Final Fantasy VII La Doncella Que Viaja Por El Planeta

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FINAL FANTASY VII LA DONCELLA QUE VIAJA POR EL PLANETA

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FINAL

FANTASY

VII LA DONCELLA QUE VIAJA POR EL

PLANETA

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THE MAIDEN WHO TRAVELS THE PLANET

La Doncella que Viaja por el Planeta

PRELUDIO

Bajo el agua...

Aeris se estaba hundiendo. Tumbada a lo largo de la superficie con una expresión que la hacía parecer

dormida; hundiéndose despacio en el lago frío y tranquilo. La red de luz se esparcía por las ondas de la superficie, bailando sobre su cuerpo inanimado. Era como si estuviera intentando atarse a ella. Su

hermoso rostro nunca más podría poseer esas expresiones que estaban rebosantes de energía. Los

sentimientos de felicidad y alegría que se extendían a todos a su alrededor, la furia que ella sintió por los

débiles, y las lágrimas sin fin que ella guardaba por la tristeza... Ninguno de ellos aparecería de nuevo.

Su cuerpo sería silenciado por la eternidad.

Sin embargo, eso no significaba el fin de Aeris. Ella observaba. No estaba observando a través de sus

precioso ojos verdes, sino a través de su alma... Observó dentro de un cuerpo sin materia lleno de energía

de la vida, mientras sobrepasaba su cuerpo físico. Observó mientras la superficie del agua se alejaba.

Observó como las formas humanas la contemplaban desde el otro mundo neblinoso (el mundo donde las

cosas estaban vivas era otro mundo para ella). Observó el rostro de Cloud que la contemplaba como si su

corazón estuviera a punto de ser apartado de la tristeza de perderla, la furia y el odio que él poseía por

haberle sido arrebatada.

"No te culpes. No hay nada por lo que preocuparse a partir de ahora. Todo estará bien, incluso si

Meteorito cae. Así que no te dejes arrastrar por estos sentimientos. Sólo piensa en cómo puedes ser tú

mismo".

Ella intentó decirlo, pero sus labios no se moverían. No existía magia que permitiera que sus

pensamientos llegaran hasta Cloud desde su cuerpo espiritual, ya que Cloud desapareció rápido en la

distancia. La luz que parpadeaba sobre la superficie del lago comenzó a hacerse débil y distante mientras

se hundía. Cayó suavemente dentro de las profundidades de las ruinas de los Cetra, la Ciudad Olvidada.

Aeris, la última superviviente de los Cetra había cumplido su misión de proteger al Planeta. El último

lugar que supuestamente alcanzaría no tenía fronteras, no importa dónde fuera...

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CAPÍTULO 1

Sí. No importaba dónde fuera.

Ella había alcanzado el fondo del lago. Pero incluso ahora Aeris continuaba hundiéndose. Su cuerpo

físico, tras muchos años perdiendo la vida, permanecía hundido bajo el agua, cubierto en plantaciones que

parecían polvo de nieve. Eso le decía cómo ella estaba ahora separada de su cuerpo de apenas veintidós

años de vida por toda la eternidad. El recipiente que había sido separado del alma regresaba lentamente

hacia la Gran Tierra en el agua pura. La conciencia de Aeris se movía hacia el siguiente nivel, más bajo.

Nada cambió mientras respiraba suavemente en el polvo que flotaba a su alrededor. Aeris continuaba

hundiéndose a través del sólido nivel de la precipitación. La única cosa que podía ver era oscuridad...

Pero aquél era un mundo cálido, tierno, sin luz, donde ella no se sentía sóla. Pronto se dio cuenta que no

era polvo o lodo lo que sentía. Sus sentidos se habían ajustado de tal forma que ella pudiera sentir las

cosas que la rodeaban. Sus cinco sentidos se encontraron a un nivel más agudo que la permitía sentir la

verdadera naturaleza de los elementos.

El mundo que ella podía sentir no era el de la oscuridad.

Se encontraba dentro de una tenue luz verdosa, que la abrazaba a su alrededor. Al mismo tiempo,

reconocía lo que veía. Energía agrietada en miles, no, millones de corrientes que flotaban y circulaban por

cada rincón del Planeta. El tramo de luz que la había tragado era una de esas corrientes, separada del

resto. El almacenamiento de energía Mako que poseía el Planeta había ido mucho más allá de toda

expectación humana, y no podía ser representada por meras cifras.

Aeris lo observó como si el Planeta estuviera latiendo con vida. Contempló la brillantez de la Corriente

Vital que fluía a su alrededor. Reconoció a la fuente de vida a la que todo regresaba.

Aquello era un lugar rebosante de energía donde incontables almas emergían juntas, avanzando con sus

sabidurías y experiencias. Incluso sus recuerdos estaban separados de ellas. Pero Aeris permanecía

"entera". Se recordó a sí misma en el lugar donde su conciencia de la muerte fluyó y dio vueltas,

manteniéndose la persona que ella había sido mientras estuvo viva. Mantuvo la conciencia de la Aeris

Gainsborough que había sido una vez y que seguía siendo ahora, mientras fluía con la Corriente Vital.

No sabía que ella fuera de este modo.

Como última superviviente de los Cetra, tenía el papel de mantener la riqueza de la Gran Tierra durante el

trayecto de su vida. Aeris habló con el Planeta. Habló con la conciencia que era parte de la Corriente

Vital, eso es. La dijeron que la muerte no era la desaparición de la vida. Muchos humanos creían que la

muerte significaba que ellos dejarían de ser. Poseyendo sus propias conciencias tragadas por la oscuridad,

nunca volverían a caminar, ¿una nada que no podía ser comprendida? Creían que la muerte quería decir

ser totalmente aniquilado. Eso es porqué los humanos temen a la muerte. Tenían miedo de perder sus

existencias. Incluso si ellos mismos sabían que eran una raza que tenía una vida de corta duración, existían muchos que deseaban ocultarlo. Incluso aquéllos que habían alcanzado una gran edad tras una

vida rebosante.

Aeris sabía que la muerte no significaba ser aniquilado. Sabía incluso sobre la vida que alcanzaría un

Cetra al final, una vez ellos hubieran cumplido con la misión que tenían con el Planeta. Ese era el motivo por el que aceptó a la muerte sin temor, incluso a sabiendas de que la llegaría pronto, un día de estos. Ella

cumplió su misión del modo que lo debería haber hecho, sin ningún tipo de miedo. Su corazón estaba en

paz incluso a pesar de los humanos, quiénes habían perdido la capacidad de hablar con el Planeta hace

mucho tiempo, a pesar de haber tenido una muerte no natural. No tuvo lamentos como para desear seguir

viviendo, o motivos para ocultar su misión.

Pero a pesar de eso, estaba triste. Su corazón sufría.

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Todos sus compañeros, con los que ella había viajado, la gente a la que se sintió cercana por primera vez,

la madre que la crió y cuidó durante quince años, Elmyra; la gente a la que no conocía demasiado bien,

las personas quiénes quizás hubiera conocido en un futuro, gente con la que aún no se había encontrado...

Era un hecho que nunca más podría estar con los "vivos". Aeris supo también que la tristeza estaba

además con aquéllos quiénes ella había dejado atrás. Ellos no sabían que ella aún existía como alma. No

necesitaban saberlo. Incluso si ella deseara que lo hicieran, la tristeza no sería curada; aunque ellos

supieran la verdad. El sufrimiento de todos hizo que el sufrimiento en ella se incrementase incluso a peor.

Aeris sintió aún un mayor dolor cuando pensó en Cloud.

Ella poseía además buenos sentimientos sobre él. Al principio, creía que él, de algún modo, tenía

similitudes con su primer amor. Aún así, sus miradas, voces y personalidades no se parecían, y él además

la hacía verle como una persona misteriosa... Pero eso pronto no importó. Ella lo amaba mucho más que a

su primer amor. Cloud era su héroe, y él no podía apartarse del peligro. Ella lo vio como alguien

rebosante de confianza, frío, y tenía la impresión de que desaparecería en cuanto ella apartase la mirada

de él. Quería estar a su lado para siempre. Realmente lo deseaba.

Cuando ella abandonó a sus compañeros y se dirigió hacia la Ciudad Olvidada, el corazón de Cloud se

asemejaba a un huevo que estaba a punto de abrirse. Aquélla no era la forma en la que un huevo

normalmente se rompería, sino como si tan sólo la yema fuera a esparcirse. Era como si su mente fuera a

hacerse añicos. Quería consolarle. Si no fuera la última superviviente de los Cetra, probablemente lo

habría hecho sin duda alguna.

Sin embargo...

El hombre pálido, negro, plateado y blanco, quién fue una vez un héroe, había obtenido la que sería "la

calamidad caída de los cielos", Jenova, y cayó en un estado de locura. Iba a invocar la magia más

poderosa y destructiva, Meteorito, usando la Materia Negra. Habiendo heredado la misión de sus

antepasados Cetra, ella no tenía elección, salvo hacer que desapareciera. Tarde o temprano, Sephiroth invocaría el meteorito gigante que seguramente infligiría una enorme cantidad de daños al Planeta.

Aquello causaría una herida que podría destruir al Planeta en sí. Sin duda alguna, el Planeta concentraría

después una enorme cantidad de Corriente Vital para curarse. Ésa era la intención de Sephiroth, hacer

suyo todo el poder. Tras eso, él se haría uno con el Planeta y comenzaría a ser algo parecido a un Dios.

Después, probablemente haría arder a todos los humanos que él odiaba a muerte. El futuro del Planeta y

el ciclo de toda vida terminaría tal como ella supo.

Aeris podía sentir por los suspiros del Planeta que algo podía ser hecho para evitar lo peor. También sabía

que aquello era algo que sólo ella, la última superviviente de los Cetra, podía hacer. Tan sólo podía

obtener el conocimiento necesario desde la Ciudad Olvidada. Pero llegar hasta allí significaba además

convertirse en el mayor inconveniente para los objetivos de Sephiroth.

Ahí fue donde Aeris dudó. Dejaría morir a todos los humanos o evitaría el desastre a cambio de su vida...

Pero nunca pensó en ello y ya estaba todo preparado. Cuando dudaba en abandonar a Cloud en

desesperación, pensaba en cómo eso salvaría a sus compañeros y a la gente en el mundo. Ya había hecho

una decisión. No había otra opción. Todo eso era también por Cloud.

Y así, sóla, se puso en camino hacia el altar que se encontraba en la Ciudad Olvidada para averiguar lo

que tenía que hacer. De hecho, la llave era la última Cetra. Era la Materia Blanca que fue pasando de

Cetra en Cetra... Como si eso guardara el último recurso de los Cetra, esa herramienta podía invocar a

Sagrado, necesario para detener a Meteorito. Ésa era la Materia que fue encomendada a Aeris por su

madre, Ifalna. Ella no la había usado nunca antes y permanecía escondida en su lazo, sin abandonarla. Ella poseía la Materia Blanca. Sabiendo lo que tenía que hacer con ella, rezó con todo su corazón. A

través de la Materia, habló con el Planeta, intentando invocar al Sagrado que destruiría a Meteorito.

Incluso la más ligera indecisión quizás hubiera significado que sus ruegos no llegarían al Planeta. Sin

embargo, pudo hacerlo. Cuando Sephiroth la atacó tras darse cuenta de las intenciones de Aeris, las condiciones para invocar a Sagrado habían sido cumplidas. Ella aceptó la muerte que había sentido desde

hace tiempo mientras la espada la perforaba. Ella miró a la paz.

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Pero un llanto llegó hasta ella.

Aquél no era el sonido de su llanto. Si lo fuera, entonces ella habría sentido la sangre chorreando por su

garganta y la furia que la forzaba estaba lejos de las profundidades de su alma... Ése era el sonido del

corazón de Cloud haciéndose añicos. Ése era el llanto de su corazón, que nunca podría ser curado de la

culpa que él tenía por la muerte de Aeris, la culpa por él mismo y el odio que guardaba hacia Sephiroth.

Estaba sorprendida por la enorme tristeza que él tenía por ella. Se encontraba un poco contenta de que él

pensara tanto en ella, pero también sintió el sufrimiento que estaba siendo muchas veces mayor. No había

nada que ella pudiera hacer por el dolor de Cloud, y el sufrimiento dolía en su corazón.

Ese sufrimiento continuó aunque ella se encontrara en la Corriente Vital.

A pesar de que había perdido su cuerpo, reconoció el dolor mediante la creación de una imagen de ella

misma en su mente. Aeris miró hacia abajo mientras colocaba sus manos sobre su punzante garganta...

Poco después, se dio cuenta de algo. Todo a su alrededor era la existencia de incontables conciencias. Había un gran número de voces y

montones de recuerdos. Todo alrededor de ella era algo que nunca pudo sentir cuando estaba en la iglesia

de Midgar. Como ella, las almas de aquéllos que habían muerto habían regresado al Planeta, y ahí estaban

todas.

Aún así, no podía ver a nadie cercano que poseyera una forma como ella. Por lo que había visto, tan sólo

ella mantenía la imagen de su pasado intacta en mitad corriente que fluía llena de conciencias.

"Me pregunto... ¿Es esto porque yo soy una Cetra?"

Las palabras salieron fuera de Aeris como un murmullo. Allí, palabras y pensamientos eran lo mismo. Como una entidad de conciencias, sus sentimientos eran sólo expresados como olas que ella emitía. De

forma parecida, el enorme número de recuerdos en la Corriente Vital la alcanzaban también como todo

tipo de olas. Todo a su alrededor fue escuchado como susurros; como si tú mantuvieras un fuerte ego,

pronto sabrías qué conciencia te pertenecía.

"Esperaba que mis palabras alcanzaran a Cloud..."

Ella hinchó sus mejillas un poco, pareciendo disgustada. No estaba afectada por la confusión de varias

conciencias que existían en el mar de recuerdos y conocimientos dentro de la energía Mako. Debido a su

experiencia escuchando la voz del Planeta cuando era pequeña, se había forjado una buena cantidad de

paciencia. Aeris había sido criada de tal modo que ella pudiera mantener su propia conciencia y no perder

su personalidad.

Pero entendió que regresar al Planeta dependía de lo separada que estuviese de su "todo". Incluso cuando

las gotas de agua caían al río, ellas se esparcen y no vuelven a ser vistas. No importa cómo solía ser ella,

pensó que era extraño cómo su alma podía mantenerse única en el vasto mar de energía concentrada.

"Pero la Corriente Vital debe ser un Cetra, también, al igual que yo. Mi madre murió y era también una

Cetra... Aquéllo fue hace quince años. En ese tiempo, quizás yo desapareceré y seré además una con el

Planeta".

Inclinando la cabeza hacia un lado, pensó más en ello.

" ¿Seré capaz de hablar con Cloud en algún lugar? Así puedo decirle que estoy bien... Es algo extraño

andar diciéndole que estoy bien, pero quizás pueda ser "más clara" sobre mí de este modo".

Quizás podría ser clara sobre sus sentimientos en torno a Cloud de esta forma. Entonces a lo mejor ellos

serían vistos como familia o amantes... Cuando estaba viva en Midgar, ella sintió muchas almas de

aquéllos que trataron de confesar su amor. Aquéllos que aún poseían esos sentimientos o que los habían

dejado atrás podían mantener firmemente sus conciencias como un "todo".

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"¿Pero significa eso que yo desapareceré tan pronto como me haya encontrado con Cloud? Me pregunto

si es eso lo que está pasando o... ¿Hay algo más que aún no haya hecho...?"

En ese instante, Aeris sintió algo parecido a una corriente eléctrica que surgió a través de ella. Formó un

puño con una de sus manos y golpeó la palma de la otra, como si eso la atacara. Aquéllo era sólo ella

imaginándose a su fantasma medio golpeándose las manos pero podía perfectamente oír el "bang".

"Tiene sentido. Existe un significado para todo esto. Debe haber alguna razón por la que yo no he

emergido con la Corriente Vital aún y por la que continúo aquí de este modo. Es como cuando era la

única en el mundo que podía invocar a Sagrado desde el Planeta... Puede que todavía haya algo que aún

no he hecho y que debo hacer".

Justo cuando aquel pensamiento cruzó su mente, sintió una pequeña conmoción proveniente del Planeta.

Aquéllo no era una sóla conciencia, sino el Planeta en sí, como si confirmara lo que estaba pensando.

"... Ya veo. Me pregunto qué será". Su pregunta fue respondida con silencio. El Planeta también tenía que saber de qué se trataba. Ella sonrió

como las flores que solía vender en los suburbios. En la tenue luz fluorescente, la sonrisa que fue amada

por todos floreció dulcemente.

"Está bien. Aún hay gente de la que no quiero ser separada. Todavía no puedo dormir. Hasta que ese

momento no llegue, permanecerá aquí. Pasaré el rato en el Planeta... En nuestra Tierra Prometida..."

Deseando que pudiera expandir sus pensamientos, Aeris miró al cielo... Miró a través de la capa del

Planeta que había sobre su cabeza. Las partículas de Mako que flotaban y se dispersaban a su alrededor la

recordaron al cielo nocturno.

Miró arriba, hacia el cielo, como la vez en que estaba sentada junto a Cloud en torno a la luminosa

hoguera en Cañón Cosmo.

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CAPÍTULO 2

En el mundo de Mako... Aeris sabía que los conceptos de tiempo y distancia aquí eran diferentes a los de

la superficie.

El tiempo parecía fluir tan despacio como ella quisiera, y si lo deseara, también podría durar lo mismo que un destello en un parpadeo. El paso del tiempo en Mako no guardaba ningún significado, en primer

lugar. La historia del Planeta fue hecha de recuerdos acumulados, todos emergieron juntos y permanecían

a su lado. Había recuerdos del presente y también del pasado. No existía modo de que Aeris pudiera

haberlos visto todos, pero los eventos que fueron inscritos en esos recuerdos había atravesado al tiempo y

todas estaban unidas como un todo. Aquéllo indicaba que el tiempo se movía dentro del futuro en el

mundo de los vivos. Mientras nuevos recuerdos provenientes de la superficie emergían junto al Planeta,

nueva vida sería llevada al mundo mientras la energía del Planeta era repartida. Aquel ciclo la dijo cómo

fluía el tiempo de un periodo tras otro.

Todo estaba unido a los interiores del Planeta por la Corriente Vital. Incluso en la superficie, en los

lugares más distantes, la corriente de energía concentrada sería repartida. Por otro lado, había lugares que

se encontraban cercanos, pero aún así, la energía no podría alcanzarlos. Había zonas existentes donde la

tortuosa corriente de Mako no podía llegar. Aeris pensó que eso debía de ser la culpa de todos los

reactores Mako. La energía nunca fue hecha para ser utilizada de esa forma, y si continuaban

extrayéndola por la fuerza, aquéllo naturalmente desajustará la balanza. Si el Planeta pudiera ayudar a los

humanos a vivir una vida más fácil seguramente no sería de ese modo. Pero la Corporación Shinra estaba yendo demasiado lejos. Si sus extracciones iban a continuar, entonces el equilibrio de la vida del Planeta

se colapsaría... Aeris recordó cómo las flores florecían sólo en la iglesia y cómo la ciudad de Midgar se

encontraba empapada en Mako.

"Y eso es por qué la gente de Shinra deseaba saber dónde estaba la Tierra Prometida. Una tierra abundante en energía Mako, donde sólo los Cetra sabíamos cómo llegar... Pero ese lugar estaba ahí. Ése

es el lugar que todos alcanzarían al final cuando hubieran regresado al Planeta. El lugar donde Shinra

podría obtener toda la energía que ellos quisieran no existía, ¿no es así? Aquéllo era todo un error."

Murmuró mientras se dejaba llevar con la Corriente Vital. Observó que de ahí al mundo de Mako había

un pequeñísimo cambio.

"La Tierra Prometida que Sephiroth tenía en mente era muy diferente. él trataba de crearlo todo por la

fuerza. Heriría al Planeta a propósito y así toda la energía se concentraría en un sólo punto. Y de este

modo él podría controlarlo todo. Aquélla era la Tierra Prometida que Sephiroth ansiaba..."

Aeris se estremeció mientras se imaginaba lo que sería del Planeta si aquéllo sucediera.

"Me pregunto si Cloud y los otros estarán bien... Espero que Tifa y Cloud no estén esforzándose

demasiado yendo tras Sephiroth..."

"... ¿Cloud? ¿Tifa? ¿Barret?"

La silueta de una de las conciencias justo al lado suyo se expandió como si reaccionara ante sus palabras.

Se apresuró a abandonar el actual lugar donde estaba porque ésa era la primera vez que se encontraba con

otra conciencia firme aparte de ella misma. Cuando alcanzó el lugar de donde provenía, una sombra se

elevó de Mako. No era una imagen tan clara como la de Aeris, pero supo que era lo que quedaba de una

mujer.

"¿Entonces los conoces? ¿Quién eres?"

"Yo..."

Parecía que su memoria estaba bloqueada. Probablemente fuera porque la mayor parte de su alma se

había unido a Mako. Pero su corazón no se había descompuesto y estaba aún fluyendo como un todo.

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"Oh, tengo que presentarme primero. Soy Aeris. ¿Podrías ser una de los miembros de Avalancha?"

"Avalancha... Sí, sí, es cierto."

Los recuerdos que ella tenía estaban siendo reconstruidos desde el Mar de Mako. Dándose cuenta quién

fue una vez, su figura transparent, recuperó rápidamente la forma que ella tuvo en la superficie. Como si

Aeris tuviera alguna influencia en ella, los colores también regresaron a su forma.

Comparado con Aeris, ella aún parecía tenue, pero aún así se asemejaba a un humano y la ropa que ella

llevaba también reapareció. Su cabello estaba atado en una cola de caballo de modo que no la estorbara y

su ropa era como la de un soldado. Ella también había llegado allí demasiado temprano, y su edad era

aproximadamente la misma que la de Aeris.

"Fui estúpida por haber olvidado... Soy Jessie, de Avalancha. Ey... ¿eres tú la señorita Aeris?"

"Puedes llamarme Aeris simplemente."

"Gracias, Aeris. Conoces a Cloud, Tifa y Barret, ¿no es así? ¿Cómo están todos? ¿Continúan luchando

contra Shinra? Oh... "

Jessie volteó su cabeza como disculpándose. "Debes ser como yo ahora que estás aquí."

"No te preocupes. Estoy segura de que todos estarán bien."

Cambió sus pensamientos mientras trataba de no pensar en Cloud. Aquí, ella no podría mentir, así que

tenía que no pensar en ello.

"Había algo que molestaba a Barret desde hacía tiempo. Así que tú moriste en aquel momento... Fuiste

una de las personas quiénes trataron de proteger los pilares del Sector Siete, como miembro de Avalancha

por aquél entonces. Yo sólo conocí al Señor Wedge entonces... "

"¡¿Wedge?!"

Los ojos de Jessie se abrieron. "Sí, ¡Biggs también!". Los tres llegamos juntos aquí, pero perdimos el

rastro los unos de los otros... Sí, hasta hace sólo un momento, no podía recordar nada. No hasta que te

encontré, Aeris."

Como si fuesen guiadas por los recuerdos de Jessie, dos figuras más aparecieron. Las siluetas de un

hombre con una escasa barba y otro corpulento aparecieron juntos.

"Wo... Woah."

El hombre con barba, Biggs, observó las palmas de sus manos. "Aún soy yo. Creí que iba a desaparecer."

"Estoy tan feliz de que pueda veros a los dos de nuevo. Y... ¿tú eres la que me cuidó aquella vez,

señorita... Aeris? ¿Moriste también?"

En lugar de darles una respuesta concreta, Aeris lo afirmó con una sonrisa.

"Ha pasado tiempo, Señor Wedge. Es agradable volver a verle, Señor Biggs. Después de este tiempo, yo

empecé a ser un miembro de Avalancha también, así que supongo que eso me convierte en una novata

comparada con todos vosotros, ¿no es así?"

"Mmmm, ese pensamiento demuestra lo peligrosamente alto que puede estar el listón de muertes en

Avalancha, ¿no?"

"¿Continúa siendo Barret el hombre vanaglorioso que él era? Bueno, él es a veces un chico agradable."

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"¿Novata? ¡Soy tan feliz! ¡Siempre ha sido mi aspiración ser un veterano!"

Tras eso, Aeris les contó a los tres por lo que Avalancha estaba luchando ahora. Aquéllo no era sólo la

Corporación Shinra, sino además una existencia mucho más poderosa conocida como Sephiroth... Ellos

abandonaron Midgar para detener sus diabólicas intenciones de hacer al Planeta suyo.

"Así que Cloud se hizo uno de los nuestros... Estoy tan feliz."

"Jeje.. Es un tipo frío pero sabía que se uniría a nosotros."

"¿Significa eso que el señor Cloud es un novato también? Va a tener que cargar con ello."

Había mucha conmoción sobre los fantasmas de los miembros de Avalancha mientras reían y sonreían.

Pero al final, Aeris percibió sus tristezas. Un profundo resentimiento los unía a los tres.

"¿Qué ocurre? Parece como si todos vosotros estuvieráis sufriendo..."

"Bueno... Es por la manera en que nuestras vidas terminaron. Ahora no podemos redimirnos."

Jessie bajó la mirada mientras Biggs continuaba. "Luchamos con Avalancha porque teníamos las mismas simpatías y creencias. Creíamos que no

importaría tener unos pocos sacrificios si a cambio lográbamos detener a Shinra. Pero estábamos

completamente equivocados. Lo comprendimos cuando llegamos aquí... También lo sabes, ¿no es así,

Aeris? Sobre la explosión del primer Reactor Mako."

"Sí... El Primer Sector no estaba muy lejos de los suburbios donde vivía. No nos dijeron mucho sobre

ello, pero oímos que muchas personas murieron..."

"En aquel momento, sólo pensábamos que ellos tenían lo que se merecían si eran alcanzados por la

explosión, ya que todos eran miembros que trabajaban para Shinra, en el lugar superior. Pero al final, todos nosotros acabamos aquí, trabajemos para Shinra o no. Así que hemos estado pensando el por qué lo

hicimos. Todo lo que realmente hacíamos era alzar nuestras voces e imponer nuestras opiniones como

borrachos. Tan sólo estábamos exagerando nuestra manera de salvar al Planeta..."

"... Yo también he pensado mucho en ello. No quería un papel minoritario en la vida. Deseaba brillar. Así que creí que uniéndome a Avalancha, podría ser un héroe que salvaría el futuro del Planeta, y eso era todo

en lo que pensaba... Nuca imaginé que aquéllo envolvería a otros. Aquéllo era simplemente estúpido..."

Wedge agachó su cabeza avergonzado.

"Todo el plan fue en verdad ideado por la vieja Avalancha, que ya no existe."

Jessie intervino con pesar, "Había muchos más miembros en Avalancha y ellos fueron un grupo mucho

más extremista. Nosotros tan sólo heredamos el nombre del grupo de la resistencia, "Avalancha", de

aquella gente que ya no está. Pero detalles sobre cómo hacer una bomba y los planes para programarla fueron dejados en un ordenador. Ya que yo era buena con la mecánica y las bombas, decidí intentarlo...

Pero no estaba segura de que el plan fuese nunca usado para incapacitar el Primer Reactor Mako. La

gente que organizó aquel terrible plan odiaba a Shinra. La odiaban tanto que irían tan lejos como

sacrificar a montones de personas... Debería haberme dado cuenta. Barret no sabía nada de ello."

"Eso es por qué nosotros..."

Abatido, Biggs miró al cielo. "Por qué nosotros queríamos hacernos uno con el Planeta hace un momento.

Queríamos desaparecer. Ahora lo recuerdo. Pero era imposible. Barret está luchando para salvar aún más

gente. No podemos hacer nada de eso para expiar nuestros pecados. Tan sólo podemos seguir aquí,

sufriendo."

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"Al final, era todo demasiado fácil para nosotros el olvidar quiénes éramos porque queríamos desaparecer

aquí."

"Simplemente, eso no funcionó. Cuando teníamos la oportunidad, volvimos a ser los que éramos. Incluso

entonces no somos una entidad tan clara como tú. Es algo así como una maldición."

Todos rieron en medio broma hasta que aquéllo terminó con resignación.

"Pero... pero."

Aeris intentó consolarles con sus palabras.

"Todo el mundo ha estado equivocado antes. Incluso yo he estado vendiendo flores desconsideradamente

por dinero."

"Mmm... Realmente no puedo comparar mi estupidez con eso."

"Pero todos vosotros habéis estado sufriendo todo este tiempo..."

"Gracias, Aeris. Pero como veterano de Avalancha, esto es una historia vergonzosa. Toda esta gran

conversación está como petardeando en mí."

"Realmente no puedo perdonarme. Eso es por qué es esta la única forma en la que puedo estar aquí."

"Algún día, el día en que quizás podamos volver al Planeta, pero por ahora, nosotros no podemos. Ahora

ve, Aeris. Debes estar en esa forma porque ahí hay un papel que debes cumplir. Estamos preocupados de

que nuestros recuerdos pecaminosos se transfieran a ti."

"No..."

"Y entonces sufriremos aún más. Así que vete, ¿por favor?"

Jessie estaba mintiendo. Aeris sabía que ella trataba de alejarse de ella de tal modo que no tuviera que

compartir su dolor.

Los fantasmas de las tres personas estaban desvaneciéndose. Aeris se mordió el labio inferior mientras

lágrimas salieron.

"Por favor, dejadme decir esto al menos. Aquel día, muchas personas fueron capaces de escapar porque

los tres trabajastéis duro en proteger el Sector Siete. Estoy segura de que el número de personas que

lograron escapar es mayor que las que murieron en el Sector Uno... Yo también traté de salvar a Marlene

por eso. Quizás no sea suficiente para liberaros... Sé que las vidas de las personas no son algo que tú

añades y quitas, pero... Por favor, recordad que no son sólo pecados lo que cargáis."

"... Gracias. Gracias, Aeris."

La voz de alguien que ya no reconocía fue expulsada y ellos fueron devueltos a la prisión que ellos

mismos habían decidido tener. Se hundieron en el mar de recuerdos.

Aeris se secó las lágrimas y comenzó a caminar de nuevo. Rezó para que las almas de los miembros de

Avalancha descansaran pronto en paz.

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CAPÍTULO 3

Aeris no sabía cuánto tiempo había pasado en la superficie. Habían pasado días desde que se encontró con

Jessie y los otros, ¿o había sido sólo hace unos momentos?

Se preguntó si sus penas podrían ser curadas por ellos mismos. Mientras se lo preguntaba, continuó

viajando los subterráneos del mundo. Fluía en la Corriente Vital, en el Mar de Mako del Planeta.

Cuando vio al siguiente fantasma, contuvo su respiración.

La parte de un tubo alargado apareció de un remolino de tenue luz. Cuando se dio cuenta de que aquéllo

era una mano artificial unida a un brazo, creyó que Barret había abandonado también el mundo de los

vivos. Aeris estaba segura de que ella había escapado de Midgar con su madre Elmyra. Su corazón se

estremeció cuando pensó en Marlene.

"¡Marlene!"

Las olas de pensamientos de Aeris se expandieron y alcanzaron al fantasma. La figura completa de un

hombre con una pistola unida a su brazo emergió de Mako. El arma emitía una fría corriente, pero aquéllo

era desde su brazo izquierdo. La pistola era terrible, como si fuese físicamente real, y la silueta del

hombre estaba teñida de rojo.

"Tú eres..."

"Una mujer... ¿Dónde te he visto antes? Conoces incluso el nombre de Marlene."

"Nosotros nos conocimos, no es así, señor Dyne."

Él era Dyne, el gobernador de la Prisión de Corel, un exiliado lleno de arena y sobras. Fue una vez el

mejor amigo de Barret. Después de lo que Shinra hizo con su hogar, su desesperación le convirtió en un

psicópata, cayendo en un estado de locura, acabó con mucha gente.

"Ah, ya veo. Tú eres la chica que estaba con Barret. Entonces eso significa que debes de estar también

muerta. Qué lástima."

No creyendo lo que veía, Dyne rió. "No podía creer que tras haber matado a tanta gente, terminaría en el

mismo lugar que una chica inocente como tú tras haber muerto. Este mundo es realmente absurdo. Qué

cosa tan aburrida es el Planeta. Realmente todo debería ser destruido."

"¿Es eso lo que aún dices?"

La figura de Aeris brillaba en comparación con la de Dyne. Ella arqueó sus escasas cejas.

"Aún creyendo que te preocupas por Marlene."

"A quién le importa. Chica, tú..."

"Soy Aeris."

"Jejeje... Eres una de las fuertes. Mi brazo izquierdo es todo un recuerdo de mi vida pasada. Perfecto. Te

llamaré por ese nombre. Escuchaste lo que dije aquella vez, ¿no es así?. Las palabras que intercambié con

Barret. Cuando intentaba destruirlo todo. Iba a llevarme conmigo a Marlene aquí, también."

"Estás mintiendo. Sólo estabas soltando un farol."

"No puedo mentir aquí, ¿correcto?. Estaba seriamente pensando en ello aquella vez al menos. Después

reté a Barret a una lucha a muerte y fui iluminado."

Por un instante, Dyne rió a voz en grito por cómo tenía que pagarlo todo con su cuerpo y brazo derecho.

"Y le di las gracias a Barret por ello. Después de todo, he sido tragado por el mismo "mundo" que quería

destruir. No deseaba terminar con mi propia vida. Así que en su lugar, arrasé con toda esa inútil gente que

estaba asustada en el exilio para liberarles y hacerles felices."

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FINAL FANTASY VII La Doncella que Viaja por el Planeta

"..."

"¿Lo ves ahora, Aeris? Ante ti está la desesperanzadora, rota, aparición de un hombre que ni siquiera el

Planeta aceptará. El Planeta al que mi mujer Eleanor habrá regresado ya. Y yo he confiado a Marlene a

Barret. Sea lo que sea lo que suceda con el Planeta, no tiene nada que ver conmigo."

"..."

Viendo lo silenciosa que estaba Aeris, él rió de nuevo por cómo se las arregló para hacer que la descarada

y pequeña chica se abstuviera. Después se dio cuenta de que aquéllo no era divertido y notó que Aeris

nunca había apartado su mirada de él. Cayó en la cuenta de que no se las había arreglado para abstenerla

del todo. Había un brillo en la mirada fija de sus ojos verdes jade que hizo que la locura en él

desapareciera.

"... No tienes huevos."

"¿Qué has dicho?"

"Lo diré de nuevo. No tienes huevos. No posees el coraje de volver y empezar de nuevo. Tan sólo has

estado dejándote caer de aquí para allá, donde era más fácil ir para ti."

Mientras Aeris miraba fijamente a Dyne, dio un paso adelante. Bajo la presión de sus poderosos ojos, él

escondió su cara con la pistola e inconscientemente retrocedió.

"Barret también cambió uno de sus brazos por una pistola. Dijo que destrozaría a Shinra con sus

sentimientos de odio y furia. Eso es por qué él también tiene sus manos manchadas con la sangre de

mucha gente. Pero él no se hundió. Aparte de llevar esa carga, él está realmente tratando de salvar el

Planeta esta vez. Está intentando proteger el mundo en el que Marlene vivirá sin huir."

"Ser capaz de cambiar a ese modo es la fuerza de ese simplón."

"¿Es que es Barret especial y tú diferente?"

Dyne se lamentó a su pregunta. Estaba despertando de su intoxicación. Era lo que él más odiaba... Había

estado intoxicado todo este tiempo y así no podía perdonarse, pero la directa y fija mirada de Aeris

rompió la bruma de locura que lo rodeaba. La armadura alrededor de su corazón se agrietó.

"Apesto a sangre de aquéllos a quiénes maté con mis sucias manos desde lo más profundo de mi alma.

¿No puedes verlo? Ellos todos han estado aferrados a mí todo este tiempo. Si regreso, seré expulsado por

ellos."

La bruma roja que rodeaba a la figura de Dyne cambió de pronto a una sustancia pegajosa. En los cuatros

años desde que la Ciudad de Corel fue destruida, él no se preocupó por cuánto odio había construido con

su brazo de metal izquierdo, y por eso, aquél estaba ahora manchado con sangre. Ése era el tipo de pecado

que hizo abandonar a Dyne.

"¿Cómo se supone que voy a empezar? Todo lo que podía hacer era permanecer intoxicado. ¡Todo lo que

podía hacer era odiarlo todo y dejarme caer en la locura! ¿Estaba equivocado?"

"Estabas equivocado." Ella no utilizó la coacción, sino que en su lugar, se acercó a Dyne dulcemente. Extendiendo sus manos,

tocó la barrera de sangre que lo cubría.

"La sangre unida a ti es algo que tus sentimientos de culpa están provocando. Las vidas que arrebataste

regresaron a la Corriente Vital hace tiempo. No puedes olvidar lo que hiciste, pero no hay motivo por el

que no puedas empezar de nuevo. Te lo garantizo."

"..."

De la zona donde Aeris tocaba la sangre se transformó en un papel, se separó de Dyne y se esfumó.

Después, el brazo izquierdo de Dyne comenzó a desaparecer.

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FINAL FANTASY VII La Doncella que Viaja por el Planeta

"... ¿Seré capaz de unirme al Planeta algún día?"

"Estoy segura de que lo harás."

"Cuando Marlene alcance el final de su tiempo de vida y venga aquí, ¿seré capaz de salir y recibirla como

parte del Planeta...?"

Aeris miró hacia arriba y asintió sonriendo.

"Porque estás empezando de nuevo. Todo estará bien."

La tenue cara de Dyne podía verse ahora claramente. Era diferente de la persona que había conocido en la

Prisión de Corel. Aquél era el verdadero rostro de alguien que amaba a su familia y hogar sobre todas las

cosas.

Él no podría regresar a los tiempos pacíficos cuando sudaba en las minas de Corel antes de que la tragedia

sucediera. Ambos, Dyne y Aeris, lo sabían. Aún así, los corazones de las personas nacerían de nuevo.

Ellos podían permanecer y hacer frente a los dolorosos recuerdos. Si no lo hicieran entonces la absurdez

realmente se extendería por el mundo.

"¿Qué puedo hacer en este Mar de Mako? No, es lo que yo debo hacer... Continuaré pensando en aquéllos

quiénes maté por un rato. Hasta el día en que pueda unirme al Planeta."

"Sí, creo que ésa es una buena idea."

"Aeris, siento cómo te he tratado. Estoy encantado de haberte conocido."

"No me trataste mal del todo."

"Realmente eres una de las valientes."

Por primera vez, Dyne sonrió desde el fondo de su corazón y lentamente, su imagen desaparecía. El final

de la pistola de su brazo izquierdo desapareció.

"Tras haber muerto y experimentado todo esto, puedo finalmente parar de darles la espalda a Barret y a

Marlene. Déjame darte las gracias..."

Justo antes de hundirse dentro de la Corriente Vital, Aeris lo vio.

Vio las partículas de Mako hacer su recorrido hacia Dyne y apiñarse junto a él, como si fueran una parte

suya. La débil y sorprendida voz de Dyne pudo ser oída.

"¿Eleanor?"

Y así, Aeris regresó a su recorrido.

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FINAL FANTASY VII La Doncella que Viaja por el Planeta

CAPÍTULO 4

Hasta ahora, Aeris pensaba que la Corriente Vital no tenía esencia.

La manera en que su alma lo percibía era algo parecido a hacerlo con cinco sentidos espirituales...

Escuchar era como si ella sintiera ecos alrededor suyo, ver era como una débil o tenue energía percibida en imágenes. Era verdad que podía tocar cosas también, pero en ese mundo podía decirse que aquéllo

eran sólo extensiones de restos.

Ahí no había necesidad de comer, ya que claramente no había sabor. Sabía cuándo funcionaba su sentido

del olfato, aún cuando no existía el olor en ese mundo. Aeris pensó brevemente lo triste que era que

incluso las flores no tuviesen ninguna esencia ahí.

Llegó hasta otro alma.

Tenía el olor de algo putrefacto. Era como si no estando totalmente descompuesto aún, desprendiera un fuerte olor desagradable, como si aquéllo estuviera empezando a descomponerse. Aquél era el tipo de

hedor que hacía que fruncieras el ceño.

Aquélla era la única señal de que Mako estaba débil. Era un área donde Mako se distorsionada mientras

pasaba, incapaz de reformarse porque se atascaba. Un hombre mayor estaba allí.

"Bien, bien, ésa es una cara que recuerdo."

Al igual que antes, el hombre llevaba un caro traje que estaba entallado para enmarcar su persona. De un

vistazo, aeris podía sentir que él también mantenía una imagen que era además tan sólida como la suya.

Pero las únicas cosas sólidas eran sus caras ropas, zapatos y ornamentos. Su rostro era muy tenue. Tenía mofletones, un bigote que había sido rasurado y hablaba con una voz temblorosa típica de un hombre

mayor.

"Tu nombre era... No importa. Eres la chica que tiene la sangre de los Ancianos fluyendo en tu interior.

¿Estoy en lo cierto?"

"Éso importa."

Pero Aeris no tenía intenciones de decirle su nombre. La persona ante ella era el anterior líder de la

Corporación Shinra, el Presidente Shinra, la autoridad absoluta de una empresa que explotaba y dictaba a

las naciones.

"Ya veo, así que también caíste por aquí. ¿Estás muerta como yo? ¿En el mismo lugar?"

El Presidente continuaba incapaz de guardarse la burla en su tono. "Hemos sido reunidos al final como si

hubiésemos sido enviados a otra vida juntos. El Planeta realmente sabe cómo hacer compromisos. Siento

como si verdaderamente hubiese ganado algo de todo esto."

"¿Ganado algo?"

Quería decir lo mismo que Dyne dijo al principio. Pero en el caso de Dyne era más que nada cinismo

hacia él mismo. El hombre entrado en años era completamente distinto. Aeris sintió por los pensamientos

de él que el Presidente Shinra estaba pensando seriamente que él era así.

"No lo entiendes, ¿no es así?. Los Ancianos sois más estúpidos de lo que creía. Bueno, éso es por lo que

os negastéis a cooperar con Shinra después de todo. Ay ay, qué vida tan penosa y miserable."

"Qué grosero. No recuerdo haber sido miserable después de todo."

El hombre mayor dejó escapar una risita al ver lo enfadada que estaba Aeris, como si la tomara por

imbécil.

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FINAL FANTASY VII La Doncella que Viaja por el Planeta

"No saber lo que uno gana y pierde es la felicidad en cierto modo. Pero trata de pensar en ello. Tras haber

escapado fácilmente de Hojo con tu madre, tu vida ha estado situada en las basuras de los suburbios

durante quince años. Cuando los Turcos te encontraron, podrías haber vivido una vida lujosa en lo más

alto de la sociedad, si hubieses vuelto con nosotros. En aquel tiempo, Hojo estaba soñando con algún otro

experimento y así di las instrucciones para que te mantuvieran en el punto de mira. Pero si hubieses

cogido la iniciativa de colaborar con nosotros, entonces te habría dado la bienvenida y te habría dado un

trato especial. ¿Así que qué piensas ahora? Después de vivir en los suburbios, arrastrándote como una

babosa, viéndote envuelta con Avalancha y muriendo sin saber lo que es el lujo, ¿puedes aún decir que tu

vida no era miserable?"

"... Ése es realmente un punto de vista concebido, dependiendo de cuán afortunados o desafortunados han

sido los otros."

"Soy una persona medianamente honrada. Si lo miras equitativamente, estoy seguro que no hay persona

que ganase más que yo."

Una mueca de desprecio apareció en su rostro y el Presidente continuó censurando.

"Con mi ingenio, me esforcé en expandir Shinra, una compañía que empezó produciendo sólo armas, al

tamaño que tiene hoy. Descubrir las posibilidades de los usos de la energía Mako , construir reactores

Mako y almacenar la energía era el objetivo principal. Mako producía poder al público, acomodando sus

estándares de vida y convirtiéndolos también en mis esclavos. Tras poner sus manos sobre tal vida de

conveniencia, aquéllos comenzó a ser algo así como una droga adictiva para la gente ignorante,

controlando sus mentes. Nosotros, la Shinra que controlaba la energía que extendería la escala de nuestra

compañía en un instante. Con una simple llamada podíamos conseguir todos los mejores talentos que

quisiéramos. Sueños de planear en construir una Metrópolis, un programa de exploración del espacio...

Todos lo harían para mí. Podía usarles. Me servían como un siervo a su rey. El público no podía ver lo

que estaba pasando. Incluso los medios que conducían seguirían sólo las órdenes de Shinra mientras monopolizábamos la energía Mako. Shinra había conquistado el país y yo había ascendido a un trono que

incluso nadie criticaría, no importaba lo que hiciera. ¡Podía controlar a todos esos imbéciles, poseer un

ilimitado poder y dictar como el gobernador del mundo! No me habría importado tener una vida más

larga, pero no importa. Así que, ¿qué piensas, Anciano? ¿Entiendes que nuestras vidas han ganado más

ahora? O mejor, ¿lo miserable que es tu vida?"

"Mmmm... ¿Puede?"

Lo que Aeris había comprendido era que la felicidad del hombre mayor que se encontraba ante ella era

muy diferente de lo que estaba pensando. La felicidad de la que hablaba estaba hecha de cosas relativas.

Deseaba estar en una posición donde hubiese ganado más que nadie. Como resultado, los pensamientos

de la Corporación Shinra de absorber la vida del Planeta persistían con él incluso ahora. Era como un

alma insalvable que no podía sentir la felicidad a no ser de aquéllos que eran menos afortunados que él.

Ella no tenía intenciones de cambiarlo. Si aquél era el punto principal de su satisfacción, entonces no

podía ser ayudado. Él no podía apartar sus manos del poder que había acumulado y que, como basura,

estaba pudriéndose desprendiendo hedor. Como si lo almacenara en una alcantarilla, el hombre horrible y

mayor no sabía que no estaba libre de la miseria de sus ambiciones aún después de muerto.

Siempre buscando a alguien con quién compararse, el Presidente no estaba satisfecho viendo cómo Aeris

no respondía.

"Era tan estúpido por mi parte el compararme con tan imbécil humano. No estoy de buen humor. Me

encuentro muy molesto. Lárgate rápido si no comprendes lo que estoy diciendo."

"Lo haré."

Aquel hombre mayor no podía ser salvado. En el trono donde sus deseos se pudrían, permanecería allí

hasta que alcanzara el final de sus largos años y su ego desapareciera.

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FINAL FANTASY VII La Doncella que Viaja por el Planeta

Justo cuando Aeris le dio la espalda al Presidente Shinra y estaba a punto de retomar su camino...

Algo extraño sucedió. Una sospechosa ola separada de la Corriente Vital se adentró en el Mar de Mako,

sacudiéndola violentamente. Aquélla era una siniestra ola, como un enorme latido.

"¿Qué es eso?"

Oyendo los gritos del hombre mayor, Aeris dio media vuelta.

Todo lo que podía ver era la figura del Presidente siendo tragada en la distancia. Gradualmente, la

velocidad aumentó extremadamente rápido.

Él no estaba en una corriente. El hombre mayor era tragado como si hubiese sido atrapado por la

gravedad, aumentando la velocidad a medida que se hundía. Él estaba situado en algún lugar en el Mar de

Mako, oculto.

Dejando atrás un largo recorrido de gritos de terror, el Presidente Shinra desapareció.

Aeris sintió el latido de nuevo. Lo supo claramente esta vez. Era la misma ola de aquél que acabó con su

vida en la Ciudad Olvidada.

Ese hombre estaba rondando algún lugar de la Corriente Vital.

"Sephiroth..."

El ángel apostólico de pelo plateado sonrió, cortando rodajas al igual que llevándose las almas malvadas

al infierno. Aquella vez Aeris supo que el peligro no había terminado.

El Sagrado que ella había invocado se estaba ocultando justo como si fuera a funcionar. La cicatriz del

Planeta de hace tiempo... Sephiroth se encontraba en el Cráter del Norte, que era la "Tierra Prometida" de

Jenova, esperando el momento en que renacería a su forma original. La Masivamente Destructiva Materia Negra, Meteorito, estaba en camino. El martillo del diablo que descendería desde los distantes cielos para

destruir el Planeta fue invocado.

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CAPÍTULO 5

Cloud estaba cayendo dentro de la Corriente Vital.

No estaba adentrándose como un muerto o un alma. Estaba cayendo dentro del Mar de Mako vivo, en su

cuerpo con vida. Iba a desmayarse.

En el Cráter del Norte, encontró que sus recuerdos eran falsos. Él era sólo un muñeco al que el científico

loco Hojo había trasplantado las células de Jenova. Fue hecho para unirse a Sephiroth en su resurrección.

Pero como fracaso, él era un clon inferior que no tenía ni un número.

Fue a caer como basura en Midgar. Entonces encontró a Tifa. Él se reunió con su amiga de la infancia "real", Tifa Lockhart. Aquella vez, con el poder de Jenova de duplicar recuerdos, los recuerdos que Tifa

poseía de Cloud fueron instantáneamente transferidos a él. Las partes perdidas fueron entonces rellenas

con sus propios recuerdos de él estando en Soldado para completarlo. Aquéllo fue cómo la reparada

personalidad de Cloud Strife, basada en el niño que existía en la consciencia de Tifa, nació. Mientras ese

"Cloud" guardaba muchas contradicciones sobre él, se construyó un personaje ficticio de tal forma que así

no tendría dudas sobre su persona. Ese personaje era él mismo.

Sin embargo, el disfraz iba a ser arrancado.

Comenzó a caer hace mucho tiempo. Tras entrar en contacto con muchos clones de Sephiroth, la

resonancia dentro de la conciencia de Cloud descubrió muchas sospechas. Poco después de la muerte de

Aeris, el embalse que se había construido guardando esas sospechas comenzó a desbordarse. Utilizando la

furia que él tenía hacia Sephiroth y los propósitos que guardaba en mente, trató de alguna forma de

eliminarlo, pero aquéllo sólo terminó cuando se encontró al verdadero Sephiroth.

En el Cráter del Norte, ante Sephiroth, quién poseía a Jenova en su corazón, la personalidad quebradiza

de Cloud cayó. Poco después, incluso su conciencia estaba bajo su control mientras el propio Cloud

entregaba la llave para invocar a Meteorito, la Materia Negra. Cooperando con el enemigo que él odiaba y

haciéndole ir en contra de su propio propósito de detener a Meteorito, la personalidad de Cloud se colapsó

completamente. Su falso yo se rompió en pedazos y su conciencia quedó vacía, sólo la desesperación de

cómo él no era otro que un clon permanentemente fallido de Sephiroth.

Y así...

Ya sin ser de ningún uso, Cloud cayó dentro del Planeta a través del Cráter del Norte, ... abandonado en la

Corriente Vital.

Con su ego perdido, ¿qué iba a suceder si la altamente concentrada Mako, que contenía los recuerdos

agregados por el Planeta, entrara en sus sistema?

Él era igual que una esponja mojada absorviendo líquido. Su conciencia en blanco y sus vastos recuerdos

sin sentido iban todos a ser enterrados. Aquel estado en que era previsto que alguien fuera

extremadamente intoxicado era conocido como "envenenamiento de Mako".

Con su mente siendo infringida lejos del punto de recuperarse, Cloud flotaba dentro de la Corriente Vital.

Poco después, su cuerpo viviente, que no debería estar en la Corriente Vital, era expulsado a través de uno

de los géisers de energía natural Mako a las costas cercanas de Mideel. Con su personalidad perdida, él

era ahora una persona perdida en la confusión.

***********************

Aeris conocía una de las razones por la que había un lugar en la Corriente Vital al que ella no podía

llegar. Aquel lugar tenía una barrera que Sephiroth levantaba. La calamidad caída de los cielos, Jenova,

trajo con ella un meteorito que creó una cicatriz enorme en el Planeta debido a ese impacto. Ahora aquel

lugar, donde un montón de energía estaba almacenándose en curar la cicatriz, había empezado a ser el

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FINAL FANTASY VII La Doncella que Viaja por el Planeta

núcleo de la resurrección de Sephiroth. Las corrientes de vida alrededor fueron dibujadas dentro de un

remolino antinatural, previniendo de que una entidad sin materia como Aeris pudiera alcanzarlo.

Aeris estaba ansiosa por hablar con Cloud mientras su cuerpo viviente fluía en el remolino. A la vez, ella

había estado intentando que su cuerpo fuese dirigido hacia Mideel.Pero con su mente rota y cubierta de

desesperación, Cloud no podía escuchar la voz de Aeris. No importa cuánto gritara, su voz no alcanzaría a

Cloud, justo como la vez en que fueron separados en la Ciudad Olvidada.

Sin poder ayudar, observando al cuerpo de Cloud regresando a la superficie, Aeris permaneció en el mar

de Mako en consternación.

***********************

"¿Cómo puedo salvar a Cloud? ¿Cómo puedo detener a Meteorito? No creí que Sagrado sería devuelto. A

este paso, el Planeta va a terminar como Sephiroth quiere... ¿Qué puedo hacer? Dime, Cloud..."

Aeris lloró mientras pensaba en lo hecho pedazos que estaba Cloud, que aún ni sus plegarias le

alcanzarían. Su personalidad rota ya no podría ser reparada. Si él no era en Cloud en primer lugar,

¿entonces quién era?. Conociéndole sólo como un antiguo miembro de Soldado, no había forma que ella

pudiera suponer. Abrazó el sentimiento de impotencia que no podía describir con palabras.

"Cloud... Te hecho de menos. Hecho de menos a tu verdadero yo..."

Sus susurros y pensamientos fueron expandido en olas y se extendieron en Mako. Sus recuerdos junto a

Cloud la vinieron a la mente de nuevo. Su impresión fue que aunque no fuera muy sociable, había algo

encantador en él.

"Sentí algo extraño en él, ¿pero estaba realmente todo hecho sólo para ser parte de su personalidad falsa?

¿No era real Cloud, después de todo?... No, no puede ser verdad. Había cosas que tan sólo Cloud podía

creer. Cosas que hizo porque era Cloud. ¡Para empezar, él no fue nunca un recipiente vacío!"

Pero no podía encontrar la verdad. Sus pensamientos sólo iban en círculos. Aeris se perdió en sus

recuerdos de nuevo. Recuerdos que demostraban la individualidad de Cloud. La manera en que caminaba.

Recordó todas sus acciones una por una...

Muchos de aquellos pensamientos se unieron al Mar de Mako y despertaron a una persona. La persona

reconocía la imagen que ella evocaba y "él" despertó.

"Aeris... ¿eres tú?"

Al principio, Aeris no podía recordar aquella voz porque todo sucedió demasiado repentino. Con pánico,

se dio la vuelta y vio un rostro nostálgico que no había visto en cinco años. Él era su luminoso sabor del

primer amor. Ahora era además un amigo muy querido, quien no había visto desde que no tenía noticias

de él. Él era la misma persona que había visto en Cloud. Zack, quién tenía los ojos azules que probaban

que estuvo en Soldado, apareció ante ella. Tenía una imagen inferior a la sólida que tenía Aeris.

"¡Zack! ¿Significa esto que tú también estás muerto?"

Aunque normalmente Aeris no era la que hacía preguntas obvias, ese fue el primer pensamiento que le

vino a la mente y que ella soltó como si fuera un reflejo. Además de eso, era extraño que tan veterano y

altamente entrenado Soldado muriera. Aún a pesar de que ella no conocía sus paraderos, estaba segura de

que él estaba a salvo y viviendo pacíficamente en algún lugar... Se culpó a sí misma por creer ciegamente

algo así. Aquella cruel realidad era un fuerte shock para ella.

""¿Tú también?"... ¿Quiere decir eso que tú también estás muerta, Aeris? Bueno, iba a decir lo mismo de

todas formas y entonces... Cómo debería decirlo... ¿Mis condolencias?"

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FINAL FANTASY VII La Doncella que Viaja por el Planeta

"No has cambiado en lo más mínimo."

No importaba lo que sucediera, Zack nunca perdía su buen humor. Como si fuera provocada por su

encantadora personalidad, Aeris sonrió débilmente. Aún a pesar de que sabía que él era un miembro de

los Soldados de Shinra, aquella era la parte de él que la resultaba encantadora.

"Muchas cosas sucedieron. Todas terribles. Todo comenzó cuando fui enviado a una misión en el pueblo

de Nibelheim."

"¿Nibelheim?"

"Sí, ¿sabes sobre ello?. Aquella vez, estaba junto a un Soldado muy famoso que era conocido como un

héroe. De pronto él se volvió loco..."

"Te refieres a Sephiroth, ¿no?"

Aeris contuvo la respiración. Creía que había un significado a por qué Zack apareció. Tenía la sensación

de que aquello estaba unido a algo.

"Ese bastardo es realmente famoso. ¿O es eso porque tu leíste la enorme catástrofe de Nibelheim en las

noticias?"

"¿Estuviste ahí aquella vez, Zack? ¿Entonces qué hay sobre Cloud...?"

"Woah woah, ¡quieta ahí! ¿Cómo conoces también a Cloud? ¿ Está a salvo?"

"Conoces también a Cloud. Realmente hay un Cloud, ¿no es así?"

Ambos intercambiaron rápidamente lo que sabían. Y entonces Aeris los supo. Sabía que Cloud no era

sólo un muñeco clonado hecho a través de Sephiroth. Sabía ahora además por qué había visto a Zack en

él.

Zack también lo supo. Supo el actual estado en el que se encontraba su mejor amigo ahora. El amigo

junto al que se vio envuelto en el incidente mientras eran perseguidos por Shinra. También supo que

Sephiroth iba a ser resucitado y que empezaba a ser una amenaza no sólo para Nibelheim, sino para todo

el Planeta.

"Zack... ¿Qué debería hacer para que Cloud supiera la verdad sobre él? ¿Puedes decirle que él es real?"

"Es imposible para nosotros hacerlo. La única que puede hacerlo es esa chica que estaba con nosotros en

Nibelheim, Tifa. Si los recuerdos que ella posee pudieran alcanzar a los recuerdos de Cloud, entonces

quizás..."

"Va a ser complicado. Pero no abandonaré. Estoy segura de que hay una posibilidad."

El rostro de Aeris se iluminó ahora que había esperanza. Cuando eso estuviera hecho, Cloud y los otros

serán capaces de hacer algo con Sephiroth. Serán capaces de abrir el obstáculo que está reteniendo a

Sagrado.

Poco después, la posibilidad llegó.

***********************

Bajo la presión de Meteorito estando cerca, el Planeta expulsó su arma biológica masivamente destructiva, las Armas, y el flujo de la Corriente Vital estaba interrumpido por sus actos. La cantidad de

energía que surgió hacia la superficie nunca había sido antes vista. Emanando en Mideel, Cloud quien

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FINAL FANTASY VII La Doncella que Viaja por el Planeta

estaba descansando pacíficamente con Tifa cuidándolo a su lado, fueron ambos sumergidos dentro de la

Corriente Vital.

Ambos fueron devorados por Mako mientras se adentraban en el Planeta. Para Cloud, aquélla era la

segunda vez, pero para Tifa era su primera experiencia.

Aeris arriesgó todo lo que tenía para su oportunidad de oro.

Habló desesperadamente con Tifa, quién iba a ser intoxicada por la alta concentración de Mako. Guiando

su consciencia, Tifa se adentró en el corazón de Cloud. En realidad, Aeris quería hacerlo por ella misma.

Pero no podía llevar el negocio. Eso es por qué se lo dejó a Tifa. Dejó a Tifa con todos los sentimientos

que ella tenía por Cloud en su corazón. Se los dejó a aquélla que iba a "vivir" junto a Cloud...

Y así, Tifa cumplió la misión. Mezclando sus propios recuerdos con los de Cloud, buscó las cosas que tan

sólo el verdadero Cloud podía saber. Demostrándolas todas, la puerta cerrada fue abierta. No abandonar

Soldado permitió al poder de Jenova que fueran implantados en Cloud los comportamientos de un Soldado que era su mejor amigo, Zack, para copiarlos. Dibujando los profundos recuerdos que estaban

firmemente pescados dentro de todo eso, ella reconstruyó su personalidad original en lugar del carácter

erróneo que él se había creado para protegerse.

"Lo hiciste, Tifa. Gracias... Estoy un poco celosa de ti, pero cuida de Cloud en el mundo superior."

Tifa abrazó con fuerza a Cloud mientras él recuperaba el sentido. Aeris observó cómo ambos regresaban a

la superficie mientras sonreía como una madre afectuosa.

Hubo una deslumbrante señal de Zack.

"Hombre, sabes Aeris. De todas las chicas con las que me he llevado bien, realmente eres la mejor. Tras

esa misión, podríamos haber estado de la manera en que estuvimos y quizás hubiese sido posible que

continuáramos saliendo después de que yo hubiese vuelto a casa. Odio a Sephiroth. Y odio a Shinra, que

ha estado escondiendo toda la basura que han estado haciendo."

"Alguien que se ha llevado bien con tantas chicas no puede ser nunca un amante."

"Qué quieres decir. Soy agradable con todos."

"Y ése es tu punto malo. No eres simple y desgarbado como Cloud."

"¿Es eso lo que te gustaba, Aeris?"

"Quién sabe. Las cosas quizás han cambiado después de cinco años."

"Je."

Zack puso una cara triste como si estuviera enfurruñado pero entonces sonrió despreocupado. Aquélla era

la incambiable sonrisa que Aeris conoció cuando eran jóvenes. Cuando tenía diecisiete, era lo que la

atrajo de él.

"Esto no ha terminado aún, pero voy a dormir por un rato. Parece que no hay nada que pueda hacer por

ahora. Pero si alguna vez te sientes sóla, llámame, Aeris."

"Sólo si me siento realmente sóla. Buenas noches, Zack."

Haciendo un gesto de despedida, el Soldado de Primera Clase se sumergió en Mako. Creyendo que su

papel aún no estaba terminado, Zack se puso a dormir para salvar su energía.

Aeris no iba a dormir. Porque ella era una Cetra, no se sentía cansada en todo. Ella estaba feliz. Estaba

feliz de haber conocido al verdadero Cloud y ser capaz de velar por él; a pesar de que eso fuera sólo por

un corto plazo.

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CAPÍTULO 6

"JaJaJa..."

Aeris se detuvo en su camino mientras oía una risa que la provocaba escalofríos. Aún cuando Cloud y los

otros luchaban para encontrar un modo de adentrarse en el Cráter del Norte en la superficie, ella

continuaba viajando a través de la Corriente Vital, tratando de encontrar alguna brecha en la barrera de

Sephiroth o algo abierto que la dejaría liberar al oprimido Sagrado. Pero no encontró ninguna. Habiendo

revelado por completo los poderes de Jenova, Sephiroth estaba protegiendo firmemente el Cráter que iba

a ser su capullo, especialmente de cualquier forma que proviniera de la Corriente Vital. Haciéndolo, él

podía evitar la voluntad del Planeta que había crecido receloso de Jenova en todos estos años, y

esconderse de los ojos de las Armas, que fueron creadas para expulsar cualquier cuerpo extraño del

Planeta.

Si Sagrado no funcionaba a tiempo, entonces... Justo cuando Aeris empezó a pensar en la situación, la risa

surgió de nuevo.

Una nueva alma había caído dentro del Mar de Mako. Aquél era un hombre jorobado con una bata de

laboratorio, quién tenía una cara cubierta con venas, nervios y una perturbada risa... Originalmente, bajo

la autoridad de Shinra, él era un científico loco que practicaba experimentos humanos de escasa ética

repetidamente. Hojo prestó lentamente su atención hacia Aeris.

"Profesor Hojo..."

"Ah, la hija de los Ancianos. Ya veo. Mientras los Cetra posean la voluntad del poder podrán existir en la

Corriente Vital sin dejar que sus conciencias desaparezcan. Sólo pierden la habilidad de ser humanos...

Jajaja, podría decirse que muy semejantes a Sephiroth y Jenova."

"No me compares con ellos. Y aún no recuerdas mi nombre."

"Eso no importa. Es mucho más apropiado llamarte el último vestigio Anciano que cualquier otro

nombre, ya que ése refleja tu verdadera y única naturaleza. Ah, sí, tu distinción en mis muestras junto a

mi enumeración habría sido suficiente para distinguirte..."

"¿Son los humanos y todas las cosas vivas sólo sujetos para pruebas para tí? ¿No has cambiado aún

cuando permaneces aquí como alma?"

"Jajaja... ¡Kyajaja!"

Como si le hubieran contado una broma divertido, Hojo rió altamente, como si estuviese poseído.

"... Jeejee, jeejeejee. No, yo he cambiado. Cambié mucho poco antes de caer en esta Corriente Vital. No

lo entiendes, ¿no?. Ah, esta bata de laboratorio me estorba."

Hojo posó sus dedos en la bata que llevaba puesta y se la arrancó vigorosamente. La imagen de su bata

fue arrancada en miles de pedazos, volando sin ton ni son como plumas, exponiendo el cuerpo de carne

que estaba oculto debajo.

"... ¡!"

Aeris jadeó. El cuerpo ante ella no era humano, sino que estaba compuesto de células de Jenova, una

señal que había visto muchas veces. Hojo había se había cansado de experimentar con los cuerpos de

otros y se había expuesto él mismo como sujeto de sus experimentos corruptos.

"Jeejeejee. En otras palabras, ahora no soy distinto de un recipiente. Ni siquiera tú imaginaste nunca que

había cambiado tanto, ¿no es así?"

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FINAL FANTASY VII La Doncella que Viaja por el Planeta

"Qué has hecho... ¿Has entregado tu humanidad, Profesor Hojo? Has corrompido tanto tu alma que nunca

serás capaz de volver al Planeta..."

"La Corriente Vital... El ciclo de la vida... Voluntad del Planeta... Todo eso no es más importante que

uñas clavándose en mí. Lo que es realmente importante para mí es averiguar cómo la lejana ciencia puede

ir sobrepasando la naturaleza y el sistema del Planeta. Si puedo satisfacer mis ambiciones supremas

entonces no tengo inconvenientes en perder mi humanidad. ¡No me importa lo que le suceda al Planeta

mientras pueda demostrar mis teorías sobre el comienzo de Jenova!"

Los pensamientos que Hojo emitía eran pura locura y ésa no era la locura que Dyne necesitaba para ser

intoxicado. A diferencia de las ambiciones del Presidente Shinra, el último punto de su propósito era la

certera destrucción. Hojo era como un cadáver viviente. Había sido esclavo del conocimiento, poseído por

su propia locura por la ciencia, con ningún propósito de vida o de su futuro.

"Ahora esas pruebas que tengo han sobrepasado de lejos las de Gast, quién fue reconocido por su talento,

aún a pesar de que él intentó alejarse de la ciencia como el cobarde que era. Si Gast estuviese ahora al

mando del Proyecto Jenova, seguramente no habría alcanzado este estado... Jaja, sí, el Profesor Gast era

tu padre, ¿no es así?"

"... Padre se dio cuenta de que el Planeta era más importante que la ciencia."

Aeris lo descubrió cuando los recuerdos de Tifa y Cloud se unieron a la Corriente Vital cuando ellos

cayeron. También averiguó que fue Hojo quién disparó a su padre cuando él trataba de detenerle de

cogerla como recipiente recién nacido.

"Ja, ese fue el límite de Gast. Detenerse y no hacer lo que es conveniente era una blasfemia para la

ciencia... Je, es hora de que nuestra charla termine."

Sin demostrar el mínimo asomo de culpa, Hojo volteó su cabeza en dirección del Cráter del Norte en la

distancia.

"Mi hijo... La ley de Jenova está llamando. Está pidiendo más energía de vida. Jajaja, desearía ofrecerme.

Entonces él será uno conmigo, aquél a quién más odió y despreció. Esa será nuestra unión.

Hojo, quién se había unido a Jenova, fue desapareciendo al igual que el Presidente Shinra aquella vez.

Riendo felizmente con locura, fue absorvido hacia el fondo de la gravedad.

"Déjame darte una última pieza de advertencia, Anciano. No importa lo que hagas, eso será inútil. Todo

es parte del sistema del Planeta. Muchas entidades del exterior caen desde los cielos dentro del ciclo de

vida del Planeta y ahora Jenova está ahí. ¿Así que dónde irá su alma? Incluso si intentas destruirla, nunca

desaparecerá. Se ha unido al Mar de Mako, moviéndose por cada parte del Planeta a través de la Corriente

Vital. Un día, toda tu voluntad tendrá que vivir como parte de Jenova. Jajaja... Sólo es cuestión de cuándo

sucederá."

"¡No dejaré que eso pase!"

"También tú lo entenderás algún día. ¡Jajajaja...!"

Dejando sólo su risa estridente, la cosa que era Hojo desapareció fuera de la conciencia de Aeris. Y Hojo

empezó a ser entonces un sacrificio para Sephiroth, con una expresión muerta de disfrute y locura. Hasta

el último momento antes de que su alma fuese llevada, no mostró arrepentimiento o pena.

Aeris sabía que la muerte de Hojo significaba el fin de Shinra. En ese caso, la batalla decisiva de Cloud se

visualizaba cercana.

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FINAL FANTASY VII La Doncella que Viaja por el Planeta

Ella comenzó a correr. Si Hojo podía morir para apoyar a Sephiroth entonces debía haber algo que ellos

pudieran hacer para salvar al Planeta.

Eso era lo que ella creía.

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FINAL FANTASY VII La Doncella que Viaja por el Planeta

CAPÍTULO 7

Cloud y sus compañeros derrotaron a Sephiroth.

Hundiéndose dentro de la cicatriz del Planeta y absorbiendo la energía Mako, el Sephiroth original fue

revivido con sus heridas con sus heridas completamente curadas. En la batalla que vino después, la

voluntad que heredó de Jenova, sus propias ambiciones y todos los pensamientos fuertes que guardaba

dentro le adjudicaron un poder formidable, pero al final los humanos aún intentaban demolerle. El cuerpo

físico de Sephiroth fue destruido y ,lleno de heridas, él se retiró. Pero sólo Cloud sabía sobre su marcha.

Habiendo sido expuesto a las células de Jenova, había pedazos de la conciencia de Sephiroth en él... Parte

de su conciencia se retiró con él. Cloud podía sentir la presencia de su vestigio en algún lugar dentro de la

Corriente Vital, que continuaba obstruyendo a Sagrado incluso ahora.

Dejando que sólo su conciencia entrara en el Mar de Mako, Cloud fue en su busca. Yendo a través de las

corrientes, su mayor enemigo estaba esperándole. El alma de Sephiroth no estaba destruida aún y seguía

siendo una amenaza para el Planeta.

En el mundo de la energía consciente, sus espadas chocaron mientras se enfrentaban. Sephiroth, el

Soldado más fuerte y la persona más admirada, arrancó su larga espada hacia Cloud como un brillo de

luz. Pero Cloud no estaba asustado. Creyendo que él había ganado, Sephiroth elevó su larga espada para

su próximo golpe y en ese instante, Cloud fue hacia él desbloqueando toda la fuerza que poseía. Su gran

espada rasgó el cuerpo de Sephiroth durante la breve apertura. Su ataque trajo otra oportunidad para él

mientras se dirigía hacia Sephiroth de nuevo. Aquéllo fue una imparable tormenta de golpes... quince

ataques imparables, uno tras otro, cortaron a través de Sephiroth.

El apostólico ángel loco sonrió descaradamente. Pero los daños que había sufrido estaban lejos de lo que

podía soportar y su cuerpo espiritual comenzó a caer mientras reía. Rayos de luz salieron desde dentro de

su cuerpo como si estuvieran cortándole. Sephiroth fue destruido. La pesadilla de Cloud que había estado

continuando desde hace cinco años en Nibelheim llegó por fin a su final.

Sagrado, que ya no se encontraba obstruido, entró inmediatamente en acción.

Esta vez, Cloud había sido separado de su cuerpo y estaba ahora en un estado distraído, pero en el abismo

del mundo de Mako, él vio una mano que le guiaba. Era blanca y delicada... le recordó a la mano que le

había entregado una flor en Midgar.

Inconscientemente, él estiró su mano...

Su consciencia regresó a su cuerpo. Tifa le tendía su mano mientras el suelo bajo él se hundió.

Si la mano no hubiese estado ahí para guiarlo, entonces ahora estaría en el fondo del Hades. Eso fue en el

momento oportuno. Cloud se dio cuenta de que había sido salvado.

Pero era demasiado tarde.

Midgar estaba a punto de ser el punto de impacto del Meteorito desde los cielos, que se encontraba

demasiado cerca del suelo. La fuerza de gravedad entre el Planeta y el meteorito gigante levantó

torbellinos que revolvían sin piedad en el centro de la ciudad superior. Como resultado, la energía de

Sagrado que se interpuso entre el Planeta y el meteorito sólo incrementó el poder destructivo entre los dos

en lugar de tener el efecto que supuestamente debería tener.

A ese paso, no sólo los residentes de Midgar refugiados en los suburbios se verían envueltos, sino que el

Planeta sería herido tan profundamente que aquéllo estaría lejos de recuperarse. El plan de Sephiroth

había fracasado ahora, pero todos sabían que lo peor estaba aún por llegar. El Planeta estaba encontrando

su perdición.

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"¡Dejadme vuestro poder, todo el mundo!"

Aeris gritó. Sus olas de pensamientos se extendieron por todo el Mar de Mako. Cargadas por la Corriente

Vital, se expandió por todo el Planeta.

"No puedo hacer esto sóla. ¡Vayamos todos a proteger el Planeta!"

El grito del último Cetra sacudió las incontables conciencias que había despertado durante su trayecto. Todas las conciencias del Planeta fueron despertadas. Por supuesto, aparte de ellas estaban también las

conciencias de aquéllos que fueron suspendidos por sus tormentos. Con sus fuertes voluntades

combinadas, trataron de controlar la enorme energía del Planeta.

"¡He estado esperando por esto! ¡Vamos a encender la mecha y a hacer volar por los aires ese meteorito

de un estallido!"

"¡Este es el turno de la División de Avalancha de la Corriente Vital! ¡Ahora que Barret no está aquí, yo

soy el líder!"

"¡Nooo! ¡Quería intentar ser un líder también! ¡Eso es tan injusto, Señor Wedge!"

"Vosotros chicos nunca sois serios, incluso a pesar de que sois compañeros de Barret. Vamos a abordarlo

seriamente y a hacerlo por Marlene."

Bajo sus comandos, incontables corrientes de luz aparecieron en la superficie, intercambiándose con la

Corriente Vital. Después cubrieron el Planeta, protegiéndolo como una red, aquello se deslizó por encima

de Meteorito y empujó de vuelta al ariete proveniente del espacio exterior. El movimiento de luz era

como una walkiria liderando su ejército inmortal, atravesando los cielos.

"Hey, Aeris, ¿viste a Cloud acabando con él?"

Zack guiaba su energía dentro de la segunda ola mientras Meteorito estaba perdiendo siendo devuelto,

perdiendo su fuerza. "Esa era una de mis técnicas de espada también. ¿No te ha encantado de nuevo?"

Con suficiente espacio, Sagrado empezaba ahora a hacer efecto. Actuando como barrera, las partes de

Meteorito que entraron en contacto con eso fueron eliminadas en polvo y fue devuelto al espacio.

Meteorito ya no era una amenaza para el Planeta y ahora sólo estaba esperando indefenso ser destruido.

El Planeta había evitado su destrucción.

Los pensamientos de Aeris fueron liberados.

Sobre el Viento Fuerte, Cloud lo vio. Y así lo hicieron Tifa, Barret y los otros. Contemplaron la sonrisa de

Aeris que nunca abandonaba sus recuerdos, aparecer en la Corriente Vital y dulcemente, desapareció

mientras aquello regresaba al Planeta.

Mientras el tiempo comenzaba a moverse de nuevo, sus tristezas fueron curadas un poco.

Y así, los registros de vida que el Planeta creó continuaban.

Continuaban hacia el nacimiento de una nueva era...

***************** FIN *****************

Escritor: Benny Matsuyama

Traductor japonés-inglés: xcomp

Traductora inglés-español: aerith_kun

Editorial y derechos: Square Enix