Salón MiEmpresa · La innovación y la supervivencia de las empresas
Gestión de la innovación en productos_completa
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Gestión de la innovación en productos: procesos y
aprendizaje. Algunas experiencias en el sector
venezolano de autopartes
Products Innovation management: Processes and learnings. Some
experiences in the Venezuelan automobile parts sector
María Antonia Cervilla *
Introducción
En un ambiente competitivo global y dinámico, el desarrollo de nuevos productos y
procesos es cada vez más un punto focal de la competencia. Las empresas que llegan al
mercado más rápido y de forma más eficiente con productos que satisfacen las
necesidades y expectativas de sus clientes pueden crear ventajas competitivas
significativas. El desarrollo de productos exitosos no sólo abre nuevos mercados y atrae
nuevos clientes sino que también contribuye a apalancar los activos existentes y construye
nuevas capacidades en la organización. Además, estimula la creación de una mayor
habilidad para la resolución de problemas y para la construcción de pruebas y prototipos,
que puede ser aplicable en proyectos futuros. Todas estas destrezas y conocimientos
incrementan las capacidades de una empresa para competir.
Sin embargo, a pesar de la importancia de la innovación para el éxito de las empresas,
relativamente pocas han desarrollado las capacidades para identificar, crear y explotar
oportunidades para innovar de manera sistemática. En este trabajo se pretende ilustrar a
través de tres estudios de caso de empresas venezolanas que operan en el sector de
autopartes, un conjunto de conceptos y herramientas para diseñar y gerenciar de manera
más efectiva las estrategias, procesos, mecanismos y estructuras organizacionales
requeridas para la innovación en productos, así como para la construcción de capacidades
para el desarrollo (Cervilla, 2004). Para ello se discuten los marcos conceptuales para la
gerencia de la innovación en productos y se introducen las actividades fundamentales,
herramientas y metodologías que caracterizan el proceso de innovación y desarrollo de
productos destinados a satisfacer las necesidades y requerimientos del mercado.
Las empresas y sus mercados
La industria de autopartes fabrica una amplia gama de productos que abarcan diferentes
procesos de producción: forja, escarpado, escarpado profundo, fundición de aluminio,
trefilado, ensamblaje, etcétera, tratándose de una industria fundamentalmente de procesos
de manufactura discreta. A fin de responder las preguntas de la investigación se
estudiaron tres empresas competitivas que han sido capaces de alcanzar y mantener a lo
largo de varias décadas el liderazgo en sus respectivos negocios y que han incursionado
con éxito en los mercados internacionales. Estas empresas son: 1) Industria Nacional
Fabricante de Radiadores (Infra S.A.), constituida en 1954 y única empresa en el país que
manufactura radiadores de aluminio; 2) Gabriel de Venezuela, fabricante de
amortiguadores y sistemas de suspensión fundada en 1963, y 3) Grupo Duncan, empresa
líder en el negocio de acumuladores, creada en el año 1955.
El mercado de partes y componentes para la industria automotriz constituye un mercado
globalizado donde hay dos grandes segmentos: el mercado de equipo original (EO), en el
que los clientes son las ensambladoras de vehículos, y el mercado de partes y piezas para
reposición, es decir, repuestos para vehículos en circulación. Los proveedores de EO
venden partes y componentes directamente a los fabricantes de automóviles para la
producción de vehículos nuevos; como consecuencia, las ventas en este mercado
dependen del número, tamaño y complejidad de los nuevos vehículos producidos.
Además de la calidad, precio, tecnología y servicio, otro aspecto importante de este
segmento es la gran variedad de productos (número de partes) que existe para satisfacer
las necesidades de numerosos modelos de vehículos.
La estructura de este segmento pone en evidencia la presencia de un pequeño número de
compradores muy grandes. Los proveedores generalmente se concentran en unos pocos
componentes y requieren de un alto grado de capacidad tecnológica y eficiencia
operacional. Por el hecho de suplir partes para vehículos nuevos y de que las
ensambladoras están asignando a sus proveedores cada vez mayores responsabilidades en
ingeniería y desarrollo, los fabricantes de autopartes para EO son la punta de lanza de la
tecnología.
Por otra parte, los proveedores para el mercado de reposición fabrican y venden productos
para vehículos en uso. Se considera un mercado de consumo masivo dirigido a los
propietarios de automóviles, en el cual los talleres son una extensión de los canales de
distribución. Las ventas en este mercado tienden a ser más estables que en el mercado de
EO, normalmente no se ven muy afectados en períodos de recesión. Las empresas que
atienden ambos segmentos generalmente pueden cubrir los costos del desarrollo de
productos para las ensambladoras, gracias sus ventas en el mercado de EO y a que por lo
general sus volúmenes de ventas en el mercado de reposición son más altos que los de
fabricantes de autopartes que atienden sólo este último segmento. Aunque el mercado de
reposición había sido el predominante en Venezuela en términos de los volúmenes de
ventas hasta 1997, a partir de ese año comenzó a perder peso en favor de los mercados de
EO y de exportaciones.
Si bien el mercado de EO es un segmento de mayor exigencia y de menor margen que el
de reposición, tiene una gran importancia desde el punto de vista estratégico. Para ser
proveedora de una ensambladora de vehículos una empresa debe alcanzar y sostener altos
estándares de calidad y eficiencia y desarrollar capacidades de ingeniería y diseño que le
permitan mantenerse al día tecnológicamente e innovar de manera continua. Entonces, la
presencia en este segmento pasa a tener un carácter estratégico, ya que si un fabricante de
autopartes no participa en él le resulta difícil el acceso a la última la tecnología y como
consecuencia corre el riesgo de ser desplazado en algún momento de este negocio.
Además, el establecimiento de relaciones cliente – proveedor con un usuario líder, como
son las empresas ensambladoras de vehículos tiene claras ventajas desde el punto de vista
de la transferencia de conocimientos (Von Hippel y otros, 1999)
En los tres casos estudiados la decisión estratégica de entrar en el mercado de EO,
aproximadamente durante su segunda década de existencia, tuvo una influencia
importante en su trayectoria tecnológica y fue clave para el desarrollo de capacidades
estratégicas. Estas empresas comenzaron a producir para el mercado de EO antes de que
a fines de la década de los ochenta tuvieran lugar cambios radicales en la dinámica del
mercado que implicaron retos adicionales en términos de la configuración de sus
capacidades competitivas.
La innovación como un proceso gerencial
No se trata de un evento aislado que tiene lugar alguna vez en la empresa, la innovación
es un proceso que puede ser gerenciado y en el cual la organización debe estar
permanentemente alerta y preparada para aprender de cada uno de los cambios y mejoras
que en ella tienen lugar. No todas las empresas tienen las capacidades para gerenciar
estratégicamente la innovación ya que ello requiere de una comprensión de los procesos
organizacionales involucrados (Tidd y otros, 2001). Como un proceso gerencial, la
innovación tiene dimensiones y requerimientos tecnológicos y organizacionales que
deben ser apoyados por cada departamento o área funcional de la empresa (Pavitt, 1998).
Diferentes investigaciones empíricas han encontrado una relación entre el éxito en
innovación y las buenas prácticas en los procesos gerenciales relevantes. Esta relación ha
sido encontrada en diversos aspectos específicos del proceso de innovación: en el proceso
de desarrollo de productos (Clark y Fujimoto, 1991; Cooper, 1993; Hustad, 2002); en la
gerencia de I&D y en el proceso de adquisición de tecnología (Roussel y otros, 1991), y
en la implantación de innovaciones en producción (Voss, 1988), entre otros.
A pesar de la naturaleza incierta y aparentemente aleatoria del proceso de innovación, ha
sido posible encontrar patrones subyacentes de éxito, habiéndose identificado un conjunto
de “mejores prácticas” que permite visualizar como empresas distintas han afrontado los
retos que implica la gerencia efectiva de la innovación (Chiesa y otros, 1996; Hustad;
2002). Así, implícita al proceso de innovación está la presencia de prácticas o rutinas que
facilitan la gerencia de las actividades de innovación y que contribuyen al desarrollo de
capacidades. En algunas empresas estas actividades son llevadas a cabo sobre una base
ad hoc y no de forma sistemática, pero la evidencia empírica sugiere que un grado de
estructura y disciplina es un componente importante para un exitoso desempeño
innovador
La noción de rutinas de innovación de Nelson y Winter (1982) es clave para esta
investigación, uno de cuyos objetivos es entender los procesos organizacionales que se
dan en la empresa en torno a las actividades de innovación y analizar su vinculación con
la configuración de las capacidades competitivas. Las rutinas de las empresas son
estructuras predecibles y regulares de comportamiento que conducen a esquemas
repetitivos de actividad; ellas emergen como un resultado de experiencias aprendidas y
compartidas con respecto a lo que parece trabajar bien. En otras palabras, la organización
desarrolla formas particulares de comportarse que llegan a ser la manera como se hacen
las cosas como resultado de la repetición y el reforzamiento.
A partir de la investigación empírica sobre gerencia de innovación se ha señalado que las
rutinas pueden ser operacionalizadas como actividades desarrolladas para llevar a cabo
las tareas esenciales para la innovación (Pavitt, 2002). La gerencia de innovación tiene
que ver con la construcción e internalización de tales rutinas dentro de la organización,
así como con su revisión, mejoramiento y reemplazo con prácticas nuevas y más
apropiadas para enfrentar un entorno competitivo constantemente cambiante (Tidd y
otros, 2001).
La tarea de quien pretende analizar la innovación como un proceso gerencial consiste
precisamente en identificar esas rutinas, es decir, cuáles hechos se repiten, cómo se
entrelazan y hacia dónde conducen (Malavé, 1999). En ese sentido, a través de los
estudios de caso se evalúa: ¿Cómo las empresas movilizan y organizan los procesos
internos que hacen posible que la innovación ocurra?¿Cuáles son las rutinas o prácticas
que las organizaciones definen para apoyar y dirigir sus esfuerzos para innovar en
productos?¿Qué tipo de arreglos organizacionales han sido creados para apoyar los
procesos de innovación en productos?¿Las empresas gerencian el aprendizaje de sus
procesos de innovación?
El proceso de innovación en productos
La evidencia empírica indica que a pesar de la naturaleza incierta y probabilística del
proceso de innovación, es posible encontrar un patrón subyacente de éxito. En este
sentido, en varios estudios empíricos ha sido identificado un conjunto de mejores
prácticas que permite visualizar como diferentes empresas han enfrentado los retos que
implica la gerencia efectiva de la innovación. En estas prácticas se basa la auditoria
utilizada en esta investigación como referencia para una evaluación preliminar de los
procesos de innovación en las empresas estudiadas propuesta por Chiesa y otros (1996),
cuya concepción se fundamenta en marcos o modelos propuestos para el análisis de la
innovación tecnológica, en los cuales se destacan los procesos gerenciales, los
mecanismos organizacionales y los factores que apoyan la innovación en la organización.
La auditoria de Chiesa y otros (1996) se basa en un modelo de innovación tecnológica
que contempla cuatro procesos claves: a) la innovación en productos; b) el desarrollo del
producto; c) la innovación en procesos, y d) la adquisición y el desarrollo de tecnología.
Este modelo también contempla ciertas actividades que apoyan los procesos claves: el
enfoque en el cliente-mercado; el despliegue de recursos humanos y financieros; el uso
efectivo de sistemas y herramientas, y el liderazgo y compromiso de la alta gerencia. El
modelo coloca un gran énfasis en los procesos y en las prácticas asociadas a éstos así
como en los aspectos estratégicos para el análisis de los procesos de innovación.
Sobre la base de los resultados de la auditoria de innovación enfocada en la empresa puede
notarse que en los tres casos estudiados la evaluación se ubica por encima del setenta por
ciento de la mejor práctica para los procesos de innovación medulares y de apoyo, por lo
que puede señalarse que en las tres organizaciones la innovación es estimulada a través
de la organización, encontrándose como era de esperarse mayor énfasis en unos procesos
que en otros en las distintas organizaciones (Cuadro 1), ya que el foco de la innovación
en una empresa fluye de su historia y trayectoria particular, así como de su cultura
organizacional. Si bien cada organización tiene un perfil propio es posible encontrar
rasgos comunes en relación con el énfasis colocado en algunos procesos de innovación
así como en las prácticas y rutinas observadas
Cuadro 1
Auditoria de innovación (1)
Infra S.A. Gabriel Duncan
Procesos de innovación
Innovación
en productos 79% 75% 69%
Desarrollo de
productos 91% 79% 89%
Innovación
en procesos 92% 92% 83%
Adquisición
y generación
de tecnología
81% 83% 84%
Procesos de apoyo
Foco de
mercado 79% 78% 75%
Cultura y
liderazgo 88% 75% 75%
Recursos para
innovar 72% 79% 75%
Sistemas y
herramientas 92% 92% 77%
Desempeño
innovador 92% 83% 71%
Cuando se desciende en la auditoria hasta el nivel de los subprocesos de innovación (Ver
Anexo, Figura A.1), se encuentra que la puntuación menor es obtenida en los tres casos
para el subproceso “Planificación de la innovación en productos” -ubicado en el proceso
medular de innovación en productos-. Este comportamiento responde en buena medida a
la forma como opera la dinámica del cambio tecnológico en el sector donde el ciclo del
producto es determinado principalmente por los clientes de EO. Sin embargo, al mismo
tiempo las ensambladoras de vehículos están ejerciendo presiones para que los
proveedores de partes asuman responsabilidades cada vez más importantes en el
desarrollo y diseño de sistemas y componentes, lo cual ha llevado a que estos dediquen
mayores esfuerzos para crear nuevas capacidades de ingeniería y para fortalecer los
procesos de desarrollo. Por ello, si bien en estas empresas no se planifican varias
generaciones de productos, ni es una práctica frecuente el desarrollo de conceptos de
productos desde cero, sí se establecen vínculos con los clientes para buscar nuevas ideas
en el mercado a través de la investigación de sus necesidades, con la participación de los
departamentos de mercadeo y comercialización y de las funciones técnicas. Éstas
constituyen rutinas y prácticas que forman parte del proceso medular de “Innovación en
productos”.
Prácticas y rutinas de innovación en productos
La innovación en productos implica la comprensión de las necesidades de los clientes y
la generación de conceptos de productos nuevos y de productos mejorados. En esta
sección se analizan las prácticas explícitas e implícitas a través de las cuales son llevados
a cabo los procesos medulares de innovación en productos en las empresas estudiadas.
Para cada proceso se elabora una lista de tareas, actividades y rutinas relacionadas, con la
idea de identificar partes delineadas del proceso de innovación de estas organizaciones.
En el Cuadro 2 se resumen las prácticas observadas en el proceso de innovación en
productos para las tres empresas.
Estas organizaciones han realizado esfuerzos para establecer vínculos con sus clientes y
usuarios líderes a fin de conocer sus necesidades, a través de diferentes mecanismos.
Entre los mecanismos para obtener información del entorno de manera de apoyar los
esfuerzos de innovación destacan: el monitoreo y seguimiento de las acciones de la
competencia, la existencia de procedimientos consistentes para realizar encuestas a los
clientes y la realización regular de investigaciones de mercado. Es importante señalar que
las tres empresas han establecido mecanismos internos para asegurar que la perspectiva
del cliente sea comunicada a las diferentes funciones dentro de la organización, evitando
así que sea retenida simplemente como información de los departamentos de mercado.
En general, la información acerca de los clientes es recabada por los departamentos de
mercadeo y comercialización, los cuales cuentan con personal especializado
(fundamentalmente ingenieros) y es comunicada al resto de las funciones a través de los
Comités de desarrollo de productos cuyo nombre varía de una empresa a otra. En algunos
casos, especialmente durante los proyectos de desarrollo y la prueba de los prototipos,
tiene lugar el contacto directo del cliente con las funciones técnicas, es decir con la gente
de ingeniería y producción.
En la industria de autopartes, la innovación en productos para el mercado de EO se lleva
a cabo en gran medida en función de los requerimientos de las ensambladoras. De acuerdo
con Clark y Fujimoto (1991), la relación entre cliente y proveedor para el diseño y
desarrollo puede darse de una variedad de formas en la industria automotriz,
encontrándose tres patrones principales 1) Proveedores de partes propietarias; 2) Control
de detalles de ingeniería y 3) Opciones sugeridas. Cada vez más los patrones de diseño y
desarrollo de partes automotrices y la relación entre los proveedores y las ensambladoras
se alejan del primer esquema en el cual productos estándar son tomados desde el concepto
hasta la manufactura por el fabricante de partes y vendidos a las ensambladoras a través
de un catálogo. Dado el alto nivel de integración requerido en un automóvil, el mercado
de EO ya no funciona de esa manera ya que las empresas automotrices requieren de partes
desarrolladas sobre la base de especificaciones claras.
Cuadro 2
Prácticas para la innovación en productos
Infra S.A Gabriel Duncan
La empresa ha
establecido
vínculos con sus
clientes que le
permiten
obtener
información
actualizada
acerca de sus
necesidades. No se generan
conceptos de
nuevos
productos desde
cero. En general
la innovación en
productos parte
de las
especificaciones
del cliente
(quien entrega
los planos al
proveedor) No existe un
proceso de
innovación a
largo plazo que
incorpore a los
nuevos
productos en el
plan de
negocios de la
organización. La planificación
de productos
parte de la
satisfacción del
cliente, pero si
se llega a
detectar algún
nicho de
mercado
desatendido se
evalúa la
posibilidad de
llevar a cabo el
desarrollo.
Establece
vínculos
directos con
sus clientes y
usuarios
líderes para
identificar
sus
necesidades Un amplio
rango de
funciones
está
involucrado
en la
evaluación y
el desarrollo
del concepto En EO la
práctica más
común es la
evaluación y
adaptación
del concepto
suministrado
por la
ensambladora
a la
tecnología de
producto y de
proceso de la
empresa No es
práctica de la
empresa
llevar a cabo
una
planificación
a largo plazo
de varias
generaciones
de producto.
Se buscan
nuevas ideas
en el
mercado a
través de la
investigación
de las
necesidades
de los
clientes, con
la
participación
de mercadeo
y de las
funciones
técnicas. El proceso de
planificación
de los nuevos
productos es
a corto plazo
y puede estar
orientado
tanto por
objetivos del
producto
(desempeño
funcional,
como por
objetivos de
mercado
(“nichos”) En general,
se planifica
la siguiente
generación,
no más allá.
Entre los patrones de relaciones con el cliente para la innovación en productos sugeridos
por Clark y Fujimoto (1991), el más común en Gabriel de Venezuela, por ejemplo, se
asemeja a la categoría: “opciones sugeridas”, donde el trabajo de desarrollo es dividido
entre el proveedor y la ensambladora, la cual típicamente genera requerimientos -costo,
desempeño, detalles de interfase y otra información básica de diseño- basada en la
planificación total y características del vehículo que va a producirse dentro de unos dos o
tres años (Ver Anexo, Figura A.2).
Generalmente la empresa proveedora sugiere opciones y lleva a cabo la ingeniería de
detalle, diseño del prototipo y prueba. Este sistema permite a las ensambladoras utilizar
la experticia y conocimientos en ingeniería del proveedor y beneficiarse de una mayor
calidad de diseño a un menor costo en la medida en que éste acumule experiencia. En este
sentido, para los proveedores de autopartes el desarrollo de capacidades en ingeniería ha
llegado a convertirse en una ventaja competitiva en el mercado de EO. Por otra parte,
bajo este esquema se han favorecido las relaciones de largo plazo entre la empresa y sus
clientes en este mercado. Si bien quien dicta la pauta tecnológica en el mercado de EO es
la ensambladora a través de sus requerimientos, existen muchas oportunidades para
innovar para las empresas proveedoras de partes y componentes. Lo que puede ser más
innovador es cómo lograr o alcanzar esas características.
Aunque en ninguna de las organizaciones constituye una práctica frecuente llevar a cabo
el desarrollo del concepto desde cero, en los tres casos se han desarrollado conceptos de
nuevos productos que no han surgido de los requerimientos directos de un cliente sino de
la investigación de tendencias en el mercado así como del seguimiento a los productos de
la competencia, algunos de los cuales han sido muy exitosos como, por ejemplo, las
baterías selladas de Duncan. Esta empresa desarrolló la batería sellada “Liberty Plus”
fundamentalmente para responder a la competencia que representaba un producto similar
producido por su competidor Delco, con la visión de posicionarse a futuro como
proveedor de baterías selladas para el mercado de EO. La carrera por competir con Delco
motivó a esta organización a enfrentar el reto de fabricar dicho producto cuyo desarrollo
tomó dos años.
Por su parte, Gabriel de Venezuela desarrolló un sistema de suspensión en aceite cuya
gerencia piensa que se trató de una mejora tecnológica adelantada, con la idea de ir un
poco más allá de las expectativas del cliente. Aunque la empresa considera que cuenta
con las capacidades para el desarrollo de tecnología de producto, ésa no es la práctica
común; a menos que sea estrictamente necesario se trata de no entrar en un proceso que
en el caso de sistemas de suspensión es complejo, requiere de muchos recursos y tiene un
costo muy alto. Un desarrollo completo de base cero de un sólo número de partes de un
amortiguador puede sobrepasar el millón y medio de dólares, por lo que no es
económicamente viable para los volúmenes que se manejan en el país.
Por último, en la empresa Infra S.A. en el año 2001 se diseñó un radiador enfriado por
aceite y al año siguiente se emprendió un proyecto de desarrollo de un condensador para
aire acondicionado sin la solicitud expresa de parte de un cliente; sin embargo estos
productos no alcanzó una penetración masiva en el mercado.
El aprendizaje de los procesos de innovación
Aunque el concepto de aprendizaje ha sido aplicado predominantemente a aspectos
relacionados con las actividades productivas, el trabajo de McKee (1992) estudia la
innovación en productos como un proceso de aprendizaje organizacional. Su trabajo
examina las destrezas necesarias para que las organizaciones aprendan a innovar y
muestra como diferentes tipos de destrezas están involucradas en la innovación
incremental de producto (aprendizaje de ciclo simple), en la innovación discontinua
(aprendizaje de doble ciclo) y en la institucionalización de la innovación dentro de la
organización (meta aprendizaje). El aprendizaje de ciclo simple ocurre cuando los agentes
involucrados en la toma de decisiones utilizan insumos de información para modificar
productos sin cambiar las normas, procedimientos y tecnologías existentes. El aprendizaje
generativo o de doble ciclo implica un cambio en las normas y tecnologías
organizacionales, es decir, en la forma de hacer las cosas. Este nivel de aprendizaje
involucra a la organización en una forma nueva de ver el ambiente y conduce a la
invención, producción y evaluación de respuestas compatibles con esos nuevos puntos de
vista.
El aprendizaje en la innovación en productos se traduce en la efectividad creciente de los
esfuerzos de desarrollo de productos como un resultado del refinamiento de las prácticas
y las destrezas relacionadas con la innovación. Esta conceptualización puede contribuir a
diagnosticar destrezas de aprendizaje en una organización así como a identificar de qué
forma ellas se relacionan con la gerencia de nuevos productos de manera de dirigir a la
organización hacia un proceso de innovación en productos más eficiente y efectivo.
Así, para aprender a innovar las organizaciones deben institucionalizar la habilidad para
aprender a mejorar la eficiencia y la efectividad de futuros proyectos de innovación
basándose en la evaluación de sus experiencias en innovaciones previas, tanto exitosas
como no exitosas. A tal fin la gerencia debe establecer lineamientos y mecanismos que
permitan examinar y mejorar de manera sistemática la efectividad y eficiencia de sus
procesos de innovación así como su impacto en la organización. Las organizaciones más
exitosas son aquéllas que siguen una trayectoria de mejoramiento continuo de las
capacidades de innovación. Por ejemplo, en este sentido se ha señalado que muchas
empresas fallan al tratar de mejorar sus procesos de desarrollo porque no planifican el
aprendizaje a través de una serie de proyectos (Wheelwright y Clark, 1992).
Las empresas necesitan capturar el aprendizaje acerca de la organización y gerencia de
los procesos de innovación. En este sentido cabe preguntarse ¿Cómo la gerencia puede
estimular el aprendizaje y el mejoramiento continuo de los procesos de innovación?. Una
parte de este proceso implica el desarrollo de rutinas para el mejoramiento continuo de
los procesos de innovación, así como el establecimiento de metas a alcanzar y de
indicadores de procesos y de resultados. La evaluación y medición de los procesos de
innovación contribuye a la construcción de conocimiento que puede ser utilizado en
nuevos proyectos de manera de cerrar el ciclo de aprendizaje.
A partir de los resultados de la investigación puede señalarse que, en general, en las
empresas estudiadas no se realizan esfuerzos sistemáticos para capturar y compartir el
conocimiento generado en los procesos de innovación. Así, dado que las organizaciones
no han creado mecanismos explícitos que permitan aprender de los proyectos de
innovación una vez que estos han sido completados, existe un conocimiento tácito tanto
individual como del equipo que se mantendrá en la organización mientras sus miembros
permanezcan en ella.
Uno de los mecanismos que ha sido destacado en la literatura para capturar el
conocimiento generado en los procesos de innovación y aprender de ellos es la revisión
post-proyecto. Ésta se refiere a la existencia de un marco estructurado contra el cual
examinar el proyecto, explorando el grado en el cual han sido alcanzados los objetivos,
las cosas que funcionaron bien y aquéllas que podrían ser mejoradas, los puntos
específicos de aprendizaje que surgen y la forma en la cual ellos pueden ser capturados y
codificados en procedimientos que moverán a la organización hacia adelante en términos
de la gerencia de su tecnología a futuro. En ninguno de los tres casos estudiados se lleva
a cabo de manera estructurada una revisión post-proyecto para apoyar los procesos de
aprendizaje. Algunas empresas de la industria automotriz usan mecanismos de revisión
que permiten mejorar continuamente el desarrollo de productos y que implican la
realización de reuniones donde se compara, discute y consolida lo que cada miembro del
equipo ha aprendido y como este conocimiento puede mejorar el desempeño del proceso;
a partir de ellas se elaboran minutas que son utilizadas durante la revisión de todos los
proyectos de desarrollo de productos, las cuales se llevan a cabo en jornadas organizadas
de forma periódica y sistemática. Estas jornadas constituyen la base para una revisión
más amplia que incluye el análisis de los resultados luego del lanzamiento del producto
al mercado. Lo que el equipo ha aprendido se utiliza para modificar y mejorar el proceso
de desarrollo y ofrecer una guía para el entrenamiento y desarrollo de destrezas en el
personal.
Los proyectos de desarrollo pueden ser vistos como elementos de capacidad dinámica
para la búsqueda, selección e implantación de rutinas de producción superiores (Pisano,
2000). En las empresas estudiadas si bien la información básica acerca de los diferentes
proyectos de desarrollo es documentada y archivada en una serie de carpetas siguiendo
los lineamientos de la metodología APQP, no existe una base de datos estructurada y
automatizada que permita recuperar y difundir el conocimiento a través de la
organización. El desarrollo de productos en estas empresas productos tiene un patrón de
comportamiento estable con una secuencia específica de actividades, lo cual hace más
fácil identificar eventos críticos o problemas recurrentes. El análisis post-proyecto
permitiría retroalimentar y modificar los procesos de innovación para mejorar su
desempeño a través de la recopilación de dos tipos fundamentales de información: los
problemas técnicos ocurridos y los aspectos organizacionales y humanos del proceso
como, por ejemplo, los conflictos surgidos en el proyecto y la información sobre cómo se
resolvieron (si es que llegaron a resolverse).
Por último, puede señalarse que sin la documentación de un proceso hay una escasa
oportunidad para la mejora en el aprendizaje organizacional y en el desempeño. Por ello,
las organizaciones deberían dedicar mayores esfuerzos para documentar sus procesos de
innovación, revisar sus proyectos y definir métricas para monitorear su progreso de
manera de asegurar la captura del aprendizaje. Lo importante es la construcción de
conocimiento que llegue a estar disponible para nuevos proyectos.
La habilidad de una organización para generalizar lo que se ha aprendido a otras
innovaciones ha sido considerada como un aprendizaje de orden superior o “meta-
aprendizaje”. Este tercer nivel de aprendizaje implica el desarrollo de la capacidad para
aprender a mejorar la efectividad de futuros proyectos de innovación basados en la
experiencia con innovaciones previas, tanto exitosas como no exitosas.
Las actividades de innovación, como procesos organizacionales, son inciertas y requieren
de una retroalimentación continua a partir de la experiencia y la experimentación a fin de
obtener de ellas un aprendizaje. El desempeño innovador de una organización es una
función de sus recursos y capacidades así como de sus habilidades para aprender de su
experiencia y para desarrollar nuevas capacidades en el tiempo. La medición se convierte
entonces en una actividad medular para la gerencia de una organización a efecto de apoyar
el aprendizaje y la mejora continua de los procesos organizacionales.
A fin de evaluar su progreso y desempeño es recomendable que las empresas
implementen mediciones como parte de sus planes de acción. Además, para poder
determinar cuál ha sido el impacto de las prácticas y procesos de innovación que tienen
lugar en la organización sobre los resultados del negocio, se hace necesario incluir
indicadores de innovación en su sistema de gestión.
La medición es la base a través de la cual es posible controlar, evaluar y mejorar los
procesos de innovación que tienen lugar en la organización, así como aprender de ellos
para mejorar su eficiencia y efectividad. La gerencia de las empresas estudiadas opina
que un proceso innovador exitoso debería conducir a una mayor satisfacción del cliente
y a un mejor desempeño global del negocio, con un impacto positivo en la rentabilidad.
Si bien en ninguno de los tres casos existe una medición directa del impacto de los
procesos de innovación sobre la competitividad de las empresas, en todos ellos sus
directores y gerentes asocian los logros y resultados positivos alcanzados en diferentes
indicadores de gestión con una gerencia activa de la innovación. Este reconocimiento por
parte de la gerencia de la importancia de la innovación para la competitividad de sus
organizaciones es un aspecto que merece ser destacado en el contexto empresarial
venezolano, donde se ha señalado la existencia de un ambiente empresarial
particularmente adverso a la innovación.
Los gerentes entrevistados afirman que las mejoras alcanzadas en distintas áreas de la
organización son producto de una activa gerencia de la innovación, vinculando el
desempeño en los procesos de innovación a la posición competitiva de la empresa de una
manera “intangible”; muy pocos se mostraron interesados en mejorar la medición del
desempeño innovador, así como la del impacto de los procesos de innovación en la
organización. En general, al plantear en las empresas el tema de la medición de la
innovación se encontrar entre los gerentes expresiones como las siguientes: “No hay
tiempo para ello”; “Aquí el trabajo de diseño y desarrollo es tan continuo que no nos da
tiempo de pensar en estas cosas”; “Yo te podría decir el promedio de tiempo en el que
sale un nuevo producto pero no lo medimos, no hay una cultura de medirlo”.
Por otra parte, en estas organizaciones la innovación no es considerada de manera
explícita dentro de los planes estratégicos, excepto para aquellos objetivos de
mejoramiento continuo que impliquen la ejecución de algún proyecto de desarrollo
tecnológico. Por ejemplo, si bien en todas las empresas se fijan objetivos acerca de los
volúmenes de ventas a alcanzar como parte de su planificación anual, en ninguna de ellas
se establece alguna meta relacionada con el porcentaje de ventas a obtener a partir de
productos introducidos en el último año. Aunque no se llevan indicadores sobre la
frecuencia de introducción de nuevos productos, en general, la gerencia tiene la
percepción de que son “muchos” los productos que se introducen cada año lo que
dificultaría la estimación de tales mediciones.
En las tres empresas ha implantado un sistema de medición basado en el “QOS”, que cada
una de ellas ha adaptado a sus necesidades particulares y que constituye una herramienta
para el seguimiento continuo y la gerencia y la medición de la efectividad de sus procesos
operativos, enfocándose en mejorar la eficiencia y la efectividad global del negocio. A
través de la implantación del QOS, el cual está vinculado a la certificación QS 9000, así
como de los procesos de mejora continua, en estas organizaciones se ha creado una cultura
de medición que podría ser explotada por la gerencia para la mejora continua de los
procesos de innovación. El sistema de indicadores de gestión utilizado por estas empresas
incluye indicadores de desempeño del negocio que miden el éxito de la empresa en el
mercado, así como métricas de desempeño para los procesos operativos. Sin embargo no
hay indicadores que permitan evaluar la contribución de los procesos de innovación a los
objetivos del negocio de una forma directa.
En estas empresas, la efectividad del proceso de desarrollo de productos podría ser
juzgada, por ejemplo, en términos del cumplimiento cabal de los requerimientos del
mercado de la misma manera que los procesos de operación que producen los productos
y servicios de la empresa. Así, el proceso de desarrollo pudiera ser evaluado en términos
de su calidad, rapidez, confiabilidad, flexibilidad y costo, y además de estimar estos
indicadores se debería tratar de llevar a cabo un análisis o una evaluación post-proyecto,
así como una comparación de los resultados obtenidos en diferentes proyectos a efectos
de evaluar el aprendizaje alcanzado y retroalimentar el proceso de innovación.
Las tres organizaciones estudiadas cuentan en sus bases de datos con información que les
permitiría construir varios de los indicadores sugeridos en el Cuadro 4 para medir la tasa
de éxito (o de fracaso) del desarrollo de productos y el impacto de la innovación en la
organización, como por ejemplo: Porcentaje de ventas provenientes de productos de
menos de cinco años; porcentaje de ventas sobre beneficios a partir de productos
introducidos en los últimos tres a cinco años. En este punto es importante señalar que a
efectos de la investigación no fue posible realizar ningún ejercicio relacionado con la
construcción de indicadores de impacto del desarrollo de productos sobre la
competitividad de las empresas, dado que no se tuvo acceso a esta información.
Cuadro 4.
Indicadores sugeridos para la medición de la innovación en productos
En estas empresas tampoco se manejan estadísticas sobre el número de ideas evaluadas
para el desarrollo de nuevos productos o las mejoras en los existentes, la tasa de éxito (o
fracaso) de nuevos productos, ni acerca del número de desarrollos de nuevos productos
iniciados por ejemplo durante los últimos dos años. En ninguna de las empresas se mide
la “satisfacción del equipo de desarrollo”, lo cual ayudaría a mejorar aspectos
relacionados con la integración y comunicación en los procesos de innovación y se
contribuiría al aprendizaje a partir de éstos. Estas organizaciones podrían utilizar
indicadores del tipo que usan para medir la eficiencia y efectividad de sus procesos
operativos a fin de evaluar la eficiencia y efectividad de las rutinas específicas para llevar
a cabo cada una de las tareas que forman parte de los procesos de innovación, tratando de
incorporar métricas a sus sistemas de medición que incluyan tanto indicadores de
resultados como de procesos. Esto implica la necesidad de un enfoque integrado, con
medidas tradicionales o de impacto financiero y mediciones no tradicionales basadas en
aspectos organizacionales. Asimismo las empresas deberían evaluar la necesidad de la
introducción de nuevas medidas de desempeño que podrían considerar la transferencia de
conocimiento y aprendizaje de una forma más explícita.
Rutinas y herramientas para el desarrollo de nuevos
productos
Para enfrentar los retos que implica el desarrollo de productos, en la práctica la atención
ha sido puesta en el desarrollo de “rutinas” o mecanismos internos de reconfiguración
para integrar y optimizar el proceso de desarrollo de nuevos productos. A partir de la
investigación empírica realizada, las rutinas de innovación han sido identificadas y
operacionalizadas en términos de las actividades involucradas, encontrándose que las tres
empresas tienen prácticas y conductas bien definidas para apoyar y dirigir sus esfuerzos
en innovación, las cuales han sido diseñadas para resolver un conjunto de diferentes
problemas.
En estas empresas se pueden identifican algunas rutinas clave desarrolladas para
gerenciar el proceso de desarrollo de nuevos productos:
Involucramiento temprano: las estimaciones sugieren que hasta un 70% del costo de un
producto es determinado en la etapa de diseño, por lo cual es importante concentrar la
atención en detectar y resolver los problemas que puedan presentarse en manufactura en
estas etapas. Esto representa lo que algunos autores han llamado “learning before doing”
y constituye una poderosa fuente de innovación (Tidd y otros, 2001).
Ingeniería simultánea o concurrente: este enfoque hace énfasis en el trabajo en equipo
y en la cooperación. Su principal ventaja surge de la identificación y la resolución de
conflictos en las primeras fases. Se ha mostrado un creciente interés en esta idea como un
medio de asegurar una salida más rápida al mercado en el desarrollo de nuevos productos.
Diseño integrado: el diseño debe ser llevado a cabo de una forma multidisciplinaria, es
decir, todas las funciones relevantes del negocio deberían estar involucradas en todas las
etapas del desarrollo del producto, especialmente mercadeo, producción y finanzas. Este
enfoque exige, por tanto, la formación de vínculos muy estrechos entre los diseñadores
del producto, mercadeo y manufactura, siendo el producto final el resultado de un diálogo
continuo a través del proceso de diseño y desarrollo en lugar del procedimiento tradicional
el cual era de naturaleza secuencial. Los japoneses han puesto un especial énfasis en este
aspecto, especialmente en la industria automotriz.
Equipos multifuncionales: uno de los recursos más poderosos para lograr un exitoso
proceso de desarrollo es el uso de equipos que incluyan representantes de las diferentes
áreas o disciplinas involucradas en la innovación y que tengan la suficiente autonomía
para llevar adelante el proyecto. Los equipos de este tipo no son formados por el simple
hecho de agrupar personas de distintas áreas; las experiencia exitosas requieren de
inversiones para construir tales grupos, los cuales deben recibir entrenamiento en
resolución de problemas, gerencia de conflictos e interactuar con otras partes de la
organización, así como con agentes externos.
De acuerdo con la evidencia empírica, puede afirmarse que un modelo de buenas prácticas
en innovación en productos debe contemplar cinco grandes aspectos:
1. Rutinización de prácticas, es decir, la implantación e internalización de metodologías
y prácticas repetibles y mejorables de acuerdo con la experiencia;
2. Integración o combinación de diferentes tipos de conocimiento, lo cual se logra a través
de los equipos multi-funcionales, de la relación estrecha con los clientes, y de la
participación temprana de los equipos de producción;
3. Trabajo en paralelo para el desarrollo del producto y del mercado;
4. Experimentación: La construcción de un sistema exitoso de innovación de productos
requiere de experimentos para tratar de desarrollar las rutinas necesarias, y
5. Aprendizaje: La revisión de los proyectos debe ser vista como una oportunidad para
aprender.
Conclusiones
A través del estudio de tres casos exitosos de empresas del sector de autopartes, se
pretende haber contribuido a un mejor conocimiento de los procesos de innovación y
aprendizaje en el ámbito de las organizaciones establecidas en Venezuela. En él se hace
énfasis en las rutinas y prácticas organizacionales que las empresas han adoptado para
llevarlos a cabo, así como en los mecanismos de aprendizaje asociados, con el fin de
ofrecer lineamientos para apoyar el diseño de estrategias empresariales y política pública
dirigidas a mejorar las capacidades competitivas en nuestras empresas. Los procesos
medulares de innovación exhiben aspectos comunes en las tres organizaciones que son
asociados con una efectividad superior, aunque se observan algunas diferencias en las
estructuras y arreglos organizacionales asociados. Es decir, se observan “mejores
prácticas” en las tres empresas. Sin embargo, también existen aspectos idiosincrásicos o
empresa-específicos.
A efectos del análisis es importante tener claro que si bien se pueden aprender lecciones
a partir de la experiencia de otras empresas y extraer patrones generales de acción, es
necesario considerar que dada la naturaleza empresa-específica de los procesos
organizacionales, estas prácticas deben ser adaptadas a las características particulares de
cada empresa. Además, lo que hace a una práctica “mejor” no es la práctica en si misma,
sino el conjunto de circunstancias internas y de contexto en el cual ella es aplicada. A
partir del análisis de la evidencia recabada es posible resumir las siguientes conclusiones
generales:
En las organizaciones estudiadas, los procesos de innovación son alcanzados a través de
una variedad y combinación de rutinas, algunas de las cuales son formales y explícitas,
mientras que otras son implícitas y están incorporadas en la conducta de sus miembros.
Si bien se ha destacado el carácter empresa-específico de las rutinas, en la investigación
fue posible identificar un conjunto común de actividades, mecanismos y prácticas
organizacionales que las empresas utilizan para llevar a cabo los procesos de innovación.
De lo anterior se desprende que es posible inducir prácticas y patrones dirigidos a
estimular la adopción de rutinas de innovación de carácter “universal” (o “mejores
prácticas”). En este sentido, podríamos decir, que las organizaciones pueden “aprender a
innovar”; aprendizaje que requiere de diferentes prácticas y destrezas para la resolución
colectiva de problemas, las cuales pueden ser identificadas y reforzadas. Pero, si bien
pueden ser identificadas ciertas rutinas genéricas, la forma particular en la cual las
diferentes empresas desarrollan sus procesos de innovación y aprendizaje varía de una a
otra debido a las diferencias en el contexto organizacional y cultural y a la estrategia
particular que cada empresa desarrolló para facilitar la difusión de las nuevas prácticas
asociadas a estos procesos.
Si bien los procesos de innovación son de naturaleza empresa-específica, la identificación
y la operacionalización de prácticas y rutinas permite extraer lecciones útiles a fin de
inducir en otras empresas un comportamiento innovador y el desarrollo de capacidades
organizacionales. Por ello la comprensión de los procesos de innovación puede guiar a la
gerencia (y a los formuladores de política) hacia la conformación de capacidades en las
organizaciones a través de la creación de estímulos dirigidos a la adquisición e
internalización de rutinas o prácticas asociadas con estos procesos, además de promover
o facilitar cierto tipo de aprendizaje. Sin embargo, si bien la evidencia empírica muestra
que es posible encontrar un conjunto de prácticas y mecanismos comunes a las empresas,
no es suficiente con la replicación de las actividades o prácticas ya que ellas están
inmersas en un contexto organizacional y cultural del cual se deriva su carácter empresa-
específico.
Así, además del estímulo para el desarrollo de rutinas para la resolución colectiva de
problemas y para la realización de actividades de aprendizaje, cualquier programa de
micro-política o micro-herramientas de política debería contemplar los aspectos
culturales y organizacionales asociados a la innovación y a la gerencia del cambio.
Además, hay que considerar que el mecanismo de generación de ventajas competitivas a
través de la innovación comienza a funcionar cuando la gerencia de la empresa tiene una
visión estratégica del negocio y una capacidad para la toma de decisiones que motoricen
la reevaluación y evolución de las capacidades organizacionales.
Por último, es fundamental que las empresas dediquen un tiempo a definir las métricas
correctas para medir el desempeño innovador, es decir aquéllas que más se adapten a su
estrategia y a sus procesos organizacionales, ya que estos indicadores son un importante
medio para proveer a la gerencia la información requerida para mejorar sus capacidades
y sus procesos de innovación. La gerencia debe ir más allá de las medidas convencionales
de resultados para identificar los elementos que facilitan y obstaculizan los procesos de
innovación en la organización, ya que estos son clave para el proceso continuo de
reevaluación y reconfiguración de las capacidades estratégicas en la organización.
Notas: (1) Es importante señalar que la auditoria constituye un
instrumento de autoevaluación, por lo cual la idea no es comparar a las
empresas entre sí con respecto a las puntuaciones parciales o totales
alcanzadas. Sin embargo sí se considera una herramienta útil para
identificar perfiles y tendencias observadas entre varias empresas. Los
valores corresponden al promedio de la valoración señalada por los
gerentes, expresada en términos porcentuales en relación con la “mejor
práctica” (100%).
(2) “APQP”: siglas en inglés, “Advanced Product Quality Planning”.