Fiorucci

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La cultura, el libro y la lectura bajo el peronismo: El caso de la comision de bibliotecas populares Author(s): Flavia Fiorucci Reviewed work(s): Source: Desarrollo Económico, Vol. 48, No. 192 (Jan. - Mar., 2009), pp. 543-556 Published by: Instituto de Desarrollo Económico y Social Stable URL: http://www.jstor.org/stable/20627853 . Accessed: 08/08/2012 12:55 Your use of the JSTOR archive indicates your acceptance of the Terms & Conditions of Use, available at . http://www.jstor.org/page/info/about/policies/terms.jsp . JSTOR is a not-for-profit service that helps scholars, researchers, and students discover, use, and build upon a wide range of content in a trusted digital archive. We use information technology and tools to increase productivity and facilitate new forms of scholarship. For more information about JSTOR, please contact [email protected]. . Instituto de Desarrollo Económico y Social is collaborating with JSTOR to digitize, preserve and extend access to Desarrollo Económico. http://www.jstor.org

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La utilización de herramientas teórico conceptuales de la historia cultural -sobre todo aquella que apunta al libro y la lectura- aplicada a la problemática peronista. La autora estudia las comisiones de bibliotecas populares durante el primer peronismo.

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La cultura, el libro y la lectura bajo el peronismo: El caso de la comision de bibliotecaspopularesAuthor(s): Flavia FiorucciReviewed work(s):Source: Desarrollo Económico, Vol. 48, No. 192 (Jan. - Mar., 2009), pp. 543-556Published by: Instituto de Desarrollo Económico y SocialStable URL: http://www.jstor.org/stable/20627853 .Accessed: 08/08/2012 12:55

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Desarrollo Econ?mico, vol. 48, NQ192 (enero-marzo 2009)

COMUNICACIONES

LA CULTURA, EL LIBRO Y LA LECTURA BAJO EL PERONISMO:

EL CASO DE LA COMISION DE BIBLIOTECAS POPUL?RES*

FLAVIA FIORUCCr*

El gobierno peronista ha sido identificado por la bibliograffa como un mo menta dificil para la cultura. Los testimonios remiten a un r?gimen que privilegi? la fiesta y el espect?culo cargado de contenido politico sobre las actividades y los dispositivos asociados a la alta cultura. Estas descripciones est?n muy mar cadas por las reconstrucciones que los intelectuales hicieron de esta ?poca, ya que en su mayoria se opusieron al peronismo y vieron en ?ste un r?gimen que promovia la vulgarizaci?n y la masificaci?n. El ejercicio que propongo aqui es observar el accionar de la Comisi?n de Bibliotecas Popul?res en el periodo 1946 1955. La mirada recortada sobre esta particular instituci?n y sobre este capftulo desconocido de la gesti?n cultural del peronismo nos permite observar cu?les fueron las pollticas estatales con respecto a la lectura y a la circulaci?n del libro en los estratos popul?res. Y aunque dichas pollticas no agotan la relaci?n entre el Estado y la cultura letrada; su an?lisis nos Neva a matizar algunas de las im?genes mas difundidas sobre el tema. El trabajo se desvla deli'beradarsiente

de las ret?ricas estatales y enfatiza en cambio el estudio del dla a dla de la Comisi?n. Esta elecci?n nos permite apreciar en un contexto material ciertos aspectos de la politica cultural del peronismo y c?mo estos adem?s fueron reci bidos y reprocesados por los bur?cratas encargados de ponerlos en practica.

Libros para el pueblo: La Comisi?n de Bibliotecas Popul?res

En 1946 la Comisi?n de Bibliotecas Popul?res (CONABIP) era una vieja instituci?n con una actuaci?n despareja. Siguiendo las recomendacion.es pro puestas .por el educacionista norteamericano Horace Mann, Sarmiento fund? en 1870 una dependencia estatal destinada al "fomento, la inspecci?n y la inversi?n

* Agradezco a Lilia Caimari, a Ines Rojkind y a los lectores an?nimos de DesarroHo Econ?mico por los

comentarios a un borrador previo. **

Investigador Asistente, Conicet-Programa de Historia Intelectual - Universidad Nacional de Quilmes, Roque S?enz Pena352, Bemal -B1876BXD, Buenos Aires, Tel: 4365-7100. Correo electr?nico: [email protected].

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de fondos destinados a las bibliotecas popul?res", es decir a aquellas bibliote cas que surgian de la iniciativa de pobladores1. Concretamente el Estado se

comprometia a trav?s de esta institucl?n a girar cada biblioteca una suma de dinero igual a la que ?sta habfa sido capaz de recaudar. El proyecto inicial repre sentaba la convicci?n de la capacidad transformadora de los libros y la conse cuente necesidad de su difusi?n constituy?ndose en un capitulo vital de la Uto

pia educadora del liberalismo. La idea era promover una instituci?n -la biblioteca

popular- que remitla a la apertura, al propio dinamismo comunitario, a la asimila ci?n del extranjero, y a la conversi?n del ciudadano; que permitfa que todos accedieran al libro, incluso a su pr?stamo, lo que constituia Mun pacto etico"2.

Tampoco estaba ausente en el programa de la Comisi?n promovida por Sarmien to la preocupaci?n por los virtuales efectos nocivos de una lectura sin control. La Comisi?n buscaba asegurar al Estado la capacidad de controlar la lectura popu lar3. El prop?sito subyacente era evidente: controlar que el modelo de vecino y de ciudadano que se promovla desde cada biblioteca se ajustase al de una sociedad moderna y liberal4. La atribuci?n de "vigilar" quedaba legislada al defi nir como una de las funciones de la Comisi?n "inspeccionar" las bibliotecas. Es

decir, desde su fundaci?n, el proyecto de la Comisi?n de Bibliotecas Popul?res, remitia a una visi?n de la biblioteca popular como un "agente de cultura" pero tambi?n de control social, capaz de proyectarse en una multiplicidad de roles5.

A pesar de que sus anos iniciales fueron poco auspiciosos, desde su crea

ci?n, aunque con algunas interrupciones, la Comisi?n ha funcionado hasta nues tros dias6. Esta fue cerrada en 1876 por falta de fondos, pero luego fue reabierta

1 Ley 419.

2 Expresi?n usada por Hebe Clementi, "Las buenas bibliotecas". La importancia de la biblioteca popular

excedla su actividad de lectura. No olvidemos que la biblioteca es ante todo una cosa proteica. Es -como anota Thomas Augst- "finalmente aquello que hace". Las bibliotecas no solo facilitan la difusi?n de objetos culturales, el almacenamiento de informaci?n, sino que institucionalizan a traves de sus pollticas de acceso, adquisici?n y circulaci?n, ideales de cultura. En la mayoria de los casos, estas se convirtieron en espacios importantes de la sociabilidad del barrio con la organizaci?n de actividades de diversa Indole. La biblioteca tenia adem?s un

atractivo adicional para el pensamiento liberal: siendo un territorio propio de la cultura autodidacta, su usufructo se basaba y premiaba la libre iniciativa y el esfuerzo personal. Thomas Augst: "Introduction American Libraries and

Agencies of Culture", American Studies, vol. 42, N9 3, Otofio 2001, p. 6. Para el caso argentino ver Leandro H.

Gutierrez y Luis Alberto Romero: "Sociedades Barriales, Bibliotecas Popul?res y Cultura de los Sectores Popul? res: Buenos Aires, 1920-1945", en Desarrollo Economico, vol. 29, NQ 113, abril-junio 1989, p. 49. Luis Alberto

Romero retoma esta cuesti?n en un articulo reciente. Luis Alberto Romero: "La politica en los barrios y en el

Centro: Parroquias, Bibliotecas Popul?res y Potitizacion antes del Peronismo", en Francis Korn y Luis Alberto

Romero (comp.): Buenos Aires/Entreguerras - La callada transformation, 1914-1945, (Buenos Aires, Alianza

Editorial, 2006), p. 40-43. Ver tambien Ricardo Gonzalez: "Lo propio y lo ajeno. Actividades culturales y fomentismo en una asociaci?n vecinal. Barrio Nazca (1925-1930)", en Diego Armus (comp.): Mundo Urbanoy Cultura Popular

(Buenos Aires, Sudamericana, 1990) y Leandro H. Gutierrez y Luis Alberto Romero: "Nueva Pompeya, libros y catecismo", en Leandro Gutierrez y Luis Alberto Romero: Sectores Popul?res, cultura y politica. Buenos Aires en

la entreguerra (Buenos Aires, Sudamericana, 1995). 3 Ver Chartier y Hebrard: "Genesis", p. 120. 4 Seg?n los trabajos de Gutierrez y Romero aqui citados el modelo del ciudadano educado fue subyacente

e intrinseco al movimiento de bibliotecas popul?res 5 Esta misma vision de la biblioteca como agente de transformation y control social fue la que en Estados

Unidos llev? al magnate fil?ntropo Andrew Carnegie a donar suficientes fondos para construir 1.679 bibliotecas a

lo largo del pais. Seg?n Carnegie, el escogia subsidi?r bibliotecas porque "estas constituian los mejores instrumen

ts para mejorar a las masas [ya que]... el gusto por la lectura aleja los malos h?bitos. Citado por Augst, "Introduction", p. 12.

6 Ver Rita Veneroni: Bibliotecas Popul?res Argentinas(Buenos Aires, ManriqueZago Ediciones, 1995), p. 37.

LA CULTURA, EL LIBRO Y LA LECTURA BAJO EL PERONISMO 545

en 1908 por iniciativa del presidente Figueroa Alcorta. Dicha reapertura signified) un periodo m?s estable sobre todo porque se le asegur? su presupuesto al espeeificarse el origen de sus recursos: el importe de los premios de la Loteria Nacional no pagados. En 1919 Yrigoyen termin? de darle marco legal a esta Comisi?n al sancionar un decreto que fijaba sus atribuciones y facultades. La normativa introducida por el gobierno de Yrigoyen era precisa sobre el car?eter

regulador de la Comisi?n, la cual debia:

Preocuparfse] de que los libros que se adquieran para las bibliotecas popul?res, adem?s de responder a las exigencias de la cultura cientifica, artistica y literaria, tiendan a desarro llar el sentimiento nacional y a fortificar la voluntad y el car?eter, y que tambi?n deben contribuir al desarrollo de los conoeimientos ?tiles y de aplicaei?n pr?etica, consultando necesidades de las diversas regiones de la rep?blica.

Como se puede observar el decreto hacia hincapi? en la dicotomia entre libros ?tiles e in?tiles y tambi?n a lectura "buena o noeiva" para las clases labo riosas. El proyecto estatal buscaba crear un sistema de bibliotecas "controlado", ligado a una coneepei?n de la lectura conforme a la idea de utilidad social y construeei?n de la nacionalidad7. PeYo el sistema de auspicios que propiciaba la Comisi?n de Bibliotecas era complejo, porque si bien las bibliotecas amparadas por la CONABIP segulan siendo instituciones comunitarias y no estatales, la ayuda oficial abna la posibilidad de un abanico de tensiones, sobre todo con respecto al grado de autonomia con que las bibliotecas podfan manejarse. ^C?mo decidir cu?ndo un libro era ?til para una determinada comunidad? ^Qui?n tenia la ultima palabra para determinarlo y quien mejor para saberlo; la Comisi?n Directi va de la biblioteca de un pueblo o los miembros de una instituei?n cuya sede estaba a veces a miles de kil?metros? No obstante este rasgo conflictivo inhe rente a la naturaleza de esta instituei?n estatal y pese a que es muy poco lo que sabemos sobre la labor de la Comisi?n en sus primeras decadas de existencia es plausible sospechar que esta fue m?s aeeptada que resistida, siendo el sub sidio un fuerte incentivo a la hora de consentir la injerencia estatal. En 1926 la CONABIP subsidiaba 1.177 bibliotecas diseminadas por todo el pais. Para cuando Per?n se convirti? en presidente, en 1946, esta auspiciaba aproximadamente 1.500 bibliotecas8

La Comisi?n de Bibliotecas Popul?res bajo el peronismo El peronismo continu? y apoy? este proyecto de difusi?n de la lectura que

conjugaba esfuerzos privados y estatales. La continuidad aparece aqui como un

7 Para la lectura de la construcci?n de una sistema de bibliotecas p?blicas visto como una politica cultural ver Paulo j. S. Barata: "As bibliotecas no liberalismo: definic?o de uma politica cultural do regime", Analise Social, 2005, pp. 37-65.

8 Seg?n estadisticas de la propia Comision en 1947, la Comision auspiciaba 1.508 bibliotecas. El Boletin de

la instituci?n brinda informacion sobre la distribuci?n de las Bibliotecas Popul?res en el territorio nacional. A la cabeza se encuentra la provincia de Buenos con 353 bibliotecas, seguida por la provincia de Santa Fe con 238 y Entre Rios con 176. En sus antipodas se encuentra el entonces territorio nacional, Formosa, con tan solo una biblioteca. Es posible observar una clara vinculaci?n entre el n?mero de bibliotecas popul?res y la proporci?n de poblaci?n de origen extranjero. Para mayores datos ver "Vida de la Comision Estadistica Bibliotecaria", Revista de la Comision de Bibliotecas Popul?res, NQ 6, mayo-junio de 1948, p. 90-91.

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rasgo distintivo, continuidad que se manifiesta en la selecci?n de autoridades. El

presidente de la Comisi?n de Bibliotecas Popul?res sigui? siendo el mismo lue

go de que Per?n asumiese como presidente: el profesor universitario y poeta cat?lico Carlos Obligado9. Esta situaci?n contrasta con lo que fue la norma en otros ?mbitos de la gesti?n estatal del periodo donde se produjo, al menos en forma parcial, una renovaci?n de los elencos estatales. Obligado asumi? como director de dicha Comisi?n en 1944, luego de haber sido quince anos vocal y vicepresidente y permaneci? en el cargo hasta que falleci? en 1949. Su padre (el escritor Rafael Obligado) tambi?n habia ejercido funciones directivas en la Comi si?n. Obligado concentr? sus esfuerzos en dinamizar la instituci?n; lo que en su vision significaba modernizar e incrementar el n?mero de bibliotecas protegidas por la instituci?n. La creaci?n de una Biblioteca del Bibliotecario destinada a informar sobre las novedades bibliotecol?gicas, el temario de los programas que esta instituci?n tenfa en radio del Estado -entre ellos un ciclo destinado a ense nar las tecnicas de la catalogaci?n- junto con la creaci?n de un Archivo Estadis

tico, nos hablan de la "modernidad" que Obligado queria imprimir al movimiento de bibliotecas popul?res.

Obligado comulgaba abiertamente con el ideario con que la Comisi?n se habia fundado. En 1948, al publicar por primera vez la revista de la instituci?n, reprodujo en su tapa el texto del discurso de Nicolas Avellaneda al sancionarse la ley 419, el cual resumia los principios cardinales de la Comisi?n. "El que da un libro para el uso del pueblo hace el pequeno don de su valor pecuniario y enciende una antorcha perenne, y abre una puerta de elevados sentimientos, para ilustrar y regenerar la existencia moral e intelectuai de centenares de hom bres"10. En el caso de Obligado no habia dudas de que la biblioteca tenfa un claro rol pedag?gico aunque no descartara su potencialidad subversiva. Su

compromiso era "hacer de la Comisi?n un organismo vivo" y "promover [asi] la redenci?n intelectuai de las masas"11. La segunda nota del n?mero inaugural de la revista de la Comisi?n consiste en un articulo firmado por el critico Carmelo M. Bonet sobre el libro y sus problemas, en donde se advierte sobre los efec tos de una lectura sin "equilibrio, sin [una] inteligencia que jerarquice lo lefdo"

capaz de "producir indigestados, veletas intelectuales que van a la zaga de los ?ltimos autores leidos". Concluyendo que entre "los indigestados se reclutan estos tr?nsfugas que hoy son anarquistas, manana comunistas y pasado ma nana cat?licos ultramontanos"12. El comentario era revelador de la tension in trinseca al proyecto de difundir la cultura entre los sectores popul?res y de las ansiedades que este despertaba. Si bien habia consenso en que habia que educar a las clases popul?res para hacerlas funcionales a la sociedad, la lectu

ra, al dejar de ser un monopolio de un determinado sector social y convertirse

9 Ver Revista de la Comision de Bibliotecas Popul?res, Ng 1, abril-junio de 1948. 10 Nicolas Avenalleda : "El libro y su lectura", en Revista de la Comision Protectora de Bibliotecas

Popul?res, N21, abril-junio de 1948, p. 1. 11 "Discurso de don J. M. Alvarez Hayes", reproducido en Revista de la Comision de Bibliotecas Popul?res,

Ne 5, marzo-abril de 1949, p. 68. 12 Carmelo M. Bonet: "El libro y sus problemas", en Revista de la Comision de Bibliotecas Popul?res, NQ1,

abril-junio de 1948, p. 3.

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por el contrario en un mecanismo de igualaci?n y emancipaci?n, tendla a minar las jerarquias sociales13.

Tan s?lo dos meses antes de que Per?n asumiera, un extenso decreto regul? nuevamente el funcionamiento, las atribuciones y finalidades de la Comisi?n de Bibliotecas Popul?res. El mismo renovaba los objetivos ya contemplados en la ley 419, pero agregaba un capitulo sobre las inspecciones facultando a la Comisi?n

para valerse de las autoridades escolares zonales o los jefes de reparticiones nacionales para realizar la inspecci?n de bibliotecas14. El avance que representa ba este decreto, entre otras cosas porque implicaba para la instituci?n aqui estu diada un importante progreso en la capacidad de "controlar", no tue desvirtuado

por la llegada del peronismo. Por el contrario, los esfuerzos y preocupaciones de

Obligado encontraron eco favorable en el nuevo gobierno, periodo bajo el cual el movimiento de bibliotecas popul?res alcanz? un radio de acci?n que merece ser destacado. El ciclo cerr? con m?s de 1.600 bibliotecas subvencionadas y congre gando a 5.535.521 lectores seg?n estadisticas del ano 195415.

La aparici?n en 1948 de la revista de la instituci?n antes mencionada debe ser interpretada como un signo del impetu que adquiri? la labor de la Comisi?n en esos anos, ya que dicha publicaci?n representaba seg?n su director "una voluntad de crecimiento" y sin lugar a dudas una erogaci?n importante16. Res

pondia a un esfuerzo de hacer llegar la voz de la Comisi?n -sobre todo los

impulsos modernizadores de su presidente- a todas las bibliotecas popul?res, a quienes estaba destinado el cuadernillo. El signo m?s elocuente de que el

peronismo estaba dispuesto a fortalecer la labor de la CONABIP fue sin embar

go el aumento del presupuesto, lo que seg?n Obligado significaba "la desapa rici?n de las dificultades econ?micas con las que se tropezaba" la instituci?n. El presupuesto de la Comisi?n fue reforzado en 2.268.630 pesos en junio de 1947, resoluci?n que se fundaba en "el empeno del gobierno de concurrir al sostenimiento de las instituciones que cumplen fines de acci?n cultural". Esto

significaba concretamente un incremento de las partidas destinadas al subsi dio de bibliotecas que pasaba de ser 1.309.935 pesos a 3.578.865. Este monto era igual al total que recibfa la Subsecretarfa de Cultura para llevar adelante los

proyectos y la gesti?n de la Comisi?n Nacional de Monumentos y Museos His t?ricos; la Comisi?n Nacional de Cultura; el Teatro Cervantes y la Biblioteca

13 Un ejemplo de las aprehensiones de las clases letradas ante la difusi?n de la lectura se puede leer en un comentario de miembro del grupo de Florida en 1924 (Evar Mendez), quien se lamentaba "por el envilecimiento

que sufren los poemas de Ruben Dario al ser publicados en un libro barato ... y quedar asi al alcance de las

Milonguitas del barrio de Boedo y Chiclana, los malevos y los verduleros de las pringosas 'pizzerias' locales"". Citado por Alejandro EujaniAn y Alberto Giordano: "Las Revistas de Izquierda y la Funci?n de la Literatura: Ensenanza y Propaganda", en Maria Teresa Gramuglio (directora): Historia Critica de la Literatura Argentina- El

Imperio Realista, (Buenos Aires, Emece, 2002). p.403 14 Decreto N9 9241 de 11 de abril de 1946. 15 De acuerdo a cifras de 1954, eran 1.623 las bibliotecas subvencionadas. La incorporaci?n de m?s de un

centenar de bibliotecas en el lapso de menos de una decada no es desdenable. 16 Carlos Obligado: "Advertencia" en Revista de la Comisi?n de Bibliotecas Popul?res, NQ1, abril-junio de

1948, p. 1. La revista, destinada a circular entre las bibliotecas popul?res y presentada como "vocero oficial de cuanto suceda en el seno de la Comisi?n", reunia diversas intervenciones que iban desde la critica de libros, la informaci?n sobre algunas bibliotecas hasta notas m?s tecnicas sobre que debia hacerse para atraer lectores.

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Nacional17. Aunque no hay testimonios explfcitos sobre los criterios a los que se apelaba a la hora de decidir los presupuestos, la discrepancia puede rela cionarse a un Estado que concentra sus esfuerzos en aquellas instituciones

que considera m?s afines a los objetivos generales del r?gimen. La repartici?n del presupuesto entre las distintas ramas de la cultura mostraba que la demo cratizaci?n del consumo cultural, en particular la lectura, era un area prioritaria para el gobierno. Este ?nfasis sobre la lectura popular puede ser asociado a la construcci?n de la ciudadania social que llevaba adelante el peronismo. Cons tituia un capltulo m?s -aunque menor- a la prometida democratizaci?n del bien estar ofrendada por el movimiento popular18. Si observamos las memorias de la Biblioteca Nacional podemos ver esto con mayor nitidez. Estas nos hablan de una biblioteca que pasa por una situaci?n muy delicada, cuyo presupuesto es disminuido y sus demandas son desatendidas19. La Biblioteca Nacional, a diferencia de la Comision, orientaba su labor al consumo de las elites cultas y es por esto que no era para el gobierno un area tan importante20.

La recepci?n a las medidas introducidas por el peronismo puede ser lefda en las conclusiones del Primer Congreso Nacional de Bibliotecas Popul?res que se realiz? en Cordoba del 9 al 12 de octubre de 194821. El temario de dicho encuentro revela las preocupaciones y los discursos que se tejlan alrededor de esta instituci?n tan particular como era la biblioteca popular. Las distintas co misiones discutieron sobre aspectos tecnicos, sobre su misi?n y accionar, so

17 La Comisi?n de Bibliotecas era la ?nica dependencia de la Subsecretaria de Cultura que tenia un

presupuesto independiente de las partidas de la Subsecretaria. Resulta importante rescatar aqui que aunque la Comisi?n de Bibliotecas popul?res fue el despacho de la Subsecretaria de Cultura que m?s presupuesto recibi?, el peronismo aument? considerablemente las partidas presupuestarias para cultura. Las partidas de la Subsecre taria se triplicaron en 1948, pasando de 1.355.500 pesos a 3.817.000 pesos. Esto representa una proporci?n claramente mayor a la que aument? el gasto p?blico real en su totalidad, que creci? en el periodo que va de 1947 a 1948 en aproximadamente un 40% para luego estacionarse. Proporcionalmente, el incremento para cultura era tambien mayor a aquel que fue considerado "el principal motor de las inversiones estatales": el gasto en defensa

que se expandi? en dicho perlodo en un 60 %. Estos datos est?n calculados o recabados en base a una tabla de

gasto p?blico real reproducida por Pablo Gerchunoff, Lucas Llach, Elciclo de la ilusi?n yel desencanto. Un siglo de politicas econ?micas argentinas (Buenos Aires, Ariel, 2003), p. 179.

18 Sobre la promesa de democratizaci?n del bienestar ver Juan Carlos Torre y Elisa Pastoriza: "La democratizaci?n del bienestar", en Juan Carlos Torre (compilador): Los Anos Peronistas 1943-1955, Tomo VII de La Nueva Historia Argentina, (Buenos Aires, Sudamericana, 2002).

19 Ver por ejemplo la carta que le envia Martinez Zuviria al Director de Cultura afirmando que la Biblioteca Nacional: "[estaba} medio siglo en retardo sobre las otras naciones del continente americana" en relaci?n a su

infraestructura. Carta de Gustavo Martinez Zuviria a Jose Castineira de Dios, 22 de octubre de 1951, Correspon dencia Biblioteca Nacional, 1951, TOMO I.

20 El escritor Gustavo Martinez Zuviria fue el director de la Biblioteca Nacional desde 1931 hasta principios de 1955, es decir que permaneci? en el cargo casi toda la decada del gobierno peronista. Este tenia una postura muy definida sobre cu?l debia ser la funci?n a cumplir por la Biblioteca Nacional, seg?n su vision la misma debia constituirse en un reducto para la investigation. De alli su preocupaci?n por modernizar los ficheros, por aumentar el acervo de archivos (dispuso porejemplo la formaci?n de un archivo de'publicaciones oficiales) y por el perfil que tom? la revista de la Biblioteca bajo su direcci?n. Claramente la imagen del usuario ideal que tenia Martinez Zuviria distaba mucho de la realidad: la biblioteca era concurrida en su mayoria por un p?blico de escolares que llegaban para hacer sus deberes. Ante esta situaci?n Martinez Zuviria aument? las restricciones para ingresar a la Sala de

Investigadores "de modo de atraer -seg?n sus propias palabras- a los lectores que son propios de una biblioteca" como la Nacional. "Un P?blico Heterogeneo", Memoria de 1932, p. 28. Esta informaci?n surge de las memorias de

la Biblioteca Nacional publicadas en el periodo y del epistolario de la instituci?n. 21 El congreso fue subvencionado por las C?maras de Diputados y Senadores de la Naci?n.

LA CULTURA, EL LIBRO Y LA LECTURA BAJO EL PERONISMO 549

bre su futuro y sobre el gremio de los bibliotecarios, deteniendose en forma

particular sobre su relaci?n con el pueblo, la cultura nacional y el estado22. El

despacho de la Comisi?n Sexta del Congreso era expllcito a la hora de "apoyar y aplaudir la politica del gobierno nacional en sus aspectos de fomento de las bibliotecas popul?res, concretado en el aumento de los subsidios y la reestruc turaci?n de la Comisi?n de Bibliotecas Popul?res". Sin embargo, tambien apare ci? en las resoluciones del congreso la defensa de ese principio tan caro a las bibliotecas popul?res como era la defensa de su "autonomia". Mientras el con

greso aconsejaba la sanci?n del estatuto del bibliotecario y del personal de las bibliotecas popul?res, lo hacia subrayando que lo mismo se debfa hacer mante niendo como principio fundamental la independencia de las bibliotecas popul? res. Evidentemente los bibliotecarios identificaban el control ideol?gico y la cen sura como una amenaza bajo el peronismo, aun cuando saludaran las medidas

implantadas por el gobierno y afirmaran explicitamente que el "desenvolvimiento

y progreso [de este tipo de instituciones] solo [era] realmente posible [con] el sosten del Estado"23. Uno de los frutos del encuentro aqui mencionado fue la creaci?n de una Federaci?n de Bibliotecas Popul?res, cuya misi?n era promover la vinculaci?n entre las propias bibliotecas. En su estatuto se volvia a invocar indirectamente el principio de la autonomia al declarar la instituci?n ajena a cues tiones politicas, religiosas, de nacionalidad, afiliando la asociaci?n en cambio al

respeto y la defensa de la tradici?n cultural de Mayo. Esto ?ltimo puede ser leldo como una reafirmaci?n explicita por parte del movimiento de bibliotecas popul? res de sus vinculaciones con la tradici?n liberal.

El impacto de la ampliaci?n del presupuesto fue inmediato. La memoria del ano 1948 registra los avances que con el mismo se habian logrado, siendo el m?s notorio el aumento en el n?mero de lectores y en el acervo agregado de las biblio tecas24. Sin llegar a consolidar los mencionados logros Obligado muri? en 1949. En su reemplazo fue nombrado un ignoto escritor de obras de tono social, Horacio

Vel?squez25. Es probable que Velasquez -un ex obrero del frigorifico- haya llega do a la Comisi?n dado que habia obtenido ese ano el primer premio del concurso literario de la provincia de Buenos Aires por su obra Pobres Habr? Siempre, trans formada por Carlos Borcosque en film (1954)26. A pesar de que sus origenes lo colocaban en las antlpodas sociales de Obligado -hijo de un reconocido literato,

22 Ver Hprjmer Congreso Nacional de Bibliotecas Popul?res Argentinas", en Revista de la Comision Protec tora de Bibliotecas Popul?res, Ns3, octubre-diciembre de 1948, pp. 33-40.

23 "Primer Congreso", p. 38. La defensa de la autonomla no solo fue un principio invocado sino tambien

ejercido durante el encuentro en Cordoba. El congreso cerr? con un pedido para que se gestionase la libre lectura del libro de Alberdi (El Crimen de la Guerra) que err?neamente se crefa prohibido por los asistentes al congreso.

24 La memoria destaca el aumento de m?s de 250.000 ejemplares y aunque admite que el aumento de entidades patrocinadas se ha desacelerado con respecto al ano anterior, esto se debe a que se prefiere conceder la protecci?n legal a las bibliotecas que tengan meritos para recibir dicha ayuda.Ver "Memoria de 1948", en Revista

de la Comision de Protectora de Bibliotecas Popul?res, NQ 5, marzo-abril de 1949, p. 75. 25 Por un tiempo, antes de que asumiera Velasquez, la Comision estuvo a cargo de su Secretario, Pedro

Ram?n Bachini. 26 Pobres habr? siempre describe en tono realista el mundo de las f?bricas. Apela en sus p?ginas al m?s

obvio repertorio de im?genes y temas propios de la literatura de denuncia de la epoca. Es posible pensar que el libro tuvo cierta recepci?n positiva en el p?blico porque en 1952 podemos registrar una tercera edici?n. Luis

Horacio Vel?squez: Pobres Habr? Siempre (Buenos Aires, Kraft Ltda., 1952).

550 FLAVIA FIORUCCI

uno de los fundadores de la Facultad de Filosofia y Letras y dueno de estancias

Vel?squez continu? al pie de la letra la obra de este ultimo, que finalmente no era m?s que una continuaci?n del proyecto original de Sarmiento. Tanto es asi que Velasquez no dud? en invocar al autor de Facundo a la hora de explicar su gesti?n. Seg?n el propio Velasquez, el compartia con el pr?cer educador la misma vision de la biblioteca, la cual describia como un "resorte activo de civilizaci?n y entendi miento", "que no deb[ia] faltar a ning?n pueblo que se estime y que desee ilustrar se". Apoyaba tambien la idea de Sarmiento de la necesidad de que la lectura popular fuese intervenida. En el mismo articulo nos advertfa que "cuando [Sarmien to] 'pedia libros' [este] agregaba, 'pero adecuados, met?dicamente distribuidos'"27. Estas ?ltimas palabras de Velasquez nos obligan a interrogarnos sobre un tema

que no podemos evadir a la hora de analizar el movimiento de bibliotecas popul? res bajo el peronismo. Si bajo los regimenes de corte liberal conservador la nece sidad de intervenir puede ser asociada a impulsos reformistas y de control social, en un regimen de la naturaleza del peronismo que, como es sabido intent? ocupar el espacio simb?lico y generar consenso a traves de la propaganda, cualquier mensi?n como la de Velasquez puede resultar sospechosa. En otras palabras, la

pregunta que nos debemos hacer es si la biblioteca popular y sobre todo la Comi si?n fue usada como un agente de manipulaci?n, adoctrinamiento o simplemente difusi?n de una serie predeterminada de simbolos o mensajes culturales, tal como

por ejempl? fue el caso del movimiento de bibliotecas p?blicas en Estados Unidos durante ambas guerras mundiales o asumiendo caracteres m?s siniestros, en la Alemania nazi28. En slntesis, ^c?mo leer esta importante inversion del peronismo en el ?rea de la "lectura" popular? ^Signified) el impulso al movimiento de bibliote cas popul?res un cambio en los valores y prioridades que sustentaban la Comi si?n? ^Se convirti? la CONABIP en un instrumento para difundir el mensaje del

peronismo? Los numerosos legajos sobre cada una de las bibliotecas protegidas que

guarda la Comisi?n Nacional de Bibliotecas Popul?res en su sede son un valioso testimonio para observar como estas funcionaban. Los mismos desestiman la tesis de que dichas instituciones fueron utilizadas como vehiculos para difundir un mensaje espeeifico ya sea cultural y/o politico. Una forma de pereibir el grado de "autonomfa ideol?gica" que tuvieron las bibliotecas popul?res -al menos con

respecto a la CONABIP ya que no se pueden descartar posibles tensiones con los poderes locales- puede advertirse en los informes que los inspectores enviaban a la mencionada instituei?n. El formulario que el inspector actuante debfa llenar establecia una serie de preocupaciones que daban poco lugar a las reflexiones de tipo m?s ideol?gico politico. El mismo buscaba evaluar si la biblioteca cum

plla la funei?n social que justificaba el subsidio. Este incluia por lo tanto conside raciones sobre el horario de apertura, el n?mero de libros y lectores, el personal, la organizaei?n administrativa, la higiene del local y las actividades que la mis

27 Luis Horacio Vel?squez: "Pr?ceres, Escritores y Libros", en Domingo Buonocore, El Mundo de los Libros,

(Santa Fe, Liberia y Editorial Castelli, 1955), p. 119. 28 Ver Margarte F. Stieg: Public Libraries in Nazi Germany, (Tuscaloosa: The University of Alabama Press,

1992); Wayne Wiewgand: "An Active Instrument for Propaganda": The American Public Library During World War I,

(Westport, Greenwood, 1989).

LA CULTURA, EL LIBRO Y LA LECTURA BAJO EL PERONISMO 551

ma realizaba. Un espacio de unos pocos renglones para observaciones del ins

pector era el ?nico en donde este podria explayarse hacia otras cuestiones. Sin

embargo, en su mayorfa primaba la voluntad de proteger una instituci?n comuni taria29. La falta de inspectores propios de la Comisi?n hacfa que los mismos informes fuesen espor?dicos y su calidad dependiese de la buena voluntad de los funcionarios actuantes, quienes muchas veces carecfan de los conocimien tos tecnicos para evaluar con precision y objetividad el funcionamiento de la

biblioteca, por ejemplo sus procesos de catalogaci?n. Por lo tanto, el intento de controlar la lectura, aunque expresado como una funci?n fundamental de la Co misi?n desde sus origenes, n? tuvo durante el periodo aplicaci?n practica30.

El escaso control de la CONABIP sobre el accionar de las bibliotecas popu l?res se revela tambien en la falta de una polftica centralizada de adquisiciones. La CONABIP compr? todos aquellos libros que las bibliotecas pidieron, sin ejer cer censura o presiones, por los que las colecciones eran tan heterogeneas como las mismas bibliotecas que las sustentaban31. Los distintos legajos guardan las listas de libros requeridas por las bibliotecas: en estos abundan los textos esco lares pero tampoco faltan novelas locales y extranjeras, ni cl?sicos nacionales como los trabajos de Sarmiento y Alberdi32. Tampoco hubo un plan para prohibir o dificultar ciertas lecturas ni tampoco para promocionarlas. Tal es el caso que aunque es plausible sospechar que por los anaqueles de las bibliotecas popul? res circulaba material de propaganda peronista -una de las primeras acciones de la CONABIP luego de la Revoluci?n Libertadora fue ordenar el retiro de dicho material- su distribuci?n no fue promovida sistem?ticamente por la Comisi?n. Por el contrario, eran las bibliotecas mismas las que reclamaban el otorgamiento de un ejemplar de La Raz?n de mi vida, o el retrato de Per?n para colgar en las

paredes33. La falta de centralizaci?n se revel? tambien en la nula injerencia que la Subsecretarfa y la Direcci?n de Cultura de la Naci?n tuvieron en el accionar de esta instituci?n34. No hubo ni directivas ni instrucciones a la Comisi?n, ni tampo co se distribuyeron libros que pudieran ser asociados a una determinada orienta ci?n en la polftica cultural, como por ejemplo podrfa ser la difusi?n de autores locales sobre extranjeros.

29 El rubro observaciones en general enumeraba las necesidades a futuro de la biblioteca. Ver por. ej. Caja 1140, expediente 330. Las estadisticas de 1948 informan hastaese anoy desde 1910 se cerraron 817 bibliotecas

por no funcionar en las condiciones reglamentarias. Ver "Vida de la Comisi?n", p. 90. 30 Es probable que este haya sido un objetivo que nunca la Comisi?n pudo llevar adelante sistem?ticamente

dado que contaba con una burocracia de pocas dimensiones y sin inspectores propios. 31 Debe tenerse en cuenta que la selecci?n del material en las bibliotecas popul?res estuvo sujeta muchas

veces a una l?gica m?s acumulativa que selectiva entre otras cosas porque las limitaciones econ?micas en las

que operaban en donde las donaciones era una importante forma de aumentar el acervo. Ricardo Gonzalez en su estudio advierte este problema y las discusiones que esto mismo gener? dentro de la biblioteca que el autor estudia. Ver Gonzalez: "Lo propio". p. 123. Las listas de pedidos -celosamente guardadas en la Comisi?n de Bibliotecas Popul?res- proveen una interesante e inexplorada entrada al interrogate sobre la practica de la lectura en los estratos popul?res.

32 La selecci?n de libros requeridos estaba muy relacionada con el tipo de biblioteca (escolar, de club, de una asociaci?n), del barrio y el tipo de lectores de la misma.

33 Ver por ejemplo Legajo N9189, Letra B. 34

Seg?n el organigrama estatal la Comisi?n respondia a la Subsecretaria de Cultura. La Subsecretaria de Cultura se transform? en Direcci?n de Cultura en 1950.

552 FLAVIA FIORUCCI

A pesar de esta falta de sujeci?n ideol?gica, del importante grado de auto nomia con que se mueve el movimiento de bibliotecas popul?res y del aumento de los subsldios, seria err?neo, como se dijo arriba, descartar cualquler tipo de tensiones y problemas, incluso en el tema economico. No faltaron las bibliotecas

que reclamaron sobre mermas en sus ingresos y atrasos en los pagos. No solo los legajos de la Comision testimonian ciertas dificultades, sino que el archivo

epistolario que guarda las cartas de la poblaci?n en ocasi?n de la invitaci?n oficial a hacer sugerencias para ser incorporadas al Plan Quinquenal, contiene numerosos reclamos en este sentido35. Es posible adernas adivinar ciertas arbi trariedades. Algunas bibliotecas lograron r?pidamente el subsidio de la CONABIP, como el caso de la biblioteca de la Confederaci?n Obrera o de la Biblioteca Circulante 17 de octubre (un carrito que recorria las Calles de Berisso); mientras otras veian sus subsidios recortados o esperaban varios anos para recibir el aval estatal36. No obstante, es notorio que no estuvo en la agenda del gobierno trans formar las bibliotecas popul?res en agentes de propaganda peronista. En aque llas instancias donde esta situaci?n tuvo lugar, esta se dio por voluntades que emerglan de las mismas bibliotecas. Y si en alg?n momento se baraj? la posibi lidad de fijar una orientaci?n a las bibliotecas p?blicas, promover a traves de ellas una determinada literatura, el mismo Per?n acept? en el discurso con el que clausur? el primer Congreso de Bibliotecarios realizado en el pals en 1954 que finalmente "la ejecuci?n [de una idea] es lo que cuenta y la ejecuci?n esta en manos de los bibliotecarios", ya que es el bibliotecario "el que le da vida a la biblioteca" y estos ya hablan aclarado en el Primer Congreso de Bibliotecas

Popul?res en 1948 que estaban afiliados a la tradici?n liberal de Mayo. Es plau sible pensar que para Per?n la importancia de la biblioteca popular residfa en su car?cter democratizador, en su capacidad para llevar el libro mas alia de los cfrculos de elites, por lo que no parecia estar demasiado preocupado por acotar el mensaje que desde all! se podria propagar37.

Finalmente lo que emerge en esta descripci?n es que las bibliotecas popul? res fueron apoyadas y dicho auspicio no se tradujo en sujeci?n ideol?gica. Esto es

muy distinto a lo que sucedi? en el area de educaci?n, donde la escuela estuvo sometida a una progresiva centralizaci?n y fue utilizada como una herramienta clave en el adoctrinamiento ideol?gico de la poblaci?n38. No obstante, el apoyo a las bibliotecas popul?res puede ser visto como un avance del Estado hacia la sociabilidad del barrio e incluso hacia la campana rural. Objetivo este ?ltimo que puede ser observado en otras iniciativas oficiales entre las cuales podemos men cionar las unidades b?sicas barriales; las misiones monotecnicas que se propo nlan educar al campesinado rural; los diversos proyectos encarados por la Subse cretarla de Cultura tendientes a extender el consumo cultural m?s alia de los circu

35 Fondo Documental de la Secretaria Tecnica del Estado, Legajo 137. Por ejemplo a la Biblioteca Popular Mariano Moreno de Clodomira (Santiago del Estero) se le otorga en 1948 un subsidio para ampliar el edificio y hasta el 22 de diciembre de 1951, cuando se hace el reclamo, el mismo no ha sido pagado.

36 Una foto de estas bibliotecas circulantes se puede ver en la Guia de Bibliotecas publicada por la CONABIP en 1954. Gufa de Bibliotecas Popul?res, Comisi?n de Bibliotecas Popul?res, Buenos Aires, 1954.

37 J. Domingo Per?n, La Naci?n, 13 de abril de 1954, p. 1. 38 Sobre este tema ver Mariano Plotkin: Mariana es San Per?n (Buenos Aires, Editorial Ariel, 1994) p. 276.

LA CULTURA, EL LIBRO Y LA LECTURA BAJO EL PERONISMO 553

los tradicionales y de la ciudad de Buenos Aires y las actividades vinculadas al

deporte39. Esto nos advierte que la capacidad de los sectores popul?res para "beneficiarse" del peronismo no debe ser autom?ticamente asociada con afiliaci?n

y/o sujeci?n polftica, ni todo avance del Estado ligado a la b?squeda -al menos inmediata- de adhesion, incluso cuando podamos aceptar que dicho avance esta ba cargado de simbolismo politico40. Lo mismo no descarta el hecho de que algu nos bibliotecarios vivian la expansion del Estado hacia la sociabilidad del barrio, de la cual eran uno de sus evidentes beneficiarios, como una competencia, y como una amenaza para la practica de la lectura. Elocuente resulta el diagn?stico de uno de ellos que al ser consultado por la merma de lectores estim? que si bien el fen?meno era complejo y tenia diversas explicaciones, este se asociaba a acti vidades que debfan su auge al apoyo estatal. Entre estos estaban: "los deportes intensificados en los ?ltimos anos"; "la exagerada cantidad de diarios y sobre todo revistas que se editan en el pafs y cuya difusi?n -invadiendo totalmente los distin tos sectores de la poblaci?n- alejan al lector de la natural concentration y esfuerzo que supone la lectura atenta de un volumen" y la expansion del "cinemat?grafo41. Ciaramente, para este inspector el proyecto del gobierno de apoyar la lectura po pular entraba en contradicci?n con otras ?reas de la actividad estatal. Por otra

parte, los comentarios de los inspectores frente al auge de las nuevas actividades culturales y/o de entretenimiento son reveladores del alto prestigio que la cultura letrada a?n conservaba en los sectores popul?res42. La compungida carta del jefe

de correos local, oficiando como inspector de la biblioteca popular, quej?ndose de que "la influencia de la radio y otros entretenimientos ha desplazado la lectura de los hogares campesinos" no hace m?s que reforzar dicha imagen43. Es la alarma frente al decaimiento de ciertas pr?cticas la que nos ilustra sobre su alta valora ci?n y sobre la aprehensi?n que el avance de los nuevos medios generaba aun en ambientes intelectuales "plebeyos", quienes observaban en los mismos un peligro para la cultura autodidacta y a la emancipaci?n intelectual de las masas.

39 Las misiones monotecnicas llegaban al campo para enseriar tecnicas agricolas, artesanla, nociones de economla y tambien organizaban una biblioteca y una discoteca. Para un ejemplo de las iniciativas de llevar cultura m?s all? de Buenos Aires ver "Hasta en el pueblo m?s lejano", Mundo Peronista, N2 1, N9 9,15 de noviembre, p. 1.

40 Seg?n Omar Acha, bajo el peronismo se dio la parad?jica convivencia de una "hegemonia autoritaria" con

una sociedad civil activa. Acha sostiene que solo en sus dias postreros el peronismo intent? un mayor control de las asociaciones barriales. Omar Acha: "Sociedad Civil y Sociedad Polltica durante el Peronismo", Desarrollo

Econ?mico, vol. 44, N9 144, julio-septiembre 2004, pp. 199-230. 41

Legajo 373 Letra E, Informe de la Biblioteca Primero de Mayo (ER), 16 de febrero de 1955. 42 Se superponen en los legajos representaciones de la biblioteca como "centro de cultura regional", como

"avanzada de civilizaci?n"; del bibliotecario como censurador y guia. Se aboga por una instituci?n orientada a asumir multiples funciones en el proyecto civilizatorio (algunas realizan tareas de vacunaci?n), pero a su vez se las entiende como un templo del saber, donde reina el silencio y donde la comunidad debe respetar una actitud circunspecta frente al libro. Ilustrativo de este ultimo punto es un informe en donde se le advierte a una biblioteca que no se puede permitir jugar al ajedrez en su recinto. Es necesario tener en cuenta que estos testimonios que remiten a una fuerte valorizaci?n de la cultura erudita en los sectores popul?res aparecen en un contexto donde era indudable que las pr?cticas a las que esta estaba asociada, como la lectura, estaban en decadencia frente al auge de la radio, el cine y entretenimientos como el f?tbol. Sobre el auge de las nuevas pr?cticas ver Ricardo Archetti, "F?tbol: im?genes y estereotipos" en Diego Armus (comp): Mundo Urbano y Cultura Popular. Una ampliaei?n sobre el p?blico lector y sobre la cultura letrada de estos sectores popul?res se puede leer Luis Alberto Romero: "Libros baratos y cultura popular", en Armus (comp.): Beatriz Sarlo, El imperio de los sentimientos, (Buenos Aires, Cat?logos, 1985);

43 Comisi?n de Bibliotecas Popul?res, Expediente 406 Letra B.

554 FLAVIA FIORUCCI

La Biblioteca Popular en el Proyecto peronista: a modo de conclusion

Si adscribimos a la descripci?n del peronismo como un regimen que pro curaba ocupar todo el espacio simb?lico, ^c?mo se concilia la identidad de un

regimen que busca crear un consenso alternativo a traves de un mito unificador

y lo que asomaria como una politica de libertad con el libro? ^Puede leerse la

expansion y el respeto de la autonomia de las bibliotecas popul?res como

representativa de la politica cultural del regimen? Hasta cierto punto lo que sucede con las bibliotecas popul?res se ajusta a un patron com?n a la hora de hacer un balance del peronismo: los exitos del gobierno se asocian a sus afa nes democratizantes y estos ?ltimos est?n cargados de significado politico44. Sin embargo, debemos resaltar el hecho de que el apoyo a las bibliotecas -

instituci?n centrada en la idealizaci?n de la cultura escrita- concuerda con una

representaci?n jer?rquica de la cultura, que se sostiene en una vision tradicio nal de la relaci?n entre clase y cultura45. No olvidemos adernas que la Comision de Bibliotecas Popul?res est? asociada desde sus ongenes a los impulsos reformistas del liberalismo local y que tue adem?s concebida como una institu ci?n de control social. El peronismo adscribe entonces en este capitulo de su

gesti?n cultural al m?s liberal de los proyectos: educar al soberano. Es necesa rio senalar que la continuidad se dio en un contexto donde el Estado encar? una importante reforma burocr?tica de la gesti?n cultural creando un despacho

especial para coordinar la politica cultural del regimen (la Subsecretaria de Cultura que m?s tarde fue transformada en Direcci?n de Cultura)46. La reforma burocr?tica habia sido justificada por el peronismo en la necesidad de fomen tar las actividades culturales, fortalecer las instituciones del campo y dar una

"nueva orientaci?n a la cultura"47. A la luz de lo actuado en el periodo por la

Comision de Bibliotecas Popul?res -que formaba parte de dicha burocracia

podemos ver que no se materializaron cambios, al menos en lo referido a los

ideales de cultura.

En cuanto a la vocaci?n autoritaria, lo que sucede con las bibliotecas po

pul?res nos permite matizar aunque no descartar los impulsos autoritarios del

peronismo en torno a la letra impresa. Uno de los hitos fundacionales y cierta

mente premonitorios en muchos sentidos del nazismo fue la quema de libros el

10 de mayo de 1933. La destrucci?n de libros considerados comunistas o ju dios se volvi? una pr?ctica corriente y a esta se le agregaron la confiscaci?n de

44 Si observamos la gesti?n de la Subsecretaria de Cultura y de la Direcci?n de Cultura en su totalidad

tambien es posible observar que los exitos del regimen tienen que ver con las politicas que se relacionaban con

democratizaci?n del consumo cultural. Ver Flavia FiORUCCi: "Reflexiones sobre la gesti?n cultural bajo el Peronismo",

Nuevo Mundo Mundos Nuevos, Debates, 2008, [En linea], Puesto en linea el 10 febrero, 2008. URL: http://

nuevomundo.revues.org//index24372.html. 45 Ver Emily Okada: "Review Thomas Augst and Wayne Wiegand

- Libraries as Agencies of Culture", The

Library Quaterly, vol. 75, enero 2005, N9 1. 46 La fundaci?n de estos organismos se insertaba en una reforma de mayor envergadura: la separaci?n de

la administraci?n de justicia y educaci?n. Concretamente, el peronismo apart? de la ?rbita del Ministerio de

Justicia la politics educativa y cultural al crear la Secretaria de Educaci?n de la Naci?n y el Ministerio de Educaci?n

un ano despues. Seg?n el decreto, tanto el secretario de Educaci?n como la secretaria tenlan prerrogativas de

ministro y ministerio respectivamente. 47 Boletin del Ministerio de Educaci?n, N9 7, p. 12.

LA CULTURA, EL LIBRO Y LA LECTURA BAJO EL PERONISMO 555

bibliotecas, la persecuci?n a editores, libreros y autores y la censura de obras48. Nada de esto sucedi? en la d?cada que va desde 1945 a 1955. Si la compara ci?n con el nazismo parece exagerada, tal vez vale aclarar que la administra ci?n que sigui? a la de Per?n si intent? "extirpar" ciertas publicaciones, incluso de las mismas bibliotecas popul?res como fue anteriormente mencionado. Sin

embargo, esto no nos debe hacer perder de vista que el rasgo autoritario en torno a la letra escrita no estuvo ausente del horizonte del r6gimen, no solo en relaci?n al caso de la prensa -donde dicho gobierno ejerci? el control de distin tas formas- sino tambi?n con el libro. La regia seguida, aplicable m?s all? de este tema, fue la siguiente: el control politico se hacia en proporci?n a la difu si?n; de ahi que los esfuerzos del r?gimen por controlar la lectura se abocaran a los libros de textos escolares.

Por ?ltimo, cabe mencionar que esta lectura nos alerta de una situaci?n, que aunque obvia, no siempre es suficientemente senalada en los estudios sobre el peronismo: la incapacidad del r?gimen de capitalizar de determinados esfuerzos. ^C?mo dar cuenta sino de la imagen del peronismo como una apla nadora en el terreno de la cultura? ^C?mo explicar que la misma biblioteca que durante los anos del peronismo recibi? religiosamente el subsidio de la Comi si?n de Bibliotecas Popul?res incluyera en su informe anual de 1956, un nota de "esperanza y regocijo" ante la calda del peronismo porque "el r?gimen que naci? politicamente bajo consignas que proscribian la presencia del libro como si se tratara de un simbolo infamante?" Dichas declaraciones, provenientes de una biblioteca situada en una zona de clase media de la Capital Federal (Villa del Parque), nos dicen m?s sobre el origen social de la bibliotecaria que la realidad que vivi? la institution que dirigia. El frondoso legajo no registra ningu na prohibici?n o conflicto que pudiera justificar sus acusaciones. No obstante sus diatribas no pueden ser reducidas a un simple acto de cinismo o desho nestidad. Las representaciones del peronismo se tejlan con elementos que iban m?s alia de las experiencias personales en donde datos aislados eran leldos como sintom?ticos. Empero, declaraciones de esta naturaleza aliment? ren la vision del peronismo como un regimen inh?spito para todo aquello que se relacionase con la alta cultura, incluso con la circulacion del libro en los sectores popul?res.

48 Ver Leonidas E. Hill: "Nazi Attack on 'Un-German' Literature", en Jonathan Rose: The Holocaust and The Book (Amherst, University of Massachussetts Press, 2001), pp. 9-45.

556 FLAVIA FIORUCCI

RESUMEN

Este articulo explora el manejo interno de la Comision de Bibliotecas Popul?res bajo el

peronismo. Sobre la base de este caso, el

trabajo se propone estudiar tanto las politicas estatales con respecto a la lectura y a la circulacion del libro en los estratos popul?res como reflexionar acerca de la politica del

peronismo en torno a la cultura letrada. El

trabajo argumenta que dicha Comision no

constituy? un vehiculo para controlar la lectura.

Se observa adem?s que el peronismo no

introdujo cambios mayores en el contenido de la politica cultural implementada desde el

Estado, incluso cuando Ilevo a cabo una

importante reforma institucional en el area creando la Subsecretarfa de Cultura en 1948. Sostiene adem?s que los esfuerzos del regimen en el ?rea de la lectura popular se vinculaban con el objetivo m?s general del r?gimen de la demoeratizaci?n social.

SUMMARY

The article explores the internal workings of

the Commission of Public Libraries during Peron's

rule in Argentina (1946-1955). Based on this case, it examines: the popular reading policies and

the cultural policy of the Peronist state. The paper argues that this Commission was not used to control what the people read. It also claims that

Peronism did not introduce important changes in

the content of the state cultural policy although the government implemented a major institutional reform in such area cre?ting the Subsecretarfa de Cultura in 1948. The paper also shows how these projects in the field of culture were linked to the general regime's goal of democratization.

REGISTRO BIBLIOGRAFICO

FIORUCCI, Flavia

"La cultura, el libro y la lectura bajo el peronismo: el caso de la comision de bibliotecas popul?res". DESARROLLO ECONOMICO-REVISTA DECIENCIAS SOCIALES (Buenos Aires), vol. 48, Ns 192, enero

marzo 2009 (pp. 543-556).

Descriptores: <Comisi?n de Bibliotecas Populares> <Peronismo> <Politica cultural> <Argentina>.