Filosofia Elemental; Zeferino Gonzalez

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Filosofía Elemental (segunda edición) (1876) del Ilustrísimo y Eminentísimo Cardenal D. Zeferíno González

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Filosofa Elemental

(segunda edicin) (1876)

del Ilustrsimo y Eminentsimo Cardenal D. Zeferno Gonzlez

Fides... per scientiam gignitur, nutritur, defenditur, roboratur. S. Agustn, De Trinit., lib. XIV, cap. 1. Homo, dum credit, rationem non abnegat, quasi contra eam faciens, sed eam transcendit, altiori dirigente innixus, scilicet, Veritate Prima; quia ea quae fidei sunt, etsi supra rationem sint, tamen non sunt contra rationem. Sto. Toms, Comment. in lib. III, Sentent. distinc. XXIV, cuest. 1, art. 3.

Prlogo de la primera edicin Pocos meses haban transcurrido desde la publicacin de la Philosophia elementaria, cuando llegaron a nuestras manos cartas procedentes de diferentes puntos, en las cuales se nos rogaba la versin al castellano de la obra citada. Alegbanse al efecto, razones ms o menos poderosas y consideraciones muy atendibles, agregndose a todo esto excitaciones de personas autorizadas. Despus de algunas vacilaciones y dudas, cuyo motivo no es del caso indicar aqu, nos decidimos a emprender la obra. En vista de que una de las razones principales que se alegaban en las cartas y excitaciones indicadas, era la conveniencia y necesidad de un libro de filosofa racional y cristiana a la vez, que pudiera servir de texto en Institutos [X] y Colegios, no juzgamos oportuna la traduccin completa de la obra, habida razn de la prctica, a todas luces inconveniente sin duda, pero adoptada generalmente, en relacin con los planes vigentes de estudios, de dar a los alumnos algunas nociones ligeras y superficiales de Psicologa, Lgica y tica, es decir, de una parte solamente de la Filosofa, dejando a un lado completamente la parte ms importante y fundamental de la misma, cual es la Metafsica general y especial. Por otro lado, haba muchos que deseaban la traduccin, no precisamente para llenar el vaco de texto, sino como libro de filosofa cristiana, por no hallarse en condiciones de comprender con facilidad la Philosophia elementaria escrita en latn, como destinada principal y casi exclusivamente para eclesisticos, cuyos estudios, y con especialidad los teolgicos, exigen una preparacin de este gnero. En fuerza de estas y otras consideraciones, decidimos adoptar un trmino medio, que fue escribir una Filosofa elemental, que abrazando todas las partes de esta ciencia o formando un todo, pudiera servir a la vez de texto sin gran dificultad en los establecimientos de enseanza. Con esta idea hemos descartado la historia de la [XI] filosofa, hemos compendiado y reducido algo las dems partes contenidas en la Philosophia elementaria, pero dando a la obra la extensin suficiente para que el lector pueda formar una idea bastante completa de esta ciencia en todas sus partes. Es muy posible2

que el temperamento adoptado tenga el grave inconveniente de no llenar ninguno de los objetos parciales indicados, pudiendo decirse que para libro de texto es demasiado extenso, y que para libro de estudio es demasiado compendioso. Empero, sea de eso lo que quiera, cmplenos advertir que este libro no es una mera traduccin de la Philosophia elementaria. Aparte de la reduccin o condensacin general de cuestiones y doctrinas, hay no pocas modificaciones en el fondo y en la forma; y al paso que, o se omiten, o se compendian ciertas cuestiones, se tratan nuevos problemas, omitidos en la obra latina, o se les da mayor desarrollo y nueva forma. En la tica, principalmente, se encuentran varios problemas importantes que pasamos por alto en la Philosophia elementaria, por temor de que saliera excesivamente voluminosa como obra elemental. As es que el libro presente, ms bien que elemental traduccin de la Philosophia [XII] elementaria, puede considerarse como una publicacin nueva. Sanos ahora permitido decir algunas palabras acerca del espritu y tendencias de este libro. Y ante todo, si se nos pregunta si es un libro de filosofa escolstica, contestaremos afirmativamente, si por filosofa escolstica se entiende la investigacin libre de la verdad, realizada por la razn humana con subordinacin a la Razn divina. Si es conforme a la razn y a la ciencia reconocer la existencia de una Razn divina, y consiguientemente su distincin y superioridad real con respecto a la razn humana: si es conforme a la razn y a la ciencia reconocer la existencia de Dios, y consiguientemente su infinidad, al par que la existencia del hombre y el carcter finito de su ser y de sus perfecciones; si es conforme a la razn y a la ciencia reconocer que el entendimiento de Dios es superior al entendimiento del hombre, y consiguientemente que existe un crculo de verdades en relacin con el podero y alcance del entendimiento divino, y por divino, infinito, que encierra dentro y debajo de s otro crculo de verdades en relacin con el entendimiento humano, y por humano, finito e imperfecto; si es conforme, [XIII] finalmente, a la razn y a la ciencia reconocer que Dios puede revelar al hombre, es decir, hacerle vislumbrar algunas de las verdades contenidas en el crculo superior de la Razn divina, es tambin lgicamente conforme a la razn y a la ciencia, la subordinacin de la razn humana a esas verdades, desde el momento que reconoce la existencia de esa revelacin. Infirese de aqu, que la cuestin entre la filosofa racionalista y la filosofa cristiana, se reduce en ltimo trmino al reconocimiento o negacin de la divinidad del catolicismo. Si el catolicismo es una religin divina; si Jesucristo es verdadero Hijo de Dios, el racionalismo, en todas sus formas y manifestaciones, es antiracional y anticientfico, al proclamar la independencia absoluta de la razn humana y al considerarla como nico3

criterio de verdad. Luego el racionalismo permanece y permanecer fuera de las condiciones que la misma razn humana y la ciencia filosfica exigen, mientras no demuestre que el catolicismo es una ficcin, que Jesucristo es un impostor, que los argumentos aducidos en favor del cristianismo como religin de origen divino, de verdad y de santidad, carecen de todo valor histrico y cientfico. [XIV] Es preciso reconocer, en vista de esta sencilla reflexin, que lo que se llama filosofa racionalista es esencialmente irracional en su base, y que la filosofa cristiana es ms racional o racionalista, en el verdadero sentido de la palabra, que la filosofa con este nombre conocida, al proclamar la subordinacin de la razn humana a la Razn divina, de la investigacin filosfica a la palabra de Dios, como consecuencia necesaria y lgica de la verdad que en Jesucristo y en su religin nos revelan de consuno la historia, la razn y la filosofa. El defecto radical del racionalismo consiste precisamente en tomar como punto de partida el postulado gratuito de la no existencia de la revelacin divina, y en proclamar o suponer priori la independencia y suficiencia absoluta, es decir, la infinidad de la razn humana y su identificacin con la Razn divina. He aqu porqu y en qu sentido hemos dicho que este es un libro de filosofa escolstica, si por este nombre se entiende la investigacin libre de la verdad, realizada por la razn humana con subordinacin a la Razn divina. Excusado es aadir que esta subordinacin a la Razn divina, solo se refiere a las verdades, [XV] relativamente poco numerosas, que apellidamos misterios y enseanzas de la fe catlica, misterios y enseanzas que dejan anchuroso campo a la razn humana para discurrir libremente por los diferentes ramos del saber, y para revelar su extensin, latitud y profundidad, su inmensa fuerza y podero. Esto sin contar el vigor y firmeza que de esas verdades superiores se derivan y reflejan sobre la razn y la ciencia: penumbras y vislumbres de la Inteligencia infinita, agrandan los horizontes de la inteligencia humana, hcenla entrar en un mundo para ella desconocido, y recibe con ellas anticipaciones y presentimientos de las delicias celestes y armonas eternales, que el Dios de la justicia y santidad tiene preparadas para los que le reconocen y confiesan con el corazn y con la inteligencia. En suma: la filosofa en el presente libro contenida no es la filosofa escolstica, en el sentido estrecho de la palabra; no es la filosofa enseada en las escuelas de la edad media, o segn se encuentra en las obras de los autores escolsticos. Otros tiempos, otras costumbres; otras pocas, otra filosofa; es decir, nuevo modo de tratar y resolver los problemas filosficos, nuevas teoras, nuevas controversias, nuevo mtodo, [XVI] nueva importancia de determinadas cuestiones. Si en este libro, pues, se encuentran muchos problemas cuya solucin es en el fondo la solucin de santo Toms, porque la consideramos muy4

filosfica y conforme a la razn, se ver tambin que estas soluciones se hallan desarrolladas unas veces, modificadas otras, planteado el problema, en ocasiones, bajo diferente punto de vista, y sobre todo se ver que contiene esta obra no pocos problemas acerca de los cuales, en los escritores escolsticos, y en el mismo santo Toms, o slo se hallan indicaciones ms o menos incompletas, o no se hallan ni siquiera mencionados, por ser peculiares de la poca actual y de sus condiciones sociales, cientficas, religiosas y literarias. Bastar citar como pruebas y ejemplos de lo que acabamos de consignar, las cuestiones referentes al origen del lenguaje, a los criterios de verdad, al mtodo inicial o fundamental de la ciencia, la teora de la sensacin, el origen de las ideas, la discusin o examen de las formas modernas del pantesmo, el problema crtico y su relacin con la teora de la verdad, el espiritismo, la moral independiente, el imperativo categrico, el derecho de propiedad, la sociedad domstica, relaciones y deberes [XVII] de la sociedad civil y de la religiosa, &c., &c., ms la discusin de las diferentes y mltiples opiniones y teoras pertenecientes a la filosofa moderna y novsima, y desconocidas por consiguiente de los antiguos escritores escolsticos. Es, pues, la filosofa contenida en este libro una concepcin sinttica que abraza el elemento antiguo y el elemento moderno: el elemento antiguo hllase representado por el pensamiento filosfico de santo Toms, sntesis a su vez del pensamiento filosfico de Platn, de Aristteles, de la escuela cristiana de Alejandra y de san Agustn: el elemento moderno abraza los problemas, investigaciones y soluciones debidas al desarrollo de la razn filosfica y cientfica en los tiempos modernos, pero sin perder de vista la natural subordinacin de la razn humana a la Razn divina, o sea lo que exige el criterio cristiano. No ser difcil reconocer por estas indicaciones, que si no aprobamos las exageraciones de alguno contra la filosofa moderna, tampoco aprobamos las declamaciones vagas y generales de otros contra la filosofa escolstica. Bien se nos alcanza que, en medio de grandes errores y extravos, la especulacin moderna ha regenerado [XVIII] parcialmente y hecho avanzar la filosofa y, ms todava, las ciencias naturales; pero sabemos tambin que de buena o mala fe se desconoce la naturaleza propia de la filosofa escolstica, se niegan sus servicios, se desfiguran sus tendencias, se rebaja y se amengua su verdadero carcter y su genuino espritu. No es raro or a unos hablar de moldes estrechos de la filosofa escolstica; a otros afirmar que, para ella, filosofar no es ms que explicar el dogma y desenvolver sus consecuencias, lo cual vale tanto como atribuirle la confusin o identificacin de la filosofa con la teologa. Quin dice que la filosofa escolstica excluye y rechaza la investigacin natural y racional de la verdad: quin asevera que la autoridad lo es todo en esta filosofa, sin dejar lugar a la discusin cientfica y a diversidad de opiniones. Y, sin embargo, la verdad es que los moldes estrechos de la filosofa escolstica son los moldes que contienen el5

pensamientos de Platn y de Aristteles, de Clemente de Alejandra y de Orgenes, de san Anselmo y de santo Toms. Cierto es, por lo dems, que esos moldes son demasiado estrechos, o mejor dicho, demasiado anchurosos para que a ellos pueda ajustarse el sensualismo de Locke y Condillac, [XIX] el materialismo de la llamada filosofa del siglo XVIII, reproducido hoy por los Bchner y Moleschott, el escepticismo crtico de Hume, el criticismo transcendental de Kant y el pantesmo germnico en todas sus formas y fases, sin excluir la forma pantesta de Krause, tan acariciada hoy por muchos que de filsofos hacen profesin en nuestra patria. Ni son ms exactas y fundadas las dems inculpaciones contra la filosofa escolstica arriba indicadas, inculpaciones que solo pueden reconocer por origen, o una anticipacin racionalista y anticristiana, o un conocimiento superficial e incompleto de esta filosofa. La historia de la filosofa escolstica est an por escribir. El da que esta historia se escriba, y que en lugar de los trabajos ms o menos aceptables e incompletos de Rousselot, Haureau, Cousin y dems publicistas que de esta materia se ocuparon, poseamos una historia concienzuda, imparcial y sobre todo, completa, de la filosofa escolstica, desaparecern la mayor parte de esas inculpaciones, y esa filosofa ser juzgada y apreciada bajo su verdadero punto de vista. Mientras llega este da, el hombre de buena fe obrar prudentemente si suspende su juicio con [XX] respecto a las mencionadas inculpaciones, en las que hay mucho de inexacto y de exagerado. Ni los derechos de la razn estaban tan olvidados y absorbidos por el principio autoritario, como se afirma y supone generalmente; ni la especulacin escolstica era una especulacin uniforme y rutinaria, como pretenden muchos, sin parar mientes en que esto se halla desmentido por la enseanza terica y prctica de los principales representantes de la filosofa escolstica. El estudio de la filosofa, escriba santo Toms, no tiene por objeto saber lo que opinaron los hombres, sino conocer la verdad de las cosas en s mismas: Studium sapientiae non est ad hoc quos sciatur quid homines senserint, se qualiter se habeat veritas rerum. Ni se crea que este es un pasaje aislado, de aquellos que se escapan, por decirlo as, de la pluma de un escritor, porque este mismo pensamiento se halla repetido en muchos lugares de sus obras. Unas veces nos dice que la verdad debe ser preferida a toda autoridad humana, como una derivacin que es de la razn, la cual pertenece a todos los hombres; y que si esto es exacto por regla general, lo es con especialidad con respecto a los que se dedican al estudio de la filosofa: specialiter [XXI] tamen hoc oportet facere philosophos, qui sunt professores sapientiae, quae est cognitio veritatis. Otras veces ensea que en las ciencias filosficas y naturales, la autoridad humana ocupa el ltimo lugar en la resolucin de los problemas e investigacin de la verdad, debiendo preferirse la doctrina que es conforme a la misma razn: Locus ab6

auctoritate, quae fundatur super ratione humana, est infirmissimus... Doctrina ostenditur esse vera, ex hoc quos consonant rationi. Cuando se trata de las ciencias fsicas y naturales, reconoce que se hallan sujetas a un desenvolvimiento progresivo, en atencion a que dependiendo principalmente de la experiencia y de la observacin, pertenece a los que vienen despus aadir y perfeccionar lo que descubrieron sus antecesores: ad quemlibet pertinet superaddere id quos deficit un consideratione praedecessorum; y esto por la potsima razn de que la filosofa natural (lo que hoy se llama ciencias fsicas y naturales) estriba sobre la experiencia, que es su base propia, la cual exige y lleva consigo el progreso del tiempo: naturalem philosophiam, propter experientiam, tempore indigere. No hay para qu aadir que santo Toms [XXII] observ en la prctica lo que en teora enseaba; porque para cualquiera que conozca a fondo sus obras, es indudable, que el carcter en ellas dominante y el espritu general de las mismas, y con especialidad de las filosficas, es un eclecticismo superior y transcendental, que reune y funde en una concepcin sinttica todos los elementos racionales diseminados en la historia de la filosofa, fecundados y armonizados a la vez por la fuerza de su genio, y por la originalidad relativa de su pensamiento. As es que son muchas y muy transcendentales las opiniones y teoras de Aristteles por l combatidas y refutadas, pudiendo decirse con Campanella, testigo nada sospechoso en la materia, que santo Toms, ms bien que de Aristteles, es y debe apellidarse discpulo de la sabidura cristiana (1). [XXIII] {(1) Creo que a los eruditos y aficionados a los estudios filosficos no desagradar leer el curioso pasaje del ilustre filsofo napolitano, a que aludimos en el texto. Helo aqu segn se encuentra en su Prodromus philosophiae instaurandae: Nulla opinio Aristotelica contraria fidei est, quae ab eo (sto. Tomas) non oppugnata sit, ut patet in 8 Phys. et Metaph. Secundo, omnis expositio trahens ad sensum contrarium fidei, a s. Thoma est expugnata, ut patet in omnibus commentis contra Averroen, ac Simplicium, et Alexandrum, et Themistium, et Avicenam et alios. Praecipua dogmata Aristotelis, et maxime propria eius, sun a s. Thoma derelicta, vel oppugnata, ergo erc. Haec, et alia multa sunt, quae manifestant D. Thomam, non Aristotelis, sed sapientiae christianae [XXIII] discipulum, et confundunt sciolos aliter docentes, qui eius honor detrahunt, ut ipsemet dicit Doctoribus Ecclesiae, quando facimus eos Platonicos, et Peripateticos.} Si la ocasin fuera oportuna y la naturaleza de este prlogo lo consintiera, sera fcil demostrar palpablemente que las indicaciones que acabamos de consignar respecto de santo Toms, son aplicables, por punto general, a todos los grandes y verdaderos representantes de la filosofa escolstica. San Anselmo y Abelardo, Hugo y Ricardo de san Victor, san Buenaventura7

y Escoto, Alberto Magno y Vicente de Beauvais, Enrique de Gante y Egidio Romano, Durando y Occam, y con especialidad Roger Bacon, todos coinciden de una manera mas o menos explcita con el fondo del pensamiento de santo Toms sobre esta materia. Debemos examinar con todo cuidado, escribe el ltimo, las opiniones de los antiguos, para aadir lo que les falta, y corregir aquello en que erraron. Cosa es por dems miserable, aade, atenernos siempre a las cosas descubiertas, y no a las que se pueden descubrir: Miserrimum est semper uti inventis et nunquam inveniendis. Y puede hablarse con mayor libertad que [XXIV] lo hizo Durando en favor de los derechos e independencia de la razn con respecto a las ciencias naturales y filosficas? No se contenta este escritor con rebatir una y cien veces las opiniones de Aristteles, rebajando al propio tiempo la autoridad excesiva que concedrsele sola en las escuelas en su tiempo, sino que, colocndose en un terreno elevado, sienta las bases y condiciones del racionalismo verdadero, del racionalismo que pudiramos denominar moderado y cristiano. El obligar o inducir a alguno, nos dice, a que no ensee ni escriba cosas contrarias a lo que algn doctor determinado haya escrito... es cerrar el camino a la investigacin de la verdad, poner obstculos a la ciencia, y no solamente ocultar, sino comprimir violentamente la luz de la razn: est proecludere viam inquisitioni veritatis, proestare impedimentum sciendi, et lumen rationis non solum occultare sub modio, sed comprimere violenter. As pues, nosotros, concediendo ms peso a la razn que a cualquier autoridad humana, anteponemos la razn a la autoridad pura de cualquier hombre, teniendo presente que es justo honrar ante todo la verdad. Y tngase en cuenta que Durando redujo a la prctica lo que hemos llamado su racionalismo [XXV] cristiano, el racionalismo que, al mismo tiempo que subordina la razn humana a la Razn divina, manifestada y revelada por Jesucristo y su Iglesia, proclama la independencia y libertad de la misma en todos los dems rdenes del saber. Y el fondo de este pensamiento no es propio o exclusivo de Durando. Aunque formulado por l ms explcitamente, hllase reconocido, y sobre reconocido, practicado por los principales representantes de la filosofa escolstica, a contar desde san Anselmo hasta mediados del siglo XIV. De aqu esa multiplicidad y variedad de opiniones, de sistemas y teoras que en sus obras se descubren, sistemas y teoras que demuestran que es por dems superficial e inexacta la idea que generalmente se tiene de la filosofa escolstica sobre este como sobre tantos otros puntos. Cuando se escriba la historia verdadera, real y completa de la Escolstica, cuando se haya penetrado en su esencia, y se hayan desentraado y clasificado convenientemente sus elementos fundamentales, y su espritu analizador, al par que sinttico, entonces se ver que en el fondo de esa vasta concepcin compleja anidan, por decirlo8

as, la mayor parte de los diferentes sistemas, las mltiples opiniones, hiptesis y teoras que aparecen [XXVI] sucesivamente en la filosofa moderna, con excepcin nicamente de las teoras y formas esencialmente incompatibles con la revelacin divina, cuales son las materialistas y las pantestas. Libro curioso, de instructiva lectura y de enseanza provechosa podra escribirse sobre este tema: porque provechoso, instructivo y curioso sera estudiar las relaciones y analogas que existen entre el ontologismo de Mallebranche, por ejemplo, y la doctrina de san Buenaventrua, entre la metafsica de Leibnitz y la de santo Toms, entre la teodicea de Descartes y la de san Anselmo, entre el misticismo moderno y el de Hugo y Ricardo de san Vctor. Ni sera muy difcil descubrir los grmenes del optimismo de Leibnitz y Mallebranche en la doctrina de Abelardo, la profesin inicial del tradicionalismo en las opiniones de Escoto, de Occam y de Cayetano, acerca de la demostrabilidad de la inmortalidad del alma racional y de ciertos atributos divinos, la preformacin rudimentaria y el planteamiento parcial del problema crtico, as como del escepticismo de Hume y de Kant, en la psicologa y teodicea de Occam, y finalmente, las principales tesis y argumentaciones de la escuela escocesa, sostenidas y empleadas por Durando, [XXVII] el cual puede ser considerado tambin como legtimo antecesor de Descartes, en su lucha contra el abuso del nombre y autoridad de Aristteles en las ciencias filosficas. Excusado es aadir que lo que hay de aceptable y racional en la proclamacin y exaltacin, digmoslo as, del mtodo experimental en las obras del canciller Bacon, haba sido enseado y proclamado muy alto en la teora y en la prctica por Alberto Magno y Roger Bacon. La filosofa escolstica, pues, abrigaba en su seno el germen fecundo del pensamiento filosfico y cientfico moderno, en lo que tiene de slido, de cristiano y de racional; los elementos generadores del movimiento, de la lucha, de la contradiccin y de las discusiones, que constituyen la ley de la historia filosfica como de la historia social y poltica; y si al degenerar durante los siglos XIV y XV por causas que no es del momento enumerar, estos grmenes y elementos de movimiento permanecieron infecundos, estriles y como atrofiados, no es culpa de la filosofa escolstica en s misma, ni de sus genuinos representantes. Se ha dicho y escrito tambin, que en la filosofa escolstica la razn era absorbida por la fe, que su tarea exclusiva y, como si dijramos, [XXVIII] su programa nico, era explicar, justificar y desarrollar el dogma; que se identificaba, en fin, y se confunda con la teologa. La verdad es, sin embargo, que semejantes afirmaciones se hallan en evidente contradiccin con la realidad de los hechos. Los Escolsticos proclamaban s la alianza entre la filosofa y la teologa, la subordinacin de la razn humana a la Razn divina; pero reconocan al propio tiempo dos rdenes de verdades enteramente distintos e independientes entre s; separaban con cuidado el conjunto de verdades naturales, es decir, asequibles por las fuerzas solas de9

la razn, de la verdad sobrenatural, y por sobrenatural, colocada fuera de la esfera de la actividad intelectual del hombre. La distincin absoluta y esencial entre la ciencia y el dogma cristiano, entre la verdad natural y la sobrenatural y revelada, entre la filosofa y la teologa, es un hecho constante, indubitable, frecuentsimo y vulgar en las obras de santo Toms, y en general, de los escritores escolsticos; constituye una verdad axiomtica en su programa cientfico. Tertuliano, que sola llamar a la filosofa haereticorum condimentarium, y a los filsofos en general, haereticorum patriarchas; Lactancio y algunos otros escritores [XXIX] de los primeros siglos, propendan a anular la ciencia filosfica, absorbindola en la doctrina revelada, y sustituyendo el Evangelio a la filosofa. En cambio, los racionalistas de todos los siglos y particularmente los del presente, predican la autonoma absoluta de la razn humana, anulan la Razn divina y consiguientemente niegan el Evangelio y la verdad religiosa revelada. La filosofa escolstica, apartndose de estos dos extremos igualmente peligrosos e irracionales, proclamaba, por un lado, la subordinacin relativa de la filosofa a la palabra de Dios revelada en el Evangelio, y por otro, la distincin real y la independencia relativa entre la ciencia y la religin, entre la filosofa y la teologa. Tertuliano suprima uno de los trminos del problema, el elemento humano y racional: el racionalismo suprime el elemento o dato divino, otro trmino del problema: la filosofa escolstica conserva, armoniza y concierta a la vez los dos trminos del problema. No se nos oculta que si estas lneas caen bajo los ojos de algunos de nuestros hegelianos y krausistas, no podrn estos contener una sonrisa de lstima y desdn, en presencia de apreciaciones destituidas de todo inters por el solo hecho [XXX] de referirse a una filosofa tan vulgar. Teniendo la felicidad de haber llegado al pinculo del templo de la ciencia transcendente, universal y absoluta, mirar deben con transcendental desdn a los hombres que afanosos buscan la verdad, y que se figuran descubrir algn vislumbre de la misma en regiones inferiores, en el pensamiento de Platn y de Aristteles, de san Agustn y de santo Toms, de Bossuet y Leibnitz, siendo, como es, innegable y evidente, que la humanidad no ha sabido lo que es filosofa, cuanto menos la solucin, ni siquiera las condiciones legtimas del problema filosfico, hasta que plugo a Dios, o mejor a la Idea hegeliana echar al mundo a Kant, Hegel y Krause. Si hemos de dar crdito a los admiradores y panegiristas ms o menos decididos de la novsima filosofa, el carcter distintivo de esta es estudiar lo absolutamente infinito y lo infinitamente absoluto; es decir, al ser en s y por s y universal, en el que todos los dems seres encuentran su fundamento y su razn de ser, y en el que por lo tanto debe encontrarse la raz de estos opuestos, que son opuestos solo relativamente, y en consecuencia no son [XXXI] opuestos en el sentido absolutamente10

contradictorio con los que concibi la filosofa del siglo XVII. Como si la filosofa cristiana no hubiera estudiado tambin y con preferente atencin al ser absolutamente infinito e infinitamente absoluto, que no es otro que Dios y solo Dios! Como si la filosofa cristiana hubiera necesitado de Kant, de Hegel o Krause para afirmar que Dios es el ser en s y por s universal, no ciertamente con la universalidad de totalidad o coleccin, que es la universalidad del pantesmo, sino con la universalidad de perfeccin, de infinidad y de eminente simplicidad! Tampoco aguard ciertamente la filosofa cristiana la aparicin de la filosofa novsima, para afirmar que hay un ser en el cual todos los dems seres encuentran su fundamento y su razn de ser; solo que mientras la filosofa novsima ensea que este Ser divino y absolutamente infinito es el fundamento interno y sustancial de los seres, a la vez que la razn necesaria de su ser o existencia, la filosofa cristiana ensea; a) que este Ser divino e infinito es el fundamento interno inteligible, pero externo por parte de la existencia fsica, propia e individual; b) que no es coesencial ni consustancial con los seres, a los que sirve de [XXXII] fundamento; c) que este Ser divino es la razn de ser libre, pero no necesaria de los seres finitos en su existencia propia. Ms todava: hasta cabe perfectamente en los principios de la filosofa cristiana, la afirmacin referente a que en este ser en s y por s, debe encontrarse la raz de esos opuestos, que son opuestos solo relativamente; porque, en efecto, es completamente conforme a la filosofa cristiana el decir que la oposicin entre el alma y el cuerpo, por ejemplo, o entre el espritu y la materia, tiene su raz, su fundamento eterno, su razn suficiente a priori en Dios, o sea en la imitabilidad infinita de su esencia, representada en las ideas divinas: bajo este punto de vista puede decirse con verdad, aunque en sentido diverso del sentido pantesta, que la contradiccin u oposicin de los seres reales y finitos, desaparece en Dios, y deja de ser contradiccin, cuando se consideran estos seres en la esencia divina. Desengense, pues, los partidarios de buena fe de la filosofa novsima. Lo que hay de slido y elevado; lo que hay de grande y verdaderamente filosfico en la teora de lo absoluto, o sea del ser en s y por s, o se halla explcitamente consignado en la filosofa cristiana, o es [XXXIII] compatible con sus principios. Lo nico que sta rechaza, y lo rechaza con justicia en nombre de la misma razn natural y de la ciencia, es el sentido pantesta de esa teora: porque sabe y demuestra que el pantesmo es en el fondo el atesmo, es la negacin de la personalidad divina, de la Providencia, de la inmortalidad verdadera, de la vida futura, de la libertad y de la moralidad, nombres y palabras que para todo pensador carecen de sentido filosfico en la teora pantesta, llmese esta hegeliana o krausista. Ligeras y breves, como son, las indicaciones precedentes, demuestran, al parecer, que el publicista espaol que escribi el pasaje aludido, y en quien reconocemos de buen grado conocimientos superiores y nada vulgares en11

la materia, se ha dejado llevar algo de sus aficiones krausistas. Tampoco nos parecen muy acertadas las apreciaciones que emite en el siguiente pasaje: A cualquiera se alcanzar que el movimiento moderno iniciado por el filsofo de Koenisberg se separa en carcter y tendencias, como si mediara un abismo, de las doctrinas, no de la antigedad y de los siglos medios, sino hasta de las escuelas del siglo XVII, aun de las [XXXIV] mismas doctrinas wolfiana y leibnitiana. El ttulo solo de la Crtica de la razn pura indica este hecho, y es sabido que a la enseanza y sentido dualista, que se perpeta en filosofa, desde las escuelas socrticas hasta Kant, sucede una tendencia y sentido uno y sinttico, que levantndose a un principio primero, busca en ese primer principio el fundamento comn a esas oposiciones y contradicciones que matan la indagacin filosfica. Si tan capital es la diferencia entre uno y otro perodo filosfico, es evidente que no puede ser juzgado el segundo, con las doctrinas y con los criterios que pulularon en el primero; porque aun las ms altas de aquellas doctrinas y los ms estimados de aquellos criterios quedan convencidos de impotencia, cuando se seala el monstruo del dualismo en su seno; vicio capital, error primero, que basta para esterilizar una escuela, por gloriosa y admirada que sea la serie de sus pensadores. Los problemas de la filosofa moderna son ininteligibles dentro de la escuela leibnitiana o cartesiana, mucho ms dentro de la platnica o aristotlica, as como los problemas que preocuparon a los cartesianos o a los eclcticos que continuaron la obra de Leibnitz, carecen de [XXXV] sentido dentro de las escuelas modernas; y sucede as, porque aquellas plantean el problema sentando la oposicin y buscando influencias que cohonesten esta oposicin, con la armona que les revela el mundo sensible y el mundo intelectual, en tanto que las escuelas modernas buscan siempre el fundamento y razn comn de esos enemigos, que con los nombres de espritu y materia, alma y cuerpo, mundo y Dios, han convertido la indagacin filosfica en un campo de batalla donde luchan Ormutz y Ahriman. Por de pronto, parece un poco extraa la pretensin, y no muy exacta la afirmacin, referente a la imposibilidad de juzgar las doctrinas del perodo filosfico iniciado por Kant, a la luz de las doctrinas y criterios de los perodos filosficos anteriores al fundador del criticismo y a sus sucesores legtimos, los representantes del pantesmo transcendental. Si la filosofa antigua demostraba, y demostraba con evidencia, la cual es el resplandor o brillo espontneo de la verdad filosfica, a la vez que su principal criterio humano, que existe una distincin esencial y absoluta entre el cuerpo y el espritu, entre el mundo y Dios, entre la nada y el ser, y que, por consiguiente, es absurda la tesis [XXXVI] pantesta, la filosofa antigua estaba y est en su derecho al condenar la filosofa novsima, cualesquiera que sean la forma y pretensiones con que se presente, desde el momento12

que descubre en ella la afirmacin de la referida tesis. Afirmar que la filosofa novsima no puede se juzgada sino a la luz de su propio contenido, o sea a condicin de colocarse en un punto de vista hegeliano o krausiano, y con el criterio peculiar de estos sistemas, equivale a afirmar, que para juzgar la doctrina del Corn, es preciso abrazar la religin de Mahoma; es curarse en salvo, usando vulgar frase, y preciso es confesar, en honor de la verdad, que el pasaje transcrito trae involuntariamente a la memoria otro bastante parecido de Vera, en el cual nos dice que el hegelianismo solo puede ser demostrado a un hegeliano: y eso que Vera ha tenido la dicha de descubrir que todos los hombres nacen hegelianos. Y ya que a este escritor hemos mencionado, bueno ser recordar al lector, que en opinin del ferviente misionero hegeliano, el ideal de la razn, el ideal del pensamiento filosfico, nico que puede pensar lo absoluto como absoluto, ha sido realizado ya por la filosofa hegeliana, en atencin [XXXVII] a que la Idea es el principio de las cosas, y a que esta Idea ha sido pensada y demostrada, tal cual es en su existencia eterna y absoluta, por Hegel. De aqu deduce, que la historia del mundo y de la ciencia hllase para siempre fijada ya y encerrada dentro del pensamiento hegeliano, cualesquiera que puedan ser, por otro lado, las evoluciones, las formas y los accidentes diversos de la historia humana. En una palabra, el entusiasta discpulo de Hegel abriga la firme conviccin de que la filosofa hegeliana es la filosofa absoluta, y que no hay filosofa fuera de esta filosofa. No es verdad que estas ideas son algo peregrinas y extraas en boca de hombres y en presencia de un siglo que suelen mirar con cierto sentimiento de lstima, por no decir de desprecio, a los que siguen las inspiraciones de la filosofa cristiana, y a los que se inclinan con respeto ante los nombres de Platn y de Aristteles, de san Agustn y de santo Toms? No es verdad que llaman justamente la atencin semejantes afirmaciones en boca de hombres y en presencia de un siglo que proclaman la autonoma absoluta de la razn humana, y sobre todo el perfeccionamiento progresivo y hasta indefinido de la humanidad a travs del [XXXVIII] espacio y del tiempo? Pretensin peregrina es, por cierto, presentarnos como el non plus ultra de la razn humana, como la meta ltima del pensamiento, como la filosofa absoluta, una filosofa que conduce a las teoras y doctrinas de los Feuerbach, Bauer, Strauss, Bchner y Moleschott. Pero, volviendo otra vez al publicista espaol, del cual nos ha separado momentneamente el encomistico propagandista del hegelianismo en la raza latina, parcenos descubrir otro punto flaco en el pasaje arriba citado. Porque es apreciacin asaz gratuita, y sobre gratuita, nada conforme con las exigencias de la lgica, dar por supuesta la impotencia de las antiguas doctrinas, porque llevan en su seno el mnstruo del dualismo. Esto equivale, en buenos trminos, a dar por demostrado o evidente, lo mismo que se deba probar; equivale a exigir del adversario que abandone y reniegue de13

sus principios, sin que se le pruebe que son falsos; equivale, en fin, a lo que apellidarse suele peticin de principio en la lgica vulgar: tal vez en la lgica hegeliana o krausista, como lgica transcendental y absoluta, pasar esto por demostracin. No basta suponer y afirmar ex cathedra que el dualismo [XXXIX] es un vicio capital, el error primero de la filosofa antigua; y esto por la sencilla razn, haciendo caso omiso de otras, de que esta filosofa tiene igual derecho para calificar al pantesmo, o sea a la unidad absoluta de sustancia, de vicio capital y de error primero. En todo caso, tenemos por incontestable, que a los ojos de todo hombre imparcial y de buen sentido filosfico, las razones en pro del dualismo, o sea de la distincin real y sustancial entre el espritu y la materia, entre el mundo y Dios, valen, por lo menos, tanto, en el terreno de la razn y de la ciencia, como las razones aducidas por el hegelianismo y el krausismo para afirmar la unidad absoluta del ser, o la identidad sustancial entre el mundo y Dios. Por lo dems, si el seor Canalejas, al rechazar el dualismo, solo pretende rechazar aquel dualismo que excluye la necesidad y existencia de un ser que sirva de fundamento y razn comn de esos enemigos, representados por el espritu y la materia, ya hemos dicho antes que esta concepcin cabe perfectamente en el cuadro de la filosofa anterior a Kant, y esencialmente en la filosofa cristiana. [XL] Advertencia En atencin a la costumbre o prctica adoptada generalmente de poner programas o sumarios en los libros destinados a servir de texto, ponemos los sumarios correspondientes a la Lgica, Psicologa y Moral, por ser las que suelen ensearse en los Institutos y Colegios. [XLI] Prlogo de la segunda edicin La rapidez inesperada con que se agot la primera edicin de esta obra, bien puede considerarse como sntoma de bien en nuestra desgraciada y tan abatida patria. En medio de las corrientes anticristianas y antisociales de todo gnero que hacen retemblar el suelo bajo nuestras plantas; en medio de esas corrientes positivistas, materialistas y ateas que levantndose de todos los puntos del horizonte vienen a cruzarse sobre nuestras cabezas, y chocan con estruendo, y luchan con perseverante obstinacin con las corrientes espiritualistas, bien puede considerarse como sntoma consolador la acogida favorable dispensada a una obra de filosofa, escrita bajo el criterio espiritualista. Este sntoma que revela un movimiento de reconstruccin y restauracin cientfico-cristiana, es [XLII] tanto ms satisfactorio cuanto que se trata, no ya del espiritualismo incompleto, y por ende infecundo y relativamente estril de la escuela racionalista, sino que se trata de un libro informado por el espiritualismo cristiano, o mejor dicho, catlico, nico que merece en toda verdad y propiedad cientfica el14

noble epteto de espiritualismo. Sin menospreciar ni rechazar los esfuerzos y mucho menos las generosas intenciones de algunos representantes del espiritualismo racionalista, que luchan y luchan con fe y decisin contra la ola creciente del materialismo atesta de nuestros das, es lo cierto que semejante espiritualismo ha sido, es y ser siempre impotente para vencer y hasta para luchar con ventaja contra las escuelas de la filosofa negativa. La historia de la filosofa, la experiencia y la razn demuestran de consuno, que el espiritualismo cristiano, es el nico espiritualismo slido, el nico espiritualismo verdadero, el nico espiritualismo filosfico y completo. Por eso vemos constantemente que las diferentes escuelas racionalistas que aparecen en la historia, degeneran tarde o temprano, y que a travs de evoluciones sucesivas y graduales, llegan a absorberse finalmente como arroyos y afluentes en las grandes corrientes del materialismo y del atesmo. La lgica es inflexible en sus leyes, y la historia atestigua esta inflexibilidad. El que apoyndose en la razn humana rechaza y niega la razn divina y sus manifestaciones sobrenaturales, alegando que la razn humana no debe admitir nada que sea superior a su esfera propia ni a las leyes de la [XLIII] naturaleza, apenas tiene derecho, ni fuerza real de conviccin contra el materialista y el ateo, cuando niegan la existencia y realidad de lo que no entra en la esfera de los sentidos y de la experiencia. La tesis racionalista puede y debe considerarse como una premisa ms o menos inmediata y directa, pero siempre inevitable y espontnea de la tesis materialista. Si el espiritualismo racionalista se cree con derecho para afirmar, por boca de Saisset, que la distincin entre las verdades naturales y las sobrenaturales, es para nosotros una distincin completamente artificial, es natural que el materialismo afirme a su vez que la distincin entre las verdades del orden sensible y experimental, y las verdades metafsicas y del orden puramente inteligible, es una distincin completamente artificial. En sus luchas contra el materialismo, el espiritualismo racionalista no puede evitar las acusaciones de inconsecuencia que los partidarios de aquel le lanzan al rostro con sobrado fundamento; pues, como nota oportunamente Vacherot, no vemos, en verdad, que la creacin sea ms inteligible que la encarnacin de la divinidad; ni que sea ms fcil comprender el ser, la vida, el pensamiento fuera del espacio y del tiempo, que la unidad de tres personas divinas en una sola y misma naturaleza. De aqu es que, acosado por sus adversarios en este terreno de la inconsecuencia, el espiritualismo racionalista vese precisado a batirse en retirada, abandonando sucesivamente sus posiciones sin excluir las que parecen ms fuertes e inexpugnables, cual es, por [XLIV] ejemplo, la creacin del mundo ex nihilo, afirmacin que constituyendo, como constituye, una de las fundamentales del espiritualismo racionalista, es, segn uno de sus principales representantes, un misterio incomprensible una cosa que est fuera de la ciencia, acerca de la cual nada se puede afirmar ni15

negar. No hay para qu llamar la atencin sobre la afinidad, por no decir identidad de doctrina que aqu se descubre entre el representante del espiritualismo racionalista, y los partidarios del materialismo: el mismo Bchner no tendra dificultad en hacer suya semejante doctrina. Nada ms fcil que establecer la demostracin histrica de la gravitacin inevitable del espiritualismo racionalista hacia el materialismo y el atesmo, si la ndole de este prlogo lo permitiera, pero ya que esto no es posible, citemos un ejemplo, y un ejemplo que sea el menos favorable a la demostracin de nuestra tesis. Descartes fue, a no dudarlo, un filsofo espiritualista, hasta con exageracin en algunos puntos; por otro lado, no puede ser apellidado racionalista en el sentido riguroso y propio de la palabra; y, sin embargo, la levadura semiracionalista que se encuentra en su filosofa, ha hecho que esta, por confesin de sus mismos encomiadores y partidarios, haya venido a sintetizarse en la Enciclopedia del pasado siglo y en la filosofa de Cabanis y La Metrie, despus de evoluciones sucesivas y lgicas representadas por Espinosa, Hume, Hobbes, Locke y Condillac. Lo que ha sido en la historia, ser siempre en la historia, sobre todo [XLV] cuando la historia marcha en perfecto acuerdo con la lgica. El trmino fatal de todo espiritualismo racionalista ha sido y ser siempre, o el escepticismo, o el materialismo, despus de haber pasado unas veces por el sensismo y otras por el pantesmo. Para nosotros es, pues, indudable que el trabajo y esfuerzos del filsofo espiritualista sern siempre relativamente estriles, mientras que no abandone la atmsfera fra e infecunda del racionalismo, para entrar en la fecunda y luminosa del cristianismo. La verdad es que cuando se rechazan los dogmas cristianos a causa de su incomprensibilidad, de su forma misteriosa y de su elevacin sobre la razn humana, se autoriza indirectamente al positivista para rechazar y negar los misterios metafsicos y psicolgicos con que tropezamos a cada paso en la filosofa, cuando reflexionamos sobre el origen y fin de las cosas, sobre el infinito, sobre la naturaleza y funciones del alma humana, sobre su origen y destino, &c., &c. El partidario del espiritualismo racionalista que rechaza y niega los milagros, no tiene derecho alguno para exigir del materialista que no rechace la creacin ex nihilo, que es el mayor de los milagros. Despus de las reflexiones que anteceden, nuestros lectores comprendern desde luego porqu razn y en qu sentido hemos dicho que la acogida favorable dispensada a nuestra Filosofa Elemental, es un sntoma consolador para nuestra patria: el favor dispensado a este libro, revela la existencia de una reaccin ms o menos pronunciada y general para restaurar la [XLVI] filosofa cristiana y concederle el puesto de honor que de justicia le es debido en todo el mundo cristiano, pero con especialidad en nuestra catlica Espaa.16

Bien hubiramos deseado aadir algunos artculos y ampliar otros en armona con las necesidades y publicaciones ms recientes, pero no nos ha sido posible a causa de las atenciones graves, apremiantes y preferentes de nuestro cargo episcopal. Aprovechando, sin embargo, algunos instantes fugitivos, hemos hecho algunas modificaciones, ampliaciones y adiciones que el lector hallar en sus respectivos lugares.

Captulo preliminar Consideraciones generales sobre la FilosofaI Nombre y origen de la Filosofa Segn Santo Toms, la palabra Filosofa trae su origen de Pitgoras, el cual, interrogado sobre su profesin, respondi que era filsofo, es decir, amador de la sabidura, puesto que dicha palabra est compuesta de las griegas philos amante, y sophos sabio. De aqu el nombre de Filosofa, la cual, considerada etimolgicamente, no es otra cosa ms que el amor de la sabidura. Luego bien podr afirmarse que la filosofa para los antiguos era lo mismo que amor de la verdad, toda vez que la verdad constituye el fondo y la realidad de la sabidura (1). Y tambin puede afirmarse que los antiguos al apellidar as a la filosofa, se manifestaban ms sobrios y prudentes que los modernos, cuando apellidan a la misma la ciencia universal, la ciencia trascendental, la ciencia de las ciencias, denominaciones nada modestas y no muy exactas, que pueden considerarse como la expresin de las tendencias racionalistas de la filosofa [2] moderna cuando pretende emanciparse de toda superioridad o freno y de toda subordinacin a la Razn de Dios, proclamar su autonoma e independencia absoluta, y juzgar soberanamente de todas las cosas. {(1) Algunos pretenden que la palabra philosophia, trae su origen del hebreo, porque el sophos que entra en su composicin tiene sus radicales en un verbo hebreo que significa contemplar.} El origen absolutamente primitivo de la Filosofa coincide con su origen divino y preternatural, o sea con la accin de Dios que infundi al primer hombre la ciencia ms o menos perfecta de las cosas naturales. Porque, como ensea con razn santo Toms, as como el primer hombre sali perfecto en el orden fsico de las manos del Creador, as debi recibir de este la perfeccin necesaria en el orden intelectual para poder ensear a sus hijos (1).17

{(1) Sicut primus homo institutus est in statu perfecto, quantum ad corpus, ut statim posset generare; ita etiam institutus est in statu perfecto, quantum ad animam, ut statim posset alios instruere et gubernare. Non potest autem aliquis instruere nisi habeat scientiam. Et ideo primus homo sic institutus est a Deo, ut haberet omnium scientiam, in quibis homo natus est instruit. Sum. Theol. 1, p. g 94, art. 3.} Concretndonos al origen humano de la Filosofa, si se habla de su origen histrico o cronolgico, diremos que este es incierto o desconocido; pues aunque tenemos por ms probable que la India es el pas en donde la filosofa adquiri por vez primera organismo rigurosamente cientfico, es lo cierto que graves crticos atribuyen este honor a los filsofos griegos. Si se habla empero del origen racional o lgico de la filosofa, este debe buscarse: 1 en la admiracin, porque, como dice santo Toms, todos los hombres tienen naturalmente deseo de saber las causas de aquello que observan; as es que los hombres comenzaron a filosofar impulsados por la admiracin de los fenmenos que vean y cuyas causas les eran desconocidas. 2 La naturaleza misma del hombre; porque, como observa el citado santo Doctor, toda naturaleza tiene inclinacin natural a la operacin que le es propia: siendo pues operacin propia del hombre en cuanto hombre, el [3] entender, puesto que por esta operacin se diferencia de las dems cosas; sguese de aqu que el deseo del hombre se inclina naturalmente a entender, y por consiguiente a saber. La primera de estas dos causas puede apellidarse causa ocasional; la segunda, causa eficiente. II Nocin o idea general de la Filosofa Para determinar cul sea la idea o nocin de la filosofa, es preciso determinar su objeto, porque la naturaleza y propiedades de cualquiera ciencia o facultad, se hallan en relacin con la naturaleza y condiciones de su objeto. El objeto cuyo conocimiento ha constituido el fondo y ser de la filosofa, no ha sido el mismo en todos los tiempos. La filosofa griega durante sus primeros pasos y en su primer perodo de formacin y evolucin, se hall reducida a la fsica general o cosmologa, como se ve en los trabajos y sistemas de Tales, Herclito y dems representantes de la escuela jnica. Con Pitgoras, Scrates y Platn, la Filosofa hace entrar en su objeto a las matemticas, algunas nociones ms o menos completas de lgica y metafsica, y principalmente la moral y poltica. Finalmente, la inteligencia profunda y enciclopdica de Aristteles desarrolla y perfecciona la lgica y18

la metafsica, a la vez que imprime a las dems partes de la filosofa un organismo propiamente cientfico. De aqu tuvo origen la divisin de la filosofa entre los antiguos en Lgica, Fsica, Metafsica, Moral y Matemticas, divisin adoptada despus por la generalidad de los Escolsticos, si bien algunos de estos excluyeron de esta divisin las Matemticas, as como excluan tambin la Medicina y la Historia natural, porque las consideraban como derivaciones y auxiliares de la Fsica, ms que como partes propias de la Filosofa rigurosamente tomada. Despus que Descartes y Bacon, secundando el movimiento pagano del Renacimiento y el racionalista del [4] Protestantismo, separaron a la filosofa del principio catlico y de las tradiciones cientficas de la filosofa escolstica, fue tal la confusin que se introdujo en el terreno filosfico, que apenas se encontrarn dos escritores que presenten la misma nocin, ni la misma divisin de la Filosofa. De aqu la multitud y diversidad de definiciones y divisiones de la misma que se observa entre los modernos (1). Es justo observar que a esta confusin y diversidad de opiniones en orden a la nocin y divisin de la Filosofa, ha contribuido tambin el descubrimiento y desarrollo de algunas ciencias naturales y fsicas, que tienen relaciones ms o menos directas con la Filosofa, y que antes, o se hallaban en un estado imperfecto, o eran completamente desconocidas. {(1) Como prueba y ejemplo de la diversidad que reina entre los filsofos modernos en orden a la divisin de la Filosofa, indicaremos algunas de estas divisiones. Wolf divida la Filosofa en teortica y prctica. La primera comprende la Ontologa o ciencia del ser y de sus determinaciones universales; la Psicologa, la Cosmologa y la Teologa. La segunda abraza la tica, la Poltica, el Derecho natural y de gentes. Divisin de Beck. La Filosofa se divide en teortica y prctica. La primera comprende: 1 la filosofa formal o sea la Lgica: 2 la Metafsica, la cual se subdivide en filosofa ideal o sea la Ontologa y la crtica de las facultades de conocer, y en filosofa real, que abraza la Psicologa, la Cosmologa y la Teologa o filosofa de la religin. La filosofa prctica comprende: 1 la filosofa del derecho: 2 la filosofa moral: 3 la filosofa del arte, o sea la ciencia de lo verdadero, del bien y de lo bello. Divisin de Schulze. La Filosofa comprende las partes siguientes: 1 Lgica y Psicologa: 2 Filosofa prctica, o sea la moral: 3 Metafsica, o filosofa terica. 4 Esttica: 5 Historia de la filosofa. Sera fcil multiplicar los ejemplos, porque apenas se encuentran dos filsofos que sealen a la Filosofa las mismas partes, as como tampoco la misma nocin o definicin.}19

Para evitar, pues, semejante confusin, y poder formar una idea racional de la Filosofa y de sus partes, convendr no perder de vista las siguientes observaciones: [5] 1 Hay algunos que toman la Filosofa en un sentido tan lato y universal, que parecen encerrar o comprender en ella casi todas las ciencias, identificndola en cierto modo con la enciclopedia de los conocimientos que el hombre puede adquirir con sus fuerzas naturales. Semejante pretensin es menos disimulable entre los modernos que entre los antiguos, en atencin al incremento y desarrollo que han recibido las ciencias naturales, algunas de las cuales ni siquiera eran conocidas de los antiguos. As no es de extraar que estos dijeran con Cicern que la Filosofa era Rerum divinarum, et humanarum, causarumque, quibus hae res continentur scientia (1). {(1) Es curiosidad crtica digna de notarse que esta definicin de la filosofa de Cicern se encuentra casi en idnticos trminos en las obras de Clemente de Alejandra, Strom., lib. 1, cap. 5. Y sin embargo, no es probable que el filsofo de Alejandra hubiera ledo las obras de Cicern.} 2 Hay otros por el contrario, entre los modernos, que limitando demasiado el objeto de la Filosofa, puede decirse que la reducen a una ciencia puramente subjetiva, o sea al conocimiento de la naturaleza, fuerzas y leyes del yo humano como ser inteligente; resultando de aqu que la Filosofa queda en realidad reducida a la Psicologa. Esta filosofa del yo, que encierra una concepcin incompleta e inexacta de la ciencia filosfica, constituye el fondo y la esencia de los sistemas racionalistas y pantestas que tanto abundan en la poca presente; empero su origen primero debe buscarse en la filosofa semiracionalista de Descartes, el cual al romper y anular las tradiciones de la filosofa escolstico-cristiana, y sobre todo al exagerar la importancia cientfica de su principio de conciencia y la del mtodo psicolgico, ech los cimientos de esa filosofa del yo, cuya ltima evolucin ha sido y es el pantesmo y la divinizacin del hombre bajo diferentes formas (2). [6] {(2) Entre nuestros filsofos espaoles ha cundido tambin la idea o costumbre de reducir la Filosofa a la Psicologa, como se [6] observa en la mayor parte de los manuales o Elementos de filosofa publicados en nuestra patria durante esta poca. El mismo seor Gutirrez, cuyo Curso completo de filosofa es de los ms excelentes y apreciables, dice que esta, tomada en sentido estricto y riguroso, es la ciencia que investiga y explica los fenmenos sensibles, intelectuales y morales del hombre. Preciso es confesar que semejantes definiciones que destierran de la Filosofa la Ontologa, la Cosmologa y la Teodicea, dan una pobre idea de esa ciencia que tanta importancia tiene en la historia de la humanidad y de la civilizacin, y que20

forma una aureola de gloria en torno de los nombres de Platn, Aristteles, Santo Toms y Leibnitz.} En armona con esta concepcin exclusivamente psicolgica de la Filosofa, vemos a filsofos modernos de los ms notables que definen la Filosofa de una manera evidentemente incompleta, y por lo mismo inexacta e inadmisible. As, por ejemplo, para Reid la Filosofa no es otra cosa ms que la ciencia del espritu humano, desterrando de ella por consecuencia la Ontologa, la Cosmologa y la Teodicea. Para Kant, la Filosofa es la ciencia de las leyes segn las cuales se desenvuelve el conocimiento, o en otros trminos, la ciencia de los principios y leyes que presiden al desarrollo de las facultades cognoscentes del hombre. Para Fichte la Filosofa no es ms que la ciencia del yo puro en cuanto se pone y afirma por medio de la tesis, de la anttesis y de las sntesis, es decir, en cuanto se conoce y se pone a s mismo como yo, como no-yo, y como identidad del yo y del no-yo. Para Hegel la Filosofa es solamente la ciencia del desarrollo de la Idea por medio de sus tres momentos, de donde se deduce que para Hegel la Filosofa se reduce a una especie de psicologa dialctica. Para Cousin la Filosofa es la evolucin de los elementos contenidos en la espontaneidad de las facultades del yo, por medio de la reflexin libre e independiente de toda autoridad. Para Herbart la Filosofa es solamente la elaboracin de los conceptos. Pondremos trmino a este catlogo haciendo notar, que [7] todas estas definiciones de la Filosofa y otras anlogas que pudiramos citar, pueden ser consideradas como derivaciones ms o menos inmediatas y directas, y como la expresin, mltiple en la forma pero idntica en el fondo, de la definicin de Descartes cuando deca que la Filosofa es el conocimiento o anlisis del sujeto pensante o sea del espritu humano, deducido de principios evidentes. En el fondo de todos los sistemas indicados se halla la filosofa cartesiana, como la base y el substratum general de los mismos: no sin razn, pues, hemos asentado antes que en Descartes y en su filosofa se encuentra el verdadero origen de esa filosofa del yo que se revela y termina generalmente en el pantesmo bajo diferentes formas. Apartndonos, por lo tanto, de los dos extremos indicados, diremos que la Filosofa no es ni el conjunto de todas las ciencias naturales, ni tampoco el mero estudio del hombre, sino el conocimiento cientfico pero general de todas las cosas naturales en cuanto se hallan representadas y contenidas en Dios, el mundo y el hombre, ya considerados en s mismos estos objetos, ya considerados en sus elementos, causas y leyes universales de ser y de conocer. La Filosofa, tomada en su sentido natural y ms racional, extiende sus investigaciones a todos los seres, pero de una manera peculiar y como caracterstica. Con respecto a Dios y al hombre, que constituyen21

los dos objetos ms importantes para la humanidad, la Filosofa no se contenta con un conocimiento general, sino que desciende a conocimientos ms determinados y concretos sobre los atributos, relaciones, causas y leyes de dichos objetos; pero aun en este caso la Filosofa se mantiene en cierto grado de generalidad; pues ni la teodicea desciende a examinar todas las relaciones de algunos atributos divinos entre s y con el mundo, o las que cada ser determinado tiene con Dios; ni la psicologa desciende al terreno propio de la Fisiologa o de la Medicina. Con respecto al tercer objeto o sea el mundo, la Filosofa se limita al conocimiento general de sus elementos, causas, propiedades y leyes comunes, sin descender a la investigacin especial de [8] los seres particulares que contiene, la cual deja a las ciencias fsicas, exactas y naturales. En relacin con estas aclaraciones sobre la nocin o descripcin de la Filosofa antes consignada, podr definirse esta de una manera ms precisa y acomodada a las reglas de la lgica diciendo que es: el conocimientos cierto y evidente, pero relativamente general, de Dios, del mundo y del hombre, adquirido por las fuerzas propias de la razn humana. Dcese conocimiento cierto, para excluir la probabilidad y la hiptesis que no forman parte de la ciencia rigurosamente tomada: evidente para separar la filosofa de la fe y aun de la teologa, cuyos principios son ciertos, pero no evidentes, para la razn humana: relativamente general, 1 para indicar que la filosofa no desciende a ciertos conocimientos especiales sobre estos objetos: 2 para significar que aun respecto de los tres objetos expresados, la filosofa se mantiene en un orden de investigaciones ms o menos elevado y general, segn la naturaleza y la importancia de los mismos respecto del hombre (1). {(1) Esta definicin no se diferencia en el fondo, y en cuanto al sentido de la que solan dar los Escolsticos cuando decan que la Filosofa es el conocimiento cierto y evidente de las cosas por sus causas superiores, adquirido por la luz natural: cognitio certa et evidens rerum per altiores causas naturali lumine parta.} Toda vez que no pocos de nuestros conocimientos e investigaciones en orden a los objetos indicados, consisten y se apoyan en probabilidades, analogas e hiptesis, las cuales por ms que no sean conocimientos cientficos rigurosos, constituyen, sin embargo, una parte importante de la Filosofa, y pueden apellidarse conocimientos racionales, si queremos definir la Filosofa en cuanto abraza tambin esta clase de conocimientos e investigaciones podremos hacerlo en los siguientes trminos: Conocimiento cientfico y racional, pero relativamente general de Dios, del mundo y del hombre, adquirido con las fuerzas propias de la razn humana. [9]

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III Divisin de la Filosofa De lo que acabamos de exponer en orden a la idea y definicin de la Filosofa, fcil es inferir que, en nuestra opinin, aquella debe dividirse en filosofa subjetiva, y filosofa objetiva. La primera comprende: 1 la Lgica que investiga y expone las diferentes operaciones, las leyes y el orden con que la razn humana realiza la investigacin cientfica y el conocimiento de la verdad: 2 la Antropologa o Psicologa, que trata del alma humana, de sus facultades sensibles, intelectuales y morales, y de sus propiedades y manifestaciones: 3 la Ideologa, que trata del origen, naturaleza y formacin de las ideas consideradas en general. La filosofa objetiva abraza: 1 la Ontologa, que trata del ente, de sus propiedades o atributos, y de las nociones objetivas generales y fundamentales relacionadas con el ente: 2 la Cosmologa, que trata del mundo o de la naturaleza material, de sus elementos primitivos y de las propiedades principales de las sustancias corpreas, pero todo bajo un punto de vista universal: 3 la Teologa natural o Teodicea, a la que pertenece investigar la existencia, naturaleza y atributos de Dios, segn que se hallan al alcance de la razn humana: 4 la Moral, que trata de los principios y leyes generales que constituyen, determinan y modifican las acciones del hombre, considerado como ser moral. Bajo otro punto de vista puede dividirse la Filosofa en terica y prctica. Comprende la primera todas las partes indicadas, a excepcin de la Moral, que constituye la filosofa prctica. [10] IV Importancia y utilidad de la Filosofa La importancia y utilidad de la Filosofa es una verdad prctica y de sentido comn. Si se considera la Filosofa por parte de su etimologa, nada ms digno del hombre, como ser inteligente, que el amor de la sabidura. Si se considera la misma por parte de su significacin real, para reconocer a primera vista su importancia y utilidad basta tener presente: 1 que por medio de ella se desarrollan, robustecen y perfeccionan las facultades del hombre, y principalmente las intelectuales, por razn de las cuales el hombre se distingue y se eleva sobre todos los dems seres del mundo, lo cual vale tanto como decir que la Filosofa constituye la perfeccin ms noble y caracterstica del hombre como ser inteligente en el orden natural.

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2 El oficio y efecto de la Filosofa es por una parte dirigir y conducir al hombre al conocimiento y posesin de la verdad, y por otra ordenar y dirigir sus acciones morales en armona con el conocimiento y posesin de Dios como ltimo fin del hombre por medio de la prctica de la virtud: y la virtud y la verdad son los bienes ms excelentes, o mejor dicho, los nicos bienes verdaderos a que el hombre debe aspirar en esta vida. San Agustn deca: que puesto que Dios es la misma sabidura, el verdadero filsofo es aquel que ama a Dios (1). Sentencia que puede acomodarse sin violencia a lo que acabamos de decir de la Filosofa, por ms que su sentido natural en San Agustn se refiera a la sabidura sobrenatural. [11] {(1) Porro si sapientia Deus est, per quem facta sunt omnia, sicut divina auctoritas veritasque monstravit, verus philosophus est amator Dei. De Civit. Dei, lib. 8, cap. 1.} 3 La historia ensea que la Filosofa, a vuelta de muchos y graves errores, ha contribuido poderosamente al desarrollo y progreso de las ciencias, as naturales y fsicas como morales y polticas, las cuales todas tienen su base y reciben sus principios de la Filosofa, que viene a ser como el tronco del cual derivan todas aquellas ciencias de una manera ms o menos inmediata y directa. Lo mismo puede decirse del desarrollo y progreso de las instituciones sociales y polticas, de la legislacin, y en general de los principales elementos y manifestaciones de nuestra civilizacin. 4 Ni es menos evidente la utilidad de la Filosofa bajo el punto de vista cristiano; pues la experiencia, la historia y la razn ensean de consuno: 1 que la Filosofa abre y prepara el camino para reconocer la verdad de la Religin Catlica: 2 que sirve de poderoso auxiliar a la fe, ya para defenderla contra los ataques de los herejes e incrdulos, ya para poner de relieve su verdad y sus ventajas, ya para exponer y desarrollar de una manera racional y cientfica sus dogmas, y sobre todo y principalmente, para sistematizar la doctrina de la revelacin por medio de la Teologa, la cual recibe de la Filosofa su organismo cientfico (1). [12] {(1) Los Padres y Doctores de la Iglesia, con raras excepciones, ensalzan a porfa las ventajas y utilidad que la doctrina revelada por Jesucristo reporta de la Filosofa, distinguindose entre ellos, adems de San Agustn y Santo Toms, Clemente de Alejandra, el cual enumera y expone con frecuencia los oficios, utilidad y relaciones de la Filosofa con respecto a la verdad revelada: Quod si non comprehendit quidem graeca philosophia veritatis magnitudimem... at maxime regali quidem doctrinae viam praeparat, utcumque castigans, et mores prius formans, et ad suscipiendam veritatem confirmans eum, qui opinatur esse Providentiam. Strom.,, lib. 4, cap. 5. Est autem per se perfecta, dice ms adelante, et nullius indiga Servatoris doctrina, cum sit Dei virtus et sapientia: accedens autem graeca24

philosophia veritatem non facit potentiorum, sed cum [12] debiles efficiat sophistarum adversus eam argumentationes, &c., Ibidem, cap. 20. Non erit igitur eorum ignarus (gnosticus seu sapiens christianus) quae ad encyclicas disciplinas et graecam philosophiam percipiendas conducent... Quibus enim improbe et malitiose utuntur harersium patroni, iis recte utetur Gnosticus. Ibid., lib. 8, cap. 10. Eum bene et utiliter eruditum existimo, qui omnia refert ad veritatem, adeo ut ex... ipsa philosophia colligens quod utile est, tutam ab insidiis servet fidem. Ibid., lib. 1, cap, 9.} Si a lo dicho se aade que en nuestros das los ataques principales y ms peligrosos contra la Religin Catlica proceden del terreno filosfico, no es posible poner en duda la utilidad y hasta la importancia suprema de una filosofa cristiana, verdadera y slida para rebatir los ataques de la filosofa racionalista. Para que la Filosofa pueda obtener estos resultados es preciso que se sujete a las V Leyes de la Filosofa cristiana Las cuales pueden reducirse a las siguientes: 1 No ensear ni afirmar cosa alguna que se oponga a las verdades reveladas por Dios. Una verdad no puede ser contraria a otra verdad; y las verdades enseadas por Dios poseen los caracteres de certeza absoluta, siendo como es imposible que Dios sea falible o engae a otros. 2 Exponer los problemas fundamentales de la Filosofa de tal manera que su solucin no conduzca lgicamente a conclusiones o deducciones que no puedan conciliarse con las verdades de la revelacin. Si, como hemos dicho ms arriba, una verdad no puede ser contraria a otra verdad, deberemos desconfiar con justicia de toda solucin determinada de algn problema filosfico, si esta solucin conduce lgicamente a deducciones o doctrinas contrarias a la verdad revelada. [13] 3 Conservar la vista fija en las verdades de la revelacin catlica, ya porque sirven de punto de apoyo y de partida para proceder con seguridad en la investigacin y solucin de los problemas filosficos, ya principalmente porque estas verdades, como manifestaciones que son de la Razn divina derraman mucha luz sobre las verdades del orden puramente natural y especialmente sobre ciertos problemas filosficos de la mayor importancia y trascendencia. La misma historia de la Filosofa nos revela que la doctrina catlica ha hecho relativamente fcil y sencilla la solucin25

de los grandes problemas sobre el origen del mundo, sobre la providencia y accin de Dios en el universo, sobre la naturaleza y origen del mal, sobre el destino del hombre sobre la tierra y su ltimo fin despus de la muerte, problemas en orden a los cuales la antigua filosofa pagana caminaba envuelta en sombras y perpetuas contradicciones. 4 Ilustrar, confirmar y desenvolver aquellas verdades que, aunque consideradas en s mismas, no son superiores a la razn humana, pertenecen al propio tiempo a la revelacin, ya por razn de su importancia moral y religiosa, ya principalmente porque si no exceden las fuerzas fsicas de la razn, s exceden las fuerzas morales de la generalidad de los hombres, los cuales no se hallan en aptitud y condiciones para llegar a su conocimiento de aquella manera pronta, expedita y segura que reclama su importancia en el orden moral, social y religioso. Tales son, entre otras, la existencia y providencia de Dios, la inmortalidad del alma, su destino presente y futuro, la creacin libre del mundo. 5 Indicar y exponer la relacin que algunas verdades reveladas y superiores a la razn tienen con otras verdades puramente naturales, como sucede, por ejemplo, con los dogmas relativos a la gracia y al pecado original, dogmas en los cuales el filsofo cristiano descubre relaciones y analogas con ciertos fenmenos naturales y de experiencia, y que al propio tiempo derraman viva luz sobre ciertos problemas filosficos. 6 Tener presentes los escritos y tomar en cuenta la [14] doctrina filosfica de los Padres de la Iglesia y Doctores escolsticos, y con especialidad de Santo Toms; porque en las obras de los Padres de la Iglesia y de los Escolsticos, se halla contenida la filosofa cristiana, y por consiguiente la filosofa verdadera en cuanto a la solucin de los problemas fundamentales y ms importantes de la Filosofa. Esto no quiere decir que se halle todo en aquellos escritos, ni tampoco que hayamos de adoptar siempre sus opiniones filosficas, especialmente cuando se trata de materias o problemas de importancia secundaria, ni menos que su filosofa sea completa quoad omnia, de modo que no pueda ser modificada, perfeccionada y completada en muchas materias con el progreso y doctrinas de la filosofa moderna. Sin embargo, con respecto a Santo Toms, bien puede decirse que en sus diferentes obras se encuentra cuanto de slido y verdaderamente filosfico ha aadido la filosofa moderna a la antigua de los Padres y Escolsticos. Una filosofa escrita y enseada con sujecin a estas leyes ser una filosofa cristiana (1), y por lo mismo slida y [15] verdadera, en la cual no hallarn cabida los monstruosos errores del positivismo y pantesmo que degradan y desprestigian a la filosofa moderna.

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{(1) El siguiente pasaje de Mattls, que transcribimos con gusto, contiene y explica la diferencia radical que separa la filosofa cristiana de la filosofa racionalista, tanto antigua como moderna: La philosophie grecque part de la nature, voit dans la substance de la natura Dieu, et dans toutes les existences des manifestaions de Dieu. La philosophie moderne part de l'homme; elle voit Dieu dans l'esprit humain, et dans toutes les existences des produits et des phenomnes de cet tre pensant. La philosophie intermediaire des Pres et des Scholastiques part du dieu reel et cherche reconaitre d'abord ce Dieu en lui m'me, en suite le monde comme cration de Dieu, c'est -dire, le comprendre comme la realisation dn plan conu avec intelligence. Ainsi l'histoire nous apprend que la verit se trouve dans cette derniere theorie, car elle nous fait reconaitre que l'essence de la creature qu'on la voie dans la substance de la nature ou dans l'esprit pensant, n'est en verit pas l'absolu, qu'il existe un Dieu qui a cre cet tre avec tout ce qui apparait autour du lui. Elle nous le fait reconaitre non-sculement en nous apprenant que la philosophie atheistique (dite pantheistique) a [15] contre elle le bon sens du monde entier, la conscience de tous les hommes raisonnables et impartiaux... mais surtout en mettant devant nos yeux la deplorable fin laquelle sont parvenues les deux philosophies atheistiques, non par accident, non faute, de logique nais par un developpement tout fait naturel, fatal, necessaire, tandis qu'en meme temps elle nous demontre que la philosophie theistique intermediaire ne donne que des ides qui prouvent, par le fait et d'une maniere irrefragable, qu'elles sont vraies ou correspondent des realits. Apud Goschler, Diction. encycl. de la Theol. cat., t. XVIII, pg. 190.}

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Libro primero. Lgica

Seccin primera, o Lgica general

Prenociones generales El objeto principal de la Lgica es dirigir nuestro entendimiento a conocimiento de la verdad. Las operaciones fundamentales del mismo, mediante las cuales se encamina a la verdad y logra su posesin, son la simple percepcin, el juicio y el discurso o raciocinio. Aquella parte de la Lgica que ensea las reglas filosficas y da preceptos racionales para el conveniente uso y aplicacin de estas tres operaciones fundamentales de la inteligencia se llama Lgica General, y es la misma que los antiguos Escolsticos solan apellidar Lgica Menor. Aquella parte de la Lgica que trata de las materias que tienen una relacin especial con las tres funciones expresadas de nuestra razn, como medios e instrumentos para investigar y adquirir la verdad, como son ciertos problemas e ideas sobre la certeza, la probabilidad y la verdad, el mtodo, los criterios de la verdad, &c., se llama Lgica Especial, o como la apellidaban los Escolsticos, Lgica Mayor. [17] El ntimo enlace y relaciones que existen entre el objeto de la Lgica y el de la Psicologa ha motivado diversidad de pareceres con respecto al orden con que deben ensearse estas dos ciencias. Algunos colocan y ensean la Psicologa antes que la Lgica, porque, en su opinin, no se pueden dirigir bien las operaciones del entendimiento, lo cual constituye el objeto de la Lgica, sin conocer las varias facultades del hombre con las cuales se halla en relacin su entendimiento. Otros, por el contrario, opinan que la Lgica, que es el arte de buscar la verdad, debe preceder a todas las ciencias, y por consiguiente a la Psicologa. Esta segunda opinin nos parece ms fundada; porque siendo la Psicologa una verdadera ciencia, y ciencia que encierra problemas arduos y trascendentales, no es posible tratarla de una manera adecuada a sus condiciones cientficas sin el auxilio28

de la Lgica, a la que pertenece ensear a pensar bien y a investigar la verdad cientfica. Que no sin razn la apellidaban los antiguos instrumento y rgano de todas las ciencias. Por otra parte, para obviar la dificultad a que se refiere la primera opinin, basta hacer entrar en la Lgica algunas observaciones sencillas sobre las facultades del alma en relacin con el objeto de la misma. Algo ms necesario nos parece hacer entrar en la Lgica algunas nociones acerca del lenguaje; porque siendo la palabra la expresin del pensamiento, as como este es la representacin de los objetos, es indudable que la gramtica general, o sea el conocimiento de la estructura y leyes generales del lenguaje, es un auxiliar tan poderoso como til para la direccin de las operaciones intelectuales por medio de la disposicin artificial y cientfica que la Lgica comunica a las operaciones indicadas. He aqu la razn porque damos principio a la Lgica exponiendo algunas nociones de gramtica general, o sea filosofa del lenguaje; porque la verdad es que estudiar y conocer el lenguaje, equivale en cierto sentido a estudiar y conocer el pensamiento humano. [18]

Captulo primero Gramtica generalArtculo primero Del signo en general Nociones previas. 1 La palabra gramtica trae su origen de la griega gramma, que significa letra, y como las letras son los elementos de las palabras que constituyen la materia y objeto de la gramtica, de aqu es que tomando la parte por el todo, la gramtica general ha venido a significar la ciencia que investiga y expone los principios y propiedades generales del lenguaje articulado, considerado como expresin del pensamiento. De esta definicin se infiere que lo que se llama gramtica general debiera denominarse filosofa del lenguaje, como la apellidan con razn algunos: 1 porque el nombre de gramtica es ms propio de una arte que de una verdadera ciencia, cual es la que nos ocupa: 2 porque con ella no se aprende ningn idioma determinado. Es, por lo tanto, ms lgico y exacto el nombre de filosofa de lenguaje: nosotros, sin embargo, acomodndonos al uso recibido, usamos indistintamente los dos nombres.29

2 El objeto principal y propio de la gramtica general es la oracin: 1 porque esta resume y condensa el lenguaje como expresin del pensamiento: 2 porque la oracin es la expresin externa y articulada del juicio, el cual es el acto principal de nuestro entendimiento, y su manifestacin ms importante y fundamental. La oracin gramatical puede ser considerada, o en sus elementos y diferentes partes de que se compone tomadas aisladamente, sin tomar en cuenta las relaciones que entre s pueden tener en la oracin; o por el contrario sistemticamente, [19] considerando las partes de la oracin en cuanto forman un todo determinado. De aqu la divisin de la gramtica general en lexicologa, que trata de las partes de la oracin tomadas cada uno de por s; y sintaxis, a la que pertenece estudiar la oracin en cuanto es un todo resultante de la colocacin ordenada de las partes que la componen. La gramtica general no puede contener prosodia ni ortografa, partes que se encuentran en las gramticas particulares, porque aquella no ensea a hablar ni escribir ningn idioma. 3 De las dos partes indicadas, la ms importante para la Lgica es la lexicologa, en la que se analiza el lenguaje como signo y expresin de las ideas y pensamientos. Por esta razn nos ocuparemos con preferencia de la misma en estas nociones, con tanto ms motivo, cuanto que al tratar del juicio se habla tambin de la oracin como expresin sensible del mismo. No siendo otra cosa el lenguaje ms que la expresin y signo sensible del pensamiento, claro es que no pueden conocerse su naturaleza, leyes y propiedades, si no se conocen de antemano la naturaleza, leyes y propiedades del signo. Signo en general es: lo que representa a la facultad cognoscente alguna otra cosa distinta del mismo signo: quod potentie cognoscenti aliud a se repraesentat. De esta definicin se deduce que el signo, en cuanto tal, incluye tres cosas: 1 el signo debe ser distinto realmente de la cosa significada, porque ninguna cosa se dice con propiedad signo de s misma: 2 entre el signo y la cosa significada debe existir alguna relacin o enlace, pues solo as se concibe que el uno conduzca al conocimiento de la otra: 3 el signo viene a ser como un medio entre la potencia que conoce y la cosa significada; as el humo, por ejemplo, sirve al entendimiento como de medio o puente para llegar al conocimiento del fuego. Infirese de lo dicho que el signo determina u origina dos percepciones, de las cuales la una se refiere a la cosa que sirve de signo, y la otra a la cosa significada. Empero para que resulten realmente estas dos percepciones, es preciso que se conozca la relacin que existe entre el signo y la cosa [20] significada, pues faltando este conocimiento el signo no ejercer el oficio30

de tal. Un vocablo hebreo no ejerce el oficio de signo para uno que ignore esta lengua, porque no conoce la relacin convencional que existe entre aquel vocablo y la cosa por l significada. El signo se divide en formal e instrumental. Signo formal es el que representa otra cosa por razn de la semejanza que con ella tiene, como la imagen o retrato de Julio Csar es signo formal del mismo. Signo instrumental es el que representa alguna cosa por razn de alguna relacin que no sea de semejanza, como sucede en el humo respecto del fuego. El signo puede ser tambin o natural o arbitrario, el cual tambin se llama artificial. En el primero, la relacin que existe entre el signo y la cosa significada procede de la misma naturaleza de las cosas, independientemente de la voluntad del hombre, como se ve en el ejemplo del humo y del fuego. En el arbitrario, la conexin o enlace entre el signo y la cosa significada es convencional o dependiente de la voluntad del hombre, como sucede en el lenguaje articulado, cuyas palabras significan este o aquel objeto, segn los diferentes idiomas y segn voluntad convencional de los hombres. Cuando la relacin que existe entre el signo y la cosa significada en el signo natural es necesaria e infalible por su naturaleza, el signo se denomina cierto o necesario, como se ve en la respiracin respecto de la vida: si esa relacin no es necesaria, sino que puede proceder de varias causas, ser signo incierto o equvoco: as, por ejemplo, la frecuencia del pulso es signo incierto o equvoco de fiebre, porque puede proceder de otras causas. Artculo II De los signos del pensamiento El signo general del pensamiento humano es el lenguaje. Supnese comnmente que esta palabra tiene su etimologa [21] en la frase latina linguam agere, que significa mover la lengua. Sea de esto lo que quiera, es lo cierto que el lenguaje como signo o expresin del pensamiento, es un sistema de signos destinados a expresar el pensamiento. Y debe tenerse presente que el pensamiento aqu se toma en un sentido lato por las manifestaciones y actos, no solo del entendimiento y voluntad, sino tambin de las facultades sensibles, tanto perceptivas como afectivas. Los signos que constituyen el lenguaje pueden ser o naturales o artificiales. Los primeros son los gritos, ademanes, gestos y movimientos naturales y espontneos del cuerpo, en relacin con determinadas afecciones y pensamientos interiores del alma. Los segundos son las palabras articuladas destinadas por el uso y la convencin para expresar aquellos actos y afecciones interiores.31

El lenguaje natural tiene determinadas ventajas sobre el artificial, as como ste las tiene sobre aquel bajo otros puntos de vista. El natural: 1 es ms enrgico y adecuado que el artificial para expresar las afecciones del alma: 2 es invariable, uniforme y espontneo, como fundado en la misma naturaleza: 3 se adquiere y practica sin necesidad de estudio o de la observacin. Por otro lado, el lenguaje artificial o articulado: 1 sirve para expresar muchas cosas que no pueden expresarse por medio del natural, y se extiende hasta las ms sutiles manifestaciones y modificaciones del pensamiento: 2 incluye mayor facilidad y universalidad; mayor facilidad, puesto que con pocas palabras convenientemente combinadas podemos expresar instantneamente conceptos y objetos que exigiran multitud de gestos y movimientos para ser expresados imperfectamente; mayor universalidad, no solo porque se extiende a objetos y pensamientos que se hallan fuera del alcance del lenguaje natural, o a los cuales solo alcanza con suma dificultad e imperfeccin, sino principalmente porque el lenguaje natural, solo es medio de comunicacin con los presentes, mientras el articulado se extiende a los ausentes en tiempo y espacio por medio de la escritura: 3 el lenguaje [22] articulado sirve de instrumento y auxiliar poderoso para desarrollar y robustecer el pensamiento, por medio de una especie de comunicacin y reaccin continua y recproca entre la palabra y el pensamiento: 4 el lenguaje articulado, por lo mismo que se halla sometido a la voluntad del hombre, como sistema de signos convencionales y libres, encierra un poder de expresin tan eficaz y perfecto, que basta para satisfacer con facilidad todas las necesidades del hombre en el orden fsico, sensible, social, intelectual y moral: 5 finalmente, el lenguaje articulado as como puede perderse en el individuo u olvidarse, puede tambin enriquecerse o perfeccionarse, al paso que el natural nunca se olvida, pero tampoco se perfecciona sino con dificultad, en algunos hombres solamente, y aun esto dentro de lmites estrechos. Sabido es que la influencia de la voluntad y el hbito, pueden hacer que los gestos y movimientos exteriores representen afecciones que no existen en el individuo; pero esto es accidental y no destruye las condiciones propias del lenguaje natural. Cuanto llevamos consignado en este captulo acerca del lenguaje artificial, se refiere al lenguaje en cuanto significa una coleccin de palabras articuladas que tienen por objeto expresar el pensamiento. Conviene ahora tener presente que esa palabra, adems de la significacin dicha puede tener otros dos sentidos, puesto que unas veces se toma por la facultad o capacidad de hablar que posee el hombre, y otras por la determinada disposicin de palabras, oraciones y perodos que constituyen lo que se llama estilo, en cuyo ltimo sentido solemos decir que tal autor tiene un lenguaje conciso, elegante, fluido, nervioso, &c.32

De aqu se infiere que cuando se pregunta si el lenguaje articulado es natural al hombre, se debe responder con distincin. Si se trata del lenguaje en cuanto significa una coleccin determinada de voces articuladas, como las palabras, por ejemplo, que constituyen el idioma castellano, el lenguaje no es natural sino artificial y arbitrario, toda vez que es indiferente y puramente convencional que esta palabra designe este objeto y no otro; y por otra parte vemos que al mismo [23] objeto corresponden diferentes palabras segn la variedad de idiomas. Si se trata del lenguaje, en cuanto significa la facultad de hablar, no hay inconveniente en afirmar que el lenguaje es natural al hombre; porque la razn y la experiencia demuestran que el hombre ha recibido de Dios y tiene en su misma naturaleza la facultad o capacidad de manifestar y significar a otros sus pensamientos y los objetos por medio de voces articuladas, que posee el organismo y los instrumentos necesarios para producir sonidos articulados, y hasta que tiene en su naturaleza una propensin espontnea a poner en ejercicio este organismo y la facultad de hablar. Deberemos inferir de aqu, que la invencin del lenguaje es debida al hombre? De ninguna manera. Sea cualquiera la opinin que se adopte en orden a la posibilidad absoluta o fsica de la invencin o formacin por parte del hombre de algn lenguaje, el cual en todo caso sera necesariamente imperfectsimo, y exigira el transcurso de mucho tiempo, se debe tener por cierto que el lenguaje fue comunicado o inspirado al hombre por el mismo Dios. Muchas son las razones que pueden aducirse en apoyo de esta afirmacin, aun prescindiendo de la Sagrada Escritura que lo indica {(1) En efecto, hablando del primer hombre, dice: Creavit ex ipso abjutorium simile sibi; consilium et linguam dedit illis.} con toda claridad. 1 Adn o el primer hombre debi salir perfecto de las manos del creador, como dice santo Toms, tanto en el orden fsico, o en cuanto al cuerpo, como en el orden intelectual y por parte del alma; y es indudable que si no hubiera posedo el lenguaje, carecera de una de las perfecciones o cualidades ms importantes y necesarias. 2 No poseyendo el lenguaje se hubiera visto imposibilitado de comunicar a sus hijos los conocimientos naturales y sobrenaturales que recibiera de Dios. 3 En la hiptesis contraria, el hombre hubiera permanecido por espacio de mucho tiempo en estado de completo mutismo, el cual es incompatible con el estado [24] social que es natural al hombre, y fuera del cual no puede conservarse por mucho tiempo. Como corroboracin de este argumento debe tenerse en cuenta, que siendo el lenguaje un conjunto de signos convencionales, y siendo o imposible, o sumamente difcil por lo menos, establecer pactos y convenciones sin el auxilio de la palabra articulada, los hombres, en la hiptesis que combatimos, habran permanecido por espacio de siglos sin sociedad poltica y en estado de salvaje mutismo. 4 Para todo hombre pensador es evidente que la invencin primitiva o descubrimiento originario de un idioma, siquiera sea imperfecto, es obra que exigira una33

inteligencia sublime, unida a vastsimos y profundos conocimientos de todo gnero: y es posible esto cuando se principia por suponer al hombre sin vnculos sociales, en estado de salvaje mutismo y de crasa ignorancia? 5 Finalmente, si a esto se aade que todos los monumentos histricos, incluso los bblicos, presentan al hombre en posesin y ejercicio del lenguaje articulado, y lo que es ms, de un lenguaje perfecto, quedar fuera de toda duda que el origen primitivo del lenguaje entre los hombres debe buscarse en Dios revelndolo o comunicndolo al primer hombre creado por l (1). Y [25] decimos, revelndolo, para excluir la opinin de los que imaginan que Dios ense al hombre el lenguaje primitivo pronunciando sonidos articulados, a la manera que los padres ensean ahora a los hijos. {(1) Son notables las palabras de Humboldt sobre este punto. El lenguaje no ha podido ser inventado sin un tipo preexistente en la inteligencia humana... Ms bien que creer en una marcha uniforme y mecnica que le vaya formando paulatinamente desde el principio ms grosero e informe hasta llegar a la perfeccion, abrazara la opinin de aquellos que refieren el origen de las lenguas a una revelacion inmediata de la Divinidad. Ellos por lo menos reconocen la chispa divina que brilla al travs de todos los idiomas, aun los ms imperfectos y menos cultivados. A conclusiones anlogas conducen los trabajos de Klaproth, Remusat, Goulianoff, Merian, Adelung, Schelegel y de tantos otros distinguidos etngrafos. Hay ms todava. De los trabajos literarios y de las investigaciones etnogrficas realizadas por los escritores citados, resulta: 1 que los cuatro mil dialectos o idiomas que se conocen, pueden considerarse como filiaciones o derivaciones de tres, o a lo ms, [25] cuatro lenguas primitivas y rigurosamente diversas, que son, la indo-germnica, que tambin suele llamarse indo-europea, la semtica