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APUNTES HISTÓRICOS DEL SIGLO XVI
P O R
E L P . L U IS C O L O MA
DE LA COMPASII'
A DE JESÚS
C O N L A S L I C E N C I A S N E C E S A R I A S
BI L BAO
I M P R E N T A D E L C O R A Z Ó N D E J E S Ú S
Muel le de .Marzana, núm . 7
E S P R O P I E D AD
QUEDA HECHO E L D E PÓ S ITO QU E MARCA L A L E Y
Que su is —je, helas! et de quoy sert ma vie?
Je ne su is fore qun corps privé de cucur,Un ombre va in
,un objet de malheur,
Qui n'
a plus rien que de mo urir en v ie .
(MAR ÍA E STUARDO . )
NOCHE CÍA ya , y la escasa luz que
po r las hond ísimas ventanas de
aquel la alcoba inmensa penetraba ,dábale un tinte tan pavo ro so cas i
como lo era en real idad el drama
aterrado r que en el la iba atener efecto .
Parec ía aquel lo uno de eso s sombrío s cua
dros ital iano s en que las sombras y to no s oscu
ros desvanecen y co nfunden las ñguras , y so lo
aparece a la vista un co nj unto fantástico , que
meno s se ve quese adivina .
Destacábase en el fo ndo un eno rme lecho
co n do sel y cuatro co l umnas tal ladas , semej ante
8 LA REINA MÁRT I R
en todo aeso s catafalco s que l laman hoy camas
imperiales . Á la cabecera d ist ingu íanse tres fi gu
ras,do s sentadas y una de pie
,que parecían
espiar ansio samente lo s meno res movimiento s
del bulto info rme que dibujaban las ropas del
l echo .
A lo s pies,y del lado opuesto
,hal lábase hun
dida en un gran sitial,una mujer de edad
madura,que la l uz crepuscular de la ventana
bañaba po r completo . Hubiérase dicho que era
una estatua de alabastro,s i e l v ivísimo fuego
de sus ojo s negro s no bri l lara en aquel ro stro
exangíi e,como una brasa encendida asomando
entre cenizas .
Cubríala de pies a cabeza un largo brial de
terciopelo negro,muy ental lado
,con anchas
mangas perdidas,puño s y alta go rguera de
encaj es,y ado rnaba su cabeza un extraño to ca
do,que ha inmo rtal i zado la histo ria . Era una
especie de escoñeta de terciopelo,que caía
sobre la frente en fo rma de pico,y elevándo se
en do s alas po r uno y o tro lado,recogía sobre
las s ienes sus negro s rizo s,y remataba po r
detrás en un amplio velo que caía po r la espalda .
Á respetuo sa distancia de esta enlutada
ñgura, que tenía mucho de siniestra , hal lábase
sentada en un escabel o tra seño ra ya anciana ,vestida también de luto .
El si lencio era profundo en la anchuro sa
estancia , y romp íalo tan so lo un tenue quej ido
que á intervalo s sal ía del lecho . Cesó de repenteeste quej ido
,y una vo z débi l
,angustiada
,como
de niño mimado que se quej a,gritó po r dos
veces
¡María!…
Este grito lastimero puso en conmo ción á
todo s los que al l í se hal laban . Inco rpo róse brus
camente una de las sombras de la cabecera,y
extendió ambas mano s sobre el lecho,como s i
impetrase al c ielo . Incl inóse la o tra sobre la
almohada dando gemido s,y oyéronse palabras
cari ño sas,murmul lo s de l lanto s y de beso s . La
dama de alabastro cubrióse el ro stro co n e l
pañuelo ; la del escabel cruzó las mano s con
invo luntario espanto,y dos nuevo s personaj es
sal iero n entonces de la o scuridad,como si aquel
grito angustio so l es hub iese evo cado .
Era el uno un hombre vestido de negro,que
acudió presuro so ala cabecera del lecho ; y era
el o tro un viejo muy venerable,de luenga barba
blanca,envuelto en largo ropón de terc iopelo
carmesí,guarnecido de arm iñ o s .
Incl inóse éste al o ído de la dama pálida,y
( l l algunas palabras en vo z baja ; co ntestó el la
incl inando la cabeza afi rmativamente sin apar
tar el pañuelo de su ro stro,y vo lvió a reinar la
10 LA REINA MÁRT I R
misma inmovil idad,el mismo inquieto pavo r
,
el mismo si l encio,interrumpido tan so lo po r el
triste gemir del enfermo,y lo s co nvu lso s so l ló
zo s de una de las sombras .
E ntraron a po co seis l indo s pajecito s que
tra ían anto rchas encendidas,y las distribuye
ron po r toda la estancia en alto s anto rchero s
m i laneses,de exqu is ita labo r y del icada elegan
c ia . Quedó entonces i luminado el sombrío esce
nario , y quedaro n también a la vista los per
sonajes de aquel drama que to caba ya a su
desenlace .
Entre las blancas ropas del lecho asomaba la
l ívida carita de un joven,casi niño
,en que se
ve ía pintada la crispación del sufrimiento,y
se adivinaba ya la agonía de la muerte . Apo
yada en la almohada misma del mo ribundo , y
oprimiendo entre las suyas su fl aca mano ,hal lá
base una joven,cas i niña también
,que l lo raba
amargamente .
Era aquel lo un idi l io que la muerte tro caba
de repente en tragedia,sobre lo s fl o rdel isado s
almohadones de un tro no . Po rque aquel lo s do s
niño s que la muerte separaba sin haber cum
p l ido ninguno diec io cho año s , eran lo s Reyes
crist ian ís imo s de Francia , Francisco II de Valo i s
y Mar ía Estuardo,Reina el la también , po r dere
cho propio,de Esco cia .
LA REINA MÁRT IR 1 1
A l lado de ésta hal lábase la Duquesa de
Guisa,Ana de Este 1
,hij a del Duque de Fe
rrara,tía y Camarera mayo r
,como diríamo s en
España,de la desdichada Reina . Detrás de
ambas aparec ía la arrogante ñgura del Carde
nal Carlo s de Lo rena 2
,apoyado en una de
las co lumnas del lecho . Observaba el ambicio so
Príncipe,con inqu ietud s iempre creciente
,el
ro stro del Rey,que po r momento s se descom
ponía,y paseaba su mirada ho sca de la cerrada
puerta de la cámara a la impas ible figura de la
dama enlutada,que no era o tra sino la Reina
viuda de Francia,Catal ina de Médic is .
Hal lábase ésta sentada,como ya dij imo s
,de
la o tra parte del lecho,y tenía a su lado a su
parienta y Camarera mayo r la Co ndesa de Fies
que 3,i lustre ital iana de la famil ia de los Stro zz i .
El hombre vestido de negro,que asistía al
Rey asu cabecera,era el famo so Juan Chape
lá in,primer médico de cámara ; y el v iejo del
ropón carmesí con arm iñ o s,el austero Miguel
de L'
Hópital4,Gran Canci l ler de Francia .
Esto s eran los perso naj es de aquel drama
que iba a tener al l í su desenlace,como había
tenido su princip io aquel la misma mañana,en
la cámara real de la Reina María Estuardo .
la muerte de Enrique II de Valo is,
recayó la co rona de Francia en su
hij o primogénito el Delfín Fran
cisco,casado dos año s antes con
María Estuardo,Reina de Esco cia .
Dos bando s fo rm idables,catól ico s y hugo
no tes , despedazaban entonces el reino ,y o tro s
dos,no meno s podero so s y enconado s
,dividían
también la co rte : lo s Guisa y la Reina madre,
Catal ina de Médici s .
l i narbo laban aquél lo s abiertamente la ban
dera de lo s catól ico s,y pretendiendo apoderarse
del gobierno po r el pro nto ,veían ya en el po r
veni r esperanzas fundadas de ceñir co n el t iempola co ro na al j efe de el lo s
,Francisco de Lo rena 5
,
Duque de Guisa , l lamado el Ba/qfr2º
,esto es
,
I 4 LA REINA MÁRT I R
el de la cicatriz, po r la que l e cruzaba el ro stro
de un lado a o tro lado .
L a Reina , por su parte , comenzó desde luego
adesarro l lar su astuta y to rtuo sa po l ítica fl o ren
tina , de opo ner a un partido o tro partido,con
el obj eto de encresparlos entre s í debil itarlos
ambo s , y l legar po r este camino a su único y
meditado ñn de co nso l idar el poder real,en
jaque siempre po r lo s grandes y los herej es ,destruyendo a los Guisa y aniqu ilando á los
hugono tes .
Cierto que,infl u ida Catal ina po r las pern icio
sas máximas de su paisano Maqu iavelo,erró
gravemente en usar tan sin escrúpulo s de toda
clase de medio s . Mas su ñn era e l detodo s los
soberano s de aquel tiempo,y su mano de hierro
supo mantener fi rme la co rona durante treinta
año s , hasta que al mo rir el la , meses antes que
el ú ltimo Valo i s,la dej ó caer éste en un charco
de sangre,y la recogió Enrique IV . Catal ina
hizo el la so la lo principal y más difíc i l de esta
obra de gigantes ; term inó la R i chel ieu , y la d isfrutó Luis XIV .
Co n esto s amago s de ho rrible bo rrasca subie
ro n al tro no aquel lo s reyes niño s que aún no
hab ían cumpl ido diecisei s año s . María , ferviente
cató l i ca po r una parte , y sobrina carnal de lo sGuisa po r o tra
,como hij a de la hermana de
LA REINA MÁRTIR 1 5
ésto s,María de Lo rena 6
,l lamóse al punto al
partido de su fami l ia,representado ento nces
por lo s do s hermano s Francisco el Balafré
y Carlo s,Cardenal de Lo rena
,á quien po r su
mucho poder y auto ridad l lamaban lo s herej es
el Papa tm ns¿zlpz'
no .
Era entonces María Estuardo una niña tra
v iesa,alegre como un j i lguero
,l inda como un
ángel,instru ída y do cta como un do cto r de la
So rbo na 7,é imprudente y l igera hasta el punto
de atreverse aj ugar con su suegra , con la ino
cente temeridad del n iño de do s año s que tirase
de la co la auna pantera negra de Java,creyén
do la un gato grande .
Á la muerte de Enrique II v istió Catal ina un
luto que l levó hasta el ñu de su vida , y ento n
ces inventó para su propio uso,el to cado que
antes hemo s descrito . Gustó aMaría Estuardo
el invento ; adaptó lo á su ro stro de ángel , y con
grandes risas y fi estas tro có la severa escoñeta
de su suegra,en ese precio so ado rno que
,
inmo rtal izado po r pinto res y modistas , l l eva
aún en el día de hoy su nombre .
Cal ló la suegra,fi el s iempre a su d iv isa ,
guarda face,mira y cal la ; pero esta fué la
primera partida que apuntó en la terrible cuenta
que iba fo rmando a su nuera .
Enamo rada María perdidamente de su espo so ,
1 6 LA R E INA MART I R
y siendo de él con igual amo r co rrespondida,
no l e fué difíci l traer aFrancisco II al partidode lo s Guisa . El Duque fué nomb rado L ugarte
niente del reino,el Cardenal de Lo rena manejó
a su placer las vo luntades y conciencias del
Rey y de la Reina,y Catal ina de Médicis
, po s
tergada y humil lada , añadió asu d ivisa , guarda
e'
face,o tra más apremiante : ¿º
'
aspetíaíe
odiad y esperad .
no tuvo , po r desgracia , Catal ina que
aguardar mucho t1empo . Después de
las ej ecuciones de Ambo ise 8, tras
ladóse la co rte a Orleans,donde se
reunieron los Estados Generales,y
al l í comenzaro n adesarro l larse lo s suceso s que
vamo s reñriendo .
Una tardevo lv10 Francisco II muy desazonado de un largo paseo en b arca por e l Lo i re ,y metióse en
'
cama para no vo lver al evantarsenunca . Quejábase de fuertes do lo res en los o ído s
y ruidos extraño s en la cabeza .
A larmado Juan Chapelain, su primer médico
de cámara, qu iso consultar a sus tres compañeros de cargo , entre los cuales se contaba el
1 8, LA REINA MARTIR
famo so ci rujano Ambro sio Paré 9,tan j usta
mente l lamado hoy,P adre de la cím¡za mo
dem ¿z. Convinieron todo s en que e l Rey tenía
malo s humo res que le pesaban sobre el cerebro,
y podían muy bien ésto s penetrar la masa ence
fál ica y hacer entonces la crisis inminente y
extremo el pel igro .
Mas no co nvin iero n de igual modo aquel lo s
sabio s do cto res en la manera de conj urar el ries
go . Ambro sio Paré añrmó ro tundamente que él
respond ía con su cabeza de la vida del Rey , s i
se le permit ía hacerle la operación del trépano ,
co n el fi n de extraer por la perfo ración del crá
neo,los malo s humo res que le mataban ; opera
ción ésta muy extraña entonces,que el mismo
Paré había perfeccionado y practicado'
ya tres
veces con resultado S i empre favorablef
j uan Chapelain y lo s o tro s médico s,que se
gún opin ión de alguno s,estaban ganado s por
la Reina madre,cal ifi caron el proyecto del ciru
j ano de temerario asesinato,y l im itáronse á
recetar inyecciones aur i culares,que habían de
atraer por aquel las vías , la expuls ión de lo s
malo s humo res .
Estimaba en mucho el Duque de Guisa la
ciencia de Paré, po r haberle curado éste la tre
menda herida ¡ º cuya cicatriz le cruzaba el ros
tro,y persuadió alaReina
'
María para que adop
zo LA REINA MARTIR
Cardenal de To urnón lo s Mariscales de Viei
l lev il le 1 3 y de Saint—André lo s do s hermano s
A lberto y Carlo s de Gondi 1 5 , y o tra po rc ión de
personajes de mayo r ó meno r cuenta,discurrían
,
todo s de pie , po r el resto de la antecámara , o ra
hablando,o ra paseando .
En la cámara real hal lábanse sentadas frente
a frente la suegra y la nuera . Á derecha é
izqu ierda de Catal ina,estaban de pie los dos
hermano s Guisa,el Duque y el Cardenal
,inqu ie
tos,azo rado s y dispuesto s al parecer
,s i nece
sario fuese,acualqu ier acto de vio lencia contra
la pérfi da ital iana , como l lamaban el lo s a la
Reina madre . E sta,impasible y como s i igno
rase lo que se iba a tratar y el pel igro que el la
misma co rría , hizo ademán á los médico s de
que podían tomar la palabra .
Ambro sio Paré,que era muy tímido
,expuso
su opinión balbuceando . Catal ina hizo un gesto
de espanto al o írle,y murmuró l o bastante al to
para que lo s dos hermano s Guisa la oyesen :
¡Po ner la vida de mi hijo en mano s de un
(Paré lo era) ¡Jamas i…
j uan Chapelain tomó entonces la palabra , y
comenzó refutar al famo so ciruj ano . Catal ina
no l e dejó acabar : levantóse bruscamente , y con
enérgica majestad,dijo
— Ti enes razón,Maese ; y jamás consenti re
LA RE INA MART I R 21
mo s ni como madre,ni como miembro del Con
sejo de Regencia,que agujereen la cabeza del
Rey de Francia,como se agujerea una tabla .
"
—
¡Pero ,seño ra! — gritó María E stuardo de
so lada .
—
¡Si es el ú lt imo ¡Si no hay
ya o tro remedio '
Catal ina cerró lo s ojo s ho rro rizada,y sacu
dió con vio l encia la cabeza de uno a o tro lado ,
como enérgica negativa . L ív ido de rabia e l
Duque de Guisa,l levóla al hueco de una ven
tana,y habló la en vo z baja vio l entamente . Mas
Catal ina,rechazándo l e con un verdadero gesto
de reina,a las po cas palabras que se dignó es
cucharle, d irigióse á la puerta de la cámara y la
abrió por s í m isma de par en par .—
¡Seño r Canci l lerl— gritó imperio samente
desde e l mismo umbral de la antecámara .
L evantóse en ésta un murmul lo de so rpresa
al ver aparecer a la Reina madre,y el Gran
Cancil ler acudió presuro so á su encuentro . Ca
tal ina , de pie en el umbral , y con la del iberada
intenc ión de que la oyesen todo s los que en am
bas piezas se hal laban,añadió con gran ñrmeza,
mo strando á lo s hermano s Guisa,estupefacto s
en la cámara de semejante audac i a—
¡Seño r Eso s seño res quieren
auto rizar una operación ho rrib l e en la personadel Rey ; y como su madre que somo s , y como
22 LA REINA MART I R
parte del Co nsejo de Regencia,no s opo nemo s
y pro testamo s co ntra ese verdadero crimen de
lesa
L evantóse en la antecámara un segundo mur
mul lo de verdadero espanto,y el Cardenal de
Lo rena , vuelto en sí de su so rpresa , ti ró de la
Reina madre hacia dentro de la cámara,dejó
pasar también al Gran Canci l ler,y cerró la
puerta .
Mas no era Catal ina de Médici s muj er que se
intimidaba ; y sin que su arrebatada vio l enc ia
la hiciera perder un punto de aquel la grave ma
jestad que la distinguió s iempre , fo rmuló de
nuevo y con mayo r energía su pro testa . ¡Nunca ,j amás co nsentiría n i como madre del Rey de
Francia,ni como miembro del Consejo de Re
gencia,en que semejante operación se hiciese!'
—
¡Pues como Lugarteniente del reino que
soy, yo la auto rizo y o rdeno l — gritó el Duque
de Guisa fuera ya de sí — y aceptando la batal la
frente afrente .
— Y yo no puedo'
impedid o — duo grave
mente L'
Hópital Pero como Gran Canci
l ler que soy,puedo y quiero hacer constar la
so lemne pro testa de S . M . la Reina madre .
Agarró le co lericamente el Duque po r el ropón
al o írle,y dij o con i rónica rab ia :
—
¿Y cree el Sr . L'
Hópital , que pueda y
LA REINA MART I R 23
quiera el Lugarteniente del re ino deponer al
Gran Canci l ler de Franc ia?
No pestañeó el v iejo, ni intentó s iqu iera
desas irse d el orgul lo so magnate . Irgu ió su ele
vada estatura,y contestó con serena entereza
— No lo dudo,señ o r Pero también
tengo por c ierto que sobran en esa antecámara
nobles'
franceses capaces de prender al tra ido r
que se atrevi era ausar de vio lencia en la per
sona del Reyó del Gran Canci l ler de Francia .
Echó el Duque mano a laespada,y hub iérase
vistoal l í e l espectáculo ho rrib le y no extraño
entonces , de una cámara real manchada de sangre , s i el Cardenal de Lo rena no l e detuviera
el brazo presuro so y angustiado .
—
¡Tente , hermano ! Donde
hacen falta las obras,huelgan las razones .
Deja que el seño r Canci l ler haga constar lo que
quiera,y salvemo s no so tro s al Rey en tanto .
Y mientras as í decía,arrastrábale hacia el
o tro extremo de la cámara,donde se hal laban
María Estuardo acongoj ada y Ambro s io Parédesfal lec ido .
Po rque el c irujano,tímido de suyo
,de cons
t itución débil,y aterrado además po r lo que
hab ía v isto y o ído a la Reina madre,tan temi
ble en sus cóleras, había sufrido una l igera con
goj a . Hízo le sentar María Estuardo,y presen
24 LA RE INA MARTIR
tóle el la misma unas sales,ayudada po r su
camarera esco cesa Dayel le, mientras al terca
ban lo s o tro s personaj es .
El Cardenal,que nada había no tado y tenía
tanto valo r c iv i l,como valo r guerrero su her
mano , añadió lacónicamente , dispuesto asaltar
po r todo :
— Ambro s io Paré,vamo s á la cámara del Rey .
—
¡Impo sib le, seño r Cardenal , impo sible!
gimió el pobre ciruj ano .
— Para hacer la opera
ción se necesita antes que nada,calma
,tranqui
l idad,pu l so seguro y fi rme… Y ved , seño r Car
denal,ved cómo me encuentro .
Y levantaba el infel iz sus dos mano s , tem
blorosas y convulsas como las de un azogado .
— Pues calmate,Maese — dec ía el Cardena l
an imando le. Á fe que tienes tiempo por
¿Cuántas ho ras necesitas para
cuatro?…— Con esas y con que me dejen en l ibertad ,
me basta .
— L ibertad tienes siempre ami lado — duo
ñeramente el Duque de Guisa . Refl exiona que
estás bajo la pro tecc ión del Lugarteniente del
re ino y de la verdadera reina de Francia .
Y esto último lo dijo señalando a María E s
tuardo,y recalcando mucho las palabras .
— Pues en la cámara del Rey,dentro de
LA REINA MARTIR 25
cuatro ho ras!— añad 10 el Cardenal como si lan
zase el guante á la Reina madre .
— Veremo s
entonces s i conviene hacer la operación esta
misma no che,ó puede aplazarse hasta mañana .
A l o ír esto Catal ina cruzó una rápida mirada
con j uan Chapelain , é hizo seña al c iruj ano
Paré de que se le acercase .
Mira,Maese — le dijo tan serena y cariño sa
como s i nada hubiera pasado .
— Nunca hemo spuesto en duda tu lealtad
,n i dudado tampo co
de tu Ve a la cámara del Rey a la
ho ra que te dicen,y reconócele de nuevo…
Quizá varíes entonces de Opin ión,s i tienes en
cuenta,sobre todo
,que te juegas la cabeza .
28 LA REINA MART I R
que le habían nombrado Gobernado r de Or
l eans,durante la reunión al l í de los Estado s
Generales .
S obresaltóse pués al ver entrar a la Reinamadre
,temiéndo se alguna escena , po rque un
cuarto de ho ra antes había rec ibido o rden del
Duque de Guisa para o cupar mi l itarmente la
planta baj a del Ho tel Gro slo t , casa de la vi l la
hoy,que era donde los reyes se ho spedaban :
claro indic io este para el Gobernado r de Or
leans,de que los Guisa maquinaban en efecto ,
como ya se murmuraba , prender á. la Reina
madre y encerrarla en Ambo ise,hasta que res
tab lecido el Rey se decidiera á mandarla a F lo
rencia desterrada .
Su asombro fué pués grande,al ver que
,tran
qui la y so segada la Reina se entretuvo con su
hijo como todo s los días,y tan so lo se le ocu
rrió decirle aél , que le parecía conveniente al i
v iar ya al Príncipe el luto que por la muerte de
su padre todavía l levaba .
Quiso escoger el la mi sma el traj e que habían
de ponerle,y escogió
,en efecto
,entre las varias
ropas que la traj eron,unas calzas de seda negra
con gregiiescos acuchi l lado s de blanco ,j usti l lo
de paño de o ro con flo res de terciopelo negro
en realce,y una capita bo rdada que el la misma
probó al niño,haciéndo l e mi l caricias y halago s
,
LA REINA MART I R 29
y l lamándo le mzlgnozz, cher'
z'
zóíno, gen tí l /íssímo,
como pudiera hacer la más tranqu ila y cariño sa
de las madres .
Mandó luego l e traj esen al l í al Duque de
Anjóu1 8
,que fué después Enrique III , y tenía
entonces o cho año s , y á la Princesa Margo t1 9
,
que contaba s iete,y había de ser más tarde
Reina de Navarra y mujer de Enrique IV .
Para todo s tuvo beso s,cariño s y melosidades
i tal ianas,y el bueno de Cipierre, más guerrero
que diplomático,quedó plenamente convencido
de que la Reina igno raba el riesgo que co rría,
ó de que'
alguna cris is favo rable en la enferme
dad del Rey , había hecho cesar ya todo pel igro .
E ntretúvose todav ía la Reina madre un buen
cuarto de ho ra , en su propia cámara , con el
gran Canci l ler L'
Hópital , é“ igual tiempo habló
muy en secreto con la Condesa de F iesque,su
camarera mayo r y conñdente íntima . Después
de esto,instalóse con esto s do s personaj es en
la cámara real , á los pies del lecho de su hijo ,
como la hemo s descrito ya al comenzar esto sapuntes h istóricos.
A la crisis sufrida antes po r el Rey , habíasucedido un pesado l etargo
,que la inexperiencia
de laR eina María t omaba po r benéfi co sueño .
Inquieto s in embargo"
el Cardenal,prestaba
o ído atento á los rumo res de la antecámara, y
30 LA REINA MART I R
j uan Chapelá in , también intranqui lo ,había dis
puesto sobre una mesa varias j eringuil las y
redomas , po r s i era necesario apelar á las inyecc iones que él había recetado .
So lo Catal ina y L'
Hópital aparecían sereno s
é impasibles . Apoyado éste de espaldas contra
una chimenea y con lo s brazo s cruzado s sobre
el pecho,parec ía sumido en meditación pro
funda ; y la Reina_
madre, hundida en su sitial ,pasaba lentamente las gruesas cuentas de un
ro sario que l levaba á la c intura,como era enton
ces moda y devo c ión de las grandes seño ras,
pues s iempre arraigó mucho entre el las lo que
l lamamo s hoy piedad mundana .
En la antecámara reinaba grande y conte
nida efervescencia , y al atravesarla de parte á
parte Catal ina para entrar en la alcoba de su
hijo,pudo no tar muy bien que no faltaba al l í
uno so lo de los partidario s de lo s Guisa , y que
traían mucho s de el lo s armas más fuertes y
templadas de lo quesufre el l igero traj e de co rte .
De repente crecieron los murmullo s de la
antecámara,hasta o írse distintamente vo ces
contenidas y ruido de paso s . Las puertas de la
cámara se abriero n de par en par , como seabrían tan so lo para los reyes , y aparecieron
entonces el Duque de Guisa y Anto nio Paré ,seguido s de gran go lpe de gente .
LA REINA MARTI R 3 1
Venían paj es con nuevas luces , ayudantes del
c iruj ano,ofi ciales de la Guardia esco cesa
,y
detrás de todo s,el Gobernado r de Orleans y el
Mariscal de Saint—André,que se quedaro n j unto
á la puerta,como s i pretendiesen guardarla .
Sal ióles al encuentro el Cardenal,y María
Estuardo,l lena de esperanza
,hizo sena al ciru
j ano de que se acercase . Adelantóse también
el Gran Canci l ler,hasta ponerse frente á frente
del lecho,y al lado de la Reina madre . E sta no
hizo el meno r mov imiento,y ni aun vo lvió tan
siqu iera el ro stro .
Acercaron luces al lecho del Rey , que no
había vuelto de su letargo,y Ambro s io Paré
comenzó á exam inarle . L'
Hóp ital , c lavado s los
ojo s en el ro stro cadavérico de Francisco II,
tiró d isimu ladamenteº
á Catal ina de una de sus
anchas mangas . L a Reina , s in vo lver la cara ,hizo una seña imperceptib le á la Condesade
Fiesque, y ésta se apresuró á sal ir de la cámara
po r una puerteci lla de escape , que daba á las
escaleras de serv ic io .
De repente inco rpo róse bruscamente Ambrosio Paré
,l l evándo se ambas mano s á
_
la cabeza ,y paseó po r todo s lado s una mirada desenca
j ada . L a so rpresa y e l terro r se apoderaro n detodo s .
—
¡Pero s i ya es tarde!— gritó con desespe
32 LA REINA MARTIR
ración verdadera .
—
¡E l derrame empezó ya yavanza sin ¿Po rqué no me avisaron
Y dando la mayo r prueba de humildad que
puede dar un sabio,que es seguir la opinión
de o tro,cogió las j eringuil las de Chapelá in , y
puso él mismo una inyección al enfermo , po r
la o rej a izquierda .
Mas no bien penetró el l íqu ido interio rmente ,reto rcióse el cuerpo del Rey bajo las ropas co n
crispación ho rrible,sus rodil las se elevaron ,
hund iósele el pecho ,y Ambrosio
'
Paré tiró las
j eringuil las gritando desencajado :—
¡Se acabó ¡Se muere!
El Cardenal,sacerdo te antes que nada , exten
dió ambas mano s sobre el Rey,y le abso lvió
por ú lt ima vez y en su po strer momento .Abra
zóse María Estuardo al cuerpo dando alarido s ,y la Reina Catal ina cruzó ambas mano s ante su
ro stro exangiie,más pál ido todavía , y se pusode rodi l las . Todo s la im itaron
,y hubo entonces
un cuarto de ho ra de espantable s i lencio ,inte
rrumpido tan so lo por los gemidos de María y_
el esterto r del moribundo .
“
Ambro sió Páré y Chapeláin ,uno á Cada lado
del lecho ,o bsé
'
rvaban los pulso s del Rey . Cesó
al cabo el esterto r,y lo s dos médico s se mira
ron,h aciéndo se una señal
'
añrmat iva.
LA RE INA MART I R 33
Acercóse ento nces el Duque de Guisa para
examinar de cerca el ro stro del Rey,y pon ién
do le una mano sobre la frente,dijo cumpl iendo
los deberes de su cargo
¡El Rey ha
Hubo ento nces un momento de confusión en
la cámara , y las puertas se abrieron , como por
s í so las,de par en par.
L anzóse á el las el Duque de Guisa , para dar
órdenes á Cip ierre,Gobernado r de
Mas Catal ina le detuvo po r un brazo ,mostrán
do l e con un ademán , lo que detrás de él había .
Po r la puerteci l la de servicio entraban dos
reyes de armas,de gran gala . Segu íales el Du
que de Orleans,desde aquel momento Carlo s IX
,
con el rico traj e que le escogió su madre aquel la
misma A sustado el pobre niño,aga
rrábase á las faldas de la Condesa de Fiesque
y á la so tana de Jacobo Amyo t,que le acom
pañaban .
Sal ió le al encuentro la Reina madre,y le h izo
arrodi l lar j unto al lecho del Rey,para que besase
la mano del cadáver . Angustiado más y más
el Reyecito , vo lv ía á todo s lado s la espantada
carita , buscando con los ojo s á j acobo Amyo t ,á quien profesó siempre entrañable cariño .
L o s reyes de armas gritaban mientras tanto
po r tres veces , en el umbra l de la antecámara :
34 LA REINA MART IR
¡El Rey haLuego
,después de lúgubre pausa
,vo lv iero n
á gritar :—
¡Viva el
Aparec ió entonces Catal ina de Médic is, ya
Regente del reino,l levando de la mano al Rey
niño Carlo s IX ºº y atravesó la antecámara sinarrogancia ni miedo
,como pasea un prudente
vencedo r las fi las de lo s vencido s .
S igii iéron la todo s en masa , amigo s y contra
rio s,y quedaro n so los en la cámara vacía
,el
cadáver de Francisco II tendido en el lecho,y
arrodi l lada á sus pies María Estuardo so l lo zando .
36 LA REINA MART I R
rece lógico,puesto que co n su muerte se les
escapaban poder y privanza ; ó intentaban valerse de Ambro sio Paré como del más d isimu
l ado de lo s asesino s , para quitar de en medio
al primero de lo s tres Valo i s , que separaban al
Duque Balafré del trono .
Punto s son esto s, po r desgracia , que jamás
podrán fal larse sin riesgo grave de engaño ; po r
que lo s único s hecho s que se alegan y constan,
se acomodan bien con todas las intenciones,y
en éstas, po r más que agucen lo s hombres la
v ista,so lo la mirada de Dio s penetra .
Perm ítaseno s , sin embargo ,una observación
pasaj era contra ese prurito de cargar sobre la
pobre humanidad crímenes falso s ó dudo so s,
cuando tanto s c ierto s y po sitivo s pesan ya
sobre su
Cuando las co sas t ienen un sentido obvio,es
empeño pueri l ó mal intencio nado,aguzar el
ingenio para buscarles interpretaciones,y eso
sucede en este caso . ¿Po r ventura no pudo suce
der y no es también lo más vero símil,que todo s
aquel lo s personajes fuesen igualmente ino centes
de intención alguna culpable ?
L o s mutuo s y fundado s recelo s que á todo s
el lo s separaban ; la novedad de la terrible ope
ración del trépano ; las ambicio nes no disimuladas de lo s Guisa y de la misma Reina madre
,
LA REINA MART I R 37
y hasta el hecho de ser Ambro sio Paré herej e
hugono te,pudieron
,á nuestro j uic io ,
ser grande
parte,para que cegado s uno s y otro s po r la des
confi anza,creyesen todo s de buena fe defender
la vida del Rey,oponiéndo se á lo s intento s de la
o tra parte .
De todo s modo s,es lo c ierto que el partido
vencedo r fué el de Catal ina de Médicis,y que
ésta empuñó desde luego las riendas del go
bierno,y comenzó á caminar po r los to rtuo so s
sendero s de su po l ít ica,apoyada en sus dos
muletas (ses deux óegzzí l /es], como l lamaba el la
misma al Cardenal de'
Tournón y al Gran Can
ci l l er L '
Hópital , que la so stenían y aco nsejaban .
Fué su primer cuidado disponer grandes fi es
tas para la so lemne co nsagrac ión del Rey niño
Carlo s IX,con el fin de distraer al pueblo
,y
ocupóse después en convocar las famo sas Con
ferencias de Po i ssy con el doble objeto de
atraerse á los hugono tes y sembrar al mismo
tiempo la cizaña entre el lo s y lo s l uterano s .
L o s Guisa,vencido s
,pero no desanimado s
,
hab íanse retirado á Nancy,y al l í constituyero n
el famo so triunvirato catól ico,compuesto po r el
Duque Francisco,el Mariscal de Saint —André y
el Condestable Ana de Montmo rency
L a Reina viuda María Estuardo retiróse po r
su parte á Reims,al lado de su tía Renata de
38 LA RE INA MART I R
Lo rena,que era al l í abadesa en el famo so co n
vento de San Pedro (Sazh t—P íerre-Ícs-Damas)cuyas magn ífi cas ruinas se admiran todav ía .
En aquel santo retiro pudo la infel iz Reina
medir toda la extensión de su info rtunio,y
apreciar á sangre fr ía la triste alternativa enque sus desgracias la co lo caban . Horro rizábala
de tal manera la idea de vo lver á Esco cia,que
prefería mejo r permanecer en Francia en la
posic ión subalterna de Reina viuda,expuesta á
lo s celo s y suspicacias de su suegra Catal ina
de Médicis .
Muchas veces la v i diceBrantóme temer
como á la muerte este viaj e (el de Esco cia) ydesear cien veces mejo r quedarse en Francia
como simple Reina viuda,que ir á reinar al lá en
su país salvaj e »
En esto s momento s de indecisiones y angus
tias,deparóle la Providencia en aquel retiro de
Reims un prudente consej ero que Supo enjugar
sus lágrimas,confo rtar su co razón y sembrar
en él la semil la de aquel su resignado sufrir yaquel la su fe inquebrantable
,que hasta sus más
encarnizado s enemigo s habían de admirar y eu
salzar más tarde .
Fué éste el P . Edmundo Auger 24 , de la Com
pañ ía de j esús , cuya co rrespo ndencia secreta
co n Mar ía,demuestra á través de los siglo s la
LA RE INA MART IR 39
só l ida piedad de la desdichada Reina , y la perñd ia cruel de sus verdugo s .
Pasó María Estuardo el inv ierno en el con
vento de San Pedro,y á fi nes de Febrero aban
donó su retiro para dirigirse á Lo rena y vis itar
en Nancy á sus tío s y aconsejarse con el lo s .
Murmuróse entonces que,decidida la Reina
v iuda á permanecer eri Francia,marchaba á
Nancy para fo rtalecer con su presencia el partido de lo s Guisa
,eterna pesadil la de Catal ina
de Médicis .
Hal lábase ésta en Blo is,y trajo estas mur
muraciones á su despacho el Cardenal de Tournón
,planteándo l e por primera vez el problema
de lo que había de hacerse con la info rtunada
Reina de Esco cia .
Quiso Catal ina evadir la pregunta con su
habil idad aco stumbrada,y sin responder pala
bra,abrió po r medio de un reso rte uno de los
innumerables cajoncillo s secreto s de aquel su
maravi l lo so o rato rio de Blo is,donde esto suce
día,y puso ante los ojo s del Cardenal un gran
pl iego l leno de tachaduras . E ra la minuta de
una o rdenanza redactada en nombre del Rey
niño Carlo s IX,señalando á María Estuardo
,
como Reina viuda de Francia,una renta anual
de l ibras,sobre el ducado de Touraine
,
el condado de Po itóu y demás tierras y señ o
40 LA RE INA MARTIR
río s dependientes . s zs,suyvan t ¡es corzwn
Zíozzs 7¡zatr ínzozzía/cs a"íce//e nostre—dicte swur
,
rc'
30/zz [uy assz;gr i zer 5 072 d ía dozzaíre,mon tan !
la dicte 5 07727726 de sozlran te mi ! [¿eres ¡ozzm oís
de revem¿pour c/zacmz ¿m,sur le dz
'
ct duc/¿é de
Tozzraíne,con té de P oícz'ozz
,terres ez
º
seígnenrzes
wz d ¿íúm dazzs »2 5
.
Aprobó el Cardenal el proyecto,que no era
o tra co sa sino el cumpl imiento del contrato ma
trimon ial de María con Francisco II,y to rnó á
concretar su pregunta sobre s i la Reina viuda
había de permanecer o no en Francia .
Catal ina,con la mayo r tranquil idad
,y sin dar
al parecer impo rtancia ni á lo que escuchaba
ni á lo que dec ía,respondió :
— L a pobre niña no no s ha manifestado aún
cuáles sean sus Pero nuestra decidida
vo luntad es,embarcarla para Esco cia en cuanto
se presente o casión opo rtuna .
Aquel la decidida volun tad de Catal ina o rientó
algún tanto al Cardenal ; mas como era catól ico
sincero,aunque enemigo de lo s Guisa , y esti
maba á María y sabía muy bien la perturbación
ho rrenda en que lo s manejo s de la Reina Isabelde Inglaterra habían sumido al reino de Esc
'
o
cia , parecióle deber suyo manifestar á Catal ina
lo s peligro s á que quedaba expuesta una Reina
de diecinueve año s,si se la abandonaba de
LA RE INA MARTIR 4 1
repente,so la y sm apoyo ,
en aquel hervidero
de rebeldes y de herej es .
Catal ina aparentó no comprender las razones
del Cardenal,y tomándo las por lo que á su
interés propio de el la podían referirse , repl icó
muy seguramente— No temáis
,seño r Nuestra bue
na hermana Isabel se encargará de guardar
á María .
Y como el Cardenal la mirase con extrañeza ,no comprendiendo en real idad á dónde apun
taba la Reina,añadió el la comenzando á levan
tar el tupido velo de sus intenciones— L a razón es muy María es la
Reina legítima de Inglaterra,é Isabel es una
usurpado ra María representa el Papismo,
é Isabel personifi ca la Y además,y
sobre todo,añadió con una media sonrisa de
mujer experimentada,María es joven y muy
hermo sa,é Isabel es fea y va para viej a .
Comprendió al fi n el Cardenal hasta dónde
se aunaban en Catal ina,la po l ít ica de la reina
y la perfi dia de la mujer,y abrió la bo ca para
co ntestar en son de pro testa . Mas atajó le la
palabra Catal ina , con aquel la suave energía con
que sel laba todo s lo s labio s y ponía punto á
todas las cuestiones cuando no la convenían ;marav i l lo sa particu laridad suya
,que le val ió el
42 LA REINA MART IR
ser comparada á una barra de hierro fo rrada de
terciopelo .
Conque ya veis seño r Cardenal — d i j o levantándo se — que 'nue
'
stra buena hermana Isa
bel se encargará de guardar á Mar ía con do s
l laves y un
Y así quedó decretada por su suegra , la
suerte de aquel la info rtunada Reina de Esco cia ,que con tanta razón puede l lamarse la R éína
de las ! isl as destinos .
FIN DE LA INTRODUCC IÓN
Plus ne portez,o ennemis , d '
env ie
A 'qu i na plus lesprit al a grandeur!Ja consommé d '
excessive dou l leur ,
V o tre ire en brief se vo irra assouv ie !
(MARIA E STUAR DO . )
1 2 de Ago sto de 1 56 1 l legó María
Estuardo á Calais con ánimo de em
barcarse para Escoc ia . Acompañ á
banla sus seis tío s Guisa I y más de
c ien cabal lero s de la co rte,entre lo s
cuales iban el famo so Damvil le º , hijo del Con
destab le de Montmo rency,y el seño r de Bran
tóme 3,que ha dejado escrito s todo s los po rme
no res de aquel la despedida y de aquel viaj e .
Compon íase la Bo ta que había de co nducir á
la Reina,de do s galeras de guerra y dos gran
des barco s de transpo rte . L a v íspera del em
barque el do lo r ahuyentó el sueño de lo s pár
46 LA REINA MARTIR
pado s de María,y es f ama que durante esta
triste no che de insomnio compuso aquel lo s
famo so s verso s que tan tiernamente . expresan
su amo r á Francia y su pesar al dejarla :
¡Ad ieu pla isan t pays de France !0 ma patrieL a plus chérie
,
Q u 'as nourri ma jeune en fance ;¡Ad ieu France ! ¡Ad ieu nos beaux jours!L a nef qu i dejo in t n o s amoursN
'
a eu de mo i que la mo i t iéU ne part te reste
,el le est t ienne
Je l a fi e ¿1 ton am i t ié ,Pour que de l 'au tre i l te souv ienne
,
El d ía 1 4 ,que era viernes
,l legó la Reina al
embarcadero á las doce del día,rodeada de sus
tío s y segu ida de su bril lante comitiva . L os
bueno s ciudadano s de Calais poblaban todo s
lo s conto rno s,y hasta en lo s mástiles de lo s
barco s anclado s en el puerto veíanse racimo s
de gente .
Vestía la Reina el riguro so luto de co rte de
las reinas de Francia,que era ento nces de ter
ciopelo blanco ,con larga co la, y un gran velo
blanco suj eto en lo s hombro s , que la envo lv ía
de pies á cabeza . Traía también á la cinturauna escarcela de terciopelo blanco y un si lbato
de o ro,y largas sartas de perlas al cuel lo y en
la cabeza .
E mbarcáronse primero las damas de lá Reina
y lo s cien cabal lero s de su comitiva y sus tres
LA RE INA MART I R 47
tío s,el Duque d '
Aumale,el Duque d '
E l_
beuf y
el gran Prio r,que debían acompañarla á Esco
cia. Al pie mismo de la escala abrazó María po r
última vez á sus o tro s tío s que al l í se quedaban ,lo s Cardenales de Lo rena y de Guisa y el Du
que Francisco,y sin fuerzas para saludar á la
comitiva de - ésto s, púsose una mario sobre el
co razón como s i se ahogara,hizo un profundo
saludo,y subió la escala de la galera cap itana
,
que mandaba Mauv i l lón,so stenida po r Lady
Fleming,una de las cuatro Marías que la habían
acompañado de Esco cia .
Saludáron la á bo rdo las entusiastas aclama
ciones de lo s cabal lero s franceses que habían
de acompañarla,y resonaron también en la
playa los grito s de despedida de los que al l í se
quedaban ; que como dice un co ntempo ráneo ,
la fatal hermo sura de María hab íale hecho en
Francia un enamo rado de cada uno de sus
súbdito s .
La Reina,s in embargo
,sin darse cuenta a l
parecer de lo que en to rno de el la pasaba,l le
góse á la popa de la galera , y en el la se echó
de bruces y comenzó á l lo rar,mirando hacia el
puerto , que po co á po co se alej aba . De cuándo
en cuándo,decía
—
¡Adiós , ¡Adiós , Francia!…
Así permaneció cinco ho ras seguidas,sin mo
48 LA RE INA MART IR
verse ni rebul l i r,l lo rando siempre
,mirando la
co sta de su perdido reino,y repitiendo sin cesar :
¡Adiós , ¡Adiós ,Al ano checer l legóse á ella su t ío el gran
Prio r,é instó la para que tomase algún al imento
y se reti rase á descansar en la cámara de popa .
Tomó la Reina po r toda cena una l igera ensalada
,y mandó la dispusieran la cama al l í mismo
sobre cubierta .
R izaron entonces sobre la popa la vela tra
v iesa de la galera,á modo de do sel
,y debajo
co lo caron el lecho de la Reina . E chóse ésta sin
desnudarse,y encargó mucho á Mauvi l lón que
la avisara al amanecer,s i se divisaba aún t ierra
de Francia .
Y sucedió,en efecto
,que como amainase el
v iento á la media no che,y fuese necesario na
vegar so lo á fuerza de remo s,todavía pudo la
Reina al despuntar la auro ra ver la co sta de
Francia como una c inta o scura que cerraba el
ho rizonte .
Entonces o cultó el ro stro entre las mano s,
so l lo zando y repitiendo :
¡Adiós , Francia!… ¡Nunca te vo lveré á
50 LA REINA MART I R
Salvó les,sin embargo
,una espesa niebla muy
propia de aquel lo s mares,que se levantó de re
pente y con tal cerrazón,que envo lvió po r com
p leto la Bo ta de la Reina , y la permitió arribar ,sin ser vista
,al puerto de Leith
,á lo s c inco días
de su sal ida de Francia .
Nadie esperaba la fi o ta en Leith,y la desven
turada Reina pudo deci r con razón , que pon íael pie en su patria y en su reino
,como una
extranjera arroj ada en aquel las playas po r un
naufragio .
La no tic ia de su l legada causó por todas par
tes so rpresa y recelo,y l legó bien pronto á
Edimburgo,que so lo dista de Leith tres mil las
escasas . A cudió al punto al encuentro de la
Reina la nobleza toda de la capital,l lena tam
bién de curio s idad y desconfi anza,y á las tres
ho ras de su desembarco,vióse yaMaría rodeada
de aquel lo s fero ces Lo res esco ceses , herej es en
su mayo r parte,que más parecían entonces
gavil la de salteado res presto s á saquear,que
tropa de co rtesano s dispuesto s á rendir home
naj e á su Reina .
Traían la mayo r parte co leto s de búfalo guarnecidos de hierro
,co razas ó co tas más fuertes
que relucientes,y yelmo s sin celada
,cuyas
baberas cubrían las barbas puntiagudas de bigo
tes reto rcido s hacia arriba en agudas puntas .
LA R E INA MART IR 5 1
A lguno s meno s ñero s ó“
más presum idos , ,
traían
to cas de terciopelo negro con sartas de perlas,
y los elegantes,los 7 aÚínés, que hubieran dicho
los p isaverdes franceses que acompañaban áMaría
,sombrero s de ala recogida y copa alta
y puntiaguda,rodeada de aquel las ricas cade
nas de o ro,que por aquel t iempo . se l lamaban
en Españafanfarm nas . Mas ni aun esto s mis
mos,ej emplares escaso s de la elegancia esco
cesa,
!
dejaban de l levar eno rme espadón de
To l edo á la izquierda,puñal b ien templado á
la derecha,y rodela co lgada al arzón con punta
de acero en el centro .
Sobresaltó á María el ñero aspecto de sus
futuro s co rtesano s,mas
'
sal ióles al encuentro
hasta el puente de la to rre en que descansaba .
Saludáron la todo s con grandes aclamaciones,
á la manera de una bandada de milano s que
pro clamasen reina á una paloma ; que no o tra
co sa parecía entre el lo s aquel la hermo sa sobe
rana de diecinueve año s .
L a hermo sura y buena gracia de María cap
táronse al punto las s impatías y aun el entu
siasmo de lo s Lo res j óvenes y de los catól ico s
que ponían en el la sus esperanzas . Mas lo s here
j es,seides de Knox 4
,enriquecido s ya con los
despojo s de la Iglesi a católi ca,recobraro n al
punto la ruda gravedad y lo s ro stro s impasibles
52 LA REINA MART I R
co n que disimulaban sus temo res y desco n
ñanzas .
¿Intentar ía la nueva Reina , disc ípula fervientede lo s intransigentes Guisa
,restablecer el culto
cató l ico,y vo lver las co sas y las personas al
estado en que se enco ntraban antes de la Refo r
ma,como en tiempo s no lej ano s hizo María
Tudo r en Inglaterra?…Este pensamiento atizado po r Knox y lo s
secuaces de la Reina de Inglaterra,fermentaba
en toda la Esco c ia,y bien pudo adivinarlo Ma
ría en la fría actitud de la muchedumbre que se
ago lpó á su paso desde Leith hasta Edimburgo .
L o s tres tío s de la Reina estaban ind ignados,
lo s cabal lero s franceses so rprendido s , y la mis
ma María,inquieta y pensativa
,paseaba su
l ímpida mirada por la muchedumbre , buscando
en vano las muestras de s impatía que la salu
daban siempre á su paso en sus excursiones po r
Francia y po r Lo rena .
L l ena de tristes pensamiento s franqueó la
Reina al ano checer de¡
aquel d ía el gótico por
talón del palacio de Ho lyrood,cuna de sus ma
yo res , de donde hab ía sal ido el la m isma treceaño s antes . Pasado el o scuro y sombrío pórtico
encuéntrase un inmenso patio cuadrangular,for
mado entonces po r las Abad ias , y en la planta
baja de una de el las,la de Islebourg, fué donde
LA REINA MART I R 53
se ho spedó la . Reina mientras no hacía su
entrada so lemne en Edimburgo
Ret iróse María á sus habitaciones con Miss
Seaton,la más joven y más querida de sus
Marías ; y ya muy entrada la no che , cuando la .
Reina se disponía á aco starse , so rprendiólas á
desho ra una extraña música que al p ie de las
ventanas sonaba .
Sobresaltada la Reina,cogió la mano de Miss
Seaton con invo luntario movimiento de susto ,
y quedaro n ambas mirándo se azo radas,con el
cuel lo tendido y el o ído atento .
E ra aquel lo una música disco rdante de gai
tas y to sco s vio l ines de tres cuerdas,que l lama
ban entonces ! ¿era. El si lenc io de la no che
hacía resaltar aún más lo desañnado de la
música,y lo sombrío y temero so del ai re que
ej ecutaban .
De repente un co ro de vo ces ásperas y desañ
nadas entonó el salmo 5 1 del Psalterio : Quid
g lor íar ís malz'
tz'
a, qzzz
'
po ím s es in z
'
m'
guz'
taZ¿º.º
Y o tro no meno s desentonado contestó : Tota
d ie ín íustíam cog zltaví t l ingua lua; sz'
czzí novaczzla
acu lafecz'
stz'
do/um .
L a Reina , con lo s lab io s blanco s, pegóse á
Miss Seato n , murmurando á su o ído con la
opaca voz del miedo—
¡Son el lo s , son el lo s !
54 LA REINA MART I R
<Qu iénP— repl icó la S eato n tan asustada
como la Reina misma .
—
¡L o s herej es!… ¿No lo s oyes?… Ese es el
primer bramido de la Hera…
Y no se engañaba la Reina . L o s ministro s
pro testantes,con el terrible Knox á la cabeza ,
habían reclutado quiniento s ó seisciento s faná
tico s de la c iudad para que fuesen á dar la albo
rada á María al p ie de sus ventanas,cantando
los salmo s de su herético culto,como una pro
vo cación y una amenaza á la catól ica Reina .
ASTA el amanecer duró aquel la terrible serenata
,durante la cual pudo el
buen talento de María prevenir lo s
dos extremo s á que e l pro testantis
mo po l ít ico y el pro testantismo rel igio so de los
rebeldes escoceses querían l levarla .
L a abdicac ión ó la apo stas ía .
Su rel igio sidad y su o rgul lo se rebelaron al
mismo t iempo co ntra tan vergonzo so dilema , y
con toda la energía de su fe y toda la dignidad
de su co ro na,se prometió á s í m isma en aque
l la su primera y triste no che de Ho lyro od,no
ceder un ápice ni como catól ica n i como Reina,y
entrar decididamente po r el camino de la l ucha ,aunque hubiese de l levarla ésta á la muerte y al
martirio .
E ra al o tro d ía sábado,y no bien se levantó
56 LA REINA MART I R
la Reina,dió o rden de preparar todo lo necesa
río para decir Misa el domingo sigu iente en la
capi l la de Ho lyrood,á fi n de que pudieran el la
y toda su servidumbre catól ica,cumpl ir con e l
precepto de la Iglesia .
Mas para comprender b ien toda la gravedad
de esta o rden,y todo el va lo r de la Reina al
darla , es necesario reco rdar que durante la
ausencia de María había decretrado el Parla
mento , por influencia de Knox , la supresión del
clero y del culto catól ico,y establecido para
todo s los que celebrasen ú oyesen la santa Misa,
pena de conñscación de bienes por la primera
vez , de destierro por la segunda , y de muerte
por la tercera .
L a o rden de la Reina produjo pués en Edim
burgo una verdadera sublevación entre lo s
herej es .
L os ministro s amenazaron desde el pú lpito
Knox declaró públ icamente que prefer ía ver
desemáareax diez mz] enemigos en E scocia,á
que se celeóm se en el la una sola M isa; y el pue
b lo herej e,i rri tado y amenazado r
,se esparció
po r todas partes gri tando
¡No permitamo s que se levante o tra vez el
Í dolo en el reino !
A las o cho de la mañana,una ho ra antes de
la Misa,un gran tropel de los más fanático s
58 LA REINA MARTIR
cesa el momento de calma que amansó lo s
viento s .
Resonaron los grito s con mayo r rabia,cre
cieron las amenazas en odio y en vio l encia,y
lo s más atrevido s l legaron á go lpear y sacudir
las puertas con ánimo de arrancarlas .
Aparecio entonces como l lovido del c ielo ó
vomitado del infi erno,un hombre so lo
,que vino
á interponerse,espada en mano
,entre las puer
tas de la capi l la y la muchedumbre .
Podría tener treinta año s,y retrataba su fi so
nomía eu rasgo s enérgico s y varoniles,la misma
extrao rdinaria hermo sura de María Estuardo .
Vestía jubón y gregúescos á la fiamenca,de ter
ciopelo negro ,sin ado rno alguno
,y sombrero alto
de copa,con un ala levantada y sujeta por rico
bro che,única joya que bri l laba en su persona .
L l evaba po r todas armas un largo puñal á la
cintura,y el legítimo espadón de Anto nio Fe
rrara,con que parecía abrigar el temerario i n
tento de cerrar el paso á la muchedumbre .
Temerario era el propósito ; pero la fuerza deaquel hombre era sin duda maravi l lo sa , y supo
lograrlo . Detuviéronse los revo l to so s á su vista
y comenzaron á retro ceder,como po seído s de
respeto .
—
¡Lo rd j ames!… ¡Lo rd James!— murmuraron
po r todas partes .
LA REINA MART I R 59
Y á los grito s de furo r sucedió de repente
en todo el patio un silencio de expectac ión y
simpatía .
Aquel hombre era en efecto,el ído lo del pue
blo,Lo rd Jacobo Estuardo
,hermano bastardo
de la Reina,como hijo de Jacobo V y Margarita
Erskine .
No era,s in embargo
,Lo rd James ningún cam
peón de la fe catól ica,ni s iqu iera un adal id de
los sagrado s derecho s de su hermana . Era, po r
el contrario,el más podero so y exaltado de lo s
discípulo s de Knox,y el más pérfi do de los tra i
do res que habían de perder á la desgraciada
Reina .
Mas convenía ento nces á los to rtuo so s cálcu
los de su po l ítica conquistarse la confi anza de
su hermana,y no vaci ló un momento en desa
fi ar las i ras de Knox para garanti r á la Reina la
práctica de aquel la rel igión que él abo rrec ía y
de que había apo statado .
Su p resencia bastó , en efecto ,para calmar á
los sedic io so s,y su auto ridad y su energía bas
taro n también para co nvencer á los herej es me
nos fanático s,de que no era prudente po r el
pronto impedir las prácticas rel igio sas de la
Reina .
Era Lo rd James más po l ít ico que fanático ;pero Knox
,fanático antes que nada
,no se rin
60 LA RE INA MART I R
dió á sus razo nes,y apeló á Calvino en la si
guiente carta que traducimo s del o riginal latino
La l legada de la Reina ha '
turbado la tran
qu i l idad de nuestro s asunto s . A lo s tres d ías desu vuelta
, ya estaba restablecido de nuevo e l
ído lo de la Misa .
»A lguno s hombres graves y de mucha auto
ridad han querido oponerse,alegando que sus
conciencias purifi cadas no les permitían sufrir
que se profanase de nuevo esta tierra,que el
Seño r había purgado de la ido latría extranj era
con la efi cac ia de su palabra .
» Pero como la mayo r parte de lo s que pro fe
san nuestra fe han pensado de o tra manera,la
impiedad ha quedado triunfante y adqu iere cada
d ía nuevas fuerzas . L o s que así han obrado dan
po r razón de su indulgencia , que todo s los mimi stro s de la palabra divina opinan que no es
l ícito impedir á la Reina la práctica de su rel igión
,y que tú mismo has opinado también
como el lo s .
Yo combato este rumo r po rque lo tengo po r
falsísimo ; pero de tal manera ha penetrado en
lo s co razo nes,que no me será po sib le desarrai
garlo,s i tú no me aseguras po r t í mismo que la
cuestión ha sido sometida en efecto á nuestra
Iglesia,y qué es lo que han respondido lo s her
mano s .
LA REINA MART I R 6 1
Perdo na que siempre te impo rtune ; pero
no tengo á nad ié más que á tí , en cuyo seno
pueda depo s itar mis pesares . Te co nfi eso ingenuamente
,padre m ío ,
que nunca había com
prendido hasta aho ra lo difíci l y peno so que escombati r la hipo cres ía bajo la máscara de la piedad . Nunca he temido á los enemigo s descub ierto s cuando esperaba la v icto ria en medio de
las tribulaciones .
»Te saluda el hermano de la Reina,Jacobo
(Lo rd James), que es el único que se opone á la
impiedad entre los que frecuentan la co rte ; mas
á pesar de todo,también éste se ha dej ado fas
c inar por los que'
temen derribar el ído lo vio l en
tamente .
»Te saluda toda la Iglesia,y te pide el auxi
l io de tus o raciones . Nuestro Seño r Jesús teconserve largo t iempo para su Iglesia . Amén . »
No esperó Knox la respuesta de Calvino para
ensayarñ uevos modo s de amenazas que intim i
dasen el ánimo de la Reina y la obl igasen á de
j ar trasluci r sus intenc iones con respecto á la
nueva Iglesia .
Hab íase señalado el 2 de Setiemb re para laentrada o fi cial de la Reina en Edimburgo
,y
Knox , de acuerdo con los magistrado s de la
c iudad,todo s herej es
,j uzgó la o casión opo rtuna .
Hiciéronse grandes preparativo s para el so
62 LA RE INA MART I R
lemne acto,en lo s cuales gastó la ciudad más
de marco s de plata . A lo largo de la cal leMayo r (Canon-gate), que era entonces como lo
es hoy,una de las más anchas y largas de
Europa, pusiéronse mil ado rno s y primo res , y
o rdenáronse curio sas invenciones y mojigangas ,que se representaban sobre tablad il los y estra
do s l evantado s al efecto .
Mas todas el las encerraban alguna cruel ame
naza dirigida á la Reina,pues representaban lo s
más terrib les castigo s que según las Sagradas
Escrituras ha enviado Dio s á los idólatras ; tales
como el pasaj e de Coré , Datán y Ab irón ,traga
do s por la t ierra en el' momento de ofrecer su
sacr í l ego sacrifi cio,y o tros semej antes .
A l extremo de la cal le y á la vista ya del pala
cio de Ho lyro od , que o cupa este frente , habían
co locadoi
la representación más ho rrible y u ltra
jante : era la de un sacerdo te cató l ico diciendoMisa
,y devo rado po r las l lamas del infi erno en
el momento de alzar la sagrada ho stia .
La Reina durmió aquel la no che en el casti l lo,
y después de la comida se dirigió á la ciudad
co n grande pompa y magnifi cencia . Iba bajo un
pal io de terciopelo vio leta , y rodeada de lo más
fi o rido de la nobleza del reino ,y de los ciuda
dano s más rico s y principales de Edimburgo .
En la puerta que daba entonces entrada á la
LA REINA MART I R 63
Canon —gate,esperaban á la Reina los magistra
do s de la ciudad y el fanático Knox,con sus
min istro s presb iteriano s .
Habían levantado al l í un majestuo so arco de
triunfo,con variado s ado rno s de flo res
,hojaras
cas y bandero las,todo muy bien combinado . A l
l l egar la Reina frente del arco,desprend ió$e
suavemente del centro de éste una nube pla
teada,hecha con grande artifi cio
,y sal ió de el la
un niño de seis año s,que figuraba y parecía en
efecto un ángel baj ado del c ielo .
Traía en las mano s una gran bandej a de plata,
y en el la presentó á la Reina las l laves de Edim
burgo,entre una Bibl ia y un l ibro de los salmo s .
Comprendió al punto laReina lo que aquel lo s
s ímbo lo s del pro testantismo signifi caban,y lo
que exigían de el la los herej es al presentárselos
en cambio de la co rona y la sumis ión de Esco cia .
Mas sin t itubear un instante,ni perder un
punto de su grave majestad,hizo la señal de la
cruz sobre la frente del n iño,como s i fuese una
bendición al m ismo t iempo que una caricia,y
tomó de la bandeja las l laves de la c iudad,de
j ando en el la la Bibl ia y el Psalterio .
Un si lencio siniestro reinó entonces,y Knox
y los suyo s se retiraron,comprendiendo que la
Reina recogía el guante que el lo s le arroj aban .
66 LA REINA MART I R
deshacer la calumnia,que presentar ala tierna
niña,desnuda sobre un tapiz
,á lo s embajado
res ingleses .
No se desbo rdó , sin embargo ,la calumnia
co ntra María,en los cuatro primero s año s de
su vuelta á Esco cia,y los histo riado res todo s
,
así catól ico s como pro testantes,convienen en
elogiar la prudencia y madurez de j uicio tan
superio res á sus año s,que desplegó Mar i a en
el gobierno de su reino y en la guarda de su
perso na .
Tan so lo alguno s histo riado res herej es la
tachan,de lo que co nstituye j ustamente para
no so tro s el timbre más glo rio so de su co nducta
y el elogio de su ñrmeza. <<Jamás,dice Róbert
son,quiso o ír á ninguno de lo s predicado res de
la Refo rma . Nunca perdió nada de su apego alcato l ic ismo y á lo s into l erantes principio s de
éste,que las circunstancias hacían entonces aún
más infl exibles .
»Mar ía había dado y reiterado á sus amigo sdel continente
,la seguridad de que haría cuan
to s esfuerzo s le fueran po sibles para restablecer
la rel igión catól ica , y con arte especial ísimo
evitó siempre todas las o casiones de ratifi car
lo s acto s del Parlamento de 1 560,en favo r de
la Refo rma . »
Mas l legó el momento en que fué necesario
LA RE INA MART IR 67
á la Reina de Esco cia elegir un espo so para
asegurar la suces ión de la co ro na,y este suceso
puso en conmo c ión á todas las co rtes de Europa
y á todo s los partido s del reino . Fel ipe II escri
b ía en aquel tiempo al Cardenal Pacheco,su
Embaj ado r en Roma : <<Ento nces Su Santidad y
yo veremo s la fo rma en que debemo s favo recer
y ayudar la causa de Dio s,que es la que so s
tiene la Reina de Esco cia,pues se entiende evi
dentemen te ser aquel la la puert a por do nde
ha de entrar la rel igión en el reino de Ingla
terra,viendo po r el presente cerradas todas las
o tras . »
Felipe II so l ic itó pués la“
mano de María para
su hijo el Príncipe D . Carlo s ; el Emperado r de
A l emania Fernando ,la pidió para el Archidu
que Carlo s ; Catal ina de Médic is , dis imulando
sus odio s,la pidió para su hijo el Duque de
Anjóu ; y la pérñda Isabel , después de enredarlo
todo y entretenerlo todo por espac io de dos
año s,tuvo la increíble av i lan tez de proponer á
la Reina de Esco cia , para espo so suyo y para
Rey de sus súbdito s,á su propio favo ri to Ro
berto Dudley,después Conde de L eicéster,
cuyas vergonzo sas relaciones con el la misma
eran el escándalo de toda la Europa .
Esta infame propuesta indignó de tal modo á
la Reina de Esco cia , que determinó desde aquel
68 LA RE INA MART I R
momento escoger po r sí misma y de acuerdo
co n sus súbdito s,el espo so que más conviniera
á lo s intereses de su reino y á lo s sentimiento s
de su co razón .
Y fué éste,en mal ho ra escogido
,su primo el
Lo rd Darnley,Enrique Estuardo
,hijo del Conde
de Lennox y de Margarita Do uglas . E ra esta
Margarita Douglás , hij a del segundo matrimo
n io de Margarita Tudo r,abuela de María , con
el Co nde de Angús; de donde resultaban lo s
futuro s espo so s primo s hermano s,y de donde
resultaba también que,á falta de María
,era
Enrique po r derecho propio ,heredero l egítimo
de las do s co ro nas de Esco c ia é Inglaterra .
Albo ro táro nse co n esta elección lo s herej es
esco ceses co n Lo rd James, ya Conde de Mu
rray,y Knox á la cabeza ; pues siendo el Lo rd
Darnley catól ico,como en efecto lo era
,veían
en este matrimonio un gran paso dado hacia la
restauración del cato l ic ismo en Esco cia .
Nada igualó,sin embargo
,á la rab ia y al des
pecho de la Reina Isabel,al tener no ticia del
proyectado matrimonio . Sus fero ces instinto s
rompieron todo freno de prudencia,y mandó
prender á la Co ndesa de Lennox,madre de
Darnley,que se hal laba en Inglaterra
,y ence
rrarla en la to rre de Lo ndres,sin respeto á la
cal idad de tan i lustre seño ra,ni al estrecho
LA RE INA MART I R 69
parentesco que con el la tenía , pues era su pri
ma hermana .
Despachó al mismo tiempo co n grande prisa
y secreto,instruccio nes reservadas para su m í
n istro residente en Esco c ia , Tomás Rando lph ,espía suyo y agitado r sempiterno ,
o rdenándo le
promover disturb io s entre lo s herej es , y ofre
cerles su apoyo,poniéndo se de acuerdo con sus
dos j efes Murray y Knox para impedi r e l ma
trimon io de María .
Aceptaron ésto s con entus iasmo el o frec í
miento de la Reina y o rdenaro n su plan . Con
vo có Knox po r su parte en Edimburgo la asam
blea general de la nueva Iglesia de E sco cia , y
decidió en el la que se armasen todo s lo s fi eles
de Edimburgo para presentar á la Reina una
súpl ica reclamando la abo l ic ión de la Misa , no
so lamente en todo e l re ino,sino hasta en el
mismo palacio de Ho lyrood . Hab íase además
de imponer á todo s lo s súbdito s esco ceses laobl igación de asi sti r á lo s o fi c io s
,instruccio nes
y ceremo nias de la rel igión refo rmada .
Hal lábase la Reina en Perth,y all í fué una
comisión de la asamblea para presentarla esta
extraña súpl ica,que dictaba el espíritu de rebe
l ión, se apoyaba en las armas de los herej es de
Edimburgo , y esco ndía la trai c ión más negra y
más ho rrenda .
70 LA REINA MART I R
Po rque mientras Knox distraía la atención
de la Reina co n aquel las exigencias,Murray y
lo s Lo res herej es urd iam el proyecto de apo s
tarse en lo s desfi ladero s de Kinro ss para apo
derarse de María y de Darnley,cuando pasasen
de Perth al casti l lo de Cal lendar,donde había de
trasladarse la co rte . El plan de lo s conjurado s
era matar á Darnley ó enviarle prisionero á
Inglaterra,encerrar á María en Lo chleven y
poner á Murray al frente del gobierno .
Mas advertida la Reina á tiempo,entretuvo
con buenas palabras á lo s comisio nado s de
Knox , y sal ió muy en secreto y antes de tiempo
de Perth con tresciento s cabal lo s de esco l ta .
Pasó intrepidamente lo s desfi ladero s de Kinro ss ,do s ho ras antes de que l legasen los conjurado s ,y entró en el casti l lo de Cal lendar , que era de
Lo rd L ívington .
L ibre ya de este riesgo María , co nvo có en
Edimburgo á todo s los vasal lo s de la co ro na
en son de guerra,y trasladóse el la misma á la
capital,dispuesta á exterminar de una vez á lo s
rebeldes,y á verifi car su matrimonio en el más
breve plazo po sible .
El 22 de Jul io l legó de Roma el Obispo
de Dumblanc ,que tra ía las dispensas nece
sarias del Papa po r el próximo parentesco , y
aquel mismo d ía fijó la Reina su casamiento
LA REINA MARTIR 71
para el domingo s iguiente , que fué 29 de Jul io
de 1 56 5 .
L a víspera de este día confi rió la Reina áDarnley po r l etras patentes el títu lo de Rey , y
aquel la misma tarde le pro clamaron en la Cruz
de Edimburgo,á son de trompeta
,tres heral
do s de la co rona .
No quiso la Reina que fuese mo t ivo de ñes
tas lo que tanto s disturb io s co staba,y el matri
monio se celebró privadamente en la capi l la de
Ho lyro od,entre cinco y seis de la mañana .
L legó la Reina á esta ho ra,acompañada de
los Co ndes de Lennox y de A tho l,y seguida
de mucho s nobles : tra ía un largo vestido de ter
ciopelo negro ,y un gran capiro te de luto
,igual
al que l levó en lo s funerales de su primer ma
rido Francisco II .
Dejáron la en el al tar los Condes de Lennox
y de A tho l,y fuero n á buscar al nuevo Rey
para acompañarle del mismo modo . El sacer
do te leyó entonces la tercera amonestación,y
un no tario tomó acta de que nadie había ale
gado impedimento contra el matrimo nio .
Comenzó la ceremonia,y tro cáronse los ani
l lo s : Darnley puso á la Reina tres,de los cuales
tenía el de en medio un diamante de gran prec io .
A cabada la ceremo nia vo lvieron todo s á la
cámara de la Reina,y al l í comenzaron á supl i
72 LA REINA MART I R
carl e que dej ase aquel las enlutadas vestiduras
y tomase o tras que cuadraran mejo r co n la
so l emnidad que celebraba . Hízose de rogar mu
cho la Reina,con muestras de do lo r verdadero
,
y co nsintió al cabo,dando permiso á lo s que
estaban cerca,para que le quitase cada uno y
guardase un alfi ler de los que l levaba .
L o s Reyes comieron á la misma mesa,rodea
do s de mucho s nobles . Servian á la Reina lo s
Condes de A tho l,Sewer
,Mo rton
,Caver y Cran
foo rd,y prestaban el mismo servic io al Rey
,los
de . E gl ington,Cassels y Glencairn . Sonaban
mientras tanto las trompetas de los heraldo s en
las ventanas de Ho lyrood,y se arroj aban al
pueblo monedas de o ro y plata .
No o lvidaba,s in embargo
,la Reina en medio
de estas so l emnidades,la tra ición de su her
mano Murray y de los Lo res herej es,y tres d ías
después de celebrado el matrimonio ,citó les á
comparecer en su presencia y dar cuenta de su
conducta .
Hab íanse retirado esto s herej es después de
fracasada la intento na de Kinro ss,al condado
de A rgyl l,y repuesto s al l í algún tanto con los
so co rro s de dinero que la intrigante Isabel les
enviaba,tomaron abiertamente las armas en vez
de obedecer al mandato de su soberana .
Mas resuelta e intrépida María,hízo les j uz
co rrespondían las prendas mo rales
de Darnley á sus cual idades exte
rio res,y bri l laban más en él su her
mo sura y gal lard ía , que su ingenio
y su prudencia . Po r o tra parte,lo s
hono res s in cuento que la Reina le había pro
d igado ,con el fi n de ensalzarle y elevarle al
nivel del tro no,hab ían hinchado su vanidad
hasta el punto de creer merecerlo todo ; y como
todo no lo tenía,presto se apresuró á pedir lo
que le faltaba .
A lo s tres meses de su casamiento ,pidió
,en
efecto,á la Reina lo que entonces se l lamaba
la corona 772atrz'
77zom'
al,es decir
,la mitad del
76 LA REINA MART I R
poder supremo,ó sea el ej ercicio efectivo de la
so beran ía
Negó le María su demanda co n muy buenas
razones,temero sa de dejar tan gran poder en
mano s tan inhábi les,y el resentimiento de
Darnley fué entonces tan grande casi como su
so rpresa .
Imped íale su inmenso amo r propio compren
der las prudentes razo nes de la Reina,y el mu
cho amo r que ésta le mo straba imped íale tam
bién creer que fuese su negativa espontánea .
Cavi lando pués j untas no che y d ía su ambi
c ión desengañada y su vanidad herida,viniero n
adar en un engaño funestísimo,que trajo las
más ho rribles co nsecuencias . Antojósele con
toda la terquedad'
de lo s entend im ientos l imita
dos,y todo el renco r de lo s co razones mezqu i
no s,que la negativa de la Reina era debida á
(1 ) La corona 71zatrz'
71zozzz'
al daba derecho en Esco c i a a lmari do de la Re i na
,para tomar e l n ombre de Rey , para
hacer escu lp i r su busto en la mo neda co rr i en te , y para fi rmar
, en un i ón de la Re in a , to do s los acto s d e au to r idad rea l .En v i rtud de es te d erecho l e prestaban j uramen to de fi del idad l os súbd i to s
,n i ngún decre to ten ía fuerza de ley s i no
es taba reves t i do de su fi rma , y su auto r i dad era , baj o c iertorespec to
,i gual á l a * de la Re i na . María Es tuardo co nced i ó
la co ro n a matr imo n ia l á su primer mari do Fran c i sco I I po rto do e l t i empo que d urase su matrimo n io ; pero Darn ley ylo s que co n é l co n sp i raro n co n tra R i cc io ,
l a querían porto da la v i d a d e aquél .
LA REINA MART IR 77
la infi uencia y las int rigas del secretario David
Ricc io .
Y esta fué la o ca5 10n y este el primer perso
naj e,con quien
,no tanto en aquel lo s tiempo s
contempo ráneo s,como en o tro s
"
más posterio
res,há s ido calumn iada la Reina de Esco c ia .
L os poetas,enamo rado s de las trágicas des
venturas de María,han sido quizá los que más
han contribu ído á manchar su memo ria con elu
cubraciones y l igerezas no siempre mal inten
cionadas . Ello s han hecho del ital iano Ricc io
una fi gura romántica,un gallardo trovado r aven
turero,que l lega á la co rte de Esco c ia con el
laud á la espalda y los bo ls i l lo s vacío s . L a Reina
l e ve,l e ado ra
,y le hace al punto dueño de su
co razón y árbitro de su reino,dej ando al pobre
Darnley,su legítimo marido
,burlado y pos
puesto .
Interesante será esto en buen ho ra,para argu
mento de un drama ó de una novela romántica ;pero nada más absurdo y calumnio so para la
verdad y seriedad de la histo ria .
Riccio pudo,en efecto
,tener algo de trova
do r; pero nada tuvo de gal lardo y mucho me
no s de enamo rado . He aqu í lo que escrib ía de
él , en 1 587 , su contempo ráneo Blackvo od ,que
le co no ció y trató en la co rte de Esco cia : << E S
taba al l í también el secretario'
de su Maj estad ,
78 LA RE INA MART I R
l lamado David Riccio, p iamontés de nac i on
,
hombre de mucha experiencia y de lo s más
entendido s en nego cio s de Estado,al cual res
petaba mucho su seño ra , no po rque tuviese nin
guna hermo sura ó agrado,puesto que era hom
bre de bastante edad,feo
,serio y mal encarado
,
s ino po r su gran ñdel idad ,y sabiduría y pru
dencia,y o tras muchas buenas partes de que
estaba do tado dignamente su entendimiento .
y aooi t aussi le se'
cretaire de sa Maj este'
,nonznzc
'
David R iccio, p iencon tois de nation
,/tonune de
g rande exper ience, et qui en tendoi t des m ieux
[es affaires d'
E stat, leguel estoi t bien respecto
de sa mai tresse, non par aucune Óeaute'
ou bonne
g ráce qui fust en [uy,esta
“
n t /zonzrne assez aag e'
,
lai d,morne
,mal ; ) laisan t, maispour sa g rande
¡í del i te'
,sagesse etprudence, et a canse de p lu
sieurs autres bonnespar ties don t son es; ?r i t estoi t
d ignenzen t orne'
.
De igual manera se expresa á este propósito
el dominico esco cés Gonaeus en su l ibro V i ta
Mar iae S tuar tae: << E ra este R icc io de aquel laparte de Ital ia que se extiende al p ie de lo s
A lpes ; hombre ya de edad y defo rme de cuerpo ,
pero muy querido de Mar ía po r su gran ñdel i
dad y prudencia,y po r eso su secretario . » l i rat
ante7n /zic Riccius ex ea Í taliae par te quae ad
radices Alp innz iacet; sene.r gui dent et corpore
LA REINA MART I R 79
deformis, sed, oó ex imia7n ¡idem etprudentianc,
Mar iaepercarus, adeoque a secretis .
Riccio ,el verdadero Riccio de la histo ria , y
no el de la l eyenda,fué pura y simplemente al
lado de María Estuardo el agente secreto del
Papa Pío IV ,encargado de guiar y ayudar á la
Reina en la grande y difíc i l obra de restaurar
el cato l ic ismo en Esco c ia,que nunca perdió de
vista ni abandonó un punto la cató l ica María .
Esto expl ica los misterio s de que se rodeaban
la Reina y el ital iano,los odio s que se granj eó
éste,y la muerte ho rrib le que le prepararon los
herej es,val iéndo se de la imbeci l idad de Darnley .
David Ricc io era,en efecto
,hijo de un mú
s ico de Turín,y vino á Esco cia en I 56 2 ,
tres
año s antes del casamiento de María con Darn
ley,como camariere del Conde de Mo retto
,
Embaj ado r del Duque de Saboya . En cuanto al
princip io de sus relac io nes con la Reina,suce
dieron las co sas de la sigu iente manera .
E ra María grande afi c ionada á la música,y
tenía o rganizada en su palacio una muy buena
o rquesta de instrumento s,y un cuarteto de vo
ces . Faltó le á éste el bajo,y el Conde de Mo
retto o freció le á la Reina su carnar i ere Ricc io ,
que era muy entendido mús ico,y po seía ade
más una hermo sa vo z de este timbre . Desde
entonces comenzó .Riccio á frecuentar , s in sos
80 LA REINA MART I R
pecha de nadie,el trato de la Reina ; y cuando
Mo retto vo lvió al Piamonte, p id ió le María que
le dej ase su ca7nar iere; en lo cual vino gusto so
el Embajado r,quedando Riccio en Ho lyro od
,
agregado como valet de c/za7nóre,á la servi
dumbre de la Reina .
Aho ra bien, ¿era ya R i cc io cuando vino á
Esco cia,el agente de Pío IV
, ytodo lo concer
niente á su servidumbre con Mo retto y á sus
habil idades musicales fué tan so lo una comedia
y un pretexto para introducirle en Esco cia y
acercarle á la Reina sin infundir desco nñanzas,
ó bien fué todo esto real y verdadero,y no
adqu irió el carácter de agente hasta haberse
conquistado por esto s medio s la confi anza de
María?
Nada sabemo s de esto,s i b ien no s incl ina
mo s al primer supuesto,que cuadra muy bien
con la índo l e de aquel lo s revuelto s tiempo s . De
la misma manera veremo s l legar dentro de po co
á María,disfrazado s de buhonero s á los do s
jesu itas Edmundo Hay y Tomás Derb ish ir,l ega
dos de San Pío V ,y más tarde á N ico lás Gra
dano,también j esu íta
,que la acompañó vario s
año s como valet de c/za7n/2re, lo mismo que Ric
cio,sin que ningún contempo ráneo se aperci
biese de el lo,ni la mayo r parte de lo s histo ria
do res hayan caído después en la cuenta .
AS suced 10, po r desgracia , que
también fué este el momento en
que las cavi laciones ambic io nes
y renco res del imbeci l Darnley,
l e sugirieron la idea de un cri
men y una traic ión,que habían de ser o rigen y
causa de todas las desventuras de la desdichad a
Re i na .
Firme siempre el ambic io so mo zo en la creen
cia de que la mala vo luntad de Riccio era la
que impedía á la Reina darle la co ro na ma
trimon ial,determinó deshacerse de él
,asesi
nándo le .
Confi óse á este propósito á su primo Jo rge
Douglás, bastardo del Conde de Angus , hom
bre o sado y de malas intenciones,y éste le puso
84 LA RE I NA MARTIR
en comunicación co n Lo rd Ruthwen,Lo rd Lind
say y el Co nde de Mo rto n,herej es todo s que
mantenían estrechas relacio nes co n lo s rebeldes
desterrado s .
Av istáro nse pués todo s co n gran secreto ,y
confi ó les Darnley sus ambicio nes y sus deseo s
de venganza : promet iéron le el lo s su ayuda en
uno y o tro extremo,y aquel lo s hombres astu
tos y perverso s , acabaro n po r arrancar al ambi
c io so mo zalbete . el secreto de lo s planes co n
que María y R i cc io amenazaban barrer la here
j ía de Esco cia .
La prueba no podía ser más concluyente
Darnley mismo había escrito co n la Reina al
Papa San Pío V y á Fel ipe II,y á él venía diri
gida la respuesta de éste,como en o tro l ugar
de esto s apuntes puede verse 5
El pánico de lo s herej es fué grande,y no
dej aro n escapar la o casión que la imbeci l idad
de Darnley les presentaba . Pus iéro nse de acuer
do co n lo s ministro s presbiteriano s de Edim
burgo,Knox y Craig
,co n lo s rebeldes refugia
do s en Inglaterra,y con los que o culto s acá y
allá quedaban en el reino,y o rganizaro n 'una
conspiración á cuyo frente se puso el Co nde de
Mo rto n .
Era el plan matar á Riccio,diso lver el Parla
mento que había de co nvo carse,prender á la
LA RE INA MART I R 85
Re i na,dar a Darnley la co rona matrimo nial , y
po ner á Murray al frente del gobierno .
E xtend iéronse para mayo r seguridad dos
compromiso s (cooenan ts) que l igaban estrecha
mente á Darnley y á sus cómpl ices . Firmaban
el primero de esto s dos do cumento s Mo rto n ,Ruthwen y el mismo Darnley , y en él declaraba
este ú ltimo,que hal lándo se la Reina rodeada y
engañada de hombres perverso s,y muy espe
cialmente po r un ital iano l lamado Dav id Ricc io
se había determinado él,con ayuda de la no
b leza y de algunas o tras personas , á apode
rarse de esto s enemigo s del reino y á matarlo s
s i resistían . Co fnprometíase además,bajo su
palabra de Príncipe,á so stener y defender á
sus aso ciado s en presenc ia de la misma Reina,
y en el mismo i nterio r de palacio .
Firmaban el segundo do cumento los Co ndes
de Murray,de A rgyle
,de Glencairn y de Ro thes
,
y prometían en su nombre y en el de todos sus
cómpl ices,so stener á Darnley en todas sus j us
tas querel las,ser amigo s de sus amigo s y ene
m igos de sus enemigo s , co nferi rle la co rona
matrimonial , mantener la rel igión pro testante ,y abatir á todo s los que se opusieran á el la .
Darnley prometía además po r su parte , per
donar á Murray y á los Lo res d esterrado s,dete
ner todo pro cedimiento u lterio r contra el lo s po r
86 LA RE INA MART I R
su rebel ión pasada,y devo lverles todo s sus
hono res y propiedades .
Firmáro nse estas criminales estipulaciones
á de Marzo de 1 566 ,y fijóse la ej ecución
del crimen para el sábado,d ía 9 de aquel mis
mo mes y añ o .
LEGÓ , po r fin ,aquel sábado 9 de
Marzo,que hab ía de co nstitu ir en la
histo ria de Esco c ia , una de sus más
ho rrendas fechas .
Co rría á la sazón la Semana Santa y el ayu
no genera! de los p resb iteriano s , y esto atraía
á Edimburgo mucho s de aquel lo s herej es . Knox
y Craig tomaro n á su cargo preparar lo s án i
mos para el crimen que se proyectaba , y predi
caro n en aquel ló s días sermo nes muy v io l ento s .
La muerte de Oreb y Jeb,la matanza de los
Benj amitas,el supl ic io de Amán
,y cuantas
histo rias sangrientas refi eren las Escrituras de
castigo s dado s p o r Dio s á los persegu ido res
del pueblo escogido,fueron expuestas á -aque
l lo s espíritus fanático s y levantiscos ,como
88 LA REINA MART IR
ej emplo de lo que debía hacerse en Esco cia
co n el enemigo del pueblo de Israel . Este pue
b lo de Israel era la Iglesia presbiteriana , y este
enemigo era el infel ii Riccio,igno rante po r com
p leto del pel igro que co rría , y próximo á caer
inerme y s in defensa en mano s de sus enemigo s .
A l ano checer del sábado comenzaron á mo
verse los asesino s . Mo rton,Ruthwen y L indsay
se dirigieron al palac io de Ho lyrood co n dos
ciento s hombres armado s . Entraban muy en
si lenc io,de dos en dos y por diversas puertas :
una vez dentro,afi u ían todo s á las hab itaciones
de Darnley,que estaban situadas debajo de
las de la Reina : una escalera excusada , que aun
en el d ía de hoy se enseña , ponía en comuni
cación ambo s departamento s .
Darnley había cenado más temprano que de
co stumbre y esperaba á los conjurado s,les rec i
b ía y acomodaba . L aReina,que estaba embara
zada de seis meses,del que fué luego Jacobo VI
de Esco cia y I de Inglaterra,sentíase indis
puesta : no había sal ido de sus habitac iones , y
mandó que sirv ieran la cena en un reducido
gabinete que precedía á su alcoba . Ten ía ésta
po r el lado opuesto o tra puerta á un salón que
l lamaban de descanso,y al l í venía á parar la
escaleri l la que con las habitaciones de Darnley
comunicaba .
90 LA REINA MART I R
l icencia para entrar aqu í á esta ho ra y de este
modo ?…
Mas Lo rd Ruthwen ,con i nso lente calma
, co n
testó señalando á Ricc io :— Tenga á bien V . M . hacer sal ir á ese Da
vid,que demasiado tiempo ha estado ya en esta
cámara .
Riccio,muy pál ido
,pero sereno todavía , hizo
ademán de levantarse ; mas la Reina le detuvodiciendo á Ruthwen con gran imperio :
—
¿Pues que culpa ha cometido?…
— L a más detestable — co ntestó el Lo rd
que puede cometerse co ntra el ho no r de V . M .,
y del Rey su espo so,y de la nobleza y de todo
el pueblo .
No quiso escuchar más la Reina , y mandó
sal ir á Lo rd Ruthwen ,bajo pena de traic ión
diciendo que s i David hubiera del inquido , tribu
nales había en Esco cia para j uzgarle .
Mas Lo rd Ruthwen ,como s i no se dirigieran
á él aquel las palabras,extendió la mano para
c oger á Riccio po r el cuel lo . Hurtó éste el
cuerpo aterrado,y se prec ipitó hacia la Reina
gritando :—
¡Mada7na,io son
Giustis ia
Derribó R icc io la mesa del lado de la Reinaal levantarse , y hubo al l í entonces un momento
LA REINA MART IR 9 I
de confusión ho rrible . Agarrábase el infel iz sin
tino al vestido de María,gritando s iempre :
Giustiz ia!… Daba el la también vo
ces pro curando cubrirle con su cuerpo,y lo s
asesino s dirigían sus espadas y pisto las,o ra á
Riccio,o ra á la Reina misma . Abrazóla ento n
ces estrechamente po r detrás Darnley á fi n de
impedirla el juego de lo s brazo s,y desasió él
mismo,con gran vio lencia
,de las mano s cris
padas del secretario,las faldas de la Reina .
Sin amparo ya el desdichado,arrastráron le
po r el cuel lo de la ropil la fuera del gabinete , y
atravesando la alcoba,l e l levaro n á la sala de
descanso .
A l l í esperaban Mo rton,L indsay y los demás
conj urado s,que le querían guardar toda la
no che en Ho lyrood para ahorcarle á la mañana
sigu iente . Mas Jo rge Douglás , abalanzándose á
él con el propio puñal de Darnley en la mano,
se lo hundió en el pecho y se lo revo lv ió,y dejó
dentro gritando :—
¡Ahí va la puñalada del Rey!…
Todo s se prec ipitaro n ento nces sobre él,y le
dieron cincuenta y seis puñaladas . Espirante
aún,l e arrastraron po r la escaleri l la de las habi
taciones de Darnley,y por una de las ventanas
le arroj aron al gran patio cuadrado .
logró el ánimo varonil de María
arrancar á R icc io de mano s de susasesino s ; pero su habil idad y su
energ ía supiero n desbaratar lo queles restaba por hacer de su plan…com
b inado . Toda aquel la ho rrible no che del sábado,
tuv iéron la encerrada en su cámara , sin permi
ti rla siqu iera ser as istida de sus damas .
Mo rton y L indsay guardaban el palac io,y
so lo Darnley entraba á vis itar y animar á la
Reina . Mas tales trazas se dió ésta,y de tal
manera supo dis imular su indignación justísima,
que le bastaro n do s días,el domingo y el lunes
,
para vo lver po r completo á Darnley , aterrado
ya de su crimen,atraérsele de nuevo
,y determ i
narle á hu ír con el la á Dunbar . Así lo hic iero n
94 LA REINA MART IR
en efecto,en la madrugada del lunes
,sal iendo
de Ho lyro od co n el mayo r sigi lo,á cabal lo
,y
sin más esco l ta que el capitán de guardias de
la Reina,A rturo Erskine .
El pánico de lo s co nj urado s y su indignación
contra Darnley no reco no ciero n l ímites . Huye
ron todo s á la desbandada,temiendo las j ustas
iras de la Reina,y la mayo r parte
,Mo rton
,
Ruthwen y L indsay entre el lo s,no pararon hasta
salvar la frontera deInglaterra .
Creía ento nces la Reina que la j uventud inexperta de Darnley y lo s malo s consejo s de Jo rge
Douglás , eran los que le habían precipitado en
su criminal y temeraria empresa . Pronto pudo,
sin embargo,caer en la verdadera cuenta ; por
que indignado s lo s fugitivo s con la nueva trai
ción de Darnley,tomaro n venganza enviando á
la Reina lo s dos do cumento s fi rmado s el de
Marzo,que astutamente guardó en su poder el
Conde de Mo rto n .
Ento nces pudo comprender María toda la in
dignidad de Darnley y la infamia de su con
dueta , y el abismo que esta ho rrible revelac ión
abrió entre ambo s espo so s,hízose ya infran
queable . Co n harta razón no fué ya Darnley
para el la sino un ingrato ambicio so,un infame
asesino y un traido r á su rel igión,á su reina y
á su espo sa : hízosele odio sa su presencia y su
LA RE INA MART IR 95
do lo r fué tan hondo y tan acerbo,que entonces
se inic ió en el la la do lo ro sa enfermedad del
hígado que le duró hasta la muerte . A po coescrib ía el Embajado r de Francia Du Cro c al
A rzobispo de Glasgow : << L a Reina no está
buena . Yo creo que su enfermedad co nsiste en
un pesar profundo,que es impo sible hacerla
o lv idar . No hace sino repetir estas palabras :
¡Quisiera estar muerta!»
Acercábase en esto la épo ca del alumbra
miento de la Reina,y quiso el la retirarse al cas
ti l lo de Edimburgo, po r parecerl e este lugar
más seguro y saneado . S igu ióla al l í Darnley , en
to rno del cual se había hecho el vacío que acom
paña siempre en lo s palacio s á la desgracia,y
sigu ióla también el Co nde de Bo thwel l , JaimeHepburn
, .el hombre más pel igro so de Escocia
,
según Trockmorton,que acechaba en si lenc io
el momento opo rtuno de desplegar las immen
sas alas de su ambic ión y su o sadía,plegadas
hasta entonces .
Y ento nces fué tamb 1en cuando al l í mismo yante los propios ojo s de la Reina ,
se entabló
entre aquel lo s do s hombres una desigual y so la
pada lucha,cuyo último obj eto era apoderarse
,
no ya del co razón,sino del poder y la co rona
de María .
Darnley no había cumplido aún veintiun año s,
96 LA RE INA MART IR
y era, po r lo tanto ,
un niño ; un niño infame cier
tamente,pero al fi n y al cabo
,niño . Bo thwel l
po r el co ntrario ,iba á cumplir treinta y seis ;
la edad de las ambiciones frías y calculadas y
ego ístas,sin mezcla alguna de pasión genero sa
que las ennoblezca . Y entre este niño infame y
este hombre perverso,hal lábase María , Reina
de veintitres año s ; aco sada po r los herej es , com
batida por lo s rebeldes , vendida y ultraj ada po r
Darnley como reina y como espo sa,y servida
po r Bo thwell con una l ealtad y una galantería
que la halagaban como mujer y la satisfacían
como reina,y no había encontrado hasta enton
cesé ntre lo s falaces y gro sero s Lo res esco ceses .
No es extraño, po r lo tanto ,
que á medida
que bajaba Darnley en su estimación y en su
conñanza,se elevase Bo thwel l en una y o tra
,y
fuese po co á po co apoderándo se del ánimo y dela vo luntad de la Reina .
Darnley había tomado desde luego la actitud
del niño mimado que se enfada cuando l e rega
ñan lo s maestro s . A l j usto alej amiento de Ma
ría,contestó co n durezas y hasta gro sero s insul
to s : d ióse á la caza con exceso,á los v ic io s co n
descaro y á la bebida con c ínica desverg'
úenza,
y amenazó, po r ú ltimo , con fl etar un barco y
marcharse de Esco cia .
Mas antes,cediendo á la falsía de su carácter
98 LA REINA MARTIR
de 1 566 un Príncipe , que hab ía de ser más tardeel apóstata Jacobo VI de Esco cia y I de Inglaterra . Despachó al punto María á Jacobo Melvi l
,
como Embajado r extrao rdinario,para que anun
ciase á la Reina de Inglaterra la impo rtantenueva ; y entonces o currió un hecho que el m is
mo Melvi l co nsigna en sus memo rias,po rque
pinta por s í so lo el carácter de Isabel , mejo rque largas descripc iones y pro fundo s estudio s .
Sucedió pués,que cuando l legó Jacobo Melvi l
á Londres,hal lábase la Reina en Greenwich
,
sitio real muy de su predi lección , donde el la
había nacido,y donde existe al presente el mag
n ífi co ho spital de invál ido s de la A rmada . Fué
al lá á buscarla el Embajado r extrao rdinario,y
acompañóle el famo so secretario de Estado Gui
l lermo Ceci l 8 que en ausencia de la Reina le
había recibido .
Celebrábase aquel la no che una gran fi esta en
el palacio de Greenwich , con todo el esplendo r
verdaderamente mágico que desplegaba enton
ces la co rte de Inglaterra ; y la Reina , que era
muy afi cionada al bai le y presum ía de serlo,
tomaba parte en una de aquel las compl icadas
y difíci l es contradanzas , propias de la épo ca ,que l lamaban L a Gal larda . Pasaba ya Isabel
de los treinta y tres año s,y crecía su fealdad á
medida que la j uventud se alejaba ; tenía el pelo
LA REINA MART IR 99
pintado de rojo ,lo s ojo s pequeño s , lo s dientes
negro s,la nariz prominente ; sobre el seno des
nudo l levaba el co l lar de la Jarratierra,según
su co stumbre,y las más ricas pedrerías cuaj a
ban desde su co rona de o ro hasta sus chapines
de raso 9
A cechó Ceci l una pausa del bai le para acer
carse á la Reina y darle al o ído la no ticia que
Melvi l traía,y la envidia
,la ru in envidia que royó
siempre aquel duro co razón de so l tero na,se
sobrepuso entonces en el la , por un momento ,
á todo s los d isimu los de la mujer y á todas las
d ip lomacias de la reina . E scapósele un grito de
rabia y dejóse caer en un sitial so l lo zando ; y
como algunas de sus damas se acercasen asus
tadas preguntando el mo tivo de aquel la con
goj a,contestó les agriamente con la dureza y
despo tismo que co nstitu ían el fondo de su carác
ter,y sal ían á cada paso á la superfi cie 1 0
—
¿Pues no sabéis que la Reina de Esco cia
ha dado á luz un hijo,y yo no soy sino un árbo l
estérñ?u .
Suspendió la fi esta este desagradable inci
dente,y toda aquel la no che la pasó la Reina
devo rando su despecho . Mas al o tro d ía,repuesta
ya de su turbación,y dominado aquel bro te de
envidia recibió á Melvi l con grandes agasajo s,
escucho de su bo ca la nueva del nacimiento del
1 00 LA RE INA MART I R
Príncipe co n las mayo res muestras de alegría ,y despachó acto continuo á S ir Enrique Kil legrew para que fuese á fel ici tar en su nombre á
la Reina de Esco cia . Ofrecióse también á ser la
madrina del Príncipe cuando l legase el momento
del bautizo,y nombró á la Condesa de A rgyle
para que la representase en la ceremonia , y al
Marqués de Bedfo rt para que fuese á Esco cia
como Embajado r extrao rd inario y l levase á su
ahij ado el rico presente de una pi la bautismal
de o ro macizo .
Esta determinación de Isabel detuvo al Nuncio del Papa en París , do nde ya se encontraba .
No co nvenía desairar á la Reina de'
1nglaterra
en aquel lo s momento s en que se pretendía
arrancarle el recono cimiento de María y de
su hijo como legítimo s heredero s de aquel laco rona ; ni parecía tampo co prudente i rritarla ,poniendo delante de su Embajado r en Edim
burgo,un Nuncio de aquel mismo Papa San
Pío V,que preparaba ya su fo rmidable bula
excomu lgándo la.
Celebróse pués el bautizo co n grande pompa
y magnifi cencia,según el ritual catól ico
,en el
casti l lo de Stirl ing,y el A rzobispo de San An
drés echó el agua bautismal al futuro Rey de
Esco cia y de Inglaterra . Darnley,fi el s iempre
á su papel de niño enfadado,no asistió al bau
102 LA REINA MART IR
Esta fuga de Darnley,que co lo caba á María
en evidencia así en su reino como ante las co r
tes extranj eras,acabó de co lmar su resent i
miento,y é l triunfo de Bo thwel l pareció com
p leto . Mas una tarde,un ital iano que l lamaban
el signor F rancis,Intendente de la Reina y
grande amigo del difunto Riccio, p id ió le co n
grandes instancias una audiencia para do s buho
nero s paisano s suyo s,que traían galas muy nue
vas, y ricas mercaderías francesas .
A ccedió gusto sa María, po r ser muy afi c io nada
á las modas de Francia,y su so rpresa fué grande
al reco no cer bajo los abigarrado s sayo s de lo s
buhonero s paisano s del signo r Francis,á los do s
j esu ítas Edmundo Hay y TomásDerb ish ir,com
pañ ero s del Nuncio que el Papa la envi abaHabía j uzgado prudente el Nuncio de San
Pío V detener po r entonces su viaj e á Esco cia ;mas como las causas que lo mo tivaban urgían
y lo s suceso s se precipitaban,determinó enviar
po r delante aquel lo s dos hombres de su entera
co nfi anza . Traían ésto s para la Reina de partedel Papa
,un so co rro de veinte mi l co ro nas ,
suma equ ivalente á lo s veinte mi l escudo s que
ya le hab ía enviado Fel ipe II po r mano de Francisco Yax lee
,como en la no ta número 5 del
presente l ibro queda co nsignado ; y traían tam
bién todas las instrucciones necesarias para pro
LA REINA MARTIR 1 03
seguir con la podero sa ayud á del Papa y del
Rey Catól ico los trabajo s que,para la restaura
c ión del cato l ic ismo en Esco cia,había interrum
pido la m uerte de Riccio .
El Papa iba,s in embargo
,mucho más lejo s
y si la Reina de Inglaterra persistía en su'
siste
ma de persecución á los catól ico s,era su intento
publ icar una bula excomu lgándo la,y l ibrando
del juramento de fi del idad y obediencia á todo s
sus súbdito s y vasal lo s ; con lo cual , s iendo Ma
ría Estuardo la heredera legítima de la co ro na
de Inglaterra,todo s los catól ico s ingleses se
alzarían po r el la , y la co lo carían en el trono con
el auxil io del Papa y de las po tencias catól icas
que habían entrado en la l iga de Bayona
Mas para todo esto parecíale necesario á San
Pío V,y así se lo supl icaba á la Reina María
,
que cesase todo germen de disco rdia entre el la
y su espo so,y no dieran á la cristiandad
,que
hacía de su causa de el lo s la suya propia,el
lastimo so espectáculo de un matrimo nio cató
l ico divid ido y enconado .
Abrió á estas razones María Estuardo su
co razón y su conciencia al P . Edmundo Hay,y
le hizo patente todo cuanto entre el la y Darnley
había mediado . L os agravio s eran grandes,los
renco res pro fundo s,el alejamiento mutuo
,y po r
parte de María,j usto y fundado en conciencia .
1 04 LA REINA MART I R
Mas Edmundo Hay,en su doble carácter de
sacerdo te y de diplomático,supo mitigar las
o fensas,suavizar lo s enconos
,hacer po sible la
aproximación después del alej amiento,y po
niendo de rel ieve ante los ojo s de María la
grandeza y santidad de la obra proyectada,
pid ióle en nombre del Papa y del Rey Catól ico
y de la cristiandad entera,que perdonase á
Darnley y sacrifi case sus sentimiento s y afec
ciones personales,á la causa de la rel igión y
al triunfo de la Iglesia catól ica .
Cedió María,po rque era su natural genero so
é incl inado á grandes co sas,y así lo prometió á
Edmundo Hay y así lo cumpl ió en efecto,dis
po niendo su viaj e á Glasgow para intentar la
reconci l iación con Darnley,que al l í se hal laba
todavía enfermo .
Esta repentina mudanza de la Reina,cuyo s
alto s mo t ivo s trasluciero n muy po co s,l lenó de
estupefacción á Bo thwel l y á sus secuaces , y
entonces fué sin duda alguna cuando en aquel
infame conci l iábu lo de rebeldes despechado s ,ambicio so s traido res
,y herej es apóstatas enri
quecido s con los despojo s de la Iglesia Roma
na,se fraguó contra el infel iz Darnley
,el más
negro y misterio so complo t que registran las
h isto rias de la épo ca .
1 06 LA REINA MART I R
á po co fué el n iñ o enfadado desarrugando el
ceño,confesó sus culpas
,o freció la enmienda
,
y acabó po r pedir y prometer á la Reina quela seguir ía á todas partes
,con tal que quedase
reanudada entre el lo s la vida matrimonial,de
al l í en adelante .
Consintió María,como era su propósito
,y
propúso le desde luego marchar á Craigm i l ler,cuyas aguas medicinales habían de hacerle bien
,
y apresurar su convalecencia . Mas Darnley , po r
un resto de recelo á lo s Lo res que se hab íanreunido con Bo thwel l en Craigm il ler mismo ,
po co tiempo antes,mo stró repugnancia á este
viaj e,y propuso á su vez marchar s in rodeo s á
Edimburgo é instalarse desde luego en Ho ly
rood con su espo sa y co n su hijo .
Hízo le presente la Reina co n grande dulzura
y prudenc ia el grave riesgo de contagio que
pudiera haber para el tierno Príncipe , con esta
aproximación de su padre co nvaleciente aún de
las v i ruelas,y ento nces se concertó un plan que
conci l iaba todo s los extremo s . Darnley había
de ho spedarse en una casa de campo de lo s
alrededo res de Edimburgo,hasta su curación
completa . La Reina se instalaría desde luego
en Ho lyro od al lado de su hijo ,y desde al l í
visitaría á Darnley con la mayo r frecuencia
po sible .
LA RE INA MART I R 1 07
Así quedó convenido entre ambo s espo so s
con satisfacción mutua,y la Reina tuvo enton
ces la funesta o currencia de escrib ir á Bo thwel l,
o rdenándo le buscar y preparar en las inmed ia
c iones de Edimburgo,la casa más á propósito
por su s ituación sana y venti lada para recib irá Darnley .
Había entonces á las puertas mismas de
Edimburgo,un vasto campo que desaparece
hoy bajo la parte nueva de la capital de Esco
cia. En lo alto de una co l ina veíase una iglesia,
ya arruinada en aquel tiempo ,que l lamaban
Kir/e of F ield,esto es
,Iglesia del campo ; y
pegado á el la,ex istía un vetusto ed iñcio co no
cido po r la casa del P reóendado,á causa de
haber sido la mo rada de lo s antiguo s capel lanes
de aquel laiglesia . Rodeában la lo s j ardines de
varias casas situadas en el l lano,y más lejo s
,
hacia el lado de Edimburgo,había un antiguo
convento de Dominico s,saqueado y destruído
po r los herej es , que l lamaban de lo s Frai les
¿Yeg ros (Black Fniars .)Era
,en efecto
,la casa del Prebendado la más
sana y bien o reada de aquel las inmediacio nes,
yera también al mismo t iempo la más aislada y
so l itaria ; y ya fuese po r una ú Otra de estas
condiciones,ya po r ser su propietario Roberto
Balfour,servi l hechura de Bo thwel l
,es lo c ierto
1 08 LA REINA MART I R
que,no obstante lo mezquino y derru ído de la
tal casa,el la fué la escogida po r aquél para
albergue del desdichado Enrique Darnley .
Preparóse co n gran lujo en la planta baj a un
cuarto para la Reina,y justamente encima de
éste,se dispuso con igual magnifi cencia , en el
piso alto la cámara de Darnley . Sus tres cria
do s,Guil lermo Taylo r
,Tomás Nelson y Eduardo
Simons deb ían aloj arse en una galería próxima ,destinada también á to cado r y guardarropa : par
t icu laridades estas que co nviene tenga presen
tes el lecto r,para comprender bien la ho rrenda
y misterio sa intriga que en aquel lo s mismo s
lugares había de desarro l larse .
La Reina y Darnley sal iero n junto s de Glas
gow,v iaj ando en l itera y á co rtas jo rnadas , po r
no sufri r o tra co sa la debi l idad del enfermo .
Sal ió les al encuentro Bo thwel l hasta la mitad
del camino,y el 3 1 de Enero l legó y se instaló
Darnley en la casa del Prebendado .
Desde entonces,todo pareció recobrar en la
co rte de Esco cia el aspecto mismo que ten íaantes de la muerte de Riccio . L a Reina visitaba
á Darnley diariamente,dábale siempre pruebas
de interés y afecto,y po r do s veces , en muy
co rto intervalo,pasó la no che en la casa del
Prebendado . Bo thwel l po r su parte , acompañaba
y servía á la Reina con su respetuo sa galante
1 1 0 LA REINA MART I R
hasta l legar al convento de lo s Frai lesN egro s .
Oculto s en aquel las ruinas hal lábanse o tro s tres
hombres esperando : cargáronse ésto s los saco s
y mientras lo s primeros vo lvían apresurado s a
Edimburgo,d irigiéronse el lo s con su misterio sa
carga á la casa del Prebendado .
Abrió les el francés N ico lás Hubert,l lamado
ordinariamente Par ís, po r ser nacido en la capi
tal de Francia . E ra aquel hombre un espía de
Bo thwell,co lo cado po r este mismo al serv ic io
de María Estuardo . Condújo les el esp ía con lasmayo res precauciones á la cámara de la Reina
,
cuyas l laves,falsas ó verdaderas
,tenía en la
mano,y al l í l es dej ó encerrado s con su carga .
A las once despid ióse la Reina de Darnley ,y precedida de paj es y lacayo s que alumbraban
con anto rchas,y rodeada de su comitiva
,tomó
el camino de Ho lyro od con grande paz y so sie
go . Quedó entonces la casa del Prebendado
sumida en el m ás tranquilo s ilencio ,y desde
es te momento,nadie ha sabido nunca á punto
fi jo lo que sucedió dentro de aquel lo s muro s
tenebro so s .
Una mujer de las cercanías declaró más
tarde,que á las altas ho ras de la noche
,entre
una y do s de la madrugada , había o ído una
vo z temero sa que clamaba desde la casa del
Prebendado :
LA RE INA MART I R I I I
¡Auxil io ,hermano s
,auxi l io !… ¡Aux il io po r
amo r de Dio s,que tuvo miserico rdia de todo
el
Todo quedó en si lencio después de estasvo ces lastimeras ; pero una ho ra más tarde , un
estampido horrendo más fuerte que lo s disparo s
de mil lares de cañones j unto s,rompió el s i len
cio de la no che,y un resplando r v ivísimo desga
rró po r un momento sus tinieblas , alcanzándo se
á ver á su refi ejo hasta las j arcias y aparejo s
de lo s barco s anclado s en el puerto . Vo lvió á
re inar el s i lenc io instantáneamente ; pero era ya
un silencio de muerte . L a casa del Prebendado
había vo lado po r los aires , sepultando entre sus
escombro s cuanto sus muro s encerraban .
Aquel la deto nac ión fo rmidable sembró la
alarma y el pavo r en Edimburgo,y el Lo rd
Prevoste acudió aterrado con sus guardas,se
guido de mucha gente . Nadie o só,s in embargo
,
acercarse á las ru inas hasta despuntar el alba ;mas á su débi l c laridad enco ntraro n lo s más
o sado s entre lo s escombro s á Tomás Nelson,
vivo todavía,y más lejo s
,en un j ardín v
'
ecino,
descubriero n el cadáver de Darnley tendido
baj o un árbo l : á sus pies,y to cándo l e casi
,se
hal laba e l de su paj e Wil l iam Taylo r,pobre
niño de diecio cho año s . Darnley hal lábase en
camisa,medio envuelto en su capa de ricas p ie
1 1 2 LA REINA MART I R
l es : Taylo r,á medio vesti r también
,tenía á su
lado una espada desnuda .
En este momento l l egó Bo thwel l con grandeapresuramiento
,dando albo ro tadas muestras de
indignación,de ho rro r y de lástima . Abrióse
cal le entre la muchedumbre,y mandó rodear de
guardias lo s cadáveres y transpo rtarlo s á una
casa vecina,á ñn
,s in duda
,de que nadie lo s
examinase . E ra ya tarde,sin embargo
,y todo s
observaron que no había en ninguno de lo s ca
dáveres las quemaduras y go lpes que suponen
siempre en una explo sión el fogo nazo y la caída,
y que so lo se observaban en sus c'
uel lo s y en
sus ro stro s las señales inequ ívo cas de haber
s ido estrangulado s .
Esto fué lo que aparec ió á los oj o s de todo s,
en la superfi cie de aquel ab ismo de iniqu idad,
cuyo negro fondo nadie ha sondeado todavía
con verdadera certeza . He aquí aho ra lo que
resulta de lo s pro ceso s entablado s,y de las pru
dentes co nj eturas que pueden hacerse,sobre
do cumento s de la épo ca,tan claro s y expl ícito s
como el despacho del Nuncio del Papa á Cosme I
,sacado po r el Pri ncipe de L abano ff de los
archivo s de Médicis .
El d ía 8 de Febrero , po r la noche , dos fo ra
gido s de la banda de Jacks asalariada por Bo th
wel l,l legaron á Ho lyro od preguntando po r su
1 1 4 LA REINA MARTIR
escondido s en la cámara de la Reina,dispo
niendo una larga mecha que habían de sacar al
jard ín po r una de las ventanas .
Mientras tanto,Bo thwel l acompañaba á la
Reina en la fi esta de Ho lyro od,y charlaba y
bromeaba all í co n su gracia y gal lardía de siem
pre . A las do ce baj ó apresuradamente á sus
habitacio nes : qu itóse con grande prisa su rico
vestido de terciopelo negro bordado de plata y
acuchi l lado de raso,y pidió á su ayuda de cá
mara Dalgleish,como éste mismo declaró más
tarde,un traj e de co lo r o scuro y tela o rdinaria
,
un capo te de montar y un sombrero de anchas
y caídas alas .
Así dispuesto y segu ido de Dalgleish,París
,
Wilson y Powrie,baj ó sigi lo samente po r una
escalera de caraco l que daba al j ardín de la
Reina,é intentó sal ir po r la puerta del Sur de
palacio, por parecerle ésta la más so l i taria y
abandonada en aquel la ho ra . Esto mismo l lamó,
sin embargo,la atención del centinela
,y no bien
se acercó la so specho sa caravana , d ióles un enér
gico y so no ro—
¿Quién v ive?
Empujó Bo thwel l á Powrie por delante para
que él respondiese,y así lo hizo éste gritando :
—
¡Am igosl…
—
¿Amigo s de qu ién?— repl icó el centinela .
LA REINA MART I R I 1 5
Y á o tra señal de Bo thwel l contestó Powrie
Amigo s de Milo rd Bo thwel l .
Franqueáron le á este nombre temido el pos
t igo,y ento nces cruzaron rápidamente la Cá
nongate, para buscar la puerta de Neither—bow,
po r donde les era fo rzo sa la sal ida . Mas también
esta puerta se hal laba cerrada,y tocóle esta vez
á Wilso n, por o rden de Bo thwel l
,l levar la pala
bra . Gritó pués el fementido sastre al centinela,
con altanería digna de su amo,que abriese la
puerta á los amigos de 1Wi lord Bothwel l ; y así
lo hizo al cabo un so ldado v iejo l lamado Juan
Gal loway,refunfuñando y preguntándo l es con
extrañeza qué demonio s les hacía andar fuera
de la cama á semejantes ho ras de la no che .
Una vez franqueada esta puerta, ya no encon
traron difi cu ltad alguna hasta l legar al co nvento
de los Frailes Negro s . Dejó al l í Bo thwel l á Wil
son,Powrie y Dalgleish
,y adelantóse él , so lo
con París,hasta el jard in il lo del Prebendado
do nde le esperaban ya los dos bandido s Hepburn y Hay de Tal lo .
Co rta fué la co nferencia que celebraro n : á las
po cas palabras cruzadas , París entregó á Hep
burn un manojo de l laves falsas , y los do s Jacks
entraron cautelo samente en la casa y se dirigie
ron á paso de lobo á la cámara de Darnley , .
No do rmía éste,desvelado po r ru ido s que
I 1 6 LA REINA MARTIR
oyera ó recelo s que tuviese,y al entrar lo s s ica
rio s en la casa,despertó á su paj e Taylo r
,que
descansaba en una cama de campaña á lo s pies
de su lecho . El paj e encendió una lámpara,y
ambo s quedaro n ansio so s,con el o ído alerta ;
mas cuando oyero n paso s cautelo so s en la ante
cámara,y sintieron que una l lave distinta de
la que el lo s tenían po r dentro ,intentaba abrir la
puerta po r fuera , comprendieron al fi n el riesgo
en
xº
que se hal laban .
Darnley se echó fuera de la cama,y envuelto
en su capa de p ieles y con la espada en la mano
trató de hu ír po r la puertecil la del to cado r s i
tuado en la galería : el paj e,á medio vestir tam
bién,alumbraba con su Y ento nces
debió ser cuando desde las ventanas del to ca
do r diero n vo ces pid iendo auxi l io,y ento nces
también cuando los dos asesino s,bien so lo s
,
bien ayudado s por París y el mismo Bo thwel l
se arroj aro n sobre las infel ices v íctimas,y las
hicieron cal lar estrangu lándo las .
Cegado s después,sin duda alguna
, po r el
aturdimiento que acompaña siempre al crimen,
l levaro n lo s cadáveres á un j ardín vecino para
simular que lo s había arroj ado al l í la explos iónque iba á seguirse
,sin comprender e n su azo
ram iento que estas mismas precaucio nes habían
de hacer más"
paten te el del i to .
1 1 8 LA REINA MART I R
puerta abajo . Era Jo rge Hacket,ugier de pala
cio,tan descompuesto y trasto rnado
,que ape
nas podía hacer uso de la lengua . Inco rpo róse
Bo thwell en su lecho y preguntóle con la mayo r
sangre fría,qué podía o currir tan grave
,que
fuese mo tivo de tanta urgencia .
¡Que han vo lado la casa del Rey , y ha pe
rec ido entre lo s escombro sl— contestó Hacket
más b ien que con palabras,con grito s y con
gesto s .
Saltó Bo thwel l de la cama y echó mano á la
espada que cerca tenía,gritando :
Tranison ! y comenzó á vestirse
apresuradamente .
Entró en esto el Conde de Huntly , igualmente
aterrado,y ambo s magnates subiero n presuro
so s á o frecer sus serv ic io s á la Reina .
IGUIERONSE á esta catástrofe tan
hondas alteraciones en Esco cia,
murmuráronse y aun pro clamá
ronse en alta voz tan graves afi r
maciones,y hubo tan extrañas y
absurdas inconsecuencias en la conducta de los
más grandes personaj es,y aun de la misma
María,que la verdad naufragó ento nces en el
cenago so mar de la intriga,el dis imulo y la
calumnia,y nadie hasta el d ía de hoy puede
vanaglo riarse de haberla sacado á fl o te en toda
su pureza .
Dos opiniones distintas co rrieron ento nces
sobre el tenebro so crimen,y han l legado hasta
no so tro s á través de los siglo s,apoyada una
por los herej es enemigo s de María , y so sten ida
1 20 LA RE INA MART I R
o tra po r los amigo s y defenso res de la desdi
chada Reina .
A cusaban lo s primero s á Bo thwel l del asesi
nato de Darnley,mas supo n ían lo hecho co n la
compl icidad ó á lo meno s el co nsentimiento
tác ito de María . La indudable pasión de laReina po r este hombre funesto ,
y el extraño
apresuramiento co n que co ncertaron y verifi ca
ron su desdichado matrimonio,servían les de
apoyo para tan infame propaganda .
L o s segundo s, po r su parte , achacaban igual
mente la ej ecución material del crimen al Co nde
de Bo thwell ; mas la concepción del plan y su
impulso y desarro l lo atribu ían lo,con harta razón
á nuestro j uicio,á la ambición desmesurada y á
la astucia infernal del bastardo Co nde de Mu
rray,apoyado po r el partido presbiteriano .
Murray,envid io so de su hermana
,como lo
es siempre el bastardo del h ijo leg ítimo,ace
chaba la o casión de arrancar á María la co rona
de Esco cia,apoyado po r los herej es , cuyo ído lo
era . Po r eso,explo tando la audacia cr im i nal de
Bo thwel l y el apasionamiento de María , tendió
les un lazo en que cayero n ambo s,uno á uno ,
cegado s por el amo r y la ambición , sus respec
tivas y pel igro sas pasio nes .
Murray desde la sombra,y el Conde de Mo r
ton y los antiguo s Lo res rebeldes y herej es ,
1 22 LA REINA MART I R
sus secuaces,á lo s más fi eles servido res cató
l ico s de la Reina .
Aquel las pérfidas insinuaciones fuero n po co
á po co concretándo se,y á lo s po co s d ías apa
reciero n en el mercado públ ico dos nuevo s
pasquines . L eíanse en uno las in ic iales de la
Reina bajo una mano que so stenía una espada,
y en el o tro las del Conde de Bo thwel l,bajo
o tra mano empuñando unamaza,que se supuso
desde luego ser el instrumento del crimen .
A l mismo t iempo comenzaro n á o írse á des
ho ra y en lo más cal lado de la no che,vo ces
misterio sas que parecían sal ir de la famo sa Cruz
de Edimburgo,y acusaban del crimen á Bo th
wel l y de compl ic idad á María .
L os ministro s presb iter iano s,fi eles á su con
signa y acto res principales en aquella inicua
farsa,atribuían desde el pú lp ito
,con fanática
vehemencia,las denuncias anónimas de los pas
quines á la voz del pueblo que nunca yerra ; y las
vo ces m isterio sas de la Cruz de Edimburgo ,á la
voz de Dio s que milagro samente denunciaba
á los culpables , para que los fi eles de la nueva
Iglesia h iciesen j usti cia y tomasen venganza .
L a agitación fué extrema en Edimburgo , y
se extendió po r todo s los confines de Esco cia .
Mas una vez preparado este terreno ,preciso fué
obrar de o tra manera , si hab ía de caer la Reina
LA REINA MART I R 1 23
en el lazo del matrimonio,como había caído ya
Bo thwel l en el del asesinato.
El 1 2 de Abri l fué : pués citado Bo thwel l
á instancias del Conde de Lennox , padre de
Darnley,ante un tr ibunal encargado de exam i
nar su conducta . Presidía este tribunal el Conde
de A rgyle,como j usticia mayo r del reino po r
derecho hereditar io,y fo rmaban el ju rado lo s
mismo s Lo res comprometido s con Murray y
con Mo rton .
Este mismo y el falaz secretario Maithland
eterno s -cómpl ices del bastardo,acompañaro n a
Bo thwel l al tribunal,que se había consti tu ído
en la To lboo th misma . Iban á cabal lo ,Mo rton
á la derecha,Maithland á la Izqu i erda
,como s i
acompañasen á un triunfado r y no á un pérfido
ases ino .
Bo thwel l so stuvo su arrogancia ante el tri
bunal,y aquel j urado de cómpl ices recono c ió
y pro clamó unánime la abso luta inocencia del
asesino de Darnley . A ! d ía siguiente lo s tres
Estado s de Esco c ia rat ifi caro n en el Parlamento
la abso lución de Bo thwel l,y no satisfecha aún la
audacia invero s ímil de este hombre,envió un
cartel de desafío á las ciudades del reino ,citan
do en palenque cerrado á todo hidalgo de buena
sangre que o sara acusarle de haber tenido parte
en el asesinato de Darnley .
1 24 LA REINA MART IR
A l o tro día de la clausura del Parlamento ,
que fué 19 de Abri l , se adelantó un paso másen aquel camino de iniqu idades . Bo thwel l dió
un gran banquete en la taberna de Anslay,
famo sa en aquel t iempo,á todo s lo s Lo res esco
ceses que se hallaban en Edimburgo,y all í
,
entre las bo tel las vacías y las copas l lenas , exi
gió les el cumpl imiento de su promesa de apo
yar su matrimon io con la Reina .
No deseaban el lo s o tra co sa,y todo s
,con e l
Conde de Mo rton á la cabeza,tuvieron la infa
me doblez de acceder á su ruego,fi rmando al l í
mismo un bond en que declaraban hallarse con
vencidos de la i no cencia de Bo thwel l,se com
prometían á defenderle co ntra los calumn iado
res,y recomendaban á la Reina aquel nobley
poderoso L ord como el marido más conveniente .
<<Este acta,dice el pro testante Róbertson ,
que rebaja y desdo ra el carácter esco cés más que
ningún o tro acontec imiento de aquel siglo,con
tenía u na declaración fo rmal de la ino cencia de
Bo thwel l y el testimonio más auténtico del reco
no cimiento que le era debido por sus servi cio s
prestado s a l reino . En el caso de que vo lvieran
á acusarle del asesinato del Rey,se comprome
tían todo s los fi rmantes á reunirse para su de
fensa y á exponer sus vidas y fo rtunas po r su
causa . Recomendában le también á la Reina
I 26 LA REINA MART I R
Diez días permanec10 al l í la Reina en poder
de Bo thwel l,hasta que el 3 de Mayo la condujo
él mismo á Edimburgo,con todo s lo s m iram ien
to s debido s á su rango . Al l legar á la ciudad
arroj aro n los so ldado s de Bo thwel l las lanzas al
suelo,como para demo strar que la Reina venía
l ibre , y echando pie á tierra el Co nde , descu
b ierto y desarmado,tomó respetuo samente la
brida del cabal lo de María,y la co ndujo ante
el vecindario estupefacto,no al palacio de Ho ly
ro od,sino al casti l lo de Edimburgo .
Desde al l í declaró la Reina el 1 2 de Mayo á
la magistratura y á la nobleza,expresamente
convo cadas,que era l ibre
,que perdo naba á
Bo thwel l la ofensa recib ida,en gracia de sus
servic io s pasado s,y que se proponía conce
derle las más altas dignidades , como hizo en
efecto aquel mismo d ía,nombrándo le Duque
de Orkney y de Shetland,y co lo cando el la
misma la co rona ducal en su cabeza .
Murray y lo s presbiteriano s triunfaban po r
completo . A l día siguiente , I 3 de Mayo ,Bo th
wel l lograba sus afanes y María Estuardo se
perdía para siempre,contrayendo en el palacio
de Ho lyrood,á las cuatro de la madrugada ,
aquel funesto matrimonio que resu lta para no so
tro s el único punto dudo so de su histo ria .
¿Qué había pasado en Dunbar? ¿Igno ró siem
LA REINA MARTIR 1 27
pre María la culpabi l idad de Bo thwel l? ¿Triunfóacaso su corazón de su conciencia , ó fué atro
pel lada la debil idad de la mujer po r la brutal
audacia de Bo thwel l en aquel lo s diez días de
cautiverio?
A tales preguntas,que podrán acaso envo l
ver ' una fiaqueza,mas nunca un crimen , contesta
el odio de los herej es con insulto s y calumnias ;mas la caridad de los catól ico s debe , por el con
trario,detenerse respetuo sa y co nmovida ante
la enlutada ñgura de la noble Reina , l evantada
sobre el pedestal de sus ho rrendo s info rtunio s,
cubriendo con un paño fúnebre manchado de
sangre este episodio de su vida,é impo niendo
con un dedo sobre los lab io s á la po steridad,
si lenc io !…
Cuando faltan las pruebas y so lo exi ste una
duda,es noble y digno y cas i s iempre j usto
,
tener en cuenta aquel las palabras de S ilvio Pe
l l ico : << L a crít ica debe ser i lustrada,pero no
cruel con nuestro s antepasado s ; no . calumnia
do ra ni falta de respeto para aquel lo s que no
pueden levantarse de sus sepulcro s y decirno s :
E sta f ue'
,ing ratos n ietos
,la razón de nuestra
conducta .
1 30 LA RE INA MARTI R
escoger entre los nobles de Esco cia,esto s mis
mos,y tan so lo quince días después
,se reun ían
en Stirl ing y fo rmaban una l iga,que se l lamó de
los L ores confederados,para l ibertar á la Reina
de mano s de Bo thwel l para velar más de
cerca po r la seguridad del Príncipe real y
para persegu ir y castigar á Bo thwel l y _
á sus
cómpl ices en el,4
asesinato del Rey
Y esto lo decían y lo fi rmaban,A rgyle , que
hab ía pres idido el tribunal de la To lboo th ; Mo r
ton y Maithland,que habían acompañado y
auto rizado á Bo thwel l por lás cal les de Edim
burgo ; L indsay , Ruthwen ,el Laird de Grange
y toda la caterva de i lustres bandido s que en la
taberna de Anslay habían enco ntrado á Bo th
wel l digno de la mano de María y de la gratitud
del re ino . ¡Jamás obró la alevo sía con mayo r
c in ismo,ni rebaj ó tanto la desnuda traic ión lo s
cobardes ropaj es de la hipo cres ía!
Mientras tanto los ministro s presbiteriano s
pro seguían excitando desde el pú lpito á la rebe
l ión con enconado fanatismo,y acusando á la
Reina con frases y fi guras harto transparentes,
de compl ic idad en el asesinato de Darnley,de
haber contra ído con Bo thwel l un matrimonio
sacrílego,y de pretender entregar á éste el Prín
cipe real,su hijo
,como ya l e hab ía entregado
antes su espo so .
LA RE INA MARTIR 1 3 1
A larmada laReina con esto s amago s de horri
ble to rmenta,retiróse con Bo thwel l al fuerte cas
ti l lo de Borthwich ,á diez mil las de Edimburgo
,
y desde al l í,con el pretexto de persegu ir á lo s
óorderers,que infestaban toda la prov inc ia
, pro
clamó una l eva feudal , dispuesta á conclu ír de
una vez con traido res y rebeldes .
Aprovecharon lo s Lo res confederado s esta
o casión para levantar abiertamente el pendón
de su rebeldía . Negáronse pués á suministrar lagente de guerra que la Reina pedía , y reuniendo
el lo s po r su parte en Stirl ing hasta dos mil cabal lo s
,marcharon sobre Borthwich
,d ispuesto s á
apoderarse de Bo thwel l y de la Reina por un
atrevido go lpe de mano .
Adelantóse Lo rd Hume, con o chociento s
hombres,el IO de Junio
,á la caída de la tarde ,
y tan rápida y cal lada fué su arremetida,que
hubiera consegu ido su intento,á no lograr Bo th
wel l escaparse disfrazado de'
m in istro presbite
riano,y si la Reina misma no l e hubiera segu i
do atropel ladamente,á cabal lo y vestida de
hombre . E ncontráronse ambo s á las diez de lano che
,en mitad del camino
,y sigu iero n j unto s
á Dunbar,adonde l legaron á las tres de la ma
drugada.
Frustrada esta intentona,tomaro n lo s Lo res
confederado s el camino de Edimburgo,reclu
1 32 LA REINA MART I R
tando s iempre gente po r el camino ,y entraro n
en la capital el d ía I I , al frente de más de tresmil hombres . El pueblo de Edimburgo , prepa
rado para la sedición po r lo s ministro s presb i
terianos , acogió caluro samente á los rebeldes ,y ésto s publ icaro n á las do s ho ras de su entrada
en la c iudad,la sigui ente pro clama , en que la
audacia y la hipo cresía marchan de comúnacuerdo
Hallándo se cautiva la Majestad de la Reina ,y no habiendo nadie capaz de gobernar el re ino y
de castigar el ases inato del Rey,Nós
,los señ o
res de la nobleza y del Consejo,mandamo s á
todo s los súbdito s y muy en part icu lar á los
c iudadano s de Edimburgo,que ayuden á Nós
los seño res de la nobleza y del Consejo á l iber
tar á la Reina,á guardar al Príncipe y á castigar
á lo s asesino s del Rey . Mandamo s también á los
Lo res del tribunal y á todo s lo s demás j ueces,
que hagan j ustic ia según las leyes del remo,y
cualesqu iera que sean lo s trasto rno s que se le
vantem durante el t iempo de esta empresa . To
dos los que co ntravengan á estas órdenes,serán
reputado s fauto res del dicho ases inato,y serán
castigado s como tra ido res . »
Aquel la no che l legaron lo s Co ndes de A tho l
y de L eth ington con sus gentes de refuerzo,y
al d ía sigu iente dióse la o rden muy de mañana,
1 34 LA RE INA MART I R
veíase pintado el asesinato de Darnley . Yacía
éste al p ie de un árbo l,y arrodil lada á su lado
estaba la fi gura de su hijo el P rínc ipe real , con
este vers ículo de lo s sa lmo s en to rno
oh D ios, y un causa!
V ISTÁRONSE los do s ej ercito s muyde mañana
,y ambo s eran sobre
po co más ó menos , iguales en nú
mero y armamento . Separábales
un crec ido arroyuelo ,y las po s i
c io nes de uno y o tro resultaban igualmente ven
tajosas . Prontos _ya á venir á las mano s , apare
ció de repente el Embajado r francés Du Cro c,
con intento de mediar entre ambo s partido s en
nombre de su Rey Carlo s IX . El mismo Emba
jador Du Cro c ha conservado todo s los porme
no res de esta escena,en sus cartas al Rey de
Francia y á la Reina madre Catal ina de Médic is .
D irigióse primero al campo de los rebeldes ,é hízo les propo sic io nes de paz y . arreglo s con
la Reina .—Mo rton y Glencairn diero n la cara en
1 36 LA REINA MARTIR
nombre de todo s,y contestaro n con arrogante
hipo cres ía,que dispuesto s estaban á recono cer
y á servi r á la Reina,y á prestarla obedienc i a
,
con tal que apartase el la de sí al cr iminal que
ten ia á su lado . A ñadiero n también,que s i
Bo thwel l quería adelantarse entre lo s dos ejér
citos y combatir so lo con cualquiera de el lo s,
no faltarían entre sus fi las uno,do s
,cuatro
,diez
,
do ce,que le so stuvieran cara á cara y con las
armas en la mano,que él había sido el asesino
del difunto Rey .
Mo stró Du Cro c repugnancia á trasmi tir esta
embajada,que como sabían muy bien lo s astu
tos rebeldes, había seguramente de rechazar la
Reina . Mas Morton,el falaz traido r que había
encub ierto y pro tegido á Bo thwel l hasta quince
días antes,co ntestó con c inismo inconcebible ,
que ninguna o tra co sa tenían que hacer n i
decir,y que todo s preferirían ser sepultado s
v ivo s,á dejar o culta la verdad sobre la muerte
del Rey .
Marchó entonces Du Cro c muy desco razo
nado al campo de la Reina,esco l tado por los
rebeldes hasta las primeras avanzadas . Reinaba
al l í grande ansiedad,y los so ldado s iban y
venían de un lado á o tro sin o rden n i discipl ina .
Du Cro c encontró á María sentada en un mon
teci l lo,muy animada y resuelta . Rodeó les al
1 38 LA REINA MART I R
¿Pues qué les he hecho yo? gritó Bo thwel l
como s i hablase,más bien que co n Du Cro c
,
con lo s so ldado s .
— Jamás les he causado el
más leve daño … Siempre les he consultado en
todo… Creed,Embajado r
,que les mueve con
tra mí la envidia .que tienen de mi
¡Como si todo s no fueran dueño s de aceptar
la fo rtuna cuando se l es presenta!… ¡N i unoso lo hay entre el lo s que no quis iera verse en
m i lugar!Propuso entonces Bo thwel l
,para evitar la
efusión de sangre,combatir é l so lo entre los
do s ej érc ito s con cualqu iera de los rebeldes
que aceptase el reto,con tal que fuese su igual
en sangre . Mas la Reina medió entonces en la
discusión,y se opuso abiertamente á este s in
gular combate .
Mientras tanto,lo s rebeldes habían pasado
cal ladamente el arroyo que les separaba del
ej ército real,y se hal laban ya al alcance de la
vo z,pro nto s á caer sobre el campo enemigo .
Bo thwel l dej ó entonces con grande prisa á Du
Cro c para ponerse al frente de los suyo s , y éste
vo lv ió o tra vez á lo s rebeldes para hacer la ú lti
ma tentativa,o frec iendo á Mo rto n y á Glencairn
el perdón de la Reina s i depo nían las armas yvo lv ían á su obediencia .
No so tro s — co ntestó Glencairn con altane
LA REINA MART I R 1 39
ría — no hemo s venido á so l ic itar el perdón de
nadie,s ino á º
conceder'
lo á los que han hecholaofensa .
Y el desleal Mo rton añadió— No so tro s no hemo s tomado las armas con
tra la Reina,s ino contra el Co nde de Bo thwel l ,
asesino de su Que no s l e entregue
su Maj estad ó que le alej e de su presencia,y
entonces la obedeceremo s .
Dicho esto, pusiéronse amb o s los casco s para
impedir nueva plática,y lo s so ldado s echaro n
pie á t ierra y dej aro n los cabal lo s á un ladopara avanzar y combatir según el uso de lo s
esco ceses .
L evantáronse ento nces g randes murmul lo s
en las tropas reales,y vo ces muy claras p id iero n
que se buscase un medio de evitar la batal la .
So rprend ióse Bo thwel l , turbóse la Reina , y las
vo ces y los murmul lo s redob laro n pidiendo ya
distintamente que combatiese so lo Bo thwel l con
un campeón de los rebeldes . A ceptó éste sin
titubear un punto,y la Reina cedió á la fuerza ,
v iendo las vaci lacio nes de sus tropas . Enviá
ronse emisario s,y el Laird de Tul l ibard ín aceptó
el reto en nombre de los Lo res . Rechazó le s in
embargo la Reina po r no considerarle al igual
de Bo thwel l,y este m ismo designó entonces al
Co nde de Mo rto n .
1 40 LA REINA MART IR
Mas Mo rto n,ya fuese desconfi anza de sus
propias fuerzas, ya cobardía , ya miedo de com
prometer,en caso de desgracia
,los planes de
Murray,que él so lo co no cía
,decl inó tan pel i
gro so ho no r en Lo rd L indsay,el jayán más
fo rn ido y brutal que empuñaba lanza en las
mo ntañas de Esco c ia . Hizo,s in embargo
,Mo r
ton este trueque con su hab il ido sa hipo cresía,
o frec iendo á L indsay la famo sa espada de su
antepasado Arqu ibaldo Douglás ,l lamada .en
las crón icas Bel l — the-cat (el cascabel del gato ),cuya curio sa histo ria podrá encontrar el lectoren las no tas ¡ 3
E ra esta espada“ legendaria uno de aquel lo s
espado nes de dos mano s,de tan descomunal
lo ngitud,que l levándo l a L indsay al hombro ,
to caba la empuñadora la cimera de su casco
y ro zaba la punta con sus e spuelas . Recib ióla
L indsay de mano s de Mo rton,puesto de rodi
l las delante de todo el ej érc ito,é implo rando en
alta voz el aux i l io divino . Quiera la m i seri cor
d ia de Dio s,dijo
,pro teger al ino cente
,y quiera
su justic ia castigar al infame asesino que derra
mó la sangre del Rey . »
Hízose,s in embargo
,inúti l toda esta impía
farsa . Durante estas idas y venidas hab íanse
mezclado los so ldado s de uno y o tro bando , y
la deserción comenzó á cundir en las tropas de
1 42 LA REINA MART I R
á la Reina y montó luego á cabal lo y partió al
galope,si n vo lver el ro stro
,seguido de diez ó
doce hombres . A l l í se separaron para siempre
aquel lo s dos desgraciado s,un mes después de
contraído su funesto matrimonio
L a Reina,dominando con admirable energía
lo s bro tes de su do lo r de muj er y su o rgul lo de
Princesa,vo lvió lentamente ado nde estaba el
Laird de Grange,y le repitió de nuevo que se
entregaba á él con las condiciones convenidas
y aceptadas . Tomó éste en tónces por la brida
el cabal lo de la Reina,y la condujo respetuo sa
mente adonde los Lo res confederado s espera
ban . Presentóse á el lo s María con todo su noble
continente de reina,y con grande maj estad les
dijo desde lo alto del cabal lo :
No venimos aquí po rque haya
mos temido por nuestra vida , sino po rque abo
rrecemos ver co rrer sangre cristiana,y muy
sobre todo la de nuestro s propio s
Desde hoy queremo s guiarno s po r vuestro s con
sejo s, co nfi ando en que ob raré is con el respetoque nos debéis como á vuestra Princesa natural
y vuestra Reina .
Apeóse ento nces María , los Lo res h incaronla rodil la , y el h ipócrita Mo rton dijo interpre
tando la falsía de todo s— Este es
,Seño ra
,el lugar que cuadra
LA REINA MARTIR 1 43
á V . Aquí estamo s todo s pronto s á defen
dero s y servi ro s, tan l ealmente como la nobleza
de este reino si rvió siempre á vuestro s ante
pasado s .
A travesó la Reina aquel l a primera l ínea del
ej ército,compuesta de nobles y escudero s
,y al
l legar á la segunda,fo rmada ya po r so ldado s y
gente l lana,pudo apreciar toda la negra traición
de lo s Lo res,y todo
.
lo infame del lazo que la
hab ían tendido . Acogióla primero un murmul lo
amenazado r,que se convi rt ió luego en espan
to sa gritería de insulto s y amenazas,mientras
la so ldadesca se oprimía en to rno“
de ella,y le
presentaba por delante la ho rrib le bandera que
le habían dado los Lo res,representando á Darn
ley ases inado y á su h1j o pidiendo venganza .
Mo rton y Grange , por un resto de pudo r ó por
un co lmo de h ipo cresía,sacaron las espadas
para impo ner si lenc io ; mas impo sib le les fué
so segar la to rmenta,después de desencadena
dos lo s viento s .
La co nfusión fué ho rribl e po r más de una
ho ra,y de tal modo se oprimió la turba en to rno
de la Reina,que lo s bajo s de su ropa resulta
ro n hecho s j i ro nes : la l luvia había co nvertidoen lodo el po lvo de sus vestiduras
,y los empu
jo nes y vaivenes desprendiero n del to cado suslargo s cabello s
,y le caían suelto s por la espalda .
1 44 LA REINA MART I R
En tan lastimoso estado,y l levando S i empre po r
delante la siniestra bandera,l legó María á Edim
burgo á las diez de la no che,n o como Reina
,
s ino como cautiva de sus vasal lo s .
L leváron la á la casa del Lo rd Prevoste ,y
presa al l í de un acceso de desesperac ión,lan
zose a una ventana abierta,medio desnuda
,con
el pelo tendido y lo s convulsos brazo s en alto ,
pidiendo co n grandes vo ces á Dio s miserico r
d ia y auxil io al pueblo de Edimburgo .<<Nadie
,
escrib ía el testigo de vi sta Juan Beton á su her
mano e l A rzobispo de Glasgow,hubiera podido
ver aquel la desgarrado ra escena,s in senti rse
profundamente conmov ido . »
Alarmáronse po r esto mismo los Lo res , te
m iendo que compadecido el pueblo intentase
algo en favo r de María,y trataro n de tranqui l i
zarla con nuevas mentiras y pro testas . Mas lo s
mini stro s presbiteriano s supieron de tal manera
azuzar á la plebe herej e,que toda aquel la no che
hubo ante la casa del Prevoste gente que vo c i
feraba insulto s y amenazas,y aun tuviero n la
crueldad á la mañana siguiente,de levantar á
la altura de las ventanas de María,la l úgubre
bandera,y enseñársela o tra vez entre impreca
c io nes y riso tadasf
A sustado s ya los Lo res , y temiendo l legase su
prop ia obra demasiado l ejo s, sacaron á la Reina
1 46 LA RE INA MART I R
Ruthwen,hijo de aquel o tro Ruthwen
,asesino
de Riccio .
L o que faltaba que hacer,so lo Murray podía
intentarlo y conseguirlo,y no tardó éste en sal i r
de su escondrijo y presentarse en Escocia .
nada se reveló tanto el odio de los
Lo res y la so lapada direcc ión de MII
rray,como en el hecho cruel y medi
tado de escoger para pris ión de .Ma
ría el casti l lo de Lo chleven .
L evantábase esta sombría fo rtaleza en el cen
tro del lago de Leven,uno de los más exten
sos y hermo so s de Esco cia,sobre una i s l i l l a de
ro cas escarpadas y estéri l es . E ra su fábrica del
siglo X I I I,y fo rmábala un macizo to rreón encla
vado en una …enorme plaza de armas cuadrada,
que flanqueaban á su vez en sus cuatro ángu
los,o tras tantas to rres redondas . Cerraba el
ho rizonte po r un lado la dentada co rdil lera deBen -Lemond
,que escalonándose de montaña
1 48 LA RE INA MART I R
eu mo ntaña y de co l i na en co l ina , ven ía á mo
ri r á o ri l las del lago ; y extend íase po r el o tro la
dilatada y férti l l lanura de Kinro ss,donde se
asienta la blanca alde i l la de este nombre,como
una paloma po sada en un prado de verdura .
Las espesas nieblas que se levantan del lago,
aislaban sin embargo el sombrío casti l lo de
aquel pa isaj e pinto resco,y le envo lvían casi
de co ntinuo en una atmósfera húmeda y tri ste .
Mas no era lo sombrío de su prisión , ni lo
estrecho de su vigilancia,lo que más podía mo r
t ifi car el án imo de la Reina entre los muro s de
Lo chleven . L o ho rrible,lo repugnante para la
desdichada María estaba,en que la castel lana
de Lochleven,convertida en carcelera po r o rden
del Consejo intruso,no era o tra s ino Margarita
Erskine,la antigua manceba de Jacobo V
,ma
dre del prop io Murray .
Walter Sco tt ha retratado con su maestría
de co stumbre á esta antigua beldad de la co rte de
Esco cia,convertida ya entonces por los año s
en viej a Lady presbiteriana,espiando s in cesar
á la Reina,vigi lando lo s pasil lo s y po ternas de
Lo chleven,co n su hueco verdugado de tercio
pelo granate con babera y mangas de Chipre,
su monteril l a rematando en punta sobre la fren
te , la B ibl ia con abrazaderas de plata debaj o delbrazo
,y las l laves del cast i l lo siempre empuña
1 50 LA REINA MART I R
herej e , cruel é into l erante , incapaz de compren
der la i ndulgente co ndescendencia de la verda
dera virtud , que aun en el caso de condenar ,ama Siempre y compadece .
Ayudaban á Lady Douglás en la custodia de
la Reina , sus dos hijo s Gui l lermo y Jo rge . Gui
l lermo, el primogénito ,
hacía o fi c io s de senescal
y maestresala cerca de la Reina,asistiendo á
todas sus comidas sin que se cruzase entre el lo s
una so la palabra . Diariamente entraba en la cá
mara de la Reina precedido de un mayo rdomo
y seguido de cuatro criado s,que traían lo s man
j ares en plato s cubierto s . Douglás y el mayo r
domo hacían una pro funda reverencia á la Reina ,s i estaba presente
,ó al sit ial en que se sentaba
en caso contrario,y uno de los criado s servía
ento nces a l primero,en una salvi l la de plata ,
sal y pan partido en pequeñas po rciones,para
que los gustase . El mayo rdomo trinchaba des
pués lo que los plato s conten ían,y presentaba
un pedazo de cada uno á Douglás , el cual los
comía según era uso y costumbre en aquel lo s
tiempo s,en que con harta razón podía temer un
príncipe ser envenenado á cada instante . En los
caso s de ausencia de Guil l ermo ,sup l íale en esto s
o fi cio s su hermano Jo rge , y cuando ni uno ni
o tro se hallaban en el casti l lo ,la misma Lady
Douglás se tomaba este ceremonio so trabajo .
LA RE INA MART I R 1 51
Vivía también entonces en Lo chleven o tro
Douglás ; pero Douglás de rama co lateral y po
bre,recogido en el castil lo más b ien que por
caridad de sus parientes, por no permitirles su
o rgul lo que vagase por Esco c ia , sumido en la
miseria,alguien que l levase su i lustre apel l ido .
E ra éste un pobre n iño de cato rce ano s,huér
fano de un segundón de la famil i a,en quien
nadie reparaba,y mucho meno s la Reina
,y á
quien todo s en el - casti l lo l lamaban , lo mismo
que le llamaro n después lo s histo riado res ingle
ses y franceses,Doug l i tas . (Le petit Douglás ó
the l i ttle Douglás . )Servía Dougl itas á la castel lana de Lo chleven
de paj e de hono r,y el t iempo que n o l e em
p leaba su hono rífi co cargo,pasábalo o lvidado
de todos, ya cazando en la montana , ya pes
cando en el l ago , ya en una fragua de su propia
invención , donde fo rj aba muy h abi l ido samente“
picas y h ierro s de lanzas . U na so l a pasión tenía!
Dougl itas : la de su pariente Jo rge Douglás , que
le había enseñado á montar á cabal lo y á manejar las armas , y en quien el pobre n iño habíareco ncentrado todo el tierno cariño que en sugran co razón resultaba vacante .
Habían acompañado á la Reina á Lo ch leven
dos damas de toda su co nfi anza : Lady Fleming ,seño ra de edad ya madura , y la h ij a del Lo rd
1 52 LA REINA MART I R
Seaton,María
,su fi el y alegre compañera desde
que en su más tierna infancia fueron ambas en
viadas de Escocia á la co rte de Francia . Entre
ten ía la Reina las largas ho ras de su cautiverio
con estas dos fi eles servido ras , igno rando en
abso luto lo que pasaba po r de fuera , y temiendo
s iempre que los Lo res rebeldes atentasen contra
su vida,como habían atentado ya contra su
tro no .
Y no eran infundado s los temo res de la pri
sionera. L os rebeldes se habían apoderado de la
auto ridad real s in o tro derecho que el que se
atribuían á sí mismo s,y la ej erc ían desde Edim
burgo con el nombre de L ores del Consej o pr i
vado . Uno de los primero s acto s de este gobierno
intruso fué pués , decidi r de la suerte de laReina ,y aquí se dividiero n las opin iones y comenzaron
las disidencias . Cuatro partido s distinto s se fo r
maro n entonces en el seno de la rebel ión mis
ma y del Co nsejo . L im itábanse lo s primero s y
más templado s á exigir á la Reina el d ivo rcio
de Bo thwell y á restablecerla luego en el trono de
sus mayo res . L os segundo s,que capitaneaba
Mo rton,y eran los verdadero s representantes
de los planes de Murray,querían hacer abdicar
á la Reina en favo r de su hijo y desterrarla luego
para siempre á Francia ó Inglaterra . L os terce
ros,más sañudo s aún
,proponían someterla á
LA RE INA MART I R
tardo . Determ inóse enviar á la Reina una comi
sión de los Lo res del Consejo encargada de
hacerla fi rmar tres actas,que á prevención l le
vahan extendidas y dispuestas . Po r la primera
abdicaba Mar ía la co rona en su hijo el Pr íncipereal . Po r la segunda
,confería la Regencia del
reino durante la mino ría del Príncipe á su her
mano bastardo el Co nde de Murray . Po r la ter
cera,nombraba para gobernar en ausencia de
éste,ó para sustitu írle en la Regencia en el caso
de que Murray no aceptase,al Duque de Chá
tel lerault y á lo s Condes de Lennox,A rgyle ,
Mo rton,A tho l
,Glencairn y Mar .
En el caso de que la Reina se negase á fi rmar
estas actas los Lo res de la comisión debían do
blegar su animo y aterrarla con la amenaza de
que el Consejo estaba decidido á constitu ír un
tribunal,y á condenarla á prisión perpetua y
aun á la pena de muerte , por vio lación de las
leyes del rei no y po r compl icidad en el asesi
nato de Darnley, fundándo se en pruebas escri
tas por l a prop ia mano de la Reina 1 5
OMPONÍANSE las habitaciones desti
nadas á la Reina en Lo chleven , de
una reducida antecámara,una pieza
espacio sa que servía de estrado y
de comedo r,y o tra p ieza bastante
capaz,que era el do rmito rio de la Reina . A uno
y o tro lado de éste,había dos hab itaciones en
que do rm ían respectivamen te María Seato n y
Lady Fleming,y de una de el las partía una
escaleri l l a de caraco l,que iba á parar á un jar
d in i llo con algunas estatuas y una fuente,que
servía á la pris ionera de so l az y esparcimiento .
L as ventanas de la alcoba de la Reina,todas
con fuertes rej as,daban al lado de la montaña
,
y las del salón y la antecámara á la l lanura
de Kinro ss,hermo so pano rama que recreaba la
1 56 LA RE INA MART IR
vista de las reclusas,cuando las nieblas no lo
envo lvían en sus cenic ientas gasas .
Un día,sin que nadie haya podido saber
cómo,recib ió la Reina de modo misterio so un
lacónico b il lete del Embaj ado r de InglaterraTrockmo rto n
,advirtiéndo la que alguna vio len
c ia la preparaban ; pero que tuviese S . M . en
cuenta,que nada que prometiese ó fi rmase
entre lo s muro s de una prisión y cediendo á la
vio lencia,podía tener fuerza legal ni obl igarla
ante nadie,una vez su l ibertad recuperada . So
bresaltó á la Reina grandemente este mensaj e
misterio so,comprendiendo que algo se tramaba
contra el la,y su ansiedad fué de todo s lo s mo
mento s,esperando á cada paso el anunciado
suceso .
El 25 de Jul io ,á los trei nta y nueve días de
su llegada á Lo chleven,y muy po co s después
del aviso de Trockmo rton,oyó laReina á media
mañana el ronco son de una bo cina , que desde
la o ri l la opuesta del lago pedía embarque . Aso
móse con sus damas á una ventana del estrado,
y vió en efecto,ago lpado s en el to sco muell e
que servía de embarcadero,un grupo numero so
de gente de armas,que en aquel momento enar
bo laban un estandarte,saludando al casti l lo .
Parecía capitanearles un hombre de gran esta
tura,armado po r completo ,
que era el que to caba
1 58 LA RE INA MART I R
tro año s,reina sin cetro ni co rona
,prisio nera
entre los muro s de un casti l lo ,aprestóse no
so lo á luchar,sino á provo car astutamente á lo s
do s fero ces Lo res,para hacer más interesante
su papel de víctima,y más vergonzo so y más
cruel e l de el lo s de verdugo s .
Mandó pués á María Seato n que cerrase por
dentro con barras y cerroj o s la puerta de la
antecámara,que daba á la gran escalera
,y que
no abriese y aun la dej ase echar abajo,hasta
que Lady Fleming diese o rden de hacerlo . Ella
mientras tanto,mujer y muj er hábil aun en
medio del pel igro ,entróse en su cámara para
dispo ner -de modo conven iente sus ado rno s y
vestido s .
No esperó mucho María Seaton : resonaron á
po co en la escal era paso s de hombres armado s ;una mano atrevida levantó por fuera el p ica
po rte de la puerta,y como éste no cediese
,die
ro n en el la fuertes y repetido s go lpes,gritando
al mismo tiempo la b ronca voz de Lindsay :
¡Abrid , lo s de adentro !
¿Quién va?— contestó sin inmutarse María
Seaton .
— Lo rd L indsay,que quiere hablar con Lady
María de Esco c ia .
— Pues si so i s Lo rd L i ndsay — repl icó María
Seaton con tanta i ra como entereza — respetad
LA RE INA MART I R 1 59
como noble esco cés la puerta de vuestra Reina,
y esperad su beneplácito para hablar co n e l la .
S iguióse á esta respuesta vun fuerte al tercado
de vo ces y de grito s,en que sobresal ía furio sa
la áspera voz de Lindsay,seguido de go lpes y
esfuerzos tan podero so s para abrir la puerta,
que cruj ieron los go znes y cerrojo s amenazando
saltarse . Duró largo rato este albo ro to de gri to s
y po rrazo s,hasta que una voz varoni l
,pero res
petuosa y bien templada , gritó dominando el
tumulto— Quien quiera que seais
,decid á S . M . la
Reina que yo ,Roberto Melvi l
,su fi el criado
,
l e supl i co para bien de todo s , que rec iba de
mano s de Lo rd Lindsay el mensaj e que le trae
de parte del Consejo .
Nada tuvo que responder la Seato n,po rque
ya l e hacía desde lejo s Lady Flem ing señas de
que abriese ; mas todavía la maligna damisela
apuró un poco la escasa paciencia de los Lo res,
desco rriendo con grande calma barras y cerro
jos . Precipitóse Lo rd L indsay al punto en la
estancia,con todo el ímpetu de su gro sería i rri
tada : cubríale aún el po lvo del camino,deslu
ciendo más todavía su deslustrada armadura y
la puerca sobreveste de -gamuza que le asomaba
por debajo ,ennegrecida po r el ro ce del h i erro ,
y ro ta en muchas partes por tajo s y esto cadas .
1 60 LA RE INA MART I R
Co lgábale también á la espalda el eno rme espa
dón Bel l — t/ze-cat,de A rqu ibaldo Douglás , que
l e había dado el Conde de Mo rto n la mañana
fatal del encuentro de Carberry . Detrás venían
Roberto Melvi l y Lo rd Ruthwen,l impio s y ade
rezado s como convenía presentarse ante la per
so na de la Reina , y en último término aparecióJo rge Douglás , que po r hallarse ausente su her
mano Guil lermo,to cábale hacer aquel día los
hono res del casti l lo .
Apareció á po co Mar ía en la puerta de sualcoba
,con tanta gracia y maj estad
,que la
misma gro sería de L indsay se sintió subyuga
da. Jamás,dice el propio Melvi l en sus Memo
rias,se presentó la Reina en su palacio de
Ho lyrood tan noble y tan digna como en aquel la
memo rable sesión del casti l lo de Lo chleven .
Traía un largo vestido de terc iopelo negro,de
aj ustada co ti l la y ancho y almidonado cuel lo
de riquís imo encaj e,que descubría la garganta
y velaba honestamente el seno . Prend íase en su
to cado,también negro
,un ampl io y del icado
velo blanco,que envo lv ía to da su persona en
transparentes gasas : pend íale del cuel lo una cruz
de o ro de precio so artifi cio,y de la cintura un
ro sario de o ro con cuentas de ébano . A lhaj asestas
,dice Melvil
,que no l l evaba por vanidad
de muj er,sino po r dar en cara á los presbite
1 62 LA REINA MARTIR
biese entendido , y preguntó con la mayo r indi
ferencia s i era la intención del Consej o que ñr
mase aquel lo s do cumento s bajo la so la garantía
de los Lo res presentes,ó s i le sería permitido
l eerlo s antes de ñrmarlo s .
Indudablemente — exclamó Ruthwen cre
yendo que el temo r comenzaba á doblegar el
ánimo de la Reina . Y acto seguido comenzó á
leer el acta de abdicación en que la Reina, por
suprop ia y l ióre volun tad y en prueóa del afecto
queprofesaóa á su real /zij o, abdicaba en él la
corona y le confer ía todos sus derechos, y le noni
oraoa y acataóa por leg i timo Rey de E scocia .
E scuchábale María con la mano en la mej i l l a
y los ojo s ento rnado s,como s i oyese una l ec
tura interesante de honesto pasatiempo . A l ter
m inar Lo rd Ruthwen ,dijo la Reina señalando
con el dedo los o tro s dos pergamino s que hab íapuesto el Lo rd sobre la mesa :
—
¿Y eso s qué dicen?.
Leyó entonces Ruthwen con la misma so l em
nidad la segunda acta nombrando Regente del
reino al Conde de Murray , y la o tra tercera en
que se designaban los sustituto s del bastardo
en la regencia y,el gobierno . Terminó Ruthwen
,
y un si lenc io tremendo,uno de eso s s i lencio s
angustio so s como lo s que preceden á lo grande
y lo terrible , reinó en la estancia por más de
LA REINA MARTIR 1 63
un minuto . Rompiólo Ruthwen co lo cando con
c ierta timidez invo luntaria los tres pergamino s
enro l lados sobre la mesa .
— Vuestra Maj estad me dirá la respuesta que
d ebo dar al Consejo — dijo .
¡L a respuesta a l Entonces estal ló la
cólera de la Reina impetuo sa y terrible , con toda
la imponente maj estad de su'
realeza,su desgra
cia y hasta su S in levantarse n imoverse y sin que un so lo gesto ó ademán desmin
tiese por un momento e l natura l seño río de supersona
,arroj ó sobre la frente de los Lo res toda
. a vergúenza y la ignominia de que se hal laban
cubiertos . Hablaba sin levantar la voz y á bor
bo tones,pero s in que su avasal lado ra elocuen
cia permitiese á lo s tra ido res intercalar una so l a
palabra de discu lpa ó de pro testa. E numeróles
sus ingratitudes,sus perfidias
,Sus rapiñas , sus
traic iones,sus homicidios
,sus pe 'rj urio s como cá
bal leros y sus apostasía'
s como catól ico s,y can
sada ya, anhelante y balbuceando un poco po r
l a fatiga,encaróse al ñn con Ruthwen y le dijo :
—
¡L a respuesta al Decid más b iená esa cuadri l la de bandido s
,impaciente por re
partirse el bo tín que nos han ¡L a res
puesta al Co nsejo !… Cuando esa respuesta tiene
que pasar por boca de un traido r como tú , Ruthwen
,cuya cabeza
,so lo por funesta compasión
1 64 LA REINA MARTIR
nuestra , no está clavada hace año s en una de
las puertas de Edimburgo,María de Esco cia no
t iene respuesta que dar!
Y extenuada,j adeante
,venciendo al fi n la
debi l idad de la mujer á la entereza de la Reina,
clavó los codo s en la mesa,o cultó el ro stro entre
las mano s,y rompió á l lo rar tan hondo y tan
amargo,y con tan desgarrado r desconsuelo
,que
sus lágrimas bro taban y co rrían po r entre sus
afi lado s dedo s,y venían á moj ar el macizo roble
de la mesa .
Ruthwen,pál ido como la muerte
,pero siem
pre dueño de sí mismo,cal ló astutamente viendo
en aquella fiaqueza fi nal de María una esperanza
de doblegar al cabo su ánimo . Mas el estúpido
Li ndsay,creyendo que aquel era el momento
de atemo rizar á la Reina,comenzó á insultarla
groseramente,enumerando á su vez lo s supues
tos crímenes con que el lo s mismo s la habían
calumn iado,y amenazándo la con los tribunales
y la pr15 10n perpetua,y la muerte y el hacha
del verdugo, por homicida y po r adúltera , s i no
fi rmaba pronto y en aquel instante lo s fatales
documento s . Hab íase recobrado María m ientrastanto de su co ngoj a
,y echándo se de repente
hacia atrás en el sitial que o cupaba,dijo con
l ánguida voz,como s i su ánimo desfal leciese y
comenzase á fl aquear :
1 66 LA REINA MARTIR
petua y aun á la muerte ; pues no eran vanas
amenazas las bravata_
s de L indsay,sino real
mente pérñdo plan de los Lo res del Consejo .
A ñad ióle también que nada perdía con ganar
t iempo poniendo su fi rma en aquel las actas á
todas luces nulas, por haber s ido fi rmadas bajo
la presión y la vio lenc i a . Y cuentan alguno s h is
to riadores , aunque el mismo Melvi l no lo con
fiesa,que sacó entonces del seno y entregó á la
Reina,un secreto mensaj e de los Lo res Seaton
y Huntly,fi eles s iempre á María
,en que la
hacían las mismas refi ex iones y la daban el
mismo consejo .
Ten ía la Reina á Melvi l po r hombre dob lado ,
y éralo en efecto,pues jugaba con dos barajas
,
unido po r un lado á los Lo res , y'
procurando
por o tro hacer en real idad el b ien de la Reina .
Cauta pués,como el mucho trato con traido res
la había hecho,aparentó ceder á las razones de
Melvi l,y pareció determinar entonces lo que
desde el aviso de Trockmorton tenía ya deter
minado . Vo lv ieron á entrar lo s Lo res , ceñudos
y silencio so s,y la Reina
,s in decir palabra
,des
enro l ló l as actas una á una y to rnó á leerlas dete
n idamen te . Extendió luego la mano buscando
l a pluma,y Ruthwen se la presentó diciendo :
— Conste,Seño ra
,que lo que va á ejecu
tar V . M . debe ser abso lutamente vo luntario .
LA REINA MARTIR 1 67
L evantóse la Reina con grande ímpetu al o ír
estas palabras,y arroj ó la pluma lejo s de sí
,
exclamando :
¡Si ha de co nstar que
vo luntariamente nos despoj amo s de lo que hacemás de tres siglo s pertenece á los E stuardos, ni
por la co ro na de Francia que fué nuestra , n i por
la de Esco cia que lo es,ni po r la de Inglaterra
que de derecho nos pertenece,fi rmaremo s j amás
semejante infamia!
Sucedió ento nces lo que tenía que suceder,y
lo que la temeraria hab i l idad de la Reina habíaido pro curando paso á p aso hasta el ú l t imo ex
tremo . Adelan tóse L indsay con la mano exten
dida,babeando de furo r
,to rva la v ista y horri
b l e de ver,y cogiendo con su guantelete de
acero el del icado b razo de María,apretólo cruel
mente y la hizo sentar por fuerza y empuñar denuevo la pluma
,que él mismo l e puso entre los
dedo s .
Dieron vo ces las damas espantadas,y los
hombres todo s,hasta el m ismo Ruthwen ,
se
lanzaro n al Lo rd,s iendo el primero Jp rge Dou
glás, que se le abalanzó al cuel lo rechinando los
dientes : detal le este que tuvo después su resul
tado,y no se pasó po r alto ento nces n i á la fi na
penetración de Melv i l,ni á la femenina agudeza
de María .
1 68 LA RE INA MARTI R
E sta,pál ida
,pero serena como el que l lega
á su fm,salvando un riesgo de muerte
,miró á
todo s como i nvo cando su testimonio,y sin
l evantar la cabeza fi rmó uno después de o tro
los tres pergamino s .
1 70 LA REINA MART I R
El Conde de Mo rton comet i o á continuación
o tra in iquidad aún"
más negra que la precedente .
Con la mano sobre los Evangel io s juró en nom
bre del Rey n iño,i nocente ángel bautizado po r
sus padres en la rel igión catól ica,guardar las
l eyes del reino y man tener la Ig lesia presbi te
r iana de E scocia,ún ica verdadera
,supr imiendo
todo lo que le fuese con trar io . Puso después el
Obispo herej e de Orkney la co ro na sobre la
cabeza del n i ño,y los Lo res le juraron fi del i
dad,to cándo l e la frente con la 'mano
_derecha .
El fanático Knox inauguró entonces el reinado
de aquel desdichado Príncipe con un vio l ento
sermón,en que derramó toda la hiel de su fana
t ismo po l ít ico y rel igio so y de su odio sectario
á la Reina .
Co ronado ya el Rey,pudo ser pro clamado
Regente el bastardo Murray,como lo fué en
efecto el 1 9 de Ago sto en la Cruz de Edim
burgo . Tomó aquel mismo día po sesión del
cargo en la To lboo th,prestando públ icamente
el sigu iente j uramento,dispuesto y redactado
po r Knox en persona .
Yo,Jacobo
,Co nde de Murray , Lo rd A lber
neith,prometo lealmente delante de mi eterno
Dio s,que desde este d ía y en todo el curso de
mi vida le serv i ré con todo mi poder , según lo
que manda su santís ima palabra,revelada y
LA REINA MARTIR 1 7 1
contenida en el Nuevo y Antiguo Testamento ,
y prometo también mantener según estas mis
mas enseñanzas la verdadera rel igión de Jesucristo
, po r la predicación y administración de
sus Sacramento s,tal como se ha establecido
y practicado nuevamente en el reino,dej ando
abo l ida y desauto rizada la falsa rel igión . Pro
meto conduci r al pueblo confi ado á mi cargo
durante la mino ría del Rey,mi soberano
,según
los mandamiento s de la ley de Dio s y las l eyes
y constituc iones de este reino,sin faltar j amás
á la palabra de mi eterno Dio s , y pro curando ásu Iglesia y á todo el pueb lo cri stiano una ver
dadera y perfecta paz en todo el t iempo que
va á seguirse . Prometo perseguir y reprimir laopres ión en todo s lo s estado s y j erarqu ías
,y
velar porque _
se administre j usticia á toda cria
tura sin excepc ión,á fi n de que el Seño r y
Padre de las miserico rd ias sea miserico rd io so
conmigo . Prometo desterrar del reino á todo s
los herej es y enemigo s de la palabra de Dio s yá cualquiera que resul te enemigo de su Iglesia .
Todo lo cual j uro so l emnemente,con mi más
so lemne j uramento . »
Dicho esto,lo s circunstantes todo s cayeron
de rodi l las,y para co lmo de i rris ión de t odo lo
div ino y de todo lo humano,entonaron el sal
mo : Quam ¿onus Israel Deus his qui recto sunt
1 72 LA REINA MARTIR
corde! ¡Cuán bueno es el D io s de Israel para
los recto s de co razón !
Así se consumó la revo lución po l ít ica y rel i
gio sa en Esco c ia,y así v ió el bastardo Murray
co lmadas sus ambiciones,s i es que se l imita
ban éstas al ej ercicio del poder real,y no
,como
aseguran mucho s,á la co rona misma . De ser
esto verdad,déb i l obstáculo eran para él los
derecho s de un niño,y los hubiera allanado de
seguro á no detenerle la muerte en su carrera
de crímenes y de alevosías .
Mientras tanto,alguno s Lo res fi eles siempre
á María,y alguno s o tro s que di sgustado s de las
vio l encias de los rebeldes se les habían sepa
rado,hab íanse reunido en Dumbarto n , y rean i
mando el ánimo abatido de los catól ico s del
reino,todavía numero so s
,proyectaron l ibertar
á la Reina y restab lecerla en su tro no . L o s pri
mero s resultado s de esta l iga de Dumbarton
fuero n perjudiciales para María,pues alarmado
el Regente,hizo redoblar las precaucio nes de
que rodeaba á su prisionera,á fi n de impedirla
toda comunicación con sus partidario s y tam
bién con las co rtes extranj eras , que se negaban
á recono cer su atentado revo lucionario .
Pudo,sin embargo
,la Reina á nnes de Marzo
entenderse con un noble cabal lero que l lama
ban Juan Beton,
—
y enviarle á Francia con ins
1 74 LA REINA MARTIR
María sin sentirse hondamente compadecido,y
la ho rrible escena de la abdicación que presen
ciara él mismo acabó de hacerle patente el pa
pel in icuo que á él y á todo s los suyo s hacía
desempeñar su hermano bastardo Murray . Mo
vido po r estas razo nes y po r los impulso s de su
corazón b ueno y recto,y quizá también po r la
especie de mágico encanto que ej ercía la hermo sura de la Reina sobre cuanto s de cerca la
trataban,arrojóse un d ía á sus p ies pidiéndola
perdón de sus pasado s erro res , y ofreció le de
al l í en adelante su espada,su hacienda y su v ida .
Púsose bien pronto Jo rge Douglás en comu
n icación con los amigo s de la Reina,y ésto s
comenzaron á situar con'
el mayo r s igilo por los
al rededo res de Kinro ss cuanta gente era nece
saria para pro teger la fuga de la pris ionera . El
plan de evasión fraguáron lo entre esta misma
y Jo rge Douglás , de acuerdo con una l avandera
de Kinro ss que servía en Loch l even,l lamada
Meg,mujer cató l i ca y
'
muy adicta á Jo rge,de
quien había recib ido grandes benefi c io s .
Comenzó la Reina desde mucho s días antes
del señalado para la fuga,á quedarse en cama
hasta muy entrada lamañana,para aco stumbrar
á las gentes del casti l lo á estas ausencias mati
nales . El d ía 25 de Abri l l legó muy temprano
Meg la lavandera,como tenía de co stumbre , y
LA REINA MART I R 1 75
la Reina,que era sobre po co más ó meno s de
su misma estatura, púsose su traj e , envo lvióse
muy bien en su plaid,cargóse un lío de ropas ,
y con la mayo r audacia y fo rtuna sal ió so la del
casti l lo y l legó al embarcadero para pasar á la
o tra o ri l la del lago,donde la esperaba Jo rge
Douglás con dos de sus amigo s .
E mbarcóse en la lancha o rd inaria que hacía
este pasaj e con do s remero s , y cuando ya se
hal laba en mitad del lago,á igual distancia del
castil lo que representaba la pris ión y la muerte,
que de la o tra risueña o r i l la en que se hal labanpara el la la l ibertad y la v ida
,echóse á reír
uno de aquel lo s hombres y dijo á su compañero :— Veamo s qué cara tiene esta hemb ra que
l levamo s .
Y'
al m ismo tiempo extendió la mano para
apartarle del ro stro el p laid : l evantó v ivamente
la Reina las suyas para imped írselo ,y al fij arse
aquel hombre en la blancura y bel leza de aquel las mano s verdaderamente reales
,so spechó al
punto quién pudiera ser la incógnita lavandera,
y así se lo dijo con grande turbación,pero cOn
mucho respeto .
La Reina,sin turbarse en lo más mínimo
,
mandóles entonces,baj o pena de muerte
,que
la l levasen á la o tra o ri l la del lago . Mas los dos
marineros , temiendo más la venganza de Lady
1 76 LA REINA MARTIR
Douglás que las amenazas de aquel la pobre
Reina disfrazada y fugitiva,bogaro n de nuevo
hacia el casti llo,sin que pudiese recabar de
el lo s o tra co sa,sino la promesa fo rmal de que
no darían parte de su fuga,hasta que la pobre
lavandera Meg estuviese fuera del alcance de las
i ras d e la castel lana .
Esta fracasada intentona,que consta tal como
l a referimo s en una carta del Embajado r inglés
Drury al ministro Ceci l,trajo fatales consecuen
cias ; pues descubierto Jo rge Douglás y perse
guido por su madre y por su hermano,tuvo
que hu ir para siempre del cast i l lo de sus ma
yo res . Mas no se desanimó el val iente mozo , y
o culto siempre en las cercanías de Kinro ss con
alguno s parciales de la Reina,todavía hal ló
medio de hacer l legar á mano s de ésta un b il lete
en que la rogaba que no lo diese todo po r per
dido ; que estuviese siempre preparada para la
fuga,y que se fiase po r completo de la persona
que la dijese en secreto una so la vez , ó cantase
desde lejo s tres veces seguidas esto s dos pri
mero s verso s de una balada de los antiguo s
bardo s de su famil ia :
¡Oh Douglas, Douglas ,Bueno y fi el !
1 78 LA REINA MART I R
del i cada vo ceci l la de n i ño,que cantaba pausa
damente¡Oh Douglas , Douglas ,Bueno y fi el !
Quedáro nse suspensas las tres muj eres,pal i
das y sobrecogidas,mirándo se entre sí en el
mayo r si lencio . A po co vo lvió á sonar la vo ceci l la en el j ardín
,con la misma pausa y cadencia
¡Oh Do ug las , Douglas ,Bueno y fi el !
A somóse entonces María Seaton á la ventana,
á una señal de la Reina,y vió á Douglitas , El
pajeei llo de Lady Douglás , sentado gravemente
en el suelo al pie de la to rre , armando con la
mayo r atención una trampa para cazar páj aro s .
En el mismo momento vo lvió á repeti r Dougl i
tas por la tercera vez :
¡Oh Douglas , Douglas,Bueno y fi el !
Baj ó entonces la Reina al j ardín con María
Seato n y Lady Fleming,á fi n de hacerse encon
trad izas con el muchacho ; mas éste , armada ya
su trampa,retiróse con la mayo r indiferencia
,
sin que parec iese haber reparado siquiera en la
presenc ia de las damas :
Sucedía esto muy á fi nes de Abri l,y pocas
LA RE INA MART I R 1 79
esperanzas debió c ifrar la Reina en las cancio
nes y esfuerzo s de Dougl itas, cuando el I tº de
Mayo escrib ía á Catal ina de Médic is la siguiente
carta,que probablemente deb ió l levar á Franc1a
Juan Beto n en un segundo v iaj e :
<<De L ockleven ,a L
º de Mayo de 1 5 68 .
S eño ra : Con mo tivo de escrib ir al Rey vuestrohijo
,os envío ese mensaj ero que os hablará más
largo ; pues yo estoy vigi lada tan de cerca , que
no tengo o casión de escrib i r s ino cuando mis
guardianes comen,ó mientras duermen
, vo lvién
dome á levantar yo ; pues tienen muj eres que
duermen junto á mí . El mensaj ero o s lo dirá
todo,y yo os supl ico que le deis crédito y que
le recompenséis á él y al“
que os presentará,
por amo r m ío . Os supl ico también que tengáis
lo s dos piedad de mi , po rque s i no me sacá is
de aquí por fuerza , no saldré j amás .
— Mar ia,Reina » 1 8
.
Y sin embargo nunca estuvo la Reina más
cerca de su l ibertad,que lo estaba en aquel mo
mento.En la mañana del 2 de Mayo resonó o tra
vez al pie de la.
to rre la canción de Dougl itas .
Asomóse María Seaton . á la ventana y vió como
la o tra vez al pajeci l lo ,sentado en el suelo ar
mando su trampa . Parecióle,
'
si n embargo,que
mientras el muchacho ahondaba con“
una mano
el hoyo,escr ibía con la o tra en la arena algunas
1 80 LA REINA MART IR
palabras que luego bo rraba . Bajó ento nces ráp idamente po r l a escaleri l la de caraco l que daba
al j ardín y asomóse á una estrecha saetera que
la i luminaba y desde la cual podía distingu ir lo
que Dougl itas escrib ía , s i escrib ía algo ,y aun
hablarle tamb ién si eram ecesario .
To sió l igeramente la Seato n para l lamar laatención del muchacho
,y éste
,canturreando
muy bajo la canción de Douglás y sin vo lver la
cabeza,comenzó á escribir con un pal ito en
la t ierra grandes letras,que bo rraba una á una
á medida que las iba escrib iendo . Segúíalas avi
damente María Seato n con la vista,y un iéndo
las con la imaginación diero n por resultado el
s iguiente aviso : E ste'
n d ispuestas esta noc/ze á
las nueve. No aórá is mientras no d igan desde
fuera la contraseña .
Y al terminar esta ú ltima palabra, púso se de
pie Douglitas dej ando armada su trampa , y se
alej ó s in vo lver la cara,cantando los signifi ca
tivo s verso s de la antigua balada :
¡Oh Douglas, Doug lás,
Bueno y fi el !
Grande fué la agitac10n de la Reina al saberla po rtento sa nueva
,y mayo r todavía su perp le
j idad al d iscuti r durante el d ía con sus damas
las cual idades de Douglitas , y hasta qué punto
1 82 LA REINA MART IR
ensartadas en una co rrea,como era su costum
bre y su obligación todas las no ches al toquede queda .
Hizo entonces la castel lana una pro funda reve
rencia á la Reina,y sal ió l levándo se aquel pre
cio so teso ro de las l laves con grande inquietud
de las pobres pris ioneras,que no acertaban á
comprender cómo podría Dougl itas arrancarlas
de sus apretadas garras . Cerró al punto María
Seato n la puerta,y ya no pensaron en o tra co sa ,
n i la Reina n i sus damas , sino en vesti rse sustraj es de viaj e y esperar en la más inquieta zo
zobra la señal co nvenida .
Serían entonces las o cho y media .
XV I I
IE NTRAS -tanto,ponía Dougl itas en
prácticael plan que su g ran co ra
zón y— su prudencia de hombre
habían maduramente meditado .
Ten ía visto el pajeci llo que todaslas no ches entraba Randal en la cámara de
Lady Douglás al toque de queda , y la hacía
entrega de las l laves del casti l lo . Co locábalas
la castel lana en un lugar secreto,pero abierto
,
que el paj e cono cía,y dirigíase luego al gran
comedo r para cenar,según la rancia usanza
,
con toda su serv idumbre .
Imaginó pués Dougl itas coger las l laves de
la cámara de Lady Douglas mientras ésta ce
naba,y aprovechando la falta de v igi lancia que
en aquel la ho ra reinaba en el casti l lo, por ha
l larse toda la servidumbre á la mesa,sacar á la
1 84 LA REINA MARTIR
Reina al j ardín por la escaleri l la de caraco l , y
darla luego sal ida po r la puerta que tenía el
mismo j ardín á la o ri l la del lago .
Procuróse además Dougl itas , para mayo r
seguridad,un manojo de l laves v i ej as iguales
en número y semejantes en la fo rma á las del
casti l lo,para que puestas en el escondite en
lugar de las verdaderas,pudiesen engañar lo s
cansado s ojo s de la viej a castel lana,s i por casua
l idad se le o curría i r á registrarlas al entrar de
nuevo en su cámara .
El plan era de aquel lo s que su propia senci
l lez hace faci lísimos si la fo rtuna les ayuda . Mas
quiso la desgracia,que retrasada Lady Douglás
aquel la no che por la cena de la Reina , recib iese
las l laves en la cámara de ésta y se dirigiesedespués al comedo r l levándo las en la mano
,sin
detenerse á dej arlas en su cuarto . Sentóse pués
la anciana Lady en la presidencia,bajo su do sel
de paño escarlata,y puso las l laves j unto á sí
,
encima de la mesa .
Otro cualquiera que Dougl itas hub iéralo dado
todo por perdido ; mas no era el pajeci llo de los
hombres,ó más bien de los niño s que fácilmente
se intimidan . Púso se con el mayo r desembarazo
á servir á su noble t ía,como era á veces su cos
tumbre,y en una de sus muchas evo luciones
,
arroj ó como al descuido sobre las l laves la punta
1 86 LA RE INA MART I R
Po r la escaleri l la de caraco l .
¿Y quién nos abrirá la puerta?…
Tengo aqu í las l laves — repl icó el paj e mo s
trándo las .
E scapósele á la Reina una gran vo z de con
tento y esperanza,y dijo santiguándo se devo
tamente :
¡Loado sea Dio s,y E l venga con no so tro s !
Dougl itas , dominando su emo ción , fué cerran
do po r dentro todas las puertas de las habitacio
nes de la Reina con barras y cerrojo s . Bajaron
la escalera á o scuras,para que no se fi l trase la
luz po r las saeteras . Ibad elante el paj e,luego
l a Reina y detrás María Seato n so steniendo á
Lady Fleming,que más v i ej a y meno s an imo sa
,
tropezaba á cada paso y daba gemido s de susto .
A tientas buscó Douglitas la cerradura , y probo
tres ó cuatro l laves antes de atinar con la ver
dadera. El aire fresco de la no che anunció á las
fugitivas la l ibertad,y como por instinto quisie
ron lanzarse al j ardín en pos del paj e . Mas aquel
rapazuelo de cato rce años detúvo las imperio sa
mente con la auto ridad que dan los trances apu
rado s al que los dirige,y adelantóse él so lo
,con
las mayo res precauciones , hacia el lado del j ar
d in en que se hal laba la puerta del lago .
L a Reina,dice el Comendado r Petrucc i en su
relación á Co sme I de Médicis : Modo che la
LA REINA MART IR 1 87
R eg ina d i S cotia li a usato per l iberarsi del la
p r igione. esperó apretada contra el muro dela
to rre,san t1guando se á cada paso y haciendo
jaculato rias á Jesucristo Nuestro Seño r y á Nuestra Seño ra y á sus santo s . Sonó á po co e l grito
de un mo chuelo y contestó más - l ejo s el de un
buho,con tal … propiedad ambo s , que más b ien
que como señales,resonaron en los o ído s de las
fugitivas como s in iestros graznido s de aqué llasaves de mal agiiero
De repente aparec10 Dougl itas ante el las“
con
tal sigilo,que pareció fi l trarse de las t in ieblas ó
bro tar del seno de la tierra .
— Ahí están — dijo l acón icamente .
No o saron el las ni aun preguntar quiénes fue
sen lo s que estaban,y el pajeci l lo ,
s in añadi r
más palabra,cerró po r defuéra la puerta de la
to rre c0n el meno r ruido po sib le . Tomó luego
por la mano á la Reina sin grandes ceremo nias ,y deslizáronse todo s á lo largo del muro
,
'
po r
no atravesar el j ardín,de puntil las
,aguantando
cas i el resuel lo,tropezando á cada paso “
con
árbo les y matas,y tragándo se las exclamacio
nes que el do lo r hub iera debido arrancarles .
A l l legar á la puerta del lago hubo o tro mo
mento de angustia ; estaba aquel lo muy al des
cubierto,y fué preci so emplear un buen rato en
atinar con la l lave que debía abrirla . L as fugiti
1 88 LA REINA MART I R
vas se pegaban al muro como s i creyesen que
así abu ltaban meno s,y Dougl itas hacía esfuer
zo s i ncre íbles po r no so ltar interjecciones de
rabia .
Abrióse al fi n la puerta,y do s hombres
,Jo rge
Douglás yJuan Beto n , recibiero n á la Reina casien sus brazo s . Había al l í un hombre muerto
,ten
d ido en el suelo,y la Reina perdió todo s sus
bríos y sintió una fuerte congoj a al saber que
era el centinela de aquel la puerta,sacrifi cado
minuto s antes po r no poder de o tra manera
escapar á su vigi lancia . Pegada á la o ri l la , y
o culta entre uno s zarzales,había una barca con
seis remero s,y á el la l levaron á la Reina casi s in
sentido , y la sentaro n en la p0pa. Dougl itas
cerró también po r de fuera la puerta del j ardín ,y trayéndo se las l laves
,saltó el ú ltimo en la
barca .
E ra la no che o scura,y favo rec ía esto á los
fugit ivo s ; mas una precaución que no habían
tomado estuvo á p ique de perderlo s . El ru ido
de los remo s,que no estaban fo rrado s
,era harto
estruendo so para que en el si lencio de la no che
no lo oyese el vigía de la to rre,y de repente y
á muy po co de estar bogando,vino su voz entre
so ño l ienta y so rprendida , á estremecer -á todo s
y aparal izar de espanto á las damas .
—
¡Ah de la barca!… ¡A l to la barca!…
1 90 LA RE INA MART I R
pararon un falconete montado en la to rre . Pero
ya no estaban los fugitivo s al alcance de las há
las,y momento s después se encontraba María
Estuardo l ibre,en medio de sus partidario s .
Do sciento s c incuenta año s más tarde,es decir
,
en 1 8 1 8,sacando un d ía sus redes un pescado r
de Kinross,encontró enganchadas en el aparejo
aquel las históricas l laves del"
casti l lo de Lo ch
leven que arroj ó Dougl itas en lo pro fundo del
lago la no che memo rab le de la fuga de la Reina .
XV I I I .
desembarcar la Reina en la o ri l l a
opuesta del lago,encontró al l í á
Lo rd Seaton,padre de María
,y
á cuatro ó cinco de lo s deudo s más
cercano s de ésto s . No hubo grito s,
n i entusiasmo s n i fel i ci tac io nes,sino ansiedad
,
sigi lo y premura . Con el mayo r si lencio co rri e
ron todo s á una cas ita ai slada que había en
la co l ina de Kinro ss,donde se hal laba o culta la
esco l ta que había de acompañar á l a Reina ydo nde estaban dispuestas las monturas para ésta
y su escasa comitiva . El resto de la gente de
Seaton hal lábase embo scado po r las cercanías
y escalonado hacia el casti l lo de Niddry,que
había de ser po r el pronto el fi n de la j o rnada .
L os disparo s del casti l lo habían despertado la
alarma en la aldea de Kinro ss,y fuéles preciso
1 92 LA REINA MART I R
á lo s fugitivo s dar un rodeo para no atravesarla .
Salvado este nuevo pel igro,co rriero n á galope
toda la no che , y l legaro n á las siete de la ma
ñana á Niddry ,casti l lo de Lo rd Seato n
,do nde
ago tadas ya l as fuerzas de la Reina , vióse obl i
gada á tomar un descanso de tres ho ras . Refo r
zada all í su esco l ta con la gente que Seato n ten íaen el casti l lo y con la que po r el camino se le
hab ía ido agregando,pudo la Reina continuar
seguramente su camino hacia el fuerte casti l lo
de Hamilton,donde la rec ibiero n el Lo rd de
este nombre,Claudio y su hermano el A rzo
bispo de San A ndrés .
L a no tic ia de la fuga de la Reina levantó los
ánimo s en tre sus partidario s,y gran parte de
la ri ob leza co rrió co n sus gentes á ponerse á
sus órdenes en el casti l lo de Hamilto n . Viniero n
primero los fi eles amigo s de María,acobardado s
hasta entonces ; S igu i ero n á ésto s los rebeldes ,que compadecido s de las desgracias de laReina
,
y disgustado s de las vio lencias de los Lo res del
Consejo,se les habían separado desde un prin
cipio ; y allegáronse po r último los que , creyendo
asegurar sus rap inas á la sombra del Regente,
v i eron errado s sus cálculo s . L a mayo r parte de
esta nobleza desleal,i nteresada y to rnad iza
,
eran apóstatas enriquecido s con los bienes de
la Iglesia catól ica,y al reclamar Knox aquel lo s
1 94 LA REINA MART I R
impetuo so deseo de sus Lo res, prefir10 más bien
l legar al triunfo po r un acuerdo pac ífi co ,que im
ponerlo con una victo ri a sangrienta . Envió pués
á su hermano bastardo Murray negociado res
que le propusieran una reco ncil iación,y fueron
ésto s el Embajado r de Francia W i l liere de Beau
mont —
y los dos hermano s Roberto y Jacobo
Melvi l .
Recib i o les Murray en Glasgow,donde había
ido,y en aquel la misma leal y genero sa emba
j ada de la Reina,enco ntró su pérfi da astucia de
po l ítico el medio de sal ir del apuro en que se
hal laba . Pidió tiempo para meditar la propuesta
de María y someterla á su Consejo,y empleó lo
en l lamar apresuradamente bajo su bandera á
todo s lo s rebeldes y presbiteri ano s,en número
de hombres,y en sal i r al encuentro de
las tropas reales,cortándo les el camino de Dum
barton,plaza inexpugnable donde se propo nía
guarecerse la Reina . Y sucedió,en efecto
,que
cuando las tropas de ésta l legaro n el 1 3 de Mayo
á la altura de Langside,encontraron ya tomadas
todas las po s ic iones po r las gentes del bastardo ,
meno s numero sas,pero más discipl inadas
,y
dirigidas por dos tan grandes capitanes como lo
eran el Laird de Grange y el Conde de Mo rton .
Trabóse la pelea con el ho rrible empuje de larabia y la so rpresa
, ypo r una y o tra parte levan
LA REINA MART I R 1 95
taban la bandera de Esco c ia , y por una y o tra
parte invo caban á Dio s .
—
¡Dio s y la Reina!decían ano s .
—
¡Dio s y el Rey! gritaban o tro s ;y mientras tanto los hermano s mataban á lo shermanos
,y los escoceses á los esco ceses , y la
imagen del Criado r era destru ida y aniqui lada
po r los mismo s que invo caban su nombre .
En un segundo,todas las cercas y j ardines
del lugarejo de Langside , momento s antes tan
plácido y risueño,convirtiéronse en l íneas de
fuego,que tenían po r do sel espesa capa de humo
roj izo . A veces,de en medio de la humareda y
el tumulto sal ían los gri to s de guerra de lo s
nobles an imando á sus vasal lo s,y los ayes y
gemido s de herido s y mo r ibundo s,que desga
rraban el co razón .
L a vanguardia de la Reina,compuesta de
la fi o r de su cabal lería,con los Hamilto n á la
cabeza,habíase prec ipitado con más valo r que
prudencia por un desfi ladero que defendíanMor
ton y los suyos,y á punta de lanza pretendiero n
desalojá rlo s y hacerlo s retro ceder . Hal lábanse
ambo s partido s á pie,dice un auto r
,y de tal
modo armado s á toda prueba,que cuando las
lanzas de los uno s se habían fi jado en lo s escu
dos ó co razas de los co ntrario s,hacíase la lucha
semejante á la de dos to ro s que ,apoyando su
testuz uno contra o tro,permanecen fo rcejeando
1 96 LA REINA MART I R
en aquel la posic10n ,hasta que la superio r fuerza
ó el mayo r aguante del uno,obliga al o tro á
huír ó á caer . Clavado s de este modo ,movíanse
como por o leadas , á medida que uno ú o tro
bando l l evaba la ventaj a , sin que j amás se rom
p iese aquel la masa compacta n i se cuidase na
die del desdichado que caía para ser aplastado
baj o los pies .
Tres cuarto s de ho ra l levaba ya aquel la tremenda lucha
,que apenas puede hoy co ncebirse ,
cuando una háb i l maniobra de! Laird de Grange
v i no á decidir la victo ria . V ióse entonces aquel la
co lumna que momento s antes parecía una es
pesa y o scu ra masa de yelmo s y celadas con vis
to sas plumas, por entre la cual no hubiera po
dido desl izarse un perro,hendirse primero
, por
decirlo así,acá y al lá
,y desbaratarse luego poco
á poco,y desprenderse después como en trozo s
,
y rodar, po r último ,
hombre á hombre por aque
l la cuesta malhadada que tanto habían pugnado
por sub ir .
En vano los j efes gritaban : ¡A l to !… En vano
resistían po r s í so lo s , cuando toda resistencia
era vana . Caían uno s en pos de o tro s en el glo
rioso campo,hecho s pedazo s po r los pies de los
cabal lo s ó arro l lado s por lo s fugitivo s c iego s de
pavo r .
V eíalo todo la Reina desde la al tura de
1 98 LA REINA MARTIR
mente en Dundrennar su noble Abad y algunos
poco s monj es .
Al apearse la Reina en la puerta de la abadía,
rendida de cansancio y so steniéndo se en lo s que
la apeaban,dijo al anciano monj e en un bro te
de su leal y noble amargura— Milo rd Abad
,pensad bien lo que hace i s al
recibim os,po rque con Nós vienerí la ruina y la
desgracia .
Bienvenidas sean á esta casa,Seño ra
,s i es
D io s quien las env ía — contestó el Abad hin
cando la rodil la .
Reunió al punto la Reina en consejoá cuan
to s la habían seguido,y contra la opin ión de
todo s,que la aconsej aban
,uno s marchar á Fran
Cia,donde encontraría apoyo y acogida
,y o tro s
permanecer por el pronto en aquel rincón , donde
no co rría pel igro alguno,decid ió refugiarse en
Inglaterra,seducida po r la fac i l idad del v iaj e y
engañada por las falaces promesas que , al feli
c itarla por su l ibertad , l e había hecho la Reina .
Envió pués á Lord Herries con una carta
para el gobernado r de Cumberland ,Master
Lowther,pidiéndo l e un as ilo
,y o tra para la
Reina Isabel,que se conserva en la co l ección
L abanoff,y dice de esta manera : <<Mi muy que
rida hermana : Sin hacero s la narración de todas
mis desgracias,po rque deben ya sero s cono cí
LA RE INA MARTIR 1 99
das,os d i ré que aquel lo s de mis súbdito s á
quienes más b ien hice y que me debían est armás agradecido s
,después de haberse sublevado
contra mí y ten ídome pris io nera del modo más
indigno,me han arroj ado al fi n de mi reino y _
reducido á un tal estado ,que después de Dio s
no tengo o tra esperanza sino en vos,etc . »
Tardaba la respuesta , y no pudiendo yaMaríacontener por más tiempo su impaciencia n i en
frenar tampo co sus temo res , el 1 6 de Mayo ,
cato rce días después d e su fuga de Lo ch leven,
embarcóse en la l ancha de un pescado r con
algunas personas de su comitiva,y atravesando
el brazo de mar que l laman Tr i th y separa laco sta de Escocia de la de I nglaterra
,desem
barcó en Wo rkingto n,puerto del condado de
Cumberland .
Y se cuenta que aquel mismo día,el anciano
Abad de Dundrennar se arroj ó l lo rando varias
veces á los pies de la Reina y la pidió, po r amo r
de Dio s,que no sal iese del reino . Y como María
l e rechazase cariño samente,atribuyendo á la
debil idad de sus muchos año s aquel cansado
ruego , todav ía e l v iejo ,en el momento de cru
zar la plancha para entrar en el barco,se arro j o
á la Reina como fuera de sí y movido de inspi
rac ión extraña , y se entró en el mar , y agarró áMaría por el faldellín ,
y la pid ió o tra vez que no
200 LA REINA MART I R
se apartase de aquel la tierra . Desasió la Reina,
muy conmovida,de mano s del anc iano sus
ropas,y p idióle para conso larle que le diese su
bendición como escudo ; la cual le dió e l viejo
desde el agua con las mano s levantadas en alto .
Y todavía,mientras se alej aba la barca
,pudo o ír
la voz del anciano Abad,exaltado po r su afl ic
c ión profundísima:
¡Vuelve , vuelve , l eona de Esco cia , que dej as
para siempre á tus
L o cual fué ten ido por profec ía en aquel rin
cón de Esco c ia , y aun en el día de hoy se t iene
al l í por tr adición verdadera .
FIN DE L L IBRO PRIMERO
204 LA REINA MARTIR
desastres,decía : <<Dio s me ha salvado po r su
infi n ita bondad con Milo rd Herries y o tro s seno
res,con lo s cuales he entrado en vuestro pa ís ;
y estoy segura, po r la confi anza que tengo en
vo s,de que cuando sepáis la crueldad de mis
rebeldes y la manera como me han tratado,
no t itubeará un momento vuestro buen natu
ral,no so lo en recib irme para seguridad de mi
vida,sino en ayudarme y asistirme en mi j usta
demanda,é influír con los demás Príncipes para
que hagan lo mismo . Supl ícoos pués , que man
déis á buscarme lo más pronto po sible,po rque
estoy en un estado l amentable,no ya para una
rei na,sino para cualquiera seño ra . Me he sal
vado con mi so la persona,co rriendo 60 mil las
á través de los campo s el primer día,y no o sando
caminar el resto s ino de no che,como os con
taré , si os place tener compasión de mi extrema
desgracia .
Firmábase la Reina en esta carta , escrita en
francés,como la mayo r parte de las suyas , sa
tres ¡i deº
/e et affectionne'
oonne soeur et esc/zap
¡>e'
epr isonn iere, y en su recto y genero so co ra
zón no dudó un instante María de que Isabel se
apresurara á sal i r el la misma á su encuentro ,
con los brazo s abierto s á su dignidad y á su
desgracia .
E strel láronse,sin embargo
,los nobles ímpe
LA REINA MART I R 205
tus de María contra el frío y pérfido cálcu lo de
Isabel,y sus patét icas lamentacio nes so lo des
pertaron en el ruin co razón de la Reina de In
glaterra e l go zo fero z de ver á su rival an iqui
l ada,y en la dura precisión de sufri r la suerte
que po r tanto s año s meditaran contra el la suo dio de sectaria y su envidia de reina y de
muj er .
Desde el primer momento so lo pensó Isabel
en asegurar la presa que la falsía de el la y la
crédula lealtad de su víctima habían puesto ensus mano s
,y en revestir la ho rr ible in iquidad
que meditaba,con todas las hipócritas aparien
c ias de la legal idad y la razón de Estado . Suj etó
pués á su Consejo lo s tres part ido s que podían
adoptarse con respecto á la fugitiva Reina de
Esco cia,cuidando muy b ien de cal ifi carlo s
de igualmen te pel igrosos .
No era prudente,según el la
,restaurar á Ma
ría en su trono,po rque el fanatismo catól ico de
ésta la l levaría al punto á entenderse con la
co rte de Roma y las po tencias catól icas,para
destruír el pro testantismo en Esco cia y renovar
sus pretensiones á la co rona de Inglaterra . Pa
recíale también pel igro so dej arla l ibre en Ingla
terra , po rque el partido cató l ico inglés , fuerte y
podero so ,la miraba como su Reina legítima
,
y se agruparía en to rno suyo,y co nspiraría para
206 LA REINA MARTI R
alzarse con la co rona . Y no se podía tampo co
dej arla marchar l ibre á Francia,po rque unida
al l í con sus tío s los Guisa y los Príncipes al ia
dos,intentaría seguramente alguna expedic ión
á Escoc ia para reconquistar su trono y restable
cer el cato l ic ismo,poniendo en pel igro los inte
reses de la Refo rma en Inglaterra y su infl uem
cia en Esco cia .
Una vez descartado s esto s tres recursos,ún i
cos po sibles,so lo quedaba el de retener á María
pris ionera en Inglaterra,y esto fué lo que deter
minó el Consejo,po rque esto era lo que satisfa
cía los cálculo s po l ít ico s de Isabel como re ina,
y sus renco ro sas envidias como mujer . Necesi
tábase,sin embargo
,un pretexto para que Isa
bel pudiera cometer el in icuo y eno rme atentado
de detener prisionera,contra todo derecho y
toda justicia,á una Reina
,su igual y su sobrina
,
que n ingún daño l e había causado,y que se le
confi aba en su desgracia,seducida por las o fer
tas y promesas que el la misma le hab ía hecho .
El ingen io de Isabel,férti l en hipócritas trai
c io nes,creyó hal lar b ien pronto este pretexto ;
y aquel la Reina cruel,digna bastarda de E nri
que VIII,que había derramado sangre de sus
súbdito s catól ico s,hasta el punto de que con
razón la l lamara un histo riado r,también pro
testante , el Tióer iofemen ino; aquel la muj er l ib i
208 LA REINA MART I R
n ión en que estabais antes,de que es preciso
que los Príncipes se so co rran los uno s á los o tro s
para persegu ir y castigar á los súbdito s que se
levantan contra el lo s y son rebeldes á sus sobe
rano s ; y tanto más , cuanto que esto nos to ca “á
todo s,y po r eso debemo s pro teger á esta Reina
tan deso lada y afi igida, y abrazar su causa para
ponerla en l ibertad y restituírle la auto ridad que
Dio s le ha dado,y que por derecho y equ idad
le pertenece á ella y no á o tro . »
El Rey de España,sin embargo
,estaba harto
o cupado po r ento nces en pacifi car lo s Países
Bajo s,y el de Francia en terminar su tercera
guerra c ivi l,para que pudiesen acudir en auxi
l io de María de o tra manera que con súpl icas y
compasivas razones . Hízose pués so rda Isabel
á unas y o tras,y comenzó á poner en práctica
su plan con astuta hipo cresía , cuidando ,lo pri
mero,de mantener las esperanzas de María
hasta alej arla de la frontera de Esco cia lo sufi
c iente para prevenir cualquier proyecto de fuga
ó go lpe de mano de sus partidario s de Esco cia .
Envió pués á Lady Scroope,hermana del
Duque de No rfo lk,para recib ir á la Reina de
Esco cia en su nombre,y fué ésta trasladada
,
con todos los hono res debido s á su rango,de
Wo rkingto n á Co ckermouth,y de aquí á Car
l is le,donde
'
estaba ya establec ida por o rden
LA REINA MARTIR 209
de Isabel la más estrecha vigi lancia . El 29 de
Mayo presentáronse á María en Carl isle Lo rd
S croope,gobernado r del Cumberland y de la
frontera,y Sir Francisco Kno l lys , vicechambe
lán de la Reina Isabel , comisionado s ambo s
po r ésta de entregar á la Reina de Esco cia sus …
cartas de pésame,llenas aún de hipócritas segu
ridades,y de man ifestarla al mismo t iempo que
el interés de su propia reputac ión la impedía
recib irla en su presencia hasta que se hubiese
j ust ifi cado de la acusación que pesaba sobre
e l la po r el asesinato de Darnley .
Este desengaño humi l lante y ofensivo l l enó
de indignación á María,y creyendo de buena
fe que se trataba so lo de justifi carse ante la pro
pia Isabel , de reina á reina y de amiga á amiga ,envió le al punto á Lo rd Herries y á Lo rd F le
m ing con una apremiante carta en que exigía
de Isabel ser admitida sin dilación y sin cere
monia en su presencia para exponerle sus que
jas y rechazar las calumnias con que habían
o sado ofenderla,ó que
,de lo contrario
,no se la
impidiese sal ir inmediatamente de Inglaterra ,aunque fuese en la misma barca de pescado r
que la había traído,y marchar á Francia ó á
España para pedi r el aux i l io que el l a le negabaá los o tro s Príncipes sus parientes ó al iado s .
L l evaba también Lo rd Fleming la o rden
2 10 LA RE INA MART I R
secreta de marchar á Francia en el caso de queIsabel pers istiese en no recib irla
,y nego ciar
con Carlo s IX,Catal ina de Médicis y el Carde
nal de Lo rena el auxi l io y la al ianza de aquel
re ino . L a pérfida Isabel admitió por de prontocon las mayo res pro testas de amistad la oferta
que hac ía María de j ustifi carse,y deteniendo
co ntra todo derecho á Lo rd Fleming en Londres
para impedirl e pasar á Francia,env ió á Carl isle
á Master Mid lemo re con su nueva respuesta .
L l egó Mid lemore á Carl isle el 1 3 de Junio ,y
en presencia de Lo rd Scroope y del vicecham
belán Kno l lys,no tifi có á María con palabras
harto duras,que la Reina su seño ra no se con
tentaba con una j ustifi cación privada ante el la,
sino que exigía que fuese ésta ante un tribunal
y en presencia del Regente de Esco cia Murray,
que el la po r su parte obl igaría á comparecer .
De lo co ntrario,la Reina de Inglaterra no podía
comprometer su deco ro recib iéndo la .
Al o ír hablar de jueces y tribunales y del
bastardo Murray,escribía el mismo Mid lemo re
á Ceci l en su carta del 1 4 de Junio ,la Reina le
ataj ó la palabra enco l erizada,dic iendo con regia
entereza : Yo no recono zco más Juez que Dio s
y nadie 5 1110 E l tiene derecho á juzgam o s . Se
lo que soy,y cono zco muy bien los derecho s
de mi rango . »
21 2 LA RE INA MART IR
Permiten sal i r á la Reina,para hacer ej ercic io
,
hasta la iglesia del pueblo ; pero va siempre
rodeada de cien arcabucero s . Cuando l legó á
Carl is le p idió á Scroope un sacerdo te catól ico
que la dij ese Misa,y éste la contestó que no lo
hay en Inglaterra . »
Nada pinta,sin embargo
,con tanta elocuen
cia la mezquina crueldad de Isabel y las pena
l idades de la desdichada Reina de Esco cia,
como la siguiente carta de ésta á su tío el Car
denal de Lo rena,escrita el 2 1 de Junio de aquel
m ismo añ o : <<OS supl ico que tengáis piedad de
vuestra pobre sobrina y de su deco ro,y me
pro curéis lo s so co rro s que o s dirá el po rtado ry,mientras tanto
,dinero ; po rque no tengo con
qué comprar pan ,n i camisas
,ni ropa . L a Reina
de aquí me envió alguna ropa blanca y me pasa
un plato . L o demás he tenido que pedirlo pres
tado ; pero ya no encuentro quien me
Que no os alcance esta B ien me
prueba Dio s ; pero podéis estar seguro de que
mo r1re Creo que presto me sacará
Dio s de estas miserias,po rque he sufrido inj u
rias,calumnias
,pris iones
,hambre
,frío
,calo r
,
fugas sin saber donde i r,noventa y do s mil las a
cabal lo y á través de los campo s sin detenermeni apearme
,y do rmir en cama dura
,y beber
leche agria,y comer harina de avena po r no
LA REINA MART I R 21 3
haber pan,y do rmir tres no ches á la in tempe
ri e como los pasto res , y l legar á este país s in
una doncel la que me sirva , y encontrarme con
que saquean las casas de mis serv ido res y aho r
can á sus dueño s,sin que pueda yo valerles n i
recompensarles .
Sufría todo esto la Reina de Esco c ia con
aquel la fe inquebrantable y aquel la crist iana ypaciente resignación que han rodeado su noble
ñgura con todo el esplendo r de la aureo l a del
marti rio . He aquí la carta admirable que escri
b ió por aquel tiempo al P . Edmundo Auger,de
la Compañ ía de Jesús,su antiguo amigo
,tradu
cida de su o riginal francés po r la elegante plu
ma del P . Pedro de Rivadenei ra :
<<Maestro Edmundo : Yo he recib ido con
grande conso lac ión de mi espíritu la carta que
me habé is escri to,aunque no sin verguenza y
sin herirme lo s pecho s,confesándome indigna
de la buena opin ión que vo s tenéis de mí,s in
yo merecerlo . Mas yo atribuyo vuestras alaban
zas á la miserico rd ia de D io s,que os ha mo
vido po r este camino á escrib irme y despertar
me , para que de aquí adelante yo pro cure ser
para con E l cual vos pensáis que soy . Y confío
que vo s supl icaréis á Su Divina Maj estad y que
lo s de v uestra santa Compañía me ayudarán
para que yo no falte de mi parte en recib ir con
2 1 4 LA REINA MART I R
humilde sumisión todas las amo nestacio nes que
le placerá enviarme,para que yo me suj ete en
todo á su santa vo luntad en todas mis adversi
dades , de las cuales hasta aqu í se ha dignadodefenderme
'
piado samente,o to rgándome la pá
c iencia,la cual yo l e supl ico me quiera conce
der hasta el ñn . Vuestro l ibro,de mí tan desea
do como necesario para estos tiempo s , no ha
l legado aún á mis mano s ; yo no sé quién le
tenga,y me ho lgaré mucho de haber uno . Y
pues vuestra caridad se ha extendido á vis itar
y co nso l ar á una pobre encarcelada y afl igida
por sus pecado s , yo os ruego que,cuando pud ié
redes,lo vais co ntinuando y mezclando en vues
tras cartas alguna parte de vuestras saludables
amonestaciones y santas conso lac iones , para
despertar más mi espíritu,congoj ado con las
advers idades,al co no c imiento de mis culpas y
aspirar al verdadero descanso y á aquel la con
so lación perdurable de la cual este mundo siem
pre no saparta y desvía . Y si qu isiéredes tomar
tanto trabajo por mí y o rdenarme una pequeña
instrucción ó manera de o rar , en la cual , demás
de las o rdinarias o raciones , pongáis las que son
más propias para los días de fi esta más so lem
nes y para el tiempo de mayo r necesidad , para
que puedan ser presentadas á Dio s Nuestro
Seño r de mi pequeña fami l ia congregada , co n
NTE RADO mientras tanto Murray de
la prisión de su hermana en Carli s le,
y sab iendo ó adivinando lo s intento s
de Isabel,apresuróse á escrib i r a ésta
ofreciéndo se á demo strar ante el la la
culpabil idad de María Estuardo y la j ust ic ia de
su depo s ición,y comprometiéndo se á ser ence
rrado en la To rre de Londres s i n o presentabalas pruebas más evidentes .
V ió con esto Isabel completo su j uego,y
entend iéronse el la y Murray como de bastarda
á bastardo,de traido ra á traido r
,de Reina usur
padora á Regente usurpado r . Isabel aceptó el
arbitraj e afectando.
gran severidad para todo s
los acto s de la rebel ión,y vivo deseo de ver
comprobada la i no cencia de la Reina de Esco
cia , para poder sin escrúpulo alguno repo nerla
2 1 8 LA RE INA MART I R
en su trono . Y mientras esto dec ía de públ ico,
avisaba secretamente á Murray,que si eran sufi
cientes las pruebas que traj ese para demo s
trar la culpabi l idad de María y perderla,el la le
garantizaba co n todo el poder de Inglaterra,no
so lo la regencia de Esco cia,s ino también la
suces ión á esta co rona en caso de mo ri r el tierno Príncipe real .
A l propio t iempo enviaba con el mismo Lo rd
Herries o tra embaj ada á María,anunciándo la
que Murray se sometía á su arbitraj e,y que s i
el la deseaba examinar el l itigio de ambo s,no
era como j uez,s ino como amiga y hermana
suya,y con el fi n de reponerla en su trono
,aun
po r fuerza de armas , s i hac ía patente su inocencia
,ó arreglarlo todo entre Murray y sus
súbdito s,s in escándalo s n i disturb io s
,en el caso
de que ésto s alegasen alguna razón fundada
que disculpase ó atenuase su rebel ión . Tres condiciones ponía para esto . Que María rompiese
toda al ianza con Francia . Que nunca hiciera
valer sus derecho s á la co rona de Inglaterra en
v ida de Isabel . Que renunciase a l cato l ic ismo y
admitiese en Esco cia la l i turgia angl icana .
María Estuardo rehusó,y la Reina de Iugla
terra,n o creyéndo la entonces b ien guardada en
Carl isle,mandó trasladarla
,no obstante sus pro
testas,al casti l lo de Bo l to n
,má s lejo s de la
220 LA RE INA MART I R
pro curado dar aentender al Rey de España,mi
seño r y buen hermano,que yo estoy mudada
en la religión cató l ica ; aunque esto s d ías pasado s he escrito á vuestra Santidad para besar
humildemente sus pies y encomendarle mi per
sona,he querido escribir esta carta
,y po r el la
supli carle que me tenga po r hij a devo tísima y
obedien tísima de la santa Iglesia cató l ica romana
,y que no crea á las falsas relaciones que de
m í habrán venido,ó por ventura vendrán á sus
o ído s, po r instigación de los sobredicho s m is
rebeldes y o tro s de su misma secta , que publ i
can que yo he mudado religión , para privarme
de la gracia de vuestra Santidad y de los o tro s
príncipes catól ico s . A traviesa esto mi co razón
de suerte,que no he podido dej ar de escrib ir de
nuevo á vuestra Beatitud para quejarme del
agrav io é inj uria que me hacen . Sup l íco le que
se digne escribir en mi favo r á los príncipes
cristiano s,que son devo to s y obedientes hijo s
de vuestra Santidad,y que lo s exho rte que inter
pongan su auto ridad co n la Reina de Inglaterra ,en cuyo poder yo aho ra estoy , y que le pidan
que me deje sal ir fuera de su reino,en el cual
yo entré asegurada de sus promesas , para pé
dirle so co rro co ntra mis rebeldes . Y si todavía
me quiere tener,y en ninguna manera me quiere
dej ar,que á lo meno s me dej e ej ercitar mi rel i
LA REINA MART I R 22 1
gión,lo cual me ha vedado y prohib ido desde
que yo entré en este reino . Y quiero que vues
tra Santidad sepa la astucia que mis enemigo s
han usado para dar co lo r á sus calumn ias . con
tra m í . Hicieron que un ministro herej e entraseen el mismo lugar en que yo estoy estrecha
mente guardada,y algunas veces rezase sus o ra
ciones en lengua V ulgar ; y como yo no estoy
en mi l ibertad , ni me permiten usar de mi rel i
gión,no se me daba nada de o írlas
,creyendo
que no erraría en el lo ; pero s i en esto ó en cual
qu iera o tra co sa hubiere errado, yo ,
Padre San
t ísimo,pido á vuestra Santidad miserico rd ia y
le supl ico me perdone y absuelva,y esté cierto
que j amás no he tenido o tra vo luntad sino v ivir
constantemente como hij a devo tísima de la san
ta Iglesia romana en la cual yo quiero v iv ir y
mo rir,co nfo rme a lo s consejo s y mandato s de
vuestra Santidad,y me ofrezco de recatarme y
de hacer tal penitencia para enmienda de mis
culpas,que todo s los pr i nc ipes catól ico s
,y
especialmente vuestra Santidad,como padre
y seño r de todo s,tengan entera satisfacción de
mí . Entre tanto beso los pies de vuestra Santi
dad , y supl ico á Dio s que le guarde mucho s
año s para benefi cio de su santa Iglesia . Escrita
en el casti l lo de Bo l ton,el ú l timo d ía de No
v iembre de 1 568 .
— De vuestra Santidad devo
222 LA RE INA MART I R
t ís ima y obed ien tísima h i j a,]Warz
'
a,Reina de
Esco cia y viuda del Rey de Francia . »
Dos meses duraro n todavía aquel las nego cia
c iones entre ambas Reinas,Isabel s iempre hipó
erita y artera,María siempre fi rme y resuelta á
no j ustifi carse ante nadie que no fuese la propia
Reina de Inglaterra . Mas de repente,y cuando
meno s lo pensaba la bastarda de Enrique VIII,
cedió María en su reso lución,y pro testando
siempre de que en nada dañaría aquel acto niá su fe de catól ica
,ni á sus derecho s de reina
ni á su hono r de mujer,ni á su cual idad de here
dera de la co rona de Inglaterra , consintió en
someter sus disensiones con sus súbdito s rebel
des á los comisionado s que Isabel nombrara .
Apresuróse entonces ésta á fij ar el d ía 4 de Oc
tubre para la reunión de lo s comisionado s de
ambas partes,que habían de juntarse en Yo rk .
Murray vino en perso na trayendo los suyo s ;María nombró los que le co rrespondían entre
sus más ñeles partidario s,y la Reina de Iugla
terra designó á Sir Ralph Sadler y al Co nde de
Sussex,y como pres idente de todo s el lo s al
Duque de No rfo lk .
En este gran personaje estaba , s in embargo ,
todo el secreto de la repentina mutación de Ma
ría. Era Tomás Howard cuarto Duque de Norfo lk
,el primer noble de Inglaterra : contaba so lo
224 L A RE INA MART I R
que confi rmase el la la abdicación de Lo chleveny se aviniera á vivi r en Inglaterra bajo la pro
tecc ión de Isabel,con una renta adecuada á la
altura de su rango . U na vez desembarazado s de
este modo de Isabel,No rfo lk se compromet ía á
desembarazar á María también del o tro traido r
Murray,conduciéndo la triunfalmente á Esco cia
,
do nde podía revo car su abdicación,tan nula en
Lochleven como en Yo rk,puesto que tan pri
s ionera se hal laba en Esco cia al hacerla,como
lo estaba en Inglaterra al conñrmarla.
A ceptó María este plan con grandes espe
rauzas,y avistóse entonces No rfo lk co n Murray
secretamente, po r la no che , en una apartada
galería de la misma casa del Duque . Descubrió
al l í No rfo lk al bastardo todas las sinuo sidades dela po l ít ica de Isabel
,y de tal manera logró co n
vencerle y reducirle á sus miras,que desde luego
l imitó Murray en las conferencias del 4 y 8 de
Octubre sus acusaciones contra la Reina , á va
gas apreciaciones sobre su casamiento con Bo th
wel l y lo s pel igro s á que hab ía expuesto alPr íncipe real
,y á lo s po co s días envió á Ro
berto Melvi l secretamente á Bo l ton para hacer
á María la propuesta que ya No rfo lk le teníaanunciada .
Acogió la María según lo convenido ,y todo
podía ya darse po r terminado después de este
LA REINA MART I R 225
arreglo secreto entre la Reina de Esco cia y su
hermano bastardo . Mas no se do rmía la susp i
-cacia de Isabel,y enterada en parte del pro
yecto por los espías y traido res que s iempre
abundan,trasladó repentinamente las co nferem
c ias de Yo rk á Westminster , con pretexto de
segui r de más cerca nego c io tan del icado y
poder u ltimarlo con más premura . Ento nces
Isabel,la púdicavestal que hab ía cre ído co nta
m inar su hono r recib iendo el la misma la justiñ
cación de María Estuardo,no creyó mancharse
teniendo varias conferencias con Murray,el her
mano bastardo,el súbdito rebelde y Regente
usurpador , verdadero respo nsable de los críme
nes que atribu ían á la desdichada María .
Pid ióle pués Isabel agriamente cuenta de su
conducta y de sus trato s con No rfo lk , y amenazó le con desposeerlo al punto de la regencia
de Esco cia s i no se decidía á fo rmular en la
próx ima conferencia del 25 de No viembre todasaquellas terribles acusaciones que tenía prepa
radas contra su hermana .
V ióse entonces Murray cogido entre las nue
vas exigencias de Isabel y su compromiso ya
pactado en Yo rk ; y en la neces idad de ser tra i
do r á una ú o tra parte,optó po r vender á la que
creía más débi l : á No rfo lk y á María Estuardo .
Decid ióse pués el bastardo á vaciar el inmundo
226 LA REINA MART I R
saco de sus calumnias,y fo rmuló en W estmins
ter,ante los comisionado s de Isabel
,todas las
que le hab ían servido para difamar á María enEsco cia
,con el consiguiente séqu ito de inicuo s
atestado s y falsas comprobaciones .
Había Isabel unido á sus comisario s,con per
fi da previs ión,á lo s Condes de No rthumberland
y de Westmo reland y á todo s los grandes seno
res catól ico s en cuyo s ánimo s quería perder á la
Reina de Esco cia,y en presencia de todo s el lo s
se examinó y se dió por cierta aquel la cáñ la de
mentiras y calumnias . Pudo aquí Isabel termi
nar tan infame enredo ,po rque su intento de
presentar á María en Inglaterra y en toda Eu
ropa bajo el peso de terrible acusación , hab íale
ya logrado . Mas todavía quiso su falsedad dar
un ú l t imo go lpe,y escrib ió hipócritamente á
María el 2 1 de Dic iembre dándo l e cuenta de
dichas acusaciones,y añadiendo que << la amis
tad,é l parentesco y la j usticia la incl inaban á
encubrir todas aquel las co sas y á suspender su
j uic io,á fin de no perj ud icarla , hasta saber lo
que tenía el la que responder . »
Revo lvióse ento i1 ces María contra aquel hu
m i l lante papel de acusada que le adjudicaba
Isabel,y sin dignarse co ntestarle á el la , escri
b ió á sus comisionado s , que presentasen ante la
comisión la larga l ista de cargo s y agravio s que
228 LA REINA MART I R
De5pue'
s de esto vo lwo se Murray á Esco cia
con l ibras que le d ió Isabel para ayudade co stas y remedio de apuro s
,y María fué
trasladada del casti l lo de Bo l to n al de Tutbury,
en el co ndado de Staffo rd . Separaro n también
de su lado á lo s S croope,hecho s ya so specho
sos, y fué conñada su guarda á Jo rge Talbo t ,Co nde de Shrewsbury .
nadie engañó la refi nada hipocresía
de Isabel en sus trato s con María
Estuardo,y suced ióle en su inten
to de d ifamarla lo que al ladrón
que carga con demasiada pólvo ra
su arma,y le revienta ésta en la mano
,y se le
escapa la presa,y se encuentra él mismo herido
y maltrecho .
Su atentado contra la dignidad real,al dete
ner á María,había sido tan eno rme
,su ensaña
miento al retenerla pris ionera tan patente,su
envidia al pretender d ifamarla tan manifi esta,y
su imprudencia al justiñcar á los rebeldes de Es
co cia tan imprevi so ra y funesta para los demásPríncipes
,que lejo s de perjudicar á María las
i n icuas comedias de Yo rk v Westminster , rea
230 LA RE INA MART I R
v ivaro n po r el contrario el i nterés que po r el la
se tomaban así las co rtes de Roma,España y
Francia,como lo s súbdito s cató l ico s de Ingla
terra y Esco cia ; y fué lo más no table , que los
mismo s Condes de No rthumberland y Westmo
reland,nombrado s po r Isabel para examinar las
piezas calumnio sas del pro ceso de María,fueron
los primero s en pro clamar su inocencia y tomar
las armas para defenderla .
L a fermentación era en efecto extrema en
ambo s reino s,y no tardó en tomar proporcio
nes alarmantes . L evantáronse los partidario s de
María en Esco cia con tan recio empuj e,que
asustado Murray,vióse en la precis ión de pedir
á Isabel so co rro s . Al mismo t iempo replegá
banse á bandadas lo s cató l ico s ingleses hacia
los condado s del No rte,donde en actitud ame
nazadora esperaban ya los Condes de No rthumberland y Westmo reland y o tro s grandes señ o
res catól ico s,puesto s de acuerdo co n el gran
Duque de A lba,gobernado r entonces de los
Países Bajo s .
El Papa San Pío V había escrito á Fel ipe II
aconsejándo le y pidiéndo l e una invasión en
Inglaterra,y de la Embajada españo l a en L on
dres sal ieron entonces dinero s en abundancia
para el Conde de A rundel , que marchaba á
uni rse con los catól ico s situado s en el No rte , y
232 LA REINA MART I R
tumaz y fauto ra de herej es,depo n iéndo la del
trono de Inglaterra,y abso lviendo á sus vasal lo s
del j uramento de fi del idad y obedienci a .
Impo sible hab ía sido hasta entonces promul
gar en Inglaterra aquel l a famo sa bula,fechada
el 25 de Febrero de 1 569 ; mas comprometióse
con valo r heró ico á clavarla en la misma puerta
del obispo herej e un cabal lero inglés l lamado
Juan Felton,ayudado en su temeraria empresa
po r un españo l , prebendado de Tarragona , queten ía po r nombre Pedro Berga . L eyéron la al l í
mucho s y sacaron numero sas copias,que desde
Londres se difundieron po r toda Inglaterra . L a
bula decía : <<Y po rque sería muy difi culto so
l levar estas presentes letras á todas las partes
donde serán menester,queremo s que el tras
lado de el las,fi rmado de mano de algún escri
bano públ ico y sel lado con el sel lo de algún
Prelado eclesiástico ó de su audiencia,tenga la
misma fe en j u ic io y fuera de é l en cualquiera
parte que tendría el mismo o riginal s i se exhi
biese ó mo strase . »
E mbravecióse como una pantera Isabel,he
rida en lo más v ivo de su soberb ia,y comen
zaron á caer en to rno suyo v íctimas s in cuento .
Fué la primera el val iente Juan Felto n º, al cual
aho rcaron,y vivo todavía le arrancaron las en
trañas y le h iciero n cuarto s . Publ icóse entonces
LA RE INA MART I R 233
aquel la ley atro z que establece los sigu ientes
artículo s :
1 º Que ninguno,so pena de la vida
,l lame
á Isabel herej e,cismáti ca
,infi el ó usurpado ra
del reino .
Que ninguno nombre á persona alguna
n i diga que debe ser suceso ra del reino,n i vi
viendo la Reina n i después de sus días , s i no
fuese hijo ó hij a natural de la misma Reina .
Que so pena de perdimiento de bienes
y cárcel perpetua,n inguno l l eve
,acepte ni traiga
consigo co sa de devo c ión traída de Roma,como
Agnus Dei,cruces
,imágenes
,cuentas benditas
ú o tra cualquiera,bendecida del Papa ó por su
auto ridad .
Que so pena de la cabeza,ninguno traiga
bula,ni breve
,ni letra del Papa
,ni absuelva á
nadie de herej ía ó cisma,ni le reconci l ie á la
Iglesia romana,ni se dej e abso lver n i reconci l i ar .
Mientras tanto,los catól ico s ingleses con lo s
Condes de No rthumberland y Westmo reland alfrente , l evantaban su bandera en Bransepath yrepartían sus pro clamas po r todas partes , reco
nociendo en el las lo primero la auto ridad de
Isabel y p idiendo tan so lo la restauración del
cato l ic i smo en Inglaterra,la l ibertad de María
Estuardo , su recono cimiento como heredera
legítima de la co rona de Inglaterra y el des
234 LA REINA MART I R
t ierro del ministro Ceci l y de todo s aquel lo s
/zomÓres nuevos que extraviaban,según el lo s
,
el ánimo de la Reina y la hacían ensañarse en
sangrientas persecucio nes contra lo s catól ico s .
He aquí la primera de estas pro clamas según
la traducción l iteral existente en el arch ivo de
S imancas :<<Nós
,Tomás
,Conde de No rthumberland
,y
Carlo s,Conde de Westmo reland
,leales vasa
l lo s de la Reina,hacemo s saber á todo s los de
la antigua rel igión catól ica que no so tro s con
o tras muchas personas bien dispuestas,tanto
de la nobleza como o tras,habemo s prometido
nuestra fe en seguridad de nuestra buena inten
c ión,á causa de que diversas personas deso r
denadas y mal dispuestas que están al derredo r
de la majestad de la Reina, por sus prácticas
y acc iones sutiles y mal intencionadas,desean
verifi car nuestra ru ina y destru ír de todo punto
en nuestro reino la verdadera rel igión catól ica,
abusando para el lo del poder y de la persona
de la Reina,l l enando de muertes y desórdenes
el reino . Bien seguro s de que muy pronto los
mismo s buscarán y pro curarán la ru ina de toda
la nobleza,nos hemo s j untado para res istir
con la fuerza,y princ ipalmente con la ayuda de
Dio s . Estad seguro s de que tendré is bueno s
Príncipes,restableciendo todas las antiguas
236 LA REINA MART I R
que fo rtiñcaro n y previniero n para el desem
barco de lo s refuerzo s que el Duque de A lba
hab ía de mandarles . Mas las vaci laciones de
éste,que se resi stía á enviar lo s refuerzo s hasta
no ser ya un hecho la l ibertad de María E stuar
do,malograron la empresa ; y cuando lo s
hombres que tenía preparado s con todo s sus
pertrecho s de arti l lería y municiones fueron a
embarcarse,ya les tenían co rtado po r completo
el paso de Calais s iete grandes navío s que había
enviado al l í la Reina de Inglaterra .
L a inminencia del pel igro había despertado
las energ ías de ésta con todas sus crueldades
y trapacerías,y pretendió y consigu ió en efecto
ahogar en sangre la rebel ión . Dispuso po r pri
mera providencia trasladar á María Estuardo
del casti l lo de Tutbury al de Conventry,plaza
fuerte en el condado de W arwich,donde podían
tenerla al abrigo de cualquier go lpe de mano .
Y tan sañudo era su encono y tan desapoderada
su ira,que según una carta de Leicester ci tada
por Tytler , l levaban sus guardianes la bárbarao rden de asesinarla
,s i lo s catól ico s triunfaban y
podía po r su industria ser puesta en l ibertad .
Sembró luego el terro r entre los catól ico s
del reino con pris iones arbitrarias,to rmento s
ho rribles y muertes cruentas,y exaltando el
fanatismo de los suyo s y derramando á mano s
LA RE INA MARTIR 237
l lenas el d inero,co sa que tanto co staba á su
natural avariento ,cerró la entrada á los so co
rros del Duque de A lba con los s iete navío s de
guerra que co lo có en el paso de Calais , y logró
al cabo rodear á los catól ico s y hacerles retro
ceder hasta Durham . Desesperanzado s a l l í los
dos Condes de recibir ya auxil io alguno de
los españo les,l icenciaron sus tropas proveyendo
en lo po sible á su seguridad ,y pasaron por
d iversas partes la frontera de Esco cia . West
mo reland encontró asi lo seguro en los clans ó
tribus de So tt,Ker
,Hume y Jhonsto n
,partida
rias todas de María,y de al l í pasó á Flandes ;
mas el"
desdichado No rthumberland cayó enmano s de un bandido l lamado Hecky A rms
trong,al cual lo compró Murray po r dinero ,
para encerrarlo en el casti l lo de Lo chleven
antigua prisión de María,y guardarlo como
rehén prec io so que muy en breve pensaba
util izar
Resp i ro al fi n Isabel,una vez pasado el pel i
gro , y aquel la dura experiencia hízo la refl ex io
nar en las quiebras que podría traer para el la
el conservar por mucho t iempo en sus Estado s
una pris ionera tan temible y pel igro sa como
María Estuardo . Comenzó pués á cavi lar la pér
ñda bastarda en cómo se desharía de el la s in
riesgo ni ignominia,é imaginó entonces hacer
238 LA REINA MART I R
co n Murray un ho rrible trato,que So lo su hipó
crita crueldad femenina hubiera podido conce
bir . Isabel reclamó del Regente de Esco cia la
extradición de No rthumberland,para hacerlo
decapitar,y Murray se o freció á entregárselo
si el la le enviaba en trueque á María, para con
servar la en E scocia,de tal manera guardada,
que nunca j amásfuera causa deper turbación en
n inguno de los dos reinos .
E ntendiéro nse los dos bastardo s,y quedó
hecho el nefando trato ; pero un trágico suceso
providencialmente deparado vino á salvar por
entonces las vidas de No rthumberland 3 y Ma
ría Estuardo . El 23 de Enero de 1 570 Murray
fué asesinado en las cal les de Linl ithgow : e l
caso fué de esta manera .
Jacobo Hamilton de Bo thwel l Haugh,de la
noble famil ia de lo s Hamilton,y uno de los
más ardientes partidario s deMaría,fué hecho
pris io nero de Murray en la batal la de Langside ,y confi scado s todo s sus b ienes
,según la ley de
aquel las guerras c ivi les,que enriquec ía á los
vencedo res con los despojo s del vencido . Po seía
la mujer de Jacobo Hamilton unas t ierrecillas
á o r i l las del Esk,y al l í se hab ía retirado ésta
en la conñanza de que aquel lo s bienes no entra
rían en la confi scación, po r ser exclusiva de
el la la propiedad . Mas ni aun este mísero resto
240 LA RE INA MART I R
Regente . Co rrió Jacobo Hamilto n sin pérdida
de tiempo á L inl ithgow y l legó cuatro ho ras
antes que Murray . Era aquel pueblo muy pres
biteriano,y enco ntró lo ya Jacobo todo en
conmo ción,dispuesto á rec ibir en triunfo al
Regente .
Entró Jacobo Hamilton á hu tt ad i l la5 en la
casa del Arzobispo ,que estaba deshabi tada ,
por una puerta trasera que daba á una huerta ,y dej ó en ella preparado o tro cabal lo de refres
co,para emprender la fuga una vez co nsumada
la venganza . Ocupóse luego en refo rzar la puerta
de entrada con grandes barricadas,que detu
viesen el primer empuje de la multitud que
había de perseguirle . Tenía la casa una grangalería de madera
,cubierta y muy sal iente , que
daba á la cal le Mayo r, por donde había de pá
sar Murray,y en el la co lo có Jacobo Hamilton
su centro de operaciones : esparció por el suelo
las plumas de un co l chón para ahogar el ruido
de sus paso s ; co lgó en la pared del fo ndo un
gran paño negro para evitar la proyección de
su sombra ; cargó su arcabuz con cuatro balas ,y esperó pacientemente .
Hervía en la cal le la muchedumbre y rebo
saban las ventanas gente deseo sa de saludar al
bastardo . Resonaron al fi n grandes aclamacio
nes al principio de la cal le,y Jacobo Hamilto n
LA REINA MART I R 24 1
se inco rpo ró con el arcabuz en la mano . V i o en
efecto adelantarse pausadamente al co rtejo ,
Murray delante,á cabal lo
,seguido y rodeado
de'
una gran multitud que embarazaba la marcha . Caminaba pués muy despacio y la misma
afl uencia de gente obl igábale á veces á detener el cabal lo
,distribuyendo hacia todas partes
saludo s y sonrisas . Jacobo Hamilto n , rebo sando
saña pronta ya á satisfacerse , veíale acercarse
inmóvi l como una estatua . Al l legar frente á la
casa del A rzobispo,quiso la desgracia de Mu
rray que un remo l ino de gente le detuviese el
cabal lo alguno s segundo s,y bastaron ésto s á
Jacobo Hamilton para enfi larle el arcabuz con
certera puntería . Sonó la detonación,y Murray
cayó del cabal lo con las cuatro balas en el
v ientre .
Pasado el primer momento de estupo r y es
panto ,la multitud furio sa pretendió invadir la
casa del Arzobispo para arrastrar al asesino .
Mas ya Jacobo Hamilton había huído po r la
puerta del huerto en el cabal lo preparado,y
estaba fuera de su alcance .
A lgunas ho ras después murió Murray,en
aquel mismo d ía 23 de Enero de 1 570 .
244 LA RE INA MART IR
co nferencias co n el Embajado r de España,co n
e l Obispo de Ro ss,encargado en Londres de
lo s nego cio s de María Estuardo,con el Du
que de No rfo lk, con Lo rd Lumley
,yerno del
Co nde de A rundel,y co n o tro s grandes seño
res — de mucha cuenta . Todo muy natural,en
perso na de tanto s nego cio s é influencia .
Cumpl ido s esto s deberes de prudencia y co r
tesía,el signo r Rido lfi sal ió una no che de L on
dres con todo el aparato de un rico mercader ,y amaneció á los po co s días
,co n todas las tra
zas de un pobre buho nero ,á las puertas del
casti l lo de Chatswo rth,donde á la sazón se há
l laba encerrada María Estuardo ,bajo la guarda
,
más que benigna,del noble Co nde de Shrews
burg . E ra la C o ndesa catól ica o culta y muy
adicta ento nces á María,aunque hubo de darla
más tarde serio s disgusto s ; y ya fuese que en
cantasen á la Shrewsburg las baratij as de lo s
buhonero s,ya que quis iese distraer con el las
po r un momento los graves pesares de la Reina ,es lo c ierto que admitió al punto á su presencia
al que l legaba,y el la misma le l levó á la de
María Estuardo . Conferenció ésta largo tiempo
con el buho nero,sin que Lady Shrewsburg des
amparase la pieza vecina,y aquel mismo d ía
desapareció aquél de Chatswo rth lo mismo que
había venido,para darse á luz o tra vez
,con todo
LA REINA MART I R 245
el aparato del s igno r Rido lfi , á bo rdo de una ga
lera veneciana que hac ía rumbo á Dunquerque .
L os sabueso s de Isabel , con ser tan fino s ,dej aro n escapar en esta o cas ión una precio sa
p ista ; po rque el signo r Roberto Rido lfi era , además de rico banquero y ho nrado comerciante ,un ital iano astutísimo y co rrido
,co nspirado r de
primera fuerza y agente secreto y activo co rres
ponsal en Londres del Santo Padre San Pío V .
Si los esbirro s de Isabel hub iesen registrado e l
equipaj e y la perso na del signo r Roberto Ri
do lfi,hubieran cogido el plan completo y deta
l lado de la nueva conspirac ión urdida po r el Du
que de No rfo lk,co nstante enamo rado de María
,
y po r el Obispo de Ro ss , su ñel servido r de
siempre , para l ibertarla de su pris ión in icua .
Tratábase nada meno s que de prender po r un
go lpe de mano á la Reina Isabel y á los seño resde su Consejo y encerrarlo s en la To rre de L ondres : casar á María Estuardo con e l Duque de
No rfo lk , y restablecer al punto el cato l ic ismoen los dos re ino s de Esco c ia é Inglaterra . Pe
d íase para el lo el auxi l io del Papa y de Fel ipe II,
y contábase ya con el apoyo de los más poderoso s seño res de Inglaterra y el de lo s partidario s
de María en Esco cia,que á la muerte de Murray
hab íanse alzado o tra vez numero so s y pujantes .
El Duque de No rfo lk pedía al Rey de España
246 LA REINA MART I R
para esta empresa arcabucero s,
arcabuces, co razas y 25 piezas de artil le
ría , con las munic iones y dinero s necesario s .
Comprometíase po r su parte á levantar en Ingla
terra hombres de á cabal lo y de
á pie , y á encargarse él de la pel igro sa empresa
de prender á la Reina y á sus consej ero s y deponer en l ibertad á María Estuardo . Compro
metíase también á mantenerse fi rme po r cua
renta días en sus tierras de No rfo lk,fronteras á
la co sta de Ho landa,para pro teger el desem
barco de las tropas que desde Flandes había de
mandarle el Duque de A lba .
Rido lfi l l evaba pleno s poderes de la Reina deEsco c ia y del Duque de No rfo lk para presentartodo este plan al Duque de A lba
,á San Pío V
y á Fel ipe II, con instrucciones detal lad ísimas , y
este era el obj eto de su misterio so viaj e . Diri
gióse en efecto Rido lfi primeramente á Bruse
las,para ver al l í al Duque de A lba
,pensando
marchar luego á Roma para avistarse con el
Padre Santo,y dar po r último la vuelta po r E s
paña para tratar el asunto con Fel ipe II .
E ra el gran Duque de A lba parco en pala
bras y genero so en obras,al esti lo de aquel lo s
antiguo s españo les de que dijo alguno : E ran
en sus fazañas , larg os para face/las y cor tos
para contal las . Desagradó le pués la pompo sa
248 LA REINA MART I R
pachos á María Estuardo ,al Obispo de Ro ss
,
al Duque de No rfo lk,al Embajado r de España
y á Lo rd Lumley anunciándo l es las buenas dispo siciones en que había encontrado al de A lba .
S irvióse para cifrar estas cartas de un l ibrero
fl amenco l lamado Carlo s Bai l ly,hombre de toda
conñanza del Obispo de Ro ss ; y el buen Rido lfi ,bar to l iberal en el hablar
,confi óle sin duda al
l ibrero sobre el complo t algo más seguramente
de lo que le hubiera dicho el de A lba .
Pro siguió Rido lfi su viaj e para Roma á fi nes
de Abri l,y el d ía 7 de Mayo escrib ió el Duque de
A lba á Fel ipe II una carta de veinte pl iego s,
que se conserva en el archivo de Simancas,dán
do l e su opinión sobre lo s planes de No rfo lk .
Aprobábalos el Duque en abso luto en cuanto
asus fi nes,y hacía presente á Fel ipe la obl i
gación en que estaba,como Rey catól ico de
ayudar á la santa empresa de l ibertar á la Reina
de Esco cia y de no desperdiciar la o cas ión de
restablecer el cato l ic ismo en aquel lo s reino s .
Aprobaba también el matrimonio de María conNo rfo lk , el cual , escribía A lba , trabajava todolo que podía en descifrar y ser buen cató l ico
,
como j amás dexó de serlo,s i b ien fué fo rzado
de dis imular po r un tiempo ,pero que todas
sus accio nes y especialmente la crianza de sus
hijo s davan testimonio del lo . »
LA REINA MART I R 249
En cuanto'
á lo s medio s de acometer laem
presa,no juzgaba el Duque prudente que Fel ipe
lo hic iese desde luego á cara descubierta , por
que bastaría esto so lo para po ner en co ntra á
lo s alemanes, po r odio sectario ,
y al Rey de
Francia po r temo res de que fuesen los intento s
de Fel ipe conqu istar la Inglaterra . Pero en el
caso de que No rfo lk se hub iera apoderado yade la Reina Isabel , ó muriese ésta de muerte
natural ó de cualqu iera o tra muerte,cesaban ya
todas las difi cultades,puesto que nadie podría
atribu ír ento nces o tro s intento s á Fel ipe, que el
de apoyar los derecho s de María Estuardo á
la co rona de Inglaterra .
<<Y así me paresce,escribía el Duque á Fel i
pe , que en tal caso de la muerte de la Reina
de Inglaterra , natural ó de o tra manera,ó que
el la estuv iese en poder del dicho Duque de Nor
fo lk , V . M . no devría dexar escapar una tan bue
na o casión , para l legar al fin que pretende , de la
restitución de nuestra santa fee catól ica en estas
islas y del repo so de sus Estado s para lo veni
dero , y que confo rme á esto podría respo nder ,que en los término s que -las co sas están ago ra
,
no conviene ni á V . M . ni á el lo s,que V . M .
los assista para comenzar esta empresa,pero
que los quiere bien prometer que succed iendo
uno de los tres caso s susd ichos,es á saber
,de
250 LA REINA MARTIR
la muerte de la dicha Reina natural,ó de o tra
manera,ó que el la cayesse en su poder , los hará
assisti r de parte de esto s pa ises,con los
hombres que el lo s piden,con tal que de su parte
haya la co rrespo ndencia que dicen,y que no so
lamente dentro de lo s cuarenta d ías que el dicho
Duque de No rfo lk d ice poderse sustentar lo shará echar dentro de su tierra
,pero dentro de
treinta y aun de veinti cinco,s i el v iento fuera
propicio,y que en tal caso el lo s podrán acudir
á m i ó á mi suceso r Lugarteniente de V . M .
en esto s Estado s ; que él tendrá o rden y poder
abso luto para todo : lo cual,Sire
,á m i ju ic io
tengo yo po r tan loable y honro so á V . M . y
tan fáci l á executar,que cuando de improviso
yo tuviese nuevas que el uno de lo s tres caso s
hav ia acontescido y el lo s estuviessen en pie,no
me paresce que yo devría poner dubda en exe
cutarlo,sin esperar o tra comodidad ó manda
miento de V . M .
,haviendo cuenta que tal es la
intención de V . M . y asi lo pienso hacer succe
diendo el caso,si no me mandare el contrario . »
Sal ieron estas cartas de Bruselas el 7 de
Mayo,y el d ía 22 ten ialas ya en su poder Fe
l ipe II . A mediado s de Junio entró Rido lfi enEspaña de vuelta de Roma
,y el 28 fué rec ib ido
en Madrid po r el Rey . Traía el i tal iano ademásde las credenciales de María Estuardo y de Nor
252 LA RE INA MART I R
fué detenido como so specho so cuando tra ia á
Inglaterra lo s cinco despacho s que en Bruselas
l e co nñara Rido lfi ; y aunque la astucia y el
valo r del Obispo de Ro ss encontraro n medio
de apoderarse de las cinco cartas antes de que
cayesen en mano s de Ceci l,Bail ly fué condu
cido á la To rre de Londres y confesó en el to rmento todo lo que Rido lfi
, tan l i beral en el l i a
blar,l e había revelado en Bruselas sobre la
co nspiración . No era esto lo bastante para des
cubrir la trama de el la ; pero era lo sufi ciente
para denunciar su existencia y para que Ceci l
se mantuviese al acecho y se atrev iera á pren
der al Obispo de Ro ss y á mantenerle encerrado
bajo estrecha vigi lancia .
Una negra traic ión vino á po co á dar al traste
Co n la bien maquinada empresa,y á desencade
nar lo s pel igro s que Felipe II y el Duque de
A lba habían señalado . Tenía No rfo lk un secretario l lamadoHigford ,
que meditaba desde mu
cho tiempo atrás la ruina de su dueño . Hab íaeste miserable hecho un escondite bajo la cama
del mismo Duque y al l í iba depo sitando lo s pa
peles comprometedo res que,después de desci
i rado s y leído s , l e mandaba quemar su dueño .
Fué necesario por aquel ento nces enviar dinero
á lo s partidario s de María,que se mantenían
fi rmes en Esco cia,y No rfo lk tuvo la malaven
LA RE INA MART I R 253
turada idea de dar á Higfo rd el encargo . Dej ose
prender este traido r,y una vez encerrado en la
To rre de Lo ndres,denunció á Ceci l e l escon
dite hecho po r él mismo en la alcoba de No r
fo lk . L os papeles encontrado s no podían ser más
pel igro so s . Estaba en primer lugar la c ifra de
que se servían No rfo lk y María Estuardo en suco rrespondencia ; la memo ria relativa á la mi
sión de R ido lfi con todo el p lan de los consp i
rado res y sus nombres ; diec inueve cartas de la
Reina de Esco cia y del Obispo de Ro ss diri
gidas á No rfo lk ,y o tra po rc ión de cartas y
papeles que compromet ían más ó meno s directamente á centenares de personas
,así en Ingla
terra como en Esco cia .
Aquel fatal descubr im i ento sembró el pánico
en Londres y en todo el reino . L a cólera de
Isabel , terrible de suyo y ho stigada po r el frío
ensañam iento de Ceci l,estal ló con todas sus
felonías y crueldades . En veinticuatro ho ras
prendieron y ato rmentaron los agentes de Ceci l
á todo s los que comprometían los papeles de
No rfo lk, po r muy remo tamente que fuese . El
Embajado r de España fué expulsado del re ino ;María Estuardo incomunicada como el más vi l
criminal , en so las do s habitacio nes d el casti l lo
de Chatswo rth,y el Duque de No rfo lk ence
rrado en la To rre de Londres .
254 LA RE INA MART I R
Negó éste al pronto co n grande entereza lo s
cargo s que le imputaban ,creyendo que ninguna
prueba podrian presentar en contra suya . Mas
cuando vió delante de s i lo s papeles del escondite , que cre ia quemado s mucho t iempo antes ,y pudo comprender la negra traic ión de su se
cretario,apoderóse de él un amargo desal iento
y ya no negó nada,ni se o cupó de o tra co sa
que de mo ri r .
Un jurado de veintisiete Condes y Lo res de
claró al Duque de No rfo lk culpable de alta traic ión
,y en virtud de el lo fué condenado á muerte .
Firmó Isabel varias veces esta sentencia y o tras
tantas vo lvió á revo carla,poniendo en práctica
las hipócri tas trapacerías con que intentaba de
mo strar lo compasivo de su co razón y lo mise
ricord ioso de su justicia . Hacíala Ceci l el j uego
induciéndo la de co ntinuo á fi rmar la sentencia .
Fingió la Reina ceder al cabo ; mas quiso antes
consultar al Parlamento para encubrir su cruel
dad con la reso lución de éste , y la Cámara de
lo s Comunes , preparada po r Ceci l , declaró que
la vida del Duque de No rfo lk era incompatible
co n la seguridad de la Reina , y que debia l le
varse el ¡zac/za basta la raiz del mal , hacien
do perecer también á María Estuardo . Fingió
entonces.
Isabel consenti r l lena de do lo r en la
muerte de No rfo lk, po r dar gusto al Parlamento ,
RUZ ÁRONSE cartas muy duras entre
las dos Reinas , Isabel y María , con
mo tivo de la muerte del Duque de
No rfo lk . Tuvo aquél la la cín ica o sa
d ía de escrib ir á la Reina de Esco
cia echándo le en cara su ingratitud hacia el la,
que la habia l iber tado de la persecución de sus
súbdi tos y de una muer te ignominiosa,y deján
do la entrever la po sib i l idad de encontrarla muy
cercana . Contestó la María con valero sa ai ro
gancia ,
“
negando haber recib ido de el la o tra
co sa que agravio s y daño s,enumerando la lar
ga l ista de uno s y o tro s desde el momento de
su l legada á Esco c ia,y desprec iando altiva
mente sus renco res y amenazas . <<Dio s,l e decía
,
que me ha dado hasta aho ra paciencia para
58 LA REINA MARTIR
sobrel levar la desgracia,me dará
,si es necesa
rio, valo r para arro strar la muerte . »
¡La muerte de Mar ía Estuardoera j ustamente la idea que batal laba sin cesar
en la mente de Isabel y que á cada momento
acogía ó desechaba,según que dominaba en
ella lo fuerte de su renco r ó 10 cobarde de su
hipo cresía . Reso lvió pués acechar en embo s
cada la o cas ión de deshacerse de María sin
ignominia ni daño,y varió de táctica con el la .
Dulcifi có por de pronto el rigo r de su cautive
rio,s in descu idar po r eso la vigi lancia , y mien
tras parecía unas veces o lvidarse de la existen
cias de la pris ionera,entablaba o tras con el l a
falso s trato s y arreglos encaminado s á mante
ner en su ánimo la esperanza de l ibertad,é
impedirla de este modo buscar aquel la espe
ranza fuera de Inglaterra .
No tardó en presentarse la o casión que su
paciente odio acechaba . Po r Ago sto de 1 572
o currió en París una catástro fe ho rrenda,con
harta razón condenada y comentada por la his
to ria ; tragedia sangrienta en efecto ,que po r el
enlace que tiene con nuestra histo ria referiré
mo s,siguiendo paso á paso dos curio so s do cu
mento s que de el la —tratan . Una carta remitida
po r el gran Duque de A lba al Co nde de Boussu ,gobernado r de Ho landa
,enco ntrada en lo s ar
260 LA RE INA MARTIR
á todo s junto s designaba el A lmirante como
auto res de su daño . E ngañábase ,s in embargo
,
Co l igny en lo to cante á Carlo s IX, pues según
confesión del propio Duque de Anjóu ,él so lo
y Catal ina de Médicis maquinaro n la muerte
del A lmirante, por creer que les arrebataba
éste el ascendiente que ten ian el lo s en el ánimo
del Rey . Sintió Carlo s el suceso de Co l igny,
po rque fi aba en él harto más de lo que merecía
herej e tan pel igro so,y envió le á vis itar con su
cuñado el Rey de Navarra,Enrique de Bo rbón
,
que fué luego Enrique IV,y era también hereje
hugo no te . Hab iase casado éste cuatro días an
tes con Margarita de Valo is,la famo sa Margo t
,
como la l lamaban su hermano el Rey Carlo s y
todo s los Prínc ipes de su famil ia .
Recib ió el A lmirante al Rey de Navarra congrandes lamentaciones
,y d íjo le estas textuales
palabras que cita el Duque de A lba : <<Ya sa
béis,Monseño r
,cuánto he servido á Monseño r
vuestro padre y al d ifunto Monseño r vuestro
t ío el Príncipe de Co ndé,y cuánto deseo perse
verar con respecto á vo s en la misma buena
vo luntad ; pero estando aho ra herido de muerte
(pues las balas estaban envenenadas), he deter
minado hacer mi testamento antes de mo ri r y
dejaro s en herencia el reino de Francia . »
Y entonces descubrió al Rey de Navarra el
LA RE INA MARTIR 26 1
plan que había fo rmado con sus hugo no tes de
levantarse en el barrio de Saint—Germain , matar
al Rey,á la Reina y á lo s Príncipes y pro cla
marle á él Rey de Francia y de Navarra; co sa ,en verdad
,fáci l en aquel lo s momento s en que
la po l ítica de la Reina madre y sus rencil las
con los Guisa , habían dejado tomar al partido
hugono te en Francia terrib le incremento .
Vo lvió el Rey de Navarra al Lo uvre muytr i ste y preo cupado ,
po rque no bastaba á com
pensar en su ánimo todavía genero so y ab ierto
al remo rdimiento ,la esperanza de una co rona
,
á los desastres que presagiaba . No tóle al punto
su preocupación la Reina Margo t,su espo sa
,y
con artifi cio s de mujer y caric ias de rec ién ca
sada,arrancó le bien pronto todo lo que el A lmi
rante le había d icho . A sustada Margo t,apresu
róse á dar cuenta del pel igro á su madre y al
Duque de Anjóu ,y ésto s co rrieron á prevenir
al Rey Carlo s,proponiendo como único medio
de salvación la muerte de Co l igny y el exter
minio de los hugono tes . Apretado Carlo s po r
su madre y po r su hermano ,consintió al fi n en
que se tendiera á ésto s el mismo lazo que el lo s
preparaban ; pero exigió en cambio que la vida
de Co l igny fuese respetada . Mas justamente
era esta vida la que más querían Catal ina y
Anjóu , y de tal manera oprimiero n entonces al
262 LA REINA MARTIR
Rey y tales pel igro s y temo res pusiero n ante
sus ojo s , que exasperado al fin Carlo s , dice
Anjóu en su relac ión , se levantó furio samente
y juró po r la muerte de Dio s que s i querían
el lo s la vida del A lmirante,se la quitasen en
buen ho ra , pero que n o dej asen tampoco vivo
un so lo hugono te que pudiera reclamar más
tarde sobre aquel la muerte . »
Dicho esto ,sal ióse con gran vio lencia del
gabinete , dej andoso lo s á su madre y á su her
mano . Pusieron ésto s al punto mano s á la obra,
y sin moverse de al l í en todo el resto del d ía,
la tarde y buena parte de la no che,ocupáronse
en combinar con el Duque de Guisa y sus saté
l ites la bárbara empresa . Convínose en que al
toque de maitines dado en la igles ia de Saint
Germain l'
Auxerro is,comenzaría la matanza
po r el A lmirante Co l igny , del cual se encargaba
el mismo Duque de Guisa . D istribuyéronse los
puesto s,nombráronse los j efes
,d iéronse con
grande urgencia y s igilo las compl icadas órde
nes y convíno se en que los catól ico s l levarían
para dist i nguirse en la confusión,un pañuelo
blanco atado al brazo y una cruz blanca en el
sombrero . A las do ce retiráronse á descánsar
un par de ho ras la Reina y Anjóu ,y muy antes
de amanecer ya caminaban sigi lo samente con
el Rey Carlo s hacia el gran po rtal de la fachada
264 LA REINA MART I R
la casa de Co l igny,y he aqu i cómo describe
el Duque de A lba aquel la ho rro ro sa escena :
d i ! 24 de Ago sto ,d ia de San Barto lomé
,entra
ron á la una de la no che en casa del A lmi rante
lo s Duques de Guisa y de Aumale y el caba
l lero de Angu lema. Subiero n á la cámara del
A lmirante alguno s de su séqu ito y encontraro n
al l í á las gentes de éste espada en mano para
defenderle . Pro nto,sin embargo
,fuero n todo s
desarmado s ó muerto s,y viendo esto el A lmi
rante,tend ióse o tra vez en su lecho fi ngiéndo se
cadáver ; mas tiraro n de él po r el brazo herido
y le sacaron fuera . Y como el seño r de Cousin
le creyese muerto verdaderamente y qu is iera
ti rarle po r la ventana abajo ,apoyó el A lmirante
el pie en la pared para impedirlo, por lo cual
le dijo Cousin :—
¡Ah ,v iejo rapo so !… ¿Así te ñnges el
muerto ?.
»Y al decir esto,t iró le por la ventana al pa
t io de la casa,gritando al Duque de Guisa que
al l í aguardaba—
¡Ah i va , Monseño r , el traido r que asesinó
á vuestro padre!.
»Acercóse Guisa al A lmirante,oyendo esto
,
y le dijo estas palabras :—
¡Ya estás aqu í , malvado !… ¡No permita
Dio s que manche yo mis mano s con tu sangre!
LA RE INA MARTI R 265
Y dándo l e un puntapié , apartóse alguno s
paso s . L legóse entonces o tro y d ió le un pisto
letazo en la cabeza , y ya muerto comenzaron á
arrastrarle por la ciudad en un cesto . Co rtóle
al cabo la cabeza un cabal lero con un cuchil lo ,
y poniéndo la en la punta de su espada , la l le
vaba por las cal les gritando—
¡Esta es la cabeza del malvado que tanto
daño ha hecho al reino de Francia !
»Quisieron lo s del Parlamento recoger el
cuerpo del A lmirante para ej ecutar la senten
cia de co lgarlo,dada co ntra é l cuando su rebe
l ión primera ; mas de tal manera le habían des
tro zado,que les fué impo sib le encontrar lo s
pedazo s . Si los Guisa hubieran detenido cuatro
ho ras todo esto,el A lmirante hubiese hecho
con el lo s lo que el lo s h ic iero n con él , y hubie
ran matado además al Rey y á sus hermano s .
Después de esta primera jo rnada fuéronse á
casa de la Rochefoucau lt y le mataron también ,lo mismo que á cuanto s hubieron á la mano ,
entre el lo s Bricquemau lt , el Marqués de Retz ,L espond i lles , Tel l igny y hasta sesenta y dos
cabal lero s de mucha cuenta,que quedaron
muerto s por las cal les . A l mismo tiempo asesi
naban los catól ico s y lo s guardias del Rey á los
hugono tes por todo el r esto de París y los des
peñaban en el río ; y tal prisa se dieron , que en
266 LA REINA MART I R
muy po co tiempo mataro n más de A lo s
cabal lero s principales arrojában les en lo s po zo s
y en lo s muladares do nde se tiran lo s animales
muerto s . En Ro uen han matado 10 óhugo no tes y en Meaux y Orleans han despa
chado á todo s .
» E l seño r de Com icourt estuvo después de
todo esto á despedirse de la Reina madre,y le
pidió la respuesta á la comisión que l levaba ; á locual co ntestó el la
,que no pod ia responder nada
más opo rtuno que lo que dijo Jesucristo á los d is
cípu los de San Juan , y le añadió en latin : ¡te, et
nun tiate quae vid istis et audivistis: caeci viden t,
claud i ambulan t,leprosi mundan tur, etc . D íjo le
también que no se o lv idara de decir al Duque
de A lba : Beatus gui non fuer i t in me scanda
l izatus,y que s iempre existir ía mutua y buena
co rrespondencia entre el la y el Rey catól ico . »
L legaro n todas estas nuevas á la co rte de
Inglaterra,no como las
“
referimo s no so tro s en
su versión más benigna,que ya era bastante
,
s ino aumentadas y ponderadas po r la rabia y
el terro r de lo s herej es .
-Acogiólas Isabel con la
misma rabia y el terro r mismo,y enco ntró en
el las la o cas ión de l levar á cabo su idea ñja,
entregando á Maria Estuardo al furo r de los
herej es,como víctima catól ica en que podían
saciar las más crueles represal ias .
268 LA REINA MARTIR
instrucciones,escritas todas de mano de éste
,
encargábasele hacer comprender á lo s do s Con
des de Mar y de Mo rto n,que la vida de Maria
era incompatible co n la seguridad común de
ambo s reino s,y que no convenía deshacerse
de el la en Inglaterra,sino hacerla perecer en
Esco cia , entregándo la á sus súbdito s rebeldes .
Ordenábasele también emplear toda su astucia
y toda su destreza en obtener del Regente y de
Mo rto n que reclamasen el lo s la víctima sin pare
cer provo cado s po r Isabel , á ti n de que reco
giese ésta los sanguinarios provecho s de la tra
ma sin incurrir en el odio y la vergúenza.
Sal ió Ki l legrew de Londres el de Setiem
bre,y encontró la Esco cia tan conmovida y
revuelta con la matanza de San Barto lomé ,como lo estaba la misma Inglaterra . Púsose de
acuerdo con el v iejo Knox,que había l legado á
Edimburgo,paral ít ico de medio cuerpo por una
apop legía,pero en estado aún de tronar desde
el púlpito con su furio sa elo cuencia contra lo s
catól ico s y de concitar las iras y los odio s de
lo s herej es contra Maria Estuardo . Con esta
podero sa ayuda,no co stó mucho trabajo á Ki
l legrew decidir á Mo rton al crimen proyectado ;pero el Regente Mar
,más astuto ó ménos per
verso,resistióse á el lo s con pretexto s vario s ; y
como se impacientase Isabel con tales demo ras ,
LA RE INA MARTIR 269
escrib ieron á Killegrew sus dos cómpl ices Lei
cester y Ceci l e l 29 de Setiembre en esto s tér
mino s encubierto s
<<Ocupao s con el mayo r secreto y urgencia
del negocio que tenéis entre mano s . Cada d ía y
cada ho ra que pasa nos hace ver más clara la
necesidad de l levarlo á efecto,y mayo r todavía
debe ser el interés que ahí tengan,s i conside
ran su seguridad particular,el estado de su pa is
y el interés de la rel igión ; todo lo cual pel igra
más para el lo s que para E xagerad les
todo s esto s pel igro s,s i el lo s no los ven bastan
te,y creed que no podéis hacer co sa mejo r que
daro s prisa . »
D iósela Killegrew en efecto,y después de
varias conferencias con el Regente y con Mo r
ton sobre el gran negocio (the g reat matter) ,como l e l lamaban el lo s
,convin iero n ésto s en
desembarazar á Isabel de su rival María E stuar
do, dándola muerte a las cuatro horas de baber
les si do esta en tregada . Tales condic iones dedinero y responsabil idades pusieron sin embar
go los dos Condes escoceses , que ni la avaric ia
n i la hipo cresía de Isabel pudiero n admitirlas ; y
cuando de nuevo comenzaba á entablar repugnantes transacciones y mezquino s regateos para
l legar á un acomodamiento,vino Dio s á qu itarle
o tra vez la presa de las mano s con la muerte
270 LA RE INA MART I R
repentina y co n so specha de envenenamiento
del Regente Mar,que pagó al cabo sus malda
des el 28 de Octubre de aquel mismo añ o .
Con lo cual,de los cuatro Regentes que usur
paron la soberan ía de Maria E stuardo y sus
derecho s de madre,dos
,Murray y Lennox
,
muriero n asesinado s ; Mar perec ió de muerte
repentina y so spechosa,y Mo rton
,que sucedió
á éste,había de mo rir más tarde
,vio lentamente
también,en lo alto de un patíbulo .
272 LA RE INA MART IR
desgracia,iba purifi cando el alma de Maria , y
labrando en el la ese trono inmutable y tranqui lo
en que se asientan,confundidas y abrazadas
como madre é hij a que se estrechan en la des
gracia,la santa resignación cristiana
,y su hij a
predilecta la suave y dulce paciencia .
Ocupaba la triste pris ionera la mayo r parte
del d ía en ej ercic io s devo to s,y las ho ras que
hurtaba al sueño ó á la vigilancia de sus carce
lero s,emp leábalas en despachar la numerosa
co rrespondencia con que mantenía la fe y la
esperanza entre sus partidario s más leales,y
la amistad y el cariño entre lo s Prínc ipes sus
al iado s y sus parientes de Francia . A vecesrenacían en el la sus antiguas añciones po éticas ,y en alguna de estas ho ras de triste inspiración
debió de escrib ir lo s siguientes verso s enco n
trados después de su muerte,escri to s de su
propia mano y sin fecha n inguna :
Que su is —je hel as! et de quoy sert ma v ie.
>
Je ne su is fors qun corps privé de cucur,U n ombre vain
,un objet de malheur ,
Qu i n'
a plus rien que de mourir env ie .Plus ne portez
,o ennem is , d '
env ie
A qu i na plus lesprit al a grandeur!J a consommé d '
excessive doul leur ;
V o tre ire en brief se vo irra assouv ie ;E t vous
,amys , qu i m '
avez ten u chére ,Souvenez-vous que san s heur, sans san tay ,
Je ne scauro is anqun bon oeuvre fayre :Souhatez done ñu de calam itay ;E t que labas estan t assez pun ie ,J 'aye ma part en la jo ie infi n ie !
LA RE INA MART I R 273
Fuera de esto,eran su mayo r recreo las labo
res de aguja,en que siempre fué tan consumada
maestra,y la ino cente divers ión de cu idar y
educar pájaro s y perro s . Mr . de Glasgow , eseri
b ía al A rzobispo de este nombre su Embajado r
en Francia,ruégoos que me vo lvá is á mandar
tórto las y gal l inas de Berberia , para ver s i pue
do acl imatarlas en este país . Mucho gusto me
daría poder criarlas en jaulas , como hago con
todo s los paj arito s que puedo encontrar . » Y en
o tra o casión le decía : << Si el Sr . Cardenal de
Guisa,mi t io
,ha ido á L yón , estoy segura que
me enviará una parej a de perrito s , y vos me
compraréis o tra,po rque fuera aparte de leer y
bo rdar,no tengo o tro entretenimiento que el
de los animalito s que puedo procurarme . Será
necesario enviar los perrito s en cestas y b ien
abrigados .
Po r este _ tiempo tuvo la infel iz Reina un inmenso consuelo
,que nunca
,hasta el instante
de su muerte,l e había ya de faltar . Po r media
c ión y o rden del Santo Padre San Pío V,que
tanto la amó y pro tegió s iempre,pudo propo r
cionársele un sacerdo te cató l ico,que viv ía con
ella , descono cido de todo el mundo bajo el dis
fraz de un criado,l e decía Misa secretamente
,
l e administraba los Sacramento s,y mantenía de
continuo en la propia cámara de el la y en un
1 8
274 LA R E INA MART IR
o culto sagrario,el Sant ísimo Sacramento . L as
leyes atro ces y las persecuciones ho rribles que
exist ían entonces contra lo s sacerdo tes cató l i
co s,y el lujo de precaucio nes que naturalmente
tomaban ésto s para evitarlas,han bo rrado las
huel las de quiénes y cuánto s fueron esto s o scu
ro s héroes que partiero n el cautiverio de la
Reina de Esco c ia . Cábele,sin embargo
,la ho n
ra á la Compañía de Jesús de haber sumin is
trado á la Reina uno po r lo meno s de esto s
atrev ido s capel lanes ; y fué éste el insigne Pa
dre N i co lás Gradano,fl amenco de nación
,cuyo
retrato,con el disfraz de cabal lero que ento nces
se usaba,se ve en una galería del Real Co legio
de Loyo la .
A veces l legaban á la desdichada pris ioneraráfagas de esperanza , que despertaban en su
co razón lo s trabajo s de sus partidario s,y que
vo lvían á caer como cae el viento ,sin esfuerzo
,
sin ru ido y sin vacío ,en su ánimo acostum
brado al desengaño,y abierto ya tan so lo á
co sas de mayo r cuant ía de las que puede darde si la t ierra . Tal fué el proyecto del SantoPadre Grego rio XIII
,suceso r de San Pío V
,y
no meno s ardiente defenso r ,de Maria , de pro
clamarla Reina de Inglaterra y de Escocia , ycasarla con D . Juan de Austria , el héroe de
Lepanto y de Túnez,que pod ía , según carta
276 LA REINA MART I R
y era esto un ho rrible y continuo to rcedo r para
la madre o rtodoxa,que veía perderse el alma
de su hijo,y para la reina cató l ica
,que veía
ven ir en pos de si , para la desgraciada Esco cia ,un rey
,y rey Estuardo
,herético y enemigo de
la verdadera Igles ia . Y tan grande fué la lucha
entre su ternura de madre y su deber de reina
catól ica,que se agravaron sus males primero ,
y como se viese muy apretada después y se
creyera en riesgo de muerte , venció al En la
re ina á la madre,y escrib ió en Febrero de 1 577
este heró ico testamento que revela la pureza de
su fe y el celo que po r el la ten ia , y los grandes
y puro s sentimiento s que le sacrifi caba .
<<Juzgando po r mi condición presente lo in
c ierto de la vida humana,que nadie puede n i
debe asegurar s ino esperando en la infi nita mi
sericordia de Dio s , y queriéndome yo escudar
con el la contra todo s los pel igro s y accidentes
que pudieran sobreven irme inesperadamente
en mi — cautiverio,inclusas las grandes y largas
enfermedades que he sufrido hasta el presente ;he determinado aho ra que tengo lugar
,razón y
j u ic io,pro veer á la salud de mi alma
,al entie
rro de mi cuerpo y á la dispo sición de mis bie
nes,estado s y asunto s
, po r el presente tes
tamento y o rdenanza de mi vo luntad , que es
como sigue
LA REINA MART I R 277
» E n el nombre del Padre y del Hijo y del
Espíritu Santo . Reconózcome primeramente in
digna pecado ra,con más o fensas cometidas
contra mi Dio s,cuya bondad alabo
,que satis
facciones he podido darle con todas las adver
sidades que he sufrido . Y apoyándome en la
Cruz de m i Salvado r y Redento r Jesucristo,
encomiendo mi alma á la bendita é indiv idua
Trin idad,á los ruego s de la glo rio sa Virgen
María y de todo s lo s ángeles,santo s y santas
del paraíso,
(
esperando que, por su interces ión
y mérito s,alcanzaré partic ipar con el lo s de la
bienaventuranza eterna . Y para l legar á el la con
el co razón más l impio y más puro,quiero des
pojarme desde aho ra de todo resentimiento de
las injurias , calumnias , rebeldías y o tras ofen
sas que hayan podido inferirme durantemi vidamis súbdito s rebeldes y o tro s enemigo s
,remi
tiendo á Dio s la venganza y supl icándo l e que
les perdone á el lo s, con tantas veras como yo
l e pido á E l que me perdone á m i,y lo mismo
á todo s aquel lo s ó aquel las á qu ienes haya podido o fender yo de palabra ó de hecho .
»Quiero y mando,etc . (Siguen dos párrafo s
relativo s al lugar y circunstancias de su entierro
, y luego dice)» Para no impedi r la glo ria
,ho no r y co nser
vación de la Santa Igles ia Catól i ca , Apo stól ica
278 LA REINA MART I R
y Romana,en la cual qu iero vivi r y mo ri r ,
mando,que si mi hijo el Pr íncipe de Esco cia
abando na la herej ía de Calvino,en que con gran
sentimiento mio l e han educado m is rebeldes ,y abraza la santa fe catól ica
,sea él mi so lo y
único heredero en mi reino de Esco cia , en los
j usto s derecho s que tengo á la co rona de Ingla
terra y á los países que de el la dependan , y en
general de todo s y cada uno de m is bienes
muebles é inmuebles que queden después de
mi muerte y de la ej ecución del presente tes
tamen to .
» Pero s i mi dicho h i j o continúa en la dichaherej ía
,cedo
,transfi ero y hago do nac ión de
todo s y cada uno de los derecho s que tengo y
pueda tener á la co ro na de Inglaterra , y de
cualesquiera o tro s derecho s seno riales ó reales
que dependan de el la,al Rey catól ico ó á aquel
de lo s suyo s que éste designare , con acuerdo
y co nsejo de Su Santidad . L o cual hago tanto
por recono cerle hoy como el único apoyo segu
ro de la rel igión cató l ica , como po r gratitud á
los favo res que yo y los mío s hemo s recib ido
de él en las mayo res neces idades , y también
como resguardo á los derecho s que pueda pre
tender él m ismo en lo s dicho s reino s y países .
»Pído le en cambio que co ntra iga al ianza co n
una de las casas de Lo rena ó de Guisa , en me
280 LA REINA MART I R
mo frívo lo y afeminado del Pr íncipe Jacobo .
Po se ía sin embargo el joven esco cés,además
de este barniz do rado y visto so que tanto luce
en una co rte,un sól ido buen sentido y un natu
ral bueno y recto . No es extraño po r lo tanto ,
que desde el primer momento se apoderase del
ánimo de su real pariente,que tan dado fué
hasta en su vej ez á dejarse dominar po r favo
rito s . Concedió le pués á los po co s días de su
l legada la sucesión al Condado de Lennox que
Aubigny so l i c itaba,elevándo lo á la catego ría
de Duque ; y no poco á po co,sino de prisa y
cas i de un go lpe,hízo le después gobernado r
del casti l lo de Dumbarton,capitán de sus guar
dias,primer Lo rd de la Cámara y Lord gran
Chambelán .
Fuerte ya con esto el nuevo Duque de Len
nox , y bien asegurado del ánimo de Jacobo ,
d ispúsose á la grande empresa de derribar al
Regente Mo rton,lo cual consigu ió con ayuda
del capitán Stewart,favo rito también del Prín
cipe . Stewart acusó públ icamente á Mo rton,en
pleno Parlamento,de complicidad en el asesi
nato de Darnley,y el podero so Regente cayó
desde lo alto de su poder y fué j uzgado y sen
tenciado á muerte,con grande espanto de los
herej es y alarma de la Reina de Inglaterra , que
miraba en él un fuerte apoyo y un ñel al iado .
LA REINA MART I R 28 1
Matáronle el 2 de Junio de 1 58 1 , en una má
quina muy semejante á la gu il lo tina de hoy,
que el mismo Mo rton había introducido en Es
co cia y bautizado con el burlesco nombre de
<<La n iña » The maiden) .
A lentada María Estuardo con el cato l ic i smo
de Lennox,que muy en secreto l e habían avi
sado, púsose en comunicación con él po r medio
del Embajado r de España en Lo ndres D . Ber
nardino de Mendo za,y po r _
mediación también
de este mismo,logró del famo so Roberto Per
sons , de la Compañía de Jesús , que enviase á
Esco cia dos jesuitas, con el fin de alentar y
conso lar á los afl igido s catól ico s de aquel reino,
y de inqu irir al mismo t iempo hasta qué punto
había arraigado la herej ía en el ánimo del Principe Jacobo .
Fueron los enviado s e l P . Guil lermo Walshy el P . Juan Abercombry: reco rrió el primero
bajo diverso s disfraces y desañando pel igro s
sin cuento , gran parte de Esco cia , y el segundo ,
disfrazado de halco nero y al amparo de Len
nox, estuvo al lado de Jacobo el t iempo nece
sario para comprender con cuánta razón hab ía
dicho de aquel principe antoj adizo,débi l y pre
sumido , su maestro Buchanam : <<No he podido
hacer de él — más que un pedante . » Mas aquel
pedante que no amaba á su madre como era
282 LA REINA MART IR
natural,n i detestaba á su t ía Isabel como pare
c ia lógico,hal lábase á la sazón bajo el dominio
y la infl uencia de Lennox,y éste se compro
metía á l levarle po r donde más pronto se l le
gara á la l ibertad de la Reina de Esco cia y al
restablecimiento del cato l ic ismo en aquel reino .
Marchó pués el P . Walsh de Edimburgo á
París con estas info rmaciones,y al l í dió cuenta
de el las en una reunión secreta habida en casa
del Embajado r de España D . Juan Bautista
Tassis . As istiero n el A rzobispo de Glasgow,el
Duque de Guisa,el Nuncio del Papa Castel l i
,
el Dr . A l l en,Recto r del Seminario inglés de
Reims,y el P . Claudio Mathieu . En est a y o tras
reuniones suces ivas celebradas con el mayo r
secreto,o ra en casa del Duque de Guisa
,o ra
en la Embaj ada de España,d iscutióse y apro
bóse el plan de o rganizar una i nvasión en Ingla
terra , á nombre del Santo Padre Grego rio XIII .
Fel ipe II debía suministrar todo el dinero nece
sario para levantar y so stener las tropas de
desembarco,al frente de las cuales hab ían
de ponerse el Duque de Guisa en Inglaterrayel de Lennox en Esco cia . Era el objeto de la
expedición l ibertar á María Estuardo ,restitu irla
en el trono de Esco cia aso ciada con su hijo,y
restablecer el cato l ic ismo en aquel reino .
Concertado s todo s y señalado á cada uno su
284 LA REINA MARTIR
de manera que no hay imaginar persona que
las l l eva . »
Info rmado Lennox po r el P . Chreigton de to
do s lo s planes fo rmado s en París,aceptólos con
entusiasmo,y el 7 de Marzo de 1 582 escrib ió
al Embajado r de España D . Juan Bautista Tassis
,la siguiente carta cuya traducción españo la
se co nserva en el arch ivo de Simancas :
<<Vuestro Rey y el Papa, paréceme que de
sean serv i rse de m i en el designio que traen
entre mano s para la,restauración de la rel igión
cathól ica y la l ibertad de la Reyna de Esco cia ,según que el j esu ita Criton (Chreigton) me ha
referido ; y creyendo que esta empresa se hace
por el bien y la conservac ión de la dicha Reynade Esco c ia y del Rey su hijo
,y que á ese le
será sustentada y mantenida su co ro na con e l
consentimiento de la Reyna su madre estoy
aparej ado de emplear mi v ida y hac ienda para
execución de la dicha empresa,etc .
,etc . »
El mismo d ia escrib ió Lennox á la Reina de
Esco cia o tra carta,que enviada po r el la á don
Bernardino de Mendoza y po r éste á Fel ipe II ,se conserva también en el s arch ivo de Simancas ,y dice de esta manera :
<<SENORA : Después de habero s escrito ha
venido á vermeun j esu ita l lamado Guil lermo
Criton (Chreigton) con credenciales de vuestro
LA REINA MART I R 285
Embajado r , y me ha hecho saber que el Papay el Rey catól ico habían co nvenido en so co rre
ros con un ej ército para restablecer la rel igión
en estas islas,l ibraro s de vuestra cautividad y
sostener vuestro derecho á la co rona de Iugla
terra,habiendo convenido tamb ién en que sea
yo el j efe de este ej érc ito . Después he recib ido
por medio de o tro jesu ita inglés (el P . Ho lt)una carta del Embajado r de España res identeen Londres , á este mismo propósito . En cuanto
á m i , Seño ra , s i es vuestra vo luntad que esto
se haga y que yo lo emprenda , lo haré fi elmente ; y tengo la seguridad de que s i el lo s
cumplen su promesa y los cató l ico s i ngleses
mantienen también la suya,la empresa tendrá
fel iz éx ito,y ó pierdo yo la vida ó recobraré is
vos la l ibertad . Por lo tanto supl ícoos humildemente que me aviseis con premura por medio
del Embajado r de España en Londres, por el
cual envio esta carta,cuál es vuestra vo luntad
sobre este punto,para segu irla yo s i la empresa
o s parece aceptable . En cuanto rec iba vuestra
respuesta saldré para Francia,con el pretexto de
atender á mis nego cio s p o r seis meses , y levantaré al l í gentes de guerra francesas y extranje
ras y las traeré á este país . No hay que temer
po r mi vuelta , pues teniendo aquí el ej érc ito que
me o frecen , que son hombres de Esco
286 LA REINA MARTIR
c ia é Inglaterra, yo os prometo po r mi vida que
sabré desembarcar . Tenga pués V . M . valo r y
confi anza,po rque po r todas partes encontrará
serv ido res presto s á dar la v ida po r vuestra
causa . Yo pido tan so lo que al dar c ima á esta
empresa,sea reco no c ido vuestro hijo po r Rey
con vuestro co nsentimiento . No es necesario
decirle todav ia nada de esto,ni tampo co á los
Lo res,hasta que el ej érc ito esté presto y seguro ;
po rque estoy cierto de que á mi vuelta se me
juntarán las dos terceras partes de Esco cia,
viendo la gente que traigo ; y podría ser que
mucho s titubearan aho ra po r el miedo de per
der sus bienes si por desgracia fracasara la em
presa . Y no teniendo ésta o tro obj eto que'
el de
saber vuestra vo luntad,y lo que os dignáis
mandarme,ruego á Dio s
,Seño ra
,que o s dé
larga y fel iz v ida . De Dalkeith á 7 de Marzo .
Siempre vuestro muy humilde , muy obediente
y muy fi el servido r , L ennox .
288 LA RE INA MARTIR
en la larga carta que escrib ió á D . Bernardino
de Mendo za con fecha del 8 de Abri l , fij ando
los punto s principales de la empresa,pone el
S igu i ente párrafoLa demanda que o s han hecho eso s jesu itas
de ir á verlo s á Roan,demuestra que su expe
riencia en nego c io s de Estado,no co rresponde
al celo que tienen por la rel igión ; es necesario
por lo tanto advertirles b ien y av isarles con fre
cuencia el modo de co nducirse en lo que con
c ierne al Estado,po rque
,s i no
,podrian los po
bres errar po r falta de buena dirección ; como
podréis j uzgar por la propuesta que me hicie
ron,de env iar como embaj ado res á lo s dos hijo s
de Milo rd Seyton ,s iendo tan j óvenes y tan po co
prácticos ; que seria un despropósito confiarles
una nego c iac ión en'
que va m i vida y el Estado
entero de mi hijo,s i l legara á descubrirse . Ade
más de que po r ningún concepto quiero que
aparezca que estas negociac iones se hacen en
mi nombre ; y s i la neces idad requ iere que yo
intervenga,he pensado ya en o tro s medio s más
seguro s que emplear . Podéis pués advertir á los
dicho s jesu itas , que en lo que se reñere á las
dichas comisiones,no qu iero de ninguna ma
nera que se nego c ie en mi nombre nada de lo
to cante á la empresa ; aunque , s i lo ex ige la ne
cesidad,estaré pronta s iempre á exponer mi
LA REINA MARTIR 289
vida la primera . Po r eso no he querido enviar
á nadie á tratar de mi parte con Su Santidad
y co n el seño r Rey vuestro amo,hasta estar
completamente segura de su intervención . »
Todo cayó , sin embargo ,esta vez como había
caído tantas o tras ; mas no hubo por fo rtuna en
esta o casión ni indiscreciones que irritan y com
prometen,ni traic iones que dej an sentimiento s
de renco r y deseo s de venganza . L a so la susp i
cacia de Isabel bastó para destru irlo todo,dando
un palo de ciego,cuyo alcance y co nsecuencias
no pudo el la misma en aquel entonces sospe
char. No habían escapado á su vigi lancia las
tendenc ias catól icas que imprimía Lennox á su
gobierno,y atenta s iempre á conservar su in
fl uencia en Esco cia,reso lv ió derribarle y apo
derarse por completo del ánimo y aun de la
persona del Prínc ipe Jacobo . So l iv iantó pués
con su arte de co stumbre á los Lo res y ministros herejes
, y procurándo les toda clase de auxi
l io s,decid ió les á dar un atrevido go lpe de mano .
El 23 de Ago sto de 1 582 co nvidó el Conde
de Gowrie á Jacobo á una cacería en su casti
l lo de Ruthwen ; nombre sin iestro en que pare
cen vinculado s po r aquel la épo ca la traic ión y
el odio al cato l ic ismo . A ceptó Jacobo s in la me
no r desconfianza , y fuese so lo con reducida es
co l ta al casti l lo en que le esperaban los Lo resr9
290 LA REINA MARTIR
vendido s á Isabel . Lennox hal lábase en Dal
keith y el o tro favo rito Stewart,hecho ya Conde
de A rran,hab íase quedado en Kinnei l . Jacobo
enco ntró el casti l lo de Ruthwen o cupado po r
fuertes destacamento s de gente armada,y reuni
do s en él á todo s lo s Lo res amigo s del difunto
Mo rton,con G lamm is
,el antiguo tuto r
,á la
cabeza . Hízo le este aparato de fuerza so spechar
la traic ión que maquinaban,y quiso retro ceder :
era ya tarde sin embargo ,y el mismo G lamm is
se atravesó en el umbral de la puerta y le em
pujó rudamente hacia adentro,diciéndo le que
j amás saldría de al l í s in su l icencia,y que nunca
vo lvería á ver á sus dos favo r ito s Stewart y
Lennox .
A tónito ante semejante ultraj e el pobrePrín
c ipe,que so lo co ntaba diecis iete año s , no tuvo
o tra respuesta que la de echarse á!
l lo rar ; y
como uno de lo s presentes , que le había cono
cido niño,se cnterneciese y qu is iera interceder
,
gritó le Glamm is gro seramente :—
¡D_ejad le Más vale que co rran lágri
más de chiqu i l lo ,que sangre de hombres con
barbas .
Encerraron luego á Stewart en el casti l lo de
Dunbar,y prendieron después á Lennox y le
enviaron desterrado á Francia ; siendo gran ma
ravi l la,que no se alcanza á comprender , cómo
292 LA REINA MARTIR
j uro po r mi hono r , Seño ra , que yo no espero
hoy como hoy o tro reino que el de mi Dio s , al
cual l legaré pro nto , preparada po r tantas afl ic
ciones y Po r la do lo ro sa pasión
de Nuestro Salvado r y Redento r Jesucristo,su
p l íco os pués , Seño ra , una vez más , que me per
m itá is retirarme fuera de este reino ,á cualqu ier
r incóntranqui lo,donde pueda encontrar algún
al iv io para mi pobre cuerpo ,tan trabaj ado por
continuo s do lo res,y la sufi ciente l ibertad de
conciencia para .preparar mi alma á comparecer
ante Dio s,que diariamente la l lama . Vuestra
pris ión sin ningún derecho ni j usticia,ha des
tru ído ya mi cuerpo . So lo me queda el alma,á
la cual podría is también cautivar conced iéndo
me lo que os pido . Dadme pués el contento,
antes de mo rir,de ver terminada entre no so tras
toda clase de disensio nes,para que mi alma
,
l ibre ya del cuerpo,no tenga que presentarse
delante de .Dio s con quejas de las sinrazones
que me habéis hecho sufri r aqu i abajo,s ino que
pueda, po r el contrario ,
sal ir de esta cautividad
y presentarse á E l en paz y conco rdia con vos,
al cual pido o s haga o ir benignamente mis jus
t isimas y más que razonables quejas . »
1 7 de Enero de 1 584 ,D . Bernardino
de Mendo za 4 , Embaj ado r en L on
dres de su Maj estad catól ica el seño rRey D . Fel ipe II
,rec ib ió un mensaj e
po co co rtés del secretario de Estado
Francisco Walsingham,citándo le en su casa
para el d ía siguiente á las diez de la mañana .
Ofendió á D . Bernardino la sobrada l laneza del
mensaj e,po rque para él
,rancio catól ico y gran
seño r del más puro l inaj e caste l lano,tan so lo
era Walsingham,lo mismo que Ceci l
,un adve
nedizo intrigante,enemigo de la nobleza
,y un
herej e cruel y pérfido,persegu ido r de , los cató
l ico s . Disimuló,sin embargo
,D . Bernardino su
enojo , y á la mañana siguiente , á la ho ra pre
c isa , sal ió de su casa en un gran cabal lo con
294 LA REINA MART I R
gualdrapas de o ro y seda , precedido y seguido
de todo el aparato de lacayo s,pajes y genti les
hombres de la Embajada .
E ntráron le en la sala del Consejo,y V IO al l í
sentado s á lo largo de una mesa,á guisa de tri
bunal,á Walsingham
,Hunsdon
,el gran Cham
belán Howard y el favo ri to Leicester,envuelto s
todo s en sus largas lobas de consej ero s,con
eno rmes go las,y encasquetado s en las cabezas
sus feo s go rro s con o rejeras . Hicieron al Emba
jado r muy fría reverencia , y sin invitarle á to
mar as iento ,d ispúsose Walsingham á d irigirle
la palabra . Mas el arrogante castel lano vo lv ió
les la espalda con gran gentileza,as ió del pri
mer sit ial con respaldo que hal ló á mano y arre
l lanóse en él muy ho lgadamente,mirando de
hito en hito á los ingleses,como s i les diese ya
l icencia para entablar la plática .
Hízo lo al hnWalsingham disimulando su em
pacho,y le dijo en ital iano
,que S . M . la Reina
de Inglaterra se hal laba muy disgustada con él,
po rque había intentado turbar el reino,se había
puesto en comunicación y co rrespondencia con
la Reina de Esco cia,y concertado con el Du
que de Guisa para sacarla de la prisión , entend iéndo se para esto con Francisco Tro ckmorton
,
con un hermano de éste reci én l legado de Fran
cia,y con el Co nde de No rthumberland . Por
296 LA REINA MART I R
exponerse á que la Reina de Inglaterra le cas
tigase . Encendió esto la i ra del magnate caste
l lano,y saltando de la si l la
,cerró el paso á lo s
ingleses,que ya se retiraban
,y les dijo o rgul lo
samente que ni la Reina de Inglaterra ni nadieen el mundo ten ia que pedirle á é l cuentas
,sino
el Rey cató l ico,su dueño
,y que ninguno de
el lo s o sara decir una palabra más sobre esto,
si no era con la espada en la mano ; que él se
reía con toda la bo ca de so lo pensar que la Rei
na de Inglaterra se atreviese á castigarle, y que
con el mayo r gusto abandonaría aquel pa ís deherej es
,en cuanto l e enviasen los pasapo rtes .
<<Decid á vuestra Reina,concluyó
,que s i no la
he dado satisfacción como m i n i stro de paz, ya
pro curaré de aqu í en adelante dársela en laguerra » 5
.
Al mismo tiempo que el Embajado r de E s
paña sal ía expulsado,de Londres
,trasladaban
repentinamente á la Reina de Esco cia , en lo
más crudo del invierno y sin compasión nin
guna á sus enfermedades,al sombrío casti l lo de
Tutbury,medio arru inado po r todas partes , y
frio y malsano aun en lo s mismo s meses del
estío . Relegáronla al l í en dos cámaras desman
teladas,casi desprovistas de muebles
,y todo
parecía revelar en sus persegu ido res la dañada
intención de ver s i la enfermedad los desemba
LA REINA MART I R'
297
razaba po r S i so la de la augusta prisionera . Co sa
muy vero s ímil en efecto ,s i se tiene en cuenta
que,
“ alarmada entonces Isabel por las no t i
cias que al fi n y al cabo“
¡ l legaro n á sus o ído s
sobre la co nspiración del Duque de Guisa y el
Rey catól ico,había determinado
,de acuerdo
con sus ministro s , deshacerse de María Estuardo
á toda co sta,de la mejo r manera po sible .
Comenzó pués la cruel bastarda , empujada
y guiada po r Ceci l y por Walsingham ,á acer
carse á paso de lobo y dando hipócritas rodeo s
á la ej ecución de su criminal proyecto ; y fue
uno de los medio s para preparar la opinión,e l
de inventar á diario co nspirac iones de lo s cató
l ico s en favo r de María y con pel igro de la vida
de Isabel,ó el de compl icar en las realmente
descubiertas á todo s aquel lo s que , por sus ideas
rel igio sas ó po r su adhes ión á la Reina de Es
cocia,querían el iminar ó hacer so specho so s . Tal
fué lo que l lamaro n el lo s conspiración de Tro ckmo rton
,que les s irvió de pretexto para expulsar
al temible D . Bernardino de Mendo za,extremar
sus rigo res contra María Estuardo,encerrar en
la To rre de Londres y asesinar de un tiro en losri ñones al noble Co nde de No rthumberland 6
,y
encarcelar al Conde de A rundel 7 y á su espo sa .
Y sin embargo, Trockmorton era tan so lo un
mancebo noble , en extremo fervo ro so y carita
298 LA REINA MART I R
tivo,que pro curaba endulzar co n su dinero y
su influencia las penal idades atro ces de lo s cató
l i co s encarcelado s . Prend iéro n le tan so lo po r
esto,y d iéro n le po r tres veces to rmento , sin
que el val iente mo zo confesase o tra co sa que
la pureza de su fe cató l ica y su obediencia al
Romano Po ntífi ce . D íjo se entonces , que en o tra
cuarta to rtura había hecho revelacio nes sobre
el proyecto de invasión del Duque de Guisa
y de Fel ipe II,y comprometido á Mendo za ,
No rthumberland y A rundel . Mas es lo c ierto,
que Tro ckmo rton so stuvo hasta el ú ltimo mo
mento su ino cencia,y sufrió co n entereza de
márti r la ho rrib le suerte de que le arrancasen
vivo las entrañas .
S igu ióse á esto la comedia de Guil lermo Parr ,que
,de acuerdo con YV alsingham ,
declaró fal
samente haber s ido seducido po r los j esu itas
el Papa Grego rio XIII y el Nuncio Ragozzin i , adar muerte á Isabel y l ibertad á Maria Estuardo ;comedia inicua esta
,que se tro có al cabo en
tragedia, por haberse enredado aquel insigne
truhán en sus propias redes,y venir á mo ri r
,
como tanto s o tro s,arrancándo le las entrañas
con tenazas de h ierro . Retractóse á ú ltima ho ra ,al verse abandonado po r XV alsingham ; mas
h izo lo s in provecho propio ni aj eno,po rque
los mismo s que tuviero n interés En extender
300 LA REINA MART I R
E l ti ro no podía ser más directo contra Ma
ría Estuardo ; mas no era,sin embargo
,sino un
mero diseño de lo que la Reina Isabel deseabay de lo que no tardó mucho en conseguir . Contagióse también el Parlamento de todo s aque
l lo s temo res populares , y deseando pro teger
con más efi cacia todavía la vida de la Reina y
asegurar más fuertemente el arraigo y progreso
de la Refo rma, p ubl icó una de las leyes más
inicuas y extrao rd inarias que han existido j amás
en país alguno del mundo . Co nñrmaba esta ley
y daba fuerza legal á la L iga de ciudadanos
para defender la vida de la Reina,y añadía
también,<< que en el caso de levantarse alguna
rebel ión en el reino ó maquinarse algún atentado co ntra la persona de S . M . por alguna
persona o'
en favor de alguna persona que tu
viese pretensiones á la co rona,podría la Reina
nombrar un tribunal de veinticuatro ciudada
no s para examinar,j uzgar y sentenciar estas
o fensas y daño s ; y una vez sentenciado s , publ i
caríase un decreto declarando exclu ido s de todo
derecho á la co rona á todo s los culpables que
lo tuviesen,y podrían legítimamente todo s los
súbdito s de S . M . persegu irles hasta la muer te
á el lo s y á sus instigado res y cómplices . A fi n,
todo esto,de que si l legara á cometerse algún
atentado co ntra la vida de la Reina,j amás pue
LA RE INA MART I R 30 1
da heredar la co rona la persona que lo haya
cometido o'
aquel la otra en cuyo favor se haya
cometi do,ni tampo co sus descendientes
,cóm
p l ices en cierto modo del crimen , y puedan ser
todo s el lo s condenados amuer te.
Con esta ley echó Isabel lo s cimiento s al
cadalso que preparaba para María Estuardo .
Hacían responsable por el la á la Reina de E s
co cia de todo s los acto s de sus parc iales,y aun
de los de cualquier enemigo que quisiera tomar
su nombre ; bastaba pués cualqu iera co nspira
c ión real ó fi ngida,cualquiera intentona urdida
á espaldas de María y aun co ntra su vo luntad
y con su prohibición misma,para hacerle per
der á el la sus derecho s á la co ro na de Inglaterra
y poner su cabeza bajo el peso de aquel la ley .
El camino era in icuo y to rc ido ; pero fáci l yseguro , y no vaci ló Isabel en segui r por él
adelante .
304 LA REINA MART I R
Era irri tante y curio so seguir,como se segui
rían las evo l uciones y vaivenes de una manada
de lobo s hambriento s,que rodean
,estrechan y
Se arroj an al fi n sobre un ciervo herido,la as
tuta y pérfi da estrategia de WV alsingham y su
vi l coho rte en to rno de la real pris ionera de
Tutbury . Este casti l lo,s ituado en una extensa
l lanura del condado de Staffo rd,combatido po r
todo s los viento s,agrietados y ruino so s sus
muro s,desmantelado en su interio r
,húmedo
,
frío y malsano ,pareció ento nces la o scura tum
ba escogida para la desd ichada María Estuardo .
Y era tal la dureza con que la trataban y tan
grande la miseria en que la tenían,que la qui
taro n la carro za y los cabal lo s de que se ser
vía en Sheffi eld,y fué necesaria la intervención
nada meno s que del Embajado r de Francia,para
procurarla un co lchón de plumas , en que pud ie
ran descansar sus miembro s do lo rido s y agarro
tado s por el reuma.
Agravaron sus pesares po r Mayo de este mis
mo añ o del 85, destinando á su guarda á Sir
Amyas Paulet 8,rígido puritano y cruel perse
gu ido r de los catól ico s , cuyo retrato ha trazado
é l mismo en una so la frase escrita de su mano .
Co rrió por el mes de Junio la falsa nueva de
que la Reina había intentado evadirse de Tutbury
,y Paulet escrib ió á Ceci l : <<María no puede
LA RE INA MART I R 305
evadirse sin un gran descu ido de mi parte ; y
podéis estar tranqu ilo ,po rque aun en el caso
de que me ataquen vio lentamente , ya cui dar la,
con la g racia divina,de que mur iese el la an tes
que yo . No la permitia , en efecto , pasearse las
pocas veces que estaba en dispo s ic ión de ha
cerlo,s ino en su propia compañía , y esco ltada
po r diecio cho hombres que l levaban las p isto
las montadas en la mano . Las precauciones de
que la rodeaba eran por o tra parte tan grandes
y enojo sas , que hasta l legó á prohibirle dar
l imo snas á los pobres de la aldea , como tenía
la buena Reina po r co stumbre donde qu iera que
se hal laba .
Impo sible era po r lo tanto á María mantener
desde Tutbury co rrespondencia alguna con susamigo s
,é impo sible resu ltaba también
, po r lo
mismo,que pudiera comp l icársela en las co ns
piraciones que ésto s urd iam en el continente , y
de las cuales ya tenía Walsingham no tic ia . Así
lo reco noció al cabo Isabel misma,y tuvo en
tonces una de sus o ndulaciones de culebra .
Trasladaron á Maria de Tutbury á Chartley , ene l mismo condado de Staffo rd
,pero casti l lo este
ampl io , bien saneado , con extenso y fro ndo s i
s imo parque,y propo rcionáron le al l í comod ida
des,que con ser harto menguadas
,bastaro n sin
embargo para reponer su salud algún tanto .
306 LA RE INA MART I R
Dióse al mismo tiempo á Paulet la o rden de
que,sin descuidar en nada la vigi lancia de Ma
r ía,se hiciese so rdo y ciego para todo lo refe
rente á su co rrespo ndencia,y aun le propo rcio
nara con disimulo o casiones de despacharla .
Una vez dado á la pobre mo sca espacio para
vo lar,agazapóse la araña en su aguj ero y ten
dió sus repugnantes hilo s .
Había en lo s alrededo res de Chartley una
granj a del ic io sa,con un mo l ino concurrid ísimo
,
propiedad todo el lo de un anciano l lamado G if
fo rd,que padecía entonces po r la fe encerrado
en la To rre de Londres . A l l i tenía su nido la
araña : mas no era ésta,sin embargo
,ningún
barbudo puritano como Amyas Paulet,ni algún
to rvo sicario de los que empleaba el maternal
gobierno de Isabel en arrancar las entrañas á
sus súbdito s catól ico s . E ra po r el contrario ,un
joven barb ilampiñ o ,sereno
,sonriente
,cando
ro so al parecer,y por desgracia , sacerdo te cató
l ico,tra ido r á su fe
,á sus amigo s y á sus j ura
mento s . Gilberto Giffo rd,que asi se l lamaba
este verdadero Iscario te, había estudiado desde
lo s do ce año s en el Seminario de Reims y o rde
nádose all í de presbítero : su cando rosa y j uve
ni l apariencia,su agudo ingenio
,su admirable
sangre fría y el fervo ro so entusiasmo que apa
rentó siempre po r la causa de la Reina de Esco
308 LA RE INA MART I R
t idario de Mar ia,era al mismo tiempo amigo
de Giffo rd . L l evaban todas las semanas en un
carri to,de la cervecer ía al casti l lo
,un barril de
cerveza destinado al co nsumo de la Reina y suservidumbre . Logró pués Giffo rd
,co n ayuda
del cervecero,hacer un doble fondo en el barri l
de cerveza,y all í depo sitaba una caja de ma
dera en que iban las cartas . A l l l egar el carrito
á Chartley , el despensero de la Reina , DidierS iffl ard
,hombre fi el á toda prueba
,sacaba la
caj ita del barri l y la entregaba á Nau , el secretario francés de Maria
, para que la hiciese l le
gar á mano s de ésta . De igual modo y po r el
mismo co nducto sal ían de Chartley las cartas
de la Reina y l legaban á la fábrica de cerveza,
donde las recogía Giffo rd y las l levaba él mis
mo ó las remitía po r medio de alguno s amigo scato l ico s á la Embajada francesa .
Ocu ltábase sin embargo ,en todo esto
,una
infame superchería : las cartas entraban y sal ían
en efecto en Chartley como Giffo rd aseguraba ;mas antes de enviarlas á sus respectivo s y ú lti
mo s destino s,l levábalas el mismo Giffo rd a
'
Walsingham,y éste las hacía abri r po r A rturo
Grego ry y descifrar po r un tal Phel ipps , mal
vado s ambo s muy perito s en el arte de fals ifi
car,descifrar
,abrir y cerrar cartas con la más
grande habil idad y el más refinado disimulo .
LA REINA MART I R 309
Una vez enterado NV als ingham de toda la co
rrespondencia,dábasele curso po r los mismo s
medio s que el pérñdo Giffo rd propo rc io naba .
De este modo pudo Walsingham seguir paso
á paso la conspiración en Francia , y dejarla
extender sus ramifi cacio nes po r Inglaterra , bajo
su inspección misma y sin ningún pel igro,hasta
l legar el momento opo rtuno de detenerla y des
baratarla,y perder á los que realmente habían
intervenido,y á los que querían envo lver en
el la sus malvado s cálculo s . Difici l es separar
en esta ú ltima consp i rac i ón,que podría l lamarse
la po strera escaramuza de ambas Reinas,lo
realmente verdadero de lo que inventó é inter
po ló en el la la pérfi da mal ic ia de Walsingham .
Es cierto que Felipe II,
.Grego rio XIII y el Du
que de Guisa renovaron po r aquel t iempo ,con
más ahínco que nunca,su antiguo proyecto de
invadir la Inglaterra,l ibertar á María Estuardo
y restablecer el cato l ic ismo en ambo s re ino s,
contando con el apoyo de los catól i co s ingleses
y también con el de lo s de Esco c ia,á cuyo
frente se hal laba Lo rd Claudio Hamilton . Hal lá
base el centro de la co nspirac ión en París , y
eran alma de todo el lo D . Bernardino de Men
do za , Embajado r al l i de Fel ipe II , el A rzobispo
de Glasgow , representante de la Reina de Es
co cia,y el propio Duque de Guisa .
3 10 LA REINA MART I R
E s también cierto que María Estuardo,l lena
de amargura y de zo zobra po r la co nducta de su
hij o,que desde el destierro del Duque de Len
nox parec ía entregado en c uerpo y alma á laReina de Inglaterra
,aceptó la conspi ración y
entró en el la y la animó,o frec iendo á Felipe II
nombrar Regente de Esco cia á Lo rd Claudio
Hamilton , y enviar á su hijo el Príncipe Jacobo
á España ó Roma,para que al l i tratasen de
vo lverle á la fe catól ica y pudiera de este modo
reinar después de el la,y sobre todo
,salvar su
alma . << L o cual,escribía la Reina
,me impo rta
más que verlo monarca de toda la
Mi co razón se l lena de pesar y de temo res ,cuando pienso que podría dejar detrás de m i un
tirano y un persegu ido r de la Igles ia cató l ica . »
Dícese también (y á nuestro j u icio comienzaaquí el embro l lo ) que después de alguno s desacuerdo s entre los conjurado s de París y L on
dres, convinose en no pro ceder á la invasión
hasta haberse desembarazado antes de la Reina herej e ; para lo cual sal iero n de París co n
direcc ión á Lo ndres dos comisio nado s , Juan
Savage,que había de perpetrar el del ito , y
Juan Bal lard que le aconsej aba y animaba : el
primero,inglés de nación
,hab ía servido como
o fi cial á las órdenes del Duque de Parma , en
el ej érc ito españo l de lo s Países Bajo s ; y el
AMOSAS eran en aquel t iempo,entre
la gente mo za de la co rte,las fi es
tas que daba Anthony Babington,
á po cas mil las de Lo ndres,en sus
tierras de San Gil . Hab ía al l í unato rre antiquísima , negra , fuerte y amenazado raaún
,que rodeada Entonces de inmenso parque
y capricho so s j ardines,parecía un viejo gue
rrero,descansando desarmado sobre las co ro
nas y laureles ganado s en o tra edad .
A fi nes de Mayo de 1 586 ,las fi estas de To ny
Babington,que asi l e l lamaban sus amigo s
,
parecieron multipl icarse . A diario cas i l legabande Londres arrogantes cabal lero s
,montado s en
brio so s alazanes,con todo el lujo
,garbo y b i
zarria que se esti laba ento nces en la co rte de
3 1 4 LA REINA MART IR
Inglaterra . Ven ían,s in embargo
,uno á uno y
s in aquel aparato de criado s y acompañamiento,
que era en aquel la épo ca co stumbre de lo s
seño res ; lo cual extrañaba á mucho s y hacíase
so specho so á no poco s . V eíaseles atravesar á
escape el frondo so parque,detenerse un mo
mento ante la maciza puerta férreamente clave
teada, dar po r un estrecho ventanil lo una espe
cie de contraseña y desaparecer al cabo po r el
negro boquerón,que vo lvía á cerrarse tras el lo s
,
como s i temiese dej ar escapar los secreto s que
guardaba . Parecían todo s aquello s pro cederes
demasiado imprudentes para conspirado res,y
harto misterio so s para gente joven que tratara
so lo de diverti rse . Po r desgracia eran una y
o tra co sa,y aquel la amalgama de valo r y de
imprudencia,de abnegación y de temeridad
,
no tardó en producir funesto s resultados .
El día 6 de Junio hal lábanse reunido s en el
suntuo so comedo r de Tony Babingto n do ce desus mejo res amigo s : eran todo s el lo s j óvenes ,nobles
,rico s
,y á juzgar po r la magnifi cencia
de sus joyas y sus traj es,de lo más presumido
y elegante que pudiera encontrarse entonces en
las galerías y salo nes de W i ndso r ó Greenwich .
L lamábanse Tomás Sal isbury , Carlo s T i lney ,Eduardo Windso r
,Ch id io c Tichbourne,
E duar
do Abington,Roberto Gage , Juan Traverz ,
3 1 6 LA REINA MART IR
era no table y se hizo célebre más tarde el que
se hal laba en el centro . Hal lábanse representa
do s en éste lo s trece cabal lero s que al l í estaban,
retratado s todo s co n la mano derecha en alto,
como en actitud de jurar algo . En medio de
el lo s y como recibiendo aquel j uramento,veíase
la simpática fi gura de To ny Babington,ta l
como era entonces : un gal lardo mo zo de treinta
año s,de fi so nomía altiva y picante
,cuerpo
admirablemente hecho,ojo s azules y cabel lo
rubio co rtado,dejando un erizado copete sobre
la despejada y hermo sa frente . Ten ía en elretrato ropi lla y capa de terciopelo carmes í conbo rdado s y pasamanería de o ro
,rizada go r
guera,aretes con dos grandes perlas en las o re
jas , y to ca igual a l traj e con plumas blancas y
una cadena de o ro que — le daba tres vueltas,
cerrándo se con una medal la de o ro á guisa de
bro che l º.
Po r debajo de este simbólico grupo lefase
esta lacónica inscripción,que se prestó luego á
to rc ido s comentario s é interpretaciones funes
tas: Usque ad mor tem . Hasta la ¿Qué
j uraban en efecto,aquel lo s val ientes y ,
leales
aturdido s en aquel misterio so retrato ?… ¿Jura
ban tan so lo que su amistad sería siempre fi el
y co nstante hasta el ú ltimo momento,como sos
tuvieron el lo s en Su pro ceso,ó j uraban defender
LA REINA MART I R 3 1 7
á María Estuardo hasta la muerte de Isabel ,como sus enemigos pretendieron y declararon
más tarde?.
Hab ía tamb i en en uno de lo s extremo s de la
gran pieza y á mediana altura,una espec ie de
tribuna ó balcón que cogía todo un frente,pri
mo ro samente tal lado y dispuesto para lo s músi
co s ; y en el o tro lado veíase una gran mesa de
macizo roble,con todo s los j uego s de entrete
n im iento que se usaban en aquel la épo ca . Ha
b ian l legado mientras tanto,con muy co rto in
tervalo,o tro s dos nuevo s perso naj es de muy
distinta catadura de los que ya se hal laban co n
gregados . Fué el pr imero,un hombre ya ma
duro,que á pesar de sus lujo so s vestido s y
qu izá po r eso mismo,no podía dis imular la
burda trama del so ldado aventurero de lo s ter
cio s de Flandes,val iente y fanfarrón , pro caz y
desgarrado . Parecía ser el o tro , po r el contrario ,
mucho más de lo que revelaba su viejo j ubón
de piel roj iza y sus calzas de paño remendadas :
tra ía do s largo s cuchil lo s pendientes del cinturón de búfalo
,á uno y o tro lado
,y escapábanse
de su caperuza de piel de o so largo s mecho nes
grises,que venían á sombrear una fi sonom ía
enjuta , intel igente y n o del todo desagradable .
El primero era Juan Savage,el antiguo so ldado
del Duque de Parma ; y el segundo Juan Bal lard ,
3 1 8 LA REINA MART I R
el sacerdo te errante y perseguido,que adoptaba
cada d ia un disfraz distinto .
Recibió les la alegre compañía co n extremo s
muy cari ño so s,y pro ced ióse entonces , después
de cerradas todas las puertas,á una extraña
ceremonia,un po co teatral sin duda
,pero de
muy al to signifi cado . Apretó Babington un re
so rte o culto en las ensambladuras del maderaj e,
y cedió un tablero rech inando : detrás apareció
en una especie de nicho con las armas de Ingla
terra y de Esco cia,un magnífi co retrato de Ma
ría Estuardo,en todo el esplendo r de su juven
tud y su bel leza . V ito reáron le aquel lo s loco s
entusiastas,que se j ugaban la cabeza
,como s i
la misma Reina de Esco cia se hal lase presente,
y Babingto n abrió entonces o tro escondite,muy
común en aquel la épo ca en las casas cató l icasde Inglaterra . Hizo girar po r medio de o tro re
so rte el tablero central que hab ía debajo de latr ibuna
,y dejóse ver un riqu isimo o rato rio
,todo
de terciopelo azul,con un Cristo sobre el altar
y una imagen de Nuestra Seño ra . A l l í había
celebrado la santa Misa durante mucho tiempo
el famo so jesu ita Gui l lermo Weston preso á
la sazón en la To rre de Londres,y de ah i que
quisiera más tarde comp l icarle WV alsingham en
el pro ceso de Babington .
Entonces,ante aquel lo s do s grandes s imbo
320 LA REINA MART I R
Ret iráro nse lo s co njurado s ya muy entrada
la no che, .uno á uno y co n grandes precaucio
nes,s in so spechar siqu iera que al l í mismo ,
mano
á mano y bajo el mismo techo,hab ían tenido á
lo s traido res que les estaban vendiendo . Era
uno aquel personaj e Maud,amigo de Bal lard ,
que hab ía comido co n Babington y presenciado
clandestinamente toda la reunión desde la tri
buna de lo s músico s . Era el o tro,y vergúenza
da decirlo,uno de aquel lo s mismo s nobles caba
l leros,Roberto Po ley
,vendido po r completo á
Walsingham,y co lo cado al l í m ismo po r éste
para espiar y denunciar lo que pensaban y há
c ian sus confi ado s compañero s .
Supo pués Walsingham aquel la misma no che
y por dos diverso s conducto s todo lo acaecido
en la To rre de San Gil , y apresuróse á redo
blar sus precauciones y arterias en Chartley,
en to rno de la Reina de Esco cia . Hacíase cada
vez más frecuente y numero sa la co rrespo nden
c ia de Maria,á medida que la conspiración ade
lantaba,y al tratarse ya de su l ibertad
,envió
ésta á Babington algunas no tas referentes á sus
planes,escritas de mano de su secretario Nau .
Esto era lo que esperaba Walsingham para com
prometer á la Reina de Esco cia en la trama del
asesinato de Isabel,como ya se hab ía
“
compro
metido el la misma en la de restaurar el cato l i
LA REINA MARTIR 32 1
c ismo y l levar al Príncipe Jacobo á Roma ó á
España . Mas ya fuese po rque semejante pro
yecto de asesinato no existió nunca,como dicen
unes ; ya po rque de haber existido se o cultó
s iempre cuidado samente á la Reina de Esco cia ,como aseguran todos , es lo cierto que en nin
guna de aquel las cartas y no tas de María que
el traido r Giffo rd l levaba á Wals ingham se eucontré una so la palabra que pudiera demo strar
su complicidad,ni aun s iqu iera su aqu iescencia
a l real ó fi ngido'
proyecto de ases inato .
No pudiendo pués Walsingham consegu ir lo
que deseaba,ó sabiendo muy bien desde lue
go que no había de lograrlo ,cometió la in icua
felonía de inventar él, con ayuda del falsario
Phel ipps, las comprometedo ras cartas .
324 LA REINA MART I R
que"
de la peti te ve'
rolc,la vue cour te et parai t
bg e'
de tren te trois ans .»
Tra ía el falsario en una especie de maletínde viaj e todo s lo s enseres de su infame o ficio
,
y tra ía también,sobre todo
,la clave que usaba
á la sazón en su co rrespondencia la Reina de
Esco cia,vendida á Walsingham po r el misera
ble secretario de la Embajada francesa,Chere
l les . No es extraño , por lo tanto ,que á los
po co s d ias de la l legada de Phel ipps y su arma
mento,el 25 de Junio ,
sal iese de Chartley laprimera de las dos cartas de María Estuardo á
Babington fals ifi cadas por Phel ipps . En esta
carta,breve y sencil l ísima
,l im itábase María á
dar las gracias á Bab ington po r sus pruebas de
adhesión,y á encargarle la tuviese al co rriente
de…todos los planes de los co nspirado res .
Difíc i l es poner en claro si esta carta fué real
mente enviada á Babingto n para arrancarle su
comprometedo ra respuesta del 6 de Jul io,ó si
esta mismarespuesta fué también o tra segunda
falsifi cación,mucho más infame
,del rapo so
Phel ipps . De todo s modo s , es lo cierto que el
d ía 7 de Jul io ya ten ia Walsingham en su poder
la terrible carta de Babington,falsa ó verda
dera,que hab ía de perder á laReina de Esco cia .
En esta larga carta,cuidado samente cifrada ,
refería Babingt on á la Reina todo lo que se
LA REINA MART I R 325
hab ía hecho en su favor desde la l l egada deBal lard : expon íale lo s medio s con que co ntaba
para l ibertar su persona,desembarazarse de
Isabel y sublevar el pais de Gales y los co nda
d o s de Lancaster , Darby y Staffo rd . Yo mis
mo,añadía
,con diez cabal lero s de mi amistad
y o tro s c1en de nuestra dependencia y cono c i
miento i remo s á l ibertar vuestra real perso na
de mano s de sus enemigo s . E n cuanto a lo que
se refiere á deshacerse de la usurpadora, de cuya
obediencia estamo s l ibres po r la bula de exco
mun ión del Santo Padre,hay seis cabal leros de
cuenta,todo s amigo s -mío s íntimo s
,que po r
celo de la causa catól ica y del servic io de V . M .
están dispuesto s á sacrifi carla trágicamente .
Convendría,sin embargo
,que yo pudiera ase
gurarles, en nombre de.
V . M .,que su heróica
empresa será noblemente recompensada en el lo smismo s
,s i escapan con v ida
,ó en sus suceso
res si l legan á perderla . »
A esta carta,que ya fuese real ó fi ngida , no
l l egó nunca á mano s de María Estuardo, con
testó Phel ipps , usurpando el nombre de ésta,
primero con una lacónica re5puesta dando gra
cias , y después con una larga carta,fechada
el 1 7 de Jul io . En esta ú lt ima,obra maestra de
la habil idad de Phel ipps , alababa la Reina e l
celo de Babington y sus compañero s,y apro
326 LA REINA MART IR
baba su empresa . Hac ia varias observaciones
sobre lo s preparativo s de la invasión,asi mar i
t imo s como mili tares,y luego añad ía : << Impo rta
mucho meditar cómo han de pro ceder los seis
cabal leros en su empresa,y lo s medio s que han
de ponerse en práctica para sacarme de la
pris ión . »
Insistía mucho á renglón seguido,en la nece
s idad de entenderse con D . Bernardino de Men
do za,para no i ntentar nada antes que estuviese
preparado del todo en Inglaterra el levanta
miento de los cató l ico s,y en el con tinente la
i nvasión de los españo l es . Una vez dispuestas
estas co sas,dec ía
,será necesario que los seis
cabal leros pongan mano a su empresa, y que ,una vez efectuada ésta
,se pro cure cuanto antes
sacarme de aquí,y que todas vuestras fuerzas
se pongan al mismo tiempo en mov imiento
para recib irme y pro tegerme mientras no l l ega
el so co rro de los extranj ero s , que será necesa
rio apresurar con toda dil igencia . Y como no
se puede señalar un d ia fi jo para lo que los seis
cabal leros tienen que hacer , co nvendría que tu
viesen siempre co nsigo,ó á lo meno s muy
cerca,cuatro hombres decidido s y bien monta
dos , que avisen sin tardanza el éxito de la ej e
cución á los encargado s de sacarme de aqu í , á
fi n de que puedan l legar ésto s antes de que mi
328 LA REINA MART I R
auténticas de la co rrespondencia de la Reina,y
descifrábalas él mismo delante de Sir Amyas
Paulet,dándo selas por verdaderas ; co n lo cual
quedaba la abominable comedia so lamente en
tre el propio falsiñcado r y el secretario Wal
singham . Po r eso escrib ía á éste co n la mayo rbuena fe el fanático puritano Paulet después de
remitida esta carta,que había de perder á la
Reina : El Seño r ha bendecido mis esfuerzo sy mi go zo es grande al ver recompensado s asi
mis fi eles servicios . Creo fi rmemente que la Rei
na y sus graves consej ero s sabrán aprovechar
esta m i serico rd io sa providencia de Dio s para
con S . A . y la Inglaterra . » Y el d ía antes,19 de
Jul io,escrib íale también el c ínico Phel ipps,
enviándo l e la copia de esta ho rrib le impo stura
que co ronaba su obra : <<Espero que Vuestro
Hono r dispondrá pronto el arresto de esta Rei
na,á fi n de que yo pueda disponer ya de mi
Ya tenéis aho ra bastantes papeles .
Quiera Dio s que S . M . tenga el heró ico valo r
que exigen la venganza de la causa de Dio s,su
propia seguridad y la del Estado . »
Mas nada prueba tanto el c inismo de este
repugnante falsario y el asquero so compadraje
que entre él y Walsingham existía,como la
siguiente frase de una carta de aquél á éste,
escrita á lo s poco s días de su l legada á Chartley
LA RE INA MART I R 329
Ayer sal i o el la (Maria Estuardo ) en su carro za ,y yo la he saludado al paso con agradable son
risa,aco rdándome de aquel verso i Cum tibi
d ici t ave,sicut ab hostecave. Cuando te saluda
guárdate de él como de un enemigo . »
332 LA REINA MARTIR
No quería,sin embargo
,el secretario espan
tar la caza harto pro nto,pues era su proyecto
so rprender repentinamente lo s papeles de la
Reina de Esco cia . Fuese pués muy po co á po co,
co n astuta hipo cresía , para no despertar la alar
ma antes de tiempo,y comenzó po r dar o rden
á su espía Maud de denunc iar á Juan Ballard ;mas no como conspi rado r s ino como sacerdo te
catól ico , co ntravento r de las leyes del reino . No
era,sin embargo
,tan fácil prender al precavido
Ballard,que no do rmía dos noches seguidas
bajo un mismo techo,ni usaba el m ismo disfraz
más de un d ia,y tuvo tiempo po r lo tanto el
perseguido sacerdo te para avisar ho lgadamente
á Babington la traic ión del esp ia .
A larmado Tony,fuése precipitadamente de
Londres á San Gil para poner á buen recaudoalgunas co sas que al l í había
,y dar la vo z de
alerta á sus nobles compañero s . Reun iéronse
al l í todo s ansio so s y perplejo s , por no saber
hasta qué punto l legaba la traic ión de Maud . Si
Walsingham lo sabía todo,era necesario hu ir si n
pérdida de tiempo y abandonar po r entonces el
proyecto de l ibertar á la Reina de Esco cia : mas
si Maud no hab ía hecho o tra co sa que denun
ciar á Bal lard como sacerdo te , según las apa
riencias indicaban , era la hu ida comprometer
del todo la co nspiración , que pod ia muy bien
LA REINA MART IR 333
triunfar aún,apresurando el desenlace con su
premo y v igo ro so esfuerzo .
L a audacia y la genero s idad de Tony Ba
b ington hicieron cesar al cabo todas las perple
j idades : cono cía él y trataba á Walsingham ,y
reso lvió presentarse á éste atrevidamente con
cualquier pretexto . Si el secretario estaba al
tanto de la trama , indudable era que l e prende
rían,y esto podía serv i r de señal á sus compa
ñ eros para tomar la huída ; mas s i Walsingham
le dejaba marchar,señal era de que lo igno raba
todo,y podrían aún reo rganizar la conspi ración
y conseguir el triunfo .
Marchó pués Tony Babingto n á Greenwichdo nde se hal laba Walsingham con la Reina
,y
acompañ áronle Sal isbury , Windso r y Tichbourne
,que no quis ieron abandonarle . A l l l egar á
la v ista del palacio,div isaron á lo l ejo s un grupo
numero so de gente que se ago lpaba á la puerta ,fo rmando cal le hasta la grandio sa escal inata que
servía de embarcadero en aquel la o ri l la del Támesis : los yeomen de la Reina , fo rmado s en dos
hileras,o cupaban
,alabarda en mano
,desde el
uno hasta el o tro extremo . A tracada á la esca
l inata,hallábase la gran falúa de la Reina
,con
su magnífi co do sel de terciopelo bo rdado de o ro,
sus ricas tapicerías que co lgaban á babo r y estri
bo r hasta moj arse en el agua,y el estandarte
334 LA REINA MART I R
real de Inglaterra izado en la popa : á su lado
hab ía o tras tres barcas,también empavesadas
ricamente,dispuestas para lo s perso najes de la
co rte .
Detuviéronse lo s cuatro amigo s á buena d is
tancia,comprendiendo que la Reina iba á dar
po r el Támesis uno de aquel lo s fantástico s paseo s que tanto l a gustaban
,y que con el la i ria
sin duda Wals ingham . No pudo,sin embargo
,
To ny Babington refrenar po r más tiempo suinquietud
,y determ inóse á entrar en palacio
,
según era su derecho,y hacerse encon trad izo
con Walsingham donde quiera que le topase .
Convino pués con sus amigo s en que si media
ho ra después de haber sal ido la Reina,no es
taba él de vuelta en aquel mismo s itio,lo diesen
todo por perdido y co rriesen a Londres para
avisar á lo s compañero s,y que cada cual se
pusiera en salvo como mejo r pudiese .
Abriéronse al cabo las anchas puertas de l
palacio y comenzaro n á sal ir muy gravemente
hasta una docena de uj ieres,y en po s de el lo s
lo s ofi c iales nobles de la guardia ; detrás venía
la Reina,vestida como s iempre
,con real mag
n ifi cencia,y pro curando o cultar con afeites y
pinturas los estrago s de sus cincuenta y cuatro
año s . Dabala el brazo su t io materno el anciano
Lo rd Hunsdon,y seguíala un bri l lante co rtejo
336 LA REINA MARTIR
disfraces favo ri to s . A temo rizáro nse de nuevo
To ny y sus compañero s,temiendo que Juan
Bal lard les delatase en la ho rrible prueba del
to rmento,y d icese que aquel la misma no che fué
Babington en busca de Savage .
¿Qué debemo s hacer aho ra?, l e preguntó .
Nada , respondió el o tro ,como no sea ma
tar á la Reina al instante .
Que me place ,dijo Babington ; pues en
tonces ve mañana á la co rte y despáchala de
una vez .
Discu lpóse Savage dic iendo que no hab ia
arreglado aún el medio de acercarse á la Reina ,y d icese que entonces le dió Babington un rico
ani l lo y todo el dinero que l levaba,que era mu
cho ,para que sobo rnase á cualquier empleado
de palacio,y le co lo cara tras una pilastra de la
gran galería,con el pretexto de ver á la Reina
de cerca .
Savage no hizo nada,sin embargo
,y al d ía
s igu iente,que fué 5 de Ago sto ,
dieron av iso á
Bab ingto n de que le andaban buscando . Huyó
en aquel momento toda la bri l lante cuadri l la,
cada cual por su lado ,hacia una alquería pro
pia de Tichbourne en el bo sque de San Juan ,y all í les prendiero n á todo s aquel la misma no
che,meno s á Windso r , y les encerraron en la
To rre de Londres .
LA REINA MART I R 337
Mientras tanto ,corría el consej ero W aad á
dobles jo rnadas hacia Chartley , y deten íase en
un paraj e so l itario ,distante aún del casti l lo
,
adonde hizo venir con urgencia al guardián de
María,Sir Amyas Paulet . Avistáronse ambo s
personajes en mitad del campo ,donde nadie
pod ía escucharlo s , ni aun so spechar s iquiera su
entrevista,y al l í dió el consejero á Paulet
,con el
mayo r misterio ,las órdenes de la Reina : lo cual
iba todo encaminado á que no l legase alarma
alguna á los o ído s de María,y se apresurase á
quemar sus papeles,de que quería Isabel apo
derarse por so rpresa .
Presentóse pués Paulet el d ia 8 de Ago sto en
virtud de las traido ras órdenes de su soberana,
á la Reina de Esco cia,é invitóla á una cacería
con halcones en el próximo parque de Tixal .
El día estaba magnífi co,el ánimo de la Reina
tranqui lo y esperanzado,é igno rante po r com
p leto de la triste suerte que cab ía ya á sus ami
gos , y hasta su salud , fo rtalecida por el buen
tiempo y la esperanza,daba alguna tregua á su
co ntinuo sufrir . Aceptó pués con la mayo r ale
gria , encantada de respirar algunas ho ras ai re
l ibre y de moverse y andar con cierta h o lgura,
que le reco rdaba en algo su perdida l ibertad .
A compañaban á la Reina en su carro za Juana
Kennedy , Isabel Curle y su médico Domingo
338 LA REINA MART I R
Bourgo ing; y segu ían la á cabal lo ,con Sir Amyas
Paulet , sus do s secretario s Curle y Nau . Cerra
ban la marcha co n lo s páj aro s y perro s,lo s pi
cado res y halco nero s que hab ía mandado Sir
NV alter A shton,y más lejo s
_
venía también la
eterna esco lta de cincuenta jinetes armado s . E n
sanchábase el co razón de la Reina co n el go ce
anticipado de aquel senci l lo pasatiempo,que
había sido siempre uno de sus placeres favo ri
tos,y el la misma l levaba en la carro za un sober
b io halcón , que queria descaperuzar y arroj ar
po r su propia mano cuando la o casión l legase .
De repente,en una estrecha ango stura que
fo rmaba el camino de Chartley_á Tixal
,co rtó el
paso á la comitiva un grupo de gente armada,
con un cabal lero al frente . Sobresaltóse un mo
mento laR eina,creyendo que fuesen quizá lo s
salvado res que esperaba ; mas bien pronto pudo
co no cer la nueva felonía de sus verdugo s . Ade
lantóse hasta la carro za aquel caballero ,que era
Sir Tomás Geo rges,y puso en su co no cimiento
que había sido descubierta la co nspiraciónde
Babington,y que la Reina de Inglaterra le inti
maba la o rden de ser conducida al casti l lo de
Tixal . Al mismo tiempo prendieron lo s so lda
do s á los do s secretario s de la Reina , Curle y
Nau,y sin dej arles cruzar una so la palabra con
su seño ra,se los l l evaron preso s á Lo ndres .
X I I I
X AMINÓ Isabel po r si misma todo s lo s
papeles cogido s á María Estuardo ,
y su despecho fué grande al no hallar
entre el lo s la prueba decis iva que
buscaba . Creyó la bastarda encon
trar al l í la minuta o riginal de la supuesta cartade María á Babingto n
,que el l a tenía po r verda
dera,y que juzgaba necesaria ; pues harto com
prend ia su claro entendimiento que ningún tri
bunal podria nunca con deco ro y con justicia
basar una sentencia en las cartas de c ifras i nter
ceptadas porWalsingham . Impo sible era probar
que las hubiese dictado María,y su escritura
cifrada lo mismo pod ia ser obra de los secreta
rio s de la Reina de Esco cia que de cualquiera
que po seyese la clave,como la habían po seído
Phel ipps y Walsingham .
Pensóse pués en refo rzar lo débi l de estas
pruebas con las declaraciones de lo s infel ices
342 LA REINA MART I R
preso s en la To rre de Lo ndres,y so lo Dio s sabe
lo que pasó entonces en aquel lo s negro s antro s
donde lo s to rmento s hac ían co nfesar á - las vic
t imas lo que lo s verdugo s querian,y do nde si la
fo rtaleza de aquél lo s resultaba invencible,fals i
fi caban ésto s las declaraciones,i nventaban las
apo stas ias , y aun disfrazaban lo s asesinato s con
l a apariencia del suicidio,como sucedió en aque
l lo s mismo s meses con el Conde de No rthumberland . L a víctima so lo sal ía de al l í para el
cadalso ó para la sepultura,y no hab ia miedo
de que desmintiese ya las afi rmaciones de un
verdugo cruel ó el testimonio de un juez inicuo .
La administración de justicia en tiempo de
Isabel , dice el gran histo riado r de Inglaterra
L ingard , estaba más co rrompida que en el de
sus anteceso res . No contamo s con medio s para
establecer la comparación : pero sabemo s que
en el primer añ o de su gobierno la po l ítica de
Ceci l sustituyó hombres de inferio r condicióná los primero s magistrado s ; que se oyeron mu
chas quej as de sus tiran ías,exto rs iones y rapa
cidades ; y que un j uez de paz era defi nido en
el Parlamen to z— Un animal que po r media do
cena de po l los dispensa con gusto una do cena
de leyes .
— No nos fo rmaremo s más ventajo sa
idea de lo s tribuna les más elevado s , s i reco rda
mos que lo s j ueces eran amovibles á vo luntad de
344 LA REINA MAR TI R
U na vez inventadas estas falsas declaracio
nes,apresuráronse á deshacerse de las víctimas ,
que podrían muy bien,s i se les pro longaba la
vida,converti rse quizá en testigo s impo rtuno s .
Sacaron pués de la To rre de Londres,el 20 de
Setiembre,á Babington
,Savage
,Ballard
,Bar
newel l,T i lney
,Abington y Tichbourne
,tendi
do s en carretas , destro zado s y medio muerto s
ya po r la to rtura : l leváron les á la aldea de San .
Gil,y ante aquel la negra _
to rre,testigo de sus
pasadas alegrías y sus imprudentes conspira
c io nes,arrancáron les vivo s las entrañas co n te
Mar ía E stuardo; pero que n i e l to rmen to n i l a muerte pud i ero n arran carles un a so l a pa labra que le compromet i eraá é l en l a co n sp i rac i ó n descub i erta
,á pesar de los e sfuerzo s
que para e l lo h izo Y s i tan heró i co compo rtam ien to sup i ero n guardar co n respec to á un po bre jesui ta,á qu i en so lo debían alguno s aux i l io s esp ir i tuale s
, ¿cómo e spo s i b le que aquel lo s i l ustres cabal lero s y genero so s co razones vend i esen y calumn iasen tan v i l lanamen te á la desd ichada Re i n a
, por qu ien mo rían co n en tus i asmo ? He aquí l astex tuales palabras de l fi e l y sab io cron i sta de l P . W esto n :Nec qu idquam artium omisit W alsingamus
,u t consp iration is
istius reumperageret W estonum; ¡zi nc cumper cos d ies,¡3 no
bi les v iros cum An ton io Babingt ono cepisset, quos scelcstissi
mapr ius an te per duos emissar ias itidem nobi les,cathol icam
¡í dem men tien tes, i n conspirationem ad eripiendam carcereMa
r iam S tuartam induxerat,n u l l is lamen equu lei tormen tis, con
j urationem u ltrafaten tibus, extorquere ab i is potu i t, W esto
n um i n al iquam cy'
ns partem conscium ven isse, etiam dum
extremoperducl l ium suppl icio damnatis, vivís evel leren tur v ita
l ia,et quadr i/ariam sa
'
ndercn tnr .
LA REINA MART I R 345
nazas de hierro . Igual suerte sufriero n al d ía
siguiente,y en el mismo lugar , lo s siete que
quedaban,Sal isbury
,Donn
,Jones , Charno ck ,
Travers,Gage y Bellamg . So lo Eduardo VV ind
so r logró escapar á la ho rrib le carnicería , refu
giándo se primero en los Paí ses Bajo s y después
en Francia .
Quedaban todavía lo s dos secretario s de la
Reina de Escocia , Nau ,francés
,y Curle
,esco
cés,preso s en la propia casa de Walsingham ,
bajo su inmediata custod ia é infl uencia . Nauhabía sido secretario del Cardenal de Lo rena y
recomendado por el mismo Rey de Francia á
María Estuardo : mas á pesar de esto s bueno s
antecedentes,la misma Reina declaró más ade
lante que no respondería de que co lo cado Nauentre el temo r de un pel igro y la esperanza de
una recompensa,no fuese capaz de declarar en
contra de el la falsamente y aun de arrastrar
en su del ito á Curie,hombre sencil lo y bueno ,
pero supeditado al o tro po r completo .
Esto fué lo que sucedió en efecto : W alsing
ham , dirigido en este punto po r Ceci l , co lo có
desde luego á los dos secretario s entre la ame
naza del to rmento s i cal laban,y la perspect iva
de la l ibertad,recompensado s y absuelto s de
toda culpa , si se prestaban á declarar lo que
Isabel y sus ministro s creían necesario para per
346 LA REINA MART IR
der á la Reina de Esco cia . Y aquel lo s dos infe
l i ces,que no eran ciertamente de la madera de
que se hacen lo s héro es,comenzaro n á ceder
cobardemente y fueron llegando po co á poco
en sus declaracio nes hasta la infame calumnia
á medida que W 'alsingham les presentaba más
de cerca los ho rro res del to rmento ó l es hacíaver con más do rada luz la l ibertad en pers
pectiva.
Nau declaró primeramente la manera que ten ía Maria Estuardo de despachar su co rrespon
dencia secreta . E ncerrábase con los dos secre
tario s en su gabinete,y ella misma dictaba á
Nau , o rdinariamente en francés , lo s puntos principales de las cartas . Redactábalas Nau entonces: corregíalas la Reina de su propia mano ,
y
dábalas luego á Curle para que las cifrase . En
esta primera declaración,según la presentó
Walsingham,consta ya declarada por Nau la
calumnia de que María escrib ió de su propia
mano la supuesta carta de 1 7 de Jul io á Ba
bington ,y la entregó á Curle para que la pusie
se en cifra .
No se dió W 'als ingham por satisfecho con
estas declaraciones,y fi ngió dar o rden de trasla
dar á lo s dos secretario s á la To rre de Londres .
A terrado s ésto s,fueron más adelante , y decla
raron que la Reina de Escocia hab ia entrado
348 LA REINA MART I R
escrito,d ictándo selo s l a Reina , lo s punto s prin
cipales de la respuesta de ésta , entre lo s cuales
hacíase mención especial ísima de lo s seis caba
l leros que hab ían de asesinar á la Reina Isabel .Apareció también entonces una no ta escrita de
mano de Nau,que se d ij o haberse encontrado
entre los papeles de éste en Chartley : hal lában se
recopi ladas en ella las do s cartas de Babington
y María,y hab lábase
'
varias veces de dar el
g olpe: la cual palabra golpe (coup) declaró Naureferi rse al proyecto de asesinar á la Reina de
Inglaterra .
Creyó Walsingham tener ya con todo esto lo
sufi ciente para co ndenar á María Estuardo,y
presentó á Isabel todo s aquel lo s materiales , co n
tanto s trabajo s,tantas infam ias y tanta sangre
compilado s . ¿Pero se atrevería la bastarda?¿Osa
ría aún atentar á la invio lab i l idad real,l levando
á lo s tribunales y á un pat íbulo á una reina independiente
,su igual
,sobrina y suceso ra
,después
de haber vio lado tan ini'
cuamente el derecho de
gentes,reteniéndo la diecinueve año s prisione
ra?… Dudábalo Walsingham mismo : mas Isabel
se atrevía á todo cuando el odio y la envidia y
su propio interés la espo leaban,y se atrevió en
efecto,con aquel la rara mezcla de audacia iny e
ro sími l y de so lapada hipocresía,que caracterizó
todos sus acto s .
L A REINA MART I R 349
S igu i o pués adelante labastarda po r el cami
no que desde tanto tiempo atrás iba preparando ,
y decid ióse á prosegui r hasta el fi nal la siniestrafarsa . Fingió primero largas conferencias co n
Ceci l para determinar lo que tan de antemano
tenían ambos conven ido,y decidiero n al cabo
,
para mejo r disimular, someter la suerte de Maria
Estuardo á las del iberacio nes del Consejo pri
vado,asentando po r princip io ya inconcuso ,
que la seguridad de la Reina de Inglaterra y
de la rel igión refo rmada eran incompatibles con
la l ibertad y con la vida de la Reina de Esco cia .
No todo s los consej ero s opinaron,sin embar
go , po r la muerte inmediata y vio lenta : creyeron
alguno s que bastaría encerrar á María aún más
estrechamente y atormentarla con nuevo s rigo
res,para que su salud
, ya tan aniquilada , se deb i
l itase del todo,y vin iese en b reve plazo una
muerte natural á l ib rar á la Reina de Inglaterra
de aquella temida existencia . Ento nces adelantó
L eicéster una cobarde idea,que s in duda alguna
guardaba la mism a Isabel en lo más recóndito
de su pecho,cuando muy poco tiempo después
quiso adoptarla el la misma . Propuso el vi l favo
ri to adelantar aquel la muerte natural que lo so tro s esperaban
, po r medio de un clandestino
envenenamiento . Ceci l y Walsingham y la ma
yo r ia de lo s consej ero s,rechazaron ambas pro
350 LA REINA MART I R
po sicio nes,declarándo se francamente po r el
pro ceso j udicial y la sentencia de muerte . ¿Mas
en virtud de qué ley podria l levarse á lo s tribu
nales y al cadalso á una reina extranj era que
no había entrado en el pa ís por fuerza de armas ,sino buscando un asilo o frecido po r la propia
soberana,su amiga y más próxima parienta?
A este segundo punto sometido al Consej o,
co ntestó Walsingham invocando la l ey decre
tada el añ o anterio r po r el Parlamento ,en vi rtud
de la cual,si l legaba acometerse algún aten tado
con tra la vida de la Reina, j amás podr ia ¡¿cre
dar la corona la persona que lo hubiese comc
tido,o'
aquel la en cuyofavor se hubiese cometido
n i tampoco sus descendien tes, cómp l ices en cier to
modo del cr imen, y todos el los podr ían ser con
denados a muer te. L a ley encajaba tan bien ,como que expresamente para este caso la habían
arrancado al Parlamento los tres grandes culpa
bles,Isabel
,Ceci l y Walsingham
,previendo con
harta razón,que aquel la in icua ley había de ser
virles para echar los cimiento s al cadalso de
María Estuardo .
Aparentó entonces lahipócrita bastarda ceder
á todo,como fo rzada por la opinión de su Co n
sejo,y al decretar que María fuese j uzgada en
el casti l lo de Fo theringay , todav ia exigió que
los jueces no fal lasen al l í el pro ceso , sino que vo l
ADA queda ya del casti l lo de Fo the
ringay . El remo rd im i ento,s in duda
,
obl igó á Jacobo Estuardo á man
darlo arrasar po r completo á po co
de su advenimiento al trono de Ingla
terra,temero so quizá de que la sombra de su
madre le echase en cara desde aquel lo s negro s
muro s sus apo stas ias de catól ico ,sus vi lezas
de rey y sus criminales ingrat itudes de h ijo .
A princip io s de Octubre de 1 586 ,elevábase
aún el casti l lo de Fo theringay á o ri l las del Nen,
fuerte y o rgul lo so todavía,como si reco rdase
que hab ia sido cuna de un rey , Ricardo II I , y
amenazado r y sombrío ya,como si presagiase
que iba á ser teatro de un crimen y tumba de
una reina .
354 LA RE INA MART I R
A la ca ída de la tarde del 6 de Octubre , l legóMar ia Estuardo á Fo theringay , esco l tada po r
Sir Amyas Paulet , el consej ero privado Sir XV al
ter Mildmay,el no tario Balker y más de 300
arcabucero s que se extend ían á lo largo delcamino
,impidiendo acercarse á la carro za de
la Reina la multitud que de todo s lo s lugares
vecino s acud ía . Habían l legado ya al casti l lo
los cuarenta y seis miembro s de la comisión
nombrada po r Isabel para j uzgar á la Reina de
Esco cia,y rebo saba po r todas partes esa espe
cie de medro sa agitación'
y actividad siniestra
y s ilencio sa que suele observarse en las cárce
les y audiencias los días en que se prepara una
ejecuc10n o se fal la la causa de un reo de muerte .
Amyas Paulet,Mildmay y el no tario Balker
acompañaron á la Reina á las habitaciones que
le estaban destinadas,y sin dej arla descansar
un momento,entrególa Paulet una carta de la
Reina Isabel,dura é imperio sa . Acusábala en
el la la bastarda de haber tomado parte en la
conspiración de Babington,y la ordenaba com
parecer ante el tribunal nombrado para j uzgar
su conducta,según las leyes de Inglaterra
,que
,
al deci r de el la,la habían amparado
,y á las
cuales deb ía po r lo tanto someterse .
Co ntuvo María po r el pronto lo s impetus de
su indignación,para pro testar so lemnemente
356 LA RE INA MART I R
No fueron tan grandes lo s escrúpulo s de Isa
bel,y enterada po r Cecil de la actitud de Ma
r ía,dió o rden de que se j uzgase el pro ceso s in
escucharla,como s i se tratara de cualquier cri
minal o rdinario que toma la huída,y se l e juzga
y co ndena en rebeld ía. Esta determinación de
Isabel,comunicada po r Ceci l á Mar ía Estuardo ,
hízo la vacilar en su propósito,y juzgando que
convendría más á su reputación hacer frente á
sus verdugo s calumn iado res,que dejar co rrer
l ibremente la calumnia,decid ióse al fi n á com
parecer ante el tribunal,pro testando siempre
de su incompetencia .
El 1 4 de Octubre , á las nueve de la mañana ,const ituyóse pués el tribunal en la gran sala de
ho no r del casti l lo de Fo theringay . Había en el
fo ndo,bajo un do sel co ronado por las armas
de Inglaterra,un sit ial destinado á la Reina
Isabel,que debía permanecer vacío no estando
el la presente . A su lado,pero fuera del do sel y
sobre el p iso l lano,pusiero n o tro si tial de ter
ciopelo ,destinado á la Reina de Esco cia . A
derecha é izquierda del do sel sen tábanse en
dos hi leras aquel lo s inicuo s jueces,cuyo s nom
bres debe conservar la h isto ria para propia
ignominia de el lo s . A la derecha estaban el
Lo rd Canci l ler Bromley , el Lo rd Gran Teso reroCecil (Burghley), los Condes de Oxford ,
de
LA REINA MART I R 357
Kent,de Derby
,de Wo rcester , de Rutland ,
de Cumberland,de W arwich , de Pembroke , de
L inco ln y el Vizco nde de Montagu . A la iz
qu ierda,los Lo res Abergavenny , Z o uch , Mo r
ley,Staffo rd
,Grey
,Luml ey y los co nsej ero s
privado s Crofts , Hatto n , Walsingham ,Sadler
,
Mildmay y Paulet . Delante de ésto s,y también
en dos hileras,hal lábanse á la derecha lo s gran
des j ueces de Inglaterra , y á la i zqu ierda los
o tro s j ueces y barones y dos do cto res en dere
cho . En medio había una mesa,en to rno de
la cual se sentaban el pro curado r general de la
Reina Popham,su no tar i o Egerto n
,su fi scal
Gawdy y el letrado de la Co ro na Tomás Powel lcon do s escribano s para escrib i r e l pro ceso
verbal .
Así estaba constituido aquel tribunal de fari
seos dispuesto s á derramar po r odio la sangre
del j usto,y de Poncio s Pilato s decidido s á de
jarla co rrer po r miedo de disgustar a l César .
A las diez,el ru ido de las alabardas que rebo
taban en el suelo,anunció á lo s de dentro la
l legada de la Reina . Conocían la muy po co s delos presentes , y todo s tenían ,
sin embargo,
cumplida no ticia de su po rtento sa hermo sura,
de su ingenio peregrino,de sus trágicas des
venturas y de la ho rrible suerte que la maldad
de Isabel y la propia de el lo s mismo s la ten ían
358 LA REINA MART I R
aparejada . Hubo pués en toda la sala un mo
mento de expectación intensísima,y todas las
cabezas se vo lviero n y todas las miradas señjaro n en la puerta .
Seguida de un piquete de alabardero s y apo
yada po r su extrema fl aqueza en los brazo s de
Sir Andrés Melv il , su mayo rdomo ,y Domingo
Bourgo ing,su médico
,apareció al cabo María
Estuardo , vestida toda de terc iopelo negro . No
era ya la Reina aquel la bri l lante hermo sura de
la co rte de Francia,que comparaba Ronzará
á la auro ra del más hermo so d ía de primavera :
era más bien el ano checer de aquel mismo her
mo so día,con todo s los suaves encanto s de lo
que acaba y se despide,y toda la bella y triste
serenidad de la tarde próxima á fenecer .
L evan táronse maquinalmente todo s lo s j ue
ces , como sobrecogido s po r aquel la maj estuo sa
aparic ión,y la piedad más respetuo sa dominó
por un momento en aquel lo s pecho s , á las bas
tardas y crueles . pasio nes que en el lo s bul l ían .
Adelantóse la Reina en medio de aquel impo
nente si lencio,mezcla conmovedo ra de pavo r y
de respeto,y detúvose un momento en el cen
tro de la gran sala . Paseó desde al l í una l arga
y triste mirada po r toda la co ncurrencia , é hizoá lo s Lo res uno de eso s saludo s inimitables , que
imprimen la majestad del rango en la persona
E CE SITARON algún tiempo lo s j ueces
para recobrarse de la honda impre
sión que produjo en el lo s la entrada
de la Reina,y una vez conseguido
esto,levantóse el Lo rd Canc i l ler
Bromley,y expuso las razo nes que había ten ido
su soberana para c itar á j u ic io á Mar ia E stuar
do, hija de ? acobo V,úl timo rey de los esco
ceses,l lamada comunmen te Reina de E scocia y
viuda de F rancia . A l mismo tiempo declaró
que , si la Reina de Inglaterra no se hubiera
decidido á esto, po r imped írselo su natural p ia
do so , hub iérase podido con verdad acusarla
de negl igencia en defender la causa deDio s
y de empuñar en vano la espada de la j ustic ia .
A continuación leyó el letrado de la Co ro na ,
362 LA REINA MART I R
Powel l,el decreto de Isabel instituyendo el tri
bunal en la fo rma que al l í se hallaba constituído .
Escuchada esta lectura,tomó Maria la palabra
con repo sado continente,y reco rdó en breves
palabras la indignidad de lo s trato s que había
sufrido en Inglaterra,donde l legó como amiga
en demanda de auxil io,y se la hab ía retenido
diecinueve año s prisionera . Dijo que no pod ia
reco no cer n i la val idez de aquel decreto,n i la
competencia de aquel tribunal que pretend ía
j uzgarla,po rque s iendo Princesa independiente
y Reina ungida,no depend ía de nadie , sino del
mismo Dio s .
Consignada esta pro testa de la Reina de E sco cia
,hizo el fi scal de la Co rona
,Gawely,
la
narración del ú ltimo complo t,acusando á Ma
ría Estuardo,no so lo de haber tomado parte
en el proyecto de invasión del reino , sino tam
bién en el de asesinar á la Reina de Inglaterra ,habiéndo lo sabido de antemano
,aprobado y
animado . Las cartas , interceptadas unas é inven
tadas ó adulteradas o tras por Walsingham ; las
supuestas co nfesiones de Bab ington y sus com
pañero s , y las declaraciones de Curle y Nau ,
hal lábanse de manifi esto en la mesa de los cu
riales,como pruebas de esta acusación .
La Reina recono ció por suyas las cartas á
Mo rgan,á Lo rd Paget y á D . Bernardino de
364 LA REINA MART I R
dencia fundábase tan so lo en copias de do cu
mento s cuyo s o riginales no se mo straban , y
en dicho s de gentes que el la no co no c ía .<<Que
traigan los o riginales si ex isten,dijo
,y ento n
ces lo s examinaremo s y discuti remo s . Mientras
tanto,pro testamo s so lemnemente contra las im
putacio nes que se nos No negamo s ,añadió con aquel la expresiva elo cuencia suya ,templada ento nces po r la tristeza mo rtal que
la aquejaba,no negamo s haber deseado la l iber
tad y trabaj ado seriamente por recobrarla ; po r
que nuestro natural es humano,y á el lo nos
impulsaba . Pero tomamo s á Dio s po r testigo de
que j amás hemo s conspirado co ntra la vida de la
Reina de Inglaterra,n i consentido tampo co en
que nadie Confi eso que hemo s é s
crito á nuestro s amigo s y so l ic itado su favo r
para l ibrarno s del miserable cautiverio en que
se nos t iene desde hace diecinueve año s… Con
heso también que hemo s escrito en favo r de los
catól ico s perseguido s,y que si hubiéramo s po
dido l ibrarlo s de su opresión á co sta de nuestra
propia sangre,lo hubiéramo s hecho… Pero esas
cartas que se presentan ahí,ni las hemo s escrito
,
ni las hemo s recibido,ni tampo co podemo s ser
responsables de lo que hayan hecho , ó hayan
intentado eso s pobres católi co s oprimido s,en
un momento de exasperación extrema . »
LA REINA MART I R 365
Eran tan justo s lo s descargo s de la Reina yhab ia tal acento de verdad en sus palabras
,que
pa '
a distraer la atención de lo s j ueces,levan
tóse el malvado Ceci l y quiso hacer de nuevo
la histo ria del complo t , apoyándo se en las de
claraciones de Nau y de Cu rle , no mencio nadas
hasta entonces . Expuso pués,según el testimo
n io de ambo s secretario s,el método observado
por María en el despacho de su co rresponden
cia secreta,y la manera como hab ía co ntestado
á Babington . Afi rmó la autentic idad de aquel la
carta,que Nau y Curle aseguraban haber en
viado ; que Babington co nfesaba haber recibido ;que Tichbourne
,Bal lard y Do nn declaraban
haber reconoc ido,y que e staba escrita co n la
misma cifra encontrada entre lo s papeles dela Reina . Dedujo de aquí que la compl icidad
de ésta resu ltaba del contenido de aquel la carta ,confo rme en todo con la co nfesión de Babing
ton y las declarac io nes de Nau y Curle ; y queel la probaba al mismo t iempo e l cono cimiento
que María tuvo del complo t y la aprobación que
le había prestado .
La habi l idad con que el artifi c io so Gran Tesorero barajó y tej ió en su discurso la verdad con
la impo stura,no turbó en lo más m ín imo el
valero so ánimo de la Reina de Escoc ia . Po co
l e impo rtaba á el la,respondió
,lo que hubiese
366 LA REINA MART I R
declarado Babingto n . N i e lla sab ia,ni tampoco
hab ían de decirla,si lo que se presentaba al lí
como su confesión era ó no de su letra . ¿Po rqué
no se l e hab ia careado co n el la antes de darle
muerte? Esta era la manera de averiguar la ver
dad . ¿Po r ventura se deseaba que no apareciese
ésta?… En el mismo caso estaban los do s secre
tario s Nau y Curle . En Londres estaban ésto s .
¿Po rqué no se les tra ia al l i para que so stuviesen
ante el la lo que habían declarado á su espalda?
Po co impo rtaba también que hubiesen afi rma
do su declaración con j uramento . ¿A caso no l e
hab ían j urado á el la igualmente guardarle sus
secreto s? Pues si perj uro s hab ían sido para suReina
,de quien nada temían
,perj uro s podían
ser del mismo modo para aquel lo s hombres que
les amenazaban con el Curle era
ciertamente hombre sencil lo y honrado : Nauera más hábi l y tenía talento ; pero aunque hu
biese sido secretario del Cardenal de Lo rena y
recomendado del Rey de Francia,no asegura
ría el la nunca que,puesto entre el temo r de un
pel igro y la esperanza de una recompensa,no
fuese capaz de venderla y aun calumniarla,y
de arrastrar en su del ito al infel i z Curle,que le
estaba supeditado po r Cierto era
que sus secretario s escribían su co rresponden
cia y la cifraban : pero, po r eso mismo ,
no pod ía
368 LA RE INA MART I R
n o ha tramado ya ese hombre negras intrigas
contra nuestra vida y la de nuestro hijo?
A nte este ataque tan directo y tan terrible,
desconcertóse XfV alsingham y enmudeció po r un
momento . Mas recobrándo se al punto,dijo atro
pel ladamen te :
— Tomo á Dio s po r testigo de que no hay enmis acto s particulares uno so lo indigno de un
hombre honrado ; ni en mi conducta como secre
tario de mi soberana,nada que desdiga de la
alteza de este cargo… E s cierto que he seguido
co n la mayo r vigi lancia todas las tramas diri
gidas co ntra la Reina y contra el Estado , po r
que era mi obl igación hacerlo ; y si el mismotraido r Bal lard me hubiese o frecido su ayuda
para descubrirlas, yo no la hubiera
USPE ND IÓ SE aquí el debate hasta
el d ía s iguiente,y en esta segun
da sesión pro testó la Reina de
nuevo co ntra la competencia del
tribunal : quejóse de que la pusie
sen y la dejasen frente á frente de lo s hombres
más no tables de Inglaterra , á el la so la , igno
rante po r completo de las l eyes del reino ,sin
un co nsej ero que la guiase , ni un abogado que
la defendiese,ni aun siquiera el so co rro de sus
papeles que le habían arrebatado po r so rpresa .
Exigió de nuevo que traj esen al l í á los secreta
rio s Curle y Nau,para que declarasen frente á
frente de el la lo que habían declarado á su espal
da, eu casa de Walsingham ; y reiteró de nuevo ,
con la mayo r energía y fi rmeza , su negativa de
370 LA RE INA MART I R
haber co no cido á Babington,de haber recibido
carta alguna suya y de haberle dirigido la meno r
respuesta .
—
¡Co n qué injustic ia se pro cede co ntra nues
tra perso na!— exclamó paseando su mirada
triste,pero fi rme
, por todo el Nuestras cartas han s ido adulteradas ó falsifi cadas
,
y nos han robado sus No se tiene
co nsideración n inguna con la fe que pro fesa
mo s,ni con el sagrado carácter que no s imprime
nuestra condic ión de Reina… Si nuestro s senti
miento s personales o s son indiferentes,pensad
,
Milo res , que agraviáis á la Maj estad real en
mi persona,y pensad también en el ej emplo
que dais .
Apeló después á Dio s y á lo s príncipes extran
jero s contra la injusticia de que era víctima,y
exclamó con do lo ro sa vehemencia— Hemo s entrado en este pa is
,fi ándono s de
la amistad y las promesas de la Reina de In
glaterra
Y quitándo se del dedo la so rtij a que le había
enviado Isabel á Hamilton,con el Dr . Leighton
,
después de la fuga de Lo chleven , añadió mos
trándo la
— Mirad,Milo res
,la prueba de amo r y pro
tecc ión que nos envió vuestra real Seno ra . ¡Mi
rad la ¡Fiando en el la vin imo s entre vo so
LA RE INA MART I RZnx
i
¡o
fi arse po r completo de la imparcial idad de sus
comisionado s,y quiso que el Parlamento rati ti
case en sus do s Cámaras el juicio y la condena
ción de la Reina de Esco cia,para tener también
as í de su parte lo que l lamar íamo s hoy la vo lun
tad nacional . Y las dos Cámaras,viles instru
mento s ento nces de la po l ítica sanguinaria dela bastarda
,y perfectamente preparadas po r
Cecil y Walsingham,no so lo ratiñcaro n aquel la
iniqu idad y aquel del ito,sino que dirigieron un
mensaj e á la Soberana pidiéndo le co n retóricas
instancias que apresurase la muerte de María
Estuardo,para seguridad perso nal de el la
,de
lo s verdadero s servido res del Todopodero so ydel reino todo ; y amenazándo la co n incurri r en
el desagrado del cielo y merecer los severo s cas
t igo s que según las Sagradas Escri turas guarda
el Seño r para los reyes débiles,si no fi rmaba
y hacia cumpl i r en breve plazo la salvado ra
sentencia .
Jamás hubiera sufrido la soberbia bastarda
un lenguaj e semejante : pero era esto lo que su
astucia buscaba para aparecer cediendo,como
fo rzada y mal de su grado,á la presión de lo s
tribunales y á la vo luntad popular representada
po r el Parlamento . Contestó pués al mensaj econ repugnante hipo cresía
,dando gracias á la
bondad divina po r haberla preservado milagro
LA REINA MART I R 373
samen te de!
tanto s pel igro s , y supl icando á su
vez que no l a ho stigasen demasiado . No apre
suréis mis reso luc iones en nego c io de tantamonta
,les dijo ; pues aun en o tro s de meno r
cuantía tengo por co stumbre meditar mucho ,
antes de decid irme . Yo rogaré á Dio s Todopo
deroso que i lum i ne m i espír itu y me haga cono
cer lo que más conviene al bien de su Igles ia ,á la pro speridad de mi pueblo y á vuestra pro
pia seguridad . »
Y tan decid ida estaba,y tan grande era la
crueldad de su odio,y tan vivo su deseo de no
aho rrar n i retardar á María ningún to rmento ,
que no bien tuvo en su poder el mensaj e de las
Cámaras (IO—de Noviembre), envió á Fo therin
gay á Lo rd Buckhurst y al letrado del Co nsejoRoberto Beale
,para no tifi car á la Reina de E S
cocia su sentencia de muerte . L o cual no imp i
dió que pro siguiese ella mientras tanto en L on
dres y á la vista de toda la co rte,su comedia
de vaci lacio nes y enternecimiento s . V iósela por
espacio de do s días vagar po r las Cámaras de
Richmond , do nde se hab ía reti rado ,so la
,pen
sativa y como presa de vio lenta lucha,rep i
t iendo á cada paso,con grandes exclamaciones
y lágrimas , una divisa muy en boga ento nces :— Á ut fer , aut fer i ; ne fer iare, feri . Mata ómuere : s i no matas
,mo ri rás .
374 LA RE INA MART I R
A l cabo de esto s dos d ias de fingida lucha,
envió al Lo rd Canci l ler á la Cámara al ta , y alfamo so o rado r Puckering á la de lo s Comunes
,
pzi ra supl icar á una y o tra que buscasen algún
medio de garanti r la seguridad de su vida,sin
privar de la suya á Maria Estuardo . Reun iéronse
ambas Cámaras el 1 8 de Noviembre en vi rtudde esta o rden
,y después de nuevas del ibera
c iones,enviaro n á Isabel un segundo mensaj e ,
probándo le con auto ridades de la Bibl ia y ej em
plo s de la antiguedad y de la Edad Media,<<que
de no ser ej ecutada muy en breve la justa sen
tencia pronunciada contra la Reina de Esco cia ,quedaría siempre en pel igro la vida de su Gra
cio sa Maj estad,l a verdadera rel igión amena
zada,y el estado flo reciente del reino próximo
a desastro sa ru ina… Perdonando la v ida á la
Reina de Escocia,añad ía atrevidamente el men
saj e,no so lo animará su Gracio sa Maj estad la
audacia de los enemigo s de Dio s , de su auto ri
dad y del reino,sino que herirá pro fundamente
los enamo rado s co razones de sus súbdito s y
provo cará la cólera de Dio s . »
Juzgó ya Isabel con esto bien disfrazado sucrimen ante los contempo ráneo s y ante la po s
teridad,y sin declarar todavía su decisión de
fi rmar la sentencia de muerte,contestó al men
saj e con frases Mas entonces comen
XV I I
10 de Nov iembre , después de mediod ia
,l legaro n á Fo ther i ngay el Lo rd
Buckhurst y Roberto Beale , co n muyreducido acompañamiento . Alboro
táronse con esta v is ita de mal aguero
los servido res de la Reina,que mucho la ama
ban , y todo s co rrieron á la cámara de su señ o
ra, y se agruparon en to rno suyo ,
como s i qui
siesen pro tegerla con su presencia . Sosegó les
María con el ánimo esfo rzado y la santa y digna
resignación con que esperaba la muerte desde
que sal ieron lo s in icuo s j ueces de Fo theringay,
y pasó el la misma á su reducida sala de ho no r,
para recib i r á lo s mensajero s en el estrado ybajo do sel , como á su d ignidad de Reina con
ven ía. Amyas Paulet y Drue Drury introduj e
378 LA REINA MART I R
ro n á lo s embajado res de Isabel,y lo que pasó
ento nces entre el lo s dejó lo escrito la misma;María co n más verdad y elo cuencia que nadie,en una carta al A rzobispo de Glasgow
,que
copiamo s según la fi el y clásica versión delP . Pedro de R ivadenei ra
<< L o s comisario s de la Reina Isabel,que fue
ro n Lo rd Buckhurst,Amyas Paulet
,mi grande
enemigo,un caballero l lamado Drue Drury y
mister Beale,vinieron á m i
,y me dij eron que
el Parlamento y Estados deste reino han dado
sentencia de muerte co ntra m i,lo cual el lo s me
no tifi caron de parte de su Reina,exhortándome
á recono cer y confesar las culpas que co ntra
el la he cometido . Y más me dij ero n : que para
an imarme á la paciencia y ayudarme á bien
mo ri r y á descargar mi conciencia,la Reina
,
su seño ra,me enviaba do s personas eclesiást i
cas,que eran un Obispo y un Deán . A ñadieron
que la causa desta mi muerte había sido la
continua instancia que el reino le había hecho
sobre el lo, po r asegu rar su real persona , pues
siendo yo su competido ra y habiendo tomado
mucho tiempo ha las armas desta co rona sin
quererlas j amás dejar sino con c iertas condi
ciones,no puede el la vivir (viviendo yo) con
entera quietud y seguridad,especialmente vien
do que lo s catól ico s me l laman su soberana
380 LA RE INA MART I R
rogaba po r amo r de Jesucristo ) seria para m i
muy gran regalo ; po rque deseaba componer
m is co sas y recibi r lo s Santo s Sacramento s ,como quien se despide deste mundo . Ello s me
dij ero n que no pensase que mo ria po r ser santa
ó mártir,pues mo ría po r haber co nspirado co n
tra la Reina,y po r haberla querido despo seer
de su co rona . Yo respond í que soy tan presuntuosa
,que deseo aspirar á estas dos co ronas ,
de santa y de mártir ; pero que el los, aunque
tenían poder sobre mi vida y cuerpo, po r per
misión div ina,y no po r razón y j usticia (pues
yo era Reina y soberana señ ora,como siempre
lo he pro testado ) no la ten ían sobre mi ánimo ,
ni me podían esto rbar que yo espere en la mi
serico rd ia de Dio s,y confíe que el que murió
y dió su sangre po r m i , aceptará la m ía y mi
v ida,que yo l e ofrezco po r la conservación de
su Iglesia,fuera de la cual
,ni aquí n i en o tra
parte yo no deseo mandar,ni quiero reino tem
po ral con pérdida de reino eterno . Que lo que
yo supl icaba á Nuestro Seño r era , que tomaseen descuento de mis mucho s pecado s las mu
chas penas y fatigas de cuerpo y esp íri tu quepadezco . Que co ntra la vida de la Reina yo no
hab ia co nspi rado,ni aconsej ado ni mandado
co sa alguna,n i pasádome po r la imaginación
lo que el lo s me achacaban ; y po r lo que to ca á
LA RE INA MART I R 38 1
mi particular,á m i no se me daba nada del lo .
Aqu í dij eron el lo s : <<A lo meno s habéi s permi
tido que lo s ingleses o s l lamen su soberana
señora,y no l es habéis hecho co ntradicción . »
Respond í yo : No se hal lará que yo haya usur
pado en mis cartas n i en o tra manera ese t ítu lo ,
n i usado del ; pero el reprender ó enseñar á per
sonas ecles iásticas,ese no es mi o fi c io
,s iendo
yo ,como soy,
mujer y hij a de la Iglesia, po r la
cual,y por obedecerla
,quiero mo ri r
,y no ma
tar á nadie para tomar su derecho . » Para aca
bar,anteayer vino á m i o tra vez Paulet con
Drury, que es el más mo l esto del lo s , y me
dijo,que habiéndome avisado que reco no ciese
mis culpas y me arrepentiese del las , _no había
mostrado do lo r n i arrepentimiento alguno,y
que á esta causa la Reina había mandado que
me quitasen el do sel y me avisasen que de aqu i
adelante yo me tenga po r una muj er muerta
sin honra n i dignidad de reina . Yo respo nd i
que Dio s, po r su so la gracia , me había l lamado
á esta dignidad,y que yo había sido ungida y
consagrada justamente po r Reina ; y así , pensaba vo lver á Dio s la dignidad real con mi
ánimo,pues de su so l a mano l a hab ía rec ib ido .
Y que yo no recono cía á su Reina po r superio ra
, ni á los de su Consejo ,herej es
, por mis
jueces , y que yo hab ía de mo ri r Reina , á pesar
382 LA REINA MART I R
de todo s el lo s,pues no ten ían o tro poder sobre
m i sino el que tienen lo s salteado res de cami
no s que están en un bo sque,sobre el más justo
pr incipe de la tierra . Mas que yo esperaba en
Dio s que,después de haberme l ibrado de este
cautiverio,él mo straría su justicia . Que no era
maravi l la que en esta isla,donde tanto s reyes
han sido muerto s co n vio lencia, yo ,
que soy de
su sangre del lo s,co rra la misma fo rtuna . Vien
do que mis criado s no querían poner mano en
el do sel para desco lgarle; antes que m is pobres
damas daban grito s y pedían á Dio s venganza
contra la Reina y su Consejo,el d icho Paulet
l lamó siete ú ocho hombres de su guarda,y les
mandó quitar el do sel,y él se sentó y se cubrió
,
y después me dijo que ya no era tiempo de
pasatiempo s y recreo s para m i,y po r eso hab ía
de quitar mi mesa de Estado . Ayer l lamé mi
pequeña famil ia y la junté,para que todo s m is
criado s sean testigo s de mi fe,que es la cató
l i ca,y de mi ino cencia
,y les encargué delante
de Dio s que dij esen la verdad de todo lo que
saben . Yo he remitido á lo s seño res Duques de
Lo rena y de Guisa,y á los o tro s mis deudo s
,
todo lo que to ca á la salud de mi ánima , des
cargo de mi conciencia y reparo de mi honra .
E ncomendadme á la Ruhe y decidle de mi
parte,que se acuerde que yo l e prometí de mo
384 LA RE INA MART I R
luego de lo que ten ía en el mundo más caro ásu co razón de cató l ica
,de reina y de madre
,
que era su hijo ; y escribió una carta conmove
do ra al Padre Santo,S ixto V
,recomendándo l e
lo s intereses espirituales de aquel extraviado
pedazo de su alma,transmitiéndo l e su auto ri
dad de madre sobre el desdichado Pr íncipe,y
supl i cándo l e que hiciera po r reducirle á la fe de
sus antepasado s,y que bajo su dirección de él
,
del Duque de Guisa y de Felipe l l , l e h ici eran
digno de entrar en la famil ia de éste,casándo se
con una de sus hij as . Este es,dec ía
,el ú ltimo
de mis deseo s mundano s . Yo lo depo si to á lo s
pies de Vuestra Santidad,que humildemente
beso . »
E scrib10 también á D . Bernardino de Men
do za,dándo l e el ú ltimo adiós
,y agradeciéndo le
sus grandes pruebas de afecto,enviábale como
recuerdo un magn ifico bri l lante . <<Recibi ré is,l e
dec ia,un diamante que tuve en mucho aprecio
,
po rque me lo dió en prenda de su fe el difunto
Duque de No rfo lk,y siempre lo he l levado con
migo . Guardad le por amo r de m i . »
Envió también al Duque de Guisa,su primo
,
una so rtij a de rub ies,y al escribi rle
,dejaba esca
par todas las t iernas efusiones de su co razón y
todo s los enérgico s arranques de su fe . <<Mi
buen primo,l e dec ia
,amigo el más querid o de
LA REINA MART I R 385
l o s que dejo en este mundo . Próxima á mo rir
po r injusta sentencia , me despido de Nunca ha co rrido nuestra sangre á .
mano s del ver
d ugo : mas no o s avergoncéis po r“esto
,amigo
mío ; que estas sentencias de los herej es y ene
m igo s de la fe verdadera , ho nran y aprovechan
d elante de Dio s á lo s hij o s de su Iglesia . Si yo
hubiera apo statado no me ver ía en este trance .
To do s los de nuestra casa han sido perseguido s
po r esta secta , y buen testigo es vuestro padre ,con el cual espero reun irme en breve po r mise
rico rdia del j usto Juez . Dio s sea bendito po r
todo,y él o s conceda la gracia de perseverar
en su Iglesia toda la vida,y de que
,j amás salga
de nuestra famil ia esta grande ho nra , y estén
aparej ado s todo s lo s de el la,así hombres como
mujeres,á derramar su sangre por la causa de la
fe,despreciando cualquier o tro respeto humano .
De m i sé decir que me co nsidero nacida, así po r
parte de m i padre como de mi madre,para ofre
cer mi sangre po r el la , y espero perseverar en
esta idea hasta mi ú ltimo momento,etc .
,etc .
Después de escri tas estas cartas en que de
rramaba la Reina los sentimiento s de su co ra
zón,más tierno s y comunicativo s aún po r la
proximidad de la muerte,todavía escrib ió á
la Reina de Inglaterra o tra carta admirable,
severa sin dureza,digna sin altivez
,resignada
386 LA REINA MART I R
sin abatimiento,pro testando de su fe
,pidiendo
tres gracias á la bastarda,y o to rgándo la su per
dón y emp lazándo la ante el Juez que juzga á
lo s reyes . E nviáronse traslado s de esta carta al
Duque de Guisa y al A rzobispo de Glasgow ,y
la copia de ésta fué la que vino á parar al P . Ri
vadeneira,y de la cual hizo el célebre jesu ita
la hermo sa traducción siguiente :<<Yo me he determinado
,Seño ra
,de abrazar
me con so lo Jesucristo,el cual nunca desampara
á los atribulado s que le aman de buen co razón ylo s cumple de j ustic ia y co nsuelo
,especialmente
cuando l es falta todo el favo r humano,y ello s
acuden á su pro tecc ión . A él se dé la honra yglo ria
,pues no me ha engañado mi esperanza ;
antes me ha dado co razón y fuerza, in spem
con tra spem,para padecer las injusticias
,calum
nias,acusaciones y condenacio nes de mis ene
m igos , con ánimo reso luto y determinado de
sufri r la pena po r la obediencia de la Iglesia Ca
tó l ica,Apo stól ica y Romana . Cuando me no ti
fi caro n de vuestra parte la po strera junta de
alguno s de vuestro s Estado s , y me avisaron que
me aparejase para el fi n de mi largo y peno so
destierro, yo rogué a vuestro s ministro s que o s
diesen gracias de mi parte,de tan buenas y
agradables nuevas como aquel las eran para mi .
Yo no quiero acusar á nadie , sino perdonar á
388 LA RE INA MART I R
No po rque me espanten lo s to rmento s y penas
(que yo estoy aparejada para lo s sufri r), sino
po rque temo que han de publ icar y derramar
po r el mundo mi! menti ras del la , como lo han
hecho de o tro s . A esta causa deseo que todo smis criado s estén presentes á mi muerte y sean
testigo s de mi fi n , y que acabo en la fe de mi
Salvado r y en la obediencia de su Iglesia . Yo
os pido o tra vez,Seño ra
,y de nuevo os supl ico
po r la pasión de Jesucristo y po r nuestro deudo ,
y po r el amo r del Rey Enrique el séptimo ,vues
tro abuelo,y bisabuelo m ío
,que me o to rguéis
esta mi po strera petición . Y si me la concedéis
vea yo vuestra po strera respuesta y l legue a
mis mano s lo que me quisiéredes escrib i r . Po r
acabar,supl ico humildemente á Dio s
,que es pá
dre de miserico rdia y justo Juez,que os alumbre
á vo s co n la luz de su santo espíritu,y á m i me
dé gracia para acabar en perfecta caridad,como
yo propo ngo de hacer , perdonando mi muerte
á todo s los que son causa del la ó han t en ido
parte en el la,y esta será mi o ración hasta mi
po strera boqueada y ú ltimo fi n . Yo me tengo
po r muy dicho sa , por ver que Nuestro Seño rme l l eva y l ibra de este frágil cuerpo antes que
venga la calamidad y grave castigo sobre esta
pobre isla,que la amenaza y veo veni r sobre
el la,si no teme y reverencia de veras aDio s
,y
LA RE INA MART IR 389
el gobierno po l ít ico del reino no toma mejo r
camino . No lo interpreté is á soberbia y presun
ción si,como quien sale ya de este mundo y
se apareja para el o tro ,o s dij era que os aco r
déis de que vendrá d ía en que delante del un i
versa] y justo Juez vo s daréis cuenta de vues
tras obras,tan estrecha y tan riguro sa como los
que vamo s delante de vo s . Y que deseo que
los que me to can en sangre y son de mi tierra,
piensen co n t iempo y entiendan b ien lo que
desde que la lumbre de la razón se descubre en
no so tro s deb i éramo s todo s entender,para regu
lar nuestro s apetitos de manera , que lo s cuida
dos de las co sas tempo rales den su lugar á los
de las que son perdurables y verdaderas .
— De
Fo theringay,á 1 9 de Diciembre de 1 586 .
Vuestra hermana y sobrina,presa injustamente
,
Mar ia,Reina . »
392 LA REINA MART I R
la Reina de Inglaterra,y se apresurase á impe
dir el j u icio y la co ndenación de su desgraciada
madre .
Jacobo,hijo sin entrañas y rey s in deco ro ni
dignidad,co ntestaba que j amás romper ía co n
la Reina de Inglaterra,aunque ésta diese muerte
á su madre,como no fuera que tratase de pri
varle á él también de sus derecho s á la co ro na
de aquel re ino . Y co n repugnante pedanter ía vsofístico y razo nado cinismo
,empeñábase en
demo strarles que lo s lazo s de la sangre obl igan
meno s hacia lo s padres,que lo s de amistad
hacia lo s al iado s,y que deb ia él
, po r lo tanto ,
sacrifi car sus sentimiento s de hijo,
. á lo que
l lamaba sus deberes de rey .
Esta desnatural izada co nducta indignó á lanobleza y exaltó al pueblo hasta el punto de
insultar un d ia á Jacobo al sal i r éste del palacio
de Ho lyrood . A sustóse con esto el pusi lánime
Príncipe,y envió ento nces á Londres para inter
ceder po r su madre al falso A rqu ibaldo Dou
glás y al traido r Gray , que deseaba la muerte
de María tanto como sus enemigo s de Ingla
terra,y había escrito ya á Walsingham acon
sejándo le el secreto envenenamiento ,mas bien
que la ejecución públ ica .
Enrique III po r su parte tomó la defensa desu cuñada co n verdad y con efi cacia
,no so lo
LA RE INA MART I R 393
por medio d e su Embajado r Cháteauneuf, s inoenviando también á Inglaterra co n este exclu
sivo objeto á Pomponne de Bel l iere 1 3. Mas
po co podía temer la bastarda po r ento nces del
Rey de Franc ia , amenazado como se veía éste
dentro de su propio reino po r la fo rmidab le
L iga,y á todo s co ntestó pués disculpánd ose
con la fuerza que hacían en su ánimo y en su
vo l untad las instancias del Parlamento y los
albo ro tado s deseo s de su pueblo . Hizo á este
propósito publ icar po r las cal les la'
sentencia
de la Reina de Esco cia,al son de las campa
nas de la Ci udad,que rep icaron alegremente
veinticuatro ho ras segu idas ; y el populacho de
Londres,preparado con astucia y pagado con
largueza po r Ceci l y Wals ingham ,dió el repug
nante espectáculo de celebrar con fogatas y
fuego s de artifi c io y so eces algazaras la fúnebre
no t icia . Todo lo cual alegaba la bastarda comoprueba de la efervescencia en que se hal laba e l
pueblo , y la dura necesidad en que se veía de
acceder á sus sanguinario s deseo s .
Mas no po r eso se decidía Isabel á ñrmar la
sentencia de muerte,ni cesaba tampo co en su
farsa de vaci laciones fi ngidas é hipócritas ter
nezas : po rque lo que la astuta bastarda quería,
y lo que su so lapada po l ít ica iba buscando,era
apurar la paciencia de Ceci l y de Walsingham
394 LA REINA MART I R
para que se determinasen ésto s po r su parte,
como ya les hab ía insinuado el la misma,á qui
tar la vida á Mar ía po r cualquier medio secreto ,
y la l ibrasen as í de la ignominia y el baldón defi rmar su sentencia de muerte . Cono c ían
,s in
embargo,harto bien lo s dos ministro s la falsía
de su Reina,y habían entablado el j uego entre
el lo s,como de rapo sa sin co razón á rapo so s
sin entrañas . Seguro s estaban de que al d ía
siguiente de cometido el del ito,tan ansiado de
su soberana,l es desauto rizaría ésta po r com
p leto y arroj aria sobre el lo s todo lo odio so de
aquel crimen de que su hipócrita crueldad que
ría aprovecharse,dejando para los demás el
oprob io y la verguenza .
Apelaro n pués al cono cido recurso de fi ngir
un nuevo complo t contra la vida de Isabel , para
espantar el án imo de ésta y exaltar aún más la
cólera y la impaciencia del pueblo ,y un mal
hombre y peo r cabal lero que llamaban Staffo rt
acusó nada meno s que al Embajado r de Fran
cia,de haber promovido una conspiración con
tra la Reina de Inglaterra,á fi n de salvar á la
de Esco cia
Aterróse Isabel ó ñngió que se aterraba , y
mandó tomar las precauciones más alarmantes .
Cerráro nse todo s lo s puerto s de Inglaterra para
impedir que nadie entrase ó sal iese en el reino ;
396 LA REINA MAR TI R
vo lver el pergamino á Davisson tuvo el valo r
de añadir esta ho rrible chanzoneta:— Mo stradlo de paso á Walsingham y cuidad
de que no l e mate la pena .
E ncargóle también que no tuviese efecto la
ej ecución en el patio de Fo theringay,sino en
la gran sala del piso baj o,á E n de que la afl uen
cia de gente no fuera demasiada,y despid ió le
al cabo,prohibiendo que la volviesen a hablar
de aquel asun to, puesto queya habia hecho el la
todo lo que la ley y la razón la ex igían1 5
. En el
momento de sal i r Davisson detúvo le la astuta
bastarda,
'
como si una repentina idea la asaltase .
Quejósele entonces amargamente de Amyas
Paulet y de los que pod ian haberla aho rrado
aquel peno so deber de fi rmar la sentencia de
muerte,cumpl iendo el lo s el j uramento que como
miembro s de la famo sa Asociación ten ían hechode perseguir hasta la muerte á cualquiera que
atentase contra la vida de la Reina de Inglaterra ; y añad ió le luego con mucho ahínco y como
s i fuese esta la idea repentina,que quizá pudiera
tener todav ia la co sa remedio,si él y NV alsing
ham escrib ían á Sir Amyas Paulet,sondeándo le
co n maña sobre tan espinoso asunto,é indu
cíéndo le á tomarlo é l á su cargo .
A ceptó Davisson la ho rrible propuesta,y
apresuróse á comunicarla á Walsingham ,el cual
LA RE INA MART IR 397
encontró opo rtun isima la o casión de arrojar so
bre el viejo puritano Paulet la responsabi l idad
de aquel crímen_ que todo s deseaban y á todo s
espantaba,y del que nadie quería aCeptar
'
sino
los sangriento s provecho s . Escribiero n pués
aquel lo s do s perverso s ministro s de una reina
todavía más perversa,á S ir Amyas Paulet ,
aquel mismo d ia Lº de Feb rero
,la siguiente
insidio sa y abominable carta :<<Después de saludaro s co rdialmente
,creemo s
obl igación nuestra comunicaro s algunas pala
bras pro nunciadas ú ltimamente po r S . M . ,que
jándose de encontrar en vos la falta de celo
y dil igencia que revela el no habérseos ocu
rrido (sm ms1nuacíón de nadie) un medio cualquiera de quitar la vida á esa Reina
,en vista de
que S . M . estará siempre en pel igro mientras el la
v iva . Sin hablar de la falta de amo r á S . M . que
esto revela,encuentra además la Reina que no
cuidá is de vuestra propia seguridad ,ó más b ien
,
de la conservación de la rel igión,del bien pú
blico y de la pro speridad del país,todo lo que
la razón y la po l it ica exigen . Vuestra concien
cia quedaría tranqui la ante Dio s,y vuestra repu
tación sin tacha ante los hombres,puesto que
tenéis hecho el j uramento so lemne de la Asociaci ón
,y puesto que los cargo s alegado s contra
esaReina resul tan probado s evidentemente . Po r
398 LA RE INA MART IR
este mo tivo,el desagrado de S . M . es grande
al ver que lo s hombres que se dicen adicto s a
su perso na,como vo s lo so i s
,faltan á sus debe
res y descargan sobre el la to do el peso de este
nego cio,sabiendo su repugnancia á verter san
gre,y sobre todo la de una persona de ese sexo
y de ese rango,y tan próxima parienta suya .
»Mucho turban estas consideraciones á S . M .,
y podemo s aseguraro s que ha pro testado repetí
das veces,de que si no la preo cupasen más que
lo s pel igro s que pueda co rrer el la mi sma,lo s
que co rren sus bueno s súbdito s y fi eles serv i
do res,j amás consenti ría en que se derramase
la sangre de esa Reina . Hemo s creído que con
ven ia enteraro s de esto s sentimiento s que S . M .
ha expresado hace muy po co tiempo,y some
terlos á vuestro buen juic io . Y co n esto os en
com iendan á la pro tección del Todopodero sovuestro s bueno s amigo s
,Francisco l
'a/singham
y 1V icolás Davi sson .
Recibió esta carta Amyas Paulet el 2 de
Febrero á las cinco de la tarde,y * una ho ra
después ya hab ía rechazado también el viejopuritano la tremenda responsabil idad , como la
rechazaban los o tro s,revistiendo po r su parte
las fo rmas nobles y leales de la siguiente carta
á Walsingham
<<Hoy á las c inco de la tarde he recibido vues
400 LA RE INA MART I R
hab ía mandado : pero el decreto de muerte co n
la fi rma de la Reina y el sel lo del Canci l ler,
hab íalo ya tra ido Cecil al Co nsejo privado,y
éste se decidió á darle curso sin nuevas man i
festacio nes de la Reina . Escribieron pués todo s
lo s co nsej ero s una carta co lectiva á lo s Condes
de Shrewsbury y de Kent,encargándo les la
tri ste misión de as istir al supl ic io de la Reina deEsco cia
,y el 4 de Febrero sal ió Roberto Beale
po r la no che de Londres , co n esta carta y el
decreto de muerte,para el casti l lo de Fo therin
gay . Era muy reducido su co rtejo,y fo rmaba
parte de él un hombre extraño y taciturno,dis
frazado más bien que vestido de cabal lero ,co n
ropi l la de terciopelo negro y cadena de o ro al
cuel lo .
OCOS días antes de la muerte de laReina de Esco cia
,separó Paulet vio
lentamente de su lado al capel lán
que al l í ten ia o cul to,y á su mayo r
domo Andrés Melvi l . E ncerróles en
el mismo casti l lo,l ejo s de su seño ra
,y nadie
ha explicado nunca n i la razón de esta v io lenta
medida,n i cómo se descubrió la estancia del
sacerdo te en Fo theringay,n i qu i én fuera este
misterio so capel lán de que hablan todo s los his
toriadores,s in nombrarle ninguno . El erudito
Mignet l e l lama Préau ó Dupréau ,sin deci r
dónde haya encontrado este nombre ; y el P . Ri
vadeneira,que debía saberlo
,sin duda
,pues
tomó sus no t icias de lo s mismo s servido res de
la Reina que presenciaro n su muerte,y escrib ió
26
402 LA REINA MARTIR
en el mismo añ o de la cruel tragedia , calla sin
embargo su nombre co n estudiada prudencia,y
l im itase á deci r que por par ticular bency'
ício de
Nuestro S eñor tuvo la Reina consigo el San tísi
mo Sacramen to,todo el tieinpo de su pr i si on ,
y
á narrar luego la patética escena que más ade
lante referiremo s .
De todo s modos,es lo cierto que al separar
Paulet repentinamente al capel lán del lado de
la Reina,quedó el Santís imo Sacramento en la
cámara de ésta,encerrado en una caj a de o ro
,
y o culto en el sagrario secreto que le tenían dis
puesto . L o cual , con ser consuelo inmenso para
la Reina , era al mismo tiempo preo cupación
constante , pues temiendo á cada paso que la
dieran muerte repentina y vio lenta,temía tam
bién dejar aquel teso ro inestimable en mano s
de los herej es .
Y sucedió,que estando la Reina el d ía 7 de
Febrero con estas dudas y temo res,y enferma
en cama po r el do lo r reumáti co que so l ía aque
jarla en las p iernas,entró á las dos de la tarde
en su cámara Juana Kennedy,la primera de sus
doncel las,demudada y temblo ro sa
,anunciando
que lo s Condes de Shrewsbury y de Kent y
o tro s vario s seño res que habían l legado po r la
mañana al casti l lo,pretendían hablarla .
Contestó la Reina so segadamente que se ha
404 LA RE INA MART I R
Canci l ler Buckhurst . E scuchóle la Reina sin turbarse en lo más m ínimo
,y de igual modo oyó
el decreto de muerte le ido á continuación porRoberto Beale . Santíguóse sosegadamente al
term inar la lectura,y dijo cruzando las mano s
¡Bendito sea Dio s, por la nueva que no s
dais!
Y como sus damas levantasen entonces el
grito y comenzaran á so l lo zar y á lamentarse,
vo lvíóse á el las la Reina y con grave ademán
las impuso si lencio .
— No podemo s recib ir mejo r no tic ia,añadió
,
que la que nos anuncia el término de nuestras
desdichas,y la gracia que no s hace Dio s de
mo rir po r la glo ri a de su nombre y de su Santa
Iglesia Catól i ca,Apostól ica y No
esperábamo s fin tan dicho so después de lo s tra
tos que hemo s sufrido en este pais,y los pel i
gro s á que nos han expuesto durante diecinueve
año s,á Nós
,nacida Reina
,hij a de Rey
,nieta de
Enrique VII,sobrina de la Reina de Inglaterra
,
Reina viuda de Francia y Princesa l ibre que norecono ce en el mundo más superio r que Dio s .
Y levantando la vo z con grande dignidad y
fi rmeza , pro testó de nuevo contra la acusación
de haber conspirado contra la vida de Isabel,y
con gran vehemencia y movimiento espontáneo
sal ido del alma,puso entonces la mano sobre
LA RE INA MARTIR 405
un l ibro de los evangel io s que sobre la mesa
había,y dijo con toda la majestad de la reina
que se s iente u l trajada,y toda la so lemnidad
de la cristiana próxima á mo r ir :
¡Juro no haber conspirado nunca , ni per
mitido que nadie co nspirase contra la vida de
la Reina de Inglaterra!
Mas ni aun en aquel momento,en que todo
era al l í grande y so l emne , desde la acti tud y las
palabras de la Reina , hasta el s i lencio en que
se la escuchaba,dejó de persegu irl a el odio sec
tario de los herej es ; y el Conde de Kent , faná
tico rudo y gro sero,de escaso entendimiento y
sobradas pretensiones,atreV ióse á deci rla que
aquel l ibro era el de los papistas,y que po r lo
tanto val ia tan po co su juramento como su l ibro .
A lo cual contestó la Reina con grave mesura :— No tad
,Conde de Kent
,que este es el l ibro
en que ¿Tendríais po r más sinceroun juramento prestado sobre el vuestro
,que no
nos merece fe ninguna?…
E mpeñóse entonces el gro sero y pretencio so
Conde en hacerla renunciar á lo que él l lamaba
sus superstic iones,y d íjo la que hab ian traído
una persona eclesiástica para que la preparase
á mo rir . Preguntó la Reina :—
¿E s catól ica esa persona que decis , y tiene
la fe y comunión de la Iglesia romana?…
406 LA RE INA MART I R
Co ntestáro n la que no,y la Reina pidió enton
ces que la vo lviesen su capel lán , preso al l i m is
mo en el casti l lo . Negáro nselo lo s » Condes,y
to rnaron á o frecerla el ministro herej e que el lo s
traían,que era el Deán de Petersboroug
1 6
No es eso lo que queremo s n i lo que hé
mo s menester,
-repli có entonces la Reina con
gran fi rmeza . Yo soy catól i ca , y catól ica tengo
demo rir,y po r ser cató l i ca muero
,y téngo lo
po r muy gran merced de Dio s . Sin sacerdo te
me favo recerá m i Dio s,que ve m i buen deseo
,
y sin los medio s o rdinario s puede salvar y salva
las ánimas que é l m ismo co n susangre compró .
Negáron la también el breve plazo que ped íapara escribi r el la misma su testamento
,y hacer
sus ú ltimas dispo sic iones ; y como preguntase
entonces cuándo había de mo rir,co ntestó le
Shrewsbury que á las o cho de la mañana si
guiente . L evantóse luego la Reina,para indicar
á la mo lesta visita que deseaba estar so la , y no
b i en lo estuvo,arrojár—onse á sus pies todo s sus
serv ido res,anegado s en lágrimas
,pidiéndo l e ,
como si en su mano estuviese el concederlo ,
que no l es'
abando nase . Conso lábales el la con
dulzura,como se consuela alos niño s con hala
go s y palabras cariño sas , más bien que con só l i
das razones . Mandó entonces adelantar la ho ra
de la cena,á fi n de tener toda la no che para
408 LA REINA MART I R
Sacó Isabel Curle co n mucho disimulo este
papel de las habitaciones de su seño ra , y d ió
selo á Martín Heut , j efe de la co cina de la Rei
na,puesto por el la misma para que no la euve
nenaran ; y desl izándo se éste po r los pasil lo s y
vericuetos del casti l lo,l legó sin ser visto al apo
sento del capel lán,y por debajo de la puerta ,
l e entregó la carta .
Sirvió la cena á la Reina Domingo Bourgo ing
,su médico
, po r hal larse encerrado el ma
yo rdomo Andrés Melvi l,como ya dij imos
,y
durante el la habló la Reina de las pretensiones
que había tenido el nec io Co nde de Kent , de
co nvertirla á Su rel igión,y dijo sonriéndo se
— No era este do cto r el que hab ía de con
vencerno s .
A l terminar la cena mandó llamar á todo s
sus servido res,desde Martín Heut
,el j efe de
co cina,hasta Juana Kennedy
,su primera don
cel la,y llenando una copa de vino
,bebíóla á
la salud de todo s el lo s,de modo tan expresivo
y cariño so, que todos aquel lo s infel ices caye
ron de rodi l las so l lo zando . Po r lo cual,d íjo les
entonces el la con gracia tan bo ndado sa y par
ticular,que no parecía ya de este mundo :
—
¿Y no queréis vo so tro s beber también á
mi salud,que será ya eterna y , po r la miseri
co rdia de Dio s,dicho sa?…
LA REINA MART I R . 409
Todo s bebieron entonces de rodil las , mez
clando el v ino con sus lágrimas,y la pidiero n
perdón po r lo que pud ieran haberla o fendido ó
mo lestado durante todo el tiempo de su servi
cio . Dió lo el la con muy buena gracia,y píd ió lo
á su vez,po rque harto co no cía
,l es dijo
,que
las penas y desdichas le hab ían agriado el carác
ter en aquel lo s ú ltimo s año s . E xhortóles enton
ces á permanecer s iempre fi rmes en la rel igión
cató l ica,y á v ivi r en paz uno s con o tro s ; y
entrándo se en su cámara,sal ió á po co con unas
bo l s itas hechas por el l a misma , con prev is ión
amo ro sa,y en las que había repartido los
ducado s que le quitaron en Chartley,y la devo l
v ieron luego después de su sentencia,y era
todo lo que po seía .
D ióle á cada uno por si misma , una de aquel las bo ls itas
,y para todo s tuvo una palabra
afectuo sa,un prudente co nsejo
,un encargo de
amistad ó de cariño,dicho todo con tanta bon
dad y gracia tan conmovedo ra,que despedaza
das de do lo r aquel las pobres gentes,no podían
tenerse de pie,y alguno s yacían po strado s
so l lo zando . <<Y hacíalo todo esto,escribía el
mismo Bourgo ing,s in que se v i ese el meno r
cambio en su ro stro,n i en su voz
,ni en sus
movimiento s : parecía que daba dispo sic iones y
pon ía en o rden sus asunto s,para mudarse de
4 1 0 LA REINA MARTIR
una casa á o tra . » Repart ióles tamb1en todas
sus ropas y las pocas alhajas que la quedaban,
y á las o cho y med ia ret iróse á la cámara en
que ten ía el Santísimo Sacramento,dejando
en la pieza co ntigua,y co n la puerta abierta
,á
Domingo Bourgo ing y á Juana Kennedy .
A l l i escrib ió de nuevo su testamento,todo
de su puño y letra,y o tras varias cartas
,entre
el las una á Enrique III,pidiéndo l e po r caridad
que pagase las mandas que dejaba á sus servi
do res más pobres . La triste Reina despoj ada ,so lo po seía su viudedad de Reina de Francia
,
y ésta debía pasar á Enrique III,una vez muerta
el la . <<Siempre me habéis amado,l e decía
,y
po r eso os pido por caridad que me lo mo s
t reis por vez po strera , dándome el consuelo derecompensar á mis pobres y afl igido s criado s ,y de hacer sufragio s po r el alma de esta pobre
Reina,que se ha l lamado como vos
,Reina cr is
tian isima de F rancia,y muere catól ica y des
p rovista de toda clase de bienes . »
A las diez entró Martín Heut co n la res
puesta del capel lán,que había tomado también
por debaj o de la puerta , y la Reina la l eyó
atentamente dos ó tres veces , y la quemó des
pués á la luz de una de las hachas . A las dos
de la madrugada acabó de escribi r , y puso
entonces en un co frecil lo su testamento y las
4 1 2 LA REINA MART I R
tiendo crecer el cansancio á eso de las cuatro,
y pareciéndo le prudente reservar fuerzas para
el ú ltimo momento,aco stóse para descansar
,
vestida como estaba . V elában la Juana Kennedy
y María Pagets,rezando y l lo rando
,y aunque
veían cerrado s los ojo s de la Reina,movíanse
sus labio s entreab ierto s como si o rase,y bri
l laba en su frente una especie de Serenidad,
que imponía al mismo t iempo pavo r y respeto,
como acontece á lo s humano s co n las co sas
del cielo .
L amanecer,despertóse la Reina po r
sí'
m isma ,dic iendo que ya no l e
quedaban más que dos ho ras de
vida . Escogió ento nces entre sus
pañuelo s uno primo ro samente bor
dado de o ro,para que le vendasen lo s ojo s en
el cadalso,y mandó traer el más rico de sus
vestido s, que so l ía ponerse los días de gala .
E ra de terc iopelo granate muy o scuro,acuchi
l lado de raso negro,con cuel lo muy alto y lar
gas mangas perdidas : tra ía también un manto
de co rte,de larga co la y riqu isimo bro cado
,del
mismo co lo r que el vestido,guarnecido de marta
zíbel ina, y un amp l io velo blanco ,
que la cubría
de pies á cabeza . L levaba á la c intura un ro sa
rio de oro,y al cuello una cruz tamb ién de o ro ,
y dos escapulário s .
LA RE INA MART I R
Mandó ento nces entrar á todo s sus servido
res , y delante de el lo s hizo á Bourgo ing l eer su
testamento , y lo ñrmó el la , y le hizo entrega de
las cartas,papeles y presentes que deb ia l levar
á Francia,á los Príncipes de su famil ia . Ence
rróse luego co n Bourgo ing y Juana Kennedy
en la cámara en que estaba el Sant ísimo Sacramento
,y después de largo rato de o ración
,co
menzó á rezar en latin las o raciones de lo s ago
L lamaron á la puerta : Juana Kennedy
co ntestó que presto saldria la Reina,y entonces
hubo al lí una escena subl ime y si lencio sa,digna
de la Iglesia de las Catacumbas y de lo s tiem
pos de Nerón y de T iberio ,tan semejantes á
los que bajo el reinado de Isabel Abrió
la Reina po r su propia mano el sagrario ,y
sacó la caj a de o ro en que estaba la sagrada
Fo rma : adoróla breve rato,tomóla luego en sus
mano s,y con grande humildad y reverencia se
comulgó á si misma V o lvieron á l lamar , po r
que eran ya las o cho . Abrió ento nces Juana
Kennedy,y entró el Sheriff
,Tomás Andrews
,
con su varita blanca en lamano ,sin que la Reina
vo lviese la cabeza . Pál ido y turbado el funciona
rio,so lo tuvo al iento s para decir desde la puerta
— Seño ra ; lo s Lo res están aguardando .
— Vamo s,contestó la Reina levantándo se .
En el momento de sal i r,d íóla Bourgo ing un
4 16 LA REINA MART I R
No l lo res,m i buen Melvi l ; regoc1jate más
bien po rque Mar ía Estuardo ha l legado ya altérmino de sus Harto sabes que
este mundo no es sino vanidad,turbación y mi
Di á todo el mundo que muero fi rme en
mi rel igión ; verdadera catól ica , verdadera esco
cesa,verdadera Perdone Dio s á los
que desean mi muerte,y E l
,que ve lo s pen
sam ientos secreto s de lo s hombres , sabe que
s iempre he deseado la unión de E scocia y de
Inglaterra .
E ncargóle entonces que llevase su bendición
á su hijo el …Príncipe Jacobo ,y all í m ismo se la
dió,haciendo la señal de la cruz con la mano…
Pidió luego á los dos Condes que dej asen entrar
á sus damas y servido res en la sala en que habían l evantado el cadalso ,
y ambo s se lo nega
ron,muy en especia l el de Kent
,que temía albo
ro tasen con sus grito s y d ieran el escándalo de
querer empapar los pañuelos en su sang re.
A esta brutal respuesta,repl icó la Reina con
noble mansedumbre .
—Os damo s palabra,Milo rd
,de que no harán
nada de L os pobres so lo desean vernos
mo rir,y pode i s estar seguro de que vuestra Se
ño ra,que es una reina vi rgen
,no rehusaría á
o tra reina que sus do ncel las la asistiesen en el
momento de su muerte .
LA REINA MART IR 4 1 7
Hablaron entre s í lo s dos Co ndes , y reso l
v iero n al 6 11 que asistiesen á la ej ecución do s
d oncellas de la Reina y cuatro hombres de su
servidumbre . Designó María á Juana Kennedy
y á Isabel Curle ; á Bourgo ing ,Gervait su ei ru
j ano ,Go ron su farmacéutico
,y Didier S ifflard
su despensero ,y seguida de todo s el lo s y de
Andrés Melvi l , que l levaba la co la de su manto ,
entró en la sala en que estaba levantado el
cadalso .
Era éste de do s pies y medio de altura y do ce
cuadrado s de extensión,y se apoyaba por un
lado en la pared del muro f Hallábase tendido
d e arriba abajo de bayeta negra,y hab ia en
medio un taj o cubierto también de luto ,y de
lante un coj ín y un s il lón de terciopelo negro .
'
Subió la Reina los escalones del cadalso,con
la misma tranquila maj estad con que hub iera
subido las gradas de su tro no,y sentóse en el
s i l lón sin mudar de co lo r , n i cambiársele el se
reno ro stro . Ten ia á su derecha á lo s Condesde Shrewsbury y de Kent
,sentado s
,y á la
izquierda al Sheriff,de pie
,con su varita blanca
en la mano : enfrente estaban,vestido s de ter
c ipelo negro,los dos verdugos
,de lo s cuales era
uno,el hombre extraño y taciturno
,con cadena
de o ro al cuel lo,que trajo Beale á Fo theringay .
Pegado á la pared del fo ndo hab ia un banco,
4 18 LA RE INA MART I R
donde estaban sentado s lo s servido res de la
Reina,y contenidas po r una barrera , que guar
daban Amyas Paulet y sus so ldado s,hab ia en
el salón unas do scientas personas,herej es en su
mayo r parte .
E ntróse en esto un perri l lo faldero ,que ama
ba mucho la Reina,y la había enviado su tío
el Cardenal de Guisa,y se subió al cadalso á
la querencia de su seño ra,y comenzó á hacerla
fi estas . Acaricíó le la Reina con grave sosiego ,
é h ízo le acurrucarse á su lado,y estarse quedo
entre lo s pl iegues de su manto .
Subió al tablado Roberto Beale para leer el
decreto de muerte,y oyóle la Reina tan pro
fundamente recogida,que parec ia extraña á
cuanto la rodeaba . San tíguóse muy despacio al
terminar la l ectura,y más hermo sa que nunca
,
dice Jebb,con el ro stro sonro sado y fresco ,
se
gura l a'
mirada,fáci l la palabra
,ti rme la voz
,
sin Cambio alguno en el semblante,con sobre
humana maj estad en todo,comenzó á decir
¡Milo res!… Creo que entre tanto s que aqu i
esta i s presentes,y veis este espectáculo lasti
mo so de una Reina de Francia y de Escoc ia y
heredera del trono de Inglaterra , habrá alguno
que tenga compasión de m i y llo re este triste
suceso ,y dé verdadera razón á los ausentes de
lo que aquí pasa . Aquí me han tra ido , siendo
420 LA RE INA MART IR
su breviario,y como s i no perteneciese ya á
este mundo,comenzó á rezar en lat in lo s sal
mo s penitenciales . Mas ni aun en este úl timo
momento,en que bat ía ya sobre ella sus alas
la muerte,cesó la lucha para la Reina márti r
,
y al l í mismo,en un extremo del cadalso
,se
levantó el fantasma de la herej ía,que hab ia tro n
chado su j uventud y turbado toda su vida,para
turbar también su ho ra po strera . El Dr . Flet
cher,Deán herej e de Petersbo ro ug ,
acercóse
para tentarla,co n el pretexto de exho rtarla á
mo rir .— Seño ra
,la d i j o ; la Reina , mi Gracio sa So
berana,me ha
Miró le María con to rvo ceño,y le interrum
pió secamente :— Seño r Deán
,soy catól i ca , apo stól ica , ro
mana,y po r esta mi rel igión quiero mo ri r .
Tom ó el pérfido Deán á tentarla,y tom ó
María á mirarl e sin ira y sin odio ; pero co n im
ponente seño río,d íjo le imperio samente
—
¡Cal lad , Deán , que me turbá ís!…
Separó Shrewsbury al herej e,ti rándo le del
brazo,y despechado entonces el Co nde de Kent ,
tuvo la infame vi l lan ia de insu ltar sobre e l ca
dalso á aquel la Reina vencida y humil lada que
iba á mo ri r .— De poco o s serv irá
,dij o brutalmente mos
LA RE INA MARTIR 42 1
trando el crucifi jo,tener ese Cristo en la mano
,
no l l evándo lo en el co razón .
A lo cual contestó la Reina con celestial
mansedumbre— Justo é s que el cristiano en todo t iempo ,
y más en el de su muerte,traiga consigo el
signo de su redención .
Hab íase puesto el Deán herej e á rezar en un
extremo del cadalso,según el r ito angl icano
,y
la Reina arrodil lada en el almohadón,rezaba en
latín los tres salmo s,M iserere mei
,Deus
,etc .
¡n te,D omine
,speravi , etc Qui habi tat in
aa7utor io ,etc .
— Comenzó luego á rezar en
inglés,y su piedad era tan v iva
,su actitud tan
espontánea,su vo z tan natural y co nmovedo ra ,
que muy po co s de los presentes pudiero n co n
tener las lágrimas . Rogó po r e l Papa , por la
Iglesia, po r los mo narcas y príncipes Catól ico s ,
por el Rey su hijo , po r laReina de Inglaterra , por
sus enemigo s,y encomendándo se también á si
misma,concluyó diciendo con la v ista fij a en
el crucifi jo,y voz segura y fi rme que sal ía de
lo más pro fundo de su alma—
¡Seño r m ío Jesucristo !… Como tus brazo s
se extendieron en la Cruz,así se extiendan para
recibirme á m i los de tu miserico rdia!…
L evantóse entonces,y apartando con una
sonrisa al verdugo, que se adelantó para ayu
422 LA RE INA MART I R
darla á despoj arse de la parte de sus vestido s
que esto rbaba,hizo seña á Juana Kennedy y á
Isabel Curle de que se acercasen . Al legáro nse
las do s mujeres tan pro fundamente deso ladas,
que para evitar la explo sión de su do lo r, púso
les l a Reina cariño samente la mano sobre la
bo ca,y les reco rdó que había prometido el la
en su nombre que serían animo sas— No l lo ré is
,las dec ia ; regocijaos conmigo ,
po rque soy muy fel iz al dejar este mundo po r
tan buena causa .
Qu itóse lo primero la cruz de o ro que l le
vaba al cuel lo,y d iósela á Juana Kennedy
Qu itáron la después el manto ,el velo y el co r
p iñ o con la go la,y quedóse tan so lo co n la saya
de terciopelo,un jubón de tafetán rojo
,y la esco
ti eta en la cabeza . S entóse entonces en el si l lón
y bendij o desde al l i á sus serv ido res,que l lo ra
(I ) Es ta cruz de o ro,cuya exac ta fo tografía va a l fren t e
d e l presen te l ibro 1 1,pertenece en l a ac tua l i dad á S . M . l a
Re i n a Regen te de España D .
a María Cri st i na , á qu i enla regal ó
,como prec i ada rel iqu ia, e l Co n sej o de Ó rdenes,
cuando l a bo da de esta augusta seño ra co n S . M . e l ReyD . A lfo n so X I I .
— Las v i c i s i t ud es po r que ha pasado estah i s tór i ca j o ya
,d esde las mano s d e Juana Kennedy hasta las
d e su act ua l y augusta po seedo ra,halas re fer ido e l erud i to
académ i co de la H i sto r i a Fran c i sco R . de Uhagón , en uncurio so fo l l e to t i t u l ado E l San to Cr isto de ¡V ar ia E stuardo ,
que t uvo l a bo ndad de ded i carno s .
424 LA REINA MART IR
cuarenta y cuatro año s . El verdugo mo stró lacabeza desde un extremo del cadalso
,d icien
do : — ¡Dio s salve á la Reina !— y el Deán Flet
cher gritó desde el o tro lado : —
¡Asi perezcan
todo s sus enemigo s!— So lo el infame Co nde
de Kent se atrevió á co ntestan —
¡Amén !
Echaro n un paño negro po r encima del euer
po ,y ho ras más tarde
,cuando vo lvió el verdugo
para recoger los sangriento s despojo s,oyó algo
que gemía y se agitaba junto al mismo cuerpo,
y debajo del fúnebre paño… T i ró de él con verdadero espanto
,y enco ntró al falderi l lo de la
Reina,que o lvidado de todo s y escondido entre
las ropas de su seño ra,hab íase desl izado en
tre el tro nco y la cabeza,y lamía la sangre y
aullaba tristemente .
FIN D E L L IBRO SEGUNDO
E P L O G O
ONTRISTA el ánimo y le afl ige , reco
rrer la larga serie de desventuras de
lá Reina de Esco cia , y aun l lega á
indignarse,al enco ntrar al fi n de la
jo rnada , abatida su noble fi gura y
su santa causa,y o rgul lo sa y triunfante la re
pu lsiva de Isabel y su herética Iglesia . Mas
n o es buen j uzgador qu ien j uzgaS in no tar todo el proceso ,
y si los días del impío son largo s , su muerte es
cierta y v iene en un punto . Po r eso es j usto exa
minar esta ú lt ima página del pro ceso de Isabel,
y comparar vida con vida,muerte con muerte
,y,
á lo que puede co legirse, destino eterno con
destino eterno
4 26 LA REINA MART I R
S obrevivió Isabel á Maria Estuardo po co más
de trece año s,y durante el lo s vió la bastarda
halagada su soberbia co n el engrandec imiento de
Inglaterra,y saciadas sus pasiones co n la larga
serie de favo rito s,que sin disputas ni contro
versias l e señala la histo ria : Leicester,Flatto n ,
Walter Raleigh,Pickering
,Carlo s Blount
,y el
Co nde de Essex Roberto Devreux .
E namo róse Isabel de este ú ltimo,cuando te
n ia él veintiún año s y el la cincuenta y cinco,y
tan desvergonzado era el mo zo y tan crédula
la viej a,que en el entusiasmo de sus monstruo
so s amo res,l e escrib ía él y le creía el la . <<Espe
raba esta mañana temprano,que mis oj o s tuvie
ran la dicha de ver la belleza de V . M… No se
o scurezca el d ivino poder de V . M .,como no
se ha o scurec ido su bel leza,la cual ha l lenado
el mundo de ¿Cómo hubiese podido
vivir lejo s de V . M . aco stumbrado á verla cabal
gar como A l ej andro ,cazar como Diana
,andar
como Venus,mientras que un suave céfi ro hacía
flo tar sus hermo so s cabel lo s alrededo r de sus
blancas mej i l las cual á una ninfa ; y á conside
rarla sentada á la sombra como una deidad , ya
cantando como un ángel , ya tocando la l i ra
como O rfeo ? »
Essex fué el único de los favo rito s de Isabel
que pudo dominar en algo el ánimo de aquel la
428 LA RE INA MART I R
so l ente có l era,l lamó á Isabel viej a r id ícula; y
esta verdad tan patente á lo s ojo s d e todo s,
meno s á lo s de la propia dama , co n ser tan
perspicaces,despertó en su vengativo ánimo
uno de eso s odio s repentino s y pasaj ero s,que
nacen del amo r celo so ó ultraj ado,y son en
sus pronto s,lo s más intenso s y temibles de
lo s odio s .
Una vez en guerra declarada los do s aman
tes , l legó Essex de lo cura en lo cura hasta cons
pirar co ntra la Reina , y echarse á las cal les deLo ndres para promover una sedición
,y derri
bar á su rival en el poder Roberto Cecil,hijo
del o tro Cecil,Gran Teso rero . Apagada
,sin
embargo,la sedición y desarmado s Essex y
los suyo s,fué el ingrato favo rito encerrado en
la To rre de Londres,j uzgado po r un tribunal
de Pares,y co ndenado á Entonces
comenzó Isabel á senti r real y verdaderamente
las vaci lac iones y angustias que hab ia fi ngido
año s atrás,cuando se trató de fi rmar la senten
cia de María Estuardo . Po r tres veces fi rmó la'
del Conde de Essex,y o tras tantas vo lvió á
revo carla,luchando entre su amo r que resuci
taba y su o rgul lo que no mo ría,y esperando
siempre alguna señal de arrepentimiento,alguna
palabra humilde ó mensaj e sumiso del amado
reo, para concederle el amp l io y abso luto per
L A REINA MART I R 4 29
dón,que en el fondo de su degradada alma , l e
tenía ya concedido .
Año s atrás , en lo s tiempo s más fel ices de
sus amo res , hab íale dado Isabel á Essex un rico
ani l lo,encargándo le que en cualquiera circuns
tancia apurada en que se viese y se lo enviara ,tendría al punto concedido
,bajo su palabra de
Reina,cuanto fuese su deseo . Este ani l lo era el
que esperaba Isabel ho ra po r ho ra y minuto
po r minuto ,con ansiedad siempre creciente y
angustia que la mataba . Mas el ani llo no ven ia ;era esto señal de que Essex no se humi l laba , y
en un momento en que el o rgul lo herido y la
soberbia irri tada prevalecieron en el án imo de
la Reina,sacó la pantera las garras del todo
,
fi rmó la sentencia de muerte,y el hermo so fa
voríto fué decapitado en — la To rre de Londres,
á lo s treinta y cinco año s,el 25 de Febrero
de 1 60 1 .
Desde ento nces,po seída Isabel de mo rtal
tristeza,arrastróse
,más bien que v ivió
, po r to
dos sus palac io s s in permanecer más de un mes
en n inguno,y n i vo lv ió á prestar atención seria
á lo s nego cio s,ni hubo para el la placer n i dis
tracción alguna . Sombria y más feroz ºé i rrita
ble que nunca,veiasela vagar so la po r l ugares
apartado s,y encontrábasela á menudo derra
mando copio sas lágrimas . Decayeron sus fuer
430 LA RE INA MART I R
zas visiblemente al cumpl i r lo s setenta año s,y
a pr i nc ip io s de Febrero.de 1 603, trasladóse de
MV estm inster al castil lo de R ichmo nd,que era
una de sus residencias favo ritas . El 1 3 de Marzo ,
estando la Reina en su cámara,so la con Lady
Isabel Spelman,dama de hono r de guard ia
aquel día,avisáro n la que la Condesa de No t
t ingham ,dama de hono r también , que segu ía
la co rte y estaba en el casti l lo,se hal laba mo
ribunda po r repentino accidente , y pedía con
grandes ansias ver á la Reina antes de mo rir,
para co nñar la secreto s de impo rtancia . Era esta
Co ndesa de No ttingham,mujer del gran A lmi
rante de Inglaterra Carlo s Howard,muy priva
do de la Reina,y l lena ésta de curio sidad
,diri
gióse con Lady Spelman á las habitaciones de
la Co ndesa .
Entró la Reina en la alcoba de la mo ribunda,
y quedóse la Spelman en la habitación vecina
aguardando . Mas de al l í á po co resonaro n gran
des grito s dentro,y oyó la dama distintamente
lo s gro sero s j uramento s que so l ía emplear Isa
bel en sus arrebato s de cólera . Abrió asustada
la puerta,y vió á la No ttingham hundida en el
lecho,cadavérica casi
,y á la Reina delante
,de
pie,desencajada también po r la cólera y la
rabia,y co n lo s brazo s extendido s hac ía lamo
ribunda como si qu isiese estrangularla. En el
432 LA REINA MART I R
t im iento s, guardóse el ani l lo ,
cal ló la embajada ,y dejó mo ri r al infel iz Co nde desesperado
,y
renegando inj ustamente de la palabra y la mi
serico rd ia de Isabel .
Herida ésta de muerte po r aquel la revelac10n
i nesperada,no vo lvió á levantarse del tapiz en
que se hab ía echado . Trajéron le uno s coj ines
y en el lo s se recl inó,y pasado s lo s primero s
transpo rtes de ira y de rabia, quedóse al l i mis
mo,inmóvi l y si lencio sa
,po seída de esa som
bria desesperación que infunde en los ánimo s
soberbio s el pensamiento fi jo y constante de
las co sas que pudieron ser y po r nuestra culpa
no fuero n,y que ya no t ienen
Diez días y diez no ches pasó en aquel mismosit io
,como id io ta
,sin
_pro nunciar'
palabra ni
variar de po stura,chupándose sin cesar un dedo
de la mano izqu ierda,siempre el mismo
,co n
lo s ojo s desencaj ado s y fijo s en el Suelo . A veces daba grito s po r el ardo r ho rrible de estó
mago que la ato rmentaba : mas rechazaba las
medicinas y rechazaba también lo s al imento s,
y so lo beb ía de vez en cuándo ,con do lo ro sa
ansia,alguno s so rbo s de agua pura . V eíasela
mo ri r,y rodeában la sus damas aterradas
,sin
o sar acercársele mucho ,temiendo lo s impetus
de sus terribles i ras,como se teme la prox i
midad de una pantera enferma,mientras puede
LA REINA MARTIR 433
extender la po tente zarpa . Acercósele el A rzo
bispo herej e de Canto rberyi
para exho rtarla á
implo rar la miserico rdia div ina ; y la Reina mo
v ió por do s veces la cabeza , y balbuceó o tras
tantas,s in sacarse el dedo de la bo ca .
—
¡Ya hago !… ¡Ya hago !
Y sin una palabra de arrepentimiento,ni de
perdón que pidiese n i de co nsuelo que le fuera
menester,se apago su existencia lentamente
en aquel la misma po stura,al amanecer del j ue
ves 24 de Marzo .
Así murió Isabel , y así cayó su negra alma
en lo eterno,donde uno de sus mayo res to r
mento s fué s in duda,contemplar la glo ria de
Mar ia Estuardo en el c ielo .
NOTAS DE LA INTRODUCCIÓN
1 An a de Es te,Duquesa de Gu i sa
,fué h ij a de Hércu
l e s I I,Duque de Ferrara y de Renata d e Fran c i a . Era
, por
lo tan to ,n i e ta
, po r l ín ea patern a , de Lucrec i a Bo rg i a , ypor l ín ea matern a , de Lu i s X I I , Rey de Fran c i a . Su madreRen ata de Fran c i a
,herej e o cu l ta primero y públ i ca después
,
t rat ó de atraerl a á l a herej ía imp id i én do l a l as prác t i cas d e lcato l i c i smo . Mas su pad re l a separó v io l en tamen te d e l l adode Ren ata y la '
casó á po co co n e l Duque Fran c i sco deGu i sa , l l amado el Balafre Í . Fué e l pr imogén i to de est ematrimo n io e l Duque Enrique de Gu i sa
,l l amado el Bala
fr iº po r t en er tamb i é n una c i catr iz en la cara como supadre .
º Carlo s d e Gu i sa, Cardenal de Lo rena y Arzo b i spo d e
Re ims , nac i ó en 1 525 , y era e l h ij o segundo de C l aud iode Lo ren a y An to n i a d e Bo rbón . Fué creado Card enal porPaulo I I I á l a edad d e ve i n t i do s año s . Era Prín c ipe degrandes cual i dades y amb i c io nes
, elocuen tísimo y muy versado en c i en c i as ec l es iás t i cas
,gran pro te c to r d e l as le tras y
fundado r de l a Un ivers idad de Re ims . Fué s i empre y s i nt i tubear un momen to
,e l gran de en em igo de lo s hugo no te s ,
y e l co n sej ero y pri n c i pa l apoyo d e su herman o pr imogé
n i to e l Duque Fran c i sco de Gu i sa,cuyas amb i c io sas m i ra s
fomen taba y d i ri gía. Man t uvo estrechas rel ac io n es co n San
438 LA REINA MARTI R1
Ignac i o d e Lo yo la,d e sd e que l e co no c i ó en Roma en 1 549 .
A l canzó de En riq ue I I e l establ ec im ien to d e la Compañíad e Jesú s en Franc ia
,y fué e l gran p ro te c to r d e es ta' Orden
en la en carn izada guerra que l a h i c ie ro n e l I arlamen to y la,
L n iversídad de Pari s . Muri ó en 1 574 .
3 Esta Co nd esa de Fiesque era h ij a d e l famo so Fel ipeStro zz i
,que acompañó á Ca tal i n a d e Méd i c i s aFranc ia po r
en cargo del Papa,y fué al l í Mari sca l . Su madre era C la ri sa
de Méd i c i s,h ij a de Ped ro d e Méd i c i s y d e C lari sa O rs i n i .
4 M i gue l de L '
Hóp ital nac i ó en 1 507 , y fué nombradoGran Can c i l ler d e Fran c i a en 1 560 , po r i n fl uen c i a d e Ca tal i n a de Méd i c i s . S igu i ó s i empre e l part i do de ésta
,y repre
sen tó en tre l a enérg i ca i n tran s igenc i a de los Gui sa y lasmaqu iavél i cas vac i lac io nes de Catal i n a con lo s hugo no tes
,
e l part i do co n c i l i ado r y mo derado que había natura lmen tede hacerle so specho so á todo s
,á pesar d e su rect i tud no to
r i a,que nad i e puso en d uda n un ca . Se o puso y desbarató e l
proyec to de l Cardenal d e Lo rena de estab lecer l a Inqu i s ic i ó n en Fran c ia
, por lo cual estuvo á pun to d e pe recer áman o s d e l populacho cuan do l a matanza de lo s hugo no tes ,en sus t i erras d e V ígnay, do nde se había re t i rado co n sumuj er
,que era calv i n i sta . Un destacamen to d e cabal l ería
env i ado á to da pri sa po r l a Re i n a madre , pudo ,s i n em
bargo,sa lvarle . Po co después
,e l 1 3 de Marzo de 1 573 ,
muri ó L '
Hópi tal , dej ando una reputac i ón de i n tegri dad yde v i rtud que han respe tado to do s lo s h i s to r i ado res .
5 Fran c i sco de Lo ren a,Duque de Gu i sa
,nac i ó en e l
cast i l lo de Bar en 1 5 1 9 , y era e l h ij o primogén i to de C la ud iode Lo rena y An to n i a de Bo rbón . Fué un o d e lo s grandescap i tan es de l s ig lo X V I
,y n i aun sus más en carn izad o s ene
m igos l e han negado n un ca l as grandes do te s de valo r , peric i a m i l i tar y nob l eza de alma que l e ado rnaro n . Defend i ó áMe tz co n tra Carlo s V
,y mandó la exped i c i ón de I ta l i a d es
pués d e l a derro ta d e San Q ui n t ín . Puso s i t io á Ca la i s , y lotomó en o cho d ías en 1 558 , y al l í rec ib i ó en e l ro s t ro l at remenda heri d a á que deb i ó e l so brenombre d e Balaf 1 i .
En e l s i t io de Ro uen i n ten t ó asesinarle un cabal l ero h ugon o te
,y el Duque de Gui sa l e perd o n ó gene ro samen te d icién
do l e : <<Qu íero probarte que m i re l ig i ó n es más san ta y másd ul ce que la tuya ; pues á t í t e h a impulsado la t uya a' asesinarme s i n que yo te haya o fend ido
,y á m i me manda la
m ía perdo narte,á pesar de estar co nven c i do de t u c r i men . »
440 LA RE INA MARTIR
1n ismo Rey Franc i sco ; pero av i sado s á t i empo po r un abo
gado d e París,t rasladaro n la co rte repen t i namen te a l cast i l lo
de Ambo i se,y mandaro n co n t ra lo s co nj u rad o s fue rte s d es
tacamen to s,que les de rro taro n en e l cam in o m ismo de Am
bo i se . La Renaud i e muri ó peleando,y su cadáve r fué co l
gado á l a en trada de l p uen te . L o s o tro s j e fes pri n c i pa le s,
en n úmero de c i n cuen ta y s i e te,fue ro n co nd u c id o s á Am
bo ise y decap i tado s an te l a p la tafo rma de l cast i l lo . A l Prínc i pe de Co ndé se le o bl igó á prestar j uramen to d e que no
había tomado parte en la co nj urac i ón,y á p resenc iar las
ej ecuc io nes d esd e la t ribuna en que se ha l laba la co rt e , sentado en tre l a Re i n a María Es t uardo y e l Duque de O rlean s .
Cuando e l Prín c ipe aparec i ó en la tri buna,to do s lo s sen
tenciado s , sus cómpl i ces , l e sa l udaron pro fundamen te , y é ll e s devo lv i ó e l sa ludo co n l a mayo r seren i dad
,d iciend o á
l a Re i n a María : est di[hci 1c de ne pas ¡tre pol i avec des
gen s qu i v out mour ir .
9 E l cé lebre c i ruj ano Ambro s io Paré era ca lv i n i s ta , yn ac i ó en Laval en 1 5 1 7 . Hizo su aprend izaj e en lo s campamen to s
,y e l fru to de sus o bservac io nes c i en t ífi cas lo com
pend i ó,en 1 545 , en su obra t i tu lad a J l e't/zode de traicter ¡es
p lays faites par les argzcebuses et au l tres bastons (i feu . Supri n c ipa l d escubrim i en to fué e l de sust i t ui r en las amputac io nes de lo s miembro s l a cau terizac i ón de la s arter ia s po rl a a tadura d e las m i smas . Po r l a recomendac i ón de l Duquede V endóme
,l e adm i t i ó En rique I I en e l n úmero de sus
c i ruj ano s o rd i nario s , é igua l p laza co n servó en la co rte d eFran c i sco I I . Carlo s IX le h i zo su primer c i ruj ano de cámara ,y l legó a t en erle en ta l es t ima
,que cuando l a ma tanza de
los hugo no te s fué e l ú n i co que qu i so sa lvar , segú n re fi ereBran tóme: Char les Í Á
'
,d i ce
, uc vou lut sauver ancm z calv i
n iste,si nou Ambroise Pare
'
,son premier c/1 iru¡gi en et le pre
mier de la chre'
tieuté. Muri ó en París en 1 590 ,alguno s meses
después de la en trada de Enrique IV .
l º Esta t remenda her id a l a rec i b i ó e l Duque d e Guísaen e l s i t io de Cala i s , fué un lanzazo que l e en t ró po r debaj odel ojo derecho y l e v i no 51 sa l i r po r debaj o de la o rej aizqu i erda
,quedan do den tro l a lanza quebrada . D iéro n le por
muerto y le l l evaro n á su t i en da ; mas Ambro s io Paré , po n iéndo l e un p ie sobre e l pecho
,como s i se tratase ya de un cadá
ver , le arran có po co á po co la s ast i l l as deshac i éndo la s co nl as uñas
,y co n un háb i l esfuerzo co n si gu i ó arran carledes
NOTAS DE LA INTRODUCC IÓN 44 1
pués e l h i erro de la l anza . La audac i a de Ambro s io Parésalvó al D uque de una muerte segura
,s i b i e n no pudo ev i tar
que l e quedase el ro s tro ho rr ib l emen te desñgurado .
Ho spedában se lo s Reyes en el palac io de Ja ime Gro sl ot , Can c i l l er de Navarra y Bai l ío de Orlean s . E ste palac io ,que es una be l l ís ima co nstrucc i ó n de l s iglo X
'
V I,
'
fué cu i dadosamen te restaurado en 1 850 ,
y s i rve desde 1 790 de Hótelde vi l le. En un a de su s fachadas hay una larga i n scr i p c i ónen que se en umeran lo s perso naj es que han hab i tado e l palacio , y en tre o t ras co sas d i ce : L ogis accoutume
'
des R ois Frau
; 0is C/zar les Í X'
,Henr i Henr i V des Rei nes Cathe
r i ne de ¡Vl éd ia'
s,]Var ie S tuart, L ou ise de L orrai ne et Jl í ar ie
1 2 E l Cardena l Fran c i sco d e Tournón fué uno de lo shombres de Es tado que más se d i s t i ngu i ero n en su épo ca ,que al can za desde 1 489 , fecha de su nac im ien to ,
hasta 1 562 ,
que e s l a de su muerte . V i no a Madr i d para n ego c iar l al ibertad de Fran c i sco I
,y vo lv i ó más tarde para co n certar
e l matrimo n io de este Rey con D .
a Leo no r d e Aust ria . Fuéhombre de mucha rec t i t ud y j u i c io y de gran de hab i l i d aden lo s n ego c io s
,que manej aba s i empre yen do derecho al
fo ndo y s i n an darse po r l as ramas , como vulgarmen te sed i ce . En em igo acérr imo de lo s hugo no t es
,l e s combat i ó e n
to do s lo s t erreno s y muy espec i almen te en lo s Es tado sde Orlean s y las Co nferen c i as d e Po i ssy : n un ca pudo
,s i n
embargo,en ten derse con lo s Gu i sa por r ival i dades co n e l
Cardena l d e Lo rena,y se mo s tró s i empre part i dar io de Cata
l i n a d e Méd i c i s,prestán do l a gran des serv i c io s .
I 3 Fran c i sco de Scepeaux ,Mar i sca l d e V i e i l l ev i l l e
,fué
uno de lo s gran des cap i tanes d e l s iglo X V I que más repu tac i ón al canzaro n po r su valo r . Hab ía tomado por t i po aBayardo , y en su t i empo era proverb i a l es te d ís t i co
Chá teignerage , V iei l lev i l le et Bourd il lonSon t les tro is hard is compagnons.
Á l a muerte d e Enr ique I I s igu i ó e l part i do de l o s Gu i sa,
combat i endo á lo s hugo no t es co n muy d i scre to ce lo . Se d i ceque muri ó e nvenenado en 1 57 1 , y hab ía n ac i do e n 1 509 .
14 Jacobo d '
A lbón,seño r d e Sa i n t -André , n ac i ó en 1 505,
y fué hecho Mari sca l d e Fran c i a en 1 54 7 po r En rique I I ,que l e d i spen só s i empre todo su favo r y co n fi anza . Dist i n
44 2 LA RE INA MÁR '
I'
IR
gu ió se m u cho po r s u va lo r y pe r i c ia m i l i tar , y fué hechopr i s io ne ro
,pe l eand o como un héro e
,en la ba ta l la d e San
Q u i n t ín . A l a m u erte d e En r iq ue I I l lamó se a l par t i do d elo s ( l u i sa
,y d espués d e fa l l ec ido Franc i sco I I fo rm ó co n
e l Duque de ( l u i sa y e l Co ndestab l e d e Mo n tmo ren cy e lfamo so t r i unv i ra to cató l i co
,que i n ten tó ex term i nar l a herej ía
en Fran c i a . En la bata l l a de Dre ux co n tra lo s ca lv i n i sta scayó pri s io n ero de ésto s
,y en e l momen to en que uno de
e l lo s l e co lo caba atado a l a grupa de su cabal lo,fué ase
sinado de un p i s to l e tazo . Suced i ó es to e l 1 9 de D ic i embrede 1 562 .
I S L o s d o s hermano s A l berto y Carlo s d e Go nd i eranh ij o s d e An to n io de Go nd i
,que v i no a Fran c ia desde Flo
ren c i a acompañando a Ca tal i n a de Méd i c i s,y fué mayo r
domo de En rique I I . Carlo s fué genera l d e l as galeras deFran c i a
,y A lberto fué hecho Duque de Re tz y Mari sca l
de Fran c i a po r Enr ique III . Ambo s perten ec i ero n s i empreen cuerpo y alma a l part i do de la Re i na Ca ta l i n a .
16 Jaco bo,6 Ja ime Amyo t
,fué precep to r de lo s do s ul t i
mo s V alo i s,que l e amaro n y pro t egi ero n igualmen te con ver
dadera gra t i tud y car i ño . Nac i ó en Me ló n,de padres hum i l
d ísimo s,y s igu i ó en París lo s estud io s ec les i ást i co s a fuerza
de privac io n es,de energía y de perseveran c ia . Logró al fi n
l a cátedra de lat ín y gri ego en la Un ivers i dad de Bo urges , ye l Cardenal de Tournón l e sacó de su o scuri dad
,env i án do l e
a l Co n ci l io de Tren to con algunas rec lamac ion es de l Reyde Fran c i a . Á su vuel ta fué cuan do Enriqu e I I l e nombróprecep to r de sus h ij o s Carlo s y Enrique . L lamáron le ésto ss i empre su quer i do maestro, y e l primer acto d e Carlo s IXal sub i r a l t ro no
,fué nombrarle Ob i spo de Auxerre y Gran
l imo snero de Fran c ia,co n tra la vo l un tad de Ca ta l i n a de
Méd i c i s,que le est imaba en po co y quería este ú l t imo puesto
n ad a meno s que para e l Cardena l d e Tournón . En rique_I I [
l e man tuvo en el m i smo cargo,y l e h izo además Comenda
do r de la Orden de l Espíri t u San to,a pesar de no ser nob l e .
Acusáro n le fal samen te d e haber aco n sej ado e l ases i na to d el o s Gu i sa en Blo i s
,y esto l e propo rc io n ó grandes d i sgus to s
y aun puso en pel igro su v i d a . Retiróse zi su d i óces i s l l enode amargura
,y al l í muri ó e l 6 de O c t ubre de 1 593 , a lo s
o chen ta año s . Su traducc i ó n de las o bras de Plu tarco esco n s i derada en Fran c ia como uno de los más hermo so s mo
numen tos de la l i tera tura francesa de l s ig lo X V I .
444 L A REINA MART I R
que l e pro duj ero n lo s co smé t i co s y afe i te s que,para d is imu
la r l a edad,usaba en el ro st ro . L as memo r ias que la Re i n a
Margo t dej ó esc r i tas,o frecen no t i c i a s muy cu r io sa s de lo s
re i nado s d e Ca rlo s IX,Enrique I I I y primero s año s de l d e
En r ique IV , y fi guran en la l i tera tura fran ce s a como uno
d e lo s mo de lo s má s e legan tes d e la pro sa de su épo ca .
ºº Carlo s d e V a lo i s era en to n ces D uque de O r lean s,y
co n taba nueve año s . Había nac id o en Sa i n t -Germa in —en -Layeen 1 550 . Desde n i ño mo stró muy bueno s do te s de en tend im i en to y de co razón
,que cul t ivaro n y d i rig i ero n co n ac i erto
sus d o s ayo s C ip ierre y Amyo t . Mostróse muy añcio nado
á la s artes,cul t ivan do é l m i smo l a po esía
,y son no tab l e s sus
do s epísto las2á Ro n sard , espec i almen te l a que emp i eza
Ton spri t est,Ronsard
,plus ga il l ard que le m ien ;
Ma is mon corps est plus j eune et p lus fort que le t ien ;Par a insi je concl us qu 'en savo ir tu me passesD
'
auta nt que ma prin temps tes cheveux gris e fface.
A pesar de to do,l a sombra s i n i e st ra d e su madre Ca ta
l i n a de Méd i c i s parece envo lver aeste desgrac i ado Prín c ipe,
y calumn iado po r uno s y j uzgado co n harta sever i dad poro t ro s
,tan so lo ha pasado a l a h i s to ri a como e l crue l o rga
n izador de la matan za de San Barto lomé,y e l fero z mo narca
que d i sparó co n tra su pueb lo desd e las ven tanas d e su pa lacio
'
en aquel l a ac i aga no che . Por mucho t i empo ex i st i ó sobreun a de las ven tan as de l Lo uvre que dan al muel l e de l Sen a
,
esta i n scr i pc i ón,pues ta a l l í por lo s revo l uc io nar io s de 1 789 ,
recalen tado s po r los r imbomban tes en tus i asmo s d e AndrésChen i er
,en su t raged i a Carlo s IX : » C
'
est de cettefen ¿ºtre
que C/zar les ¡X ,d
'
exéeraóle 7némoire, a tire'
sur des citoyens
f ran ; ais .
— Ab surdo r id ículo que se refuta co n so lo hacerno t ar que toda esa parte de l Lo uvre
,que se l lamaba L oar re
viej o, se remo n ta ún i camen te a l a épo ca de En r ique IV ,y
no ex i st ía, por lo tan to ,
en t i empo de Carlo s IX .
Carlo s IX muri ó a los ve i n t i cuat ro año s en e l cas t i l lo d eV i n cen nes
,s i n d ejar suce s i ó n de su legí t ima muj er la ange
l ical I sabel de Aust ria,h ij a de l Emperado r Max im i l iano I I .
Dej ó un h ijo nat ura l de María To uche t,que fué Carlo s d e
V alo i s , Co nde de Auvergne pr imero ,y después Duque
de Angulema.
Las Co n feren c ias d e Po i ssy se abri ero n e l 3 1 de Ju l iode 1 56 1 . Presid íalas e l Cardenal d e Tournón
,y as i s t i ó l a
NOTAS DE LA INTRODUCC IÓN 445
Re i n a madre acompañada del Rey n i ño Carlo s IX y de to dala co rte . E l Rey de Navarra An to n io de Bo rbón y e l Pri nc ipe de Con dé represen taban a los hugo no tes , y e l GranCan c i l l er L '
Hópital l l evaba la voz en n ombre de l Rey deFran c i a . L os pri n c i pales m i n i s tro s calv i n i s tas que tomaro nparte en las d i scus io nes fuero n Teo doro de Beza y PedroV erm igh ,
que l lamaban P edro 1Wa'
rtir . A med iado s de No
viembre l l egaro n como l egado s d e l a San ta Sede , e l Cardenal d e Ferrara y e l P . D i ego Lai n ez
,suceso r de San Ignac io
de Lo yo l a en e l gen era la to d e la Compañía de Jesú s . Traíani n s trucc io n es secre tas d e Pío IV para po n er térm i no a aquel las reun io nes
,cuyo s pe l igro s n o se escapaban á l a pruden
c i a de l Po n tífi ce ; lo cual co n s igu i ó e l P . Lai nez con und i scurso tan c laro y tan enérgi co
,que la m i sma Catal i n a de
Méd i c i s,v i en do descub i erto y compromet i do su j uego
,no
pudo co n ten er l as l ágr imas . Dos días después,e l Prín c ipe
de Co ndé,que a pesar d e ser hugo no te
,d i spensaba al Padre
Lai n ez un a afec tuo sa co n fi anza,l e d ij o : Padre mío
,
que la R e i na está muy d i sgu s tada co n vo s,y que h a l lo rado ?»
<<Cono zco hace mucho t i empo aCatal i n a de Méd icis — con
tes t ó L aínez so nr i én do se — pero no temái s,Prín c ipe
,que
me engañe,apesar de ser tan exce l en t e cóm i ca . » Después
de demo s trar Lain ez con tan ta - au to r i dad l a i n u t i l i dad del as Co n feren c ias y lo s pe l igro s que o frecían en cuan to a l afe
,se abs tuv i ero n de as i s t i r a l as ses io n es restan tes e l Rey ,
l a Re i n a,lo s Prín c i pes y co n sej ero s de l a co ro n a
,y pro s i
guiero n l as d i sc us io nes s i n n i ngun a u t i l i d ad n i pro vecho ,
so lo en tre lo s Ob i spo s y t eó logo s .
ºº E l Co ndestabl e d e Fran c i a Ana d e Mo n tmo ren cy ,nac i ó en 1 492 y fué educado para las armas con Fran c i sco I ,que era en to n ces Duque de Angulema. Fué s i empre e l grande am igo y compañero d e es te mo narca
, con e l cua l cayópri s io n ero en l a batal l a de Pav ía . V o lv i ó a caer pri s io nerod e lo s españo l e s en l a d e San Qu i n t ín , que d ir ig i ó y perd i óé l m i smo , y mur i ó e n 1 56 7 pel ean do co n tra lo s hugo no tesen l a bata l l a de Sa i n t —Den i s . Combat i ó á lo s herej es en to do sl o s terreno s , y fué uno de l o s gran des pro tec to res de l aCompañía de Jesú s e n Fran c ia .
23 Bran tóme,t . V
, pág . 90 .
24 E l P . Edmundo Auger fué uno de los gran des m isioneros que combat i ero n la herej 1a calv i n i s ta en Fran c ia .
Acompañó al Duque d '
Anjóu ,después Enrique I I I
,e n la
446 L A REINA MÁRT I R
batal la d e Ja rnac,y él m i sm o l e a rmó po r su pro pi a m a no .
Fu é co n feso r d e e s te mo narca po r m u cho t iempo ,hasta que
e l ase si na to d e lo s ( l u isa en Blo i s l e h izo re t i rarse a I ta l ia,
d o nd e m u ri ó en No vo como e l 1 9 d e Jun io d e 1 59 1 .
7 5 () rdon nanee de C/zar les ¡X . t . pág . 734 .
ºº I sabe l era h ij a adul t e r i n a d e En r ique V I I I y d e AnaBo l ena
,pues to qu e había nac id o en v i d a d e Cata l i n a de
Aragón,l egít ima m uj er d e Enrique . Ad emás d e esto
,su
pro p io padre l a dec laró basta rda , cuan do Ana Bo l ena fuédecap i tada
,qu edando co n esto i n capac i tada legalmen te para
re i na r . La Re i n a legí t ima de Inglat erra era , po r lo tan to ,
María E stuardo,como n ie ta ún i ca de Margari ta T ud o r
,her
man a mayo r de En rique V I I I .
448 L A R E INA MÁRT I R
Abad ía d e l l ran tóme,como tan to s o t ro s que en aquel la épo ca
v iv ían zi co s t a d e la Igle s ia,desho n rá ndo la al m ismo t i empo
co n sus v i c i o s y e scánda lo s . Fué gen t i lhombre d e Carlo s IXy de En r ique I II
,y v i s i tó la mayo r parte d e lo s países d e
Euro pa , unas veces en exped i c io nes m i l i tares y o t ras co n
mi s io n es d ip lomá t i cas .
4 Juan Kn o x fué e l ve rdadero fundado r d e la Igles i apresb i teri an a en Esco c i a . Nac i ó en L itfo rt en 1 505 , se o rden óen 1 530 y apo stató en 1 542 . Era hombre de terr i b le e nergía , y su e lo cuen te y arrebatada palabra l e co nqu i st ó fo rm idab le i n fl uen c i a así en tre l a nobleza como en tre e l pueblo .
María Es tuardo qu i so atraérsele,y á este pro pós i to t uvo co n
é l vari as co n feren c ias,que e l m i smo Kno x re fi ere en e l
tomo 1 1 de su l í istory of t/ze reformation . En una d e estasen trev i s tas
,espan tada
* María de las do ct ri n as subvers ivas de lherej e
,l e pregun tó en érgi camen te : pués que
l os súbd i to s pueden res i st i r alo s reyes?» <<C i ertamen te,Seno
ra,
— respo nd i ó Kno x,
— s i los reyes fal tan á sus deberes .To do lo que l a l ey no s manda es venerar al rey como a unpadre ; pero s i un padre se vue lve frené t i co ,
se l e en c i erra .
Cuando e l prín c i pe qu iere dego l l ar a lo s h ij o s de D io s , sel e qu i ta l a espada
,se l e a tan las mano s y se l e en c i erra en
una pri s i ó n has ta que recobre la razón . Es to no e s desobed iencia, s i no obedecer l a palabra de D io s . » María comprend i ó todo lo pel igro so de esta do ctr i n a que hacía a lo s súbd i
tos j u 'eces d e sus reyes y l es auto rizaba a l a rebel i ó n segúne l benepl ácito de sus j efes esp i ri tua les ; en to n ces d ij o aKnox :“ Es tá b i en : veo que m i s súbd i to s o s obedecerán avo s y no
á mí ; harán lo que l es mandé i s y no lo que yo o rd ene,y yo
deberé hacer lo que e l lo s o rd enen , y no o rdenar lo que e l lo sd eben hacer . » “ ¡No lo perm i ta D io s! — co n test ó K no x . M iún i co deseo es que lo s prín c ipes y sus súbd i to s o bedezcan aDio s . Su pa labra d i ce que lo s reyes so n lo s padres a l imentado res , y las re i n as las madres y no drizas d e su Igl es ia . »
aS i n d uda,d ij o l a Re i n a
,— pero vuestra Igles i a no es aque
l la de que yo qu i s i era ser madre y n odriza . Yo defenderé laIgles i a romana
,que es l a verdadera Ig l e s i a d e D io s . » Aquí
e sta l l ó l a i ra d e Kno x y co n test ó : << V uestra vo l un tad , Seño ra ,n o es razo nable . La pro st i tu t a romana estaca ída , manchada ,degradada . » ((M i co n c i en c i a me d i ce lo co n trar io ,
— repl i cóla Re i na co n gran ñrmeza desp id i endo a l herej e .
» “ V uestraco n c i en c ia no está i l ust rada
,— co n test ó éste ret i rándo se ; » y
NOTAS DE L L IBRO PRIMERO 449
—al sal i r d ij o a l o s que le esperaban : <<Nada se puede esperarde es ta Jezabe l l l en a de as tuc i a y . al t an ería . »
5 Fel ipe I I escr ib i ó aDarn ley por l o meno s d os cartas ,. cuyo s bo rrado res caste l l an o s ex i s ten en el arch ivo de S imancas
,Es t . Inglat . l eg . 8 1 8 . La pr imera
,fechada en Sego v i a
a 1 3 de O c tubre de 1 565 , d i ce así : <<Seren ísimo Rey deEsco c i a , my muy caro y muy amado hermano ; por una cart aque me escr iv ió l a Reyna de Esco c i a y por o t ra de m i Embajador en Ing la terra , en tend í vuestro casam ien to ,
y ho lguéi
mucho de saver que se huv iese efect uado por vues tro b i eny co n ten tam ien to y po r e l amo r que a vuestro s pad res heten i do
,e l c ua l se . ha de co n t i n uar co n vo s s i empre , por
tener en ten d i do que de vuestra gran deza ha de resu l tarmucho serv i c io a Dio s y a l b i en de la re l ig i ón cató l i ca
,
s i en do vo s nasc i do y cr i ado en e l la,y así me alegro con
vos deste vuestro casam ien to y o s ruego que s i empre co n t inueis en l a vo l un tad y de term i nac i ó n que havéis t en i do al a co n servac i ó n y aumen to de n uestra san ta fee y re l ig i ón
,
que est a será l a mayo r y más pri n c i pa l causa con que mepo dé i s ob l i gar
,a que yo m ire por todas vues tras co sas y o s
favo rezca en e l las como lo escr ivo á l a Reyna . »
Después de escr i t a esta carta,pero n ó env i ada to dav ía
,
l legó a Sego v i a un men saj ero ex trao rd i nar io de lo s Reyesde Es co c i a . Era éste un an t iguo y fi e l gen t i lhombre de lad ifun ta R e i n a de Inglat erra María Tudo r
,l l amado Fran c i sco
Yaxlee,que había co n o c i do a Fel ipe I I d uran te su estan c i a
en aquel re i no . Tra ía una carta d e Darn ley
'
para Fel ipe ,escr i t a en Glasgow a 1 0 d e Se t i embre
,y largas instruccio
n es verbales . Traía tamb i én o t ra carta de l a m i sma fecha,
de María E s tuardo para e l Duque de A l ba,en l a cual reco
mendaba a éste su mensaj ero,sup l i cándo l e l e oyese y l e
i n tro duj ese cerca d e Fel i pe I I . E l o rig i n a l de esta carta,
escr i to en fran cés y to do d e puño y le tra d e la Re i na,se
co n serva en tre l as m i l prec io s i dades h i s tóri cas y art íst i casque adm irab l emen te c l as i fi cadas y co lo cadas
,en c i erra e l
palac io de lo s Duque s d e A lba . Grac ias a l a bo ndad de laseño ra Duquesa , hemo s ten i do o cas i ó n de exam i nar es tecurio so autógrafo , rueda i n teresan te d e aque l gran manej opo l í t i co , y en su o r igi na l fran cés y en su t rad ucc i ó n castel lan a d i ce así : (<A 7n on eousin le due dab a .
— ¡Won eonsi n :
pour vous auuoir duran t le peu de ta7n,os questies en fran ce
.eongnu tant affection í a'
la rel igion /cato/ique, la que/le ie
4go L A RE INA MÁRT I R
4 1 0/ esse el so so/¡an t an ssz rom/nen,sel /on nos men tes estes
aynze, et 7'os _
'
7se1 Ii ( es estnnes (tu nzon szem mon bon frere,ayant ton szon re en (¡n e/que ocas i on auss i de vous estznzer ¡u n
de ¡nos nzei//en res am is,iay aa
'
u ise'
en n oian t ¿e gen ti l /lzomnze,
de la par t du roy , mon mar i,et m iene, pour
fayre en tand ie /esta…rt ¿te nos affayres au r oy despazjgu e, mon
sieur ¡non bon f rere, de l u i connnano'er de vous fayre en tan
o're ¡e (¡iseours de sa e/zarge, et saa
'resser a
'
rrous />our aun oir
aua'
ianee; ce que ie'
zfous pr ie ¡
ora /¿dre la ¡>o i ne de oóten ir
tost que pourrer , aj]in que ie me pu isse reson /a'
re su r e/zose
tant impor tan te; et masu ran t de votre bon ne í'
o/Ío i ztay ,eonznze
ie vous pr ie fayre de la 7n iene, ie ne vous fayray pl us ¡ongo'iseours
,si n on depr ior dieu qu it vous doi n t en san té
,/1en rense
n ie,et longue
— D e Glasgo , ee X ¿te Setanzóre V otre
bien Óon ne Cousine Mar ie,
A m i p r imo e l Duque d eA lba .
— Primo mío : Po r habero s co no c i do d uran te e l po cot i empo que estuv i s te i s en Fran c i a
,tan afec to a l a rel ig i ó n
ca tó l i ca que yo pro feso ,y sab i endo t amb i én cuán amado
so i s po r vuestro s méri to s de l Rey , m i seño r y buen herman o
,y cuan to est ima vuestro s serv i c io s ; y hab i endo t en i do
además algun as o cas io nes d e est imaro s como uno de m i smej o res am igo s
,he determ i n ado al env i ar d e parte de l Rey
m i marido_ y de la mía , aese gen t i lhombre y fi e l serv i do r ,
para'
en terar del es tado d e n uestro s n ego c io s a l Rey d eEspaña
,m i seño r y buen hermano
,mandarl e que o s en tere
t amb i én del obj eto de su m i s i ón,y se d i rij a a vo s para
ob ten er aud i en c i a ; y o s supl i co o s tomé i s la mo l es t i a deobtenerl a lo más pro n to po s ib l e
,afi n de que pueda yo reso l
verme en asun to de tan ta impo rtan c i a . Y asegurándome devuest ra buen a vol un tad
,como o s supl i co hagái s de l a mía
,
n o añad i ré más s i no rogar a Dio s que o s co n ceda con sa l ud,
un a fel iz y larga v i d a .
— De Glasgow a 1 0 d e Set i embred e 1 56 5 . V uestra muy b uen a pr ima
,.V ar ia
,Re i n a . »
Cumpl i ó fi elmen te e l Gran Duque de A l ba e l en cargo d el a Re i n a de Esco c i a
,y e l 23 de Oc tubre despachó Fel i pe I I
aFran c i sco Yaxlee co n l a s igu i en t e carta para Darn ley éi n st rucc io n es po r escri to ,
c uyo s bo rrado res caste l lan o s secon servan en e l arch ivo de S iman cas
,E st . Inglat . l eg . 8 1 8 ,
y d i cen de esta manera :<< Seren ísimo Rey
,e t c . Ten i endo e scr i ta la carta que irá
co n est a en qu e me al egraba con vos de l buen suceso y conclusión de vuestro casam i en to co n l a Serma . Reyn a de E s
452 LA R E INA MARTIR
alabzi nd o sela y d i c i énd o l e q ue se jun tar:í co n é l para quedebaj o de su nomb re y de l ayuda q ue ha de da r
,pued a
Su Mag . co n t ri b u i r,y el so co rro sea tan to más gal lardo
,y
que es te cam ina r Su Mag . d cató l ica d ebaj o d e e s ta c ub ie rtaserá e l t i empo qu e en ten d iere co nven i r asi a lo s nego c io spar t i c u lare s de l o s d icho s Sermo s . Reyes
,zi lo s cuale s Su
Mag . d ayudará y pro curará vayan adelan te v i endo su vo luntad y cr i st i andad .
» Que en lo s nego c io s de Ingla terra S u Mag . d ca tó l i cap i de a l o s d i cho s Sermo s . Reyes cam i nen con gran d templan za p ro curando co n servar l a parte que en aquel reynot i en en
, que S u ¡Wag .d ¿o n la que en e
'
l j >uede tener ¡es asistira'
siempre. Pro curan do asim i smo d e n o i rr i ta r aquel la Reynan i apretarla de man era que la hagan sal ta r , po rque parescea S u Mag . d que en n i nguna manera de l m undo al presen tesea t i empo d e apre tar sobre l a d ecl arac i ó n d e l a sucesi ó ns i no traer l a p lát i ca v iva co n l a “ Reyna
,s i n l legarla que se
haga de reso lver,has ta que se tenga ganada más t i e rra
,y
Su Mag . d esté do nde co n más fac i l i dad puede ay uda r a e l lo ;y que l es p i de y ruega mucho que s i n advert i rl e primero ytomar su parescer n o se arro j en zí co sas estas
,po rque Su
Mag . d se lo dará s i empre co n tan ta afi c i ón y buena vo lun
t ad , qu e espera aceptarán l o que se h i c i ere para q ue del losucceda tan gran serv i c io Dio s como Su Mag . d en t i ende quepor su med io del lo s se l e h a de hacer .
» Que deben estar l o s d i cho s Sermo s . Rey y Reyna advert i do s en m i rar mucho que en las d i l igen c i as que hacenen Inglaterra
,n o pueda la Reyn a en n i nguna ma
nera del mundo en tender que e l lo s l as hacen para d u ran tesu v i d a
,po rque es to l e escan dal i zaría mucho y dari a gran
o casi ón para ej ecutar co n tra el lo s lo que pud iesse ,y en
a lgun a manera seria j ust i fi car su ca u sa .
» E n lo o t ro que ped ió e l d i cho Yaxlee que scribiesse S uMag . d zi l a d i cha Reyna de Ingla terra sobre la l i bertad d em i lad i Margari t a d e L emnus (la Condesa de L ennox ,
madre
de D arn /ejy y para que n o dé ayuda alo s rebe ldes d e Escoc i a
,que seria an tes dañar que apro vechar a l o s n ego c io s
hacerse i n stan c i a con l a d i cha Reyna de su parte so bre e l lo ;po r ago ra no es t i empo
,y cuando l o fuere no perderá Su
Mag . d l a o cas i ón de hace rlo como qu i en t i en e tan caras lasco sas d e los d i cho s Sermo s . Reyes…
,e tc . »
Pro s iguen o t ras i n s trucc io nes meno s impo rtan tes y prec i
NOTAS DE L L IBRO PRIMERO 453
sas,en cam in adas todas a l a res taurac i ó n de l cato l i c i smo en
Esco c i a , a l a suces i ón de María E s tuardo en l a co ro n a deInglaterra
,y al cast igo y ex t i rpac i ó n de los rebe l des esco
ceses.
Esto s fuero n l os do cumen to s que e l tra i do r Darn l ey descubr i ó a sus cómpl i ces
,ven d i en do y sacr ifi can do l a causa
de su re l i g i ón,de su espo sa
,y de su R e ina
,a sus prop i as
amb i c io n es y mezqu i no s resen t im i en to s .6 Es t a Co n desa de Argyl e se l lamaba Lady Juan a
S tuart , y era h ij a n at ura l d e Jacobo V y de I sabe l Carm ichael . Se casó en 1 554 con e l Co nde de Argyle , y se d ivo rc i ó d e é l en 1 564 .
7 E l Comendado r de Ho lyro od,Lo rd Roberto Stuart
,
era tamb i én hermano n atura l d e María E st uardo,como h ij o
de Jacobo V y de E u fem ia E lph insto n .
8 Gu i l lermo Cec i l fué e l háb i l m i n i stro y e l alma co n
denada de la R e i n a I sabe l de Inglaterra , s i e s que es ta seño raneces i t ó a lgun a vez de más alma co n denad a que l a suyaprop i a . Cec i l fué e l i n s trumen to
,e l cómpl i ce y muchas veces
e l i n st igado r d e l as persecuc io nes d e I sabe l co n tra l o s cató
l i co s,y fué t amb i én e l d i rec to r y gui a de aque l la decan tada
po l í t i ca,á que mucho s at r ibuyen e l o r igen de l a pro sper i
dad de Ingl at erra . De esta po l ítica, d i ce L i ngard en su ¡J istor ia de Inglaterra: <<La o tra causa (de l a pro sper i dad d eInglaterra) co n s i s t i ó en la c l ase de po l i t i ca o bservada po rl os m in i s tro s , respec to de l as co rte s ex tranj eras : po l i t i ca quemal puede a l a verdad aven i rse co n l a honradez y l a buen afe
,pero cuyo s resu l tado s fuero n en ex tremo próspero s . L o s
min i stro s est aban co n stan temen te zi l a v i s ta para arro j arsem i l las d e d i sco rd i a
,fomen tar e l e sp i r i t u de res i s te n c i a y
ayud ar l o s esfuerzo s d e rebel i ó n en lo s pueb lo s vec i no s . EnEsco c i a qued ó cas i an iqu i l ad a la au to r i dad de l a co ro na ; l aFran c i a fué red uc i d a a un estado de anarquía,
pobreza ydesastres s i n ej emplo
,y l a España v i ó co n env i l e c im ien to
sus r iquezas ago tadas d e co n t i n uo,y sus ej érc i to s perecer
de añ o en añ o en med io de lo s d iques y banco s d e aren a deFlan des . La depres i ó n de estas po tes tad es fué un b i e n , s i n oabso l u to , a lo meno s re la t ivo ; po rque al paso que dec l i n aban lo s o tro s pri n c i pes
,l a Re i n a i nglesa parecía crecer e n
reputac i ón y poderío . » Necesario es co nven i r que d e en to nces acá no ha vari ado mucho l a po l i t i ca i ng l e sa
,cuya fór
mula puede reduc i rse d esd e lo s t i empo s de I sabe l,zi un a
454 LA R E INA MARTIR
so la frase y a u n so l o a rt iculo . To make money,hacer
d i n e ro .
— ( l u i l lerm o Cec i l supo co n servar e l favo r d e I sabe l,
co n pasaj e ro s ec l i p ses,du ran te to da su v i d a . F ué c reado
po r e l l a Barón d e B u r l e igh ,y m u r i ó en 1 598 zi lo s se t en ta
y s i e te años.
9 La pas ión de I sabe l po r e l l uj o y las galas era tan
grand e,que zi su m uerte se en co n t raro n en su guardarro pa
más de tres m i l vest i do s,co n propo rc io nad o n úmero d e ade
rezo s y d e j o yas . Cuen ta L ingard,que como parec ie se al
Ob i spo d e Londres muy impro p io de la edad d e la Re i na,
ya muy avan zada,est a pas i ón po r lo s ado rno s , tra t ó en uno
de sus sermo n es de a lej ar su espíri tu de l l uj o d e l a t i erra , yel evarlo zi l as r iquezas de l c i e lo . Mas la Re i na d ij o zi sus
damas , que s i e l Ob i spo vo lv ia zi to car aquel la mater ia,le
prepa rari a el l a zi é l,e l cam i no de l c i e lo
,ado nde l e haria i r
s i n bácu lo n i man to .
<<Por lo que respec ta a l carác ter d e I sabel , d i ce L i ngard en su Í ! i stor ia de Ing laterra, parecía haber heredadola natura leza i racun da de su padre . La meno r d esco r tesia
,l a
provo cac i ón m ás l eve era capaz de exc i tar su furo r . S iempre
,cuan do hab laba
,sus palabras iban acompañadas d e
j uramen to s,
ep lo s¡
in stan tes d e có lera,p ro d igaba impre
cacio nes ó i n su l to s . A veces n o se co n ten tó co n palabras,
p u e s no so lo l as damas de su serv i c io,s i no has ta lo s co rte
sano s y lo s fun c io nario s p úbl i co s d e más n o ta,s i n t i e ro n e l
peso de su man o : arrancó e l co l lar zi Hat to n,d i ó un bo fetón
a l Co nde Mari sca l,y escup i ó en c ima a S i r Ma t teo , p o rque
le desagradaba l a afec tac i ó n d e su t raj e . »
E l P . Edmundo Hay era en to n ces Superio r d e l Co l egio d e Pari s , y hab ía estado ya en Esco c i a en 1 56 1 , acompañ an do al P . Gaudan
,l egado de P ío IV . Desembarca ro n
en to n ces en Le i th,d i sfrazado s de mercaderes
,y tuv i ero n en
Ed imburgo vari as y muy secre tas co n feren c ias co n MariaE s t uardo
,que añanzaro n l a fe en e l co razón de ésta y es tre
charo n sus re l ac io nes con e l Papa . E l P . Tomás Derb ish ir
era sobri no y secre tario de l Ob i spo d e Lo nd res Edm undoBo n n er
,en t i empo d e la Re i na Maria T udo r : zi la muerte
d e ésta fué persegu id o y en carce l ado po r I sabe l , hasta q u ehab ien do hu id o zi Roma
,en tró en la Compañ ia e l d e
Mayo de 1 563 , zi los cuaren ta y c i n co año s d e edad . Mu ri óe n Fran c ia en 1 604 a lo s o chen ta y se i s año s .
Las gran des al terac io nes que se s igu i ero n en E sco c ia ,
456 LA R E INA MARTIR
t/1e—cat (e l cascabel d e l ga to ) , y esta fué la espada que d ióe l Co nde d e Mo r to n a
' Lo rd L i n d say en e l campam en to deCarberry .
I4 Bo thwe l l h uyó desd e luego zi Dunbar , y al l í pe rmaneció a lgún t i empo en med io d e sus vasal lo s ; mas persegu idodespués po r e l La i rd de Grange , huyó en un barco quet en ia zi l as i s las Orcadas , y ded icóse en aque l lo s ma res á l ap i ra tería
, po r n o en co n trar o t ro med io de subs isten c i a . Fuép reso al cabo por un barco no ruego ,
y l l evad o zi D i nama rca,
do n de l e en cerraron en el cast i l lo de Malmay: al l í v iv i ó t ri st emen t e n ueve año s y muri ó a l ñn en 1 576 . An tes d e mo ri rco n fesó haber ases i nado zi Darn ley de acuerd o co n Murrayy co n Mo r to n
,y q u e María era completamen te i no cen te d e
aque l cr imen .
1 5 Es tas pruebas escr i tas por la prop ia mano de la Rei na ,
eran las o cho cartas y l os do s so ne to s en co n trado s en lafamo sa caj i t a d e p la ta o lv i dada po r Bo t hwel l en e l cast i l lode S t i rl i ng y so rpren d i da po r lo s rebe ldes en man o s de layud a de cámara de éste
,Dalgl e i sh
,cuan do l a l l evaba zi
Dunbar . Es tas cartas,en que lo s herej es rebelde s en to n ce s
y l o s h i s to r i ado res pro testan tes más tarde,han c ifrado to da
la culpab i l i d ad de Mari a,so n rechazadas como fa l sas y apó
crifas por Chalmere,W i l l iam Tyt l er
,XV i thaker
,L i ngard ,
L abano ff,Frasser Ty t l er
,Go o dal l y S tewart ; lo s cuales ú l t i
mos probaro n que lo s so ne to s habían s i do compues to s po rBuchan an
,y las cartas fal s i fi cadas po r e l ma lvado secreta
r io de Esco c i a Mai thland,hechura en to n ces d e Murray y
Mo r to n . XV al ter Sco o t hace n o tar en su fl istor ia de E scocia,
el hecho ex traño de que aho 'rcasen al ayud a de cámaraDalgl e i sh
,como cómpl i ce en e l ases i n ato de Darn ley , s i n
haberle hecho l a men o r pregun ta sobre estas cartas , quesegún aseguraro n l os rebe ldes
,después de muerto , se habían
en co n trado en su po de r a l prenderle cam in o de D unbar ,c laro i n d i c io este d e l a i n i cua comed i a que hubo en to do esto .
16 L o s Me lv i l eran en aquel la épo ca t res hermano s .
Ro berto,que es de l que aqu i se tra ta y fué e l au to r d e l as
Memo r i as ; Jacobo ,que fué e n vari as co rte s Embaj ado r d e
Mari a Es tuard o,y Andrés
,que fué s i empre su fi e l mayo r
d omo y l a acompañó hasta e l i n s tan te de su muerte .
1 7 “D e L oc/¿leven .
— Mo n s i eur d e G l asgow: V o t re frerevo us fera en tend re ma m i serabl e co nd i t io n : e t
,j e vo us pri e
,
présen tez e t ses l e t t res,so l l i c i tan t ce que vo us po urrez en
NOTAS DE L L IBRO PRIMERO 457
ma faveur . I l vo us d ira l e surp lus : car j e n 'a i n i pap ier n itemps po ur écr i re davan tage
,s i no n pri er l e roy,
la ro ynee t mes o n cles d e brusler mes le t tres : car s i l 'o n t sa i t quej 'est escri t
,i l co utera l a v i e zi beauco up
,e t me t t ra l a m i en ne
en hasard,e t me fera garder p l us estro i temen t . D ieu vo us
a i t en sa garde,e t me donn e pat ien ce l — De ma pr i so n
,ce
dern i er mars,vo tre an c i en n e b i e n bo n n e maistresse e t am i e ,
Mar ie, Royne,mai n tenan t priso nn iére . »
1 8“D e L oc/zleoen le Mai
,15 68 .
— Madame,j e vo us
envoyé se po rteur po ur l 'o ccasion que j ecris au roy vo s treñ ls
, qu ' i l vo us d i ra p l us au long ; car j e su i s guestée de s ipres
,que j e n 'ay lo i s i r que duran t l eur d isner
,ou quan d i ls
do rmen t , que j e me relesve: car leurs fi l l es couschen t avecques moy. Ce po rteur vo us d ira to u t . Je vo us supp l i e l u idon n er créd i t e t l e fa i re récompan cer l u i e t seuluy qu ' i l vo usprésen tera
,au tan t que m '
aimes. Je vo us supp l i e de avo i r to usdeux p i t i é d e moy: car S i vo us n e me t i rés par fo rce , j e nesort iray jamays. ]l/ar ie, R . »
460 LA RE INA MARTIR
Iglesi a . Luego l e echaro n en e l se rón d o nde l e s l levan arrastrando
, y clavand o l o s o j o s en e l c 1e lo,d ijo co n gran d evo
c i ón y fervo r lo s sa lmo s pen i ten c ia le s Y l l egando a l l ugard e la ho rca
,le h i c iero n alza r de l serón
,y reco no c iendo en
si algún espan to y pavo r d e la muert e,habl ó co n s igo m is
mo y d ij o : qué e s e sto ? ¿Po r ven tura temes l amue rte?» Después l e mandaro n sub i r l a e sca lera
,y ten i endo
fro n tera l a puerta en que hab ia fi jado l a sen ten c i a d e Pío V,
ex tend i ó hac ia e l l a la mano y d ij o : “ V erdaderamen te queyo puse al l í l as l e tras de l Sumo Po n tífi ce co n t ra l a pre tend i daRe i na
,y aho ra estoy aparej ado para mo r i r po r l a Fe
de Cr i sto . » In terrump iéron le l o s presen tes y l e aco n sej aronque p i d i ese perd ón zi l a Re i na , mas él l e s d ij o : “ Yo no l ahe o fen d i do
,y s i algun o está d e m i agrav ia do
,l e p i do per
dón zi é l y zi to do e l mundo .» Y co n e sto
,l evan tan do los
o j o s a l c i e lo,y en comendand o zi Dio s su fi e l alma
,l e echa
ro n e l co rd e l a l cue l lo y lo derr i baro n de l a e scal era . Después de haber estado un rato co l gado
,l e manda ro n co r tar
l a cuerda para que v ivo padec i ese lo s demá s to rmen to s ;pero e l que hacia este O fi c io
,d i cen que se detuvo un rato
,
compadec i éndo se de é l,po rque no s i n t i ese tan to l a muer te .
Empero apre tan do en e l lo l a j ust i c ia,lo derr ibaro n en t i e rra
v ivo , y hab iéndo l e ab i erto e l pecho ,l e sacaro n e l co razó n
y l as en trañas,y co rtáron le l a cabeza
,y del cuerpo h i c i ero n
cuatro cuarto s .3 E l Co n de de No rthumberl an d
,Tomás Percy
,fué
en tregado a l E n,algún t i empo después
,zi l a Re i n a de Ingla
t erra por e l Co nde de Morto n , y mandad o decap i tar po raquél l a e l 22 de Ago s to de 1 572 . Su muerte fué l a d e unverdadero márt i r de Jesucr i s to
,pro clamando en e l cada l so
l a san ta Fe cató l i ca por que mo ría , con grande valo r y fi rmeza , perdo n an do zi to do s los enem igo s que l e hab ian vend i do y en tregado
,y prev i n i en do a l pueb lo co n tra l as ase
chan zas d e lo s m in i s tro s d e l a herej ía .<<Guarda0s
,he rmano s
muy amado s,l es d ij o
,de esto s lobo s i l e rap i ña , que v i en en
zi vo so t ro s con t raj es de o vej as,y so n lo s que o s despeda
zan l as a lmas . »
4 Do n Bernard i no de Mendo za era h ij o de l Co nde d eCo ruña , D . A lo n so S uárez de Mendo za
,y tercer n i e to de l
pr imer Marqués d e San t i l lana,e l famo so D . Iñ igo López
de Mendo za . D ist ingu ió se D . Bernard i n o en primera l ínea,como mi l i tar en sus campañas de F l an des ; como d ip lomá
NOTAS DEL L IBRO SEGUNDO 46 1
t i co en sus embaj adas de Ing l a terra y Fran c ia , y como eser itor conqu i s tan do con sus obras
,y muy en espec i a l con sus
Comen tar ios de las guerras de los Paises Baj os, un lugar preferen te en tre - los c lás i co s e5pañ o les . Don Bernard i no fué
s i empre en tus i as ta defen so r de María Es tuardo,y prestó
gran des serv i c io s zi su causa así en Inglaterra como en Francia. Días an tes de mo ri r l a i nfo rt unada Re i n a de Esco c ia ,escr ib i ó á Men do za una car i ño sa carta desp i d i én do se de é ly env i án do l e como po s trer recuerdo un ri co an i l lo con unbri l l an te
,regalo del Duque de No rfo lk . Do n Bernard i no de
Men do za muri ó de edad muy avanzada en e l mo naster iode San Bernardo de Madr i d
,do nde se había re t i rado des
pués d e perder por comple to l a v i s ta .
5 Co n st a to do en los despacho s d e D . Bern ard i no d eMen do za á Fel ipe II , co n servado s en e l arch ivo de S imancas . E l Rey cató l i co aprobó en abso l u to l a co nducta de suEmbaj ado r
,y en carta escr i t a de su mano l e decía : Y l a
respuesta que lo s d i s te s,l a qual fué l a que co nven ía y me
ha parescido muy b i en , y que o s have i s gobernado en lasal i da con l a m i sma co rdura y fecho que en to do lo demásque se offresció duran te vuestra estada en aque l reyno
,de que
quedo yo de vos co n en tera satisfación y de vues tro s buen o s serv i c io s
,de l os qu
'
ales mandaré tener l a quen ta y memo r i a que es razón . »
6 E s te Co n de de No rthumberl an d l lamábase Enr iquePercy y fué hermano y heredero de l o tro
.
Co n de de No r
thumberland,Tomás
,decap i tado por I sabe l en 1 572 . En
vano t ra taron de envo lverle en l a imagi n ar i a co n sp i rac i ó nde Trockmo rton
,y pro longóse su pri s i ón po r l argo t i empo ,
hasta que un a mañan a de Jul io de 1 585 aparec i ó muerto ensu pri s i ón de un esco pe tazo que l e a travesaba lo s r i ño n es yun muslo . L o s herej es h i c i ero n co rrer l a vo z de que se habíasu i c i dado ; pero para to do s , am igo s y co n trar io s , resu l t ó paten te cl ases i n ato .
7 Fe l i pe Howard,Co n de d e Arun del
,era e l h ij o mayo r
y heredero del Duque de No rfo lk ,decap i tado en 1 572 po r
su co n sp i rac i ón en favo r de Mari a Es tuardo . Pro lo ngóse l apri s i ón de Arun de l h asta e l añ o de 1 589 ,
en que l e acusaro n d e haber hecho dec i r un a M i sa po r e l fe l iz éx i to de laarmada que env i ó Fe l ipe I I co n tra Inglaterra . L o s vein t icua
tro Lo res que compo n ían el j urado pregun taro n á lo s j uece ss i era caso d e t ra i c i ó n e l habe r en comendado á D io s l a
462 LA R E INA MARTIR
armada de España, ,y como lo s j ueces co n t e s tasen que lo era
y tomasen so bre sus co nc ien c i a s la sen t enc i a,l e decl araro n
trai do r y l e co nd enaro n á muerte .
<< l l echo esto,d i ce Fr . Di ego de Yepes
,como l e l l evaban
del t ri buna l zi l a cárce l,e l pueblo que e staba aguardando
que l e d i esen po r l i bre , según l a vo z qu e co rría po r to da lac i udad de su i n o cen c ia
,v i e ndo que sal ía co n un verdugo
de lan te que l l evaba un hacha vuel to s l o s fi lo s hac i a é l (quees a l l á señal d e co ndenac i ón ) d iero n vo ce s y gri to s que seoyero n muy lej o s
,d i c i endo con l ágrimas
,que era gran lás
t ima que un hombre tan n oble como é l y tan ben eméri tode l a Repúbl i ca se co ndenase zi muer te en la fl o r de su edad
,
so l amen te po r haber mandado hacer o rac i ón á su i n ten c i ón .
Luego en v i rt ud de esta sen ten c i a se env i aro n com isario s áto das las partes de l re i no zi co n fi scar sus b i enes
,que eran
muy grand e s ; de suerte que h izo á to do s grand i s ima lást imaver á un seño r tan r i co y po de ro so despo j ado de tan grandehac i enda
,s i n cu lpa suya y s i n que quedase á su muj er é h ij o s
co n qué susten tarse ; lo s cual es pasaro n mucha neces idad ypobreza duran te l a v i d a d e l Co nde , zi qu i en d i la taro n e lmart i r io (que así se puede l lamar) no po r favo recerle ,
s i nopor gozar de su hac i en da más t i empo ,
sab i en do que po r serv i n cu lada
,había de vo lver á su h ij o después d e sus d ías .
Es tan do pués e l Co nde p reso y condenado ,y en tend i en do
que lo s herej es h abían pub l i cado que lo estaba po r gran de st ra i c ion es co n tra l a co ro na
,para dar más en tera n o t i c i a
,asi
de su i no cen c i a como de su fe y re l ig i ón , e scr i b i ó en la t inla carta que se s igue : D ios por su i nfi n ita li on
dad y m iser icord ia l lamado (au nque ind igno) a'
dar testimo
n io de su san ta Fe Catól ica,Apostól ica y R omana,
me /1a pa
recido dar n oticia con esta carta mía,a'
todos los catól icos,I' a
'
otros que la n ieren, que estoy aparejado a
'
dar mi zºida y san
grepor el la,cuando D ios f uere serv ido, n opreeia
'
ndome tan to
de n inguna cosa en este mundo,como de ser ¡zi/o fiel y ol e
dien te de la Iglesia Romana, y que todos me tengan por tal ; y
au nque mis con trar ios (seg ún su costumbre) no (¡gen de man
elzar m i i nocencia con mac/zas calumn ias, protesto delan te de
D ios y de todos sus santos , que nun ca cometí,n i i n tente
'
n in
guna traición , n i cr imen de lesa mcg/estad , la sola causa de
ndenación es lafe catól ica que, med ian te D ios, profesaré
mien tras viviere, y por el la dar ia de buena gana mi l vidas si
tan tas turricse; aprobando todo lo que aprueba el san to Conci
4 64 LA RE INA MART I R
t ica y re l igio sa que d e sde Fran c ia combatía zi la Re fo rma enIngla te rra . E l Papa S ix t o V p rem i ó sus grandes serv i c io s zila Igle s i a ca t ó l i ca hac iéndo l e Card enal en 1 587 , y mur i óen Roma en 1 594 , a
'
lo s sesen ta y t re s año s .
Do n Be rnard in o de Mend o za,que co no c i ó zi Bab ing
t o n en Lo nd res , e s cr i b ia d e é l á Fe l ip e I I : <<Bab ingto n esm o muy cató l i co , d e grande espír i t u y de buena casa .
»
Gu i l l ermo W es to n era i nglés d e n ac ión,y en t ró en
l a Compañ ia de Jesú s en Roma,en 1 575 . Hizo sus e st ud io s
en España,primero en Mo n t i l l a y l uego en Có rdo ba . y se
o rden ó de sacerdo te en Cád iz . A l a muerte de l san to mart i r Edmund o Camp i ano
,fué l lamado á Inglaterra po r e l
P . Roberto Parso n s,suceso r de éste
,y en to n ces fué cuando
t ro có su nombre de Gu i l l ermo po r el de Edmundo ,en reve
r en c i a de l san to már t i r . Preso en l a To rre de Lo ndre s,as i s
t ió al l í á Bab ingto n y á sus compañeros,y más tard e a l
Co nd e d e Arun de l , su gran de am igo ,e l cua l l e d ej ó al mo
r i r e l brev i ar io que usaba . A l a muer te de I sabe l fué puestoen l iber tad e l P . W esto n y expul sado de Inglaterra
,desp ués
d e d i ec i s i e te año s de caut iver io . Mur i ó en V a l lado l i d e l 9 deAbr i l d e 1 6 1 5 , zi l o s se ten ta y c i n co año s .
1 2 Est e l a Ruhe era un rel ig io so dom in i co,fran cés
,que
fué co nfeso r de María Es tuardo to do e l t i empo de su permanencia en Esco c i a
,hasta e l caut iverio de Lo ch leven .
I 3 Pompo n ne de Bel l iere era en to n ces uno de l o s homb res de E stado más impo rtan tes que hab ia en Fran c i aa compañó á Enrique I I I á Po lo n i a duran te e l t i empo quec i ñ ó éste l a co ro na de aque l re i no
,y desempeñó d esp ués
impo rtan tes embaj adas . Fué más tarde Can c i l l er d e Fran c iaen t i empo d e Enrique IV
,y muri ó en 1 607 , á la edad de
seten ta y o cho año s .
1 4 Staffo r t era herman o de l Embaj ado r de Inglaterra enParís
, po r aquel t i empo ,é h ij o de L ady S taffo r t , dama d e
ho n o r d e l a Re i na Isabel hacía más d e ve i n t i tres año s . Deacuerdo Staffo rt co n un tal Mo o dy
,pre so po r deudas , acu
saro n a l Embaj ado r Chateaun euf y á Destrappes , agregadoá l a m i sma Embaj ada de Fran c ia
,de haber hecho propo s i
c i o n es a l ta l Mo ody,para ases i nar á la Re i na Isabel . Des
trappes fué en cerrado en la To rre y Chzi teauncuf exp u l sadad e Lo nd res . Cuat ro meses d esp u és
, po r Mayo de 1 587 ,muerta ya María Es t uard o
,l a Re i na I sabe l v i ó po r p r imera
vez á Chzi teauneuf después d e esto s suceso s,y tomándo lc
NOTAS DEL L IBRO SEGUNDO 465
del brazo ,l e d ijo r i éndo se : V oici notre ¡zomme qu i m
'
a vou ln
faire tner . D íjo le l uego que harto sab ía el la que e l complo ten que l e hab ian mezcl ado n o era s i no pura i nven c i ó n dedo s desvergo nzado s br ibo n es , S taffo rt y Mo o dy
,que que
rían sacar d i nero ; d íjo le tamb i én que reco n o cía l a i n o cen c i ade Destrappes, y que ya estaba en l ibertad y po d ía vo lveraFran c i a , y añad i ó r ién do se y en so n de broma : ?
"
ay seen
qu'
i l ven l t su ivre le Óarreau de Par is . 7e su is marye de lu i
avoir cause'
ce mal , car i l m'
en vou/dra toute sa vye. Mais
vous lny di rez que j e ne'
crois pas j amais p laider ung procesº
a'
Par is ou i l sepu isse venger du tort quej e luy ay faiet . As ílo refi ere tex tualmen te e l m i smo Chzi teauneuf en su cart a áEnrique I I I del 1 3 de Mayo d e 1 587 .
1 5 N i co l ás Dav i sso n fué l a v i c t i ma sobre qu e descargóla pérfi da h ipo cresía d e Isabel to da la o d io sa respo n sab i l idad de aque l cr i men . He aqu i cómo refi ere e l h i sto r i ado rpro testan teRo bertso n l a repugnan te comed ia con que qu i sot erm i nar I sabe l la t raged i a de Fo ther ingay : << I sabel
,d i ce
,
afectó l a mayo r so rpresa y e l más v ivo do lo r al ten er n o t ic i a d e l a muerte de Mar ía . Lágrimas
,so l lo zo s
,lamen tacio
nes , aparato so s l u to s ; nada omi t i ó para d i sfrazar sus verdadero s' sen t im i en to s y aparen tar lo co n t rario . Co n s id eran doto do lo que h izo para deshacerse d e l a Re i n a de Esco c i a
,
espan tan su h ipo cresía y sus art imañas . F i n gi ó que las i n stan c ias de sus co n sej ero s pr ivado s l e arran caban la o rde nde someter á María á un tri bunal ; ñngió deten er l a pub l icac i ón de l a sen ten c ia
,hasta que las d os cámaras de l Par l a
men to se lo supl i caro n po r d os veces ; y so lo con gran desmuestras de fi ngi d a repugnan c i a co n s i n t i ó en fi rmar l a o rd enpara l a ej ecuc i ó n . Est a o d io sa comed i a deb i a term i n ar conun a bel l aquería aún más so rprenden te y at rev i d a . E mpeñ óse
en hacer creer zi l a Europa que María hab ia s id o decap i tadasin saberlo e l la y co n tra su vo l un tad ; y Dav i sson , que n o
so spechaba este i n ten to de I sabe l,n i e l pe l igro q u e é l m i s
mo co rria , fué á la vez e l i n st rumen to y la v i ct i ma de est adesvergo nzada impo st ura . CO IIIO secre tar io de E stado
,fué
o bl igac i ó n suya pre sen tar á l a fi rma de l a Re i n a la o rde npara l a ej ecuc i ó n
,y po r mandato de el l a m i sma l a l l evó en
segu id a al sel lo de l gran Can c i l l e r . Mas Isabe l afi rmó co n
el mayo r descaro,que había proh ib i d o á Dav i sso n comu
n i car e l d o cumen to zi perso n a alguna v iv i e n te,y mandádo le
n o dej arlo sal i r d e sus mano s s i n n u evo y expre so manda to .
466 L A REINA MART I R
Dec laró que,d e so bedec iend o Dav i sso n este manda to
,había
d i cho á vario s m i n i s tro s que ya estaba fi rmada la o rd en,y
d e acuerdo con e l lo s,había reun ido e l Co n sej o privad o
,e l
c ua l , á esco nd idas d e el la y s i n su co n sen t i m ien to ,había
exped i do l a o rd en y dado poder zi lo s Co ndes de Shrewsbury y de Ken t para hace r la ej ecu tar . Negó Dav i sso n to do se s to s hecho s y d ifi c i l era n o reco n o cer la verdad de su defen sa . ¿Cómo era po s ibl e , en efecto ,
que e l Co n sej o privadod e I sabel
,compuesto de sus más ín t imo s pan iaguado s
,sus
m i n i s tro s y sus favo r i to s,pud iese reun i rse para tratar d e un
asun to de semej an te i mpo rtan c ia,en e l m i smo rec i n to d e
palac io,s i n co n o c im i en to de el la y co n tra su vo l un tad ? A
p esar de to do ,I sabe l l l evó l a pe rfi d i a has ta e l p un to de
d esterrar de su presen c i a , en un acceso d e rab ia y fi ngid od o lo r
,á la mayo r par te de sus co nsej ero s pr ivad o s ; y co n
t al r igo r t ra tó en par t i cu lar á Cec i l,que és te se creyó o bl i
gado á presen tar l a d im i s i ón de to do s sus cargo s . ] )av isso n
fué privado de su des t i n o y preso en la To rre d e Lo ndre *
,
y j uzgado muy po co después en la Cámara E s tre l lada . Co n
denáro n le á pagar un a mul t a de l i bras esterl i n as ya permanecer preso mien tras p lac i e se zi l a Re i na . En es tap r i s i ón sufr i ó much o s año s
,s in q ue vo lv i ese á reco brar
n unca n i favo r n i privan za. A si fué como para d i s imular e lcr imen que había come t i do
,inm o lando á la Re in a de E scri
c i a á sus celo s y temo res,n o t uvo I sabe l escrúpulo en come
ter O tro cr imen , sacr i fi cando e l ho no r , l a fo r tuna y la l i bertad de un o de lo s hombres más háb i l es y más v i r tuo so s d esu re i no . »
1 6 E l Dr . R i card o Fle tcher,Deán de Petersbo ro ug ,
eradesde 1 58 1 capel lán de la Re i n a I sabe l , y un o d e lo s min istro s herej es que a t izaban de co n t i n uo en e l án imo de és tasu o d io co n tra l os ca tó l i co s . La Re i n a prem i ó su s pérfi do se sfuerzo s po r turbar l a ú l t ima ho ra de l a d esd ichad a Mari aE s tuardo
,hac i énd o l e Ob i spo de Bri s to l y más ta rd e de W o r
cester . Perd i ó l uego l a grac i a de I sabe l po r haberse casadoen segundas n upc i as co n l a v i uda d e S i r John Baker , y mur i ó repen t i n amen te en Lo ndres en 1 596 ,
atri buyén do se sumuer te a l uso i nmo derad o de l tabaco . De e s te F l e t cher fuéh ij o e l au to r d ramát i co Juan Fle tcher , que en co l abo rac i ónco n Beaumo n t fund ó l a comed i a d e i n t riga en Ingl a terra .