptivo/ inreractivo» se co-rresponde a grandes rasgos con las dicotomías funcionales -«repre-senrativa / expresiva» de Bühler (1934), «referencial/emotiva»(Jakobson, 1960), «ideacional / inrerpersonal» (Halliday, 1970b) y«descriptiva / social-expresiva» (Lyons, 1977).

1.1.1. La perspectiva descriptiva

Los lingüistas y los filósofos del lenguaje suelen adoptar unaperspectiva muy limitada de las funciones del lenguaje en la socie-dad. Aunque reconocen frecuentemente que puede usarse el lengua-je para llevar a cabo muchas funciones comunicativas, por 10 gene-ral dan por sentado que la función más importante es la decomunicar información. Así, Lyons (1977:32) observa que la no-ción de comunicación se utiliza para hablar de «senrimientos, esta-dos de ánimo y actitudes»!, para pasar a afirmar que él se interesaráfundamentalmente en «la transmisión deliberada de informaciónproposicional o factua]". De modo similar, Bennett (1976: .5) señalaque «parece que la comunicación supone fundamentalmente la vo-lunrad de un hablante de informar a un oyente de algo o de incitar-le a la acción».

El valor del uso del lenguaje como medio de transmitir infor-mación está bien arraigado en nuestra mitología cultural. Todos cre-emos que es la facultad del lenguaje lo que ha permitido a la huma-nidad desarrollar diversas culturas, cada una con sus peculiarescostumbres sociales, observancias religiosas; leyes, tradiciones orales,modelos de comercio, etc. Creemos, además, que es la adquisiciónde! lenguaje escrito lo que ha permitido el desarrollo en algunas cul-turas de la ciencia, la filosofía y la literatura (vid. Goody, 1977), Yque este desarrollo ha sido posible por la posibilidad de transmitirinformación mediante el uso de! lenguaje, lo que capacita al hom-bre para utilizar e! conocimiento de sus antepasados y e! de hom-bres de otras culturas.

l Lyans., 1980: 33 Para las citas que aparecen en el texto he adoptado el siguiente criterio:" en ca~ode existir una traducción espafiola, cito por ella; en el caso contrario, la versión .esmía. [N. de la T.]

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Llamaremos al lenguaje que se usa para transmitir <<informaciónfactual. o proposicional» lenguaje primariamente descriptivo, y supon-dremos que con el lenguaje primariamente descriptivo lo que el ha-blanre tiene como ohjetivo básico es la transmisión eficienre de in-formación. El lenguaje utilizado en tal situación está primariamente«orienrado al mensaje». Es importanre que el receptor capte los de-talles de la información corrrectamente. Así, si un policía da una di-rección a un viajero, si un médico le dice a una enfermera cómo ad-ministrar una medicina a un paciente, si un casero hace unareclamación al seguro, si un dependiente explica las calidades relati-vas de dos tipos de lana o un científico déscribe un experimento, encada caso lo que importa es que el hablante deje claro lo que dice (oescribe). Se producirían consecuencias lamenrables (o incluso desas-trosas) en el mundo real si el receptor no entendiera correctamenteel mensaje.

1.1.2. La perspectiva interactiva

Mienrras que, en general, los lingüistas, los filósofos de! lengua-je y los psicolingüistas han prestado particular atención al uso de!lenguaje pata transmitir «información factual o proposicional», lossociólogos y los sociolingüistas se han interesado especialmente ene! uso de! lenguaje para establecer y manrener relaciones sociales.En la literatura sociológica y antropológica son frecuentes los co-mentatios sobre el uso fiítico de! lenguaje: en concreto, e! uso con-vencional de! lenguaje para abrir y cerrar inrercambios orales. Losanalistas de la conversación se han visto especialmente inreresadosen el uso de! lenguaje para establecer las relaciones sociales, la soli-daridad entte pares, los inrercambios de turno en las conversacio-nes, y la preservación del territorio y de la imagen tanto de! hablan-te como del oyente (cf. Labov, 1972a; Brown y Levinson, 1978;Sacks, Schegloff & ]efferson, 1974; Lakoff, 1973). Es evidente queuna gran cantidad de la inreracción humana cotidiana se caracterizamás por e! uso primariamente interpersonal del lenguaje que por e!uso descriptivo. Cuando dos extraños están de pie en una patada deautobús tiritando de frío y uno se vuelve hacia e! otro y dice «Mygoodness, it's cold» [«¡Dios, qué frío hace!»], resulta difícil suponerque la intención primaria de! hablante es transmitir información. Es

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mucho más razonable imaginar que e! hablante está indicando sudisposición para ser amable y charlar. En verdad, parece que unagran cantidad de conversación ordinaria cotidiana consiste en e! co-mentario de un individuo sobre algo presente tanto a él como a suinterlocutor. El ejemplo más citado en e! inglés británico es, por su-puesto, e! tiempo. Ahora bien, gran parte de la conversación infor-mal contiene expresiones yecos de expresiones que parecen dirigi-das más a contribuir al mantenimiento de la conversación que a sertomadas como ejemplos de transmisión de información. Así, en unautobús una mujer que le está describiendo a otra e! comporta-miento de una amiga común, que se ha levantado de la cama dema-siado pronto después de una operación, termina su turno de con-versación diciendo:

Aye, she's an awfy woman[Ay, es una mujer tremenda)

Podríamos considerar este enunciado ~omoun resumen informati-vo. Su vecina entonces dice reflexivamente (después de haber estadoemitiendo un refuerzo de! tipo sí, sí a lo largo del turno de la pri-mera hablante):

Aye, she's an awfy woman[Ay, es una mujer tremenda]

Pirsig (1976: 313) señala a propósito de tal conversación: «me intri-ga la andadura de la conversación. No riene la pretensión de llegar aningún sitio, sólo sirve para llenar e! día....sigue y sigue y sigue sinnlngun otro fin o propósito que e! de pasar e! tiempo, como e! ba-lanceo de una mecedora.»Patece que de lo que se ttata es de compartir un punto de vista

común. Btown & Levinson señalan la importancia que tiene patalas relaciones sociales e! establecer un teneno común y e! coincidiren los puntos de vista, e ilustran los extremos a los que llegan ha-blantes de diferentes culturas para mantener una apariencia deacuerdo, y recalcan que «e! acuerdo puede ser reforzado tambiénmediante la repetición de parte o de todo lo que ha dicho e! hablan-te precedente» (1978: 117).Aunque, como veremos, e! lenguaje escrito se usa, por lo gene-

ral, para propósitos primariamente descriptivos, es posible encon-

trar géneros escritos cuyo propósito fundamental no sea informar,sino mantener las relaciones sociales -cartas de agradecimiento, car-tas de amor, etc.

1.2. Lenguaje hablado y escrito

1.2.1. Modo de producción

Desde e! punto de vista de la producción, está claro que e! len-guaje hablado y e! escrito plantean exigencias en cierto modo dife-rentes a sus usuarios. El hablante tiene a su disposición todo e! re-gistro de los efectos de! «tono de voz» (asi como la expresión facial ylos sistemas de posturas y gestos). Armado de todo ello, puede siem-pre anular e! efecto de las palabras emitidas. Así, es mucho más pro-bable que se piense que un hablante que dice «Realmente me gusta-ría» inclinándose hacia delante, sontiente, con una voz «cálida yve!ada»está queriendo decir lo que ha dicho que otro hablante queemira las mismas palabras retrayéndose, con e! ceño fruncido y conun tono de voz «nasal y sarcásrico».Estas señales paralingüísticas leson denegadas al escritor. Nosotros ignoraremos en este libro, en ge-neral, las características paralingüísticas de! lenguaje hablado, ya quelos datos que citaremos proceden de lenguaje hablado por adultoscooperantes que no han explotado los recursos paralingüísticos encontra de! significado verbal de sus enunciados, sino que los hanutilizado pata reforzarlo.El hablante no sólo controla la producción de sistemas comuni-

cativos diferentes de los que controla e! escritor, sino que procesaesa producción bajo circunstancias que le exigen bastante más.Tiene que controlar qué es lo que acaba de decir y determinar siconcuerda con sus intenciones, al mismo tiempo que enuncia la ex-presión en curso, la controla y planea simultáneamente su siguienteenunciado para ajustarlo al patrón genetal de lo que quiere decir,mientras vigila, además, no sólo su propia actuación, sino su recep-ción por parte de! oyente. No posee un registro permanente de loque ha dicho antes, y sólo en circunstancias especiales puede tenernotas que le recuerden lo que va a decir a continuación.El escritor, por e! contrario, puede echar un vistazo a lo que ya

ha escrito, hacer una pausa entre cada palabra sin e! temor de que

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su interlocutor le interrumpa, tomarse su tiempo para elegir una de-terminada palabra consultando el diccionario si es pteciso, cotejat eltrabajo con sus notas; archivar lo que ha escrito e incluso cambiarde opinión sobre lo que quiere dedr. Mientras que el hablante seencuenrra bajo una presión considerable para continuar hablandodurante el periodo de tiempo que se le ha asignado, el escritor, ge-neralmente, no sufre esa presión. Mientras que el hablante. sabe quecualquier palabra que salga de sus labios será escuchada por su in-terlocutor y, que si no es la que él pensaba, rendrá que emprenderuna «reparación» activa y pública, el escritot puede tachar y reescri-bir en la intimidad de su estudio.

Por supuesto que el hablante también tiene ventajas. Puede ob-servar a su interlocutor y, si lo desea, modificar lo que está diciendopara hacerlo más accesible o aceptable para su oyente. El escritor notiene acceso a una reacción inmediata por parte de I sus lectores y,sencillamente, ha de imaginarla. Es interesante observar el compor-tamiento de los individuos cuando se les da a elegir e! llevar a caboun negocio personalmente o por escri"to. En algunas circunstanciasse prefiere la interacción cara a cara, pero, en otras, por una varie-dad de razones diferentes, el individuo puede preferir llevar a cabola transacción por escrito. Aunque en la interacción hablada e! ha-blante tiene la ventaja de poder controlar la reacción de su oyenteminuto a minuto, sufre el inconveniente de exponer sus propiossentimientos (<<filrrado»;Ekman &.Friesen, 1969) y. de tener quehablar clara y concisamente, así como de preparar una respuesta in-mediata a cualquier tipo de reacción de su interlocutor.

1:2.2. La representación del discurso: los textos

, Hasta aquí hemos tratado en términos muy generales de algu-nas de las diferencias entre e! habla y la escritura con respecto a susmodos de producción. Antes de que sigamos viendo en qué difierenlas formas de! discurso hablado y escrito, nos centraremos, en lasdos secciones siguientes, en los problemas que plantea su represen-tación. Los situaremos dentro de la discusión general acerca de quéSIgnIfica representar «un texto», Utilizaremos texto como términotécnico para referirnos al registro verbal de un acto comunicativo.(Para otras aproximaciones al rexro cf. e! estudio de! Capítulo 6.)

1.2.3. Textos escritos

La noción de «texto» como registro impreso es familiar en losestudios de literatura. Aunque un «texto» puede ser presentado de .modos diferentes en distintas ediciones, con distintos tipos de letra,en distintos tamaños de papel, a una o dos columnas, seguiremossuponiendo, de una edición a la siguiente, que todas ellas represen-tan e! mismo «texto». Es importante precisar qué es lo que es «lomismo». Como mínimo, las palabras tienen que ser las mismas, yaparecer en. e! mismo orden. Cuando hay lecturas de textos conflic-tivas, los editores generalmente se sienten obligados a comentar e!problema; así de! verso de Hamlet

0, (hat (his too too sullied flesh would melt(I.ii.129)

[Oh, si esta carn~ tan mancillada se disolviera]

Dover \'V'ilson aclara que no es sino una interpretación, puesto quela segunda edidón en cuarto dice «too too.sallied» y la primera edi-ción en folio «too too salid» demasiado sólida (Dover Wilson,1934). Incluso cuando no existan dudas sobre la identidad de laspalabras y e! orden de aparición, su reproducción no garantiza unaadecuada representadón de! texto. Consideremos e! siguiente ex-tracto de un diálogo de Orgullo y prejuicio:

<óeñor Bennet, ¿cómo puedes desacreditar de ese modo a tus hijas? Gozasmortificándome. No tienes compasión de mis pobres nervios..«Me confundes, querida. Tus nervios me inspiran profundísimo respeto,como viejos amigos mios que son.,Veinte años, por lo menos, llevo oyéndo-te hablar de ellos con lástima.))2

Es evidente que se requiere mas que la simple reproducción de laspalabras en un orden correcto. Es necesario reproducir las conven-ciones de puntuación, así como la separación en líneas que indica e!cambio de hablante. El ejemplo suena como un galimatías si lo lee-mos como el discurso de un solo individuo. Una representaciónadecuada de un texto debe asignar los parlamentos a los personajescorrectos, las oraciones a los párrafos correctos y los párrafos a los

2 Jane Auscen, Orgullo y Prquicio, trad. de Armando Lázaro Ros, Madrid, Aguilar, 1987, p. 7.

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capítulos correctos. La organización y e! monraje que e! autor hadado a su obra debe ser conservada.

En una pieza de' prosa expositiva, la indicaciones de! autor sobreel desarrollo del argumenro contribuyen a la experiencia que deltexto pueda tener e! lector. Así, los títulos, los encabezamienros delos capítulos, las subdivisiones y los subencabezamienros, indicantodos al lector cómo quiere e! autor que sea dividido su argumenra-ción. El problema de las disposición de las líneas no suele tener im-portancia en la prosa expositiva o descriptiva. Sin embargo, resultaevidentemenre crucial en la reproducción de poesía. El trabajo deaquellos poetas del siglo XVII que compusieron poemas en formade diamanres o mariposas sería en gran medida incomprensible sino se conservara esa forma.

La noción de «texto» va más allá de la reproducción de materialimpreso en forma también impresa. Una carta manuscrita en tintade color púrpura con muchos ringorrangos puede ser reproducidade forma impresa. De igual manera, pueden hacerse versiones im-presas neutras de listas de la compra manuscritas, eslóganes pinta-dos con spray en vallas y leyendas de placas conmemorativas. En ca-da caso, podrá sostenerse que e! «texto» ha sido reproducido si sehan reproducido con precisión las palabras, la punruación y la dis-posición de las líneas, donde sea relevanre.

Cuando el texto original aprovecha la variedad tipográfica, sureproducción en un sólo tipo de letra puede carecer de algunas delas cualidades de! original. Un claro ejemplo es un periódico, quepuede explotar diferenres tipos de letra, diferenres cuerpos de letra yuna forma peculiar de composición. Es inreresante observar que loseditores reproducen con regularidad cualquier manipulación cons-cienre del medio escrito por parte del escritor. Así, los editores re-producen medianre cursivas la expresión de contraste de JaneAusten:

«No haces bien en ser asÍ. Tú te empeñas en que todas las personas son res-petables, y te duele que hable mal de nadie; pero cuando yo digo que tú eresla misma perfteci6n ...3

De modo similar, la costumbre de la reina Victoria de subrayar ensu diario manuscrito la represenran sus editores en la versión impre-

3 ¡bid., p. 141.

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sa con cursivas, para reproducir e! énfasis que ella deseaba señalarcuando escribía de Lord Melbourne:

él me dedicó una mirada tan amable, y yo dida, paterna!Oueves, 28 de junio de 1838)

Cuando e! escritor explota de!iberadamenre los recursos del medioescrito, parece razonable suponer que tal manipulación constituyeparte del texto. .

Otro ejemplo más lo podemos encontrar en las convencionesque regulan la ortografía. Por lo general, aceptamos que las palabrastienen una ortografía estandarizada en el inglés británico. El hechode la estandarización permite a los autores manipular la ortografíaidiosincrática para lograr determinados efectos. Así, en Winnie-the-Pooh los editores reproducen el cartel colocado fuera de la casa delBúho en una línea enmarcada, en mayúsculas y con la propia orto-grafía de! autor:

PLEZ CNOKE IF AN RSNR IS NOT REQlD(Por favor, llame si no tiene ningún motivo]

El efecto que pretende el autor con esta peculiar ortografía se perde-ría si se reprodujeran las palabras en su forma estándar. En ese casopodríamos quejarnos de que e! texto estaba incompleto o era inade-cuado, porque e! efecto buscado por el autor ya no estaría a nuestroalcance. De hecho, la importancia que tiene e! citar correctamentela ortografía de un autor queda de manifiesto en la costumbre deinsertar un sic en una cita; e! sic indica que e! autor que hace la citarechaza la responsabilidad de una ortografía aberranre.

Hasta aquí hemos trabajado con la suposición un tanro simpli-ficadora de que está claro, en todos los casos, en qué consiste el tex-to original. Pero cuando éste es manuscrito, al querer reproducirloen una versión impresa hay que llevar a cabo, por lo general, unconsiderable esfuerzo de inrerpretación para asignar valor a algunasde las palabras menos legibles. En literatura, como ya hemos señala-do, la incertidumbre puede dar lugar a ¡oci critici, a textos discuti-dos. En las cartas, recetas, listas de compras, trabajos escolares, e!lector normalmenre se abre paso a través de una única y definitivainrerpreración de! texto, que puede no volver a ser leído nunca más.Debe quedar claro, sin embargo, que toda versión impresa de un

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texto manuscrito constituye, en un sentido fundamental, una intet-pretación. Esto resulta evidente en lo que se refiere a los manuscri-tos de niños muy pequeños, donde el adulto se ve obligado a asig-nar cada e,notme muestra de letra, trazada con esmero, a un tipo deletra específico, que puede entonces teinterptetat a la vista del men-saje eu conjunto. Por ejemplo, tenemos ante nosotros una páginacon el dibujo de un gran animal (se nos dice que es un león) y deuna mesa con una pecera con una carpa dorada dentro. Un niño decinco años escribe debajo lo que podría ser transcrito así:

1. the lion wos [he fish ro ti ir2. the car wants te get dwon [he steis3. wirh qwr ro dsthhb (he lion

Una posible interpretación del texto así reproducido podría serla siguiente:

The lion wants rhe fish, ro eat it. The cat wants ro get clown the srairs wit-hollt te disturb (he lion.

[El león quiere el pez, para comérselo. El gato quiere bajar las escaleras sinmolestar al Icón.)

La transctipción como qwt de la segunda palabra de la línea 3 deloriginal representa con cierta precisión la primera letra (que podríahaberse representado también con la figura de un nueve, si el nuevetuviera un rraza inferior recto). Una transcripción más caritativa einterpretativa la habría convertido en una a (es decir, una a «sinsombrero», con un traza inferior largo ( ). Volveremos al problemade la labor interpretativa del lector I oyente en la identificación delas palabras que constituyen un texto en la siguiente sección.

1.2.4. Textos hablados

Los problemas con que nos enfrentamos ante la noción de «tex-to» como registro verbal de un acto comunicativo se vuelven bas-tante más complejos cuando consideramos lo que significa «texto»hablado. La perspectiva más simple que podemos adoptar es la deque una grabación con un magnetófono preservará el «texto». Estagrabación puede también conservar una gran cantidad de cosas aje-

nas al texto: toses, crujidos de sillas, ruido de autobuses, el rascadode una cerilla al encender un cigarrillo. Insistiremos en que estoshechos no forman parte del texto (aunque puedan formar parte delcontexto relevante, cE Capítulo 2).

Por lo general, el analista del discurso trabaja con la grabaciónde un acto comunicativo, del cual hace una transcripción de acuer-do con sus intereses en esa ocasión, transcripción del tipo de las queaparecerán en este libro. Tiene que determinar qué constituye el he-cho verbal y de qué forma lo transcribirá. A menos que el analistarealice una transcripción fonética muy minuciosa (que muy pocagente podrá leer con fluidez), se perderáh los detalles de acento ypronunciación. En general, los analistas representan el habla me-diante las convenciones ortográficas normales. Por ejemplo, el ana-lista escucha una expresión que podría transcribirse fonológicamen-te como Igreipbritn/. ¿La convertirá ortográficamente en grapebritain? Seguramente no. Interpretará lo que oye y lo normalizaráen la forma ortográfica convencional Great Britain, insertando loslímites convencionales de palabra que, por supuesto, no existían enla señal acústica. Si escucha una forma Ig ni, ¿la transcribirá por es-crito como gonna (que puede tener para algunos lectores un acentopeculiarmente americano), en gointuh o en going to? El problema esreal, ya que la mayoría de los hablantes suelen simplificar fonética-mente las palabras en la cotriente del habla (v. Brown, 1977: cap.4). Si el analista las normaliza en la forma escrita convencional, laspalabras adquieren una formalidad y una especificidad que necesa-riamente desfigura la forma hablada.

Los problemas de la representación del registro segmental resul-tan insignificantes comparados con los problemas del registro su-prasegmental (detalles de entonación y ritmo). No tenemos conven-ciones estándar para representar las características paralingüísticasdel enunciado que se resumen como «tono de voz», y, sin embargo,el efecto de una expresión proferida con simpatía y amabilidad esevidentemente muy distinto del efecto producido si se emite brusca.y desabridamente. De igual modo, a menudo es posible determinara partir de la voz de un hablante su sexo, su edad aproximada y sunivel de educación, así como ciertos aspectos de su estado de salud ypersonalidad (véase Abercrombie, 1968; Laver, 1980). No es lousual encontrar ninguna mención de estas características indexicalesdel hablante en las transcripciones de los analistas del discurso. Por

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lo general, también se ignoran las caractedsticas dtmicas y tempora-les de! habla en las transcripciones; la estructura dtmica que uneciertos grupos de palabras frente a otros y la mayor o menor ve!oci-dad de em.isión de un discurso en una situación de habla determi-nada en comparación con la velocidad normal de! hablante, son va-riables tan complejas que tenemos muy poca idea de cómo seexplotan en e! habla y con qué propósitos (sin embargo, ef.

.Butrerworth, 1980). No obstante, parece razonable pensar que estasvariables, junto con la pausa y la entonación, desempeñan las mis-mas funciones en e! habla que la puntuación, e! uso de mayúsculasy de cursivas, la división en párrafos, etc. en e! lenguaje escrito. Si esrelevante reproducir e! subrayado de la reina Victoria, también serárelevante señalar, por ejemplo, e! uso poi parte de un hablante deun tono agudo y un volumen más alto para indicar énfasis. La res-puesta de la mayoría de los analistas a este complejo problema esusar las convenciones de! lenguaje escrito a la hora de presentar sustranscripciones de textos hablados. Por ejemplo, Cicoure! (I973) re-produce tres enunciados grabados en una clase de! modo siguiente:

l. Ci: Like this?2. T: Okay, yeah, al! righr, now...3. Ri: Nowwhat are we going [Q do?

[ei: ¿Cómo éste?T: Claro, sí, de acuerdo, ahora...Ri: Ahora ¿qué vamos a hacer?]

En 1 Y 3 tenemos que suponer que? indica que e! enunéiado fim-ciona como una pregunta -no se nos dice si está formalmente mar-cado, por ejemplo, por una entonación ascendente en e! caso de 1.Igualmente, no se explicita e! estatus de las comas en e! discurso deT (e! profesor)- presumiblemente señalan una pausa en la corrientede! habla, pero podría ocurrir que simplemente indicaran un com-plejo de rasgos rítmicos y entonativos a los cuales responde e! ana-lista. Lo que debe quedar claro en una transcripción de esta clase esque se ha efectuado una gran cantidad de interpretación antes deque e! lector se enfrente a estos «datos». Si e! analista decide trans-cribir en cursiva una palabra para señalar, por ejemplo, que e! ha-blante ha elevado e! tono y la intensidad de su voz, está llevando acabo una interpretación de la señal acústica, una interpretación que,

o

l

en su opinión, tiene un efecto equivalente al subrayado que empleaun escritor para indicar énfasis. En cierro sentido, e! analista crea eltexto que otros leerán. En la cteación de la versión escrita de! textohablado recurre a modos convencionales de interpretación que, ensu opinión, comparten otros hablantes de la lengua.

Hay que hacer hincapié en que, no obstante lo objetiva quepueda parecer la noción de «texto» tal como la hemos definido (<<e!registro verbal de un acto comunicativo»), la percepción y la inter-pretación de cada texto son esencialmente subjetivas. Individuos di-ferentes prestarán atención a aspectos diferentes de los textos. Sucontenido les interesará o se ajustará a sus €xperiencias de modo di-ferente. Al analizar textos, hacemos abstracción de esta heterogenei-dad de experiencias y creemos en lo que Schutz ha denominado «lareciprocidad de perspectiva», por la cual damos por sentado que loslectores o los oyentes de un texto comparten la misma expetiencia(Schutz, 1953). Es cierto que en lo que respecta al lenguaje cotidia-no es necesario suponer que se produce la suficiente coincidencia depuntos de vista como para permitit la mutua comprensión. De vezen cuando, sin embargo, ante diferentes intetpretaciones de un mis-mo texto, nos vemos obligados a hacet un alto. Esto sucede espe-cialmente cuando la atención crítica se focaliza sobre detalles de!lenguaje hablado que para e! hablante sólo constituían partes efíme-ras, relativamente sin importancia, en e! planteamiento de lo quequeda decir. Hay que reconocer honestamente que e! análisis de!discurso aplicado a textos orales es particularmente propenso al so-bre-análisis. Un texto suele recibir una cantidad mucho mayor deinterptetaciones impuestas por los analistas que lo estudian a placerque la que le otorgarían los participantes en la interacción comuni-cativa que la ha dado origen. Una vez que e! analista ha «creado»una transcripción escrita a partir de una grabación, puede utilizar e!texto escrito de! mismo modo que e! crítico utiliza un texto litera-rio. Es importante tecordar, cuando discutamos sobre «textos» ha-blados, la transitoriedad de! otiginal.

Por todo ello, nuestra sencilla definición de «texto» como «re-gistro verbal de un acto comunicativo» exige al menos dos puntuali-zaclOnes:

(i) la representación de un texto que se oftece al estudio, en espe-cial cuando se trate de la representación esctita de un texto ha-

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1.2.5. La relación entre el habla y la escritura

La idea de que e! lenguaje escrito y e! lenguaje hablado sirven,en general, para funciones muy diferentes en la sociedad ha sido de-fendida con fuerza por especialistas cuyo principal interés se centraen la antropología y la sociología, lo que no tiene nada de extraño.Así, Goody & Watt (1963) y Goody (1977) sugieren que e! pensa-miento analítico es consecuencia de la adquisición de! lenguaje es-crito ('puesto que fue la fijación de! habla lo que permitió al hombreseparar claramente las palabras, manipular su orden.y desarrollarformas ,silogísticas de razonamiento» (Goody, 1977: 11). Goody vamás allá y hace afirmaciones aún más ambiciosas sobre cómo la ad-quisición de la escritura, que permite al hombre reflexionar sobre loya pensado, ha posibilirado e! desarrollo de estructuras cogn1tlvasque no están al alcance de los analfabetos (cf también las teorías deVygotsky, 1962). Examina e! uso de las «figuras de la palabra eSCfl-ra» en varias culturas, en particular los «usos no hablados de! len-guaje», que ,desarrollan sistemas de clasificación tales como listas,fórmulas, tablas y «recetas para la organización y desarrollo de! co-nocimiento humano» (1977: 17).

Según Goody, e! lenguaje escrito desempeña dos funcionesprincipales: la primera es la función de almacenaje, que permite lacomunicación a través de! tiempo y de! espacio, y la segunda es laque «traslada e! lenguaje desde e! dominio oral al visual» y posibilitae! examen de palabras y oraciones fuera de sus contextos originales,«por lo que aparecen en un contexto muy diferente y enormemente'abstracto'» (1977: 78).

Parece razonable pensar que, mientras que en la vida cotidianade una sociedad que conoce la escritura se utiliza fundamentalmen-te e! habla para establecer y mantener las relaciones humanas (uso

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primariamente interactivo), e! lenguaje escrito queda más bien re-servado para la elaboración y transmisión de información (uso pri-mariamente descriptivo). Sin embargo, hay ocasiones en que se usae! habla para la transmisión detallada de información factual.Merece la pena señalar, por ello, que e! receptor a menudo toma porescrito los datos que se le han dicho. Así, e! médico anota los sínto-mas de sus pacientes, un arquitecto las pretensiones de sus clientes,los tipógrafos registran las sesiones de! Parlamento Británico, nosos-tros anotamos direcciones de amigos, nÚlneros de teléfono, recetas,patrones de costura, etc. Cuando no se espera que e! receptor tomenota de los datos, e! hablante suele repetirlos varias veces. Pensemosen la estructura rípica de los telediarios: se abren con los «titulares» -que son un conjunto de afirmaciones sumarias; les sigue un bloquede información, que consiste en la ampliación y repetición del pri-mer titular y en e! que se incluye un comentario de (<nuestro repor-tero desde e! lugar de los hechos», quien recapitula de nuevo los da-tos principales; luego, al final de! telediario, se repite e! conjunto detitulares. Existe la suposición generalizada de que la gente no recor-dará correcramente los hechos pormenorizados si se les exponen tansólo de forma oral, en particular cuando se les exige recordarlos du-rante un periodo extenso de tiempo. Es evidente que para este as-pecto de la comunicación resulta especial.mente útil e! lenguaje es-crito, y que es beneficioso tanto para e! individuo, pues le permiterecordar la parafernalia privada de la vida diaria, como para las na-ciones, en lo que se refiere al establecimiento de constituciones, le-yes y tratados con otras.

Las diferencias más importantes entre e! habla y la escritura de-rivan de! hecho de que la una es esencialmente transitoria y la otraestá creada para ser permanente. Es exactamente a este punto al quese refiere D. J. Enright cuando observa que «Platón pudo haber te-nido alguna vez en mayor estima e! habla que la escritura, pero ¡du-do que fuera así ahora!" (Artículo en The Sunday Times, 24 de enerode 1982).

1.2. 6. Diftrencias defirma entre el lenguaje escritoy hablado

No es nuestra intención aquí investigar las numerosas varieda-des que puede presentar la lengua hablada incluso dentro de una

blado, puede constar en parte de! análisis (y, por tanto, d~ lainterpretación) que ha llevado a cabo prevIamente e! analIstade! discurso 'que presenta e! texto para su estudlO.las características de la producción original de! lenguaje, por

ejemplo escritura o voz temblorosa, se consideran, de un mo-do un tanto arbitrario, características de! texto más que de!contexto en e! que se produce e! lenguaje.

(ii)

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única zona geográfica como Gran Bretaña. Ciertamenre existen di-ferencias dialectales, diferencias de acento, asi como diferentes «re-gistros» que dependen de variables como el tema de la conversaci6ny Jos papeles de los participanres (véanse, p. ej.,. Trud~ill, 1974 yHudson, 1980 para el estudio de este upo de diferencIas). EXiste,sin embargo, otra disrinci6n, raras veces señalada, pero a la que esimportanre prestar atenci6n aquí. Nos referimos a la distinción en-tre el habla de aquellos cuyo lenguaje se halla enormemente mflUl-do por un contacto prolongado y constante con las formas del len-guaje escrito y el habla de aquellos cuyo lenguaje está relativamenrelibre de esta influencia. Evidentemenre es el habla del pnmer grupola que suele ser el objeto de las descripciones lingüísticas (gramáti-cas), puesto que, por lo general, quie"nesse han encargado de llevara cabo estas descripciones son personas de mediana edad que hanpasado largos años leyendo textos escritos. En determinadas situa-ciones, el habla de, por ejemplo, un académico, especialmenre si es-ta diciendo algo que ha dicho O pensado antes, puede tener muchoen común con las formas de la lengua escrira. Para Ja mayoría de lapoblación, incluso en países que conocen la escritura, la Jengua ha-blada tendrá mucho menos en común con la escrita. Goody se haocupado también de este hecho: «Algunos individuos pasan mástiempo relacionados con la lengua escrita que con la lengua habla-da. Aparte de los efectos que ello pueda tener en su propia persona-lidad ... ¿cuáles son los efectOs en el lenguaje? ¿En qué difieren lalengua hablada de la escrita?» (1977: 124). En el estudio que ~iguetrazaremos una distinción simplificadora entre la lengua escnta yhablada y tOmaremos como norma de lengua escrita el lenguaje es-crito altamente culto, y como norma de lengua hablada, el habla deaquellos que no han pasado muchos años expuestOSa la lengua es-crita (grupo que incluirá a muchos jóvenes no licenciados).

En 1.2.1 veíamos algunas de las diferencias del modo de pro-ducción del habla y de la escritura, diferencias que a menudo con-tribuyen de manera significativa a oponer las formas peculiares de lalengua escrita a las formas peculiares de la lengua hablada. El efectOgeneral es la producci6n de una lengua hablada con una organiza-ci6n menos rica que la de la lengua escrita, y que contiene menordensidad informativa, pero mayor cantidad de «marcadores» de in-teracción y «articuladores discursivos». Las gramáticas descriptivasdel inglés estándar (p. ej., Quirk, Greenbaum, Leecl) & Svarrvik,

34 .•.

1972) describen, por lo general, las características de la lengua escri-ta Ode aquel tipo de lengua hablada muy influida por ella. A partirdel trabajo descriptivo de un conjunto de investigadores que han es-tudiado la lengua hablada (p. ej. Labov, 1972a; Sinclair &.Coulthard, 1975; Chafe, 1979; Ochs, 1979; Cicourel, 1981;Goffman, 1981), podemos extraer algunos (no todos, por supuesto)de los rasgos que la caracterizan:

(a) la sintaxis de la lengua hablada suele estar mucho menos es-tructurada que la de Ja lengua escritai. la' lengua hablada contiene muclias oraciones incompletas,

a menudo simplemente secuencias de sintagmas.ii. la lengua hablada suele contener menos subordinaci6niii. en la conversación, donde puede observarse una sintaxis

oracional, se encuentran normalmente formas declarativasactivas. En unas 50 horas de conversaci6n grabada, Brown,Currie y Kenworthy (1980) encontraron muy pocos ejem-plos de pasivas y de perífrasis de 'relativo. Crystal (1980)presenta además algunos problemas que surgen al intentaranalizar el habla esponránea en términos de oraciones yeldusulas.

Como ejemplo breve, veamos cómo este hablante hacc una pausa ycomienza cada nueva «oraci6n» antes de haber completado formal-mente la anterior:

it's quite nice the Grassmarkct since + it's a/ways had the antiqtushops but they 're Iooking + they 're sort of + em + become a bit ni-cer+[Es muy bonito Grassmarket, pues + siempre ha tenido tiendasde antigüedades pero parecen + son del tipo de + cm + se vuel-ven un poco más bonitas +]

(b) en la lengua escrita existe un extenso conjunto de marcadoresde metalenguaje para señalar relaciones entre cláusulas ('that[que] completivo, when [cuando] I while [mientras] tempora-les, los llamados «conectOreslógicos» como besides , mareover[además], however [sin embargo], in spite of[a pesar de], etc.);en la lengua hablada los fragmenros, que se relacionan de mo

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(e) en e! habla informal es relativamente infrecuente la apariciónde las construcciones pasivas. El uso de la pasiva en la lengua

(c)

(d)

do mayoritario paratácticamente, se unen mediante and [y], .but [pero],.then [entonces] y, más raramente, i{[SI]. , .El hablante suele ser menos explícito que e! escntor: 1m so tz-red (because) 1 had to walk all the way home [Estoy tan cansado(porque) tuve que venir andando a casa]. En la len~ua escr.1taaparecen organizadores retóricos de fragmentos mas amplIOsde discurso como jirstly [en pnmer lugar], more zmportant than[más importante que] e in conclusion [en conclusión]. En lalengua hablada son muy raros.

En la lengua escrita, son bastante comunes los sintagm;,s no-minales con abundantes modIficadores antepuestos al nucleo -es raro encontrar en la lengua hablada más de dos adjetivosmodificadores antepuestos y existe una fuerte ~endencia a es-tructurar los breves fragmentos de habla de modo que sola-mente se una un predicado a un referente dado cada vez (es-quema de un sólo caso o predicado monádico) como en: it:' abiggish cat + tabby + with torn ears [es un gato grandazo + ro-mano + con las orejas rajadas], o en: old man McArthur + hewas a wee chap + oh very smal! + and eh a beard + and he waspretty stooped [e! viejo McArthur +era un enamto + oh, muypequeño + y con barba + y estaba ~Ien encorvado]., .En la lengua escrita, la acumulaclOn de mformaclOn re!atlva aun determinado referente puede estar muy concentrada, comoen la siguiente noticia:

Aman who turned into a human torch ten days ago after snoozíng in his lockedcar while smoking hispipe has died in hospital. .

(Evening News (Edimburgo) 22 de abnl de 1982)(Un hombre que se convirtió en una antorcha humana hace diez días trasdormirse en su coche cerrado mientras fumaba su pipa ha muerto en el hos-pital.]

Mientras que las oraciones de la lengua escrita tienen la estruc-tura sujeto-predicado, en la lengua hablada es muy cornenteencontrar lo que Givón (1979b) llama estructura de tema-co-mentario, como en the cats + did you let them out [los gatos +los has dejado salir].

escrita, que permite la no atribución de! pape! de agente seencuentra ausente de! habla conversacional. Por e! contrario,las consrrucciones con agentes indeterminados son abundan-tes, como en:

Oh everything they do in Edinburgh + they do it fár too slowly[Oh to'do lo que hacen en Edinburgo + lo hacen demasiado despacio]

(E) en una conversación sobre e! entorno inmediato, e! hablantepuede confiar (p. ej.) a la dirección de la mirada la rarea deasignar e! referente: (mirando la lluvia) ftightfúl isn 't it [espan-tosa no].

(g) e! hablante pude sustituir o retocar las expresiones al hilo de!habla: this man + this chap she was going out with [ese hombre +ese tipo con e! que ella sale]

(h) e! hablante suele emplear una gran cantidad de vocabulario ge-neral: a lot o/[mucho], got, do [hacer], thing [cosa], nice [boni-to], stujf[cosa], place [lugar], y things like that [yeso].

(i) e! hablante frecuentemente repite la misma estructura sintácticavarias veces, como lo hace este inspector de mercados: 1look at jire extinguishers + 1 look at jire exits + 1 look at whatgangways are available + 1 look at electric cables what + are theyproperly earthed + are they properly covered [miro los extintores +miro las salidas de emergencia + miro qué pasillos son accesi-bles + miro los cables eléctricos qué + están correctamente co-nectados con la toma de tierra + están correctamente cubiertos]

(j) e! hablante puede recurrir a un gran número de «articuladores»prefabricados: wdl [bien, bueno], erm [eeh], 1 think [creo], youknow [sabes], ifyou see what 1 mean [si ves 10 que quiero decir],o/ course [desde luego], and so on [etcétera].

Podemos observar algunas de las diferencias características entreun discurso escrito y otro hablado en las dos siguientes descripcio-nes de un arco iris. (No se pretende la comparación directa puestoque los dos fragmentos de discurso fueron producidos en circuns-

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(D.H. Lawrencc, Th~rainbow, cap. 16)~

tancias no estrictamente comparables y con muy diferentes propósi-tos.)

(1) And rhen, in the blowing c1ouds, she saw a band of faint iridiscencc, colouringin "faiO( shadows a portio n of che hill. And forgetting, stardcd, she ~ookcd focrhe hovcring caloue and saw a rainbow forming itself. In ene place I[ glcaJ~c~fierccly. and, her hcan anguishcd with hope, she sought th.e sh~dowof trIS

whcrc me bow should be. Steadily che caloue gathcrcd. !TIlsrcnously, framnowhere, ir rcok presence upon itself, thece was a faint, vast rainbow.

[Y entonces, en las nubes cambiantes vio una franja de tenue irisación queprestaba débiles colores a una porción de la colina. Y olvidándose:: de to.d.o.asombrada buscó el color ¡ncieno y vio que se estaba formando un arco JrIS.

En un pun'to emitía fieros destellos, y C<?" el corazón angustiado de esperanza,buscó la sombra del iris, donde tenía que estar el arco. Poco a poco el color sefue acumulando misteriosamente, sin origen alguno; se presentó solo y formóun débil y grandioso arco iris.]

En el primer fragmento O), la riqueza léxica y lacorrecta organiza-ción de la estructura son señales de que el escntor se ha tomadotiempo en la construcción, y posiblemente en la reconstt~cción des-pués de varias redacciones, del producto final. Hay o.raclOnes.c?m-pletas, subordinación, modificaciones frecuentes med,ante adjetl:osy adverbios, y más de un predicado para una expresIón referencIal.En el fragmento (2), hay pausas frecuentes, que IDterrump~n a n:e-nudo las unidades sintácticas principales, repetiCIOneS,oracIOnesIn-compleras, vocabulario general, muletillas y un lapsus linguae.

(2) normally afrer + very hcavy rain + or something like mar + ando+ you' re dr!-ving along the road + and + rar away + you sec + wcll + er + a senes + of + stfl-pes + + formcd Iikc a bow + an arch + + very very Faraway +. ah + seven co-lours bU{ + + 1 guess yoy hardly cven sec scven ir's just a + scnes of + colourswhich + rhcy sccm [O be separa te: bu[ jf you uy to ¡ook. for theseparate (k A z) _ colours they a1ways seem + vcry hard to separare + If you secwhat 1 mean ++

(Postgraduado hablando informalmentc)

[Normalmcnte después de + una lluvia muy fuerte + o algo así + y + vas condu-ciendo por una carrcrcra + y + a lo lejos + ves + bueno + eeh + una serie + de +rayas + + formando un arco + un arco + muy muy lejos + eh + siete colores pero+ + yo creo que no se ven justamente siete es más una + serie .de

• El arco iris, tr;td. cspafiola de Pilar Gira.lt. Bar~lona, Bruguera, 1983, p. 509, [N. de la Y.]

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colores que + parecen estar separados pero si intentas buscar los siete colores porseparado + parecen siempre muy difrciles de separar + ves lo que quiero decir++J

El.hablante que planifica su discurso aquí. y ahora, sintiéndoseamenazado por el deseo de su interlocutor de iniciar su turno, sesuele repetir bastame y usa la misma estructura sintáctica, las mis-mas piezas léxicas, echando mano de la primera palabra que le vie-ne a la J;I1enteen vez de emprender la caza del mot juste, llenandohs .pausas con muletillas. El resultado global es la producción deUlla densidad informativa mucho menor que la que caracteriza a lalengua escrita. Hay que suponer que la cantidad de información al-macenada en la lengua hablada es la apropiada para que el oyente .Iaprocese cÓmodamente. La mayotía de nosotros ha experimentado lodificil que es seguir la lecrura de prosa argumentativa en voz alta.Muy pocos son capaces de extraer gran camidad de información deuna confetencia leida sin ningún apoyo visual. Goody señala que laforma escrita del lenguaje nos libera del modo lineal de experiencia:"el hecho de adoptar una forma visual significa que uno puede esca-par del problema de la sucesión de los hechos en el tiempo, retroce-diendo, saltando, viendo quién ha hecho algo antes de saber qué eslo que ha hecho. ¿Quién, excepto los académicos más contumaces,lee un libro como escucha un discurso? ¿Quién, excepto los drama-turgos modernos más vanguardistas, intenta escribir como habla?»(197.7: 124).

1.3. Oración y enunciado

Parece bastante sensato pensar que las caracterfsticas de la len-gua hablada señaladas en la sección precedente deben ser considera-das como características de los enunciados, y que las típicas de lalengua escrita son caracterfsticas de las oraciones. Aprovechando es-ta distinción, diremos, bastante informalmente, que los enunciadosse dicen y las oraciones se escriben y que aplicaremos estos términosa lo que Lyons describe como <dosproductos del comportamientoIJrigiÜsticocorriente». En el caso del término oración, es.importantedejar claro a qué tipo de objeto nos estamos refiriendo. Lyons esta-blece una distinción entre «oraciones del texto» y «oraciones del sis-tema». Describe las últimas del modo siguiente:

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las oraciones del sisrema nunca aparecen. com~ producto~ d:!, c?mporra-miento lingüístico corriente. Al hacer consideracIOnes metalmgUlsucas sobrela estructura'y las funciones de una lengua, pueden, desde lue~o, usarse re-presentaciones de oraciones del .sis~ema:y son t~es representaCiones las ~u~usualmente se citan en las descnpclOnes gramaucales de las lenguas paruculares.

(Lyans, 1977: 31)'

Como la ejemplificación lingüísrica que pres.entamo~ en apoyo de.nuestra argumentación a lo largo de todo e! hbro esta abrumadora-mente sacada de! «comportamiento lingüístico corrIente», emple,a-remos generalmente el término «oración» en el sentido de «oraClOnde! texto!>y no en e! de «oración de! sistema». .

Aunque e! lingüista que se ocupa de! análisis d~l discurso nene,en último término, las mismas metas que un lmgUlsta que emplee«oraciones de! sistema» en su descripción gramatical de una lengua,estos dos tipos de estudio implican importantes dif~rencias metodo-lógicas. Ambos lingüistas desean llevar a cabo descnpclOnes precls~sde la lengua estudiada. En la consecución de este obJet1vo, e! gr~ma-tico se concentrará en un cuerpo parncular de datos e Intentara de-ducir un conjunto exhaustivo pero económico de reglas qU,e dencuenta de todas las oraciones aceptables de ese «corpus» y solo deellas. Normalmente no se interesará por los procesos mentales en-vueltos en la producción de esas oraciones por parte de! usuano de!lenguaje, ni en describir los contextos físicos y sociales en que apare-cen. Para tratar cada una de estas cuestiones, referentes a «datos»;«reglas», "procesos» y «contextos», e! analista de! discurso adoptarauna perspectiva muy diferente.

1.3.1. Sobre el «corpus!>

El gramático no tiene más remedio que trabajar con un «c?r-pus» formado por una oración aislada, o por un conjunto de oraclO-nes aisladas que ilustren una caracterísnca en particular de la lenguaen estudio. Lo normal es que e! gramático haya constrUldo la ?ra-ción u oraciones empleadas como ejemplos. No siempre se explicitaeste procedimiento, pero recientemente algún lingüista ha afirmado

l Lyons, 1980: 31. (N. de la T.J

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abiertamente su compromiso con la metodología de la construcción- de! «corpus» en los siguientes términos:

Supondré ... que las secuencias inventadas y ciertos juicios intuitivos sobreellas constituyen un corpus legítimo para la investigaci6n lingüística.

(Gazdar, 1979: 11)

En contraste, lo que caracteriza al análisis de! discurso, tal como seemprende y ejemplifica en este libro, es e! estudio de la producciónlingüística de alguien distinto de! analista. En las es~asas ocasionesen que se urilicen datos construidos como .ilustración (de un para-digma, por ejemplo, en e! capítulo 4), esrarán destinados a darcuenta de la variedad de opciones formales al alcance de! hablante ode! escritor. Más a menudo, e! «corpus» de! analista de! discurso estásacado de textos escritos o grabaciones, y no suele tener la forma deoraciones aisladas. Este ripo de material lingüístico a veces aparececatalogado como «datos pertenecientes a la acruación», y puedeconrener como elementos titubeos, equivocaciones y formas no es-tándar, que, para un lingüista como Chomsky (1965), no deben sertomados en cuenta en la gramática de una lengua.

Aunque estas dos perspectivas sobre e! «corpus» difieren sustan-cialmente, no son incompatibles, a no ser que se lleven al extremo.El analista de! discurso suele trabajar con extensos fragmentos dehabla conversacional, por ejemplo, pero no toma en consideraciónesos datos con independencia de las descripciones y teorías propor-cionadas por los gramáticos de la oración. Sería conveniente que e!lingüista interesado fundamentalmente en e! análisis de! discursofuese también, en cierto sentido, gramático. De! mismo modo, e!gramárico no puede permanecer cerrado al discurso con e! que seenfrenta en la vida cotidiana. La oración que construye para ilustraruna característica lingüística particular debe proceder, en algún sen-tido, de! <<lenguajeordinario» de la vida cotidiana y también resultaraceptable en él.

El analista de! discurso adoptaría una perspectiva pe!igrosamen-te extremista de lo que debe constituir e! «corpus re!evante» en sucampo de estudio si se negara a admitir como datos lingüísticos lasoraciones inventadas. Otra postura igualmente arriesgada consistiríaen aproximarse analíticamente a los daros sin juzgar necesaria laexistencia en ellos de evidencia lingüísrica que apoye las prerensio-

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nes del análisis. Volveremos a la cuestión del «corpus relevante» parael análisis del discurso en el capítulo 2. En lo que se refiere a laconstitución del «corpus»)de las gramáticas oracionales, una de lasposiciones más extremas, de acuerdo con Sampson (1980), es la queaparece en los primeros rrabajos de los gramáticos generativistas.Chomsky dio nn ejemplo de la estrechez de miras a la que se puedellegar, cuando, inmediatamente antes de concluir que «la gramáticaes autónoma)}, afirmó:

A pesar de su innegable interés e importancia, los estudios semánticos y es-tadísticos sobre el lenguaje parece que no atañen directamente al problemade determinar y de caracterizar el conjunto de oraciones gramaticales.

. (Chomsky, 1957, 17)'

El problema esencial al que se enfrentan las versiones extremas delos estudios basados en oraciones construidas surge cuando las ora-ciones resultantes se cotejan sólo con la introspección del lingüista.Esto puede conducir (yen algunas ocasiones así ha ocurrido) a unasituación en la cual un lingüista,sostiene que el «corpus» que estáutilizando ejemplifica secuencias lingüísticas aceptables porque élasí lo afirma, basándose en la introspección personal, y sin tener encuenta las voces que se elevan en contra. El origen de este problema,como señala Sampson (1980: 153), reside en que la.estricta limita-ción del «corpus» a un conjunto de oraciones inventadas y a la in-trospección personal desemboca en la imposibilidad de verificar, enprincipio, las afirmaciones realizadas. Resultado de esta perspectivarestringida del «corpus» es que se produce una concentración sobre«oraciones artificialmente inventadas aisladas de su contexto comu-nicativo» (véase el prefacio a Givón (ed.), 1979). Aunque a lo largode este libro, nosotros recurriremos con frecuencia a los avancesaportados por los gramáticos de la oración, incluidas aquellas .obrasde orientación generativista, evitaremos en la medida de lo posiblela metodología que depende de lo que Lyons (1968) ha descrito co-mo datos regularizados, estandarizados y descontextualizados.

1.3.2. Reglas «versus» regularidades

Uno de los corolarios del modelo que defiende el uso de un«corpus» restringido y que encontramos en gran parte de la lingüís-

6 Chomsky, 1974: 31-32. [N. de la T.]

42.

tica chomskyana es la importancia concedida a la formulación deréglas gramaticales que sean fijas y verdaderas al 100%. Del mismomodo que el «corpus» del gramático no puede contener ningún fe-nómeno variable, la gramática ha de constar de reglas categóricas, yno de «reglas» que sean verdaderas sólo algunas veces. Es caracterís-tico de los argumentos referentes a las «reglas correctas» de la lenguaen el modelo chomskyano, y en otros gramáticos de la oración, elque estén basados en la presentación de «ejemplos» y «contraejem-plos». Al fin y al cabo, una única oración (aceptable) que se presentecomo contraejemplo puede ser suficiente para invalidar una regla detipo c~tegórico.En este sentido, se tratan las ({reglas» de la gramáticadel mismo modo que las «leyes» de las ciencias físicas. Este hecho li-mita la aplicabilidad de tales reglas, puesto que las convierte en in-servibles para cualquier lingüista interesado por el cambio diacróni-CO o por la variación sincrónica de una lengua. Hay que señalar queésta es una versión extrema de la teoría gramatical oracional y me-nos frecuente, en la lingüística contemporánea, que hace quinceaños. .

El analista del discurso, con su corpus de «lenguaje ordinario»,se ve obligado a adoptar una perspectiva muy diferente ante aque-llos aspectos de la lengua que están gobernados por reglas. De he-cho, puede que lo que le interese estudiar no sean «reglas» sino re-gularidades, simplemente por el hecho de que su «corpus»eJemphfica constantemente fenómenos no categóricos. Las regulari-dades que describe el analista se basan en la frecuencia con que apa-rece un rasgo lingüístico en particular en el «corpus» discursivo enciertas condiciones. Si la frecuencia de aparición es muy elevada,entonces puede parecer que el fenómeno descrito es categórico.Como dice Givón:

¿Cuál es la diferencia comunicativa entre una regla con un 90% de fiabili-dad y una con un 100%? En términos psicológicos, casi ninguna. En la co-municación, un sistema con un 90% de fiabilidad es un sistema enorme-mente eficaz.

(Givón, 1979a: 28)

Sin embargo, la frecuencia de aparición no tiene que llegar al 90%para calificarla de regularidad. El analista del discurso, como el psi-cólogo experimental, está esencialmente interesado en el nivel defrecuencia que alcanza valor significativo en términos perceptivos.

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Así, una regularidad discursiva es un rasgo lingüístico que apareceen un entorno. definible con una frecuencia significativa. Para tratarde determinar tales regularidades, el analista del discurso adoptaránormalmente la metodología tradicional de la lingüística descripti-va. Intentará describir las formas lingüísticas que aparecen en su«corpus», en relación con los entornos en que aparecen. En este sen-tido, e! análisis del discurso es, como la lingüística descriptiva, unmodo de estudiar el lenguaje. Podemos verlo más como un conjun-to de técnicas que como un sistema teóricamente predeterminadopara la formulación de «reglas» lingüísticas. El analista del discursotratará de descubrir regularidades en sus datos y de describirlas.

1.3.3. Producto <<versus»proceso

Las regularidades que describa el analista de! discurso se expre-sarán normalmente en términos dinámicos, no estáticos. Puesto queel «corpus» investigado es el resultado de un «comportamiento lin-güístico corriente», es probable que contenga muestras del elemento«comportamiento». Esto es, a menos que creamos que los usuariosdel lenguaje se regalan unos a ottos con fragmentos prefabricadosde cadenas lingüísticas (oraciones), según la moda de los profesoresde la gran academia de Lagado de Swift (Los viajes de Cultiver, parte3, capítulo 5), tenemos que aceptar, entonces, que el «corpus» queestudiamos es el resultado de procesos activos.

El gramático de la oración no suele tener en cuenta esto, puessu «corpus» no está relacionado _con el comportamiento. Su «cor-pus» consta de un conjunto de objetos denomi~ados «oracionesbien formadas de una lengua», que pueden existir cou independen-cia de cualquier bablante individual de esa lengua.

Caracterizaremos esa perspectiva como perspectiva de la ora-ción como objeto, y haremos notar que tales oraciones-objeto notienen productores ni receptores. Además, no tienen que ser consi-deradas en términos de su función, como pone de manifiesto estaafirmación de Cbomsky (1968: 62):

Si confiamos en entender el lenguaje humano y las capacidades psicológicassobre las cuales descansa, debemos empezar preguntándonos qué es, y nocómo se usa y con qué fines7.

7 Chomsky, 1980: 123. [N. de la T.]

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Se puede encontrar una visión del lenguaje natural menos extre-m~, pero ciertamente ligada a la anterior, en algunas de las obras' re-laCIonadas con el análisis de! discurso. Según esa perspectiva, existenproductores y receptores de oraciones, o de textos más extensos, pe- .ro e! análisis se concentra únicamente en e! producto, esto es, en laspalabras que aparecen sobre la página. Gran parte del trabajo deanálisis llevado a cabo en la Lingüística de! Texto es de este tipo.Típico de tal postura es e! análisis de las relaciones entre oracionesde un texto impreso bajo la perspectiva de la «cohesión» (p. ej. la te-oría de Halhday & Hasan, 1979). En.esta teoría, existen lazos cohe-sivos entre los elementos de las oraciones conectadas de un texto, detal modo que una palabra o un sintagma está ligado a otras palabraso sintagmas. Así, se dice que un elemento anáforico, por ejemploun pronombre, es una palabra que sustituye, o refiere, a otra pala-bra o palabras. Aunque se ha afirmado que los usuarios dcllenguageemplean los lazos cohesivos de un texto para facilitar la lectura o lacomprensión a los receptores del mismo (cf. Rochester & Martin1977, 1979; Kallgren, 1979), el análisis de! «producto», es decir, deltexto impreso, no incluye ninguna consideración de cómo se pro-duce el texto o de cómo se recibe. Describiremos tal postura comola derivada de la perspectiva del texto como producto. Esta perspec-tlva no tle~e en cuenta los principios que determinan la producciónde textos III los que determinan su interpretación.

En contraste con estas dos teorías, definidas a grandes rasgos, eneste hbro ~doptaremos una postura que se puede caracterizar mejorcomo el dISCurso como proceso. Ya Widdowson (1979: 71) precisóla diferencia que existe entre tratar el discurso como «producto» ocomo «proceso». Para nosotros, las palabras, los sintagmas y las ora-CIones que aparezcan en el registro textual de un discurso serán unamuestra del intento del emisor (hablante/ escritor) de comunicar sumensaje a un receptor (oyente/ lector). Nos ocuparemos en particu-lar de estudiar cómo puede llegar a comprender un receptor e! men-saJe pretendldo por el emisor en una determinada ocasión, y ~ómolas necesldades de un (os) receptor(es) determinado(s), en circuns-tancias definibles, influyen en la organización del discurso por partedel ernlsor. EVIdentemente, ésta perspectiva adopta la función co-mUlllcatlva del lenguaje como. su campo básico de investigación y,en consecuenCIa, trata de descnblr la forma lingüística, no como unobjeto estático, sino como un medio dinámico de expresar e! signi-ficado pretendido.

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Page 17: GllllAN BROWN GEORGE YUlE -...turas de la ciencia, la filosofía y la literatura (vid. Goody, 1977), Y que este desarrollo ha sido posible por la posibilidad de transmitir información

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Hay varios argumentos contra el concepto estático de! lenguajeque encontramos en las perspectivas de la «oración-corno-objeto» yde! «texto-como'-producto». Por ejemplo, Wmgenstem (1953: 132)adviene de «que las confusiones que nos ocupan surgen cuando e!lenguaje es como una máquina en descanso, no cuando está en fun-cionamiento». En e! curso de su demostración de cómo fracasa laperspectiva de la oración-corno-objeto, basada exclusivamente endescripciones sintácticas, a la hora de dar cuenta de la variedad deestructuras oracionales, Kuno (1976) llega a la conclusión de que«es hora de re-examinar cada restricción sintáctica fundamental des-de un punto de vista funcional». Creider (1979), Givón (1976,1979b), Rommetveit (1974) y Tyler (1978) llegan a conclusionessimilares. Al criticar la teoría de la' cohesión textual basada en laperspectiva de! texto-corno-producto, Margan (1979) sostiene queestablecemos una cadena de correferencialidad entre un determina-do pronombre y un sintagma nominal en un texto porque damospor sentado que e! texto es coherente, y no porque el pronombre«[efiera» al sintagma nominal. Intentamos identificar e! referenteque ha pretendido asignar e! escritor a un pronombr~, pues un pro-nombre puede, en efecto, ser empleado para referir a casi todo. Estoes, lo que significa un texto viene determinado por nuestra interpre-tación de lo que pretendía e! productor que significara.

Por tanto, e! analista de! discurso se ocupa de la función o de!objetivo de una pieza de! «corpus» lingüístico, y también de cómoprocesan ese «corpus» tanto e! productor como e! receptor. En con-secuencia, le interesan los resultados de los experimentos sobre pro-cesamiento psicolingüístico en una medida que no es la propia delos gramáticos de la oración. De ello se puede deducir la importan-cia del trabajo de los sociolingüistas y etnógrafos que intentan anali-zar e! lenguaje en función de las intenciones de sus usuarios. A lolargo de este libro, recurriremos a estudios de psicolingüística y so-ciolingüística que ofrezcan explicaciones del modo en que puedenser procesados y comprendidos los discursos producidos en contex-tos describibles y con objetivos reconocibles.

1.3.4. Sobre el «contexto»

Nos hemos estado refiriendo constantemente al «entorno», a las«circunstancias» o al contexto en e! que se usa e! lenguaje. En el ca-

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pítulo 2 nos ocuparemos de! problema de la determinación del con-texto relevante. Aquí señalaremos simplemente que en los últimosaños la idea de que una secuencia lingüística (una oración) puedeser completamente analizada sin tener en cuenta el «contexto» ha si- .do seriamente puesta en duda. Si e! gramático de la oración deseahacer afirmaciones sobre la «aceptabilidad» de una oración al deter-minar si las secuencias producidas por su gramática son oracionescorrectas de la lengua, está recurriendo implícitamente a considera-ciones contextuales. Después de todo, ¿qué hacemos cuando nospreguntan si una determinada secuencia es «aceptable»? ¿No nosponemos, inmediatamente y de! modo niás natural, a imaginar al-gunas circunstancias (es decir, un «contexto>,) en donde la oraciónpodría ser empleada de modo aceptable?

En lingüística, cualquier enfoque analítico que implique consi-deraciones con textuales pertenece necesariamente a ese campo ddestudio de! lenguaje denominado pragmática. «Hacer análisis deldiscursol) implica ciertamente «hacer sintaxis y semántica)}, peroconsiste básicamente en «hacer pragmática». La conexión resultamás clara si colocamos los principios que hemos expuesto en 1.3 allado de la definición de pragmática de Morris (1938: 6): «las re!a-ciones de los signos con sus intérpretes». En el análisis de! discurso,como en pragmática, e! objetivo es describir lo que hace la gentecuando usa e! lenguaje, y explicar los rasgos lingüísticos de! discursocomo los medios empleados en esa actividad.

En resumen, el analista de! discurso trata su «corpus» como elregistro (texto) de un proceso dinámico en e! cual e! hablante / es-critor utiliza e! lenguaje como instrumento de comunicación en uncontexto para expresar significados y hacer efectivas sus intenciones(discurso). Trabajando sobre estos datos, el analista intenta describirlas regularidades encontradas en las realizaciones lingüísticas queemplea la gente para comunicar esos significados e intenciones.

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