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FORMAS LITERARIAS DE ORALIDAD: LOS REFRANES EN LAS TRADUCCIONES AL HEBREO DEL QUIJOTE
Galit Hasan-Rokem Universidad Hebrea de JeYllsalén
(Traducción del inglés: Daniel Blaustein y Rosi BurakrWJ
«There is nothing in the world more prafound and powerful than this work. It is the ultimate and greatest word yet uttered by human thought, it is the most bitter irany that aman could express, and if the world should end and people were asked there, somewhere, "Well, did you un
derstand your life on earth and what conclusions have you drawn fram it?" a person could silently point to Don Quixote: "Here is my conclusion about life, can you judge me for it?"»l.
1. INTRODUCCIÓN
«Sé breve en tus razonamientos; que ninguno hay gustoso si es largo» le dice don Quijote a Sancho Panza (1, 21, p. 211)2. Esta frase constituye uno de los numerosos y famosos refranes distribuidos a lo largo de la novela del Caballero de la Triste Figura. Este refrán particular, además, refleja específicamente su propio género, exaltando uno de sus rasgos distintivos, al cual se alude en toda discusión académica
1 Dostoievsky; citado en Bakhtin, 1984, p. 128. 2 De aquí en más, las citas de! QuUote corresponden a la edición de Martín de
Riquer (1995); sólo se indicará el libro, e! capítulo y el número de página.
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sobre paremiología: la brevedad del refrán3 . Después de haberle impuesto a Sancho Panza el mandamiento del silencio, don Quijote emplea un refrán para manifestar su característica inclinación a concordar con el otro, en este caso con Sancho Panza, y su inagotable pasión por expresarse oralmente. Sin embargo, la percepción que posee Sancho de sí mismo, formulada también a través de un refrán, revela su punto débil -blind spot devenido «dea! spot»- en el extenso pasaje en que ambos personajes intercambian refranes: «al buen callar llaman Sancho» (ll, 43, p. 874)4. Esta frase es inmediatamente refutada por don Quijote: «Ese Sancho no eres tú» (Ibid.). De esta manera, el héroe manchego enfatiza, por un lado, la proverbialidad de la expresión, puesto que ésta podría referirse a cualquier Sancho, incluso al aquÍ presente, como también a personas con otros nombres.Y, por otro lado, la refutación socava el rasgo básico de la frase en tanto refrán, fijándola a un específico «no eres tú». Cabe destacar que ciertos investigadores han señalado que este refrán, que existía con anterioridad al texto de Cervantes, fue el que motivó al autor a elegir el antropónimo Sancho Panza para el escuderos. Chevalier, en su trabajo sobre la narrativa folclórica y los antecedentes folclóricos del Siglo de Oro español, nlenciona algunos otros Sanchos refranescos(" así como lo hace Molho en su extensa investigación de las raíces folclóricas en la obra de Cervantes7 .
3 Arora, 1994; Abrahams y Babcock Abrahams, 1977. 4 Bañeza Román realiza un examen muy minucioso de este refrán, de sus raíces
y de sus paralelismos (1989, pp. 67-8). 5 Northup, 1910, p. 187. En este punto se refiere Northup a La lengua de Cervantes
de Cejador (1905-1906). Northup menciona otro refrán con el antropónimo Sancho,
aunque en su opinión no se trata del que motivó la elección del nombre. Asimismo,
Northup alude en esta misma página a un refrán que él considera el motivo de elección del nombre de Dulcinea, Aldonza.
(, Chevalier 1978, p. 147: «Allá va Sancho con su rocín», citando los paralelismos
del Quijote (véanse n, 34 y n, 55). 7 Molho 1976, pp. 249-250. Después de citar el refrán discutido aquí, Molho
agrega unos cuantos más: «Al bueno bueno, Sancho Martínez», y «Lo que piensa Sancho, sábelo el Diablo»; «Quien a Sancho haya de engañar, mucho ha de estudian)
o «Quien a Sancho haya de engañar, por nacer está». Molho afirma que mientras el nombre Sancho proviene del discurso refranesco, el nombre Panza alude a la tradi
ción carnavalesca (Molho, 1976, p. 252).
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Los refranes en el Quijote han suscitado interesantes estudios paremiológicos en el pasadoH, e.g. la sofisticada demostración estructural y analítica -relativa, esta última, al acto del habla- ofrecida por Coloma sobre cómo funcionan los refranes, en la que se realza la complejidad de la autoridad y la autoría en la novela9 .
Quiero obedecer la regla refranesca de don Quijote y mantener la brevedad del presente artículo, concentrándome en puntos muy específicos. Mi objetivo, en primer lugar, será clarificar dos cuestiones: por qué el refrán constituye un recurso tan conveniente para arribar a un acuerdo, especialmente en asuntos de habla y silencio, aunque no sólo respecto a ellos; y cómo dicha capacidad del refrán sirve adecuadamente a la caracterización de los dos personajes centrales y de su intrincada relación. Posteriormente, reseñaré brevemente las cuatro principales traducciones al hebreo del Quijote: la versión abreviada de Haim Nahman Bialik, de 1912; la traducción de la Primera Parte de I. Rabikov, de 1955; la traducción completa de Nathan Bistritsky, de 1958; y la reciente traducción completa realizada por Beatriz SkroiskyLanda y Luis Landa, de 1994. Finalmente, compararé las diferentes poéticas de traducción que han sido aplicadas en las cuatro traducciones, como quedará demostrado a través de algunos ejemplos de refranes traducidos en las diferentes versiones hebreas del Quijote.
2. Los REFRANES COMO PUENTES ENTRE LO ORAL Y LO ESCRITO
La tensión entre el silencio y el habla, y su imbricación en la persistente lucha de poder entre el criado y el amo, constituye un tópico central en el Quijote. La novela, además, lleva a cabo un penetrante estudio sobre las intrincadas relaciones entre las expresiones verbales orales y escritas, así como sobre sus respectivos status y relaciones mutuas en la cultura. El destino mismo de don Quijote puede ser visto como la individualidad de una persona que es invadida por textos escritos -en su caso, las novelas de caballerías.
La activación de fórmulas coloquiales dentro de un texto escrito privilegia, a su vez, al muy normativo género de los refranes, una de cuyas funciones primarias es la codificación del control social en el
R Woodward, 1930. 9 eoloma, 1')')0.
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lenguaje poético 1(). La poética de los refranes incluye tanto la selección de éstos como la creatividad individual y la libertad expresada, por un lado, en la capacidad de escoger los momentos de aplicación del refrán, y por el otro, en el potencial subversivo de los propios textos breves.
Cabe considerar al refrán como a aquel género de la literatura folclórica que, más que ningún otro, se sitúa a horcajadas de la escisión entre lo oral y lo escrito: más que subrayar la división entre ambos mundos discursivos, el refrán nos permite descubrir la continuidad que existe entre ellos. Como ha sugerido Bland: «The proverb was a genre of discourse that bridged the gap between the literate and illiterate»ll. En el pasado distante, los géneros folclóricos literarios solían ser expresados oralmente, y tan sólo han sobrevivido aquéllos que por alguna razón fueron registrados por escrito. En numerosas culturas los refranes fueron la primera modalidad en ser recogida en compilaciones escritas dedicadas a un género específico, ejemplos de las cuales han llegado a nosotros en sumerio, acadio, egipcio antiguo y hebreo bíblico. Por otra parte, el refrán es también aquel género oral en el que los hablantes pueden emplear con mayor conveniencia su afición a los libros como una habilidad discursiva orap2.
En el siglo XVI y con el surgimiento del Humanismo, el habla popular, cristalizada especialmente en la forma poética de refranes, adquiere un status central en la representación de recursos intelectuales y culturalesl3 .
Cervantes despliega, por lo general, un alto grado de conciencia respecto de las variaciones y la especificidad genéricas. Entre los géneros escritos mencionados por el autor se hallan no sólo las famosas
10 Hasan-Rokem, 1982, p. 11: «[ ... ] a genre of folk literature which presents a specifically structured poetical summary referring to collective experience. The proverb is used in recurrent situations by the members of an ethnic group to interpret a behavioral or interactional situation, usually one which is a source of conflict or skepticism».
11 Bland, 1997, p. 10.
12 Moner (1989, pp. 96-101) desarrolla una puntualizada discusión sobre lo oral y lo escrito en la obra de Cervantes, aunque sin referirse especialmente a los refranes.
13 Davis, 1975, pp. 227-267; Creen 1957, pp. 195-197.
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(o quizás infames) novelas de caballería, sino también la Biblia14, libros de filosofia, poesía lírica y épica, y numerosos géneros narrativos españoles de su época. En los capítulos 33-35 de la primera parte, el cura lee a los huéspedes de la venta un relato escrito, «la novela del Curioso impertinente»I5, cuyo manuscrito fue hallado allí mismo, creando así una de las numerosas sub-tramas -de filiación decameronesca, en este caso- del Quijote. En otros pasajes, jóvenes poetas recitan sus propios poemas, ya escritos aunque aún inéditos.
La literatura oral, sin embargo, también se halla presente en el Quijotel6 : un joven enamorado canta seguidillas, esas rimas populares que, con diverso nombre según el lugar, eran conocidas en toda Europa occidental durante aquel período; se narran, asimismo, leyendas locales e históricas como las de la cueva de Montesinos y del lago Ruidera, y se rumorean relatos románticos sobre la mala fortuna de los pretendientes de una belle dame sans merci. El sofisticado manejo y la escenificación de las funciones narrativas en el texto de Cervantes (incluyendo las posiciones de narrador, traductor, narrador homodiegético, autor apócrifo y autor ficticio) enfatizan e iluminan el campo magnético creativo que emerge de las dinámicas relaciones entre formas escritas y orales de expresión literaria, entre traducción lingüística y traducción cultural, y entre autores y audiencias que comunican su recepción de la obra literaria.
14 Fine, 2007: «En relación con este último, es posible apreciar que, en la mayor
parte de los casos, se trata de relaciones intertextuales de segundo grado, que el es
cudero no utiliza como un modo de jactancia erudita sino como parte del saber general, de origen incierto, que nutre sus intervenciones discursivas». Esta conclusión en el erudito y teóricamente fundado tratamiento que hace Fine sobre el tema, permi
tiría postular que también las fuentes orales eran parte de la formación bíblica de Cervantes.
15 El sofisticado análisis de Fine (2007) sobre las referencias intertextuales bíbli
cas en esta sección de la novela, arroja una luz adicional sobre el potencial dominio
oral de algunas de las fuentes derivadas, probablemente, de prácticas culturales y discursivas judías y conversas.
16 Hansen, 1959; O'Kane, 1972, pp. 235-236.
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3. COMPLEJIDAD GENÉRICA Y COMPLEJIDAD DE IDENTIDADES
La decisión de que el conocimiento profundo e interno del mundo ibérico sea no sólo mediado por el historiador arábigo Cide Hamete Benengeli (cuyo manuscrito, según la información interna ofrecida por el texto, sirve de base a la novela de Cervantes) sino, de hecho, derivado de «su texto», constituye uno de los más explícitos ejemplos de la complejidad de identidades, la cual corre paralela al entramado de técnicas literarias del Quijotc17 • En un artículo reciente acerca del concepto narratológico de misc-cn-abymc (í.c., la forma concentrada y miniaturesca que representa su trasfondo mayor aunque, en cierto sentido, idéntico), Brian McHale 1R ha propuesto captar exactamente esta novela como una misc-cn-abymc de todo el Inundo ¡nediterráneo así como éste fue conceptualizado y sintetizado por Ferdinand Braudel en su monumental investigación histórica1Y • Similarmente, los refranes suelen actuar como misc-cll-abymcs de las unidades narrativas en las que están insertas21i • Según ha sido ejemplificado en el epígrafe del presente artículo, nada menos que Dostoievsky ha visto al Quijotc como una verdadera misc-clI-a!Jymc de la experiencia humana en su más amplio sentido.
La aparente sospecha -posiblemente motivada por un temprano orientalismo- dirigida hacia la descripción de la realidad llevada a cabo por un árabe, es contra-balanceada por el agudo sentido de verdad filosófica y de experiencia de vida que emana de la novela. La Ín-
17 Ver Moner, 1989, pp. 87-91. 18 McHale, 2005.
19 Me refiero a Thc Mcdilcrralleall a/ld the Medilcrrallearl Hi>rld ¡// Ihe Age of Philip II (Braudel 1972 y 1973; edición original en francés: 1949). La ponencia de Brian McHale fue presentada en el Simposio Internacional en honor a Shlomit RinUllon
Kenan, «Narrative as a way of Thinking», organizado por el Centro de Estudios Literarios y el Colegio de Literatura de la Facultad de Humanidades de la Universidad
Hebrea de Jerusalén, celebrado del 27-30 noviembre de 2005. Para la figura poética de la mise-CIl-<1bymc, véanse L. Dallenbach (1977) y M. Ron (1987).
2() Sería fascinante determinar cuál de los cientos de rdrancs que hay en la obra
podría servir como una mise-m-abyme de rodo el Quijote. Dejo el interrogante abierto para que sea abordado por cervantistas más avezados que yo. En mi investigación
me he encontrado con casos en los que un refrán funciona como una misc-cn-abyme para todo un proyecto, lo cual facilita una compleja interpretación del mismo (HasanRokem, 1993, retrán número 1).
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dole fantástica de muchas de las aventuras se adecua a la noción estereotipada del narrador arábigo en la novela -irónicamente comparada con los milagros de Mahoma (1,5); sin embargo, las numerosas limitaciones de carácter incorporadas a ambos protagonistas, don Quijote y Sancho Panza, proveen al narrador, aun siendo árabe, de una cierta superioridad en comparación a ellos y a las debilidades socioculturales de España, las que son atacadas con fiereza en la novela. El motivo del extranjero que percibe el ser interior es bien conocido de otros contextos culturales, pero su origen aquí no puede ser rastreado; la específica vuelta de tuerca realizada por Cervantes emerge al otorgarle al extranjero tanto el poder del mito como el poder de la desmitologización21 .
Mucho se ha dicho con respecto a Cervantes y los judíos. El estudio de Landa sobre este tópico ha sido de gran inspiración22 , al igual que la traducción del Quijote que él y su esposa han realizado, sin la cual este artículo no podría haber sido elaborado. Por consiguiente, no profundizaré aquí sobre el tópico del Quijote y los judíos23 ; me limito a rechazar la sugerencia que ha identificado un fragmento del Quijote con una página del Talmud24, rechazo en el que otros autores me han antecedido. Sin embargo, la específica y engañadora narración contenida ahí, demostraría los intrincados viajes de las tradiciones de la narrativa folclórica a través de la región mediterránea25, así como en otra instancia, se ha trazado un paralelo entre Cervantes y un poeta hebreo también español26 . La presencia de judíos, o incluso mejor, de conversos -así como de moriscos- queda acentuada por las referencias de Sancho a los «cristianos viejos», por más escasas que éstas sean, lo cual nos recuerda la presencia contemporánea de numerosos «cristianos nu evos» en la España de aquel período. Significativamente, don Quijote nunca se declara «cristiano viejo».
Una postura posiblemente crítica hacia la Iglesia institucionalizada podría estar codificada en la quema de los libros de don Quijote realizada por el cura y el barbero (1, 6), puesto que la quema de libros
21 Ver Stein, 1999; Hasan-Rokcl1l, 2000, pp. 159-160. 22 Landa, 2000.
23 Fine, 2004; Finc, 2007; Talrnón, 1997. 24 Baruch, 1988. 25 Landa. 2002, pp. 64-72. 26 Schirrnanll, 1963, 1979.
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a cargo del Santo Oficio (la Inquisición), mencionada en reiteradas oportunidades en el texto, en apariencia nunca con gran amor, constituía un fenómeno ampliamente conocido por los lectores a partir de su realidad inmediata.
4. REFRANES EN EL Quijote
Retorno ahora, para cerrar el círculo (proverbial). Dos géneros discursivos se destacan por su penetrante presencia en el Quijote: los refranes y las citas, representando respectivamente los universos discursivos oral y escrito. La parte inicial de la novela abunda en citaciones, muchas en latín, señalando así la profunda inmersión del protagonista en el mundo de los libros. Las citaciones reaparecen a todo lo largo del texto, no pocas veces con errores y falsas atribuciones, especialmente cuando son proferidas por Sancho Panza, a quien se adecua muy especialmente el siguiente refrán en ídish: «Az Got vil shtroJn an am-ho'orets leygt er in a loshn-koydesh-vort in moyl arayn», es decir: «Cuando Dios quiere castigar a un simplón, Él pone una palabra de la lengua sagrada (hebreo) en su lengua» (la que por supuesto será pronunciada defectuosamente por el simplón). No obstante, más que por las citaciones, que reflejan principalmente el mundo cultural del Renacimiento y el comienzo del Humanismo, el texto de la novela se halla hondamente modelado como multi-vocal en virtud de la rica distribución de refranes.
La noción bakhtiniana de polifonía, si bien fue creada para estudiar las novelas realistas del siglo XIX, parece adaptarse sin problemas a la obra maestra cervantina; Bakhtin consideraba al Quijote como una eminente precursora de la novela moderna precisamente por su carácter polifónico27 . La polifonía es el sitio de la complejidad social y del potencial subversivo de contrastes y contradicciones de clase y rango. La polifonía menos integrada de Cervantes y las junturas claramente visibles de su escritura constituyen una referencia fenomenológicamente directa a la literatura folclórica, además de su conexión genealógica con la novela moderna.
27 Bakhtin, 1984; con referencia directa al Quijote: Fine, 2007.
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A pesar de que ciertos investigadores sostienen que los refranes caracterizan mayormente al habla de Sancho Panza, el propio Cervantes no parece haber tenido tal visión populista de los refranes, ya que también don Quijote dice no pocos sino muchos refranes, no obstante criticar a su aide-de-camp por usarlos frecuentemente. Don Quijote incluso caracteriza muy positivamente los refranes, «Paréceme, Sancho, que no hay refrán que no sea verdadero» (1,21, p. 206), reflejando en consecuencia la definición popular de los refranes como «verdad», según ha documentado Wolfgang Mieder en su investigación-cuestionario1H • La definición de don Quijote, en otra oportunidad, se aproxima en gran medida a la defmición del refrán que he señalado anteriormente29 ; en sus palabras: «los refranes son sentencias breves, sacadas de la experiencia y especulación de nuestros antiguos sabios» (II, 67,p~ 1057-1058).
Los refranes subrayan el hecho de que, después de todo, el significado más profundo de la novela no se halla en las aventuras ni en las fantasías, sino específicamente en los diálogos que mantienen ambos personajes, pues en ellos surge el hilo de crecimiento y desarrollo más importante del texto. AquÍ es donde se encuentra el principal momento transformativo de la novela, corporizado en el acercamiento dialógico entre ambos hombres, lo que Salvador de Madariaga ha llamado la quijotización de Sancho y la sanchificación de don Quijote30. Don Quijote se desplaza de la extrema fantasía hacia la realidad y discierne las ventas por detrás de lo que previamente parecían castillos caballerescos, mientras que Sancho es absorbido en el mirage de la Ínsula que pronto gobernará. Heinrich Heine, en su ya no vigente pero muy hermoso ensayo sobre el Quijote, señala el momento dialógico entre ambos protagonistas como la característica que distingue a ésta de otras novelas31 . La sabiduría refranesca de Sancho le otorga a este personaje, según Heine, el carácter de bufón en la corte de su amo, suscitando imágenes llamativas: «The first one [Don Quijote]' when he speaks seems always to sit on his high horse, the other speaks as if he sits on his lowly donkey»32.
28 Mieder, 1985. 29 ¡Pero mucho después que él! Hasan-Rokem, 1982, p. 11. 30 Madariaga, 1961. JI Heine, 1968, IV, p. 165.
32 Heíne, 1968, IV, p. 167. La traducción al inglés es mía.
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Los protagonistas discuten frecuentemente acerca del uso de los refranes y su propio discurso meta-refranesco se halla ricamente enlazado de otros refranes, de modo que las dos modalidades discursivas -los refranes y el metadiscurso sobre éstos- se iluminan recíprocamente tanto con sapiencia como con ironía. Estos pasajes son particularmente abundantes en la segunda parte de la novela33 , junto con la intensificación general de los efectos estilizantes, lo que convierte a ésta casi en una ingeniosa parodia de la primera, así como la vida deviene arte y fantasía y el sueño deviene teatro de títeres, consumándose el carácter onírico de la aventura34 .
Las discusiones meta-refranescas de los personajes protagónicos
tienden a desarrollarse de la siguiente manera: don Quijote confronta a Sancho por su uso excesivo de refranes y su integración inadecuada al habla. Sancho, en primer lugar, insiste sobre su derecho a emplear refranes, luego jura mejorar el nivel de integración, y por último promete quedarse tranquilo, siendo estas tres posiciones típicamente inconsistentes e intermitentes por igual. Esta inconsistencia de Sancho es una de sus características vitales, vívidamente naturales, lo cual contrasta flagrantemente con la amortecida consistencia de su señor; ello nos recuerda a Le Rire, de Henri Bergson, cuyo retrato del humor es el de un constante y vital movimiento, en contraposición al efecto mortecino y la falta de sorpresa de la seriedad35 .
5. TRADUCCIONES DE LOS REFRANES AL HEBREO
La literatura hebrea se ha visto honrada con el obsequio de muy diferentes e interesantes traducciones del Quijote. No debe olvidarse, en primer lugar, la «adaptacióm, o quizás la «traducción cultural», del libro de Méndele Moykher Sforim (<<Méndele, vendedor de libros»), pseudónimo de Sholem Yakov Abramovich (1836-1917), cuya «Versión abreviada de los viajes de Benjamín lII», publicada en 1875, sitúa una trama igualmente alucinatoria en un shtetl judío de Europa orientaP6. La crítica de Méndele no apunta a un corpus literario específico, sino
33 Joly, 1984, p. 246. 34 Simmel, 1997, p. 222. 35 Bergson, 1999. 36 Méndele, 1975.
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a un estilo de vida en la zona de asentamiento judía del Imperio Ruso y en todo el Este de Europa. Las irrealidades fantasmagóricas de este breve texto se relacionan con la fantasía de la Tierra Santa y la morada de las diez Tribus Perdidas en la ignominiosa proximidad del pequeño caserío donde residen Benjamín y Sender «la Mujer», su versión de Sancho Panza. El ideal en torno al cual el relato es modelado se remonta a un viajero judío del siglo XII, Benjamín de Tudela, en España, autor del primer libro de viaje en hebreo, cuya visita al Medio Oriente y Palestina (ca.1170) es descripta detalladamente en su Itineraria37•
La primera verdadera traducción en aparecer pudo haber sido la versión abreviada del gran poeta Haim Nahman Bialik, publicada parcialmente en Odessa en 1912 y en Berlín en 19233H • Dado que no sabía español, Bialik comenta haber utilizado una completa -y para su tiempo, nueva- traducción, pero como no indica cuál era la lengua de ésta, la traducción al ídish de Alexander Harkavy (<<para el español, comparar con las traducciones alemana e inglesa»39) parece ser una conjetura lógica, junto a la suposición más convencional, según la cual Bialik tradujo una versión abreviada ya existente en rus040. Durante la primera mitad del siglo xx aparecen diferentes versiones parciales, seguidas de la primera traducción completa de la Primera parte, realizada por Yosef Rabikov, en 195541 . Un poco después, en 1958, se pu-
37 Benjamín de Tudeb, 1907 y 1993. Una reinvención quizás más benevolente del Qui¡ote es la de Sholem Aleikhem, pseudónimo de Sholem Rabinovich (1859-1916), «Don Quijote de Mazepbka y Simha-Pinhas su compañero». Para más datos, véanse las notas finales en la traducción de Luis Landa (Cervantes, 1994, vol. 2, p. 428, Y nota 37, en p. 430). La historia fue escrita en hebreo bajo la influencia de Mende!e Moykher Storim y quedó inconclusa tras la temprana muerte de Sholem Aleikhem. Veáse también Landa (2002, p. 1(3).
38 Cervantes, 1934. Sus versiones publicadas por la editorial Dvir en Israe! en los
años cincuenta incluyen las ilustraciones de Gustave Doré (Cervantes, 1875-1876). Algunas de estas ilustraciones aparecen en la traducción de Rabikov (Cervantes, 1955).
39 Cervantes, 1910.
41l Landa (2000, p. 85) cita para esa información a Ofek (1984, p. 58), quien se
opone a la afirmación del propio Bialik, en el prólogo de su traducción, donde afirma que ha traducido de una versión completa.
41 Cervantes, 1955. Rabikov nunca publicó la Segunda parte. ¿Acaso esta decisión de detenerse ahí es el resultado de la publicación de la traducción completa elaborada por Bistritsky en 19S1P
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blica la traducción completa de Nathan Bistritsky 42. La traducción más reciente, de 1994, llem los nombres de la desaparecida Beatriz Skroisky-Landa y Luis Landa; los poemas fueron traducidos por la poeta y traductora Tal Nitzan-Keren, quien también fue la responsable de la edición43 .
La presencia de varios refranes es especialmente acentuada en la última traducción por Luis Landa, uno de sus autores, y ello en virtud de sus estudios académicos y su ocupación como folclorista. Deseo citar de sus notas finales un pasaje sobre los refranes en el libro:
Sancho Panza carries two different and even contradictory terms: on one hand he represents the simple people, whose expressive tools are the proverb and the folk narrative, but on the other hand he is also the person through whom the author is able to express himself most freely. This distinction is by no means easy. The popular proverb embodies the immense power of social protest while at the same time communicating the wisdom of reconciliation and adaptation44.
Las traducciones al hebreo de la novela nos recuerdan el hecho de que algunos de los refranes utilizados por Cervantes -aproximadamente tres generaciones después de la expulsión de la mayoría de los judíos de la península ibérica- persisten todavía en la tradición oral de los hablantes del judeoespailol (<<ladino», <0udezmo», «spaniolit»); así, «Otro gallo te cantara» (11, 70, p. 1076) es comparable con el judeoespañol «Otro gayo me kantava»45, o «Donde una puerta se cierra, otra se abre» (l, 21, p. 206) es comparable con «Una puerta se cerra, ciento y una se abren»46. Muchos hablantes contemporáneos deljudeoespañol emplean la lengua en total diglosia con el hebreo, y los refranes tienen un status privilegiado en la presentación de la parte judeoespañola de la diglosia47 . La proximidad de los refranes españoles originales al habla de los judeoespañoles, suscita entonces en el lector he-
42 Cervantes, 1958. El libro incluye las ilustraciones originales de! dadaísta Maree! Janco [1895 Bucarest-1984 Ein Hod, Israel].
43 Cervantes, 1994. 44 Cervantes, 1994, n, p. 425. La traducción del hebreo al inglés es mía. 45 Alcalai 1984, p. 245; citado por Alexander 2004, p. 72. 46 Danon 1903, p. 91; citado por Alexander 2004, p. 183. 47 Bunis, 1993; Alexander 2004.
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breo del Quijote una especial sensación de intimidad, ya que para éste es habitual encontrarse con refranes provenientes de las diferentes lenguas de los múltiples grupos étnicos de 1srael48 .
En esta última sección del artículo, compararé las diferentes aproximaciones a la traducción de los refranes y extraeré algunas conclusiones breves sobre sus respectivas poéticas de traducción. Un caso interesante se puede observar en el siguiente refrán: «Como haya muchas truchuelas [ ... ] podrán servir de una trucha» (1, 2, p. 47)49. Las traducciones de Rabikov, Bistritsky y el matrimonio Landa se mantienen cercanas al sentido del original y al sabor de la cocina de La Mancha. La opción que utiliza Bistritsky en la traducción al hebreo de trucha es diferente de la de Rabikov y Landa: «dag shemeq». Por su parte, Rabikov parafrasea la oración, perdiendo mucho de su mordacidad y estética refranescas. Este traductor transcribe la fonética al colocar «trakuela'¡ y «trukuela» (una de las cuales pudo haber sido un simple error tipográfico) y «trukos», distinto al sonido eh utilizado por Landa. Rabikov no adapta el término español al hebreo, sino que coloca la forma pluralizada de la palabra hebrea pez: «dgeí». Luis y Beatriz Landa, quienes también deciden preservar la dicción actual española, crean, sin embargo, un adicional poínte humorístico al darle a la palabra española la morfología del plural hebreo: «truehuelot»50. Bialik, en
48 Hasan-Rokem, 1993, 1994. 49 En el Quijote se registran más ejemplos del uso de la palabra «truchuela» (199H,
p. 274). Según la ortografía original: «Como aya muchas truchuelas, respondió don Quixote, "podran seruir de vna trucha" (I, 2).Veáse http://users.ipfw.edu/jehle/CERVANTE/DQSB1WN.HTM; véase también en Charles jervas en http://www.online-literaturecom/ cervantes/don_quixote: «lf there be tmutlets enough, said Don Quixote, they will be the same thing as a tmut».
50 Deseo agradecer a mi colega de la Universidad Hebrea, Dr.Aminadav Dykman,
por compartir conmigo otra versión en una traducción menos conocida del Quijote al hebreo realizada por Iudilevich (Cervantes, 1894, p. 29): «'im degigey ha-truyot rab
bim hemma tukhlu le-hagish ehad (or: aher, possibly a typo) me-hem, ki ma li 'im yitten 'ish shmona sla'im yeterim 'o matbea' 'ahat bat shmona?», «lf the small truya fish are many you may serve one (or: another one) of them, for what do I care if a
man gives me eight small coins or one coin worth eight?». El traductor se refiere a
la fuente talmúdica del término, puesto que se halla el nombre del pez en el Talmud babilónico: Berakhot 44a; Megillah 6a; Avoda Zara 39b. El comentarista talmúdico
judío francés RaShY (veáse más adelante en el texto y en la nota no. 54) glosa en dos de los referentes (Berakhot y Avoda Zara) el pez como un atún más que una trucha.
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cambio, «eleva» el registro y convierte el refrán coloquial casi en una frase bíblica: «Muchos peces pequeiios (d,Rei rcqaq) pesan más que un enorme cocodrilo (tannin) (SiC))51. Mientras que el original y las otras tres traducciones parecen seguir una aproximación mimética, Bialik ha creado casi un nuevo refrán, el cual -según mis conocimientos, al menos- nunca había sido utilizado en la lengua receptora, el hebreo. Por otra parte, las expresiones bíblicas constituyen, efectivamente, una parte inherente del lenguaje refranesco del Quijote52 , así que la elección de Bialik permanece, por decirlo de algún modo, dentro del paradigma cervantino.
La respuesta directa y punzante que da Sancho Panza a su esposa deseosa de escuchar más detalles sobre su gobierno en la ínsula: «No es la miel para la boca del asno» (1, 52, p. 539)53, es traducida por Bialik casi literalmente: «N o para los burros la 1l1iel» (lo la-Izamorim ha-dvas en su versión, cap. 24), y Bistristky, de 1l1odo aun más literal, coloca en forma singular la palabra burro (lo la-Izamor dvaS). Rabikov, como en el ejemplo anterior, parafrasea levemente el refrán: «La miel no fue creada para el gusto de los burros» (ki lo notsar ha-dva's Le:fi ta'amo sel ha-hamo,,»), y su traducción conserva notoriamente la transfornlación del original «boca» por «gustO», un elemento conlpletamente descartado por Bialik y Bistritsky. Para este caso, la traducción del matri[llonio Landa resulta ser excepcional al ton1ar aquí un reconocido refrán hebreo, con una forma ligeramente más gramatical que la forma coloquial: «le (or la)-tipe5 cy1l mar'im IWf,i avodah», que se traduciría como «Al tonto no le muestres media laboD). La historia de la expresión «media laboD) en hebreo nos conduce a RaSh Y (Rabbi Shlomo Yitshaqi), el exégeta judío francés de la Biblia y del Talmud que viviera durante el siglo Xl, y a sus debates sobre los rituales del templo que en hebreo rabínico se conocen como «avodá», una palabra que en hebreo coloquial moderno simplemente sirve para designar un traba
jo o una labor54 .
51 La intuición poética de Bialik 10 lleva al uso de estructuras similares a las pre
sentes cn otras lenguas europeas; como el sueco «M:inga backar sma blir en stor 1». 52 Bañeza Román, 1989. 53 «Honcy is not for the mouth of thc ass» http://cervantes.thefreeli
brary.com/Don-Quixote/53-1 54 Por ejcmplo, en su comentario sobre el Talmud de Babilonia, tratado Zevahil11
42b y tratado Menahot 14a y 16b. Por cierto, la tesis de maestría de Luis Landa en
G HASAN-ROKEM 467
Al final de la segunda parte, Sancho se enfrenta una vez más con las demandas realistas de su mujer. Y para esta ocasión él la tranquiliza del siguiente modo: «Muchas veces donde hay estacas no hay tocinos» (11, 73, p. 1089)55. Bialik decide evitar la carne impura para la normativa judía, y compensa la pérdida con el refrán rabínico: «No mires dentro del cántaro»56 cuyo uso es n1uy corriente incluso en el hebreo coloquial de hoy en día. Bistritsky ha creado un pseudo-refrán rimado, omitiendo nuevamente la comida tabú: «Lo be-khol ma
qom seyes qalahat yes gam okhel sel nahat» «<No en todo lugar donde encuentres una vasija también encontrarás placentera comida»), sacrificando parte del contenido por el bien de la rima. La decisión del lnatriInonio Landa es, tanto aquí con10 en los ejemplos anteriores, permanecer cerca de la realidad ibérica, manteniendo al puerco en la porqueriza, por decirlo de algún modo, y además creando una rima: lo bekhol dír yes qotlei hazir», es decir, «No en cualquier porqueriza hay costillas»57. Notoriamente, la traducción decimonónica de Ormsby al inglés ha escogido una opción similar a la de Bialik, haciendo uso de un conocido refrán inglés: «There is more than meets the eye»58.
6. UN TIPO DE CONCLUSIÓN
Para concluir, desearía retomar la característica estructural y lógica primordial que he observado en mi investigación sobre el género refranesco, es decir su inherente estructura condicional59 . Esto implica que los refranes sirven, tanto en el habla como en la escritura, con10 señales sígnicas de una lógica de la racionalidad cotidiana por la cual
la Universidad Hebrea de Jerusalén fue consagrada a las narrativas en los comentarios talmúdicos de RaShY, sobre las cuales también ha publicado (Landa, 1986). No
me es posible determinar si la fuente de Landa era RaSh Y o el uso coloquial contemporáneo.
55 Landa introduce un comentario, sosteniendo que el refr5n es ulla versión distorsionada de un muy conocido refrán español.
56 Los rabinos continúan: «sino en lo que contiene en su interio[», Mishnab Avot
4, 20, ca. mitad del tercer siglo D.E.C.
57 La traducción de Rabikov no incluye este capítulo, ver arriba.
SR La traducción de Jervas tiene: «where there are pegs tbere are no flitcheso>, ver la nota 13.
59 Hasan-Rokem, 1982.
468 FORMAS LITERARIAS DE ORALIDAD
es posible aprender no sólo de la propia experiencia sino incluso de la experiencia ajena, como ha sido poéticamente expresado precisamente en los refranes. Por lo tanto, los refranes muestran el polo opuesto de la aventura quijotesca en donde el individuo va en contra de la sabiduría y las normas colectivas para embarcarse en un viaje a la fantasía, fuera del ámbito de la experiencia proverbial empíricamente comprobada. A diferencia de la loca y maravillosa trayectoria del extremadamente valeroso, los refranes prescriben cautela y moderación; ellos presentan el principio de realidad en oposición al principio del placer y la realización del deseo. Ellos proveen seguridad y estabilidad, y cuelgan como las proverbiales piedras del molino alrededor del cuello del soñador.
En tanto que la narración constituye el elemento lineal de la novela, el que la lleva a través del tiempo, los refranes le confieren al texto un sentido cíclico y atemporal, una longlle dllrée6°. La frase condicional constituye lo exactamente opuesto a las creaciones de la fantasía, a «los castillos en el aire» -una expresión similar a la que se halla en el Talmud: «un sueño en España», halom be-iifamia (Talmud de Babilonia, tratado Niddah 30b). Si el refrán sugiere la posibilidad de predecir las consecuencias de los actos, el significado más profundo de la aventura es renunciar a la relación segura entre los actos y las consecuencias. Cualquier cosa puede su cederles a quienes se atrevan a tomar parte en la aventura llamada vida.
El Quij"ote ha trascendido la burla de la aventura caballeresca y ha devenido proverbial (refranesco), como una parábola. Por lo tanto, en su sentido más profundo, la novela cervantina combina de modo sublime lo aparentemente desigual, obsequiándonos un misterio infini
to.
60 Braudel, 1980.
G. HASAN-ROKEM 469
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