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Annie Hayling Fonseca Giovanni Gentile: ideas sobre el hombre y la educación 11 Parte Summary: In this essay about Gentile's antro- pologycal ideas and their incidence on education, we try to show how for this autor, his concept of human being is determinent over the bases of his pedagogy, and how this, from his actualistical idealism, is a philosophic science. Resumen: En este ensayo sobre las ideas antro- pológicas de Gentile y su incidencia en la educa- ción, se trata de mostrar cómo en este autor, es de- terminante su concepto de hombre sobre los funda- mentos de su pedagogía, y cómo ésta es, desde su idealismo actualista, una ciencia filosófica. Hemos podido apreciar en el desarrollo de la parte primera de este artículo, cómo Gentile refiere todo acto psíquico a la sensación. Y es que para es- te pensador la sensación no es el elemento princi- pal del proceso psíquico, sino el mismo proceso psíquico. La sensación es la forma o naturaleza propia del espíritu; es desarrollo a través de infini- tos momentos, "cada uno de los cuales empírica- mente considerado es una sensación" (56). El espí- ritu se desarrolla a través de infinitas sensaciones. La unidad precisamente del proceso psíquico está fundada en la sensación. La sensación es eter- na, como el mismo proceso espiritual. Respecto a los conceptos también Gentile man- tiene una posición crítica y original. Después de hacer una crítica a la teoría del concepto tal como fue desarrollada por Platón y Aristóteles, Gentile cree ver en la síntesis a priori kantiana el esbozo de su teoría de la sensación, como unidad de lo inmediato y de lo mediato. Nos dice: "El juicio en la teoría del conocimiento enseñada por Kant no admite otra objetividad, universalidad o necesi- dad que aquella que deriva del valor absoluto del mis- mo conocer" (57). Sin entrar al análisis que hace Gentile del jui- cio aristotélico: del juicio analítico y del juicio sintético, ni al juicio descubierto por Kant (juicio sintético a priori), pasemos al concepto gentiliano como identidad en la sensación. Nos dice: "El concepto, conocimiento verdadero y absoluto, debe ser, y no puede ser otra cosa, que concepto que el espí- ritu tiene de sí mismo (conceptus sui), del mismo modo que la sensación no es sensación del estímulo, sino del sujeto determinado" (58). y en forma más explícita nos dice: "El concepto, por lo tanto, a la par de la sensación, es la conciencia que el Yo tiene de sí en su determinación. Es, pues, sensación también él. Es elevada cuanto se quiera (nunca tan alta que a la mente no le quede siem- pre posibilidad de subir infinidad de codos más arriba). Está lejana sí, a gran distancia (que se recorre sólo con grandes esfuerzos y en virtud de la fe y del amor) de la sensación del hombre vulgar, a quien el hombre de ciencia niega el concepto de las cosas que estudia; pero está hecha también de esa misma tela y vive de la mis- ma vida. Es universal, sí, el concepto (no general), pero como sensación, y absoluto como ella: universal y abso- luta en su lugar, en su momento. Y tiene además su his- toria, que es la historia de las ciencias" (59). Rev. Filosofía Univ. Costa Rica. XXXV (86), 263-268,1997

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Annie Hayling Fonseca

Giovanni Gentile: ideas sobre el hombre y la educación

11Parte

Summary: In this essay about Gentile's antro-pologycal ideas and their incidence on education,we try to show how for this autor, his concept ofhuman being is determinent over the bases of hispedagogy, and how this, from his actualisticalidealism, is a philosophic science.

Resumen: En este ensayo sobre las ideas antro-pológicas de Gentile y su incidencia en la educa-ción, se trata de mostrar cómo en este autor, es de-terminante su concepto de hombre sobre los funda-mentos de su pedagogía, y cómo ésta es, desde suidealismo actualista, una ciencia filosófica.

Hemos podido apreciar en el desarrollo de laparte primera de este artículo, cómo Gentile refieretodo acto psíquico a la sensación. Y es que para es-te pensador la sensación no es el elemento princi-pal del proceso psíquico, sino el mismo procesopsíquico. La sensación es la forma o naturalezapropia del espíritu; es desarrollo a través de infini-tos momentos, "cada uno de los cuales empírica-mente considerado es una sensación" (56). El espí-ritu se desarrolla a través de infinitas sensaciones.

La unidad precisamente del proceso psíquicoestá fundada en la sensación. La sensación es eter-na, como el mismo proceso espiritual.

Respecto a los conceptos también Gentile man-tiene una posición crítica y original.

Después de hacer una crítica a la teoría delconcepto tal como fue desarrollada por Platón yAristóteles, Gentile cree ver en la síntesis a priori

kantiana el esbozo de su teoría de la sensación, comounidad de lo inmediato y de lo mediato. Nos dice:

"El juicio en la teoría del conocimiento enseñada porKant no admite otra objetividad, universalidad o necesi-dad que aquella que deriva del valor absoluto del mis-mo conocer" (57).

Sin entrar al análisis que hace Gentile del jui-cio aristotélico: del juicio analítico y del juiciosintético, ni al juicio descubierto por Kant (juiciosintético a priori), pasemos al concepto gentilianocomo identidad en la sensación. Nos dice:

"El concepto, conocimiento verdadero y absoluto, debeser, y no puede ser otra cosa, que concepto que el espí-ritu tiene de sí mismo (conceptus sui), del mismo modoque la sensación no es sensación del estímulo, sino delsujeto determinado" (58).

y en forma más explícita nos dice:

"El concepto, por lo tanto, a la par de la sensación, es laconciencia que el Yo tiene de sí en su determinación.Es, pues, sensación también él. Es elevada cuanto sequiera (nunca tan alta que a la mente no le quede siem-pre posibilidad de subir infinidad de codos más arriba).Está lejana sí, a gran distancia (que se recorre sólo congrandes esfuerzos y en virtud de la fe y del amor) de lasensación del hombre vulgar, a quien el hombre deciencia niega el concepto de las cosas que estudia; peroestá hecha también de esa misma tela y vive de la mis-ma vida. Es universal, sí, el concepto (no general), perocomo sensación, y absoluto como ella: universal y abso-luta en su lugar, en su momento. Y tiene además su his-toria, que es la historia de las ciencias" (59).

Rev. Filosofía Univ. Costa Rica. XXXV (86), 263-268,1997

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De este modo, Gentile llega a la conclusión deque si partimos de la multiplicidad de los objetosconsiderados abstractamente, la única posibilidadde conocerlos es a través de símiles, categorías,clases y géneros; pero si entendemos la verdaderanaturaleza dentro de los lineamientos del procesoespiritual, y la esencia de éste como autoconcien-cia que resuelve en sí la conciencia de la multipli-cidad en su unidad inmanente, el concepto mismono podrá ser sino un momento determinado de es-te proceso o acto espiritual, en donde la multiplici-dad está involucrada y presente como multiplici-dad de momentos espirituales, o lo que es lo mis-mo, como la determinada experiencia de quienconcibe el concepto.

Nos falta ya un sólo aspecto del psiquismo hu-mano en la visión antropológica de Giovanni Gen-tile: la voluntad.

Los conceptos hasta aquí analizados y reunidosbajo el concepto general de actividad teorética oactividad cognoscitiva no agotan el proceso psí-quico. Dejan fuera lo que comúnmente se llamaactividad práctica o voluntad. Casi todos los psi-cólogos empíricos, nos afirma Gentile, distinguenel sentimiento, aceptando que la vida psíquica po-see fundamentalmente una forma triple. Suponer,por otro lado, una divergencia entre el obrar y elconocer, es contradictorio con el concepto del es-píritu o del Yo como unidad.

Tal distinción proviene de la distinción entreun mundo presupuesto y un mundo creado. El co-nocer está referido a ese mundo presupuesto, queconstituye el mundo del ser; el obrar se refiere aun mundo creado por el hombre, cuyo fundamentoestá en el no ser, puesto que se hace porque aúnno es. Como tal, este mundo del obrar es efecto deun hacer, de una voluntad creadora, que como talcreará siempre un ser nuevo.

Por el conocimiento el mundo no crece ni dis-minuye; por la acción sí recibe un incremento. Dela concepción de la filosofía como conocimientosupremo, proviene el concepto de ella como con-templación ociosa y extraña al mundo.

Por la acción, en cambio, el hombre se sitúa enmedio de la vida y se convierte en creador delmundo.

La distinción entre una forma del espíritu quepresupone el mundo, y otra que actúa sobre él, tie-ne, según Gentile, un falso fundamento: se cimien-ta sobre un concepto falso de la realidad, y crea,bajo el signo de la filosofía platónico-aristotélica,la oposición entre espíritu teórico y práctico, la

oposición radical entre la mente cognoscente yla realidad conocida, y ésta, independiente de serconocida.

Para Gentile, el objeto cognoscente, o conocidomás bien, es el sujeto mismo que se objetiva en lamirada interior, en el acto mismo de la autocon-ciencia. Por lo tanto, la única realidad es el espíri-tu en el acto de su desarrollo o desenvolvimiento.De modo que el concepto de conocer coincide conel concepto de actuar, en tanto que se trata de unaactividad relativa a una realidad creada por la mis-ma actividad, y no a una realidad presupuesta.

De aquí que el actuar para Gentile sea auto-creación. Este actuar se identifica plenamente conel acto mismo que es el espíritu en su devenir. Co-nocer es conocerse. La acción es real sólo si estádentro del sujeto actuante; tampoco la acción esproducto o efecto de ese sujeto, sino que es el mis-mo sujeto, en la realización de un momento de lavoluntad.

La acción del sujeto humano es espiritual. De-bemos sustraemos de la ilusión de considerar laacción como espiritual y como material. Tal erró-nea consideración se funda en considerar el actoespiritual desde el exterior, que lleva a una con-cepción abstracta del hombre.

Desde esta perspectiva podemos comprenderque para Gentile la voluntad no sea simple inten-ción. Podríamos decir que la intención, si desembo-ca en la acción no es inseparable de la acción, y enel acto mismo de su ejecución es que cobra valorpropio y significado espiritual; no de otro modo.

El mundo creado coincide así con el querer, yes un ser nuevo de sí mismo; el sí mismo de larealización de una voluntad, y como tal, mundocreado y querer serán una misma sola cosa.

"La voluntad del Yo es la crisis del Yo, que es siempresí mismo siendo todo" (60).

De aquí el valor del bien como creación, por labuena voluntad, de un universo bueno, y el disva-lor del mal como creación de un mundo malo.

Si consideramos la sensación diferente a la per-cepción, tenemos ciertamente una voluntad opues-ta al conocimiento; tendríamos la realidad ante yopuesta a la idealidad.

Así, nos dice Gentile, en la concepción de laabsoluta autocreación, conocer y querer coincidenperfectamente.

La voluntad en cuanto sea diversa del conocerserá simplemente realidad opaca, ciega por sí, así

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como la sensación antes de la percepción que lailuminará, sería vida oscura y natural del alma.

y es que para Gentile, en la sensación se encie-rra la vida presupuesta por la percepción. La per-cepción, como conocimiento, no concurriría alcrecimiento de la vida espiritual; sería simple re-flexión de la vida sobre sí misma. Por el contrario,la sensación, mirando siempre al porvenir impor-taría un nuevo estado del sujeto.

Vista desde esta perspectiva dualística, la sen-sación coincidirá con el querer; la percepción conel conocer. Pero:

"Nosotros sabemos que la percepción es ella mismasensación, y la sensación ella misma percepción, yque el acto espiritual no es nunca un hacerse, que lue-go se deba contemplar o advertir. Es siempre, de im-proviso, un hacerse que es verse, y viceversa. Así quese puede decir que no hay necesidad de actuar des-pués de conocer, ni hay una práctica de la teoría, por-que el actuar es conocer, y el conocer, actuar, y todapráctica es teoría, porque la teoría, en cuanto tal, esesencialmente práctica" (61).

4. El hombre: ser espiritual

Es necesario referimos a la concepción genti-liana del hombre como ser espiritual, como espiri-tualidad viviente capaz de espiritualizar todo elUniverso. Como complemento podríamos recor-dar la posición de Louis Lavelle (62) respecto alyo como ser espiritual y al espíritu como "la facul-tad de espiritualizarlo todo".

Después de llegar al término del análisis del pro-ceso espiritual, afirma Gentile que la función delespíritu es única y sólo admite multiplicidad "en laabstracta materia en la cual se va contraponiendo así mismo, en su ejercicio" (63).

Pero dicha multiplicidad no es sino el mismosujeto espiritual haciéndose a sí mismo, y refundi-da en la unidad absoluta de éste.

Sólo el hombre, de este modo, es sujeto en cuantoalma. Veamos si también es sujeto en cuanto cuerpo.Para ello se hace necesario entrar en el análisis de losargumentos que distinguen al hombre como cuerpo yalma, como espíritu y materia. Sin embargo aquí senos hace imposible analizarlos, por su extensión, in-teresándonos más la posición de Gentile al respecto.

Después de hacer una exhaustiva crítica y aná-lisis del concepto de materia, pasa Gentile a la crí-tica de los sistemas dualísticos, como el de Platóny el de Descartes, y a la crítica consiguiente de

sistemas monadísticos como el de Leibniz. Tam-bién es dura y radical su crítica al dualismo espi-nosista, y al dualismo aristotélico.

Todo sistema múltiple funda la materialidad, ytanto el espíritu dualístico como el monadístico,uno que no niega la materia, y otro que la niega enabsoluto, son esencialmente materialísticos.

Si se dice materia no se puede decir espíritu yviceversa. "Si hay materia, todo es materia; si hayespíritu, todo es espíritu" (64).

Leibniz, queriendo salvar el espiritualismo,niega toda materia, pero concibe una multiplicidadde espíritus individuales, las mónadas, y cae en unmaterialismo.

La solución espinosista es también insosteni-ble, o sea, materia y espíritu como caras de unamisma moneda.

y nos dice Gentile al respecto que aunque losobjetos del pensamiento sean cuerpos, ideas o nú-meros, como objetos del pensamiento están en él,y por tanto, son pensamiento.

En síntesis, el pensamiento es infinito real, esdecir, no como idea pensada (ideal) sino comoidea pensante, y esta concepción hace absurda to-da idea de salida real de su esfera.

El hombre por lo tanto es sujeto y nada másque sujeto en cuanto alma, ya lo habíamos dicho.Negar el espíritu resulta imposible, ya que seríanegar el mismo acto con que negamos, y éste esya espiritual. Por tanto, la misma negación del es-píritu, sería la afirmación del pensamiento. Nosresta pues, concluye Gentile, negar la materia, porimposibilidad de negar el espíritu. De esto pode-mos concluir que en Gentile, la afirmación del es-píritu como única realidad, es postulatoria.

Ahora, más que negar las propiedades y fenó-menos del cuerpo humano, lo que niega Gentile yrechaza tajantemente es su interpretación materia-lista como realidad alejada de su intrínseca esen-cia.

Para Gentile, un ser es material o inmaterial se-gún la perspectiva desde la cual se lo mire. Elcuerpo humano es material si lo vemos, por ejem-plo, desde el punto de vista de la física o la quími-ca, o desde el punto de vista naturalista.

Negamos el cuerpo, nos dice Gentile, para su-primirle esa materialidad que lo coloca como unarealidad fuera y enfrente del espíritu, y que lleva-ría a la misma negación del espíritu. Por ello, elmismo cuerpo del hombre como naturaleza en ge-neral, es conducida por Gentile al acto inmanentedel espíritu.

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¿Debe conducirse el cuerpo hacia el acto espi-ritual que lo trasciende?

Recordemos, nos dice Gentile, que toda realidadno se revela sino cuando se la mira desde su inte-rior. La multiplicidad nace no del contraste de dosmomentos reales, sino del contraste de dos momen-tos ideales. El cuerpo, ciertamente es distinto delacto espiritual, en el sentido de que éste lo trascien-de; pero nos vemos imposibilitados de saber qué esen realidad el cuerpo, si lo trascendemos.

El espíritu es actividad pura, no abstracta, yunidad que se desenvuelve incesantemente. Comotal realidad excluye toda dualidad entre Yo y no-Yo. No puede, de este modo, hablarse de penetra-ción del no-Yo cuando ésta es perfecta identidadcon el Yo. La verdadera penetración consiste en lacoincidencia de dos actividades. Penetración esparticipación común.

En su concreto actuarse el cuerpo es absoluta-mente conocido. Pero mirarlo en concreto es di-fícil, porque su concreción es proceso, historiaviva, proceso infinito, proceso infinito del Yo.También la historia de toda la naturaleza es pro-ceso, proceso del cual la historia del espíritu hu-mano, es solamente un momento, un pequeñísi-mo fragmento.

Nuestro cuerpo es proceso, acto, y como tal po-demos conocerlo, en tanto unidad viviente que su-pera toda materialidad. Debemos recordar aquí quepara Genti le la materia es estática. Así, nuestrocuerpo, al cual le es inherente un principio activo,es más que simple materia, es alma. En cuanto elcuerpo se hace a sí mismo, debemos negar su mate-rialidad y afirmar su absoluta inmaterialidad. Encuento hacerse el cuerpo no es cuerpo, sino alma,ya que la característica del alma es hacerse, y la delos cuerpos "permanecer" en su naturaleza dada.

El cuerpo en cuanto proceso orgánico tambiénes autocreación, y por tanto alma.

Pero no sólo todo proceso psíquico brota desdela espiritualidad, sino también la misma "fuerzaque se dice física". Debido a esto el proceso orgá-nico es espiritualidad. Que el espíritu ejerce unpoder inmediato sobre el cuerpo es cosa sabida yexplicada, lo que nos prueba que es sólo aparentela discontinuidad de los procesos espirituales y losprocesos del cuerpo. También es clarísima, porejemplo, la coeficiencia orgánica de los procesosespirituales.

El cuerpo también, como producto de ia volun-tad, es espiritualidad. El cuerpo atestigua, pues, entodas sus actividades, la presencia del Yo.

Pero el verdadero cuerpo y el verdadero Yo esel universo en su totalidad, donde nada se pierde.y es en él en el que el Yo es real, infinito; peroese infinito somos nosotros mismos como objetode nuestro pensamiento, "como contenido del Yocomo actualmente vive en nosotros" (65).

De allí que para Gentile, la verdad es eterna yhabita en nuestro interior. También, por esto mis-mo, el hombre debe retornar a sí mismo, sujetoabsoluto, que no deja nada fuera de sí, no sólo pa-ra poseerse sino para poseer al mundo, que es sumundo.

5. La pedagogía como ciencia filosófica

Partiendo de una sólida antropología filosófica,Gentile se enfrenta al problema de la educación,tema perenne de la filosofía.

De esta manera, y a partir de una antropologíafilosófica coherente e integral, porque no creo quese pueda llamar reduccionismo el considerar quela esencia del hombre es el espíritu (nótese quemuchos de sus planteamientos son especie de re-miniscencias en el pensamiento de Scheler), em-prende Gentile la reivindicación de la identidad dela filosofía y la pedagogía en su concepción de laúltima como "ciencia filosófica".

y precisamente el Sumario de pedagogía co-mo ciencia filosófica, nació, según palabras de suautor, de una repugnancia antigua contra la peda-gogía comúnmente entendida, esto es, contra elpedagogismo.

Para Gentile, la escuela debe integrar en sí todala frescura de la vida más allá de las paredes desus aulas, debe ser renovación continua del espíri-tu, tanto de los educandos como de los educado-res, no debe ser mecanización artificial de la vida.

Convencido plenamente de que el problemaeducativo es misión humana, cree poder despertarla conciencia de sus contemporáneos mediante labúsqueda de un concepto de hombre y un concep-to de educación.

Cree asimismo, que la educación como esenciadel hombre, no es función exclusiva de la escuela,sino de toda la sociedad, en cuyo seno nos desen-volvemos y en cuyo seno actúan todas las recípro-cas acciones espirituales, que en sentido estricto,implican todos los problemas educativos. Y es queconsidera que el fin de la educación es la metaconstante de toda actividad humana.

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Como crítico primero y luego como reforma-dor de la enseñanza, cree que la formación delmaestro normal es insuficiente y que en tres añosera imposible que el maestro, cuya función es tandelicada y preciosa, pudiera madurar sus aptitudesmentales y morales. Su reforma elevó a siete añosla formación del maestro.

La misión del verdadero educador es poner enel alma del educando el estímulo de reflexión ulte-rior. Precisamente porque considera que la educa-ción implica no sólo el conocer sino el conocerse,el hacerse, es connatural a la esencia humana yproceso permanente.

En su concepción de la educación es relevanteel concepto de la libertad, concepto también esen-cial a su antropología. El hombre como causa desu misma actividad, es libre, y la educación comohacerse libre del espíritu, no puede estar sometidaa las leyes de la mecánica.

Es radical su crítica a Herbart, en cuanto éstereúne eclécticamente a la psicología experimentalya la ética.

Partiendo de la crítica de la dualidad educador-educando, que concibe la educación como acciónde un espíritu sobre otro espíritu, como una acciónque promueve otra acción, es decir, el desarrollode otro espíritu, nos define Gentile su concepto deeducación, como autónomo desarrollo del espírituindividual.

y frente al prejuicio monadístico de la educa-ción, en el cual se torna misteriosa la acción inter-espiritual, concibe la pedagogía como identifica-ción con la filosofía. Bien sabemos, nos dice Gen-tile, que el desarrollo del espíritu (objeto de la fi-losofía) y la educación como acción promotora deeste desarrollo (objeto de la pedagogía) son unamisma cosa.

La distinción entre pedagogía y filosofía se hadado sólo al nivel de lo teórico, ya que en lo prác-tico la pedagogía se presenta como técnica y nocomo ciencia, y en algunos como en Rosmini, co-mo la ciencia de un arte. Vemos pues en el con-cepto de la pedagogía como técnica la inclusiónde un concepto o elemento extraño a la ciencia y ala filosofía: la técnica o el arte.

Por tanto, nos dice Gentile, "no hay un saberque enseñe el arte de enseñar, si por enseñar se en-tiende enseñar de veras, ciertos días, a ciertas ho-ras, poco a poco, a ciertos alumnos, siempre nue-vos, con ánimo siempre nuevo, en circunstanciassiempre diversas, sobre problemas que nunca serepiten. También la enseñanza es, como todo, en

cualquier momento en el que se la considere, unacto absoluto, sin precedentes y sin consecuentes;un acto en el cual todo lo que hemos aprendido noes nada respecto a lo que debemos aún saber. Y¡ay del maestro que no sepa proceder sino con lasandaderas de los preceptos! La vida es creacióneterna" (66).

La educación no es una idea abstracta, es, porel contrario, una realidad espiritual, y como tal, esuna síntesis a priori. Síntesis de educador y edu-cando, en donde es inconcebible el uno sin el otro.

En tanto que nada se pierde de nuestro pasado,la educación es una actualidad viviente:

"El educador es tal cuando educa y en cuánto educa.Por lo tanto, su realidad actúa absolutamente en el edu-car efectivo, que es una acción espiritual, que ata indi-solublemente dos espíritus" (67).

En el acto real de la educación, la base materialque funda la concepción dualística se desvanece,dándose la comunicación o comunión espiritual deeducador y educando.

El maestro, recogido en el pensamiento en elacto de enseñar, es totalmente absorbido por susubjetividad, y su vida pende del argumento de lalección que explica. Pero, "si algo viene a turbaresa situación feliz en la cual el maestro se en-cuentra en el acto de su lección, si un soplo deviento entra por las ventanas abiertas y se llevalos papeles de sobre su escritorio, o si ese alumnoque estaba callado y atento como bebiendo conlos ojos las palabras del maestro, bosteza grosera-mente, es obvio que el pobre maestro queda ven-cido. La palabra muere en sus labios porque elpensamiento se le interrumpió por la mitad, por-que aquella determinada subjetividad suya se hacambiado súbitamente" (68).

Por otra parte, el alumno "cuando verdadera-mente aprende, se estremece y vibra con la pala-bra del maestro, casi como si sintiera sonar dentrode sí una voz que irrumpe desde lo íntimo de sumismo ser. No mira y no ve los anteojos o la cor-bata de su maestro, ni la silla en la que éste estásentado, y no oye tampoco esa palabra suya comola de otro, sino que está todo en el argumento dela lección, quedando todo lo demás absorbido yfundido en su determinada objetividad" (69).

El proceso educativo, así como no tiene prin-cipio, tampoco tiene final. Por ello, la educaciónno es perpetuación de la recibida en los primerosaños, sino incremento siempre nuevo. En este

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sentido la educación no admite ninguna continui-dad, y como perteneciente a la vida misma del es-píritu, la educación no puede ser encerrada dentrode los límites del tiempo.

Vemos así cómo la educación y la pedagogía,concebidas abstractamente en la teoría de la edu-cación, no son sino la filosofía, es decir, se resuel-ven en ella en toda su concretitud, en tanto quefuera del sujeto (fuera de la filosofía) sólo hayabstracción.

Conclusión

Creo que en Gentile se da la unión armoniosade la labor intelectual y la experiencia, unión queél mismo fundamenta en su concepción actualistadel hombre y de la educación como procesos espi-rituales caracterizados por la unidad viviente de laexperiencia. Toda su obra está transida de sus vi-vencias, transformándose sus palabras en elocuen-te testimonio de lo que afirmo.

Es atrevidísirna su concepción espiritual delhombre, y más aún su panespiritualismo, lo quehace muchas veces imposible juzgarlo con objeti-vidad. Su casi apasionada defensa del espiritualis-mo, lo coloca en un sitio privilegiado e invita aque nos identifiquemos con su pensamiento.

Toda su obra es un canto, creo, de esperanza, yla t"undamentación de la educación sobre una sóli-da antropología filosófica, el mérito mayor de estepensador.

Algo que llama la atención es su espíritu críticoen el tratamiento de los problemas y la justicia pa-ra reconocer los méritos de los demás.

Sus concepciones sobre la educación siguensiendo actuales, y su conciencia del puesto delhombre y de su ser como creación personal, tomanla característica de la invitación y el reto.

Notas

56. Giovanni Gentile, Sumario de pedagogíacomo ciencia fiLosófica, p. 114.

57. Ibid., p. 124.58. Ibid., p. 119.59. Ibid.,p. 120.60. Ibid., p. 131.61. Ibid., p. 132.62. Cfr. Louis Lavelle, Las potencias del yo

(Editorial Sudamericana, Buenos Aires, 1954),Cap. IV.

63. Giovanni Gentile, Op. cit., p. 133.64. Ibid., p. 139.65. Ibid., p. 152.66. Ibid., p. 171.67. Ibid., p. 174.68. Ibid., p. 176.69. Loc. cit.

Bibliografía

Gentile. Giovanni. Sumario de pedagogía como cienciafilosófica (Pedagogía General). Trad. Ada L. M.Scotucci. Buenos Aires, Ed. El Ateneo, 1946.

Kant, Emmanuel. Crítica de la razón pura. Trad. Josédel Perojo. 4ta. ed. Buenos Aires, Ed. Sopena, 1945.

Lavelle, Louis. Las potencias del yo. Trad. Julia S. Par-pagnoli. Buenos Aires, Ed. Sudamericana, 1954.

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San José. Costa Rica